VOLUMEN 15
Luisa Piccarreta Volumen 15
I. M. I.
Fiat
Diciembre 8, 1922
Sobre la Inmaculada Concepción.
Escribo por obedecer y ofrezco todo a mi dulce Jesús uniéndome al
sacrificio de su obediencia para obtener la gracia y la fuerza de hacerla comoÉl quiere. Y ahora, ¡oh mi Jesús! dame tu santa mano y la Luz de tu
inteligencia y escribe junto conmigo.
Estaba pensando en el gran portento de la Inmaculada Concepción de
mi Reina y Celestial Mamá y en mi interior he oído decirme:
"Hija mía, la Inmaculada Concepción de mi amada Mamá fue
prodigiosa y del todo maravillosa, tanto que Cielos y tierra quedaron
estupefactos e hicieron fiesta. Las Tres Divinas Personas hicieron
competencia: El Padre hizo salir un mar inmenso de Potencia; Yo, Hijo,
saqué un mar infinito de Sabiduría y el Espíritu Santo un mar inmenso de
eterno Amor, que fundiéndose formaron un solo mar y en medio de este mar
fue formada la Concepción de esta Virgen, elegida entre las elegidas; así que
la Divinidad suministró la sustancia de esta Concepción, y no sólo era centro
de vida de esta admirable y singular criatura, sino que este mar le estaba
alrededor, no sólo para tenerla defendida de todo lo que pudiera
ensombrecerla, sino para darle a cada instante nuevas bellezas, nuevas
gracias, Potencia, Sabiduría, Amor, privilegios, etc. Así que su pequeña
naturaleza fue concebida en el centro de este mar y se formó y creció bajo el
influjo de estas olas divinas, tanto, que no apenas fue formada esta noble y
singular criatura, la Divinidad no quiso esperar como es su costumbre con
las demás criaturas, quería sus abrazos, la correspondencia de su amor, sus
besos, gozarse sus inocentes sonrisas, y por eso no apenas fue formada su
Concepción le di el uso de razón, la doté de todas las ciencias, le hice
conocer nuestras alegrías y nuestros dolores en relación a la Creación; y
desde el seno materno Ella venía al Cielo, a los pies de nuestro trono para
darnos los abrazos, la correspondencia de su amor, sus tiernos besos, y
arrojándose en nuestros brazos nos sonreía con tal complacencia de gratitud
y de agradecimiento, que arrancaba nuestras sonrisas. ¡Oh!, cómo era bello
ver a esta inocente y privilegiada criatura enriquecida con todas las
22 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta
cualidades divinas, venir en medio de Nosotros toda amor, toda confianza,
sin temor, porque solamente el pecado es lo que pone distancia entre
Creador y criatura, rompe el amor, hace perder la confianza e infunde temor;
así que Ella venía en medio de Nosotros como Reina, que con su amor, dado
por Nosotros, nos dominaba, nos raptaba, nos ponía en fiesta y se hacía
raptora de otro amor, y Nosotros la hacíamos hacer, gozábamos del amor
que nos arrebataba y la constituimos Reina del Cielo y de la tierra. Cielo y
tierra exultaron e hicieron fiesta junto con Nosotros por tener después de
tantos siglos a su Reina, el sol sonrió en su luz y se creyó afortunado por
tener que servir a su Reina con darle luz; el cielo, las estrellas y todo el
universo sonrieron de alegría e hicieron fiesta, porque debían alegrar a su
Reina haciéndole ver la armonía y belleza del firmamento; sonrieron las
plantas, pues debían nutrir a su Reina, y también la tierra sonrió y se sintió
ennoblecida al deber dar habitación y por tener que hacerse pisar por los
pasos de su Emperatriz. Sólo el infierno lloró y sintió perder las fuerzas por
el dominio de esta Soberana Señora.
¿Pero sabes tú cuál fue el primer acto que hizo esta Celestial criatura
cuando se encontró la primera vez ante nuestro trono? Ella conoció que todo
el mal del hombre había sido la ruptura entre su voluntad y la de su Creador,
y Ella se estremeció y sin dejar pasar el tiempo ató su voluntad a los pies de
mi trono, sin ni siquiera quererla conocer, y mi Voluntad se ató a Ella y se
constituyó centro de vida, tanto que entre Ella y Nosotros se abrieron todas
las corrientes, todas las relaciones, todas las comunicaciones, y no hubo
secreto que no le confiáramos. Fue propiamente esto el acto más bello, más
grande, más heroico que hizo, el deponer a nuestros pies su voluntad, y que a
Nosotros, como raptados, nos hizo constituirla Reina de todos. ¿Ves
entonces qué significa atarse con mi Voluntad y no conocer la propia?
El segundo acto que hizo fue ofrecerse a cualquier sacrificio por amor
nuestro.
El tercero fue restituirnos el honor y la gloria de toda la Creación, que
el hombre nos había quitado con hacer su voluntad; y aun desde el seno
materno lloró por amor nuestro, porque nos vio ofendidos y lloró de dolor
por el hombre culpable. ¡Oh! cómo nos enternecían estas lágrimas inocentes
y apresuraban la suspirada Redención. Esta Reina nos dominaba, nos ataba,
nos arrancaba gracias infinitas, nos inclinaba tanto hacia el género humano
que no podíamos ni sabíamos resistir a sus repetidas instancias; ¿pero de
dónde le venía tal poder y tanta ascendencia sobre la misma Divinidad?
¡Ah! tú lo has entendido, era la Potencia de nuestro Querer que obraba en
Ella, que mientras la dominaba la hacía dominadora de Dios mismo.
Además ¿cómo podíamos resistir a tan inocente criatura poseída por la
Potencia y Santidad de Nuestro Querer? Sería resistir a Nosotros mismos,
Nosotros descubríamos en Ella nuestras cualidades divinas, como olas
afluían sobre Ella los reflejos de nuestra Santidad, los reflejos de los modos
divinos, de nuestro Amor, de nuestra Potencia, etc., y nuestro Querer, que
era su centro, atraía todos los reflejos de nuestras cualidades divinas y se
hacía corona y defensa de la Divinidad habitante en Ella. Si esta Virgen
Inmaculada no hubiera tenido el Querer Divino como centro de vida, todas
las demás prerrogativas y privilegios con los cuales tanto la enriquecimos
habrían sido una nada frente a eso. Fue esto lo que le confirmó y le
conservó los tantos privilegios, y no sólo, sino que a cada instante le
multiplicaba nuevos. He aquí la causa por la qué la constituimos Reina de
todos, porque cuando Nosotros obramos lo hacemos con razón, sabiduría y
justicia: Porque jamás dio vida a su querer humano, sino que nuestro Querer
fue siempre íntegro en Ella. ¿Cómo podíamos decir a otra criatura, tú eres
Reina del cielo, del sol, de las estrellas, etc., si en lugar de tener nuestro
Querer por dominio fuera dominada por su querer humano? Todos los
elementos, cielo, sol, tierra, se habrían sustraído del régimen y dominio de
esta criatura, todos habrían gritado en su mudo lenguaje: ‘No la queremos,
nosotros somos superiores a ella, porque jamás nos hemos sustraído de tu
eterno Querer; tal como nos creaste así somos.’ Habría gritado el sol con su
luz, las estrellas con su centelleo, el mar con sus olas, y así todo lo demás.
En cambio, como todos sintieron el dominio de esta Virgen excelsa, que casi
como hermana suya no quiso conocer su voluntad sino sólo la de Dios, no
sólo hicieron fiesta, sino que se sintieron honrados por tener su Reina y
corrieron en torno a Ella para hacerle cortejo y tributarle sus homenajes, con
ponerse la luna como escabel de sus pies, las estrellas como corona, el sol
como diadema, los ángeles como siervos, los hombres como esperando;
todos, todos le rindieron honores y le hicieron sus homenajes. No hay honor
y gloria que no se pueda dar a nuestro Querer, sea que obre en Nosotros, en
su propia sede, sea que habite en la criatura.
¿Pero sabes tú cuál fue el primer acto que hizo esta noble Reina
cuando saliendo del seno materno abrió los ojos a la luz de este bajo mundo?
Cuando Ella nació, los ángeles le cantaron canciones de cuna a la Celestial
Bebita y Ella quedó extasiada, y su bella alma salió de su cuerpecito,
acompañada por legiones angélicas y giró por tierra y cielo y fue recogiendo
todo el Amor que Dios había esparcido en todo lo creado, y penetrando en el
empíreo vino a los pies de nuestro trono y nos ofreció la correspondencia del
amor de todo lo creado y pronunció su primer gracias a nombre de todos.
¡Oh! cómo nos sentimos felices al oír el gracias de esta bebita Reina, y le
confirmamos todas las gracias, todos los dones, para hacerla superar a todas
las demás criaturas unidas juntas. Después, arrojándose en nuestros brazos
se deleitó con Nosotros, nadando en el océano de todos los contentos,
quedando embellecida de nueva belleza, de nueva luz y de nuevo amor,
suplicó de nuevo por el género humano, pidiéndonos con lágrimas que
descendiera el Verbo Eterno para salvar a sus hermanos, pero mientras esto
hacía, nuestro Querer le hizo saber que bajara a la tierra, y Ella de inmediato
dejó nuestros contentos y las alegrías y partió, ¿para hacer qué cosa?
¡Nuestro Querer! ¡Qué potente imán era nuestro Querer habitante en la
tierra en esta recién nacida Reina! No nos parecía ya extraña la tierra, no
nos sentíamos ya para castigarla haciendo uso de nuestra Justicia, teníamos
la Potencia de nuestra Voluntad que en esta inocente niña nos despedazaba
los brazos, nos sonreía desde la tierra y cambiaba la Justicia en gracias y en
dulce sonrisa, tanto, que no pudiendo resistir al dulce encanto, el Verbo
Eterno apresuró su carrera. ¡Oh prodigio de mi Querer Divino, a Ti todo se
debe, por Ti se cumple todo y no hay prodigio más grande que mi Querer
habitante en la criatura!"
Diciembre 21, 1922
Privación de Jesús y penas del alma.
Me sentía toda afligida por la privación de mi adorable Jesús, más
bien me sentía torturada, mi pobre corazón agonizaba y se debatía entre la
vida y la muerte y mientras parecía que moría, una fuerza oculta lo hacía
resurgir para continuar su amarguísima agonía. ¡Oh! privación de mi Jesús,
cómo eres despiadada y cruel, la misma muerte sería una nada frente a ti,
pues la muerte no hace otra cosa que llevar a la vida eterna, en cambio la
privación hace huir la misma vida. Pero todo esto era nada aún, mi pobre
alma mientras ansiaba a mi vida, a mi todo, dejaba mi cuerpo para
encontrarlo al menos fuera de mí, pero en vano, más bien me encontraba en
una inmensidad de la cual, la profundidad, la grandeza, la altura, no se
descubría el término; fijaba mis miradas por todas partes en aquel gran
vacío, quién sabe si al menos pudiera verlo de lejos para tomar el vuelo y
arrojarme en sus brazos, pero todo era inútil, temía precipitarme en aquel
gran vacío, y sin Jesús ¿a dónde habría ido? ¿Qué habría sido de mí?
Temblaba, gritaba, lloraba, pero sin encontrar piedad; habría querido
regresar a mi cuerpo, pero una fuerza oculta me lo impedía. Mi estado era
horrible, porque el alma encontrándose fuera de mí misma se precipitó hacia
su Dios como hacia su centro, más veloz que una piedra cuando se
desprende desde lo alto y cae hacia el centro de la tierra, no es de la
naturaleza de la piedra quedarse suspendida y busca la tierra como apoyo y
reposo, así no es naturaleza del alma salir de sí misma y no precipitarse en el
centro del cual salió; esta pena da tal espanto, temor, dolor, que podría
llamarla pena de infierno. Pobres almas sin Dios, ¿cómo, cómo hacen?
¿Qué pena será para ellas la pérdida de Dios? ¡Ah! Jesús mío, no permitas
que ninguno, ninguno te pierda."
Ahora, estando en este estado tan doloroso me he encontrado en mí
misma y mi dulce Jesús extendiendo un brazo me ha rodeado el cuello,
luego ha hecho ver que tenía en sus brazos una pequeña niña, pero de una
pequeñez extrema; la niña agonizaba y mientras parecía que moría, Jesús
ahora le daba su aliento, ahora le daba un pequeño sorbo, ahora se la
estrechaba a su corazón y la pobre pequeñita volvía de nuevo a la agonía,
pero ni moría ni salía de su estado agonizante. Jesús era todo atención, la
vigilaba, la asistía, la sostenía, no perdía ningún movimiento de esta niña
agonizante. Yo sentía como repercutir en el fondo de mi corazón todas las
penas de aquella pobre pequeña, y Jesús mirándome me ha dicho:
"Hija mía, esta pequeña niña es tu alma. Mira cuánto te amo, con
cuántos cuidados te asisto, te mantengo en vida con los sorbos de mi
Voluntad, mi Querer te empequeñece, te hace morir y resurgir, pero no
temas, porque jamás te dejaré, mis brazos te tendrán siempre estrechada a mi
seno."
Enero 16, 1923
Segundo desorden general.
Me sentía muy afligida por la privación de mi dulce Jesús y pensaba
entre mí: "¿Por qué no viene? ¿Quién sabe en qué lo he ofendido que de mí
se esconde?" Y mientras esto pensaba, y quién sabe cuántas otras cosas, que
no es necesario decir aquí, mi adorable Jesús se ha movido en mi interior y
estrechándome fuerte a su corazón santísimo, con voz tierna y llena de
compasión me ha dicho:
"Hija mía, después de tanto tiempo que vengo a ti deberías de
comprender por ti misma la causa de mi ocultamiento, pero no escondido
fuera de ti, sino en ti misma."
Después, suspirando fuerte ha agregado: "¡Ay! es el segundo
desorden general que las naciones están preparando, y Yo me estaré
escondido en ti, y como vigilante para ver qué hacen. He hecho de todo para
disuadirlos, les he dado Luz, Gracia, te he llamado a ti en modo especial en
los meses pasados para hacerte sufrir más, para hacer que mi Justicia
encontrando un dique en ti, y una satisfacción de más en tus penas, pudiera
hacer descender más libremente la Luz, la Gracia, en sus mentes para
disuadirlos de este segundo desorden; pero todo ha sido en vano; y por
cuanta más unión hacían, tanto más fomentaban las discordias, los odios, las
injusticias, tanto que obligan a los oprimidos a tomar las armas para
defenderse; y Yo, cuando se trata de defender a los oprimidos y a la justicia,
aun natural, debo concurrir. Mucho más, pues las naciones aparentemente
vencedoras vencieron sobre bases de la más pérfida injusticia; deberían de
haberlo comprendido ellas mismas y ser más benignas con los oprimidos, en
cambio son más inexorables, queriendo de ellos no sólo la humillación, sino
también la destrucción. ¡Qué perfidia! ¡Qué perfidia más que diabólica!
No están aún saciados de sangre, cuántos pobres pueblos perecerán; me
duele, pero la tierra quiere ser purgada; otras ciudades serán destruidas;
también Yo segaré muchas vidas con los flagelos que mandaré del Cielo, y
mientras esto sucederá Yo me estaré en ti como escondido y como vigía."
Y me parecía que más se escondía en mí. Yo me sentía inmersa en un
mar de amargura por este hablar de Jesús, después me he sentido rodeada de
personas que rezaban, y mi Mamá Celestial extendiendo su mano en mi
interior tomaba un brazo de Jesús y lo jalaba fuera, y le decía:
"Hijo mío, ven en medio de los pueblos, ¿no ves en qué mar de
tempestades están por arrojarse y que les costará un mar de sangre?"
Pero por cuanto lo jalaba, Jesús no ha querido salir, entonces
volteándose hacia mí me ha dicho:
"Pídele mucho que las cosas sean más benignas."
Yo me he puesto a pedírselo, y Él ahora ponía su oído en el mío y me
hacía oír los movimientos de los pueblos, los rumores de las armas; ahora
me hacía ver varias razas de pueblos unidos juntos, quién preparado a
desencadenar guerras, y quién se estaba preparando. Por eso, estrechándome
fuerte a mi Jesús le he dicho: "Aplácate Amor mío, ¿no ves cuánta
confusión de pueblos, cuántos desórdenes? Si esto es en los preparativos,
¿qué será en la guerra?"
Y Jesús: "¡Ah! hija mía, son ellos mismos que lo quieren, la perfidia
del hombre quiere llegar a los excesos, y uno quiere lanzar al otro al abismo,
pero la unión de diversas razas servirá después para mi gloria."
Enero 24, 1923
La Santísima Trinidad reflejada en la tierra. Los actos triples. Cómo
estaba reservado el abrir las puertas del eterno Querer a Luisa.
Todos estos días los he pasado en un mar de amargura, porque
frecuentemente el bendito Jesús me priva de su amable presencia, y si se
hace ver, lo veo en mi interior inmerso en un mar cuyas olas se elevan por
encima de Él en acto de sumergirlo, y Jesús para no quedar sumergido y
ahogado mueve su brazo y rechaza la ola, y con mirada piadosa me mira, me
pide ayuda y me dice:
"Hija mía, mira cómo las culpas son tantas que me quieren sumergir,
¿no ves las olas que me mandan, que si no agitara mi brazo quedaría
ahogado? Qué tiempos tan tristes, que traerán tristes consecuencias."
Y mientras esto dice se esconde más en mi interior. ¡Qué pena ver a
Jesús en este estado! Son penas que desgarran el alma y la hacen pedazos.
¡Oh! cómo se quisiera sufrir cualquier martirio para consolar a mi dulce
Jesús. Después, esta mañana me parecía que mi amable Jesús no podía más,
y haciendo uso de su Potencia ha salido de ese mar lleno de todas esas armas
listas para herir y también para matar, que daba terror sólo mirarlo, y
apoyando su cabeza sobre mi pecho, todo afligido y pálido, pero bello y de
una belleza que raptaba me ha dicho:
"Hija amada mía, no podía más, y si la Justicia quiere su curso,
también mi Amor quiere su desahogo y hacer su camino, por eso he salido
de ese mar horrible que me forman las culpas de las criaturas, para dar
campo a mi Amor para venir a desahogarme con mi pequeña hija de mi
Voluntad. También tú no podías más, he escuchado el estertor de tu agonía
por mi privación en aquel mar horrible, y habiendo puesto como a un lado a
todos he corrido a ti para desahogarme y hacerte desahogar en amor
conmigo, para darte nuevamente la vida."
Y mientras esto decía me estrechaba fuerte a Él, me besaba, me ponía
su mano en la garganta como para aliviarme de la pena que Él mismo me
había dado, porque días atrás habiéndome jalado fuerte los nervios de la
parte del corazón que corresponden a la garganta, quedé como asfixiada; mi
Jesús era todo amor y quería que yo le devolviera los besos, las caricias, los
abrazos que Él me daba. Después de esto he comprendido que quería que yo
entrara en el mar inmenso de su Voluntad para ser aliviado del mar de las
culpas de las criaturas, y yo estrechándome más fuerte a Él he dicho:
"Mi amado bien, junto contigo quiero seguir todos los actos que hizo
tu Humanidad en la Voluntad Divina, adonde llegaste Tú quiero llegar
también yo, para hacer que en todos tus actos encuentres también el mío,
entonces así como tu inteligencia en la Voluntad Suprema recorrió todas la
inteligencias de las criaturas para dar al Padre Celestial la gloria, el honor, la
reparación por cada uno de los pensamientos de criatura en modo divino, y
sellar con la Luz, con la Gracia de tu Voluntad cada uno de los pensamientos
de ellas, así también yo quiero recorrer cada uno de los pensamientos, desde
el primero hasta el último que tendrá vida en las mentes humanas, para
repetir lo que está hecho por Ti; es más, quiero unirme con los pensamientos
de nuestra Celestial Mamá, que nunca quedó atrás, sino que siempre corrió
junto contigo, y con los pensamientos que han hecho tus santos."
A estas últimas palabras, Jesús me ha mirado y todo ternura me ha
dicho:
"Hija mía, en mi Voluntad eterna encontrarás todos mis actos, así
como también todos los de mi Mamá, que envolvían a todos los actos de las
criaturas, desde la primera hasta la última que deberá existir como dentro de
un manto, y este manto como formado en dos partes, una se elevaba al Cielo
para dar a mi Padre, con una Voluntad Divina, todo lo que las criaturas le
debían: amor, gloria, reparación y satisfacción; la otra parte quedaba para
defensa y ayuda de las criaturas. Ningún otro ha entrado en mi Voluntad
Divina para hacer todo lo que hizo mi Humanidad; mis santos han hecho mi
Voluntad, pero no han entrado dentro para hacer todo lo que hace mi
Voluntad y tomar como de un solo golpe todos los actos, del primero hasta
el último hombre, y volverse actor, espectador y divinizador. Con hacer mi
Voluntad no se llega a hacer todo lo que mi eterno Querer contiene, sino que
desciende en la criatura limitado, por cuanto la criatura puede contener, sólo
quien entra dentro se ensancha, se difunde como luz solar en los eternos
vuelos de mi Querer y encontrando mis actos y los de mi Mamá, pone en
ellos el suyo. Mira en mi Voluntad, ¿hay acaso otros actos de criatura
multiplicados en los míos que lleguen hasta el último acto que debe
cumplirse sobre esta tierra? Mira bien, no encontrarás ninguno, esto
significa que ninguno ha entrado, estaba reservado el abrir las puertas de mi
eterno Querer a la pequeña hija mía, para unificar sus actos a los míos y a los
de mi Mamá y volver triples todos nuestros actos ante la Majestad Suprema
y para bien de las criaturas. Ahora, habiendo abierto las puertas, pueden
entrar otros, con tal que se dispongan a un bien tan grande."
Entonces he continuado junto con Jesús girando en su Voluntad para
hacer lo que estaba hecho por Él. Luego hemos mirado juntos la tierra,
cuántas cosas horribles se veían, y cómo siguen los preparativos de guerra,
que hacen estremecerse; y toda temblando me he encontrado en mí misma.
Poco después ha regresado y ha seguido hablándome de su Santísima
Voluntad diciéndome:
"Hija mía, mi Voluntad en el Cielo contenía al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo; una era la Voluntad de las Tres Divinas Personas, mientras
eran distintas entre Ellas, pero la Voluntad era una, y Ésta, siendo la única
que obraba en Nosotros formaba toda nuestra felicidad, nuestra igualdad de
Amor, de Potencia, de Belleza, etc. Si en vez de una Voluntad fueran tres
Voluntades, no podríamos ser felices, mucho menos volver felices a los
demás; habríamos sido desiguales en la Potencia, en la Sabiduría, en la
Santidad, etc., así que nuestra única Voluntad, obrante en Nosotros, es todo
nuestro bien, del cual brotan tantos mares de felicidad, que ninguno puede
penetrar hasta el fondo. Ahora, nuestra Voluntad viendo el gran bien del
obrar sola en Tres Personas distintas, quiere obrar sola en tres personas
distintas en la tierra, y éstas son: La Madre, el Hijo, la Esposa. De éstas
quiere hacer brotar otros mares de felicidad que llevarán bienes inmensos a
todos los viadores."
Y yo toda maravillada he dicho: "Amor mío, ¿quién será esta Madre
afortunada, este Hijo y esta Esposa que reflejarán a la Trinidad sobre la
tierra y que tu Voluntad será una en Ellas?
Y Jesús: "¡Cómo!, ¿no lo has comprendido? Dos están ya en su
puesto de honor: Mi Mamá Divina, y Yo, Verbo Eterno, Hijo del Padre
Celestial e Hijo de la Madre Celestial. Con encarnarme en el seno de Ella
fui su propio Hijo. La Esposa es la pequeña hija de mi Querer. Yo estoy en
medio, mi Mamá a la derecha y la Esposa a la izquierda; conforme mi
Voluntad obra en Mí, hace el eco a la derecha y a la izquierda, y forma una
sola Voluntad, por eso he vertido tantas gracias en ti, he abierto las puertas
de mi Querer, te he revelado los secretos, los prodigios que Él contiene, para
abrir tantos caminos para hacerte llegar el eco de mi Querer, a fin de que
perdiendo el tuyo pudieras vivir con mi sola Voluntad. ¿No estás contenta?"
Y yo: "Gracias, ¡oh Jesús! Y haz, te ruego, que siga tu Querer."
Febrero 3, 1923
Los dos agonizantes.
Me sentía faltar la vida por la privación de mi dulce Jesús, y si se
mueve en mi interior, se hace ver en aquel mar espantoso de las culpas de las
criaturas; entonces, no pudiendo más me lamentaba fuerte, y Él, como
conmovido por mis lamentos ha salido como fuera de aquel mar y
estrechándome me ha dicho:
"Hija mía, ¿qué tienes? He oído tus lamentos, el estertor de tu agonía
y he hecho todo a un lado para venir a socorrerte y a sostenerte. Hija mía,
paciencia, somos dos pobres agonizantes, Yo y tú, por el bien de la
humanidad, y mientras estamos agonizando el amor nos sostiene para no
dejarnos morir, para dar ayuda a la pobre humanidad que yace como
muriendo en el mar de tantas culpas."
Y mientras esto me decía, parecía que las olas de aquel mar nos
sumergían a ambos. ¿Quién puede decir lo que se sufría? Y como en
aquellas olas se veían los preparativos de guerra le he dicho: "Vida mía,
¿quién sabe cuánto durará este segundo desorden, si el primero duró tanto,
qué será del segundo que parece más largo?
Y Jesús muy afligido: "Cierto que será más largo, pero no durará
tanto, porque pondré mi mano y los flagelos del Cielo apagarán los de la
tierra. Por eso oremos, y tú no salgas jamás de mi Voluntad."
Febrero 13, 1923
El bien que lleva el ser fiel y atento.
Me sentía muy afligida, y mi dulce Jesús haciéndose ver me ha dicho:
"Hija mía, ánimo, seme fiel y atenta, porque la fidelidad y la atención
producen la igualdad de los humores en el alma y en ella forman un solo
humor y establecen la perfecta paz, y ésta la vuelve dominadora, de modo
que hace lo que quiere y llega a donde quiere. Especialmente para quien
vive en mi Querer sucede como al sol, no se cambia jamás, uno es su acto,
hacer salir de su esfera luz y calor; no hace hoy una cosa y mañana otra, es
siempre fiel y constante en hacer la misma cosa, pero mientras su acto es
uno, conforme este acto desciende y toca la superficie de la tierra, ¿cuántos
actos diversos no suceden? Casi innumerables: Si encuentra la flor cerrada,
con el beso de su luz y con el calor la abre, le da el color y el perfume; si
encuentra el fruto inmaduro, lo madura y le da la dulzura; si encuentra los
campos verdes, los vuelve dorados; si encuentra el aire sucio, con el beso de
su luz lo purifica; en suma, a todas las cosas les da lo que es necesario para
su existencia en esta tierra y para poder producir la utilidad que las cosas
contienen, según está establecido por Dios. Así que el sol con su fidelidad y
con hacer siempre la misma cosa, es el cumplimiento de la Voluntad Divina
sobre todas las cosas creadas. ¡Oh!, si el sol no fuera siempre igual en dar su
luz, ¿cuántas oscilaciones, cuántos desórdenes habría sobre la tierra? Y el
hombre no podría hacer ningún cálculo ni sobre sus campos, ni sobre sus
plantas y diría: ‘Si el sol no me manda su luz y su calor no sé cuando debo
cosechar, ni cuándo madurarán los frutos.’ Así sucede para el alma fiel y
atenta, en mi Voluntad uno es su acto, pero los efectos son innumerables.
En cambio si es inconstante y desatenta, ni ella ni Yo podemos hacer ningún
cálculo, ni fijar el bien que puede producir."
Febrero 16, 1923
La Cruz que dio la Divina Voluntad a Nuestro Señor. Jesús
para obrar la Redención perfecta y completa debía hacerla
en el ámbito de la eternidad.
Estaba haciendo mi acostumbrada adoración al Crucifijo
abandonándome toda en su amable Querer, pero mientras esto hacía he
sentido que mi amable Jesús se movía en mi interior y me decía:
"Hija mía, ándale, ándale, date prisa, haz tu curso en mi Querer, ve
repasando todo lo que hizo mi Humanidad en la Suprema Voluntad, a fin de
que a mis actos y a los de mi Mamá unas los tuyos. Está decretado que si
una criatura no entra en el Querer eterno para volver triples nuestros actos,
este Supremo Querer no desciende a la tierra para hacer su camino en las
generaciones humanas, quiere el cortejo de los actos triples para hacerse
conocer, por eso date prisa."
Jesús ha hecho silencio y yo me he sentido como volcada en el Santo
Querer eterno, pero no sé decir lo que hacía, sólo sé decir que encontraba
todos los actos de Jesús y yo en ellos ponía el mío. Después ha vuelto a
hablarme:
"Hija mía, cuántas cosas hará conocer mi Voluntad de lo que obró mi
Humanidad en esta Voluntad Divina; mi Humanidad para obrar la
Redención completa y perfecta debía hacerla en el ámbito de la eternidad, he
aquí la necesidad de una Voluntad eterna. Si mi voluntad humana no
hubiera tenido consigo una Voluntad eterna, todos mis actos habrían sido
actos limitados y finitos, en cambio con Ella eran interminables e infinitos,
por esto mis penas, mi cruz, debían ser interminables e infinitas y la
Voluntad Divina hacía encontrar a mi Humanidad todas esas penas y cruces,
tanto, que Ella me extendía sobre toda la familia humana, desde el primero
hasta el último hombre, y Yo absorbía todas las especies de penas en Mí, y
cada criatura formaba mi cruz, así que mi cruz fue tan larga por cuanta es y
será la largura de todos los siglos, y tan ancha por cuanto son las humanas
generaciones. No fue sólo la pequeña cruz del calvario donde me
crucificaron los hebreos, ésta no era otra cosa que una imagen de la gran
cruz en la cual me tenía crucificado la Suprema Voluntad, así que cada
criatura forma el largo y el ancho de la cruz, y conforme la formaban
quedaban injertadas en la misma cruz, y el Querer divino extendiéndome
sobre de ella y crucificándome, no sólo formaba mi cruz, sino la de todos
aquellos que formaban dicha cruz; he aquí por qué tenía necesidad del
ámbito de la eternidad, en la que debía tener esta cruz, el espacio terrestre no
habría bastado para contenerla. ¡Oh, cuánto me amarán cuando conozcan lo
que hizo mi Humanidad en la Divina Voluntad, lo que me hizo sufrir por su
amor. Mi cruz no fue de madera, no, fueron las almas, eran ellas que me las
sentía palpitantes en la cruz en la que me extendía la Divina Voluntad, y
ninguna se me escapaba, a todas daba su lugar, y para dar lugar a todas me
distendía en modo tan desgarrador y con penas tan atroces, que las penas de
la Pasión podría llamarlas pequeñas y alivios. Por eso date prisa, a fin de
que mi Querer haga conocer todo lo que el Querer eterno obró en mi
Humanidad; este conocimiento rescatará tanto amor, que las criaturas se
rendirán y lo harán reinar en medio de ellas."
Ahora, mientras esto decía mostraba tanta ternura y tanto amor, que
yo maravillada le he dicho: "Amor mío, ¿por qué muestras tanto amor
cuando hablas de tu Voluntad, que parece como si de dentro de Ti quisieras
hacer salir otro Tú mismo por el gran amor que muestras, mientras que si
hablas de otras cosas no se ve en Ti este exceso de amor?"
Y Él: "Hija mía, ¿quieres saberlo? Cuando Yo hablo de mi Voluntad
para hacerla conocer a la criatura, Yo quiero infundirle mi Divinidad, por
eso, otro Yo mismo, y mi Amor se desborda todo para hacerlo, y la amo a
ella como a Mí mismo. He aquí por qué tú ves que mientras hablo de mi
Querer, mi Amor parece como si se saliera de sus confines para formar la
sede de mi Voluntad en el corazón de la criatura; en cambio cuando hablo de
otra cosa, son mis virtudes que infundo, y según las virtudes que le voy
manifestando, ahora la amo como Creador, ahora como Padre, ahora como
Redentor, ahora como maestro, ahora como médico, etc., por lo tanto no hay
aquella exuberancia de amor como cuando quiero formar otro Yo mismo."
Febrero 22, 1923
Temor al fingimiento. Quien debe subir más
alto que todos, debe descender en lo más bajo.
Me encontraba muy angustiada por el pensamiento de que mi estado
era un continuo fingimiento. ¡Qué golpe tan despiadado es esto para mí!
Me llama todas las desgracias, me pone por debajo de todos los desgraciados
y aun de los mismos condenados; alma más perversa que yo no ha existido
nunca en la tierra, pero lo que más me duele es el no poder salir de este
estado de fingimiento, pues confesaría mi culpa y a costa de mi vida no lo
haría más, y Jesús que es tan bueno, en su infinita misericordia perdonaría a
esta alma, la más perversa de todas. Entonces, después de haber pasado una
de estas tormentas, mi siempre amable Jesús se ha hecho ver y yo le he
dicho:
"Amado Jesús mío, que feo pensamiento es éste, ¡ah!, no permitas que
exista en mí el fingimiento, mándame la muerte antes que ofenderte con el
vicio más feo, como es el fingimiento; esto me aterroriza, me aplasta, me
aniquila, me arranca de tus dulces bazos y me pone bajo los pies de todos,
aun de los mismos condenados. Mi Jesús, ¿Tú dices que me amas mucho, y
después permites esta separación de mi alma de Ti? ¿Cómo puede resistir tu
corazón ante tanto dolor mío?"
Y Jesús: "Hija mía, ánimo, no te abatas, quien debe subir más alto
que todos, debe descender en lo más bajo, por debajo de todos. De mi
Madre, Reina de todos, se dice que fue la más humilde de todos, porque
debía ser superior a todos; pero para ser más humilde que todos debía
descender en lo más bajo, por debajo de todos, y mi Celestial Mamá con el
conocimiento que tenía de su Dios Creador, y quién era Ella, criatura,
descendía tanto en lo bajo, que a medida que Ella descendía, así Nosotros la
elevábamos, pero tanto, que no hay ninguno que la iguale. Así es de ti, la
pequeña hija de mi Querer, para darle el primado en mi Voluntad, debiendo
elevarla sobre todos, la hago descender a lo más bajo, por debajo de todos, y
por cuanto más desciende tanto más la elevo y la hago tomar lugar en el
Querer Divino. ¡Oh, cómo me rapta cuando a quien está sobre de todos la
veo por debajo de todos! Yo corro, vuelo, para tomarte en mis brazos y
hago ensanchar tus confines en mi Voluntad, por eso permito todo para tu
bien y también para cumplir mis más altos designios sobre ti. Pero no quiero
que pierdas tiempo en pensar y pensar en esto, cuando te tomo en mis brazos
haz todo a un lado y sigue mi Querer."
Marzo 12, 1923
Privación de Jesús y efectos que produce.
Cómo Jesús sufrió el alejamiento de la Divinidad.
Me sentía morir de pena por la privación de mi dulce Jesús, y si viene
lo hace como relámpago que huye. Entonces no pudiendo más y teniendo Él
compasión de mí, ha salido de dentro de mi interior, y yo en cuanto lo he
visto le he dicho: "Amor mío, qué pena, me siento morir sin Ti, pero morir
sin morir, que es la más dura de las muertes, yo no sé cómo la Bondad de tu
corazón puede soportar verme en estado de muerte continua, sólo por causa
tuya."
Y Jesús: "Hija mía, ánimo, no te abatas demasiado, no estás sola en
sufrir esta pena, también Yo la sufrí, como también mi querida Mamá, ¡oh,
cuánto más dura que la tuya! Cuántas veces mi gimiente Humanidad, si bien
era inseparable de la Divinidad, pero para dar lugar a las expiaciones, a las
penas, siendo éstas incapaces de tocarla, Yo quedaba solo y la Divinidad
como apartada de Mí. ¡Oh! cómo sentía esta privación, pero esto era
necesario. Tú debes saber que cuando la Divinidad puso fuera la obra de la
Creación, puso también fuera toda la gloria, todos los bienes y felicidad que
cada una de las criaturas debía recibir, no sólo en esta vida sino también en
la patria celestial. Ahora, toda la parte que correspondía a las almas perdidas
quedaba suspendida, no tenía a quién darse, entonces Yo, debiendo
completar todo y absorber todo en Mí, me expuse a sufrir la privación que
los mismos condenados sufren en el infierno. ¡Oh, cuánto me costó esta
pena! Me costó pena de infierno y muerte despiadada, pero era necesario.
Debiendo absorber todo en Mí, todo lo que salió de Nosotros en la Creación,
toda la gloria, todos los bienes y felicidad, para hacerlos salir de Mí de
nuevo para ponerlos a disposición de todos aquellos que quisieran
aprovecharse de ellos, debía absorber todas las penas y la misma privación
de mi Divinidad, ahora, todos estos bienes absorbidos en Mí de toda la obra
de la Creación, siendo Yo la cabeza de la que todo bien desciende sobre
todas las generaciones, voy buscando almas que me asemejen en las penas,
en las obras, para poder participar tanta gloria y felicidad que mi Humanidad
contiene; pero no todas las almas las quieren aprovechar, ni todas están
vacías de sí mismas y de las cosas de acá abajo para poderme hacer conocer
y después sustraerme, y en estos vacíos de ellas mismas y del conocimiento
que han adquirido de Mí, formar esta pena de mi privación, y en la privación
que sufre venga a absorber en ella esta gloria de mi Humanidad que otros
rechazan. Si Yo no hubiera estado casi siempre contigo tú no me habrías
conocido, ni amado, y este dolor de mi privación no lo sentirías ni podría
formarse en ti, y en ti faltaría la semilla y el alimento de este dolor. ¡Oh!
cuántas almas están privadas de Mí, y tal vez están aun muertas, ellas se
duelen si se ven privadas de un pequeño placer, de una bagatela cualquiera,
pero privadas de Mí no tienen ningún dolor, y ni siquiera un pensamiento,
así que este dolor debería consolarte porque te da la señal segura de que he
venido a ti y que me has conocido, y que tu Jesús quiere poner en ti la gloria,
los bienes, la felicidad que los demás rechazan."
Marzo 18, 1923
Cómo se toma posesión de los bienes que contiene el Divino Querer.
Estaba toda abandonándome en la Santísima Voluntad de mi dulce
Jesús a pesar de que me sentía privada de Él y como traspasada en el
corazón, y pensaba entre mí: "¿Para qué ha servido el haberme hablado
tanto de su eterno Querer si ahora me ha dejado? Es más, sus mismas
palabras son heridas a mi corazón que me lo desgarran en pedazos, si bien
estoy resignada, beso esas mismas heridas que me laceran, la mano que me
hiere, pero siento a lo vivo que todo para mí ha terminado." Mientras esto
pensaba, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior y poniéndome sus
brazos al cuello me ha dicho:
"Hija mía, hija mía, no temas, nada ha terminado entre Yo y tú; tu
Jesús es siempre para ti tu Jesús. La cosa que más fuerte vincula al alma es
perder su voluntad en la mía, ¿cómo puedo dejarte? Y además, si tanto te he
hablado de mi Querer, son tantos vínculos de unión indisoluble que he
puesto entre Yo y tú; mi eterno Querer, hablándote, vinculaba tu pequeño
querer con los vínculos de mi eterno Querer por cuantas palabras te decía;
además de esto debes saber que al crear al hombre, nuestra primera Suprema
Voluntad fue que debía vivir en nuestro Querer, y debiendo vivir en Él debía
tomar de lo nuestro para vivir a nuestras expensas, correspondiendo a
nuestra Voluntad con tantos actos divinos por cuantos actos humanos hacía
en la nuestra, y esto para enriquecerlo con todos los bienes que nuestra
Voluntad contiene, pero el hombre quiso vivir en su querer, a sus expensas,
y por esto se exilió de su patria y perdió todos estos bienes; así que mis
bienes quedaron sin herederos, eran inmensos y ninguno los poseía.
Entonces entró mi Humanidad para tomar posesión de todos estos bienes con
el vivir a cada instante en este Querer eterno, quiso vivir siempre a sus
expensas, nacer, crecer, padecer, obrar y morir en el eterno beso del Querer
Supremo, y a medida que vivía en Él así me venía dada la posesión de los
tantos bienes desocupados que el hombre ingrato había puesto en el olvido.
Ahora hija mía, mi Sabiduría infinita con haberte hablado tanto de mi
Querer, no ha sido sólo para darte la simple noticia, no, no, ha sido para
hacerte conocer el vivir en mi Querer, los bienes que hay en Él, y mientrashaces el camino en Él tomas la posesión de ellos. Mi Humanidad hizo todo,
tomó posesión de todo, no para Mí solo, sino para abrir las puertas a mis
demás hermanos. He esperado tantos siglos, han pasado tantas
generaciones; esperaré aún, pero el hombre debe regresar a Mí sobre las alas
de mi Querer, de donde salió; por eso sé tú la primera bienvenida, y mis
palabras te sirvan de acicate para tomar la posesión, y de cadenas que te aten
tan fuerte que no te dejen salir jamás de mi Voluntad."
Marzo 23, 1923
Dolores de la Celestial Mamá y cómo el Fiat Divino obró en ellos.
Estaba pensando en los dolores de mi Mamá Celestial, y mi amable
Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, el primer Rey de los dolores fui Yo, y siendo Yo Hombre y
Dios, debía concentrar todo en Mí para tener el primado sobre todo, aun
sobre los mismos dolores. Los dolores de mi Mamá no eran otra cosa que
los reflejos de los míos, que reflejándose en Ella le participaban todos mis
dolores, que traspasándola, la llenaron de tal amargura y pena de sentirse
morir a cada reflejo de mis dolores, pero el amor la sostenía y le daba de
nuevo la vida. Por eso, no sólo por honor, sino con derecho de justicia fue la
primera Reina del inmenso mar de sus dolores."
Mientras esto decía, me parecía ver a mi Mamá frente a Jesús, y todo
lo que contenía Jesús, los dolores y los traspasos de ese corazón santísimo se
reflejaban en el corazón de la adolorada Reina; y por cada uno de los reflejos
se formaban tantas espadas en el corazón de la traspasada Mamá, y estas
espadas eran selladas por un Fiat de Luz, en la cual Ella quedaba rodeada en
medio a tantos Fiat de Luz fulgidísima, que le daban tanta gloria que faltan
las palabras para narrarla. Entonces Jesús ha continuado diciéndome:
"No fueron los dolores los que constituyeron Reina a mi Mamá y la
hicieron refulgir de tanta gloria, sino mi Fiat Omnipotente, el cual
entrelazaba cada acto y dolor suyo y se constituía vida de cada dolor, así que
mi Fiat era el acto primero que formaba la espada, dándole la intensidad del
dolor que quería; mi Fiat podía poner en aquel corazón traspasado cuantos
dolores quería, agregar heridas a heridas, penas sobre penas, sin la sombra
de la mínima resistencia; es más, se sentía honrada de que mi Fiat se
constituía vida aun de un solo latido, y mi Fiat le dio la gloria completa y la
constituyó verdadera y legítima Reina.
Ahora, ¿quiénes serán las almas en las cuales pueda reflejar los
reflejos de mis dolores y de mi misma Vida? Aquéllas que tendrán por vida
mi Fiat, este Fiat absorberá en ellas mis reflejos y Yo seré magnánimo en
participar lo que mi Querer obra en Mí; por eso en mi Voluntad espero a las
almas, para darles el verdadero dominio y la gloria completa de cada acto y
pena que puedan sufrir. Fuera de mi Voluntad, el obrar y el sufrir Yo no lo
reconozco, podría decir: ‘No tengo qué darte, ¿cuál es la voluntad que te ha
animado en el hacer y en sufrir esto? De ella hazte recompensar.’ Muchas
veces el hacer el bien, el sufrir, sin que mi Voluntad entre en medio, pueden
ser míseras esclavitudes que degeneran en pasiones; mientras que sólo mi
Querer da el verdadero dominio, las verdaderas virtudes, la verdadera gloria
de trasmutar lo humano en divino."
Marzo 27, 1923
Dolores de la Vida Sacramental de Jesús.
Gracias con las cuales nos previene para recibirlo.
Habiendo recibido la comunión, mi dulce Jesús se ha hecho ver, y yo
apenas lo he visto me he arrojado a sus pies para besarlos y estrecharme toda
a Él. Y Jesús extendiéndome la mano me ha dicho:
"Hija mía, ven entre mis brazos y hasta dentro de mi corazón; me he
cubierto de los velos Eucarísticos para no infundir temor, he descendido en
el abismo más profundo de las humillaciones en este Sacramento para elevar
a la criatura hasta Mí, fundiéndola tanto en Mí de formar una sola cosa
conmigo, y con hacer correr mi sangre sacramental en sus venas
constituirme vida de su latido, de su pensamiento y de todo su ser. Mi Amor
me devoraba y quería devorar a la criatura en mis llamas para hacerla
renacer como otro Yo, por eso quise esconderme bajo estos velos
eucarísticos, y así escondido entrar en ella para formar esta transformación
de la criatura en Mí; pero para que suceda esta transformación se
necesitaban las disposiciones por parte de las criaturas, y mi Amor llegando
al exceso, mientras instituía el Sacramento Eucarístico, así ponía fuera de
dentro de mi Divinidad otras gracias, dones, favores, Luz para bien del
hombre, para volverlo digno de poderme recibir; podría decir que puse fuera
tanto bien de sobrepasar los dones de la Creación, quise darle primero las
gracias para recibirme, y después darme para darle el verdadero fruto de mi
Vida Sacramental. Pero para preparar con estos dones a las almas, se
necesita un poco de vacío de ellas mismas, de odio a la culpa, de deseo de
recibirme; estos dones no descienden en la podredumbre, en el fango, por
eso sin mis dones no tienen las verdaderas disposiciones para recibirme, y
Yo descendiendo en ellas no encuentro el vacío para comunicar mi Vida,
estoy como muerto para ellas y ellas muertas para Mí, Yo ardo y ellas no
sienten mis llamas, soy Luz y ellas quedan más cegadas. ¡Ay de Mí!
cuántos dolores en mi Vida Sacramental, muchas por falta de disposiciones,
no sintiendo nada de bien en el recibirme, llegan a nausearme, y si continúan
recibiéndome es para formar mi continuo calvario y su eterna condena; si no
es el amor lo que las lleva a recibirme, es una afrenta de más que me hacen,
es una culpa de más que agregan a sus almas. Por eso reza y repara por los
tantos abusos y sacrilegios que se hacen al recibirme Sacramentado."
Abril 2, 1923
La Divina Voluntad es germen de resurrección a la Gracia,
a la santidady a la gloria. En la Divina Voluntad
está el vacío del obrar humano en el divino.
Los conocimientos son los ojos del alma.
Encontrándome en mi habitual estado mi siempre amable Jesús se
hacía ver todo amable, majestuoso y como envuelto dentro de una red de
Luz, Luz mandaba de sus ojos, Luz salía de su boca, de cada palabra suya,
de cada latido, de cada movimiento y paso, en suma, su Humanidad era un
abismo de Luz. Y Jesús mirándome me unía con esta Luz diciéndome:
"Hija mía, cuánta Luz, cuánta gloria tuvo mi Humanidad en mi
Resurrección, porque en el curso de mi Vida en esta tierra no hice otra cosa
que encerrar en cada acto mío, en cada respiro, en cada mirada y en todo, a
la Voluntad Suprema, y conforme la encerraba, así el Divino Querer me
preparaba la gloria, la Luz en mi Resurrección, y conteniendo en Mí el mar
inmenso de la Luz de mi Voluntad, no es maravilla que si miro, si hablo, si
me muevo, salga tanta Luz de Mí para poder dar Luz a todos. Ahora quiero
encadenarte y envolverte en esta Luz, para poner en ti tantos gérmenes de
resurrección por cuantos actos vas haciendo en mi Voluntad, Ella es la única
que hace resurgir el alma y el cuerpo a la gloria, Ella es germen de
resurrección a la Gracia, germen de resurrección a la más alta y perfecta
santidad, germen de resurrección a la gloria. Así que conforme el alma hace
sus actos en mi Querer, así va encadenando nueva Luz divina, porque mi
Querer por naturaleza es Luz, y quien en Él vive tiene virtud de transmutar
los pensamientos, las palabras, las obras y todo lo que hace, en Luz."
Después estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Rezo en tu Querer a fin
de que mi palabra, multiplicándose en Él, tenga por cada palabra de cada una
de las criaturas una palabra de oración, de alabanza, de bendición, de amor,
de reparación; quisiera que mi voz elevándose entre el cielo y la tierra,
absorbiera en sí todas las voces humanas para dártelas a Ti en homenaje y
gloria, de acuerdo a como Tú quisieras que la criatura se sirviera de la
palabra." Ahora, mientras esto decía, mi amable Jesús ha puesto su boca
cerca a la mía y con su aliento, aspirando absorbía mi aliento, mi voz, mi
respiro en el suyo, y poniéndolo como en camino en su Querer recorría cada
una de las palabras humanas, y cambiaba las palabras, las voces, según lo
que yo había dicho, y conforme las recorría así se elevaban a lo alto para
hacer el oficio ante Dios, a nombre de todos, de todas las voces humanas.
Yo he quedado maravillada, y recordándome que Jesús no me habla ya tan
seguido de su Querer, le he dicho:
"Dime Amor mío, ¿por qué no me hablas tan frecuentemente de tu
Querer? ¿Tal vez no he estado atenta a tus lecciones y fiel en poner en
práctica tus enseñanzas?"
Y Jesús: "Hija mía, en mi Voluntad está el vacío del obrar humano en
el divino, y este vacío debe ser llenado por quien vive en mi Querer, por
cuanto más estés atenta a vivir en mi Querer y en hacerlo conocer a los
demás, tanto más pronto será llenado este vacío, de modo que mi Querer,
viéndose mover en Sí al querer humano, como regresando al principio de
donde salió, se sentirá satisfecho y verá cumplidos sus anhelos sobre la
generación humana, aunque fueran pocos o aun uno solo, porque mi Querer
con su Potencia puede rehacerse de todo, aun con uno solo si no encuentra
otros, pero es siempre una voluntad humana que debe venir en la mía a
llenar todo lo que los demás no hacen; esto me será tan agradable que
rasgaré los Cielos para hacer descender mi Querer y hacer conocer el bien y
los prodigios que contiene. Cada entrada que haces de más en mi Querer me
incita a darte nuevos conocimientos sobre Él, a narrarte otros prodigios,
porque quiero que conozcas el bien que haces para que lo aprecies, y ames el
poseerlo, y Yo, viendo que lo amas y lo aprecias, te lo doy en posesión. El
conocimiento es el ojo del alma; el alma que no conoce está como ciega a
aquel bien, a aquellas verdades. En mi Voluntad no hay almas ciegas, es
más, cada conocimiento les da un alcance mayor de vista, por eso entra
frecuentemente en mi Querer, ensancha tus confines en mi Voluntad y Yo,
en cuanto vea esto, regresaré a decirte cosas más sorprendentes de mi
Voluntad."
Ahora, mientras esto decía, hemos girado juntos un poco por la tierra,
pero, ¡oh espanto! muchos querían herir a mi amado Jesús, quién con
cuchillos, quién con espadas, y entre éstos había Obispos, sacerdotes,
religiosos, que lo herían hasta en el corazón, pero con tal saña que daba
horror. ¡Oh! cómo sufría y se arrojaba en mis brazos para ser defendido, yo
me lo he estrechado y le he rogado que me diera parte de sus penas; Él me
ha contentado con traspasarme el corazón con tal vehemencia, de sentir todo
el día una llaga profunda, y Jesús repetidas veces volvía a herirme.
Entonces, la siguiente mañana, sintiendo aún fuerte el dolor, mi dulce Jesús
ha regresado diciéndome:
"Déjame ver tu corazón."
Y mientras lo miraba me ha dicho: "¿Quieres que te sane para
aliviarte del dolor que sufres?"
Y yo: "Mi sumo bien, ¿por qué quieres sanarme? ¿No soy digna de
sufrir por Ti? Tu corazón está todo herido, y el mío en comparación al tuyo,
¡oh! cómo es escaso mi sufrir, más bien, si a Ti te agrada dame más penas."
Y Él, estrechándome toda a Sí, ha continuado traspasándome el corazón con
más dolor, y me ha dejado.
Sea todo para gloria suya.
Abril 9, 1923
Dios es el primer movimiento de toda la Creación, y quien
obra en el Divino Querer, obra en el primer movimiento.
Me sentía toda inmersa en el Divino Querer y decía a mi dulce Jesús:
"¡Ah, te pido que no me dejes salir jamás de tu Santísima Voluntad; haz que
piense, que hable, que obre, que ame siempre en este tu amable Querer!"
Ahora, mientras esto decía me he sentido circundada por una Luz purísima y
después he visto a mi sumo y único Bien y me ha dicho:
"Hija querida mía, amo tanto estos actos hechos en mi Querer, que encuanto el alma entra en Él para obrar, la sombra de mi Luz la circunda y Yo
corro para hacer que mi acto y el suyo sean uno solo. Yo soy el acto
primero de toda la Creación, y sin mi primer movimiento todas las cosas
creadas quedarían paralizadas, sin fuerza e incapaces de un mínimo
movimiento; la vida está en el movimiento, sin él todo está muerto, entonces
Yo soy el primer movimiento, que doy vida y actitud a todos los demás
movimientos, así que a mi primer movimiento la Creación se pone en
movimiento; sucede como en una máquina, al toque del primer movimiento
del primer engrane, todos los otros se ponen en movimiento. Mira entonces
como es casi natural que quien obra en mi Voluntad se mueve en mi primer
movimiento, y obrando en el mío viene a encontrarse y obra en el
movimiento de todas las criaturas; y Yo veo a la criatura, la siento, porque
corriendo en mi mismo movimiento y en todos los movimientos de las
criaturas me da tantos actos divinos por cuantos actos humanos ofensivos
hacen todas las demás, y esto sólo porque ha obrado en mi primer
movimiento, por eso digo que quien vive en mi Querer me sustituye por
todos, me defiende de todos y pone a salvo mi movimiento, es decir, mi
misma Vida. He aquí por qué el obrar en mi Querer es el prodigio de los
prodigios, pero sin estrépitos, sin aclamaciones humanas; pero es mi
verdadero triunfo sobre toda la Creación, y siendo el triunfo todo divino, lo
humano calla y no tiene palabras adecuadas para aclamar el triunfo de mi
Suprema Voluntad."
Abril 14, 1923
Dios al hacer obras que deben servir al bien general,
concentra en una criatura todo el bien que quiere dar.
Estaba pensando en todo lo que mi siempre amable Jesús me va
manifestando acerca de su Santísima Voluntad, y muchas dudas y
dificultades aparecían en mi mente que no creo que sea necesario decirlas
aquí. Después, moviéndose en mi interior y estrechándome fuerte a su
corazón me ha dicho:
"Hija amada de mi Voluntad, tú debes saber que cuando quiero hacer
obras grandes, obras en que toda la familia humana debe tomar parte,
siempre y cuando lo quiera, es mi costumbre el concentrar en una sola
criatura todos los bienes, todas las gracias que esta obra contiene, a fin de
que todos los demás, como de una fuente puedan tomar aquel bien por
cuanto quieran. Cuando hago obras individuales doy cosas limitadas, en
cambio cuando hago obras que deben servir al bien general, doy cosas sin
límite. Esto hice en la obra de la Redención; para poder elevar a una criatura
a concebir a un hombre y Dios, debí concentrar en Ella todos los bienes
posibles e imaginables, debí elevarla tanto, de poner en Ella el germen de la
misma Fecundidad Paterna, y así como mi Padre Celestial me generó virgen
en su seno con el germen virginal de su Fecundidad eterna, sin obra de
mujer, y en este mismo germen procedió el Espíritu Santo, así mi Celestial
Mamá, con este germen eterno, todo virginal de la Fecundidad Paterna me
concibió en su seno virgen, sin obra de hombre. La Trinidad Sacrosanta
debió dar de lo suyo a esta Virgen divina para poder concebirme a Mí, Hijo
de Dios. Jamás hubiera podido concebirme mi Santa Mamá sin tener ningún
germen; ahora, como Ella era de la raza humana, este germen de la
fecundidad eterna dio virtud de concebirme hombre, y como el germen era
divino, al mismo tiempo me concibió Dios; y así como al generarme el
Padre al mismo tiempo procedió el Espíritu Santo, así al mismo tiempo que
me generé en el seno de mi Mamá, procedió la generación de las almas, así
que todo lo que ‘ab eterno’ sucedió a la Santísima Trinidad en el Cielo, se
repite en el seno de mi amada Mamá. La obra era grandísima e incalculable
a mente creada, debía concentrar todos los bienes y aun a Mí mismo para
hacer que todos pudieran encontrar lo que querían, por eso debiendo ser la
obra de la Redención tan grande de arrollar a todas las generaciones, quise
por tantos siglos las oraciones, los suspiros, las lágrimas, las penitencias de
tantos patriarcas, profetas y de todo el pueblo del antiguo testamento, y esto
lo hice para disponerlos a recibir un bien tan grande y para disponerme a
concentrar en esta Celestial Criatura todos los bienes que todos debían
disfrutar. Ahora, ¿qué movía a pedir, a suspirar, etc., a este pueblo? La
promesa del futuro Mesías; esta promesa era como el germen de tantas
súplicas y lágrimas, si no hubiera estado esta promesa ninguno habría tenido
ni siquiera un pensamiento, ninguno habría esperado la salvación.
Ahora hija mía, pasemos a mi Voluntad, ¿tú crees que sea una
santidad como las otras santidades? ¿Un bien, una gracia casi al parejo de
las que he hecho durante tantos siglos a los demás santos y a toda la Iglesia?
No, no, aquí se trata de una época nueva, de un bien que debe servir a todas
las generaciones, pero es necesario que todo este bien lo concentre primero
en una sola criatura, como hice en la Redención concentrando todo en mi
Mamá; mira un poco cómo las cosas van casi iguales: Para hacer venir la
Redención y disponer a las almas a esto, hice la promesa del futuro Mesías,
a fin de que con el esperarlo no sólo se dispusieran, sino que pudieran
encontrar también ellos en el futuro Redentor su salvación. Ahora, paradisponer a las almas a vivir en mi Querer y darles parte de los bienes que Él
contiene y hacer regresar al hombre sobre el camino de su origen, como fue
creado por Mí, quise ser el primero en rogar, haciendo resonar mi voz de un
punto al otro de la tierra y hasta en lo alto del Cielo diciendo: ‘Padre nuestro
que estás en los Cielos.’ No dije Padre mío, sino que lo llamé Padre de toda
la familia humana, para comprometerlo en lo que debía agregar: ‘Que todos
santifiquen tu nombre, a fin de que venga tu reino sobre la tierra y tu
Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra.’ Era esta la finalidad de
la Creación y Yo pedía al Padre que se cumpliera. En cuanto Yo recé, el
Padre cedió a mis súplicas y formé el germen de tanto bien, y para hacer que
este germen fuera conocido, enseñé a los apóstoles mi oración y estos la
transmitieron a toda la Iglesia, a fin de que así como el pueblo del futuro
Redentor encontraba la salvación en Él y se disponían a recibir al Mesías
prometido, así con este germen formado por Mí, la Iglesia ruega y repite
tantas veces mi misma oración y se dispone a recibir, el que reconozcan y
amen a mi Celestial Padre como Padre de ellos, de manera de merecer ser
amados como hijos y reciban el gran bien de que mi Voluntad se haga como
en el Cielo así en la tierra. Los mismos santos han formado su santidad en
este germen y en esta esperanza de que mi Voluntad se haga como en el
Cielo así en la tierra, los mártires han esparcido su sangre, no hay bien que
no derive de este germen, así que toda la Iglesia ruega, y así como las
lagrimas, las penitencias, las oraciones para tener al Mesías eran dirigidas
hacia aquella Virgen excelsa, a la cual debía disponer para concentrar tanto
bien para poder recibir a su Salvador, si bien no conocían quien fuese, así
ahora, la Iglesia cuando recita el Padre Nuestro es propiamente por ti que
ruega, para hacer que concentre en ti todo el bien que contiene mi Querer, el
modo, el cómo la Voluntad Divina tenga Vida en la tierra como en el Cielo.
Y si bien no eres conocida, la Iglesia haciendo eco a mi oración: ‘Sea hecha
tu Voluntad como en el Cielo así en la tierra’, me ruega, me apresura a que
concentre todo este bien en una segunda virgen, a fin de que como otra
salvadora salve a la humanidad en peligro, y haciendo uso de mi inseparable
Amor y Misericordia oiga favorablemente mi misma plegaria unida a
aquella de toda la Iglesia y hago regresar al hombre a su origen, a la
finalidad con la que lo he creado, esto es, que mi Voluntad se haga en la
tierra como en el Cielo; es esto propiamente el vivir en mi Querer, todo lo
que te voy manifestando a esto te empuja, en esto te confirmo, este es el gran
fundamento que voy formando en tu alma, y para hacer esto voy
concentrando todas las gracias pasadas, presentes y futuras que he hecho a
todas las generaciones, es mas, las duplico, las multiplico, porque siendo mi
Querer la cosa más grande, más santa, más noble, que no tiene principio ni
fin, para ponerlo en una criatura es justo y decoroso que concentre en ella
todos los bienes posibles, gracias innumerables, pureza y nobleza divinas, a
fin de que tenga el mismo cortejo que tiene en el Cielo esta mi Voluntad. Es
la misma que obró en la Redención, que quiso servirse de una Virgen,
¿cuáles portentos y prodigios de gracias no obró en Ella? Ella es grande,
contiene todos los bienes y al obrar obra como magnánima, y si se trata de
hacer obras, de hacer bien a toda la humanidad, pone en juego todos sus
bienes. Ahora quiere servirse de otra virgen para concentrar su Voluntad y
dar principio en hacer conocer que su Voluntad se haga en la tierra como en
el Cielo, y si en la Redención quiso venir a salvar al hombre perdido, a
satisfacer por sus culpas, lo cual era impotente de hacerlo él mismo, a darle
un refugio y tantos otros bienes que la Redención contiene, ahora mi
Voluntad queriendo desahogar más en amor que en la misma Redención,
con el hacer que se haga en la tierra como en el Cielo, viene a dar al hombre
su estado de origen, su nobleza, la finalidad con la cual fue creado, viene a
abrir la corriente entre su Voluntad y la humana, de manera que absorbida
por esta Voluntad Divina, dominada le dará Vida en ella y Ella reinará en la
tierra como en el Cielo."
Abril 20, 1923
Dios quiere hacer las obras más grandes en almas desconocidas.
Estaba pensando en lo que está dicho antes, y mi pobre mente nadaba
en el mar de la Divina Voluntad. Me sentía como ahogada en Ella; en
muchas cosas me faltan las palabras, en otras, como son tantas, no sé tener
orden y me parece que las pongo como desconectadas, pero Jesús parece que
me tolera, basta con que las escriba, y si no lo hago me reprende
diciéndome:
"Cuidado, que no son cosas que deben servir a ti sola, sino que deben
servir también a los demás."
Ahora pensaba entre mí: "Si Jesús ama tanto que este modo de vivir
en el Divino Querer sea conocido, y que debe ser una nueva época que tanto
bien debe traer, de sobrepasar los mismos bienes de la Redención, podía
hablarle al Papa, que como cabeza de la Iglesia, teniendo autoridad sobre
Ella podría influir rápidamente sobre los miembros de toda la Iglesia para
hacer conocer esta celestial doctrina y llevar este gran bien a las
generaciones humanas; o bien a cualquier otra persona con autoridad, a ésta
le sería más fácil, pero a mí, pobre ignorante, desconocida, ¿cómo podré
hacer conocer este gran bien?" Y Jesús, suspirando y estrechándome más
fuerte a Él me ha dicho:
"Hija queridísima a mi Supremo Querer, es mi costumbre hacer mis
obras más grandes en almas vírgenes y desconocidas, y no sólo vírgenes de
naturaleza, sino vírgenes de afectos, de corazón, de pensamientos, porque la
verdadera virginidad es la sombra divina, y Yo sólo a mi sombra puedo
fecundar mis obras mas grandes; también en los tiempos en que vine a
redimir estaban los pontífices, las autoridades, pero no fui a ellos porque mi
sombra no estaba en ellos, por eso elegí una Virgen desconocida a todos,
pero bien conocida por Mí; y si la verdadera virginidad es mi sombra, el
elegirla desconocida era el celo divino, que queriéndola toda para Mí la
hacía desconocida a todos los demás; pero con todo y que esta Virgen
Celestial era desconocida, Yo me hice conocer haciéndome camino para
hacer conocer a todos la Redención. Cuanto más grande es la obra que
quiero hacer, tanto más voy cubriendo al alma con la superficie de las cosas
más ordinarias. Ahora, las personas que tú dices, siendo personas conocidas
el celo divino no podría mantener su centinela y la sombra divina, ¡oh, cómo
es difícil encontrarla! y además Yo elijo a quien me place; está establecido
que dos vírgenes deben venir en ayuda de la humanidad: Una para hacer
salvar al hombre, la otra para hacer reinar a mi Voluntad sobre la tierra para
dar al hombre su felicidad terrestre, para unir las dos voluntades, la Divina y
la humana y hacer de ellas una sola, a fin de que la finalidad por la cual fue
creado el hombre tenga su pleno cumplimiento; Yo me ocuparé en hacerme
camino para hacer conocer lo que quiero. Lo que me interesa es tener la
primera criatura dónde concentrar este mi Querer, y que en ella tenga Vida
como en el Cielo así en la tierra; el resto vendrá por sí solo, por eso te digo
siempre: ‘Tu vuelo en mi Querer’, porque la voluntad humana contiene
debilidades, pasiones, miserias, que son velos que impiden entrar en el
Querer eterno, y si son pecados graves son barricadas que se forman entre la
Una y la otra, y si mi Fiat como en el Cielo así en la tierra no reina sobre la
tierra, es precisamente esto lo que lo impide. Ahora, a ti es dado el romper
estos velos, abatir estas barricadas y hacer de todos los actos humanos como
un solo acto en la Potencia de mi Querer, envolviéndolos todos, y llevarlos a
los pies de mi Padre Celestial, como besados y sellados por su mismo
Querer; entonces, viendo que una criatura ha cubierto a toda la familia
humana con su Voluntad, atraído y complacido, por medio de ella haga
descender su Voluntad sobre la tierra, haciéndola reinar como en el Cielo así
en la tierra."
Abril 21, 1923
El punto más negro de la sociedad presente.
Esta mañana mi siempre amable Jesús me ha transportado fuera de mí
misma, en un lugar donde se veían banderas ondeando en el aire, audiencias
donde todas las clases de personas tomaban parte, también sacerdotes, y
Jesús como ofendido por todo esto quería tomar en su mano a las criaturas
para triturarlas, y yo tomando su mano en la mía la he estrechado diciéndole:
"Jesús mío, ¿qué haces? Parece que no son cosas malas las que hacen,
más bien parecen buenas, parece que la Iglesia se une con tus enemigos de
antes, y estos no muestran más aquella aversión a tratar con las personas de
la Iglesia, más bien las llaman a bendecir las banderas, ¿no es esta una buena
señal? Y Tú en vez de agradecerlo parece que te ofendes." Y Jesús
suspirando y sumamente afligido me ha dicho:
"Hija mía, cómo te engañas, este es el punto más negro de la sociedad
presente, y la unión significa que todos tienen un mismo color; los enemigos
no tienen más temor, horror de acercarse a las personas de la Iglesia, porque
no hay en ellos verdadera fuente de virtud y de religión, es más, algunos
celebran el Divino Sacrificio sin creer en mi presencia, otros, si creen, es fe
sin obras y su vida es una cadena de sacrilegios enormes, por lo tanto, ¿qué
bien pueden hacer si no lo tienen en ellos? ¿Cómo pueden llamar al
cumplimiento de verdadero cristiano, haciendo conocer que gran mal es el
pecado, si falta en ellos la Vida de la Gracia? Con todas las uniones que
hacen ya no hay hombres que cumplan el precepto, por lo tanto no es la
unión del triunfo de la religión, es el triunfo del partido, el cual,
disfrazándose busca ocultar el mal que van maquinando, es la verdadera
revolución que se esconde bajo estas mascaras, y Yo quedo siempre el Dios
ofendido, tanto por los malos que fingen una apariencia de piedad para
reforzar su partido y así poder hacer un mal más grave, como por las
personas de la Iglesia, porque teniendo ellos una falsa piedad, no son ya
buenos para atraer a los pueblos a mi seguimiento, más bien aquellos son los
que los arrastran a éstos. ¿Se puede dar un tiempo más triste que éste? El
fingimiento es el pecado más feo y el que más hiere mi corazón, por eso
ruega y repara."
Abril 25, 1923
La Voluntad de Dios es el camino regio que conduce a la santidad de la
semejanza del Creador. Luisa continuando de donde se quedó Adán,
Dios la constituye como cabeza de todos y portadora de la felicidad y
bienes que habían sido asignados a todos.
Estaba rezando y mi dulce Jesús ha venido, poniéndose junto a mí
para rezar junto conmigo, más bien su inteligencia se reflejaba en la mía y
yo rezaba con la suya, su voz hacía eco en la mía y rezaba con su palabra,
¿pero quién puede decir los efectos interminables de esta plegaria? Después
mi amado Jesús me ha dicho:
"Hija mía, he querido rezar junto contigo para reafirmarte en mi
Voluntad y darte la gracia de encontrarte ante la Majestad Suprema en el
acto de la creación del hombre; y como lo dotamos de todos los bienes y su
voluntad era la nuestra, y la nuestra la suya, todo era armonía entre él y
Nosotros, lo que quería tomaba de Nosotros: Santidad, Sabiduría, Potencia,
Felicidad, etc., era nuestro prototipo, nuestro retrato, nuestro hijo feliz, así
que Adán en el principio de su existencia tuvo una época en que cumplía a
maravilla la finalidad para la cual fue creado, probó qué significa vivir del
Querer de su Creador, éramos felices mutuamente al ver reproducir en
nuestra imagen nuestros mismos actos; luego, en cuanto rompió su voluntad
con la nuestra, quedó dividido de Nosotros, por lo tanto los primeros actos
del hombre están en nuestra Voluntad, y Yo no quiero otra cosa de ti, sino
que vengas en nuestro Querer para seguir de donde Adán dejó, para poder
vincular en ti todas las armonías que él rompió; y así como esta primera
criatura habiendo sido creada por Nosotros como cabeza de toda la familia
humana, con sustraerse de nuestro Querer llevó la infelicidad a todos, así tú,
con venir a continuar de donde él dejó, te constituimos como cabeza de
todos, y por lo tanto portadora de aquella felicidad y bienes que habían sido
asignados a todos si hubiesen vivido en nuestro Querer."
Y yo: "Mi Jesús, ¿cómo puede ser posible esto? Si con venir Tú
mismo sobre la tierra a redimirnos y a sufrir tantas penas no se adquirió la
felicidad que el primer hombre perdió para sí y para todos, ¿cómo puede ser
ahora que con vincularme en tu eterno Querer pueda restituir esta felicidad
perdida?"
Y Jesús: "Hija mía, todos los tiempos están en mis manos, doy a
quien quiero y para eso me sirvo de quien quiero. Muy bien habría podido
traer la felicidad que contiene mi Voluntad sobre la tierra, pero no encontré
ninguna voluntad humana que quisiera hacer vida perenne en la mía para
reanudar los vínculos de la Creación y darme nuevamente todos los actos del
primer hombre como si los hubiera hecho todos con el sello de la Voluntad
Suprema, y por eso poner a disposición de todos la felicidad perdida. Es
verdad que estaba mi amada Mamá, pero Ella debía cooperar junto conmigo
a la Redención. Además, el hombre era esclavo, aprisionado por sus mismas
culpas, enfermo, cubierto de llagas, las más asquerosas, y Yo como padre
amante venía a desembolsar mi sangre para rescatarlo, venía como médico a
curarlo, como maestro a enseñarle el camino, el medio de salvación para no
dejarlo precipitar en el infierno; pobre enfermo, cómo habría podido
espaciarse en los eternos vuelos de mi Querer si no sabía caminar; si Yo
hubiese querido dar la felicidad que contiene mi Voluntad, hubiera sido
como darla a los muertos y hacerla pisotear, el hombre estaba indispuesto
para recibir tanto bien y por eso quise enseñar la oración para disponerlos, y
me conformé con esperar otras épocas, dejar pasar siglos y siglos para hacer
conocer el vivir en mi Querer, para dar el principio a esta felicidad."
Y yo: "Amor mío, si con tu Redención no todos se salvan, ¿cómo
puede ser que tu Voluntad dará a todos esta felicidad?"
Y Jesús: "El hombre será siempre libre, no le quitaré jamás los
derechos que le di al crearlo; sólo que en la Redención vine a abrir tantos
caminos, sendas, atajos, para facilitar la salvación, la santidad del hombre;
con mi Voluntad vengo a abrir el camino regio y directo que conduce a la
santidad de la semejanza de su Creador y que contiene la verdadera
felicidad; pero a pesar de todo esto serán siempre libres de quedarse, quién
en el camino regio, quién en los senderos y quién fuera del todo, pero estará
en el mundo lo que ahora no hay, la felicidad del Fiat Voluntas Tua como en
el Cielo así en la tierra. El hombre hizo los primeros actos en mi Querer y
después se sustrajo, por eso arruinó todo, y como era la cabeza de todos,
junto se arruinaron los miembros. Mi Humanidad formó el plano de todos
los actos humanos en la Voluntad Divina, mi Mamá me siguió fielmente, así
que todo está preparado; ahora no se necesita otra cosa, que otra criatura que
queriendo vivir perennemente en este Querer, venga a tomar la posesión del
plano hecho por Mí, y abra este camino regio a todos, el cual conduce a la
felicidad terrestre y Celeste."
Abril 28, 1923
Luisa debe pisar la cabeza infernal. El vivir en el Divino Querer es
el triunfo completo del Creador sobre la criatura. La finalidad
principal de la venida de Jesús a la tierra fue que la Voluntad
Divina triunfe sobre la voluntad humana.
Me sentía como inmersa en la Luz interminable de la eterna Voluntad
y mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, mi Divinidad no tiene necesidad de obrar para hacer salir
sus obras, basta sólo el quererlas, así que quiero y hago; las obras más
grandes, más bellas, salen fuera sólo con quererlas; en cambio la criatura
aunque las quisiera, si no trabaja, no se mueve, nada hace. Ahora, paraquien hace suyo mi Querer y vive en Él como en su propia morada, le viene
comunicado, por cuanto a criatura es posible, el mismo poder."
Mientras esto decía, me sentía jalar fuera de mí misma, y encontraba
bajo mis pies a un feo monstruo que se mordía todo por la rabia, y Jesús
estando cerca de mí ha agregado:
"Así como mi Virgen Madre aplastó la cabeza a la serpiente infernal,
así quiero que otra virgen, que debe ser la primera poseedora de la Voluntad
Suprema, aplaste de nuevo aquella cabeza infernal, para pisarlo y debilitarlo
en modo de arrojarlo en el infierno, a fin de que tenga pleno dominio sobre
de él y no ose acercarse a quien debe vivir en mi Querer, por eso pon tu pie
sobre su cabeza y písalo."
Yo, osadamente lo he hecho, y aquél se mordía de más y para no
sentir mi contacto se escondía en los más obscuros abismos. Entonces Jesús
ha dicho:
"Hija mía, tú crees que sea nada el vivir en mi Querer, no, no, más
bien es el todo, es el cumplimiento de todas las santidades, es el dominio
absoluto de sí mismo, de sus pasiones y de sus capitales enemigos, es el
triunfo completo del Creador sobre la criatura, así que si ella se adhiere y Yo
logro que viva en mi Querer, sin querer conocer más su querer, no tengo más
que querer de la criatura y ella no tiene más que darme, todas mis ansias
están cumplidas, realizados mis designios, no queda más que hacernos
felices mutuamente. Es verdad que vine a la tierra para redimir al hombre,
pero mi finalidad principal fue que la Voluntad Divina triunfase sobre la
voluntad humana, fundiendo juntas estas dos voluntades y haciendo de ellas
una sola, con llevarla en aquella Voluntad de donde había salido. Era esta la
principal ofensa que mi Padre Celestial recibió del hombre, y Yo debía
resarcirlo, de otra manera no le habría dado plena satisfacción. Pero para
obtener la primera finalidad debí primero poner fuera la segunda, esto es,
salvarlo, darle la mano porque estaba caído, lavarlo del fango en el cual
yacía; ¿cómo podía decir ven a vivir en mi Querer, si era horrible al verse y
estaba bajo la esclavitud del enemigo infernal? Entonces, después de haber
obtenido la segunda finalidad, quiero poner a salvo la primera, que mi
Voluntad se haga en la tierra como en el Cielo, y el hombre salido de mi
Voluntad reentre de nuevo en Ella, y para obtener esto doy a esta primera
criatura todos mis méritos, todas mis obras, los pasos, mi corazón palpitante,
mis llagas, mi sangre, toda mi Humanidad, para disponerla, para prepararla,
para hacerla entrar en mi Voluntad, porque primero debe tomar el fruto
completo de mi Redención, y como en triunfo entrar en posesión del mar
inmenso de mi Suprema Voluntad; no quiero que entres como extraña sino
como hija, no pobre sino rica, no fea sino bella, como si fueras otro Yo. Por
eso quiero concentrar toda mi Vida en ti."
Y mientras esto decía salían de Él como tantos mares que se vertían
sobre de mí, y yo quedaba dentro, abismada, y al mismo tiempo un sol que
expandía su luz, porque recibía el fruto completo de la Redención, para
poder dar el fruto completo de su Querer a la criatura, era el Sol del eterno
Querer que festejaba la entrada de la voluntad humana en la suya.
Y Jesús: "Esta mi Voluntad Divina creció como una flor en mi
Humanidad, la cual Yo trasplanté del Cielo al verdadero edén de mi
Humanidad terrestre; germinó en mi sangre, brotó de mis llagas para hacer
de Ella el don más grande a la criatura, ¿no quieres recibirlo tú?"
Y yo: "Sí."
Y Él: "Quiero trasplantarla en ti, ámala y debes saber custodiarla."
Mayo 2, 1923
Cuando el Fiat Voluntas Tua tenga su cumplimiento como en el
Cielo así en la tierra, entonces vendrá el pleno cumplimiento
de la segunda parte del Padre Nuestro.
Sentía mi pobre mente como perdida en la Inmensidad del eterno
Querer, y mi dulce Jesús, hablándome sobre la Santísima Voluntad de Dios
me ha dicho:
"Hija mía, ¡oh! cómo armonizan bien tus actos hechos en mi Querer,
armonizan con los míos, con los de mi amada Mamá, y el uno desaparece en
el otro y forman uno solo, parece el Cielo en la tierra y la tierra en el Cielo,
parece el eco del Uno en los Tres y de los Tres en Uno de la Trinidad
Sacrosanta, ¡oh! cómo suena dulce a nuestro oído, cómo nos rapta, pero
tanto, de raptar nuestra Voluntad del Cielo a la tierra. Cuando mi Fiat
Voluntas Tua tenga su cumplimiento como en el Cielo así en la tierra,
entonces vendrá el pleno cumplimiento de la segunda parte del Pater Noster,
esto es: ‘Danos hoy nuestro pan de cada día.’ Yo decía, Padre nuestro, a
nombre de todos te pido tres clases de pan cada día, el pan de tu Voluntad,
que es más que pan, porque si el pan es necesario dos o tres veces al día, en
cambio éste es necesario a cada momento, en todas las circunstancias, es
más, debe ser no sólo pan, sino como aire balsámico que lleva la vida, la
circulación de la Vida Divina en la criatura; Padre, si no es dado este pan de
tu Voluntad no podré jamás recibir todos los frutos de mi Vida Sacramental,
que es el segundo pan que todos los días te pedimos; ¡oh! cómo se encuentra
mal mi Vida Sacramental porque el pan de tu Voluntad no los alimenta, es
más, encuentra el pan corrupto de la voluntad humana, ¡oh! cómo me da
asco, cómo lo rehuyo, y si bien voy a ellos, pero los frutos, los bienes, los
efectos, la santidad, no puedo darlos, porque no encuentro nuestro pan, y si
alguna cosa doy es en pequeña proporción, según sus disposiciones, pero no
todos los bienes que contengo, y mi Vida Sacramental espera pacientemente
que el hombre tome el pan de la Voluntad Suprema para poder dar todo el
bien de mi Vida Sacramental. Ve entonces cómo el Sacramento de la
Eucaristía, y no sólo éste, sino todos los Sacramentos dejados a mi Iglesia e
instituidos por Mí, darán todos los frutos que contienen y tendrán pleno
cumplimiento cuando el pan nuestro, esto es, la Voluntad de Dios, se haga
como en el Cielo así en la tierra. Después pedía el tercer pan, es decir, el
material. ¿Cómo podía decir danos hoy nuestro pan, si el hombre debiendo
hacer nuestra Voluntad, lo que era nuestro era suyo? El Padre no debía dar
el pan de su Voluntad, el pan de mi Vida Sacramental, el pan diario de la
vida natural a hijos ilegítimos, usurpadores, malos, sino a hijos legítimos,
buenos, que tendrían en común los bienes del Padre, por eso Yo decía danos
nuestro pan, entonces comerán el pan bendito, todo sonreirá en torno a ellos,
la tierra y el Cielo llevarán la marca de la armonía de su Creador. Después
agregué: ‘Perdónanos nuestras deudas como nosotros las perdonamos a
nuestros deudores’, así que también la caridad será perfecta, entonces será
perfecto el perdón, tendrá la marca del heroísmo como la tuve Yo en la cruz;
cuando el hombre coma el pan de mi Voluntad como lo comía mi
Humanidad, entonces las virtudes serán absorbidas en mi Voluntad y
recibirán la marca del verdadero heroísmo y de virtudes divinas, serán como
tantos riachuelos que brotarán del seno del gran mar de mi Voluntad. Y si
agregué: ‘Y no nos induzcas en tentación.’ ¿Cómo lo podría inducir Dios
en tentación? Era porque el hombre es siempre hombre, libre por sí mismo,
porque Yo no le quito jamás los derechos que al crearlo le di, y él, asustado
y temiendo de sí grita en silencio, reza sin expresarse en palabras: ‘Danos el
pan de tu Voluntad, a fin de que podamos rechazar todas las tentaciones y en
virtud de este pan líbranos de todo mal.’ Así sea.
Ve entonces como todos los bienes del hombre reencuentran su
reanudación, el vínculo estrecho del hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza, la validez de cada acto suyo, la restitución de los bienes
perdidos, la firma y la seguridad de que le viene dada nuevamente su perdida
felicidad terrestre y celeste. Así que era tan necesario que mi Voluntad se
haga como en el Cielo así en la tierra, que Yo no tuve otro interés ni enseñé
otra oración sino el Padre Nuestro, y la Iglesia, fiel ejecutora y depositaria de
mis enseñanzas la tiene siempre en boca y en cada circunstancia, y todos,
doctos e ignorantes, pequeños y grandes, sacerdotes y seglares, reyes y
súbditos, todos me piden que mi Voluntad se haga como en el Cielo así en la
tierra. ¿No quieres tú entonces que mi Voluntad descienda sobre la tierra?
Y así como la Redención tuvo su principio en una Virgen; no me concebí en
todos los hombre para redimirlos, si bien quien lo quiere puede entrar en el
bien de la Redención y recibirme cada uno para sí solo en el Sacramento, así
ahora mi Voluntad debe tener su principio, la posesión, el crecimiento y el
desenvolvimiento en una criatura virgen, y después, quien se disponga y
quiera, entrará en los bienes que el vivir en mi Voluntad contiene. Si no
hubiera sido concebido en mi amada Mamá, la Redención jamás habría
venido, así, si no obro el prodigio de hacer vivir a un alma en mi Suprema
Voluntad, el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra no tendrá
lugar en las generaciones humanas."
Mayo 5, 1923
Por cuantas veces el alma entra en el Querer Divino, tantos
caminos abre entre el Creador y las criaturas, que sirven para
encontrarse con Él, y en este encuentro ella copia las virtudes de su
Creador, absorbe en sí nueva Vida Divina y todo lo que hace
no es más humano sino divino.
Encontrándome en mi habitual estado, me sentí atraída fuera de mí
misma, pero no veía el cielo azul ni el sol de nuestro horizonte, sino otro
cielo, todo de oro, adornado de estrellas de varios colores, brillantísimo más
que sol. Yo me sentía atraída hacia arriba, y abriéndose frente a mí este
cielo, me he encontrado ante una Luz purísima, en la cual, sumergiéndome,
he llamado en mi inteligencia a todas las inteligencias humanas, desde donde
Adán había empezado, con sustraerse de la Divina Voluntad, a romper la
unión de su inteligencia con la de su Creador, hasta el último hombre que
existirá sobre la tierra, y trataba de dar a mi Dios todo el honor, la gloria, la
sumisión, etc., de todas las inteligencias creadas; y así hacía con todos mis
demás sentidos llamando en los míos a todos los de las demás criaturas, todo
esto siempre en su amable Querer, donde todo se encuentra, de donde nada
escapa, a pesar de que en el presente no existan, y en donde todo se puede
hacer. Entonces, mientras esto hacía, una voz ha salido de dentro de la
inmensidad de aquella Luz diciendo:
"Por cuantas veces el alma entra en el Querer Divino para rezar, obrar,
amar y otras cosas, tantos caminos abre entre el Creador y las criaturas, y la
Divinidad viendo que la criatura se hace camino para ir a Ella, abre sus
caminos para encontrarse con su criatura. En este encuentro ella copia las
virtudes de su Creador, absorbe en sí siempre nueva Vida Divina, se adentra
más en los eternos secretos del Querer Supremo, y todo lo que hace no es
más humano en ella, sino divino, y este obrar divino en ella forma un cielo
de oro donde la Divinidad, deleitándose de encontrar su obrar en la criatura,
pasea sobre este cielo, esperando a la criatura para recibir sus actos divinos y
así abrirle otros caminos en su Divinidad, y va repitiendo con gran amor: He
aquí cómo en mi Querer la criatura se acerca a mi semejanza, cómo realiza
mis designios, cómo cumple la finalidad de la Creación."
Y mientras esto oía me he encontrado en mí misma.
Mayo 8, 1923
Sólo la Divina Voluntad pone al seguro todas las gracias del Cielo.
Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí
misma, me parecía que recorría un camino larguísimo, donde encontraba
mucha gente: quiénes daban horror al verlos, quiénes parecían demonios
encarnados, poquísimos los buenos. El camino era tan largo que no
terminaba jamás, y yo cansada quería regresar en mí misma, pero una
persona cercana a mí me lo impedía diciéndome:
"Adelante, camina, debes llegar al principio, y para llegar a esto debes
pasar todas las generaciones, debes tenerlas todas bajo tu mirada para
llevarlas a tu Creador. Tu principio es Dios, y tú debes llegar a aquel punto
de la eternidad cuando el Eterno creaba al hombre, para recibir todos los
vínculos de la Creación y reanudar todas las armonías que pueden existir
entre Creador y criatura."
Después, una fuerza suprema me hacía seguir adelante, y era obligada
a ver los males de la tierra y los que vendrán, desgraciadamente
estremecedores. Entonces, después de esto he encontrado a mi dulce Jesús,
y yo, cansada, me he arrojado en sus brazos diciéndole:
"Amor mío, qué camino tan largo he debido recorrer, me parece que
hace siglos que no te veía y que no encontraba a Aquél que forma mi Vida."
Y Jesús todo amor: "¡Ah, sí, hija mía! repósate en mis brazos, ven a
tu principio de donde saliste, también Yo te esperaba con ansia para recibir
de ti, en mi Querer, todo lo que la Creación me debe, y para darte a ti, en mi
mismo Querer, todo lo que debo dar a toda la Creación. Sólo mi Voluntad
puede poner al seguro y custodiar con celo todos los bienes que quiero dar a
la criatura; fuera de mi Voluntad mis bienes siempre están en peligro y mal
custodiados; en cambio en Ella, Yo abundo y doy a una lo que debería dar a
todas, por eso quiero vincular en ti la Creación toda, quiero ponerte en el
punto primero de la creación del hombre; es mi costumbre tratar al tú por tú
con una sola criatura lo que quiero darle y lo que quiero de ella, y después,
de ella hacer pasar los bienes a los demás. ¡Ah! hija mía, Yo había creado al
hombre como una flor que debía crecer, colorearse, perfumarse en mi misma
Divinidad, pero con sustraerse de mi Voluntad le sucedió como a una flor
que se arranca de una planta, mientras está en la planta la flor es bella, vivaz
en su color, olorosa en su perfume; arrancada de la planta se marchita, se
decolora, se transforma en fea y llega a dar un mal olor. Qué suerte fue la
suya y qué dolor para Mí, que con tanto amor quería hacer crecer esta flor en
mi Divinidad para deleitarme y recrearme con ella. Ahora esta flor
arrancada, con mi Omnipotencia quiero hacerla brotar trasplantándola de
nuevo en el seno de mi Divinidad, pero quiero un alma que quiera vivir en el
seno de mi Querer, ella será la semilla que se prestará a Mí y mi Voluntad
hará todo lo demás, así regresarán mis delicias de la Creación, me recrearé
con esta mística flor y me reharé de la Creación."
Mayo 18, 1923
Cómo es difícil encontrar un alma que quiera sufrir.
Verdugos de almas que hay en la Iglesia.
Me sentía muy afligida y casi privada de mi dulce Jesús; ¡qué duro
martirio es su privación! Martirio sin esperanza de tomar el Cielo por asalto
como lo toman los mártires, lo que vuelve dulce todo su sufrir; en cambio su
privación es martirio que desune, que quema, que hiere y que abre un
abismo de separación entre el alma y Dios, que en vez de endulzar el sufrir
lo amarga, lo atosiga, de modo que mientras se siente morir, la misma
muerte huye lejos, ¡oh Dios, qué pena! Ahora, mientras me encontraba en el
inmenso abismo de la privación de mi Jesús, en cuanto se ha movido en mi
interior le he dicho: "¡Ah! mi Jesús, ya no me quieres." Y Él, no
haciéndome caso, se hacía ver todo afligido, como si tuviera en la mano una
cosa negra que estaba por arrojarla sobre las criaturas, después me tomaba el
corazón entre sus manos, me lo apretaba fuertemente, me lo traspasaba, y mi
corazón esperaba con ansia sus penas como refrigerio y bálsamo a las penas
sufridas por su privación. ¡Oh, cómo temía que dejara de hacerme sufrir y
me arrojara de nuevo en el abismo de su separación! Entonces, después de
esto me ha dicho:
"Hija mía, yo no pongo atención a las palabras sino en los hechos,
¿crees tú que es fácil encontrar un alma que de verdad quiera sufrir? ¡Oh,
cómo es difícil! De palabra hay quienes quieren sufrir, pero en los hechos
huyen cuando un dolor las oprime u otras penas las circundan, ¡oh! cómo
quisieran liberarse y Yo permanezco siempre el Jesús aislado en las penas, y
es por eso que cuando encuentro un alma que no rehuye el sufrir y quiere
hacerme compañía en mis penas, es más, espera y espera que le de el pan del
dolor, esto me da el delirio del amor y me hace llegar a hacer locuras y a ser
tan magnánimo con esta alma, de hacer quedar estupefactos Cielo y tierra.
¿Crees tú que era cosa indiferente a mi corazón, que tanto ama, que mientras
estabas privada de Mí me esperabas, no para otra cosa sino para que te
llevase mis acerbas penas?"
Mientras esto decía me ha hecho oír que pasaba el Santísimo por la
calle y me ha dado un apretón más fuerte al corazón, y yo:
"Mi Jesús, ¿qué pasa? ¿A dónde vas y quién te lleva?"
Y Él, todo triste: "Voy a un enfermo, llevado por un verdugo de
almas."
Y yo espantada: "Jesús, ¿qué dices? ¿Cómo, tus ministros verdugos
de almas?"
Y Él: "Y cuántos verdugos de almas hay en mi Iglesia: Están los
verdugos apegados a los intereses, que hacen carnicería de almas porque con
su ejemplo en lugar de hacer desapegadas a las almas de todo lo que es
tierra, las interesan de más; están los inmodestos, que en lugar de purificar
las almas las desfiguran; están los verdugos de los pasatiempos, dedicados a
los placeres, a los paseos y demás, que en lugar de hacer recogidas a las
almas y de infundirles el amor a la oración y al retiro, las distraen; todas
estas son carnicerías de almas. ¡Cuánto dolor siente mi corazón al ver que
aquellos mismos que debían ayudar y santificar a las almas, son la causa de
su ruina!"
Mayo 23, 1923
La Voluntad de Dios es plenitud, y quien
en Ella vive debe concentrar todo en sí.
Sus privaciones continúan, y apenas habiéndose hecho ver mi dulce
Jesús le he dicho:
"Dime, Amor mío, ¿en qué te he ofendido que huyes lejos de mí?
¡Ah! mi corazón sangra por la intensidad del dolor."
Y Jesús: "¿Te has sustraído acaso de mi Voluntad?"
Y yo: "No, no, el Cielo me libre de tal desgracia."
Y Él: "¿Y por qué entonces me preguntas en qué me has ofendido?
La culpa entra cuando el alma se sustrae de mi Voluntad. ¡Ah! hija mía,
para tomar plena posesión de mi Voluntad debes concentrar en ti todos los
estados de ánimo de todas las criaturas, y conforme pases un estado de
ánimo, así tomas el dominio. Esto sucedió en mi Mamá y en mi misma
Humanidad, ¿cuántas penas, cuántos estados de las almas estaban
concentrados en Nosotros? Mi querida Mamá muchas veces quedaba en el
estado de la pura fe, y mi gimiente Humanidad quedaba como triturada bajo
el peso enorme de todos los pecados y penas de todas las criaturas, pero
mientras sufría quedaba con el dominio de todos los bienes opuestos a esos
pecados y penas de las criaturas, y mi amada Mamá quedaba Reina de la fe,
de la esperanza y del amor, dominadora de la luz, tanto, de poder dar fe,
esperanza, amor y luz a todos. Para dar es necesario poseer, y para poseer es
necesario concentrar en sí aquellas penas, y con la resignación y con el amor
cambiar en bienes las penas, en luz las tinieblas, en fuego las frialdades. Mi
Voluntad es plenitud, y quien debe vivir en Ella debe entrar en el dominio de
todos los bienes posibles e imaginables, por cuanto a criatura es posible.
¿Cuántos bienes no puedo dar a todos, y cuántos no puede dar mi
inseparable Mamá? Y si no damos de más es porque no hay quién tome,
porque todo lo sufrimos, y mientras estábamos en la tierra nuestra morada
fue en la plenitud de la Divina Voluntad.
Ahora te corresponde a ti hacer nuestro mismo camino y morar donde
Nosotros moramos; ¿crees tú que sea cosa de nada, o como todas las otras
vidas, aun santas, el vivir en Nuestro Querer? ¡Ah! no, no, es el todo, aquí
conviene abrazar todo, y si alguna cosa te escapa no puedes decir que vives
en la plenitud de nuestra Voluntad, por eso sé atenta y sigue siempre el vuelo
en mi eterno Querer."
Mayo 25, 1923
La Divina Voluntad legitima a las almas como
hijas de Dios. Todo fue creado para ellas.
Me sentía como sumergida en el Querer eterno y mi siempre amableJesús, atrayéndome hacia Él me ha transportado fuera de mí misma,
haciéndome ver cielo y tierra y mientras esto me hacía ver me ha dicho:
"Hija querida de nuestra Suprema Voluntad, mira toda esta máquina
del universo, el cielo, el sol, los mares y todo lo demás fue creado por
Nosotros para hacer un don, ¿pero sabes a quién? A quien habría hecho
nuestra Voluntad. Todo a ellos fue donado como a nuestros hijos legítimos,
esto lo hacíamos por decoro de nuestras obras, no depositándolas ni
dándolas en don a gente extraña, ni a hijos ilegítimos que no habrían
comprendido los grandes bienes que hay en ellas, ni apreciado la grandeza y
santidad de nuestras obras, es más, las habrían desperdiciado y despreciado;
en cambio, dándolas en don a nuestros hijos legítimos, como en cada cosa
creada hay un amor distinto y un bien especial hacia aquél a quien está
dirigido el don, nuestra Voluntad habitante en ellos y formando en ellos vida
propia, les habría hecho comprender todos estos amores, distintos uno del
otro, que están en todo lo creado y todas las especialidades de los bienes, por
lo tanto nos habrían dado la correspondencia por cada amor distinto, gloria,
honor por todos los bienes dados a ellos; nuestra Voluntad, que con un Fiat
los había creado y que conocía todos sus secretos, habitante en nuestros hijos
legítimos, con otro Fiat les habría develado nuestros secretos que están en
todas las cosas creadas, y nos haría dar amor por amor; las armonías, las
comunicaciones se alternarían entre ellos y Nosotros. Y si bien aquellos que
no hacen nuestra Voluntad parece que gozan y toman parte, pero los dones
no son de ellos, sino que es por causa indirecta, como usurpadores y como
hijos ilegítimos; mucho más que no estando mi Voluntad habitante en ellos,
nada o poquísimo entienden de mi Amor que todo lo creado les lleva, ni de
los grandes bienes que en todo hay; es más, muchos no saben ni siquiera
quién ha creado tantas cosas. Verdadera gente extranjera, que mientras
viven de las cosas que me pertenecen, ni siquiera me quieren reconocer.
Entonces, como a verdadero Hijo legítimo fue entregado por mi Padre
Celestial este gran don de todo el universo, a mi Humanidad, en la cual no
hubo cosa por la que no lo correspondiera, don por don, amor por amor;
después vino mi Celestial Madre, que tan bien supo corresponder a su
Creador, y después han venido los hijos de mi Voluntad, a los cuales Ella
debía legitimar por sus propios hijos. Por eso todo lo creado exulta de
alegría, hace fiesta y sonríe cuando haciéndote salir fuera de ti misma, junto
conmigo reconocen a la hija legítima de la Voluntad Suprema, su dueña;
todas quisieran correr en tu regazo y alrededor de ti, no sólo para hacerte
fiesta sino para ser apreciadas, defendidas y tenidas en cuenta como don de
su Creador, y todas en competencia quieren darte cada una amor distinto y el
don que contiene cada cosa creada: quién te quiere dar el don de la Belleza
de tu Creador y el amor que contiene lo bello; quién el don de la Potencia, y
el amor que contiene la Potencia; quién el don de la Sabiduría, quién el de la
Bondad, quién el de la Santidad, quién el de la Luz, quién el de la Pureza, y
los distintos amores que contiene la Sabiduría, la Bondad, la Santidad, la
Luz, la Pureza, etc. Así que mi Voluntad abate todas las barreras que hay
entre el alma y Dios, la pone en armonía entre el Cielo y la tierra, le devela
todos los secretos que hay en toda la Creación y la vuelve depositaria de
todos los dones de Dios."
Mayo 29, 1923
Dios es siempre el primero en obrar en el alma.
Estaba acompañando a mi dulce Jesús en sus penas, especialmente
en las que sufrió en el huerto del Getsemaní, y mientras lo compadecía,
moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, el primero en formar el trabajo de mis penas en mi
Humanidad fue mi Padre Celestial, porque sólo Él tenía la Fuerza y el Poder
de crear el dolor y de poner en él cuantos grados de dolor se necesitaban
para poderse satisfacer del débito de las criaturas; las criaturas fueron
secundarias, porque no tenían ningún poder sobre de Mí, ni virtud de crear el
dolor por cuanta intensidad querían. Esto sucede en todas las criaturas,
como al crear al hombre, el primer trabajo tanto en el alma como en el
cuerpo lo hizo mi Padre Divino, ¿cuánta armonía, cuánta felicidad no formó
con sus propias manos en la naturaleza humana? Todo es armonía y
felicidad en el hombre; sólo la parte externa, ¿cuántas armonías y felicidades
no contiene? El ojo ve, la boca habla, los pies caminan, las manos obran y
toman las cosas que hay hasta donde han llegado los pies. Si el ojo pudiera
ver y no tuviera la boca para expresarse, si tuviera los pies para caminar y no
tuviera las manos para obrar, ¿no sería una infelicidad, una desarmonía en la
naturaleza humana? Luego, las armonías y felicidad del alma humana, la
voluntad, la inteligencia, la memoria, ¿cuántas armonías y felicidad no
contienen? Basta decir que son partes de la felicidad y armonía del Eterno,
Dios creaba el verdadero edén personal en el alma y en el cuerpo del
hombre, edén todo celestial, y después le dio por habitación el edén terrenal;
todo era armonía y felicidad en la naturaleza humana, y si bien el pecado
trastornó esta armonía y felicidad, pero no destruyó del todo el bien que
Dios había creado en el hombre.
Así que como Dios creó con sus propias manos toda la felicidad y
armonía en la criatura, así creó en Mí todos los dolores posibles para
rehacerse de la ingratitud humana y hacer salir del mar de mis dolores la
felicidad perdida y el arreglo a la armonía trastornada. Y esto sucede a todas
las criaturas cuando debo elegirlas a santidad distinta o a designios
especiales míos, son mis propias manos que trabajan en el alma, y ahora creo
en ellas el dolor, ahora el amor, ahora los conocimientos de las verdades
celestiales; es tanto mi celo, que no quiero que ninguno me las toque, y si
permito que las criaturas les hagan alguna cosa, es siempre en orden
secundario, pero el primado lo tengo Yo y me las voy formando según mi
designio."
Junio 6, 1923
La señal de que el alma es toda de Dios, es si
no siente gusto por nada de lo que existe.
Estaba pensativa acerca de por qué mi dulce Jesús no venía y decía
entre mí: "¿Quién sabe qué habrá de mal en mi interior que Jesús para no
desagradarse se oculta?" Y Él moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, la señal de que no hay nada de mal y que el interior del
alma está todo lleno de Dios, es que nada le haya quedado que no sea todo
mío, y que en todo lo que pueda suceder dentro y fuera de ella, no siente más
gusto de nada, sino que su gusto es sólo por Mí y de Mí; y no sólo de las
cosas profanas o indiferentes, sino aun de cosas santas, de personas
piadosas, de funciones, de músicas, etc., todo para ella es frío, indiferente, y
como cosas que no le pertenecen, y la razón es natural, si el alma está toda
llena de Mí, entonces está llena también de mis gustos, el gusto mío es el
suyo, los demás gustos no encuentran lugar donde ponerse, por eso, por cuán
bellos puedan ser, para el alma no tienen ningún atractivo, más bien para ella
están como muertos; en cambio el alma que no es toda mía está vacía, y a
medida que las cosas la circundan así siente en ella tantos gustos si son cosas
que le agradan, o si son cosas que no le agradan, siente disgusto, así que está
en continua alternancia de gustos y de disgustos, y como el gusto que no ha
salido de Mí no es duradero, muchas veces los gustos se convierten en
disgustos, y por eso se notan tantas variaciones de carácter, ahora demasiado
triste, ahora demasiado alegre, ahora todo iracundo, en otra ocasión todo
afable; es el vacío que tiene de Mí en el alma lo que le da tantas variaciones
de carácter, nada semejante al mío, que soy siempre igual y jamás me
cambio. Ahora, ¿sientes tú algún gusto de lo que existe acá abajo? ¿Por qué
temes que haya algún mal en ti por el cual Yo desagradado me oculte?
Donde estoy Yo, males no puede haber."
Y yo: "Amor mío, yo no siento tomar gusto de ninguna cosa, por
cuan buena fuera, además Tú lo sabes mejor que yo, ¿cómo puedo sentir
gusto por otras cosas si la pena de tu privación me absorbe, me amarga hasta
la médula de los huesos, me hace olvidar todo y sólo me está presente y fijo
en el corazón el clavo de que estoy privada de Ti?"
Y Jesús: "Y esto te dice que eres mía y que estás llena de Mí, porque
el gusto tiene este poder: "Si es gusto mío transforma a la criatura en Mí, si
es gusto natural la envuelve en las cosas humanas, si es gusto de pasiones la
arroja en la corriente del mal. El gusto parece que sea cosa de nada, sin
embargo no es así, es el acto primero, o del bien, o del mal, mira cómo es
así: Adán, ¿por qué pecó? Porque separó su mirada del atractivo divino y
en cuanto Eva le presentó el fruto para hacerlo comer, miró el fruto y la vista
sintió placer al mirarlo, el oído sintió deleite al oír las palabras de Eva de
que si comía el fruto se volvería semejante a Dios, la garganta sintió gusto al
comerlo, así que el gusto fue el primer acto de su ruina. Si en cambio
hubiese sentido desagrado al mirarlo, aburrimiento, fastidio al oír las
palabras de Eva, disgusto al comerlo, Adán no habría pecado, más bien
habría hecho el primer acto heroico en su vida resistiendo y corrigiendo a
Eva por haber hecho eso, y él habría permanecido con la corona
imperecedera de la fidelidad hacia Aquél a quién tanto debía y que tenía
todos los derechos de su sujeción. ¡Oh! cómo se necesita estar atento sobre
los diversos gustos que surgen en el alma, si son gustos puramente divinos,
darles vida, si son gustos humanos o de pasiones, darles la muerte, de otra
manera hay peligro de precipitarse en la corriente del mal."
Junio 10, 1923
Para vivir en el Divino Querer, la puerta para entrar es la
Humanidad de Jesús. Oficio de víctima y qué significa ser depuesto.
Estaba lamentándome con mi dulce Jesús por sus privaciones y
pensaba entre mí: "¿Quién sabe cuál será la causa por la que no viene? Y si
es verdad, como alguna vez me lo ha hecho entender, que no viene por los
castigos, pues por el estado de víctima en el cual me tiene, al venir y
debiéndome comunicar las penas por el oficio que tengo, se siente debilitar
los brazos y como la Justicia quiere castigar pues la criatura la forza a ello,
por eso no viene; entonces, si así fuera, mejor me quitara del estado de
víctima con tal de que venga, poco me importa todo lo demás, lo que me
interesa es Jesús, mi vida, mi todo, todo lo demás es nada para mí." Ahora,
mientras esto y otras cosas pensaba, mi dulce Jesús, moviéndose en mi
interior y poniéndome su brazo en el cuello me ha dicho:
"Hija mía, ¿qué dices? ¿Quitarte del oficio? Tú no sabes qué
significa perder el dominio, perder el derecho de mandar, no poder disponer
más de nada, porque cuando una persona está en oficio puede siempre
disponer: si es juez puede juzgar, tiene el derecho de establecer la condena y
también de absolver, puede ser que por días o semanas él no ejercite su
oficio porque no se presenta la ocasión, pero a pesar de esto él recibe su
paga, mantiene sus derechos y en cuanto se presentan los reos o los
inocentes, él en su puesto de juez defiende y condena, pero si es destituido
pierde todos los derechos y se reduce a la inhabilidad; así de todos los otros
oficios, por eso mejor conténtate con estar privada de Mí alguna vez, antes
que querer ser depuesta de tu oficio, de otra manera perderás también el
derecho de hacer perdonar en parte los merecidos flagelos, y si bien te
parece que por la falta de las penas por algunos días tú no haces nada, el
estar en tu oficio es siempre alguna cosa y lo que no haces un día, con el
venir a ti, encontrándote en tu oficio, lo puedes hacer otro día.
Y esto no es todo, es la última parte; la parte más esencial es que para
vivir en mi Querer, la puerta para entrar, el primer anillo de unión es mi
Humanidad, fue Ella la primera y verdadera víctima, que por oficio dado a
Mí por mi Celestial Padre, vivió sacrificada y completamente crucificada en
la Divina Voluntad, y en virtud de la Potencia de mi eterno Querer pudo
multiplicar mi Vida por todos y por cada uno, y así como con la Potencia de
un solo Fiat multiplicaba tantas cosas creadas, dando a cada una de las
criaturas el derecho de hacerlas propias, así la Potencia de mi Voluntad
multiplicaba una sola Vida, a fin de cada uno me tuviese para sí solo por
ayuda, por defensa, por refugio, como me quisiera; esta es toda la grandeza,
el bien, el todo, la infinita distancia entre el vivir en mi Querer o vivir en
modo diverso, aunque sea bueno y santo: ‘La multiplicación de un acto en
tantos actos por cuantos se quieran, suficientes para cuantos quieran disfrutar
de ellos.’ Ahora, si te quitara del oficio, no sólo no ocuparías mi oficio
sobre la tierra, y no estando en mi Humanidad, que a pesar de que hizo
mucho, consiguiendo tanto bien al hombre, pero no quité los derechos, el
honor, el decoro a mi Justicia, cuando requería castigar justamente al
hombre me resignaba; así, faltándote el anillo de unión no podrías vivir en
mi Querer, perderías el dominio, tus actos pasarían a simples intenciones, y
cuando dices: ‘Mi Jesús, en tu Querer te amo, te bendigo, te agradezco por
todos, me duelo por cada una de las ofensas, etc.’ No volarían sobre cada
uno de los actos humanos para hacerse acto de cada acto humano, amor por
cada amor que me deberían dar las criaturas, no seguirías todos mis actos
que están en mi Querer, quedarías atrás, a lo más serían pías intenciones que
pueden hacer algún bien, pero no actos por todos que puedan dar vida y que
contengan la Potencia de nuestra Voluntad creadora; sin embargo cuántas
veces no me dices: ‘Ya que me has llamado en tu Querer no me dejes atrás,
¡oh! Jesús, haz que junto contigo siga los actos de la Creación para
corresponderte por el amor que pusiste en todas las cosas creadas, aquéllas
de la Redención y aquéllas de la Santificación, a fin de que dondequiera que
estén tus actos, tu Amor, esté la correspondencia del mío.’ ¿Y ahora quieres
que te deje atrás?"
Yo he quedado confundida y no he sabido qué responder. El buen
Jesús dispone de lo que a Él le agrada, y todo sea para gloria suya.
Junio 15, 1923
En qué consiste la verdadera Caridad.
Continuando mi estado, estaba pidiendo que mi siempre amable Jesús
se dignase venir a visitar mi pobre alma, y Él todo bondad ha venido, y se
hacía ver que con su santa mano me iba tocando toda, y a medida que me
tocaba dejaba por señal en el punto donde me tocaba una luz. Después de
esto Jesús ha desaparecido y ha venido mi primer confesor, ya difunto, y me
ha dicho:
"También yo quiero tocarte los puntos donde te ha tocado Nuestro
Señor."
Y yo, casi no queriendo, pero como si no tuviera fuerza para
oponerme lo he dejado hacerlo, pero mientras esto hacía, aquella luz que
Jesús había dejado al tocarme se comunicaba a él y quedaba como investido
por tanta luz por cuantas veces me tocaba, siempre sobre los mismos puntos
que me había tocado Jesús. Yo he quedado maravillada y el confesor me ha
dicho:
"El Señor me ha mandado para darme la retribución por el mérito
adquirido cuando venía a hacerte la caridad y obraba sobre ti, ahora se ha
cambiado para mí en luz de gloria eterna."
Después ha venido mi segundo confesor, también difunto, y me ha
dicho:
"Dime que te ha dicho Jesús, quiero escucharlo a fin de que la luz de
las verdades divinas, se una a las tantas luces de las verdades que te decía el
Señor y de las que yo, con escucharlas de ti mientras estaba en vida, quedaba
como impregnado. Ahora el Señor me ha mandado para confirmarme la
recompensa del mérito que adquirí con querer oír las verdades; si supieras
qué significa oír las verdades divinas, que encanto de luz contienen, que el
sol por ello quedaría eclipsado, el bien que llevan a quien las dice y a quien
las escucha, harías competencia, tú en decirlas, y quien siente el deber, en
escucharlas, por eso, pronto, dime que te ha dicho."
Y yo, recordando que Jesús me había dicho qué significa caridad, se lo
he dicho. Mis palabras se cambiaban en luz y lo investían, y él todo
contento ha desaparecido. Ahora digo lo que Jesús me había dicho sobre la
caridad:
"Hija mía, la verdadera caridad sabe convertir con su Potencia todas
las cosas en amor. Mira el fuego, a todas las clases de leña y a cualquier otra
cosa, lo convierte todo en fuego, y si no tuviese el poder de convertir todo en
fuego, no se podría dar el nombre de verdadero fuego. Así el alma, si no
convierte todas las cosas en amor, cosas sobrenaturales y cosas naturales,
alegrías y amarguras, y todo lo que la circunda, no puede decirse que posee
la verdadera caridad."
Ahora, mientras esto decía, hacía salir tantas llamas de su corazón
santísimo, que llenaban Cielo y tierra, y después uniéndose todas juntas
formaban una sola llama, y ha agregado:
"De mi corazón salen continuas llamas de Amor, y a quién llevan el
Amor, a quién el dolor, a quién la luz, a otros la fuerza, etc., y como salen
del centro de la hoguera de mi Amor, a pesar que hacen diversos oficios,
siendo una la finalidad, la de enviar Amor a la criatura, son todas llamas que
uniéndose juntas forman una sola llama; así la criatura, a pesar de que haga
diversas cosas, la finalidad debe ser el amor, para poder formar de sus
acciones tantas llamitas que uniéndose juntas formarán la gran llama que
quemará todo y la transformará toda en Mí, de otra manera no poseerá la
verdadera caridad."
Junio 18, 1923
Prodigios, maravillas, excesos de Amor de Jesús al instituir
el Santísimo Sacramento y comulgarse a Sí mismo.
Me sentía toda absorbida en la Santísima Voluntad de Dios, y el
bendito Jesús me hacía presentes, como en acto, todos los actos de su Vida
sobre la tierra, y como lo había recibido Sacramentado, me hacía ver como
en acto, en su Santísimo Querer, cuando mi dulce Jesús instituyendo el
Santísimo Sacramento se comulgó a Sí mismo. Cuántas maravillas, cuántos
prodigios, cuántos excesos de amor en este comulgarse a Sí mismo, mi
mente se perdía en tantos prodigios divinos, y mi siempre amable Jesús me
ha dicho:
"Hija querida de mi Supremo Querer, mi Voluntad contiene todo,
conserva todas las obras divinas como en acto y nada deja escapar, y a quien
en Ella vive quiere hacerle conocer los bienes que contiene. Por eso quiero
hacerte conocer la causa por la que quise recibirme a Mí mismo al instituir el
Santísimo Sacramento. El prodigio era grande e incomprensible a la mente
humana: recibir la criatura a un Hombre y Dios, encerrar en el ser finito el
infinito y a este Ser infinito darle los honores divinos, el decoro, la
habitación digna de Él, era tan profundo e incomprensible este misterio, que
los mismos apóstoles, mientras creyeron con facilidad en la Encarnación y
en tantos otros misterios, delante a éste quedaron turbados y su inteligencia
se resistía a creer, y se necesitó hablarles repetidamente para rendirlos;
entonces, ¿cómo hacer? Yo que lo instituía debía pensar en todo, porque
mientras la criatura debía recibirme, a la Divinidad no debían faltarle los
honores, el decoro divino, la habitación digna de Dios. Por eso hija mía,
mientras instituía el Santísimo Sacramento, mi Voluntad eterna unida a mi
voluntad humana me hizo presentes todas las hostias que hasta el fin de los
siglos debían recibir la Consagración Sacramental, y Yo una por una las
miré, las consumí y vi mi Vida Sacramental palpitante en cada hostia porque
quería darse a las criaturas. Mi Humanidad a nombre de toda la familia
humana tomó el empeño por todos y dio la habitación en Sí misma a cada
hostia, y mi Divinidad, que era inseparable de Mí, circundó cada hostia
sacramental con honores, alabanzas y bendiciones divinas para hacer digno
decoro a mi Majestad, así que cada hostia sacramental fue depositada en Mí
y contiene la habitación de mi Humanidad y el cortejo de los honores de mi
Divinidad; de otra manera, ¿cómo podía descender en la criatura? Y fue
sólo por esto que toleré los sacrilegios, las frialdades, las irreverencias, las
ingratitudes, porque habiéndome recibido a Mí mismo puse a salvo mi
decoro, los honores, la habitación que se necesitaba a mi misma persona; si
no me hubiera recibido a Mí mismo Yo no habría podido descender en ella,
y a ella le habría faltado el camino, la puerta, los medios para recibirme.
Así es mi costumbre en todas mis obras, las hago una vez para dar
vida a todas las demás veces que se repetirán, uniéndolas al primer acto
como si fuera un acto solo; así que la Potencia, la Inmensidad, la
Omnividencia de mi Voluntad me hicieron abrazar todos los siglos, me
hicieron presentes todos los comulgantes y todas las hostias sacramentales y
me recibí otras tantas veces a Mí mismo, para hacer pasar por Mí a Mí
mismo en cada criatura. ¿Quién ha pensado jamás en tanto Amor mío, que
para descender en los corazones de las criaturas Yo debía recibirme a Mí
mismo para poner a salvo los derechos divinos y poder dar a ellas no sólo a
Mí mismo, sino también los mismos actos que Yo hice al recibirme para
disponerlas y darles casi el derecho de poderme recibir?"
Yo he quedado maravillada y como si quisiera dudar, y Jesús ha
agregado:
"¿Por qué dudas? ¿No es acaso éste el obrar de Dios? ¿Y de este acto
solo formar tantos actos por cuantos se quiera disfrutar, mientras que es un
solo acto? ¿No fue lo mismo para el acto de la Encarnación, de mi Vida y
de mi Pasión? Una sola vez me Encarné, una fue mi Vida, una la Pasión, sin
embargo esta Encarnación, Vida y Pasión son para todos y para cada uno
como si fuera para él solo, así que están aún como en acto y para cada uno,
como si ahora me estuviera Encarnando y sufriendo mi Pasión, si no fuera
así no obraría como Dios sino como criatura, que no conteniendo un poder
divino no puede hacerse de todos, ni puede darse a todos.
Ahora hija mía, quiero decirte otro exceso de mi Amor: Quien hace
mi Voluntad y vive en Ella viene a abrazar el obrar de mi Humanidad,
porque Yo amo mucho que la criatura se vuelva similar a Mí, y como miQuerer y el suyo son uno solo, Él toma placer y recreándose depone en la
criatura todo el bien que contengo, y hago en ella el depósito de las mismas
hostias sacramentales. Mi Voluntad que la criatura contiene le presta y la
circunda con decoro, homenajes y honores divinos, y Yo todo a ella le
confío, porque estoy cierto de poner al seguro mi obrar, porque mi Voluntad
se hace actor, espectador y custodio de todos mis bienes, de mis obras y de
mi misma Vida."
Junio 21, 1923
Diferencia entre quien reza y obra en el Divino Querer
teniendo conocimiento de lo que hace, y entre quien se
encuentra en Él porque la Divina Voluntad lo envuelve
y de su naturaleza se encuentra por todas partes.
Estaba haciendo mi acostumbrada adoración al crucificado bien mío, y
estaba diciéndole: "Entro en tu Querer, es más, dame tu mano y ponme Tú
mismo en la Inmensidad de tu Voluntad, a fin de que nada haga que no sea
efecto de tu Santísimo Querer." Ahora, mientras esto decía pensaba entre
mí: "¿Cómo, la Voluntad Divina está por todas partes, por lo tanto ya me
encuentro en Ella, y yo digo entro en tu Querer?" Pero mientras esto
pensaba, mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, sin embargo hay gran diferencia entre quien reza u obra
porque mi Voluntad lo envuelve y por su naturaleza se encuentra en todas
partes, y entre quien por su propia voluntad, teniendo en sí conocimiento de
lo que hace, entra en el ambiente divino de mi Voluntad para obrar y rezar.
¿Sabes tú qué sucede? Sucede como cuando el sol llena la tierra de su luz,
pero no en todos los puntos la luz y el calor son iguales; en algunos puntos
hay sombras, en otros puntos hay luz directa y el calor es más intenso; ahora,
¿quién goza más luz, quién siente más calor, quien está en la sombra o quien
está en los puntos donde la luz no está cubierta por la sombra? Aunque no
se puede decir que donde hay sombra no hay luz, pero donde no está la
sombra la luz es más viva, el calor es más intenso, es más, los rayos del sol
parece que invisten el lugar, lo absorben, y si el sol tuviera razón y una
criatura por su espontánea voluntad se expusiera a sus ardientes rayos, y a
nombre de todos dijera al sol: ‘Gracias, ¡oh! sol por tu luz, por todos los
bienes que haces con llenar la tierra, por todos quiero darte la
correspondencia por el bien que haces.’ ¿Qué gloria, honor, complacencia,
no recibiría el sol? Ahora, es verdad que mi Voluntad está por todas partes,
pero la sombra de la voluntad humana no deja sentir la vivacidad de la luz,
el calor y todo el bien que contiene; en cambio, con querer entrar en mi
Voluntad el alma depone la suya y quita la sombra de su querer y mi
Voluntad hace resplandecer su vívida Luz, la inviste, la transforma en la
misma Luz y el alma abismada en mi Querer eterno me dice: ‘Gracias, ¡oh!
Santo Querer Supremo por tu Luz, por todos los bienes que haces con llenar
Cielo y tierra de tu eterno Querer, por todos quiero darte la correspondencia
del bien que haces.’ Y Yo siento tal honor, gloria y complacencia, que
ningún otro la iguala. Hija mía, cuántos males hace la sombra de la propia
voluntad, enfría el alma, produce el ocio, el sueño, el entorpecimiento.
Diversamente es quien vive en la Luz de mi Querer."
Después de esto me he encontrado fuera de mí misma y veía como si
debieran venir enfermedades contagiosas, y muchos eran llevados a los
lazaretos; reinaba un espanto general, y tantos otros males de nuevo género,
pero espero que Jesús quiera aplacarse por los méritos de su preciosísima
sangre.
Junio 28, 1923
Al crear al hombre, Dios puso en él el germen del Amor eterno.
Estaba pensando en el Amor inmenso de mi dulcísimo Jesús, y Él me
ha hecho ver a todas las criaturas como unidas dentro de una red de amor y
me ha dicho:
"Hija mía, al crear al hombre Yo puse en él tantos gérmenes de amor: los
puse en su inteligencia, en los ojos, en la palabra, en el corazón, en las
manos, en los pies, en todo puse el germen del amor, y Yo debía trabajarlo
desde afuera, y junto conmigo puse todas las cosas creadas para hacer brotar
este germen, hacerlo crecer según Yo quisiera. Este germen, habiendo sido
puesto por un Dios eterno, era eterno también él, así que el hombre contiene
en sí un eterno amor, y un eterno Amor le va siempre al encuentro para
recibir la correspondencia de los gérmenes de su eterno amor puesto en el
hombre, y darle nuevo y eterno Amor, porque Yo quería estar dentro del
hombre como germen, y fuera como trabajador, para formar en él el árbol de
mi eterno Amor; ¿porque de qué le serviría al hombre tener el ojo lleno de
luz si no tuviera una luz externa que lo iluminara? Quedaría siempre en
oscuridad, así que para gozar el efecto de la luz se necesita la luz interna del
ojo y la luz externa del sol que lo ilumina; así de la mente, si no tuviera la
palabra que manifiesta el pensamiento, la vida de la inteligencia moriría y
quedaría sin fruto, y así de todo lo demás. Amé tanto al hombre que no sólo
puse en él este germen de mi eterno Amor, sino que lo puse a él bajo las olas
de mi eterno Amor que está esparcido en todo lo creado, para hacerlo
germinar en él y arrollarlo todo en mi eterno Amor. Así que si la luz del sol
resplandece en su ojo, le lleva la ola de mi Amor; si toma el agua para
quitarse la sed, el alimento para nutrirse, le llevan la ola de mi eterno Amor;
si la tierra se extiende bajo sus pies y queda firme para darle el paso, le lleva
la ola de mi Amor; si la flor emana su perfume, si el fuego hace salir su
calor, todo le lleva mi eterno Amor. Pero esto no basta, Yo estoy junto a él
trabajando dentro y fuera para arreglar, confirmar y sellar todas mis
semejanzas en el alma del hombre, a fin de que Amor eterno le doy y amor
eterno me dé, así que también la criatura me puede amar con eterno amor,
porque de él contiene el germen. Pero con sumo dolor mío el hombre sofoca
este germen y entonces sucede que a pesar de que mi Amor lo tiene bajo sus
olas, él no siente la Luz que le lleva mi Amor, porque él habiendo sofocado
el germen ha quedado ciego, a pesar de que mi Amor arde, él no se calienta,
y por cuanto beba y coma no se le quita la sed ni se alimenta, pues donde no
está el germen no hay fecundidad."
Julio 1, 1923
Efectos de la oración en el Divino Querer. Placer de Jesús al
manifestar sus verdades a la criatura. Dios es un acto siempre nuevo.
Estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino para girar en cada
inteligencia de criatura, para dar a mi Jesús la correspondencia de amor de
cada pensamiento de criatura, pero mientras esto hacía, el pensamiento me
ha dicho: "¿De qué sirve rezar en este modo? Más bien me parece que sean
desatinos en vez de oraciones." Y mi siempre amable Jesús moviéndose en
mi interior me ha dicho:
"Hija mía, ¿quieres saber de qué sirve y cuál es el efecto de ello? La
criatura que viene a arrojar en el mar inmenso de mi Divinidad la piedrita de
su voluntad, en cuanto la tira, si su voluntad quiere amar, el mar infinito de
las aguas de mi Amor se encrespa, se agita, y Yo siento las olas de mi Amor
que exhalan su celestial perfume, y Yo siento el placer, las alegrías de mi
Amor agitadas por la piedrita de la voluntad de la criatura; si adora mi
Santidad, la piedrita de la voluntad humana agita el mar de mi Santidad y
Yo me siento recrear por las auras purísimas de mi Santidad; en suma,
cualquier cosa que quiere hacer la voluntad humana en la mía, como piedrita
se arroja en el mar de cada uno de mis atributos y agitándolos y
encrespándolos, Yo siento darme mis mismas cosas y los honores, la gloria,
el amor que en modo divino puede darme la criatura. Sucede como a una
persona que siendo muy rica tiene todos los bienes en su casa, fuentes
fresquísimas, fuentes perfumadas, fuentes calientes, y una persona que entra
en esta casa no tiene qué darle, porque aquélla posee todo, pero quiere
agradarla, quiere amarla, entonces, ¿qué hace? Toma una piedrita y la arroja
en la fuente fresca, las aguas agitadas exhalan una delicadísima frescura y el
señor de esa casa goza el placer de la frescura de su fuente, goza de sus
mismos bienes que posee, ¿pero por qué? Porque aquella otra persona ha
tenido el pensamiento de agitar esa fuente, porque las cosas agitadas exhalan
más intenso el perfume, la frescura o el calor que contienen. Esto es lo que
significa entrar en mi Voluntad, agitar, remover mi Ser y decirme: ‘Mira
cómo eres bueno, amable, amante, santo, inmenso, potente, eres el todo, y yo
quiero moverte todo para amarte y darte placer.’ ¿Y a ti te parece poco?"
Dicho esto se ha retirado en mi interior y yo me he quedado pensando
en cómo es bueno Jesús, me parece que goza mucho en comunicarse a la
criatura, y toma tanto placer en manifestar sus verdades, que mientras dice
una, esa misma verdad lo incita y lo lleva con fuerza irresistible a manifestar
otras. ¡Que bondad! ¡Qué amor! Y Jesús de nuevo ha salido de dentro de
mi interior y poniendo su rostro junto al mío ha agregado:
"Hija mía, tú no sabes qué significa manifestar mis verdades y por eso
te maravillas de mi placer y de la fuerza irresistible que siento de
manifestarme a la criatura, y quien se presta a escucharme forma mi alegría
y mis delicias de conversar con ella. Tú debes saber que cuando manifiesto
una verdad mía no conocida, es una nueva creación que hago y Yo amo
mucho el hacer salir de Mí los tantos bienes y secretos que contengo, pero
por cuanto diga, siendo Yo aquel acto siempre nuevo, que jamás se repite,
por eso siempre tengo ganas de hablar, pero mientras hablo me quedan
siempre otras nuevas cosas que quisiera decir, porque lo nuevo no se agota
jamás en Mí, soy siempre nuevo en el Amor, nuevo en la Belleza, nuevo en
los contentos, en las armonías, nuevo en todo y siempre nuevo, y por eso no
canso a ninguno, siempre tengo cosas nuevas para dar y para decir, y la
fuerza irresistible que me empuja a manifestarme es mi inmenso Amor;
dentro de un desahogo de Amor hice salir la Creación, todo lo que se ve en
todo el universo estaba todo dentro de Mí, y el Amor hizo desbordar de mi
interior la sombra de mi Luz y creé el sol, la sombra de mi Inmensidad y de
mis armonías, y fue extendido el cielo, armonizándolo con tantas estrellas y
esferas celestiales; éstas y otras cosas que creé no fueron otra cosa que mis
sombras que saqué de Mí, y mi Amor tuvo su desahogo y Yo tomé gran
deleite al ver lo que estaba contenido en Mí, esparcido en pequeñas
partecitas aletear sobre todo lo creado. Ahora, ¿cuál será mi alegría al
manifestar mis verdades, que no son mis sombras que salen de Mí, sino la
sustancia de los bienes que contengo en Mí, que no en mudo lenguaje hablan
de Mí como hacen todas las cosas creadas, sino con voz clara, sonora y
elocuente hablan de Mí, y siendo mi palabra creadora, como nueva creación
crean en el alma las verdades que Yo manifiesto? Si con un Fiat creé tantas
cosas, y al manifestar mis verdades no es un solo Fiat que pronuncio, sino
tantas palabras por cuantas se necesitan para manifestar y hacer comprender
lo que quiero hacer entender, imagínate entonces cuál es mi contento al
manifestar al alma mis verdades, que no en mudo lenguaje, sino con voz
hablante manifestará a los demás mis bienes, mis verdades, para infundir en
los demás el bien que ha recibido; por eso al manifestar mis verdades, mi
Amor encuentra su desahogo y se pone en fiesta y amo mucho a quien se
presta a escucharme."
Julio 5, 1923
Jesús presentado por los judíos a Pilatos.
Dónde está y cuál es el verdadero reino.
Estaba acompañando a mi penante Jesús en las horas de su
amarguísima Pasión, especialmente cuando fue presentado y acusado por los
judíos ante Pilatos, y él, no contento con las simples acusaciones que le
hacían, volvía a los interrogatorios para encontrar, o causa suficiente para
condenarlo o para liberarlo. Y Jesús, hablándome en mi interior me ha
dicho:
"Hija mía, todo en mi Vida es misterio profundo y enseñanzas
sublimes, en las cuales el hombre debe mirarse como en un espejo para
imitarme. Tú debes saber que era tanta la soberbia de los judíos,
especialmente por la fingida santidad que profesaban, por la que eran tenidos
por hombres rectos y concienzudos, que creían que sólo con presentarme
ellos y decir que me habían encontrado culpable y reo de muerte, Pilatos
debía creerles y sin interrogarlos debía condenarme; mucho más porque
estaban tratando con un juez gentil que no tenía ni conocimiento de Dios ni
conciencia. Pero Dios dispuso diversamente para confundirlos y para
enseñar a los superiores que por mucho que parezcan buenas y santas las
personas que acusan a un pobre reo, no les crean fácilmente, sino que las
interroguen cuidadosamente para ver si están en la verdad, o bien, ver si bajo
aquel vestido de bondad hay algunos celos, rencores, o es para obtener de los
superiores, haciéndose camino en sus corazones, algún puesto o dignidad
que ambicionan. El escrutinio hace conocer a las personas, las confunde y
se muestra que no se tiene confianza en ellas y al no verse apreciadas se
quitan el pensamiento de ambicionar puestos o de acusar a otros. Cuánto
mal hacen aquellos superiores cuando a ojos cerrados, fiándose de una
fingida bondad, no de una virtud probada, los ponen en un puesto o dan
oídos a quien acusa a otro de alguna falta. Cuánto no quedaron humillados
los judíos al no ser creídos fácilmente por Pilatos y al sufrir tantos
interrogatorios, y si cedió en condenarme no fue porque les creyera, sino
forzado y para no perder su puesto; esto los confundió, de modo que quedó
como marca sobre su frente una extrema confusión y una humillación
profunda, mucho más que descubrían más rectitud y más conciencia en un
juez gentil que en ellos. Cuán necesario y justo es el escrutinio, arroja luz,
produce calma en los verdaderos buenos y confusión en los malos. Y
cuando queriendo examinarme Pilatos me preguntó: "¿Tú eres rey? Y
¿dónde está tu reino?" Yo quise dar otra sublime lección con decir: "Yo
soy rey." Y quería decir: "¿Pero sabes tú cuál es mi reino? Mi reino son
mis dolores, mi sangre, mis virtudes; éste es el verdadero reino, que no fuera
de Mí, sino dentro de Mí poseo; lo que se posee por afuera no es verdadero
reino ni seguro dominio, porque lo que no está dentro del hombre le puede
ser quitado, usurpado y será obligado a dejarlo; en cambio lo que está dentro
nadie se lo podrá quitar, el dominio será eterno dentro de él. Las
características de mi reino son mis llagas, las espinas, la cruz, donde no hago
como los demás reyes que hacen vivir a sus pueblos fuera de ellos, en la
inseguridad y tal vez en ayunas; Yo no, Yo llamo a mis pueblos a habitar en
las estancias de mis llagas, fortificados y defendidos por mis dolores, quitada
su sed por mi sangre, alimentados por mi carne; y sólo esto es el verdadero
reinar, todos los demás reinos son reinos de esclavitud, de peligros y de
muerte; en mi reino está la verdadera vida. Cuántas enseñanzas sublimes,
cuántos misterios profundos en mis palabras, cada alma debería decirse a sí
misma en las penas y dolores, en las humillaciones y abandonos de todos, al
practicar las verdaderas virtudes: ‘Este es mi reino, no sujeto a perecer,
nadie me lo puede quitar ni tocar; es más, mi reino es eterno y divino,
semejante al de mi dulce Jesús, mis dolores y penas me lo certifican y me
vuelven el reino más fortificado y aguerrido, tanto, que ninguno podrá
hacerme guerra en vista de mi gran fortaleza.’ Este es reino de paz, que
deberían ambicionar todos mis hijos."
Julio 11, 1923
Por cuanto más grande es la obra que Dios quiere hacer, tanto
más es necesario que sea única y singular la criatura que elige.
La Paterna Bondad quiere abrir otra era de Gracia.
Estaba rezando y abandonándome toda en los brazos de mi dulcísimo
Jesús, pero con un pensamiento en la mente que decía: "Sólo para ti este
martirio de dar fastidio a los demás, de ser un peso a tus ministros, no
pudiendo hacer menos que fastidiarlos con mis hechos que se desarrollan
entre mí y Jesús; en cambio los demás son libres, ellos entran en el estado de
sufrimiento y por sí mismos se liberan, cuántas veces le he pedido que me
liberara, pero en vano." Ahora, mientras esto y otras cosas pensaba, el
bendito Jesús ha venido, todo bondad y amor, y poniéndose junto a mí me ha
dicho:
"Hija mía, por cuanto más grande es la obra que quiero hacer, tanto
más es necesario que sea única y singular la criatura que elijo. La obra de la
Redención era la más grande y para ella elegí a una sola criatura, dotándola
de todos los dones, jamás concedidos a ninguno, para hacer que esta criatura
contuviera tanta Gracia de poderme hacer de Madre y pudiese deponer en
Ella todos los bienes de la Redención; y para custodiar mis mismos dones,
desde que fue concebida hasta que me concibió la tuve oculta en la Luz de la
Santísima Trinidad, la cual se hacía custodia y tenía el oficio de dirigirla en
todo; después, cuando quedé concebido en su seno virginal, siendo Yo el
verdadero, la cabeza y el primero de todos los sacerdotes, tomé Yo la tarea
de custodiarla y de dirigirla en todo, hasta el movimiento de su latido; y
cuando Yo morí la confié a otro sacerdote, el cual fue San Juan. Un alma
tan privilegiada, que contenía todas las gracias, única en la mente divina,
única en la historia, no quise dejarla, hasta el último de sus respiros, sin la
asistencia de un representante mío. ¿Acaso he hecho esto a otras almas?
No, porque no conteniendo tanto bien, tantos dones y gracias, no es
necesaria tanta custodia y asistencia.
Ahora hija mía, también tú eres única en mi mente y serás también
única en la historia, y no habrá ni antes ni después de ti otra criatura a la que
le haré tener, como obligado por necesidad, la asistencia de mis ministros.
Habiéndote elegido para deponer en ti la Santidad, los bienes, los efectos, la
actitud de mi Suprema Voluntad, era conveniente, justo, decoroso, para la
misma Santidad que contiene mi Querer, que un ministro mío te asistiera y
fuera el primer depositario de los bienes que mi Voluntad contiene, y de su
regazo hacerlos pasar a todo el cuerpo de la Iglesia. ¿Qué atención no se
requiere de ti y de ellos, tú en recibir de Mí, como una segunda madre mía el
gran don de mi Querer y conocer de Él todas sus cualidades, y ellos en
recibirlas de ti para hacer que se cumpla en mi Iglesia el Fiat Voluntas Tua
como en el Cielo así en la tierra. ¡Ah, tú no sabes cuánto he debido darte
para volverte capaz de deponer en ti mi Querer, te he quitado todo germen
de corrupción, he purificado en tal modo tu alma, tu misma naturaleza, que
ni tú sientes nada por ellos, ni ellos por ti, porque faltando el germen es
como si faltase el fuego a la leña, y si no te exenté de la culpa original como
hice a mi amada Mamá, con quitarte el germen de la corrupción obré otro
prodigio de Gracia jamás concedido a ningún otro, porque no era decoroso
para mi Voluntad tres veces santa, descender en un alma, tomar posesión de
ella y que estuviera, aun mínimamente ensombrecida por el más mínimo
hálito corrupto; mi Voluntad no se habría adaptado a tomar posesión de ella
y comunicarle su actitud si hubiera visto algún germen de corrupción, como
no me habría adaptado Yo, Verbo del Padre, a ser concebido en el seno de la
Celestial Mamá si no la hubiera exentado de la culpa de origen. Y además,
¿cuántas gracias no te he hecho? Tú crees que sea nada y por eso ni siquiera
lo piensas, y en lugar de agradecerme te ocupas en pensar en lo que he
dispuesto de ti y de los que he puesto en torno a ti, mientras que Yo quiero
que sigas sólo mi Querer. Tú debes saber que este cumplimiento de mi
Voluntad es tan grande, que entra en las obras más grandes que la Divinidad
ha obrado y quiero que sea conocido, a fin de que al conocer la grandeza y
los bienes inmensos que contiene, lo amen, lo estimen y lo deseen. Tres
veces la Divinidad suprema decidió obrar ad extra, la primera fue en la
Creación, y ésta fue sin intervención de la criatura, porque ninguna había
salido a la luz del día; la segunda fue en la Redención, y en Ella intervino
una mujer, la más santa, la más bella, cual fue mi Celestial Mamá, fue Ella el
canal y el instrumento del que me serví para cumplir la obra de la
Redención; la tercera es el cumplimiento, que mi Voluntad se haga como en
el Cielo así en la tierra, esto es, que la criatura viva, obre con la Santidad y
Potencia de nuestra Voluntad; obra inseparable de la Creación y de la
Redención, como es inseparable la Trinidad Sacrosanta; no podemos decir
que la obra de la Creación esté por Nosotros terminada si nuestra Voluntad,
como fue decretado por Nosotros, no obra en la criatura y vive con la
libertad, Santidad y Potencia con la que obra y vive en Nosotros; es más,
éste es el punto más bello, más culminante, más fúlgido y el sello del
cumplimiento de la obra de la Creación y de la Redención. Estos son
decretos divinos y deben tener su pleno cumplimiento, y para cumplir este
decreto queremos servirnos de otra mujer, la cual eres tú; fue la mujer la que
incitó, la causa por la que el hombre se precipitó en sus desventuras, y
Nosotros queremos servirnos de la mujer para poner las cosas en orden y
hacer salir al hombre de sus desventuras y restituirle el decoro, el honor, la
verdadera semejanza nuestra, como fue por Nosotros creado, por eso sé
atenta, no tomes las cosas a la ligera, aquí no se trata de una cosa cualquiera,
sino se trata de decretos divinos y de darnos campo para hacernos cumplir la
obra de la Creación y Redención, por eso, así como a nuestra Mamá la
confiamos a San Juan, para deponer en él y de él a la Iglesia, los tesoros, las
gracias, todas mis enseñanzas que en el curso de mi Vida cuando Ella estaba
confiada a Mí, y haciéndole de sacerdote Yo depuse en Ella como en un
santuario todas las leyes, los preceptos, las doctrinas que la Iglesia debía
poseer, y Ella, fiel como era y celosa aun de una sola palabra mía, para que
no se perdieran las depuso en mi fiel discípulo Juan, así que mi Mamá tiene
el primado sobre toda la Iglesia. Así he hecho de ti, debiendo servir el Fiat
Voluntas Tua a toda la Iglesia, te he confiado a un ministro mío, a fin de que
depongas en él todo lo que te manifiesto sobre mi Voluntad, los bienes que
hay, como la criatura debe entrar en Ella, cómo la Paterna Bondad quiere
abrir otra era de Gracia, poniendo en común con la criatura sus bienes que
posee en el Cielo y restituyéndole la felicidad perdida. Por eso sé atenta y
seme fiel."
Julio 14, 1923
Expectativa de una nueva era. La señal segura de que está próxima.
Encontrándome en mi habitual estado, mi buen Jesús ha venido, pero
todo afligido; me parecía que no sabía separarse de mí, y todo bondad me ha
dicho:
"Hija mía, he venido para hacerte sufrir; ¿no recuerdas que cuando
queriendo castigar al hombre, tú no querías que lo hiciera, queriendo sufrir
tú en vez de ellos, y Yo para contentarte te dije que en vez de hacer por diez,
por amor tuyo haría sólo por cinco? Ahora las naciones se quieren pelear, y
las que se creen las más potentes se están armando hasta los dientes para
destruir las naciones débiles, se trata de destrucción completa hija mía, por
eso he venido a hacerte sufrir, para darte aquel cinco que te prometí. Al
fuego y al agua mi Justicia dará el poder del oficio que contienen para
destruir gentes y ciudades enteras, por eso es necesario un poco de tu sufrir,
para disminuir estos castigos."
Ahora, mientras esto decía se ha movido en mi interior, como si
tuviese en sus manos varios instrumentos, y conforme los movía, así se
formaban penas y dolores, con tal dolor de todos mis miembros, que no sé
cómo he quedado viva; y cuando veía que por la intensidad de las penas yo
gemía, temblaba, con aire de quien ha triunfado en todo me decía: "Tú eres
vida mía, y de mi Vida puedo hacer lo que quiero." Y continuaba su trabajo
de hacerme sufrir. Sea todo para gloria de Dios, para el bien de mi alma y
para la salvación de todos. Después de esto ha agregado:
"Hija mía, todo el mundo está trastornado y todos están a la
expectativa de cambios, de paz, de cosas nuevas; ellos mismos se unen para
conferenciar y se asombran de que no saben concluir nada, ni llegar a serias
decisiones, así que la verdadera paz no despunta y todo se queda en palabras,
pero nada en los hechos, y esperan que otras conferencias puedan servir para
decisiones serias, pero en vano esperan. Y entre tanto, en este esperar están
todos con temor, y quién se prepara a nuevas guerras, quién espera nuevas
conquistas; pero con todo esto los pueblos empobrecen, se despojan vivos y
mientras esperan, cansados de la era triste que los envuelve, turbia y
sangrienta, esperan y tienen la esperanza de una nueva era de paz y de Luz.
El mundo se encuentra precisamente en el punto como cuando Yo debía
venir a la tierra, todos estaban en espera de un gran acontecimiento, de una
era nueva, como en efecto sucedió. Así ahora, debiendo venir el gran
advenimiento, la era nueva en la que la Voluntad de Dios se haga en la tierra
como en el Cielo, todos están a la expectativa de una era nueva, cansados de
la presente, pero sin saber cuál es esta novedad, este cambio, como no lo
sabían cuando Yo vine a la tierra. Esta expectativa es una señal cierta de
que la hora está cercana, pero la señal más segura es que Yo voy
manifestando lo que quiero hacer, y que dirigiéndome a un alma, como me
dirigí a mi Mamá al bajar del Cielo a la tierra, le comunico mi Voluntad y
los bienes, los efectos que Ella contiene, para hacer de ello un don a toda la
humanidad."
DEO GRATIAS