VOLUMEN 17

22.08.2015 07:52

Luisa Piccarreta Volumen 17

I. M. I.

Junio 10, 1924

Quien vive en la Divina Voluntad, todo debe encerrar en sí.

La Divina Voluntad es principio, medio y fin del hombre.

Esta mañana habiendo recibido la santa Comunión, según mi

costumbre estaba diciendo a mi querido Jesús: "Dulce vida mía, no quiero

estar sola al estar contigo, sino quiero a todo y a todos junto conmigo y no

solo quiero la corona de todos tus hijos, sino también la corona de todas las

cosas creadas por Ti, que junto conmigo en la interminabilidad de tu

Santísima Voluntad, donde yo todo encuentro, postrados a tus pies todos

juntos te adoremos, te agradezcamos y te bendigamos."

Y mientras esto decía, veía cómo todas las cosas creadas corrían para

hacer corona a Jesús, para darle cada una su homenaje, y yo he agregado:

"Mira amor mío cómo son bellas tus obras, cómo el sol, haciendo de

sus rayos brazos, mientras se postra para adorarte sube a Ti para abrazarte y

besarte; cómo las estrellas, haciéndote corona te sonríen con su dulce

centelleo y te dicen: ‘Grande eres Tú, te damos gloria por todos los siglos

de los siglos’; cómo el mar corre y con su amoroso murmullo, como tantas

voces argentinas te dice: ‘Gracias infinitas a nuestro Creador.’ Y yo junto

con el sol te abrazo y te beso, con las estrellas te reconozco y te glorifico,

con el mar te agradezco."

¿Pero quién puede decir todo lo que yo decía llamando a todas las

cosas creadas alrededor de Jesús? Si yo quisiera decirlo todo sería muy

largo, me parecía que cada cosa creada tuviera un oficio distinto para poder

ofrecer su homenaje a su Creador. Ahora, mientras esto hacía pensaba entre

mí que perdía el tiempo y que no era éste el agradecimiento que debía

hacerse a Jesús después de la Comunión y se lo he dicho a Jesús, y Él todo

bondad me ha dicho:

"Hija mía, mi Voluntad contiene todo, y a quien en Ella vive no debe

escapársele nada de todo lo que me pertenece; es más, basta con que se le

escape una sola cosa para decir que no me da todo el honor y la gloria que

mi Voluntad contiene, por lo tanto no se puede decir que su vida sea

completa en Ella, ni me da la correspondencia por todo lo que mi Querer le

ha dado, porque todo he dado a quien vive en mi Voluntad, y Yo voy a ellos

24 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta

 

 

como en triunfo sobre las alas de mis obras para darles el nuevo recambio de

mi Amor, y ellos deben venir por el mismo camino para darme la misma

correspondencia de su amor. ¿No sería agradable para ti, si hubieras hecho

muchas bellas y variadas obras, y una persona amada por ti, para darte gusto

te las pusieras alrededor y haciéndolas ver una por una te dijese: ‘Mira,

estas son obras tuyas, cómo es bella ésta, cómo es artística esta otra, y en la

tercera cuánta maestría, y en la cuarta cuánta variedad de colores, qué

encanto en esta otra?’ ¿Qué alegría no sentirías, qué gloria no recibirías?

Pues así es para Mí, mucho más que quien vive en mi Voluntad, debiendo

concentrar todo en ella, debe ser como el latido de toda la Creación, que

palpitando todas las cosas en ella en virtud de mi Querer, debe formar un

solo latido para darme en ese latido los latidos de todos y de todo llevarme la

gloria y el amor de todas las cosas creadas por Mí. Yo debo encontrar en el

alma en la cual reina mi Voluntad a todos, para que ella, conteniendo todo,

pueda darme todo lo que los otros deberían darme. Hija mía, el vivir en mi

Querer es muy diferente de las otras santidades, y por eso hasta ahora no se

ha encontrado el modo, ni las verdaderas enseñanzas del vivir en Él; se

puede decir que las demás santidades son las sombras de mi Vida Divina, en

cambio ésta es la fuente de la Vida Divina; por eso sé atenta en los ejercicios

del vivir en mi Querer, a fin de que de ti pueda salir el verdadero modo y las

enseñanzas exactas y precisas, para que quien queriendo vivir en Él pueda

encontrar no la sombra, sino la verdadera santidad de la Vida Divina.

Además de esto, mi Humanidad estando en la tierra en mi Voluntad Divina,

no hubo obra, pensamiento, palabra, etc., que no fuese encerrado en Mí para

cubrir todas las obras de las criaturas, se puede decir que Yo tenía un

pensamiento por cada pensamiento, una palabra por cada palabra y así de

todo lo demás para glorificar completamente a mi Padre y para dar la luz, la

vida, los bienes y los remedios a las criaturas. Ahora, en mi Voluntad todo

existe y quien debe vivir en Ella debe encerrar a todas las criaturas para ir

repasando todos mis actos y poner en ellos otra bella pincelada divina

tomada de mi Voluntad, para darme así la correspondencia de lo que Yo

hice. Sólo quien vive en mi Voluntad puede darme esta correspondencia, y

Yo la espero como medio para poner en comunicación la Voluntad Divina

con la humana y para darle los bienes que Ella contiene. Quiero a la criatura

como intermediaria, que haciendo el mismo camino que hizo mi Humanidad

en mi Voluntad abra la puerta del reino de mi Voluntad, cerrada por la

voluntad humana. Por eso tu misión es grande y se necesita sacrificio y gran

atención."

Entonces me sentía inmersa en el Querer Supremo y Jesús ha

continuado:

 

 

"Hija mía, mi Voluntad es todo y contiene todo y además es principio,

medio y fin del hombre. Por eso al crearlo no le di leyes ni instituí

Sacramentos, sino sólo le di al hombre mi Voluntad, porque era más que

suficiente, estando en el principio de Ella, para encontrar todos los medios

para llegar no a una santidad baja, sino a la altura de la santidad divina y así

encontrarse en el puerto de su fin. Esto significa que el hombre no debía

tener necesidad de otra cosa sino sólo de mi Voluntad, en la cual debía

encontrar todo en modo sorprendente, admirable y fácil para hacerse santo y

feliz en el tiempo y en la eternidad; y si le di una ley después de siglos y

siglos de creado, fue porque el hombre había perdido su principio, por lo

tanto había extraviado los medios y el fin. Así que la ley no fue principio

sino medio; pero viendo que con todo y la ley el hombre se perdía, al venir a

la tierra instituí los Sacramentos como medios más fuertes y potentes para

salvarlo; pero cuántos abusos, cuántas profanaciones, cuántos se sirven de la

ley y de los mismos Sacramentos para pecar más y precipitarse en el

infierno. Mientras que con sólo mi Voluntad, que es principio, medio y fin,

el alma se pone al seguro, se eleva a la santidad divina, alcanza en modo

completo la finalidad para la que fue creada y no hay ni la sombra de peligro

de poder ofenderme. Así que el camino más seguro es sólo mi Voluntad, y

los mismos Sacramentos, si no son recibidos en orden con mi Voluntad,

pueden servir como medios de condenación y de ruina. Por eso inculco

tanto mi Voluntad, porque el alma estando en su principio, los medios le

serán propicios y recibirá los frutos que contienen; en cambio sin Ella, los

mismos Sacramentos le pueden ser veneno que la conduzcan a la muerte

eterna."

Junio 14, 1924

Importancia del orden en estos escritos. Dios es orden.

La belleza del alma que obra en el Querer Supremo.

 

Esta mañana mientras me encontraba en mi habitual estado, no sé si

fue sueño, veía a mi confesor difunto y me parecía que tomaba alguna cosa

torcida de dentro de mi mente, y la reparaba y la enderezaba. Yo le he

preguntado por qué hacía eso y él me ha dicho:

"He venido para decirte que seas atenta al orden, porque Dios es

orden, y basta una frase, una palabra de lo que te dice el Señor que no esté

en el orden, y podrá suscitar dudas y dificultades en quien pueda leer lo que

escribes sobre su adorable Voluntad."

 

 

Yo al oír esto he dicho: "¿Acaso sabe usted que he escrito cosas

desordenadas hasta ahora?"

Y el confesor: "No, no; pero sé atenta para el futuro, haz que las cosas

que escribes sean claras y simples como te las dice Jesús y nada omitas,

porque basta una pequeña frase, una palabra que falte de las que te dice

Jesús, o que la escribas diversamente, para que falte el orden, porque esas

palabras servirán para dar luz, para hacer comprender con más claridad, y

para ligar el orden de las verdades que el buen Jesús te manifiesta. Tú eres

fácil a omitir algunas pequeñas cosas, mientras que las cosas pequeñas unen

a las grandes y las grandes a las pequeñas, por eso sé atenta en el futuro para

que todo esté ordenado."

Dicho esto ha desaparecido y yo he quedado un poco pensativa.

Después estaba abandonándome toda en el santo Querer Divino, y mi dulce

Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, cómo es bello ver a un alma obrar en mi Voluntad, ella

sumerge su acción, su pensamiento, su palabra en mi Voluntad, es como una

esponja que impregnándose de todos los bienes que el Querer Supremo

contiene, se ven en el alma tantos actos divinos que irradian luz, y casi no se

sabe distinguir si son actos del Creador o de la criatura, y como se han

impregnado de esta Voluntad eterna, han absorbido en ellos la Potencia, la

Luz y el modo del obrar de la Majestad eterna. Mira cuán bella te ha hecho

mi Querer; y no sólo esto, sino que en cada acto tuyo me encierro a Mí

mismo, porque encerrando a mi Querer, todo encierras."

Yo me he mirado, y ¡oh! cuánta luz salía, pero lo que más me ha

impresionado y dado gusto ha sido ver a mi Jesús encerrado en cada acto

mío, su Voluntad lo aprisionaba en mí.

Junio 20, 1924

La Divina Voluntad contiene la plenitud de la felicidad. Cuando la

criatura viva en la Divina Voluntad, entonces la caridad y todas las

virtudes alcanzarán la completa perfección.

Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí

misma junto con mi dulcísimo Jesús. Él era todo bondad y todo admirable;

me ha tomado mis manos entre las suyas y se las ha estrechado fuerte a su

pecho, y todo amor me ha dicho:

"Querida hija mía, si supieras qué placer, qué gusto siento al hablarte

de mi Voluntad, cada cosa de más que te manifiesto sobre mi Querer es una

 

 

felicidad que hago salir de Mí y que comunico a la criatura, y Yo me siento

más feliz en ella en virtud de mi misma felicidad, porque la especialidad

característica de mi Voluntad es precisamente esta: ‘Hacer felices a Dios y

al hombre.’ ¿No recuerdas hija mía cuánto placer tomábamos juntos, Yo al

hablarte y tú al escucharme, y cómo nos hacíamos felices recíprocamente?

Y siendo mi Voluntad la única que contiene el germen de la felicidad, Yo

con manifestarla y el alma con conocerla formamos la planta y los frutos de

la verdadera felicidad imperecedera y eterna que no disminuye ni termina

jamás; y no sólo nosotros, sino también aquellos que escuchan o leen las

cosas admirables y sorprendentes de mi Querer, sienten el dulce encanto de

mi felicidad. Por eso, para hacerme feliz en mis obras quiero hablarte de la

nobleza de mi Voluntad y hasta dónde puede llegar el alma, qué debe

encerrar si da entrada en su alma a mi Voluntad. La nobleza de mi Voluntad

es divina y como es del Cielo, Ella no desciende sino en quien encuentra un

noble cortejo, y por eso la primera que le dio la entrada fue mi Humanidad;

Ella no se contenta con poco, sino que quiere todo, porque quiere dar todo,

¿y cómo puede dar todo si no encuentra todo para poder en ello deponer

todos sus bienes? Así mi Humanidad le dio el santo y noble cortejo y Ella

concentró en Mí todo y a todos. Ve entonces que para venir a reinar mi

Voluntad en el alma, debe encerrar en ella todo lo que hizo mi Humanidad, y

si las demás criaturas han participado en parte en los frutos de mi

Redención, según sus disposiciones, esta criatura los concentrará todos para

formar el noble cortejo a mi Voluntad y Ella concentrará en el alma el Amor

que da y quiere de todos, para poder recibir el amor de todos y de cada uno;

no se contenta con encontrar en el alma la correspondencia sólo de su amor,

sino que quiere la correspondencia de todo, todas las relaciones que hay en

la Creación entre el Creador y la criatura mi Voluntad las quiere encontrar

en el alma donde quiere reinar, de otra manera no sería plena su felicidad ni

encontraría todas sus cosas, ni toda Ella misma. Mi Voluntad debe poder

decir en el alma en donde reina: ‘Si nadie me amase ni me correspondiese,

Yo soy feliz por Mí misma, ninguno puede entristecer mi felicidad, porque

en esta alma encuentro todo, recibo todo y puedo dar todo.’ Repetiría la

frase que hay en las Tres Divinas Personas: ‘Somos intangibles, por cuanto

las criaturas puedan hacer, ninguno puede tocarnos, ni mínimamente opacar

nuestra eterna e inmutable felicidad.’ Sólo puede tocarnos, entrar a hacer

una sola cosa con Nosotros, quien posee mi Voluntad, porque siendo ella

feliz de nuestra misma felicidad, quedamos glorificados por la felicidad de la

criatura; y entonces la caridad alcanzará la completa perfección en la criatura

cuando mi Voluntad reine en modo completo en ellas, porque entonces cada

una se encontrará en virtud de Ella, en cada criatura, amada, defendida y

 

 

sostenida, como la ama, defiende y sostiene su Dios; la una se encontrará

transfundida en la otra como en la propia vida. Entonces todas las virtudes

alcanzarán la completa perfección, porque no se alimentarán de la vida

humana sino de la Vida Divina.

Por eso de dos humanidades tengo necesidad, de la mía para formar la

Redención, y la otra para formar el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así

en la tierra. Una más necesaria que la otra, porque si en la primera debía

venir a redimirlos, en la segunda debía venir a restaurarlo a la finalidad

única por la cual fue creado y abrir la corriente de las gracias entre la

voluntad humana y la Divina, y a Ésta hacerla reinar como en el Cielo así en

la tierra. Y como mi Humanidad para redimir al hombre hizo reinar mi

Voluntad como en el Cielo así en la tierra, ahora voy buscando otra

humanidad, que haciéndola reinar como en el Cielo así en la tierra, me haga

cumplir todos los designios de mi Creación. Por eso sé atenta en hacer

reinar en ti mi sola Voluntad, y Yo te amaré con el mismo Amor con el cual

amé a mi Santísima Humanidad."

Julio 1, 1924

Quien se da a Dios pierde sus derechos. La sangre de Jesús es

defensa de las criaturas ante los derechos de la Divina Justicia.

Me sentía muy oprimida por la privación de mi adorable Jesús. ¡Oh!

cómo me sangra el corazón y me siento sometida a sufrir muertes continuas,

sentía que no podía más sin Él, y que más duro no podía ser mi martirio. Y

mientras trataba de seguir a mi Jesús en los diferentes misterios de su

Pasión, he llegado a acompañarlo en el misterio de su dolorosa flagelación.

Mientras estaba en esto se ha movido en mi interior llenándome toda de su

adorable Persona; yo al verlo le quería decir mi duro estado, pero Jesús

imponiéndome silencio me ha dicho:

"Hija mía, recemos juntos; hay ciertos tiempos tan tristes en los cuales

mi Justicia, no pudiendo contenerse por los males de las criaturas quisiera

inundar la tierra de nuevos flagelos, y por eso es necesaria la oración en mi

Voluntad, la que extendiéndose sobre todos se pone en defensa de las

criaturas y con su potencia impide que mi Justicia se acerque a la criatura

para castigarla."

 

 

¡Cómo era bello y conmovedor oír rezar a Jesús! Y como lo estaba

acompañando en el doloroso misterio de la flagelación, se hacía ver

chorreando sangre, y oía que decía:

"Padre mío, te ofrezco esta mi sangre, ¡ah! haz que esta sangre cubra

todas las inteligencias de las criaturas y haga vanos todos sus malos

pensamientos, disminuya el fuego de sus pasiones y haga resurgir

inteligencias santas; esta sangre cubra sus ojos y haga velo a su vista, a fin

de que no le entre el gusto de los placeres malos y no se ensucien con el

fango de la tierra; esta sangre mía cubra y llene su boca y deje muertos sus

labios a las blasfemias, a las imprecaciones, a todas sus malas palabras;

Padre mío, esta mi sangre cubra sus manos y le dé terror de tantas acciones

infames; esta sangre circule en nuestra Voluntad eterna para cubrir a todos,

para defender y para ser arma defensora en favor de las criaturas ante los

derechos de nuestra Justicia."

¿Pero quién puede decir el modo como rezaba Jesús y todo lo que

decía? Después ha hecho silencio y me sentía en mi interior que Jesús

tomaba en sus manos mi pequeña y pobre alma, la estrechaba, la retocaba, la

miraba, y yo le he dicho:

"Amor mío, ¿qué haces? ¿Hay alguna cosa en mí que te desagrada?"

Y Él: "Estoy trabajando y ensanchando tu alma en mi Voluntad.

Además no debo darte cuentas a ti de lo que hago, porque habiéndote dado

tú toda a Mí, has perdido tus derechos, ahora todos los derechos son míos.

¿Sabes cuál es tu único derecho? Que mi Voluntad sea tuya y te suministre

todo lo que puede hacerte feliz en el tiempo y en la eternidad."

Julio 16, 1924

Al crear al hombre Dios le infundió el alma con su aliento, queriendo

infundirle la parte más íntima de su interior, cual es su Voluntad.

Ahora, queriendo disponerlo de nuevo a recibir esta su Voluntad,

es necesario que vuelva a infundirle su aliento.

 

Continuando mi habitual estado, mi adorable Jesús me ha transportado

fuera de mí misma y me ha dicho:

"Hija mía, el Creador va en busca de la criatura para deponer en su

regazo los bienes que Él ha sacado fuera en la Creación, y por eso dispone

siempre en todos los siglos, que haya almas que vayan sólo en busca de Él, a

fin de que deponga sus bienes en quien lo busca y quiere recibir sus dones.

Así que el Creador se mueve desde el Cielo y la criatura se mueve desde la

 

 

tierra para encontrarse, Uno para dar y la otra para recibir. Siento toda la

necesidad de dar; preparar los bienes para darlos y no tener a quien poderlos

dar y tenerlos inactivos por incorrespondencia de quien no se preocupa por

quererlos recibir, es siempre una gran pena. ¿Pero sabes tú en quién puedo

deponer los bienes salidos de Mí en la Creación? En quien hace suya mi

Voluntad, porque Ella sola le da la capacidad, el aprecio y las verdaderas

disposiciones para recibir los dones de su Creador, y le suministra la

correspondencia, la gratitud, el agradecimiento, el amor que el alma está

obligada a dar por los dones que por tanta bondad ha recibido. Por eso ven

junto conmigo y giremos juntos por la tierra y por el Cielo, a fin de que

deponga en ti el Amor que saqué por amor de las criaturas en todas las cosas

creadas, y tú me des la correspondencia de todo; y junto conmigo ames a

todos con mi Amor y daremos amor a todos, seremos en dos a amar a todos,

no estaré más solo."

Entonces hemos girado por todo y Jesús depositaba en mí su Amor

que contenían las cosas creadas, y yo haciendo eco a su Amor, repetía con Él

el te amo de todas las criaturas. Después ha agregado:

"Hija mía, al crear al hombre le infundí el alma con mi aliento,

queriéndole infundir la parte más íntima de nuestro interior, que es nuestra

Voluntad, la cual le daba junto todas las partículas de nuestra Divinidad que

el hombre como criatura podía contener, tanto, de hacerlo una imagen

nuestra; pero el hombre ingrato quiso romper con nuestra Voluntad, y si bien

le quedó el alma, pero la voluntad humana que tomó lugar en vez de la

Divina lo ofuscó, lo infectó e hizo inactivas todas las partículas divinas,

tanto, que lo desordenó todo y lo desfiguró. Ahora, queriendo Yo disponerlo

de nuevo a recibir esta mi Voluntad, es necesario que vuelva de nuevo a

darle mi aliento, a fin de que mi aliento le ponga en fuga las tinieblas, las

infecciones y haga de nuevo obrantes las partículas de nuestra Divinidad que

le dimos al crearlo. ¡Oh! cómo quisiera verlo bello, restablecido como lo

creé, y sólo mi Voluntad puede obrar este gran prodigio. Por eso quiero

infundirte mi aliento, a fin de que recibas este gran bien, que mi Voluntad

reine en ti y te vuelva a dar todos los bienes, los derechos que di al hombre

en su creación."

Y mientras esto decía, acercándose a mí me daba su aliento, me

miraba, me estrechaba y después ha desaparecido.

 

 

Julio 25, 1924

La Santidad en el Querer Divino debe ser un acto continuado. Dios

va buscando almas que quieran vivir en la Divina Voluntad para

poner en sus brazos a todas las almas.

Esta mañana mi dulce Jesús se hacía ver en mi interior en acto de

extender los brazos en forma de cruz, y yo quedaba distendida junto con Él;

después me ha dicho:

"Hija mía, el último acto de mi Vida fue el extenderme sobre la cruz y

permanecer ahí hasta que morí con los brazos abiertos, sin poderme mover

ni oponerme a lo que querían hacerme. Yo era el verdadero retrato, la viva

imagen de quien vive no de voluntad humana, sino Divina. Aquél no poder

moverme, ni poder oponerme, ese haber perdido todo derecho sobre Mí, la

tensión horrible de mis brazos, ¡cuántas cosas decían! Y mientras Yo perdía

los derechos, los demás hacían adquisición de mi Vida. El primer derecho

fue de la Voluntad Suprema, que haciendo uso de su Inmensidad y

Omnividencia, tomaba todas las almas, inocentes y pecadoras, buenas y

santas y me las ponía en los brazos distendidos, a fin de que las llevara al

Cielo, y Yo no rechacé a ninguno; así que en mis brazos la Voluntad Divina

dio lugar a todos. Ahora, como la Voluntad Suprema es un acto continuado,

nunca interrumpido, y lo que hace una vez no deja nunca de hacerlo, y si

bien mi Humanidad está en el Cielo y no está sujeta a sufrir, va buscando

almas que no obren en la voluntad humana sino en la Divina, que no se

opongan a nada, que pierdan todo derecho propio, a fin de que quedando

todo derecho en poder de la Divina Voluntad, continúe su acto de poner en

los brazos de quien se presta a distenderse en mi Querer a todas las almas,

pecadores y santos, inocentes y malos a fin de que repita y continúe lo que

hicieron mis brazos distendidos en cruz. He aquí por qué me he distendido

dentro de ti, para que la Suprema Voluntad continúe su acto de traerme a

todos a mis brazos.

"La santidad no está formada por un solo acto, sino por muchos actos

unidos juntos. Un solo acto no forma ni santidad ni perversidad, porque

faltando la continuidad de los actos faltan los colores y las vivas tintas de la

santidad, y faltando éstos no se puede dar un peso y un valor justo ni de la

santidad ni de la perversidad. Así que lo que hace refulgir y pone el sello a

la santidad son los actos buenos continuados. Nadie puede decir que es rico

porque posee una moneda, sino quien posee propiedades extensas, villas,

palacios, etc., etc. Así es de la santidad, y si la santidad tiene necesidad de

tantos actos buenos, sacrificios, heroísmo, pero puede estar sujeta a vacíos, a

 

 

intervalos; la santidad en mi Querer no está sujeta a fases intermitentes, sino

que debe asociarse al acto continuado del Querer eterno, que jamás, jamás se

detiene, sino que siempre está obrante, siempre triunfante, que siempre ama

y jamás se detiene. Así que la santidad en mi Querer pone en el alma el

sello del obrar de su Creador, cual es su amor continuo, la conservación

continua de todas las cosas por Él creadas, jamás se cambia y es inmutable.

Quien está sujeto a cambiarse pertenece a la tierra y no al Cielo; el

cambiarse es de la voluntad humana, no de la Divina; interrumpir el bien es

de la criatura, no del Creador; todo eso sería deshonroso a la santidad del

vivir en mi Querer, porque ella contiene la divisa, la imagen de la Santidad

de su Creador. Por eso sé atenta, deja todos los derechos a la Voluntad

Suprema y Yo iré formando en ti la santidad del vivir en mi Querer."

Julio 29, 1924

Los actos hechos en la Divina Voluntad

forman un apoyo de reposo a Jesús y al alma.

Esta mañana, después de mucho esperar, mi siempre amable Jesús se

hizo ver en mi interior, cansado y como si quisiera reposar, y estando en mí

un cierto apoyo, extendía sus brazos para abrazarse a ese apoyo, y

recargando su cabeza reposaba, pero no sólo reposaba Él, sino que meinvitaba a descansar junto con Él. ¡Cómo se estaba bien, apoyada en ese

apoyo junto con Jesús, para tomar después de tantas amarguras un poco de

reposo! Entonces me ha dicho:

"Hija mía, ¿quieres saber qué cosa es este apoyo que tanto nos alivia y

nos da reposo? Son todos tus actos hechos en mi Voluntad los que han

formado este apoyo para Mí y para ti, el cual es tan fuerte que puede

sostener el peso del Cielo y de la tierra que en Mí contengo y darme reposo.

Sólo mi Voluntad contiene esta Fuerza y esta Virtud tan grande. Los actos

hechos en mi Voluntad vinculan Cielo y tierra y encierran en ellos la

Potencia divina para poder sostener a un Dios."

Entonces al oír esto le he dicho: "Amor mío, no obstante, con todo

este apoyo que Tú dices yo temo que Tú me dejes, ¿qué haré yo sin Ti? Tú

sabes cuán miserable y buena para nada soy, por eso temo que dejándome

Tú, también tu Voluntad se aparte de mí."

Y Él: "Hija mía, ¿por qué temes? Este temor es tu voluntad humana

que quisiera salir en campo para hacer un poco de camino; mi Voluntad

excluye todo temor, porque no tiene de qué temer; es más, es segura de Sí y

 

 

es inamovible. Debes saber que cuando el alma decide hacerse poseer por

mi Voluntad y vive en Ella, como mi Voluntad está vinculada con todas las

cosas creadas, no hay cosa sobre la cual Ella no tenga su dominio, así el

alma queda vinculada con todas las cosas creadas, y mientras va haciendo

sus actos, así va quedando escrita con caracteres imborrables en todas las

cosas creadas su filiación con mi Voluntad, su morada, su posesión. Mira un

poco en todo el universo, en el cielo, en las estrellas, en el sol, en todo, y

verás tu nombre escrito con caracteres indelebles, tu filiación con mi

Voluntad. Entonces, ¿cómo puede ser posible que esta Madre eterna y

divina deje a su querida hija, nacida de Ella y hecha crecer con tanto amor?

Por eso quita todo temor si no quieres amargarme."

Mientras esto decía, yo he mirado en el cielo, en el sol y en todo lo

demás, y veía escrito mi nombre con el título de hija de su Voluntad. Sea

todo para gloria de Dios y para confusión de mi pobre alma.

Agosto 9, 1924

Imágenes del vivir en la Divina Voluntad:

El mar y los peces; la tierra y las plantas.

 

Después de mucho esperar la presencia de mi adorable Jesús, lo he

sentido en mi interior que extendía los brazos y me decía:

"Hija mía, extiende tus brazos junto conmigo en mi Voluntad para

reparar por tantos que extienden sus obras en la voluntad humana, la cual les

forma la red de todos los males para precipitarlos en el abismo eterno, y para

impedir que mi Justicia se derrame sobre ellos para desahogar su justo furor,

porque cuando la criatura se extiende en mi Voluntad para obrar y para

sufrir, mi Justicia se siente tocada por la criatura con la Potencia de mi

Voluntad y deja sus justos rigores, es una vena divina que la criatura hace

correr entre Dios y la familia humana, por la cual mi Justicia no puede hacer

menos que tener consideración hacia la pobre humanidad."

Y mientras esto decía, hacía ver cómo las criaturas están preparando

una gran revolución entre los partidos contra el gobierno y contra la Iglesia.

¡Qué destrucción horrible se veía! ¡Cuántas tragedias! Entonces mi dulce

Jesús ha continuado hablándome y me ha dicho:

"Hija mía, ¿has visto? Las criaturas no quieren detenerse, la avidez de

derramar sangre no se ha apagado en ellas, y esto hace que mi Justicia, con

terremotos, con agua y con el fuego destruya ciudades enteras y haga

desaparecer los habitantes de la faz de la tierra, por eso hija mía, reza, sufre,

 

 

obra en mi Voluntad, pues sólo esto puede formar un freno para que mi

Justicia no explote con sus rayos devastadores para destruir la tierra. ¡Oh, si

tú supieras cómo es bello y deleitable el ver obrar a un alma en mi Voluntad!

Una imagen te la pueden dar el padre mar y la madre tierra, que están tan

unidos y vinculados entre ellos, que el agua no puede estar sin la tierra, y la

tierra sería infecunda sin el agua, es como un matrimonio lo que hay entre

ellos, por lo que se puede decir padre al mar y madre a la tierra. Tal unión

debería tener el alma con mi Voluntad; ahora, ¿qué cosa hay en el mar? Una

inmensidad de aguas; ¿quién habita en estas aguas? ¿a quién alimenta, a

quién da vida? A los tantos variados peces que se alimentan, nadan y

serpentean en el inmenso mar. Mira entonces, el mar es uno, pero muchos

peces viven en él; el amor y el celo del mar hacia ellos es tanto, que los tiene

ocultos en sí, sus aguas se extienden arriba, abajo, a derecha e izquierda, si

el pez quiere nadar y caminar, abre las aguas y serpenteando se divierte, el

agua se deja abrir, pero se estrecha siempre en torno, por abajo, por arriba, a

derecha e izquierda, no lo deja jamás, y por donde pasa se cierra de

inmediato detrás, no dejando vestigio alguno de por donde pasó ni a dónde

llega, a fin de que nadie pueda seguirlo; si el pez quiere nutrirse el agua se

presta a alimentarlo, si quiere dormir le hace de lecho, pero nunca lo deja, se

cierra siempre a su derredor. Pero con todo esto se ve que en el mar hay

seres que no son las aguas mismas, se ven movimientos, serpenteos

formados por estos mudos habitantes, a los cuales el mar les es vida y ellos

son la gloria, el honor y la riqueza del mar. Más que pez es el alma que obra

y vive en mi Voluntad; mi Voluntad es Inmensa, la criatura es finita, pero a

pesar de que es finita tiene su movimiento, su voz, su pequeño camino, y mi

Voluntad viéndola en Ella, es tanto su Amor y su celo, que más que mar se

extiende encima, abajo, a derecha e izquierda y se hace vida, alimento,

palabra, obra, paso, sufrimiento, lecho, reposo, habitación de esta afortunada

criatura, la sigue por doquier y llega a entretenerse junto con ella. Podría

decir que esas almas son mi gloria, mi honor y la riqueza que produce mi

Voluntad. Este obrar del alma en mi Voluntad es como el nadar y el

serpentear del pez en el mar terrestre, pero el alma lo hace en el mar celeste

del Querer Supremo; son los ocultos habitantes de las olas celestiales, que

viven en la herencia inmensa del mar infinito de mi Voluntad; y así como los

peces están ocultos, desaparecidos en el mar, mudos, sin embargo forman la

gloria del mar y sirven como alimento para los hombres, así estas almas

parecen desaparecidas en el mar divino, mudas, sin embargo forman mi más

grande gloria de la Creación y son causa primaria para hacer descender

sobre la tierra el alimento exquisito de mi Voluntad y de mi Gracia.

 

 

Otra imagen del obrar del alma en mi Voluntad es la tierra. Las almas

que viven en mi Voluntad son las plantas, las flores, los árboles, las semillas.

¿Con cuanto amor no se abre la tierra para recibir la semilla? Y no sólo se

abre, sino que se vuelve a cerrar para ponerse arriba y ayudar a la semilla a

hacerse polvo junto con ella para que con mayor facilidad pueda parir de su

seno la planta que contiene esa semilla, y en cuanto comienza a brotar de su

seno se estrecha a su alrededor, le presta el humor que contiene, casi como

alimento para hacerla crecer. Una madre no puede ser tan afectuosa como la

madre tierra, porque a su recién nacido no siempre lo tiene en su regazo, ni

siempre le da la leche, en cambio la tierra, más que madre, no separa jamás

de su seno a la planta, es más, por cuanto más crece por arriba, tanto más

profundamente se desgarra por hacer lugar a las raíces, para hacer crecer

más bella y más fuerte a la planta; es tanto su amor y su celo que la tiene

pegada a su pecho para darle vida y alimento continuo. Pero las plantas, las

flores, etc., son el más bello ornamento de la tierra, son su felicidad, su

gloria y su riqueza, y proveen de alimentos a las humanas generaciones.

Más que madre tierra es mi Voluntad para el alma que vive y obra en Ella;

más que tierna madre me la oculto en mi Voluntad, le ayudo a hacer morir la

semilla de su voluntad a fin de que renazca con la mía y formo mi planta

predilecta; la alimento con la leche celestial de mi Divinidad, es tanto mi

celo que la tengo prendida a mi pecho y encerrada en Mí a fin de que crezca

bella y fuerte y toda a mi semejanza. Por eso hija mía sé atenta, obra

siempre en mi Voluntad si quieres volver contento a tu amado Jesús.

Quisiera que hicieras todo a un lado para tomar sólo este punto del vivir y

obrar siempre en mi Voluntad."

Agosto 14, 1924

Lo obrado en la Divina Voluntad contiene la Potencia creadora.

El obrar de Jesús forma la corona al obrar de las criaturas.

 

Estaba pensando entre mí: "Quisiera girar siempre en su Querer

Divino, quisiera ser como rueda de reloj que gira siempre sin detenerse

jamás." Pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús se ha movido en mi

interior y me ha dicho:

"Hija mía, ¿quieres girar siempre en mi Querer? ¡Oh! con qué ganas

y con qué amor quiero que gires siempre en mi Querer, tu alma será la rueda,

mi Voluntad te dará la cuerda para hacerte girar velozmente sin detenerte

jamás, tu intención será el punto de partida de adonde quieres ir, qué camino

 

 

quieres tomar, si al pasado o bien en el presente, o quieres deleitarte en los

caminos futuros, a tu libre elección, siempre me serás amada y me dará

sumo deleite cualquier punto de partida que tu tomes."

Después ha agregado: "Hija amadísima de mi Voluntad, todo lo que

se ha hecho en mi Voluntad contiene la Potencia creadora. Mira, todo lo que

hizo mi Humanidad estando en la tierra, como todo fue hecho en la Voluntad

Suprema, todo contiene esta Potencia creadora, tanto, que así como está un

sol siempre en acto, siempre pleno de luz y de calor, sin disminuir jamás, ni

crecer en su pleno esplendor, tal como fue creado por Dios, así todo lo que

hice, todo está en acto, y como el sol es de todos y de cada uno, así mi obrar,

mientras es uno es de todos y de cada uno, es más, mis pensamientos forman

la corona a cada inteligencia creada, mis miradas, mis palabras, mis obras,

mis pasos, mis latidos, mis penas, forman la corona de las miradas, de las

palabras, de las obras, de las penas, etc., etc., de las criaturas, podría decir

que como corona están a guardia de todo lo que hace la criatura. Ahora, si la

criatura piensa en mi Voluntad, la corona de mis pensamientos se abre y

encierra en los míos los pensamientos de ella, y tomando parte en la

Potencia creadora, hacen hacia Dios y hacia las criaturas el oficio de mi

inteligencia; así si miras, si hablas, mis miradas, mis palabras forman el

puesto para recibir las tuyas y formando una sola corona hacen el oficio de

mis miradas y de mis palabras, y así de todo lo demás. Las almas que viven

en mi Voluntad son mis verdaderas repetidoras, mis inseparables imágenes

reproducidas en ellas y absorbidas de nuevo en Mí, para hacer que todo lo

que hacen quede con el sello de que son obras mías y continúen mi mismo

oficio."

Septiembre 2, 1924

Cuánto daño causa la desconfianza en el alma.

Me sentía muy oprimida, pero toda abandonada en los brazos de Jesús,

y le pedía que tuviera compasión de mí, pero mientras esto hacía sentí perder

los sentidos, y veía que salía de dentro de mí una pequeña niña, débil, pálida

y toda absorta en una profunda tristeza, y Jesús bendito, yendo a su

encuentro la tomaba en sus brazos y moviéndose a piedad se la estrechaba al

corazón y con sus manos le acariciaba la frente, marcándole con signos de

cruz los ojos, los labios, el pecho y todo el resto de la pequeña niña; mientras

esto hacía la niña se revigorizaba, adquiría el color y se sacudía del estado de

 

 

tristeza, y Jesús viendo que la niña readquiría las fuerzas, se la estrechaba

más fuerte para mayormente vigorizarla y le decía:

"Pobre pequeña, a qué estado estás reducida, pero no temas, tu Jesús te

hará salir de este estado."

Entonces mientras esto sucedía yo pensaba entre mí: "¿Quién será

esta niña que ha salido de mí y que Jesús ama tanto?" Y mi dulce Jesús me

ha dicho:

"Hija mía, esta niña es tu alma, y Yo la amo tanto, que no tolero verte

tan triste y débil, por eso he venido para infundirte nueva vida y nuevo

vigor."

Entonces yo, al oír esto le he dicho llorando: "Amor mío y vida mía,

Jesús, cuanto temo que Tú me dejes, ¿cómo haré sin Ti? ¿Cómo podré vivir,

a qué estado deplorable se reducirá mi pobre alma? ¡Qué pena tan

desgarradora es el pensamiento de que Tú puedas dejarme! Pena que me

lacera, me quita la paz y me pone el infierno en el corazón. Jesús, piedad,

compasión, misericordia de mí, pequeña niña, no tengo a nadie, si me dejas

Tú todo habrá terminado para mí."

Y Jesús, hablando de nuevo ha agregado: "Hija mía, cálmate, no

temas, tu Jesús no te deja. Yo soy celoso de tu confianza, no quiero que

desconfíes mínimamente de Mí. Mira, Yo amo tanto que las almas estén con

toda confianza conmigo, que muchas veces escondo algún defecto o

imperfección de ellas, o alguna incorrespondencia a mi Gracia, para no

darles ocasión de que no estén conmigo con toda confianza, porque si

pierden la confianza el alma queda como dividida de Mí y toda encogida en

sí misma, se pone a distancia de Mí y queda paralizada en el arrojo del amor,

y por eso paralizada en el sacrificarse por Mí. ¡Oh! cuánto daño hace la

desconfianza, se puede decir que es como esa helada primaveral que apaga

la vida a las plantas, y muchas veces si la helada es fuerte las hace aun

morir; así la desconfianza, más que helada detiene el desarrollo a las virtudes

y pone el hielo al más ardiente amor; ¡oh! cuántas veces por falta de

confianza quedan detenidos mis designios y las más grandes santidades, por

eso Yo tolero cualquier defecto excepto la desconfianza, porque jamás le

pueden producir tanto daño. Y además, ¿cómo puedo dejarte si he trabajado

tanto en tu alma? Mira un poco cuánto he debido trabajar."

Y mientras esto decía hacía ver un palacio suntuoso e inmenso,

construido por las manos de Jesús en el fondo de mi alma y después ha

agregado:

"Hija mía, ¿cómo puedo dejarte? Mira cuántas estancias, son casi

innumerables; por cuantos conocimientos, efectos, valores y méritos en mi

Voluntad te he hecho conocer, tantas estancias formaba Yo en ti, para

 

 

depositar todos esos bienes. No me queda otra cosa que agregar alguna que

otra variedad de otros diferentes colores para pintar otras raras bellezas de

mi Suprema Voluntad para dar más realce y honor a mi trabajo. ¿Y tú

dudas, pensando que pueda dejar tanto trabajo mío? Me cuesta demasiado,

está mi Voluntad comprometida, y donde está mi Voluntad está la Vida,

Vida no sujeta a morir. Tu temor no es otra cosa que un poco de

desconfianza de parte tuya, por eso fíate de mí y estaremos de acuerdo y Yo

cumpliré el trabajo de mi Voluntad."

Septiembre 6, 1924

Imagen del estado de la Iglesia. Necesidad de purificarla.

Encontrándome en mi habitual estado me he encontrado fuera de mí

misma, y con gran sorpresa mía he encontrado en medio de un camino a una

mujer tirada por tierra, toda llena de heridas y los miembros todos

descoyuntados, no había hueso en su lugar. La mujer, si bien tan maltrecha

que parecía el verdadero retrato del dolor, era bella, noble, majestuosa, pero

al mismo tiempo daba piedad el verla abandonada por todos, expuesta a

quien quisiera hacerle daño. Entonces movida a compasión miraba

alrededor para ver si había alguien que me ayudara a levantarla y ponerla en

lugar seguro, y ¡oh! maravilla, junto mí estaba un joven que me parecía que

fuera Jesús, y juntos la hemos levantado de la tierra, pero a cada movimiento

sufría penas desgarradoras debido al dislocamiento de los huesos. Así, poco

a poco la hemos transportado dentro de un palacio, poniéndola sobre una

cama, y junto con Jesús, que parecía que amaba tanto a esa mujer que quería

darle su propia Vida para salvarla y darle la salud, tomábamos en nuestras

manos los miembros dislocados para ponerlos en su lugar; al toque de Jesús

los huesos tomaban su lugar y aquella mujer se transformaba en una bella y

graciosa niña. Yo he quedado asombrada por esto, y Jesús me ha dicho:

"Hija mía, esta mujer es la imagen de mi Iglesia. Ella es siempre

noble, llena de majestad y santa, porque su origen está en el Hijo del Padre

Celestial, pero a qué estado tan doloroso la han reducido los miembros a Ella

incorporados, no contentos con no vivir santamente, a la par de Ella, la han

llevado en medio de la calle, exponiéndola al frío, a las burlas, a los golpes,

y sus mismos hijos, como miembros dislocados, viviendo en medio de la

calle se han dado a toda clase de vicios. El amor al interés, predominante en

ellos los ciega y cometen las más feas infamias y viven junto a Ella para

herirla y gritarle continuamente: ‘Sea crucificada, sea crucificada.’ En qué

 

 

estado tan doloroso se encuentra mi Iglesia, los ministros que deberían

defenderla son sus más crueles verdugos, pero para renacer es necesaria la

destrucción de estos miembros e incorporarle miembros inocentes,

desinteresados, que viviendo a la par con Ella, regrese bella y graciosa niña,

tal cual Yo la constituí, sin malicia, más que sencilla niña, para crecer fuerte

y sana. Esta es la necesidad de que mis enemigos inicien la batalla, para que

se purguen los miembros infectados. Tú reza y sufre a fin de que todo

redunde para mi gloria".

Dicho esto me he encontrado en mí misma.

Septiembre 11, 1924

Terribles efectos de las oposiciones del alma a la Voluntad de Dios.

En el Cielo toda la eternidad se pondrá en torno al alma que ha

vivido en la Divina Voluntad, para enriquecerla, felicitarla y no

la priva de nada de lo que ella contiene.

 

Me sentía muy turbada y pedía a Jesús que tuviera compasión de mí,

que tomara Él todo el cuidado de mi pobre alma, y le decía:

"Ah, aléjame a todos, con tal que quedes Tú solo, Tú solo me bastas.

Después de tanto tiempo habrías debido contestarme, mucho más que no te

pido más que a Ti sólo."

Ahora, mientras esto y otras cosas decía, mi Jesús me ha tomado un

brazo, como si quisiera Él liberarme y hacerme así el oficio de mi confesor.

¡Oh! cómo me sentía feliz al ver hacer esto a Jesús y pensaba entre mí:

"Finalmente ha terminado el más duro de mis sacrificios." Pero felicidad

vana y pasajera, mientras Jesús me ha tomado el brazo, al mismo tiempo ha

desaparecido y yo he sido dejada en mi habitual estado sin poder reaccionar.

Cómo he llorado y pedía que tuviera compasión de mí. Después de algunas

horas mi amable Jesús ha regresado, y viéndome llorar y toda amargada me

ha dicho:

"Hija mía, no llores, ¿no quieres confiarte de tu Jesús? Déjame hacer,

déjame hacer, no tomes las cosas a la ligera; es más, ¡oh! cuántas cosas

tristes están por suceder, mi Justicia no puede contener los flagelos para

castigar a las criaturas; los hombres están por lanzarse unos contra otros y

cuando oigas los males de tus hermanos sentirás remordimiento por tus

oposiciones a tu habitual sacrificio, como si también tú hubieras tomado

parte en empujar a la Justicia a castigar a las criaturas."

 

 

Y yo al oír esto le he dicho: "Jesús mío, jamás sea, no quiero

sustraerme de tu Voluntad, más bien te ruego que me libres de la más fea de

las desventuras, que yo no haga tu Santísima Voluntad; no te pido que me

libres del sufrir, no, es más, si quieres acreciéntamelo, sólo te ruego, como

gracia que quiero de Ti, siempre si Tú lo quieres, que me liberes del fastidio

que doy al confesor, esto me es demasiado duro y siento que no tengo la

fuerza para soportarlo, por lo tanto, si a Ti te place libérame, o bien dame

más fuerza, pero no permitas que no se cumpla tu Santísima Voluntad en

mí."

Y Jesús continuando con su hablar me ha dicho: "Hija mía, recuérdate

que te pedí un ‘sí’ en mi Voluntad, y tú lo pronunciaste con todo amor; aquel

‘sí’ existe aún y tiene el primer puesto en mi Voluntad interminable. Todo

lo que tú haces, piensas y dices, está ligado a aquel ‘sí’, al cual nada se le

escapa, y mi Voluntad goza y hace fiesta al ver a una voluntad de criatura

vivir en mi Voluntad, y la voy llenando de gracias nuevas y constituyo todos

tus actos en actos divinos; este es el más grande portento que existe entre el

Cielo y la tierra, es el objeto para Mí más querido, que, jamás sea, me sea

arrancado, pues me sentiría arrancar a Mí mismo y lloraría amargamente por

ello. Mira, conforme tú hacías esa pequeña oposición, aquel ‘sí’ tuyo ha

temblado de espanto; ante ese estremecimiento los fundamentos de los cielos

se han sacudido temblorosos, todos los santos y ángeles y todo el ámbito de

la eternidad han visto esto con horror y con dolor, sintiéndose arrancar un

acto de la Voluntad Divina, porque mi Voluntad envolviendo todo y a todos

les hacía sentir tus actos hechos una sola cosa con ellos, y por lo tanto todos

sentían el doloroso desgarro, podría decirte que todos se ponían en actitud de

profundo dolor."

Y yo, espantada por el hablar de Jesús he dicho: "Amor mío, ¿qué

dices? ¿Es posible todo este mal? Tu hablar me hace morir de pena, ¡ah!

perdóname, ten misericordia de mí que soy tan mala, y confirma mi ‘sí’ con

ataduras más fuertes en tu Voluntad, es más, hazme morir antes que hacerme

salir de tu Voluntad."

Y Jesús de nuevo: "Hija mía, cálmate, como inmediatamente te has

puesto de nuevo en mi Querer, todas las cosas se han calmado y se han

puesto en actitud de nueva fiesta. Tu ‘sí’ continúa sus veloces giros en la

Inmensidad de mi Voluntad. ¡Ah! hija, ni tú ni los que te dirigen han

conocido qué significa vivir en mi Querer, por eso no lo aprecian y se tiene

como cosa de ninguna importancia, – y esto es un dolor mío – mientras que

es la cosa que más me interesa y que debería más que cualquier cosa

interesar a todos; pero, ¡ay de Mí! se pone atención a otras cosas, a cosas que

para Mí son menos aceptas o indiferentes, en lugar de lo que más me

 

 

glorifica y que da a ellos, aun sobre esta tierra, bienes inmensos y eternos y

los hace propietarios de los bienes que mi Voluntad posee. Mira, mi

Voluntad es una y abraza toda la eternidad; ahora, el alma viviendo en mi

Voluntad y haciéndola suya, viene a tomar parte en todos los gozos y en los

bienes que mi Voluntad contiene, y se vuelve como propietaria de ellos, y si

bien estando en la tierra ella no siente todos esos gozos y bienes, teniendo el

depósito de todos en su voluntad, en virtud de la mía hecha en la tierra,

muriendo y encontrándose arriba en los Cielos sentirá todos aquellos gozos y

bienes que mi Voluntad ha puesto fuera en el Cielo mientras ella vivía sobre

la tierra. Nada le será quitado, más bien le será multiplicado, porque si los

santos han gozado de mi Voluntad porque viven en Ella, pero es siempre

gozando como viven, en cambio el alma que vive en mi Voluntad en la tierra

vive sufriendo, ¿no es justo que ella tome aquellos gozos y aquellos bienes

que los demás han tomado en el Cielo, mientras ella vivía en la tierra en

aquella misma Voluntad en que vivían ellos? Así que, ¿cuántas riquezas

inmensas no toma quien vive en mi Voluntad? Puedo decir que toda la

eternidad se pondrá en torno a ella para enriquecerla, para hacerla feliz, nada

le priva de lo que ella contiene, es su hija y la ama tanto que de nada quiere

privarla. Por eso sé atenta hija mía, no quieras oponerte a mis designios que

he hechos sobre ti."

Septiembre 17, 1924

El obrar en la Divina Voluntad significa que el Sol de la Divina

Voluntad, transformando en sol a la voluntad humana, obra en

ella como en su propio centro. Jesús bendice estos escritos.

Estaba pensando en el Santo Querer Divino y hacía cuanto más podíapara fundirme en Él, para poder abrazar a todos y llevar a mi Dios los actos

de todos como un acto solo, actos que son todos debidos a nuestro Creador.

Mientras esto hacía veía abrirse el Cielo y salir de él un Sol, que hiriéndome

con sus rayos me penetraba hasta el fondo de mi alma, la cual, herida por

esos rayos se convertía en un sol, que expandiendo rayos hería a aquel Sol

del cual había quedado herida. Y como yo continuaba haciendo mis actos

por todos en el Divino Querer, estos actos eran fundidos en esos rayos y

convertidos en acto divinos, que difundiéndose en todos y sobre todos,

formaban una red de luz, tal, de poner orden entre el Creador y la criatura.

Yo he quedado encantada al ver esto y mi amable Jesús saliendo de dentro

de mi interior, en medio de este Sol me ha dicho:

 

 

"Hija mía, mira cómo es bello el Sol de mi Voluntad, qué Potencia,

qué maravilla, no apenas el alma se quiere fundir en Ella para abrazar a

todos, mi Querer transformándose en Sol hiere al alma y forma otro sol en

ella, y ella conforme forma sus actos forma sus rayos para herir al Sol de la

Suprema Voluntad, y envolviendo a todos en esta luz, por todos ama,

glorifica, satisface a su Creador, y lo que es más, no con amor, gloria y

satisfacción humanas, sino con Amor y gloria de Voluntad Divina, porque el

Sol de mi Voluntad ha obrado en ella. Mira qué significa hacer los actos en

mi Voluntad, esto es, vivir en mi Querer: Que el Sol de mi Voluntad,

transformando en sol a la voluntad humana, obra en ella como en su propio

centro."

Después, mi dulce Jesús iba tomando todos los libros escritos sobre su

Divino Querer, los ponía juntos, se los estrechaba al corazón y con una

ternura indecible ha agregado:

"Bendigo de corazón estos escritos, bendigo cada palabra, bendigo los

efectos y el valor que ellos contienen; estos escritos son una parte de Mí

mismo."

Después ha llamado a los ángeles, los cuales se han puesto rostro en

tierra a rezar, y como estaban presentes dos padres que debían ver los

escritos, Jesús ha dicho a los ángeles que tocaran sus frentes para imprimir

en ellos el Espíritu Santo y así infundirles la luz para poderlos hacer

comprender las verdades y el bien que hay en estos escritos. Los ángeles lo

han cumplido y Jesús, bendiciéndonos a todos ha desaparecido.

Septiembre 18, 1924

Diferencia que hay entre el vivir en la Voluntad de Dios y el hacer

la Voluntad de Dios. Para entender qué cosa quiere decir vivir en la

Divina Voluntad se debe disponer al más grande de los sacrificios, que

es el de no dar vida, aun en las cosas santas, a la propia voluntad.

 

Estaba pensativa acerca de lo que está escrito sobre el vivir en el

Divino Querer, y pedía a Jesús que me diera más luz para explicarme mejor

y así poder aclarar a quien estoy obligada a hacerlo, este bendito vivir en la

Divina Voluntad, y mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, no se quiere entender. El vivir en mi Voluntad es reinar, el

hacer mi Voluntad es estar a mis órdenes; lo primero es poseer, lo segundo

es recibir mis órdenes y cumplirlas. El vivir en mi Querer es hacer suya mi

Voluntad, como cosa propia, es disponer de Ella; el hacer mi Voluntad es

 

 

tenerla en cuenta como Voluntad de Dios, no como cosa propia, ni poder

disponer de Ella como se quiere. El vivir en mi Voluntad es vivir con una

sola Voluntad, la cual es la de Dios, la cual siendo una Voluntad toda Santa,

toda pura, toda paz, y siendo una sola Voluntad la que reina, no hay

contrastes, todo es paz; las pasiones humanas tiemblan ante esta Suprema

Voluntad y quisieran rehuirla, no se atreven a moverse ni a oponerse, viendo

que ante esta Santa Voluntad tiemblan Cielos y tierra. Así que el primer

paso del vivir en el Querer Divino, ¿qué hace? Poner el orden divino en el

fondo del alma, vaciarla de lo que es humano, de tendencias, de pasiones, de

inclinaciones y de otras cosas. En cambio el hacer mi Voluntad es vivir con

dos voluntades, y cuando doy las órdenes de seguir la mía, la criatura siente

el peso de su voluntad que le pone contrastes, y a pesar de que siga las

órdenes de mi Voluntad con fidelidad, siente el peso de la naturaleza

rebelde, sus pasiones e inclinaciones. Y cuántos santos, a pesar que han

llegado a la perfección más alta, sienten esta su voluntad que les hace guerra,

que los tiene oprimidos, y muchos están obligados a gritar: ‘¿Quién me

librará de este cuerpo de muerte? Esto es, de esta mi voluntad que quiere

dar muerte al bien que quiero hacer?’ El vivir en mi Voluntad es vivir como

hijo, el hacer mi Voluntad es vivir como siervo. En el primero, lo que es del

padre es del hijo y muchas veces hacen más sacrificios los siervos que los

hijos, a ellos les toca exponerse a los servicios más fatigosos, más humildes,

al frío, al calor, a viajar a pie; en efecto, ¿cuánto no han hecho mis santos

para seguir las órdenes de mi Voluntad? En cambio el hijo está con su

padre, tiene cuidado de él, lo alegra con sus besos y con sus caricias, manda

a los siervos como si lo hiciera su padre; si sale, no va a pie, sino que viaja

en carroza; y si el hijo posee todo lo que es del padre, a los siervos no se da

otra cosa que la paga por el trabajo que han hecho, y quedan libres de servir

o no servir a su patrón, y si no lo sirven no tienen más derecho de recibir

ninguna otra compensación. En cambio entre padre e hijo nadie puede

quitar estos derechos: ‘Que el hijo posee los bienes del padre.’ Ninguna

ley, ni celeste ni terrestre puede quitar estos derechos, ni desvincular la

filiación entre padre e hijo. Hija mía, el vivir en mi Voluntad es el vivir que

más se acerca al de los bienaventurados en el Cielo, y es tan distante de

quien hace mi Voluntad y está fielmente a mis órdenes, cuanto es distante el

Cielo de la tierra, cuanta distancia hay entre hijo y siervo, entre rey y

súbdito. Además, esto es un don que quiero hacer en estos tiempos tan

tristes, que no sólo hagan mi Voluntad sino que la posean. ¿No soy acaso

Señor y dueño de dar lo que quiero, cuando quiero y a quien quiero? ¿No es

libre un señor de decir a un siervo: ‘Vive en mi casa, come, toma, ordena

como otro yo mismo?’ Y para hacer que nadie pueda impedirle la posesión

 

de sus bienes, se legitima este siervo como hijo y le da el derecho de poseer.

Si esto puede hacer un rico, mucho más puedo hacerlo Yo. Este vivir en mi

Querer es el don más grande que quiero dar a las criaturas, mi Bondad quiere

siempre más desahogarse en amor hacia ellas y habiéndoles dado todo y no

teniendo más que darles para hacerme amar, quiero hacer don de mi

Voluntad, a fin de que poseyéndola, amen el gran bien que poseen.

No te asombres si ves que no comprenden, para entender deberían

disponerse al más grande de los sacrificios, cual es el de no dar vida, aun en

las cosas santas a la propia voluntad, sólo entonces sentirían la posesión de

la mía y tocarían con la mano qué significa vivir en mi Querer. Tú sé atenta

y no te fastidies de las dificultades que te ponen, y Yo poco a poco me haré

camino para hacer comprender el vivir en mi Voluntad."

Septiembre 22, 1924

Rabia diabólica porque se escribe sobre la Divina

Voluntad. El vivir en el Divino Querer lleva consigo

la pérdida de cualquier derecho de voluntad propia.

Continúo: Mientras escribía lo que está dicho arriba, veía a mi dulce

Jesús que apoyaba su boca en la parte de mi corazón y con su aliento me

infundía las palabras que estaba escribiendo, y al mismo tiempo oía un

horrible escándalo a lo lejos, como de personas que se peleaban y golpeaban

con tanto estrépito que infundía espanto. Y yo, dirigiéndome a mi Jesús le

he dicho:

"Jesús mío, amor mío, ¿quienes son los que hacen tanto escándalo?

Me parecen demonios enfurecidos, ¿qué cosa quieren que se pelean tanto?

Y Jesús: "Hija mía, son precisamente ellos, quisieran que tú no

escribieras sobre mi Voluntad, y cuando te ven escribir verdades más

importantes sobre el vivir en mi Querer sufren un doble infierno, y

atormentan de más a todos los condenados, temen tanto que puedan

publicarse estos escritos sobre mi Voluntad, porque ven perdido su reino

sobre la tierra, adquirido por ellos cuando el hombre, sustrayéndose de la

Voluntad Divina, dio libre paso a su voluntad humana. ¡Ah! sí, fue

precisamente entonces cuando el enemigo adquirió su reino sobre la tierra; y

si mi Querer pudiese reinar sobre la tierra, el enemigo, él mismo se

escondería en los más oscuros abismos. He aquí por qué se pelean con tanto

furor, sienten la Potencia de mi Voluntad en estos escritos, y ante la sola

duda de que pueden salir fuera, montan en furia y buscan con todo su poder

 

 

el impedir un bien tan grande. Tú no les hagas caso, y por esto aprende a

apreciar mis enseñanzas."

Y yo: "Jesús mío, siento que se necesita tu mano omnipotente para

hacerme escribir lo que Tú dices sobre el vivir en tu Querer debido a las

tantas dificultades que los demás ponen, especialmente cuando me repiten:

¿Será posible que ninguna otra criatura haya vivido en tu Santísima

Voluntad? Me siento tan aniquilada que quisiera desaparecer de la faz de la

tierra, a fin de que nadie más me vira, pero a pesar mío estoy obligada a

permanecer para cumplir tu Santa Voluntad."

Y Jesús: "Hija mía, el vivir en mi Querer lleva consigo la pérdida de

cualquier derecho de voluntad propia, todos los derechos son por parte de la

Voluntad Divina, y si el alma no pierde los propios derechos, no se puede

decir verdadero vivir en mi Querer, a lo más se puede decir vivir resignada,

uniformada, porque el vivir en mi Querer no es la sola acción que haga

según mi Voluntad, sino es que todo el interior de la criatura no dé lugar ni a

un afecto, ni a un pensamiento, ni a un deseo, ni siquiera a un respiro en el

cual mi Querer no tenga su lugar; ni mi Querer toleraría aun un afectohumano del cual Él no fuera la vida; tendría asco de hacer vivir al alma en

mi Voluntad con sus afectos, pensamientos, etc., que pudiera tener una

voluntad humana. ¿Y crees tú que sea fácil que un alma voluntariamente

pierda sus propios derechos? ¡Oh, cómo es difícil! Es más, hay almas que

cuando llegan al punto de perder todos los derechos sobre su voluntad se

echan para atrás, y se contentan con llevar una vida mediana, porque el

perder los propios derechos es el más grande sacrificio que puede hacer la

criatura, y que dispone a mi Bondad a abrirle las puertas de mi Querer, y

haciéndola vivir en Ella, recompensarla con mis derechos divinos. Por eso

sé atenta y no salgas jamás de los confines de mi Voluntad."

Octubre 2, 1924

Efectos de la adoración hecha en la Divina Voluntad.

Me sentía toda amargada por la privación de mi dulce Jesús. ¡Oh!

cómo mi exilio se hace más duro y amargo sin Aquél que forma toda mi

vida, y le pedía que tuviera compasión de mí, que no me dejara a merced de

mí misma. Mientras esto decía, mi amado Jesús se hacía ver que me

estrechaba fuerte el corazón con sus manos, y después, con una cuerdecilla

de luz me ataba toda, pero tan estrecha de impedirme el más pequeño

movimiento. Después se ha extendido en mí, y sufríamos juntos. Mientras

 

 

estaba en esto me sentí transportar fuera de mí misma hacia la bóveda del

cielo, y me parecía encontrar al Padre Celestial y al Espíritu Santo, y Jesús

que estaba conmigo, se ha puesto en medio de Ellos y me ha puesto en el

seno del Padre, el cual me parecía que me esperaba con tanto amor, que me

ha estrechado a su seno y fundiéndome con su Voluntad me comunicaba su

Potencia; así han hecho las otras dos Divinas Personas. Pero mientras se

comunicaban uno a uno, haciéndose después todo Uno, me sentía infundir

toda junta la Voluntad de la Potencia del Padre, la Voluntad de la Sabiduría

del Hijo, y la Voluntad del Amor del Espíritu Santo. ¿Quién puede decir lo

que sentía infundir en mi alma? Entonces mi amable Jesús me ha dicho:

"Hija de nuestro eterno Querer, póstrate ante nuestra Majestad

Suprema y ofrece tus adoraciones, tus homenajes, tus alabanzas, a nombre

de todos con la Potencia de nuestra Voluntad, con la Sabiduría y con la

Voluntad de nuestro Amor Supremo; sentiremos en ti la Potencia de nuestra

Voluntad que nos adora, la Sabiduría de nuestra Voluntad que nos glorifica,

el Amor de nuestra Voluntad que nos ama y nos alaba. Y como la Potencia,

la Sabiduría y el Amor de las Tres Divinas Personas están en comunicación

con la inteligencia, memoria y voluntad de todas las criaturas, sentiremos

correr tus adoraciones, homenajes y alabanzas en todas las inteligencias de

las criaturas, que elevándose entre el Cielo y la tierra oiremos el eco de

nuestra misma Potencia, Sabiduría y Amor que nos adoran, que nos alaban y

nos aman. Adoraciones más grandes, homenajes más nobles, amor y

alabanzas más divinas no puedes darnos; ningún otro acto puede igualar a

estos actos, ni darnos tanta gloria y tanto amor, porque vemos aletear en el

acto de la criatura la Potencia, la Sabiduría y el recíproco Amor de las Tres

Divinas Personas; encontramos nuestros actos en el acto de la criatura.

¿Cómo no estimarlos y no darles la supremacía sobre todos los demás

actos?"

Entonces yo me he postrado ante la Majestad Suprema, adorándola,

alabándola y amándola a nombre de todos con la Potencia, Sabiduría y Amor

de su Voluntad que sentía en mí. ¿Pero quién puede decir los efectos? No

tengo palabras para expresarlos, por eso paso adelante. Después he recibido

la comunión y estaba fundiéndome en el Querer de mi sumo Bien Jesús para

encontrar en ese Querer toda la Creación, a fin de que nada pudiera faltar a

la llamada, y todos juntos conmigo pudieran postrarse a los pies de mi

Sacramentado Jesús, adorarlo, amarlo, bendecirlo, etc., etc. Pero mientras

esto hacía, me sentía como distraída buscando todas las cosas creadas en su

Divina Voluntad, a fin de que uno fuese el amor, la alabanza, las

adoraciones para mi Jesús. Entonces Él, viéndome como detenida, ha

tomado toda la Creación en su regazo y me ha dicho:

 

 

"Hija mía, he tomado toda la Creación en mi regazo para que te sea

más fácil encontrar y llamar a todos junto contigo, a fin de que ninguna cosa

salida de Mí, no me dé, por medio tuyo, la correspondencia del amor y de la

adoración que se me debe como cosas que me pertenecen; Yo no estaría

plenamente contento en ti si alguna faltara. En mi Querer todo quiero

encontrar en ti."

Entonces me ha sido fácil encontrar y llamar a toda la Creación junto

conmigo para hacer que todos alabáramos, amáramos a mi sumo Bien Jesús;

pero, ¡oh sorpresa! Cada cosa creada contenía un reflejo distinto y un amor

especial de Jesús, y Jesús recibía la correspondencia de sus reflejos y de su

amor. ¡Oh, cómo Jesús estaba contento! Pero mientras esto hacía me he

encontrado en mí misma.

Octubre 6, 1924

La Divina Voluntad es latido primario

del alma y de todas las cosas creadas.

Me estaba fundiendo toda en el Santo Querer Divino, y mi dulce Jesús

moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, cómo es bello ver a un alma fundirse en mi Voluntad, en

cuanto el alma se funde en Ella, el latido creado toma lugar y vida en el

latido increado, formando uno solo, y corre y late junto con el latido eterno;

esta es la más grande felicidad del corazón humano, latir en el latido eterno

de su Creador. Mi Querer lo pone en vuelo y el latido humano se arroja en

el centro de su Creador."

Entonces yo le he dicho: "Dime amor mío, ¿cuántas veces gira tu

Querer en todas las criaturas?"

Y Jesús: "Hija mía, mi Querer, en cada latido de criatura forma su

giro completo en toda la Creación y así como el latido en la criatura es

continuo, y si cesa el latido cesa la vida, así mi Voluntad, más que latido,

para dar Vida Divina a las criaturas gira y forma el latido de mi Voluntad en

cada corazón. Mira entonces cómo está mi Voluntad en cada criatura, como

latido primario, porque el suyo es secundario. Es más, si latido de criatura

hay, es en virtud del latido de mi Voluntad, más bien, esta mi Voluntad

forma dos latidos, uno para el corazón humano como vida del cuerpo y otro

para el alma, como latido y vida del alma. ¿Pero quieres saber tú qué hace

este latido de mi Voluntad en la criatura? Si piensa, mi Voluntad corre y

circula como sangre en las venas del alma y le da el pensamiento divino, a

 

 

fin de que haga a un lado el pensamiento humano y dé el lugar primario al

pensamiento de mi Voluntad; si habla, quiere el lugar la palabra de mi

Voluntad; si obra, si camina, si ama, mi Voluntad quiere el lugar de la obra,

del paso, del amor. Es tanto el Amor y el celo de mi Voluntad en la criatura,

que mientras late, si la criatura quiere pensar, se hace pensamiento, si quiere

mirar se hace ojo, si quiere hablar se hace palabra, si quiere obrar se hace

obra, si quiere caminar se hace pie, si quiere amar se hace fuego, en suma,

corre y gira en cada acto de la criatura para tomar en él su lugar primario que

le es debido; pero con sumo dolor nuestro la criatura le niega este lugar de

honor y da este lugar a su voluntad humana, y mi Voluntad es obligada a

estarse en la criatura como si no tuviera ni pensamiento, ni ojo, ni palabra, ni

manos, ni pies, sin poder desarrollar la Vida de mi Voluntad en el centro del

alma de la criatura. ¡Qué dolor! ¡Qué gran ingratitud! ¿Pero quieres saber

quién me da campo libre y hace obrar a mi Voluntad como latido de vida en

su alma? Quien vive en mi Voluntad. ¡Oh! cómo en ella desarrolla bien su

Vida y se constituye pensamiento de su pensamiento, ojo de su ojo, palabra

de su boca, latido de su corazón y así de todo lo demás. ¡Oh! cómo nos

entendemos inmediatamente, y mi Voluntad logra el intento de formar su

Vida en el alma de la criatura. Y no sólo en la criatura racional mi Voluntad

tiene su lugar primario y es como latido que dando la circulación a la vida

del alma, corre a dar vida a todos los actos de la criatura, sino que en todas

las cosas creadas mi Voluntad tiene su lugar primario y circula como latido

de vida, desde la más pequeña cosa creada hasta la más grande, y nada

puede separarse de la Potencia e Inmensidad de mi Voluntad. Ella se hace

vida del cielo azul y mantiene en él siempre nuevo y vívido el celestial color,

no puede decolorarse, ni cambiarse, ni perder el brillo, porque mi Voluntad

así quiso que fuera, y una vez establecido así, Ella no cambia; mi Voluntad

es vida de la luz y del calor del sol, y con su latido de vida conserva siempre

igual y viva la luz y el calor, y lo tiene inmóvil en mi Voluntad, sin poderse

apartar, ni crecer ni decrecer en el bien que debe hacer toda la tierra. Mi

Voluntad es vida del mar y en él forma el murmullo de las aguas, el

serpentear de los peces, las olas estruendosas. ¡Oh! cómo mi Voluntad hace

gala de la Potencia que contiene y desarrolla su Vida con tanta majestad y

absoluto dominio en las cosas creadas, que ni el mar puede dejar de

murmurar, ni el pez de nadar; es más, podría decir que es mi Voluntad la que

murmura en el mar, mi Voluntad que nada en el pez, mi Voluntad que forma

las olas y con su ruido hace oír que ahí está su Vida y que puede hacer todo

como le parece y como le gusta. Mi Voluntad es latido de vida en el pájaro

que trina, en el piar del pollito, en el cordero que bala, en la tórtola que

gime, en las plantas que vegetan, en el aire que todos respiran, en suma, en

 

 

todo mi Voluntad tiene su Vida y forma con su Potencia el acto que Ella

quiere; así que tiene la armonía en todas las cosas creadas y forma en ellas

los diversos efectos, colores, oficios que cada una contiene. ¿Pero sabes

para qué? Para hacerme conocer por la criatura, para ir a ella, para

cortejarla, para amarla con tantos actos diversos de mi Voluntad por cuantas

cosas creé. Mi Amor no estuvo contento con ponerle en el fondo del alma a

mi Voluntad como latido de vida, sino que quiso poner mi Voluntad en todas

las cosas creadas, a fin de que también por fuera mi Voluntad no la dejara

jamás, y así pudiera conservarse y crecer en la santidad de mi misma

Voluntad, y todas las cosas creadas le fueran de incentivo, de ejemplo, de

voz y de reclamo continuo para hacerla siempre correr en el cumplimiento

de mi Voluntad, finalidad única para la cual fue creada. Pero la criatura se

hace sorda a las tantas voces de la Creación, ciega a la vista de tantos

ejemplos, y si abre los ojos los fija en su voluntad. ¡Qué pena! Por eso te

recomiendo que no quieras salir jamás de mi Voluntad si no quieres

multiplicar mi dolor y perder la finalidad para la cual fuiste creada."

Octubre 11, 1924

Amor de Dios al crear a la criatura.

Cada sentido es una comunicación

entre el alma y Dios.

Me sentía muy oprimida por la privación de mi dulce Jesús. ¡Oh!

cuántos temores se suscitaban en mi alma, pero el que más me desgarraba

era el de que mi Jesús no me amara como antes. Después, mientras estaba

en esto me he sentido tomar por los hombros, y oyendo la voz de Jesús en mi

oído me decía:

"Hija mía, ¿por qué temes que no te ame? ¡Ah! si sólo conocieras mi

Amor en general por todas las criaturas, quedarías sorprendida. ¿Con cuánto

amor no creé a la criatura? ¿Con cuántos sentidos no la doté? Cada sentido

era una comunicación que dejé entre Mí y ella, el pensamiento era

comunicación entre mi Inteligencia y la suya, el ojo era comunicación entre

mi luz y la suya, la palabra era medio de comunicación entre mi Fiat y el

suyo, el corazón entre mi Amor y el suyo, en suma, todo, el respiro, el

movimiento, el paso, todo, todo era comunicación entre Mí y la criatura. Yo

hacía más que un padre que debiendo hacer salir de viaje a un hijo, no sólo

le prepara el alojamiento, los vestidos, el alimento y todo lo que puede hacer

feliz a su hijo, sino que da virtud al hijo y le dice: ‘Nos separaremos, es

 

 

verdad, pero desde lejos tú sentirás mi vida y yo la tuya, tú sentirás mi

pensamiento y yo el tuyo, tú mi respiro, mi latido, y yo los tuyos; así que

estaremos lejos y cerca, separados e inseparables, tú sentirás mi vida y yo la

tuya.’ Pero esto que no lo puede hacer un padre terreno por su hijo, porque

le es imposible, lo hice Yo, Padre Celestial, que mientras hacía salir a la luz

a este mi hijo, después de haberle preparado Yo mismo la habitación de este

mundo, ponía entre él y Yo tal unión que Yo debía sentir su vida en Mí y la

criatura la mía, y este es mi amor en general y por todos; ¿qué decirte

además de mi Amor especial que he tenido por ti? Cada sufrimiento que te

he enviado ha sido una comunicación de más entre tú y Yo, y por lo tanto un

adorno de más con el cual embellecía tu alma; cada verdad que te

manifestaba era una partícula de mis cualidades, con las cuales embellecía y

llenaba tu alma; cada gracia y cada venida mía a ti eran dones que hacía

llover sobre ti, no he hecho otra cosa que multiplicar mis comunicaciones

casi a cada instante para plasmar en ti las diversas bellezas mías, mi

semejanza, a fin de que tú vivas conmigo en el Cielo, y yo viva contigo en la

tierra, ¿y después de todo esto dudas de mi Amor? Más bien te digo: Piensa

en amarme y Yo pensaré siempre más en amarte."

Octubre 17, 1924

Con cuánto amor Dios crea las almas, como

las hace crecer, como las cuida y se da todo a ellas.

 

Estaba pensando con cuanto amor nos ama Jesús, mi mente se perdía

en el Amor eterno, y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me hacía ver

en mi mente una aureola de luz; dentro de aquella aureola había un Sol, y

este Sol contenía tantos rayos por cuantas criaturas existían, cada una de las

cuales tenía un rayo todo para sí, que le daba vida, luz, calor, fuerza,

crecimiento, todo lo que era necesario para formar una vida. Era deleitable

ver como cada criatura estaba unida a cada rayo de este Sol, del cual había

salido, como un sarmiento a la vid. Y mi amable Jesús, mientras mi mente

se perdía en esto me ha dicho:

"Hija mía, mira con cuánto amor amo a la criatura, ella, antes de salir

a la luz del día de este mundo ya estaba en mi seno, y al hacerla salir fuera

no la dejé, un rayo de luz que contiene mi Vida la sigue para suministrarle

todo lo que es necesario para desarrollar esta Vida y, ¡con cuánto cuidado la

hago crecer! ¡Con cuánto amor la riego! Yo mismo me hago luz, calor,

alimento, defensa, y cuando termina sus días en el tiempo, sobre el camino

 

 

del mismo rayo la retiro en mi seno para hacerla espaciarse en la patria

celestial. Mi Amor se hace para la criatura más que el sol que formé en el

cielo azul, es más, el sol que creé para beneficio de la naturaleza humana no

es otra cosa que la sombra de mi verdadero Sol, porque el sol de la

atmósfera no forma las plantas, ni les da el agua para que no se sequen, ni da

todas las ayudas que son necesarias para que las plantas crezcan bellas y

fuertes, y los hombres, aun los ciegos, puedan gozar de su luz; hace sólo su

oficio de iluminar y calentar y sigue adelante; y si las plantas no son regadas

no tiene nada que hacer para comunicarles sus efectos, al contrario, las seca

de más. En cambio Yo que soy el verdadero Sol de las almas, no las dejo ni

de noche ni de día, Yo mismo formo las almas, les doy el agua de mi Gracia

para no dejarlas secar, las nutro con la luz de mis verdades, las fortifico con

mis ejemplos, les doy el viento de mis caricias para purificarlas, el rocío de

mis carismas para embellecerlas, las flechas de mi Amor para calentarlas, en

suma, no hay cosa que no haga por ellas; Yo soy todo para ellas y pongo a

disposición de cada una toda mi Vida para su bien, pero cuánta ingratitud de

parte de las criaturas, parece que están unidas como sarmientos a mi vid, no

por amor sino por fuerza, porque no pueden prescindir de Mí y por eso

crecen como sarmientos que no recibiendo todos los humores buenos que

contiene la vid, crecen débiles, sin formar jamás uvas maduras, sino acerbas,

que amargan mi gusto divino. ¡Ah! si todos supieran cómo amo sus almas,

todos quedarían arrebatados por el atractivo y la fuerza de mi Amor y me

amarían de más, por eso ámame tú y tu amor se agrande tanto que puedas

amarme por todos."

Octubre 23, 1924

La Divina Voluntad obrante y dominante en la criatura forma un

dulce encanto a las pupilas divinas y desarma la Justicia Divina.

Paso días amargos por la privación de mi dulce Jesús. ¡Oh! cómo

lloro por su amable presencia, aun el solo recuerdo de sus dulces palabras

son heridas a mi pobre corazón y digo entre mí: "¿Y ahora dónde está? ¿A

dónde dirigió sus pasos? ¿Dónde podría encontrarlo? ¡Ay! todo ha

terminado, no lo veré más, no escucharé más su voz, no más rezaremos

juntos, ¡cómo es dura mi suerte, qué desgarro, qué pena! ¡Ah Jesús, cómo

has cambiado! Cómo, ¿has huido de mí? Pero si bien lejos, te mando en

alas de tu Querer, donde estés, mis besos, mi amor, mi grito de dolor que te

dice: Ven, regresa a la pobre exiliada, a la pequeña recién nacida que no

 

 

puede vivir sin Ti." Pero mientras esto y más decía, mi amable Jesús se ha

movido en mi interior, y extendiéndome sus brazos me ha estrechado fuerte,

fuerte, y yo le he dicho: "Mi vida, mi Jesús, no puedo más, ayúdame, dame

la fuerza, no me dejes más, llévame contigo, me quiero ir." Y Jesús

interrumpiendo mi hablar me ha dicho:

"Hija mía, ¿no quieres hacer mi Voluntad?"

Y yo: "Claro que quiero hacer tu Voluntad, pero también en el Cielo

está tu Voluntad, así que si hasta ahora la he hecho en la tierra, de ahora en

adelante quiero ir a hacerla en el Cielo. Por eso, pronto, llévame, no me

dejes más, siento que no puedo más, ten piedad de mí."

Y Jesús de nuevo: "Hija mía, tú no sabes qué cosa es mi Voluntad en

la tierra, se ve que después de tantas lecciones mías no lo has entendido

bien. Debes saber que el alma que hace vivir mi Voluntad en ella, conforme

reza, conforme sufre, obra, ama, etc., etc., forma un dulce encanto a las

pupilas divinas, de manera que encierra en ese encanto, con sus actos, la

mirada de Dios, de modo que raptado por la dulzura de este encanto, muchos

castigos que se atraen las criaturas con sus graves pecados, este encanto

tiene virtud de impedir que mi Justicia se derrame con todo su furor sobre la

faz de la tierra, porque también mi Justicia siente el encanto de mi Voluntad

que obra en la criatura. ¿Te parece poco que el Creador vea en las criaturas,

viviendo aún sobre la tierra, su Voluntad obrante, triunfante, dominante, con

esa misma libertad con la cual obra y domina en el Cielo? Este encanto no

está en el Cielo, porque mi Voluntad en mi reino domina como en su casa y

el encanto viene formado en Mí mismo, no fuera de Mí, así que soy Yo, es

mi Voluntad la que encanta con una fuerza raptora a todos los

bienaventurados, de manera que sus pupilas están encerradas en mi encanto

para gozar eternamente, así que no ellos me forman el dulce encanto, sino

Yo a ellos, así que mis pupilas están libres, no sufren ninguna fascinación.

En cambio mi Voluntad, viviendo en la criatura que navega en el exilio, es

obrante y dominante en casa de la criatura, lo que es más maravilloso, y es

por esto que me forma el encanto, me fascina y hace sentir a mi mirada un

atractivo tal, que me rapta a fijar mis pupilas en ella, sin poder separarlas.

¡Ah! tú no sabes cuán necesario es este encanto en estos tiempos. Cuántos

males vendrán, los pueblos se verán obligados a devorarse uno al otro, serán

tomados de tal rabia de ensañarse el uno contra el otro, pero la culpa mayor

es de los jefes y gobernantes. ¡Pobres pueblos! Tienen por jefes y

gobernantes a verdaderos carniceros, diablos encarnados que quieren hacer

carnicería de sus hermanos. Si los males no debieran ser graves, tu Jesús no

te dejaba como privada de Él; tú temes que sea por otra cosa por lo que te

privo de Mí, no, no, está segura, es mi Justicia, que privándote de Mí quiere

 

 

desgravarse sobre las criaturas; tú no salgas jamás de mi Voluntad, a fin de

que su dulce encanto pueda evitar a los pueblos males mayores."

Octubre 30, 1924

Los ángeles son ángeles porque se han conservado en el acto

primero en el cual fueron creados, y del conocer más o menos

de la Suprema Voluntad, vienen constituidos los diversos coros,

de ellos. Las penas del amor son las más amargas, las más

crueles, más dolorosas que las penas de la Pasión.

Siento que no puedo confiar a la pluma mis dolorosos secretos, ni

expresar en el papel lo que siento en mi martirizado corazón. ¡Ah! sí, no hay

martirio que pueda compararse al martirio de la privación de mi dulce Jesús.

El mártir es herido y muerto en el cuerpo, en cambio el martirio de su

privación hiere el alma, la lacera en sus más íntimas fibras, y lo que es peor,

la mata sin hacerla morir, para golpearla continuamente en el yunque de

hierro del dolor y del amor. Y mientras paso adelante de las penas que

siento en mi interior, pues son cosas que no puedo decir, quisiera, como una

de las más pobres mendigantes, pedir de limosna a todos, a los ángeles, a los

santos, a mi Reina Mamá, a la Creación toda, una palabra, una pequeña

oración por mí ante Jesús, a fin de que rogado por todos se pueda mover a

compasión de la pequeña hija de su Querer y hacerla volver del duro exilio

en el cual me encuentro.

Entonces estaba pensando entre mí acerca de lo que había pasado en

mi mente, es decir, que en vez de Jesús me parecía como si tuviera a mi

ángel junto, y decía entre mí: "¿Y por qué el ángel y no Jesús?" En ese

momento me sentí mover en mi interior a Jesús y me dijo:

"Hija mía, ¿quieres tú saber por qué los ángeles son tales, por qué se

han conservado bellos y puros como salieron de mis manos? Porque se han

mantenido siempre firmes en el acto primero en el cual fueron creados, por

lo tanto, estando en aquel acto primero de su existencia, están en el acto

único de mi Voluntad, que no conociendo sucesión de actos no se cambia, ni

crece ni decrece, y contiene en sí todos los bienes posibles e imaginables; y

los ángeles, conservándose en el acto único de mi Voluntad, en el cual los

hice salir a la luz, se mantienen inmutables, bellos y puros, nada han perdido

de su primaria existencia, y toda su felicidad es el mantenerse

voluntariamente en el acto único de mi Voluntad. Todo encuentran en el

círculo de mi Querer y no quieren, para hacerse felices, sino lo que les

 

 

suministra mi Voluntad. ¿Y sabes tú por qué hay diferentes coros de

ángeles, uno superior a otro? Están aquellos más cercanos a mi trono,

¿sabes por qué? Porque mi Voluntad, a quién ha manifestado un acto solo

de mi Voluntad y a quién por dos, a quién por tres, a quién por siete, y en

cada cosa del acto que mi Voluntad manifestaba de más se volvían

superiores a los demás, y se volvían más capaces y más dignos de estar

cercanos a mi trono. Así que por cuanto más mi Voluntad se manifiesta, y

en Ella se conservan, tanto más quedan elevados, embellecidos, felices y

superiores a los demás. Mira entonces como todo está en mi Voluntad y en

el saberse conservar, sin jamás salir, en aquella misma Voluntad de la cual

han salido; y del conocer el más y el menos de mi Suprema Voluntad, vienen

constituidos los diversos coros de los ángeles, sus distintas bellezas, los

diversos oficios, la jerarquía celeste. Si tú supieras qué significa conocer de

más mi Voluntad, hacer un acto de más en Ella, conservarse, obrar en esa mi

Voluntad conocida, dónde viene constituida, el oficio, la belleza, la

superioridad de cada criatura, ¡oh! cómo apreciarías de más los diversos

conocimientos que te he manifestado sobre mi Voluntad, un conocimiento

de más sobre mi Voluntad eleva al alma a tal altura sublime, que los mismos

ángeles quedan estupefactos y raptados, y me confiesan incesantemente:

‘Santo, Santo, Santo.’ Mi Voluntad se manifiesta y llama de la nada las

cosas, y forma los seres, se manifiesta y embellece, se manifiesta y eleva

más en alto, se manifiesta y engrandece más la Vida Divina en la criatura, se

manifiesta y en ellas forma los portentos nuevos y nunca conocidos. Así que

por las tantas cosas que te he manifestado de mi Voluntad puedes

comprender lo que quiero hacer de ti y cómo te amo, y cómo tu vida debe

ser una cadena de actos continuos hechos en mi Voluntad. Si la criatura,

como el ángel, no saliera jamás del acto primero en el cual mi Voluntad la

hizo salir a la luz, ¿qué orden, qué portentos no se deberían ver sobre la

tierra? Por eso hija mía, no salgas jamás de tu principio, en el cual mi

Voluntad te creó y tu acto primero sea siempre mi Voluntad."

Después de esto, con el pensamiento me he puesto junto a mi Jesús en

el huerto de Getsemaní, y le pedía que me hiciera penetrar en aquel Amor

con el cual tanto me amó, y mi Jesús, moviéndose de nuevo en el fondo de

mi interior me ha dicho:

"Hija mía, entra en mi Amor, no salgas jamás, corre junto a Él, o

detente en mi mismo Amor para comprender bien cuánto he amado a la

criatura, todo es amor en Mí hacia ella. La Divinidad al crear a esta criatura

se propuso amarla siempre, así que en cada cosa de dentro y fuera de ella,

debía correr hacia ella con un continuo e incesante nuevo acto de amor. Por

lo tanto puedo decir que en cada pensamiento, mirada, palabra, respiro,

 

 

latido, y en todo lo demás de la criatura corre un acto de Amor eterno. Pero

si la Divinidad se propuso el amarla siempre y en cada cosa a esta criatura,

era porque quería recibir en cada cosa la correspondencia del nuevo e

incesante amor de la criatura, quería dar amor para recibir amor, quería amar

para ser amada. Pero no fue así, la criatura no sólo no quiso mantener el

compás del amor, ni responder al eco del Amor de su Creador, sino que

rechazó este Amor, lo desconoció y lo ofendió. Ante esta afrenta la

Divinidad no se detuvo, sino que continuó su nuevo e incesante Amor hacia

la criatura, y como la criatura no lo recibía, quedaban llenos Cielos y tierra

esperando a quien debía tomar este Amor para tener en ella la

correspondencia, porque Dios cuando decide y propone, todos los eventos en

contrario no lo cambian, sino que permanece inmutable en su Inmutabilidad.

He aquí por qué, pasando a otro exceso de amor vine Yo, Verbo del Padre, a

la tierra, y tomando una Humanidad recogí en Mí todo este Amor que

llenaba Cielo y tierra para corresponder a la Divinidad con tanto amor por

cuanto había dado y debía dar a las criaturas, y me constituí amor de cada

uno de los pensamientos, de cada mirada, de cada palabra, latido,

movimiento y paso de cada una de las criaturas. Por esto mi Humanidad fue

trabajada, aun en su más pequeña fibra por las manos del eterno Amor de mi

Padre Celestial, para darme capacidad de poder encerrar todo el Amor que la

Divinidad quería dar a las criaturas, para darle el amor de todas y

constituirme amor de cada uno de los actos de criatura. Así que cada

pensamiento tuyo está coronado por mis incesantes actos de amor; no hay

cosa en ti o fuera de ti que no esté circundada por mis repetidos actos de

amor, por eso mi Humanidad en este huerto gime, se afana, agoniza, se

siente triturada bajo el peso de tanto amor, porque amo y no soy

correspondido. Las penas del amor son las más amargas, las más crueles,

son penas sin piedad, más dolorosas que mi misma Pasión. ¡Oh! si me

amaran, el peso de tanto amor se volvería ligero, porque el amor

correspondido queda apagado y satisfecho en el amor mismo de quien ama,

pero no correspondido llega a la locura, delira y se siente correspondido con

un acto de muerte por aquel amor que de él salió. Mira entonces cómo fue

mucho más amarga y dolorosa la Pasión de mi Amor, porque si en mi Pasión

fue una sola la muerte que me dieron, en cambio en la Pasión del Amor,

tantas muertes me hicieron sufrir por cuantos actos de amor salieron de Mí y

no fui por ellos correspondido. Por eso ven tú, hija mía, a corresponderme a

tanto Amor, en mi Voluntad encontrarás como en acto todo este Amor, hazlo

tuyo y constitúyete, junto conmigo, amor de cada acto de criatura, para

darme la correspondencia del amor de todos."

 

 

Noviembre 23, 1924

Dios al crear al hombre, para conservarle la vida formó en torno

a él el aire del cuerpo y el aire del alma: El aire natural para el

cuerpo, el aire de mi Voluntad para el alma.

Continúo mi estado de privación de Jesús y de amarguras intensas para

mi pobre alma, y si de escapada se hace ver en mi interior, es todo taciturno

y pensativo, pero a pesar de su silencio yo quedo contenta, pensando que no

me ha dejado y que su morada en mí aún continúa. Y mientras mi pobre

alma está por sucumbir, el verlo me da un sorbo de vida, que como lluvia

benéfica me hace reverdecer, pero, ¿para hacer qué? Para volver de nuevo a

sucumbir y sentirme morir; así que estoy siempre entre la vida y la muerte.

Entonces, mientras nadaba en el mar inmenso del dolor de haberlo perdido,

mi dulce Jesús se ha movido en mi interior, y haciéndose ver en acto de

rezar, yo me he unido con Él en la oración y luego me ha dicho:

"Hija mía, Yo, al crear al hombre, para conservarle la vida formé en

torno a él el aire del cuerpo y el aire del alma: ‘El aire natural para el

cuerpo, el aire de mi Voluntad para el alma.’ ¿Crees tú que el aire natural,

sólo porque es aire tiene virtud de dar la respiración al hombre, la fuerza, el

alimento, la frescura, la vida vegetativa a toda la naturaleza, así que a pesar

de que no se ve tiene todo en un puño y se constituye vida de todo ser

creado, y por eso todos sienten la necesidad del aire, y él por todas partes

hace su curso, de noche, de día, penetra en el latido del corazón, en la

circulación de la sangre y por todas partes? ¿Pero sabes por qué contiene

tanta virtud? Porque en el aire está toda la sustancia de los bienes que

produce, y fueron puestos por Dios en el aire la fuerza alimentadora,

respiratoria, vegetativa, y él contiene como tantas semillas de todo el bien

que encierra. Ahora, si se necesitaba un aire para la conservación de toda la

naturaleza, se necesitaba también un aire para la conservación del alma, y mi

Bondad no quiso confiar ni formar otro aire para el alma, sino que mi misma

Voluntad se quiso constituir aire para el alma, y así toda aquella sustancia de

los bienes que Ella contiene, pudiera, como aire que invisiblemente todo lo

invade, penetrar en el fondo del alma y llevarle el alimento divino, la

vegetación y todos los bienes, la virtud respirativa de todo lo que es Cielo, la

fortaleza invencible, la fecundidad de todas las virtudes. Debería haber una

competencia, el cuerpo en respirar el aire natural y el alma en respirar el aire

de mi Voluntad, sin embargo, ¡es de llorar! Si los hombres sienten que les

falta el aire natural, se lo procuran, si caminan en altas montañas manifiestan

 

 

con dolor la falta del aire, en cambio del aire de mi Voluntad no tienen ni un

pensamiento ni un dolor, y a pesar de que están obligados a estar como

embebidos en el aire de mi Voluntad, las criaturas, no amando este aire

balsámico y santificante, no puede poner en el alma los bienes que contiene,

y está obligada a estar en ella sacrificada, sin poder desarrollar la vida que

mi Voluntad contiene. Por eso hija mía, te recomiendo, si quieres que mi

Voluntad cumpla en ti sus designios, que respires siempre el aire de mi

Voluntad, a fin de que a medida que lo respires florezca en ti la Vida Divina

y te conduzca a la verdadera finalidad para la cual fuiste creada."

Noviembre 27, 1924

La Inmutabilidad de Dios y la mutabilidad de las criaturas.

Estaba pensando en la Inmutabilidad de Dios y en la mutabilidad de

las criaturas, ¡qué diferencia! Ahora, mientras esto pensaba, mi siempre

benigno Jesús se ha movido en mi interior diciéndome:

"Hija mía, mira, no hay punto donde mi Ser no se encuentre, no tengo

hacia donde moverme, ni a la derecha, ni a la izquierda, ni adelante, ni atrás,

ningún vacío existe que no esté lleno por Mí. Mi Firmeza, no encontrando

punto donde no esté Yo, se siente inquebrantable; es mi Inmutabilidad

eterna. Esta Inmutabilidad inmensa me hace inmutable en los placeres, lo

que me gusta, me gusta siempre; inmutable en el amor, en el gozar, en el

querer, amada una vez una cosa, gozada, querida, no hay peligro de que me

cambie, para cambiarme debería restringir mi Inmensidad, lo que no puedo

ni quiero. Mi Inmutabilidad es la aureola más bella que corona mi cabeza,

que se extiende bajo mis pies, que rinde eterno homenaje a mi Santidad

inmutable. Dime, ¿hay acaso algún punto donde tú no me encuentres?"

Mientras esto decía, ante mi mente se hacía presente esta

Inmutabilidad Divina, ¿pero quién puede decir lo que comprendía? Temo

decir desatinos y por eso mejor paso adelante. Al hablarme después acerca

de la mutabilidad de la criatura me decía:

"¡Pobre criatura, cómo es pequeño su lugarcito! Y además de

pequeño no es ni siquiera estable y fijo su lugar, hoy en un punto, mañana

arrojada a otro, esta es también la causa de que hoy ama, le agrada una

persona, un objeto, un lugar, y mañana cambia y quizá hasta desprecia lo

que ayer le agradaba y amaba. ¿Pero sabes tú qué es lo que hace mutable a

la pobre criatura? La voluntad humana la vuelve voluble en el amar, en los

placeres, en el bien que hace. La voluntad humana es aquel viento

 

 

impetuoso que mueve a la criatura como una caña vacía a cada soplo, ora a

la derecha y ora a la izquierda. Por eso al crearla quise que viviese de mi

Voluntad, a fin de que deteniendo este viento impetuoso de la voluntad

humana, la hiciera firme en el bien, estable en el amor, santa en el obrar;

quería hacerla vivir en el inmenso territorio de mi Inmutabilidad, pero la

criatura no se contentó, quiso su pequeño lugarcito y se volvió el juguete de

sí misma, de los demás y de sus mismas pasiones. Por eso ruego, suplico a

la criatura que tome esta mi Voluntad, que la haga suya a fin de que retorne

a aquella Voluntad inmutable de donde salió, a fin de que no más voluble se

vuelva, sino estable y firme. Yo no me he cambiado, por eso la espero, la

anhelo, la quiero siempre en mi Voluntad."

Diciembre 1, 1924

La Divina Voluntad rechazada por las criaturas

siente la muerte del bien que quiere hacer.

Me sentía sumamente amargada, y mientras rezaba, lloraba mi dura

suerte de estar privada de Aquél que forma toda mi vida. Mi estado es

irremediable; nadie se mueve a piedad de mí, todo es justicia, y además,

¿quién se querrá mover a piedad de mí, si Aquél que es la fuente de la

piedad me la niega? Ahora, mientras lloraba y rezaba me sentí tomar las

manos entre las manos de Jesús y elevándome a lo alto ha dicho:

"Vengan todos a ver un espectáculo tan grande y jamás visto ni en el

Cielo ni en la tierra: Un alma muriendo continuamente por puro amor mío."

Al hablar de Jesús se han abierto los Cielos y toda la jerarquía celeste

me miraba, también yo me miraba y veía mi pobre alma marchita y

muriendo como una flor que está por marchitarse sobre su tallo, pero

mientras moría, una secreta virtud me daba vida; ¡ah! tal vez es la Justicia

punitiva de Dios que justamente me castiga. ¡Dios mío, Jesús mío, ten

piedad de mí, piedad de una pobre moribunda! Es la suerte más dura la que

me toca entre todos los mortales: ¡Morir sin poder morir! Después, mi

dulce Jesús casi por toda la noche me ha tenido entre sus brazos para darme

la fuerza y asistirme en mi agonía. Yo creía que finalmente tenía compasión

de mí y me llevaba con Él, pero en vano. Después de que me reanimó un

poco, me dejó diciéndome:

"Hija mía, mi Voluntad está recibiendo continuas muertes por parte de

las criaturas, Ella es Vida, y como vida quiere dar la vida de la luz, pero la

criatura rechaza esta luz, y en efecto, no recibiéndola, esta luz muere para la

 

 

criatura y mi Voluntad siente la pena de la muerte que la criatura ha dado a

esta luz. Mi Voluntad quiere hacer conocer los méritos, las virtudes que

contiene y la criatura rechaza este conocimiento con los méritos y las

virtudes que contiene, y mi Voluntad para la criatura muere a este

conocimiento y a los méritos y a las virtudes que contiene mi Querer, y mi

Voluntad siente la pena de la muerte que la criatura ha dado a las virtudes y

méritos de mi Querer, y así si quiere dar amor y no es recibido, siente la

muerte dada al amor; si quiere dar la santidad, la Gracia, siente darse por la

criatura la muerte a la santidad y a la Gracia que quiere dar; así que es

continua la muerte que siente al bien que quiere dar. Y además, ¿no sientes

tú en ti la muerte continua que sufre mi Voluntad? Viviendo tú en Ella estás

obligada, como connaturalmente, a tomar parte en estas muertes que sufre

mi Voluntad y a vivir en un estado de continua agonía."

Yo al oír esto he dicho: "Jesús, amor mío, no me parece que sea así,

es tu privación la que me mata, que me quita la vida sin hacerme morir."

Y Jesús: "Mi privación por una parte, mi Voluntad por la otra, que

teniéndote absorbida en Ella te hace partícipe de sus penas. Hija mía, en el

verdadero vivir en mi Querer no hay pena que mi Voluntad reciba de las

criaturas que no haga partícipe al alma que vive en Ella."

Diciembre 8, 1924

Acerca de la Inmaculada Concepción.

Prueba a la cual fue sometida la Virgen.

 

Estaba pensando acerca de la Inmaculada Concepción de mi Soberana

Reina Mamá, a mi mente afluían los méritos, las bellezas y los prodigios de

su Inmaculada Concepción, prodigio que supera todos los demás prodigios

hechos por Dios en toda la Creación. Ahora, mientras esto pensaba decía

entre mí: "Grande es el prodigio de la Inmaculada Concepción, pero mi

Mamá Celestial no tuvo ninguna prueba en su Concepción, todo le fue

propicio, tanto de parte de Dios como de parte de su naturaleza, creada por

Dios tan feliz, tan santa, tan privilegiada; entonces, ¿cuál fue su heroísmo y

su prueba? Si de la prueba no fue excluido el ángel en el Cielo, ni Adán en

el Edén, ¿acaso sólo la Reina de todos debía ser excluida de la aureola más

bella, que la prueba debía poner sobre su cabeza augusta de Reina y de

Madre del Hijo de Dios?" Mientras esto pensaba, mi amable Jesús

moviéndose en mi interior me ha dicho:

 

 

"Hija mía, nadie puede ser acepto a Mí sin la prueba. Si no hubiera

estado la prueba habría tenido una Madre esclava, no libre, y la esclavitud no

entra en nuestras relaciones ni en nuestras obras, ni puede tomar parte en

nuestro libre amor. Mi Mamá tuvo su primera prueba desde el primer

instante de su Concepción, en cuanto tuvo su primer acto de razón, conoció

su voluntad humana por una parte y la Voluntad Divina por la otra, y fue

dejada libre para elegir a cuál de las dos voluntades debía adherirse, y Ella,

sin perder un instante y conociendo toda la magnitud del sacrificio que

hacía, nos donó su voluntad sin quererla conocer más, y Nosotros le hicimos

don de la nuestra, y en este intercambio de donación de voluntades por

ambas partes, afluyeron todos los méritos, las bellezas, los prodigios, los

mares inmensos de gracia en la Inmaculada Concepción de la más

privilegiada de todas las criaturas.

Es siempre la voluntad la que tengo costumbre de probar; todos los

sacrificios, aun la muerte, sin la voluntad me darían asco y no atraerían ni

siquiera una de mis miradas. ¿Pero quieres saber tú cuál fue el más grande

prodigio obrado por Nosotros en esta criatura tan santa, y el más grande

heroísmo que ninguno, ninguno podrá jamás igualar de tan bella criatura?

Su vida la comenzó con nuestra Voluntad, la siguió y la cumplió, así que se

puede decir que cumplió desde que comenzó, y comenzó desde que cumplió;

y nuestro más grande prodigio fue que en cada pensamiento suyo, palabra,

respiro, latido, movimiento y paso, nuestro Querer desahogaba sobre de Ella

y Ella nos ofrecía el heroísmo de un pensamiento, de una palabra, de un

respiro, de un latido divino y eterno obrante en Ella. Esto la elevaba tanto,

que lo que Nosotros éramos por naturaleza, Ella lo era por Gracia; todas sus

demás prerrogativas, sus privilegios, su misma Inmaculada Concepción,

habrían sido una nada en comparación de este gran prodigio; es más, fue

esto lo que la confirmó y la volvió estable y fuerte durante toda su vida. Mi

Voluntad continua, desbordante sobre de Ella, le participaba la naturaleza

divina, y su continuo recibirla la hizo fuerte en el amor, fuerte en el dolor,

distinta entre todos. Fue esta nuestra Voluntad obrante en Ella, lo que atrajo

al Verbo a la tierra, lo que formó la semilla de la Fecundidad divina para

poder concebir un Hombre y Dios sin obra humana, y la hizo digna de ser

Madre de su mismo Creador. Por eso Yo insisto siempre sobre mi Voluntad,

porque conserva al alma bella como salió de nuestras manos, la hace crecer

como copia original de su Creador, y por cuantas obras grandes y sacrificios

uno pueda hacer, si mi Voluntad no entra dentro, Yo los rechazo, no los

reconozco, no es alimento para Mí; y las obras más bellas sin mi Voluntad

llegan a ser alimento de la voluntad humana, de la propia estima y de la

voracidad de la criatura."

 

 

Diciembre 24, 1924

La pena de la muerte fue la primer pena que Jesús sufrió y le duró

toda su Vida. La Encarnación no fue otra cosa que un darse

en poder de la criatura. La firmeza en el obrar.

 

Mis días son siempre más dolorosos, están bajo la prensa de la dura

privación de mi dulce Jesús, que como arma mortífera está sobre mí para

matarme continuamente; pero mientras está en el acto de dar su último

golpe, lo deja suspendido sobre mi cabeza, y yo espero como refrigerio este

último golpe para irme con mi Jesús, pero en vano espero, y mi pobre alma y

también mi naturaleza me las siento consumir y deshacer. ¡Ah! mis grandes

pecados no me hacen merecer el morir. ¡Qué pena, qué larga agonía! ¡Ah,

mi Jesús, ten piedad de mí! Tú, que eres el único que conoces mi estado

desgarrador no me abandones ni me dejes a merced de mí misma. Ahora,

mientras me encontraba en este estado me he sentido fuera de mí misma,

dentro de una luz purísima, y en esta luz descubría a la Reina Mamá y al

pequeño niño Jesús en su seno virginal. ¡Oh Dios, en qué estado tan

doloroso se encontraba mi amable niñito! Su pequeña Humanidad estaba

inmovilizada, estaba con los piecitos y las manitas inmóviles, sin el más

pequeño movimiento, no había espacio ni para poder abrir los ojos ni para

poder libremente respirar; era tanta la inmovilidad que parecía muerto

mientras estaba vivo, y pensaba entre mí: "¡Quien sabe cuanto sufre mi

Jesús en este estado, y la querida Mamá al ver en su propio seno tan

inmovilizado al niño Jesús!" Ahora, mientras esto pensaba, mi pequeño

niño, sollozando me ha dicho:

"Hija mía, las penas que sufrí en este seno virginal de mi Mamá son

incalculables a la mente humana, ¿pero sabes tú cuál fue la primera pena que

sufrí desde el primer instante de mi Concepción y que me duró toda la vida?

La pena de la muerte. Mi Divinidad descendía del Cielo plenamente feliz,

intangible de cualquier pena y de cualquier muerte, y cuando vi a mi

pequeña Humanidad sujeta a la muerte y a las penas por amor a las criaturas,

sentí tan a lo vivo la pena de la muerte, que por pura pena habría muerto de

verdad si la Potencia de mi Divinidad no me hubiera sostenido con un

prodigio, haciéndome sentir la pena de la muerte y la continuación de la

vida, así que para Mí fue siempre muerte, sentía la muerte del pecado, la

muerte del bien en las criaturas y también su muerte natural. ¡Qué duro

desgarro fue para Mí toda mi Vida! Yo, que contenía la vida y era el dueño

 

 

absoluto de la vida misma, debía sujetarme a la pena de la muerte. ¿No ves

a mi pequeña Humanidad inmóvil y moribunda en el seno de mi querida

Madre? Y no la sientes en ti misma cómo es dura y desgarradora la pena de

sentirse morir y no morir? Hija mía, es tu vivir en mi Voluntad lo que te

hace partícipe de la continua muerte de mi Humanidad."

Entonces me he pasado casi toda la mañana junto a mi Jesús en el seno

de mi Mamá y lo veía que mientras estaba en acto de morir, volvía a tomar

vida para abandonarse de nuevo a morir. ¡Qué pena ver en ese estado al

niño Jesús! Después de esto, en la noche estaba pensando en el acto cuando

el dulce niñito salió del seno materno para nacer en medio de nosotros; mi

pobre mente se perdía en un misterio tan profundo y todo de amor, y mi

dulce Jesús moviéndose en mi interior ha sacado sus pequeñas manitas para

abrazarme y me ha dicho:

"Hija mía, el acto de mi nacimiento fue el acto más solemne de toda la

Creación; Cielo y tierra sentían sumergirse en la más profunda adoración a

la vista de mi pequeña Humanidad, que tenía como amurallada a mi

Divinidad, así que en el acto de mi nacimiento hubo un acto de silencio y de

profunda adoración y oración: Oró mi Mamá y quedó arrebatada por la

fuerza del prodigio que de Ella salía, oró san José, oraron los ángeles y toda

la Creación; sentían la fuerza del Amor de mi Potencia creadora renovada en

ellos, todos se sentían honrados y recibían el verdadero honor, porque Aquél

que los había creado debía servirse de ellos para lo que era necesario a su

Humanidad. Se sintió honrado el sol al tener que dar su luz y calor a su

Creador, reconocía a Aquél que lo había creado, a su verdadero Señor y le

hacía fiesta y honor con darle su luz; se sintió honrada la tierra cuando me

sintió que estaba acostado en un pesebre, se sintió tocada por mis tiernos

miembros y exultó de alegría con signos prodigiosos; toda las cosas creadas

veían a su verdadero Rey y Señor en medio de ellas, y sintiéndose honradas,

cada una quería darme su oficio: El agua quería quitarme la sed, los pájaros

con sus trinos y gorjeos querían recrearme, el viento quería acariciarme, el

aire quería besarme, todos querían darme su inocente tributo. Sólo el

hombre ingrato, a pesar que todos sintieron en ellos una cosa insólita, una

alegría, una fuerza potente, fueron reacios, y sofocando todo no se movieron,

y a pesar de que los llamaba con lágrimas, con gemidos y sollozos, no se

movieron, a excepción de pocos pastores. No obstante era por el hombre

que venía a la tierra, venía para darme a él, para salvarlo y para llevarlo

conmigo a la patria celestial. Por esto Yo era todo ojos para ver si venía ante

Mí para recibir el gran don de mi Vida Divina y humana, así que la

Encarnación no fue otra cosa que darme en poder de la criatura, en la

Encarnación me di en poder de mi amada Mamá, en mi nacimiento se

 

 

agregó San José, al cual hice don de mi Vida, y como mis obras son eternas

y no están sujetas a terminar, esta Divinidad, este Verbo que descendió del

Cielo, no se retiró más de la tierra, para tener ocasión de darme

continuamente siempre a todas las criaturas. Mientras viví me di

develadamente y después, pocas horas antes de morir realicé el gran

prodigio de dejarme Sacramentado, para que quien quisiera pudiera recibir el

gran don de mi Vida; no puse atención ni a las ofensas que me habrían

hecho, ni a los rechazos de no quererme recibir, dije entre Mí: ‘Me he dado,

no quiero retirarme más, aunque me hagan lo que quieran, pero seré siempre

de ellos y estaré siempre a su disposición.’ Hija, esta es la naturaleza del

verdadero Amor, este es el obrar como Dios: La firmeza y el no retirarse a

costa de cualquier sacrificio. Esta firmeza en mis obras es mi victoria y mi

más grande gloria, y es esta la señal si la criatura obra para Dios: La

firmeza. El alma no mira a nadie, ni a las penas, ni a sí misma, ni a su

estima, ni a las criaturas, y a pesar de que le cueste la propia vida ella mira

sólo a Dios, hacia el Cual ha decidido obrar por amor suyo, y se siente

victoriosa de poner el sacrificio de su vida por amor a Dios. El no ser firme

es de la naturaleza humana y del obrar humanamente; el no ser firme es el

obrar de las pasiones y con pasión; la mutabilidad es debilidad, es vileza y

no es de la naturaleza del verdadero amor, por eso la firmeza debe ser la guía

del obrar por Mí. Por eso en mis obras no me cambio jamás, sean cual sean

los eventos; hecha una vez, es hecha para siempre."

Enero 4, 1925

Todo el Cielo va al encuentro del alma que se funde en la

Voluntad de Dios, y todos quieren depositar en ella sus bienes.

Cómo se forma el noble martirio del alma.

 

Habiendo transcurrido todo el día, estaba pensando entre mí: "¿Qué

más me queda por hacer?" Y en mi interior he oído decirme:

"Tienes que hacer la cosa más importante, tu último acto de fundirte

en la Voluntad Divina."

Entonces me he puesto, según mi costumbre, a fundir todo mi pobre

ser en la Voluntad Suprema, y mientras esto hacía me parecía que se

abriesen los Cielos y yo iba al encuentro de toda la corte celeste y todo el

Cielo venía a mi encuentro, y mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, el fundirte en mi Voluntad es el acto más solemne, más

grande, más importante de toda tu vida. Fundirte en mi Voluntad es entrar

 

 

en el ámbito de la eternidad, abrazarla, besarla y recibir el depósito de los

bienes que contiene la Voluntad eterna; es más, en cuanto el alma se funde

en el Supremo Querer, todos van a su encuentro para deponer en ella todo lo

que tienen de bienes y de gloria; los ángeles, los santos, la misma Divinidad,

todos deponen, sabiendo que deponen en aquella misma Voluntad en la cual

todo está al seguro. El alma con recibir estos bienes, con sus actos en la

Voluntad Divina los multiplica y da a todo el Cielo doble gloria y honor, así

que con el fundirte en mi Voluntad pones en movimiento Cielo y tierra, es

una nueva fiesta para todo el empíreo. Y como el fundirse en mi Voluntad

es amar y dar por todos y por cada uno, sin excluir a ninguno, mi Bondad,

para no dejarme vencer en amor por la criatura, pongo en ella los bienes de

todos y todos los bienes posibles que en Mí contengo; no puede faltar el

espacio donde poner todos los bienes, porque mi Voluntad es inmensa y se

presta a recibir todo. Si tú supieras qué haces y qué sucede con el fundirte

en mi Voluntad, te derretirías por el deseo de fundirte continuamente."

Después estaba pensando si debía o no escribir lo que está escrito aquí

arriba, yo no lo veía necesario ni una cosa importante, mucho más porque la

obediencia no me había dado ninguna orden de hacerlo. Entonces mi dulce

Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, ¿cómo que no es importante hacer conocer que el fundirse

en mi Voluntad es vivir en Ella? El alma recibe como en depósito todos mis

bienes divinos y eternos; los mismos santos hacen competencia para deponer

sus méritos en el alma fundida en mi Voluntad, porque sienten en ella la

gloria, la Potencia de mi Voluntad y se sienten glorificados en modo divino

por la pequeñez de la criatura. Escucha hija mía, el vivir en mi Voluntad

sobrepasa en mérito al mismo martirio; es más, el martirio mata al cuerpo, el

vivir en mi Voluntad es hacer con una mano divina, que la propia voluntad

quede muerta y le da la nobleza de un martirio divino. Y cada vez que el

alma se decide a vivir en mi Voluntad, mi Querer prepara el golpe para

matar la voluntad humana y así forma el noble martirio del alma, porque

voluntad humana y Voluntad Divina no hacen alianza juntas, una debe ceder

el puesto a la otra y la voluntad humana debe contentarse con permanecer

extinguida bajo la Potencia de la Voluntad Divina, así que cada vez que te

dispones a vivir en mi Querer, te dispones a sufrir el martirio de tu voluntad.

Mira entonces qué significa vivir, fundirse en mi Voluntad: ‘Ser el mártir

continuado de mi Voluntad Suprema.’ ¿Y a ti te parece poco y cosa de

nada?"

 

 

Enero 22, 1925

La Humanidad de Jesús es el nuevo Sol de las almas.

Continúa mi vida entre las amarguras de las privaciones de mi dulce

Jesús; no sé cómo vivo, siento un peso que me aplasta, la misma naturaleza

al verse privada de Aquél único que la sostenía, quisiera disolverse, así que

ora me siento descoyuntar los huesos, ora cerrar los canales del estómago, de

tal manera que no quiere recibir ni agua ni alimento alguno; pobre naturaleza

mía, sin mi Jesús quiere declinar y deshacerse, pero mientras está por

deshacerse, una fuerza potente y una mano fuerte me ciñen, me recomponen

los huesos dislocados, me abren los canales e impiden mi total colapso. ¡Oh

Dios, qué pena! Ten piedad de mi dura suerte, haz que vuelva a mí Aquél

que me daba la vida, o bien que mi pobre naturaleza, pagándote el tributo de

la muerte, mi pobre alma suba allá arriba, al seno de mi Jesús, donde no nos

separaremos nunca más. Ahora, mientras me encontraba en este estado, y

quién sabe después de cuántas fatigas, mi dulce Jesús se hacía ver en mi

interior, sentado en medio, todo taciturno, con su mano en la frente, todo

pensativo, aislado, sin que nadie le estuviera cerca, y si bien estaba en mi

interior, había tanto espacio en mí que yo estaba lejana de Él y Él estaba

lejano de mí, así que sola yo, solo Jesús. Yo a cualquier costo quería

acercarme, decirle una palabrita, hacerle compañía en su soledad; entonces,

no sé cómo, aquel espacio se redujo, ese espacio me parecía que era el

mundo, en el cual Jesús estaba en el centro, y Jesús estaba preocupado por la

suerte del mundo que corre precipitadamente a su destrucción. Entonces

Jesús tomó un punto de aquel espacio y lo apoyaba sobre mí, yo me sentía

aplastar bajo el peso, pero estaba contenta de que mi Jesús, mi vida, estaba

junto a mí. Y al verlo junto a mí habría yo querido llorar para moverlo a

piedad de mi desgarrador estado, habría querido decirle quién sabe cuántas

cosas, pero en cuanto le dije: "Jesús, no me dejes más, ¿no ves que sin Ti no

puedo vivir en este exilio?" Él, todo bondad me dijo:

"No te dejo, no, no, esta es una afrenta que quieres dar a tu Jesús, Yo

no dejo jamás a nadie, las criaturas son las que se retiran de Mí, no Yo de

ellas; es más, Yo voy junto a ellas, así que no me quieras hacer más esta

afrenta diciéndome que pueda dejarte. Además, ¿no has visto que estaba

dentro de ti, no fuera de ti, y no sólo Yo, sino todo el mundo junto?"

Entonces yo mirando a Jesús, veía su inteligencia más que un sol, y

todos los pensamientos de Jesús como tantos rayos que salían de ese sol, que

extendiéndose recorrían todos los pensamientos de las criaturas pasadas,

 

 

presentes y futuras. Estos rayos caminaban para tomar, como en un puño,

todas las inteligencias creadas y sustituirse como gloria perenne al Padre,

como reparación completa de todo y como impetración de todos los bienes a

todas las inteligencias creadas. Entonces Jesús, atrayéndome a Él me ha

dicho:

"Hija mía, este Sol que tú ves en la inteligencia de mi Humanidad fue

formado por mi Divinidad, la cual me dotó con la Potencia creadora y con la

Omnividencia de todas las cosas, de manera que Yo debía ser el nuevo Sol

de las almas; y así como el sol que creé para bien de la naturaleza recorre

con su luz toda la tierra, sin negar a nadie los efectos de su luz a pesar de que

no se aparta del cielo, sino que hace partir de su centro los rayos que llevan

los bienes que contiene el sol a toda la tierra, así mi Divinidad, sin partir de

Mí, con su Luz inaccesible formaba una aureola de Luz, y estos rayos

recorrían todos y todo, y Yo recorría a cada instante cada pensamiento,

palabra y acto de todas las criaturas y me constituía en gloria perenne para

mi Padre por cada pensamiento, acto, palabra, etc., de todas las generaciones

humanas. Esta Luz, mientras se elevaba hacia mi Padre Celestial, descendía

para tomar como en un puño todos los actos humanos para iluminarlos,

calentarlos y repararlos, así que, sobre cada acto humano pende una Luz que

continuamente quiere hacerle el bien. En Mí el hacer esto era como

connatural; tú, hija mía, no tienes esta Potencia de hacer en todos los actos

un acto solo, como hacía Yo, por eso en mi Voluntad recorrerás uno a uno

cada uno de los rayos, y poco a poco harás el camino que hizo mi

Humanidad."

Entonces yo he buscado de recorrer el primer rayo, luego el segundo,

y así de los demás, pero, ¡oh! Potencia del Divino Querer, mientras recorría

esos rayos, yo era tan pequeña que me parecía haberme vuelto un átomo, y

este átomo ahora se encontraba en la Inteligencia Divina y recorría las

inteligencias de las criaturas, ahora se encontraba en la palabra y ahora en el

movimiento divino y recorría las palabras y los movimientos de las criaturas,

y así de todo lo demás. Entonces la Divinidad al ver mi extrema pequeñez

en su Inteligencia, en su palabra y en su movimiento, presa de amor por mi

pequeñez quedaban raptados, y complacidos han dicho:

"Esta pequeñez nos rapta, y al verla entrar en nuestros mismos actos

para hacerlos junto con Nosotros, para difundirlos sobre todos, sentimos

tales gozos y tal complacencia y recibimos la misma gloria nuestra, que con

todo amor le damos la libertad de entrar en Nosotros para hacerla obrar junto

con Nosotros."

 

 

Yo me sentía toda confundida al oír esto y decía entre mí: "Yo no

hago nada, es el Divino Querer que me lleva entre sus brazos, por lo tanto

toda la gloria es de su adorable Voluntad."

Enero 27, 1925

Las cosas creadas por Dios no salen de Él, y la Divina Voluntad

se hace alimentadora y conservadora de ellas. Así sucede

para el alma que obra en la Divina Voluntad.

 

Mientras estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino pensaba entre

mí: "Antes, cuando me fundía en el Santo Supremo Querer, Jesús estaba

conmigo y junto con Jesús yo entraba en Él, así que el entrar era una

realidad, pero ahora yo no lo veo, así que no sé si entro en el eterno Querer o

no, lo siento más bien como una leccioncilla aprendida de memoria, o bien

como un modo de decir." Mientras esto pensaba, mi amable Jesús se ha

movido en mi interior, y tomándome una mano en la suya me empujaba

hacia lo alto y me ha dicho:

"Hija mía, debes saber que me veas o no me veas, cada vez que tú te

fundes en mi Voluntad, Yo, desde dentro de tu interior te tomo una mano

para empujarte a lo alto, y desde el Cielo te doy mi otra mano para tomar la

otra tuya y jalarte hacia arriba, en medio a Nosotros en la interminable

Voluntad nuestra, así que estás entre mis manos, entre mis brazos. Tú debes

saber que todos los actos hechos en nuestra Voluntad entran en el acto

primero, cuando creamos todas las cosas creadas, y los actos de la criatura

besándose con los nuestros, porque una es la Voluntad que da vida a todos

estos actos, se difunden en todas las cosas creadas, tal como está difundida

nuestra Voluntad por doquier, y se constituyen correspondencia de amor, de

adoración y de gloria continua por todo lo que hemos puesto fuera en la

Creación. Sólo lo que se hace en nuestra Voluntad, comienza casi junto con

Nosotros a darnos correspondencia de amor perenne, adoración en modo

divino, gloria que jamás termina; y así como por todas las cosas creadas por

Nosotros es tanto el amor que nutrimos que no permitimos que salieran de

nuestra Voluntad, conforme las creamos así todas quedaron con Nosotros, y

nuestra Voluntad se hizo conservadora y alimentadora de toda la Creación, y

por eso todas las cosas se conservan siempre nuevas, frescas y bellas, no

crecen ni decrecen, porque por Nosotros fueron creadas todas perfectas, por

eso no están sujetas a alteraciones de ninguna clase, todas conservan su

 

 

principio porque se hacen alimentar y conservar por nuestra Voluntad, y

quedan en torno a Nosotros a alabar nuestra gloria.

Ahora, el obrar de la criatura en nuestra Voluntad entra en nuestras

obras, y nuestra Voluntad se hace alimentadora, conservadora y acto del

mismo acto de la criatura; y estos actos hechos en nuestra Voluntad por la

criatura se ponen en torno a Nosotros, y transfundidos en todas las cosas

creadas alaban nuestra perpetua gloria. ¡Cómo es diferente nuestro obrar del

de la criatura y el amor con el cual obramos! Nosotros obramos y es tanto el

amor a la obra que hacemos, que no permitimos que salga de Nosotros, a fin

de que nada pierda de la belleza con la cual fue hecha; en cambio la criatura

si hace una obra no la sabe tener consigo, es más, muchas veces no sabe qué

cosa se ha hecho de su obra, si se ha ensuciado, si la han hecho un harapo, y

esto es señal del poco amor a sus mismas obras. Y como la criatura ha

salido fuera de su principio, esto es, de la Voluntad Divina de donde salió,

ha perdido el verdadero amor hacia Dios, hacia sí misma y hacia sus obras.

Yo quise que el hombre estuviera en mi Voluntad por su voluntad, no

forzado, porque lo amé más que a todas las otras cosas creadas, y quería que

fuera como rey en medio de mis obras. Pero el hombre ingrato quiso salir de

su principio, por eso se transformó y perdió su frescura, su belleza, y quedó

sujeto a alteraciones y cambios continuos. Y por cuanto lo llamo para que

regrese a su principio, se hace el sordo y finge no escucharme, pero es tanto

mi Amor que lo espero y continúo llamándolo."

Febrero 8, 1925

Cada alma es una habitación de la Voluntad Divina.

Esta mañana mi dulce Jesús se hacía ver tan sufriente, que mi pobre

alma se sentía deshacer de compasión; tenía todos los miembros dislocados,

llagas profundas y tan dolorosas, que Jesús gemía y se contorsionaba por la

acerbidad del dolor. Se puso junto a mí como si quisiera hacerme partícipe

de sus penas; con sólo mirarlo sentía reflejar en mí sus penas, y Jesús todo

bondad me ha dicho:

"Hija mía, no puedo más, toca mis llagas para endulzarlas, pon tu beso

de amor sobre de ellas, a fin de que tu amor me mitigue el dolor que siento.

Este mi estado tan doloroso es el verdadero retrato de cómo se encuentra mi

Voluntad en medio de las criaturas: Está en medio de ellas, pero como

dividida, porque haciendo ellas su voluntad, no la mía, la mía queda como

 

 

dislocada y llagada por las criaturas, por eso une tu voluntad a la mía y dame

un alivio a mi dislocamiento."

Yo me lo he estrechado, le he besado las llagas de las manos, ¡oh,

cuán recrudecidas por tantas obras, aun santas, pero que no tienen su

principio en la Voluntad de Dios; para endulzarle el espasmo lo estrechaba

en mis manos y Jesús todo se dejaba hacer, más bien lo quería, y así lo hice

también con todas sus otras llagas, tanto, que casi toda la mañana se ha

estado conmigo. Finalmente, antes de dejarme me ha dicho:

"Hija mía, me has endulzado, siento mis huesos en su lugar, ¿pero

sabes tú quién puede endulzarme y reunir mis huesos dislocados? Quien

hace reinar en sí a mi Voluntad. Cuando el alma hace a un lado su voluntad,

no dándole ni siquiera un acto de vida, mi Voluntad hace de dueña en el

alma, reina, manda e impera, se encuentra como si estuviera en su casa, esto

es, como en mi patria celestial, así que siendo casa mía, domino, dispongo,

pongo en ella de lo mío, porque como habitación mía puedo poner lo que

quiero para hacer con ello lo que quiero, y recibo el más grande honor y

gloria que la criatura me puede dar. En cambio, quien quiere hacer su

voluntad, hace ella de dueña, dispone, manda, y mi Voluntad está como una

pobre extraña, no es tomada en cuenta, y muchas veces despreciada.

Quisiera poner de lo mío pero no puedo, porque la voluntad humana no me

quiere ceder un lugar, aun en las cosas santas quiere hacer ella como cabeza,

y Yo nada puedo poner de lo mío. ¡Cómo me encuentro mal en el alma que

hace reinar su voluntad! Me sucede como a un padre que va a buscar a un

hijo suyo lejano, o bien un amigo a otro amigo: Mientras toca, se abre la

puerta, pero se le deja en la primera estancia, no se le prepara el alimento, no

una cama donde dejarlo descansar, no le hacen parte ni de sus alegrías ni de

sus penas; ¡qué afrenta, qué dolor para este padre, o bien amigo! Si ha

llevado tesoros para obsequiarlos, nada deja y se marcha herido en el fondo

de su corazón. En cambio con otro, no apenas lo ven se ponen en fiesta, le

preparan el mejor alimento, la más mullida cama, es más, le dan pleno

dominio sobre toda la casa y hasta sobre ellos mismos; ¿no es esto el más

grande honor, amor, respeto, sujeción que se puede usar con un padre o con

un amigo? ¿Qué cosa no le dejará de bello y de bueno para compensar tanta

liberalidad?

Tal es mi Voluntad, viene del Cielo para habitar en las almas y en

lugar de hacerme dueño y señor, me tienen como un extraño y abandonado,

pero mi Voluntad no se marcha, a pesar que me tienen como extraño

permanezco en medio de ellos para darles mis bienes, mis gracias y mi

santidad."

 

 

Febrero 15, 1925

La Divina Voluntad en el Cielo es confirmante, beatificante,

felicitante, divinizante; en la tierra, en el alma, es obrante y

forma en ella las olas eternas que arrollan todo.

Estaba toda abandonándome en la Santísima Voluntad de Dios, y

estando en ese total y pleno abandono sentía en mí un nuevo cielo, un aire

todo divino que me infundía una nueva vida. Y mi siempre amable Jesús,

moviéndose en mi interior, me parecía que me extendía los brazos para

recibirme y esconderme en Él y ponerme bajo este nuevo Cielo de su

Voluntad, que en mí, con su gracia se había formado, y yo con gran contento

respiraba el aire balsámico y dulce de su Santísima Voluntad. Entonces yo

llena de asombro he dicho:

"¡Amor mío, mi Jesús, cómo es bello el Cielo de tu Voluntad! Cómo

se está bien debajo de Ella, ¡oh, cómo es refrescante y saludable su aire

celestial!" Y Jesús, estrechándome más fuerte a Él me ha dicho:

"Hija de mi Voluntad, cada acto en mi Voluntad es un nuevo cielo que

se extiende sobre la cabeza del alma, uno más bello que el otro. El aire de

estos cielos es divino y lleva consigo Santidad, Amor, Luz, Fuerza, y

contiene todos los gustos juntos; por eso se siente balsámico y dulce. Mi

Voluntad en el Cielo es confirmante, beatificante, felicitante y penetrante

por doquier, transformante, divinizante todo en Sí; en cambio en el alma que

posee estos nuevos cielos de mi Voluntad en la tierra, es obrante, y mientras

obra se deleita en extender nuevos cielos. Así que mi Voluntad trabaja y

obra más en el alma viadora que en la Jerusalén celestial, allá, las obras de

los santos están ya cumplidas, no queda más qué hacer; en cambio aquí mi

Voluntad siempre tiene qué hacer en el alma en la cual Ella reina, por eso

quiere todo para Ella, no quiere dejar ningún acto a la voluntad humana,

porque quiere hacer mucho, y en cada acto que cediera a la voluntad humana

le faltaría extender un cielo de más y sería una obra suya de menos. ¡Ah! tú

no sabes lo que sucede en el alma cuando da toda la libertad a mi Voluntad

de obrar en ella y el alma obra en mi Voluntad, imagínate el mar cuando se

elevan tan fuertes y tan altas las olas que no sólo las aguas, sino que la

fuerza de las olas transporta aun a los peces a lo alto, de modo que se ve en

aquellas olas, transportados por la fuerza de la tempestad, que aun los peces

son sacados del fondo del mar, de su diaria morada para elevarse en alto

junto con las olas; las olas los han arrollado y no han podido resistir esa

fuerza, mientras que sin la fuerza de las olas no saben salir de su morada.

 

 

¡Oh! si el mar tuviera una fuerza sin límite haría salir toda el agua de su

lecho, formando olas altísimas y todos los peces arrollados en ellas. Pero lo

que no puede hacer el mar porque es limitado en su fuerza, lo hace mi

Voluntad; conforme hace suyos los actos del alma obrando en ella, ahí forma

las olas eternas, y en estas arrolla todo, y se ven en estas olas lo que hizo mi

Humanidad, las obras de mi Celestial Mamá, las de todos los santos y todo

lo que hizo la misma Divinidad, todo es puesto en movimiento. Mi

Voluntad es más que mar, nuestras obras, las de los santos, pueden ser

semejanzas de los peces que viven en el mar; cuando mi Voluntad obra en el

alma y aun fuera del alma, todo lo que hay en Ella, todo se mueve, se eleva,

se ponen en formación para repetirnos la gloria, el amor, la adoración,

desfilan ante Nosotros diciéndonos: ‘Somos obras tuyas, grande y poderoso

eres Tú, pues así tan bellas nos has hecho.’ Mi Voluntad encierra todo lo

bello y lo bueno, y cuando obra nada deja atrás, para hacer que en aquel acto

nada falte de lo que es nuestro, para hacer que sea completa nuestra gloria, y

no hay de qué asombrarse, porque es el obrar eterno el que se desarrolla en

el alma. Por eso el obrar de mi Voluntad se puede llamar ola eterna, que

arrolla Cielo y tierra como en un punto solo y después se difunde sobre

todos como portadora de un acto divino. ¡Oh! cómo goza el Cielo cuando ve

obrar en el alma a la Voluntad eterna, porque habiendo sido confirmadas sus

obras en la Divina Voluntad en el Cielo, ven correr sus obras en aquel acto

divino y se sienten duplicar la gloria, la felicidad, las alegrías. Por eso te

recomiendo, ya que eres la pequeña hija de mi Supremo Querer, que cada

acto tuyo lo dejes en poder de las olas eternas de mi Querer, a fin de que

llegando estas olas a los pies de nuestro trono en el Cielo, podamos siempre

confirmarte más como nuestra verdadera hija de nuestra Voluntad, y

podamos concederte rescritos de gracia en favor de tus hermanos e hijos

nuestros."

Febrero 22, 1925

Al crear al hombre, Dios formó diferentes caminos para facilitarle

la entrada en su Voluntad, por lo tanto en la patria celestial.

Estaba pensando en el Santo Querer Divino, y pedía a mi amable

Jesús, que por su bondad me diera la gracia de que en todo cumpliera su

Santísima Voluntad, y decía: "Tú, que amas y quieres que tu Voluntad se

haga, ayúdame, asísteme, pon a cada instante tu Querer en mí, a fin de que

ninguna otra cosa pueda tener vida en mí." Ahora, mientras rezaba, mi

 

 

dulce Jesús se ha movido en mi interior y estrechándome fuerte a Él me ha

dicho:

"¡Hija mía, cómo me hiere el corazón la oración de quien busca sólo

mi Querer! Siento el eco de mi oración que hice estando sobre la tierra,

todas mis oraciones se reducían a un punto solo, que la Voluntad de mi

Padre, tanto sobre Mí como sobre todas las criaturas, se cumpliera. Fue el

más grande honor para Mí y para mi Padre Celestial, que en todo hice su

Santísima Voluntad. Mi Humanidad, con hacer siempre y en todo la

Voluntad del Eterno abría las vías entre la voluntad humana y la Divina,

cerradas por la criatura.

Tú debes saber que la Divinidad al crear al hombre formó muchas vías

de comunicación entre el Creador y la criatura; vía eran las tres potencias del

alma: La inteligencia, vía para comprender mi Voluntad; la memoria, vía

para recordarse de Ella continuamente; y la voluntad en medio de estas dos

vías, formaba la tercera vía para irse en la Voluntad de su Creador. La

inteligencia y la memoria eran el sostén, la defensa, la fuerza de la vía de la

voluntad, para que no pudiera desviarse ni a derecha ni a izquierda; vía era el

ojo, para que pudiera ver las bellezas, las riquezas que hay en mi Voluntad;

vía era el oído, para que pudiera escuchar las llamadas, las armonías que hay

en Ella; vía era la palabra, en la cual pudiera recibir mi continuo desahogo

de mi palabra Fiat, y los bienes que mi Fiat contiene; vía eran las manos, que

elevándolas en sus obras en mi Voluntad hubiera llegado a unificar sus obras

a las obras de su Creador; vía eran los pies, para seguir los pasos de mi

Querer; vía era el corazón, los deseos, los afectos, para llenarse del amor de

mi Voluntad y reposarse en Ella. Mira entonces cuántas vías hay en la

criatura para venir en mi Voluntad, siempre y cuando lo quiera. Todas las

vías estaban abiertas entre Dios y el hombre, y en virtud de nuestra

Voluntad, nuestros bienes eran suyos; además era nuestro hijo, imagen

nuestra, obra salida de nuestras manos y del aliento ardiente de nuestro seno.

Pero la voluntad humana, ingrata, no quiso gozar de los derechos que

Nosotros le dimos sobre nuestros bienes, y no queriendo hacer nuestra

Voluntad hizo la suya, y haciendo la suya formó las barreras y los muros en

todos esos caminos y se restringió en el mísero cerco de su voluntad, perdió

la nuestra y anduvo errante en el exilio de sus pasiones, de sus debilidades,

bajo un cielo tenebroso, cargado de rayos y de tempestades; pobre hijo en

medio de tantos males queridos por él mismo. Así que cada acto de

voluntad humana es una barrera que pone a la mía, es una reja que forma

para impedir la unión de nuestros quereres, y la comunicación de los bienes

entre el Cielo y la tierra queda interrumpida.

 

 

Mi Humanidad compadeciendo y amando con Amor infinito al

hombre, con hacer en todo la Voluntad de mi Padre mantuvo íntegros estos

caminos, estas vías, e impetró quitar las barreras y romper las cercas que la

voluntad humana había formado; así que abrí de nuevo los caminos a quien

quiera venir en mi Voluntad, para restituirle los derechos que por Nosotros

habían sido dados al hombre cuando lo creamos. Las vías son necesarias

para facilitar el camino, son medios para poder frecuentemente hacer una

visita a su propia patria celestial, y conociendo cuán bella es su patria, cuán

feliz se está en Ella, la ame y aspire a tomar la posesión, y viva desapegado

del exilio de acá abajo. Estos caminos en la criatura eran necesarios para

hacer que frecuentemente subiera a su verdadera patria, la conociera y la

amara, y una señal de que el alma está en estas vías y de que ama su patria

celestial es, si poniéndose en camino en nuestra Voluntad hace sus visitas.

Esta es también una señal para ti, no recuerdas cuántas veces tomabas el

camino del Cielo y penetrabas en las regiones celestiales y haciendo tu breve

visita, mi Querer te hacía descender de nuevo al exilio, y tú, amando la

patria, el exilio te parecía feo y casi insoportable. Este amar la patria y sentir

la amargura de vivir en el exilio es una buena señal para ti, que la patria es

tuya. Mira, también en las cosas bajas de este mundo sucede igual: Si uno

tiene una gran posesión, se forma el camino para ir frecuentemente a

visitarla, gozarla y tomar los bienes que hay en ella, y mientras la visita, la

ama y se la lleva en su propio corazón, pero si en cambio no se forma un

camino, jamás visita su posesión, porque sin camino es casi inaccesible, y no

habla nunca de ella, esto es una señal de que no la ama y desprecia sus

mismos bienes, y a pesar de que podía ser un rico, él, por su mala voluntad

es un pobre que vive en la más escuálida miseria. He aquí por qué mi

Sabiduría al crear al hombre quiso formar las vías entre Mí y él, para

facilitarle la santidad, la comunicación de nuestros bienes y la entrada a la

patria celestial."

Marzo 1, 1925

Cada bien de más que hacemos, es un filamento de voluntad humana

que se ata a la corriente de Luz eterna y vuelve más plena, más

fuerte, más brillante la Luz en nuestra alma.

Me sentía muy amargada por la pérdida de mi dulce Jesús, ¡oh! cómo

lloraba mi pasado, cuando su amable presencia hacía feliz mi pobre

existencia, aun en medio de las más duras penas mi pobre lecho era para mí

 

 

un pequeño paraíso. Me sentía reina junto con mi amable Jesús, dominadora

de mí misma, y con el contacto continuo con Él me sentía como dominadora

de su mismo corazón divino; y ahora, ¡cómo ha cambiado mi felicidad! Es

más, cada vez que lo busco y no lo encuentro, una infelicidad me rodea, me

arranca un pedazo de vida, porque sólo Jesús es mi vida, y siento más a lo

vivo las penas de mi duro exilio. ¡Oh! cuán cierto es que no son las penas

las que hacen infeliz a la criatura, sino el Bien querido y no encontrado. Y

mientras le decía: Ten piedad de mí, no me abandones, ven, resurge en mi

pobre alma inmersa en las amargas aguas de tu privación, he sentido que mi

amado Bien, mi dulce Vida se movía en mi interior, y poniéndome sus

brazos al cuello me ha dicho:

"La hija mía, la hija mía."

Yo he mirado que Jesús salía de un fondo de luz y al extender sus

brazos, la luz se extendía junto a Él, pero aquella luz no era toda plena, se

veía un vacío en la misma luz, pero si bien se veía el vacío, pero no se veían

tinieblas, sólo como si se necesitaran otros hilos de luz para llenar ese vacío

y para hacer más intensa, más fuerte, más brillante aquella luz. A la vista de

Jesús me he sentido resurgir de muerte a vida; sus palabras, la hija mía, la

hija mía, cambiaron en ese momento mi infelicidad, porque estar con Jesús y

ser infeliz es imposible, a lo más se puede estar con Jesús sufriendo en las

penas más atroces, pero infeliz, jamás, es más, parece que la infelicidad, si

es que está en el alma, huye ante la presencia de Jesús y da lugar a la

felicidad que Jesús lleva consigo. Entonces, continuando sus palabras me ha

dicho:

"Hija mía, ánimo, no temas, no hay tinieblas en ti, porque el pecado es

tinieblas, el bien es luz. ¿No ves que he salido de un fondo de luz de dentro

de tu interior? ¿Pero sabes tú qué cosa es esta luz? Es todo tu obrar interior

que haces, cada acto de más que haces es un filamento de más de tu voluntad

que conectas a la corriente de la Luz eterna, y ese filamento se convierte en

luz; así que por cuantos más actos hagas, agregando así otros filamentos, la

luz se hará más plena, más fuerte, más brillante. Así pues, lo que has hecho

es la luz que ves, lo que te queda por hacer es el vacío que ves en la misma

luz; y Yo estaré siempre en medio de esta luz no sólo para gozármela sino

para conectar los filamentos de la voluntad humana con la corriente de la

Luz eterna, porque el principio, el fondo, la corriente de la Luz soy Yo.

¿Pero sabes tú qué cosa es la verdadera Luz? La verdadera Luz es la verdad;

la verdad conocida, abrazada, amada y puesta en práctica por el alma es la

verdadera Luz que la transforma en la misma Luz y la hace poner dentro y

fuera nuevos y continuos partos de Luz. Y esta verdad forma la verdadera

Vida de Dios en el alma, porque Dios es Verdad, y el alma está atada a la

 

 

Verdad, es más, la posee. Dios es Luz y ella está unida a la Luz y se

alimenta de Luz y de Verdad; pero mientras Yo alimento al alma de Verdad

y de Luz, ella debe tener abierta la corriente de su voluntad para recibir la

corriente de la comunicación divina, de otra manera puede suceder como a la

corriente eléctrica, a la cual no le basta que se genere la corriente, sino que

se necesitan los preparativos para recibirla, pero con todo esto no a todos

llega la misma luz, sino según las lámparas que se tienen, quien tiene una

recibe una luz, quien tiene diez recibe por diez la luz, si las lámparas

contienen más filamentos eléctricos, las lámparas se ven más plenas de luz;

si menos filamentos, a pesar de que haya espacio en el vidrio, la luz es

pequeña, y a pesar que la fuente de donde viene la corriente puede dar más

luz, no la recibe porque falta la fuerza de la electricidad en las lámparas para

recibirla. Por eso se necesita la corriente celestial que la quiera dar y la

corriente humana para recibirla, y según vayas haciendo más actos en mi

Voluntad, agregarás otros filamentos para volver más completa la Luz que

quiero encerrar en ti."

Marzo 8, 1925

Todo lo que Jesús hizo, tanto para gloria del Padre como para el

bien de las criaturas, quedó depositado en la Divina Voluntad, la

cual lo conserva todo en acto, con todos sus efectos.

Estaba diciendo entre mí: "Cómo quisiera recorrer todos los caminos

del Querer eterno para poder encontrar todos los actos de esta Voluntad

Suprema, salidos de Ella para bien de toda la familia humana, para poder

poner en cada uno de ellos un acto de la mía, para corresponderle con mi

amor, con mi gratitud, con mi gracias por mí y a nombre de todos mis

hermanos, pero, ¿cómo puedo encontrar todos estos actos de la Voluntad

Divina, yo que soy tan pequeña, tan insignificante?" Mientras así pensaba,

deseando abrazar y poner un beso mío, un mi te amo al menos a cada acto de

la Suprema Voluntad, he sentido moverse en mi interior a mi dulce Jesús, y

una luz en mi mente me decía:

"Hija mía, ¿quieres tú recorrer todos los actos de mi Voluntad salidos

de Ella para bien de todas las criaturas? Ven conmigo en mi Humanidad, lo

suspiro, lo quiero, que tú lo hagas. Tú debes saber que mi Humanidad

recorrió todos los caminos del eterno Querer, y en todos los actos que

encontraba, hechos para bien de todos mis hermanos, hacía el mío para

corresponder a la Divina Voluntad por tantos actos suyos hechos para bien

de todas las generaciones humanas. Era el acto más legítimo que me

 

 

convenía hacer, primero para honor de mi Padre Celestial; y conforme esto

hacía dejaba el depósito de estos actos míos en la misma Voluntad Divina, a

fin de que estuvieran siempre en acto de dar a mi Padre Divino este legítimo

honor que las criaturas no le dan, y violentar a la Voluntad eterna a hacer la

paz con la voluntad humana.

La voluntad, también en la criatura, es el depósito de todos sus

pensamientos, del bien y del mal que hace, ella es depositaria de todo, nada

se le escapa que no deposite en ella. Ahora, mi Humanidad tenía dos

voluntades, la humana y la Divina, y todo lo que Yo hacía lo depositaba en

la Divina, para poder encontrar no sólo los actos hechos por la Suprema

Voluntad y corresponderla, sino para poder hacer otros nuevos actos de

Voluntad Divina, para poder formar en Ella, de todo el obrar de mi

Humanidad, una nueva creación, dejándola en depósito en Ella, a fin de que

mantuviera esos actos íntegros, siempre nuevos y bellos, sin crecer ni

decrecer, pues no están sujetos, por cuanto tomen de ellos, a sufrir la más

mínima disminución. Y así como en la creación del cielo, del sol, de las

estrellas, y de tantas otras cosas creadas por la Divinidad para bien de toda la

familia humana, fue dejado el depósito en nuestra Suprema Voluntad a fin

de que las conservara siempre en ese estado creado por nosotros, como de

hecho las conserva, así confié todo el obrar de mi Humanidad en Ella, a fin

de que todo lo que hice estuviera siempre en acto de darse a las criaturas.

Mi obrar es más que nuevo cielo, sol y estrellas, y así como el sol que está

sobre vuestro horizonte no rehusa dar luz a todos y darse a cada uno, y si el

ojo humano no toma toda la inmensidad de su luz es porque la

circunferencia del ojo es pequeña, es más, según la vista es más aguda, más

buena, más luz toma, pero el sol está en acto de quererse dar todo; así la

nueva creación de mis actos, hechos todos en esta Voluntad y depositados en

Ella para redimir, para restaurar a la criatura, están en acto de darse a todos,

y más que sol, estrellas y cielo, se extiendan sobre la cabeza de todos, a fin

de que todos puedan tomar el gran bien que contienen. Pero entre el sol que

resplandece en el cielo azul, y el que contiene el cielo de mi Humanidad, hay

gran diferencia, en aquél, por cuanto el ojo se fatiga en mirar para llenarse

de luz, su circunferencia no se ensancha, queda siempre la que es; en cambio

el ojo del alma, mientras más se esfuerza para mirar, para cooperar, para

conocer, para amar todo lo que ha hecho mi Humanidad, se ensancha más,

recibe más luz, comprende más y toma más bienes, así que está en su poder

ser más rica o pobre, más llena de luz, de calor, o más fría y en tinieblas.

Entonces, si quieres recorrer los caminos del eterno Querer, entra por

la puerta de mi Humanidad, dentro encontrarás mi Divinidad y la Divina

Voluntad te hará presente, como en acto, todo lo que ha hecho, hace y hará,

 

 

tanto en la Creación como en la Redención y Santificación, y tendrás el

contento de poder besar esos actos y poner en cada uno tu pequeño acto de

amor, de adoración, de reconocimiento, los encontrarás todos en acto de

darse a ti, y tú los amarás, tomarás los dones de tu Padre Celestial; don más

grande no podía darte, esto es: Los dones, los frutos, los efectos de su

Querer, pero los tomarás a medida que cooperes y hagas vivir tu voluntad

perdida en la mía."

Luego, por poco tiempo me he sentido toda en Jesús, y me parecía

encontrar en Él todo el obrar de la Divina Voluntad para bien de las criaturas

como en acto; yo buscaba seguir uno por uno los actos de la Voluntad

Suprema, pero mientras esto hacía me ha desaparecido todo; pero el delirio

de querer de nuevo a mi dulce Jesús me hacía morir; después de mucho lo

sentí detrás de mis espalda, y extendiendo sus brazos me tomaba mis manos

entre las suyas; yo con violencia lo jalé hacia delante, y con toda la amargura

de mi alma le he dicho: "Jesús, no me quieres." Y Él, en seguida, sin darme

tiempo para decirle otra cosa me ha dicho:

"Hija mía, ¿cómo? ¿A Mí me dices que no te quiero ya más? Estas

palabras se pueden decir a las criaturas, pero no a tu Jesús, a Aquél que

nunca puede disminuir en el amor."

Y mientras esto decía, me miraba fijamente dentro, como si quisiera

encontrar en mí una cosa que mucho le interesaba, y miraba y volvía a mirar,

finalmente me he sentido salir de dentro de mi interior otro Jesús, todo

semejante al de afuera. Yo he quedado maravillada al ver que mi Jesús meestá dentro de mí y fuera de mí, y Él, todo bondad me ha dicho:

"Dime hija mía, ¿quién ha formado esta Vida mía en ti? ¿No es el

amor? ¿No son mis cadenas amorosas que no sólo me han formado en ti,

sino me tienen atado y estrechado a ti? Y para hacer que esta Vida mía en ti

pueda siempre crecer, he puesto en ti mi eterno Querer, que haciendo uno

solo con el tuyo, nos alimentamos juntos con el mismo alimento celestial, de

modo de hacer una mi Vida con la tuya; ¿y con todo esto me dices: Ya no

me quieres?"

Yo he quedado confundida y no he sabido qué decir.

Marzo 15, 1925

La Divina Voluntad tiene el poder de

formar la Vida de Jesús en la criatura.

 

 

Me estaba fundiendo toda en el Santo Querer Divino, pero mientras

esto hacía sentía toda la amargura de la privación de mi dulce Jesús, y

aunque casi habituada a sufrir su ausencia, sin embargo cada vez que estoy

privada de Él es siempre nueva la pena. Me parece que cada vez que quedo

privada de la Vida de mi vida, Jesús pone un grado más de dolor, y yo siento

más a lo vivo la pena de su lejanía. ¡Oh, cuán cierto es que en Jesús son

siempre nuevas las penas y nuevas las alegrías! Ahora, mientras me

abandonaba en su Voluntad, mi amable Jesús ha sacado una mano de dentro

de mi interior, toda llena de luz, pero en la suya tenía también la mía, pero

tan fundida en la suya que con trabajo se descubría que en lugar de una eran

dos manos fundidas juntas; y Jesús teniendo compasión de mi extrema

amargura me ha dicho:

"Hija mía, la Luz de mi Voluntad nos transforma juntos y forma una

sola vida; la Luz se hace camino y el Calor que contiene la Luz vacía,

consume todo lo que puede impedir la transformación con mi Vida y hacer

de ellas una sola. ¿Por qué tanto te afliges? ¿No sientes en ti esta mi Vida,

y no fantástica sino real? ¿Cuántas veces no sientes en ti mi Vida obrante,

otras veces sufriente, y otras veces te lleno tanto que tú te ves obligada a

perder el movimiento, el respiro, las facultades mentales, y tu naturaleza

misma pierde su vida para dar lugar a la mía? Y para hacer que puedas

revivir estoy obligado a empequeñecerme en ti misma para hacerte

readquirir el movimiento natural y el uso de los sentidos, pero siempre

dentro de ti permanezco; ¿y no adviertes que cada vez que me ves, es de

dentro de tu interior que me ves salir? Entonces, ¿por qué temes que Yo te

deje si tú sientes a esta mi Vida en ti?"

Y Yo: "¡Ah! mi Jesús, es verdad que siento otra Vida en mí, que obra,

que sufre, que se mueve, que respira, que se extiende en mí, pero tanto que

yo misma no sé decir que me sucede, muchas veces creo que estoy por

morir, pero como aquella Vida que siento en mí se empequeñece, retirándose

de los brazos, de la cabeza, yo comienzo de nuevo a revivir, pero muchas

veces no te veo, te siento, pero no veo tu amable presencia, y yo temo y

tengo casi pavor de aquella Vida que siento en mí, pensando: ‘¿Quién podrá

ser aquél que tiene tanto dominio en mí, que yo me siento un harapo bajo su

poder? ¿No podrá ser algún enemigo mío?’ Y si me quiero oponer a lo queÉl quiere hacer en mí, se hace tan fuerte e imponente que no me cede ni un

acto de mi voluntad, y yo de inmediato le cedo la victoria sobre de mí."

Y Jesús: "Hija mía, sólo mi Voluntad tiene este poder de formarse

una Vida en la criatura. Se entiende que el alma me haya dado, quién sabe

cuántas veces, pruebas seguras de que quiere vivir de mi Voluntad, no de la

suya, porque cada acto de voluntad humana impide que se cumpla esta Vida

 

 

mía, y este es el más grande prodigio que sabe hacer mi Voluntad: ‘Mi Vida

en la criatura.’ Su Luz me prepara el lugar, su Calor purifica y consume

todo lo que podría ser desconveniente a mi Vida, y me suministra los

elementos necesarios para poder desarrollar mi Vida, por eso déjame hacer,

a fin de que pueda cumplir todo lo que ha establecido mi Voluntad sobre de

ti."

Abril 9, 1925

Con el hilo de su Voluntad Jesús ata al alma. La Divina Voluntad

obrante en la criatura y sus actos hechos en ella, forman una

nube de Luz, que sirve a Jesús y al alma.

Después de muchos días de amargura y de privación, mi dulce Jesús

me ha transportado fuera de mí misma y tomándome entre sus brazos me

puso sobre sus rodillas. ¡Oh! cómo me sentía feliz, después de tantas

privaciones y amarguras, en el regazo de Jesús, pero me sentía tan tímida,

sin voluntad de querer nada ni de decir nada, ni con la confianza mía

acostumbrada que tenía con Jesús cuando antes estaba conmigo. Mientras

tanto, Jesús me estrechaba fuerte a Él, tanto de hacerme sufrir, me ponía la

mano en la boca casi quitándome el respiro, me besaba, y yo, nada, no le

daba ninguna correspondencia, no tenía ganas de hacer nada. Su privación

me había paralizado y me había dejado sin vida; sólo que lo dejaba hacer, no

me oponía a nada, aunque me hubiera hecho morir no me habría rehusado.

Entonces Jesús, queriendo que yo dijera algo me ha dicho:

"Pequeña hija mía, dime al menos, ¿quieres que tu Jesús te ate toda,

toda?"

Y yo: "Haz como Tú quieras."

Y Él tomando un hilo, hacía pasar aquel hilo en torno a mi cabeza,

ante los ojos, sobre las orejas, sobre la boca, por el cuello, en suma, sobre

toda mi persona, hasta los pies, y después viéndome con una mirada

penetrante agregó:

"Cómo es bella mi pequeña hija, atada toda por Mí. Ahora sí que te

amaré más, porque el hilo de mi Voluntad no te ha dejado nada que tú

puedas hacer, sin constituirse Ella vida de toda tú, y esto te ha agraciado

tanto que te ha hecho toda agradable y bella a mis ojos. Así que mi

Voluntad tiene esta Virtud y Potencia de volver al alma de una belleza tan

rara, tan preciosa que ningún otro podrá igualar su belleza, es tan fascinante

que atrae mis ojos y los ojos de todos a mirarla y a amarla."

 

 

Dicho esto me encontré en mí misma, confortada y reforzada, sí, pero

sumamente amargada pensando en cuándo regresaría, y que ni siquiera le

había dicho una palabra de mi duro estado. Luego, me puse a fundirme en

su Santísimo Querer y mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior y

formaba en torno a mí una nube de Luz, y Jesús apoyaba sus brazos sobre

esa nube y miraba a todo el mundo; todas las criaturas se han hecho

presentes ante su mirada purísima, y, ¡oh! cuántas ofensas de todas clases de

personas herían a mi dulce Jesús, cuántas tramas, cuántos engaños y

fingimientos, cuántas maquinaciones de revoluciones, estando listas para

iniciarse con incidentes imprevistos. Y esto atraía los castigos, tales que

ciudades enteras quedaban destruidas. Mi Jesús apoyado en aquella nube de

Luz, movía la cabeza y quedaba amargado hasta lo más íntimo de su

corazón, y volteándose hacia mí me ha dicho:

"Hija mía, mira el estado del mundo, es tan grave que sólo a través de

esta nube de Luz puedo mirarlo, y si lo quisiera mirar fuera de esta nube lo

destruiría en gran parte; ¿pero sabes tú qué cosa es esta nube de Luz? Es mi

Voluntad obrante en ti y tus actos hechos en Ella; por cuantos más actos

haces en Ella, tanto más grande se hace esta nube de Luz que me sirve de

apoyo y para hacerme mirar con aquel Amor con el cual mi Voluntad creó al

hombre, Ella pone un encanto a mis amorosas pupilas y haciéndome

presente todo lo que hice por su amor, me hace nacer en el corazón una

Voluntad de compasión y me hace terminar con compadecer a quien tanto

amo. Y a ti esta nube de Luz te sirve en modo maravilloso, te sirve de Luz a

todo tu ser, se pone en torno a ti y te hace extraña la tierra, no permite que

entre en ti el gusto de personas o de otras cosas, aun inocentes, y poniéndote

también a ti un dulce encanto a tus pupilas, te hace ver las cosas según la

verdad y como las ve tu Jesús. Si te ve débil, esta nube se te estrecha en

torno y te da su Fuerza; si te ve inactiva, entra en ti y se hace obrante, es

más, celosa sumamente de su Luz, también es la centinela para que no hagas

nada sin Ella y que Ella nada haga sin ti. Entonces hija mía, ¿por qué tanto

te afliges? Deja que mi Voluntad haga en ti y que no le conceda ningún

acto de vida a tu voluntad, si quieres que se cumplan en ti mis grandes

designios."

Abril 15, 1925

La misión de la Divina Voluntad es eterna, y es

propiamente la misión de nuestro Padre Celestial.

Escribo sólo por obedecer y con gran repugnancia. Habiendo leído un

santo sacerdote mis escritos, me había mandado a decir que en ciertos

 

 

capítulos el bendito Jesús me exaltaba demasiado, hasta llegar a decirme que

me ponía cercana a su Mamá Celestial para que fuese mi modelo. Al oír

esto me he sentido confundida y turbada, recordaba haberlo escrito sólo por

obedecer y con suma repugnancia, ya que estaba ligada a la misión de hacer

conocer la Divina Voluntad, y me lamentaba con mi Jesús por haberme

dicho esto, mientras que yo soy tan mala, y que sólo Él sabe todas mis

miserias. Esto me confundía y me humillaba tanto, que no podía estar en

paz; sentía tal distancia entre mí y la Madre Celestial, como si hubiera un

abismo de distancia entre mí y Ella. Entonces, mientras me encontraba tan

turbada, mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior y estrechándome

fuerte entre sus brazos, para infundirme la paz me ha dicho:

"Hija mía, ¿por qué te turbas tanto? ¿No sabes tú que la paz es la

sonrisa del alma, es el cielo azul y sereno donde el Sol Divino hace refulgir

más vívida su Luz, tanto, que ninguna nube puede aparecer en el horizonte y

ocultar la Luz? La paz es el rocío benéfico que vivifica todo y adorna al

alma de una belleza raptora y atrae el beso continuo de mi Querer sobre ella.

Y además, ¿qué cosa hay que se oponga a la verdad? ¿Dónde está ese

exaltarte demasiado? Sólo porque te dije que te ponía junto a mi Divina

Madre, porque habiendo sido Ella la depositaria de todos los bienes de la

Redención y como Madre mía, como Virgen, como Reina, la ponía a la

cabeza de todos los redimidos, dándole una misión distinta, única y especial,

que a ningún otro le será dada, los mismos apóstoles y toda la Iglesia de Ella

dependen y de Ella reciben, no hay bien que Ella no posea, todos los bienes

salen de Ella; era justo que como mi Madre, debía confiar a su corazón

materno todo y a todos, abrazar todo y poder dar todo a todos, esta misión

era sólo de mi Madre. Ahora te repito, que así como a mi Mamá Yo la ponía

a la cabeza de todos y ponía en Ella todos los bienes de la Redención, así

escogía a otra virgen, a la cual la ponía junto a mi Madre, dándole la misión

de hacer conocer mi Divina Voluntad. Y si grande es la Redención, más

grande aún es mi Voluntad; y así como en la Redención hubo un principio

en el tiempo, no en la eternidad; así mi Voluntad Divina, si bien eterna,

debía tener su principio en el tiempo para hacerse conocer; por eso, siendo

mi Voluntad que existe en el Cielo y en la tierra y siendo la sola, la única

que posee todos los bienes, debía escoger una criatura en la cual debía

confiar el depósito de sus conocimientos, como a una segunda madre hacerle

conocer los méritos, el valor, las prerrogativas a fin de que la amase, y

celosa conservara el depósito; y así como mi Madre Celestial, verdadera

depositaria de los bienes de la Redención, es magnánima en darlos a quien

los quiera, así esta segunda madre será magnánima en hacer conocer a todos

el depósito de mis enseñanzas, su Santidad y el bien que quiere dar mi

 

 

Divina Voluntad, cómo Ella vive desconocida en medio de las criaturas y

cómo desde el principio de la creación del hombre Ella suspira, ruega y

suplica que el hombre regrese a su principio, esto es en mi Voluntad, y que

le sean restituidos los derechos de su soberanía sobre las criaturas. Mi

Redención fue una y me serví de mi amada Madre para cumplirla; mi

Voluntad es también una y me debo servir de otra criatura, que poniéndola

como a la cabeza y haciendo en ella el depósito, me debía servir para hacer

conocer mis enseñanzas y cumplir los designios de mi Divina Voluntad.

Entonces, ¿dónde está ese exaltarte demasiado? ¿Quién puede negar que

sean dos misiones únicas y similares, la Redención y el cumplimiento de mi

Voluntad, que dándose la mano las dos, mi Voluntad hará completar los

frutos de la Redención y restituirnos los derechos de la Creación, poniendo

en ella el sello a la finalidad por la cual todas las cosas fueron creadas? Es

por eso que nos interesa tanto este conocimiento de la misión de nuestra

Voluntad, porque ninguna otra hará tanto bien a las criaturas como ésta, será

como cumplimiento y corona de todas nuestras obras.

Además de esto, se dice de David que fue imagen mía, tanto, que

todos sus salmos revelan mi Persona; de San Francisco de Asís, que fue una

copia fiel mía; en el santo evangelio se dice, ni más ni menos, sean perfectos

como perfecto es vuestro Padre que está en los Cielos; se añade también que

ninguno entrará en el reino de los Cielos si no es similar a la imagen del Hijo

de Dios, y tantas otras cosas. De todos estos no se dice que han sido

exaltados demasiado y que no son cosas conforme a la verdad dicha por mi

misma boca; ahora, sólo porque he dicho que a ti te quería comparar a la

Virgen, hacerte su copia fiel, ¿te he exaltado demasiado? Así que,

comparada a Mí no era exaltarte, ni tenían dudas ni dificultades; comparada

a la Virgen es demasiada exaltación. Esto significa que no han comprendido

bien la misión del conocimiento de mi Voluntad; es más, te repito que no

sólo te pongo como pequeña hija junto a Ella en su regazo materno a fin de

que te guíe, te enseñe cómo debes imitarla para llegar a ser su copia fiel con

hacer siempre la Divina Voluntad, y así de su regazo pasar al regazo de la

Divinidad, porque la misión de mi Voluntad es eterna, y es propiamente la

misión de Nuestro Padre Celestial, que no quiere otra cosa, sino que ordena,

exige que su Voluntad se conozca y se ame a fin de que se haga como en el

Cielo así en la tierra. Así tú, haciendo tuya esta misión eterna e imitando al

Padre Celestial, no debes querer otra cosa sobre ti y sobre de todos, sino que

mi Voluntad sea conocida, amada y cumplida. Y además, cuando la criatura

se exalta a sí misma, hay mucho que pensar, pero cuando ella está en su

lugar y Yo la exalto, a Mí todo me es lícito, de hacer llegar a la criatura a

donde quiero y como quiero, por eso fíate de Mí y no te preocupes."

 

 

Abril 23, 1925

Dios al crear al hombre, con su aliento le infundía la vida, y en esta vida

le infundía una inteligencia, memoria y voluntad para ponerlo en

relación con su Divina Voluntad, y Ésta debía dominar todo el

interior de la criatura y dar vida a todo.

 

Me estaba fundiendo según mi costumbre en el Santo Querer Divino,

y mi dulce Jesús haciéndose oír en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, ven en la Inmensidad de mi Querer, todo el Cielo y todas

las cosas creadas por Mí viven y reciben vida continua de mi Querer, en el

cual encuentran su completa gloria, su plena felicidad y su perfecta belleza,

y esperan con ansia el beso del alma viadora que vive en el mismo Querer en

el cual ellas viven, para corresponderle su beso y poner en común con ella la

gloria, la felicidad, la belleza que ellas poseen, a fin de que otra criatura se

agregue a su número, que me de la gloria completa, por cuanto a criatura es

posible, y me haga mirar la tierra con aquel Amor con el cual la creé, porque

existe en la tierra un alma que obra y vive en mi Voluntad. Y como el Cielo

sabe que ninguna otra cosa me glorifica tanto como un alma que vive en mi

Voluntad, por eso también los del Cielo suspiran que mi Querer viva en las

almas en la tierra. Así que cada acto que hace la criatura en mi Voluntad, es

un beso que da y recibe de Quien la creó y de todos los bienaventurados.

¿Pero sabes tú qué cosa es este beso? Es la transformación del alma con su

Creador, es la posesión de Dios en el alma y del alma en Dios, es el

crecimiento de la Vida Divina en el alma, es la armonía de todo el Cielo y es

el derecho de supremacía sobre todas las cosas creadas. El alma purificada

por mi Voluntad, gracias al aliento omnipotente que le viene infundido por

Dios, no más da náusea por la voluntad humana, y por lo tanto Dios continúa

infundiéndole su aliento omnipotente, a fin de que crezca con esa Voluntad

con la cual la creó; mientras que el alma que no haya sido aún purificada

siente el atractivo de su voluntad, y por lo tanto obra contra la Voluntad de

Dios haciendo la suya; Dios no puede acercarse a ella para infundirle su

aliento de nuevo hasta en tanto que no se da toda al ejercicio y cumplimiento

de la Divina Voluntad. Por eso tú debes saber que Dios al crear al hombre

con su aliento le infundía la vida, y en esta vida le infundía una inteligencia,

memoria y voluntad, para ponerla en relación con su Voluntad Divina, y esta

Voluntad Divina debía ser como rey, que debía dominar todo el interior de la

criatura y dar vida a todo, en modo de formar la inteligencia y la memoria

 

 

querida por la Voluntad Suprema en ella; formada ésta, era como connatural

que el ojo de la criatura debía mirar las cosas creadas y conocer en ellas el

orden y la Voluntad de Dios sobre todo el universo, el oído debía oír los

prodigios de esta eterna Voluntad, la boca debía sentirse infundir

continuamente el aliento de su Creador para comunicarle la Vida y los

bienes que contiene su Querer, su palabra debía hacer eco a aquel Fiat eterno

para narrar lo que significa Voluntad de Dios, las manos debían ser el

desahogo de las obras de esta Voluntad Suprema, los pies no debían hacer

otra cosa que seguir paso a paso los pasos de su Creador. Así que

establecida la Voluntad Divina en la voluntad de la criatura, ella tiene el ojo,

el oído, la boca, las manos, los pies de mi Voluntad, no se separa jamás del

principio de donde salió, por lo tanto está siempre en mis brazos y le resulta

fácil a ella sentir mi aliento, y a Mí el infundírselo. Ahora, es precisamente

esto lo que quiero de la criatura, que haga reinar mi Voluntad en la suya y

que la suya sirva de habitación a mi Voluntad, para que la Divina Voluntad

pueda depositar en ella los bienes celestiales que contiene. Esto quiero de ti,

a fin de que todos tus actos, sellados por mi Voluntad, formen un acto solo,

que uniéndose a ese acto único de mi Voluntad, que no tiene multiplicidad

de actos, como es en el hombre, queden tus actos en ese principio eterno

para copiar a tu Creador y darle la gloria y el contento de que su Querer sea

cumplido en ti como se cumple en el Cielo."

Abril 26, 1925

El bien que harán los escritos acerca de la Divina Voluntad.

Jesús y su Voluntad son inseparables, y Ésta vuelve inseparable

de Jesús a quien se deja dominar por Ella.

Estaba pensando entre mí en ciertas cosas sobre la Voluntad de Dios,

que el buen Jesús me había dicho y que las han publicado, y en consecuencia

corren entre manos de quien las quiere leer. Sentía tal vergüenza en mí, que

me daba una pena indescriptible y decía:

"Amado bien mío, ¿cómo has permitido esto? Nuestros secretos, que

por obedecer he escrito y sólo por amor tuyo, están ya a la vista de los

demás, y si continúan publicando otras cosas yo me moriré de vergüenza y

de pena. Y después de todo esto, como premio a mi duro sacrificio, me has

tan dolorosamente dejado. ¡Ah! si Tú hubieras estado conmigo habrías

tenido piedad de mi pena y me habrías dado la fuerza."

 

 

Pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi

interior y poniéndome una mano en la frente y otra en la boca, como si

quisiera detener tantos pensamientos desconsoladores que me venían, me ha

dicho:

"Calla, calla, no quieras ir más allá; no son cosas tuyas, sino mías; es

mi Voluntad que quiere hacer su camino para hacerse conocer. Mi Voluntad

es más que sol, y para esconder la luz del sol se necesita mucho, es más, es

del todo imposible; y si la detienen por un lado, ella supera el obstáculo que

le han puesto enfrente, y corriendo por otros lados, con majestad hace su

camino, dejando confundidos a quienes querían impedir su curso, porque la

han visto escapárseles por todas partes sin poderla detener. Se puede

esconder una lámpara, pero el sol jamás; tal es mi Voluntad, más que sol, y

quererla tú esconder te resultará imposible. Por eso calla hija mía y haz que

el Sol eterno de mi Voluntad haga su curso, sea por medio de los escritos, de

la publicación, de tus palabras y de tus modos; haz que Ella huya como luz y

recorra todo el mundo, Yo lo suspiro, lo quiero. Y además, ¿qué cosa han

hecho salir de las verdades de mi Voluntad? Se puede decir que apenas los

átomos de su Luz, y si bien átomos, si supieras el bien que hacen, ¿qué será

cuando reunidas todas las verdades que te he dicho de mi Voluntad, la

fecundidad de su Luz, los bienes que contiene, unidos todos juntos formarán

no los átomos, o el sol que despunta, sino su pleno mediodía? ¿Qué bien no

producirá este Sol eterno en medio de las criaturas? Y Yo y tú estaremos

más contentos al ver mi Voluntad conocida, amada y cumplida; por eso

déjame hacer. Y además, no es verdad que te haya dejado, ¿cómo, no me

sientes en ti? ¿No oyes el eco de mi oración en tu interior, que abrazo todo y

a todos, sin que nadie me escape, porque todas las cosas y las generaciones

son como un punto solo para Mí, y por todos Yo rezo, amo, adoro y reparo?

¿Y tú haciendo eco a mi oración te sientes como si tomaras en un puño a

todos y a todo y repites lo que hago? ¿Acaso eres tú quien lo hace, o bien tu

capacidad? ¡Ah no, no! Soy Yo que estoy en ti, es mi Voluntad que te hace

tomar como en un puño a todo y a todos y continúa su curso en tu alma. Y

además, ¿quieres tú alguna cosa fuera de mi Voluntad? ¿Qué temes? ¿Que

pudiera dejarte? ¿No sabes tú que la señal más cierta de que yo habito en ti

es que mi Voluntad tenga su lugar de honor, que te domine y que haga de ti

lo que quiere? Yo y mi Voluntad somos inseparables, y vuelve inseparable

de Mí a quien se deja dominar por Ella."

 

 

Mayo 1, 1925

La misión de Luisa es única: El hacer conocer los méritos, el valor y el

bien que la Divina Voluntad contiene, y hacerla reinar sobre la tierra.

Estaba pensando en las tantas cosas que mi amado Jesús me ha dicho

sobre su Santísima Voluntad, y una duda me ha venido en el alma, que no es

necesario decirla; diré sólo lo que mi sumo Bien me ha dicho:

"Hija mía, en ciertas misiones u oficios van encerrados juntos tales

dones, gracias, riquezas y prerrogativas, los cuales, si no fuera por la misión

o por ocupación de oficio, no sería necesario que se poseyeran, pero que

debido a la necesidad de desempeñar el oficio le han sido dados. Mi

Humanidad tuvo por misión de mi Divinidad la salvación de todas las almas

y el oficio de Redentor, de redimirlas; por este oficio me fueron confiadas

sus almas, sus penas, sus satisfacciones, así que Yo encerré todo, y si mi

Humanidad no hubiera encerrado en Ella un alma, una pena, una

satisfacción, el oficio de Redentor no habría estado completo, por lo tanto no

habría encerrado en Mí todas las gracias, los bienes, la luz que era necesario

dar a cada alma. Y si bien no todas las almas se salvan, esto dice nada, Yo

debía encerrar los bienes de todas, para hacer que por todas tuviera, por parte

mía, gracias necesarias y sobreabundantes para poder salvar a todas; esto me

convenía por decoro y por justo honor a mi oficio de Redentor. Esto le

sucede al sol que está sobre vuestro horizonte, que contiene tanta luz que

puede dar luz a todos, y a pesar que no todos quisieran gozar de su luz, él,

por el oficio único de sol que tiene, posee aquella misma luz que las

criaturas pudiesen rechazar. Si esto sucede con el sol porque fue creado por

Dios como único astro que debía calentar la tierra y abrazarla con su luz, –

cuando una cosa o un oficio es único, para poder desempeñar su oficio es

necesario que contenga tanto de aquel bien que pueda darlo a todos, sin que

por darlo a los demás disminuya ni un átomo – , mucho más esto me

convenía a Mí, que debía ser el nuevo Sol de las almas, que debía con mi

Luz dar Luz a todos y abrazar todo para poderlos llevar a la Majestad

Suprema y poderle ofrecer un acto que contuviera todos los actos, y hacer

descender sobre todos la Luz para ponerlos a salvo.

Además de Mí está mi Celestial Mamá, que tuvo la misión única de

Madre del Hijo de Dios y el oficio de Corredentora del género humano.

Como misión de Maternidad Divina fue enriquecida de tanta Gracia, que

unido todo junto lo de todas las demás criaturas, celestes y terrestres, jamás

podrán igualarla; pero esto no bastó para atraer al Verbo a su seno materno;

abrazó a todas las criaturas, amó, reparó, adoró a la Majestad Suprema por

 

 

todas, de manera de poder hacer Ella sola todo lo que las generaciones

humanas debían hacer hacia Dios; entonces en su corazón virginal tenía una

vena inagotable hacia Dios y hacia todas las criaturas. Cuando la Divinidad

encontró en esta Virgen la compensación del amor de todos, se sintió raptar

y en Ella hizo su Concepción, y al concebirme Ella tomó el oficio de

Corredentora y tomó parte y abrazó junto conmigo todas las penas, las

satisfacciones, las reparaciones, el amor materno hacia todos; así que en el

corazón de mi Mamá había una fibra de amor materno hacia cada criatura.

Por eso, con verdad y con justicia la declaré, cuando Yo estaba sobre la cruz,

Madre de todos. Ella corría junto conmigo en el amor, en las penas, en todo,

no me dejaba jamás solo; y si el Eterno no le hubiera dado tanta gracia de

poder recibir de Ella sola el amor de todos, jamás se habría movido del Cielo

para venir a la tierra a redimir al género humano. He aquí la necesidad, la

conveniencia de que debido a la misión de Madre del Verbo tenía que

abrazar todo y sobrepasar todo. Cuando un oficio es único, viene como de

consecuencia que nada se le debe escapar, debe tener bajo su mirada todo,

para poder dar ese bien que posee, debe ser como un verdadero sol que

puede dar luz a todos. Esto fue de Mí y de mi Mamá Celestial.

Ahora, tu misión de hacer conocer la Voluntad eterna se entrelaza con

la mía y con la de mi querida Mamá, y debiendo servir para bien de todos,

era necesario concentrar en una criatura este Sol eterno de mi Querer, para

que así, como misión única, pudiera este Sol, desde una criatura, expandir

sus rayos para que todos puedan tomar el bien de su Luz. Entonces, por

decoro y honor de mi Voluntad debía derramar en ti tales gracias, luz, amor

y conocimiento de Ella, como precursor y preparativo que convenían a la

habitación del Sol de mi Querer. Es más, tú debes saber que así como mi

Humanidad por el oficio de Redentor concibió en Ella a todas las almas, así

tú, por el oficio de hacer conocer y reinar mi Voluntad, mientras vas

haciendo tus actos por todos en mi Voluntad, todas las criaturas quedan

concebidas en tu voluntad, y conforme vas repitiendo tus actos en la mía, así

formas otros tantos sorbos de Vida de Voluntad Divina para poder alimentar

a todas las criaturas que en virtud de mi Voluntad quedan como concebidas

en la tuya. ¿No sientes cómo en mi Voluntad tú abrazas a todas, desde la

primera hasta la última criatura que deberá existir sobre la tierra, y por todas

quisieras satisfacer, amar, complacer a esta Suprema Voluntad, atarla a

todas, quitar todos los impedimentos que impiden su dominio en las

criaturas, hacerla conocer por todas, y te ofreces tú, aun con penas a

satisfacer por todas a esta Voluntad Suprema que tanto quiere hacerse

conocer y reinar en las criaturas? A ti es dado, hija primogénita de mi

Divino Querer, el hacer conocer los méritos, el valor, el bien que mi

 

 

Voluntad contiene y su eterno dolor por vivir desconocida, oculta en medio

de las generaciones humanas, es más, despreciada y ofendida, y puesta a la

par de las virtudes por los buenos, como si fuese una pequeña linterna, como

son las virtudes, y no un Sol como es mi Voluntad. La misión de mi

Voluntad es la más grande que puede existir, no hay bien que de Ella no

descienda, no hay gloria que de Ella no me venga; Cielo y tierra, todo

concentra, por eso sé atenta y no quieras perder el tiempo; todo lo que te he

dicho para esta misión de mi Voluntad era necesario, no por ti sino por el

honor, la gloria, el conocimiento y la Santidad de mi Voluntad, y así como

mi Querer es uno, a quien debía confiarlo debía ser una, por medio de la cual

debía hacer resplandecer sus rayos para hacer bien a todos."

Mayo 4, 1925

La Misión de la Divina Voluntad reflejará a la Santísima

Trinidad en la tierra, y hará que el hombre regrese a su origen.

Después de haber escrito lo que está arriba, me he puesto a hacer la

adoración a mi crucificado Jesús, fundiéndome toda en su Santísima

Voluntad, y mi amado Jesús ha salido de dentro de mi interior y poniendo su

Santísimo rostro junto al mío, todo ternura me ha dicho:

"Hija mía, ¿has escrito todo sobre la misión de mi Voluntad?"

Y yo: "Sí, sí, he escrito todo."

Y Él de nuevo: "Y si te dijera que no has escrito todo, es más, la cosa

más esencial la has dejado; por eso vuelve a escribir y agrega: La misión de

mi Voluntad reflejará a la Santísima Trinidad en la tierra; y como en el Cielo

están el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, inseparables entre Ellos, pero

distintos entre Ellos, los cuales forman toda la bienaventuranza del Cielo, así

en la tierra habrán tres personas que por su misión serán distintas e

inseparables entre ellas: la Virgen con su Maternidad, que refleja la

Paternidad del Padre Celestial y encierra su Potencia para cumplir su misión

de Madre del Verbo Eterno y Corredentora del género humano; mi

Humanidad para la misión de Redentor encerró la Divinidad, y el Verbo sin

separarse jamás del Padre y del Espíritu Santo para manifestar mi Sabiduría

celestial, agregando el vínculo de hacerme inseparable con mi Mamá; tú,

para la misión de mi Voluntad, el Espíritu Santo hará desahogo de su Amor

manifestándote los secretos, los prodigios de mi Querer, los bienes que

contiene para hacer felices a aquellos que querrán conocer cuánto bien

contiene esta Voluntad Suprema, para amarla y hacerla reinar entre ellos,

 

 

ofreciendo sus almas para hacerla habitar en sus propios corazones para

poder formar su Vida en ellos, agregando el vínculo de la inseparabilidad

entre tú, la Madre y el Verbo Eterno. Estas tres misiones son distintas e

inseparables, y las primeras dos han preparado las gracias, la luz, el trabajo,

y penas inauditas para la tercera misión de mi Voluntad, para fundirse ambas

en ella, sin dejar su oficio para encontrar reposo, porque sólo mi Voluntad es

reposo celestial. Estas misiones no se repiten, porque es tal y tanta la

exuberancia de la Gracia, de la Luz, del conocimiento, que todas las

generaciones humanas podrán quedar llenas, es más, no podrán contener

todo el bien que contienen. Estas misiones están simbolizadas en el sol, que

al crearlo lo llené de tanta luz y calor, de modo que todas las generaciones

humanas tienen luz sobreabundante, y no tuve en cuenta que al principio de

la Creación, siendo sólo Adán y Eva que debían gozárselo, hubiera podido

poner en el sol una luz que bastase solamente para ellos dos y después

hacerla crecer en proporción al crecimiento de las generaciones humanas,

no, no, lo hice lleno de luz como es todavía ahora y será. Mis obras, por

decoro y honor de nuestra Potencia, Sabiduría y Amor, son siempre hechas

con la plenitud de todo el bien que contienen y no están sujetas a crecer o

decrecer; así hice con el sol, concentré en él toda la luz que debía servir

hasta al último hombre. ¿Y cuántos bienes no hace el sol a la tierra?

¿Cuánta gloria en su muda luz no da a su Creador? Puedo decir que me

glorifica y me hace conocer más el sol en su mudo lenguaje, por los

inmensos bienes que hace a la tierra, que todas las demás cosas juntas, y esto

porque es pleno en su luz y estable en su curso. Cuando miré el sol que con

tanta luz sólo Adán y Eva gozaban, miré también a todos los vivientes, y

viendo que esa luz debía servir a todos, mi paterna Bondad exultó de alegría

y quedé glorificado en mis obras. Así hice con mi Mamá, la llené de tanta

Gracia que puede dar gracias a todos sin agotar una sola; así hice con mi

Humanidad, no hay bien que no posea, encierra todo, aún a la misma

Divinidad, para darla a quien la quiera; así he hecho contigo, he encerrado

en ti mi Voluntad, y con Ella me he encerrado a Mí mismo; he encerrado en

ti sus conocimientos, sus secretos, su Luz; he llenado tu alma hasta el borde,

tanto, que lo que escribes no es otra cosa que el desahogo de lo que

contienes de mi Voluntad; y a pesar de que ahora te sirve sólo a ti, y algún

rayo de luz a alguna otra alma, Yo me contento, porque siendo Luz, por sí

misma, más que segundo sol se hará camino para iluminar las generaciones

humanas y llevar el cumplimiento de nuestras obras, que nuestra Voluntad

sea conocida y amada y reine como vida en las criaturas. Esta fue la

finalidad de la Creación, éste su principio, éste será el medio y el fin. Por

eso sé atenta, porque se trata de poner a salvo esa Voluntad eterna que con

 

 

tanto Amor quiere habitar en las criaturas, pero quiere ser conocida, no

quiere estar como extraña sino quiere dar sus bienes y hacerse vida de cada

uno; pero quiere sus derechos, su lugar de honor; quiere que la voluntad

humana se ponga a un lado, única enemiga suya y del hombre. La misión de

mi Voluntad fue la finalidad de la creación del hombre. Mi Divinidad no

partió del Cielo, de su trono, pero mi Voluntad no sólo partió, sino que

descendió en todas las cosas creadas y ahí formó su Vida. Pero mientras

todas las cosas me reconocieron, y Yo con majestad y decoro en ellas habito,

sólo el hombre me arrojó; pero Yo quiero conquistarlo y vencerlo, así que

mi misión no ha terminado, por eso te he llamado a ti, confiándote mi misma

misión, a fin de que pongas en el regazo de mi Voluntad al que me arrojó, y

todo me regrese en mi Querer. Por eso no te asombres por cuantas cosas

grandes y maravillosas pueda decirte para esta misión, por cuantas gracias

pueda hacerte, porque no se trata de hacer un santo, de salvar a las

generaciones, sino se trata de poner a salvo una Voluntad Divina, que todos

regresen al principio, al origen del cual todos salieron, y que la finalidad de

mi Voluntad tenga su cumplimiento."

Mayo 10, 1925

Diversos modos de fundirse en el Divino Querer. En la Divina

Voluntad está el vacío de los actos humanos que se deben hacer en Ella.

Escribo sólo por obedecer y hago una mezcla de cosas pasadas y de

cosas presentes. Muchas veces en mis escritos digo: "Me estaba fundiendo

en el Santo Querer Divino", pero no explico más. Ahora, obligada por la

obediencia digo lo que me sucede en este fundirme en el Divino Querer.

Mientras me fundo en Él, frente a mi mente se hace presente un vacío

inmenso, todo de luz, en el cual no se encuentra hasta dónde llega la altura,

ni dónde llega la profundidad, ni los confines a la derecha ni a la izquierda,

ni enfrente ni atrás. En medio de esta inmensidad, en un punto altísimo, me

parece ver a la Divinidad, o bien las Tres Divinas Personas que me esperan,

pero esto siempre mentalmente, y yo no sé cómo, pero una pequeña niña sale

de mí, pero soy yo misma, tal vez es la pequeña alma mía, pero es

conmovedor ver a esta pequeña niña ponerse en camino en este vacío

inmenso, toda sola, que camina tímida, de puntitas, con los ojos siempre

dirigidos adonde ve a las Tres Divinas Personas, porque teme que si baja la

mirada a ese vacío inmenso no sabe a qué punto irá a terminar. Toda su

fuerza está en la mirada fija en lo alto, que siendo correspondida con la

 

 

mirada de la Alteza Suprema, toma fuerzas en el camino. Ahora, cuando

llega frente a Ellas, se postra con la cara al vacío para adorar a la Majestad

Divina, pero una mano de las Divinas Personas levanta a la pequeña niña y

Ellas le dicen:

"Nuestra hija, la pequeña hija de nuestra Voluntad, ven en nuestros

brazos."

Y ella al oír esto se pone en fiesta y pone en fiesta a las Tres Divinas

Personas, que esperan el desempeño de su oficio que le han confiado, y ella

con una gracia propia de niña dice: "Vengo a adoraros, a bendeciros, a

agradeceros por todos, vengo a atar a vuestro trono todas las voluntades

humanas de todas las generaciones, desde el primero hasta el último hombre,

a fin de que todos reconozcan vuestra Voluntad Suprema, la adoren, la amen

y le den vida en sus almas. Majestad Suprema, en este vacío inmenso están

todas las criaturas, y yo quiero tomarlas todas para ponerlas en vuestro Santo

Querer, a fin de que todas regresen al principio del cual salieron, es decir, a

vuestra Voluntad, por eso he venido en vuestros brazos paternos para traeros

a todos vuestros hijos, mis hermanos, y atarlos todos con vuestra Voluntad, y

yo a nombre de todos y por todos quiero repararos y daros el homenaje y la

gloria como si todos hubieran hecho vuestra Santísima Voluntad. Pero ¡ah!

os ruego que ya no haya más separación entre Voluntad Divina y humana, es

una pequeña niña la que esto os pide, y a los pequeños yo sé que Vosotros

no sabéis negar nada."

¿Pero quién puede decir todo lo que hacía y decía? Sería demasiado

largo, además me faltan las palabras para expresar lo que digo frente a la

Majestad Suprema, me parece que aquí en el bajo mundo no se usa el

lenguaje de aquel vacío inmenso.

Otras veces, mientras me fundo en el Querer Divino y aquel vacío

inmenso se hace presente a mi mente, giro por todas las cosas creadas e

imprimo en ellas un te amo para la Majestad Suprema, como si yo quisiera

llenar toda la atmósfera de tantos ‘te amo’ para corresponder al Amor

Supremo por tanto amor hacia las criaturas, es más, giro por cada

pensamiento de criatura e imprimo en ellos mi ‘te amo’; por cada mirada y

dejo en ellas mi ‘te amo’; por cada boca, y en cada palabra sello en ella mi

‘te amo’; por cada latido, obra y paso y los cubro con mi ‘te amo’ a mi Dios;

desciendo hasta allá abajo, en el mar, en el fondo del océano, y en cada

serpenteo de pez, en cada gota de agua, los quiero llenar de mi ‘te amo.’

Después de que por todas partes, como si sembrara mi ‘te amo’, la pequeña

niña va ante la Majestad Divina y como si quisiera darle una sorpresa dice:

"Mi Creador y Padre mío, mi Jesús y mi eterno Amor, mira, todas las

cosas, por parte de todas las criaturas, os dicen que os aman, por todas partes

 

 

está el te amo para Vosotros, Cielo y tierra están llenos; ¿y Vosotros no

concederéis a la pequeña niña que vuestra Voluntad descienda en medio de

las criaturas, que se haga conocer, que haga paz con la voluntad humana, y

tomando su justo dominio, su lugar de honor, ninguna criatura haga más su

voluntad, sino siempre la Vuestra?"

Otras veces, mientras me fundo en el Divino Querer, quiero dolerme

de todas las ofensas hechas a mi Dios, y retomando mi giro en aquel vacío

inmenso para encontrar todo el dolor que mi Jesús tuvo por todos los

pecados, lo hago mío y giro por todos lados, en los lugares más recónditos y

secretos, en los lugares públicos, sobre todos los actos humanos malos para

dolerme por todas las ofensas y por cada pecado, siento que quisiera gritar a

cada movimiento de la criatura: "Dolor, perdón." Y para hacer que todos lo

oigan lo imprimo en el rumor del trueno, a fin de que truene en todos los

corazones: "Dolor por haber ofendido a mi Dios; perdón en el estallido del

rayo; dolor en el silbido del viento; dolor, perdón en el tintineo de las

campanas; dolor y perdón, en suma en todo." Luego llevo a mi Dios el dolor

de todos e imploro perdón por todos y digo: "Gran Dios, haced descender

vuestra Voluntad a la tierra a fin de que el pecado no tenga más lugar. Es la

voluntad humana la que produce tantas ofensas que parece que inunda toda

la tierra de pecados; vuestra Voluntad será la que destruya todos los males,

por eso os pido que contentéis a la pequeña hija de vuestra Voluntad, que no

quiere otra cosa que vuestra Voluntad sea conocida y amada y reine en todos

los corazones."

Recuerdo que un día estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino, y

yo miraba el cielo que llovía a cántaros y sentía gusto al ver caer el agua a la

tierra, y mi dulce Jesús, moviéndose en mi interior, con amor y ternura

indecibles me decía:

"Hija mía, en esas gotas de agua que ves descender del cielo está mi

Voluntad, Ella corre rápidamente junto con el agua, va para quitar la sed a

las criaturas, para descender en las vísceras humanas, en sus venas, para

refrescarlas y constituirse vida de las criaturas y llevarles mi beso, mi Amor;

va para regar la tierra, para fecundarla y prepararle el alimento a las criaturas

y para tantas otras necesidades de ellas. Mi Voluntad quiere tener Vida en

todas las cosas creadas para dar vida celestial y natural a todas las criaturas,

pero Ella, mientras va como en fiesta, llena de amor hacia todas, no recibe la

adecuada correspondencia y queda como en ayunas por parte de las

criaturas. Hija mía, tu voluntad fundida en la mía corre también en esa agua

que llueve del cielo, corre junto, dondequiera que Ella va no la dejes sola y

dale la correspondencia de tu amor, y por todos."

 

 

Pero mientras esto decía, mis ojos quedaban encantados, no los podía

apartar de dentro del agua que llovía, mi voluntad corría junto y veía en

aquella agua las manos de mi Jesús, multiplicadas en tantas, para llevar con

sus manos el agua a todos. ¿Quién puede decir lo que sentía en mí? Lo

puede decir sólo Jesús, que es el autor. ¿Pero quién puede decir los tantos

modos de fundirme en su Santísimo Querer? Por ahora basta, si Jesús quiere

que siga me dará las palabras y la gracia de decir más, y yo seguiré

escribiendo.

Además de esto decía a mi Jesús: "Dime amor mío, ¿qué cosa es este

vacío que se presenta ante mi mente cuando me fundo en tu Santísima

Voluntad? ¿Y quién es esta niña que sale de mí y por qué siente una fuerza

irresistible de ir ante tu trono para depositar sus pequeños actos en el regazo

divino, como para hacerle fiesta?" Y mi dulce Jesús, todo bondad me ha

dicho:

"Hija mía, el vacío es mi Voluntad puesta a tu disposición, que debería

llenarse de tantos actos por cuantos las criaturas hubieran hecho si hubiesen

cumplido nuestra Voluntad. Este vacío inmenso que tú ves, que representa

nuestra Voluntad, salió de nuestra Divinidad a bien de todos en la Creación

para hacer feliz todo y a todos, por lo tanto era como de consecuencia que

todas las criaturas debían llenar este vacío con la correspondencia de sus

actos y con la donación de su voluntad a su Creador, y no habiéndolo hecho

es la ofensa más grave; por eso te llamamos a ti con misión especial para que

seamos resarcidos y correspondidos de lo que los demás nos debían, y esta

es la causa por la cual primero te dispusimos con una larga cadena de gracias

y después te preguntamos si querías hacer vida en nuestra Voluntad, y tú

aceptaste con un ‘sí’, atando tu voluntad a nuestro trono sin quererla conocer

más, porque voluntad humana y Divina no se reconcilian ni pueden vivir

juntas: entonces, aquel ‘sí’, o sea tu voluntad, existe fuertemente atado a

nuestro trono; he aquí por qué tu alma, como pequeña niña es atraída ante la

Majestad Suprema, porque está tu querer delante a Nosotros, que como imán

te atrae, y tú en vez de mirar tu voluntad te ocupas sólo de llevar a nuestro

regazo todo lo que has podido hacer en nuestra Voluntad, y depositas en

nuestro seno nuestra misma Voluntad como el homenaje más grande que a

Nosotros nos conviene y la correspondencia más agradable a Nosotros.

Entonces, el no tomar en cuenta a tu voluntad, y el solo Querer nuestro que

vive en ti, nos pone en fiesta, tus pequeños actos hechos en nuestro Querer

nos traen las alegrías de toda la Creación, así que parece que todo nos sonríe

y nos hace fiesta; y al verte descender de nuestro trono sin ni siquiera mirar

tu voluntad, llevándote la nuestra, es para Nosotros la alegría más grande;

por eso te digo siempre: Sé atenta a nuestro Querer’, porque en Él hay

 

 

mucho que hacer, y mientras más hagas, más fiesta nos darás y nuestro

Querer se verterá a torrentes en ti y fuera de ti."

Mayo 17, 1925

Continúa diciendo otros modos de fundirse en la Divina Voluntad,

para dar la correspondencia a nombre de todos de amor y gloria

por la obra de la Creación, de la Redención y de la Santificación.

Habiendo leído el confesor lo que está escrito antes, con fecha 10 de

Mayo, no ha quedado contento y me ha impuesto seguir escribiendo acerca

del modo de fundirme en el Santo Querer Divino; y yo, sólo por obedecer y

por temor de que mi Jesús pueda mínimamente disgustarse, comienzo

nuevamente: "Agrego que mientras se presenta a mi mente aquel vacío

inmenso al fundirme en el Supremo Querer, la pequeña niña continúa su

giro, y elevándose en alto quiere corresponder a su Dios por todo el Amor

que tuvo por todas las criaturas en la Creación y quiere honrarlo como

Creador de todas las cosas, por eso gira por las estrellas y en cada centelleo

de luz imprime mi ‘te amo y gloria a mi Creador’; en cada átomo de luz del

sol que desciende a lo bajo, ‘te amo y gloria’; en toda la extensión de los

cielos, entre la distancia de un paso al otro, mi ‘te amo y gloria’; en el trinar

del pájaro, en el movimiento de sus alas, ‘amor y gloria a mi Creador’; en el

hilo de hierba que brota de la tierra, en la flor que se abre, en el perfume que

se eleva, ‘amor y gloria’; en la altura de los montes y en la profundidad de

los valles, ‘amor y gloria.’ Giro por cada corazón de criatura, como si me

quisiera encerrar dentro, y gritar dentro a cada corazón, mi ‘te amo y gloria a

mi Creador’; quisiera que uno fuese el grito, una la voluntad, una la armonía

de todas las cosas: ‘Gloria y amor a mi Creador’; y después, como si

hubiera reunido todo junto, de manera que todo diga correspondencia de

amor y testimonio de gloria por todo lo que Dios ha hecho en la Creación,

me transporto a su trono y le digo: ‘Majestad Suprema y Creador de todas

las cosas, esta pequeña niña viene en vuestros brazos para deciros que toda

la Creación, a nombre de todas las criaturas, os da no sólo la

correspondencia del amor, sino la de la justa gloria por tantas cosas creadas

por Vosotros, creadas por amor nuestro. En vuestra Voluntad, en este vacío

inmenso, he girado por todas partes, a fin de que todas las cosas os

glorifiquen, os amen y os bendigan, y ya que he puesto en relación el amor

entre Creador y criatura, que la voluntad humana había roto, y la gloria que

todos os debían, haced descender vuestra Voluntad a la tierra, a fin de que

 

 

vincule, reafirme todas las relaciones entre Creador y criatura, y así todas las

cosas retornarán al orden primero, establecido por Vosotros; por eso hacedlo

pronto, no tardéis más, ¿no veis cómo está llena de males la tierra? Sólo

vuestra Voluntad puede detener esta corriente, puede ponerla a salvo, pero

vuestra Voluntad conocida y dominadora."

Entonces, después de esto siento que mi oficio no está completo, por

eso desciendo a lo bajo de ese vacío para corresponder a mi Jesús por la obra

de la Redención, y como si encontrase en acto todo lo que Él hizo, quiero

darle mi correspondencia de todos los actos que deberían haber hecho todas

las criaturas si lo hubieran esperado y recibido en la tierra, y después, como

si me quisiera transformar toda en amor por Jesús, vuelvo a mi estribillo y

digo: "Te amo en el acto de descender del Cielo e imprimo mi te amo en el

acto en que fuiste concebido, te amo en la primera gota de sangre que se

formó en tu Humanidad, te amo en el primer latido de tu corazón, para sellar

todos tus latidos con mi te amo; te amo en tu primer respiro, te amo en tus

primeras penas, te amo en tus primeras lágrimas que derramaste en el seno

materno; quiero corresponder tus oraciones, tus reparaciones, tus

ofrecimientos con mi te amo, cada instante de tu Vida lo quiero sellar con mi

te amo; te amo en tu nacimiento, te amo en el frío que sufriste, te amo en

cada gota de leche que chupaste de tu Mamá; intento llenar con mis te amo

los pañales con los que tu Mamá te envolvió; extiendo mi te amo sobre de

aquella tierra en la cual tu querida Mamá te recostó en el pesebre y tus

ternísimos miembros sintieron la dureza del heno, pero más que heno la

dureza de los corazones; mi te amo en cada gemido tuyo, en todas tus

lágrimas y penas de tu infancia; hago correr mi te amo en todas las

relaciones, comunicaciones y amor que tuviste con tu Mamá; te amo en

todas las palabras que dijiste, en el alimento que tomaste, en los pasos que

diste, en el agua que bebiste; te amo en el trabajo que hiciste con tus manos;

te amo en todos los actos que hiciste en tu vida oculta; sello mi te amo en

cada acto interior tuyo y penas que sufriste; extiendo mi te amo sobre

aquellos caminos que recorriste, en el aire que respiraste, en todas las

predicaciones que hiciste en tu Vida pública; mi te amo corre en la potencia

de los milagros que obraste, en los Sacramentos que instituiste, en todo oh

mi Jesús, aun en las fibras más íntimas de tu corazón imprimo mi te amo por

mí y por todos. Tu Querer me hace todo presente, y yo nada quiero dejarte

en que no esté impreso mi te amo; tu pequeña hija de tu Querer siente el

deber, de que si otra cosa no sabe hacer, al menos tengas un pequeño te amo

mío por todo lo que has hecho por mí y por todos. Por eso mi te amo te

sigue en todas las penas de tu Pasión, en todos los escupitajos, desprecios e

insultos que te hicieron; mi te amo sella cada gota de tu sangre que

 

 

derramaste, cada golpe que recibiste, cada llaga que se formó en tu cuerpo,

cada espina que traspasó tu cabeza, cada dolor acerbo de la crucifixión; en

las palabras que pronunciaste sobre la cruz, hasta en tu último respiro intento

imprimir mi te amo; quiero encerrar toda tu Vida, todos tus actos con mi te

amo; por todas partes quiero que Tú toques, que veas, que oigas mi continuo

te amo. Mi te amo no te dejará jamás, tu mismo Querer es la vida de mi te

amo."

¿Pero sabes qué quiere esta pequeña niña? Que ese Querer Divino que

tanto amaste e hiciste en toda tu Vida sobre la tierra, se haga conocer a todas

las criaturas, a fin de que todas lo amen y cumplan tu Voluntad como en el

Cielo así en la tierra; quiere vencerte en amor, a fin de que des tu Voluntad a

todas las criaturas. ¡Ah! haz feliz a esta pobre pequeña que no quiere otra

cosa que lo que quieres Tú, que tu Voluntad sea conocida y reine sobre la

tierra.

Ahora, creo que la obediencia quedará en algún modo contenta; es

cierto que en varias cosas he debido hacer saltos, de otra manera no acabaría

jamás. El fundirme en el Supremo Querer es para mí como una fuente que

brota, y cada pequeña cosa que oigo, que veo, una ofensa hecha a mi Jesús,

me es ocasión de nuevos modos y nuevas fusiones en su Santísima

Voluntad. Ahora continúo con decir que mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, a lo que has dicho sobre el fundirte en mi Querer se le

necesita dar otro nombre, cual es el de fundirte en el orden de la Gracia, en

todo lo que ha hecho y hará el Santificador a los santificantes, el Cual es el

Espíritu Santo. Mucho más, pues si la Creación se atribuye al Padre,

mientras estamos siempre unidas las Tres Divinas Personas en el obrar, la

Redención al Hijo, el Fiat Voluntas Tua se atribuirá al Espíritu Santo; y es

propiamente en el Fiat Voluntas Tua que el Divino Espíritu hará desahogo

de su obra. Tú lo haces cuando viniendo ante la Suprema Majestad dices:

‘Vengo a corresponder en amor a todo lo que hace el Santificador a los

santificantes, vengo a entrar en el orden de la Gracia para poderos dar la

gloria y la correspondencia del amor como si todos se hubiesen hecho

santos, y a repararos por todas las oposiciones, las incorrespondencias a la

Gracia.’ Y por cuanto está en ti buscas en nuestra Voluntad los actos de la

Gracia del Espíritu Santificador, para hacer tuyo su dolor, sus gemidos

secretos, sus suspiros angustiosos en el fondo de los corazones al verse tan

mal acogido; y como el primer acto que hace es llevar nuestra Voluntad

como acto completo de su santificación, al verse rechazado gime con

gemidos inenarrables, y tú en tu infantil sencillez le dices: ‘Espíritu

Santificador, hazlo pronto, os suplico, os imploro, haced conocer a todos

vuestra Voluntad, a fin de que conociéndola la amen y acojan vuestro primer

 

 

acto de su santificación completa, el cual es la Santa Voluntad vuestra.’ Hija

mía, las Tres Divinas Personas somos inseparables y distintas, así queremos

manifestar a las generaciones humanas nuestras obras hacia ellas, que

mientras estamos unidos entre Nosotros, cada uno de Nosotros quiere

manifestar distintamente su amor y su obra hacia las criaturas."

Mayo 21, 1925

Voluntad Divina y humana son los más fieros enemigos. El vivir en el

Divino Querer es: No dejar jamás solo a su Creador,

admirar todas sus obras y darle a sus grandes actos

los pequeños actos de las criaturas.

 

Estaba pensando entre mí, y casi me lamentaba con mi amable Jesús

de que algunas veces actúa de modo que viene y me hace sufrir ante la

presencia del confesor, y por cuanto yo haga por resistir y no caer en ese

estado de pérdida de los sentidos y de penas, me resulta imposible. Y le

digo a Jesús: "Amor mío, hubo tiempo esta noche, hay tiempo hoy de que

vengas y me hagas sufrir, pero ahora que está el confesor déjame libre y

después podrás hacer lo que quieras, estaré a tu disposición." Pero qué, en

vano es decirlo, una fuerza irresistible me sorprende y me pone en un estado

como si estuviera muriendo; por eso me lamentaba de esto con Jesús y le

rogaba que no lo permitiera, y Él, todo bondad me ha dicho:

"Hija mía, si esto lo permito es por la firmeza del confesor que no cesa

de pedirme que te haga sufrir, siempre con la finalidad de mi gloria y de

aplacarme. Si Yo no concurriera quedaría deshonrado en ti, y harías poner

en duda las verdades que te he manifestado, tanto sobre mi Voluntad cuanto

sobre las virtudes. Se diría: ¿Dónde está la obediencia de la víctima, en la

que debe ser transmutada aun la misma naturaleza en la obediencia dada?

Así que tú quisieras deshonrarme y hacer creer que no soy Yo quien te

habla y quien obra en ti.

Además de esto, tú debes saber que para confiarte a ti la misión de mi

Voluntad, si no te quité la mancha original como hice con mi amada Mamá,

te quité el incentivo de la concupiscencia y el germen de la corrupción,

porque convenía al decoro y a la Santidad de mi Voluntad que no tomara

puesto en una voluntad y naturaleza corrompida; habrían sido como nubes

frente al Sol de mi Querer, y los conocimientos de Él, como rayos, no

habrían penetrado y tomado posesión de tu alma. Ahora, estando mi

Voluntad en ti, contigo está ligado todo el Cielo, la Virgen Santísima, todos

 

 

los santos y ángeles, porque Ella es vida de cada uno de ellos; por eso,

cuando tú titubeas, aun mínimamente, o reflexionas si debes o no aceptar,

Cielo y tierra se sienten sacudir desde sus cimientos, porque esa Voluntad

que es vida de todos y que por su suma bondad suya quiere reinar en ti como

en el Cielo, no tiene su pleno dominio ni su justo honor, por eso te

recomiendo que no llames más a vida a tu querer si quieres que tu Jesús

quede honrado en ti y mi Voluntad quede con su pleno dominio."

Yo he quedado espantada al oír el gran mal que hago sólo al

reflexionar si debo o no ceder a lo que Jesús quiere de mí, aunque después

termino siempre con ceder, ¿qué será si, jamás sea, no cediera? Y me sentía

angustiada temiendo que pudiera suceder esto, y mi amable Jesús teniendo

compasión de mi angustia, que me oprimía al temer que, nunca lo sea, no

hiciera siempre su Santísima Voluntad, ha regresado y me ha dicho:

"Hija mía, ánimo, no temas, por eso te lo he dicho y te lo he hecho

ver, cómo todo el Cielo está ligado a esa mi Voluntad que reina en ti, a fin

de que jamás cedas a tu voluntad, porque Voluntad Divina y humana son los

más fieros enemigos entre ellas, y como la Voluntad Divina es la más fuerte,

la más Santa, la más Inmensa, conviene que el enemigo, la voluntad

humana, esté bajo sus pies y sirva de escabel a la Voluntad Divina; porque

quien debe vivir en mi Querer no debe considerarse como ciudadano

terrestre, sino debe tenerse en cuenta como ciudadano del Cielo; y con justa

razón todos los bienaventurados se sienten sacudidos, porque quien vive con

su misma voluntad piensa hacer salir en campo la voluntad humana, causa

ésta de desorden, lo que nunca ha entrado en las regiones celestes. Tú debes

estar convencida que con vivir de mi Voluntad la vida de tu voluntad ha

terminado, no tiene ya más razón de existir, por eso te he dicho tantas veces

que el vivir en mi Voluntad es muy diverso; para quien hace mi Voluntad,

estos son libres de dar su voluntad y retomarla, porque viven como

ciudadanos terrestres, pero para quien vive en Ella, está atado a un punto

eterno, corre junto con la mía, está circundado de fuerza inexpugnable, por

eso no temas y sé atenta."

Luego, como si Jesús me quisiera consolar y reafirmar en su Santísima

Voluntad, ha tomado mi mano en la suya y me ha dicho:

"Hija mía, ven a hacer tu giro en mi Voluntad; mira, mi Voluntad es

una, pero corre como dividida en todas las cosas creadas, pero sin dividirse.

Mira las estrellas, el cielo azul, el sol, la luna, las plantas, las flores, los

frutos, los campos, la tierra, el mar, todo y todos, en cada cosa hay un acto

de mi Voluntad y no sólo hay un acto, sino que se ha quedado como

conservadora de mi mismo acto en cada cosa creada. Mi Voluntad no quiere

quedar sola en su acto, sino quiere la compañía de tu acto, quiere tu

 

 

correspondencia, por eso te he puesto en mi Voluntad, a fin de que hagas

compañía a mis actos y junto con mi Voluntad tú querrás lo que quiero Yo,

que las estrellas centelleen, que el sol llene de luz a la tierra, que las plantas

florezcan, que los campos reverdezcan, que el pájaro cante, que el mar

murmure, que el pez serpentee, en suma, querrás lo que quiero Yo, mi

Voluntad no se sentirá más sola en las cosas creadas, sino sentirá la

compañía de tus actos, por eso gira por cada cosa creada y constitúyete acto

por cada acto de mi Voluntad. Esto es el vivir en mi Querer, no dejar jamás

solo a su Creador, admirar todas sus obras y darle a sus actos grandes los

pequeños actos de criatura."

Yo no sé cómo me he encontrado en aquel vacío inmenso de luz para

encontrar todos los actos salidos de la Voluntad de Dios, para poner en ellos

mi correspondencia de acto de adoración, de alabanza, de amor y de

agradecimiento, y después me he encontrado en mí misma.

Mayo 30, 1925

El conocimiento abre las puertas del bien que se conoce para poseerlo.

El libre albedrío en el Cielo y el vivir en la Divina Voluntad en la tierra.

Me sentía oprimida por la pérdida de mi adorable Jesús, ¡oh, cómo

suspiraba su regreso! Lo llamaba con el corazón, con la voz, con los

pensamientos que su privación me los volvía inquietos. ¡Oh! Dios, quélargas noches sin Jesús, mientras que junto con Él pasan como un suspiro.

Entonces decía: "Amor mío, ven, no me dejes, soy demasiado pequeña,

tengo necesidad de Ti, y Tú sabes que mi pequeñez no puede estar sin Ti, ¿y

sin embargo me dejas? ¡Ah, vuelve, vuelve oh Jesús!" En ese momento me

puso un brazo en el cuello y se hizo ver como niño, apoyaba fuerte fuerte su

cabeza en mi pecho, y daba con su misma cabeza golpes en mi pecho y me

lo sentía como romper, tanto que yo temblaba y tenía temor, y Jesús, con voz

fuerte y suave me ha dicho:

"Hija mía, no temas, soy Yo, no te dejo, y además, ¿cómo puedo

dejarte? El vivir en mi Voluntad vuelve al alma inseparable de Mí, mi Vida

es para ella más que alma al cuerpo, y así como el cuerpo sin el alma se

convierte en polvo, porque falta la vida que lo sostiene, así tú, sin mi Vida

en ti quedarías vacía de todos los actos de mi Voluntad en ti, no oirías más

en el fondo de tu alma mi repetida voz que te sugiere el modo de hacerte

cumplir tu oficio en mi Voluntad; si está mi voz, está también mi Vida que

la emite. Cuán fácil eres para pensar que puedo dejarte; no lo puedo,

 

 

primero deberías tú dejar mi Voluntad, y luego podrías pensar que Yo te he

dejado; pero el dejar tú mi Voluntad te será muy difícil, por no decirte casi

imposible. Tú te encuentras casi semejante a las condiciones en las cuales se

encuentran los bienaventurados en el Cielo, ellos no han perdido el libre

albedrío, esto es un don que di al hombre, y lo que Yo una vez doy no lo

quito jamás. En el Cielo no ha entrado jamás la esclavitud, soy Dios de los

hijos, no de los esclavos; soy Rey que hago a todos reinar; no hay división

entre Mí y ellos, pero en el Cielo es tal y tanto el conocimiento de mis

bienes, de mi Voluntad y de mi felicidad, que todos quedan llenos de ellos

hasta el borde, hasta derramarse fuera, tanto, que su voluntad no encuentra

lugar para obrar, y mientras son libres, el conocimiento de una Voluntad

infinita y de bienes infinitos en los cuales están inmersos, los lleva con una

fuerza irresistible a usar de su voluntad como si no la tuvieran, considerando

esto como suma fortuna y felicidad, pero espontáneamente libres y de toda

su voluntad. Así tú hija mía, el hacerte conocer mi Voluntad ha sido la

gracia más grande que te he hecho, y mientras eres libre de hacer o no hacer

tu voluntad, frente a la mía la tuya se siente incapaz de obrar, se siente

anulada, y conociendo el gran bien de mi Voluntad aborreces la tuya, y sin

que nadie te force amas hacer la mía en vista del gran bien que te viene.

Además, los tantos conocimientos que te he manifestado de mi Voluntad son

vínculos divinos, cadenas eternas que te circundan, posesión de bienes

celestiales; y huir de estas cadenas eternas, romper estos vínculos divinos,

perder estas posesiones celestiales, aún en vida, tu voluntad, aunque libre, no

encuentra el camino para salir, se revuelve, ve su pequeñez y temiendo de sí

misma, rápidamente se arroja y se profundiza con más amor espontáneo en

mi Voluntad. El conocimiento abre las puertas de aquel bien que se conoce,

y por cuantos conocimientos de más te he manifestado sobre mi Voluntad,

otras tantas diferentes puertas de bienes te he abierto, de Luz, de Gracia y de

participaciones divinas. Estas puertas son abiertas para ti y cuando estos

conocimientos lleguen en medio de las criaturas, se abrirán estas puertas

para ellas, porque el conocimiento hace surgir el amor al bien conocido, y la

primera puerta que abriré será mi Voluntad, para cerrar la pequeña puerta de

su voluntad. Mi Voluntad hará aborrecer la suya, porque frente a mi

Voluntad, la humana es incapaz de obrar; con la Luz de la mía ve cómo es

insignificante y buena para nada, por eso, como consecuencia las criaturas

harán a un lado la propia voluntad. Además, tú debes saber que cuando te

manifiesto un conocimiento de mi Voluntad, entonces me decido a abrirte

otra puerta de mi conocimiento, cuando tú hayas hecho entrar en tu alma

todo el bien de lo que te he manifestado; si esto no lo hiciera así, sería tuya

sólo la noticia de ese bien, no su posesión, y Yo esto no lo sé hacer, cuando

 

 

hablo Yo quiero que se posea el bien que manifiesto, por eso sé atenta en el

ejercicio de mi Voluntad, a fin de que te abra otras puertas de mis

conocimientos y tú entres más en las posesiones divinas."

Junio 3, 1925

Todo fue hecho en la Creación, en Ella la Divinidad manifestó

toda su Majestad, Potencia y Sabiduría, e hizo desahogo de su Amor

hacia las criaturas. Si el hombre no toma la Divina Voluntad, las obras

de la Redención y Santificación no tendrán sus copiosos efectos.

Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino y

pensaba entre mí: "En dónde Nuestro Señor Dios ha hecho más para la

criatura, en la Creación, en la Redención o en la Santificación." Y mi

siempre amable Jesús, moviéndose en mi interior me hacía ver toda la

Creación; ¡qué sublimidad! ¡Qué magnificencia! ¡Cuántas armonías! ¡Qué

orden! No hay punto ni del cielo ni de la tierra en el cual Dios no haya

creado una cosa especial y distinta, y con tal maestría, que los más grandes

científicos, ante la más pequeña cosa creada por Dios, sienten que toda su

ciencia y maestría es una nada comparada con las cosas creadas por Dios,

llenas de vida y de movimiento. ¡Oh! cómo es verdad que mirar el universo

y no conocer a Dios, no amarlo y no creer en Él es una verdadera locura,

todas las cosas creadas son como tantos velos que lo esconden, y Dios viene

a nosotros en cada cosa creada como velado, porque el hombre, en carne

mortal, es incapaz de verlo develado. Es tanto el Amor de Dios hacia

nosotros, que para no deslumbrarnos con su Luz, para no atemorizarnos con

su Potencia, para no hacernos avergonzar ante su Belleza, para no hacernos

aniquilar ante su Inmensidad, se vela en las cosas creadas para venir en cada

una de ellas hacia nosotros y estarse con nosotros, más bien hacernos nadar

en su misma Vida. ¡Dios mío, cuánto nos has amado y cuánto nos amas!

Después que me ha hecho ver todo el universo, mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, todo fue hecho en la Creación; en ella la Divinidad

manifestó toda su Majestad, Potencia y Sabiduría, e hizo desahogo de su

Amor completo hacia las criaturas; no hay punto, ni del cielo ni de la tierra,

ni en cada cosa creada en la cual no se vea la terminación de nuestras obras,

ninguna cosa fue hecha a la mitad; Dios en la Creación hizo alarde de todas

sus obras hacia las criaturas, amó con Amor completo e hizo obras

completas, no había nada que agregar ni que quitar; así que el todo lo hizo

perfecto, Nosotros no sabemos hacer obras incompletas, es más, en cada

 

 

cosa creada fue puesto, en la Creación, un amor distinto y completo hacia

cada una de las criaturas.

La Redención no fue otra cosa que una reparación a los males que

había hecho la criatura, nada agregó a la obra de la Creación.

La Santificación no es otra cosa que ayuda, gracia, luz para que el

hombre regrese a su primer estado de la Creación, a su origen y a la

finalidad para la que fue creado, porque en la Creación, con la virtud de mi

Voluntad, la santidad del hombre era completa, porque salía de un acto

completo de Dios; era santo y feliz en el alma porque mi Voluntad le llevaba

los reflejos de la Santidad de su Creador, como también santo y feliz era en

el cuerpo. ¡Ah! hija mía, con toda la Redención y la obra de la

Santificación, la santidad en el hombre es incompleta, y para otros es como

inútil; esto dice que si el hombre no se vuelve atrás para tomar mi Voluntad

como vida, como regla y como alimento para purificarse, ennoblecerse,

divinizarse y tomar el primer acto de la Creación, para tomar así mi

Voluntad como su heredad asignada a él por Dios, las mismas obras de la

Redención y Santificación no tendrán sus copiosos efectos. Así que el todo

está en mi Voluntad, si toma Ésta toma todo, es un sólo punto que abraza y

encierra los bienes de la Redención y de la Santificación, es más, estos

bienes para quien vive en mi Voluntad, habiendo tomado el primer punto de

la Creación, le sirven no de remedio como a quien no hace mi Voluntad,

sino de gloria y como herencia especial llevada por la Voluntad del Padre

Celestial en la persona del Verbo a la tierra. Y si Yo vine a la tierra fue

precisamente este el primer acto, el hacer conocer la Voluntad de mi Padre

para reanudarla de nuevo con las criaturas. Las penas, las humillaciones, mi

Vida oculta y todo el mar inmenso de las penas de mi Pasión, fueron

remedios, medicinas, auxilios, luz para hacer conocer mi Voluntad, porque

con esto no sólo tendría al hombre salvo, sino santo; con mis penas lo ponía

a salvo, con mi Voluntad le restituía la santidad perdida en el edén terrenal.

Si esto no hiciera, mi Amor, mi obra no serían completos como lo fue en la

Creación, porque es sólo mi Voluntad la que tiene virtud de volver

completas nuestras obras hacia las criaturas y las obras de las criaturas hacia

Nosotros. Mi Voluntad hace pensar en un modo diferente, hace ver en todas

las cosas creadas a mi Voluntad, hace hablar con el eco de mi Voluntad,

hace obrar a través de los velos de mi Voluntad, en una palabra, hace todo de

un solo golpe según mi Supremo Querer; mientras que las virtudes actúan

lentamente, poco a poco. Mi misma Redención, sin el acto primero de mi

Voluntad, sirve al hombre como medicación a las llagas más profundas,

como medicina para no dejarlo morir, como antídoto para no dejarlo caer en

 

 

el infierno. Por eso tu único interés sea sólo mi Voluntad si quieres amarme

en verdad y hacerte santa."

Junio 11, 1925

El mal de no hacer la Divina Voluntad es irreparable. Así como la

Divina Voluntad es el equilibrio de los atributos de Dios, así debería

ser el equilibrio de los atributos del hombre.

Mi pobre mente me la sentía sumergida en la Santísima Voluntad de

Dios. ¡Oh, cómo habría querido que ni siquiera un respiro, un latido, un

movimiento hiciera yo fuera del Querer Supremo! Me parecía que todo lo

que se hace fuera de la Voluntad de Dios nos hace perder nueva belleza,

nueva gracia y luz, y nos pone como en desemejanza con nuestro Creador,

mientras que Jesús quiere que en todo nos semejemos a nuestro Supremo

Creador. ¿Y en qué otro modo más fácil podemos semejarnos, que recibir

en nosotros la Vida continua de su Santísima Voluntad? Ella nos trae los

reflejos, los lineamientos de nuestro Padre Celestial, nos mantiene íntegra la

finalidad de la Creación, nos circunda en modo de conservarnos bellos y

santos, tal como Dios nos creó, y nos da aquello siempre nuevo de Belleza,

de Luz, de Amor jamás interrumpido, que sólo en Dios se encuentra. Ahora,

mientras mi mente se perdía en el Querer eterno, mi dulce Jesús,

estrechándome a Él, con voz audible me ha dicho:

"Hija mía, no hay cosa que pueda igualar el gran mal de no hacer mi

Voluntad, no hay bien que pueda igualarlo, no hay virtud que pueda hacerle

frente, así que el bien que se pierde con no hacer mi Voluntad es irreparable,

y sólo con volver de nuevo en Ella puede encontrar remedio, y ser

restituidos los bienes que nuestra Voluntad había establecido dar a la

criatura. En vano se ilusionan las criaturas con hacer otras obras, virtudes,

sacrificios, pues si no son partos de mi Voluntad y hechos sólo para

cumplirla, no son reconocidas por Mí; mucho más, porque está establecido

el dar la gracia, los auxilios, la luz, los bienes y el justo premio a quien obra

para cumplir mi Voluntad. Además, mi Voluntad es eterna, no tiene

principio ni tendrá fin, ¿y quién puede calcular un acto hecho en mi

Voluntad, sin principio y sin fin? Ese acto queda circundado, lleno de

bienes sin fin; tal cual es mi Voluntad, tal hace el acto. En cambio las

virtudes, las obras y sacrificios sin mi Voluntad, tienen un principio, como

también un fin; ¿qué gran cosa de premio pueden recibir cosas sujetas a

perecer? Además de esto, mi Voluntad es el equilibrio de mis atributos: Si

 

 

mi Potencia no tuviera esta Voluntad Santa, se manifestaría en tiranía hacia

quien tanto me ofende; en cambio equilibrando mi Potencia, me hace

derramar gracias donde debería derramar furor y destrucción. Mi Sabiduría,

si no fuera por mi Voluntad que le da vida siempre nueva, no manifestaría

tanto arte y maestría en nuestras obras. Nuestra Belleza sería descolorida y

sin atractivo si no fuera sostenida por esta Voluntad eterna. La Misericordia

se convertiría en debilidad si no estuviera equilibrada por mi Voluntad, y así

de todo el resto de nuestros atributos. Ahora, nuestra Paterna Bondad tiene

tanto Amor hacia las criaturas, que ha establecido el equilibrio del hombre

en nuestra Voluntad; era justo que habiendo salido este hombre de la

Voluntad Suprema, Ella se hiciera vida que mantuviera el equilibrio a todo

el obrar del hombre, dándole la semejanza de su Creador, así que se debía

ver en él tal dignidad, majestad, orden en el obrar, para reconocerlo como

parto de su Creador. Entonces, también por el obrar se puede ver si está el

equilibrio de mi Voluntad, o bien el de la humana. Esta es la causa de tantas

obras, tal vez aun buenas, pero que no se ve el equilibrio, el régimen, el

orden, porque falta la ejecución de mi Voluntad, y por eso en vez de

admirarse son de lamentarse, y en lugar de dar luz dan tinieblas. Si todo el

bien viene de mi Voluntad, sin Ella son bienes aparentes, sin vida, y tal vez

aún venenosos, que envenenan a quienes toman parte."

Junio 18, 1925

Todas las cosas contienen el germen de la regeneración. La Voluntad

de Dios debe regenerar en la voluntad humana para cambiarla en

Divina.

Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Santo Querer Divino, y

haciéndose delante de mi mente aquel vacío inmenso de la Santísima

Voluntad Suprema, pensaba entre mí: "¿Cómo puede ser que este vacío será

llenado por la correspondencia de los actos humanos hechos en esta adorable

Voluntad Divina? Para hacer esto se deben quitar todas las barreras de la

voluntad humana que impiden el paso para entrar en este ambiente eterno y

celestial de la Voluntad Suprema, en la cual parece que Dios los espera, para

hacer que el hombre regrese a su origen en el orden de la Creación, y sobre

aquellos primeros pasos y camino en el cual había tenido su principio; sin

embargo nada nuevo se ve en el mundo de bien; los pecados, como eran,

tales son, más aún, son peores; y si algún despertar se oye de religión, de

obras aun en círculos católicos, parecen verdaderas mascaradas de aquel

 

 

bien, pero en el fondo, en la sustancia, están vicios que horrorizan más que

antes; entonces, ¿cómo podrá ser que el hombre dé la muerte como de un

solo golpe a todos los vicios para dar vida a todas las virtudes, como se

requiere para vivir en este ambiente de la Voluntad Suprema? Porque para

vivir en Ella no hay términos medios, vidas a mitad de virtudes y vicios, sino

que es necesario sacrificar todo para convertir todas las cosas en Voluntad

de Dios; la voluntad humana y las cosas humanas no deben tener más vida,

sino que deben existir para cumplir en ellas la Voluntad de Dios y para hacer

desarrollar su Vida en nosotros. Ahora, mientras esto y otras cosas pensaba,

mi dulce Jesús interrumpiendo mi pensamiento me ha dicho:

"Hija mía, sin embargo será así, este vacío inmenso de mi Voluntad

será llenado por los actos humanos hechos por las criaturas en mi Voluntad.

Mi Voluntad Divina salió del seno eterno del Ente Supremo para bien del

hombre; esta nuestra Voluntad, mientras hizo un acto solo al salir de

Nosotros para envolver al hombre, de manera que no encontrara el camino

para salir de Ella, se multiplicó luego en tantos innumerables actos para

circundarlo y decirle: ‘Mira, esta mi Voluntad no sólo te envuelve, sino que

está en continua actitud de actos inmediatos para hacerse conocer por ti y

recibir tu acto de correspondencia en mi Voluntad.’ Todas las cosas tienen

su correspondencia, y si no la tienen se pueden llamar obras inútiles y sin

valor. La semilla arrojada bajo tierra por el sembrador quiere la

correspondencia, que la semilla genere otras semillas, el diez, el veinte, el

treinta por uno; el árbol plantado por el agricultor quiere la correspondencia

de la generación y multiplicación de sus frutos; el agua sacada de la fuente

da la correspondencia de quitar la sed, lavar y limpiar a quien la ha sacado;

el fuego encendido da la correspondencia del calor, y así todas las demás

cosas creadas por Dios, que tienen el poder de generar, contienen la virtud

de la regeneración, se multiplican y dan su correspondencia. Ahora, ¿sólo

esta Voluntad nuestra, salida de Nosotros con tanto amor, con tantas

manifestaciones y con tantos actos continuados, debe quedar sin su

correspondencia de la regeneración de otras voluntades humanas en

Divinas? La semilla da otra semilla, el fruto genera otro fruto, el hombre

genera otro hombre, el maestro forma otro maestro y, ¿sólo nuestra

Voluntad, por cuán potente Ella sea, debe quedar aislada, sin

correspondencia y sin generar la nuestra en la voluntad humana? ¡Ah no,

esto es imposible! Nuestra Voluntad tendrá su correspondencia, tendrá su

generación Divina en la voluntad humana, mucho más porque esto fue

nuestro primer acto por el cual todas las demás cosas fueron creadas, es

decir, que nuestra Voluntad transforme y regenere la voluntad humana en

Divina. Voluntad salió de Nosotros, voluntad queremos, todas las demás

 

 

cosas fueron hechas en orden secundario, pero esto fue hecho, establecido en

el orden primario de la Creación; a lo más podrá tomar tiempo, pero no

terminarán los siglos sin que mi Voluntad obtenga su finalidad. Si ha

obtenido la finalidad de la regeneración en las cosas secundarias, mucho más

lo debe obtener en su finalidad primaria. Jamás nuestra Voluntad habría

partido de nuestro seno si hubiera sabido que no habría tenido sus efectos

completos, esto es, que la voluntad humana quedase regenerada en la

Voluntad Divina. ¿Crees tú que las cosas serán siempre como hoy? ¡Ah,

no! Mi Voluntad arrollará todo, pondrá confusión por doquier, todas las

cosas serán trastornadas, muchos fenómenos nuevos sucederán para

confundir la soberbia del hombre, guerras, revoluciones, mortalidad de todas

clases, nada será evitado para derribar por tierra al hombre y disponerlo a

recibir la regeneración de la Voluntad Divina en la voluntad humana, y todo

lo que te manifiesto sobre mi Voluntad y todo lo que tú haces en Ella, no son

otra cosa que preparar el camino, los medios, las enseñanzas, la luz, las

gracias, para hacer que mi Voluntad quede regenerada en la voluntad

humana. Si esto no debiera suceder, no te habría manifestado tanto, ni te

habría tenido por tan largo tiempo sacrificada dentro de una cama para poner

en ti los cimientos de la regeneración de mi Voluntad en la tuya, y por tanto

tenerte en continuo ejercicio en mi Voluntad. ¿Crees tú que sea nada este

estarme continuamente en ti, ponerte en la boca mi oración, hacerte sentir

mis penas, que junto conmigo tienen otro valor, otros efectos, otro poder?

Podría decir que estoy haciendo la primera estatua, la primera alma de la

regeneración de mi Voluntad en ella, después, el hacer las copias resultará

más fácil. Por eso te digo siempre: Sé atenta, pues se trata de mucho, y de

la cosa más importante que existe en el Cielo y en la tierra, se trata de poner

a salvo los derechos de nuestra Voluntad, de restituirnos la finalidad de la

Creación, de volver a darnos toda la gloria por la cual todas las cosas fueron

hechas y de hacernos derramar todas las gracias que nuestra Voluntad había

establecido dar a las criaturas si hubieran cumplido en toda nuestra

Voluntad."

Junio 20, 1925

El alma que hace vivir la Voluntad de Dios en ella, pone

en movimiento las alegrías y las bienaventuranzas divinas,

en las cuales quedan raptados los bienaventurados.

 

 

Me sentía inmersa en el Santo Querer de Dios, y mi dulce Jesús,

atrayéndome a Él me estrechaba fuerte fuerte entre sus brazos y después me

ha dicho:

"Hija mía, ¡oh! cómo es bello mi reposo en el alma que tiene por vida

mi Querer y que hace en todo y por todo, obrar y amar a mi Voluntad en

ella. Has de saber que en cuanto el alma respira, late, obra, y todo lo que en

ella se desarrolla, estando como centro de vida mi Voluntad en ella, es mi

Voluntad que respira en ella, que palpita, que da movimiento a la obra, a la

circulación de la sangre, a todo. Ahora, siendo esta Voluntad la misma que

tienen las Tres Divinas Personas, sucede que sienten en Ellas el respiro del

alma, su latido, su movimiento; y como nuestra Voluntad cada vez que se

decide a hacer un acto hace salir de Nosotros nuevas alegrías, nuevas

beatitudes, nueva felicidad, que armonizando todo esto entre las Divinas

Personas forman mares inmensos de nueva felicidad, que envolviendo a

todos los bienaventurados quedan raptados en estas alegrías y son sacudidos

por este rapto cuando nuestra Voluntad quiere formar otros actos de

Voluntad para hacernos más felices y hacernos poner fuera otras beatitudes,

y mientras quedan conmovidos quedan más fuertemente raptados en nuestras

inmensurables bienaventuranzas. Ahora, el alma que hace vivir nuestra

Voluntad en ella, llega a tanto, que al hacerla obrar nos da ocasión de

hacernos poner en movimiento nuestras bienaventuranzas, las armonías y las

infinitas alegrías de nuestro Amor; nos hace poner fuera nuevas bellezas

nuestras. Nuestra Voluntad obrante en la criatura nos es tan agradable, tan

tierna, tan amable, nos hace nuevas sorpresas, pone en movimiento nuestras

cosas para darnos la correspondencia de nuestra gloria, de nuestro Amor, de

nuestras felicidades, y todo esto por medio de la criatura que en ella ha dado

el lugar para hacer vivir a nuestra Voluntad; ¿cómo no amar este parto de

nuestro Querer? Mucho más, pues a tal criatura nuestra Voluntad nos la

hace amable, graciosa, bella, de modo tal que en ninguna otra encontramos

sus prerrogativas; es un trabajo hecho por nuestra Voluntad, con tal maestría

que hace encantar a todo el Cielo y hace al alma amable a todos, y mucho

más a la Trinidad Sacrosanta."

Y mientras esto decía me estrechaba más fuerte, y haciéndome poner

mi boca en su corazón ha agregado:

"Bebe también tú a grandes sorbos nuestras beatitudes, sáciate como

quieras y cuanto quieras."

 

 

Junio 25, 1925

Las cruces abren las puertas a nuevas manifestaciones, a lecciones

más secretas, a los dones más grandes. Para vivir en la Divina

Voluntad, el alma debe hacer el sacrificio total de todo, pero

todo estará en comprenderla, conocerla y amarla.

 

Encontrándome en mi habitual estado, mi adorable Jesús, todo amor y

ternura ha venido a mi pobre alma. Primero se puso junto a mí y me miraba

fijamente, como si me quisiera decir muchas cosas, pero quería ensanchar miinteligencia porque era incapaz de poder recibir y comprender lo que Él

quería decirme; después se ha extendido sobre toda mi persona y meocultaba dentro de Él, cubría mi cara con la suya, mis manos, mis pies con

los suyos; me parecía que estaba todo atento a cubrirme y a esconderme toda

en Él, a fin de que nada más apareciera de mí. ¡Oh, cómo me sentía feliz

escondida y cubierta toda por Jesús! Y yo no veía más que otro Jesús, todo

lo demás me había desaparecido. Las alegrías, la felicidad de su amable

presencia, como por encanto habían todas vuelto a revivir en mi pobre

corazón, el dolor había desaparecido de mí, no recordaba más su privación

que me había costado penas mortales. ¡Oh, cómo es fácil olvidar todo

estando con Jesús! Ahora, después de que me ha tenido por algún tiempo

toda cubierta y escondida en Él, tanto que yo creía que no me dejaría más, lo

oía que llamaba a los ángeles, a los santos, para que vinieran a ver lo que

hacía conmigo y el modo como me tenía cubierta bajo su adorable persona.

Luego me ha participado sus penas y yo todo se lo dejaba hacer, y si bien me

sentía triturada por esas penas, me sentía feliz y sentía los gozos quecontiene el Querer Divino cuando el alma se abandona en Él, aun sufriendo.

Entonces, después que me ha hecho sufrir me ha dicho:

"Hija mía, mi Voluntad quiere siempre más darse a ti, y para darse

más, quiere hacerse comprender más, y para hacer más estable, más seguro y

más apreciable lo que te manifiesta, te da nuevas penas para disponerte

mayormente y preparar en ti el vacío donde depositar sus verdades; quiere el

noble cortejo del dolor para estar segura del alma y poderse fiar de ella; es

siempre el dolor, las cruces, las que abren las puertas a nuevas

manifestaciones, a lecciones más secretas, a los dones más grandes que

quiero deponer en ti, porque si el alma resiste mi Voluntad penante, doliente,

se hará capaz de recibir mi Voluntad felicitante y adquirirá el oído para

entender las nuevas lecciones de mi Voluntad; el dolor le hará adquirir el

lenguaje celestial, de manera que sabrá repetir las nuevas lecciones

aprendidas."

 

 

Yo al oír esto le he dicho: "Mi Jesús y mi vida, me parece que se

necesita completo sacrificio para hacer tu Voluntad y vivir en Ella; a primera

vista parece nada, pero después, en la práctica parece difícil, ese no tener ni

siquiera en las cosas santas, en el mismo bien, ni siquiera un respiro de

voluntad propia, a la naturaleza humana le parece demasiado doloroso, por

eso, ¿jamás podrán las almas llegar a vivir en tu Querer con el total sacrificio

de todo?"

Y Jesús ha agregado: "Hija mía, todo está en comprender el gran bien

que les viene con hacer mi Voluntad; comprender quién es esta Voluntad

que quiere este sacrificio y cómo esta Voluntad Suprema no se adapta a ser

entremezclada y a convivir con una voluntad baja, pequeña y finita; Ella

quiere volver eternos, infinitos y divinos los actos del alma que quiere vivir

en mi Voluntad, y ¿cómo puede hacer esto si ella quiere poner el aliento de

la voluntad humana, aunque fuese en cosas santas como tú dices? Pero es

siempre una voluntad finita, y entonces no sería más una realidad el vivir en

mi Voluntad, sino un modo de decir. En cambio, el oficio de mi Voluntad es

dominio total, y es justo que el pequeño átomo de la voluntad humana quede

conquistado y pierda su campo de acción en mi Voluntad. ¿Qué dirías si una

pequeña lamparilla, un fósforo, una chispa de fuego quisiera ponerse en el

sol para hacer su camino y formar en él su campo de luz, de acción en el

centro del sol? Si el sol tuviera razón se indignaría, y su luz y su calor

aniquilarían la pequeña lamparilla, aquel fósforo, aquella chispa, y tú misma,

la primera, te burlarías de ellos, condenando su temeridad de querer hacer su

campo de acción en la luz del sol. Tal es el aliento de la voluntad humana,

aun en el bien, en la mía; por eso está atenta a que en nada la tuya tenga

vida, y toda te he cubierto y escondido en Mí a fin de que no tengas más ojos

que para mirar sólo mi Voluntad, para darle libre campo de acción en tu

alma. Más bien lo difícil estará en comprender el vivir en mi Querer, no en

el sacrificarse, porque cuando hayan entendido el gran bien que les viene,

que de pobres serán ricos, de esclavos de viles pasiones serán libres y

dominantes, de siervos amos, de infelices felices y aun en las penas de esta

pobre vida, y que conozcan todos los bienes que hay en mi Querer, el

sacrificio total de todo para ellos será un honor, será deseado, querido y

suspirado. He aquí por qué te incito tanto a manifestar lo que te digo

referente a mi Voluntad, porque todo estará en conocerla, comprenderla y

amarla."

Y yo: "Jesús mío, si tanto amas y quieres que esta Voluntad tuya sea

conocida, a fin de que tenga su campo de acción divino en las almas, ah,

manifiesta Tú mismo a las almas sus verdades y el gran bien que contiene tu

Voluntad y el gran bien que ellas recibirán. Tu palabra directa contiene una

 

 

fuerza mágica, un imán potente, la virtud de la Potencia creadora, ¡oh! cómo

es difícil no rendirse al dulce encanto de tu palabra divina, por eso, dicho

todo directamente por Ti, todos se rendirán."

Y Jesús: "Hija mía, es mi costumbre, el orden de mi eterna Sabiduría,

manifestar mis obras más grandes primero a una sola alma, concentrar en

ella todo el bien que mi obra contiene, vérmelas con ella de tú a tú como si

ninguna otra existiera; cuando lo he hecho todo, de modo que puedo decir

que mi obra la he terminado del todo en ella, tanto que nada debe faltarle,

entonces la hago correr como en un vasto mar en favor de las demás

criaturas. Esto lo hice con mi Celestial Mamá, primero traté con Ella al tú

por tú la obra de la Redención, ninguna de las demás criaturas sabía nada;

Ella se dispuso a todos los sacrificios, a todos los preparativos necesarios

para hacerme descender del Cielo a la tierra; hice todo como si Ella fuera la

única redimida, pero después que me hizo salir a la luz, de manera que todos

podían verme y tomar los bienes de la Redención, me di a todos, con tal que

me quisieran recibir. Así será de mi Voluntad, cuando todo lo haya

completado en ti, de modo que mi Voluntad triunfará sobre ti y tú sobre Ella,

entonces como agua correrá a bien de todos, pero es necesario formar la

primera alma para tener las segundas."

Junio 29, 1925

Así como las obras de Jesús, hasta después de su

muerte tuvieron su pleno triunfo, así será de Luisa.

Me sentía oprimida y un pensamiento quería turbar la serenidad de mi

mente: "Y si te encontraras en el punto de la muerte y te vinieran dudas,

temores de cómo te has comportado en tu vida, tanto de hacerte temer de tu

salvación, ¿qué harías?" Pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús no me

ha dado tiempo de reflexionar más ni de responder a mi pensamiento, y

moviéndose en mi interior se hacía ver que movía la cabeza y como

entristecido por mi pensamiento me ha dicho:

"Hija mía, ¿qué dices? Pensar esto es una afrenta a mi Voluntad; en

Ella no entran ni temores, ni dudas, ni peligro alguno, estas son cosas que no

le pertenecen, son más bien los míseros harapos de la voluntad humana; mi

Voluntad es como un mar plácido que murmura paz, felicidad, seguridad,

certeza, y las olas que hace salir de su seno son olas de alegrías y de

contentos sin termino; por eso al verte pensar esto Yo he quedado

estremecido, mi Voluntad no es capaz de temores, de dudas, de peligro, y el

 

 

alma que vive en Ella se hace extraña a los míseros harapos de la voluntad

humana. Y además, ¿de qué puede temer mi Voluntad? ¿Quién puede hacer

suscitar dudas de su obrar, si ante la Santidad de mi Querer obrante todos

tiemblan y están obligados a bajar la frente, adorando el obrar de mi

Voluntad? Es más, quiero decirte una cosa, para ti muy consoladora y para

Mí de gran gloria: Cuando mueras en el tiempo, sucederá de ti lo que

sucedió de Mí en mi muerte: Yo en vida obré, recé, prediqué, instituí

Sacramentos, sufrí penas inauditas y hasta la misma muerte, pero mi

Humanidad, puedo decir que casi nada vio en comparación del gran bien que

había hecho, ni los mismos Sacramentos tuvieron vida mientras Yo estuve

sobre la tierra. En cuanto morí, mi muerte selló todo mi obrar, mis palabras,

mis penas, los Sacramentos, y el fruto de mi muerte confirmó todo lo que Yo

hice, e hizo resurgir a vida mis obras, mis penas, mis palabras, mis

Sacramentos instituidos por Mí y la continuación de su vida hasta la

consumación de los siglos; así que mi muerte puso en movimiento todas mis

obras y las hizo resurgir a vida perenne. Todo esto era justo, pues

conteniendo mi Humanidad al Verbo Eterno y una Voluntad que no tiene ni

principio ni fin, ni está sujeta a morir, de todo lo que Ella hizo nada debía

perecer, ni siquiera una sola palabra, sino que todo debía tener su

continuación hasta el fin de los siglos, para pasar a los Cielos a beatificar a

todos los bienaventurados eternamente. Así sucederá de ti: Mi Voluntad

que vive en ti, que te habla, que te hace obrar, sufrir, nada dejará perecer, ni

siquiera una palabra de las tantas verdades que te he manifestado sobre mi

Voluntad, todo lo pondrá en movimiento, todo lo hará resurgir, tu muerte

será la confirmación a todo lo que te he dicho; y así como en el vivir en mi

Voluntad, todo lo que el alma hace, sufre, reza, habla, contiene un acto de

Voluntad Divina, todo esto no estará sujeto a morir, sino que quedarán como

tantas vidas en el mundo, todas en acto de dar vida a las criatura. Por lo

tanto, todas las verdades que te he dicho, tu muerte rasgará los velos que las

cubren y resurgirán como tantos soles que disiparán las nubes de todas las

dudas y dificultades con las que parecían cubiertas en vida. Así que

mientras tú vivas en este bajo mundo, poco o nada verás en los demás de

todo el gran bien que mi Voluntad quiere hacer por medio tuyo, pero

después de tu muerte todo tendrá su pleno efecto."

Después de esto pasé la noche sin poder cerrar los ojos al sueño y sin

recibir las acostumbradas visitas de mi amable Jesús, porque viniendo Él yo

quedo adormecida en Él y para mí es más que sueño. Pero ese tiempo lo

pasé haciendo las horas de la Pasión y haciendo mis acostumbrados giros en

su adorable Voluntad; luego veía que era ya de día, (esto me sucede

frecuentemente), y estaba diciendo entre mí: "Amor mío, ni has venido ni

 

 

me has hecho dormir, entonces, ¿cómo haré hoy sin Ti?" Mientras estaba en

esto mi dulce Jesús se ha movido en mi interior diciéndome:

"Hija mía, en mi Voluntad no hay noches, ni sueño, siempre es pleno

día y plena vigilia; no hay tiempo para dormir porque hay mucho qué hacer,

qué tomar y qué hacerse feliz en Ella, por lo tanto tú debes aprender a vivir

en el largo día de mi Voluntad, para hacer que mi Voluntad pueda tener su

Vida de actitud continua en ti; además encontrarás el más bello reposo,

porque mi Voluntad te hará subir siempre más en tu Dios y te lo hará

comprender más, y por cuanto más lo comprendas, tanto más tu alma

quedará ensanchada para poder recibir ese reposo eterno, con todas las

felicidades y alegrías que contiene el reposo divino. ¡Oh! qué bello reposo

será éste para ti, reposo que sólo en mi Voluntad se encuentra."

Ahora, mientras esto decía ha salido de dentro de mi interior y

poniendo sus brazos en mi cuello me estrechaba fuerte a Él; yo extendí

también mis brazos y lo estrechaba fuerte a mí. Mientras estaba en esto, mi

dulce Jesús llamaba a muchas personas que se estrechaban a sus pies y Jesús

les decía: "Vengan a mi corazón y les haré ver los portentos que mi

Voluntad ha hecho en esta alma."

Habiendo dicho esto ha desaparecido.

Julio 9, 1925

Sufrir junto con Jesús sirve de toque continuo, con el cual llama

a las puertas del alma, y el alma llama a las puertas de la suya.

Sentía que no podía estar más sin mi dulce Jesús. Por varios días he

tenido que suspirar su regreso, pero en vano, y le decía de corazón:

"Amor mío, regresa a tu pequeña hija, ¿no ves que no puedo más?

¡Ay, a qué duro martirio sometes mi pobre existencia con privarme de Ti!"

Y cansada y exhausta me abandonaba en su Santísimo Querer. Ahora,

mientras me encontraba en este estado, estaba leyendo y sentí ponerme sus

brazos al cuello, mi mente ha quedado adormecida y me he encontrado

estrechada por los brazos de Jesús, toda cubierta y escondida en Él. Yo

quería decirle mi dolor, pero no me ha dado tiempo de hacerlo y ha hablado

Jesús diciéndome:

"Hija mía, no quieres persuadirte que cuando mi Justicia quiere, por

justa razón, castigar a las gentes, Yo estoy obligado a esconderme de ti,

porque tú no eres otra cosa que una pequeña partecilla que vincula todas las

otras partecitas de las demás criaturas, y estar a lo familiar contigo y como

 

 

en fiesta y golpear a las otras partecitas vinculadas a ti, entonces mi Justicia

se encuentra en contraste y se siente disuadir del castigar a las otras

partecitas. Por eso, en estos días pasados en que ha habido castigos en el

mundo me he mantenido oculto de ti, pero siempre en ti."

Mientras esto decía me he encontrado fuera de mí misma, y me hacía

ver que en varios puntos de la tierra había habido: Dónde terremotos, dónde

graves incendios con muerte de gentes, y dónde otros castigos, y parecía que

otros graves males seguirían. Yo he quedado espantada y rezaba, y miamable Jesús ha regresado, yo me veía frente a Él toda fea, como marchita y

le he dicho:

"Vida mía y mi todo, mírame cómo me he hecho fea, cómo me estoy

marchitando. ¡Ah, sin Ti cómo cambio! Tu privación me hace perder la

frescura, la belleza, me siento como bajo un sol ardiente que quitándome

todos los humores vitales me hace marchitar y consumirme."

Entonces Jesús me hizo sufrir un poco junto con Él, y ese sufrimiento

se convertía sobre mi alma como en un celestial rocío que me restituía los

humores vitales, y tomando Jesús mi pobre alma en sus manos ha agregado:

"Pobre hija mía, no temas, si mi privación te ha hecho marchitar, mi

regreso te restituirá la frescura, la belleza, el colorido, y todos mis

lineamientos, y el sufrir junto conmigo no sólo te será como rocío que te

hará tomar vigor, sino que servirá como llamada continua, con la cual Yo

pueda llamar a las puertas de tu alma y tú a la mía, de manera que las puertas

queden siempre abiertas, y tú libremente puedas entrar en Mí y Yo en ti; mi

aliento te servirá como vientecillo para conservar en ti la bella frescura con

la cual te creé."

Y mientras esto decía me soplaba fuerte fuerte, y estrechándome a Sí

desapareció.

Julio 20, 1925

Inmovilidad de la Gracia en las almas por la ingratitud humana.

Encontrándome en mi acostumbrado estado, después de haber pasado

privaciones amarguísimas de mi dulce Jesús, finalmente se ha hecho ver, y

sin decirme ni siquiera una palabra me ha puesto en una posición dolorosa,

en una completa inmovilidad; sentía la vida y no tenía movimiento, sentía el

respiro y no podía respirar, toda mi pobre persona no tenía ni un pequeño

movimiento, y mientras sentía dolerme no era capaz de retorcerme por el

dolor que sentía, pues estaba obligada por la presencia de Jesús y por su

 

 

Santísima Voluntad a quedar inmóvil. Después, cuando el bendito Jesús ha

querido, me ha extendido sus brazos como para tomarme y estrecharme a su

seno y me ha dicho:

"Hija mía, ¿has visto cómo es doloroso el estado de inmovilidad? Es

el estado más duro, porque aun sintiendo acerbos dolores, el movimiento es

alivio, es señal de vida, las contorsiones son voces mudas que piden ayuda y

despiertan compasión de los presentes. Tú has sentido cómo es doloroso,

¿pero sabes por qué te he puesto en este estado de inmovilidad? Para

hacerte comprender el estado en el que se encuentra mi Gracia, y tener de ti

una reparación. ¡Oh, en qué estado de inmovilidad se encuentra mi Gracia!

Ella es vida y movimiento continuo y está en continuo acto de darse a las

criaturas, las criaturas la rechazan y la vuelven inmóvil; siente la vida, quiere

dar la vida y está obligada por la ingratitud humana a estarse inmóvil y sin

movimiento. ¡Qué pena! Mi Gracia es Luz y como luz naturalmente se

expande, y las criaturas no hacen otra cosa que hacer salir de sí tinieblas, y

mientras mi Luz quiere entrar en ellas, las tinieblas que expanden paralizan

mi Luz y la vuelven como inmóvil y sin vida para las criaturas. Mi Gracia

es Amor y contiene la vida de poder encender a todos en amor, pero la

criatura amando otra cosa, vuelve como muerto para ella este Amor, y mi

Gracia siente el más desgarrador dolor por el estado de inmovilidad en el

cual la ponen las criaturas. ¡Oh, en qué estrecheces dolorosísimas se

encuentra mi Gracia! Y esto no sólo en aquellos que abiertamente se dicen

malos, sino también en aquellos que se dicen religiosos, almas piadosas, y

muchas veces por cosas de nada, por cosas que no van con su gusto, por un

capricho, por un vilísimo apego, o porque no encuentran las satisfacciones

de la propia voluntad en las mismas cosas santas, mientras mi Gracia es toda

movimiento y vida para ellos, la vuelven inmóvil y se apegan a lo que va

con sus inclinaciones, al capricho, a los apegos humanos y a todo aquello en

donde sienten la satisfacción del propio yo. Así que en el lugar de mi Gracia

ponen el propio yo como vida y como ídolo propio. Pero, ¿sabes tú quién es

la consoladora, la indivisible compañera, la raptora que rapta el movimiento

y la Vida de mi Gracia, es más, la que acelera siempre más su movimiento y

ni siquiera un solo instante la vuelve inmóvil? Quien vive en mi Voluntad.

Donde mi Voluntad reina está siempre en movimiento mi Gracia, siempre

está en fiesta, tiene siempre qué hacer, nunca queda enfadada, ociosa; el

alma donde reina mi Querer es la benjamina de mi Gracia, es su pequeña

secretaria en la que deposita los secretos de sus dolores y de sus alegrías, le

confía todo, porque mi Voluntad tiene lugar suficiente para recibir el

depósito que contiene mi Gracia, porque ella no es otra cosa que el parto

continuo de mi Voluntad Suprema."

 

 

Agosto 2, 1925

¿Qué cosa es el te amo?

Estaba rezando y fundiéndome en el Santo Querer Divino, quería girar

por todas partes, hasta en el empíreo para encontrar ese te amo supremo que

no está sujeto a ninguna interrupción, quisiera hacerlo mío a fin de que

también yo tuviera un te amo jamás interrumpido que pudiese hacer eco al te

amo eterno, y poseyendo en mí la fuente del verdadero te amo pudiese tener

un te amo por todos, por cada uno, por cada movimiento, por cada acto, por

cada respiro, por cada latido y por cada te amo del mismo Jesús. Y mientras

me parecía llegar al seno del Eterno, haciendo mío su te amo iba repitiendo

por todas partes y sobre cada cosa el estribillo de te amo para mi Supremo

Señor. Ahora, mientras esto hacía, mi pensamiento ha interrumpido mi te

amo diciéndome: "¿Qué haces? Podrías hacer otra cosa y además, ¿qué

gran cosa es este te amo?" Y mi dulce Jesús moviéndose como de prisa en

mi interior me ha dicho:

"¿Qué cosa? ¿Qué gran cosa es el te amo para Mí? Hija mía, el te

amo es todo, el te amo es amor, es veneración, es estima, es heroísmo, es

sacrificio, es confianza hacia quien es dirigido; el te amo es poseer a Aquél

que encierra el te amo; te amo es una palabra pequeña, pero pesa cuanto pesa

toda la eternidad; el te amo encierra todo, abarca a todos, se difunde, se

estrecha, se eleva en alto, desciende hasta lo bajo, se imprime dondequiera

pero jamás se detiene. ¿Cómo que es cosa de nada mi te amo hija mía,? Su

origen es eterno, en el te amo el Padre Celeste me generó, y en el te amo

procedió el Espíritu Santo, en el te amo el Fiat eterno hizo la toda la

Creación, y en el te amo perdonó al hombre culpable y lo redimió; así que en

el te amo el alma encuentra todo en Dios y Dios encuentra todo en el alma,

por eso el valor del te amo es infinito, está lleno de vida, de energía, no se

cansa jamás, supera todo y triunfa sobre todo; por eso quiero ver este te amo

dirigido a Mí sobre tus labios, en tu corazón, en el vuelo de tus

pensamientos, en las gotas de tu sangre, en las penas y en las alegrías, en el

alimento que tomas, en todo. La vida de mi te amo debe ser larga, larga en

ti, y mi Fiat que reina en ti pondrá el sello del te amo divino."

Después de esto, frente a mi mente se ha presentado en un punto

altísimo un sol, su luz era inaccesible, de su centro salían continuas llamitas,

conteniendo cada una un te amo, y conforme salían se ponían en orden

alrededor de esta luz inaccesible, pero estas llamitas quedaban como atadas

 

 

por un hilo de luz a aquella luz inaccesible que alimentaba la vida de esas

llamitas; estas llamitas eran tantas que llenaban Cielo y tierra. Me parecía

ver a nuestro Dios como principio y origen de todo, y las llamitas, la

Creación toda como parto divino y de puro amor; también yo era una

pequeña llamita y mi dulce Jesús me incitaba a tomar mi vuelo por cada

llamita para poner en ellas el doble te amo. Yo no sé cómo me he

encontrado fuera de mí misma para girar en medio de esas llamitas e

imprimir mi te amo en cada una de ellas; pero eran tantas que me perdía,

pero una fuerza suprema me hacía volver a tomar el orden y el giro de mi te

amo.

Después me he encontrado en un vasto jardín, y con gran sorpresa mía

he encontrado a mi Reina Mamá, la cual acercándose a mí me ha dicho:

"Hija mía, ven junto conmigo a trabajar en este jardín, debemos

plantar flores y frutos celestiales y divinos; ya casi está vacío y si algunas

plantas hay, son terrestres y humanas, por lo tanto conviene arrancarla para

hacer que este jardín sea del todo agradable a mi Hijo Jesús. Las semillas

que debemos plantar son todas mis virtudes, mis obras, mis penas, que

contienen el germen del Fiat Voluntas Tua; no hubo cosa que Yo hiciera que

no contuviera este germen de la Voluntad de Dios; me habría contentado con

no hacer nada, antes que obrar, sufrir sin este germen. Toda mi gloria, la

dignidad de Madre, la altura de Reina, la supremacía sobre todo, me venía

de este germen; toda la Creación, todos los seres me reconocían dominante

sobre ellos porque veían en Mí reinante a la Voluntad Suprema, por eso todo

lo que hice Yo y todo lo que has hecho tú con este germen del Querer

Supremo, lo uniremos junto y plantaremos este jardín."

Entonces hemos fundido juntas las semillas que tenía la Mamá

Celestial, que eran muchas, y las pocas mías, que no se cómo me las he

encontrado y hemos comenzado a formar surcos para poner las semillas.

Pero mientras esto hacíamos, fuera de los muros del jardín, que eran

altísimos, se oían rumores de armas, de cañones y que se golpeaban en modo

horrible, así que nos hemos visto obligadas a correr para prestar ayuda;

habiendo llegado se veían gentes de varias razas, de diversos colores, y

muchas naciones unidas juntas que hacían batalla y daban terror y espanto.

Pero mientras esto veía me he encontrado en mí misma, pero con tal espanto,

y con el dolor de no haber dicho ni siquiera una palabra a mi Celestial Mamá

acerca de mi duro estado. Sea siempre bendita la Santísima Voluntad de

Dios y todo sea para gloria suya.

 

 

Agosto 4, 1925

Quien vive en la Voluntad de Dios está en comunicación con

todas las cosas creadas, y es sostenida por toda la Creación.

Después de haber pasado varios días de total privación de mi

dulcísimo Jesús, iba repitiendo mi doloroso estribillo: "Todo para mí ha

terminado, ¡ah! no lo veré más, no escucharé más su voz que tanto me

deleitaba, ¡ah! estoy abandonada por quien formaba todo mi contento y era

todo para mí. ¡Qué martirio prolongado, qué vida sin Vida, sin Jesús!" Pero

mientras mi corazón estaba ahogado en penas, mi dulce Jesús ha salido de

dentro de mi interior y tomándome en brazos, yo he puesto mis brazos en su

cuello poniendo mi cabeza sobre su pecho sin poder más, y Jesús

estrechándome fuerte a Sí, apoyaba sus rodillas sobre mi pecho,

oprimiéndolo fuerte fuerte y me ha dicho:

"Hija mía, tú debes morir continuamente."

Y mientras esto decía me participaba varias penas, y después, tomando

un aspecto más afable ha agregado:

"Hija mía, ¿de qué temes si está en ti la Potencia de mi Voluntad? Y

es tan cierto que está este mi Querer en ti, que en un instante te he

transformado en mis penas y tú con amor te has prestado a recibirlas. Y

conforme tú penabas has extendido los brazos para abrazar a mi Voluntad, y

mientras tú la abrazabas, todo lo que vive en mi Querer, esto es: los ángeles,

los santos, mi Mamá Celestial, la misma Divinidad, han sentido la estrechura

de tu abrazo y todos han corrido hacia ti para abrazarte a su vez y en coro

han dicho: ‘Cómo es grato y amado el abrazo de nuestra pequeña exiliada

que vive sobre la tierra para cumplir solamente la Voluntad de Dios, así

como la cumplimos nosotros en el Cielo, ella es nuestra alegría, es la nueva

y única fiesta que nos viene de la tierra.’ ¡Oh, si tú supieras qué significa

vivir en mi Voluntad, significa que no hay división entre ella y el Cielo,

donde está mi Voluntad ella se encuentra, sus actos, sus penas, sus palabras,

están en acto y obrantes en cualquier lugar donde se encuentra mi Voluntad,

y como se encuentra por todas partes, el alma se pone en el orden de la

Creación, y está, gracias a la electricidad del Supremo Querer, en

comunicación con todas las cosas creadas; y así como las cosas creadas

están en orden y armonía entre ellas, la una es el sostén de la otra, ni siquiera

una puede apartarse, y jamás sea, si se apartara una sola cosa creada por Mí

la Creación se trastornaría toda; hay un secreto entre ellas, una fuerza

misteriosa, que mientras viven suspendidos en el aire sin ningún apoyo, con

la fuerza de la comunicación que tienen entre ellas una sostiene a la otra; así

 

 

quien hace mi Voluntad está en comunicación con todos, está sostenida por

todas las obras de su Creador, por eso todos la reconocen, la aman y le

prestan la electricidad, el secreto de vivir junto con ellas suspendida entre el

Cielo y la tierra, toda sostenida por la sola Fuerza de la Suprema Voluntad."

Deo Gratias