VOLUMEN 27
Luisa Piccarreta Volumen 27
I. M. I.
Fiat!!!
In Voluntate Dei! Deo Gratias.
Septiembre 23, 1929
Quien vive en la Divina Voluntad, en su
pequeñez encierra el Todo, y da Dios a
Dios. Los prodigios divinos.
La Divina Voluntad me absorbe en todo, y por cuanto siento
repugnancia al escribir, el Fiat Omnipotente, con su imperio se impone sobre
de mí, pequeña criatura, y con su autoridad divina me vence, derriba mi
voluntad y poniéndosela como escabel a sus pies divinos, con su imperio
dulce y fuerte me induce a escribir un nuevo volumen, mientras que yo creía
que debía hacer una pausa. ¡Oh Voluntad adorable, imperante y Santa,
quieres el sacrificio, y yo no me siento con fuerzas de resistir y luchar contra
Ti, más bien adoro tus disposiciones, y perdiéndome en tu Santo Querer te
pido que me ayudes, fortifiques mi debilidad y no permitas que yo escriba
sino lo que Tú quieres, y como quieres Tú; ¡ah, que yo sea tu repetidora y no
ponga nada mío! Y Tú, Amor mío Sacramentado, desde esa custodia santa
desde la cual me ves, y en la cual yo te veo a Ti, mientras escribo no me
niegues tu ayuda, es más, ven junto conmigo a escribir, sólo así sentiré la
fuerza para comenzar.
Estaba haciendo mi acostumbrado giro en la Creación para seguir
todos los actos que el Supremo Querer había hecho en todas las cosas
creadas, y mi dulce Jesús saliendo de mi interior me ha dicho:
"Hija mía, cuando la criatura recorre las obras de su Creador, significa
que quiere reconocer, apreciar, amar, lo que Dios ha hecho por amor suyo, y
no teniendo qué dar como correspondencia, mientras recorre sus obras toma
toda la Creación como en su propio puño, y la da nuevamente a Dios, íntegra
y bella para su gloria y honor diciéndole: ‘Te reconozco, te glorifico por
medio de tus mismas obras, pues sólo ellas son dignas de Ti.’ Ahora, es tal
y tanta nuestra complacencia al vernos reconocidos por la criatura en
nuestras obras, que nos sentimos como si la Creación se repitiese de nuevo
para darnos doble gloria, y esta doble gloria nos viene dada porque la
35 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta
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criatura reconoce nuestras obras hechas por amor de ella, y dadas a ella
como don nuestro para que nos ame. La criatura con reconocer nuestro don
encierra en el cielo de su alma el Todo, y Nosotros vemos en la pequeñez de
ella a nuestro Ser Divino con todas nuestras obras; mucho más, porque
estando nuestro Fiat Divino en la pequeñez de esta criatura, tiene capacidad
y espacio de encerrar el Todo, y ¡oh! prodigio, ver encerrado en la pequeñez
humana el Todo, y que osadamente da el Todo al Todo sólo para amarlo y
glorificarlo. Que el Todo de nuestro Ser Supremo sea el Todo, no es para
maravillarse, porque tal es nuestra naturaleza divina: ‘Ser Todo.’ Pero el
Todo en la pequeñez humana es la maravilla de las maravillas, son prodigios
de nuestro Querer Divino, que donde reina no sabe hacer de nuestro Ser
Divino un ser a mitad, sino todo entero. Y como la Creación no es otra cosa
que un desahogo de amor de nuestro Fiat creante, donde Él reina encierra
todas sus obras, y por eso la pequeñez humana puede decir: ‘Doy Dios a
Dios.’ He aquí el por qué cuando nos damos a la criatura queremos todo,
también su nada, a fin de que sobre su nada sea repetida nuestra palabra
creadora, y formemos nuestro Todo sobre la nada de la criatura; si no nos da
todo, su pequeñez, su nada, nuestra palabra creadora no viene repetida, ni es
decoro y honor para Nosotros el repetirla, porque cuando Nosotros hablamos
queremos deshacernos de todo lo que no nos pertenece, y cuando vemos que
no se da toda, no la hacemos cosa nuestra, y ella queda la pequeñez y la nada
que es, y Nosotros quedamos con nuestro Todo que somos."
Después de esto continuaba mi abandono en el Supremo Fiat, pero me
sentía triste por ciertas cosas que no es necesario escribirlas, y mi siempre
amable Jesús, moviéndose a compasión me ha estrechado entre sus brazos, y
todo amor me ha dicho:
"¡Oh. cómo me es querida la hija de mi Querer! Tú debes saber que la
tristeza no entra en mi Divina Voluntad. Ella es alegría perenne que vuelve
pacífica y feliz su morada donde reina, por eso esta tristeza, si bien sé que es
por causa mía, es cosa vieja de tu voluntad humana, y las cosas viejas no las
recibe en tu alma mi Voluntad Divina, porque tiene tantas de las nuevas, que
no alcanza el espacio de tu alma para ponerlas todas, por eso, fuera tu
tristeza, fuera. ¡Oh! si supieras cuántas singulares bellezas forma en el alma
mi Divina Voluntad; donde Ella reina forma su cielo, su sol, su mar y el
vientecillo de sus refrigerios y frescuras divinas; Ella, siendo artífice
insuperable, tiene en Sí misma la habilidad del arte de la Creación, y cuando
entra en la criatura para formar su reino, tiene un deseo excesivo de repetir
su arte, y por eso ahí extiende su cielo, forma el sol y todas las bellezas de la
Creación, porque donde Ella reina quiere sus cosas, y con su arte las forma y
se hace circundar de las obras dignas de mi Fiat, por eso la belleza del alma
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donde Ella reina es indescriptible. ¿No sucede esto también en el orden
humano? Cuando se hace un trabajo, con hacerlo no pierde su arte, el arte
permanece dentro de la criatura como propiedad suya, y cuantas veces
quiere repetir su trabajo, tiene virtud de repetirlo, y si el trabajo es bello,
ansía tener ocasión de repetirlo. Tal es mi Voluntad Divina, el trabajo de la
Creación es bello, majestuoso, suntuoso, pleno de orden y armonía
indecible, así que va buscando ocasión para repetirlo, y esta ocasión se la
dan las almas que le dan la libertad de hacerla dominar y extender su reino
en ellas. Por eso, ánimo, aleja de ti lo que no pertenece a mi Fiat Divino, a
fin de que quede libre en su trabajo divino, de otra manera formarías las
nubes en torno a ti, las cuales impedirían que mi Luz se engrandeciera y
resplandeciera con sus refulgentes rayos en tu alma."
Septiembre 28, 1929
Primer beso, desahogo entre Madre e Hijo. Cómo todas las
cosas creadas contienen cada una su desahogo. Quien vive
en el Fiat es continua creación. Contento divino.
Estaba haciendo mi giro en la Creación y Redención, y mi pequeña
inteligencia se ha detenido cuando mi agraciado niñito, en el momento de
salir del seno materno se abalanzó a los brazos de la Mamá Celestial, y
sintiendo la necesidad de hacer su primer desahogo de amor, estrechó con
sus pequeños brazos el cuello de su Mamá y la besó. También la Divina
Reina sintió la necesidad de hacer su primer desahogo de amor hacia el
infante divino, y le correspondió el beso materno con tal afecto, de sentir que
se le salía el corazón del pecho; eran los primeros desahogos que hacían
Madre e Hijo. Y yo pensaba entre mí: "¿Quién sabe cuántos bienes
encerraban en este desahogo?" Y mi dulce Jesús haciéndose ver como
pequeño niño, en acto de besar a su Mamá me ha dicho:
"Hija mía, ¡cómo sentí la necesidad de hacer este desahogo con mi
Mamá! Todo lo que ha sido hecho por nuestro Ser Supremo no ha sido otra
cosa que un desahogo de amor, y Yo concentraba en la Virgen Reina todo
nuestro desahogo de amor que tuvimos en la Creación, porque estando en
Ella mi Divina Voluntad, era capaz de poder recibir con mi beso este nuestro
desahogo tan grande, y de podérmelo corresponder, porque sólo quien vive
de mi Voluntad Divina concentra en sí el acto continuado de toda la
Creación, y la actitud de volver a verterla en Dios. A quien posee mi Divina
Voluntad todo le puedo dar y todo puede darme, mucho más que la
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Creación, habiéndola sacado en un desahogo de amor para darla a la
criatura, dura y durará siempre, y quien está en mi Divina Voluntad está
como en nuestra casa, recibiendo la continuidad de este nuestro desahogo
con el acto de toda la Creación, porque con conservarla como la hicimos, es
como si estuviéramos en acto de crearla y de decir a la criatura, este nuestro
desahogo de haber creado tantas cosas te dice: ‘Te amé, te amo y te amaré
siempre.’ Y el alma que se hace dominar por nuestro Querer Divino, no
pudiendo contener este nuestro desahogo de amor tan grande, sobre las alas
de Él desahoga también ella y nos dice y repite nuestro estribillo: ‘En tu
Querer te amé, te amo y te amaré siempre, siempre.’ En efecto, ¿no son
todas las cosas creadas desahogos de amor que nuestro Fiat, como primer
actor hacía a la criatura? Desahogo de amor es el cielo azul, y con estar
siempre distendido, adornado de estrellas, sin jamás decolorarse ni
cambiarse, hace brotar nuestro desahogo continuo hacia la criatura.
Desahogo de amor es el sol, y desahoga nuestro amor continuo con llenar de
luz toda la tierra, y todos los efectos que produce, que son innumerables, son
continuos y repetidos desahogos que hace a la criatura. Desahogo de nuestro
amor es el mar, y conforme murmura repite sus olas altísimas, ahora
plácidas, ahora tempestuosas, y conforme produce los tantos peces, éstos no
son otra cosa que continuos desahogos de nuestro amor. Desahogo del
Amor nuestro es la tierra, y conforme se abre para producir flores, plantas,
árboles y frutos, así nuestro Amor emprende nuevamente su desahogo
ardiente. En suma, no hay cosa creada por Nosotros donde no esté el
desahogo continuo de nuestro Amor. ¿Pero quién está al día de tantos
nuestros desahogos? ¿Quién siente investirse por nuestra Fuerza creadora, y
toca con la mano nuestras llamas inextinguibles, hasta sentir la necesidad de
corresponder con sus desahogos amorosos a su Creador? Quien vive en
nuestro Fiat Divino. Para ella es continua creación, siente la Potencia de
nuestra Fuerza creadora, que obrando en ella le hace tocar con la mano que
su Creador está en acto de crear continuamente por amor suyo, haciéndole
sentir sus desahogos jamás interrumpidos para recibir su correspondencia.
Pero quién puede decirte nuestro contento cuando vemos que la criatura,
poseyendo nuestro Fiat Divino recibe y reconoce estos nuestros desahogos, y
ella no pudiendo contener el gran exceso de amor de nuestros desahogos
divinos, en nuestro mismo desahogo de amor forma su desahogo hacia su
Creador. Entonces nos sentimos como correspondidos por todo lo que
hicimos en la Creación; oímos que nos dice en su delirio de amor:
‘Majestad adorable, si estuviera en mi poder quisiera también yo crearte un
cielo, un sol, un mar, y todo lo que Tú creaste, para decirte que te amo con tu
mismo Amor y con tus mismas obras, porque el amor que no obra no se
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puede llamar amor, pero como tu Querer Divino me hizo don de todo lo que
creaste, yo te lo doy nuevamente para decirte que te amo, te amo.’ Entonces
la armonía, el intercambio de los dones, el orden, regresan entre Creador y
criatura, como fue establecido por Dios en la Creación. Ahora tú debes
saber que el hombre con hacer su voluntad perdió el orden, la armonía, y
perdió los derechos del don de la Creación, porque sólo en quien reina mi
Divina Voluntad, siendo Ella la creadora de toda la Creación, donde Ella
reina, siendo cosa suya, hace don con derecho a la criatura, pero donde no
reina se puede llamar una intrusa en sus obras, y por eso no puede hacerla de
dueña ni dar a Dios lo que no es suyo, ni puede sentir todos nuestros
desahogos de amor que existen en la Creación, porque no tiene nuestra
Divina Voluntad en su posesión que le diga nuestra historia de amor; sin
nuestro Querer Divino el hombre es el verdadero ignorante de su Creador y
como el pequeño discípulo sin el maestro. ¡Oh, cómo es doloroso ver al
hombre sin nuestro Fiat! Mucho más que nuestra Creación es nuestra
portavoz, es la portadora de nuestros besos amorosos, de nuestros abrazos
afectuosos. ¡Oh! cómo sentía todo esto mi Humanidad estando sobre la
tierra, conforme salía al exterior, el sol me daba el beso que mi misma
Voluntad había depositado en su luz para darlo a las criaturas; el viento me
daba las caricias, los abrazos que contenía en depósito de mi misma Divina
Voluntad; toda la Creación está preñada de carismas divinos para darlos a
las criaturas y mi Humanidad todo recibía, correspondiéndolos para dar
desahogo a tantos besos reprimidos, abrazos rechazados y amor no
reconocido por tantos siglos, porque no reinando mi Querer Divino, el
hombre era incapaz de recibir lo que de bien había puesto mi misma
Voluntad en toda la Creación, y mi Humanidad, poseyendo mi misma
Voluntad Divina, daba el primer desahogo y recibía y daba la
correspondencia a todo lo que mi misma Voluntad Divina había puesto en
toda la Creación; por eso, en cuanto Yo salía, todas las cosas creadas hacían
fiesta, y en competencia me daban lo que poseían. Así que sé atenta, y lo
que más te importe sea vivir en mi Divina Voluntad si quieres sentir a lo
vivo lo que tu Jesús te dice de mi Fiat Supremo."
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Octubre 2, 1929
Sólo la Divina Voluntad vuelve feliz a la creatura; entrega mutua.
Quien no tiene verdadera voluntad de hacer un bien es
un pobre lisiado y Dios no quiere servirse de él.
Mi abandono y mi vivir en el Fiat Divino continúa, ¡oh! cómo es
potente su Fuerza creadora, cómo es deslumbrante su Luz, que infiltrándose
en las fibras más íntimas del corazón las inviste y acariciándolas se hace
lugar y en ellas erige su trono de dominio y de mando, pero con tal dulzura
raptora, que la pequeñez de la criatura queda desaparecida, pero feliz de
quedar sin vida y perdida en el Fiat Divino. ¡Oh Voluntad adorable, si todos
te conocieran, cómo amarían el perderse en Ti para readquirir tu Vida y ser
felices con la misma felicidad divina! Pero mientras mi pequeñez se perdía
en el Fiat Divino, mi amable Jesús se ha movido en mi interior, y
estrechándome fuertemente a su corazón divino me ha dicho:
"Hija mía, sólo mi Divina Voluntad puede volver feliz a la criatura,
Ella con su Luz, o eclipsa o pone en fuga todos los males, y dice con su
poder divino: ‘Yo soy la felicidad perenne, huyan todos los males, quiero
estar libre, porque delante a mi felicidad todos los males pierden la vida.’
Para quien vive completamente en mi Querer Divino, es tanto su Amor, que
transforma las acciones de la criatura y sucede un intercambio de vida entre
Dios y ella, intercambio de acciones, de pasos, de latidos. Dios queda unido
a la criatura y la criatura a Dios, se vuelven seres inseparables, y en este
intercambio de acciones y de vida se forma el juego entre Creador y criatura,
uno se da en poder del otro, y en este darse en poder mutuamente juegan con
modo divino, se hacen felices, hacen fiesta, y Dios y la criatura se glorían, se
sienten victoriosos porque ninguno ha perdido, pero uno ha vencido al otro,
porque en mi Divina Voluntad ninguno pierde, las pérdidas no existen en
Ella. Sólo de quien vive en mi Querer puedo decir: ‘Es mi entretenimiento
en la Creación, me siento victorioso de abajarme para hacerme vencer por la
criatura, porque estoy cierto de que ella no se opondrá a dejarse vencer por
Mí.’ Por eso tu vuelo en mi Querer sea siempre continuo."
Después de esto estaba pensando en tantas cosas que el bendito Jesús
me había dicho sobre su Divina Voluntad, en los tantos deseos ardientes de
Él por hacerla conocer, y que a pesar de tantos deseos de Jesús no se ve nada
para obtener su intento, y decía entre mí: "¡Qué Sabiduría de Dios, qué
misterios profundos, ¿quién puede comprenderlos? Lo quiere, está doliente
porque falta quién tome la iniciativa para hacerla conocer, muestra su
corazón anhelante, suspira que su Divina Voluntad se haga camino para
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hacerse conocer, para formar su reino en medio a las criaturas, y después,
como si fuera un Dios impotente, se obstaculizan los caminos, se cierran las
puertas, y Jesús tolera, y con paciencia invencible e indecible espera que se
abran las puertas y los caminos, toca a los corazones para encontrar quienes
serán aquellos que se ocuparán en hacer conocer su Divina Voluntad."
Mientras esto pensaba, mi dulce Jesús haciéndose ver todo bondad y ternura,
tanto, de romper los corazones más duros me ha dicho:
"Hija mía, si supieras cuánto sufro cuando quiero formar mis obras y
hacerlas conocer a las criaturas para darles el bien que contienen y no
encuentro quién tenga verdadero ánimo, deseo veraz y voluntad de hacer
vida suya mi obra para hacerla conocer, para dar a los demás la vida del bien
de mi obra que siente en sí mismo. Yo cuando veo estas disposiciones en
quien debe ocuparse, que Yo con tanto amor llamo y escojo para las obras
que me pertenecen, me siento tan atraído hacia él, que para hacer que haga
bien lo que Yo quiero, me abajo, desciendo en él y le doy mi mente, mi
boca, mis manos, y hasta mis pies, a fin de que en todo sienta la vida de mi
obra, y como vida sentida, no como cosa extraña a él, pueda sentir la
necesidad de darla a los demás. Hija mía, cuando un bien no se siente en
uno mismo como vida, todo termina en palabras, no en obras, y Yo quedo
fuera de ellos, no dentro, y por eso quedan como pobres lisiados, sin
inteligencia, ciegos, mudos, sin manos y sin pies, y Yo en mis obras no
quiero servirme de pobres lisiados, los hago a un lado, y no poniendo
atención al tiempo continúo girando para encontrar a los dispuestos que
deben servir a mi obra. Y así como no me cansé de girar los siglos y toda la
tierra para encontrar la más pequeña, para poner en su pequeñez el gran
depósito de los conocimientos de mi Divina Voluntad, así no me cansaré de
girar y volver a girar la tierra para encontrar a los realmente dispuestos, que
apreciarán como vida lo que he manifestado sobre el Fiat Divino, y éstos
harán cualquier sacrificio para hacerlo conocer. Por eso no soy el Dios
impotente, sino más bien aquel Dios paciente, que quiero que mis obras se
hagan con decoro y por personas que lo hagan voluntariamente, no forzadas,
porque la cosa que más aborrezco en mis obras, es que la criatura lo haga
forzadamente, como si Yo no mereciera sus pequeños sacrificios; y por
decoro de una obra tan grande, cual es el hacer conocer mi Divina Voluntad,
no quiero servirme de pobres lisiados, porque quien no tiene verdadera
voluntad de hacer un bien, es siempre una herida que hace a su alma
dejándola lisiada, sino quiero servirme de personas que suministrándoles mis
miembros divinos, la hagan con decoro, como merece una obra que tanto
bien debe aportar a las criaturas y gran gloria a mi Majestad."
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Octubre 7, 1929
El Fiat Divino es inseparable de sus obras.
Momento terrible de la caída de Adán.
Me sentía inmersa en el Fiat Divino, su Luz me circundaba por todas
partes, por dentro y por fuera, y mi dulce Jesús haciéndose ver me ha
estrechado entre sus brazos, y acercándose a mi boca, desde la suya me
mandaba su aliento a la mía, pero tan fuerte que yo no podía contenerlo.
¡Oh! cómo era suave, dulce, fortificante su aliento, me sentía renacer a
nueva vida, y mi siempre amable Jesús me ha dicho:
"Hija mía, todo lo que sale de nuestras manos creadoras contiene
conservación y creación continua; si nuestro acto creador y conservador se
retirase del cielo, del sol, y de todo el resto de la Creación, todo perdería la
vida, porque siendo la Creación la nada, necesitan en ellos la obra del Todo
para conservarse. He aquí por qué nuestras obras son inseparables de
Nosotros, y lo que no está sujeto a separarse se ama siempre, se tiene
siempre bajo la mirada, y forman una sola cosa, la obra y aquél que la ha
creado. Nuestro Fiat que se pronunció en el acto de crear todas las cosas, se
quedó en acto de decirse siempre para constituirse acto y vida perenne de
toda la Creación. Nosotros al obrar, no es como en el hombre que no pone
su respiro, su latido, su vida, su calor, en su obra, y por eso su obra se puede
separar de él, ni la ama con amor invencible y perfecto, porque de lo que se
vuelve separable el hombre puede hasta llegar a olvidarse de su obra, en
cambio Nosotros en nuestras obras, es vida que ponemos, y se ama tanto,
que para conservarla hacemos correr siempre nuestra Vida en nuestra obra, y
si vemos peligro, como fue del hombre, ponemos nuestra Vida para salvar la
vida que corre en nuestra obra.
Ahora hija mía, tu vivir en nuestro Fiat Divino comenzó al pedirte tu
voluntad, que tú voluntariamente me cediste, y Yo cuando te vi darme tu
querer me sentí victorioso, y dándote mi aliento quise pronunciar mi Fiat
Omnipotente en el fondo de tu alma para renovar el acto de la creación; este
Fiat lo repito siempre para darte vida continua en Él, y conforme se repite te
conserva a ti y mantiene su Vida en ti. He aquí por qué me sientes que
frecuentemente dándote mi aliento renuevo tu alma, y la inseparabilidad que
siento es mi Voluntad Divina que me hace amar con amor perenne lo que
hemos depositado en ti; cada vez que se repite mi Fiat, cada verdad suya que
te manifiesta, cada conocimiento suyo o palabra que te dice, es un amor que
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surge en Nosotros para amarte de más y para hacerse amar. Es nuestro Fiat
creador y conservador que amando su Vida y lo que ha hecho en ti, se
pronuncia siempre para conservar su Vida y la belleza de su obra. Por eso sé
atenta a recibir continuamente la palabra de mi Fiat, que es portador de
creación, de vida y de conservación."
Después de esto estaba haciendo mi giro para seguir los actos del Fiat
Divino en la Creación, y habiendo llegado al edén me he detenido en el
momento en que el hombre rechazó la Voluntad Divina para hacer la suya.
¡Oh! cómo comprendía bien el gran mal de hacer la voluntad humana, y mi
amado Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, cierto que fue terrible el momento de la caída de Adán; en
cuanto rechazó nuestro Querer Divino para hacer el suyo, nuestro Fiat estaba
en acto de retirarse del cielo, del sol, y de toda la Creación para resolverla en
la nada, porque aquél que había rechazado nuestra Divina Voluntad, no
merecía más que nuestro Fiat mantuviera el acto continuo de creación y
conservación en toda la Creación, hecha por amor del hombre y dada a él
como don de su Creador. Si no hubiera sido porque el Verbo Eterno ofreció
sus méritos previstos del futuro Redentor, como los ofrecí para preservar a la
Virgen Inmaculada de la culpa original, todo se hubiera ido a la ruina; el
cielo, el sol, se habrían retirado en nuestra fuente, y retirándose nuestra
Divina Voluntad, todas las cosas creadas hubieran perdido la vida. Pero
presentándose el Verbo humanado ante la Divinidad, y haciendo presentes
sus méritos previstos, todas las cosas se mantuvieron en su puesto, y mi Fiat
continuó su obra creadora conservadora, esperando a mi Humanidad para
hacerle el don legítimo que merecía, tan es verdad, que se hizo solemne
promesa al hombre, después de su caída, que habría descendido el futuro
Redentor para salvarlo, a fin de que rogara y se dispusiera a recibirlo. Todo
hizo nuestra Voluntad, y con justicia tenía derecho sobre todo; el hombre
con hacer su voluntad humana le quitaba sus derechos divinos, por eso no
merecía que el sol le diese la luz, y conforme la luz lo investía se sentía
arrancar los derechos de su luz, cada cosa creada que tomaba y gozaba, eran
tantos desgarros que le hacía. Si no hubiera sido por mi Humanidad, para el
hombre todo hubiera estado perdido. Por eso el no hacer mi Divina
Voluntad encierra todos los males, y perder todos los derechos, del Cielo y
de la tierra; el hacerla encierra todos los bienes, y hace adquirir todos los
derechos humanos y divinos."
Octubre 12, 1929
Con vivir en el Divino Querer, el querer humano asciende y el
Divino desciende. Cómo se adquieren las prerrogativas divinas.
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Estaba haciendo mi acostumbrado giro en el Fiat Divino, y llamando
todo lo que había hecho en la Creación y Redención, los ofrecía a la
Majestad Divina para impetrar que la Divina Voluntad fuese conocida, a fin
de que reine y domine en medio a las criaturas. Pero mientras esto hacía
pensaba entre mí: "¿Cuál es el bien que hago con repetir siempre estos
giros, actos y ofrecimientos? Y mi amable Jesús moviéndose en mi interior
me ha dicho:
"Hija mía, cada vez que giras en nuestras obras y te unes a los actos
que hizo mi Fiat en la Creación y Redención para ofrecérnoslos, tú das un
paso hacia el Cielo y mi Divina Voluntad da una paso hacia la tierra, así que
conforme tú subes, Ella desciende, y mientras queda inmensa se
empequeñece y se encierra en tu alma para repetir junto contigo tus actos,
tus ofrecimientos, tus oraciones, y Nosotros sentimos que nuestro Querer
Divino ruega en ti; sentimos salir de ti su respiro; sentimos su latido, que
mientras late en Nosotros, al mismo tiempo late en ti; sentimos la potencia
de nuestras obras creadoras, que alineándose en torno a Nosotros, ruegan
con nuestro poder divino que nuestra Divina Voluntad descienda a reinar
sobre la tierra; mucho más, porque en lo que tú haces no eres una intrusa, o
bien un individuo que no ocupando ningún oficio no tiene ningún poder,
sino que has sido llamada, y en modo especial te ha sido dado el oficio de
hacer conocer nuestra Divina Voluntad y de impetrar que nuestro reino sea
constituido en medio a la familia humana. Por eso hay gran diferencia entre
quien ha recibido un oficio de Nosotros, y entre quien no ha recibido ningún
empeño. Quien ha recibido un oficio, todo lo que hace lo hace con derecho,
con libertad, porque tal es nuestra Divina Voluntad, ella representa a todos
aquellos que deben recibir el bien que queremos dar por medio del oficio a
ella dado, así que no eres sólo tú la que das un paso hacia el Cielo, sino
todos aquellos que conocerán mi Divina Voluntad, y Ella descendiendo,
desciende por medio tuyo en todos aquellos que la harán reinar, por eso el
único medio para obtener el reino del Fiat Divino, es servirte de nuestras
obras para obtener un bien tan grande."
Después continuaba siguiendo los actos de la Divina Voluntad, y
habiendo llegado al punto cuando llamó de la nada a la Soberana Reina, me
he detenido a comprenderla; toda bella, majestuosa, sus derechos de Reina
se extendían a todas partes, Cielo y tierra doblaban las rodillas para
reconocerla como Emperatriz de todos y de todo, y yo desde el fondo de mi
corazón veneraba y amaba a la Soberana Señora, y de pequeña cual soy
quería dar un salto sobre sus rodillas maternas para decirle: "Mamá Santa,
toda bella Tú eres, y tal eres porque viviste de Voluntad Divina. ¡Ah! Tú
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que la posees, pídele que descienda sobre la tierra y venga a reinar en medio
a tus hijos." Pero mientras esto hacía, mi adorado Jesús ha agregado:
"Hija mía, mi Madre, aunque no hubiera sido mi Madre, sólo porque
hizo perfectamente la Divina Voluntad y no conoció otra vida, y vivió en la
plenitud de Ella, en virtud del vivir siempre de mi Fiat habría poseído todas
las prerrogativas divinas, lo mismo habría sido Reina, la más bella de todas
las criaturas, porque donde reina mi Fiat Divino quiere dar todo, no se queda
con nada, es más, la ama tanto, que haciendo uso de sus estratagemas
amorosas se esconde, se empequeñece en la criatura, amando el hacerse
dominar por ella. En efecto, ¿no fue un dominar lo que hizo la Soberana del
Cielo de mi Querer Divino, que llegó a hacerme concebir y a esconderme en
su seno? ¡Oh! si todos conocieran qué sabe hacer y qué puede hacer mi
Querer Divino, harían todos los sacrificios para vivir sólo de mi Voluntad."
Octubre 15, 1929
Cómo todos están a la expectativa de la narración de la
historia de la Divina Voluntad. Vacío de los actos de la
criatura en la Divina Voluntad.
Me sentía inmersa en el Fiat Divino; ante mi pobre mente veía toda la
Creación y los grandes prodigios obrados por la Divina Voluntad en Ella.
Parecía que cada cosa creada quisiera narrar lo que poseía del gran Fiat
Divino para hacerlo conocer, amar y para glorificarlo. Mientras mi mente se
perdía en mirar la Creación, mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior
y me ha dicho:
"Hija mía, todos están a la expectativa de la narración del gran poema
de la Divina Voluntad, y como la Creación fue el primer acto externo del
obrar de mi Fiat, por eso contiene el principio de su historia de cuanto ha
hecho por amor de la criatura; he aquí la causa por la que queriéndote decir
toda la historia de mi Querer Divino, he encerrado dentro toda la historia de
la Creación, con tantos particulares y modos simples y especiales, para que
tú y todos conozcan qué cosa ha hecho y qué quiere hacer mi Fiat Divino, y
sus justos derechos por los que quiere reinar en medio a las generaciones
humanas. Todo lo que se hizo en la Creación no es conocido del todo por
las criaturas: el amor que tuvimos al crearla, cómo cada cosa creada lleva
una nota de amor distinta la una de la otra y encierra dentro un bien especial
a las criaturas, tan es verdad, que la vida de ellas está atada con vínculos
indisolubles con la Creación, y si la criatura se quisiera sustraer de los bienes
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de la Creación no podría vivir, ¿quién le daría el aire para respirar, la luz
para ver, el agua para beber, el alimento para nutrirse, la tierra sólida para
hacerla caminar? Y mientras mi Divina Voluntad tiene su acto continuo, su
Vida y su historia para hacerse conocer en cada cosa creada, la criatura la
ignora y vive de Ella sin conocerla. Por eso todos están a la expectativa, la
misma Creación, porque quieren hacer conocer un Querer tan santo, y el
haberte hablado de la misma Creación y de lo que mi Fiat Divino hace en
Ella con tanto amor, muestra su gran deseo de que quiere ser mejor
conocida, mucho más que el bien no conocido, no lleva vida ni los bienes
que posee. Por eso mi Voluntad está como estéril en medio a las criaturas,
no puede producir la plenitud de su Vida en cada una de ellas, porque no es
conocida."
Después de esto sentía en mí una fuerza interna que quería seguir
todos los actos que el Fiat Divino había hecho en la Creación y Redención,
pero mientras esto hacía pensaba entre mí: "¿Cuál es el bien que hago
queriendo en todo seguir al Querer Divino? Y mi amado Jesús ha agregado:
"Hija mía, tú debes saber que todo lo que mi Querer Divino ha hecho,
tanto en la Creación como en la Redención, lo ha hecho por amor de las
criaturas, y para que éstas, conociéndolo, subieran en su acto para mirarlo,
amarlo y unir el acto de ellas al suyo para hacerle compañía, y poner aunque
sea una coma, un punto, una mirada, un te amo, a las tantas obras grandes y
prodigios divinos que mi Fiat en el ímpetu de su Amor ha hecho para todos.
Ahora, cuando tú lo sigues en sus actos, siente tu compañía, no se sentirá
solo, siente tu pequeño acto, tu pensamiento que sigue su acto, así que se
siente correspondido; en cambio si tú no lo siguieras, sentiría el vacío de ti y
de tus actos en la Inmensidad de mi Querer Divino, y con dolor gritaría:
‘¿Dónde está la pequeña hija de mi Querer? No me la siento en mis actos,
no gozo sus miradas que admiran lo que hago para darme un gracias, no oigo
su voz que me dice te amo, ¡oh! cómo me pesa la soledad.’ Y te haría oír
sus gemidos en el fondo de tu corazón diciéndote: ‘Sígueme en mis obras,
no me dejes solo.’ Entonces, el mal que harías sería formar el vacío de tus
actos en mi Divina Voluntad; y si lo haces, harías el bien de hacerles
compañía, y si supieras cuánto apreciamos la compañía en el obrar, estarías
más atenta. Y así como mi Fiat Divino sentiría el vacío de tus actos si no lo
sigues, así sentirías tú el vacío de sus actos en tu voluntad, y te sentirías sola,
sin la compañía de mi Voluntad Divina que ama el ocuparte tanto, para no
hacerte sentir más que tu querer vive en ti."
2223
Octubre 18, 1929
Belleza de la Creación. Dios está, para quien vive en la Divina
Voluntad, en acto de crear siempre. La criatura que vive
en el Querer Divino duplica el Amor de Dios para amarlo.
Los dos brazos: Inmutabilidad y firmeza.
Me sentía en la Inmensidad de la Luz del Fiat Divino, y en esta Luz se
veía alineada toda la Creación como parto de Él, que queriéndose recrear de
sus obras, parecía como si estuviese en acto de crearlas y de hacerlas
siempre con el conservarlas, y mi amable Jesús, saliendo de dentro de mi
interior, en acto de mirar la Creación para glorificarse por medio de sus
obras me ha dicho:
"Hija mía, cómo es bella la Creación, cómo nos glorifica, cómo alaba
la Potencia de nuestro Fiat; no es otra cosa que un acto solo de nuestro
Querer Divino, y si se ven tantas cosas distintas la una de la otra, no son otra
cosa que los efectos de su único acto que jamás cesa, y que contiene su acto
obrante continuo. Y como nuestro acto posee en naturaleza, como propiedad
toda suya: Luz, Inmensidad, imperio y multiplicidad de efectos
innumerables, por eso no es maravilla que en cuanto nuestro Fiat formó su
único acto, salieron inmensidad de cielo, sol brillantísimo, vastedad de mar,
viento imperante, belleza de floraciones, especies de todo género, potencia
que como si fuera un soplo ligero, con él mantiene suspendida a toda la
Creación como una pequeña pluma, sin ningún apoyo, encerrada sólo en su
Fuerza creadora. ¡Oh Potencia de mi Fiat, cómo eres insuperable e
inalcanzable. Ahora, tú debes saber que sólo en el alma donde reina mi
Querer Divino, siendo que Él reina en toda la Creación, lo que hace el alma
se une al acto único que hace mi Querer en la Creación, para recibir el
depósito de todo el bien que fue hecho en ella, porque esta gran máquina del
universo fue hecha para darla a la criatura, pero a aquélla que habría hecho
reinar a nuestro Querer Divino; es justo que no salgamos de nuestra
finalidad prefijada, y que la criatura reconozca y reciba nuestro don; ¿pero
cómo puede recibirlo si no está en nuestra casa, esto es, en nuestra Divina
Voluntad? Le faltaría la capacidad de recibirlo y el espacio donde
contenerlo, por eso sólo quien posee mi Querer Divino puede recibirlo. Él
se deleita con su único acto, como si estuviese en acto de crear por amor de
ella, le hace sentir su acto continuo de crear el cielo, el sol, y todo, y le dice:
‘¡Mira cuánto te amo, sólo por ti continúo creando todas las cosas, y para
tener de ti la correspondencia me sirvo de tus actos como materia para
2224
distender el cielo, como materia de luz para formar el sol, y así de todo lo
demás; por cuantos más actos hagas en mi Fiat, tanta más materia me
suministras para formar en ti cosas más bellas!’ Por eso tu vuelo en mi
Querer no se detenga jamás, y yo tomaré ocasión para siempre obrar en ti."
Después de esto continuaba mis actos en el Querer Divino, y haciendo
míos todos sus actos hechos en la Creación y Redención, los ofrecía a la
Divina Majestad como el más bello don que pudiera darle como
correspondencia de mi amor, y decía entre mí: "¡Oh! cómo quisiera tener un
cielo, un sol, un mar, una tierra florida y todo lo que existe, todo mío, para
poder dar a mi Creador un cielo mío, un sol que fuese mío, un mar y una
floritura, que le dijeran te amo, te amo, te adoro." Pero mientras esto
pensaba, mi amado Jesús, estrechándome entre sus brazos me ha dicho:
"Hija mía, para quien vive en nuestro Querer, todo es suyo; siendo uno
su querer con el nuestro, lo que es nuestro es suyo, así que puede decir con
toda verdad: ‘Os doy mi cielo, mi sol, y todo.’ El amor de la criatura se
eleva en nuestro Amor y se pone a la par con Nosotros; en nuestro Fiat
Divino la criatura duplica nuestro Amor, nuestra Luz, nuestra Potencia,
Felicidad y Belleza, y nos sentimos amados no sólo con nuestro mismo
Amor duplicado, sino con amor potente, con amor que nos rapta, con amor
que nos hace felices, y Nosotros viéndonos amados con amor duplicado por
parte de la criatura que vive en nuestro Querer, nos sentimos, por amor suyo,
de amar a todas las criaturas con amor duplicado, porque la criatura en
nuestro Fiat, su acto pierde la vida y adquiere nuestro acto como suyo,
nuestro acto posee la fuente de la Luz, de la Potencia, del Amor, la fuente de
la Felicidad y Belleza, y el alma puede duplicar, triplicar, multiplicar cuanto
quiere nuestras fuentes, y Nosotros, como está en nuestro Querer, la
hacemos hacer, le damos toda la libertad, porque lo que hace queda todo en
nuestra casa, nada sale de nuestros confines divinos e interminables, por eso
no hay ningún peligro de que la fuente de nuestros bienes pueda recibir daño
alguno. Por eso si tú estás siempre en nuestro Querer Divino, lo que es
nuestro es tuyo, y puedes darnos como tuyo lo que quieras."
Después me sentía afligida por muchas cosas que no es necesario
ponerlas sobre el papel, y mi amable Jesús ha agregado:
"Hija mía, ánimo, no quiero que te aflijas, quiero ver en tu alma la paz
y la alegría de la patria celestial, quiero que tu misma naturaleza dé un
perfume de Voluntad Divina, que es toda paz y felicidad. Ella se sentiría en
ti a disgusto y como comprimida en su Luz y Felicidad si no hay en ti paz y
felicidad perenne. Y además, ¿no sabes tú que quien vive en mi Fiat Divino
se forma dos brazos? Uno es la inmutabilidad, el otro brazo es la firmeza de
obrar continuamente. Con estos dos brazos tiene atado a Dios, en tal modo
2225
que no se puede desvincular de la criatura, y no sólo eso, sino que goza con
que la criatura lo tenga atado a ella. Así que no hay razón para afligirte,
cualquiera que sean las cosas, cuando tienes a un Dios que es todo tuyo. Por
eso tu pensamiento sea de vivir en aquel Fiat que te dio la vida para formar
Vida en ti, y Yo pensaré en el resto."
Octubre 21, 1929
Comparación entre la venida del
Verbo a la tierra y la Divina Voluntad.
Me sentía pensativa sobre el Fiat Divino, miles de pensamientos se
agolpaban en la mente de lo que mi dulce Jesús me había dicho sobre Él,
especialmente sobre su reinar, y decía entre mí: "¿Pero ahora reina sobre la
tierra la Divina Voluntad? Es verdad que se encuentra por todas partes, no
hay punto donde no exista, ¿pero tiene su cetro, su absoluto dominio en
medio a las criaturas?" Y mientras mi mente se perdía en tantos
pensamientos, mi amable Jesús saliendo de dentro de mí me ha dicho:
"Hija mía, mi Divina Voluntad reina. Ella se compara a Mí, Verbo
Eterno, que descendiendo del Cielo me encerré en el seno de mi Madre
Celestial; ¿quién sabía algo? Ninguno, ni siquiera San José lo sabía, al
principio de mi Concepción, que Yo ya estaba en medio de ellos, sólo mi
inseparable Mamá estaba al día de todo. Así que el gran portento de mi
descendimiento del Cielo a la tierra había sucedido en realidad, y mientras
con mi Inmensidad existía por todas partes, Cielos y tierra estaban inmersos
en Mí, con mi persona estaba encerrado en el seno materno de la Inmaculada
Reina, ninguno me conocía, era ignorado por todos. He aquí, hija mía, el
primer punto de comparación entre Yo, Verbo Divino, cuando descendí del
Cielo, y mi Divina Voluntad que hace su primer paso para venir a reinar
sobre la tierra. Así como Yo di mis primeros pasos hacia la Virgen Madre,
así Ella da sus primeros pasos en ti, y como te pidió tu querer y tú lo cediste,
formó súbito su acto primero de concepción en tu alma, y conforme te
manifestaba sus conocimientos dándote como tantos sorbos divinos, formaba
su Vida y daba principio a la formación de su reino. Pero por tanto tiempo,
¿quién sabía algo? Ninguno, sólo Yo y tú estábamos al día de todo, y
después de algún tiempo estuvo al día mi representante de lo que sucedía en
ti, aquél que te dirigía, símbolo de mi representante San José que debía
figurar como mi padre hacia las criaturas, y que tuvo el gran honor y don de
conocer que Yo ya estaba en medio de ellos.
2226
Después de los primeros pasos hice el segundo: Fui a Belén a nacer,
fui reconocido y visitado por los pastores de aquel lugar, pero no eran
personas influyentes, se tuvieron con ellos la bella noticia que Yo ya había
venido a la tierra, así que no se ocuparon en hacerme conocer, en divulgarme
por todas partes, y Yo continué siendo el Jesús escondido e ignorado por
todos, pero por cuan ignorado Yo ya estaba en medio a ellos; esto es símbolo
de mi Divina Voluntad: Frecuentemente han venido a ti, de lejos y de cerca
otros representantes míos, los cuales han escuchado la bella noticia del reino
de mi Divina Voluntad, sus conocimientos y cómo quiere ser reconocida,
pero quién por falta de influencia, y quién por voluntad, no se han ocupado
en divulgarla y ha quedado desconocida e ignorada, a pesar de que ya existe
en medio de ellos, pero como no es conocida no reina, reina sólo en ti, así
como Yo estaba solo con mi Mamá Celestial y con mi padre putativo San
José.
El tercer paso de mi venida sobre la tierra, el exilio, y en éste me tocó
que vinieron los santos magos a visitarme, los cuales hicieron un poco de
rumor al buscarme; esta búsqueda de Mí dio temor a Herodes, y en vez de
unirse para venir a encontrarme quería tramar contra mi Vida para
asesinarme, y Yo fui por necesidad obligado a exiliarme. Símbolo de mi
Divina Voluntad, frecuentemente parece que hacen rumor, que la quieren
hacer conocer con publicarla, ¿pero qué? Quién es presa del temor, quién
teme comprometerse, quién no acepta el sacrificarse, ahora con un pretexto y
ahora con otro todo termina en palabras, y mi Divina Voluntad queda
exiliada de en medio a las criaturas. Y así como no me fui al Cielo, sino que
me quedé en el exilio en medio a las criaturas, sólo con mi Divina Madre y
con San José que me conocían muy bien y formaba su paraíso en la tierra,
para los demás era como si no existiera, así mi Fiat, habiendo formado en ti
su Vida con todo el cortejo de sus conocimientos, si no recibe los efectos, la
finalidad por la que se ha hecho conocer, ¿cómo puede partir? Porque
Nosotros cuando decidimos hacer una obra, un bien, no hay quién nos
aparte, así que a pesar del exilio y de su escondimiento, como hice Yo, que
después de treinta años de Vida oculta hice mi Vida pública y me hice
conocer, así mi Querer Divino no podrá quedar siempre escondido, sino que
tendrá su intento de hacerse conocer para reinar en medio a las criaturas.
Por eso sé atenta y aprecia el gran don de mi Divina Voluntad en tu alma."
2227
Octubre 24, 1929
En la Divina Voluntad el alma tiene todo en su
poder, porque encuentra la fuente de las obras
divinas y las puede repetir cuanto quiere.
Me sentía toda abandonada en el Fiat Divino, siguiendo y ofreciendo
todos sus actos, tanto de la Creación como aquellos de la Redención, y
llegando a la Concepción del Verbo decía entre mí: "Cómo quisiera, en el
Querer Divino, hacer mía la Concepción del Verbo para poder ofrecer al
Ente Supremo el amor, la gloria, la satisfacción, como si otra vez el Verbo se
concibiera." Pero mientras esto decía, mi dulce Jesús se ha movido en mi
interior y me ha dicho:
"Hija mía, en mi Divina Voluntad el alma tiene todo en su poder, no
hay cosa que nuestra Divinidad haya hecho, tanto en la Creación como en la
Redención, de la que nuestro Fiat Divino no posea la fuente, porque Él no
pierde nada de nuestros actos, es más, es la depositaria de todo; y quien
posee nuestro Querer Divino posee la fuente de mi Concepción, de mi
nacimiento, de mis lágrimas, de mis pasos, de mis obras, de todo; nuestros
actos no se agotan jamás, y conforme hace memoria y quiere ofrecer mi
Concepción, viene renovada mi Concepción como si de nuevo me
concibiera, resurjo a nuevo nacimiento, mis lágrimas, mis penas, mis pasos y
obras resurgen a nueva vida y repiten el gran bien que Yo hice en la
Redención. Así que quien vive en nuestro Querer Divino es la repetidora de
nuestras obras, porque así como de la Creación nada se ha perdido de lo que
fue creado, así de la Redención, todo está en acto de surgir continuamente,
¿pero quién nos da el impulso? ¿Quién nos da la ocasión de mover nuestras
fuentes para renovar nuestras obras? Quien vive en nuestro Querer. En
virtud de Él la criatura toma parte en nuestra Fuerza creadora, por eso todo
puede hacer resurgir a nueva vida; ella, con sus actos, con sus ofrecimientos,
con sus súplicas, mueve continuamente nuestras fuentes, las cuales, movidas
como por un agradable vientecillo, formando olas y desbordando fuera
nuestros actos se multiplican y crecen al infinito. Nuestras fuentes están
simbolizadas por el mar, si el viento no lo agita y no vienen formadas las
olas, las aguas no desbordan fuera y las ciudades no quedan bañadas; así
nuestras fuentes de tantas obras nuestras, si nuestro Fiat Divino no las quiere
mover, o quien vive en Él no se da pensamiento de formar ningún vientecillo
con sus actos, si bien están llenas hasta el borde, pero no desbordan fuera
para multiplicar sus bienes en provecho de las criaturas.
2228
Además de esto, quien vive en nuestro Fiat Divino, conforme va
formando sus actos, estos suben al principio de donde salió la criatura, no
quedan en lo bajo, sino suben a lo alto para buscar el seno de Aquél de
donde salió el primer acto de su existencia, estos actos se alinean en torno al
principio que es Dios como actos divinos. Dios, al ver los actos de la
criatura en su Divina Voluntad, los reconoce como actos suyos y se siente
amado y glorificado como Él quiere, con su mismo Amor y con su misma
gloria."
Octubre 27, 1929
Por qué no podía venir el reino de la Divina Voluntad antes
de la venida de Nuestro Señor a la tierra. El injerto de
Jesucristo y el injerto de Adán.
Estaba haciendo mi giro en la Creación, e iba siguiendo todos los actos
hechos por el Fiat Divino desde el edén hasta el descendimiento del Verbo
Divino a la tierra; pero mientras esto hacía pensaba entre mí: "¿Y por qué
no vino el reino de la Divina Voluntad a la tierra antes de que descendiese el
Hijo de Dios del Cielo a la tierra?" Y mi dulce Jesús, tomando ocasión de lo
que yo pensaba, más bien me parece que cuando tiene ganas de hablarme me
da las reflexiones, me suscita las dudas, las dificultades, el deseo de saber
tantas cosas sobre su reino; en cambio, cuando no quiere hablarme, mi
mente calla, no sé reflexionar nada y recorro en su Luz los actos de la Divina
Voluntad. Entonces mi amable Jesús saliendo de dentro de mi interior me
ha dicho:
"Hija mía, el reino de mi Divina Voluntad no podía venir a la tierra
antes de mi venida, porque no había ninguna humanidad que poseyera, por
cuanto a criatura es posible, la plenitud de mi Fiat Divino, y no poseyéndola
no había ningún derecho, ni según el orden divino, ni según el orden
humano. El Cielo estaba cerrado, las dos voluntades, humana y Divina
estaban como en hostilidad; el hombre se sentía imposibilitado para pedir un
bien tan grande, tanto que ni siquiera lo pensaba; y Dios, por derecho de
justicia estaba imposibilitado para darlo. Dios y la criatura se encontraban
antes de mi venida a la tierra, como la tierra y el sol: La tierra no poseyendo
la semilla, que rompiéndola forma el brote para poder formar la planta de
aquella semilla; y el sol, no encontrando el brote, no puede comunicar los
efectos que posee para poder formar con su virtud vivificadora el desarrollo
y la formación de aquella planta. Así que tierra y sol están como extraños
2229
entre ellos, se puede decir, si tuvieran razón, que se mirarían como en
rivalidad, porque la tierra no puede producir y recibir aquel bien, y el sol no
lo puede dar. Así se encontraba la humanidad sin el germen de mi Fiat, y si
no está el germen es inútil esperar la planta. Ahora, con mi venida sobre la
tierra, el Verbo Divino se vistió de carne humana, con esto formó el injerto
al árbol de la humanidad. Mi Humanidad se prestó como semilla al Verbo
Eterno, y mi Voluntad Divina formó el injerto nuevo con mi voluntad
humana, con esto comenzó, siendo Yo la cabeza de todas las generaciones
humanas, el derecho de ambas partes, humana y divina, ellos de poder
recibir el reino de mi Divina Voluntad, y Dios de poderlo dar. Ahora, así
como cuando se hace un injerto, no de inmediato se asimila la fuerza de los
nuevos humores, sino va poco a poco asimilándolos, por eso da pocos frutos
al principio, pero conforme se va formando así los frutos crecen, son más
abundantes y sabrosos, hasta que se forma el árbol entero cargado de ramas
y de frutos. Tal es el injerto hecho por Mí al árbol de la humanidad, son
cerca de dos mil años y la humanidad no ha recibido todos los humores de
mi injerto, pero hay razón para esperar, porque está la semilla, el injerto, por
eso la criatura lo puede pedir y Dios se encuentra en la condición de darlo,
porque está mi Humanidad, que poseyendo en virtud del Verbo hecho carne
a mi Divina Voluntad por naturaleza, ha restituido los derechos al hombre y
a Dios. Por eso todo lo que Yo hice en la Redención, no es otra cosa que
preparativo, riego, cultivación, para dar desarrollo a este injerto celeste
hecho por Mí entre las dos voluntades, humana y Divina. Entonces, ¿cómo
podía venir el reino de mi Divina Voluntad antes de mi venida a la tierra, si
faltaba el injerto, el principio de su Vida, y el obrar en acto en el alma, y su
primer acto en el acto de la obra humana para extender su reino en cada acto
de ellas? Es verdad que mi Fiat Divino con su Potencia e Inmensidad
extendía su imperio dondequiera, pero en la voluntad humana no se
encontraba como principio de vida, sino sólo por Potencia e Inmensidad, se
encontraba en las condiciones que se encuentran sol y tierra: el sol inviste la
tierra con su luz, da sus efectos, pero la tierra no se vuelve sol, y el sol no se
vuelve tierra, porque sol y tierra no se funden juntos, de modo de formar la
vida el uno en la otra, y por eso son siempre cuerpos extraños que no se
asemejan, y por cuanto el sol la ilumina, la calienta, comunica sus
admirables efectos, no comunicando su vida, ni la tierra cede sus derechos
de vida en el sol, la tierra será siempre tierra y el sol será siempre sol. Así se
encuentra y se encontraba mi Divina Voluntad, hasta en tanto que el hombre
no ceda la suya en la mía, la mía no puede poner su principio de vida en la
voluntad humana, y la fusión de la Una y de la otra no puede suceder; la
criatura será siempre criatura sin la semejanza y la Vida de su Creador en el
2230
fondo de su alma, que sólo puede formarla mi Fiat Divino. Así que siempre
habrá desemejanza, distancia, a pesar de que mi Querer Divino la ilumina y
le comunica sus admirables efectos por su Bondad y liberalidad, y por efecto
de Potencia y de Inmensidad que por su naturaleza posee.
Mucho más que Adán con pecar, con el hacer su voluntad humana, no
sólo formó la polilla a la raíz del árbol de la humanidad, sino que agregó el
injerto, y este injerto comunicó todos los malos humores que en el curso de
los siglos debía producir en el árbol de la humanidad el injerto de Adán. En
un principio un injerto no puede producir ni grandes bienes ni grandes
males, sino sólo el principio, o del mal o del bien, en efecto, Adán no hizo
todos los males de las generaciones humanas, pero apenas hizo el injerto y
fue causa de torrentes de males, mucho más que no tuvo pronto el injerto
contrario de mi venida a la tierra, sino que debieron pasar siglos y siglos, así
que los humores malos crecían y los males se multiplicaban, por eso no se
pensaba en el reino de mi Voluntad. Pero cuando Yo vine a la tierra, con mi
Concepción formé el injerto contrario al árbol de la humanidad, y los males
comenzaron a detenerse, los malos humores a destruirse, así que hay toda la
esperanza de que el reino de mi Divina Voluntad pueda formarse en medio
de las generaciones humanas. Las tantas verdades que te he manifestado
sobre mi Fiat Divino son sorbos de vida, de los cuales, quién riega, quién
cultiva, quién aumenta los humores al árbol de la humanidad injertado por
Mí. Así que si en el árbol de mi Humanidad ha entrado la Vida de mi Fiat
Divino y ha formado el injerto, hay todo para esperar que mi reino tenga su
cetro, su justo dominio y su mando en medio a las criaturas. Por eso ruega y
no dudes."
Octubre 30, 1929
Quien vive en el Querer Divino puede girar en todas
las obras de Dios, y adquiere los derechos divinos.
El dulce encanto del Fiat Omnipotente, con su Luz me tiene como
eclipsada en Él, y yo no sé ver otra cosa que todos sus actos, para poner en
ellos, como sello, mi "te amo" sobre cada uno para pedirle el reino de su
Divina Voluntad en medio de las criaturas. Mi mente veía una gran rueda de
Luz que llenaba toda la tierra, y mientras el centro de la rueda era toda una
Luz, al derredor de ella sobresalían tantos rayos por cuantos actos había
hecho el Fiat Divino, y yo pasaba de un rayo a otro para poner en ellos el
sello de mi "te amo", para dejarlo en cada rayo y pedirle continuamente el
2231
reino de su Divina Voluntad. Ahora, mientras esto hacía, mi siempre amable
Jesús saliendo de mi interior me ha dicho:
"Hija mía, quien vive en mi Divino Querer y forma sus actos en Él,
estos actos permanecen como trabajo de la criatura que ponen a Dios en
condición de cederle los derechos de un reino tan santo, por consiguiente los
derechos de hacerlo conocer y hacerlo reinar sobre la tierra, porque el almaque vive en mi Fiat readquiere todos los actos de Él hechos por amor de las
criaturas; Dios la vuelve conquistadora no sólo de su Querer, sino de toda la
Creación, no hay acto de Él en el cual la criatura no ponga su acto, aunque
fuera un ‘te amo’, un ‘te adoro’, etc. Entonces, habiendo puesto de lo suyo,
Dios queda todo empeñado y mi Fiat se siente feliz de que finalmente ha
encontrado a la afortunada criatura a la que puede dar lo que Él quería dar
con tanto amor desde el principio de la creación de todo el universo. Por eso
la criatura con vivir en mi Querer Divino entra en el orden divino, se vuelve
propietaria de sus obras, y con derecho puede dar y pedir para los demás lo
que es suyo, y como vive en Él, sus derechos son divinos, y con derecho
divino, no humano, pide, cada acto suyo es una llamada que hace a su
Creador y con su mismo imperio divino le dice: ‘Dame el reino de tu Divina
Voluntad a fin de que pueda darlo a las criaturas, para que reine en medio a
ellas y todas te amen con amor divino y todas estén reordenadas en Ti.’
Ahora, tú debes saber que cada vez que giras en mi Voluntad para poner de
lo tuyo, es un derecho divino de más que adquieres para pedir un reino tan
santo; he aquí el por qué mientras giras en Ella se te ponen delante todas las
obras de la Creación, y todas las de la Redención se alinean en torno a ti
esperándote para recibir cada una tu acto, para darte la correspondencia del
acto de nuestras obras, y tú las vas encontrando una por una para
reconocerlas, abrazarlas, para poner en ellas tu pequeño ‘te amo’, tu beso de
amor para hacer adquisición de ellas. En nuestro Fiat no hay tuyo ni mío
entre Creador y criatura, sino que todo es común, y por eso con derecho
puede pedir lo que quiere. ¡Oh! cómo me sentiría afligido y doliente si mis
tantas penas y actos míos hechos estando en la tierra, la pequeña hija de mi
Querer Divino ni siquiera los reconociera, ni busca cortejar con su amor y
con su acto el mío; ¿cómo podría darte el derecho si no los reconocieras?
Mucho menos podrías hacerlos tuyos. El reconocer nuestras obras es no
sólo derecho que cedemos, sino posesión. Por eso si quieres que mi Divina
Voluntad reine, gira siempre en nuestro Fiat, reconoce todas nuestras obras,
desde la más pequeña a la más grande, pon tu pequeño acto en cada una de
ellas, y todo te será concedido."
2232
Noviembre 6, 1929
Jesús, centro de la Creación. La palabra, desahogo del alma;
valor de ella. Quién es la portadora de las obras de Dios.
Mi abandono en el Fiat continúa, y me parece que toda la Creación y
las tantas obras que encierra son mis amadas hermanas, pero tan vinculadas
conmigo que somos inseparables, porque una es la Voluntad que nos anima,
y todo lo que hizo mi dulce Jesús estando en la tierra forma mi vida, así que
me siento como empastada con Jesús y con todos sus actos. Entonces me
sentía circundada por todo, y en el centro de todas las cosas veía a mi dulce
Jesús taciturno, que si bien en medio a tantas obras, todo era silencio y notenía a quién decir una palabra, las obras más bellas estaban mudas para Él.
Entonces, atrayéndome a Él me ha dicho:
"Hija mía, Yo soy el centro de toda la Creación, pero centro aislado,
todo me está alrededor, todo depende de Mí, pero como las cosas creadas no
tienen razón no me hacen compañía, me dan gloria, me honran, pero no
rompen mi soledad: el cielo no habla, el sol es mudo, el mar alborota con
sus olas, calladamente murmura, pero no habla. Es la palabra la que rompe
la soledad, dos seres que intercambian con palabras sus pensamientos, los
afectos, y lo que quieren hacer, es la alegría más bella, la fiesta más pura, la
compañía más dulce; sus secretos manifestados en palabras forman la más
amada armonía. Y si estos dos seres se combinan en sus sentimientos, en los
afectos y uno ve su voluntad en el otro, es la cosa más grata que puede
existir, porque el uno siente su vida en el otro. Gran don es la palabra, es la
desembocadura del alma, el desahogo del amor, es la puerta de
comunicación, es el intercambio de las alegrías y de los dolores; la palabra
es la corona de las obras. En efecto, ¿quién formó y coronó la obra de la
Creación? La palabra de nuestro Fiat, conforme hablaba salían los portentos
de nuestras obras, una más bella que la otra; la palabra formó la corona más
bella a la obra de la Redención, ¡oh! si Yo no hubiese hablado el evangelio
no existiría, y la Iglesia no tendría qué enseñar a los pueblos. El gran don de
la palabra tiene más valor que todo el mundo entero.
Ahora hija de mi Querer Divino, ¿quieres tú saber quién rompe mi
soledad en medio a tantas obras mías? Quien vive en mi Divina Voluntad,
esta criatura viene en medio a este centro y me habla, me habla de mis obras,
me dice que me ama por cada una de las cosas creadas, me abre su corazón y
me habla de sus íntimos secretos, me habla de mi Fiat Divino y de su dolor
2233
porque no lo ve reinar, y mi corazón al oírla siente su mismo amor y dolor
en ella, se siente como retratado, y conforme habla, mi corazón divino se
inflama de amor, de alegría, y no pudiendo contenerlo abro mi boca y hablo,
hablo largamente; abro mi corazón y vacío mis más íntimos secretos en el
suyo, le hablo de mi Querer Divino como fin único de todas nuestras obras,
y mientras hablo siento la verdadera compañía, pero compañía hablante, no
muda, compañía que me entiende, que me hace feliz y que puedo verterme
en ella. ¿No han sido tal vez desahogos de amor, transfusiones de vida del
uno en el otro, lo que hacíamos con todo lo que te manifestaba de mi Querer
Divino y que mientras te hablaba servía para entretenernos y para formar la
más dulce y agradable compañía? Un alma que vive en mi Divina Voluntad
es todo para Mí, me suple al mutismo de mis obras; ella me habla por todo,
me hace feliz, y Yo no me siento solo, y teniendo a quién dar el gran don de
mi palabra, no quedo más el Jesús mudo que no tiene a quién decir una
palabra y que si quiero hablar, si no está mi Fiat no soy entendido, sino el
Jesús que habla y que tiene su compañía."
Después, mi pobre y pequeña mente continuaba perdiéndose en el Fiat
Divino, y mi amable Jesús ha agregado:
"Hija mía, mi Divina Voluntad simplifica a la criatura, la vacía tanto
de todo lo que a Ella no pertenece, que no queda otra cosa del ser humano
que un complejo de simplicidad: simple la mirada, la palabra, los modos,
los pasos; en ella, como dentro de un espejo se ve el sello de la simplicidad
divina, por eso cuando mi Querer Divino reine sobre la tierra, no existirá
más el fingimiento, la mentira, que se puede llamar principio de todo mal,
mientras la simplicidad, como principio de todo verdadero bien, será la
característica que mostrará que aquí reina la Divina Voluntad. Ahora, tú
debes saber que es tanto nuestro amor por quien se hace dominar por nuestro
Fiat Divino, que todo lo que queremos que haga la criatura viene formado
primero en Dios mismo, y después pasa en ella, y como su voluntad y la
nuestra es una, lo tiene como acto suyo y nos lo repite cuantas veces lo
queremos. Así que quien vive en nuestro Querer Divino es la portadora de
nuestras obras, la copiadora y la repetidora continua de ellas. Con el ojo de
luz que posee, dado por mi Querer, mira fijamente en su Creador para ver
qué cosa está haciendo, para absorberlo en sí para decirle: ‘No quiero hacer
otra cosa sino lo que hace vuestra Majestad adorable.’ Y Nosotros nos
sentimos doblemente felices, no porque no seamos felices sin la criatura,
porque en Nosotros la felicidad es naturaleza, sino porque vemos a la
criatura feliz, que en virtud de nuestro Querer se acerca a nuestra semejanza,
ama con nuestro Amor y nos glorifica con nuestras mismas obras. Sentimos
2234
que la Potencia creadora de nuestro Fiat nos reproduce y forma nuestra Vida
y nuestras obras en la criatura."
Noviembre 10, 1929
Sólo los pequeños entran a vivir en la Divina Voluntad. Ejemplo
del niño. Diferencia entre la creación del universo y la del hombre.
El Fiat Divino me absorbe toda en su Luz, y esta Luz para darme su
primer acto de vida, me palpita en el corazón y me hace sentir el latido de su
Luz, el latido de su Santidad, de su Belleza y Potencia creadora, y mi
pequeña alma me la siento como una esponja toda empapada en estos latidos
divinos, y no pudiendo contenerlo todo por mi pequeñez, y sintiéndose
quemada por los rayos ardientes del Sol del Fiat Divino, penando va
repitiendo: Fiat, Fiat, ten piedad de mi pequeñez, siento que no puedo
contener tu Luz, soy demasiado pequeña, por eso Tú mismo forma el vacío,
ensánchame, así podré contener más Luz, a fin de no quedar sofocada por
esta Luz, que no me es dado el poderla abrazar toda para encerrarla en mi
pequeña alma. Pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús me ha dicho:
"Mi pequeña hija, ánimo, es verdad que eres demasiado pequeña, pero
tú debes saber que en mi Fiat Divino sólo los pequeños entran a vivir en su
Luz, y a cada acto que hacen estos pequeños en mi Divina Voluntad, sofocan
la voluntad de ellos, dándole una dulce muerte al querer humano, porque en
la mía no hay ni puesto ni lugar para hacerlo obrar; el querer humano no
tiene ni razón ni derecho, pierde su valor delante a una Voluntad, razón y
derecho divino. Sucede entre Voluntad Divina y humana, como podría
suceder a un pequeño niño, que por sí solo le parece que sabe decir y que
puede hacer alguna cosa, pero si es puesto junto a uno que posee todas las
ciencias y es perito en las artes, el pobre pequeño pierde su valor, queda
mudo y no sabe hacer nada, y queda fascinado y extasiado del bello decir y
del buen obrar del sabio. Hija mía, así es como sucede, el pequeño sin el
grande se siente que es alguna cosa, en cambio ante el grande se siente más
pequeño de lo que es. Mucho más delante a la alteza e Inmensidad de mi
Divina Voluntad.
Ahora, tú debes saber que cuantas veces el alma obra en mi Divina
Voluntad se vacía de la suya, y forma tantas puertas para hacer entrar por
ellas a la mía; sucede como a una casa que pudiese poseer el sol dentro de
ella, cuantas más puertas haya, tantos rayos de más salen por cada una de las
puertas; o bien como un metal que fuera agujerado, puesto de frente al sol,
2235
cuantos más agujeros tiene, cada pequeño agujero se llena de luz y posee el
rayo de luz. Tal es el alma, cuantos más actos hace en mi Divina Voluntad,
tantas entradas de más le da, en modo de dejarla toda irradiada de la Luz de
mi Fiat Divino."
Después de esto estaba siguiendo mi giro en la Creación para seguir
los actos del Fiat Supremo hechos en ella, y mi dulce Jesús ha agregado:
"Hija mía, hay gran diferencia entre la creación de todo el universo y
la creación del hombre; en la primera estuvo nuestro acto creativo y
conservativo, y después que fue todo ordenado y armonizado, nada de nuevo
agregamos más. En cambio, en la creación del hombre no sólo ha estado el
acto creativo y conservativo, sino que se agregó el acto activo, y de una
actividad siempre nueva, y esto porque el hombre era creado a nuestra
imagen y semejanza, y siendo el Ente Supremo un acto nuevo continuado,
también el hombre debía poseer el acto nuevo de su Creador, que en algún
modo lo asemejase, y por eso, dentro y fuera de él quedó nuestro acto activo
de continua novedad, y en virtud de este nuestro acto activo el hombre puede
ser y es, nuevo en los pensamientos, nuevo en las palabras, nuevo en las
obras, ¿cuántas novedades no salen del género humano? Y si el hombre no
da su acto nuevo continuado sino a intervalos, es porque no se hace dominar
por mi Divina Voluntad. ¡Cómo fue bella la creación del hombre, en ella
estuvieron nuestro acto creativo, conservativo y activo, le infundimos como
vida en su alma a nuestra Divina Voluntad, y pusimos como sangre de su
alma nuestro Amor. Es por esto por lo que lo amamos tanto, porque él no
sólo es obra nuestra, como todo el resto de la Creación, sino que posee parte
de nuestra Vida, en modo real, sentimos en él la vida de nuestro Amor,
¿cómo no amarlo? ¿Quién no ama las cosas propias? Y si no las amara iría
contra naturaleza. Por eso nuestro Amor hacia el hombre da en lo increíble;
pero la razón es clara, lo amamos porque ha salido de Nosotros, es hijo
nuestro y parto de Nosotros mismos. Y si el hombre no nos cambia su amor
con el nuestro, si no nos cede su voluntad para retener la nuestra, es más que
un bárbaro y cruel en contra de su Creador y contra de sí mismo, porque no
reconociendo a su Creador y no amándolo, se forma dentro y fuera de sí un
laberinto de miserias, de debilidades y pierde su verdadera felicidad. Con
rechazar nuestra Divina Voluntad se pone a distancia con su Creador,
destruye el principio de su creación, consumiendo la sangre de nuestro Amor
en su alma para hacer correr el veneno de su voluntad humana. Por eso,
hasta que nuestra Voluntad no sea reconocida y no forme su reino en medio
a las criaturas, el hombre será siempre un ser desordenado y sin la semejanza
de Aquél que lo ha creado."
2236
Noviembre 14, 1929
Cómo los derechos de la Creación son justos y santos; ejemplo del
sol, y cómo quien vive en la Divina Voluntad es el verdadero sol.
Estoy siempre en mi amada heredad del Fiat Divino, cuanto más
adentro estoy, más siento amarla, cuanto más camino en ella, tanto más se
descubre, más se hace conocer y me dice: "Vive siempre en tu preciosa
heredad, que con tanto amor te ha sido dada; ella es tuya, será siempre tuya,
inseparable de ti, jamás permitiré que mi pequeña hija no sienta el latido de
mi Luz, el respiro de mi aire balsámico, la Vida de mi Divina Voluntad."
Pero mientras mi pequeña mente se perdía en el Querer Divino, mi amable
Jesús saliendo de dentro de la misma Luz del Fiat Divino me ha dicho:
"Hija mía, el sol, porque posee la fuerza de la unidad de su Luz dada a
él por su Creador, ella no está sujeta a dividirse, ni siquiera a perder una
pequeña gota de luz; así que en virtud de esta fuerza única de luz que posee
el sol, no hay cosa que toque, que invista, a la que no dé sus preciosos
efectos. El sol parece que se divierte con la tierra, da su beso de luz a cada
una de las criaturas, a cada planta, abraza a todos con su calor, parece que
sopla y comunica los colores, la dulzura, los sabores, y mientras más
generoso en dar sus efectos, otro tanto es celoso de no ceder a ninguna cosa
un sola gota de luz, de la tanta luz que posee, ¿y por qué esto? Porque
quiere mantener los derechos de su creación y no perder nada de lo que Dios
le donó. ¡Oh, si el sol perdiese su luz, iría a terminar poco a poco en no ser
más sol! Los primeros derechos del cómo fueron creadas todas las cosas,
comprendido el hombre, son sagrados, son santos y justos, y con justicia
todas se deberían mantener en el primer acto como fueron creadas; sólo el
hombre no supo mantener el gran honor del cómo fue creado por Dios, pero
le costó demasiado caro, y por eso sobre él llovieron todos los males.
Ahora hija mía, quien vive en mi Divina Voluntad posee los derechos
de su creación, y por eso vive más que sol en la unidad de su Creador, ella es
la reproductora de los efectos de la unidad divina, en esta unidad recoge
todo, abraza a todos, calienta a todos, y con el soplo de la unidad divina
produce todos los efectos que hay en el reino de la Gracia en los corazones
de las criaturas. Pero mientras más que sol se divierte al tocar todo, con sus
toquidos da santidad, virtud, amor, dulzura divina, quisiera encerrar a todos
en la unidad de su Creador; pero mientras quiere dar todo, celosa se
conserva los derechos de su creación, esto es, la Voluntad de su Creador
como su primer acto y principio de su creación, y dice a todos: ‘Yo no
2237
puedo descender de dentro del Fiat Divino, ni quiero perder ni siquiera una
gota de Él, perdería mis derechos, lo que no quiero hacer, más bien, suban
todos y una será la Voluntad de todos, así haremos vida común, pero hasta
en tanto que estéis en lo bajo de la voluntad humana, como sol os daré los
efectos de la Voluntad Divina, pero su Vida será siempre mía, rogando y
esperándoos a todos en la Voluntad de nuestro Creador.’ Quien vive en mi
Divina Voluntad es el verdadero sol, del cual aparentemente no se ve otra
cosa que luz, y no se siente mas que calor, pero dentro de aquella luz y calor,
¿cuántos bienes no hay? ¿Cuántos efectos? Dentro de aquella luz y calor
está encerrada la vida y los bienes de la tierra. Así quien vive en mi Fiat
Divino, aparentemente se ve criatura, pero dentro hay una Voluntad Divina
que sostiene todo, Cielo y tierra, y que no quiere tener ociosa a aquella que
posee tanto bien."
Noviembre 20, 1929
La paz es el perfume, el aire, el aliento de Jesús. Las obras de Dios
están todas ordenadas. Cómo hace primero las cosas menores y
después las mayores. Ejemplo de la Creación y de la Redención.
Estaba preocupada por esta bendita impresión de las verdades acerca
de la Divina Voluntad, y a cualquier costo habría querido impedir que
publicaran cosas que me corresponden, y tantas otras cosas que me ha dicho
mi amado Jesús; siento un clavo fijo en el alma que me amarga hasta la
médula de mis huesos. Entonces pensaba entre mí: "El bendito Jesús podía
hablar primero de su adorable Voluntad, y después todo lo demás, así me
ahorraría este dolor que tanto me traspasa." Pero mientras desahogaba mis
amarguras, mi siempre amable Jesús, todo bondad me ha estrechado entre
sus brazos y me ha dicho:
"Hija mía, ánimo, no pierdas la paz, ella es mi perfume, mi aire, es el
efecto que produce mi aliento. Así que en el alma en que no hay paz, Yo no
me siento en mi morada real, me encuentro a disgusto, mi misma Divina
Voluntad que en naturaleza es paz, se encuentra como el sol cuando las
nubes se ponen frente a la luz e impiden que el sol resplandezca en su
plenitud sobre la tierra. Se puede decir que cuando el alma no es toda paz,
no importando cuales sean las circunstancias, es para ella una jornada
lluviosa, y el Sol de mi Voluntad se siente como impedido de comunicarle
su Vida, su calor, su Luz. Por eso tranquilízate y no formes nubes en tu
alma, ellas me hacen mal y no puedo decir: ‘Estoy en esta criatura con la
2238
paz perenne, con mis alegrías y con mi Luz de mi patria celestial.’ Ahora
hija de mi Querer, tú debes saber que Yo soy orden, y por eso todas mis
obras son ordenadas; mira cómo la Creación es ordenada: La finalidad de la
Creación era el hombre, no obstante no creé al hombre primero, si lo hubiera
hecho no habría sido ordenado, ¿dónde poner a este hombre? ¿Dónde
apoyarlo? Sin sol que lo iluminara, sin el pabellón del cielo que le hiciera de
estancia, sin plantas que lo alimentaran, todo era desorden, y mi Fiat
reordenó y creó todo, y después de que formó la más bella habitación, creó
al hombre. ¿No se ve en esto el orden de tu Jesús? Ahora, también para ti
debía tener el orden, y si bien nuestra primera finalidad era el hacerte
conocer nuestra Voluntad Divina a fin de que reinase en ti como Rey en su
propia morada real, y dándote sus lecciones divinas pudieses ser portavoz
para hacerla conocer a los demás, pero era necesario, como en la Creación,
preparar el cielo en tu alma, adornarlo de estrellas con los tantos
conocimientos de las bellas virtudes que te he manifestado, Yo debía
descender en lo bajo de tu voluntad humana para vaciarla, purificarla,
embellecerla y reordenarla en todo. Se puede decir que eran tantas especies
de creaciones que hacía en ti, debía hacer desaparecer la antigua tierra
desordenada de tu voluntad humana para volver a llamar el orden del Fiat
Divino en el fondo de tu interior, que haciendo desaparecer la tierra antigua
de todo tu ser, hiciera resurgir con su Fuerza creadora, cielos, soles, mares
de verdades sorprendentes. Y tú sabes cómo todo esto ha sido madurado
con la cruz, con el segregarte de todo, haciéndote vivir en la tierra como si
para ti no fuese tierra, sino Cielo, teniéndote siempre absorbida, o conmigo,
o en el Sol de mi Fiat Divino. Así que todo lo que he hecho en ti no ha sido
otra cosa que orden que se necesitaba para darte el gran don de mi Voluntad
Divina, como le fue dado al primer hombre en el principio de su creación, y
por eso hubieron tantos preparativos, porque debían servir a aquel hombre
que debía poseer el gran don de nuestra Voluntad como su predilecta
heredad; símbolo éste de los grandes preparativos hechos en tu alma. Por
eso adora mis disposiciones y agradéceme siendo fiel.
Otro ejemplo es mi Redención, cómo es necesario hacer las obras
secundarias para obtener el intento de formar las obras primarias de una
finalidad prefijada. Mi descendimiento a la tierra, con el tomar carne
humana, fue propiamente esto, de alzar nuevamente y dar los derechos a mi
Voluntad Divina de reinar en esta Humanidad, porque con el reinar en la
mía, los derechos de ambas partes, humanos y divinos, readquirían el vigor;
sin embargo se puede decir que Yo no dije casi nada, apenas alguna palabra
haciendo entender que Yo había venido al mundo sólo para hacer la
Voluntad del Padre Celestial, para hacer comprender su gran importancia, y
2239
en otras circunstancias dije: ‘Es mi Madre, mis hermanos y me pertenecen,
aquellos que hacen la Voluntad de mi Padre.’ Del resto callé y mientras era
propiamente este el fin de constituir el reino de mi Voluntad Divina en
medio de las criaturas, porque era justo que no sólo debía poner a salvo a las
criaturas, sino debía poner también a salvo a mi Divina Voluntad dándole
nuevamente sus derechos sobre toda carne, como lo había dado sobre la mía,
de otra manera habría sido un desorden en la obra de la Redención; ¿cómo
venir para poner a salvo a las criaturas, y nuestros derechos divinos, aquellos
de nuestro Fiat, dejarlos ir a la ruina? Esto no podía ser. Pero a pesar de que
la primera finalidad era de ajustar las partidas de mi Divina Voluntad, me
conformé con ser como médico celeste, y dar medicina, remedios, hablaba
de perdón, de desapego, instituía Sacramentos, sufrí penas atroces, hasta
morir; se puede decir que era la nueva creación que preparaba para que las
criaturas pudiesen recibir a mi Voluntad Divina como Rey en medio a su
pueblo para hacerla reinar. Así he hecho contigo, primero te he preparado,
te he hablado de cruces, de virtudes, de amor, para disponerte a escuchar las
lecciones de mi Fiat, a fin de que conociéndolo lo amases, y sintiendo en ti
el gran bien de su Vida, quisieras dar su Vida a todos, haciéndolo conocer,
amar y reinar."
Noviembre 26, 1929
Cada acto que se hace en la Divina Voluntad es una
Vida Divina que se encierra. Cómo rapta a Dios.
Me sentía muy afligida por las continuas privaciones de mi dulce
Jesús, sin Él sentía que todo me faltaba; con Jesús todo es mío, todo me
pertenece, me parece que estoy en casa de Jesús, y Él dulcemente, con una
suavidad admirable me dice:
"Todo lo que es mío es tuyo, es más, no quiero que me digas: tu cielo,
tu sol, las tantas cosas tuyas creadas, sino debes decirme: nuestro cielo,
nuestro sol, nuestra Creación, porque en mi Voluntad Divina tú creabas
conmigo, y continuando tu vida en Ella te ponía junto conmigo a
conservarla. Por eso hija mía, todo es nuestro, y si tú no consideras tuyo
todo lo que es mío, te pones a debida distancia y haces ver que no eres una
de la familia celestial, y que no vives en casa de tu Padre Divino, y
romperías el vínculo familiar con tu Jesús."
2240
Así que sin Él me siento puesta fuera de su familia, fuera de su casa, y
¡oh! qué cambio funesto y doloroso siento en mi pobre alma, me siento
privada de Aquél que es el único que puede darme vida, siento el verdadero
abandono y qué significa estar sin Jesús. ¡Oh, cómo me pesa el exilio, y
siento a lo vivo la necesidad extrema de mi patria celestial! Pero mientras
en mi mente se acumulaban tantos pensamientos abrumadores que herían a
mi pequeña y pobre alma, y la reducían como si estuviera en extrema agonía,
mi amada Vida, mi dulce Jesús, como sol ha despuntado, los pensamientos
opresivos han huido, y con un acento dulce me ha dicho:
"Hija mía, ánimo, no te abatas demasiado, ¿no sabes tú que debes
recorrer tu camino en mi Divina Voluntad? Y este camino es largo, y estas
opresiones, estos pensamientos que se te acumulan, son detenciones que
haces, y si bien no sales de Ella, pero el camino que deberías hacer de algún
modo viene interrumpido, y tu Jesús no quiere esta detención, quiere que
camines siempre, sin detenerte jamás, porque tú debes saber que cada paso
que haces en mi Divina Voluntad, son Vidas Divinas que encierras, así que
un paso de menos, es una Vida Divina que no viene formada, y tú privas a
nuestro Ser Supremo de la gloria, del amor, de la felicidad y complacencia
que nos puede dar otra Vida nuestra, ¡y si supieras qué significa darnos la
gloria, el amor, la felicidad de nuestra misma Vida! Con la Fuerza de
nuestro mismo Querer, porque la afortunada criatura tiene el gran bien de
vivir en Él, nos sentimos raptar, y es tal y tanta su Fuerza raptora, que
Nosotros bilocamos nuestro Ser Divino y lo encerramos en el paso, en el
acto, en el pequeño amor de la criatura, para tener el sumo de nuestro
contento de recibir por medio de ella nuestra Vida, nuestra gloria y todos
nuestros bienes. Por eso cuando tú caminas siempre en nuestro Querer,
sentimos el dulce encanto de tu rapto que nos haces, en cambio cuando no
caminas, no sentimos el dulce encanto de tu rapto, el dulce pisar de tus pasos
y decimos: ‘La pequeña hija de nuestro Querer no camina, y por eso no
sentimos su dulce rapto de sus actos.’ Y yo, solícito te reclamo diciéndote:
"Hija, camina, no te detengas, nuestro Fiat es movimiento continuo y tú
debes seguirlo."
Ahora, tú debes saber que ésta es la gran diferencia entre quien vive en
nuestro Divino Querer y entre quien está resignada y en las circunstancias
hace nuestra Divina Voluntad: La primera son Vidas Divinas que nos ofrece
por medio de sus actos, la otra en el obrar encierra los efectos de nuestro
Querer, y Nosotros no sentimos nuestra misma Fuerza raptora que nos rapta
en sus actos, sino sólo los efectos; no sentimos todo nuestro Amor, sino una
pequeña partecita de él; no encontramos la fuente de nuestra felicidad, sino
apenas su sombra; y de la Vida a los efectos hay tal diferencia, como entre
2241
las vidas y las obras. ¿Quién puede decir que la obra tiene todo el valor que
puede poseer una vida de criatura? Mucho más no se puede comparar la
Vida Divina que se forma por la criatura en mi Divina Voluntad, y sus obras
fuera de Ella."
Noviembre 30, 1929
Condición del hombre antes de pecar. Cómo en cada
acto suyo buscaba a Dios, encontraba a su Creador, daba
y recibía. La voluntad humana es noche para el alma.
Estaba según mi costumbre comenzando mi giro en la Divina
Voluntad, y quería reordenar todas las inteligencias creadas en orden a Dios,
desde el primero al último hombre que vendrá sobre la tierra, y decía:
"Pongo mi te amo sobre cada pensamiento de criatura, a fin de que en cada
pensamiento pida el dominio del Fiat Divino sobre cada inteligencia." Pero
mientras esto hacía pensaba entre mí: "¿Cómo puedo yo llegar a cubrir con
mi te amo cada pensamiento de criatura?" Y mi dulce Jesús moviéndose en
mi interior me ha dicho:
"Hija mía, con mi Querer puedes todo y puedes llegar a todo. Ahora,
tú debes saber que el hombre antes de la culpa, en cada pensamiento suyo
que hacía, en cada mirada, palabra, obra, paso, latido, daba a Dios su acto, y
Dios daba al hombre su acto continuado, así que las condiciones de él eran
de siempre dar a su Creador y de siempre recibir. Había tal armonía entre
Creador y criatura, que ambos no podían estar, si el Uno no daba y el otro no
recibía, para dar nuevamente su acto, aunque fuese un pensamiento, una
mirada; por eso cada pensamiento del hombre buscaba a Dios y corría para
llenar su pensamiento de Gracia, de Santidad, de Luz, de Vida, de Voluntad
Divina. Se puede decir que el más pequeño acto del hombre amaba y
reconocía a Aquél que le había dado la vida, y Dios lo amaba
correspondiéndole con su Amor y con hacer crecer en cada pequeño y gran
acto del hombre su Vida Divina. El hombre era incapaz de recibir toda junta
la Vida Divina, era demasiado estrecho, y Dios se la daba a sorbos en cada
acto que hacía por amor suyo, tomando deleite en darle siempre, para formar
en él su Vida Divina. Así que cada pensamiento y acto del hombre
desembocaba en Dios y Dios vertía en él; este era el verdadero orden de la
Creación: encontrar en el hombre, en cada acto suyo, a su Creador, para
poderle dar su Luz y lo que había establecido darle. Nuestra Divina
Voluntad que estaba en Nosotros y en él, se hacía portadora del uno y del
2242
otro, y formando en él el pleno día, ponía en común los bienes del Uno y del
otro. ¡Cómo eran felices las condiciones del hombre cuando nuestro Fiat
Divino reinaba en él, se puede decir que crecía sobre nuestras rodillas,
adherido a nuestro pecho, de donde tomaba su crecimiento y su formación!
He aquí por qué quiero que en mi Querer Divino cada acto de criatura tenga
tu te amo, para llamar nuevamente el orden entre Creador y criatura, porque
tú debes saber que el hombre con el pecar no sólo rechazó nuestro Fiat, sino
que rompió el amor hacia Aquél que tanto lo había amado, se puso a
distancia con su Creador, y el amor lejano no puede formar vida, porque el
verdadero amor siente la necesidad de ser alimentado por el amor de Aquél
que ama y de estarse de tal forma cercano que le resulta imposible el
separarse. Así que la vida del amor creado por Nosotros al crear al hombre,
quedó sin alimento y casi muriendo; mucho más que cada acto humano que
hacía sin nuestra Voluntad Divina, eran tantas noches que formaba en su
alma: si pensaba era noche que formaba, si miraba, hablaba y otras cosas
más, todo era tinieblas que formaban una noche oscura. Sin mi Fiat no
puede haber día, ni sol, a lo más alguna pequeña llamita que trabajosamente
le alumbra el paso. ¡Oh, si supieran qué significa vivir sin mi Querer
Divino! Aunque no fuesen malos y hagan algún bien, la voluntad humana es
siempre noche para el alma, que la oprime, la amarga, le hace sentir el peso
de la vida. Por eso sé atenta, no dejes escapar nada que no entre en mi Fiat
Divino, el cual te hará sentir el pleno día que te restituirá el orden de la
Creación, llamará nuevamente la armonía, que pondrá en vigor el dar
continuo de tus actos y el recibir continuado de tu Creador, y abrazando a
toda la familia humana podrás impetrar que regrese el orden del cómo
fueron creadas, que cese la noche de la voluntad humana y surja el pleno día
de mi Divina Voluntad."
Diciembre 3, 1929
Diferencia entre la santidad fundada en las
virtudes y la fundada en la Voluntad Divina.
Mi pequeña mente se perdía en el Fiat Supremo y pensaba entre mí:
"¿Cuál será la diferencia que hay entre quien ha fundado su santidad en las
virtudes y entre quien la ha fundado sólo en el Querer Divino?" Y mi dulce
Jesús moviéndose en mi interior, suspirando me ha dicho:
"Hija mía, ¡si supieras qué diferencia hay! Escucha, y además tú lo
sabes, la tierra florida es bella, la variedad de las plantas, de las flores, de los
2243
frutos, de los árboles, la diversidad de los colores, de las dulzuras, de los
gustos, todo es bello, pero, ¿sabrías encontrar una planta, una flor, aunque
sea de las más preciosas, que no esté circundada de tierra, la cual tiene a
cada raíz en su regazo, pegada a su pecho para alimentarla? Se puede decir
que al hombre le resulta imposible tener una planta si no la confía a su
madre tierra. Tal es la santidad fundada en las virtudes, la tierra humana
debe poner de lo suyo, cuántas satisfacciones humanas en las obras más
santas, en las virtudes que practican; la tierra de la estima, de la gloria
humana corre siempre y ahí forma su pequeño lugarcito, de modo que se ven
las virtudes como tantas bellas flores perfumadas, de color tan vivo, que
despiertan admiración, pero a su alrededor, en la parte de abajo hay siempre
un poco de tierra humana, así que la santidad fundada en las virtudes se
puede llamar tierra florida, y según las virtudes que practican, quién forma la
flor, quién la planta, quién el árbol, y tienen necesidad de agua que las riegue
y de sol que las fecunde y les comunique los diversos efectos que a cada una
requiere, cual es mi Gracia, de otra manera pasarían peligro de morir en el
momento de nacer. En cambio la santidad fundada en mi Querer Divino es
sol, está en lo alto, la tierra no tiene nada que hacer con ella, ni tiene
necesidad de agua para alimentarse, su luz, su alimento, lo toma
directamente de Dios y en su movimiento de luz continuo produce y
alimenta todas las virtudes en modo divino; las satisfacciones humanas, aun
santas, la vanagloria, la estima propia, han perdido el camino, no tienen
razón de existir, porque sienten a lo vivo la Voluntad Divina que todo hace
en ellos y reconocen que este Sol Divino, abajándose, habita en ellos y
alimentándolos con su Luz los hace sufrir su transformación para formar una
sola Luz con este Fiat Divino. Además de esto, su Luz tiene virtud de
eclipsar dulcemente el querer humano, porque está vetado el que aun un
átomo de tierra entre en mi Querer Divino, son naturalezas contrarias: luz y
tierra, tinieblas y luz; se puede decir que se rechazan mutuamente, ni la Luz
puede soportar un solo átomo de tierra y por eso la eclipsa, le sirve de
centinela, de defensa para que todo se vuelva Voluntad Divina en la criatura,
y así como el sol todo da a la tierra pero nada recibe, y es causa primaria de
sus bellas florituras, así quien funda su vida, su santidad en mi Querer, junto
con Él son los alimentadores de la santidad fundada en las virtudes."
Después de esto estaba haciendo mi giro en el Fiat Divino para
encontrar todos los actos de las criaturas pasadas, presentes y futuras, para
pedir a nombre de todos el reino de la Divina Voluntad, pero mientras esto
hacía, mi dulce Jesús ha agregado:
"Hija mía, todo lo que de bueno ha sido hecho desde el principio del
mundo fuera de mi Divina Voluntad, son pequeñas luces, como efectos de
2244
mi Fiat Divino, porque a pesar de que no han obrado dentro de Él, conforme
las criaturas se disponían a hacer el bien, sus rayos se fijaban sobre ellos, y a
sus reflejos se formaba la pequeña llamita en sus almas, porque siendo mi
Querer Luz eterna e inmensa, no sabe producir más que luz. Estas llamitas,
como efectos de Él, están en torno al Sol de mi Divina Voluntad como honor
y gloria de sus efectos y como frutos del buen obrar de las criaturas, porque
conforme ellas quieren hacer el bien, así sus rayos se fijan sobre ellas y da
los efectos del bien que quieren hacer; se puede decir más que sol, que en
cuanto encuentra la buena semilla en la tierra, su Luz la calienta, la acaricia
y le comunica los efectos para formar la planta de aquella semilla. No hay
bien sin mi Querer; así como no hay color, dulzura, madurez, sin los efectosde la luz del sol, así no puede haber bien sin Él. ¿Pero quién puede formar el
sol con sus actos? Quien vive en mi Divina Voluntad, Ella no fija sólo sus
rayos sobre esta criatura, sino que hace descender todo su Sol y con su virtud
creadora y vivificadora forma otro Sol en el acto de la criatura. ¿Ves
entonces la gran diferencia que hay? Como entre plantas y sol, como entre
sol y llamitas."
Diciembre 10, 1929
Perfecto equilibrio de Dios en sus obras. Triple equilibrio.
Me sentía toda abandonada en la Divina Voluntad, y al seguir
haciendo mis actos en Ella, he oído una voz que me susurraba al oído:
"¡Cómo estoy cansado!" Yo me he sentido sacudida por esta voz y quería
saber quién era el que estaba cansado, y mi dulce Jesús moviéndose y
haciéndose oír en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, soy propiamente Yo, que siento todo el peso de tanto
esperar, y me produce tal cansancio, de sentir todo el peso de querer hacer el
bien, y por indisposición de quien lo debe recibir no poderlo hacer. ¡Oh!
cómo es duro querer hacer el bien, tenerlo preparado y pronto para darlo, y
no encontrar quien lo reciba.
Ahora, tú debes saber que mi Fiat cuando se pone en actitud de obrar,
tiene la misma Potencia, Sabiduría, Inmensidad y multiplicidad de efectos
que produce su único acto, sólo con que se decida a salir en su campo divino
de acción. Su acto posee perfecto equilibrio entre el uno y el otro, y
contiene el mismo valor, peso y medida; mi Divina Voluntad al salir en su
campo de acción en la Creación, hizo alarde de tanta magnificencia de obras,
tanto que el mismo hombre es incapaz de numerarlas todas y de comprender
2245
el justo valor de cada obra, y a pesar de que las ve, las toca y goza sus
benéficos efectos, también se puede llamar el primer ignorante de la
Creación. ¿Quién puede decir cuánta luz y calor contiene el sol? ¿Cuántos
efectos produce y de qué cosa está formada esta luz? Ninguno. No obstante
todos lo ven y sienten su calor, y así de todas las otras cosas. Ahora, mi
Redención se da la mano con la Creación, y posee tantos actos por cuantos
posee la Creación, están en perfecto equilibrio la una y la otra, porque un
acto de mi Divina Voluntad fue la Creación, y un acto de Ella fue la
Redención. Ahora, debiendo hacer otro acto en el gran Fiat Voluntas Tua
como en el Cielo en la tierra, están preparados en mi Fiat Divino tantos otros
actos, de modo que tendrán el triple equilibrio de actos, el mismo valor, peso
y medida. Y viéndome obligado a esperar, y sintiendo en Mí la
multiplicidad de los actos que quiero hacer, y no haciéndolos porque el reino
de mi Fiat no es conocido, ni reina sobre la tierra, siento tal cansancio que
doy en delirio y digo: ‘¿Será posible que no quieran recibir mis bienes?’ Y
quedo afligido porque mis actos, la Potencia de mi Divino Querer, su Luz,
su Felicidad y Belleza no se hermanan con las criaturas y no corren en
medio a ellas. Por eso, compadéceme si me ves y me oyes taciturno, es
tanto el cansancio que siento por tanto esperar, que me reduce al silencio."
Diciembre 16, 1929
Poseyendo en Sí mismo la Fuerza creadora de todos los bienes,
Jesús de nada tenía necesidad. El Divino Querer es portador
de todas las cosas creadas. La virtud generadora.
Estaba siguiendo mi giro en el Fiat Divino para unirme a todos los
actos hechos por Él por amor de todos nosotros, sus criaturas; pero habiendo
llegado al punto donde mi amable Jesús descendió en lo bajo de los actos
humanos, como el mamar la leche de su Mamá y tomar el alimento, el beber
el agua, y abajarse hasta el trabajo, yo me admiraba al ver que Jesús, por su
naturaleza, no tenía necesidad de nada, porque poseyendo en Sí mismo la
Fuerza creadora de todos los bienes, no debía hacer menos que servirse de
sus mismas cosas creadas por Él; pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús
haciéndose ver y oír en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, tú tienes razón que de nada tenía necesidad, pero mi Amor
habiendo descendido de la altura de los Cielos a lo bajo de la tierra, no sabía
estar quieto ni detenido, sentía la irresistible necesidad de salir fuera y de
amar en aquellos mismos actos que la criatura hacía por necesidad; Yo los
2246
hacía para hacer correr mi Amor hacia ellos, y así poderle decir: ‘Mira
cuánto te he amado, he querido descender en tus más pequeños actos, en tus
necesidades, en tu trabajo, en todo, para decirte que te amo, darte mi Amor y
recibir tu amor.’ Pero, ¿quieres saber la causa primaria por la que me abajé
a hacer tantos actos bajos y humanos? La necesidad en Mí no existía, pero
lo hacía para cumplir en cada acto la Divina Voluntad; todas las cosas se
presentaban ante Mí tal como eran en sí mismas, de donde habían salido,
selladas por el Fiat Divino, y Yo las tomaba porque eran queridas por Él. Se
puede decir que había una competencia entre mi Divina Voluntad que en
naturaleza, como Verbo del Padre Celestial poseía en Mí, y entre mi misma
Divina Voluntad esparcida en todo lo creado. Así que en todas las cosas Yo
no conocía, ni veía otra cosa que mi Divina Voluntad, era Ella mi alimento,
mi agua, mi trabajo, todo me desaparecía y era siempre con mi Divina
Voluntad con la que tenía que hacer. Y mientras mi Divina Voluntad me
hacía descender en los actos humanos de las criaturas, Yo llamaba a todos
los actos humanos de cada una de ellas, a fin de que recibieran el gran don
de hacer descender mi Querer Divino como acto primero y como vida de sus
actos. ¡Oh! si las criaturas mirasen las cosas creadas tal como son en sí
mismas, su origen, quién las alimenta y conserva, y quién es el portador de
tantas cosas que sirven a la vida humana, ¡oh! como amarían mi Querer
Divino y tomarían la sustancia de las cosas creadas; en cambio, miran la
exterioridad de las cosas y por eso apegan a ellas su corazón y se alimentan
de la cáscara de ellas, y pierden la sustancia que se encuentra en las cosas
creadas, salidas de Nosotros para hacerlas cumplir tantos actos de nuestra
Divina Voluntad. Pero con mi dolor estoy obligado a ver que las criaturas
no toman el alimento, el agua, ni hacen el trabajo para recibir y cumplir mi
Querer Divino, sino por necesidad y para satisfacer su voluntad humana, y
mi Fiat Divino es puesto fuera de sus actos, mientras que creamos tantas
cosas para poner como en el banco a nuestra Divina Voluntad en medio a las
criaturas, y ellas, no sirviéndose de esto, la tienen como en acto de continua
bancarrota; todo el bien que deberían tomar si en todas las cosas cumpliesen
y tomasen mi Querer Divino, queda para ellas malogrado, y Nosotros
quedamos con el dolor de no verla como dominante y Reina en los actos
humanos de las criaturas."
Después continuaba mi abandono en el Fiat Divino, sentía la gran
necesidad de Él y de estarme siempre en su mar de Luz, para no salir jamás,
me lo sentía como latido, como respiro, como aire que me infundía la vida y
mantenía en mí el orden, la armonía, la dispersión de mi pequeño átomo en
su mar divino. Pero mientras mi pequeña mente estaba llena de
pensamientos de Divina Voluntad, mi dulce Jesús ha agregado:
2247
"Hija mía, no hay orden, ni reposo, ni verdadera vida, sino en mi Fiat
Divino, porque la vida de cada una de las criaturas, su primer acto de vida,
viene formado en el seno de su Creador, y después, como parto nuestro lo
ponemos fuera, a la luz del día. Y así como tenemos en Nosotros la virtud
generadora, el hombre, como hijo nuestro lleva consigo la semilla que
genera, y con esta semilla la criatura forma tantos otros partos, y conforme
va desenvolviendo su vida, así forma el parto de sus santos pensamientos, de
sus castas palabras, el bello encanto de sus obras, el dulce pisar de sus pasos,
los refulgentes rayos de sus latidos, y todos estos partos, en cuanto vienen
formados por las criaturas, toman el camino para subir a su Creador para
reconocerlo como su Padre, amarlo, cortejarlo, y formar su larga prole como
gloria nuestra y de nuestra virtud generadora. Pero para fecundar, nuestra
virtud generadora necesita nuestra Divina Voluntad como dominante en el
parto salido de Nosotros, de otra manera hay peligro de que se transforme en
bestial y de perder la virtud generadora del bien, y si genera, genera las
pasiones, las debilidades, el vicio, y éstos no solo no tienen virtud de subir a
Nosotros, más bien están condenados como partos que no nos pertenecen."
Diciembre 18, 1929
Arrebato de amor. Especialidad de los tres arrebatos
de amor de Nuestro Señor. El Amor devorante y cómo
devoraba a todas las almas. Lágrimas de Jesús niño.
Estaba pensando en la Encarnación de mi dulce Jesús en el seno
materno de la Soberana Celestial, y mi dulce Jesús saliendo de mi interior,
me ha estrechado entre sus brazos con una ternura indecible y me ha dicho:
"Hija mía, arrebato de amor fue la Creación, y fue tan grande y tan
intenso, que desbordando de nuestro Ser Divino invistió todo el universo y
se difundió por todas partes, y nuestro Fiat pronunciándose y obrando en
esta nuestra carrera de amor, que corría, corría sin poderse detener, sino
hasta que se esparció dondequiera y dio su beso de amor a todas las criaturas
que aún no existían; su beso de amor fue beso de alegría, de felicidad, que
imprimía sobre todas las generaciones. Y nuestro Fiat Divino que corría
junto no se contentó con sólo besos, sino que pronunciándose formó soles,
cielos, estrellas, mares y tierra, y todo lo que se ve en el gran vacío del
universo. Así que el arrebato de nuestro Amor en la Creación fue un
arrebato de amor festivo, de felicidad, de alegría, con el cual debíamos
mimar, acariciar y hacer felices a todas las criaturas. En cambio al
2248
encarnarme en el seno materno, nuestro arrebato de amor, que no pudiendo
contenerlo desbordó de Nosotros he hizo la misma carrera de la Creación,
fue arrebato de amor de ternura, de compasión, de misericordia, y ponía en
riesgo la Vida de un Dios para reencontrar al hombre y darle sus besos de
amor, tiernos, compasivos, sus besos de perdón, y encerrando la vida de
todas las criaturas en su mar de Amor, les daba el beso de vida, poniendo su
Vida de Amor para dar vida al hombre. Nuestro Amor llegó al exceso en la
Encarnación, porque no fue como en la Creación amor que festeja, que se
regocija, sino amor doliente, amor penante, amor sacrificado, que dará la
Vida para hacer presa de la vida del hombre. Pero nuestro Amor no está
contento aún, pon la mano sobre mi corazón y siente como me late fuerte,
hasta sentírmelo romper, pon atento tu oído y escucha como regurgita, casi
como mar en tempestad, que formando sus olas altísimas quiere desbordar
fuera para invadir todo y a todos, quiere hacer su tercera carrera de arrebato
de amor, y en este arrebato quiere formar el reino de mi Divina Voluntad.
Este nuestro arrebato de amor unirá a aquél de la Creación y el de mi
Encarnación y formará con ellos uno solo, y será arrebato de amor
triunfante, y dará su beso de amor triunfador, de amor conquistador, de amor
que vence todo para dar su beso de paz perenne, su beso de Luz que pondrá
en fuga la noche del querer humano y hará surgir el pleno día de mi Querer
Divino, que será portador de todos los bienes. ¡Cómo lo suspiro! Me
regurgita tanto mi Amor, que siento la necesidad de desbordarlo fuera. Y si
tú supieras qué alivio siento cuando desahogando contigo te hablo de mi
Querer Divino, el arrebato de mi Amor que me da la fiebre delirante se
calma, y sintiendo refrigerio me pongo a la obra para hacer que todo sea
Voluntad mía en tu alma. Por eso sé atenta y déjame hacer."
Después de esto, mi pobre mente se perdía en el Amor de mi dulce
Jesús, y veía ante mí una gran rueda de Luz que quemaba más que el fuego,
la cual contenía tantos rayos por cuantas criaturas habían salido y saldrán a
la luz del día, y estos rayos investían a cada una de las criaturas, y con una
dulce Fuerza raptora las raptaban en el centro de la gran rueda de Luz, donde
estaba Jesús que las esperaba para devorarlas, pero no para hacerlas morir,
sino para encerrarlas en su pequeña Humanidad para hacerlas renacer, crecer
y alimentarlas con sus llamas devoradoras para darles vida nueva, la vida
toda de amor; mi pequeño Jesús, apenas concebido encerró en Sí el gran
parto de todas las generaciones, más que una tierna madre que encierra su
parto para sacarlo a la luz, formado por su Amor, pero con penas inauditas, y
aun con la muerte. Entonces mi tierno Jesús, en medio a aquellas vorágines
de llamas, pequeño, pequeño me ha dicho:
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Mírame y escúchame. Hija mía, en medio a esta vorágine de llamas,
Yo no respiro otra cosa que llamas, y en mi respiro siento que las llamas de
mi Amor devorante me traen el respiro de todas las criaturas, mi pequeño
corazoncito palpita llamas, las cuales alargándose raptan los latidos de todas
las criaturas y me las deposita en el corazón, y siento todos los latidos
palpitando en mi pequeño corazón. Todo es llamas: Llamas arrojan mis
pequeñas manitas, mis inmóviles piecitos. ¡Ah, mi Amor es exigente! Para
encerrarme todo y para hacerme dar vida a todos me ha puesto en medio a
un fuego devorador, y ¡oh! cómo siento a lo vivo las culpas, las miserias, las
penas de todos. Soy pequeño aún, y sin embargo nada se me ahorra. Puedo
decir: ‘Todos los males han caído dentro y fuera de Mí.’ y en medio a estas
llamas devoradoras, cargado de tantas penas, miro a todos y exclamo
llorando: ‘Mi Amor me ha dado nuevamente a todos, me los dio en la
Creación y huyeron de Mí; ahora, al concebirme en el seno de mi Mamá me
los dona nuevamente, ¿pero estoy seguro que no huirán? ¿Serán míos para
siempre? ¡Oh, cómo sería feliz si no me huyera ninguno; sus penas me
serían refrigerio si todos mis amados hijos, mi amado parto concebido en mi
pequeña Humanidad estuviese al seguro; y llorando y sollozando miraba a la
cara a cada uno para enternecerlos con mi lágrimas y repetía: ‘Amados
hijos, no me dejen, no se alejen más de Mí, soy vuestro Padre, no me
abandonen, ¡ah! reconózcanme, al menos tengan compasión del fuego que
me devora, de mis lágrimas ardientes, y todo por causa vuestra, porque os
amo demasiado, os amo como Dios, os amo como Padre apasionado, os amo
como Vida mía.’ ¿Pero sabes tú pequeña hija de mi Querer Divino, cuál fue
el interés más grande de mi Amor? Devorar en las criaturas su voluntad
humana, porque es el origen de todos los males, y a pesar de todas sus
llamas devoradoras, esta voluntad formaba nubes para no dejarse quemar.
¡Oh, lo que más me torturaba era la voluntad humana que no sólo formaba
nubes, sino formaba las escenas más dolorosas en mi misma Humanidad, por
eso ruega que mi Divina Voluntad sea conocida y reine, y entonces me
podrás llamar el Jesús feliz, de otra manera mis lágrimas no cesarán, tendré
siempre que llorar la suerte de la pobre humanidad, porque yace bajo la
opresión de su mísera voluntad."
Diciembre 22, 1929
Cómo las obras más grandes no se pueden hacer estando solo, morirían
en el momento de nacer. Las tres cárceles de Jesús. Las dos mamás.
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Mi abandono en el Fiat Divino continúa, y mi tierno Jesús se hacía ver
como pequeño niño en mi corazón, o en el seno de la Mamá Celestial, pero
muy pequeño y con una belleza raptora, todo amor, con su rostro bañado en
lágrimas, y llora porque quiere ser amado, y sollozando dice:
¡Ah! ¿por qué no soy amado? Yo quiero renovar en las almas todo el
amor que tuve al encarnarme, pero no encuentro a quién darlo. Al
encarnarme encontré a mi Reina Mamá que me daba campo para desahogar
mi Amor y para recibir en su corazón materno todo el Amor que me
rechazaban las criaturas. ¡Ah, era Ella la depositaria de mi Amor rechazado,
la dulce compañía de mis penas, su amor ardiente era el que me enjugaba las
lágrimas! Las obras más grandes no se pueden hacer por alguien solo, sino
que se necesitan al menos dos o tres, como depositarios y alimento de la
misma obra, sin alimento las obras no pueden tener vida, hay peligro de que
mueran en el momento de nacer. Tan es verdad, que en la Creación
estuvimos las Tres Divinas Personas al crearla y después hicimos al hombre
como depositario de nuestra obra, pero no contentos, porque las obras por sí
solas no llevan felicidad, le dimos la compañía de la mujer. En la
Encarnación, las Tres Divinas Personas fueron concurrentes y en mi
compañía, más bien inseparables de Mí, con el agregado de la Reina
Celestial, y fue Ella la divina depositaria de todos los bienes de la
Encarnación. Mira entonces cómo me es necesaria, para formar mis obras,
la compañía de la criatura que se ponga a mi disposición para recibir el gran
bien que quiero darle. Por eso, ¿quieres tú ser mi segunda mamá? ¿Quieres
tú recibir el gran bien de la renovación de mi Encarnación, como dote del
reino de mi Fiat Divino? Así tendré dos mamás; la primera que me hizo
formar el reino de la Redención, la segunda que me hará formar el reino de
mi Divina Voluntad."
Y poniendo sus pequeñas manitas sobre mi cara, acariciándome me
decía:
"¡Mi mamá, mi mamá! El amor materno supera todos los amores, así
que tú me amarás con amor de madre insuperable."
Después de esto ha hecho silencio queriendo ser arrullado en mis
brazos, y después ha continuado:
"Hija mía, tú debes saber a dónde me conduce el exceso de mi Amor;
al descender del Cielo a la tierra me condujo dentro de una prisión
estrechísima y oscura, cual fue el seno de mi Mamá, pero mi Amor no
estuvo contento, en esta misma prisión me formó otra cárcel, cual fue mi
Humanidad, que encarceló a mi Divinidad; la primera cárcel me duró nueve
meses, la segunda cárcel, la de mi Humanidad, me duró treinta y tres años.
Pero mi Amor no se detuvo, ya casi para terminar la cárcel de mi
2251
Humanidad, me formó la cárcel de la Eucaristía, la más pequeña de las
cárceles, una pequeña hostia en la cual mi Amor encarceló mi Humanidad y
Divinidad, en la cual debía contentarme con estarme como muerto, sin hacer
sentir ni respiro, ni movimiento, ni latido, y no por pocos años, sino hasta la
consumación de los siglos. Así que fui de cárcel en cárcel, estas son
inseparables de Mí, por eso puedo llamarme el Divino encarcelado, el
Celestial prisionero. En las dos primeras cárceles, en la intensidad de mi
Amor maduré el reino de la Redención; en la tercera cárcel, la de la
Eucaristía, estoy madurando el reino de mi Fiat Divino. Por eso te llamé a ti
a la cárcel de tu cama, a fin de que juntos, prisioneros los dos, en nuestra
soledad, poniéndonos de acuerdo podamos hacer madurar el bien del reino
de mi Querer. Si me era necesaria una Mamá para la Redención, así también
necesito una mamá para el reino de mi Fiat, y mi Amor exigente ha querido
a esta madre encarcelada, para tenerla a mi disposición. Por eso Yo seré tu
prisionero no sólo en la pequeña hostia, sino también en tu corazón, y tú
serás mi amada prisionera toda atenta a escucharme y a romper la soledad de
mi larga prisión. Y a pesar de que estemos prisioneros seremos felices,
porque maduraremos el reino de la Divina Voluntad para darlo a las
criaturas."
Diciembre 24, 1929
Cuando Jesús habla de sus verdades hace salir Luz.
Las verdades leídas y releídas son como el fierro
forjado. Carrera en la Divina Voluntad.
Estaba pensando en todo lo que mi dulce Jesús, con tanta bondad se
benigna decir a mi pobre alma, y que releyéndolas en las circunstancias,
hacen salir Luz, y mi siempre amable Jesús me ha dicho:
"Hija mía, cuando Yo hablo hago salir Luz de verdad, y quiero que sea
aceptada y acariciada por el alma; si esta Luz es aceptada y puesta en un
puesto de honor en el interior de ella, llama a otra Luz, así que una Luz
llama a otra Luz, de otra manera regresa a su fuente. Y cuando el alma
vuelve a leerlas si están escritas, y a ponderarlas, mis verdades son como el
fierro forjado, que con golpearlo se incendia y hace salir chispas de Luz; en
cambio, si no es golpeado, el fierro es duro, negro y un metal helado. Así es
de mis verdades: ‘Si el alma las lee y relee para extraer de ellas la sustancia
que hay dentro, mis verdades que han sido comunicadas a su alma, que
simboliza el fierro, lo negro y su hielo, queda incendiada, y con el
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ponderarlas da los golpes sobre de sí misma, porque ha recibido el bien de
oír mi verdad, la cual sintiéndose honrada centellea Luz de otras verdades.
Pero si mis verdades manifestadas son puestas en el olvido, y no son puestas
en un puesto de honor, quedan como sepultadas; pero los vivos no se
sepultan, porque ellas son Luz, que poseen y llevan vida, por eso, vendrá el
tiempo, porque ellas no están sujetas a morir, en que otros harán tesoro de
ellas y condenarán a aquellos que las han tenido olvidadas y como
sepultadas. Si tú supieras cuánta luz hay en todo lo que te he manifestado
acerca de mi Divina Voluntad, y cuánta más Luz resplandecería si fueran
leídas y releídas, tú misma quedarías eclipsada y maravillada por el gran
bien que harían."
Después seguía mis actos en el Querer Divino, y pensando en la
soledad de Jesús en el seno de su Mamá, Él ha agregado:
"Hija mía, cómo me es dulce y agradable la compañía de la criatura,
pues fue por ella que descendí del Cielo a la tierra, para encontrarla y para
hacerla mía, así que teniéndola en mi compañía me siento como compensado
por mi descendimiento a la tierra. Pero debes saber que si estoy contento
con la simple compañía de la criatura que me ama y busca romper mi
soledad, no estoy contento sólo con la compañía de quien vive en mi Querer
Divino, la quiero siempre junto conmigo, como espectadora de mis lágrimas
infantiles, de mis gemidos, de mis sollozos, penas, obras y pasos míos, y
también de mis alegrías, porque quiero hacer depósito de todo esto en ella.
Porque estando mi Voluntad en ella me sería demasiado duro si no la tuviere
siempre junto conmigo, hacerla estar al día de todo. Mi Divina Voluntad
siente la irresistible necesidad de participar a la criatura todo lo que hace en
mi Humanidad, a fin de que no sea una Voluntad dividida la que reina en Mí
y la que reina en la criatura. Esta es la causa por la que en cada acto mío te
llamo y quiero que conozcas lo que he hecho y lo que hago, para hacerte don
de ello y poder decir: Quien vive en mi Querer Divino no me deja jamás,
estamos estrechados y somos inseparables."
Y yo: "Amor mío, tu carrera de amor no se detiene jamás, corres,
corres siempre, y yo me siento que no soy capaz de hacer mis carreras de
amor como las haces Tú, soy demasiado pequeña y no tengo el vuelo de
correr dondequiera para amarte." Y mi dulce Jesús ha agregado:
"Hija mía, también tú puedes hacer las carreras de amor en el mar
inmenso de mi Divina Voluntad, harás como hace la nave, cuando quiere
navegar el mar ella se arroja en el mar, las aguas se abren, le dan el paso y
mientras camina veloz, deja atrás de sí una estela blanca como señal de que
la nave pasó por aquel punto de mar, que después poco a poco se desvanece
y nada queda que señale que la nave pasó, pero a pesar de esto la nave ha
2253
hecho su carrera en el mar, y ha llegado a donde se había prefijado ir. Así el
alma, si quiere amar, se arrojará en el mar de mi Fiat Divino y formará su
carrera de amor, girará toda la eternidad y no hará como la nave, que nada
queda en el mar porque pasó, sino que orgullosas las aguas se cierran detrás
no dejando ninguna huella de que la nave pasó, sino que en el mar de mi
Querer Divino, conforme el alma se arroja para hacer su carrera, nuestras
aguas divinas regurgitan y en su gorgoteo forman la estela, la cual no se
desvanece sino que queda la huella y señala a todos su carrera de amor
hecha en nuestro mar, en modo que Nosotros podemos decir: ‘Por aquí pasó
e hizo su carrera de amor quien vive en nuestro Querer, porque lo que se
hace en Él queda imborrable.’ Así si quieres hacer tus adoraciones, si
quieres embellecerte, si quieres santificarte, si quieres ser potente, sabia,
arrójate en nuestro Querer y mientras harás tu carrera quedarás toda amor,
toda bella, toda santa, adquirirás la ciencia, conocerás quien es tu Creador, y
todos tus movimientos serán adoraciones profundas y dejarás en nuestro mar
tantas estelas por cuantas diversas carreras has hecho en el Fiat Divino, de
modo que Nosotros diremos: ‘En esta carrera que hizo en nuestro mar la
pequeña hija de nuestro Querer Divino, formó la estela de la santidad, y
Nosotros la santificamos y ella quedó santa; en esta otra carrera se arrojó en
el mar de nuestra Belleza y formó su estela, y Nosotros la embellecimos y
ella quedó embellecida; en esta otra carrera formó la estela de nuestros
conocimientos, y ella nos conoció y Nosotros le hablamos y nos hicimos
conocer, y le hablamos largamente de nuestro Ser Divino, nuestra palabra la
ató, la ensimismó con Nosotros, y sentimos la irresistible necesidad de
hacernos conocer siempre más, y de hacerle el don más grande, el de
manifestarle nuestras verdades. Así que en cada carrera que haces en
nuestro Fiat Supremo, tomas siempre de lo nuestro, y nuestro Amor
regurgitando nos habla de ti y nos señala tus carreras con su gorgoteo, como
señal de que tú has estado en nuestro mar divino."
Diciembre 25, 1929
El nacimiento de Jesús fue el renacimiento de la Divina Voluntad
en su Humanidad, y todo lo que hizo eran renacimientos de
Ella, formados en Él para hacerla renacer en las criaturas.
Jesús fue el verdadero sacrificado de su Querer.
Estaba pensando en cuando mi dulcísimo Jesús niño, penando de amor
salía del seno de su Mamá Celestial; ¡qué alegría para Ella el poderlo
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estrechar entre sus brazos, besarlo y ponerse en competencia en amar con
Aquél que tanto la amaba! Pero mientras tantos pensamientos se agolpaban
en mi mente acerca del santo nacimiento del infante divino, lo he sentido
moverse en mi interior, y saliendo fuera se ha puesto entre mis brazos y
poniendo sus pequeñas manitas en mi cuello me ha dicho:
"Hija mía, también tú bésame y estréchame a ti, y Yo te beso y te
estrecho a Mí, y amémonos con tal competencia de amor de no terminarla
jamás."
Y abandonándose en mis brazos como pequeño niño ha guardado
silencio. ¿Pero quién puede decir los abrazos de amor, los besos afectuosos?
Creo que es mejor pasarlo por alto. Después, retomando la palabra ha
agregado:
"Hija mía, mi nacimiento en el tiempo fue el renacimiento de mi
Divina Voluntad en mi Humanidad, y como renacía en Mí, traía la alegre
nueva del renacimiento en las generaciones humanas. Mi Fiat es eterno,
pero se puede decir como si naciera en Adán para formar la larga generación
de su renacimiento en la criatura, pero como Adán rechazó esta Voluntad
Divina, con rechazarla impidió los tantos renacimientos que debía hacer en
cada una de las criaturas; pero Ella con amor constante e invencible esperó a
mi Humanidad para renacer de nuevo en medio de la familia humana. Por
eso todo lo que Yo hice en todo el curso de mi Vida, las lágrimas infantiles,
mis gemidos y sollozos, no eran otra cosa que renacimientos de mi Divina
Voluntad que eran formados en Mí para hacerla renacer en las criaturas,
porque habiendo renacido en Mí, y poseyéndola como mía, tenía el derecho
y el poder de darla y hacerla renacer en la criatura. Así que todo lo que
hacía mi Humanidad: pasos, obras, palabras, penas, aún mi respiro y mi
misma muerte, formaban tantos renacimientos de mi Divina Voluntad por
cuantas criaturas habrían tenido el bien del renacimiento de mi Fiat Divino.
Siendo Yo la cabeza de la familia humana, y ella mis miembros, Yo como
cabeza llamaba con mis actos a los tantos renacimientos de mi Querer
Divino en Mí, para hacerlos pasar a renacer en mis miembros de las
criaturas. Por eso en cada acto que Yo hiciera, aun mi misma Vida
Sacramental, cada una de las hostias consagradas son continuos
renacimientos de mi Supremo Querer que prepara a la criatura, así que Yo
soy el verdadero sacrificador de una causa tan santa, cual es que mi Querer
reine. Soy propiamente Yo el que formé en Mí su reino, y haciéndolo
renacer tantas veces en Mí, por en cuantas criaturas debía renacer, formaba
su imperio santísimo y su reinar en medio a mis miembros.
Ahora hija mía, después que puse al seguro el reino de mi Divina
Voluntad en mi Humanidad, debía manifestarlo para hacerlo conocer, por
2255
eso vine a ti y comencé a narrarte la larga historia de mi Fiat Divino. Ahora,
tú debes saber que tantas manifestaciones he hecho y haré, tantas verdades,
tantas palabras he dicho, por cuantos renacimientos Ella hizo en mi
Humanidad; estarán en perfecto equilibrio sus renacimientos en Mí y sus
conocimientos que te manifiesto; cada renacimiento de mi Querer Divino
hecho en Mí y en cada una de las hostias consagradas, encontrará una
manifestación y una verdad suya que la confirma, y le dará el renacimiento
en la criatura, porque en Dios la palabra forma la vida del bien que quiere
formar en la criatura, nuestra palabra es portadora de vida, ¿no fue acaso
nuestra palabra Fiat la que pronunciándose creó el cielo, el sol y todo lo que
se ve en el universo entero, y también la misma vida del hombre? Mientras
no pronunciamos Fiat, todo estaba en Nosotros; en cuanto se pronunció
pobló cielos y tierra de tantas obras bellas y dignas de Nosotros, y daba
principio a la larga generación de vidas humanas. Mira entonces que todo lo
que te digo acerca de mi Divina Voluntad llevará con la potencia de mi
palabra creadora sus tantos renacimientos hechos en Mí en medio a la
familia humana. Esta es la gran razón de una historia tan larga y de mi
hablar tan continuado, Ella estará equilibrada con todo lo que fue hecho por
Nosotros en la Creación y con todo lo que hice en la Redención; y si parece
que alguna vez hago silencio, no es porque haya cesado mi decir, sino
porque hago reposo, pues es mi costumbre reposarme en mi misma palabra y
obras que salen de Mí, como hice en la Creación, no siempre se pronunció,
decía Fiat y hacía un alto y después lo pronunciaba de nuevo; así hago en ti,
hablo, te doy mi lección y tomo reposo, primero para gozarme en ti los
efectos de mi palabra y para disponerte a recibir la nueva vida de mi lección.
Por eso sé atenta y tu vuelo en mi Divina Voluntad sea continuo."
Diciembre 29, 1929
Jesús al descender del Cielo a la tierra formó el nuevo
edén. La Divina Voluntad ha sido siempre Reina.
Mi pequeña inteligencia me la sentía raptar y como transportar a mirar
en el regazo de mi Mamá Celestial a mi pequeño recién nacido Jesús, que
ahora llora y ahora gime, y ahora todo entumecido tiembla de frío, y ¡oh,
cómo quisiera mi pequeña alma deshacerse en amor para calentarlo y para
calmarle el llanto! Pero mi celestial y gracioso niño, llamándome junto conÉl en los brazos de su Mamá me ha dicho:
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"Mi hija del Divino Querer, ven a escuchar mis lecciones. Al
descender del Cielo a la tierra para formar la Redención, debía formar el
nuevo edén, debía restablecer el primer acto y el principio de la creación del
hombre en mi Humanidad. Así que Belén fue el primer edén; Yo sentía en
mi pequeña Humanidad toda la Fuerza de nuestra Potencia creadora, el
arrebato de nuestro Amor con el cual fue creado el hombre, sentía las fibras
de su inocencia, de su santidad, de su dominio, con las cuales él estaba
investido. Sentía en Mí a aquel hombre feliz, ¡oh, cómo lo amaba! Porque
habiendo perdido su puesto de honor, Yo retomaba su puesto, porque me
convenía primero poner en Mí el orden del cómo fue creado el hombre, y
después descender en su desventura para levantarlo y ponerlo a salvo. Por
eso estaban en Mí dos actos continuados, fundidos en uno, el edén feliz con
el cual debía poner en vigor toda la Belleza, la Santidad, la sublimidad de la
creación del hombre; era él inocente y santo, y Yo, sobrepasándolo no sólo
era inocente y santo, sino era el Verbo Eterno, y teniendo en Mí toda la
Potencia posible e imaginable, y Voluntad inmutable, debía reordenar todo
el principio de la creación del hombre y levantar nuevamente al hombre
caído, de otra manera no obraría como Dios, ni lo amaría como obra nuestra
salida y creada en un arrebato de nuestro Amor. Nuestro Amor se sentiría
detenido y como impotente, lo que no puede ser, si no hubiera ajustado toda
la condición del hombre caído y la condición del cómo fue creado. Habría
sido una afrenta a nuestra Creación y nos habrían acusado de debilidad si no
hubiésemos restablecido del todo al hombre. Por eso Belén fue mi primer
edén, en el cual hacía y abrazaba todos los actos que hizo Adán inocente y
que habría hecho si no hubiese caído; nuestra Divinidad esperaba con
justicia mi correspondencia en lugar de él, y conforme iba rehaciendo lo que
debería haber hecho el Adán inocente, así me abajaba y extendía la mano
para levantarlo. Entonces mi Humanidad no hacía otra cosa que conforme
giraba y me detenía, formaba nuevos edenes, porque en Mí estaban todos los
actos del principio de la creación del hombre, y en cualquier parte que me
detenía podía formar un nuevo edén con mi inocencia y Santidad. Así que
edén fue Egipto, edén fue Nazaret, edén fue el desierto, edén fue Jerusalén,
edén fue el monte calvario, y estos edenes que formaba llamaban al reino de
mi Divina Voluntad a reinar, y estos son pruebas ciertas que así como
cumplí el reino de la Redención y está haciendo su giro para establecerse por
todo el mundo, así estos edenes en los cuales fueron hechos por Mí todos los
actos como si el hombre no hubiese caído, seguirán los actos de la
Redención y harán su giro para establecer el reino de mi Fiat Divino. Por
eso te quiero siempre junto conmigo, a fin de que me sigas en todos mis
2257
actos, y todo lo ofrezcas para hacer que mi Divina Voluntad reine y domine,
porque esto es lo que más interesa a tu Jesús."
Después ha agregado: "Hija mía, mi Divina Voluntad obraba en Mí
como Reina, porque siempre ha sido tal, porque Ella por naturaleza es Reina,
en nuestra misma Divinidad tiene el primer puesto, rige y domina todos
nuestros atributos, no hay acto nuestro en que no tenga su puesto de Reina,
así que es Reina en el Cielo, en la tierra, en la Creación, en todo y en todas
partes reina. Por eso el querer que el hombre hiciera nuestra Voluntad
Divina y que le diese el puesto de Reina, era el honor más grande y el amor
más insuperable que le dábamos, y reinando una sola Voluntad lo hacíamos
sentar a nuestra mesa celestial, participándole nuestros bienes divinos. Lo
queríamos feliz, y queríamos la gloria de ver feliz a aquél que con tanto
amor habíamos creado con nuestras manos creadoras. Nuestro Querer
Divino y nuestro Amor no podían ni contentarse ni detenerse con la sola
obra de la Redención, sino que quieren ir más adelante hasta tener la obra
cumplida, mucho más que no sabemos hacer obras a la mitad, y teniendo los
siglos a nuestra disposición podemos llegar a donde queremos."
Enero 2, 1930
Diversidad de actos y efectos del Fiat Divino. Cuántos
bienes puede producir un acto de Él. Ejemplo del sol.
Mi abandono en el Fiat continúa, y siguiendo mi giro en sus obras me
sentía circundada por ellas, y cada una esperaba que yo la reconociera como
obra de mi Creador para vincularnos con vínculos inseparables; me parecía
que la Divina Voluntad con su Luz corriese en toda la Creación, y al igual
que corre nuestra sangre en el cuerpo, así corría también en todos los actos,
palabras, pasos, penas y lágrimas de Jesús, y yo iba en busca de todo como
cosas mías para amarlas y reconocerlas como cosas que me pertenecen.
Pero mientras esto hacía, mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, quien vive en mi Divina Voluntad está en comunicación
con todas las cosas creadas por Nosotros, porque Ella es de todos y
pertenece a todos; siendo una la Voluntad que domina y obra, todas las cosas
le son como miembros al cuerpo, de los cuales la cabeza es Dios, que tiene
tantos vínculos a todas las cosas, porque en ellas corre nuestro Divino
Querer como acto primario de vida, que le son inseparables. Sólo la
voluntad humana, si quiere obrar por sí sola, sin la unión de la nuestra,
puede romper esta bella unión, este vínculo de inseparabilidad entre Dios,
2258
entre las cosas creadas, y entre las criaturas, por eso mi Divina Voluntad es
la portadora a la criatura de todos nuestros actos hechos en la Creación y en
la Redención, es la reveladora de nuestros secretos; siendo una la Voluntad
nuestra con la criatura que vive en Ella, ¿cómo puede esconderse? Y Yo
hija mía, cómo me sentiría mal si no te pusiera al día de mis lágrimas, de las
penas más íntimas y de lo que Yo hice estando sobre la tierra, y en mi dolor
diría: ‘Ni siquiera la pequeña hija de mi Querer conoce todo lo que he hecho
y sufrido para tener la correspondencia, aunque sea de su pequeño y repetido
te amo y hacerle el don de lo que me pertenece.’ Entonces, cada cosa que tú
conoces de Mí y amas como tuya, Yo te hago don de ella, y haciendo fiesta
digo: Tengo siempre qué dar a mi hija, y ella tiene siempre qué recibir, por
eso estaremos siempre juntos, porque estamos ocupados en el intercambio
que hacemos, Yo en dar y ella en recibir."
Después de esto seguía mi giro en todos los actos buenos hechos desde
el principio de la Creación por todas las criaturas, no excluido mi primer
padre Adán, para ofrecerlos para obtener el reino de la Divina Voluntad
sobre la tierra, y mi dulce Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, no hay cosa buena que no salga de mi Divina Voluntad,
pero hay diferencia entre actos y efectos de Ella. La Creación fue un acto de
mi Fiat, y ¡oh! cuántas cosas bellas no salieron, cielos, soles, estrellas, aire
que debía servir para la vida natural de la criatura; mar, viento, todo fue
plenitud y multiplicidad de obras, porque un acto de mi Divina Voluntad es
capaz de llenar todo y de hacer todo. La creación del hombre fue un acto de
Ella, ¿y qué cosa no encerró en la pequeña circunferencia del hombre?
Inteligencia, ojos, oídos, boca, palabra, corazón, y hasta nuestra semejanza,
por la cual lo hacíamos el portador de su Creador, ¿cuántos prodigios no
encierra? No sólo eso, sino le fue puesta toda la Creación en torno para
servirlo, como si un primer acto de nuestro Fiat hecho en la Creación
quisiera servir al segundo acto hecho al crear al hombre. Otro acto de
nuestra Voluntad Divina fue la creación de la Virgen Inmaculada, fueron
tales y tantos los prodigios obrados en Ella, que Cielos y tierra quedaron
estupefactos, tanto que llegó a hacer descender al Verbo Divino sobre la
tierra, lo que formó otro acto de mi Fiat, el cual fue mi Encarnación, y tú lo
sabes, que fue portador de todos los bienes a la familia humana. Todo el
resto de los bienes que ha habido en medio de las criaturas, virtudes,
oraciones, obras buenas, milagros, son efectos de mi Querer Divino, los
cuales obran según las disposiciones de las criaturas, y por eso son siempre
limitados, no con aquella plenitud que llena Cielos y tierra. En cambio los
actos de mi Fiat Divino son independientes de ellas, y por eso se ve la gran
diferencia entre actos y efectos. Y esto se ve muy bien también en el sol y
2259
entre los efectos que él produce; el sol como acto está siempre fijo en su
plenitud de luz, que con majestad llena la tierra, jamás cesa de dar su luz y
su calor, en cambio los efectos del sol, que se puede decir que están a
disposición de la tierra, son inconstantes, ahora se ve la tierra florida con la
variedad de tantos colores, y ahora se ve despojada y sin belleza, como si el
sol no tuviese la virtud comunicativa para comunicar siempre sus admirables
efectos a la tierra, mientras que se puede decir que la culpa es de la tierra.
Al sol no le falta nunca nada, aquél de ayer, es hoy y será. Ahora, cuando te
veo girar aún en los efectos de mi Fiat Divino, como si no quisieras perder
nada, para encerrarlos en Él y darle los homenajes, el amor de los efectos
que produce para pedirle que venga a reinar sobre la tierra, tú dispones a
nuestro Querer a formar otro acto de Él, porque tú debes saber que el Fiat
Voluntas Tua come in Cielo cosí in Terra será otro acto de nuestro Fiat
Supremo, no será un efecto, sino un acto, pero con tal magnificencia que
todos quedarán asombrados. Tú debes saber que el hombre fue creado por
Nosotros con este prodigio, que debía poseer en él nuestro acto continuo de
Voluntad Divina; con rechazarla perdió el acto y se quedó con los efectos,
porque sabíamos que así como la tierra no puede vivir sin tener al menos los
efectos que produce el sol si no quiere vivir en la plenitud de su luz y de su
calor, así el hombre no podía vivir al menos sin los efectos de nuestra Divina
Voluntad, ya que había rechazado la Vida de Ella. Por lo tanto su reino no
será otra cosa que llamar nuevamente el acto continuo de nuestro Fiat
Divino obrante en la criatura. Esta es la razón de mi largo hablar sobre Él,
no es otra cosa que el principio del acto continuo de mi Fiat Divino que no
termina jamás cuando quiere obrar en la criatura, y es tan múltiple en las
obras, en la Belleza, en la Gracia y en la Luz, que no se ven los confines.
Por eso sigue girando en todo lo que ha hecho y produce mi Fiat Divino, no
te canses jamás si quieres obtener un reino tan santo."
Después ha agregado: "Hija mía, así como los efectos son producidos
por la sola y única Voluntad mía, y obran según las disposiciones de la
criatura, así los actos de nuestro Querer Divino, independientes de ellas, son
producidos por la unidad del acto único de nuestro Fiat Divino. Así que en
Nosotros es siempre uno nuestro acto, porque en Nosotros no hay sucesión
de actos, y si a la criatura le parece que ahora hacemos la Creación, ahora la
Redención, y ahora que queremos formar el reino de nuestra Divina
Voluntad en medio de las criaturas, es la manifestación que les hacemos de
lo que posee nuestro solo y único acto, que mientras a ellos les parece que
hacemos y sacamos tantos actos distintos, para Nosotros todo estaba
encerrado en un solo acto. En la unidad de nuestro Querer Divino que
encierra un solo acto, nada le puede huir, encierra todo, hace todo, abraza
2260
todo y es siempre un solo acto. Así que, tanto los efectos que produce
nuestro Fiat, cuanto los actos de Él, parten siempre de la unidad del solo y
único acto nuestro."
Enero 7, 1930
Intercambio de dones entre Dios y la criatura. Quien
vive en el Querer Divino es el banco divino sobre
la tierra y forma un resplandor de Cielo.
Me sentía toda abandonada en el Fiat Supremo, y pensaba entre míqué cosa podría dar a mi amado Jesús, y Él rápidamente: "Tu voluntad." Y
yo: "Amor mío, ya te la di, y habiéndola dado creo que no soy más dueña de
dártela, ya que es tuya." Y Jesús:
"Hija mía, cada vez que tú quieras hacerme el don de tu querer, Yo lo
acepto como un nuevo don, porque Yo dejo la voluntad humana en su libre
albedrío, de modo que la criatura puede estar en acto de dármela siempre, y
Yo tantas veces la acepto por cuantas veces me la da, porque ella tantas
veces se sacrifica por cuantas veces me hace el don, y Yo al ver que la
criatura es constante en hacerme su don continuado, veo que hay verdadera
decisión por parte suya, y ama y estima el don de mi Voluntad, y Yo,
conforme ella me hace el don continuo de la suya, le hago el don continuo
de la mía, y ensanchando su capacidad, porque la criatura es incapaz de
tomar toda la interminabilidad de mi Querer, voy aumentando
continuamente más Santidad, más Amor, más Belleza, más Luz y más
conocimiento de mi Divina Voluntad. Así que en el intercambio que
hacemos, tú de tu voluntad y Yo de la mía, duplicamos los dones, y queda
tantas veces vinculada por cuantas veces hacemos el intercambio. Así que
Yo tengo siempre qué darte y tú también, porque en mi Divina Voluntad las
cosas no terminan jamás, surgen a cada instante, y habiéndome dado tu
voluntad, al contacto de la mía la tuya adquiere las prerrogativas de la mía,
de poderse dar continuamente a tu Jesús."
Después seguía los actos del Fiat Divino, acompañándolos con mi "te
amo", y comprendía la gran diversidad de la grandeza y magnificencia de las
obras del Fiat Divino, y de mi pequeño "te amo", ¡oh, cómo me sentía
pequeña y verdaderamente recién nacida apenas delante a aquel Fiat que
todo puede y todo abraza! Y mi amable Jesús estrechándome entre sus
brazos me ha dicho:
2261
"Hija mía, quien vive en mi Divina Voluntad es mi banco sobre la
tierra, y conforme dices tu ‘te amo’ Yo lo invisto con el mío, y de pequeño
se vuelve grande, se difunde en el infinito, de modo que las riquezas de mi
Amor se vuelven inmensurables, y Yo las pongo en el banco de tu alma, y
conforme continúas tus actos, así los invisto con los míos y los pongo en tu
banco para tener mi banco divino sobre la tierra. Por eso tus pequeños actos
hechos en mi Querer Divino me sirven para darme qué hacer, para hacer
correr nuestras cualidades divinas que son infinitas en tus pequeños actos
que son finitos, mezclarlos juntos y hacer de ellos tantos actos nuestros y
ponerlos en el banco de tu alma, a fin de que nuestro Querer encuentre en ti
su Cielo. ¿No sabes tú que quien debe vivir en nuestro Fiat Divino debe ser
un resplandor de Cielo? Que abajándose sobre la tierra, pero tanto de quitar
cualquier distancia, de modo que en aquel punto de la tierra en que se
encuentre aquella afortunada criatura se debe ver Cielo, no tierra; ni mi
Divina Voluntad estaría sin su Cielo, ya Ella misma se lo formaría y los
habitantes del Cielo se abajarían para rendir homenaje a aquel Fiat, del cual
reconocen su existencia. Por eso todos los bienaventurados quedan
admirados al ver un resplandor de Cielo sobre la tierra, pero súbito cesa su
estupor cuando ven que aquella Divina Voluntad que forma su Cielo y toda
su felicidad se encuentra reinante en aquella criatura, propiamente en aquel
punto donde ven que los habitantes del Cielo abajándose circundan a aquella
criatura para alabar a mi Fiat Supremo, Por eso sé atenta hija mía, y si esto
te digo es para hacerte conocer el gran bien de hacerte conocer mi Querer, y
cómo quiere formar su reino en ti, a fin de que me agradezcas y seas
reconociente."
Enero 10, 1930
Quien vive en el Divino Querer pertenece a la familia divina.
Diversidad de modos en que se puede pertenecer a Dios.
Quién vive en Dios, y quién fuera de Dios.
Me sentía, si bien abandonada en el Fiat Divino, también toda
aniquilada, pero tanto, que me veía más pequeña que un átomo y pensaba
entre mí: "Cómo soy miserable, pequeña e insignificante." Y mi adorable
Jesús interrumpiendo mi pensamiento, haciéndose oír y ver me ha dicho:
2262
"Hija mía, seas pequeña o grande, perteneces a nuestra familia divina,
eres un miembro de ella y esto te basta, más bien es todo para ti y es la gloria
y el honor más grande que podrías poseer."
Y yo: "Amor mío, todos hemos salido de Ti y todos te pertenecemos,
así que no es maravilla que te pertenezca."
Y Jesús: "Es cierto que todos me pertenecen por vínculos de creación,
pero hay gran diferencia para quien me pertenece no sólo por vínculos de
creación, sino con vínculo de fusión de voluntad, esto es, que la mía es la
sola y única voluntad suya; de éstos puedo decir que me pertenecen con
vínculos de verdadera familia nuestra, porque la voluntad es la cosa más
íntima que puede existir, tanto en Dios como en la criatura, es la parte
esencial de la vida, es la dirigente, es la dominadora que tiene virtud de
vincular con vínculos inseparables a Dios y a la criatura, y de esta
inseparabilidad se reconoce que pertenece a nuestra familia divina. ¿No
sucede esto dentro de un reino? Todos pertenecen al rey, pero en cuántos
diversos modos pertenecen: quién pertenece como pueblo, quién como
ejército, quién como ministro, quién como centinela, quién como cortesano,
quién como reina del rey, y quién como hijo. Ahora, ¿quién pertenece a la
familia real? El rey, la reina, los hijos; todos los demás del reino no puede
decirse que pertenecen a la familia real, pero pertenecen al reino, están
obligados a la ley, a la sujeción, y a los rebeldes se les mete a la cárcel; por
lo tanto, a pesar de que todos le pertenecen, pero en cuántos diversos modos.
Sólo quien vive en nuestro Querer Divino vive en medio a Nosotros; nuestro
Fiat Divino nos la trae en su regazo de Luz a lo íntimo de nuestro seno
divino, no podemos ponerla fuera de Nosotros, para hacerlo deberíamos
poner nuestro Querer Divino fuera de Nosotros, lo que no podemos hacer ni
queremos hacerlo; es más, estamos contentos de tenerla, de cuidarla como
nuestro amado recuerdo de cuando nuestro Amor regurgitante sacó fuera la
Creación, porque quería que la criatura viviera en nuestra heredad de la
Divina Voluntad, y que con sus inocentes sonrisas se entretuviera con su
Creador. Y si te ves pequeña, es el Amor exuberante de mi Fiat, que es todo
atención y celo sobre ti y no te concede un acto de tu voluntad humana, así
que lo humano no tiene crecimiento y tú te sientes siempre pequeña, y esto
es porque mi Querer quiere formar su Vida en tu pequeñez, y cuando crece
su Vida Divina, la vida humana no tiene razón de crecer, por eso te debes
contentar con quedar siempre pequeña."
Después seguía mi abandono en el Santo Querer, y mi dulce Jesús ha
agregado:
"Hija mía, quien vive en mi Fiat Divino vive en Dios, por eso posee y
puede dar los bienes que posee. El Ser Divino la circunda por todas partes,
2263
de modo que no ve, no oye, no toca otra cosa que Dios, en Él se hace feliz,
sólo a Él comprende y conoce, todo le desaparece y sólo le queda el
recuerdo de que mientras se encuentra en su Dios, es viadora aún, y como
viadora debe perorar por sus hermanos, porque encontrándose en condición
de dar los bienes que posee, debe dar según las disposiciones de las
criaturas. No recuerdas tú, años atrás cuando te hacía ver que te ponía en mi
corazón y todo te desaparecía, y tú te la gozabas y no querías salir más, y Yo
para hacerte recordar que eres viadora te sacaba a la puerta de mi corazón, si
bien entre mis brazos, para hacerte ver los males del genero humano a fin de
que tú perorases por ellos, y tú te disgustabas conmigo porque no querías
salir de mi corazón. Era el principio del vivir en mi Querer Divino que tú
sentías en mi corazón, exento de cualquier peligro, libre de todos los males,
porque Dios mismo se pone en torno a la feliz criatura para tenerla defendida
de todo y de todos. En cambio para quien hace mi Voluntad Divina y no
vive en Ella, se encuentra en condición de poder recibir, pero no de dar, y
como vive fuera de Dios, no en Dios, ve la tierra, siente las pasiones que la
ponen en peligro continuo y le dan una fiebre intermitente, por la que ahora
se sienten sanos, ahora enfermos, ahora quieren hacer el bien, y ahora se
cansan, se aburren, se fastidian y dejan el bien. Son propiamente como
aquellos que no tienen una casa dónde estar al seguro, sino que viven en
medio de la calle, expuestos al frío, a la lluvia, al sol ardiente, a los peligros,
y viven de limosna. Justa pena de quien podía vivir en Dios, y en cambio se
contenta con vivir fuera de Dios."
Enero 16, 1930
En la Creación, Redención y reino de la Divina Voluntad, la
parte obrante es de la Divina Voluntad, y las Tres Divinas
Personas son concurrentes. La Creación quiere narrar la historia
de la Divina Voluntad. Quien vive en Ella recibe todo, puede
dar todo, y toma parte en todas las cualidades divinas.
Estaba siguiendo al Fiat Divino en la obra de la Creación y, ¡oh! cómo
me parecía bella, pura, majestuosa, ordenada, digna de Aquél que la había
creado; me parecía que cada cosa creada tenía que decirme su pequeña
historia que encerraba de aquel Fiat que le había dado la vida, y que
sacándolas a la luz del día, debían narrar para hacer conocer lo que sabían de
la Divina Voluntad, y unidas juntas debían narrar la larga historia de aquel
Fiat que no sólo las había creado, sino que conservándolas les daba el
2264
trabajo de narrar su larga historia, dando a cada cosa creada una lección para
narrar a las criaturas, para hacer conocer aquella Divina Voluntad que las
había creado. Pero mientras mi pobre mente se perdía en mirar la Creación,
y quería escuchar las tantas bellas lecciones que quería darme cada cosa
creada sobre el Fiat Divino, mi dulce Jesús saliendo de dentro de mi interior
me ha dicho:
"Pequeña hija de mi eterno Querer, quiero hacerte saber que la obra de
la Creación, de la Redención y la del reino de nuestro Querer, es todo obra
de nuestro Fiat Supremo. Él tomó la parte obrante y las Tres Divinas
Personas tomaron la parte concurrente, pero fue a nuestro Fiat Divino al que
le dimos el trabajo de crear la Creación, de formar la Redención y de
restablecer el reino de nuestra Divina Voluntad. Porque en las obras que
salen de dentro de la Divinidad es siempre nuestro Querer Divino el que
toma la parte activa, si bien todo nuestro Ser Divino concurre junto, porque
Él tiene virtud y oficio dirigente y obrante de todas las cosas nuestras. Así
como tú tienes las manos para obrar y los pies para caminar, y si quieres
obrar no te sirves de los pies sino de las manos, si bien todo tu ser es
concurrente a la obra que quieres hacer, así es de nuestro Ser Divino, no hay
parte de Nosotros que no concurra, pero nuestra Voluntad Divina toma la
parte dirigente y obrante. Mucho más que Ella tiene su sede en la Divinidad,
su Vida corre en nuestro seno divino, es Vida nuestra, y mientras sale de
nuestro seno divino, más bien sale y queda, lleva fuera de Nosotros la virtud
creadora de lo que quiere hacer, dirigir y conservar. Ahora, como tú ves
todo es obra de nuestro Fiat Divino, y por eso todas las cosas creadas están
como tantos hijos que quieren decir la historia de su Mamá, porque sintiendo
su Vida en ellas, y conociendo el origen de donde vienen, sienten la
necesidad de decir cada una de ellas quien es su Mamá, cuán buena es, cómo
es bella y cómo ellas son felices y bellas porque han sido dadas a luz por una
Madre como Ella. ¡Oh! si las criaturas poseyeran como vida a mi Divina
Voluntad, conocerían tantas bellas cosas de Ella, y conocerla y no hablar de
Ella les resultaría imposible, así que no harían otra cosa que hablar de Ella,
amarla, y exponer su vida para no perderla."
Después ha agregado: "Hija mía, nuestra Divina Voluntad es todo, y
estando por todas partes, el alma que vive inmersa en Ella no hace otra cosa
que tomar continuamente de Dios, y Dios está en acto continuo de verterse
dentro de ella, pero tanto, que no sólo la llena, sino que no pudiendo
contener todo dentro, forma mares en torno a ella, porque nuestro Querer
Divino no estaría contento si en el alma que vive en Él no pudiese hacerle
parte de todas las partículas de nuestras divinas cualidades, por cuanto a
criatura es posible, de modo que el alma debe poder decir: ‘Todo me das, y
2265
todo te doy, en tu Querer Divino puedo darte todo Tú mismo.’ He aquí por
qué quien vive en nuestro Fiat es inseparablemente nuestra; su pequeñez nos
la sentimos correr en nuestra Potencia y se llena de potencia nuestra hasta no
poder más, y honra nuestra Potencia porque la pone en condiciones de
comunicarse a la criatura. Nos la sentimos correr en nuestra Belleza, y se
llena de belleza; en nuestro Amor, y se llena de nuestro amor; en nuestra
Santidad y queda llena de ella. Pero mientras queda llena, nos honra, porque
nos pone en condición de embellecerla con nuestra Belleza divina, de
llenarla con nuestro Amor, de sellar nuestra Santidad, en modo de poner en
actitud todas nuestras cualidades divinas; en una palabra, nos pone en
condición de obrar y darnos qué hacer para comunicarnos a ella, porque no
nos conviene tenerla en nuestra Divina Voluntad disímil de Nosotros; será
pequeña, no puede encerrar todo nuestro Ser Divino, pero participarle todas
nuestras cualidades divinas por cuanto a criatura es posible, en modo que
nada le debe faltar, esto es posible, por eso nada queremos negarle, y
además, lo negaríamos a nuestra Divina Voluntad, y sería lo mismo que
negárnoslo a Nosotros mismos, lo que Nosotros mismos queremos hacer.
Por eso sé atenta hija mía, en nuestro Fiat encontrarás la verdadera finalidad
para la que fuiste creada, tu origen, tu nobleza divina, encontrarás todo,
recibirás todo, y todo nos darás."
Enero 20, 1930
Cómo es bello el vivir en el Querer Divino. El alma pone a
Dios en condición de repetir sus obras. Cómo el Fiat
Divino hace de actor y espectador.
Estaba haciendo mi giro en la Divina Voluntad, y habiendo llegado al
momento cuando fue creada la Reina del Cielo, donde la Divinidad se
quitaba la vestidura de Justicia, y como vistiéndose para fiesta renovaba el
acto solemne del principio de la Creación, llamando a vida a la noble
criatura, que con vivir en el Querer Divino, – finalidad única por la cual
Dios había creado al hombre, que no debía salir de la casa de su Padre,
porque sólo nuestro querer humano nos pone fuera de Dios, de su
habitación, fuera de sus bienes, de su Santidad, de su Luz – Dios al crear a la
Virgen Santa reemprendía la fiesta de la Creación, sus dulces sonrisas, sus
santos coloquios con la criatura, y regurgitó tanto en amor, que súbito la hizo
Reina de todo el universo, ordenando a todo y a todos que como a tal la
honrasen, y postrados a sus venerables pies la reconocieran y alabaran como
2266
Reina. Entonces yo, según mi costumbre, alababa a mi Madre Reina,
saludándola a nombre de todos, Reina del Cielo y de la tierra, Reina de los
corazones, y celestial Emperatriz que impera sobre todo y hasta en su
Creador. ¡Ah! le decía, con tu imperio universal impera sobre todos, a fin de
que la voluntad humana ceda los derechos a la Divina Voluntad; impera
sobre nuestro Dios, a fin de que el Fiat Divino descienda en los corazones y
reine como en el Cielo así en la tierra.
Mientras esto hacía, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior y se
unía conmigo a ensalzar a la Mamá Celestial como Reina, y estrechándomea Él me ha dicho:
"Hija mía, cómo es bello el vivir en mi Querer Divino; todo lo que ha
sido hecho por Dios lo tiene como presente, y la criatura encuentra todo lo
que ha hecho su Creador, y toma parte en sus obras, y puede tributarle los
honores, el amor, la gloria de aquel acto a su Creador. Se puede decir que
quien vive en nuestro Fiat Divino nos pone en condición de renovar nuestras
obras más bellas, y ella se hace renovadora de nuestras fiestas. La creación
de la Virgen dice claramente qué significa y qué puede hacer nuestro Querer
Divino; no apenas se posesionó de su virginal corazón, no esperamos ni
siquiera un minuto, sino que súbito la hicimos Reina; era a nuestra Voluntad
a la que coronábamos en Ella, porque no era conveniente que una criatura
que poseyese nuestro Querer, no tuviese la corona de reina y el cetro de
mando. Nuestra Divina Voluntad no quiere escatimar nada, todo quiere dar
a quien le hace formar su reino en su alma. Tú debes saber que así como tú,
en mi Fiat encuentras presente la creación de la Soberana Señora y la alabas
como Reina, así Ella te encontraba a ti, presente, en el mismo Fiat Divino y
oía tus alabanzas. La Mamá no quiere ser menos que la hija, y desde
entonces te ensalzaba a ti para honrar a aquel Querer Divino que debía
poseerte, y para corresponderte por tus alabanzas, cuántas veces llama al
cielo, al sol, a los ángeles, y a todo a alabar a su pequeña hija que quiere
vivir en aquel Fiat que formó toda su gloria, su grandeza, belleza y
felicidad."
Después seguía mi abandono en el Fiat Divino, y mi dulce Jesús ha
agregado:
"Hija mía, cuando mi Querer Divino reina en el alma, Él toma la parte
obrante y dirigente, no hay cosa que ella haga, en que mi Querer Divino no
ponga su acto primero para llamar a su acto divino sobre el acto de la
criatura; así que si piensa, ahí forma su primer pensamiento y llama toda la
Santidad, la Belleza, el orden de la Inteligencia divina, y como la criatura no
es capaz, ni tiene vacío suficiente para recibir nuestra Inteligencia, mi Fiat,
cada vez que hace su acto primero en la inteligencia de la criatura, con su
2267
Potencia va ensanchando la capacidad de ella para encerrar nueva
Inteligencia divina en la mente de la criatura. Por eso se puede decir que mi
Querer, donde reina, es el primero a respirar, el primero en latir, el primer
acto de la circulación de la sangre, para formar en la criatura su respiración
divina, su latido de luz, y en la circulación de la sangre la total
transformación de su Querer Divino en el alma y en el cuerpo. Y mientras
esto hace, da virtud y vuelve capaz a la criatura para poder respirar con el
respiro divino, palpitar con su latido de luz, y sentirse circular en todo su ser,
más que sangre, toda su Vida Divina. Por eso, donde reina mi Querer, es el
actor continuado que jamás cesa de obrar, y haciéndose espectador goza sus
escenas divinas que Él mismo desarrolla en la criatura, y ella presta su ser
como materia en sus manos, para hacerle desenvolver las escenas más bellas
y deleitables, que mi Fiat quiere hacer en el alma donde mi Querer Divino
domina y reina."
Enero 26, 1930
Cada palabra dicha por Jesús sobre su Fiat, es como un
hijo que sale de su seno, y tiene la fuerza comunicativa de
comunicarse a toda la Creación. Imperio de la oración
hecha en la Divina Voluntad.
Mi vuelo continúa en el Fiat Divino, y yo comprendo más, cómo cielo
y tierra están llenos de Él, no hay cosa creada que no sea portadora de una
Voluntad tan Santa. Pero mientras mi mente se perdía en el Fiat, mi dulce
Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, todas las cosas creadas, por fuerza de mi Divina Voluntad
en la cual ellas viven, advierten cuando mi Querer Divino quiere manifestar
una verdad que le pertenece, un conocimiento suyo, o bien que quiere hacer
una obra suya; siendo una la Voluntad que domina toda la Creación, sienten
en ellas la virtud comunicativa, creadora y conservadora que quiere obrar y
darse a conocer, por eso sienten como si otra hermana se agregara en medio
a ellas y festejan a la recién llegada; así que cada palabra que te he dicho
sobre mi Querer Divino ha sido un Fiat pronunciado por Nosotros, el cual ha
salido como un hijo del seno de nuestro Querer. Este Fiat es el mismo Fiat
de la Creación, que formando su eco hace sentir su Fuerza vital donde reside
nuestra Voluntad. Cuando nuestro Fiat quiere obrar, quiere pronunciarse
con hacerse conocer y manifestar otras verdades suyas, sucede como a una
familia cuando ven que su madre está por dar a luz otros hijos, toda la
2268
familia festeja, porque la familia se hace más numerosa, y cada vez que se
acrecienta otro hermanito o hermanita hacen fiesta, y gozan del nuevo
llegado en medio a ellos. Tal es la Creación, habiendo salido del seno de mi
Divina Voluntad, todas mis obras forman una familia, y están de tal manera
ligadas entre ellas, que parece que no pueden vivir la una sin la otra, mi
Voluntad las tiene de tal manera unidas, que las vuelve inseparables, porque
todas sienten que una es la Voluntad que las domina. Ahora, oyendo un
decir tan prolongado de mi Fiat, los tantos conocimientos que te va
manifestando, sienten que se acrecienta el número de la divina generación de
mi Fiat en medio a ellos, entonces la familia de la Creación se siente
engrandecer y festeja el preludio del reino de mi Querer Divino. Por eso
cuando te hablo de mi Fiat, y Él se pronuncia con manifestarse, los cielos
reverentes se abajan para recibir el nuevo parto y su hijo en medio a ellos,
para tributarle los honores y festejar al recién llegado. Hija mía, mi
Voluntad Divina cuando quiere pronunciarse, se extiende dondequiera y
hace oír su eco y su Fuerza creadora en todas las cosas donde Ella reina."
Después de esto seguía rezando para que el bendito Jesús se apresurara
en hacer venir el tan suspirado reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, ymi amado Jesús, como herido por tal petición, que Él mismo tanto suspira de
ver el triunfo del Querer Divino sobre la tierra, me ha dicho:
"Hija mía, las oraciones hechas en mi Querer Divino para obtener el
advenimiento de su reino sobre la tierra, tienen un gran imperio sobre Dios.
Dios mismo no puede desentenderse ni puede no oírla favorablemente,
porque la criatura rogando en mi Fiat Divino, sentimos la Fuerza de nuestro
Querer, que con su Imperio ruega, con su Inmensidad se extiende
dondequiera, y abrazando la Fuerza universal, la oración se extiende por
todas partes, de modo que nos sentimos cercados por todos lados, sentimos
nuestra misma Voluntad en Nosotros que ruega, y de oración se cambia en
orden y dice: ‘quiero.’ E imperando sobre nuestro Ser Divino con su dulce
imperio, decimos: ‘Queremos.’ Por eso las oraciones hechas en nuestro Fiat
Divino se pueden llamar decisiones, órdenes, que llevan el reescrito firmado
de lo que se quiere, y si no se ve al instante lo que se quiere es porque
estamos disponiendo las causas secundarias para sacar de Nosotros lo que
hemos decidido dar. Por eso no hay que dudar, porque tarde o temprano
verá descender lo que con decisión le ha sido concedido. Por eso continúa
las oraciones en nuestro Fiat, oraciones que mueven Cielos y tierra, y hasta
al mismo Dios, si amas ver mi reino sobre la tierra, y Yo rogaré junto
contigo para obtener el intento. Mucho más que el único fin de la Creación
fue propiamente esto: Que nuestro Querer Divino debía reinar como en el
Cielo así en la tierra."
2269
Enero 30, 1930
Así como se desarrolló la Redención, así se desarrollará
el reino de la Divina Voluntad. Analogía entre ellos.
Sobresalto de alegría y de dolor de Jesús.
Estaba pensando en cómo podía venir el reino de la Divina Voluntad
sobre la tierra, en qué modo se podrá desarrollar, y quiénes serán los
primeros afortunados que tendrán un bien tan grande. Y mi dulce Jesús
haciéndose ver me ha estrechado a Sí, y dándome tres besos me ha dicho:
"Hija mía, del mismo modo como se desarrolló el reino de la
Redención, así se desarrollará el reino de mi Voluntad. Se puede decir que
la Redención va haciendo el giro por todo el mundo, giro que aún no ha
cumplido del todo, porque no todos los pueblos conocen mi venida a la
tierra, y por eso están privados de sus bienes; Ella va preparando y
disponiendo los pueblos al gran reino de mi Divina Voluntad.
Ahora, así como mi Redención tuvo su principio no en todo el mundo,
sino en el centro de la Judea, porque en esta nación estaba el pequeño núcleo
de aquellos que me esperaban, estaba Aquélla que me había escogido por
Madre, estaba san José que debía ser mi padre putativo, en esta nación me
había manifestado a los profetas haciéndoles conocer que vendría a la tierra,
era justo que donde se conocía fueran los primeros en tenerme en medio a
ellos; y si bien fueron ingratos y muchos no me quisieron conocer, pero,
¿quién puede negar que mi Mamá Celestial, los apóstoles, los discípulos,
fueron de la nación hebrea y que fueron ellos los primeros anunciadores que
expusieron su vida para hacer conocer a las otras naciones mi venida a la
tierra y los bienes que hay en mi Redención? Así será del reino de mi Fiat
Divino; los países, las provincias, el reino, que hayan sido los primeros en
conocer los conocimientos de mi Divina Voluntad y su expresa Voluntad de
querer venir a reinar en medio a las criaturas, serán los primeros en recibir
los bienes que traerá su reino; y después haciéndose camino con sus
conocimientos hará su giro en medio de las generaciones humanas. Hija
mía, hay mucha analogía del modo como se desarrolló la Redención y el
como se desarrollará el reino de mi Divina Voluntad. Mira, en mi
Redención escogí una Virgen, aparentemente no tenía ninguna importancia
según el mundo, ni de riqueza, ni de altura de dignidad o de puestos que la
señalaran, la misma ciudad de Nazaret no era importante, una pequeña casita
era toda su habitación, pero a pesar de que la escogí de Nazaret, quise que
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perteneciera a la ciudad capital de Jerusalén, en la cual estaba el cuerpo de
los pontífices y sacerdotes que entonces me representaban y anunciaban mis
leyes. Para el reino de mi Divina Voluntad he escogido otra virgen, que
aparentemente no tiene ninguna importancia, ni de grandes riquezas, ni de
altura de dignidades, la misma ciudad de Corato no es ciudad importante,
pero pertenece a Roma, donde reside mi representante en la tierra, el romano
Pontífice, del cual parten mis leyes divinas, el cual, así como se hace un
deber el hacer conocer a los pueblos mi Redención, así se hará un deber el
hacer conocer el reino de mi Divina Voluntad. Se puede decir que la una y
el otro irán a la par en el modo y en el cómo, cómo se debe desarrollar el
reino de mi Fiat Supremo."
Después de esto seguía mi giro en el Querer Divino, y habiendo
llegado al edén rogaba a Jesús que pronto restableciera la finalidad de la
creación del hombre como salió de sus manos creadoras; pero mientras esto
hacía, mi amado Jesús, haciéndose oír en mi interior, me hacía sentir que su
corazón divino se estremecía fuertemente, y todo ternura me ha dicho:
"Hija mía, cada vez que se menciona el edén, mi corazón se sobresalta
de alegría y de dolor al recordar el modo, el cómo fue creado el hombre, su
estado feliz, su belleza raptora, su soberanía, nuestras y sus alegrías
inocentes con las que nos deleitábamos juntos, cómo era bello nuestro hijo,
parto digno de nuestras manos creadoras; ahora, al recordar esto, es tan
dulce y agradable a mi corazón, que no puedo hacer menos de estremecerme
de alegría y de amor; pero después, al verlo cambiado en su suerte y
descendido de su felicidad en los males de su voluntad humana, porque
nuestra Divina Voluntad era el preservativo a todos sus males y la
conservadora del como salió de nuestras manos creadoras, que poniéndolo
en competencia con su Creador lo ponía en condiciones de poder dar su
amor, sus alegrías inocentes a Aquél que lo había creado. Entonces, al verlo
infeliz, mi sobresalto de alegría súbito viene seguido de un sobresalto de
fuerte dolor. Y si tú supieras cómo me es agradable tu regresar a este edén
para ponerme delante lo que de bello, de santo, de grande se hizo en la
creación del hombre, me das el contento, la alegría de hacerme repetir mi
sobresalto de alegría, y de poner un calmante a mi sobresalto de dolor, que si
no hubiera sido seguido por la esperanza cierta de que mi hijo, en virtud de
mi Fiat debe regresarme feliz, dándome sus alegrías inocentes como fue
establecido por Nosotros al crearlo, mi sobresalto de dolor no tendría tregua,
y daría gritos tan fuertes que haría llorar a los mismos Cielos. Por eso al oír
tu continuo estribillo: ‘Quiero el reino de tu Querer Divino’, mi corazón
divino se siente detenido el estremecimiento de dolor, y estremeciéndome de
alegría digo: ‘La pequeña hija de mi Querer quiere y pide mi reino.’ Pero,
2271
¿por qué lo quiere? Porque lo conoce, lo ama y lo posee, por eso ruega que
lo posean las otras criaturas. Porque siendo mi Divina Voluntad principio de
vida de la creación del hombre, Ella sola le da la capacidad de poder recibir
todo de su Creador, y de poderle dar todo lo que quiere, que Él quiere. Mi
Fiat tiene virtud de cambiar las condiciones del hombre, su fortuna, con Él
todo le sonríe, todos lo aman, todos lo quieren servir, y se tienen por
afortunados de servir a mi Querer Divino en él, esto es, en la criatura donde
reina mi Divina Voluntad."
Febrero 6, 1930
Efectos de vivir en el Querer Divino y en el querer
humano. Cómo el modo de obrar en el alma simboliza
la Creación. Cómo primero hace las cosas pequeñas
y después las grandes.
Continúo mi abandono en el Querer Divino, mi pobre mente está
siempre llena con lo que respecta a un Querer tan Santo, es más, me parece
que mis pensamientos se arrojan en su mar de Luz, y después salen como
tantos mensajeros, que llevan tantas bellas noticias de dentro de aquel mar
donde han estado, y quién quiere decir una cosa, y quién otra de aquel Fiat,
del cual se glorían de conocerlo y de recibir de Él la vida. Yo me deleito en
escucharlos, y muchas veces no sé decir con palabras las tantas bellas
noticias que mis pensamientos me traen del mar de Luz del Querer Divino, y
siento la necesidad de Jesús que me guíe, que me sugiera las palabras, de
otra manera no sabría decir nada. Después, mientras me encontraba en el
mar del Fiat Divino, mi dulce Jesús, haciéndose ver en acto de ayudarme a
cambiar en palabras lo que mi mente pensaba, me ha dicho:
"Hija mía, los efectos del vivir en mi Querer Divino son admirables.
Mi Fiat tiene a la criatura siempre dirigida hacia el Cielo y la hace crecer no
de tierra, sino de Cielo, y como mi Voluntad es una con la misma Voluntad
que obra en la criatura, esta mi misma Voluntad pone al alma en orden a su
Creador y le va manifestando quién es Aquél que la ha creado, cuanto la
ama, y cómo quiere ser amado, y poniéndola de frente a los reflejos divinos,
hace deleitar a su Creador a vía de reflejos, para que haga crecer y pintar su
imagen en aquélla que posee y hace una su voluntad con la de Aquél que la
ha creado. Y como mi Fiat la tiene siempre vuelta hacia el Cielo, no tiene
tiempo de mirar la tierra, porque está absorbida por el Ente Supremo, y
2272
aunque la mirase, todas las cosas se convierten en Cielo, porque donde Ella
reina tiene virtud de cambiar naturaleza a las cosas. Por eso la criatura que
vive en mi Querer Divino, todo es Cielo para ella, crece para el Cielo,
porque el Cielo de mi Divina Voluntad reina en su alma. En cambio quien
vive de voluntad humana está siempre vuelta hacia sí misma, y con el
mirarse a sí misma, el querer humano le va descubriendo lo que es humano,
y la pone a los reflejos de lo que existe en el bajo mundo, de modo que se
puede decir que vive de tierra y crece sin la semejanza de Aquél que la ha
creado. Hay tal diferencia entre una y otra, que si las criaturas la pudiesen
ver, todos amarían y suspirarían vivir en mi Fiat, y aborrecerían el vivir de
voluntad humana y lo tendrían como la más grande desventura, que les hace
perder la finalidad y el origen por el cual fueron creadas. Sucedería como a
un rey que depone su corona, sus vestidos reales, desciende de su morada
real y viste con harapos sucios, se alimenta de alimentos inmundos y vive en
un establo junto con las bestias de sus pasiones. ¿No sería para llorar la
suerte de aquél? Tal es quien se hace dominar por su voluntad humana."
Después de esto seguía pensando a las tantas cosas que mi amado
Jesús ha obrado en la pobre y pequeña alma mía, a sus tantos modos
amorosos, que el querer decirlos todos me sería imposible. ¿Quién puede
decir lo que pensaba, y la causa por la que mi pequeña inteligencia estaba
como llena de lo que me había sucedido en mi existencia? Pero mientras me
encontraba en poder de tantos pensamientos, mi sumo y único bien Jesús,
estrechándome toda a Él, con ternura indecible me ha dicho:
"Hija mía, mi modo de obrar en tu alma simboliza toda la Creación.
Obra grande fue la Creación, pero como nuestras obras son ordenadas, nos
contentamos primero con crear las cosas pequeñas, el cielo, las estrellas, el
sol, el mar, las plantas y todo lo demás, esto es, pequeñas en comparación de
la creación del hombre, que todo debía superar y tener la supremacía sobre
todo; y cuando las cosas deben servir a aquél que las debe dominar y ser el
rey de ellas, por cuanto fuesen o parecieran grandes, son siempre pequeñas
en comparación de aquél a quien deben servir. Entonces, después de que el
universo fue creado y todas las cosas estaban en su puesto de orden,
esperando a aquél, a quien como un ejército ordenado debían alinearse en
torno a él para servirlo y obedecer sus órdenes, creamos al hombre. Todas
las cosas creadas y su mismo Creador se volcaron sobre de él para cantarle
nuestros eternos amores y decirle: ‘Todos tenemos la marca de nuestro
Creador y la ponemos sobre de ti, que eres su imagen.’ Cielos y tierra
hicieron fiesta completa, y nuestra misma Divinidad festejó con tanto amor
la creación del hombre, que al sólo recordarlo regurgita tan fuerte nuestro
Amor, que desbordando forma mares inmensos en torno a Nosotros.
2273
Ahora, el reino de mi Divina Voluntad es más grande que la obra de la
Creación, y por eso se puede decir que es la llamada a nuestro Ser Divino a
obrar más que en la misma Creación. Por eso todo lo que hice al principio
en tu alma simboliza la Creación, te quise toda a Mí y toda mía para estar
libre de hacer lo que Yo quisiera; quise el vacío de todo en tu alma para
poder distender mi cielo; el tanto hablar sobre las virtudes que te decía eran
estrellas, que practicadas por ti, en el modo querido por Mí, me servía de
ellas para adornar el cielo que había extendido en ti. Así que quería reparar
en ti y rehacerme de todo lo que de mal e indigno había hecho la familia
humana; para llamar al Sol de mi Fiat Divino era necesario preparar con
decoro a aquélla que debía recibir, por primera, la Vida de mi Voluntad. He
aquí el por qué hacía correr los mares de Gracia, las más bellas florituras,
casi como en la creación del hombre, en el cual debía reinar mi Fiat Divino;
así en ti, todo lo que Yo hacía se ponía a la expectativa para cortejar como
un ejército divino el Sol de mi eterno Querer. Y como en la Creación
abundamos tanto en el crear tantas cosas que debían servir al hombre,
porque este hombre debía hacer reinar en él a mi Divina Voluntad, así en ti,
todo ha sido hecho para que Ella encontrase su puesto de honor y de gloria.
Por eso era necesario que primero debía prepararte con tantas gracias y
enseñanzas, como cosas pequeñas en comparación del gran Sol de mi Querer
Divino, que con tantas manifestaciones suyas, mientras se hacía conocer
formaba su Vida para reinar y formar su primer reino en la criatura. Así que
no te maravilles, es el orden de nuestra Sabiduría y Providencia, que primero
hace las cosas pequeñas y después las grandes, por cortejo y por decoro de
las cosas grandes. ¿Qué cosa no merece mi Fiat Divino? ¿Qué no se le
debe? Y qué cosa no ha sido hecha por Él? Por eso cuando se trata de Ella
o de hacerla conocer, cielos y tierra se postran reverentes y todos adoran en
mudo silencio un solo acto de mi Divina Voluntad."
Febrero 11, 1930
El hombre fue creado para vivir familiarmente con Dios y en su
casa; pero habiéndose sustraído de su Voluntad, por bondad de
Dios le fue dada la justificación.
Mi pobre mente sufre el dulce encanto del refulgente Sol del eterno
Fiat, y ¡oh! cuántas bellas escenas conmovedoras desarrolla en mí, que si yo
las pudiese decir como las veo, todos sufrirían el dulce encanto y en coro
dirían: "Queremos hacer la Divina Voluntad." Pero ¡ay de mí! Soy siempre
2274
la pequeña ignorante, y apenas balbuceando sé decir alguna cosa. Pero al
comprender el gran bien de este Querer Divino y el cómo nadamos en sus
olas altísimas de Luz, de Belleza inalcanzable, pensaba entre mí: "¿Cómo es
posible que no se conozca un bien tan grande, y mientras nadamos dentro
ignoramos el gran bien que nos circunda, que nos inviste por dentro y por
fuera, que nos da la vida, y sólo porque lo ignoramos no gozamos los
admirables efectos de todos los grandes bienes que contiene un Querer tan
Santo? ¡Ah! desenmascárate, oh Fiat Omnipotente, y la faz de la tierra se
cambiará." Y además pensaba: "Por qué Nuestro Señor bendito no se ha
complacido en manifestar, desde el principio de la Creación, las tantas cosas
admirables que quiere hacer y dar a las criaturas esta Santísima Voluntad?"
Y mientras mi mente se perdía como raptada en el dulce encanto del Querer
Divino, mi amor, mi vida Jesús, el celestial maestro que cautiva con su bello
hablar sobre su mismo Querer, haciéndose ver me ha dicho:
"Mi pequeña hija de mi Querer, la criatura no puede vivir, ni el alma
ni el cuerpo, sin mi Divina Voluntad, y como es su primer acto de vida, por
eso se encuentra en las condiciones, o de recibir su acto de vida continua de
Ella, o de no poder tener existencia; y como el hombre fue creado para vivir
en la opulencia de los bienes de esta Divina Voluntad, su preciada herencia,
por eso él debía vivir de Nosotros y en nuestra casa, como un hijo que vive
con su padre, de otra manera, ¿cómo podía ser nuestro entretenimiento,
nuestra alegría y felicidad, si no debía vivir cerca, junto con Nosotros en
nuestra Divina Voluntad? Un hijo lejano no puede formar la alegría de su
padre, su sonrisa, su diversión, su familiar conversación; de lejos no se
puede jugar juntos, ni sonreír de felicidad, es más, la sola lejanía rompe el
amor y lleva la amargura de no poder gozar de aquél a quien se ama. Mira
entonces, el hombre fue creado para vivir a lo familiar con Nosotros, en
nuestra casa, en nuestra misma Voluntad, para asegurarnos nuestras y sus
alegrías y felicidad perenne. Pero el hombre, nuestro hijo, mientras era feliz
en la casa de su Padre se rebeló y salió de su casa paterna, y con hacer su
voluntad perdió la sonrisa de su Padre, sus puras alegrías, y como no podía
vivir sin el concurso de nuestra Divina Voluntad, la hicimos de Padre y le
dimos la legitimación de nuestra Divina Voluntad, no más como vida que lo
llevaba en su regazo para volverlo feliz y santo, sino como concurrente para
conservarlo con vida; no para hacerlo feliz como antes, sino para darle las
cosas de estrecha necesidad y según se hubiese comportado; sin mi Voluntad
Divina no puede haber vida. He aquí el por qué de mi Fiat Divino se conoce
tan poco, porque las criaturas sólo conocen de Ella su legitimación, y
muchas veces esta legitimación ni siquiera es del todo reconocida, porquequien vive de legitimación no vive en la casa de su Padre, esta lejano de Él,
2275
y muchas veces se encuentra en las condiciones de estropear con actos
indignos la misma legitimación recibida. Por eso no te maravilles si poco se
conoce de mi Divina Voluntad si no se vive en Ella, si no se está en continuo
contacto de recibir su Vida que hace feliz, que santifica, y que estándole
cerca abre sus secretos y hace conocer quien es, qué puede darle, y cómo
suspira por tener en su regazo a la criatura para formar en ella su Vida
Divina. Mucho más que el hombre con hacer su voluntad se puso en
condición de siervo, no de heredero, y el siervo no tiene derecho a la
herencia de su amo, sino a la mísera paga para vivir con penurias la vida.
Por eso hija mía, se puede decir que contigo he abierto las puertas para
hacerte entrar a vivir en nuestra casa, en nuestra Divina Voluntad, y
teniéndote con Nosotros te hemos manifestado tanto de nuestro Querer
Divino, no como legitimada, sino como nuestra afortunada heredera."
Después de esto ha agregado: "Hija mía, mucho más que aquél poco
que se ha escrito en toda la historia del mundo acerca de mi Divina
Voluntad, habiendo conocido de Ella sólo la legitimación, han escrito de
Ella lo que han conocido de mi Fiat después de la culpa, en qué relaciones
está con las criaturas a pesar de que la ofenden y no viven en nuestra casa.
En cambio, qué relaciones había entre mi Fiat y Adán inocente antes de
pecar, nada han escrito; y, ¿cómo podían escribir si ninguno ha vivido en mi
Divina Voluntad como en su casa? ¿Cómo podían conocer sus secretos y el
gran prodigio que puede hacer la Vida obrante de un Querer Divino en la
criatura? Por eso podían y pueden decir de mi Fiat Divino, que dispone
todo, que ordena, que concurre, pero decir de mi Querer Divino cómo obra
en Sí mismo, en su casa, la Potencia de su Inmensidad que en un instante
hace todo, envuelve todo, como en Sí mismo así en la criatura, esta es
ciencia que hasta ahora la criatura ignoraba; no podía ser escrita sino
después de las manifestaciones de mi Fiat Divino, y a quien llamaba a vivir
en nuestra casa como hija nuestra, cercana dentro de mi Querer, no lejana,
que pudiéndonos entretener con ella la poníamos al tanto de nuestros
secretos más íntimos. Y si hubiéramos querido manifestar lo que respecta a
nuestra Voluntad en relación a la criatura y no viviese en Ella, no nos habría
entendido, habría sido para ella como un dialecto extraño e ininteligible."
Febrero 17, 1930
La Divina Voluntad es el latido, la criatura el corazón;
la Divina Voluntad es el respiro, la criatura el cuerpo.
Inseparabilidad de la una y de la otra.
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El Querer Divino continúa ocupando mi pequeña inteligencia, y yo
sumergiéndome en Él siento su Fuerza vivificadora, que dentro y fuera me
circunda, y mi dulce Jesús que parece que se esconde dentro de las olas
altísimas de Luz de su Querer Divino, frecuentemente se mueve en estas olas
de Luz, y haciéndose ver, con ternura indecible me ha dicho:
"Hija mía, mi Divina Voluntad es latido sin corazón, la criatura es
corazón, Ella es el latido. Mira que unión inseparable hay entre mi Fiat y la
criatura: el corazón es nada, no tiene ningún valor sin el latido, con el latido
se constituye vida de la criatura, pero el latido no puede palpitar sin el
corazón. Tal es mi Divina Voluntad, si no tiene la nada del corazón de la
criatura, no tiene donde formar su latido de vida para desarrollar y formar su
Vida Divina. Entonces mira, mi Divina Voluntad no teniendo corazón, lo ha
creado en la criatura para tener su corazón dónde poder formar su latido.
Además de esto mi Divina Voluntad es respiro sin cuerpo, la criatura es el
cuerpo, Ella es el respiro; el cuerpo sin el respiro está muerto, así que quien
forma el respiro de la criatura es mi Divina Voluntad, por eso se puede decir:
‘El cuerpo de Ella es el de la criatura, y el respiro de ella es el de mi Querer
Divino.’ Mira qué gran unión hay entre una y la otra, unión que no puede
separarse, porque si cesa el respiro cesa la vida. Por eso mi Divina Voluntad
es todo para la criatura: es palabra sin boca, es luz sin ojo, es oído sin
orejas, es obra sin manos es paso sin pies; y por eso el alma que vive en mi
Querer Divino le sirve de boca, de ojo, de orejas, de manos y de pies. Ella
se restringe para encerrase en la criatura, mientras permanece inmensa; y
victoriosa forma en ella su reino, sirviéndose de ella como si fuese su cuerpo
donde late, respira, habla, obra y camina. Por eso el dolor de mi Fiat Divino
es incomprensible, porque las criaturas no se prestan para hacerlo desarrollar
todas sus operaciones en ellas para hacerlo reinar, y lo obligan al silencio y a
la inactividad, y con paciencia divina e indecible espera a quien debe vivir
en su Querer para reemprender su hablar y su obrar divino, para formar su
reino en medio a las criaturas. Por eso sé atenta hija mía, escucha el hablar
de mi Fiat Divino, dale la vida en todos tus actos, y verás los portentos
inesperados que mi Divina Voluntad hará en ti."
Sea todo para gloria de Dios y para cumplimiento de su Santísima
Voluntad.
Deo Gratias