VOLUMEN 18

27.08.2015 11:14

Luisa Piccarreta Volumen 18

I. M. I.

Agosto 9, 1925

Corresponder a Dios en amor por todas las cosas creadas, es el

primer deber de la criatura. La Divina Voluntad fue dada

como Vida primaria de la criatura.

Jesús mío, dame la fuerza, Tú que ves la gran repugnancia que siento

al escribir, que si no fuera por la bendita obediencia y el temor de

desagradarte jamás habría escrito una sola palabra. Tus largas privaciones

me aturden y me vuelven incapaz de todo, por eso tengo necesidad de mayor

ayuda, para poner en el papel lo que tu Santo Querer me sugiere. Así que

dame la mano y estate siempre junto conmigo.

Ahora, mientras me estaba fundiendo en el Santo Querer Divino para

corresponder en amor a Dios por todo lo que hizo en la Creación por amor

de las criaturas, el pensamiento me decía que no era necesario hacerlo, ni era

agradable a mi Jesús este modo de orar, me decía que todo era invención de

mi cabeza. Y mi siempre amable Jesús, moviéndose en mi interior me ha

dicho:

"Hija mía, tú debes saber que este modo de orar, esto es, corresponder

a Dios en amor por todas las cosas creadas por Él, es un derecho divino y

entra en el primer deber de la criatura. La Creación fue hecha por amor del

hombre, es más, fue tanto nuestro Amor, que si hubiera sido necesario

hubiéramos creado tantos cielos, tantos soles, estrellas, mares, tierras,

plantas, y todo lo demás, por cuantas criaturas debían venir a la luz de este

mundo, a fin de que cada una tuviera una Creación para sí, un universo todo

suyo, como en efecto cuando todo fue creado, sólo Adán fue el espectador

de todo lo creado, él podía gozar todo el bien que quería. Y si no lo hicimos

fue porque el hombre podía gozar igualmente todo como si fuera suyo, a

pesar de que los demás también lo gozan. En efecto, ¿quién no puede decir

el sol es mío y gozar de la luz del sol por cuanta quiera, quién no puede decir

el agua es mía y quitarse la sed y servirse de ella donde la necesita, quién no

puede decir que el mar, la tierra, el fuego, el aire son cosas mías? Y tantas

otras cosas creadas por Mí, y si alguna cosa parece que al hombre le falta,

25 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta

 

 

que se fatiga para conseguirla, es el pecado que obstruyendo el paso a mis

beneficios impide a las cosas creadas por Mí ser magnánimas hacia la

criatura ingrata.

Entonces, siendo así que en todas las cosas creadas Dios vinculaba su

Amor hacia cada criatura, en ella entraba el deber de corresponder a Dios

con su pequeño amor, con su gratitud, con su gracias hacia quien tanto había

hecho por ella. Este no corresponder en amor a Dios por todo lo que ha

hecho en la Creación para el hombre, es el primer fraude que hace la criatura

a Dios, es un usurpar sus dones sin ni siquiera reconocer de donde vienen, ni

a quien tanto la ha amado; por eso es el primer deber de la criatura, y es tan

indispensable e importante este deber, que aquélla que tomó a pecho toda

nuestra gloria, nuestra defensa, nuestro interés, no hacía otra cosa que girar

por doquier, desde la más pequeña hasta la más grande de las cosas creadas

por Dios para imprimir su correspondencia de amor, de gloria, de

agradecimiento por todos y a nombre de todas las generaciones humanas.

¡Ah sí, fue propiamente mi Mamá Celestial que llenó Cielos y tierra de la

correspondencia por todo lo que Dios había hecho en la Creación! Después

de Ella fue mi Humanidad la que cumplió este deber tan sacrosanto, al cual

la criatura había faltado tanto, tanto, así que fueron mis oraciones y las de mi

inseparable Mamá lo que hizo propicio a mi Padre Celestial hacia el hombre

culpable. ¿No quieres tú entonces repetir mis mismas oraciones? Es más,

por esto te he llamado en mi Querer, a fin de que te asocies con Nosotros y

sigas y repitas nuestros actos."

Entonces yo buscaba por cuanto podía, girar por todas las cosas

creadas para dar a mi Dios la correspondencia del amor, de la gloria, del

agradecimiento por todo lo que había hecho en la Creación. Me parecía ver

en todas las cosas la correspondencia de amor de mi Emperatriz Mamá y de

mi amado Jesús, esta correspondencia formaba la más bella armonía entre el

Cielo y la tierra y vinculaba al Creador con la criatura. Cada

correspondencia de amor era una tecla, una sonatina de música celestial que

raptaba, y mi dulce Jesús ha agregado:

"Hija mía, todas las cosas creadas no fueron otra cosa que un acto de

nuestra Voluntad que las hizo salir fuera, ellas no pueden apartarse de su

lugar, ni cambiar efectos, ni posición, ni el oficio que cada una recibió de su

Creador; ellas no son otra cosa que espejos donde el hombre debía mirar los

reflejos de las cualidades de su Creador, dónde la Potencia, dónde la Belleza,

en otras cosas creadas la Bondad, la Inmensidad, la Luz, etc., en suma, cada

cosa creada predica al hombre las cualidades de su Creador, y con voces

mudas le dicen cuánto lo amo. En cambio al crear al hombre no fue sólo mi

Voluntad, sino una emanación que salió de nuestro seno, una parte de

 

 

Nosotros mismos que infundimos en él, y por eso lo creamos libre de

voluntad, a fin de que creciera siempre en belleza, en sabiduría, en virtud; a

semejanza nuestra él podía multiplicar sus bienes, sus gracias. ¡Oh, si el sol

fuera libre de voluntad y pudiera hacer de uno dos soles, de dos, cuatro soles

etc., qué gloria, qué honor no daría a su Creador, y cuánta gloria también

para él mismo! Sin embargo, lo que no pueden hacer las cosas creadas

porque están privadas de libre albedrío y porque fueron creadas para servir

al hombre, lo puede hacer el hombre, porque él debía servir a Dios; así que

todo nuestro Amor estaba concentrado en el hombre y por eso pusimos todo

lo creado a su disposición, todo ordenado en torno a él, para que el hombre

se sirviera de nuestras obras como de tantos escalones y caminos para venir

a Nosotros para conocernos y para amarnos. ¿Pero cuál no es nuestro dolor

al ver al hombre por debajo de nuestras cosas creadas, es más, transformada

por el pecado en fealdad su bella alma dada por Nosotros, y no solo no

crecido en el bien, sino horrible al verse? No obstante, como si todo lo que

fue creado para él no bastara a nuestro amor, para custodiar este libre

albedrío le hicimos el don más grande que superó todos los demás dones,

esto es, le dimos nuestra Voluntad como preservativo, como antídoto, como

preventivo y ayuda a su libre voluntad; así que nuestra Voluntad se puso a su

disposición para darle todas aquellas ayudas de las cuales el hombre tuviera

necesidad; así que nuestra Voluntad le fue dada como vida primaria y acto

primero de todas sus obras. Debiendo él crecer en gracia y belleza, tenía

necesidad de una Voluntad Suprema que no sólo hiciera compañía a su

voluntad humana, sino que se sustituyera al obrar de la criatura; pero

también este gran don despreció y no lo quiso conocer. Ves entonces como

nuestra Voluntad entra en la vida primaria de la criatura, y mientras tiene su

acto primero, su vida, la criatura crece siempre en gracia, en luz, en belleza,

conserva el vínculo del acto primero de su creación, y Nosotros recibimos la

gloria de todas las cosas creadas, porque sirven a nuestra Voluntad obrante

en la criatura, única finalidad de toda la Creación. Por eso te recomiendo

que nuestra Voluntad sea para ti más que vida y el acto primero de todas tus

acciones."

Agosto 15, 1925

Todas las cosas creadas caminan hacia el hombre. La fiesta de

la Asunción se debería llamar la fiesta de la Divina Voluntad.

 

 

Continuaba fundiéndome en el Santo Querer Divino para corresponder

a mi Jesús con mi pequeño amor por todo lo que ha hecho por el género

humano en la Creación, y mi amado Jesús moviéndose en mi interior, para

dar más valor a mi pequeño amor hacía junto conmigo lo que yo hacía, y

mientras estaba en esto me ha dicho:

"Hija mía, todas las cosas creadas fueron hechas para el hombre y

todas corren hacia él, no tienen pies, pero todas caminan, todas tienen un

movimiento, o para encontrarlo o para hacerse encontrar: La luz del sol

parte desde la altura de los cielos para encontrar a la criatura, iluminarla y

calentarla; el agua camina para llegar hasta las vísceras humanas para

quitarle la sed y refrescarla; las plantas, las semillas, caminan y desgarran la

tierra, forman su fruto para darse al hombre, no hay cosa creada que no

tenga un paso, un movimiento, hacia quien el Eterno Artífice las había

dirigido en su creación; mi Voluntad mantiene el orden, la armonía y las

mantiene a todas en camino hacia las criaturas, así que es mi Voluntad que

camina siempre en las cosas creadas hacia la criatura, no se detiene jamás, es

toda movimiento hacia quien tanto ama, ¿sin embargo quién dice un gracias

a mi Voluntad que le lleva la luz del sol, el agua para beber para quitarle la

sed, el pan para quitarle el hambre, el fruto, la flor para recrearlo y tantas

otras cosas que le lleva para hacerlo feliz? ¿No es justo que mi Voluntad,

haciendo todo para el hombre, el hombre hiciera todo para cumplir mi

Voluntad? ¡Oh! si tú supieras la fiesta que hace mi Voluntad en las cosas

creadas cuando camina y sirve a quien cumple mi Voluntad. Mi Voluntad

obrante y cumplida en la criatura y mi Voluntad obrante en las cosas

creadas, mientras se encuentran juntas se besan, armonizan, se aman y

forman el himno, la adoración a su Creador, y el portento más grande de

toda la Creación. Las cosas creadas se sienten honradas cuando sirven a la

criatura que es animada por esa misma Voluntad que forma su misma Vida

de ellas; en cambio mi Voluntad se pone en actitud de dolor en las mismas

cosas creadas cuando debe servir a quien no cumple mi Voluntad; he aquí

por qué sucede que muchas veces las cosas creadas se ponen contra el

hombre, lo golpean, lo castigan, porque ellas se vuelven superiores al

hombre conservando íntegra en ellas aquella Voluntad Divina por la cual

fueron animadas desde el principio de su creación, y el hombre ha

descendido a lo bajo, no conservando en él la Voluntad de su Creador."

Después de esto me he puesto a pensar en la fiesta de mi Celestial

Mamá Asunta al Cielo, y mi dulce Jesús con un acento tierno y conmovedor

ha agregado:

"Hija mía, el verdadero nombre de esta fiesta debería ser: ‘La fiesta

de la Divina Voluntad.’ Fue la voluntad humana la que cerró el Cielo, que

 

 

destrozó los vínculos con su Creador, la que hizo salir todas las miserias, el

dolor y que puso término a las fiestas que la criatura debía gozar en el Cielo.

Ahora, esta criatura, Reina de todos, con hacer siempre y en todo la

Voluntad del Eterno, es más, se puede decir que su vida fue sólo la Voluntad

Divina, abrió el Cielo, se vinculó con el Eterno e hizo volver las fiestas en el

Cielo con la criatura; cada acto que hacía en la Voluntad Suprema era una

fiesta que iniciaba en el Cielo, eran soles que formaba como ornamentos de

estas fiestas, eran músicas que enviaba para alegrar la Jerusalén celestial, así

que la verdadera causa de esta fiesta es la Voluntad eterna obrante y

cumplida en mi Mamá Celestial, que obró tales prodigios en Ella, que dejó

estupefactos a Cielos y tierra, encadenó al Eterno con los vínculos

indisolubles de amor, raptó al Verbo Eterno hasta su seno; los mismos

ángeles, raptados, repetían entre ellos: ‘¿De dónde tanta gloria, tanto honor,

tanta grandeza y tantos prodigios jamás vistos, en esta excelsa criatura? No

obstante es del exilio que viene.’ Y atónitos reconocían la Voluntad de su

Creador como vida y obrante en Ella y estremeciéndose decían: ‘¡Santa,

santa, santa, honor y gloria a la Voluntad de nuestro soberano Señor y gloria

y tres veces santa Aquélla que ha hecho obrar a esta Suprema Voluntad!’

Así que es mi Voluntad la que más que todo fue y es festejada en el día de la

Asunción al Cielo; fue mi Voluntad únicamente la que hizo ascender tan alto

a mi Madre Santísima y la que la distinguió entre todas las criaturas, todo lo

demás habría sido nada si no hubiera poseído el prodigio de mi Querer. Fue

mi Voluntad que le dio la Fecundidad divina y la hizo Madre del Verbo, fue

mi Voluntad la que le hizo ver y abrazar a todas las criaturas juntas,

haciéndose madre de todas y amando a todas con un amor de maternidad

divina, y haciéndola Reina de todos la hacía imperar y dominar. En aquel

día mi Voluntad recibió los primeros honores, la gloria y el fruto abundante

de su labor en la Creación y comenzó su fiesta que jamás interrumpe por la

glorificación de su obrar en mi amada Madre; y si bien el Cielo fue abierto

por Mí y muchos santos estaban ya en posesión de la Patria Celestial cuando

la Reina celestial fue asunta al Cielo, sin embargo la causa primaria era

precisamente Ella, que había cumplido en todo la Suprema Voluntad, y por

eso se esperó a Aquélla que tanto la había honrado y contenía el verdadero

prodigio de la Santísima Voluntad para hacer la primera fiesta al Supremo

Querer. ¡Oh, cómo todo el Cielo glorificaba, bendecía, alababa a la eterna

Voluntad cuando veía a esta sublime Reina entrar en el empíreo, en medio

de la corte celestial, toda fundida en el Sol eterno del Querer Supremo! La

veían toda adornada por la Potencia del Fiat Supremo, no había habido en

Ella ni siquiera un latido que no tuviera impreso en él este Fiat, y atónitos la

miraban y le decían: ‘Asciende, asciende más arriba, es justo que Aquélla

 

 

que tanto ha honrado al Fiat Supremo y que por medio suyo nos

encontramos en la patria celestial, tenga el trono más alto y que sea nuestra

Reina.’ Y el más grande honor que recibió mi Mamá fue el ver glorificada

la Divina Voluntad."

Septiembre 16, 1925

Jesús fue siempre igual en las penas. El ser siempre

igual es virtud divina. El silencio de Jesús.

Mis días son siempre más amargos por las largas privaciones de mi

dulce Jesús. Su Voluntad me ha quedado como preciosa herencia de sus

tantas visitas hechas a mi pobre alma, pero ahora he quedado sola, olvidada

por Aquél que formaba mi vida, que me parecía estar fundidos juntos y que

ni Él podía estar sin mí, ni yo sin Él; y mientras pienso: ¿dónde, a dónde

habrá ido Aquél que tanto me amaba? ¿Qué he hecho que me ha dejado?

¡Ah Jesús, regresa, regresa que no puedo más! Y mientras quisiera

abandonarme al dolor y pensar en mi gran desventura por haber perdido a

Aquél en quien había puesto todas mis esperanzas, mi felicidad, el Santo

Querer Divino se impone sobre mí haciéndome hacer el curso de mis actos

en su adorable Voluntad y casi me impide dolerme por estar privada de mi

único bien, y quedo como petrificada, inmóvil, toda sola, sin el mínimo

consuelo ni del Cielo ni de la tierra. Ahora, mientras me encontraba en este

estado, estaba pensando en diversas penas de la Pasión de Jesús, el cual

haciéndose ver me ha dicho:

"Hija mía, en todas mis penas fui siempre igual, jamás cambié, mi

mirada fue siempre dulce, mi rostro siempre sereno, mis palabras siempre

calmadas y dignas; en toda mi persona había tal igualdad de modos, que si

hubieran querido conocerme como su Redentor, sólo por mi modo siempre

igual en todo y por todo me hubieran conocido. Es verdad que mis penas

fueron tantas que me eclipsaban, y como tantas nubes que me circundaban,

pero esto era nada, después de la intensidad de las penas Yo reaparecía en

medio de mis enemigos como sol majestuoso, con mi acostumbrada

serenidad y con mis mismos modos siempre iguales y pacíficos. Ser siempre

igual es sólo de Dios y de los verdaderos hijos de Dios, el modo siempre

igual imprime el carácter divino en el alma y hace conocer qué puro y santo

es el obrar de las criaturas. En cambio, un carácter desigual es de las

criaturas y es señal de pasiones que se agitan en el corazón humano, que lo

tiranizan, de modo que también en el exterior muestran un carácter

desagradable que desagrada a todos. Por eso te recomiendo ser siempre

 

 

igual conmigo, contigo misma y con los demás; igual en las penas y hasta en

mi misma privación. El carácter igual en ti debe ser imborrable, y si bien las

penas de mi privación te aterran y forman dentro y fuera de ti las nubes del

dolor, tus modos iguales serán luz que alejarán estas nubes y harán conocer

que, si bien escondido, Yo habito en ti."

Después de esto yo continuaba pensando en las penas de la Pasión de

mi adorable Jesús, con el clavo de su privación en mi corazón, y mi amable

Jesús se hacía ver en mi interior, taciturno y tan afligido que daba piedad, y

yo le he dicho:

"Amor mío, ¿por qué callas? Me parece que no quieres decirme más

nada, ni confiarme tus secretos y tus penas."

Y Jesús, todo bondad pero afligido me ha dicho: "Hija mía, el callar

dice alguna cosa más grande que no dice el hablar. El callar es decisión de

quien no queriendo ser distraído, calla. El callar de un padre con un hijo

suyo amado mientras se encuentra en medio de otros hijos libertinos, es

señal de que quiere castigar a los hijos perversos. ¿Tú crees que sea cosa de

nada que no venga a ti y que casi no te participe mis penas? ¡Ah hija mía,

no es cosa de nada, todo lo contrario, es cosa grande! Cuando Yo no vengo

a ti mi Justicia se llena de flagelos para castigar al hombre, tanto que todos

los males pasados, los terremotos, las guerras, serán como nada ante los

males que vendrán y ante la gran guerra y revolución que están preparando;

son tantos los pecados que no merecen que te participe mis penas para

librarlos de los castigos merecidos, por eso ten paciencia, mi Voluntad

suplirá a mi visita, si bien estoy escondido en ti, y si esto no fuera no habrías

podido mantener la batuta en hacer tus acostumbrados giros en mi Voluntad;

soy Yo que, si bien escondido, los hago en ti, y tú sigues a Aquél que no ves,

sin embargo cuando mi Justicia haya cumplido el llenado de los flagelos, Yo

estaré contigo como antes, por eso, ánimo, espérame y no temas."

Ahora, mientras esto decía me he encontrado fuera de mí misma en

medio del mundo, y en casi todas las naciones se veían preparativos de

guerras, nuevos modos más trágicos de combatir, que daban espanto al sólo

mirarlos, y además la gran ceguera humana, que haciendo más ciego al

hombre lo hacía obrar como bestia, no como hombre, y tan ciego que no

veía que mientras hería a los demás se hería a sí mismo. Luego, toda

asustada me he encontrado en mí misma, sola, sin mi Jesús y con el clavo en

el corazón, porque Aquél que amo se había ido de mí dejándome sola y

abandonada. Y mientras deliraba y sufría por la pena, mi dulce Jesús,

moviéndose en mi interior y suspirando por mi duro estado me ha dicho:

"Hija mía, cálmate, cálmate, estoy en ti, no te dejo, y además, ¿cómo

puedo dejarte? Mira, mi Voluntad se encuentra por todas partes, si tú estás

 

 

en mi Voluntad no tengo a dónde ir, ni encuentro lugar para alejarme de ti,

debería hacer limitada mi Voluntad, reunirla en un punto para dejarte, pero

ni siquiera esto puedo hacer. Mi Inmensidad se extiende por todas partes y

mi Naturaleza hace inmenso todo lo que me pertenece, por lo tanto, inmensa

es mi Voluntad, mi Potencia, mi Amor, mi Sabiduría, etc., entonces, ¿cómo

puedo dejarte si en mi Voluntad dondequiera Yo te encuentro? Por eso

debes estar segura de que no te dejo; profundízate siempre más en la

inmensidad del abismo de mi Voluntad."

Octubre 1, 1925

La Divina Voluntad estaba en el centro de la Humanidad

de Nuestro Señor, y quien vive en Ella vive en este centro.

Estaba según mi costumbre acompañando las penas de la Pasión de mi

dulce Jesús, y ofrecía la misma privación de Él, la tortura que me

ocasionaba, como testimonio de mi doloroso amor para aliviarlo y

compadecerlo en sus penas. Ahora, mientras esto hacía, mi amado bien ha

movido un brazo en mi interior, alzando su mano derecha haciendo correr de

sus dedos ríos de sangre y de luz sobre mi pobre alma que estaba marchita y

quemada por el viento potente de su privación, y con una tristeza tal, que

Jesús mismo se ha sobresaltado, y enternecido por compasión y

queriéndome consolar me ha dicho:

"Hija mía, ánimo, no temas, quien vive en mi Voluntad está en el

centro de mi Humanidad, porque la Voluntad Divina está en Mí como el sol

en su esfera, que a pesar de que los rayos invaden la tierra, él no se aparta

jamás de lo alto, de su centro, está siempre en su esfera, en su majestuoso

trono, y mientras su luz recorre todo, dominando todo, todo le sirve de

escabel, esperando todos su benéfica luz. Así se encontraba en Mí la

Voluntad Divina, como centro en la esfera de mi Humanidad y de ésta partía

la luz a todos y por doquier.

Había sido este el primer acto del hombre, rechazar mi Voluntad

Suprema; convenía entonces a mi Humanidad hacer el primer paso hacia

Ella concentrando en Mí como centro de vida esta Voluntad eterna, y por

medio de mi Vida, de mis obras y penas, llevarla de nuevo al hombre, a fin

de que regresara a su Creador, metiéndose en el orden para el cual había sido

creado. Mira entonces hija mía, el alma que vive en mi Voluntad está en el

centro de mi Humanidad, y todo lo que Yo hice y sufrí está todo en torno a

ella y en su ayuda: Si es débil le suministra mi Fortaleza, si está sucia mi

 

 

sangre la lava y la embellece, mis oraciones la sostienen, mis brazos la

tienen estrechada y la cubren con mis obras, en suma, todo está en su

defensa y en su ayuda; por eso es por lo que el pensamiento de mis penas es

como connatural en ti, porque viviendo en mi Voluntad ellas te circundan

como tantas nubes de luz y de Gracia. Mi Voluntad en la esfera de mi

Humanidad ponía como en camino mis obras, mis pasos, mis palabras, mi

sangre, mis llagas, mis penas, y todo lo que Yo hice para llamar al hombre y

darle las ayudas y los medios suficientes para salvarlo y hacerlo volver de

nuevo al seno de mi Voluntad. Si mi Voluntad hubiera querido llamar

directamente al hombre, éste se habría espantado; en cambio quise llamarlo

con todo lo que hice y sufrí, y todo esto era como tantos incentivos y medios

para darle ánimo y hacerlo volver a mis brazos. Así que todo lo que Yo hice

y sufrí es el portador del hombre a Dios. Ahora, quien vive en mi Voluntad,

viviendo en el centro de mi Humanidad, toma todos los frutos de todo lo que

Yo hice y sufrí, y entra en el orden de la Creación, y mi Voluntad cumple en

él la plena finalidad para la que fue creado. Otros, que no viven en mi

Voluntad, encuentran los medios para salvarse, pero no gozan todos los

frutos de la Redención y de la Creación."

Ahora, mientras esto decía mi amable Jesús yo le he dicho: "Amor

mío, yo no sé, me dices que yo vivo en tu Voluntad y luego me dejas, ¡ah! a

qué duro martirio me sometes, en cuanto me dejas todo para mí se cambia,

yo misma no me reconozco más, todo para mí muere, muere la luz, el amor,

el bien. Eres sólo Tú el que mantiene el latido de la vida de mi pobre alma;

en cuanto Tú partes y me dejas, así muere todo. Mira entonces en qué

condiciones tan duras y dolorosas me dejas. ¡Ah! ten piedad de mí y no me

dejes, porque no puedo más." Y mientras quería decir más, mi Jesús

suspirando ha agregado:

"Hija mía, calla, no sigas más adelante, tus palabras me hieren el

corazón. ¡Oh! cómo quisiera quitar de tu corazón este clavo tan duro que Yo

te dejo, de que Yo pudiera dejarte, lo sé también Yo, que para quien me ama

este clavo es insoportable, hace morir continuamente sin piedad, por eso

quita el pensamiento de que Yo pudiera dejarte, en vez de dejarte deberías

estar convencida de que me adentro más en ti, y hago silencio en la navecilla

de tu alma, tan es verdad, que nada ha cambiado en ti, los preparativos que

estaban, están todos en el orden, tan es cierto que basta que mi Voluntad lo

quiera y Yo doy una vueltecita por los preparativos que hay y que son ya

tuyos. Y además, ¿cómo puedo dejarte? Para quien hace mi Voluntad y

vive en Ella, mantiene íntegros los vínculos de la Creación que hay entre

Creador y criaturas, los vínculos de la Redención y los vínculos que hay

entre el Santificador y los santificados; mi Voluntad sella todos esos

 

 

vínculos y vuelve a la criatura inseparable de Mí. Por eso debes estar segura

de que tu Jesús no te deja."

Mientras esto decía, veía como innumerables hilos de luz atados a mi

corazón, y que algunos estaban atados a todas las cosas creadas, otros hilos

salían de todo lo que Jesús había hecho y padecido, otros de los

Sacramentos. Sea todo para gloria de Dios y para bien de mi alma y de

todas las almas. Amén.

Octubre 4, 1925

Repetir el mismo bien sirve para formar el agua para regar las

semillas de las virtudes. Todo lo que ha hecho Nuestro Señor

está suspendido en la Divina Voluntad

Estaba según mi costumbre fundiéndome en la Santísima Voluntad de

Dios, y mientras giraba en Ella para poner mi te amo sobre todas las cosas,

hubiera querido que mi Jesús nada viera u oyera sino mi te amo, o bien que

todo lo viera y oyera a través de este mi te amo. Y mientras repetía el

estribillo de mi te amo pensaba entre mí: "Se ve que soy verdaderamente

una pequeña niña que no sé decir otra cosa que el estribillo aprendido; y

además, ¿para qué me sirve el repetir y siempre repetir te amo, te amo?"

Mientras esto pensaba mi adorable Jesús ha salido de dentro de mi interior,

haciendo ver en toda su Divina Persona impreso por todas partes mi te amo,

sobre los labios, sobre el rostro, en la frente, en los ojos, en medio del pecho,

sobre el dorso y en medio de la palma de las manos, en la punta de sus

dedos, en suma, dondequiera; y con un acento tierno me ha dicho:

"Hija mía, ¿no estás contenta de que ningún te amo que sale de ti

quede perdido, sino que todos queden impresos en Mí? Y además, ¿sabes

de qué te sirve el repetirlos? Tú debes saber que cuando el alma se decide a

hacer un bien, a ejercitar una virtud, forma la semilla de aquella virtud; con

repetir aquellos actos forma el agua para regar esa semilla en la tierra del

propio corazón, y cuanto más a menudo los repite, más riega esa semilla y la

planta crece bella, verde, de manera que pronto produce los frutos de aquella

semilla. En cambio, si es lenta en repetirlos muchas veces aquella semilla

queda reprimida, y si crece, crece débil y jamás da fruto; pobre semilla, sin

agua suficiente para crecer, y mi Sol no surge sobre esa semilla para darle la

fecundidad, la madurez y el bello color a sus frutos, porque es infecunda. En

cambio con repetir siempre los mismos actos, el alma contiene mucha agua

para regar aquella semilla, mi Sol surge sobre ella cada vez que es regada y

 

 

se alegra mucho al ver que tiene tanta fuerza para crecer que hace llegar sus

ramas hasta Mí, y viendo sus muchos frutos los tomo con gusto y reposo a

su sombra. Así que el repetir tu te amo para Mí, te provee del agua para

regar y formar el árbol del amor; el repetir la paciencia, riega y forma el

árbol de la paciencia; el repetir tus actos en mi Voluntad, forma el agua para

regar y formar el árbol divino y eterno de mi Voluntad; ninguna cosa se

forma con un solo acto, sino con muchos y muchos actos repetidos. Sólo tu

Jesús contiene esta virtud, de formar todas las cosas, aun las más grandes,

con un acto solo, porque contengo la Potencia creadora; pero la criatura, a

fuerza de repetir el mismo acto, forma sorbo a sorbo el bien que quiere

hacer. Con la costumbre se vuelve naturaleza aquel bien o aquella virtud y

la criatura se vuelve poseedora, formando con ellas toda su fortuna.

También en el orden natural sucede así, nadie se vuelve maestro con haber

leído una vez o pocas veces las vocales y las consonantes, sino quien

constantemente repite hasta llenarse la mente, la voluntad y el corazón de

toda aquella ciencia que conviene para poder hacer de maestro a los demás;

ninguno se ve saciado si no come bocado a bocado el alimento que se

necesita para saciarse; nadie recoge la semilla si no repite, quién sabe

cuántas veces, su trabajo en su campo, y así de tantas otras cosas. El repetir

el mismo acto es señal de que se ama, se aprecia y se quiere poseer el mismo

acto que hace. Por eso repite, e incesantemente repite sin cansarte jamás."

Después me he encontrado fuera de mí misma, y mi dulce Jesús me hallevado girando en todos aquellos lugares donde había, estando Él en la

tierra, obrado, sufrido, orado y también llorado; todo lo que había hecho,

todo estaba en acto y mi amado Bien me ha dicho:

"Hija mía, hija de mi Querer Supremo, mi Voluntad quiere hacerte

participar en todo. Todo lo que tú ves son todas mis obras que hice estando

en la tierra, las cuales mi Voluntad las tiene suspendidas en Ella porque las

criaturas no se disponen a querer recibirlas, en parte porque no conocen aún

lo que Yo hice. Mira, aquí están mis oraciones que de noche hacía, cubiertas

de lágrimas amargas y de suspiros ardientes por la salvación de todos, están

todas en espera para darse a las criaturas, para darles los frutos que

contienen. Hija, entra tú en ellas, cúbrete con mis lágrimas, vístete con mis

oraciones, a fin de que mi Voluntad cumpla en ti los efectos que hay en mis

lágrimas, oraciones y suspiros. Mi Voluntad tiene como alineadas en Sí las

penas de mi infancia, todos mis actos internos de mi Vida oculta, que son

prodigios de Gracia y de santidad, todas las humillaciones, gloria y penas de

mi Vida pública, las penas más escondidas de mi Pasión, todo está

suspendido, el fruto completo no ha sido tomado por las criaturas y espero a

quien debe vivir en mi Querer a fin de que no estén más suspendidos, sino

 

 

que se viertan sobre ellos para darles el fruto completo. Sólo quien debe

vivir en mi Voluntad hará que no continúen suspendidos mis bienes, por eso

entra en cada uno de mis actos y de mis penas, a fin de que mi Voluntad se

cumpla en ti. Entre tú y Yo no quiero cosas suspendidas, ni tolero no

poderte dar lo que quiero, por eso quiero encontrar en ti mi misma Voluntad,

a fin de que nada pueda oponerse a lo que Ella quiere darte."

Y mientras Jesús decía esto, yo pasaba de un acto a otro de Jesús y

quedaba como transformada, cubierta con sus mismos actos, oraciones,

lágrimas y penas. ¿Pero quién puede decir lo que sentía? Espero que el

bendito Jesús me dé la gracia de corresponder y de cumplir en mí su

adorable Voluntad, y en todos. Amén.

Octubre 10, 1925

Intercambio de Voluntad entre Dios y la Santísima Virgen y

Luisa. La Santísima Virgen repite al alma lo que hizo a su Hijo.

 

Encontrándome en mi acostumbrado estado, mi pobre mente se

encontraba en una atmósfera altísima, me parecía ver a la Divinidad y sobre

una rodilla del Padre Celestial a mi Reina Mamá muerta, como si no tuviera

vida; yo maravillada pensaba entre mí: "Mi Mamá está muerta, pero qué

muerte feliz morir sobre las rodilla de nuestro Creador." Pero mirando

mejor, veía como si su voluntad estuviese separada del cuerpo, estaba en las

manos del Padre Divino. Yo asombrada miraba pero no me sabía explicar lo

que veía, pero una voz que salía del trono decía:

"Esta es la elegida entre todas las elegidas, es la toda bella, es la única

criatura que nos hizo don de su voluntad y muerta nos la dejó sobre las

rodillas, en nuestras manos, y Nosotros en correspondencia le hicimos don

de nuestra Voluntad. Don más grande no podíamos hacerle, porque con la

adquisición de esta Suprema Voluntad tuvo poder de hacer descender al

Verbo sobre la tierra y de hacer formar la Redención del género humano.

Una voluntad humana no tendría poder sobre Nosotros ni ningún atractivo,

en cambio una Voluntad Divina dada por Nosotros mismos a esta

incomparable criatura nos venció, nos conquistó, nos raptó, y no pudiendo

resistir cedimos a sus instancias de hacer descender al Verbo sobre la tierra.

Ahora esperamos que vengas tú a morir sobre la otra rodilla, donándonos tu

voluntad, y Nosotros, viéndola muerta en nuestras manos, como si no

existiera más para ti, te haremos don de la nuestra y por medio tuyo, es

decir, por medio de esta nuestra Voluntad donada a ti, regresará a vivir

 

 

nuestro Fiat sobre la tierra. Estas dos voluntades muertas sobre nuestras

rodillas serán el rescate de tantas voluntades rebeldes, y las tendremos como

prendas preciosas que nos reharán de los tantos males de todas las demás

criaturas, porque con nuestra Voluntad podrán satisfacernos."

La voz no se oía más, y yo me he encontrado sobre la otra rodilla

Paterna en acto de dar el último respiro quedando muerta, pero en ese mismo

instante me he encontrado en mí misma, pero no sé decir lo que sentía en mí,

sólo rogaba de corazón que no más mi voluntad entrara en mí, sino que sólo

la Divina tuviese vida en mí. ¡Ah, sólo Ella es la portadora de todos los

bienes y la repetidora de Jesús en las almas, que haciendo eco al Fiat de la

Creación abraza todo y a todos como de un solo golpe y corresponde a Dios

por la obra de la Creación, Redención y Santificación! La Voluntad Divina

obrante en nosotros todo puede hacer, es la verdadera Reina que reina e

impera sobre todo.

Después veía a mi Mamá Celestial con el niño Jesús entre sus brazos,

que lo besaba y lo ponía a su pecho para darle su purísima leche, y yo le he

dicho: "Mamá mía, ¿y a mí nada me das? ¡Ah! permíteme al menos que

ponga mi te amo entre tu boca y la de Jesús mientras os besáis, a fin de que

en todo lo que hagáis corra junto mi pequeño te amo. Y Ella me dijo:

"Hija mía, pon también tu pequeño te amo no sólo en la boca, sino en

todos los actos que corren entre Mí y mi Hijo. Tú debes saber que en todo lo

que hacía hacia mi Hijo, tenía la intención de hacerlo hacia las almas que

debían vivir en la Voluntad Divina, porque estando en Ella estaban

dispuestas a recibir todos aquellos actos que Yo hacía hacia Jesús, y

encontraba espacio suficiente donde depositarlos. Así que si Yo besaba a mi

Hijo, las besaba a ellas, porque las encontraba junto con Él en su Suprema

Voluntad. Eran ellas las primeras como alineadas en Él, y mi amor materno

me empujaba a hacerlas participar de lo que hacía a mi Hijo. Gracias

grandes se necesitaban para quien debía vivir en esta Santa Voluntad, y Yo

ponía a su disposición todos mis bienes, mis gracias, mis dolores, para su

ayuda, defensa, fortaleza, apoyo, luz; y Yo me sentía feliz y honrada, con los

honores más grandes, por tener por hijos míos los hijos de la Voluntad del

Padre Celestial, la cual también Yo poseía, y por eso los veía también como

partos míos. Es más, de ellos se puede decir lo que se dice de mi Hijo, que

las primeras generaciones encontraban la salvación en los méritos del futuro

Redentor. Así estas almas en virtud de la Voluntad Divina obrante en ellas,

estas futuras hijas son aquellas que imploran incesantemente la salvación, las

gracias a las futuras generaciones; están con Jesús y Jesús en ellas, y repiten

junto con Jesús lo que contiene Jesús. Por eso, si quieres que te repita lo que

hice a mi Hijo, haz que te encuentre siempre en su Voluntad, y Yo te daré

 

 

magnánimamente mis favores."

Octubre 17, 1925

La Sabiduría eterna estableció que el alimento

del alma del hombre sea la Voluntad de Dios.

Después de dos días de amarguísimas privaciones de mi sumo bien

Jesús, lo sentí moverse en mi interior, me parecía ver que en mi interior

estaba sentado con su cabeza apoyada en uno de mis hombros y con su boca

dirigida hacia la mía en acto de suministrarme las palabras. Yo me lo

estreché y me puse a escucharlo, abandonándome toda en Él. Entonces

parecía que me decía:

"Hija mía, mi Voluntad es más que alimento; el alimento da la fuerza

al cuerpo, lo calienta, aumenta la sangre, reaviva la inteligencia si está

debilitada, da la fuerza a todos los miembros y empuja a la criatura a nuevas

obras y sacrificios; en cambio, una que está en ayunas, no dando el alimento

necesario a su cuerpo es débil, fría, pobre de sangre, la inteligencia

debilitada, agotada en todos sus miembros, lo que la lleva a la tristeza y la

empuja a no hacer nada, sin ganas de sacrificarse en nada. Pobrecita, se

siente faltar la vida en toda su persona, tan es verdad, que cuando una

enfermedad es mortal para una criatura, abandona el alimento, y

abandonando el alimento se dispone a la muerte. Entonces, habiendo

establecido la eterna Sabiduría que también el alma tuviera su alimento, le

fue asignado como alimento exquisito la Voluntad Suprema, así que quien

toma ese alimento es fuerte en el obrar el bien, está como impregnado en el

amor hacia Dios, este alimento le aumenta la sangre divina para formar el

crecimiento de la Vida de Dios en ella, como sol se refleja en su inteligencia

para hacerla conocer a su Creador y formarse a su semejanza, le pone la

fuerza en toda su alma para poner en vigor todas las virtudes y la empuja a

nuevos trabajos y a sacrificios inauditos. El alimento de mi Voluntad se da a

cada instante, a cada respiro, de noche, de día, en cada cosa y cuantas veces

se quiera; no hay que temer como con el alimento corporal, que si se toma

en exceso hace daño y produce enfermedades, no, no, por cuanto más se

toma más fortifica y tanto más eleva al alma a la semejanza con su Creador,

se puede estar siempre con la boca abierta en acto de tomar este alimento

celestial; todo al contrario para quien no toma este alimento de mi Voluntad:

Para quien no lo toma de ninguna manera, se puede decir que se dispone a

morir eternamente; para quien se alimenta de él rara vez, es débil e

 

 

inconstante en el bien, es frío en el amor, es pobre de sangre divina, de

manera que crece como anémica en él la Vida Divina; la luz en su

inteligencia es tan escasa, que poco o nada conoce de su Creador, y no

conociéndolo su semejanza está tan lejana de él, por cuanto está lejano el

alimento de su Voluntad; está sin brío en el obrar el bien, porque no tiene

alimento suficiente y ahora se le escapa la paciencia, ahora la caridad, ahora

el desapego de todo, así que las pobres virtudes viven como estranguladas

sin el alimento suficiente de mi Voluntad. ¡Ah! si se pudiese ver un alma

privada de este alimento celestial, sería de llorar, tantas son las miserias y las

suciedades con las que está cubierta, sin embargo es mucho más de

compadecer si se ve una criatura en ayunas del alimento corporal, porque

muchas veces le faltan los medios para comprarlo, en cambio el alimento de

mi Voluntad se da gratuitamente, por lo tanto quien no lo toma merece la

condena, y la condena se la forma ella misma porque rechaza el alimento

que le daba la vida."

Después de esto he oído que varias personas habían sufrido conflictos,

humillaciones y otras cosas, y mi dulce Jesús ha continuado hablando:

"Hija mía, así como cuando el cuerpo contiene sangre mala que

infecta la buena es necesario aplicar lavados, sangrías, punciones para sacar

la sangre mala, de otra manera corre peligro de quedar paralizado por toda la

vida, así el alma a la cual le falta el continuo alimento de mi Voluntad,

contiene tantos humores malos, y es necesario aplicarle lavados de

humillaciones para hacer salir el humor malo de la propia estima, sangrías

para hacer salir el humor infectado de la vanagloria del propio yo, repentinas

punciones para hacer salir la sangre mala de los pequeños apegos que se va

formando en el propio corazón hacia las personas a las cuales se acerca al

hacer el bien, de otra manera esos humores crecerían tanto que infectarían

todo lo que hacen, de manera que quedarían paralizadas en el bien por toda

la vida. Las punciones aprovechan siempre, son las centinelas del corazón,

que mantienen pura la sangre, esto es, recta la intención del alma en el obrar

el bien. Por esto, si todos obraran el bien para cumplir solamente mi

Voluntad, las punciones no serían necesarias, porque Ella es salvaguarda de

todos los humores malos, así que las punciones son también penas de quien

no toma el alimento suficiente de mi Voluntad."

Octubre 21, 1925

Efectos de un acto hecho en la Divina Voluntad. El dolor de Jesús

está suspendido en la Divina Voluntad esperando al pecador.

 

 

Esta mañana mi dulce Jesús al venir me ha dicho: "Hija mía, te traigo

el beso de todo el Cielo." Y mientras esto decía me ha besado y ha añadido:

"Todo el Cielo está en mi Voluntad, y todo lo que Yo hago, estando

ellos en este Supremo Querer, sienten el eco de mis actos y repiten como

respondiendo a mi eco lo que hago Yo."

Dicho esto ha desaparecido, pero después de algunas horas ha

regresado diciéndome:

"Hija mía, devuélveme el beso que te he dado, porque todo el Cielo,

mi Mamá, nuestro Padre Celestial y el Divino Espíritu están esperando la

correspondencia de tu beso, porque habiendo salido un acto de Ellos en mi

Voluntad hacia la criatura que vive en el exilio, anhelan que les sea

restituida la correspondencia en mi misma Voluntad."

Entonces acercando su boca a la mía, casi temblando le di mi beso, el

cual ha producido un sonido armonioso nunca escuchado, que se elevaba a

lo alto y se difundía en todo y a todos. Y Jesús, con un amor indecible ha

añadido:

"¡Cómo son bellos son los actos en mi Voluntad! ¡Ah! tú no sabes la

potencia, la grandeza, la maravilla de un acto en mi Voluntad; este acto

mueve todo, Cielo y tierra como si fuera un acto solo, y todo lo creado,

ángeles, santos, dan y reciben la correspondencia de ese acto. Por esto un

acto hecho en mi Voluntad no puede estar sin correspondencia, de otra

manera todos sentirían dolor de un acto divino que ha movido a todos, en el

que todos han puesto de lo suyo, y sin embargo no correspondido. El obrar

del alma en mi Voluntad es como el sonido argentino de una vibrante y

sonora campana que suena tan fuerte, que llama la atención de todos y suena

y resuena tan dulce, que todos conocen en ese sonido, el obrar del alma en

mi Voluntad, recibiendo todos la gloria, el honor de un acto divino."

Y habiendo dicho esto desapareció. Más tarde, continuando el

fundirme en la Voluntad Divina, doliéndome por cada ofensa que ha sido

hecha a mi Jesús, desde el primero hasta el último hombre que vendrá sobre

la tierra, y mientras me dolía pedía perdón, pero mientras esto hacía decía

entre mí:

"Jesús mío, amor mío, no me basta con dolerme y pedirte perdón, sino

que quisiera aniquilar cualquier pecado, para hacer que jamás, jamás seas

ofendido." Y Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, Yo tuve un dolor especial por cada pecado y sobre mi dolor

estaba suspendido el perdón al pecador. Ahora, este mi dolor está

suspendido en mi Voluntad esperando al pecador cuando me ofende, a fin de

que doliéndose de haberme ofendido descienda mi dolor a dolerse junto con

 

 

el suyo, y pronto darle el perdón; ¿pero cuántos me ofenden y no se duelen?

Y mi dolor y perdón están suspendidos en mi Voluntad y como aislados.

Gracias hija mía, gracias por venir en mi Voluntad a hacer compañía a mi

dolor y a mi perdón. Continúa girando en mi Voluntad y haciendo tuyo mi

mismo dolor, grita por cada ofensa: ‘dolor, perdón’, a fin de que no sea Yo

solo a dolerme y a impetrar el perdón, sino que tenga la compañía de la

pequeña hija de mi Querer que se duele junto conmigo."

Octubre 24, 1925

La Divina Voluntad es un acto solo, inmenso y eterno que contiene

todo junto: Creación, Redención, Santificación. Quien vive en la

Divina Voluntad posee este acto solo y toma parte en todas sus

obras, formando un acto solo con su Dios.

Encontrándome en mi habitual estado, sentía a mi dulce Jesús

moverse en mi interior, en acto de extenderse en mí, como si me pusiera en

agonía; yo oía su estertor de agonizante y me sentía también yo agonizar

junto con Él. Después de haber sufrido un poco junto con Jesús me ha

dicho:

"Hija mía, el pensar en mi Pasión, el compadecerme en mis penas me

es muy grato, siento que no estoy solo en mis penas, sino que tengo junto

conmigo la compañía de la criatura, por causa de la cual Yo sufro y a la que

amo tanto, y teniéndola junto conmigo el sufrir se me hace más dulce.

¡Cómo es duro el aislamiento en el sufrir! Cuando me veo solo no tengo a

quién confiar mis penas, ni a quién dar el fruto que mis penas contienen, y

por eso quedo como ahogado de penas y de amor, y por eso mi Amor no

pudiendo más, vengo a ti para sufrir en ti y tú sufres junto conmigo las penas

de mi Pasión en acto, para repetir lo que Yo hice y sufrí en mi Humanidad.

El repetir mi Pasión en acto en la criatura difiere de quien sólo piensa y

compadece mis penas; lo primero es un acto de mi Vida que se pone en lugar

mío para repetir mis penas, y Yo siento darme de nuevo los efectos, el valor

de un Vida Divina; en cambio el pensar en mis penas y el compadecerme, es

sólo la compañía que siento de la criatura. ¿Pero sabes tú en quién puedo

repetir mis penas en acto de mi Pasión? En quien está como centro de vida

mi Voluntad. Sólo mi Voluntad es un acto solo, que no tiene sucesión de

actos; este acto único está como fijado en un punto que jamás se muda, este

punto es la eternidad, y mientras es un acto solo, es acto primero, acto

interminable, sin embargo su circunferencia es tan inmensa que nada le

 

 

puede escapar, abraza todo y a todos con un solo abrazo, partiendo todo de

aquel acto primero como un solo acto; así que la Creación, la Redención y

Santificación es un acto único para la Divinidad, y solamente porque es un

acto solo tiene la potencia de hacer suyos todos los actos como si fueran uno

solo. Ahora, quien vive en mi Voluntad posee este acto único, y no es

maravilla el que tome parte en las penas de mi Pasión como en acto; en este

acto único encuentra como en acto a su Creador que crea la Creación, y ella,

formando un acto solo con su Dios, crea junto con Él, corriendo como un

solo acto en todas las cosas creadas y forma la gloria de la Creación a su

Creador; su amor brilla sobre todas las cosas creadas, goza y toma placer de

ellas, las ama como cosas suyas y de su Dios. En aquel acto solo ella tiene

una nota que hace eco a todo el obrar divino, y dice en su énfasis de amor:

‘Lo que es tuyo es mío, y lo que es mío es tuyo; sean dados gloria, honor y

amor a mi Creador.’ En este acto solo encuentra en acto la Redención, la

hace toda suya, sufre mis penas como si fueran suyas, corre en todo lo que

Yo hice, en mis oraciones, en mis obras, en mis palabras, en todo tiene una

nota de reparación, de compadecimiento, de amor y de sustitución a mi

Vida. En este acto solo encuentra todo, todo lo hace suyo y por doquier

pone su correspondencia de amor, por eso el vivir en mi Voluntad es el

prodigio de los prodigios, es el encanto de Dios y de todo el Cielo, porque

ven correr la pequeñez de la criatura en todas las cosas de su Creador, y

como rayo solar unido a este acto solo se difunde por doquier y en todos.

Por eso te recomiendo que jamás, aun a costa de tu vida, salgas de este acto

solo de mi Voluntad, a fin de que repita en ti como en acto, la Creación,

Redención y Santificación.

Mira, también la naturaleza contiene la semejanza de este acto solo:

En la atmósfera el sol tiene un acto único, desde que fue creado por Dios

hace siempre un acto solo, su luz, su calor están tan transfundidos juntos que

se vuelven inseparables el uno del otro, y está siempre en acto, desde lo alto,

de mandar luz y calor, y mientras desde lo alto no sabe hacer otra cosa que

un solo acto, la circunferencia de su luz que desciende a lo bajo es tan

grande, que abraza toda la tierra y con su abrazo produce innumerables

efectos, se constituye vida y gloria de todas las cosas creadas. En virtud de

este acto único tiene virtud de encerrar en sí cada planta, y suministra: a

quién el desarrollo, a quién la maduración de los frutos, a quién la dulzura, a

quién el perfume; se puede decir que toda la tierra mendiga del sol la vida, y

cada planta, aun el más pequeño hilo de hierba implora del sol su

crecimiento y cada fruto que deben producir, pero el sol no cambia jamás

acción, se gloría de hacer siempre un acto solo.

También la naturaleza humana contiene la semejanza de un acto solo,

 

 

y ésta lo contiene el latido del corazón. Comienza la vida humana con el

latido; éste hace siempre un acto único, no sabe hacer otra cosa que latir,

pero la virtud de este latido, los efectos, son innumerables sobre la vida

humana: Conforme late y a cada latido hace circular la sangre en los

miembros, hasta en las partes extremas, y conforme late da la fuerza a los

pies para caminar, a las manos para obrar, a la boca para hablar, a la mente

para pensar; suministra el calor y la fuerza a toda la persona, todo depende

del latido, tan es verdad, que si el latido es un poco débil, se pierde la

energía, las ganas de obrar, la inteligencia se disminuye, se llena de dolores

y llega un malestar general; y si cesa el latido cesa la vida. La potencia de

un acto solo continuamente repetido es grande, mucho más el acto único de

un Dios eterno que tiene virtud de hacer todo con un solo acto. Por eso ni el

pasado ni el futuro existen en este acto, y quien vive en mi Voluntad se

encuentra ya en este acto único, y así como el corazón hace siempre un

latido en la naturaleza humana, que se constituye vida de ella, así mi

Voluntad en el fondo del alma late continuamente, pero con un latido único,

y a medida que late le da la belleza, la santidad, la fortaleza, el amor, la

bondad, la sabiduría. Este latido encierra Cielo y tierra, es como circulación

de sangre, como circunferencia de luz se encuentra en los puntos más altos y

en las partes más extremas. Donde este acto único, este latido del alma tiene

pleno vigor y reina completamente, es un prodigio continuado, es el prodigio

que sólo un Dios sabe hacer y por eso se descubren en el alma nuevos cielos,

nuevos abismos de gracias, verdades sorprendentes. Pero si se le pregunta,

¿de dónde tanto bien? Respondería unida con el sol, junto con el latido

humano y con el acto solo del Dios eterno: Hago una sola cosa, hago

siempre la Voluntad de Dios y vivo en Ella; este es todo mi secreto y toda

mi fortuna."

Dicho esto ha desaparecido, pero después me he encontrado fuera de

mí misma con el niño Jesús en brazos. Estaba tan pálido y temblaba todo,

con los labios lívidos, frío y tan demacrado que daba piedad; me parecía que

se había refugiado en mis brazos para ser defendido. Yo me lo estreché a mi

corazón para calentarlo, le tomaba sus manitas y sus piecitos en mis manos,

los estrechaba para hacer que no temblara, lo besaba y lo volvía a besar, le

decía que lo amaba mucho, mucho, y mientras esto hacía el niño iba

recuperando su color, dejaba de temblar, reaccionaba todo y se estrechaba

más a mí. Pero mientras yo creía que se quedaría siempre conmigo, con

sorpresa vi que poco a poco descendía de mis rodillas, yo he gritado

jalándolo con el brazo: "Jesús, ¿a dónde vas? Cómo, ¿me dejas?"

Y Él: "Debo irme."

Y yo: "¿Cuando regresas?"

 

 

Y Jesús: "Dentro de tres años."

Y ha tomado el camino para alejarse. ¿Pero quién puede decir mi

dolor? Repetía entre mí, entre las lágrimas y conmocionada: "De aquí a tres

años lo volveré a ver, ¡oh Dios! ¿cómo haré?" Pero era tanto el dolor que

casi perdí el sentido y no comprendí más nada. Pero mientras estaba en esto,

en cuanto abrí los ojos vi que Jesús había dado la vuelta y subía por mi otra

rodilla, y poco a poquito se acurrucaba en mi regazo y con sus manitas me

acariciaba, me besaba y me repetía:

"Cálmate, cálmate, que no te dejo."

Y conforme me decía no te dejo, yo me sentía recobrar, darme

nuevamente la vida, y me he encontrado en mí misma, pero con tal temor,

que me sentía morir.

Noviembre 1, 1925

La pena de la privación de Jesús supera la misma pena del

infierno. La Voluntad de Dios se ofrece en ayuda y todo

el Cielo está vuelto hacia el alma.

He pasado días amarguísimos privada de mi dulce Jesús; el

pensamiento de no verlo más martillaba mi pobre corazón como sobre de un

yunque. ¡Ah! Jesús, me has puesto en un infierno viviente, es más, mis

penas superan las mismas penas infernales; ay, los condenados no te aman y

como les falta el germen del amor huyen de Ti, no suspiran tu abrazo, sus

penas se recrudecerían más con tu presencia; un amor odiado no soporta la

presencia de la persona que odia, por eso, para ellos es más soportable tu

privación, pero para mí, infeliz, es todo lo contrario, yo te amo, siento el

germen del amor hasta en mis huesos, en los nervios, en la sangre. ¡Ah! ¿no

te acuerdas que con haber vivido por más de cuarenta años juntos, Tú me

llenabas de Ti los huesos, los nervios, la sangre, toda yo misma? Yo me

sentía como una vestidura que te cubría y te escondía en Mí, y ahora privada

de Ti me siento vacía de todo, así que mis huesos gritan, mis nervios, mi

sangre, gritan que quieren a Aquél que los llenaba, así que dentro de mí hay

un grito continuo que me lacera, que me desgarra: ‘Que te quieren a Ti que

llenabas mi vida.’ ¿Ves entonces cuántos desgarros crueles sufre mi pobre

existencia? ¡Ah! en el infierno no hay estas penas atroces, estos crueles

desgarros, este vacío de un Dios poseído y amado, ¡ah Jesús, regresa a quien

te ama, regresa a la infeliz de las infelices, pero hecha infeliz sólo por Ti,

sólo por causa tuya. ¡Ah! lo puedo decir, Tú solo me has vuelto infeliz, otra

 

 

infelicidad yo no conozco. Ahora, mientras nadaba en el mar amargo de la

privación de mi Jesús, me he puesto a considerar las penas del corazón de mi

Jesús para hacer una comparación con las penas de mi pobre corazón, pero

en vez de encontrar un consuelo en las penas de Jesús, mis penas más se

recrudecían pensando entre mí que mis penas superaban las de mi Jesús,

porque las penas del corazón de Jesús, por cuanto grandes, eran penas que le

daban las criaturas, y si éstas, ingratas lo ofenden y huyen de Él, son siempre

criaturas finitas, no el Ser Infinito; en cambio para mí son penas que me da

un Dios, no es una criatura que me huye, sino es un Dios, el Ser Infinito.

Jesús no tiene otro Dios que lo pueda dejar, ni puede tenerlo, por lo tanto no

puede sufrir la pena que sobrepasa toda pena, la de estar privado de un Dios.

En cambio mi pena de estar privada de un Dios es grande, es infinita, por

cuanto es grande e infinito Dios. ¡Ah, su corazón traspasado no ha sufrido

esta pena y le falta la herida de la pena de la privación divina a su corazón

herido; y además por cuantas penas le den las criaturas, mi Jesús no pierde

jamás su soberanía, su dominio, aun sobre aquellos que lo ofenden, ni lo

empequeñecen, ni lo decoloran, nada pierde de lo que es, siempre queda

dominante sobre todo, es siempre el Ser Eterno, Inmenso, Infinito, amable y

adorable. En cambio yo no tengo soberanía, ni dominio, y con el estar

privada de Jesús me empequeñezco, me decoloro, me siento disolver en la

nada, me vuelvo nauseabunda e insoportable aun a mí misma. Mira

entonces, ¡oh! Jesús, cómo mis penas son más grandes que las tuyas, ah, Tú

sabes las penas que te dan las criaturas, pero no sabes las penas que puede

dar un Dios, y cuánto pesa tu privación.

Mi pobre mente desvariaba, sentía que no hay pena que pueda

compararse a la pena de la privación de Jesús, es una pena sin principio ni

fin, incalculable e irremediable, cual es Jesús tal se vuelve la pena. Mi pobre

corazón estaba ahogado y sin vida y para no desvariar más me he esforzado

en no comparar mis penas con las de Jesús y pasar a otra cosa, sólo rogaba

que me diera la fuerza, y como la pena de su privación era tan grande y tenía

un sonido misterioso y divino que no tienen las otras penas, y un peso que

supera el peso de todas las otras penas juntas, rogaba que por bondad suya

aceptase mi pena, y en vista de ésta me diera la gracia más grande: "Que

todos conocieran su Santísima Voluntad, y con su sonido misterioso y divino

resuene en todos los corazones y llame a todos a cumplir la Santísima

Voluntad, aplastando con su peso la voluntad humana, las pasiones, el

pecado, a fin de que todos la conozcan, la amen, y comprendan qué significa

la pérdida de un Dios. ¿Pero quién puede decir todo lo que pensaba? Si

dijera todo sería demasiado largo, habría querido pasar todo en silencio y no

poner en el papel mis secretos, pero la obediencia se ha impuesto y he tenido

 

 

que decir Fiat.

Después me sentía extenuada y sin fuerzas y no podía más, y mi dulce

Jesús teniendo compasión de mí, ha salido de dentro de mi interior, todo

agitado, con la boca toda llena de sangre, y era tanta la sangre que le impedía

hablar, pero con su mirada triste me pedía ayuda. Ante las penas de Jesús

olvidé las mías, es más, estando Él yo no tenía más penas, y le he rogado que

sufriéramos juntos. Entonces, después de haber sufrido juntos un poco, la

sangre de la boca se ha detenido, y viendo cómo me había reducido por su

privación me estrechaba a Sí, se extendía en mí para llenarme de Él, y

después me ha dicho:

"Pobre hija mía, cómo te has reducido, tienes razón, la pena de la

privación de un Dios es la más grande, y como es grande se necesitaba toda

la Fuerza de mi Voluntad para sostenerte. Pero tú no sabes qué significa

sufrir en mi Voluntad, dondequiera que está mi Voluntad corría tu pena, en

la tierra, en el Cielo, en los santos y en los ángeles, y en cuanto les llegaba,

todos se ponían en acto de mirarte y de ayudarte, así que todos estaban

atentos a ti, y si el paraíso fuera capaz de pena, habría cambiado en dolor

todas sus alegrías y felicidad, pero no siendo capaz de pena todos

imploraban gracias como correspondencia de una pena tan grande.

Entonces, las penas del alma que vive en mi Voluntad son la cruz de todos,

que satisfacen por todo y convierten en celestial rocío el furor de la Justicia

divina. Por eso date ánimo y no quieras salir jamás de mi Voluntad."

Yo he quedado confundida, esperaba de Jesús un reproche por mis

desatinos, pero nada, y hemos quedado en perfecta paz.

Noviembre 5, 1925

Los gemidos del Espíritu Santo en los Sacramentos.

Correspondencia de amor del alma.

 

Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino y

buscaba, por cuanto me era posible, corresponder con mi pequeño amor a mi

Jesús por todo lo que ha hecho en la Redención, y mi amable y dulce amor

Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, con tu vuelo en mi Voluntad ponte en todos los

Sacramentos instituidos por Mí, desciende en el fondo de ellos para darme tu

pequeña correspondencia de amor. ¡Oh! cuántas lágrimas mías secretas

encontrarás en ellos, cuántos suspiros amargos, cuántos gemidos ahogados

del Espíritu Santo, su gemido es continuo por las tantas desilusiones de

 

 

nuestro Amor. Los Sacramentos fueron instituidos para continuar mi Vida

sobre la tierra en medio de mis hijos, pero, ¡ay de Mí, cuántos dolores! Por

eso siento la necesidad de tu pequeño amor, será pequeño, pero mi Voluntad

me lo hará grande; mi Amor no tolera para quien debe vivir en mi Voluntad,

que no se asocie a mis dolores y que no me de su pequeña correspondencia

de amor por todo lo que he hecho y sufro, por eso hija mía ve como gime mi

Amor en los Sacramentos:

Si veo bautizar al recién nacido lloro de dolor, porque mientras con el

bautismo le restituyo la inocencia, reencuentro de nuevo a mi hijo, le

restituyo los derechos perdidos sobre la Creación, le sonrío de amor y

complacencia, le pongo en fuga al enemigo a fin de que no tenga más

derecho sobre él, lo confío a los ángeles, todo el Cielo le hace fiesta; pero

rápidamente mi sonrisa se me cambia en dolor, la fiesta en luto, veo que

aquel bautizado será un enemigo mío, un nuevo Adán, y quizá, también un

alma perdida. ¡Oh! cómo gime mi Amor en cada bautismo, especialmente si

se agrega que el ministro que bautiza no lo hace con el respeto, dignidad y

decoro que conviene a un Sacramento que contiene la nueva regeneración.

¡Ay! muchas veces se está más atento a una bagatela, a una escena

cualquiera que a administrar un Sacramento, así que mi Amor se siente herir

por el bautizante y por el bautizado y gime con gemidos inenarrables.

¿Entonces, no quisieras tú darme por cada bautismo una correspondencia de

amor, un gemido amoroso para hacer compañía a mis dolientes gemidos?

Pasa al Sacramento de la confirmación, ¡ay, cuántos suspiros

amargos! Mientras que con la confirmación le devuelvo el ánimo, le

restituyo las fuerzas perdidas volviéndolo invencible ante todos los

enemigos, ante sus pasiones, viene admitido en las filas de las milicias de su

Creador a fin de que milite para adquirir la patria celestial, el Espíritu Santo

le vuelve a dar su beso amoroso, le prodiga mil caricias y se ofrece como

compañero de su vida, pero muchas veces se siente restituir el beso del

traidor, despreciar sus caricias y huir de su compañía. Cuántos gemidos,

cuántos suspiros para que vuelva, cuántas voces secretas al corazón a quien

huye de El, hasta cansarse por su hablar; pero qué, en vano. Por eso, ¿no

quieres tú poner tu correspondencia de amor, el beso amoroso, tu compañía

al Espíritu Santo que gime por tanto desconocimiento que le hacen?

Pero no te detengas, vuela aún y escucharás los gemidos angustiosos

del Espíritu Santo en el Sacramento de la penitencia. ¡Cuánta ingratitud,

cuántos abusos y profanaciones por parte de quien lo administra y por parte

de quien lo recibe! En este Sacramento mi sangre se pone en acto sobre el

pecador arrepentido para descender a su alma para lavarlo, para

embellecerlo, sanarlo y fortificarlo, para restituirle la Gracia perdida, para

 

 

ponerle en las manos las llaves del Cielo que el pecado le había arrancado,

para sellar sobre su frente el beso pacífico del perdón; pero, ¡ay! cuántos

gemidos desgarradores al ver acercarse a las almas a este Sacramento de la

penitencia sin dolor, por costumbre, casi por un desahogo del corazón

humano; otras, horrible es decirlo, en vez de ir a encontrar la vida del alma,

de la Gracia, van a encontrar la muerte, a desahogar sus pasiones, así que el

Sacramento se reduce a una burla, a una buena charla, y mi sangre en vez de

descender en ellas como lavado, desciende como fuego que las esteriliza

mayormente. Así que en cada confesión nuestro Amor llora

inconsolablemente, y sollozando repite: ‘Ingratitud humana, cómo eres

grande, por todas partes buscas ofenderme, y mientras te ofrezco la vida tú

cambias en muerte la misma vida que te ofrezco.’ ¿Ves entonces cómo

nuestros gemidos esperan tu correspondencia de amor en el Sacramento de

la penitencia?

Tu amor no se detenga, recorra todos los tabernáculos, cada Hostia

Sacramental, y en cada Hostia oirás gemir al Espíritu Santo con dolor

inenarrable. El Sacramento de la Eucaristía no es sólo su vida a la gracia lo

que reciben las almas, sino es la misma Vida que se da a ellas, así que el

fruto de este Sacramento es formar mi Vida en ellas, y cada comunión sirve

para hacer crecer mi Vida, para desarrollarla de modo de poder decir: ‘Yo

soy otro Cristo.’ Pero, ¡ay de Mí! qué pocos lo aprovechan, es más, cuántas

veces desciendo en los corazones y me hacen encontrar las armas para

herirme y me repiten la tragedia de mi Pasión, y en cuanto se consumen las

especies Sacramentales, en vez de incitarme a quedar con ellas soy obligado

a salir bañado en lágrimas, llorando mi suerte Sacramental, y no encuentro

quién calme mi llanto y mis gemidos dolientes. Si tú pudieses romper los

velos de la Hostia que me cubren, me encontrarías bañado en llanto

conociendo la suerte que me espera al descender en los corazones. Por eso

tu correspondencia de amor por cada Hostia sea continuo, para calmarme el

llanto y volver menos dolorosos los gemidos del Espíritu Santo.

No te detengas, de otra manera no te encontraremos siempre junto en

nuestros gemidos y en nuestras lágrimas secretas, sentiremos el vacío de tu

correspondencia de amor. Desciende en el Sacramento del orden, aquí sí,

encontrarás nuestros más íntimos dolores escondidos, las lágrimas más

amargas, los gemidos más desgarradores. El orden constituye al hombre a

una altura suprema, de un carácter divino, lo hace el repetidor de mi Vida, el

administrador de los Sacramentos, el revelador de mis secretos, de mi

evangelio, de la ciencia más sagrada, el pacificador entre el Cielo y la tierra,

el portador de Jesús a las almas, pero, ¡ay de Mí! Cuántas veces vemos en el

ordenado que será un nuevo Judas, un usurpador del carácter que le ha sido

 

 

impreso. ¡Oh! cómo gime el Espíritu Santo al ver en el ordenado arrancarse

las cosas más sagradas, el carácter más grande que existe entre el Cielo y la

tierra; cuántas profanaciones, cada acto de este ordenado hecho no según el

carácter impreso será un grito de dolor, un llanto amargo, un gemido

desgarrador. El orden es el Sacramento que encierra todos los demás

Sacramentos juntos, por eso si el ordenado sabe conservar en sí, íntegro el

carácter recibido, pondrá casi a salvo todos los otros Sacramentos, será él el

defensor y el salvador del mismo Jesús. Por eso, no viendo esto en el

ordenado, nuestros dolores se concentran más, nuestros gemidos se vuelven

más continuos y dolientes, por eso corra tu correspondencia de amor en cada

acto sacerdotal para hacer compañía al Amor gimiente del Espíritu Santo.

Pon atento el oído de tu corazón y escucha nuestros profundos

gemidos en el Sacramento del matrimonio. ¡Cuántos desórdenes en él! El

matrimonio fue elevado por Mí a Sacramento para poner en él un vínculo

sagrado, el símbolo de la Trinidad Sacrosanta, el Amor divino que Ella

encierra, así que el amor que debía reinar en el padre, en la madre y en los

hijos, la concordia, la paz, debía simbolizar a la familia celestial. Así que

debía tener sobre la tierra tantas otras familias semejantes a la familia del

Creador, destinadas a poblar la tierra como otros tantos ángeles terrestres,

para conducirlos a poblar las regiones celestes. Pero, ¡ay! cuántos gemidos

al ver formar en el matrimonio familias de pecado, que simbolizan el

infierno con la discordia, con el desamor, con el odio, que pueblan la tierra

como tantos ángeles rebeldes que servirán para poblar el infierno. El

Espíritu Santo gime con gemidos desgarradores en cada matrimonio al ver

formar en la tierra tantas cuevas infernales. Por eso pon tu correspondencia

de amor en cada matrimonio, en cada criatura que viene a la luz, así tu

gemido amoroso volverá menos dolientes nuestros gemidos continuos.

Nuestros gemidos no han terminado aún, por eso tu correspondencia

de amor llegue al lecho del moribundo cuando le es administrado el

Sacramento de la extrema unción. Pero, ¡ay! cuántos gemidos, cuántas

lágrimas nuestras secretas, este Sacramento contiene la virtud de poner a

salvo a cualquier costo al pecador agonizante, es la confirmación de la

santidad a los buenos y a los santos, es el último vínculo que pone, con su

unción, entre la criatura y Dios, es el sello del Cielo que imprime en el alma

redimida, es la infusión de los méritos del Redentor para enriquecerla,

purificarla y embellecerla, es la última pincelada que da el Espíritu Santo

para disponerla a partir de la tierra para hacerla comparecer ante su Creador.

En suma, con la extrema unción es el último desahogo de nuestro Amor y la

última revestidura del alma, es el ordenamiento de todas las obras buenas,

por esto obra en modo sorprendente en los vivos a la Gracia; con la extrema

 

 

unción el alma es cubierta como por un rocío celestial que le apaga como de

un solo soplo las pasiones, el apego a la tierra y a todo lo que no pertenece al

Cielo. Pero, ay de Mí, cuántos gemidos, cuántas lágrimas amargas, cuántas

indisposiciones, cuántos descuidos, cuántas almas perdidas, qué pocas

santidades encuentra para confirmar, qué escasas obras buenas para

reordenar y confirmar. ¡Oh! si nuestros gemidos, nuestro llanto en el lecho

del agonizante en el acto de administrar el Sacramento de la extrema unción

pudieran ser escuchados por todos, todos llorarían de dolor; ¿no quieres

darnos tu correspondencia de amor por cada vez que es administrado este

Sacramento, que es el último desahogo de nuestro Amor hacia la criatura?

Nuestra Voluntad te espera en todas partes para tener tu correspondencia de

amor y la compañía a nuestros gemidos y suspiros."

Noviembre 9, 1925

Fundirse en el Querer Divino es el acto más

grande y el que más honra a nuestro Creador.

Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino

para luego hacer mi adoración a mi crucificado bien, y como más de un vez

mientras estaba haciendo mis actos en el Querer Supremo me había

sorprendido el sueño, lo que antes jamás me sucedía, por eso no habiendo

cumplido lo uno ni hecho la adoración dije entre mí: "Primero hago la

adoración al crucifijo, y si no me sorprende el sueño me fundiré en el Querer

Divino para hacer mis acostumbrados actos." Pero mientras esto pensaba mi

dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y poniendo su rostro junto al

mío me ha dicho:

"Hija mía, quiero que primero te fundas en mi Querer, que vengas

delante a la Majestad Suprema para reordenar todas las voluntades humanas

en la Voluntad de su Creador, para reparar con mi misma Voluntad todos los

actos de las voluntades de las criaturas opuestos a la mía. Voluntad ha

salido de Nosotros para divinizar a la criatura, y voluntad queremos, y

cuando esta Voluntad es rechazada por ellas para hacer la propia, es la

ofensa más directa al Creador, es el desconocer todos los bienes de la

Creación y alejarse de su semejanza. ¿Y te parece poco que tú, fundiéndote

en mi Voluntad tomes como en tu regazo toda esta Voluntad mía, que si bien

es una, a cada criatura lleva su acto divinizador y tú, reuniéndolos todos

juntos estos actos de mi Voluntad me los traes ante la Majestad Suprema

para corresponderlos con la tuya junto a la mía, con tu amor rehaciendo

 

 

todos los actos opuestos de las criaturas, y tomada esta mi misma Voluntad,

que sorprenda de nuevo a las criaturas con actos mas repetidos, a fin de que

la conozcan, la reciban en ellas como acto primero, la amen y cumplan en

todo esta Santa Voluntad? La adoración a mis llagas más de uno me la hace,

pero devolver los derechos a mi Voluntad como acto primero que hice hacia

el hombre, no me lo hace ninguno, por eso te toca a ti, que tienes una misión

especial en mi Voluntad, el hacerlo. Y si mientras esto haces te sorprende el

sueño, nuestro Padre Celestial te mirará con amor al verte dormir en sus

brazos, viendo a su pequeña hija que aun durmiendo tiene en su pequeño

regazo todos los actos de su Voluntad para repararlos, corresponderlos en

amor y dar a cada acto de nuestra Voluntad el honor, la soberanía y el

derecho que le conviene. Por eso, primero cumple tu deber, y después, si

puedes, harás también la adoración a mis llagas."

Sea siempre dadas las gracias a Jesús, esta noche, por su bondad, he

hecho lo uno y lo otro.

Noviembre 12, 1925

Quien es llamado como cabeza de una misión, debe encerrar todos los

bienes pertenecientes a aquella misión para comunicarlos a los demás.

Es costumbre de la Sabiduría eterna establecer los actos de la criatura

para dar cumplimiento al bien que quiere hacer en ella.

Estaba fundiéndome según mi costumbre en el Santo Querer Divino, y

mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha estrechado toda a Sí, y se ha

puesto en actitud de darme una lección y de corregirme, y me ha dicho:

"Hija mía, sé atenta en hacer tus actos en mi Voluntad, tú debes saber

que quien es llamado como cabeza de una misión, cuanto más encierra del

bien perteneciente a esa misión tanto más bien podrá comunicar a los demás;

esos bienes serán como tantas semillas que prestará a los demás, a fin de que

quien tenga la fortuna de querer adquirir esos gérmenes se volverá poseedor

de la cosecha de esas semillas. Esto sucedió en Adán, que siendo el primer

hombre fue constituido cabeza de todas las generaciones, y siendo él la

cabeza se volvía necesario que debía poseer los gérmenes para poder dar a

los demás lo que es necesario para el desarrollo de la vida humana; si luego

estos gérmenes han sido agrandados, explicados, más conocidos según la

buena voluntad de las generaciones siguientes, por la capacidad y aplicación

que han hecho sobre aquellos mismos gérmenes, pero Adán los tenía todos

en sí, y se puede decir que todo viene de él; así que se pude decir que al ser

 

 

creado por Dios fue dotado de todas las ciencias; lo que los demás aprenden

con tantas fatigas, él lo poseía como don en modo sorprendente; así que

poseía el conocimiento de todas las cosas de esta tierra, tenía la ciencia de

todas las plantas, de todas las hierbas, y la virtud que cada una de ellas

contenía, tenía la ciencia de todas las especies animales y de cómo debía

usar de ellos, tenía la ciencia de la música, del canto, de la escritura, de la

medicina, en suma, de todo; y si las generaciones poseen cada una su ciencia

especial, Adán las poseía todas. Ve entonces que quien debe ser cabeza es

necesario que encierre en sí todo el bien que debe participar a los demás.

Así es de ti hija mía, como te he llamado como cabeza de una misión

especial, más que a nuevo Adán, y no se trata de las ciencias humanas sino

de la ciencia de las ciencias, la cual es mi Voluntad, ciencia toda de Cielo,

quiero que encierres en ti todos los gérmenes que mi Voluntad contiene, y

por cuantos más actos hagas en Ella, y por cuantos más conocimientos

adquieras, tantos más rayos de Luz pondrás al Sol de mi Voluntad; y así,

habiendo mayor plenitud de Luz, más se podrá difundir para bien de las

generaciones, de modo que tocadas por la plenitud de la Luz, podrán

conocer con más claridad el bien que contiene mi Voluntad, qué significa

vivir en Ella, y el gran bien con el cual quedan enriquecidas. Sucederá como

sucede con el sol, que como posee tanta plenitud de luz, puede con facilidad

tomar como en un puño a toda la tierra, calentarla, iluminarla y fecundarla,

de modo que todos pueden conocer, quién más, quién menos, el bien que

hace con llevar su luz a todos; pero si el sol en lo alto de su esfera fuera

pobre de luz, no podría la luz que desciende a lo bajo iluminar plenamente

toda la tierra, a lo más a una pequeña parte de la tierra que girara más

cercana al sol. Y si al sol que debía iluminar naturalmente a la tierra le di tal

plenitud de luz para el bien de todas las generaciones, mucho más quiero

llenar de plenitud de Luz el Sol de mi Voluntad, que debe iluminar las

almas, calentarlas y poner en ellas la fecundidad del germen de la Santidad

Divina. Ahora, así como elegí a Adán como cabeza, así como elegí un punto

del cielo donde fijar el centro del sol que debía iluminar a la tierra, así te he

elegido a ti como centro del Sol de mi Voluntad, y debe ser tanta la plenitud

de la Luz, que todos podrán gozar y ser investidos por esta Luz, y hacerla

cada uno como cosa propia, por eso se necesitan tus actos completos en mi

Voluntad y los conocimientos que Yo te voy manifestando, para formar la

plenitud de esta Luz.

Es costumbre de la Sabiduría Eterna establecer los actos de la criatura

que son necesarios para dar cumplimiento al bien que le quiere hacer; esto

sucedió para que viniera a la tierra la Redención del Verbo Eterno, se

necesitó el curso de cuatro mil años, y para este intervalo de tiempo estaban

 

 

establecidos todos los actos que debían hacer las criaturas para disponerse a

merecer el gran bien de la Redención y todas las gracias y conocimientos

que debía dar la Suprema Majestad para hacer conocer el mismo bien que

debía llevar el descendimiento del Verbo en medio de ellas. He aquí el por

qué de los patriarcas, de los santos padres, de los profetas y todos los buenos

del antiguo testamento, los cuales, con sus actos debían hacer el camino, la

escalera para llegar al cumplimiento de la Redención ansiada; pero esto no

basta, por cuan buenos y santos eran sus actos, estaba el muro altísimo del

pecado original que mantenía la división entre ellos y Dios, he aquí el por

qué se necesitó una Virgen concebida sin mancha original, inocente, santa y

enriquecida por Dios con todas las gracias, la cual hizo como suyos todos los

actos buenos del curso de los cuatro mil años, los cubrió con su inocencia,

santidad y pureza, de modo que la Divinidad veía aquellos actos a través de

los actos de esta inocente y santa criatura, la cual no sólo abrazó todos los

actos de los antiguos, sino que Ella con los suyos los superó a todos, y por

eso obtuvo el descendimiento del Verbo a la tierra. A todos los actos buenos

de los antiguos, les sucedió como a quien tiene mucho oro y plata, pero en

aquellos metales preciosos no esta acuñada la imagen del rey que es lo que

da el valor de moneda al metal, y si bien por sí mismo contiene valor, pero

no puede llamarse valor de moneda que pueda correr con derecho en el

reino; pero supón que aquel oro o plata fueran adquiridos por el rey, y

dándoles forma de moneda acuñara sobre ella su imagen, entonces aquel oro

adquirirá el derecho de moneda. Así hizo la Virgen, sobre aquellos actos

acuñó su Inocencia, su Santidad, el Querer Divino que Ella poseía íntegro, y

los presentó todos juntos a la Divinidad y obtuvo el Redentor ansiado. Así

que la Virgen completó todos los actos que se necesitaban para hacer

descender el Verbo a la tierra; pero no terminó aquí, para hacer que el

Redentor tuviera su campo de acción en la tierra y para hacer que cualquiera

que lo quisiera pudiera servirse de aquellos actos como monedas para

comprarse el Cielo, se necesitaba el sello de la Inocencia, Santidad y Querer

Divino, se necesitaba el sello del obrar del mismo Verbo para hacer subir al

hombre al Cielo. Si el sello de la Virgen bastó para hacerme descender en

medio de las criaturas, para hacer subir al hombre se necesitaba mi obrar

divino; y he aquí por esto que Yo abracé e hice míos todos aquellos actos,

suplí a todos, cumplí todo y por todos puse el sello divino a todos los actos

buenos, desde el primero hasta el último hombre que vendrá a la tierra, y

este sello fue hecho por Mí con penas inauditas y con el desembolso de mi

sangre, y así di como rey magnánimo la moneda a todos para comprarse el

Cielo. Todo esto estaba establecido por la Sabiduría Increada, y ni siquiera

un acto podía faltar de todo esto para venir a cumplimiento la Redención.

 

 

Ahora hija mía, así como fue de la Redención así es de mi Voluntad.

Para hacerla conocer y hacerla reinar como acto primero de vida en la

criatura se necesita el cumplimiento de los actos; también tú, a ejemplo de

mi Celestial Mamá y del mío, debes en mi misma Voluntad abrazar todos los

actos hechos en el antiguo testamento, los de la Reina del Cielo, aquellos

hechos por Mí, aquellos que se hacen y que se harán por todos los buenos y

santos hasta el último de los días, y a todos les pondrás tu sello de

correspondencia de amor, de bendición, de adoración, con la Santidad y

Potencia de mi Voluntad, nada te debe escapar. Mi Voluntad abraza todo,

también tú debes abrazar todo y a todos, y poner en ellos en el primer puesto

de honor, sobre todos los actos de las criaturas a mi Voluntad. Ella será tu

sello, con el cual sellarás la imagen de mi Voluntad sobre todos los actos de

las criaturas. Por eso tu campo es vasto; te quiero ver correr en mi Voluntad

sobre todas las gracias y prodigios que hice en el antiguo testamento para

darme tu correspondencia de amor y de agradecimiento, en los actos de los

patriarcas y profetas para suplir su amor, no hay acto en el que no te quiera

encontrar, no me sentiría satisfecho ni contento si no te encontrase en todos

los actos de las criaturas que se han hecho y se harán, ni tú podrías decir que

has completado todo en mi Voluntad, te faltaría alguna cosa del verdadero

vivir en mi Querer. Por eso sé atenta si quieres que la plenitud de la Luz sea

suficiente para poder iluminar con el Sol de mi Voluntad a todas las gentes.

Quien quiera dar luz a todos debe abrazar a todos como en un solo abrazo,

con el hacerse vida y suplemento de todo y de todos. ¿No es tal vez mi

Voluntad vida de todo? Y como esta vida viene correspondida con tantas

amarguras, ¿no se necesita entonces quién corra en todos para endulzar estas

amarguras con el sustituirse como acto de vida con mi misma Voluntad por

cada acto de la ingrata criatura?"

Noviembre 19, 1925

El Divino Querer quiere la compañía de la criatura para poder

enriquecerla, instruirla y darle la posesión del bien que le hace conocer.

Me sentía como inmersa en el mar inmenso de la Suprema Voluntad,

y habría querido, como me dice mi amable Jesús, que nada se me escapara

de todos los actos que ha hecho, hace y hará, que para Jesús son un acto

solo, y que yo siempre estuviera junto con esta Divina Voluntad para darle

mi pequeña correspondencia de amor y de agradecimiento; habría querido al

menos hacer una larga lista de todos los actos de esta Voluntad Suprema

 

 

para admirar, alabar lo que Ella sabe hacer y estar siempre junto con Ella,

jamás dejarla sola. Pero, ¡ay de mí! mi pequeñez es tanta, que me pierdo y

no sé dónde tomarla para seguirla, porque dondequiera la encuentro y

siempre en acto de obrar cosas sorprendentes, sea en las cosas grandes como

en las más pequeñas. Pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús saliendo de

mi interior me ha dicho:

"Hija de mi Santo Querer, quien es hija debe conocer lo que hace el

padre, debe saber lo que posee y debe poder decir al padre: ‘Lo que es tuyo

es mío.’ Y si esto no fuera, significa que no hay sumo acuerdo entre padre e

hija, o que tal vez no es hija legítima de este padre. Así es, quien es

verdadera hija de mi Voluntad debe conocer lo que hace y los inmensos

bienes que posee, es propiamente esto el vivir en mi Querer, hacer compañía

a todos los actos que hace mi Voluntad. Ella no quiere vivir aislada en

medio de la Creación, sino quiere la compañía de la criatura, por causa de la

cual, porque la ama tanto, mantiene el orden de toda la Creación y se hace

vida de cada una de las cosas; y cuando encuentra al alma que le hace

compañía en esta vida que mantiene en todo el universo, mi Voluntad jubila,

hace fiesta y se siente feliz, encuentra a aquélla que ama y por la cual es

correspondida en amor, encuentra a quién puede hacerse conocer, lo que

posee, y en su felicidad narra al alma los arcanos de su Querer, su valor y

sus efectos sorprendentes; pero esto es nada, conforme narra sus

conocimientos, lo que hace y lo que es, así le hace donación de lo que le

manifiesta, y más que válida escritura es el mismo conocimiento, que con

caracteres de Luz ha impreso en el alma la posesión de los bienes que su

conocimiento contiene. ¡Oh! cómo es bello ver la Santidad, la Potencia, la

Inmensidad de mi Querer entretenerse con la pequeñez de la voluntad

humana en el acto en que le hace compañía; Él quiere dar siempre, no se

detiene jamás, quiere ver a la pequeñez bella, rica, potente, la quiere tener

siempre cerca para poder darle siempre. No hay cosa más bella, más

graciosa, más sorprendente al verse, que un alma que busca seguir los actos

de la Voluntad de su Creador; hay una competencia continua entre ellos, un

amor recíproco, un dar y un recibir continuo. ¡Oh! si tú supieras cómo eres

rica, por cuantas cosas conoces de mi Voluntad, tantos bienes posees; si tú

los enumeras te perderías y quedarías ahogada en ellos. Por eso sé atenta en

seguir los actos de mi Querer si quieres hacerle continua compañía."

 

 

Noviembre 22, 1925

El gran bien que el alma recibe con vivir en el Querer Supremo. Los

actos hechos en Él forman un rocío celestial que cubre todas las

criaturas.

Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino,

tratando por cuanto a mí es posible de abrazar todo en mi pequeño regazo,

para poder poner mi pequeño "te amo" sobre todas las cosas, mi "gracias",

mi "adoración", mi "te bendigo", con la potencia del Fiat Supremo para

poder hacer compañía a esta Suprema Voluntad esparcida con tanto amor en

la Creación. Pero mientras esto hacía pensaba entre mí: "¿Qué cosa recibe

el alma viviendo en esta atmósfera celestial de la Suprema Voluntad?"

Mientras estaba en esto, mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior y

estrechándome toda a Él me ha dicho:

"Hija mía, ¿quieres saber qué recibe el alma viviendo en mi Voluntad?

Recibe la unión de la Voluntad Suprema con la suya, y en esta unión mi

Voluntad asume el trabajo de dar la paridad de la suya con la voluntad del

alma. Así que mi Voluntad es Santa, es Pura, es Luz, y quiere poner a la par

al alma en santidad, pureza y luz, y si el trabajo del alma es el de vivir en mi

Voluntad, el trabajo de la mía es el dar en modo perfecto mi semejanza a la

voluntad del alma, y por eso te quiero siempre en Ella, para hacer que no

sólo te tenga en su compañía, sino que te haga crecer a su semejanza, y por

eso te pongo el alimento de sus conocimientos, para hacerte crecer en modo

divino y con su perfecta semejanza; y es por esto que te quiere junto,

dondequiera que obra mi Voluntad, a fin de que te pueda dar el acto de su

obrar, el valor que contiene el obrar de una Voluntad Divina y tú puedas

recibirlos."

Yo al oír esto he dicho: "Amor mío, tu Voluntad está por todas

partes, así que todos viven en Ella, sin embargo no todos reciben esta

semejanza." Y Jesús de inmediato ha agregado:

"¿Y qué hay con eso hija mía? Es verdad que todos viven en mi

Voluntad, porque no hay punto donde Ella no se encuentre, pero casi todos

viven en Ella como extraños, o como mercenarios, otros forzados, otros

rebeldes; estos tales viven en Ella y no la conocen ni poseen sus bienes, más

bien son usurpadores de aquella misma vida que han recibido de mi

Voluntad. Cada acto de éstos es una desemejanza que adquieren entre su

 

 

voluntad y la de su Creador, es la confirmación de su pobreza, de sus

pasiones y de las densas tinieblas de las cuales se llenan, de modo que son

ciegos para todo lo que es Cielo. Para llegar a la paridad de mi Voluntad no

se puede vivir como extraños, sino como poseedores, debe mirar todas las

cosas como cosas suyas, tener todo el cuidado con ellas, por esto es

necesario conocerlas para amarlas y poseerlas. Por cuan bella y buena sea

una cosa, si no es totalmente suya, no se ama, no se estima, no se pone todo

el cuidado que merece, se tiene siempre un ojo frío al mirarla y un latido sin

vida para amarla; en cambio si la cosa fuera suya, es todo ojos para mirarla y

todo corazón para amarla, la estima y llega a tanto, que hace de ella un ídolo

para su propio corazón; la cosa en sí misma no se ha hecho más bella, tal

cual era, es, no ha sufrido ningún cambio, el cambio lo ha sufrido la persona

con adquirirla y tenerla como cosa exclusivamente suya. He aquí lo que

recibe el alma con vivir en mi Voluntad: La recibe como suya, la posee,

siente su aura celestial, su Vida de Cielo, la semejanza de Aquél que la creó,

y como vive en mi Querer se siente adornada por los reflejos de su Creador,

en todo siente la Potencia de aquel Fiat que da vida a todas las cosas, y en el

océano de los bienes que posee dice: ‘¡Cómo soy feliz, la Voluntad de Dios

es mía, la poseo y la amo!’ Por eso todos los actos hechos en mi Querer se

difunden sobre todos, y todos toman parte. Mira, cuando tú al primer surgir

del día decías: ‘Surja mi mente en la Voluntad Suprema para cubrir todas

las inteligencias de las criaturas con tu Voluntad, a fin de que todas surjan en

Ella, y yo a nombre de todas te doy la adoración, el amor, la sumisión de

todas las inteligencias creadas.’ Mientras esto decías un rocío celestial caía

sobre todas las criaturas, que las cubría para llevar a todas la

correspondencia de tu acto. ¡Oh! cómo era bello ver cubiertas a todas las

criaturas con este rocío celestial que formaba mi Voluntad, del cual es

símbolo el rocío nocturno que en la mañana se encuentra sobre todas las

plantas para embellecerlas y fecundarlas, y a aquéllas que están por secarse

para impedir que se puedan secar; con su toque celestial parece que ponga

un toque de vida para hacerlas vivir. Cómo es encantador el rocío de la

mañana, pero mucho más encantador y bello es el rocío de los actos que

forma el alma en mi Voluntad."

Y yo: "Sin embargo amor mío y vida mía, con todo este rocío las

criaturas no cambian."

Y Jesús: "Si el rocío nocturno hace tanto bien a las plantas, siempre y

cuando no caiga sobre leña seca, cortada de las plantas, o bien sobre cosas

que no contienen ninguna vida, y si bien éstas quedan cubiertas de rocío y

como embellecidas, pero para ellas está como muerto y el sol en cuanto

despunta, poco a poco se lo retira, mucho más bien hace el rocío que hace

 

 

descender mi Voluntad sobre las almas, siempre y cuando no estén del todo

muertas a la Gracia; no obstante, con la virtud vivificante que posee, si están

muertas, busca infundirles un soplo de vida; pero todos los demás sienten,

quién más, quién menos, según sus disposiciones, los efectos de este rocío

benéfico."

Diciembre 6, 1925

El verdadero vivir en la Voluntad Suprema es propiamente esto: Que

Jesús debe encontrar todo y a todos en el fondo del alma y todo

debe estar, con su Amor, vinculado en el alma.

 

Estaba haciendo en mi interior mis acostumbrados actos en el Querer

Supremo, abrazando toda la Creación y a todas las criaturas para poder hacer

míos todos sus actos y corresponder a mi Dios con mi pequeño amor por

todo lo que ha hecho en la Creación y por lo que deberían hacer todas las

criaturas. Pero mientras esto hacía, el pensamiento me ha dicho: "Ocupo

tanto tiempo en hacer esto, ¿y cuál es el bien que tú haces, cuál la gloria que

das a tu Dios?" Mientras estaba en esto, mi dulce Jesús se ha movido en mi

interior y extendiendo sus brazos parecía que quería abrazar a todos y a todo,

y elevándolos en alto ofrecía todo a su Padre Celestial, y después me ha

dicho:

"Hija mía, el verdadero vivir en la Voluntad Suprema es propiamente

esto, que Yo debo encontrar todo y a todos en el fondo del alma, todo lo que

mi Voluntad ha hecho salir fuera para el bien de las criaturas en la Creación,

debe estar vinculado con su Amor en el alma; con el vivir en mi Querer y

con su correspondencia de amor, queda ya vinculada y en posesión de todo

lo que mi Voluntad ha hecho y hará, y ama como ama y sabe amar mi

Voluntad. Así que estando todo esto en el verdadero vivir en Ella, y

habiendo vinculado todo a sí, Yo encuentro en el alma el cielo estrellado, el

sol resplandeciente, la vastedad de los mares, las praderas floridas, todo

encuentro en ella; entonces, ¿no es justo que el alma, saltando de cosa en

cosa sobre todo lo que es mío y suyo lo reconozca, y jugueteando sobre

todas las cosas creadas imprima en ellas su beso y su pequeño ‘te amo’ sobre

cada cosa para Aquél que ha creado tantas cosas para hacer don de ellas a las

criaturas, mostrándoles con esto una variedad de amor por cuantas cosas ha

creado, y como ama que el hombre sea feliz, dándole no sólo lo necesario

sino aún lo superfluo?

Pero esto no es todo, no sólo debo encontrar la Creación toda, sino

 

 

que el verdadero vivir en mi Voluntad vincula a todos y por lo tanto debo

encontrar en el alma, como en acto, a Adán santo, tal como salió de nuestras

manos creadoras, y a Adán culpable, humillado y lloroso, a fin de que se

vincule con él en el estado de santidad y tomando parte en sus actos

inocentes y santos me dé la gloria y haga sonreír de nuevo a toda la

Creación; y tomando parte en sus lágrimas, suspira con él aquel Fiat

rechazado que fue la causa de tanta ruina. Debo encontrar en ella a los

profetas, a los patriarcas, a los santos padres, con todos sus actos, y si

aquellos suspiraban el Redentor, tú suspirarás mi Fiat Supremo como triunfo

y cumplimiento de sus suspiros; quiero encontrar a mi inseparable Mamá

con todos sus actos, donde mi Querer obró tantos portentos teniendo en Ella

pleno dominio; quiero encontrarme a todo Mí mismo y todos mis actos; en

suma, quiero encontrar todas mis cosas, todo lo que me pertenece, todo lo

que ha hecho y hará mi Suprema Voluntad, porque todas son cosas

inseparables de Mí, y para quien vive en mi Querer es justo y necesario que

se vuelvan inseparables de ella. Así que si no encuentro todo, no se puede

decir que vive completamente en mi Querer, y Yo, viéndola, no encuentro

todas mis cosas en ella, más bien las veo esparcidas fuera del alma y no

puedo recibir su correspondencia de amor por todo lo que me pertenece.

¿No he creado tal vez a la criatura para que fuera un pequeño mundo y un

pequeño dios? Por eso te digo siempre que el vivir en mi Querer no es

conocido aún, y Yo te voy enseñando ahora una cosa, ahora otra, y ensancho

tu capacidad para hacer que entren en ti todas mis cosas y todo lo que de

bien ha hecho salir mi Voluntad. Quiero sentirme repetir por ti tu

correspondencia de amor sobre todo lo que me pertenece; no tolero, para

quien vive en mi Querer que no conozca todas mis cosas, que no las ame y

posea, de otra manera, ¿cuál sería el gran prodigio del vivir en mi Querer?"

Después de esto mi dulce Jesús ha hecho silencio y yo me perdía en el

Divino Querer. ¡Oh! cómo habría querido poner sobre todas las cosas

creadas mi beso amoroso y de reconocimiento, mi pequeño "te amo" sobre

todos los actos supremos del Divino Querer para quedar yo atada a ellos y

ellos atados a mí, para poder rodear a mi Jesús en mí con todos los actos del

eterno Querer. En ese momento veía el cielo estrellado y mi amable Jesús

ha continuado:

"Hija mía, mira el cielo, qué orden, qué armonía entre las estrellas,

una estrella no puede estar sin la otra, están tan vinculadas entre ellas que

una sostiene a la otra, una es fuerza de la otra, y si, jamás sea, una sola

estrella se apartara de su lugar, habría tal confusión y desorden en el

universo, que habría peligro de que todo terminara en ruinas, así que toda la

belleza del cielo está cimentada en el estarse cada una en su lugar, en la

 

 

unión común y en la fuerza comunicativa y atractiva que tienen entre ellas,

que más que electricidad las tiene suspendidas y sujetas entre ellas. El

hombre es el nuevo cielo, es más, más que cielo sobre la tierra, se puede

decir que cada criatura es una estrella animada. Lo que hizo el primer

hombre, Adán, hasta el último que vendrá, todo debía ser en común entre

ellos, así que no debía poseer sólo su propia fuerza, sino la fuerza de todos,

todos los bienes debían ser en común entre ellos. Mi Voluntad, más que

electricidad, debía llevar el vínculo entre ellos y la comunicación de todo lo

que es bueno y santo, y a pesar de que cada hombre debía hacer su oficio y

ocuparse en acciones diversas, como todos debían partir del punto primero

de mi Voluntad, todos debían convertirse en luz, y por lo tanto uno debía ser

luz para el otro. Por eso mi dolor al ver trastornado este cielo de las

criaturas fue tan grande, que es incomprensible a la criatura humana.

Quitada mi Voluntad, que une a todos y vincula todo, entró el desorden, la

confusión, la desunión, la debilidad, las tinieblas. ¡Pobre cielo de las

criaturas! no se reconoce más, y sólo el vivir en mi Querer reordenará de

nuevo este cielo, lo hará resplandecer con nueva luz, por eso te digo que en

ti quiero encontrar a todos y a todo; mi Voluntad, acto primero de todas las

criaturas, celestes y terrestres, te llevará la comunicación de todos los actos

de ellos y tú quedarás atada a ellos y ellos a ti. Por eso el vivir en mi Querer

encierra todo y a todos. Entonces sé atenta, que quiero darte la cosa más

grande que existe, pero quiero de ti cosas grandes y suma atención, quien

mucho da mucho quiere recibir."

Diciembre 20, 1925

Acerca de las lágrimas de Jesús y cómo derramó todas las lágrimas

de las criaturas. Vivir en la Divina Voluntad significa poseerla.

Estaba pensando en las lágrimas que derramó el niño Jesús en su

nacimiento y decía entre mí: "Cuán amargas debieron ser esas lágrimas;

cómo le pudieron ahora helar, ahora quemar aquel tierno rostro, porque por

lo que yo sé, las lágrimas tienen dos efectos, según la causa por la cual son

derramadas, si la causa es por un amor, queman y hacen dar en sollozos; si

son producidas por el dolor, son heladas y hacen temblar. En mi regio niño

había un intenso e infinito Amor y un dolor sin término, así que mucho le

debieron costar sus lágrimas." Ahora, mientras esto pensaba, mi dulce Jesús

se ha movido en mi interior y me hacía ver su rostro bañado en lágrimas,

pero tantas, que una corría tras la otra, hasta bañarle el pecho y las manos y

 

 

suspirando me ha dicho:

"Hija mía, mis lágrimas comenzaron desde el primer instante de mi

Concepción en el seno de mi Mamá Celestial y duraron hasta mi último

respiro sobre la cruz. La Voluntad de mi Padre Celestial me confió también

el trabajo de las lágrimas, y debía derramar tantas de mis ojos por cuantas

debían derramar todas las criaturas juntas. Así como concebí todas sus

almas en Mí, así debía derramar todas sus lágrimas de mis ojos. Mira

entonces cuánto debí llorar: Debí derramar de mis ojos las lágrimas que las

criaturas derraman por pasiones, a fin de que las mías apagaran sus pasiones;

debí derramar las lágrimas que se necesitan después del pecado, para darles

el dolor de haberme ofendido y el convencimiento del mal que han hecho,

preparando con mis lágrimas el propósito de no ofenderme más; debí

derramar las lágrimas para enternecer a las almas para hacerles comprender

las penas de mi Pasión; como también derramé lágrimas abundantes de amor

para atraer a las almas a amarme, para captar su simpatía y su corazón todo

para Mí, basta decirte que no hay lágrima que brote del ojo humano que no

haya derramado Yo de mis ojos. Ninguno supo mis tantas lágrimas, mis

tantos llantos ocultos y secretos; cuántas veces aún como tierno niño volaba

de la tierra al Cielo, y apoyando mi cabecita sobre las rodillas de mi Padre

Celestial lloraba, lloraba y sollozando le decía: ‘Padre mío, mira, he nacido

en el mundo a las lágrimas y al dolor, semejante a mis hermanos que nacen a

las lágrimas y mueren en el llanto, y Yo amo tanto a estos hermanos, que

quiero derramar todas sus lágrimas de mis ojos, no quiero que ni una se me

escape, para dar a sus lágrimas, lágrimas de amor, de dolor, de victoria, de

santificación y de divinización.’ Cuántas veces mi querida Mamá

mirándome quedaba traspasada al verme todo bañado en llanto, y Ella unía,

por el dolor de verme llorar, sus lágrimas a las mías, y llorábamos juntos; a

veces me veía obligado a esconderme para dar desahogo al llanto para no

traspasar su inocente y materno corazón, otras veces esperaba a que mi

Celestial Mamá, por necesidad, se ocupara en sus quehaceres domésticos

para dar desahogo a mis lágrimas para poder completar el número de las

lágrimas de todas las criaturas."

Entonces yo al oír esto le he dicho: "Jesús, amor mío, ya que también

mis lágrimas han sido derramadas por tus ojos, como también las de nuestro

primer padre Adán, yo quiero que las derrames sobre mi alma para darme la

gracia no sólo de hacer tu Santísima Voluntad, sino de poseerla como cosa y

Voluntad mía." Entonces Jesús sacudía la cabeza, y de su rostro corrían las

lágrimas sobre mi pobre alma, y ha agregado:

"Hija de mi Querer, ciertamente que derramé tus lágrimas, para que

pasando por mi ojos las tuyas, te pudiese dar el gran don de mi Voluntad.

 

 

Lo que no pudo recibir Adán con sus lágrimas, a pesar de que pasaron por

mis ojos, lo puedes recibir tú, porque Adán antes de que pecara poseía mi

Voluntad y con la posesión de mi Voluntad crecía en la semejanza de su

Creador, y crecía tanto que formaba el encanto de todo el Cielo y todos se

sentían honrados en servirlo, después del pecado perdió la posesión de mi

Querer, y a pesar de que lloró su culpa y no pecó más, pudo hacer mi

Voluntad, pero no poseerla, porque faltaba el Divino ofendido que debía

formar el nuevo injerto divino entre la criatura y el Creador, para poder

atravesar de nuevo los umbrales de las posesiones del eterno Querer. Este

injerto fue hecho por Mí, Verbo Eterno, después de cuatro mil años, y Adán

para entonces había pasado a los umbrales de la eternidad. Pero a pesar de

este injerto divino hecho por Mí con lágrimas, suspiros y penas inauditas,

cuántos se reducen a la condición de Adán después del pecado a sólo hacer

mi Voluntad, otros no la quieren conocer, otros se revelan a Ella; sólo quien

vive en mi Voluntad se eleva al estado de Adán inocente antes de caer en el

pecado, porque hay gran distancia entre quien hace mi Voluntad y entre

aquellos que la poseen, hay la distancia entre Adán inocente y entre Adán

después del pecado. Y Yo al venir a la tierra debía obrar como Dios, debía

completar en todo la obra del hombre, debía elevarlo al punto primero de su

origen, con darle la posesión de mi Voluntad, y si bien muchos se sirven de

mi venida sólo como remedio para su salvación y por lo tanto toman mi

Voluntad como medicina, como fuerza y como antídoto para no ir al

infierno, Yo esperaré aún, a fin de que surjan las almas que la tomen como

vida, y con hacerla conocer tomen posesión de Ella y así completaré la obra

de mi venida a la tierra y tendrá fruto el injerto divino formado de nuevo con

la criatura, y mis lágrimas se cambiarán en sonrisas celestiales y divinas para

Mí y para ellas."

Diciembre 25, 1925

Se necesitan las disposiciones para poseer el don del Querer Divino.

Semejanzas de él. El vivir en el Querer Supremo es la cosa más grande,

es el vivir Vida Divina, y el alma obra en la unidad de la Luz eterna.

Estaba pensando en lo que está dicho anteriormente, que la Voluntad

de Dios es un don, y por eso como don se posee como cosa propia, en

cambio quien hace la Voluntad de Dios debe estar a las órdenes, debe

preguntar frecuentemente qué debe hacer y pedir que se le preste el don, no

para ser el dueño sino para hacer la misma acción que Dios quiere,

 

 

terminada la cual debe devolver el don que ha tomado en préstamo. En mi

mente se formaban tantas imágenes y semejanzas entre quien vive en el

Querer Divino y lo posee como don, y entre quien hace la Santísima

Voluntad de Dios, que no solo no posee la plenitud del don, y si lo posee, es

a intervalos y en préstamo. Digo ahora algunas de estas semejanzas:

Supongamos que tuviese una moneda de oro que tuviera la virtud de

hacer surgir cuantas monedas yo quisiera, ¡oh! cuán rica me podría hacer

con este don, en cambio otro lo recibe en préstamo este don por una hora

para realizar una acción suya y devolverlo de inmediato; ¡qué diferencia

entre mi riqueza por el don que poseo y entre la de quien lo recibe en

préstamo! O bien, si tuviera en don una luz que no se apaga jamás, así que,

de noche o de día yo estoy al seguro, tengo siempre el bien de ver esta luz

que nadie me puede quitar, se hace conmigo como connatural y me hace

conocer el bien para hacerlo y el mal para rehuirlo, así que con esta luz dada

a mí en don, yo me río de todos, del mundo, del enemigo, de mis pasiones, y

hasta de mí misma. Así que esta luz es para mí fuente perenne de felicidad,

está sin armas y me defiende, es sin voz y me enseña, es sin manos ni pies y

dirige mi camino y se hace guía segura para llevarme al Cielo. En cambio

otra persona cuando siente la necesidad debe ir a pedir esta luz, pues no la

tiene a su disposición, y habituada a no ver siempre junto con la luz, no

posee el conocimiento del bien y del mal y no tiene fuerza suficiente para

hacer siempre el bien y evitar el mal; entonces, no poseyendo la luz

encendida continuamente, ¿en cuántos engaños, peligros y caminos sinuosos

no se encuentra? Qué diferencia entre quien la posee como don suyo esta

luz, y entre quien la debe ir a pedir cuando la necesita. Ahora, mientras mi

mente se perdía en tantas semejanzas, decía entre mí: "Así que el vivir en la

Voluntad de Dios es poseer la Voluntad de Dios, y esto es un don; entonces,

si la Voluntad de Dios no se complace en darlo, ¿qué puede hacer la pobre

criatura?" En ese momento mi amable Jesús se ha movido en mi interior,

como estrechándome toda a Él, y me ha dicho:

"Hija mía, es verdad que el vivir en mi Querer es un don, y es el

poseer el don más grande, pero este don que contiene valor infinito, que es

moneda que brota a cada instante, que es luz que nunca se apaga, que es sol

que jamás tiene ocaso, que pone al alma en su lugar establecido por Dios en

el orden divino, y por lo tanto toma su lugar de honor y de soberanía en la

Creación, no se da sino a quien está dispuesto, a quien no debe hacer

despilfarro, a quien debe estimarlo tanto y amarlo más que la propia vida, es

más, debe estar pronto a sacrificar la propia vida para hacer que este don de

mi Querer tenga la supremacía sobre todo y sea tenido en cuenta más que la

propia vida, más bien, su vida como una nada en comparación a Él. Por eso

 

 

primero quiero ver que el alma quiere hacer en verdad mi Voluntad y nunca

la suya, pronta a cualquier sacrificio para hacer la mía, en todo lo que hace

pedirme siempre, aun como préstamo el don de mi Querer. Entonces Yo,

cuando veo que nada hace sin el préstamo de mi Querer, lo doy como don,

porque con pedirlo y volver a pedirlo ha formado el vacío en su alma donde

poner este don celestial, y con haberse habituado a vivir con el préstamo de

este alimento divino, ha perdido el gusto del propio querer, su paladar se ha

ennoblecido y no se adaptará a los alimentos viles del propio yo; por eso,

viéndose en posesión del don que ella tanto suspiraba, anhelaba y amaba,

vivirá de la vida de aquel don, lo amará y lo tendrá en la estima que merece.

¿No condenarías tú a un hombre que lleno de afecto pueril hacia un niño,

sólo para que le estuviese un poco en su compañía entreteniéndose juntos, le

diese un billete de mil, y el niño no conociendo el valor, después de algunos

momentos lo rompa en mil pedazos? Pero si en cambio primero lo hace

desear, luego le hace conocer el valor, después el bien que le puede hacer

ese billete de a mil y luego se lo da, aquel niño no lo hará pedazos, sino que

ira a guardarlo bajo llave, apreciando el don y amando más al donador, tú

alabarías a ese hombre que ha tenido la habilidad de hacer conocer el valor

del billete al pequeño niño. Si esto hace el hombre, mucho más Yo que doy

mis dones con sabiduría, con justicia y con verdadero amor; he aquí

entonces la necesidad de las disposiciones, del conocimiento del don y de la

estima y aprecio y del amar al mismo don. Por eso, como precursor del don

de mi Voluntad que quiero hacer a la criatura es el conocimiento de Ella, el

conocimiento prepara el camino, el conocimiento es como el contrato que

quiero hacer del don que quiero dar, y por cuanto más conocimiento envío al

alma, tanto más es estimulada a desear el don y a solicitar al Divino Escritor

que ponga la última firma, que el don es suyo y lo posee. Entonces, la señal

de que quiero hacer don de mi Querer en estos tiempos, es el conocimiento

de Él, por eso sé atenta en no dejar escapar nada de lo que te manifiesto

sobre mi Voluntad, si quieres que Yo ponga la última firma del don que

suspiro dar a las criaturas."

Después de esto, mi pobre mente se perdía en el Querer Supremo y

hacía cuanto más podía por hacer todos mis actos en la Divina Voluntad; me

sentía investida por una Luz suprema, y mis pequeños actos, en cuanto

salían de mí, tomaban lugar en aquella Luz y se convertían en luz, y yo no

podía ver ni el punto de la Luz en el cual los había hecho, ni dónde

encontrarlos, sólo veía que se habían incorporado en aquella Luz

interminable y no más, y a mí me resultaba imposible poder navegar en toda

aquella Luz inaccesible, estarme dentro sí, pero atravesarla toda no le era

dado a mi pequeñez. Mientras estaba en esto, mi amable Jesús se ha movido

 

 

en mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, cómo es bello el obrar del alma en mi Voluntad, su acto se

une al acto único de su Creador que no conoce sucesión de actos, porque la

Luz eterna no es divisible, y si se pudiera dividir, lo que no puede ser, la

parte dividida se volvería tinieblas, así que el acto divino, siendo Luz, de

todo su obrar forma un solo acto. Por eso el alma obrando en la Luz de mi

Querer se une a aquel acto único de su Creador y toma lugar en el ámbito de

la Luz de la eternidad, por eso no puedes verlos, ni en la parte de la Luz

donde los ha hecho, ni donde se encuentran, porque la Luz eterna de Dios,

para la criatura, es intraspasable y no se puede abarcar toda, pero ten por

seguro que su acto está en aquella Luz, el cual toma lugar en el pasado, en el

presente y en el futuro. Mira el sol, siendo él imagen de la sombra de la Luz

divina, tiene en parte esta propiedad: Supón que tú obraras en el punto

donde el sol expande su luz solar, tú ves su luz delante, sobre y detrás de ti, a

derecha e izquierda, por eso si tú quisieras ver cuál es la parte de la luz del

sol que toda te circundaba, tú no la sabrías encontrar ni distinguir, sabrías

decir sólo que su luz ciertamente estaba sobre ti. Ahora, aquella luz estaba

desde el primer instante en que fue creado el sol, está y estará, y si tu acto

pudiera convertirse en luz solar, como se convierte en Luz divina, ¿podrías

encontrar tu partecita de luz y la luz que te ha sido dada por el sol para

hacerte obrar? Claro que no, pero sabrías que de ti ha salido un acto que se

ha incorporado en la luz del sol, por eso digo que el vivir en el Querer

Supremo es la cosa más grande, es el vivir Vida Divina. El Celestial

Creador en cuanto ve al alma en su Voluntad, la toma entre sus brazos y

poniéndola en su seno la hace obrar con sus mismas manos y con aquella

Potencia de aquel Fiat con el cual fueron hechas todas las cosas; hace

descender sobre la criatura todos sus reflejos para darle la semejanza de su

obrar; he ahí por qué el obrar de la criatura se vuelve luz y se une a aquel

acto único de su Creador y se constituye gloria eterna y alabanza continua de

su Creador. Por eso sé atenta y haz que el vivir en mi Querer sea para ti tu

todo, a fin de que jamás puedas descender de tu origen, es decir del seno de

tu Creador."

Enero 10, 1926

El camino y el trabajo que hace la Divina Voluntad en todas las

cosas creadas para llegar a la criatura, a fin de que ella ponga

el último punto para su cumplimiento.

 

 

Estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino, y la pequeñez de mimente se perdía en Él, por todas partes y en todo lo veía siempre en acto de

obrar en toda la Creación. ¡Oh! cómo habría querido seguirlo para darle mipequeña correspondencia de amor en todo lo que Él obraba, darle mi gracias,

mi adoración profunda, mi mezquina compañía. Ahora, mientras esto

pensaba, mi adorable Jesús se ha movido en mi interior diciéndome:

"Hija mía, mi Voluntad está siempre en camino en las cosas creadas

para ir hacia la criatura, ¿pero quién la completa? ¿Quién pone el último

punto al trabajo de mi Voluntad? La criatura. Esto es, la criatura que toma

todas las cosas creadas como cumplimiento de mi Voluntad; mi Voluntad

hace su camino en la semilla, hace que la tierra la reciba, dándole virtud de

hacerla germinar y multiplicarse; hace su camino llamando al agua para

regarla, al sol para fecundarla, al viento para purificarla, al frío para hacerle

profundizar sus raíces, al calor para desarrollarla y hacerla llegar a justa

maduración; luego da virtud a las máquinas para cosecharla, para trillarla,

para molerla, y así poder darle sustancia de pan, y llamando al fuego para

cocerla la lleva a la boca de la criatura, a fin de que de ella coma y conserve

su vida. Ve entonces cuánto camino y trabajo ha hecho mi Voluntad en

aquella semilla, cuántas cosas creadas ha llamado sobre esa semilla para

hacerla llegar como pan a la boca de las criaturas. Ahora, ¿quién pone el

último paso al camino de mi Voluntad y el cumplimiento del último acto de

mi Supremo Querer? Quien toma aquel pan y lo come como portador del

Divino Querer en él, y conforme come el pan, come mi Querer en él, para

acrecentar las fuerzas del cuerpo y del alma, para cumplir en todo la Divina

Voluntad. Se puede decir que la criatura es el centro del reposo al cual mi

Voluntad aspira en todos los caminos y trabajos que hace en todas las cosas

creadas para llegar a la criatura; y así en todas las otras cosas creadas que

sirven al hombre, mi Voluntad hace su camino en el mar y trabaja en la

multiplicación de los peces; hace su camino sobre la tierra y multiplica

plantas, animales y pájaros; hace su camino en las esferas celestes para tener

todo bajo sus ojos, para hacer que nada le huya y hacerse pies, manos y

corazón para cada criatura, para dar a cada una el fruto de sus innumerables

cosechas; pero toda su fiesta es sólo por quien toma de lo suyo como último

punto y cumplimiento de su Supremo Querer. Si no fuese por mi Voluntad,

– que en cuanto se desprendió su Fiat, se dejó en camino en todas las cosas

creadas para hacerlas llegar al hombre, a fin de que tuviese su primer puesto

el Fiat Supremo en quién y para quién todas las cosas habían sido creadas, y

así fuera el regulador y el actor de la misma vida de la criatura – , todas las

cosas quedarían paralizadas, y como tantas pinturas en las cuales no está la

vida de las cosas que representan, así que pobre criatura si mi Voluntad se

 

retirase de hacer su camino en todas las cosas creadas, todas quedarían como

pinturas, sin producir más el bien que cada cosa contiene hacia el hombre;

por eso puedo decir que no son las cosas creadas que lo sirven, sino mi

Voluntad velada, escondida, que se hace servidora del hombre. ¿No es

entonces justo y el más sagrado deber, que el hombre mire en todas las cosas

a mi Suprema Voluntad y la cumpla en todo, e intercambiándose servicio

sirva a Aquélla que no desdeña servirlo aun en las más pequeñas cosas? Y

Yo me siento como correspondido, pagado por mi trabajo cuando veo que

llegan al hombre y las toma como cumplimiento de mi Voluntad. Y por eso

hago fiesta, porque la finalidad de mi largo camino en las cosas creadas ha

obtenido mi intento y el cumplimiento de mi Voluntad realizado en la

criatura. Sucede a mi Voluntad como a un actor, el cual debe exponer su

escena al público. ¡Pobrecito! cuántos trabajos escondidos, cuántos

desvelos, cuantos preparativos, cuánto arte en sus mismos movimientos no

prepara para ponerse en actitud, ahora de hacer sonreír al público, ahora de

hacerlo llorar. En todo este trabajo el actor no hace fiesta, más bien suda, se

cansa y se fatiga, y cuando todo le parece que ya está preparado, se dispone

a llamar al público a ver su escena, y por cuanta más gente ve, más siente

despuntar en el corazón la alegría, quién sabe y a lo mejor podrá hacer una

bella fiesta, pero el verdadero cumplimiento de su fiesta es cuando

terminada la escena siente correr a manos llenas las monedas de oro y de

plata en sus manos, como aprobación y triunfo de su escena; pero si en

cambio después de tantos preparativos, prepara la mesa, toca y vuelve a

tocar trompetas y ninguno se presenta, o poca gente, que a los primeros actos

de su escena lo dejan solo, pobrecito, cómo sufre, y la esperanza de su fiesta

se cambia en luto. ¿Quién ha sido el que ha amargado tanto a aquel pobre

actor tan hábil y tan bueno en hacer sus escenas? ¡Ah! la gente ingrata que

no ha querido ser ni siquiera espectadora de las escenas de aquel pobre actor.

Tal es mi Voluntad, que como hábil actor prepara las escenas más bellas

para divertir al hombre en el teatro de toda la Creación, no para recibir sino

para dar, prepara las escenas de luz, de las más refulgentes; las escenas de

floración y de bellezas, las más deslumbrantes; las escenas de fuerza en el

tronar del trueno, en el estallido del rayo, en el elevarse de las olas y hasta en

las alturas de las montañas más altas; las escenas más conmovedoras del

niño que llora, que tiembla muerto de frío; escenas dolorosas de sangre y

trágicas y hasta de muerte en mi Pasión; ningún actor, por cuan hábil sea,

puede igualarme en la variedad de mis escenas amorosas. Pero, ¡ay de Mí!

cuántos no miran mi Voluntad en todas estas escenas y no toman la sustancia

del fruto que hay en ellas, y cambian en luto las fiestas que se preparaba mi

Voluntad en la Creación y en la Redención, por eso hija mía, no dejes que se

 

 

te escape nada, todas las cosas tómalas como don que te hace mi Voluntad,

sean pequeñas o grandes, naturales o sobrenaturales, amargas o dulces, haz

que todas entren en ti como dones y cumplimiento de mi Voluntad."

Enero 24, 1926

La Divina Voluntad es madre de todas las voluntades

humanas. En la Divina Voluntad no hay muertes.

Me sentía abandonada por el Cielo y por la tierra, y pensaba entre mí

que Jesús me había dicho hace ya mucho tiempo que yo debía vivir en el

duro exilio de la vida como si no existiera nadie más que Jesús y yo, todos

debían desaparecer de mi mente y de mi corazón. Y ahora, después de quetodo me ha desaparecido y habituada a vivir sólo con Jesús, también Él ha

huido dejándome sola en poder de amarguras indecibles en el duro estado de

aislamiento. ¡Oh! Dios, qué pena, ten piedad de mí, regresa a quien siente

necesidad de tu Vida más que de la vida propia. Ahora, mientras esto

pensaba y otras cosas más desgarradoras aún, que sería demasiado largo el

decirlas, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior, y suspirando me ha

dicho:

"Hija de mi Supremo Querer, ánimo en tu aislamiento, éste sirve

como compañía a mi Voluntad abandonada por las criaturas; el dolor de su

aislamiento, ¡oh, cómo es más duro que el tuyo! Mi Voluntad es la madre de

todas las voluntades de las criaturas, Ella, como madre ternísima se ha

quedado en el centro de la Creación para dar a luz a las voluntades humanas

y tenerlas todas en torno a Ella, subirlas sobre sus rodillas, nutrirlas con la

leche de sus enseñanzas celestiales y hacerlas crecer a su semejanza,

dándoles toda la Creación donde entretenerse, y como mi Voluntad es centro

de cada cosa creada, a cualquier parte que las criaturas fueran, Ella como

centro de cada cosa les habría estado, más que madre afectuosa, siempre

cerca para no hacerles faltar jamás sus cuidados maternos y para no dejarlas

descender de su nobleza y semejanza. Pero, ¡ay de Mí! estas hijas, estas

voluntades humanas paridas por esta madre celestial de mi Voluntad,

despreciando y no apreciando todos los cuidados maternos, su Amor, sus

ternuras y premuras, a pesar de que Ella esta junto a ellas, las voluntades

humanas están lejanas de esta madre, muchas ni siquiera la conocen, otras la

desprecian y hacen de Ella mofa, la escarnecen. ¡Pobre madre de mi

Voluntad! En medio de tantas hijas paridas por Ella queda aislada,

abandonada, y mientas todas toman de lo suyo para vivir, se sirven de todo

 

 

para crecer a su desemejanza y para ofenderla; ¿se puede dar dolor más

grande para una madre que el abandono de sus propios hijos, no ser

conocida por el parto de sus propias entrañas, y que cambiándose en

enemigas ofendan a aquélla que las ha parido a la luz? Por eso el dolor del

aislamiento de mi Voluntad es grande e inconcebible; tu aislamiento sea la

compañía de esta madre aislada que llora y busca a sus hijas, que por cuanto

llora, grita y llama a sus hijas con las voces más tiernas, con las lágrimas

más amargas, con los suspiros más ardientes y con las voces más tonantes de

castigos, estas hija ingratas se están lejanas del seno de Aquélla que las ha

generado. Hija mía, ¿no quieres tomar parte, como verdadera leal y fiel hija

de mi Voluntad en su dolor y en su aislamiento?"

Después me he puesto a hacer la adoración a mi crucificado Jesús y

delante a mi mente pasaba una larga fila de soldados, todos armados, que no

terminaba jamás. Yo habría querido pensar en mi crucificado Jesús y ya no

ver soldados, pero a pesar mío me veía obligada a ver estos soldados

armados hasta los dientes. Entonces pedía a mi dulce Jesús que alejara de

mí esta vista a fin de que pudiera quedar libre con Él, y Jesús todo afligido

me ha dicho:

"Hija mía, cuanto más el mundo aparentemente parece en paz,

ensalzan la paz, tanto más bajo aquella paz efímera y enmascarada esconden

guerras, revoluciones y escenas trágicas para la pobre humanidad, y cuanto

más parece que favorecen mi Iglesia y la alaban, le canten victorias y

triunfos y prácticas de unión entre estado e Iglesia, tanto más cercana está la

contienda que preparan contra Ella. Así fue de Mí, hasta en tanto que no me

aclamaron Rey y me recibieron en triunfo, Yo pude vivir en medio de los

pueblos, pero después de mi entrada triunfal en Jerusalén no me dejaron

vivir más, y después de pocos días me gritaron ‘crucifícalo’ y armándose

todos contra Mí me hicieron morir. Cuando las cosas no parten de un fondo

de verdad, no tienen fuerza de reinar largamente, porque faltando la verdad

falta el amor y falta la vida que las sostiene, y por eso es fácil que salga

fuera lo que escondían y cambian la paz en guerra, los favores en venganzas.

¡Oh, cuántas cosas imprevistas están preparando!"

Jesús ha desaparecido y yo he quedado toda afligida y pensaba entre

mí: "Mi amado Jesús me ha dicho tantas veces que yo soy la pequeña recién

nacida de la Divina Voluntad, por eso recién nacida apenas, sin haber

formado mi pequeña vida en este Querer Supremo. Jesús, ahora que tenía

más necesidad de formar mi crecimiento me deja sola, entonces yo seré

como un parto abortado de la Divina Voluntad, sin tener existencia. ¿No ves

amor mío en qué estado lamentable me encuentro, y cómo tus mismos

designios sobre mí se resuelven en la nada? ¡Ah! si no quieres tener piedad

 

 

de mí, ten piedad de Ti mismo, de tus designios y de tus trabajos que has

hecho a mi pobre alma." Pero mientras mi pobre mente quería adentrarse en

el estado doloroso en el cual me encuentro, mi amado Bien ha salido de

dentro de mi interior, y mirándome toda, de la cabeza a los pies me ha dicho:

"Hija mía, en mi Voluntad no hay muertos ni abortos, y quien vive en

Ella contiene por vida la Vida de mi Voluntad, y aunque se sienta morir, o

aun muerta, se encuentra en mi Voluntad, la cual conteniendo la vida la hace

resurgir a cada instante a nueva luz, a nueva belleza, gracia y felicidad,

deleitándose en conservarla siempre pequeña en sí, para tenerla grande con

Ella; pequeña pero fuerte, pequeña pero bella, recién nacida apenas, a fin de

que nada de humano tenga, sino todo divino, así que su vida es sólo mi

Voluntad, la cual llevará a cabo todos mis designios, sin que nada se pierda.

Serás como la gota de agua sumergida en el gran mar, como un grano en las

grandes masas de los graneros; por cuanto la gota de agua parezca como

desaparecida en el mar y el grano en los innumerables granos, no se puede

negar ni quitarle el derecho de que su vida existe. Por eso no temas, y haz

de tal manera que pierdas tu vida para adquirir el derecho de tener por vida

mi sola Voluntad."

Enero 28, 1926

Adán, después del pecado hacía los mismos actos de antes,

pero como se sustrajo de la Voluntad Suprema, estaban

vacíos de sustancia de Vida Divina.

Estaba pensando en el Santo Querer Divino y pensaba entre mí:

¿Cómo pudo ser que Adán después del pecado, habiendo roto su voluntad

con la de Dios, perdió la fuerza, el dominio, y sus actos no eran tan

agradables a Dios para formarle su delicia, mientras que Adán, antes de

pecar había hecho sus actos hacia Dios, los había aprendido, ¿y por qué

repitiéndolos después no sonaban con el mismo sonido, no contenían la

plenitud del Amor divino y de la completa gloria de Dios? Ahora, mientras

esto pensaba, mi amable Jesús se ha movido en mi interior y con una luz que

me enviaba me ha dicho:

"Hija mía, antes que todo, Adán antes de que se sustrajera de mi

Voluntad era mi hijo, contenía por centro de su vida y de todos sus actos a

mi Voluntad, por lo tanto poseía una fuerza, un dominio, un atractivo todo

divino, por eso su respiro, su latido, sus actos, daban lo divino, todo su ser

emanaba un perfume celestial que a todos nos atraía hacia él, así que nos

 

 

sentíamos heridos por todas partes por este hijo, si respiraba, si hablaba, si

obraba las cosas más inocentes, indiferentes y naturales, eran heridas de

amor para Nosotros, y Nosotros entreteniéndonos con él lo colmábamos

siempre más de nuestros bienes, porque todo lo que hacía salía de un solo

punto, el cual era nuestra Voluntad, por eso todo nos agradaba, no

encontrábamos nada en que desagradarnos. Ahora, después del pecado

Adán descendió del estado de hijo y se redujo al estado de siervo, y en

cuanto rompió con la Voluntad Suprema salió de él la Fuerza divina, el

dominio, el atractivo, el perfume celestial, por eso sus actos, su ser, no daban

ya lo divino, sino que se llenó de una sensación humana, que haciéndole

perder el atractivo, no nos sentíamos más heridos, es más, nos poníamos a

distancia, él de Nosotros y Nosotros de él. Nada dice el que él repitiera los

mismos actos que hacía antes de pecar, como en efecto los hacía; ¿pero

sabes tú qué son los actos de la criatura sin la plenitud de nuestra Voluntad?

Son como aquellos alimentos sin condimento y sin sustancia, que en vez de

gustarlos disgustan el paladar humano, así disgustan el paladar divino, son

como aquellos frutos no maduros, que no contienen ni dulzura ni sabor; son

como aquellas flores sin perfume; son como aquellos vasos llenos, sí, pero

de cosas viejas, frágiles y rotas. Todo esto puede servir a una estrecha

necesidad del hombre y también como una sombra de la gloria de Dios, pero

no a la felicidad y a todo el bienestar de la criatura y a la plenitud de la

gloria de Dios. Por el contrario, ¿con que gusto no se come un alimento bien

condimentado y sustancioso? ¿Cómo refuerza a toda la persona? El solo

perfume del condimento estimula el apetito y la avidez de comerlo. Y así

Adán antes de que pecara, con la sustancia de nuestra Voluntad

condimentaba todos sus actos, y por lo tanto estimulaba el apetito de nuestro

Amor a tomar todos sus actos como el alimento más agradable para

Nosotros, y Nosotros en correspondencia le dábamos nuestro alimento

exquisito de nuestra Voluntad. Pero después del pecado, ¡pobrecito! perdió

el camino directo de comunicación con su Creador, no reinaba más en él el

puro amor; el amor fue dividido por el temor, por el miedo, y no

conteniendo más el absoluto dominio de la Suprema Voluntad, sus actos de

antes, hechos después del pecado, no tenían más aquel valor. Mucho más,

pues toda la Creación, incluido también el hombre salió del Eterno Creador,

que es como fuente de vida, en la cual debían conservarse sólo con la Vida

de la Divina Voluntad, todo debía estar basado en Ella, y esta base de Divino

Querer debía conservar todas las cosas bellas, nobles, como habían salido de

Dios, como de hecho están todas las cosas creadas, tal como fueron creadas

tales son, ninguna ha perdido nada de su origen, sólo el hombre perdió la

vida, la base, y por esto perdió su nobleza, la fuerza, la semejanza con su

 

 

Creador. Pero a pesar de todo esto mi Voluntad no dejó del todo al hombre,

y no pudiéndole ser más fuente de vida y base que lo sostenía, porque él

mismo se había sustraído de Ella, se ofreció como medicina para hacer que

no pereciera del todo. Así que mi Voluntad es medicina, es salud, es

conservación, es alimento, es vida, es plenitud de la más alta santidad, y

según la quiera la criatura, Ella se ofrece: si la quiere como medicina, Ella

se ofrece para quitarle la fiebre de las pasiones, las debilidades de las

impaciencias, los vértigos de la soberbia, el malestar de los apegos, y así de

todo el resto de los males; si la quiere como salud, Ella se ofrece para

conservarla sana, para liberarla de cualquier mal espiritual; si la quiere como

alimento, Ella se da como alimento para hacerle desarrollar las fuerzas y

hacerla crecer más en la santidad; si la quiere como vida y como plenitud de

santidad, ¡oh! entonces mi Voluntad hace fiesta, porque ve regresar al

hombre al regazo de su origen, de donde salió, y se ofrece a darle la

semejanza con su Creador, finalidad única de su creación. Mi Voluntad

jamás deja al hombre; si lo dejara se resolvería en la nada; y si el hombre no

se presta a hacerse hacer santo por mi Voluntad, Ella usa los modos al

menos para salvarlo."

Yo al oír esto decía entre mí: "Jesús, amor mío, si tanto amas el que

tu Voluntad obre en la criatura como en el acto en el cual Tú la creaste,

como si no hubiera habido ninguna rotura entre tu Voluntad y la de la

criatura, ¿por qué al venir a la tierra a redimirnos no nos diste este gran bien,

que tu Voluntad triunfante sobre todo nos pusiera en el orden de la Creación,

como salimos de las manos de nuestro Padre Celestial?" Y Jesús saliendo de

mi interior me estrechó toda a su corazón, y con ternura indecible me ha

dicho:

"Hija mía, la finalidad primaria de mi venida a la tierra fue

precisamente esto, que el hombre regresara al seno de mi Querer, como salió

de él cuando fue creado; pero para hacer esto debí formar por medio de mi

Humanidad la raíz, el tronco, las ramas, las hojas, las flores de las cuales

debían salir los frutos celestiales de mi Querer; nadie tiene el fruto sin el

árbol, este árbol fue regado por mi sangre, fue cultivado por mis penas, por

mis suspiros y lágrimas; el sol que resplandeció sobre él fue sólo el Sol de

mi Voluntad, por lo tanto, con toda certeza vendrán los frutos de mi Querer,

pero para desear estos frutos se debe conocer cuán preciosos son, el bien que

aportan, las riquezas que producen, he aquí el por qué de las tantas

manifestaciones que te he hecho de mi Querer, porque el conocimiento

llevará el deseo de comerlo, y cuando hayan saboreado qué significa vivir

sólo para hacer mi Voluntad, si no todos, al menos en parte volverán sobre el

camino de mi Querer, las dos voluntades se darán el beso perenne, no habrá

 

 

más lucha entre la voluntad humana y la del Creador, y mi Redención, a los

tantos frutos que ha dado, dará también el fruto del Fiat Voluntas Tua como

en el Cielo así en la tierra. Por eso sé tú la primera en tomar este fruto y no

quieras otro alimento ni otra vida que mi sola Voluntad."

Enero 30, 1926

Muerte del confesor. 26 Temor de hacer la propia voluntad.

Me encontraba en lo sumo de mi afiliación por la muerte inesperada

de mi confesor; a mis tantas penas internas por las frecuentes privaciones de

mi dulce Jesús, ha querido agregar un golpe tan doloroso para mi pobre

corazón, privándome de aquél que era el único que conocía mi pobre alma,

pero el Fiat Voluntas Tua sea siempre hecho, amado y adorado. La tierra era

indigna de poseer a tal persona, por eso el Señor para castigarnos se lo ha

llevado al Cielo. Entonces, en mi inmensa amargura de ser dejada sin

confesor, no sabiendo yo misma a quién dirigirme, rogaba a mi amable Jesús

por aquella alma bendita diciendo: "Amor mío, si me lo has quitado a mí, al

menos llévalo contigo derecho al Cielo." Y llorando le decía: "Lo pongo en

tu Voluntad, Ella contiene todo: Amor, Luz, Belleza, todos los bienes que se

han hecho y se harán, a fin de que lo purifiquen, lo embellezcan, lo

enriquezcan de todo lo que se necesita para estar en tu presencia, y así nada

encontrarás en él que impida su entrada al Cielo."

Ahora, mientras esto hacía y decía, he visto ante mí un globo de luz, y

dentro de aquella luz el alma de mi confesor que tomaba el camino del

Cielo, sin decirme ni siquiera una palabra. Yo he quedado consolada, sí, por

su suerte, pero sumamente amargada por la mía, y rogaba a Jesús que

habiéndome quitado el confesor y no teniendo yo a quién dirigirme, que por

su bondad me liberara del fastidio que daba al confesor, pero no comoquerido por mí, sino como querido por Él, porque siento que si Jesús me lo

concediese como querido por mí, sentiría como si me faltase la tierra bajo

los pies, el cielo sobre la cabeza, el latido en el corazón, así que para mí sería

una desgracia en vez de una gracia. Y toda abandonada en el dolor ofrecía

todo a Jesús para que me diera la gracia de cumplir en todo su Santísima

Voluntad. Y Jesús, teniendo compasión de mi dolor me ha estrechado toda a

Él y me ha dicho:

"Hija mía, ánimo, no temas, no te dejo, estaré siempre contigo y te

26 Don Francesco Di Benedictis

 

 

prometo que si ningún sacerdote quiere prestarse para tu asistencia, no

queriendo ellos seguir mi Voluntad, Yo, no porque lo quieres tú sino porque

lo quiero Yo, te libraré de su fastidio. Por eso no temas, que no haré entrar

tu voluntad de por medio, haré todo por Mí, seré celoso aun de tu respiro,

que no entre en él tu voluntad sino sólo la mía."

Después, al llegar la noche sentía tal temor de que el bendito Jesús me

sorprendiera y me hiciera caer en el estado de mis acostumbrados

sufrimientos, que temblaba y lloraba; mucho más porque sentía como si yo

quisiera que me liberase, y el bendito Jesús ha salido de dentro de mi

interior, y poniendo su rostro cerca del mío lloraba, tanto, que he sentido

bañar mi rostro por sus lágrimas, y sollozando me ha dicho:

"Hija mía, ten paciencia, recuerda que sobre ti pesa la suerte del

mundo. ¡Ah, tú no sabes qué significa estar en este estado de penas junto

conmigo aunque sea media hora o cinco minutos! Es mi Vida real que se

repite sobre la tierra, es esta Vida Divina que sufre, que ruega, que repara en

ti, que transmuta en ti mi misma Voluntad, para hacer que obre en ti como

obraba en mi Humanidad; ¿y a ti te parece poco?"

Y haciendo silencio continuaba llorando. Yo me sentía despedazar el

corazón al ver llorar a Jesús, y comprendía que lloraba por mí, para darme la

gracia de que su Voluntad tuviera sus plenos derechos sobre mí y que

mantuviera íntegra su Vida en mi alma, y que mi voluntad jamás tuviese

vida; así que sus lágrimas eran para poner a salvo su Voluntad en mi pobre

alma. Lloraba también por los sacerdotes para darles su Gracia para que

comprendiesen sus obras, a fin de que se prestaran también ellos a cumplir

su Voluntad.

Febrero 7, 1926

La Divina Voluntad reinante en el alma la eleva sobre todo,

la pone en su origen, y el alma amando con el Amor de Dios,

ama todas las cosascon su mismo Amor, y es constituida

poseedora y reina de todo lo creado.

Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino, y

tomando el eterno te amo de mi dulce Jesús y haciéndolo mío, giraba por

toda la Creación para imprimirlo sobre cada cosa, a fin de que todo y todos

tuvieran una sola nota, un solo sonido, una sola armonía: te amo, te amo, te

amo por mí y por todos, hacia mi Creador que tanto me ha amado. Ahora,

 

 

mientras esto hacía, mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior y

estrechándome a su corazón, todo ternura me ha dicho:

"Hija mía, cómo es bello el te amo de quien vive en mi Voluntad,

siento el eco del mío junto con al suyo sobre todas las cosas creadas, por eso

siento la correspondencia del amor de la criatura por todo lo que he hecho, y

además, amar significa poseer lo que se ama o querer poseer la cosa amada;

así que tú amas la Creación toda porque es mía, y Yo te la hago amar porque

quiero hacerla tuya. Tu repetido te amo para Mí sobre cada cosa creada, es

el camino y el derecho de posesión para poseerla; la Creación toda al

sentirse amada, reconoce a su dueña, por eso hace fiesta al sentirse repetir

sobre de ella tu te amo; el amor hace reconocer lo que es suyo, y se dan sólo

a aquellos por los cuales son amadas, y mi Voluntad reinante en el alma es la

confirmación de que lo que es mío es suyo. Ahora, cuando una cosa es

poseída entre dos personas, se necesita sumo acuerdo y la una no puede

hacer sin la otra, y he aquí la necesidad de su inseparable unión, de las

continuas comunicaciones sobre lo que hay que hacer con lo que poseen.

¡Oh! cómo mi Voluntad reinante en el alma la eleva sobre todo, y amando

con el Amor de un Dios sabe amar todas las cosas con su mismo Amor, y es

constituida poseedora y reina de todo lo creado.

Hija mía, en este estado feliz creé al hombre, mi Voluntad debía suplir

a todo lo que faltaba en él, y elevarlo a la semejanza de su Creador. Y es

propiamente esta mi mira sobre ti, hacerte regresar al origen como creamos

al hombre, por eso no quiero división alguna entre tú y Yo, ni que lo que es

mío no sea tuyo; pero para darte los derechos quiero que reconozcas lo que

es mío a fin de que amando todo y corriendo en todas las cosas tu te amo,

toda la Creación te reconozca; oirán en ti el eco del principio de la creación

del hombre y haciéndose felices ambicionaran hacerse poseer por ti.

Yo hago contigo como un rey, que despreciado por sus pueblos,

ofendido, olvidado, estos pueblos no están más bajo el régimen de las leyes

del rey, y si alguna ley observan, es la fuerza que se impone sobre ellos, no

el amor; así que el pobre rey está obligado a vivir en su palacio, aislado, sin

el amor, la sujeción y el avasallamiento de su voluntad sobre los pueblos;

pero entre tantos, él advierte que uno solo se mantiene íntegro en hacerse

someter en todo y por todo por la voluntad del rey, es más, repara, llora por

la voluntad rebelde de todo el pueblo y quisiera rehacer al rey haciéndose

acto por cada criatura, a fin de que encuentre en él todo lo que debería

encontrar en todo el resto del pueblo. Entonces el rey siente amar a éste, lo

tiene siempre ante sus ojos para ver si es constante, y no por un día sino por

un periodo de vida, porque sólo la constancia es sobre lo que el rey puede

confiar y estar seguro de lo que quiere hacer de la criatura. El sacrificarse, el

 

 

hacer el bien un día, es cosa fácil para la criatura, pero el sacrificarse y el

hacer el bien toda la vida, ¡oh, cómo es difícil! Y si esto sucede, es una

virtud divina obrante en la criatura. Entonces, cuando el rey se siente seguro

de aquél, lo llama a sí en su palacio, le da todo lo que debería dar a todo el

pueblo y haciendo a un lado a todos los demás hace salir de él la nueva

generación de su pueblo elegido, los cuales no tendrán otra ambición que

vivir sólo de la voluntad del rey, todos sojuzgados a él, como tantos partos

de sus entrañas. ¿No te parece hija mía, que es precisamente esto lo que

estoy haciendo por ti? Ese continuo llamarte en mi Voluntad, a fin de que

no la tuya viva en ti sino la mía; aquel querer de ti que sobre todas las cosas

creadas, desde el primero hasta el último hombre que vendrá, encuentre la

nota de tu te amo, de tu adoración a tu Creador, de tu reparación por cada

ofensa, ¿no dice claramente que quiero todo para darte todo, y que

elevándote sobre todo quiero que regrese en ti mi Voluntad íntegra, bella,

triunfante, como salió de Nosotros en el principio de la Creación? Mi

Voluntad fue el acto primero de la criatura; la criatura tuvo su acto primero

en mi Voluntad, y por eso quiere hacer su curso de vida en ella, y si bien fue

sofocada al principio de su nacer en la criatura, pero no quedó extinta, y por

eso espera su campo de vida en ella, ¿no quieres tú ser su primer campito?

Por eso sé atenta, cuando quieras hacer alguna cosa no la hagas jamás por ti

misma, sino ruégame que la haga mi Voluntad en ti, porque la misma cosa,

si la haces tú suena mal, da de humano, en cambio si la hace mi Voluntad

suena bien, armoniza con el Cielo, es sostenida por una Gracia y Potencia

divinas, es el Creador que obra en la criatura, su perfume es divino, y

elevándose abraza a todos con un solo abrazo, de modo que todos sienten el

bien del obrar del Creador en la criatura."

Febrero 11, 1926

La voluntad humana es la polilla que roe todos los bienes y la llave

que abre todos los males. Cada acto de voluntad humana no unida

con la de Dios, forma un abismo de distancia entre el

Creador y la criatura.

 

Estaba pensando entre mí: "¿Por qué tanto temor en mí, tanto de

sentirme faltar la vida, si jamás sea, no hiciera en todo y por todo la

Santísima Voluntad de Dios? El solo pensamiento me destruye, ¿qué será si

llegara a sustraerme aun por un solo instante de la Voluntad Suprema y

adorable de mi Creador?" Mientras esto pensaba, mi amable Jesús ha salido

 

 

de dentro de mi interior, y tomando mis manos entre las suyas las ha besado

con un amor indecible, después se las ha estrechado a su pecho, fuerte

fuerte, y todo ternura me ha dicho:

"Hija mía, cómo es bella mi Voluntad obrante en tus manos, tus

movimientos son heridas para Mí, pero heridas divinas, porque salen del

fondo de mi Voluntad dominante, obrante y triunfante en ti, así que me

siento herido como por otro Yo mismo. Con justa razón temes si por un solo

instante salieras de la Voluntad Suprema, ¡oh! cómo descenderías en lo bajo,

te reducirías casi casi del estado de Adán inocente al estado de Adán

culpable, y como Adán había sido creado como cabeza de todas las

generaciones, su voluntad sustraída de su Creador formó la polilla en la raíz

del árbol de todas las generaciones, por eso todos sienten las ruinas que

formó la polilla de la voluntad humana desde el principio de la creación del

hombre. Cada acto de voluntad humana no conectada con la de Dios forma

un abismo de distancia entre el Creador y la criatura, por tanto, distancia de

santidad, de belleza, de nobleza, de luz, de ciencia, etc. Entonces Adán no

hizo otra cosa con sustraerse de la Divina Voluntad, que ponerse a distancia

de su Creador, esta distancia lo debilitó, lo empobreció, lo desequilibró todo

y llevó el desequilibrio a todas las generaciones, porque cuando el mal está

en la raíz, todo el árbol está obligado a sentir los efectos malignos, los

humores nocivos que hay en la raíz. Entonces hija mía, habiéndote llamado

a ti como primera y cabeza de la misión de mi Voluntad, esta mi Voluntad

debe poner en ti el equilibrio entre tú y el Creador, y por lo tanto quitar la

distancia que hay entre la voluntad humana y la Divina, para poder formar

en ti la raíz del árbol sin humores malos, haciendo correr en él sólo el humor

vital de mi Voluntad, a fin de que el árbol no quede perjudicado en la

vegetación, en el desarrollo y en la preciosidad de sus frutos. Ahora, si tú

quisieras hacer un acto de tu voluntad no conectada con la mía, vendrías a

formar la polilla a la misión que te he confiado, y como un segundo Adán

me arruinarías la raíz del árbol de mi Voluntad que quiero formar en ti, y

perjudicarías a todos aquellos que querrán injertarse a este árbol, porque no

encontrarían toda la plenitud de mi Voluntad en quien de Ella ha tenido el

principio. Por eso soy Yo que pongo este temor en tu alma a fin de que mi

Voluntad sea siempre dominante en ti, y todas las manifestaciones que te he

hecho estén siempre en vegetación para formar raíces, tronco, ramas, flores

y frutos divinos sin la sombra de tu voluntad humana. Así regresarás a tu

origen en el seno de tu Creador toda bella, crecida y formada con la plenitud

de la Voluntad Suprema, y la Divinidad, satisfecha en ti de la obra de la

creación del hombre, hará salir de ti y de la misión a ti confiada su pueblo

elegido del Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra, por eso sé

 

 

atenta hija mía y no quieras arruinar la obra de mi Voluntad en ti; la amo

tanto y me cuesta tanto, que usaré todo mi celo infinito y estaré Yo mismo a

guardia de mi Voluntad, a fin de que la tuya jamás tenga vida."

Yo he quedado sorprendida y comprendía con claridad qué significa

un acto de voluntad humana en comparación de un acto de Voluntad Divina,

y cómo el alma con el hacer la suya pierde la fisonomía de su Creador, y

despojándose de la belleza con la cual fue creada se viste de míseros

harapos, se arrastra con dificultad en el bien, adquiere la semejanza

diabólica, se nutre con alimentos puercos. Jesús mío, danos la gracia a todos

de jamás hacer la propia voluntad, lo cual es llamar a vida todas las

pasiones. Entonces, casi temblando trataba de abismarme más adentro en la

Suprema Voluntad, y llamaba a mi Mamá Celestial en mi ayuda, a fin de que

junto conmigo pudiéramos, a nombre de todos adorar a la Voluntad Suprema

por todas las voluntades humanas opuestas a Ella. Ahora, mientras esto

hacía, el Cielo se ha abierto y mi Jesús ha salido de dentro de mi interior

todo en fiesta y me ha dicho:

"Hija de mi Querer, tú debes saber que cuando reina íntegra mi

Voluntad en el alma, todo lo que el alma hace es el desarrollo de la Vida de

mi eterna Voluntad en ella, así que no has sido tú quien ha llamado a mi

Divina Mamá, sino mi misma Voluntad que la ha llamado, y sintiéndose

llamar por una Voluntad Divina, la cual ha sido siempre íntegra y triunfante

en Ella, ha advertido súbito que una de la familia celestial la llamaba en la

tierra, y ha dicho a todo el Cielo: ‘Vayamos, vayamos, es una de nuestra

familia que nos llama a cumplir los deberes de la familia a la cual

pertenecemos.’ Y helos aquí, míralos a todos en torno a Nosotros, la Virgen,

los santos, los ángeles, para hacer tu acto de adoración que quieres hacer, y

la Divinidad para recibirlo. Mi Voluntad tiene tal potencia que encierra todo

y hace hacer a todos la misma cosa, como si fuera un solo acto. Por eso la

gran diferencia que hay entre quien hace reinar a mi Voluntad en ella y entre

quien vive del propio yo. En la primera está una Voluntad Divina que reza,

que obra, que piensa, que mira, que sufre; a cada movimiento suyo mueve

Cielo y tierra y une todo junto, de manera que todos sienten la Potencia de la

Divina Voluntad obrante en la criatura, descubren en ella la nobleza, la

semejanza, la filiación de su Creador; y como hija de la familia celestial

todos la protegen, la asisten, la defienden y la suspiran junto con ellos en la

patria celestial. Todo lo contrario para quien vive de la propia voluntad, ella

es la llave del infierno, de las miserias, de la inconstancia; donde ella abre,

no sabe abrir otra cosa más que donde está el mal, y si acaso hace algún

bien, es aparente, porque dentro está la polilla del propio querer que roe

todo. Por eso, aunque te cueste la vida, no salgas jamás, jamás de mi

 

 

Voluntad."

Febrero 18, 1926

Cada manifestación sobre la Voluntad Divina es una

bienaventuranza que brota de Dios, y cada acto de

voluntad humana rechaza estas bienaventuranzas.

Me sentía oprimida por tantos pensamientos que giraban en mi mente,

con el agregado de la privación de mi dulce Jesús; y mientras luchaba entre

la esperanza de que no me habría dejado por largo tiempo sin Él, y entre el

temor de no verlo más, mi amable Jesús me ha sorprendido y me ha llenado

toda de Sí mismo, de modo que no me veía más a mí, sino sólo a Jesús, el

cual formaba en torno a Él un mar inmenso de muchas llamitas, y éstas eran

todas las verdades que se referían a la Divinidad y a su amable Querer. Yo

habría querido tomar aquellas llamitas para conocer a Aquél que es todo

para mí y hacerlo conocer por todos, pero qué, en algunas cosas no

encontraba las palabras humanas para expresarlas, dónde la pequeñez de mi

mente no las podía contener, dónde lo infinito que no me era dado abrazar,

dónde lo inmenso en lo cual yo quedaba dispersa. De todo comprendía

alguna cosa, pero, ¡ay de mí! el lenguaje celeste es muy diferente del

lenguaje terrestre, y por lo tanto no encontraba las palabras adecuadas para

hacerme comprender; mucho más que estando con Jesús yo tengo el mismolenguaje de Él, nos comprendemos de maravilla los dos, pero retirándose

Jesús y encontrándome en mí misma, siento tal cambio, que con dificultad

puedo decir alguna cosa, y quizá media deforme y balbuceando como una

pequeña niña. Entonces, mientras nadaba en aquel mar de llamitas, mi

amado Jesús me ha dicho:

"Es justo que la pequeña recién nacida de mi Querer Supremo tome

parte en las bienaventuranzas, alegrías y felicidad de Aquél que la ha sacado

a la luz. Todas estas llamitas que tú ves en el mar interminable de mi

Voluntad, son símbolos de las bienaventuranzas, alegrías y felicidad secretas

que Ella contiene; digo secretas porque no habiendo manifestado aún la

plenitud del conocimiento que el Querer eterno contiene, ni habiendo

disposiciones convenientes en las criaturas para manifestarlas, todas estas

bienaventuranzas están ad intra en la Divinidad, esperando que sean sacadas

fuera para quien debía nacer, vivir y hacer vida en nuestro Querer sin

interrupción alguna, porque siendo una su voluntad con la nuestra, todas las

puertas divinas están abiertas y nuestros más íntimos secretos develados, las

 

 

alegrías y las bienaventuranzas se vuelven comunes, por cuanto a criatura es

posible. Así que mira hija mía, cada manifestación que te hago sobre mi

Voluntad es una bienaventuranza que brota del seno de la Divinidad, la cual

no sólo te hace feliz y te dispone mayormente a vivir en mi Querer, sino que

te prepara a otros nuevos conocimientos, y no sólo esto, sino que todo el

Cielo queda inundado de aquella nueva bienaventuranza que ha salido de

nuestro seno. ¡Oh, cómo te agradecen y ruegan que Yo continúe las

manifestaciones sobre mi Voluntad! Estas bienaventuranzas fueron

encerradas en Nosotros por la voluntad humana, y cada acto de voluntad

humana es una cerradura a estas bienaventuranzas celestiales, no sólo en el

tiempo sino también en la eternidad, porque cada acto de mi Voluntad hecho

en la tierra arroja la semilla en el alma de aquella bienaventuranza que

deberá gozar en el Cielo, sin la semilla es inútil esperar la planta. Por eso te

quiero siempre más adentro en mi Querer."

Febrero 21, 1926

Cada manifestación sobre la Divina Voluntad es un parto de Ella, y

cada acto hecho en Ella es agua que forma para engrandecer el

mar de la Voluntad eterna en torno al alma.

Me sentía toda inmersa en el Santo Querer Divino, un aire celestial y

divino me circundaba, y una luz inaccesible me hacía presentes, como en

acto, todos los actos del Querer Supremo, los cuales encontrando en mí el

mismo Querer, me daban su beso y su amor, y yo les daba nuevamente mi

beso e imprimía mi te amo en cada acto del Querer eterno. Me parecía que

todos querían ser reconocidos por mí para tener mi correspondencia, acuerdo

perfecto y recíproca posesión. Ahora, mientras me encontraba en este

estado, mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y con sus manos

divinas me ataba en aquella luz, en modo que nada más veía que a Jesús, su

Voluntad y todo lo que Ella hacía; cómo me sentía feliz, cuántas alegrías

inexpresables sentía, Jesús mismo estaba todo en fiesta y sentía tal contento

al verme toda para su Querer y en su Querer, que parecía que olvidaba todo

para ocuparse sólo de su Voluntad, a fin de que fuese completa en mí, y

triunfando sobre todo pudiese tener la finalidad para la cual todas las cosas

fueron creadas. Después me ha dicho:

"Hija mía, pequeña recién nacida de mi Voluntad, tú debes saber que

quien ha nacido en mi Voluntad puede ser también madre, dando a luz

 

 

muchos hijos a mi Supremo Querer. Para ser madre es necesario tener

materia suficiente en el interior, para poder formar con su sangre, con su

carne y con los alimentos continuos el parto que se quiere dar a luz. Si no

está el germen y la materia suficiente, es inútil esperar ser madre. Ahora en

ti, habiendo nacido en mi Querer, está el germen de la fecundidad, como

también está la materia suficientísima de todas las manifestaciones que te he

hecho acerca de mi Querer, cada conocimiento que te he dado, se puede

decir que puede dar a luz un hijo a mi Voluntad, tus actos continuos en mi

Querer son alimentos abundantes para formarlos primero en ti, a estos hijos

del Cielo, y después sacarlos fuera como triunfo, honor, gloria y corona de

mi Voluntad y perenne alegría de la madre que los ha parido. Ve entonces

qué significa una manifestación de más, es un parto de más que hace mi

Voluntad, es una Vida Divina que sale para bien de las criaturas, es un

debilitar las fuerzas de la voluntad humana para constituir en ella la fuerza

de la Voluntad Divina. Cómo debes entonces estar atenta a no perder nada,

aun de las más pequeñas manifestaciones que te hago, porque vendrías a

quitarme el honor de tener un hijo de más, que puede narrar a todos un bien

de más sobre mi Voluntad para darlo a las criaturas, y entonces poderla amar

de más y hacerse sojuzgar por la Potencia de mi Supremo Querer."

Entonces, no sé cómo me sentía el acostumbrado temor que pudiese

salir mínimamente de la Santísima Voluntad, y mi siempre amable Jesús ha

regresado de nuevo y todo amor me ha dicho:

"Hija mía, ¿por qué temes? Escucha, cuando te afanas y te afliges por

temor de salir de mi Querer, Yo me río y me divierto, porque sé que es tanta

el agua del mar de mi Voluntad que te circunda, que no encontrarías los

confines para salir de él; dondequiera que quisieras dirigir tus pasos, a la

derecha o a la izquierda, hacia adelante o hacia atrás, caminarías, sí, pero

siempre en el agua del mar de mi Voluntad, y esta agua la has formado tú

misma con los tantos actos que has hecho en Ella, porque siendo mi

Voluntad interminable, haciendo tus actos en Ella venías a formar en torno a

ti un mar del cual no puedes salir. Así que cada acto que haces viene a

formar nueva agua para ensanchar mayormente el mar de la Suprema

Voluntad dentro y fuera de ti. Tus mismos temores de salir del origen donde

has nacido, son oleadas que formas, que agitándote te profundizan de más en

el abismo del mar de mi Querer. Por eso Yo no te hago ningún reproche,

porque sé donde estás y cómo estás; y más bien llamo tu atención a vivir en

paz en mi Querer, o bien te hago una sorpresa con decirte otras cosas más

sorprendentes sobre el eterno Querer, de modo que sorprendida olvides todo,

también tus temores, y en paz navegues el mar de mi Voluntad, y Yo, divino

piloto me deleito en guiar a aquella que vive y es toda para nuestro Supremo

 

 

Querer."

Sea todo para gloria de Dios y para confusión mía, que soy la más

miserable de las criaturas.

Deo gratias