VOLUMEN 18
Luisa Piccarreta Volumen 18
I. M. I.
Agosto 9, 1925
Corresponder a Dios en amor por todas las cosas creadas, es el
primer deber de la criatura. La Divina Voluntad fue dada
como Vida primaria de la criatura.
Jesús mío, dame la fuerza, Tú que ves la gran repugnancia que siento
al escribir, que si no fuera por la bendita obediencia y el temor de
desagradarte jamás habría escrito una sola palabra. Tus largas privaciones
me aturden y me vuelven incapaz de todo, por eso tengo necesidad de mayor
ayuda, para poner en el papel lo que tu Santo Querer me sugiere. Así que
dame la mano y estate siempre junto conmigo.
Ahora, mientras me estaba fundiendo en el Santo Querer Divino para
corresponder en amor a Dios por todo lo que hizo en la Creación por amor
de las criaturas, el pensamiento me decía que no era necesario hacerlo, ni era
agradable a mi Jesús este modo de orar, me decía que todo era invención de
mi cabeza. Y mi siempre amable Jesús, moviéndose en mi interior me ha
dicho:
"Hija mía, tú debes saber que este modo de orar, esto es, corresponder
a Dios en amor por todas las cosas creadas por Él, es un derecho divino y
entra en el primer deber de la criatura. La Creación fue hecha por amor del
hombre, es más, fue tanto nuestro Amor, que si hubiera sido necesario
hubiéramos creado tantos cielos, tantos soles, estrellas, mares, tierras,
plantas, y todo lo demás, por cuantas criaturas debían venir a la luz de este
mundo, a fin de que cada una tuviera una Creación para sí, un universo todo
suyo, como en efecto cuando todo fue creado, sólo Adán fue el espectador
de todo lo creado, él podía gozar todo el bien que quería. Y si no lo hicimos
fue porque el hombre podía gozar igualmente todo como si fuera suyo, a
pesar de que los demás también lo gozan. En efecto, ¿quién no puede decir
el sol es mío y gozar de la luz del sol por cuanta quiera, quién no puede decir
el agua es mía y quitarse la sed y servirse de ella donde la necesita, quién no
puede decir que el mar, la tierra, el fuego, el aire son cosas mías? Y tantas
otras cosas creadas por Mí, y si alguna cosa parece que al hombre le falta,
25 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta
que se fatiga para conseguirla, es el pecado que obstruyendo el paso a mis
beneficios impide a las cosas creadas por Mí ser magnánimas hacia la
criatura ingrata.
Entonces, siendo así que en todas las cosas creadas Dios vinculaba su
Amor hacia cada criatura, en ella entraba el deber de corresponder a Dios
con su pequeño amor, con su gratitud, con su gracias hacia quien tanto había
hecho por ella. Este no corresponder en amor a Dios por todo lo que ha
hecho en la Creación para el hombre, es el primer fraude que hace la criatura
a Dios, es un usurpar sus dones sin ni siquiera reconocer de donde vienen, ni
a quien tanto la ha amado; por eso es el primer deber de la criatura, y es tan
indispensable e importante este deber, que aquélla que tomó a pecho toda
nuestra gloria, nuestra defensa, nuestro interés, no hacía otra cosa que girar
por doquier, desde la más pequeña hasta la más grande de las cosas creadas
por Dios para imprimir su correspondencia de amor, de gloria, de
agradecimiento por todos y a nombre de todas las generaciones humanas.
¡Ah sí, fue propiamente mi Mamá Celestial que llenó Cielos y tierra de la
correspondencia por todo lo que Dios había hecho en la Creación! Después
de Ella fue mi Humanidad la que cumplió este deber tan sacrosanto, al cual
la criatura había faltado tanto, tanto, así que fueron mis oraciones y las de mi
inseparable Mamá lo que hizo propicio a mi Padre Celestial hacia el hombre
culpable. ¿No quieres tú entonces repetir mis mismas oraciones? Es más,
por esto te he llamado en mi Querer, a fin de que te asocies con Nosotros y
sigas y repitas nuestros actos."
Entonces yo buscaba por cuanto podía, girar por todas las cosas
creadas para dar a mi Dios la correspondencia del amor, de la gloria, del
agradecimiento por todo lo que había hecho en la Creación. Me parecía ver
en todas las cosas la correspondencia de amor de mi Emperatriz Mamá y de
mi amado Jesús, esta correspondencia formaba la más bella armonía entre el
Cielo y la tierra y vinculaba al Creador con la criatura. Cada
correspondencia de amor era una tecla, una sonatina de música celestial que
raptaba, y mi dulce Jesús ha agregado:
"Hija mía, todas las cosas creadas no fueron otra cosa que un acto de
nuestra Voluntad que las hizo salir fuera, ellas no pueden apartarse de su
lugar, ni cambiar efectos, ni posición, ni el oficio que cada una recibió de su
Creador; ellas no son otra cosa que espejos donde el hombre debía mirar los
reflejos de las cualidades de su Creador, dónde la Potencia, dónde la Belleza,
en otras cosas creadas la Bondad, la Inmensidad, la Luz, etc., en suma, cada
cosa creada predica al hombre las cualidades de su Creador, y con voces
mudas le dicen cuánto lo amo. En cambio al crear al hombre no fue sólo mi
Voluntad, sino una emanación que salió de nuestro seno, una parte de
Nosotros mismos que infundimos en él, y por eso lo creamos libre de
voluntad, a fin de que creciera siempre en belleza, en sabiduría, en virtud; a
semejanza nuestra él podía multiplicar sus bienes, sus gracias. ¡Oh, si el sol
fuera libre de voluntad y pudiera hacer de uno dos soles, de dos, cuatro soles
etc., qué gloria, qué honor no daría a su Creador, y cuánta gloria también
para él mismo! Sin embargo, lo que no pueden hacer las cosas creadas
porque están privadas de libre albedrío y porque fueron creadas para servir
al hombre, lo puede hacer el hombre, porque él debía servir a Dios; así que
todo nuestro Amor estaba concentrado en el hombre y por eso pusimos todo
lo creado a su disposición, todo ordenado en torno a él, para que el hombre
se sirviera de nuestras obras como de tantos escalones y caminos para venir
a Nosotros para conocernos y para amarnos. ¿Pero cuál no es nuestro dolor
al ver al hombre por debajo de nuestras cosas creadas, es más, transformada
por el pecado en fealdad su bella alma dada por Nosotros, y no solo no
crecido en el bien, sino horrible al verse? No obstante, como si todo lo que
fue creado para él no bastara a nuestro amor, para custodiar este libre
albedrío le hicimos el don más grande que superó todos los demás dones,
esto es, le dimos nuestra Voluntad como preservativo, como antídoto, como
preventivo y ayuda a su libre voluntad; así que nuestra Voluntad se puso a su
disposición para darle todas aquellas ayudas de las cuales el hombre tuviera
necesidad; así que nuestra Voluntad le fue dada como vida primaria y acto
primero de todas sus obras. Debiendo él crecer en gracia y belleza, tenía
necesidad de una Voluntad Suprema que no sólo hiciera compañía a su
voluntad humana, sino que se sustituyera al obrar de la criatura; pero
también este gran don despreció y no lo quiso conocer. Ves entonces como
nuestra Voluntad entra en la vida primaria de la criatura, y mientras tiene su
acto primero, su vida, la criatura crece siempre en gracia, en luz, en belleza,
conserva el vínculo del acto primero de su creación, y Nosotros recibimos la
gloria de todas las cosas creadas, porque sirven a nuestra Voluntad obrante
en la criatura, única finalidad de toda la Creación. Por eso te recomiendo
que nuestra Voluntad sea para ti más que vida y el acto primero de todas tus
acciones."
Agosto 15, 1925
Todas las cosas creadas caminan hacia el hombre. La fiesta de
la Asunción se debería llamar la fiesta de la Divina Voluntad.
Continuaba fundiéndome en el Santo Querer Divino para corresponder
a mi Jesús con mi pequeño amor por todo lo que ha hecho por el género
humano en la Creación, y mi amado Jesús moviéndose en mi interior, para
dar más valor a mi pequeño amor hacía junto conmigo lo que yo hacía, y
mientras estaba en esto me ha dicho:
"Hija mía, todas las cosas creadas fueron hechas para el hombre y
todas corren hacia él, no tienen pies, pero todas caminan, todas tienen un
movimiento, o para encontrarlo o para hacerse encontrar: La luz del sol
parte desde la altura de los cielos para encontrar a la criatura, iluminarla y
calentarla; el agua camina para llegar hasta las vísceras humanas para
quitarle la sed y refrescarla; las plantas, las semillas, caminan y desgarran la
tierra, forman su fruto para darse al hombre, no hay cosa creada que no
tenga un paso, un movimiento, hacia quien el Eterno Artífice las había
dirigido en su creación; mi Voluntad mantiene el orden, la armonía y las
mantiene a todas en camino hacia las criaturas, así que es mi Voluntad que
camina siempre en las cosas creadas hacia la criatura, no se detiene jamás, es
toda movimiento hacia quien tanto ama, ¿sin embargo quién dice un gracias
a mi Voluntad que le lleva la luz del sol, el agua para beber para quitarle la
sed, el pan para quitarle el hambre, el fruto, la flor para recrearlo y tantas
otras cosas que le lleva para hacerlo feliz? ¿No es justo que mi Voluntad,
haciendo todo para el hombre, el hombre hiciera todo para cumplir mi
Voluntad? ¡Oh! si tú supieras la fiesta que hace mi Voluntad en las cosas
creadas cuando camina y sirve a quien cumple mi Voluntad. Mi Voluntad
obrante y cumplida en la criatura y mi Voluntad obrante en las cosas
creadas, mientras se encuentran juntas se besan, armonizan, se aman y
forman el himno, la adoración a su Creador, y el portento más grande de
toda la Creación. Las cosas creadas se sienten honradas cuando sirven a la
criatura que es animada por esa misma Voluntad que forma su misma Vida
de ellas; en cambio mi Voluntad se pone en actitud de dolor en las mismas
cosas creadas cuando debe servir a quien no cumple mi Voluntad; he aquí
por qué sucede que muchas veces las cosas creadas se ponen contra el
hombre, lo golpean, lo castigan, porque ellas se vuelven superiores al
hombre conservando íntegra en ellas aquella Voluntad Divina por la cual
fueron animadas desde el principio de su creación, y el hombre ha
descendido a lo bajo, no conservando en él la Voluntad de su Creador."
Después de esto me he puesto a pensar en la fiesta de mi Celestial
Mamá Asunta al Cielo, y mi dulce Jesús con un acento tierno y conmovedor
ha agregado:
"Hija mía, el verdadero nombre de esta fiesta debería ser: ‘La fiesta
de la Divina Voluntad.’ Fue la voluntad humana la que cerró el Cielo, que
destrozó los vínculos con su Creador, la que hizo salir todas las miserias, el
dolor y que puso término a las fiestas que la criatura debía gozar en el Cielo.
Ahora, esta criatura, Reina de todos, con hacer siempre y en todo la
Voluntad del Eterno, es más, se puede decir que su vida fue sólo la Voluntad
Divina, abrió el Cielo, se vinculó con el Eterno e hizo volver las fiestas en el
Cielo con la criatura; cada acto que hacía en la Voluntad Suprema era una
fiesta que iniciaba en el Cielo, eran soles que formaba como ornamentos de
estas fiestas, eran músicas que enviaba para alegrar la Jerusalén celestial, así
que la verdadera causa de esta fiesta es la Voluntad eterna obrante y
cumplida en mi Mamá Celestial, que obró tales prodigios en Ella, que dejó
estupefactos a Cielos y tierra, encadenó al Eterno con los vínculos
indisolubles de amor, raptó al Verbo Eterno hasta su seno; los mismos
ángeles, raptados, repetían entre ellos: ‘¿De dónde tanta gloria, tanto honor,
tanta grandeza y tantos prodigios jamás vistos, en esta excelsa criatura? No
obstante es del exilio que viene.’ Y atónitos reconocían la Voluntad de su
Creador como vida y obrante en Ella y estremeciéndose decían: ‘¡Santa,
santa, santa, honor y gloria a la Voluntad de nuestro soberano Señor y gloria
y tres veces santa Aquélla que ha hecho obrar a esta Suprema Voluntad!’
Así que es mi Voluntad la que más que todo fue y es festejada en el día de la
Asunción al Cielo; fue mi Voluntad únicamente la que hizo ascender tan alto
a mi Madre Santísima y la que la distinguió entre todas las criaturas, todo lo
demás habría sido nada si no hubiera poseído el prodigio de mi Querer. Fue
mi Voluntad que le dio la Fecundidad divina y la hizo Madre del Verbo, fue
mi Voluntad la que le hizo ver y abrazar a todas las criaturas juntas,
haciéndose madre de todas y amando a todas con un amor de maternidad
divina, y haciéndola Reina de todos la hacía imperar y dominar. En aquel
día mi Voluntad recibió los primeros honores, la gloria y el fruto abundante
de su labor en la Creación y comenzó su fiesta que jamás interrumpe por la
glorificación de su obrar en mi amada Madre; y si bien el Cielo fue abierto
por Mí y muchos santos estaban ya en posesión de la Patria Celestial cuando
la Reina celestial fue asunta al Cielo, sin embargo la causa primaria era
precisamente Ella, que había cumplido en todo la Suprema Voluntad, y por
eso se esperó a Aquélla que tanto la había honrado y contenía el verdadero
prodigio de la Santísima Voluntad para hacer la primera fiesta al Supremo
Querer. ¡Oh, cómo todo el Cielo glorificaba, bendecía, alababa a la eterna
Voluntad cuando veía a esta sublime Reina entrar en el empíreo, en medio
de la corte celestial, toda fundida en el Sol eterno del Querer Supremo! La
veían toda adornada por la Potencia del Fiat Supremo, no había habido en
Ella ni siquiera un latido que no tuviera impreso en él este Fiat, y atónitos la
miraban y le decían: ‘Asciende, asciende más arriba, es justo que Aquélla
que tanto ha honrado al Fiat Supremo y que por medio suyo nos
encontramos en la patria celestial, tenga el trono más alto y que sea nuestra
Reina.’ Y el más grande honor que recibió mi Mamá fue el ver glorificada
la Divina Voluntad."
Septiembre 16, 1925
Jesús fue siempre igual en las penas. El ser siempre
igual es virtud divina. El silencio de Jesús.
Mis días son siempre más amargos por las largas privaciones de mi
dulce Jesús. Su Voluntad me ha quedado como preciosa herencia de sus
tantas visitas hechas a mi pobre alma, pero ahora he quedado sola, olvidada
por Aquél que formaba mi vida, que me parecía estar fundidos juntos y que
ni Él podía estar sin mí, ni yo sin Él; y mientras pienso: ¿dónde, a dónde
habrá ido Aquél que tanto me amaba? ¿Qué he hecho que me ha dejado?
¡Ah Jesús, regresa, regresa que no puedo más! Y mientras quisiera
abandonarme al dolor y pensar en mi gran desventura por haber perdido a
Aquél en quien había puesto todas mis esperanzas, mi felicidad, el Santo
Querer Divino se impone sobre mí haciéndome hacer el curso de mis actos
en su adorable Voluntad y casi me impide dolerme por estar privada de mi
único bien, y quedo como petrificada, inmóvil, toda sola, sin el mínimo
consuelo ni del Cielo ni de la tierra. Ahora, mientras me encontraba en este
estado, estaba pensando en diversas penas de la Pasión de Jesús, el cual
haciéndose ver me ha dicho:
"Hija mía, en todas mis penas fui siempre igual, jamás cambié, mi
mirada fue siempre dulce, mi rostro siempre sereno, mis palabras siempre
calmadas y dignas; en toda mi persona había tal igualdad de modos, que si
hubieran querido conocerme como su Redentor, sólo por mi modo siempre
igual en todo y por todo me hubieran conocido. Es verdad que mis penas
fueron tantas que me eclipsaban, y como tantas nubes que me circundaban,
pero esto era nada, después de la intensidad de las penas Yo reaparecía en
medio de mis enemigos como sol majestuoso, con mi acostumbrada
serenidad y con mis mismos modos siempre iguales y pacíficos. Ser siempre
igual es sólo de Dios y de los verdaderos hijos de Dios, el modo siempre
igual imprime el carácter divino en el alma y hace conocer qué puro y santo
es el obrar de las criaturas. En cambio, un carácter desigual es de las
criaturas y es señal de pasiones que se agitan en el corazón humano, que lo
tiranizan, de modo que también en el exterior muestran un carácter
desagradable que desagrada a todos. Por eso te recomiendo ser siempre
igual conmigo, contigo misma y con los demás; igual en las penas y hasta en
mi misma privación. El carácter igual en ti debe ser imborrable, y si bien las
penas de mi privación te aterran y forman dentro y fuera de ti las nubes del
dolor, tus modos iguales serán luz que alejarán estas nubes y harán conocer
que, si bien escondido, Yo habito en ti."
Después de esto yo continuaba pensando en las penas de la Pasión de
mi adorable Jesús, con el clavo de su privación en mi corazón, y mi amable
Jesús se hacía ver en mi interior, taciturno y tan afligido que daba piedad, y
yo le he dicho:
"Amor mío, ¿por qué callas? Me parece que no quieres decirme más
nada, ni confiarme tus secretos y tus penas."
Y Jesús, todo bondad pero afligido me ha dicho: "Hija mía, el callar
dice alguna cosa más grande que no dice el hablar. El callar es decisión de
quien no queriendo ser distraído, calla. El callar de un padre con un hijo
suyo amado mientras se encuentra en medio de otros hijos libertinos, es
señal de que quiere castigar a los hijos perversos. ¿Tú crees que sea cosa de
nada que no venga a ti y que casi no te participe mis penas? ¡Ah hija mía,
no es cosa de nada, todo lo contrario, es cosa grande! Cuando Yo no vengo
a ti mi Justicia se llena de flagelos para castigar al hombre, tanto que todos
los males pasados, los terremotos, las guerras, serán como nada ante los
males que vendrán y ante la gran guerra y revolución que están preparando;
son tantos los pecados que no merecen que te participe mis penas para
librarlos de los castigos merecidos, por eso ten paciencia, mi Voluntad
suplirá a mi visita, si bien estoy escondido en ti, y si esto no fuera no habrías
podido mantener la batuta en hacer tus acostumbrados giros en mi Voluntad;
soy Yo que, si bien escondido, los hago en ti, y tú sigues a Aquél que no ves,
sin embargo cuando mi Justicia haya cumplido el llenado de los flagelos, Yo
estaré contigo como antes, por eso, ánimo, espérame y no temas."
Ahora, mientras esto decía me he encontrado fuera de mí misma en
medio del mundo, y en casi todas las naciones se veían preparativos de
guerras, nuevos modos más trágicos de combatir, que daban espanto al sólo
mirarlos, y además la gran ceguera humana, que haciendo más ciego al
hombre lo hacía obrar como bestia, no como hombre, y tan ciego que no
veía que mientras hería a los demás se hería a sí mismo. Luego, toda
asustada me he encontrado en mí misma, sola, sin mi Jesús y con el clavo en
el corazón, porque Aquél que amo se había ido de mí dejándome sola y
abandonada. Y mientras deliraba y sufría por la pena, mi dulce Jesús,
moviéndose en mi interior y suspirando por mi duro estado me ha dicho:
"Hija mía, cálmate, cálmate, estoy en ti, no te dejo, y además, ¿cómo
puedo dejarte? Mira, mi Voluntad se encuentra por todas partes, si tú estás
en mi Voluntad no tengo a dónde ir, ni encuentro lugar para alejarme de ti,
debería hacer limitada mi Voluntad, reunirla en un punto para dejarte, pero
ni siquiera esto puedo hacer. Mi Inmensidad se extiende por todas partes y
mi Naturaleza hace inmenso todo lo que me pertenece, por lo tanto, inmensa
es mi Voluntad, mi Potencia, mi Amor, mi Sabiduría, etc., entonces, ¿cómo
puedo dejarte si en mi Voluntad dondequiera Yo te encuentro? Por eso
debes estar segura de que no te dejo; profundízate siempre más en la
inmensidad del abismo de mi Voluntad."
Octubre 1, 1925
La Divina Voluntad estaba en el centro de la Humanidad
de Nuestro Señor, y quien vive en Ella vive en este centro.
Estaba según mi costumbre acompañando las penas de la Pasión de mi
dulce Jesús, y ofrecía la misma privación de Él, la tortura que me
ocasionaba, como testimonio de mi doloroso amor para aliviarlo y
compadecerlo en sus penas. Ahora, mientras esto hacía, mi amado bien ha
movido un brazo en mi interior, alzando su mano derecha haciendo correr de
sus dedos ríos de sangre y de luz sobre mi pobre alma que estaba marchita y
quemada por el viento potente de su privación, y con una tristeza tal, que
Jesús mismo se ha sobresaltado, y enternecido por compasión y
queriéndome consolar me ha dicho:
"Hija mía, ánimo, no temas, quien vive en mi Voluntad está en el
centro de mi Humanidad, porque la Voluntad Divina está en Mí como el sol
en su esfera, que a pesar de que los rayos invaden la tierra, él no se aparta
jamás de lo alto, de su centro, está siempre en su esfera, en su majestuoso
trono, y mientras su luz recorre todo, dominando todo, todo le sirve de
escabel, esperando todos su benéfica luz. Así se encontraba en Mí la
Voluntad Divina, como centro en la esfera de mi Humanidad y de ésta partía
la luz a todos y por doquier.
Había sido este el primer acto del hombre, rechazar mi Voluntad
Suprema; convenía entonces a mi Humanidad hacer el primer paso hacia
Ella concentrando en Mí como centro de vida esta Voluntad eterna, y por
medio de mi Vida, de mis obras y penas, llevarla de nuevo al hombre, a fin
de que regresara a su Creador, metiéndose en el orden para el cual había sido
creado. Mira entonces hija mía, el alma que vive en mi Voluntad está en el
centro de mi Humanidad, y todo lo que Yo hice y sufrí está todo en torno a
ella y en su ayuda: Si es débil le suministra mi Fortaleza, si está sucia mi
sangre la lava y la embellece, mis oraciones la sostienen, mis brazos la
tienen estrechada y la cubren con mis obras, en suma, todo está en su
defensa y en su ayuda; por eso es por lo que el pensamiento de mis penas es
como connatural en ti, porque viviendo en mi Voluntad ellas te circundan
como tantas nubes de luz y de Gracia. Mi Voluntad en la esfera de mi
Humanidad ponía como en camino mis obras, mis pasos, mis palabras, mi
sangre, mis llagas, mis penas, y todo lo que Yo hice para llamar al hombre y
darle las ayudas y los medios suficientes para salvarlo y hacerlo volver de
nuevo al seno de mi Voluntad. Si mi Voluntad hubiera querido llamar
directamente al hombre, éste se habría espantado; en cambio quise llamarlo
con todo lo que hice y sufrí, y todo esto era como tantos incentivos y medios
para darle ánimo y hacerlo volver a mis brazos. Así que todo lo que Yo hice
y sufrí es el portador del hombre a Dios. Ahora, quien vive en mi Voluntad,
viviendo en el centro de mi Humanidad, toma todos los frutos de todo lo que
Yo hice y sufrí, y entra en el orden de la Creación, y mi Voluntad cumple en
él la plena finalidad para la que fue creado. Otros, que no viven en mi
Voluntad, encuentran los medios para salvarse, pero no gozan todos los
frutos de la Redención y de la Creación."
Ahora, mientras esto decía mi amable Jesús yo le he dicho: "Amor
mío, yo no sé, me dices que yo vivo en tu Voluntad y luego me dejas, ¡ah! a
qué duro martirio me sometes, en cuanto me dejas todo para mí se cambia,
yo misma no me reconozco más, todo para mí muere, muere la luz, el amor,
el bien. Eres sólo Tú el que mantiene el latido de la vida de mi pobre alma;
en cuanto Tú partes y me dejas, así muere todo. Mira entonces en qué
condiciones tan duras y dolorosas me dejas. ¡Ah! ten piedad de mí y no me
dejes, porque no puedo más." Y mientras quería decir más, mi Jesús
suspirando ha agregado:
"Hija mía, calla, no sigas más adelante, tus palabras me hieren el
corazón. ¡Oh! cómo quisiera quitar de tu corazón este clavo tan duro que Yo
te dejo, de que Yo pudiera dejarte, lo sé también Yo, que para quien me ama
este clavo es insoportable, hace morir continuamente sin piedad, por eso
quita el pensamiento de que Yo pudiera dejarte, en vez de dejarte deberías
estar convencida de que me adentro más en ti, y hago silencio en la navecilla
de tu alma, tan es verdad, que nada ha cambiado en ti, los preparativos que
estaban, están todos en el orden, tan es cierto que basta que mi Voluntad lo
quiera y Yo doy una vueltecita por los preparativos que hay y que son ya
tuyos. Y además, ¿cómo puedo dejarte? Para quien hace mi Voluntad y
vive en Ella, mantiene íntegros los vínculos de la Creación que hay entre
Creador y criaturas, los vínculos de la Redención y los vínculos que hay
entre el Santificador y los santificados; mi Voluntad sella todos esos
vínculos y vuelve a la criatura inseparable de Mí. Por eso debes estar segura
de que tu Jesús no te deja."
Mientras esto decía, veía como innumerables hilos de luz atados a mi
corazón, y que algunos estaban atados a todas las cosas creadas, otros hilos
salían de todo lo que Jesús había hecho y padecido, otros de los
Sacramentos. Sea todo para gloria de Dios y para bien de mi alma y de
todas las almas. Amén.
Octubre 4, 1925
Repetir el mismo bien sirve para formar el agua para regar las
semillas de las virtudes. Todo lo que ha hecho Nuestro Señor
está suspendido en la Divina Voluntad
Estaba según mi costumbre fundiéndome en la Santísima Voluntad de
Dios, y mientras giraba en Ella para poner mi te amo sobre todas las cosas,
hubiera querido que mi Jesús nada viera u oyera sino mi te amo, o bien que
todo lo viera y oyera a través de este mi te amo. Y mientras repetía el
estribillo de mi te amo pensaba entre mí: "Se ve que soy verdaderamente
una pequeña niña que no sé decir otra cosa que el estribillo aprendido; y
además, ¿para qué me sirve el repetir y siempre repetir te amo, te amo?"
Mientras esto pensaba mi adorable Jesús ha salido de dentro de mi interior,
haciendo ver en toda su Divina Persona impreso por todas partes mi te amo,
sobre los labios, sobre el rostro, en la frente, en los ojos, en medio del pecho,
sobre el dorso y en medio de la palma de las manos, en la punta de sus
dedos, en suma, dondequiera; y con un acento tierno me ha dicho:
"Hija mía, ¿no estás contenta de que ningún te amo que sale de ti
quede perdido, sino que todos queden impresos en Mí? Y además, ¿sabes
de qué te sirve el repetirlos? Tú debes saber que cuando el alma se decide a
hacer un bien, a ejercitar una virtud, forma la semilla de aquella virtud; con
repetir aquellos actos forma el agua para regar esa semilla en la tierra del
propio corazón, y cuanto más a menudo los repite, más riega esa semilla y la
planta crece bella, verde, de manera que pronto produce los frutos de aquella
semilla. En cambio, si es lenta en repetirlos muchas veces aquella semilla
queda reprimida, y si crece, crece débil y jamás da fruto; pobre semilla, sin
agua suficiente para crecer, y mi Sol no surge sobre esa semilla para darle la
fecundidad, la madurez y el bello color a sus frutos, porque es infecunda. En
cambio con repetir siempre los mismos actos, el alma contiene mucha agua
para regar aquella semilla, mi Sol surge sobre ella cada vez que es regada y
se alegra mucho al ver que tiene tanta fuerza para crecer que hace llegar sus
ramas hasta Mí, y viendo sus muchos frutos los tomo con gusto y reposo a
su sombra. Así que el repetir tu te amo para Mí, te provee del agua para
regar y formar el árbol del amor; el repetir la paciencia, riega y forma el
árbol de la paciencia; el repetir tus actos en mi Voluntad, forma el agua para
regar y formar el árbol divino y eterno de mi Voluntad; ninguna cosa se
forma con un solo acto, sino con muchos y muchos actos repetidos. Sólo tu
Jesús contiene esta virtud, de formar todas las cosas, aun las más grandes,
con un acto solo, porque contengo la Potencia creadora; pero la criatura, a
fuerza de repetir el mismo acto, forma sorbo a sorbo el bien que quiere
hacer. Con la costumbre se vuelve naturaleza aquel bien o aquella virtud y
la criatura se vuelve poseedora, formando con ellas toda su fortuna.
También en el orden natural sucede así, nadie se vuelve maestro con haber
leído una vez o pocas veces las vocales y las consonantes, sino quien
constantemente repite hasta llenarse la mente, la voluntad y el corazón de
toda aquella ciencia que conviene para poder hacer de maestro a los demás;
ninguno se ve saciado si no come bocado a bocado el alimento que se
necesita para saciarse; nadie recoge la semilla si no repite, quién sabe
cuántas veces, su trabajo en su campo, y así de tantas otras cosas. El repetir
el mismo acto es señal de que se ama, se aprecia y se quiere poseer el mismo
acto que hace. Por eso repite, e incesantemente repite sin cansarte jamás."
Después me he encontrado fuera de mí misma, y mi dulce Jesús me hallevado girando en todos aquellos lugares donde había, estando Él en la
tierra, obrado, sufrido, orado y también llorado; todo lo que había hecho,
todo estaba en acto y mi amado Bien me ha dicho:
"Hija mía, hija de mi Querer Supremo, mi Voluntad quiere hacerte
participar en todo. Todo lo que tú ves son todas mis obras que hice estando
en la tierra, las cuales mi Voluntad las tiene suspendidas en Ella porque las
criaturas no se disponen a querer recibirlas, en parte porque no conocen aún
lo que Yo hice. Mira, aquí están mis oraciones que de noche hacía, cubiertas
de lágrimas amargas y de suspiros ardientes por la salvación de todos, están
todas en espera para darse a las criaturas, para darles los frutos que
contienen. Hija, entra tú en ellas, cúbrete con mis lágrimas, vístete con mis
oraciones, a fin de que mi Voluntad cumpla en ti los efectos que hay en mis
lágrimas, oraciones y suspiros. Mi Voluntad tiene como alineadas en Sí las
penas de mi infancia, todos mis actos internos de mi Vida oculta, que son
prodigios de Gracia y de santidad, todas las humillaciones, gloria y penas de
mi Vida pública, las penas más escondidas de mi Pasión, todo está
suspendido, el fruto completo no ha sido tomado por las criaturas y espero a
quien debe vivir en mi Querer a fin de que no estén más suspendidos, sino
que se viertan sobre ellos para darles el fruto completo. Sólo quien debe
vivir en mi Voluntad hará que no continúen suspendidos mis bienes, por eso
entra en cada uno de mis actos y de mis penas, a fin de que mi Voluntad se
cumpla en ti. Entre tú y Yo no quiero cosas suspendidas, ni tolero no
poderte dar lo que quiero, por eso quiero encontrar en ti mi misma Voluntad,
a fin de que nada pueda oponerse a lo que Ella quiere darte."
Y mientras Jesús decía esto, yo pasaba de un acto a otro de Jesús y
quedaba como transformada, cubierta con sus mismos actos, oraciones,
lágrimas y penas. ¿Pero quién puede decir lo que sentía? Espero que el
bendito Jesús me dé la gracia de corresponder y de cumplir en mí su
adorable Voluntad, y en todos. Amén.
Octubre 10, 1925
Intercambio de Voluntad entre Dios y la Santísima Virgen y
Luisa. La Santísima Virgen repite al alma lo que hizo a su Hijo.
Encontrándome en mi acostumbrado estado, mi pobre mente se
encontraba en una atmósfera altísima, me parecía ver a la Divinidad y sobre
una rodilla del Padre Celestial a mi Reina Mamá muerta, como si no tuviera
vida; yo maravillada pensaba entre mí: "Mi Mamá está muerta, pero qué
muerte feliz morir sobre las rodilla de nuestro Creador." Pero mirando
mejor, veía como si su voluntad estuviese separada del cuerpo, estaba en las
manos del Padre Divino. Yo asombrada miraba pero no me sabía explicar lo
que veía, pero una voz que salía del trono decía:
"Esta es la elegida entre todas las elegidas, es la toda bella, es la única
criatura que nos hizo don de su voluntad y muerta nos la dejó sobre las
rodillas, en nuestras manos, y Nosotros en correspondencia le hicimos don
de nuestra Voluntad. Don más grande no podíamos hacerle, porque con la
adquisición de esta Suprema Voluntad tuvo poder de hacer descender al
Verbo sobre la tierra y de hacer formar la Redención del género humano.
Una voluntad humana no tendría poder sobre Nosotros ni ningún atractivo,
en cambio una Voluntad Divina dada por Nosotros mismos a esta
incomparable criatura nos venció, nos conquistó, nos raptó, y no pudiendo
resistir cedimos a sus instancias de hacer descender al Verbo sobre la tierra.
Ahora esperamos que vengas tú a morir sobre la otra rodilla, donándonos tu
voluntad, y Nosotros, viéndola muerta en nuestras manos, como si no
existiera más para ti, te haremos don de la nuestra y por medio tuyo, es
decir, por medio de esta nuestra Voluntad donada a ti, regresará a vivir
nuestro Fiat sobre la tierra. Estas dos voluntades muertas sobre nuestras
rodillas serán el rescate de tantas voluntades rebeldes, y las tendremos como
prendas preciosas que nos reharán de los tantos males de todas las demás
criaturas, porque con nuestra Voluntad podrán satisfacernos."
La voz no se oía más, y yo me he encontrado sobre la otra rodilla
Paterna en acto de dar el último respiro quedando muerta, pero en ese mismo
instante me he encontrado en mí misma, pero no sé decir lo que sentía en mí,
sólo rogaba de corazón que no más mi voluntad entrara en mí, sino que sólo
la Divina tuviese vida en mí. ¡Ah, sólo Ella es la portadora de todos los
bienes y la repetidora de Jesús en las almas, que haciendo eco al Fiat de la
Creación abraza todo y a todos como de un solo golpe y corresponde a Dios
por la obra de la Creación, Redención y Santificación! La Voluntad Divina
obrante en nosotros todo puede hacer, es la verdadera Reina que reina e
impera sobre todo.
Después veía a mi Mamá Celestial con el niño Jesús entre sus brazos,
que lo besaba y lo ponía a su pecho para darle su purísima leche, y yo le he
dicho: "Mamá mía, ¿y a mí nada me das? ¡Ah! permíteme al menos que
ponga mi te amo entre tu boca y la de Jesús mientras os besáis, a fin de que
en todo lo que hagáis corra junto mi pequeño te amo. Y Ella me dijo:
"Hija mía, pon también tu pequeño te amo no sólo en la boca, sino en
todos los actos que corren entre Mí y mi Hijo. Tú debes saber que en todo lo
que hacía hacia mi Hijo, tenía la intención de hacerlo hacia las almas que
debían vivir en la Voluntad Divina, porque estando en Ella estaban
dispuestas a recibir todos aquellos actos que Yo hacía hacia Jesús, y
encontraba espacio suficiente donde depositarlos. Así que si Yo besaba a mi
Hijo, las besaba a ellas, porque las encontraba junto con Él en su Suprema
Voluntad. Eran ellas las primeras como alineadas en Él, y mi amor materno
me empujaba a hacerlas participar de lo que hacía a mi Hijo. Gracias
grandes se necesitaban para quien debía vivir en esta Santa Voluntad, y Yo
ponía a su disposición todos mis bienes, mis gracias, mis dolores, para su
ayuda, defensa, fortaleza, apoyo, luz; y Yo me sentía feliz y honrada, con los
honores más grandes, por tener por hijos míos los hijos de la Voluntad del
Padre Celestial, la cual también Yo poseía, y por eso los veía también como
partos míos. Es más, de ellos se puede decir lo que se dice de mi Hijo, que
las primeras generaciones encontraban la salvación en los méritos del futuro
Redentor. Así estas almas en virtud de la Voluntad Divina obrante en ellas,
estas futuras hijas son aquellas que imploran incesantemente la salvación, las
gracias a las futuras generaciones; están con Jesús y Jesús en ellas, y repiten
junto con Jesús lo que contiene Jesús. Por eso, si quieres que te repita lo que
hice a mi Hijo, haz que te encuentre siempre en su Voluntad, y Yo te daré
magnánimamente mis favores."
Octubre 17, 1925
La Sabiduría eterna estableció que el alimento
del alma del hombre sea la Voluntad de Dios.
Después de dos días de amarguísimas privaciones de mi sumo bien
Jesús, lo sentí moverse en mi interior, me parecía ver que en mi interior
estaba sentado con su cabeza apoyada en uno de mis hombros y con su boca
dirigida hacia la mía en acto de suministrarme las palabras. Yo me lo
estreché y me puse a escucharlo, abandonándome toda en Él. Entonces
parecía que me decía:
"Hija mía, mi Voluntad es más que alimento; el alimento da la fuerza
al cuerpo, lo calienta, aumenta la sangre, reaviva la inteligencia si está
debilitada, da la fuerza a todos los miembros y empuja a la criatura a nuevas
obras y sacrificios; en cambio, una que está en ayunas, no dando el alimento
necesario a su cuerpo es débil, fría, pobre de sangre, la inteligencia
debilitada, agotada en todos sus miembros, lo que la lleva a la tristeza y la
empuja a no hacer nada, sin ganas de sacrificarse en nada. Pobrecita, se
siente faltar la vida en toda su persona, tan es verdad, que cuando una
enfermedad es mortal para una criatura, abandona el alimento, y
abandonando el alimento se dispone a la muerte. Entonces, habiendo
establecido la eterna Sabiduría que también el alma tuviera su alimento, le
fue asignado como alimento exquisito la Voluntad Suprema, así que quien
toma ese alimento es fuerte en el obrar el bien, está como impregnado en el
amor hacia Dios, este alimento le aumenta la sangre divina para formar el
crecimiento de la Vida de Dios en ella, como sol se refleja en su inteligencia
para hacerla conocer a su Creador y formarse a su semejanza, le pone la
fuerza en toda su alma para poner en vigor todas las virtudes y la empuja a
nuevos trabajos y a sacrificios inauditos. El alimento de mi Voluntad se da a
cada instante, a cada respiro, de noche, de día, en cada cosa y cuantas veces
se quiera; no hay que temer como con el alimento corporal, que si se toma
en exceso hace daño y produce enfermedades, no, no, por cuanto más se
toma más fortifica y tanto más eleva al alma a la semejanza con su Creador,
se puede estar siempre con la boca abierta en acto de tomar este alimento
celestial; todo al contrario para quien no toma este alimento de mi Voluntad:
Para quien no lo toma de ninguna manera, se puede decir que se dispone a
morir eternamente; para quien se alimenta de él rara vez, es débil e
inconstante en el bien, es frío en el amor, es pobre de sangre divina, de
manera que crece como anémica en él la Vida Divina; la luz en su
inteligencia es tan escasa, que poco o nada conoce de su Creador, y no
conociéndolo su semejanza está tan lejana de él, por cuanto está lejano el
alimento de su Voluntad; está sin brío en el obrar el bien, porque no tiene
alimento suficiente y ahora se le escapa la paciencia, ahora la caridad, ahora
el desapego de todo, así que las pobres virtudes viven como estranguladas
sin el alimento suficiente de mi Voluntad. ¡Ah! si se pudiese ver un alma
privada de este alimento celestial, sería de llorar, tantas son las miserias y las
suciedades con las que está cubierta, sin embargo es mucho más de
compadecer si se ve una criatura en ayunas del alimento corporal, porque
muchas veces le faltan los medios para comprarlo, en cambio el alimento de
mi Voluntad se da gratuitamente, por lo tanto quien no lo toma merece la
condena, y la condena se la forma ella misma porque rechaza el alimento
que le daba la vida."
Después de esto he oído que varias personas habían sufrido conflictos,
humillaciones y otras cosas, y mi dulce Jesús ha continuado hablando:
"Hija mía, así como cuando el cuerpo contiene sangre mala que
infecta la buena es necesario aplicar lavados, sangrías, punciones para sacar
la sangre mala, de otra manera corre peligro de quedar paralizado por toda la
vida, así el alma a la cual le falta el continuo alimento de mi Voluntad,
contiene tantos humores malos, y es necesario aplicarle lavados de
humillaciones para hacer salir el humor malo de la propia estima, sangrías
para hacer salir el humor infectado de la vanagloria del propio yo, repentinas
punciones para hacer salir la sangre mala de los pequeños apegos que se va
formando en el propio corazón hacia las personas a las cuales se acerca al
hacer el bien, de otra manera esos humores crecerían tanto que infectarían
todo lo que hacen, de manera que quedarían paralizadas en el bien por toda
la vida. Las punciones aprovechan siempre, son las centinelas del corazón,
que mantienen pura la sangre, esto es, recta la intención del alma en el obrar
el bien. Por esto, si todos obraran el bien para cumplir solamente mi
Voluntad, las punciones no serían necesarias, porque Ella es salvaguarda de
todos los humores malos, así que las punciones son también penas de quien
no toma el alimento suficiente de mi Voluntad."
Octubre 21, 1925
Efectos de un acto hecho en la Divina Voluntad. El dolor de Jesús
está suspendido en la Divina Voluntad esperando al pecador.
Esta mañana mi dulce Jesús al venir me ha dicho: "Hija mía, te traigo
el beso de todo el Cielo." Y mientras esto decía me ha besado y ha añadido:
"Todo el Cielo está en mi Voluntad, y todo lo que Yo hago, estando
ellos en este Supremo Querer, sienten el eco de mis actos y repiten como
respondiendo a mi eco lo que hago Yo."
Dicho esto ha desaparecido, pero después de algunas horas ha
regresado diciéndome:
"Hija mía, devuélveme el beso que te he dado, porque todo el Cielo,
mi Mamá, nuestro Padre Celestial y el Divino Espíritu están esperando la
correspondencia de tu beso, porque habiendo salido un acto de Ellos en mi
Voluntad hacia la criatura que vive en el exilio, anhelan que les sea
restituida la correspondencia en mi misma Voluntad."
Entonces acercando su boca a la mía, casi temblando le di mi beso, el
cual ha producido un sonido armonioso nunca escuchado, que se elevaba a
lo alto y se difundía en todo y a todos. Y Jesús, con un amor indecible ha
añadido:
"¡Cómo son bellos son los actos en mi Voluntad! ¡Ah! tú no sabes la
potencia, la grandeza, la maravilla de un acto en mi Voluntad; este acto
mueve todo, Cielo y tierra como si fuera un acto solo, y todo lo creado,
ángeles, santos, dan y reciben la correspondencia de ese acto. Por esto un
acto hecho en mi Voluntad no puede estar sin correspondencia, de otra
manera todos sentirían dolor de un acto divino que ha movido a todos, en el
que todos han puesto de lo suyo, y sin embargo no correspondido. El obrar
del alma en mi Voluntad es como el sonido argentino de una vibrante y
sonora campana que suena tan fuerte, que llama la atención de todos y suena
y resuena tan dulce, que todos conocen en ese sonido, el obrar del alma en
mi Voluntad, recibiendo todos la gloria, el honor de un acto divino."
Y habiendo dicho esto desapareció. Más tarde, continuando el
fundirme en la Voluntad Divina, doliéndome por cada ofensa que ha sido
hecha a mi Jesús, desde el primero hasta el último hombre que vendrá sobre
la tierra, y mientras me dolía pedía perdón, pero mientras esto hacía decía
entre mí:
"Jesús mío, amor mío, no me basta con dolerme y pedirte perdón, sino
que quisiera aniquilar cualquier pecado, para hacer que jamás, jamás seas
ofendido." Y Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, Yo tuve un dolor especial por cada pecado y sobre mi dolor
estaba suspendido el perdón al pecador. Ahora, este mi dolor está
suspendido en mi Voluntad esperando al pecador cuando me ofende, a fin de
que doliéndose de haberme ofendido descienda mi dolor a dolerse junto con
el suyo, y pronto darle el perdón; ¿pero cuántos me ofenden y no se duelen?
Y mi dolor y perdón están suspendidos en mi Voluntad y como aislados.
Gracias hija mía, gracias por venir en mi Voluntad a hacer compañía a mi
dolor y a mi perdón. Continúa girando en mi Voluntad y haciendo tuyo mi
mismo dolor, grita por cada ofensa: ‘dolor, perdón’, a fin de que no sea Yo
solo a dolerme y a impetrar el perdón, sino que tenga la compañía de la
pequeña hija de mi Querer que se duele junto conmigo."
Octubre 24, 1925
La Divina Voluntad es un acto solo, inmenso y eterno que contiene
todo junto: Creación, Redención, Santificación. Quien vive en la
Divina Voluntad posee este acto solo y toma parte en todas sus
obras, formando un acto solo con su Dios.
Encontrándome en mi habitual estado, sentía a mi dulce Jesús
moverse en mi interior, en acto de extenderse en mí, como si me pusiera en
agonía; yo oía su estertor de agonizante y me sentía también yo agonizar
junto con Él. Después de haber sufrido un poco junto con Jesús me ha
dicho:
"Hija mía, el pensar en mi Pasión, el compadecerme en mis penas me
es muy grato, siento que no estoy solo en mis penas, sino que tengo junto
conmigo la compañía de la criatura, por causa de la cual Yo sufro y a la que
amo tanto, y teniéndola junto conmigo el sufrir se me hace más dulce.
¡Cómo es duro el aislamiento en el sufrir! Cuando me veo solo no tengo a
quién confiar mis penas, ni a quién dar el fruto que mis penas contienen, y
por eso quedo como ahogado de penas y de amor, y por eso mi Amor no
pudiendo más, vengo a ti para sufrir en ti y tú sufres junto conmigo las penas
de mi Pasión en acto, para repetir lo que Yo hice y sufrí en mi Humanidad.
El repetir mi Pasión en acto en la criatura difiere de quien sólo piensa y
compadece mis penas; lo primero es un acto de mi Vida que se pone en lugar
mío para repetir mis penas, y Yo siento darme de nuevo los efectos, el valor
de un Vida Divina; en cambio el pensar en mis penas y el compadecerme, es
sólo la compañía que siento de la criatura. ¿Pero sabes tú en quién puedo
repetir mis penas en acto de mi Pasión? En quien está como centro de vida
mi Voluntad. Sólo mi Voluntad es un acto solo, que no tiene sucesión de
actos; este acto único está como fijado en un punto que jamás se muda, este
punto es la eternidad, y mientras es un acto solo, es acto primero, acto
interminable, sin embargo su circunferencia es tan inmensa que nada le
puede escapar, abraza todo y a todos con un solo abrazo, partiendo todo de
aquel acto primero como un solo acto; así que la Creación, la Redención y
Santificación es un acto único para la Divinidad, y solamente porque es un
acto solo tiene la potencia de hacer suyos todos los actos como si fueran uno
solo. Ahora, quien vive en mi Voluntad posee este acto único, y no es
maravilla el que tome parte en las penas de mi Pasión como en acto; en este
acto único encuentra como en acto a su Creador que crea la Creación, y ella,
formando un acto solo con su Dios, crea junto con Él, corriendo como un
solo acto en todas las cosas creadas y forma la gloria de la Creación a su
Creador; su amor brilla sobre todas las cosas creadas, goza y toma placer de
ellas, las ama como cosas suyas y de su Dios. En aquel acto solo ella tiene
una nota que hace eco a todo el obrar divino, y dice en su énfasis de amor:
‘Lo que es tuyo es mío, y lo que es mío es tuyo; sean dados gloria, honor y
amor a mi Creador.’ En este acto solo encuentra en acto la Redención, la
hace toda suya, sufre mis penas como si fueran suyas, corre en todo lo que
Yo hice, en mis oraciones, en mis obras, en mis palabras, en todo tiene una
nota de reparación, de compadecimiento, de amor y de sustitución a mi
Vida. En este acto solo encuentra todo, todo lo hace suyo y por doquier
pone su correspondencia de amor, por eso el vivir en mi Voluntad es el
prodigio de los prodigios, es el encanto de Dios y de todo el Cielo, porque
ven correr la pequeñez de la criatura en todas las cosas de su Creador, y
como rayo solar unido a este acto solo se difunde por doquier y en todos.
Por eso te recomiendo que jamás, aun a costa de tu vida, salgas de este acto
solo de mi Voluntad, a fin de que repita en ti como en acto, la Creación,
Redención y Santificación.
Mira, también la naturaleza contiene la semejanza de este acto solo:
En la atmósfera el sol tiene un acto único, desde que fue creado por Dios
hace siempre un acto solo, su luz, su calor están tan transfundidos juntos que
se vuelven inseparables el uno del otro, y está siempre en acto, desde lo alto,
de mandar luz y calor, y mientras desde lo alto no sabe hacer otra cosa que
un solo acto, la circunferencia de su luz que desciende a lo bajo es tan
grande, que abraza toda la tierra y con su abrazo produce innumerables
efectos, se constituye vida y gloria de todas las cosas creadas. En virtud de
este acto único tiene virtud de encerrar en sí cada planta, y suministra: a
quién el desarrollo, a quién la maduración de los frutos, a quién la dulzura, a
quién el perfume; se puede decir que toda la tierra mendiga del sol la vida, y
cada planta, aun el más pequeño hilo de hierba implora del sol su
crecimiento y cada fruto que deben producir, pero el sol no cambia jamás
acción, se gloría de hacer siempre un acto solo.
También la naturaleza humana contiene la semejanza de un acto solo,
y ésta lo contiene el latido del corazón. Comienza la vida humana con el
latido; éste hace siempre un acto único, no sabe hacer otra cosa que latir,
pero la virtud de este latido, los efectos, son innumerables sobre la vida
humana: Conforme late y a cada latido hace circular la sangre en los
miembros, hasta en las partes extremas, y conforme late da la fuerza a los
pies para caminar, a las manos para obrar, a la boca para hablar, a la mente
para pensar; suministra el calor y la fuerza a toda la persona, todo depende
del latido, tan es verdad, que si el latido es un poco débil, se pierde la
energía, las ganas de obrar, la inteligencia se disminuye, se llena de dolores
y llega un malestar general; y si cesa el latido cesa la vida. La potencia de
un acto solo continuamente repetido es grande, mucho más el acto único de
un Dios eterno que tiene virtud de hacer todo con un solo acto. Por eso ni el
pasado ni el futuro existen en este acto, y quien vive en mi Voluntad se
encuentra ya en este acto único, y así como el corazón hace siempre un
latido en la naturaleza humana, que se constituye vida de ella, así mi
Voluntad en el fondo del alma late continuamente, pero con un latido único,
y a medida que late le da la belleza, la santidad, la fortaleza, el amor, la
bondad, la sabiduría. Este latido encierra Cielo y tierra, es como circulación
de sangre, como circunferencia de luz se encuentra en los puntos más altos y
en las partes más extremas. Donde este acto único, este latido del alma tiene
pleno vigor y reina completamente, es un prodigio continuado, es el prodigio
que sólo un Dios sabe hacer y por eso se descubren en el alma nuevos cielos,
nuevos abismos de gracias, verdades sorprendentes. Pero si se le pregunta,
¿de dónde tanto bien? Respondería unida con el sol, junto con el latido
humano y con el acto solo del Dios eterno: Hago una sola cosa, hago
siempre la Voluntad de Dios y vivo en Ella; este es todo mi secreto y toda
mi fortuna."
Dicho esto ha desaparecido, pero después me he encontrado fuera de
mí misma con el niño Jesús en brazos. Estaba tan pálido y temblaba todo,
con los labios lívidos, frío y tan demacrado que daba piedad; me parecía que
se había refugiado en mis brazos para ser defendido. Yo me lo estreché a mi
corazón para calentarlo, le tomaba sus manitas y sus piecitos en mis manos,
los estrechaba para hacer que no temblara, lo besaba y lo volvía a besar, le
decía que lo amaba mucho, mucho, y mientras esto hacía el niño iba
recuperando su color, dejaba de temblar, reaccionaba todo y se estrechaba
más a mí. Pero mientras yo creía que se quedaría siempre conmigo, con
sorpresa vi que poco a poco descendía de mis rodillas, yo he gritado
jalándolo con el brazo: "Jesús, ¿a dónde vas? Cómo, ¿me dejas?"
Y Él: "Debo irme."
Y yo: "¿Cuando regresas?"
Y Jesús: "Dentro de tres años."
Y ha tomado el camino para alejarse. ¿Pero quién puede decir mi
dolor? Repetía entre mí, entre las lágrimas y conmocionada: "De aquí a tres
años lo volveré a ver, ¡oh Dios! ¿cómo haré?" Pero era tanto el dolor que
casi perdí el sentido y no comprendí más nada. Pero mientras estaba en esto,
en cuanto abrí los ojos vi que Jesús había dado la vuelta y subía por mi otra
rodilla, y poco a poquito se acurrucaba en mi regazo y con sus manitas me
acariciaba, me besaba y me repetía:
"Cálmate, cálmate, que no te dejo."
Y conforme me decía no te dejo, yo me sentía recobrar, darme
nuevamente la vida, y me he encontrado en mí misma, pero con tal temor,
que me sentía morir.
Noviembre 1, 1925
La pena de la privación de Jesús supera la misma pena del
infierno. La Voluntad de Dios se ofrece en ayuda y todo
el Cielo está vuelto hacia el alma.
He pasado días amarguísimos privada de mi dulce Jesús; el
pensamiento de no verlo más martillaba mi pobre corazón como sobre de un
yunque. ¡Ah! Jesús, me has puesto en un infierno viviente, es más, mis
penas superan las mismas penas infernales; ay, los condenados no te aman y
como les falta el germen del amor huyen de Ti, no suspiran tu abrazo, sus
penas se recrudecerían más con tu presencia; un amor odiado no soporta la
presencia de la persona que odia, por eso, para ellos es más soportable tu
privación, pero para mí, infeliz, es todo lo contrario, yo te amo, siento el
germen del amor hasta en mis huesos, en los nervios, en la sangre. ¡Ah! ¿no
te acuerdas que con haber vivido por más de cuarenta años juntos, Tú me
llenabas de Ti los huesos, los nervios, la sangre, toda yo misma? Yo me
sentía como una vestidura que te cubría y te escondía en Mí, y ahora privada
de Ti me siento vacía de todo, así que mis huesos gritan, mis nervios, mi
sangre, gritan que quieren a Aquél que los llenaba, así que dentro de mí hay
un grito continuo que me lacera, que me desgarra: ‘Que te quieren a Ti que
llenabas mi vida.’ ¿Ves entonces cuántos desgarros crueles sufre mi pobre
existencia? ¡Ah! en el infierno no hay estas penas atroces, estos crueles
desgarros, este vacío de un Dios poseído y amado, ¡ah Jesús, regresa a quien
te ama, regresa a la infeliz de las infelices, pero hecha infeliz sólo por Ti,
sólo por causa tuya. ¡Ah! lo puedo decir, Tú solo me has vuelto infeliz, otra
infelicidad yo no conozco. Ahora, mientras nadaba en el mar amargo de la
privación de mi Jesús, me he puesto a considerar las penas del corazón de mi
Jesús para hacer una comparación con las penas de mi pobre corazón, pero
en vez de encontrar un consuelo en las penas de Jesús, mis penas más se
recrudecían pensando entre mí que mis penas superaban las de mi Jesús,
porque las penas del corazón de Jesús, por cuanto grandes, eran penas que le
daban las criaturas, y si éstas, ingratas lo ofenden y huyen de Él, son siempre
criaturas finitas, no el Ser Infinito; en cambio para mí son penas que me da
un Dios, no es una criatura que me huye, sino es un Dios, el Ser Infinito.
Jesús no tiene otro Dios que lo pueda dejar, ni puede tenerlo, por lo tanto no
puede sufrir la pena que sobrepasa toda pena, la de estar privado de un Dios.
En cambio mi pena de estar privada de un Dios es grande, es infinita, por
cuanto es grande e infinito Dios. ¡Ah, su corazón traspasado no ha sufrido
esta pena y le falta la herida de la pena de la privación divina a su corazón
herido; y además por cuantas penas le den las criaturas, mi Jesús no pierde
jamás su soberanía, su dominio, aun sobre aquellos que lo ofenden, ni lo
empequeñecen, ni lo decoloran, nada pierde de lo que es, siempre queda
dominante sobre todo, es siempre el Ser Eterno, Inmenso, Infinito, amable y
adorable. En cambio yo no tengo soberanía, ni dominio, y con el estar
privada de Jesús me empequeñezco, me decoloro, me siento disolver en la
nada, me vuelvo nauseabunda e insoportable aun a mí misma. Mira
entonces, ¡oh! Jesús, cómo mis penas son más grandes que las tuyas, ah, Tú
sabes las penas que te dan las criaturas, pero no sabes las penas que puede
dar un Dios, y cuánto pesa tu privación.
Mi pobre mente desvariaba, sentía que no hay pena que pueda
compararse a la pena de la privación de Jesús, es una pena sin principio ni
fin, incalculable e irremediable, cual es Jesús tal se vuelve la pena. Mi pobre
corazón estaba ahogado y sin vida y para no desvariar más me he esforzado
en no comparar mis penas con las de Jesús y pasar a otra cosa, sólo rogaba
que me diera la fuerza, y como la pena de su privación era tan grande y tenía
un sonido misterioso y divino que no tienen las otras penas, y un peso que
supera el peso de todas las otras penas juntas, rogaba que por bondad suya
aceptase mi pena, y en vista de ésta me diera la gracia más grande: "Que
todos conocieran su Santísima Voluntad, y con su sonido misterioso y divino
resuene en todos los corazones y llame a todos a cumplir la Santísima
Voluntad, aplastando con su peso la voluntad humana, las pasiones, el
pecado, a fin de que todos la conozcan, la amen, y comprendan qué significa
la pérdida de un Dios. ¿Pero quién puede decir todo lo que pensaba? Si
dijera todo sería demasiado largo, habría querido pasar todo en silencio y no
poner en el papel mis secretos, pero la obediencia se ha impuesto y he tenido
que decir Fiat.
Después me sentía extenuada y sin fuerzas y no podía más, y mi dulce
Jesús teniendo compasión de mí, ha salido de dentro de mi interior, todo
agitado, con la boca toda llena de sangre, y era tanta la sangre que le impedía
hablar, pero con su mirada triste me pedía ayuda. Ante las penas de Jesús
olvidé las mías, es más, estando Él yo no tenía más penas, y le he rogado que
sufriéramos juntos. Entonces, después de haber sufrido juntos un poco, la
sangre de la boca se ha detenido, y viendo cómo me había reducido por su
privación me estrechaba a Sí, se extendía en mí para llenarme de Él, y
después me ha dicho:
"Pobre hija mía, cómo te has reducido, tienes razón, la pena de la
privación de un Dios es la más grande, y como es grande se necesitaba toda
la Fuerza de mi Voluntad para sostenerte. Pero tú no sabes qué significa
sufrir en mi Voluntad, dondequiera que está mi Voluntad corría tu pena, en
la tierra, en el Cielo, en los santos y en los ángeles, y en cuanto les llegaba,
todos se ponían en acto de mirarte y de ayudarte, así que todos estaban
atentos a ti, y si el paraíso fuera capaz de pena, habría cambiado en dolor
todas sus alegrías y felicidad, pero no siendo capaz de pena todos
imploraban gracias como correspondencia de una pena tan grande.
Entonces, las penas del alma que vive en mi Voluntad son la cruz de todos,
que satisfacen por todo y convierten en celestial rocío el furor de la Justicia
divina. Por eso date ánimo y no quieras salir jamás de mi Voluntad."
Yo he quedado confundida, esperaba de Jesús un reproche por mis
desatinos, pero nada, y hemos quedado en perfecta paz.
Noviembre 5, 1925
Los gemidos del Espíritu Santo en los Sacramentos.
Correspondencia de amor del alma.
Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino y
buscaba, por cuanto me era posible, corresponder con mi pequeño amor a mi
Jesús por todo lo que ha hecho en la Redención, y mi amable y dulce amor
Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, con tu vuelo en mi Voluntad ponte en todos los
Sacramentos instituidos por Mí, desciende en el fondo de ellos para darme tu
pequeña correspondencia de amor. ¡Oh! cuántas lágrimas mías secretas
encontrarás en ellos, cuántos suspiros amargos, cuántos gemidos ahogados
del Espíritu Santo, su gemido es continuo por las tantas desilusiones de
nuestro Amor. Los Sacramentos fueron instituidos para continuar mi Vida
sobre la tierra en medio de mis hijos, pero, ¡ay de Mí, cuántos dolores! Por
eso siento la necesidad de tu pequeño amor, será pequeño, pero mi Voluntad
me lo hará grande; mi Amor no tolera para quien debe vivir en mi Voluntad,
que no se asocie a mis dolores y que no me de su pequeña correspondencia
de amor por todo lo que he hecho y sufro, por eso hija mía ve como gime mi
Amor en los Sacramentos:
Si veo bautizar al recién nacido lloro de dolor, porque mientras con el
bautismo le restituyo la inocencia, reencuentro de nuevo a mi hijo, le
restituyo los derechos perdidos sobre la Creación, le sonrío de amor y
complacencia, le pongo en fuga al enemigo a fin de que no tenga más
derecho sobre él, lo confío a los ángeles, todo el Cielo le hace fiesta; pero
rápidamente mi sonrisa se me cambia en dolor, la fiesta en luto, veo que
aquel bautizado será un enemigo mío, un nuevo Adán, y quizá, también un
alma perdida. ¡Oh! cómo gime mi Amor en cada bautismo, especialmente si
se agrega que el ministro que bautiza no lo hace con el respeto, dignidad y
decoro que conviene a un Sacramento que contiene la nueva regeneración.
¡Ay! muchas veces se está más atento a una bagatela, a una escena
cualquiera que a administrar un Sacramento, así que mi Amor se siente herir
por el bautizante y por el bautizado y gime con gemidos inenarrables.
¿Entonces, no quisieras tú darme por cada bautismo una correspondencia de
amor, un gemido amoroso para hacer compañía a mis dolientes gemidos?
Pasa al Sacramento de la confirmación, ¡ay, cuántos suspiros
amargos! Mientras que con la confirmación le devuelvo el ánimo, le
restituyo las fuerzas perdidas volviéndolo invencible ante todos los
enemigos, ante sus pasiones, viene admitido en las filas de las milicias de su
Creador a fin de que milite para adquirir la patria celestial, el Espíritu Santo
le vuelve a dar su beso amoroso, le prodiga mil caricias y se ofrece como
compañero de su vida, pero muchas veces se siente restituir el beso del
traidor, despreciar sus caricias y huir de su compañía. Cuántos gemidos,
cuántos suspiros para que vuelva, cuántas voces secretas al corazón a quien
huye de El, hasta cansarse por su hablar; pero qué, en vano. Por eso, ¿no
quieres tú poner tu correspondencia de amor, el beso amoroso, tu compañía
al Espíritu Santo que gime por tanto desconocimiento que le hacen?
Pero no te detengas, vuela aún y escucharás los gemidos angustiosos
del Espíritu Santo en el Sacramento de la penitencia. ¡Cuánta ingratitud,
cuántos abusos y profanaciones por parte de quien lo administra y por parte
de quien lo recibe! En este Sacramento mi sangre se pone en acto sobre el
pecador arrepentido para descender a su alma para lavarlo, para
embellecerlo, sanarlo y fortificarlo, para restituirle la Gracia perdida, para
ponerle en las manos las llaves del Cielo que el pecado le había arrancado,
para sellar sobre su frente el beso pacífico del perdón; pero, ¡ay! cuántos
gemidos desgarradores al ver acercarse a las almas a este Sacramento de la
penitencia sin dolor, por costumbre, casi por un desahogo del corazón
humano; otras, horrible es decirlo, en vez de ir a encontrar la vida del alma,
de la Gracia, van a encontrar la muerte, a desahogar sus pasiones, así que el
Sacramento se reduce a una burla, a una buena charla, y mi sangre en vez de
descender en ellas como lavado, desciende como fuego que las esteriliza
mayormente. Así que en cada confesión nuestro Amor llora
inconsolablemente, y sollozando repite: ‘Ingratitud humana, cómo eres
grande, por todas partes buscas ofenderme, y mientras te ofrezco la vida tú
cambias en muerte la misma vida que te ofrezco.’ ¿Ves entonces cómo
nuestros gemidos esperan tu correspondencia de amor en el Sacramento de
la penitencia?
Tu amor no se detenga, recorra todos los tabernáculos, cada Hostia
Sacramental, y en cada Hostia oirás gemir al Espíritu Santo con dolor
inenarrable. El Sacramento de la Eucaristía no es sólo su vida a la gracia lo
que reciben las almas, sino es la misma Vida que se da a ellas, así que el
fruto de este Sacramento es formar mi Vida en ellas, y cada comunión sirve
para hacer crecer mi Vida, para desarrollarla de modo de poder decir: ‘Yo
soy otro Cristo.’ Pero, ¡ay de Mí! qué pocos lo aprovechan, es más, cuántas
veces desciendo en los corazones y me hacen encontrar las armas para
herirme y me repiten la tragedia de mi Pasión, y en cuanto se consumen las
especies Sacramentales, en vez de incitarme a quedar con ellas soy obligado
a salir bañado en lágrimas, llorando mi suerte Sacramental, y no encuentro
quién calme mi llanto y mis gemidos dolientes. Si tú pudieses romper los
velos de la Hostia que me cubren, me encontrarías bañado en llanto
conociendo la suerte que me espera al descender en los corazones. Por eso
tu correspondencia de amor por cada Hostia sea continuo, para calmarme el
llanto y volver menos dolorosos los gemidos del Espíritu Santo.
No te detengas, de otra manera no te encontraremos siempre junto en
nuestros gemidos y en nuestras lágrimas secretas, sentiremos el vacío de tu
correspondencia de amor. Desciende en el Sacramento del orden, aquí sí,
encontrarás nuestros más íntimos dolores escondidos, las lágrimas más
amargas, los gemidos más desgarradores. El orden constituye al hombre a
una altura suprema, de un carácter divino, lo hace el repetidor de mi Vida, el
administrador de los Sacramentos, el revelador de mis secretos, de mi
evangelio, de la ciencia más sagrada, el pacificador entre el Cielo y la tierra,
el portador de Jesús a las almas, pero, ¡ay de Mí! Cuántas veces vemos en el
ordenado que será un nuevo Judas, un usurpador del carácter que le ha sido
impreso. ¡Oh! cómo gime el Espíritu Santo al ver en el ordenado arrancarse
las cosas más sagradas, el carácter más grande que existe entre el Cielo y la
tierra; cuántas profanaciones, cada acto de este ordenado hecho no según el
carácter impreso será un grito de dolor, un llanto amargo, un gemido
desgarrador. El orden es el Sacramento que encierra todos los demás
Sacramentos juntos, por eso si el ordenado sabe conservar en sí, íntegro el
carácter recibido, pondrá casi a salvo todos los otros Sacramentos, será él el
defensor y el salvador del mismo Jesús. Por eso, no viendo esto en el
ordenado, nuestros dolores se concentran más, nuestros gemidos se vuelven
más continuos y dolientes, por eso corra tu correspondencia de amor en cada
acto sacerdotal para hacer compañía al Amor gimiente del Espíritu Santo.
Pon atento el oído de tu corazón y escucha nuestros profundos
gemidos en el Sacramento del matrimonio. ¡Cuántos desórdenes en él! El
matrimonio fue elevado por Mí a Sacramento para poner en él un vínculo
sagrado, el símbolo de la Trinidad Sacrosanta, el Amor divino que Ella
encierra, así que el amor que debía reinar en el padre, en la madre y en los
hijos, la concordia, la paz, debía simbolizar a la familia celestial. Así que
debía tener sobre la tierra tantas otras familias semejantes a la familia del
Creador, destinadas a poblar la tierra como otros tantos ángeles terrestres,
para conducirlos a poblar las regiones celestes. Pero, ¡ay! cuántos gemidos
al ver formar en el matrimonio familias de pecado, que simbolizan el
infierno con la discordia, con el desamor, con el odio, que pueblan la tierra
como tantos ángeles rebeldes que servirán para poblar el infierno. El
Espíritu Santo gime con gemidos desgarradores en cada matrimonio al ver
formar en la tierra tantas cuevas infernales. Por eso pon tu correspondencia
de amor en cada matrimonio, en cada criatura que viene a la luz, así tu
gemido amoroso volverá menos dolientes nuestros gemidos continuos.
Nuestros gemidos no han terminado aún, por eso tu correspondencia
de amor llegue al lecho del moribundo cuando le es administrado el
Sacramento de la extrema unción. Pero, ¡ay! cuántos gemidos, cuántas
lágrimas nuestras secretas, este Sacramento contiene la virtud de poner a
salvo a cualquier costo al pecador agonizante, es la confirmación de la
santidad a los buenos y a los santos, es el último vínculo que pone, con su
unción, entre la criatura y Dios, es el sello del Cielo que imprime en el alma
redimida, es la infusión de los méritos del Redentor para enriquecerla,
purificarla y embellecerla, es la última pincelada que da el Espíritu Santo
para disponerla a partir de la tierra para hacerla comparecer ante su Creador.
En suma, con la extrema unción es el último desahogo de nuestro Amor y la
última revestidura del alma, es el ordenamiento de todas las obras buenas,
por esto obra en modo sorprendente en los vivos a la Gracia; con la extrema
unción el alma es cubierta como por un rocío celestial que le apaga como de
un solo soplo las pasiones, el apego a la tierra y a todo lo que no pertenece al
Cielo. Pero, ay de Mí, cuántos gemidos, cuántas lágrimas amargas, cuántas
indisposiciones, cuántos descuidos, cuántas almas perdidas, qué pocas
santidades encuentra para confirmar, qué escasas obras buenas para
reordenar y confirmar. ¡Oh! si nuestros gemidos, nuestro llanto en el lecho
del agonizante en el acto de administrar el Sacramento de la extrema unción
pudieran ser escuchados por todos, todos llorarían de dolor; ¿no quieres
darnos tu correspondencia de amor por cada vez que es administrado este
Sacramento, que es el último desahogo de nuestro Amor hacia la criatura?
Nuestra Voluntad te espera en todas partes para tener tu correspondencia de
amor y la compañía a nuestros gemidos y suspiros."
Noviembre 9, 1925
Fundirse en el Querer Divino es el acto más
grande y el que más honra a nuestro Creador.
Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino
para luego hacer mi adoración a mi crucificado bien, y como más de un vez
mientras estaba haciendo mis actos en el Querer Supremo me había
sorprendido el sueño, lo que antes jamás me sucedía, por eso no habiendo
cumplido lo uno ni hecho la adoración dije entre mí: "Primero hago la
adoración al crucifijo, y si no me sorprende el sueño me fundiré en el Querer
Divino para hacer mis acostumbrados actos." Pero mientras esto pensaba mi
dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y poniendo su rostro junto al
mío me ha dicho:
"Hija mía, quiero que primero te fundas en mi Querer, que vengas
delante a la Majestad Suprema para reordenar todas las voluntades humanas
en la Voluntad de su Creador, para reparar con mi misma Voluntad todos los
actos de las voluntades de las criaturas opuestos a la mía. Voluntad ha
salido de Nosotros para divinizar a la criatura, y voluntad queremos, y
cuando esta Voluntad es rechazada por ellas para hacer la propia, es la
ofensa más directa al Creador, es el desconocer todos los bienes de la
Creación y alejarse de su semejanza. ¿Y te parece poco que tú, fundiéndote
en mi Voluntad tomes como en tu regazo toda esta Voluntad mía, que si bien
es una, a cada criatura lleva su acto divinizador y tú, reuniéndolos todos
juntos estos actos de mi Voluntad me los traes ante la Majestad Suprema
para corresponderlos con la tuya junto a la mía, con tu amor rehaciendo
todos los actos opuestos de las criaturas, y tomada esta mi misma Voluntad,
que sorprenda de nuevo a las criaturas con actos mas repetidos, a fin de que
la conozcan, la reciban en ellas como acto primero, la amen y cumplan en
todo esta Santa Voluntad? La adoración a mis llagas más de uno me la hace,
pero devolver los derechos a mi Voluntad como acto primero que hice hacia
el hombre, no me lo hace ninguno, por eso te toca a ti, que tienes una misión
especial en mi Voluntad, el hacerlo. Y si mientras esto haces te sorprende el
sueño, nuestro Padre Celestial te mirará con amor al verte dormir en sus
brazos, viendo a su pequeña hija que aun durmiendo tiene en su pequeño
regazo todos los actos de su Voluntad para repararlos, corresponderlos en
amor y dar a cada acto de nuestra Voluntad el honor, la soberanía y el
derecho que le conviene. Por eso, primero cumple tu deber, y después, si
puedes, harás también la adoración a mis llagas."
Sea siempre dadas las gracias a Jesús, esta noche, por su bondad, he
hecho lo uno y lo otro.
Noviembre 12, 1925
Quien es llamado como cabeza de una misión, debe encerrar todos los
bienes pertenecientes a aquella misión para comunicarlos a los demás.
Es costumbre de la Sabiduría eterna establecer los actos de la criatura
para dar cumplimiento al bien que quiere hacer en ella.
Estaba fundiéndome según mi costumbre en el Santo Querer Divino, y
mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha estrechado toda a Sí, y se ha
puesto en actitud de darme una lección y de corregirme, y me ha dicho:
"Hija mía, sé atenta en hacer tus actos en mi Voluntad, tú debes saber
que quien es llamado como cabeza de una misión, cuanto más encierra del
bien perteneciente a esa misión tanto más bien podrá comunicar a los demás;
esos bienes serán como tantas semillas que prestará a los demás, a fin de que
quien tenga la fortuna de querer adquirir esos gérmenes se volverá poseedor
de la cosecha de esas semillas. Esto sucedió en Adán, que siendo el primer
hombre fue constituido cabeza de todas las generaciones, y siendo él la
cabeza se volvía necesario que debía poseer los gérmenes para poder dar a
los demás lo que es necesario para el desarrollo de la vida humana; si luego
estos gérmenes han sido agrandados, explicados, más conocidos según la
buena voluntad de las generaciones siguientes, por la capacidad y aplicación
que han hecho sobre aquellos mismos gérmenes, pero Adán los tenía todos
en sí, y se puede decir que todo viene de él; así que se pude decir que al ser
creado por Dios fue dotado de todas las ciencias; lo que los demás aprenden
con tantas fatigas, él lo poseía como don en modo sorprendente; así que
poseía el conocimiento de todas las cosas de esta tierra, tenía la ciencia de
todas las plantas, de todas las hierbas, y la virtud que cada una de ellas
contenía, tenía la ciencia de todas las especies animales y de cómo debía
usar de ellos, tenía la ciencia de la música, del canto, de la escritura, de la
medicina, en suma, de todo; y si las generaciones poseen cada una su ciencia
especial, Adán las poseía todas. Ve entonces que quien debe ser cabeza es
necesario que encierre en sí todo el bien que debe participar a los demás.
Así es de ti hija mía, como te he llamado como cabeza de una misión
especial, más que a nuevo Adán, y no se trata de las ciencias humanas sino
de la ciencia de las ciencias, la cual es mi Voluntad, ciencia toda de Cielo,
quiero que encierres en ti todos los gérmenes que mi Voluntad contiene, y
por cuantos más actos hagas en Ella, y por cuantos más conocimientos
adquieras, tantos más rayos de Luz pondrás al Sol de mi Voluntad; y así,
habiendo mayor plenitud de Luz, más se podrá difundir para bien de las
generaciones, de modo que tocadas por la plenitud de la Luz, podrán
conocer con más claridad el bien que contiene mi Voluntad, qué significa
vivir en Ella, y el gran bien con el cual quedan enriquecidas. Sucederá como
sucede con el sol, que como posee tanta plenitud de luz, puede con facilidad
tomar como en un puño a toda la tierra, calentarla, iluminarla y fecundarla,
de modo que todos pueden conocer, quién más, quién menos, el bien que
hace con llevar su luz a todos; pero si el sol en lo alto de su esfera fuera
pobre de luz, no podría la luz que desciende a lo bajo iluminar plenamente
toda la tierra, a lo más a una pequeña parte de la tierra que girara más
cercana al sol. Y si al sol que debía iluminar naturalmente a la tierra le di tal
plenitud de luz para el bien de todas las generaciones, mucho más quiero
llenar de plenitud de Luz el Sol de mi Voluntad, que debe iluminar las
almas, calentarlas y poner en ellas la fecundidad del germen de la Santidad
Divina. Ahora, así como elegí a Adán como cabeza, así como elegí un punto
del cielo donde fijar el centro del sol que debía iluminar a la tierra, así te he
elegido a ti como centro del Sol de mi Voluntad, y debe ser tanta la plenitud
de la Luz, que todos podrán gozar y ser investidos por esta Luz, y hacerla
cada uno como cosa propia, por eso se necesitan tus actos completos en mi
Voluntad y los conocimientos que Yo te voy manifestando, para formar la
plenitud de esta Luz.
Es costumbre de la Sabiduría Eterna establecer los actos de la criatura
que son necesarios para dar cumplimiento al bien que le quiere hacer; esto
sucedió para que viniera a la tierra la Redención del Verbo Eterno, se
necesitó el curso de cuatro mil años, y para este intervalo de tiempo estaban
establecidos todos los actos que debían hacer las criaturas para disponerse a
merecer el gran bien de la Redención y todas las gracias y conocimientos
que debía dar la Suprema Majestad para hacer conocer el mismo bien que
debía llevar el descendimiento del Verbo en medio de ellas. He aquí el por
qué de los patriarcas, de los santos padres, de los profetas y todos los buenos
del antiguo testamento, los cuales, con sus actos debían hacer el camino, la
escalera para llegar al cumplimiento de la Redención ansiada; pero esto no
basta, por cuan buenos y santos eran sus actos, estaba el muro altísimo del
pecado original que mantenía la división entre ellos y Dios, he aquí el por
qué se necesitó una Virgen concebida sin mancha original, inocente, santa y
enriquecida por Dios con todas las gracias, la cual hizo como suyos todos los
actos buenos del curso de los cuatro mil años, los cubrió con su inocencia,
santidad y pureza, de modo que la Divinidad veía aquellos actos a través de
los actos de esta inocente y santa criatura, la cual no sólo abrazó todos los
actos de los antiguos, sino que Ella con los suyos los superó a todos, y por
eso obtuvo el descendimiento del Verbo a la tierra. A todos los actos buenos
de los antiguos, les sucedió como a quien tiene mucho oro y plata, pero en
aquellos metales preciosos no esta acuñada la imagen del rey que es lo que
da el valor de moneda al metal, y si bien por sí mismo contiene valor, pero
no puede llamarse valor de moneda que pueda correr con derecho en el
reino; pero supón que aquel oro o plata fueran adquiridos por el rey, y
dándoles forma de moneda acuñara sobre ella su imagen, entonces aquel oro
adquirirá el derecho de moneda. Así hizo la Virgen, sobre aquellos actos
acuñó su Inocencia, su Santidad, el Querer Divino que Ella poseía íntegro, y
los presentó todos juntos a la Divinidad y obtuvo el Redentor ansiado. Así
que la Virgen completó todos los actos que se necesitaban para hacer
descender el Verbo a la tierra; pero no terminó aquí, para hacer que el
Redentor tuviera su campo de acción en la tierra y para hacer que cualquiera
que lo quisiera pudiera servirse de aquellos actos como monedas para
comprarse el Cielo, se necesitaba el sello de la Inocencia, Santidad y Querer
Divino, se necesitaba el sello del obrar del mismo Verbo para hacer subir al
hombre al Cielo. Si el sello de la Virgen bastó para hacerme descender en
medio de las criaturas, para hacer subir al hombre se necesitaba mi obrar
divino; y he aquí por esto que Yo abracé e hice míos todos aquellos actos,
suplí a todos, cumplí todo y por todos puse el sello divino a todos los actos
buenos, desde el primero hasta el último hombre que vendrá a la tierra, y
este sello fue hecho por Mí con penas inauditas y con el desembolso de mi
sangre, y así di como rey magnánimo la moneda a todos para comprarse el
Cielo. Todo esto estaba establecido por la Sabiduría Increada, y ni siquiera
un acto podía faltar de todo esto para venir a cumplimiento la Redención.
Ahora hija mía, así como fue de la Redención así es de mi Voluntad.
Para hacerla conocer y hacerla reinar como acto primero de vida en la
criatura se necesita el cumplimiento de los actos; también tú, a ejemplo de
mi Celestial Mamá y del mío, debes en mi misma Voluntad abrazar todos los
actos hechos en el antiguo testamento, los de la Reina del Cielo, aquellos
hechos por Mí, aquellos que se hacen y que se harán por todos los buenos y
santos hasta el último de los días, y a todos les pondrás tu sello de
correspondencia de amor, de bendición, de adoración, con la Santidad y
Potencia de mi Voluntad, nada te debe escapar. Mi Voluntad abraza todo,
también tú debes abrazar todo y a todos, y poner en ellos en el primer puesto
de honor, sobre todos los actos de las criaturas a mi Voluntad. Ella será tu
sello, con el cual sellarás la imagen de mi Voluntad sobre todos los actos de
las criaturas. Por eso tu campo es vasto; te quiero ver correr en mi Voluntad
sobre todas las gracias y prodigios que hice en el antiguo testamento para
darme tu correspondencia de amor y de agradecimiento, en los actos de los
patriarcas y profetas para suplir su amor, no hay acto en el que no te quiera
encontrar, no me sentiría satisfecho ni contento si no te encontrase en todos
los actos de las criaturas que se han hecho y se harán, ni tú podrías decir que
has completado todo en mi Voluntad, te faltaría alguna cosa del verdadero
vivir en mi Querer. Por eso sé atenta si quieres que la plenitud de la Luz sea
suficiente para poder iluminar con el Sol de mi Voluntad a todas las gentes.
Quien quiera dar luz a todos debe abrazar a todos como en un solo abrazo,
con el hacerse vida y suplemento de todo y de todos. ¿No es tal vez mi
Voluntad vida de todo? Y como esta vida viene correspondida con tantas
amarguras, ¿no se necesita entonces quién corra en todos para endulzar estas
amarguras con el sustituirse como acto de vida con mi misma Voluntad por
cada acto de la ingrata criatura?"
Noviembre 19, 1925
El Divino Querer quiere la compañía de la criatura para poder
enriquecerla, instruirla y darle la posesión del bien que le hace conocer.
Me sentía como inmersa en el mar inmenso de la Suprema Voluntad,
y habría querido, como me dice mi amable Jesús, que nada se me escapara
de todos los actos que ha hecho, hace y hará, que para Jesús son un acto
solo, y que yo siempre estuviera junto con esta Divina Voluntad para darle
mi pequeña correspondencia de amor y de agradecimiento; habría querido al
menos hacer una larga lista de todos los actos de esta Voluntad Suprema
para admirar, alabar lo que Ella sabe hacer y estar siempre junto con Ella,
jamás dejarla sola. Pero, ¡ay de mí! mi pequeñez es tanta, que me pierdo y
no sé dónde tomarla para seguirla, porque dondequiera la encuentro y
siempre en acto de obrar cosas sorprendentes, sea en las cosas grandes como
en las más pequeñas. Pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús saliendo de
mi interior me ha dicho:
"Hija de mi Santo Querer, quien es hija debe conocer lo que hace el
padre, debe saber lo que posee y debe poder decir al padre: ‘Lo que es tuyo
es mío.’ Y si esto no fuera, significa que no hay sumo acuerdo entre padre e
hija, o que tal vez no es hija legítima de este padre. Así es, quien es
verdadera hija de mi Voluntad debe conocer lo que hace y los inmensos
bienes que posee, es propiamente esto el vivir en mi Querer, hacer compañía
a todos los actos que hace mi Voluntad. Ella no quiere vivir aislada en
medio de la Creación, sino quiere la compañía de la criatura, por causa de la
cual, porque la ama tanto, mantiene el orden de toda la Creación y se hace
vida de cada una de las cosas; y cuando encuentra al alma que le hace
compañía en esta vida que mantiene en todo el universo, mi Voluntad jubila,
hace fiesta y se siente feliz, encuentra a aquélla que ama y por la cual es
correspondida en amor, encuentra a quién puede hacerse conocer, lo que
posee, y en su felicidad narra al alma los arcanos de su Querer, su valor y
sus efectos sorprendentes; pero esto es nada, conforme narra sus
conocimientos, lo que hace y lo que es, así le hace donación de lo que le
manifiesta, y más que válida escritura es el mismo conocimiento, que con
caracteres de Luz ha impreso en el alma la posesión de los bienes que su
conocimiento contiene. ¡Oh! cómo es bello ver la Santidad, la Potencia, la
Inmensidad de mi Querer entretenerse con la pequeñez de la voluntad
humana en el acto en que le hace compañía; Él quiere dar siempre, no se
detiene jamás, quiere ver a la pequeñez bella, rica, potente, la quiere tener
siempre cerca para poder darle siempre. No hay cosa más bella, más
graciosa, más sorprendente al verse, que un alma que busca seguir los actos
de la Voluntad de su Creador; hay una competencia continua entre ellos, un
amor recíproco, un dar y un recibir continuo. ¡Oh! si tú supieras cómo eres
rica, por cuantas cosas conoces de mi Voluntad, tantos bienes posees; si tú
los enumeras te perderías y quedarías ahogada en ellos. Por eso sé atenta en
seguir los actos de mi Querer si quieres hacerle continua compañía."
Noviembre 22, 1925
El gran bien que el alma recibe con vivir en el Querer Supremo. Los
actos hechos en Él forman un rocío celestial que cubre todas las
criaturas.
Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino,
tratando por cuanto a mí es posible de abrazar todo en mi pequeño regazo,
para poder poner mi pequeño "te amo" sobre todas las cosas, mi "gracias",
mi "adoración", mi "te bendigo", con la potencia del Fiat Supremo para
poder hacer compañía a esta Suprema Voluntad esparcida con tanto amor en
la Creación. Pero mientras esto hacía pensaba entre mí: "¿Qué cosa recibe
el alma viviendo en esta atmósfera celestial de la Suprema Voluntad?"
Mientras estaba en esto, mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior y
estrechándome toda a Él me ha dicho:
"Hija mía, ¿quieres saber qué recibe el alma viviendo en mi Voluntad?
Recibe la unión de la Voluntad Suprema con la suya, y en esta unión mi
Voluntad asume el trabajo de dar la paridad de la suya con la voluntad del
alma. Así que mi Voluntad es Santa, es Pura, es Luz, y quiere poner a la par
al alma en santidad, pureza y luz, y si el trabajo del alma es el de vivir en mi
Voluntad, el trabajo de la mía es el dar en modo perfecto mi semejanza a la
voluntad del alma, y por eso te quiero siempre en Ella, para hacer que no
sólo te tenga en su compañía, sino que te haga crecer a su semejanza, y por
eso te pongo el alimento de sus conocimientos, para hacerte crecer en modo
divino y con su perfecta semejanza; y es por esto que te quiere junto,
dondequiera que obra mi Voluntad, a fin de que te pueda dar el acto de su
obrar, el valor que contiene el obrar de una Voluntad Divina y tú puedas
recibirlos."
Yo al oír esto he dicho: "Amor mío, tu Voluntad está por todas
partes, así que todos viven en Ella, sin embargo no todos reciben esta
semejanza." Y Jesús de inmediato ha agregado:
"¿Y qué hay con eso hija mía? Es verdad que todos viven en mi
Voluntad, porque no hay punto donde Ella no se encuentre, pero casi todos
viven en Ella como extraños, o como mercenarios, otros forzados, otros
rebeldes; estos tales viven en Ella y no la conocen ni poseen sus bienes, más
bien son usurpadores de aquella misma vida que han recibido de mi
Voluntad. Cada acto de éstos es una desemejanza que adquieren entre su
voluntad y la de su Creador, es la confirmación de su pobreza, de sus
pasiones y de las densas tinieblas de las cuales se llenan, de modo que son
ciegos para todo lo que es Cielo. Para llegar a la paridad de mi Voluntad no
se puede vivir como extraños, sino como poseedores, debe mirar todas las
cosas como cosas suyas, tener todo el cuidado con ellas, por esto es
necesario conocerlas para amarlas y poseerlas. Por cuan bella y buena sea
una cosa, si no es totalmente suya, no se ama, no se estima, no se pone todo
el cuidado que merece, se tiene siempre un ojo frío al mirarla y un latido sin
vida para amarla; en cambio si la cosa fuera suya, es todo ojos para mirarla y
todo corazón para amarla, la estima y llega a tanto, que hace de ella un ídolo
para su propio corazón; la cosa en sí misma no se ha hecho más bella, tal
cual era, es, no ha sufrido ningún cambio, el cambio lo ha sufrido la persona
con adquirirla y tenerla como cosa exclusivamente suya. He aquí lo que
recibe el alma con vivir en mi Voluntad: La recibe como suya, la posee,
siente su aura celestial, su Vida de Cielo, la semejanza de Aquél que la creó,
y como vive en mi Querer se siente adornada por los reflejos de su Creador,
en todo siente la Potencia de aquel Fiat que da vida a todas las cosas, y en el
océano de los bienes que posee dice: ‘¡Cómo soy feliz, la Voluntad de Dios
es mía, la poseo y la amo!’ Por eso todos los actos hechos en mi Querer se
difunden sobre todos, y todos toman parte. Mira, cuando tú al primer surgir
del día decías: ‘Surja mi mente en la Voluntad Suprema para cubrir todas
las inteligencias de las criaturas con tu Voluntad, a fin de que todas surjan en
Ella, y yo a nombre de todas te doy la adoración, el amor, la sumisión de
todas las inteligencias creadas.’ Mientras esto decías un rocío celestial caía
sobre todas las criaturas, que las cubría para llevar a todas la
correspondencia de tu acto. ¡Oh! cómo era bello ver cubiertas a todas las
criaturas con este rocío celestial que formaba mi Voluntad, del cual es
símbolo el rocío nocturno que en la mañana se encuentra sobre todas las
plantas para embellecerlas y fecundarlas, y a aquéllas que están por secarse
para impedir que se puedan secar; con su toque celestial parece que ponga
un toque de vida para hacerlas vivir. Cómo es encantador el rocío de la
mañana, pero mucho más encantador y bello es el rocío de los actos que
forma el alma en mi Voluntad."
Y yo: "Sin embargo amor mío y vida mía, con todo este rocío las
criaturas no cambian."
Y Jesús: "Si el rocío nocturno hace tanto bien a las plantas, siempre y
cuando no caiga sobre leña seca, cortada de las plantas, o bien sobre cosas
que no contienen ninguna vida, y si bien éstas quedan cubiertas de rocío y
como embellecidas, pero para ellas está como muerto y el sol en cuanto
despunta, poco a poco se lo retira, mucho más bien hace el rocío que hace
descender mi Voluntad sobre las almas, siempre y cuando no estén del todo
muertas a la Gracia; no obstante, con la virtud vivificante que posee, si están
muertas, busca infundirles un soplo de vida; pero todos los demás sienten,
quién más, quién menos, según sus disposiciones, los efectos de este rocío
benéfico."
Diciembre 6, 1925
El verdadero vivir en la Voluntad Suprema es propiamente esto: Que
Jesús debe encontrar todo y a todos en el fondo del alma y todo
debe estar, con su Amor, vinculado en el alma.
Estaba haciendo en mi interior mis acostumbrados actos en el Querer
Supremo, abrazando toda la Creación y a todas las criaturas para poder hacer
míos todos sus actos y corresponder a mi Dios con mi pequeño amor por
todo lo que ha hecho en la Creación y por lo que deberían hacer todas las
criaturas. Pero mientras esto hacía, el pensamiento me ha dicho: "Ocupo
tanto tiempo en hacer esto, ¿y cuál es el bien que tú haces, cuál la gloria que
das a tu Dios?" Mientras estaba en esto, mi dulce Jesús se ha movido en mi
interior y extendiendo sus brazos parecía que quería abrazar a todos y a todo,
y elevándolos en alto ofrecía todo a su Padre Celestial, y después me ha
dicho:
"Hija mía, el verdadero vivir en la Voluntad Suprema es propiamente
esto, que Yo debo encontrar todo y a todos en el fondo del alma, todo lo que
mi Voluntad ha hecho salir fuera para el bien de las criaturas en la Creación,
debe estar vinculado con su Amor en el alma; con el vivir en mi Querer y
con su correspondencia de amor, queda ya vinculada y en posesión de todo
lo que mi Voluntad ha hecho y hará, y ama como ama y sabe amar mi
Voluntad. Así que estando todo esto en el verdadero vivir en Ella, y
habiendo vinculado todo a sí, Yo encuentro en el alma el cielo estrellado, el
sol resplandeciente, la vastedad de los mares, las praderas floridas, todo
encuentro en ella; entonces, ¿no es justo que el alma, saltando de cosa en
cosa sobre todo lo que es mío y suyo lo reconozca, y jugueteando sobre
todas las cosas creadas imprima en ellas su beso y su pequeño ‘te amo’ sobre
cada cosa para Aquél que ha creado tantas cosas para hacer don de ellas a las
criaturas, mostrándoles con esto una variedad de amor por cuantas cosas ha
creado, y como ama que el hombre sea feliz, dándole no sólo lo necesario
sino aún lo superfluo?
Pero esto no es todo, no sólo debo encontrar la Creación toda, sino
que el verdadero vivir en mi Voluntad vincula a todos y por lo tanto debo
encontrar en el alma, como en acto, a Adán santo, tal como salió de nuestras
manos creadoras, y a Adán culpable, humillado y lloroso, a fin de que se
vincule con él en el estado de santidad y tomando parte en sus actos
inocentes y santos me dé la gloria y haga sonreír de nuevo a toda la
Creación; y tomando parte en sus lágrimas, suspira con él aquel Fiat
rechazado que fue la causa de tanta ruina. Debo encontrar en ella a los
profetas, a los patriarcas, a los santos padres, con todos sus actos, y si
aquellos suspiraban el Redentor, tú suspirarás mi Fiat Supremo como triunfo
y cumplimiento de sus suspiros; quiero encontrar a mi inseparable Mamá
con todos sus actos, donde mi Querer obró tantos portentos teniendo en Ella
pleno dominio; quiero encontrarme a todo Mí mismo y todos mis actos; en
suma, quiero encontrar todas mis cosas, todo lo que me pertenece, todo lo
que ha hecho y hará mi Suprema Voluntad, porque todas son cosas
inseparables de Mí, y para quien vive en mi Querer es justo y necesario que
se vuelvan inseparables de ella. Así que si no encuentro todo, no se puede
decir que vive completamente en mi Querer, y Yo, viéndola, no encuentro
todas mis cosas en ella, más bien las veo esparcidas fuera del alma y no
puedo recibir su correspondencia de amor por todo lo que me pertenece.
¿No he creado tal vez a la criatura para que fuera un pequeño mundo y un
pequeño dios? Por eso te digo siempre que el vivir en mi Querer no es
conocido aún, y Yo te voy enseñando ahora una cosa, ahora otra, y ensancho
tu capacidad para hacer que entren en ti todas mis cosas y todo lo que de
bien ha hecho salir mi Voluntad. Quiero sentirme repetir por ti tu
correspondencia de amor sobre todo lo que me pertenece; no tolero, para
quien vive en mi Querer que no conozca todas mis cosas, que no las ame y
posea, de otra manera, ¿cuál sería el gran prodigio del vivir en mi Querer?"
Después de esto mi dulce Jesús ha hecho silencio y yo me perdía en el
Divino Querer. ¡Oh! cómo habría querido poner sobre todas las cosas
creadas mi beso amoroso y de reconocimiento, mi pequeño "te amo" sobre
todos los actos supremos del Divino Querer para quedar yo atada a ellos y
ellos atados a mí, para poder rodear a mi Jesús en mí con todos los actos del
eterno Querer. En ese momento veía el cielo estrellado y mi amable Jesús
ha continuado:
"Hija mía, mira el cielo, qué orden, qué armonía entre las estrellas,
una estrella no puede estar sin la otra, están tan vinculadas entre ellas que
una sostiene a la otra, una es fuerza de la otra, y si, jamás sea, una sola
estrella se apartara de su lugar, habría tal confusión y desorden en el
universo, que habría peligro de que todo terminara en ruinas, así que toda la
belleza del cielo está cimentada en el estarse cada una en su lugar, en la
unión común y en la fuerza comunicativa y atractiva que tienen entre ellas,
que más que electricidad las tiene suspendidas y sujetas entre ellas. El
hombre es el nuevo cielo, es más, más que cielo sobre la tierra, se puede
decir que cada criatura es una estrella animada. Lo que hizo el primer
hombre, Adán, hasta el último que vendrá, todo debía ser en común entre
ellos, así que no debía poseer sólo su propia fuerza, sino la fuerza de todos,
todos los bienes debían ser en común entre ellos. Mi Voluntad, más que
electricidad, debía llevar el vínculo entre ellos y la comunicación de todo lo
que es bueno y santo, y a pesar de que cada hombre debía hacer su oficio y
ocuparse en acciones diversas, como todos debían partir del punto primero
de mi Voluntad, todos debían convertirse en luz, y por lo tanto uno debía ser
luz para el otro. Por eso mi dolor al ver trastornado este cielo de las
criaturas fue tan grande, que es incomprensible a la criatura humana.
Quitada mi Voluntad, que une a todos y vincula todo, entró el desorden, la
confusión, la desunión, la debilidad, las tinieblas. ¡Pobre cielo de las
criaturas! no se reconoce más, y sólo el vivir en mi Querer reordenará de
nuevo este cielo, lo hará resplandecer con nueva luz, por eso te digo que en
ti quiero encontrar a todos y a todo; mi Voluntad, acto primero de todas las
criaturas, celestes y terrestres, te llevará la comunicación de todos los actos
de ellos y tú quedarás atada a ellos y ellos a ti. Por eso el vivir en mi Querer
encierra todo y a todos. Entonces sé atenta, que quiero darte la cosa más
grande que existe, pero quiero de ti cosas grandes y suma atención, quien
mucho da mucho quiere recibir."
Diciembre 20, 1925
Acerca de las lágrimas de Jesús y cómo derramó todas las lágrimas
de las criaturas. Vivir en la Divina Voluntad significa poseerla.
Estaba pensando en las lágrimas que derramó el niño Jesús en su
nacimiento y decía entre mí: "Cuán amargas debieron ser esas lágrimas;
cómo le pudieron ahora helar, ahora quemar aquel tierno rostro, porque por
lo que yo sé, las lágrimas tienen dos efectos, según la causa por la cual son
derramadas, si la causa es por un amor, queman y hacen dar en sollozos; si
son producidas por el dolor, son heladas y hacen temblar. En mi regio niño
había un intenso e infinito Amor y un dolor sin término, así que mucho le
debieron costar sus lágrimas." Ahora, mientras esto pensaba, mi dulce Jesús
se ha movido en mi interior y me hacía ver su rostro bañado en lágrimas,
pero tantas, que una corría tras la otra, hasta bañarle el pecho y las manos y
suspirando me ha dicho:
"Hija mía, mis lágrimas comenzaron desde el primer instante de mi
Concepción en el seno de mi Mamá Celestial y duraron hasta mi último
respiro sobre la cruz. La Voluntad de mi Padre Celestial me confió también
el trabajo de las lágrimas, y debía derramar tantas de mis ojos por cuantas
debían derramar todas las criaturas juntas. Así como concebí todas sus
almas en Mí, así debía derramar todas sus lágrimas de mis ojos. Mira
entonces cuánto debí llorar: Debí derramar de mis ojos las lágrimas que las
criaturas derraman por pasiones, a fin de que las mías apagaran sus pasiones;
debí derramar las lágrimas que se necesitan después del pecado, para darles
el dolor de haberme ofendido y el convencimiento del mal que han hecho,
preparando con mis lágrimas el propósito de no ofenderme más; debí
derramar las lágrimas para enternecer a las almas para hacerles comprender
las penas de mi Pasión; como también derramé lágrimas abundantes de amor
para atraer a las almas a amarme, para captar su simpatía y su corazón todo
para Mí, basta decirte que no hay lágrima que brote del ojo humano que no
haya derramado Yo de mis ojos. Ninguno supo mis tantas lágrimas, mis
tantos llantos ocultos y secretos; cuántas veces aún como tierno niño volaba
de la tierra al Cielo, y apoyando mi cabecita sobre las rodillas de mi Padre
Celestial lloraba, lloraba y sollozando le decía: ‘Padre mío, mira, he nacido
en el mundo a las lágrimas y al dolor, semejante a mis hermanos que nacen a
las lágrimas y mueren en el llanto, y Yo amo tanto a estos hermanos, que
quiero derramar todas sus lágrimas de mis ojos, no quiero que ni una se me
escape, para dar a sus lágrimas, lágrimas de amor, de dolor, de victoria, de
santificación y de divinización.’ Cuántas veces mi querida Mamá
mirándome quedaba traspasada al verme todo bañado en llanto, y Ella unía,
por el dolor de verme llorar, sus lágrimas a las mías, y llorábamos juntos; a
veces me veía obligado a esconderme para dar desahogo al llanto para no
traspasar su inocente y materno corazón, otras veces esperaba a que mi
Celestial Mamá, por necesidad, se ocupara en sus quehaceres domésticos
para dar desahogo a mis lágrimas para poder completar el número de las
lágrimas de todas las criaturas."
Entonces yo al oír esto le he dicho: "Jesús, amor mío, ya que también
mis lágrimas han sido derramadas por tus ojos, como también las de nuestro
primer padre Adán, yo quiero que las derrames sobre mi alma para darme la
gracia no sólo de hacer tu Santísima Voluntad, sino de poseerla como cosa y
Voluntad mía." Entonces Jesús sacudía la cabeza, y de su rostro corrían las
lágrimas sobre mi pobre alma, y ha agregado:
"Hija de mi Querer, ciertamente que derramé tus lágrimas, para que
pasando por mi ojos las tuyas, te pudiese dar el gran don de mi Voluntad.
Lo que no pudo recibir Adán con sus lágrimas, a pesar de que pasaron por
mis ojos, lo puedes recibir tú, porque Adán antes de que pecara poseía mi
Voluntad y con la posesión de mi Voluntad crecía en la semejanza de su
Creador, y crecía tanto que formaba el encanto de todo el Cielo y todos se
sentían honrados en servirlo, después del pecado perdió la posesión de mi
Querer, y a pesar de que lloró su culpa y no pecó más, pudo hacer mi
Voluntad, pero no poseerla, porque faltaba el Divino ofendido que debía
formar el nuevo injerto divino entre la criatura y el Creador, para poder
atravesar de nuevo los umbrales de las posesiones del eterno Querer. Este
injerto fue hecho por Mí, Verbo Eterno, después de cuatro mil años, y Adán
para entonces había pasado a los umbrales de la eternidad. Pero a pesar de
este injerto divino hecho por Mí con lágrimas, suspiros y penas inauditas,
cuántos se reducen a la condición de Adán después del pecado a sólo hacer
mi Voluntad, otros no la quieren conocer, otros se revelan a Ella; sólo quien
vive en mi Voluntad se eleva al estado de Adán inocente antes de caer en el
pecado, porque hay gran distancia entre quien hace mi Voluntad y entre
aquellos que la poseen, hay la distancia entre Adán inocente y entre Adán
después del pecado. Y Yo al venir a la tierra debía obrar como Dios, debía
completar en todo la obra del hombre, debía elevarlo al punto primero de su
origen, con darle la posesión de mi Voluntad, y si bien muchos se sirven de
mi venida sólo como remedio para su salvación y por lo tanto toman mi
Voluntad como medicina, como fuerza y como antídoto para no ir al
infierno, Yo esperaré aún, a fin de que surjan las almas que la tomen como
vida, y con hacerla conocer tomen posesión de Ella y así completaré la obra
de mi venida a la tierra y tendrá fruto el injerto divino formado de nuevo con
la criatura, y mis lágrimas se cambiarán en sonrisas celestiales y divinas para
Mí y para ellas."
Diciembre 25, 1925
Se necesitan las disposiciones para poseer el don del Querer Divino.
Semejanzas de él. El vivir en el Querer Supremo es la cosa más grande,
es el vivir Vida Divina, y el alma obra en la unidad de la Luz eterna.
Estaba pensando en lo que está dicho anteriormente, que la Voluntad
de Dios es un don, y por eso como don se posee como cosa propia, en
cambio quien hace la Voluntad de Dios debe estar a las órdenes, debe
preguntar frecuentemente qué debe hacer y pedir que se le preste el don, no
para ser el dueño sino para hacer la misma acción que Dios quiere,
terminada la cual debe devolver el don que ha tomado en préstamo. En mi
mente se formaban tantas imágenes y semejanzas entre quien vive en el
Querer Divino y lo posee como don, y entre quien hace la Santísima
Voluntad de Dios, que no solo no posee la plenitud del don, y si lo posee, es
a intervalos y en préstamo. Digo ahora algunas de estas semejanzas:
Supongamos que tuviese una moneda de oro que tuviera la virtud de
hacer surgir cuantas monedas yo quisiera, ¡oh! cuán rica me podría hacer
con este don, en cambio otro lo recibe en préstamo este don por una hora
para realizar una acción suya y devolverlo de inmediato; ¡qué diferencia
entre mi riqueza por el don que poseo y entre la de quien lo recibe en
préstamo! O bien, si tuviera en don una luz que no se apaga jamás, así que,
de noche o de día yo estoy al seguro, tengo siempre el bien de ver esta luz
que nadie me puede quitar, se hace conmigo como connatural y me hace
conocer el bien para hacerlo y el mal para rehuirlo, así que con esta luz dada
a mí en don, yo me río de todos, del mundo, del enemigo, de mis pasiones, y
hasta de mí misma. Así que esta luz es para mí fuente perenne de felicidad,
está sin armas y me defiende, es sin voz y me enseña, es sin manos ni pies y
dirige mi camino y se hace guía segura para llevarme al Cielo. En cambio
otra persona cuando siente la necesidad debe ir a pedir esta luz, pues no la
tiene a su disposición, y habituada a no ver siempre junto con la luz, no
posee el conocimiento del bien y del mal y no tiene fuerza suficiente para
hacer siempre el bien y evitar el mal; entonces, no poseyendo la luz
encendida continuamente, ¿en cuántos engaños, peligros y caminos sinuosos
no se encuentra? Qué diferencia entre quien la posee como don suyo esta
luz, y entre quien la debe ir a pedir cuando la necesita. Ahora, mientras mi
mente se perdía en tantas semejanzas, decía entre mí: "Así que el vivir en la
Voluntad de Dios es poseer la Voluntad de Dios, y esto es un don; entonces,
si la Voluntad de Dios no se complace en darlo, ¿qué puede hacer la pobre
criatura?" En ese momento mi amable Jesús se ha movido en mi interior,
como estrechándome toda a Él, y me ha dicho:
"Hija mía, es verdad que el vivir en mi Querer es un don, y es el
poseer el don más grande, pero este don que contiene valor infinito, que es
moneda que brota a cada instante, que es luz que nunca se apaga, que es sol
que jamás tiene ocaso, que pone al alma en su lugar establecido por Dios en
el orden divino, y por lo tanto toma su lugar de honor y de soberanía en la
Creación, no se da sino a quien está dispuesto, a quien no debe hacer
despilfarro, a quien debe estimarlo tanto y amarlo más que la propia vida, es
más, debe estar pronto a sacrificar la propia vida para hacer que este don de
mi Querer tenga la supremacía sobre todo y sea tenido en cuenta más que la
propia vida, más bien, su vida como una nada en comparación a Él. Por eso
primero quiero ver que el alma quiere hacer en verdad mi Voluntad y nunca
la suya, pronta a cualquier sacrificio para hacer la mía, en todo lo que hace
pedirme siempre, aun como préstamo el don de mi Querer. Entonces Yo,
cuando veo que nada hace sin el préstamo de mi Querer, lo doy como don,
porque con pedirlo y volver a pedirlo ha formado el vacío en su alma donde
poner este don celestial, y con haberse habituado a vivir con el préstamo de
este alimento divino, ha perdido el gusto del propio querer, su paladar se ha
ennoblecido y no se adaptará a los alimentos viles del propio yo; por eso,
viéndose en posesión del don que ella tanto suspiraba, anhelaba y amaba,
vivirá de la vida de aquel don, lo amará y lo tendrá en la estima que merece.
¿No condenarías tú a un hombre que lleno de afecto pueril hacia un niño,
sólo para que le estuviese un poco en su compañía entreteniéndose juntos, le
diese un billete de mil, y el niño no conociendo el valor, después de algunos
momentos lo rompa en mil pedazos? Pero si en cambio primero lo hace
desear, luego le hace conocer el valor, después el bien que le puede hacer
ese billete de a mil y luego se lo da, aquel niño no lo hará pedazos, sino que
ira a guardarlo bajo llave, apreciando el don y amando más al donador, tú
alabarías a ese hombre que ha tenido la habilidad de hacer conocer el valor
del billete al pequeño niño. Si esto hace el hombre, mucho más Yo que doy
mis dones con sabiduría, con justicia y con verdadero amor; he aquí
entonces la necesidad de las disposiciones, del conocimiento del don y de la
estima y aprecio y del amar al mismo don. Por eso, como precursor del don
de mi Voluntad que quiero hacer a la criatura es el conocimiento de Ella, el
conocimiento prepara el camino, el conocimiento es como el contrato que
quiero hacer del don que quiero dar, y por cuanto más conocimiento envío al
alma, tanto más es estimulada a desear el don y a solicitar al Divino Escritor
que ponga la última firma, que el don es suyo y lo posee. Entonces, la señal
de que quiero hacer don de mi Querer en estos tiempos, es el conocimiento
de Él, por eso sé atenta en no dejar escapar nada de lo que te manifiesto
sobre mi Voluntad, si quieres que Yo ponga la última firma del don que
suspiro dar a las criaturas."
Después de esto, mi pobre mente se perdía en el Querer Supremo y
hacía cuanto más podía por hacer todos mis actos en la Divina Voluntad; me
sentía investida por una Luz suprema, y mis pequeños actos, en cuanto
salían de mí, tomaban lugar en aquella Luz y se convertían en luz, y yo no
podía ver ni el punto de la Luz en el cual los había hecho, ni dónde
encontrarlos, sólo veía que se habían incorporado en aquella Luz
interminable y no más, y a mí me resultaba imposible poder navegar en toda
aquella Luz inaccesible, estarme dentro sí, pero atravesarla toda no le era
dado a mi pequeñez. Mientras estaba en esto, mi amable Jesús se ha movido
en mi interior y me ha dicho:
"Hija mía, cómo es bello el obrar del alma en mi Voluntad, su acto se
une al acto único de su Creador que no conoce sucesión de actos, porque la
Luz eterna no es divisible, y si se pudiera dividir, lo que no puede ser, la
parte dividida se volvería tinieblas, así que el acto divino, siendo Luz, de
todo su obrar forma un solo acto. Por eso el alma obrando en la Luz de mi
Querer se une a aquel acto único de su Creador y toma lugar en el ámbito de
la Luz de la eternidad, por eso no puedes verlos, ni en la parte de la Luz
donde los ha hecho, ni donde se encuentran, porque la Luz eterna de Dios,
para la criatura, es intraspasable y no se puede abarcar toda, pero ten por
seguro que su acto está en aquella Luz, el cual toma lugar en el pasado, en el
presente y en el futuro. Mira el sol, siendo él imagen de la sombra de la Luz
divina, tiene en parte esta propiedad: Supón que tú obraras en el punto
donde el sol expande su luz solar, tú ves su luz delante, sobre y detrás de ti, a
derecha e izquierda, por eso si tú quisieras ver cuál es la parte de la luz del
sol que toda te circundaba, tú no la sabrías encontrar ni distinguir, sabrías
decir sólo que su luz ciertamente estaba sobre ti. Ahora, aquella luz estaba
desde el primer instante en que fue creado el sol, está y estará, y si tu acto
pudiera convertirse en luz solar, como se convierte en Luz divina, ¿podrías
encontrar tu partecita de luz y la luz que te ha sido dada por el sol para
hacerte obrar? Claro que no, pero sabrías que de ti ha salido un acto que se
ha incorporado en la luz del sol, por eso digo que el vivir en el Querer
Supremo es la cosa más grande, es el vivir Vida Divina. El Celestial
Creador en cuanto ve al alma en su Voluntad, la toma entre sus brazos y
poniéndola en su seno la hace obrar con sus mismas manos y con aquella
Potencia de aquel Fiat con el cual fueron hechas todas las cosas; hace
descender sobre la criatura todos sus reflejos para darle la semejanza de su
obrar; he ahí por qué el obrar de la criatura se vuelve luz y se une a aquel
acto único de su Creador y se constituye gloria eterna y alabanza continua de
su Creador. Por eso sé atenta y haz que el vivir en mi Querer sea para ti tu
todo, a fin de que jamás puedas descender de tu origen, es decir del seno de
tu Creador."
Enero 10, 1926
El camino y el trabajo que hace la Divina Voluntad en todas las
cosas creadas para llegar a la criatura, a fin de que ella ponga
el último punto para su cumplimiento.
Estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino, y la pequeñez de mimente se perdía en Él, por todas partes y en todo lo veía siempre en acto de
obrar en toda la Creación. ¡Oh! cómo habría querido seguirlo para darle mipequeña correspondencia de amor en todo lo que Él obraba, darle mi gracias,
mi adoración profunda, mi mezquina compañía. Ahora, mientras esto
pensaba, mi adorable Jesús se ha movido en mi interior diciéndome:
"Hija mía, mi Voluntad está siempre en camino en las cosas creadas
para ir hacia la criatura, ¿pero quién la completa? ¿Quién pone el último
punto al trabajo de mi Voluntad? La criatura. Esto es, la criatura que toma
todas las cosas creadas como cumplimiento de mi Voluntad; mi Voluntad
hace su camino en la semilla, hace que la tierra la reciba, dándole virtud de
hacerla germinar y multiplicarse; hace su camino llamando al agua para
regarla, al sol para fecundarla, al viento para purificarla, al frío para hacerle
profundizar sus raíces, al calor para desarrollarla y hacerla llegar a justa
maduración; luego da virtud a las máquinas para cosecharla, para trillarla,
para molerla, y así poder darle sustancia de pan, y llamando al fuego para
cocerla la lleva a la boca de la criatura, a fin de que de ella coma y conserve
su vida. Ve entonces cuánto camino y trabajo ha hecho mi Voluntad en
aquella semilla, cuántas cosas creadas ha llamado sobre esa semilla para
hacerla llegar como pan a la boca de las criaturas. Ahora, ¿quién pone el
último paso al camino de mi Voluntad y el cumplimiento del último acto de
mi Supremo Querer? Quien toma aquel pan y lo come como portador del
Divino Querer en él, y conforme come el pan, come mi Querer en él, para
acrecentar las fuerzas del cuerpo y del alma, para cumplir en todo la Divina
Voluntad. Se puede decir que la criatura es el centro del reposo al cual mi
Voluntad aspira en todos los caminos y trabajos que hace en todas las cosas
creadas para llegar a la criatura; y así en todas las otras cosas creadas que
sirven al hombre, mi Voluntad hace su camino en el mar y trabaja en la
multiplicación de los peces; hace su camino sobre la tierra y multiplica
plantas, animales y pájaros; hace su camino en las esferas celestes para tener
todo bajo sus ojos, para hacer que nada le huya y hacerse pies, manos y
corazón para cada criatura, para dar a cada una el fruto de sus innumerables
cosechas; pero toda su fiesta es sólo por quien toma de lo suyo como último
punto y cumplimiento de su Supremo Querer. Si no fuese por mi Voluntad,
– que en cuanto se desprendió su Fiat, se dejó en camino en todas las cosas
creadas para hacerlas llegar al hombre, a fin de que tuviese su primer puesto
el Fiat Supremo en quién y para quién todas las cosas habían sido creadas, y
así fuera el regulador y el actor de la misma vida de la criatura – , todas las
cosas quedarían paralizadas, y como tantas pinturas en las cuales no está la
vida de las cosas que representan, así que pobre criatura si mi Voluntad se
retirase de hacer su camino en todas las cosas creadas, todas quedarían como
pinturas, sin producir más el bien que cada cosa contiene hacia el hombre;
por eso puedo decir que no son las cosas creadas que lo sirven, sino mi
Voluntad velada, escondida, que se hace servidora del hombre. ¿No es
entonces justo y el más sagrado deber, que el hombre mire en todas las cosas
a mi Suprema Voluntad y la cumpla en todo, e intercambiándose servicio
sirva a Aquélla que no desdeña servirlo aun en las más pequeñas cosas? Y
Yo me siento como correspondido, pagado por mi trabajo cuando veo que
llegan al hombre y las toma como cumplimiento de mi Voluntad. Y por eso
hago fiesta, porque la finalidad de mi largo camino en las cosas creadas ha
obtenido mi intento y el cumplimiento de mi Voluntad realizado en la
criatura. Sucede a mi Voluntad como a un actor, el cual debe exponer su
escena al público. ¡Pobrecito! cuántos trabajos escondidos, cuántos
desvelos, cuantos preparativos, cuánto arte en sus mismos movimientos no
prepara para ponerse en actitud, ahora de hacer sonreír al público, ahora de
hacerlo llorar. En todo este trabajo el actor no hace fiesta, más bien suda, se
cansa y se fatiga, y cuando todo le parece que ya está preparado, se dispone
a llamar al público a ver su escena, y por cuanta más gente ve, más siente
despuntar en el corazón la alegría, quién sabe y a lo mejor podrá hacer una
bella fiesta, pero el verdadero cumplimiento de su fiesta es cuando
terminada la escena siente correr a manos llenas las monedas de oro y de
plata en sus manos, como aprobación y triunfo de su escena; pero si en
cambio después de tantos preparativos, prepara la mesa, toca y vuelve a
tocar trompetas y ninguno se presenta, o poca gente, que a los primeros actos
de su escena lo dejan solo, pobrecito, cómo sufre, y la esperanza de su fiesta
se cambia en luto. ¿Quién ha sido el que ha amargado tanto a aquel pobre
actor tan hábil y tan bueno en hacer sus escenas? ¡Ah! la gente ingrata que
no ha querido ser ni siquiera espectadora de las escenas de aquel pobre actor.
Tal es mi Voluntad, que como hábil actor prepara las escenas más bellas
para divertir al hombre en el teatro de toda la Creación, no para recibir sino
para dar, prepara las escenas de luz, de las más refulgentes; las escenas de
floración y de bellezas, las más deslumbrantes; las escenas de fuerza en el
tronar del trueno, en el estallido del rayo, en el elevarse de las olas y hasta en
las alturas de las montañas más altas; las escenas más conmovedoras del
niño que llora, que tiembla muerto de frío; escenas dolorosas de sangre y
trágicas y hasta de muerte en mi Pasión; ningún actor, por cuan hábil sea,
puede igualarme en la variedad de mis escenas amorosas. Pero, ¡ay de Mí!
cuántos no miran mi Voluntad en todas estas escenas y no toman la sustancia
del fruto que hay en ellas, y cambian en luto las fiestas que se preparaba mi
Voluntad en la Creación y en la Redención, por eso hija mía, no dejes que se
te escape nada, todas las cosas tómalas como don que te hace mi Voluntad,
sean pequeñas o grandes, naturales o sobrenaturales, amargas o dulces, haz
que todas entren en ti como dones y cumplimiento de mi Voluntad."
Enero 24, 1926
La Divina Voluntad es madre de todas las voluntades
humanas. En la Divina Voluntad no hay muertes.
Me sentía abandonada por el Cielo y por la tierra, y pensaba entre mí
que Jesús me había dicho hace ya mucho tiempo que yo debía vivir en el
duro exilio de la vida como si no existiera nadie más que Jesús y yo, todos
debían desaparecer de mi mente y de mi corazón. Y ahora, después de quetodo me ha desaparecido y habituada a vivir sólo con Jesús, también Él ha
huido dejándome sola en poder de amarguras indecibles en el duro estado de
aislamiento. ¡Oh! Dios, qué pena, ten piedad de mí, regresa a quien siente
necesidad de tu Vida más que de la vida propia. Ahora, mientras esto
pensaba y otras cosas más desgarradoras aún, que sería demasiado largo el
decirlas, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior, y suspirando me ha
dicho:
"Hija de mi Supremo Querer, ánimo en tu aislamiento, éste sirve
como compañía a mi Voluntad abandonada por las criaturas; el dolor de su
aislamiento, ¡oh, cómo es más duro que el tuyo! Mi Voluntad es la madre de
todas las voluntades de las criaturas, Ella, como madre ternísima se ha
quedado en el centro de la Creación para dar a luz a las voluntades humanas
y tenerlas todas en torno a Ella, subirlas sobre sus rodillas, nutrirlas con la
leche de sus enseñanzas celestiales y hacerlas crecer a su semejanza,
dándoles toda la Creación donde entretenerse, y como mi Voluntad es centro
de cada cosa creada, a cualquier parte que las criaturas fueran, Ella como
centro de cada cosa les habría estado, más que madre afectuosa, siempre
cerca para no hacerles faltar jamás sus cuidados maternos y para no dejarlas
descender de su nobleza y semejanza. Pero, ¡ay de Mí! estas hijas, estas
voluntades humanas paridas por esta madre celestial de mi Voluntad,
despreciando y no apreciando todos los cuidados maternos, su Amor, sus
ternuras y premuras, a pesar de que Ella esta junto a ellas, las voluntades
humanas están lejanas de esta madre, muchas ni siquiera la conocen, otras la
desprecian y hacen de Ella mofa, la escarnecen. ¡Pobre madre de mi
Voluntad! En medio de tantas hijas paridas por Ella queda aislada,
abandonada, y mientas todas toman de lo suyo para vivir, se sirven de todo
para crecer a su desemejanza y para ofenderla; ¿se puede dar dolor más
grande para una madre que el abandono de sus propios hijos, no ser
conocida por el parto de sus propias entrañas, y que cambiándose en
enemigas ofendan a aquélla que las ha parido a la luz? Por eso el dolor del
aislamiento de mi Voluntad es grande e inconcebible; tu aislamiento sea la
compañía de esta madre aislada que llora y busca a sus hijas, que por cuanto
llora, grita y llama a sus hijas con las voces más tiernas, con las lágrimas
más amargas, con los suspiros más ardientes y con las voces más tonantes de
castigos, estas hija ingratas se están lejanas del seno de Aquélla que las ha
generado. Hija mía, ¿no quieres tomar parte, como verdadera leal y fiel hija
de mi Voluntad en su dolor y en su aislamiento?"
Después me he puesto a hacer la adoración a mi crucificado Jesús y
delante a mi mente pasaba una larga fila de soldados, todos armados, que no
terminaba jamás. Yo habría querido pensar en mi crucificado Jesús y ya no
ver soldados, pero a pesar mío me veía obligada a ver estos soldados
armados hasta los dientes. Entonces pedía a mi dulce Jesús que alejara de
mí esta vista a fin de que pudiera quedar libre con Él, y Jesús todo afligido
me ha dicho:
"Hija mía, cuanto más el mundo aparentemente parece en paz,
ensalzan la paz, tanto más bajo aquella paz efímera y enmascarada esconden
guerras, revoluciones y escenas trágicas para la pobre humanidad, y cuanto
más parece que favorecen mi Iglesia y la alaban, le canten victorias y
triunfos y prácticas de unión entre estado e Iglesia, tanto más cercana está la
contienda que preparan contra Ella. Así fue de Mí, hasta en tanto que no me
aclamaron Rey y me recibieron en triunfo, Yo pude vivir en medio de los
pueblos, pero después de mi entrada triunfal en Jerusalén no me dejaron
vivir más, y después de pocos días me gritaron ‘crucifícalo’ y armándose
todos contra Mí me hicieron morir. Cuando las cosas no parten de un fondo
de verdad, no tienen fuerza de reinar largamente, porque faltando la verdad
falta el amor y falta la vida que las sostiene, y por eso es fácil que salga
fuera lo que escondían y cambian la paz en guerra, los favores en venganzas.
¡Oh, cuántas cosas imprevistas están preparando!"
Jesús ha desaparecido y yo he quedado toda afligida y pensaba entre
mí: "Mi amado Jesús me ha dicho tantas veces que yo soy la pequeña recién
nacida de la Divina Voluntad, por eso recién nacida apenas, sin haber
formado mi pequeña vida en este Querer Supremo. Jesús, ahora que tenía
más necesidad de formar mi crecimiento me deja sola, entonces yo seré
como un parto abortado de la Divina Voluntad, sin tener existencia. ¿No ves
amor mío en qué estado lamentable me encuentro, y cómo tus mismos
designios sobre mí se resuelven en la nada? ¡Ah! si no quieres tener piedad
de mí, ten piedad de Ti mismo, de tus designios y de tus trabajos que has
hecho a mi pobre alma." Pero mientras mi pobre mente quería adentrarse en
el estado doloroso en el cual me encuentro, mi amado Bien ha salido de
dentro de mi interior, y mirándome toda, de la cabeza a los pies me ha dicho:
"Hija mía, en mi Voluntad no hay muertos ni abortos, y quien vive en
Ella contiene por vida la Vida de mi Voluntad, y aunque se sienta morir, o
aun muerta, se encuentra en mi Voluntad, la cual conteniendo la vida la hace
resurgir a cada instante a nueva luz, a nueva belleza, gracia y felicidad,
deleitándose en conservarla siempre pequeña en sí, para tenerla grande con
Ella; pequeña pero fuerte, pequeña pero bella, recién nacida apenas, a fin de
que nada de humano tenga, sino todo divino, así que su vida es sólo mi
Voluntad, la cual llevará a cabo todos mis designios, sin que nada se pierda.
Serás como la gota de agua sumergida en el gran mar, como un grano en las
grandes masas de los graneros; por cuanto la gota de agua parezca como
desaparecida en el mar y el grano en los innumerables granos, no se puede
negar ni quitarle el derecho de que su vida existe. Por eso no temas, y haz
de tal manera que pierdas tu vida para adquirir el derecho de tener por vida
mi sola Voluntad."
Enero 28, 1926
Adán, después del pecado hacía los mismos actos de antes,
pero como se sustrajo de la Voluntad Suprema, estaban
vacíos de sustancia de Vida Divina.
Estaba pensando en el Santo Querer Divino y pensaba entre mí:
¿Cómo pudo ser que Adán después del pecado, habiendo roto su voluntad
con la de Dios, perdió la fuerza, el dominio, y sus actos no eran tan
agradables a Dios para formarle su delicia, mientras que Adán, antes de
pecar había hecho sus actos hacia Dios, los había aprendido, ¿y por qué
repitiéndolos después no sonaban con el mismo sonido, no contenían la
plenitud del Amor divino y de la completa gloria de Dios? Ahora, mientras
esto pensaba, mi amable Jesús se ha movido en mi interior y con una luz que
me enviaba me ha dicho:
"Hija mía, antes que todo, Adán antes de que se sustrajera de mi
Voluntad era mi hijo, contenía por centro de su vida y de todos sus actos a
mi Voluntad, por lo tanto poseía una fuerza, un dominio, un atractivo todo
divino, por eso su respiro, su latido, sus actos, daban lo divino, todo su ser
emanaba un perfume celestial que a todos nos atraía hacia él, así que nos
sentíamos heridos por todas partes por este hijo, si respiraba, si hablaba, si
obraba las cosas más inocentes, indiferentes y naturales, eran heridas de
amor para Nosotros, y Nosotros entreteniéndonos con él lo colmábamos
siempre más de nuestros bienes, porque todo lo que hacía salía de un solo
punto, el cual era nuestra Voluntad, por eso todo nos agradaba, no
encontrábamos nada en que desagradarnos. Ahora, después del pecado
Adán descendió del estado de hijo y se redujo al estado de siervo, y en
cuanto rompió con la Voluntad Suprema salió de él la Fuerza divina, el
dominio, el atractivo, el perfume celestial, por eso sus actos, su ser, no daban
ya lo divino, sino que se llenó de una sensación humana, que haciéndole
perder el atractivo, no nos sentíamos más heridos, es más, nos poníamos a
distancia, él de Nosotros y Nosotros de él. Nada dice el que él repitiera los
mismos actos que hacía antes de pecar, como en efecto los hacía; ¿pero
sabes tú qué son los actos de la criatura sin la plenitud de nuestra Voluntad?
Son como aquellos alimentos sin condimento y sin sustancia, que en vez de
gustarlos disgustan el paladar humano, así disgustan el paladar divino, son
como aquellos frutos no maduros, que no contienen ni dulzura ni sabor; son
como aquellas flores sin perfume; son como aquellos vasos llenos, sí, pero
de cosas viejas, frágiles y rotas. Todo esto puede servir a una estrecha
necesidad del hombre y también como una sombra de la gloria de Dios, pero
no a la felicidad y a todo el bienestar de la criatura y a la plenitud de la
gloria de Dios. Por el contrario, ¿con que gusto no se come un alimento bien
condimentado y sustancioso? ¿Cómo refuerza a toda la persona? El solo
perfume del condimento estimula el apetito y la avidez de comerlo. Y así
Adán antes de que pecara, con la sustancia de nuestra Voluntad
condimentaba todos sus actos, y por lo tanto estimulaba el apetito de nuestro
Amor a tomar todos sus actos como el alimento más agradable para
Nosotros, y Nosotros en correspondencia le dábamos nuestro alimento
exquisito de nuestra Voluntad. Pero después del pecado, ¡pobrecito! perdió
el camino directo de comunicación con su Creador, no reinaba más en él el
puro amor; el amor fue dividido por el temor, por el miedo, y no
conteniendo más el absoluto dominio de la Suprema Voluntad, sus actos de
antes, hechos después del pecado, no tenían más aquel valor. Mucho más,
pues toda la Creación, incluido también el hombre salió del Eterno Creador,
que es como fuente de vida, en la cual debían conservarse sólo con la Vida
de la Divina Voluntad, todo debía estar basado en Ella, y esta base de Divino
Querer debía conservar todas las cosas bellas, nobles, como habían salido de
Dios, como de hecho están todas las cosas creadas, tal como fueron creadas
tales son, ninguna ha perdido nada de su origen, sólo el hombre perdió la
vida, la base, y por esto perdió su nobleza, la fuerza, la semejanza con su
Creador. Pero a pesar de todo esto mi Voluntad no dejó del todo al hombre,
y no pudiéndole ser más fuente de vida y base que lo sostenía, porque él
mismo se había sustraído de Ella, se ofreció como medicina para hacer que
no pereciera del todo. Así que mi Voluntad es medicina, es salud, es
conservación, es alimento, es vida, es plenitud de la más alta santidad, y
según la quiera la criatura, Ella se ofrece: si la quiere como medicina, Ella
se ofrece para quitarle la fiebre de las pasiones, las debilidades de las
impaciencias, los vértigos de la soberbia, el malestar de los apegos, y así de
todo el resto de los males; si la quiere como salud, Ella se ofrece para
conservarla sana, para liberarla de cualquier mal espiritual; si la quiere como
alimento, Ella se da como alimento para hacerle desarrollar las fuerzas y
hacerla crecer más en la santidad; si la quiere como vida y como plenitud de
santidad, ¡oh! entonces mi Voluntad hace fiesta, porque ve regresar al
hombre al regazo de su origen, de donde salió, y se ofrece a darle la
semejanza con su Creador, finalidad única de su creación. Mi Voluntad
jamás deja al hombre; si lo dejara se resolvería en la nada; y si el hombre no
se presta a hacerse hacer santo por mi Voluntad, Ella usa los modos al
menos para salvarlo."
Yo al oír esto decía entre mí: "Jesús, amor mío, si tanto amas el que
tu Voluntad obre en la criatura como en el acto en el cual Tú la creaste,
como si no hubiera habido ninguna rotura entre tu Voluntad y la de la
criatura, ¿por qué al venir a la tierra a redimirnos no nos diste este gran bien,
que tu Voluntad triunfante sobre todo nos pusiera en el orden de la Creación,
como salimos de las manos de nuestro Padre Celestial?" Y Jesús saliendo de
mi interior me estrechó toda a su corazón, y con ternura indecible me ha
dicho:
"Hija mía, la finalidad primaria de mi venida a la tierra fue
precisamente esto, que el hombre regresara al seno de mi Querer, como salió
de él cuando fue creado; pero para hacer esto debí formar por medio de mi
Humanidad la raíz, el tronco, las ramas, las hojas, las flores de las cuales
debían salir los frutos celestiales de mi Querer; nadie tiene el fruto sin el
árbol, este árbol fue regado por mi sangre, fue cultivado por mis penas, por
mis suspiros y lágrimas; el sol que resplandeció sobre él fue sólo el Sol de
mi Voluntad, por lo tanto, con toda certeza vendrán los frutos de mi Querer,
pero para desear estos frutos se debe conocer cuán preciosos son, el bien que
aportan, las riquezas que producen, he aquí el por qué de las tantas
manifestaciones que te he hecho de mi Querer, porque el conocimiento
llevará el deseo de comerlo, y cuando hayan saboreado qué significa vivir
sólo para hacer mi Voluntad, si no todos, al menos en parte volverán sobre el
camino de mi Querer, las dos voluntades se darán el beso perenne, no habrá
más lucha entre la voluntad humana y la del Creador, y mi Redención, a los
tantos frutos que ha dado, dará también el fruto del Fiat Voluntas Tua como
en el Cielo así en la tierra. Por eso sé tú la primera en tomar este fruto y no
quieras otro alimento ni otra vida que mi sola Voluntad."
Enero 30, 1926
Muerte del confesor. 26 Temor de hacer la propia voluntad.
Me encontraba en lo sumo de mi afiliación por la muerte inesperada
de mi confesor; a mis tantas penas internas por las frecuentes privaciones de
mi dulce Jesús, ha querido agregar un golpe tan doloroso para mi pobre
corazón, privándome de aquél que era el único que conocía mi pobre alma,
pero el Fiat Voluntas Tua sea siempre hecho, amado y adorado. La tierra era
indigna de poseer a tal persona, por eso el Señor para castigarnos se lo ha
llevado al Cielo. Entonces, en mi inmensa amargura de ser dejada sin
confesor, no sabiendo yo misma a quién dirigirme, rogaba a mi amable Jesús
por aquella alma bendita diciendo: "Amor mío, si me lo has quitado a mí, al
menos llévalo contigo derecho al Cielo." Y llorando le decía: "Lo pongo en
tu Voluntad, Ella contiene todo: Amor, Luz, Belleza, todos los bienes que se
han hecho y se harán, a fin de que lo purifiquen, lo embellezcan, lo
enriquezcan de todo lo que se necesita para estar en tu presencia, y así nada
encontrarás en él que impida su entrada al Cielo."
Ahora, mientras esto hacía y decía, he visto ante mí un globo de luz, y
dentro de aquella luz el alma de mi confesor que tomaba el camino del
Cielo, sin decirme ni siquiera una palabra. Yo he quedado consolada, sí, por
su suerte, pero sumamente amargada por la mía, y rogaba a Jesús que
habiéndome quitado el confesor y no teniendo yo a quién dirigirme, que por
su bondad me liberara del fastidio que daba al confesor, pero no comoquerido por mí, sino como querido por Él, porque siento que si Jesús me lo
concediese como querido por mí, sentiría como si me faltase la tierra bajo
los pies, el cielo sobre la cabeza, el latido en el corazón, así que para mí sería
una desgracia en vez de una gracia. Y toda abandonada en el dolor ofrecía
todo a Jesús para que me diera la gracia de cumplir en todo su Santísima
Voluntad. Y Jesús, teniendo compasión de mi dolor me ha estrechado toda a
Él y me ha dicho:
"Hija mía, ánimo, no temas, no te dejo, estaré siempre contigo y te
26 Don Francesco Di Benedictis
prometo que si ningún sacerdote quiere prestarse para tu asistencia, no
queriendo ellos seguir mi Voluntad, Yo, no porque lo quieres tú sino porque
lo quiero Yo, te libraré de su fastidio. Por eso no temas, que no haré entrar
tu voluntad de por medio, haré todo por Mí, seré celoso aun de tu respiro,
que no entre en él tu voluntad sino sólo la mía."
Después, al llegar la noche sentía tal temor de que el bendito Jesús me
sorprendiera y me hiciera caer en el estado de mis acostumbrados
sufrimientos, que temblaba y lloraba; mucho más porque sentía como si yo
quisiera que me liberase, y el bendito Jesús ha salido de dentro de mi
interior, y poniendo su rostro cerca del mío lloraba, tanto, que he sentido
bañar mi rostro por sus lágrimas, y sollozando me ha dicho:
"Hija mía, ten paciencia, recuerda que sobre ti pesa la suerte del
mundo. ¡Ah, tú no sabes qué significa estar en este estado de penas junto
conmigo aunque sea media hora o cinco minutos! Es mi Vida real que se
repite sobre la tierra, es esta Vida Divina que sufre, que ruega, que repara en
ti, que transmuta en ti mi misma Voluntad, para hacer que obre en ti como
obraba en mi Humanidad; ¿y a ti te parece poco?"
Y haciendo silencio continuaba llorando. Yo me sentía despedazar el
corazón al ver llorar a Jesús, y comprendía que lloraba por mí, para darme la
gracia de que su Voluntad tuviera sus plenos derechos sobre mí y que
mantuviera íntegra su Vida en mi alma, y que mi voluntad jamás tuviese
vida; así que sus lágrimas eran para poner a salvo su Voluntad en mi pobre
alma. Lloraba también por los sacerdotes para darles su Gracia para que
comprendiesen sus obras, a fin de que se prestaran también ellos a cumplir
su Voluntad.
Febrero 7, 1926
La Divina Voluntad reinante en el alma la eleva sobre todo,
la pone en su origen, y el alma amando con el Amor de Dios,
ama todas las cosascon su mismo Amor, y es constituida
poseedora y reina de todo lo creado.
Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino, y
tomando el eterno te amo de mi dulce Jesús y haciéndolo mío, giraba por
toda la Creación para imprimirlo sobre cada cosa, a fin de que todo y todos
tuvieran una sola nota, un solo sonido, una sola armonía: te amo, te amo, te
amo por mí y por todos, hacia mi Creador que tanto me ha amado. Ahora,
mientras esto hacía, mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior y
estrechándome a su corazón, todo ternura me ha dicho:
"Hija mía, cómo es bello el te amo de quien vive en mi Voluntad,
siento el eco del mío junto con al suyo sobre todas las cosas creadas, por eso
siento la correspondencia del amor de la criatura por todo lo que he hecho, y
además, amar significa poseer lo que se ama o querer poseer la cosa amada;
así que tú amas la Creación toda porque es mía, y Yo te la hago amar porque
quiero hacerla tuya. Tu repetido te amo para Mí sobre cada cosa creada, es
el camino y el derecho de posesión para poseerla; la Creación toda al
sentirse amada, reconoce a su dueña, por eso hace fiesta al sentirse repetir
sobre de ella tu te amo; el amor hace reconocer lo que es suyo, y se dan sólo
a aquellos por los cuales son amadas, y mi Voluntad reinante en el alma es la
confirmación de que lo que es mío es suyo. Ahora, cuando una cosa es
poseída entre dos personas, se necesita sumo acuerdo y la una no puede
hacer sin la otra, y he aquí la necesidad de su inseparable unión, de las
continuas comunicaciones sobre lo que hay que hacer con lo que poseen.
¡Oh! cómo mi Voluntad reinante en el alma la eleva sobre todo, y amando
con el Amor de un Dios sabe amar todas las cosas con su mismo Amor, y es
constituida poseedora y reina de todo lo creado.
Hija mía, en este estado feliz creé al hombre, mi Voluntad debía suplir
a todo lo que faltaba en él, y elevarlo a la semejanza de su Creador. Y es
propiamente esta mi mira sobre ti, hacerte regresar al origen como creamos
al hombre, por eso no quiero división alguna entre tú y Yo, ni que lo que es
mío no sea tuyo; pero para darte los derechos quiero que reconozcas lo que
es mío a fin de que amando todo y corriendo en todas las cosas tu te amo,
toda la Creación te reconozca; oirán en ti el eco del principio de la creación
del hombre y haciéndose felices ambicionaran hacerse poseer por ti.
Yo hago contigo como un rey, que despreciado por sus pueblos,
ofendido, olvidado, estos pueblos no están más bajo el régimen de las leyes
del rey, y si alguna ley observan, es la fuerza que se impone sobre ellos, no
el amor; así que el pobre rey está obligado a vivir en su palacio, aislado, sin
el amor, la sujeción y el avasallamiento de su voluntad sobre los pueblos;
pero entre tantos, él advierte que uno solo se mantiene íntegro en hacerse
someter en todo y por todo por la voluntad del rey, es más, repara, llora por
la voluntad rebelde de todo el pueblo y quisiera rehacer al rey haciéndose
acto por cada criatura, a fin de que encuentre en él todo lo que debería
encontrar en todo el resto del pueblo. Entonces el rey siente amar a éste, lo
tiene siempre ante sus ojos para ver si es constante, y no por un día sino por
un periodo de vida, porque sólo la constancia es sobre lo que el rey puede
confiar y estar seguro de lo que quiere hacer de la criatura. El sacrificarse, el
hacer el bien un día, es cosa fácil para la criatura, pero el sacrificarse y el
hacer el bien toda la vida, ¡oh, cómo es difícil! Y si esto sucede, es una
virtud divina obrante en la criatura. Entonces, cuando el rey se siente seguro
de aquél, lo llama a sí en su palacio, le da todo lo que debería dar a todo el
pueblo y haciendo a un lado a todos los demás hace salir de él la nueva
generación de su pueblo elegido, los cuales no tendrán otra ambición que
vivir sólo de la voluntad del rey, todos sojuzgados a él, como tantos partos
de sus entrañas. ¿No te parece hija mía, que es precisamente esto lo que
estoy haciendo por ti? Ese continuo llamarte en mi Voluntad, a fin de que
no la tuya viva en ti sino la mía; aquel querer de ti que sobre todas las cosas
creadas, desde el primero hasta el último hombre que vendrá, encuentre la
nota de tu te amo, de tu adoración a tu Creador, de tu reparación por cada
ofensa, ¿no dice claramente que quiero todo para darte todo, y que
elevándote sobre todo quiero que regrese en ti mi Voluntad íntegra, bella,
triunfante, como salió de Nosotros en el principio de la Creación? Mi
Voluntad fue el acto primero de la criatura; la criatura tuvo su acto primero
en mi Voluntad, y por eso quiere hacer su curso de vida en ella, y si bien fue
sofocada al principio de su nacer en la criatura, pero no quedó extinta, y por
eso espera su campo de vida en ella, ¿no quieres tú ser su primer campito?
Por eso sé atenta, cuando quieras hacer alguna cosa no la hagas jamás por ti
misma, sino ruégame que la haga mi Voluntad en ti, porque la misma cosa,
si la haces tú suena mal, da de humano, en cambio si la hace mi Voluntad
suena bien, armoniza con el Cielo, es sostenida por una Gracia y Potencia
divinas, es el Creador que obra en la criatura, su perfume es divino, y
elevándose abraza a todos con un solo abrazo, de modo que todos sienten el
bien del obrar del Creador en la criatura."
Febrero 11, 1926
La voluntad humana es la polilla que roe todos los bienes y la llave
que abre todos los males. Cada acto de voluntad humana no unida
con la de Dios, forma un abismo de distancia entre el
Creador y la criatura.
Estaba pensando entre mí: "¿Por qué tanto temor en mí, tanto de
sentirme faltar la vida, si jamás sea, no hiciera en todo y por todo la
Santísima Voluntad de Dios? El solo pensamiento me destruye, ¿qué será si
llegara a sustraerme aun por un solo instante de la Voluntad Suprema y
adorable de mi Creador?" Mientras esto pensaba, mi amable Jesús ha salido
de dentro de mi interior, y tomando mis manos entre las suyas las ha besado
con un amor indecible, después se las ha estrechado a su pecho, fuerte
fuerte, y todo ternura me ha dicho:
"Hija mía, cómo es bella mi Voluntad obrante en tus manos, tus
movimientos son heridas para Mí, pero heridas divinas, porque salen del
fondo de mi Voluntad dominante, obrante y triunfante en ti, así que me
siento herido como por otro Yo mismo. Con justa razón temes si por un solo
instante salieras de la Voluntad Suprema, ¡oh! cómo descenderías en lo bajo,
te reducirías casi casi del estado de Adán inocente al estado de Adán
culpable, y como Adán había sido creado como cabeza de todas las
generaciones, su voluntad sustraída de su Creador formó la polilla en la raíz
del árbol de todas las generaciones, por eso todos sienten las ruinas que
formó la polilla de la voluntad humana desde el principio de la creación del
hombre. Cada acto de voluntad humana no conectada con la de Dios forma
un abismo de distancia entre el Creador y la criatura, por tanto, distancia de
santidad, de belleza, de nobleza, de luz, de ciencia, etc. Entonces Adán no
hizo otra cosa con sustraerse de la Divina Voluntad, que ponerse a distancia
de su Creador, esta distancia lo debilitó, lo empobreció, lo desequilibró todo
y llevó el desequilibrio a todas las generaciones, porque cuando el mal está
en la raíz, todo el árbol está obligado a sentir los efectos malignos, los
humores nocivos que hay en la raíz. Entonces hija mía, habiéndote llamado
a ti como primera y cabeza de la misión de mi Voluntad, esta mi Voluntad
debe poner en ti el equilibrio entre tú y el Creador, y por lo tanto quitar la
distancia que hay entre la voluntad humana y la Divina, para poder formar
en ti la raíz del árbol sin humores malos, haciendo correr en él sólo el humor
vital de mi Voluntad, a fin de que el árbol no quede perjudicado en la
vegetación, en el desarrollo y en la preciosidad de sus frutos. Ahora, si tú
quisieras hacer un acto de tu voluntad no conectada con la mía, vendrías a
formar la polilla a la misión que te he confiado, y como un segundo Adán
me arruinarías la raíz del árbol de mi Voluntad que quiero formar en ti, y
perjudicarías a todos aquellos que querrán injertarse a este árbol, porque no
encontrarían toda la plenitud de mi Voluntad en quien de Ella ha tenido el
principio. Por eso soy Yo que pongo este temor en tu alma a fin de que mi
Voluntad sea siempre dominante en ti, y todas las manifestaciones que te he
hecho estén siempre en vegetación para formar raíces, tronco, ramas, flores
y frutos divinos sin la sombra de tu voluntad humana. Así regresarás a tu
origen en el seno de tu Creador toda bella, crecida y formada con la plenitud
de la Voluntad Suprema, y la Divinidad, satisfecha en ti de la obra de la
creación del hombre, hará salir de ti y de la misión a ti confiada su pueblo
elegido del Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra, por eso sé
atenta hija mía y no quieras arruinar la obra de mi Voluntad en ti; la amo
tanto y me cuesta tanto, que usaré todo mi celo infinito y estaré Yo mismo a
guardia de mi Voluntad, a fin de que la tuya jamás tenga vida."
Yo he quedado sorprendida y comprendía con claridad qué significa
un acto de voluntad humana en comparación de un acto de Voluntad Divina,
y cómo el alma con el hacer la suya pierde la fisonomía de su Creador, y
despojándose de la belleza con la cual fue creada se viste de míseros
harapos, se arrastra con dificultad en el bien, adquiere la semejanza
diabólica, se nutre con alimentos puercos. Jesús mío, danos la gracia a todos
de jamás hacer la propia voluntad, lo cual es llamar a vida todas las
pasiones. Entonces, casi temblando trataba de abismarme más adentro en la
Suprema Voluntad, y llamaba a mi Mamá Celestial en mi ayuda, a fin de que
junto conmigo pudiéramos, a nombre de todos adorar a la Voluntad Suprema
por todas las voluntades humanas opuestas a Ella. Ahora, mientras esto
hacía, el Cielo se ha abierto y mi Jesús ha salido de dentro de mi interior
todo en fiesta y me ha dicho:
"Hija de mi Querer, tú debes saber que cuando reina íntegra mi
Voluntad en el alma, todo lo que el alma hace es el desarrollo de la Vida de
mi eterna Voluntad en ella, así que no has sido tú quien ha llamado a mi
Divina Mamá, sino mi misma Voluntad que la ha llamado, y sintiéndose
llamar por una Voluntad Divina, la cual ha sido siempre íntegra y triunfante
en Ella, ha advertido súbito que una de la familia celestial la llamaba en la
tierra, y ha dicho a todo el Cielo: ‘Vayamos, vayamos, es una de nuestra
familia que nos llama a cumplir los deberes de la familia a la cual
pertenecemos.’ Y helos aquí, míralos a todos en torno a Nosotros, la Virgen,
los santos, los ángeles, para hacer tu acto de adoración que quieres hacer, y
la Divinidad para recibirlo. Mi Voluntad tiene tal potencia que encierra todo
y hace hacer a todos la misma cosa, como si fuera un solo acto. Por eso la
gran diferencia que hay entre quien hace reinar a mi Voluntad en ella y entre
quien vive del propio yo. En la primera está una Voluntad Divina que reza,
que obra, que piensa, que mira, que sufre; a cada movimiento suyo mueve
Cielo y tierra y une todo junto, de manera que todos sienten la Potencia de la
Divina Voluntad obrante en la criatura, descubren en ella la nobleza, la
semejanza, la filiación de su Creador; y como hija de la familia celestial
todos la protegen, la asisten, la defienden y la suspiran junto con ellos en la
patria celestial. Todo lo contrario para quien vive de la propia voluntad, ella
es la llave del infierno, de las miserias, de la inconstancia; donde ella abre,
no sabe abrir otra cosa más que donde está el mal, y si acaso hace algún
bien, es aparente, porque dentro está la polilla del propio querer que roe
todo. Por eso, aunque te cueste la vida, no salgas jamás, jamás de mi
Voluntad."
Febrero 18, 1926
Cada manifestación sobre la Voluntad Divina es una
bienaventuranza que brota de Dios, y cada acto de
voluntad humana rechaza estas bienaventuranzas.
Me sentía oprimida por tantos pensamientos que giraban en mi mente,
con el agregado de la privación de mi dulce Jesús; y mientras luchaba entre
la esperanza de que no me habría dejado por largo tiempo sin Él, y entre el
temor de no verlo más, mi amable Jesús me ha sorprendido y me ha llenado
toda de Sí mismo, de modo que no me veía más a mí, sino sólo a Jesús, el
cual formaba en torno a Él un mar inmenso de muchas llamitas, y éstas eran
todas las verdades que se referían a la Divinidad y a su amable Querer. Yo
habría querido tomar aquellas llamitas para conocer a Aquél que es todo
para mí y hacerlo conocer por todos, pero qué, en algunas cosas no
encontraba las palabras humanas para expresarlas, dónde la pequeñez de mi
mente no las podía contener, dónde lo infinito que no me era dado abrazar,
dónde lo inmenso en lo cual yo quedaba dispersa. De todo comprendía
alguna cosa, pero, ¡ay de mí! el lenguaje celeste es muy diferente del
lenguaje terrestre, y por lo tanto no encontraba las palabras adecuadas para
hacerme comprender; mucho más que estando con Jesús yo tengo el mismolenguaje de Él, nos comprendemos de maravilla los dos, pero retirándose
Jesús y encontrándome en mí misma, siento tal cambio, que con dificultad
puedo decir alguna cosa, y quizá media deforme y balbuceando como una
pequeña niña. Entonces, mientras nadaba en aquel mar de llamitas, mi
amado Jesús me ha dicho:
"Es justo que la pequeña recién nacida de mi Querer Supremo tome
parte en las bienaventuranzas, alegrías y felicidad de Aquél que la ha sacado
a la luz. Todas estas llamitas que tú ves en el mar interminable de mi
Voluntad, son símbolos de las bienaventuranzas, alegrías y felicidad secretas
que Ella contiene; digo secretas porque no habiendo manifestado aún la
plenitud del conocimiento que el Querer eterno contiene, ni habiendo
disposiciones convenientes en las criaturas para manifestarlas, todas estas
bienaventuranzas están ad intra en la Divinidad, esperando que sean sacadas
fuera para quien debía nacer, vivir y hacer vida en nuestro Querer sin
interrupción alguna, porque siendo una su voluntad con la nuestra, todas las
puertas divinas están abiertas y nuestros más íntimos secretos develados, las
alegrías y las bienaventuranzas se vuelven comunes, por cuanto a criatura es
posible. Así que mira hija mía, cada manifestación que te hago sobre mi
Voluntad es una bienaventuranza que brota del seno de la Divinidad, la cual
no sólo te hace feliz y te dispone mayormente a vivir en mi Querer, sino que
te prepara a otros nuevos conocimientos, y no sólo esto, sino que todo el
Cielo queda inundado de aquella nueva bienaventuranza que ha salido de
nuestro seno. ¡Oh, cómo te agradecen y ruegan que Yo continúe las
manifestaciones sobre mi Voluntad! Estas bienaventuranzas fueron
encerradas en Nosotros por la voluntad humana, y cada acto de voluntad
humana es una cerradura a estas bienaventuranzas celestiales, no sólo en el
tiempo sino también en la eternidad, porque cada acto de mi Voluntad hecho
en la tierra arroja la semilla en el alma de aquella bienaventuranza que
deberá gozar en el Cielo, sin la semilla es inútil esperar la planta. Por eso te
quiero siempre más adentro en mi Querer."
Febrero 21, 1926
Cada manifestación sobre la Divina Voluntad es un parto de Ella, y
cada acto hecho en Ella es agua que forma para engrandecer el
mar de la Voluntad eterna en torno al alma.
Me sentía toda inmersa en el Santo Querer Divino, un aire celestial y
divino me circundaba, y una luz inaccesible me hacía presentes, como en
acto, todos los actos del Querer Supremo, los cuales encontrando en mí el
mismo Querer, me daban su beso y su amor, y yo les daba nuevamente mi
beso e imprimía mi te amo en cada acto del Querer eterno. Me parecía que
todos querían ser reconocidos por mí para tener mi correspondencia, acuerdo
perfecto y recíproca posesión. Ahora, mientras me encontraba en este
estado, mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y con sus manos
divinas me ataba en aquella luz, en modo que nada más veía que a Jesús, su
Voluntad y todo lo que Ella hacía; cómo me sentía feliz, cuántas alegrías
inexpresables sentía, Jesús mismo estaba todo en fiesta y sentía tal contento
al verme toda para su Querer y en su Querer, que parecía que olvidaba todo
para ocuparse sólo de su Voluntad, a fin de que fuese completa en mí, y
triunfando sobre todo pudiese tener la finalidad para la cual todas las cosas
fueron creadas. Después me ha dicho:
"Hija mía, pequeña recién nacida de mi Voluntad, tú debes saber que
quien ha nacido en mi Voluntad puede ser también madre, dando a luz
muchos hijos a mi Supremo Querer. Para ser madre es necesario tener
materia suficiente en el interior, para poder formar con su sangre, con su
carne y con los alimentos continuos el parto que se quiere dar a luz. Si no
está el germen y la materia suficiente, es inútil esperar ser madre. Ahora en
ti, habiendo nacido en mi Querer, está el germen de la fecundidad, como
también está la materia suficientísima de todas las manifestaciones que te he
hecho acerca de mi Querer, cada conocimiento que te he dado, se puede
decir que puede dar a luz un hijo a mi Voluntad, tus actos continuos en mi
Querer son alimentos abundantes para formarlos primero en ti, a estos hijos
del Cielo, y después sacarlos fuera como triunfo, honor, gloria y corona de
mi Voluntad y perenne alegría de la madre que los ha parido. Ve entonces
qué significa una manifestación de más, es un parto de más que hace mi
Voluntad, es una Vida Divina que sale para bien de las criaturas, es un
debilitar las fuerzas de la voluntad humana para constituir en ella la fuerza
de la Voluntad Divina. Cómo debes entonces estar atenta a no perder nada,
aun de las más pequeñas manifestaciones que te hago, porque vendrías a
quitarme el honor de tener un hijo de más, que puede narrar a todos un bien
de más sobre mi Voluntad para darlo a las criaturas, y entonces poderla amar
de más y hacerse sojuzgar por la Potencia de mi Supremo Querer."
Entonces, no sé cómo me sentía el acostumbrado temor que pudiese
salir mínimamente de la Santísima Voluntad, y mi siempre amable Jesús ha
regresado de nuevo y todo amor me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué temes? Escucha, cuando te afanas y te afliges por
temor de salir de mi Querer, Yo me río y me divierto, porque sé que es tanta
el agua del mar de mi Voluntad que te circunda, que no encontrarías los
confines para salir de él; dondequiera que quisieras dirigir tus pasos, a la
derecha o a la izquierda, hacia adelante o hacia atrás, caminarías, sí, pero
siempre en el agua del mar de mi Voluntad, y esta agua la has formado tú
misma con los tantos actos que has hecho en Ella, porque siendo mi
Voluntad interminable, haciendo tus actos en Ella venías a formar en torno a
ti un mar del cual no puedes salir. Así que cada acto que haces viene a
formar nueva agua para ensanchar mayormente el mar de la Suprema
Voluntad dentro y fuera de ti. Tus mismos temores de salir del origen donde
has nacido, son oleadas que formas, que agitándote te profundizan de más en
el abismo del mar de mi Querer. Por eso Yo no te hago ningún reproche,
porque sé donde estás y cómo estás; y más bien llamo tu atención a vivir en
paz en mi Querer, o bien te hago una sorpresa con decirte otras cosas más
sorprendentes sobre el eterno Querer, de modo que sorprendida olvides todo,
también tus temores, y en paz navegues el mar de mi Voluntad, y Yo, divino
piloto me deleito en guiar a aquella que vive y es toda para nuestro Supremo
Querer."
Sea todo para gloria de Dios y para confusión mía, que soy la más
miserable de las criaturas.
Deo gratias