VOLUMEN 22

27.08.2015 11:18

Luisa Piccarreta Volumen 22

I. M. I.

Fiat!!!

Junio 1, 1927

Jesús sabe hacer todos los milagros, excepto el separarse de su

Voluntad. Bien de quien pone en práctica las verdades conocidas.

Dolor por la muerte del Padre Di Francia. Jesús la hace ver

aquella alma bendita y le habla de ella.

Las privaciones de mi dulce Jesús se hacen más grandes, siento que no

puedo más, ¡oh! si me fuera dado el tomar el vuelo hacia mi patria celestial,

donde no hay más separaciones con Jesús, cómo sería feliz de salir de la

dura y oscura cárcel de mi cuerpo. ¡Jesús! ¡Jesús! ¿Cómo es que no quieres

tener piedad de mí, de esta pobre prisionera? ¿Cómo me has dejado sin que

ni siquiera vengas a visitarme seguido en la oscura prisión en que me

encuentro? ¡Oh Jesús!, sin ti cómo se hace más penosa, más sombría, más

tremenda mi cárcel en la cual Tú me pusiste, diciéndome que estuviese en

ella por amor tuyo y para cumplir tu Voluntad, pero que no me dejarías sola

sino que me harías compañía. ¡Pero ahora, ahora todo ha terminado! No

tengo tu sonrisa que me alegra, no tengo tu palabra que rompe mi largo

silencio, ni tu compañía que rompe mi soledad, estoy sola, aprisionada y

atada por Ti en esta prisión, y además me has dejado. ¡Jesús! ¡Jesús! no me

lo esperaba de Ti.

Pero mientras desahogaba mi intenso dolor ha salido de dentro de mi

interior y abrazándome para sostenerme, porque no tenía más fuerza, me ha

dicho:

"Hija mía, ánimo, Yo no te dejo, más bien tú debes saber que tu Jesús

sabe hacer y puede hacer todos los milagros, salvo el milagro de separarme

de mi Voluntad; si en ti está mi Divino Querer, ¿cómo puedo dejarte? Y si

esto fuera sería un Jesús sin vida. Más bien es la interminabilidad de mi Fiat

que me esconde, y tú mientras sientes la Vida de Él, no ves a tu Jesús que

está dentro de Él."

Entonces me sentía afligida, no sólo por las privaciones de mi dulce

Jesús, sino porque también me había llegado la noticia inesperada de la

muerte del Reverendo Padre Di Francia, era el único que me quedaba a

quien podía abrir mi pobre alma, cómo me comprendía bien, era un santo, al

30 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta

 

 

cual me confiaba y que tanto había comprendido todo el valor de lo que

Jesús me había dicho sobre la Divina Voluntad, tenía tanto interés en esto,

que con insistencia se había llevado todos los escritos para publicarlos. Así

que pensaba para mí: "Después de que Jesús permitió que se llevara los

escritos, con gran sacrificio por mi parte porque yo no quería, y sólo porque

era un santo yo debí ceder, ahora Jesús se lo ha llevado al Cielo." Me sentía

torturar por el dolor, pero ¡Fiat! ¡Fiat! ¡Fiat! Todo termina aquí abajo; he

roto en llanto encomendando a Jesús aquella alma bendita que tanto había

sufrido y obrado por Él y mientras esto hacía, mi dulce Jesús se ha movido

en mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, ánimo, tú debes saber que por todo lo que aquella alma, tan

querida por mí, ha hecho, por todas las verdades que ha conocido sobre mi

Voluntad, tanta luz de más encerró en su alma, así que cada conocimiento de

más es una luz mayor que posee, y cada conocimiento pone en el alma una

luz distinta, una más bella que la otra, con el germen de la diferente felicidad

que cada luz contiene, porque todo lo que alma puede llegar a conocer de

bien, con la voluntad de ponerlo en práctica en sí misma, el alma queda en

posesión del bien que conoce. Si no tiene voluntad de poner en práctica los

conocimientos que adquiere, sucede como cuando uno toca una flor, o

también si se lava con agua fresquísima, en el acto sentirá el perfume de la

flor, el refrigerio del agua fresca, pero como no posee la flor ni la fuente del

agua fresca, poco a poco se desvanecerá el perfume y el bien de la frescura

del agua, y se encontrará sin el perfume y desvanecida la frescura que había

gozado; así son los conocimientos cuando se tiene el bien de conocerlos y no

se ponen en práctica. Ahora, aquella alma tenía toda la voluntad de ponerlos

en práctica, tanto que viendo el gran bien que él sentía, quería hacerlos

conocer a los demás publicándolos. Entonces, mientras que ha estado en la

tierra, el cuerpo, más que pared, ocultaba aquella luz, pero apenas el alma ha

salido de la cárcel de su cuerpo se ha encontrado investida de la luz que

poseía, y los tantos gérmenes de felicidad que poseía, efectos de los

conocimientos de mi Divina Voluntad, desarrollándose éstos, ha comenzado

a sentir el principio de la vida de las verdaderas bienaventuranzas, y

sumergiéndose en la eterna Luz de su Creador, se encontró en la patria

celestial, donde continuará su misión sobre mi Voluntad, asistiendo él a todo

desde el Cielo.

Si tú supieras la gran diferencia que hay de gloria, de belleza, de

felicidad, entre quien, muriendo lleva consigo la luz con los gérmenes de

tanta felicidad, y entre quien la recibe sólo de su Creador, hay tal distancia,

que es mayor que la distancia entre el cielo y la tierra. ¡Oh! si los mortales

supieran el gran bien que adquieren con conocer un verdadero bien, una

 

 

verdad, y hacer de ello sangre propia para incorporarlo en la propia vida,

harían competencia, olvidarían todo por conocer una verdad y darían la vida

para ponerla en práctica."

Entonces, mientras Jesús decía esto he visto ante mí el alma bendita del

padre junto a mi lecho, investida de luz, suspendida sobre la tierra, que me

miraba fijamente sin decirme una palabra, también yo me sentía muda frente

a él y Jesús ha continuado:

"Míralo como está transformado, mi Voluntad es Luz y ha

transformado aquella alma en luz; es bella, le ha dado todas las tintas de la

perfecta belleza; es santa y ha quedado santificada; mi Voluntad posee todas

las ciencias, y el alma ha quedado investida de la ciencia divina; no hay cosa

que mi Voluntad no le haya dado. ¡Oh! si todos entendieran qué significa

Voluntad Divina, pondrían todo aparte, no se afanarían de hacer nada más y

todo el empeño estaría en hacer sólo mi Voluntad."

Después de esto pensaba para mí: "¿Pero por qué Jesús bendito no ha

concurrido a hacer el milagro al padre Di Francia?" Y Jesús moviéndose en

mi interior me ha dicho:

"Hija mía, la Reina del Cielo en la Redención no hizo ningún milagro,

porque sus condiciones no le permitían dar la vida a los muertos, la salud a

los enfermos, porque siendo que su Voluntad era la de Dios mismo, lo que

quería y hacía su Dios, quería y hacía Ella, no tenía otra Voluntad para pedir

a Dios milagros y curaciones, porque a su voluntad humana no le dio jamás

vida, y para pedir milagros a esta Voluntad Divina debía valerse de la suya,

lo que no quiso hacer porque hubiera sido descender al orden humano, pero

la Soberana Reina no quiso dar jamás un paso fuera del orden divino y quien

está en él, debe querer y hacer lo que hace su Creador; mucho más, pues con

la Vida y Luz de esta Divina Voluntad, veía que era lo mejor, lo más

perfecto, lo más santo aún para las criaturas lo que quería y hacía su

Creador. Entonces, ¿cómo podía descender de la altura del orden divino? Y

por eso hizo sólo el gran milagro que encerraba todos los milagros, la

Redención, querida por la misma Voluntad de la que era animada, que llevó

el bien universal a quien quiera que lo desee. La gran Madre Celestial,

mientras en vida no hizo ningún milagro aparente, ni de curaciones, ni de

resucitar a los muertos, hacía y hace milagros todos los momentos, todas las

horas y todos los días, que conforme las almas se disponen, se arrepienten,

dando Ella misma las disposiciones para el arrepentimiento, biloca a su

Jesús, el fruto de su seno, y todo entero lo da a cada uno como confirmación

de su gran milagro que Dios quiso que hiciera esta Celestial Criatura. Los

milagros que Dios mismo quiere que hagan sin mezcla de voluntad humana,

 

 

son milagros perdurables, porque parten de la fuente divina que jamás se

agota, y basta quererlos para recibirlos.

Ahora tus condiciones se dan la mano con la inigualable Reina del

Cielo, debiendo tú formar el reino del Fiat Supremo, no debes querer sino lo

que quiere y hace mi Divina Voluntad, ni tu voluntad debe tener vida,

aunque te parezca de hacer un bien a las criaturas y así como mi Mamá no

quiso hacer otros milagros sino sólo aquél de dar su Jesús a las criaturas, así

tú, el milagro que quiere mi Voluntad Divina que tú hagas es el de dar mi

Voluntad a las criaturas, de hacerla conocer para hacerla reinar, con este

milagro harás más que todo, pondrás al seguro la salvación, la santidad, la

nobleza de las criaturas y desterrarás también los males corporales de ellas,

causados porque no reina mi Voluntad Divina; no solo esto, sino que

pondrás a salvo una Voluntad Divina en medio a las criaturas y le restituirás

toda la gloria, el honor que la ingratitud humana le ha quitado. Es por esto

que no he permitido que le hicieras el milagro de curarlo, pero le has hecho

el gran milagro de hacerlo conocer mi Voluntad, y ha partido de la tierra con

la posesión de Ella y ahora goza en el océano de la Luz de la Divina

Voluntad, y esto es más que todo."

Junio 8, 1927

Para quien hace la Divina Voluntad, todos los tiempos y lugares

son los suyos, cómo toma en un puño la eternidad. Dios no

pierde nada porque es perfecto en el amar.

Estaba siguiendo a la Divina Voluntad en sus actos de todo lo que había

hecho en el orden de toda la Creación, desde el principio del mundo hasta el

presente; pero mientras esto hacía pensaba para mí: "Lo que ha pasado no

está en mi poder, por lo tanto me parece una pérdida de tiempo el ir

encontrando lo que ha pasado." Mientras esto pensaba, mi dulce Jesús se ha

movido en mi interior diciéndome:

"Hija mía, quien hace y vive en mi Voluntad, todos los tiempos y todos

los lugares son los suyos. Mi Voluntad Suprema no pierde nada de lo que

hace, y con su Potencia hace el acto y lo conserva en sí íntegro y bello como

lo ha hecho. Así que para quien vive en mi Supremo Querer, encuentra en él

el orden de todos sus actos, como si en aquel instante los estuviera haciendo

y el alma uniéndose junto con él, hace lo que mi Querer está haciendo.

Este es todo el gozo, la complacencia, la gloria de mi Querer, que

mientras sus actos son eternos, la pequeñez de la criatura que vive en Él

 

 

toma la eternidad en un puño y encontrando como en acto los actos de su

Creador, los repite junto con Él, ama, glorifica la interminabilidad de los

actos de Aquél que la ha creado, formándose una competencia de obras,

competencia de amor y de gloria. Por lo tanto, a su disposición están los

tiempos de la Creación, como el lugar del edén terrestre; tiene los tiempos de

mi Encarnación, de mi Pasión, y Belén, Nazaret, el calvario, no están lejanos

de ella; para ella no existe el pasado, la distancia, sino que todo está presente

y cercano. Es más, tú debes saber que mi Voluntad da la unidad de todo al

alma, y así como Ella, mientras es una hace todo, así el alma con la unidad

Divina encierra en sí, como si fuera uno solo, los pensamientos de todos, las

palabras, obras, pasos y latidos de todos, de modo que mi Querer encuentra

en ella todas las generaciones y cada uno de los actos de cada uno como los

encuentra en Sí mismo. ¡Oh! como se conocen los pasos de esta elegida

criatura, cómo son dulces sus pisadas, se pone en presencia de su Dios, pero

no va jamás sola, sino que lleva en sus pasos el sonido de los pasos de todos,

su voz contiene las notas de todas las voces humanas y, ¡oh! qué bella

armonía forma en nuestra Voluntad, su latido desprende llamas por cuantas

criaturas han salido a la vida. ¡Oh! cómo nos felicita, nos entretenemos

juntos, es nuestro querido joyel, el reflejo de nuestras obras, la imagen de

nuestra Vida. Por eso quiero que reine mi Voluntad en la criatura, para

llenarla de todos sus actos, porque cuando Ella no reina se forma el vació de

sus actos en ellas y, ¡oh! cómo es terrible el vació de una Voluntad Divina

en la criatura, es como una tierra árida, pedregosa, sin sol y sin agua, que da

terror al verla. Y cuántos de estos vacíos hay en la criatura, y cuando

encuentro quien vive en mi Voluntad hago fiesta, porque puedo llenarla de

todos los actos de mi Voluntad."

Después estaba pensando en lo que está escrito arriba, y mi Jesús ha

agregado:

"Hija mía, nuestro Amor es perfecto en todas nuestras obras, y como es

perfecto nada perdemos de lo que hacemos y por eso nuestras obras sirven

como triunfo, gloria y corona imperecedera de nuestro Ser Divino, y lo que

viene hecho en la perfección de nuestro Amor perfecto no está sujeto ni a

perderse ni a perder su integridad y belleza. Cómo es diferente el obrar de la

criatura, porque le falta el perfecto amor a sus obras, obra y las pone fuera,

no tiene virtud ni espacio para conservarlas en sí misma y por eso muchas

obras pierde de sí misma y faltando la vida, el amor de quien las ha formado,

las obras humanas no tienen virtud de mantenerse bellas, íntegras y siempre

nuevas como fueron hechas.

Así que al alma que vive en nuestra Voluntad Divina, Nosotros nos

deleitamos en hacerle ver todos nuestros actos, los cuales, todos están como

 

 

presentes y en acto de hacerlos y decimos al alma: ‘Repite nuestro acto, a

fin de que lo que hacemos Nosotros, lo hagas también tú, para poner en

común el acto del Creador con la criatura.’ Sucede como a una persona que

tiene tantas cosas bellas, pero las tiene guardadas bajo llave en un cuarto

aparte, nadie sabe que tiene tantas cosas de tan variadas bellezas; ahora, otra

persona entra en gracia de la primera, se muestra fiel, no es capaz de quitar

una coma de su voluntad; esto le rapta el corazón a la primera y se lo siente

romper, porque el amor hacia aquélla la lleva con una fuerza irresistible a

hacerla ver los bienes que posee, la variedad y rareza de las tantas cosas

preciosas, y por eso abre el cuarto secreto y le dice: ‘Me siento dividido en

el amor si no te digo mis secretos, si no te hago ver lo que poseo, para que lo

podamos gozar y poseer juntos.’ Para la segunda parecen cosas nuevas,

porque ella jamás había visto tales cosas, pero para la primera eran cosas

antiguas. Así sucede para quien viene a vivir en nuestra Voluntad, se abren

las puertas, se develan nuestros secretos, se pone al día de todas nuestras

obras más bellas. Tener secretos con ella, esconder nuestros actos, nos

pesaría en el corazón, sería tenerla como una extraña. ¡Oh! cómo nos

afligiría, porque el verdadero y perfecto amor no admite ni secretos, ni

divisiones de obras y de bienes, sino lo que es mío es tuyo, lo que conozco

yo conoces tú, más bien tu debes saber que mi Voluntad forma el eco de sus

obras, de su amor, de su palabra en el alma donde Ella reina, de modo que

oyendo su eco, Ella repite la obra, el amor, la palabra del Fiat Divino."

Junio 12, 1927

Relaciones que hay entre Creador y criatura, entre Redentor y

redimidos, entre Santificador y santificados. Quién sabrá

leer las señales Divinas.

 

Estaba según mi costumbre siguiendo los actos del Fiat Divino para

reparar y vincular todas las relaciones rotas por la voluntad humana entre

Creador y criatura, entre el Redentor y los redimidos, entre el Santificador y

los santificados, y mi amado Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, quien quiere conocer todas las relaciones que hay entre

Creador y criatura y mantener en vigor sus vínculos, debe hacer reinar en él,

con absoluto dominio a mi Divina Voluntad, porque estando en toda la

Creación la Vida de Ella, formará una sola vida para todas las cosas creadas,

y siendo una la vida, entenderá el lenguaje de ellas y las relaciones que hay

con su Creador; cada cosa creada habla de su Creador, posee caracteres

 

 

legibles de mi Fiat Divino. Pero ¿sabes tú quién es capaz de oír su voz, de

entender su hablar celeste y leer los caracteres divinos que cada cosa creada

tiene impresos? Quien posee mi Voluntad tiene el oído para escuchar su

voz, inteligencia para comprenderla, ojos para leer los caracteres divinos que

con tanto amor imprimió su Creador en cada cosa creada. En cambio quien

no hace reinar mi Voluntad, se encuentra en las condiciones de quien es

sordo y no escucha, de quien es cretino y no comprende, de quien no ha

estudiado las diferentes lenguas y por cuanto se diga no entiende nada.

Así también para mantener las relaciones y conocerlas entre Redentor y

redimidos, deben estudiar mi Vida, cada palabra mía, obra, paso, latido y

penas, todos eran vínculos con los cuales vine a vincular a todos los

redimidos. ¿Pero quién queda vinculado? Quien estudia mi Vida y trata de

imitarme; conforme me imita así queda vinculado con mis palabras, obras,

pasos, etc., y recibe la vida de ellas, y tendrá el oído para escuchar todas mis

enseñanzas, mente para comprenderlas y ojos para leer todos los caracteres

impresos en Mí al venir a redimir al género humano. Y si la criatura no hace

esto, los caracteres de la Redención serán ilegibles para ella, será un

lenguaje extraño para ella, y las relaciones y vínculos de la Redención no

tendrán vigor. La criatura será siempre el ciego de nacimiento para todos

nuestros bienes de los cuales la queríamos enriquecer.

Y para quien quiere conocer y recibir todas las relaciones y vínculos de

la santidad, debe amar al Santificador, el Espíritu Santo pone en camino sus

llamas hacia quien ama en verdad y lo vincula con relaciones de su santidad;

sin amor no hay santidad, porque los vínculos de la verdadera santidad

quedan rotos."

Mi Jesús ha hecho silencio y yo he permanecido toda inmersa en el Fiat

Supremo, y mi amado Bien ha continuado:

"Hija mía, quien vive en mi Voluntad bebe luz, y así como la luz

mientras la ve y goza uno la pueden ver y gozar los otros, así mi Voluntad

dándose como luz al alma e invistiéndola toda, biloca todo el interior de ella

y hace luz a cada pensamiento de criatura, biloca su palabra y hace luz a las

palabras de los demás, biloca sus obras, sus pasos y hace luz a los de los

demás. La luz posee la verdadera y perfecta bilocación, y mientras ella es

una, tiene virtud de bilocarse por cada uno que la quiera gozar y ver. ¿No es

uno el sol, pero cuántos lo ven y gozan? Mucho más el Sol de mi Querer,

que el alma bebe y se llena toda de su luz, tiene virtud de que mientras es

uno se biloca por cada acto, palabra, paso, etc., y forma en ellos el encanto

de su luz divina."

 

 

Junio 17, 1927

La Voluntad de Dios es todo. Ve nuevamente al

padre Di Francia, y él le dice sus sorpresas.

Siento mi pobre mente como fija en el centro del Fiat Supremo, y

moviéndome en torno a este centro me difundía en todos sus actos,

abrazando en la interminabilidad de su luz a todos y a todo, pero mientras

esto hacía pensaba para mí: "¿Por qué debo abrazar a todos y a todo estando

en el Querer Divino?" Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha

dicho:

"Hija mía, mi Voluntad es todo, no hay cosa que de Ella no reciba la

vida, no hay lugar donde no se encuentre, no hay efecto bueno que de Ella

no surja, todo es suyo, de Ella todo depende; por eso en el alma donde Ella

reina quiere encontrar a todos y todo lo que es suyo, y si no encontrara a

todos y a todo se sentiría dividida en su imperio, separada de sus actos, lo

que no puede ser. He aquí el por qué sintiendo en ti la Vida del Fiat Divino,

junto con Ella tú sientes a todos y a todo: Sientes la vida del sol que da luz,

calienta y fecunda, y a la tierra que respirando esta luz se vuelve fecunda, se

viste de plantas y flores, y dándose la mano tierra y sol, sostienen y alegran

todas las generaciones. Es mi Voluntad la que da vida al sol, que hace

respirar la tierra para alegrar toda la Creación, haciendo cantar a los pájaros,

saltar y balar a los corderos y todo lo que sucede en el universo; ¿No quieres

tú acaso sentir todo lo que hace mi Voluntad, que encerrando en ti como en

un solo centro todo, te hace sentir el corazón humano que palpita, la mente

que piensa, las manos que obran, y que mientras da vida a todo esto, no

siendo todos para Ella, no encuentra la correspondencia de sus actos divinos

en los actos de la criatura, y quiere de ti lo que ellos no hacen? Quiere que

todos sus actos sean llenados por ti con los actos de su misma Voluntad

Divina. Por eso tu tarea es grande y requiere suma atención."

Después de esto me encontré fuera de mí misma, y mientras buscaba a

mi dulce Jesús me he encontrado con el padre Di Francia, estaba todo alegre

y me ha dicho:

"¿Sabes cuántas bellas sorpresas he encontrado? Yo no me la creía

cuando estaba sobre la tierra, si bien pensaba que había hecho algún bien al

publicar el ‘Reloj de la Pasión’, pero las sorpresas que he encontrado son

maravillosas, encantadoras, de una rareza jamás vista, todas las palabras

concernientes a la Pasión de Nuestro Señor cambiadas en luz, una más bella

que la otra, todas entrelazadas entre ellas, y estas luces crecen siempre a

medida que las criaturas hacen las Horas de la Pasión, así otras luces se

 

 

agregan a las primeras. Pero lo que me sorprendió más, han sido las pocas

palabras publicadas por mí acerca de la Divina Voluntad. Cada palabra

cambiada en sol, que invistiendo con sus rayos todas las luces forman tal

sorpresa de belleza, que se permanece raptado, encantado. Tú no puedes

imaginar como quedé sorprendido al verme en medio de estas luces y de

estos soles, como estuve contento y agradecí a nuestro Sumo Bien Jesús que

me dio la ocasión y la gracia de hacerlo; también tú agradécele de parte

mía."

Yo quedé maravillada al oír esto, y estaba haciendo mis oraciones en el

Fiat Divino queriendo que tomaran parte también los mismos

bienaventurados, y mi amable Jesús me ha dicho:

"Hija mía, en todo lo que se hace en mi Voluntad Divina, aunque el

alma no pusiera la intención, todos toman parte, mucho más los

bienaventurados que viven en la unidad de Ella. Mi Voluntad se encuentra

por todas partes, y con su fuerza unificadora lleva a todos, como acto suyo lo

que hace la criatura en Ella; sólo hay esta diferencia, que si el alma que obra

en mi Voluntad en la tierra pone la intención de dar gloria especial a quien

vive en la patria celestial, los beatos del Cielo se sienten, en la unidad de mi

Querer, llamar por aquélla que quiere felicitarlos y glorificarlos de más;

ellos la miran con tanto amor y complacencia, que extienden su protección

toda especial sobre ella. Quien no obra en la unidad de mi Fiat queda en lo

bajo, porque le falta la fuerza para subir a lo alto, sus obras no poseen ni la

fuerza comunicativa, ni la de elevarse, las corrientes de comunicación están

cerradas y están vacías de luz. Si tú supieras qué diferencia hay entre quien

obra, incluso el bien, en la unidad de mi Querer y quien obra fuera de Él, aun

a costa de tu vida no harías nada, por mínimo que sea, fuera de mi

Voluntad."

Y después viéndome con amor en lo más íntimo de mi interior ha

continuado:

"Hija mía, he venido para ver y visitar las propiedades de mi Amor que

deposité en tu alma, y si todo está en orden e íntegro como fue puesto por

mí."

Y después de haberme observado toda, ha desaparecido.

Junio 20, 1927

Dios al crear al hombre le dio una tierra fértil y bella.

Causa por la que tiene viva a Luisa. Todo lo que se hace

en la Divina Voluntad tiene vida continua.

 

 

Me sentía oprimida y toda aniquilada en mí misma, sin poder hacer

nada. Las privaciones tan frecuentes de mi amado Jesús me vuelven incapaz

para todo, y mientras por una parte las siento a lo vivo que laceran mi pobre

alma, por otra parte me hacen entontecer, petrificar como si no tuviera más

vida; o bien siento la vida para sentirme morir. ¡Oh Dios, qué penas, éstas

son sin misericordia y sin piedad! Vivir bajo la angustia de una pena que me

lleva un peso infinito, inmenso y eterno, no tengo a dónde ir, ni qué hacer

para no sentir el peso enorme de esta tremenda pena. Entonces pensaba

entre mí: "No soy buena para nada, sino para sentir todo el peso de mi gran

desventura de estar privada de Aquél, que a mí me parece que todos los

demás poseen. Sólo a mí me tocaba esta pena tan desgarradora de no poseer

mi Vida, mi Todo, mi Jesús. ¡Ah! Jesús, regresa a aquélla que Tú heriste y

la dejaste en poder del dolor de la herida que Tú mismo le hiciste, y después

¿Para qué tenerme en vida cuando no soy buena para hacer nada?" Pero

mientras desahogaba mi dolor, mi sumo bien Jesús se ha movido en mi

interior y estrechándome a Él me ha dicho:

"Hija mía, la tierra creada por Dios fértil y bella, con un sol

resplandeciente que la iluminaba y alegraba, se convirtió en espinosa y llena

de piedras por el pecado, la voluntad humana puso en fuga el Sol de la mía y

densas tinieblas la cubrieron, y Yo te conservo viva porque debes quitar las

piedras de la tierra y volverla fértil de nuevo. Cada acto de voluntad humana

ha sido una piedra que ha cubierto la bella tierra creada por Mí, cada pecado

venial ha sido una espina, cada pecado grave ha sido un veneno y cada bien

hecho fuera de mi voluntad ha sido como arena esparcida sobre el terreno,

que invadiéndola toda impedía la vegetación aun a la más pequeña planta o

cualquier hilo de hierva que pudiera despuntar debajo de las piedras. Ahora

hija mía, cada acto tuyo hecho en mi Voluntad debe quitar una piedra, ¡y

cuántos actos se necesitan para quitarlas todas! y con no dar jamás vida a tu

voluntad llamarás de nuevo a los refulgentes rayos del Sol del Fiat Supremo

a resplandecer sobre estos terrenos tenebrosos, y estos rayos llamarán al

viento impetuoso de la gracia, que con su imperio removerá toda aquella

arena, esto es, todo aquel bien hecho no para cumplir mi Querer, ni en Él, ni

por amor mío, sino más bien para rescatar estima, gloria, interés humano.

¡Oh! cómo es pesado este bien aparente, más que arena que impide la

vegetación a las almas y las vuelve de tal manera estériles, que dan piedad.

Por eso el Sol de mi Querer con su fecundidad cambiará las espinas en flores

y frutos, y el viento de mi Gracia será el contraveneno y verterá la vida en

las almas. Entonces, tú debes estar convencida que te tengo todavía con vida

para reordenar la obra de la Creación, y así como una voluntad humana

 

 

saliéndose de la mía desordena todo hasta cambiar la faz de la tierra, así otra

voluntad humana que entra en la mía, con actos repetidos e incesantes, debe

reordenar todo y restituirme el dulce encanto, la armonía, la belleza de los

primeros tiempos de la Creación. ¿No sientes en ti cuán grande es tu campo

de acción? Y como reandando en el edén terrestre, donde mi Querer Divino

festejó con los primeros actos del hombre y gozábamos juntos la tierra fértil

y bella que le había dado, te llamo a ti para vincular los primeros actos y

para hacerte caminar todos los terrenos invadidos por la voluntad humana,

para que abrazando todos los tiempos juntos, ayudes a quitar las piedras, las

espinas, la arena que el querer humano ha acumulado cambiando estos

terrenos hasta dar piedad."

Entonces mi pobre mente en el Querer Divino se ponía en el edén, paraentrar en la unidad de aquel acto único, que sólo en Él se encuentra, para

descender hasta los últimos tiempos a fin de que mi amor, mi adoración, etc.,

pudieran extenderse a todos los tiempos, lugares, y por todos y por cada uno.

Pero mientras esto pensaba y hacía, decía entre mí: "Cuántos desatinos

estoy diciendo, en los últimos tiempos, yo espero por gracia del Señor estar

allá arriba, en la patria celestial, ¿Cómo podré amar en el tiempo mientras

estaré en la eternidad?" Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha

dicho:

"Hija mía, todo lo que se hace en mi Voluntad tiene vida continua,

porque todo lo que es hecho en Ella tiene por principio el Amor de su

Creador, que no está sujeto a terminar: Amó, ama y amará siempre, ninguno

puede interrumpir este amor. Así que quien ama, quien adora en mi

Voluntad, no hace otra cosa que imitar aquel Amor eterno, aquella adoración

perfecta de las Divinas Personas, que no tienen ni principio ni fin; el alma

conforme entra en mi Voluntad, entra en medio de nuestros actos y continúa

amando con nuestro Amor y adorar con nuestra adoración, y queda

vinculada con nuestro amor recíproco, con nuestra Voluntad única, la cual

tiene virtud de no cesar jamás en sus actos, y todo lo que pueden hacer los

demás no es otra cosa que la continuidad del acto hecho en mi Divina

Voluntad; los actos hechos en Ella tienen vida perenne y continua. Entonces

tu amor, en los últimos tiempos, no será nada diferente al de ahora, y si los

otros amarán, amarán en el tuyo y con tu amor, porque él será acto primero,

porque tiene su principio en Dios. Por lo tanto, desde la patria celestial tú

amarás en el tiempo y en la eternidad, mi Voluntad tendrá celosa tu amor

como tiene el suyo, y donde quiera que Ella se extenderá y tendrá su Vida, te

hará amar y adorar por todas partes. Quien vive en mi Voluntad, todos sus

actos tienen por principio y por fin todos los actos divinos, el modo de

nuestro obrar; así que el alma no hace otra cosa que seguir lo que hace Dios.

 

 

La Soberana Reina, que hacía vida perfecta en la morada real de nuestro

Querer, no tenía otro amor que el nuestro, ni otra adoración, todos sus actos

se ven tan fundidos en los nuestros, que lo que en nuestros actos es

naturaleza, en Ella es gracia, y como sus actos no tuvieron principio en su

querer, sino en el nuestro, Ella por derecho tiene el primado sobre todos los

actos de las criaturas, por eso si tú amas, la Celestial Reina tiene el primado

sobre tu amor, y tú sigue su amor como sigues el nuestro, y la gran Señora y

Nosotros continuaremos amando en tu amor, y así de todo lo que puedas

hacer en nuestra Voluntad. Entonces viniendo tú a la patria celestial, tu

amor no partirá de la tierra, sino que continuará amando en cada una de las

criaturas. Por eso mi Fiat Divino desde ahora te hace extender tu amor en el

pasado, en el presente y en el futuro, para darte el derecho de que tu amor se

extienda por todas partes y en todos los tiempos y jamás cese de amar. He

aquí la gran diferencia entre quien vive en mi Voluntad y entre quien vive

fuera de Ella."

Junio 26, 1927

Todas las cosas de Dios tienen igual peso. Todo lo que Dios hizo

en la Creación está adornado por su Amor, y esto lo siente

quien vive en la Divina Voluntad.

Estaba haciendo mi acostumbrado giro en el Fiat Divino, y mientras

giraba por toda la Creación pensaba para mí: "Cuánta luz y calor tendrá en

sí mi Creador, si tanto de ello puso fuera al crear el sol. ¡Oh! cómo se debe

sentir quemar por su calor si tanto contiene." Y mientras esto pensaba, mi

dulce Jesús se ha movido en mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, en nuestras cosas hay perfecta e igual medida de todo, así

que por cuanto es el amor, el calor, la luz, otro tanto es la frescura, la

belleza, la potencia, la dulzura, etc. Uno es el peso de todo y por eso el calor

viene alimentado por la frescura y la frescura por el calor, la luz viene

alimentada por la belleza y la belleza es alimentada por la luz, de modo que

una modera a la otra, la fortaleza alimenta la dulzura, y la dulzura a la

fortaleza, y así de todo el resto de nuestras cosas divinas, de manera que

cada una nos felicita. Cada una de nuestras cualidades, por separado, nos

oprimirían, en cambio juntas, siendo de perfecta igualdad nos sirven de

felicidad, de alegría, de contentos, y todos hacen competencia por hacernos

felices: El calor nos lleva la felicidad del amor y la frescura nos lleva la

alegría de lo bello, de lo fresco; la luz nos lleva la alegría de la luz y la

 

 

belleza moderando la belleza de la luz nos lleva la felicidad de lo bello, de lo

bueno, de lo santo, de la inmensidad, ella entreteje todas nuestras cualidades

y todas nos las vuelve bellas, amables y admirables; la fortaleza nos lleva la

felicidad de los fuertes, y la dulzura invadiéndola toda nos lleva las alegrías

mezcladas de dulzura y fortaleza. Y todo lo que se ve en la Creación no son

otra cosa que desahogos de la abundancia de la luz, del calor, de la frescura,

belleza y fortaleza que poseemos dentro de Nosotros, y estos desahogos

fueron puestos fuera de Nosotros para alimentar y hacer felices a las

criaturas con nuestros mismos desahogos, en modo de hacerlas felices, y por

medio de alimentarse de nuestras cualidades hacerse semejantes a Nosotros;

y las criaturas debían ser portadoras de felicidad y de alegrías a su Creador.

Cómo debía ser bello verlas luminosas como soles, más bellas que prado

florido y cielo estrellado, fuertes como viento impetuoso adornado de

frescura divina, de manera de mantenerse siempre nuevos y frescos sin

cambiarse. Nuestra Voluntad les llevaría todos nuestros desahogos unidos

juntos, donde uno felicita al otro, pero como el hombre se sustrajo del Fiat

Supremo recibe nuestros desahogos separados el uno del otro, y por eso el

calor lo quema, la luz lo eclipsa, el frío lo entorpece, el viento lo daña y

muchas veces lo aterra, lo derriba. Nuestras cualidades no viendo en el

hombre la copia de su Creador, ni el vínculo de la unión con el Fiat Divino,

actúan separadas sobre de él y no recibe la felicidad que unidas ellas

contienen. Por eso con mi Voluntad la criatura habría sido el ser más feliz;

en cambio sin Ella es el más infeliz."

Después continuaba mi vuelo en el Querer Divino, y sobrevolando

sobre cada pensamiento de criatura, sobre cada acto, sobre cada planta y flor,

sellaba mi te amo y pedía el reino del Fiat Divino. Pero mientras esto hacía

pensaba para mí: "Qué gran historia en mi pobre mente, no parece que me

pueda apartar, debo ir encontrando todos los tiempos, todos los lugares,

todos los actos humanos, hasta plantas y flores y todo, para imprimir un te

amo, un te adoro, un te bendigo, un gracias, y pedirle su reino." Pero

mientras esto pensaba, mi dulce Jesús moviéndose de nuevo en mi interior

me ha dicho:

"Hija mía, ¿crees que eres tú quién hace esto? No, no, es mi Voluntad

que va buscando todos sus actos que puso fuera en la Creación, adornando

cada acto suyo, pensamiento, palabra, paso, con su te amo, y este te amo

corre a través de cada acto y pensamiento hacia cada criatura. Quien está en

mi Voluntad siente este Amor de Dios esparcido por todas partes, aun en las

plantas, en las flores, hasta debajo de la tierra en las raíces, su amor está

escondido, porque no pudiendo contenerlo desgarra la tierra y adorna plantas

y flores con su te amo para manifestar su ardiente amor hacia la criatura, y

 

 

mi Voluntad reinando en el alma quiere continuar su te amo de la Creación y

por eso te llama a seguir su eterno Amor, y llamando cada uno de los

pensamientos y actos, y todos los elementos creados, dice y te hace decir, ‘te

amo’, y te hace pedir con su misma Voluntad su reino para vincularlo de

nuevo en medio a las criaturas. Qué encanto hija mía ver tu te amo unido a

aquel de mi Querer, que corre en cada pensamiento y acto de criatura y pide

mi reino, ver correr este te amo en la impetuosidad del viento, extenderse en

los rayos del sol, murmurar en el murmullo del mar, en el fragor de las olas,

imprimirse sobre cada planta y elevarse con la más bella adoración en el

perfume de las flores y más que voz trémula decir, ‘te amo en el dulce

temblor y centelleo de las estrellas’, en resumen, en todas partes. Quien no

vive en mi Querer Divino no escucha este lenguaje de mi eterno Amor en

todos sus actos y en cada una de las cosas creadas, pero quien vive en Él se

siente tantas veces llamada a amar por cuantas veces la ha amado su

Creador. Todas las cosas le hablan con santa elocuencia de mi Amor. Qué

ingrata sería si no siguiera el Amor hablante de mi eterno Fiat."

Junio 29, 1927

Dios tiene fija su mirada en nuestro interior. Para quien vive en

la Divina Voluntad todo se convierte en Voluntad de Dios.

Estaba pensando en que nada hago para glorificar a mi amado Jesús, y

Él moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, Yo no miro lo que haces externamente, sino que veo si la

fuente de tu interior está llena sólo de mi Amor, y tanto, de derramarse fuera

en tus actos externos, de manera de quedar aun tus actos externos, como por

celestial rocío, todos adornados por la fuente de mi amor que contienes

dentro. Así que mi mirada está siempre fija en tu interior, y si mi Amor

unido con mi Querer Divino murmura siempre en ti, eres siempre bella a mis

ojos: Bella si oras, bella si trabajas y sufres, bella si tomas el alimento, si

hablas, si duermes, me eres siempre bella, en cada acto tuyo, cualquiera que

sea, recibes de mi Querer una nueva tinta de belleza, haciéndote aparecer

más bella a mis ojos, y mi Amor crece en la fuente de tu alma, de modo que

tus actos externos respiran más que aire mi Amor y despiden exhalaciones

tan agradables a Mí, que me dan tanto placer que me hacen ir a deleitarme

en ti."

Después seguía pensando en la Divina Voluntad y abandonándome

toda en Ella, y mi dulce Jesús ha agregado:

 

 

"Hija mía, para quien vive en mi Divina Voluntad, todas las cosas se

vuelven para ella Voluntad mía, todo lo que hace, toca y ve; toca, ve y hace

mi Voluntad. Si piensa y vive en mi Querer se sentirá investir y correr en su

mente la Santidad de la Inteligencia de la Vida Divina; si habla sentirá correr

en su palabra la Santidad de aquel Fiat, que si habla, crea; si obra y camina

sentirá correr en los suyos la Santidad de las obras Divinas y los pasos del

Fiat Eterno; aun si duerme sentirá en sí el reposo eterno de su Creador, y

todos harán competencia para llevarle mi Voluntad: El sol con su luz, el

viento con su frescura, el fuego con su calor, el agua con sus refrigerios, las

flores con su perfume, el pájaro con su canto y trino, el alimento con sus

sabores, el fruto con su dulzura, en suma, uno no esperará al otro, llevándole

todos ellos los actos que hace mi Voluntad en cada cosa creada, de modo

que el alma estará como reina a recibir todos los actos innumerables que

hace el Querer Divino en toda la Creación. Aquel Querer Divino que vive y

reina en ella atraerá todos sus actos que ejercita en todas las cosas, en su

pupila se formará un dulce encanto, de manera de descubrir en todas las

cosas aquella Voluntad Divina que corre en tantos diversos modos hacia

ella, para hacerla llegar a ser toda Voluntad de Dios."

Después de esto pensaba entre mí: "Cómo será que cuando estoy

haciendo o cumpliendo mi giro en toda la Creación para seguir los actos de

la Suprema Voluntad, siento salir de mí una luz, y aunque no viera a mi

amado Jesús, me dice siempre alguna verdad que pertenece al Fiat Divino."

Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, sucede en ti como cuando un recipiente está lleno de agua o

de otro líquido, si se pone dentro un pedazo de pan, el agua se derrama fuera

y baña el lugar que lo circunda; o bien como sucede en el mar, el viento

eleva las aguas y forma las olas como si quisiera hacer ver a todos las aguas

del mar. Así sucede de ti, el entrar en los actos de mi Voluntad, el girar en

Ella, es más que pan inmerso en el recipiente lleno de agua, y más que

viento que hace inflar la Luz de mi Voluntad, la cual dilatándose desborda

fuera de ti y hablándote con su lenguaje de luz te habla de aquella misma

Luz de la cual estás llena, queriendo hacer conocer con sus olas de Luz,

quién es, qué sabe hacer y qué quiere hacer. Conforme tú pones el viento de

tus actos en mi Querer, así la Luz de Ella se mueve, forma sus olas de Luz

hasta desbordar fuera de ti, para hacer conocer no sólo a ti, sino también a

los demás sus olas de Luz, esto es sus verdades.

Todo lo que te he manifestado acerca de mi Voluntad le fue dicho

también a la Soberana del Cielo, porque Ella no hacía otra cosa que dilatarla

continuamente para tomar sus manifestaciones, conocerlas, amarlas y

poseerlas más que vida propia, pero no desbordaban fuera de Sí, sino que

 

 

estas olas permanecían dentro de Sí porque no tenía el mandato de hacer

conocer mi Divina Voluntad, no era su misión, y las conservó en su propio

corazón, aun las más pequeñas verdades, como las más grandes, como

preciosas reliquias, como depósitos sagrados, esperándote a ti, que deberías

tener una misión especial para suministrarte también su viento, para hacerte

inflar las olas de la Luz del Querer Divino, a fin de que desbordando fuera

de ti, pudiera tener su parte en el hacer conocer mi Voluntad."

Julio 1, 1927

Para hacer una obra grande se requieren sacrificios grandes.

Mi adorable Jesús se esconde siempre más, y también al escribir no

siento más, como hasta ahora, su Luz que me sugiere las palabras necesarias

para lo que Él quería que yo escribiera. Por una sola palabra que me había

dicho, en su breve visita que hacía a mi alma en el acto de escribir, me

sugería tanto en mi interior, hasta hacer resonar sobre mis labios su voz

dulcísima, y yo no alcanzaba a escribir todo; y ahora todo es fatiga, todo es

esfuerzo, todo es pobreza, pobreza de luz, de palabras, de vocablos

necesarios. Mis pobres ojos se llenan de sueño y debo hacer esfuerzos

increíbles para poder escribir alguna línea, y estos esfuerzos me enervan, me

debilitan tanto, que no puedo seguir adelante. ¡Oh! cómo lloro a Aquél que

me era luz, palabra, consejero, dictador, y me daba tal capacidad de vigilia,

que mis ojos no sabían cerrarse al sueño sino cuando venía mi amado Jesús

para llevarme junto consigo. Entonces estando todo esto, después de haber

escrito con fatiga increíble, pensaba para mí que tal vez no es más Voluntad

de Dios que yo escriba cuando el bendito Jesús me dice alguna cosa, y si Él

no lo quiere, mucho menos yo lo quiero. Pero mientras esto pensaba, mi

dulce Jesús salió de dentro de mi interior como para sostenerme, porque me

sentía morir por el esfuerzo que había hecho al escribir un poco, y me ha

dicho:

"Hija mía, por cuanto más grande es una obra y por cuanto más bien

debe llevar a la familia humana, tantos más sacrificios heroicos se requieren.

¿Cuántos sacrificios, penas, dolores, y aun la muerte, no sufrí Yo para

formar la obra Redentora de las criaturas? Porque era obra grande, todo

debía ser grande: Dolores, penas inauditas, las más infames humillaciones,

amor invencible, fortaleza heroica y paciencia invencible. Todo debía ser

grande, porque cuando una obra es grande, por todos los modos son tomadas

las criaturas para poder recibir el bien que contiene en sí una obra grande,

 

 

menos algún obstinado o pérfido que a fuerza quiere huir. En cambio

cuando una obra es pequeña, no se requieren sacrificios grandes, y por eso

de una obra pequeña no todas las criaturas pueden recibir el bien de ella,

porque faltando lo grande, quién no encontrará el camino, a quién le faltará

el terreno bajo los pies, a quién la luz, a otros les faltará la fuerza raptora de

un amor sacrificado y doloroso, en suma, pocos serán los que podrán recibir

el bien de una obra pequeña, porque le falta la vida y la sustancia de poderse

dar a quien la quiera recibir.

Ahora hija mía, la obra del reino del Fiat Divino es la obra más grande,

y mientras se da la mano con la obra de la Redención por la gloria Divina y

por el bien y santidad que llevará a las criaturas, supera a la misma

Redención, y por eso se requieren grandes sacrificios, penas y dolores sin

número, oraciones incesantes, por eso debía elegir una criatura que

voluntariamente debía aceptar el gran sacrificio de tantos años, de tantas

variadas penas, y Yo haré conocer a los hijos de mi reino cuánto nos ha

costado a ti y a Mí este reino de mi Voluntad para hacer que todos pudieran

entrar en él, dándoles los caminos abiertos por todas partes y en todos los

modos para vencerlos y hacerlos venir. Caminos de luz, caminos de penas,

caminos todas las manifestaciones y verdades que he manifestado, y haré ver

el esfuerzo increíble que has hecho en el escribir para hacer que nada faltara

para hacerles encontrar terreno sólido y caminos seguros para atraerlos con

fuerza invencible y hacerles tomar posesión del reino del Fiat Supremo.

Cuando las humanas generaciones conozcan todos los conocimientos

del Querer Divino, los grandes bienes de mi reino, y cómo quien lo ha

impetrado ha sufrido tan grandes sacrificios, mis conocimientos y tus

sacrificios, unidos juntos, serán imanes potentes, ayudas irresistibles,

reclamos incesantes, luces penetrantes, voces ensordecedoras que

ensordeciendo todas las otras cosas, le quedará el oído para escuchar las

dulces enseñanzas del Fiat Divino y a aceptar un reino que con tantos

sacrificios les ha sido conseguido. Por eso para formar una obra grande hay

mucho qué hacer y qué sufrir, todo es necesario, y lo que a ti te parece pena

inútil, para los demás puede ser una voz piadosa, que conmoviéndolos, se

reconocerán demasiado ingratos por no aceptar tanto bien, que por su causa

tanto nos ha costado. Por eso déjame hacer y déjame libre de hacer lo que

quiero."

 

 

Julio 4, 1927

Ofrecimiento de la Comunión. Nuestra voluntad son accidentes en

los que se multiplica Jesús, cómo contiene la fuente de los Sacramentos.

Estaba haciendo el agradecimiento ya que había recibido la santa

Comunión, y pensaba entre mí que quería ofrecerla a todos y a cada

habitante del Cielo, a cada una de las almas del purgatorio, a todos los que

viven y vivirán, y no sólo esto, quisiera darle mi Jesús Sacramentado al sol,

al cielo estrellado, a los prados floridos, en suma a cada cosa creada para

darle la gloria y el triunfo de todas sus obras. Pero mientras esto decía

pensaba para mí: "Son mis acostumbradas necedades; ¿cómo puedo yo

formar tantos Jesús? Esto es imposible. Y mi amado Jesús moviéndose en

mi interior me ha dicho:

"Hija mía, así como en la hostia Sacramental están los pequeños

accidentes del pan y dentro de ellos se esconde tu Jesús vivo y verdadero, y

tantos Jesús por cuantas hostias hay, así en el alma están los accidentes de la

voluntad humana, no sujetos a consumirse como los accidentes de mi Vida

Sacramental, por eso más afortunados y más sólidos, y así como la Vida

Eucarística se multiplica en las hostias, así mi Voluntad Divina multiplica

mi Vida en cada acto de voluntad humana, la cual más que accidente se

presta a la multiplicación de mi Vida. Conforme tú hacías correr tu voluntad

en mi Voluntad y querías darme a cada uno, así la mía formaba mi Vida en

la tuya, y hacía salir fuera de su Luz mi Vida dándome a cada uno, y Yo,

¡Oh! cómo me sentía feliz de que la pequeña hija de mi Querer, en los

accidentes de su voluntad formaba tantas Vidas mías para darme no sólo a

las criaturas animadas, sino a todas las cosas creadas por Mí. Entonces Yo

me sentía, conforme multiplicaba mi Vida, que me constituía Rey de todos:

Rey del sol, del mar, Rey de las flores, de las estrellas, del cielo, en suma de

todo. Hija mía, quien vive en mi Voluntad tiene en sí el manantial de la

fuente de los Sacramentos y puede multiplicarme cuanto quiera y como

quiera."

Yo he quedado con duda sobre la última frase escrita arriba y mi amado

Jesús ha agregado:

"Hija mía, los Sacramentos salieron de mi Voluntad, como tantas

fuentecitas las saqué fuera de Ella, reservándose en Ella el manantial del

cual recibe continuamente cada fuente los bienes y los frutos que cada una

contiene, y actúan según las disposiciones de quien los recibe, así que por

falta de disposiciones de parte de las criaturas las fuentes de los Sacramentos

 

 

no producen los grandes bienes que contienen. Muchas veces arrojan agua y

las criaturas no quedan lavadas, otras veces consagran imprimiendo un

carácter divino e incancelable, pero a pesar de todo esto no se ven

santificadas. Otra fuente da a luz la Vida de tu Jesús continuamente, reciben

esta Vida, pero no se ven ni los efectos, ni la Vida de tu Jesús en ellos. Por

eso cada Sacramento tiene su dolor, porque no ven en todas las criaturas sus

frutos y los bienes que contienen.

Ahora quien vive en mi Voluntad haciéndola reinar como en su propio

reino, poseyendo Ella la fuente de los Sacramentos, ¿qué maravilla que

quien viva en mi Querer Divino poseerá la fuente de todos los Sacramentos

y sentirá en sí la naturaleza de los Sacramentos con todos los efectos y

bienes que contienen? Y recibiéndolos de la Iglesia sentirá que es alimento

que ella posee, pero que lo toma para darle aquella gloria completa a

aquellos Sacramentos de los cuales ella posee la fuente, para glorificar

aquélla misma Voluntad Divina que los instituyó, porque sólo en ella se dará

la perfecta gloria a todas nuestras obras. Por eso suspiro tanto el reino del

Fiat Supremo, porque sólo él pondrá el equilibrio a todo, dará a las criaturas

todos los bienes que quiere y recibirá la gloria que ellas le deben."

Julio 10, 1927

Privaciones de Jesús. Quien vive en el Querer

Divino es el triunfo de Dios y del alma.

 

Estaba haciendo el giro en la Voluntad Divina y mi pobre mente giraba

por todas las cosas creadas imprimiendo mi te amo, hasta en las montañas

más altas y en los más profundos valles, en los abismos más oscuros de la

tierra y en la parte más profunda del océano, en suma, en todas partes.

Mientras esto hacía, mi pobre mente era torturada por la privación de mi

dulce Jesús y mi pobre corazón era atormentado, porque por cuanto lo

llamaba con mi amor, no sabía encontrarlo. ¡Oh Dios, que pena! y pensaba

para mí: "¿Será posible que Jesús no me escuche más, y que mientras lleno

cielo y tierra con mis te amo, ninguno de ellos lo descubra para herirlo, y

haciéndole sentir mi herida, mi tortura, mi tormento, sintiendo Él mis

mismas penas, para no sentirlas se decida hacerse encontrar por aquélla que

tanto lo suspira? ¡Ah! Jesús cuánto me cuesta el haberte conocido; no

poseerte, amarte y no ser amada son penas que no se saben decir, faltan las

palabras para expresarlas." Mientras esto decía, mi querido Jesús se ha

movido en mi interior, y empezando a llorar me ha hablado sollozando, pero

 

 

su sollozo era tan fuerte que resonando en el oído de mi cuerpo penetró tanto

en él, que también yo he llorado junto con Él:

"Hija mía, ¿cómo, me crees lejano? ¿Cómo puedes pensar que no eres

amada por tu Jesús? Cada te amo tuyo era una herida de más a mi corazón

que me hacía decir: ‘Hija mía, donde quiera haces resonar tu te amo, por los

montes, por los valles, por el mar, por los prados floridos, por el sol, por

todas partes, y Yo si bien escondido en ti, repetía, te amo hija mía.’ Me he

sentido herir cuando tú pensabas que Yo no te amaba más, esto no puede ser

hija mía, no es de la naturaleza de tu Jesús el no saber amar, ni Yo sé hacer

esto, y si me estoy escondiendo en ti sin develarme, es mi Justicia que me

esconde y que quiere castigar a los pueblos con fuertes flagelos. Y ¡oh!

cuántos castigos lloverán sobre la tierra, y de todas las especies, porque

mucho la están irritando. Me escondo de ti para que haga su curso."

Dicho esto ha hecho silencio y desapareció, y yo he quedado tan mal

que no podía detener el llanto. Más tarde ha regresado y me ha dicho:

"Hija mía, el triunfo de Dios es la voluntad humana obrante en la suya,

ésta es su victoria, el hacer entrar de nuevo en Sí, en su mismo Querer, lo

que ha salido de Él. Conforme el alma obra en Él, así se extiende en los

confines divinos, sus actos toman lugar en todo lo que es eterno. Es verdad

que mi Voluntad se encuentra por todas partes, no hay punto en que no se

encuentre, pero ¿dónde desarrolla su Potencia, su obrar Divino? En el alma

que vive en Ella; el alma que en Ella vive le da ocasiones de nuevas obras, le

hace poner fuera lo que tiene dentro de bello y de santo; sucede lo que

sucedió en la Creación, nuestro Ser era ‘ab aeterno’ pero nada se veía por

fuera de Nosotros antes de la Creación, porque todo nuestro obrar, nuestros

portentos y bienaventuranzas se desarrollaban adentro de Nosotros, pero

cuando nuestro Ser Divino quiso obrar fuera de Nosotros, nuestra Voluntad

tuvo ocasión de obrar y puso fuera todo el universo, con tal suntuosidad,

orden y armonía, que forma la maravilla de todas las generaciones y el

triunfo y victoria de nuestro Ser Supremo. Así el alma que vive en nuestroQuerer, conforme obra le da ocasión de formar otras obras dignas de Él, por

eso es nuestro continuo triunfo, y el desenvolvimiento de nuestras obras

mantiene la actitud divina. Así que mientras forma nuestro triunfo y nuestra

victoria, al mismo tiempo el alma triunfa y vence la Voluntad Divina, por

eso se ve el uno y el otro victoriosos, Dios y la pequeñez de la criatura. ¿Te

parece poco que la pequeñez de la criatura cante victoria, mueva a obrar a

una Voluntad Divina y la venza?"

Después de esto mi pobre mente continuaba girando en la Creación

para llevar ante la Majestad Suprema todos los actos que hace la Divina

Voluntad en cada cosa creada, todos aquellos que ha hecho en la Reina

 

 

Soberana, y en la Humanidad Santísima de Nuestro Señor. Así, reuniendo

todo junto los llevaba como tantas partes del Divino Querer, todos dignos de

un Dios tres veces Santo. Me parece que sólo el obrar de la Divina Voluntad

puede dar los homenajes más bellos y dignos de un Dios. Mientras estaba en

esto, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, cómo son admirables, armoniosos, todos ordenados entre

ellos, de una belleza rara, los actos hechos por mi Voluntad, son nuestro

ejército divino que, ordenados en torno al Ser Supremo forman nuestra

gloria, nuestra defensa, nuestra felicidad sin fin; lo que sale del Fiat Divino

lleva la marca divina, y conforme salen, más que nuestros hijos legítimos, no

pierden jamás la vida. Si tú no das jamás vida a tu voluntad, también tu

podrás llamarte un acto de la Divina Voluntad, y como acto de Ella vendrás

a adquirir el derecho sobre todos sus actos, tomarás lugar en nuestro ejército,

serás nuestra hija legítima y como hermana de todos los actos de nuestra

Voluntad, y por eso tendrás el poder de unirlos todos juntos, para llevarnos

la gloria, la felicidad de todos los actos del eterno Fiat. Qué diferencia entre

quien es un acto de Voluntad Divina y quien no lo es. Un acto de Ella puede

ser un sol, un cielo, un mar de eterno amor, una bienaventuranza y felicidad

que jamás termina; ¿qué cosa no puede ser un acto de mi Voluntad? Ella es

eterna y hace eternos sus actos, es Luz inmensa y todos sus actos tienen la

plenitud de la Luz, no hay cosa de Sí que no invista sus actos. En cambio

para quien no es acto de la Divina Voluntad, ¡oh! cuán diferente es, no

puede tomar puesto en el ejército divino, no será capaz de dar alegrías y

felicidad, su luz será tan escasa que difícilmente podrá verse a sí mismo, sus

actos, por cuán buenos, pero porque son producidos por la voluntad humana

serán como humo que el viento dispersa, o como flor que se marchita y

muere. Que diferencia hija mía entre uno y otro."

Julio 16, 1927

Quien vive en el Querer Divino posee el perfecto equilibrio. La

oración hecha en Él posee la Potencia Divina y la Fuerza universal.

Continúo viviendo toda abandonada en el Fiat Divino, siguiendo sus

innumerables actos, y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha

dicho:

"Hija mía, quien vive en mi Voluntad tiene la amplitud, la capacidad de

poder encerrar en sí todos los actos de Dios, volviéndose así la depositaria

de la Divina Voluntad, y por eso Dios encuentra en aquella alma a todo Sí

 

 

mismo, con todos sus actos. Entonces en ella todo, todo es sagrado, todo es

santo, todo es luz y belleza, posee el perfecto equilibrio, el orden divino y

Yo encuentro en ella la gloria de mi Santidad, de mi Luz, de mi rara Belleza.

La veo y encuentro mis reflejos, mi queridísima imagen creada por Mí tal y

como Yo la quiero, y en el exceso de mi Amor voy repitiendo: ‘Como eres

bella, mi Querer todo ha encerrado en ti, la Creación es una pálida imagen

de ti’, eres más luminosa que el sol, estás más adornada que el cielo, eres

más bella que los prados floridos; toda bella eres porque la Potencia de mi

Querer Divino te inviste, te alimenta, te es vida."

Y deteniéndose un poco ha continuado:

"Hija mía, cuando el alma reza en mi Voluntad todas las cosas y todos

los seres creados ponen atención, suspenden todo, hacen callar a todo, y

mientras están todos atentos para admirar el acto hecho en la Divina

Voluntad, siguen todos juntos la plegaria; la potencia de ella llama y se

impone sobre todo, de modo que todos hacen la misma cosa. Si se unieran

todas las otras plegarias para compararlas con una simple oración hecha en

mi Voluntad, ésta sobrepasa a todas porque posee una Voluntad Divina, un

poder inmenso, un valor incalculable, Yo mismo me siento investido de tal

plegaria, y como veo que es mi Voluntad que reza, siento su Potencia que

me funde en aquella misma oración. Así que si no se obtienen las gracias

por medio de la plegaria hecha en mi Voluntad, que es plegaria universal y

Divina, si la Justicia Divina no queda aplacada y continúan lloviendo los

flagelos sobre la tierra, significa que esa es la Voluntad de Dios, y que en

vez de hacer descender aquellas gracias, hace descender los efectos de Ella

en las almas. Y si con ésta no se obtiene mucho, menos se obtendrá con

otras plegarias no hechas en mi Voluntad, que no contienen ni Potencia

Divina ni Fuerza universal."

Después de esto mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior, e

invistiéndome me llenaba toda de Él, de modo que me sentía toda

circundada por Jesús y dentro de Él. Después, retirándose se arrojaba en mis

brazos apoyando su cabeza sobre mi pecho para tomar reposo, y mientras

esto hacía, todas las cosas creadas, el sol, el cielo, las estrellas, el viento, el

mar, la tierra, en suma, todo, se alineaban en torno a Jesús, y extendiéndose

como lecho bajo los miembros de Jesús, todas se disponían a darle reposo, y

mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, si tú supieras todo el trabajo que estoy haciendo en el

interior de tu alma, como vigilo cada latido tuyo, todos tus afectos, tus

palabras, tus pensamientos, en suma, todo, para hacer correr en toda tú mi

Divina Voluntad para que domine y forme su reino. Tanto que después del

trabajo que hago frecuentemente tomo reposo para gozar en ti el fruto del

 

 

reposo que sólo mi Voluntad puede darme. Cómo es bello el reposo que

Ella me da, todas nuestras obras, las cosas creadas por Nosotros hacen

competencia para darme reposo y Yo siento en ti la felicidad de mi reposo

eterno, la alegría y la felicidad de nuestras obras. Así que mi trabajo en el

reino de mi Querer está al seguro, mi reposo no es turbado por los rumores

del querer humano. He aquí por qué el vivir en mi Querer es la verdadera

transmisión de la Vida Divina en la criatura."

Julio 21, 1927

Diferencia entre el amor del Cielo y el de la tierra.

Las opresiones entorpecen al alma, la Voluntad Divina la vacía.

Continúo mi vivir en el Querer Divino, y como mi dulce Jesús me priva

frecuentemente de su amable presencia, llamo a mi Mamá Soberana en mi

ayuda, a los ángeles, a los santos para que me ayuden y me presten su amor,

sus adoraciones para poder hacer yo desde la tierra lo que ellos hacen en el

Cielo, para que mi Jesús, atraído por el mismo amor del Cielo, pudiera venir

a su pequeña exiliada, a aquella que tanto lo suspira. Y Él, no poniendo

atención a mi duro martirio, y como si despreciara mis suspiros, mis ansias,

en lugar de tener piedad de mí, me huye, contentándose tal vez en ver de

lejos mi estado tremendo. ¡Ah! tal vez si siente en mí el amor del Cielo, que

tanto le gusta, vendrá, y no más me dejará sola y abandonada por tanto

tiempo. Y mientras decía disparates en mi interior, mi dulce Jesús, mi

amada Vida, ha salido de dentro de mí misma y estrechándome entre sus

brazos me ha dicho:

"Hija mía, el amor del Cielo me gusta, pero el de la tierra me gusta

más. Aquél de la tierra me es siempre nuevo, son nuevas conquistas que

hago, nueva gloria. Por el contrario el del Cielo está ya en mi posesión, y

ninguno me lo puede quitar, es cosa mía, en cambio el de la tierra estoy en

acto de conquistarlo, y muchas veces pierdo las nuevas conquistas que

debería hacer porque las almas no siempre me dan el amor, la gloria que

deberían darme. Ahora, tú debes saber que cuando mueren en mi Gracia

quedan confirmados en la naturaleza del amor, en la naturaleza de la gloria y

en la Vida de la Divina Voluntad; así que en el Cielo todo es naturaleza en

todos los bienaventurados, por eso ellos nada me dan de más, más bien Yo

doy siempre a ellos aquel acto continuado de alegría, de felicidad, de

beatitudes siempre nuevas y sin fin. He aquí por qué soy todo ojos por la

tierra y parece como que hiciera a un lado a todo el Cielo, porque es mío, así

 

 

que soy todo ojos y pongo toda mi atención por el alma que vive en el exilio,

que a pesar de que no posee la naturaleza del Cielo quiere darme las nuevas

adquisiciones de amor, de gloria y de adoraciones. Si tú supieras cómo

aletea tu amor en mi Voluntad, cómo se eleva entre el Cielo y la tierra

invistiendo todas las cosas creadas y prorrumpiendo hasta en el Cielo, hasta

donde mi Divina Voluntad se extiende, me da la nueva posesión del amor de

la criatura que se deja investir por la fuerza de mi Fiat Supremo. Y mientras

me está dando la posesión del amor, otro nuevo me prepara, aquel de la

gloria. Y mientras tú vuelves a repetir tus actos, tus actos son siempre

nuevos para mí, porque antes, ciertamente, no los tenía. Por eso siempre

eres nueva en el amor, en la gloria, en las adoraciones que me das, porque

mi Querer haciendo el eco en ti te comunica aquel acto nuevo que por

naturaleza posee. Por eso lo que Yo hago en el Cielo, dando a todos los

bienaventurados el acto nuevo, jamás interrumpido de alegrías y de

contentos indecibles, estás destinada tú a dármelo desde la tierra, en la luz y

potencia de mi Querer, por eso sé atenta a seguir el vuelo rápido de Él."

Continuando mi amado Jesús a privarme de Él, me sentía de tal manera

oprimida, que pensaba para mí en que todo había terminado, y tantas otras

cosas que me parece inútil ponerlas sobre el papel. Y mi amable Jesús,

poniéndome sus santas manos sobre mis espaldas como para tomarme en

brazos, me ha dicho:

"Hija mía, cómo te has vuelto pesada, no sabes tú que las opresiones

aumentan el peso del alma, y Yo queriéndote tomar en brazos debo hacer un

esfuerzo para tomarte; mientras que mi Voluntad vacía el peso de la

naturaleza, y su Luz, quitando las tinieblas de lo humano la hace ligera,

ligera y hábil a cualquier sacrificio y dándole las alas del amor, da al alma

las primeras dotes de la patria celestial que no conoce opresiones, ni

tinieblas sino día sin ocaso y alegría que no tiene término. Y después, que

dirías si oyeras decir al sol: ‘Todo ha terminado, no soy más sol porque mi

Creador no me agrega más luz.’ Tú, creo, responderías al sol: ‘Yo te veo

siempre sol, porque nada te ha quitado de la luz que te diera tu Hacedor, a lo

más, si siempre luz agregara habrías sido más fuerte y resplandeciente en tu

luz.’ Así Yo te respondo a ti: ‘Sé siempre Sol, porque el Sol de mi

Voluntad y de sus conocimientos, más que luz reina en ti.’ Ni Yo ni

ninguno otro puede arrancarte uno solo de los tantos conocimientos que

posees sobre mi eterno Fiat, ¿y sólo porque no siempre agrego otro

conocimiento sobre Él, como si nada fuera lo que te he dicho, dices, ‘todo ha

terminado’, como si este Sol se hubiera apagado en ti? Demasiado se

requiere hija mía, para apagar este Sol de mi Querer, ni tú misma podrías

huir de sus rayos eternos, que invadiendo a tu alma te eclipsan todo aquello

 

 

que no pertenece a este sol. Por eso sigue su Luz y espera con paciencia a

que nueva luz venga a agregar para hacer más resplandeciente en ti el Sol de

mi Voluntad."

Julio 26, 1927

La Voluntad Divina tiene dos características: Acto

Incesante, y firmeza inmutable. Las acciones humanas

sirven como sirve la paja al grano.

Me lamentaba de la privación de mi dulce Jesús y desahogando mi

intenso dolor decía para mí: "Cómo es duro su abandono, me siento como

debajo de una prensa exprimida gota a gota. ¡Oh Jesús! ¿Dónde están tus

promesas? ¿Dónde está tu amor? ¿Dónde está el triunfo de tu Querer

Divino en mi pobre alma? Me siento como traicionada por ti. Cómo es

amargo mi fin. No es el principio el que necesito mirar, sino el fin es el que

dice todo." Mientras me desahogaba, mi amado Bien, moviéndose en mi

interior me ha dicho:

"Hija mía, mi Querer Divino tiene su triunfo en ti y por eso te exprime

gota a gota bajo su prensa Divina, para hacer que ni siquiera una gota de tu

voluntad quede en ti. Pobre hija, es una Voluntad Divina e irremovible que

te trabaja para extender en ti su reino, aun en tus más pequeños actos, por

eso paciencia, no te abatas. Mi Voluntad Divina tiene dos características:

‘Firmeza inmutable y acto incesante.’ Por eso cuando el alma se da a Ella,

su labor es incesante. ¿No sientes en ti su movimiento continuo? Y cuando

te manifiesto una verdad suya, con una maestría toda propia y divina pone

en actitud su movimiento incesante y la repite continuamente en ti, y

mientras la repite, triunfa porque hace en ti lo que por naturaleza hace en Sí

misma. ¿No es por tanto esto el triunfo de mi Voluntad?"

Después ha continuado:

"Hija mía, todas las acciones humanas, el trabajo, el tomar el alimento,

el dormir, las penas, los encuentros, ahora de dolor, ahora de alegría, no son

otra cosa que paja. Ahora, no se puede formar el grano sin la paja, ésta

defiende al grano de las heladas, de los rayos abrasantes del sol, del agua, de

toda la intemperie del aire, como vestido cubre y crece junto con el grano, y

sólo se separa cuando ya ha formado y a dado vida al grano, y esta

separación la hace y la recibe la pobre paja por medio de la trilla, después

que ha servido y dado la vida al grano. Así son las acciones humanas, desde

la más pequeña a la más grande son todas pajas, que si se hace correr dentro

 

 

de ellas el grano de mi Voluntad, sirven admirablemente para ocultar y para

conservar el grano de mi Querer Divino. Y cuanto más paja, más grano

puede esperarse de poseer. Es un encanto hija mía ver una acción humana

que encierra dentro el grano purísimo y el oro resplandeciente de mi Querer

Divino. Como paja, parece que sobresale sobre el grano, y pueden

vanagloriarse con decir: ‘Es verdad que somos paja, pero escondemos en

nosotros una Voluntad Divina que es más que grano, nosotros quedamos a

su servicio y damos el campo para formase en nuestros actos.’ En cambio,

si no corre dentro mi Voluntad, las acciones humanas permanecen paja,

digna de ser quemada, porque no tienen formado en ellas el grano puro que

sirve para la patria celestial. Ahora, como la paja se separa del grano por vía

de la trilla, así las acciones humanas se separan del grano puro de mi Divina

Voluntad por medio de la muerte, que destruyendo lo que es humano, tritura

la ropa que tenía vestido el grano de oro de mi Voluntad, que poniéndolo

fuera hace ver si era grano o paja lo que el alma poseía. Por eso, no son las

acciones que indican el valor de éstas, sino la voluntad por la cual son

animadas. Cuántas acciones aparentemente bellas y santas se encontrarán, si

son hechas con fines de interés, llenas de fango; si son por fines de estima y

de propia gloria, llenas de viento; si son por agradar a las criaturas, llenas de

podredumbre; si por apego a lo que es humano, llenas de humo. Cuántas

cosas esconde la paja de las acciones humanas, que en el último día de la

vida, viniendo la trilla y triturando la paja, hará conocer todo aquello que

dentro escondían."

Después de esto seguía mi abandono en el Fiat Divino, y mi siempre

amable Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, la voluntad humana vuelve al hombre como un edificio

lesionado y por derrumbarse, y el hombre por sí solo no tenía virtud de

poder reparar, se necesitaba al Divino Artífice que con tanto amor lo había

fabricado, y que conociendo los secretos de su arte podía reparar y hacer

correr en las lesiones el líquido vital de su Fuerza Divina reparadora, para

hacerla de nuevo fuerte como lo había fabricado. Pero es necesario que el

hombre se aproxime al Divino Reparador para recibir el beneficio de su arte,

se haga manejar por Él y que al querer humano, causa primaria por la que se

ha vuelto un edificio a punto de derrumbarse, no le permita más obrar, de

otra manera con todo y la venida del Celestial Artífice, el hombre será

siempre edificio lesionado y a punto de derrumbarse."

 

 

Julio 30,1927

La vida está en el movimiento continuo; cómo este movimiento

produce la fuente. Valor de los actos internos.

Seguía al Santo Querer Divino, pero siempre con el duro clavo de estar

privada de mi Sumo Bien Jesús y pensaba para mí: "¿Qué bien me viene

con seguir los actos del Supremo Fiat cuando estoy privada de Aquel que ha

puesto fuera toda la Creación con un supremo acto de su Querer? Seguir suVoluntad y no verlo, ver sus obras que hablan de Él y no ser estrechada entre

sus brazos es dolor indescriptible, es herida que sangra continuamente."

Pero mientras esto pensaba, mi amable Jesús se ha movido en mi interior y

me ha dicho:

"Hija mía, la vida está en el movimiento continuo. Todo lo que sale de

Dios debe poseer un movimiento, así que no hay cosa creada por Nosotros

que no se mueva: Cielo y tierra, sol y mar, todos se mueven, con tal orden y

velocidad continua que no se detienen jamás; si se detuvieran cesaría la vida

y cesaría el bien que hacen, a lo más quedarían como cuadros pintados que

no son capaces de hacer bien a ninguno. Un bien, un acto, sólo se puede

llamar verdadero bien cuando tiene su movimiento incesante; he aquí por

qué nuestro Ser Divino es perfecto en todos nuestros actos, porque tiene su

movimiento continuo, no cesa jamás de hacer y de dar el bien, y si cesara, lo

que no puede ser, cesaría la vida del bien. Ahora nuestra Voluntad, vida y

eco perfecto de nuestro Ser Divino, es movimiento incesante y por eso es

bien perfecto, y es un bien que puede darse a todos. Cuando un bien es

incesante todos lo pueden tomar, su movimiento continuo le hace poseer la

fuente de la inagotabilidad. Por eso quien debe vivir en mi Querer Divino

debe poseer el eco de mi Querer y seguir con movimiento incesante sus

actos; y el bien que te viene es que te pone en el orden del movimiento

divino, con rapidez encantadora te mueve y gira junto con todas las cosas

creadas. Tus actos son inagotables y todos pueden tomar el bien de ellos,

porque parten de la fuente del Fiat Eterno. ¿Y te parece poco hacer un bien

que siempre surge? Esta es la causa por la que en las criaturas no se ven

verdaderos y perfectos bienes, porque sus virtudes son interrumpidas y como

pierden el movimiento incesante de una virtud, cesa la vida del bien de ella,

pierden el gusto, el vigor, la fuerza, porque no poseyendo el movimiento

incesante, no se forma la vida de la virtud en ellos, ni aquel acto que siempre

surge, sino una cosa superficial y pasajera. Por consiguiente, ¿cómo pueden

 

 

dar el bien de aquellas virtudes a todos, si no poseen ellos la vida y la fuente

de ellas, que permiten que mientras dan a los demás ellas jamás se agoten y

nada pierdan? ¿Pierde tal vez el sol con dar su luz a todos? No,

ciertamente, porque posee la fuente de la luz y su movimiento de dar luz es

incesante. Por eso hija mía, en mi Divina Voluntad tus actos, tus oraciones,

el pedir su reino, deben tener el movimiento incesante para poder impetrar

por todos que el Fiat Divino sea conocido y amado por todos."

Después de esto seguía en mi interior a la Santísima y adorable

Voluntad Divina y mi dulce Jesús ha agregado:

"Hija mía, los actos internos de un alma que hace la Voluntad de Dios

están exentos de cualquier mal y sombra de defecto. Sólo Dios es testigo de

un acto interno y mientras ninguno lo señala, ninguno lo mira, ninguno habla

de él, Dios como testigo del obrar de la criatura, donde a ninguno le es dado

penetrar, en el interior de la criatura lo señala, lo mira, y de él le habla a todo

el Cielo y muchas veces también a la tierra de los grandes portentos del

obrar interno de esta criatura. Ser señalado, observado y hacer hablar a Dios

de una criatura, es el acto, el honor más grande que ella puede recibir y no

puede ser excluido de las obras grandes que Dios cumplirá por medio de

ella. Los actos internos son heridas, dardos, flechas al seno divino, son

mensajeros celestiales que salen de la criatura y vuelan a su Creador y llevan

la marca de la gloria, del amor y de agradar sólo a Aquél que la ha creado.

En efecto, ¿quién ve, quién escucha, quién aprecia todo lo que haces en tu

interior? Ninguno, sólo Yo soy testigo, los escucho y los aprecio. He aquí

por qué en nuestras obras más grandes escogemos almas que aparentemente

nada tienen de grande y de maravilloso, almas internas que no están

corrompidas ni con miras humanas, de rumores, estrépitos, ni gloria ni

estima propia que llevan las obras externas. De hecho, en la Redención

escogimos una Virgen simple, sin esplendores externos, pero tenía su

interior hablante, que tanto supo decir a solas a su Creador que lo venció y

obtuvo la Redención. Ahora, así hemos hecho para el reino del Fiat Divino,

hemos escogido otra alma toda interna, que tanto dirá, que rogará a Dios

para que conceda el reino deseado. Los actos externos aunque buenos y

santos no pueden agradarme como los actos internos, porque los externos

están casi siempre impregnados del aire de la propia gloria, de la estima

humana y a veces de crítica, y un pobre corazón siente en sí los efectos del

elogio o bien de la crítica después que ha hecho sacrificios, y lo humano sale

en campo e inviste con su aire tenebroso sus actos, y por eso no llegan puros

como deberían ser. En cambio un acto interno no es ni criticado ni alabado

y lo humano no tiene donde entrar, el alma misma no sintiéndose observada

por ninguno, le parece que no hace nada grande y por eso sus actos están

 

 

impregnados todos de aire celestial. Por eso sé atenta y haz que tu interior

gire siempre en mi Voluntad."

Agosto 4, 1927.

No hay felicidad mayor de un rey, que servir a su reina, y de la

reina que servir al rey. Cuando reina la Voluntad Divina es

como el latido del corazón. Ejemplo del padre con el hijo.

Me sentía sumamente afligida por las acostumbradas privaciones de mi

amado Jesús, pero por cuanto es acostumbrada la pena se hace más intensa y

se recrudece siempre más hasta hacerme quedar petrificada. Ahora,

mientras estaba inmersa, como en el mar, en este dolor, me ha sido dado un

refrigerio, y yo veía en aquella agua helada la Voluntad de Aquél que me

tenía torturada, pero también me amaba, que había preparado aquel

refrigerio. Y mientras lo acercaba a mis labios, Jesús se ha movido en mi

interior en acto de extender la mano para sostener el vaso para dármelo Él a

beber diciendo:

"Sirvo a mi reina; ella me sirve a Mí que soy el Rey, y Yo la sirvo a

ella que es mi reina, porque quien hace y vive en mi Voluntad está siempre

dispuesta a hacer lo que Yo quiero, por eso sirve a su Rey fielmente y en

modo admirable, y estando mi Voluntad en ella Yo sirvo a mi misma

Voluntad que la ha vuelto reina."

Yo al oír decir esto, he estallado en llanto de ternura indecible y

pensaba para mí: "¡Reina, reina! ¿Y me deja así sola y abandonada hasta

hacerme llegar a los extremos? Y después si viene, es para dejarme por más

tiempo. ¡Ah, Jesús, Jesús! ¿Quieres burlarte de mí?" Pero mientras

desahogaba mi dolor, se ha movido de nuevo en mi interior y ha agregado:

"Hija mía, no me burlo, más bien te digo que no hay felicidad mayor

que cuando el rey sirve a la reina y la reina al rey. Y si la reina estuviera

enferma, si se viera servida por el rey, sostenida en sus brazos, alimentada

por sus manos, no hay cosa que el rey no le haga, y no permite que ningún

sirviente se acerque a servir a su reina, la enfermedad se cambiaría en

felicidad para la enferma reina y al verse tocada, servida, sostenida, velada

por el rey, se siente como si su amor le diera de nuevo la vida. Si esto

sucede en el orden natural, que un rey es más feliz de ser servido por la

reina, un padre por una hija, y la hija si es servida por su padre o su madre;

porque el rey, el padre, la hija, en el servicio que prestan tienen por primer

acto el amor y quisieran dar la vida con sus servicios. He aquí por qué

quedan felices en sus penas, lo que no está en los siervos, y por eso el

 

 

servicio de los siervos es siempre duro. Ahora mucho más en el orden

sobrenatural: Quien vive en mi Querer es mi reina, y su primer acto es el

amor, y en todos los actos que hace me da su vida, y Yo, ¡oh! cómo me

siento feliz en sus actos, porque son los actos de mi misma Voluntad que me

sirven. Y Yo viéndote enferma por causa mía, me siento feliz de servirte en

las mismas cosas creadas por mí, queriéndote dar en cada una de ellas mi

misma Vida, y al dártela me siento duplicar mi felicidad, porque sirvo a mi

Vida en aquélla que posee mi Voluntad que me la volvió reina. Esto no

sucede cuando mis cosas creadas sirven a quien no hace mi Voluntad; estos

son siervos porque no poseen una Voluntad real, y ¡oh! cómo me resulta

difícil servir a los siervos. Si un rey sirve a su reina no se degrada, más bien

adquiere gloria y heroísmo, pero ser obligado a servir a los siervos, qué

dolor y humillación."

Después de esto seguía los actos en el Querer Divino y pensaba para

mí: "Las privaciones de mi dulce Jesús han hecho tal impresión sobre mi

pobre alma, que no siento más aquellos fervores ardientes de antes, sino todo

es frialdad. ¡Oh Dios! que cuchillo de dos filos es tu privación, por una

parte corta, por la otra mata, y con sus cortes quita y destruye todo y deja tal

desnudez, aun de las cosas más santas, que con esfuerzo y sólo para cumplir

el Querer Supremo se vive." Pero mientras esto pensaba, mi amado Jesús se

ha movido en mi interior diciéndome:

"Hija mía, sin embargo esto que tú sentías primero en tu interior

entraba en el orden de la gracia ordinaria: Fervores, sensibilidad, es gracia

ordinaria que doy a todos, según sus disposiciones, y están sujetas a

interrupciones, ahora a nacer y ahora a morir, y por eso no constituyen ni

vida, ni firmeza de santidad. En cambio en mi Voluntad te he investido de

gracia extraordinaria, que es firmeza en el bien y acto incesante, virtudes

propiamente divinas. ¿Crees tú que sea cosa de nada u ordinaria aquel giro

continuo en las obras de tu Creador? ¿La firmeza de tu voluntad en la mía

sólo por seguir los actos de mi eterno Querer? Ante mi Voluntad, los

fervores, la sensibilidad no tienen qué hacer, son como las pequeñas luces

ante el gran sol, que no tienen razón de existir, y si existen es para no hacer

nada. Mi Voluntad absorbe todo y hace volverse al alma toda Voluntad de

Dios, que quiere hacer de ella otro sol; quien es sol quiere que todos se

conviertan en sol, sería cosa no digna de él formar pequeñas lucecitas, esto

no sería de su naturaleza. Y tú lloras por las pequeñas luces y no piensas

que un Sol te inviste dándote firmeza e irremovibilidad. Mucho más que

cuando reina mi Voluntad en el alma, es como el latido del corazón que tiene

el primer acto de vida en todos los miembros, es como la vida, el

 

 

movimiento, la fuerza, el calor, todo viene del latido, si cesa el latido, cesa la

vida, el movimiento y todo.

Ahora mi Voluntad, conforme late en el alma, late y da Vida Divina,

late y da su movimiento incesante, su fuerza que no disminuye jamás; late y

da su luz inextinguible. Cómo es bello ver el continuo latido de mi Voluntad

en la criatura, es el más grande milagro que existe en el Cielo y en la tierra,

es el orden perfecto entre Creador y criatura. Y Yo hago como un padre con

el alma donde reina el latido de mi Querer, el cual tiene siempre consigo a su

propio hijo, le comunica sus modos, le pone en la boca sus palabras, quisiera

palpitar en el hijo para darle su ingenio, su vida, y cuando está seguro que el

hijo es otro igual a sí mismo y pude hacer lo que sabe hacer él, le dice: ‘Hijo

mío, sal al campo de la vida y haz lo que hasta ahora ha hecho tu padre;

trabaja, desempeña nuestros negocios, toma tú toda la obligación de la

familia, serás la repetición de mi vida y yo me reposo, te acompañaré con mi

latido a fin de que sientas en ti la vida de tu padre, y fielmente la desarrolles,

esperándote en mi reposo para gozar juntos los frutos de tus fatigas.’ Más

que padre hago con el alma donde reina mi Querer, es más, el padre no

puede dar el latido al hijo y Yo se lo doy, la tengo siempre junto conmigo, le

enseño mis modos divinos, le comunico mis secretos, mi fuerza, y cuando

estoy seguro la lanzo en el campo de la vida de mi Voluntad a fin de que

tome todo el empeño de la familia humana y le digo: ‘Hija mía, déjame

reposar, a ti confío todo, pero te espero frecuentemente en mi reposo para

gozar el fruto del trabajo que haces en el reino de mi Voluntad.’ ¿No

quieres tú pues que tu Padre, tu Jesús descanse y tú trabajes, pero siempre

con mi latido en vez de mí?"

Y yo: "Jesús mío, Tú casi no me dices nada y a mí no sólo me parece

que debo trabajar sola sin Ti, sino que me falta tu palabra que me extienda el

camino que debo hacer en el reino de tu Querer." Y Jesús ha agregado:

"Hija mía, mi palabra es vida, y Yo cuando hablo debo ver si esta vida

puede tener vida en las criaturas, si esto no es así, no expongo una Vida

Divina mía si no hay quien la reciba, y me basta ver dispuesta aunque sea

una sola criatura para sacar fuera de Mí, en mi palabra, esta Vida Divina.

He aquí por qué muchas veces no hablo, porque no veo a los dispuestos para

vivir la Vida de mi palabra. Mucho más que contigo no tengo necesidad de

palabras para hacerme entender, basta mirarnos para entendernos, ¿no es

cierto? Tu me entiendes y Yo te entiendo a ti."

 

 

Agosto 9, 1927

La Creación y la Redención son territorios divinos

dados a las criaturas. Amor de Jesús al hacerla dormir.

Cómo luz y calor son inseparables entre ellos. Vínculos

que Dios puso al hombre en su creación.

Estaba siguiendo la Divina Voluntad en sus actos y mi amado Jesús me

seguía con su mirada para ver si yo visitaba todas sus obras, y me ha dicho:

"Hija mía, estoy viendo si visitas todos mis territorios. Tú debes saber

que la Creación es territorio mío, la Redención son territorios añadidos. Mi

infancia, mis lágrimas y sollozos infantiles, mis oraciones, mis obras, mis

pasos, mi vida oculta y pública, son otros tantos departamentos míos que

formé en mis territorios. No hay cosa que Yo hice y pena que sufrí de la

cual no me serví para agrandar los confines de los territorios divinos para

darlos a las criaturas.

Ahora cada día estoy observando si al menos la pequeña hija de mi

Querer visita todos mis territorios, entra en cada departamento mío, y

cuando te veo iniciar tu giro para visitar el sol, las estrellas, el cielo, el mar y

todas las cosas creadas, siento que mis territorios, que con tanto amor he

formado y dado a las criaturas, no están abandonados, hay al menos quien

los visita, y si los visita significa que los ama y ha aceptado el regalo, y con

ansia espero que continúes tus visitas a Belén, donde nací, visites mis

lágrimas, mis penas, mis pasos, mis obras, los milagros que hice, los

Sacramentos que instituí, mi Pasión, mi cruz, en suma todo, y te hago notar

si alguna cosa se te escapa, a fin de que tú hagas tu visita, aunque sólo fuera

de paso. Y ¡oh! cómo quedo contento que mis departamentos sean todos

visitados.

Hija mía, que dolor es dar y no ser reconocido, dar y que no haya quien

tome el bien que se quiere dar. Y Yo, ¿sabes que hago? Cuando te veo sola

girar por todos mis territorios y visitar mis departamentos te doy todos los

bienes que hay en ellos, de modo que lo que debería dar a los demás lo

concentro en ti, así que todo te doy y todo me das. Porque para poder dar

todo al alma debo encontrar todo en ella, y ella para poderme dar todo debe

poseer todo. Quien todo tiene, tiene la capacidad de poderme dar todo y de

recibir todo."

Entonces sentía un sueño profundo, tanto de no poder ni siquiera

escribir y pensaba para mí: "¿Por qué este sueño, mientras que en mí ha

 

 

sido casi siempre natural la vigilia?" Y mi amado Jesús, moviéndose en mi

interior me ha dicho:

"Hija mía, así como el médico adormece al pobre paciente que debe

someterse a una operación quirúrgica para no hacerlo sentir toda la crudeza

del dolor de los cortes que debe dar sobre el pobre enfermo, así Yo, médico

celestial, que mucho te amo, para no hacerte sentir la continua opresión de

mi privación, sus golpes repetidos, la crudeza de sus dolorosos cortes, te

adormezco para que el sueño, rompiendo tu martirio, te dé un poco de tregua

a un dolor tan intenso. Pero mientras duermes, tu Jesús te sostiene entre sus

brazos y continúo mi trabajo en tu alma. Y no sólo esto, sino que te hago

dormir para que mi Justicia, demasiado irritada por las ofensas de las

criaturas, pueda hacer su curso castigando a las criaturas, y tú durmiendo no

sólo la dejas libre en su curso, sino te ahorra el dolor de hacerte ver sus

justos castigos sobre el mundo ingrato. ¡Oh! si tú vieras cómo tu Jesús

ligeramente te abraza para no hacerte sentir el toque de mis abrazos, cómo

despacito te beso para no hacerte sentir el toque de mis labios, cómo quedito

quedito voy repitiendo, pobre hija mía, pobre hija mía, bajo qué duro

martirio estás, a fin de que el sonido de mi voz no te despierte, y cómo sin

ruido de voces y de movimientos continúo el trabajo del reino de mi Fiat

Divino en tu alma, no dirías más que no te quiero tanto como antes, más bien

me dirías, ¡oh! cuanto me ama mi Jesús y si me adormece es para no

hacerme sufrir de más."

Después de esto estaba siguiendo al Querer Divino, y mi dulce Jesús ha

continuado:

"Hija mía, para formar una luz más grande se necesita más calor. Luz y

calor son inseparables entre ellos; si hay luz debe haber calor, porque la

naturaleza de la luz es el calor, y la naturaleza del calor es la luz; así que si

se quiere una gran luz, se necesita mucho calor, la una y el otro son fuerzas

iguales, y ambas forman su vida. Ahora, quien hace mi Voluntad y vive en

Ella recibe la vida de la luz y del calor de su Creador, y el alma conforme

piensa en mi Divino Querer, así forma el calor; cuando habla de Él añade

más calor; cuando obra para cumplirla, redobla el calor; cuando camina en

sus caminos, multiplica el calor y la luz se hace más brillante, más fuerte, se

extiende y alarga más. Así que no hay parte de su ser que no expanda rayos

de luz vivificante, mucho más que posee la fuente de la vida de la luz, cual

es mi Supremo Fiat. Entonces por esto podrás comprender que las criaturas,

tanta luz y calor poseen, por cuanto contacto han tenido con mi Voluntad, y

por cuanto buscan cumplirla en sus acciones, y si esto no fuera, aunque en

ellos se vea obrar el bien, es bien sin vida, sin luz y sin calor, son virtudes

superficiales que forman una luz y calor pintados, que al tacto se encuentran

 

 

fríos y sin el bien de una luz vivificante que da la vida; y muchas veces la

obras sin mi Divino Querer, se hacen conocer que eran alimentadas por

pasiones y vicios que coloreaba con aquel bien aparente."

Después ha hecho silencio y yo trataba de abandonarme toda en su

Querer para seguirlo, y mi sumo Bien Jesús ha continuado diciendo:

"Hija mía, nuestra Divinidad al crear al hombre lo vinculaba todo con

Nosotros, entonces la memoria, la inteligencia, la voluntad, eran vínculos de

unión; los ojos, la boca, el oído, el corazón, las manos, los pies, eran

vínculos, y si la criatura vive en mi Querer, conforme pone en actitud cada

uno de estos vínculos, recibe la actitud de la Vida Divina. Así que viene

formada y se desarrolla como una plantita, que mientras posee la fecundidad

de su tierra llena de humores vitales, regada con agua pura y abundante, está

toda expuesta a los benéficos rayos del sol recibiendo su vida continua, ¡oh!,

cómo crece bien, cómo son apetitosos sus frutos, cómo son buscados,

amados y apreciados. Así el alma, con recibir la vida continua de Dios por

medio de todos estos vínculos, que más que rayos solares se comunican

sobre cada parte de su ser, se conserva tierra fecunda llena de humores

vitales y divinos, que más que sangre corren en ella, cómo crece bien; es la

amada, la buscada por el Cielo y la tierra. Su vida, sus obras, sus palabras,

más que frutos son gustados por todos, Dios mismo se complace de saborear

frutos tan preciosos. Así pues ¿cómo puedes tú temer que pudiera dejarte si

estás vinculada con tantos vínculos conmigo, de los cuales recibes vida

continua?"

Agosto 12, 1927

La oración incesante vence a Dios. Trastorno de la naturaleza.

Las tres fuentecitas. Preparación de guerras mundiales.

Me sentía bajo la peso tremendo de su privación, estaba oprimida,

desvariaba, me sentía tan mal que no podía más; y mi adorable Jesús,

después de haberme exprimido bien bajo un peso tan doloroso, teniendo

compasión de mi extrema aflicción me ha estrechado fuertemente entre sus

brazos diciéndome:

"Pobre hija, cómo estás mal, ánimo, no quiero que te reduzcas a estos

extremos, te oprimes demasiado, no obstante debes consolarte, tu interior es

un hablar continuado ante la Majestad Divina y un acto continuado. Y un

hablar sin cesar jamás pidiendo el reino de mi Fiat Divino ante Dios, lleva

consigo la certeza de la victoria. Así que, o has vencido o estás por vencer.

 

 

Un hacer y un decir continuo adquiere la naturaleza de una potencia

vencedora hacia Dios, y Dios como si perdiera la fuerza de resistir, y el alma

adquiere la fuerza de vencer. Sucede un cambio: Dios desarmado y el alma

armada con las armas divinas; así al Ser Supremo no le es dado resistir. ¿Te

parecerá poco a ti aquel pedirme continuamente el reino de mi Eterno

Querer? ¿Girar por toda la Creación, girar en todos los actos que Yo hice en

la Redención, en los mares de los actos de amor y de dolor de la Soberana

Reina del Cielo para pedir mi reino? Nada pides para ti y giras y vuelves a

girar, y ruegas y vuelves a rogar que mi Divina Voluntad sea conocida, que

domine y reine. En esto no entra sombra de humano ni interés propio, y la

oración es el acto más santo y divino, es plegaria de Cielo no de tierra, por

eso la más pura, la más bella, la invencible que encierra sólo el interés de la

gloria Divina. Hasta ahora ninguno me ha rogado con tanta insistencia. Me

pidió mi Mamá con tal insistencia por la Redención, y fue vencedora, pero

por el reino de mi Voluntad ninguno hasta ahora con la insistencia de vencer

a un Dios, por eso tu insistencia dice mucho, el mismo trastorno de toda la

naturaleza dice mucho. En estos tiempos todos los elementos,

trastornándose, son anunciadores de bienes, y es necesario para reordenar mi

reino. Es la cosa más grande, por eso se requiere el trastorno para purificar

la tierra; por eso no quiero que te oprimas demasiado, más bien sigue tu

vuelo continuo, tu insistencia para adquirir la fuerza completa de vencer el

reino del Fiat Supremo."

Entonces yo continuaba rogando y sentía una mano que se posaba sobre

mi cabeza, y de esta mano salían tres fuentecitas, una desbordaba agua, otra

fuego, y la otra sangre, que inundaban la tierra, en las cuales eran arrolladas

gentes, ciudades y reinos. Era espantoso ver los males que vendrán y

rogaba a mi amado Jesús que se aplacara, y le pedía me diera sufrimientos

para eximir de ellos a los pueblos, y Jesús me ha dicho:

"Hija mía, agua, fuego y sangre se unirán y harán justicia. Todas las

naciones se están armando para hacerse la guerra, y esto irrita mayormente

la Justicia Divina y dispone a los elementos a tomar venganza de ellos, por

eso la tierra verterá fuego, el aire mandará fuentes de agua y las guerras

formarán fuentes de sangre humana, en las cuales muchos desaparecerán,

ciudades y regiones quedarán destruidas. Qué maldad, después de tantos

males de una guerra súbita, preparan otra más terrible y buscan mover a casi

todo el mundo como si fuera un solo hombre, ¿no dice esto que el pecado ha

entrado hasta en los huesos, tanto de transformar la misma naturaleza en

pecado?"

¡Oh! cómo me sentía mal al oír esto y rogaba a Jesús que pusiera de

lado la Justicia haciendo salir en campo la Misericordia, y si quería una

 

 

víctima, yo estaba pronta, con tal que no fueran castigadas las gentes, y si

esto no quieres concederme, quítame de la tierra, no puedo más estar, tus

privaciones me dan muerte continua, los flagelos me torturan, y además,

¿cómo puedo vivir cuando no puedo con mis penas disminuir las penas de

nuestros hermanos? ¡Jesús! ¡Jesús! Piedad de mí, piedad de todos, aplácate

y contenta a tu pequeña hija.

Mientras tanto, no sé cómo, me he sentido investir por penas que desde

hace algún tiempo no sentía más; no sé decir lo que ha pasado, y esto me da

la esperanza de que los graves males sean al menos en parte quitados.

Agosto 15, 1927

Todas las cosas creadas poseen la unidad de la Voluntad Divina.

Diferencia entre la prueba de Adán y la de Abraham.

Estaba según mi costumbre girando por toda la Creación para unirme a

los actos que la Voluntad Suprema hace en ella, y mi siempre amable Jesús

moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, todas las cosas creadas tienen la unidad de mi Fiat Divino.

Él, mientras está dividido en tantos actos, estos actos están vinculados y son

inseparables entre ellos en la unidad de la misma Voluntad Divina. Mira el

sol, su luz es un acto distinto de las otras cosas creadas, pero su luz vincula a

todas, inviste la tierra y la vincula con su luz, y la tierra se vincula con ella,

bebe a grandes sorbos la fuente de la luz, recibe sus efectos, su calor, sus

besos ardientes y forma un acto solo con el sol; la luz inviste el aire y éste se

hace inseparable de ella; inviste el agua, y el agua se arroja en la luz y se

vinculan en su unidad; en suma, como una es la Voluntad que las domina,

todas las cosas creadas están tan vinculadas entre ellas que se vuelven

inseparables, y una no podría estar sin la otra. Ahora, el alma que vive en miFiat Divino posee la unidad de Él, y por eso es inseparable de todos los actos

que pone fuera la unidad de mi Querer. La unidad de Él la vincula con Dios

y me da la gloria del obrar divino, la vincula con los ángeles y con los santos

y me da la gloria angélica y de los santos, la vincula con toda la Creación y

me da la gloria del cielo, del sol, del mar, en suma, de todo donde mi

Voluntad obra ella queda inseparable y forma su unidad. Por eso sólo quien

vive en mi Querer puede darme el amor, la gloria de toda la Creación, detoda la Redención, no hay acto de Él en el que el alma quede separada. Las

 

 

otras criaturas lo podrán decir en palabras, pero sólo quien vive en mi

Querer posee los hechos."

Después continuaba mi giro en el Querer Supremo, y como primero

había ofrecido los primeros actos de Adán cuando poseía la unidad con el

Querer Supremo, para poderme también yo unir a aquellos actos perfectos

que hizo en el principio de la Creación, y después pasé a unirme con el

heroísmo de Abraham, pensaba entre mí: "¡Qué sabiduría Divina! De Adán

se dice sólo que fue el primer hombre creado por Dios, que pecó y arrojó a la

familia humana en el laberinto de todos los males, y después en tantos años

que vivió no se dice nada más de él, ¿no podía Nuestro Señor volver a

hacerle alguna otra prueba y pedirle algún otro sacrificio para probar su

fidelidad? Y mientras Adán es puesto en el olvido llama a Abraham, y

poniéndolo a prueba y encontrándolo fiel lo pone a la vista, lo hace cabeza

de las generaciones y se habla de él con tanta gloria y honor." Ahora,

mientras esto pensaba, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior y me ha

dicho:

"Hija mía, son las disposiciones de mi Sabiduría infinita, y es mi

costumbre que cuando pido a la criatura un pequeño sacrificio por su bien, y

ella ingrata me lo rechaza, no quiero más fiarme de ella, interrumpo mis

designios de elevarla a cosas grandes y la dejo como criatura olvidada y que

ninguno la señala ni por obras grandes, ni por heroísmo, ni para Dios, ni para

sí, ni para los pueblos. Además tú debes distinguir lo que quise de Adán, el

pequeño sacrificio de privarse de un fruto y no me fue concedido, ¿cómo

podía fiarme de él y pedirle un sacrificio más grande? En cambio a

Abraham no le pedí un fruto por sacrificio, sino que primero le pedí que

fuera a tierra extraña donde no había nacido, y pronto me obedeció.

Después quise fiarme más de él, lo abundé de Gracia y le pedí el sacrificio

de su único hijo, al que amaba más que a sí mismo, y él pronto me lo

sacrificó. En esto lo conocí, por medio de la prueba, que podía fiarme de él,

que podía todo a él confiar. Se puede decir que fue el primer reparador al

cual venía confiado el cetro del futuro Mesías y por eso lo elevé a cabeza de

las generaciones con gran honor de Dios, de sí mismo y de los pueblos.

Así sucede en todas las criaturas. Es mi costumbre pedir pequeños

sacrificios: El privarse de un placer, de un deseo, de un pequeño interés, de

una vanidad, el desapegarse de una cosa que le parezca que no le pueda

hacer daño. Estas pequeñas pruebas sirven como pequeños apoyos para

poner el gran capital de mi Gracia, para disponerlas a aceptar sacrificios

mayores. Y cuando el alma me es fiel en las pequeñas pruebas, entonces Yo

la abundo en mi Gracia y pido sacrificios mayores para poder abundar más

en el dar, y en ella hago los portentos de santidad. Cuántas santidades tienen

 

 

principio por un pequeño sacrificio, y cuántas con haberme rechazado un

pequeño sacrificio, pareciendo a ellas que fuera cosa de nada, han

permanecido raquíticas en el bien, cretinas en el comprenderlo, débiles en

caminar el camino que conduce al Cielo. Pobrecitas, se ven arrastrar y lamer

la tierra de dar piedad; por eso hija mía se necesita más atención a los

pequeños sacrificios que a los grandes, porque los pequeños son la fuerza de

los grandes y disponen a Dios a dar la Gracia y al alma a recibirla."

Agosto 17, 1927

Todo lo que se hace en el Divino Querer se convierte en propiedad

universal. Qué cosa significa girar en las obras Divinas.

Mi vivir en el Querer Divino es continuo y mientras seguía sus actos

innumerables, mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, todo lo que la criatura hace en mi Divina Voluntad es

propiedad universal, porque siendo Ella propiedad de Dios, todo lo que se

hace en el Fiat Divino se vuelve propiedad divina. Y como el Ser Supremo

por naturaleza, por derecho, por potencia creadora, como Creador de todas

las cosas es el único dueño universal de todo, por eso todo lo que el alma

hace en mi Querer adquiere los derechos universales, y todo lo que se vuelve

universal llega a ser propiedad de todos, así que todos pueden tomar lo que

se vuelve universal. Mucho más que las propiedades universales de Dios,

con darse a todos no disminuyen jamás, dan y nada pierden. ¿Pierde tal vez

el sol con dar su luz a todos? O bien, ¿gozan menos de su luz porque todos

lo reciben? Nada pierde el sol, y las criaturas gozan de su luz como si fuera

una sola, igualmente gozan cuando la reciben todos. ¿Pierde tal vez Dios

porque se da a todos, o bien tienen menos las criaturas porque es el Dios de

todos? ¡De ninguna manera, ni el uno ni el otro pierden nada! Ahora ¿cuálgloria, cuál honor no me da el alma que vive en mi Querer y que obra en Él,

que extiende sus actos en las propiedades universales de Dios, de modo que

más que sol todos pueden tomar los bienes de sus actos, y qué gloria para

ella que más que sol inviste a todos y con su luz gira en torno a todos para

darles como alimento su luz, sus actos, su amor?"

Mientras estaba en esto, veía como si mi amado Jesús se dispusiera a

dejarme, y yo he gritado fuerte: "Jesús, ¿qué haces? No me dejes, no sé

cómo vivir sin Ti." Y Jesús volteándose hacia mí me ha dicho:

"Hija mía, ¿puedo dejar mi Voluntad Divina, mis actos, mis

posesiones? No puedo, por eso no tengas miedo, que no te dejo."

 

 

Y yo: "Sin embargo Amor mío me dejas, cuántas veces giro y vuelvo a

girar por toda la Creación y no te encuentro, retomo mi giro por todas tus

obras de la Redención esperando encontrar a Aquél que amo, pero en vano.

Llego hasta los mares de los actos de la Soberana Reina, creyendo que estás

con nuestra Mamá, pero en vano, mis búsquedas terminan en el dolor de no

encontrarte, tanto que me viene el pensamiento de no girar en todas tus obras

cuando no encuentro a Aquél que me da la vida y es todo para mí." Y Jesús

interrumpiendo mi decir ha continuado:

"Hija mía, si tú no haces tu giro completo en todas las obras nuestras y

en las de la Reina del Cielo, ¿sabes tú que significa girar en la Creación y en

todo lo que a Nosotros pertenece? Significa amar, apreciar, poseer nuestras

obras, y Yo no me sentiría plenamente feliz si viera que la pequeña hija de

mi Querer no posee lo que poseo Yo, ni está al día, ni goza de todas mis

riquezas. Encontraría tantos vacíos en ti, que no hay en Mí: Vacíos de amor

completo, vacíos de luz, vacíos de pleno conocimiento de las obras de tu

Creador. Así que tu felicidad no sería completa, y Yo no encontrando en ti

la plenitud de todo, sentiría tus vacíos y tu felicidad a medias. También

nuestra Reina Mamá, si viera que no posees sus mares de gracias sentiría

que su pequeña hija no es plenamente rica ni feliz. Hija mía, tener una

Voluntad Divina por vida y no poseer las mismas cosas, no puede ser. La

Voluntad Divina, donde reina, quiere poseer todo lo que a Ella pertenece, no

quiere disparidad, por esto debe poseer en ti lo que posee en Mi y en la

Virgen Reina, y tu girar en todas sus obras sirve como confirmación de su

reinar en ti. Y además, ¿no sabes tú misma cuántas cosas aprendes al girar

en todas las obras de mi Fiat Supremo? Y por cuantas cosas te manifiesta,

tantas posesiones te da. Y si quien vive en mi Querer no poseyera todos

nuestros bienes, sucedería como a un padre que mientras él es rico y feliz, el

hijo no goza todas sus riquezas y no es feliz a la par de él. ¿No sentiría el

padre despedazar la plenitud de su felicidad por causa del hijo? Ésta será la

base, la sustancia, la bella característica del reino de mi Fiat Divino: Una la

Voluntad, uno el Amor, una la felicidad, una la gloria entre Creador y

criatura."

Agosto 21, 1927

Jesús quiere terminar con el mundo. Potencia de lo que se

hace en el Querer Divino para aplacar la Justicia Divina.

 

 

Encontrándome en mi habitual estado, mi adorable Jesús ha venido de

prisa y lanzándome los brazos al cuello me ha estrechado fuerte fuerte

diciéndome:

"Hija mía, quiero terminar con el mundo, no puedo más, las ofensas, las

penas que me dan son demasiadas, por eso es necesario que lo destruya."

Yo temblaba al oír esto y le he dicho: "Amor mío y vida mía, cierto

que sufres mucho y que no puedes más, porque quieres sufrir Tú solo, pero

si dividieras junto conmigo tus penas, sufrirías menos y no llegarías al punto

de no poder soportar más a las pobres criaturas. Por eso hazme parte de tus

penas, dividámoslas juntos y verás que podrás soportarlas todavía. Hazlo

pronto, no sufras más solo, prueba oh Jesús, tú tienes razón, sufres mucho,

por eso te ruego dividámoslas juntos y aplácate." Después de largas

insistencias mi dulce Jesús me ha hecho sufrir, pero eran las sombras de sus

penas, sin embargo me sentía destruir, triturar, pero no sé decir lo que he

sufrido, y ciertas cosas es mejor callar. Después Jesús, como cansado de su

largo sufrir, se escondía en mí para encontrar algún alivio y yo me he sentido

investir toda por Jesús, y veía dondequiera los ojos de Jesús y me decía que

aquellos ojos estaban cansados de mirar la tierra y buscaba reparación. La

luz de los ojos de Jesús se fijaba sobre varios puntos de la tierra y eran tantas

las infamias que se cometían en aquellos lugares, que aquella luz lo incitaba

a destruirlos. Yo le rogaba que los perdonara, poniéndole enfrente su

sangre, sus penas, su Vida, su eterno Querer, y Jesús todo bondad me ha

dicho:

"Hija mía, la potencia de las oraciones, de los actos, de las penas

sufridas en mi Querer, es inigualable. Mientras tú rogabas y sufrías, mi

sangre, mis pasos, mis obras, rogaban, mis penas se multiplicaban y se

repetían. Así que todo lo que se hace en Él me da ocasión de repetir de

nuevo lo que hice estando en la tierra. Y éste es el acto más grande para

aplacar la Divina Justicia."

Entonces, siguiendo mi giro en el Querer Divino y no encontrando a mi

dulce Jesús, me lamentaba conmigo misma y decía para mí: "¿Cómo será

que Jesús ya no viene tan seguido como antes, y mientras dice las maravillas

de su Querer y hasta donde puede llegar quien vive en Él, en vez de venir

más seguido viene más espaciado? Ahora mientras esto pensaba, mi amado

Jesús se movió en mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, mi Humanidad se esconde en ti, y Yo doy lugar y gran

campo a mi Divina Voluntad para hacerla obrar libremente y hacerla formar

su reino. Hubo un tiempo libre en el cual mi Humanidad tuvo su campo de

acción en ti y por eso estaba siempre contigo y en ti, y mi Divino Querer me

hizo hacer esto a fin de que te preparara a recibir el campo de acción más

 

 

extenso del Fiat interminable, y Yo debo dejarlo hacer. Mucho más que no

me impide estarme contigo, porque somos inseparables, y Yo estando en ti

me deleito de atar tu alma como un pequeño pajarito con el hilo de Luz de

mi Querer, y te doy el vuelo en la inmensidad de Él arrojándote en sus actos

innumerables, permaneciendo el hilo que te tiene atada en mis manos, y tú

alejándote en sus actos me pierdes de vista y Yo estoy esperando que tu

sigas todos los actos de mi Divina Voluntad para tirar el hilo que está dentro

de ti. Tú primero no seguías todos los actos de Ella, seguías el pequeño

cerco de los actos de mi Humanidad, pequeño en comparación con aquellos

de mi Querer Divino, y por eso cada acto tuyo, cada pena, te hacía encontrar

a tu Jesús, y Yo estaba todo atento para hacerte copiar mi Humanidad, por

eso era necesario que Yo estuviera con el pincel en la mano para formar en ti

mi imagen, para disponer la tela de tu alma a recibir los vivos colores

impregnados en la Luz de mi Fiat Divino; por eso lo que era necesario antes

no es necesario ahora; pero esto no quiere decir que Yo no estoy contigo.

Vivimos juntos en el eclipse de la luz de una Voluntad eterna, y es tanta su

Luz, que nos eclipsa y hace que no nos veamos, tanto que si se modera la

Luz, Yo te veo a ti y tú me ves a Mí y nos encontramos como si jamás nos

hubiéramos separado."

Agosto 25, 1927

Relaciones entre los sarmientos y la vid.

El alma, depositaria de la Divina Voluntad.

 

Mientras rezaba me he encontrado fuera de mi misma y entre mis

brazos a mi dulce Jesús, y yo estrechándolo fuerte a mi corazón le he dicho:

"Dime Amor mío, ¿cuáles son las relaciones entre Tú y yo?" Y Jesús todo

bondad, me ha dicho:

"Hija mía, ¿quieres saberlo? Las relaciones que hay entre Yo y tú son

como las relaciones que hay entre los sarmientos y la vid. La vid forma los

sarmientos, ellos reciben los humores vitales para vegetar de la vid, para

vestirse de follaje y de uvas. Así que entre la vid y los sarmientos hay tal

unión, que los sarmientos no pueden ni formarse ni tener vida sin ella, y la

vid no haría ninguna figura, ni ostentación de sí, ni daría fruto sin los

sarmientos. Por eso la una y el otro tienen tales relaciones entre ellos, tales

vínculos de unión, que forman la misma vida y son inseparables entre ellos.

Y si se separan, la vid queda estéril, sin ostentación y sin fruto, y los

sarmientos pierden la vida y se secan. Ahora, la vid es tu Jesús, el sarmiento

 

 

eres tú, las relaciones entre Yo y tú son inseparables. Una es la sangre que

circula en nuestras venas, una la Voluntad, uno el latido, y Yo formo tu vida

y tú formas mi gloria y mi fruto. Y Yo me deleito al reposarme a la sombra

de los densos pámpanos de tu sarmiento y de cosechar la uva de mi vid y de

saborearlas a mi gusto."

Y yo: Pero dime aún vida mía, y tu Voluntad, ¿cómo está en mi? Y

Jesús ha continuado con una dulzura indecible:

"Hija mía, mi Voluntad está en ti como depositaria de todos sus actos,

porque mi Voluntad cuando hace un acto no lo pone fuera de Ella, faltaría el

espacio, la decencia, la santidad y todo lo que conviene para conservar sus

actos, por eso no puede ponerlos en otra parte sino en Sí misma. ¿Quién

puede tener el espacio de recibir todo el cielo con sus estrellas? ¿El sol con

la largura de su luz, el mar con la vastedad de sus aguas, la tierra con la

multiplicidad de sus plantas? Ninguno. Por eso para poder depositar sus

actos se necesita mi misma Voluntad Divina. Ahora, estando Ella en ti, de

todos sus actos hace el depósito en ti, porque en su Fiat encuentra espacio,

santidad digna de Ella. Si tú supieras cuál es el contento de mi eterno Fiat

porque encuentra en la criatura donde poder poner sus actos, porque como

causa primaria para la criatura fueron hechos. Por lo tanto todos los actos de

mi Divina Voluntad están en ti, y de ti salen y llevan junto la gloria a ellos

debida. ¡Oh! cómo se siente correspondida porque encuentra en todos sus

actos que la criatura le da la gloria a su Luz, a su Santidad, a su Inmensidad,

y encontrando el beso de ella, la gloria, el amor, se siente de tal manera

empujada a formar otros actos más bellos, dignos de mi eterno Fiat, solo por

amor de aquélla en que pudo hacer el depósito de ellos, para recibir sus

nuevos besos, su amor, su gloria. Por eso, donde está mi Voluntad está todo:

Está el cielo, el sol, el mar y todo, nada le puede faltar de sus obras, todo

contiene, todo conserva, para todo tiene espacio para encerrar todo en Sí."

Agosto 28, 1927

Dolor del Querer Divino en cada cosa creada.

Concepción de Jesús. Amor del alma.

 

Estaba según mi costumbre siguiendo los actos del Querer Supremo,

pero mientras esto hacía mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior,

pero estaba tan afligido, apurado y suspiraba con intenso dolor, que yo le he

dicho: "¿Qué pasa, qué pasa Amor mío? ¿Por qué estás tan afligido y

doliente? Y Jesús:

 

 

"Hija mía, si tú supieras cuántos dolores recibe mi Voluntad llorarías

conmigo. Ella en toda la Creación tiene su movimiento y su acto continuo,

envuelve todo y en todas las cosas creadas ofrece su acto incesante a cada

criatura, y no encontrando su misma Voluntad en ellas para dar su acto, más

bien encuentra voluntad humana enfangada, está obligada para conservarlas

a deponer su acto. Se siente atormentar por el dolor, porque deposita en el

fango la nobleza, la santidad, la pureza de sus actos divinos. No encuentra el

cortejo de su misma Voluntad Divina en su acto que deposita en la criatura,

y por ello sufre intensamente, y Yo siento su dolor en cada acto suyo y en

cada acto que hace hacer a las mismas criaturas. Si la criatura habla, obra y

camina, es mi Voluntad Divina que se hace primer movimiento de la

palabra, de la obra, de los pasos de ellas, sin embargo no es vista, viene

puesta aparte como si mi Querer fuera extraño a ellas, mientras que tiene la

parte vital y esencial del acto de ellas, y ¡oh! cómo se duele en cada acto de

las criaturas al ver que no es ni reconocida, ni amada, ni siquiera la han

visto. No hay cosa en la Creación que mi Querer no haga: En el sol hace su

acto de luz incesante para dar luz a las criaturas, y busca en ellas su mismo

Querer para recibir el cortejo, la gloria a su luz, y no encontrándolo se duele,

porque no encuentra en ellas quien iguale su Luz, más bien encuentra en

ellas tinieblas y frialdad que ofenden a su Luz y a su calor. ¡Qué dolor! Mi

Querer hace su acto continuado en el aire, y respirando en ella, forma en el

aire un acto vital, que respirándolo, las criaturas sienten la vida, y mientras

da la vida no encuentra en ellas el respiro de su mismo Querer Divino, que

respirando junto formaría la Vida Divina en la criatura. ¡Qué dolor, dar la

vida y no poderla formar en ellas! Mi Querer forma el alimento, tiene en

ejercicio tantos elementos: La tierra, el viento, el sol, el aire, el agua, la

semilla, para formar este alimento para darlo a las criaturas, para encontrar

en ellas su Voluntad, pero todo en vano, y su dolor se hace más intenso.

¿Qué cosa no hace mi Voluntad en la Creación? No hay cosa en la que no

tenga su acto primero de Vida, y corre y corre incesantemente hacia la

criatura, corre en el viento, en el agua, en la tierra, en los prados floridos, en

las olas del mar, en el cielo extendido, donde sea, y corre para encontrar su

Voluntad en las criaturas, y no encontrándola siente en todas las cosas un

dolor, se siente arrancar sus actos sin que sirvan a su mismo Querer. ¡Oh! si

la criatura pudiera leer los caracteres de mi Fiat Divino, leería en todo lo que

ve, siente, toca y toma, dolor incesante de este mi Querer, que corre y

correrá siempre sólo para encontrar mi Voluntad en ellas; finalidad única por

la que fue creado el hombre y toda la Creación. Y si la conserva es para

alcanzar su propósito, y poner tregua a un dolor tan grande. He aquí por qué

todas mis premuras para hacer conocer mi Voluntad Divina, a fin de que

 

 

reine y domine. Todo será dado a los hijos de Ella, porque sólo ellos

quitarán los caracteres del dolor, y pondrán los caracteres de la alegría, de la

gloria, de la felicidad en todas las cosas creadas, porque Voluntad Divina

recibirán por medio de ellas, y Voluntad Divina harán encontrar en ellos,

que darán los justos homenajes y la gloria debida a los actos que mi Querer

ejercita en toda la Creación."

Entonces continuaba siguiendo los actos del Supremo Querer, y

habiendo llegado al momento cuando la Soberana Reina concibió en su seno

purísimo, decía entre mí: "La Alteza de mi Madre Celestial suministró su

sangre, su amor y la Voluntad Divina que reinaba en Ella para formar la

Concepción del Verbo. También yo quiero suministrar mi amor, mis penas

y el Querer Divino que reina en mí, mientras concibe en su seno, para que

también yo ponga de lo mío en la concepción de Jesús, para adorar el eterno

Fiat en un acto tan grande, y también para hacer que habiendo dado de lo

mío quede concebido en mí." Pero mientras esto hacía pensaba para mí:

"Son mis habituales extrañezas, pero el resto es amor que quiero dar a Jesús,

es su misma Voluntad Divina para honor de su Concepción." Y Jesús,

moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, soy Yo que muevo tu ánimo a hacer lo que quiero, y muchas

veces no te digo ni siquiera la razón. Tú debes saber que mi Divina

Voluntad tuvo su acto primero en la Concepción de Mí, Verbo Eterno, y tu

amor y tus actos son actos de justicia y son necesarios para la concepción de

la Voluntad Divina en la Humanidad de tu Jesús, porque el primer reino que

extendía fue en mi Humanidad. Ahora, para darte el derecho de que pudiese

reinar en ti, exigía con justicia tu amor mientras era concebida en mi

Humanidad. Y como para mi Supremo Fiat no existe pasado ni futuro, sino

que todo es presente, mientras quedaba concebido en la Soberana Reina,

quedaba concebido en tu amor, en tus penas, en aquel su mismo Querer que

debía reinar en ti, así que tú ahora no haces otra cosa que darle sus derechos,

suministrarle lo que se necesita para hacerla concebir en ti, para recibir tú los

derechos de hacerle extender su reino, y de tomar con la mano el cetro de

mando con absoluto dominio. Entonces lo que a ti te parece nada y rareza,

entra en el acto primero de la Divina Voluntad, y tu Jesús, guiándote y

tomándote de la mano te lleva en el acto cuando quedó concebido en el seno

materno, para hacerte poner tu amor, tus penas, a fin de que no faltara tu

acto en un acto tan grande que daba el principio al reino de mi Voluntad

Divina en la familia humana. Y es esta la causa por la que en todos los actos

que Yo hice estando en la tierra, llamo a tu amor para vincularse a aquellos

actos, no quiero que te escape ninguno. Son derechos de justicia que exige

 

 

mi Querer y son anillos de conjunción para darte el derecho de que Él

pudiera reinar en ti. Por eso sigue a tu Jesús sin pensarlo."

Ahora, regresando a pensar en el dolor que siente la Divina Voluntad

en la Creación, hubiera querido tantas vidas por cuantos dolores Ella siente,

para endulzar un dolor tan grande, y pensaba en qué estado doloroso se

encuentra el Fiat en las criaturas. Y mi amable Jesús saliendo de mi interior

me ha dicho:

"Hija mía, tú debes saber que mi Querer Divino no puede dejar entrar

los actos de mi Voluntad en la criatura si no encuentra la suya, porque falta

en ellas la capacidad, dignidad, santidad, espacio para poder contener un

solo acto de la Voluntad Suprema. Y esto es otro dolor suyo; pero por la

naturaleza de su Bondad comunica sólo los efectos. Sucede como al sol que

comunica sus efectos a la tierra pero no permanece en ella, de otra manera la

tierra quedaría radiante, luminosa; en vez de esto, conforme pasa el sol, así

queda cuerpo oscuro cual es, pero los efectos sirven para conservarla y para

hacerla producir plantas, flores y frutos. Sucede también como al agua que

comunica sus efectos a la tierra, pero no la fuente de su vida; tan cierto que

cuando no llueve la tierra queda seca y no tiene fuerza para producir un hilo

de hierba. Y por eso la tierra no poseyendo ni la vida del sol, ni la del agua,

tiene necesidad de que el sol comunique sus efectos diariamente, y que el

agua frecuentemente la bañe para conservarse y poder producir. Así sucede

para los actos de mi Querer Divino; Él quiere darse a fin de que la criatura se

vuelva sol para poder formar su Vida, y no encontrando su Voluntad, en su

dolor, llevado por los excesos de su bondad, comunica sus efectos que sirven

para conservar el objeto de sus dolores. Ninguno puede decirte qué valor,

qué potencia, qué santidad, luz e inmensidad contiene un acto de mi Fiat

Divino sino tu Jesús, y sólo quien posee un Querer Divino puede contenerlos actos de Él, por eso sólo el Fiat puede elevar a la criatura a la Santidad y

nobleza Divina que da la semejanza de su Creador; todos los demás, por

cuan buenos y alabados por habilidad, ingenio, doctrina, actividad, quedarán

siempre como tierra que, no poseyendo ni fuente de luz, ni de agua, les serán

dados como a pobres mendigos los efectos de mi Supremo Querer."

Septiembre 3, 1927

Hasta en tanto que el alma no haga reinar a la Voluntad Divina,

será siempre infeliz y estará inquieta. Diversidad de martirio

de alma y de cuerpo.

 

 

Estaba navegando el mar de luz del Fiat Divino siguiendo sus actos, y

¡oh! cómo comprendía que todo el bien estaba en Él. Y mi siempre amable

Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía hasta que la criatura no haga reinar mi Divina Voluntad en

ella, será siempre infeliz, siempre inquieta, porque sentirá en sí, por cuan

buena sea, santa, docta, rica, que le falta la plenitud de la felicidad y el mar

de la paz, con los cuales por ningún lado la pueden turbar y romper su

felicidad. Por eso podrá ser la felicidad a medias y dividida su paz, pero

como no es entera, la mitad que le falta tendrá el camino abierto para llevarle

la infelicidad y la turbación. Mira, también en el orden natural sucede así:

Uno es rico no le falta nada, posee sus diez, veinte millones o bien millares

de millones, pero conociendo que podría adquirir otro y ser más rico todavía,

se siente inquieto, infeliz, y poniendo como de lado sus riquezas es todo

pies, todo obras, todo palabras, todo ojo a las otras riquezas que quisiera

adquirir. Pobrecito, ¿cómo puede ser feliz, pacífico, si le falta la fuente de

los bienes que le diga: ‘Repósate, todo es tuyo y todo lo que quieres está en

tu poder’? Otro es rey, pero cuánta infelicidad bajo aquella corona:

Temores de poder perder su reino, esperanzas y avidez por adquirir otros

reinos, de dominar a costa de guerras sobre todo el mundo; así que el poseer

un reino no es otra cosa que un camino abierto para volver infeliz e inquieto

al pobre rey. Un tercero es docto, pero no poseyendo todas las ciencias y

sabiendo que puede poseer otras ciencias, no descansa ni se siente feliz y

pacífico, ¿cuántas veces delante de otro más erudito que él se siente

humillado y siente la infelicidad porque le falta la plenitud de la ciencia?

Así sucede en el orden sobrenatural: Aquél tal es bueno, pero no siente en sí

que posea la fuente de la bondad, porque siente que ante algunas

circunstancias su paciencia es débil, su firmeza en el bien es intermitente, su

caridad frecuentemente claudica, su oración es inconstante. Esto lo hace

infeliz, inquieto, porque ve que su bondad no es entera, está como a la mitad,

y ve que la otra mitad que le falta sirve para torturarlo y para hacerlo infeliz.

Pobrecito, cómo se ve claro que le falta el reino de mi Divina Voluntad,

porque si reinara en él poseería la fuente de la bondad que le diría:

‘Repósate, todo está en tu poder: fuente de paciencia, de firmeza, de caridad,

de oración.’ Y sintiendo en sí la fuente, se sentiría extender dentro y fuera

de él el mar de la felicidad y de la paz, y la infelicidad e intranquilidad no

encontrarían más el camino para entrar en él. Otro es santo, pero ante

algunas circunstancias no siente en sí la fuente de la santidad, la luz que todo

hace conocer, todo lo señala, el camino, la felicidad; el conocimiento de

Dios no es pleno, el heroísmo de las virtudes vacilan en él, entonces, con

toda su santidad no es feliz, ni pacífico, porque faltando el total dominio de

 

 

mi Fiat Divino le falta la fuente de la luz que eclipsa el germen de todos los

males y lo sustituye por la fuente de la felicidad y de la paz. He aquí por qué

hasta en tanto que las criaturas no hagan reinar mi Divina Voluntad, en el

mundo no se tendrá ni siquiera la idea, ni conocimiento verdadero de lo que

significa paz verdadera y plenitud de felicidad. Todas las cosas, por cuan

buenas y santas, no tendrán su plenitud, porque faltando el dominio y el

reinar de mi Supremo Querer, falta quién comunique la fuente de todas las

felicidades, que siendo fuente se puede tomar lo que se quiere y como se

quiere. He aquí el por qué de mis premuras para que mi Voluntad sea

conocida y forme su reino en medio a las criaturas, porque quiero verlas

felices, pero con aquella felicidad con la que las saqué al crearlas y fueron

puestas fuera del seno de su Creador que posee todas las felicidades posibles

e imaginables."

Después de esto seguía el Santo Querer Divino y sintiéndome privada

de mi dulce Jesús deliraba, porque quería Aquél que haciéndome desvariar

me hacía probar el más duro martirio, tanto de no poder más. Y mi siempre

amable Jesús, saliendo de dentro de mi interior me ha dicho:

"Hija mía, el martirio del alma es más grande, más noble, contiene un

valor tan grande, que comparado con el del cuerpo, ¡oh! cómo queda atrás,

este es limitado, es pequeño de frente al del alma. El alma es luz, el cuerpo

es materia, y martirizándose el cuerpo, la sangre que vierte no se extiende,

no se difunde lejos, sino que baña sólo aquel pequeño espacio de tierra

donde se encuentra, por eso sus efectos son limitados y son a lugar, a tiempo

y a persona. En cambio el del alma es luz, y cuando esta luz viene

exprimida, puesta bajo la prensa, la luz se difunde, se eleva, se extiende

siempre más. ¿Quién puede restringir y cercar la luz del sol? ¡Ninguno!

¿Quién puede impedir que sus rayos solares invistan toda la tierra y hagan

sentir su calor a todos? ¡Ninguno! No hay potencia contra la luz, no hay

armas que puedan herirla y matarla, todas las potencias juntas son

impotentes contra la luz, quieran o no quieran están obligadas a dejarla hacer

su camino y hacerse investir. Y si alguno, enfermo de locura, pensara en

detenerla, la luz con una potencia toda suya y natural se reiría de él y

vencedora le rociaría más luz. Ahora, el alma es más que sol, y cuando sufre

mi privación, conforme gira y queda exprimida bajo el peso de ella, tantos

rayos de más adquiere para extenderse y ensancharse de más. Y como es

pena de una Vida Divina, el alma haciendo la Divina Voluntad, en este

martirio ofrece el acto más bello y su luz se extiende tanto, que ninguno la

puede alcanzar, porque entra en medio a este martirio causado por la

privación de tu Jesús, una Voluntad Divina. La materia no entra de hecho en

este martirio, sino que todo es luz: Luz es tu Jesús, Luz es mi Voluntad, luz

 

 

es tu alma, que forman tal encanto de luz, que cielo y tierra quedan

investidos y a todos llevan el beneficio del calor y de la luz. Por eso el

martirio del cuerpo es nada en comparación a éste."

Septiembre 4, 1927.

Toda la Creación queda investida por los

actos hechos en la Divina Voluntad.

Estaba siguiendo mi giro por toda la Creación, e investía cielo, sol, mar,

en suma todas las cosas creadas con mi te amo, te adoro, te bendigo, para dar

gloria a mi Creador en toda la Creación. Ahora mientras esto hacía, mi

dulce Jesús se ha movido dentro de mí y me ha dicho:

"Hija mía, escucha junto conmigo todas la armonías de la Creación,

escucha, el mar murmura, pero en aquel murmullo se oye una nota más

bella, el te amo, el te adoro, el te bendigo, la gloria que la pequeña hija de mi

Querer murmura junto con el mar, y haciendo murmurar todo el mar hace

decir a las aguas sus amorosos estribillos a su Creador. ¡Oh! cómo adquiere

el mar otras notas de armonía, de belleza, otros sonidos más bellos, porque

mi pequeña hija emite su voz en mi Divina Voluntad y vuelve al mar

hablante y da la gloria del mar a su Creador. Escucha, también el sol en su

luz que llueve del cielo e inviste toda la tierra, llueve junto a tus notas

amorosas, tus agradables estribillos, ‘te amo, te glorifico, te bendigo, te

adoro’, porque siendo una la Voluntad Divina que reina en ti, así reina en el

sol y ¡oh! cuan elocuente habla la luz, cómo corre en el calor el amor a su

Creador, cuántas nuevas armonías y notas no suyas adquiere, porque está la

pequeña hija del Supremo Querer que pone sus actos en él, y haciendo una

su Voluntad con toda la Creación, suministra su voz y sus actos a todas las

cosas creadas. Escucha, la naturaleza del mar, del sol, no tienen virtud de

hablar, y encontrar que quien vive en mi Querer comunica su voz y sus actos

a ellos, es la cosa más sorprendente, es la gloria más grande que puedes dar a

tu Creador. Así que no hay cosa creada que no quede investida por tus

actos, y Yo me complazco de escuchar tus notas y tus repetidos estribillos en

el cielo, en el aire, en el viento, en el agua que llueve, en el pajarito que

canta, en todo, y quiero que también tú junto conmigo escuches tus mismas

armonías que formas en toda la Creación.

Hija mía, el más pequeño movimiento, incluso el más pequeño respiro

hecho en mi Divina Voluntad, es todo de Dios, y siendo suyo, en él

encuentra todo lo que es suyo: Encuentra la Santidad Divina en el acto

 

 

hecho en mi Fiat Divino, encuentra su Luz, encuentra su Bondad, su Amor,

su Potencia, en aquel acto no falta nada de lo que a Dios pertenece, por eso

se pueden llamar actos divinos, porque son los más bellos, los más santos y

los más agradables, y ante estos actos todos los otros actos, por cuan buenos

sean, pierden su valor, su gusto y jamás me pueden agradar. Sucede como a

un Señor riquísimo que posee riquezas, jardines, haciendas, con los frutos

más bellos que ninguno los puede igualar. Ahora, este señor, sabiendo que

ninguno otro tiene los frutos y las cosas buenas como las suyas, si los hijos,

los siervos le llevan los frutos de sus jardines, él los agradece, los gusta con

amor comiendo a saciedad, pero si le llevan frutos de otras haciendas, él no

los gustará porque verá pronto la gran diferencia, los encontrará defectuosos,

amargos y de dar disgusto, y se lamentará con los suyos de que han osado

llevarle cosas y frutos no suyos. Así nos sucede a Nosotros, todo lo que se

hace en nuestra Divina Voluntad son cosas nuestras, frutos de nuestras

posesiones interminables, y como cosas nuestras no encontramos nada que

no sea digno de nuestra Divinidad, y por eso tomamos todos los gustos al

recibirlos. En cambio, lo que viene hecho fuera de nuestro Divino Querer es

cosa a Nosotros extraña, falta el sello Divino, son sin plenitud de gustos, de

luz, de santidad, de dulzura. El querer humano aún a las cosas más buenas

pone siempre la parte amarga, que desagrada las cosas más bellas, y por eso

viendo que no son cosas de nuestras haciendas, frutos de nuestra Voluntad

Divina, las ponemos aparte y muchas veces ni siquiera las miramos. Por eso

te recomiendo que nada te escape en que no entre en la Luz de mi Fiat

Supremo, a fin de que todo sea cosa nuestra y sumamente agradable a

Nosotros."

Septiembre 8, 1927

Toda la Creación está fija en Dios y es relatora del Ser Supremo.

El dolor de la separación fue sufrido en modo divino por Jesús

y María. Significado de los cuarenta días en el desierto.

 

Continúo mi vuelo en el Supremo Querer, el cual teniendo como en su

propio puño toda la Creación, estoy obligada a volar de una cosa creada a la

otra para encontrar aquella gloria que puedo dar a mi Creador por medio de

ellas y para corresponderlo con mi amor por todo lo que ha hecho por amor

mío y de todos. Ahora mientras esto hacía, mi amado Jesús se ha movido en

mi interior y me ha dicho:

 

 

"Hija mía, cuando nuestra Divinidad creó toda la Creación, la dejó toda

vinculada a Sí. Así que se puede decir que el cielo tiene su relación con

Dios, en Dios está fijado y desde dentro de Dios expande su inmensidad.

Las estrellas están vinculadas en Dios y desde dentro de Dios adornan de oro

el firmamento. En Dios está vinculado el sol, y del seno Divino expande su

luz que inviste toda la tierra. No hay cosa creada que no tenga sus vínculos

con Dios, y mientras salen fuera, de Dios no se apartan. Dios es celoso de

sus actos y los ama tanto que no permite que sean separados de Él y por eso

los tiene todos fijados en Sí como gloria perenne de sus mismos actos, como

relatores de su Ser a las criaturas, que con voz muda hablan con hechos de

quién es Aquél que las ha creado. Dicen con los hechos que es Luz purísima

e interminable, Amor que jamás se extingue, ojo que todo ve, todo siente y

penetra, esto lo dice el sol. Dicen también las cosas creadas: "Mírenos y

con los hechos les diremos." Y por eso no hablamos, porque los hechos son

más que las palabras, y potencia que todo puede, es inmensidad que todo

envuelve, es sabiduría que todo ordena, es belleza que todo rapta. La

Creación es la continua narración del Ser Supremo, de quien recibe vida

continua. Entonces, conforme tú giras de una cosa creada a la otra, quedas

vinculada por medio de ellas con tu Creador y recibe las relaciones de Luz,

de Amor, de Potencia, etc., que cada uno posee."

Entonces yo al oír esto he dicho: "Amor mío, las cosas creadas no

tienen razón, ¿cómo pueden darme sus relaciones y darte tanta gloria?" Y

Jesús ha agregado:

"Hija mía, las cosas creadas están en relación y vinculadas conmigo

como los miembros a la cabeza, y actúan como los miembros que tienen

vida por la cabeza. Mira, tú tienes manos, pies, ellos no tienen razón, ni

hablan, pero porque tienen vida de la cabeza las manos obran, los pies

caminan, están a disposición de lo que quiere la cabeza y forman su más

grande gloria; y entonces las manos y los pies no tendrían ni obras, ni pasos,

si fueran separados del cuerpo, porque perderían la vida que les comunicaba

la cabeza. Así es de toda la Creación, si bien no tienen ni razón ni palabra,

pero como están unidos con Dios como los miembros a la cabeza, ella recibe

la vida de su Creador y por eso todas las cosas creadas son obrantes y sus

actos son incesantes y están a nuestra disposición, más que cuando tú tienes

tus miembros a disposición de tu cabeza, y como tus manos tienen virtud de

comunicar tus obras a las otras criaturas, así las cosas creadas tienen virtud

de comunicar el bien que poseen a las criaturas y a quien vive en mi Querer

Divino. Estando con ella la Voluntad que las anima, sienten que pertenece

al cuerpo de toda la Creación, y por eso le comunican todas sus relaciones

que tienen con la Cabeza, y con gran amor la vinculan con ellas. Por eso sé

 

 

constante en el vivir en mi Divina Voluntad si quieres hacer vida común con

tu Jesús y con toda la Creación y darme toda la gloria que incesantemente

me dan todas mis obras."

Después de esto estaba siguiendo el Santo Querer en el acto cuando mi

dulce Jesús se separó de la Soberana Reina para ir al desierto, y mientras

compadecía al uno y al otro pensaba para mí: "¿Cómo pudo separarse mi

Soberana Reina por cuarenta días de su querido Hijo? Ella que lo amaba

tanto, ¿cómo pudo hacer para estar sin Él? Yo que no tengo su amor sufro

tanto por algunos días que me priva de Él, ¿qué pudo ser de mi Mamá?"

Mientras esto pensaba, mi adorado Jesús se ha movido en mi interior y me

ha dicho:

"Hija mía, los dos sufrimos al separarnos, pero nuestro dolor fue

sufrido en modo divino, no humano, y por eso no se separa ni de la felicidad,

ni de la paz imperturbable. Feliz partí al desierto, feliz quedó la Alteza de

mi Mamá Celestial, porque el dolor sufrido al modo divino no tiene virtud

de ensombrecer mínimamente la divina felicidad, que contiene mares de

alegría y de paz interminable, son como las gotitas de agua en el inmenso

mar los dolores sufridos al modo divino, que la fuerza de las olas tienen

virtud de cambiarlos en felicidad. El dolor sufrido en modo humano tiene

virtud de despedazar la verdadera felicidad y de turbar la paz, el modo

divino jamás. Mucho más que mi Mamá Reina poseía el Sol de mi Voluntad

por Gracia y Yo lo poseía por naturaleza, así que el Sol quedó en Ella y

quedó en Mí, pero los rayos no se separaron, porque la luz es inseparable,

por eso en la misma Luz Ella quedó en Mí y seguía mis actos, y Yo quedé en

Ella como su centro de vida. Por eso la separación mientras fue verdadera,

pero fue aparente; en sustancia estábamos fundidos juntos e inseparables,

porque la Luz de la Divina Voluntad ponía en común nuestros actos como si

fueran uno solo. Y después Yo fui al desierto para llamar de nuevo a mi

misma Voluntad Divina, que por cuarenta siglos las criaturas habían

desterrado de en medio de ellas, y Yo por cuarenta días quise estarme solo,

para reparar los cuarenta siglos de voluntad humana, en los cuales la mía no

había poseído su reino en medio a la familia humana, y con mi misma

Voluntad Divina la quise llamar de nuevo en medio a ellos para hacer que

reinara. Al regresar del desierto la deposité en mi Mamá con todos los actos

de Voluntad Divina que las criaturas habían rechazado y tenido como en el

desierto, a fin de que fuera Ella la fiel depositaria, la reparadora y la

imploradora del reino de mi Voluntad. Sólo la Soberana Señora podía

poseer este depósito tan grande, porque poseía en sí la misma Voluntad

Divina en la cual se podía contener la misma Voluntad desterrada por la

criatura. ¿Cómo podíamos ocuparnos de nuestro dolor de separarnos por

 

 

cuarenta días, cuando se trataba de reintegrar, de llamar de nuevo a nuestra

Divina Voluntad a reinar en medio a las criaturas? En nuestro dolor éramos

más que felices porque queríamos poner a salvo el reino del Fiat Supremo, y

la Celestial Reina estaba esperando con ansias mi regreso para recibir el

depósito del nuevo Sol, para corresponder con su amor todos sus actos que

la ingratitud humana había rechazado. Ella hizo de verdadera Mamá a mi

Divina Voluntad, haciendo al mismo tiempo de verdadera Madre a las

criaturas, implorando para todos la vida, la felicidad, la alegría de poseer el

reino del eterno Fiat.

Hija mía, el número de cuarenta días de mi vida aquí abajo es simbólico

y significativo. Cuarenta días desde que nací quise estar en la gruta de

Belén, símbolo de mi Voluntad Divina que mientras estaba en medio de las

criaturas, estaba como escondida y fuera de la ciudad de sus almas, y Yo

para reparar los cuarenta siglos de voluntad humana, quise estar por cuarenta

días fuera de la ciudad en una vil choza a llorar, gemir y orar, para llamar de

nuevo mi Voluntad Divina a la ciudad de las almas para darle su dominio y

después de cuarenta días salí para presentarme al templo y revelarme al

santo anciano Simeón. Era la primera ciudad que llamaba al conocimiento

de mi reino y fue tanta su alegría que cerró los ojos a la tierra para abrirlos a

la eternidad. Cuarenta estuve en el desierto, y después, súbito hice mi vida

pública para dar a las criaturas los remedios y los medios para alcanzar el

reino de mi Querer. Cuarenta días quise estar sobre la tierra después de mi

Resurrección para confirmar el reino del Fiat Divino y sus cuarenta siglos de

reino que debía poseer. Así que todo lo que Yo hice en este mundo, el

primer acto era el restablecimiento de Él, todas las otras cosas entraban en el

orden secundario, pero el primer anillo de conjunción entre Yo y las

criaturas era el reino de mi Voluntad. Por eso cuando se trata de Ella no

ahorro nada, ni luz, ni sacrificios, ni manifestaciones, ni felicidad, son mares

que pongo fuera de Mí para hacerla conocer, reinar y amar."

Septiembre 14, 1927

Dios es celoso de los actos que se hacen en la Divina

Voluntad. La Gracia es la Vida bilocada de Dios en el alma.

Nuestro Señor llama al alma a seguir sus actos.

 

Estaba toda abandonada en el Fiat Divino y en Él hacía mis actos, y

ante mi mente se formaba un mar interminable, y yo dentro de aquel mar

formaba con mis actos mi pequeño mar, como si el agua se profundizara más

 

 

en lo bajo, se agrandaba elevándose alrededor como cerco para darme

espacio para poner mis actos en medio de él, para hacerme formar dentro del

mismo mar mi pequeño mar. Yo he quedado sorprendida al ver que aquel

mar, mientras parecía de agua, era de luz, sus olas altísimas formaban el

encanto más bello, el murmullo más dulce y suave que música. Y mi dulce

Jesús saliendo de dentro de mi interior me ha dicho:

"Hija mía, el alma que obra en mi Divina Voluntad obra en Dios

mismo, y en Él mismo quedan sus actos. El mar que tu ves es el Ser

Supremo, que celoso de todo lo que se puede hacer de santo en mi Querer,

extiende el mar interminable de su Ser en torno al alma para recibir los actos

de ella, y dentro de Él mismo los deja como pequeño mar del alma de los

actos que ha hecho en su Divina Voluntad. Es tal y tanta nuestra

complacencia y nuestro amor por quien vive en nuestro Querer Divino, que

conforme la vemos obrar nos abajamos a ella haciéndonos cerco alrededor

para hacerla obrar dentro de Nosotros, y ella se eleva hasta Nosotros y sus

actos toman puesto junto a nuestros actos, felicitándonos y glorificándonos

como nos felicitamos y glorificamos Nosotros mismos."

Después de esto seguía la Divina Voluntad en todo lo que ha hecho en

la Creación, para después seguir aquellos de la Redención, y mi adorado

Jesús me hacía presente lo que había hecho al venir a la tierra, y yo lo seguía

paso a paso, y siguiendo su infancia en el acto cuando lloraba y chupaba la

leche en los brazos de la Soberana Reina le decía: "Cariño mío, quiero

investir tus lágrimas con mi te amo, para rogarte en cada lágrima tuya el

reino de tu Voluntad Divina, y en cada gota de leche que te da nuestra Mamá

Celestial quiero hacer correr mi te amo, a fin de que si Ella te nutre con su

leche, yo te nutro con mi amor, para pedirte en cada gotita de leche que tú

tomas el reino de tu Fiat Divino." Y después decía a mi Mamá: "Di junto

conmigo, quiero el reino de tu Querer en cada gotita de leche que te doy, en

cada lágrima tuya y vagido, en cada beso mío que imprimo sobre tu bello

rostro gracioso." Dicho por Ti, ¡Jesús dará su reino! Y la Soberana Señora

me contentaba al decirlo junto conmigo, y mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, en cada acto que hacía por Mí mi Mamá Celestial, que eran

de continuo, Yo la correspondía con un grado de Gracia, porque Yo no me

dejo ni vencer ni superar por los actos de la criatura, soy el Insuperable y por

eso si mi querida Mamá me daba amor, actos, pasos, palabras, Yo le daba en

cada grado de Gracia una Vida Divina, porque la Gracia no es otra cosa que

la Vida bilocada de Dios que se da a las criaturas, por eso, qué gran

diferencia entre un acto que puede dar la criatura y una Vida Divina que da

Dios a cada acto de ellas. Por eso la Reina del Cielo era riquísima, con

tantas Vidas Divinas que recibía a cada instante, y Ella se servía de estas

 

 

Vidas Divinas para cortejar, honrar, amar con Vidas Divinas a su Hijo, su

Jesús, su Todo.

Ahora tú debes saber el por qué te llamo y te hago presente todo

aquello que Yo hice en mi Vida estando sobre la tierra, haciéndote ver ahora

que lloro y tiemblo de frío, ahora que estoy en los brazos de mi Mamá

repitiendo aquellos actos infantiles de chupar la leche, de bañar sus manos

maternas con mi llanto, de besarnos, y así de todo lo demás: Es porque

quiero tus actos, tu amor, junto con los de mi Madre, y que todos mis actos

sean seguidos por tus actos para darte también a ti tantos grados de Gracia

por cuantos actos me hagas, y esto por decoro, honor y cortejo de mi

Voluntad que quiere formar su reino en ti, Ella no es menos que mi

Humanidad, y por eso merece los mismos honores que me dio mi

inseparable Mamá, y por eso quiero tus actos que sigan a los míos, para

poderte dar tantas veces mi Vida Divina. Por eso sé atenta y sígueme

fielmente."

Sea todo para gloria de Dios y para el triunfo del reino del Fiat Supremo.

DEO GRATIAS!!