VOLUMEN 35
Luisa Piccarreta Volumen 35
I. M. I.
In Voluntate Dei
Fiat!!!
Dulce vida mía, mi sumo bien Jesús, ven en mi ayuda, mi pequeñez y
miseria es tanta, que siento la extrema necesidad de sentirte en mí como vida
palpitante, obrante y amando, de otra manera me siento incapaz de decirte
aun un pequeño te amo. Por eso te pido, te suplico que no me dejes nunca
sola, y que el trabajo de escribir sobre la Divina Voluntad sea todo tuyo, yo
no haré otra cosa que hacerme llevar la mano por Ti y poner atención en
escuchar tus santas palabras, todo lo demás lo harás Tú, así que piensa en
esto, oh Jesús. Y además llamo a mi Mamá celestial en mi ayuda, para que
mientras escribo me tenga en su regazo, me dé el aliento en su corazón
materno para hacerme sentir las dulces armonías que posee del Fiat Divino,
a fin de que pueda escribir lo que Jesús quiere que escriba de su adorable
Voluntad.
Agosto 9, 1937
Prodigios de amor en el Querer Divino. Cómo duplica su
Amor para hacerse amar con su mismo Amor. La Reina
del Cielo formará la nueva jerarquía en su heredad.
Mi vuelo continúa en el Querer Divino, y Él me espera con tanto amor
que me toma entre sus brazos de luz y me dice:
"Hija mía, te amo, te amo, y tú dime que me amas para poder apoyar
mi gran te amo sobre tu pequeño te amo, y Yo, lanzándolo en la inmensidad
de mi Fiat te hago amar por todos y por todo, y tú me amas por todos y por
todo. Soy la Inmensidad y me agrada dar y recibir de las criaturas mi Amor
inmenso, porque doy y recibo las armonías, las múltiples notas, las dulzuras,
los sonidos encantadores y raptores que hay en mi Amor. Cuando mi
Voluntad ama, el cielo, el sol, la Creación toda, los ángeles, los santos, todos
aman junto conmigo y se ponen atentos para esperar el te amo de aquél a
quien ha sido dirigido su te amo, y por eso sobre las alas de mi Querer envío
a todos tu te amo, como para pagarles el que todos te hayan amado junto
45 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta.
conmigo. Si se ama es porque se quiere ser amado, no ser correspondido en
el amor es la pena más dura que hace dar en delirio, es el clavo más
traspasante, que sólo puede ser quitado por la medicina, el bálsamo del amor
correspondido."
Después pensaba entre mí: "Dios mío, ¿quién podrá corresponderte y
pagarte por tanto amor tuyo? ¡Ah! tal vez sólo la Reina del Cielo puede
vanagloriarse de haber correspondido a su Creador en amor, ¿y yo? ¿Y yo?"
Y me sentía oprimida, y mi siempre amable Jesús haciéndome su breve
visita, todo bondad me ha dicho:
"Hija de mi Voluntad, no temas, para quien vive en mi Voluntad hay
sumo acuerdo en el amor, porque mi Voluntad poseyendo su Vida en la
criatura, duplica su Amor, y cuando quiere amar ama en Sí misma y ama
dentro del alma, porque en ella posee su Vida; en mi Querer el amor está en
sumo acuerdo, los gozos, la felicidad del puro amor están en pleno vigor.
Nuestra paterna Bondad es tanta para quien vive en nuestro Querer, que
numeramos los respiros, los latidos, los pensamientos, las palabras, los
movimientos, para corresponderlos con los nuestros y llenarlos todos de
amor, y en nuestro énfasis de amor le decimos: ‘Nos ama y la debemos
amar.’ Y mientras la amamos hacemos desahogo de tales dones y gracias,
de dejar estupefactos a Cielo y tierra; esto hicimos con nuestra Reina,
desahogamos tanto, ¿pero sabes tú qué significa este nuestro desahogar?
Nos miramos a Nosotros mismos y queremos dar lo que somos y lo que
poseemos, la desemejanza nos pondría en pena, y la criatura viéndose
desemejante de Nosotros no estaría con Nosotros con la confianza de hija y
con el dominio de cuando se poseen los mismos bienes, los mismos dones;
esta disparidad sería un obstáculo para formar una sola vida y para amarnos
con un solo amor, mientras que el vivir en nuestro Querer Divino es
propiamente esto, una sola Voluntad, un solo amor, bienes comunes, y todo
lo que podría faltar a la criatura se lo damos de lo nuestro para suplirla en
todo y poder decir: ‘Lo que queremos Nosotros quiere ella, nuestro Amor y
el suyo es uno solo, y así como la amamos Nosotros ella nos ama.’
Hija mía, nos faltaría la fuerza si no eleváramos a la criatura que vive
en nuestra Voluntad hasta el nivel de nuestra semejanza y hacerla poseer
nuestros bienes, tan es verdad, que mi Madre Celestial como vivía en miFiat, poseía la misma Vida de Él, nos amamos con un solo amor, amamos a
las almas con un amor gemelo. Y es tanto nuestro amor por Ella, que así
como Nosotros tenemos la jerarquía de los ángeles en el Cielo, la diversidad
de las órdenes de los santos, Ella, por ser la Emperatriz Celestial, la heredera
de la gran herencia de nuestra Voluntad, cuando este reino se forme sobre la
tierra, la gran Señora llamará a sus hijos a poseer su herencia y le daremos la
gran gloria de hacerla formar la nueva jerarquía, semejante a los nueve coros
de los ángeles, así que tendrá el coro de los serafines, el de los querubines, y
así de todos los demás coros, como también formará el orden de los santos
que han vivido de su heredad, y después que los haya formado en la tierra,
los transportará al Cielo circundándose de la nueva jerarquía, regenerados en
el Fiat Divino, en su mismo amor, habiendo vivido en su heredad. Esto será
el cumplimiento de la obra de la Creación, nuestro ‘Consumatum resta’,
porque hemos tenido el reino de nuestro Querer en las criaturas en virtud de
la celestial heredera, que quería dar la vida por cada uno para hacerlo reinar.
Y, ¡oh! cómo quedaremos glorificados, felices de que la soberana Señora
tenga su jerarquía como la tenemos Nosotros, mucho más que la nuestra será
suya, y la suya será nuestra, porque todo lo que se hace en nuestro Querer es
inseparable. Si tú supieras cuánto ama a las almas esta celestial Reina, Ella,
copia fiel de su Creador, mira en Sí misma y encuentra sus mares de amor,
de gracia, de santidad, de belleza, de luz; mira a las criaturas y quiere darse
toda Sí misma con todos sus mares, a fin de que posean a la Mamá con todas
sus riquezas; ver a los hijos pobres mientras la Madre es tan rica, y sólo
porque no viven en la heredad de la Madre, es un dolor, Ella los quisiera ver
en sus mares de amor que amaran a su Creador como Ella lo ama,
escondidos en su santidad, embellecidos con su belleza, llenos de su gracia,
y no viéndolos así, si no fuese por el estado de gloria en que se encuentra,
donde las penas no tienen lugar, por puro dolor habría muerto por cada
criatura que no viviera en el Querer Divino. Por eso Ella ruega
incesantemente, pone en oración todos sus mares para conseguir que la
Divina Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra. Es tanto su amor,
que en virtud de nuestro Querer se biloca en cada una de las criaturas para
preparar el interior de sus almas, las pone de acuerdo a su corazón materno,
se las estrecha entre sus brazos para disponerlas a recibir la Vida del Fiat
Supremo, y ¡oh! cómo ora en cada uno de los corazones a nuestra Majestad
adorable diciéndonos:
"Hacedlo pronto, mi amor no puede más contenerse, quiero ver a mis
hijos vivir junto conmigo en esa misma Voluntad Divina que forma toda mi
gloria, mi riqueza, mi gran herencia; confiad en Mí y Yo sabré defender
tanto a mis hijos como a la misma Voluntad vuestra que es también mía."
El amor de esta Celestial Reina y Madre es insuperable y solamente en
el Cielo conocerán cuánto ama a las criaturas y qué ha hecho por ellas. Su
acto más exuberante, magnánimo y grande es querer que posean el reino de
mi Querer como lo poseía Ella, y ¡oh! qué no haría esta Celestial Señora
para obtener su intento. También tú, únete con Ella y ruega por esta
finalidad tan santa."
Agosto 15, 1937
Imperio que poseen los actos hechos en la Divina Voluntad.
Dios es cabeza de los actos de quien vive en Ella.
Mi vuelo continúa en el Querer Divino, sus sorpresas son siempre
nuevas, investidas de tal amor que queda uno arrobado y con el alma
desbordante de gozo, y se quisiera estar escondida en Él sin salir jamás. ¡Oh
Voluntad adorable, cómo quisiera que todos te conocieran, te amaran, te
hicieran reinar y se hicieran tomar en tu red de amor! Pero mientras esto
pensaba, mi dulce Jesús visitando mi pequeña alma, todo bondad me ha
dicho:
"Pequeña hija de mi Querer, las sorpresas, las novedades, los secretos,
los atractivos que mi Querer posee son sin número, y quien entra en Élqueda renovado, magnetizado, tanto, que no puede ni quiere salir de Él,
siente su imperio divino que lo inviste, el bálsamo celestial que cambiando
su naturaleza lo hace resurgir a nueva vida. Ahora, tú debes saber que mi
Divina Voluntad da tal imperio a la criatura que vive en Ella, que conforme
hace sus más pequeños actos siente su imperio: si ama siente el imperio de
su Amor, si habla siente su Fuerza creadora, si obra siente el imperio, la
virtud de sus obras que se agolpan alrededor de las suyas, y dándole su
mismo imperio la llevan a cada corazón para hacerla imperar y dominar
sobre cada uno. Mi Querer siente su propio imperio en el acto de la criatura
y se siente obligado a ceder lo que la criatura quiere en aquel acto: si quiere
amar, con su acto nos hace amar y nos hace dar amor; si quiere que nuestra
Voluntad reine, con su imperio nos hace llegar a pedir a las almas que la
reciban. Un acto hecho en nuestro Querer no se detiene, nos dice: ‘Soy acto
tuyo, debes darme lo que quiero.’ Se puede decir que toma en un puño
nuestra Potencia, la duplica, la multiplica, e imperante no pide sino que toma
lo que su acto quiere, mucho más que nuestro Querer, Nosotros mismos no
queremos que haya actos disímiles de los nuestros, por eso somos Nosotros
mismos los que nos hacemos imperar y dominar."
Jesús ha hecho silencio, y yo no sé ni siquiera decir lo que sentía, mi
mente estaba tan magnetizada por sus palabras e investida por su imperio,
que habría querido poner la vida para que todos conocieran la Divina
Voluntad; y mi amado Jesús, hablándome nuevamente me ha dicho:
"Hija mía, no hay nada de qué maravillarse, lo que te digo es la pura
verdad, mi Voluntad es todo y puede todo, y no poner en nuestras
condiciones a quien vive en Ella no es de nuestro Ser Supremo, a lo más se
puede ver que en Nosotros es naturaleza, y para quien vive en Ella es gracia,
participación, desahogo de nuestro Amor, Voluntad nuestra que quiere que
así sea la criatura. Por eso queremos que viva en nuestro Querer, para hacer
que sus actos y los nuestros estén fundidos juntos y suenen con un mismo
sonido, tengan un mismo valor, un solo amor. Resistir a un acto nuestro ni
podemos ni queremos, es más, tú debes saber que el vivir en nuestro Querer
es unidad, tanto, que si la criatura ama, Dios está a la cabeza de su amor, así
que el amor del uno y de la otra es uno solo; si piensa, Dios está a la cabeza
de su pensamiento; si habla, Dios es principio de su palabra; si la criatura
obra, Dios es el primer actor y obrador de sus obras; si camina, Dios se pone
a la cabeza de sus pasos. Por eso el vivir en mi Voluntad no es otra cosa que
la vida de la criatura en Dios, y la de Dios en ella; dejar separada de nuestro
Amor, de nuestra Potencia, de nuestros actos a quien vive en nuestro Querer
nos resulta imposible, si una es la Voluntad todo lo demás va junto, unidad
de amor, de obras y de todo. He aquí por eso que el vivir en nuestro Fiat
Divino es el prodigio de los más grandes prodigios, jamás visto ni oído; es
nuestro Amor exuberante, que no pudiendo contenerlo queríamos hacer este
prodigio que sólo un Dios podía hacer en la criatura, pero que ingrata no
aceptó, pero Nosotros no hemos cambiado Voluntad, y a pesar de que hemos
sido combatidos y de que nuestro Amor ha sido reprimido en tal forma que
nos hace sentir espasmos, usaremos tales excesos de amor, tales industrias y
estratagemas, que lograremos nuestro intento: que una sea nuestra Voluntad
con la de la criatura."
Agosto 23, 1937
La Divina Voluntad quiere crecer y formar su plenitud en la criatura.
Quien vive en Ella está al día de todas las obras de su Creador,
el Cual la hace poseedora de todas las obras divinas.
Me siento en las olas del Querer Divino, que invistiéndome quieren
penetrar hasta el fondo de mi alma para hacerse conocer y hacerme sentir su
Vida, sus alegrías celestiales y los bienes inmensos que quiere dar a quien
quiere vivir junto con Él. Y mi amado Jesús, que parece que con ansias está
esperando para volver a hablar sobre su Fiat Divino, todo bondad me ha
dicho:
"Hija mía bendita, cómo estoy contento cuando veo al alma dispuesta,
que quiere escucharme y recibir el gran don del cual mi palabra es portadora.
Yo no hablo jamás si no veo al alma dispuesta, porque si no está dispuesta
mi palabra no puede entregarle el don del cual es generadora. Ahora, tú
debes saber que por cuanto más la criatura busca mi Voluntad, la quiere
conocer, la ama, no la deja escapar de ninguno de sus actos, tanto más crece
su plenitud en ella; para hacerla crecer basta una atención de más, un
suspiro, un deseo de querer su Vida y, ¡oh! cómo crece admirablemente y la
eleva tan alto, hasta llegar a las alturas de las esferas divinas y conocer los
más altos e íntimos secretos. Mi Voluntad es vida, y como vida no quiere
detenerse sino que quiere siempre crecer, y para crecer espera el más
pequeño acto, una invitación amorosa de la criatura, mucho más que no
quiere crecer por la fuerza sino quiere que también la criatura quiera que
siempre crezca mi Voluntad y forme su plenitud en ella. Ahora, conforme
crece su plenitud así crece la fuerza divina en el alma, la santidad, la belleza,
la felicidad, el conocimiento, la plenitud de los bienes innumerables que
posee mi Fiat Divino. Ve entonces lo que significa un acto de más, un
suspiro, un quererla, un llamarla: Es adquirir más fuerza divina,
embellecerse de más, pero tanto, que Nosotros mismos quedamos arrobados,
la miramos, la volvemos a mirar y reconocemos en ella nuestra fuerza,
nuestra belleza y, ¡oh! cómo la amamos, nos sentimos más felices porque
ella es para Nosotros la portadora de nuestras alegrías, de nuestros bienes.
Delante a esta criatura nuestro Amor se ensancha, se desborda de Nosotros y
se vierte tanto en ella, que la llena toda, hasta formar en torno y dentro de
ella nuestro laberinto de amor, el cual le da las ansias, los deseos ardientes
de hacer crecer la plenitud de nuestra Voluntad. Hija mía, hay gran
diferencia entre quien es todo atención, todo ojo, todo corazón porque quiere
mi Voluntad, y entre quien la quiere pero sin gran atención, que parece que
no tienen ojo para mirarla en todas las cosas, corazón para amarla, voz para
llamarla, tal vez éstos poseen mi Voluntad en pequeña parte, pero su
plenitud está lejana de ellos."
Jesús ha hecho silencio, y yo he quedado en las olas eternas del
Divino Querer, tanto, que mi pobre mente no sabía salir de Él y yo decía:
"Jesús, basta por ahora, mi mente no puede contener más lo que Tú quieres
decirme." Y el dulce Jesús me ha puesto su mano en la frente y ha
continuado:
"Hija mía, escucha hasta donde puede llegar el alma que vive en
nuestra Voluntad, Ella la pone al día en todas nuestras obras, nuestro Ente
Supremo tiene siempre en acto continuo todas sus obras, para Nosotros el
pasado y el futuro no existen, así que el Padre Celestial genera
continuamente a su Hijo y entre el Padre y el Hijo procede el Espíritu Santo;
esto es vida en Nosotros y es como el latido y el respiro que forma nuestra
Vida: "Generar y proceder continuamente." Nos faltaría la vida si esto no
fuera, como le faltaría la vida a la criatura si no tuviese un latido y un respiro
continuo. Ahora, en este generar y proceder continuamente vienen formadas
alegrías inmensas, felicidad y contentos tales, que no pudiéndolos contener
dentro de Nosotros se desbordan fuera y forman las alegrías y la felicidad de
todo el Cielo. De los bienes inmensos que produce la generación continua
del Verbo y el proceder del Espíritu Santo, se desborda fuera la suntuosidad
y magnificencia de la máquina de toda la Creación, la creación del hombre,
la concepción de la Virgen Inmaculada, el descendimiento del Verbo a la
tierra, todo esto y otras cosas más están siempre en acto en nuestro Ser
Divino, como está siempre en acto que el Padre genera a su Hijo y el
proceder del Espíritu Santo. Ahora, quien vive en nuestra Voluntad es
espectador de estos prodigios divinos, y siente volver a darse del Padre el
Hijo que siempre genera, el Espíritu Santo que siempre procede, y ¡oh! los
contentos, el amor, las gracias que recibe, y nos da la gloria que siempre
generamos. En nuestro Querer encuentra en acto la Creación y le damos con
derecho todos los bienes de ella, y es la primera glorificadora por tantas
cosas que hemos creado; encuentra en acto a la Virgen concebida, sus mares
de amor, toda su vida, y la Virgen la hace poseedora de todo y ella toma y
nos glorifica por el gran bien que hicimos al crear a esta celestial criatura;
encuentra en acto el descendimiento del Verbo, su Nacimiento, sus lágrimas,
su Vida palpitante, también sus penas y la hacemos poseedora de todo, y ella
toma todo, nos glorifica, nos ama por todos y por todo. En nuestro Querer la
criatura puede decir: "Todo es mío, aun el mismo Dios, como es mía la
Divina Voluntad." Por eso ella siente el deber de glorificarnos y amarnos en
cada cosa y por todos. No dar lo que hemos hecho y hacemos a quien vive
en nuestro Querer nos resulta imposible, nuestro Amor no lo soportaría, nos
causaría pena, mucho más que Nosotros nada perdemos con dar, más bien
nos sentimos más glorificados, más felices con que las criaturas vivan con
Nosotros, estén al día en nuestras obras y de ellas sean poseedoras. Poder
decir, lo que es nuestro es tuyo es nuestra más grande felicidad, las
desuniones no acarrean jamás el bien, el "tuyo" y el "mío" rompe el amor y
produce la infelicidad; en nuestra Voluntad no existe la desunión, ni el
"tuyo" o el "mío", sino que "todo es nuestro" y todo está en sumo acuerdo."
Agosto 29, 1937
Como Dios quiere ver su Vida en quien vive en su Voluntad
llega a hacerse su modelo. Dones que Dios da a la criatura.
El espacio del querer humano es la estancia divina
de las maravillas de Dios.
Mi vuelo en el Querer Divino continúa, sus atractivos, sus modos
fascinantes se hacen más insistentes, su querer vivir en el alma es tanto, que
se pone en actitud ahora de pedir, ahora de súplica, ahora de promesa, hasta
prometerle nuevos dones más bellos e insospechados con tal de que lo haga
reinar, y sólo quien es ingrato puede resistir a tantas premuras suyas. Pero
mientras mi mente era abrumada por tantas súplicas y suspiros del Fiat
Divino, mi dulce Jesús, mi amada vida, repitiéndome su breve visita, todo
bondad, como si quisiera dar desahogo a su Amor me ha dicho:
"Hija bendita de mi Voluntad, si tú supieras en qué laberinto de amor
nos pone quien no vive en nuestro Querer, puedo decir que en cada acto que
hace, en cada palabra, pensamiento, latido y respiro en que no vemos correr
la Vida de nuestro Querer, nuestro Amor queda reprimido, siente un dolor,
da en sollozos y en llanto, gime y suspira porque no encuentra en la criatura
su Vida, su acto, su latido, su palabra, la santidad de nuestra Inteligencia, y
al ver que es puesto fuera de todo lo que la criatura hace, siente su Amor
apagado, siente que le atan los brazos, siente que no puede desarrollar su
trabajo en la criatura. ¡Hija mía, qué dolor! Poder dar vida y no darla, poder
hablar en la palabra humana y reducirse al silencio porque la criatura no le
da el lugar en su palabra, poder amar con nuestro Amor en su corazón y no
encontrar el lugar donde ponerlo; ¡oh, cómo nuestro Amor queda
obstaculizado y como sin vida por quien no vive en nuestra Voluntad!
Ahora, tú debes saber que cuando el alma hace un acto en nuestra
Voluntad Divina, Dios se hace modelo y el acto se vuelve materia para
recibir el modelo divino, así que nuestra más que paterna bondad es toda
atención para ver todo lo que hace quien vive en nuestro Querer, y cuando
está por pensar, por hablar, por obrar, así va imprimiendo en ella el modelo
de su Sabiduría, el modelo de su palabra creadora y la santidad de sus obras.
Es tanto nuestro Amor, que queremos hacernos vida de su vida, latido de su
corazón, amor de su amor; es tanto nuestro delirio de amor, que queremos
hacer nuestros facsímiles, y sólo en quien vive en nuestro Querer podemos
obtener nuestro intento, porque en él no nos faltaría la materia adaptable
para recibir nuestro modelo."
Después de esto ha agregado con mayor énfasis:
"Hija mía, es tanto nuestro Amor que no hacemos otra cosa que dar
continuos dones a la criatura: El primer don fue toda la Creación, luego vino
la creación del hombre y, ¿cuántos dones no le dimos? Don de inteligencia,
en el cual pusimos el modelo, el espejo de nuestra Trinidad Sacrosanta; el
ojo, el oído, la palabra, todos eran dones que le hacíamos, y no sólo le
dábamos los dones, sino que tomábamos nuestra parte conservante y
creadora para custodiarle estos dones y estar en acto de siempre darlos; es
tanto nuestro Amor al dar nuestros dones, que no nos separamos del don que
damos, sino que quedamos en el don que hemos dado para tenerlo más
seguro y custodiado. ¡Oh, cómo es exuberante nuestro Amor, cómo nos ata
por todas partes, y mientras nos hace dar no deja el don en poder de la
criatura, porque ésta no tendría virtud de conservarlo, y por eso nos
ofrecemos Nosotros mismos para custodiarlos, y para amar más a esta
criatura nos ponemos en acto de dárselos continuamente. ¿Qué decirte
además hija mía del gran don que le hicimos al crear la voluntad humana en
la criatura? Nosotros como primera cosa creamos el espacio y después
creamos el cielo, las estrellas, el sol, el aire, el viento, y así todo lo demás;
así que el espacio debía servir para poder crear nuestras otras obras, crearlas
y no tener dónde ponerlas no sería obra digna de nuestra Sabiduría. Así
mismo, al crear la voluntad humana creamos el espacio, el lugar dónde
poder poner el gran don que hacíamos al hombre de nuestra Santísima
Voluntad; este espacio debía servir a nuestra Voluntad obrante para poner en
él cielos más extensos, soles más refulgentes, y no sólo uno, sino uno por
cada vez que obrara. Por eso, la Creación debía servir al hombre, y este
espacio de la voluntad humana debía servir a su Dios para formar en él sus
delicias, para poder siempre obrar y formarse su apoyo, su trono, su estancia
divina. Le hacía este don, le formaba este espacio para poder tener un lugar
para conversar con él y estarme al tú por tú en dulce compañía, quería tener
mi gabinete secreto, mi Amor quería decirle tantas cosas, pero quería la
habitación dónde poder hablarle, y mi Amor llegaba a tanto, hasta darse en
poder del hombre y el hombre en poder de Dios. Por eso amo tanto el que la
criatura viva en mi Voluntad, porque quiero lo que creé sólo para Mí,
reclamo mi apoyo, mi trono, mi estancia divina, así que mientras el hombre
no regrese en mi Voluntad Divina y me dé mi puesto real en su voluntad, Yo
no puedo concluir la Creación, tenemos tantas otras cosas bellas qué hacer
en nuestro espacio del querer humano, tantas otras cosas qué decir, pero no
podemos ni hacer ni decir, porque faltando nuestra Voluntad encontramos
nuestro espacio obstaculizado, y es por eso que no tenemos dónde poner
nuestras obras, y si queremos hablar no nos comprenderá ni tendrá oídos
para escucharnos, por eso haremos prodigios jamás oídos para readquirir lo
que es nuestro: El espacio y nuestra estancia divina. Tú, ruega y sufre para
que readquiera lo que es mío, y jamás me niegues el espacio de tu querer
humano, a fin de que mi Amor se desahogue y mis obras regresen a
continuar la obra de la Creación."
Septiembre 6, 1937
Finalidad de la Creación: Vida hablante y obrante de
Dios en la criatura. Su palabra es la Divina Voluntad.
Quien hace la propia voluntad se juega la Divina.
Estoy entre los brazos del Querer Divino, el cual me ama tanto que no
quiere que descienda de sus brazos más que paternos para tenerme
custodiada y hacerme crecer como Él quiere y le place, y si me oye decir que
lo amo, ¡oh, cómo festeja y forma en torno a mí mares de su Amor que a
cada instante me dicen te amo, te amo! Y mi dulce Jesús visitando mi
pequeña alma, y encontrándome en los brazos de su Querer, muy contento
me dice:
"Hija mía bendita, cómo amo el encontrarte siempre toda abandonada
en estos brazos, tu suerte está asegurada, vivirás de nuestro mismo alimento,
tendremos bienes comunes. Tú debes saber que la finalidad única por la
cual creamos la Creación fue propiamente ésta: La Creación debía servir
como habitación del hombre, y el hombre debía servir como habitación
nuestra, queríamos formar tantas Vidas nuestras por cuantas criaturas
sacábamos a la luz del día, cada una de ellas debía poseer nuestra Vida, pero
Vida hablante y obrante; no sabemos estar donde estamos sin decir nada y
sin obrar, si esto fuera sería formarnos tantas cárceles que nos impondrían al
silencio y a la inutilidad. Nuestro Ente Supremo habla y obra, la palabra
llama a la obra, y la obra manifiesta quiénes somos Nosotros y nos forma tal
bienaventuranza y alegría, de volvernos felices a Nosotros y a todos aquellos
que conviven con Nosotros, así que cada palabra y obra nuestra es una nueva
alegría y felicidad que nos creamos. He aquí por qué queremos formar en el
hombre nuestra Vida hablante y obrante, porque debíamos formar tales
maravillas de nuestro Ser Divino para crear nuevas y siempre más bellas
creaciones, porque queríamos desahogar y dar curso a lo que podemos y
sabemos hacer, y dar curso a las nuevas alegrías y felicidades, ¿y dónde sería
todo esto? En nuestra habitación del hombre. ¿Pero quieres saber tú quién
es nuestra palabra? ¡Nuestra Voluntad! Ella es la obradora de nuestras
obras, la narradora de nuestro Ser Divino, la portadora y la conservadora de
nuestra Vida en la criatura; sin Ella Nosotros no nos movemos de nuestro
trono ni formamos vida en ninguna habitación. Ve entonces la gran
necesidad de que se posea y se viva en nuestra Divina Voluntad, porque con
Ella podemos hacer todo, poner fuera nuestras obras más bellas, mantener en
vigor nuestra finalidad, formar de nuestro Ser cuantas Vidas queramos; sin
Ella todo es obstáculo, queda impedido nuestro Amor, nuestra Potencia,
quedan detenidas nuestras obras, se puede decir que quedamos el Dios mudo
para las criaturas. Qué ingratitud, qué delito, reducirnos al silencio mientras
queríamos honrar a las criaturas con nuestra Vida en ellas, como habitación
de nuestras delicias y maravillas, nos han rechazado no dándonos la libertad
de formarla, y en lugar nuestro han dado la habitación a las pasiones, al
pecado y a los vicios más horribles. Pobre hombre sin nuestra Voluntad, sin
finalidad divina, sería como si quisiera vivir sin respiro, sin latido, sin
circulación de la sangre, que son los fundamentos de la vida humana, ¿qué
vida tendría? ¿No sería darse la muerte de un solo golpe? Tal sería nuestra
Vida en la criatura sin nuestra Voluntad, estaríamos sin respiro, sin latido,
sin movimiento, sin palabra, sería una vida desgarradora, oprimente, que
terminaría por morir. Es verdad que con nuestra Potencia e Inmensidad
envolvemos a todos, nos encontramos en todos y por todas partes, pero
faltando nuestro Querer Divino en ellos jamás nos oyen hablar, no
comprenden nada de nuestro Ser Supremo, viven en nuestra Inmensidad
porque ninguno puede escapar de Nosotros, pero faltándoles nuestro Querer
no se sienten hijos nuestros, sino como extraños de Nosotros, ¡qué dolor,
tener que decir tantas cosas y callar, poder obrar quién sabe cuántas
maravillas y no poderlas hacer porque nuestra Voluntad no reina en ellos!
Sin embargo nuestro Amor es tanto que no se detiene, somos todo ojos para
ver quién quiere vivir en Ella, somos todo oídos para escuchar quién la llama
a vivir en ella, somos todo amor para apoyar nuestro gran Amor sobre el
pequeño amor de la criatura, y en cuanto la vemos dispuesta formamos
nuestra Vida hablante y le narramos la historia de nuestra Voluntad, la larga
historia de nuestro eterno Amor, le decimos cuánto la amamos y le damos a
conocer nuestros suspiros por querer ser amados, porque tú debes saber que
cuando Nosotros amamos y no encontramos quién nos ama, nuestro Amor
no tiene dónde apoyarse para ser correspondido, por eso va errante, delira y
desvaría, y si no encuentra aunque sea un pequeño te amo de criatura dónde
apoyarse se repliega en Nosotros, donde tenemos nuestro centro de amor,
pero con tal dolor que es incomprensible a mente creada, la pena del amor
no correspondido es inenarrable, sobrepasa a todas las demás penas.
Nosotros queremos dar siempre, estamos en acto continuo de dar, pero
queremos encontrar su voluntad que quiera recibir, un deseo suyo, un
suspiro, que forman el lugar, los pequeños apoyos donde debemos apoyar
nuestra Voluntad, y lo que queremos dar y hacer. Estos deseos y suspiros
son como oídos que nos escuchan, como ojos que nos miran, corazones que
nos aman, mentes que nos comprenden, y si no encontramos estos pequeños
apoyos no podemos darle nada y ella queda ciega, sorda, muda y sin
corazón; así que nuestra Vida es puesta en fuga, replegándose en nuestras
regiones celestiales."
Después he continuado pensando en la Divina Voluntad, me sentía
toda investida por Ella y rogaba a mi amado Jesús que me ayudase y me
tuviese encerrada en su corazón, a fin de que viviera en su Querer Divino y
no conociera ninguna otra cosa sino solamente su Querer, y Él regresando ha
continuado diciéndome:
"Hija mía, todo el bien de la criatura está ligado a mi Divina Voluntad,
si la criatura se desliga de Ella todos sus bienes terminan. Tú debes saber
que cada vez que se hace el humano querer se juega la Divina Voluntad con
todos sus bienes, así que se pierde todo lo bello, todo lo que es santo y
bueno, esto es una pérdida incalculable, la pobre criatura es arrojada en la
miseria más escuálida, pierde los derechos a todos los bienes, es investida de
tal infelicidad que jamás le da paz, y si parece que tiene algún bien, es
aparente y la termina de torturar. En cambio cada vez que con toda firmeza
decide hacer mi Voluntad Divina, se juega el querer humano, las miserias,
las pasiones, se juega todos los males, los miserables harapos, los vestidos
sucios que le había formado la voluntad humana; qué feliz pérdida, perder
los males, las miserias, es gloria, es victoria, es honor, pero perder lo bienes
es vileza y deshonor. Ahora mira, si la criatura quiere puede rehacerse de la
gran pérdida que ha hecho de mi Voluntad con hacer la suya, mucho más
que tendrá en su ayuda nuestra potencia, nuestro Amor y nuestra misma
Voluntad. Con adquirir de nuevo los derechos de todos los bienes, todos la
defenderán para rehacerse del juego perdido."
Septiembre 12, 1937
Las verdades son los más grandes dones que Dios nos da.
Parto divino. Delirio extremo por querer vernos poseedores
de sus dones. Su palabra es desahogo de Amor. El gran
bien de un acto hecho en la Divina Voluntad.
Mi pobre mente está como asediada por la Divina Voluntad, quiere
decir tanto de las verdades que le pertenecen, que yo no puedo contenerlas
porque mi capacidad es demasiado pequeña, y estoy obligada a decir:
"Basta Jesús por ahora, Tú quieres decirme tanto, pero yo soy incapaz de
retenerlas, no sabré decirlas todas, mucho menos escribirlas como Tú
quieres." Y mi dulce Jesús compadeciendo mi pequeñez, todo ternura me ha
dicho:
"Mi pequeña hija de mi Querer, no temas, tu pequeñez se pierde en mi
Voluntad, y no eres tú quien debe manifestar sus verdades, sino que Ella
misma tomará el empeño de hacerse narradora de lo que quiere hacer
conocer, por eso investirá tu mente, se hará palabra sobre tus labios y se hará
conocer, hará conocer quién es Ella; ciertamente que por ti misma no lo
puedes hacer, pero siempre y cuando nos des tu voluntad en la nuestra,
Nosotros remediaremos a todo y haremos conocer lo que queremos decir.
Tú debes saber que cuando queremos hacer un bien a las criaturas, decir una
verdad, -que es el bien más grande que podemos darles, porque con decirla,
de esa misma verdad les hacemos don-, primero lo maduramos en el seno de
nuestra Divinidad, y cuando ya no podemos contenerlo más, porque nuestro
Amor es tanto que quiere ver aquel don poseído por las criaturas, nos hace
llegar al desvarío, al delirio, y llega a hacernos languidecer porque quiere
ver aquel bien transmitido a ellas, nos encontramos en las dolorosas
condiciones de una pobre madre que habiendo formado su parto, si no lo
saca a la luz se siente morir; Nosotros no podemos morir, pero si el bien que
queremos dar como parto nuestro no lo sacamos a la luz, nuestro Amor da en
tales excesos, que si pudieran verlos las criaturas comprenderían cómo sabe
amar un Dios, y en qué estrechuras nos ponen cuando no reciben el bien que
queremos darles, por eso cuando encontramos quien lo recibe, confirmamos
el don, hacemos fiesta y nos sentimos victoriosos por el bien que le hemos
dado, porque habiéndolo recibido una sola criatura, nuestro parto que con
tanto amor hemos dado a luz, por sí mismo se hará camino, girará por todas
las criaturas y con su Virtud generativa generará otros muchos partos,
llenará todo el mundo, y Nosotros tendremos la gran gloria de ver llenos
cielos y tierra de nuestro don, de nuestros bienes, y poseedores de quien lo
quiere recibir. Oiremos por todas partes las voces amorosas, las notas de
nuestro Amor hablante, que nos dan la correspondencia a nuestro Amor
reprimido, porque no podíamos sacar a la luz este parto nuestro si no
encontráramos al menos una criatura que lo quisiera recibir. Para Nosotros
el hacer el bien es pasión, el dar es delirio continuo de nuestro Amor, y al
encontrar quién lo reciba sentimos en el don nuestra Vida y nuestro reposo.
Por eso, a la que como primera se presta a recibir nuestro parto, la amamos
tanto que nos fiamos de ella, la hacemos nuestra secretaria, y ella al verse
tan amada por Nosotros toma el empeño de amarnos por todos y, ¡oh! la
competencia que se forma entre ella y Nosotros. Tú debes saber que cada
palabra nuestra es un desahogo de amor que hacemos con la criatura, así que
cada palabra dicha sobre nuestra Voluntad Divina es un desahogo de amor
que hemos hecho, y recibiendo refrigerio por este desahogo hemos
continuado hablando para formar la cadena de nuestros desahogos de amor,
porque era un amor reprimido que teníamos en Nosotros, y si tú supieras qué
significa este nuestro desahogo de amor, los bienes que hace; este nuestro
desahogo de amor llena cielos y tierra, inviste a todos, embalsama las penas,
se hace día en la noche de la culpa, convierte los pecadores, refuerza a quien
titubea en el bien, reafirma a los buenos, en suma, no hay bien que no pueda
hacer una palabra nuestra que contenga un desahogo de nuestro Amor. Así
que el hacernos hablar es el más grande bien que se pueda hacer a las
criaturas, y nuestro Amor correspondido y el dar Vida Divina a las criaturas,
es la más grande gloria que podemos recibir. ¿Qué cosa no puede hacer una
palabra nuestra? Todo, y quien está dispuesto a escucharla, se puede decir
que da vida a nuestra palabra, porque Nosotros jamás hablamos si no
encontramos quién quiera escucharnos. Por eso, quien nos escucha nos ama
tanto que sentimos como si nos quisiera dar vida en medio a las criaturas, y
Nosotros le damos nuestra Vida a su disposición. Por eso sé atenta a
escucharnos, haznos desahogar en amor, porque muchas veces cuando no
tenemos con quien hacer estos desahogos de amor, justamente se convierten
en justicia."
Jesús ha hecho silencio, pero quién puede decir qué cosa ha quedado
en mi mente, no tengo palabras para expresarlo, por eso mejor termino y meabandono en los brazos de Jesús para reposarme junto con Él, que me ama
tanto y tanto quiere ser amado que me da todo Sí mismo para ser amado
como Él me ama. Después seguía mi giro en la Creación para encontrar los
actos hechos por el Querer Divino, hacerlos míos para poderlo amar como Él
me ha amado, y llegando al cielo azul pensaba entre mí: "Este cielo sirve
como techo a los habitantes de la tierra, y como piso a los habitantes del
Cielo, entonces, como sirve a todos, todos están obligados a adorar a Aquél
que con tanto amor ha creado este cielo para dárnoslo." Así que llamaba a
todos los ángeles, a los santos y a todos los habitantes de la tierra junto
conmigo, para que todos unidos correspondiéramos en amor, en adoración,
gloria y agradecimientos a nuestro Creador, porque nos ha amado tanto que
nos ha dado este cielo; en el Querer Divino yo llamaba, abrazaba a todos, y
como si fuesen uno solo amaban junto conmigo. El dulce Jesús ha quedado
correspondido en amor y herido por tantas voces, y con un amor indecible
me ha dicho:
"Hija mía, es tanta la potencia de un acto hecho en mi Querer, que
llega a lo increíble; conforme tú llamabas a todos me he sentido amado por
todos, y teniendo tú una voluntad libre y meritoria, en cuanto tú has hecho tu
acto mi Voluntad ha hecho salir de Sí un amor, una gloria, una felicidad
mayor, de la cual todos se han sentido investidos, y los ángeles y santos
sienten una gloria y felicidad mayor y se sienten más amados por Dios, la
tierra recibe más ayudas, más gracias, según sus disposiciones. Todos los
actos hechos en mi Querer reciben este gran bien, porque mi Voluntad es de
todos, y todos tienen derecho a aquel acto, y como es un acto de un viador,
que es lo que hace que corra el mérito en todo lo que hace de bien, el mérito
se vuelve mérito común, y por lo tanto, alegrías, amor y gloria comunes, y si
tú supieras qué significa ser más amado por Dios, qué significa alegrías y
gloria que da un Dios, ¡oh! cómo estarías más atenta, los ángeles, los santos,
que sí lo saben suspiran por tu llamada para tener este gran bien, y cuando tú
no los llamas, presurosos dicen: ‘¿No nos llama hoy?’ Así que tú estás en la
tierra y tu mérito corre en el Cielo para dar nuevo amor y nueva felicidad a
los habitantes celestiales. ¡Oh, cómo quisiera que todos conocieran qué
significa obrar en mi Voluntad, porque el conocimiento es como el apetito,
que hace desear y saborear el alimento que se come, en cambio sin el apetito
se siente aversión a esa misma comida y no se saborea. Tal es el
conocimiento, es el portador de mis dones, del bien que quiero hacer a las
criaturas, es la confirmación de la posesión. Además, el conocimiento
genera la estima, el aprecio a mis verdades, y Yo solamente hablo cuando sé
que mis palabras son amadas, escuchadas y apreciadas; es más, cuando veo
la estima, el amor, me siento atraído por mi mismo Amor a manifestar otras
verdades, pero si esto no veo hago silencio y siento el dolor de mi Amor
reprimido. Tú no me harás esto, ¿no es verdad?"
Septiembre 20, 1937
La Divina Voluntad no se detiene jamás y sella con su
eterno Amor todo el obrar de la criatura. Intercambio
de imitación y de vida entre el Creador y la criatura.
Mi vuelo continúa en el Fiat Divino y, ¡oh!, cómo se siente contento con
tener a su criatura en su regazo, con el estar siempre juntos y que obre junto
con Él; la compañía de la criatura lo vuelve más feliz de lo que es, porque
encuentra quien lo mira, quien lo ama, quien quisiera igualarlo en ser toda
suya como el Querer Divino lo es de la criatura; si ama, encuentra quien lo
ama; si obra, encuentra quien recibe sus obras; si es ofendido, encuentra
quien lo defiende, y muchas veces le hace cambiar la Justicia en gracias, por
eso todas las estratagemas de amor las hace con esta criatura. Pero mientras
mi mente se perdía en el Querer Divino, mi dulce Jesús visitando mi
pequeña alma, todo amor me ha dicho:
"Hija mía bendita, el Amor de mi Querer no se detiene jamás, va
buscando siempre nuevos reencuentros, nuevas invenciones de amor, es
más, llega a encerrar a quien vive en Él en los íntimos escondites de sus
secretos amorosos, y le hace ver su íntima creación de siempre nuevo y
creciente amor, con el cual mantiene a los bienaventurados y a los viadores
como dentro de un solo aliento de amor, le descubre nuevos arcanos
celestiales de nuestra Divinidad, le da nuevas noticias de hasta dónde puede
llegar su Potencia amorosa, sus prodigios que puede obrar en quien vive en
Él. Siempre y cuando la encuentre en su Voluntad, toma gusto en decirle
siempre cosas nuevas y darle nuevas sorpresas de amor; es más, escucha lo
que hace: Se empequeñece en la criatura y al mismo tiempo permanece
Inmenso, y ama en ella para decir: ‘¡Ah! la criatura me ama como la se
amar Yo.’ Y como nada entra en Nosotros que no sea amor, esta mi
Voluntad, como empequeñecida en la criatura, todo lo que ella hace lo
convierte en amor, si reza, si adora, si obra, convierte todo en amor, y con
una potencia toda divina, mi misma Voluntad conduce estos actos de la
criatura al seno de nuestra Divinidad y toman su puesto en nuestro Amor, y
Nosotros estos actos los vemos que son actos nuestros, y sentimos en ellos la
plegaria eterna de nuestro Amor, nuestra adoración toda de amor, nuestras
obras eternas de amor y, ¡oh!, cómo quedamos glorificados y felices porque
la criatura puede decirnos: ‘Mi oración, mi adoración, mis actos, son eternos
y están investidos por vuestro eterno Amor, así me los ha hecho vuestra
Voluntad Divina, por eso te amo como Tú me amas.’ Y es propiamente esta
nuestra locura, nuestro delirio de amor, que queremos hacer y amar en la
criatura como hacemos y amamos en Nosotros mismos, pero sólo nuestra
Voluntad reinante y obrante en la criatura puede llegar a tanto, porque
Nosotros, si nos abajamos, no es para perder nuestro Ser Divino en lo finito,
sino para elevar a la criatura a lo infinito y darle de lo nuestro, y sellar sus
más pequeños actos, aun su respiro, su movimiento, con nuestro eterno
Amor, a fin de que sintamos en ella nuestro respiro de eterno Amor, nuestro
movimiento en el suyo, que no se mueve si no hace brotar Amor. Por eso
toda la Creación no fue otra cosa que un desahogo de amor, queríamos
hermanarnos con nuestras obras, con las criaturas que sacábamos a la luz
para amarnos con un solo amor. Hija mía, qué dolor al no haber sido
comprendido esto por las criaturas, por eso no podemos tener el bien de
decirle quiénes somos, de hacernos conocer y decirle que no somos otra cosa
que Amor, y que queremos dar amor para recibir amor, cómo quisiera que
todos lo supieran."
Jesús ha hecho silencio como ahogado en sus llamas de amor;
después, como si tuviera necesidad de desahogarse aún, ha vuelto a decir
suspirando, como si quisiera incendiar a todo el mundo con su Amor:
"Escucha hija mía otra sorpresa más grande de nuestro intenso Amor,
y hasta dónde llegan nuestros delirios de amor: Nuestro Ente Supremo ama
tanto a la criatura, que llegamos al exceso de imitarla, nos empequeñecemos,
nos encerramos en ella y queremos caminar con sus pies, obrar con sus
manos, hablar con su boca, mirar con sus ojos, pensar con su inteligencia,
latir y amar en su corazón. Así que para hacer en todo lo que hace y como lo
hace la criatura, queremos tener pies, manos, boca, ojos y corazón como los
tiene la criatura, y esto se lo pedimos a ella como si Nosotros no fuéramos
los dueños absolutos de todo, y le decimos: ‘Amémonos, Nosotros te damos
de lo nuestro y tú danos de lo tuyo.’ Porque nuestro Ser Supremo siendo
purísimo Espíritu, es paso sin pies, sin caminar se encuentra por todas
partes; hace todo, obra todo sin necesidad de manos; es palabra sin boca; es
luz, ve todo sin ojos. Y como la amamos mucho nos agrada imitarla, y esto
es un invento inmenso de nuestro Amor que sólo un Dios puede hacerlo.
Ahora, para poder decirle a la criatura, tú debes imitarnos, debes hacer como
Nosotros hacemos, le decimos: ‘Queremos imitarte y hacer como haces tú.’
Además, es criatura nuestra, obra de nuestras manos creadoras, salida de
Nosotros, de dentro de la potencia de nuestro Amor creante, por eso no es
maravilla si queremos descender en ella como para imitarla y hacer lo que
hace y como lo hace ella, esto no es otra cosa que honrarnos a Nosotros
mismos y dar mayor importancia a nuestras obras; pero esto solamente lo
podemos hacer en la criatura donde reina nuestra Voluntad, en ella todo
podemos hacer, desahogarnos en amor, imitarnos recíprocamente, porque en
todo se presta a hacer lo que Nosotros queremos; en cambio donde no reina
nuestra Voluntad, podemos decir que no podemos hacer nada.
Ahora escucha otra sorpresa de amor que llega a lo increíble: Cuando
la criatura nos ha dado la libertad de imitarla, nos ha dado vida en ella, nos
ha dado los pies, las manos, la boca, Nosotros la llamamos a nuestra
imitación, y haciéndola entrar en nuestro Ser Divino, la Potencia de nuestro
Fiat le da el paso sin pies y la hace encontrarse por todas partes, en los
ángeles, en los santos, en la Celestial Reina, hasta en nuestro seno divino, y
¡oh! cómo estamos contentos, la criatura no más cercada por la naturaleza
humana, sino libre junto con Nosotros, que obra sin manos, habla sin boca y,
¡oh! cuántas palabras, con nuestra palabra nos dice la larga historia de
nuestro Amor y de nuestro Fiat obrante; siente verterse en ella nuestra eterna
Sabiduría, y ¡oh! cuántas cosas nos dice de nuestro Ser Divino, habla, habla
siempre, y ¡oh! cómo gozamos al escuchar narrar por la criatura lo que
Nosotros somos, y tomada por nuestras mismas llamas de amor siente la
necesidad de amarnos sin corazón, porque el corazón tiene sus límites,
mientras que nuestro Amor sin corazón no tiene límites, es inmenso, y la
criatura se desembaraza del corazón y ama en nuestro Amor infinito. Mira
hija mía, ¿se pueden dar sorpresas de amor más bellas que éstas? ¿Sentir el
placer, el gusto de imitarla, hacer lo que ella hace como pretexto de amor
para luego llamarla a imitarnos y para hacerla hacer lo que hacemos
Nosotros? Los abismos de nuestro Amor son tantos, y lo que es más, va
buscando siempre nuevos inventos de amor."
Yo no sé decir qué cosa sentía en mi mente, una inmensidad de luz
que convirtiéndose en palabras decían tantos inventos de amor de mi
Creador, y mi dulce Jesús ha agregado:
"Hija mía, escúchame un poco más, nuestro Amor es tanto, que parece
que no nos da paz si no hacemos nuevas invenciones de amor para amar y
hacernos amar, si esto no hiciéramos nos condenaríamos al ocio, lo que no
puede ser en nuestro Ente Supremo porque somos un acto continuado de
amor que siempre arde, de obras que nunca tienen fin, nuestra sabiduría es
tanta que siempre hace cosas nuevas. Ahora, en la criatura en la que reina
nuestra Voluntad nos encerramos en ella y damos amplio desahogo a nuestro
Amor, concentramos todo lo que hemos hecho, hacemos y todo lo que
haremos, repetimos en el alma nuestras obras más bellas, nuestros desahogos
de amor, las nuevas invenciones de nuestra Sabiduría, que sabe hacer tantas,
que a la criatura no le es dado el numerarlas todas, y ¡oh! cuántas escenas
conmovedoras hacemos, la criatura se convierte en nuestro teatro de amor,
en el depósito de nuestras obras que jamás cesan de obrar, en el refugio de
nuestras delicias, alegrías felicidad, en el escondite de nuestros secretos y
arcanos celestiales, en la exposición de nuestras variadas bellezas, ¿pero
sabes tú para qué? Para gozárnoslas juntos, porque donde reina nuestra
Voluntad nada debe faltar de nuestras obras, Ella nos encierra en el alma y
nos hace hacer en ella lo que hacemos en Nosotros mismos, y esto porque
queremos que sepa quiénes somos Nosotros, qué sabemos hacer, cómo
amamos, y para darle una prueba más cierta le damos nuestro Amor, la
hacemos amar como amamos Nosotros, a fin de que toque con sus propias
manos cómo ama y sabe amar un Dios; y para gozar juntos la hacemos hacer
lo que hacemos Nosotros. Esto no te debe maravillar, esta es la naturaleza
de nuestra Voluntad y del verdadero amor, unificar a la criatura con
Nosotros, amarla y hacernos amar por ella como Nosotros la amamos; las
disparidades no deben existir, de otra manera sería hacer infeliz a la criatura
al ver que Nosotros la amamos tanto y ella no, al ver que Nosotros sabemos
hacer tantas cosas y ella que no sabe hacer nada, pobre hija, estaría en
nuestro Ser Divino bajo el peso de una profunda humillación, como extraña,
sin confianza, como una pobre delante a un rico; estas cosas Nosotros no las
sabemos hacer, si está con Nosotros, lo que es nuestro debe ser suyo, el vivir
en nuestro Fiat es unidad, obras y alegrías comunes, y es esto lo que nos
hace más felices y nos da un amplio campo al desahogo de nuestro Amor."
Septiembre 26, 1937
Dios siempre da dones a la criatura sin cesar jamás.
Dones que hace a quien vive en su Querer. La Vida
palpitante de Dios. La pequeña vencedora.
Mi vuelo en el Querer Divino continúa, y yo quedo asombrada al ver
que siempre quiere darme, y como yo soy pequeña no me es dado el encerrar
en mí su inmensidad, y Él, con una paciencia y un amor invencibles espera a
que yo encierre en mí las verdades que me ha dicho, cortejadas con sus
gracias para hacerme tomar posesión de ellas, y en cuanto me ve poseedora
de inmediato se pone en actitud de quererme dar y decir cosas aún más
sorprendentes. ¡Oh, Voluntad de Dios, cuánto me amas! ¿Cómo podré
corresponderte? Y mi amable Jesús haciéndome su acostumbrada visita,
todo bondad me ha dicho:
"Hija bendita, es nuestra Divinidad que posee en su naturaleza el
querer siempre dar; así como tú posees el respiro que quiere siempre respirar
aunque tú no lo quisieras, así Nosotros poseemos el acto continuo de
siempre dar, y si la criatura ingrata no toma lo que Nosotros damos, todo
queda en torno a Nosotros para exaltar y alabarnos la perfección, la bondad,
la santidad, la liberalidad de nuestro Ente Supremo, todo queda como triunfo
de nuestro Amor y como prueba de cuanto amamos a la criatura, y
esperamos con una paciencia que sólo Nosotros podemos tener, a otras
criaturas que tomen lo que las otras nos han rechazado. Es tanto nuestro
Amor, que nos adaptamos a la criatura en darle poco a poco, porque siendo
pequeña no puede tomar todo junto lo que le queremos dar, pero nuestro dar
debe ser continuo, nos sentiríamos como si nos faltara o se nos sofocara el
respiro si no diéramos. Nuestra Divina Voluntad quiere ser vida de la
criatura, y este es el acto más grande, el amor más exuberante que sólo un
Dios puede y sabe hacer. Ahora, para hacerse poseer, nuestra Voluntad le da
a la criatura el don de su virtud suplicante, y Ella se pone a la cabeza para
confirmar este don, y hace suplicar a todas las cosas creadas, se impone
sobre nuestro Amor, sobre nuestra Potencia y nuestra Bondad, y hace rogar a
nuestro Amor, a nuestra Potencia y Bondad, y todos nuestros atributos
ruegan, aun la Justicia, la Misericordia, nuestra Fuerza se cambian en
ruegos, ninguno puede faltar cuando nuestra Voluntad quiere que hagamos
un acto y que se haga un don, todo y todos doblamos las rodillas para hacer
lo que Ella quiere. Cuando todos han suplicado, aun nuestros atributos
divinos, confirmamos el don, la plegaria de esta criatura se vuelve universal
y cada vez que ruega tiene tal potencia, que todas nuestras cosas ruegan, aun
nuestros atributos, porque en el don le ha sido dado el derecho sobre todos,
¿qué cosa no se puede obtener con este don de la plegaria suplicante? Se
puede decir que los Cielos se mueven, nuestro mismo Ser se siente vencido,
atado, y cede.
Al don suplicante paso a hacerle el don del amor, y para confirmarla
en el amor, ama con un nuevo amor en el sol, en el cielo, en las estrellas, en
el viento, hasta en nuestro Ser Divino, de modo que adquiere el derecho de
amar a todos y de ser amada por todos con un nuevo amor continuo, y si tú
supieras qué significa ser amado con un amor siempre creciente y nuevo por
todos, y tener el poder de amar con creciente y nuevo amor a todo, poder
decir a tu Creador: ‘Creciente y siempre nuevo es tu Amor por mí, creciente
y siempre nuevo es mi amor por Ti.’ Este amor sobrepasa los Cielos, llena
la patria celestial, y sus olas van a romper y descargarse en nuestro seno
divino y, ¡oh! las maravillas que suceden, todos quedan asombrados y
glorifican a mi Querer Divino por el don tan grande que da a las criaturas.
Ahora, conforme le hacemos el don ensanchamos su capacidad, de modo
que ella comprende el don que ha recibido y hace uso del don.
Después pasamos a hacerle el don de la inseparabilidad, de la unión
con Dios, con el que llega a sentir más nuestra Vida que la suya, Dios se
vuelve para ella su actor y espectador, y ella queda como la portadora de su
Creador, viviendo con su misma Vida, con su Amor y Potencia. Con este
don todo es suyo, tiene derecho sobre todo, y Nosotros cuando la vemos
poseedora, agregamos el don de volverla triunfadora sobre todo:
Triunfadora sobre sí misma, triunfadora sobre Dios, todo es triunfo en ella,
triunfo de gracia, de santidad, de amor, y la llamamos nuestra vencedora;
sobre todo la hacemos vencer, porque es don que le hemos dado, y cuando
Nosotros damos queremos ver los frutos que nuestro don contiene. Así que
en cada acto que hace en nuestro Querer, en cada palabra, obra y paso, se
forman entre ella y Nosotros tantas distintas armonías, una más bella que la
otra, nos tiene siempre ocupados, y es tanto nuestro Amor, que la
circundamos en el exterior con todas nuestras obras, y en el interior la
investimos y repetimos todos nuestros actos que han sido portadores de vida:
La Vida de la Reina, la Vida del Verbo en la tierra, que fue un exceso de
amor continuo que daba vida nueva a todos. Así que damos siempre, no
terminamos jamás; quien vive en nuestro Querer es el pleno día de nuestras
obras continuas, y nuestra vida que palpita y repite nuestros actos que están
siempre en acto sin cesar jamás, por eso es nuestro triunfo y nuestra pequeña
vencedora, y es este nuestro delirio de amor: "Que queremos ser vencidos
por la criatura." Cuando ella vence, nuestro Amor se desahoga y nuestros
desvaríos y delirios encuentran la vida en la criatura y se reposan."
Octubre 3, 1937
Prodigios de la Creación. Dosis de Potencia y de Santidad
que Dios pone fuera por amor del hombre. Los actos hechos
en el Fiat serán siempre nuevos, pero distintos y bellos uno más
que el otro. Estos actos encerrarán todo y formarán los mares,
las obras, los pasos hablantes de su Creador.
Estaba haciendo mi giro en la Creación para encontrar todos los actos del
Querer Divino para hacerlos míos, abrazarlos, adorarlos y poner en ellos mi
pequeño te amo como reconocimiento de cuánto me ha amado y obrado por
mí y por todos, y, ¡oh, cuántas sorpresas, cuántas cosas nuevas se
comprenden, cuántos secretos divinos contienen las cosas creadas de su
Creador! Y mi siempre amable Jesús visitando mi pequeña alma y
viéndome sorprendida me ha dicho:
"Hija mía, nuestras obras son siempre nuevas y armonizan con su
Creador, hay tal armonía entre ellas y Nosotros, que siempre saben decir
cosas nuevas de Aquél que las ha creado, mucho más, pues siendo
inseparables de Nosotros reciben el nuevo contacto de nuestro Ser Divino,
por eso tú al seguir los actos de mi Querer Divino encuentras siempre nuevas
sorpresas y comprendes cosas nuevas que nuestras obras poseen. Ahora, tú
debes saber que cuando hicimos salir fuera a la Creación de dentro del seno
de nuestra Divinidad, porque ‘ab eterno’ estaba dentro de Nosotros, al
sacarla fuera nuestro Fiat, dentro de un mar de amor poníamos fuera todo lo
que la criatura debía hacer, así que todo salió de Nosotros, nos hacíamos
proveedores de todo lo que ella debía hacer, por eso toda la Creación está
llena de todas las obras que se deben hacer, hasta el último de los hombres, y
si bien invisibles a los ojos humanos, pero visibles y palpitantes para
Nosotros en nuestra Voluntad, lo que forma una creación más bella que la
misma Creación, por lo cual es tanto nuestro Amor, que mientras ocupa toda
la atmósfera, al mismo tiempo la llevamos en nuestro seno divino, y
conforme sacamos a la luz del día a las criaturas, así comenzamos a
proveerlas con nuestras manos creadoras de las obras que deben hacer; al
principio de cada acto que la criatura debe hacer ponemos como fundamento
la Vida de nuestro Fiat, y por alimento del acto nuestro Amor, porque
Nosotros no hacemos nada, ni damos nada, si no tiene por principio nuestro
Querer y por alimento y revestimiento a nuestro Amor; no serían obras
dignas de nuestra Majestad Suprema el proveer obras que no den Vida
nuestra y que no posean nuestro alimento, cual es el amor. Toda la Creación
era un parto, con todos los actos que debían hacer las generaciones humanas,
que ‘ab eterno’ teníamos en nuestro Seno Divino, y que no pudiendo
contenerlo más, porque nuestro Amor sentía la necesidad de ponerlo fuera
pues quería desahogarse, y como cuando hacemos un acto hacemos un acto
completo, por eso poniendo fuera a la Creación hacíamos salir juntamente
todo lo que debía hacer la criatura; nuestro Fiat Divino encerrando todo en
Sí mismo, Creación y actos humanos, se ponía a la expectativa de sacar a la
criatura a la luz del día para suministrarle los actos que a ella le pertenecían.
¿No es esto un Amor exuberante que solamente un Dios podía tener:
Ordenar, formar los actos y después sacar a la luz a aquélla a la que debían
servir estos actos como formación de santidad, de amor, de gloria, para sí y
de Aquél que la había creado? Pero esto no es todo, nuestro Amor no se
detiene jamás, conforme sacó este parto nuestro, poníamos fuera de
Nosotros una dosis de nuestra Potencia para sostener a la criatura y a sus
actos, armándola y cortejándola de Potencia divina, así que tiene nuestra
Potencia que la sostiene; poníamos fuera también una dosis de nuestra
Sabiduría, con la cual debía estar animada su inteligencia y todos sus actos,
por eso si en la criatura se ven nuevas ciencias, nuevos inventos,
descubrimientos que llegan a lo increíble, es por nuestra Sabiduría que la
inviste; también poníamos fuera una dosis de Amor, de Santidad, de Bondad
y de todos nuestros atributos para suministrarle el amor, la santidad, la
bondad y así de todo lo demás. La criatura no existía aún y Nosotros ya
estábamos ocupados en ella; mirábamos con complacencia en ella nuestra
Potencia, Sabiduría, Amor, Santidad y Bondad, nos poníamos a su
disposición para hacerla lo más bella que podíamos, y poder decirle: ‘Nos
semejas en todo, más bella no te podíamos hacer.’ Este poner fuera nuestras
cualidades divinas y todos sus actos que debía hacer, antes de que el hombre
viniese a la luz del tiempo, fue para Nosotros un amor tan intenso que llega a
lo increíble, e íbamos diciendo en nuestro delirio de amor: ‘¡Oh hombre,
cuánto te amo! Te amo en mi Potencia, te amo en mi Sabiduría, en mi
Amor, en mi Santidad, te amo en mi Bondad, en los mismos actos que harás,
te amo tanto que los pongo todos en espera de ti; mi Querer Divino al cual
todo confiamos, nuestras dotes divinas y tus mismos actos que serán ya
tuyos, está en acto de darlos como desahogo de su amor por ti.
Ahora, tú debes saber que nuestro Ser Supremo posee como en
naturaleza suya un acto siempre nuevo, por lo cual estos actos establecidos
para cada una de las criaturas serán nuevos y distintos uno del otro, distintos
en la santidad, siempre nuevos en la belleza, uno más bello que el otro,
nuevos en el amor, en la potencia, nuevos en la bondad; son actos formados
y alimentados por Nosotros, por lo que poseen todas nuestras características,
todos bellos, variados en la santidad, en el amor, en la belleza, pero el uno
no es como el otro, serán ellos nuestro orden, el tipo de las variadas bellezas
nuestras, la fecundidad de nuestro Amor, la armonía de nuestra Sabiduría,
como se ve en la Creación, en que todas nuestras obras, todas son bellas,
pero el cielo no es sol, el viento no es mar, las flores no son frutos, pero por
cuan distintas sean entre ellas, todas son bellas, es más, forman la armonía
de las variadas bellezas, verdadera imagen de los actos y de las mismas
criaturas. Tú debes saber que estos actos en mi Voluntad Divina forman un
ejército de nuevas bellezas, de nuevo amor y santidad, que Nosotros sólo
con mirarlos nos sentimos arrebatados y esperamos con ansia que vengan las
criaturas que poseyendo nuestro Querer serán proveídas con ellas, y las
poseerán. Ve entonces cómo es cierto que debe venir su reino a la tierra,
pues ya están los actos, y entonces saldrán de su prisión de dentro de mi
Querer como noble ejército que se harán poseer por las criaturas. Hija mía,
de dentro de mi Fiat salió la Creación, y todos y todo en mi Querer me debe
regresar como obra digna de nuestra Potencia, entonces quedaremos
plenamente glorificados cuando nos reconozcamos a Nosotros mismos en la
criatura y en sus actos. Todo podemos dar y ella todo puede recibir, siempre
y cuando reine nuestro Querer Divino en ella, en cambio si Él no reina se
forma un abismo de distancia entre ella y Nosotros, y nada podemos darle.
Pero no es todo aun hija mía, pues como es decisión firme el dar el reino de
nuestro Querer a las criaturas, queremos que conozca los bienes que hay en
Él, y hasta dónde pueden llegar sus actos hechos en nuestro Querer Divino,
porque si no conocen sus bienes tendremos hijos ciegos, sordos, mudos, que
no saben hablar de su Creador, y no conociéndolos, ni siquiera amarán y
apreciarán los mismos bienes que poseen; en nuestro Querer todos tienen
vista clara, oído fino y palabra animada por la Fuerza creadora, por lo tanto
tendrán un hablar que tendrá siempre qué decir, y todos quedarán
estupefactos, y los mismos Cielos, complacidos se abajarán para
escucharlos. Los hijos de mi Voluntad serán la alegría de todos y los
verdaderos narradores de su Creador, sólo entonces encontraremos quién
sepa hablar de Nosotros, porque no hablarán ellos, sino nuestra misma
Voluntad será la que hablará en ellos, la cual es la única que sabe hablar de
nuestro Ente Supremo, por eso continúa escuchándome. Cuando la criatura
posea nuestro Querer, todos sus actos, pequeños y grandes, humanos y
espirituales, serán animados por mi Voluntad, y así, animados por Ella se
elevarán entre el Cielo y la tierra, investirán y entrelazarán juntos el cielo, el
sol, las estrellas, la Creación toda; se elevarán más arriba e investirán todos
los actos de la Reina del Cielo, fundiéndose con ellos, tendrán la potencia de
investir los actos de nuestra Divinidad, nuestras alegrías y bienaventuranzas,
las de todos los santos, y cuando todo hayan encerrado en sus actos, sin que
nada quede fuera de ellos, victoriosos se presentarán ante nuestra Majestad
Divina y nos los ofrecerán como actos completos a los que nada falta, y ¡oh,
cuál será nuestra alegría, nuestra gloria, al encontrar en estos actos al cielo,
al sol, a todos los actos de la Reina del Cielo, el amor con el cual Ella nos
amó, a todos nuestros actos, nuestras alegrías, nuestro amor que jamás cesa!
Estos actos hechos en nuestro Querer Divino nos duplican la gloria de la
Creación; duplican la gloria, el amor que nos dio la Soberana Reina;
duplican nuestra gloria y la de todos los santos; basta decir que ha entrado
nuestra Voluntad de por medio para decir todo y que encierra todo. Ella,
donde entra sabe hacer furor de amor, de gloria y de concentración de todo,
porque todo es suyo y por eso tiene derecho sobre todo. Ahora, las
maravillas que forman en el alma estos actos hechos en nuestro Querer son
indecibles, nuestro Fiat Divino se sirve de ellos para formar por su medio
mares de amor, pero no mares que murmuran, sino mares que hablan, y
hablan con tal elocuencia de nuestro Amor, que nos agrada tanto que
queremos estar siempre escuchándolos, sus voces son heridas que nos
manda, sus palabras son dardos, tienen qué decir sobre la historia de nuestro
Amor, y como nos agrada tanto estamos siempre atentos para escucharla,
porque nada queremos perdernos de lo que se relaciona con nuestro Amor;
¡cómo es bello oír que la criatura tiene nuestro mar de amor hablante, que
habla siempre de nuestro Amor. Así que mi Voluntad siendo poseedora de
quien vive en Ella, en ella hace de todas las formas, forma las obras que
hablan de nuestras obras, los pasos que hablan de nuestros caminos, en
suma, como nuestra Voluntad es palabra, donde Ella reina da la palabra a
todo lo que hace la criatura y forma de esos actos un prodigio divino. Por
eso no hay cosa más grande, más santa, más bella y que más nos glorifica,
que el vivir en nuestra Voluntad, ni hay bien mayor que podamos dar a las
criaturas que éste. Por eso sé atenta y sígueme si no quieres detener mi
hablar."
Octubre 12, 1937
Para quien vive en el Querer Divino sus oraciones
son órdenes, sus actos son mensajeros entre el Cielo
y la tierra, y para él todas las cosas se
vuelven Voluntad Divina.
Estoy en poder de la Divina Voluntad, siento sus ansias, sus delirios
de amor porque quiere hacerse conocer, no para hacerse temer sino para
hacerse amar, poseer, identificarse, para decir a la criatura: "Hagamos vida
juntos, de modo que lo que hago Yo hagas tú. Siento que mi Amor me da la
necesidad de vivir corazón con corazón, más bien con un solo corazón
contigo. ¡Ah, no me niegues tu compañía, sé que muchas cosas te faltan
para vivir junto conmigo, pero no temas, Yo pensaré en todo, te vestiré con
mis vestiduras reales de luz, te armaré con mi Potencia, te haré alarde de mi
Amor haciendo correr en tus más íntimas fibras la Vida, el Amor de mi
Voluntad, basta con que tú lo quieras y todo está hecho." Yo he quedado
sorprendida y pedía que me diese la gracia de vivir de Voluntad Divina,
porque mucho temía de mí misma, y mi dulce Jesús haciéndome su breve
visita, todo bondad me ha dicho:
"Mi pequeña hija de mi Querer, ¿por qué temes? En mi Voluntad no
hay temores sino sumo amor, valor y firmeza, y decidida una vez no se
cambia jamás, tanto, que para quien vive en Ella sus plegarias no son ruegos
sino órdenes, y ella misma como dueña puede tomar lo que quiere, ponemos
todo a su disposición, y esto porque todo en ella es sagrado, todo es santo,
mucho más que viviendo en nuestro Querer no querrá, ni nos ordenará sino
lo que queremos Nosotros, por eso sus órdenes nos deleitan, nos hacen gozar
y Nosotros mismos le decimos: ‘Toma, ¿qué otra cosa quieres? Es más, por
cuanto más tomes más nos harás felices.’ Cuando la criatura quiere nuestra
Voluntad, todos sus actos son como tantos mensajeros entre el Cielo y la
tierra, descienden y suben continuamente, haciéndola ahora de mensajeros
de paz, ahora de mensajeros de amor, ahora de gloria, y a veces llegan a
ordenar a la divina Justicia que se detenga, tomando sobre de ellos su justo
furor. ¡Cuánto bien hacen estos mensajeros! Cuando los vemos venir ante
nuestro trono, nos reconocemos a Nosotros mismos en estos actos, que
disfrazados por los velos humanos de los actos de la criatura esconden
nuestra Voluntad, pero es siempre Ella, y complaciéndonos decimos:
‘Cuánto arte de amor tiene, se esconde en los actos de la criatura para no
hacerse conocer.’ Pero Nosotros la conocemos lo mismo, y amando también
Nosotros la hacemos hacer lo que quiere; por eso a estos actos los llamamos
actos nuestros y por tales los reconocemos, sólo que la criatura ha
concurrido y con sus actos les ha dado como los vestidos para cubrirse, por
eso ella es el apoyo donde se apoya mi Voluntad Divina y donde se deleita
desenvolviendo su Vida, haciendo prodigios inauditos, escondiéndose en la
criatura, como cubriéndose de sus vestidos, mucho más que la Creación,
todas las criaturas, tuvieron origen de su Fiat, viven, crecen y son
conservadas en Él, Él es actor y espectador de todos sus actos, cumplirán su
vida en el Fiat y volará al Cielo en un acto querido por su Querer; así que
todo es suyo, todos los derechos son suyos, ninguno puede escapársele, la
única diferencia es que quien vive en Él hace vida junto, lo conoce, está al
día de lo que hace, lo alegra con su compañía, forma su alegría y la
confirmación de lo que quiere hacer mi Voluntad en ella. En cambio, quienno vive en Él no lo conoce, queda aislado y forma su dolor continuo."
Después de esto ha agregado con una ternura de amor indecible:
"Hija mía bendita, cómo es bello el vivir en mi Querer, esta criatura
nos tiene siempre en fiesta, ella no conoce ninguna otra cosa sino sólo
nuestra Voluntad, y todo se vuelve para ella Voluntad de Dios: El dolor,
Voluntad Divina; la alegría, su latido, el respiro, el movimiento, se vuelven
Voluntad Divina; sus pasos, sus obras, sienten los pasos de mi Querer y la
santidad de las obras de mi Fiat; el alimento que toma, el sueño, las cosas
más naturales se vuelven para ella Voluntad de Dios; en lo que ve, siente,
oye y toca, ve, siente, oye y toca la Vida palpitante de mi Querer; mi
Voluntad la tiene de tal manera ocupada e investida de Ella, que celosa no
permite que ni siquiera el aire no sea Voluntad Divina. Y como para ella
todo es Voluntad nuestra, así para Nosotros, nos la sentimos en todo nuestro
Ser Divino, en el latido, en el movimiento, no sabemos hacer nada, ni
queremos hacer nada sin quien vive en nuestro Querer; nuestro Amor es
tanto que la hacemos correr en todas nuestras obras, y junto con Nosotros
mantiene y participa en nuestro acto creante y conservante, así que está junto
con Nosotros para hacer lo que hacemos Nosotros, y querer lo que queremos
Nosotros; no podemos dejarla a un lado siendo una la Voluntad que
poseemos, uno el Amor, uno el acto que hacemos, y es propiamente esto el
vivir en nuestro Querer, vivir siempre juntos, hacer una sola cosa; era esta la
necesidad que sentía nuestro Amor, tener la compañía de la criatura,
alegrarnos juntos, tenerla en nuestro regazo para hacernos felices juntos, y
como la criatura es pequeña le queremos dar nuestra Voluntad para tener
ocasión en cada uno de sus actos de darle nuestra Vida, nuestro acto,
nuestros modos, Nosotros por naturaleza y ella por gracia; y esta es nuestra
alegría, la gloria más grande para Nosotros, ¿te parece poco dar nuestro Ser
y que la criatura no pudiendo contenerlo porque es pequeña, nos lo dé
nuevamente junto con ella, y Nosotros de nuevo volvemos a darnos? Es un
continuo darnos mutuamente, y esto hace surgir tal amor y gloria que nos
sentimos como pagados por ella por haberle dado la vida. Por eso en cada
cosa que hace en la que no hace entrar a nuestra Voluntad, es un desgarro
que sentimos, un derecho que nos sentimos quitar, una gloria, una alegría
que perdemos. Por eso sé atenta y haz que todo se vuelva para ti Voluntad
Divina.
Además de esto, a cada acto que la criatura hace en nuestro Querer
Divino duplicamos nuestro Amor hacia ella, este nuestro Amor, conforme la
inviste, lleva consigo nuestra Santidad, nuestra Bondad y Sabiduría, así que
ella queda duplicada en la Santidad, en la Bondad, en el conocimiento de su
Creador, y así como Nosotros la amamos con amor duplicado, así ella nos
ama con amor duplicado, con santidad y bondad duplicadas. Nuestro Amor
es operativo, conforme parte de nuestro Ser Supremo para amar a la criatura
con doble amor, así le da la gracia de hacernos amar a Nosotros con amor
siempre creciente. No dar nada de más a un acto tan grande hecho en
nuestra Voluntad nos resulta imposible, estos actos, podemos decir, son los
raptores de nuestro Amor, nos raptan nuestra Santidad y se forman los
caminos para conocer quiénes somos Nosotros y cuánto la amamos."
Octubre 19, 1937
En quien vive en la Voluntad Divina, Ella forma la
Trinidad en la criatura. El verdadero Amor comienza
en sí mismo. La Voluntad Divina es la fecundadora y
la inseminadora de la Vida Divina en las almas.
El Querer Divino continúa invistiéndome, siento su movimiento en mí
que conforme se mueve habla, pero con tal elocuencia, que si no hiciera un
prodigio para hacerse entender yo no podría repetir lo que dice, es más, se
adapta a mi capacidad, porque si habla, siendo su palabra creadora quiere
crear el bien que posee su palabra, y si yo no lo entendiera no podría hacer
mío aquel bien, ni darlo a los demás como propiedad del Fiat Supremo. Por
lo anterior estaba pensando en, ¿cómo puede ser que su movimiento es
palabra? Y mi dulce Jesús visitando mi pobre alma, todo amor me ha dicho:
"Hija bendita del Querer Divino, tú debes saber que donde reina mi
Voluntad con su Potencia creadora, su movimiento es palabra, habla en las
obras, en los pasos, habla en la mente, en el respiro, y como quiere extender
su reino, así habla para crear su Vida Divina en cada uno de los actos de
criatura, por eso se necesita suma atención para oír dónde quiere iniciar sus
enseñanzas. Con la potencia de su palabra inviste el acto humano, el respiro,
el latido, el pensamiento, la palabra humana, y en ellos forma su obra divina,
el respiro, el latido, el pensamiento, la palabra divina; estos actos se elevan
al Cielo, se presentan ante la Trinidad Sacrosanta, nuestra Divinidad mira
estos actos y, ¿qué cosa encuentra? Se encuentra a Sí misma en estos actos,
reproducida su Vida, la misma Trinidad Santísima ve el prodigio que ha
hecho nuestra Voluntad, que con su Potencia ha investido a la criatura
haciendo de ella la repetición de nuestra Vida y, ¡oh! cómo quedamos
contentos, raptados, porque encontramos en ella la santidad que nos semeja,
nuestro Amor que nos ama, la inteligencia que nos comprende, nuestra
Potencia y Bondad que nos lleva con los vínculos de nuestra dulzura a amar
al género humano; nos reconocemos en ella y encontramos la obra de la
Creación tal como Nosotros la queremos. Uno solo de estos actos contiene
tales maravillas, que no encuentran lugar dónde poderse poner, tanta es su
grandeza, sólo en nuestra Inmensidad encuentran el lugar donde pueden
ponerse y permanecer, y estos actos quedan fundidos con nuestros actos.
¿Qué gloria no será la nuestra, y también de la criatura, de que sus actos en
virtud de nuestro Fiat tienen su puesto en los actos de su Creador? ¡Oh, si
todos conocieran qué significa vivir en el Querer Divino, hacerlo reinar,
harían competencia para hacerse investir para hacerlo hacer que la criatura
sea la repetidora de la Vida Divina!"
El amado Jesús ha hecho silencio y yo he quedado inmersa en el mar
del Querer Divino, y como atontada decía: "¡Dios mío, hasta dónde puede
llegar quien vive en tu Querer!" Y una cantidad de pensamientos, como
tantas voces decían y decían, pero no sé repetirlos, tal vez sabré hacerlo
cuando esté en la patria celestial, porque poseeré el mismo lenguaje de allá
arriba. Después, estando como preocupada, mi sumo bien Jesús ha
continuado:
"Hija mía, no te maravilles, todo es posible a mi Voluntad. El
verdadero amor, cuando es perfecto, comienza por sí mismo, el verdadero
modelo es la Trinidad Sacrosanta: Mi Padre Celestial se amó a Sí mismo, y
en su Amor Generó a su Hijo, cuando se amó a Sí mismo en el Hijo. Yo, su
Hijo, me amé a Mí mismo en el Padre, y de este Amor procedió el Espíritu
Santo. En este amarse a Sí mismo, el Padre Celestial generó un solo Amor,
una sola Potencia y Santidad, y así de todo lo demás, y vinculó la unión
inseparable de las Tres Divinas Personas. Y cuando creamos la Creación
nos amamos a Nosotros mismos, así que nos amamos a Nosotros mismos en
el extender el cielo, en el crear el sol, fue el amor de Nosotros mismos lo que
nos impulsó a crear tantas cosas bellas dignas de Nosotros e inseparables de
Nosotros. Y cuando creamos al hombre, el amor de Nosotros mismos se
hizo más intenso, y amándonos a Nosotros mismos en él, nuestro Amor
reprodujo nuestra Vida y semejanza en el fondo de su alma. No se puede
dar sino lo que se tiene, y como nuestro Amor era perfecto, amándonos a
Nosotros mismos no nos podíamos separar de lo que salía de Nosotros.
Ahora, nuestra Voluntad, con el querer a la criatura para que viva en Ella
para formar su reino, se ama a Sí misma, y amándose a Sí misma quiere dar
lo que posee, y sólo está contenta cuando forma la repetición de nuestra
Vida, cuando obra en los actos de la criatura, y triunfante y victoriosa, con
suma gloria y honor nuestros, nos la lleva a nuestro seno divino para hacer
que Nosotros reconozcamos nuestra Vida en el obrar de quien vive en su
Querer. Es propiamente esto lo que significa amarse a Sí misma en lo que
quiere hacer y producir: Darse a Sí misma para poder formar otro ser
similar a Ella. Nuestra Voluntad es la fecundadora y la inseminadora de
nuestra Vida, y donde encuentra almas dispuestas se ama a Sí misma, con su
Amor las fecunda y siembra en ellas sus actos divinos, los cuales, unidos
juntos forman el gran prodigio de la Vida Divina en la criatura. Por eso
déjate en poder de mi Voluntad y haz que haga de ti lo que Ella quiere hacer,
y seremos felices tú y Nosotros."
Octubre 25, 1937
La soberana Reina, heredera de la Divina Voluntad,
por lo tanto heredera de la Vida Divina. El gran bien
que contiene un acto hecho en el Fiat Divino.
Estaba haciendo mi giro en los actos de la Divina Voluntad, y
habiendo llegado a la Concepción de la Virgen Santísima me he detenido
para ofrecer a la Divinidad la potencia, el amor que tuvieron al hacer
concebir a esta Celestial Señora, para obtener que venga el reino de la
Divina Voluntad a la tierra; y mi dulce Jesús sorprendiéndome me ha dicho:
"Hija mía, en cuanto fue concebida esta Virgen Santa comenzó
nuevamente nuestra fiesta con el género humano, porque desde el primer
instante de su Concepción heredó nuestra Voluntad Divina, la cual comenzó
de inmediato su trabajo divino en su bella alma, y en cada latido,
pensamiento, respiro de Ella, mi Voluntad con su Potencia creadora formaba
prodigios encantadores de santidad, de belleza, de gracia, ante los cuales
Nosotros mismos que éramos actores y espectadores junto con nuestro
Querer Divino, quedábamos extasiados, y en nuestro énfasis de amor
decíamos: ‘Cómo es bella la criatura junto con nuestro Querer, ella nos da la
oportunidad de formar nuestras obras más bellas y nos da vida a nuestra
Vida en ella.’ Nuestro Amor gozaba, hacía fiesta porque había salido a la
luz del tiempo nuestra heredera divina, la heredera de nuestra Voluntad y de
nuestra misma Vida; y como en virtud de nuestra Voluntad obrante en Ella
era toda nuestra, exclusivamente nuestra, mirándola sentíamos nuestro
respiro, nuestro latido, nuestro Amor que siempre arde y ama, nuestros
movimientos en los suyos, nuestra belleza se transparentaba en el mover de
sus pupilas, en el gesticular de sus manitas, en el dulce encanto de su voz
arrebatadora; nos tenía tan ocupados y en fiesta, que ni siquiera un instante
podíamos separar de Ella nuestras miradas, así que era nuestra, toda nuestra.
Nuestra Voluntad por derecho ya era suya, y reconocíamos en esta santa
criatura a nuestra heredera divina, la cual, por poseer nuestra Voluntad ya
había tomado posesión de esta herencia. Ahora, esta Virgen santa tenía su
humanidad en la cual vinculaba a toda la familia humana, casi como
miembros al cuerpo, y Nosotros por amor suyo, mirando en Ella a todo el
género humano, en cuanto fue concebida dimos el primer beso de paz a toda
la humanidad y la constituimos heredera de nuestra heredera divina, excepto
a alguno que ingrato no quisiera recibirla.
Ahora, mira entonces cómo es cierto que el reino de nuestra Voluntad
debe venir a la tierra, ya que existe quien lo heredó, y habiéndolo heredado
una criatura que pertenece a la raza humana, todas las criaturas adquirieron
el derecho de poderlo poseer. Esta Soberana Celestial llevada por el amor,
formó de Sí misma una prenda en nuestras manos creadoras para hacer que
todos recibieran este reino, y como esta prenda poseía la Vida de mi
Voluntad, contenía un valor infinito, que por todos podía empeñarse. Qué
dulce y preciosa prenda era en nuestras manos esta Santa Criatura, Ella, con
hacer correr su vida, sus actos en nuestro Querer Divino, formaba monedas
divinas para podernos pagar por aquellos que debían heredar nuestro Fiat
Divino.
Después vino mi Humanidad unida al Verbo Eterno, que con mi Vida,
penas y muerte desembolsé el precio suficiente para recomprar a esta nuestra
Voluntad Divina y darla a las criaturas como herencia que les pertenecía.
Un acto, un respiro, un movimiento en mi Voluntad contiene tal valor, que
puede comprar Cielo y tierra, y todo lo que quiera. Por eso, sea solamente
mi Voluntad tu vida y tu todo."
Después continuaba profundizándome en el Querer Divino, ¡qué
fuerza raptora posee! Es tanta la dulzura, los atractivos de su encanto, que
no se quisiera perder ni siquiera un respiro, y mi dulce Jesús ha agregado:
"Hija mía, los prodigios de mi Voluntad son inauditos, es tanta su
Potencia, que conforme la criatura obra en mi Querer llama en acto a todo lo
que ha hecho antes, lo une junto y da nuevamente a cada uno de estos actos
el mérito, el bien y la potencia como si de nuevo los estuviera haciendo,
enriqueciéndolos con tanta gracia y belleza, de formar el encanto de todo el
Cielo, y después, como celestial rocío invisten a todos los santos y les dan la
nueva gloria y felicidad que encierra lo obrado por la criatura en mi
Voluntad; este rocío cae sobre todos los viadores a fin de que sientan la
Potencia, la gracia de mi Voluntad en los actos de ellos. Cuántas almas
quemadas por las pasiones, por el pecado, por brutales placeres, sienten la
frescura de este rocío divino y se cambian al bien. Un acto en mi Voluntad
arrolla el Cielo, y si no encuentra almas dispuestas que quieran recibir un
bien tan grande, se pone a la expectativa espiando las circunstancias, las
ocasiones, los desengaños de la vida para investirlos, embalsamarlos y darles
el bien que poseen; los actos en mi Voluntad jamás están ociosos, están
preñados de luz, de amor, de santidad, de dulzura divina, y sienten la
necesidad de dar luz a quien vive en las tinieblas, de dar amor a quien es
frío, de dar la santidad a quien vive en el pecado, de dar la dulzura divina a
quien se encuentra amargado. Estos actos, verdaderos hijos de mi Fiat
Divino no se detienen jamás, giran siempre, y si es necesario, aun por siglos,
para dar el bien que poseen, y como están animados y armados por su
Potencia, pueden decir: Podemos hacer todo, porque un Querer Divino que
puede todo nos ha dado la vida."
Octubre 31, 1937
Un acto de Voluntad Divina contiene tal potencia y
amor, que si Dios no hiciera un prodigio, la criatura
no podría contener este acto infinito. El pasaporte.
Mi pobre mente continúa navegando el mar del Querer Divino, me
parece que quiere decir siempre cosas nuevas de lo que quiere y puede hacer
en la criatura donde Él reina. Y como el dulce Jesús siente mucho deleite al
hablar de su Voluntad, en cuanto ve a la criatura dispuesta, que quiere oír su
historia, toma la primera parte de narrador para hacerla conocer y amar, por
eso repitiendo su breve visita me ha dicho:
"Hija mía, si te quisiera hablar siempre de mi Fiat, tendría siempre
cosas nuevas que decirte, porque siendo eterna su historia, no termina jamás
ni lo que es en Sí mismo ni lo que puede hacer en la criatura. Ahora, tú
debes saber que un acto de mi Voluntad en la criatura contiene tal potencia,
gracia, amor, santidad, que si mi Querer no obrara un prodigio la criatura no
lo podría contener, porque es un acto infinito, y a lo finito no le es dado
abrazar todo. Escucha hasta donde llega su Amor: En cuanto la criatura se
presta, la llama en su acto, mi Voluntad Divina obra, y al obrar llama a su
Infinitud, a su Vida eterna, a su Potencia que sobre todo se impone, a su
inmensidad que llama y abraza a todos y a todo, ninguno se puede poner
aparte de su obrar, y cuando todo ha encerrado, mi Voluntad forma su obra.
Mira entonces qué cosa es un acto de Ella, es un acto infinito, eterno,
armado de potencia divina, tan inmenso que ninguno puede decir yo no
estaba en aquel acto. Ahora, estos actos no pueden quedar sin producir una
gran gloria divina a nuestra Majestad Suprema y un bien inmenso a las
criaturas, y como son actos hechos junto con la criatura, obran como Dios y
atan a Dios y a la criatura, a Dios para dar y a la criatura para recibir, son
como pretextos a nuestro Amor, el cual nos dice: ‘La criatura nos ha dado
lugar en su acto, nos ha dado la libertad de hacer lo que queremos.’ Por eso
nuestro Amor se impone sobre Nosotros para hacernos dar lo que somos,
también para honrarnos a Nosotros mismos y por honor de nuestra Voluntad
obrante. Nuestro Amor llega a tales pretextos y delirios de amor, que no
quiere que jamás terminemos de dar, y nos pone delante nuestra Inmensidad
que no termina, nuestra Potencia que todo puede dar, nuestra Sabiduría que
todo puede disponer; estos actos son actos divinos y pueden formar el
pasaporte a las demás criaturas para hacerlas entrar en el reino de nuestro
Querer, estos actos darán hijos a nuestro reino, así que por cuantos más actos
sean hechos en Él, tanto más será poblado, y todo el bien redundará en
aquellos que han sido los primeros en dar vida a mi Voluntad en sus actos.
Ahora, tú debes saber que los primeros pasaportes fueron formados por Mí y
por mi Madre Celestial a los primeros hijos de mi Querer, los cuales
contienen mi firma escrita con mi sangre y con los dolores de la Virgen
Santísima; en todos los demás pasaportes también corre mi firma, de otra
manera no serían reconocidos. Por eso quien vive en mi Querer tiene por
principio mi Vida, por latido mi Amor, por dote mis obras y pasos, por
palabra mi misma Voluntad, me siento a Mí mismo en ella y, ¡oh! cómo la
amo y me siento correspondido con mi mismo Amor, y el alma siente tal
alegría y contento porque me ama no más con su pequeño amor, sino con mi
eterno Amor, me abraza con mis obras, corre a mi lado con mis pasos, siente
que su vida soy Yo, todo encuentra en Mí y Yo encuentro todo en ella. Por
eso sé atenta hija mía si quieres hacerte y hacerme feliz."
Después de esto me sentía un poco más sufriente, y tosía fuerte, y a
cada golpe de tos pedía que la Divina Voluntad viniera a reinar sobre la
tierra, y mi amado Jesús, todo ternura, me ha estrechado entre sus brazos
diciéndome:
"Hija mía, Yo sabía que a cada golpe de tos me pedirías mi Voluntad,
y mi corazón me lo sentía herir y estallar de amor, y me sentía dar en tu toser
mi Inmensidad que me envolvía y me pedía mi Voluntad, sentía mi Potencia
y mi Infinitud que me hacían pedir por todos mi Voluntad reinante, así que
Yo mismo estaba obligado a decir: ‘Voluntad mía, ven a reinar, no tardes
más.’ Siento tal violencia que no hago otra cosa que hacer y decir lo que
hace y dice la criatura, por eso quiero que me pidas mi Voluntad en tus
penas, en el alimento que tomas, en el agua que bebes, en el trabajo que
haces, en el sueño; quiero que empeñes tu respiro y latido en pedirme que mi
Voluntad venga a reinar. Así que todo será para ti ocasión de pedirme mi
Voluntad, también en el sol que llena de luz tus ojos, en el viento que sopla
sobre ti, en el cielo que ves extenderse sobre tu cabeza, todo debe ser para ti
ocasión de pedirme mi Voluntad reinante en medio de las criaturas; con esto
me pondrás tantas prendas en mis manos, y la primera prenda será todo tu
ser, porque no te moverás si no me pides que mi Voluntad sea conocida y
suspirada por todos."
Noviembre 7, 1937
Todas las verdades escritas sobre la Divina Voluntad formarán
el día a quien debe vivir en Ella. La Reina del Cielo sufre de
amor porque quiere dotar a sus hijos.
Mi pobre mente me la sentía como llena por las tantas verdades que mi
dulce Jesús me ha hecho escribir sobre la Divina Voluntad, y pensaba entre
mí: "¿Quién sabe cuando saldrán a la luz estas verdades escritas sobre el
Fiat Divino, y cuál será el bien que ellas harán?" Y mi amado Jesús
sorprendiéndome con su visita, todo bondad y ternura me ha dicho:
"Hija mía, también Yo siento la necesidad de amor de hacerte conocer
el orden que tendrán estas verdades y el bien que harán. Estas verdades
sobre mi Voluntad Divina formarán el día de mi Fiat en medio de las
criaturas, y conforme las conozcan, así se irá formando el día. Así que
conforme comiencen a conocer las primeras verdades que te he manifestado,
siempre y cuando tengan buena voluntad y disposición de hacer de ellas vida
propia, así se formará una esplendidísima aurora; estas verdades tendrán
también la virtud de disponerlas y de dar luz a tantos ciegos que no la
conocen y aman. Entonces, surgida la aurora se sentirán investidos por una
paz celestial, se sentirán más reafirmados en el bien, y por tanto ellos
mismos suspirarán por conocer otras verdades, las cuales formarán el
principio del día de mi Querer Divino, este principio del día aumentará la
luz, el amor, todas las cosas se convertirán en bien para ellos, las pasiones
perderán la fuerza de hacerlas caer en el pecado; se puede decir que es el
primer orden del bien divino que sentirán, este orden les facilitará sus
acciones, sentirán una fuerza con la que todo pueden hacer, porque es
propiamente esta su virtud primaria que pone en el alma: ‘El transmutar la
naturaleza en bien.’ Por eso, sintiendo el gran bien del principio del día de
mi Querer, suspirarán que el día se adentre, querrán conocer otras verdades,
las cuales formarán el pleno día. En este pleno día sentirán a lo vivo la Vida
de mi Voluntad en ellas, su alegría y felicidad, su virtud obrante y creadora,
se sentirán en posesión de mi misma Vida, porque soy el portador de mi
Voluntad Divina. El pleno día les dará tales ansias de conocer otras
verdades, las cuales una vez conocidas formarán el pleno medio día; en este
pleno medio día la criatura no se sentirá más sola, entre ella y mi Querer nohabrá más separación, lo que hace Él lo hará ella, obrarán juntos, todo por
derecho será suyo, el cielo y la tierra y aun el mismo Dios. Mira entonces
para qué fin tan noble, divino y precioso servirán estas verdades que te he
hecho escribir sobre mi Divina Voluntad, servirán para formar su día, a
quién le formará la aurora, a quién el principio del día, a quién el pleno día,
y a quién, en último, el pleno medio día. Estas verdades, según se conozcan,
formarán las diversas categorías de las almas que vivirán en mi Querer, un
conocimiento de más o de menos los hará subir o quedar en las diversas
categorías, el conocimiento será la mano para hacerla subir a las categorías
superiores, será la misma vida de la plenitud de mi Voluntad en ellas. Por
eso puedo decir que con estas verdades he formado el día a quien quiera
vivir en mi Querer Divino, día de Cielo, más que día de la misma creación,
no de sol y estrellas, porque cada verdad tiene virtud de crear nuestra Vida
en la criatura, y ¡oh, cómo sobrepasa a toda la Creación! Por eso, nuestro
Amor ha superado todo al manifestar tantas verdades sobre mi Divina
Voluntad, y nuestra gloria será plena por parte de las criaturas, porque
tendrán nuestra Vida en su poder para glorificarnos y amarnos.
Respecto al cómo saldrán a la luz, así como he tenido potencia y amor
para manifestarlas a quien debía, así tendré potencia y amor para investirlos
y transmutarlos en las mismas verdades, porque sintiendo en ellos su vida,
sentirán necesidad de sacar a la luz lo que sienten en ellos; por eso no te
preocupes, Yo que todo puedo, haré y pensaré en todo."
Después de esto estaba siguiendo los actos de la Divina Voluntad, en
la cual estaban todas las obras, el amor, las plegarias, los dolores, la vida
palpitante, los respiros y todo lo que ha hecho la Reina del Cielo como si los
estuviese haciendo ahora mismo; yo los abrazaba, los besaba, los adoraba y
los ofrecía para obtener el reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, y mi
amado Jesús volviendo a hablar ha agregado:
"Hija mía bendita, quien vive en mi Voluntad puede entrar en todas
partes y todo me puede dar: Me puede dar a mi Mamá Celestial como si
fuese suya, me puede dar la forma como me amó y todo lo que hizo, puede
llegar a duplicar mi Vida y dármela para amarme como si fuese suya.
Ahora, tú debes saber que al igual que Yo con manifestarte tantas verdades
sobre mi Querer Divino he formado su día para las criaturas, la Soberana del
Cielo con su amor, con sus dolores, con sus oraciones y actos que hizo, que
como fueron hechos todos en mi Divina Voluntad, llenan Cielo y tierra,
forman la dote suficiente para aquellos que deben vivir en Ella; con qué
ansia espera y suspira por poder dotar a sus hijos, Ella se ve inmersa en
tantas riquezas de Gracia, de amor, de santidad, y no encuentra a sus hijos
para dotarlos porque no viven en ese Querer en el que Ella vivió. Mira hija
mía cómo en todo lo que hizo y sufrió está escrito: ‘Para mis hijos.’ Por
eso, si ama llama a sus hijos para recibir la dote de su amor, para hacerlos
conocer como hijos suyos e hijos nuestros y amarlos como la amamos a Ella;
si reza quiere dar la dote de su oración; en suma, quiere dotarlos con su
santidad, con sus penas y con la misma Vida de su Hijo. Cómo es
conmovedor oírla, mirarla que en su materno corazón tiene como dentro de
un sagrario a sus hijos, y en todos sus actos y respiros llama a sus hijos y
dice a nuestro Ser Supremo: ‘Todo lo que soy y poseo es todo para mis
hijos, ¡ah, escúchame, siento rompérseme el corazón por amor, tengan
piedad de una Madre que ama y que quiere dotar a sus hijos para volverlos
felices. Mi felicidad no está completa, la siento a la mitad porque no tengo a
mis hijos para gozar junto conmigo, por eso hacedlo pronto, que el Querer
Divino sea conocido a fin de que conozcan también los espasmos de su
Madre, que conozcan cómo quiero dotarlos y hacerlos felices y santos.’
¿Crees tú que quedemos indiferentes ante este espectáculo conmovedor de
una Madre que tanto sufre por amor, que con sus ternuras maternas y con los
derechos de Madre nos pide y nos suplica? ¡Ah, no! Cuántas veces tras
estas sus premuras manifiesto otras sorprendentes verdades sobre mi Fiat,
para darle desahogo haciéndola dotar con dote más extensa a sus hijos,
porque les será dado según conozcan. Por eso también tú entra en mi Querer
Divino, y junto con esta Madre Celestial ruega y suplica que nuestra
Voluntad sea conocida y reine en todas las criaturas."
Noviembre 12, 1937
Un acto hecho en la Divina Voluntad ama a Dios por cada uno,
y le da lo que la criatura está obligada hacia Dios. Quien vive
en el Fiat Divino da la ocasión a Dios de repetir sus obras en
acto. Dios quiere obrar al tú por tú con la criatura.
El te amo, joyel divino.
El Querer Divino continúa inundándome con su Luz, la cual hace salir tal
potencia, que forma prodigios inmensos en los actos de la criatura, ante los
cuales queda como raptada; se ve la Potencia creadora que encierra todo y
hace todo en el pequeño acto humano. ¡Oh potencia y Amor de la Divina
Voluntad, cómo eres insuperable, tu Potencia vence todo, tu Amor da en lo
increíble! Y mi amable Jesús, que quiere hacer comprender los prodigios
inauditos que puede hacer su Fiat Divino en la criatura, visitando mi
pequeña alma me ha dicho:
"Hija de mi Querer, las llamas de mi Amor son tantas, que me siento
sofocar, y para dar un poco de desahogo a mi Amor que me quema, que me
hace delirar, regreso a decir lo que puede hacer mi Voluntad en la criatura.
Para reinar debe conocerse quién es, hasta dónde llega su Amor, cuál es su
potencia, y qué cosa puede hacer. Ahora escúchame, en cuanto la criatura le
da la libertad de obrar, mi Voluntad llama a su Inmensidad y a su Potencia,
encierra a todos y a todo en aquel acto, y nuestra Divinidad Santísima recibe
en aquel acto el amor de cada una de las criaturas, oímos en aquel acto las
voces, los latidos de todos los corazones que nos dicen: ‘Os amamos, os
amamos’, nos da la adoración de cada uno y todo lo que están obligados a
hacer hacia su Creador. Mi Voluntad anima todo, y escuchamos en aquel
acto que también el sol, el cielo, las estrellas, y toda la Creación nos dicen:
‘Os amamos, os adoramos, os glorificamos.’ Así que por parte de nuestra
Voluntad obrante en la criatura recibimos todo, y por cada una, nuestro
Amor queda correspondido y nuestra gloria completada. Ella todo puede
darnos, si bien se sirve del acto de la criatura para dárnoslo, y llevada por el
amor hacia quien le ha hecho obrar en su acto dice: Todo a ti te cedo hija
mía, delante a nuestra Majestad Suprema te hago encontrar que tú has amado
por todos, y que por cada uno nos has dado la gloria, la adoración de todos,
que nos has hecho amar también por el sol, por el cielo, toda la Creación
armonizaba y decían entre ellos: ‘Amor, amor a nuestro Creador.’ Por eso
te cedo a ti el mérito de todo, todo es tuyo. Mi Voluntad no sabe ni quiere
obrar si no encierra todo y no hace todo."
Yo he quedado sorprendida y decía entre mí: ¿Será posible todo esto?
Y mi amado Jesús ha agregado:
"Hija mía, no te maravilles, un solo acto de mi Voluntad es más
grande que el cielo y que la tierra, su inmensidad no tiene confines, su
potencia no tiene límites, tiene en su propio puño a todo y a todos, por lo
tanto en su obrar tiene un acto de amor infinito que puede decir por todos:
‘Amor.’ Y después de que ha amado por todos, ¡oh, cuánto avanza! Y
además, nuestro Amor es perfecto, primero nos amamos a Nosotros mismos,
ponemos al seguro nuestros intereses, nuestra gloria, nuestro Amor, y
después descendemos en las criaturas y amamos en ellas con nuestro mismo
Amor, nos glorificamos con nuestras obras. ¿Quién es aquél que no piensa
primero en sí mismo? Por eso nuestra Voluntad, tanto si obra en Nosotros
como en las criaturas, primero, por derecho, debe darnos lo que a Nosotros
corresponde y conviene, por todos y por cada uno, y después las criaturas
tendrán según sus disposiciones."
Después continuaba siendo inundada por las olas del Querer Divino,
pero olas de luz, llenas de verdades, de amor, que quieren hacer conocer sus
prodigios, su potencia y qué cosa quiere dar a la criatura. Yo seguía sus
actos que hizo en la Creación para hacerlos míos, para poder decir: "Lo que
es de Jesús es mío." Y mi siempre amable Jesús, regresando me ha dicho:
"Hija de mi Voluntad, en cuanto la criatura va a nuestras obras para
cortejarlas, amarlas y hacerlas suyas, así nuestro Amor nos hace correr para
ir a su encuentro para admitirla junto a Nosotros, y renovarlas para ella sola
como si en un acto repitiésemos nuestras obras sólo para ella. Así que
concentramos todo nuestro Amor en ella, nuestra Potencia, nuestras alegrías,
las estratagemas, las locuras de amor que tuvimos al crear y poner fuera toda
la Creación, y en nuestro énfasis de amor la miramos y la encontramos cielo,
y encontramos en ella el amor que tuvimos al extender la bóveda azul;
volvemos a mirarla y encontramos en ella la multiplicidad de las estrellas,
que a cada una de ellas da su voz para hacerlas decir: ‘Te amo, te amo, te
amo.’ Estas voces de ‘te amo’ forman la más bella de las músicas
celestiales, y es tanta su armonía y el dulce sonido que nos forma, que nos
sentimos embriagados, y en nuestra embriaguez le decimos: ‘Hija, cómo
eres bella, nos eres portadora de alegrías infinitas, ni siquiera cuando todo
fue creado recibimos estas músicas y alegrías, porque faltaba una criatura
unida a nuestra Voluntad que hiciera que nuestras obras nos dijeran te amo,
te amo, te amo.’ Ante tal espectáculo de amor renovamos la creación del
sol, del viento, del mar, del aire, y concentramos en ella todo el amor,
nuestra armonía divina que tuvimos al crear todos estos elementos, y ¡oh!
nuestra alegría, la correspondencia de amor que nos da al mirarla y
encontrarla sol que arde de amor por Nosotros, viento que nos murmura y
gime de amor, y que formando arcanas voces humanas de amor nos quisiera
abrazar con su amor para decirnos: ‘Me has amado y te amo, amor me has
dado, amor te doy.’ Y con su amor nos forma las olas impetuosas hasta
llegar a darnos aire de amor por cada respiro de criatura, Nosotros nos
sentimos herir continuamente y desfallecer por su amor. Un alma que vive
en nuestra Voluntad es todo para Nosotros, nos tiene siempre ocupados, nos
ama siempre, pero con nuestro Amor, y cada vez que hace sus actos en
nuestro Fiat, Nosotros renovamos las obras de la Creación, y para
divertirnos, amarla y hacernos amar en cada acto que hace, nos servimos de
estos actos como materia para renovar nuestras diversas obras creadas, es
más, nuestro Amor no se contenta, quiere agregar más cosas, y crea nuevos
prodigios de Gracia, hasta crear nuestra misma Vida en la amada criatura. A
Nosotros nos agrada mucho el obrar al tú por tú con ella, como si para ella
sola hiciésemos todo, esto hace surgir más amor hacia Nosotros, más estima,
más aprecio hacia Nosotros que tanto la amamos. Entonces, según se nos
une, si se nos une en las obras de la Creación, renovamos en ella nuestras
obras de la Creación; si se nos une en las obras de la Redención, renovamos
en ella nuestras obras, repito mi Nacimiento en acto, y mirándola encuentro
en ella mi Nacimiento, el amor por el cual nací, y me ama con aquel mismo
amor, ¿y te parece poco que yo encuentre mi amor que me hizo nacer, llorar,
sufrir, caminar, obrar? Y junto con ella, al tú por tú repito mi Vida acá
abajo, y mi Querer Divino me hace amar por ella con aquel mismo amor con
el que Yo amé cuando estando sobre la tierra desenvolvía mi Vida redentora,
por eso el vivir en mi Querer Divino es todo para la criatura, y todo para
Nosotros."
Después seguía los actos de la Divina Voluntad en sus obras, y
pensaba entre mí: ¿Cuál será más gloria para Dios, seguir los actos de la
Creación o los de la Redención? Y Jesús regresando ha agregado:
"Hija mía, la una y la otra me son sumamente agradables, pero con
esta diferencia: En las obras de la Creación la criatura encuentra a nuestra
Majestad en fiesta, y que si creaba tantas obras, nuestro fin primario era que
todo debía servir a nuestra Voluntad reinante en la criatura, y todas las cosas
creadas debían servir como depósito de su correspondencia de amor, de
adoración, de gloria hacia Nosotros. Todas las cosas creadas dicen nuestro
amor hacia la criatura, y ella por medio de estas cosas debía amar a su
Creador. Tú debes saber que cada ‘te amo’ tuyo que escondes en el sol, en
el cielo, y en las otras cosas creadas son nuestras joyas y Nosotros las
amamos, las besamos, las abrazamos, y nos felicitamos con ellas, nos
sentimos glorificados y correspondidos por todo lo que hemos hecho.
¿Crees tú que a tantos ‘te amo’ tuyos con los cuales has investido la
Creación, Nosotros seamos indiferentes? ¡De ninguna manera! Los
miramos uno por uno, y como nuestras joyas nos dan la alegría que tuvimos
en la Creación, por eso haces continuar nuestra fiesta, y si estos ‘te amo’ no
se ven, sino sólo por Nosotros, es porque nuestra Voluntad, siendo inmensa,
también en la Creación su luz eclipsa tus ‘te amo’, y celosa se los tiene
escondidos en su seno. Sucede como al sol, que siendo más grande su luz y
más intenso su calor, todas las preciosidades de los efectos que contiene no
se ven, pero ciertamente los posee, tan es verdad, que si su luz toca la flor le
da el color y pinta en ellas como si fuese pintor la variedad de las bellezas,
de los colores, para formar el más dulce encanto a las generaciones
humanas; si toca las plantas y los frutos les da la multiplicidad de las
variadas dulzuras y sabores, esto dice que el sol no es solamente luz y calor,
sino que esconde otros bienes en su seno de luz. Así es la criatura que vive
en nuestra Voluntad, conforme ama, adora, mi Voluntad forma la belleza del
iris del amor de ella en sus obras, la variedad de las alegrías y dulzuras de
sus actos buenos que celosa esconde en su seno. Mi Voluntad es el
escondite del amor, y todo lo que la criatura hace en Ella forma el más bello
ornamento a nuestras obras divinas y el dulce encanto a nuestras pupilas; es
tanta nuestra complacencia, que la mostramos a toda la corte celestial para
hacerlos gozar junto con Nosotros. Por lo tanto, la gloria más grande que
nos puede dar, es siguiendo nuestros actos de la Creación, porque se une a
nuestra misma finalidad, se entrelaza con nuestro Amor, sentimos que besa
nuestro Amor y Nosotros besamos el suyo y hacemos de ellos uno solo.
¡Qué alegría, qué felicidad, tener a la criatura junto con Nosotros para
amarnos y hacer lo que queremos hacer Nosotros!
Ahora, en la Redención cambia la finalidad, en ésta vamos en busca
del hombre culpable, en la Creación todo era fiesta, nuestras obras nos
sonreían de alegría, de amor, de gloria, en cambio en la Redención, penas,
lágrimas, amarguras, remedios, medicinas para sanar al hombre. Y la
criatura entrando en nuestro Querer puede investir con sus tiernos y
compasivos ‘te amo’ mis penas, amarguras y lágrimas, y esconde sus joyas
del ‘te amo’ en ellas, y Yo, besando estas joyas no me sentiré solo, sino
confortado, sostenido, acompañado por quien vive en mi Querer; en las
joyas de sus ‘te amo’ encontraré quién me enjugue las lágrimas, quién divide
conmigo mis penas, quién me defiende. Por eso siempre en mi Voluntad te
quiero, y así, en fiesta o en pena te tendré siempre conmigo."
Noviembre 20, 1937
La Divina Voluntad hace surgir el amor, de modo que dondequiera y
por todas partes se siente amada por la criatura. Donde está la
Voluntad Divina, Dios encuentra la materia adaptable para
hacer concebir, nacer y crecer la Vida Divina.
Mi pobre mente continúa nadando en el mar del Querer Divino, y son
tales y tantas las sorpresas, sus ansias por querer hacer vida en la criatura, y
es tanto su hablar acerca de esto, que me resulta imposible poder decirlo
todo; y mi amado Jesús visitando mi pequeña alma, con amor indecible me
ha dicho:
"Hija mía bendita, el hablar de mi Voluntad es para Mí la fiesta más
grande, el Cielo se une conmigo para festejar, y cuando me ven que hablo de
mi Querer todos se ponen atentos para escucharme, no hay fiesta más bella
que pueda dar a toda la corte celestial que hablar de mi Divina Voluntad;
Ella hace surgir el amor obrante en las almas en la tierra y el beatificante en
el Cielo. Donde no hay amor Yo no me muevo, ni voy, ni sé qué hacer con
la criatura, y además, el amor que hace surgir mi Voluntad es inmenso, y
quien vive en Ella no hay punto donde no se encuentre toda investida y
como envuelta por mi Amor; esta criatura sufre nuestra misma suerte, que
amamos dondequiera y por todas partes, amamos a todos y siempre; así que
sentimos que nos ama en los corazones de todos, su amor corre por doquier
y nos ama en el sol, en el cielo, en el centelleo de las estrellas, en los
gemidos del viento, en el murmullo del mar, en el movimiento de los peces,
en el canto de los pajarillos, sentimos que nos ama también en los corazones
de los ángeles y de los santos, hasta en nuestro seno divino; todos le dicen:
‘¡Sé la bienvenida, oh, cómo te esperábamos, ven a tomar tu puesto de
honor, ven a amar en nosotros a nuestro Creador!’ Mi Voluntad, celosa, la
tiene estrechada consigo e inundándola siempre con nuevo amor se hace
hacer los cantos de amor, los largos relatos de amor, los dulces encantos de
amor, las heridas de amor, y parece que diga: ‘He encontrado quien me ama
y quiero gozármela, no me sentiría feliz si no me dice siempre y por todas
partes te amo, te amo.’ Así que el alma que vive en nuestra Voluntad será
nuestro triunfo, nuestra victoria, la depositaria de nuestro Amor, nuestra
gloria continua. Mi Amor siente la necesidad de la compañía de esta
criatura para desahogar mi Amor y tener el suyo, por eso quiero respirar
junto con ella, latir y obrar junto con ella; la unión sabe producir alegrías
más bellas, contentos inefables, obras más grandes, amor más intenso.
Ahora, mi Voluntad dará tanto amor a esta criatura que viva en Ella,
que podrá inundar a toda la Creación, extenderá un nuevo cielo de amor
sobre todas las generaciones humanas, de manera que se sentirá abrazada,
amada por el amor de esta criatura, amor dado por Ella misma, dondequiera,
en cada uno y por todas partes; y mientras la abraza y la ama dirá: ‘¡Ven, oh
Querer Supremo a reinar sobre la tierra, inviste a todas las generaciones,
vence y conquista a todos, ¿no ves como es bello el vivir en Ti, poseer tu
Amor que contiene tal potencia y virtud que ninguno podrá resistir?’ Por
eso, cuando este amor haya llegado a investir todo y a todos, como es amor
de una criatura que ha vivido en nuestro Fiat, que lleva consigo el vínculo de
la familia humana, nos haremos vencer, abatiremos todos los obstáculos y
tendremos nuestro reino sobre la faz de la tierra. Por eso ruega y sírvete de
todas las cosas para pedirme que venga a reinar como en el Cielo así en la
tierra."
Después continuaba siendo inundada por el Fiat Divino, que llovía
sobre mí, Luz y Amor; Luz para hacerse conocer, Amor para hacerse amar,
y mi dulce Jesús, regresando ha agregado:
"Hija mía, ¡cómo es bello el vivir en mi Querer! No sabemos estar sin
esta criatura, no hacemos otra cosa que pensar qué sorpresa debemos
hacerle, qué de nuevo darle, qué decirle, a fin de que conozca más nuestro
Fiat, y según lo conozca así podemos engrandecer más el mar de nuestro
Amor en ella. El conocimiento es la campanita que mientras suena llama
con sonidos tan dulces a nuestra Potencia, Santidad, Bondad y Amor a
encerrarse en la criatura que vive en Él, para hacernos obrar nuestros
prodigios inauditos. Ahora, tú debes saber que cuando encontramos nuestra
Voluntad en la criatura, nos sentimos beatificados y sentimos tanto placer al
verla, que para gozárnosla más le miramos la mente y hacemos concebir,
nacer y crecer nuestra inteligencia en ella; le miramos la boca y hacemos
concebir, nacer y crecer nuestra palabra, de modo que hablará de nuestro Ser
Supremo con tal elocuencia y gracia, que nos hará amar por aquél que tenga
el bien de escucharla; le miramos la voluntad y hacemos renacer y crecer a
nueva vida la nuestra; le miramos el corazón y hacemos concebir en él
nuestro Amor, sus armonías, sus estratagemas para hacernos vencer y
hacerla renacer siempre en nuestro Amor; le miramos las manos y los pies y
hacemos concebir, nacer y crecer nuestras obras y nuestros pasos.
Podríamos hacer todo esto junto, pero no lo hacemos para tomar más tiempo
para estarnos con ella y gozárnosla más. Es tanto nuestro Amor, que
queremos formar con nuestras manos creadoras nuestra misma Vida en la
criatura, lo que somos queremos darle, nuestro Amor no queda contento si
no repetimos nuestra Vida en ella, y sólo encontramos la materia adaptable
cuando encontramos a nuestra Voluntad que nos ha formado el terreno, lo ha
purificado y embellecido, y mientras formamos nuestra Vida cantamos
victoria y gloria a nuestro Ser Divino; ¿y la criatura qué hace? Nos da el
alimento para alimentarnos y hacernos crecer en ella, nos da el agua para
quitarnos la sed, nos da su ser para vestirnos, nos da su alma por habitación,
nos da su corazón como lecho de reposo, y nos da todos sus actos para
tenernos entretenidos y rodeados por nuestras mismas alegrías celestiales.
¿Pero quién puede decirte hija mía qué cosa podemos hacer y dar a quien
vive en nuestro Querer? Le damos todo, hacemos todo, y nos da todo."
Noviembre 29, 1937
Las penas unidas con las penas de Jesús forman su
Vida en nosotros, y no hay bien que no surja de ellas.
El no amar vuelve mártir al Amor divino.
Mi pobre mente nada en el mar del Querer Divino, es más, lo siento que
respira, late en mí, y más que sangre circula en las venas de mi alma y me
dice: "Estoy aquí, dentro y fuera de ti, más que vida tuya, corro en cada acto
tuyo y con mi Amor te facilito todo y al mismo tiempo te hago feliz." Y
mientras estaba en esto, me hacía ver todas las penas que había sufrido,
investidas de luz, que las tenía estrechadas a su seno como conquistas de su
Querer. Yo he quedado pensativa, y mi siempre amable Jesús visitándome
me ha dicho:
"Mi pequeña hija de mi Querer Divino, tú debes saber que todas mis
penas sufridas por mi Humanidad Santísima en la tierra, cada lágrima que
derramé, cada gota de mi sangre, cada paso y movimiento, y también mi
respiro, eran y son investidos por una sola voz con la que hablan y gritan
continuamente: ‘Queremos el reino del Divino Querer reinante y dominante
en medio de las criaturas, queremos nuestros derechos divinos puestos en
vigor.’ Y ruegan, hablan, gimen en torno a nuestro trono supremo sin cesar
jamás, que una sea la Voluntad del Cielo y de la tierra. Ahora, quien se une
con mis penas, con mis latidos, respiros, pasos y obras, ruega, habla y gime
junto con todo lo que Yo hice y sufrí en la tierra. No hay bien que no surja
de mis penas, y unidas las mías con las de la criatura, las mías forman el
depósito, el albergue, para recibir las penas de ella, formando juntas una sola
plegaria, una sola voz, una sola Voluntad, es más, mis penas transportan las
penas de la criatura y todo lo que hace ante nuestra Majestad, para hacerla
querer y hacer lo que hice Yo. Las penas de las criaturas atraen y raptan a
las mías a la tierra para envolverlas todas en mis penas y suyas, para
disponerlas a recibir la Vida de mi Divina Voluntad. La unión conmigo, sus
penas con las mías, forman el gran prodigio de mi Vida en la criatura, la cual
obra, habla y sufre como si de nuevo Yo estuviese sobre la tierra, y Yo
animo todo su ser con la potencia de mis actos, aun en sus pequeñas naderías
corre mi Vida para hacer que todo sea mío, animada por mi Potencia
creadora, y me dé el amor, la gloria de mi misma Vida. ¿Crees tú que todo
lo que has sufrido, mi Voluntad no lo tenga en cuenta? ¡De ningún modo!
conserva en su seno de luz todas tus penas, pequeñas y grandes, tus suspiros
angustiosos y dolientes, tus privaciones, es más, se ha servido de esto como
materia para hacer concebir, nacer y crecer su Vida; en cada pena era un
crecimiento que hacía, y esta Vida alimentaba a esas penas con su Santidad,
las llenaba con el ímpetu de su Amor, las embellecía con su inenarrable
Belleza. ¡Hija mía, cómo debes agradecerme por todo lo que he dispuesto
sobre ti, y por todo lo que te he hecho sufrir, porque todo ha servido para
formar mi Vida en ti y para el triunfo de mi Voluntad! ¡Qué fortuna para la
criatura el ver que sus penas han servido a mi Vida tan santa, que tendrá por
cumplimiento mi Divina Voluntad palpitante en ella! ¿Te parece poco que
el Creador haga ver que tiene necesidad de la criatura, Aquél que todo puede
y da vida a todo? ¿No es este el más grande exceso de nuestro Amor?"
Jesús ha hecho silencio y yo me he quedado pensando en lo que me
había dicho, y veía en mí alineadas todas mis penas sufridas que esparcían
rayos de luz, que transformadas en las penas de Jesús formaban el apoyo
divino, la defensa de las criaturas, que formaban voces, gemidos continuos
que pedían que viniera a reinar la Divina Voluntad. Entonces Jesús ha
continuado:
"Hija mía buena, nuestro Amor por la criatura es tanto, que
dondequiera y por todas partes, aun sobre el pequeño hilo de hierba, en el
aire que respira, en el agua que bebe, hasta debajo de sus pasos mientras pisa
la tierra, le hacemos llegar nuestras voces, nuestro grito apasionado de amor:
‘Te amo, te amo, te amo.’ Pero nuestro Amor no queda tranquilo si no es
escuchado por las criaturas y no escucha que le repitan: ‘Te amo, te amo, te
amo.’ Y en nuestro delirio de amor y de dolor decimos: ‘¡Ah! ¿ninguno nos
escucha? ¿Ninguno nos repite ‘te amo, te amo?’ ¿Para qué entonces decir
‘te amo, te amo’, si ninguno nos lo corresponde? ¿A quién decimos ‘te
amo’, al aire, al viento, al vacío? Nuestro ‘te amo’ no encuentra a quién
dirigirse, dónde apoyarse si no encuentra el ‘te amo’ de la criatura, que lo
recibe para corresponderlo con el suyo, a fin de que su amor encuentre el
refugio en nuestro inmenso Amor para apoyarse y engrandecerse siempre
más. Cuando la criatura escucha nuestro ‘te amo’ y nos lo corresponde, en
nuestro énfasis de amor y como pacificados por su amor decimos: ‘¡Así que
hemos sido escuchados, nuestro Amor ha encontrado a quién dirigirse,
dónde refugiarse, hemos sido reconocidos, porque hemos encontrado quién
nos dice ‘te amo.’ Y entonces nuestro Amor hace fiesta; en cambio cuando
no encontramos quién nos dice ‘te amo’, no encontramos quién nos
reconoce, ni quién nos escuche, ni quién nos ame. Cómo es duro amar y no
ser amado, cómo quisiera que todos lo supieran, que con mi Amor los
sostengo, los abrazo; los amo y los hago respirar, los amo y les doy el latido,
los amo y les doy la palabra, los amo y les doy el paso, los amo y les doy el
movimiento, el pensamiento, el alimento, el agua, todo lo que son y reciben
es efecto de mi Amor que corre. Entonces, ¿no es una ingratitud horrenda el
no amarme, volver mártir a nuestro Amor, porque amamos y no somos
amados?"
Después de esto pensaba entre mí: ¿Pero cómo puede la criatura saber
cuando nuestro Señor le dice sus repetidos e ininterrumpidos "te amo", para
corresponderlos con los suyos? Y mi dulce Jesús ha agregado:
"Hija mía, es muy fácil saberlo si la criatura posee como vida propia a
mi Voluntad Divina, porque Ella le da su oído divino y le hace escuchar
cuando su Creador le dice ‘te amo’; pero no sólo le da el oído, sino también
su palabra divina, de modo que el oído escucha y la palabra dice ‘te amo’,
más bien, antes de que le diga ‘te amo’ advierte que debe recibir el ‘te amo’
de su Dios, y la criatura dice su ‘te amo’ junto con el ‘te amo’ divino, casi
poniéndose en competencia con su Creador. Mi Voluntad quiere dar todo a
quien vive en Ella, le da sus brazos para que la abrace, y le da sus pasos para
que corra tras Ella; y así como Nosotros sentimos nuestra naturaleza divina
toda Amor, y la necesidad de amar, tanto, que si se nos pudiera impedir el
amar nos sofocarían, quitándonos como el respiro a nuestra Vida Divina,
porque en Nosotros nuestro respiro, nuestro movimiento, nuestro mismo
Querer es Amor, el no amar para Nosotros es imposible; así quien posee
nuestra Voluntad siente la necesidad de amarnos, y de amarnos siempre; por
eso solamente Ella sabe poner el orden entre el Creador y la criatura, y la
hace estar al día de nuestro Amor, de nuestra Santidad, y la pone en
comunicación con nuestro Ser Supremo."
Diciembre 6, 1937
Conforme se obra en el Querer Divino, Jesús hace sonar
Su campanita para llamar a los habitantes del Cielo,
y a los dela tierra. La compañía de la criatura
urge al Amor Divino.
Siento en mí la vida rebosante de Amor del Querer Divino, que
conforme se mueve hace brotar de sí mares de amor, con los cuales,
invistiendo a todos dice a cada uno: "¡Ah! mírenme, conózcanme,
recíbanme en vuestros corazones, denme el dominio, vengo cargado de
todos mis bienes para hacer vida junto con ustedes. Pero, ¡ay de Mí! no soy
reconocido, es más, me rechazan, y no siendo conocido, mis leyes supremas
del Amor no tienen vigor para ellos, mis bienes permanecen conmigo sin
poderlos dar a mis hijos." Después seguía los actos de la Divina Voluntad, y
llegando al firmamento azul tachonado de estrellas, llamaba junto conmigo a
los habitantes del Cielo y a los habitantes de la tierra, a fin de que todos
juntos correspondiéramos con nuestro pequeño amor el Amor infinito de
Dios, que con tanto amor había creado la extensión del cielo, como para
cubrirnos y escondernos en su Amor, y por lo tanto, todos, sin exceptuar a
ninguno, tenemos el deber de amar a Aquél que tanto nos ha amado.
Mientras esto hacía, mi Sumo Bien Jesús visitando mi pequeña alma, todo
amor me ha dicho:
"Hija mía bendita, si supieras con cuanto amor esperaba que tú
hicieras tu llamada a todos, para sentir en tu acto la correspondencia del
amor de todos. No apenas tú comienzas a llamarlos, Yo toco la campana a
los habitantes celestiales y a aquellos de la tierra, y solamente ceso de
tocarla cuando veo que todos han concurrido en tu acto; los primeros son los
habitantes celestiales, los cuales viviendo en mi Querer ni pueden ni quieren
hacerse a un lado, sienten la Divina Voluntad unitiva que los une en aquel
acto, es más, ellos esperan con ansia quien los llame para poderme
corresponder en amor, y como quien los llama es una criatura de la tierra que
posee su voluntad libre, en ella, ellos sienten que pueden darme nuevo amor
y, ¡oh, cómo gozan al sonido de mi campana y vuelan para ponerse en aquel
acto de la criatura que quiere amarme! En cuanto a los habitantes de la
tierra, no viviendo todos en mi Querer, poquísimo oyen el vibrante sonido de
mi campana. Y cuando veo a todos juntos en aquel acto, nuestra Divinidad
se pone muy atenta, en espera amorosa, y, ¡oh! cómo es bello oír en aquel
acto voces innumerables que nos dicen: ‘Os amamos, os amamos,
reconocemos en vuestras obras cuánto nos habéis amado, y por todas os
correspondemos en amor.’ Nuestro Ente Supremo herido por tantas voces,
hace salir otros mares de amor, y cubre e inviste a todos con tales gozos y
felicidad, que todos quedan raptados, gozando por medio de aquella criatura
un paraíso de más. Quien vive en nuestro Querer nos da el campo para
obras nuevas, hace brotar más fuerte nuestro amor, y no pudiéndolo contener
hacemos salir nuevos mares de amor para amar a la criatura y para hacernos
amar, y ¡oh! cuánto la amamos. Tú debes saber que la cosa que más urge a
nuestro Ser Supremo es la compañía de la criatura, no queremos ser el Dios
aislado, ni tenerla lejana de Nosotros; el aislamiento jamás ha sido portador
de grandes obras y de felicidad, la compañía madura el parto del bien y hace
surgir a la luz las obras más bellas. Por esto creamos tantas cosas, para tener
ocasión de tener tantas veces su compañía por cuantas cosas creamos, y
como lo que hicimos una vez estamos siempre en acto de hacerlo, quien vive
en nuestro Querer está siempre en compañía con Nosotros, ella recibe
nuestro acto creante, y Nosotros recibimos la gloria, la correspondencia del
amor creado. Por eso tenemos su compañía en las esferas celestiales, en el
refulgente sol, en las brisas del viento, en el aire que todos respiran, en el
murmullo del mar, dondequiera y por todas partes nos sigue, nos defiende y
nos corresponde en el amor, ella no sabe vivir sin Nosotros y sin amarnos, y
Nosotros no podemos estar sin ella, y celosos nos la tenemos estrechada a
nuestro seno divino."
Después ha agregado: "La compañía de la criatura nos es tan querida,
que formamos con ella nuestra recreación, con ella tomamos las decisiones
más grandes para nuestra gloria y para el bien de las generaciones humanas,
y junto con ella cumplimos nuestros designios; mientras estamos en
compañía nuestro Amor surge a nueva vida y va inventando nuevas tretas de
amor y nuevas sorpresas para encadenar a las criaturas a amarnos siempre
más. Si no fuera por la compañía, ¿con quién debíamos desahogarnos?
¿Sobre quién podríamos formar nuestros designios? ¿Dónde podríamos
apoyar nuestro Amor que siempre surge? Por lo tanto, nuestros bienes sin la
compañía vendrían a ser deprimidos, sin poder dar vida a lo que queremos
hacer por amor de las criaturas. Mira entonces cómo es necesaria su
compañía a nuestro Amor, a nuestras obras, y para poder dar cumplimiento a
nuestro Querer."
Diciembre 8, 1937
Acerca de la Concepción de la Reina. Donde se encontraba su
Creador se encontraba Ella para amarlo. Cómo quedaba
concebida en cada cosa creada y era constituida
Reina del cielo, del sol y de todo.
Hoy, mi pobre mente nadando en el Querer Divino encontraba en acto
la Concepción de la Reina del Cielo y, ¡oh, maravilla, las sorpresas son
indescriptibles! Y pensaba para mí: "¿Pero qué más puede decir sobre la
Inmaculada Concepción después de haber dicho tanto?" Y mi amable Jesús
sorprendiéndome, todo en fiesta como si quisiera festejar la Concepción de
la celestial Reina me ha dicho:
"Hija mía bendita, ¡cuántas otras cosas tengo que decir sobre la
Concepción de esta Celestial Criatura! Era una vida que creábamos, no una
obra, de la obra a la vida hay gran diferencia, y además Vida Divina y
humana, en la cual debía haber sumo acuerdo de santidad, de amor, de
potencia, que la una debía poder igualarse con la otra. Fueron tales los
prodigios que hicimos al crear esta vida, que debimos hacer el prodigio más
grande y una cadena de milagros para hacer que esta vida pudiese contener
los bienes que en Ella depositamos. Esta Santa Criatura, concebida sin
mancha de origen, sentía la Vida de su Creador, su Voluntad obrante, la cual
no hacía otra cosa que hacer surgir nuevos mares de amor, y conforme nos
amaba nos sentía dentro y fuera de Sí, y ¡oh, cómo corría para poderse
encontrar dondequiera y por todas partes donde estaba la Vida de su
Creador! Para Ella habría sido el más duro y cruel martirio si no se hubiera
podido encontrar por todas partes para amarnos; nuestra Voluntad la ponía
en vuelo, y nuestra Vida mientras se encontraba en Ella, se hacía encontrar
por todas partes para hacerse amar y para gozarse a aquélla a la que tanto
amaba y por quien era amada.
Ahora escucha otra sorpresa, en cuanto fue concebida comenzó su
carrera, y Nosotros la amábamos con amor infinito, el no amarla habría sido
para Nosotros el más grande martirio, por eso, conforme corría para
encontrar fuera de Ella nuestra Vida que poseía dentro, porque un bien jamás
es completo si no se posee por dentro y por fuera, así, conforme corría así
quedaba concebida en el cielo, en las esferas celestiales, y las estrellas le
hacían corona y la alababan y aclamaban como su Reina y adquiría los
derechos de Reina sobre todas las esferas celestes. Nuestra Inmensidad la
esperaba en el sol, y Ella corría y quedaba concebida en el sol, el cual
haciéndose diadema a su cabeza adorable la investía de luz y la alababa
como Reina de la luz. Nuestra Inmensidad y Potencia la esperaban en el
viento, en el aire, en el mar, y Ella corría, corría sin detenerse jamás en su
carrera, y quedaba concebida en el viento, en el aire, en el mar, y adquiría
los derechos de Reina sobre todo. Así que la Soberana Señora hace correr su
potencia, su amor, su maternidad, en el cielo, en el sol, en el viento, en el
mar, hasta en el aire que todos respiran; así que dondequiera y por todas
partes y en todos quedó concebida; donde estaba nuestra Potencia e
Inmensidad Ella erigía su trono para amarnos y amar a todos. Este fue el
más grande milagro que hizo nuestro Amor potente, bilocarla, multiplicarla
en todas las cosas y seres creados, para que la encontrásemos en todos y por
todas partes. La Celestial Reina hace como el sol, que si alguno no quisiera
su luz, la luz se impone y dice, me quieras o no me quieras debo hacer mi
curso, debo darte luz; sin embargo alguno se puede esconder de la luz del
sol, pero de la Soberana Señora no se puede esconder ninguno; si esto no
fuera así, no se podría decir con los hechos Reina y Madre universal de
todos y de todo, y Nosotros no sabemos decir palabras si no hacemos los
hechos. Mira entonces hasta dónde llegó nuestra Potencia, nuestro Amor en
la Concepción de esta Santa Criatura, hasta elevarla a tal altura y gloria, de
poder decir: Donde está mi Creador estoy Yo para amarlo, me ha investido
de tal potencia y gloria, que soy Soberana de todo, todo depende de Mí, mi
dominio se extiende por doquier, tanto, que mientras estoy concebida en
todas las cosas, tengo concebido en Mí el cielo, el sol, el viento, el mar, y
todo, todo poseo en Mí, aun a mi Creador, y soy Soberana y Señora de
todos. Esta es toda mi altura inalcanzable, mi gloria que ninguno puede
igualar, mi gran honor, que con mi amor abrazo a todos, amo a todos y soy
de todos, hasta la Madre de mi Creador."
Diciembre 14, 1937
Así como la naturaleza tiene su día, así la Divina Voluntad
forma su día en el fondo del alma de quien vive en Ella.
Me sentía como inmersa en el Querer Divino, más bien me parecía
que sus olas de luz, conforme yo iba haciendo mis actos en el Fiat, su luz
aumentaba y se concentraba más en mí, y crecía en mí la necesidad de
amarlo, de respirarlo más que vida mía, así que sin Él yo me sentía sin
respiro, sin calor, sin latido, y conforme regresaba a hacer mis actos en el
Querer Divino, me sentía regresar el respiro, el calor, el latido divino y
alegrar mi pobre existencia. Por lo tanto para mí es una necesidad, y
necesidad de vida el vivir en el Querer Divino. Entonces mi dulce Jesús,
regresando a visitar mi pequeña alma, todo bondad me ha dicho:
"Hija mía bendita, así como la naturaleza tiene su día para la vida
humana, en el cual se desenvuelven todas las acciones de la vida, así mi
Divina Voluntad forma su día en el fondo de la criatura que vive en Ella; en
cuanto la criatura forma sus primeros actos en mi Voluntad, llamándola
como vida suya, así da principio a su día, formando una aurora
esplendidísima en el fondo del alma; esta aurora reúne y renueva en el alma
la Potencia del Padre, la Sabiduría del Hijo, la Virtud y Amor del Espíritu
Santo, así que su día lo comienza junto con la Santísima Trinidad
Sacrosanta, la cual desciende en los más pequeños actos y escondites de la
criatura para hacer vida junto con ella y hacer lo que ella hace. Esta aurora
pone en fuga todas las tinieblas del alma, de manera que todo es luz para
ella, y se pone toda atenta, como vigilante centinela para que todos sus actos
puedan recibir la luz de la Divina Voluntad. Esta aurora es el primer reposo
de Dios en la habitación del alma, es el principio del día eterno en el cual
comienza la Vida del Ser Supremo junto con la criatura. Mi Voluntad no se
mueve, ni puede, ni sabe hacer nada sin la Trinidad adorable, a lo más va
adelante, hace de actor, pero la arrastra a su lado con modo irresistible y le
forma el gabinete divino donde poder gozarse a su criatura tan amada por
Ellos. Mi Voluntad tiene poder, donde Ella reina, de concentrar todo, aun
nuestra Vida Divina. Cómo es bello el principio del día de quien vive en
nuestro Fiat, es el encanto de todo el Cielo, y si toda la corte celestial
pudiese estar sujeta a envidia, envidiaría a aquella criatura que es tan
afortunada de poseer en su alma, mientras aún vive en el tiempo, el principio
del día eterno, día precioso en el cual Dios da principio a desarrollar su Vida
junto con la criatura.
Ahora, en cuanto hace sus segundos actos en el Querer Divino, surge
el Sol de mi eterno Querer; es tanta su plenitud de luz que inviste toda la
tierra, visita todos los corazones y lleva el buen día de luz, de nuevos gozos
a toda la corte celestial. Esta Luz está llena de amor, de adoraciones, de
agradecimientos, de reconocimiento, de gloria, de bendición, pero, ¿de quién
son? De la criatura que con su acto en mi Querer ha hecho surgir el sol que
resplandece sobre todos, de modo que todos encuentran quién ha amado a
Dios por ellos, quién lo ha adorado, agradecido, bendecido, glorificado; cada
uno encuentra lo que estaban obligados a hacer hacia Dios, todos son
suplidos. Un acto en mi Voluntad debe encerrar todo, tiene potencia y
capacidad de suplir por todos y de hacer bien a todos, de otra manera no se
podría llamar acto hecho en mi Voluntad; estos actos están llenos de
prodigios inauditos, dignos de nuestra obra creadora.
Ahora, conforme pasa a hacer su tercer acto en nuestro Querer, se
forma el pleno mediodía de nuestro Sol eterno en la criatura, ¿y sabes tú qué
cosa nos da la criatura en este pleno mediodía? Nos prepara la mesa, ¿y
sabes qué cosa nos da por alimento? El amor que Nosotros le hemos dado,
nuestras cualidades divinas; todo tiene la marca de nuestra belleza, de
nuestros castos y puros perfumes, y nos agradan tanto que de ellos tomamos
a saciedad, y si falta alguna cosa a nuestro decoro, la criatura estando en
nuestra Voluntad es dueña de todos nuestros bienes, por eso toma lo que
quiere de nuestros tesoros y nos prepara la más bella mesa, digna de nuestra
Majestad Suprema, y Nosotros invitamos a todos los ángeles y santos a
sentarse a esta mesa celestial a fin de que perciban, se alimenten con
Nosotros de aquel amor que nos ha dado la criatura que vive en nuestro
Querer.
Ahora, después de que hemos comido juntos, los otros actos que hace
en nuestro Querer sirven para formarnos, quién la música celestial, quién los
cantos amorosos, quién las escenas más bellas, quién sirve para repetir
nuestras obras que están siempre en acto, en suma, nos tiene siempre
ocupados, y cuando ha dado curso a todas sus acciones en nuestro Querer, le
damos el reposo y nos reposamos junto con ella, y después del reposo damos
campo al trabajo de dar principio al otro día, y así sucesivamente. Muchas
veces esta nuestra hija fiel, porque la verdadera fidelidad está en el vivir en
la Divina Voluntad, si ve que sus hermanos e hijos nuestros, por culpa de
ellos están por ser golpeados por merecidos flagelos, ella no cierra su
jornada, sino que ruega y sufre para impetrar reescritos de gracia, tanto para
las almas como para los cuerpos. Por eso la vida de quien vive en mi Querer
Divino es la nueva alegría y gloria del Cielo, la ayuda y gracias de la tierra."
Diciembre 18, 1937
Todo lo que se hace en la Divina Voluntad adquiere
la Vida Divina, y estas vidas nadan y navegan
en los mares de Amor del Querer Divino.
Estoy en poder del Querer Divino, el cual no hace otra cosa que hacer
salir de Sí mares de Luz y de Amor, pero parece que no está contento si no
ve la vida de la Luz de su Voluntad y al pequeño amor de la criatura, que
saliendo de ella, se encuentren juntos, se besen, se amen con un solo amor y,
¡oh! si ve esto, cómo hace fiesta, y en su énfasis de amor dice: "La Vida de
mi Voluntad está dentro y fuera de la criatura, así que la poseo, es toda mía."
Entonces yo pensaba: "El pequeño amor de la criatura, ¿no desaparece en el
mar inmenso del Amor Divino? Y mi siempre amable Jesús, volviendo a
visitar mi pequeña alma, como inundado en sus llamas de amor me ha dicho:
"Hija de mi Voluntad, todo lo que hace la criatura que tiene por
principio y por vida mi Voluntad, aunque fueran cosas pequeñas, cada una
contiene una Vida Divina, así que en el mar interminable de mi Querer y de
mi Amor se ven nadar, flotar tantas pequeñas vidas de amor, de luz, que han
tomado lugar en nuestro mar y, ¡oh!, cómo nos sentimos correspondidos,
porque es vida de amor que nos ha dado en su pequeño amor, y vida de luz
que nos ha dado al hacer sus actos, porque han sido formados en el centro de
la Vida de nuestro Fiat, que poseyendo la verdadera vida, todo lo que sale de
Él son vidas, que primero las crea, las forma en Él, y después las pone fuera,
como dándolas a luz de su seno divino. Por eso cada ‘te amo’ posee la vida
del amor, cada adoración posee la vida de la adoración divina, cada virtud
que ejercita posee, quién la vida de la Bondad divina, quién la vida de la
Sabiduría, quién la de la Fuerza, quién la de la Potencia, quién la de la
Santidad, pero como son pequeñas vidas que han recibido la vida de nuestra
Vida, no saben estar aisladas, sino que corren y vienen a continuar su
pequeña vida en nuestros mares interminables y, ¡oh! cómo nos aman, serán
pequeñas, pero Nosotros sabemos que la criatura sólo nos puede dar lo
pequeño, porque las cosas grandes, inmensas, son las nuestras, y la criatura
no tiene ni siquiera lugar dónde ponerlas si queremos darle, por eso es
necesario que se refugie en Nosotros, y Nosotros viéndola en nuestros mares
nos sentimos correspondidos con el amor que queremos de la criatura."
Yo he quedado pensativa acerca de lo que Jesús me había dicho, y Él
ha agregado:
"¿Quieres verlo para que te convenzas de lo que te digo?
Ahora, mientras estaba en esto, mi amado Jesús me hacía ver sus
mares interminables, los cuales investían cielos y tierra, y el pequeño amor
de la criatura y todo lo demás hecho en su Querer Divino, como tantas vidas,
pequeñas pero bellas, que nadaban en estos mares; quién permanecía en la
superficie para mirar fijamente a su Creador, quién corría a sus brazos, una
lo abrazaba, otra lo besaba, alguna otra se adentraba en el mar, en suma, le
hacían miles de mimos, caricias y estratagemas a Aquél de quien habían
recibido la vida. El Ser Supremo las miraba, pero con tal amor, que llamaba
a toda la corte celestial a festejar junto con Él, y decía a todos: ‘Mírenlas
cómo son bellas, estas vidas formadas por los actos de la criatura, por mi
Voluntad, son mi gloria, mi triunfo, mi sonrisa, son el eco de mi Amor, de
nuestra armonía, de nuestra felicidad.’ Ahora, estas vidas se veían en el sol,
en las estrellas, en el aire, en el viento, en el mar; cada ‘te amo’ era una vida
de amor, la cual corría a tomar su puesto de honor en los mares divinos.
¡Qué encanto, qué bellezas, cuántas sorpresas indecibles! Yo he quedado
muda y no sabía qué decir, y Jesús ha agregado:
"Hija mía, ¿has visto cuántas raras bellezas de vida sabe hacer mi
Voluntad? Su Amor, su celo es tanto que las custodia en su propio mar.
Pero aún no es todo hija mía, quiero decirte otra sorpresa: Si la
criatura que vive en mi Querer, un ‘te amo’ no hace esperar a otro con la
pequeña vida de amor que contiene dentro el prodigioso ‘te amo’, quién
corre delante, quién va hacia atrás, quién vuela para tomar puesto en
nuestros mares interminables, hacen competencia entre ellas para ver quién
corre más veloz, quién se quiere poner más adelante, quién quiere ser el
primero en arrojarse en nuestros brazos, y quién da un salto hasta encerrase
en nuestro seno divino; la vida no puede estar detenida, estas pequeñas
vidas, si bien pequeñas, tienen un respiro, un latido, un paso, una voz, son
todo ojos para mirarnos, por eso respiran amor y nos dan amor, laten de
amor, tienen nuestro paso, que nos movemos y caminamos porque amamos;
sus voces nos hablan siempre de amor, y aman tanto que quieren oír siempre
nuestra historia de eterno amor; estas pequeñas vidas no mueren jamás, son
eternas con Nosotros. El ‘te amo’, los actos hechos en mi Querer pueblan el
Cielo, estas pequeñas vidas se difunden dondequiera, en toda la Creación, en
los santos, en los ángeles y, ¿cuántas no corren en torno a la Reina?
Dondequiera quieren su puesto, llegan a descender en los corazones de las
criaturas de la tierra y dicen entre ellas: ‘¿Cómo es que nuestro Creador
debe estar sin nuestra pequeña vida de amor en los corazones humanos?
¡Ah, no, no, somos pequeñas, podemos entrar en ellos y amamos a nuestro
Creador por ellos!’ Estas pequeñas vidas son el encanto de todo el Cielo,
son las más grandes maravillas de nuestro Ente Supremo, son las que
verdaderamente corresponden a nuestro eterno Amor; tienen locuras tan
extrañas de amor, que al solo mirarlas se conoce que son hijas nuestras,
vidas formadas y creadas por nuestro Querer Divino."
¿Pero quién puede decir mis sorpresas? Y Jesús ha agregado:
"No te maravilles, también mi Vida acá abajo no hacía otra cosa que
hacer salir vida de Mí; tanto, que mis pasos caminan aún junto a todos, no se
detienen jamás, es más, todos los siglos tendrán la vida de mis pasos; mi
boca habla aún, porque cada palabra mía contenía una vida, y por eso habla
todavía, solamente no oye mi voz quien no quiere escucharme; mis lágrimas
están llenas de vidas, y están siempre en acto de verterse: Sobre el pecador
para enternecerlo, compungirlo y convertirlo, y sobre las almas buenas y
justas para embellecerlas y arrebatarles su corazón para hacerme amar.
Cada pena, cada gota de mi sangre, son Vidas mías distintas que contienen,
y por eso forman la fuerza de las penas de las criaturas y el lavado de todos
sus pecados. Son los prodigios de mi Querer, donde reina mi Voluntad con
su Virtud creadora en naturaleza, sobre de cada pequeño acto, y aun
naderías, crea vida para hacernos amar. Tú debes estar convencida de que
ante tanto amor nuestro, sin que ninguno nos ame, no podemos estar, por eso
nuestra Voluntad que piensa en todo y sabe hacer todo, crea tantas vidas de
los actos de la criatura que vive en Ella, hace de suplidora a nuestro Amor y
vuelve menos delirantes nuestras ansias de amor y nuestros eternos delirios
por querer ser amados; por eso vive siempre en nuestro Querer, ama siempre
y serás el nuevo encanto de todo el Cielo y nuestra fiesta perenne, y
Nosotros seremos la tuya, nos festejaremos mutuamente."
Diciembre 21, 1937
Está decretado en el consistorio de la Trinidad adorable
el reino de la Divina Voluntad sobre la tierra. El nuevo
aliento de Dios con el que será restablecida la criatura.
Diferencia entre vidas y obras.
Mi pobre mente estaba ocupada por las grandes maravillas y prodigios
que sabe hacer el Querer Divino si reina en la criatura, y pensaba entre mí:
"¡Qué suerte tan feliz el vivir en Él, fortuna más grande no puede haber ni en
el Cielo ni en la tierra! Pero, ¿cómo puede venir a reinar sobre la tierra si los
males, los pecados abundan tanto que hacen horrorizar? Sólo una Potencia
divina, con un prodigio suyo de los más grandes puede hacerlo, de otra
manera el reino de la Divina Voluntad estará en el Cielo, pero no sobre la
tierra." Mientras esto pensaba, mi amado Jesús, mi dulce vida, visitando mi
pobre alma, con una bondad indecible me ha dicho:
"Hija mía buena, está decretado en el consistorio de la Trinidad
Sacrosanta que mi Voluntad Divina tendrá su reino sobre la tierra, y cuantos
prodigios se necesiten los haremos, no ahorraremos nada para tener lo que
Nosotros queremos. Pero Nosotros en el obrar usamos siempre los modos
más simples, pero potentes, tanto de arrollar Cielo y tierra, todas las criaturas
en el acto que queremos. Tú debes saber que en la Creación, para infundir la
vida al hombre no se necesitó más que nuestro aliento omnipotente, ¡pero
cuántos prodigios encerrados en aquel aliento! Creamos al alma dotándola
con las tres potencias, verdadera imagen de nuestra Trinidad adorable; con el
alma tuvo el latido, el respiro, la circulación de la sangre, el movimiento, el
calor, la palabra, la vista. Ahora, ¿qué cosa se necesitó para hacer todos
estos prodigios en el hombre? Nuestro acto más simple, armado de nuestra
Potencia, esto es, nuestro aliento y de la carrera de nuestro Amor, que no
pudiendo contenerlo, corría, corría hacia él hasta hacer de él el más grande
prodigio de toda la obra creadora. Mira hija mía, el hombre con no vivir en
nuestro Querer Divino, sus tres potencias han sido obscurecidas y deformada
nuestra imagen adorable en él, de modo que ha perdido el primer latido de
amor de Dios en el suyo; ha perdido el respiro divino en su respiro humano,
más bien, no que lo haya perdido, sino que no lo siente, por eso no siente la
circulación de la Vida Divina, el movimiento del bien, el calor del Amor
supremo, la palabra de Dios en la suya, la vista para poder mirar a su
Creador, todo ha quedado obscurecido, entorpecido, debilitado y tal vez
también deformado. Ahora, ¿qué cosa se necesita para restablecer a este
hombre? Volveremos a infundirle nuestro aliento con más fuerte y creciente
amor, le infundiremos el aliento en el fondo del alma, pondremos nuestro
aliento más fuertemente en el centro de su voluntad rebelde, pero tan fuerte
de sacudirle los males a los cuales está unido; sus pasiones quedarán
aterradas y aterrorizadas ante la potencia de nuestro aliento; se sentirán
quemar por nuestro fuego divino, y la voluntad humana sentirá la Vida
palpitante de su Creador, que ella, como velo lo esconderá en sí misma y
volverá a ser la portadora de su Creador. ¡Oh, cómo se sentirá feliz! Con
nuestro aliento la restableceremos, la sanaremos, haremos como una madre
ternísima que teniendo a su hijo deforme, por medio de su aliento, de
respiraciones, de soplos, se vierte sobre su hijo y solamente deja de darle el
aliento y la respiración cuando lo ha sanado y lo ha vuelto bello como ella lo
quería. La potencia de nuestro aliento no lo dejará, sólo dejaremos de
dárselo cuando lo veamos regresar a nuestros brazos paternos bello como
Nosotros lo queremos, y entonces sentiremos que nuestro hijo ha reconocido
nuestra paterna bondad, y ha reconocido lo mucho que lo amamos.
Mira entonces qué se necesita para hacer venir a reinar a nuestra
Voluntad sobre la tierra: La potencia de nuestro aliento omnipotente, con él
renovaremos nuestra Vida en el hombre. Todas las verdades que he
manifestado sobre los grandes prodigios del vivir en mi Querer, serán las
propiedades más bellas, más grandes, de las cuales les haré don. También
esto es una señal segura de que vendrá el reino de mi Voluntad a la tierra,
porque si hablo, primero hago los hechos y después hablo, mi palabra es la
confirmación del don, de los prodigios que quiero hacer; por eso, ¿qué
finalidad tendría el manifestar mis propiedades divinas, hacerlas conocer, si
no debiera venir su reino a la tierra?"
Ahora continúo sobre el mismo argumento del día 18 de Diciembre,
cómo nuestros actos hechos en el Querer Divino se cambian en Vida, y por
eso pensaba entre mí: "¿Y tantas obras buenas, pero que no han salido de
dentro del Querer Divino, y que faltándoles su germen de vida no pueden ser
Vida, sino solamente obras, qué cosa serán en el orden divino?" Y mi dulce
Jesús, siempre benigno ha agregado:
"Hija mía, mi Querer poseyendo en naturaleza su Vida creadora, no es
maravilla que cada acto de criatura, aun un pequeño te amo hecho en mi
Querer, sea madurado en el centro de su Vida Divina, y como connatural
adquiere la vida; todo lo que se hace en Él es regenerado en nuestro eterno
Amor y adquiere la gran filiación de tantas Vidas Divinas que son
exclusivamente nuestras. Ahora, las obras buenas no hechas en mi Querer,
pueden ser en nuestra obra creadora como tantos bellos adornos, cuál más,
cuál menos bello, pero vida, jamás. También en el orden de la Creación hay
vidas y hay adornos: Las flores no son vidas, no obstante forman un bello
adorno a la tierra, pero no permanente; los frutos no son vida, pero sirven
para alimentar al hombre y para hacerlo gustar las tantas variadas dulzuras,
pero no son duraderas y no siempre las puede gustar cuantas veces quiera; si
las flores, los frutos fuesen vidas, el hombre las podría gozar cuantas veces
quisiera. El sol, el cielo, las estrellas, el viento, el mar, no son vidas, pero
como son obras nuestras, ¿cuántos bienes no hacen? Primero sirven como la
más bella, primaria habitación del hombre. ¿Qué cosa son sus habitaciones
en comparación con la gran habitación que hicimos Nosotros de todo el
universo? En ella hay una bóveda azul adornada de oro que jamás se
decolora, hay un sol que jamás se apaga, hay un aire que haciéndose respirar
da vida, hay un viento que purifica y refresca, y tantas otras cosas. A
nuestro Amor le era necesario hacer una combinación de vidas y de obras,
porque debían servir para hacer feliz al hombre y para decoro y decencia de
la habitación de aquél que con tanto amor habíamos creado. Por eso,
habiendo hecho Nosotros las obras más que suficientes, a él le tocaba
gozarse nuestras obras y vivir en nuestro Querer para formar tantas vidas de
amor, de gloria, para Aquél que tanto lo amaba.
La diferencia entre las obras y la vida es grande, la vida no perece,
pero las obras están sujetas a tantos cambios, y si no son rectas y santas, en
lugar de formar el adorno forman nuestro deshonor y su confusión, y tal vez
hasta su condena."
Diciembre 25, 1937
El descendimiento del Verbo Divino. Cómo partió
del Cielo y al mismo tiempo quedó en él. Prodigios de la
encarnación. El inicio de la fiesta de la Divina Voluntad.
Dios en sus obras pone a un lado la ingratitud humana.
Estaba siguiendo los actos de la Divina Voluntad, y mi pobre mente se
ha detenido en el acto del descendimiento del Verbo Divino a la tierra.
¡Dios mío, cuántas maravillas, cuántas sorpresas de Amor, de Potencia, de
Sabiduría divina, son tales y tantas que no se sabe por donde empezar a
decirlas! Y mi amado Jesús, como inundado en su mar de amor que
levantaba sus olas, sorprendiéndome me ha dicho:
"Hija mía bendita, en mi descendimiento a la tierra fueron tales y
tantas las maravillas, nuestro arrebato de amor, que ni a los ángeles ni a las
criaturas les es dado comprender lo que obró nuestra Divinidad en el
misterio de la Encarnación. Tú debes saber que nuestro Ser Supremo posee
en naturaleza el movimiento incesante; si este movimiento pudiese cesar
aunque fuera un solo instante, lo que no puede ser, todas las cosas quedarían
paralizadas y sin vida, porque todas las cosas, la vida, la conservación y todo
lo que existe en el Cielo y en la tierra, todo depende de aquel movimiento.
Por eso al descender del Cielo a la tierra, Yo, Verbo e Hijo del Padre, partí
de nuestro movimiento primero, más bien, quedé y partí; el Padre y el
Espíritu Santo descendieron junto conmigo, fueron concurrentes, Yo no
hice ningún acto que no lo hiciera junto con Ellos, y al mismo tiempo
quedaron sobre su trono llenos de Majestad en las regiones celestiales. Así
mismo, al partir, mi Inmensidad, mi Amor, mi Potencia descendían junto
conmigo, y mi Amor que llega a lo increíble y no se contenta si no forma de
mi Vida tantas Vidas por cuantas criaturas existen, y no sólo eso, sino que
por doquier y por todas partes formaba mi Vida, la multiplicaba, y teniendo
a mi Inmensidad en su poder la llenaba de tantas Vidas mías a fin de que
cada uno tuviese una Vida mía propia, y la Divinidad tuviese la gloria y el
honor de tantas Vidas Divinas nuestras por cuantas criaturas y cosas
sacamos a la luz del día. ¡Ah, nuestro Amor nos pagaba por la obra de la
Creación, y con el formar tantas Vidas nuestras, no sólo nos correspondía,
sino que nos daba de más de lo que habíamos hecho. Nuestra Divinidad
quedó raptada y tuvo un encanto tan dulce al ver los inventos, las
estratagemas de nuestro Amor, al ver tantas Vidas nuestras esparcidas,
sirviéndose de nuestra Inmensidad como circunferencia donde ponerlas; así
que mientras se veía mi Vida como centro, mi Inmensidad y Potencia como
circunferencia en la cual eran depositadas estas Vidas innumerables,
encontrando todo y a todos se daban para amarnos y hacerse amar."
Yo he quedado sorprendida al escuchar esto, y mi dulce Jesús no
dándome tiempo, pronto ha agregado:
"Hija mía, no te maravilles, Nosotros cuando obramos hacemos obras
completas, de modo que ninguno puede decir: ‘Esto no lo ha hecho para mí,
su Vida no es toda mía.’ ¡Ay, el amor no surge cuando las cosas no son
propias y no se tienen en el propio poder! Además, ¿no hace también esto el
sol, obra creada por Nosotros, que mientras se hace luz a los ojos hasta
llenarlos todos de luz, al mismo tiempo es luz plena a la mano que obra, al
paso que camina? De modo que todos pueden decir, cosas creadas y
criaturas: ‘El sol es mío.’ Y mientras el centro del sol está en lo alto de la
atmósfera, su luz parte y queda al mismo tiempo, y con su circunferencia de
luz inviste a la tierra y se hace vida y luz de cada uno, hasta de la florcita y
del pequeño hilo de hierba. El sol no es vida, luz tiene y luz da, junto con
todos los bienes que contiene su luz. Nuestra Divinidad es Vida y es autora
y vida de todo, por eso al descender del Cielo a la tierra debía hacer actos
completos, y más que sol hacer desahogo de mi Vida, y multiplicarla en
tantas Vidas, a fin de que Cielo, tierra y todos pudiesen poseer mi Vida. No
habría sido obra de nuestra Sabiduría y de nuestro infinito Amor si esto no
fuera así."
Jesús ha hecho silencio, y yo continuaba pensando en el Nacimiento
del niñito Jesús, y Él ha agregado:
"Hija pequeña de mi Querer, la fiesta de mi Nacimiento fue la fiesta y
como el inicio de la fiesta de mi Divina Voluntad. Conforme los ángeles
cantaron gloria a Dios en lo más alto de los Cielos y paz en la tierra a los
hombres de buena voluntad, los ángeles, la Creación, se pusieron en actitud
de fiesta, y mientras festejaban mi Nacimiento festejaban la fiesta de mi
Divina Voluntad, porque con mi Nacimiento nuestra Divinidad recibía la
verdadera gloria, hasta en lo más alto de los Cielos, y los hombres tendrán la
verdadera paz cuando reconozcan mi Voluntad, le den el dominio y la hagan
reinar, y así su voluntad se hará buena, sentirán la Fuerza divina. Entonces
cantarán juntos Cielos y tierra, gloria a Dios en lo más alto de los Cielos y
paz en la tierra a los hombres que poseerán la Divina Voluntad; todo se
abonará en ellos y poseerán la verdadera paz."
Después continuaba pensando en el Nacimiento del pequeño Rey
Jesús y le decía. "Amado niñito, dime qué cosa hiciste cuando viste tanta
ingratitud humana hacia tu Amor." Y Jesús:
"Hija mía, si hubiera tenido en cuenta la ingratitud humana hacia tanto
Amor mío, habría tomado el camino para regresarme al Cielo, y por eso
habría entristecido y amargado a mi Amor y hubiera cambiado la fiesta en
luto. ¿Quieres saber qué hago en mis obras más grandes para hacerlas más
bellas, con el alarde y la suntuosidad más grande de mi Amor? Pongo todo a
un lado, la ingratitud humana, los pecados, las miserias, las debilidades, y
doy curso a mis obras más grandes como si todo lo anterior no existiera. Si
Yo quisiera poner atención a los males del hombre no habría podido hacer
obras grandes, ni dar curso a todo mi Amor, habría quedado impedido,
sofocado en mi Amor. En cambio, para estar libre en mis obras y para
hacerlas cuanto más bellas puedo, pongo todo a un lado, y si es necesario
cubro todo con mi Amor, de modo que no veo más que Amor y Voluntad
mía, y así sigo adelante en mis obras más grandes y las hago como si
ninguno me hubiese ofendido, porque para gloria nuestra nada debe faltar al
decoro, a lo bello y a la grandeza de nuestras obras. Por eso quisiera que
también tú no te ocuparas de tus debilidades, de las miserias y de tus males,
porque por cuanto más se piensan, tanto más débil se siente, tanto más los
males ahogan a la pobre criatura, y las miserias se estrechan más
fuertemente en torno a ella. Con pensarlas, la debilidad alimenta la
debilidad, y la pobre criatura va cayendo más, los males cobran más fuerza,
las miserias la hacen morir de hambre; en cambio con no pensarlas, por sí
mismas se desvanecen. Lo mismo le sucede al bien, un bien alimenta a otro
bien, un acto de amor llama a otro acto de amor, un abandono en mi Querer
hace sentir en sí la nueva Vida Divina; así que el pensamiento del bien
forma el alimento, la fuerza para hacer otro bien. Por eso quiero que tu
pensamiento no se ocupe de otra cosa que de amarme y de vivir de mi
Voluntad; mi Amor quemará tus miserias y todos tus males, y mi Querer
Divino se constituirá vida tuya, y se servirá de tus miserias para formarse el
escabel donde erigir su trono."
Después seguía pensando en el pequeño Jesús nacido y, ¡oh, cómo se
me desgarraba el corazón al verlo llorar, sollozar, gemir, temblar de frío,
hubiera querido poner un mi "te amo" por cada pena y lágrima del pequeño
divino para calentarlo y calmarle el llanto! Y Jesús ha agregado:
"Hija mía, a quien vive en mi Querer me lo siento en mis lágrimas, en mis
gemidos, me lo siento correr en mis sollozos, en los temblores de mis
miembros infantiles, y en virtud de mi Querer que posee, me cambia las
lágrimas en sonrisas, los sollozos en alegrías de Cielo; con sus cantos de
amor me calienta y me cambia las penas en besos y abrazos. Es más, tú
debes saber que quien vive en mi Querer recibe continuos injertos de todo lo
que hace mi Humanidad: Si pienso, injerto sus pensamientos; si hablo y
rezo, injerto su palabra; si obro, injerto sus manos; no hay cosa que haga Yo
de la cual no forme injertos para injertar a la criatura y hacer de ella la
repetición de mi Vida, mucho más que estando mi Divina Voluntad en ella,
encuentro mi Potencia, mi Santidad, mi misma Vida, para hacerme hacer lo
que Yo quiero de ella. ¿Cuántos prodigios no puedo hacer en la criatura
donde encuentro mi Voluntad? Yo vine a la tierra para cubrir todo con mi
Amor, para ahogar los mismos males y quemar todo con mi Amor. Por
justicia quería resarcir a mi Padre, porque era justo que fuese reintegrado en
el honor, en la gloria, en el amor y gratitud que todos le debían, por eso mi
Amor no se daba paz, llenó los vacíos de su gloria, de su honor, y llegó a
tanto, que por vía de amor pagó a la Divinidad por haber creado un cielo, un
sol, un viento, un mar, una tierra florida y todo el resto, por lo cual el
hombre no había dicho ni siquiera un gracias por los tantos bienes recibidos,
había sido el verdadero ladrón, el ingrato, el usurpador de nuestros bienes.
Mi Amor corría, corría para llenar los abismos de distancia entre el Creador
y la criatura, pagaba por vía de amor a mi Padre Celestial, y por vía de amor
recompraba a todas las generaciones humanas, para darles de nuevo la Vida
de mi Voluntad; ya había formado tantas Vidas de Ella para formar con Ellas
el rescate, y cuando mi Amor paga es tanto su valor, que puede pagar por
todos y readquirir lo que quiere. Por eso ya has sido comprada por mi
Amor, así que deja que te goce y te posea."
Diciembre 28, 1937
Así como la Redención sirvió para poner a salvo las
habitaciones, así el reino de la Divina Voluntad servirá
para poner a salvo y restituir la habitación a Aquél que
la había creado. En cada acto hecho en la Divina
Voluntad Dios crea su Vida.
Continuaba pensando en la Divina Voluntad. Cuántas escenas
conmovedoras ante mi mente, un Jesús que llora, que ruega, que sufre
porque quiere ser vida de cada criatura, y una turba de hijos lisiados: quién
ciego, quién mudo, quién cojo, quién paralizado, quién cubierto de llagas de
dar piedad; y el amado Jesús, con un amor que sólo Él puede tener, que corre
ahora a uno, ahora al otro, les da el aliento, se los estrecha al corazón, los
toca con sus manos creadoras para sanarlos y les dice quedito, quedito al
corazón: "Hijo mío, te amo, recibe mi Amor y dame el tuyo, y Yo por vía
de amor te sanaré." Mi Jesús, amada vida mía, cuánto nos amas. Ahora,
mientras me sentía sofocar por su Amor, darme el aliento con su aliento
ardiente, sorprendiéndome me ha dicho:
"Hija de mi Amor, hazme desahogar porque no puedo contenerme
más, cómo es duro amar y no ser amado; no tener a quién decir mis
sorpresas de amor es la pena más indecible para nuestro Ente Supremo, por
eso escúchame: Tú debes saber que Yo vine a la tierra para poner a salvo
mis habitaciones; el hombre es mi habitación que con tanto amor me había
formado, y en la cual, para hacerla digna de Mí, había concurrido mi
Potencia y el arte creador de mi Sabiduría; esta habitación era un prodigio de
nuestro Amor y de nuestras manos divinas. Ahora, al sustraerse de nuestra
Voluntad, nuestra habitación se pone en ruinas, queda obscura y queda como
habitación de enemigos y de ladrones. ¡Qué dolor no fue para Nosotros!
Así que mi Vida acá abajo sirvió para restituir, restablecer y poner a salvo
esta habitación que con tanto amor nos habíamos formado. También ella era
nuestra, convenía salvarla para poderla habitar de nuevo, por eso para
salvarla di todos los remedios posibles e imaginables, di mi misma Vida para
fortificarla, cimentarla de nuevo, derramé toda mi sangre para lavarla de
todas las suciedades, y con mi muerte quise darle nuevamente la vida para
hacerla digna de recibir de nuevo como habitador a Aquél que la había
creado.
Ahora, habiendo dado todos los medios para salvar nuestra habitación,
era decoroso para Nosotros poner a salvo al Rey que debía habitarla.
Nuestro Amor había quedado a la mitad de su carrera, impedido y como
detenido en su camino, por eso el reino de nuestra Voluntad servirá para
poner a salvo aquel Fiat rechazado por la criatura, darle la entrada en su
habitación y hacerlo reinar y dominar como soberano que es. No sería una
obra digna de nuestra Sabiduría creadora salvar las habitaciones, y que
Aquél que las debe habitar anduviera errante en campo abierto, sin reino y
sin dominio; salvar las habitaciones y no salvarse a Sí mismo, ni poder
habitar las habitaciones salvadas, sería absurdo, como si no tuviéramos
Potencia suficiente para salvarnos Nosotros mismos; esto no será jamás, si
hemos tenido Potencia para salvar nuestra obra creadora, tendremos
Potencia para poner a salvo nuestra Vida en nuestra obra. ¡Ah, sí, tendremos
nuestro reino, haremos prodigios inauditos para tenerlo, nuestro Amor
cumplirá su camino, no se quedará a la mitad, se desembarazará de las
cadenas, continuará su carrera llevando el bálsamo a las heridas del querer
humano, adornará con adornos divinos estas habitaciones, y con su imperio
llamará a nuestro Fiat a habitar y a reinar, dándole todos los derechos que le
son debidos! Si no fuese cierto el reino de mi Voluntad, ¿en qué
aprovecharía componer y restablecer las habitaciones?
¡Ah! hija mía, tú no comprendes bien qué significa no hacer nuestra
Voluntad: nos son quitados todos los derechos, nos sofocan tantas Vidas
Divinas nuestras. Nuestro Amor era y es tanto, que en cada acto de criatura
queríamos crearnos a Nosotros mismos para hacernos amar, hacernos
conocer, y para estar en continuo intercambio de vida entre las criaturas y
Nosotros. ¡Hacer esto sin nuestra Voluntad es imposible! Solamente Ella
tiene Potencia y Virtud de volver adaptable a la criatura para recibir nuestra
Vida Divina, y pone en camino a nuestro Amor para crearnos a Nosotros
mismos en el acto de la criatura. Tú debes saber que en cada acto que la
criatura hace en nuestra Voluntad, una fuerza irresistible nos llama, la
miramos, nos reflejamos en ella y con un amor que no nos es dado resistir,
creamos nuestra Vida, ¡y si tú supieras qué significa crear nuestra Vida! En
eso entra una desahogo de amor tan grande, que en nuestro énfasis de amor
decimos: ‘¡Ah, la criatura nos ha hecho formar nuestra Vida en su acto.’
Sentimos paridad de amor, de santidad, de gloria nuestra, y quedamos con
ansia esperando la continua repetición de sus actos hechos en nuestro Querer
para repetir nuestra Vida, para tener en su acto a Nosotros mismos, que nos
amamos, que nos glorificamos, y sólo entonces tenemos el verdadero fin de
la Creación: el que todo debe servir a Nosotros, aun el más pequeño acto de
la criatura sirve para repetir nuestra Vida y para hacer desahogo de nuestro
amor. Por eso el vivir en nuestro Querer será todo para Nosotros, y todo
para la criatura."
Enero 2, 1938
En el Querer Divino las miserias, las debilidades,
se cambian en las más bellas conquistas. Todo lo que se
hace en el Querer Divino es formado primero en el Cielo.
Continúo mi vuelo en el Querer Divino, y pensaba entre mí: "El vivir
en el Querer Divino da en lo increíble, pero, ¿cómo se puede vivir en Él?
Son tantas las miserias, las debilidades que se sienten, los encuentros, las
circunstancias de la vida; y por cuanto se sienten, parece que el Querer
Divino con su Luz quiere investir todo y con su Amor quemar todo, para
hacer que entre la criatura y Él nada exista que no sea Amor y Voluntad
suya." Pero mientras esto pensaba, mi amado Jesús que está atento para ver
si hay alguna cosa en mí que no sea Voluntad suya, me ha dicho:
"Hija mía buena, es tanto mi celo por quien vive en mi Voluntad, que
no tolero ni un pensamiento, ni una debilidad u otra cosa que no tenga vida
en Ella. Ahora, tú debes saber que para pasar a vivir en mi Voluntad, se
necesita decisión por parte de Dios, y decisión firme por parte de la criatura
de vivir en Ella. Esta decisión viene animada por una vida nueva, por una
fuerza divina, para volverla inexpugnable a todos los males y circunstancias
de la vida; esta decisión no sufre cambios, porque cuando Nosotros
decidimos no nos ponemos a decidir con niños que hacen juego de sus
decisiones, sino con quien sabemos que debe resistir, por eso ponemos de lo
nuestro, a fin de que no venga a menos. Puede ser que sienta las miserias,
los males, las debilidades, pero esto no dice nada, porque delante a la
Potencia y Santidad de mi Querer, estos mueren, sienten la pena de la muerte
y huyen; mucho más que estas miserias no son parto de la voluntad humana,
porque ella está abismada en mi Querer, por eso no puede querer sino lo que
quiero Yo, y muchas veces mi Querer se sirve de estas miserias para hacer
de ellas las más bellas conquistas, y extender sobre de ellas su Vida, formar
su reino, extender su dominio, y convertir las debilidades en victorias y
triunfos, porque para quien vive en mi Querer todo debe servirle como el
más bello amor que la criatura da a Aquél que forma su vida, casi como
sirven las piedras, los ladrillos, el cascajo a quien quiere hacerse una bella
habitación.
Debes saber que antes de entrar a vivir la criatura en nuestro Querer,
purificamos todo, cubrimos y escondemos todo en nuestro Amor, de modo
que no debemos ver en ella más que amor. Cuando nuestro Amor todo lo ha
escondido, aun las miserias, entonces la criatura toma su lugar en nuestro
Querer; es más, cada vez que hace sus actos, el acto primero es purificado y
después lo inviste, y de él hace lo que quiere. Hija mía, en mi Voluntad no
hay ni juicios ni jueces, porque es tal y tanta la santidad, el orden, la pureza,
la utilidad de nuestros modos, que deben inclinar la frente y adorar lo que
hacemos; por eso no pierdas la paz, ni te ocupes de las miserias y
circunstancias, sino déjalas en poder de mi Voluntad a fin de que en ellas
haga sus portentos de amor."
Después ha agregado: "Hija mía, todo lo que la criatura hace en mi
Divina Voluntad, primero viene formado en el Cielo, en el día eterno que no
conoce noche. Toda la corte celestial está al día de que una criatura de la
tierra se ha refugiado en su patria celestial, que ya es suya, ¿pero para hacer
qué? Para entrar en el centro del Fiat y llamar a su Potencia, a su Virtud
creadora para darle la ocasión de hacerlas obrar en su acto. ¡Oh, con cuánto
amor es recibida no sólo por el Querer Divino, sino también por la Trinidad
Sacrosanta, se ponen de acuerdo con ella, embalsaman el acto y ponen su
aliento dentro con su Potencia creadora, y forman tales maravillas de aquel
acto, que todo el Cielo siente tal gozo y felicidad, que hacen resonar las
regiones celestiales con sus voces armoniosas: ‘Gracias, gracias porque nos
habéis dado el gran honor de ser espectadores de vuestra Voluntad obrante
en el acto de la criatura.’ Así que el Cielo viene inundado de nuevos gozos y
nuevos contentos, de manera que todos quedan ligados, agradecidos, y todos
la llaman nuestra bienvenida; esta más que celestial criatura se siente amada
por Dios con doble amor, se siente inundada por nuevos mares de gracias, y
así como ha subido al Cielo haciéndose portadora de sus actos, haciendo
formar en ellos las maravillas de Dios, así desciende nuevamente haciéndose
portadora de lo que Dios ha obrado en su acto, con eso inunda la tierra,
inviste toda la Creación, a fin de que todos puedan recibir la gloria, la alegría
de las maravillas que el Fiat Divino ha obrado en el acto de la criatura. No
existe homenaje, amor, gloria más grande que nos pueda dar la criatura, que
hacernos hacer lo que queremos en sus actos. Podemos hacer las maravillas
más grandes sin que ninguno nos preste nada y sin que ni siquiera nos lo
digan, como hicimos en la Creación, en ella nadie nos dijo nada, no obstante,
¿cuántas maravillas no creamos? Pero en ese entonces no había ninguno, ni
quién nos pudiera prestar ni siquiera un suspiro como pretexto a nuestro
Amor y refugio dónde apoyar nuestras maravillas creadoras. Pero ahora
están los que nos lo pueden decir y darnos la multiplicidad de sus pequeños
actos, aun los naturales, porque también la naturaleza es nuestra y todo
puede servirnos para formar en ella las más grandes maravillas. Nuestro
Amor siente más gusto, nuestra Potencia queda más exaltada al hacer
nuestras maravillas más grandes en el pequeño cerco del acto de la criatura,
que fuera de él, y además, estos son los acostumbrados pretextos de nuestro
Amor, que para dar va buscando la ocasión de poder decir, me ha dado, le he
dado, es verdad que es pequeño, pero nada se ha quedado para sí, así que es
justo que Yo deba darle todo, aun a Mí mismo."
Enero 7, 1938
Quien vive en el Querer Divino forma el refugio
de la Vida de la Divina Voluntad. El te amo,
refrigerio del Amor Divino. Cómo Dios se
siente obligado hacia quien vive en Él.
Mi pobre mente se extendía en el Querer Divino, y veía las ansias, los
deseos, el contento que siente al ver a la criatura que quiere hacer vida junto
con Él para amarlo con su mismo Amor, y si la criatura no sabe hacer otra
cosa, entonces sólo para recoger en su alma sus ansias, sus suspiros
ardientes, y decirle: "Estoy aquí contigo, no te dejaré jamás solo, para
calmar tus ansias de amor y para volverte contento." Pero mientras esto
pensaba, mi amado Jesús, mi dulce vida, ha visitado mi pequeña alma, y era
tanto su amor como si le quisiera estallar su corazón adorable y me ha dicho:
"Hija mía amadísima, cielos y tierra, todas las criaturas, están
envueltas y como encerradas en la intensidad de nuestro Amor. Nuestro
Querer corre con tal rapidez en cada fibra, en cada átomo, en cada instante,
con tal velocidad y plenitud, que no queda nada, ni siquiera un respiro que
no sea Vida de su Voluntad, y nuestro Amor ama ardientemente, pero con tal
intensidad, que siente la necesidad de alguien que lleve un pequeño
refrigerio a la inmensidad de su Amor. Ahora, ¿quieres saber quién puede
dar un refrigerio a la intensidad, a la totalidad y plenitud de nuestro Amor?
El ‘te amo’ de la criatura, y por cuántas más veces lo diga, tantos refrigerios
de más nos da. Este ‘te amo’ entra en nuestras llamas, las destruye, las
alivia, las calma, y como el más dulce refrigerio dice: ‘Te amo, te amo;
amáis porque queréis amor, y yo estoy aquí para amaros.’ Este ‘te amo’ se
hace camino en nuestra Inmensidad, y ahí forma su lugarcito, el pequeño
espacio donde poner su ‘te amo.’ Así que el ‘te amo’ de la criatura es el
apoyo del nuestro, es el alivio, es la calma de nuestro Amor para no hacerlo
delirar demasiado.
Hija mía, amar y no ser amado es como si se quisiera impedir el curso
a nuestro Amor, restringirlo en Nosotros mismos, y hacernos sentir toda la
pena y la dureza de nuestro Amor no amado. Por eso vamos buscando quien
nos ame. Es tan dulce y refrescante para Nosotros el ‘te amo’ de la criatura,
que quién sabe qué cosa le daremos con tal de obtenerlo. Mira entonces, en
quien vive en nuestra Voluntad encontramos el refugio de nuestra Vida, y no
hacemos otra cosa que intercambiarnos continuamente vida: ella nos da la
suya, y Nosotros damos la nuestra. En este intercambio de vida
encontramos quién recibe la nuestra y nos de la suya, dónde podemos poner
de lo nuestro, hacer lo que queremos, nos sentimos Dios tal como somos.
Por eso la criatura que vive en nuestro Querer nos sirve de refugio, de teatro
de nuestras obras, nos sirve como refrigerio de nuestro Amor, como
correspondencia de toda la Creación, no hay cosa que no encontremos en
ella, por eso la amamos tanto, que nos sentimos obligados a darle lo que
quiere; y cada acto de más que hace en nuestro Querer, tanto más nos
estrecha, tantas cadenas de más agrega para ligarnos a ella. Pero, ¿sabes qué
cosa nos da para hacernos quedar obligados? ¡Nuestra Vida, nuestras obras,
nuestro Amor, nuestra misma Voluntad! ¿Te parece poco? Lo que nos da
es tan exuberante, que si no fuera porque tenemos en nuestro poder la
Potencia con la cual todo podemos hacer, nos faltarían los medios para
desobligarnos; por eso nuestro Amor que no se deja vencer ni superar jamás
por el amor de la criatura, va buscando reencontrarse con la criatura,
inventando nuevas estratagemas, hasta darle nuevamente tantas veces
nuestra Vida para desobligarse con su amada criatura, y en su énfasis de
amor dice: ‘Cómo estoy contento de que vivas en mi Querer, eres mi
alegría, mi felicidad, tanto, que me siento como obligado a darte el aire para
respirar, y como me siento obligado respiro junto contigo. El sol, su luz, te
los llevo en mis manos, pero no te dejo sola, me quedo contigo.’ Así que no
hay cosa, agua, fuego, alimento, y todo lo demás, que no se lo lleve con mis
manos, porque me siento obligado y quiero quedarme junto con ella para ver
cómo las toma, quiero hacer todo por Mí, y si mientras las toma me dice:
‘Tomo todo en tu Voluntad porque te amo; quiero amarte y glorificarte con
tu mismo Querer.’ ¡Oh! entonces quién puede decirte los refrigerios que me
da, y busca desobligarse conmigo, y Yo la hago hacer, pero después vuelvo
con mis sorpresas de amor. Por esto te recomiendo que me hagas feliz
viviendo siempre corazón con corazón y fundida con mi Voluntad, seremos
felices y contentos, tú y Yo."
Enero 10, 1938
La primera predicación que hizo el
pequeño rey Jesús a los niños de Egipto.
Estaba haciendo mi giro en el Fiat Divino y, ¡oh, cómo deseo que ni
siquiera un solo acto se me escape de lo que ha hecho tanto en la Creación
como en la Redención! Me parece que me falta alguna cosa si todo lo que
ha hecho yo no lo reconociera, no lo amara, no lo besara, no me lo
estrechara al corazón como si fuera mío; y el Divino Querer quedaría como
descontento si quien vive en Él no conociera todos sus actos, y si no
encontrara en todo lo que Él ha hecho el pequeño ‘te amo’ de aquél a quien
tanto ama, y mucho más porque no hay cosa que no haya hecho para él. Así,
he llegado al momento en el cual el celestial Niño se encontraba en Egipto,
en el momento cuando daba sus primeros pasos, y yo besaba sus pasos,
ponía mi ‘te amo’ en cada paso que daba y le pedía los primeros pasos de su
Voluntad para todas las generaciones humanas. Buscaba seguirlo en todo, si
oraba, si lloraba, le pedía que su Voluntad animase todas las plegarias de las
criaturas, y que sus lágrimas regenerasen la Vida de su Fiat en la familia
humana. Entonces, mientras estaba atenta a seguirlo en todo, el pequeño
Rey niño visitando mi pobre alma me ha dicho:
"Hija de mi Querer, cómo estoy contento cuando la criatura no me
deja solo, pues me la siento por delante, por detrás, en todos mis actos.
Ahora, tú debes saber que mi exilio en Egipto no estuvo exento de
conquistas, cuando llegué a la edad de cerca de tres años, desde nuestra
pequeña casita oía a los niños que jugaban, gritaban en medio de la calle, y
Yo, pequeño como era salía en medio de ellos, y en cuanto me veían corrían
a mi alrededor, todos querían estar cerca de Mí, porque era tanta mi belleza,
el encanto de mi mirada, la dulzura de mi voz, que se sentían raptados a
amarme, por eso se apiñaban a mi alrededor y me amaban tanto, que no
sabían separarse de Mí. También Yo amaba a estos niñitos, y como el amor
cuando es verdadero busca hacerse conocer, y no sólo eso, sino busca dar lo
que puede hacer feliz en el tiempo y en la eternidad, por eso, a estos
pequeños Yo les di mi primera predicación, adaptándome a su pequeña
capacidad, mucho más que poseyendo la inocencia me podían entender más
fácilmente. Ahora, ¿quieres oír cuál fue mi predicación? Yo les decía:
Niñitos míos, escúchenme, Yo os amo mucho y quiero haceros conocer
vuestro origen. Miren el cielo, allá arriba tienen un Padre Celestial que os
ama mucho, pero os ama tanto que no se contentó con haceros de Padre
desde el Cielo, de miraros, de crearos un sol, un mar, una tierra florida para
volveros felices, sino que amándoos con un Amor exuberante quiso
descender en vuestros corazones, formar su morada real en el fondo de
vuestra alma, haciéndose dulce prisionero de cada uno de ustedes, ¿pero para
hacer qué? Para dar vida a vuestro latido, respiro y movimiento; así que
caminan ustedes, y Él camina en vuestros pasos, se mueve en vuestras
manitas, habla en vuestra voz; y mientras camináis, os movéis, etc., como os
ama mucho, ahora os besa, os estrecha, os abraza y os lleva como en triunfo,
porque sois sus amados hijos. Cuántos besos y abrazos escondidos no os da
este nuestro Padre Celestial, y ustedes por estar desatentos no habéis hecho
que vuestro beso encuentre al suyo, vuestros abrazos a su paterno abrazo, y
Él ha quedado con el dolor de que sus hijos no lo han ni besado ni abrazado.
Ahora niñitos míos amados, ¿sabéis qué quiere de ustedes este Padre
Celestial? Quiere ser reconocido en ustedes, que tiene su sede en el centro
de vuestra alma, y como Él os ha dado todo, no hay cosa que Él no os dé,
quiere vuestro amor en todo lo que hacéis. Ámenlo, que el amor no se
aparte jamás de vuestros corazoncitos, de vuestros labios, de vuestras obras,
de todo, y esto será el alimento delicioso que daréis a su Paternidad. Él os
ama mucho y quiere ser amado. Ninguno puede llegar a amaros como Él os
ama, tan es verdad, que tenéis también un padre terreno, pero cómo es
diferente del amor del Padre Celestial, él no os sigue siempre, no vigila
vuestros pasos, no duerme junto con ustedes, no late en vuestro corazón, y si
os caéis ni siquiera lo sabe; en cambio el Padre Celestial no os deja jamás:
Si estáis por caer os da la mano para no dejaros caer, si dormís os vigila, y
también si jugáis o hacéis impertinencias está con ustedes y conoce todo lo
que hacéis. Por eso ámenlo mucho, mucho."
Y encendiéndome de más en amor les decía: ‘Denme su palabra de
que lo amaréis siempre, siempre; digan junto conmigo: ‘Os amamos, Padre
Nuestro que estás en los Cielos, os amamos Padre Nuestro que resides en
nuestros corazones.’
Hija mía, por estas palabras dichas a los niños, quién se conmovía,
quién lloraba de alegría, quién quedaba arrobado, quién se estrechaba tan
fuerte a Mí, que no me querían dejar más. Yo les hacía sentir la Vida
palpitante de mi Padre Celestial en sus corazoncitos, y ellos gozaban por
esto, hacían fiesta porque tenían no ya un Padre lejano, sino en su propio
corazón, y Yo para fortalecerlos y para darles la fuerza de alejarse de Mí los
bendecía, renovando sobre aquellos niños nuestra Fuerza creadora,
invocando la Potencia del Padre, la Sabiduría de Mí, Hijo, y la Virtud del
Espíritu Santo, y les decía: ‘Vayan y después regresen.’ Y así se alejaban,
pero volvían los siguientes días. Una muchedumbre de niños se ponían a
espiar cuando debía salir, y para ver qué cosa hacía Yo en nuestra casita, y
cuando Yo salía me aplaudían con sus manitas, me hacían fiesta, y gritaban
tanto, que mi Mamá salía a la puerta para ver qué cosa sucedía y, ¡oh! cómo
quedaba admirada al ver a su pequeño Hijo hablar con tanta gracia a
aquellos niños, tanto, que sentía que le estallaba el corazón por amor, y veía
en ellos las primicias de mi Vida acá abajo, porque de estos niños que me
escuchaban ninguno se perdió. El conocer que tenían un Padre en sus
corazones fue como una garantía y prenda de poder poseer la patria celestial,
para amar a aquel Padre que ya estaba en el Cielo. Hija mía, esta
predicación que Yo, pequeño niño hacía a los niños de Egipto, era el
fundamento, la sustancia de la creación del hombre, contiene la doctrina más
necesaria, la santidad más alta, hace surgir el amor a cada instante para
amarse el Creador y la criatura. Qué dolor al ver tantas pequeñas vidas que
no conocen la Vida de un Dios en sus almas, crecen sin Paternidad Divina,
como si estuviesen solos en el mundo, no sienten ni conocen cuánto son
amados; ¿cómo pueden amarme? Por eso, quitado el amor, el corazón se
endurece, la vida se afea y, ¡pobre juventud, se da en brazos de los más
graves delitos!
Esto es un dolor para tu Jesús, y quiero que sea un dolor para ti, a fin
de que ruegues por tantos que enseñan que estoy en sus corazones, que amo
y quiero ser amado."
Enero 16, 1938
La Divina Voluntad llama en sus actos a la criatura
para hacerle don de sus obras. Intercambio de
voluntad entre las criaturas y Dios.
El Querer Divino está siempre en torno a mí, y ahora me llama, ahora
me estrecha a su seno de luz, y si respondo a su llamada, si le correspondo
con mi abrazo, me ama tanto y me quiere dar tanto, que no sé donde poner lo
que me quiere dar, y en medio de tanto amor y desprendimiento yo quedo
confundida y amo a aquel Santo Querer que tanto me ama. Mientras estaba
en esto, mi dulce Jesús visitando mi pequeña alma, con ternura indecible me
ha dicho:
"Hija de mi Querer, tú debes saber que solamente tu Jesús conoce
todos los secretos de mi Fiat, porque siendo Yo el Verbo del Padre me glorío
de hacerme narrador de lo que ha hecho por la criatura. Ahora, por esto te
digo que su Amor es exuberante: En cada cosa que hacía te llamaba, tanto
en las obras de la Creación como en las obras de mi Redención, y si tú
escuchabas su llamada y decías: ‘Estoy aquí, ¿qué quieres?’ Él te hacía don
de sus obras; si tú no respondías, Él quedaba en actitud de llamarte siempre,
hasta en tanto no lo hubieses escuchado. Si creaba el cielo, te llamaba en
aquella extensión azul al decirte: ‘Hija mía, ven a ver cómo es bello el cielo
que he creado para ti, lo he creado para hacerte don de él, ven a recibir este
gran don. Si tú no me escuchas Yo no puedo dártelo, y me haces quedar con
el don suspendido en mis manos, y en actitud de llamarte siempre, no cesaré
de llamarte hasta en tanto no te vea poseedora de mi don. El cielo contiene
una extensión grandísima, tanto que la tierra se puede llamar un pequeño
agujero comparada a él, por eso todos tienen en él su puesto y un cielo para
cada uno, y Yo los llamo a todos por su nombre para hacerles el don.’ ¿Pero
cuál no es su dolor, llamar y volver a llamar y no ser escuchado, y miran el
cielo como si no fuera un don que les ha dado? Este mi Querer ama tanto,
que conforme creaba el sol así te llamaba con sus voces de luz e iba en busca
de ti y de todos para hacerte de ellos un don, así que tu nombre está escrito
en el sol con caracteres de luz, ni Yo lo puedo olvidar; y conforme su luz
desciende de su esfera y llega hasta ti, así te va llamando siempre. Así que
no se contenta con llamarte desde la altura de su esfera, sino que amándote
siempre más quiere descender hasta lo bajo, y por caminos de luz y calor te
dice: ‘Recibe mi don, este sol lo he creado para ti.’ Y si es escuchado, ¡oh,
cómo hace fiesta porque ve que la criatura posee el sol como propiedad suya
y don que le ha hecho su Creador! Donde quiera y por todas partes te llama:
Te llama en el viento, ahora con imperio, ahora con gemidos, ahora como si
quisiera llorar para moverte a escucharlo a fin de que recibas el don de este
elemento; te llama en el mar por caminos de murmullo para decirte: ‘Este
mar es tuyo, tómalo como don que Yo te hago’; hasta en el aire que respiras,
en el pajarito que canta, te llama para decirte: ‘De todo te hago don.’
Ahora, si a la llamada el alma responde, el don es confirmado; si no
responde, los dones quedan como suspendidos entre el cielo y la tierra,
porque si mi Voluntad llama, es porque quiere ser llamada para mantener el
comercio entre Ella y las criaturas, para hacerse conocer y para hacer surgir
el amor incesante entre Ella y quien vive de su Fiat, porque sólo a quien vive
en su Querer Divino le es más fácil escuchar sus tantas llamadas, porque
mientras la llama en sus obras se hace oír en el fondo de su alma, oyendo así
su llamada en ambas partes. Y después, ¿qué decirte de cuántas veces te
llamé y llamo en todos los actos de mi Humanidad? Me concebí y te llamé
para hacerte el don de mi Concepción; Nací y te llamé más fuerte, y llegué a
llorar, a gemir y llorar para moverte a compasión, para que pronto me
respondieras para hacerte el don de mi Nacimiento, de mis lágrimas,
gemidos y vagidos. Si mi Mamá Celestial me fajaba, te llamaba para fajarte
junto conmigo; en suma, te llamaba en cada palabra que decía, en cada paso
que daba, en cada pena que sufría, en cada gota de mi sangre, hasta en el
último respiro que di sobre la cruz te llamé, para hacerte don de todo, y para
ponerte al seguro te puse junto conmigo en las manos de mi Padre Celestial.
¿Dónde no te he llamado para hacerte don de lo que Yo hacía para
desahogar mi Amor, para hacerte sentir cuánto te amaba y para hacer
descender en tu corazón la dulzura de mi voz raptora, que embelesa, crea y
conquista, y también para oír tu voz que me dijera: ‘Aquí estoy contigo,
dime Jesús, ¿qué quieres?’ Esto como correspondencia de mi Amor y como
protesta de que aceptas mis dones, y así poder decir: ‘He sido escuchado, mi
hija me ha reconocido y me ama?’ Es verdad que estos son excesos de
nuestro Amor, pero amar y no ser reconocido, ni amado, no se puede
soportar por largo tiempo, ni se puede seguir viviendo así. por eso
continuaremos nuestras locuras de amor, nuestras estratagemas para dar
curso a nuestra Vida de amor."
Después ha agregado con un énfasis de más intenso amor: "Hija mía,
son tantos nuestros suspiros, nuestras ansias por querer que la criatura esté
siempre con Nosotros, que queremos darle siempre de lo nuestro, ¿pero
sabes qué queremos darle? ¡Nuestra Voluntad! Porque dándole Ésta no hay
bien que no le demos, por eso, teniéndola como ahogada de nuestro Amor,
de nuestra Belleza, Santidad, y de todo lo demás, le decimos: ‘Nosotros te
hemos dado tanto, y tú, ¿nada nos das?’ Y la criatura, como confundida
porque no tiene nada que darnos, y si tiene alguna cosa es nuestra, por eso
mira su voluntad y nos la da como el más bello homenaje a su Creador; y
Nosotros, ¿sabes qué hacemos? Si su voluntad nos la diera a cada instante,
tantas veces le damos el mérito como si tuviera tantas voluntades por
cuantas veces nos la ha dado, y tantas veces le damos la nuestra por cuantas
veces nos ha dado la suya, duplicando tantas veces en ella nuestra Santidad,
nuestro Amor, etc."
Al oír esto dije: "Mi amado Jesús, yo gano mucho al recibir tantas
veces el mérito por cuantas veces te doy mi voluntad, y tener por
correspondencia la tuya es la más grande ganancia para mí, y tu ganancia,
¿cuál es?" Y Él, sonriendo me haber dicho:
"A ti el mérito, y a Mí la ganancia de recibir toda la gloria de mi
Divina Voluntad; y por cuantas veces te la doy, tantas veces se duplica, se
multiplica, se centuplica mi gloria divina que recibo por medio de la
criatura, así que puedo decir: Me da todo, y le doy todo."
Enero 24, 1938
Cómo Nuestro Señor partió al Cielo, pero al mismo tiempo
se quedó en la tierra, en los tabernáculos, para ultimar el
reino de la Divina Voluntad. Quien vive en el Querer
Divino puede decir como Jesús: Parto y quedo.
Mi vuelo en el Querer Divino continúa, y mientras estaba haciendo la
visita a Jesús en el Sacramento, quería abrazar todos los tabernáculos y cada
una de las hostias Sacramentales para hacer vida junto con mi prisionero
Jesús, y pensaba entre mí: "¡Qué sacrificio, qué larga prisión, no de días
sino de siglos! ¡Pobre Jesús, si al menos fuera correspondido!" Y mi amado
Jesús, visitando mi pequeña alma, todo sumergido en sus llamas de amor me
ha dicho:
"Hija mía buena, mi primera prisión fue el Amor, me aprisionó tanto,
que no tenía libertad ni de respirar, ni de latir, ni de obrar, sino todo
aprisionado en mi Amor. Así que fue mi Amor quien me aprisionó en el
tabernáculo, pero con razón y con suma y divina Sabiduría. Ahora, tú debes
saber que las cadenas de mi Amor me hicieron partir del Cielo en mi
Encarnación, partí para descender a la tierra en busca de mis hijos y
hermanos para formarles con mi Amor tantas prisiones de amor, que no
pudieran salirse de ellas; pero mientras partí, al mismo tiempo me quedé en
el Cielo, porque mi Amor haciéndome prisión me ató en las regiones
Celestiales. Ahora, habiendo cumplido mi camino acá abajo, partí para el
Cielo, y al mismo tiempo quedé aprisionado en cada hostia Sacramental,
¿pero sabes por qué? Porque mi Amor formándome una dulce prisión me
dijo: ‘La finalidad por la que descendiste del Cielo a la tierra no está
cumplida, el reino de nuestra Voluntad, ¿dónde está? Ni existe ni es
conocido, así que quédate prisionero en cada hostia Sacramental, así no será
un solo Jesús como en tu Humanidad, sino tantos Jesús por cuantas hostias
consagradas existan, tantas Vidas tuyas harán brecha y furor de amor delante
a la Divinidad, y brecha y furor de amor a cada corazón que te recibirá.
Estas Vidas tendrán una palabrita qué decir para hacer conocer nuestro
Querer, porque estas Vidas cuando desciendan en los corazones no serán
Vidas mudas, sino hablantes, y Tú hablarás en lo íntimo de sus corazones de
nuestro Fiat, serás el portador de nuestro reino.’ Yo vi justas las
pretensiones de mi Amor, y de buena gana me quedé en la tierra para formar
el reino de mi Voluntad hasta que sea obra completa. Mira, si Yo partí para
el Cielo y al mismo tiempo me quedé en la tierra, mi Vida esparcida en
tantas hostias Sacramentales no será inútil acá abajo, no, sino que formaré
con certeza el reino de mi Querer. Yo no me habría quedado si supiera que
no iba a obtener mi intento, mucho más que me cuesta más sacrificio que mi
misma Vida mortal: ¡Cuántas lágrimas secretas, cuántos amargos suspiros
en medio a tantas llamas de amor que me devoran! ¡Ah, quisiera devorar a
todos en mi Amor para hacer resurgir a nueva vida a las almas que deben
vivir en mi Querer Divino! Desde el centro de mi Amor saldrá este reino, él
quemará los males de la tierra, no pondrá atención a nada, sino solamente se
tomará en cuenta a Sí mismo, armará su Omnipotencia, y con tantas
victorias suyas vencerá nuestro reino en medio de las criaturas para dárselo a
ellas. Pero no estuve contento con sólo quedarme prisionero, sino que mi
Amor, inflamándome de más, me hizo escogerte a ti para hacerte prisionera
con cadenas tan fuertes que no me puedas huir, como desahogo de mi Amor
y compañía de mi prisión, para poderte hablar largamente de mi Querer, de
sus ansias y suspiros porque quiere reinar, y como un pretexto de mi Amor
para decir delante a la Majestad Suprema: ‘Una criatura de la raza humana
es ya nuestra prisionera, con ella hablamos de nuestra Voluntad para hacerla
conocer y extender en ella su reino.’ Esta prisionera es como una prenda y
una garantía para toda la familia humana, de que con derecho debemos darle
nuestro reino. Puedo decir que cada Vida mía Sacramentada son tantas
prendas que les doy, suficientes para poder entregarles mi reino a mis hijos,
pero a tantas prendas mías, mi Amor ha querido agregar la prenda de una
simple criatura que lleva las marcas de mi prisión, y así unir de nuevo y
consolidar la parte entre criatura y Creador, y así dar cumplimiento y ultimar
el reino de nuestra Voluntad en medio a las criaturas.
Desde cada tabernáculo mis oraciones son incesantes para que las
criaturas conozcan mi Voluntad para hacerla reinar, y todo lo que sufro,
lágrimas y suspiros, los envío al Cielo para mover a la Divinidad a conceder
una gracia tan grande, y las envío también a cada corazón para moverlos a
compasión de mis lágrimas y penas, para hacerlos rendirse y recibir este bien
tan grande."
Jesús ha hecho silencio y yo pensaba entre mí: "Mi amado Jesús con
hacerse prisionero ha hecho un acto de heroísmo tan grande, que solamente
un Dios podía hacer; pero mientras es prisionero al mismo tiempo está libre,
tan es así, que en el Cielo está libre, goza la plenitud de su libertad, y no sólo
en el Cielo, sino también en la tierra, ¿cuántas veces no viene a mí sin los
velos Sacramentales? Pero con haber convertido en prisionera a mi pobreexistencia, sí que me la hizo grande, y Él sabe en qué estrecha prisión me
pone y cómo son duras mis cadenas; yo no puedo hacer como hace Él, que
mientras está prisionero al mismo tiempo está libre, mi prisión es continua."
Pero mientras esto pensaba, Jesús, ha vuelto a hablar diciéndome:
"Hija mía, pobre hija mía, has sufrido mi misma suerte, cuando mi
Amor quiere hacer un bien no ahorra nada, ni sacrificios ni penas, parece
como si no quisiera entrar en razón, todo su intento es el de hacer surgir el
bien que quiere. Y además, ciertamente debería haberla hecho grande, no se
trataba de un bien cualquiera, sino de establecer sobre la tierra un reino de
Voluntad Divina. Este bien será tan grande, que ningún otro bien podrá
compararse a éste; todos los otros bienes serán como tantas gotitas de agua
frente al mar, serán como pequeñas lucecitas de frente al sol. Por eso no te
maravilles si la he hecho grande como tú dices, tu continua prisión entraba
como necesidad de mi Amor para darme la compañía y hacerme hablar de
los conocimientos de mi Voluntad que tanto me importan y siento la
necesidad de hacerlos conocer; además, debes saber que conforme te hablo
de Ella, mi Amor te corresponde y te libera de las cadenas de tu voluntad
humana, y te deja libre en los campos de los dominios del reino de mi
Querer. A esto son dirigidos los conocimientos acerca de mi Querer, a
liberar a la criatura de su voluntad, de sus pasiones, de sus miserias; por eso
agradéceme por todo lo que he dispuesto sobre ti, mi Amor te sabrá pagar y
tendrá cuenta aun de un respiro tuyo, de un instante de tu prisión."
Después de esto seguía pensando en los prodigios del Querer Divino,
y mi amado Jesús ha agregado:
"Hija de mi Querer, así como tu Jesús dijo al descender del Cielo a la
tierra: ‘Parto y me quedo’, así cuando subí al Cielo dije: ‘Me quedo y
parto.’ Mi misma palabra se repite al descender Sacramentado en las
criaturas: ‘Parto y permanezco en los tabernáculos.’ Así quien vive en mi
Voluntad, en todos sus actos puede decir mis mismas palabras, pues
conforme comienza su acto así viene formado su Jesús en ese acto; mi Vida
tiene virtud de multiplicarse al infinito cuantas veces quiero, por eso puede
decir con toda verdad: ‘Parto y permanezco. Parto para el Cielo para
beatificarlo, para alcanzar mi sede y hacer conocer a todos a mi amado Jesús
que he encerrado en mi acto, a fin de que lo gocen y lo amen; y este mismo
Jesús encerrado en mi acto permanece en tierra como vida mía, sostén y
defensa de todos mis hermanos.’ ¡Oh, cómo es bello un acto en mi
Voluntad!"
Enero 30, 1938
Quien vive en el Querer Divino, todo lo que hace
adquiere la naturaleza divina. La verdadera
correspondencia de toda la Creación.
Mi pobre mente nada en el mar del Querer Divino, su murmullo es
continuo, ¿pero qué cosa murmura? Amor, almas, luz que quisiera investir,
que quisiera reinar en cada uno de sus hijos y, ¡oh, cuántas estratagemas de
amor usa para hacerlos entrar nuevamente en el seno de su luz, de donde
salieron! Y en su dolor dice: "Hijos míos, hijos míos, háganme reinar y Yo
os daré tanta Gracia, para reconoceros que sois los hijos de vuestro Padre
Celestial." Pero mientras mi mente se perdía en este mar divino, mi amado
Jesús, mi dulce vida, ha renovado su breve visita, y todo bondad me ha
dicho:
"Pequeña hija de mi Querer Divino, son tantas las ansias, los suspiros,
porque mi Voluntad quiere obrar en el acto de la criatura, que se pone a la
expectativa para ver si el alma la llama como acto primario de sus actos, y si
es llamada se pone en fiesta, corre, y con su aliento imprime su Fuerza
creadora y convierte en naturaleza divina el acto de la criatura. Así que la
criatura siente la naturaleza del Amor divino que la inviste, la circunda, le
corre como sangre en sus venas y hasta en la médula de sus huesos, en el
latido de su corazón; por eso todo su ser no dice otra cosa más que amor.
Convertir en naturaleza divina los actos humanos, son los prodigios más
grandes que puede hacer mi Divina Voluntad, Ella no sabe dar sino lo que
tiene, amor posee, amor da, y ¡oh! cómo se siente feliz la criatura de que no
ve, que no siente más que amor, ni puede hacer menos que amar. Mi
Voluntad, con dar el amor en naturaleza a la criatura, la ha puesto en el
orden divino, todo es armonía entre Dios y ella, se puede decir que la ha
arrojado en nuestro mismo laberinto de amor; así que si adora, agradece,
bendice, su Fuerza creadora corre para cambiar en naturaleza divina la
adoración, los agradecimientos, las bendiciones, así que la criatura tiene en
su poder, como naturaleza suya, el siempre adorar a la Majestad Suprema,
agradecerla y bendecirla, porque lo que mi Voluntad comunica en naturaleza
tiene el acto continuado que jamás cesa. Por eso la tenemos a nuestra
disposición, porque nuestro Amor encuentra quién lo ama con su mismo
Amor, y si siente la necesidad de desahogarse, tiene con quién hacer sus
desahogos. Nuestra Majestad encuentra sus eternas adoraciones en la
criatura, y que ésta verdaderamente puede decirle un gracias, un te bendigo
divino, en suma, encontramos quién nos puede dar de lo nuestro, y ¡oh!
cómo amamos a esta más que celestial criatura, nos tiene siempre en
actividad porque podemos darle lo que queremos, y el dar para Nosotros es
beatificarnos y felicitarnos de más. Mientras que, quien no vive en nuestro
Querer nos tiene como en el ocio, sin actividad, y si damos alguna cosa, todo
es medido, porque no tenemos en dónde ponerla, y tememos que de aquél
poco que le damos haga despilfarro y no sepa apreciarlo."
Un poco después, con un ansia aún más fuerte ha agregado:
"Hija mía buena, los prodigios que mi Fiat obra en el acto de la
criatura que vive en Él son inauditos. Conforme ve que la criatura está por
hacerlo, corre, toma el acto en sus manos, lo purifica, lo plasma, lo inviste de
luz, después lo mira para ver si aquel acto puede recibir su Santidad, su
Belleza, si puede encerrarlo en su Inmensidad, si puede hacer correr dentro
su Potencia, su Amor, y cuando todo ha hecho, porque nada debe faltar
como acto suyo, lo besa, lo abraza, y vertiéndose todo sobre de él, con una
solemnidad y amor indescriptibles pronuncia en él su Fiat Omnipotente y se
crea a Sí mismo en aquel acto. Los Cielos se ponen atentos cuando mi
Querer está por obrar en el acto de la criatura, se conmueven, quedan
admirados y arrobados, y exclaman: ‘¿Será posible que un Dios, que su
Querer tres veces Santo llegue a tanto amor, hasta crearse a Sí mismo en el
acto de la criatura?’ Mi mismo Fiat regresa para mirar lo que ha hecho en el
acto humano y se siente raptar, se felicita al ver su nueva Vida, y lleno de
alegría indescriptible hace fiesta a todo el Cielo, y generosamente vierte
gracias sobre toda la tierra. A estos actos los llamo Vida mía, acto mío, eco
de mi Potencia, prodigios de mi Amor. Hija mía, hazme feliz, son estas las
alegrías de mi Creación, las fiestas de mi Virtud creadora: Poder formar
tantas Vidas mías por cuantos actos hace la criatura. Por eso llámame
siempre en tus actos, no me pongas jamás a un lado, y Yo haré siempre
cosas nuevas en ti, que llegarán a dejar sorprendidas a todas las gentes, y
entonces tendré la correspondencia, la gloria de toda la Creación, cuando
haya llenado Cielos y tierra con tantas Vidas mías nuevas."
Febrero 7, 1938
Dios no ama lo forzado sino la espontaneidad.
Desahogo que el Querer Divino hará en quien
viva en Él. La Creación no ha terminado.
Estoy bajo el imperio del Querer Divino, su Virtud creadora tiene tal fuerza
que hace sentir su dulce imperio sobre la pobre criatura, que dulcemente, no
forzada, se pone de acuerdo con el Fiat y le da amplia libertad de hacer lo
que quiera con ella, es más, le dice: "Cómo me siento honrada de que de mi
ser quieras hacer un portento, pero tanto, que quieres usar tu Fuerza creadora
y obradora en mi pobre alma." Pero mientras mi mente estaba atenta a
recibir la Virtud creante del Fiat Divino, mi siempre amable Jesús,
sorprendiéndome con su breve visita, con amor indecible me ha dicho:
"Hija mía de mi Querer, cómo es bello mi Fiat al obrar con su Virtud
creadora, tú has visto que no usa la violencia, sino la dulzura, pero dulzura
irresistible, más que la misma violencia. Con su dulzura embalsama a la
criatura, le hace sentir lo bello de lo divino, de modo que ella misma dice:
‘Hazlo pronto, ¡oh! Querer Santo, no tardes más, me siento penar y
desfallecer si no te veo que obres en mí con tu Virtud creadora.’ Hija mía,
las cosas, una voluntad forzada, no nos han agradado jamás, es más, ni
siquiera las queremos, dan mucho de humano y no están en armonía ni con
nuestro Amor, ni con nuestras obras, donde todo es espontaneidad y
Voluntad plena, que lo queremos, suspiramos hacer el bien, y lo hacemos, y
por eso lo hacemos con tal plenitud de Amor y de Gracia que ninguno puede
igualarnos. Tanto que si no vemos la espontaneidad, la voluntad de querer
recibir el bien que queremos hacer en ella, no hacemos nada; a lo más
esperamos, hacemos sentir nuestros suspiros, nuestras ansias, pero no nos
movemos a obrar si antes no vemos que con amor quiere recibir lo obrado
por su Creador.
Ahora, tú debes saber que a cada acto que la criatura hace en nuestro
Querer, así va creciendo su Vida en ella, y cuando llega a la plenitud en que
todo es Voluntad mía en ella, entonces comenzamos el desahogo de nuestro
Amor, de nuestras gracias, de modo que a cada instante le damos nuevo
Amor y nuevas gracias sorprendentes, ponemos fuera nuestras
demostraciones de magnificencia divina, la suntuosidad, la magnificencia de
nuestras estratagemas de amor, todo lo que le hacemos lleva la marca de la
abundancia de su Creador. Cuando el alma está llena de nuestra Voluntad
Divina, no ponemos atención en nada más, lo que tenemos damos, y lo que
quiere es suyo. Es tanta la magnificencia que hacemos, que en cada acto
suyo hacemos correr una nota de nuestras músicas divinas, a fin de que ni
siquiera nuestra música nos falte en ella, y ella a menudo nos hace bellas
sonatinas con nuestras notas divinas y, ¡oh, cómo nos sentimos felices,
armonizar nuestras armonías, nuestros sonidos divinos! Tú debes saber que
para quien vive en nuestra Voluntad superamos la magnificencia, la
ostentación, la magnificencia, la suntuosidad que tuvimos en la Creación,
donde todo fue abundancia: abundancia de luz que ninguno la puede medir,
abundancia en la extensión del cielo que con lujo de belleza adorné con
tantas estrellas. Cada cosa creada era creada con tal abundancia, investida
con tal suntuosidad de esplendor, que ninguna puede tener necesidad de la
otra, es más, todas pueden dar sin necesidad de recibir. Sólo la voluntad
humana pone los límites, las estrechuras a la criatura, la arroja en las
miserias e impide a mis bienes el darse a ellas. Por eso espero con ansias
que mi Voluntad sea conocida y que vivan en Ella, y entonces haré tal
desahogo de magnificencia, que cada alma será una nueva creación, bella,
pero distinta una de la otra; me recrearé, la haré de artífice insuperable,
pondré fuera mi arte creador. ¡Oh, cómo lo espero, lo quiero, lo suspiro!
Así que la Creación no ha terminado, tengo que hacer las obras más bellas.
Por eso hija mía hazme trabajar, ¿pero sabes cuándo trabajo? Cuando te
manifiesto una verdad sobre mi Divina Voluntad súbito la hago de artífice, y
con mis manos creadoras trabajo en ti para hacer que esa verdad se haga
vida en tu alma y, ¡oh, cómo gozo en el trabajo! el alma se hace como
blanda cera en mis manos, y en ella formo la Vida que quiero, por eso sé
atenta y déjame hacer."
Febrero 14, 1938
Los actos de quien vive en la Divina Voluntad se
extienden sobre todos y se hacen narradores del Ser
Supremo. Al crear a la Virgen creaba el perdón.
Mi vuelo continúa en el Querer Divino y, ¡oh, cómo me siento perdida
en su Inmensidad! Es tanta su Potencia y actividad, que cuando obra en el
acto de la criatura, ese acto lo quiere dar a todos, quiere llenar Cielos y tierra
para hacer ver y oír lo que sabe hacer y cómo sabe amar. Yo he quedado
sorprendida, y mi amado Jesús visitando mi pequeña alma, todo bondad me
ha dicho:
"Hija mía bendita, es tanto el Amor de mi Voluntad al obrar en el acto
de la criatura, que da en lo increíble; Ella, conforme obra quiere que todos
reciban aquel acto y lo hagan como acto propio. Mi Voluntad con su soplo
omnipotente pone en vuelo aquel acto y lo hace subir al sol, al cielo, a las
estrellas, al viento, al mar, hasta en el aire que todos respiran, luego vuela
más arriba, hasta en las regiones Celestiales, y todos, ángeles y santos, la
Reina Madre, hasta nuestra misma Divinidad reciben aquel acto, de manera
que recibiéndolo cada uno debe poder decir: ‘Este acto es mío.’ ¿Pero sabes
por qué? Porque es tanto su Amor, que quiere que su acto lo posean todos y
dé vida a cada uno; quiere decorar, adornar, investir con su virtud creante
todo y a todos para recibir la gloria, el amor, el honor que posee mi Querer
por todo y por cada uno. Mi Querer no se detiene jamás, y sólo está
contento cuando ve que su acto ha llenado todo, y como triunfo lleva
consigo a la criatura que le ha dado la libertad de hacerlo obrar en su acto
para hacerlo conocer y amar por todos. Estas son nuestras fiestas, nuestros
gozos más puros de la Creación, el poder poner de lo nuestro en la criatura,
como si quisiéramos duplicar nuestra Potencia, Inmensidad, Amor y gloria
hasta el infinito en el acto humano de la criatura. Esto no es para
maravillarse, nuestra Voluntad Divina se encuentra por todas partes, por eso
nuestros actos con los cuales son animados los actos de las criaturas, vuelan
y se refugian en nuestro Querer, hasta en los más pequeños escondites donde
Él se encuentra, y éstos nos sirven como correspondencia de amor de toda la
Creación, nos sirven como nuestra más dulce compañía y como narradores
de nuestro Ente Supremo. Por eso nuestro Amor es exuberante para quien
quiere vivir en nuestro Fiat, somos todo ojo sobre esta criatura, estamos casi
espiándola para ver cuando nos presta su acto para hacernos poner en obra
nuestra Virtud creante, ella es para Nosotros nuestro alarde y suntuosidad de
amor, la actividad de nuestra Potencia, y se hace repetidora de nuestra
misma Vida."
Después de esto seguía mi giro en el Querer Divino, y mi dulce Jesús
transportaba mi pequeña voluntad en el acto creante de la suya. ¡Dios mío,
cuántas sorpresas! Mi pobre inteligencia se pierde, no sabe decir nada, y mi
siempre amable Jesús, repitiendo su breve visita, todo bondad me ha dicho:
"Mi buena hija, nuestro Fiat en la Creación hizo alarde de nuestro
Amor obrante, potente y sabio, de modo que todas las cosas creadas están
impregnadas de nuestro Amor, Potencia, Sabiduría y Belleza inenarrable;
por eso podemos llamarlas las administradora de nuestro Ente Supremo. En
cambio, en la creación de la Soberana Reina fuimos más allá, nuestro Amor
no se contentó con el alarde y suntuosidad, sino que quiso ponerse en actitud
de piedad, de ternura, de compasión tan profunda e íntima, como si se
quisiera convertir en lágrimas por amor de las criaturas. Es por eso que
conforme se pronunció nuestro Fiat para crearla y llamarla a vida, creaba el
perdón, la misericordia, la reconciliación entre Nosotros y el género
humano, y lo depositamos en esta Celestial y Santa Criatura, como
administradora entre nuestros hijos y suyos. Así que la Soberana Señora
posee mares de perdón, de misericordia, de piedad, y mares llorosos de
nuestro Amor, en los cuales puede envolver a todas las generaciones,
regeneradas en estos mares creados por Nosotros en Ella, mares de perdón,
de misericordia y de una piedad tan tierna, que ablanda los corazones más
duros. Hija mía, era justo que todo fuera depositado en esta Madre Celestial,
porque debiendo poseer el reino de nuestra Voluntad todo le era confiado a
Ella; solamente nuestra Voluntad tiene lugar suficiente para poder poseer
nuestros mares creados por Nosotros, con su Potencia creante y conservante
mantiene íntegro lo que crea, sin que jamás disminuya a pesar que damos
siempre, por eso, donde no está nuestra Voluntad no podemos ni dar, ni
confiar, ni depositar, pues no encontramos el lugar para hacerlo, nuestro
Amor queda impedido para las tantas bellas obras que queremos hacer en las
criaturas. Sólo en esta Soberana Señora no encontró impedimento nuestro
Amor, y por eso desahogó tanto, e hizo tantas maravillas, hasta darle la
Fecundidad divina para hacerla Madre de su Creador."
Después, mi amado Jesús me hacía presentes todos los actos que hacía
junto con su Mamá Celestial, y mientras obraban, los mares de amor del Uno
y de la Otra se fundían y formaban uno solo, y levantando sus olas hasta el
Cielo investían todo, hasta nuestra Divinidad, y formando una lluvia tupida
46
de amor sobre nuestro Ser Divino nos daban el amor de todos, el
46 Luisa pasa insensiblemente, de hablar ella, a hablar Jesús.
refrigerio, el bálsamo con el cual quedaba endulzado, y cambiaba la Justicia
en arrebato de amor por las criaturas. Se puede decir que nuestro Amor
generó nuevamente con nuevo amor a la humana familia, y Dios la amó con
doble amor, ¿pero dónde? En la Reina y en su amado Hijo.
Ahora escucha otra sorpresa: Cuando Yo, siendo un pequeño Niño
chupaba la leche de mi Mamá, Yo chupaba las almas, porque Ella las tenía
en depósito, y al darme la leche depositaba en Mí a todas las almas porque
quería que Yo las amara, les diera el beso a todas, y en ellas formase su y mi
victoria, y no solo esto, sino que al darme la leche me hacía succionar su
maternidad, sus ternuras, y se imponía sobre de Mí con su amor para que Yo
amara a las almas con amor materno y paterno, y Yo recibía en Mí su
maternidad, sus ternuras indecibles, y así amaba a las almas con Amor
Divino, con amor materno y con amor paterno. Después de que las había
depositado a todas en Mí, Yo con una estratagema de amor, con un respiro,
con una dulce mirada las depositaba nuevamente en su materno corazón, y
para corresponderle le daba mi paterno Amor, mi Amor divino, que es
incesante, firme, irremovible, que jamás se cambia, porque el amor humano
fácilmente se cambia, y Yo quería que mi inseparable Madre tuviese las
mismas prerrogativas de mi Amor y las amase como las sabe amar un Dios.
Así que en cada acto que hacíamos, desde el más pequeño hasta el más
grande, eran intercambios de depósito de almas lo que hacíamos, Yo en Ella
y Ella en Mí; es más, puedo decir que duplicábamos este depósito de almas,
porque lo que Yo recibía de mi amada Mamá, lo custodiaba con sumo celo
en mi corazón divino como el más grande don que me hacía, y Ella
recibiendo mi don, tenía tal cuidado que ponía toda su maternidad en actitud
de custodiar el don que le hacía su Hijo. Ahora, en estos intercambios de
depósito que hacíamos, nuestro Amor crecía y amaba con nuevo amor a
todas las criaturas, formábamos los proyectos de cómo amarlas más, y cómo
vencerlas a todas por vías de amor, y poníamos nuestra Vida para ponerlas a
salvo."
Febrero 20, 1938
Jesús al encarnarse formaba de Sí tantos Jesús por
cuantas criaturas debían existir, a fin de que cada
una tuviese un Jesús a su disposición.
Estoy entre los brazos del Querer Divino, el cual me ama mucho, y
para hacerme ver cuánto me ama, me quiere decir siempre su larga y eterna
historia de amor, agregando nuevas sorpresas, por las cuales queda uno tan
arrobado que resulta imposible no amarlo, y solamente quien es ingrato y sin
criterio podría hacerlo. Después, el Fiat Divino me hacía presente lo que
había obrado en el descendimiento del Verbo a la tierra, y mi dulce Jesús
repitiendo su acostumbrada visita, todo bondad me ha dicho:
"Mi pequeña hija de mi Querer, tú debes saber que mi Amor es tanto,
que siente la necesidad de desahogarse y de confiar sus secretos a quien vive
en mi Querer, a fin de que estando al día de todo, amemos con un solo amor
y repita en ella lo que Yo hice en Mí mismo. Escucha entonces hija mía
hasta dónde llega el exceso de mi Amor, el cual me hacía hacer cosas
inauditas e increíbles a las mentes creadas: Al venir Yo a la tierra, quise
formar de Mí tantos Jesús por cuantas criaturas habían existido, existían y
existirán, así que cada una debía tener a su Jesús todo suyo, a su disposición;
por lo tanto debía tener mi Concepción para quedar concebida en Mí, mi
Nacimiento para renacer, mis lágrimas para lavarse, mi edad infantil para
restablecerse y dar principio a su nueva vida, mis pasos por vida y guía de
los suyos, mis obras para hacer surgir sus obras en las mías, mis penas como
bálsamo y fuerza de las suyas, y como satisfacción de cualquier deuda
contraída con la Divina Justicia, mi muerte para reencontrar su vida, mi
Resurrección para resurgir del todo en mi Voluntad y a la gloria completa
que debía dar a su Creador. Y esto con sumo amor, con razón, con justicia y
con suma sabiduría.
Mi Padre Celestial debía encontrar en Mí para satisfacerse,
glorificarse, para ser correspondido por tanto Amor suyo, tantas Vidas mías
por cuantas criaturas había sacado y debía sacar a la luz del día. Y aunque
no todos tomen esta Vida mía, mi Padre Celestial exigía mi Vida para
glorificarse por todo lo que había hecho en la obra de la Creación y de la
Redención. Puedo decir que en cuanto el hombre se sustrajo de nuestra
Voluntad cesó la gloria que le era debida a mi Divino Padre; por lo tanto, si
no formaba de Mí tantos Jesús por cuantas criaturas existen, la gloria del
Padre Celestial habría quedado incompleta, y Yo no podía hacer obras
incompletas, mi Amor me habría hecho la guerra si no hubiera formado de
Mí tantos Jesús, primero por decoro y gloria nuestra, y después para dar el
bien completo a cada una de las criaturas. Por eso nuestro sumo dolor es
que a pesar de tantas Vidas mías que están a disposición de cada uno, quién
no las reconoce, quién no las mira, quién no se sirve de ellas, quién las
ofende, quién toma apenas las migajas de mi Vida. Pocos son aquellos que
dicen: ‘Hago la Vida de Jesús, con Jesús, y amo como ama Jesús, y quiero
lo que quiere Él.’ Estos últimos son la correspondencia, junto conmigo, de
la gloria y amor de la Creación y Redención. Pero a pesar de que no todas
estas Vidas mías sirven a la criatura, sin embargo sirven admirablemente a la
gloria de mi Divino Padre, porque no vine a la tierra solamente por las
criaturas, sino para reintegrar los intereses y la gloria de mi Padre Celestial.
¡Oh, si tú pudieses ver qué bello cortejo forman tantas Vidas mías en torno a
nuestra Divinidad, y cuánto amor y gloria salen de Ellas, tú quedarías de tal
manera extasiada, que te resultaría difícil volver en ti misma!"
Jesús ha hecho silencio, y yo veía ante mi mente a tantos Jesús por
cuantas criaturas existían. Pero como tenía una espina en el corazón que me
torturaba, me amargaba hasta la médula de mis huesos por una persona tan
querida por mí, y necesaria a mi pobre existencia, pues estando en peligro de
morir yo habría querido a cualquier costo salvarla, por eso tomaba la Divina
Voluntad, la hacía toda mía y en mi dolor decía: "Jesús, tu Voluntad es mía,
tu Potencia e Inmensidad están en mi poder, yo no quiero que muera, y
también Tú no debes quererlo." ¡Dios mío, sentía como si luchara con una
potencia! Y para vencer, mi mente se ha puesto ante la Divinidad y ponía en
torno a Ella la extensión del cielo con todas las estrellas en oración, la
vastedad de la luz del sol con la fuerza de su calor, a la Creación toda en
oración, además ponía los mares de amor, de potencia de la Reina del Cielo,
las penas, la sangre derramada por Jesús, como tantos mares en torno a la
Divinidad, todo en oración, y además, a los tantos Jesús de cada una de las
criaturas para que tuviesen un suspiro, una oración para obtener lo que yo
quería. Pero ¿cuál no ha sido mi sorpresa y conmoción al mismo tiempo, al
ver y oír que los tantos Jesús de cada una de las criaturas rogaban para
obtener lo que yo quería? Yo he quedado confundida al ver tanta bondad y
condescendencia divina.
Sea siempre agradecido y bendecido, y todo sea para gloria suya.
Febrero 26, 1938
Dios se reconoce a Sí mismo en quien busca reconocer
a Dios en sus obras. Felicidad que recibe Dios por el amor
de la criatura. Puesto que tiene el hombre en la Creación y
en la misma Divinidad si vive en el Querer Divino.
Estoy bajo el imperio del Querer Divino, el cual ama, suspira por
querer ser reconocido en todas sus obras. Parece que toma de la mano a la
pequeña criatura y llevándola en vuelo le señala lo que ha hecho, cuánto la
ha amado en cada una de las cosas creadas, y cómo, por derecho, quiere ser
amado. Amar y no ser correspondido en el amor es su más grande dolor.
Yo he quedado sorprendida y mi siempre amable Jesús, visitando mi
pequeña alma, todo bondad me ha dicho:
"Hija mía bendita, amar y ser amado es el más grande refrigerio a
nuestro Amor; a la felicidad del Cielo se une la felicidad de la tierra, que
dándose un beso la una a la otra, sentimos que también la tierra nos felicita,
llevándonos el amor de la criatura que nos reconoce y ama, nos da las más
bellas alegrías y la más grande felicidad; mucho más, puesto que las alegrías
del Cielo son nuestras y nadie nos las puede quitar, en cambio, las que
tenemos a través del amor de la criatura son nuevas para Nosotros y forman
nuestras nuevas conquistas. Además, al ser reconocidos en nuestras obras,
la criatura se pone en vuelo para subir a reconocer a Aquél que la ha creado;
para Nosotros el ser reconocidos es la gloria más grande, el amor más
intenso que recibimos, y con ser reconocidos nos formamos nuestro ejército,
la milicia divina, nuestro pueblo, del cual no exigimos otra cosa que el
tributo de ser amados, y ponemos a su disposición todas nuestras obras para
servirlo, abundándolo de todo lo que puede hacerlo feliz. En cambio, si no
nos reconocen, quedamos como el Dios sin ejército y sin pueblo. ¡Cómo es
doloroso sacar a tantas criaturas a la luz del día y no tener ni un ejército, ni
un pueblo! Ahora escúchame un poco más, conforme la criatura nos
reconoce en las cosas creadas y nos ama, así sella en ella una nota de amor y
de felicidad para su Creador, y elevándose a reconocer a su Creador, ella nos
conoce a Nosotros y Nosotros reconocemos nuestro Ser Divino en ella, ¡y si
tú supieras qué significa reconocerse mutuamente! Nuestro Amor al ser
amado se apacigua y ama más intensamente a aquélla que lo ama, y llega a
tal exceso, que para reconocerse en la criatura se crea a Sí mismo, ¿pero para
hacer qué? Para reconocerse en ella y ser amado. ¡Cómo es bello cuando
nos reconocemos a Nosotros mismos en la criatura! Ella se vuelve para
Nosotros nuestro trono, nuestra estancia divina, nuestro cielo; los mares de
nuestro Amor la inundan, sus más pequeños actos forman olas de amor que
nos aman, nos glorifican, nos bendicen, y nos reconoce en Nosotros, nos
reconoce en sí misma, nos reconoce en todas las cosas creadas, y Nosotros la
reconocemos en todas nuestras obras: en el cielo, en el sol, en el viento, en
todo. Nuestro amor unido a nuestro Fiat nos pone en todas partes, y la
ponemos en orden en nuestras obras."
Después de esto mi pobre mente continuaba nadando en el mar del
Querer Divino, ¡Dios mío, cuántas sorpresas, cuántas maravillas! Y mi
dulce Jesús visitando mi pequeña alma, todo inundado en sus llamas de amor
me ha dicho:
"Hija bendita de mi Voluntad, mi Amor no me da paz si no me hace
decir nuevas sorpresas de mi Fiat Divino; quiere hacerte conocer la
sublimidad, la nobleza y el puesto que ocupa tanto en la Creación como en
nuestro Ser Divino quien vive en nuestro Querer. Tú debes saber que en la
Creación ocupa el primer puesto, todas las cosas creadas se sienten tan
unidas, que se vuelven para ella como miembros suyos inseparables, así que
el sol es miembro suyo, la extensión del cielo, el viento, el aire que todos
respiran, son miembros suyos; todas las cosas creadas se sienten felices,
honradas de ser miembros de esta afortunada criatura, y quién la hace de
corazón, quién de mano, quién de pies, quién de ojo, quién de respiro, en
suma, no hay cosa creada que no tenga su puesto distinto y ejercite el oficio
de miembro en ella; y su alma, como cabeza tiene en orden a sus miembros,
y recibe y da a Dios todo el amor, la santidad, la gloria y todos los bienes
que las cosas creadas contienen, mucho más, pues todas las cosas creadas
son también miembros nuestros, así que para quien vive en nuestro Querer,
sus miembros son los nuestros, y los nuestros son los suyos, los cuales
tienen en comunicación a nuestro Ser Supremo con la criatura, y Nosotros
nos volvemos para ella más que sangre que circula en las venas del alma,
latido continuo de amor que latimos en su corazón, respiro divino que
respiramos en su alma. Y Nosotros, amando con amor excesivo a esta más
que celestial criatura, ponemos en circulación en nuestro Ser Divino su
pequeño amor, sus actos, somos celosos de su latido, de su respiro y los
encerramos en los nuestros, nada sale de ella que no quede encerrado en
Nosotros para corresponderla con nuestro Amor y para escuchar su querido
y dulce estribillo: ‘Te amo, te amo, te amo.’ Así que en quien vive en
nuestro Querer vemos la continua cadena de amor que jamás se rompe, y
nuestro Amor ve su apoyo donde apoyarse para poder decir incesantemente:
‘Te amo, te amo, te amo.’ Nuestro Amor cuando no encuentra el amor de la
criatura queda suspendido y da en gritos de dolor, casi como queriendo
ensordecer a la criatura para decirle: ‘¿Por qué no me amas?’ El no
amarnos es la herida más cruel para Nosotros.
Pero esto no es todo aún, nuestro Amor si no da en el exceso no se
contenta, ¿quieres saber el por qué hacíamos de la Creación tantos miembros
que debían servir como miembros nuestros y miembros de la criatura? En
cada cosa creada poníamos nuestros dones, nuestra Santidad, nuestro Amor,
como portadores de lo que queríamos dar a la criatura y como portadores de
lo que la criatura hacía para Nosotros. Todas las cosas creadas están llenas y
son depositarias de todo lo que queríamos darle: El cielo con la
multiplicidad de sus estrellas simboliza los tantos actos nuestros nuevos y
distintos que queríamos darle; el sol simboliza nuestra Luz eterna con la cual
la queremos inundar, y su calor y los efectos que posee simbolizan nuestro
Amor que quiere casi ahogarla para hacerla sentir cuánto la amamos, y en
los efectos, nuestras variadas bellezas con las cuales queríamos investirla; en
el viento poníamos, en cada soplo, nuestros besos, nuestras caricias
amorosas, y en sus ráfagas impetuosas nuestro Amor imperante para
arrollarla en nuestro Amor con nuestros abrazos para volverla inseparable de
Nosotros; en suma, cada cosa creada posee nuestros dones para dar a la
criatura, ¿pero quién los toma? Sólo quien vive en nuestro Querer. Puedo
decir que todas las cosas creadas, están preñadas de nuestros dones, pero no
pueden darlos, no pueden hacer el papel de portadores porque no encuentran
quién viva en nuestro Fiat Divino, el cual tiene Virtud y Potencia de poner a
la criatura en comunicación con todas nuestras obras, más que miembros
suyos, y con su mismo Creador, más que vida suya. ¡Cuántos prodigios
inauditos pondremos fuera de nuestro seno divino para quien haga reinar a
nuestra Voluntad! Nuestras obras cantarán victoria y triunfo, y a manos
llenas serán generosas en dar los dones, los bienes que poseen de su Creador,
todos serán felices, quien da y quien recibe. Por eso sé atenta, no pongas
interés en nada más que en vivir sólo de mi Querer, porque tengo mucho que
darte y tú que recibir."
Yo he quedado sorprendida al oír esto y decía entre mí: "¿Será
posible todo lo que ha dicho? Parece increíble." Y mi dulce Jesús ha
agregado:
"Hija mía, no debes maravillarte, debes saber que todo lo que hicimos
debía servir a la criatura que debía poseer como vida mi Divina Voluntad, y
esto era necesario para nuestro decoro, Sabiduría, Potencia y Majestad
nuestra. Ahora, la criatura al sustraerse de nuestra Voluntad, nuestra Justicia
quiso que retirásemos de ella lo que debía servir como convenía a nuestra
Majestad Suprema, y la criatura quedó como una cabeza sin miembros,
pobre cabeza sin miembros, ¿qué cosa podía hacer de bien? Es verdad que
la cabeza tiene la supremacía sobre los miembros, pero sin los miembros la
cabeza no puede hacer nada, está como sin vida, sin obras. Ahora,
queriendo regresar mi Querer a las criaturas, mi Amor quiere, exige que sean
restituidos los miembros, y no sólo éstos, sino la misma Vida de Aquél que
las ha creado. Nuestra Voluntad reinante pondrá en vigor todas sus obras y
restituirá a la criatura todo lo que perdió con hacer su voluntad, la cual es
devastadora de todos los bienes, rompe todas las comunicaciones con
nuestras obras y con su mismo Creador, y se vuelve como un hueso
dislocado, que pierde la comunicación con todos los miembros y sólo sirve
para dar dolor."
Marzo 6, 1938
Las opresiones, las melancolías, no tienen razón de existir en
el Querer Divino; forman las nubes, las gotas amargas
que amargan a Dios y a la criatura. Prodigios del abandono
en el Querer Divino. Todas las cosas creadas quedan
animadas por quien vive en el Fiat Divino.
El Mar del Querer Divino no cesa de sumergirme en sus olas, como
si quisiera que ninguna otra cosa entrara en mí sino sólo su Luz, para hacer
crecer en mí por caminos de luz y calor solamente la Vida de su Voluntad.
Pero a pesar de todo esto me sentía oprimida, con un aire de melancolía por
las circunstancias, ¡ay de mí! demasiado dolorosas de mi existencia acá
abajo, las cuales me forman las nubes para impedirme gozar lo bello de la
luz, y la suavidad del calor en el cual el alma queda fecundada, renacida y
creciendo en su mismo Creador. Y mi dulce Jesús que con celo vigila mi
pobre alma, todo bondad me ha dicho:
"Hija mía buena, ánimo, las opresiones, las melancolías, el
pensamiento del pasado, no tienen razón de existir para quien vive en mi
Voluntad, éstas son notas discordantes con nuestras notas de alegría, de paz
y de amor, y forman sonidos tristes que suenan mal a nuestros oídos divinos,
son como gotitas amargas que arrojadas en nuestro mar, quisieran amargar
nuestro mar divino; mientras que con vivir en nuestro Querer, Nosotros la
hacemos propietaria de nuestros mares de alegría, de felicidad, y si es
necesario le damos nuestra Potencia en su poder para hacer que todo le sea
propicio y que nada la pueda dañar, porque no hay potencia que valga contra
nuestra Voluntad, es más, Ella tiene poder de allanar y triturar todo, como
polvo bajo el imperio de un viento impetuoso; por eso cuando vemos a la
criatura afligida y oprimida en nuestra Voluntad, ¡cómo nos suena mal! y
como vive en nuestro Querer estamos obligados por la única Voluntad que
nos anima, a sentir sus aflicciones y opresiones; ponernos a un lado cuando
la criatura está afligida no es de nuestro Ser Divino, ni de nuestro Amor,
antes bien hacemos uso de nuestra Potencia, la inundamos de más con
nuestro Amor, a fin de verla nuevamente con la sonrisa sobre sus labios y
con la alegría en el corazón.
El pensamiento del pasado es absurdo, es un querer arbitrarse de los
derechos divinos. Tú debes saber que todo lo bello y bueno que la criatura
ha hecho, está depositado dentro de Nosotros para testificarnos su amor y la
gloria que nos da, y forma su corona para coronarla a su ingreso en nuestra
patria celestial; por eso, el más bello acto de la criatura es arrojarse en
nuestros brazos, abandonarse de tal modo de dejarnos hacer a Nosotros lo
que queramos hacer de ella, tanto en el tiempo como en la eternidad, y
entonces Nosotros tomamos el gusto de hacer de ella una de las estatuas más
bellas que debe adornar nuestra celestial Jerusalén."
Después ha agregado: "Hija mía, cuando la criatura se abandona en
nuestra Voluntad, es tanta nuestra complacencia, que ella se vierte en
Nosotros, y Nosotros nos vertemos en ella, y le damos nueva Vida nuestra,
nuevo Amor, nueva Santidad, nuevos conocimientos de nuestro Ente
Supremo. Cuando la criatura se abandona en nuestro Querer Divino,
Nosotros podemos hacer en ella los prodigios más grandes, las gracias más
sorprendentes, porque está nuestra misma Voluntad que recibe y hace el
depósito de lo que queremos dar a la criatura; el abandonarse en nuestro
Querer toma el Cielo por asalto, y es tanto su imperio que se impone sobre
nuestro Ser Divino, lo encierra en su pequeñez, y ella, triunfante se encierra
en nuestro Seno Divino. Los Cielos quedan asombrados, los ángeles y
santos quedan extasiados, y todos sienten correr en ellos una nueva vida en
virtud del acto del abandono que ha hecho la criatura aún viadora, y
Nosotros, encontrándola abandonada en nuestro Fiat, encontramos que en
ella podemos hacer lo que queremos, toda se presta a nuestra Potencia, y
entonces damos principio al trabajo y formamos en su alma tantas
fuentecitas, de Amor, de Bondad, de Santidad, de Misericordia, y así de todo
lo demás, de modo que cuando nuestro Amor quiere amar, con nuestro
aliento omnipotente movemos las fuentecitas del Amor, y ella nos ama y
hace salir de la fuente tanto amor para inundar a toda la corte celestial;
cuando queremos hacer uso de la Bondad, de la Misericordia, de la Gracia,
movemos estas fuentes y la tierra es inundada de nuestra Bondad y
Misericordia, y quién se convierte, quién recibe gracia. Todo esto lo
podemos hacer directamente por Nosotros mismos, sin embargo sentimos
más gusto, más placer al servirnos de las fuentes que Nosotros mismos
hemos formado en la criatura. Por medio suyo nos sentimos más empujados
a usar Misericordia sobre todos; tenemos la intermediaria entre el Cielo y la
tierra, que con su abandono nos hace verter gracias y nos hace amar con
nuevo amor a todas las criaturas, así que, por cuanto más estés abandonada
en nuestra Voluntad, más magnánimos seremos hacia ti y hacia todos los
demás, al menos los más dispuestos encontrarán nueva fuerza, nueva luz,
nueva guía."
Yo he quedado sorprendida y Él ha agregado: "Hija mía buena, cómo
quisiera que todos conocieran qué significa vivir en mi Querer Divino, lo
que parece que da en lo increíble, ¿pero sabes por qué? Porque no conocen
qué cosa es mi Voluntad y toda la serie de prodigios que sabe hacer y quiere
hacer en la criatura, por eso, no conociéndola creen que no sea posible que
pueda hacer en la criatura todo lo que digo. ¡Oh, si la conocieran, es poco lo
que hace y lo que dice! El conocimiento es lo que nos hace ponernos en
camino hacia la criatura, y nos prepara el lugar, forma el vacío donde poner
nuestros prodigios inauditos; es el conocimiento el que forma los ojos para
poder mirar y apreciar nuestras maravillas divinas. ¡Todo es prodigio para
quien vive en nuestra Voluntad! Tú debes saber que conforme se hacen los
actos en nuestra Voluntad, todas las cosas creadas quedan animadas por la
voluntad y palabra de aquella criatura, y entonces todas poseen una voz y,
quién dice amor, quién dice gloria, quién dice adoración, quién dice gracias,
quién bendiciones a nuestro Creador. Qué armonía forman en la atmósfera,
qué dulce encanto, hasta sentirnos quedar extasiados, ¿pero de quién son
todas estas voces? De quien vive en nuestro Querer. Sucede como cuando
por caminos de ingenio se encierran las voces, los cantos en los instrumentos
de madera y de metal, los instrumentos cantan y hablan. Así quien vive en
mi Querer, es tanto su amor porque quiere verme amado y glorificado, que
encierra su voluntad, su voz, su amor en las cosas creadas, y quién me narra
la historia de mi Amor, quién me canta la gloria, parece que todas tienen
alguna cosa que decirme y, ¡oh, cómo quedo contento porque veo que la
criatura domina toda la Creación, y como reina cual es, anima todo y me
hace amar por todo! ¡Oh, cómo suena dulce a nuestro oído divino! Todo le
he dado y todo me da, y Yo vuelvo a darle todo nuevamente."
Marzo 12, 1938
Cómo Dios mismo ama y ruega a Sí mismo para dar el
reino de la Divina Voluntad. Quien vive en Ella, su vida
viene formada en Dios. Siembra de Vidas Divinas.
Me siento entre los brazos del Querer Divino, el cual, dominándome,
está muy atento aun sobre mis pequeñas naderías para investirlas con su
Vida, con su Luz, para encerrar en esa pequeña nadería el Todo. ¡Qué
bondad, qué amor, parece que en todos los modos quiere tener qué hacer con
la criatura! ¿Pero para hacer qué? Para dar siempre, con el dar se desahoga,
con el dar se siente obrante, porque da de Sí tantas cosas bellas que lo aman,
lo alaban y dicen quién es Él. Después, mi amado Jesús que toma siempre
sumo deleite en decir siempre cosas nuevas de su adorable Voluntad,
visitando mi pobre alma, como si sintiera la necesidad de confiarme sus
secretos me ha dicho:
"Hija mía bendita, el vivir de la criatura en nuestro Querer es nuestro
entretenimiento, nuestra diversión, nuestra ocupación perenne. Debes saber
que conforme la criatura se une y entra en nuestro Querer, Éste besa a la
voluntad humana y ella besa nuestra Voluntad, y Nosotros mismos amamos,
rogamos y nos pedimos a Nosotros mismos que venga a reinar nuestra
Voluntad en las generaciones humanas, la criatura desaparece en nuestro
mar divino como una gotita de agua, y queda nuestra oración, que con su
potencia quiere investir todo y obtener lo que nos hemos pedido a Nosotros
mismos; es oración nuestra, no podemos hacer menos que escucharla
favorablemente. Después de que hemos rogado, nos ponemos en camino,
recorremos todas las naciones, cada uno de los corazones para ver si
encontramos aunque sea una pequeña disposición de alguien que quiera vivir
en nuestro Querer, si la encontramos, tomamos esa pequeña disposición en
nuestras manos creadoras, la purificamos, la santificamos, la embellecemos
y ponemos dentro el primer acto de nuestra Voluntad, y esperamos para
poner el segundo, el tercer acto de Vida de nuestro Fiat, y así continuamos.
Por lo tanto, todo lo que la criatura hace en nuestro Querer, somos Nosotros
mismos que lo hacemos, Nosotros amamos, Nosotros oramos, se puede decir
que nos comprometemos a Nosotros mismos para dar lo que queremos; el no
oírnos favorablemente a Nosotros mismos es imposible. ¿Ves entonces qué
significa vivir en nuestro Querer? Es imponerse sobre Nosotros, y hacernos
hacer lo que quiere y hacernos dar lo que quiere que demos."
Después de esto mi amado Jesús ha agregado:
"Hija mía, la vida de quien vive en nuestra Voluntad viene formada en
nuestro Ser Divino, se concibe, nace y renace continuamente; así como
nuestro Ser Divino está siempre en acto de generar, así ella está siempre en
acto de renacer, y conforme renace, así renace a nuevo amor, a nueva
santidad, a nueva belleza, y mientras renace crece y toma siempre de
Nosotros. Estos renacimientos son su más grande fortuna y también la
nuestra, porque sentimos que la criatura no sólo vive en Nosotros, sino que
renace y crece en nuestra misma Vida, viene renovada en nuestro mismo
acto, siempre nuevo, y conforme renace sentimos gusto en mirarla, porque
conforme renace adquiere una nueva belleza, más bella, más atrayente que
aquélla de antes; ¿pero permanecerá tal vez ahí? ¡Ah, no, otras bellezas la
investirán, no cesarán jamás, pero serán tantas que nuestra mirada quedará
extasiada sin poderla apartar de ella, para podernos gozar en esta criatura
nuestras interminables bellezas! Y amamos estas nuestras bellezas con las
cuales la vamos invistiendo incesantemente, y mientras la miramos bajo la
lluvia de nuestras variadas bellezas, nuestro Amor no se queda atrás, sino
que la hace renacer a cada instante en nuestro Amor que es siempre nuevo,
así que nos ama siempre con nuevo amor, que siempre crece y no se detiene
jamás. ¿Quién puede decirte qué cosa es esta vida de criatura formada en
Nosotros? Es nuestro paraíso que formamos en ella; con renacer en
Nosotros nos da siempre nuevas alegrías, nuevas sorpresas de felicidad,
porque conforme renace, así renace en nuestra Potencia, en nuestra
Sabiduría, Bondad y Santidad nuestras. Entonces, descubriendo en ella
nuestra Vida la amamos como nos amamos a Nosotros mismos. Ahora,
habiendo renacido tantas veces en Nosotros, le damos la virtud de poder
recibir nuestra siembra, esto es, el poder sembrar en ella tantas Vidas
Divinas por cuantas queramos. Y he aquí que sale en campo nuestra Divina
Voluntad, y con su Fiat habla y crea, habla y siembra Vida Divina, y con su
aliento las hace crecer, con su Amor las alimenta, con su Luz les da los tintes
de todas las variadas bellezas. Mucho más, pues habiendo renacido tantas
veces esta vida en Nosotros, crecida en Nosotros mismos, le hemos
infundido todas las prerrogativas para poder recibir esta siembra de nuestras
Vidas Divinas. Estas Vidas son las más preciosas, poseen la Virtud
creadora, tienen nuestro mismo valor, podemos decir: ‘Somos Nosotros
mismos que, habiendo formado tantas Vidas de Nosotros las hemos
sembrado en la criatura.’ Estas Vidas comparadas con el sol, la luz de éste
queda como sombra delante a ellas; la extensión del cielo es pequeña en
comparación a Ellas. Pero, ¿quieres saber para qué servirán estas nuestras
Vidas formadas con tanto amor en la criatura? Servirán para poblar la tierra
y para generar en la humana familia la Vida de nuestra Voluntad. Son Vidas
nuestras hija mía, nuestra Vida no muere, es eterna con Nosotros, por eso
están todas en expectativa de tomar posesión de las criaturas para formar con
ellas una sola Vida. Y es también ésta la causa, nuestra gran razón divina de
hablar tan largamente de nuestro Querer Divino; cada palabra que decimos
sobre nuestro Fiat es una Vida nuestra que exponemos, la cual se pone en
comunicación con las criaturas; cada conocimiento que manifestamos lleva
nuestro beso, que dándole el aliento forma nuestra Vida, y como la Vida
tiene el movimiento, el calor, el latido, el respiro, por eso debe sentir
también por necesidad a esta nuestra Vida en ella, la cual tendrá virtud de
transformar en Ella misma la vida de la afortunada criatura. Por eso amada
hija nuestra, sé atenta, no dejes escapar ninguna palabra sobre nuestro Fiat,
porque son Vidas, y Vidas que vivimos en las otras criaturas. El valor de
una sola palabra acerca de nuestro Fiat es tanto, que toda la Creación, ¡oh!
cómo queda atrás, porque la Creación es obra nuestra, en cambio, una
palabra acerca de nuestro Fiat es Vida, y la vida vale siempre más que todas
las obras. Además de eso, es tanto nuestro Amor por esta criatura que recibe
la siembra de nuestras Vidas Divinas, que conforme le hablamos de nuestro
Querer, así nuestro eterno Amor se vierte sobre de ella, se desahoga, se
siente amado; el peso de la ingratitud humana porque no nos aman, queda
vaciado, pues encontramos quién nos ama con nuestro Amor, el cual tiene
virtud de resarcirse de todo el amor que nos deberían dar todas las criaturas,
y de quemar todos sus males, de llenar y acercar las distancias más lejanas.
Es por eso que nuestro Amor encuentra en ella nuestros refrigerios, nuestras
victorias, y por eso la amamos infinitamente; pero no estamos contentos con
amarla Nosotros solos, la hacemos amar por la Celestial Reina más que
como tierna hija, por los ángeles y santos como su inseparable hermana, la
hacemos amar por el cielo, por el sol, por el viento, por todos, y todos
sienten en ella la fuerza, la virtud de nuestro Amor, y sienten ser afortunados
en amarla, porque ella es la portadora de gozos para todos. Y es tanto
nuestro Amor, el contento que sentimos, que la llamamos nuestra
consoladora, nuestro Fiat que tenemos sobre la tierra, nuestra depositaria,
todo es nuestro en ella."
Marzo 16, 1938
El Fiat Divino llega a contar los respiros, los minutos
para hacer regresar a las criaturas a vivir en Él.
En la Divina Voluntad las cosas, las penas, se
cambian, de humanas se vuelven divinas.
Me parece que el Querer Divino me espera, me quiere, suspira que en
cada instante yo entre en Él, para que Él entre en todos mis actos, y si, jamás
sea, el Cielo me guarde, me aparto algún instante, se siente aislado y llora
inconsolablemente la compañía de su criatura, y en su dolor dice: "¿Cómo,
me dejas? Por ti me quedé en las estrellas, en el sol, en el aire, para hacerte
compañía y recibir la tuya, ¿pero sabes para qué? Para amarte y ser amado y
para poder decir: ‘Lo que hago en el Cielo en nuestro Ser Divino, lo que
hago en las esferas celestes, lo quiero hacer en mi amada criatura.’ Pero si
tú no estás en mi Querer, tú te apartas de Mí, y Yo de ti, y quedo aislado,
pero en mi dolor no dejo de llamarte." ¡Oh Voluntad Divina, cuánto me
amas, cómo eres amable y admirable! Entonces yo sentía el dolor de su
soledad, y mi dulce Jesús repitiéndome su breve visita me ha dicho:
"Hija mía buena de mi Querer, la espera es una de nuestras penas más
grandes, nos tiene como centinelas, llegamos a contar los respiros, los
latidos, los minutos en que no tenemos a la criatura con Nosotros para hacer
sentir nuestro Amor en el suyo y amarnos con un solo Amor, queremos
sentirnos como puestos de acuerdo con la criatura y llevarla como victoria
en nuestro regazo divino; por eso, sin ella los minutos nos parecen siglos, y
suspiramos su regreso. Esta criatura en cuanto entra en nuestro Querer y nos
pide que nuestra Voluntad venga a reinar sobre la tierra, hacemos fiesta
porque quiere lo que queremos Nosotros, que es cosa grande y la más bella
de todas, el que la criatura quiere lo que quiere su Creador, esto forma
nuestro reposo, y nuestro Amor sonríe y se calma.
Ahora, conforme pide que nuestro Querer venga a reinar, ella llama a
todas las cosas creadas, al sol, al cielo, al viento, a las estrellas, a todo, y Yo
que gobierno dominante en ellas, en cuanto oigo llamar abro todas las
puertas y me pongo en camino para venir a reinar; pero no se detiene ahí,
sube más alto y llama a nuestra Divinidad, a todos los ángeles y santos, y por
todos me hace pedir que venga mi Fiat. ¡Cómo es dulce su llamado
penetrante, imperante, todos abren, se ponen atentos, y da qué hacer a todos,
y todos piden lo que ella quiere! Por eso el vivir en nuestro Querer mueve
Cielo y tierra, pone en actitud a nuestras obras por una causa tan santa."
Después de esto ha agregado: "Hija mía, ¿quieres saber el por qué
queremos que la criatura viva en nuestro Querer Divino? Porque queremos
darle siempre nuevos dones, nuevo amor, nuevos carismas, queremos decirle
siempre cosas nuevas de nuestro Ser Divino, y ella, que debe recibir y
escucharnos, si no vive en nuestro Querer no tendrá lugar dónde poner
nuestros dones, y Nosotros no sacamos nuestros dones si no tenemos dónde
depositarlos, y nos quedamos con el dolor de querer dar y no poder hacerlo,
estamos como sofocados por el Amor y no podemos aligerarnos porque no
hay quién lo tome, y estamos obligados a ver a la criatura pobre, débil,
ignorante. ¡Qué dolor! Mientras en nuestro Querer ponemos en común
nuestros bienes y le vamos siempre diciendo: ‘Toma lo que quieras, y como
reconocimiento danos el pequeño tributo de tu amor y de tu voluntad.’ Por
eso hija mía, hagamos los pactos, pongámonos de acuerdo, porque Yo debo
darte siempre y tú debes darme siempre tu pequeño amor, así estaremos
siempre en comunicación, tendremos siempre que hacer juntos, amaremos
con un solo amor, seremos felices de una misma felicidad."
Después, estando sufriendo con una intranquilidad tal que no sabía
cómo calmarme, mi dulce Jesús regresando me ha dicho:
"Hija mía, mis penas besan las tuyas, las abrazan, les dan el aliento
con su Amor, las funden en ellas y las hacen tomar vida en las mismas penas
mías, y reciben el valor infinito y el bien que hacen mis mismas penas. En
mi Voluntad, las cosas, las penas, se cambian, de humanas se vuelven
divinas, siento que no es la criatura que sufre, sino Yo mismo me las formo,
me creo esas penas para sufrirlas en mi amada criatura, es mi Vida
repitiéndose en ella con el cortejo de mis penas, y por eso las llamo penas
mías; y si tú supieras qué hago con estas penas, las pongo entre el Cielo y la
tierra como gloria y amor perenne a mi Celestial Padre, como defensa y
refugio de las criaturas, como remordimiento a quien me ofende, como grito
de amor a quien no me ama, como luz a quien no me conoce; en suma, las
hago hacer todos los oficios de bien que se requieren hacia las criaturas, por
eso déjame hacer, son trabajos que quiere hacer tu Jesús, y solamente los
puedo hacer en quien vive en mi Voluntad."
Marzo 20, 1938
Encuentros de amor de la criatura que vive en el Querer
Divino. Dios desarrolla su obra creadora en quien
vive en su Querer Divino.
Estoy entre los brazos del Fiat, el cual ama tanto a su amada criatura
que vive en Él, que la tiene siempre estrechada entre sus brazos, más aún, su
Amor es tanto, que la pone en su movimiento incesante. Las más pequeñas
distancias, los instantes de intervalo en que no la siente consigo, en su
misma Vida, le formarían el más doloroso martirio de amor, y en su dolor le
diría: "Hija, no te apartes de Mí ni siquiera por un solo instante, amargarías
mi Amor, porque tu vida la sentimos como nuestra, por lo tanto nos
sentiríamos desgarrar, torturar nuestro Amor, porque tú debes saber que tu
respiro hace vida, respira en el nuestro, y conforme respira nos sentimos
amar y te amamos; tu movimiento se mueve en el nuestro, hace la misma
Vida nuestra, obra con Nosotros, habla con nuestra misma palabra, nos lo
sentimos circular en nuestro Ser Divino como sangre que circula en las
venas de las criaturas, y dice y repite siempre: ‘Te amo, te amo.’ Y no
contenta emprende el vuelo, gira por todas las cosas creadas, recoge nuestro
Amor esparcido en toda la Creación, y viene a refugiarse en nuestro Ser
Supremo y nos da la sorpresa de traernos todo el amor que nos deberían dar
todas las cosas creadas si tuviesen razón. Esta criatura va buscando siempre
nuevos encuentros para amarnos; otras veces va hasta su Madre Reina y le
pide todo su amor y nos da la sorpresa de traernos el amor de la gran Señora
duplicado, y festejando nos dice: ‘Os traigo el amor de mi Mamá Celestial
para amaros.’ Y, ¡oh cómo quedamos contentos! Estar sin quien vive en
nuestro Querer nos resulta imposible."
¡Oh Voluntad Divina, cuánto Amor, cuánta Potencia encierras para
quien vive en Ti! Me sentía tan maravillada que no sabía decir más, y mi
amado Jesús repitiendo su breve visita, con un amor indecible me ha dicho:
"Hija mía nacida y renacida en nuestro Querer, tú debes saber que el
vivir en nuestro Querer contiene tales prodigios y maravillas inauditas, que
los mismos Cielos se cimbran, y reverentes se abajan al escucharlos, porque
en esa criatura podemos desarrollar nuestra obra creadora, podemos
depositar nuestro Amor, nuestros delirios, nuestras ansias y suspiros, nuestraVoluntad, y Ésta hará comprender nuestra Majestad Suprema, nos hará amar
con nuestro Amor; sin Ella nos encontramos como un maestro que posee
todas las ciencias, podría impartir sus lecciones a todas las universidades, a
todas las escuelas, pero qué, no encuentra ni siquiera un alumno a quién
enseñar su ciencia. ¿Qué dolor no será para este maestro el poseer tantas
ciencias y tenerlas inútiles en sí mismo, sin poder hacer conocer el valor de
la ciencia que posee? ¡Oh, si este maestro encontrase un solo alumno que
quisiera aprender sus ciencias, se lo pondría sobre sus rodillas, lo tendría
consigo noche y día, sentiría que su ciencia no morirá sino que vivirá en su
alumno, y sentiría casi como duplicar su vida! ¡Oh, cómo lo amaría, se
sentiría renacido en su alumno, sentiría rota su soledad, se sentiría amado
por aquél a quien imparte sus lecciones, por lo tanto se cambiaría su vida
amarga en alegrías! Así es nuestro Ente Supremo, si no encontramos quién
viva en nuestra Voluntad Divina somos como ese maestro, que no tenemos a
quién impartir nuestras lecciones; poseemos ciencias infinitas y sin embargo
no tenemos a quién decir una sola palabra porque falta la Luz de nuestro
Querer, que le hará comprender lo que Nosotros queremos enseñarle, en
cambio si vive en nuestro Querer nos sentiremos revivir en la criatura,
podemos enseñarle nuestras ciencias divinas, más bien se formaran vida en
ella, nuestro lenguaje celestial lo entenderá de maravilla, nos amará como
queremos que nos ame, y entonces he aquí nuestra suerte y su suerte
cambiada, la soledad no existirá más, la compañía será perenne, tendremos
siempre qué decir y tendremos quién nos escuche, nuestro eterno dolor se
cambiará en alegrías, en fiestas, porque tendremos a la criatura que vive en
nuestro Querer. Ahora, cuando no encontramos quién viva en nuestra
Voluntad, para Nosotros sucede como para quien posee inmensas riquezas,
pero tantas, que se siente como ahogar por ellas, no obstante no encuentra ni
a quién dar, ni quién tome sus bienes, pobrecito, en sus riquezas es bien
infeliz, sufre una cruel soledad, no hay quién lo ame, quién lo respete, quien
le diga un gracias, es más, parece que le huyen, porque no encuentra ni a
quién darle, ni quién las tome. Sin la compañía la alegría muere, y con no
darlas a ninguno siente que sus bienes, su vida, no viven en los demás, y el
aislamiento es la más grande de las amarguras. ¡Oh, cuántas veces
queremos dar y no tenemos a quién dar, la criatura con no hacer nuestra
Voluntad nos cierra las puertas, nos impide el paso, es más, se pone a
distancia de Nosotros y se circunda de miserias, de debilidades, de las
pasiones más feas! He aquí por qué el vivir en nuestro Querer despierta
admiración en todos, y Nosotros mismos quedamos maravillados, debiendo
encerrar el Infinito en lo finito, la Inmensidad en la pequeñez, es necesario
que hagamos tales maravillas y prodigios, que sólo nuestro Amor imperando
sobre nuestro Ser Divino nos induce a hacer las maravillas más estrepitosas,
pero tanto, que los mismos ángeles y santos quedan sorprendidos y mudos
por el estupor."
Marzo 22, 1938
En cuanto la criatura se decide a vivir en el Divino Querer,
todas las cosas se cambian para ella, y viene puesta en las
mismas condiciones divinas. Para qué servirán los hijos del
Fiat Divino, y cómo llevarán en ellos la Vida de su Padre
Celestial. La última espía de amor en el punto de la muerte.
Continúo mi vuelo en el Querer Divino, conforme se entra en Él se
siente su aire balsámico, sus olas pacíficas, todo es paz, su Fuerza es tanta
que el alma se siente investir por tal fuerza, que en un instante puede hacer
todo, llegar a todo, hasta hacer lo que hace el mismo Dios. ¡Oh Voluntad
Divina, cómo sabes cambiar la voluntad humana, tu Potencia es tanta que
renuevas a la pobre criatura, la haces renacer a vida nueva! Mientras estaba
en esto, mi amable Jesús haciéndome su breve visita, todo ternura me ha
dicho:
"Mi pequeña hija de mi Voluntad, en cuanto la criatura se decide a
vivir en mi Querer, todas las cosas cambian para ella, nuestro dominio
divino la inviste y la hacemos dominadora de todo: dominadora de nuestra
Fuerza, de la Bondad, de nuestra Santidad, dominadora de la Luz, Cielos y
tierra por derecho son suyos. La ponemos en una atmósfera de seguridad, de
paz imperturbable, nada debe faltarle de bueno, de santo, de bello, de
alegrías divinas a esta criatura que vive en nuestro Querer; sus más pequeños
actos están llenos de tales contentos, que raptan la sonrisa de todo el Cielo y
de nuestro mismo Ente Supremo, por eso estamos todos atentos para ver
cuándo ama, cuándo obra, para gozárnosla y sonreír juntos, es tanto nuestro
Amor que la ponemos en nuestras mismas condiciones: Nosotros si no
somos amados, amamos; si no recibimos la atención de las criaturas, y tal
vez aun somos ofendidos, continuamos dando vida, y si la criatura regresa
pidiéndonos perdón, no le hacemos ningún reproche, nos la abrazamos y nos
la estrechamos a nuestro seno divino. Así que se puede decir que el hombre
se puede fiar solamente de Nosotros, porque en las criaturas no sólo no
puede fiarse, sino que encontrará mutabilidad, engaños, y cuando crea
poderse apoyar le vendrán a menos. Ahora, también se puede fiar de quien
vive en nuestra Voluntad, pues ella hará como hacemos Nosotros: no
amada, amará; no estimada y ofendida, correrá al lado de quien la ofende
para ponerla a salvo. Nosotros nos sentimos a Nosotros mismos en quien
vive en nuestro Querer, y por eso la amamos tanto que no hacemos otra cosa
que verter torrentes de Amor sobre de ella, para ser amados siempre más con
doble y creciente Amor."
Después ha agregado con amor más tierno y conmovedor:
"Hija mía, toda la Creación fue hecha en un desahogo de nuestro más
intenso Amor, por eso los hijos de nuestro Fiat servirán a la necesidad de
nuestro Amor. Mi Amor siente la necesidad de desahogarse, de otra manera
nos sentimos sofocar en nuestras llamas. He aquí la necesidad de los hijos
de nuestro Querer, como desahogo continuo de nuestro Amor; Nosotros
mismos las pondremos en nuestras condiciones, de sentir la necesidad de
desahogarse en amor con Nosotros, y nos desahogaremos mutuamente.
Entonces, así como comenzó la Creación en un desahogo de nuestro Amor,
así la cerraremos, junto con nuestros hijos, en un desahogo de Amor. Estos
hijos nuestros servirán a la completa gloria de toda la Creación; no sería obra
digna de Nosotros si no rescatásemos la gloria que las criaturas nos deberían
dar por haber creado tantas cosas por amor de ellas. Pero además está el
punto más alto, más noble, santo y sublime, o sea, que todo lo creamos para
que todo fuese encerrado y animado por nuestra Voluntad. Entonces, tal
como la sacamos, así nos debe regresar, en nuestro Fiat adorable. Si no
hiciéramos esto parecería que no tenemos Potencia suficiente con la que
todo podemos hacer, parecería como si no tuviéramos Amor con el que todo
podemos vencer, la Sabiduría con la que de todo podemos disponer. Así que
los hijos de nuestro Querer servirán para hacernos cumplir nuestra Voluntad
en ellos, y por eso ellos serán nuestra gloria, nuestro triunfo, nuestra victoria;
serán nuestros verdaderos hijos que llevarán no solamente nuestra Imagen,
sino la Vida de su Padre Celestial como Vida propia, residente en ellos.
Estos nuestros hijos serán Vida nuestra, cielos nuestros, soles nuestros, y
¡oh, cómo nos deleitaremos de crear en ellos vientos que soplen amor, mares
que murmuren te amo, te amo! Todo encontraremos en ellos, no habrá más
diversidad entre el Cielo y la tierra, para Nosotros formarán una sola cosa,
tanto tenerla con Nosotros en el Cielo, como tenerla con Nosotros en la
tierra. Por eso la cosa que más te debe interesar es el vivir en nuestro Querer
Divino; nuestro Amor encontrará su reposo, su desahogo, su paz en ti, y el
principio de nuestra felicidad sobre la tierra en el corazón de la criatura.
Nuestra Voluntad te estará siempre encima para hacer crecer nuestra Vida en
ti, y nuestro Amor te dará su aliento continuo para amarte siempre con
nuevo amor y para recibir el tuyo como desahogo y correspondencia del
suyo."
Después de esto, mi amado Jesús ha agregado con una ternura
indecible, que me hacía sentir como si se me rompiese el corazón:
"Hija mía buena, el decirte qué cosa hace mi Voluntad con la criatura,
cómo está con ella, si todos lo supieran se arrojarían en sus brazos sin
separarse jamás. Tú debes saber que Ella la hace de verdadera Mamá: Con
sus manos creadoras la crea y la hace concebir en el seno materno, jamás la
deja sola ni siquiera un instante; en este seno materno, como dentro de un
sagrario la forma, le da el uso de los miembros, la hace crecer con su aliento,
le da el calor, y cuando la ha formado bien la hace nacer a la luz del día,
pero jamás la deja sola, más que una madre le está siempre encima, la vigila,
la asiste, le da el movimiento, la articulación a los miembros, el respiro, el
latido, y conforme crece le da el uso de la palabra, el paso a los pies; no hay
cosa que haga la criatura que no la haga junto con ella para darle el uso de la
vida humana. Así que el principio de la vida humana, tanto del alma como
del cuerpo, es formado por mi Voluntad, y Ella se queda dentro como en un
refugio para darle vida perenne.
Ahora hija mía, hasta en tanto que no comienza la culpa en la criatura,
todo es Voluntad mía, y en cuanto comienza la culpa, así comienzan las
lágrimas, los dolores de esta Madre Celestial. ¡Oh, cómo llora por su hijo!
Pero no lo deja, su Amor la ata a vivir en aquella criatura para darle vida, y
si bien se siente como sofocar su Vida Divina, la cual ni siquiera es conocida
ni amada, su Amor es tanto que sigue su Vida aunque la ofendiese, para
darle una sorpresa de amor para salvar a su hijo. Nuestra Bondad, nuestro
Amor es tanto, que intentamos todos los caminos, usamos todos los medios
para arrancarlo del pecado, para ponerlo a salvo, y si no lo logramos en vida,
le hacemos la última sorpresa de amor en el punto mismo de la muerte. Tú
debes saber que en aquel punto es la última espía de Amor que hacemos a la
criatura, la circundamos de gracias, de luz, de bondad; ponemos tales
ternuras de amor, de ablandar y vencer los corazones más duros, y cuando la
criatura se encuentra entre la vida y la muerte, entre el tiempo que termina y
la eternidad que está por comenzar, casi en el acto en el que el alma está por
salir del cuerpo, Yo, tu Jesús, me hago ver con una amabilidad que rapta,
con una dulzura que encadena y endulza las amarguras de la vida,
especialmente las de aquel punto extremo; después la miro, pero con tanto
Amor de arrancarle un acto de dolor, un acto de amor, una adhesión a mi
Voluntad. Ahora, en aquel punto de desengaño, al ver, al tocar con la mano
cuánto la hemos amado y la amamos, sienten tal dolor que se arrepienten de
no habernos amado, y reconocen nuestra Voluntad como principio y
cumplimiento de su vida, y como satisfacción aceptan la muerte, para
cumplir un acto de nuestra Voluntad, porque tú debes saber que si la criatura
no hiciera ni siquiera un acto de Voluntad de Dios, las puertas del Cielo no
son abiertas, ni es reconocida como heredera de la patria celestial, ni los
ángeles ni los santos la pueden admitir entre ellos, ni ella quisiera entrar,
porque conocería que no le pertenece. Por eso, sin nuestra Voluntad no hay
ni santidad verdadera ni salvación. Y ¡oh! cuántos son salvados en virtud de
esta nuestra última espía toda de amor, excepto los más perversos y
obstinados, si bien les convendrá hacer una larga etapa de purgatorio. Por
eso el punto de la muerte es nuestra pesca diaria, el reencuentro del hombre
extraviado."
Después ha agregado. "Hija mía, el punto de la muerte es la hora del
desengaño, y todas las cosas se presentan en aquel punto, la una después de
la otra, para decirle: ‘Adiós, la tierra para ti ha terminado, comienza la
eternidad.’ Sucede para la criatura como cuando se encuentra encerrada en
una habitación y le es dicho que detrás de esa hay otra habitación en la cual
está Dios, el paraíso, el purgatorio, el infierno, en suma, la eternidad; pero
ella nada ve, escucha que otros se lo aseguran, pero como aquellos que lo
dicen tampoco lo ven, lo dicen de tal manera que casi no se hacen creer, no
dando una gran importancia para hacer creer con realidad, con certeza, lo
que dicen con las palabras; pero un buen día caen los muros y ve con sus
propios ojos lo que antes le decían, ve a su Padre Dios que con tanto amor la
ha amado, ve uno por uno los beneficios que le ha hecho, ve como están
lesionados todos los derechos de amor que le debía, ve cómo su vida era de
Dios, no suya, todo se le pone delante: eternidad, paraíso, purgatorio,
infierno; la tierra le huye, los placeres le voltean la espalda, todo desaparece,
y solamente queda presente lo que está en aquella estancia de la cual han
caído los muros, lo cual es la eternidad. ¡Qué cambio sucede para la pobre
criatura! Mi Bondad es tanta por querer a todos salvados, que permito que
estos muros caigan cuando las criaturas se encuentran entre la vida y la
muerte, entre el salir el alma del cuerpo para entrar en la eternidad, a fin de
que al menos hagan un acto de dolor y de amor, y reconozcan a mi Voluntad
adorable sobre de ellas. Puedo decir que les doy una hora de verdad para
ponerlas a salvo. ¡Oh, si todos supieran mis industrias de Amor que hago en
el último punto de la vida, a fin de que no huyan de mis manos más que
paternas, no esperarían llegar a aquel punto, sino que me amarían por toda la
vida!"
Marzo 28, 1938
Para quien vive en el Divino Querer, la Creación le sirve
como tantas ciudades donde repatriarse. El acto humano
para ser completo debe comenzar y terminar en el
Querer Divino. El dolor más grande de Jesús es el
ver que no se vive en su Voluntad.
Mi pobre mente va siempre en busca de los actos hechos por el Querer
Divino, me parece que yo los busco y ellos me esperan para hacerse
encontrar, porque estos actos suspiran el hacerse encontrar por la criatura
para recibir su ‘te amo’ y para hacerle conocer cuánto la aman; y el alma se
siente como repatriada en los actos de su Creador, y como inmersa en el
océano de las alegrías y de la felicidad. Entonces mi siempre amable Jesús
al verme maravillada, repitiendo su breve visita me ha dicho:
"Hija mía bendita, como el hombre fue hecho por Nosotros para vivir
en nuestro Querer, todos nuestros actos debían servir como tantas diversas
ciudades o naciones, en las cuales el hombre debía encontrar con derecho su
patria, las diversas ciudades en las cuales debía tener sus diversiones, sus
alegrías, las escenas encantadoras y deleitables que con tanto amor le había
preparado su Creador, así que se puede decir que ciudad es el sol, y cuando
el alma entra en nuestro Querer encuentra esta ciudad de luz con todas las
variadas bellezas de colores, de dulzuras, encuentra nuestro acto creante y
festejante, lleno de alegrías, de amor y de felicidad indecible, y ella se
sumerge en estos océanos de bellezas, de dulzuras, de amor y alegrías, y
como en patria suya hace sus largos paseos y se vuelve dueña de los bienes
que en esa ciudad encuentra, y ¡oh, cómo Nosotros quedamos contentos al
ver nuestras obras, nuestras ciudades creadas solamente para el hombre, no
más desiertas sino pobladas por nuestros hijos, porque entrando en nuestro
Querer encuentran el camino que los conduce a las diversas ciudades que
hemos formado en la Creación, y dónde encuentran un deleite, dónde una
alegría distinta, dónde un conocimiento de más acerca de su Creador, y
dónde un amor tan intenso que los abraza, los besa, y les comunica la vida
de amor! Cada cosa creada posee de lo nuestro, pero no para sí, sino para
darlo a las criaturas, pero deben vivir en nuestro Querer, de otra manera las
puertas están cerradas y a lo más gozan los efectos, pero no la plenitud de
los bienes que hay en nuestras obras, por eso hija mía, para ser completo y
perfecto el acto de la criatura debe comenzar y terminar en nuestra Voluntad,
la cual le suministra su misma Vida de luz y de Amor, para hacer que el acto
sea completo y nada le falte de bello, de santo y de bueno. Si el acto no
comienza en nuestra Voluntad, falta el orden, la santidad, la belleza, y por lo
tanto el acto humano no puede ser firmado con la firma de nuestro Querer
como acto suyo. Es para llorar hija mía el ver tantos actos humanos
trastornados, desordenados, quedados algunos al principio, algunos a la
mitad, algunos a los que les falta un punto, y otros a los que les falta algún
otro, y lo que es peor aún, alguno ensuciado con fango, alguno con
podredumbre, alguno como empapado en la culpa, que no hacen otra cosa
que irritar nuestra justa Justicia, por eso, sin nuestra Voluntad no puede
haber bien en la criatura, y si parece que hacen algún bien, es bien aparente,
y como falta la sustancia de la Vida de nuestro Fiat no puede ser duradero,
basta con que surja un obstáculo, un disgusto, y el bien termina y se
arrepienten de haberlo hecho. En cambio, todo lo que se hace en mi
Voluntad posee firmeza irremovible, y delante a los disgustos y obstáculos
no se detienen, sino que corren de más para dar la vida del bien que poseen.
Ahora, tú debes saber que quien hace sus actos en nuestro Querer,
hace actos completos y perfectos, en cambio quien vive siempre en Él, se
encuentra bajo una lluvia continua de luz, que conforme se mueve, late,
respira, así le llueven encima todos los efectos y variadas bellezas de nuestra
luz divina; nuestro Ser Divino es Luz purísima, luz interminable, encierra
todos los bienes posibles e imaginables; mientras es luz es palabra, y toda
ojo mira dondequiera, no hay cosa que se pueda esconder de Nosotros; esta
Luz es obra, es paso, es vida que da vida a todo y a todos, esta Luz encierra
bellezas que no se agotan, alegrías y felicidad sin fin. Ahora, quien vive
siempre en nuestro Querer Divino se encuentra bajo la lluvia de luz de
nuestra palabra imperante y creante, y ¡oh, cómo la transforma nuestra
palabra! Le habla siempre de nuestro Ente Supremo y produce todos
nuestros efectos divinos sobre la criatura, con tal variedad de bellezas, que
Nosotros mismos quedamos admirados. Nuestra mirada de luz la mira
siempre, nuestro paso corre siempre hacia ella, nuestras obras con sus brazos
de luz la abrazan y se la estrechan al seno, y todas le llueven luz para
comunicarle nuestra mirada de luz, nuestras obras y pasos de luz. Así que
quien vive siempre en nuestro Querer está siempre en comunicación directa
con su Creador, y recibe todos los efectos que sabe producir un Dios. En
cambio quien obra en Ella está en comunicación con nuestras obras, y las
suyas vienen modeladas con nuestras obras."
Después seguía buscando los actos de la Divina Voluntad, y habiendo
llegado a lo que hizo Nuestro Señor en la Redención, uno por uno los
besaba, los adoraba, los bendecía, los agradecía, y tomando el mismo Amor
con el cual Jesús los amaba, los amaba también yo. Y Jesús, todo
conmovido y enternecido al ver sus actos amados con su mismo Amor, me
ha dicho:
"Hija mía, es siempre el amor el que me golpea, me hiere y me induce
a hablar para revelar a mi amada criatura mis secretos, escondidos a quien
no me ama, porque no amándome no entendería mi dialecto de amor.
Ahora, tú debes saber que todos estos actos hechos por Mí en la tierra,
contienen cada uno un dolor tan intenso, que si mi Divinidad no me hubiera
sostenido, habría sido suficiente para hacerme morir. Así que mi Voluntad
Divina, conforme Yo obraba, así me creaba el dolor de no encontrar a la
voluntad humana en la mía, para encerrarla en mis actos y darle virtud y
gracia de hacerla vivir en mi Voluntad; en todo lo que hacía, aun si
respiraba, latía, miraba, caminaba, buscaba a la voluntad humana para
encerrarla y darle el puesto primario en mi respiro, en mi latido, en mi
mirada y en mis pasos. ¡Qué dolor hija mía, querer hacer el bien y no
encontrar a quién hacerlo, querer ponerla en lugar seguro donde habría sido
feliz, porque mis penas, mis obras, mi misma Humanidad habrían estado no
solamente a su defensa, sino le habrían formado su palacio real donde la
habrían tenido como reina! Pero en lugar de ser agradecida y escucharme,
escapa de mis manos, de mis penas, para vivir infeliz en medio de peligros y
de enemigos, sin nadie que la defienda. ¡Qué dolor, qué dolor! Puedo decir
que mi dolor más grande acá abajo, que me daba la muerte continua, fue el
ver a las criaturas que no vivían ni hacían mi Voluntad, porque veía que mis
actos permanecían sin la finalidad con la cual los hacía, o sea, sin dar la Vida
de la cual estaban investidos, y si no hubiera sido por mi Omnividencia que
me hacía ver todos los siglos como un acto presente, y por eso veía a mis
hijos amados que debían vivir de mi Querer Divino, los cuales debían
servirse de lo que hizo y sufrió mi Humanidad para establecer mi reino, y
servirse de esta mi Humanidad como la más bella de sus habitaciones, Yo no
habría podido soportar tanto dolor. Por eso continúa encontrando mis actos,
mis pasos, mis penas, para pedirme que venga a reinar mi Voluntad sobre la
tierra, y mi dolor se endulzará y se cambiará en amor para abreviar el tiempo
para hacerla conocer, amar y reinar. Y Yo te tendré como refrigerio mío y
como portadora de bálsamo a mis penas, y cuando vea a mis actos y a mis
penas exacerbadas por el dolor porque las criaturas huyen de mi Voluntad,
vendré a refugiarme en ti para endulzarme y embalsamar mis penas
demasiado amargadas por el dolor."
Marzo 30, 1938
Cuando los sacrificios se hacen de buena voluntad, Jesús
pone en ellos sus gustos divinos, y los vuelve agradables y
amables. Cómo Dios creaba en ellos la pasión de amor.
Me siento entre los brazos del Fiat Divino, y es tanto su Amor que me
alimenta con su Luz, me calienta con su Calor, y si estoy cansada me arrulla
sobre sus rodillas para darme su reposo, que me hace resurgir a nueva vida.
¡Oh Voluntad Divina, cómo eres amable, solamente Tú me sabes amar de
verdad y sólo en Ti encuentro el refugio a todos mis males! Pero me sentía
oprimida al ver que aquellos que me rodean sufren y hacen grandes
sacrificios por causa mía, cómo es doloroso ver sacrificados a los demás; y
mi dulce Jesús, estrechándome entre sus brazos en acto de compadecerme,
todo ternura me ha dicho:
"Pobre hija mía, ánimo, no quiero que pienses en esto. Tú debes saber
que Yo puedo y sé pagar bien aun los pequeños sacrificios, las atenciones y
mucho más los grandes sacrificios; Yo numero todo, y ni siquiera un respiro
hecho por Mí lo dejo sin recompensa, y mucho más si estos sacrificios son
hechos a quien me ama, a quien quiere vivir en mi Querer, entonces siento
como si me los hicieran a Mí mismo, y Yo para hacer que estos sacrificios
sean hechos de buena voluntad, pongo en ellos mi gusto divino, de modo
que hago sentir el gusto, el placer de hacer esos sacrificios, de modo que
sienten la necesidad de hacerlos, el gusto, el placer en el sacrificio; son como
la sal, los condimentos a los alimentos, como el aceite a las ruedas que antes
caminaban con dificultad, pero puesto el aceite corren. El gusto divino vacía
el sacrificio y lo vuelve ligero y agradable. Esta es la causa por la que en
nuestro Amor creamos una pasión santa, un gusto, un placer, que no
sabemos estar si no amamos a la criatura. Fue esta nuestra pasión de amor la
que nos hacía sentir la extrema necesidad de testificar con nuestras obras el
amor hacia las criaturas, tanto que ninguno nos rogó que creásemos un cielo,
un sol, y tantas otras cosas, y después de creadas las miramos y sentimos
tanto gusto y placer, que en nuestro énfasis de amor exclamamos: ‘Cómo
son bellas nuestras obras, pero nos darán más gloria, sentiremos más gusto,
cuando nuestras obras se den a las criaturas para amarlas y para hacernos
amar por ellas.’ Entonces, a nuestra pasión de amor, a la extrema necesidad
de amar se agregaba la locura, el delirio de amor, tanto, que no nos
contentamos solamente con las obras, el amor llegó a tanto, que sentimos la
necesidad de poner también la Vida. En efecto, ¿qué cosa no me hizo hacer
esta necesidad de amor que sentía en Mí? Me hizo sufrir penas inauditas,
sufrí las humillaciones más humillantes y hasta la misma muerte entre
espasmos atroces.
Ahora, esta nuestra pasión de amor no se contenta si no participa esta
nuestra misma pasión de amor a la criatura, por eso, en los sacrificios que
hacemos hacer, creamos en ellos la pasión santa, la dotamos de gustos, de
contentos, para hacerlas hacer las más bellas conquistas. Esta pasión se
vuelve ingeniosa, se industria en mil modos, y si no se vuelve obrante parece
que no sabe ni estar ni vivir. Si no hay pasión, aun en las obras santas, y
gusto en los sacrificios, parece que son obras pintadas, no vivas, tienen un
frío, una apatía que produce más disgusto que gusto y tal vez más mal que
bien. Por eso hija mía no pienses en los sacrificios que hacen por ti, más
bien debo decirte que los hacen por Mí, no por ti, y Yo pondré en estos
sacrificios tal gracia, gusto y agrado, de vaciar el sacrificio y después, de
acuerdo al amor con el que los hagan, Yo me verteré en ellos, y conforme
hagan el sacrificio querido por Mí, así haré crecer mi Vida en ellos. ¿No es
tal vez mi pasión de amor la que me hace decir tanto acerca de mi Voluntad
para crear en el hombre la pasión de vivir en mi Querer? Con este tanto
decir quiero ahogar a la voluntad humana con nuestros gustos divinos, pero
tanto, de hacerla decidir en virtud del gusto que siente, de la felicidad que
prueba, a vivir en mi Voluntad Divina. Además, lo puedes decir tú misma,
¿cuántos gustos, contentos, alegrías te he dado en el estado de sacrificio en
el cual te he puesto? Entonces deja hacer a tu Jesús que sabe ajustar el
sacrificio y lo vuelve amable, fácil, y aun deseable; mucho más, pues en el
sacrificio de la criatura pongo la fuerza, el sostén, la vida de mi sacrificio;
puedo decir que mi sacrificio toma en su regazo el sacrificio de la criatura, y
hace de guía, da vida, da luz a aquél o aquélla que de buena voluntad quiera
sacrificarse por Mí."
Abril 4, 1938
Dios creaba la necesidad de la Divina Voluntad en la criatura,
como creaba la necesidad del agua y del sol a la tierra.
Cada palabra de más sobre la Divina Voluntad,
da una Vida nueva y distinta.
Mi pobre mente siente la necesidad extrema de encontrar los actos del
Querer Divino como latido y respiro de mi pobre existencia, y si no lo
hiciera me sentiría faltar el aire para respirar, el corazón para palpitar. Mi
Dios, ¿cómo se puede vivir sin el aire y la Vida de tu Voluntad? Me parece
imposible. Y mi dulce Jesús visitando mi pequeña alma, todo bondad me ha
dicho:
"Mi buena hija de mi Voluntad, mi Amor fue tanto en la creación del
hombre, que le daba mi Voluntad como su vida primaria y de absoluta
necesidad, tanto, que sin Ella no podía producir nada de bien. Como la tierra
no produce nada sin el agua, porque al agua se le puede llamar el alma de la
tierra, pero si a lo anterior no se agrega el sol, que con su luz y calor
fecunda, purifica y embellece la tierra, el agua serviría para enmohecer la
tierra y volverla una cloaca fangosa, de la cual saldría un aire contagioso que
podría apestar la tierra; pero no bastan estos tres elementos, agua, tierra y
sol, se necesita la semilla para poder formar de la tierra las más bellas
florituras, las plantas, los frutos que alegran al agricultor y forman el
alimento a todas las generaciones humanas. Mira, uno de estos elementos
que faltara y la tierra sería infecunda, tétrica, oscura, de dar espanto. Ahora,
la necesidad de unión de estos elementos forma lo bello, lo útil, la
fecundidad de nuestra obra creadora, separados pueden hacer daño y ser
nocivos para las pobres criaturas, unidos pueden hacer un mundo de bienes.
De la misma manera creaba la estrecha necesidad de mi Voluntad en la
criatura: Creaba el alma como agua a la tierra, la cual debía correr más que
agua en la tierra de su cuerpo; ponía mi Voluntad en ella como sol, luz y
calor, el cual debía vivificarla, fecundarla, embellecerla, pero con tan raras
bellezas de raptarnos continuamente a amarla, y así como el agricultor se
ocupa de arrojar la semilla en la tierra para hacerla producir, así mi Voluntad
tomaba el empeño de arrojar en la criatura tantas semillas divinas, de las
cuales debían surgir tantos soles, uno más bello que el otro, que debían
producir florituras y frutos celestiales que debían servir como su alimento,
como alimento de las criaturas y del mismo Creador, porque nuestro
alimento, nuestra Vida, es nuestra Voluntad. Mira entonces la necesidad de
la unión de los actos, que como semillas forma en la criatura el crecimiento
de mi Voluntad en ella, comunica la virtud de nuestras cualidades divinas y
forma tales prodigios de gracia, de belleza, que Nosotros mismos la amamos
tanto, de volvernos no sólo inseparables, sino obrantes continuamente en
ella, porque sabemos que si amamos ama, si obramos obra, no sabe hacer
nada sin Nosotros, porque faltando nuestra unión se reduciría en la
inutilidad, como la tierra sin agua, sin sol, sin semillas, por eso Nosotros,
amándola mucho hacemos todo en ella. Mira en que punto doloroso, nocivo
y casi horrible se pone la criatura sin nuestra Voluntad."
Después ha agregado con un acento más doloroso y conmovedor:
"Hija mía, cómo nos duele no ver vivir a la criatura en nuestra
Voluntad, con no vivir en Ella nos quiere confinar en nuestra patria celestial,
no quiere que vivamos juntos sobre la tierra, nuestra Voluntad le es de peso,
huye de nuestra santidad, cierra las puertas a la luz y busca las tinieblas.
Pobrecita, con hacer su voluntad morirá de frío, de hambre, y podrá decir:
‘El Cielo no me pertenece.’ Viven exiliadas sobre la tierra, sin apoyo, sin
defensa, sin fuerza, el mismo bien para ellas se convierte en amarguras, y en
ocasiones aun en defectos. Por eso forman nuestro dolor y sofocan
continuamente nuestro Amor. Es tanto el Amor de nuestra Voluntad, que
cada palabra o conocimiento que manifiesta de Ella, es una Vida Divina
suya, y no sólo eso, sino nueva y distinta la una de la otra, nueva en la
Santidad, en la Belleza, en el Amor, por eso gozamos tanto y hacemos fiesta
en el hacer conocer qué cosa es nuestra Voluntad, lo que sabe hacer y puede
hacer en el cerco de la criatura, y hasta qué punto noble, sublime, alto,
quiere colocarla en nuestro seno divino. Porque con hacerla conocer no
hacemos otra cosa que hacer salir nuevas Vidas Divinas, y conforme se
hacen poseer, así recibimos de las criaturas nuestro nuevo Amor, nuestra
nueva Belleza, Bondad, y así de todo lo demás. ¡Oh, cómo nos sentimos
glorificados, amados por medio de nuestras mismas Vidas, por aquél a quien
nos hemos hecho conocer! Por eso el hacernos conocer a quien nos quiere
conocer, es el acto que más nos glorifica, nuestro Amor encuentra con quién
desahogar y a quién poder dar lo que queremos. Y además, ¿en qué
aprovecharía crear a la criatura si no queríamos hacernos conocer? El
conocimiento es lo que nos hace descender en la criatura y le da el vuelo
para hacerla subir hasta Nosotros. Es por eso que cuando vemos que
suspiras por conocer de más nuestro Querer, Yo, súbito te hago las más
bellas sorpresas de nuestro Fiat Omnipotente, pero no para hacerte sólo
conocer, sino para darte el bien que te hacemos conocer."
Después de esto ha agregado todo conmovido:
"Hija mía, quien vive en mi Voluntad es la suspirada de todos, porque
todos se sienten amados por ella, su amor corre a todos, abraza a todos, se
pone en los corazones de todos para hacernos amar por todos; aun el más
pequeño ‘te amo’, ‘te adoro’, ‘te bendigo’ de quien vive en nuestro Querer
Santo, tiene el derecho de encerrase en todos, es más, los mismos santos y
ángeles se sienten honrados de dar el puesto en ellos al más pequeño ‘te
amo’ de esta afortunada criatura, y nos aman con este ‘te amo.’ ¿Cuál no
será su contento cuando llegue a la patria celestial y vea sus ‘te amo’ en
todos los bienaventurados, que aman a su Dios? Y esto en el modo más
simple, pues encontrándose nuestra Voluntad por todas partes, lo que se hace
en Ella dondequiera toma su puesto y adquiere el acto continuo de siempre
amar, así que también el sol, el cielo, las estrellas, la Creación toda, poseerán
estos actos para amarnos y bendecirnos."
Abril 10, 1938
En quien vive en la Divina Voluntad, Jesús quiere encontrar
todo en ella, y la quiere encontrar en todos. Dios quiere encontrar
en nuestro amor el apoyo de sus obras, el escondite de su Vida.
Mi pobre mente está siempre de regreso en el Querer Divino, y
habiendo recibido la santa comunión estaba diciendo a mi amable Jesús:
"En tu Querer todo es mío, por eso te amo con el amor de mi y tu Mamá
Reina, te beso con sus labios, te abrazo fuertemente con sus brazos, te llevo
conmigo y me refugio en su corazón para darte sus alegrías, sus delicias, su
maternidad, a fin de que encuentres las dulzuras, la custodia que te sabe
hacer tu Mamá." Pero mientras me encerraba junto con Jesús en mi Mamá,
el dulce Jesús, todo ternura me ha dicho:
"Hija mía e hija de mi Madre, cómo estoy contento de encontrar a la
hija con mi Madre, y a la Mamá con la hija, porque Ella quiere que las
criaturas me amen con su mismo amor, y se sirvan de su boca para besarme,
y de sus brazos para abrazarme, quiere darles su maternidad para ponerme al
seguro y hacer que me hagan de mamá. Encontrar a la Madre y a la hija que
me aman con un solo amor, es para Mí el más grande contento, siento que
ambas me dan un nuevo paraíso en la tierra. Pero esto no me basta, en quien
vive en mi Voluntad quiero encontrar todo, si falta alguna cosa no puedo
decir que esté completa mi Voluntad en la criatura; y no sólo quiero
encontrar en su puesto de honor, de Reina y de Madre a mi Madre en ella,
sino que quiero encontrar también a mi Celestial Padre y al Espíritu Santo, y
haciendo suyo su Amor me ame con la inmensidad e infinitud de su Amor.
Hija mía, dame el gusto de decirme que me amas con el Padre y con el
Espíritu Santo."
Jesús ha hecho silencio para esperar que le dijese como Él quería, y
yo, si bien indigna, para contentarlo le he dicho: "Te amo en la Potencia y
Amor inmenso del Padre, con el Amor interminable del Espíritu Santo, te
amo con el amor con el cual te aman todos los ángeles y santos, te amo con
el amor con el cual te aman o deberían amarte todas las criaturas presentes,
pasadas y futuras, te amo por todas las cosas creadas y con aquel amor con
el cual las creaste." El amado Jesús ha dado un largo suspiro y ha agregado:
"Finalmente siento apagadas mis ansias de encontrar todo en la
criatura: Encuentro nuestros mares de Amor que jamás terminan, encuentro
las delicias de mi Mamá que me ama, encuentro todo y a todos, así que en
quien vive en mi Voluntad debo encontrar todo y a todos, y a esta criatura la
debo encontrar en todos. Y además, mi Padre Celestial me Generó en el
amor, y a quien me ama y no deja escapar nada de nuestro Amor, me lo
siento conmigo en acto de darme y recibir amor continuo."
Después de esto ha agregado: "Hija mía, he aquí por qué sentimos en
nuestro Amor una necesidad extrema de que las criaturas nos conozcan y
conozcan nuestras obras, si no nos conocen quedamos como apartados de
ellas, mientras que vivimos dentro y fuera de ellas, y mientras estamos al día
de lo que hacen y piensan, amándolas en cada acto de ellas, no sólo no nos
aman, sino que ni siquiera nos reconocen. ¡Qué dolor! Si no nos reconocen
el amor no surge, y si falta el amor no tenemos dónde apoyar nuestras obras,
ni nuestro Amor encuentra un refugio dónde desahogarse y alojarse, todo
queda como suspendido. Por eso queremos encontrar en nuestras obras el
‘te amo’ de la criatura, y amándola con nuestra Potencia podemos apoyar
nuestras obras más grandes, y ¡oh, cómo quedamos contentos al encontrar el
pequeño ‘te amo’ de ellas por apoyo de nuestras obras! Obrar y no
encontrar dónde apoyar estas obras es un dolor para Nosotros, parece que
nos falta la Vida de nuestro Amor; nuestro Amor obrante viene reprimido,
sofocado; poder hacer y no hacer, y sólo porque la criatura ingrata ni nos
reconoce ni nos ama. Y como todas nuestras obras están dirigidas a
beneficio de las criaturas, no pudiéndolas dar, porque faltando el
conocimiento y el amor falta el espacio dónde poder poner nuestras obras, es
por eso que nos atan los brazos y nos ponen en la inutilidad, y además, ¿en
qué aprovecharía obrar si no encontramos quién las quiera recibir? Es más,
tú debes saber que antes de obrar miramos quién las debe conocer, recibir y
amar, y después obramos. Mi misma Humanidad no hacía ningún acto si
antes no encontraba a quién debía amar y dar aquel acto, y aun cuando no
encontrase quién las recibiera entonces, Yo miraba los siglos y dirigía mi
acto a quien lo habría amado, conocido y recibido. Tanto que, aun niño
recién nacido, Yo lloraba, y aquellas mis lágrimas eran dirigidas a quien
debía compungirse, dolerse de sus pecados y lavarse para readquirir la Vida
de la Gracia; si caminaba, mis pasos eran ya dirigidos a aquellos que debían
caminar el camino del bien, como fuerza y guía de su camino. No hubo obra
que hice, palabra que dije, pena que sufrí, en la cual no haya buscado las
obras de las criaturas por apoyo de las mías, mi palabra para apoyarla en las
palabras de ellas, mis penas buscaban el apoyo en sus penas para dar el bien
que contenía lo que Yo hacía. Era mi pasión de Amor que no me dejaba
hacer otra cosa sino lo que podía ser útil para mis hijos; y es esta una de las
razones más potentes por las que quiero que se viva en mi Querer, porque
sólo entonces todas mis obras, la Creación, la Redención, aun un suspiro
mío, encontrarán dónde apoyarse para hacerse obras de sus obras, penas de
sus penas, pasos de sus pasos, vida de su vida; y entonces todo lo que he
hecho y sufrido se cambiará en gloria y victoria, para abatir a todos los
enemigos y llamar en medio de las criaturas el orden, la armonía, la paz, la
celestial sonrisa de la patria celestial."
Yo he quedado sorprendida al oír esto, y mi amado Jesús ha agregado:
"Hija mía bendita, el vivir en mi Voluntad encerrará tales sorpresas y
múltiples novedades divinas, de dejar admirados a los mismos ángeles y
santos, mucho más que en mi Voluntad no hay palabras, sino hechos, las
mismas palabras, los deseos, las intenciones, las convierte en hechos y obras
cumplidas. Fuera de mi Voluntad, lo que la criatura quiere se reduce a
palabras, deseos e intenciones, pero dentro de Ella, estando en Ella la virtud
creante, lo que quiere la criatura adquiere hechos cumplidos, obras llenas de
Vida. Mucho más que estando en nuestro Querer está al día de lo que
Nosotros hacemos, siente lo que Nosotros queremos, por eso nos sigue en
las obras, quiere lo que queremos, no puede hacer menos ni ponerse a un
lado, para ella nuestro Fiat se vuelve la más grande de sus necesidades, por
la cual no puede hacerla menos, para ella es más que respiro que debe dar y
recibir, más que movimiento que siente la extrema necesidad de moverse.
En suma, mi Voluntad es todo para ella, vivir sin mi Voluntad le resulta
imposible, por eso, sé atenta y tu vuelo sea siempre en nuestro Fiat."
Sea todo para gloria de Dios y para cumplimiento de la Divina Voluntad.
Deo gratias