VOLUMEN 35

04.09.2015 14:34

Luisa Piccarreta Volumen 35

I. M. I.

In Voluntate Dei

Fiat!!!

Dulce vida mía, mi sumo bien Jesús, ven en mi ayuda, mi pequeñez y

miseria es tanta, que siento la extrema necesidad de sentirte en mí como vida

palpitante, obrante y amando, de otra manera me siento incapaz de decirte

aun un pequeño te amo. Por eso te pido, te suplico que no me dejes nunca

sola, y que el trabajo de escribir sobre la Divina Voluntad sea todo tuyo, yo

no haré otra cosa que hacerme llevar la mano por Ti y poner atención en

escuchar tus santas palabras, todo lo demás lo harás Tú, así que piensa en

esto, oh Jesús. Y además llamo a mi Mamá celestial en mi ayuda, para que

mientras escribo me tenga en su regazo, me dé el aliento en su corazón

materno para hacerme sentir las dulces armonías que posee del Fiat Divino,

a fin de que pueda escribir lo que Jesús quiere que escriba de su adorable

Voluntad.

Agosto 9, 1937

Prodigios de amor en el Querer Divino. Cómo duplica su

Amor para hacerse amar con su mismo Amor. La Reina

del Cielo formará la nueva jerarquía en su heredad.

Mi vuelo continúa en el Querer Divino, y Él me espera con tanto amor

que me toma entre sus brazos de luz y me dice:

"Hija mía, te amo, te amo, y tú dime que me amas para poder apoyar

mi gran te amo sobre tu pequeño te amo, y Yo, lanzándolo en la inmensidad

de mi Fiat te hago amar por todos y por todo, y tú me amas por todos y por

todo. Soy la Inmensidad y me agrada dar y recibir de las criaturas mi Amor

inmenso, porque doy y recibo las armonías, las múltiples notas, las dulzuras,

los sonidos encantadores y raptores que hay en mi Amor. Cuando mi

Voluntad ama, el cielo, el sol, la Creación toda, los ángeles, los santos, todos

aman junto conmigo y se ponen atentos para esperar el te amo de aquél a

quien ha sido dirigido su te amo, y por eso sobre las alas de mi Querer envío

a todos tu te amo, como para pagarles el que todos te hayan amado junto

45 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta.

 

 

conmigo. Si se ama es porque se quiere ser amado, no ser correspondido en

el amor es la pena más dura que hace dar en delirio, es el clavo más

traspasante, que sólo puede ser quitado por la medicina, el bálsamo del amor

correspondido."

Después pensaba entre mí: "Dios mío, ¿quién podrá corresponderte y

pagarte por tanto amor tuyo? ¡Ah! tal vez sólo la Reina del Cielo puede

vanagloriarse de haber correspondido a su Creador en amor, ¿y yo? ¿Y yo?"

Y me sentía oprimida, y mi siempre amable Jesús haciéndome su breve

visita, todo bondad me ha dicho:

"Hija de mi Voluntad, no temas, para quien vive en mi Voluntad hay

sumo acuerdo en el amor, porque mi Voluntad poseyendo su Vida en la

criatura, duplica su Amor, y cuando quiere amar ama en Sí misma y ama

dentro del alma, porque en ella posee su Vida; en mi Querer el amor está en

sumo acuerdo, los gozos, la felicidad del puro amor están en pleno vigor.

Nuestra paterna Bondad es tanta para quien vive en nuestro Querer, que

numeramos los respiros, los latidos, los pensamientos, las palabras, los

movimientos, para corresponderlos con los nuestros y llenarlos todos de

amor, y en nuestro énfasis de amor le decimos: ‘Nos ama y la debemos

amar.’ Y mientras la amamos hacemos desahogo de tales dones y gracias,

de dejar estupefactos a Cielo y tierra; esto hicimos con nuestra Reina,

desahogamos tanto, ¿pero sabes tú qué significa este nuestro desahogar?

Nos miramos a Nosotros mismos y queremos dar lo que somos y lo que

poseemos, la desemejanza nos pondría en pena, y la criatura viéndose

desemejante de Nosotros no estaría con Nosotros con la confianza de hija y

con el dominio de cuando se poseen los mismos bienes, los mismos dones;

esta disparidad sería un obstáculo para formar una sola vida y para amarnos

con un solo amor, mientras que el vivir en nuestro Querer Divino es

propiamente esto, una sola Voluntad, un solo amor, bienes comunes, y todo

lo que podría faltar a la criatura se lo damos de lo nuestro para suplirla en

todo y poder decir: ‘Lo que queremos Nosotros quiere ella, nuestro Amor y

el suyo es uno solo, y así como la amamos Nosotros ella nos ama.’

Hija mía, nos faltaría la fuerza si no eleváramos a la criatura que vive

en nuestra Voluntad hasta el nivel de nuestra semejanza y hacerla poseer

nuestros bienes, tan es verdad, que mi Madre Celestial como vivía en miFiat, poseía la misma Vida de Él, nos amamos con un solo amor, amamos a

las almas con un amor gemelo. Y es tanto nuestro amor por Ella, que así

como Nosotros tenemos la jerarquía de los ángeles en el Cielo, la diversidad

de las órdenes de los santos, Ella, por ser la Emperatriz Celestial, la heredera

de la gran herencia de nuestra Voluntad, cuando este reino se forme sobre la

tierra, la gran Señora llamará a sus hijos a poseer su herencia y le daremos la

 

 

gran gloria de hacerla formar la nueva jerarquía, semejante a los nueve coros

de los ángeles, así que tendrá el coro de los serafines, el de los querubines, y

así de todos los demás coros, como también formará el orden de los santos

que han vivido de su heredad, y después que los haya formado en la tierra,

los transportará al Cielo circundándose de la nueva jerarquía, regenerados en

el Fiat Divino, en su mismo amor, habiendo vivido en su heredad. Esto será

el cumplimiento de la obra de la Creación, nuestro ‘Consumatum resta’,

porque hemos tenido el reino de nuestro Querer en las criaturas en virtud de

la celestial heredera, que quería dar la vida por cada uno para hacerlo reinar.

Y, ¡oh! cómo quedaremos glorificados, felices de que la soberana Señora

tenga su jerarquía como la tenemos Nosotros, mucho más que la nuestra será

suya, y la suya será nuestra, porque todo lo que se hace en nuestro Querer es

inseparable. Si tú supieras cuánto ama a las almas esta celestial Reina, Ella,

copia fiel de su Creador, mira en Sí misma y encuentra sus mares de amor,

de gracia, de santidad, de belleza, de luz; mira a las criaturas y quiere darse

toda Sí misma con todos sus mares, a fin de que posean a la Mamá con todas

sus riquezas; ver a los hijos pobres mientras la Madre es tan rica, y sólo

porque no viven en la heredad de la Madre, es un dolor, Ella los quisiera ver

en sus mares de amor que amaran a su Creador como Ella lo ama,

escondidos en su santidad, embellecidos con su belleza, llenos de su gracia,

y no viéndolos así, si no fuese por el estado de gloria en que se encuentra,

donde las penas no tienen lugar, por puro dolor habría muerto por cada

criatura que no viviera en el Querer Divino. Por eso Ella ruega

incesantemente, pone en oración todos sus mares para conseguir que la

Divina Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra. Es tanto su amor,

que en virtud de nuestro Querer se biloca en cada una de las criaturas para

preparar el interior de sus almas, las pone de acuerdo a su corazón materno,

se las estrecha entre sus brazos para disponerlas a recibir la Vida del Fiat

Supremo, y ¡oh! cómo ora en cada uno de los corazones a nuestra Majestad

adorable diciéndonos:

"Hacedlo pronto, mi amor no puede más contenerse, quiero ver a mis

hijos vivir junto conmigo en esa misma Voluntad Divina que forma toda mi

gloria, mi riqueza, mi gran herencia; confiad en Mí y Yo sabré defender

tanto a mis hijos como a la misma Voluntad vuestra que es también mía."

El amor de esta Celestial Reina y Madre es insuperable y solamente en

el Cielo conocerán cuánto ama a las criaturas y qué ha hecho por ellas. Su

acto más exuberante, magnánimo y grande es querer que posean el reino de

mi Querer como lo poseía Ella, y ¡oh! qué no haría esta Celestial Señora

para obtener su intento. También tú, únete con Ella y ruega por esta

finalidad tan santa."

 

 

Agosto 15, 1937

Imperio que poseen los actos hechos en la Divina Voluntad.

Dios es cabeza de los actos de quien vive en Ella.

Mi vuelo continúa en el Querer Divino, sus sorpresas son siempre

nuevas, investidas de tal amor que queda uno arrobado y con el alma

desbordante de gozo, y se quisiera estar escondida en Él sin salir jamás. ¡Oh

Voluntad adorable, cómo quisiera que todos te conocieran, te amaran, te

hicieran reinar y se hicieran tomar en tu red de amor! Pero mientras esto

pensaba, mi dulce Jesús visitando mi pequeña alma, todo bondad me ha

dicho:

"Pequeña hija de mi Querer, las sorpresas, las novedades, los secretos,

los atractivos que mi Querer posee son sin número, y quien entra en Élqueda renovado, magnetizado, tanto, que no puede ni quiere salir de Él,

siente su imperio divino que lo inviste, el bálsamo celestial que cambiando

su naturaleza lo hace resurgir a nueva vida. Ahora, tú debes saber que mi

Divina Voluntad da tal imperio a la criatura que vive en Ella, que conforme

hace sus más pequeños actos siente su imperio: si ama siente el imperio de

su Amor, si habla siente su Fuerza creadora, si obra siente el imperio, la

virtud de sus obras que se agolpan alrededor de las suyas, y dándole su

mismo imperio la llevan a cada corazón para hacerla imperar y dominar

sobre cada uno. Mi Querer siente su propio imperio en el acto de la criatura

y se siente obligado a ceder lo que la criatura quiere en aquel acto: si quiere

amar, con su acto nos hace amar y nos hace dar amor; si quiere que nuestra

Voluntad reine, con su imperio nos hace llegar a pedir a las almas que la

reciban. Un acto hecho en nuestro Querer no se detiene, nos dice: ‘Soy acto

tuyo, debes darme lo que quiero.’ Se puede decir que toma en un puño

nuestra Potencia, la duplica, la multiplica, e imperante no pide sino que toma

lo que su acto quiere, mucho más que nuestro Querer, Nosotros mismos no

queremos que haya actos disímiles de los nuestros, por eso somos Nosotros

mismos los que nos hacemos imperar y dominar."

Jesús ha hecho silencio, y yo no sé ni siquiera decir lo que sentía, mi

mente estaba tan magnetizada por sus palabras e investida por su imperio,

que habría querido poner la vida para que todos conocieran la Divina

Voluntad; y mi amado Jesús, hablándome nuevamente me ha dicho:

"Hija mía, no hay nada de qué maravillarse, lo que te digo es la pura

verdad, mi Voluntad es todo y puede todo, y no poner en nuestras

condiciones a quien vive en Ella no es de nuestro Ser Supremo, a lo más se

 

 

puede ver que en Nosotros es naturaleza, y para quien vive en Ella es gracia,

participación, desahogo de nuestro Amor, Voluntad nuestra que quiere que

así sea la criatura. Por eso queremos que viva en nuestro Querer, para hacer

que sus actos y los nuestros estén fundidos juntos y suenen con un mismo

sonido, tengan un mismo valor, un solo amor. Resistir a un acto nuestro ni

podemos ni queremos, es más, tú debes saber que el vivir en nuestro Querer

es unidad, tanto, que si la criatura ama, Dios está a la cabeza de su amor, así

que el amor del uno y de la otra es uno solo; si piensa, Dios está a la cabeza

de su pensamiento; si habla, Dios es principio de su palabra; si la criatura

obra, Dios es el primer actor y obrador de sus obras; si camina, Dios se pone

a la cabeza de sus pasos. Por eso el vivir en mi Voluntad no es otra cosa que

la vida de la criatura en Dios, y la de Dios en ella; dejar separada de nuestro

Amor, de nuestra Potencia, de nuestros actos a quien vive en nuestro Querer

nos resulta imposible, si una es la Voluntad todo lo demás va junto, unidad

de amor, de obras y de todo. He aquí por eso que el vivir en nuestro Fiat

Divino es el prodigio de los más grandes prodigios, jamás visto ni oído; es

nuestro Amor exuberante, que no pudiendo contenerlo queríamos hacer este

prodigio que sólo un Dios podía hacer en la criatura, pero que ingrata no

aceptó, pero Nosotros no hemos cambiado Voluntad, y a pesar de que hemos

sido combatidos y de que nuestro Amor ha sido reprimido en tal forma que

nos hace sentir espasmos, usaremos tales excesos de amor, tales industrias y

estratagemas, que lograremos nuestro intento: que una sea nuestra Voluntad

con la de la criatura."

Agosto 23, 1937

La Divina Voluntad quiere crecer y formar su plenitud en la criatura.

Quien vive en Ella está al día de todas las obras de su Creador,

el Cual la hace poseedora de todas las obras divinas.

 

Me siento en las olas del Querer Divino, que invistiéndome quieren

penetrar hasta el fondo de mi alma para hacerse conocer y hacerme sentir su

Vida, sus alegrías celestiales y los bienes inmensos que quiere dar a quien

quiere vivir junto con Él. Y mi amado Jesús, que parece que con ansias está

esperando para volver a hablar sobre su Fiat Divino, todo bondad me ha

dicho:

"Hija mía bendita, cómo estoy contento cuando veo al alma dispuesta,

que quiere escucharme y recibir el gran don del cual mi palabra es portadora.

Yo no hablo jamás si no veo al alma dispuesta, porque si no está dispuesta

 

 

mi palabra no puede entregarle el don del cual es generadora. Ahora, tú

debes saber que por cuanto más la criatura busca mi Voluntad, la quiere

conocer, la ama, no la deja escapar de ninguno de sus actos, tanto más crece

su plenitud en ella; para hacerla crecer basta una atención de más, un

suspiro, un deseo de querer su Vida y, ¡oh! cómo crece admirablemente y la

eleva tan alto, hasta llegar a las alturas de las esferas divinas y conocer los

más altos e íntimos secretos. Mi Voluntad es vida, y como vida no quiere

detenerse sino que quiere siempre crecer, y para crecer espera el más

pequeño acto, una invitación amorosa de la criatura, mucho más que no

quiere crecer por la fuerza sino quiere que también la criatura quiera que

siempre crezca mi Voluntad y forme su plenitud en ella. Ahora, conforme

crece su plenitud así crece la fuerza divina en el alma, la santidad, la belleza,

la felicidad, el conocimiento, la plenitud de los bienes innumerables que

posee mi Fiat Divino. Ve entonces lo que significa un acto de más, un

suspiro, un quererla, un llamarla: Es adquirir más fuerza divina,

embellecerse de más, pero tanto, que Nosotros mismos quedamos arrobados,

la miramos, la volvemos a mirar y reconocemos en ella nuestra fuerza,

nuestra belleza y, ¡oh! cómo la amamos, nos sentimos más felices porque

ella es para Nosotros la portadora de nuestras alegrías, de nuestros bienes.

Delante a esta criatura nuestro Amor se ensancha, se desborda de Nosotros y

se vierte tanto en ella, que la llena toda, hasta formar en torno y dentro de

ella nuestro laberinto de amor, el cual le da las ansias, los deseos ardientes

de hacer crecer la plenitud de nuestra Voluntad. Hija mía, hay gran

diferencia entre quien es todo atención, todo ojo, todo corazón porque quiere

mi Voluntad, y entre quien la quiere pero sin gran atención, que parece que

no tienen ojo para mirarla en todas las cosas, corazón para amarla, voz para

llamarla, tal vez éstos poseen mi Voluntad en pequeña parte, pero su

plenitud está lejana de ellos."

Jesús ha hecho silencio, y yo he quedado en las olas eternas del

Divino Querer, tanto, que mi pobre mente no sabía salir de Él y yo decía:

"Jesús, basta por ahora, mi mente no puede contener más lo que Tú quieres

decirme." Y el dulce Jesús me ha puesto su mano en la frente y ha

continuado:

"Hija mía, escucha hasta donde puede llegar el alma que vive en

nuestra Voluntad, Ella la pone al día en todas nuestras obras, nuestro Ente

Supremo tiene siempre en acto continuo todas sus obras, para Nosotros el

pasado y el futuro no existen, así que el Padre Celestial genera

continuamente a su Hijo y entre el Padre y el Hijo procede el Espíritu Santo;

esto es vida en Nosotros y es como el latido y el respiro que forma nuestra

Vida: "Generar y proceder continuamente." Nos faltaría la vida si esto no

 

 

fuera, como le faltaría la vida a la criatura si no tuviese un latido y un respiro

continuo. Ahora, en este generar y proceder continuamente vienen formadas

alegrías inmensas, felicidad y contentos tales, que no pudiéndolos contener

dentro de Nosotros se desbordan fuera y forman las alegrías y la felicidad de

todo el Cielo. De los bienes inmensos que produce la generación continua

del Verbo y el proceder del Espíritu Santo, se desborda fuera la suntuosidad

y magnificencia de la máquina de toda la Creación, la creación del hombre,

la concepción de la Virgen Inmaculada, el descendimiento del Verbo a la

tierra, todo esto y otras cosas más están siempre en acto en nuestro Ser

Divino, como está siempre en acto que el Padre genera a su Hijo y el

proceder del Espíritu Santo. Ahora, quien vive en nuestra Voluntad es

espectador de estos prodigios divinos, y siente volver a darse del Padre el

Hijo que siempre genera, el Espíritu Santo que siempre procede, y ¡oh! los

contentos, el amor, las gracias que recibe, y nos da la gloria que siempre

generamos. En nuestro Querer encuentra en acto la Creación y le damos con

derecho todos los bienes de ella, y es la primera glorificadora por tantas

cosas que hemos creado; encuentra en acto a la Virgen concebida, sus mares

de amor, toda su vida, y la Virgen la hace poseedora de todo y ella toma y

nos glorifica por el gran bien que hicimos al crear a esta celestial criatura;

encuentra en acto el descendimiento del Verbo, su Nacimiento, sus lágrimas,

su Vida palpitante, también sus penas y la hacemos poseedora de todo, y ella

toma todo, nos glorifica, nos ama por todos y por todo. En nuestro Querer la

criatura puede decir: "Todo es mío, aun el mismo Dios, como es mía la

Divina Voluntad." Por eso ella siente el deber de glorificarnos y amarnos en

cada cosa y por todos. No dar lo que hemos hecho y hacemos a quien vive

en nuestro Querer nos resulta imposible, nuestro Amor no lo soportaría, nos

causaría pena, mucho más que Nosotros nada perdemos con dar, más bien

nos sentimos más glorificados, más felices con que las criaturas vivan con

Nosotros, estén al día en nuestras obras y de ellas sean poseedoras. Poder

decir, lo que es nuestro es tuyo es nuestra más grande felicidad, las

desuniones no acarrean jamás el bien, el "tuyo" y el "mío" rompe el amor y

produce la infelicidad; en nuestra Voluntad no existe la desunión, ni el

"tuyo" o el "mío", sino que "todo es nuestro" y todo está en sumo acuerdo."

 

 

Agosto 29, 1937

Como Dios quiere ver su Vida en quien vive en su Voluntad

llega a hacerse su modelo. Dones que Dios da a la criatura.

El espacio del querer humano es la estancia divina

de las maravillas de Dios.

 

Mi vuelo en el Querer Divino continúa, sus atractivos, sus modos

fascinantes se hacen más insistentes, su querer vivir en el alma es tanto, que

se pone en actitud ahora de pedir, ahora de súplica, ahora de promesa, hasta

prometerle nuevos dones más bellos e insospechados con tal de que lo haga

reinar, y sólo quien es ingrato puede resistir a tantas premuras suyas. Pero

mientras mi mente era abrumada por tantas súplicas y suspiros del Fiat

Divino, mi dulce Jesús, mi amada vida, repitiéndome su breve visita, todo

bondad, como si quisiera dar desahogo a su Amor me ha dicho:

"Hija bendita de mi Voluntad, si tú supieras en qué laberinto de amor

nos pone quien no vive en nuestro Querer, puedo decir que en cada acto que

hace, en cada palabra, pensamiento, latido y respiro en que no vemos correr

la Vida de nuestro Querer, nuestro Amor queda reprimido, siente un dolor,

da en sollozos y en llanto, gime y suspira porque no encuentra en la criatura

su Vida, su acto, su latido, su palabra, la santidad de nuestra Inteligencia, y

al ver que es puesto fuera de todo lo que la criatura hace, siente su Amor

apagado, siente que le atan los brazos, siente que no puede desarrollar su

trabajo en la criatura. ¡Hija mía, qué dolor! Poder dar vida y no darla, poder

hablar en la palabra humana y reducirse al silencio porque la criatura no le

da el lugar en su palabra, poder amar con nuestro Amor en su corazón y no

encontrar el lugar donde ponerlo; ¡oh, cómo nuestro Amor queda

obstaculizado y como sin vida por quien no vive en nuestra Voluntad!

Ahora, tú debes saber que cuando el alma hace un acto en nuestra

Voluntad Divina, Dios se hace modelo y el acto se vuelve materia para

recibir el modelo divino, así que nuestra más que paterna bondad es toda

atención para ver todo lo que hace quien vive en nuestro Querer, y cuando

está por pensar, por hablar, por obrar, así va imprimiendo en ella el modelo

de su Sabiduría, el modelo de su palabra creadora y la santidad de sus obras.

Es tanto nuestro Amor, que queremos hacernos vida de su vida, latido de su

corazón, amor de su amor; es tanto nuestro delirio de amor, que queremos

hacer nuestros facsímiles, y sólo en quien vive en nuestro Querer podemos

obtener nuestro intento, porque en él no nos faltaría la materia adaptable

para recibir nuestro modelo."

Después de esto ha agregado con mayor énfasis:

 

 

"Hija mía, es tanto nuestro Amor que no hacemos otra cosa que dar

continuos dones a la criatura: El primer don fue toda la Creación, luego vino

la creación del hombre y, ¿cuántos dones no le dimos? Don de inteligencia,

en el cual pusimos el modelo, el espejo de nuestra Trinidad Sacrosanta; el

ojo, el oído, la palabra, todos eran dones que le hacíamos, y no sólo le

dábamos los dones, sino que tomábamos nuestra parte conservante y

creadora para custodiarle estos dones y estar en acto de siempre darlos; es

tanto nuestro Amor al dar nuestros dones, que no nos separamos del don que

damos, sino que quedamos en el don que hemos dado para tenerlo más

seguro y custodiado. ¡Oh, cómo es exuberante nuestro Amor, cómo nos ata

por todas partes, y mientras nos hace dar no deja el don en poder de la

criatura, porque ésta no tendría virtud de conservarlo, y por eso nos

ofrecemos Nosotros mismos para custodiarlos, y para amar más a esta

criatura nos ponemos en acto de dárselos continuamente. ¿Qué decirte

además hija mía del gran don que le hicimos al crear la voluntad humana en

la criatura? Nosotros como primera cosa creamos el espacio y después

creamos el cielo, las estrellas, el sol, el aire, el viento, y así todo lo demás;

así que el espacio debía servir para poder crear nuestras otras obras, crearlas

y no tener dónde ponerlas no sería obra digna de nuestra Sabiduría. Así

mismo, al crear la voluntad humana creamos el espacio, el lugar dónde

poder poner el gran don que hacíamos al hombre de nuestra Santísima

Voluntad; este espacio debía servir a nuestra Voluntad obrante para poner en

él cielos más extensos, soles más refulgentes, y no sólo uno, sino uno por

cada vez que obrara. Por eso, la Creación debía servir al hombre, y este

espacio de la voluntad humana debía servir a su Dios para formar en él sus

delicias, para poder siempre obrar y formarse su apoyo, su trono, su estancia

divina. Le hacía este don, le formaba este espacio para poder tener un lugar

para conversar con él y estarme al tú por tú en dulce compañía, quería tener

mi gabinete secreto, mi Amor quería decirle tantas cosas, pero quería la

habitación dónde poder hablarle, y mi Amor llegaba a tanto, hasta darse en

poder del hombre y el hombre en poder de Dios. Por eso amo tanto el que la

criatura viva en mi Voluntad, porque quiero lo que creé sólo para Mí,

reclamo mi apoyo, mi trono, mi estancia divina, así que mientras el hombre

no regrese en mi Voluntad Divina y me dé mi puesto real en su voluntad, Yo

no puedo concluir la Creación, tenemos tantas otras cosas bellas qué hacer

en nuestro espacio del querer humano, tantas otras cosas qué decir, pero no

podemos ni hacer ni decir, porque faltando nuestra Voluntad encontramos

nuestro espacio obstaculizado, y es por eso que no tenemos dónde poner

nuestras obras, y si queremos hablar no nos comprenderá ni tendrá oídos

para escucharnos, por eso haremos prodigios jamás oídos para readquirir lo

 

 

que es nuestro: El espacio y nuestra estancia divina. Tú, ruega y sufre para

que readquiera lo que es mío, y jamás me niegues el espacio de tu querer

humano, a fin de que mi Amor se desahogue y mis obras regresen a

continuar la obra de la Creación."

Septiembre 6, 1937

Finalidad de la Creación: Vida hablante y obrante de

Dios en la criatura. Su palabra es la Divina Voluntad.

Quien hace la propia voluntad se juega la Divina.

 

Estoy entre los brazos del Querer Divino, el cual me ama tanto que no

quiere que descienda de sus brazos más que paternos para tenerme

custodiada y hacerme crecer como Él quiere y le place, y si me oye decir que

lo amo, ¡oh, cómo festeja y forma en torno a mí mares de su Amor que a

cada instante me dicen te amo, te amo! Y mi dulce Jesús visitando mi

pequeña alma, y encontrándome en los brazos de su Querer, muy contento

me dice:

"Hija mía bendita, cómo amo el encontrarte siempre toda abandonada

en estos brazos, tu suerte está asegurada, vivirás de nuestro mismo alimento,

tendremos bienes comunes. Tú debes saber que la finalidad única por la

cual creamos la Creación fue propiamente ésta: La Creación debía servir

como habitación del hombre, y el hombre debía servir como habitación

nuestra, queríamos formar tantas Vidas nuestras por cuantas criaturas

sacábamos a la luz del día, cada una de ellas debía poseer nuestra Vida, pero

Vida hablante y obrante; no sabemos estar donde estamos sin decir nada y

sin obrar, si esto fuera sería formarnos tantas cárceles que nos impondrían al

silencio y a la inutilidad. Nuestro Ente Supremo habla y obra, la palabra

llama a la obra, y la obra manifiesta quiénes somos Nosotros y nos forma tal

bienaventuranza y alegría, de volvernos felices a Nosotros y a todos aquellos

que conviven con Nosotros, así que cada palabra y obra nuestra es una nueva

alegría y felicidad que nos creamos. He aquí por qué queremos formar en el

hombre nuestra Vida hablante y obrante, porque debíamos formar tales

maravillas de nuestro Ser Divino para crear nuevas y siempre más bellas

creaciones, porque queríamos desahogar y dar curso a lo que podemos y

sabemos hacer, y dar curso a las nuevas alegrías y felicidades, ¿y dónde sería

todo esto? En nuestra habitación del hombre. ¿Pero quieres saber tú quién

es nuestra palabra? ¡Nuestra Voluntad! Ella es la obradora de nuestras

 

 

obras, la narradora de nuestro Ser Divino, la portadora y la conservadora de

nuestra Vida en la criatura; sin Ella Nosotros no nos movemos de nuestro

trono ni formamos vida en ninguna habitación. Ve entonces la gran

necesidad de que se posea y se viva en nuestra Divina Voluntad, porque con

Ella podemos hacer todo, poner fuera nuestras obras más bellas, mantener en

vigor nuestra finalidad, formar de nuestro Ser cuantas Vidas queramos; sin

Ella todo es obstáculo, queda impedido nuestro Amor, nuestra Potencia,

quedan detenidas nuestras obras, se puede decir que quedamos el Dios mudo

para las criaturas. Qué ingratitud, qué delito, reducirnos al silencio mientras

queríamos honrar a las criaturas con nuestra Vida en ellas, como habitación

de nuestras delicias y maravillas, nos han rechazado no dándonos la libertad

de formarla, y en lugar nuestro han dado la habitación a las pasiones, al

pecado y a los vicios más horribles. Pobre hombre sin nuestra Voluntad, sin

finalidad divina, sería como si quisiera vivir sin respiro, sin latido, sin

circulación de la sangre, que son los fundamentos de la vida humana, ¿qué

vida tendría? ¿No sería darse la muerte de un solo golpe? Tal sería nuestra

Vida en la criatura sin nuestra Voluntad, estaríamos sin respiro, sin latido,

sin movimiento, sin palabra, sería una vida desgarradora, oprimente, que

terminaría por morir. Es verdad que con nuestra Potencia e Inmensidad

envolvemos a todos, nos encontramos en todos y por todas partes, pero

faltando nuestro Querer Divino en ellos jamás nos oyen hablar, no

comprenden nada de nuestro Ser Supremo, viven en nuestra Inmensidad

porque ninguno puede escapar de Nosotros, pero faltándoles nuestro Querer

no se sienten hijos nuestros, sino como extraños de Nosotros, ¡qué dolor,

tener que decir tantas cosas y callar, poder obrar quién sabe cuántas

maravillas y no poderlas hacer porque nuestra Voluntad no reina en ellos!

Sin embargo nuestro Amor es tanto que no se detiene, somos todo ojos para

ver quién quiere vivir en Ella, somos todo oídos para escuchar quién la llama

a vivir en ella, somos todo amor para apoyar nuestro gran Amor sobre el

pequeño amor de la criatura, y en cuanto la vemos dispuesta formamos

nuestra Vida hablante y le narramos la historia de nuestra Voluntad, la larga

historia de nuestro eterno Amor, le decimos cuánto la amamos y le damos a

conocer nuestros suspiros por querer ser amados, porque tú debes saber que

cuando Nosotros amamos y no encontramos quién nos ama, nuestro Amor

no tiene dónde apoyarse para ser correspondido, por eso va errante, delira y

desvaría, y si no encuentra aunque sea un pequeño te amo de criatura dónde

apoyarse se repliega en Nosotros, donde tenemos nuestro centro de amor,

pero con tal dolor que es incomprensible a mente creada, la pena del amor

no correspondido es inenarrable, sobrepasa a todas las demás penas.

Nosotros queremos dar siempre, estamos en acto continuo de dar, pero

 

 

queremos encontrar su voluntad que quiera recibir, un deseo suyo, un

suspiro, que forman el lugar, los pequeños apoyos donde debemos apoyar

nuestra Voluntad, y lo que queremos dar y hacer. Estos deseos y suspiros

son como oídos que nos escuchan, como ojos que nos miran, corazones que

nos aman, mentes que nos comprenden, y si no encontramos estos pequeños

apoyos no podemos darle nada y ella queda ciega, sorda, muda y sin

corazón; así que nuestra Vida es puesta en fuga, replegándose en nuestras

regiones celestiales."

Después he continuado pensando en la Divina Voluntad, me sentía

toda investida por Ella y rogaba a mi amado Jesús que me ayudase y me

tuviese encerrada en su corazón, a fin de que viviera en su Querer Divino y

no conociera ninguna otra cosa sino solamente su Querer, y Él regresando ha

continuado diciéndome:

"Hija mía, todo el bien de la criatura está ligado a mi Divina Voluntad,

si la criatura se desliga de Ella todos sus bienes terminan. Tú debes saber

que cada vez que se hace el humano querer se juega la Divina Voluntad con

todos sus bienes, así que se pierde todo lo bello, todo lo que es santo y

bueno, esto es una pérdida incalculable, la pobre criatura es arrojada en la

miseria más escuálida, pierde los derechos a todos los bienes, es investida de

tal infelicidad que jamás le da paz, y si parece que tiene algún bien, es

aparente y la termina de torturar. En cambio cada vez que con toda firmeza

decide hacer mi Voluntad Divina, se juega el querer humano, las miserias,

las pasiones, se juega todos los males, los miserables harapos, los vestidos

sucios que le había formado la voluntad humana; qué feliz pérdida, perder

los males, las miserias, es gloria, es victoria, es honor, pero perder lo bienes

es vileza y deshonor. Ahora mira, si la criatura quiere puede rehacerse de la

gran pérdida que ha hecho de mi Voluntad con hacer la suya, mucho más

que tendrá en su ayuda nuestra potencia, nuestro Amor y nuestra misma

Voluntad. Con adquirir de nuevo los derechos de todos los bienes, todos la

defenderán para rehacerse del juego perdido."

Septiembre 12, 1937

Las verdades son los más grandes dones que Dios nos da.

Parto divino. Delirio extremo por querer vernos poseedores

de sus dones. Su palabra es desahogo de Amor. El gran

bien de un acto hecho en la Divina Voluntad.

 

 

Mi pobre mente está como asediada por la Divina Voluntad, quiere

decir tanto de las verdades que le pertenecen, que yo no puedo contenerlas

porque mi capacidad es demasiado pequeña, y estoy obligada a decir:

"Basta Jesús por ahora, Tú quieres decirme tanto, pero yo soy incapaz de

retenerlas, no sabré decirlas todas, mucho menos escribirlas como Tú

quieres." Y mi dulce Jesús compadeciendo mi pequeñez, todo ternura me ha

dicho:

"Mi pequeña hija de mi Querer, no temas, tu pequeñez se pierde en mi

Voluntad, y no eres tú quien debe manifestar sus verdades, sino que Ella

misma tomará el empeño de hacerse narradora de lo que quiere hacer

conocer, por eso investirá tu mente, se hará palabra sobre tus labios y se hará

conocer, hará conocer quién es Ella; ciertamente que por ti misma no lo

puedes hacer, pero siempre y cuando nos des tu voluntad en la nuestra,

Nosotros remediaremos a todo y haremos conocer lo que queremos decir.

Tú debes saber que cuando queremos hacer un bien a las criaturas, decir una

verdad, -que es el bien más grande que podemos darles, porque con decirla,

de esa misma verdad les hacemos don-, primero lo maduramos en el seno de

nuestra Divinidad, y cuando ya no podemos contenerlo más, porque nuestro

Amor es tanto que quiere ver aquel don poseído por las criaturas, nos hace

llegar al desvarío, al delirio, y llega a hacernos languidecer porque quiere

ver aquel bien transmitido a ellas, nos encontramos en las dolorosas

condiciones de una pobre madre que habiendo formado su parto, si no lo

saca a la luz se siente morir; Nosotros no podemos morir, pero si el bien que

queremos dar como parto nuestro no lo sacamos a la luz, nuestro Amor da en

tales excesos, que si pudieran verlos las criaturas comprenderían cómo sabe

amar un Dios, y en qué estrechuras nos ponen cuando no reciben el bien que

queremos darles, por eso cuando encontramos quien lo recibe, confirmamos

el don, hacemos fiesta y nos sentimos victoriosos por el bien que le hemos

dado, porque habiéndolo recibido una sola criatura, nuestro parto que con

tanto amor hemos dado a luz, por sí mismo se hará camino, girará por todas

las criaturas y con su Virtud generativa generará otros muchos partos,

llenará todo el mundo, y Nosotros tendremos la gran gloria de ver llenos

cielos y tierra de nuestro don, de nuestros bienes, y poseedores de quien lo

quiere recibir. Oiremos por todas partes las voces amorosas, las notas de

nuestro Amor hablante, que nos dan la correspondencia a nuestro Amor

reprimido, porque no podíamos sacar a la luz este parto nuestro si no

encontráramos al menos una criatura que lo quisiera recibir. Para Nosotros

el hacer el bien es pasión, el dar es delirio continuo de nuestro Amor, y al

encontrar quién lo reciba sentimos en el don nuestra Vida y nuestro reposo.

Por eso, a la que como primera se presta a recibir nuestro parto, la amamos

 

 

tanto que nos fiamos de ella, la hacemos nuestra secretaria, y ella al verse

tan amada por Nosotros toma el empeño de amarnos por todos y, ¡oh! la

competencia que se forma entre ella y Nosotros. Tú debes saber que cada

palabra nuestra es un desahogo de amor que hacemos con la criatura, así que

cada palabra dicha sobre nuestra Voluntad Divina es un desahogo de amor

que hemos hecho, y recibiendo refrigerio por este desahogo hemos

continuado hablando para formar la cadena de nuestros desahogos de amor,

porque era un amor reprimido que teníamos en Nosotros, y si tú supieras qué

significa este nuestro desahogo de amor, los bienes que hace; este nuestro

desahogo de amor llena cielos y tierra, inviste a todos, embalsama las penas,

se hace día en la noche de la culpa, convierte los pecadores, refuerza a quien

titubea en el bien, reafirma a los buenos, en suma, no hay bien que no pueda

hacer una palabra nuestra que contenga un desahogo de nuestro Amor. Así

que el hacernos hablar es el más grande bien que se pueda hacer a las

criaturas, y nuestro Amor correspondido y el dar Vida Divina a las criaturas,

es la más grande gloria que podemos recibir. ¿Qué cosa no puede hacer una

palabra nuestra? Todo, y quien está dispuesto a escucharla, se puede decir

que da vida a nuestra palabra, porque Nosotros jamás hablamos si no

encontramos quién quiera escucharnos. Por eso, quien nos escucha nos ama

tanto que sentimos como si nos quisiera dar vida en medio a las criaturas, y

Nosotros le damos nuestra Vida a su disposición. Por eso sé atenta a

escucharnos, haznos desahogar en amor, porque muchas veces cuando no

tenemos con quien hacer estos desahogos de amor, justamente se convierten

en justicia."

Jesús ha hecho silencio, pero quién puede decir qué cosa ha quedado

en mi mente, no tengo palabras para expresarlo, por eso mejor termino y meabandono en los brazos de Jesús para reposarme junto con Él, que me ama

tanto y tanto quiere ser amado que me da todo Sí mismo para ser amado

como Él me ama. Después seguía mi giro en la Creación para encontrar los

actos hechos por el Querer Divino, hacerlos míos para poderlo amar como Él

me ha amado, y llegando al cielo azul pensaba entre mí: "Este cielo sirve

como techo a los habitantes de la tierra, y como piso a los habitantes del

Cielo, entonces, como sirve a todos, todos están obligados a adorar a Aquél

que con tanto amor ha creado este cielo para dárnoslo." Así que llamaba a

todos los ángeles, a los santos y a todos los habitantes de la tierra junto

conmigo, para que todos unidos correspondiéramos en amor, en adoración,

gloria y agradecimientos a nuestro Creador, porque nos ha amado tanto que

nos ha dado este cielo; en el Querer Divino yo llamaba, abrazaba a todos, y

como si fuesen uno solo amaban junto conmigo. El dulce Jesús ha quedado

 

 

correspondido en amor y herido por tantas voces, y con un amor indecible

me ha dicho:

"Hija mía, es tanta la potencia de un acto hecho en mi Querer, que

llega a lo increíble; conforme tú llamabas a todos me he sentido amado por

todos, y teniendo tú una voluntad libre y meritoria, en cuanto tú has hecho tu

acto mi Voluntad ha hecho salir de Sí un amor, una gloria, una felicidad

mayor, de la cual todos se han sentido investidos, y los ángeles y santos

sienten una gloria y felicidad mayor y se sienten más amados por Dios, la

tierra recibe más ayudas, más gracias, según sus disposiciones. Todos los

actos hechos en mi Querer reciben este gran bien, porque mi Voluntad es de

todos, y todos tienen derecho a aquel acto, y como es un acto de un viador,

que es lo que hace que corra el mérito en todo lo que hace de bien, el mérito

se vuelve mérito común, y por lo tanto, alegrías, amor y gloria comunes, y si

tú supieras qué significa ser más amado por Dios, qué significa alegrías y

gloria que da un Dios, ¡oh! cómo estarías más atenta, los ángeles, los santos,

que sí lo saben suspiran por tu llamada para tener este gran bien, y cuando tú

no los llamas, presurosos dicen: ‘¿No nos llama hoy?’ Así que tú estás en la

tierra y tu mérito corre en el Cielo para dar nuevo amor y nueva felicidad a

los habitantes celestiales. ¡Oh, cómo quisiera que todos conocieran qué

significa obrar en mi Voluntad, porque el conocimiento es como el apetito,

que hace desear y saborear el alimento que se come, en cambio sin el apetito

se siente aversión a esa misma comida y no se saborea. Tal es el

conocimiento, es el portador de mis dones, del bien que quiero hacer a las

criaturas, es la confirmación de la posesión. Además, el conocimiento

genera la estima, el aprecio a mis verdades, y Yo solamente hablo cuando sé

que mis palabras son amadas, escuchadas y apreciadas; es más, cuando veo

la estima, el amor, me siento atraído por mi mismo Amor a manifestar otras

verdades, pero si esto no veo hago silencio y siento el dolor de mi Amor

reprimido. Tú no me harás esto, ¿no es verdad?"

Septiembre 20, 1937

La Divina Voluntad no se detiene jamás y sella con su

eterno Amor todo el obrar de la criatura. Intercambio

de imitación y de vida entre el Creador y la criatura.

Mi vuelo continúa en el Fiat Divino y, ¡oh!, cómo se siente contento con

tener a su criatura en su regazo, con el estar siempre juntos y que obre junto

con Él; la compañía de la criatura lo vuelve más feliz de lo que es, porque

 

 

encuentra quien lo mira, quien lo ama, quien quisiera igualarlo en ser toda

suya como el Querer Divino lo es de la criatura; si ama, encuentra quien lo

ama; si obra, encuentra quien recibe sus obras; si es ofendido, encuentra

quien lo defiende, y muchas veces le hace cambiar la Justicia en gracias, por

eso todas las estratagemas de amor las hace con esta criatura. Pero mientras

mi mente se perdía en el Querer Divino, mi dulce Jesús visitando mi

pequeña alma, todo amor me ha dicho:

"Hija mía bendita, el Amor de mi Querer no se detiene jamás, va

buscando siempre nuevos reencuentros, nuevas invenciones de amor, es

más, llega a encerrar a quien vive en Él en los íntimos escondites de sus

secretos amorosos, y le hace ver su íntima creación de siempre nuevo y

creciente amor, con el cual mantiene a los bienaventurados y a los viadores

como dentro de un solo aliento de amor, le descubre nuevos arcanos

celestiales de nuestra Divinidad, le da nuevas noticias de hasta dónde puede

llegar su Potencia amorosa, sus prodigios que puede obrar en quien vive en

Él. Siempre y cuando la encuentre en su Voluntad, toma gusto en decirle

siempre cosas nuevas y darle nuevas sorpresas de amor; es más, escucha lo

que hace: Se empequeñece en la criatura y al mismo tiempo permanece

Inmenso, y ama en ella para decir: ‘¡Ah! la criatura me ama como la se

amar Yo.’ Y como nada entra en Nosotros que no sea amor, esta mi

Voluntad, como empequeñecida en la criatura, todo lo que ella hace lo

convierte en amor, si reza, si adora, si obra, convierte todo en amor, y con

una potencia toda divina, mi misma Voluntad conduce estos actos de la

criatura al seno de nuestra Divinidad y toman su puesto en nuestro Amor, y

Nosotros estos actos los vemos que son actos nuestros, y sentimos en ellos la

plegaria eterna de nuestro Amor, nuestra adoración toda de amor, nuestras

obras eternas de amor y, ¡oh!, cómo quedamos glorificados y felices porque

la criatura puede decirnos: ‘Mi oración, mi adoración, mis actos, son eternos

y están investidos por vuestro eterno Amor, así me los ha hecho vuestra

Voluntad Divina, por eso te amo como Tú me amas.’ Y es propiamente esta

nuestra locura, nuestro delirio de amor, que queremos hacer y amar en la

criatura como hacemos y amamos en Nosotros mismos, pero sólo nuestra

Voluntad reinante y obrante en la criatura puede llegar a tanto, porque

Nosotros, si nos abajamos, no es para perder nuestro Ser Divino en lo finito,

sino para elevar a la criatura a lo infinito y darle de lo nuestro, y sellar sus

más pequeños actos, aun su respiro, su movimiento, con nuestro eterno

Amor, a fin de que sintamos en ella nuestro respiro de eterno Amor, nuestro

movimiento en el suyo, que no se mueve si no hace brotar Amor. Por eso

toda la Creación no fue otra cosa que un desahogo de amor, queríamos

hermanarnos con nuestras obras, con las criaturas que sacábamos a la luz

 

 

para amarnos con un solo amor. Hija mía, qué dolor al no haber sido

comprendido esto por las criaturas, por eso no podemos tener el bien de

decirle quiénes somos, de hacernos conocer y decirle que no somos otra cosa

que Amor, y que queremos dar amor para recibir amor, cómo quisiera que

todos lo supieran."

Jesús ha hecho silencio como ahogado en sus llamas de amor;

después, como si tuviera necesidad de desahogarse aún, ha vuelto a decir

suspirando, como si quisiera incendiar a todo el mundo con su Amor:

"Escucha hija mía otra sorpresa más grande de nuestro intenso Amor,

y hasta dónde llegan nuestros delirios de amor: Nuestro Ente Supremo ama

tanto a la criatura, que llegamos al exceso de imitarla, nos empequeñecemos,

nos encerramos en ella y queremos caminar con sus pies, obrar con sus

manos, hablar con su boca, mirar con sus ojos, pensar con su inteligencia,

latir y amar en su corazón. Así que para hacer en todo lo que hace y como lo

hace la criatura, queremos tener pies, manos, boca, ojos y corazón como los

tiene la criatura, y esto se lo pedimos a ella como si Nosotros no fuéramos

los dueños absolutos de todo, y le decimos: ‘Amémonos, Nosotros te damos

de lo nuestro y tú danos de lo tuyo.’ Porque nuestro Ser Supremo siendo

purísimo Espíritu, es paso sin pies, sin caminar se encuentra por todas

partes; hace todo, obra todo sin necesidad de manos; es palabra sin boca; es

luz, ve todo sin ojos. Y como la amamos mucho nos agrada imitarla, y esto

es un invento inmenso de nuestro Amor que sólo un Dios puede hacerlo.

Ahora, para poder decirle a la criatura, tú debes imitarnos, debes hacer como

Nosotros hacemos, le decimos: ‘Queremos imitarte y hacer como haces tú.’

Además, es criatura nuestra, obra de nuestras manos creadoras, salida de

Nosotros, de dentro de la potencia de nuestro Amor creante, por eso no es

maravilla si queremos descender en ella como para imitarla y hacer lo que

hace y como lo hace ella, esto no es otra cosa que honrarnos a Nosotros

mismos y dar mayor importancia a nuestras obras; pero esto solamente lo

podemos hacer en la criatura donde reina nuestra Voluntad, en ella todo

podemos hacer, desahogarnos en amor, imitarnos recíprocamente, porque en

todo se presta a hacer lo que Nosotros queremos; en cambio donde no reina

nuestra Voluntad, podemos decir que no podemos hacer nada.

Ahora escucha otra sorpresa de amor que llega a lo increíble: Cuando

la criatura nos ha dado la libertad de imitarla, nos ha dado vida en ella, nos

ha dado los pies, las manos, la boca, Nosotros la llamamos a nuestra

imitación, y haciéndola entrar en nuestro Ser Divino, la Potencia de nuestro

Fiat le da el paso sin pies y la hace encontrarse por todas partes, en los

ángeles, en los santos, en la Celestial Reina, hasta en nuestro seno divino, y

¡oh! cómo estamos contentos, la criatura no más cercada por la naturaleza

 

 

humana, sino libre junto con Nosotros, que obra sin manos, habla sin boca y,

¡oh! cuántas palabras, con nuestra palabra nos dice la larga historia de

nuestro Amor y de nuestro Fiat obrante; siente verterse en ella nuestra eterna

Sabiduría, y ¡oh! cuántas cosas nos dice de nuestro Ser Divino, habla, habla

siempre, y ¡oh! cómo gozamos al escuchar narrar por la criatura lo que

Nosotros somos, y tomada por nuestras mismas llamas de amor siente la

necesidad de amarnos sin corazón, porque el corazón tiene sus límites,

mientras que nuestro Amor sin corazón no tiene límites, es inmenso, y la

criatura se desembaraza del corazón y ama en nuestro Amor infinito. Mira

hija mía, ¿se pueden dar sorpresas de amor más bellas que éstas? ¿Sentir el

placer, el gusto de imitarla, hacer lo que ella hace como pretexto de amor

para luego llamarla a imitarnos y para hacerla hacer lo que hacemos

Nosotros? Los abismos de nuestro Amor son tantos, y lo que es más, va

buscando siempre nuevos inventos de amor."

Yo no sé decir qué cosa sentía en mi mente, una inmensidad de luz

que convirtiéndose en palabras decían tantos inventos de amor de mi

Creador, y mi dulce Jesús ha agregado:

"Hija mía, escúchame un poco más, nuestro Amor es tanto, que parece

que no nos da paz si no hacemos nuevas invenciones de amor para amar y

hacernos amar, si esto no hiciéramos nos condenaríamos al ocio, lo que no

puede ser en nuestro Ente Supremo porque somos un acto continuado de

amor que siempre arde, de obras que nunca tienen fin, nuestra sabiduría es

tanta que siempre hace cosas nuevas. Ahora, en la criatura en la que reina

nuestra Voluntad nos encerramos en ella y damos amplio desahogo a nuestro

Amor, concentramos todo lo que hemos hecho, hacemos y todo lo que

haremos, repetimos en el alma nuestras obras más bellas, nuestros desahogos

de amor, las nuevas invenciones de nuestra Sabiduría, que sabe hacer tantas,

que a la criatura no le es dado el numerarlas todas, y ¡oh! cuántas escenas

conmovedoras hacemos, la criatura se convierte en nuestro teatro de amor,

en el depósito de nuestras obras que jamás cesan de obrar, en el refugio de

nuestras delicias, alegrías felicidad, en el escondite de nuestros secretos y

arcanos celestiales, en la exposición de nuestras variadas bellezas, ¿pero

sabes tú para qué? Para gozárnoslas juntos, porque donde reina nuestra

Voluntad nada debe faltar de nuestras obras, Ella nos encierra en el alma y

nos hace hacer en ella lo que hacemos en Nosotros mismos, y esto porque

queremos que sepa quiénes somos Nosotros, qué sabemos hacer, cómo

amamos, y para darle una prueba más cierta le damos nuestro Amor, la

hacemos amar como amamos Nosotros, a fin de que toque con sus propias

manos cómo ama y sabe amar un Dios; y para gozar juntos la hacemos hacer

lo que hacemos Nosotros. Esto no te debe maravillar, esta es la naturaleza

 

 

de nuestra Voluntad y del verdadero amor, unificar a la criatura con

Nosotros, amarla y hacernos amar por ella como Nosotros la amamos; las

disparidades no deben existir, de otra manera sería hacer infeliz a la criatura

al ver que Nosotros la amamos tanto y ella no, al ver que Nosotros sabemos

hacer tantas cosas y ella que no sabe hacer nada, pobre hija, estaría en

nuestro Ser Divino bajo el peso de una profunda humillación, como extraña,

sin confianza, como una pobre delante a un rico; estas cosas Nosotros no las

sabemos hacer, si está con Nosotros, lo que es nuestro debe ser suyo, el vivir

en nuestro Fiat es unidad, obras y alegrías comunes, y es esto lo que nos

hace más felices y nos da un amplio campo al desahogo de nuestro Amor."

Septiembre 26, 1937

Dios siempre da dones a la criatura sin cesar jamás.

Dones que hace a quien vive en su Querer. La Vida

palpitante de Dios. La pequeña vencedora.

Mi vuelo en el Querer Divino continúa, y yo quedo asombrada al ver

que siempre quiere darme, y como yo soy pequeña no me es dado el encerrar

en mí su inmensidad, y Él, con una paciencia y un amor invencibles espera a

que yo encierre en mí las verdades que me ha dicho, cortejadas con sus

gracias para hacerme tomar posesión de ellas, y en cuanto me ve poseedora

de inmediato se pone en actitud de quererme dar y decir cosas aún más

sorprendentes. ¡Oh, Voluntad de Dios, cuánto me amas! ¿Cómo podré

corresponderte? Y mi amable Jesús haciéndome su acostumbrada visita,

todo bondad me ha dicho:

"Hija bendita, es nuestra Divinidad que posee en su naturaleza el

querer siempre dar; así como tú posees el respiro que quiere siempre respirar

aunque tú no lo quisieras, así Nosotros poseemos el acto continuo de

siempre dar, y si la criatura ingrata no toma lo que Nosotros damos, todo

queda en torno a Nosotros para exaltar y alabarnos la perfección, la bondad,

la santidad, la liberalidad de nuestro Ente Supremo, todo queda como triunfo

de nuestro Amor y como prueba de cuanto amamos a la criatura, y

esperamos con una paciencia que sólo Nosotros podemos tener, a otras

criaturas que tomen lo que las otras nos han rechazado. Es tanto nuestro

Amor, que nos adaptamos a la criatura en darle poco a poco, porque siendo

pequeña no puede tomar todo junto lo que le queremos dar, pero nuestro dar

debe ser continuo, nos sentiríamos como si nos faltara o se nos sofocara el

respiro si no diéramos. Nuestra Divina Voluntad quiere ser vida de la

 

 

criatura, y este es el acto más grande, el amor más exuberante que sólo un

Dios puede y sabe hacer. Ahora, para hacerse poseer, nuestra Voluntad le da

a la criatura el don de su virtud suplicante, y Ella se pone a la cabeza para

confirmar este don, y hace suplicar a todas las cosas creadas, se impone

sobre nuestro Amor, sobre nuestra Potencia y nuestra Bondad, y hace rogar a

nuestro Amor, a nuestra Potencia y Bondad, y todos nuestros atributos

ruegan, aun la Justicia, la Misericordia, nuestra Fuerza se cambian en

ruegos, ninguno puede faltar cuando nuestra Voluntad quiere que hagamos

un acto y que se haga un don, todo y todos doblamos las rodillas para hacer

lo que Ella quiere. Cuando todos han suplicado, aun nuestros atributos

divinos, confirmamos el don, la plegaria de esta criatura se vuelve universal

y cada vez que ruega tiene tal potencia, que todas nuestras cosas ruegan, aun

nuestros atributos, porque en el don le ha sido dado el derecho sobre todos,

¿qué cosa no se puede obtener con este don de la plegaria suplicante? Se

puede decir que los Cielos se mueven, nuestro mismo Ser se siente vencido,

atado, y cede.

Al don suplicante paso a hacerle el don del amor, y para confirmarla

en el amor, ama con un nuevo amor en el sol, en el cielo, en las estrellas, en

el viento, hasta en nuestro Ser Divino, de modo que adquiere el derecho de

amar a todos y de ser amada por todos con un nuevo amor continuo, y si tú

supieras qué significa ser amado con un amor siempre creciente y nuevo por

todos, y tener el poder de amar con creciente y nuevo amor a todo, poder

decir a tu Creador: ‘Creciente y siempre nuevo es tu Amor por mí, creciente

y siempre nuevo es mi amor por Ti.’ Este amor sobrepasa los Cielos, llena

la patria celestial, y sus olas van a romper y descargarse en nuestro seno

divino y, ¡oh! las maravillas que suceden, todos quedan asombrados y

glorifican a mi Querer Divino por el don tan grande que da a las criaturas.

Ahora, conforme le hacemos el don ensanchamos su capacidad, de modo

que ella comprende el don que ha recibido y hace uso del don.

Después pasamos a hacerle el don de la inseparabilidad, de la unión

con Dios, con el que llega a sentir más nuestra Vida que la suya, Dios se

vuelve para ella su actor y espectador, y ella queda como la portadora de su

Creador, viviendo con su misma Vida, con su Amor y Potencia. Con este

don todo es suyo, tiene derecho sobre todo, y Nosotros cuando la vemos

poseedora, agregamos el don de volverla triunfadora sobre todo:

Triunfadora sobre sí misma, triunfadora sobre Dios, todo es triunfo en ella,

triunfo de gracia, de santidad, de amor, y la llamamos nuestra vencedora;

sobre todo la hacemos vencer, porque es don que le hemos dado, y cuando

Nosotros damos queremos ver los frutos que nuestro don contiene. Así que

en cada acto que hace en nuestro Querer, en cada palabra, obra y paso, se

 

 

forman entre ella y Nosotros tantas distintas armonías, una más bella que la

otra, nos tiene siempre ocupados, y es tanto nuestro Amor, que la

circundamos en el exterior con todas nuestras obras, y en el interior la

investimos y repetimos todos nuestros actos que han sido portadores de vida:

La Vida de la Reina, la Vida del Verbo en la tierra, que fue un exceso de

amor continuo que daba vida nueva a todos. Así que damos siempre, no

terminamos jamás; quien vive en nuestro Querer es el pleno día de nuestras

obras continuas, y nuestra vida que palpita y repite nuestros actos que están

siempre en acto sin cesar jamás, por eso es nuestro triunfo y nuestra pequeña

vencedora, y es este nuestro delirio de amor: "Que queremos ser vencidos

por la criatura." Cuando ella vence, nuestro Amor se desahoga y nuestros

desvaríos y delirios encuentran la vida en la criatura y se reposan."

Octubre 3, 1937

Prodigios de la Creación. Dosis de Potencia y de Santidad

que Dios pone fuera por amor del hombre. Los actos hechos

en el Fiat serán siempre nuevos, pero distintos y bellos uno más

que el otro. Estos actos encerrarán todo y formarán los mares,

las obras, los pasos hablantes de su Creador.

 

Estaba haciendo mi giro en la Creación para encontrar todos los actos del

Querer Divino para hacerlos míos, abrazarlos, adorarlos y poner en ellos mi

pequeño te amo como reconocimiento de cuánto me ha amado y obrado por

mí y por todos, y, ¡oh, cuántas sorpresas, cuántas cosas nuevas se

comprenden, cuántos secretos divinos contienen las cosas creadas de su

Creador! Y mi siempre amable Jesús visitando mi pequeña alma y

viéndome sorprendida me ha dicho:

"Hija mía, nuestras obras son siempre nuevas y armonizan con su

Creador, hay tal armonía entre ellas y Nosotros, que siempre saben decir

cosas nuevas de Aquél que las ha creado, mucho más, pues siendo

inseparables de Nosotros reciben el nuevo contacto de nuestro Ser Divino,

por eso tú al seguir los actos de mi Querer Divino encuentras siempre nuevas

sorpresas y comprendes cosas nuevas que nuestras obras poseen. Ahora, tú

debes saber que cuando hicimos salir fuera a la Creación de dentro del seno

de nuestra Divinidad, porque ‘ab eterno’ estaba dentro de Nosotros, al

sacarla fuera nuestro Fiat, dentro de un mar de amor poníamos fuera todo lo

que la criatura debía hacer, así que todo salió de Nosotros, nos hacíamos

proveedores de todo lo que ella debía hacer, por eso toda la Creación está

 

 

llena de todas las obras que se deben hacer, hasta el último de los hombres, y

si bien invisibles a los ojos humanos, pero visibles y palpitantes para

Nosotros en nuestra Voluntad, lo que forma una creación más bella que la

misma Creación, por lo cual es tanto nuestro Amor, que mientras ocupa toda

la atmósfera, al mismo tiempo la llevamos en nuestro seno divino, y

conforme sacamos a la luz del día a las criaturas, así comenzamos a

proveerlas con nuestras manos creadoras de las obras que deben hacer; al

principio de cada acto que la criatura debe hacer ponemos como fundamento

la Vida de nuestro Fiat, y por alimento del acto nuestro Amor, porque

Nosotros no hacemos nada, ni damos nada, si no tiene por principio nuestro

Querer y por alimento y revestimiento a nuestro Amor; no serían obras

dignas de nuestra Majestad Suprema el proveer obras que no den Vida

nuestra y que no posean nuestro alimento, cual es el amor. Toda la Creación

era un parto, con todos los actos que debían hacer las generaciones humanas,

que ‘ab eterno’ teníamos en nuestro Seno Divino, y que no pudiendo

contenerlo más, porque nuestro Amor sentía la necesidad de ponerlo fuera

pues quería desahogarse, y como cuando hacemos un acto hacemos un acto

completo, por eso poniendo fuera a la Creación hacíamos salir juntamente

todo lo que debía hacer la criatura; nuestro Fiat Divino encerrando todo en

Sí mismo, Creación y actos humanos, se ponía a la expectativa de sacar a la

criatura a la luz del día para suministrarle los actos que a ella le pertenecían.

¿No es esto un Amor exuberante que solamente un Dios podía tener:

Ordenar, formar los actos y después sacar a la luz a aquélla a la que debían

servir estos actos como formación de santidad, de amor, de gloria, para sí y

de Aquél que la había creado? Pero esto no es todo, nuestro Amor no se

detiene jamás, conforme sacó este parto nuestro, poníamos fuera de

Nosotros una dosis de nuestra Potencia para sostener a la criatura y a sus

actos, armándola y cortejándola de Potencia divina, así que tiene nuestra

Potencia que la sostiene; poníamos fuera también una dosis de nuestra

Sabiduría, con la cual debía estar animada su inteligencia y todos sus actos,

por eso si en la criatura se ven nuevas ciencias, nuevos inventos,

descubrimientos que llegan a lo increíble, es por nuestra Sabiduría que la

inviste; también poníamos fuera una dosis de Amor, de Santidad, de Bondad

y de todos nuestros atributos para suministrarle el amor, la santidad, la

bondad y así de todo lo demás. La criatura no existía aún y Nosotros ya

estábamos ocupados en ella; mirábamos con complacencia en ella nuestra

Potencia, Sabiduría, Amor, Santidad y Bondad, nos poníamos a su

disposición para hacerla lo más bella que podíamos, y poder decirle: ‘Nos

semejas en todo, más bella no te podíamos hacer.’ Este poner fuera nuestras

cualidades divinas y todos sus actos que debía hacer, antes de que el hombre

 

 

viniese a la luz del tiempo, fue para Nosotros un amor tan intenso que llega a

lo increíble, e íbamos diciendo en nuestro delirio de amor: ‘¡Oh hombre,

cuánto te amo! Te amo en mi Potencia, te amo en mi Sabiduría, en mi

Amor, en mi Santidad, te amo en mi Bondad, en los mismos actos que harás,

te amo tanto que los pongo todos en espera de ti; mi Querer Divino al cual

todo confiamos, nuestras dotes divinas y tus mismos actos que serán ya

tuyos, está en acto de darlos como desahogo de su amor por ti.

Ahora, tú debes saber que nuestro Ser Supremo posee como en

naturaleza suya un acto siempre nuevo, por lo cual estos actos establecidos

para cada una de las criaturas serán nuevos y distintos uno del otro, distintos

en la santidad, siempre nuevos en la belleza, uno más bello que el otro,

nuevos en el amor, en la potencia, nuevos en la bondad; son actos formados

y alimentados por Nosotros, por lo que poseen todas nuestras características,

todos bellos, variados en la santidad, en el amor, en la belleza, pero el uno

no es como el otro, serán ellos nuestro orden, el tipo de las variadas bellezas

nuestras, la fecundidad de nuestro Amor, la armonía de nuestra Sabiduría,

como se ve en la Creación, en que todas nuestras obras, todas son bellas,

pero el cielo no es sol, el viento no es mar, las flores no son frutos, pero por

cuan distintas sean entre ellas, todas son bellas, es más, forman la armonía

de las variadas bellezas, verdadera imagen de los actos y de las mismas

criaturas. Tú debes saber que estos actos en mi Voluntad Divina forman un

ejército de nuevas bellezas, de nuevo amor y santidad, que Nosotros sólo

con mirarlos nos sentimos arrebatados y esperamos con ansia que vengan las

criaturas que poseyendo nuestro Querer serán proveídas con ellas, y las

poseerán. Ve entonces cómo es cierto que debe venir su reino a la tierra,

pues ya están los actos, y entonces saldrán de su prisión de dentro de mi

Querer como noble ejército que se harán poseer por las criaturas. Hija mía,

de dentro de mi Fiat salió la Creación, y todos y todo en mi Querer me debe

regresar como obra digna de nuestra Potencia, entonces quedaremos

plenamente glorificados cuando nos reconozcamos a Nosotros mismos en la

criatura y en sus actos. Todo podemos dar y ella todo puede recibir, siempre

y cuando reine nuestro Querer Divino en ella, en cambio si Él no reina se

forma un abismo de distancia entre ella y Nosotros, y nada podemos darle.

Pero no es todo aun hija mía, pues como es decisión firme el dar el reino de

nuestro Querer a las criaturas, queremos que conozca los bienes que hay en

Él, y hasta dónde pueden llegar sus actos hechos en nuestro Querer Divino,

porque si no conocen sus bienes tendremos hijos ciegos, sordos, mudos, que

no saben hablar de su Creador, y no conociéndolos, ni siquiera amarán y

apreciarán los mismos bienes que poseen; en nuestro Querer todos tienen

vista clara, oído fino y palabra animada por la Fuerza creadora, por lo tanto

 

 

tendrán un hablar que tendrá siempre qué decir, y todos quedarán

estupefactos, y los mismos Cielos, complacidos se abajarán para

escucharlos. Los hijos de mi Voluntad serán la alegría de todos y los

verdaderos narradores de su Creador, sólo entonces encontraremos quién

sepa hablar de Nosotros, porque no hablarán ellos, sino nuestra misma

Voluntad será la que hablará en ellos, la cual es la única que sabe hablar de

nuestro Ente Supremo, por eso continúa escuchándome. Cuando la criatura

posea nuestro Querer, todos sus actos, pequeños y grandes, humanos y

espirituales, serán animados por mi Voluntad, y así, animados por Ella se

elevarán entre el Cielo y la tierra, investirán y entrelazarán juntos el cielo, el

sol, las estrellas, la Creación toda; se elevarán más arriba e investirán todos

los actos de la Reina del Cielo, fundiéndose con ellos, tendrán la potencia de

investir los actos de nuestra Divinidad, nuestras alegrías y bienaventuranzas,

las de todos los santos, y cuando todo hayan encerrado en sus actos, sin que

nada quede fuera de ellos, victoriosos se presentarán ante nuestra Majestad

Divina y nos los ofrecerán como actos completos a los que nada falta, y ¡oh,

cuál será nuestra alegría, nuestra gloria, al encontrar en estos actos al cielo,

al sol, a todos los actos de la Reina del Cielo, el amor con el cual Ella nos

amó, a todos nuestros actos, nuestras alegrías, nuestro amor que jamás cesa!

Estos actos hechos en nuestro Querer Divino nos duplican la gloria de la

Creación; duplican la gloria, el amor que nos dio la Soberana Reina;

duplican nuestra gloria y la de todos los santos; basta decir que ha entrado

nuestra Voluntad de por medio para decir todo y que encierra todo. Ella,

donde entra sabe hacer furor de amor, de gloria y de concentración de todo,

porque todo es suyo y por eso tiene derecho sobre todo. Ahora, las

maravillas que forman en el alma estos actos hechos en nuestro Querer son

indecibles, nuestro Fiat Divino se sirve de ellos para formar por su medio

mares de amor, pero no mares que murmuran, sino mares que hablan, y

hablan con tal elocuencia de nuestro Amor, que nos agrada tanto que

queremos estar siempre escuchándolos, sus voces son heridas que nos

manda, sus palabras son dardos, tienen qué decir sobre la historia de nuestro

Amor, y como nos agrada tanto estamos siempre atentos para escucharla,

porque nada queremos perdernos de lo que se relaciona con nuestro Amor;

¡cómo es bello oír que la criatura tiene nuestro mar de amor hablante, que

habla siempre de nuestro Amor. Así que mi Voluntad siendo poseedora de

quien vive en Ella, en ella hace de todas las formas, forma las obras que

hablan de nuestras obras, los pasos que hablan de nuestros caminos, en

suma, como nuestra Voluntad es palabra, donde Ella reina da la palabra a

todo lo que hace la criatura y forma de esos actos un prodigio divino. Por

eso no hay cosa más grande, más santa, más bella y que más nos glorifica,

 

 

que el vivir en nuestra Voluntad, ni hay bien mayor que podamos dar a las

criaturas que éste. Por eso sé atenta y sígueme si no quieres detener mi

hablar."

Octubre 12, 1937

Para quien vive en el Querer Divino sus oraciones

son órdenes, sus actos son mensajeros entre el Cielo

y la tierra, y para él todas las cosas se

vuelven Voluntad Divina.

 

Estoy en poder de la Divina Voluntad, siento sus ansias, sus delirios

de amor porque quiere hacerse conocer, no para hacerse temer sino para

hacerse amar, poseer, identificarse, para decir a la criatura: "Hagamos vida

juntos, de modo que lo que hago Yo hagas tú. Siento que mi Amor me da la

necesidad de vivir corazón con corazón, más bien con un solo corazón

contigo. ¡Ah, no me niegues tu compañía, sé que muchas cosas te faltan

para vivir junto conmigo, pero no temas, Yo pensaré en todo, te vestiré con

mis vestiduras reales de luz, te armaré con mi Potencia, te haré alarde de mi

Amor haciendo correr en tus más íntimas fibras la Vida, el Amor de mi

Voluntad, basta con que tú lo quieras y todo está hecho." Yo he quedado

sorprendida y pedía que me diese la gracia de vivir de Voluntad Divina,

porque mucho temía de mí misma, y mi dulce Jesús haciéndome su breve

visita, todo bondad me ha dicho:

"Mi pequeña hija de mi Querer, ¿por qué temes? En mi Voluntad no

hay temores sino sumo amor, valor y firmeza, y decidida una vez no se

cambia jamás, tanto, que para quien vive en Ella sus plegarias no son ruegos

sino órdenes, y ella misma como dueña puede tomar lo que quiere, ponemos

todo a su disposición, y esto porque todo en ella es sagrado, todo es santo,

mucho más que viviendo en nuestro Querer no querrá, ni nos ordenará sino

lo que queremos Nosotros, por eso sus órdenes nos deleitan, nos hacen gozar

y Nosotros mismos le decimos: ‘Toma, ¿qué otra cosa quieres? Es más, por

cuanto más tomes más nos harás felices.’ Cuando la criatura quiere nuestra

Voluntad, todos sus actos son como tantos mensajeros entre el Cielo y la

tierra, descienden y suben continuamente, haciéndola ahora de mensajeros

de paz, ahora de mensajeros de amor, ahora de gloria, y a veces llegan a

ordenar a la divina Justicia que se detenga, tomando sobre de ellos su justo

furor. ¡Cuánto bien hacen estos mensajeros! Cuando los vemos venir ante

 

 

nuestro trono, nos reconocemos a Nosotros mismos en estos actos, que

disfrazados por los velos humanos de los actos de la criatura esconden

nuestra Voluntad, pero es siempre Ella, y complaciéndonos decimos:

‘Cuánto arte de amor tiene, se esconde en los actos de la criatura para no

hacerse conocer.’ Pero Nosotros la conocemos lo mismo, y amando también

Nosotros la hacemos hacer lo que quiere; por eso a estos actos los llamamos

actos nuestros y por tales los reconocemos, sólo que la criatura ha

concurrido y con sus actos les ha dado como los vestidos para cubrirse, por

eso ella es el apoyo donde se apoya mi Voluntad Divina y donde se deleita

desenvolviendo su Vida, haciendo prodigios inauditos, escondiéndose en la

criatura, como cubriéndose de sus vestidos, mucho más que la Creación,

todas las criaturas, tuvieron origen de su Fiat, viven, crecen y son

conservadas en Él, Él es actor y espectador de todos sus actos, cumplirán su

vida en el Fiat y volará al Cielo en un acto querido por su Querer; así que

todo es suyo, todos los derechos son suyos, ninguno puede escapársele, la

única diferencia es que quien vive en Él hace vida junto, lo conoce, está al

día de lo que hace, lo alegra con su compañía, forma su alegría y la

confirmación de lo que quiere hacer mi Voluntad en ella. En cambio, quienno vive en Él no lo conoce, queda aislado y forma su dolor continuo."

Después de esto ha agregado con una ternura de amor indecible:

"Hija mía bendita, cómo es bello el vivir en mi Querer, esta criatura

nos tiene siempre en fiesta, ella no conoce ninguna otra cosa sino sólo

nuestra Voluntad, y todo se vuelve para ella Voluntad de Dios: El dolor,

Voluntad Divina; la alegría, su latido, el respiro, el movimiento, se vuelven

Voluntad Divina; sus pasos, sus obras, sienten los pasos de mi Querer y la

santidad de las obras de mi Fiat; el alimento que toma, el sueño, las cosas

más naturales se vuelven para ella Voluntad de Dios; en lo que ve, siente,

oye y toca, ve, siente, oye y toca la Vida palpitante de mi Querer; mi

Voluntad la tiene de tal manera ocupada e investida de Ella, que celosa no

permite que ni siquiera el aire no sea Voluntad Divina. Y como para ella

todo es Voluntad nuestra, así para Nosotros, nos la sentimos en todo nuestro

Ser Divino, en el latido, en el movimiento, no sabemos hacer nada, ni

queremos hacer nada sin quien vive en nuestro Querer; nuestro Amor es

tanto que la hacemos correr en todas nuestras obras, y junto con Nosotros

mantiene y participa en nuestro acto creante y conservante, así que está junto

con Nosotros para hacer lo que hacemos Nosotros, y querer lo que queremos

Nosotros; no podemos dejarla a un lado siendo una la Voluntad que

poseemos, uno el Amor, uno el acto que hacemos, y es propiamente esto el

vivir en nuestro Querer, vivir siempre juntos, hacer una sola cosa; era esta la

necesidad que sentía nuestro Amor, tener la compañía de la criatura,

 

 

alegrarnos juntos, tenerla en nuestro regazo para hacernos felices juntos, y

como la criatura es pequeña le queremos dar nuestra Voluntad para tener

ocasión en cada uno de sus actos de darle nuestra Vida, nuestro acto,

nuestros modos, Nosotros por naturaleza y ella por gracia; y esta es nuestra

alegría, la gloria más grande para Nosotros, ¿te parece poco dar nuestro Ser

y que la criatura no pudiendo contenerlo porque es pequeña, nos lo dé

nuevamente junto con ella, y Nosotros de nuevo volvemos a darnos? Es un

continuo darnos mutuamente, y esto hace surgir tal amor y gloria que nos

sentimos como pagados por ella por haberle dado la vida. Por eso en cada

cosa que hace en la que no hace entrar a nuestra Voluntad, es un desgarro

que sentimos, un derecho que nos sentimos quitar, una gloria, una alegría

que perdemos. Por eso sé atenta y haz que todo se vuelva para ti Voluntad

Divina.

Además de esto, a cada acto que la criatura hace en nuestro Querer

Divino duplicamos nuestro Amor hacia ella, este nuestro Amor, conforme la

inviste, lleva consigo nuestra Santidad, nuestra Bondad y Sabiduría, así que

ella queda duplicada en la Santidad, en la Bondad, en el conocimiento de su

Creador, y así como Nosotros la amamos con amor duplicado, así ella nos

ama con amor duplicado, con santidad y bondad duplicadas. Nuestro Amor

es operativo, conforme parte de nuestro Ser Supremo para amar a la criatura

con doble amor, así le da la gracia de hacernos amar a Nosotros con amor

siempre creciente. No dar nada de más a un acto tan grande hecho en

nuestra Voluntad nos resulta imposible, estos actos, podemos decir, son los

raptores de nuestro Amor, nos raptan nuestra Santidad y se forman los

caminos para conocer quiénes somos Nosotros y cuánto la amamos."

Octubre 19, 1937

En quien vive en la Voluntad Divina, Ella forma la

Trinidad en la criatura. El verdadero Amor comienza

en sí mismo. La Voluntad Divina es la fecundadora y

la inseminadora de la Vida Divina en las almas.

El Querer Divino continúa invistiéndome, siento su movimiento en mí

que conforme se mueve habla, pero con tal elocuencia, que si no hiciera un

prodigio para hacerse entender yo no podría repetir lo que dice, es más, se

adapta a mi capacidad, porque si habla, siendo su palabra creadora quiere

crear el bien que posee su palabra, y si yo no lo entendiera no podría hacer

 

 

mío aquel bien, ni darlo a los demás como propiedad del Fiat Supremo. Por

lo anterior estaba pensando en, ¿cómo puede ser que su movimiento es

palabra? Y mi dulce Jesús visitando mi pobre alma, todo amor me ha dicho:

"Hija bendita del Querer Divino, tú debes saber que donde reina mi

Voluntad con su Potencia creadora, su movimiento es palabra, habla en las

obras, en los pasos, habla en la mente, en el respiro, y como quiere extender

su reino, así habla para crear su Vida Divina en cada uno de los actos de

criatura, por eso se necesita suma atención para oír dónde quiere iniciar sus

enseñanzas. Con la potencia de su palabra inviste el acto humano, el respiro,

el latido, el pensamiento, la palabra humana, y en ellos forma su obra divina,

el respiro, el latido, el pensamiento, la palabra divina; estos actos se elevan

al Cielo, se presentan ante la Trinidad Sacrosanta, nuestra Divinidad mira

estos actos y, ¿qué cosa encuentra? Se encuentra a Sí misma en estos actos,

reproducida su Vida, la misma Trinidad Santísima ve el prodigio que ha

hecho nuestra Voluntad, que con su Potencia ha investido a la criatura

haciendo de ella la repetición de nuestra Vida y, ¡oh! cómo quedamos

contentos, raptados, porque encontramos en ella la santidad que nos semeja,

nuestro Amor que nos ama, la inteligencia que nos comprende, nuestra

Potencia y Bondad que nos lleva con los vínculos de nuestra dulzura a amar

al género humano; nos reconocemos en ella y encontramos la obra de la

Creación tal como Nosotros la queremos. Uno solo de estos actos contiene

tales maravillas, que no encuentran lugar dónde poderse poner, tanta es su

grandeza, sólo en nuestra Inmensidad encuentran el lugar donde pueden

ponerse y permanecer, y estos actos quedan fundidos con nuestros actos.

¿Qué gloria no será la nuestra, y también de la criatura, de que sus actos en

virtud de nuestro Fiat tienen su puesto en los actos de su Creador? ¡Oh, si

todos conocieran qué significa vivir en el Querer Divino, hacerlo reinar,

harían competencia para hacerse investir para hacerlo hacer que la criatura

sea la repetidora de la Vida Divina!"

El amado Jesús ha hecho silencio y yo he quedado inmersa en el mar

del Querer Divino, y como atontada decía: "¡Dios mío, hasta dónde puede

llegar quien vive en tu Querer!" Y una cantidad de pensamientos, como

tantas voces decían y decían, pero no sé repetirlos, tal vez sabré hacerlo

cuando esté en la patria celestial, porque poseeré el mismo lenguaje de allá

arriba. Después, estando como preocupada, mi sumo bien Jesús ha

continuado:

"Hija mía, no te maravilles, todo es posible a mi Voluntad. El

verdadero amor, cuando es perfecto, comienza por sí mismo, el verdadero

modelo es la Trinidad Sacrosanta: Mi Padre Celestial se amó a Sí mismo, y

en su Amor Generó a su Hijo, cuando se amó a Sí mismo en el Hijo. Yo, su

 

 

Hijo, me amé a Mí mismo en el Padre, y de este Amor procedió el Espíritu

Santo. En este amarse a Sí mismo, el Padre Celestial generó un solo Amor,

una sola Potencia y Santidad, y así de todo lo demás, y vinculó la unión

inseparable de las Tres Divinas Personas. Y cuando creamos la Creación

nos amamos a Nosotros mismos, así que nos amamos a Nosotros mismos en

el extender el cielo, en el crear el sol, fue el amor de Nosotros mismos lo que

nos impulsó a crear tantas cosas bellas dignas de Nosotros e inseparables de

Nosotros. Y cuando creamos al hombre, el amor de Nosotros mismos se

hizo más intenso, y amándonos a Nosotros mismos en él, nuestro Amor

reprodujo nuestra Vida y semejanza en el fondo de su alma. No se puede

dar sino lo que se tiene, y como nuestro Amor era perfecto, amándonos a

Nosotros mismos no nos podíamos separar de lo que salía de Nosotros.

Ahora, nuestra Voluntad, con el querer a la criatura para que viva en Ella

para formar su reino, se ama a Sí misma, y amándose a Sí misma quiere dar

lo que posee, y sólo está contenta cuando forma la repetición de nuestra

Vida, cuando obra en los actos de la criatura, y triunfante y victoriosa, con

suma gloria y honor nuestros, nos la lleva a nuestro seno divino para hacer

que Nosotros reconozcamos nuestra Vida en el obrar de quien vive en su

Querer. Es propiamente esto lo que significa amarse a Sí misma en lo que

quiere hacer y producir: Darse a Sí misma para poder formar otro ser

similar a Ella. Nuestra Voluntad es la fecundadora y la inseminadora de

nuestra Vida, y donde encuentra almas dispuestas se ama a Sí misma, con su

Amor las fecunda y siembra en ellas sus actos divinos, los cuales, unidos

juntos forman el gran prodigio de la Vida Divina en la criatura. Por eso

déjate en poder de mi Voluntad y haz que haga de ti lo que Ella quiere hacer,

y seremos felices tú y Nosotros."

Octubre 25, 1937

La soberana Reina, heredera de la Divina Voluntad,

por lo tanto heredera de la Vida Divina. El gran bien

que contiene un acto hecho en el Fiat Divino.

Estaba haciendo mi giro en los actos de la Divina Voluntad, y

habiendo llegado a la Concepción de la Virgen Santísima me he detenido

para ofrecer a la Divinidad la potencia, el amor que tuvieron al hacer

concebir a esta Celestial Señora, para obtener que venga el reino de la

Divina Voluntad a la tierra; y mi dulce Jesús sorprendiéndome me ha dicho:

 

 

"Hija mía, en cuanto fue concebida esta Virgen Santa comenzó

nuevamente nuestra fiesta con el género humano, porque desde el primer

instante de su Concepción heredó nuestra Voluntad Divina, la cual comenzó

de inmediato su trabajo divino en su bella alma, y en cada latido,

pensamiento, respiro de Ella, mi Voluntad con su Potencia creadora formaba

prodigios encantadores de santidad, de belleza, de gracia, ante los cuales

Nosotros mismos que éramos actores y espectadores junto con nuestro

Querer Divino, quedábamos extasiados, y en nuestro énfasis de amor

decíamos: ‘Cómo es bella la criatura junto con nuestro Querer, ella nos da la

oportunidad de formar nuestras obras más bellas y nos da vida a nuestra

Vida en ella.’ Nuestro Amor gozaba, hacía fiesta porque había salido a la

luz del tiempo nuestra heredera divina, la heredera de nuestra Voluntad y de

nuestra misma Vida; y como en virtud de nuestra Voluntad obrante en Ella

era toda nuestra, exclusivamente nuestra, mirándola sentíamos nuestro

respiro, nuestro latido, nuestro Amor que siempre arde y ama, nuestros

movimientos en los suyos, nuestra belleza se transparentaba en el mover de

sus pupilas, en el gesticular de sus manitas, en el dulce encanto de su voz

arrebatadora; nos tenía tan ocupados y en fiesta, que ni siquiera un instante

podíamos separar de Ella nuestras miradas, así que era nuestra, toda nuestra.

Nuestra Voluntad por derecho ya era suya, y reconocíamos en esta santa

criatura a nuestra heredera divina, la cual, por poseer nuestra Voluntad ya

había tomado posesión de esta herencia. Ahora, esta Virgen santa tenía su

humanidad en la cual vinculaba a toda la familia humana, casi como

miembros al cuerpo, y Nosotros por amor suyo, mirando en Ella a todo el

género humano, en cuanto fue concebida dimos el primer beso de paz a toda

la humanidad y la constituimos heredera de nuestra heredera divina, excepto

a alguno que ingrato no quisiera recibirla.

Ahora, mira entonces cómo es cierto que el reino de nuestra Voluntad

debe venir a la tierra, ya que existe quien lo heredó, y habiéndolo heredado

una criatura que pertenece a la raza humana, todas las criaturas adquirieron

el derecho de poderlo poseer. Esta Soberana Celestial llevada por el amor,

formó de Sí misma una prenda en nuestras manos creadoras para hacer que

todos recibieran este reino, y como esta prenda poseía la Vida de mi

Voluntad, contenía un valor infinito, que por todos podía empeñarse. Qué

dulce y preciosa prenda era en nuestras manos esta Santa Criatura, Ella, con

hacer correr su vida, sus actos en nuestro Querer Divino, formaba monedas

divinas para podernos pagar por aquellos que debían heredar nuestro Fiat

Divino.

Después vino mi Humanidad unida al Verbo Eterno, que con mi Vida,

penas y muerte desembolsé el precio suficiente para recomprar a esta nuestra

 

 

Voluntad Divina y darla a las criaturas como herencia que les pertenecía.

Un acto, un respiro, un movimiento en mi Voluntad contiene tal valor, que

puede comprar Cielo y tierra, y todo lo que quiera. Por eso, sea solamente

mi Voluntad tu vida y tu todo."

Después continuaba profundizándome en el Querer Divino, ¡qué

fuerza raptora posee! Es tanta la dulzura, los atractivos de su encanto, que

no se quisiera perder ni siquiera un respiro, y mi dulce Jesús ha agregado:

"Hija mía, los prodigios de mi Voluntad son inauditos, es tanta su

Potencia, que conforme la criatura obra en mi Querer llama en acto a todo lo

que ha hecho antes, lo une junto y da nuevamente a cada uno de estos actos

el mérito, el bien y la potencia como si de nuevo los estuviera haciendo,

enriqueciéndolos con tanta gracia y belleza, de formar el encanto de todo el

Cielo, y después, como celestial rocío invisten a todos los santos y les dan la

nueva gloria y felicidad que encierra lo obrado por la criatura en mi

Voluntad; este rocío cae sobre todos los viadores a fin de que sientan la

Potencia, la gracia de mi Voluntad en los actos de ellos. Cuántas almas

quemadas por las pasiones, por el pecado, por brutales placeres, sienten la

frescura de este rocío divino y se cambian al bien. Un acto en mi Voluntad

arrolla el Cielo, y si no encuentra almas dispuestas que quieran recibir un

bien tan grande, se pone a la expectativa espiando las circunstancias, las

ocasiones, los desengaños de la vida para investirlos, embalsamarlos y darles

el bien que poseen; los actos en mi Voluntad jamás están ociosos, están

preñados de luz, de amor, de santidad, de dulzura divina, y sienten la

necesidad de dar luz a quien vive en las tinieblas, de dar amor a quien es

frío, de dar la santidad a quien vive en el pecado, de dar la dulzura divina a

quien se encuentra amargado. Estos actos, verdaderos hijos de mi Fiat

Divino no se detienen jamás, giran siempre, y si es necesario, aun por siglos,

para dar el bien que poseen, y como están animados y armados por su

Potencia, pueden decir: Podemos hacer todo, porque un Querer Divino que

puede todo nos ha dado la vida."

Octubre 31, 1937

Un acto de Voluntad Divina contiene tal potencia y

amor, que si Dios no hiciera un prodigio, la criatura

no podría contener este acto infinito. El pasaporte.

Mi pobre mente continúa navegando el mar del Querer Divino, me

parece que quiere decir siempre cosas nuevas de lo que quiere y puede hacer

 

 

en la criatura donde Él reina. Y como el dulce Jesús siente mucho deleite al

hablar de su Voluntad, en cuanto ve a la criatura dispuesta, que quiere oír su

historia, toma la primera parte de narrador para hacerla conocer y amar, por

eso repitiendo su breve visita me ha dicho:

"Hija mía, si te quisiera hablar siempre de mi Fiat, tendría siempre

cosas nuevas que decirte, porque siendo eterna su historia, no termina jamás

ni lo que es en Sí mismo ni lo que puede hacer en la criatura. Ahora, tú

debes saber que un acto de mi Voluntad en la criatura contiene tal potencia,

gracia, amor, santidad, que si mi Querer no obrara un prodigio la criatura no

lo podría contener, porque es un acto infinito, y a lo finito no le es dado

abrazar todo. Escucha hasta donde llega su Amor: En cuanto la criatura se

presta, la llama en su acto, mi Voluntad Divina obra, y al obrar llama a su

Infinitud, a su Vida eterna, a su Potencia que sobre todo se impone, a su

inmensidad que llama y abraza a todos y a todo, ninguno se puede poner

aparte de su obrar, y cuando todo ha encerrado, mi Voluntad forma su obra.

Mira entonces qué cosa es un acto de Ella, es un acto infinito, eterno,

armado de potencia divina, tan inmenso que ninguno puede decir yo no

estaba en aquel acto. Ahora, estos actos no pueden quedar sin producir una

gran gloria divina a nuestra Majestad Suprema y un bien inmenso a las

criaturas, y como son actos hechos junto con la criatura, obran como Dios y

atan a Dios y a la criatura, a Dios para dar y a la criatura para recibir, son

como pretextos a nuestro Amor, el cual nos dice: ‘La criatura nos ha dado

lugar en su acto, nos ha dado la libertad de hacer lo que queremos.’ Por eso

nuestro Amor se impone sobre Nosotros para hacernos dar lo que somos,

también para honrarnos a Nosotros mismos y por honor de nuestra Voluntad

obrante. Nuestro Amor llega a tales pretextos y delirios de amor, que no

quiere que jamás terminemos de dar, y nos pone delante nuestra Inmensidad

que no termina, nuestra Potencia que todo puede dar, nuestra Sabiduría que

todo puede disponer; estos actos son actos divinos y pueden formar el

pasaporte a las demás criaturas para hacerlas entrar en el reino de nuestro

Querer, estos actos darán hijos a nuestro reino, así que por cuantos más actos

sean hechos en Él, tanto más será poblado, y todo el bien redundará en

aquellos que han sido los primeros en dar vida a mi Voluntad en sus actos.

Ahora, tú debes saber que los primeros pasaportes fueron formados por Mí y

por mi Madre Celestial a los primeros hijos de mi Querer, los cuales

contienen mi firma escrita con mi sangre y con los dolores de la Virgen

Santísima; en todos los demás pasaportes también corre mi firma, de otra

manera no serían reconocidos. Por eso quien vive en mi Querer tiene por

principio mi Vida, por latido mi Amor, por dote mis obras y pasos, por

palabra mi misma Voluntad, me siento a Mí mismo en ella y, ¡oh! cómo la

 

 

amo y me siento correspondido con mi mismo Amor, y el alma siente tal

alegría y contento porque me ama no más con su pequeño amor, sino con mi

eterno Amor, me abraza con mis obras, corre a mi lado con mis pasos, siente

que su vida soy Yo, todo encuentra en Mí y Yo encuentro todo en ella. Por

eso sé atenta hija mía si quieres hacerte y hacerme feliz."

Después de esto me sentía un poco más sufriente, y tosía fuerte, y a

cada golpe de tos pedía que la Divina Voluntad viniera a reinar sobre la

tierra, y mi amado Jesús, todo ternura, me ha estrechado entre sus brazos

diciéndome:

"Hija mía, Yo sabía que a cada golpe de tos me pedirías mi Voluntad,

y mi corazón me lo sentía herir y estallar de amor, y me sentía dar en tu toser

mi Inmensidad que me envolvía y me pedía mi Voluntad, sentía mi Potencia

y mi Infinitud que me hacían pedir por todos mi Voluntad reinante, así que

Yo mismo estaba obligado a decir: ‘Voluntad mía, ven a reinar, no tardes

más.’ Siento tal violencia que no hago otra cosa que hacer y decir lo que

hace y dice la criatura, por eso quiero que me pidas mi Voluntad en tus

penas, en el alimento que tomas, en el agua que bebes, en el trabajo que

haces, en el sueño; quiero que empeñes tu respiro y latido en pedirme que mi

Voluntad venga a reinar. Así que todo será para ti ocasión de pedirme mi

Voluntad, también en el sol que llena de luz tus ojos, en el viento que sopla

sobre ti, en el cielo que ves extenderse sobre tu cabeza, todo debe ser para ti

ocasión de pedirme mi Voluntad reinante en medio de las criaturas; con esto

me pondrás tantas prendas en mis manos, y la primera prenda será todo tu

ser, porque no te moverás si no me pides que mi Voluntad sea conocida y

suspirada por todos."

Noviembre 7, 1937

Todas las verdades escritas sobre la Divina Voluntad formarán

el día a quien debe vivir en Ella. La Reina del Cielo sufre de

amor porque quiere dotar a sus hijos.

Mi pobre mente me la sentía como llena por las tantas verdades que mi

dulce Jesús me ha hecho escribir sobre la Divina Voluntad, y pensaba entre

mí: "¿Quién sabe cuando saldrán a la luz estas verdades escritas sobre el

Fiat Divino, y cuál será el bien que ellas harán?" Y mi amado Jesús

sorprendiéndome con su visita, todo bondad y ternura me ha dicho:

"Hija mía, también Yo siento la necesidad de amor de hacerte conocer

el orden que tendrán estas verdades y el bien que harán. Estas verdades

 

 

sobre mi Voluntad Divina formarán el día de mi Fiat en medio de las

criaturas, y conforme las conozcan, así se irá formando el día. Así que

conforme comiencen a conocer las primeras verdades que te he manifestado,

siempre y cuando tengan buena voluntad y disposición de hacer de ellas vida

propia, así se formará una esplendidísima aurora; estas verdades tendrán

también la virtud de disponerlas y de dar luz a tantos ciegos que no la

conocen y aman. Entonces, surgida la aurora se sentirán investidos por una

paz celestial, se sentirán más reafirmados en el bien, y por tanto ellos

mismos suspirarán por conocer otras verdades, las cuales formarán el

principio del día de mi Querer Divino, este principio del día aumentará la

luz, el amor, todas las cosas se convertirán en bien para ellos, las pasiones

perderán la fuerza de hacerlas caer en el pecado; se puede decir que es el

primer orden del bien divino que sentirán, este orden les facilitará sus

acciones, sentirán una fuerza con la que todo pueden hacer, porque es

propiamente esta su virtud primaria que pone en el alma: ‘El transmutar la

naturaleza en bien.’ Por eso, sintiendo el gran bien del principio del día de

mi Querer, suspirarán que el día se adentre, querrán conocer otras verdades,

las cuales formarán el pleno día. En este pleno día sentirán a lo vivo la Vida

de mi Voluntad en ellas, su alegría y felicidad, su virtud obrante y creadora,

se sentirán en posesión de mi misma Vida, porque soy el portador de mi

Voluntad Divina. El pleno día les dará tales ansias de conocer otras

verdades, las cuales una vez conocidas formarán el pleno medio día; en este

pleno medio día la criatura no se sentirá más sola, entre ella y mi Querer nohabrá más separación, lo que hace Él lo hará ella, obrarán juntos, todo por

derecho será suyo, el cielo y la tierra y aun el mismo Dios. Mira entonces

para qué fin tan noble, divino y precioso servirán estas verdades que te he

hecho escribir sobre mi Divina Voluntad, servirán para formar su día, a

quién le formará la aurora, a quién el principio del día, a quién el pleno día,

y a quién, en último, el pleno medio día. Estas verdades, según se conozcan,

formarán las diversas categorías de las almas que vivirán en mi Querer, un

conocimiento de más o de menos los hará subir o quedar en las diversas

categorías, el conocimiento será la mano para hacerla subir a las categorías

superiores, será la misma vida de la plenitud de mi Voluntad en ellas. Por

eso puedo decir que con estas verdades he formado el día a quien quiera

vivir en mi Querer Divino, día de Cielo, más que día de la misma creación,

no de sol y estrellas, porque cada verdad tiene virtud de crear nuestra Vida

en la criatura, y ¡oh, cómo sobrepasa a toda la Creación! Por eso, nuestro

Amor ha superado todo al manifestar tantas verdades sobre mi Divina

Voluntad, y nuestra gloria será plena por parte de las criaturas, porque

tendrán nuestra Vida en su poder para glorificarnos y amarnos.

 

 

Respecto al cómo saldrán a la luz, así como he tenido potencia y amor

para manifestarlas a quien debía, así tendré potencia y amor para investirlos

y transmutarlos en las mismas verdades, porque sintiendo en ellos su vida,

sentirán necesidad de sacar a la luz lo que sienten en ellos; por eso no te

preocupes, Yo que todo puedo, haré y pensaré en todo."

Después de esto estaba siguiendo los actos de la Divina Voluntad, en

la cual estaban todas las obras, el amor, las plegarias, los dolores, la vida

palpitante, los respiros y todo lo que ha hecho la Reina del Cielo como si los

estuviese haciendo ahora mismo; yo los abrazaba, los besaba, los adoraba y

los ofrecía para obtener el reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, y mi

amado Jesús volviendo a hablar ha agregado:

"Hija mía bendita, quien vive en mi Voluntad puede entrar en todas

partes y todo me puede dar: Me puede dar a mi Mamá Celestial como si

fuese suya, me puede dar la forma como me amó y todo lo que hizo, puede

llegar a duplicar mi Vida y dármela para amarme como si fuese suya.

Ahora, tú debes saber que al igual que Yo con manifestarte tantas verdades

sobre mi Querer Divino he formado su día para las criaturas, la Soberana del

Cielo con su amor, con sus dolores, con sus oraciones y actos que hizo, que

como fueron hechos todos en mi Divina Voluntad, llenan Cielo y tierra,

forman la dote suficiente para aquellos que deben vivir en Ella; con qué

ansia espera y suspira por poder dotar a sus hijos, Ella se ve inmersa en

tantas riquezas de Gracia, de amor, de santidad, y no encuentra a sus hijos

para dotarlos porque no viven en ese Querer en el que Ella vivió. Mira hija

mía cómo en todo lo que hizo y sufrió está escrito: ‘Para mis hijos.’ Por

eso, si ama llama a sus hijos para recibir la dote de su amor, para hacerlos

conocer como hijos suyos e hijos nuestros y amarlos como la amamos a Ella;

si reza quiere dar la dote de su oración; en suma, quiere dotarlos con su

santidad, con sus penas y con la misma Vida de su Hijo. Cómo es

conmovedor oírla, mirarla que en su materno corazón tiene como dentro de

un sagrario a sus hijos, y en todos sus actos y respiros llama a sus hijos y

dice a nuestro Ser Supremo: ‘Todo lo que soy y poseo es todo para mis

hijos, ¡ah, escúchame, siento rompérseme el corazón por amor, tengan

piedad de una Madre que ama y que quiere dotar a sus hijos para volverlos

felices. Mi felicidad no está completa, la siento a la mitad porque no tengo a

mis hijos para gozar junto conmigo, por eso hacedlo pronto, que el Querer

Divino sea conocido a fin de que conozcan también los espasmos de su

Madre, que conozcan cómo quiero dotarlos y hacerlos felices y santos.’

¿Crees tú que quedemos indiferentes ante este espectáculo conmovedor de

una Madre que tanto sufre por amor, que con sus ternuras maternas y con los

derechos de Madre nos pide y nos suplica? ¡Ah, no! Cuántas veces tras

 

 

estas sus premuras manifiesto otras sorprendentes verdades sobre mi Fiat,

para darle desahogo haciéndola dotar con dote más extensa a sus hijos,

porque les será dado según conozcan. Por eso también tú entra en mi Querer

Divino, y junto con esta Madre Celestial ruega y suplica que nuestra

Voluntad sea conocida y reine en todas las criaturas."

Noviembre 12, 1937

Un acto hecho en la Divina Voluntad ama a Dios por cada uno,

y le da lo que la criatura está obligada hacia Dios. Quien vive

en el Fiat Divino da la ocasión a Dios de repetir sus obras en

acto. Dios quiere obrar al tú por tú con la criatura.

El te amo, joyel divino.

 

El Querer Divino continúa inundándome con su Luz, la cual hace salir tal

potencia, que forma prodigios inmensos en los actos de la criatura, ante los

cuales queda como raptada; se ve la Potencia creadora que encierra todo y

hace todo en el pequeño acto humano. ¡Oh potencia y Amor de la Divina

Voluntad, cómo eres insuperable, tu Potencia vence todo, tu Amor da en lo

increíble! Y mi amable Jesús, que quiere hacer comprender los prodigios

inauditos que puede hacer su Fiat Divino en la criatura, visitando mi

pequeña alma me ha dicho:

"Hija de mi Querer, las llamas de mi Amor son tantas, que me siento

sofocar, y para dar un poco de desahogo a mi Amor que me quema, que me

hace delirar, regreso a decir lo que puede hacer mi Voluntad en la criatura.

Para reinar debe conocerse quién es, hasta dónde llega su Amor, cuál es su

potencia, y qué cosa puede hacer. Ahora escúchame, en cuanto la criatura le

da la libertad de obrar, mi Voluntad llama a su Inmensidad y a su Potencia,

encierra a todos y a todo en aquel acto, y nuestra Divinidad Santísima recibe

en aquel acto el amor de cada una de las criaturas, oímos en aquel acto las

voces, los latidos de todos los corazones que nos dicen: ‘Os amamos, os

amamos’, nos da la adoración de cada uno y todo lo que están obligados a

hacer hacia su Creador. Mi Voluntad anima todo, y escuchamos en aquel

acto que también el sol, el cielo, las estrellas, y toda la Creación nos dicen:

‘Os amamos, os adoramos, os glorificamos.’ Así que por parte de nuestra

Voluntad obrante en la criatura recibimos todo, y por cada una, nuestro

Amor queda correspondido y nuestra gloria completada. Ella todo puede

darnos, si bien se sirve del acto de la criatura para dárnoslo, y llevada por el

 

 

amor hacia quien le ha hecho obrar en su acto dice: Todo a ti te cedo hija

mía, delante a nuestra Majestad Suprema te hago encontrar que tú has amado

por todos, y que por cada uno nos has dado la gloria, la adoración de todos,

que nos has hecho amar también por el sol, por el cielo, toda la Creación

armonizaba y decían entre ellos: ‘Amor, amor a nuestro Creador.’ Por eso

te cedo a ti el mérito de todo, todo es tuyo. Mi Voluntad no sabe ni quiere

obrar si no encierra todo y no hace todo."

Yo he quedado sorprendida y decía entre mí: ¿Será posible todo esto?

Y mi amado Jesús ha agregado:

"Hija mía, no te maravilles, un solo acto de mi Voluntad es más

grande que el cielo y que la tierra, su inmensidad no tiene confines, su

potencia no tiene límites, tiene en su propio puño a todo y a todos, por lo

tanto en su obrar tiene un acto de amor infinito que puede decir por todos:

‘Amor.’ Y después de que ha amado por todos, ¡oh, cuánto avanza! Y

además, nuestro Amor es perfecto, primero nos amamos a Nosotros mismos,

ponemos al seguro nuestros intereses, nuestra gloria, nuestro Amor, y

después descendemos en las criaturas y amamos en ellas con nuestro mismo

Amor, nos glorificamos con nuestras obras. ¿Quién es aquél que no piensa

primero en sí mismo? Por eso nuestra Voluntad, tanto si obra en Nosotros

como en las criaturas, primero, por derecho, debe darnos lo que a Nosotros

corresponde y conviene, por todos y por cada uno, y después las criaturas

tendrán según sus disposiciones."

Después continuaba siendo inundada por las olas del Querer Divino,

pero olas de luz, llenas de verdades, de amor, que quieren hacer conocer sus

prodigios, su potencia y qué cosa quiere dar a la criatura. Yo seguía sus

actos que hizo en la Creación para hacerlos míos, para poder decir: "Lo que

es de Jesús es mío." Y mi siempre amable Jesús, regresando me ha dicho:

"Hija de mi Voluntad, en cuanto la criatura va a nuestras obras para

cortejarlas, amarlas y hacerlas suyas, así nuestro Amor nos hace correr para

ir a su encuentro para admitirla junto a Nosotros, y renovarlas para ella sola

como si en un acto repitiésemos nuestras obras sólo para ella. Así que

concentramos todo nuestro Amor en ella, nuestra Potencia, nuestras alegrías,

las estratagemas, las locuras de amor que tuvimos al crear y poner fuera toda

la Creación, y en nuestro énfasis de amor la miramos y la encontramos cielo,

y encontramos en ella el amor que tuvimos al extender la bóveda azul;

volvemos a mirarla y encontramos en ella la multiplicidad de las estrellas,

que a cada una de ellas da su voz para hacerlas decir: ‘Te amo, te amo, te

amo.’ Estas voces de ‘te amo’ forman la más bella de las músicas

celestiales, y es tanta su armonía y el dulce sonido que nos forma, que nos

sentimos embriagados, y en nuestra embriaguez le decimos: ‘Hija, cómo

 

 

eres bella, nos eres portadora de alegrías infinitas, ni siquiera cuando todo

fue creado recibimos estas músicas y alegrías, porque faltaba una criatura

unida a nuestra Voluntad que hiciera que nuestras obras nos dijeran te amo,

te amo, te amo.’ Ante tal espectáculo de amor renovamos la creación del

sol, del viento, del mar, del aire, y concentramos en ella todo el amor,

nuestra armonía divina que tuvimos al crear todos estos elementos, y ¡oh!

nuestra alegría, la correspondencia de amor que nos da al mirarla y

encontrarla sol que arde de amor por Nosotros, viento que nos murmura y

gime de amor, y que formando arcanas voces humanas de amor nos quisiera

abrazar con su amor para decirnos: ‘Me has amado y te amo, amor me has

dado, amor te doy.’ Y con su amor nos forma las olas impetuosas hasta

llegar a darnos aire de amor por cada respiro de criatura, Nosotros nos

sentimos herir continuamente y desfallecer por su amor. Un alma que vive

en nuestra Voluntad es todo para Nosotros, nos tiene siempre ocupados, nos

ama siempre, pero con nuestro Amor, y cada vez que hace sus actos en

nuestro Fiat, Nosotros renovamos las obras de la Creación, y para

divertirnos, amarla y hacernos amar en cada acto que hace, nos servimos de

estos actos como materia para renovar nuestras diversas obras creadas, es

más, nuestro Amor no se contenta, quiere agregar más cosas, y crea nuevos

prodigios de Gracia, hasta crear nuestra misma Vida en la amada criatura. A

Nosotros nos agrada mucho el obrar al tú por tú con ella, como si para ella

sola hiciésemos todo, esto hace surgir más amor hacia Nosotros, más estima,

más aprecio hacia Nosotros que tanto la amamos. Entonces, según se nos

une, si se nos une en las obras de la Creación, renovamos en ella nuestras

obras de la Creación; si se nos une en las obras de la Redención, renovamos

en ella nuestras obras, repito mi Nacimiento en acto, y mirándola encuentro

en ella mi Nacimiento, el amor por el cual nací, y me ama con aquel mismo

amor, ¿y te parece poco que yo encuentre mi amor que me hizo nacer, llorar,

sufrir, caminar, obrar? Y junto con ella, al tú por tú repito mi Vida acá

abajo, y mi Querer Divino me hace amar por ella con aquel mismo amor con

el que Yo amé cuando estando sobre la tierra desenvolvía mi Vida redentora,

por eso el vivir en mi Querer Divino es todo para la criatura, y todo para

Nosotros."

Después seguía los actos de la Divina Voluntad en sus obras, y

pensaba entre mí: ¿Cuál será más gloria para Dios, seguir los actos de la

Creación o los de la Redención? Y Jesús regresando ha agregado:

"Hija mía, la una y la otra me son sumamente agradables, pero con

esta diferencia: En las obras de la Creación la criatura encuentra a nuestra

Majestad en fiesta, y que si creaba tantas obras, nuestro fin primario era que

todo debía servir a nuestra Voluntad reinante en la criatura, y todas las cosas

 

 

creadas debían servir como depósito de su correspondencia de amor, de

adoración, de gloria hacia Nosotros. Todas las cosas creadas dicen nuestro

amor hacia la criatura, y ella por medio de estas cosas debía amar a su

Creador. Tú debes saber que cada ‘te amo’ tuyo que escondes en el sol, en

el cielo, y en las otras cosas creadas son nuestras joyas y Nosotros las

amamos, las besamos, las abrazamos, y nos felicitamos con ellas, nos

sentimos glorificados y correspondidos por todo lo que hemos hecho.

¿Crees tú que a tantos ‘te amo’ tuyos con los cuales has investido la

Creación, Nosotros seamos indiferentes? ¡De ninguna manera! Los

miramos uno por uno, y como nuestras joyas nos dan la alegría que tuvimos

en la Creación, por eso haces continuar nuestra fiesta, y si estos ‘te amo’ no

se ven, sino sólo por Nosotros, es porque nuestra Voluntad, siendo inmensa,

también en la Creación su luz eclipsa tus ‘te amo’, y celosa se los tiene

escondidos en su seno. Sucede como al sol, que siendo más grande su luz y

más intenso su calor, todas las preciosidades de los efectos que contiene no

se ven, pero ciertamente los posee, tan es verdad, que si su luz toca la flor le

da el color y pinta en ellas como si fuese pintor la variedad de las bellezas,

de los colores, para formar el más dulce encanto a las generaciones

humanas; si toca las plantas y los frutos les da la multiplicidad de las

variadas dulzuras y sabores, esto dice que el sol no es solamente luz y calor,

sino que esconde otros bienes en su seno de luz. Así es la criatura que vive

en nuestra Voluntad, conforme ama, adora, mi Voluntad forma la belleza del

iris del amor de ella en sus obras, la variedad de las alegrías y dulzuras de

sus actos buenos que celosa esconde en su seno. Mi Voluntad es el

escondite del amor, y todo lo que la criatura hace en Ella forma el más bello

ornamento a nuestras obras divinas y el dulce encanto a nuestras pupilas; es

tanta nuestra complacencia, que la mostramos a toda la corte celestial para

hacerlos gozar junto con Nosotros. Por lo tanto, la gloria más grande que

nos puede dar, es siguiendo nuestros actos de la Creación, porque se une a

nuestra misma finalidad, se entrelaza con nuestro Amor, sentimos que besa

nuestro Amor y Nosotros besamos el suyo y hacemos de ellos uno solo.

¡Qué alegría, qué felicidad, tener a la criatura junto con Nosotros para

amarnos y hacer lo que queremos hacer Nosotros!

Ahora, en la Redención cambia la finalidad, en ésta vamos en busca

del hombre culpable, en la Creación todo era fiesta, nuestras obras nos

sonreían de alegría, de amor, de gloria, en cambio en la Redención, penas,

lágrimas, amarguras, remedios, medicinas para sanar al hombre. Y la

criatura entrando en nuestro Querer puede investir con sus tiernos y

compasivos ‘te amo’ mis penas, amarguras y lágrimas, y esconde sus joyas

del ‘te amo’ en ellas, y Yo, besando estas joyas no me sentiré solo, sino

 

 

confortado, sostenido, acompañado por quien vive en mi Querer; en las

joyas de sus ‘te amo’ encontraré quién me enjugue las lágrimas, quién divide

conmigo mis penas, quién me defiende. Por eso siempre en mi Voluntad te

quiero, y así, en fiesta o en pena te tendré siempre conmigo."

Noviembre 20, 1937

La Divina Voluntad hace surgir el amor, de modo que dondequiera y

por todas partes se siente amada por la criatura. Donde está la

Voluntad Divina, Dios encuentra la materia adaptable para

hacer concebir, nacer y crecer la Vida Divina.

 

Mi pobre mente continúa nadando en el mar del Querer Divino, y son

tales y tantas las sorpresas, sus ansias por querer hacer vida en la criatura, y

es tanto su hablar acerca de esto, que me resulta imposible poder decirlo

todo; y mi amado Jesús visitando mi pequeña alma, con amor indecible me

ha dicho:

"Hija mía bendita, el hablar de mi Voluntad es para Mí la fiesta más

grande, el Cielo se une conmigo para festejar, y cuando me ven que hablo de

mi Querer todos se ponen atentos para escucharme, no hay fiesta más bella

que pueda dar a toda la corte celestial que hablar de mi Divina Voluntad;

Ella hace surgir el amor obrante en las almas en la tierra y el beatificante en

el Cielo. Donde no hay amor Yo no me muevo, ni voy, ni sé qué hacer con

la criatura, y además, el amor que hace surgir mi Voluntad es inmenso, y

quien vive en Ella no hay punto donde no se encuentre toda investida y

como envuelta por mi Amor; esta criatura sufre nuestra misma suerte, que

amamos dondequiera y por todas partes, amamos a todos y siempre; así que

sentimos que nos ama en los corazones de todos, su amor corre por doquier

y nos ama en el sol, en el cielo, en el centelleo de las estrellas, en los

gemidos del viento, en el murmullo del mar, en el movimiento de los peces,

en el canto de los pajarillos, sentimos que nos ama también en los corazones

de los ángeles y de los santos, hasta en nuestro seno divino; todos le dicen:

‘¡Sé la bienvenida, oh, cómo te esperábamos, ven a tomar tu puesto de

honor, ven a amar en nosotros a nuestro Creador!’ Mi Voluntad, celosa, la

tiene estrechada consigo e inundándola siempre con nuevo amor se hace

hacer los cantos de amor, los largos relatos de amor, los dulces encantos de

amor, las heridas de amor, y parece que diga: ‘He encontrado quien me ama

y quiero gozármela, no me sentiría feliz si no me dice siempre y por todas

partes te amo, te amo.’ Así que el alma que vive en nuestra Voluntad será

 

 

nuestro triunfo, nuestra victoria, la depositaria de nuestro Amor, nuestra

gloria continua. Mi Amor siente la necesidad de la compañía de esta

criatura para desahogar mi Amor y tener el suyo, por eso quiero respirar

junto con ella, latir y obrar junto con ella; la unión sabe producir alegrías

más bellas, contentos inefables, obras más grandes, amor más intenso.

Ahora, mi Voluntad dará tanto amor a esta criatura que viva en Ella,

que podrá inundar a toda la Creación, extenderá un nuevo cielo de amor

sobre todas las generaciones humanas, de manera que se sentirá abrazada,

amada por el amor de esta criatura, amor dado por Ella misma, dondequiera,

en cada uno y por todas partes; y mientras la abraza y la ama dirá: ‘¡Ven, oh

Querer Supremo a reinar sobre la tierra, inviste a todas las generaciones,

vence y conquista a todos, ¿no ves como es bello el vivir en Ti, poseer tu

Amor que contiene tal potencia y virtud que ninguno podrá resistir?’ Por

eso, cuando este amor haya llegado a investir todo y a todos, como es amor

de una criatura que ha vivido en nuestro Fiat, que lleva consigo el vínculo de

la familia humana, nos haremos vencer, abatiremos todos los obstáculos y

tendremos nuestro reino sobre la faz de la tierra. Por eso ruega y sírvete de

todas las cosas para pedirme que venga a reinar como en el Cielo así en la

tierra."

Después continuaba siendo inundada por el Fiat Divino, que llovía

sobre mí, Luz y Amor; Luz para hacerse conocer, Amor para hacerse amar,

y mi dulce Jesús, regresando ha agregado:

"Hija mía, ¡cómo es bello el vivir en mi Querer! No sabemos estar sin

esta criatura, no hacemos otra cosa que pensar qué sorpresa debemos

hacerle, qué de nuevo darle, qué decirle, a fin de que conozca más nuestro

Fiat, y según lo conozca así podemos engrandecer más el mar de nuestro

Amor en ella. El conocimiento es la campanita que mientras suena llama

con sonidos tan dulces a nuestra Potencia, Santidad, Bondad y Amor a

encerrarse en la criatura que vive en Él, para hacernos obrar nuestros

prodigios inauditos. Ahora, tú debes saber que cuando encontramos nuestra

Voluntad en la criatura, nos sentimos beatificados y sentimos tanto placer al

verla, que para gozárnosla más le miramos la mente y hacemos concebir,

nacer y crecer nuestra inteligencia en ella; le miramos la boca y hacemos

concebir, nacer y crecer nuestra palabra, de modo que hablará de nuestro Ser

Supremo con tal elocuencia y gracia, que nos hará amar por aquél que tenga

el bien de escucharla; le miramos la voluntad y hacemos renacer y crecer a

nueva vida la nuestra; le miramos el corazón y hacemos concebir en él

nuestro Amor, sus armonías, sus estratagemas para hacernos vencer y

hacerla renacer siempre en nuestro Amor; le miramos las manos y los pies y

hacemos concebir, nacer y crecer nuestras obras y nuestros pasos.

 

 

Podríamos hacer todo esto junto, pero no lo hacemos para tomar más tiempo

para estarnos con ella y gozárnosla más. Es tanto nuestro Amor, que

queremos formar con nuestras manos creadoras nuestra misma Vida en la

criatura, lo que somos queremos darle, nuestro Amor no queda contento si

no repetimos nuestra Vida en ella, y sólo encontramos la materia adaptable

cuando encontramos a nuestra Voluntad que nos ha formado el terreno, lo ha

purificado y embellecido, y mientras formamos nuestra Vida cantamos

victoria y gloria a nuestro Ser Divino; ¿y la criatura qué hace? Nos da el

alimento para alimentarnos y hacernos crecer en ella, nos da el agua para

quitarnos la sed, nos da su ser para vestirnos, nos da su alma por habitación,

nos da su corazón como lecho de reposo, y nos da todos sus actos para

tenernos entretenidos y rodeados por nuestras mismas alegrías celestiales.

¿Pero quién puede decirte hija mía qué cosa podemos hacer y dar a quien

vive en nuestro Querer? Le damos todo, hacemos todo, y nos da todo."

Noviembre 29, 1937

Las penas unidas con las penas de Jesús forman su

Vida en nosotros, y no hay bien que no surja de ellas.

El no amar vuelve mártir al Amor divino.

 

Mi pobre mente nada en el mar del Querer Divino, es más, lo siento que

respira, late en mí, y más que sangre circula en las venas de mi alma y me

dice: "Estoy aquí, dentro y fuera de ti, más que vida tuya, corro en cada acto

tuyo y con mi Amor te facilito todo y al mismo tiempo te hago feliz." Y

mientras estaba en esto, me hacía ver todas las penas que había sufrido,

investidas de luz, que las tenía estrechadas a su seno como conquistas de su

Querer. Yo he quedado pensativa, y mi siempre amable Jesús visitándome

me ha dicho:

"Mi pequeña hija de mi Querer Divino, tú debes saber que todas mis

penas sufridas por mi Humanidad Santísima en la tierra, cada lágrima que

derramé, cada gota de mi sangre, cada paso y movimiento, y también mi

respiro, eran y son investidos por una sola voz con la que hablan y gritan

continuamente: ‘Queremos el reino del Divino Querer reinante y dominante

en medio de las criaturas, queremos nuestros derechos divinos puestos en

vigor.’ Y ruegan, hablan, gimen en torno a nuestro trono supremo sin cesar

jamás, que una sea la Voluntad del Cielo y de la tierra. Ahora, quien se une

con mis penas, con mis latidos, respiros, pasos y obras, ruega, habla y gime

junto con todo lo que Yo hice y sufrí en la tierra. No hay bien que no surja

 

 

de mis penas, y unidas las mías con las de la criatura, las mías forman el

depósito, el albergue, para recibir las penas de ella, formando juntas una sola

plegaria, una sola voz, una sola Voluntad, es más, mis penas transportan las

penas de la criatura y todo lo que hace ante nuestra Majestad, para hacerla

querer y hacer lo que hice Yo. Las penas de las criaturas atraen y raptan a

las mías a la tierra para envolverlas todas en mis penas y suyas, para

disponerlas a recibir la Vida de mi Divina Voluntad. La unión conmigo, sus

penas con las mías, forman el gran prodigio de mi Vida en la criatura, la cual

obra, habla y sufre como si de nuevo Yo estuviese sobre la tierra, y Yo

animo todo su ser con la potencia de mis actos, aun en sus pequeñas naderías

corre mi Vida para hacer que todo sea mío, animada por mi Potencia

creadora, y me dé el amor, la gloria de mi misma Vida. ¿Crees tú que todo

lo que has sufrido, mi Voluntad no lo tenga en cuenta? ¡De ningún modo!

conserva en su seno de luz todas tus penas, pequeñas y grandes, tus suspiros

angustiosos y dolientes, tus privaciones, es más, se ha servido de esto como

materia para hacer concebir, nacer y crecer su Vida; en cada pena era un

crecimiento que hacía, y esta Vida alimentaba a esas penas con su Santidad,

las llenaba con el ímpetu de su Amor, las embellecía con su inenarrable

Belleza. ¡Hija mía, cómo debes agradecerme por todo lo que he dispuesto

sobre ti, y por todo lo que te he hecho sufrir, porque todo ha servido para

formar mi Vida en ti y para el triunfo de mi Voluntad! ¡Qué fortuna para la

criatura el ver que sus penas han servido a mi Vida tan santa, que tendrá por

cumplimiento mi Divina Voluntad palpitante en ella! ¿Te parece poco que

el Creador haga ver que tiene necesidad de la criatura, Aquél que todo puede

y da vida a todo? ¿No es este el más grande exceso de nuestro Amor?"

Jesús ha hecho silencio y yo me he quedado pensando en lo que me

había dicho, y veía en mí alineadas todas mis penas sufridas que esparcían

rayos de luz, que transformadas en las penas de Jesús formaban el apoyo

divino, la defensa de las criaturas, que formaban voces, gemidos continuos

que pedían que viniera a reinar la Divina Voluntad. Entonces Jesús ha

continuado:

"Hija mía buena, nuestro Amor por la criatura es tanto, que

dondequiera y por todas partes, aun sobre el pequeño hilo de hierba, en el

aire que respira, en el agua que bebe, hasta debajo de sus pasos mientras pisa

la tierra, le hacemos llegar nuestras voces, nuestro grito apasionado de amor:

‘Te amo, te amo, te amo.’ Pero nuestro Amor no queda tranquilo si no es

escuchado por las criaturas y no escucha que le repitan: ‘Te amo, te amo, te

amo.’ Y en nuestro delirio de amor y de dolor decimos: ‘¡Ah! ¿ninguno nos

escucha? ¿Ninguno nos repite ‘te amo, te amo?’ ¿Para qué entonces decir

‘te amo, te amo’, si ninguno nos lo corresponde? ¿A quién decimos ‘te

 

 

amo’, al aire, al viento, al vacío? Nuestro ‘te amo’ no encuentra a quién

dirigirse, dónde apoyarse si no encuentra el ‘te amo’ de la criatura, que lo

recibe para corresponderlo con el suyo, a fin de que su amor encuentre el

refugio en nuestro inmenso Amor para apoyarse y engrandecerse siempre

más. Cuando la criatura escucha nuestro ‘te amo’ y nos lo corresponde, en

nuestro énfasis de amor y como pacificados por su amor decimos: ‘¡Así que

hemos sido escuchados, nuestro Amor ha encontrado a quién dirigirse,

dónde refugiarse, hemos sido reconocidos, porque hemos encontrado quién

nos dice ‘te amo.’ Y entonces nuestro Amor hace fiesta; en cambio cuando

no encontramos quién nos dice ‘te amo’, no encontramos quién nos

reconoce, ni quién nos escuche, ni quién nos ame. Cómo es duro amar y no

ser amado, cómo quisiera que todos lo supieran, que con mi Amor los

sostengo, los abrazo; los amo y los hago respirar, los amo y les doy el latido,

los amo y les doy la palabra, los amo y les doy el paso, los amo y les doy el

movimiento, el pensamiento, el alimento, el agua, todo lo que son y reciben

es efecto de mi Amor que corre. Entonces, ¿no es una ingratitud horrenda el

no amarme, volver mártir a nuestro Amor, porque amamos y no somos

amados?"

Después de esto pensaba entre mí: ¿Pero cómo puede la criatura saber

cuando nuestro Señor le dice sus repetidos e ininterrumpidos "te amo", para

corresponderlos con los suyos? Y mi dulce Jesús ha agregado:

"Hija mía, es muy fácil saberlo si la criatura posee como vida propia a

mi Voluntad Divina, porque Ella le da su oído divino y le hace escuchar

cuando su Creador le dice ‘te amo’; pero no sólo le da el oído, sino también

su palabra divina, de modo que el oído escucha y la palabra dice ‘te amo’,

más bien, antes de que le diga ‘te amo’ advierte que debe recibir el ‘te amo’

de su Dios, y la criatura dice su ‘te amo’ junto con el ‘te amo’ divino, casi

poniéndose en competencia con su Creador. Mi Voluntad quiere dar todo a

quien vive en Ella, le da sus brazos para que la abrace, y le da sus pasos para

que corra tras Ella; y así como Nosotros sentimos nuestra naturaleza divina

toda Amor, y la necesidad de amar, tanto, que si se nos pudiera impedir el

amar nos sofocarían, quitándonos como el respiro a nuestra Vida Divina,

porque en Nosotros nuestro respiro, nuestro movimiento, nuestro mismo

Querer es Amor, el no amar para Nosotros es imposible; así quien posee

nuestra Voluntad siente la necesidad de amarnos, y de amarnos siempre; por

eso solamente Ella sabe poner el orden entre el Creador y la criatura, y la

hace estar al día de nuestro Amor, de nuestra Santidad, y la pone en

comunicación con nuestro Ser Supremo."

 

 

Diciembre 6, 1937

Conforme se obra en el Querer Divino, Jesús hace sonar

Su campanita para llamar a los habitantes del Cielo,

y a los dela tierra. La compañía de la criatura

urge al Amor Divino.

 

Siento en mí la vida rebosante de Amor del Querer Divino, que

conforme se mueve hace brotar de sí mares de amor, con los cuales,

invistiendo a todos dice a cada uno: "¡Ah! mírenme, conózcanme,

recíbanme en vuestros corazones, denme el dominio, vengo cargado de

todos mis bienes para hacer vida junto con ustedes. Pero, ¡ay de Mí! no soy

reconocido, es más, me rechazan, y no siendo conocido, mis leyes supremas

del Amor no tienen vigor para ellos, mis bienes permanecen conmigo sin

poderlos dar a mis hijos." Después seguía los actos de la Divina Voluntad, y

llegando al firmamento azul tachonado de estrellas, llamaba junto conmigo a

los habitantes del Cielo y a los habitantes de la tierra, a fin de que todos

juntos correspondiéramos con nuestro pequeño amor el Amor infinito de

Dios, que con tanto amor había creado la extensión del cielo, como para

cubrirnos y escondernos en su Amor, y por lo tanto, todos, sin exceptuar a

ninguno, tenemos el deber de amar a Aquél que tanto nos ha amado.

Mientras esto hacía, mi Sumo Bien Jesús visitando mi pequeña alma, todo

amor me ha dicho:

"Hija mía bendita, si supieras con cuanto amor esperaba que tú

hicieras tu llamada a todos, para sentir en tu acto la correspondencia del

amor de todos. No apenas tú comienzas a llamarlos, Yo toco la campana a

los habitantes celestiales y a aquellos de la tierra, y solamente ceso de

tocarla cuando veo que todos han concurrido en tu acto; los primeros son los

habitantes celestiales, los cuales viviendo en mi Querer ni pueden ni quieren

hacerse a un lado, sienten la Divina Voluntad unitiva que los une en aquel

acto, es más, ellos esperan con ansia quien los llame para poderme

corresponder en amor, y como quien los llama es una criatura de la tierra que

posee su voluntad libre, en ella, ellos sienten que pueden darme nuevo amor

y, ¡oh, cómo gozan al sonido de mi campana y vuelan para ponerse en aquel

acto de la criatura que quiere amarme! En cuanto a los habitantes de la

tierra, no viviendo todos en mi Querer, poquísimo oyen el vibrante sonido de

mi campana. Y cuando veo a todos juntos en aquel acto, nuestra Divinidad

se pone muy atenta, en espera amorosa, y, ¡oh! cómo es bello oír en aquel

acto voces innumerables que nos dicen: ‘Os amamos, os amamos,

reconocemos en vuestras obras cuánto nos habéis amado, y por todas os

 

 

correspondemos en amor.’ Nuestro Ente Supremo herido por tantas voces,

hace salir otros mares de amor, y cubre e inviste a todos con tales gozos y

felicidad, que todos quedan raptados, gozando por medio de aquella criatura

un paraíso de más. Quien vive en nuestro Querer nos da el campo para

obras nuevas, hace brotar más fuerte nuestro amor, y no pudiéndolo contener

hacemos salir nuevos mares de amor para amar a la criatura y para hacernos

amar, y ¡oh! cuánto la amamos. Tú debes saber que la cosa que más urge a

nuestro Ser Supremo es la compañía de la criatura, no queremos ser el Dios

aislado, ni tenerla lejana de Nosotros; el aislamiento jamás ha sido portador

de grandes obras y de felicidad, la compañía madura el parto del bien y hace

surgir a la luz las obras más bellas. Por esto creamos tantas cosas, para tener

ocasión de tener tantas veces su compañía por cuantas cosas creamos, y

como lo que hicimos una vez estamos siempre en acto de hacerlo, quien vive

en nuestro Querer está siempre en compañía con Nosotros, ella recibe

nuestro acto creante, y Nosotros recibimos la gloria, la correspondencia del

amor creado. Por eso tenemos su compañía en las esferas celestiales, en el

refulgente sol, en las brisas del viento, en el aire que todos respiran, en el

murmullo del mar, dondequiera y por todas partes nos sigue, nos defiende y

nos corresponde en el amor, ella no sabe vivir sin Nosotros y sin amarnos, y

Nosotros no podemos estar sin ella, y celosos nos la tenemos estrechada a

nuestro seno divino."

Después ha agregado: "La compañía de la criatura nos es tan querida,

que formamos con ella nuestra recreación, con ella tomamos las decisiones

más grandes para nuestra gloria y para el bien de las generaciones humanas,

y junto con ella cumplimos nuestros designios; mientras estamos en

compañía nuestro Amor surge a nueva vida y va inventando nuevas tretas de

amor y nuevas sorpresas para encadenar a las criaturas a amarnos siempre

más. Si no fuera por la compañía, ¿con quién debíamos desahogarnos?

¿Sobre quién podríamos formar nuestros designios? ¿Dónde podríamos

apoyar nuestro Amor que siempre surge? Por lo tanto, nuestros bienes sin la

compañía vendrían a ser deprimidos, sin poder dar vida a lo que queremos

hacer por amor de las criaturas. Mira entonces cómo es necesaria su

compañía a nuestro Amor, a nuestras obras, y para poder dar cumplimiento a

nuestro Querer."

 

 

Diciembre 8, 1937

Acerca de la Concepción de la Reina. Donde se encontraba su

Creador se encontraba Ella para amarlo. Cómo quedaba

concebida en cada cosa creada y era constituida

Reina del cielo, del sol y de todo.

 

Hoy, mi pobre mente nadando en el Querer Divino encontraba en acto

la Concepción de la Reina del Cielo y, ¡oh, maravilla, las sorpresas son

indescriptibles! Y pensaba para mí: "¿Pero qué más puede decir sobre la

Inmaculada Concepción después de haber dicho tanto?" Y mi amable Jesús

sorprendiéndome, todo en fiesta como si quisiera festejar la Concepción de

la celestial Reina me ha dicho:

"Hija mía bendita, ¡cuántas otras cosas tengo que decir sobre la

Concepción de esta Celestial Criatura! Era una vida que creábamos, no una

obra, de la obra a la vida hay gran diferencia, y además Vida Divina y

humana, en la cual debía haber sumo acuerdo de santidad, de amor, de

potencia, que la una debía poder igualarse con la otra. Fueron tales los

prodigios que hicimos al crear esta vida, que debimos hacer el prodigio más

grande y una cadena de milagros para hacer que esta vida pudiese contener

los bienes que en Ella depositamos. Esta Santa Criatura, concebida sin

mancha de origen, sentía la Vida de su Creador, su Voluntad obrante, la cual

no hacía otra cosa que hacer surgir nuevos mares de amor, y conforme nos

amaba nos sentía dentro y fuera de Sí, y ¡oh, cómo corría para poderse

encontrar dondequiera y por todas partes donde estaba la Vida de su

Creador! Para Ella habría sido el más duro y cruel martirio si no se hubiera

podido encontrar por todas partes para amarnos; nuestra Voluntad la ponía

en vuelo, y nuestra Vida mientras se encontraba en Ella, se hacía encontrar

por todas partes para hacerse amar y para gozarse a aquélla a la que tanto

amaba y por quien era amada.

Ahora escucha otra sorpresa, en cuanto fue concebida comenzó su

carrera, y Nosotros la amábamos con amor infinito, el no amarla habría sido

para Nosotros el más grande martirio, por eso, conforme corría para

encontrar fuera de Ella nuestra Vida que poseía dentro, porque un bien jamás

es completo si no se posee por dentro y por fuera, así, conforme corría así

quedaba concebida en el cielo, en las esferas celestiales, y las estrellas le

hacían corona y la alababan y aclamaban como su Reina y adquiría los

derechos de Reina sobre todas las esferas celestes. Nuestra Inmensidad la

esperaba en el sol, y Ella corría y quedaba concebida en el sol, el cual

haciéndose diadema a su cabeza adorable la investía de luz y la alababa

 

 

como Reina de la luz. Nuestra Inmensidad y Potencia la esperaban en el

viento, en el aire, en el mar, y Ella corría, corría sin detenerse jamás en su

carrera, y quedaba concebida en el viento, en el aire, en el mar, y adquiría

los derechos de Reina sobre todo. Así que la Soberana Señora hace correr su

potencia, su amor, su maternidad, en el cielo, en el sol, en el viento, en el

mar, hasta en el aire que todos respiran; así que dondequiera y por todas

partes y en todos quedó concebida; donde estaba nuestra Potencia e

Inmensidad Ella erigía su trono para amarnos y amar a todos. Este fue el

más grande milagro que hizo nuestro Amor potente, bilocarla, multiplicarla

en todas las cosas y seres creados, para que la encontrásemos en todos y por

todas partes. La Celestial Reina hace como el sol, que si alguno no quisiera

su luz, la luz se impone y dice, me quieras o no me quieras debo hacer mi

curso, debo darte luz; sin embargo alguno se puede esconder de la luz del

sol, pero de la Soberana Señora no se puede esconder ninguno; si esto no

fuera así, no se podría decir con los hechos Reina y Madre universal de

todos y de todo, y Nosotros no sabemos decir palabras si no hacemos los

hechos. Mira entonces hasta dónde llegó nuestra Potencia, nuestro Amor en

la Concepción de esta Santa Criatura, hasta elevarla a tal altura y gloria, de

poder decir: Donde está mi Creador estoy Yo para amarlo, me ha investido

de tal potencia y gloria, que soy Soberana de todo, todo depende de Mí, mi

dominio se extiende por doquier, tanto, que mientras estoy concebida en

todas las cosas, tengo concebido en Mí el cielo, el sol, el viento, el mar, y

todo, todo poseo en Mí, aun a mi Creador, y soy Soberana y Señora de

todos. Esta es toda mi altura inalcanzable, mi gloria que ninguno puede

igualar, mi gran honor, que con mi amor abrazo a todos, amo a todos y soy

de todos, hasta la Madre de mi Creador."

Diciembre 14, 1937

Así como la naturaleza tiene su día, así la Divina Voluntad

forma su día en el fondo del alma de quien vive en Ella.

Me sentía como inmersa en el Querer Divino, más bien me parecía

que sus olas de luz, conforme yo iba haciendo mis actos en el Fiat, su luz

aumentaba y se concentraba más en mí, y crecía en mí la necesidad de

amarlo, de respirarlo más que vida mía, así que sin Él yo me sentía sin

respiro, sin calor, sin latido, y conforme regresaba a hacer mis actos en el

Querer Divino, me sentía regresar el respiro, el calor, el latido divino y

alegrar mi pobre existencia. Por lo tanto para mí es una necesidad, y

 

 

necesidad de vida el vivir en el Querer Divino. Entonces mi dulce Jesús,

regresando a visitar mi pequeña alma, todo bondad me ha dicho:

"Hija mía bendita, así como la naturaleza tiene su día para la vida

humana, en el cual se desenvuelven todas las acciones de la vida, así mi

Divina Voluntad forma su día en el fondo de la criatura que vive en Ella; en

cuanto la criatura forma sus primeros actos en mi Voluntad, llamándola

como vida suya, así da principio a su día, formando una aurora

esplendidísima en el fondo del alma; esta aurora reúne y renueva en el alma

la Potencia del Padre, la Sabiduría del Hijo, la Virtud y Amor del Espíritu

Santo, así que su día lo comienza junto con la Santísima Trinidad

Sacrosanta, la cual desciende en los más pequeños actos y escondites de la

criatura para hacer vida junto con ella y hacer lo que ella hace. Esta aurora

pone en fuga todas las tinieblas del alma, de manera que todo es luz para

ella, y se pone toda atenta, como vigilante centinela para que todos sus actos

puedan recibir la luz de la Divina Voluntad. Esta aurora es el primer reposo

de Dios en la habitación del alma, es el principio del día eterno en el cual

comienza la Vida del Ser Supremo junto con la criatura. Mi Voluntad no se

mueve, ni puede, ni sabe hacer nada sin la Trinidad adorable, a lo más va

adelante, hace de actor, pero la arrastra a su lado con modo irresistible y le

forma el gabinete divino donde poder gozarse a su criatura tan amada por

Ellos. Mi Voluntad tiene poder, donde Ella reina, de concentrar todo, aun

nuestra Vida Divina. Cómo es bello el principio del día de quien vive en

nuestro Fiat, es el encanto de todo el Cielo, y si toda la corte celestial

pudiese estar sujeta a envidia, envidiaría a aquella criatura que es tan

afortunada de poseer en su alma, mientras aún vive en el tiempo, el principio

del día eterno, día precioso en el cual Dios da principio a desarrollar su Vida

junto con la criatura.

Ahora, en cuanto hace sus segundos actos en el Querer Divino, surge

el Sol de mi eterno Querer; es tanta su plenitud de luz que inviste toda la

tierra, visita todos los corazones y lleva el buen día de luz, de nuevos gozos

a toda la corte celestial. Esta Luz está llena de amor, de adoraciones, de

agradecimientos, de reconocimiento, de gloria, de bendición, pero, ¿de quién

son? De la criatura que con su acto en mi Querer ha hecho surgir el sol que

resplandece sobre todos, de modo que todos encuentran quién ha amado a

Dios por ellos, quién lo ha adorado, agradecido, bendecido, glorificado; cada

uno encuentra lo que estaban obligados a hacer hacia Dios, todos son

suplidos. Un acto en mi Voluntad debe encerrar todo, tiene potencia y

capacidad de suplir por todos y de hacer bien a todos, de otra manera no se

podría llamar acto hecho en mi Voluntad; estos actos están llenos de

prodigios inauditos, dignos de nuestra obra creadora.

 

 

Ahora, conforme pasa a hacer su tercer acto en nuestro Querer, se

forma el pleno mediodía de nuestro Sol eterno en la criatura, ¿y sabes tú qué

cosa nos da la criatura en este pleno mediodía? Nos prepara la mesa, ¿y

sabes qué cosa nos da por alimento? El amor que Nosotros le hemos dado,

nuestras cualidades divinas; todo tiene la marca de nuestra belleza, de

nuestros castos y puros perfumes, y nos agradan tanto que de ellos tomamos

a saciedad, y si falta alguna cosa a nuestro decoro, la criatura estando en

nuestra Voluntad es dueña de todos nuestros bienes, por eso toma lo que

quiere de nuestros tesoros y nos prepara la más bella mesa, digna de nuestra

Majestad Suprema, y Nosotros invitamos a todos los ángeles y santos a

sentarse a esta mesa celestial a fin de que perciban, se alimenten con

Nosotros de aquel amor que nos ha dado la criatura que vive en nuestro

Querer.

Ahora, después de que hemos comido juntos, los otros actos que hace

en nuestro Querer sirven para formarnos, quién la música celestial, quién los

cantos amorosos, quién las escenas más bellas, quién sirve para repetir

nuestras obras que están siempre en acto, en suma, nos tiene siempre

ocupados, y cuando ha dado curso a todas sus acciones en nuestro Querer, le

damos el reposo y nos reposamos junto con ella, y después del reposo damos

campo al trabajo de dar principio al otro día, y así sucesivamente. Muchas

veces esta nuestra hija fiel, porque la verdadera fidelidad está en el vivir en

la Divina Voluntad, si ve que sus hermanos e hijos nuestros, por culpa de

ellos están por ser golpeados por merecidos flagelos, ella no cierra su

jornada, sino que ruega y sufre para impetrar reescritos de gracia, tanto para

las almas como para los cuerpos. Por eso la vida de quien vive en mi Querer

Divino es la nueva alegría y gloria del Cielo, la ayuda y gracias de la tierra."

Diciembre 18, 1937

Todo lo que se hace en la Divina Voluntad adquiere

la Vida Divina, y estas vidas nadan y navegan

en los mares de Amor del Querer Divino.

 

Estoy en poder del Querer Divino, el cual no hace otra cosa que hacer

salir de Sí mares de Luz y de Amor, pero parece que no está contento si no

ve la vida de la Luz de su Voluntad y al pequeño amor de la criatura, que

saliendo de ella, se encuentren juntos, se besen, se amen con un solo amor y,

¡oh! si ve esto, cómo hace fiesta, y en su énfasis de amor dice: "La Vida de

mi Voluntad está dentro y fuera de la criatura, así que la poseo, es toda mía."

 

 

Entonces yo pensaba: "El pequeño amor de la criatura, ¿no desaparece en el

mar inmenso del Amor Divino? Y mi siempre amable Jesús, volviendo a

visitar mi pequeña alma, como inundado en sus llamas de amor me ha dicho:

"Hija de mi Voluntad, todo lo que hace la criatura que tiene por

principio y por vida mi Voluntad, aunque fueran cosas pequeñas, cada una

contiene una Vida Divina, así que en el mar interminable de mi Querer y de

mi Amor se ven nadar, flotar tantas pequeñas vidas de amor, de luz, que han

tomado lugar en nuestro mar y, ¡oh!, cómo nos sentimos correspondidos,

porque es vida de amor que nos ha dado en su pequeño amor, y vida de luz

que nos ha dado al hacer sus actos, porque han sido formados en el centro de

la Vida de nuestro Fiat, que poseyendo la verdadera vida, todo lo que sale de

Él son vidas, que primero las crea, las forma en Él, y después las pone fuera,

como dándolas a luz de su seno divino. Por eso cada ‘te amo’ posee la vida

del amor, cada adoración posee la vida de la adoración divina, cada virtud

que ejercita posee, quién la vida de la Bondad divina, quién la vida de la

Sabiduría, quién la de la Fuerza, quién la de la Potencia, quién la de la

Santidad, pero como son pequeñas vidas que han recibido la vida de nuestra

Vida, no saben estar aisladas, sino que corren y vienen a continuar su

pequeña vida en nuestros mares interminables y, ¡oh! cómo nos aman, serán

pequeñas, pero Nosotros sabemos que la criatura sólo nos puede dar lo

pequeño, porque las cosas grandes, inmensas, son las nuestras, y la criatura

no tiene ni siquiera lugar dónde ponerlas si queremos darle, por eso es

necesario que se refugie en Nosotros, y Nosotros viéndola en nuestros mares

nos sentimos correspondidos con el amor que queremos de la criatura."

Yo he quedado pensativa acerca de lo que Jesús me había dicho, y Él

ha agregado:

"¿Quieres verlo para que te convenzas de lo que te digo?

Ahora, mientras estaba en esto, mi amado Jesús me hacía ver sus

mares interminables, los cuales investían cielos y tierra, y el pequeño amor

de la criatura y todo lo demás hecho en su Querer Divino, como tantas vidas,

pequeñas pero bellas, que nadaban en estos mares; quién permanecía en la

superficie para mirar fijamente a su Creador, quién corría a sus brazos, una

lo abrazaba, otra lo besaba, alguna otra se adentraba en el mar, en suma, le

hacían miles de mimos, caricias y estratagemas a Aquél de quien habían

recibido la vida. El Ser Supremo las miraba, pero con tal amor, que llamaba

a toda la corte celestial a festejar junto con Él, y decía a todos: ‘Mírenlas

cómo son bellas, estas vidas formadas por los actos de la criatura, por mi

Voluntad, son mi gloria, mi triunfo, mi sonrisa, son el eco de mi Amor, de

nuestra armonía, de nuestra felicidad.’ Ahora, estas vidas se veían en el sol,

en las estrellas, en el aire, en el viento, en el mar; cada ‘te amo’ era una vida

 

 

de amor, la cual corría a tomar su puesto de honor en los mares divinos.

¡Qué encanto, qué bellezas, cuántas sorpresas indecibles! Yo he quedado

muda y no sabía qué decir, y Jesús ha agregado:

"Hija mía, ¿has visto cuántas raras bellezas de vida sabe hacer mi

Voluntad? Su Amor, su celo es tanto que las custodia en su propio mar.

Pero aún no es todo hija mía, quiero decirte otra sorpresa: Si la

criatura que vive en mi Querer, un ‘te amo’ no hace esperar a otro con la

pequeña vida de amor que contiene dentro el prodigioso ‘te amo’, quién

corre delante, quién va hacia atrás, quién vuela para tomar puesto en

nuestros mares interminables, hacen competencia entre ellas para ver quién

corre más veloz, quién se quiere poner más adelante, quién quiere ser el

primero en arrojarse en nuestros brazos, y quién da un salto hasta encerrase

en nuestro seno divino; la vida no puede estar detenida, estas pequeñas

vidas, si bien pequeñas, tienen un respiro, un latido, un paso, una voz, son

todo ojos para mirarnos, por eso respiran amor y nos dan amor, laten de

amor, tienen nuestro paso, que nos movemos y caminamos porque amamos;

sus voces nos hablan siempre de amor, y aman tanto que quieren oír siempre

nuestra historia de eterno amor; estas pequeñas vidas no mueren jamás, son

eternas con Nosotros. El ‘te amo’, los actos hechos en mi Querer pueblan el

Cielo, estas pequeñas vidas se difunden dondequiera, en toda la Creación, en

los santos, en los ángeles y, ¿cuántas no corren en torno a la Reina?

Dondequiera quieren su puesto, llegan a descender en los corazones de las

criaturas de la tierra y dicen entre ellas: ‘¿Cómo es que nuestro Creador

debe estar sin nuestra pequeña vida de amor en los corazones humanos?

¡Ah, no, no, somos pequeñas, podemos entrar en ellos y amamos a nuestro

Creador por ellos!’ Estas pequeñas vidas son el encanto de todo el Cielo,

son las más grandes maravillas de nuestro Ente Supremo, son las que

verdaderamente corresponden a nuestro eterno Amor; tienen locuras tan

extrañas de amor, que al solo mirarlas se conoce que son hijas nuestras,

vidas formadas y creadas por nuestro Querer Divino."

¿Pero quién puede decir mis sorpresas? Y Jesús ha agregado:

"No te maravilles, también mi Vida acá abajo no hacía otra cosa que

hacer salir vida de Mí; tanto, que mis pasos caminan aún junto a todos, no se

detienen jamás, es más, todos los siglos tendrán la vida de mis pasos; mi

boca habla aún, porque cada palabra mía contenía una vida, y por eso habla

todavía, solamente no oye mi voz quien no quiere escucharme; mis lágrimas

están llenas de vidas, y están siempre en acto de verterse: Sobre el pecador

para enternecerlo, compungirlo y convertirlo, y sobre las almas buenas y

justas para embellecerlas y arrebatarles su corazón para hacerme amar.

Cada pena, cada gota de mi sangre, son Vidas mías distintas que contienen,

 

 

y por eso forman la fuerza de las penas de las criaturas y el lavado de todos

sus pecados. Son los prodigios de mi Querer, donde reina mi Voluntad con

su Virtud creadora en naturaleza, sobre de cada pequeño acto, y aun

naderías, crea vida para hacernos amar. Tú debes estar convencida de que

ante tanto amor nuestro, sin que ninguno nos ame, no podemos estar, por eso

nuestra Voluntad que piensa en todo y sabe hacer todo, crea tantas vidas de

los actos de la criatura que vive en Ella, hace de suplidora a nuestro Amor y

vuelve menos delirantes nuestras ansias de amor y nuestros eternos delirios

por querer ser amados; por eso vive siempre en nuestro Querer, ama siempre

y serás el nuevo encanto de todo el Cielo y nuestra fiesta perenne, y

Nosotros seremos la tuya, nos festejaremos mutuamente."

Diciembre 21, 1937

Está decretado en el consistorio de la Trinidad adorable

el reino de la Divina Voluntad sobre la tierra. El nuevo

aliento de Dios con el que será restablecida la criatura.

Diferencia entre vidas y obras.

Mi pobre mente estaba ocupada por las grandes maravillas y prodigios

que sabe hacer el Querer Divino si reina en la criatura, y pensaba entre mí:

"¡Qué suerte tan feliz el vivir en Él, fortuna más grande no puede haber ni en

el Cielo ni en la tierra! Pero, ¿cómo puede venir a reinar sobre la tierra si los

males, los pecados abundan tanto que hacen horrorizar? Sólo una Potencia

divina, con un prodigio suyo de los más grandes puede hacerlo, de otra

manera el reino de la Divina Voluntad estará en el Cielo, pero no sobre la

tierra." Mientras esto pensaba, mi amado Jesús, mi dulce vida, visitando mi

pobre alma, con una bondad indecible me ha dicho:

"Hija mía buena, está decretado en el consistorio de la Trinidad

Sacrosanta que mi Voluntad Divina tendrá su reino sobre la tierra, y cuantos

prodigios se necesiten los haremos, no ahorraremos nada para tener lo que

Nosotros queremos. Pero Nosotros en el obrar usamos siempre los modos

más simples, pero potentes, tanto de arrollar Cielo y tierra, todas las criaturas

en el acto que queremos. Tú debes saber que en la Creación, para infundir la

vida al hombre no se necesitó más que nuestro aliento omnipotente, ¡pero

cuántos prodigios encerrados en aquel aliento! Creamos al alma dotándola

con las tres potencias, verdadera imagen de nuestra Trinidad adorable; con el

alma tuvo el latido, el respiro, la circulación de la sangre, el movimiento, el

calor, la palabra, la vista. Ahora, ¿qué cosa se necesitó para hacer todos

 

 

estos prodigios en el hombre? Nuestro acto más simple, armado de nuestra

Potencia, esto es, nuestro aliento y de la carrera de nuestro Amor, que no

pudiendo contenerlo, corría, corría hacia él hasta hacer de él el más grande

prodigio de toda la obra creadora. Mira hija mía, el hombre con no vivir en

nuestro Querer Divino, sus tres potencias han sido obscurecidas y deformada

nuestra imagen adorable en él, de modo que ha perdido el primer latido de

amor de Dios en el suyo; ha perdido el respiro divino en su respiro humano,

más bien, no que lo haya perdido, sino que no lo siente, por eso no siente la

circulación de la Vida Divina, el movimiento del bien, el calor del Amor

supremo, la palabra de Dios en la suya, la vista para poder mirar a su

Creador, todo ha quedado obscurecido, entorpecido, debilitado y tal vez

también deformado. Ahora, ¿qué cosa se necesita para restablecer a este

hombre? Volveremos a infundirle nuestro aliento con más fuerte y creciente

amor, le infundiremos el aliento en el fondo del alma, pondremos nuestro

aliento más fuertemente en el centro de su voluntad rebelde, pero tan fuerte

de sacudirle los males a los cuales está unido; sus pasiones quedarán

aterradas y aterrorizadas ante la potencia de nuestro aliento; se sentirán

quemar por nuestro fuego divino, y la voluntad humana sentirá la Vida

palpitante de su Creador, que ella, como velo lo esconderá en sí misma y

volverá a ser la portadora de su Creador. ¡Oh, cómo se sentirá feliz! Con

nuestro aliento la restableceremos, la sanaremos, haremos como una madre

ternísima que teniendo a su hijo deforme, por medio de su aliento, de

respiraciones, de soplos, se vierte sobre su hijo y solamente deja de darle el

aliento y la respiración cuando lo ha sanado y lo ha vuelto bello como ella lo

quería. La potencia de nuestro aliento no lo dejará, sólo dejaremos de

dárselo cuando lo veamos regresar a nuestros brazos paternos bello como

Nosotros lo queremos, y entonces sentiremos que nuestro hijo ha reconocido

nuestra paterna bondad, y ha reconocido lo mucho que lo amamos.

Mira entonces qué se necesita para hacer venir a reinar a nuestra

Voluntad sobre la tierra: La potencia de nuestro aliento omnipotente, con él

renovaremos nuestra Vida en el hombre. Todas las verdades que he

manifestado sobre los grandes prodigios del vivir en mi Querer, serán las

propiedades más bellas, más grandes, de las cuales les haré don. También

esto es una señal segura de que vendrá el reino de mi Voluntad a la tierra,

porque si hablo, primero hago los hechos y después hablo, mi palabra es la

confirmación del don, de los prodigios que quiero hacer; por eso, ¿qué

finalidad tendría el manifestar mis propiedades divinas, hacerlas conocer, si

no debiera venir su reino a la tierra?"

Ahora continúo sobre el mismo argumento del día 18 de Diciembre,

cómo nuestros actos hechos en el Querer Divino se cambian en Vida, y por

 

 

eso pensaba entre mí: "¿Y tantas obras buenas, pero que no han salido de

dentro del Querer Divino, y que faltándoles su germen de vida no pueden ser

Vida, sino solamente obras, qué cosa serán en el orden divino?" Y mi dulce

Jesús, siempre benigno ha agregado:

"Hija mía, mi Querer poseyendo en naturaleza su Vida creadora, no es

maravilla que cada acto de criatura, aun un pequeño te amo hecho en mi

Querer, sea madurado en el centro de su Vida Divina, y como connatural

adquiere la vida; todo lo que se hace en Él es regenerado en nuestro eterno

Amor y adquiere la gran filiación de tantas Vidas Divinas que son

exclusivamente nuestras. Ahora, las obras buenas no hechas en mi Querer,

pueden ser en nuestra obra creadora como tantos bellos adornos, cuál más,

cuál menos bello, pero vida, jamás. También en el orden de la Creación hay

vidas y hay adornos: Las flores no son vidas, no obstante forman un bello

adorno a la tierra, pero no permanente; los frutos no son vida, pero sirven

para alimentar al hombre y para hacerlo gustar las tantas variadas dulzuras,

pero no son duraderas y no siempre las puede gustar cuantas veces quiera; si

las flores, los frutos fuesen vidas, el hombre las podría gozar cuantas veces

quisiera. El sol, el cielo, las estrellas, el viento, el mar, no son vidas, pero

como son obras nuestras, ¿cuántos bienes no hacen? Primero sirven como la

más bella, primaria habitación del hombre. ¿Qué cosa son sus habitaciones

en comparación con la gran habitación que hicimos Nosotros de todo el

universo? En ella hay una bóveda azul adornada de oro que jamás se

decolora, hay un sol que jamás se apaga, hay un aire que haciéndose respirar

da vida, hay un viento que purifica y refresca, y tantas otras cosas. A

nuestro Amor le era necesario hacer una combinación de vidas y de obras,

porque debían servir para hacer feliz al hombre y para decoro y decencia de

la habitación de aquél que con tanto amor habíamos creado. Por eso,

habiendo hecho Nosotros las obras más que suficientes, a él le tocaba

gozarse nuestras obras y vivir en nuestro Querer para formar tantas vidas de

amor, de gloria, para Aquél que tanto lo amaba.

La diferencia entre las obras y la vida es grande, la vida no perece,

pero las obras están sujetas a tantos cambios, y si no son rectas y santas, en

lugar de formar el adorno forman nuestro deshonor y su confusión, y tal vez

hasta su condena."

 

 

Diciembre 25, 1937

El descendimiento del Verbo Divino. Cómo partió

del Cielo y al mismo tiempo quedó en él. Prodigios de la

encarnación. El inicio de la fiesta de la Divina Voluntad.

Dios en sus obras pone a un lado la ingratitud humana.

Estaba siguiendo los actos de la Divina Voluntad, y mi pobre mente se

ha detenido en el acto del descendimiento del Verbo Divino a la tierra.

¡Dios mío, cuántas maravillas, cuántas sorpresas de Amor, de Potencia, de

Sabiduría divina, son tales y tantas que no se sabe por donde empezar a

decirlas! Y mi amado Jesús, como inundado en su mar de amor que

levantaba sus olas, sorprendiéndome me ha dicho:

"Hija mía bendita, en mi descendimiento a la tierra fueron tales y

tantas las maravillas, nuestro arrebato de amor, que ni a los ángeles ni a las

criaturas les es dado comprender lo que obró nuestra Divinidad en el

misterio de la Encarnación. Tú debes saber que nuestro Ser Supremo posee

en naturaleza el movimiento incesante; si este movimiento pudiese cesar

aunque fuera un solo instante, lo que no puede ser, todas las cosas quedarían

paralizadas y sin vida, porque todas las cosas, la vida, la conservación y todo

lo que existe en el Cielo y en la tierra, todo depende de aquel movimiento.

Por eso al descender del Cielo a la tierra, Yo, Verbo e Hijo del Padre, partí

de nuestro movimiento primero, más bien, quedé y partí; el Padre y el

Espíritu Santo descendieron junto conmigo, fueron concurrentes, Yo no

hice ningún acto que no lo hiciera junto con Ellos, y al mismo tiempo

quedaron sobre su trono llenos de Majestad en las regiones celestiales. Así

mismo, al partir, mi Inmensidad, mi Amor, mi Potencia descendían junto

conmigo, y mi Amor que llega a lo increíble y no se contenta si no forma de

mi Vida tantas Vidas por cuantas criaturas existen, y no sólo eso, sino que

por doquier y por todas partes formaba mi Vida, la multiplicaba, y teniendo

a mi Inmensidad en su poder la llenaba de tantas Vidas mías a fin de que

cada uno tuviese una Vida mía propia, y la Divinidad tuviese la gloria y el

honor de tantas Vidas Divinas nuestras por cuantas criaturas y cosas

sacamos a la luz del día. ¡Ah, nuestro Amor nos pagaba por la obra de la

Creación, y con el formar tantas Vidas nuestras, no sólo nos correspondía,

sino que nos daba de más de lo que habíamos hecho. Nuestra Divinidad

quedó raptada y tuvo un encanto tan dulce al ver los inventos, las

 

 

estratagemas de nuestro Amor, al ver tantas Vidas nuestras esparcidas,

sirviéndose de nuestra Inmensidad como circunferencia donde ponerlas; así

que mientras se veía mi Vida como centro, mi Inmensidad y Potencia como

circunferencia en la cual eran depositadas estas Vidas innumerables,

encontrando todo y a todos se daban para amarnos y hacerse amar."

Yo he quedado sorprendida al escuchar esto, y mi dulce Jesús no

dándome tiempo, pronto ha agregado:

"Hija mía, no te maravilles, Nosotros cuando obramos hacemos obras

completas, de modo que ninguno puede decir: ‘Esto no lo ha hecho para mí,

su Vida no es toda mía.’ ¡Ay, el amor no surge cuando las cosas no son

propias y no se tienen en el propio poder! Además, ¿no hace también esto el

sol, obra creada por Nosotros, que mientras se hace luz a los ojos hasta

llenarlos todos de luz, al mismo tiempo es luz plena a la mano que obra, al

paso que camina? De modo que todos pueden decir, cosas creadas y

criaturas: ‘El sol es mío.’ Y mientras el centro del sol está en lo alto de la

atmósfera, su luz parte y queda al mismo tiempo, y con su circunferencia de

luz inviste a la tierra y se hace vida y luz de cada uno, hasta de la florcita y

del pequeño hilo de hierba. El sol no es vida, luz tiene y luz da, junto con

todos los bienes que contiene su luz. Nuestra Divinidad es Vida y es autora

y vida de todo, por eso al descender del Cielo a la tierra debía hacer actos

completos, y más que sol hacer desahogo de mi Vida, y multiplicarla en

tantas Vidas, a fin de que Cielo, tierra y todos pudiesen poseer mi Vida. No

habría sido obra de nuestra Sabiduría y de nuestro infinito Amor si esto no

fuera así."

Jesús ha hecho silencio, y yo continuaba pensando en el Nacimiento

del niñito Jesús, y Él ha agregado:

"Hija pequeña de mi Querer, la fiesta de mi Nacimiento fue la fiesta y

como el inicio de la fiesta de mi Divina Voluntad. Conforme los ángeles

cantaron gloria a Dios en lo más alto de los Cielos y paz en la tierra a los

hombres de buena voluntad, los ángeles, la Creación, se pusieron en actitud

de fiesta, y mientras festejaban mi Nacimiento festejaban la fiesta de mi

Divina Voluntad, porque con mi Nacimiento nuestra Divinidad recibía la

verdadera gloria, hasta en lo más alto de los Cielos, y los hombres tendrán la

verdadera paz cuando reconozcan mi Voluntad, le den el dominio y la hagan

reinar, y así su voluntad se hará buena, sentirán la Fuerza divina. Entonces

cantarán juntos Cielos y tierra, gloria a Dios en lo más alto de los Cielos y

paz en la tierra a los hombres que poseerán la Divina Voluntad; todo se

abonará en ellos y poseerán la verdadera paz."

 

 

Después continuaba pensando en el Nacimiento del pequeño Rey

Jesús y le decía. "Amado niñito, dime qué cosa hiciste cuando viste tanta

ingratitud humana hacia tu Amor." Y Jesús:

"Hija mía, si hubiera tenido en cuenta la ingratitud humana hacia tanto

Amor mío, habría tomado el camino para regresarme al Cielo, y por eso

habría entristecido y amargado a mi Amor y hubiera cambiado la fiesta en

luto. ¿Quieres saber qué hago en mis obras más grandes para hacerlas más

bellas, con el alarde y la suntuosidad más grande de mi Amor? Pongo todo a

un lado, la ingratitud humana, los pecados, las miserias, las debilidades, y

doy curso a mis obras más grandes como si todo lo anterior no existiera. Si

Yo quisiera poner atención a los males del hombre no habría podido hacer

obras grandes, ni dar curso a todo mi Amor, habría quedado impedido,

sofocado en mi Amor. En cambio, para estar libre en mis obras y para

hacerlas cuanto más bellas puedo, pongo todo a un lado, y si es necesario

cubro todo con mi Amor, de modo que no veo más que Amor y Voluntad

mía, y así sigo adelante en mis obras más grandes y las hago como si

ninguno me hubiese ofendido, porque para gloria nuestra nada debe faltar al

decoro, a lo bello y a la grandeza de nuestras obras. Por eso quisiera que

también tú no te ocuparas de tus debilidades, de las miserias y de tus males,

porque por cuanto más se piensan, tanto más débil se siente, tanto más los

males ahogan a la pobre criatura, y las miserias se estrechan más

fuertemente en torno a ella. Con pensarlas, la debilidad alimenta la

debilidad, y la pobre criatura va cayendo más, los males cobran más fuerza,

las miserias la hacen morir de hambre; en cambio con no pensarlas, por sí

mismas se desvanecen. Lo mismo le sucede al bien, un bien alimenta a otro

bien, un acto de amor llama a otro acto de amor, un abandono en mi Querer

hace sentir en sí la nueva Vida Divina; así que el pensamiento del bien

forma el alimento, la fuerza para hacer otro bien. Por eso quiero que tu

pensamiento no se ocupe de otra cosa que de amarme y de vivir de mi

Voluntad; mi Amor quemará tus miserias y todos tus males, y mi Querer

Divino se constituirá vida tuya, y se servirá de tus miserias para formarse el

escabel donde erigir su trono."

Después seguía pensando en el pequeño Jesús nacido y, ¡oh, cómo se

me desgarraba el corazón al verlo llorar, sollozar, gemir, temblar de frío,

hubiera querido poner un mi "te amo" por cada pena y lágrima del pequeño

divino para calentarlo y calmarle el llanto! Y Jesús ha agregado:

"Hija mía, a quien vive en mi Querer me lo siento en mis lágrimas, en mis

gemidos, me lo siento correr en mis sollozos, en los temblores de mis

miembros infantiles, y en virtud de mi Querer que posee, me cambia las

lágrimas en sonrisas, los sollozos en alegrías de Cielo; con sus cantos de

 

 

amor me calienta y me cambia las penas en besos y abrazos. Es más, tú

debes saber que quien vive en mi Querer recibe continuos injertos de todo lo

que hace mi Humanidad: Si pienso, injerto sus pensamientos; si hablo y

rezo, injerto su palabra; si obro, injerto sus manos; no hay cosa que haga Yo

de la cual no forme injertos para injertar a la criatura y hacer de ella la

repetición de mi Vida, mucho más que estando mi Divina Voluntad en ella,

encuentro mi Potencia, mi Santidad, mi misma Vida, para hacerme hacer lo

que Yo quiero de ella. ¿Cuántos prodigios no puedo hacer en la criatura

donde encuentro mi Voluntad? Yo vine a la tierra para cubrir todo con mi

Amor, para ahogar los mismos males y quemar todo con mi Amor. Por

justicia quería resarcir a mi Padre, porque era justo que fuese reintegrado en

el honor, en la gloria, en el amor y gratitud que todos le debían, por eso mi

Amor no se daba paz, llenó los vacíos de su gloria, de su honor, y llegó a

tanto, que por vía de amor pagó a la Divinidad por haber creado un cielo, un

sol, un viento, un mar, una tierra florida y todo el resto, por lo cual el

hombre no había dicho ni siquiera un gracias por los tantos bienes recibidos,

había sido el verdadero ladrón, el ingrato, el usurpador de nuestros bienes.

Mi Amor corría, corría para llenar los abismos de distancia entre el Creador

y la criatura, pagaba por vía de amor a mi Padre Celestial, y por vía de amor

recompraba a todas las generaciones humanas, para darles de nuevo la Vida

de mi Voluntad; ya había formado tantas Vidas de Ella para formar con Ellas

el rescate, y cuando mi Amor paga es tanto su valor, que puede pagar por

todos y readquirir lo que quiere. Por eso ya has sido comprada por mi

Amor, así que deja que te goce y te posea."

Diciembre 28, 1937

Así como la Redención sirvió para poner a salvo las

habitaciones, así el reino de la Divina Voluntad servirá

para poner a salvo y restituir la habitación a Aquél que

la había creado. En cada acto hecho en la Divina

Voluntad Dios crea su Vida.

Continuaba pensando en la Divina Voluntad. Cuántas escenas

conmovedoras ante mi mente, un Jesús que llora, que ruega, que sufre

porque quiere ser vida de cada criatura, y una turba de hijos lisiados: quién

ciego, quién mudo, quién cojo, quién paralizado, quién cubierto de llagas de

dar piedad; y el amado Jesús, con un amor que sólo Él puede tener, que corre

ahora a uno, ahora al otro, les da el aliento, se los estrecha al corazón, los

 

 

toca con sus manos creadoras para sanarlos y les dice quedito, quedito al

corazón: "Hijo mío, te amo, recibe mi Amor y dame el tuyo, y Yo por vía

de amor te sanaré." Mi Jesús, amada vida mía, cuánto nos amas. Ahora,

mientras me sentía sofocar por su Amor, darme el aliento con su aliento

ardiente, sorprendiéndome me ha dicho:

"Hija de mi Amor, hazme desahogar porque no puedo contenerme

más, cómo es duro amar y no ser amado; no tener a quién decir mis

sorpresas de amor es la pena más indecible para nuestro Ente Supremo, por

eso escúchame: Tú debes saber que Yo vine a la tierra para poner a salvo

mis habitaciones; el hombre es mi habitación que con tanto amor me había

formado, y en la cual, para hacerla digna de Mí, había concurrido mi

Potencia y el arte creador de mi Sabiduría; esta habitación era un prodigio de

nuestro Amor y de nuestras manos divinas. Ahora, al sustraerse de nuestra

Voluntad, nuestra habitación se pone en ruinas, queda obscura y queda como

habitación de enemigos y de ladrones. ¡Qué dolor no fue para Nosotros!

Así que mi Vida acá abajo sirvió para restituir, restablecer y poner a salvo

esta habitación que con tanto amor nos habíamos formado. También ella era

nuestra, convenía salvarla para poderla habitar de nuevo, por eso para

salvarla di todos los remedios posibles e imaginables, di mi misma Vida para

fortificarla, cimentarla de nuevo, derramé toda mi sangre para lavarla de

todas las suciedades, y con mi muerte quise darle nuevamente la vida para

hacerla digna de recibir de nuevo como habitador a Aquél que la había

creado.

Ahora, habiendo dado todos los medios para salvar nuestra habitación,

era decoroso para Nosotros poner a salvo al Rey que debía habitarla.

Nuestro Amor había quedado a la mitad de su carrera, impedido y como

detenido en su camino, por eso el reino de nuestra Voluntad servirá para

poner a salvo aquel Fiat rechazado por la criatura, darle la entrada en su

habitación y hacerlo reinar y dominar como soberano que es. No sería una

obra digna de nuestra Sabiduría creadora salvar las habitaciones, y que

Aquél que las debe habitar anduviera errante en campo abierto, sin reino y

sin dominio; salvar las habitaciones y no salvarse a Sí mismo, ni poder

habitar las habitaciones salvadas, sería absurdo, como si no tuviéramos

Potencia suficiente para salvarnos Nosotros mismos; esto no será jamás, si

hemos tenido Potencia para salvar nuestra obra creadora, tendremos

Potencia para poner a salvo nuestra Vida en nuestra obra. ¡Ah, sí, tendremos

nuestro reino, haremos prodigios inauditos para tenerlo, nuestro Amor

cumplirá su camino, no se quedará a la mitad, se desembarazará de las

cadenas, continuará su carrera llevando el bálsamo a las heridas del querer

humano, adornará con adornos divinos estas habitaciones, y con su imperio

 

 

llamará a nuestro Fiat a habitar y a reinar, dándole todos los derechos que le

son debidos! Si no fuese cierto el reino de mi Voluntad, ¿en qué

aprovecharía componer y restablecer las habitaciones?

¡Ah! hija mía, tú no comprendes bien qué significa no hacer nuestra

Voluntad: nos son quitados todos los derechos, nos sofocan tantas Vidas

Divinas nuestras. Nuestro Amor era y es tanto, que en cada acto de criatura

queríamos crearnos a Nosotros mismos para hacernos amar, hacernos

conocer, y para estar en continuo intercambio de vida entre las criaturas y

Nosotros. ¡Hacer esto sin nuestra Voluntad es imposible! Solamente Ella

tiene Potencia y Virtud de volver adaptable a la criatura para recibir nuestra

Vida Divina, y pone en camino a nuestro Amor para crearnos a Nosotros

mismos en el acto de la criatura. Tú debes saber que en cada acto que la

criatura hace en nuestra Voluntad, una fuerza irresistible nos llama, la

miramos, nos reflejamos en ella y con un amor que no nos es dado resistir,

creamos nuestra Vida, ¡y si tú supieras qué significa crear nuestra Vida! En

eso entra una desahogo de amor tan grande, que en nuestro énfasis de amor

decimos: ‘¡Ah, la criatura nos ha hecho formar nuestra Vida en su acto.’

Sentimos paridad de amor, de santidad, de gloria nuestra, y quedamos con

ansia esperando la continua repetición de sus actos hechos en nuestro Querer

para repetir nuestra Vida, para tener en su acto a Nosotros mismos, que nos

amamos, que nos glorificamos, y sólo entonces tenemos el verdadero fin de

la Creación: el que todo debe servir a Nosotros, aun el más pequeño acto de

la criatura sirve para repetir nuestra Vida y para hacer desahogo de nuestro

amor. Por eso el vivir en nuestro Querer será todo para Nosotros, y todo

para la criatura."

Enero 2, 1938

En el Querer Divino las miserias, las debilidades,

se cambian en las más bellas conquistas. Todo lo que se

hace en el Querer Divino es formado primero en el Cielo.

 

Continúo mi vuelo en el Querer Divino, y pensaba entre mí: "El vivir

en el Querer Divino da en lo increíble, pero, ¿cómo se puede vivir en Él?

Son tantas las miserias, las debilidades que se sienten, los encuentros, las

circunstancias de la vida; y por cuanto se sienten, parece que el Querer

Divino con su Luz quiere investir todo y con su Amor quemar todo, para

hacer que entre la criatura y Él nada exista que no sea Amor y Voluntad

 

 

suya." Pero mientras esto pensaba, mi amado Jesús que está atento para ver

si hay alguna cosa en mí que no sea Voluntad suya, me ha dicho:

"Hija mía buena, es tanto mi celo por quien vive en mi Voluntad, que

no tolero ni un pensamiento, ni una debilidad u otra cosa que no tenga vida

en Ella. Ahora, tú debes saber que para pasar a vivir en mi Voluntad, se

necesita decisión por parte de Dios, y decisión firme por parte de la criatura

de vivir en Ella. Esta decisión viene animada por una vida nueva, por una

fuerza divina, para volverla inexpugnable a todos los males y circunstancias

de la vida; esta decisión no sufre cambios, porque cuando Nosotros

decidimos no nos ponemos a decidir con niños que hacen juego de sus

decisiones, sino con quien sabemos que debe resistir, por eso ponemos de lo

nuestro, a fin de que no venga a menos. Puede ser que sienta las miserias,

los males, las debilidades, pero esto no dice nada, porque delante a la

Potencia y Santidad de mi Querer, estos mueren, sienten la pena de la muerte

y huyen; mucho más que estas miserias no son parto de la voluntad humana,

porque ella está abismada en mi Querer, por eso no puede querer sino lo que

quiero Yo, y muchas veces mi Querer se sirve de estas miserias para hacer

de ellas las más bellas conquistas, y extender sobre de ellas su Vida, formar

su reino, extender su dominio, y convertir las debilidades en victorias y

triunfos, porque para quien vive en mi Querer todo debe servirle como el

más bello amor que la criatura da a Aquél que forma su vida, casi como

sirven las piedras, los ladrillos, el cascajo a quien quiere hacerse una bella

habitación.

Debes saber que antes de entrar a vivir la criatura en nuestro Querer,

purificamos todo, cubrimos y escondemos todo en nuestro Amor, de modo

que no debemos ver en ella más que amor. Cuando nuestro Amor todo lo ha

escondido, aun las miserias, entonces la criatura toma su lugar en nuestro

Querer; es más, cada vez que hace sus actos, el acto primero es purificado y

después lo inviste, y de él hace lo que quiere. Hija mía, en mi Voluntad no

hay ni juicios ni jueces, porque es tal y tanta la santidad, el orden, la pureza,

la utilidad de nuestros modos, que deben inclinar la frente y adorar lo que

hacemos; por eso no pierdas la paz, ni te ocupes de las miserias y

circunstancias, sino déjalas en poder de mi Voluntad a fin de que en ellas

haga sus portentos de amor."

Después ha agregado: "Hija mía, todo lo que la criatura hace en mi

Divina Voluntad, primero viene formado en el Cielo, en el día eterno que no

conoce noche. Toda la corte celestial está al día de que una criatura de la

tierra se ha refugiado en su patria celestial, que ya es suya, ¿pero para hacer

qué? Para entrar en el centro del Fiat y llamar a su Potencia, a su Virtud

creadora para darle la ocasión de hacerlas obrar en su acto. ¡Oh, con cuánto

 

 

amor es recibida no sólo por el Querer Divino, sino también por la Trinidad

Sacrosanta, se ponen de acuerdo con ella, embalsaman el acto y ponen su

aliento dentro con su Potencia creadora, y forman tales maravillas de aquel

acto, que todo el Cielo siente tal gozo y felicidad, que hacen resonar las

regiones celestiales con sus voces armoniosas: ‘Gracias, gracias porque nos

habéis dado el gran honor de ser espectadores de vuestra Voluntad obrante

en el acto de la criatura.’ Así que el Cielo viene inundado de nuevos gozos y

nuevos contentos, de manera que todos quedan ligados, agradecidos, y todos

la llaman nuestra bienvenida; esta más que celestial criatura se siente amada

por Dios con doble amor, se siente inundada por nuevos mares de gracias, y

así como ha subido al Cielo haciéndose portadora de sus actos, haciendo

formar en ellos las maravillas de Dios, así desciende nuevamente haciéndose

portadora de lo que Dios ha obrado en su acto, con eso inunda la tierra,

inviste toda la Creación, a fin de que todos puedan recibir la gloria, la alegría

de las maravillas que el Fiat Divino ha obrado en el acto de la criatura. No

existe homenaje, amor, gloria más grande que nos pueda dar la criatura, que

hacernos hacer lo que queremos en sus actos. Podemos hacer las maravillas

más grandes sin que ninguno nos preste nada y sin que ni siquiera nos lo

digan, como hicimos en la Creación, en ella nadie nos dijo nada, no obstante,

¿cuántas maravillas no creamos? Pero en ese entonces no había ninguno, ni

quién nos pudiera prestar ni siquiera un suspiro como pretexto a nuestro

Amor y refugio dónde apoyar nuestras maravillas creadoras. Pero ahora

están los que nos lo pueden decir y darnos la multiplicidad de sus pequeños

actos, aun los naturales, porque también la naturaleza es nuestra y todo

puede servirnos para formar en ella las más grandes maravillas. Nuestro

Amor siente más gusto, nuestra Potencia queda más exaltada al hacer

nuestras maravillas más grandes en el pequeño cerco del acto de la criatura,

que fuera de él, y además, estos son los acostumbrados pretextos de nuestro

Amor, que para dar va buscando la ocasión de poder decir, me ha dado, le he

dado, es verdad que es pequeño, pero nada se ha quedado para sí, así que es

justo que Yo deba darle todo, aun a Mí mismo."

Enero 7, 1938

Quien vive en el Querer Divino forma el refugio

de la Vida de la Divina Voluntad. El te amo,

refrigerio del Amor Divino. Cómo Dios se

siente obligado hacia quien vive en Él.

 

 

Mi pobre mente se extendía en el Querer Divino, y veía las ansias, los

deseos, el contento que siente al ver a la criatura que quiere hacer vida junto

con Él para amarlo con su mismo Amor, y si la criatura no sabe hacer otra

cosa, entonces sólo para recoger en su alma sus ansias, sus suspiros

ardientes, y decirle: "Estoy aquí contigo, no te dejaré jamás solo, para

calmar tus ansias de amor y para volverte contento." Pero mientras esto

pensaba, mi amado Jesús, mi dulce vida, ha visitado mi pequeña alma, y era

tanto su amor como si le quisiera estallar su corazón adorable y me ha dicho:

"Hija mía amadísima, cielos y tierra, todas las criaturas, están

envueltas y como encerradas en la intensidad de nuestro Amor. Nuestro

Querer corre con tal rapidez en cada fibra, en cada átomo, en cada instante,

con tal velocidad y plenitud, que no queda nada, ni siquiera un respiro que

no sea Vida de su Voluntad, y nuestro Amor ama ardientemente, pero con tal

intensidad, que siente la necesidad de alguien que lleve un pequeño

refrigerio a la inmensidad de su Amor. Ahora, ¿quieres saber quién puede

dar un refrigerio a la intensidad, a la totalidad y plenitud de nuestro Amor?

El ‘te amo’ de la criatura, y por cuántas más veces lo diga, tantos refrigerios

de más nos da. Este ‘te amo’ entra en nuestras llamas, las destruye, las

alivia, las calma, y como el más dulce refrigerio dice: ‘Te amo, te amo;

amáis porque queréis amor, y yo estoy aquí para amaros.’ Este ‘te amo’ se

hace camino en nuestra Inmensidad, y ahí forma su lugarcito, el pequeño

espacio donde poner su ‘te amo.’ Así que el ‘te amo’ de la criatura es el

apoyo del nuestro, es el alivio, es la calma de nuestro Amor para no hacerlo

delirar demasiado.

Hija mía, amar y no ser amado es como si se quisiera impedir el curso

a nuestro Amor, restringirlo en Nosotros mismos, y hacernos sentir toda la

pena y la dureza de nuestro Amor no amado. Por eso vamos buscando quien

nos ame. Es tan dulce y refrescante para Nosotros el ‘te amo’ de la criatura,

que quién sabe qué cosa le daremos con tal de obtenerlo. Mira entonces, en

quien vive en nuestra Voluntad encontramos el refugio de nuestra Vida, y no

hacemos otra cosa que intercambiarnos continuamente vida: ella nos da la

suya, y Nosotros damos la nuestra. En este intercambio de vida

encontramos quién recibe la nuestra y nos de la suya, dónde podemos poner

de lo nuestro, hacer lo que queremos, nos sentimos Dios tal como somos.

Por eso la criatura que vive en nuestro Querer nos sirve de refugio, de teatro

de nuestras obras, nos sirve como refrigerio de nuestro Amor, como

correspondencia de toda la Creación, no hay cosa que no encontremos en

ella, por eso la amamos tanto, que nos sentimos obligados a darle lo que

quiere; y cada acto de más que hace en nuestro Querer, tanto más nos

estrecha, tantas cadenas de más agrega para ligarnos a ella. Pero, ¿sabes qué

 

 

cosa nos da para hacernos quedar obligados? ¡Nuestra Vida, nuestras obras,

nuestro Amor, nuestra misma Voluntad! ¿Te parece poco? Lo que nos da

es tan exuberante, que si no fuera porque tenemos en nuestro poder la

Potencia con la cual todo podemos hacer, nos faltarían los medios para

desobligarnos; por eso nuestro Amor que no se deja vencer ni superar jamás

por el amor de la criatura, va buscando reencontrarse con la criatura,

inventando nuevas estratagemas, hasta darle nuevamente tantas veces

nuestra Vida para desobligarse con su amada criatura, y en su énfasis de

amor dice: ‘Cómo estoy contento de que vivas en mi Querer, eres mi

alegría, mi felicidad, tanto, que me siento como obligado a darte el aire para

respirar, y como me siento obligado respiro junto contigo. El sol, su luz, te

los llevo en mis manos, pero no te dejo sola, me quedo contigo.’ Así que no

hay cosa, agua, fuego, alimento, y todo lo demás, que no se lo lleve con mis

manos, porque me siento obligado y quiero quedarme junto con ella para ver

cómo las toma, quiero hacer todo por Mí, y si mientras las toma me dice:

‘Tomo todo en tu Voluntad porque te amo; quiero amarte y glorificarte con

tu mismo Querer.’ ¡Oh! entonces quién puede decirte los refrigerios que me

da, y busca desobligarse conmigo, y Yo la hago hacer, pero después vuelvo

con mis sorpresas de amor. Por esto te recomiendo que me hagas feliz

viviendo siempre corazón con corazón y fundida con mi Voluntad, seremos

felices y contentos, tú y Yo."

Enero 10, 1938

La primera predicación que hizo el

pequeño rey Jesús a los niños de Egipto.

Estaba haciendo mi giro en el Fiat Divino y, ¡oh, cómo deseo que ni

siquiera un solo acto se me escape de lo que ha hecho tanto en la Creación

como en la Redención! Me parece que me falta alguna cosa si todo lo que

ha hecho yo no lo reconociera, no lo amara, no lo besara, no me lo

estrechara al corazón como si fuera mío; y el Divino Querer quedaría como

descontento si quien vive en Él no conociera todos sus actos, y si no

encontrara en todo lo que Él ha hecho el pequeño ‘te amo’ de aquél a quien

tanto ama, y mucho más porque no hay cosa que no haya hecho para él. Así,

he llegado al momento en el cual el celestial Niño se encontraba en Egipto,

en el momento cuando daba sus primeros pasos, y yo besaba sus pasos,

ponía mi ‘te amo’ en cada paso que daba y le pedía los primeros pasos de su

Voluntad para todas las generaciones humanas. Buscaba seguirlo en todo, si

 

 

oraba, si lloraba, le pedía que su Voluntad animase todas las plegarias de las

criaturas, y que sus lágrimas regenerasen la Vida de su Fiat en la familia

humana. Entonces, mientras estaba atenta a seguirlo en todo, el pequeño

Rey niño visitando mi pobre alma me ha dicho:

"Hija de mi Querer, cómo estoy contento cuando la criatura no me

deja solo, pues me la siento por delante, por detrás, en todos mis actos.

Ahora, tú debes saber que mi exilio en Egipto no estuvo exento de

conquistas, cuando llegué a la edad de cerca de tres años, desde nuestra

pequeña casita oía a los niños que jugaban, gritaban en medio de la calle, y

Yo, pequeño como era salía en medio de ellos, y en cuanto me veían corrían

a mi alrededor, todos querían estar cerca de Mí, porque era tanta mi belleza,

el encanto de mi mirada, la dulzura de mi voz, que se sentían raptados a

amarme, por eso se apiñaban a mi alrededor y me amaban tanto, que no

sabían separarse de Mí. También Yo amaba a estos niñitos, y como el amor

cuando es verdadero busca hacerse conocer, y no sólo eso, sino busca dar lo

que puede hacer feliz en el tiempo y en la eternidad, por eso, a estos

pequeños Yo les di mi primera predicación, adaptándome a su pequeña

capacidad, mucho más que poseyendo la inocencia me podían entender más

fácilmente. Ahora, ¿quieres oír cuál fue mi predicación? Yo les decía:

Niñitos míos, escúchenme, Yo os amo mucho y quiero haceros conocer

vuestro origen. Miren el cielo, allá arriba tienen un Padre Celestial que os

ama mucho, pero os ama tanto que no se contentó con haceros de Padre

desde el Cielo, de miraros, de crearos un sol, un mar, una tierra florida para

volveros felices, sino que amándoos con un Amor exuberante quiso

descender en vuestros corazones, formar su morada real en el fondo de

vuestra alma, haciéndose dulce prisionero de cada uno de ustedes, ¿pero para

hacer qué? Para dar vida a vuestro latido, respiro y movimiento; así que

caminan ustedes, y Él camina en vuestros pasos, se mueve en vuestras

manitas, habla en vuestra voz; y mientras camináis, os movéis, etc., como os

ama mucho, ahora os besa, os estrecha, os abraza y os lleva como en triunfo,

porque sois sus amados hijos. Cuántos besos y abrazos escondidos no os da

este nuestro Padre Celestial, y ustedes por estar desatentos no habéis hecho

que vuestro beso encuentre al suyo, vuestros abrazos a su paterno abrazo, y

Él ha quedado con el dolor de que sus hijos no lo han ni besado ni abrazado.

Ahora niñitos míos amados, ¿sabéis qué quiere de ustedes este Padre

Celestial? Quiere ser reconocido en ustedes, que tiene su sede en el centro

de vuestra alma, y como Él os ha dado todo, no hay cosa que Él no os dé,

quiere vuestro amor en todo lo que hacéis. Ámenlo, que el amor no se

aparte jamás de vuestros corazoncitos, de vuestros labios, de vuestras obras,

de todo, y esto será el alimento delicioso que daréis a su Paternidad. Él os

 

 

ama mucho y quiere ser amado. Ninguno puede llegar a amaros como Él os

ama, tan es verdad, que tenéis también un padre terreno, pero cómo es

diferente del amor del Padre Celestial, él no os sigue siempre, no vigila

vuestros pasos, no duerme junto con ustedes, no late en vuestro corazón, y si

os caéis ni siquiera lo sabe; en cambio el Padre Celestial no os deja jamás:

Si estáis por caer os da la mano para no dejaros caer, si dormís os vigila, y

también si jugáis o hacéis impertinencias está con ustedes y conoce todo lo

que hacéis. Por eso ámenlo mucho, mucho."

Y encendiéndome de más en amor les decía: ‘Denme su palabra de

que lo amaréis siempre, siempre; digan junto conmigo: ‘Os amamos, Padre

Nuestro que estás en los Cielos, os amamos Padre Nuestro que resides en

nuestros corazones.’

Hija mía, por estas palabras dichas a los niños, quién se conmovía,

quién lloraba de alegría, quién quedaba arrobado, quién se estrechaba tan

fuerte a Mí, que no me querían dejar más. Yo les hacía sentir la Vida

palpitante de mi Padre Celestial en sus corazoncitos, y ellos gozaban por

esto, hacían fiesta porque tenían no ya un Padre lejano, sino en su propio

corazón, y Yo para fortalecerlos y para darles la fuerza de alejarse de Mí los

bendecía, renovando sobre aquellos niños nuestra Fuerza creadora,

invocando la Potencia del Padre, la Sabiduría de Mí, Hijo, y la Virtud del

Espíritu Santo, y les decía: ‘Vayan y después regresen.’ Y así se alejaban,

pero volvían los siguientes días. Una muchedumbre de niños se ponían a

espiar cuando debía salir, y para ver qué cosa hacía Yo en nuestra casita, y

cuando Yo salía me aplaudían con sus manitas, me hacían fiesta, y gritaban

tanto, que mi Mamá salía a la puerta para ver qué cosa sucedía y, ¡oh! cómo

quedaba admirada al ver a su pequeño Hijo hablar con tanta gracia a

aquellos niños, tanto, que sentía que le estallaba el corazón por amor, y veía

en ellos las primicias de mi Vida acá abajo, porque de estos niños que me

escuchaban ninguno se perdió. El conocer que tenían un Padre en sus

corazones fue como una garantía y prenda de poder poseer la patria celestial,

para amar a aquel Padre que ya estaba en el Cielo. Hija mía, esta

predicación que Yo, pequeño niño hacía a los niños de Egipto, era el

fundamento, la sustancia de la creación del hombre, contiene la doctrina más

necesaria, la santidad más alta, hace surgir el amor a cada instante para

amarse el Creador y la criatura. Qué dolor al ver tantas pequeñas vidas que

no conocen la Vida de un Dios en sus almas, crecen sin Paternidad Divina,

como si estuviesen solos en el mundo, no sienten ni conocen cuánto son

amados; ¿cómo pueden amarme? Por eso, quitado el amor, el corazón se

endurece, la vida se afea y, ¡pobre juventud, se da en brazos de los más

graves delitos!

 

 

Esto es un dolor para tu Jesús, y quiero que sea un dolor para ti, a fin

de que ruegues por tantos que enseñan que estoy en sus corazones, que amo

y quiero ser amado."

Enero 16, 1938

La Divina Voluntad llama en sus actos a la criatura

para hacerle don de sus obras. Intercambio de

voluntad entre las criaturas y Dios.

El Querer Divino está siempre en torno a mí, y ahora me llama, ahora

me estrecha a su seno de luz, y si respondo a su llamada, si le correspondo

con mi abrazo, me ama tanto y me quiere dar tanto, que no sé donde poner lo

que me quiere dar, y en medio de tanto amor y desprendimiento yo quedo

confundida y amo a aquel Santo Querer que tanto me ama. Mientras estaba

en esto, mi dulce Jesús visitando mi pequeña alma, con ternura indecible me

ha dicho:

"Hija de mi Querer, tú debes saber que solamente tu Jesús conoce

todos los secretos de mi Fiat, porque siendo Yo el Verbo del Padre me glorío

de hacerme narrador de lo que ha hecho por la criatura. Ahora, por esto te

digo que su Amor es exuberante: En cada cosa que hacía te llamaba, tanto

en las obras de la Creación como en las obras de mi Redención, y si tú

escuchabas su llamada y decías: ‘Estoy aquí, ¿qué quieres?’ Él te hacía don

de sus obras; si tú no respondías, Él quedaba en actitud de llamarte siempre,

hasta en tanto no lo hubieses escuchado. Si creaba el cielo, te llamaba en

aquella extensión azul al decirte: ‘Hija mía, ven a ver cómo es bello el cielo

que he creado para ti, lo he creado para hacerte don de él, ven a recibir este

gran don. Si tú no me escuchas Yo no puedo dártelo, y me haces quedar con

el don suspendido en mis manos, y en actitud de llamarte siempre, no cesaré

de llamarte hasta en tanto no te vea poseedora de mi don. El cielo contiene

una extensión grandísima, tanto que la tierra se puede llamar un pequeño

agujero comparada a él, por eso todos tienen en él su puesto y un cielo para

cada uno, y Yo los llamo a todos por su nombre para hacerles el don.’ ¿Pero

cuál no es su dolor, llamar y volver a llamar y no ser escuchado, y miran el

cielo como si no fuera un don que les ha dado? Este mi Querer ama tanto,

que conforme creaba el sol así te llamaba con sus voces de luz e iba en busca

de ti y de todos para hacerte de ellos un don, así que tu nombre está escrito

en el sol con caracteres de luz, ni Yo lo puedo olvidar; y conforme su luz

desciende de su esfera y llega hasta ti, así te va llamando siempre. Así que

 

 

no se contenta con llamarte desde la altura de su esfera, sino que amándote

siempre más quiere descender hasta lo bajo, y por caminos de luz y calor te

dice: ‘Recibe mi don, este sol lo he creado para ti.’ Y si es escuchado, ¡oh,

cómo hace fiesta porque ve que la criatura posee el sol como propiedad suya

y don que le ha hecho su Creador! Donde quiera y por todas partes te llama:

Te llama en el viento, ahora con imperio, ahora con gemidos, ahora como si

quisiera llorar para moverte a escucharlo a fin de que recibas el don de este

elemento; te llama en el mar por caminos de murmullo para decirte: ‘Este

mar es tuyo, tómalo como don que Yo te hago’; hasta en el aire que respiras,

en el pajarito que canta, te llama para decirte: ‘De todo te hago don.’

Ahora, si a la llamada el alma responde, el don es confirmado; si no

responde, los dones quedan como suspendidos entre el cielo y la tierra,

porque si mi Voluntad llama, es porque quiere ser llamada para mantener el

comercio entre Ella y las criaturas, para hacerse conocer y para hacer surgir

el amor incesante entre Ella y quien vive de su Fiat, porque sólo a quien vive

en su Querer Divino le es más fácil escuchar sus tantas llamadas, porque

mientras la llama en sus obras se hace oír en el fondo de su alma, oyendo así

su llamada en ambas partes. Y después, ¿qué decirte de cuántas veces te

llamé y llamo en todos los actos de mi Humanidad? Me concebí y te llamé

para hacerte el don de mi Concepción; Nací y te llamé más fuerte, y llegué a

llorar, a gemir y llorar para moverte a compasión, para que pronto me

respondieras para hacerte el don de mi Nacimiento, de mis lágrimas,

gemidos y vagidos. Si mi Mamá Celestial me fajaba, te llamaba para fajarte

junto conmigo; en suma, te llamaba en cada palabra que decía, en cada paso

que daba, en cada pena que sufría, en cada gota de mi sangre, hasta en el

último respiro que di sobre la cruz te llamé, para hacerte don de todo, y para

ponerte al seguro te puse junto conmigo en las manos de mi Padre Celestial.

¿Dónde no te he llamado para hacerte don de lo que Yo hacía para

desahogar mi Amor, para hacerte sentir cuánto te amaba y para hacer

descender en tu corazón la dulzura de mi voz raptora, que embelesa, crea y

conquista, y también para oír tu voz que me dijera: ‘Aquí estoy contigo,

dime Jesús, ¿qué quieres?’ Esto como correspondencia de mi Amor y como

protesta de que aceptas mis dones, y así poder decir: ‘He sido escuchado, mi

hija me ha reconocido y me ama?’ Es verdad que estos son excesos de

nuestro Amor, pero amar y no ser reconocido, ni amado, no se puede

soportar por largo tiempo, ni se puede seguir viviendo así. por eso

continuaremos nuestras locuras de amor, nuestras estratagemas para dar

curso a nuestra Vida de amor."

Después ha agregado con un énfasis de más intenso amor: "Hija mía,

son tantos nuestros suspiros, nuestras ansias por querer que la criatura esté

 

 

siempre con Nosotros, que queremos darle siempre de lo nuestro, ¿pero

sabes qué queremos darle? ¡Nuestra Voluntad! Porque dándole Ésta no hay

bien que no le demos, por eso, teniéndola como ahogada de nuestro Amor,

de nuestra Belleza, Santidad, y de todo lo demás, le decimos: ‘Nosotros te

hemos dado tanto, y tú, ¿nada nos das?’ Y la criatura, como confundida

porque no tiene nada que darnos, y si tiene alguna cosa es nuestra, por eso

mira su voluntad y nos la da como el más bello homenaje a su Creador; y

Nosotros, ¿sabes qué hacemos? Si su voluntad nos la diera a cada instante,

tantas veces le damos el mérito como si tuviera tantas voluntades por

cuantas veces nos la ha dado, y tantas veces le damos la nuestra por cuantas

veces nos ha dado la suya, duplicando tantas veces en ella nuestra Santidad,

nuestro Amor, etc."

Al oír esto dije: "Mi amado Jesús, yo gano mucho al recibir tantas

veces el mérito por cuantas veces te doy mi voluntad, y tener por

correspondencia la tuya es la más grande ganancia para mí, y tu ganancia,

¿cuál es?" Y Él, sonriendo me haber dicho:

"A ti el mérito, y a Mí la ganancia de recibir toda la gloria de mi

Divina Voluntad; y por cuantas veces te la doy, tantas veces se duplica, se

multiplica, se centuplica mi gloria divina que recibo por medio de la

criatura, así que puedo decir: Me da todo, y le doy todo."

Enero 24, 1938

Cómo Nuestro Señor partió al Cielo, pero al mismo tiempo

se quedó en la tierra, en los tabernáculos, para ultimar el

reino de la Divina Voluntad. Quien vive en el Querer

Divino puede decir como Jesús: Parto y quedo.

Mi vuelo en el Querer Divino continúa, y mientras estaba haciendo la

visita a Jesús en el Sacramento, quería abrazar todos los tabernáculos y cada

una de las hostias Sacramentales para hacer vida junto con mi prisionero

Jesús, y pensaba entre mí: "¡Qué sacrificio, qué larga prisión, no de días

sino de siglos! ¡Pobre Jesús, si al menos fuera correspondido!" Y mi amado

Jesús, visitando mi pequeña alma, todo sumergido en sus llamas de amor me

ha dicho:

"Hija mía buena, mi primera prisión fue el Amor, me aprisionó tanto,

que no tenía libertad ni de respirar, ni de latir, ni de obrar, sino todo

aprisionado en mi Amor. Así que fue mi Amor quien me aprisionó en el

tabernáculo, pero con razón y con suma y divina Sabiduría. Ahora, tú debes

 

 

saber que las cadenas de mi Amor me hicieron partir del Cielo en mi

Encarnación, partí para descender a la tierra en busca de mis hijos y

hermanos para formarles con mi Amor tantas prisiones de amor, que no

pudieran salirse de ellas; pero mientras partí, al mismo tiempo me quedé en

el Cielo, porque mi Amor haciéndome prisión me ató en las regiones

Celestiales. Ahora, habiendo cumplido mi camino acá abajo, partí para el

Cielo, y al mismo tiempo quedé aprisionado en cada hostia Sacramental,

¿pero sabes por qué? Porque mi Amor formándome una dulce prisión me

dijo: ‘La finalidad por la que descendiste del Cielo a la tierra no está

cumplida, el reino de nuestra Voluntad, ¿dónde está? Ni existe ni es

conocido, así que quédate prisionero en cada hostia Sacramental, así no será

un solo Jesús como en tu Humanidad, sino tantos Jesús por cuantas hostias

consagradas existan, tantas Vidas tuyas harán brecha y furor de amor delante

a la Divinidad, y brecha y furor de amor a cada corazón que te recibirá.

Estas Vidas tendrán una palabrita qué decir para hacer conocer nuestro

Querer, porque estas Vidas cuando desciendan en los corazones no serán

Vidas mudas, sino hablantes, y Tú hablarás en lo íntimo de sus corazones de

nuestro Fiat, serás el portador de nuestro reino.’ Yo vi justas las

pretensiones de mi Amor, y de buena gana me quedé en la tierra para formar

el reino de mi Voluntad hasta que sea obra completa. Mira, si Yo partí para

el Cielo y al mismo tiempo me quedé en la tierra, mi Vida esparcida en

tantas hostias Sacramentales no será inútil acá abajo, no, sino que formaré

con certeza el reino de mi Querer. Yo no me habría quedado si supiera que

no iba a obtener mi intento, mucho más que me cuesta más sacrificio que mi

misma Vida mortal: ¡Cuántas lágrimas secretas, cuántos amargos suspiros

en medio a tantas llamas de amor que me devoran! ¡Ah, quisiera devorar a

todos en mi Amor para hacer resurgir a nueva vida a las almas que deben

vivir en mi Querer Divino! Desde el centro de mi Amor saldrá este reino, él

quemará los males de la tierra, no pondrá atención a nada, sino solamente se

tomará en cuenta a Sí mismo, armará su Omnipotencia, y con tantas

victorias suyas vencerá nuestro reino en medio de las criaturas para dárselo a

ellas. Pero no estuve contento con sólo quedarme prisionero, sino que mi

Amor, inflamándome de más, me hizo escogerte a ti para hacerte prisionera

con cadenas tan fuertes que no me puedas huir, como desahogo de mi Amor

y compañía de mi prisión, para poderte hablar largamente de mi Querer, de

sus ansias y suspiros porque quiere reinar, y como un pretexto de mi Amor

para decir delante a la Majestad Suprema: ‘Una criatura de la raza humana

es ya nuestra prisionera, con ella hablamos de nuestra Voluntad para hacerla

conocer y extender en ella su reino.’ Esta prisionera es como una prenda y

una garantía para toda la familia humana, de que con derecho debemos darle

 

 

nuestro reino. Puedo decir que cada Vida mía Sacramentada son tantas

prendas que les doy, suficientes para poder entregarles mi reino a mis hijos,

pero a tantas prendas mías, mi Amor ha querido agregar la prenda de una

simple criatura que lleva las marcas de mi prisión, y así unir de nuevo y

consolidar la parte entre criatura y Creador, y así dar cumplimiento y ultimar

el reino de nuestra Voluntad en medio a las criaturas.

Desde cada tabernáculo mis oraciones son incesantes para que las

criaturas conozcan mi Voluntad para hacerla reinar, y todo lo que sufro,

lágrimas y suspiros, los envío al Cielo para mover a la Divinidad a conceder

una gracia tan grande, y las envío también a cada corazón para moverlos a

compasión de mis lágrimas y penas, para hacerlos rendirse y recibir este bien

tan grande."

Jesús ha hecho silencio y yo pensaba entre mí: "Mi amado Jesús con

hacerse prisionero ha hecho un acto de heroísmo tan grande, que solamente

un Dios podía hacer; pero mientras es prisionero al mismo tiempo está libre,

tan es así, que en el Cielo está libre, goza la plenitud de su libertad, y no sólo

en el Cielo, sino también en la tierra, ¿cuántas veces no viene a mí sin los

velos Sacramentales? Pero con haber convertido en prisionera a mi pobreexistencia, sí que me la hizo grande, y Él sabe en qué estrecha prisión me

pone y cómo son duras mis cadenas; yo no puedo hacer como hace Él, que

mientras está prisionero al mismo tiempo está libre, mi prisión es continua."

Pero mientras esto pensaba, Jesús, ha vuelto a hablar diciéndome:

"Hija mía, pobre hija mía, has sufrido mi misma suerte, cuando mi

Amor quiere hacer un bien no ahorra nada, ni sacrificios ni penas, parece

como si no quisiera entrar en razón, todo su intento es el de hacer surgir el

bien que quiere. Y además, ciertamente debería haberla hecho grande, no se

trataba de un bien cualquiera, sino de establecer sobre la tierra un reino de

Voluntad Divina. Este bien será tan grande, que ningún otro bien podrá

compararse a éste; todos los otros bienes serán como tantas gotitas de agua

frente al mar, serán como pequeñas lucecitas de frente al sol. Por eso no te

maravilles si la he hecho grande como tú dices, tu continua prisión entraba

como necesidad de mi Amor para darme la compañía y hacerme hablar de

los conocimientos de mi Voluntad que tanto me importan y siento la

necesidad de hacerlos conocer; además, debes saber que conforme te hablo

de Ella, mi Amor te corresponde y te libera de las cadenas de tu voluntad

humana, y te deja libre en los campos de los dominios del reino de mi

Querer. A esto son dirigidos los conocimientos acerca de mi Querer, a

liberar a la criatura de su voluntad, de sus pasiones, de sus miserias; por eso

agradéceme por todo lo que he dispuesto sobre ti, mi Amor te sabrá pagar y

tendrá cuenta aun de un respiro tuyo, de un instante de tu prisión."

 

 

Después de esto seguía pensando en los prodigios del Querer Divino,

y mi amado Jesús ha agregado:

"Hija de mi Querer, así como tu Jesús dijo al descender del Cielo a la

tierra: ‘Parto y me quedo’, así cuando subí al Cielo dije: ‘Me quedo y

parto.’ Mi misma palabra se repite al descender Sacramentado en las

criaturas: ‘Parto y permanezco en los tabernáculos.’ Así quien vive en mi

Voluntad, en todos sus actos puede decir mis mismas palabras, pues

conforme comienza su acto así viene formado su Jesús en ese acto; mi Vida

tiene virtud de multiplicarse al infinito cuantas veces quiero, por eso puede

decir con toda verdad: ‘Parto y permanezco. Parto para el Cielo para

beatificarlo, para alcanzar mi sede y hacer conocer a todos a mi amado Jesús

que he encerrado en mi acto, a fin de que lo gocen y lo amen; y este mismo

Jesús encerrado en mi acto permanece en tierra como vida mía, sostén y

defensa de todos mis hermanos.’ ¡Oh, cómo es bello un acto en mi

Voluntad!"

Enero 30, 1938

Quien vive en el Querer Divino, todo lo que hace

adquiere la naturaleza divina. La verdadera

correspondencia de toda la Creación.

Mi pobre mente nada en el mar del Querer Divino, su murmullo es

continuo, ¿pero qué cosa murmura? Amor, almas, luz que quisiera investir,

que quisiera reinar en cada uno de sus hijos y, ¡oh, cuántas estratagemas de

amor usa para hacerlos entrar nuevamente en el seno de su luz, de donde

salieron! Y en su dolor dice: "Hijos míos, hijos míos, háganme reinar y Yo

os daré tanta Gracia, para reconoceros que sois los hijos de vuestro Padre

Celestial." Pero mientras mi mente se perdía en este mar divino, mi amado

Jesús, mi dulce vida, ha renovado su breve visita, y todo bondad me ha

dicho:

"Pequeña hija de mi Querer Divino, son tantas las ansias, los suspiros,

porque mi Voluntad quiere obrar en el acto de la criatura, que se pone a la

expectativa para ver si el alma la llama como acto primario de sus actos, y si

es llamada se pone en fiesta, corre, y con su aliento imprime su Fuerza

creadora y convierte en naturaleza divina el acto de la criatura. Así que la

criatura siente la naturaleza del Amor divino que la inviste, la circunda, le

corre como sangre en sus venas y hasta en la médula de sus huesos, en el

latido de su corazón; por eso todo su ser no dice otra cosa más que amor.

 

 

Convertir en naturaleza divina los actos humanos, son los prodigios más

grandes que puede hacer mi Divina Voluntad, Ella no sabe dar sino lo que

tiene, amor posee, amor da, y ¡oh! cómo se siente feliz la criatura de que no

ve, que no siente más que amor, ni puede hacer menos que amar. Mi

Voluntad, con dar el amor en naturaleza a la criatura, la ha puesto en el

orden divino, todo es armonía entre Dios y ella, se puede decir que la ha

arrojado en nuestro mismo laberinto de amor; así que si adora, agradece,

bendice, su Fuerza creadora corre para cambiar en naturaleza divina la

adoración, los agradecimientos, las bendiciones, así que la criatura tiene en

su poder, como naturaleza suya, el siempre adorar a la Majestad Suprema,

agradecerla y bendecirla, porque lo que mi Voluntad comunica en naturaleza

tiene el acto continuado que jamás cesa. Por eso la tenemos a nuestra

disposición, porque nuestro Amor encuentra quién lo ama con su mismo

Amor, y si siente la necesidad de desahogarse, tiene con quién hacer sus

desahogos. Nuestra Majestad encuentra sus eternas adoraciones en la

criatura, y que ésta verdaderamente puede decirle un gracias, un te bendigo

divino, en suma, encontramos quién nos puede dar de lo nuestro, y ¡oh!

cómo amamos a esta más que celestial criatura, nos tiene siempre en

actividad porque podemos darle lo que queremos, y el dar para Nosotros es

beatificarnos y felicitarnos de más. Mientras que, quien no vive en nuestro

Querer nos tiene como en el ocio, sin actividad, y si damos alguna cosa, todo

es medido, porque no tenemos en dónde ponerla, y tememos que de aquél

poco que le damos haga despilfarro y no sepa apreciarlo."

Un poco después, con un ansia aún más fuerte ha agregado:

"Hija mía buena, los prodigios que mi Fiat obra en el acto de la

criatura que vive en Él son inauditos. Conforme ve que la criatura está por

hacerlo, corre, toma el acto en sus manos, lo purifica, lo plasma, lo inviste de

luz, después lo mira para ver si aquel acto puede recibir su Santidad, su

Belleza, si puede encerrarlo en su Inmensidad, si puede hacer correr dentro

su Potencia, su Amor, y cuando todo ha hecho, porque nada debe faltar

como acto suyo, lo besa, lo abraza, y vertiéndose todo sobre de él, con una

solemnidad y amor indescriptibles pronuncia en él su Fiat Omnipotente y se

crea a Sí mismo en aquel acto. Los Cielos se ponen atentos cuando mi

Querer está por obrar en el acto de la criatura, se conmueven, quedan

admirados y arrobados, y exclaman: ‘¿Será posible que un Dios, que su

Querer tres veces Santo llegue a tanto amor, hasta crearse a Sí mismo en el

acto de la criatura?’ Mi mismo Fiat regresa para mirar lo que ha hecho en el

acto humano y se siente raptar, se felicita al ver su nueva Vida, y lleno de

alegría indescriptible hace fiesta a todo el Cielo, y generosamente vierte

gracias sobre toda la tierra. A estos actos los llamo Vida mía, acto mío, eco

 

 

de mi Potencia, prodigios de mi Amor. Hija mía, hazme feliz, son estas las

alegrías de mi Creación, las fiestas de mi Virtud creadora: Poder formar

tantas Vidas mías por cuantos actos hace la criatura. Por eso llámame

siempre en tus actos, no me pongas jamás a un lado, y Yo haré siempre

cosas nuevas en ti, que llegarán a dejar sorprendidas a todas las gentes, y

entonces tendré la correspondencia, la gloria de toda la Creación, cuando

haya llenado Cielos y tierra con tantas Vidas mías nuevas."

Febrero 7, 1938

Dios no ama lo forzado sino la espontaneidad.

Desahogo que el Querer Divino hará en quien

viva en Él. La Creación no ha terminado.

Estoy bajo el imperio del Querer Divino, su Virtud creadora tiene tal fuerza

que hace sentir su dulce imperio sobre la pobre criatura, que dulcemente, no

forzada, se pone de acuerdo con el Fiat y le da amplia libertad de hacer lo

que quiera con ella, es más, le dice: "Cómo me siento honrada de que de mi

ser quieras hacer un portento, pero tanto, que quieres usar tu Fuerza creadora

y obradora en mi pobre alma." Pero mientras mi mente estaba atenta a

recibir la Virtud creante del Fiat Divino, mi siempre amable Jesús,

sorprendiéndome con su breve visita, con amor indecible me ha dicho:

"Hija mía de mi Querer, cómo es bello mi Fiat al obrar con su Virtud

creadora, tú has visto que no usa la violencia, sino la dulzura, pero dulzura

irresistible, más que la misma violencia. Con su dulzura embalsama a la

criatura, le hace sentir lo bello de lo divino, de modo que ella misma dice:

‘Hazlo pronto, ¡oh! Querer Santo, no tardes más, me siento penar y

desfallecer si no te veo que obres en mí con tu Virtud creadora.’ Hija mía,

las cosas, una voluntad forzada, no nos han agradado jamás, es más, ni

siquiera las queremos, dan mucho de humano y no están en armonía ni con

nuestro Amor, ni con nuestras obras, donde todo es espontaneidad y

Voluntad plena, que lo queremos, suspiramos hacer el bien, y lo hacemos, y

por eso lo hacemos con tal plenitud de Amor y de Gracia que ninguno puede

igualarnos. Tanto que si no vemos la espontaneidad, la voluntad de querer

recibir el bien que queremos hacer en ella, no hacemos nada; a lo más

esperamos, hacemos sentir nuestros suspiros, nuestras ansias, pero no nos

movemos a obrar si antes no vemos que con amor quiere recibir lo obrado

por su Creador.

 

 

Ahora, tú debes saber que a cada acto que la criatura hace en nuestro

Querer, así va creciendo su Vida en ella, y cuando llega a la plenitud en que

todo es Voluntad mía en ella, entonces comenzamos el desahogo de nuestro

Amor, de nuestras gracias, de modo que a cada instante le damos nuevo

Amor y nuevas gracias sorprendentes, ponemos fuera nuestras

demostraciones de magnificencia divina, la suntuosidad, la magnificencia de

nuestras estratagemas de amor, todo lo que le hacemos lleva la marca de la

abundancia de su Creador. Cuando el alma está llena de nuestra Voluntad

Divina, no ponemos atención en nada más, lo que tenemos damos, y lo que

quiere es suyo. Es tanta la magnificencia que hacemos, que en cada acto

suyo hacemos correr una nota de nuestras músicas divinas, a fin de que ni

siquiera nuestra música nos falte en ella, y ella a menudo nos hace bellas

sonatinas con nuestras notas divinas y, ¡oh, cómo nos sentimos felices,

armonizar nuestras armonías, nuestros sonidos divinos! Tú debes saber que

para quien vive en nuestra Voluntad superamos la magnificencia, la

ostentación, la magnificencia, la suntuosidad que tuvimos en la Creación,

donde todo fue abundancia: abundancia de luz que ninguno la puede medir,

abundancia en la extensión del cielo que con lujo de belleza adorné con

tantas estrellas. Cada cosa creada era creada con tal abundancia, investida

con tal suntuosidad de esplendor, que ninguna puede tener necesidad de la

otra, es más, todas pueden dar sin necesidad de recibir. Sólo la voluntad

humana pone los límites, las estrechuras a la criatura, la arroja en las

miserias e impide a mis bienes el darse a ellas. Por eso espero con ansias

que mi Voluntad sea conocida y que vivan en Ella, y entonces haré tal

desahogo de magnificencia, que cada alma será una nueva creación, bella,

pero distinta una de la otra; me recrearé, la haré de artífice insuperable,

pondré fuera mi arte creador. ¡Oh, cómo lo espero, lo quiero, lo suspiro!

Así que la Creación no ha terminado, tengo que hacer las obras más bellas.

Por eso hija mía hazme trabajar, ¿pero sabes cuándo trabajo? Cuando te

manifiesto una verdad sobre mi Divina Voluntad súbito la hago de artífice, y

con mis manos creadoras trabajo en ti para hacer que esa verdad se haga

vida en tu alma y, ¡oh, cómo gozo en el trabajo! el alma se hace como

blanda cera en mis manos, y en ella formo la Vida que quiero, por eso sé

atenta y déjame hacer."

 

 

Febrero 14, 1938

Los actos de quien vive en la Divina Voluntad se

extienden sobre todos y se hacen narradores del Ser

Supremo. Al crear a la Virgen creaba el perdón.

Mi vuelo continúa en el Querer Divino y, ¡oh, cómo me siento perdida

en su Inmensidad! Es tanta su Potencia y actividad, que cuando obra en el

acto de la criatura, ese acto lo quiere dar a todos, quiere llenar Cielos y tierra

para hacer ver y oír lo que sabe hacer y cómo sabe amar. Yo he quedado

sorprendida, y mi amado Jesús visitando mi pequeña alma, todo bondad me

ha dicho:

"Hija mía bendita, es tanto el Amor de mi Voluntad al obrar en el acto

de la criatura, que da en lo increíble; Ella, conforme obra quiere que todos

reciban aquel acto y lo hagan como acto propio. Mi Voluntad con su soplo

omnipotente pone en vuelo aquel acto y lo hace subir al sol, al cielo, a las

estrellas, al viento, al mar, hasta en el aire que todos respiran, luego vuela

más arriba, hasta en las regiones Celestiales, y todos, ángeles y santos, la

Reina Madre, hasta nuestra misma Divinidad reciben aquel acto, de manera

que recibiéndolo cada uno debe poder decir: ‘Este acto es mío.’ ¿Pero sabes

por qué? Porque es tanto su Amor, que quiere que su acto lo posean todos y

dé vida a cada uno; quiere decorar, adornar, investir con su virtud creante

todo y a todos para recibir la gloria, el amor, el honor que posee mi Querer

por todo y por cada uno. Mi Querer no se detiene jamás, y sólo está

contento cuando ve que su acto ha llenado todo, y como triunfo lleva

consigo a la criatura que le ha dado la libertad de hacerlo obrar en su acto

para hacerlo conocer y amar por todos. Estas son nuestras fiestas, nuestros

gozos más puros de la Creación, el poder poner de lo nuestro en la criatura,

como si quisiéramos duplicar nuestra Potencia, Inmensidad, Amor y gloria

hasta el infinito en el acto humano de la criatura. Esto no es para

maravillarse, nuestra Voluntad Divina se encuentra por todas partes, por eso

nuestros actos con los cuales son animados los actos de las criaturas, vuelan

y se refugian en nuestro Querer, hasta en los más pequeños escondites donde

Él se encuentra, y éstos nos sirven como correspondencia de amor de toda la

Creación, nos sirven como nuestra más dulce compañía y como narradores

de nuestro Ente Supremo. Por eso nuestro Amor es exuberante para quien

quiere vivir en nuestro Fiat, somos todo ojo sobre esta criatura, estamos casi

espiándola para ver cuando nos presta su acto para hacernos poner en obra

nuestra Virtud creante, ella es para Nosotros nuestro alarde y suntuosidad de

 

 

amor, la actividad de nuestra Potencia, y se hace repetidora de nuestra

misma Vida."

Después de esto seguía mi giro en el Querer Divino, y mi dulce Jesús

transportaba mi pequeña voluntad en el acto creante de la suya. ¡Dios mío,

cuántas sorpresas! Mi pobre inteligencia se pierde, no sabe decir nada, y mi

siempre amable Jesús, repitiendo su breve visita, todo bondad me ha dicho:

"Mi buena hija, nuestro Fiat en la Creación hizo alarde de nuestro

Amor obrante, potente y sabio, de modo que todas las cosas creadas están

impregnadas de nuestro Amor, Potencia, Sabiduría y Belleza inenarrable;

por eso podemos llamarlas las administradora de nuestro Ente Supremo. En

cambio, en la creación de la Soberana Reina fuimos más allá, nuestro Amor

no se contentó con el alarde y suntuosidad, sino que quiso ponerse en actitud

de piedad, de ternura, de compasión tan profunda e íntima, como si se

quisiera convertir en lágrimas por amor de las criaturas. Es por eso que

conforme se pronunció nuestro Fiat para crearla y llamarla a vida, creaba el

perdón, la misericordia, la reconciliación entre Nosotros y el género

humano, y lo depositamos en esta Celestial y Santa Criatura, como

administradora entre nuestros hijos y suyos. Así que la Soberana Señora

posee mares de perdón, de misericordia, de piedad, y mares llorosos de

nuestro Amor, en los cuales puede envolver a todas las generaciones,

regeneradas en estos mares creados por Nosotros en Ella, mares de perdón,

de misericordia y de una piedad tan tierna, que ablanda los corazones más

duros. Hija mía, era justo que todo fuera depositado en esta Madre Celestial,

porque debiendo poseer el reino de nuestra Voluntad todo le era confiado a

Ella; solamente nuestra Voluntad tiene lugar suficiente para poder poseer

nuestros mares creados por Nosotros, con su Potencia creante y conservante

mantiene íntegro lo que crea, sin que jamás disminuya a pesar que damos

siempre, por eso, donde no está nuestra Voluntad no podemos ni dar, ni

confiar, ni depositar, pues no encontramos el lugar para hacerlo, nuestro

Amor queda impedido para las tantas bellas obras que queremos hacer en las

criaturas. Sólo en esta Soberana Señora no encontró impedimento nuestro

Amor, y por eso desahogó tanto, e hizo tantas maravillas, hasta darle la

Fecundidad divina para hacerla Madre de su Creador."

Después, mi amado Jesús me hacía presentes todos los actos que hacía

junto con su Mamá Celestial, y mientras obraban, los mares de amor del Uno

y de la Otra se fundían y formaban uno solo, y levantando sus olas hasta el

Cielo investían todo, hasta nuestra Divinidad, y formando una lluvia tupida

46

de amor sobre nuestro Ser Divino nos daban el amor de todos, el

46 Luisa pasa insensiblemente, de hablar ella, a hablar Jesús.

 

 

refrigerio, el bálsamo con el cual quedaba endulzado, y cambiaba la Justicia

en arrebato de amor por las criaturas. Se puede decir que nuestro Amor

generó nuevamente con nuevo amor a la humana familia, y Dios la amó con

doble amor, ¿pero dónde? En la Reina y en su amado Hijo.

Ahora escucha otra sorpresa: Cuando Yo, siendo un pequeño Niño

chupaba la leche de mi Mamá, Yo chupaba las almas, porque Ella las tenía

en depósito, y al darme la leche depositaba en Mí a todas las almas porque

quería que Yo las amara, les diera el beso a todas, y en ellas formase su y mi

victoria, y no solo esto, sino que al darme la leche me hacía succionar su

maternidad, sus ternuras, y se imponía sobre de Mí con su amor para que Yo

amara a las almas con amor materno y paterno, y Yo recibía en Mí su

maternidad, sus ternuras indecibles, y así amaba a las almas con Amor

Divino, con amor materno y con amor paterno. Después de que las había

depositado a todas en Mí, Yo con una estratagema de amor, con un respiro,

con una dulce mirada las depositaba nuevamente en su materno corazón, y

para corresponderle le daba mi paterno Amor, mi Amor divino, que es

incesante, firme, irremovible, que jamás se cambia, porque el amor humano

fácilmente se cambia, y Yo quería que mi inseparable Madre tuviese las

mismas prerrogativas de mi Amor y las amase como las sabe amar un Dios.

Así que en cada acto que hacíamos, desde el más pequeño hasta el más

grande, eran intercambios de depósito de almas lo que hacíamos, Yo en Ella

y Ella en Mí; es más, puedo decir que duplicábamos este depósito de almas,

porque lo que Yo recibía de mi amada Mamá, lo custodiaba con sumo celo

en mi corazón divino como el más grande don que me hacía, y Ella

recibiendo mi don, tenía tal cuidado que ponía toda su maternidad en actitud

de custodiar el don que le hacía su Hijo. Ahora, en estos intercambios de

depósito que hacíamos, nuestro Amor crecía y amaba con nuevo amor a

todas las criaturas, formábamos los proyectos de cómo amarlas más, y cómo

vencerlas a todas por vías de amor, y poníamos nuestra Vida para ponerlas a

salvo."

Febrero 20, 1938

Jesús al encarnarse formaba de Sí tantos Jesús por

cuantas criaturas debían existir, a fin de que cada

una tuviese un Jesús a su disposición.

Estoy entre los brazos del Querer Divino, el cual me ama mucho, y

para hacerme ver cuánto me ama, me quiere decir siempre su larga y eterna

 

 

historia de amor, agregando nuevas sorpresas, por las cuales queda uno tan

arrobado que resulta imposible no amarlo, y solamente quien es ingrato y sin

criterio podría hacerlo. Después, el Fiat Divino me hacía presente lo que

había obrado en el descendimiento del Verbo a la tierra, y mi dulce Jesús

repitiendo su acostumbrada visita, todo bondad me ha dicho:

"Mi pequeña hija de mi Querer, tú debes saber que mi Amor es tanto,

que siente la necesidad de desahogarse y de confiar sus secretos a quien vive

en mi Querer, a fin de que estando al día de todo, amemos con un solo amor

y repita en ella lo que Yo hice en Mí mismo. Escucha entonces hija mía

hasta dónde llega el exceso de mi Amor, el cual me hacía hacer cosas

inauditas e increíbles a las mentes creadas: Al venir Yo a la tierra, quise

formar de Mí tantos Jesús por cuantas criaturas habían existido, existían y

existirán, así que cada una debía tener a su Jesús todo suyo, a su disposición;

por lo tanto debía tener mi Concepción para quedar concebida en Mí, mi

Nacimiento para renacer, mis lágrimas para lavarse, mi edad infantil para

restablecerse y dar principio a su nueva vida, mis pasos por vida y guía de

los suyos, mis obras para hacer surgir sus obras en las mías, mis penas como

bálsamo y fuerza de las suyas, y como satisfacción de cualquier deuda

contraída con la Divina Justicia, mi muerte para reencontrar su vida, mi

Resurrección para resurgir del todo en mi Voluntad y a la gloria completa

que debía dar a su Creador. Y esto con sumo amor, con razón, con justicia y

con suma sabiduría.

Mi Padre Celestial debía encontrar en Mí para satisfacerse,

glorificarse, para ser correspondido por tanto Amor suyo, tantas Vidas mías

por cuantas criaturas había sacado y debía sacar a la luz del día. Y aunque

no todos tomen esta Vida mía, mi Padre Celestial exigía mi Vida para

glorificarse por todo lo que había hecho en la obra de la Creación y de la

Redención. Puedo decir que en cuanto el hombre se sustrajo de nuestra

Voluntad cesó la gloria que le era debida a mi Divino Padre; por lo tanto, si

no formaba de Mí tantos Jesús por cuantas criaturas existen, la gloria del

Padre Celestial habría quedado incompleta, y Yo no podía hacer obras

incompletas, mi Amor me habría hecho la guerra si no hubiera formado de

Mí tantos Jesús, primero por decoro y gloria nuestra, y después para dar el

bien completo a cada una de las criaturas. Por eso nuestro sumo dolor es

que a pesar de tantas Vidas mías que están a disposición de cada uno, quién

no las reconoce, quién no las mira, quién no se sirve de ellas, quién las

ofende, quién toma apenas las migajas de mi Vida. Pocos son aquellos que

dicen: ‘Hago la Vida de Jesús, con Jesús, y amo como ama Jesús, y quiero

lo que quiere Él.’ Estos últimos son la correspondencia, junto conmigo, de

la gloria y amor de la Creación y Redención. Pero a pesar de que no todas

 

 

estas Vidas mías sirven a la criatura, sin embargo sirven admirablemente a la

gloria de mi Divino Padre, porque no vine a la tierra solamente por las

criaturas, sino para reintegrar los intereses y la gloria de mi Padre Celestial.

¡Oh, si tú pudieses ver qué bello cortejo forman tantas Vidas mías en torno a

nuestra Divinidad, y cuánto amor y gloria salen de Ellas, tú quedarías de tal

manera extasiada, que te resultaría difícil volver en ti misma!"

Jesús ha hecho silencio, y yo veía ante mi mente a tantos Jesús por

cuantas criaturas existían. Pero como tenía una espina en el corazón que me

torturaba, me amargaba hasta la médula de mis huesos por una persona tan

querida por mí, y necesaria a mi pobre existencia, pues estando en peligro de

morir yo habría querido a cualquier costo salvarla, por eso tomaba la Divina

Voluntad, la hacía toda mía y en mi dolor decía: "Jesús, tu Voluntad es mía,

tu Potencia e Inmensidad están en mi poder, yo no quiero que muera, y

también Tú no debes quererlo." ¡Dios mío, sentía como si luchara con una

potencia! Y para vencer, mi mente se ha puesto ante la Divinidad y ponía en

torno a Ella la extensión del cielo con todas las estrellas en oración, la

vastedad de la luz del sol con la fuerza de su calor, a la Creación toda en

oración, además ponía los mares de amor, de potencia de la Reina del Cielo,

las penas, la sangre derramada por Jesús, como tantos mares en torno a la

Divinidad, todo en oración, y además, a los tantos Jesús de cada una de las

criaturas para que tuviesen un suspiro, una oración para obtener lo que yo

quería. Pero ¿cuál no ha sido mi sorpresa y conmoción al mismo tiempo, al

ver y oír que los tantos Jesús de cada una de las criaturas rogaban para

obtener lo que yo quería? Yo he quedado confundida al ver tanta bondad y

condescendencia divina.

Sea siempre agradecido y bendecido, y todo sea para gloria suya.

Febrero 26, 1938

Dios se reconoce a Sí mismo en quien busca reconocer

a Dios en sus obras. Felicidad que recibe Dios por el amor

de la criatura. Puesto que tiene el hombre en la Creación y

en la misma Divinidad si vive en el Querer Divino.

 

Estoy bajo el imperio del Querer Divino, el cual ama, suspira por

querer ser reconocido en todas sus obras. Parece que toma de la mano a la

pequeña criatura y llevándola en vuelo le señala lo que ha hecho, cuánto la

ha amado en cada una de las cosas creadas, y cómo, por derecho, quiere ser

amado. Amar y no ser correspondido en el amor es su más grande dolor.

 

 

Yo he quedado sorprendida y mi siempre amable Jesús, visitando mi

pequeña alma, todo bondad me ha dicho:

"Hija mía bendita, amar y ser amado es el más grande refrigerio a

nuestro Amor; a la felicidad del Cielo se une la felicidad de la tierra, que

dándose un beso la una a la otra, sentimos que también la tierra nos felicita,

llevándonos el amor de la criatura que nos reconoce y ama, nos da las más

bellas alegrías y la más grande felicidad; mucho más, puesto que las alegrías

del Cielo son nuestras y nadie nos las puede quitar, en cambio, las que

tenemos a través del amor de la criatura son nuevas para Nosotros y forman

nuestras nuevas conquistas. Además, al ser reconocidos en nuestras obras,

la criatura se pone en vuelo para subir a reconocer a Aquél que la ha creado;

para Nosotros el ser reconocidos es la gloria más grande, el amor más

intenso que recibimos, y con ser reconocidos nos formamos nuestro ejército,

la milicia divina, nuestro pueblo, del cual no exigimos otra cosa que el

tributo de ser amados, y ponemos a su disposición todas nuestras obras para

servirlo, abundándolo de todo lo que puede hacerlo feliz. En cambio, si no

nos reconocen, quedamos como el Dios sin ejército y sin pueblo. ¡Cómo es

doloroso sacar a tantas criaturas a la luz del día y no tener ni un ejército, ni

un pueblo! Ahora escúchame un poco más, conforme la criatura nos

reconoce en las cosas creadas y nos ama, así sella en ella una nota de amor y

de felicidad para su Creador, y elevándose a reconocer a su Creador, ella nos

conoce a Nosotros y Nosotros reconocemos nuestro Ser Divino en ella, ¡y si

tú supieras qué significa reconocerse mutuamente! Nuestro Amor al ser

amado se apacigua y ama más intensamente a aquélla que lo ama, y llega a

tal exceso, que para reconocerse en la criatura se crea a Sí mismo, ¿pero para

hacer qué? Para reconocerse en ella y ser amado. ¡Cómo es bello cuando

nos reconocemos a Nosotros mismos en la criatura! Ella se vuelve para

Nosotros nuestro trono, nuestra estancia divina, nuestro cielo; los mares de

nuestro Amor la inundan, sus más pequeños actos forman olas de amor que

nos aman, nos glorifican, nos bendicen, y nos reconoce en Nosotros, nos

reconoce en sí misma, nos reconoce en todas las cosas creadas, y Nosotros la

reconocemos en todas nuestras obras: en el cielo, en el sol, en el viento, en

todo. Nuestro amor unido a nuestro Fiat nos pone en todas partes, y la

ponemos en orden en nuestras obras."

Después de esto mi pobre mente continuaba nadando en el mar del

Querer Divino, ¡Dios mío, cuántas sorpresas, cuántas maravillas! Y mi

dulce Jesús visitando mi pequeña alma, todo inundado en sus llamas de amor

me ha dicho:

"Hija bendita de mi Voluntad, mi Amor no me da paz si no me hace

decir nuevas sorpresas de mi Fiat Divino; quiere hacerte conocer la

 

 

sublimidad, la nobleza y el puesto que ocupa tanto en la Creación como en

nuestro Ser Divino quien vive en nuestro Querer. Tú debes saber que en la

Creación ocupa el primer puesto, todas las cosas creadas se sienten tan

unidas, que se vuelven para ella como miembros suyos inseparables, así que

el sol es miembro suyo, la extensión del cielo, el viento, el aire que todos

respiran, son miembros suyos; todas las cosas creadas se sienten felices,

honradas de ser miembros de esta afortunada criatura, y quién la hace de

corazón, quién de mano, quién de pies, quién de ojo, quién de respiro, en

suma, no hay cosa creada que no tenga su puesto distinto y ejercite el oficio

de miembro en ella; y su alma, como cabeza tiene en orden a sus miembros,

y recibe y da a Dios todo el amor, la santidad, la gloria y todos los bienes

que las cosas creadas contienen, mucho más, pues todas las cosas creadas

son también miembros nuestros, así que para quien vive en nuestro Querer,

sus miembros son los nuestros, y los nuestros son los suyos, los cuales

tienen en comunicación a nuestro Ser Supremo con la criatura, y Nosotros

nos volvemos para ella más que sangre que circula en las venas del alma,

latido continuo de amor que latimos en su corazón, respiro divino que

respiramos en su alma. Y Nosotros, amando con amor excesivo a esta más

que celestial criatura, ponemos en circulación en nuestro Ser Divino su

pequeño amor, sus actos, somos celosos de su latido, de su respiro y los

encerramos en los nuestros, nada sale de ella que no quede encerrado en

Nosotros para corresponderla con nuestro Amor y para escuchar su querido

y dulce estribillo: ‘Te amo, te amo, te amo.’ Así que en quien vive en

nuestro Querer vemos la continua cadena de amor que jamás se rompe, y

nuestro Amor ve su apoyo donde apoyarse para poder decir incesantemente:

‘Te amo, te amo, te amo.’ Nuestro Amor cuando no encuentra el amor de la

criatura queda suspendido y da en gritos de dolor, casi como queriendo

ensordecer a la criatura para decirle: ‘¿Por qué no me amas?’ El no

amarnos es la herida más cruel para Nosotros.

Pero esto no es todo aún, nuestro Amor si no da en el exceso no se

contenta, ¿quieres saber el por qué hacíamos de la Creación tantos miembros

que debían servir como miembros nuestros y miembros de la criatura? En

cada cosa creada poníamos nuestros dones, nuestra Santidad, nuestro Amor,

como portadores de lo que queríamos dar a la criatura y como portadores de

lo que la criatura hacía para Nosotros. Todas las cosas creadas están llenas y

son depositarias de todo lo que queríamos darle: El cielo con la

multiplicidad de sus estrellas simboliza los tantos actos nuestros nuevos y

distintos que queríamos darle; el sol simboliza nuestra Luz eterna con la cual

la queremos inundar, y su calor y los efectos que posee simbolizan nuestro

Amor que quiere casi ahogarla para hacerla sentir cuánto la amamos, y en

 

 

los efectos, nuestras variadas bellezas con las cuales queríamos investirla; en

el viento poníamos, en cada soplo, nuestros besos, nuestras caricias

amorosas, y en sus ráfagas impetuosas nuestro Amor imperante para

arrollarla en nuestro Amor con nuestros abrazos para volverla inseparable de

Nosotros; en suma, cada cosa creada posee nuestros dones para dar a la

criatura, ¿pero quién los toma? Sólo quien vive en nuestro Querer. Puedo

decir que todas las cosas creadas, están preñadas de nuestros dones, pero no

pueden darlos, no pueden hacer el papel de portadores porque no encuentran

quién viva en nuestro Fiat Divino, el cual tiene Virtud y Potencia de poner a

la criatura en comunicación con todas nuestras obras, más que miembros

suyos, y con su mismo Creador, más que vida suya. ¡Cuántos prodigios

inauditos pondremos fuera de nuestro seno divino para quien haga reinar a

nuestra Voluntad! Nuestras obras cantarán victoria y triunfo, y a manos

llenas serán generosas en dar los dones, los bienes que poseen de su Creador,

todos serán felices, quien da y quien recibe. Por eso sé atenta, no pongas

interés en nada más que en vivir sólo de mi Querer, porque tengo mucho que

darte y tú que recibir."

Yo he quedado sorprendida al oír esto y decía entre mí: "¿Será

posible todo lo que ha dicho? Parece increíble." Y mi dulce Jesús ha

agregado:

"Hija mía, no debes maravillarte, debes saber que todo lo que hicimos

debía servir a la criatura que debía poseer como vida mi Divina Voluntad, y

esto era necesario para nuestro decoro, Sabiduría, Potencia y Majestad

nuestra. Ahora, la criatura al sustraerse de nuestra Voluntad, nuestra Justicia

quiso que retirásemos de ella lo que debía servir como convenía a nuestra

Majestad Suprema, y la criatura quedó como una cabeza sin miembros,

pobre cabeza sin miembros, ¿qué cosa podía hacer de bien? Es verdad que

la cabeza tiene la supremacía sobre los miembros, pero sin los miembros la

cabeza no puede hacer nada, está como sin vida, sin obras. Ahora,

queriendo regresar mi Querer a las criaturas, mi Amor quiere, exige que sean

restituidos los miembros, y no sólo éstos, sino la misma Vida de Aquél que

las ha creado. Nuestra Voluntad reinante pondrá en vigor todas sus obras y

restituirá a la criatura todo lo que perdió con hacer su voluntad, la cual es

devastadora de todos los bienes, rompe todas las comunicaciones con

nuestras obras y con su mismo Creador, y se vuelve como un hueso

dislocado, que pierde la comunicación con todos los miembros y sólo sirve

para dar dolor."

 

 

Marzo 6, 1938

Las opresiones, las melancolías, no tienen razón de existir en

el Querer Divino; forman las nubes, las gotas amargas

que amargan a Dios y a la criatura. Prodigios del abandono

en el Querer Divino. Todas las cosas creadas quedan

animadas por quien vive en el Fiat Divino.

 

El Mar del Querer Divino no cesa de sumergirme en sus olas, como

si quisiera que ninguna otra cosa entrara en mí sino sólo su Luz, para hacer

crecer en mí por caminos de luz y calor solamente la Vida de su Voluntad.

Pero a pesar de todo esto me sentía oprimida, con un aire de melancolía por

las circunstancias, ¡ay de mí! demasiado dolorosas de mi existencia acá

abajo, las cuales me forman las nubes para impedirme gozar lo bello de la

luz, y la suavidad del calor en el cual el alma queda fecundada, renacida y

creciendo en su mismo Creador. Y mi dulce Jesús que con celo vigila mi

pobre alma, todo bondad me ha dicho:

"Hija mía buena, ánimo, las opresiones, las melancolías, el

pensamiento del pasado, no tienen razón de existir para quien vive en mi

Voluntad, éstas son notas discordantes con nuestras notas de alegría, de paz

y de amor, y forman sonidos tristes que suenan mal a nuestros oídos divinos,

son como gotitas amargas que arrojadas en nuestro mar, quisieran amargar

nuestro mar divino; mientras que con vivir en nuestro Querer, Nosotros la

hacemos propietaria de nuestros mares de alegría, de felicidad, y si es

necesario le damos nuestra Potencia en su poder para hacer que todo le sea

propicio y que nada la pueda dañar, porque no hay potencia que valga contra

nuestra Voluntad, es más, Ella tiene poder de allanar y triturar todo, como

polvo bajo el imperio de un viento impetuoso; por eso cuando vemos a la

criatura afligida y oprimida en nuestra Voluntad, ¡cómo nos suena mal! y

como vive en nuestro Querer estamos obligados por la única Voluntad que

nos anima, a sentir sus aflicciones y opresiones; ponernos a un lado cuando

la criatura está afligida no es de nuestro Ser Divino, ni de nuestro Amor,

antes bien hacemos uso de nuestra Potencia, la inundamos de más con

nuestro Amor, a fin de verla nuevamente con la sonrisa sobre sus labios y

con la alegría en el corazón.

El pensamiento del pasado es absurdo, es un querer arbitrarse de los

derechos divinos. Tú debes saber que todo lo bello y bueno que la criatura

ha hecho, está depositado dentro de Nosotros para testificarnos su amor y la

gloria que nos da, y forma su corona para coronarla a su ingreso en nuestra

patria celestial; por eso, el más bello acto de la criatura es arrojarse en

 

 

nuestros brazos, abandonarse de tal modo de dejarnos hacer a Nosotros lo

que queramos hacer de ella, tanto en el tiempo como en la eternidad, y

entonces Nosotros tomamos el gusto de hacer de ella una de las estatuas más

bellas que debe adornar nuestra celestial Jerusalén."

Después ha agregado: "Hija mía, cuando la criatura se abandona en

nuestra Voluntad, es tanta nuestra complacencia, que ella se vierte en

Nosotros, y Nosotros nos vertemos en ella, y le damos nueva Vida nuestra,

nuevo Amor, nueva Santidad, nuevos conocimientos de nuestro Ente

Supremo. Cuando la criatura se abandona en nuestro Querer Divino,

Nosotros podemos hacer en ella los prodigios más grandes, las gracias más

sorprendentes, porque está nuestra misma Voluntad que recibe y hace el

depósito de lo que queremos dar a la criatura; el abandonarse en nuestro

Querer toma el Cielo por asalto, y es tanto su imperio que se impone sobre

nuestro Ser Divino, lo encierra en su pequeñez, y ella, triunfante se encierra

en nuestro Seno Divino. Los Cielos quedan asombrados, los ángeles y

santos quedan extasiados, y todos sienten correr en ellos una nueva vida en

virtud del acto del abandono que ha hecho la criatura aún viadora, y

Nosotros, encontrándola abandonada en nuestro Fiat, encontramos que en

ella podemos hacer lo que queremos, toda se presta a nuestra Potencia, y

entonces damos principio al trabajo y formamos en su alma tantas

fuentecitas, de Amor, de Bondad, de Santidad, de Misericordia, y así de todo

lo demás, de modo que cuando nuestro Amor quiere amar, con nuestro

aliento omnipotente movemos las fuentecitas del Amor, y ella nos ama y

hace salir de la fuente tanto amor para inundar a toda la corte celestial;

cuando queremos hacer uso de la Bondad, de la Misericordia, de la Gracia,

movemos estas fuentes y la tierra es inundada de nuestra Bondad y

Misericordia, y quién se convierte, quién recibe gracia. Todo esto lo

podemos hacer directamente por Nosotros mismos, sin embargo sentimos

más gusto, más placer al servirnos de las fuentes que Nosotros mismos

hemos formado en la criatura. Por medio suyo nos sentimos más empujados

a usar Misericordia sobre todos; tenemos la intermediaria entre el Cielo y la

tierra, que con su abandono nos hace verter gracias y nos hace amar con

nuevo amor a todas las criaturas, así que, por cuanto más estés abandonada

en nuestra Voluntad, más magnánimos seremos hacia ti y hacia todos los

demás, al menos los más dispuestos encontrarán nueva fuerza, nueva luz,

nueva guía."

Yo he quedado sorprendida y Él ha agregado: "Hija mía buena, cómo

quisiera que todos conocieran qué significa vivir en mi Querer Divino, lo

que parece que da en lo increíble, ¿pero sabes por qué? Porque no conocen

qué cosa es mi Voluntad y toda la serie de prodigios que sabe hacer y quiere

 

 

hacer en la criatura, por eso, no conociéndola creen que no sea posible que

pueda hacer en la criatura todo lo que digo. ¡Oh, si la conocieran, es poco lo

que hace y lo que dice! El conocimiento es lo que nos hace ponernos en

camino hacia la criatura, y nos prepara el lugar, forma el vacío donde poner

nuestros prodigios inauditos; es el conocimiento el que forma los ojos para

poder mirar y apreciar nuestras maravillas divinas. ¡Todo es prodigio para

quien vive en nuestra Voluntad! Tú debes saber que conforme se hacen los

actos en nuestra Voluntad, todas las cosas creadas quedan animadas por la

voluntad y palabra de aquella criatura, y entonces todas poseen una voz y,

quién dice amor, quién dice gloria, quién dice adoración, quién dice gracias,

quién bendiciones a nuestro Creador. Qué armonía forman en la atmósfera,

qué dulce encanto, hasta sentirnos quedar extasiados, ¿pero de quién son

todas estas voces? De quien vive en nuestro Querer. Sucede como cuando

por caminos de ingenio se encierran las voces, los cantos en los instrumentos

de madera y de metal, los instrumentos cantan y hablan. Así quien vive en

mi Querer, es tanto su amor porque quiere verme amado y glorificado, que

encierra su voluntad, su voz, su amor en las cosas creadas, y quién me narra

la historia de mi Amor, quién me canta la gloria, parece que todas tienen

alguna cosa que decirme y, ¡oh, cómo quedo contento porque veo que la

criatura domina toda la Creación, y como reina cual es, anima todo y me

hace amar por todo! ¡Oh, cómo suena dulce a nuestro oído divino! Todo le

he dado y todo me da, y Yo vuelvo a darle todo nuevamente."

Marzo 12, 1938

Cómo Dios mismo ama y ruega a Sí mismo para dar el

reino de la Divina Voluntad. Quien vive en Ella, su vida

viene formada en Dios. Siembra de Vidas Divinas.

Me siento entre los brazos del Querer Divino, el cual, dominándome,

está muy atento aun sobre mis pequeñas naderías para investirlas con su

Vida, con su Luz, para encerrar en esa pequeña nadería el Todo. ¡Qué

bondad, qué amor, parece que en todos los modos quiere tener qué hacer con

la criatura! ¿Pero para hacer qué? Para dar siempre, con el dar se desahoga,

con el dar se siente obrante, porque da de Sí tantas cosas bellas que lo aman,

lo alaban y dicen quién es Él. Después, mi amado Jesús que toma siempre

sumo deleite en decir siempre cosas nuevas de su adorable Voluntad,

visitando mi pobre alma, como si sintiera la necesidad de confiarme sus

secretos me ha dicho:

 

 

"Hija mía bendita, el vivir de la criatura en nuestro Querer es nuestro

entretenimiento, nuestra diversión, nuestra ocupación perenne. Debes saber

que conforme la criatura se une y entra en nuestro Querer, Éste besa a la

voluntad humana y ella besa nuestra Voluntad, y Nosotros mismos amamos,

rogamos y nos pedimos a Nosotros mismos que venga a reinar nuestra

Voluntad en las generaciones humanas, la criatura desaparece en nuestro

mar divino como una gotita de agua, y queda nuestra oración, que con su

potencia quiere investir todo y obtener lo que nos hemos pedido a Nosotros

mismos; es oración nuestra, no podemos hacer menos que escucharla

favorablemente. Después de que hemos rogado, nos ponemos en camino,

recorremos todas las naciones, cada uno de los corazones para ver si

encontramos aunque sea una pequeña disposición de alguien que quiera vivir

en nuestro Querer, si la encontramos, tomamos esa pequeña disposición en

nuestras manos creadoras, la purificamos, la santificamos, la embellecemos

y ponemos dentro el primer acto de nuestra Voluntad, y esperamos para

poner el segundo, el tercer acto de Vida de nuestro Fiat, y así continuamos.

Por lo tanto, todo lo que la criatura hace en nuestro Querer, somos Nosotros

mismos que lo hacemos, Nosotros amamos, Nosotros oramos, se puede decir

que nos comprometemos a Nosotros mismos para dar lo que queremos; el no

oírnos favorablemente a Nosotros mismos es imposible. ¿Ves entonces qué

significa vivir en nuestro Querer? Es imponerse sobre Nosotros, y hacernos

hacer lo que quiere y hacernos dar lo que quiere que demos."

Después de esto mi amado Jesús ha agregado:

"Hija mía, la vida de quien vive en nuestra Voluntad viene formada en

nuestro Ser Divino, se concibe, nace y renace continuamente; así como

nuestro Ser Divino está siempre en acto de generar, así ella está siempre en

acto de renacer, y conforme renace, así renace a nuevo amor, a nueva

santidad, a nueva belleza, y mientras renace crece y toma siempre de

Nosotros. Estos renacimientos son su más grande fortuna y también la

nuestra, porque sentimos que la criatura no sólo vive en Nosotros, sino que

renace y crece en nuestra misma Vida, viene renovada en nuestro mismo

acto, siempre nuevo, y conforme renace sentimos gusto en mirarla, porque

conforme renace adquiere una nueva belleza, más bella, más atrayente que

aquélla de antes; ¿pero permanecerá tal vez ahí? ¡Ah, no, otras bellezas la

investirán, no cesarán jamás, pero serán tantas que nuestra mirada quedará

extasiada sin poderla apartar de ella, para podernos gozar en esta criatura

nuestras interminables bellezas! Y amamos estas nuestras bellezas con las

cuales la vamos invistiendo incesantemente, y mientras la miramos bajo la

lluvia de nuestras variadas bellezas, nuestro Amor no se queda atrás, sino

que la hace renacer a cada instante en nuestro Amor que es siempre nuevo,

 

 

así que nos ama siempre con nuevo amor, que siempre crece y no se detiene

jamás. ¿Quién puede decirte qué cosa es esta vida de criatura formada en

Nosotros? Es nuestro paraíso que formamos en ella; con renacer en

Nosotros nos da siempre nuevas alegrías, nuevas sorpresas de felicidad,

porque conforme renace, así renace en nuestra Potencia, en nuestra

Sabiduría, Bondad y Santidad nuestras. Entonces, descubriendo en ella

nuestra Vida la amamos como nos amamos a Nosotros mismos. Ahora,

habiendo renacido tantas veces en Nosotros, le damos la virtud de poder

recibir nuestra siembra, esto es, el poder sembrar en ella tantas Vidas

Divinas por cuantas queramos. Y he aquí que sale en campo nuestra Divina

Voluntad, y con su Fiat habla y crea, habla y siembra Vida Divina, y con su

aliento las hace crecer, con su Amor las alimenta, con su Luz les da los tintes

de todas las variadas bellezas. Mucho más, pues habiendo renacido tantas

veces esta vida en Nosotros, crecida en Nosotros mismos, le hemos

infundido todas las prerrogativas para poder recibir esta siembra de nuestras

Vidas Divinas. Estas Vidas son las más preciosas, poseen la Virtud

creadora, tienen nuestro mismo valor, podemos decir: ‘Somos Nosotros

mismos que, habiendo formado tantas Vidas de Nosotros las hemos

sembrado en la criatura.’ Estas Vidas comparadas con el sol, la luz de éste

queda como sombra delante a ellas; la extensión del cielo es pequeña en

comparación a Ellas. Pero, ¿quieres saber para qué servirán estas nuestras

Vidas formadas con tanto amor en la criatura? Servirán para poblar la tierra

y para generar en la humana familia la Vida de nuestra Voluntad. Son Vidas

nuestras hija mía, nuestra Vida no muere, es eterna con Nosotros, por eso

están todas en expectativa de tomar posesión de las criaturas para formar con

ellas una sola Vida. Y es también ésta la causa, nuestra gran razón divina de

hablar tan largamente de nuestro Querer Divino; cada palabra que decimos

sobre nuestro Fiat es una Vida nuestra que exponemos, la cual se pone en

comunicación con las criaturas; cada conocimiento que manifestamos lleva

nuestro beso, que dándole el aliento forma nuestra Vida, y como la Vida

tiene el movimiento, el calor, el latido, el respiro, por eso debe sentir

también por necesidad a esta nuestra Vida en ella, la cual tendrá virtud de

transformar en Ella misma la vida de la afortunada criatura. Por eso amada

hija nuestra, sé atenta, no dejes escapar ninguna palabra sobre nuestro Fiat,

porque son Vidas, y Vidas que vivimos en las otras criaturas. El valor de

una sola palabra acerca de nuestro Fiat es tanto, que toda la Creación, ¡oh!

cómo queda atrás, porque la Creación es obra nuestra, en cambio, una

palabra acerca de nuestro Fiat es Vida, y la vida vale siempre más que todas

las obras. Además de eso, es tanto nuestro Amor por esta criatura que recibe

la siembra de nuestras Vidas Divinas, que conforme le hablamos de nuestro

 

 

Querer, así nuestro eterno Amor se vierte sobre de ella, se desahoga, se

siente amado; el peso de la ingratitud humana porque no nos aman, queda

vaciado, pues encontramos quién nos ama con nuestro Amor, el cual tiene

virtud de resarcirse de todo el amor que nos deberían dar todas las criaturas,

y de quemar todos sus males, de llenar y acercar las distancias más lejanas.

Es por eso que nuestro Amor encuentra en ella nuestros refrigerios, nuestras

victorias, y por eso la amamos infinitamente; pero no estamos contentos con

amarla Nosotros solos, la hacemos amar por la Celestial Reina más que

como tierna hija, por los ángeles y santos como su inseparable hermana, la

hacemos amar por el cielo, por el sol, por el viento, por todos, y todos

sienten en ella la fuerza, la virtud de nuestro Amor, y sienten ser afortunados

en amarla, porque ella es la portadora de gozos para todos. Y es tanto

nuestro Amor, el contento que sentimos, que la llamamos nuestra

consoladora, nuestro Fiat que tenemos sobre la tierra, nuestra depositaria,

todo es nuestro en ella."

Marzo 16, 1938

El Fiat Divino llega a contar los respiros, los minutos

para hacer regresar a las criaturas a vivir en Él.

En la Divina Voluntad las cosas, las penas, se

cambian, de humanas se vuelven divinas.

 

Me parece que el Querer Divino me espera, me quiere, suspira que en

cada instante yo entre en Él, para que Él entre en todos mis actos, y si, jamás

sea, el Cielo me guarde, me aparto algún instante, se siente aislado y llora

inconsolablemente la compañía de su criatura, y en su dolor dice: "¿Cómo,

me dejas? Por ti me quedé en las estrellas, en el sol, en el aire, para hacerte

compañía y recibir la tuya, ¿pero sabes para qué? Para amarte y ser amado y

para poder decir: ‘Lo que hago en el Cielo en nuestro Ser Divino, lo que

hago en las esferas celestes, lo quiero hacer en mi amada criatura.’ Pero si

tú no estás en mi Querer, tú te apartas de Mí, y Yo de ti, y quedo aislado,

pero en mi dolor no dejo de llamarte." ¡Oh Voluntad Divina, cuánto me

amas, cómo eres amable y admirable! Entonces yo sentía el dolor de su

soledad, y mi dulce Jesús repitiéndome su breve visita me ha dicho:

"Hija mía buena de mi Querer, la espera es una de nuestras penas más

grandes, nos tiene como centinelas, llegamos a contar los respiros, los

latidos, los minutos en que no tenemos a la criatura con Nosotros para hacer

sentir nuestro Amor en el suyo y amarnos con un solo Amor, queremos

 

 

sentirnos como puestos de acuerdo con la criatura y llevarla como victoria

en nuestro regazo divino; por eso, sin ella los minutos nos parecen siglos, y

suspiramos su regreso. Esta criatura en cuanto entra en nuestro Querer y nos

pide que nuestra Voluntad venga a reinar sobre la tierra, hacemos fiesta

porque quiere lo que queremos Nosotros, que es cosa grande y la más bella

de todas, el que la criatura quiere lo que quiere su Creador, esto forma

nuestro reposo, y nuestro Amor sonríe y se calma.

Ahora, conforme pide que nuestro Querer venga a reinar, ella llama a

todas las cosas creadas, al sol, al cielo, al viento, a las estrellas, a todo, y Yo

que gobierno dominante en ellas, en cuanto oigo llamar abro todas las

puertas y me pongo en camino para venir a reinar; pero no se detiene ahí,

sube más alto y llama a nuestra Divinidad, a todos los ángeles y santos, y por

todos me hace pedir que venga mi Fiat. ¡Cómo es dulce su llamado

penetrante, imperante, todos abren, se ponen atentos, y da qué hacer a todos,

y todos piden lo que ella quiere! Por eso el vivir en nuestro Querer mueve

Cielo y tierra, pone en actitud a nuestras obras por una causa tan santa."

Después de esto ha agregado: "Hija mía, ¿quieres saber el por qué

queremos que la criatura viva en nuestro Querer Divino? Porque queremos

darle siempre nuevos dones, nuevo amor, nuevos carismas, queremos decirle

siempre cosas nuevas de nuestro Ser Divino, y ella, que debe recibir y

escucharnos, si no vive en nuestro Querer no tendrá lugar dónde poner

nuestros dones, y Nosotros no sacamos nuestros dones si no tenemos dónde

depositarlos, y nos quedamos con el dolor de querer dar y no poder hacerlo,

estamos como sofocados por el Amor y no podemos aligerarnos porque no

hay quién lo tome, y estamos obligados a ver a la criatura pobre, débil,

ignorante. ¡Qué dolor! Mientras en nuestro Querer ponemos en común

nuestros bienes y le vamos siempre diciendo: ‘Toma lo que quieras, y como

reconocimiento danos el pequeño tributo de tu amor y de tu voluntad.’ Por

eso hija mía, hagamos los pactos, pongámonos de acuerdo, porque Yo debo

darte siempre y tú debes darme siempre tu pequeño amor, así estaremos

siempre en comunicación, tendremos siempre que hacer juntos, amaremos

con un solo amor, seremos felices de una misma felicidad."

Después, estando sufriendo con una intranquilidad tal que no sabía

cómo calmarme, mi dulce Jesús regresando me ha dicho:

"Hija mía, mis penas besan las tuyas, las abrazan, les dan el aliento

con su Amor, las funden en ellas y las hacen tomar vida en las mismas penas

mías, y reciben el valor infinito y el bien que hacen mis mismas penas. En

mi Voluntad, las cosas, las penas, se cambian, de humanas se vuelven

divinas, siento que no es la criatura que sufre, sino Yo mismo me las formo,

me creo esas penas para sufrirlas en mi amada criatura, es mi Vida

 

 

repitiéndose en ella con el cortejo de mis penas, y por eso las llamo penas

mías; y si tú supieras qué hago con estas penas, las pongo entre el Cielo y la

tierra como gloria y amor perenne a mi Celestial Padre, como defensa y

refugio de las criaturas, como remordimiento a quien me ofende, como grito

de amor a quien no me ama, como luz a quien no me conoce; en suma, las

hago hacer todos los oficios de bien que se requieren hacia las criaturas, por

eso déjame hacer, son trabajos que quiere hacer tu Jesús, y solamente los

puedo hacer en quien vive en mi Voluntad."

Marzo 20, 1938

Encuentros de amor de la criatura que vive en el Querer

Divino. Dios desarrolla su obra creadora en quien

vive en su Querer Divino.

 

Estoy entre los brazos del Fiat, el cual ama tanto a su amada criatura

que vive en Él, que la tiene siempre estrechada entre sus brazos, más aún, su

Amor es tanto, que la pone en su movimiento incesante. Las más pequeñas

distancias, los instantes de intervalo en que no la siente consigo, en su

misma Vida, le formarían el más doloroso martirio de amor, y en su dolor le

diría: "Hija, no te apartes de Mí ni siquiera por un solo instante, amargarías

mi Amor, porque tu vida la sentimos como nuestra, por lo tanto nos

sentiríamos desgarrar, torturar nuestro Amor, porque tú debes saber que tu

respiro hace vida, respira en el nuestro, y conforme respira nos sentimos

amar y te amamos; tu movimiento se mueve en el nuestro, hace la misma

Vida nuestra, obra con Nosotros, habla con nuestra misma palabra, nos lo

sentimos circular en nuestro Ser Divino como sangre que circula en las

venas de las criaturas, y dice y repite siempre: ‘Te amo, te amo.’ Y no

contenta emprende el vuelo, gira por todas las cosas creadas, recoge nuestro

Amor esparcido en toda la Creación, y viene a refugiarse en nuestro Ser

Supremo y nos da la sorpresa de traernos todo el amor que nos deberían dar

todas las cosas creadas si tuviesen razón. Esta criatura va buscando siempre

nuevos encuentros para amarnos; otras veces va hasta su Madre Reina y le

pide todo su amor y nos da la sorpresa de traernos el amor de la gran Señora

duplicado, y festejando nos dice: ‘Os traigo el amor de mi Mamá Celestial

para amaros.’ Y, ¡oh cómo quedamos contentos! Estar sin quien vive en

nuestro Querer nos resulta imposible."

 

 

¡Oh Voluntad Divina, cuánto Amor, cuánta Potencia encierras para

quien vive en Ti! Me sentía tan maravillada que no sabía decir más, y mi

amado Jesús repitiendo su breve visita, con un amor indecible me ha dicho:

"Hija mía nacida y renacida en nuestro Querer, tú debes saber que el

vivir en nuestro Querer contiene tales prodigios y maravillas inauditas, que

los mismos Cielos se cimbran, y reverentes se abajan al escucharlos, porque

en esa criatura podemos desarrollar nuestra obra creadora, podemos

depositar nuestro Amor, nuestros delirios, nuestras ansias y suspiros, nuestraVoluntad, y Ésta hará comprender nuestra Majestad Suprema, nos hará amar

con nuestro Amor; sin Ella nos encontramos como un maestro que posee

todas las ciencias, podría impartir sus lecciones a todas las universidades, a

todas las escuelas, pero qué, no encuentra ni siquiera un alumno a quién

enseñar su ciencia. ¿Qué dolor no será para este maestro el poseer tantas

ciencias y tenerlas inútiles en sí mismo, sin poder hacer conocer el valor de

la ciencia que posee? ¡Oh, si este maestro encontrase un solo alumno que

quisiera aprender sus ciencias, se lo pondría sobre sus rodillas, lo tendría

consigo noche y día, sentiría que su ciencia no morirá sino que vivirá en su

alumno, y sentiría casi como duplicar su vida! ¡Oh, cómo lo amaría, se

sentiría renacido en su alumno, sentiría rota su soledad, se sentiría amado

por aquél a quien imparte sus lecciones, por lo tanto se cambiaría su vida

amarga en alegrías! Así es nuestro Ente Supremo, si no encontramos quién

viva en nuestra Voluntad Divina somos como ese maestro, que no tenemos a

quién impartir nuestras lecciones; poseemos ciencias infinitas y sin embargo

no tenemos a quién decir una sola palabra porque falta la Luz de nuestro

Querer, que le hará comprender lo que Nosotros queremos enseñarle, en

cambio si vive en nuestro Querer nos sentiremos revivir en la criatura,

podemos enseñarle nuestras ciencias divinas, más bien se formaran vida en

ella, nuestro lenguaje celestial lo entenderá de maravilla, nos amará como

queremos que nos ame, y entonces he aquí nuestra suerte y su suerte

cambiada, la soledad no existirá más, la compañía será perenne, tendremos

siempre qué decir y tendremos quién nos escuche, nuestro eterno dolor se

cambiará en alegrías, en fiestas, porque tendremos a la criatura que vive en

nuestro Querer. Ahora, cuando no encontramos quién viva en nuestra

Voluntad, para Nosotros sucede como para quien posee inmensas riquezas,

pero tantas, que se siente como ahogar por ellas, no obstante no encuentra ni

a quién dar, ni quién tome sus bienes, pobrecito, en sus riquezas es bien

infeliz, sufre una cruel soledad, no hay quién lo ame, quién lo respete, quien

le diga un gracias, es más, parece que le huyen, porque no encuentra ni a

quién darle, ni quién las tome. Sin la compañía la alegría muere, y con no

darlas a ninguno siente que sus bienes, su vida, no viven en los demás, y el

 

 

aislamiento es la más grande de las amarguras. ¡Oh, cuántas veces

queremos dar y no tenemos a quién dar, la criatura con no hacer nuestra

Voluntad nos cierra las puertas, nos impide el paso, es más, se pone a

distancia de Nosotros y se circunda de miserias, de debilidades, de las

pasiones más feas! He aquí por qué el vivir en nuestro Querer despierta

admiración en todos, y Nosotros mismos quedamos maravillados, debiendo

encerrar el Infinito en lo finito, la Inmensidad en la pequeñez, es necesario

que hagamos tales maravillas y prodigios, que sólo nuestro Amor imperando

sobre nuestro Ser Divino nos induce a hacer las maravillas más estrepitosas,

pero tanto, que los mismos ángeles y santos quedan sorprendidos y mudos

por el estupor."

Marzo 22, 1938

En cuanto la criatura se decide a vivir en el Divino Querer,

todas las cosas se cambian para ella, y viene puesta en las

mismas condiciones divinas. Para qué servirán los hijos del

Fiat Divino, y cómo llevarán en ellos la Vida de su Padre

Celestial. La última espía de amor en el punto de la muerte.

Continúo mi vuelo en el Querer Divino, conforme se entra en Él se

siente su aire balsámico, sus olas pacíficas, todo es paz, su Fuerza es tanta

que el alma se siente investir por tal fuerza, que en un instante puede hacer

todo, llegar a todo, hasta hacer lo que hace el mismo Dios. ¡Oh Voluntad

Divina, cómo sabes cambiar la voluntad humana, tu Potencia es tanta que

renuevas a la pobre criatura, la haces renacer a vida nueva! Mientras estaba

en esto, mi amable Jesús haciéndome su breve visita, todo ternura me ha

dicho:

"Mi pequeña hija de mi Voluntad, en cuanto la criatura se decide a

vivir en mi Querer, todas las cosas cambian para ella, nuestro dominio

divino la inviste y la hacemos dominadora de todo: dominadora de nuestra

Fuerza, de la Bondad, de nuestra Santidad, dominadora de la Luz, Cielos y

tierra por derecho son suyos. La ponemos en una atmósfera de seguridad, de

paz imperturbable, nada debe faltarle de bueno, de santo, de bello, de

alegrías divinas a esta criatura que vive en nuestro Querer; sus más pequeños

actos están llenos de tales contentos, que raptan la sonrisa de todo el Cielo y

de nuestro mismo Ente Supremo, por eso estamos todos atentos para ver

cuándo ama, cuándo obra, para gozárnosla y sonreír juntos, es tanto nuestro

Amor que la ponemos en nuestras mismas condiciones: Nosotros si no

 

 

somos amados, amamos; si no recibimos la atención de las criaturas, y tal

vez aun somos ofendidos, continuamos dando vida, y si la criatura regresa

pidiéndonos perdón, no le hacemos ningún reproche, nos la abrazamos y nos

la estrechamos a nuestro seno divino. Así que se puede decir que el hombre

se puede fiar solamente de Nosotros, porque en las criaturas no sólo no

puede fiarse, sino que encontrará mutabilidad, engaños, y cuando crea

poderse apoyar le vendrán a menos. Ahora, también se puede fiar de quien

vive en nuestra Voluntad, pues ella hará como hacemos Nosotros: no

amada, amará; no estimada y ofendida, correrá al lado de quien la ofende

para ponerla a salvo. Nosotros nos sentimos a Nosotros mismos en quien

vive en nuestro Querer, y por eso la amamos tanto que no hacemos otra cosa

que verter torrentes de Amor sobre de ella, para ser amados siempre más con

doble y creciente Amor."

Después ha agregado con amor más tierno y conmovedor:

"Hija mía, toda la Creación fue hecha en un desahogo de nuestro más

intenso Amor, por eso los hijos de nuestro Fiat servirán a la necesidad de

nuestro Amor. Mi Amor siente la necesidad de desahogarse, de otra manera

nos sentimos sofocar en nuestras llamas. He aquí la necesidad de los hijos

de nuestro Querer, como desahogo continuo de nuestro Amor; Nosotros

mismos las pondremos en nuestras condiciones, de sentir la necesidad de

desahogarse en amor con Nosotros, y nos desahogaremos mutuamente.

Entonces, así como comenzó la Creación en un desahogo de nuestro Amor,

así la cerraremos, junto con nuestros hijos, en un desahogo de Amor. Estos

hijos nuestros servirán a la completa gloria de toda la Creación; no sería obra

digna de Nosotros si no rescatásemos la gloria que las criaturas nos deberían

dar por haber creado tantas cosas por amor de ellas. Pero además está el

punto más alto, más noble, santo y sublime, o sea, que todo lo creamos para

que todo fuese encerrado y animado por nuestra Voluntad. Entonces, tal

como la sacamos, así nos debe regresar, en nuestro Fiat adorable. Si no

hiciéramos esto parecería que no tenemos Potencia suficiente con la que

todo podemos hacer, parecería como si no tuviéramos Amor con el que todo

podemos vencer, la Sabiduría con la que de todo podemos disponer. Así que

los hijos de nuestro Querer servirán para hacernos cumplir nuestra Voluntad

en ellos, y por eso ellos serán nuestra gloria, nuestro triunfo, nuestra victoria;

serán nuestros verdaderos hijos que llevarán no solamente nuestra Imagen,

sino la Vida de su Padre Celestial como Vida propia, residente en ellos.

Estos nuestros hijos serán Vida nuestra, cielos nuestros, soles nuestros, y

¡oh, cómo nos deleitaremos de crear en ellos vientos que soplen amor, mares

que murmuren te amo, te amo! Todo encontraremos en ellos, no habrá más

diversidad entre el Cielo y la tierra, para Nosotros formarán una sola cosa,

 

 

tanto tenerla con Nosotros en el Cielo, como tenerla con Nosotros en la

tierra. Por eso la cosa que más te debe interesar es el vivir en nuestro Querer

Divino; nuestro Amor encontrará su reposo, su desahogo, su paz en ti, y el

principio de nuestra felicidad sobre la tierra en el corazón de la criatura.

Nuestra Voluntad te estará siempre encima para hacer crecer nuestra Vida en

ti, y nuestro Amor te dará su aliento continuo para amarte siempre con

nuevo amor y para recibir el tuyo como desahogo y correspondencia del

suyo."

Después de esto, mi amado Jesús ha agregado con una ternura

indecible, que me hacía sentir como si se me rompiese el corazón:

"Hija mía buena, el decirte qué cosa hace mi Voluntad con la criatura,

cómo está con ella, si todos lo supieran se arrojarían en sus brazos sin

separarse jamás. Tú debes saber que Ella la hace de verdadera Mamá: Con

sus manos creadoras la crea y la hace concebir en el seno materno, jamás la

deja sola ni siquiera un instante; en este seno materno, como dentro de un

sagrario la forma, le da el uso de los miembros, la hace crecer con su aliento,

le da el calor, y cuando la ha formado bien la hace nacer a la luz del día,

pero jamás la deja sola, más que una madre le está siempre encima, la vigila,

la asiste, le da el movimiento, la articulación a los miembros, el respiro, el

latido, y conforme crece le da el uso de la palabra, el paso a los pies; no hay

cosa que haga la criatura que no la haga junto con ella para darle el uso de la

vida humana. Así que el principio de la vida humana, tanto del alma como

del cuerpo, es formado por mi Voluntad, y Ella se queda dentro como en un

refugio para darle vida perenne.

Ahora hija mía, hasta en tanto que no comienza la culpa en la criatura,

todo es Voluntad mía, y en cuanto comienza la culpa, así comienzan las

lágrimas, los dolores de esta Madre Celestial. ¡Oh, cómo llora por su hijo!

Pero no lo deja, su Amor la ata a vivir en aquella criatura para darle vida, y

si bien se siente como sofocar su Vida Divina, la cual ni siquiera es conocida

ni amada, su Amor es tanto que sigue su Vida aunque la ofendiese, para

darle una sorpresa de amor para salvar a su hijo. Nuestra Bondad, nuestro

Amor es tanto, que intentamos todos los caminos, usamos todos los medios

para arrancarlo del pecado, para ponerlo a salvo, y si no lo logramos en vida,

le hacemos la última sorpresa de amor en el punto mismo de la muerte. Tú

debes saber que en aquel punto es la última espía de Amor que hacemos a la

criatura, la circundamos de gracias, de luz, de bondad; ponemos tales

ternuras de amor, de ablandar y vencer los corazones más duros, y cuando la

criatura se encuentra entre la vida y la muerte, entre el tiempo que termina y

la eternidad que está por comenzar, casi en el acto en el que el alma está por

salir del cuerpo, Yo, tu Jesús, me hago ver con una amabilidad que rapta,

 

 

con una dulzura que encadena y endulza las amarguras de la vida,

especialmente las de aquel punto extremo; después la miro, pero con tanto

Amor de arrancarle un acto de dolor, un acto de amor, una adhesión a mi

Voluntad. Ahora, en aquel punto de desengaño, al ver, al tocar con la mano

cuánto la hemos amado y la amamos, sienten tal dolor que se arrepienten de

no habernos amado, y reconocen nuestra Voluntad como principio y

cumplimiento de su vida, y como satisfacción aceptan la muerte, para

cumplir un acto de nuestra Voluntad, porque tú debes saber que si la criatura

no hiciera ni siquiera un acto de Voluntad de Dios, las puertas del Cielo no

son abiertas, ni es reconocida como heredera de la patria celestial, ni los

ángeles ni los santos la pueden admitir entre ellos, ni ella quisiera entrar,

porque conocería que no le pertenece. Por eso, sin nuestra Voluntad no hay

ni santidad verdadera ni salvación. Y ¡oh! cuántos son salvados en virtud de

esta nuestra última espía toda de amor, excepto los más perversos y

obstinados, si bien les convendrá hacer una larga etapa de purgatorio. Por

eso el punto de la muerte es nuestra pesca diaria, el reencuentro del hombre

extraviado."

Después ha agregado. "Hija mía, el punto de la muerte es la hora del

desengaño, y todas las cosas se presentan en aquel punto, la una después de

la otra, para decirle: ‘Adiós, la tierra para ti ha terminado, comienza la

eternidad.’ Sucede para la criatura como cuando se encuentra encerrada en

una habitación y le es dicho que detrás de esa hay otra habitación en la cual

está Dios, el paraíso, el purgatorio, el infierno, en suma, la eternidad; pero

ella nada ve, escucha que otros se lo aseguran, pero como aquellos que lo

dicen tampoco lo ven, lo dicen de tal manera que casi no se hacen creer, no

dando una gran importancia para hacer creer con realidad, con certeza, lo

que dicen con las palabras; pero un buen día caen los muros y ve con sus

propios ojos lo que antes le decían, ve a su Padre Dios que con tanto amor la

ha amado, ve uno por uno los beneficios que le ha hecho, ve como están

lesionados todos los derechos de amor que le debía, ve cómo su vida era de

Dios, no suya, todo se le pone delante: eternidad, paraíso, purgatorio,

infierno; la tierra le huye, los placeres le voltean la espalda, todo desaparece,

y solamente queda presente lo que está en aquella estancia de la cual han

caído los muros, lo cual es la eternidad. ¡Qué cambio sucede para la pobre

criatura! Mi Bondad es tanta por querer a todos salvados, que permito que

estos muros caigan cuando las criaturas se encuentran entre la vida y la

muerte, entre el salir el alma del cuerpo para entrar en la eternidad, a fin de

que al menos hagan un acto de dolor y de amor, y reconozcan a mi Voluntad

adorable sobre de ellas. Puedo decir que les doy una hora de verdad para

ponerlas a salvo. ¡Oh, si todos supieran mis industrias de Amor que hago en

 

 

el último punto de la vida, a fin de que no huyan de mis manos más que

paternas, no esperarían llegar a aquel punto, sino que me amarían por toda la

vida!"

Marzo 28, 1938

Para quien vive en el Divino Querer, la Creación le sirve

como tantas ciudades donde repatriarse. El acto humano

para ser completo debe comenzar y terminar en el

Querer Divino. El dolor más grande de Jesús es el

ver que no se vive en su Voluntad.

 

Mi pobre mente va siempre en busca de los actos hechos por el Querer

Divino, me parece que yo los busco y ellos me esperan para hacerse

encontrar, porque estos actos suspiran el hacerse encontrar por la criatura

para recibir su ‘te amo’ y para hacerle conocer cuánto la aman; y el alma se

siente como repatriada en los actos de su Creador, y como inmersa en el

océano de las alegrías y de la felicidad. Entonces mi siempre amable Jesús

al verme maravillada, repitiendo su breve visita me ha dicho:

"Hija mía bendita, como el hombre fue hecho por Nosotros para vivir

en nuestro Querer, todos nuestros actos debían servir como tantas diversas

ciudades o naciones, en las cuales el hombre debía encontrar con derecho su

patria, las diversas ciudades en las cuales debía tener sus diversiones, sus

alegrías, las escenas encantadoras y deleitables que con tanto amor le había

preparado su Creador, así que se puede decir que ciudad es el sol, y cuando

el alma entra en nuestro Querer encuentra esta ciudad de luz con todas las

variadas bellezas de colores, de dulzuras, encuentra nuestro acto creante y

festejante, lleno de alegrías, de amor y de felicidad indecible, y ella se

sumerge en estos océanos de bellezas, de dulzuras, de amor y alegrías, y

como en patria suya hace sus largos paseos y se vuelve dueña de los bienes

que en esa ciudad encuentra, y ¡oh, cómo Nosotros quedamos contentos al

ver nuestras obras, nuestras ciudades creadas solamente para el hombre, no

más desiertas sino pobladas por nuestros hijos, porque entrando en nuestro

Querer encuentran el camino que los conduce a las diversas ciudades que

hemos formado en la Creación, y dónde encuentran un deleite, dónde una

alegría distinta, dónde un conocimiento de más acerca de su Creador, y

dónde un amor tan intenso que los abraza, los besa, y les comunica la vida

de amor! Cada cosa creada posee de lo nuestro, pero no para sí, sino para

darlo a las criaturas, pero deben vivir en nuestro Querer, de otra manera las

 

 

puertas están cerradas y a lo más gozan los efectos, pero no la plenitud de

los bienes que hay en nuestras obras, por eso hija mía, para ser completo y

perfecto el acto de la criatura debe comenzar y terminar en nuestra Voluntad,

la cual le suministra su misma Vida de luz y de Amor, para hacer que el acto

sea completo y nada le falte de bello, de santo y de bueno. Si el acto no

comienza en nuestra Voluntad, falta el orden, la santidad, la belleza, y por lo

tanto el acto humano no puede ser firmado con la firma de nuestro Querer

como acto suyo. Es para llorar hija mía el ver tantos actos humanos

trastornados, desordenados, quedados algunos al principio, algunos a la

mitad, algunos a los que les falta un punto, y otros a los que les falta algún

otro, y lo que es peor aún, alguno ensuciado con fango, alguno con

podredumbre, alguno como empapado en la culpa, que no hacen otra cosa

que irritar nuestra justa Justicia, por eso, sin nuestra Voluntad no puede

haber bien en la criatura, y si parece que hacen algún bien, es bien aparente,

y como falta la sustancia de la Vida de nuestro Fiat no puede ser duradero,

basta con que surja un obstáculo, un disgusto, y el bien termina y se

arrepienten de haberlo hecho. En cambio, todo lo que se hace en mi

Voluntad posee firmeza irremovible, y delante a los disgustos y obstáculos

no se detienen, sino que corren de más para dar la vida del bien que poseen.

Ahora, tú debes saber que quien hace sus actos en nuestro Querer,

hace actos completos y perfectos, en cambio quien vive siempre en Él, se

encuentra bajo una lluvia continua de luz, que conforme se mueve, late,

respira, así le llueven encima todos los efectos y variadas bellezas de nuestra

luz divina; nuestro Ser Divino es Luz purísima, luz interminable, encierra

todos los bienes posibles e imaginables; mientras es luz es palabra, y toda

ojo mira dondequiera, no hay cosa que se pueda esconder de Nosotros; esta

Luz es obra, es paso, es vida que da vida a todo y a todos, esta Luz encierra

bellezas que no se agotan, alegrías y felicidad sin fin. Ahora, quien vive

siempre en nuestro Querer Divino se encuentra bajo la lluvia de luz de

nuestra palabra imperante y creante, y ¡oh, cómo la transforma nuestra

palabra! Le habla siempre de nuestro Ente Supremo y produce todos

nuestros efectos divinos sobre la criatura, con tal variedad de bellezas, que

Nosotros mismos quedamos admirados. Nuestra mirada de luz la mira

siempre, nuestro paso corre siempre hacia ella, nuestras obras con sus brazos

de luz la abrazan y se la estrechan al seno, y todas le llueven luz para

comunicarle nuestra mirada de luz, nuestras obras y pasos de luz. Así que

quien vive siempre en nuestro Querer está siempre en comunicación directa

con su Creador, y recibe todos los efectos que sabe producir un Dios. En

cambio quien obra en Ella está en comunicación con nuestras obras, y las

suyas vienen modeladas con nuestras obras."

 

 

Después seguía buscando los actos de la Divina Voluntad, y habiendo

llegado a lo que hizo Nuestro Señor en la Redención, uno por uno los

besaba, los adoraba, los bendecía, los agradecía, y tomando el mismo Amor

con el cual Jesús los amaba, los amaba también yo. Y Jesús, todo

conmovido y enternecido al ver sus actos amados con su mismo Amor, me

ha dicho:

"Hija mía, es siempre el amor el que me golpea, me hiere y me induce

a hablar para revelar a mi amada criatura mis secretos, escondidos a quien

no me ama, porque no amándome no entendería mi dialecto de amor.

Ahora, tú debes saber que todos estos actos hechos por Mí en la tierra,

contienen cada uno un dolor tan intenso, que si mi Divinidad no me hubiera

sostenido, habría sido suficiente para hacerme morir. Así que mi Voluntad

Divina, conforme Yo obraba, así me creaba el dolor de no encontrar a la

voluntad humana en la mía, para encerrarla en mis actos y darle virtud y

gracia de hacerla vivir en mi Voluntad; en todo lo que hacía, aun si

respiraba, latía, miraba, caminaba, buscaba a la voluntad humana para

encerrarla y darle el puesto primario en mi respiro, en mi latido, en mi

mirada y en mis pasos. ¡Qué dolor hija mía, querer hacer el bien y no

encontrar a quién hacerlo, querer ponerla en lugar seguro donde habría sido

feliz, porque mis penas, mis obras, mi misma Humanidad habrían estado no

solamente a su defensa, sino le habrían formado su palacio real donde la

habrían tenido como reina! Pero en lugar de ser agradecida y escucharme,

escapa de mis manos, de mis penas, para vivir infeliz en medio de peligros y

de enemigos, sin nadie que la defienda. ¡Qué dolor, qué dolor! Puedo decir

que mi dolor más grande acá abajo, que me daba la muerte continua, fue el

ver a las criaturas que no vivían ni hacían mi Voluntad, porque veía que mis

actos permanecían sin la finalidad con la cual los hacía, o sea, sin dar la Vida

de la cual estaban investidos, y si no hubiera sido por mi Omnividencia que

me hacía ver todos los siglos como un acto presente, y por eso veía a mis

hijos amados que debían vivir de mi Querer Divino, los cuales debían

servirse de lo que hizo y sufrió mi Humanidad para establecer mi reino, y

servirse de esta mi Humanidad como la más bella de sus habitaciones, Yo no

habría podido soportar tanto dolor. Por eso continúa encontrando mis actos,

mis pasos, mis penas, para pedirme que venga a reinar mi Voluntad sobre la

tierra, y mi dolor se endulzará y se cambiará en amor para abreviar el tiempo

para hacerla conocer, amar y reinar. Y Yo te tendré como refrigerio mío y

como portadora de bálsamo a mis penas, y cuando vea a mis actos y a mis

penas exacerbadas por el dolor porque las criaturas huyen de mi Voluntad,

vendré a refugiarme en ti para endulzarme y embalsamar mis penas

demasiado amargadas por el dolor."

 

 

Marzo 30, 1938

Cuando los sacrificios se hacen de buena voluntad, Jesús

pone en ellos sus gustos divinos, y los vuelve agradables y

amables. Cómo Dios creaba en ellos la pasión de amor.

Me siento entre los brazos del Fiat Divino, y es tanto su Amor que me

alimenta con su Luz, me calienta con su Calor, y si estoy cansada me arrulla

sobre sus rodillas para darme su reposo, que me hace resurgir a nueva vida.

¡Oh Voluntad Divina, cómo eres amable, solamente Tú me sabes amar de

verdad y sólo en Ti encuentro el refugio a todos mis males! Pero me sentía

oprimida al ver que aquellos que me rodean sufren y hacen grandes

sacrificios por causa mía, cómo es doloroso ver sacrificados a los demás; y

mi dulce Jesús, estrechándome entre sus brazos en acto de compadecerme,

todo ternura me ha dicho:

"Pobre hija mía, ánimo, no quiero que pienses en esto. Tú debes saber

que Yo puedo y sé pagar bien aun los pequeños sacrificios, las atenciones y

mucho más los grandes sacrificios; Yo numero todo, y ni siquiera un respiro

hecho por Mí lo dejo sin recompensa, y mucho más si estos sacrificios son

hechos a quien me ama, a quien quiere vivir en mi Querer, entonces siento

como si me los hicieran a Mí mismo, y Yo para hacer que estos sacrificios

sean hechos de buena voluntad, pongo en ellos mi gusto divino, de modo

que hago sentir el gusto, el placer de hacer esos sacrificios, de modo que

sienten la necesidad de hacerlos, el gusto, el placer en el sacrificio; son como

la sal, los condimentos a los alimentos, como el aceite a las ruedas que antes

caminaban con dificultad, pero puesto el aceite corren. El gusto divino vacía

el sacrificio y lo vuelve ligero y agradable. Esta es la causa por la que en

nuestro Amor creamos una pasión santa, un gusto, un placer, que no

sabemos estar si no amamos a la criatura. Fue esta nuestra pasión de amor la

que nos hacía sentir la extrema necesidad de testificar con nuestras obras el

amor hacia las criaturas, tanto que ninguno nos rogó que creásemos un cielo,

un sol, y tantas otras cosas, y después de creadas las miramos y sentimos

tanto gusto y placer, que en nuestro énfasis de amor exclamamos: ‘Cómo

son bellas nuestras obras, pero nos darán más gloria, sentiremos más gusto,

cuando nuestras obras se den a las criaturas para amarlas y para hacernos

amar por ellas.’ Entonces, a nuestra pasión de amor, a la extrema necesidad

de amar se agregaba la locura, el delirio de amor, tanto, que no nos

 

 

contentamos solamente con las obras, el amor llegó a tanto, que sentimos la

necesidad de poner también la Vida. En efecto, ¿qué cosa no me hizo hacer

esta necesidad de amor que sentía en Mí? Me hizo sufrir penas inauditas,

sufrí las humillaciones más humillantes y hasta la misma muerte entre

espasmos atroces.

Ahora, esta nuestra pasión de amor no se contenta si no participa esta

nuestra misma pasión de amor a la criatura, por eso, en los sacrificios que

hacemos hacer, creamos en ellos la pasión santa, la dotamos de gustos, de

contentos, para hacerlas hacer las más bellas conquistas. Esta pasión se

vuelve ingeniosa, se industria en mil modos, y si no se vuelve obrante parece

que no sabe ni estar ni vivir. Si no hay pasión, aun en las obras santas, y

gusto en los sacrificios, parece que son obras pintadas, no vivas, tienen un

frío, una apatía que produce más disgusto que gusto y tal vez más mal que

bien. Por eso hija mía no pienses en los sacrificios que hacen por ti, más

bien debo decirte que los hacen por Mí, no por ti, y Yo pondré en estos

sacrificios tal gracia, gusto y agrado, de vaciar el sacrificio y después, de

acuerdo al amor con el que los hagan, Yo me verteré en ellos, y conforme

hagan el sacrificio querido por Mí, así haré crecer mi Vida en ellos. ¿No es

tal vez mi pasión de amor la que me hace decir tanto acerca de mi Voluntad

para crear en el hombre la pasión de vivir en mi Querer? Con este tanto

decir quiero ahogar a la voluntad humana con nuestros gustos divinos, pero

tanto, de hacerla decidir en virtud del gusto que siente, de la felicidad que

prueba, a vivir en mi Voluntad Divina. Además, lo puedes decir tú misma,

¿cuántos gustos, contentos, alegrías te he dado en el estado de sacrificio en

el cual te he puesto? Entonces deja hacer a tu Jesús que sabe ajustar el

sacrificio y lo vuelve amable, fácil, y aun deseable; mucho más, pues en el

sacrificio de la criatura pongo la fuerza, el sostén, la vida de mi sacrificio;

puedo decir que mi sacrificio toma en su regazo el sacrificio de la criatura, y

hace de guía, da vida, da luz a aquél o aquélla que de buena voluntad quiera

sacrificarse por Mí."

Abril 4, 1938

Dios creaba la necesidad de la Divina Voluntad en la criatura,

como creaba la necesidad del agua y del sol a la tierra.

Cada palabra de más sobre la Divina Voluntad,

da una Vida nueva y distinta.

 

 

 

Mi pobre mente siente la necesidad extrema de encontrar los actos del

Querer Divino como latido y respiro de mi pobre existencia, y si no lo

hiciera me sentiría faltar el aire para respirar, el corazón para palpitar. Mi

Dios, ¿cómo se puede vivir sin el aire y la Vida de tu Voluntad? Me parece

imposible. Y mi dulce Jesús visitando mi pequeña alma, todo bondad me ha

dicho:

"Mi buena hija de mi Voluntad, mi Amor fue tanto en la creación del

hombre, que le daba mi Voluntad como su vida primaria y de absoluta

necesidad, tanto, que sin Ella no podía producir nada de bien. Como la tierra

no produce nada sin el agua, porque al agua se le puede llamar el alma de la

tierra, pero si a lo anterior no se agrega el sol, que con su luz y calor

fecunda, purifica y embellece la tierra, el agua serviría para enmohecer la

tierra y volverla una cloaca fangosa, de la cual saldría un aire contagioso que

podría apestar la tierra; pero no bastan estos tres elementos, agua, tierra y

sol, se necesita la semilla para poder formar de la tierra las más bellas

florituras, las plantas, los frutos que alegran al agricultor y forman el

alimento a todas las generaciones humanas. Mira, uno de estos elementos

que faltara y la tierra sería infecunda, tétrica, oscura, de dar espanto. Ahora,

la necesidad de unión de estos elementos forma lo bello, lo útil, la

fecundidad de nuestra obra creadora, separados pueden hacer daño y ser

nocivos para las pobres criaturas, unidos pueden hacer un mundo de bienes.

De la misma manera creaba la estrecha necesidad de mi Voluntad en la

criatura: Creaba el alma como agua a la tierra, la cual debía correr más que

agua en la tierra de su cuerpo; ponía mi Voluntad en ella como sol, luz y

calor, el cual debía vivificarla, fecundarla, embellecerla, pero con tan raras

bellezas de raptarnos continuamente a amarla, y así como el agricultor se

ocupa de arrojar la semilla en la tierra para hacerla producir, así mi Voluntad

tomaba el empeño de arrojar en la criatura tantas semillas divinas, de las

cuales debían surgir tantos soles, uno más bello que el otro, que debían

producir florituras y frutos celestiales que debían servir como su alimento,

como alimento de las criaturas y del mismo Creador, porque nuestro

alimento, nuestra Vida, es nuestra Voluntad. Mira entonces la necesidad de

la unión de los actos, que como semillas forma en la criatura el crecimiento

de mi Voluntad en ella, comunica la virtud de nuestras cualidades divinas y

forma tales prodigios de gracia, de belleza, que Nosotros mismos la amamos

tanto, de volvernos no sólo inseparables, sino obrantes continuamente en

ella, porque sabemos que si amamos ama, si obramos obra, no sabe hacer

nada sin Nosotros, porque faltando nuestra unión se reduciría en la

inutilidad, como la tierra sin agua, sin sol, sin semillas, por eso Nosotros,

 

 

amándola mucho hacemos todo en ella. Mira en que punto doloroso, nocivo

y casi horrible se pone la criatura sin nuestra Voluntad."

Después ha agregado con un acento más doloroso y conmovedor:

"Hija mía, cómo nos duele no ver vivir a la criatura en nuestra

Voluntad, con no vivir en Ella nos quiere confinar en nuestra patria celestial,

no quiere que vivamos juntos sobre la tierra, nuestra Voluntad le es de peso,

huye de nuestra santidad, cierra las puertas a la luz y busca las tinieblas.

Pobrecita, con hacer su voluntad morirá de frío, de hambre, y podrá decir:

‘El Cielo no me pertenece.’ Viven exiliadas sobre la tierra, sin apoyo, sin

defensa, sin fuerza, el mismo bien para ellas se convierte en amarguras, y en

ocasiones aun en defectos. Por eso forman nuestro dolor y sofocan

continuamente nuestro Amor. Es tanto el Amor de nuestra Voluntad, que

cada palabra o conocimiento que manifiesta de Ella, es una Vida Divina

suya, y no sólo eso, sino nueva y distinta la una de la otra, nueva en la

Santidad, en la Belleza, en el Amor, por eso gozamos tanto y hacemos fiesta

en el hacer conocer qué cosa es nuestra Voluntad, lo que sabe hacer y puede

hacer en el cerco de la criatura, y hasta qué punto noble, sublime, alto,

quiere colocarla en nuestro seno divino. Porque con hacerla conocer no

hacemos otra cosa que hacer salir nuevas Vidas Divinas, y conforme se

hacen poseer, así recibimos de las criaturas nuestro nuevo Amor, nuestra

nueva Belleza, Bondad, y así de todo lo demás. ¡Oh, cómo nos sentimos

glorificados, amados por medio de nuestras mismas Vidas, por aquél a quien

nos hemos hecho conocer! Por eso el hacernos conocer a quien nos quiere

conocer, es el acto que más nos glorifica, nuestro Amor encuentra con quién

desahogar y a quién poder dar lo que queremos. Y además, ¿en qué

aprovecharía crear a la criatura si no queríamos hacernos conocer? El

conocimiento es lo que nos hace descender en la criatura y le da el vuelo

para hacerla subir hasta Nosotros. Es por eso que cuando vemos que

suspiras por conocer de más nuestro Querer, Yo, súbito te hago las más

bellas sorpresas de nuestro Fiat Omnipotente, pero no para hacerte sólo

conocer, sino para darte el bien que te hacemos conocer."

Después de esto ha agregado todo conmovido:

"Hija mía, quien vive en mi Voluntad es la suspirada de todos, porque

todos se sienten amados por ella, su amor corre a todos, abraza a todos, se

pone en los corazones de todos para hacernos amar por todos; aun el más

pequeño ‘te amo’, ‘te adoro’, ‘te bendigo’ de quien vive en nuestro Querer

Santo, tiene el derecho de encerrase en todos, es más, los mismos santos y

ángeles se sienten honrados de dar el puesto en ellos al más pequeño ‘te

amo’ de esta afortunada criatura, y nos aman con este ‘te amo.’ ¿Cuál no

será su contento cuando llegue a la patria celestial y vea sus ‘te amo’ en

 

 

todos los bienaventurados, que aman a su Dios? Y esto en el modo más

simple, pues encontrándose nuestra Voluntad por todas partes, lo que se hace

en Ella dondequiera toma su puesto y adquiere el acto continuo de siempre

amar, así que también el sol, el cielo, las estrellas, la Creación toda, poseerán

estos actos para amarnos y bendecirnos."

Abril 10, 1938

En quien vive en la Divina Voluntad, Jesús quiere encontrar

todo en ella, y la quiere encontrar en todos. Dios quiere encontrar

en nuestro amor el apoyo de sus obras, el escondite de su Vida.

 

Mi pobre mente está siempre de regreso en el Querer Divino, y

habiendo recibido la santa comunión estaba diciendo a mi amable Jesús:

"En tu Querer todo es mío, por eso te amo con el amor de mi y tu Mamá

Reina, te beso con sus labios, te abrazo fuertemente con sus brazos, te llevo

conmigo y me refugio en su corazón para darte sus alegrías, sus delicias, su

maternidad, a fin de que encuentres las dulzuras, la custodia que te sabe

hacer tu Mamá." Pero mientras me encerraba junto con Jesús en mi Mamá,

el dulce Jesús, todo ternura me ha dicho:

"Hija mía e hija de mi Madre, cómo estoy contento de encontrar a la

hija con mi Madre, y a la Mamá con la hija, porque Ella quiere que las

criaturas me amen con su mismo amor, y se sirvan de su boca para besarme,

y de sus brazos para abrazarme, quiere darles su maternidad para ponerme al

seguro y hacer que me hagan de mamá. Encontrar a la Madre y a la hija que

me aman con un solo amor, es para Mí el más grande contento, siento que

ambas me dan un nuevo paraíso en la tierra. Pero esto no me basta, en quien

vive en mi Voluntad quiero encontrar todo, si falta alguna cosa no puedo

decir que esté completa mi Voluntad en la criatura; y no sólo quiero

encontrar en su puesto de honor, de Reina y de Madre a mi Madre en ella,

sino que quiero encontrar también a mi Celestial Padre y al Espíritu Santo, y

haciendo suyo su Amor me ame con la inmensidad e infinitud de su Amor.

Hija mía, dame el gusto de decirme que me amas con el Padre y con el

Espíritu Santo."

Jesús ha hecho silencio para esperar que le dijese como Él quería, y

yo, si bien indigna, para contentarlo le he dicho: "Te amo en la Potencia y

Amor inmenso del Padre, con el Amor interminable del Espíritu Santo, te

amo con el amor con el cual te aman todos los ángeles y santos, te amo con

el amor con el cual te aman o deberían amarte todas las criaturas presentes,

 

 

pasadas y futuras, te amo por todas las cosas creadas y con aquel amor con

el cual las creaste." El amado Jesús ha dado un largo suspiro y ha agregado:

"Finalmente siento apagadas mis ansias de encontrar todo en la

criatura: Encuentro nuestros mares de Amor que jamás terminan, encuentro

las delicias de mi Mamá que me ama, encuentro todo y a todos, así que en

quien vive en mi Voluntad debo encontrar todo y a todos, y a esta criatura la

debo encontrar en todos. Y además, mi Padre Celestial me Generó en el

amor, y a quien me ama y no deja escapar nada de nuestro Amor, me lo

siento conmigo en acto de darme y recibir amor continuo."

Después de esto ha agregado: "Hija mía, he aquí por qué sentimos en

nuestro Amor una necesidad extrema de que las criaturas nos conozcan y

conozcan nuestras obras, si no nos conocen quedamos como apartados de

ellas, mientras que vivimos dentro y fuera de ellas, y mientras estamos al día

de lo que hacen y piensan, amándolas en cada acto de ellas, no sólo no nos

aman, sino que ni siquiera nos reconocen. ¡Qué dolor! Si no nos reconocen

el amor no surge, y si falta el amor no tenemos dónde apoyar nuestras obras,

ni nuestro Amor encuentra un refugio dónde desahogarse y alojarse, todo

queda como suspendido. Por eso queremos encontrar en nuestras obras el

‘te amo’ de la criatura, y amándola con nuestra Potencia podemos apoyar

nuestras obras más grandes, y ¡oh, cómo quedamos contentos al encontrar el

pequeño ‘te amo’ de ellas por apoyo de nuestras obras! Obrar y no

encontrar dónde apoyar estas obras es un dolor para Nosotros, parece que

nos falta la Vida de nuestro Amor; nuestro Amor obrante viene reprimido,

sofocado; poder hacer y no hacer, y sólo porque la criatura ingrata ni nos

reconoce ni nos ama. Y como todas nuestras obras están dirigidas a

beneficio de las criaturas, no pudiéndolas dar, porque faltando el

conocimiento y el amor falta el espacio dónde poder poner nuestras obras, es

por eso que nos atan los brazos y nos ponen en la inutilidad, y además, ¿en

qué aprovecharía obrar si no encontramos quién las quiera recibir? Es más,

tú debes saber que antes de obrar miramos quién las debe conocer, recibir y

amar, y después obramos. Mi misma Humanidad no hacía ningún acto si

antes no encontraba a quién debía amar y dar aquel acto, y aun cuando no

encontrase quién las recibiera entonces, Yo miraba los siglos y dirigía mi

acto a quien lo habría amado, conocido y recibido. Tanto que, aun niño

recién nacido, Yo lloraba, y aquellas mis lágrimas eran dirigidas a quien

debía compungirse, dolerse de sus pecados y lavarse para readquirir la Vida

de la Gracia; si caminaba, mis pasos eran ya dirigidos a aquellos que debían

caminar el camino del bien, como fuerza y guía de su camino. No hubo obra

que hice, palabra que dije, pena que sufrí, en la cual no haya buscado las

obras de las criaturas por apoyo de las mías, mi palabra para apoyarla en las

 

 

palabras de ellas, mis penas buscaban el apoyo en sus penas para dar el bien

que contenía lo que Yo hacía. Era mi pasión de Amor que no me dejaba

hacer otra cosa sino lo que podía ser útil para mis hijos; y es esta una de las

razones más potentes por las que quiero que se viva en mi Querer, porque

sólo entonces todas mis obras, la Creación, la Redención, aun un suspiro

mío, encontrarán dónde apoyarse para hacerse obras de sus obras, penas de

sus penas, pasos de sus pasos, vida de su vida; y entonces todo lo que he

hecho y sufrido se cambiará en gloria y victoria, para abatir a todos los

enemigos y llamar en medio de las criaturas el orden, la armonía, la paz, la

celestial sonrisa de la patria celestial."

Yo he quedado sorprendida al oír esto, y mi amado Jesús ha agregado:

"Hija mía bendita, el vivir en mi Voluntad encerrará tales sorpresas y

múltiples novedades divinas, de dejar admirados a los mismos ángeles y

santos, mucho más que en mi Voluntad no hay palabras, sino hechos, las

mismas palabras, los deseos, las intenciones, las convierte en hechos y obras

cumplidas. Fuera de mi Voluntad, lo que la criatura quiere se reduce a

palabras, deseos e intenciones, pero dentro de Ella, estando en Ella la virtud

creante, lo que quiere la criatura adquiere hechos cumplidos, obras llenas de

Vida. Mucho más que estando en nuestro Querer está al día de lo que

Nosotros hacemos, siente lo que Nosotros queremos, por eso nos sigue en

las obras, quiere lo que queremos, no puede hacer menos ni ponerse a un

lado, para ella nuestro Fiat se vuelve la más grande de sus necesidades, por

la cual no puede hacerla menos, para ella es más que respiro que debe dar y

recibir, más que movimiento que siente la extrema necesidad de moverse.

En suma, mi Voluntad es todo para ella, vivir sin mi Voluntad le resulta

imposible, por eso, sé atenta y tu vuelo sea siempre en nuestro Fiat."

Sea todo para gloria de Dios y para cumplimiento de la Divina Voluntad.

Deo gratias