VOLUMEN 19

27.08.2015 11:15

Luisa Piccarreta Volumen 19

I.M.I.

Fiat Sempre.

Febrero 23, 1926

Jesús la llama la pequeña recién nacida para hacer que renazca

siempre en su Santo Querer a nueva belleza, a nueva santidad,

a nueva luz, a nueva semejanza con su Creador.

Amor mío y vida mía, Jesús, ven Tú en ayuda de mi debilidad y de mi

renuencia a escribir, más bien, haz que venga a escribir tu misma Voluntad,

a fin de que nada ponga de lo mío sino solamente lo que Tú quieres que

escriba, y Tú, Mamá mía y Madre Celestial de la Divina Voluntad, ven a

llevarme la mano mientras escribo, dame las palabras, facilítame los

conceptos que Jesús pone en mi mente, a fin de que pueda escribir

dignamente acerca de la Santísima Voluntad, de modo de volver contento a

mi dulce Jesús.

Estaba pensando entre mí: "¿Por qué Jesús bendito me llama

frecuentemente la pequeña recién nacida de su Santísima Voluntad? Tal vez

porque soy mala aún y no habiendo hecho un solo paso en su Voluntad, con

razón me llama recién nacida apenas." Ahora, mientras esto pensaba, mi

adorable Jesús me ha puesto los brazos al cuello y estrechándome fuerte a su

corazón me ha dicho:

"A mi pequeña recién nacida de mi Voluntad nada quiero negarle,

¿quieres saber por que te llamo la pequeña recién nacida? Recién nacida

significa estar en acto de nacer, y como tú debes renacer en cada acto tuyo

en mi Querer, y no sólo eso, sino que mi Voluntad para rehacerse de todas

las oposiciones de las voluntades humanas quiere llamarte en mi Querer a

hacerte renacer tantas veces por cuantas veces las voluntades humanas se

han opuesto a la suya, por eso es necesario conservarte siempre recién

nacida. A quien está en acto de nacer es fácil hacerla renacer cuantas veces

se quiera y conservarla sin el crecimiento de la voluntad humana, pero

cuando el alma crece resulta más difícil conservarla sin la vida del propio

yo. Pero esto no es todo, a la recién nacida de mi Voluntad era necesario,

conveniente, decoroso, para ella y para nuestra misma Voluntad, que se

uniera a aquel acto único del Eterno, que no tiene sucesión de actos, y así

27 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta

 

 

como este acto único da al Ser Divino toda la grandeza, la Magnificencia, la

Inmensidad, la Eternidad, la Potencia, en suma, encierra todo para poder

hacer salir de este acto único todo lo que quiere, así nuestra pequeña recién

nacida en nuestra Voluntad, uniéndose con el acto único del Eterno debía

hacer siempre un solo acto, esto es, estar siempre en acto continuo de nacer,

hacer siempre un solo acto: ‘Nuestra Voluntad.’ Y mientras hace un solo

acto, renacer continuamente, pero, ¿a qué cosa renacer? A nueva belleza, a

nueva santidad, a nueva luz, a nueva semejanza con su Creador; y conforme

tú renaces en nuestro Querer, así la Divinidad se siente correspondida en la

finalidad por la que puso fuera a la Creación y se siente regresar las alegrías

y la felicidad que debía darle la criatura, y estrechándote al seno divino te

colma de alegría y de gracias infinitas, y te manifiesta otros conocimientos

sobre nuestra Voluntad, y no dándote tiempo te hace renacer de nuevo en

nuestro Querer; además de esto, estos nacimientos continuos te hacen morir

continuamente a tu voluntad, a tus debilidades, a las miserias, a todo lo que

no pertenece a nuestro Querer. ¡Cómo es bella la suerte de mi pequeña

recién nacida! ¿No estás contenta? Mira, también Yo nací una vez, pero

aquel nacimiento me hace nacer continuamente, renazco en cada hostia

consagrada, renazco cada vez que la criatura regresa a mi Gracia; el primer

nacimiento me dio el campo para hacerme renacer siempre. Así son las

obras divinas, hechas una vez queda el acto continuado sin terminar jamás.

Así será de mi pequeña recién nacida en mi Querer, nacida una vez,

permanecerá el acto del nacimiento continuo, por eso estoy tan atento a que

no entre en ti tu querer y te circundo de tanta gracia para hacer que tú nazcas

siempre en mi Querer y mi Querer renazca en ti."

Febrero 28, 1926

Cada vez que el alma se ocupa de sí misma, pierde un acto en

la Voluntad Divina. Qué significa perder este acto.

Continuaba en mis acostumbrados temores, y mi siempre amable Jesús

haciéndose ver, todo bondad me ha dicho:

"Hija mía, no pierdas el tiempo, porque cada vez que te ocupas de ti es

un acto que pierdes en mi Voluntad, y si supieras qué significa perder un

solo acto en mi Voluntad: Tú pierdes un acto divino, aquel acto que abraza

todo y a todos y que contiene todos los bienes que hay en el Cielo y en la

tierra, mucho más que mi Voluntad es un acto continuado que no se detiene

 

 

jamás en su curso, ni puede esperarte a ti cuando por tus temores te detienes,

es a ti a quien conviene seguirla en su curso continuado, no a Ella esperarte a

ti a cuando tú te pongas en camino para seguirla. Y no sólo tú pierdes el

tiempo, sino que Yo, debiendo apaciguarte y quitarte de tus temores para

ponerte en camino en mi Voluntad, me obligas a Mí a ocuparme de cosas

que no pertenecen al Supremo Querer, tu mismo ángel custodio, que te está

cerca, queda en ayunas, porque cada acto que haces en Ella y conforme

sigues su curso, es una bienaventuranza accidental de más que él goza

estando cerca de ti, es un paraíso duplicado de alegría que tú le ofreces, de

modo que se siente feliz de su suerte por tenerte bajo su custodia, y como las

alegrías del Cielo son comunes, tu ángel ofrece la bienaventuranza

accidental que ha recibido de ti, su paraíso duplicado, a toda la corte celestial

como fruto del Querer Divino de su protegida, todos hacen fiesta,

magnifican y alaban la Potencia, la Santidad, la Inmensidad de mi Voluntad.

Por eso sé atenta, en mi Querer no se puede perder el tiempo, hay mucho qué

hacer, conviene que tú sigas el acto de un Dios no interrumpido jamás."

Dicho esto ha desaparecido y yo he quedado pensativa al ver el mal

que yo hacía y decía entre mí: "¿Cómo puede ser posible que con ponerme

en el Querer Divino, olvidando todo lo demás como si ninguna otra cosa

existiera para mí sino sólo la eterna Voluntad, yo tome parte en todo lo que

contiene este amable Querer?" Y Jesús regresando ha agregado:

"Hija mía, quien ha nacido en mi Querer, es justo que sepa los secretos

que Él contiene, además la cosa en sí misma es facilísima y como

connatural: Supón que pases a habitar en una casa, o por poco tiempo o para

siempre, en la cual hay una bella música, un aire perfumado por el cual se

siente infundir una nueva vida; tú, ciertamente no has puesto aquella música

ni aquel aire balsámico, pero como tú te encuentras en aquella habitación, no

tuya, tú vienes a gozar tanto de la música como del aire perfumado que

regenera las fuerzas a vida nueva; agrega que aquella habitación contiene

pinturas encantadoras, cosas bellas que embelesan, jardines jamás vistos por

ti, con tanta variedad de plantas y flores que resulta imposible numerarlos

todos; también hay comidas exquisitas que jamás has gustado; ¡oh, cómo te

recreas, te deleitas y gozas al mirar tantas bellezas, al probar alimentos tan

exquisitos! Pero de todo esto nada está hecho o puesto por ti, no obstante

tomas parte en todo sólo porque te encuentras en aquella habitación. Ahora,

si esto sucede en el orden natural, mucho más fácil puede suceder en el

orden sobrenatural de mi Voluntad, el alma con el entrar en Ella forma un

solo acto con la Divina Voluntad, y como connatural toma parte en lo que

Ella hace y contiene; mucho más que el alma para vivir en mi Voluntad

primero es despojada de las vestiduras del viejo Adán culpable y es revestida

 

 

por las vestiduras del Adán nuevo y santo; su vestidura es la Luz de la

misma Voluntad Suprema, en la cual le vienen comunicados todos sus

modos divinos, nobles y comunicativos a todos. Esta Luz le hace perder las

facciones humanas y le restituye la fisonomía de su Creador. ¿Qué

maravilla entonces en que tome parte en todo lo que posee el Divino Querer,

siendo una la Vida y una la Voluntad? Por eso sé atenta, te recomiendo que

me seas fiel y tu Jesús mantendrá la batuta de hacerte vivir siempre en mi

Querer, estaré en guardia a fin de que jamás puedas salir de Él."

Marzo 2, 1926

El silencio

Me sentía oprimida y con tal renuencia de abrir mi alma para

manifestar lo que el bendito Jesús me dice, habría querido callar para

siempre a fin de que nada más se supiera, y me lamentaba con mi dulce

Jesús diciéndole: "¡Oh, si Tú me dijeras que no diga más nada a ninguno

acerca de lo que pasa entre Tú y yo, de que peso enorme me librarías, cómo

estaría contenta! ¿No ves mi gran repugnancia, el esfuerzo que necesito

hacer?" Pero mientras esto decía, mi siempre amable Jesús moviéndose en

mi interior me ha dicho:

"Hija mía, ¿quisieras tú sepultar la luz, la gracia, la verdad y así

preparar la tumba a tu Jesús? El silencio acerca de todo lo que es verdad

forma la sepultura de la verdad, mientras que la palabra forma la

resurrección de la verdad, hace resurgir la luz, la gracia, el bien, mucho más

porque la palabra sobre la verdad parte del Fiat Supremo. La palabra tuvo su

campo divino cuando en la Creación, con la palabra Fiat hice salir fuera toda

la Creación, podía haberla creado aún callando, pero quise servirme de la

palabra Fiat para hacer que también la palabra tuviese el origen divino, que

conteniendo la Potencia creadora, quien se sirva de ella para manifestar lo

que a Mí pertenece, tuviese la potencia de comunicar aquellas verdades a

quien tiene la fortuna de escucharlas. Para ti hay una razón más fuerte,

porque siendo todo lo que Yo te digo cosas que corresponden a mi Suprema

Voluntad, no es solamente la palabra de origen, sino es propiamente aquel

mismo Fiat, que saliendo de nuevo en campo como en la Creación quiere

hacer conocer los inmensos bienes que contiene mi Querer y comunica talpotencia sobre todo lo que te manifiesto acerca de Él, que es suficiente para

poder formar la nueva creación de mi Voluntad en las almas. ¿Esto es lo

 

 

bien que me quieres, que con tu callar quieres formar la tumba a mi

Voluntad?"

Yo he quedado espantada y más afligida que antes, y rogaba a Jesús

que me diera la gracia de cumplir su Santísima Voluntad, y mi amado Jesús,

como si me quisiera consolar ha salido de dentro de mi interior y

estrechándome fuerte a su santísimo corazón me infundía nueva fuerza.

Mientras estaba en esto se ha abierto el Cielo y oía que todos en coro decían:

"Gloria Patri et Filii et Spiritui Sancto." Y no sé cómo, a mí me ha tocado

responder: "Sicut erat in principio et nunc et semper et in saecula

saeculorum, amen." ¿Pero quién puede decir lo que sucedía? En la palabra

"Patri" se veía la Potencia creadora que corría por doquier, conservaba todo,

daba vida a todo; el solo hálito de ella bastaba para mantener íntegro, bello

y siempre nuevo todo lo que había creado. En la palabra "Filii" se veían

todas las obras del Verbo, renovadas, ordenadas y todo en acto de llenar

Cielo y tierra para darse a bien de las criaturas. En la palabra "Spiritui

Sancto" se veía investir todas las cosas de un amor hablante, obrante y

vivificante; pero, ¿quién puede decirlo todo? Mi pobre mente me la sentía

inmersa en las bienaventuranzas eternas, y mi adorable Jesús queriéndome

hacer volver en mí misma me ha dicho:

"Hija mía, ¿sabes por qué te ha tocado a ti decir la segunda parte del

Gloria? Estando en ti mi Voluntad te convenía a ti llevar la tierra al Cielo,

para dar a nombre de todos, junto con la corte celestial, la gloria que no

tendrá jamás fin, por todos los siglos de los siglos. Las cosas eternas que

jamás tienen fin se encuentran sólo en mi Voluntad, y quien la posee se

encuentra en comunicación con el Cielo, y lo que hacen en las regiones

celestiales, ella toma parte en todo y se encuentra como en acto junto a los

habitantes celestiales."

Marzo 6, 1926

Así como de la Mamá Celestial se supo la cosa más importante,

que el Hijo de Dios era Hijo suyo, así será de la hija de la Divina

Voluntad, sólo se sabrá lo más importante para hacerla conocer

a Ella. El bien no conocido no tiene camino para comunicarse.

Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha

venido y tomándome la mano en la suya me atraía a Él en lo alto, entre el

cielo y la tierra, y yo casi temiendo me estrechaba a Jesús, agarrándome

 

 

fuerte a su santísima mano, y queriendo desahogar con Él mi pena que tanto

me oprime le he dicho:

"Amor mío y vida mía, Jesús, tiempo atrás Tú me decías que querías

hacer de mí un copia de mi Mamá Celestial, sin embargo de Ella casi nada

se supo de los tantos mares de Gracia con los que Tú a cada instante la

inundabas, no dijo nada a ninguno, todo se lo reservó para Sí, ni en el

evangelio se dice algo de esto, sólo se sabe que fue tu Mamá y que dio al

mundo al Verbo Eterno, a Ti, pero todo lo que pasó entre Tú y Ella de

favores, de gracia, se los reservó todos para Sí misma. Pero para mí quieres

al contrario, quieres que manifieste lo que me dices, no quieres el secreto de

lo que pasa entre Tú y yo. Por eso estoy doliente, ¿dónde está entonces la

copia que quieres hacer en mí de mi Mamá Celestial?" Y mi dulce Jesús

estrechándome fuerte a su corazón, todo ternura me ha dicho:

"Hija mía, ánimo, no temas, así como fue de mi Mamá, que no se supo

otra cosa que lo que fue necesario, que Yo era su Hijo y que por medio de

Ella vine a redimir las generaciones humanas, y que fue Ella la primera en la

cual Yo tuve mi primer campo de acciones divinas en su alma; todo el resto,

de los favores, de los mares de gracias que recibió, quedó en el sagrario de

los secretos divinos, pero sin embargo se supo la cosa más importante, más

grande, más santa, que el Hijo de Dios era Hijo suyo, esto para Ella era el

honor más grande y que la ponía por encima de todas las criaturas. Así que

sabiéndose lo más de mi Mamá, lo menos no era necesario; así será de mi

hija, sólo se sabrá que mi Voluntad ha tenido su primer campo de acción

divina en tu alma, y todo lo que es necesario para hacer conocer lo que

respecta a mi Voluntad y cómo quiere salir en campo para hacer que la

criatura regrese a su origen, cómo con ansia la espera en sus brazos a fin de

que no más haya división entre Yo y ella; si esto no se supiera, ¿cómo

pueden suspirar este gran bien? ¿Cómo disponerse a una gracia tan grande?

Si mi Mamá no hubiese querido hacer conocer que Yo era el Verbo Eterno e

Hijo suyo, ¿qué bien habría producido la Redención? El bien no conocido,

por cuan grande sea, no tiene caminos para comunicar el bien que posee. Y

así como mi Mamá no se opuso, así la hija mía no se debe oponer a

comunicar lo que respecta a mi Voluntad, todo el resto de los secretos, los

vuelos que haces en mi Querer, los bienes que tomas, las cosas más íntimas

entre Yo y tú permanecerán en el sagrario de los secretos divinos, no temas,

tu Jesús te contentará en todo."

 

 

Marzo 9, 1926

La Creación forma la gloria muda de Dios. Al crear al hombre

fue un juego de azar, el cual falló, pero se debe rehacer.

Mi pobre alma nadaba en el mar interminable del Querer Divino, y mi

siempre amable Jesús me hacía ver en acto toda la Creación; ¡qué orden, qué

armonía, cuántas variadas bellezas, cada cosa tenía el sello de un Amor

increado que corría hacia las criaturas, que descendiendo en el fondo de cada

corazón gritaban en su mudo lenguaje: "Ama, ama a Aquél que tanto ama!"

Yo sentía un dulce encanto al ver a toda la Creación, su mutismo amoroso,

que más que voz potente hería mi pobre corazón, tanto, que me sentía venir

a menos, y mi dulce Jesús sosteniéndome en sus brazos me ha dicho:

"Hija mía, toda la Creación dice: ‘Gloria, adoración hacia nuestro

Creador, amor hacia las criaturas.’ Así que la Creación es una gloria, una

adoración muda para Nosotros, porque no le fue concedida ninguna libertad,

ni de crecer ni de decrecer, la sacamos fuera de Nosotros, pero la dejamos en

Nosotros, esto es, dentro de nuestra Voluntad a alabar, si bien en forma

muda a nuestra Potencia, Belleza, Magnificencia y gloria, así que somos

Nosotros mismos que nos alabamos nuestra Potencia, nuestra gloria, el

infinito Amor, nuestra Potencia, Bondad, armonía y Belleza; la Creación

nada nos da por sí misma, si bien siendo ella el desahogo de todo nuestro Ser

Divino, sirve de espejo al hombre para mirar y conocer a su Creador, y le da

lecciones sublimes de orden, de armonía, de santidad y de amor, se puede

decir que el mismo Creador poniéndose en actitud de maestro divino, da

tantas lecciones por cuantas cosas creó, de la más grande a la más pequeña

obra que salió de sus manos creadoras. No fue así al crear al hombre,

nuestro Amor fue tanto por él, que sobrepasó todo el amor que tuvimos en la

Creación, por eso lo dotamos de razón, de memoria y de voluntad, y

poniendo nuestra Voluntad como en un banco en la suya, la multiplicase, la

centuplicase, no para Nosotros que no teníamos necesidad, sino para su bien,

a fin de que no quedase como las otras cosas creadas, mudas y en aquel

punto como Nosotros las sacamos a la luz, sino que creciera siempre,

siempre, en gloria, en riquezas, en amor y en semejanza con su Creador, y

para hacer que él pudiese encontrar todas las ayudas posibles e imaginables,

le dimos a su disposición nuestra Voluntad, a fin de que obrase con nuestra

misma Potencia el bien, el crecimiento, la semejanza que quería adquirir con

su Creador. Nuestro Amor al crear al hombre quiso hacer un juego de azar,

poniendo nuestras cosas en el pequeño cerco de la voluntad humana como

en el banco, nuestra Belleza, Sabiduría, Santidad, Amor, etc., y nuestra

 

 

Voluntad que debía hacerse guía y actor de su obrar, a fin de que no sólo lo

hiciera crecer a nuestra semejanza, sino que le diese la forma de un pequeño

dios. Por eso nuestro dolor fue grande al ver rechazados estos nuestros

grandes bienes por la criatura, y nuestro juego de azar quedó malogrado,

pero aun fallido era siempre un juego divino que podía y debía rehacerse de

su falla. Por eso, después de tantos años quiso de nuevo mi Amor jugar al

azar, y fue con mi Mamá Inmaculada, en Ella nuestro juego no quedó

malogrado, tuvo su pleno efecto y por eso todo le dimos y todo a Ella le

confiamos, es más, se formaba una rivalidad, Nosotros a dar y Ella a recibir.

Ahora, tú debes saber que nuestro Amor también contigo quiere hacer

este juego de azar, a fin de que tú, unida con la Mamá Celestial nos hagas

vencer en el juego rehaciéndonos de la falla que nos procuró el primer

hombre, Adán; así nuestra Voluntad rehecha en sus victorias puede poner de

nuevo en campo sus bienes que con tanto amor quiere dar a las criaturas. Y

así como por medio de la Virgen Santa, porque estaba rehecho en mi juego,

hice surgir el Sol de la Redención para salvar a la humanidad perdida, así

por medio tuyo haré resurgir el Sol de mi Voluntad, para que haga su camino

en medio de las criaturas. He aquí la causa de tantas gracias mías que vierto

en ti, los tantos conocimientos sobre mi Voluntad, esto no es otra cosa que

mi juego de azar que estoy formando en ti, por eso sé atenta, a fin de que no

me des el más grande de los dolores que podría recibir en toda la historia del

mundo, que mi segundo juego sea malogrado. ¡Ah, no, no me lo harás, mi

Amor saldrá victorioso y mi Voluntad encontrará su cumplimiento!"

Jesús ha desaparecido y yo he quedado pensativa acerca de lo que me

había dicho, pero toda abandonada en el Querer Supremo. Por eso, en todo

lo que escribo, – sólo Jesús sabe el desgarro de mi alma y la gran

repugnancia a poner sobre el papel estas cosas que habría querido sepultar –,

me sentía luchar con la misma obediencia, pero el Fiat de Jesús ha vencido y

continúo escribiendo lo que yo no quería. Entonces mi dulce Jesús ha

regresado y viéndome pensativa me ha dicho:

"Hija mía, ¿por qué temes? ¿No quieres que Yo juegue contigo? Tú

no pondrás otra cosa tuya que la pequeña llamita de tu voluntad que Yo

mismo te di al crearte, así que todo el riesgo de mis bienes será mío, ¿no

quieres ser tú la copia de mi Mamá? Por eso ven junto conmigo delante al

trono divino y ahí encontrarás la llamita de la voluntad de la Reina del Cielo

a los pies de la Majestad Suprema, que Ella puso en el juego divino, porque

para jugar se necesita poner siempre alguna cosa propia, de otra manera

quien vence no tiene qué tomar, y quien pierde no tiene qué dejar. Y como

Yo vencí en el juego con mi Mamá, Ella perdió la llamita de su voluntad,

pero, ¡feliz pérdida! Con el haber perdido su pequeña llamita, dejándola

 

 

como homenaje continuo a los pies de su Creador, formó su Vida en el gran

fuego divino, creciendo en el océano de los bienes divinos y por eso pudo

obtener al Redentor suspirado. Ahora te toca a ti poner la llamita de tu

pequeña voluntad al lado de la de mi inseparable Mamá, a fin de que

también tú te formes en el fuego divino y crezcas con los reflejos de tu

Creador y así puedas obtener gracia ante la Suprema Majestad de poder

obtener el suspirado Fiat. Estas dos llamitas se verán a los pies del trono

supremo, por toda la eternidad, que no han tenido vida propia y que una

obtuvo la Redención y la otra el cumplimiento de mi Voluntad, único fin de

la Creación, de la Redención y de mi desquite de mi juego de azar al crear al

hombre."

En un instante me he encontrado delante a aquella Luz inaccesible, y

mi voluntad bajo forma de llamita se ha puesto al lado de aquélla de mi

Mamá Celestial para hacer lo que ella hacía, ¿pero quién puede decir lo que

se veía, comprendía y hacía? Me faltan las palabras y por eso pongo punto.

Y mi dulce Jesús ha agregado:

"Hija mía, la llamita de tu voluntad la he vencido y tú has vencido la

mía; si tú no perdías la tuya no podías vencer a la mía, ahora los dos somos

felices, ambos somos victoriosos, pero mira la gran diferencia que hay, en

mi Voluntad basta hacer una vez un acto, una oración, un te amo, porque

tomando su lugar en el Querer Supremo queda siempre a hacer el mismo

acto, la oración, el te amo, sin interrumpirlo jamás, porque cuando se hace

un acto en mi Voluntad, ese acto no está sujeto a interrupción, hecho una vez

queda hecho para siempre, es como si siempre lo estuviera haciendo. El

obrar del alma en mi Voluntad entra a tomar parte en los modos del obrar

divino, que cuando obra hace siempre el mismo acto sin tener necesidad de

repetirlo. ¿Qué serán tus tantos ‘te amo’ en mi Voluntad que repetirán

siempre su estribillo, ‘te amo, te amo’? Serán tantas heridas para Mí y me

prepararán a conceder la gracia más grande: Que mi Voluntad sea conocida,

amada y cumplida. Por eso en mi Voluntad las plegarias, las obras, el amor,

entran en el orden divino y se puede decir que soy Yo mismo que ruego, que

obro, que amo, ¿y qué cosa podría negarme a Mí mismo? ¿En qué cosa no

podría complacerme."

 

 

Marzo 14, 1926

Quien vive en el Querer Divino debe ser la voz de

todas las cosas creadas.

Continúo perdiéndome en el Santo Querer Divino, quisiera abrazar

todo y a todos para poder llevar todo a mi Dios como cosas mías, dadas a mípor Él, a fin de que tuviese para darle por cada una de las cosas creadas, una

palabrita de amor, un gracias, un te bendigo, un te adoro. Y mi siempre

amable Jesús ha salido de dentro de mi interior, y con su Fiat Omnipotente

llamaba a toda la Creación para ponerla en mi regazo, para hacerme don de

ella y con una ternura toda de amor me ha dicho:

"Hija mía, todo es tuyo, para quien debe vivir en mi Querer, todo lo

que ha salido de mi Voluntad, que Ella conserva y posee, por derecho debe

ser todo suyo. Ahora, fue mi Fiat omnipotente que extendió el cielo, lo

adornó de estrellas, mi Fiat llamó a vida la luz y creó el sol y así de todas las

otras cosas creadas, y mi Fiat permaneció dentro de la Creación como vida

triunfadora, dominadora y conservadora. Ahora, quien ha vencido a mi

Voluntad ha vencido a toda la Creación y también al mismo Dios, por lo

tanto, por derecho de justicia debe poseer todo lo que mi Voluntad posee,

mucho más que siendo la Creación muda hacia su Creador, y por eso la hizo

muda, para que a quien debía darla y vivir en mi Querer tuviese ella la

palabra en todas las cosas creadas, para hacer que todas las cosas hechas por

Mi fuesen hablantes, no mudas, así que tú serás la voz del cielo, que

haciendo eco de un punto al otro hará oír tu palabra, que resonando en toda

la atmósfera celeste dirá: ‘Amo, glorifico, adoro a mi Creador.’ Serás la

voz de cada estrella, del sol, del viento, del trueno, del mar, de las plantas, de

los montes, de todo, que repetirá continuamente: ‘Amo, bendigo, glorifico,

adoro, agradezco a Aquél que nos ha creado.’ ¡Oh! cómo será bella la voz

de mi recién nacida en mi Voluntad, de la pequeña hija de mi Querer, todas

las cosas, la Creación toda me la volverá hablante, será más bello que si

hubiera dado a la Creación el uso de la palabra. Te amo tanto que quiero oír

tu voz en el sol, amando, adorando, glorificando; la quiero escuchar en las

esferas celestiales, en el murmullo del mar, en el agitar de los peces, en el

pájaro que canta y gorjea, en la oveja que bala, en la tórtola que gime,

dondequiera quiero oírte, no estaría contento si en todas las cosas creadas,

donde mi Voluntad tiene el primer puesto, no escuchase la voz de mi

pequeña recién nacida que, volviéndome toda la Creación hablante me da

amor por amor, gloria, adoración por cada una de las cosas creadas por Mí,

 

 

por eso hija mía sé atenta, mucho te he dado y mucho quiero, tu misión es

grande, es la Vida de mi Voluntad que debe desenvolverse en ti, la cual

abraza todo y todo posee."

Después de esto estaba pensando entre mí: "¿Cómo puedo hacer todo

lo que dice mi Jesús, encontrarme en todas las cosas creadas, tener un acto

por todo lo que hace el Supremo Querer, como si Él debiese ser mi eco y yo

el eco suyo si apenas soy recién nacida en la Divina Voluntad? Al menos

debería crecer un poquito para poderme difundir mejor en todas las cosas

creadas como quiere mi amado Jesús." Mientras esto pensaba ha salido de

dentro de mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, no te maravilles si te digo que eres la recién nacida de mi

Voluntad, tú debes saber que mi misma Mamá Inmaculada es la recién

nacida de mi Voluntad, porque entre lo que es el Creador y lo que puede ser

y tomar de Dios la criatura, se puede decir una pequeña recién nacida. Y

porque fue la recién nacida de mi Voluntad se formó a semejanza de su

Creador y pudo ser Reina de toda la Creación, y como Reina dominaba todo,

su eco corría bien con el eco de la Divina Voluntad, y no sólo la Celestial

Soberana, sino todos los santos, ángeles y beatos se pueden llamar recién

nacidos apenas en el eterno Querer, porque el alma, no apenas sale del

cuerpo mortal, renace en mi Voluntad, y si no renace en Ella no sólo no

puede entrar en la patria celestial, sino que ni siquiera puede salvarse,

porque en la eterna gloria ninguno entra si no es parto de mi Voluntad. Sin

embargo debo decirte la gran diferencia que hay entre quien es la recién

nacida de la Suprema Voluntad en el tiempo y entre aquellos que renacen a

las puertas de la eternidad, un ejemplo es mi Mamá Reina, que fue la recién

nacida de la Divina Voluntad en el tiempo, y porque fue recién nacida, tuvo

el poder de hacer descender a su Creador sobre la tierra, y mientras lo dejaba

Inmenso, lo empequeñecía en su seno materno para vestirlo de su misma

naturaleza y darlo como Salvador de las generaciones humanas. Ella, con

ser la recién nacida formó mares de gracias, de luz, de santidad, de sabiduría,

donde poder contener a Aquél que la había creado. Con la Potencia de la

Vida de la Suprema Voluntad que poseía, pudo hacer todo y conseguir todo,

y el mismo Dios no podía rehusarse a lo que pedía esta Celestial Criatura,

porque lo que pedía, era su mismo Querer que lo pedía, al cual nada podía ni

debía negar. Por lo tanto, quien es recién nacida en mi Voluntad en el

tiempo, se forma estando en el exilio mares de Gracia, y partiendo de la

tierra lleva consigo todos los mares de bienes que posee el Querer Divino, y

por lo tanto lleva consigo al mismo Dios; es un portento llevar del exilio

aquel Querer, aquel Dios que reina en los Cielos, tú misma no puedes

claramente comprender los grandes bienes, los prodigios de quien es recién

 

 

nacida en mi Voluntad en el tiempo, y por eso todo lo que te digo, todo

puedes hacer, mucho más que mi Voluntad lo hará como fundida con tu

pequeño ser. En cambio quien renace en mi Voluntad al partir de la tierra,

es el Querer Divino que hace encontrar sus mares inmensos para hacer

renacer al alma en Él, no lleva consigo a su Dios, sino que Dios se hace

encontrar por ella. ¡Qué diferencia entre la una y la otra! Por eso, gracia

más grande no te podría dar que el hacerte la recién nacida de mi Voluntad,

y si quieres crecer, haz que crezca solamente mi Querer."

Marzo 19, 1926

La Santísima Voluntad lo eclipsa todo, aun a la misma Creación

y Redención, y siendo vida de todo dará frutos mayores.

Escribo sólo por obedecer y para cumplir la Voluntad de Dios. Estaba

pensando entre mí: "Mi siempre amable Jesús me dice tantas veces que yo

debo ser copia de mi Mamá Celestial, y por lo tanto abrazar todo, suplir por

todos para poder conseguir el suspirado Fiat, así como la Soberana Reina

consiguió al suspirado Redentor, ¿pero cómo lo puedo hacer? Ella era santa,

concebida sin la mancha de origen; en cambio yo soy una de las más

pequeñas y pobres criaturas, concebida como todos los hijos de Adán, con el

pecado original, llena de miserias y debilidades, ¿cómo podré yo entonces

seguir los vuelos de la Soberana Señora en el Querer Divino para conseguir

el tan suspirado Fiat sobre la tierra, que mi dulce Jesús quiere que reine?"

Ahora, mientras esto pensaba, mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi

interior y estrechándome fuerte en sus brazos me ha dicho:

"Hija mía, mi Mamá fue concebida sin mancha original para poder

conseguir el suspirado Redentor, porque era justo y decoroso que quien

debía ser mi Madre, ni siquiera el germen de la culpa hubiese tenido

existencia en Ella, y debía ser la más noble, la más santa de todas las

criaturas, pero de una nobleza divina y de una santidad totalmente similar a

la de su Creador, para poder encontrar en Ella tanta gracia y capacidad, de

poder concebir al Santo de los Santos, al Verbo Eterno. Muchas veces las

criaturas hacen algo similar a esto, pues si deben conservar cosas preciosas y

de gran valor, preparan vasos tersísimos y de un valor equivalente a las

cosas preciosas que se deben conservar en ellos; en cambio si son cosas

ordinarias y de poco valor, se preparan vasos de yeso y de poquísimo valor,

no se tiene el cuidado de tenerlos bajo llave como al recipiente tersísimo,

sino que los tienen expuestos, así que de la preciosidad del vaso y del cómo

 

 

se tiene custodiado se puede conocer si las cosas que contiene son preciosas

y de gran valor; ahora, debiendo Yo recibir su sangre por ser concebido en

su seno, era justo que tanto el alma como su cuerpo fuesen tersísimos y

enriquecidos de todas las gracias, privilegios y prerrogativas posibles e

imaginables que Dios puede dar y la criatura recibir. Ahora hija mía, si todo

esto fue en mi amada Mamá porque debía hacer descender al suspirado

Redentor a la tierra, también a ti, habiéndote escogido para el suspirado Fiat,

suspirado por el Cielo y por la tierra, suspirado con tanto amor y ansias por

la misma Divinidad, es más, suspirado más por Dios que por los hombres,

debía darte tanta Gracia para no poner en un alma y cuerpo corrupto los

conocimientos pertenecientes a mi Voluntad, y no sólo los conocimientos

sino su misma Vida que debía formar y desenvolver en ti, por lo tanto

haciendo uso de su poder, si no te exentó de la mancha de origen, con su

Potencia abatió y se mantiene firme sobre el germen, a fin de que no

produjera sus corruptos efectos, así que en ti la mancha de origen mi

Voluntad la tiene aplastada y sin vida, esto era justo y necesario a la nobleza,

al decoro y a la Santidad de la Suprema Voluntad. Si en ti hubiera efectos

no buenos, mi Voluntad encontraría las sombras, la niebla y no podría

expandir sus rayos de verdad como el sol en su pleno mediodía, mucho

menos formar en ti el centro del desenvolvimiento de su Vida Divina,

porque Ella es tan tersa y santa que no sabe estar ni adaptarse a vivir junto

con la más mínima sombra de mal."

Yo al oír esto, temblando he dicho: "Jesús, ¿qué dices? ¿Será posible

todo esto? No obstante yo me siento tan miserable y pequeña que siento la

necesidad de Ti, de tu asistencia y de tu presencia para poder continuar

viviendo, y Tú sabes a qué estado tan lamentable me reduzco cuando me

privas de Ti." Y Jesús interrumpiéndome ha agregado:

"Hija mía, no te maravilles, esto lo requiere la Santidad de mi Querer,

y como se trata de la cosa más grande que existe en el Cielo y en la tierra; se

trata de que si en la Redención vine a salvar al hombre, ahora se trata de

poner a salvo mi Voluntad en las criaturas, y por lo tanto de hacer conocer la

finalidad de la Creación, de la Redención, los bienes que quiere dar mi

Querer, la Vida que quiere formar en cada una de las criaturas, los derechos

que a Él convienen. Entonces, poner a salvo una Voluntad Divina en medio

de las criaturas es la cosa más grande, y mi Voluntad conocida y reinante

superará los frutos de la Creación y Redención, será la corona de mis obras y

el triunfo de nuestras obras, y si mi Voluntad no llega a ser conocida, amada

y cumplida, ni la Creación ni la Redención tendrán su plena finalidad ni el

fruto completo. La Creación, la Redención, salieron de dentro de mi Fiat

Omnipotente, y para hacer que nuestra gloria sea completa y la criatura

 

 

reciba todos los efectos y los bienes que contienen, todo debe regresar en

nuestra Voluntad."

Ahora, ¿quién puede decir cómo mi pobre mente nadaba en la

Inmensidad del Querer eterno? ¿Lo que comprendía? Pero lo que más me

impresionaba era que el Fiat debía superar al mismo bien de la Redención,

con el agregado de una renuencia terrible de manifestar lo que está dicho

anteriormente, por el temor de que la obediencia me impusiera el escribirlo.

¡Oh! cómo habría querido callar, pero con el Fiat no se discute, porque de

cualquier modo la victoria debe ser siempre suya. Después mi dulce Jesús,

siempre benigno, regresando me ha dicho:

"Hija mía, es necesario que lo manifiestes, no por ti, sino por el decoro

y santidad que conviene a mi Querer; ¿crees tú que todo el trabajo que he

hecho dentro de tu alma por más de cuarenta años ha sido sólo por ti, por lo

bien que te quería y te quiero? ¡Ah, no, ha sido más que todo por el decoro

que le convenía a mi Voluntad, para hacer que viniendo Ella a reinar en ti

encontrase mi trabajo, mis plegarias incesantes que la invitaban a venir, el

trono de mis obras, de mis penas, donde pudiese dominar y formar su

morada, la luz de su mismo conocimiento y así pudiese encontrar en ti los

honores y su misma gloria divina! Por eso eran necesarias las tantas

manifestaciones mías acerca de la Suprema Voluntad, por la decencia que le

conviene. Ahora tú debes saber que mi Voluntad es más grande y más

interminable que la misma Redención, y lo que es más grande lleva siempre

frutos y bienes mayores. Mi Voluntad es eterna, en el tiempo y en la

eternidad no tuvo principio ni tendrá jamás fin, en cambio la Redención, si

bien es eterna en la mente divina, pero en el tiempo tuvo su principio y fue

un producto de la eterna Voluntad, así que no fue la Redención la que dio

vida al Divino Querer, sino fue mi Querer el que dio vida a la Redención, y

lo que tiene el poder de dar vida, por naturaleza y por necesidad se debe

volver más fructuoso que quien ha recibido la vida. Pero esto no es todo, en

la Creación, la Divinidad sacó fuera de Sí las sombras de su Luz, las

sombras de su Sabiduría, de su Potencia, derramó todo su Ser en todo lo

creado, así que la Belleza, la armonía, el orden, el Amor, la Bondad de Dios

que se ve en toda la Creación, son semejanzas divinas, sombras de la

Majestad Suprema; en cambio mi Voluntad, no nuestra semejanza, nuestra

sombra, sino que Ella salió fuera en el campo de la Creación como vida de

todas las cosas creadas, así que Ella es vida, base, sostén, vivificación y

conservación de todo lo que ha salido de nuestras manos creadoras, por eso a

la Suprema Voluntad todo se debe, mi misma Redención, ante Ella dobló las

rodillas para implorar que se constituyese vida de cada acto mío, de mi

latido, de mi sufrir y hasta de mi respiro, a fin de que pudiese hacer correr en

 

 

las criaturas las ayudas vitales para salvarlas. Mi Redención se puede llamar

el árbol, cuya raíz es la Divina Voluntad, y así como esta raíz ha producido

el tronco, las ramas, las hojas, las flores de todos los bienes que hay en la

Iglesia, así también debe producir el fruto de vida que contiene la raíz de

este árbol. Y además, la Creación salió de Nosotros con el único fin de que

nuestra Voluntad fuese conocida, amada más que la misma vida, y por eso se

constituyó vida de todo a fin de que fuese cumplida; todas las otras cosas

creadas por Nosotros, y aun la misma Redención, fueron dadas como ayudas

para facilitar nuestra finalidad, por lo tanto, si no obtenemos nuestra primera

finalidad, ¿cómo podemos obtener nuestra gloria completa y cómo la

criatura podría recibir el bien establecido por Nosotros? Además de esto, la

Creación, la Redención y el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la

tierra, simbolizan la Trinidad Sacrosanta, en la que las Divinas Personas son

inseparables entre Ellas, así también estas son inseparables entre ellas, una

da la mano a la otra, una ayuda a la otra, pero el triunfo, la gloria, es de las

tres, y como nuestra Voluntad ha tenido su puesto primario en todas nuestras

obras, por eso la Creación y la Redención quedan eclipsadas y como

perdidas en la Inmensidad e Interminabilidad de la Suprema Voluntad. Ella

todo envuelve y tiene a las mismas cosas hechas por Nosotros como su trono

donde reina y domina, por lo tanto, si Ella es todo, ¿por qué te maravillas de

que dará frutos mayores que las otras obras nuestras? Y el hombre recibirá

aquella Vida que tiene y no conoce, la cual la tiene como comprimida,

ahogada, debilitada, y Ella gime, suspira porque quiere desenvolver su Vida

y no le es concedido; por eso sé atenta, porque el conocimiento de mi

Voluntad sacudirá al hombre y será como cemento a la apolilladura que

produjo el pecado original al árbol de las generaciones humanas, y así,

reforzada la raíz, la criatura podrá hacer vivir en sí aquella Vida que con

tanta ingratitud rechazó."

Marzo 28, 1926

Con vivir en el Querer Divino todos los bienes quedan concentrados

en el alma. La finalidad primaria de la Redención fue el Fiat Divino.

Habiendo recibido la santa Comunión, estaba llamando a todos, a mi

Reina Mamá, a los santos, al primer hombre Adán, con el séquito de todas

las generaciones hasta el último hombre que vendrá sobre la tierra y además

a todas las cosas creadas, a fin de que todos junto conmigo, postrados en

 

 

torno a Jesús lo adoráramos, lo bendijéramos y lo amáramos, a fin de que a

Jesús nada le faltara en torno a Él de todas las obras salidas de sus manos, ni

un solo corazón que palpita, ni un sol que refulge, ni la vastedad del cielo

azul adornado de estrellas, ni el mar que murmura, ni siquiera la pequeña

florecita que eleva su perfume, todo y a todos quisiera concentrar en torno a

Jesús Hostia, a fin de que le rindieran los honores debidos; su Querer me

hacía todo presente como si todo fuera mío, y yo quería dar todo a Jesús.

Ahora, mientras esto hacía, me parecía que Jesús era feliz al mirar a todaslas generaciones y las cosas suyas en torno a Él, y estrechándome a Sí me ha

dicho:

"Hija mía, cómo estoy contento al ver en torno a Mí a todas mis obras,

me siento restituir la alegría, la felicidad que les di al crearlas, y Yo les

correspondo con nueva felicidad; este es el gran bien que contiene y lleva mi

Voluntad, y en quien vive en Ella concentra los bienes de todos en ella,

porque mi Voluntad no hay bien que no lleve y vincula el alma a todos y a

todo lo que a Ella pertenece, así que si la criatura no se hubiese sustraído de

mi Querer, Yo debía encontrar a todos en una, y a cada una en todos; los

bienes, la luz, la fuerza, la ciencia, el amor, la belleza, debían ser comunes a

todos, no debía haber ni tuyo ni mío, ni en el orden natural ni en el orden

espiritual, cada una de las criaturas podría tomar cuanto quisiera. Símbolo

del sol debía ser la vida humana en mi Voluntad, que todos pueden tomar la

luz de este sol por cuanto quieran, sin que a ninguno le falte, pero como se

sustrajo de mi Voluntad, los bienes, la luz, la fuerza, el amor, la belleza,

quedaron divididos y como divididos entre las criaturas, por eso no hubo

más orden, ni armonía, ni verdadero amor, ni hacia Dios ni entre ellos. ¡Oh!

si el sol se pudiera dividir en tantos rayos, separándose del centro de la luz,

estos rayos solares terminarían volviéndose tinieblas, y ¿qué sería de la

tierra? ¡Ah, ciertamente ninguno habría podido tener más una luz toda suya

y toda para sí! Así fue de mi Voluntad, el hombre al sustraerse de Ella

perdió la plenitud de los bienes, la plenitud de la luz, de la fuerza de la

belleza, etc., y por eso fue obligado a vivir con penas y dificultades. Por eso

sé atenta, tu vivir en mi Querer sea continuo, a fin de que tú contengas todo

y Yo encuentre a todos en ti."

Después estaba pensando entre mí: "Si tanto bien contiene el

verdadero vivir en la Suprema Voluntad, ¿por qué mi Mamá Celestial, que

era toda Voluntad de Dios, no consiguió junto al suspirado Redentor el Fiat

Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra, y así hacer regresar al

hombre en aquel Fiat Supremo de donde salió, para darle nuevamente todos

lo bienes y el fin por el cual había sido creado? Mucho más que Ella, siendo

toda Voluntad de Dios, no tenía ningún alimento extraño a Dios, por lo tanto

 

 

poseía la misma Potencia divina y con esta todo podía conseguir." Y mi

dulce Jesús moviéndose de nuevo en mi interior, suspirando ha agregado:

"Hija mía, todo lo que hizo mi Mamá y todo lo que hice Yo en la

Redención, su finalidad primaria era que mi Fiat reinase sobre la tierra; no

sería ni decoroso, ni verdadero amor, ni gran magnanimidad, ni mucho

menos obrar como aquel Dios que era, si viniendo al mundo debiera y

quisiera dar a las criaturas la cosa más pequeña, como eran los medios para

salvarse, y no la cosa más grande, como era mi Voluntad, que contiene no

sólo los remedios sino todos los bienes posibles que hay en el Cielo y en la

tierra, y no sólo la salvación y la santidad, sino aquella santidad que la eleva

a la misma Santidad de su Creador. ¡Oh, si tú pudieras penetrar en cada

oración, acto, palabra y pena de mi indivisible Mamá, tú encontrarías dentro

el Fiat que suspiraba e impetraba; si pudieras penetrar dentro de cada gota de

mi sangre, en cada latido mío, respiro, paso, obra, dolor y lágrima,

encontrarías dentro el Fiat que tenía la supremacía, que suspiraba y pedía

para las criaturas; pero mientras el fin primario era el Fiat, mi Bondad debió

descender al fin secundario y casi hacer como un maestro que mientras

posee las ciencias más altas y podría dar lecciones nobles y sublimes, dignas

de sí, como los escolares son todos analfabetas se debe abajar a dar lecciones

de "a, b, c", para poder poco a poco llegar a su fin primario de impartir las

lecciones de la ciencia que posee, para hacer otros tantos maestros dignos de

tal maestro. Si este maestro no se quisiera abajar a dar lecciones de estudios

inferiores y quisiera dar lecciones de su alta ciencia, los escolares, siendo

analfabetas, no lo habrían entendido y confundidos por tanta ciencia

ignorada por ellos lo habrían dejado, y el pobre maestro por no haberse

querido abajar, no ha dado ni el pequeño bien de su ciencia ni el grande.

Ahora hija mía, cuando Yo vine a la tierra las criaturas eran todas

analfabetas en las cosas del Cielo, y si Yo hubiese querido hablar del Fiat y

del verdadero vivir en Él, habrían sido incapaces de comprenderlo si no

conocían el camino para venir a Mí, en su mayor parte eran cojos, ciegos,

enfermos; debí abajarme en los vestidos de mi Humanidad que cubrían aquel

Fiat que quería dar, hermanarme con ellos, mezclarme con todos para poder

enseñar los primeros rudimentos, el a, b, c, del Fiat Supremo; y todo lo que

Yo enseñé, hice y sufrí, no fue otra cosa que preparar el camino, el reino y el

dominio a mi Voluntad. Esta es la costumbre en nuestras obras, hacer las

cosas menores como acto preparatorio a las cosas mayores, ¿no hice contigo

otro tanto? Al principio no te hablé del Fiat Supremo, ni de la altura, ni de la

santidad a la que Yo quería que tú llegases en mi Querer, ni te hice ninguna

mención de la gran misión a la cual te llamaba, sino que te tuve como a una

pequeña niña, con la cual Yo me deleitaba con enseñarte la obediencia, el

 

 

amor al sufrir, el desapego de todo y de todos, la muerte a tu propio yo; y

conforme tú te prestabas Yo me alegraba, porque veía en ti preparado el

puesto donde deponer mi Fiat y las lecciones sublimes que pertenecían a mi

Voluntad. Así fue en la Redención, todo fue hecho con la finalidad de que el

Fiat pudiese de nuevo reinar en la criatura, como cuando la sacamos de

nuestras manos creadoras; Nosotros no tenemos prisa en nuestras obras,

porque tenemos no solamente los siglos sino toda la eternidad a nuestra

disposición, por eso vamos a paso lento, pero con nuestro triunfo; primero

preparamos y después hacemos. No por haberme regresado al Cielo mi

Potencia ha disminuido de como era cuando estaba en la tierra, mi Potencia

es siempre igual, tanto estando en el Cielo como en la tierra. ¿No llamé y

elegí a mi Mamá estando en mi patria celestial? Así te he llamado y elegido

a ti con aquella misma Potencia que ninguno me puede resistir para el

suspirado Fiat, es más, te digo que para obtener esto, tú tienes a tu

disposición cosas más grandes y más importantes, que no las tuvo mi amada

Mamá, por eso tú eres más feliz, porque Ella no tuvo una Mamá, ni sus

obras por ayuda para conseguir al suspirado Redentor, sino sólo tuvo el

cortejo de los actos de los profetas, de los patriarcas y de los buenos del

antiguo testamento y de los grandes bienes previstos del futuro Redentor.

En cambio tú tienes una Mamá y todas sus obras por ayuda, tienes las

ayudas, la penas, oraciones y la misma Vida, no prevista sino efectuada, de

tu Redentor; no hay bien ni plegarias que hayan sido hechas o se hacen en la

Iglesia que no estén contigo para darte ayuda para obtener el suspirado Fiat;

y como todo lo que fue hecho por Mí, por la Reina del Cielo y por todos los

buenos, el fin primario era el cumplimiento de mi Voluntad, por eso todo

está contigo para implorar la realización de su finalidad.

Por eso sé atenta, Yo estaré junto contigo, también mi Mamá, no

estarás sola a suspirar el triunfo de nuestra Voluntad."

Marzo 31, 1926

Quien vive en la Voluntad de Dios debe poseer lo que Ella

posee, y debe hacer la Voluntad de Dios como la hace Dios.

Mi pobre mente se perdía en el Divino Querer, y una Luz interminable

invadía el pequeño cerco de mi inteligencia, y mientras esta Luz me parecía

como concentrada en mi mente, se expandía fuera, llenaba toda la atmósfera

y penetrando hasta en los Cielos, me parecía como concentrada en la

 

 

Divinidad; ¿pero quién puede decir lo que se sentía y comprendía estando en

aquella Luz? Se sentía la plenitud de la felicidad, ninguna cosa podía

penetrar en aquella Luz que pudiese ensombrecer la alegría, la belleza, la

fuerza y la penetración de los secretos divinos, y el conocimiento de los

arcanos supremos. Entonces mi siempre amable Jesús, mientras yo nadaba

en aquella Luz me ha dicho:

"Hija mía, esta Luz, este lugar tan encantador que no conoce ni ocaso

ni noche es mi Voluntad, todo está completo en Ella, felicidad, fuerza,

belleza, conocimiento del Ser Supremo, etc. Esta Luz interminable que es

nuestra Voluntad salió del seno de la Divinidad como herencia del hombre,

la más bella herencia que podíamos darle; Ella salió de lo íntimo de nuestro

seno, llevando consigo parte de todos nuestros bienes para hacerlos heredar

por la criatura, y formarla toda bella y santa y a semejanza de Aquél que la

había creado. Mira entonces hija mía qué significa hacer y vivir en mi

Voluntad, no hay bien que exista en el Cielo y en la tierra que Ella no posea;

quiero que tú los conozcas, ¿de otra manera cómo puedes amarlos, poseerlos

y servirte de ellos en las diversas circunstancias si tú no los conoces? Si no

sabes que tienes una Fuerza divina a tu disposición, por una nadería te

abatirías; si no sabes que posees una Belleza divina, no tendrías el valor de

estar conmigo a lo familiar, te sentirías disímil de Mí y no tendrías la osadía

de arrebatarme que el Fiat venga a reinar sobre la tierra; si no conoces que

todo lo que he creado es tuyo, no me amarías en todas las cosas y no tendrías

la plenitud del verdadero Amor, y así de todas las otras cosas. Si tú no

conoces todos los bienes que posee mi Voluntad, si no conoces que no hay

cosa que no pertenezca a Ella y que tú debes poseer, te sucedería como a un

pobre que le fuese dado un millón, pero sin hacerle conocer que en su

pequeña covacha le ha sido puesta aquella suma de dinero; pobrecito, como

no conoce el bien que posee continúa su vida pobre, mal comido, vestido

andrajosamente y bebiendo a sorbos las amarguras de su pobreza; pero si en

cambio lo conoce cambia su fortuna, cambia su covacha en un palacio, se

alimenta abundantemente, viste con decencia y bebe los dulces sorbos de su

riqueza. Así que por cuantos bienes pueda uno poseer, si no los conoce es

como si no los tuviese. He aquí la causa de por qué frecuentemente

ensancho tu capacidad y te doy otros conocimientos sobre mi Voluntad, y te

hago conocer todo lo que a Ella pertenece, a fin de que no sólo poseas mi

Voluntad, sino todo lo que a Ella pertenece. Por otra parte, mi Supremo

Querer para venir a reinar en el alma quiere encontrar sus bienes, sus

dominios, y el alma debe hacerlos suyos, para hacer que viniendo a reinar en

ella, encuentre sus mismos dominios donde poder extender su régimen, su

mando, y si no encuentra Cielo y tierra en el alma, ¿sobre de qué debe

 

 

reinar? He aquí la necesidad por la cual mi Querer quiere concentrar en ti

todos los bienes y tú debes conocerlos, amarlos y poseerlos, a fin de que

estando en ti pueda encontrar su reino, dominarlo y regirlo."

Después estaba pensando en lo que Jesús me había dicho, y más que

nunca veía mi pequeñez y decía entre mí: "¿Cómo puedo yo concentrar todo

lo que el Querer Divino contiene? Me parece que por cuanto más dice, más

pequeña me vuelvo y más incapaz me siento, entonces, ¿cómo puede ser

esto?" Y Jesús regresando ha agregado:

"Hija mía, tú debes saber que mi Mamá Celestial pudo concebirme a

Mí, Verbo eterno, en su seno purismo, porque hizo la Voluntad de Dios

como la hacía Dios. Todas las demás prerrogativas que poseía, como son:

Virginidad, Concepción sin mancha original, Santidad, mares de Gracia que

poseía, no eran medios suficientes para poder concebir a un Dios, porque

todas estas prerrogativas no le daban ni la Inmensidad, ni la Omnividencia

para poder concebir a un Dios inmenso que todo ve, mucho menos la

Fecundidad para poderlo concebir; en suma, habría faltado el germen para la

Fecundidad divina. En cambio con poseer al Supremo Querer como vida

propia y con el hacer la Voluntad de Dios como la hacía Dios, recibió el

germen de la fecundidad divina, y con ello la Inmensidad, la Omnividencia,

y por eso en modo connatural me pude concebir en Ella, no me faltaba ni la

Inmensidad, ni todo lo que a mi Ser pertenece. Ahora hija mía, también para

ti será como connatural la concentración de todo lo que a mi Voluntad

pertenece si llegas a hacer la Divina Voluntad como la hace el mismo Dios.

La Voluntad de Dios en ti y aquélla que reina en Dios mismo será una sola,

¿qué maravilla entonces si todo lo que es de Dios y que esta Voluntad rige,

conserva y domina, sea también tuyo? Más bien lo que se necesita es que

conozcas lo que a Ella pertenece, a fin de que puedas amar los bienes que

posees, y amándolos adquieras el derecho de posesión. Este hacer la

Voluntad de Dios como la hace Dios, fue el punto más alto, más

substancioso, más necesario para mi Mamá para obtener al suspirado

Redentor, todas las demás prerrogativas fueron la parte superficial, la

decencia, el decoro que a Ella le convenía. Así es para ti, si quieres obtener

el suspirado Fiat debes llegar a esto de hacer la Voluntad de Dios como la

hace Dios."

 

 

Abril 4, 1926

Todo lo que Nuestro Señor hace en el alma que vive en su Voluntad,

supera a todo lo que hizo en la Creación. La Divina Voluntad forma

la completa resurrección del alma en Dios.

Encontrándome en mi habitual estado, me sentía toda inmersa en mi

amable Jesús, y mi pobre mente se perdía en los conocimientos divinos; pero

todo era silencio por parte mía y por parte de Jesús, ni yo sé decir lo que mi

mente comprendía. Poco después me ha hablado de nuevo y me ha dicho:

"Hija mía, todo lo que hago en el alma, ¡oh, cuánto supera a todo lo

que hice en la Creación! Mira, cada conocimiento que manifiesto sobre mis

perfecciones, cada verdad que pertenece a la Divinidad, es un nuevo cielo

que extiendo en el alma, y conforme el alma se eleva en las verdades

conocidas para semejarse a su Creador, son nuevos soles que vengo a formar

en el espacio de estos cielos; cada gracia que Yo vierto y cada vez que

renuevo la unión conmigo, son mares que se distienden en el alma, y su

amor y su correspondencia forman el dulce murmullo en estos mares y las

olas impetuosas que se elevan hasta el Cielo que van a descargarse a los pies

del trono divino. En cuanto el alma practica sus virtudes, como el cuerpo

contribuye junto al ejercicio de ellas, éste se puede llamar el pequeño terreno

del alma, donde Yo extiendo los más bellos prados floridos, donde Yo me

deleito en crear siempre nuevas flores, plantas y frutos.

Si Yo soy un acto solo, y hecho una vez está hecho para siempre,

también la Creación debía ser un acto solo, y así como en la Creación mi

acto solo continúa conservándola siempre nueva, íntegra y fresca, en las

almas mi crear es continuo, no lo detengo jamás, siempre, siempre estoy en

acto de formar cosas más bellas, cosas sorprendentes y nuevas, a menos que

encuentre almas que me cierren las puertas y detengan mi acto continuo de

la creación, y entonces busco otro medio de dar, abundo, multiplico mi acto

continuado en las almas que tienen las puertas abiertas y con ellas me deleito

y continúo el oficio de Creador. ¿Pero sabes tú dónde no se interrumpe

jamás este mi acto continuado? En el alma que vive en mi Voluntad, ¡ah! sí,

sólo en ella puedo hacer libremente lo que quiero, porque mi Voluntad que

contiene el alma me la prepara para recibir mi Fiat que salió fuera en la

Creación, así que mi Voluntad poseída por el alma y aquélla que tengo Yo,

se dan la mano, se besan y forman los más grandes portentos, por eso sé

siempre atenta y tu vuelo sea siempre en mi Querer."

 

 

Después de esto estaba pensando en la Resurrección de Nuestro Señor,

y Él, regresando de nuevo ha agregado:

"Hija mía, mi Resurrección completó, selló, me restituyó todos los

honores y llamó a vida a todas mis obras que hice en el curso de mi Vida

sobre la tierra, y formó el germen de la resurrección de las almas, y hasta la

de los cuerpos en el juicio universal; así que sin mi Resurrección, mi

Redención habría sido incompleta y mis más bellas obras habrían sido

sepultadas. Así el alma, si no resurge del todo en mi Voluntad todas sus

obras quedan incompletas, y si el frío en las cosas divinas serpentea, las

pasiones la oprimen, los vicios la tiranizan, todo eso formará la tumba donde

sepultarla, porque faltando la Vida de mi Voluntad faltará quién haga

resurgir el fuego divino, faltará quién de un solo golpe elimine todas las

pasiones y haga resurgir todas las virtudes. Mi Voluntad es más que sol que

eclipsa todo, fecunda todo, convierte todo en luz y forma la completa

resurrección del alma en Dios."

Abril 9, 1926

Diferencia entre las virtudes y la Divina Voluntad.

Estaba pensando entre mí: "Mi dulce Jesús dice tantas cosas grandes,

admirables, altísimas, maravillosas de la Voluntad de Dios, y no obstante a

mí me parece que las criaturas no tienen de Ella el concepto que merece, ni

tienen la gran impresión de las maravillas que en Ella hay, más bien parece

que la ponen a la par de las virtudes, y tal vez tengan en más aprecio a estas

virtudes que a la Santísima Voluntad de Dios." Y mi siempre amable Jesús,

moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, ¿quieres saber el por qué? Porque no tienen el paladar

purgado y están habituados a los alimentos ordinarios de este bajo mundo,

como son las virtudes, y no a los alimentos celestiales y divinos como es mi

Querer. Este alimento celestial es gustado solamente por aquél que tiene a la

tierra, a las cosas y a las mismas personas como una nada, o bien, todas en

orden a Dios. Las virtudes que se pueden practicar sobre la tierra raramente

están excluidas de fines humanos, de estima propia, de propia gloria, amor

por exhibirse ante las personas y de agradar a éstas, y todos estos fines son

como tantos gustos al paladar ordinario del alma y muchas veces se obra

más por estos gustos que por el bien que contiene la virtud. He aquí por qué

hacen más impresión las virtudes, porque la voluntad humana gana siempre

 

 

alguna cosa; en cambio mi Voluntad, la primera cosa que echa por tierra es

la voluntad humana, y no tolera ningún fin que sea humano, Ella es de Cielo

y quiere poner en el alma lo que es Divino y pertenece al Cielo, así que el

propio ‘yo’ queda en ayunas y se siente morir; pero si sintiéndose morir y

perdiendo la esperanza de que algún otro alimento le quede, se decide a

tomar el alimento de mi Voluntad, en cuanto lo toma, estando ya su paladar

purgado, entonces siente el gusto del alimento de mi Voluntad, tanto, que no

lo cambiaría aun a costa de la propia vida. Mi Voluntad no sabe congeniar

con las cosas bajas y pequeñas que se pueden hacer sobre la tierra, como

hacen las virtudes, sino que Ella quiere tener todo y a todos como escabel a

sus pies, y cambiar todo el interior del alma y a las mismas virtudes en

Voluntad Divina, en una palabra, quiere su Cielo en el fondo del alma, de

otra manera quedaría impedida y no podría desenvolver su Vida Divina. Por

eso la gran diferencia que hay entre las virtudes y mi Voluntad, entre la

santidad de la una y de la otra: las virtudes pueden ser de las criaturas y

pueden formar a lo más una santidad humana, mi Voluntad es de Dios y

puede formar una santidad toda divina; ¡qué diferencia! Pero como las

criaturas están habituadas a mirar en lo bajo, por eso le hacen más impresión

las pequeñas lamparitas de las virtudes, que el gran Sol de mi Voluntad."

Después me he encontrado fuera de mí misma en el momento en que

surgía el sol, todas las cosas cambiaban aspecto, las plantas quedaban

abrillantadas, las flores recibían la vida de su perfume y del diverso color

que a cada una de ellas llevaba la luz del sol, todas las cosas recibían sorbo a

sorbo la vida de la luz del sol para desarrollarse y formarse, sin embargo una

era la luz, uno el calor, no se veía nada más, ¿pero de dónde salían tantos

diversos efectos, tantos variados tintes que daba a la naturaleza? Y mi dulce

Jesús me ha dicho:

"Hija mía, el sol contiene el germen de la fecundidad, el germen de la

sustancia de todos los colores, pero como la luz es más grande que los bienes

que contiene, por eso los tiene eclipsados todos en sí. No se puede dar una

cosa si no se posee, así el sol no podría dar ni la fecundidad, ni la dulzura a

los frutos, ni el colorido a la flores, ni obrar tantas maravillas sobre la tierra,

tantas, de transformarla de un abismo de tinieblas en un abismo de luz, si no

contuviera en sí todos los efectos que produce.

Símbolo de mi Voluntad es el sol, Ella conforme surge sobre el alma

así la vivifica, la adorna de gracias, le da las tintas más bellas de los colores

divinos, la transforma en Dios, hace todo de un golpe, basta hacerla surgir

para hacerla obrar cosas maravillosas. Ella, con dar nada pierde, como nada

pierde el sol con hacer tanto bien a la tierra, más bien queda glorificada en el

obrar de la criatura.

 

 

Nuestro Ser está siempre en el perfecto equilibrio, ni crece ni puede

decrecer, ¿pero sabes cómo sucede? Imagínate un mar lleno hasta el borde,

un viento inviste la superficie y forma las olas, las cuales rompen fuera del

mar, ahora, este mar a pesar de que desborda nada ha perdido, pues

conforme las aguas son desbordadas fuera, prontamente han crecido y se ven

a su mismo nivel de antes. Así sucede entre el alma y Dios, ella se puede

llamar el pequeño viento que forma la olas en el mar divino, de modo que

puede tomar cuanta agua quiera, pero nuestro mar permanecerá siempre en

su nivel, porque nuestra naturaleza no está sujeta a sufrir mutaciones, por

eso, por cuanto más tomes más me darás gusto y quedaré glorificado en ti."

Después de esto pensaba en la diferencia que hay entre quien se hace

dominar por la Voluntad de Dios, y entre quien se hace dominar por la

voluntad humana. Mientras estaba en esto veía delante a mi mente una

persona encorvada, la frente tocaba las rodillas, estaba cubierta con un velo

negro, envuelta en una densa neblina que le impedía ver la luz. ¡Pobrecita!

Parecía borracha, y tambaleante ahora caía a la derecha y ahora a la

izquierda, verdaderamente daba piedad. Mientras esto veía, mi dulce Jesús

se movió en mi interior diciéndome:

"Hija mía, esta es la imagen de quien se hace dominar por la propia

voluntad, el querer humano curva tanto al alma, que está obligada a mirar

siempre la tierra, así que mirando la tierra, a ésta conoce y la ama; este

conocimiento y este amor forman tantas exhalaciones que forman aquella

neblina densa y negra que la envuelve toda y le quita la vista del Cielo y la

bella luz de las verdades eternas, por eso la dote de la razón humana queda

embriagada por las cosas de la tierra y por lo tanto no tiene el paso firme y

trastabilla a derecha e izquierda y más se envuelve en las tinieblas densas

que la circundan, por eso no hay desventura más grande, que un alma que se

hace dominar por su voluntad. En cambio, todo al contrario para quien se

hace dominar por mi Voluntad, Ella hace crecer al alma derecha, de manera

que no puede curvarse hacia la tierra sino que mira siempre el Cielo; este

mirar siempre al Cielo forma tantas exhalaciones de luz que la envuelven

toda, y esta nube de luz es tan densa, que eclipsando todas las cosas de la

tierra se las hace desaparecer, y en correspondencia le hace reaparecer todo

lo que es Cielo, así que se puede decir que conoce el Cielo y ama todo lo que

al Cielo pertenece; mi Voluntad vuelve firme el paso, por lo tanto no hay

peligro de que pueda tambalearse mínimamente, y la bella dote de la razón

está sana y tan iluminada por la luz que la envuelve, que pasa de una verdad

a la otra; esta luz le descubre arcanos divinos, cosas inefables, alegrías

celestiales; por eso la máxima fortuna de un alma es el hacerse dominar por

mi Voluntad, esta criatura tiene la supremacía sobre todo, ocupa el primer

 

 

puesto de honor en toda la Creación, no se aparta jamás del punto de donde

Dios la ha sacado, Dios la encuentra siempre sobre sus rodillas paternas,

donde ella le canta nuevamente su gloria, su Amor y su eterna Voluntad.

Entonces, estando sobre las rodillas del Padre Celestial, el primer amor es

para ella, los mares de gracias que continuamente desbordan del seno divino

son los suyos, los primeros besos, las caricias más amorosas son

propiamente para ella, sólo a ella nos es dado el confiar nuestros secretos,

porque siendo la más cercana a Nosotros y la que más está con Nosotros, le

damos parte en todas nuestras cosas, y Nosotros formamos su vida, su

alegría y felicidad, y ella forma nuestra alegría y nuestra felicidad, porque

siendo su voluntad una con la nuestra, y poseyendo nuestro Querer nuestra

misma felicidad, no es maravilla que poseyendo el alma nuestra Voluntad

nos pueda dar a Nosotros alegría y felicidad, y por lo tanto nos hacemos

felices mutuamente."

Después mi pobre mente continuaba pensando en la diferencia que hay

entre quien se hace dominar por la Voluntad Suprema y por quien se hace

dominar por la voluntad humana, y mi sumo y único bien ha agregado:

"Hija mía, mi Voluntad contiene la Potencia creadora, por eso crea en

el alma la fuerza, la gracia, la luz y la misma belleza con la cual quiere que

sus cosas sean hechas por el alma, por eso el alma siente en sí una Fuerza

divina como si fuera suya; una gracia suficiente para el bien que debe hacer,

o para una pena que le toca sufrir; una luz, que como connaturalmente le

hace ver el bien que hace y alentada por la belleza de la obra divina que ella

cumple, se alegra y hace fiesta, porque las obras que cumple mi Voluntad en

el alma tienen la marca de la alegría y de una fiesta perenne. Esta fiesta fue

iniciada por mi Fiat en la Creación, pero fue interrumpida por la ruptura de

la voluntad humana con la de Dios, pero conforme el alma hace obrar y

dominar al Supremo Querer en ella, así se reinicia la fiesta y entre la criatura

y Nosotros se reinician los entretenimientos, los juegos, las delicias. En

Nosotros no existe la infelicidad ni el dolor, ¿cómo podíamos darlo a las

criaturas? Y si ellas sienten la infelicidad es porque dejan la Voluntad

Divina y se encierran en el pequeño campo de la voluntad humana. Por eso,

conforme regresan al Supremo Querer encuentran las alegrías, la felicidad,

la Potencia, la Fuerza, la Luz, la Belleza de su Creador, que haciéndolas

como cosas propias, sienten en ellas una sustancia divina connatural, que

llega a darle alegría y felicidad en el mismo dolor. Por eso entre el alma y

Nosotros es siempre fiesta, nos divertimos y nos deleitamos juntos. En

cambio en la voluntad humana no hay una potencia creadora, que al querer

ejercitar las virtudes pueda crear la paciencia, la humildad, la obediencia,

etc., he aquí el por qué se siente el cansancio, la fatiga para poder practicar

 

las virtudes, porque falta la Fuerza divina que las sostiene, la Potencia

creadora que las alimenta y les da la vida; por eso se ve la inconstancia y

pasan con facilidad de las virtudes a los vicios, de la oración a la disipación,

de la Iglesia a las diversiones, de la paciencia a la impaciencia, y toda esta

mezcla de bienes y de males produce la infelicidad en la criatura. En

cambio, quien hace reinar en sí a mi Voluntad, siente la firmeza en el bien,

siente que todas las cosas le llevan la felicidad, la alegría, mucho más que

todas las cosas creadas por Nosotros tienen la marca, el germen de la alegría

y de la felicidad de Aquél que las ha creado, y fueron creadas por Nosotros a

fin de que todas llevasen la felicidad al hombre, cada una de las cosas

creadas tiene el mandato de Nosotros de llevar cada una la felicidad y la

alegría que poseen a la criatura; en efecto, ¿qué alegría y felicidad no lleva la

luz del sol? ¿Qué placer no lleva a la vista el cielo azul, un prado florido, un

mar que murmura? ¿Qué gusto no lleva al paladar un fruto dulce y sabroso,

un agua fresquísima, y tantas, tantas otras cosas? Todas las cosas en su

mudo lenguaje dicen al hombre: ‘Te traemos la felicidad, la alegría de

nuestro Creador.’ ¿Pero quieres saber tú en quién todas las cosas creadas

encuentran el eco de su alegría y felicidad? En quien encuentran reinante y

dominante a mi Voluntad, porque la Voluntad que reina íntegra en ellas, la

que posee el mismo Dios y la que reina en el alma forman una misma, y

desbordan la Una en la otra mares de alegría, de felicidad y de contentos, así

que es una verdadera fiesta. Por eso hija mía, cada vez que te fundes en mi

Voluntad y giras por todas las cosas creadas para sellar en ellas tu amor

hacia Mí, tu gloria, tu adoración sobre cada una de las cosas que he creado

para hacerte feliz, me siento renovar la alegría, la felicidad, la gloria, como

en el acto cuando pusimos fuera toda la Creación; tú no puedes entender la

fiesta que nos haces al ver tu pequeñez, que queriendo abrazar todo en

nuestra Voluntad, nos corresponde en amor, en gloria por todas las cosas

creadas. Es tanta nuestra alegría que ponemos todo a un lado para gozarnos

la alegría, la fiesta que nos das.

Por eso el vivir en el Supremo Querer es la cosa más grande para

Nosotros y para el alma, es el desahogo del Creador sobre la criatura, que

vertiéndose sobre de ella le da su forma y le participa todas las cualidades

divinas, de modo que nos sentimos repetir por ella nuestras obras, nuestra

alegría, nuestra felicidad."

Abril 16, 1926

 

 

Para vivir en el Divino Querer se necesita el pleno abandono en los

brazos del Padre Celestial. La nada debe ceder la vida al Todo.

Me sentía tan pequeña e incapaz de hacer nada, que he llamado en mi

ayuda a mi Reina Mamá, a fin de que juntas pudiésemos amar, adorar,

glorificar a mi sumo y único Bien por todos y a nombre de todos. Mientras

estaba en esto me he encontrado en una inmensidad de Luz y toda

abandonada en los brazos de mi Padre Celestial, más bien, tan fundida como

si formase una sola cosa con Él, de modo que no sentía más mi vida sino la

de Dios. Pero, ¿quién puede decir lo que sentía y hacía? Después de esto mi

dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, todo lo que has sentido, tu pleno abandono en los brazos de

nuestro Padre Celestial, el no sentir más tu misma vida, es la imagen delvivir en mi Querer, porque para vivir en Él se debe vivir más de Dios que de

sí misma, es más, la nada debe ceder la vida al Todo para poder hacer todo y

tener su acto en la cima de todos los actos de cada una de las criaturas. Así

fue la Vida de mi Mamá Divina, Ella fue la verdadera imagen del vivir en miQuerer, su vivir fue tan perfecto en Él, que no hacía otra cosa que recibir

continuamente de Dios lo que le convenía hacer para vivir en el Supremo

Querer, así que recibía el acto de la adoración suprema, para poderse poner

en la cima de cada adoración que todas las criaturas estaban obligadas a

hacer hacia su Creador, porque la verdadera adoración tiene vida en la Tres

Divinas Personas: Nuestra concordia perfecta, nuestro Amor mutuo, nuestra

única Voluntad, forman la adoración más profunda y perfecta en la Trinidad

Sacrosanta. Por lo tanto, si la criatura me adora y su voluntad no está en

acuerdo conmigo, es palabra vana pero no adoración. Por eso mi Mamá

todo tomaba de Nosotros, para poderse difundir en todo y ponerse en la cima

de cada acto de criatura: en la cima de cada amor, de cada paso, de cada

palabra, de cada pensamiento; en la cima de cada cosa creada. Ella ponía su

acto primero sobre todas las cosas y esto le dio el derecho de Reina de todos

y de todo, y superó en santidad, en amor, en gracia, a todos los santos que

han sido y serán y a todos los ángeles unidos juntos. El Creador se vertió

sobre de Ella para darle tanto amor, para que tuviera amor suficiente para

poderlo amar por todos, le comunicó la suma concordia y la Voluntad única

de las Tres Divinas Personas, de modo que pudo adorar en modo divino por

todos y suplir a todos los deberes de las criaturas; si esto no hubiese sido así,

no sería una verdad que la Mamá Celestial superó a todos en la santidad y en

el amor, sino un modo de decir, pero Nosotros cuando hablamos, son hechos

y no palabras. Por eso todo encontramos en Ella, y así habiendo encontrado

 

 

todo y a todos, todo le dimos, constituyéndola Reina y Madre del mismo

Creador.

Ahora hija de mi Suprema Voluntad, quien quiere todo debe encerrar

todo y ponerse en la cima como acto primero de los actos de todos, así que el

alma debe estar en la cima de cada amor, de cada adoración, de cada gloria

de cada una de las criaturas. Mi Voluntad es todo, he aquí por qué la misión

de la Soberana Reina y la tuya se puede decir que es una sola, y tú debes

seguir paso a paso el modo como Ella estaba con Dios para poder recibir la

aptitud divina, para poder tener en ti un amor que dice amor por todos, una

adoración que adora por todos, una gloria que se difunde por todas las cosas

creadas. Tú debes ser nuestro eco, el eco de mi Mamá Celestial; y porque

solamente Ella vivió perfecta y plenamente en el Supremo Querer, por eso te

puede ser guía y hacerte de maestra. ¡Ah, si tú supieras con cuánto amor te

estoy alrededor, con cuánto celo te vigilo a fin de que no sea interrumpido tu

vivir en mi eterno Querer! Tú debes saber que estoy haciendo más contigo

que con mi misma Mamá Celestial, porque Ella no tenía tus necesidades, ni

tendencias, ni pasiones que pudiesen mínimamente impedir el curso de mi

Voluntad en Ella, con suma facilidad el Creador se vertía en Ella y Ella enÉl, así que mi Voluntad estaba siempre triunfante en Ella, por eso no tenía

necesidad ni de empujarla, ni de amonestaciones; en cambio contigo debo

tener más atención, y cuando veo que alguna pasioncilla, alguna pequeña

tendencia quiere surgir en ti y también cuando tu voluntad humana quisiera

tener algún acto de vida propia en ti, debo amonestarte, la Potencia de mi

Querer debe estar en acto de demoler lo que surge en ti y que no le pertenece

a Él, y mi gracia y mi Amor deben correr en aquella parte podrida que la

voluntad humana va formando, o bien impedir con gracias anticipadas que

esta podredumbre se pueda formar en tu alma, porque Yo amo tanto, me

cuesta tanto el alma en la cual reina mi Querer y en la cual tiene su campo de

acción divina el Fiat Supremo, fin único de toda la Creación y de la misma

Redención, que la amo y me cuesta más que toda la Creación y que la misma

Redención, porque la Creación fue el principio de nuestra obra hacia las

criaturas, la Redención fue el medio, el Fiat será el final, y las obras cuando

están cumplidas se aman más y adquieren el valor completo. Mientras que

una obra no está cumplida hay siempre qué hacer, qué trabajar, qué sufrir, no

se puede calcular su justo valor, en cambio cuando está cumplida solamente

queda el poseer y el gozar la obra hecha, y su valor completo viene a

completar la gloria de Aquél que la ha formado, por eso la Creación y la

Redención deben encerrarse en el Fiat Supremo. ¿Ves entonces cuánto me

cuestas y cuánto siento amarte? El Fiat obrante y triunfante en la criatura es

para Nosotros la cosa más grande, porque la gloria que Nosotros habíamos

 

 

establecido recibir por medio de la Creación nos viene dada, nuestro fin,

nuestros derechos, adquieren su pleno poder. He aquí por qué mis premuras

todas para ti, mis manifestaciones a ti, mi Amor por toda la Creación y

Redención, todo concentrado en ti, porque en ti quiero ver el triunfo de mi

Voluntad."

Abril 18, 1926

La Divina Voluntad es la depositaria de las obras divinas,

y debe ser la depositaria de las obras de las criaturas.

Me sentía toda empequeñecida en mí misma, y buscaba fundirme en el

Santo Querer Divino para correr junto con Él, para hacerle compañía en su

obrar y corresponderle al menos con mi pequeño "te amo." Ahora, mientras

esto hacía, mi dulce Jesús saliendo de dentro de mi interior me ha dicho:

"Hija mía, ánimo, no pongas atención en tu pequeñez, lo que más te

debe importar es el tener tu pequeñez en mi Voluntad, porque estando en

Ella quedarás perdida en Ella, y mi Voluntad, cual viento, llevará en tu acto

la frescura que posee como refrigerio a todas las criaturas, llevará el viento

caliente para inflamarlos de mi Amor, llevará el viento frío para extinguir el

fuego de las pasiones, y finalmente llevará el viento húmedo como

vegetación del germen de mi Voluntad. ¿Nunca has sentido tú los efectos

del viento? ¿Cómo sabe cambiar el aire casi instantáneamente del calor al

frío, de húmedo a un aire fresquísimo y refrigerante? Mi Voluntad es más

que viento, y tus actos en Ella, agitándola, mueven los vientos que contiene

y producen admirables efectos. Después, todos estos vientos unidos juntos

invisten el trono divino y llevan a su Creador la gloria de su Voluntad

obrante en la criatura. ¡Oh, si todos supieran qué significa obrar en el Fiat

Supremo, los prodigios que contiene, todos harían competencia para obrar

en Él! Mira, nuestra Voluntad es tan grande, que Nosotros mismos la

hacemos depositaria de nuestras obras: La Creación, para hacer que se

mantuviese siempre bella, fresca, íntegra, nueva, tal como la sacamos de

nuestras manos creadoras, la depositamos en nuestra Voluntad; la

Redención, para hacer que estuviese siempre en acto de redimir, y mi

nacimiento, mi vida, mi pasión y muerte, estuviesen siempre en acto de

nacer, de vivir, de sufrir y de morir para la criatura, las depositamos en

nuestra Voluntad, porque sólo Ella tiene la virtud y la Potencia de mantener

siempre en acto la obra que se hace y reproducir aquel bien cuantas veces se

 

 

quiere. Nuestras obras no estarían seguras si no fuesen depositadas en

nuestra Voluntad. Si esto es de nuestras obras, mucho más debería ser para

las obras de las criaturas; a cuántos peligros no están sujetas cuando no son

depositadas en nuestro Querer, cuántos cambios no sufren, por eso nuestro

contento cuando vemos que la criatura hace el depósito de sus actos en el

Supremo Querer. Estos actos, si bien pequeños y las naderías de la criatura,

hacen rivalidad con los actos nuestros, y Nosotros gozamos al ver su

ingenio, que para poner al seguro sus naderías las deposita en nuestra

Voluntad.

Ahora, si para la Creación y para la Redención la depositaria fue

nuestra Voluntad, también para el Fiat como en el Cielo así en la tierra, debe

tener el depósito mi misma Voluntad, he aquí el por qué de mi insistencia de

que nada hicieras si no lo depositas en Ella; si no formas este depósito de

toda tú misma, de tus pequeños actos y aun de tus naderías, mi Fiat no

teniendo su pleno triunfo sobre de ti, no podrá desenvolver su Fiat como en

el Cielo así en la tierra."

Abril 25, 1926

El Fiat en el Cielo es triunfador, en la tierra es conquistador.

Paso días amarguísimos por las privaciones de mi dulce Jesús, siento

que respiro un aire venenoso, bastante para darme no una muerte sino miles

de muertes, pero mientras estoy por sucumbir bajo el golpe mortal, siento el

aire vital y balsámico del Querer Supremo que me sirve de contraveneno

para no dejarme morir y me tiene en vida para sufrir muertes continuas bajo

el peso incalculable de la privación de mi sumo y único Bien. ¡Oh,

privación de mi Jesús, cómo eres dolorosa, tú eres el verdadero martirio para

mi pobre alma! ¡Oh Voluntad Suprema, cómo eres fuerte y potente, que con

darme vida me impides el vuelo hacia la patria celestial para encontrar a

Aquél que tanto suspiro y ansío! ¡Ah, piedad de mi duro exilio, piedad de

mí que vivo sin Aquél que es el único que puede darme vida! Pero mientras

me sentía aplastada bajo el peso de su privación, mi amable Jesús se ha

movido en mi interior y me miraba fijamente, a su mirada piadosa me sentía

regresar de la muerte a la vida, y como yo estaba haciendo mis

acostumbrados actos en su Querer Supremo, me ha dicho:

"Hija mía, mientras tú imprimías tu ‘te amo’ en mi Voluntad sobre

todas las cosas creadas, toda la Creación se sentía duplicar el amor de su

Creador, y como las cosas creadas no tienen razón, aquel amor corría con

 

 

ímpetu hacía Aquél que las había creado; y el Padre Celestial al verse

redoblado el amor que sacó en la Creación por la pequeña recién nacida de

su Querer, para no dejarse vencer en amor, duplica su Amor y lo hace correr

sobre todas las cosas creadas, para hacer el mismo camino que ha hecho su

pequeña hija, y después todo este amor lo concentra en aquélla que le ha

mandado su amor duplicado y con ternura paterna espera la nueva sorpresa,

que su recién nacida le duplique de nuevo su amor. ¡Oh, si tú supieras las

corrientes y las olas de amor que van y vienen de la tierra al Cielo y del

Cielo a la tierra, cómo toda la Creación siente, si bien en su mudo lenguaje y

sin razón, este amor duplicado de Aquél que las ha creado, y de aquélla, por

causa de la cual fueron creadas, cómo todas se ponen en actitud de sonrisa,

de fiesta y de hacer correr benévolos sus afectos hacia las criaturas! El vivir

en mi Querer mueve todo, inviste todo y cumple la obra de su Creador en la

Creación. El Fiat como en el Cielo sobre la tierra tiene un prodigio, una nota

más armoniosa, una característica más bella que no goza ni posee en el

mismo Cielo, porque en el Cielo posee el prodigio de un Fiat de absoluto

triunfo, que ninguno le puede resistir, y todo el gozar en las regiones

celestiales viene del Fiat Supremo. Aquí en el exilio, en el fondo del alma,

contiene el prodigio de un Fiat conquistador, y de nuevas conquistas,

mientras que en el Cielo no hay nuevas conquistas porque todo es suyo. En

el alma viadora mi Fiat no es absoluto, sino que quiere al alma junto, en su

misma obra, y por eso se deleita de manifestarse, de ordenar y hasta de

rogarle que obre con Él, y cuando el alma cede y se deja investir por el Fiat

Supremo, se forman tales notas armoniosas producidas por ambas partes,

que el mismo Creador se siente recrear por sus mismas notas divinas

formadas por la criatura. Estas notas en el Cielo no existen, porque no es

morada de obras sino de gozos, y por eso mi Fiat en la tierra tiene la bella

característica de imprimir en el alma su mismo obrar divino, para hacerla

repetidora de sus obras. Así que si en el Cielo mi Fiat es triunfador y

ninguno puede decir en la región celestial que ha hecho una obra para

atestiguar su amor, su sacrificio al Fiat Supremo; aquí en la tierra es

conquistador, y si gusta el trono, mucho más gustan las nuevas conquistas, y

¿cuánto no haría mi Fiat para conquistar un alma, para hacerla obrar en su

Querer? ¿Cuánto no ha hecho y no hace por ti?"

Después, mi dulce Jesús se hacía ver crucificado, y sufría mucho, yo

no sabía qué hacer para aliviarlo, me sentía aniquilada por las súbitas

privaciones, y Jesús, desclavándose de la cruz se ha arrojado en mis brazos

diciéndome:

"Ayúdame a aplacar la Divina Justicia que quiere golpear a las

criaturas."

 

 

Entonces se sentía un fuerte terremoto que traía destrucción de

ciudades. Yo he quedado espantada, Jesús ha desaparecido y yo me he

encontrado en mí misma...

Abril 28, 1926

La Creación y la Mamá Celestial son los ejemplares más perfectos del

vivir en el Divino Querer. La Virgen superó a todos en el sufrir.

Estaba pensando entre mí: "Mi dulce Jesús cuando habla de su

Querer, une junto, casi siempre a la Soberana Reina del Cielo o bien a la

Creación, parece que se deleita tanto de hablar de Una o de la otra, que va

buscando ocasiones, pretextos, reencuentros para manifestar lo que hace su

Santísima Voluntad tanto en la Mamá Celestial como en la Creación."

Ahora, mientras esto pensaba, mi amable Jesús se ha movido en mi interior y

todo ternura me ha estrechado a Sí y me ha dicho:

"Hija mía, si esto hago tengo fuertes razones para hacerlo. Tú debes

saber que mi Voluntad solamente en la Creación y en mi Mamá Celestial ha

sido siempre íntegra y ha tenido libre su campo de acción. Ahora, debiendo

llamarte a ti a vivir en mi Querer como una de ellas, debía proponértelas

como ejemplo, como una imagen a la cual tú debes imitar. Así que para

poder hacer cosas grandes, de manera que todos puedan recibir de aquel

bien, a menos de que no lo quieran, la primera cosa es que mi Voluntad debe

obrar integralmente en el alma; mira la Creación, como mi Voluntad está

íntegra en ella, y porque Ella está íntegra, la Creación está en su puesto y

contiene la plenitud de aquel bien con el cual fue creada, y por eso se

mantiene siempre nueva, noble, pura, fresca, y puede participar a todos el

bien que posee, pero lo bello es que mientras se da a todos, ella nada pierde

y está siempre tal como fue creada por Dios; ¿qué cosa ha perdido el sol con

dar tanta luz y calor a la tierra? Nada; ¿qué ha perdido el cielo azul con estar

distendido en la atmósfera, la tierra con producir tantas y tan variadas

plantas? Nada; y así de todas las cosas creadas por Mí. ¡Oh, cómo la

Creación exalta en modo admirable aquel dicho que dicen de Mí: Es

siempre antiguo y siempre nuevo! Así que mi Voluntad en la Creación es

centro de vida, es plenitud de bien, es orden, armonía; todas las cosas las

tiene en el puesto querido por Ella. ¿Dónde podrás encontrar tú un ejemplo

más bello, una imagen más perfecta del vivir en mi Querer, si no es en la

Creación? Por eso Yo te llamo a vivir en medio de las cosas creadas como

 

 

una hermana de ellas, a fin de que aprendas a vivir en el Supremo Querer

para poder estar también tú en el lugar querido por Mí, para poder encerrar

en ti la plenitud del bien que mi Querer quiere encerrar en ti, a fin de que

quien quiera pueda tomar de aquel bien, y como tú estás dotada de razón,

debes sobrepasarlas a todas y corresponder a su Creador en amor y gloria

por cada una de las cosas creadas, como si todas estuviesen dotadas de

razón, así que serás la suplidora de toda la Creación y ella te servirá de

espejo donde mirarte para poder copiar el vivir en mi Querer, a fin de que no

te separes de tu puesto; te servirá de guía y te hará de maestra dándote las

lecciones más altas y perfectas sobre el vivir en mi Querer.

Pero la que sobrepasa a todos es mi Mamá Celestial, Ella es el nuevo

cielo, es el sol más fulgurante, es la luna más brillante, es la tierra más

florida, todo, todo encierra en Sí, y si cada una de las cosas creadas encierra

la plenitud de su bien recibido por Dios, mi Mamá encierra todos los bienes

juntos, porque dotada de razón y viviendo mi Voluntad íntegra en Ella, la

plenitud de la Gracia, de la Luz, de la Santidad, crecía a cada instante, cada

acto que hacía eran soles, estrellas que mi Querer formaba en Ella, así que

sobrepasó a toda la Creación, y mi Voluntad íntegra y permanente en Ella

hizo la cosa más grande y consiguió el suspirado Redentor. Por eso mi

Mamá es Reina en medio a la Creación, porque sobrepasó todo y mi

Voluntad encontró en Ella el alimento de su razón, que íntegra y

permanentemente la hacía vivir en Ella, había sumo acuerdo, se daban la

mano mutuamente; no había fibra de su corazón, palabra, pensamiento sobre

del cual mi Voluntad no poseyera su Vida. ¿Y qué cosa no puede hacer un

Querer Divino? Todo. No hay potencia que le falte ni cosa que no pueda

hacer, por eso se puede decir que todo hizo y todo lo que los demás no

pudieron hacer, ni podrán hacer todos juntos, lo hizo Ella sola.

Por eso no te maravilles si te señalo la Creación y a la Soberana Reina,

porque debo señalarte los ejemplares más perfectos donde mi Voluntad tiene

Vida perenne y donde jamás ha encontrado obstáculo a su campo de acción

divina para poder obrar cosas dignas de Sí. Por eso hija mía, si quieres que

mi Fiat Supremo reine como en el Cielo, que es la cosa más grande que nos

queda por hacer para las humanas generaciones, haz que mi Querer tenga el

puesto de soberano y que viva íntegro y permanente en ti, de todo lo demás

no tengas ningún pensamiento, ni de tu incapacidad, ni de las circunstancias,

ni de las cosas nuevas que pueden surgir en torno a ti, porque reinando en ti

mi Querer, servirán como materia y alimento para que mi Fiat tenga su

cumplimiento."

Después estaba pensando entre mí: "Es verdad que mi Reina Mamá

hizo el más grande de los sacrificios, que ningún otro ha hecho, esto es, el no

 

 

querer conocer de ningún modo su voluntad sino sólo la de Dios, y en esto

abrazó todos los dolores, todas las penas, hasta el heroísmo del sacrificio de

sacrificar a su propio Hijo para cumplir el Querer Supremo; pero una vez

que hizo este sacrificio, todo lo que sufrió después fue el efecto de su primer

acto, no tuvo que luchar como nosotros en las diversas circunstancias, en los

encuentros imprevistos, en las pérdidas inesperadas, es siempre lucha, hasta

sangrar el propio corazón por temor de ceder a nuestra combatiente voluntad

humana; con cuánta atención se necesita estar para que el Querer Supremo

tenga siempre su puesto de honor y la supremacía sobre todo, y muchas

veces es más dura la lucha que la misma pena." Pero mientras esto pensaba,

mi amable Jesús se ha movido en mi interior diciéndome:

"Hija mía, tú te equivocas, no fue uno el máximo sacrificio de mi

Mamá, sino fueron tales y tantos, por cuantos dolores, penas, circunstancias

y encuentros fue expuesta su existencia y la mía; las penas en Ella siempre

eran duplicadas, porque mis penas eran más que penas suyas, y además mi

Sabiduría no cambió nunca dirección con mi Mamá, en cada pena que debía

tocarle Yo le preguntaba siempre si quería aceptarlas, para oírme repetir por

Ella aquel Fiat en cada pena, en cada circunstancia y aun en cada latido;

aquel Fiat me sonaba tan dulce, tan suave y armonioso, que lo quería oír

repetir a cada instante de su vida, y por eso le preguntaba siempre: ¿Mamá,

quieres hacer esto? ¿Quieres sufrir esta pena? Y a Ella mi Fiat le llevaba

los mares de bienes que contiene y le hacía entender la inmensidad de la

pena que aceptaba, y este entender con Luz divina lo que paso a paso debía

sufrir, le daba tal martirio que supera infinitamente a la lucha que sufren las

criaturas, porque faltando en Ella el germen de la culpa, faltaba el germen de

la lucha, y mi Voluntad debía encontrar otro medio para hacer que no fuese

menor que las otras criaturas en el sufrir, porque debiendo adquirir con

justicia el derecho de Reina de los dolores, debía superar a todas las criaturas

juntas en las penas. ¿Cuántas veces no lo has sentido tú misma, que

mientras no sentías ninguna lucha, mi Querer, haciéndote entender las penas

a las cuales te sometía, tú quedabas petrificada por la fuerza del dolor, y

mientras quedabas destrozada en la pena, tú eras la pequeña corderita en mis

brazos, pronta a aceptar otras penas a las cuales mi Querer te quería

sometida? ¡Ah! ¿No sufrías tú más que con la misma lucha? La lucha es

señal de pasiones vehementes, mientras que mi Voluntad, si lleva el dolor, al

mismo tiempo da la intrepidez, y con el conocimiento de la intensidad de la

pena le da tal mérito, que sólo una Voluntad Divina puede dar. Por eso,

como hago contigo, que en cada cosa que quiero de ti primero te pregunto si

quieres, si aceptas, así hacía con mi Mamá, a fin de que el sacrificio sea

siempre nuevo y me dé la ocasión de conversar con la criatura, de

 

 

entretenerme con ella, y que mi Querer tenga su campo de acción divino en

la voluntad humana."

Ahora, mientras estaba escribiendo lo que está escrito arriba, no he

podido seguir más adelante, porque mi mente ha quedado enajenada por un

canto bello y armonioso, acompañado por un sonido jamás oído, este canto

ponía a todos en atención y armonizaba con toda la Creación y con la patria

celestial. Todo esto lo escribo por obedecer. Mientras oía el canto mi Jesús

me ha dicho:

"Hija mía, escucha cómo es bello este sonido y canto, es un cántico

nuevo formado por los ángeles como homenaje, gloria y honor a la unión de

la Voluntad Divina con tu voluntad humana, es tanta la alegría de todo el

Cielo y de la Creación toda, que no pudiéndola contener suena y canta."

Dicho esto me he encontrado en mí misma.

Mayo 1, 1926

Quien vive en el Querer Divino es alimentado por el aliento divino, y

quien no vive en Él es un intruso, un usurpador de los bienes de

Dios, y recibe los bienes a título de limosna.

Me sentía toda inmersa en el Querer Supremo, y mi dulce Jesús ha

salido de dentro de mi interior, y estrechándome fuerte a Sí ponía su boca

cerca a mis labios y me mandaba su aliento omnipotente. ¿Pero quién puede

decir lo que sentía en mí? Aquel aliento me penetraba hasta las más íntimas

fibras, me llenaba toda hasta no sentir más mi pequeñez, mi existencia, sino

solamente y en toda mí misma sólo a Jesús. Así, después de haber repetido

varias veces este mandarme su aliento, porque parecía que no estaba

contento si no me veía toda llena de aquel aliento divino me ha dicho:

"Hija mía, habiendo tú nacido en mi Querer, es necesario, es justo y

decoroso que en Él vivas, crezcas y te alimentes, que adquieras las

prerrogativas de verdadera hija de mi Querer; ningún lineamiento extraño ni

cosa que no pertenezca a mi Querer se debe ver en ti, así que de tu

fisonomía, de tus modos, de tu hablar y hasta del modo como tú amas y

rezas, se debe conocer que eres la hija de mi Voluntad. ¿Ves entonces cómo

te amo y con qué celo te custodio y te alimento? Con mi mismo aliento,

porque quien debe vivir en mi Querer, solamente mi aliento puede conservar

íntegra y permanente la Vida de mi Voluntad en ella. Así que aquel aliento

que con tanto amor hice salir de mi seno en la creación del hombre para

 

 

infundirle mi semejanza, lo continúo en el alma que vive en mi Voluntad

para formar mis verdaderas imágenes y los grandes portentos que había

establecido formar en la Creación, por causa de las cuales todas las cosas

fueron hechas, por eso suspiro tanto a quien vive en mi Querer, porque sólo

ella no me dejará desilusionado en el fin de la Creación; sólo ella gozará por

derecho las cosas creadas por Mí, porque siendo una mi Voluntad con la

suya, lo que es mío es suyo, y con derecho puede decir: ‘El cielo, el sol, la

tierra y todas las otras cosas son mías, por eso quiero gozármelas, y también

para dar honor a la Suprema Voluntad que las ha creado y que reina en mí.’

En cambio el alma en la cual no reina mi Querer no tiene ningún derecho, y

si las goza es un usurpador, porque no son suyas, es un intruso en mis

bienes, pero como mi Bondad es tanta, le dejo gozar a título de limosna, pero

no de derecho. He aquí por qué muchas veces los elementos se descargan en

daño del hombre, porque no tiene derecho, y de las cosas de la tierra le

queda la limosna que el Creador le manda. Así que quien vive en mi Querer

es como reina en medio de la Creación, y Yo gozo sumamente al verla

reinante en medio de mis bienes."

Después de esto yo continuaba rezando, y mi dulce Jesús ha regresado

y me hacía ver que de sus santísimas manos salían dos fuentes de Luz, una

descendía sobre mi pobre alma, pero Jesús hacía un ingenio tal en sus

manos, que mientras descendía ascendía nuevamente a lo alto, parecía una

corriente continuada que mientras descendía subía, y Jesús se deleitaba en

medio de estas fuentes de Luz y estaba todo atento a fin de que toda esta Luz

quedase concentrada en mí, y después me ha dicho:

"Hija mía, estas fuentes de Luz que descienden de mis manos, es mi

Voluntad que desciende del Cielo y hace su camino en el alma para cumplir

lo que quiere hacer en ella; este hacer de mi Voluntad forma la otra fuente de

Luz que sube, por medio de mis manos, de nuevo al Cielo para llevar el

cumplimiento de mi Voluntad por la criatura al Eterno Creador, pero

mientras sube, enseguida desciende de nuevo, duplicada, para continuar su

acción divina en la criatura. Mi Voluntad tiene un movimiento continuo, no

se detiene jamás, si se pudiese detener su movimiento, lo que no puede ser,

cesaría la vida a toda la Creación, el sol, el cielo estrellado, las plantas, el

agua, el fuego, las criaturas todas descenderían en la nada, por eso mi

Voluntad con su movimiento continuo es vida de cada cosa creada, vincula

todo, es más que aire que con su respiro hace respirar, desarrollar, crecer

todas las cosas salidas de nuestras manos. Mira entonces qué afrenta hacen

las criaturas, pues mientras mi Voluntad es vida de todo y centro de cada

cosa, y sin Ella nada existiría, ni ningún bien, ellas no quieren reconocer ni

su dominio ni su Vida que corre en ellas, he aquí por qué quien reconoce la

 

 

Vida de mi Voluntad en ella y en todas las cosas, es el triunfo de nuestra

Voluntad y la conquista de nuestras victorias, es la correspondencia de

nuestro Amor a nuestro movimiento continuo, nuestra Voluntad la vincula a

toda la Creación haciéndole hacer todo el bien que hace mi misma Voluntad.

Así que todo es suyo, y Yo la amo tanto que no sé hacer nada sin ella,

porque en virtud de mi Voluntad tenemos la misma Vida, el mismo Amor,

un solo latido y un solo respiro."

Y mientras esto decía se ha arrojado en mis brazos como desfallecido

de amor y ha desaparecido.

Mayo 3, 1926

La Voluntad Divina bilocándose reina en el alma como en su sede.

Estaba según mi costumbre, por fundirme en el Santo Querer Divino y

decía: "Majestad Suprema, vengo a nombre de todos, desde el primero hasta

el último hombre que existirá sobre la tierra para daros todos lo homenajes,

las adoraciones, las alabanzas, el amor que cada una de las criaturas os debe,

y a haceros todas las reparaciones de todos y de cada uno de los pecados."

Ahora, mientras esto decía, mi amable Jesús se ha movido en mi interior y

me ha dicho:

"Hija mía, este modo de rezar es sólo de mi Voluntad, porque

solamente Ella puede decir: ‘Vengo a nombre de todos delante a la

Majestad Suprema.’ Porque con su Omnividencia e Inmensidad ve todo y

abraza a todos y puede decir, no como un modo de decir, sino en realidad:

‘Vengo a nombre de todos para haceros todo lo que las criaturas os deben.’

Ninguna voluntad humana puede decir en realidad: ‘Vengo a nombre de

todos.’ Esta es la señal de que mi Voluntad reina en ti."

Y mientras esto decía, en voz alta mi Jesús continuaba rezando y yo lo

seguía, y juntos nos hemos encontrado delante a la Majestad Suprema. ¡Oh!

cómo era bello rezar con Jesús, todas las cosas quedaban investidas por sus

palabras y sus actos, y como su Voluntad se encontraba por todas partes y en

cada una de las cosas creadas, por doquier se oían repetir sus palabras

creadoras, sus adoraciones y todo lo que hacía. Yo me sentía empequeñecer

más junto a Jesús y estaba toda maravillada, entonces Él ha agregado:

"Hija mía, no te maravilles, es mi Voluntad que bilocándose, mientras

reina en Dios, al mismo tiempo reina en el alma y con sus modos divinos

reza, ama y obra en ella, por eso nos resulta imposible no estimar, no amar,

 

 

no escuchar nuestra Voluntad bilocada en la criatura, es más, sólo Ella nos

lleva como en regazo nuestra alegría, la felicidad, el amor que desbordó de

nuestro seno en nuestra obra ‘ad extra’ de la Creación; nos repite la fiesta;

nos renueva el gozo que sentimos al crear tantas cosas bellas dignas de

Nosotros. ¿Cómo no amar a aquélla que nos da la ocasión de bilocar nuestra

Voluntad al hacerla reinar en ella para darnos amor, adoraciones, gloria

divina? Por eso el vivir en mi Querer es el prodigio de los prodigios, porque

el todo está en la voluntad, tanto en Dios como en la criatura. Cuántas cosas

Nosotros podíamos hacer, pero como no las quisimos no las hicimos, cuando

las queremos somos todo amor, todo potencia, todo ojo, manos y pies, en

suma, todo nuestro Ser viene concentrado en el acto que quiere hacer nuestra

Voluntad, en cambio si nuestra Voluntad no quiere, ninguno de nuestros

atributos se mueve, parece que no tienen vida para todo lo que no quiere

hacer nuestra Voluntad, así que Ella tiene la supremacía, el dominio sobre

nuestro Ser y es la dirigente de todos nuestros atributos. Por eso la cosa más

grande que podíamos dar a la criatura era nuestra Voluntad, y en Ella

concentrábamos todo nuestro Ser, ¿se podía dar amor más intenso, milagro

más estrepitoso que esto? Es más, por cuanto le pudiéramos dar a la

criatura, a Nosotros nos parece nada en comparación de dar nuestra

Voluntad reinante y dominante en ella, porque en las demás cosas que

podemos dar, son los frutos de nuestras obras, de nuestros dominios, en

cambio con dar nuestra Voluntad, no son los frutos sino nuestra misma Vida

y nuestros mismos dominios; ¿quién tiene más valor, los frutos o la vida?

Ciertamente la vida, porque con dar la Vida de nuestro Querer damos al

mismo tiempo la fuente de todos nuestros bienes, y quien posee la fuente de

los bienes no tiene necesidad de los frutos. Y si la criatura nos diese todo,

hiciera los más grandes sacrificios, pero no nos diera su pequeño querer para

hacer reinar el nuestro, nos daría siempre nada; es más, cuando las cosas no

son producidas por nuestro Querer, por cuán grandes sean, las miramos

como cosas extrañas a Nosotros y que no nos pertenecen."

Yo me he quedado pensando en lo que Jesús me había dicho y decía

entre mí: "¿Será posible todo esto, que el Divino Querer llega hasta

bilocarse para reinar en la criatura como en su propia sede, en su seno

divino?" Y Jesús ha agregado:

"Hija mía, ¿sabes cómo sucede? Supón un pequeño y pobre tugurio,

donde un rey, llevado por amor a este tugurio quiere habitar dentro, así que

desde dentro de aquel tugurio se escucha la voz del rey, parten las órdenes

del rey, salen sus obras, dentro de aquel tugurio están los alimentos

adecuados para alimentar al rey, la silla para sentarse digna de él, así que el

rey nada ha cambiado de lo que le conviene a su real persona, sólo ha

 

 

cambiado la habitación de la morada real, por su voluntad y con sumo placer

ha escogido el tugurio. El pequeño tugurio es el alma, el rey es mi

Voluntad. ¿Cuántas veces escucho la voz de mi Voluntad que reza, que

habla, que enseña en el pequeño tugurio de tu alma? ¿Cuántas veces veo

salir mis obras, y rijo, vivifico y conservo todas las cosas creadas desde tu

pequeño tugurio? Mi Voluntad no toma en cuenta la pequeñez, más bien le

agrada sumamente; lo que va buscando es el absoluto dominio, porque con

el absoluto dominio puede hacer lo que quiere y poner lo que le agrada."

Mayo 6, 1926

Los que viven en el Querer Divino son los

primeros delante a Dios, y forman su corona.

Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino y

pedía a la Mamá Celestial que viniera junto conmigo, que me diese su mano,

a fin de que guiada por Ella pudiera corresponder a mi Dios por todo aquel

amor, aquella adoración y gloria que todos le deben. Ahora, mientras esto

decía, mi amado Jesús se ha movido en mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, tú debes saber que los primeros delante a la Majestad

Suprema son aquellos que han vivido en mi Querer y que jamás han salido

de mi Voluntad. Mi Mamá vino al mundo después de cuatro mil años, sin

embargo delante a Dios fue primero que Adán; sus actos, su amor, están en

el primer orden de las criaturas, así que sus actos están primero que todos los

actos de las criaturas, porque fue Ella la más cercana a Dios, vinculada con

los vínculos más estrechos de santidad, de unión y de semejanza, y con el

vivir en nuestro Querer sus actos se volvían inseparables de los nuestros, y

como son inseparables se vuelven los actos más cercanos, como cosas

connaturales a su Creador. El primero y el después en nuestra Voluntad no

existen, sino todo es como acto primero, por eso quien vive en mi Voluntad,

a pesar de que venga al último es siempre antes que todos. Así que no se

mirará la época en la cual las almas saldrán a la luz del tiempo, sino que se

verá si la Vida de mi Voluntad ha estado en ellas como centro de vida,

reinante y dominante en todos sus actos, tal como reina y domina en el seno

de la Divinidad, éstas serán las primeras, sus actos hechos en nuestro Querer

se elevarán sobre todos los actos de las otras criaturas, y todos quedarán

detrás, por eso estas almas serán nuestra corona. Mira, conforme tú

llamabas a mi Mamá en mi Querer para corresponderme en amor, adoración

 

 

y gloria, mi Querer os ha unido juntas, y el amor, la gloria, la adoración que

hacía la Soberana Reina se han vuelto actos tuyos, y los tuyos se han vuelto

actos de mi Mamá, mi Voluntad todo ha puesto en común, y los unos se han

vuelto inseparables de los otros, y Yo oía en ti la voz de mi Mamá, sentía su

amor, su adoración, su gloria, y en mi Mamá oía tu voz que me amaba, me

adoraba, me glorificaba; cómo me sentía feliz, encontrar y sentir a la Mamá

en la hija y a la hija en la Mamá. Mi Voluntad une a todos y a todo, no sería

verdadero vivir en mi Querer, ni obrar de mi Voluntad si todo lo que a Ella

pertenece y todo su eterno obrar no lo concentra en el alma que en Ella vive

y donde tiene su reino y dominio. Si esto no fuera, el reino de mi Voluntad

sería un reino dividido, lo que no puede ser, porque mi Voluntad une todo

junto su obrar y de él hace un solo acto; y si se dice que crea, redime,

santifica y otras cosas, son los efectos de aquel solo acto que jamás cambia

acción. Por eso, quien vive en mi Querer su origen es eterno, inseparable de

su Creador y de todos aquellos en los cuales mi Voluntad ha tenido su reino

y su dominio."

Mayo 10, 1926

Así como el sol es vida de toda la naturaleza,

así el Querer Divino es vida del alma.

Mi pobre mente nadaba en el mar inmenso del eterno Querer, y mi

dulce Jesús me ha transportado fuera de mí misma en el momento en el que

surgía el sol; ¡qué encanto ver que la tierra, las plantas, las flores, el mar,

sufrían una transformación! Todos se quitaban de una pesadumbre que los

oprimía, todos surgían a la nueva vida que les daba la luz y adquirían su

belleza y el desarrollo que les daba la luz y el calor para hacerlos crecer. La

luz al surgir, parecía que les daba la mano al investirlos para dar la

fecundidad a las plantas, el colorido a las flores, para hacer huir las sombras

de las tinieblas sobre el mar y le daba con su luz su matiz de plata; ¿pero

quién puede decir todos los efectos que producía la luz solar al investir toda

la tierra, cubriendo todo con su vestidura de luz? Sería extenderme

demasiado si quisiera describir todo. Ahora, mientras esto veía, mi amado

Jesús me ha dicho:

"Hija mía, cómo es bello el surgir del sol, cómo cambia toda la

naturaleza, y con investirla con su misma luz, da a cada una de las cosas los

efectos para hacerlas producir el bien que contienen, pero para hacer esto la

 

 

luz las debe investir, tocar, plasmar, penetrar tan adentro para darles los

sorbos de la luz para infundir la vida del bien que deben producir. Así que si

las plantas, las flores, el mar, no se hacen investir por la luz, la luz estaría

para ellos como muerta, y ellos quedarían bajo la opresión de las tinieblas,

las cuales les servirían de tumba para enterrarlas. La virtud de las tinieblas

es de dar muerte, la virtud de la luz es de dar vida, así que si no fuese por la

luz del sol, de la cual dependen todos y por la cual tienen vida todas las

cosas creadas, nada habría de bien sobre la tierra, más bien sería espantosa y

horrible al verla, por eso la vida de la tierra está ligada a la luz.

Ahora hija mía, el sol es símbolo de mi Voluntad, y tú has visto cómo

es bello y encantador su surgir sobre la tierra, cuántos efectos produce,

cuánta variedad de tintes, cuántas bellezas, cuantas transformaciones sabe

hacer la luz, y cómo este sol ha sido puesto por su Creador para dar vida,

crecimiento y belleza a toda la naturaleza. Ahora, si esto hace el sol para

cumplir su oficio que le dio Dios, mucho más el Sol de mi Voluntad que fue

dado al hombre para infundirle la Vida de su Creador. ¡Oh, cómo es más

encantador y bello el surgir del Sol de mi Voluntad sobre la criatura! Al

poner su luz sobre ella la transforma, le da las variadas tintas de Belleza de

su Creador, con el investirla y plasmarla se adentra en ella y le da los sorbos

de Vida Divina, a fin de que crezca y produzca los efectos de los bienes que

contiene la Vida de su Creador. Ahora, ¿qué sería de la tierra sin el sol?

Más fea y espantosa sería el alma sin mi Voluntad; sin Ella, ¡oh, cómo

desciende de su origen y cómo el yugo de las pasiones y de los vicios, más

que tinieblas la hacen morir y le preparan la tumba donde enterrarla! Pero tú

has visto que la luz del sol, tanto bien puede hacer por cuanto se dejan tocar

e investir por su luz las plantas, las flores y todo lo demás, y necesitan estar

con las bocas abiertas para recibir los sorbos de vida que les da el sol. Así es

mi Voluntad, tanto bien puede hacer, tanto de belleza y de Vida Divina

puede infundir, por cuanto el alma se hace tocar, investir, plasmar por las

manos de Luz de mi Voluntad, si el alma se da en poder de esta Luz,

abandonándose toda en ella, mi Supremo Querer cumplirá el más grande de

los prodigios en la Creación, esto es: La Vida Divina en la criatura. ¡Oh!, si

el sol pudiera formar con el reflejo de su luz otros tantos soles sobre cada

una de las plantas, en los mares, sobre los montes, en los valles, ¿qué

encanto más bello, qué belleza más deslumbrante, cuántos prodigios de más

no habría en el orden de la naturaleza? Sin embargo, lo que no hace el sol lo

hace mi Voluntad en el alma que vive en Ella y que está como pequeña flor

con la boca abierta para recibir los sorbos de Luz que mi Querer le da para

formar en ella la Vida del Sol Divino. Por eso sé atenta, toma a cada

instante estos sorbos de Luz de mi Querer, a fin de que cumpla en ti el más

 

 

grande de los prodigios, que mi Voluntad tenga su Vida Divina en la

criatura."

Después de esto estaba diciendo a mi sumo y único Bien: "Amor mío,

uno mi inteligencia a la tuya a fin de que mis pensamientos tengan vida en

los tuyos, y difundiéndose en tu Querer corran sobre cada uno de los

pensamientos de las criaturas y elevándonos juntos delante a nuestro Padre

Celestial, le llevaremos los homenajes, la sujeción, el amor de cada uno de

los pensamientos de criatura e imploraremos que todas las inteligencias

creadas se reordenen y armonicen con su Creador." Y así también con las

miradas de Jesús, con las palabras, con las obras, con sus pasos y hasta con

su latido. Yo me sentía toda transformada en Jesús, de modo que yo me

encontraba como en acto para todo lo que mi Jesús había hecho y hacía para

reintegrar la gloria del Padre, y para el bien que había conseguido a las

criaturas. Su obrar y el mío era uno solo, uno el Amor, una la Voluntad y mi

dulce Jesús ha agregado:

"Hija mía, cómo es bella la oración, el amor, el obrar de la criatura en

mi Voluntad, son actos llenos de toda la plenitud Divina, es tanta la plenitud,

que abrazan todo y a todos y hasta al mismo Dios. Mira, eternamente se

verán tus pensamientos en los míos, tus ojos en los míos, tus palabras en las

mías, tus obras y pasos en los míos, a tu latido palpitar en el mío, porque una

es la Voluntad que nos da vida, uno el Amor que nos mueve, que nos empuja

y que nos vincula en modo inseparable. He aquí por qué el Sol de mi

Voluntad supera en modo infinito y más sorprendente al sol que está en la

atmósfera; mira la gran diferencia, el sol creado por Dios mientras golpea la

tierra y la inviste produce admirables e innumerables efectos, pero no se

aleja de su fuente, desciende a lo bajo, se levanta a lo alto, toca las estrellas,

pero la plenitud de la luz está siempre en su esfera, de otra manera no podría

investir siempre de la misma manera a todo con su luz, pero a pesar de todo

esto, la luz solar no penetra en los Cielos para investir el trono de Dios, para

penetrar en Dios mismo y hacer una su luz con la Luz inaccesible del Ente

Supremo, ni inviste a los ángeles, ni a los santos, ni a la Mamá Celestial. En

cambio el Sol de mi Voluntad cuando con toda su plenitud reina en el alma,

su Luz penetra dondequiera, en los corazones y mentes de las criaturas que

viven en lo bajo de la tierra, pero lo que sorprende más, es que se levanta en

lo alto, inviste toda la Creación y lleva al sol, a las estrellas, al cielo, el beso

de la Luz del Querer Supremo. La Voluntad Divina que reina en la Creación

y el Sol de la Voluntad Suprema que reina en el alma se encuentran, se

besan, se aman y se hacen felices mutuamente, y mientras se queda en la

Creación, porque el Sol de mi Voluntad no deja nada atrás, lleva todo junto

consigo, penetra en los Cielos, inviste a todos, ángeles, santos, a la Soberana

 

 

Reina, da el beso a todos, da nuevas alegrías, nuevos contentos, nuevo amor,

pero esto no es todo, sino que con impetuosidad se vierte en el seno del

Eterno. La Divina Voluntad bilocada en la criatura besa, ama, adora a la

Voluntad reinante en Dios mismo, le lleva a todos y a todo y uniéndose

juntas surge de nuevo para hacer su curso, porque estando en el alma la

plenitud del Sol del Querer eterno, este Sol está a su disposición, y conforme

hace sus actos, ama, reza, repara, etc.; este Sol reemprende el nuevo curso

para dar a todos la sorpresa de su Luz, de su Amor, de su Vida, así que

mientras este Sol del eterno Querer surge, hace su curso para hacer su ocaso

en el seno de la Divinidad, otro más surge para hacer su camino envolviendo

todo, hasta la patria celestial, para hacer en ella su ocaso de oro en el seno de

la Majestad Suprema. Así que las bilocaciones de mi Voluntad son

innumerables, este Sol surge a cada acto de la criatura hecho en este Sol del

Querer Supremo, lo que no sucede en el sol que está en la atmósfera, que es

siempre uno, no se multiplica. ¡Oh!, si el sol tuviese la virtud de hacer

surgir tantos soles por cuantas veces hace su curso sobre la tierra, ¿cuántos

soles no se verían arriba en lo alto? ¿Qué encanto, cuántos bienes de más no

recibiría la tierra? Por lo tanto, ¿cuántos bienes no hace el alma que vive del

todo en mi Querer, dando la ocasión a su Dios de bilocar su Voluntad para

hacerle repetir los prodigios que solamente sabe hacer un Dios?"

Dicho esto ha desaparecido y yo me he encontrado en mí misma.

Mayo 13, 1926

Imágenes de quien obra por fines humanos y quien obra para

cumplir laVoluntad Divina. Nuestro Señor es el latido de

la Creación. La santidad está en cumplimiento

del propio deber.

 

Estaba haciendo mi acostumbrada adoración a mi crucificado Jesús, y

mientras rezaba he sentido cerca a mi dulce Jesús, que poniéndome el brazo

en el cuello me estrechaba fuerte a Sí, y al mismo tiempo me hacía ver a mi

último confesor difunto; me parecía verlo pensativo, todo recogido, pero sin

decirme nada, mi Jesús lo miraba y me ha dicho:

"Hija mía, tu confesor se ha encontrado cosas grandes delante a Mí,

porque cuando emprendía un oficio, un empeño, no omitía nada para

cumplir exactamente aquel oficio, era atentísimo, hacía grandes sacrificios y

si era necesario se disponía aun a poner su propia vida para hacer que su

oficio fuese cumplido exactamente. Tenía un temor, que si no obrase como

 

 

convenía a su oficio en las obras que le habían sido confiadas, pudiera ser él

un obstáculo a la misma obra, esto significa que apreciaba y daba el justo

valor a mis obras y su atención atraía la gracia que se necesitaba para el

desempeño de su oficio; esto aparentemente no parece una gran cosa, pero

sin embargo lo es todo, porque cuando uno es llamado para un oficio y

cumple los deberes que hay en aquel oficio, significa que lo hace por Dios, y

en el cumplimiento del propio deber está la santidad. Entonces, si él se ha

presentado delante de Mí con el cumplimiento de los propios deberes que le

fueron confiados, ¿cómo no debía remunerarlo como él se merecía?"

Ahora, mientras Jesús esto decía, el confesor, como si se concentrase

de más en un recogimiento más profundo, en su rostro se reflejaba la Luz de

Jesús, pero no me ha dicho ni siquiera una palabra. Entonces Jesús me ha

dicho:

"Hija mía, cuando un sujeto ocupa un oficio y comete una

equivocación, no está atento a los deberes que impone su oficio, puede hacer

venir grandes males. Supón a uno que tenga el oficio de juez, de rey, de

ministro, de alcalde, y comete un error o no está atento a los propios deberes,

puede hacer venir la ruina de familias, de países y aun de reinos enteros; si

aquel error, aquella falta de atención la hiciera una persona particular, que

no ocupa aquel oficio, no llevaría tanto mal, por eso las faltas en los oficios

pesan de más y llevan más graves consecuencias, y Yo cuando llamo a un

confesor para darle un oficio y en este oficio le confío una obra mía, y no

veo en él la atención ni el cumplimiento de los propios deberes que hay en

aquel oficio, no le doy ni la gracia necesaria, ni la luz suficiente para hacerle

comprender toda la importancia de mi obra, ni puedo fiarme de él, porque

veo que no aprecia la obra que le he confiado. Hija mía, quien cumple

exactamente su oficio, significa que lo hace para cumplir mi Voluntad; en

cambio quien lo hace diversamente, significa que lo hace por fines humanos,

y si tú supieras la diferencia que hay entre el uno y el otro."

Mientras estaba en esto veía a dos personas delante de mí, uno que iba

recogiendo piedras, trapos viejos, hierros herrumbrosos, pedazos de yeso,

cosas todas de gran peso y de poquísimo valor; pobrecito, padecía, se

fatigaba, sudaba bajo el peso de aquellas porquerías, mucho más que no le

daban ni siquiera lo necesario para quitarse el hambre. El otro iba

recogiendo granitos de brillantes, pequeñas gemas y piedras preciosas; todas

ellas cosas ligerísimas pero de valor incalculable y mi dulce Jesús ha

agregado:

"Aquél que va recogiendo porquerías es la imagen de quien obra por

fines humanos, lo humano lleva siempre el peso de la materia; el otro es la

imagen de quien obra para cumplir la Voluntad Divina; qué diferencia entre

 

 

el uno y el otro, los granitos de diamante son mis verdades, los

conocimientos de mi Voluntad, que recogidos por el alma forman tantos

brillantes para sí. Ahora, si se pierde o no se recoge alguna de aquellas

cosas sin valor, no hará ningún daño, pero si se pierde o no se recoge uno de

aquellos granitos de brillantes, hará mucho daño, porque son de valor

incalculable y pesan cuanto puede pesar un Dios, y si se pierde por causa de

quien tiene el oficio de recogerlos, ¿qué cuentas dará él, habiendo hecho

perder un granillo de valor infinito que podía hacer quién sabe cuánto bien a

las otras criaturas?"

Después de esto mi dulce Jesús metía su corazón en mí y me hacía

sentir su latido diciéndome:

"Hija mía, Yo soy el latido de toda la Creación, si faltase mi latido

faltaría la vida a todas las cosas creadas. Ahora, Yo amo tanto a quien vive

en mi Voluntad, que no sé estar sin ella y la quiero junto conmigo para hacer

lo que hago Yo, por eso tú palpitarás junto conmigo, y entre tantas

prerrogativas que te daré, te daré la prerrogativa del latido de toda la

creación; en el latido está la vida, el movimiento, el calor, así que estarás

junto conmigo para dar la vida, el movimiento y el calor a todo."

Pero mientras esto decía, yo sentía que me movía y palpitaba en todas

las cosas creadas, y Jesús ha agregado:

"Quien vive en mi Voluntad es inseparable de Mí, y Yo no sé estar sin

su compañía, no quiero estar aislado, porque la compañía vuelve más

agradables, más deleitables, más bellas las obras que se sostienen, por eso tu

compañía me es necesaria para romper mi aislamiento en el cual me dejan

las otras criaturas."

Mayo 15, 1926

Diversidad de santidades y belleza de las almas que viven en el Divino

Querer. Toda la Creación será semejada en la naturaleza humana.

 

Estaba pensando: "Si la criatura no se hubiese sustraído de la

Suprema Voluntad, habría sido una la santidad, una la belleza, una la

ciencia, una la luz, y para todos el mismo conocimiento de nuestro Creador."

Ahora, mientras esto pensaba, mi amado Jesús que me parece que Él mismo

hace surgir los pensamientos en mi mente, alguna duda y dificultad para

tener ocasión de hablarme y hacerme de maestro me ha dicho:

 

 

"Hija mía, tú te equivocas, mi Sabiduría no se adaptaría a formar una

sola santidad, una sola belleza, a comunicar una sola ciencia y a todos el

mismo conocimiento mío, mucho más porque habiendo sumo acuerdo entre

mi Voluntad y la de ellos, el reino de mi Voluntad habría tenido libre su

campo de acción, por lo tanto habrían sido todos santos, pero distintos el uno

del otro; todos bellos, pero variados, una belleza más bella que la otra y

según la santidad de cada una debía comunicar una ciencia distinta, y con

esta ciencia quién debía conocer de más un atributo, quién debía conocer de

más algún otro atributo de su Creador. Tú debes saber que por cuanto

podamos dar a las criaturas, apenas toman las gotitas de su Creador, tanta es

la distancia entre Creador y criatura, y siempre tenemos cosas nuevas y

distintas para dar, y además, si la Creación fue creada por Nosotros para

deleitarnos, ¿dónde habría estado nuestro deleite si hubiéramos formado de

la criatura una sola santidad, dado una sola belleza y un solo conocimiento

de nuestro Ser incomprensible, inmenso e infinito? Nuestra Sabiduría se

habría rehusado de hacer una sola cosa. ¿Qué se diría de nuestra Sabiduría,

Amor y Potencia si al crear este globo terrestre hubiésemos creado todo

cielo, o bien todo tierra, o todo mar? ¿Qué gloria habría sido la nuestra? En

cambio la multiplicidad de tantas cosas creadas por Nosotros, mientras alaba

la Sabiduría, Amor y Potencia nuestras, dice también la multiplicidad de la

santidad y belleza en las cuales debían surgir las criaturas, por amor de las

cuales ellas fueron creadas. Mira el cielo adornado de estrellas, es bello,

pero también es bello el sol, pero distintos uno del otro, y el cielo hace un

oficio, el sol otro; el mar es bello, pero también es bella la tierra florida, la

altura de los montes, las llanuras extendidas, pero tienen la belleza y el

oficio distintos entre ellas. Un jardín es bello, ¿pero cuánta diversidad de

plantas y de bellezas hay en él? Está la pequeña florecita, bella en su

pequeñez, esta la violeta, la rosa, el lirio, todas bellas pero distintas en el

color, en el perfume, en la grandeza, está la plantita y el árbol más alto; ¿qué

encanto no es un jardín cuidado por un experto jardinero? Ahora hija mía,

también en el orden de la naturaleza humana habrá quién sobrepasará el

cielo en la santidad y en la belleza, quién al sol, quién al mar, quién a la

tierra florida, quién a la altura de los montes, quién a la pequeña florecita,

quién a la plantita y quién al árbol más alto, y aunque el hombre se sustrajo

de mi Voluntad, Yo multiplicaré los siglos para tener todo el orden y

multiplicidad de las cosas creadas y de su belleza en la naturaleza humana, y

aún sobrepasarla en modo más admirable y más encantador."

 

 

Mayo 18, 1926

Así cómo la Virgen para obtener al suspirado Redentor y concebirlo en

ella debió abrazar todo, y hacer los actos de todos, así quien debe

obtener el Fiat Supremo, debe abrazar a todos

y responder por todos.

 

Estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino, y mientras había

girado por todas las cosas creadas para sellar en ellas mi "te amo", a fin de

que dondequiera y sobre todos resonase mi "te amo" para corresponder a mi

Jesús por su tanto amor, he llegado a aquel punto de corresponder a mi Dios

por todo aquel amor que tuvo en el acto de quedar concebido en el seno de la

Mamá Celestial. Mientras estaba en esto mi amado Jesús ha salido de dentro

de mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, mi inseparable Mamá para concebirme a Mí, Verbo Eterno,

fue enriquecida de mares de Gracia, de Luz y de Santidad por la Majestad

Suprema, y Ella hizo tales y tantos actos de virtud, de amor, de oración, de

deseos y de ardientes suspiros, de sobrepasar a todo el amor, virtud y actos

de todas las generaciones que se necesitaban para obtener al suspirado

Redentor. Entonces, cuando vi en la Soberana Reina el amor completo de

todas las criaturas y todos los actos que se necesitaban para merecer que el

Verbo fuese concebido, encontré en Ella la correspondencia del amor de

todos, nuestra gloria reintegrada y todos los actos de los redimidos, hasta los

de aquellos a los que mi Redención debía servir de condena por su

ingratitud, y entonces mi Amor hizo el último desahogo y quedé concebido;

por eso el derecho de nombre de Madre para Ella es connatural, es sagrado,

porque con abrazar todos los actos de las generaciones, sustituyéndose por

todos, sucedió como si a todos los hubiese parido a nueva vida desde sus

entrañas maternas.

Ahora tú debes saber que cuando hacemos nuestras obras, la criatura

que es elegida y a la cual le es confiada la obra, debemos darle tanto amor,

luz, gracia, que pueda darnos toda la correspondencia y la gloria de la obra a

ella confiada. Nuestra Potencia y Sabiduría no se pondrían desde el

principio de una obra nuestra en el banco de la criatura como en acto de

fallar, así que en la criatura que es llamada como acto primero, nuestra obra

debe quedar al seguro en ella, y Nosotros debemos rescatar todo el interés y

gloria equivalente a nuestra obra confiada a ella; y aunque después nuestra

obra fuese comunicada a las demás criaturas, y por su ingratitud estuviese en

peligro de fallar, para nosotros es más tolerable, porque a quien fue confiada

al principio nos hizo rescatar todo el interés de los fallos de las otras

 

 

criaturas. He aquí por qué todo dimos y todo recibimos de Ella, a fin de que

todo el capital de la Redención pudiese quedar íntegro y por su medio

nuestra gloria completada y nuestro Amor correspondido. ¿Qué hombre

sabio pone desde un principio su capital en un banco que está por quebrar?

Primero se asegura y después confía su capital; pero puede ser que con el

tiempo quiebre, esto no puede hacerle gran daño, porque por los tantos

intereses recibidos se ha rehecho su capital. Si esto hace el hombre, mucho

más Dios, que su Sabiduría es incomprensible, y no se trataba de una obra

cualquiera, de un pequeño capital, sino que se trataba de la gran obra de la

Redención y todo el costo y el valor infinito e incalculable del Verbo Eterno;

era una obra única, no se podía repetir un nuevo descendimiento del Verbo

Eterno sobre la tierra, y por eso debíamos ponerla al seguro en la Soberana

Celestial. Y así como todo a Ella le confiamos, hasta la misma Vida de un

Dios, así Ella, como poseedora de nuestra confianza debía respondernos por

todos, hacerse fiadora y responsable de esta Vida Divina confiada a Ella,

como en efecto lo hizo. Ahora hija mía, lo que hice y quise de mi Celestial

Mamá en la gran obra de la Redención, quiero hacer contigo en la gran obra

del Fiat Supremo. La obra del Fiat Divino es una obra que debe abrazar

todo: Creación, Redención y Santificación, esta obra es la base de todo, es

la vida que corre en todo y todo encierra ella, porque no tiene principio, es

principio de todas las cosas y fin y cumplimiento de nuestras obras. Ves

entonces cómo el capital que queremos confiarte es exuberante, tú no lo has

calculado, ¿pero sabes tú qué te confiamos en el Fiat Supremo? Te

confiamos toda la Creación, todo el capital de la Redención y aquél de la

Santificación; mi Voluntad es universal y en todas las cosas ha estado Ella

obrante, así que lo que a Ella pertenece, es justo que sea confiado a ti, ¿acaso

quisieras tú mi Voluntad sin sus obras? Nosotros no sabemos dar nuestra

Vida sin las obras y bienes nuestros, cuando damos, damos todo, y así como

a la Reina Celestial con darle al Verbo concentró en Sí sus obras y sus

bienes; así a ti, con darte nuestra Suprema Voluntad reinante y dominante en

ti, te damos todas las obras que a Ella pertenecen; por eso te estamos dando

tantas gracias, conocimientos, capacidad, a fin de que el Fiat Supremo, desde

el principio, no pueda recibir ningún fallo y tú, poniéndolo al seguro debes

darle la correspondencia del amor y de la gloria de toda la Creación, de la

Redención y de la Santificación; así que tu trabajo es grande, es universal y

debe abrazar a todos y a todo, de modo que si nuestra Voluntad comunicada

a las otras criaturas sufriera cualquier tropiezo, en ti debemos encontrar el

resarcimiento del vacío de los otros, y poniéndola al seguro en ti, con el

darnos el amor, la gloria y todos los actos que las otras criaturas deberían

darnos, nuestra gloria será siempre completa y nuestro Amor rescatará su

 

 

justo interés. Así que también en ti depositaremos nuestra confianza, serás

la responsable de la Voluntad Divina confiada a ti y su fiadora."

Ahora, mientras Jesús esto decía, me ha venido tal espanto y

comprendía todo el peso de mi responsabilidad, y temiendo fuertemente que

pudiese poner en peligro nada menos que todo el peso y obras de una

Voluntad Divina he dicho: "Amor mío, gracias por tanta bondad tuya hacia

mí, pero siento que es demasiado lo que quieres darme, siento un peso

infinito que me aplasta, y mi pequeñez e incapacidad no tienen ni fuerza ni

habilidad, y temiendo poderos desagradar y no poder abrazar todo, vete a

otra criatura más capaz, a fin de que todo este capital de tu Suprema

Voluntad pueda estar más seguro y Tú puedas recibir todo el interés

equivalente a un capital tan grande. Yo no había pensado jamás en una

responsabilidad tan grande, pero ahora que me la haces entender siento que

me faltan las fuerzas y temo por mi debilidad." Y Jesús estrechándome a Él

para aliviarme del temor que me aplastaba ha agregado:

"Hija mía, ánimo, no temas, es tu Jesús que quiere darte demasiado.

¿No soy tal vez libre de darte lo que quiero? ¿Quieres tú poner un límite a

mi obra completa que quiero confiarte? ¿Qué dirías tú si mi Mamá Celestial

quisiese aceptarme a Mí, Verbo Eterno, sin sus bienes y los actos que se

necesitaban para poderme concebir? ¿Sería esto verdadero amor, verdadera

aceptación? Ciertamente que no. Así que tú quisieras mi Voluntad sin sus

obras y sin los actos que a Ella convienen. Tú debes saber, a fin de que

quites este espanto, que todo lo que te he dicho, esto es, este capital tan

grande, ya está en ti y después de que te he hecho tomar la práctica de darme

la correspondencia de la gloria y del amor de toda la Creación, Redención y

Santificación, haciéndote abrazar todo y a todos, y habiendo visto que el

interés debido me venía con facilidad, ahora te he querido hacer conocer con

más claridad el gran capital de mi Voluntad que te he confiado, a fin de que

conozcas el gran bien que posees, y conociéndolo, puedo firmar la escritura

del capital a ti confiado y al mismo tiempo dar por recibido el interés que me

das. Si tú no lo conocieras no se podría hacer ni la escritura del capital, ni

dar por asentado el interés, entonces, he aquí la necesidad de hacértelo

conocer, y además, ¿por qué temes hasta quererme mandar a otra criatura?

¿No tienes tú en ti un amor que dice te amo por todos y por todo, un

movimiento que me corresponde por el movimiento de todos y que todo lo

que tú haces abraza a todos para darme como dentro de un solo abrazo los

actos, las plegarias, la gloria, las reparaciones de todos? Si ya lo haces, ¿por

qué temes?"

Mientras estaba en esto veía en torno a mí a otras almas, y Jesús ha ido

a ellas y parecía que las tocaba para ver si a su toque salía el movimiento de

 

 

su Vida Divina, pero no salía nada. Entonces ha regresado a mí y

tomándome la mano me la ha estrechado fuertemente, a su toque ha salido

de mí una luz, y Jesús todo contento me ha dicho:

"Esta luz es el movimiento de la Vida Divina en ti, he ido a las otras

criaturas, como tú has visto, y no he encontrado mi movimiento, ¿entonces,

cómo puedo confiarles el gran capital de mi Voluntad?

elegido, y basta, sé atenta y no temas."

Por eso te he

Mayo 23, 1926

El Querer Divino es germen de vida, y donde entra produce la vida, la

santidad. Así como la Virgen tuvo su tiempo, quien debe conseguir

el Fiat Supremo tiene su tiempo.

 

Estaba acompañando a mi dulce Jesús en su dolorosa agonía en el

huerto, especialmente cuando se descargó sobre su Santísima Humanidad

todo el peso de nuestras culpas, hasta hacerle verter viva sangre. ¡Oh! cómo

habría querido aligerarlo de penas tan desgarradoras, y mientras lo

compadecía me ha dicho:

"Hija mía, mi Voluntad tiene el poder de dar muerte y de dar vida, y

como mi Humanidad no conocía otra vida, sino la Vida de mi Voluntad

Divina, conforme las culpas se ponían sobre Mí, así Ella me hacía sentir una

muerte distinta por cada culpa. Mi Humanidad gemía bajo la pena de la

muerte real que me daba mi Suprema Voluntad, pero esta Voluntad Divina,

sobre aquella misma muerte que me daba hacía resurgir la nueva vida de

Gracia a las criaturas, así que sin importar cuán mala y pésima sea la

criatura, si tiene la fortuna de hacer entrar en ella un acto de mi Voluntad,

aunque sea en el mismo punto de la muerte, siendo Ella Vida, arroja el

germen de la vida en el alma, así que poseyendo este germen de vida, hay

mucho por qué esperar la salvación del alma, porque la Potencia de mi

Voluntad tendrá cuidado que este su acto de vida que ha entrado en el alma

no perezca y se pueda convertir en muerte; porque mi Voluntad tiene el

poder de dar muerte, pero Ella y todos sus actos son intangibles y no sujetos

a ninguna muerte. Ahora, si un solo acto de mi Voluntad contiene el germen

de la vida, ¿cuál no será la fortuna de quien no un solo acto, sino

continuados actos de mi Voluntad abraza en su alma? Esta no recibe sólo el

germen de la vida, sino la plenitud de la vida y pone al seguro su santidad."

Después mi pobre mente se perdía en el Santo Querer Divino haciendo

en Él mis acostumbrados actos, me parecía que todo era mío y conforme

 

 

giraba por todas las cosas creadas para imprimir por todas partes mi "te

amo", mi adoración, mi gloria a mi Creador, así adquiría nuevos

conocimientos de cuanto Dios ha hecho por la criatura y cuánto nos ha

amado; la Voluntad Suprema parecía que se deleitaba en hacer conocer las

nuevas sorpresas de su Amor, a fin de que pudiese seguir sus actos para

darme el derecho de poseer lo que ha salido de su Voluntad creadora, y mi

pequeñez se perdía en sus inmensos bienes. Mientras estaba en esto, mi

dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, cuando mi Mamá Reina vino a la luz del día, todos estaban

vueltos hacia Ella, y como si tuviesen una sola mirada, todas las pupilas

miraban a Aquélla que debía enjugar su llanto con llevarles la Vida del

suspirado Redentor; toda la Creación estaba concentrada en Ella, sintiéndose

honrada de obedecer a sus órdenes; la misma Divinidad era toda para Ella y

toda atenta a Ella para prepararla y formar en Ella, con gracias

sorprendentes, el espacio donde el Verbo Eterno debía descender para tomar

carne humana. Así que si en Nosotros no estuviese la virtud de que mientras

obramos, tratamos con alguno, hablamos, mientras damos a una no omitimos

a las otras, todos nos habrían dicho: ‘Déjanos a todos nosotros a un lado,

piensa en esta Virgen, da, concentra todo en Ella, a fin de que haga venir a

Aquél en el cual están puesta nuestras esperanzas, nuestra vida y todo

nuestro bien.’ Por eso se puede llamar a aquel tiempo en el cual vino a la

luz del día la Soberana Reina, el tiempo de mi Mamá. Ahora, hija mía, se

puede llamar tu tiempo, todos están vueltos hacia ti, escucho la voz de todos

como si fuese una sola, que me ruegan, me apresuran a que mi Voluntad

readquiera sus derechos divinos, absolutos sobre de ti, a fin de que

adquiriendo su total dominio, pueda verter en ti toda la plenitud de los

bienes que había establecido dar si la criatura no se hubiera sustraído de su

Voluntad; así que todo el Cielo, la Celestial Mamá, los ángeles y santos,

todos están vueltos hacia ti por el triunfo de mi Voluntad, porque su gloria

en el Cielo no será completa si mi Voluntad no llega a tener su completo

triunfo sobre la tierra, todo fue creado para el total cumplimiento de la

Suprema Voluntad, y hasta en tanto que Cielo y tierra no regresen en este

anillo del eterno Querer, se sienten como a la mitad de sus obras, de su

alegría y bienaventuranza, porque no habiendo encontrado el Divino Querer

su pleno cumplimiento en la Creación, no puede dar lo que tenía establecido

dar, esto es, la plenitud de sus bienes, de sus efectos, alegrías y felicidad que

contiene. He aquí por qué todos suspiran, mi misma Voluntad es toda para ti

y toda atenta a ti, no te niega nada de gracias, de luz y lo que se necesita para

formar en ti el más grande de los prodigios, como es su cumplimiento y su

 

 

total triunfo. ¿Que crees tú que sea más prodigio: Que una pequeña luz

quede encerrada en el sol, o que el sol quede encerrado en la pequeña luz?"

Y yo: "Ciertamente que sería más prodigioso que la pequeña luz

encerrase en ella al sol, más bien me parece imposible que esto pueda

suceder."

Y Jesús: "Lo que es imposible a la criatura, es posible para Dios. La

pequeña luz es el alma, y mi Voluntad es el sol, ahora, Ella debe dar tanto a

la pequeña luz, para poder formar de ella un cerco y que mi Voluntad quede

encerrada en este cerco, y como la naturaleza de la luz es de expandir sus

rayos dondequiera, mientras quedará triunfante en este cerco expandirá sus

rayos divinos para dar a todos la Vida de mi Voluntad, este es el prodigio de

los prodigios que todo el Cielo suspira. Por eso da libre campo a mi

Voluntad, no te opongas en nada, a fin de que lo que fue establecido por

Dios en la obra de la Creación tenga su cumplimiento."

Mayo 27, 1926

El Querer Divino envuelve todo y a todos en la Unidad de

su Luz. Cómo toda la Creación posee la unidad y quien

debe vivir en el Querer Divino posee esta unidad.

Estaba haciendo mis acostumbrados actos en el Querer Supremo, y

una Luz inaccesible envolvía mi pequeño ser, y haciéndome como presentes

todas las obras de mi Creador, yo tenía un "te amo" por cada cosa creada, un

movimiento por cada movimiento, una adoración y un gracias de

reconocimiento por toda la Creación; sin embargo comprendía que era la

misma Luz la que me suministraba aquel te amo por cada cosa, aquel

movimiento, aquella adoración, yo sólo estaba en poder de la Luz y ella me

engrandecía, me empequeñecía y hacía de mi pequeñez lo que quería.

Ahora, mientras me encontraba en este estado, yo estaba doliente porque no

veía a mi dulce Jesús y pensaba entre mí: "Jesús me ha dejado, y en esta

bendita Luz yo no sé hacia dónde volver mis pasos para encontrarlo, porque

no se ve ni dónde comienza, ni dónde termina; ¡oh Luz santa, hazme

encontrar a Aquél que es toda mi vida, mi sumo Bien." Pero mientras me

desahogaba por el dolor de la privación de Jesús, Él, todo bondad ha salido

de dentro de mi interior y todo ternura me ha dicho:

"Hija mía, ¿por qué temes? Yo no te dejo, más bien es el Querer

eterno que me eclipsa en ti. La Luz de mi Voluntad es interminable, infinita,

no se encuentran sus confines, ni dónde comienza ni dónde termina, en

 

 

cambio mi Humanidad tiene sus confines, sus límites, y por eso, siendo mi

Humanidad más pequeña que mi eterna Voluntad, Yo quedo envuelto en

Ella y como eclipsado, y mientras estoy contigo doy el campo de acción a mi

Querer y gozo de su obrar divino en la pequeñez de tu alma, y preparo una

nueva lección que darte para hacerte conocer siempre más las maravillas de

mi Supremo Querer; por eso cuando nades en Él está segura de que estoy

contigo, es más, hago contigo lo que haces tú, y para darle todo el campo de

acción a Él, Yo estoy en ti como escondido para gozarme sus frutos. Ahora,

tú debes saber hija mía que la verdadera luz es inseparable, mira, también el

sol que está en la atmósfera tiene esta prerrogativa y posee la unidad de la

luz, tiene tan compactada a la luz en su esfera, que no pierde ni un átomo, y

a pesar de que desciende a lo bajo llenando de luz toda la tierra, la luz no se

divide jamás, es tan compacta en sí misma, unida, inseparable, que jamás

pierde nada de su luz solar, tan es verdad, que expande sus rayos todos

juntos haciendo huir por todas partes de la tierra a las tinieblas, y al retirar su

luz retira todos sus rayos juntos, no dejando ni siquiera las huellas de sus

átomos. Si la luz del sol fuese divisible, desde hace mucho tiempo se

hubiese empobrecido de luz y no tendría más la fuerza para iluminar a toda

la tierra y se podría decir: ‘Luz dividida, tierra desolada.’ Así que el sol

puede cantar victoria y posee toda su fuerza y todos sus efectos en la unidad

de su luz, y si la tierra recibe tantos admirables e innumerables efectos, de

poderse llamar al sol vida de la tierra, todo esto sucede por la unidad de la

luz que posee, que desde hace tantos siglos no ha perdido ni siquiera un

átomo de luz de los que Dios le confió, y por esto es siempre triunfante,

majestuoso y fijo, siempre estable en alabar en su luz el triunfo y la gloria de

la Luz eterna de su Creador. Ahora hija mía, el sol es el símbolo de mi

eterno Querer, y si este símbolo posee la unidad de la luz, mucho más mi

Voluntad, que no es símbolo sino la realidad de la Luz; el sol se puede

llamar la sombra de la Luz inaccesible de mi Voluntad. Tú has visto su

inmensidad y que no sólo se ve un globo de Luz como en el sol, sino una

vastedad inmensa, la cual el ojo humano no puede llegar a ver ni dónde

comienza ni dónde termina, sin embargo toda esta interminabilidad de Luz

es un acto solo del eterno Querer. Está tan compacta toda esta Luz increada,

que se vuelve inseparable, indivisible; así que más que sol posee la Unidad

eterna, en la cual viene fundado el triunfo de Dios y de todas nuestras obras.

Ahora, este triunfo de la Unidad del Supremo Querer, el centro de su sede,

de su trono, es el centro de la Trinidad Sacrosanta; de este centro divino

parten sus rayos fulgidísimos e invisten toda la patria celestial, y todos los

santos y ángeles están investidos por la Unidad de mi Querer, y todos

reciben los efectos innumerables, que raptándolos todos a sí, forma de ellos

 

 

una sola unidad con la Unidad suprema de mi Voluntad; estos rayos invisten

toda la Creación y forman su Unidad con el alma que vive en mi Voluntad.

Mira, la Unidad de esta Luz de mi Voluntad que está en el centro de las Tres

Divinas Personas, está ya fijada en ti, así que una es la Luz y el acto, una es

la Voluntad. Ahora, mientras hagas tus actos en esta Unidad, están ya

incorporados a aquel acto solo del centro de las Tres Divinas Personas, y la

Divinidad está ya contigo para hacer lo que haces tú; la Mamá Celestial, los

santos y ángeles y toda la Creación, todos en coro repiten tu acto y sienten

los efectos de la Voluntad Suprema. Mira, escucha el prodigio nunca visto

de aquel acto solo que llena Cielo y tierra, y que la misma Trinidad,

unificándose con la criatura se pone como primer acto del acto de la

criatura."

Mientras estaba en esto veía la Luz eterna fijada en mí y oía el coro de

todo el Cielo y de toda la Creación en su mudo lenguaje, ¿pero quién puede

decirlo todo, y lo que comprendía de la Unidad de la Luz del Supremo

Querer?

Y Jesús ha agregado: "Hija mía, todo acto para ser bueno y santo su

principio debe venir de Dios, y he aquí que el alma que vive en mi Querer,

en la Unidad de esta Luz, su adoración, su amor, su movimiento y todo lo

que pueda hacer comienza en la Trinidad Divina, así que recibe el principio

de sus actos de Dios mismo y entonces, he aquí que su adoración, su amor,

su movimiento, es la misma adoración que tienen entre Ellas las Tres

Divinas Personas, y el mismo amor recíproco que reina entre el Padre, el

Hijo y el Espíritu Santo; su movimiento es aquel movimiento eterno que

jamás cesa y que da movimiento a todos. La Unidad de esta Luz pone todo

en común, y lo que hace Dios hace el alma, y lo que hace el alma hace Dios,

Dios por virtud propia, el alma en virtud de la Unidad de la Luz que la

envuelve. Por eso el prodigio del vivir en mi Querer es el prodigio de Dios

mismo, es prodigio primario, todos los otros prodigios, todas las otras obras,

aun buenas y santas quedan eclipsadas, desaparecen delante a los actos

hechos en la Unidad de esta Luz. Imagínate el sol, que en la unidad de su

luz expande sus rayos invadiendo toda la tierra, y a las criaturas que pusieran

de frente a la fulgurante luz del sol todas las luces que hay en lo bajo de la

tierra, luz eléctrica, luces aisladas, por cuantas quisieran poner su luz

quedaría mezquina delante al sol, casi como si no existieran y ninguno se

serviría de todas aquellas luces para dar luz a su paso para caminar, a la

mano para trabajar, al ojo para ver, sino que todos se servirían del sol y todas

aquellas luces quedarían ociosas, sin hacer bien a ninguno. Así son todas las

otras obras que no son hechas en la Unidad de la Luz de mi Querer, son las

pequeñas luces delante al gran sol, a las que casi no se les presta atención.

 

 

Sin embargo aquellas luces que estando el sol no sirven para nada y no

hacen ningún bien, desaparecido el sol adquieren su pequeño valor y hacen

su pequeño bien, son luz en las tinieblas de la noche, sirven al obrar del

hombre, pero jamás son sol, ni pueden hacer el gran bien que puede hacer el

sol. El fin de la Creación era, que habiendo salido todas las cosas de dentro

de la Unidad de esta Luz del Fiat Supremo, todas debían quedar en la unidad

de Él, sólo la criatura no quiso conocer esta finalidad y salió de la Unidad de

la Luz del Sol de mi Querer, y se redujo a mendigar los efectos de esta Luz,

casi como tierra que mendiga del sol la vegetación y el desarrollo de la

semilla que esconde en su seno. ¡Qué dolor hija mía, qué dolor, de rey

reducirse a mendigo y mendigar de quien debía estar a su servicio!"

Jesús, todo afligido y doliente ha hecho silencio, y yo comprendía todo

el dolor que lo traspasaba, sentía en mí su dolor que me penetraba hasta en

las más íntimas fibras de mi alma, pero yo quería a cualquier costo aliviar a

Jesús y he regresado a mis acostumbrados actos en la unidad de su Querer,

conociendo que Él pasa fácilmente del dolor a la alegría cuando mi

pequeñez se sumerge en la Luz inaccesible de su Voluntad. Entonces Jesús

amaba junto conmigo y el amor ha mitigado su dolor y ha retomado la

palabra:

"Hija mía, ya que te estoy creciendo en mi Querer, ¡ah!, no quieras

darme jamás este dolor tan traspasante de salir de la Unidad de la Luz del

Fiat Supremo, prométeme, júrame que serás siempre la recién nacida de mi

Voluntad."

Y yo: "Amor mío, consuélate, yo lo prometo, lo juro y Tú debes

prometerme de tenerme siempre en tus brazos y abismada en tu Querer, no

debes dejarme jamás si quieres que yo sea siempre, siempre la pequeña hija

de tu Voluntad, pues yo tiemblo y temo de mí misma, mucho más, pues por

cuanto más hablas de este Querer Supremo tanto más siento que no soy

buena para nada, y la nulidad de mi nada se hace sentir más." Y Jesús

suspirando ha agregado:

"Hija mía, este sentir de más tu nada no se opone al vivir en mi

Querer, más bien es un deber tuyo. Todas mis obras están formadas sobre la

nada, y por eso el Todo puede hacer lo que quiere. Si el sol tuviera razón y

se le preguntase: ‘¿Qué haces de bien? ¿Cuáles son tus efectos? ¿Cuánta

luz y calor contienes?’ Respondería: ‘Yo no hago nada, yo sólo sé que la

luz que Dios me dio está investida del Querer Supremo y hago lo que quiere,

me extiendo donde quiere y produzco los efectos que quiere, y mientras

hago tanto, yo quedo siempre nada y todo lo hace el Querer Divino en mí.’

Y así todas las otras obras mías, toda su gloria es quedar en la nada para dar

todo el campo a mi Voluntad para hacerla obrar. Sólo el hombre quiso hacer

 

 

sin la Voluntad de su Creador, quiso hacer obrar su nada, creyéndose bueno

a cualquier cosa; y el Todo, sintiéndose pospuesto por la nada salió del

hombre, el cual se redujo de superior a todos, a estar por debajo de todos,

por eso haz que tu nada esté siempre en poder de mi Querer si quieres que la

Unidad de su Luz obre en ti y llame a nueva vida la finalidad de la

Creación."

Mayo 31, 1926

Diferencia entre quien vive en el Querer Divinoy entre quien está

resignado y sometido. La primera es sol, la otra es

tierra que vive de los efectos de la luz.

 

La Luz del Divino Querer continúa envolviéndome, y mi pequeña

inteligencia mientras nada en el mar inmenso de esta Luz, apenas puede

tomar alguna gota de Luz y alguna pequeña llamita de las tantas verdades,

conocimientos y felicidad que contiene este mar interminable del eterno

Querer, y muchas veces no encuentro las palabras adecuadas para poner en

el papel aquel poco de Luz, digo poco en comparación a lo tanto que dejo,

porque mi pequeña y pobre inteligencia toma cuanto basta para llenarme, el

resto debo dejarlo; sucede como a una persona que se arroja en el mar, ella

queda toda bañada, el agua le corre por todas partes, hasta en las vísceras,

pero saliendo del mar, ¿qué cosa lleva consigo de toda el agua del mar?

Poquísimo, y casi nada en comparación del agua que permanece en el mar; y

por haber estado en el mar, ¿puede tal vez decir cuánta agua contiene,

cuántas especies de pescados y su cantidad que hay en el mar? Ciertamente

que no, sin embargo sabrá decir aquél poco que ha visto del mar. Así es mi

pobre alma. Entonces mi dulce Jesús, mientras me encontraba en esta Luz

ha salido de dentro de mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, esta es la Unidad de la Luz de mi Voluntad, y a fin de que

tú la ames siempre más y te confirmes mayormente en Ella, quiero hacerte

conocer la gran diferencia que hay entre quien vive en mi Querer en la

Unidad de esta Luz, y entre quien se resigna y se somete a mi Voluntad, y

para hacértelo comprender bien te daré una similitud en el sol que está en el

cielo: El sol, estando en la bóveda de los cielos expande sus rayos sobre la

superficie de la tierra; mira, entre la tierra y el sol hay una especie de

acuerdo, el sol en tocar la tierra y la tierra en recibir la luz y el toque del sol.

Ahora, la tierra con recibir el toque de la luz sometiéndose al sol, recibe los

efectos que contiene la luz, y estos efectos cambian la faz de la tierra, la

 

 

hacen reverdecer, la llenan de flores, se desarrollan las plantas, maduran los

frutos y tantas otras maravillas que se ven sobre la faz de la tierra,

producidas siempre por los efectos que contiene la luz solar. Pero el sol, con

dar sus efectos no da su luz, más bien, celoso de ella conserva su unidad y

los efectos no son duraderos y por eso se ve la pobre tierra ahora florida,

ahora toda despojada de flores, casi a cada estación se cambia, sufre

continuas mutaciones; si el sol diese a la tierra efectos y luz, la tierra se

cambiaría en sol y no tendría más necesidad de mendigar los efectos, porque

conteniendo en sí la luz, llegaría a ser dueña de la fuente de los efectos que

el sol contiene. Ahora, así es el alma que se resigna y se somete a mi

Voluntad, vive de los efectos que hay en Ella, y no poseyendo la Luz no

posee la fuente de los efectos que hay en el Sol del eterno Querer, y por eso

se ven casi como tierra, ahora ricas de virtud, ahora pobres y se cambian a

cada circunstancia; mucho más que si no están siempre resignadas y

sometidas a mi Voluntad, serían como tierra que no se quisiera hacer tocar

por la luz del sol, porque si recibe los efectos es porque se hace tocar por su

luz, de otra manera quedaría escuálida, sin producir ni un hilo de hierba. Así

quedó Adán después del pecado, él perdió la Unidad de la Luz y por lo tanto

la fuente de los bienes y efectos que el Sol de mi Voluntad contiene, no

sentía más en sí mismo la plenitud del Sol Divino, no descubría más en él

aquella Unidad de la Luz que su Creador le había fijado en el fondo de su

alma, que comunicándole su semejanza hacía de él una copia fiel de Él.

Antes de pecar, poseyendo la fuente de la Unidad de la Luz con su Creador,

cada pequeño acto suyo era rayo de luz que invadiendo toda la Creación iba

a fijarse en el centro de su Creador, llevándole el amor y la correspondencia

de todo lo que había sido hecho por Él en toda la Creación; era él el que

armonizaba todo y formaba la nota de acuerdo entre el Cielo y la tierra, pero

en cuanto se sustrajo de mi Voluntad, sus actos no fueron más como rayos

que invadían Cielo y tierra, sino que se restringieron casi como plantas y

flores en el pequeño cerco de su terreno, así que perdiendo la armonía con

toda la Creación se volvió la nota discordante de todo lo creado; ¡oh, cómo

descendió en lo bajo y lloró amargamente la Unidad de la Luz perdida, que

elevándolo sobre todas las cosas creadas hacía de Adán el pequeño dios de la

tierra.

Ahora hija mía, por lo que te he dicho puedes comprender que el vivir

en mi Voluntad es poseer la fuente de la Unidad de la Luz de mi Voluntad

con toda la plenitud de los efectos que en Ella hay, así que surge en cada

acto suyo la luz, el amor, la adoración, etc., que constituyéndose acto por

cada acto, amor por cada amor, como luz solar invade todo, armoniza todo,

concentra todo en sí y como refulgente rayo lleva a su Creador la

 

 

correspondencia de todo lo que ha hecho por todas las criaturas y la

verdadera nota de acuerdo entre el Cielo y la tierra. ¡Qué diferencia hay

entre quien posee la fuente de los bienes que contiene el Sol de mi Voluntad

y entre quien vive de los efectos de Ella! Es la diferencia que existe entre el

sol y la tierra; el sol posee siempre la plenitud de la luz y de los efectos, está

siempre radiante y majestuoso en la bóveda del cielo, no tiene necesidad de

la tierra, y mientras toca todo él es intangible, no se deja tocar por ninguno,

y si alguno tuviera la osadía de querer fijarlo, con su luz lo eclipsa, lo ciega

y lo echa por tierra; en cambio la tierra tiene necesidad de todo, se hace

tocar, despojar, y si no fuese por la luz del sol y sus efectos sería una tétrica

prisión llena de escuálida miseria; por eso no hay comparación posible entre

quien vive en mi Voluntad y entre quien se somete a Ella. Así que la Unidad

de la Luz la poseía Adán antes de pecar y no pudo recuperarla más estando

en vida; de él sucedió como tierra que gira en torno al sol, que no estando

fija, mientras gira se opone al sol y forma la noche. Ahora, para volverlo

fijo de nuevo y poder así sostener la Unidad de esta Luz, se necesitaba un

Reparador, y Éste debía ser superior a él; se necesitaba una Fuerza divina

para enderezarlo, he aquí la necesidad de la Redención.

La Unidad de esta Luz la poseía mi Celestial Mamá y por eso más que

sol puede dar luz a todos, y por eso entre Ella y la Majestad Suprema no

hubo jamás noche ni sombra alguna, sino siempre pleno día, y por esto a

cada instante esta Unidad de la Luz de mi Querer hacía correr en Ella toda la

Vida Divina que le llevaba mares de luz, de alegrías, de felicidad, de

conocimientos divinos, mares de belleza, de gloria, de amor, y Ella como en

triunfo llevaba a su Creador todos estos mares como suyos para atestiguarle

su amor, su adoración y para hacerlo enamorar de su belleza, y la Divinidad

hacía correr en Ella otros nuevos mares más bellos; Ella poseía tanto amor,

que como connatural podía amar por todos, adorar y suplir por todos; sus

pequeños actos hechos en la Unidad de esta Luz eran superiores a los más

grandes actos y a todos los actos de todas las criaturas juntas; por eso a todos

los sacrificios, las obras, el amor de todas las demás criaturas se les puede

llamar pequeñas llamitas frente al sol, pequeñas gotitas de agua frente al

mar, en comparación de los actos de la Soberana Reina, y por eso Ella en

virtud de la Unidad de esta Luz del Supremo Querer triunfó sobre todo y

venció a su mismo Creador y lo hizo prisionero en su seno materno. ¡Ah,

sólo la Unidad de esta Luz de mi Querer que poseía aquélla que imperaba

sobre todo, pudo formar este prodigio nunca antes sucedido y que le

suministraba los actos dignos de este Prisionero Divino!

Adán, al perder esta Unidad de la Luz se trastornó y formó la noche,

las debilidades, las pasiones para él y para todas la generaciones. Esta

 

 

Virgen excelsa, con no hacer jamás su voluntad, estuvo siempre derecha y

de frente al Sol eterno, y por eso para Ella siempre fue día e hizo despuntar

el día del sol de Justicia para todas las generaciones; si esta Virgen Reina no

hubiese hecho otra cosa que conservar en el fondo de su alma inmaculada la

Unidad de la Luz del eterno Querer, habría bastado para darnos la gloria de

todos y la correspondencia del amor de toda la Creación. La Divinidad por

medio suyo, en virtud de mi Voluntad, se sintió regresar las alegrías y la

felicidad que había establecido recibir por medio de la Creación, por eso Ella

se puede llamar la Reina, la Madre, la fundadora, la base y espejo de mi

Voluntad, en el cual todos pueden mirarse para recibir de Ella la Vida de mi

Voluntad."

Después de esto yo me sentía como empapada de esta Luz y

comprendía el gran prodigio del vivir en la Unidad de esta Luz del Querer

Supremo, y mi dulce Jesús regresando ha agregado:

"Hija mía, Adán en el estado de inocencia y mi Mamá Celestial,

poseían la Unidad de la Luz de mi Voluntad, no por virtud propia, sino por

virtud comunicada por Dios; en cambio mi Humanidad la poseía por virtud

propia, porque en Ella no sólo estaba la Unidad de la Luz del Supremo

Querer, sino que también estaba el Verbo Eterno, y como Yo soy

inseparable del Padre y del Espíritu Santo, sucedió la verdadera y perfecta

bifurcación, que mientras permanecí en el Cielo descendí en el seno de mi

Mamá, y siendo el Padre y el Espíritu Santo inseparables de Mí, también

Ellos descendieron junto conmigo y al mismo tiempo quedaron en la altura

de los Cielos."

Ahora, mientras Jesús me decía esto, me ha venido la duda de si las

Tres Divinas Personas habían sufrido las Tres, o bien sólo el Verbo, y Jesús

ha retomado la palabra y me ha dicho:

"Hija mía, el Padre y el Espíritu Santo, porque son inseparables de Mí,

descendieron junto conmigo, y Yo quedé con Ellos en los Cielos, pero el

trabajo de satisfacer, de sufrir y de redimir al hombre fue tomado por Mí;

Yo, Hijo del Padre, tomé el trabajo de reconciliar a Dios con el hombre.

Nuestra Divinidad era intangible de poder sufrir la más mínima pena, fue mi

Humanidad que unida con las Tres Divinas Personas en modo inseparable, la

cual dándose en poder de la Divinidad sufría penas inauditas, satisfacía en

modo divino, y como mi Humanidad no sólo poseía la plenitud de mi

Voluntad como virtud propia, sino al mismo Verbo, y por consecuencia de la

inseparabilidad, al Padre y al Espíritu Santo, por eso superó en modo más

perfecto tanto a Adán inocente cuanto a mi misma Mamá, porque en ellos

era Gracia, en Mí era naturaleza; ellos debían tomar de Dios la Luz, la

Gracia, la Potencia, la Belleza; en Mí estaba la fuente de donde surgía Luz,

 

 

Belleza, Gracia, etc., así que era tanta la diferencia entre Mí, que era

naturaleza, y entre mi misma Mamá en que era Gracia, que Ella quedaba

eclipsada delante a mi Humanidad. Por eso hija mía sé atenta, tu Jesús tiene

la fuente que surge y tiene siempre qué darte, y tú siempre qué tomar. Por

cuanto pueda decirte acerca de mi Voluntad, siempre tengo más qué decirte,

y no te bastará ni la corta vida del exilio, ni toda la eternidad para hacerte

conocer la larga historia de mi Suprema Voluntad, ni para numerarte los

grandes prodigios que hay en Ella."

Junio 6, 1926

Jesús quiere nuestro enlace en todo lo que ha hecho. Así como Dios

estableció la época y el tiempo de la Redención, así es para el reino

de su Voluntad. La Redención es medio y ayuda para el hombre, la

Voluntad Divina es principio y fin del hombre.

Estaba según mi costumbre haciendo mis actos en la Voluntad

Suprema, y buscaba encontrar todo lo que hizo mi Jesús, mi Mamá Celestial,

la Creación y todas las criaturas; ahora mientras esto hacía, mi dulce Jesús

me ayudaba a hacerme presente todos sus actos que yo omitía buscar, no

teniendo la capacidad para ello, y Jesús todo bondad me hacía presente su

acto diciéndome:

"Hija mía, en mi Voluntad todos mis actos están presentes, como

alineados entre ellos; mira, aquí están todos los actos de mi infancia, están

mis lágrimas, mis gemidos, está también cuando de pequeño niño, pasando

por los campos cogía las flores, ven a poner tu ‘te amo’ sobre las flores que

tomo y sobre mis manos que se extienden para tomarlas, en aquellas flores

era a ti a quien miraba, era a ti a quien tomaba como pequeña florecita de mi

Voluntad, ¿no quieres tú entonces hacerme compañía en todos mis actos

infantiles con tu amor y con entretenerte conmigo en estos actos inocentes?

Después está cuando de pequeño niño, cansado de llorar por las almas

tomaba un brevísimo sueño, pero antes de cerrar los ojos te quería a ti para

reconciliar el sueño, quería verte besar mis lágrimas al imprimir en ellas tu

‘te amo’ en cada lágrima y con el arrullo de tu ‘te amo’ me hagas cerrar los

ojos al sueño; pero mientras duermo no me dejes solo, sino espérame a que

me despierte, a fin de que igual que al cerrar mis ojos al sueño, así al abrirlos

me despierte en tu ‘te amo.’

Hija mía, está establecido para quien debía vivir en mi Querer que

fuera inseparable de Mí, y a pesar de que tú entonces no existías aún sobre la

 

 

tierra, mi Voluntad te hacía presente y me daba tu compañía, tus actos, tu ‘te

amo’; ¿y sabes tú qué significa un ‘te amo’ en mi Voluntad? Ese ‘te amo’

encierra una felicidad eterna, un amor divino, y para mi infantil edad era

bastante para hacerme feliz y para formar en torno a Mí un mar de alegría,

bastante para hacerme poner a un lado todas las amarguras que me daban las

criaturas. Si tú no sigues todos mis actos habrá un vacío de tus actos en mi

Voluntad y Yo quedaré aislado sin tu compañía; quiero tu enlace a todo lo

que he hecho, porque siendo una la Voluntad que nos une, por consecuencia

uno debe ser el acto. Pero sígueme aún, mírame aquí cuando en mi infantil

edad de dos o tres años Yo me apartaba de mi Mamá, y de rodillas con los

bracitos abiertos en forma de cruz rogaba a mi Celestial Padre para que

tuviese piedad del género humano, y en mis bracitos abiertos abrazaba a

todas las generaciones; mi posición era desgarradora, tan pequeño, de

rodillas con los bracitos abiertos, llorar, rogar; mi Mamá no habría podido

resistir el verme, su amor materno que tanto me amaba la habría hecho

sucumbir, por eso ven tú que no tienes el amor de mi Mamá, ven a

sostenerme los bracitos, a enjugarme las lágrimas, pon un ‘te amo’ sobre

aquel terreno donde apoyaba mis pequeñas rodillas, a fin de que no me sea

tan duro, y después arrójate en mis bracitos a fin de que te ofrezca a mi

Celestial Padre como hija de mi Voluntad. Desde entonces yo te llamaba, y

cuando me veía solo, abandonado por todos, Yo decía entre Mí: ‘Si todos

me dejan, la recién nacida de mi Voluntad no me dejará jamás solo.’ Porque

el aislamiento me es demasiado duro, y por eso mis actos esperan a los

tuyos, y tu compañía."

¿Pero quién puede decir todo lo que mi dulce Jesús me hacía presente

de todos los actos de su Vida? Si yo quisiera decirlos todos me extendería

demasiado, debería llenar volúmenes enteros, por eso mejor aquí pongo

punto...

Después de esto estaba diciendo a mi amable Jesús: "Amor mío, si

tanto amas el que tu Santísima Voluntad sea conocida y que reine con su

pleno dominio en medio de las criaturas, ¿por qué cuando viniste a la tierra,

unido con tu Mamá Celestial, que así como obtuvo al suspirado Redentor así

podía obtener el suspirado Fiat, no formaste unido a la Redención el

cumplimiento de tu Santísima Voluntad? Vuestra presencia visible habría

ayudado, facilitando en modo admirable el reino de la Suprema Voluntad

sobre la tierra; en cambio hacerlo por medio de esta pobre, mezquina e

incapaz criatura, me parece como si no debiese tener toda la gloria y el total

triunfo." Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, todo estaba establecido, la época y el tiempo, tanto de la

Redención como aquél de hacer conocer mi Voluntad en la tierra a fin de

 

 

que reinase en ella. Estaba establecido que mi Redención debía servir como

medio de ayuda, Ella no había sido el principio del hombre, sino que surgió

como medio después de que el hombre se alejó de su principio; en cambio

mi Voluntad fue el principio del hombre y el fin en el cual debe encerrarse;

todas las cosas tienen su principio en mi Voluntad y todo debe regresar en

Ella, y si no todas en el tiempo, en la eternidad ninguno le podrá huir, por

eso, también por esta razón el primado es siempre de mi Voluntad. Para

formar la Redención Yo tenía necesidad de una Madre Virgen, concebida sin

la sombra de la mancha original, porque debiendo tomar carne humana, era

decoroso para Mí, Verbo Eterno, que no tomase una sangre infectada para

formar mi Santísima Humanidad. Ahora, para hacer conocer mi Voluntad,

para que reine, no es necesario que Yo haga una segunda madre según el

orden de la gracia, porque para hacer que reine mi Voluntad no tengo

necesidad de otra Humanidad, sino de dar tal conocimiento de Ella, que

atraídos por sus prodigios, por su Belleza y Santidad y por el bien

grandísimo que le viene a la criatura, puedan con todo amor someterse a su

dominio, y por eso, eligiéndote para la misión de mi Querer, según el orden

natural te he tomado de la estirpe común, pero por el decoro de mi Voluntad,

según el orden de la gracia, debía elevarte tanto, de no quedar en tu alma

ninguna sombra contaminada por la cual mi Voluntad pudiera sentir

renuencia de reinar en ti. Así como se necesitaba la sangre pura de la

Inmaculada Virgen para formar mi Humanidad, para poder redimir al

hombre, así se necesitaba la pureza, el candor, la santidad, la belleza de tu

alma, para poder formar en ti la Vida de mi Voluntad. Y así como al formar

mi Humanidad en el seno de mi Mamá, esta Humanidad se dio a todos, se

entiende a aquellos que me quieren, como medio de salvación, de luz, de

santidad, así esta Vida de mi Voluntad formada en ti se dará a todos para

hacerse conocer y tomar su dominio. Si hubiese querido liberarte de la

mancha de origen como a mi Celestial Mamá, para hacer que mi Voluntad

tomase vida en ti, ninguno hubiera pensado en que mi Querer reinase en

ellos, habrían dicho: ‘Se necesita ser una segunda madre de Jesús, tener sus

privilegios para hacer reinar la Vida de la Voluntad Suprema en nosotros.’

En cambio con conocer que eres de la estirpe de ellos, concebida como ellos,

queriéndolo, podrán también ellos, ayudándose con su buen querer, conocer

la Voluntad Suprema, lo que deben hacer para hacerla reinar en ellos, el bien

que les viene, la felicidad terrestre y celeste preparada en modo distinto para

aquellos que harán reinar a mi Voluntad. Mi Redención debía servir para

plantar el árbol de mi Voluntad, el cual regado con mi sangre, cultivado y

trabajado con mis sudores y penas inauditas, abonado con los Sacramentos,

debía primero desarrollarse, después florecer, y al final hacer madurar los

 

 

frutos celestiales de mi Voluntad. Pero para hacer madurar estos frutos

preciosos no bastaba el curso de mis treinta y tres años, ni las criaturas

estaban preparadas, dispuestas para tomar un alimento tan delicado que daba

todo el Cielo. Por eso me contenté con plantar el árbol, dejando todos los

medios posibles para hacerlo crecer bello y gigantesco, y a tiempo oportuno,

cuando los frutos están por madurar, a fin de que sean cortados te he

escogido a ti en modo todo especial para hacerte conocer el bien que

contiene y cómo quiero levantar de nuevo a la criatura a su origen, y que

poniendo a un lado su voluntad, causa por la que descendió de su estado

feliz, comerá de estos frutos preciosos, los cuales le darán tanto gusto que

servirán para quitarle toda la infección de las pasiones y del propio querer, y

restituirle el dominio a mi Voluntad. Ella, abrazando todo dentro de un solo

abrazo, unirá todo junto, Creación, Redención y cumplimiento del fin por el

cual todas las cosas fueron creadas, esto es, que mi Voluntad sea conocida,

amada y cumplida como en el Cielo así en la tierra."

Y yo: "Jesús, amor mío, por cuanto más dices, tanto más siento el

peso de mi pequeñez y temo que pueda servir de obstáculo al reino de tu

Voluntad sobre la tierra. ¡Oh, si Tú y mi Mamá lo hubiesen hecho

directamente estando en la tierra, tu Querer habría tenido su pleno efecto!"

Y Jesús interrumpiéndome ha agregado:

"Hija mía, nuestro trabajo fue plenamente cumplido, tú sé atenta a

cumplir el tuyo. Esto es trabajo tuyo, mucho más que Yo y la Soberana

Reina somos intangibles de las penas, estamos en estado de impasibilidad y

de gloria completa, y por eso las penas no pueden tener más qué hacer con

Nosotros; tú en cambio tienes las penas en tu ayuda para impetrar el Fiat

Supremo, nuevos conocimientos, nuevas gracias, y Yo a pesar de que estoy

en el Cielo, estaré escondido en ti para formar el reino a mi Voluntad. Mi

Potencia es siempre la misma y aun estando en el Cielo puedo hacer lo que

habría hecho estando visible sobre la tierra; cuando Yo quiero y la criatura

se presta dándose toda en poder de mi Querer, Yo la invisto y le hago hacer

lo que debería hacer Yo mismo; por eso sé atenta y pon atención a tu

trabajo."

Junio 15, 1926

Así cómo el conocimiento dio vida a los frutos de la Redención,

así dará vida a los frutos de la Divina Voluntad.

 

 

Me sentía toda llena de defectos, especialmente por la gran

repugnancia que siento cuando se trata de escribir las cosas íntimas entre

Nuestro Señor y yo, es tanto el peso que siento que no sé qué haría para no

hacerlo, pero como la obediencia impuesta por quien está sobre mí se

impone, yo quisiera oponerme, quisiera decir mis razones para no hacerlo,

pero termino siempre cediendo. Ahora, habiendo pasado una oposición

similar me sentía llena de defectos y toda mala, por eso al venir el bendito

Jesús le he dicho:

"Jesús, vida mía, ten piedad de mí, mírame cómo estoy llena de

defectos y cuánta maldad hay en mí."

Y Él todo bondad y ternura me ha dicho: "Hija mía, no temas, Yo te

vigilo y estoy a la custodia de tu alma a fin de que el pecado, aún mínimo,

no entre en tu alma, y donde tú u otros ven defectos y maldad en ti, Yo no la

encuentro, más bien veo que tu nada siente el peso del Todo, porque por

cuanto más te elevo íntimamente a Mí y te hago conocer lo que quiere hacer

el Todo de tu nada, tanto más sientes tu nulidad, y casi espantada, aplastada

bajo el Todo quisieras no manifestar nada y mucho menos poner sobre el

papel lo que el Todo quiere hacer de esta nada; mucho más que por cuanta

renuencia tú sientes, Yo venzo siempre y te hago hacer lo que quiero. Esto

le sucedió también a mi Mamá Celestial cuando le fue dicho: ‘Te saludo

María, llena de gracia, Tú concebirás al Hijo de Dios.’ Ella al oír esto se

espantó, tembló y dijo: ‘¿Cómo puede suceder esto?’ Pero terminó

diciendo: ‘Fiat Mihi Secundum Verbum Tuum.’ Ella sintió todo el peso del

Todo sobre su nada y naturalmente se espantó. Así que cuando te manifiesto

lo que quiero hacer de ti, tu nada se espanta; veo repetir el espanto de la

Soberana Reina y Yo, compadeciéndote, levanto tu nada, la refuerzo a fin de

que pueda resistir para sostener al Todo. Por eso no pienses en esto, sino

piensa más bien en hacer obrar al Todo en ti."

Después estaba haciendo mis acostumbrados actos en el Querer

Supremo, abrazando todo y a todos para poder llevar a mi Creador los actos

de todos como un acto solo; ahora, mientras esto hacía, mi dulce Jesús ha

salido de dentro de mi interior y abrazando todo junto conmigo, se unía

conmigo haciendo lo que hacía yo, y después todo amor me ha dicho:

"Hija mía, amo tanto los actos hechos en mi Querer, que Yo mismo

tomo el empeño de custodiarlos en la Unidad de mi Luz suprema, de modo

de volverlos inseparables de Mí y de mis mismos actos. Si tú supieras cómo

soy celoso de estos actos, cómo me glorifican en modo todo divino, se puede

decir que cada uno de estos actos es una nueva fiesta que se inicia en toda la

Creación y en toda la patria celestial; dondequiera que se encuentra mi

Voluntad, estos actos corriendo en Ella como rayos de luz, llevan nuevas

 

 

alegrías, fiestas y felicidad, estos actos son las alegrías, la fiesta y la

felicidad que forma la criatura en la Voluntad de su Creador, ¿y te parece

poco que la criatura pueda formar y llevar la fiesta, la alegría, la felicidad a

su Creador, y por todas partes donde reina nuestra Voluntad? Esto sucedió a

mi Mamá Reina, Ella, porque obró siempre en la Unidad de la Luz del

Querer Supremo, todos sus actos, el oficio de Madre, los derechos de Reina,

quedaron inseparables de su Creador, tan es verdad, que la Divinidad cuando

hace salir fuera los actos de la bienaventuranza para hacer feliz a toda la

patria celestial, hace salir junto todos los actos de la Mamá Celestial, así que

todos los santos se sienten investidos no sólo de nuestras alegrías y

bienaventuranzas, sino que quedan también investidos por el amor materno

de la Madre de ellos, de la gloria de su Reina y de todos sus actos

convertidos en alegrías para toda la Celestial Jerusalén, así que todas las

fibras de su corazón materno aman con amor de madre a todos los hijos de la

patria celestial y los hace partícipes en todas las alegrías de Madre y la gloria

de Reina; así que Ella fue Madre de amor y de dolor en la tierra para sus

hijos, que le costaron tanto cuanto le costó la Vida de su Hijo Dios, y en

virtud de la Unidad de la Luz del Querer Supremo que poseía, sus actos

permanecieron inseparables de los nuestros; es Madre de amor en el Cielo,

de alegrías y de gloria para todos sus hijos celestiales, así que todos los

santos tienen un amor mayor, gloria y alegrías de más por virtud de su

Madre y Soberana Reina. Por eso, amo tanto a quien vive en mi Voluntad

que Yo me abajo hasta ella para hacer junto con ella lo que ella hace, para

elevarla hasta el seno del Eterno, para hacer uno su acto con su Creador."

Después de esto me he quedado pensando en la bendita Voluntad de

Dios, y muchas cosas giraban en mi mente, que no es necesario decirlas, y

mi dulce Jesús regresando ha agregado:

"Hija mía, el triunfo de mi Voluntad está unido con la Creación y con

la Redención, se puede llamar triunfo único. Y así como una mujer fue la

causa de la ruina del hombre, después de cuatro mil años una Virgen mujer

fue la causa de que, haciendo nacer de Ella mi Humanidad unida al Verbo

Eterno, dio el remedio a la ruina del hombre caído. Ahora el remedio del

hombre está formado, ¿y sólo mi Voluntad debe quedar sin su pleno

cumplimiento, mientras que Ella tiene su acto primero tanto en la Creación

como en la Redención? He aquí el por qué después de otros dos mil años

hemos escogido otra virgen como triunfo y cumplimiento de nuestra

Voluntad. Así que nuestra Voluntad formando su reino en tu alma y

haciéndose conocer, con este conocimiento te ha dado la mano para elevarte

a vivir en la Unidad de su Luz, de modo de formar tu vida en Ella y que Ella

forme su Vida en ti, y habiendo formado en ti su dominio, forma la conexión

 

 

para comunicar su dominio a las otras criaturas; y así como al descender el

Verbo en el seno de la Inmaculada Virgen no permaneció sólo para Ella,

sino que formé la conexión de comunicación para las criaturas y me di a

todas y por remedio de todas; así sucederá de ti, porque con el haber

formado en ti su reino, mi Supremo Querer forma las comunicaciones para

hacerse conocer a las criaturas; todo lo que te he dicho sobre de Él, los

conocimientos que te he dado, el modo y el cómo del vivir en mi Querer, el

hacerte conocer cómo quiere y suspira que el hombre regrese en sus brazos,

que vuelva a entrar en su principio del Querer eterno de donde salió, todo

son vías de comunicación, vínculos de unión, transmisión de luz, vientecillo

para hacerles respirar el aire de mi Voluntad y por lo tanto desinfectar el aire

de la voluntad humana, y viento impetuoso para apoderarse y desarraigar las

voluntades más rebeldes. Cada conocimiento que te he dado sobre mi

Voluntad contiene una Potencia creadora, y el todo está en poner fuera estos

conocimientos, que la potencia que contienen sabrá hacer brecha en los

corazones para someterlos a su dominio. ¿No sucedió tal vez lo mismo en la

Redención? Hasta en tanto que estuve con mi Mamá en mi Vida escondida

de Nazaret, todo callaba en torno a Mí, si bien este escondimiento mío junto

con la Celestial Reina sirvió admirablemente para formar la sustancia de la

Redención, y poderme anunciar que ya estaba en medio a ellos; pero los

frutos de Ella, ¿cuándo se comunicaron en medio de los pueblos? Cuando

salí en público, me hice conocer, les hablé con la Potencia de mi palabra

creadora, y conforme todo lo que Yo hice y dije se divulgó y se divulga

todavía ahora en medio de los pueblos, así los frutos de la Redención

tuvieron y tienen sus efectos. Ciertamente hija mía, si ninguno hubiese

conocido que Yo vine a la tierra, la Redención habría sido una cosa muerta

para las criaturas y sin efectos; así que el conocimiento ha dado la vida a los

frutos de Ella. Así será de mi Voluntad, el conocimiento dará la vida a los

frutos de mi Voluntad y por eso he querido renovar lo que hice en la

Redención, escoger otra virgen, estarme con ella escondido por cuarenta

años y más, apartándola de todos como dentro de una nueva Nazaret para

estar libre con ella y decirle toda la historia, los prodigios, los bienes que hay

en mi Voluntad y así poder formar en ti la Vida de mi Voluntad. Y así como

junto conmigo y mi Mamá escogí a San José junto con Nosotros, como

nuestro cooperador, tutor y vigilante centinela de Mí y de la Soberana Reina,

así he puesto cerca de ti la vigilante asistencia de mis ministros como

cooperadores, tutores y depositarios de los conocimientos, bienes y

prodigios que hay en mi Voluntad, y como Ella quiere establecer su reino en

medio de los pueblos, quiero por medio tuyo deponer en mis ministros esta

doctrina celestial, como a nuevos apóstoles, a fin de que primero forme con

 

 

ellos el anillo de conjunción con mi Voluntad, y después la transmitan en

medio a los pueblos. Si esto no fuera, o no debiera ser, no habría insistido

tanto en hacerte escribir, ni habría permitido la venida diaria del sacerdote,

sino que habría dejado todo mi obrar entre tú y Yo. Por eso sé atenta y

déjame libre en ti de hacer lo que quiero."

Ahora, ¿quién puede decir cómo he quedado confundida con este

hablar de Jesús? He quedado muda y desde el fondo de mi corazón repetía:

"Fiat, Fiat, Fiat."

Junio 20, 1926

Ecce Homo. Jesús sintió tantas muertes por cuantos gritaron

crucifícalo. Quien vive en la Divina Voluntad toma el fruto de las penas

de Jesús. El ideal de Jesús en la Creación era el reino de su Voluntad en

el alma.

Después de haber pasado días amarguísimos por la privación de mi

dulce Jesús, me sentía que no podía más, yo gemía bajo una prensa que me

trituraba alma y cuerpo y suspiraba por mi patria celestial, donde ni siquiera

por un instante habría quedado privada de Aquél que es toda mi vida y mi

sumo y único bien. Luego, cuando me he reducido a los extremos sin Jesús,

me he sentido llenar toda de Él, de modo que yo quedaba como un velo que

lo cubría, y como estaba pensando y acompañándolo en las penas de su

pasión, especialmente en el momento cuando Pilatos lo mostró al pueblo

diciendo: "Ecce Homo", mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, cuando Pilatos dijo ‘Ecce Homo’, todos gritaron:

‘Crucifícalo, crucifícalo, lo queremos muerto.’ También mi mismo Padre

Celestial y mi inseparable y traspasada Mamá, y no sólo aquellos que

estaban presentes sino todos los ausentes y todas las generaciones pasadas y

futuras, y si alguno no lo dijo con la palabra, lo dijo con las acciones, porque

no hubo uno solo que dijera que me querían vivo, y el callar es confirmar lo

que quieren los demás. Este grito de muerte de todos fue para Mí

dolorosísimo, Yo sentía tantas muertes por cuantas personas gritaron

crucifícalo, me sentí como ahogado de penas y de muerte, mucho más que

veía que cada una de mis muertes no llevaba a cada uno la vida, y aquellos

que recibían la vida por causa de mi muerte no recibían todo el fruto

completo de mi pasión y muerte. Fue tanto mi dolor, que mi Humanidad

gimiente estaba por sucumbir y dar el último respiro, pero mientras moría,

mi Voluntad Suprema con su Omnividencia hizo presentes a mi Humanidad

muriente a todos aquellos que habrían hecho reinar en ellos, con dominio

 

 

absoluto al eterno Querer, los cuales tomarían el fruto completo de mi pasión

y muerte, entre los cuales estaba, a la cabeza, mi amada Madre, Ella tomó

todo el depósito de todos mis bienes y de los frutos que hay en mi Vida,

pasión y muerte, ni siquiera un respiro mío perdió y del cual no custodiase el

precioso fruto, y de Ella debían ser transmitidos a la pequeña recién nacida

de mi Voluntad y a todos aquellos en los cuales el Supremo Querer habría

tenido su Vida y su reino. Cuando mi Humanidad expirante vio puesto a

salvo y asegurado el fruto completo de mi Vida, pasión y muerte, pudo

reemprender y continuar el curso de la dolorosa pasión. Así que es sólo mi

Voluntad la que lleva toda la plenitud de mis bienes y el fruto completo que

hay en la Creación, Redención y Santificación. Donde Ella reina nuestras

obras están todas llenas de vida, ninguna cosa está a la mitad o incompleta;

en cambio, donde Ella no reina, aunque hubiera alguna virtud todo es

miseria, todo es incompleto y si producen algún fruto es amargo y sin

maduración, y si toman los frutos de mi Redención los toman con medida y

sin abundancia y por eso crecen débiles, enfermos y febriles, y por eso si

hacen algún poco de bien, lo hacen a duras penas y se sienten aplastar bajo

el peso de aquel poco de bien que hacen; en cambio mi Voluntad vacía la

voluntad humana y pone en ese vacío la Fuerza divina y la vida del bien, y

por eso quien la hace reinar en ella hace el bien sin cansancio, y la Vida que

contiene la lleva a obrar el bien con una fuerza irresistible, así que mi

Humanidad encontró la vida en mi pasión y muerte y en quien debía reinar

mi Voluntad, y por eso la Creación y la Redención estarán siempre

incompletas, hasta en tanto que mi Voluntad no tenga su reino en la almas."

Después de esto estaba haciendo mis acostumbrados actos en el

Querer Supremo, y mi dulce Jesús saliendo de dentro de mi interior seguía

con su mirada todo lo que yo hacía, y como veía que todos mis actos se

fundían con los suyos y en virtud del Querer Supremo hacían el mismo

camino de sus actos y repetían el mismo bien y la misma gloria a nuestro

Padre Celestial, tomado por un énfasis de amor me ha estrechado a su

corazón y me ha dicho:

"Hija mía, si bien eres pequeña y recién nacida en mi Voluntad y vives

en el reino de mi Querer, tu pequeñez es mi triunfo, y cuando te veo obrar en

Él Yo me encuentro en el reino de mi Voluntad como un rey que ha

sostenido una larga guerra, y como su ideal era la victoria, al verse

victorioso se siente aliviado de la sangrienta batalla, de las fatigas sufridas y

de las heridas aún impresas en su persona, y su triunfo viene formado al

verse circundado de las conquistas que ha hecho. El rey quiere mirar todo,

su mirada quiere recrearse en el reino conquistado, y triunfante sonríe y hace

fiesta. Así soy Yo, mi ideal en la Creación era el reino de mi Voluntad en el

 

 

alma de la criatura; mi primer fin era el de hacer del hombre otras tantas

imágenes de la Trinidad Divina en virtud del cumplimiento de mi Voluntad

sobre de él, pero en cuanto el hombre se sustrajo de Ella Yo perdí mi reino

en él, y durante seis mil años he debido sostener una larga batalla, pero por

cuan larga no he dejado aparte mi ideal ni mi primera finalidad, ni la dejaré,

y si vine en la Redención, vine para realizar mi ideal y mi primera finalidad,

esto es el reino de mi Voluntad en las almas, tan es verdad, que para venir

formé mi primer reino del Querer Supremo en el corazón de mi Mamá

Inmaculada, fuera de mi reino jamás habría venido a la tierra; así que sufrí

cansancio y penas, quedé herido y finalmente asesinado, pero el reino de mi

Voluntad no fue realizado, arrojé los fundamentos, hice los preparativos,

pero la batalla sangrienta entre la voluntad humana y la Divina ha

continuado aún. Ahora mi pequeña hija, cuando te veo obrar en el reino de

mi Voluntad, y conforme obras, el reino de Ella se establece siempre más en

ti, Yo me siento victorioso de mi larga batalla y todo toma la actitud en torno

a Mí de triunfo y fiesta; mis penas, mis cansancios, las heridas, me sonríen y

mi misma muerte me da nuevamente la Vida de mi Voluntad en ti. Así que

Yo me siento victorioso de la Creación, de la Redención, es más, Ellas

sirven para formar los largos giros a la recién nacida de mi Voluntad, los

rápidos vuelos, los interminables paseos en el reino de mi Voluntad, y Yo

por eso la llevo como triunfo, y haciéndome feliz sigo con mi mirada todos

los pasos y actos de mi pequeña hija. Mira, todos tienen su ideal y cuando lo

realizan, entonces están contentos, aún el pequeño niño tiene su ideal de

asirse al pecho de la mamá, y mientras llora y solloza, con sólo que la mamá

le abra el seno, el niño cesa de llorar, sonríe y lanzándose se pega al pecho

de la mamá y victorioso chupa, chupa hasta saciarse, y mientras chupa,

triunfante toma su dulce sueño. Tal soy Yo, después de largo llanto, cuando

veo el seno del alma que me abre las puertas para dar lugar al reino de la

Voluntad Suprema, mis lágrimas se detienen y lanzándome a su seno me

pego a ella y chupando su amor y los frutos del reino de mi Querer tomo mi

dulce sueño, y victorioso me reposo. Hasta el pequeño pajarito, su ideal es

la semilla y cuando la ve agita las alas, corre, se precipita sobre la semilla y

victorioso la engulle y triunfante reemprende su vuelo; tal soy Yo, vuelo y

revuelo, giro y vuelvo a girar para formar el reino de mi Voluntad en el

alma, a fin de que ella me forme la semilla para alimentarme, porque Yo no

tomo otro alimento sino el que es formado en mi reino, y cuando veo esta

semilla celestial, más que pajarillo vuelo para hacer de ella mi alimento. Así

que el todo está en el cumplir cada uno su ideal que se ha prefijado, he aquí

por qué cuando te veo obrar en el reino de mi Voluntad veo mi ideal

realizado y me siento correspondido por la obra de la Creación y de la

 

 

Redención y el triunfo de mi Voluntad establecido en ti. Por eso sé atenta y

haz que la victoria de tu Jesús sea en ti permanente."

Después de esto mi dulce Jesús se ha movido en mi interior y todo

ternura me ha dicho:

"Hija mía, dime, ¿y tu ideal, tu finalidad, cuál es?"

Y yo: "Amor mío, Jesús, mi ideal es cumplir tu Voluntad, y toda mi

finalidad es de llegar a que ningún pensamiento, palabra, latido y obra,

jamás salgan fuera del reino de tu Suprema Voluntad, más bien, que en Ella

sean concebidos, nutridos, crecidos y formen su vida, y si es necesario, aun

su muerte, si bien sé que en tu Querer ningún acto muere, sino que nacidos

una vez viven eternamente; así que es el reino de tu Querer en mi pobre alma

lo que suspiro, y esto es todo mi ideal y mi primer y último fin." Y Jesús,

todo amor y haciendo fiesta ha agregado:

"Hija mía, así que mi ideal y el tuyo son uno mismo y por lo tanto

única nuestra finalidad; ¡bravo, bravo a la hija de mi Voluntad! Y como tu

ideal y el mío son uno solo, también tú has sostenido la batalla de largos

años para conquistar el reino de mi Voluntad, has debido soportar penas,

privaciones y has estado hasta prisionera en tu habitación, atada a tu

pequeño lecho para conquistar aquel reino tan querido y suspirado por Mí y

por ti; a los dos nos ha costado mucho y ahora somos los dos triunfadores y

conquistadores, así que también tú eres la pequeña reinita en el reino de mi

Voluntad, y si bien pequeña eres siempre reina, porque eres la hija del gran

Rey, de nuestro Padre Celestial; por eso, como conquistadora de tan gran

reino toma posesión de toda la Creación, de toda la Redención y de todo el

Cielo, todo es tuyo, porque dondequiera que reina mi Voluntad íntegra y

permanente, se extienden tus derechos de posesión, todos te esperan para

darte los honores que convienen a tu victoria.

También eres la pequeña niña que tanto has llorado y suspirado a tu

Jesús, y no apenas me has visto, tus lágrimas han cesado y lanzándote en mi

seno te has pegado a mi pecho y victoriosa has chupado mi Voluntad y mi

amor, y como en triunfo has tomado reposo en mis mismos brazos, y Yo te

arrullaba para que fuese más largo tu sueño y así poderme gozar a mi recién

nacida en mis mismos brazos, y triunfante extendía en ti el reino de mi

Voluntad. También eres la pequeña palomita que has girado y vuelto a girar

en torno a Mí, y conforme Yo te hablaba de mi Querer, te manifestaba los

conocimientos de Él, sus bienes y sus prodigios y hasta su dolor, tú agitabas

las alas y precipitándote sobre las tantas semillas que Yo te ponía delante, tú

las engullías y triunfante reemprendías tu vuelo en torno a Mí, esperando

otras semillas de mi Querer que Yo te pusiera delante, y tú, comiéndolas, te

nutrías y victoriosa reemprendías tu vuelo manifestando el reino de mi

 

 

Voluntad. Así que mis prerrogativas son las tuyas, mi reino y el tuyo es uno

sólo, hemos sufrido juntos, es justo que juntos gocemos nuestras

conquistas."

Yo he quedado sorprendida al oír esto y pensaba entre mí: "¿Pero será

realmente verdad que en mi pobre alma esté este reino de la Voluntad

Suprema?" Y me sentía toda confundida, y si esto lo he escrito, lo he escrito

por obedecer, pero mientras escribo Jesús me ha sorprendido y saliendo de

dentro de mi interior ha puesto sus brazos alrededor de mi cuello,

estrechándome fuerte, fuerte, tanto que no he podido escribir más, porque mi

pobre cabeza no estaba más en mí, pero Jesús pronto ha desaparecido y yo

reemprendo la escritura. Después, mientras yo temía Jesús me ha dicho:

"Hija mía, mi Mamá Celestial pudo darme a los demás porque me

concibió en Si misma, me creció y me nutrió, ninguno puede dar lo que no

tiene, y si me dio a los demás era porque me poseía. Ahora, jamás te habría

dicho tanto sobre mi Querer si no quisiera formar en ti su reino, ni tú lo

habrías amado tanto si no fuese tuyo; las cosas que no son propias se tienen

de mala gana y dan fastidio y peso, y si no hubieras tenido en ti la fuente que

surge del reino de mi Querer, no habrías sabido decir lo que te he dicho, ni

ponerlo en el papel; faltándote la posesión te faltaría la luz y el amor de

manifestarlas, así que si el Sol brilla en ti y con sus rayos te pone las

palabras, los conocimientos y el cómo quiere reinar, es señal que lo posees,

y por eso tu trabajo es de hacerlo conocer, como fue trabajo de la Soberana

Reina el hacerme conocer y el darme para la salvación de todos."

Junio 21, 1926

San Luis fue una flor que surgió de la Humanidad de Nuestro Señor,

abrillantada por los rayos del Divino Querer. Las almas que poseerán

el reino de la Divina Voluntad tendrán su raíz en el Sol de Ella.

Esta mañana habiendo recibido la santa Comunión, según mi

costumbre la he hecho en la Santísima Voluntad de Dios, ofreciéndola a mi

amado San Luis, no sólo la Comunión, sino todos los bienes que hay en la

Santísima Voluntad de Dios para su gloria accidental. Ahora, mientras esto

hacía, veía que todos los bienes que hay en el Querer Supremo, como tantos

rayos de luz, rayos de belleza y de varios colores, inundaban al amado santo,

dándole una gloria infinita y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha

dicho:

 

 

"Hija mía, Luis es una flor y un santo brotado de la tierra de mi

Humanidad y abrillantado a los reflejos de los rayos del Sol de mi Voluntad,

porque mi Humanidad, si bien santa, pura, noble y unida hipostáticamente al

Verbo, pero era tierra, y Luis, más que flor brotó de mi Humanidad puro,

santo, noble, poseyendo la raíz del puro amor, de modo que se puede ver

escrito en cada hoja de su flor: ‘Amor.’ Pero lo que lo vuelve más bello y

deslumbrante son los rayos de mi Querer, a los cuales estaba siempre

expuesto, estos rayos daban tanto desarrollo a esta flor, de volverla singular

en la tierra y en el Cielo. Ahora hija mía, si Luis es tan bello porque brotó

de mi Humanidad, ¿qué será de ti y de todos aquellos que poseerán el reino

de mi Voluntad? Estas flores no surgirán de mi Humanidad, sino que

tendrán su raíz en el Sol de mi Voluntad, en Ella viene formada la flor de su

vida, crecen y surgen en el mismo Sol de mi Querer, que celoso de estas

flores las tendrá eclipsadas en su misma Luz; en cada hoja de estas flores se

verán escritas todas las especialidades de las cualidades divinas, serán el

encanto de todo el Cielo y todos reconocerán en ellas la obra completa de su

Creador."

Pero mientras esto decía, mi dulce Jesús se abría su pecho y hacía ver

dentro un Sol inmenso, en el cual debía plantar todas estas flores, y era tanto

su amor y celo hacia ellas, que no debía hacerlas surgir fuera de su

Humanidad, sino adentro de Él mismo.

Junio 26,, 1926

Quien posee el reino de la Divina Voluntad obra

en modo universal y poseerá la gloria universal.

Estaba según mi costumbre haciendo mis acostumbrados actos en el

Querer Supremo, esto es, abrazando todo, Creación, Redención y a todos,

para poder dar a mi Creador la correspondencia del amor y de la gloria que

todos le deben, y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, la pequeña hija de mi Voluntad no sólo debe pensar y

ocuparse en cómo defender los derechos universales de su Creador,

corresponderlo del amor y de la gloria que todos le deben como si fuesen

uno solo, de modo que todo debe encontrar en ella, porque nuestra Voluntad

envuelve todo y a todos, y quien en Ella vive posee los modos universales,

por eso todo puede darnos y de todo podemos rehacernos; sino que también

como hija nuestra debes defender los derechos de la Soberana Reina, Ella

obró en modo universal y por eso tuvo un amor, una gloria, una oración, una

 

 

reparación, un dolor por su Creador, y por todos y por cada una de las

criaturas; Ella no dejó escapar ningún acto que las criaturas debían a su

Creador, y encerrando a todos en su materno corazón amaba en modo

universal a todos y a cada uno, así que en Ella encontramos toda nuestra

gloria, no nos negó nada, no sólo lo que le correspondía a Ella directamente

el darnos, sino que nos dio lo que las otras criaturas nos negaron, y para

hacerla de Madre magnánima, amantísima, que se abre las entrañas por sus

propios hijos, generó a todos en su doliente corazón; cada fibra de él era un

dolor traspasante en el cual daba la vida a cada uno de sus hijos, hasta llegar

al golpe fatal de la muerte de su Hijo Dios; el dolor de esta muerte puso el

sello de la regeneración de la vida a los nuevos hijos de esta Madre doliente.

Ahora, una Virgen Reina que tanto nos ha amado, defendido todos

nuestros derechos, una Madre tan tierna que tuvo amor y dolores por todos,

merece que nuestra pequeña recién nacida de nuestro Supremo Querer la

ame por todos, la recambie de todo y abrazando todos sus actos en nuestro

Querer, pongas tu acto unido al suyo. Porque Ella es inseparable de

Nosotros, su gloria es nuestra, la nuestra es la suya, pues nuestro Querer

pone todo en común."

Entonces yo he quedado un poco confundida al oír esto y como si no

supiese hacer lo que Jesús me decía, le rogaba que me diera la capacidad de

hacerlo, y Jesús volviendo a hablarme me ha dicho:

"Hija mía, mi Querer contiene todo, y así como celoso conserva todos

sus actos como si fueran uno solo, así conserva todos los actos de la

Soberana Reina como si todos fuesen suyos, porque todo lo hizo en Él, por

eso mi mismo Querer te los hará presentes. Ahora, tú debes saber que quien

ha hecho bien a todos, ha amado a todos y ha obrado en modo universal para

Dios y por todos, tiene con justicia los derechos sobre todo y sobre de todos.

El obrar en modo universal es el modo divino, y mi Mamá Celestial pudo

obrar con los modos de su Creador porque poseía el reino de nuestra

Voluntad; ahora Ella, habiendo obrado en nuestro Querer Supremo, tiene los

derechos de posesión que formó en nuestro reino, ¿y quién otro la podrá

corresponder sino quien vive en el mismo reino? Porque sólo en este reino

está el obrar universal, el amor que ama a todos, que todo abraza y nada le

huye. Tú debes saber que quien posee el reino de mi Voluntad en la tierra

tiene derecho a la gloria universal en el Cielo, y esto en modo connatural y

simple, mi Voluntad abraza todo y envuelve a todos, así que quien la posee,

de ella salen todos los bienes unidos a la gloria que estos bienes contienen, y

mientras sale de ella la gloria universal, la recibe; ¿y te parece poco poseer la

gloria universal en la patria celestial? Por eso sé atenta, el reino delSupremo Querer es riquísimo, en Él están las monedas que surgen, por eso

 

 

todos esperan de ti, también mi misma Mamá quiere la correspondencia del

amor universal que tuvo por todas las generaciones. Y a ti por

correspondencia, en la patria celestial te tocará la gloria universal, herencia

que será solamente de quien haya poseído el reino de mi Voluntad sobre la

tierra."

Junio 29, 1926

Cada una de las cosas creadas contiene una imagen de

las cualidades divinas, y la Divina Voluntad glorifica

estas cualidades en cada una de las cosas creadas.

Después de haber pasado días amarguísimos de privaciones, mi amado

Jesús para fortalecerme, al venir se ha entretenido por alguna horas, se hacía

ver de edad muy joven, de una rara belleza que raptaba y se ha sentado sobre

mi cama, cerca de mí diciéndome:

"Hija mía, lo sé, sé que tú no puedes estar sin Mí, porque Yo soy para

ti más que tu misma vida, así que si Yo no viniese te faltaría la sustancia de

la vida, y además tenemos que hacer tantas cosas juntos en el reino de la

Voluntad Suprema, por eso cuando veas que no vengo pronto no te oprimas

tanto, está cierta que vendré, porque mi venida es necesaria para ti y para

Mí, porque debo ver las cosas de mi reino, y mientras lo dirijo debo

gozármelo. ¿Podrías tú tener la mínima duda de que faltase el Rey del

triunfo en un reino tan suspirado por Mí? Por eso ven en mis brazos a fin de

que tu Jesús te fortifique."

Y mientras esto decía me ha tomado en sus brazos, me estrechaba

fuerte a su pecho y arrullándome me decía:

"Duerme, duerme sobre mi pecho mi pequeña recién nacida de mi

Voluntad."

Yo en los brazos de Jesús era pequeña pequeña, y me sentía sin deseos

de dormir, quería gozarme a Jesús, quería decirle tantas cosas ahora que

tenía el bien de que se entretenía largamente conmigo, pero Jesús continuaba

arrullándome y yo sin quererlo tomaba un dulce, dulce sueño; pero en el

sueño oía el latido del corazón de Jesús que hablaba y decía: "Voluntad

mía." Y al siguiente latido como si respondiese: "Amor quiero infundir en

la pequeña hija de mi Querer."

En el latido "Voluntad mía", se formaba un cerco de luz más grande, y

en el latido "amor", se formaba otro cerco más pequeño, de manera que el

grande encerraba al pequeño; y Jesús mientras yo dormía tomaba aquellos

 

 

cercos que formaba su latido y los imprimía en toda mi persona. Yo me

sentía toda reforzada y confirmada en los brazos de Jesús, ¡oh, cómo me

sentía feliz! Pero Jesús estrechándome más fuerte a su pecho me ha

despertado y me ha dicho:

"Mi pequeña hija, giremos por toda la Creación, donde el Querer

Supremo contiene su Vida y en cada una de las cosas creadas hace su acto

distinto, y triunfador, por sí mismo ensalza y glorifica en modo perfecto

todas las supremas cualidades. Si miras el cielo, tu ojo no sabe descubrir sus

confines, dondequiera que mira es cielo, no sabe decir donde comienza ni

donde termina, este cielo es imagen de nuestro Ser que no tiene principio ni

fin, y nuestra Voluntad alaba, glorifica en el cielo azul a nuestro Ser eterno

que no tiene principio ni fin; este cielo está adornado de estrellas, esto es

imagen de nuestro Ser, pues igual que la Divinidad es un acto único, el cielo

es uno, pero en la multiplicidad de las estrellas se semeja nuestras obras ‘ad

extra’, que descienden de este acto único y los efectos y las obras de este

único acto son innumerables, y nuestra Voluntad en las estrellas ensalza y

glorifica los efectos y la multiplicidad de nuestras obras, en las cuales

encierra a los ángeles, al hombre y a todas las cosas creadas. Mira cómo es

bello vivir en mi Querer, en la Unidad de esta Luz suprema y estar al día de

lo que significan todas las cosas creadas y alabar, ensalzar y glorificar al

Supremo Creador con su misma Voluntad en todas nuestras imágenes que

cada una de las cosas creadas contiene. Ahora pasa a mirar el sol, bajo la

esfera del cielo se ve una circunferencia de luz limitada, que contiene luz y

calor, que descendiendo a lo bajo inviste toda la tierra, esto es imagen de la

Luz y del Amor del Supremo Hacedor que ama a todos, hace bien a todos y

que desde la altura de su Majestad desciende a lo bajo, hasta en los

corazones, hasta en el infierno, pero calladamente, sin estrépito, donde

quiera se encuentra, ¡oh, cómo nuestra Voluntad glorifica y ensalza nuestra

eterna Luz, nuestro Amor inextinguible y nuestra Omnividencia; nuestra

Voluntad murmura en el mar, y en la inmensidad de las aguas que esconden

innumerables peces de toda especie y color, glorifica nuestra Inmensidad

que todo envuelve y tiene como en un puño a todas las cosas; nuestra

Voluntad glorifica la imagen de nuestra Inmutabilidad en la firmeza de los

montes; la imagen de nuestra Justicia en el ruido del trueno y en el estallido

del rayo; la imagen de nuestra alegría en el pajarillo que canta, que trina y

gorjea; la imagen de nuestro Amor gimiente en la tórtola que gime; la

imagen de la continua llamada que hacemos al hombre en el cordero que

bala, diciendo en cada balido: ‘A Mí, a Mí, ven a Mí, ven a Mí’; y nuestra

Voluntad nos glorifica en el continuo reclamo que hacemos a la criatura.

Todas las cosas creadas tienen un símbolo nuestro, una imagen nuestra, y

 

 

nuestra Voluntad tiene el empeño de ensalzarnos y glorificarnos en todas

nuestras obras, porque siendo la obra de la Creación obra del Fiat Supremo,

convenía a Ella el conservarnos la gloria en todas las cosas creadas íntegra y

permanentemente. Ahora, este empeño, nuestro Querer Supremo lo quiere

dar como herencia a quien debe vivir en la Unidad de su Luz, porque no

sería conveniente vivir en su Luz y no fundirse en los actos del Fiat

Supremo, por eso mi pequeña hija, todas las cosas creadas y mi Voluntad te

esperan en cada una de las cosas para repetir sus mismos actos, para

glorificar y ensalzar con la misma Voluntad Divina a tu Creador."

Ahora, ¿quién puede decir todas las imágenes que encierra toda la

Creación de nuestro Creador? Si lo quisiera decir todo no terminaría jamás,

por eso, para no alargarme demasiado solamente he dicho alguna cosa y lo

he hecho por obedecer y por temor de desagradar a Jesús.

Julio 1, 1926

No hay santidad sin la Voluntad de Dios. La venida de Jesús

sobre la tierra sirvió para formar los caminos, las escaleras

para llegar al reino de su Querer.

Estaba haciendo mis acostumbrados actos en el Supremo Querer y

pensaba entre mí: "¿Será posible que los tantos santos del antiguo

testamento, que tanto se han distinguido con la potencia de los milagros,

como un Moisés, un Elías y los tantos profetas y tantos santos después de la

venida de Nuestro Señor, que han llegado a ser maravillosos por virtud y por

milagros, ninguno de ellos haya poseído el reino de la Divina Voluntad y

vivido en la Unidad de su Luz? ¡Parece increíble!" Ahora, mientras esto

pensaba, mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y estrechándome a

Él me ha dicho:

"Hija mía, no obstante es verdad que hasta ahora ninguno ha poseído

el reino de mi Voluntad, ni gozado toda la plenitud de la Unidad de la Luz

que Ella contiene; si esto hubiera sido, siendo la cosa que más me interesa,

que más me glorifica y que ni más ni menos pondrá a salvo todos los

derechos divinos y completará la obra de la Creación y de la Redención, y

no sólo esto, sino que llevará a la criatura el bien más grande que pueda

existir en el Cielo y en la tierra, Yo habría hecho de tal modo que lo habría

hecho conocer, como he hecho conocer las tantas virtudes y maravillas de

mis santos; habría hecho conocer quién había poseído el reino de mi

Voluntad, que tanto me interesa, para transmitirlo a los demás, imitando a

 

 

aquél que lo había poseído. Ahora, los santos del antiguo testamento se

encontraban en las mismas condiciones de Adán, que faltaba el Divino

Reparador, que mientras debía unir nuevamente la humana y la Divina

Voluntad debía pagar en modo divino los débitos del hombre culpable. Sin

embargo, tanto los santos antiguos como los modernos han tomado de mi

Voluntad, tanto por cuanto han conocido, los mismos milagros que han

hecho eran partecitas de la Potencia de mi Voluntad comunicada a ellos, así

que todos mis santos han vivido, quién a la sombra de Ella, quién a los

reflejos de su luz, quién sometido a su Potencia, a sus órdenes, porque no

hay santidad sin mi Voluntad; pero han poseído de Ella aquél poco que han

conocido, y no más, porque el bien sólo se suspira y se llega a poseerlo

cuando se conoce; ninguno posee un bien, una propiedad, sin conocerla,

pero supón que la posea y no la conoce, para él aquel bien está como muerto,

porque falta la vida del conocimiento.

Ahora, siendo mi Voluntad la cosa más grande, que todo envuelve y

que todas las cosas, desde la más grande hasta la más pequeña ante Ella

quedan perdidas, se deberían conocer tantas cosas de mi Voluntad de

sobrepasar lo que se conoce de la Creación, de la Redención, de las virtudes

y de todas las ciencias; Ella debería ser un libro para cada paso, para cada

acto, un libro para cada una de las cosas creadas, así que toda la tierra debía

estar llena de tantos volúmenes con conocimientos acerca del reino de mi

Voluntad. Ahora, ¿dónde están estos libros? No hay ningún libro, apenas

algún dato se conoce de Ella, mientras que debería estar al principio de todo

conocimiento, de cualquier cosa; siendo Ella la vida de cada una de las cosas

debería estar sobre todo, como la imagen del rey marcado sobre la moneda

que corre en el reino, como la luz del sol que resplandece sobre cada una de

las plantas para darles la vida, como el agua que quita la sed a los labios

ardidos, como alimento que sacia al hambriento después de un largo ayuno.

Todo debía estar lleno de los conocimientos respecto a mi Voluntad, y si

esto no lo hay, es señal de que el reino de mi Voluntad no es conocido, por

lo tanto no es poseído. ¿Tal vez me sabrías nombrar algún santo que haya

dicho que poseía este reino y la Unidad de la Luz del Querer Supremo?

Ciertamente que no, Yo mismo poco hablé, si hubiese querido extenderme

en hablar acerca del reino de mi Voluntad y de quererlo formar en el hombre

como lo poseía Adán inocente, siendo el punto más alto, el más inmediato a

Dios y que se acerca más a la semejanza divina, estando aún fresca la caída

de Adán se habrían desalentado todos y volviéndome las espaldas habrían

dicho: ‘Si Adán inocente no pudo ni tuvo la constancia de vivir en la

santidad de este reino, tanto que se precipitó él mismo y a todas las

generaciones en las miserias, en las pasiones y en males irreparables, ¿cómo

 

 

podemos nosotros, culpables, vivir en un reino tan santo? Bello, sí, pero

podemos decir que no es para nosotros.’ Y no solamente esto, sino que mi

Voluntad siendo el punto más alto, se necesitaban los caminos, los medios

de transporte, las escaleras, los vestidos decentes, los alimentos adecuados

para poder morar en este reino. Mi venida a la tierra sirvió para formar todo

esto, así que cada palabra mía, cada obra, pena, oración, ejemplo,

Sacramentos instituidos, eran caminos que formaba, medios de transporte

para hacerlos llegar más rápidamente, escaleras para hacerlos subir, se puede

decir que les di los vestidos de mi Humanidad, teñidos de púrpura con mi

sangre, para hacerlos estar decentemente vestidos en este reino tan santo de

mi Querer, que la Sabiduría Increada había establecido en la Creación darlo

como herencia del hombre. Por lo tanto, si poco hablé acerca de esto, fue

porque cuando Yo hablo, hablo a tiempo y a circunstancia, en la cual debe

estar encerrada en mi palabra la necesidad y la utilidad del bien que

contiene; así que en vez de hablar hice los hechos y me reservé el hablarte a

ti acerca del reino de mi Voluntad. Ahora, ¿cómo podían poseerlo si no

tenían un pleno conocimiento de Él? Por otra parte, tú debes saber que todas

las manifestaciones que te he hecho sobre Él, sus prodigios, sus bienes, lo

que conviene que haga el alma para poderse establecer en este reino, mi

misma Voluntad expresa que quiero que el hombre regrese a mi reino, y

cómo todo lo he hecho, la Creación, la Redención para que entrase en

posesión de mi reino perdido, son vínculos de transmisión, son puertas para

hacerlo entrar, son donaciones que hago, son leyes, instrucciones de cómo

vivir en él, inteligencia para hacerlos comprender y apreciar el bien que

poseen; si todo esto faltaba, ¿cómo podían poseer este reino de mi Voluntad?

Sería como si un individuo quisiera pasar a vivir en otro reino sin pasaporte,

sin conocer ni las leyes, ni los modos, ni el dialecto, pobrecito, sería

inaccesible su entrada, y si como intruso entrase, se encontraría tan

incómodo que él mismo desearía salir de este reino del cual nada conoce.

Ahora hija mía, ¿no te parece a ti más fácil, más alentador, más a la

capacidad de la naturaleza humana, que después de que han conocido el

reino de la Redención, donde pueden curarse los ciegos, los cojos, los

enfermos, porque en el reino de mi Voluntad no entran los ciegos, sino todos

derechos y de florida salud, encontrando todos los medios posibles en el

reino de la Redención y el mismo pasaporte de mi pasión y muerte para

pasar al reino de mi Voluntad, animados por la vista de tan gran bien se

decidirán a tomar la posesión de Él? Por eso sé atenta, no quieras restringir

ni disminuir los bienes que hay en el reino de mi Voluntad, y esto lo haces

cuando no manifiestas todo lo que te hago conocer, porque el conocimiento

es portador del don, y si ahora soy magnánimo en el conocimiento de mi

 

 

Voluntad, son dones que hago y en estos dones establezco el más o el menos

para poner en el reino de mi Voluntad, para bien de quien debe poseerlo."

Julio 2, 1926

La gran diferencia entre la santidad de las virtudes y aquélla

del vivir en la Unidad de la Luz del Querer Divino.

Encontrándome en mi habitual estado, mi dulce Jesús me hacía ver a

la divina Justicia en acto de descargarse sobre la tierra, mandando a los

elementos que se desencadenaran contra de las criaturas; yo temblaba al ver,

dónde las aguas inundaban los pueblos casi para sepultarlos; dónde el viento

con fuerza impetuosa transportaba y desarraigaba plantas, árboles, casas, y

hacía de ellos un cúmulo inservible y hacía quedar a varias regiones en la

más escuálida miseria; dónde sucedían terremotos con notable daño, ¿pero

quién puede decir todos los males que están por caer sobre la tierra?

Además de esto, mi siempre amable Jesús se hacía ver en mi interior que

sufría en modo desgarrador por las tantas ofensas que le hacían las criaturas,

especialmente por las tantas hipocresías, parecía que bajo el bien aparente

tenían el veneno escondido, las espadas, las lanzas, los clavos para herirlo en

todas los modos. Después, como si Jesús me quisiera junto a Él para sufrir

me ha dicho:

"Hija mía, la balanza de mi Justicia está colmada y está desbordándose

sobre las criaturas, ¿quieres tú, como hija de mi Voluntad que Yo te exponga

a los reflejos de mi Justicia, a fin de que tomes parte en sus golpes? Porque

está por hacer un amasijo de la tierra y mientras con tu sufrir satisfaces a la

Justicia les ahorrarás castigos a tus hermanos. Quien vive en el alto reino

del Supremo Querer debe defender y ayudar a quien está en lo bajo."

Ahora, mientras esto decía he sentido como si la Justicia Divina

hiciera llover sus reflejos sobre mí, y Jesús ensimismándome con Él, yo

sufría junto sus golpes, sus heridas, sus penas; eran tantas que yo misma no

sabía si debía quedar viva o muerta, pero con sumo dolor mío mi Jesús,

retirándose, ha mitigado mis penas y he quedado de nuevo a atravesar mi

duro y largo exilio, pero siempre ¡Fiat, Fiat! Todo esto hubiera querido

pasarlo por alto, pero la obediencia se ha impuesto y con sumo desagrado he

debido hacer una relación; ¿pero quién puede decir cómo he quedado? Y mi

dulce Jesús para aliviarme ha vuelto a hablar acerca de su Santísima

Voluntad:

 

 

"Hija mía, ven conmigo en medio de la Creación, cielo y tierra te

esperan, quieren a aquélla que animada por la misma Voluntad que anima y

da vida a ellos, haga resonar toda la Creación con aquel eco dulcísimo del

eterno Amor de su Creador; quieren que tu voz, corriendo en cada una de las

cosas creadas anime su mudo lenguaje con aquella perenne gloria y

adoración a su Creador, y así como todas las cosas creadas están vinculadas

entre ellas y una es la fuerza de la otra, porque una es la Voluntad Suprema

que las vivifica y conserva, así quien la posee está vinculada con ellas con la

misma fuerza y con la misma unión, por lo tanto no estando en medio de la

Creación se sentirían faltar, por tu ausencia, la fuerza universal y el vínculo

de la inseparabilidad, por eso ven a nuestros dominios, porque todos te

suspiran y al mismo tiempo te haré comprender otras cosas sobre la gran

distancia que hay entre la santidad de quien posee la Unidad de la Luz del

reino de mi Voluntad y la santidad de la sumisión, de la resignación y de las

virtudes."

Ahora, mientras esto decía me he encontrado fuera de mí misma e

intentaba hacer resonar mi "te amo", mi adoración, sobre todas las cosas

creadas, y Jesús todo bondad ha agregado:

"Hija mía, mira el cielo, las estrellas, el sol, la luna, las plantas, las

flores, el mar, mira todo, cada una de las cosas tiene su naturaleza distinta,

su colorido, su pequeñez y su altura; cada una tiene su oficio distinto y una

no puede hacer lo que hace la otra, ni producir los mismos efectos. Así que

cada una de las cosas creadas es símbolo de la santidad de las virtudes, de la

sumisión y resignación a mi Voluntad; y según las virtudes que hayan

practicado han tomado en ellos un color distinto, por eso se puede decir

quién es una flor roja, quién violeta, quién blanca, quién es planta, quién es

un árbol, quién es estrella, y según se han sometido a los reflejos del

Supremo Querer, así se han desarrollado en la fecundidad, en la altura, en la

belleza; pero uno es el colorido, porque mi Querer como rayo de sol les ha

dado el color de aquella semilla que ellos mismos habían puesto en sus

almas. En cambio la santidad de quien vive en la Unidad de la Luz de mi

Voluntad, es parto de aquel acto único de su Creador, que mientras es uno en

las manos creadoras, los rayos de su Voluntad saliendo de Dios invaden todo

y producen obras y efectos tan innumerables que el hombre no puede llegar

a contarlos todos, así que esta santidad, siendo parto de aquel acto único,

estará al cuidado del Querer Supremo, que celoso pondrá en ella todos los

colores, todas las variadas bellezas, todos los bienes posibles e imaginables,

así que más que sol resplandeciente encerrará y eclipsará en sí toda la

Creación con sus variadas bellezas, se verán encerrados en ella todos los

bienes de la Redención, se verán en ella todas las santidades, y Yo,

 

 

desahogando más que nunca en amor, pondré el sello de mi misma Santidad

en quien haya poseído el reino de mi Voluntad.

¿Sabes tú que sucederá, en relación a esta santidad del vivir en mi

Querer, a tu Creador? Sucederá como a un rey que no tiene hijos, este rey

no goza jamás el afecto de un hijo, ni se siente llevado a prodigar todas sus

caricias paternas, ni sus besos afectuosos, porque no descubre en ninguno su

parto, sus facciones, y a quién confiar la suerte de su reino. ¡Pobrecito!

Vive siempre con un clavo en el corazón, vive siempre rodeado por siervos,

por personas que no se le asemejan, y si están a su alrededor no es por puro

amor, sino por interés propio, para hacer adquisición de riquezas, de gloria y

tal vez aun para traicionarlo. Ahora, supón que tenga un hijo suyo después

de largo tiempo, ¿cuál no será la alegría de este rey? Lo besa, lo acaricia, no

sabe separar su mirada de su hijo en el cual reconoce su imagen; apenas

nacido le hereda su reino y todos sus bienes, y su completo gozo y fiesta es

que su reino no será más de los extraños, de sus siervos, sino de su amado

hijo; así que se puede decir que lo que es del padre es del hijo y que lo que

es del hijo es del padre.

Ahora, quien llegue a poseer el reino de mi Voluntad será para

Nosotros como un hijo nacido después de cerca de seis mil años, qué alegría,

qué fiesta no será para Nosotros al ver en él nuestra imagen íntegra, bella, tal

como la sacamos de nuestro seno paterno; todas las caricias, los besos, los

dones, serán para este hijo, mucho más, pues habiendo dado al hombre en la

Creación como herencia especial el reino de nuestra Voluntad y habiendo

estado este nuestro reino en manos de extraños, de siervos, de traidores, por

tan largo tiempo, al ver a este hijo que lo poseerá como hijo y nos dará la

gloria del reino de nuestra Voluntad, nuestra herencia será puesta a salvo por

parte de este hijo, entonces, ¿no es justo que todo le demos, aun a Nosotros

mismos y que encierre todo y a todos."

Mientras Jesús esto decía, yo he quedado pensativa y le he dicho:

"¿Será posible todo esto Amor mío?" Y Jesús ha agregado:

"Hija mía, no te maravilles, porque el alma con poseer el reino del

Supremo Querer poseerá una Voluntad Divina, infinita, eterna, que encierra

todos los bienes; por eso, quien posee todo puede darnos todo. Cuál será

nuestro contento, nuestra y su felicidad al ver la pequeñez de la criatura en

este nuestro reino, que toma continuamente de Nosotros como dueña, como

hija nuestra, y como lo que toma de Nosotros es divino, ella toma lo divino y

lo divino nos da, toma lo infinito y lo infinito nos da, toma de Nosotros

cosas inmensas y cosas inmensas nos da, toma de Nosotros Luz y Luz nos

trae, ella no hará otra cosa que tomar y darnos, Nosotros pondremos a su

disposición todas nuestras cosas a fin de que en el reino de nuestra Voluntad,

 

 

dado a ella por Nosotros, no entren más cosas extrañas a Nosotros, sino que

todo sean cosas nuestras y así podamos recibir los frutos, la gloria, el amor,

el honor del reino de nuestra Voluntad. Por eso sé atenta y tu vuelo en

nuestro Querer sea continuo."

Julio 5, 1926

Jesús se hace ver que escribe en el fondo del alma lo que dice

sobre su Voluntad, y después da una semblanza en palabras.

Me sentía investida y en poder de la Luz suprema del Querer eterno, y

mi siempre amable Jesús se hacía ver en el fondo de mi alma en pie, con una

pluma de luz en la mano en acto de escribir sobre de una luz densa que

parecía tela, pero era una luz distendida en mi alma y Jesús escribía, escribía

en el fondo de esta luz; ¡cómo era bello verlo escribir con una maestría y

velocidad indescriptibles! Después de haber escrito, como si abriera las

puertas de mi interior, con su mano llamaba al confesor diciéndole:

"Ven a ver lo que Yo mismo escribo en el fondo de esta alma. Yo no

escribo jamás sobre papel o sobre tela porque están sujetos a perecer, sino

que me deleito en escribir sobre la luz puesta en esta alma en virtud de mi

Voluntad, mi escritura de luz es incancelable y de valor infinito. Ahora,

cuando debo manifestarle las verdades sobre mi Voluntad, primero hago el

trabajo de escribirlas en el fondo de ella y después le hablo, dándole a

entender lo que en ella he escrito. He aquí el por qué cuando ella dice lo que

Yo le he dicho lo dice con pocas palabras, en cambio cuando escribe se

alarga mucho, es mi escrito que desbordando fuera de su alma, no sólo da

una pequeña reseña, sino mi verdad extendida como Yo mismo la he escrito

en lo íntimo de su interior."

Yo he quedado maravillada y con una alegría indecible al ver a mi

dulce Jesús escribir dentro de mi, y comprendía claramente por qué alhablar, poco sé decir de lo que Él me dice, es más, me parece que solamente

me ha dado el título del tema, y después al escribir parece interés suyo elayudarme a desarrollarlo como a Él le place, y Jesús todo bondad me ha

dicho:

"Hija mía, no te maraville el que mientras escribes sientas surgir en ti

como de una fuente las verdades, es el trabajo de tu Jesús hecho en ti, que

desbordándose de todas las partes de tu alma pone el orden en el papel y las

verdades en ti escritas y selladas con caracteres de luz, por eso deja tus

temores, no quieras atenerte a la pequeña indicación de mis palabras, ni

 

 

quieras resistirme cuando Yo quiero extenderme y hacerte escribir sobre el

papel lo que Yo con tanto amor he escrito en tu alma; cuántas veces me

obligas a usar la fuerza y a arrollarte a fin de que tú no me resistas tanto a

escribir lo que quiero, por eso déjame hacer, será trabajo de tu Jesús que en

todo resplandezca la verdad."

Julio 8, 1926

Amenaza de nuevos castigos. Quien debe hacer un

bien universal, debe hacer y sufrir más que todos.

Me estaba fundiendo toda en el Santo Querer Divino, y mi dulce Jesús

se hacía ver en mi interior con los brazos levantados, en acto de impedir que

la Divina Justicia se derramara sobre las criaturas, poniéndome también a míen su misma posición para hacerme hacer lo que Él mismo hacía; pero

parecía que las mismas criaturas incitaban a la Justicia Divina a golpearlas, y

Jesús como cansado, bajando sus brazos me ha dicho:

"Hija mía, ¡qué perfidia humana! Pero es justo, es necesario que

después de tanto tolerar me libere de tanta cosa vieja que ocupa la Creación,

porque estando infectada lleva la infección a la cosa nueva, a las plantitas

nuevas. Estoy cansado de que la Creación, habitación mía dada al hombre,

pero es siempre mía, porque es conservada y vivificada continuamente por

Mí, sea ocupada por siervos, por ingratos, por enemigos y hasta por aquellos

que ni siquiera me reconocen, por eso quiero despacharme con el destruir

regiones enteras y lo que sirve para su alimento; los ministros de justicia

serán los elementos, que invistiéndolos harán sentir la Fuerza divina sobre

de ellos. Quiero purificar la tierra para preparar la habitación a mis hijos; tú

estarás siempre junto conmigo, mi Voluntad será siempre tu punto de partida

aun en tus más pequeños actos, porque aun en las cosas más pequeñas mi

Querer quiere tener su Vida Divina, su principio y su fin; no tolera que la

voluntad humana haga sus pequeñas apariciones en su reino, de otra manera

vendrías a salir frecuentemente al reino vicioso de tu voluntad, la cual te

quitaría la nobleza, lo que de hecho no conviene a quien debe vivir en el

reino de mi Voluntad.

Ahora hija mía, así como las penas de la Celestial Reina, mis penas y

mi muerte como sol hicieron madurar, fecundar, endulzar los frutos que hay

en el reino de la Redención, de modo que todos puedan tomarlos, y son

frutos que llevan la salud a los enfermos, la santidad a los sanos, así tus

penas injertadas con las nuestras y maduradas con el calor del Sol de mi

 

 

Querer, harán madurar los frutos que hay en el reino de mi Voluntad, serán

tantos y tan dulces y sabrosos, que quien quiera tomarlos y gustarlos nunca

más se adaptará a los frutos acerbos, insípidos y nocivos del mísero y

escuálido reino de la voluntad humana. Tú debes saber que quien debe ser el

primero en formar un reino, en llevar un bien, en formar un trabajo, debe

sufrir más que todos y hacer más que todos, debe encaminar, facilitar las

cosas, los medios y preparar lo que conviene para hacer que los demás,

encontrando las materias primas de aquel trabajo y viéndolo hecho lo puedan

imitar. Así que mucho te he dado y te doy para hacer que tú puedas formar

las materias primas para quien debe vivir en el reino de mi Voluntad; por eso

está atenta y dispuesta a lo que te doy y a hacer lo que quiero de ti."

Julio 11, 1926

Así como se supo que para formar el reino de la Redención los que

más sufrieron fueron Jesús y su Mamá, así será necesario conocer

quién ha sufrido por el reino del Fiat Supremo.

Desde hace algunos días mi dulce Jesús no me había dicho nada

acerca de su Santísima Voluntad, más bien se hacía ver triste, en acto de

golpear a las criaturas. Hoy, como si quisiera salir de su tristeza, porque

cuando habla de su Voluntad parece que se pone en fiesta, al salir de dentro

de mi interior me ha dicho:

"Hija mía, quiero consolarme, hazme hablar del reino de mi Supremo

Querer."

Y yo: "Amor mío y vida mía Jesús, si Tú no me dices todos los

secretos que hay en Él, yo, no conociendo todo, no gozaré la plenitud de los

bienes que este reino posee, ni podré darte la correspondencia del amor, de

los bienes que Tú escondes y me sentiría infeliz en medio a tanta felicidad,

porque en todo lo que en Él Tú posees no corre mi ‘te amo’, será pequeño,

pero es el ‘te amo’ de tu pequeña hija que Tú amas tanto." Y Jesús,

tomando mi misma palabra me ha dicho:

"Pequeña hija mía, lo dices tú misma, cuánto es necesario el

conocimiento; si es necesario para ti, mucho más para los demás. Ahora, tú

debes saber que para formar el reino de la Redención, aquellos que se

distinguieron más en el sufrir, fue mi Mamá, y si bien Ella aparentemente no

sufrió ninguna pena que conocieran las otras criaturas, con excepción de mi

 

 

muerte que fue conocida por todos y que fue para su materno corazón el

golpe fatal y más desgarrador que cualquier muerte dolorosísima, pero como

Ella poseía la Unidad de la Luz de mi Querer, esta Luz llevaba a su corazón

traspasado no sólo las siete espadas que dice la Iglesia, sino todas las

espadas, las lanzas, los pinchazos de todas las culpas y penas de las

criaturas, que martirizaban en modo desgarrador su materno corazón; pero

esto es nada, esta Luz le llevaba todas mis penas, mis humillaciones, mis

aflicciones, mis espinas, mis clavos, las penas más íntimas de mi corazón; el

corazón de mi Mamá era el verdadero sol, que mientras se ve sólo luz, esta

luz contiene todos los bienes y efectos que recibe y posee la tierra, así que se

puede decir que la tierra está encerrada en el sol. Así la Soberana Reina, se

veía solamente su persona, pero la Luz de mi Supremo Querer encerraba en

Ella todas las penas posibles e imaginables, y por cuanto más íntimas y

desconocidas estas penas, tanto más estimables y más potentes sobre el

corazón divino para impetrar el suspirado Redentor, y más que luz solar

descendían en los corazones de las criaturas para conquistarlas y atarlas en el

reino de la Redención. Así que la Iglesia, de las penas de la Celestial

Soberana conoce tan poco, que se puede decir que son sólo las penas

aparentes, y por eso da el número de siete espadas; pero si conociera que su

materno corazón era el refugio, el depósito de todas las penas, que la Luz de

mi Voluntad todo le llevaba y nada le ahorraba, no habría dicho siete

espadas, sino millones de espadas, mucho más que siendo penas íntimas,

sólo Dios conoce la intensidad del dolor de ellas y por eso con derecho fue

constituida Reina de los mártires y de todos los dolores; las criaturas saben

dar el peso, el valor a las penas externas, pero de las internas no atinan a

darles el justo valor. Ahora, para formar en mi Mamá primero el reino de mi

Voluntad y después el de la Redención, no eran necesarias tantas penas,

porque no teniendo culpas, la herencia de las penas no era para Ella; su

herencia era el reino de mi Voluntad, pero para dar el reino de la Redención

a las criaturas, debió sujetarse a tantas penas, así que los frutos de la

Redención fueron madurados en el reino de mi Voluntad poseído por Mí y

por mi Mamá. No hay cosa bella, buena y útil que no salga de mi Voluntad.

Ahora, unida a la Soberana Reina vino mi Humanidad, Ella quedó escondida

en Mí, en mis dolores, en mis penas, por eso poco se conoció de Ella, pero

de mi Humanidad fue necesario que se conociera lo que Yo hice, cuánto

sufrí y cuánto amé, si nada se conociera no habría podido formar el reino de

la Redención. El conocimiento de mis penas y de mi Amor es imán y

estímulo, incitación, luz para atraer a las almas a tomar los remedios, los

bienes que en Ella hay; el saber cuánto me cuestan sus culpas, su salvación,

es cadena que los ata a Mí e impide nuevas culpas. Si en cambio nada

 

 

hubieran sabido de mis penas y de mi muerte, no conociendo cuánto me ha

costado su salvación, ninguno habría tenido el pensamiento de amarme y de

salvar su alma. ¿Ves entonces cuánto es necesario el hacer conocer cuánto

ha hecho y sufrido aquél o aquélla que ha formado en sí un bien universal

para darlo a los demás?

Ahora hija mía, así como fue necesario hacer conocer quien fue Aquél

y Aquélla y cuánto les costó formar el reino de la Redención, así es

necesario hacer conocer a aquélla a la cual mi paterna Bondad ha escogido

primero para formar en ella el reino del Fiat Supremo, y después dar el

principio de la transmisión a los demás. Así como fue para la Redención,

que primero fue formada entre Mí y mi Mamá Celestial y después fue

conocida por las criaturas, así será del Fiat Supremo, por lo tanto es

necesario hacer conocer cuánto me cuesta este reino de mi Voluntad y hacer

conocer cómo, para hacer que el hombre pudiera entrar de nuevo en su reino

perdido, he debido sacrificar a la más pequeña de las criaturas, tenerla

clavada por cuarenta años y más dentro de un lecho, sin aire, sin la plenitud

de la luz del sol que todos gozan, cómo su pequeño corazón ha sido el

refugio de mis penas y de aquéllas de las criaturas, cómo ha amado a todos,

rogado por todos, defendido a todos y cuántas veces se ha expuesto a los

golpes de la Justicia Divina para defender a todos sus hermanos, y además

sus penas íntimas, mis mismas privaciones que martirizaban su pequeño

corazón dándole muerte continua, porque no conociendo otra vida que la

mía, otro Querer que el mío, todas estas penas arrojaban los fundamentos del

reino de mi Voluntad, y como rayos solares maduraban los frutos del Fiat

Supremo. Por eso es necesario hacer conocer cuánto te costó a ti y a Mí este

reino, y así por el costo puedan conocer cuánto amo el que hagan

adquisición de él, y por el costo puedan apreciarlo y amarlo y aspirar a entrar

a vivir en el reino de mi Suprema Voluntad."

Esto lo he escrito por obedecer, pero ha sido tanto el esfuerzo, que

apenas he podido señalar algo de mi pobre existencia, ya que por la gran

renuencia me siento helar la sangre en las venas, pero me conviene repetir

siempre: ¡Fiat, Fiat, Fiat!

Julio 14, 1926

Cómo Jesús tenía preparado el reino de su Voluntad en su Humanidad

para darlo de nuevo a las criaturas. Todos los intereses, divinos y

humanos están en peligro si no se vive en la Divina Voluntad.

 

 

Continúo fundiéndome en el Santo Querer, mi dulce Jesús muchas

veces me acompaña en la repetición de estos actos, otras veces sólo está para

ver si alguna cosa se me escapa de todo lo que ha hecho, sea en la Creación

como en la Redención, y si esto sucede, Él con toda bondad me la hace

presente a fin de que yo ponga en eso aunque sea un pequeño "te amo", un

gracias, una adoración, diciéndome que es necesario reconocer hasta dónde

su Voluntad ha extendido los confines del reino de su Querer por amor de la

criatura, a fin de que ella gire en este reino para gozárselo, y con su amor se

vuelva más estable su posesión, y viéndola siempre en él, todos, Cielo y

tierra puedan reconocer que el reino de mi Voluntad ya tiene su heredera, y

que lo ama y es feliz de poseerlo.

Ahora, mientras me sentía abismada en este eterno Querer, mi amable

Jesús se hacía ver con su corazón abierto y a cada latido suyo salía un rayo

de luz, en cuya punta se veía impreso un Fiat, y así como el latido del

corazón es continuo, mientras salía un rayo otro le seguía y después otro

más, no terminaban jamás de salir. Estos rayos invadían Cielo y tierra, pero

todos llevaban impreso el Fiat; no sólo de su corazón salían estos rayos, sino

también de los ojos, conforme miraba salían rayos, conforme hablaba,

cuando movía sus manos y pies salían rayos llevando todos como gloria y

triunfo el Fiat Supremo. Ver a Jesús era un encanto, bello, todo transfundido

en estos rayos de luz que salían de su adorable persona, pero lo que ponía la

suntuosidad, la majestad, la magnificencia, la gloria, la belleza, era el Fiat;

su Luz me eclipsaba y yo habría permanecido siglos delante a Jesús sin

decirle nada si Él mismo no hubiese roto el silencio diciéndome:

"Hija mía, la perfecta gloria y el honor completo a mi Voluntad lo dio

mi Humanidad, fue propiamente en mi interior, en el centro de este corazón

donde formé el reino del Querer Supremo, y como el hombre lo había

perdido no había esperanza de poderlo readquirir; mi Humanidad lo

readquirió con penas íntimas e inauditas, dándole todos los honores debidos

y la gloria que le había sido quitada por la criatura, para darlo de nuevo a

ella; así que el reino de mi Voluntad fue formado dentro de mi Humanidad,

por eso todo lo que era formado en mi Humanidad y salía fuera, llevaba la

marca del Fiat, cada pensamiento, mirada, respiro, latido, cada gota de mi

sangre, todo, todo llevaba el sello del Fiat de mi reino supremo; esto me

daba tanta gloria y me embellecía tanto, que Cielo y tierra quedaban por

debajo y como obscurecidos ante Mí, porque mi Voluntad Divina es superior

a todo y todo queda por debajo de Ella como su escabel. Ahora, en el

transcurso de los siglos Yo miraba a quién debía confiar este reino, y he

estado como una madre embarazada que sufre, que se duele porque quería

dar a luz su parto y no podía; pobre madre, cuánto sufre porque no puede

 

 

gozarse el fruto de sus entrañas, mucho más que habiendo madurado este

parto y no saliendo, su existencia está siempre en peligro; así Yo, más que

madre embarazada he estado por tantos siglos, ¡cuánto he sufrido, cómo he

penado al ver en peligro los intereses de mi gloria, tanto de la Creación

como de la Redención! Mucho más que este reino lo tenía como en secreto

y escondido en mi corazón, sin tener ni siquiera el desahogo de manifestarlo,

y esto me hacía sufrir de más, porque no viendo en las criaturas las

verdaderas disposiciones para poder dar este mi parto, y no habiendo tomado

ellos todos los bienes que hay en el reino de la Redención, no podía

arriesgarme a darles el reino de mi Voluntad, que contiene bienes más

grandes, mucho más que los bienes de la Redención servirán como ajuar,

como antídoto para hacer que entrando en el reino de mi Voluntad no

puedan repetir una segunda caída, como hizo Adán. Así que si no todos

estos bienes han sido tomados, sino más bien menospreciados y pisoteados,

¿cómo podía salir de dentro de mi Humanidad este parto de mi reino? Por

eso me he tenido que contentar con penar, con sufrir y esperar más que una

madre para no poner en peligro mi amado parto de mi reino; sufriendo

porque quería ponerlo fuera para hacer don de él a la criatura y poner al

seguro los intereses de la Creación y Redención, pues están todos en peligro,

porque hasta en tanto que el hombre no regrese al reino del Supremo Querer,

nuestros intereses y los suyos estarán siempre peligrando. El hombre fuera

de nuestra Voluntad es siempre un desorden en nuestra obra Creadora, una

nota discordante que quita la perfecta armonía a la santidad de nuestras

obras, y por eso Yo miraba a través de los siglos, esperando a mi pequeña

recién nacida en el reino de mi Voluntad, poniéndole en torno todos los

bienes de la Redención para seguridad del reino de mi Voluntad, y más que

madre doliente que tanto ha sufrido, te confío a ti este mi parto y la suerte de

este mi reino. Y no solo mi Humanidad es la que quiere dar a luz este parto

que me cuesta tanto, sino toda la Creación está preñada de mi Voluntad, y

sufre porque quiere darla a luz a las criaturas para restablecer el reino de su

Dios en medio de ellas. Así que la Creación es como un velo que esconde

como un parto a mi Voluntad, y las criaturas toman el velo y rechazan el

parto que hay dentro; preñado de mi Voluntad está el sol, y mientras toman

los efectos de la luz que como velo esconde a mi Voluntad, los bienes que

produce, rechazan después mi Voluntad, no la reconocen ni se hacen

dominar por Ella, así que toman los bienes naturales que hay en el sol, pero

los bienes del alma, el reino de mi Querer que reina en el sol y que quiere

darse a ellos, lo rechazan; ¡oh, cómo sufre mi Voluntad en el sol, la cual

quiere ser dada a luz desde la altura de la esfera para reinar en medio a las

criaturas. Preñado de mi Voluntad está el cielo, que mira con sus ojos de

 

 

luz, como son las estrellas, a las criaturas, para ver si quieren recibir a mi

Voluntad para que reine en medio de ellas. Preñado de mi Voluntad está el

mar, que con sus olas fragorosas se hace oír y las aguas como velo esconden

a mi Voluntad, pero el hombre se sirve del mar, toma sus peces, pero no

tiene cuidado de mi Voluntad y la hace sufrir como parto reprimido en las

entrañas de las aguas; así que todos los elementos están preñados de mi

Voluntad, el viento, el fuego, la flor, toda la tierra, todos son velos que la

esconden. Ahora, ¿quién dará este desahogo y alivio a mi Humanidad?

¿Quién romperá estos velos de tantas cosas creadas que la esconden?

¿Quién reconocerá en todas las cosas al portador de mi Voluntad y

haciéndole los debidos honores la haga reinar en su alma dándole el dominio

y su sujeción? Por eso hija mía sé atenta, da este contento a tu Jesús que

hasta ahora ha estado sufriendo por poner fuera este parto de mi reino

supremo y junto conmigo toda la Creación, como un acto solo romperá los

velos y depositará en ti el parto de mi Voluntad que esconden."

Julio 18, 1926

Por qué al venir Nuestro Señor a la tierra

no manifestó el reino de su Querer.

Mi pobre mente estaba pensando en lo que está escrito aquí arriba, y

mi dulce Jesús ha continuado sobre el mismo argumento diciéndome:

"Hija mía, mira entonces el por qué al venir Yo a la tierra no di el

reino de mi Querer ni lo hice conocer, pues había una necesidad, quise

someter a una nueva prueba a la criatura, quise darle cosas menores de

aquéllas que le di en la Creación, remedios y bienes para curarla, porque al

crearlo, el hombre no estaba enfermo sino sano y santo, por lo tanto podía

muy bien vivir en el reino de mi Querer, pero sustrayéndose del Querer

Supremo cayó enfermo y Yo vine a la tierra como médico celestial para ver

si aceptaba los remedios, las medicinas para su enfermedad, y después de

haberlo probado en esto, entonces le habría dado la sorpresa de manifestar el

reino de mi Voluntad que en mi Humanidad tenía preparado para él.

Se engañan aquellos que piensan que nuestra suma Bondad y

Sabiduría infinita habrían dejado al hombre sólo con los bienes de la

Redención, sin levantarlo de nuevo al estado primero creado por Nosotros; si

fuera así, nuestra Creación hubiera quedado sin su finalidad y por lo tanto

sin su pleno efecto, lo que no puede ser en las obras de un Dios, a lo más

haremos pasar y girar los siglos, dando ahora una sorpresa, ahora una otra,

 

 

ahora confiándole un pequeño bien, ahora otro más grande; haremos como

un padre que quiere heredar a sus hijos, pero estos hijos mucho han

malgastado los bienes del padre, pero con todo y esto está decidido a heredar

la propiedad a sus hijos, así que piensa en otra estrategia, no da ya a sus

hijos las sumas grandes sino poco a poco, peso a peso, y conforme ve que

los hijos conservan lo poco así va aumentando las pequeñas sumas, con esto

los hijos vienen a reconocer el amor del padre y a apreciar los bienes que les

confía, lo que no hacían antes cuando tenían las sumas grandes, esto sirve

para reafirmarlos y para enseñarles a saber conservar los bienes recibidos;

entonces el padre, cuando los ha formado confirma su decisión y da sus

propiedades a sus hijos. Ahora así está haciendo la paterna Bondad, en la

Creación puso al hombre en la opulencia de los bienes, sin restricción

alguna, pero solamente porque quiso probarlo le puso una sola restricción

que a él no le hubiera costado gran cosa, pero con un acto de su voluntad

contraria a la mía malgastó todos estos bienes, pero mi Amor no se detuvo,

comencé más que padre a darle poco a poco, y primeramente a curarlo. Con

lo poco muchas veces se usa más atención que cuando se poseen las cosas

grandes, porque si se poseen grandes propiedades y se despilfarra, hay

siempre de dónde tomar; pero si se despilfarra lo poco se queda en ayunas,

pero la decisión de dar el reino de mi Voluntad al hombre no la he

cambiado, el hombre cambia, Dios no se cambia. Ahora la cosa es más

fácil, porque los bienes de la Redención han hecho el camino, han hecho

conocer muchas sorpresas de mi Amor por el hombre, cómo los he amado,

no con el solo Fiat sino con darle mi propia Vida, si bien mi Fiat me cuesta

más que mi misma Humanidad, porque el Fiat es divino, inmenso y eterno,

mi Humanidad es humana, limitada y en el tiempo tiene su principio, pero la

mente humana no conociendo a fondo lo que significa el Fiat, su valor, su

Potencia y qué puede hacer, se dejan impresionar más por todo lo que hice y

sufrí al venir a redimirlos, sin saber que bajo mis penas y mi muerte estaba

escondido mi Fiat, que daba vida a mis penas. Ahora, si hubiese querido

manifestar el reino de mi Voluntad cuando vine a la tierra, antes de que los

bienes de la Redención fuesen conocidos y en gran parte poseídos por las

criaturas, mis más grandes santos se habrían espantado, todos habrían

pensado y dicho: ‘Adán inocente y santo no supo vivir, ni perseveró en este

reino de luz interminable y de Santidad divina, ¿cómo podemos hacerlo

nosotros?’ Y tú la primera, ¿cuántas veces no te has espantado y temblando

ante los bienes inmensos y la Santidad toda divina del reino del Fiat

Supremo querías retirarte diciéndome: ‘Jesús, piensa en cualquier otra

criatura, yo soy incapaz?’ No te espantó tanto el sufrir, al contrario, muchas

veces me has rogado, incitado a que te hiciese sufrir y por eso mi más que

 

 

paterna Bondad, como a una segunda madre mía, a la cual le oculté que iba a

concebirme en su seno y primero la preparé, la formé para no hacerla

espantar, y cuando llegó el tiempo oportuno, en el mismo momento en que

Yo debía concebirme, entonces se lo hice saber por medio del ángel, y si

bien en el primer momento tembló y se conturbó, pero pronto se serenó,

porque estaba habituada a vivir junto con su Dios, en medio a su luz y

delante a su Santidad. Así he hecho contigo, por tantos años y años te oculté

que quería formar en ti este reino supremo, te preparé, te formé, me encerré

en ti, en el fondo de tu alma para formarlo, y cuando todo estuvo hecho te

manifesté el secreto, te hablé de tu misión especial, te pedí en modo formal

si querías aceptar el vivir en mi Voluntad, y si bien tú temías y temblabas,

Yo te alentaba y te tranquilizaba diciéndote: ‘¿Por qué te turbas? ¿Tal vez

no has vivido hasta ahora junto conmigo en el reino de mi Querer?’ Y tú

tranquilizándote tomabas más práctica en vivir en él y Yo me deleitaba con

ensanchar siempre más los confines de mi reino, porque está establecido

hasta dónde la criatura debe tomar posesión en este reino, puesto que son

interminables sus confines y la criatura es incapaz de poderlos abrazar todos,

porque es limitada."

Y yo: "Amor mío, no obstante mis temores no han cesado del todo, y

a veces me espanto tanto, que temo llegar a ser un segundo Adán."

Y Jesús: "Hija mía, no temas, tú tienes más ayuda que la que tenía

Adán, tienes la ayuda de un Dios Humanado y todas sus obras y penas para

tu defensa, para tu sostén, para tu cortejo, lo que no tenía él, ¿por qué

entonces quieres temer? Más bien sé atenta a la santidad que conviene para

vivir en este reino celestial, a tu felicidad y fortuna, pues viviendo en él te

basta una mirada, oír una sola palabra mía para comprender sus bienes,

mientras que quienes están fuera, se puede decir que entienden sólo que

existe el reino de mi Voluntad, pero de lo que está dentro y qué se necesita

para hacerlo comprender, apenas el alfabeto de mi Voluntad pueden

entender."

Julio 20, 1926

La palabra de Jesús es trabajo, su silencio es reposo.

El reposo de Jesús en medio de sus obras

 

Continuaba sintiéndome toda abandonada en el Supremo Querer, mi

siempre amable Jesús se hacía ver todo en silencio, en acto de mirar toda la

Creación, todas sus obras, y mientras las miraba quedaba como raptado

 

 

profundamente ante la magnificencia, santidad, multiplicidad y grandeza de

sus obras, y yo junto con Jesús guardaba un profundo silencio al mirar sus

obras; muchas cosas se comprendían, pero todo quedaba en el fondo de la

inteligencia, sin palabras para poderlas decir. ¡Cómo era bello estar junto

con Jesús en un profundo silencio! Después de esto mi amado bien, mi

dulce vida me ha dicho:

"Hija mía amadísima, tú debes saber que mi palabra es trabajo, mi

silencio es reposo, y no solamente para Mí es trabajo mi palabra, sino

también para ti, y es mi costumbre que después de haber trabajado quiero

reposarme en medio de mis mismas obras, ellas son el lecho más blando en

mi reposo; y como tú has escuchado mi palabra y has trabajado junto

conmigo, por eso junto conmigo toma reposo. Mira hija mía cómo es bella

toda la Creación, fue la palabra de tu Jesús que con un Fiat la trabajó, ¿pero

sabes tú cuál es mi encanto que me rapta? Tu pequeño ‘te amo’ sobre cada

una de las cosas creadas; con este tu pequeño ‘te amo’ impreso sobre cada

una de ellas, todas me hablan de tu amor, me hablan de mi recién nacida de

mi Voluntad, escucho el eco armonioso de toda la Creación que me habla de

ti; ¡oh! cómo me rapta, cómo estoy contento al ver que mi Fiat en la

Creación y Aquél que te he enseñado se dan la mano, se entrelazan juntos y

cumpliendo mi Voluntad me dan reposo. Pero no estoy contento con

reposarme solo, quiero junto conmigo a aquélla que me da reposo a fin de

que ella tome reposo y gocemos juntos los frutos de nuestro trabajo. Mira,

¿no te parece más bella toda la Creación y todas las obras de mi Redención

con tu ‘te amo’, con tu adoración y con tu voluntad fundida en la mía, que

hace vida en medio a las esferas celestes? Así que no hay más soledad ni

aquel silencio sepulcral que había antes en las esferas celestiales y en todas

mis obras, sino que está la pequeña hija de mi Querer que hace compañía,

que hace oír su voz, que ama, que adora, que reza, y que manteniendo sus

derechos dados a ella por mi Voluntad, posee todo, y cuando hay quien

posee no hay más soledad ni silencio de tumba. He aquí por qué después de

haberte hablado mucho hago silencio: Es el reposo que se requiere para Mí

y para ti, para después poder reemprender de nuevo el hablarte y así

continuar mi y tu trabajo, pero mientras reposo contemplo todas mis obras,

mi Amor surge en Mí y reflejándose en Mí mismo y complaciéndome,

concibo en Mí otras imágenes mías similares a Mí, y mi Voluntad las pone

fuera como triunfo de mi Amor y como generación predilecta de mi Fiat

Supremo. Así que en mi reposo genero los hijos a mi Voluntad, todos

similares a Mí, y en mi palabra los doy a luz y les doy el desarrollo, la

belleza, la altura, por eso mi palabra los va formando dignos hijos del Fiat

Supremo. Por eso hija mía, cada palabra mía es un don que te hago, y si te

 

 

llamo al reposo es para que tú contemples mi don, y complaciéndote y

amándolo hagas surgir de ti otros dones similares a aquellos que te he dado,

y poniéndolos fuera formarán junto las generación de los hijos del Fiat

Supremo, ¡Oh, cómo estaremos contentos!"

Julio 23, 1926

Temores de ser dejada por Jesús. Quien vive en el Querer Divino

pierde toda vía de salida, ni Jesús puede dejarla ni ella puede

dejarlo. La Creación es espejo, la Voluntad Divina es Vida.

Habiendo esperado y suspirado mucho la venida de mi dulce Jesús,

pensaba entre mí: "Cómo haré, si quien forma mi vida me deja sola y

abandonada, ¿podría yo vivir? Y si yo vivo, porque ahora entiendo que no

son las penas las que hacen morir, pues si así fuese, después de tantas

privaciones suyas estaría muerta, las penas a lo más hacen sentir la muerte

pero no la saben dar, hacen vivir estrujada y aplastada como debajo de una

prensa, pero el poder de la muerte lo tiene sólo el Querer Supremo."

Mientras esto pensaba, mi adorable Jesús se ha movido en mi interior, y se

hacía ver que tenía una cadenita de oro en las manos, y se deleitaba con

hacerla pasar entre mí y Él, de modo que quedábamos atados juntos, y con

un amor y bondad toda paterna me ha dicho:

"Hija mía, ¿por qué temes que te deje? Escucha, Yo no puedo tolerar

este temor en ti; tú debes saber que en las condiciones en las cuales te he

puesto, el mar de mi Querer que dentro y fuera de ti corre, en el cual túvoluntariamente, no forzada, te ofreciste en Él, ha ensanchado tanto sus

confines, que ni Yo ni tú encontraremos el camino para salir. Así que si tú

quieres dejarme no encontrarás el camino y por cuanto quieras girar, girarás

siempre en los confines interminables de mi Voluntad, mucho más que tus

actos hechos en Ella te han cerrado todo camino de salida. Y si Yo te

quisiera dejar no lo podría hacer, porque no sabría a dónde ir para ponerme

fuera de los confines de mi Voluntad, Ella está por todas partes, y a donde

quiera que vaya me encontraría siempre junto contigo. A lo más Yo hago

contigo como una persona que posee una habitación grande, y amando a otra

persona inferior a ella, de mutuo acuerdo la toma y la otra va, pero como la

casa es grande, si ésta se aleja y gira en su casa, aquélla la pierde de vista y

se lamenta, pero sin razón, pues si la casa es suya, ¿podrá dejarla? Las cosas

propias no se dejan, por lo tanto, o regresará pronto a su casa, o tal vez está

en alguna habitación de su misma casa. Por eso, si te he dado mi Voluntad

 

 

por tu habitación, ¿cómo puedo dejarte y separarme de Ella? Por cuanto soy

potente, en esto soy impotente, porque soy inseparable de mi Querer, por eso

a lo más me alejo en mis confines y tú me pierdes de vista, pero no es que te

deje, y si tú giraras en nuestros confines pronto me encontrarías, por eso en

lugar de temer, espérame, y cuando menos lo pienses me encontrarás todo

estrechado a ti."

Después de esto estaba haciendo mis acostumbrados actos en el

Supremo Querer, y delante a mi mente se hacía presente todo el orden que

conviene tener en la Divina Voluntad, qué se debe hacer y hasta dónde se

puede llegar, en suma, todo lo que Jesús mismo me ha enseñado y pensaba

entre mí: "¿Cómo podrán hacer todo esto las criaturas? Si yo que tomo de

la fuente me parece que no hago todo, muchas cosas dejo atrás y no llego a

aquella altura que Jesús dice, ¿qué será de aquellos que tomarán de mi

pequeña fuentecita?" Y Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, muchas cosas que creé en la Creación, no todas te sirven a

ti, ni las gozas, muchas otras no las conoces, pero si no te sirven a ti sirven a

los demás, si no las gozas y conoces tú, las gozan y conocen los demás, y si

las criaturas no todo toman, todas sirven a mi gran gloria y para hacer

conocer mi Potencia, mi Majestad, mi gran Amor, y la multiplicidad de

tantas cosas creadas hacen conocer la Sabiduría, el valor del artífice divino,

que es tan hábil que no hay cosa que no sepa hacer. Ahora, si tantas cosas

saqué fuera en la creación del mundo, que debía servir a la naturaleza y que

debía ser como espejo en el cual el hombre, mirándose, debía reconocer a su

Creador, y todas las cosas creadas debían ser caminos para regresar al seno

paterno de donde había salido, mucho más es necesario hacer conocer más

cosas del reino de mi Voluntad, que debe servir como vida del alma y como

centro donde Dios debe tener su trono. Ahora, la multiplicidad de las cosas

que te he hecho conocer sirve para mostrar quién es esta Voluntad Divina,

cómo no hay cosa más importante, más santa, más inmensa, más potente,

más benéfica y que tiene virtud de dar vida, que Ella. Todas las otras cosas,

por cuan buenas y santas, son siempre en el orden secundario, sólo Ella tiene

siempre el primer puesto y donde no está Ella no puede haber vida. Por eso

los tantos conocimientos sobre mi Voluntad servirán a mi misma Voluntad

como gloria y triunfo, y servirán a las criaturas como camino para encontrar

la vida y recibirla, y su altura e Inmensidad servirán a las criaturas para

hacer que jamás se detengan, sino que siempre caminen para alcanzarla, por

cuanto puedan, y la multiplicidad de los conocimientos servirá a la libertad

de cada una para tomar aquellos que quieran, porque cada conocimiento

contiene la Vida, y si se rompe el velo del conocimiento encontrarán dentro,

como reina, la Vida de mi Voluntad; por lo tanto, según tomen y hagan,

 

 

tanto más crecerá la Vida de mi Voluntad en ellos. Por eso sé atenta en

manifestar los méritos, las riquezas infinitas que posee, a fin de que el Cielo

de mi Querer sea más bello, más atrayente, más majestuoso, como lo es, que

el cielo de la Creación, a fin de que raptados por su belleza, por los bienes

que contiene, puedan todos suspirar el venir a vivir en el reino de mi

Voluntad."

Julio 26, 1926

Cuatro grados que hay en el Supremo Querer.

Continúo mi acostumbrado abandono en el Supremo Querer, y mi

amable Jesús al venir me ha dicho:

"Hija mía, la luz del sol no es gozada por todos en la misma medida,

esto no por parte del sol, porque mis obras conteniendo el bien universal

hacen el bien a todos, sin restricción alguna, sino por parte de las criaturas.

Supón que una persona esté en su habitación, ésta no goza toda la viveza de

la luz, y si goza de una luz tenue, no goza su calor; en cambio otra persona

está fuera de la ciudad, ésta goza más luz, siente el calor del sol, el calor

purifica, desinfecta el aire pútrido, y al gozar el aire purificado se revigoriza

y se siente más sana, así que la segunda goza de más los bienes que lleva el

sol a la tierra. Pero sigue adelante, una tercera persona se va a meter en

aquel punto donde los rayos solares golpean con más fuerza la superficie de

la tierra, ésta se siente investida por sus rayos, se siente quemar por el calor

del sol, la viveza de su luz es tanta, que llenándose el ojo de ella difícilmente

puede mirar la tierra, se ve como transfundida en la misma luz, pero como

apoya los pies sobre la tierra muy poco siente de ella, de sí misma, sino que

vive toda para el sol. Mira qué gran diferencia hay entre la primera, la

segunda y la tercera; pero sigue adelante aún, una cuarta emprende el vuelo

en los rayos solares, se eleva hasta el centro de su esfera, ésta queda

quemada por la intensidad del calor que el sol contiene en su centro, la

intensidad de la luz la eclipsa totalmente de modo que queda perdida,

consumida en el mismo sol, esta cuarta persona no puede mirar más la tierra

ni pensar en sí misma, y si mirará, mirará luz, sentirá fuego, así que para ella

todas las cosas han terminado, la luz y el calor se han sustituido a su vida;

¡qué gran diferencia entre la tercera y la cuarta! Pero toda esta diversidad no

es por parte del sol, sino por parte de las criaturas, dependiendo de cómo se

expongan a la luz del sol. Ahora, el sol es la imagen de mi Voluntad, que

más que sol, como dardos envía sus rayos para convertir a aquellos que

quieren vivir en su reino en luz y amor. La imagen de estas personas son los

 

 

cuatro grados del vivir en mi Voluntad: La primera se puede decir que no

vive en su reino, sino sólo a la luz que de mi reino expande a todos el Sol de

mi Querer, se puede decir que está fuera de sus confines, y si goza una

escasa luz es por la naturaleza de la luz que se expande dondequiera; la

naturaleza de esta criatura, sus debilidades y pasiones, le forman como una

habitación a su alrededor y forman el aire infectado y pútrido, el cual al

respirarlo la hace vivir enfermiza y sin viveza de fuerza en el hacer el bien,

pero con todo y esto está resignada, soporta más o menos los encuentros de

la vida, porque la luz de mi Voluntad, por cuan escasa sea, lleva siempre su

bien. La segunda es la imagen de quien ha entrado en los primeros pasos de

los confines del reino del Supremo Querer, ésta goza no sólo más luz, sino

goza también el calor, por lo tanto el aire que respira es puro, y respirándolo

se siente morir las pasiones, es constante en el bien, soporta las cruces no

sólo con paciencia, sino con amor, pero como está en los primeros pasos de

los confines, mira la tierra, siente el peso de la naturaleza humana. En

cambio la tercera, siendo la imagen de quien se ha adentrado en los confines

de este reino, es tal y tanta la luz que le hace olvidar todo, no siente más

nada de sí misma, el bien, las virtudes, las cruces, se cambian en naturaleza;

la luz la eclipsa, la transforma y apenas le deja mirar de lejos lo que a ella no

pertenece más. La cuarta es la más feliz, porque es la imagen de quien no

sólo vive en mi reino, sino de quien ha hecho adquisición de él, ésta sufre la

consumación total en el Sol Supremo de mi Querer, el eclipse que le hace la

luz es tan denso que ella misma se vuelve luz y calor, no puede mirar otra

cosa que luz y fuego, y todas las cosas se convierten para ella en luz y amor.

Así que habrá diferencia de grados en el reino de mi Voluntad según que las

criaturas querrán tomar de sus bienes, pero los primeros grados serán

empujones y caminos para llegar al último. Ahora, para ti que lo debes

hacer conocer, es totalmente necesario que vivas en el último grado."

Julio 29, 1926

Todo lo que hacía Nuestro Señor, en virtud del Querer Divino investía

toda la Creación. ¿Quién pondrá de nuevo en fiesta a toda la Creación?

Estaba haciendo mis acostumbrados giros en el reino del Supremo

Querer, y habiendo llegado a lo que había hecho el Divino Querer en la

Humanidad de Nuestro Señor, miraba sus lágrimas, sus suspiros, sus

gemidos, y todo lo que hacía, investidos por la Luz de su Voluntad, así que

sus rayos estaban adornados por las lágrimas de Jesús, llenos de sus

 

 

suspiros, investidos por sus gemidos dolientes y amorosos, y como la

Creación está preñada e investida por el Supremo Querer, sus rayos de Luz

invistiendo todo, embellecían todas las cosas creadas con sus lágrimas; todas

las cosas quedaban investidas por sus suspiros, por su amor y todas gemían

junto con Jesús. Después, el dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y

apoyando su cabeza sobre mi frente me ha dicho:

"Hija mía, el primer hombre al pecar perdió una Voluntad Divina y

por eso se necesitó mi Humanidad unida al Verbo Eterno, que debía

sacrificar en todo y por todo la voluntad humana de mi Humanidad, para

readquirir esta Voluntad Divina, para darla de nuevo a la criatura. Así que

mi Humanidad no le dio ni siquiera un respiro de vida a su voluntad humana,

sino que la tuvo sólo para sacrificarla y para pagar la libertad que se había

tomado el hombre de rechazar con tanta ingratitud a esta Voluntad Suprema,

y perdiéndola le faltaron todos sus bienes, su felicidad, su dominio, su

santidad, todo le quedó malogrado. Si el hombre hubiera perdido una cosa

humana, dada a él por Dios, un ángel, un santo se la habría podido restituir,

pero como perdió una Voluntad Divina se necesitó un Hombre y Dios que la

pudiese restituir. Ahora, si hubiese venido a la tierra solamente para

redimirlo, habría bastado una gota de mi sangre, una pequeña pena para

ponerlo a salvo, pero como vine no sólo para salvarlo sino para restituirle mi

Voluntad perdida, quiso descender esta Divina Voluntad en todas mis penas,

en mis lágrimas, en mis suspiros y gemidos, en todo lo que Yo hacía y sufría

para readquirir de nuevo el dominio en todos y sobre todos los actos

humanos, y así poder formar de nuevo su reino en medio a las criaturas. Así

que cuando Yo de niño lloraba, sollozaba, gemía, mi Voluntad Divina más

que rayo solar investía toda la Creación de mis lágrimas, de mis gemidos y

suspiros, así que las estrellas, el sol, el cielo azul, el mar, la pequeña flor,

todos lloraban, gemían, sollozaban y suspiraban, porque la Voluntad Divina

que estaba en Mí era la misma que reinaba en toda la Creación, y como

connatural las estrellas lloraban, el cielo gemía, el sol sollozaba, el mar

suspiraba. La Luz de mi Voluntad llevaba mi eco en todas las cosas creadas

y repitiendo mi acto hacían compañía a su Creador; ¡oh! si tú supieras el

asalto que recibía la Divina Majestad al oír mi llanto en toda la Creación,

mis gemidos y suspiros. Todas las cosas creadas, animadas por mi

Voluntad, postradas a los pies del trono divino lo ensordecían con sus

gemidos, lo atraían con sus lágrimas, lo movían a piedad con sus suspiros y

plegarias, y mis penas repercutiéndose en ellos lo forzaban a ceder las llaves

del Cielo e imploraban de nuevo el reino de la Voluntad Divina sobre la

tierra. Mi Padre Celestial, apiadado y enternecido por su misma Voluntad

que lloraba, gemía, rogaba y penaba en todas sus obras, cedía las llaves y

 

 

daba de nuevo su reino, pero para estar seguro lo ponía en mi Humanidad, a

fin de que a tiempo oportuno lo pudiese dar de nuevo a la familia humana.

He aquí la necesidad de que Yo obrara y descendiera en el orden de las

acciones humanas, porque mi Voluntad Divina debía tomar su dominio y

sustituir el orden de su Voluntad Divina en todos los actos de las criaturas;

ve entonces cuánto me cuesta este reino, con cuántas penas lo rescaté, por

eso lo amo tanto y a cualquier costo lo quiero establecer en medio a las

criaturas."

Y yo: "Pero dime amor mío, si todo lo que Tú hiciste era investido

por la unidad de la Luz del Supremo Querer, siendo una esta Voluntad no se

puede desunir ni separar de sus actos, así que la Creación no está más sola,

tiene la compañía de tus actos, de tu Amor, de tus gemidos, por lo tanto no

hay aquel silencio de tumba que Tú me dijiste la otra vez." Y Jesús, todo

bondad ha agregado:

"Hija mía, tú debes saber que hasta en tanto mi Humanidad estuvo

sobre la tierra, como también mientras estuvo la Soberana Reina, en la

Creación no hubo soledad ni silencio sepulcral, porque en virtud de la Luz

de la Voluntad Divina, dondequiera que ésta se encontraba, como luz se

expandía, y difundiéndose en todo se multiplicaba en todas las cosas

creadas, y dondequiera se repetía mi acto, porque una era la Voluntad. Tan

es cierto todo esto, que la Creación dio señales sensibles tanto en mi

nacimiento y mucho más en mi muerte, hasta oscurecerse el sol y romperse

las piedras, temblar la tierra, como si todos llorasen a su Creador, a su Rey,

lloraban a Aquél que los había tenido en fiesta, que había roto su soledad y

el silencio de tumba, y sintiendo todos la amargura de tan dura privación,

dieron señales de dolor y de llanto y regresaron de nuevo al luto de la

soledad y del silencio, porque partiendo Yo de la tierra no había más quién

emitiera la voz en la Luz de mi Voluntad, que formando el eco volvía a la

Creación hablante y obrante. Sucedía como a aquellos instrumentos de

metal, que con arte encierran la voz de quien habla o de quien canta, y el

instrumento habla, canta, llora, ríe, pero esto sucede en virtud del eco de la

voz que ha hablado, pero si se quita el ingenio que produce aquel canto, el

instrumento queda mudo. Mucho más que Yo no vine a la tierra por la

Creación, sino que vine por el hombre, y por eso todo lo que hice, penas,

oraciones, gemidos, suspiros, los dejé más que nueva Creación a bien de las

almas, porque habiendo sido hecho todo lo que Yo hice en virtud de mi

Potencia creadora, está todo en acto de salvar al hombre. Además de esto, la

Creación fue hecha para el hombre, en la cual debía ser él el rey de todas las

cosas creadas, pero el hombre al sustraerse de mi Voluntad Divina perdió el

régimen, el dominio, no podía formar leyes en el reino de la Creación, como

 

 

es costumbre de un rey cuando posee un reino, porque habiendo perdido la

Unidad de la Luz de mi Voluntad no supo más regir, no tenía más fuerza de

dominio, sus leyes no tenían valor; la Creación fue para él como un pueblo

que se revela al rey y de él forma su hazmerreír. Por eso mi Humanidad fue

rápidamente reconocida por toda la Creación como su Rey, porque sentía en

Mí la fuerza de la unión de una sola Voluntad; pero, partiendo Yo, quedó de

nuevo sin Rey y encerrada en su silencio, esperando de nuevo a quien en el

reino de mi Voluntad debía emitir su voz para hacerla resonar en ella. ¿Pero

sabes tú quien es aquélla que pondrá de nuevo en fiesta a toda la Creación,

quién formará su eco y la volverá de nuevo hablante? Eres tú hija mía la que

retomarás el dominio, el régimen en el reino de mi Voluntad, por eso sé

atenta y tu vuelo en mi Querer sea continuo."

Agosto 1, 1926

El secreto de Jesús. La fuerza y el bien de su secreto.

Estaba suspirando por mi dulce bien, la Vida de mi vida y no viniendo

pensaba entre mí: "¡Cómo es dura su privación! ¡Ah! Jesús no me quiere

más, y no sólo han terminado las caricias, los besos, sus grandes

demostraciones de amor que con tanta abundancia me daba antes, sino

también su amable y arrobadora presencia se hace siempre esperar." ¡Oh

Dios, qué pena, qué martirio continuado, qué vida sin vida, sin aire, sin

respiro! Jesús mío, ten piedad de mí, de tu pequeña exiliada." Pero mientras

esto y otras cosas pensaba, mi siempre amable Jesús ha salido de dentro de

mi interior y apoyando sus brazos sobre mi pecho me ha dicho:

"Hija mía, tú te engañas diciendo que no te quiero como antes, más

bien tú debes saber que mis besos, caricias, demostraciones de amor que te

hacía eran el desahogo de mi Amor, que no pudiendo contenerlo en mi

interior te lo demostraba con tantos signos amorosos, y como entre tú y Yo

no había un gran trabajo que realizar me divertía contigo con tantas señales y

estratagemas de amor, pero esto servía para prepararte al gran trabajo que

entre tú y Yo se debía desarrollar, y cuando se trabaja no hay tiempo de

divertirse, pero con todo y esto el amor no cesa, sino que viene centuplicado,

reafirmado y sellado. Ahora hija mía, habiéndote demostrado el desahogo

de mi Amor contenido, he querido pasar a darte lo que contenía dentro de

Mí, he querido comunicarte el gran secreto del reino de mi Voluntad,

dándote los bienes que él contiene, y cuando se comunican secretos

importantes, y siendo este el secreto más importante de toda la historia de la

 

 

Creación, se hacen a un lado las diversiones, los besos y las caricias, mucho

más que el trabajo del reino del Supremo Querer es exuberante y el más

grande que puede existir en toda la historia del mundo. Por lo tanto, el

manifestarte mi secreto supera todos los amores juntos, porque en el secreto

está la participación de la propia vida, de los propios bienes; en el secreto

hay confianza, hay esperanza; ¿y te parece poco que tu Jesús tenga confianza

en ti, y que tú seas el objeto de mi esperanza? Pero no de una confianza y

esperanza cualquiera, sino la confianza de confiarte el reino de mi Querer, la

esperanza que pongas a salvo los derechos de Él, que lo hagas conocer.

Ahora, habiéndote confiado el secreto de mi Voluntad, la cual es la parte

esencial de la Vida Divina, y Yo no sabría darte cosa más grande que ésta,

¿cómo dices entonces que te amo menos que antes? Debes decir más bien

que es el gran trabajo que se requiere de ti y de Mí en el reino de mi

Voluntad. Tú debes saber que estoy siempre ocupado y todo atento a

trabajar en ti, ahora ensancho tu capacidad, ahora te enseño, muchas veces

paso a trabajar junto contigo, otras veces te suplo, en suma, estoy siempre

ocupado y esto dice que te amo siempre más, pero con amor más fuerte y

sustancioso."

Agosto 4, 1926

Quien está en la Divina Voluntad, dondequiera que se

encuentre está al seguro, porque en Ella hay cuatro planos.

Mis días, mis horas están siempre bajo la opresión de durísimas

privaciones de mi dulce Jesús. ¡Oh! cómo es doloroso pasar de la luz a las

tinieblas, y mientras se cree deber gozar de la luz, como relámpago huye y

se queda más a lo oscuro que antes. Ahora, mientras me encontraba bajo la

dura pena de la privación de la luz de mi dulce Jesús, y sintiendo que no

podía más, mi amada Vida, mi sumo bien se ha movido en mi interior, y yo

sintiéndolo le he dicho: "¡Jesús, como me dejas! Sin Ti yo no sé donde me

encuentro." Y Él todo bondad me ha dicho:

"Hija mía, cómo, ¿no sabes donde te encuentras? ¿No estás en mi

Voluntad? La casa de mi Voluntad es grande, si no estás en un piso estarás

en algún otro, porque Ella contiene cuatro planos: El primero es el bajo de

la tierra, esto es: El mar, la tierra, las plantas, las flores, los montes y todo el

resto que existe en lo bajo del universo; Ella dondequiera domina y rige, su

puesto es siempre de Reina y todo lo tiene en su propio puño. El segundo

plano es el sol, las estrellas, las esferas celestes. El tercero es el cielo azul.

El cuarto es mi patria y la de los santos. En todos estos planos mi Voluntad

 

 

es Reina, ocupa el primer puesto de honor, así que en cualquiera de estos

planos en que te encuentres, está segura de que siempre estarás en mi

Voluntad. Si giras en lo bajo del universo, la encontrarás que te espera en el

mar, a fin de que te unas con Ella para hacer lo que Ella hace, como

desenvuelve su Amor, su gloria, su Potencia; te espera sobre los montes, en

lo bajo de los valles, en los prados floridos, te espera en todas las cosas a fin

de que le hagas compañía para hacer que nada omitas, es más, serás la

repetidora de sus actos. Cuando hayas girado por el primer plano pasa al

segundo, y la encontrarás que te espera con majestad en el sol, a fin de que

su luz, su calor, te transformen, te hagan perder tu ser y sepas amar y

glorificar como sabe amar y glorificar una Voluntad Divina. Por eso gira en

nuestra casa, en las obras de tu Creador, porque dondequiera te espera a fin

de que tú aprendas sus modos, repitas lo que hace mi Voluntad en todas las

cosas creadas, así estarás segura de encontrarte siempre en el Supremo

Querer, y no sólo esto, sino que te encontrarás siempre junto conmigo, y si

bien no siempre me ves, tú debes saber que soy inseparable de mi Voluntad

y de mis obras, por eso estando Ella en Mi, Yo estaré contigo y tú estarás

conmigo."

Dicho esto ha desaparecido como relámpago y yo he quedado más en

lo oscuro que antes, continuando mis actos en el Supremo Querer, pero

mientras esto hacía le rogaba que regresara a su pequeña hija diciéndole:

"Mi Jesús, te ruego en virtud de tu misma Voluntad, y como Ella se

encuentra esparcida en toda la Creación, llenándola toda, por eso tu misma

Voluntad te ruega en el sol que regreses a tu pequeña recién nacida, te ruega

en cada estrella, te ruega en el cielo azul que te des prisa a venir a quien no

puede vivir sin Ti, te suplica en el mar, en sus olas fragorosas, en su dulce

murmullo, que pronto vengas a tu pequeña exiliada. ¿No escuchas amor mío

mi voz en tu Voluntad que resuena en todas las cosas creadas, y toda la

Creación ruega, suplica, suspira, llora porque regreses a la pequeña de tu

Voluntad? ¿Cómo es que tantas voces no te conmueven? ¿Cómo es que

tantos suspiros no te empujan, no te hacen emprender el vuelo? ¿No sabes

¡oh! Jesús, que es tu Voluntad la que te ruega, y si Tú no la escuchas Ella

quedaría por debajo? Y creo que no puedes hacer menos que escucharla."

Pero mientras esto y otras cosas más decía, mi dulce Jesús se ha movido en

mi interior, transformándome toda en Él y participándome sus amarguras,

que eran ya demasiadas, ¡oh Dios, cuántas cosas tristes hacía ver, y su

corazón era traspasado por ellas! Después, como si se quisiera aliviar me ha

dicho, haciéndose ver con su acostumbrada pluma de luz en la mano:

"Hija mía, hagamos todo a un lado, hablemos del reino del Supremo

Querer que tanto me interesa, ¿no ves cómo estoy siempre en acto de

 

 

escribir en el fondo de tu alma sus méritos, sus leyes celestiales, su potencia,

sus prodigios divinos, su belleza encantadora, sus alegrías infinitas, el orden

y la armonía perfecta que reina en este reino del Fiat Divino? Primero hago

los preparativos, formo en ti todas las propiedades de Él y después te hablo,

a fin de que sintiendo en ti sus propiedades, podrás ser la portavoz de mi

Voluntad, su pregonera, su telégrafo y la trompeta que con sonido resonante

llame la atención de las gentes a escucharla. Las enseñanzas que te doy

acerca del reino de mi Querer serán como tantos hilos eléctricos, que cuando

están hechas las justas comunicaciones, los preparativos necesarios, basta un

solo hilo para dar luz a ciudades y a provincias enteras; la fuerza de la

electricidad, con una rapidez más que la del viento da luz a lugares públicos

y privados. Las enseñanzas sobre mi Voluntad serán los hilos, la fuerza de

la electricidad será el mismo Fiat, que con una rapidez encantadora formará

la luz que alejará la noche de la voluntad humana, las tinieblas de las

pasiones. ¡Oh, cómo será bella la Luz de mi Voluntad! Al verla se

dispondrán los aparejos en las almas para unir a ellas los hilos de las

enseñanzas para gozar y recibir la fuerza de la Luz que contiene la

electricidad de mi Querer Supremo. ¿Quieres ver cómo sucederá? Mira, Yo

tomo un hilo de mis enseñanzas atado a tu alma y tú emites tu voz dentro del

hilo, di, ‘te amo’, ‘te adoro’, ‘te bendigo’, lo que quieras decir, y sé atenta a

mirar."

Yo he dicho ‘te amo’ y aquel ‘te amo’ se cambiaba en caracteres de

luz y la fuerza eléctrica del Supremo Querer lo multiplicaba, de modo que

aquel ‘te amo’ de luz recorría toda la bóveda de los cielos, se fijaba en el sol,

en cada estrella, penetraba en los Cielos, se fijaba en cada uno de los

bienaventurados, formaba su corona de luz a los pies del trono divino y

entraba hasta en el seno de la Majestad Suprema, en suma, donde se

encontraba la Divina Voluntad, y por todas partes formaba su luz eléctrica.

Y Jesús retomando la palabra me ha dicho:

"Hija mía, ¿has visto qué fuerza tiene la electricidad del Fiat Supremo

y cómo llega a todas partes? La electricidad de la tierra a lo más se difunde

en lo bajo, no tiene la fuerza de llegar hasta las estrellas, pero la fuerza de mi

electricidad se difunde en lo bajo, en lo alto, en los corazones, dondequiera,

y cuando se dispongan los hilos, con qué rapidez encantadora hará su

camino en medio a las criaturas."

 

 

Agosto 8, 1926

Por cuanto más el alma está fundida con Dios, tanto más puede

darle, y tanto más ella puede tomar. Ejemplo del mar y el riachuelo.

Encontrándome en mi habitual estado, me sentía toda abandonada en

los brazos de Jesús, y Él, moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, por cuanto más el alma está fundida conmigo, tanto más Yo

puedo darle y ella puede tomar de Mí. Sucede como entre el mar y el

riachuelo, separado éste del mar solo por una pared; están tan cerca, que si

se quitase esta pared, el mar y el riachuelo se volverían un solo mar. Ahora,

si el mar desborda, el riachuelo estando cerca recibe las aguas del mar; si las

olas fragorosas se levantan, al descender descargan en el riachuelo; el agua

del mar se filtra a través de las fisuras de la pared, así que el pequeño

riachuelo recibe siempre del mar, y como él es pequeño se llena siempre más

con esta agua que recibe del mar y da nuevamente al mar el agua recibida,

para recibirla de nuevo. Pero esto sucede porque el riachuelo está cercano al

mar, si estuviese lejano, ni el mar podría dar ni él podría recibir, la lejanía lo

pondría en tal condición que ni siquiera podría conocer el mar."

Pero mientras esto decía, ponía delante a mi mente la imagen del mar

y del pequeño riachuelo y entonces ha vuelto a decir:

"Hija mía, el mar es Dios, el pequeño riachuelo es el alma, la pared

que divide el uno del otro es la naturaleza humana que hace distinguir a Dios

y a la criatura; los desbordamientos, las olas que continuamente se levantan

para descargar en el riachuelo son mi Divina Voluntad que quiere dar tanto a

la criatura, para hacer que el pequeño riachuelo, llenándose e hinchándose,

desborde, forme sus olas levantadas por el viento de la Suprema Voluntad y

se viertan en el mar divino para llenarse nuevamente, de modo que puede

decir: ‘Hago la vida del mar, y si bien soy pequeño, también yo hago lo que

él hace: Desbordo, formo olas, me levanto y busco dar al mar lo que él me

da.’ Así que el alma que está fundida conmigo y se hace dominar por mi

Voluntad, es la repetidora de los actos divinos, su amor, sus adoraciones, sus

plegarias y todo lo que hace es el desahogo de lo que ha recibido de Dios

para poderle decir: ‘Es tu Amor que te ama, son tus adoraciones que te

adoran, son tus plegarias que te ruegan, es tu Voluntad que invistiéndome

me hace hacer lo que haces Tú, para dártelas nuevamente como cosas

tuyas."

Jesús ha hecho silencio, pero después, como tomado por un énfasis

irresistible de amor ha agregado:

 

 

"¡Oh! Potencia de mi Voluntad, cómo eres grande, Tú sola unes al ser

más grande, más alto, con el ser más pequeño y más bajo, y de ellos formas

uno solo. Tú sola tienes la virtud de vaciar a la criatura de todo lo que no te

pertenece, para poder con tus reflejos formar en ella aquel Sol eterno que

con sus rayos, llenando Cielo y tierra, va a confundirse con el Sol de la

Majestad Suprema. Tú sola tienes esta virtud de comunicar la Fuerza

Suprema, de tal modo que pueda con tu Fuerza elevarse la criatura a aquel

acto único del Dios Creador. ¡Ah! hija mía, la criatura cuando no vive en la

Unidad de mi Voluntad pierde la Fuerza única y queda como desunida de

aquella Fuerza que llena Cielo y tierra y sostiene a todo el universo como si

fuera la más pequeña pluma. Ahora, cuando el alma no se hace dominar por

mi Voluntad, pierde la Fuerza única en todas sus acciones y por lo tanto, no

saliendo de una sola fuerza, todos sus actos quedan divididos entre ellos,

dividido el amor, separada la acción, desunida la plegaria, así que todos los

actos de la criatura, estando divididos, son pobres, mezquinos, sin luz, así

que la paciencia es pobre, la caridad es débil, la obediencia es imperfecta, la

humildad es ciega, la plegaria es muda, el sacrificio es sin vida, sin vigor,

porque faltando mi Voluntad falta la Fuerza única que uniendo todo, da la

misma fuerza a cada uno de los actos de las criaturas y por eso no sólo

quedan divididos entre ellos, sino que quedan viciados por la voluntad

humana y por eso queda cada uno con su defecto. Esto le sucedió a Adán,

con el sustraerse de la Voluntad Suprema perdió la Fuerza única de su

Creador, y quedando con su fuerza humana limitada sentía el cansancio en

su obrar, mucho más, pues la fuerza que usaba para cumplir una acción lo

debilitaba, y debiendo hacer otra acción no sentía la fuerza, así que tocó con

la mano la pobreza de sus acciones, que no teniendo la misma fuerza, no

sólo estaban divididas, sino que cada una tenía su defecto. Sucedió como a

un rico señor que posee propiedades extensísimas, mientras éstas son de un

solo dueño, él hace alarde, hace grandes gastos, quién sabe cuantos siervos

mantiene y con los grandes réditos que recibe hace siempre nuevas

adquisiciones. Pero supón que esta propiedad fuese dividida con otros

herederos, he aquí que está ya perdida su gran fuerza, no puede hacer alarde

como antes ni hacer nuevas adquisiciones, se debe limitar en los gastos, sus

siervos son pocos, así que su grandeza, su señorío ha desaparecido y apenas

le quedan las trazas. Así le sucedió a Adán, con el sustraerse de mi

Voluntad perdió la Fuerza única de su Creador y con esto perdió su señorío,

su dominio, no sintió más la fuerza de hacer alarde en el bien. Así sucede

para quien no está del todo abandonado en brazos de mi Voluntad, porque

con Ella la fuerza del bien se convierte en naturaleza y la pobreza no existe."

 

 

Agosto 12, 1926

El Querer Divino no puede reinar si las tres

potencias del alma no están ordenadas con Dios.

Las privaciones de mi dulce Jesús se van haciendo más largas, ¡oh,

cómo me hace anhelar su retorno! ¡Cómo la horas, los días, me parecen

siglos sin Él, pero siglos de noches, no de días! Entonces mientras estaba

con ansias esperando su regreso, como relámpago que surge ha salido dedentro de mi interior y estrechándome a Él me ha dicho:

"Hija mía, el hombre fue creado por Dios con tres potencias:

Memoria, inteligencia y voluntad, y esto para que pudiese tener los vínculos

de comunicación con las Divinas Personas de la Trinidad Sacrosanta; éstas

eran como caminos para subir a Dios, como puertas para entrar, como

habitaciones para formar la continua morada, la criatura a Dios y Dios a la

criatura. Estos son los caminos reales del uno y del otro, las puertas de oro

que Dios puso en el fondo del alma para que pudiera entrar la Soberanía

Suprema de la Majestad Divina; la estancia segura e inmutable donde Dios

debía establecer su celestial morada. Ahora, mi Voluntad para poder formar

su reino en lo íntimo del alma, quiere encontrar en orden al Padre, al Hijo y

al Espíritu Santo, estas tres potencias dadas a la criatura para elevarla a la

semejanza de su Creador. Mi Voluntad no saldría fuera de su dominios si

estas tres potencias del alma estuvieran en orden a Dios, y su reinar sería

feliz y como connatural, porque con estar en orden a Dios estas tres

potencias, tendrían el orden en sí mismas y fuera de sí, y el reino de la

Voluntad de Dios y aquél de la criatura no sería un reino dividido, sino uno

solo, y por lo tanto su dominio y su régimen sería uno solo. Mucho más que

mi Voluntad no sabe reinar donde no hay orden y armonía, inseparable

cualidad y propiedad indispensable de las Divinas Personas, y el alma jamás

puede estar ordenada y armonizar con su Creador si no tiene sus tres

potencias abiertas para recibir de Dios sus cualidades ordenadas y sus

propiedades armonizadas, de modo que mi Voluntad encontrando las

armonías divinas y el orden supremo del reino divino y del reino humano, de

ellos forma uno solo y reina en él con su pleno dominio. ¡Ah hija mía,

cuánto desorden reina en las tres potencias del alma humana! Se puede decir

que nos han cerrado las puertas en la cara, que han puesto barricadas en los

caminos para impedirnos el paso y romper con Nosotros las comunicaciones,

mientras que estas tres potencias fueron el don más grande que le hicimos al

crearla, estas tres potencias debían servir para comprender a Aquél que las

había creado para hacer crecer al alma a su semejanza, y transfundida su

 

 

voluntad en la de su Creador darle el derecho de hacerla reinar. He aquí el

por qué el Supremo Querer no puede reinar en el alma si estas tres potencias,

inteligencia, memoria y voluntad, no se dan la mano entre ellas para regresar

a la finalidad por la cual Dios las ha creado. Por eso ruega a fin de que estas

tres potencias regresen al orden y a la armonía de su Creador, para que así

mi Supremo Querer pueda reinar con su pleno triunfo."

Agosto 14, 1926

Amarguras del alma por la noticia de la próxima publicación de

los escritos sobre la Voluntad de Dios. Palabras de Jesús al respecto.

 

Mi pobre corazón nada en el mar de las amarguras por las privaciones

de mi dulce Jesús, y si Él viene es como un relámpago que huye y en aquella

claridad del relámpago veo al pobre mundo, sus graves males, veo los

vínculos de las naciones que se vinculan entre ellas para mover guerras y

revoluciones, y con esto atraen los castigos del Cielo, y tan graves de

destruir ciudades enteras y pueblos. ¡Oh Dios, cómo es grande la ceguera

humana! Y cuando termina el relámpago de su amable presencia

permanezco más en lo oscuro que antes, con el pensamiento de mis pobres

hermanos esparcidos en el duro exilio de la vida. Pero como si esto no

bastara para llenar mi pobre corazón de intensas amarguras, una más se ha

agregado para sofocar mi pobre existencia en aquellas olas fragorosas en las

cuales es arrollada mi pobre alma, esto es, la noticia de la próxima

publicación de los escritos sobre la Santísima Voluntad de Dios, a la cual

nuestro señor Arzobispo había dado su aprobación poniendo él el

imprimátur; y esto era nada, el golpe más fatal para mi pobre alma ha sido la

noticia de que no sólo se debía poner lo que correspondía a la Divina

Voluntad, porque de esto, después de tantas insistencias de Nuestro Señor y

de los superiores, me había convencido que lo requería la gloria de Dios, y

mísera y pequeña cual soy no conviene oponerme a lo que el bendito Jesús

quiere, sino también el orden que Jesús ha tenido conmigo y todo lo que me

ha dicho aun sobre las virtudes y circunstancias, esto me ha resultado

demasiado doloroso, he dicho una y otra vez mis razones para que esto no se

hiciese. Mientras me encontraba tan oprimida, mi dulce Jesús moviéndose

en mi interior, como si sintiera el peso de mi opresión me ha estrechado

entre sus brazos y sacudiéndome me ha dicho:

"Hija mía, ¿qué pasa, qué pasa? Anímate, no quiero que estés tan

oprimida, ¿en vez de agradecerme te oprimes? Tú debes saber que para

 

 

hacer que mi Suprema Voluntad sea conocida, he debido preparar las cosas,

disponer los medios, arrollar al Arzobispo con los actos de absoluto dominio

de mi Voluntad, a los cuales el hombre no me puede resistir, he debido hacer

uno de mis grandes prodigios. ¿Crees tú que sea cosa fácil el obtener la

aprobación de un Obispo? Cómo es difícil, cuántas cavilaciones, cuántas

dificultades, y si aprueban es con muchas restricciones, casi quitando las

pinceladas más bellas, los colores que más resaltan a todo lo que mi Bondad

con tanto amor ha revelado. ¿No ves tú entonces en la aprobación del

Arzobispo el triunfo de mi Voluntad? Y por lo tanto mi gran gloria y la gran

necesidad de que los conocimientos del Supremo Querer sean conocidos y

que como rocío benéfico apaguen los ardores de las pasiones, y que como

sol que surge haga huir las tinieblas de la voluntad humana y quite el

entorpecimiento que casi todas las criaturas tienen aun en el hacer el bien,

porque falta la Vida de mi Querer. Mis manifestaciones sobre Él serán

como bálsamo que cicatrizarán las llagas que ha producido la voluntad

humana; quien tenga el bien de conocerlas se sentirá correr en él una nueva

vida de luz, de gracia, de fortaleza para cumplir en todo mi Voluntad, y no

sólo esto, sino que comprendiendo el gran mal del propio querer lo

aborrecerán y se sacudirán del durísimo yugo de la voluntad humana, para

ponerse bajo el suave dominio de la mía. ¡Ah! tú no sabes ni ves lo que sé y

veo Yo, por eso déjame hacer y no te oprimas, es más, deberías haber

apresurado y urgido tú misma a aquél que Yo con tanto amor he dispuesto

para que tomara el empeño, es más, decirle que se apresure y que no se

pierda tiempo. Hija mía, el reino de mi Voluntad es inquebrantable y en

estos conocimientos sobre Ella he puesto tanta luz, gracia y atracciones para

volverlo victorioso, de modo que conforme sean conocidos harán dulce

batalla a la voluntad humana y quedarán vencidas. Estos conocimientos

serán muro altísimo y fortísimo, más que en el edén terrestre, que impedirán

al enemigo infernal el entrar dentro para molestar a aquellos que vencidos

por mi Voluntad pasarán a vivir en el reino de Ella, por eso no te turbes y

déjame hacer, y Yo dispondré todo para que el Fiat Supremo sea conocido."

Agosto 18, 1926

Jesús anima a aquél que debe emprender la

publicación de los escritos sobre la Santísima Voluntad

de Dios. Potencia de los actos hechos en el Querer Supremo.

 

 

 

Mientras rezaba me he encontrado fuera de mí misma, y al mismo

tiempo veía al reverendo padre que debe ocuparse de la publicación de los

escritos sobre de la Santísima Voluntad de Dios, con Nuestro Señor cercano

que tomaba todos los conocimientos, efectos y valores que ha manifestado

sobre el Supremo Querer, que cambiados en hilos de luz los sellaba en la

inteligencia del padre, de modo de formar una corona de luz en torno a su

cabeza, y mientras esto hacía le ha dicho:

"Hijo mío, el trabajo que te he dado es grande, por eso es necesario

que te de mucha luz para hacerte comprender con claridad lo que he

revelado, porque según la claridad con la cual serán expuestos, así

producirán sus efectos, aunque por sí mismas estas verdades son clarísimas,

porque lo que respecta a mi Voluntad es luz que desciende del Cielo, la cual

no confunde ni deslumbra la vista de la inteligencia, sino que tiene virtud de

reforzar y clarificar la inteligencia humana para hacerse comprender y amar,

y de poner en el fondo del alma el principio de su origen, la verdadera

finalidad por la cual fue creada, el orden entre Creador y criatura, y cada

palabra mía, manifestaciones, conocimientos sobre mi Supremo Querer, son

tantas pinceladas para hacer regresar al alma a la semejanza de su Creador.

Todo lo que he dicho sobre mi Voluntad no es otra cosa que preparar el

camino, formar el ejército, reunir al pueblo elegido, preparar el palacio real,

disponer el terreno donde debe formarse el reino de mi Voluntad, y después

regirlo y dominarlo, por eso el trabajo que te confío es grande, Yo te guiaré,

estaré junto a ti para hacer que todo se haga según mi Voluntad."

Después de esto lo ha bendecido y se ha venido a mi pequeña alma

retomando su palabra:

"Hija mía, cuánto me interesa mi Voluntad, cómo amo, suspiro que

sea conocida, es tanto mi interés que estoy dispuesto a dar cualquier gracia a

quien quiera ocuparse de hacerla conocer. ¡Oh! cómo quisiera que se hiciese

pronto, porque veo que todos mis derechos me serán restituidos y el orden

entre Dios y la criatura será restablecido; no daré más mis bienes por mitad a

las generaciones humanas, sino todos enteros, ni recibiré más de ellas cosas

incompletas, sino todas enteras. ¡Ah! hija mía, el poder y el querer dar y no

encontrar a nadie a quién dar, es siempre una pena y un peso sin esperanza

de ser aligerado; si tú supieras con cuánto celo de amor estoy en torno al

alma cuando la veo dispuesta a hacer sus actos en mi Voluntad: Antes de

que comience el acto, en él hago correr la luz y la virtud de mi Voluntad, a

fin de que el acto tenga su principio sobre la virtud que contiene mi

Voluntad; conforme la criatura lo va formando, así la luz y la virtud divina

lo inviste y desenvuelve, y conforme lo cumple, la luz se sella sobre él y le

da la forma de un acto divino, y ¡oh! cómo goza mi suprema Bondad al ver

 

 

que la criatura posee este acto divino; a estos actos mi eterno Amor no dice

jamás basta, da y da siempre, porque ante estos actos divinos formados por

la criatura en mi Voluntad, mi Amor no sabe limitarse, porque siendo

divinos debe recompensarlos con amor infinito y sin límites. ¿No ves tú

misma con cuánto amor te guío, te acompaño y llego muchas veces a hacer

junto contigo lo que haces tú? Y esto para dar un valor divino a tus actos.

Cómo soy feliz al ver que en virtud de mi Voluntad tus actos son divinos,

similares a los míos, no hay más distancia entre tu pequeño amor y el mío,

entre tu adoración y la mía, entre tus adoraciones y las mías, pues todo,

investido por la luz del Querer eterno, pierde lo finito, las apariencias

humanas, y adquieren lo infinito y la sustancia divina, y transformando todo

junto el obrar de Dios y del alma, forma de ellos uno solo; por eso sé atenta

y tu vuelo en mi Voluntad sea continuo."

Después de esto mi siempre amable Jesús ha regresado y se hacía ver

todo afligido, sufriente y como inquieto por las grandes ofensas de las

criaturas. Yo quería tranquilizarlo, darle reposo, pero no lo lograba.

Entonces me ha venido el pensamiento de hacer mis acostumbrados actos en

el Fiat Supremo, y conforme esto hacía Jesús se tranquilizaba y tomaba

reposo, y después me ha dicho:

"Hija mía, los actos en mi Voluntad son más que rayos solares, que

queriéndolos mirar, la vista queda eclipsada por la luz, de manera que no

puede ni mirar ni distinguir más nada. Si la luz del sol tiene tanta fuerza,

mucho más los actos hechos en mi Voluntad; la Luz de Ella tiene la fuerza

para eclipsar y apartar el mal de las criaturas, a fin de que no hagan cosas

peores, e impide con la fuerza de su Luz que las ofensas lleguen hasta Mí. Y

así como la luz del sol, que contiene en sí la similitud del Sol eterno del Fiat

Supremo, contiene todos los colores y de estos derivan innumerables efectos

que hacen salir bienes sin número a las generaciones humanas, mientras que

aparentemente no se ve otra cosa que luz brillante y blanca, así el Sol eterno

de mi Querer, mientras es sólo la Luz de mi Voluntad, dentro de Ella están

encerrados, como tantos colores, todas las similitudes divinas que contienen

efectos infinitos y hace brotar fuentes de amor, de bondad, de misericordia,

de potencia, de ciencia, en suma todas las cualidades divinas. Por eso lo

obrado en mi Voluntad contiene tal potencia y armonía, que puede dar el

reposo a tu amado Jesús."

Agosto 22, 1926

Los actos hechos en el Querer Supremo toman la imagen de las

cualidades divinas. Qué significa ser cabeza de una misión.

 

 

Me siento como inmersa en el Querer eterno de mi adorable Jesús, y

cuanto más me es posible hago mi giro por toda la Creación, para hacer

compañía a todos los actos que la Divina Voluntad obra en ella, pero

mientras esto hacía, mi sumo y único bien se hacía ver en mi interior, que

mirándome toda numeraba uno por uno todos mis actos y se los ponía en

torno a Sí para gozárselos, y después me ha dicho:

"Hija mía, estoy haciendo la numeración de todos tus actos para ver si

llegan al número establecido por Mí, y como mi Voluntad encierra todas las

cualidades divinas, cada acto tuyo hecho en Ella toma la imagen de una

cualidad suprema; míralos cómo son bellos: Quién posee la imagen de mi

Sabiduría, quién la imagen de la Bondad, quién el Amor, quién la Fortaleza,

quién la Belleza, quién la Misericordia, quién la Inmutabilidad, quién el

orden, en suma, todas mis cualidades supremas. Cada uno de tus actos toma

una imagen distinta, pero se asemejan entre ellos, se armonizan, se dan la

mano y forman un acto solo. Cómo es bello lo obrado por la criatura en mi

Voluntad, no hace otra cosa que producir imágenes divinas, y Yo me deleito

de circundarme de estas mis imágenes para gozar en la criatura los frutos de

mis cualidades, y le doy virtud de reproducir otras imágenes mías divinas,

pues quiero ver copiado, sellado el Ser Supremo, y por eso tengo tanto

interés de que la criatura haga mi Voluntad y viva en Ella, para repetir mis

obras."

Después de esto estaba pensando entre mí: "Cómo es dura la

privación de mi dulce Jesús, se siente la verdadera muerte del alma y sucede

como al cuerpo cuando parte el alma, que mientras posee los mismos

miembros, estos están vacíos de la vida, están inertes, sin movimiento y no

tienen más valor; así me parece mi pequeña alma sin Jesús, posee las

mismas facultades, pero vacías de vida, sin Jesús termina la vida, el

movimiento, el calor, por eso la pena es desgarradora, indescriptible y no se

puede comparar a ninguna otra pena. ¡Ah! la Mamá Celestial no sufrió esta

pena porque su Santidad la volvía inseparable de Jesús, y por eso no quedó

jamás privada de Él." Pero mientras esto pensaba, mi amado Jesús se ha

movido en mi interior diciéndome:

"Hija mía, tú te equivocas, la privación de Mí no es separación, sino

dolor, y tú tienes razón al decir que es un dolor más que mortal, y este dolor

tiene la virtud no de separar sino de unir con ataduras más fuertes y más

estables la unión inseparable conmigo, y no sólo esto, sino que cada vez que

el alma queda como privada de Mí, sin culpa suya, Yo resurjo de nuevo para

ella a nueva vida de conocimiento, haciéndome comprender más de nuevo

amor, amándola de más, y doy nueva gracia para enriquecerla y

 

 

embellecerla, y ella resurge a nueva Vida Divina, a nuevo amor y a nueva

belleza, porque es justo; sufriendo el alma penas mortales, viene substituida

con nueva Vida Divina, si esto no fuese así me dejaría vencer por el amor de

la criatura, lo que no puede ser. Y además no es verdad que la Soberana

Reina no haya quedado jamás privada de Mí, inseparable jamás, pero

privada sí, esto no perjudicaba la altura de su santidad, más bien la

acrecentaba. Cuantas veces la dejé en el estado de pura fe, porque debiendo

ser la Reina de los dolores y la Madre de todos los vivientes, no podía

faltarle el adorno más bello, la gema más refulgente que le daba la

característica de Reina de los mártires y Madre Soberana de todos los

dolores; esta pena de ser dejada en el estado de pura fe la preparó a recibir el

depósito de mi doctrina, el tesoro de los Sacramentos y todos los bienes de

mi Redención, porque siendo mi privación la pena más grande, pone al alma

en condición de merecer ser la depositaria de los dones más grandes de su

Creador, de sus conocimientos más altos y de sus secretos. ¿Cuántas veces

no lo he hecho contigo? Después de una privación mía te he manifestado los

conocimientos más altos sobre mi Voluntad, y con esto venía a hacerte

depositaria no sólo de sus conocimientos, sino de mi misma Voluntad. Y

además la Soberana Reina como Madre debía poseer todos los estados de

ánimo, por lo tanto también el estado de pura fe, para poder dar a sus hijos

aquella fe irremovible que hace arriesgar la sangre y la misma vida para

defender y atestiguar la fe. Si este don de la fe no lo hubiera poseído, ¿cómo

lo podía dar a sus hijos?"

Dicho esto ha desaparecido, pero mi mente quería pensar tantas cosas

extrañas y quizá aún disparatadas y me esforzaba por hacer mis actos en la

adorable Voluntad de Dios, pero mientras esto hacía pensaba entre mí: "Si

el vivir en el reino supremo de la Voluntad Divina requiere tanta atención,

tantos sacrificios, serán poquísimos los que querrán vivir en un reino tan

santo." Y mi dulce Jesús regresando me ha dicho:

"Hija mía, quien es llamado como cabeza de una misión debe abrazar

no sólo todos los miembros, sino debe regirlos, dominarlos y constituirse

vida de cada uno de ellos; mientras que los miembros no son los que dan

vida a la cabeza ni hacen todo lo que hace ella, sino que cada uno hace su

oficio. Así quien es llamado como cabeza de una misión, abrazando todo lo

que conviene para poder desarrollar el trabajo que le ha sido confiado,

sufriendo más que todos y amando a todos, prepara el alimento, la vida, las

lecciones, los oficios, según la capacidad de quien querrá seguir su misión.

Lo que es necesario a ti que debes formar el árbol con toda la plenitud de las

ramas y multiplicidad de los frutos, no será necesario a quien debe ser solo

rama o fruto, su trabajo será de estar incorporado al árbol para recibir los

 

 

humores vitales que él contiene, o sea, hacerse dominar por mi Voluntad, no

dando jamás vida al propio querer en todas las cosas, sean internas o

externas; conocer mi Voluntad y recibirla como vida propia para hacerla

desarrollar su Vida Divina; en suma, hacerla reinar y dominar como Reina.

Así hija mía, quien debe ser cabeza conviene que sufra, que trabaje y que

haga él solo todo lo que los demás harán todos juntos. Esto es lo que hice

Yo, porque como cabeza de la Redención puedo decir que hice todo por

amor de todos, para darles la vida y ponerlos a todos a salvo, como también

la Virgen Inmaculada, porque como Madre y Reina de todos, ¿cuánto no

sufrió? ¿Cuánto no amó y obró por todas las criaturas? Ninguno puede

decir que nos haya igualado, ya sea en el sufrir como en el amar, a lo más

nos semejan en parte, pero igualarnos, ninguno. Pero con el haber estado a

la cabeza de todos, tanto Yo como la Soberana Reina, encerrábamos todas

las gracias y todos los bienes, la fuerza estaba en nuestro poder, el dominio

era nuestro, Cielo y tierra obedecían a nuestra señas y temblaban delante a

nuestra Potencia y Santidad. Los redimidos han tomado nuestras migajas y

han comido nuestros frutos, se han sanado con nuestros remedios, se han

revigorizado con nuestros ejemplos, han aprendido nuestras lecciones, han

resucitado a costa de nuestra vida, y si han sido glorificados ha sido en

virtud de nuestra gloria, pero el poder es siempre nuestro, la fuente viva de

todos los bienes brota siempre de Nosotros, tan es verdad, que si los

redimidos se alejan de Nosotros pierden todos los bienes y vuelven a estar

enfermos y pobres más que antes. He aquí lo que significa ser cabeza, es

verdad que se sufre mucho, se trabaja demasiado, se debe preparar el bien a

todos, pero todo lo que se posee sobrepasa todo y a todos; hay tal distancia

entre quien es cabeza de una misión y entre quien debe ser miembro, como

si se comparara al sol como cabeza y a una pequeña luz como miembro. Por

eso te he dicho tantas veces que tu misión es grande, porque no se trata de la

sola santidad personal, sino se trata de abrazar todo y a todos, y preparar el

reino de mi Voluntad a las generaciones humanas."

Después de esto estaba siguiendo los actos del Querer Supremo, los

cuales, todos se convertían en luz y formaban un horizonte de luz

resplandeciente, que formaba nubes de plata, y donde penetraba esta luz todo

se convertía en luz, tenía el poder, la fuerza de vaciar todo para llenar todo

de su luz fulgidísima, y Jesús ha agregado:

"Hija mía, no hay cosa más penetrante que la luz, ella se expande

dondequiera con una rapidez encantadora, llevando sus benéficos efectos a

todos aquellos que se hacen investir por ella; la luz no se niega a hacer bien

a ninguno, sean personas, sea tierra, sea agua, sea planta u otro, su

 

 

naturaleza es iluminar y hacer el bien y por eso no deja atrás a ninguno, lleva

a todos su beso de luz y les dona el bien que contiene.

Mi Voluntad es más que luz, Ella se expande dondequiera y lleva el

bien que contiene, y los actos hechos en Ella forman la atmósfera de oro y

de plata que tiene virtud de vaciar todas las tinieblas de la noche de la

voluntad humana, y con su luz benéfica lleva el beso del eterno Querer para

disponer a las criaturas a querer venir al reino del Fiat Supremo. Cada acto

tuyo hecho en él es un horizonte nuevo que haces surgir al ojo de la

inteligencia humana, para hacerle suspirar la luz del bien que posee mi

Voluntad. Hija mía, para preparar este reino se necesita el trabajo, se

requieren leyes celestiales, que son leyes todas de amor; en él no entrarán las

leyes de temor, de penas, de condena, porque las leyes de amor de mi

Voluntad serán amigables, filiales, de recíproco amor entre Creador y

criatura, así que los temores, las condenas, no tendrán ni vigor ni vida, y si

habrá algún sufrimiento, será pena de triunfo y de gloria. Por eso sé atenta,

porque se trata de hacer conocer un reino celestial, de manifestar sus

secretos, sus prerrogativas, sus bienes, para atraer a las almas a amarlo, a

suspirarlo y a hacerles tomar la posesión de él."

Agosto 25, 1926

La Divina Voluntad forma de toda la Vida

de Nuestro Señor un acto solo en su interior.

Estaba recordando todos los actos de Nuestro Señor para unirme con

Él, y no sólo esto, sino para encontrar su Santísima Voluntad obrante en

todos sus actos, para poder fundirme con Ella y hacer un acto solo con el

mío, así que habría querido quedar concebida con Jesús, nacer con Jesús,

gemir, llorar, sufrir, rezar, derramar mi sangre junto con la suya y morir

junto con Jesús. Ahora, mientras esto pensaba, se ha movido en mi interior

haciéndome sentir que estaba en mi corazón, y alzando los brazos para

estrecharme a Él me ha dicho:

"Hija mía, toda mi Vida fue un solo acto proveniente de aquel acto

único del Eterno, que no tiene sucesión de actos, y si en mi Humanidad se

vieron poco a poco la sucesión de mis actos, esto es: concebir, nacer, crecer,

obrar, caminar, sufrir, morir, en lo interno de mi Humanidad, mi Divinidad,

el Verbo Eterno unido a mi alma, formaba un acto solo de toda mi Vida, así

que la sucesión de los actos externos que se veían en mi Humanidad era la

desembocadura del acto único, que desbordando fuera formaba la sucesión

de mi Vida externa, pero en mi interior, conforme quedé concebido, al

 

 

mismo tiempo nacía, lloraba, gemía, caminaba, obraba, hablaba, predicaba el

evangelio, instituía los Sacramentos, sufría y quedaba crucificado. Así que

todo lo que se veía en el exterior de mi Humanidad que sucedía poco a poco,

dentro de Mí era un solo acto, largo y continuado, y que continúa aún. Así

que conforme quedé concebido, partiendo del acto único del Eterno, quedé

en acto de concebirme siempre, de nacer siempre, de gemir y llorar siempre,

en suma, todo lo que hice quedó en acto y como acto continuo, porque todo

lo que sale de Dios y queda en Dios, no sufre mutaciones, ni incremento ni

disminución, hecho el acto queda con la plenitud de la vida que jamás

termina y que puede dar vida a todos, por cuantos la quieran; así que mi

Voluntad mantuvo y mantiene todo en acto, toda mi Vida, como mantiene en

acto la vida del sol, sin hacerlo crecer ni disminuir en su luz, en el calor y en

sus efectos; así como conserva la extensión del cielo con todas las estrellas,

sin jamás restringirse o perder aun una sola estrella; y de tantas otras cosas

creadas por Mí, así mi Supremo Querer mantiene la vida a todos los actos de

mi Humanidad, sin perder ni siquiera un respiro. Ahora, mi Voluntad donde

reina no sabe hacer actos separados, su naturaleza es un acto solo, múltiple

en los efectos, pero en el acto es siempre único, por eso llama al alma que se

hace dominar por Ella a la unión de su acto único, a fin de que encuentre

todos los bienes, todos los efectos que solamente un acto único de un Dios

puede poseer. Por lo tanto, tu atención esté en permanecer unida a aquel

acto único del Eterno si quieres encontrar en acto toda la Creación y toda la

Redención; en este acto único encontrarás la largura de mis penas, de mis

pasos, mi continuada crucifixión, todo encontrarás; mi Voluntad no pierde

nada y tú en Ella quedarás fundida en mis actos y tomarás el fruto de toda mi

Vida. Si esto no fuese así no habría gran diferencia entre mi obrar y el obrar

de mis santos, en cambio con ser mi obrar un acto único, entre mi obrar y el

de ellos hay la diferencia que existe entre el sol y la pequeña llamita, entre el

gran mar y la gota de agua, entre la vastedad de los cielos y el pequeño

agujero. Sólo la Potencia de mi acto único tiene el poder de darse a todos y

abrazar todo, y mientras da no pierde jamás nada."

Agosto 27, 1926

Jesús da el título al libro sobre su Voluntad.

Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús me

hacía ver al reverendo padre que debe ocuparse de la publicación de los

 

 

escritos sobre la adorable Voluntad de Dios, y Jesús, poniéndose cercano a

él le decía:

"Hijo mío, el título que darás al libro que publicarás sobre mi

Voluntad será éste: ‘El reino de mi Divina Voluntad en medio a las

criaturas. Libro de Cielo. Llamada a las criaturas al orden, a su puesto y a

la finalidad para la que fueron creadas por Dios.’ Mira, también el título

quiero que corresponda a la gran obra de mi Voluntad, quiero que la criatura

comprenda que su puesto, asignado a ella por Dios es en mi Voluntad, y

hasta en tanto no entre en Ella estará sin puesto, sin orden, sin finalidad, será

una intrusa en la Creación, sin derecho de permanencia, por eso andará

errante, sin paz, sin herencia, y Yo, movido a compasión de ella le gritaré

continuamente: ‘Entra en tu puesto, ven al orden, ven a tomar tu herencia, a

vivir en tu casa, ¿por qué quieres vivir en casa extraña? ¿Por qué quieres

ocupar un terreno que no es tuyo? Y no siendo tuyo vives infeliz y eres el

siervo y el hazmerreír de todas las cosas creadas. Todas las cosas creadas

por Mí, porque permanecen en su puesto, están en el orden y en perfecta

armonía con toda la plenitud de sus bienes que Dios les asignó, sólo tú

quieres ser infeliz, pero infelicidad voluntaria, por eso ven a tu puesto, a él te

llamo y ahí te espero.’ Por eso, aquél o aquélla que se prestará a hacer

conocer mi Voluntad será mi portavoz, y Yo le confiaré los secretos del

reino de Ella."

Después de esto hacía ver toda la Creación, cómo todas las cosas

creadas están en el puesto querido por Dios y por lo tanto en el orden

perfecto y en la completa armonía entre ellas y la Suprema Voluntad, porque

todas las cosas están en su puesto, mantiene su existencia íntegra, bella,

fresca y siempre nueva, y el orden lleva la felicidad común y la fuerza

universal a todos. Qué encanto el ver el orden, la armonía de toda la

Creación, y Jesús retomando su palabra ha agregado:

"Hija mía, cómo son bellas nuestras obras, son nuestro honor y nuestra

gloria perenne, todas están en su puesto y cada una de las cosas creadas

cumple perfectamente su oficio, sólo el hombre es nuestro deshonor en

nuestra obra creadora, porque con el sustraerse de nuestra Voluntad camina

con la cabeza abajo, en la tierra, y con los pies en el aire, ¡qué desorden, qué

desorden, da horror el verlo! Caminando con la cabeza abajo araña la tierra,

se desordena todo, se transforma, a la vista le falta el espacio necesario para

mirar, no puede difundirse en el espacio para conocer las cosas, ni

defenderse si el enemigo le está tras las espaldas, ni hacer mucho camino,

porque, ¡pobrecito! con la cabeza debe arrastrarse, no caminar, porque el

oficio de caminar es de los pies y el de la cabeza es el de dominar, así que el

hacer la propia voluntad es la verdadera y perfecta ruina del hombre y el

 

 

desorden de la familia humana. Por eso me interesa tanto que mi Voluntad

sea conocida, a fin de que la criatura regrese a su puesto, no más se arrastre

con la cabeza abajo, sino que camine con los pies, no forme más mi y su

deshonor, sino mi y su honor. Mira tú misma, ¿no dan una fea apariencia las

criaturas al verlas caminar con la cabeza por tierra? ¿No te disgusta aun a ti

el verlas tan desordenadas?"

Yo he mirado y las veía con la cabeza abajo y los pies en el aire. Jesús

ha desaparecido y yo he quedado mirando este feo espectáculo de las

generaciones humanas, y rogaba de corazón que su Voluntad sea conocida.

Agosto 29, 1926

La naturaleza del verdadero bien sólo la posee la Voluntad

Suprema. Bendiciones de Jesús al título que debe darse

a los escritos sobre su Santísima Voluntad.

 

Mi pobre mente está siempre de regreso en el centro supremo del

Querer eterno, y si alguna vez pienso en alguna otra cosa, Jesús mismo con

su decir llama mi atención a navegar el mar interminable de su Santísima

Voluntad. Ahora, como estaba pensando en otras cosas, mi dulce Jesús,

celoso, me ha estrechado a Sí y me ha dicho:

"Hija mía, siempre en mi Voluntad te quiero, porque en Ella está la

naturaleza del bien. Un bien sólo se puede llamar verdadero bien cuando no

termina jamás, ni tiene principio ni fin. El bien cuando tiene principio y fin

está lleno de amarguras, de temores, de ansiedades y aún de desilusiones,

todo esto vuelve infeliz el mismo bien, y muchas veces se pasa con facilidad

del bien de la riqueza a la miseria, de la fortuna se pasa al infortunio, de la

salud se pasa a la enfermedad, porque todos los bienes que tienen principio

son vacilantes, pasajeros, caducos y al final se resuelven en la nada. Por eso

la naturaleza del verdadero bien la posee sólo mi Voluntad Suprema, porque

no tiene principio ni fin, y por eso el bien es siempre igual, siempre pleno,

siempre estable, no sujeto a ninguna mutación. Por eso todo lo que el alma

hace entrar en el Supremo Querer, todos sus actos formados en Él, adquieren

la naturaleza del verdadero bien, porque son hechos en una Voluntad estable,

no cambiante, que contiene bienes eternos y sin medida. Así que tu amor, tu

oración, tus agradecimientos y todo lo que puedes hacer, toman puesto en un

principio eterno que no termina jamás, y por eso adquieren la plenitud de la

naturaleza del verdadero bien, por lo tanto tu oración adquiere el pleno valor

y el fruto completo, de modo que tú misma no podrás comprender hasta

 

 

dónde se extenderán los frutos, los bienes de tu oración, ella girará la

eternidad, se dará a todos y al mismo tiempo quedará siempre plena en sus

efectos. Tu amor adquiere la naturaleza del verdadero amor, de aquel amor

inquebrantable que jamás viene a menos, que jamás termina, que ama a

todos y se da a todos y queda siempre con la plenitud del bien de la

naturaleza del verdadero amor, y así de todo lo demás. A todo lo que entra

en mi Voluntad, su Fuerza creadora le comunica su misma naturaleza y los

convierte en actos suyos, porque no tolera en Ella actos disímiles de los

suyos, y por eso se puede decir que los actos de la criatura hechos en mi

Voluntad entran en los caminos inescrutables de Dios, y no se pueden

conocer todos sus innumerables efectos. Lo que no tiene principio ni fin se

vuelve incomprensible a las mentes creadas que tienen su principio, porque

faltando en ellas la fuerza de un acto que no tiene principio, todas las cosas

divinas y todo lo que entra en mi Voluntad se vuelve inescrutable. Ves

entonces el gran bien del obrar en mi Voluntad, a qué punto tan alto eleva a

la criatura, cómo le viene restituida la naturaleza del verdadero bien, tal

como la sacó de su seno su Creador. En cambio todo lo que se puede hacer

fuera de mi Voluntad, aunque sea un bien no se puede llamar verdadero

bien, porque le falta el alimento divino, su luz, y son disímiles de mis actos y

por eso quitan la semejanza al alma de la imagen divina, porque es sólo mi

Voluntad la que la hace crecer a mi semejanza, y quitada esta semejanza se

quita lo más bello, el valor más grande al obrar humano, así que son obras

vacías de sustancia, de vida y de valor, son como plantas sin fruto, como

alimento sin sustancia, como estatuas sin vida, como trabajos sin salario, que

cansan los miembros de los más fuertes. ¡Oh, la gran diferencia entre el

obrar en mi Voluntad y entre el obrar sin Ella! Por eso sé atenta, no me des

este disgusto de hacerme ver en ti un acto que no dé mi semejanza."

Después de lo anterior ha desaparecido, pero poco después ha

regresado como inquieto por las ofensas recibidas, y refugiándose en mí

quería tomar reposo, y yo le he dicho: "Amor mío, tengo tantas cosas que

decirte, tantas cosas que establecer entre Tú y yo, tengo que pedirte que tu

Voluntad sea conocida y que su reino tenga su pleno triunfo. Si Tú reposas

yo no puedo decirte nada, debo callar para dejarte reposar." Y Jesús

interrumpiendo mis palabras, con una ternura indecible me ha estrechado a

Sí, fuerte, fuerte, y besándome me ha dicho:

"Hija mía, cómo es bella la oración sobre tus labios acerca del triunfo

del reino del Supremo Querer, es el eco de mi misma oración, de mis

suspiros y de todas mis penas. Ahora quiero ver lo que has escrito acerca

del título para darse a los escritos sobre mi Voluntad."

 

 

Y mientras esto decía tomaba este libro entre sus manos, y parecía que

leyese lo que está escrito el 27 de Agosto, mientras leía quedaba pensativo,

como si se pusiera en profunda contemplación, de modo que yo no osaba

decirle nada, sólo oía que su corazón le latía fuerte, fuerte, como si quisiera

estallar, después ha estrechado el libro a su pecho diciendo:

"Bendigo el título, lo bendigo de corazón y bendigo todas las palabras

que conciernen a mi Voluntad."

Y levantando su mano derecha, con una majestad encantadora ha

pronunciado las palabras de la bendición. Hecho esto ha desaparecido.

Agosto 31, 1926

Nuestro Señor, así como puso fuera la Creación, así puso fuera todos los

bienes que hay en el reino de su Voluntad para bien de las criaturas.

La voluntad humana paraliza la Vida de la Divina en el alma.

 

Estaba según mi costumbre haciendo mis actos, mis giros en el Santo

Querer Divino. Yo misma veo que no sé hacer otra cosa que girar en Él, en

mi amada heredad que me ha dado mi dulce Jesús, en la cual hay tanto qué

hacer y qué aprender, que no me bastará ni mi pequeña vida del exilio, ni

toda la eternidad para cumplir mis oficios en esta extensísima heredad, en la

cual no se ven los confines, ni dónde comienza ni dónde termina, y por

cuanto más se gira en ella, tantas más cosas nuevas se aprenden, pero

muchas cosas se ven y no se comprenden, y se necesita al dulce Jesús para

que las explique, de otra manera se admiran pero no se saben decir.

Entonces mi siempre amable Jesús, sorprendiéndome mientras hacía mis

actos en su adorable Voluntad me ha dicho:

"Hija mía, mira cuantas cosas sacamos con nuestro Fiat en la Creación

para el bien de la naturaleza del hombre; de todo lo que había establecido

nuestra Voluntad poner fuera, nada faltó al cumplimiento de Ella. Ahora, así

como fue establecido todo lo que debíamos sacar en la Creación y nada faltó

a nuestro llamado, así fue establecido lo que debíamos sacar para el bien de

las almas, como de hecho lo sacamos, pero fue tanto, de sobrepasar por

miles y miles de veces más todos los bienes que se ven en la Creación; pero

tanto aquellos que debían servir al bien de la naturaleza, como aquellos que

debían servir al bien del alma, todo quedó depositado en nuestra Voluntad,

porque nuestras cosas no las confiamos a ninguno, conociendo que sólo Ella

nos los habría conservado íntegros y bellos, tal como los sacamos de nuestro

 

 

seno divino, mucho más, pues sólo Ella tiene la Fuerza conservadora y

multiplicadora, que mientras da, nada pierde y todas las cosas las tiene en el

puesto querido por Nosotros. Ahora, cuántas cosas hay en mi Voluntad que

debo dar a las criaturas, pero deben venir al reino de Ella para recibirlas, y

así como la naturaleza humana jamás habría podido tomar parte en los

bienes de la Creación si no quisiera vivir bajo el cielo, ni tener un lugar

sobre la tierra, donde las cosas creadas por Mí le hacen corona, así el alma,

si no viene a vivir bajo el cielo de mi Querer, en medio a los bienes que

nuestra Paterna Bondad puso fuera para hacerla feliz, para embellecerla,

para enriquecerla, jamás podrá tomar parte en estos bienes, para ella serán

como extraños y no conocidos. Mucho más que cada alma habría sido un

cielo distinto, donde nuestro Querer Supremo se habría deleitado

adornándolo con un sol más refulgente y con estrellas más espléndidas que

aquéllas que se ven en la Creación, pero una más bella que la otra. Mira la

gran diferencia: Para la naturaleza humana hay un sol para todos, en cambio

para las almas hay un sol para cada una, hay un cielo propio, hay una fuente

que siempre mana, hay un fuego que jamás se apaga, hay un aire divino que

se respira, hay un alimento celestial que hace crecer admirablemente a

semejanza de Aquél que la ha creado. ¡Oh, cuántas cosas tiene mi Voluntad

preparadas y establecidas para dar a quien quiera venir a vivir en su reino,

bajo su liberal y dulce régimen, no quiere confiar sus bienes fuera de su

reino, porque sabe que si salen fuera de sus confines no serán ni apreciados

ni comprendidos, mucho más, pues sólo Ella sabe conservar y mantener en

vida sus bienes, y sólo quien vive en Ella es capaz de comprender su

lenguaje celestial, de recibir sus dones, de mirar sus bellezas y de formar una

sola vida con mi Voluntad. En cambio, quien no quiere vivir en su reino no

es capaz de comprender sus bienes, su lengua no sabrá hablar de ellos, ni

sabrá adaptarse al lenguaje de mi reino, ni podrá mirar sus bellezas, más bien

quedará ciego por la fuerte luz que en él reina. Ve entonces desde hace

cuánto tiempo están puestos fuera de nuestro seno paterno todos los bienes

que debemos dar a los hijos de nuestro Fiat Supremo, todo está preparado

desde que fue creada la Creación, no nos retiraremos por la tardanza,

esperaremos aún, y en cuanto la criatura ponga como escabel su voluntad a

la nuestra para hacerla dominar, Nosotros le abriremos las puertas para

hacerla entrar, porque fue la voluntad humana la que cerró las puertas a la

nuestra y abrió las puertas a las miserias, a las debilidades, a las pasiones; no

fue la memoria o la inteligencia las que se pusieron contra su Creador, si

bien concurrieron, sino que fue la voluntad humana la que tuvo su acto

primero y rompió todos los vínculos, todas las relaciones con una Voluntad

tan Santa, mucho más que todo el bien está encerrado en esta voluntad

 

 

humana, el régimen, el dominio es suyo, así que habiendo fallado la

voluntad en el bien, todo se malogró, perdió el orden, descendió de su

origen, se volvió fea; y como fue la voluntad humana la que su puso contra

la mía, haciendo que se le malograran todos los bienes, por eso quiero su

voluntad, y en correspondencia quiero darle la mía para restituirle todos los

bienes perdidos. Por eso hija mía sé atenta, no des jamás vida a tu voluntad

si quieres que la mía reine en ti."

Después de esto ha hecho silencio, quedando todo afligido por el gran

mal que ha producido la voluntad humana en las criaturas, hasta deformar su

bella imagen infundida en ellas al crearlas, y suspirando ha agregado:

"Hija mía, la voluntad humana paraliza la Vida de la mía en el alma,

porque sin mi Voluntad no circula la Vida Divina en el alma, que más que

sangre pura conserva el movimiento, el vigor, el uso perfecto de todas las

facultades mentales, de modo de hacerla crecer sana y santa, de poder

descubrir en ella nuestra semejanza; ¡cuántas almas paralizadas sin mi

Voluntad! Qué espectáculo digno de compasión al ver a las humanas

generaciones casi todas paralizadas en el alma, y por lo tanto irracionales,

ciegas para ver el bien, sordas para escuchar la verdad, mudas para

enseñarla, inertes para las obras santas, inmóviles para caminar el camino

del Cielo, porque la voluntad humana impidiendo la circulación de mi

Voluntad forma la parálisis general en el alma de las criaturas, sucede como

al cuerpo, que la mayor parte de las enfermedades, especialmente después de

parálisis, son producidas por falta de circulación de sangre; si circula bien la

sangre el hombre es robusto y fuerte, no siente ningún malestar, pero si

comienza la irregularidad de la circulación de la sangre, comienzan las

indisposiciones, las debilidades, las fiebres, y si la circulación se hace más

irregular se queda paralizado, porque la sangre que no circula y que con

rapidez no corre en las venas, forma los graves males a la naturaleza

humana. ¿Qué no harían las criaturas si supiesen que hay un remedio para la

irregularidad de la circulación de la sangre? Irían quién sabe hasta dónde

para tenerlo, para no padecer ninguna enfermedad. Sin embargo está el gran

remedio de mi Voluntad para evitar cualquier mal del alma, para no quedar

paralizada en el bien, para crecer fuerte y robusta en la santidad, ¿y quién lo

toma? No obstante es un remedio que se da gratis, no se deben hacer

grandes viajes para tenerlo, es más, está siempre pronta a darse y constituirse

como Vida regular de la criatura. ¡Qué dolor hija mía, qué dolor!"

Dicho esto ha desaparecido.

Septiembre 3, 1926

 

 

El deseo purga el alma y estimula el apetito para los bienes de

Jesús. Cómo la Voluntad Divina es penetrante y convierte

en naturaleza sus efectos.

 

Me sentía toda fundida en mi dulce Jesús y le pedía de corazón que

vigilase mi pobre alma, a fin de que nada entrase en ella que no fuese de su

Voluntad. Ahora, mientras esto hacía, mi amado bien, mi dulce vida se ha

movido en mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, el deseo de querer un bien y de quererlo conocer purga al

alma y dispone su inteligencia para comprenderlo, su memoria para

recordarlo, y su voluntad se siente avivar el apetito de quererlo para hacer de

él alimento y vida, y mueve a Dios a darle aquel bien y a hacerlo conocer.

Así que el deseo de querer un bien y el de conocerlo, es como el apetito al

alimento, pues si hay apetito se siente el gusto, se come con placer y se

queda satisfecho y contento por haber tomado aquel alimento y se queda con

el deseo de gustarlo de nuevo; en cambio, si falta el apetito, aquel mismo

alimento gustado con tanta avidez por una persona, para otra que no tiene

apetito siente nauseas y disgusto y llega aun a sufrir. Tal es el deseo al alma,

es como el apetito y Yo, viendo que el deseo de mis cosas es su gusto, hasta

hacer de ellas alimento y vida, me vuelvo tan magnánimo en el dar, que no

me canso jamás de dar. En cambio, para quien no lo desea, faltando el

apetito sentirá nauseas de mis cosas; se repetirá el dicho evangélico: ‘Le

será dado a quien tiene y le será quitado aquél poco que tiene a quien no

apetece mis bienes, mis verdades, las cosas celestiales.’ Justa pena para

quien no desea, no apetece y no quiere saber nada de las cosas que a Mí

pertenecen, y si tiene alguna pequeña cosa, es justo que se le quite y se le dé

a aquellos que poseen mucho."

Después de esto estaba pensando y fundiéndome en el Santo Querer

Divino, y encontrándome en su Luz inmensa sentía que sus rayos divinos me

penetraban tanto, hasta transformarme en su misma Luz, y Jesús saliendo de

mi interior me ha dicho:

"Hija mía, cómo es bella, penetrante, comunicativa, transformadora la

Luz de mi Voluntad. Ella es más que sol, el cual golpeando la tierra dona

con liberalidad los efectos que su luz contiene, no se necesita rogarle, sino

que espontáneamente conforme su luz llena la superficie de la tierra dona a

cada una de las cosas que encuentra lo que tiene: Da al fruto la dulzura y el

sabor, a la flor el color y el perfume, a las plantas el desarrollo, a todas las

cosas da los efectos y los bienes que contiene, no particulariza con ninguno,

sólo basta con que su luz las toque, las penetre, las caliente, para hacer su

obra. Más que sol es mi Voluntad, con tal de que el alma se exponga a sus

 

 

rayos vivificantes y haga a un lado las tinieblas y la noche de su voluntad

humana, su Luz surge e inviste al alma y penetra en sus más íntimas fibras

para hacerle huir las sombras y los átomos del humano querer, conforme da

su Luz y el alma la recibe, comunica todos los efectos que contiene, porque

mi Voluntad, saliendo del Ser Supremo contiene todas las cualidades de la

naturaleza divina, por lo tanto, conforme la inviste, así comunica la Bondad,

el Amor, la Potencia, la Firmeza, la Misericordia, y todas las cualidades

divinas, pero no en modo superficial, sino tan real, que transmuta en la

naturaleza humana todas sus cualidades, de modo que el alma sentirá en sí,

como suya, la naturaleza de la verdadera Bondad, de la Potencia, de la

dulzura, de la Misericordia, y así de todo el resto de las cualidades supremas.

Sólo mi Voluntad tiene esta Potencia de convertir en naturaleza sus virtudes

para quien se da en poder de su Luz y de su calor y tiene lejano de ella la

noche tenebrosa del propio querer, verdadera y perfecta noche de la pobre

criatura."

Septiembre 5, 1926

Quien vive en la Voluntad Divina posee una paternidad

grande y una gran filiación: Es hija de todos.

Me sentía oprimida, más bien como sin vida por la privación de mi

dulce Jesús; esta pena es siempre nueva y más traspasante, de modo de

formar nuevas heridas para hacer sangrar de dolor a mi pobre alma. Ahora,

mientras me encontraba bajo la opresión del dolor de su privación, mi amado

Jesús se ha movido en mi interior y me ha estrechado a su corazón santísimo

diciéndome:

"La hija mía, la hija nuestra, la hija de la Mamá Celestial, la hija de los

ángeles y de los santos, la hija del cielo, la hija del sol, de las estrellas, del

mar, en suma, eres la hija de todos, todos te son padre y de todos eres hija.

¡Mira cómo es grande la paternidad, cómo es extensa tu filiación! En vez de

oprimirte deberías gozar pensando que todos te son padre y a todos les eres

hija. Solamente quien vive en mi Voluntad puede tener el derecho de tan

grande paternidad y de tan extensa filiación, de ser amada por todos con

amor paterno, porque todos reconocen en ella a su hija, porque estando las

cosas creadas todas investidas por mi Voluntad, donde Ella reina triunfante y

dominante, ven en ti la misma Voluntad que reina en ellas, por eso todos te

tienen como hija de sus entrañas, hay tantos vínculos entre tú y ellas, de

sobrepasar en modo infinito los vínculos naturales que hay entre padre e

hijo. ¿Sabes tú quién no te es padre? Sólo aquellos que no hacen reinar mi

 

 

Voluntad en ellos, ellos no tienen ningún derecho sobre de ti, ni tú tienes

ningún deber hacia ellos, es como cosa que no te pertenece. ¿Pero sabes tú

qué cosa significa poseer tan grande paternidad y tan extensa filiación?

Significa estar vinculada con vínculos de justicia a todas las riquezas, gloria,

honor y privilegios que posee tan gran paternidad, así que como hija mía, tu

Jesús te hace don de todos los bienes de la Redención; como hija nuestra

quedas dotada de todos los bienes de la Trinidad Sacrosanta; como hija de la

Soberana Reina, Ella te dona sus dolores, sus obras, su amor y todos sus

méritos maternos; como hija de los ángeles y de los santos, ellos hacen

competencia para cederte todos sus bienes; como hija del cielo, de las

estrellas, del sol, del mar y de todas las cosas creadas, todas se sienten

honradas porque finalmente tienen a su hija para poder darle su herencia, y

mi misma Voluntad reinante en ellas, con su luz interminable te hace la

escritura de toda la Creación y todos sienten la felicidad, la alegría de poder

dar su herencia, porque al poder dar no se sienten más estériles sino

fecundos, la fecundidad lleva la alegría, la compañía, la armonía, la gloria, la

repetición de la misma vida. ¿Cuántos hombres y mujeres son infelices a

pesar de ser ricos porque no tienen prole? Porque la esterilidad lleva por sí

misma al aislamiento, la amargura, la falta de apoyo y de felicidad, y si

parece que gozan aparentemente, en su corazón tienen la espina de la

esterilidad que amarga todos sus gozos. Así que tu gran paternidad que

posees y tu extensa filiación, es causa de alegría a todos y mucho más a mi

Voluntad, que bilocándose reina en ti y te constituye como hija de todas las

cosas creadas por Ella, de modo que todos sienten tu apoyo y el contento de

poder dar los bienes que poseen. Por eso tu opresión no es justa en medio de

tantos bienes y felicidad, y de tantos que te protegen, te defienden y te aman

como a verdadera hija."

Después de esto me he abandonado en los brazos de Jesús y en la

corriente de la Divina Voluntad para hacer mis acostumbrados actos, y Jesús

regresando me ha dicho:

"Hija mía, mi Voluntad conserva al alma en su origen y no la deja salir

de su principio que es Dios, mantiene la imagen divina en el fondo de ella,

imagen que está encerrada en la inteligencia, memoria y voluntad. Y hasta

en tanto el alma hace reinar mi Voluntad en ella, todo está vinculado, todo

está en relación entre Creador y criatura, más bien vive a los reflejos de la

Majestad Suprema y siempre crece nuestra semejanza en ella, y esta imagen

la hace distinguir que es hija nuestra. En cambio la voluntad humana hace

que se desconozca su origen, la hace descender de su principio, la

inteligencia, la memoria y la voluntad quedan sin luz y la imagen divina

queda deformada e irreconocible, rompe todos los vínculos y relaciones

 

 

divinas, y por eso la voluntad humana hace vivir al alma de los reflejos de

todas las pasiones, de modo que se vuelve fea e hija del enemigo infernal, el

cual busca esculpir en el alma su fea imagen. ¿Cuántos males no hace el

propio querer? Devasta todo bien y produce todos los males,"

Después de esto el bendito Jesús me ha transportado fuera de mí

misma y me hacía ver cómo se había deformado su imagen en las criaturas,

daba horror verla cómo era irreconocible y fea. La santidad de la mirada de

Jesús rehuía verlas, pero la compasión de su corazón santísimo lo empujaba

a tener piedad de las obras de sus manos, deformadas y tan feas por su

propia culpa. Pero mientras Jesús estaba adolorido a lo sumo al ver tan

transformada su imagen, hemos llegado a un punto donde eran tantas las

ofensas que le hacían, que no pudiendo más ha cambiado el aspecto de

bondad y tomaba aspecto de justicia y amenazaba con castigos; terremotos,

agua y fuego eran puestos contra los pueblos para destruir hombres y

ciudades. Yo le he rogado que perdonase a los pueblos y Jesús

regresándome a mi cama me ha dado parte de sus penas.

Septiembre 7, 1926

Dios tiene su trono, su morada, su puesto estable y fijo. La Voluntad

Divina es sol, la voluntad humana es una chispa formada

por la punta de los rayos del Querer Supremo.

 

Estaba por reemprender mi vuelo en el Querer Supremo para hacer mi

acostumbrada visita en el reino de la Voluntad Divina, extenderme en sus

confines para hacer resonar mi te amo, mi adoración, mi gracias por cada

una de las cosas creadas. Ahora, mientras estaba por hacer esto pensaba

entre mí: "Si Dios está en todas partes, ¿en qué aprovecha hacer mi vuelo en

el Querer Divino para ponerme hasta en la altura de los Cielos, delante a la

Majestad Suprema, llevando como en mi pequeño regazo todas las

voluntades humanas de las generaciones, para hacer por cada una de las

voluntades rebeldes mi acto de sujeción, de amor y de abandono a fin de que

venza a la Voluntad Divina para hacerla venir a reinar sobre la tierra,

dominante y triunfante en medio a las criaturas? Por lo tanto si está por

todas partes, puedo hacerlo también desde aquí." Mientras esto pensaba, mi

dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, mira el sol, su luz desciende y llena toda la tierra, pero el

sol está siempre arriba, bajo la esfera del cielo, con toda majestad en su

esfera, señoreando y dominando todo y a todos con su luz, pero aunque el

 

 

sol no desciende a lo bajo, da los mismos efectos, comunica los mismos

bienes por medio de sus rayos, como si descendiera él mismo de la altura de

su esfera. Si el sol descendiera de su altura, la tierra siendo mucho más

pequeña y las criaturas incapaces de resistir una luz tan grande,

descendiendo quemaría y eclipsaría todo con su luz y con su calor; pero

como todas las cosas creadas por Mí contienen la semejanza de las entrañas

de Misericordia de su Creador, por eso el sol se está en lo alto, emanando

sus rayos llenos de bondad, de amor y de bienes a la pequeña tierra. Ahora,

si esto hace el sol que sólo es imagen de la verdadera Luz del Sol Divino,

mucho más Dios, verdadero Sol de Luz, de Justicia y de Amor, mi Majestad

no se mueve de la altura de su trono, sino que está siempre firme y estable en

su puesto, en su morada celestial, y más que sol emana sus interminables

rayos, los cuales llevan sus efectos, sus bienes y comunican su misma Vida,

como si descendiese a quien quiera recibirla, por lo tanto, lo que no hace

descendiendo en persona lo hace con la emanación de sus interminables

rayos, bilocándose en ellos para dar su Vida, sus bienes a las humanas

generaciones. Ahora hija mía, por tu condición de criatura, por tu oficio de

la misión del Fiat Supremo, te corresponde a ti subir sobre aquellos mismos

rayos que emana la Majestad Suprema para ponerte delante de Ella, para

cumplir tu oficio en el seno del Sol eterno, arrojándote al principio de donde

saliste, para tomar por cuanto a criatura es posible, la plenitud de mi

Voluntad, para conocerla y manifestarla a los demás.

Ahora, tú debes saber cuáles son los vínculos de identificación entre

Voluntad Divina y humana, y por eso amo tanto y quiero, con derecho de

creación, de paternidad, de amor y de justicia, que la voluntad humana ceda

el puesto a la mía, y arrojándose como un pequeño niño en sus brazos se

haga sostener por Ella, nutrir y dominar. El Ente Supremo al crear al

hombre hizo salir en campo a mi Voluntad, si bien como consecuencia y

naturalmente todos nuestros atributos concurrieron, pero el Supremo Querer

fue como acto primero, el cual tomaba como máximo interés suyo la vida de

toda la Creación, comprendido el hombre, y por eso se hacía vida de todos,

dominando todo, haciendo todo suyo; porque todo de Ella había salido, por

justicia todo debía ser suyo. Mi Voluntad, más que sol emanó sus rayos y

con la punta de estos rayos, animando la naturaleza humana formaba la

voluntad en la criatura. ¿Ves entonces qué cosa es la voluntad en las

generaciones humanas? Tantas múltiples puntas de rayos, que eran como

tantas chispas en las criaturas, para formar la voluntad en ellos, pero sin

separar estas chispas del rayo que se desprendía del centro del Sol del

Querer Supremo. Así que todas las generaciones humanas giran en torno a

este Sol, porque cada una de las criaturas contiene la punta de un rayo de

 

 

este Sol eterno de mi Voluntad. Ahora, ¿cuál no será la afrenta de este Sol

al ver la circunferencia de estos rayos, cuya punta forma la voluntad de cada

una de las criaturas, convertidas, cambiadas en tinieblas, en naturaleza

humana, desconociendo la Luz, el dominio, la Vida de aquel Sol que con

tanto amor daba su Voluntad, a fin de que la suya y la de las criaturas fuese

una sola, y así poder formar en ellas la Vida Divina? ¿Puede haber vínculo

más fuerte, más estable y que no pueda desunirse, entre el centro del sol y

sus rayos? La luz es indivisible, y si se pudiese desunir, la parte dividida iría

errante y terminaría con disolverse en las tinieblas. Así que entre Voluntad

Divina y humana hay tal unión de ensimismamiento, que se puede comparar

a la unión que hay entre el sol y el rayo solar, entre el calor y la luz. ¿No

sería derecho del sol dominar sus rayos, recibir la sujeción de ellos para

formar su reino de luz sobre su misma circunferencia solar? Así es para mi

Voluntad, cuando la criatura se sustrae de Ella queda como sin reino, sin

dominio, sin súbditos, se siente robar lo que es suyo, cada acto que no

depende de su Querer es un desgarro, un hurto que se hace a su Luz, y por

eso al verse robar su Luz y convertida ésta en tinieblas, sufre más que una

madre cuando se ve arrancar el parto de sus entrañas, no para darle vida sino

para matarlo. Así que las pérdidas que hace mi Voluntad cuando la criatura

no está unida a su centro y no vive de la Luz de su Querer, son pérdidas

divinas y de valor infinito; los males de la criatura, la fealdad que adquiere,

son incalculables e indescriptibles, mi Voluntad queda sin reino en las

criaturas y ellas quedan despojadas, sin herencia, sin derecho a los bienes,

por eso no existe otra cosa más importante, más grande, que pondrá el

equilibrio, el orden, la armonía, la semejanza entre Creador y criatura, sino

mi Voluntad. Por eso quiero hacer conocer qué cosa es el Querer Divino y

el humano, a fin de que nos reconciliemos, y Ella adquiera su reino y a las

criaturas les vengan restituidos todos los bienes perdidos."

Septiembre 9, 1926

Jesús cuando habla dona el bien que encierra su palabra. En el

Divino Querer no habrá esclavos, ni rebeldes, ni leyes, ni mandatos.

 

Estaba pensando en cuánta potencia, cuántos bienes están encerrados

en el santo Querer Divino, en cómo en Él todo es paz, todo es felicidad, en

cómo no se tiene necesidad de ordenes para obrar, sino que la propia

naturaleza siente en sí tal fuerza hacia el bien, que no puede hacer menos

que hacerlo. ¡Qué felicidad sentirse convertida en bien, en santidad, en

 

 

fuerza, a la propia naturaleza! Así que en el reino del Querer Supremo no

habrá leyes, sino que todo será amor y la naturaleza convertida en ley divina,

de modo que por sí misma querrá hacer lo que el Fiat Supremo quiere que

haga. Ahora, mientras esto pensaba, mi siempre amable Jesús con su

acostumbrada luz que hacía salir de su inteligencia me ha dicho:

"Hija mía, todo lo que te he dicho acerca de mi Voluntad han sido

dones que te he hecho. El conocimiento no basta si no se posee el bien que

contiene el mismo conocimiento, si esto no fuese así te volvería infeliz,

porque conocer un bien y no poseerlo es siempre un dolor; mucho más que

Yo no sé hacer las cosas a la mitad, sino completas, por eso primero

dispongo al alma, ensancho su capacidad y después dono el conocimiento

junto con el bien que contiene, y como los conocimientos sobre mi Voluntad

son divinos, he aquí entonces el por qué la naturaleza queda dotada con la

semejanza de la naturaleza divina, y entonces, siendo más que hija no espera

la orden, sino que se siente honrada de hacer, sin habérselo dicho, lo que

quiere el Padre. Las leyes, las ordenes, son para los siervos, para los

esclavos, para los rebeldes, pero en el reino del Fiat Supremo no habrá

siervos, ni esclavos, ni rebeldes, sino que será una misma la Voluntad de

Dios y de la criatura, y por eso una será la Vida. Y es también esta la razón

por la que tanto y tantas cosas estoy diciendo acerca de mi Voluntad, para

abundar en los dones, no sólo para ti sino para quien quiera venir a vivir en

mi reino, a fin de que nada le falte, de nada tenga necesidad, sino que posea

en sí mismo la fuente de los bienes. No obraría como el Dios que soy,

grande, potente, rico, magnánimo, si debiendo constituir el reino de mi

Voluntad no dotase a aquellos que deben vivir en él con las prerrogativas y

cualidades que posee mi misma Voluntad. Es más, tú debes saber que como

todas las cosas han salido de aquel acto único de Dios, así todo debe regresar

en aquel acto único que no tiene sucesión de actos, y sólo puede regresar en

este acto único quien deja todo para vivir sólo de mi Voluntad, porque el

alma viviendo en Ella, todo lo que hace se convierte en luz, y naturalmente

sus actos quedan incorporados y ensimismados en la Luz eterna del Sol de

mi Voluntad, y por eso como consecuencia se vuelven un acto solo con el

único acto de Ella. En cambio, en quien obra fuera de Ella se ve la materia

que contienen las obras, no luz, y por eso no pueden incorporarse con la Luz

del acto único de Dios, por lo tanto pronto se verá que no es cosa nuestra,

que no nos pertenece; por eso, todo lo que no sea hecho en virtud del Fiat

Divino no será reconocido por Dios. Supón que tú quisieras unir luz y

tinieblas, cobre y oro, piedras y tierra, ¿no se distinguiría con claridad la luz

de las tinieblas, el cobre del oro, las piedras de la tierra? Y esto a causa de

que son materias distintas una de la otra, pero si unieras juntas luz a luz,

 

 

tinieblas a tinieblas, oro a oro, no sabrías distinguir ni separar la luz de antes

de la luz de después, las tinieblas de antes a las de después, la masa de oro

de antes a la de después, así es de mi Voluntad, lo que Ella misma hace en la

criatura es luz, por lo tanto no es maravilla que quede incorporada al acto

único de su eterna Luz. Por eso, gracia más grande no podría hacer en estos

tiempos tan borrascosos y de carrera vertiginosa en el mal, que hacer

conocer que quiero dar el gran don del reino del Fiat Supremo, y como

confirmación de esto lo estoy preparando en ti con tantos conocimientos y

dones, a fin de que nada falte al triunfo de mi Voluntad, por eso está atenta

al depósito de este reino que hago en ti."

Después de esto estaba pensativa porque me había sido impuesto por

la santa obediencia el no dejar de escribir ni siquiera una palabra que mi

dulce Jesús me pudiese decir, mientras que yo soy muy fácil para omitir

algunas cosas, porque estoy convencida de que ciertas cosas íntimas, ciertos

desahogos que Jesús hace a mi pequeña alma no es necesario ponerlos sobre

el papel, sino que deben quedar en el secreto del corazón. Entonces rogaba

que me diese la gracia de no faltar a la obediencia, y Jesús moviéndose en

mi interior me ha dicho:

"Hija mía, si quien te guía y te dirige te da esta obediencia, significa

que ha entendido que soy Yo quien te habla y el valor que contiene aun una

sola palabra mía. Mi palabra es luz y está llena de vida, por lo tanto quien

posee la vida la puede dar, mucho más que mi palabra contiene la Fuerza

creadora, por eso una sola palabra mía puede crear innumerables vidas de

gracia, vidas de amor, vidas de luz, Vida de mi Voluntad en las almas. Tú

misma no podrás comprender el largo camino que puede hacer una sola

palabra mía, quien tiene oído la escuchará, quien tiene corazón quedará

herido por ella, por eso quien te guía tiene razón en darte esta obediencia.

¡Ah, tú no sabes cómo lo asisto y estoy en torno suyo mientras lee mis y tus

escritos sobre mi Voluntad, para hacerle comprender toda la fuerza de las

verdades y del gran bien que hay en ellas; y él gira en torno a mi Voluntad, y

en virtud de la luz que siente te da esta obediencia. Por eso sé atenta y Yo te

ayudaré y te facilitaré lo que a ti te parece difícil. Tú debes saber que mi

corazón está dilatado, sufre y suspira porque quiero hacer conocer el reino

del Fiat Supremo, los grandes bienes que hay en Él y el gran bien que

recibirán aquellos que lo poseerán. Es propiamente en mi corazón que lo

tengo y me lo siento explotar porque quiero ponerlo fuera, ¿no quieres

darme tú ese alivio a fin de que mi corazón, poniéndolo fuera se alivie y no

tenga que sufrir más, ni suspirar con suspiros dolientes? Y esto lo harás

haciendo conocer lo que te manifiesto acerca de mi Voluntad, porque

cuando haces esto me das el campo para abrir los caminos para preparar el

 

 

lugar donde debo poner el reino de mi Voluntad; y si tú no manifiestas lo

que te digo, me cierras estos caminos y mi corazón se inflama de más. Por

eso déjame hacer, y tú sígueme y no pienses en ello."

Septiembre 12, 1926

El vínculo del alma con la Voluntad Divina es vínculo eterno. La

Humanidad de Nuestro Señor posee el reino de la Divina Voluntad,

tanto, que toda su Vida dependía de Ella. Formar el reino de la

Divina Voluntad en el alma es transmitir en ella

lo que posee la Humanidad de Jesús.

 

Mientras parece que mi siempre amable Jesús regresa y yo creo que no

lo perderé más, en lo más bello huye como relámpago y yo permanezco

privada de Aquél que forma la vida de mi pobre existencia, con el duro clavo

del delirio de que regrese Aquél que hace surgir el sol en mi pobre alma.

Pero mientras deliraba por su regreso y temía que me hubiese dejado, de

improviso ha regresado y me ha dicho:

"Hija mía, no quieres persuadirte de que no puedo dejarte, si tu unión

conmigo estuviese vinculada, formada, sellada sobre otra base que no fuera

mi Voluntad, podrías temer, pero como está vinculada, escriturada, firmada

sobre la base eterna de mi Querer, lo eterno no está sujeto a mutaciones, es

más, todo tu ser, tus deseos, tus afectos, aun tus más íntimas fibras, están

ligadas con vínculos eternos y mi Querer corre en ellos para constituirse

como vida y formarlos con la sustancia divina y eterna que Él posee. ¿Se

puede separar la eternidad? ¿Tal vez puede cambiar un Dios? ¿Se podrá

separar el Ser Supremo de su Voluntad? Todo esto es inseparable,

indivisible. Así todo lo que mi Voluntad une entra en el orden eterno y se

vuelve inseparable de Mí, por lo tanto ¿cómo puedo dejarte? Si esto no

fuera así, todo lo que mi Voluntad ha hecho en ti, su trabajo, su fundamento,

sus mismas manifestaciones habrían sido un juego, una cosa superficial, un

modo de decir, no una realidad. Por eso quita estos temores de que Yo te

pudiera dejar, porque no son cosas que produzca y pertenezcan a mi

Voluntad, Ella es firmeza y vínculo indisoluble. Resulta inconveniente a

quien posee por vida mi Querer, que se ocupe de otra cosa, mientras que

deberías estar totalmente ocupada en cómo ensanchar los confines de su

reino, a fin de que triunfe, se forme en ti y así podrías transmitirlo a las

pobres generaciones que se debaten y se forman la corriente de la vorágine

donde quedarán precipitadas; pero también los castigos son necesarios, esto

 

 

servirá para preparar el terreno para hacer que el reino del Fiat Supremo

pueda formarse en medio a la familia humana; por eso muchas vidas que

servirán de obstáculo al triunfo de mi reino desaparecerán de la faz de la

tierra; así que muchos castigos de destrucción sucederán, otros los formarán

las mismas criaturas para destruirse una a la otra, pero esto no debe

preocuparte, más bien reza para que todo suceda para el triunfo del reino del

Fiat Supremo."

Dicho esto ha desaparecido, entonces yo me he ocupado en hacer mi

acostumbrado giro en la Voluntad Suprema, su luz me hacía todo presente,

tanto lo que ha hecho en la Creación, como lo que ha hecho en la Redención.

La Voluntad Divina bilocada en cada acto que hace en ellas, esperaba una

visita mía a cada uno de estos sus actos para tener a su pequeña hija como

compañía, aunque fuese visita fugaz donde reinaba y dominaba como Reina.

¡Oh! cómo agradecía mi pequeña visita en cada uno de sus actos, mi

pequeño te amo, mi mezquina adoración, mi reconocimiento, mi gracias, mi

sujeción, pero como sus actos son innumerables, yo no terminaba jamás de

alcanzarlos todos. Así, habiendo llegado a los actos de la Redención, mi

dulce Jesús se hacía ver como pequeño niño, pero tan pequeño de poderse

encerrar en mi pecho. ¡Cómo era bello, amable, gracioso el verlo tan

pequeño, pasearse, sentarse, ponerse como en trono de majestad en mi

pequeña alma, suministrándome su Vida, su respiro, sus actos, para hacerque todo tomase de Él! Pero mientras lo veía en mí como niño, al mismo

tiempo ha venido también crucificado, era tanta la tensión de sus miembros

que se podían numerar todos los huesos y los nervios uno por uno. Ahora, si

el niño estaba encerrado en mi pecho, el crucificado Jesús se ha extendido en

todos mis miembros, no dejándome ninguna partecita de mí que no fuese

poseída por su adorable persona, sentía más su Vida que la mía. Así,

después de haber estado algún tiempo en esta posición con Jesús, me ha

dicho:

"Hija mía, mi Humanidad posee el reino de mi Voluntad, tanto que

toda mi Vida dependía de Ella, así que con depender de Ella Yo tenía la

inteligencia del Supremo Querer, su mirada, su respiro, su obrar, sus pasos,

su movimiento y latido eterno, de este modo formaba el reino del Fiat

Supremo en mi Humanidad, su Vida y sus bienes. ¿Ves entonces lo que

significa formar su reino en ti? Debo transmitirte lo que posee mi

Humanidad, la cual te suministrará su pensamiento, su mirada, su respiro, y

todo lo que poseo para la formación de ese reino. Mira cuánto amo este

reino, pongo a su disposición toda mi Vida, mis penas, mi muerte, como

fundamento, guardia, defensa, sostén. No hay nada de Mí que no sirva para

mantener en pleno vigor el triunfo y el absoluto dominio de mi Voluntad,

 

 

por eso no te maravilles si ves en ti como repetirse las diversas etapas de mi

edad y de mis obras, y ahora me ves niño, ahora joven, ahora crucificado, es

el reino de mi Querer que está en ti, y toda mi Vida se alinea dentro y fuera

de ti para guardia y defensa de mi reino. Por eso sé atenta, y cuando algún

temor te asalte, piensa que no estás sola, sino que tienes por ayuda toda mi

Vida para formar este reino mío en ti, y constantemente sigue tu vuelo en la

Unidad de la Luz suprema de la Divina Voluntad. Yo allá te espero para

darte las sorpresas de retorno, para darte mis lecciones."

Septiembre 13, 1926

El Ser Divino es equilibrado. El don del Fiat Divino pone todo

en común.La Justicia quiere encontrar el apoyo

de los actos de las criaturas.

 

Después de haber hecho mi acostumbrado giro en el Supremo Querer,

rogaba al buen Jesús, a nombre de su Creación y Redención, a nombre de

todos, desde el primero hasta el último hombre, a nombre de la Soberana

Reina y de todo lo que Ella hizo y sufrió, que el Fiat Supremo fuese

conocido, a fin de que se establezca su reino con su pleno triunfo y dominio.

Pero mientras esto hacía pensaba entre mí: "Si Jesús mismo quiere y ama

tanto que su reino sea establecido en medio a las criaturas, ¿por qué quiere

que con tanta insistencia se ruegue? Si lo quiere lo puede dar sin tantos

actos continuos." Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, mi Ser Supremo posee el perfecto equilibrio, también en el

dar a las criaturas mis gracias, mis dones, y mucho más con este reino del

Fiat Supremo, que es el don más grande, don que Yo ya había dado en el

principio de la Creación y que el hombre con tanta ingratitud me rechazó.

¿Te parece poco poner a disposición suya una Voluntad Divina con todos los

bienes que Ella contiene, y no por una hora o por un día sino por toda la

vida? ¿Te parece poco que el Creador ponga en la criatura su Voluntad

adorable para poder poner en común su semejanza, su Belleza, sus mares

infinitos de riqueza, de gozos, de felicidad sin fin? Y sólo con poseer

nuestra Voluntad la criatura podía adquirir los derechos de comunidad, de

semejanza y de todos los bienes de su Creador, sin Ella no puede haber

derecho de comunidad con Nosotros, y si alguna cosa toma, son apenas

nuestros pequeños reflejos y las migajas de nuestros interminables bienes.

Ahora, un don tan grande, una felicidad tan inmensa, un derecho de

semejanza divina con la adquisición de la nobleza de nuestra filiación,

 

 

¡rechazados! ¿Crees tú que sea cosa fácil que la Soberanía divina, sin ser

rogada, sin que ninguno se diera un pensamiento de recibir este reino del

Fiat Supremo, lo dé a las criaturas? Seria repetir la historia que sucedió en

el edén terrestre, y quizá peor, y además nuestra Justicia se opondría

justamente. Por eso todo lo que te hago hacer, los continuos giros en el

Querer Supremo, tus oraciones incesantes por que venga a reinar mi

Voluntad, tu vida sacrificada por tan largos años, en los cuales no sabes ni

del Cielo ni de la tierra, dirigida al único fin de que venga mi reino, son

tantos apoyos que pongo delante a mi Justicia para que ceda sus derechos y

equilibrándose con todos nuestros atributos, encontrase justo que el reino del

Fiat Supremo sea restituido a las generaciones humanas. Esto sucedió en la

Redención, si nuestra Justicia no hubiese encontrado las plegarias, los

suspiros, las lágrimas, las penitencias de los patriarcas, de los profetas y de

todos los buenos del antiguo testamento, y además una Virgen Reina que

poseía íntegra nuestra Voluntad, que tomó todo con el máximo interés con

tantas plegarias insistentes, tomando Ella todo el trabajo de la satisfacción de

todo el género humano, nuestra Justicia jamás habría cedido al

descendimiento del suspirado Redentor en medio a las criaturas. Nuestra

Justicia habría sido inexorable y habría dicho un ‘no’ rotundo a mi venida a

la tierra; y cuando se trata de mantener el equilibrio de nuestro Ser Supremo,

no hay nada qué hacer. Ahora, ¿quién ha rogado hasta ahora con interés,

con insistencia, poniendo el sacrificio de la propia vida para que el reino del

Fiat Supremo venga sobre la tierra y triunfe y domine? ¡Ninguno! Es

verdad que la Iglesia recita el Padre Nuestro desde que Yo vine a la tierra, en

el cual se pide que venga tu reino, a fin de que mi Voluntad se haga como en

el Cielo así en la tierra, pero, ¿quién piensa en la petición que hacen? Se

puede decir que toda la importancia de tal petición quedó en mi Voluntad, y

las criaturas la recitan por recitarla, sin entender y sin interés de obtener lo

que piden. Por eso hija mía, todo está escondido en el secreto mientras se

vive sobre la tierra, por eso todo parece misterio, y si se conoce alguna cosa

es tan escaso, que el hombre tiene siempre qué decir, a través de sus velos,

sobre todo lo que Yo hago en mis obras, y llegan a decir: ¿Y por qué este

bien, por qué estos conocimientos no han sido dados antes, mientras que ha

habido tantos grandes santos? Pero en la eternidad no habrá secretos, Yo

develaré todo y haré ver todas las cosas y obras mías con justicia, y que mi

Justicia jamás podía dar este conocimiento si en la criatura no estuviesen los

actos suficientes para poder dar lo que la Majestad Suprema quiere dar. Es

verdad que todo lo que hace la criatura es gracia mía, pero mi misma Gracia

quiere encontrar el apoyo de las disposiciones y buena voluntad de la

criatura. Por eso, para restablecer el reino de mi Voluntad sobre la tierra se

 

 

necesitan los actos suficientes de la criatura, a fin de que mi reino no quede

en el aire, sino que descienda para formarse sobre los mismos actos de la

criatura, formados por ella para obtener un bien tan grande. He aquí el por

qué tanto te insisto en el girar en todas nuestras obras, Creación y

Redención, para hacerte poner la parte de tus actos, tu te amo, tu adoración,

tu reconocimiento, tu gracias sobre todas nuestras obras; muchas veces lo he

hecho Yo junto contigo, y además por cumplimiento, después de tu giro en

nuestra Voluntad, tu estribillo tan agradable a Nosotros: ‘Majestad

Suprema, tu pequeña hija viene ante Ti, sobre tus rodillas paternas, para

pedirte tu Fiat, tu reino, que sea por todos conocido; te pido el triunfo de tu

Querer a fin de que domine y reine sobre todos. No soy yo sola quien te lo

pido, sino que junto conmigo tus obras, tu mismo Querer, por eso a nombre

de todos te pido, te suplico tu Fiat.’ Si supieras cómo conmueve a nuestro

Ser Supremo este tu estribillo, nos sentimos rogar por todas nuestras obras,

suplicar por nuestro mismo Querer, Cielo y tierra doblan las rodillas para

pedirnos el reino de mi eterno Querer. Por eso, si lo quieres, continúa tus

actos, a fin de que una vez alcanzado el número establecido de ellos, puedas

obtener lo que con tanta insistencia suspiras."

Septiembre 15, 1926

Custodia y vigilancia de Jesús mientras escribe. Cómo el reino del

Fiat cuesta mucho. Los actos hechos en el Fiat son más que sol.

 

Después de haber escrito cuatro horas o más, me sentía toda extenuada

de fuerzas, y habiéndome puesto a rezar según mi costumbre en su santísimo

Querer, mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y estrechándome a

Él, todo ternura me ha dicho:

"Hija mía, estás cansada, repósate en mis brazos. ¡Cuánto nos cuesta a

Mí y a ti el reino del Fiat Supremo! Mientras que todas las otras criaturas,

quién duerme en la noche, quién se divierte y quién llega hasta ofenderme,

pero para Mí y para ti no hay reposo, ni siquiera de noche, tú ocupada en

escribir y Yo en vigilarte, en darte las palabras, las enseñanzas que

corresponden al reino del Querer Supremo; y mientras te veo escribir, para

hacerte trabajar más y no hacerte cansar te sostengo en mis brazos, a fin de

que escribas lo que quiero, para poder dar todas las enseñanzas y las

prerrogativas, los privilegios, la santidad y las riquezas infinitas que este mi

reino posee. Si tú supieras cuánto te amo y cuánto gozo al verte sacrificar

aun el sueño y toda tú misma por amor de mi Fiat que ama tanto el hacerse

 

 

conocer a las generaciones humanas. Nos cuesta mucho, es verdad hija mía,

y Yo para compensarte, casi siempre después de que has escrito te hago

reposar sobre mi corazón roto y abatido por el dolor y por el amor: Por el

dolor porque mi reino no es conocido, y por el amor porque quiero hacerlo

conocer, a fin de que tú, sintiendo mi dolor y el fuego que me quema,

sacrifiques a toda tú misma y no te perdones en nada, todo por el triunfo de

mi Voluntad."

Entonces, mientras estaba en los brazos de Jesús, la Luz inmensa de la

Voluntad Divina, que llenaba Cielo y tierra, me llamaba a girar en Ella para

hacerme hacer mis acostumbrados actos, para hacerme poner mi ‘te amo’,

mi adoración en toda la Creación, a fin de que tuviese la compañía de su

pequeña hija en cada una de las cosas creadas donde Ella reina y domina.

Después de haber hecho esto, mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, qué luz, qué potencia, qué gloria adquiere el acto de la

criatura hecho en mi Voluntad, estos actos son más que sol, que mientras

está en lo alto, su luz eclipsa las estrellas y llena toda la tierra, llevando su

beso a todas las cosas, su calor, sus benéficos efectos, y como la naturaleza

de la luz es el expandirse, no hace trabajo de más con dar los bienes que

naturalmente posee a quien los quiera. Símbolo del sol son los actos hechos

en mi Querer, conforme se forma el acto, mi Querer le suministra la Luz

para formar el sol, el cual se eleva en lo alto, porque la naturaleza del sol es

de estar en lo alto, no en lo bajo, de otra manera no podría hacer el bien que

hace, porque las cosas que están en lo bajo son siempre circunscritas,

individuales, a tiempo, a lugar, no son ni saben producir bienes universales.

Así este sol formado por mi Voluntad y por el acto de la criatura, elevándose

en alto hasta el trono de Dios, forma el verdadero eclipse: Eclipsa el Cielo,

los santos, los ángeles; la grandeza de sus rayos toman como en un puño la

tierra; su luz benéfica lleva al Cielo la gloria, la alegría, la felicidad, y a la

tierra la luz de la verdad, hace huir las tinieblas, lleva el dolor de la culpa, el

desengaño de las cosas que pasan. Uno es el sol, pero su luz contiene todos

los colores y todos los efectos para dar vida a la tierra. Así, uno es el acto,

uno es el Sol de mi Voluntad formado en ese acto, pero los bienes, los

efectos son innumerables. Por eso el reino del Fiat Supremo será reino de

luz, reino de gloria y de triunfo; la noche del pecado no entrará en él, sino

que será siempre pleno día, sus refulgentes rayos serán tan penetrantes, que

triunfarán sobre el abismo en el cual ha caído la pobre humanidad. Por eso

te he dicho tantas veces que tu trabajo es grande, por el haberte confiado mi

Voluntad Divina, a fin de que con el hacerla conocer, tú pongas a salvo sus

derechos, tan desconocidos por las generaciones humanas, y los bienes que

 

 

de esto vendrán serán grandísimos, y tú y Yo seremos doblemente felices

por haber trabajado en la formación de este reino."

Después de esto estaba pensando entre mí: "Mi amado Jesús dice

tantas cosas admirables de este reino tan santo del Querer Supremo, pero

aparentemente, externamente no se ve nada de estas cosas admirables. Si se

pudiesen ver los prodigios, los grandes bienes, la felicidad de Él, la faz de la

tierra se cambiaría y en las venas humanas correría una sangre pura, santa,

noble, en modo de convertir la misma naturaleza en santidad, en gozo y en

paz perenne." Mientras estaba en esto, Jesús ha salido de dentro de mi

interior y me ha dicho:

"Hija mía, este reino del Fiat Supremo primero debe fundarse,

formarse, madurarse entre Yo y tú, y después debe transmitirse a las

criaturas. Lo mismo sucedió entre Mí y la Virgen, primero me formé en

Ella, crecí en su seno, me nutrí a su pecho, vivimos juntos para formar entre

los dos, al tú por tú, como si ningún otro hubiese, el reino de la Redención, y

después fue transmitida a las otras criaturas mi misma Vida y los frutos de la

Redención que mi misma Vida contenía. Así será del Fiat Supremo, lo

haremos primero entre Nosotros dos solos, al tú por tú, y cuando esté

formado Yo pensaré en cómo transmitirlo a las criaturas. Un trabajo es más

fácil hacerlo llegar a buen fin cuando se forma en el secreto, en el silencio de

dos personas que verdaderamente aman aquel trabajo, y cuando está

formado resulta más fácil manifestarlo y darlo como don a los demás. Por

eso déjame hacer y no te des ningún pensamiento."

Deo Gratias.