VOLUMEN 12
Luisa Piccarreta Volumen 12
I. M. I.
Marzo 16, 1917
La unión estrecha entre el alma
y Dios nunca se rompe.
Continúa mi habitual estado, y mi siempre amable Jesús, apenas como
relámpago y a la carrera se hace ver, y si me lamento me dice:
"Hija mía, pobre hija mía, si supieras que sucederá tú sufrirías mucho,
y Yo para no hacerte sufrir tanto trato de rehuirte."
Y volviendo a lamentarme al decirle: "Vida mía, no me lo esperaba
de Ti, Tú que parecía que no podías ni sabías estar sin mí, y ahora pasan
horas y horas, y alguna vez parece que quieres dejar pasar también el día
entero. Jesús, no me lo hagas, cómo has cambiado." Y Jesús me sorprende
y me dice:
"Cálmate, cálmate, no he cambiado, Yo soy inmutable; más bien te
digo que cuando me comunico al alma, la he tenido estrechada conmigo, le
he hablado, he desahogado mi Amor, esto no se rompe jamás entre el alma y
Yo; a lo más cambio el modo, ahora en un modo, ahora en otro, pero
siempre voy inventando cómo hablar y desahogarme con ella en amor. ¿No
ves tú misma que si no te he dicho nada en la mañana, estoy esperando la
noche para decirte una palabra? Y cuando los demás leen las aplicaciones
de mi Pasión, estando en ti, Yo me derramo hasta el borde de tu alma y te
hablo de mis cosas más íntimas que hasta ahora no había manifestado, y
cómo el alma debe seguirme en aquel mi obrar; aquellas aplicaciones serán
el espejo de mi Vida interna, y quien en ella se mire, copiará en sí mi misma
Vida, ¡oh! cómo revelan mi Amor, la sed de las almas, y en cada una de las
fibras de mi corazón, en cada respiro mío, pensamiento, etc. Por eso Yo te
hablo más que nunca, pero apenas termino me escondo, y tú no viéndome
me dices que he cambiado, pero más bien te digo que cuando no quieres
repetir con tu voz lo que te digo en tu interior, tú impides mi desahogo de
amor."
17 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta.
Marzo 18, 1917
Efectos del fundirse en Jesús.
Estaba rezando fundiéndome toda en Jesús, y quería en mi poder cada
pensamiento de Jesús para poder tener vida en cada pensamiento de criatura,
para poder reparar con el mismo pensamiento de Jesús, y así de todo lo
demás. Y mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, mi Humanidad sobre la tierra no hacía otra cosa que unir
cada pensamiento de criatura con los míos, así que cada pensamiento de
criatura se repercutía en mi mente, cada palabra en mi voz, cada latido en mi
corazón, cada acción en mis manos, cada paso en mis pies, y así de todo lo
demás; con esto daba al Padre reparaciones divinas. Ahora, todo lo que hice
en la tierra lo continúo en el Cielo y conforme las criaturas piensan, sus
pensamientos se vierten en mi mente; conforme miran, siento sus miradas en
las mías, así que pasa entre ellas y Yo como una electricidad continua, como
los miembros están en continua comunicación con la cabeza, y digo al
Padre: ‘Padre mío, no soy sólo Yo que te ruego, que reparo, que pago, que
te aplaco, sino que hay otras criaturas que hacen en Mí lo que hago Yo; más
bien suplen con su sufrir a mi Humanidad, que gloriosa es incapaz de sufrir.’
El alma con fundirse en Mí repite todo lo que hice y continúo
haciendo, ¿pero cuál será el contento de estas almas que han hecho su vida
en Mí, abrazando junto conmigo todas las criaturas, todas las reparaciones,
cuando estén conmigo en el Cielo? Su vida la continuarán en Mí, y
conforme las criaturas piensen o me ofendan con los pensamientos, estos
pensamientos se repercutirán en su mente y continuarán con las reparaciones
que hicieron en la tierra; serán junto conmigo ante el trono divino los
centinelas de honor, y conforme las criaturas me ofendan en la tierra, ellas
harán los actos opuestos en el Cielo, vigilarán mi trono, tendrán su puesto de
honor, serán las que más me comprenderán, las más gloriosas, su gloria
estará toda fundida en la mía y la mía en la de ellas. Así que tu vida esté
toda fundida en la mía, no hagas ningún acto que no lo hagas pasar en Mí, y
cada vez que tú te fundas en Mí, Yo derramaré en ti nueva gracia y nueva
luz, y me haré vigilante centinela de tu corazón, para tenerte alejada
cualquier sombra de pecado, te custodiaré como a mi misma Humanidad,
mandaré a los ángeles que te hagan corona, a fin de que quedes defendida de
todo y de todos."
Marzo 28, 1917
Efectos del "te amo" de Jesús.
Continuando mi habitual estado, apenas se hacía ver mi siempre amable
Jesús, pero tan afligido que daba piedad, yo le he dicho: "¿Qué tienes
Jesús?" Y Él:
"Hija mía, habrán y sucederán cosas imprevistas, de improviso y
estallarán revoluciones por todas partes. ¡Oh, cómo empeorarán las cosas!"
Y todo afligido ha quedado en silencio. Y yo: "Vida de mi vida, dime
otra palabra." Y Jesús, como si me infundiera su aliento ha agregado:
"Te amo."
Pero en aquel "te amo" parecía que todos y todas las cosas recibieran
nueva vida, y yo he repetido: "Jesús, dime otra palabra aún."
Y Él: "Palabra más bella no podría decirte que un te amo, este mi te
amo llena Cielo y tierra, circula en los santos y reciben nueva gloria,
desciende en los corazones de los viadores, y quién recibe gracia de
conversión, quién de santificación; penetra en el purgatorio, y como
benéfico rocío cae sobre las almas y sienten refrigerio; los mismos
elementos se sienten investir de nueva vida en el fecundar, en el crecer, así
que todos advierten el te amo de tu Jesús. ¿Y sabes cuando el alma se atrae
un te amo mío? Cuando fundiéndose en Mí toma la actitud divina, y
perdiéndose en Mí hace todo lo que hago Yo."
Y yo: "Amor mío, muchas veces resulta difícil tener siempre esta
actitud divina."
Y Jesús: "Hija mía, lo que el alma no puede hacer siempre con sus
actos inmediatos en Mí, puede suplirlo con la actitud de su buena voluntad, y
Yo la estimaré tanto, que me haré centinela vigilante de cada pensamiento,
de cada palabra, de cada latido, etc., y me los pondré en cortejo dentro y
fuera de Mí, mirándolos con tal amor, como fruto del buen querer de la
criatura. Cuando después el alma fundiéndose en Mí hace sus actos
inmediatos conmigo, entonces me siento tan atraído hacia ella que hago
junto con ella lo que ella hace, y cambio en divino el obrar de la criatura.
Yo llevo cuenta de todo y premio todo, aún las más pequeñas cosas y hasta
un solo acto bueno de voluntad no queda defraudado en la criatura."
Abril 2, 1917
Las penas de la privación de Jesús son penas divinas.
Estaba lamentándome con mi siempre amable Jesús de sus acostumbradas
privaciones y le decía: "Amor mío, que muerte continua, cada privación
tuya es una muerte que siento, pero muerte tan cruel y despiadada que
mientras hace sentir los efectos de la muerte, pero no hace morir. Yo no
entiendo cómo la bondad de tu corazón puede resistir el verme sufrir tantas
muertes continuas, y después hacerme vivir todavía." Y el bendito Jesús ha
venido por poco tiempo y estrechándome a su corazón me ha dicho:
"Hija mía, estréchate a mi corazón y toma vida. Has de saber que la pena
más satisfactoria, más agradable, más potente, que más me iguala y puede
hacerme frente, es la pena de mi privación, porque es pena divina. Tú debes
saber que las almas están tan unidas conmigo que forman muchos eslabones
unidos juntos en mi Humanidad, y conforme las almas se pierden rompen
estos eslabones, y Yo siento por ello un dolor como si se arrancase un
miembro del otro. Ahora, ¿quién me puede unir estos anillos? ¿Quién
soldarlos de nuevo en modo de hacer desaparecer la rotura? ¿Quién podrá
hacerlos entrar de nuevo en Mí para darles vida? Las penas de mi privación,
porque es divina. Mi pena por la pérdida de las almas es divina; la pena del
alma que no me ve, no me siente es divina, y como las dos son penas
divinas, pueden besarse, unirse, hacerse frente y tener tal poder, de tomar las
almas desvinculadas y unirlas en mi Humanidad. Hija mía, ¿te cuesta
mucho mi privación? Entonces, si te cuesta, no tengas inútil una pena de
tanto costo. Así como Yo te hago don de ella, no la tengas para ti, sino hazla
volar en medio de los combatientes y arranca las almas de en medio de las
balas y enciérralas en Mí, y como cerradura y sello pon tu pena; y después tu
pena hazla girar por todo el mundo para hacerla pescar almas y conducirlas
nuevamente a todas en Mí, y a medida que sientas las penas de mis
privaciones, así irás poniendo el sello de nueva unión."
Abril 12, 1917
Las penas hay que mandarlas a la cruz de Jesús. El sufrir
no hace infeliz a la criatura, lo que la vuelve infeliz es
cuando le falta alguna cosa a su amor.
Encontrándome en mi habitual estado mi siempre amable Jesús ha
venido, y como yo estaba sufriendo un poco me ha tomado entre sus brazos
diciéndome:
"Querida hija mía, amada hija mía, repósate en Mí, es más, tus penas
no las tengas contigo, mándalas sobre mi cruz a fin de que hagan cortejo a
mis penas y me alivien, y mis penas cortejen a las tuyas y te sostengan,
ardan de un mismo fuego y se consuman juntas, y Yo miraré tus penas como
mías, les daré los mismos efectos, el mismo valor, y harán los mismos
oficios que hice Yo sobre la cruz hacia el Padre y hacia las almas; es más,
ven tú misma sobre la cruz, cómo seremos felices estando juntos, aun
sufriendo, porque no es el sufrir lo que vuelve infeliz a la criatura, más bien
el sufrir la vuelve victoriosa, gloriosa, rica, bella; se hace infeliz cuando le
falta alguna cosa a su amor. Tú, unida conmigo sobre la cruz serás colmada
en todo en el amor, tus penas serán amor, tu vida será amor, toda amor, y por
eso serás feliz."
Abril 18, 1917
El fundirse en Jesús forma benéfico rocío sobre todas las criaturas.
Estaba fundiéndome en mi dulce Jesús para poderme difundir en todas las
criaturas y fundirlas todas en Jesús, y yo me ponía entre las criaturas y Jesús
para impedir que mi amado fuera ofendido y que las criaturas lo pudieran
ofender. Ahora, mientras esto hacía, me ha dicho:
"Hija mía, en cuanto entras en mi Voluntad y te fundes en Mí, así en ti
se forma un sol; conforme vas pensando, amando, reparando, etc., se forman
los rayos, y mi Voluntad como fondo se hace corona de estos rayos y se
forma el sol, el cual elevándose en el horizonte se vuelve benéfico rocío
sobre todas las criaturas, así que por cuantas más veces te fundes en Mí,
tantos soles de más vas formando. ¡Oh, cómo es bello ver estos soles, que
elevándose, elevándose, quedan fundidos en mi mismo Sol y hacen llover
rocío benéfico sobre todos! ¿Cuántas gracias no reciben las criaturas? Yo
estoy tan complacido y arrobado por esto, que en cuanto se funden en el
mío, Yo lluevo sobre ellas abundantes rocíos de toda clase de gracias, de
modo que puedan formar soles más grandes para poder derramar más
abundantemente este benéfico rocío sobre todas las criaturas."
Y conforme yo me fundía, sentía llover sobre mi cabeza luz, amor,
gracias.
Mayo 2, 1917
Cómo Jesús moría poco a poco.
Encontrándome en mi habitual estado, estaba lamentándome con mi dulce
Jesús de sus privaciones diciéndole: "Amor mío, ¿quién podía pensarlo, que
tu privación me debía costar tanto? Me siento morir poco a poco, cada acto
mío es una muerte que siento, porque no encuentro la vida, pero morir y
vivir es más cruel aún, es más, es doble muerte." Y mi amable Jesús, de
carrera ha venido y me ha dicho:
"Hija mía, ánimo y firmeza en todo, o qué, ¿no quieres imitarme?
También Yo moría poco a poco, conforme las criaturas me ofendían en sus
pasos, Yo sentía el desgarro en mis pies, pero con tal acerbidad de espasmos,
capaces de darme la muerte, y mientras me sentía morir no moría; conforme
me ofendían con sus obras Yo sentía la muerte en mis manos, y por el cruel
desgarro Yo agonizaba, me sentía desfallecer, pero la Voluntad del Padre me
sostenía, moría y no moría; conforme las malas palabras, las blasfemias
horrendas de las criaturas se repercutían en mi voz, Yo me sentía sofocar,
ahogar, amargar la palabra y sentía la muerte en mi voz, pero no moría. Y
mi desgarrado corazón conforme palpitaba, sentía en mi latido las vidas
malas, las almas que se arrancaban, y mi corazón estaba en continuos
desgarros y laceraciones, agonizaba y moría continuamente en cada criatura,
en cada ofensa, no obstante el Amor, el Querer Divino me constreñían a
vivir. He aquí el por qué de tu morir poco a poco, te quiero junto conmigo,
quiero tu compañía en mis muertes, ¿no estás contenta?"
Mayo 10, 1917
Con su respiro Jesús da movimiento y vida a todas las criaturas.
Continuando mi pobre estado, según mi costumbre buscaba fundirme en mi
dulce Jesús, pero por cuanto me esforzaba, todo me resultaba inútil, el
mismo Jesús me distraía y suspirando fuerte me ha dicho:
"Hija mía, la criatura no es otra cosa que mi respiro. Conforme
respiro así doy vida a todo; toda la vida está en el respiro, si falta el respiro
el corazón no late más, la sangre no circula, las manos quedan inertes, la
mente se siente morir la inteligencia, y así de todo lo demás; así que toda la
vida humana está en el recibir y dar este respiro, pero mientras con mi
respiro doy vida y movimiento a todas las criaturas, y con mi santo respiro
las quiero santificar, amar, embellecer, enriquecer, etc., ellas al darme el
respiro que de Mí reciben me mandan ofensas, rebeliones, ingratitudes,
blasfemias, desconocimientos, y todo lo demás. Así que mando el respiro
puro y me regresa impuro, lo mando bendiciendo y me regresa maldiciendo,
lo mando todo amor y me regresa ofendiéndome hasta en lo íntimo de mi
corazón, pero el amor me hace continuar enviando mi respiro para mantener
estas máquinas de vidas humanas, de otra manera no funcionarían más y
terminarían por deshacerse. ¡Ah!, hija mía, ¿has visto cómo es mantenida la
vida humana? Por mi respiro, y cuando encuentro un alma que me ama,
cómo es dulce su respiro, cómo me recrea, me consuela; entre ella y Yo se
forma un eco de armonías, así que quedan distintas de las otras criaturas, y
serán distintas también en el Cielo. Hija mía, no podía contener mi Amor y
he querido desahogarme contigo."
Así hoy no he podido fundirme en Jesús, porque Él mismo me ha
tenido ocupada en su respiro. Cuántas cosas he comprendido, pero no sé
decirlas bien y por eso mejor callo.
Mayo 12, 1917
Quien duda del Amor de Jesús lo entristece.
No habiendo venido mi siempre amable Jesús y estando muy afligida,
mientras rezaba un pensamiento ha volado en mi mente: "¿A ti no te ha
venido jamás el pensamiento de que te podrías perder?" Verdaderamente
jamás pienso en esto y he quedado un poco sorprendida, pero el buen Jesús
que me vigila en todo, pronto se ha movido en mi interior y me ha dicho:
"Hija mía, estas son verdaderas extrañezas y que afligen mucho a mi
Amor. Si una hija dice a su padre, no soy tu hija, no me darás parte de tu
herencia, no quieres darme el alimento, no quieres tenerme en casa, y se
aflige y por ello se lamenta, ¿qué diría el pobre padre? Extrañezas, esta hija
está loca y con todo amor le diría: ‘Entonces dime, si no eres mi hija, ¿de
quién eres hija? Vives bajo mi mismo techo, comes en mi mesa, te visto con
las monedas ganadas con mis sudores, si estás enferma te asisto y procuro
los medios para curarte, ¿por qué dudas entonces que eres mi hija?’ Con
más razón Yo diría a quien duda de mi Amor y temiera perderse: ‘¡Cómo!
te doy mis carnes por alimento, vives en todo de lo mío, si estás enferma te
curo con los Sacramentos, si estás manchada te lavo con mi sangre, puedo
decir que estoy a tu disposición, ¿y tú dudas? ¿Quieres entristecerme? O
dime entonces, ¿amas tú a algún otro? ¿Reconoces a otro ser por padre?
¿Quién dice que no eres mi hija?’ Pero si nada de esto hay, ¿por qué quieres
afligirte y entristecerme, no bastan las amarguras que me dan los demás,
quieres también tú poner penas en mi corazón?"
Mayo 16, 1917
Efectos de las horas de la Pasión.
Encontrándome en mi habitual estado, estaba fundiéndome toda en mi dulce
Jesús y luego me ponía toda en las criaturas, para darles a todas ellas a Jesús;
y mi amable Jesús me ha dicho:
"Hija mía, cada vez que la criatura se funde en Mí, da a todas las
criaturas el influjo de Vida Divina, y según tienen necesidad obtienen su
efecto: Quien es débil siente la fuerza, quien es obstinada en la culpa recibe
la luz, quien sufre recibe el consuelo, y así de todo lo demás."
Después me he encontrado fuera de mí misma, me encontraba en
medio de muchas almas que me hablaban, –parecía que fueran almas
purgantes y santos–, y nombraban a una persona conocida mía, muerta no
hacía mucho, y me decían: "Él se siente feliz al ver que no hay alma que
entre en el purgatorio que no lleve el sello de las horas de la Pasión, y
cortejadas, ayudadas por estas horas, toma sitio en lugar seguro; y no hay
alma que vuele al paraíso que no sea acompañada por estas horas de la
Pasión; estas horas hacen llover del Cielo continuo rocío sobre la tierra, en el
purgatorio y hasta en el Cielo." Al oír esto decía entre mí: "Tal vez mi
amado Jesús para mantener la palabra dada, que por cada palabra de las
horas de la Pasión daría un alma, no hay alma que se salve que no se sirva de
estas horas."
Después he vuelto en mí misma y habiendo encontrado a mi dulce
Jesús le he preguntado si eso era verdad. Y Él:
"Estas horas son el orden del universo y ponen en armonía el Cielo y
la tierra, y me disuaden de no destruir al mundo; siento poner en circulación
mi sangre, mis llagas, mi Amor y todo lo que Yo hice, y corren sobre todos
para salvar a todos. Y conforme las almas hacen estas horas de la Pasión,
me siento poner en camino mi sangre, mis llagas, mis ansias de salvar las
almas, y me siento repetir mi Vida. ¿Cómo pueden obtener las criaturas
algún bien si no es por medio de estas horas? ¿Por qué lo dudas? La cosa
no es tuya sino mía, tú has sido el esforzado y débil instrumento."
Junio 7, 1917
El alma queda separada de Jesús cuando haceentrar en ella alguna cosa que no le pertenece a Él.
Encontrándome en mi habitual estado, me lamentaba con mi dulce Jesús de
sus privaciones y le decía: "Qué amarga separación, separada de Ti todo
termina y me siento la criatura más infeliz que pueda existir." Y Jesús
interrumpiendo mi hablar me ha dicho:
"Hija mía, ¿qué separación encuentras? El alma queda separada de Mí
cuando hace entrar alguna cosa que no me pertenece a Mí. Por eso, si Yo
entro en el alma y encuentro su voluntad mía, sus deseos, sus afectos, los
pensamientos, el corazón, todo mío, Yo la absorbo en Mí y voy fundiendo
con el fuego de mi Amor su voluntad con la mía, y de ellas hago una sola;
fundo sus deseos con los míos, los afectos, los pensamientos con los míos, y
cuando de todo he formado un solo líquido, como celestial rocío lo vierto
sobre toda mi Humanidad, el cual, dividiéndose en tantas gotas de rocío por
cuantas ofensas recibe, me besan, me aman, me reparan, me embalsaman
mis llagas exacerbadas. Y como estoy siempre en acto de hacer el bien a
todos, este rocío desciende a bien de todas las criaturas. Pero si encuentro
en el alma alguna cosa extraña, que no me pertenece, entonces no puedo
fundir lo suyo en lo mío, porque solamente el amor es lo que tiene virtud de
fundirse y hacerse uno solo; las cosas similares son las que pueden
intercambiarse y que tienen el mismo valor, por lo que, si en el alma hay
fierro, espinas, piedras, ¿cómo se pueden fundir? Y entonces son las
separaciones, la infelicidad. Así que si en tu corazón no ha entrado nada,
¿cómo puedo separarme?"
Junio 14, 1917
Por cuanto más el alma se desnuda de sí,
tanto más Jesús la viste de Él.
Continuando mi habitual estado, estaba rogando a mi amable Jesús que
viniera en mí a amar, a rezar, a reparar, porque yo no sabía hacer nada, y el
dulce Jesús movido a compasión por mi nulidad, ha venido, quedándose
conmigo a rezar, amando y reparando junto conmigo, y después me ha
dicho:
"Hija mía, por cuanto más el alma se despoja de sí, tanto más la visto
de Mí; por cuanto más cree que no puede hacer nada, tanto más obro Yo en
ella y hago todo; siento que la criatura pone en acto todo mi Amor, mis
oraciones, mis reparaciones, etc., y para hacerme honor a Mí mismo, veo
qué cosa quiere hacer: ¿Amar? Voy a ella y amo junto con ella. ¿Quiere
rezar? Rezo junto con ella; en suma, su despojarse de sí y su amor, que es
mío, me atan y me obligan a hacer junto con ella lo que quiere hacer, y Yo
doy al alma el mérito de mi Amor, de mis oraciones y reparaciones, y con
sumo contento mío siento repetir mi Vida, y hago descender a bien de todos,
los efectos de mi obrar, porque no es de la criatura que está escondida en Mí,
sino mío."
Julio 4, 1917
Todas las penas de las criaturas fueron sufridas primero
por Jesús. Quien hace la Divina Voluntad está
junto con Jesús en el tabernáculo.
Continuando mi habitual estado, yo me sentía un poco sufriente, y mi
adorable Jesús al venir se ha puesto frente a mí, y parecía que entre Jesús y
yo habían muchos hilos eléctricos de comunicación, y me ha dicho:
"Hija mía, cada pena que el alma sufre es una comunicación de más
que el alma adquiere, porque todas las penas que la criatura puede sufrir,
primero fueron sufridas por Mí en mi Humanidad y tomaron lugar en el
orden divino, y como la criatura no puede sufrirlas todas juntas, mi Bondad
se las comunica poco a poco, y conforme las comunica así crecen las
cadenas de unión conmigo; y no sólo las penas producen este efecto, sino
todo lo que la criatura puede hacer de bien, así se desarrollan los vínculos de
unión entre Yo y ella."
Otro día estaba pensaba entre mí en el bien que las demás almas tienen
de estarse ante el Santísimo Sacramento, mientras que yo, pobrecita, estaba
privada de ese bien, y el bendito Jesús me ha dicho:
"Hija mía, quien hace mi Voluntad está junto conmigo en el
tabernáculo y toma parte en mis penas, en las frialdades, en las irreverencias,
en todo lo que las mismas almas hacen ante mi presencia Sacramental.
Quien hace mi Voluntad debe tener la primacía en todo, le está reservado
siempre el puesto de honor; por lo tanto, ¿quién recibe más bien, quien está
delante a Mí o quien está conmigo? Para quien hace mi Voluntad no tolero
ni siquiera un paso de distancia entre Mí y ella, no división de penas o de
alegrías; tal vez la tendré en la cruz, pero siempre conmigo. He aquí por qué
te quiero siempre en mi Querer, para darte el primer puesto en mi corazón
sacramentado; quiero sentir tu corazón palpitante en el mío, con mi mismo
amor y dolor; quiero sentir tu querer en el mío, que multiplicándose en todos
me dé con un solo acto las reparaciones de todos y el amor de todos; y mi
Querer en el tuyo, que haciendo mía tu pobre humanidad, la eleva ante la
Majestad del Padre como mi víctima continua."
Julio 7, 1917
Para quien hace la Voluntad de Dios,
todo está en acto presente.
Estaba fundiéndome en mi dulce Jesús, pero me veía tan miserable que no
sabía qué darle, y mi siempre amable Jesús para consolarme me ha dicho:
"Hija mía, para quien hace mi Voluntad no existe pasado ni futuro,
sino que todo está en acto presente, y así como todo lo que hice y sufrí está
todo en acto presente, así que si quiero dar satisfacción al Padre, o hacer el
bien a las criaturas, puedo hacerlo como si en acto estuviera sufriendo y
obrando; así lo que puede sufrir o hacer la criatura en mi Voluntad, se
unifica ya en mis penas y en mis obras y se hacen una sola, y el alma cuando
quiere testimoniarme su amor con sus penas, puede tomar las penas sufridas
otras veces, que están en acto y dármelas para duplicar su amor, sus
satisfacciones hacia Mí; y Yo al ver el ingenio de la criatura que pone como
en un banco para multiplicar sus actos y ganar intereses para darme amor y
satisfacciones, para enriquecerla mayormente y no dejarme vencer en amor,
le daré mis penas, mis obras multiplicadas, para darle amor y hacerme
amar."
Julio 18, 1917
El alma que vive en la Divina Voluntadvive en Jesús y a expensas de Él.
Continuando mi habitual estado, trataba de verterme toda en el Santo Querer
de Jesús y le pedía que Él se vertiera todo en mí, de manera de no sentirme
más a mí misma, sino todo Jesús. Entonces el bendito Jesús ha venido y me
ha dicho:
"Hija mía, cuando el alma vive de mi Voluntad y todo lo que hace lo
hace en mi Querer, Yo me la siento por todas partes, me la siento en la
mente, sus pensamientos corren en los míos, y como Yo difundo la vida de
la inteligencia en las criaturas, ella se difunde junto conmigo en las mentes
de las criaturas, y cuando ve que me ofenden ella siente mi dolor; me la
siento en mi latido, es más, siento un latido en dos en mi corazón, y
conforme mi Amor se vierte en las criaturas, ella se vierte junto conmigo y
ama conmigo, y si no soy amado, ella me ama por todos para
corresponderme en el amor y me consuela; en mis deseos siento el deseo del
alma que vive en mi Querer; en mis obras siento las suyas, en todo, así que
puede decir que vive de Mí, a expensas mías."
Y yo: "Amor mío, Tú haces todo por Ti mismo y no tienes necesidad
de la criatura, ¿por qué entonces amas tanto que la criatura viva en tu y de tu
Querer?"
Y Jesús: "Cierto que de nada tengo necesidad y hago todo por Mí
mismo, pero el Amor para tener vida quiere su desahogo. Supón un sol, que
no tiene necesidad de luz porque tiene suficiente para sí y para los demás,
pero habiendo otras pequeñas luces, a pesar de que no tiene necesidad las
quiere en sí como compañía, para desahogarse y para engrandecer a las
pequeñas luces, ¿qué injuria no harían las pequeñas luces si lo rechazaran?
¡Ah, hija mía, la voluntad cuando está sola es siempre estéril, el amor
aislado languidece y se apaga, y Yo amo tanto a la criatura que la quiero
unida con mi Voluntad para hacerla fecunda, para darle vida de amor, y en
esto Yo encuentro mi desahogo, porque sólo para desahogarme en el Amor
he creado a la criatura, no para otra cosa, y por eso esto es todo mi empeño!"
Julio 25, 1917
Jesús purifica al alma para
admitirla a vivir en su Voluntad.
Continuando mi habitual estado me lamentaba con Jesús y al mismo
tiempo le pedía que pusiera fin a tantos castigos, y Jesús me ha dicho:
"Hija mía, ¿te lamentas? Sin embargo es nada todavía, vendrán los
grandes castigos, la criatura se ha vuelto insufrible, bajo los castigos se
rebela más y ni siquiera quiere reconocer que es mi mano que castiga, no
tengo otros medios que usar que exterminarla, así podré quitar tantas vidas
que apestan la tierra y me matan la creciente generación, por tanto no
esperes el fin por ahora, sino más bien otros males peores, no habrá parte de
la tierra que no sea inundada de sangre."
Yo al oír esto me sentía lacerar el corazón y Jesús queriéndome
consolar me ha dicho:
"Hija mía, ven en mi Voluntad para hacer lo que hago Yo, y en mi
Querer podrás correr para bien de todas las criaturas, y desde dentro de la
sangre donde nadan podrás salvarlas con la Potencia de mi Querer, de modo
que me las traerás lavadas por su propia sangre con el sello de mi Voluntad."
Y yo: "Vida mía, soy tan mala, ¿cómo puedo hacerlo?"
Y Jesús: "Tú debes saber que el acto más noble, más sublime, más
grande, más heroico, es hacer mi Voluntad y obrar en mi Querer, por eso, a
este acto al que ningún otro podrá igualar, Yo le hago gala de todo mi Amor
y generosidad, y en cuanto el alma se decide a hacerlo, Yo, para darle el
honor de tenerla en mi Querer, en el acto en el que los dos quereres se
encuentran para fundirse el uno en el otro y hacerse uno solo, si está
manchada la purifico, y si las espinas de la naturaleza humana la envuelven,
las destrozo, si algún clavo la traspasa, esto es, el pecado, Yo lo pulverizo,
porque nada puede entrar de mal en mi Voluntad; es más, todos mis
atributos la invisten y le cambian la debilidad en fortaleza, la ignorancia en
sabiduría, la miseria en riqueza y así de todo lo demás. En los otros actos
permanece siempre alguna cosa de sí, pero en éstos queda el alma despojada
de toda sí misma, y Yo la lleno toda de Mí."
Agosto 6, 1917
La Divina Voluntad hace feliz al alma,
aun en medio de las más grandes desventuras.
Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido, y
estando yo muy afligida por las continuas amenazas de peores castigos, y
por sus privaciones, me ha dicho:
"Hija mía, anímate, no te abatas demasiado, mi Voluntad vuelve al
alma feliz aun en medio de las más grandes desventuras, es más, se eleva tan
alto que éstas no la pueden tocar, si bien las ve y las siente. El lugar donde
ella mora no está sujeto a tempestades, sino que es siempre sereno y con sol
radiante, porque su origen está en el Cielo, su nobleza es divina, su santidad
está en Dios, donde es custodiada por Dios mismo, porque celoso de la
santidad de esta alma que vive de mi Querer, la custodio en lo más íntimo
del corazón y digo: Nadie me la toque, porque mi Querer es intangible, es
sagrado, y todos deben hacer honor a mi Querer."
Agosto 14, 1917
Jesús no hacía otra cosa que darse en poder de la
Voluntad del Padre. Ejemplo de la santidad
del vivir en el Divino Querer.
Encontrándome en mi habitual estado, mi dulce Jesús, de prisa ha venido y
me ha dicho:
"Hija mía, Yo no hacía otra cosa que darme en poder de la Voluntad
del Padre, así que si pensaba, pensaba en la mente del Padre; si hablaba,
hablaba en la boca y con la lengua del Padre; si obraba, obraba en las manos
del Padre; también el respiro respiraba en Él, y todo lo que hacía ibaordenado como Él quería. Así que podía decir que mi Vida la desarrollaba
en el Padre, y Yo era el portador del Padre, porque todo encerré en su Querer
y nada hacía por Mí, mi punto principal era la Voluntad del Padre, porque
Yo no ponía atención a Mí mismo, ni por las ofensas que me hacían
interrumpía mi curso, sino que siempre volaba más a mi centro, y mi Vida
natural terminó cuando en todo cumplí la Voluntad del Padre. Así tú hija
mía, si te das en poder de mi Voluntad no tendrás más pensamiento de nada,
mi misma privación que tanto te atormenta y te consume, corriendo en mi
Voluntad encontrará el sostén, mis besos escondidos, mi Vida en ti vestida
de ti, en tu mismo latido sentirás el mío, ardiente y doliente; y si no me ves,
me sientes, mis brazos te estrechan, y ¿cuántas veces no sientes mi
movimiento, mi aliento refrescante que calma tus ardores? Tú sientes todo
esto, y cuando haces por ver quien te ha estrechado, quien te ha dado su
aliento, y no me ves, Yo te sonrío y te beso con los besos de mi Querer y me
escondo más en ti, para sorprenderte de nuevo y para darte un avance de más
en mi Voluntad. Por eso no me amargues con afligirte, sino déjame hacer; el
vuelo de mi Querer no se detenga jamás en ti, de otra manera obstaculizarías
mi Vida en ti, mientras que con el vivir de mi Querer Yo no encuentro
impedimento y hago crecer y desenvuelvo mi Vida como quiero."
Ahora, para obedecer quiero decir dos palabras acerca de la diferencia
del vivir resignado a la Divina Voluntad y el vivir en el Divino Querer:
Primero, vivir resignado según mi pobre parecer significa resignarse
en todo a la Voluntad Divina, tanto en las cosas prosperas como en las
adversas, mirando en todas las cosas a la Divina Voluntad, el orden de las
disposiciones divinas que tiene sobre todas las criaturas, y que ni siquiera un
cabello puede caer de nuestra cabeza si el Señor no lo quiere. Me parece
que es como un buen hijo que va a donde quiere el padre, sufre lo que quiere
el padre; rico o pobre le es indiferente, porque está contento sólo con ser lo
que el padre quiere; si recibe o pide órdenes de ir a alguna parte para el
desempeño de alguna empresa, él va solamente porque lo ha querido el
padre, pero mientras dura el tiempo de estar lejos, debe tomar un descanso,
detenerse para reposar, tomar el alimento, tratar con personas, por tanto debe
poner mucho de su querer a pesar de que va porque lo ha querido el padre,
pero en tantas cosas se encuentra en la ocasión de hacer por sí mismo, por lo
tanto puede estar los días, los meses lejos del padre, sin estar en todas las
cosas especificada la voluntad del padre. Así que a quien vive resignado al
Divino Querer le es casi imposible no mezclar su voluntad en lo que hace,
será un buen hijo, pero no tendrá en todo los pensamientos, las palabras, la
vida del padre retratada del todo en él, porque debiendo ir, regresar, seguir,
tratar con otros, el amor queda roto, porque sólo la unión continuada hace
crecer el amor, y jamás se rompe, y la corriente de la voluntad del padre no
está en comunicación continua con la corriente de la voluntad del hijo, y en
aquellos intervalos el hijo puede habituarse a hacer la propia voluntad. Sin
embargo creo que es el primer paso hacia la santidad.
Segundo, vivir en el Divino Querer, quisiera la mano de mi amable
Jesús para escribirlo. ¡Ah! sólo Él podría decir todo lo bello, lo bueno y lo
santo del vivir en el Divino Querer, yo soy incapaz, tengo muchos conceptos
en la mente pero me faltan las palabras. Jesús mío, derrámate en mi palabra
y yo diré lo que puedo:
Vivir en el Divino Querer significa inseparabilidad, no hacer nada por
sí mismo, porque delante al Divino Querer se siente incapaz de todo, no pide
órdenes ni las recibe, porque se siente incapaz de ir solo y dice: "Si quieres
que haga, hagamos juntos, y si quieres que vaya, vayamos juntos." Así que
hace todo lo que hace el Padre: Si el Padre piensa, hace suyos los
pensamientos del Padre y no hace ni un pensamiento de más de los que hace
el Padre; si el Padre mira, si habla, si obra, si camina, si sufre, si ama,
también ella mira lo que mira el Padre, repite las palabras del Padre, obra
con las manos del Padre, camina con los pies del Padre, sufre las mismas
penas del Padre y ama con el amor del Padre; vive no fuera sino dentro del
Padre, así que es el reflejo y el retrato perfecto del Padre; lo que no es para
quien vive solamente resignado. A este hijo es imposible encontrarlo sin el
Padre, ni al Padre sin él, y no sólo externamente, sino que todo su interior se
ve como entretejido con el interior del Padre, transformado, perdido todo,
todo en Dios. ¡Oh, los vuelos rápidos y sublimes de este hijo en el Querer
Divino! Este Querer Divino es inmenso, a cada instante circula en todos, da
vida y ordena todo, y el alma espaciándose en esta inmensidad vuela hacia
todos, ayuda a todos, ama a todos, pero como ayuda y ama el mismo Jesús,
lo que no puede hacer quien vive sólo resignado, así que a quien vive en el
Divino Querer le es imposible hacer por sí sólo; es más, siente náusea de su
obrar humano, aunque sea santo, porque en el Divino Querer las cosas, aún
las más pequeñas, toman otro aspecto, adquieren nobleza, esplendor,
santidad divina, potencia y belleza divinas, se multiplican al infinito y en un
instante hace todo y después que ha hecho todo dice: "No he hecho nada, lo
ha hecho Jesús, y este es todo mi contento, que miserable cual soy, Jesús me
ha dado el honor de tenerme en el Divino Querer para hacerme hacer lo que
ha hecho Él." Así que el enemigo no puede molestar a esta hija haciéndola
dudar en si ha hecho bien o mal, poco o mucho, porque todo lo ha hecho
Jesús y ella junto con Jesús. Ésta es la más pacífica, no está sujeta a
ansiedades, no ama a ninguno y ama a todos, pero divinamente, se puede
decir: "Es la repetidora de la Vida de Jesús, el órgano de su voz, el latido de
su corazón, el mar de sus gracias."
Sólo en esto creo que consiste la verdadera santidad, todas las demás
cosas son sombras, larvas, espectros de santidad. En el Querer Divino las
virtudes toman puesto en el orden divino, en cambio fuera de Él lo toman en
el orden humano, están sujetas a estima propia, a vanagloria, a pasiones.
¡Oh! cuántas obras buenas y cuántos Sacramentos frecuentados son de
llorarse delante a Dios, y de repararse porque están vacíos del Divino
Querer, por lo tanto sin frutos. Quiera el Cielo que todos comprendieran la
verdadera santidad, ¡oh! como todas las demás cosas desaparecerían.
Por lo tanto muchos se encuentran en el camino falso de la santidad,
muchos la ponen en las pías prácticas de piedad, y ¡ay de quien se las
estorbe! ¡Oh! cómo se engañan, si sus quereres no están unidos con Jesús y
ellos transformados en Él, lo que es continua oración, con todas sus pías
prácticas su santidad es falsa, y se ve que estas almas pasan con mucha
facilidad de las pías prácticas a los defectos, a las diversiones, a sembrar
discordias y a tantas otras cosas. ¡Oh, como es deshonrosa esta especie de
santidad! Otros ponen la santidad en ir a la iglesia y asistir a todas las
funciones, pero su querer está lejano de Jesús, y se ve que estas almas poca
atención ponen a sus propios deberes, y si son impedidas se irritan, se
enojan, lloran porque su santidad se les va por el aire, se lamentan,
desobedecen, son las llagas de las familias; ¡oh, qué falsa santidad! Otros la
ponen en las confesiones frecuentes, en la dirección pormenorizada, en hacer
escrúpulo de todo, pero luego no se hacen escrúpulo de que su querer no
corre junto con el Querer de Jesús, y ¡ay a quien las contradice! Estas almas
son como los globos inflados, que en cuanto se les hace un pequeño agujero
se sale el aire y su santidad se esfuma y caen por tierra; estos pobres globos
tienen siempre qué decir, son fácilmente llevados a la tristeza, viven siempre
en la duda y por eso quisieran un director para ellos, que en cada pequeña
cosa los aconseje, los tranquilice, los consuele, pero pronto están más
agitados que antes. Pobre santidad, cómo es falsificada, quisiera las
lágrimas de mi Jesús para llorar junto con Él sobre estas santidades falsas y
hacer conocer a todos cómo la verdadera santidad está en el hacer la Divina
Voluntad y vivir en el Divino Querer, esta santidad echa sus raíces tan
profundas, que no hay peligro de que oscile, porque llena Cielo y tierra y
dondequiera encuentra su apoyo, es firme, no sujeta a inconstancias, a
defectos voluntarios, atenta a los propios deberes, es la más sacrificada,
desapegada de todos y de todo, aun de las mismas direcciones, y como sus
raíces son profundas, se eleva tan alto que las flores y los frutos se abren en
el Cielo; y está tan escondida en Dios que la tierra poco o nada ve de esta
alma, el Querer Divino la tiene absorbida en Él, sólo Jesús es el artífice, la
vida, la forma de la santidad de esta envidiable criatura, no tiene nada de
suyo, sino todo es en común con Jesús; su pasión es el Divino Querer, su
característica es el Querer de su Jesús y el Fiat es su movimiento continuo.
En cambio la pobre y falsa santidad de los globos está sujeta a
continuas inconstancias, y mientras parece que los globos de su santidad se
inflan tanto, que parece que vuelan por el aire a una cierta altura, tanto que
muchos, y hasta los mismos directores quedan admirados, pero pronto se
desengañan; y basta para hacer desinflar estos globos una humillación, una
preferencia usada por los directores con cualquier otra persona, pensando
que esto es un robo que les hacen pues se creen las más necesitadas, y
mientras se hacen escrúpulo de tonterías, después llegan a desobedecer; es la
envidia y la polilla de estos globos, que royéndoles el bien que hacen, les va
sacando el aire y el pobre globo se desinfla y cae por tierra, llegando a
ensuciarse de tierra, y entonces se ve la santidad que había en el globo, ¿y
qué cosa se encuentra? Amor propio, resentimiento, pasiones escondidas
bajo aspecto de bien, y se tiene ocasión para decir que estos globos se han
hecho juguete del demonio, así que de toda la santidad no se ha encontrado
otra cosa que un amasijo de defectos, aparentemente disfrazados de virtud,
pero, ¿quién puede decir todo? Sólo Jesús sabe los males peores de esta
falsa santidad, de esta vida devota sin fundamento, porque está apoyada
sobre una falsa piedad. Estas falsas santidades son las vidas espirituales sin
fruto, estériles, que son causa de hacer llorar, quién sabe cuánto, a mi amable
Jesús; son el malhumor de la sociedad, los tormentos de los mismos
directores, de las familias. Se puede decir que llevan junto a ellos un aire
maléfico que daña a todos.
¡Oh, qué diferente es la santidad del alma que vive en el Querer
Divino! Estas almas son la sonrisa de Jesús, están alejadas de todos, aun de
los mismos directores, sólo Jesús es todo para ellas, así que no son suplicio
para ninguno, el aire benéfico que poseen embalsama a todos, son el orden y
la armonía de todos. Jesús, celoso de estas almas, se hace actor y espectador
de lo que hacen, ni siquiera un latido, un respiro, un pensamiento que Él no
regule y domine. Jesús las tiene tan absorbidas en el Divino Querer, que
difícilmente pueden recordarse que viven en el exilio.
Septiembre 18, 1917
Efectos de la constancia en el bien.
Continuando mi habitual estado me la he pasado en penas, mucho más que
mi Mamá Celestial se había hecho ver llorando, y habiéndole preguntado
¿Mamá mía, por qué lloras? Me ha dicho:
"Hija mía, ¿cómo no debo llorar si el fuego de la Justicia Divina
quisiera devorar todo? El fuego de las culpas devora todo el bien de las
almas, y el fuego de la Justicia quiere destruir todo lo que pertenece a las
criaturas, y viendo que el fuego corre, lloro; por eso, reza, reza."
Después me lamentaba con Jesús por sus privaciones, me parecía que
sin Él no podía más, y mi amable Jesús, movido a compasión de mi pobre
alma, ha venido y transformándome en Él me ha dicho:
"Hija mía, paciencia, la constancia en el bien pone todo a salvo, es
más, te digo que cuando tú, privada de Mí, luchas entre la vida y la muerte
por el dolor de estar privada de tu Jesús, y a pesar de todo esto eres constante
en el bien y nada descuidas, no haces otra cosa que exprimirte a ti misma, y
al exprimirte sale el amor propio, las satisfacciones naturales, la naturaleza
queda como deshecha y queda sólo un zumo tan puro y dulce, que Yo con
mucho gusto tomo y me endulzo y te miro con tanto amor y ternura, de
sentir tus penas como si fueran mías. Así, si estás fría, árida o de otro modo
y eres constante, son otras tantas exprimidas que te das a ti misma, y más
zumo formas para mi corazón amargado. Sucede como con un fruto
espinoso y de cáscara dura, pero que dentro contiene una sustancia dulce y
útil, si la persona es constante en quitar las espinas, al exprimir aquel fruto
extraerá toda la sustancia del fruto y gustará lo exquisito de ese fruto, así que
el pobre fruto ha quedado vacío de lo exquisito que contenía y las espinas y
la cáscara han sido tiradas. Así el alma, en la frialdad, en la aridez, arroja a
tierra las satisfacciones naturales, se vacía de sí misma y con la constancia se
exprime a sí misma y el alma queda con el fruto puro del bien, y Yo disfruto
lo dulce de éste. Así que si eres constante, todo te servirá para bien y Yo
apoyaré con seguridad mis gracias."
Septiembre 28, 1917
Los actos hechos en la Divina Voluntad son soles que
iluminan a todos y servirán para hacer que se salve
quien tenga un poco de buena voluntad.
Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, las tinieblas son densas y las criaturas se precipitan cada
vez más; es más, en estas tinieblas van cavando el precipicio donde
perecerán. La mente del hombre ha quedado ciega, no tiene más luz para
mirar el bien, sino sólo el mal, y el mal lo inundará y lo hará perecer, así que
donde creía encontrar salvación, encontrará la muerte. ¡Ah, hija mía! ¡Ah,
hija mía!"
Después ha agregado: "Los actos hechos en mi Voluntad son como
soles que iluminan a todos, y mientras dura el acto de la criatura en mi
Voluntad, un sol de más resplandece en las mentes ciegas, y quien tiene un
poco de buena voluntad encontrará luz para salvarse del precipicio, los
demás, todos perecerán, por eso en estos tiempos de densas tinieblas, cuánto
bien hacen los actos de la criatura hechos en mi Voluntad. Quien se salve
será únicamente en virtud de estos actos."
Dicho esto se ha retirado. Después ha regresado de nuevo y ha
agregado:
"El alma que hace mi Voluntad y vive en Ella, puedo decir que es mi
carroza y Yo tengo las riendas de todo; tengo las riendas de la mente, de los
afectos, de los deseos, y ni siquiera una dejo en su poder, y sentándome
sobre su corazón para estar más cómodo, mi dominio es completo y hago lo
que quiero, ahora hago correr la carroza, ahora la hago volar, ahora me lleva
al Cielo, ahora recorro toda la tierra, ahora me detengo, ¡oh, cómo soy
glorioso, victorioso y domino e impero! Si después el alma no hace mi
Voluntad y vive del querer humano, la carroza se deshace, me quita las
riendas y Yo quedo sin dominio, como un pobre rey expulsado de su reino, y
el enemigo toma mi puesto y las riendas quedan en poder de las propias
pasiones."
Octubre 4, 1917
Las penas, la sangre de Jesús corren junto
al hombre para sanarlo y salvarlo.
Esta mañana mi siempre amable Jesús me ha transportado fuera de mí
misma, Él estaba en mis brazos y su rostro tan cerca al mío, que suavemente
me besaba, como si no quisiera que yo lo advirtiera, pero habiendo repetido
sus besos yo no he podido contenerme de corresponderle con mis besos,
pero mientras lo besaba me ha venido el pensamiento de besar sus
santísimos labios e intentar chupar las amarguras que contenía, pues, quien
sabe, tal vez Jesús no quiera dármelas. Más tardé en pensarlo que en
hacerlo, lo he besado y me he puesto a chupar, pero no salía nada, le he
rogado que derramara en mí sus amarguras y de nuevo y con más fuerza he
chupado, pero nada. Mi Jesús parecía que sufría por los esfuerzos que le
hacía, y habiéndome puesto a chupar con más fuerza la tercera vez, sentía
venir en mí el aliento amarguísimo de Jesús, y he visto a través de su
garganta una cosa dura que no podía salir, e impedía que las amarguras que
Él contenía salieran para verterlas en mí. Y mi afligido Jesús, casi llorando
me ha dicho:
"Hija mía, hija mía, resígnate, ¿no ves qué obstáculo me ha puesto el
hombre con el pecado que me impide hacer partícipe de mis amarguras a
quien me ama? ¡Ah!, ¿no recuerdas cuando antes te decía: ‘Déjame hacer,
de otra manera el hombre llegará al punto de hacer tanto mal, de agotar el
mismo mal y no saber ya qué otro mal hacer.’ Y tú no querías que castigara
al hombre? Pero el hombre empeora siempre, ha reunido en sí tanta pus, que
ni la guerra ha podido hacer salir esta pus; la guerra no ha derribado al
hombre, más bien lo ha envalentonado de más; la revolución lo hará
enfurecerse, la miseria lo hará desesperar y entregarse en brazos del delito, y
todo esto servirá para hacer salir de alguna manera toda la podredumbre que
contiene el hombre, y entonces mi Bondad, no indirectamente por medio de
las criaturas, sino directamente desde el Cielo castigará al hombre, y estos
castigos serán como benéfico rocío que bajará del Cielo, que abatirá al
hombre, y tocado por mi mano se reconocerá a sí mismo, se despertará del
sueño de la culpa y reconocerá a su Creador. Por eso hija, ruega para que
todo sea para bien del hombre."
Jesús ha quedado con su amargura, y yo afligida porque no he podido
aliviarlo, pues apenas sentía su aliento amargo y me he encontrado en mí
misma. Me sentía inquieta, las palabras de Jesús me atormentaban, ante mí
mente veía el terrible futuro, y Jesús para tranquilizarme ha regresado, y casi
para distraerme me ha dicho:
"¡Cuánto amor, cuánto amor! Mira, mientras Yo sufría y la pena se
detenía en Mí, Yo le decía: ‘Pena mía, ve, corre, corre, ve en busca del
hombre, ayúdalo, y mis penas sean la fuerza de las suyas.’ Mientras
derramaba mi sangre decía a cada gota: ‘Corran, corran, sálvenme al
hombre, y si está muerto denle la vida, pero la Vida Divina, y si huye corran
detrás de él, circúndenlo por todos lados, confúndanlo de amor hasta que se
rinda.’ Al irse formando las llagas en mi cuerpo bajo los flagelos, repetía:
‘Llagas mías, no os estéis conmigo, sino buscad al hombre y si lo encontráis
llagado por la culpa, poneos como medicina para sanarlo.’ Así que todo lo
que hacía y decía, todo lo ponía en torno al hombre para ponerlo a salvo.
Ahora, también tú, por amor mío nada tengas para ti, sino que todo hazlo
correr junto al hombre para salvarlo, y Yo te miraré como otro Yo mismo."
Octubre 8, 1917
Todo lo que ha sido hecho por Jesús es eterno.
Las almas que aman a Jesús lo suplen.
Continuando mi habitual estado, mi amable Jesús en cuanto ha venido,
estando yo con muchas penas, me ha dicho:
"Hija mía, lo que ha sido hecho por Mí, todo es eterno, así que mi
Humanidad sufriente no debía ser para un tiempo, sino hasta que el mundo
sea mundo, y como mi Humanidad en el Cielo no es ya capaz de sufrir, me
sirvo de la humanidad de las criaturas, haciéndolas participar de mis penas
para continuar mi Humanidad en la tierra; y esto con justicia, porque estando
Yo en la tierra incorporé en Mí todas las humanidades de las criaturas para
ponerlas a salvo y hacer todo para ellas; ahora estando en el Cielo difundo
esta mi Humanidad en ellas, especialmente en quien me ama, difundo mis
penas y todo lo que hizo mi Humanidad para el bien de las almas
descarriadas, para decir al Padre: ‘Mi Humanidad está en el Cielo, pero
también en la tierra, en las almas que me aman y sufren.’ Por eso mi
satisfacción hacia el Padre es siempre completa, mis penas están siempre en
acto, porque las almas que me aman me suplen, por eso consuélate cuando
sufres, porque recibes el honor de suplirme."
Octubre 20, 1917
Cómo el alma puede hacerse hostia por amor de Jesús.
Habiendo recibido a mi Jesús, estaba pensando cómo podría devolver amor
por amor, y me resultaba imposible el poderme restringir, empequeñecerme,
como hace Jesús en la hostia por amor mío; esto no está en mi poder, como
sí lo está en el de Jesús. Y mi amado Jesús me ha dicho:
"Hija mía, si no puedes restringirte toda tú dentro del breve giro de
una hostia por amor mío, puedes muy bien restringirte toda tú en mi
Voluntad, para poder formar la hostia de ti en mi Voluntad. Cada acto que
hagas en mi Voluntad me formarás una hostia, y Yo me alimentaré de ti
como tú de Mí. ¿Qué cosa forma la hostia? Mi Vida en ella. ¿Qué cosa es
mi Voluntad? ¿No es toda mi Vida? Así que también tú puedes hacerte
hostia por amor mío; por cuantos más actos hagas en mi Voluntad, tantas
hostias de más formarás para restituirme amor por amor."
Octubre 23, 1917
Primer acto que hizo Jesús al recibirse Sacramentado.
Esta mañana, después de haber recibido al bendito Jesús estaba diciéndole:
"Vida mía Jesús, dime, ¿cuál fue el primer acto que hiciste cuando te
recibiste a Ti mismo Sacramentalmente."
Y Jesús: "Hija mía, el primer acto que hice fue el de multiplicar mi
Vida en tantas Vidas mías por cuantas criaturas puedan existir en el mundo,
a fin de que cada una tuviera una Vida mía únicamente para ella, que
continuamente reza, agradece, da satisfacción, ama, por ella sola, como
también multiplicaba mis penas por cada alma, como si por ella sola sufriera
y no por otros. En aquel momento supremo de recibirme a Mí mismo, Yo
me daba a todos y a sufrir en cada uno de los corazones mi Pasión, para
poder sojuzgar los corazones por vía de penas y de amor y dándoles todo lo
mío divino, venía a tomar el dominio de todos. Pero, ¡ay de Mí! mi Amor
quedó desilusionado por muchos y espero con ansia los corazones amantes,
que recibiéndome se unan conmigo para multiplicarse en todos, deseando y
queriendo lo que quiero Yo, para tomar al menos de ellos lo que no me dan
los otros, y para recibir el contento de tenerlos conforme a mi deseo y a mi
Voluntad. Por eso hija mía, cuando me recibas haz lo que hice Yo, y Yo
tendré el contento de que al menos seamos dos que queremos la misma
cosa."
Pero mientras esto decía, Jesús estaba afligido, y yo le he dicho:
"Jesús, ¿qué tienes que estás tan afligido?"
"¡Ay, ay, cuantos males como torrente impetuosa inundarán los
países! Italia está atravesando horas tristes, tristísimas. Estréchense más a
Mí, estén de acuerdo entre ustedes, rueguen a fin de que los males no sean
tan malos."
Y yo: "¡Ah! mi Jesús, ¿qué será de mi país? No será que ya no me
quieres como antes, porque queriéndome Tú perdonabas en algo los
castigos."
Y Él casi llorando: "No es verdad, te quiero bien."
Noviembre 2, 1917
Lamentos de Jesús. Amenazas de castigos para Italia.
Continuando mi habitual estado, entre privaciones, penas y amarguras,
especialmente por tantos males que se oyen y por la entrada de los
extranjeros en Italia, rogaba al buen Jesús que detuviera a los enemigos y le
decía: "¿Era ésta tal vez la inundación que Tú decías en días pasados?" y el
buen Jesús, viniendo me ha dicho:
"Hija mía, esta era la inundación que te decía, y la invasión continuará
avanzando, los extranjeros continuarán invadiendo Italia, mucho se lo han
merecido. Yo había escogido a Italia como una segunda Jerusalén, ella por
correspondencia ha desconocido mis leyes, me ha negado los derechos que
me correspondían; ¡ah! puedo decir que no se comporta más como hombre,
sino como bestia y ni siquiera bajo el pesado flagelo de la guerra me ha
reconocido y quiere seguir adelante como mi enemigo. Justamente se ha
merecido la derrota y la continuaré humillando hasta el polvo."
Y yo, interrumpiéndolo: "Jesús, ¿qué dices? ¡Pobre patria mía, cómo
serás lacerada! ¡Jesús, piedad, detén la corriente de los extranjeros."
Y Jesús: "Hija mía, con sumo dolor debo permitir que los extranjeros
avancen; tú porque no amas a las almas tanto como Yo quisieras la victoria,
pero si Italia vence será la ruina para las almas, su soberbia llegaría a tanto
que arruinaría el poco avance de bien que hay en la nación, y se pondría
como ejemplo ante los pueblos como nación que sabe hacer las cosas sin
Dios. ¡Ah, hija mía, los flagelos continuarán, los países serán devastados,
los despojaré de todo, el pobre y el rico serán una misma cosa. No han
querido conocer mis leyes; de la tierra se han hecho un dios para cada uno y
Yo, con despojarlos, les haré conocer qué cosa es la tierra; con el fuego la
purificaré, porque es tanta la peste que exhala que no puedo tolerarla;
muchos quedarán sepultados en el fuego y así volveré juiciosa la tierra. Es
necesario, lo requiere la salvación de las almas; te había dicho desde hace ya
mucho tiempo de estos castigos, y ahora el tiempo ha llegado, pero no del
todo aún, otros males vendrán. Purificaré la tierra, purificaré la tierra."
Y yo: "Jesús mío, aplácate, basta por ahora."
Y Él: "¡Ah, no! Tú reza y Yo haré menos cruel al enemigo."
Noviembre 20, 1917
Jesús hará reaparecer la santidad del vivir en su Voluntad.
Continuando mi estado aún más doloroso, mi siempre amable Jesús viene y
huye como un relámpago, y no me da tiempo ni siquiera de rogarle por los
tantos males que la pobre humanidad sufre, especialmente mi amada patria.
Qué golpe para mi corazón la entrada de los extranjeros en ella, creía que
Jesús me lo había dicho antes para hacerme rezar; y si al venir le suplico me
dice: "Seré inexorable." Y si le insisto diciéndole: "Jesús, ¿no quieres
tener compasión? ¿No ves cómo las ciudades son destruidas, cómo la gente
queda desnuda y hambrienta? ¡Ah Jesús, cómo te has hecho duro!" Él me
responde:
"Hija mía, a Mí no me interesan las ciudades, las grandezas de la
tierra, sino me importan las almas. Las ciudades, las iglesias y lo demás,
después de destruidas se podrán rehacer; en el diluvio, ¿no destruí Yo todo?
Y después, ¿no se rehizo de nuevo? Pero las almas, si se pierden es para
siempre, no hay quien me las dé nuevamente. ¡Ah, Yo lloro por las almas!
Por la tierra han desconocido el Cielo, Yo destruiré la tierra, haré
desaparecer las cosas más bellas que como cadenas atan al hombre."
Y yo: "Jesús, ¿qué dices?"
Y Él: "Ánimo, no te abatas, seguiré adelante; tú ven en mi Querer, vive enÉl, a fin de que la tierra no sea más tu habitación, sino que tu habitación sea
Yo mismo, así estarás del todo al seguro. Mi Querer tiene el poder de volver
al alma transparente, y entonces, como el alma es transparente lo que Yo
hago se refleja en ella: si Yo pienso, mi pensamiento se refleja en su mente
y se hace luz, y el suyo como luz se refleja en el mío; si miro, si hablo, si
amo, etc., como tantas luces se reflejan en ella, y ella en Mí; así que estamos
en continuos reflejos, en comunicación perenne, en amor recíproco, y como
Yo me encuentro en todas partes, los reflejos de estas almas me llegan en el
Cielo, en la tierra, en las hostias sacramentales, en los corazones de las
criaturas, dondequiera, y siempre luz doy y luz me envían, amor doy y amor
me dan, son mis habitaciones terrestres donde me refugio de las náuseas que
me dan las demás criaturas. ¡Oh! el bello vivir en mi Querer, me agrada
tanto, que haré desaparecer todas las demás santidades, bajo cualquier otro
aspecto de virtud en las futuras generaciones, y haré reaparecer la santidad
del vivir en mi Voluntad, que son y serán no las santidades humanas, sino
divinas, y su santidad será tan alta, que como soles eclipsarán las estrellas
más bellas de los santos de las pasadas generaciones, por esto quiero purgar
la tierra, porque es indigna de estos portentos de santidad."
Noviembre 27, 1917
La santidad del vivir en el Divino Querer está
exenta de interés personal y de pérdida de tiempo.
Continúo sólo por obedecer. Mi siempre amable Jesús parece que
tiene ganas de hablar del vivir en su Santísimo Querer; parece que mientras
habla de su Santísima Voluntad olvida todo y hace olvidar todo; el alma no
encuentra otra cosa que la necesidad, otro bien, que vivir en su Querer.
Entonces mi dulce Jesús, después de haber escrito el día 20 de Noviembre
acerca de su Querer, disgustándose conmigo me ha dicho:
"Hija mía, no has dicho todo, quiero que no dejes de escribir ninguna
cosa cuando Yo te hablo de mi Querer, aun las más pequeñas cosas, porque
todas servirán para bien de los que vendrán. En todas las santidades ha
habido siempre los santos que han dado inicio a las diferentes especies de
santidad, así que hubo el santo que inicio la santidad de los penitentes, otro
que inició la santidad de la obediencia, otro la de la humildad y así de todas
las otras santidades. Ahora, el inicio de la santidad del vivir en mi Querer
quiero que seas tú. Hija mía, todas las demás santidades no están exentas de
pérdida de tiempo y de interés personal, como por ejemplo: un alma que
vive en todo a la obediencia, tiene mucha pérdida de tiempo, aquel hablar y
hablar continuado la distraen de Mí, pone la virtud en lugar mío, y si no
tiene la oportunidad de tomar todas las órdenes, vive inquieta; alguna otra
que sufre tentaciones, ¡oh! cuánta pérdida de tiempo, no se cansa de decir
todos sus obstáculos y pone la virtud del sufrimiento en lugar mío, y
muchas veces estas santidades se esfuman; pero la santidad del vivir en mi
Querer está exenta de interés personal, de pérdida de tiempo, no hay peligro
de que me cambien por la virtud, porque el vivir en mi Querer soy Yo
mismo. Esta fue la santidad de mi Humanidad en la tierra, y por eso hizo
todo y por todos, y sin la sombra del interés. El interés propio quita el sello
de la santidad divina, por esto jamás puede ser sol, a lo más, por cuan bella
sea, puede ser una estrella. Por eso quiero la santidad del vivir en mi
Querer; en estos tiempos tan tristes la generación tiene necesidad de estos
soles que la calienten, la iluminen, la fecunden; el desinterés de estos
ángeles terrestres, todo para bien de los demás, sin la sombra de interés
propio, abrirá el camino en los corazones de todos para recibir mi Gracia.
Además, las iglesias son pocas, muchas serán destruidas; muchas
veces no encuentro sacerdotes que me consagren, otras veces permiten que
almas indignas me reciban y que almas dignas no me reciban, otras veces las
almas no pueden recibirme, así que mi Amor se encuentra obstaculizado, por
eso quiero hacer la santidad del vivir en mi Querer, en ella no tendré
necesidad de sacerdotes para consagrarme, ni de iglesias, ni de tabernáculos
y hostias, sino que estas almas serán todo junto: Sacerdotes, iglesias,
tabernáculos y hostias. Mi Amor estará más libre, cada vez que quiera
consagrarme lo podré hacer, a cada momento, de día, de noche, en cualquier
lugar donde esas almas se encuentren, ¡oh, cómo mi Amor tendrá su
desahogo completo! ¡Ah, hija mía, la presente generación merece ser
destruida del todo, y si permitiré que algo poco quede de ella, es para formar
estos soles de la santidad del vivir en mi Querer, que a ejemplo mío me
reharán de todo lo que me debían las otras criaturas, pasadas, presentes y
futuras. Entonces la tierra me dará verdadera gloria y mi Fiat Voluntas Tua
como en el Cielo así en la tierra, tendrá su cumplimiento y conclusión."
Diciembre 6, 1917
Por qué a Jesús jamás le pueden agradar
los actos hechos fuera de su Querer.
Después de haber recibido a Jesús en el Sacramento, estaba diciéndole: "Te
beso con el beso de tu Querer, Tú no estás contento si te doy solamente mi
beso, sino que quieres el beso de todas las criaturas, y yo por eso te doy el
beso en tu Querer, porque en Él encuentro a todas las criaturas, y sobre las
alas de tu Querer tomo todas sus bocas y te doy el beso de todos y mientras
te beso, te beso con el beso de tu Amor, a fin de que no con mi amor te bese,
sino con tu mismo Amor y Tú sientas el contento, las dulzuras, la suavidad
de tu mismo Amor en los labios de todas las criaturas, de modo que atraído
por tu mismo Amor, te obligo a dar tu beso a todas las criaturas." Pero,
¿quién puede decir mis tantos desatinos que decía a mi amable Jesús?
Entonces mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, cómo me es dulce ver, sentir al alma en mi Querer, sin que
ella lo perciba se encuentra en las alturas de mis actos, de mis oraciones, del
modo como Yo hacía estando sobre esta tierra, se pone casi a mi nivel. Yo
en mis más pequeños actos encerraba a todas las criaturas, pasadas,
presentes y futuras, para ofrecer al Padre actos completos a nombre de todas
las criaturas, ni siquiera un respiro de criatura se me escapó de quedar
encerrado en Mí, de otra manera el Padre habría podido encontrar
excepciones en reconocer a las criaturas, y todos los actos de ellas por no
haber sido hechos por Mí ni salido de Mí y me hubiera podido decir: ‘No
has hecho todo ni por todos, tu obra no está completa, no puedo reconocer a
todos porque no a todos los has reincorporado en Ti, y Yo quiero reconocer
sólo lo que has hecho Tú.’ Por eso en la inmensidad de mi Querer, de mi
Amor y Poder, hice todo y por todos; entonces, ¿cómo me pueden agradar
las demás cosas, por bellas que sean, fuera de mi Querer? Son siempre actos
bajos, humanos y delimitados, en cambio los actos en mi Querer son nobles,
divinos, sin término, infinitos, cual es mi Querer; son semejantes a los míos
y Yo les doy el mismo valor, amor y poder de mis mismos actos, los
multiplico en todos, los extiendo a todas las generaciones, a todos los
tiempos. Qué me importa que sean pequeños, son siempre mis actos
repetidos y basta; y además, el alma se pone en su verdadera nada, no en la
humildad, en la cual siempre se siente algo de sí misma, y como nada entra
en el Todo y obra conmigo, en Mí y como Yo, toda despojada de sí, no
poniendo atención ni al mérito ni al interés propio, sino toda atenta en darme
contento, dándome dominio absoluto en sus actos, sin querer saber lo que
hago con ellos, sólo un pensamiento la ocupa, el vivir en mi Querer,
pidiéndome que le dé tal honor. He aquí por qué la amo tanto y todas mis
predilecciones, mi Amor, son para esta alma que vive en mi Querer; y si
amo a las demás es en virtud del amor con el que amo a esta alma y que
desciende de ella, igual que como el Padre ama a las criaturas en virtud del
amor con el que me ama a Mí."
Y yo: "¡Ah Jesús, qué cierto es lo que Tú dices, que en tu Querer no
se quiere nada, ni se quiere saber nada; si se quiere hacer algo es sólo porque
lo has hecho Tú, se siente el deseo ardiente de repetir las cosas tuyas, todo lo
demás desaparece y no se quiere hacer más nada!"
Y Jesús: "Y Yo la hago hacer todo y le doy todo."
Diciembre 12, 1917
El sol da una similitud de los
actos hechos en el Divino Querer.
Continuando mi habitual estado, estaba fundiéndome toda en el Santo
Querer de mi dulce Jesús, y rezaba, amaba y reparaba y Él me ha dicho:
"Hija mía, ¿quieres una similitud de los actos hechos en mi Querer? Mira
hacia lo alto y ahí encontrarás el sol, un círculo de luz que tiene sus límites,
su forma, pero la luz que sale de este sol, de dentro de los límites de su
redondez llena la tierra, se extiende dondequiera, no en forma redonda sino
donde encuentra tierra, montes, mares para iluminar y para revestir con su
calor; tanto, que el sol con la majestad de su luz, con el benéfico influjo de
su calor y con investir a todos, se vuelve el rey de todos los planetas y tiene
la supremacía sobre todas las cosas creadas. Ahora, así son los actos hechos
en mi Querer, y aún más; la criatura al obrar, su acto es pequeño, limitado,
pero conforme entra en mi Querer se hace inmenso, inviste a todos, da luz y
calor a todos, reina sobre todos, adquiere la supremacía sobre todos los
demás actos de las criaturas, tiene derecho sobre todos; así que impera,
comanda, conquista, no obstante su acto es pequeño, pero con hacerlo en mi
Querer ha sufrido una transformación increíble, que ni al ángel le es dado
comprenderlo, sólo Yo puedo medir el justo valor de estos actos hechos en
mi Voluntad, son el triunfo de mi gloria, el desahogo de mi Amor, el
cumplimiento de mi Redención, y me siento como compensado de la misma
Creación, por eso siempre adelante en mi Querer."
Diciembre 28, 1917
Jesús quiere los actos continuos de la criatura, no importa
que sean pequeños, con tal que esté el movimiento, el
germen, Él los une a los suyos y los hace grandes.
Continuando mi habitual estado y estando un poco sufriente pensaba
entre mí: "¿Por qué será que no me es dado poder encontrar reposo ni de
noche ni de día? Es más, por cuanto más débil y sufriente, tanto más mi
mente está despierta e imposibilitada para tomar reposo." Y mi dulce Jesús
me ha dicho:
"Hija mía, tú no sabes la razón, pero Yo la sé y ahora te la voy a decir.
Mi Humanidad no tuvo reposo, y aun en mi mismo sueño no tuve tregua,
sino que intensamente trabajaba, y esto porque debiendo dar vida a todos y a
todo, y rehacer en Mí todo, me convenía trabajar sin interrumpir un instante,
y quien debe dar vida debe ser un continuo movimiento y un acto jamás
interrumpido, así que Yo estaba en continuo acto de hacer salir de Mí vidas
de criaturas y de recibirlas. Si Yo hubiera querido reposar, ¿cuántas vidas
no hubieran salido, cuántas no teniendo mi acto continuo no se hubieran
desarrollado y hubieran quedado marchitas, cuántas no hubieran entrado en
Mí faltándoles el acto de vida de quien es el único que puede dar vida?
Ahora hija mía, queriéndote junto conmigo en mi Querer, quiero tu acto
continuo, así que tu mente despierta es acto, el murmullo de tu oración es
acto, los movimientos de tus manos, los latidos de tu corazón, el mover de tu
mirada, son actos, serán pequeños, pero qué me importa, con tal que esté el
movimiento, el germen, Yo los uno a los míos y los hago grandes, y les doy
virtud de producir vidas. Tampoco mis actos fueron todos aparentemente
grandes, especialmente cuando Yo, pequeño, gemía, chupaba la leche de mi
Mamá, me entretenía en besarla, acariciarla, entrelazar mis manitas a las
suyas; más grande cortaba flores, tomaba el agua y otras cosas; éstos eran
todos actos pequeños, pero estaban unidos en mi Querer, en mi Divinidad, y
esto bastaba, y entonces se volvían tan grandes de poder crear millones y
miles de millones de vidas. Así que mientras gemía, de mis gemidos salían
vidas de criaturas; mamaba, besaba, acariciaba, pero eran vidas que salían;
en mis dedos entrelazados con las manos de mi Mamá corrían las almas, y
mientras cortaba las flores y tomaba el agua, eran almas que salían del latido
de mi increado corazón y entraban; mi movimiento fue continuo, he aquí la
razón de tu vigilia. Cuando veo tu movimiento, tus actos en mi Querer, que
ahora se ponen a mi lado, ahora me corren en mis manos, ahora en mi voz,
en mi mente, en mi corazón, Yo los hago movimiento de todos y a cada uno
doy vida en mi Querer, dándoles la virtud de mis actos y los hago correr para
salvación y para bien de todos."
Diciembre 30, 1917
Dolor de Jesús por quien le roba los
afectos y los corazones de las criaturas.
Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver
afligido, y se lamentaba por tantos que le roban los afectos y los corazones
de las criaturas, poniéndose en su lugar en las almas y yo le he dicho:
"Amor mío, ¿es tan feo este vicio que tanto te aflige?"
Y Él: "Hija mía, no sólo es feo sino feísimo, es trastornar, es poner de
cabeza el orden del Creador y ponerse ellos encima, y a Mí debajo, y
decirme: "También yo soy bueno para ser Dios." ¿Qué dirías tú si alguno
robara un millón a otro y lo dejara pobre e infeliz?"
Y yo: "O restituye lo robado o merece la condena."
Y Jesús: "Sin embargo cuando se me roban los afectos, los corazones,
es más que robarme un millón, porque estas son cosas materiales y bajas, las
otras son espirituales y altas; las primeras queriendo se pueden restituir, las
segundas jamás, así que son hurtos irremediables e incancelables, y si el
fuego del purgatorio purificará a estas almas, jamás podrá restituir y llenar el
vacío de un solo afecto que me han quitado; sin embargo ni cuenta se dan, es
más, algunos parece que van vendiendo estos afectos, y sólo están contentos
cuando encuentran quien los compra para hacer adquisición de los afectos de
los otros sin ningún escrúpulo. Hacen escrúpulo si roban a las criaturas,
pero si se me roba a Mí, ni siquiera un solo pensamiento. ¡Ah! hija mía, Yo
he dado todo a las criaturas, les he dicho: ‘Toma lo que quieras para ti, a Mí
déjame sólo tu corazón.’ No obstante se me niega, y no sólo eso, sino que
me roban los afectos de los demás, y esto no es sólo por parte de los
seglares, no, sino por parte de personas consagradas, por almas piadosas.
¡Oh! cuántos males hacen por ciertas direcciones espirituales demasiado
dulces, por ciertas condescendencias no necesarias, por oír y oír usando
modos atractivos, esto en lugar de hacer bien, es un laberinto que forman en
torno a las almas, y cuando estoy obligado a entrar en esos corazones
quisiera huir, viendo que los afectos no son míos, el corazón no es mío, y
todo esto, ¿debido a quién? A quien debería reordenar las almas en Mí, más
bien él ha tomado mi puesto, y Yo siento tales náuseas que no puedo
acomodarme y estar en esos corazones, pero estoy obligado a estar hasta que
los accidentes se consumen. ¡Qué estragos de almas! Estas son las
verdaderas llagas de mi Iglesia. He aquí por qué tantos ministros arrancados
de las iglesias, y por cuantas oraciones se me hagan Yo no puedo
escucharlas, y para ellos no hay gracias, más bien respondo a ellos con el
grito doliente de mi corazón: Ladrones, vamos, salgan de mi santuario,
porque no puedo soportaros más!"
Yo he quedado espantada y he dicho: "Aplácate oh Jesús, míranos en
Ti como fruto de tu sangre, de tus llagas, y cambiarás los castigos en
gracias."
Y Él ha agregado: "Las cosas seguirán adelante, humillaré al hombre hasta
el polvo y varios incidentes imprevistos continuarán sucediendo para
confundir mayormente al hombre, y donde él cree encontrar salvación,
encontrará una atadura; y donde creerá encontrar una victoria, encontrará
una derrota; donde luz, tinieblas; así que él mismo dirá: ‘Estoy ciego y no sé
que más hacer.’ Y la espada devastadora continuará devastando hasta que
todo sea purificado."
Enero 27, 1918
Las cosas empeorarán más.
Los días son amarguísimos, el dulce Jesús casi no viene, o bien como
relámpago, y en ese relámpago se hace ver secándose las lágrimas y sin dar
razón huye. Finalmente, después de mucho esperar me ha dicho:
"Hija mía, después de tanto tiempo que tratas conmigo no has
aprendido a conocer mis modos y la causa de mi ausencia, muchas veces te
lo he dicho, qué fácil eres para olvidar lo que te digo. Las cosas empeorarán
más, ésta es la razón."
Después, encontrándome fuera de mí misma, veía y escuchaba que dos
o tres naciones se debían volver impotentes para defenderse. ¡Cuántas
miserias, cuántas ruinas, porque otras naciones las oprimían tanto, hasta
ponerles las manos encima de modo que quedarán impotentes!
Enero 31, 1918
Perderse en Jesús para poder decir:
"Lo que es de Jesús es mío."
Me estaba abandonando toda en Jesús, y Él me ha dicho:
"Hija mía, piérdete en Mí, tu oración piérdela en la mía, de modo que la tuya
y la mía sean una sola oración y no se conozca cuál sea la tuya y cuál la mía;
tus penas, tus obras, tu querer, tu amor, piérdelos todos con mis penas, con
mis obras, etc., de manera que se mezclen las unas con las otras para formar
una sola cosa, tanto que tú podrás decir: ‘Lo que es de Jesús es mío.’ Y Yo
diré: ‘Lo que es tuyo es mío.’ Supón un vaso de agua que vacías en un
recipiente grande de agua, ¿después sabrías distinguir el agua del vaso de la
del recipiente? Ciertamente que no; por eso, para grandísima ganancia tuya
y para sumo contento mío, repíteme frecuentemente en lo que haces: ‘Jesús,
lo vierto en Ti, para poder hacer no mi Voluntad sino la tuya.’ Y Yo
rápidamente verteré mi obrar en ti."
Febrero 12, 1918
Los iglesias desiertas y sin ministros.
Continuando mi habitual estado, el siempre amable Jesús se hacía ver
muy afligido y yo le he dicho: "Amor mío, ¿por qué estás tan afligido?"
Y Él: "¡Ah! hija mía, cuando permita que las iglesias queden
desiertas, los ministros dispersos, las misas disminuidas, significará que los
sacrificios me son ofensas, las oraciones insultos, las adoraciones
irreverencias, las confesiones pasatiempos y sin fruto; por lo tanto, no
encontrando más mi gloria, sino ofensas, ni el bien de ellos, no sirviéndome
más los quito; pero este arrancar los ministros de mi santuario significa que
las cosas han llegado al punto más malo, y que la diversidad de los castigos
se multiplicará. ¡Cómo es duro el hombre, cómo es duro!"
Febrero 17, 1918
El calor del Querer Divino destruye las imperfecciones.
Me sentía un poco distraída, y vertiéndome en el Santo Querer de Dios
pedía perdón de mi distracción, y Jesús me ha dicho:
"Hija mía, el sol con su calor destruye los miasmas, la parte infecciosa
que hay en el estiércol cuando éste es esparcido en la tierra para fecundar las
plantas, de otra manera se podrirían y terminarían por secarse. Ahora, el
calor de mi Voluntad, en cuanto el alma entra en Ella, destruye la infección,
los defectos que el alma ha contraído en su distracción, por eso en cuanto
adviertas la distracción, no te estés en ti misma, sino de inmediato entra en
mi Querer, a fin de que mi calor te purifique e impida que te vayan a secar."
Marzo 4, 1918
La firmeza produce el heroísmo.
Continuando mi habitual estado me lamentaba con Jesús de mi pobre
estado y Él me ha dicho:
"Hija mía, ánimo, no te apartes en nada, la firmeza es la virtud más grande;
la firmeza produce el heroísmo, y es casi imposible que el hombre no sea,
con la firmeza, un gran santo; es más, conforme va repitiendo sus actos, así
va formando dos barreras, una a la derecha y la otra a la izquierda, que le
sirven de apoyo y defensa, y reiterando sus actos se forma en sí una fuente
de nuevo y creciente amor. La firmeza reafirma la Gracia y pone el sello de
la perseverancia final. Tu Jesús no teme que sus gracias puedan quedar sin
efectos en las almas firmes, y por eso a torrentes Yo las vierto sobre el alma
constante. Así que de un alma que hoy obra y mañana no, ahora hace un
bien, ahora hace otro distinto, no hay mucho que esperar, no tendrá ningún
apoyo y ahora será lanzada a un lado y ahora a otro, morirá de hambre
porque no tendrá la fuente de la firmeza que hace surgir el amor; la Gracia
teme derramarse, porque de Ella hará abuso y se servirá de Ella para
ofenderme."
Marzo 16, 1918
El alimento de Jesús.
Sentía una gran necesidad y dirigía a Jesús mis dolorosos lamentos, y
Él todo bondad ha salido de dentro de mi interior, vestido con una vestidura
adornada de diamantes resplandecientes, y como despertándose de un
profundo sueño, todo ternura me ha dicho:
"Hija mía, ¿qué quieres? Tus lamentos han herido mi corazón y me he
despertado para responder de inmediato a tus necesidades. Has de saber que
Yo estaba en tu corazón y a medida que tú hacías tus actos, tus oraciones, las
reparaciones, conforme te vertías en mi Querer y me amabas, Yo tomaba
todo para Mí y me servía de ello para alimentarme y embellecer mi vestidura
de preciosos diamantes; tan es verdad esto, que mientras tú me amabas,
rogabas y demás, Yo no quedaba en ayunas como si nada hicieras, Yo
tomaba todo para Mí pues tú me has dado plena libertad. Ahora, cuando el
alma hace esto, Yo no sé estar en reposo en sus necesidades y me hago todo
para ella. Dime entonces, ¿qué quieres?"
Yo le he dicho mis extremas necesidades, derramando amargas
lágrimas, tanto, que bañaba las manos santísimas de Jesús, y el dulce Jesús
me ha estrechado a su corazón, del cual vertía en el mío un agua dulcísima
que toda me restauraba y luego ha agregado:
"Hija mía, no temas, Yo seré todo para ti, si las criaturas te vienen a faltar,
Yo haré todo, te ataré y te desataré, no te faltaré jamás, te amo demasiado, te
he hecho crecer en mi Querer, eres parte de Mí mismo, te haré de guardia y
diré a todos: ‘Nadie me la toque.’ Por eso tranquilízate, que tu Jesús no te
deja."
Marzo 19, 1918
Jesús siente náusea por la desunión de los sacerdotes.
Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido
todo afligido y me ha dicho:
"Hija mía, qué náusea siento por la desunión de los sacerdotes, me es
intolerable. Su vida desordenada es la causa por la que mi Justicia permitirá
que mis enemigos les pongan las manos encima para maltratarlos; ya los
malos están por echarse contra ellos, e Italia está por cometer el más grande
pecado, el perseguir a mi Iglesia y mancharse las manos de sangre inocente."
Y mientras esto decía me mostraba a nuestras naciones aliadas devastadas y
muchos lugares desaparecidos y su soberbia abatida.
Marzo 26, 1918
Obrando en el Divino Querer, lo humano queda como
suspendido y obra y toma lugar la Vida Divina.
Continuando mi habitual estado, trataba de fundirme en el Divino Querer, y
mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, cada vez que el alma entra en mi Querer y reza, obra, sufre,
etc., tantas nuevas bellezas divinas adquiere, así que un acto de más o de
menos hecho en mi Voluntad, es una belleza de más o de menos que el alma
adquiere; no sólo, sino que en cada acto de más que hace en mi Voluntad,
toma una fuerza, una sabiduría, un amor, una santidad y otras cosas divinas
de más, y mientras toma las cualidades divinas deja las humanas, es más,
obrando en mi Querer lo humano queda como suspendido y obra y toma
lugar la Vida Divina y mi Amor tiene el desahogo de tomar actitud de obrar
en la criatura."
Marzo 27, 1918
Viviendo en el Divino Querer, el alma
encuentra todo en modo divino e infinito.
Me lamentaba con Jesús porque ni siquiera la santa misa podía oír, y Jesús
me ha dicho:
"Hija mía, quien forma el sacrificio, ¿no soy Yo? Ahora, el alma que vive
conmigo y en mi Querer, encontrándome Yo en cada sacrificio, ella queda
como sacrificada junto conmigo, no en una misa, sino en todas las misas, y
viviendo en mi Querer queda consagrada conmigo en todas las hostias. No
salgas jamás de mi Querer, y Yo te haré llegar a donde quieras; es más, entre
Yo y tú pasará tal corriente eléctrica de comunicación, que tú no harás
ningún acto sin Mí, y Yo no haré ningún acto sin ti. Así que cuando te falte
alguna cosa, entra en mi Voluntad y encontrarás pronto lo que quieres,
cuantas misas quieras, cuantas comuniones quieras, cuanto amor quieras; en
mi Voluntad nada falta, y no sólo, sino que encontrarás las cosas en modo
divino e infinito."
Abril 8, 1918
Diferencia entre vivir unido con Jesús y vivir en el Divino Querer.
Volviendo al punto del vivir en el Divino Querer, se me había dicho
que es como vivir en el estado de unión con Dios, y mi siempre amable
Jesús, al venir me ha dicho:
"Hija mía, hay gran diferencia entre el vivir unido conmigo y vivir en
mi Querer."
Y mientras esto decía, me ha extendido los brazos y me ha dicho:
"Ven en mi Querer aunque sea por un solo instante y verás la gran
diferencia."
Yo me he encontrado en Jesús, mi pequeño átomo nadaba en el Querer
eterno, y como este Querer eterno es un acto solo que contiene todos los
actos juntos, pasados, presentes y futuros, yo, estando en el Querer eterno
tomaba parte en aquel acto único que contiene todos los actos, por cuanto a
criatura es posible. Yo tomaba parte también en los actos que no existen aún
y que deberán existir hasta el fin de los siglos y hasta que Dios sea Dios, y
también por éstos yo lo amaba, lo agradecía, lo bendecía, etc., no había ni un
solo acto que se me escapara, y ahora tomaba el Amor del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo, lo hacía mío, como era mío su Querer, y lo daba a Ellos
como mío. Cómo estaba contenta por poder darles el Amor de Ellos como
mío y porque Ellos encontraban su pleno contento y su desahogo completo
al recibir de mí su Amor como mío. ¿Pero quién puede decirlo todo? Me
faltan las palabras. Entonces el bendito Jesús me ha dicho:
"¿Has visto qué cosa es vivir en mi Querer? Es desaparecer, es entrar
en el ámbito de la eternidad, es penetrar en la Omnividencia del Eterno, en la
Mente Increada y tomar parte en todo por cuanto a criatura es posible, y en
cada acto divino; es disfrutar aún estando en la tierra de todas las cualidades
divinas, es odiar el mal en modo divino, es expandirse a todos sin agotarse,
porque la Voluntad que anima a esta criatura es Divina; es la santidad aún no
conocida, que haré conocer, que pondrá el último adorno, el más bello y el
más refulgente de todas las demás santidades, y será corona y cumplimiento
de todas ellas.
Ahora, vivir unido conmigo no es desaparecer, se ven dos seres juntos,
y quien no desaparece no puede entrar en el ámbito de la eternidad para
tomar parte en todos los actos divinos. Pondera bien y verás la gran
diferencia."
Abril 12, 1918
El alma debe apoyarse en Jesús.
Encontrándome en mi habitual estado sentía una extrema necesidad de
Jesús y de apoyarme toda en Él, y mi dulce Jesús ha venido y me ha dicho:
"Hija mía, apóyate toda en Mí, siempre me encontrarás a tu
disposición, no te faltaré jamás; es más, por cuanto más te apoyes en Mí
tanto más Yo me derramaré en ti, y sintiendo Yo muchas veces la necesidad
de apoyarme, vendré a ti y me apoyaré en ti sirviéndome de mi mismo apoyo
que he formado en ti, y cuando vea que tú desdeñas el apoyo de las criaturas,
Yo te amaré el doble y te duplicaré mi apoyo."
Después ha agregado: "Cuando el alma hace todo para agradarme, para
amarme y para vivir a expensas de mi Voluntad, viene a ser como miembro
a mi cuerpo y Yo me glorío de estos miembros como míos; de otra manera
son como miembros dislocados de Mí, que me dan dolor, no sólo a Mí sino
también a ellos mismos y al prójimo, son miembros que hacen salir materia
para infectar y secar el mismo bien que hacen."
Abril 16, 1918
Jesús viene oculto en las penas.
Continuando mi habitual estado, mi pobre corazón me lo sentía
oprimido y en penas amargas que no es necesario decirlas aquí, y mi siempre
amable Jesús viniendo me ha dicho:
"Hija mía, Yo mando las penas a las criaturas a fin de que en las penas
me encuentren a Mí; Yo estoy como envuelto en las penas, y si el alma sufre
con paciencia, con amor, rompe la envoltura que me cubre y me encuentra a
Mí, de otra manera Yo quedaré oculto en la pena y ella no tendrá el bien de
encontrarme, y Yo no tendré el bien de revelarme."
Después ha agregado: "Yo siento una fuerza irresistible de
expandirme hacia las criaturas, quisiera expandir mi Belleza para hacerlas
bellas a todas, pero la criatura ensuciándose con la culpa rechaza la Belleza
Divina y se cubre de fealdad; quisiera expandir mi Amor, pero ellas amando
lo que no es mío viven entumecidas por el frío y mi Amor queda rechazado;
todo quisiera comunicarme al hombre, cubrirlo todo en mis mismas
cualidades, pero soy rechazado, y rechazándome forma un muro de división
entre Mí y él que llega a romper cualquier comunicación entre la criatura y
el Creador. Pero a pesar de todo Yo continúo expandiéndome, no me retiro,
para poder encontrar al menos uno que reciba mis cualidades, y
encontrándolo le duplico las gracias, las centuplico, me vierto todo en él,
hasta hacer de él un portento de Gracia.
Por eso quita esta opresión de tu corazón, derrámate en Mí y Yo me verteré
en ti. Te lo ha dicho Jesús y basta, no pienses en nada y Yo haré y pensaré
en todo."
Abril 25, 1918
Jesús juega con Luisa. 18
Estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Vida mía, que cattiva (mala) soy,
pero si bien soy cattiva (mala) sé que Tú me quieres mucho." Y mi amado
Jesús me ha dicho:
18 Para entender este capítulo, es necesario saber que en Italiano la palabra "cattiva" quiere decir mala,
cautivadora, o alguien que conquista algo o a alguien (hacer rehén a alguien). Por eso nuestro Señor juega
con esta palabra a la que Luisa le da el valor de "mala" .
"Cattivella (conquistadora) mía, ciertamente que eres cattiva
(cautivadora), has cattivato (conquistado) mi Voluntad. Si cattivavi
(conquistabas) mi Amor, mi Potencia, mi Sabiduría, etc., cattivavi
(conquistabas) parte de Mí, pero con cattivare (conquistar) mi Voluntad, has
cattivato (conquistado) toda la sustancia de mi Ser, que corona todas mis
cualidades, por eso me has tomado a todo Mí mismo. He aquí el por qué te
hablo frecuentemente no sólo de mi Voluntad, sino del vivir en mi Querer,
porque habiéndolo cattivato (conquistado), quiero que conozcas de Él sus
cualidades y el modo de cómo vivir en mi Querer, para poder hacer junto
conmigo vida común e inseparable y revelarte los secretos de mi Querer.
¿Podrías ser más cattiva (conquistadora)?"
Y yo: "Mi Jesús, te burlas de mí; yo quiero decirte que de verdad soy
cattiva (mala) y que me ayudes para poder volverme buena."
Y Jesús: "Sí, sí."
Y ha desaparecido.
Mayo 7, 1918
La Divina Voluntad tritura lo humano.
Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, si no me ves como de costumbre por algunos días, no te
aflijas, los males aumentarán y Cielo y tierra se unirán para castigar al
hombre y no quiero afligirte con hacerte ver tantos males."
Y yo: "¡Ah mi Jesús! la pena más grande para mí es tu privación, es
muerte sin morir, pena indescriptible y sin término, Jesús, Jesús, ¿qué dices?
¿Yo sin Ti? ¿Sin vida? Espera Jesús, no me lo digas más."
Y Jesús ha agregado: "Hija mía, no te alarmes, no te he dicho que no
deba venir del todo, sino que no será frecuentemente y para no preocuparte
te lo he dicho primero; mi Voluntad suplirá a todo, porque lo humano en mi
Voluntad queda triturado, y Yo extraigo la flor, el fruto, el trabajo de mi
Querer y lo pongo junto conmigo a hacer vida común; y lo humano como
bagazo queda separado y queda fuera, por eso deja que la máquina de mi
Voluntad te triture bien, bien, para hacer que nada de humano quede en ti."
Mayo 20, 1918
La Voluntad de Dios concentra todo. Qué significa infinito.
Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Cómo
quisiera tener tus deseos, tu amor, tus afectos, tu corazón, etc., para poder
desear, amar, etc., como Tú." Y mi siempre amable Jesús me ha dicho:
"Hija mía, Yo no tengo deseos, afectos, sino que el todo está concentrado en
mi Voluntad, mi Voluntad es todo en Mí. Desea quien no puede, pero Yo
todo puedo; quisiera amar quien no tiene amor, pero en mi Voluntad está la
plenitud, la fuente del verdadero amor, y siendo infinito, en un acto simple
de mi Voluntad poseo todos los bienes, que desbordándose de mi Ser
descienden para bien de todos; si Yo tuviera deseos sería infeliz, me faltaría
alguna cosa, pero Yo todo poseo, por eso soy feliz y hago felices a todos.
Infinito significa poder todo, poseer todo, hacer felices a todos. La criatura,
que es finita, no posee todo ni puede abrazar todo, he aquí por qué contiene
deseos, ansias, afectos, etc., que como tantos escalones puede servirse de
ellos para subir al Creador y copiar en ella las cualidades divinas y llenarse
tanto, hasta desbordarse para bien de los demás. Si después el alma se
concentra toda ella en mi Voluntad, perdiéndose toda en mi Querer, entonces
no copiará mis cualidades, sino que de un solo sorbo me absorberá en sí y no
tendrá más en ella deseos y afectos propios, sino sólo la Vida de mi Querer,
que dominándola toda, le hará desaparecer todo y le hará reaparecer en todo
mi Voluntad."
Mayo 23, 1918
Los vuelos del alma en el Querer Divino.
Esta mañana mi dulce Jesús no ha venido, y yo la he pasado entre
suspiros, ansias y amarguras, pero toda sumergida en su Voluntad. Llegada
la noche no podía más, y lo llamaba y lo volvía a llamar, mis ojos no se
podían cerrar, me sentía inquieta y a cualquier costo quería a Jesús; mientras
me encontraba en esto ha venido y me ha dicho:
"Paloma mía, ¿quién te puede decir los vuelos que haces en mi Querer, el
espacio que recorres, las extensiones que vuelas? ¡Ninguno, ninguno, ni
siquiera tú lo sabrías decir! Yo, sólo Yo lo puedo decir, Yo que mido las
fibras, Yo que numero el vuelo de tus pensamientos, de tus latidos, y
mientras vuelas veo los corazones que tocas; pero no te detengas, vuela a
otros corazones y llama y vuelve a llamar y vuela de nuevo y sobre tus alas
lleva mi te amo a otros corazones para hacerme amar, y después en un solo
vuelo ven a mi corazón para tomar descanso, para después reiniciar vuelos
más rápidos. Yo me divierto con mi paloma y llamo a los ángeles, a mi
Mamita a divertirse conmigo. Pero, mira, no te lo digo todo, el resto te lo
diré en el Cielo, ¡oh, cuántas cosas sorprendentes te diré!"
Después me ha puesto la mano en la frente y ha agregado:
"Te dejo la sombra de mi Voluntad, el aliento de mi Querer, duerme."
Y me he dormido.
Mayo 28, 1918
Es tanto el celo del Amor de Jesús por Luisa, que le aleja todo.
Encontrándome en mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado
Jesús: "Jesús, ámame mucho, yo tengo más derecho que los demás a ser
amada, porque ni yo amo a nadie sino sólo a Ti, ni nadie me ama a mí, y si
alguno parece que me ama, es por el bien que le llega, no por mí; así que
entre mi amor y el tuyo no hay ningún otro amor en medio." Y el dulce
Jesús me ha dicho:
"Hija mía, esto no es otra cosa que mi Amor más fuerte, y es tanto,
que el celo de mi Amor por ti te aleja todo y me pongo a guardia para que ni
siquiera una sombra de amor de criatura te aliente, a lo más tolero que
alguna te ame en Mí, no fuera de Mí, de otra manera la haría huir, y esto
también significa que ni tú has entrado en ningún corazón, ni nadie ha
entrado en el tuyo."
Después, por la noche ha regresado Jesús y la Reina Mamá, y
llamándome por mi nombre, como si quisieran que pusiera atención. ¡Cómo
era bello ver a la Mamá y a Jesús hablar entre ellos! Mi Mamá Celestial
decía:
"Hijo mío, ¿qué haces? Es demasiado lo que quieres hacer. Yo tengo
los derechos de Madre y me duele que mis hijos deban sufrir tanto. Quieres
abrir el Cielo a los castigos y destruir a las criaturas y los alimentos que
servirán para alimentarlas; quieres inundarlos de males contagiosos, ¿cómo
harán? Tú dices que amas mucho a esta hija mía, cuánto no sufrirá si haces
eso. Para no amargarla no lo hagas."
Y lo acercaba hacia mí, pero Jesús respondía decidido:
"No puedo, muchos males alejo por causa suya, pero todo no. Madre
mía, hagamos correr el torbellino de los flagelos a fin de que se rindan."
Y después decían tantas otras cosas entre ellos que yo no comprendía todo.
He quedado abatida, pero espero que Jesús se aplaque.
Junio 4, 1918
Repetición de las reparaciones de Jesús.
Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado Jesús:
"No desdeñes mis oraciones, son tus mismas palabras que repito, las mismas
intenciones, quiero las almas como las quieres Tú, y con tu mismo Querer."
Y el bendito Jesús me ha dicho:
"Hija mía, cuando te oigo repetir mis palabras, mis oraciones, querer
como quiero Yo, como por tantos imanes me siento atraer hacia ti, y
conforme te oigo repetir mis palabras, tantas alegrías distintas siente mi
corazón, y puedo decir que es una fiesta para Mí, y mientras gozo, me siento
debilitado por el amor de tu alma y no tengo la fuerza de castigar a las
criaturas; siento en ti las mismas cadenas que Yo ponía al Padre para
reconciliar al género humano. ¡Ah! sí, repite lo que hice Yo, repítelo
siempre si quieres que tu Jesús en tantas amarguras encuentre una alegría
por parte de las criaturas."
Después ha agregado: "Si quieres estar al seguro repara siempre y
repara junto conmigo, fúndete tanto conmigo de formar un solo eco entre tú
y Yo de reparaciones; donde hay reparación el alma está como bajo techo,
donde está defendida del frío, del granizo y de todo; en cambio donde no hay
reparación, es como quien se encuentra en medio de la calle, expuesta a los
rayos, al granizo y a todos los males. Los tiempos son tristísimos, y si el
cerco de las reparaciones no se ensancha, hay peligro de que los que están al
descubierto queden fulminados por los rayos de la Divina Justicia."
Junio 12, 1918
El hombre con el pecado va al encuentro de la
Justicia Divina. Jesús ha hecho todo por nosotros.
Encontrándome en mi habitual estado, estaba diciendo a mi siempre amable
Jesús: "¿Cómo es posible, Tú has hecho todo por nosotros, has satisfecho
todo, has reintegrado en todo la gloria del Padre por parte de las criaturas, de
modo de cubrirnos a todos como con un manto de amor, de gracias, de
bendiciones, y con todo esto los flagelos caen casi rompiendo el manto de
protección con el cual nos has cubierto?" Y mi dulce Jesús,
interrumpiéndome me ha dicho:
"Hija mía, todo lo que tú dices es verdad, todo, todo lo he hecho por la
criatura, el amor me empujaba tanto hacia ella, que para estar seguro de
ponerla a salvo la quise envolver dentro de mi obrar como dentro de un
manto de defensa, pero la ingrata criatura con el pecado voluntario rompe
este manto de defensa, huye de debajo de mis bendiciones, gracias y amor, y
poniéndose a cielo abierto es golpeada por los rayos de la Justicia Divina.
No soy Yo que golpeo al hombre, es él que con el pecado viene al encuentro,
a recibir los golpes. Reza, reza por la gran ceguera de las criaturas."
Junio 14, 1918
Jesús la reprende por no escribir todo.
Continúo. Una tarde después de haber escrito, mi dulce Jesús ha
venido y me ha dicho:
"Hija mía, cada vez que escribes mi Amor recibe un pequeño
desahogo, un contento de más y me siento más atraído a comunicarte mis
gracias. Sin embargo debes saber que cuando no escribes todo, o bien pasas
por alto mis intimidades contigo, sobre el desahogo de mi Amor, Yo me
siento como traicionado, porque en ese desahogo de amor, en esas mis
intimidades contigo, Yo buscaba no sólo atraerte a ti a conocerme y amarme
más, sino también a aquellos que habrían leído mis intimidades de amor,
para recibir también de ellos un amor de más, y no escribiéndolo tú, este
amor no lo tendré, y por eso Yo quedo como contristado y traicionado."
Y yo: "¡Ah, Jesús mío, se necesita un esfuerzo para poner en el papel
ciertos secretos e intimidades contigo, parece que se quiere salir del orden de
los demás!"
Y Jesús: "¡Ah, sí, esta es la debilidad de todos los buenos, que por
humildad, por temor, me niegan el amor, y ocultándose ellos quieren
ocultarme a Mí, en cambio deberían manifestar mi Amor para hacerme
amar; y Yo permanezco siempre el Jesús traicionado en el amor, aún por los
buenos!"
Junio 20, 1918
Jesús, haciendo el oficio de Sacerdote,
consagra las almas que viven en su Querer.
Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús se hacía ver en torno a
mí todo lleno de atenciones, parecía que me vigilaba en todo, y conforme lo
hacía salía de su corazón una cuerda que venía hacia mi corazón, y si yo
estaba atenta la cuerda quedaba fija en el mío y Jesús movía esta cuerda y se
divertía. Y mi amado Jesús me ha dicho:
"Hija mía, Yo soy todo atención para las almas, si me corresponden y
hacen otras tantas atenciones hacia Mí, las cuerdas de mi Amor quedan fijas
en sus corazones, y Yo multiplico mis atenciones y me divierto; de otra
manera las cuerdas quedan sueltas y mi Amor rechazado y desconsolado."
Después ha agregado: "Para quien hace mi Voluntad y vive en Ella,
mi Amor no encuentra obstáculo, y Yo lo amo y lo prefiero tanto, que
reservo para Mí solo el hacer todo lo que se necesita para ellos, y ayuda y
dirección, socorros inesperados, gracias imprevistas. Más bien soy celoso de
que otros le hagan alguna cosa, quiero hacerlo todo Yo, y llega a tanto mi
celo de amor, que si doy la potestad a los sacerdotes de consagrarme en las
hostias sacramentales para hacerme dar a las almas, en cambio a estas almas,
conforme van repitiendo sus actos en mi Voluntad, conforme se resignan,
conforme hacen salir el querer humano para hacer entrar al Querer Divino,
Yo mismo me reservo el privilegio de consagrar a estas almas, y lo que hace
el sacerdote sobre la hostia lo hago Yo con ellas, y no una sola vez, sino
cada vez que repite sus actos en mi Voluntad, como imán potente me llama y
Yo, cual hostia privilegiada la consagro, le voy repitiendo las palabras de la
consagración, y esto lo hago con justicia, porque el alma con hacer mi
Voluntad se sacrifica de más que las que comulgan y no hacen mi Voluntad,
aquellas se vacían de sí mismas para ponerme a Mí, me dan pleno dominio y
si es necesario están dispuestas a sufrir cualquier pena para hacer mi
Voluntad, y Yo no puedo esperar, mi Amor no resiste para comunicarme a
ellas hasta que el sacerdote pueda darle una hostia sacramental, por eso hago
todo por Mí. ¡Oh! cuántas veces me doy en comunión antes de que el
sacerdote pueda darme él, si esto no fuera así, mi Amor quedaría como
obstaculizado y atado en los Sacramentos. No, no, Yo soy libre, los
Sacramentos los tengo en mi corazón, Yo soy el dueño y puedo ejercitarlos
cuando quiero."
Y mientras esto decía parecía que giraba por todas partes para ver si
había almas que hacían su Voluntad para consagrarlas. Cómo era bello ver
al amable Jesús girar como de prisa para hacer el oficio de sacerdote y oírlo
repetir las palabras de la consagración sobre aquellas almas que hacían y
viven en su Querer. ¡Oh! bienaventuradas las almas que reciben la
consagración de Jesús, haciendo su Santísimo Querer.
Julio 2, 1918
En cuanto el alma se abandona en
Jesús, Él se abandona en el alma.
Estaba diciendo a mi amado Jesús: "Jesús, te amo, pero mi amor es
pequeño, por eso te amo en tu Amor para hacerlo grande; quiero adorarte
con tus adoraciones, rezar en tu oración, agradecerte en tus
agradecimientos." Ahora, mientras esto decía, mi amable Jesús me ha
dicho:
"Hija mía, en cuanto has puesto tu amor en el mío para amarme, tu
amor ha quedado fijado en el mío y se ha agrandado y agrandado en el mío,
y me he sentido amar como quisiera que la criatura me amase; y conforme
adorabas en mis adoraciones, rezabas, agradecías, así quedaban fijas en Mí y
me sentía adorar, rezar y agradecer con mis adoraciones, oraciones y
agradecimientos. ¡Ah! hija mía, se necesita gran abandono en Mí, y a
medida que el alma se abandona en Mí, así Yo me abandono en ella, y
llenándola de Mí hago Yo mismo lo que ella debe hacer para Mí; pero si no
se abandona en Mí, entonces lo que hace queda fijado en ella, no en Mí, y
siento el obrar de la criatura lleno de imperfecciones y miserias, lo que no
podrá agradarme."
Julio 9, 1918
Quien vive en el Divino Querer hace
vida en la fuente de Amor de Jesús.
Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús ha venido y me ha dicho:
"Hija mía, Yo soy todo Amor, soy como una fuente que no contiene
otra cosa que amor, y todo lo que podría entrar en esta fuente pierde sus
cualidades y se vuelve amor, así que en Mí la Justicia, la Sabiduría, la
Bondad, la Fortaleza, etc., no son otra cosa que Amor, ¿pero quién dirige
esta fuente, este Amor y todo lo demás? ¡Mi Querer! Mi Querer domina,
rige, ordena, así que todas mis cualidades llevan el sello de mi Querer, la
Vida de mi Voluntad, y donde encuentran mi Querer hacen fiesta, se besan
mutuamente; donde no, enfadadas se retiran. Ahora hija mía, quien se deja
dominar por mi Voluntad y vive en mi Querer, hace vida en mi misma
fuente, siendo casi inseparable de Mí, y todo en él se cambia en amor, así
que amor son los pensamientos, amor la palabra, el latido, la acción, el paso,
todo; para él es siempre día, pero si se separa de mi Voluntad, para él es
siempre noche y todo lo humano, las miserias, las pasiones, las debilidades,
salen en campo y hacen su trabajo, pero qué clase de trabajo, trabajo para
llorar."
Julio 12, 1918
Efectos de la Pasión de Jesús.
Estaba rezando con cierto temor y ansiedad por un alma moribunda, y mi
amable Jesús al venir me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué temes? ¿No sabes tú que por cada palabra sobre
mi Pasión, pensamiento, compasión, reparación, recuerdo de mis penas,
tantas vías de comunicación de electricidad se abren entre el alma y Yo, y
por lo tanto de tantas variedades de belleza se va adornando el alma? Ella ha
hecho las horas de mi Pasión y Yo la recibiré como hija de mi Pasión,
vestida con mi sangre y adornada con mis llagas. Esta flor ha crecido en tu
corazón y Yo la bendigo y la recibo en el mío como una flor predilecta."
Y mientras esto decía, se desprendía una flor de mi corazón y
emprendía el vuelo hacia Jesús.
Julio 16, 1918
Quien quiere hacer bien a todos, debe estar en la Voluntad de Dios.
Esta mañana mi dulce Jesús ha venido y me ha dicho:
"Hija mía, no te estés en ti, en tu voluntad, sino entra en Mí y en mi
Voluntad. Yo soy inmenso, y sólo quien es inmenso puede multiplicar los
actos por cuantos quiere; quien está en lo alto puede dar luz a lo bajo, ¿no
ves el sol? Porque está en lo alto es luz de cada ojo, es más, cada hombre
puede tener al sol a su disposición como si fuera todo suyo; en cambio las
plantas, los árboles, los ríos, los mares, porque están en lo bajo no están a
disposición de todos, no pueden decir de ellos como del sol: ‘Si quiero lo
hago todo mío, a pesar de que puedan gozarlo los demás.’ Además, todas
las cosas de lo bajo reciben el beneficio del sol, quién la luz, quién el calor,
la fecundidad, el color, etc. Ahora, Yo soy la luz eterna, estoy en el punto
más alto, y por cuanto más en alto, más me encuentro en todas partes y hasta
en lo más bajo, y por eso soy vida de todos, y como si fuera sólo para cada
uno. Entonces, si quieres hacer bien a todos entra en mi Inmensidad, vive en
alto, desapegada de todo y aun de ti misma, de otra manera se hará tierra en
torno a ti, y entonces podrás ser una planta, un árbol, jamás un sol, y en vez
de dar debes recibir, y el bien que harás será tan limitado que se podrá
numerar."
Agosto 1, 1918
Efectos de la privación de Jesús.
Me la paso entre privaciones y ansias, y frecuentemente me lamento con midulce Jesús, entonces Él ha venido y acercándose me ha estrechado a su
corazón y me ha dicho:
"Bebe de mi costado."
Yo he bebido la santísima sangre que brotaba de la llaga de su
corazón. ¡Cómo me sentía feliz! Pero Jesús no contento con hacerme beber
la primera vez, me ha dicho que bebiera la segunda y después la tercera vez.
Yo he quedado maravillada de su bondad, pues sin pedirlo Él mismo quería
que yo bebiera. Después ha agregado:
"Hija mía, cada vez que recuerdas que estás privada de Mí y sufres, tu
corazón queda herido con una herida divina, la cual siendo divina tiene
virtud de reflejarse en mi corazón y herirlo; esta herida es dulce, es bálsamo
para mi corazón y Yo me sirvo de ella para endulzarme de las heridas
crueles que me hacen las criaturas, de la indiferencia hacia Mí, de los
desprecios que me hacen, hasta llegar a olvidarse de Mí. Así, si el alma se
siente fría, árida, distraída, y por eso siente pena por causa de Mí, queda
herida y me hiere a Mí, y por ello quedo aliviado."
Agosto 7, 1918
La consumación de Jesús en el alma.
Me lamentaba con Jesús por su privación y decía entre mí: "Todo ha
terminado, qué días tan amargos, mi Jesús se ha eclipsado, se ha retirado de
mí, ¿cómo puedo seguir viviendo?" Mientras esto y otros desatinos decía,
mi siempre amable Jesús, con una luz intelectual que de Él me venía me ha
dicho:
"Hija mía, mi consumación sobre la cruz continúa aún en las almas.
Cuando el alma está bien dispuesta y me da vida en ella, Yo revivo en ella
como dentro de mi Humanidad. Las llamas de mi Amor me queman, siento
el deseo de testimoniarlo a las criaturas y de decir: ‘Vean cuánto os amo, no
estoy contento con haberme consumado sobre la cruz por amor vuestro, sino
que quiero consumarme en esta alma por amor vuestro, porque me ha dado
vida en ella.’ Y por esto hago sentir al alma la consumación de mi Vida en
ella, y ella se siente como estrechada, sufre agonías mortales y no sintiendo
más la Vida de su Jesús en ella se siente consumir. Conforme siente faltar
mi Vida en ella, de la cual estaba habituada a vivir, se debate, tiembla, casi
como mi Humanidad sobre la cruz cuando mi Divinidad, sustrayéndole la
fuerza la dejó morir. Esta consumación en el alma no es humana, sino toda
divina, y Yo siento la satisfacción como si otra Vida mía Divina se hubiera
consumido por amor mío; y como no es su vida la que se ha consumido, sino
la mía, la que ya no siente más, que ya no ve, le parece que Yo haya muerto
para ella. Y a las criaturas les renuevo los efectos de mi consumación y al
alma le duplico la Gracia y la gloria; siento el dulce encanto y los atractivos
de mi Humanidad que me hacía hacer lo que Yo quería. Por eso déjame
hacer también tú lo que quiero hacer en ti, déjame libre y Yo desarrollaré mi
Vida."
Otro día me lamentaba y le decía: "Cómo, ¿me has dejado?" Y Jesús,
serio e imponente me ha dicho:
"Calla, no digas tonterías, no te he dejado, estoy en el fondo de tu
alma, por eso no me ves y cuando me ves es porque salgo a la superficie de
tu alma. No te distraigas, Yo te quiero toda concentrada en Mí para poderte
tener para bien de todos."
Agosto 12, 1918
La pasión predominante de Luisa, que Jesús la libere del
estado en el cual su Voluntad la ha puesto.
Continuando mi habitual estado, estaba pensando entre mí que si el Señor
quisiera una cosa de mí, debía darme una señal, y era la de liberarme de la
venida del sacerdote. Entonces el bendito Jesús se ha hecho ver en mi
interior con una esfera en la mano, como queriendo arrojarla a la tierra, y
después me ha dicho:
"Hija mía, ésta es tu pasión predominante, que te libere de las
condiciones en las cuales mi Voluntad te ha puesto. Yo te tengo en este
estado por causa de todo el mundo y me sirvo de ti para no arrojarlo y
destruirlo del todo; en cambio, cualquier otra cosa con la cual tú pudieras
hacer el bien, sería solamente una pequeña parte."
Y yo: "Jesús mío, yo no sé entenderlo, me tienes sin sufrir, parece que
me tienes suspendida del estado de víctima, y luego me dices que te sirves
de mí para no destruir al mundo del todo."
Y Jesús: "Sin embargo es falso que no sufres, a lo más no sufres
penas tales para desarmarme del todo, y si alguna vez quedas suspendida no
es por parte tuya, por tu querer, porque si fuera así entraría tu voluntad.
¡Ah! tú no puedes comprender la dulce violencia que me haces con tu
esperar, con sentirte suspendida, con no verme como antes, y a pesar de esto
permanecer en tu puesto sin apartarte en nada; y además quiero ser libre
sobre ti, cuando me agrade te tendré suspendida, cuando no te tendré atada;
te quiero en poder de mi Voluntad, sin tu voluntad; si estás contenta así
podemos continuar, de otra manera no."
Otro día me sentía mal, con el continuo devolver todo lo que como y
le estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Amor mío, que pierdes con darme la
gracia de no sentir necesidad de tomar alimento, pues me veo obligada a
deponerlo todo." Lo digo sólo por obedecer. Y mi amable Jesús me ha
dicho:
"Hija mía, ¿qué dices? Calla, calla, no lo digas más. Debes saber que
si tú no tuvieras necesidad de alimento, Yo haría morir de hambre a los
pueblos, pero teniendo tú necesidad, pudiendo servir a tus necesidades, Yo,
por amor tuyo y por causa tuya, doy las cosas necesarias a las criaturas, así
que si te escuchara querrías mal a los demás, en cambio, con tomar el
alimento y luego devolverlo, haces bien a los demás y tu sufrir me glorifica.
Es más, cuántas veces mientras devuelves te veo sufrir, y como sufres en mi
Voluntad Yo tomo tu sufrir, lo multiplico y lo divido a bien de las criaturas y
gozo y digo entre Mí: Este es el pan de mi hija que Yo doy para bien de mis
hijos."
Agosto 19, 1918
Jesús está cansado por las infamias de los sacerdotes.
Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver
en mi interior como dentro de un cerco de luz, y mirándome me ha dicho:
"Veamos qué hemos hecho de bien hoy."
Y miraba y miraba. Yo creo que aquel cerco de luz era su Santísima
Voluntad, y que habiéndome unido yo con Ella, por eso decía así. Y ha
agregado:
"De alguna manera estoy cansado por las infamias de los sacerdotes,
no puedo más, quisiera acabarlos. ¡Oh! cuántas almas devastadas, cuántas
desfiguradas, cuántas idólatras! Servirse de las cosas santas para ofenderme
es mi dolor más acerbo, es el pecado más execrable, es el sello de la ruina
total que atrae las más grandes maldiciones y rompe cualquier comunicación
entre el Cielo y la tierra. A estos seres quisiera extirparlos de la tierra, por
eso los castigos continuarán y se multiplicarán, la muerte devastará las
ciudades, muchas casas y caminos desaparecerán, no habrá quien las habite,
el luto, la desolación reinarán por todas partes."
Yo le he rogado y suplicado, y habiéndose entretenido conmigo una
buena parte de la noche, estaba Él tan sufriente que yo sentía despedazarme
el corazón por el dolor, pero espero que mi Jesús se aplaque.
Septiembre 4, 1918
Lamentos de Jesús por los sacerdotes.
Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús en cuanto
ha venido me ha dicho:
"Hija mía, las criaturas quieren desafiar mi Justicia, no quieren
rendirse y por eso mi Justicia hace su curso contra las criaturas, y éstas de
todas las clases, no faltando aquellos que se dicen mis ministros, y tal vez
éstos más que los demás; que veneno contienen, envenenan a quien se les
acerca, en lugar de ponerme a Mí en las almas quieren ponerse ellos, quieren
hacerse rodear, hacerse conocer, y Yo quedo a un lado; su contacto
venenoso en lugar de hacer a las almas recogidas me las distraen, en vez de
hacerlas retiradas las hacen más disipadas, más defectuosas, tanto, que se
ven almas que no tienen contacto con ellos más buenas, más recogidas, más
retiradas, así que no puedo fiarme de ninguno, estoy obligado a permitir que
las gentes se alejen de las iglesias, de los Sacramentos, a fin de que su
contacto no me las envenene más y las vuelva más malas. Mi dolor es
grande, las heridas de mi corazón son profundas, por eso ruega, y unida con
los pocos buenos que hay, compadece mi acerbo dolor."
Septiembre 25, 1918
Oficio de víctima.
Estaba muy afligida y sentía en mi interior una fuerza de querer salirme de
mi habitual estado. ¡Oh, Dios, qué pena! Sentía una mortal agonía, sólo
Jesús puede saber el dolor de mi alma, yo no tengo palabras para expresarlo;
más bien quiero que sólo Jesús sepa todas mis penas, por eso continúo.
Ahora, mientras nadaba en las amarguras, mi siempre amable Jesús, todo
afligido ha venido y poniéndome un dedo en mi boca me ha dicho:
"Te he contentado, callada, recuerda cuántas veces te he hecho ver
grandes mortandades, ciudades despobladas y casi desiertas y tú me decías:
‘No, no lo hagas, y si quieres hacerlo debes permitir que tengan tiempo de
recibir los Sacramentos.’ Y Yo lo estoy haciendo, ¿qué otra cosa quieres?
Pero el corazón del hombre es duro y no está del todo cansado, no ha tocado
aún la cúspide de todos los males y por eso no se ha saciado aún y no se
rinde y mira la misma epidemia con indiferencia. Pero éstos son los
preludios, vendrá, vendrá el tiempo en el cual a esta generación tan maligna
y perversa la haré casi desaparecer de la tierra."
Yo temblaba al oír esto y rezaba, y quería preguntar a Jesús: "¿Y yo
qué debo hacer?" Pero no me atrevía y Jesús ha agregado:
"Lo que quiero es que por ti misma no te dispongas a hacerlo, si bien
eres libre y puedes hacerlo, te quiero en poder de mi Voluntad. En estos días
pasados era Yo quien te forzaba a salir de tu acostumbrado estado, quería
agrandar el flagelo de la epidemia y no quería tenerte en tu estado para estar
más libre."
Octubre 3, 1918
Cómo la Justicia debe equilibrase.
Estaba rogando al bendito Jesús que se aplacara, y en cuanto ha venido le he
dicho: "Amor mío, Jesús, cómo es feo vivir en estos tiempos, por todas
partes se oyen lagrimas y se ven dolores, el corazón me sangra y si tu Santo
Querer no me sostuviera, seguro que no podría vivir más, pero, ¡oh, cuánto
me sería más dulce la muerte!" Y mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, es mi Justicia que debe equilibrarse, todo es equilibrio en
Mí, por eso el flagelo de la muerte toca a las almas con la marca de la
Gracia, tanto, que casi todos piden los últimos Sacramentos. El hombre ha
llegado a tanto, que sólo cuando se ve tocado en su propia piel y se siente
deshacer, se estremece, tan es así, que los demás que no son tocados viven
despreocupados y continúan su vida de pecado. Es necesario que la muerte
coseche, para quitar tantas vidas que no hacen otra cosa que hacer nacer
espinas bajo sus pasos, y esto en todas las clases, seglares y religiosos. ¡Ah!
hija mía, son tiempos de paciencia, no te alarmes y reza para que todo
redunde en gloria mía y para bien de todos."
Octubre 14, 1918
La verdadera paz viene de Dios. El más
grande castigo es el triunfo de los malvados.
Continuando mi habitual estado lleno de amarguras y de privaciones, mi
dulce Jesús en cuanto ha venido me ha dicho:
"Hija mía, los gobiernos se sienten faltar el piso bajo sus pies, Yo
usaré todos los medios para rendirlos, para hacerlos reentrar en ellos mismos
y hacerles conocer que sólo de Mí pueden esperar verdadera y duradera paz,
ahora humillo a uno y ahora al otro, ahora los hago volverse amigos y ahora
enemigos, haré de todo para rendirlos, les haré faltar los brazos, haré cosas
inesperadas e imprevistas para confundirlos y hacerles comprender la
inestabilidad de las cosas humanas y de ellos mismos, para hacerlos
comprender que sólo Dios es el Ser estable de quien pueden esperar todo
bien y que si quieren justicia y paz, deben venir a la fuente de la verdadera
justicia y de la verdadera paz, de otra manera no concluirán nada,
continuarán debatiéndose, y si parecerá que congenian, no será duradero y
comenzarán después más fuerte las contiendas. Hija mía, para como están
las cosas sólo mi dedo omnipotente puede ajustarlas, y a su tiempo lo
pondré, pero grandes pruebas se necesitan y habrán en el mundo, por eso se
necesita gran paciencia."
Después ha agregado con un acento más conmovedor y doloroso:
"Hija mía, el más grande castigo es el triunfo de los perversos; aun se
necesitan purificaciones, y los malos con su triunfo purificarán mi Iglesia,
pero después los trituraré y los esparciré como polvo al viento, por eso no te
impresiones por los triunfos que oyes, sino llora conmigo por su triste
suerte."
Octubre 16, 1918
Predice las guerras y la suerte de algunos países.
Me sentía muy afligida por la privación de mi amable Jesús, y mi mente era
afligida por el pensamiento de que todo había sido en mí, o trabajo de la
fantasía o del enemigo, porque corren noticias de paz y de triunfo para Italia,
y yo recordaba que mi dulce Jesús me había dicho que Italia será humillada.
¡Qué pena, qué agonía mortal, pensar que mi vida era un engaño continuo!
Sentía que Jesús quería hablarme, y yo no quería escucharlo, lo rechazaba;
he luchado así tres días con Jesús, y muchas veces estaba tan cansada que no
tenía fuerzas para rechazarlo, y entonces Jesús decía y decía, y yo tomando
fuerzas de su mismo hablar le decía: "No quiero saber nada." Finalmente
Jesús me ha rodeado el cuello con su brazo y me ha dicho:
"Cálmate, cálmate, soy Yo, escúchame. No recuerdas que meses atrás
lamentándote conmigo de la pobre Italia te dije: ‘Hija mía, pierde quien
vence y vence quien pierde.’ Italia, Francia, han sido ya humilladas, y no
serán más hasta que no sean purificadas y vuelvan a Mí libres,
independientes y pacíficas. En el triunfo puramente aparente que gozan ya
sufren la más grande de las humillaciones, porque no ellas, sino un
extranjero que ni siquiera es europeo, es el que ha venido a arrojar al
enemigo, así que si se pudiera decir triunfo, que no lo es, es del extranjero.
Pero esto es nada, ahora más que nunca pierden más, tanto en lo moral como
en lo temporal, porque esto los hará disponerse a cometer mayores delitos, a
encarnizadas revoluciones internas, que rebasarán la misma tragedia de la
guerra. Y además, lo que te he dicho no se refiere sólo a los tiempos
presentes, sino también a los futuros, y lo que no se realice ahora se realizará
después, y si en esto alguno encuentra dificultades, dudas, significa que no
conoce mi hablar, mi hablar es eterno, como soy Yo.
Ahora quiero decirte una cosa consoladora, Italia y Francia ahora
vencen y Alemania pierde. Todas las naciones tienen sus manchas negras y
todas merecen humillaciones y que las aplasten. Habrá un desorden general,
trastornos por todas partes; con el hierro, con el fuego y con el agua, con
muertes repentinas, con males contagiosos renovaré el mundo, haré cosas
nuevas; las naciones harán una especie de torre de Babel, llegarán a no
entenderse ni siquiera entre ellas mismas; los pueblos se rebelarán entre
ellos, no querrán más reyes; todos serán humillados y la paz vendrá sólo de
Mí, y si oyes hablar de paz, no será verdadera sino aparente. Cuando haya
purificado todo pondré mi dedo en modo sorprendente, y daré la verdadera
paz, y entonces todos aquellos que serán humillados volverán a Mí, y
Alemania será católica, tengo grandes designios sobre ella; en Inglaterra, en
Rusia y dondequiera se haya derramado la sangre resurgirá la fe y se
incorporarán a mi Iglesia; será el gran triunfo y la unión de los pueblos. Por
eso reza, se necesita paciencia, porque no será tan pronto, sino que se
necesitará tiempo."
Octubre 24, 1918
El alma debe revestirse de Jesús para recibirlo Sacramentado.
Estaba preparándome para recibir a mi dulce Jesús en el Sacramento y le
pedía que cubriera Él mi gran miseria, y Jesús me ha dicho:
"Hija, para hacer que la criatura pudiera tener todos los medios
necesarios para recibirme, quise instituir este Sacramento al final de mi
Vida, para poder alinear en torno a cada hostia toda mi Vida como
preparativo para cada una de las criaturas que me habría de recibir. La
criatura jamás podría recibirme si no tuviera a un Dios que preparara todo,
que movido solamente por exceso de amor por quererse dar a la criatura, y
no pudiendo ésta recibirme, ese mismo exceso me llevara a dar toda mi Vida
para prepararla, así que ponía todos mis pasos, mis obras, mi Amor, delante
de los suyos, y como en Mí estaba también mi Pasión, ponía también mis
penas para prepararla. Así que revístete de Mí, cúbrete con cada uno de mis
actos y ven."
Después me he lamentado con Jesús porque ya no me hacía sufrir
como antes, y Él ha agregado:
"Hija mía, Yo no miro tanto el sufrir, sino la buena voluntad del alma
y el amor con el que sufre, por eso el más pequeño sufrimiento se hace
grande, las naderías toman vida en el todo y adquieran valor, y el no sufrir es
más fuerte que el mismo sufrir. ¡Qué dulce violencia es para Mí ver a una
criatura que quiere sufrir por amor mío! Qué me importa a Mí que no sufra,
cuando veo que el no sufrir le es un clavo más doloroso que el mismo sufrir;
en cambio, la no buena voluntad, las cosas forzadas y sin amor, por cuanto
grandes, son pequeñas, Yo no las miro, más bien me son de peso."
Noviembre 7, 1918
El alma que hace la Voluntad de Dios, aprisiona a Jesús.
Encontrándome en mi habitual estado, estaba diciendo a mi dulce Jesús que
si quería que saliera de mi habitual estado, que cómo era posible que
después de tanto tiempo no me contentara en esto, y Él me ha dicho:
"Hija, quien hace mi Voluntad y vive en mi Querer, pero no por poco
tiempo, sino por un período de vida, me forma como una prisión en su
corazón, toda de mi Voluntad, así que al ir haciendo mi Voluntad y tratando
de vivir en mi Querer, así va levantando los muros de esta divina y celestial
prisión, y Yo con sumo contento mío me quedo prisionero dentro, y
conforme el alma me absorbe a Mí, Yo la absorbo a ella en Mí, de manera
de formar en Mí su prisión; así que ella ha quedado aprisionada en Mí y Yo
aprisionado en ella; entonces, cuando el alma quiere alguna cosa, Yo le digo:
‘Tú has hecho siempre mi Voluntad, es justo que Yo alguna vez haga la
tuya.’ Mucho más que viviendo esta alma de mi Voluntad, lo que quiere
puede ser fruto, deseo de mi misma Voluntad que vive en ella; por eso no te
preocupes, cuando sea necesario Yo haré tu voluntad."
Noviembre 15, 1918
Cómo se vive a expensas de la Santidad de Jesús.
Estaba pensando qué sería mejor, pensar en santificarse a sí misma, o bien
ocuparse solamente ante Jesús de repararlo, y a cualquier costo buscar junto
con Él la salvación de las almas, y el bendito Jesús me ha dicho:
"Hija mía, quien piensa sólo en repararme y en salvar las almas, vive a
expensas de mi Santidad, viendo Yo que el alma no quiere otra cosa que
repararme y que haciendo eco a mi ardiente latido me pide almas, Yo veo en
ella las características de mi Humanidad, y loco por ella la hago vivir a
expensas de mi Santidad, de mis deseos, de mi Amor, a expensas de mi
fuerza, de mi sangre, de mis llagas, etc., puedo decir que pongo a su
disposición mi Santidad, sabiendo que no quiere otra cosa sino lo que quiero
Yo. En cambio quien piensa en santificarse sólo a sí misma, vive a expensas
de su santidad, de su fuerza, de su amor, ¡oh, cómo crecerá miserable,
sentirá todo el peso de su miseria y vivirá en continua lucha consigo misma.
En cambio quien vive a expensas de mi Santidad su camino será placido,
vivirá en paz consigo misma y conmigo, Yo le vigilaré los pensamientos y
cada una de las fibras de su corazón, y seré celoso de que ni una sola fibra
deje de pedirme almas y de que su ser deje de estar continuamente
derramándose en Mí para repararme. ¿No adviertes tú este mi celo?"
Noviembre 16, 1918
Las humillaciones son fisuras por las cuales entra la luz.
Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús ha venido y parecía que
sentía un fuerte dolor en el corazón y pidiéndome ayuda me ha dicho:
"Hija mía, qué cadenas de delitos en estos días, que triunfo satánico, la
prosperidad del impío es la señal más mala, y son impulsos con los cuales la
fe parte de sus naciones, quedando esos pueblos como atrapados dentro de
una obscura prisión; en cambio las humillaciones al impío son tantas fisuras
por las cuales entra la luz, que haciéndolo reentrar en sí mismo le lleva la fe
a él y a las mismas naciones. Así que les hará más bien las humillaciones
que cualquier victoria y conquista. ¡Qué momentos críticos y dolorosos
atravesarán! El infierno y los malvados se consumen de rabia por comenzar
sus embrollos y maldades. ¡Pobres hijos míos, pobre Iglesia mía!"
Noviembre 29, 1918
Quien sale de la Divina Voluntad, sale de la luz.
Encontrándome en mi habitual estado estaba rogando a mi siempre amable
Jesús, que hoy, como me había prometido la otra vez, que cuando el alma
hace siempre su Voluntad, alguna vez permite que Él haga la voluntad del
alma; así que le decía: "Hoy justamente debes hacer mi voluntad." Y Jesús
al venir me ha dicho:
"Hija mía, ¿no sabes tú que el alma saliendo de mi Voluntad es para
ella como un jornada sin sol, sin calor, sin la vida de la actitud divina en
ella?"
Y yo: "Amor mío, el Cielo me guarde de hacer esto, preferiría morir
que salir de tu Voluntad, por eso pon tu Voluntad en mí y luego dime que:
Es Voluntad mía que hoy Yo haga tu voluntad."
Y Jesús: "Ah! traviesa, está bien, te contento, te tendré conmigo hasta
que quiera, y después Yo mismo te dejaré libre."
¡Oh, cómo he quedado contenta de que sin hacer mi voluntad, Jesús,
fundiendo su Voluntad a la mía, haciendo la suya hacía la mía!
Después Jesús se ha entretenido conmigo y parecía que mojaba la
punta de su dedo en su preciosísima sangre y lo pasaba por la frente, los
ojos, la boca, el corazón, y después me ha besado. Yo al verlo tan afectuoso
y dulce he tratado de chupar de su boca las amarguras que contenía su
corazón, como lo hacía antes, pero Jesús rápidamente se ha alejado un poco
y me hacía ver un envoltorio que tenía en las manos, lleno de otros flagelos
y me ha dicho:
"Mira cuantos otros flagelos hay para verter sobre la tierra, por eso no
derramo en ti mis amarguras. Los enemigos han preparado todos los planos
internos para hacer revoluciones, ahora no queda otra cosa que terminar de
preparar los planos externos. ¡Ah, hija mía, cómo me duele el corazón, no
tengo con quien desahogar mi dolor, por eso quiero desahogarlo contigo! Tú
tendrás paciencia para oírme hablar tan frecuentemente de cosas tristes; sé
que tú sufres por esto, pero es el amor el que a esto me empuja; el amor
quiere hacer saber sus penas a la persona amada, casi no sabría estar si no
viniera a desahogarme contigo."
Yo me sentía mal al ver a Jesús tan amargado, sentía sus penas en mi
corazón, y Jesús para darme alivio me ha dado a beber pocos sorbos de una
leche dulcísima, y después ha agregado:
"Yo me retiro y te dejo libre."
Diciembre 4, 1918
Efectos de la prisión de Jesús en la Pasión.
Esta noche la he pasado junto con Jesús en la prisión; lo compadecía, me
estrechaba a sus rodillas para sostenerlo, y Jesús me ha dicho:
"Hija mía, en mi Pasión quise sufrir también la prisión para liberar a la
criatura de la prisión de la culpa. ¡Oh! qué prisión horrenda es para el
hombre el pecado, sus pasiones lo encadenan como vil esclavo, y mi prisión
y mis cadenas lo liberaban y lo desataban. Para las almas amantes mi
prisión les formaba la prisión de amor, donde podrían estar al seguro y
defendidas de todos y de todo, y las escogía para tenerlas como prisiones y
tabernáculos vivientes, que me debían calentar de las frialdades de los
tabernáculos de piedra, y mucho más de las frialdades de las criaturas, que
aprisionándome en ellas me hacen morir de frío y de hambre; he aquí por
qué muchas veces dejo las prisiones de los tabernáculos, y vengo a tu
corazón para calentarme del frío, para restablecerme con tu amor, y cuando
te veo ir en busca de Mí a los tabernáculos de las iglesias, Yo te digo: ¿No
eres tú mi verdadera prisión de amor para Mí? Búscame en tu corazón y
ámame."
Diciembre 10, 1918
Efectos de las oraciones de las almas íntimas con Jesús.
Estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Mira, yo no sé hacer nada, ni tengo nada
que darte, pero sin embargo quiero darte también mis naderías y las uno al
Todo que eres Tú, y te pido almas, así que conforme respiro, mis respiros te
piden almas; el latido de mi corazón con grito incesante te pide almas; el
movimiento de mis brazos, la sangre que circula en mí, el movimiento de
mis párpados, el mover de los labios, son almas que piden, y esto lo pido
unida contigo, con tu Amor y en tu Querer, a fin de que todos puedan
escuchar mi grito incesante que en Ti siempre pide almas." Ahora, mientras
esto y otras cosas decía, mi Jesús se ha movido en mi interior y me ha dicho:
"Hija mía, cómo me es dulce y agradable la oración de las almas
íntimas conmigo, siento repetir mi Vida oculta en Nazaret, sin ninguna
exterioridad, sin gente alrededor, sin sonido de campanas, todo inobservado,
solo, tanto, que apenas si era conocido. Yo me elevaba entre el Cielo y la
tierra y pedía almas, y ni siquiera un respiro ni un latido se me escapaba en
que no pidiera almas, y en cuanto esto hacía, mi sonido resonaba en el Cielo
y atraía el Amor del Padre a cederme las almas, y este sonido haciendo eco
en los corazones gritaba con voz sonora: ‘Almas.’ Cuántas maravillas no
obré en mi Vida oculta sólo conocidas por mi Padre en el Cielo y por mi
Mamá en la tierra. Así el alma escondida, íntima conmigo, en cuanto reza,
si ningún sonido se escucha en la tierra, sus oraciones como campanas
suenan más vibrantes en el Cielo, y llaman a todo el Cielo a unirse con ella y
hacer descender misericordia a la tierra, que sonando no al oído, sino a los
corazones de las criaturas las dispongan a convertirse."
Diciembre 25, 1918
Jesús repite su Vida en el alma.
Continuando mi habitual estado, me sentía toda afligida por varias razones, y
el bendito Jesús ha venido y casi compadeciéndome me ha dicho:
"Hija mía, no te oprimas demasiado, ánimo, Yo estoy contigo, más
bien estoy en ti continuando mi Vida, esta es la causa por la que ahora
sientes el peso de la Justicia y quisieras que se descargara sobre ti; ahora la
dolorosa separación de las almas que quieren perderse; ahora el frenesí de
amarme por todos, pero viendo que no tienes amor suficiente te arrojas en
mi Amor y tomas tanto amor por cuanto me deberían amar todos, y haciendo
oír tu voz vibrante me amas por todos; y todo lo demás que haces, ¿crees
que eres tú quien lo hace? De ninguna manera, soy Yo, soy Yo que repito
mi Vida en ti; siento la necesidad de ser amado por ti, no con amor de
criatura sino con el mío, por eso te transformo, te quiero en mi Querer,
porque en ti quiero encontrar quien me supla a Mí y a todas las criaturas; te
quiero como un órgano que se preste a emitir todos los sonidos que quiero
hacer."
Y yo: "Amor mío, hay ciertos tiempos en los que se vuelve tan
amarga la vida, especialmente por las circunstancias en las que me has
puesto." Y Jesús, conociendo lo que quería decirle ha agregado:
"¿Y tú de qué temes? Soy Yo quien pensará en todo, y cuando te
dirige uno, doy la gracia a éste, cuando sea otro se la daré a ese otro; además
no son ellos quienes te asisten, sino Yo mismo, y según ellos aprecien mi
obra, mis palabras y enseñanzas, así seré magnánimo con ellos."
Y yo: "Jesús mío, el confesor apreciaba mucho lo que Tú me decías, y
ha trabajado tanto para hacerme escribir, Tú, ¿qué le darás?"
Y Jesús: "Hija mía, le daré el Cielo como recompensa y lo tendré en
cuenta en el oficio de San José y de mi Mamá, quienes habiéndome asistido
en mi Vida en la tierra debieron sufrir fatigas para alimentarme y asistirme.
Ahora, estando mi Vida en ti, su asistencia y sacrificios los considero como
si de nuevo me los hicieran mi Mamá y San José. ¿No estás contenta?"
Y yo: "Gracias, oh Jesús."
Diciembre 27, 1918
La palabra de Jesús es sol.
En estos días pasados no había escrito nada de lo que Jesús me había
dicho, sentía una aversión, y Jesús al venir me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué no escribes? Mi palabra es luz y así como el sol
resplandece en todos los ojos, de modo que todos tienen luz suficiente para
todas sus necesidades, así cada palabra mía es más que un sol, que puede ser
luz suficiente para iluminar cualquier mente y enfervorizar cualquier
corazón. Así que cada palabra mía es un sol que sale de Mí, que por ahora te
sirve sólo a ti, pero escribiéndola servirá para otros; y tú no escribiéndola
vienes a sofocar este sol en Mí y a impedir el desahogo de mi Amor y todo
el bien que podría hacer un sol."
Y yo: "¡Ah, Jesús mío! ¿Quiénes leerán palabra por palabra todos
estos escritos que Tú me dictas?"
Y Él: "Esto no debe interesarte a ti, sino a Mí, y aunque no fuera
ninguno, lo que no será, los tantos soles de mis palabras surgirán
majestuosos poniéndose para bien de todos; en cambio, si no las escribes
impides que el sol surja, y harías tanto mal como uno que pudiera impedir
que el sol surgiera sobre el horizonte, ¿cuántos males no haría a la tierra? Él
a la naturaleza y tú a las almas. Además, es gloria del sol resplandecer
majestuoso y tomar como en un puño la tierra y a todos con su luz, el mal es
para quien no la aprovecha. Así será del sol de mis palabras, será gloria mía
el hacer surgir tantos diferentes soles encantadores y bellos por cuantas
palabras digo, el mal será para quien no las aproveche."
Enero 2, 1919
Así como en Jesús, en las almas todo debe callar.
Esta mañana mi siempre amable Jesús se hacía ver bajo una tempestad de
golpes y con su dulce mirada me miraba pidiéndome ayuda y refugio. Yo
me he arrojado hacia Él para quitarlo de aquellos golpes y encerrarlo en mi
corazón, y Jesús me ha dicho:
"Hija mía, mi Humanidad bajo los golpes de los flagelos callaba, y no
sólo callaba la boca, sino todo en Mí callaba: callaba la estima, la gloria, la
potencia, el honor; pero con mudo lenguaje hablaban elocuentemente mi
paciencia, las humillaciones, mis llagas, mi sangre, el aniquilamiento casi
hasta el polvo de mi Ser, y mi Amor ardiente por la salud de las almas ponía
un eco a todas mis penas. He aquí hija mía el verdadero retrato de las almas
amantes, todo debe callar en ellas y en torno a ellas: estima, gloria, placeres,
honores, grandezas, voluntad, criaturas, y si las hubiera debe estar como
sorda y como si nada viera, en cambio debe hacer entrar en ella mi
paciencia, mi gloria, mi estima, mis penas, y en todo lo que hace, piensa,
ama, no será otra cosa que amor, el cual tendrá un solo eco con el mío y me
pedirá almas. Mi Amor por las almas es grande, y como quiero que todos se
salven por eso voy en busca de almas que me amen y que tomadas por las
mismas ansias de mi Amor sufran y me pidan almas. Pero, ¡ay de Mí, qué
escaso es el número de los que me escuchan!"
Enero 4, 1919
Efectos de las penas sufridas en la Voluntad de Dios.
Continuando mi habitual estado estaba toda afligida por la privación de mi
dulce Jesús, sin embargo trataba de estarme unida con Él haciendo las horas
de la Pasión, estaba haciendo la de Jesús sobre la cruz, cuando lo he
escuchado en mi interior, que uniendo las manos y con voz articulada ha
dicho:
"Padre mío, acepta el sacrificio de esta hija mía, el dolor que siente
por mi privación, ¿no ves cómo sufre? El dolor la deja como sin vida,
privada de Mí, tanto, que si bien escondido estoy obligado a sufrirlo junto
con ella para darle fuerza, de otra manera sucumbiría. ¡Ah! Padre, acéptalo
unido al dolor que experimenté sobre la cruz cuando fui abandonado aun por
Ti, y concede que la privación que siente de Mí sea luz, conocimiento, Vida
Divina en las demás almas y todo lo que conseguí Yo con mi abandono."
Dicho esto se ha escondido de nuevo. Yo me sentía petrificada por el
dolor, y si bien llorando, he dicho: "Vida mía, Jesús, ¡ah! sí, dame las
almas, y el vínculo más fuerte que te obligue a dármelas sea la pena
desgarradora de tu privación. Y esta pena corre en tu Voluntad a fin de que
todos sientan el toque de mi pena y mi grito incesante y se rindan."
Después, ya en la tarde, el bendito Jesús ha venido y ha agregado:
"Hija y refugio mío, qué dulce armonía hacía hoy tu pena en mi
Voluntad. Mi Voluntad está en el Cielo, y tu pena encontrándose en mi
Voluntad armonizaba en el Cielo y con su grito pedía almas a la Trinidad
Sacrosanta, y mi Voluntad corriendo en todos los ángeles y santos, hacía
que tu pena les pidiera almas a todos, tanto que todos han quedado tocados
por tu armonía, y junto con tu pena todos han gritado ante mi Majestad:
‘¡Almas, almas!’ Mi Voluntad corría en todas las criaturas y tu pena ha
tocado todos los corazones y ha gritado a todos: "¡Salvaos, salvaos!" Mi
Voluntad se concentraba en ti y como refulgente sol se ponía como guardia
de todos para convertirlos. Mira que gran bien, sin embargo, ¿quién se
ocupa en conocer el valor, el precio incalculable de mi Querer?"
Enero 8, 1919
El Divino Querer tiene el poder de volver
infinito todo lo que entra en la Divina Voluntad.
Continuando mi habitual estado, estaba muy afligida, privada de mi dulce
Jesús, pero de improviso ha venido, cansado y afligido, casi buscando
refugio en mi corazón para sustraerse de las graves ofensas que le hacían, y
dando un suspiro me ha dicho:
"Hija mía, escóndeme, ¿no ves cómo me persiguen? ¡Ay de Mí! Me
quieren echar fuera, o bien darme el último lugar. Hazme desahogar, desde
hace muchos días no te he dicho nada de la suerte del mundo ni de los
castigos que me arrancan con su maldad, y toda la pena está concentrada en
mi corazón. Quiero decírtela para que tomes parte en ella y así dividiremos
juntos la suerte de las criaturas, para poder rezar, sufrir y llorar juntos por el
bien de ellas.
¡Ah, hija mía, habrá contiendas entre ellas, la muerte cosechará
muchas vidas, aun de sacerdotes! ¡Oh! cuántas mascaras vestidas de
sacerdotes, las quiero quitar antes de que surja la persecución a mi Iglesia y
las revoluciones, tal vez se conviertan en el momento de la muerte; de otra
manera, si las dejo, estas mascaras en la persecución se las quitarán, se
unirán a los sectarios y serán los más fieros enemigos de la Iglesia, y su
salvación resultará aún más difícil."
Y yo muy afligida he dicho: "¡Ah mi Jesús! Que pena oírte hablar de
estos benditos castigos, ¿pero los pueblos cómo harán sin sacerdotes? Ya
son demasiado pocos y quieres quitar otros, ¿quién administrará los
Sacramentos, quién enseñará tus leyes?"
Y Jesús: "Hija mía, no te aflijas demasiado, lo escaso del número es
nada, Yo daré a uno la gracia, la fuerza que doy a diez, a veinte, y uno valdrá
por diez o por veinte, Yo a todo puedo suplir y además, los muchos
sacerdotes no buenos son el veneno de los pueblos, en lugar de bien hacen
mal, y Yo no hago otra cosa que quitar los elementos primarios que
envenenan a las gentes."
Jesús ha desaparecido y yo he quedado con un clavo en el corazón por
lo que me ha dicho, y casi inquieta al pensar en las penas de mi dulce Jesús y
en la suerte de las pobres criaturas. Y Jesús ha regresado, y poniéndome su
brazo en el cuello ha agregado:
"Amada mía, ánimo, entra en Mí, ven a nadar en el mar inmenso de mi
Querer, de mi Amor; escóndete en el Querer y en el Amor increado de tu
Creador; mi Querer tiene el poder de volver infinito todo lo que entra en mi
Voluntad y de elevar y transformar los actos de las criaturas en actos
eternos, porque lo que entra en mi Voluntad adquiere lo eterno, lo infinito, lo
inmenso, perdiendo el principio, lo finito, la pequeñez; tal como es mi
Querer así vuelve los actos de ellas. Por eso di, grita fuerte en mi Querer:
‘Te amo.’ Yo escucharé la nota de mi Amor Eterno, sentiré el amor creado
escondido en el Amor increado y me sentiré amado por la criatura con amor
eterno, infinito, inmenso y por tanto un amor digno de Mí, que me suple y
puede suplirme al amor de todos."
Yo he quedado sorprendida y encantada y le he dicho: "Jesús, ¿qué
dices?"
Y Él: "Amada mía, no te asombres, todo es eterno en Mí, ninguna
cosa tiene principio ni tendrá fin, tú misma y todas las criaturas son eternas
en mi mente; el amor con el cual formé la Creación y que hice salir de Mí
para dotar a cada corazón es eterno, ¿qué maravilla entonces que la criatura
dejando el propio querer, entra en el mío y uniéndose al Amor con el cual la
cortejaba y amaba desde la eternidad, y concatenándose con el Amor Eterno
del que salió, hace sus actos, me ama, adquiere el valor y poder eterno,
infinito, inmenso? ¡Oh, qué poco se conoce mi Querer, por eso no es amado
ni apreciado, y es por esto que la criatura se contenta con estarse en lo bajo y
obra como si no tuviera un principio eterno, sino temporal!"
Yo misma no sé si estoy diciendo disparates. Mi amable Jesús pone
tal luz en mi mente acerca de su Santísimo Querer, que no sólo no puedo
contenerla, sino que me faltan las palabras justas para expresarme.
Entonces, mientras mi mente se perdía en esta luz, el bendito Jesús me ha
dado una semejanza diciéndome:
"Para hacerte comprender mejor lo que te he dicho, imagínate un sol,
este sol desprende muchas pequeñas luces que difunde sobre todo lo creado,
dándoles plena libertad de vivir, o esparcidas en la Creación, o bien en el
mismo sol del que han salido. ¿No es justo que las pequeñas luces que viven
en el sol, sus actos, su amor, adquieran el calor, el amor, el poder, la
inmensidad del mismo sol? Además, ellas estaban en el sol, son parte del
sol, viven a expensas del sol y hacen la misma vida del sol; a este sol en
nada lo acrecientan o disminuyen, porque lo que es inmenso no está sujeto ni
a crecer ni a decrecer, sólo recibe la gloria, el honor de que las pequeñas
luces regresen a él y hagan vida común con él, y esto es todo el
cumplimiento y la satisfacción del sol. El Sol soy Yo, las pequeñas luces
que se salen del Sol es la Creación, las luces que viven en el Sol son las
almas que viven en mi Voluntad. ¿Has ahora entendido?"
"Creo que sí." ¿Pero quién puede decir lo que comprendía? Habría
querido callar, pero el Fiat de Jesús no ha querido y yo he besado su Fiat y
he escrito en su Querer. Sea siempre bendito.
Enero 25, 1919
La Divina Voluntad es luz y quien de Ella vive
se vuelve luz. Jesús habita en quien vive en la
Divina Voluntad como lo hizo en su Humanidad.
Después de haber pasado días amarguísimos de privación de mi dulce
Jesús, de mi vida, de mi todo, mi pobre corazón no podía más y decía entre
mí: "Qué dura suerte me estaba reservada, después de tantas promesas me
ha dejado. ¿Dónde está ahora su Amor? ¡Ah, quién sabe si no he sido yomisma la causa de su abandono, haciéndome indigna de Él! ¡Ah, tal vez
aquella noche en la que me quería hablar de las desgracias del mundo, y
habiéndome comenzado a decir que el corazón del hombre aún está sediento
de sangre y que las guerras aún no han terminado, porque la sed de sangre
todavía no se apaga en el corazón humano, y yo le dije: ‘Jesús, siempre me
quieres hablar de estas desgracias, hagámoslas a un lado, hablemos de otra
cosa.’ Y Él, afligido, hizo silencio. ¡Ah! tal vez se ofendió. Vida mía
perdóname, no lo volveré a hacer, pero ven." Mientras esto y otros
desatinos decía, he sentido perder los sentidos y veía dentro de mí a mi dulce
Jesús, solo y taciturno que caminaba de un lugar a otro de mi interior, y
como si ahora tropezara en un punto, ahora se golpeara en otro. Yo estaba
toda confundida y no me atrevía a decirle nada, pero pensaba: "¿Quién sabe
cuántos pecados hay en mí que hacen tropezarse a Jesús?" Pero Él todo
bondad me miraba, parecía cansado, goteaba sudor, y me ha dicho:
"Hija mía, pobre mártir, no de fe sino de amor, mártir no humana sino
divina, porque tu más cruel martirio es mi privación, la cual te pone el sello
de mártir divina, ¿por qué temes y dudas de mi Amor? Y además, ¿cómo
puedo dejarte? Yo habito en ti como en mi Humanidad, y como en Ella
encerraba a todo el mundo entero, así lo encierro en ti; ¿no has visto que
mientras caminaba, ahora tropezaba y ahora me golpeaba? Eran los
pecados, las almas malas que iba encontrando, qué dolor a mi corazón; es
desde dentro de ti que divido la suerte del mundo, es tu humanidad que me
da reparación, como hacía mi Humanidad a mi Divinidad. Si mi Divinidad
no tuviera a mi Humanidad que le hiciera todas las reparaciones, las pobres
criaturas no tendrían ninguna salvación, ni en el tiempo ni en la eternidad, y
la Divina Justicia miraría a la criatura ya no como suya y que mereciera la
conservación, sino como enemiga que merecería la destrucción. Ahora mi
Humanidad es gloriosa, y me es necesaria una humanidad que pueda dolerse,
sufrir, dividir junto conmigo las penas, amar junto conmigo a las almas y
poner la vida para salvarlas, y te he escogido a ti, ¿no estás contenta por
ello? Por eso quiero decirte todo: mis penas, los castigos que merecen las
criaturas, a fin de que en todo tomes parte y hagas una sola cosa conmigo. Y
es por esto también por lo que te quiero a la altura de mi Voluntad, porque
adonde no puedes llegar con tu voluntad, con la mía llegarás a todo lo que
conviene al oficio de mi Humanidad. Por eso no temas más, no me aflijas
con tus penas, con los temores de que pueda abandonarte, tengo ya bastante
con las demás criaturas, ¿quieres acrecentar mis penas con las tuyas? No,
no, está segura, tu Jesús no te deja."
Después ha regresado de nuevo, haciéndose ver crucificado, y
transformándome en Él y en sus penas ha agregado:
"Hija mía, mi Voluntad es Luz y quien de Ella vive se convierte en
luz, y como luz fácilmente entra en mi Luz purísima y tiene la llave para
abrir y tomar lo que quiera; pero una llave para abrir debe estar sin
herrumbre, no estar sucia, y la misma cerradura debe ser de fierro, de otra
manera la llave no puede abrir. Así el alma, para abrir con la llave de mi
Querer no debe mezclar la herrumbre de su voluntad ni la sombra del fango
de las cosas terrenas, sólo así podemos combinarnos juntos y ella hacer lo
que quiere de Mí y Yo lo que quiero de ella."
Después de esto he visto a mi Mamá y a mi confesor difunto, y yo
quería decirles mi estado, y Ellos han dicho:
"En estos días has estado en peligro de que el Señor te suspendiera del
todo del estado de víctima, y Nosotros, y todo el purgatorio y el Cielo hemos
rogado mucho, y cuánto hemos hecho para que el Señor no lo hiciera. Por
esto podrás comprender cómo la Justicia está colmada aún de graves
castigos, por eso ten paciencia y no te canses."
Enero 27, 1919
Las tres heridas mortales del corazón de Jesús.
Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús, al venir me
hacía ver su adorable corazón todo lleno de heridas, de las que brotaban ríos
de sangre, y todo doliente me ha dicho:
"Hija mía, entre tantas heridas que contiene mi corazón, hay tres
heridas que me dan penas mortales y tal acerbidad de dolor, que sobrepasan
a todas las demás heridas juntas, y éstas son: Las penas de mis almas
amantes. Cuando veo a un alma toda mía sufrir por causa mía, torturada,
conculcada, dispuesta a sufrir aun la muerte más dolorosa por Mí, Yo siento
sus penas como si fueran mías, y tal vez más. ¡Ah! el amor sabe abrir
heridas más profundas, tanto, que hacen que las demás heridas no se sientan.
En esta primera herida entra en primer lugar mi querida Mamá, ¡oh! cómo su
corazón traspasado por causa de mis penas se vertía en el mío y Yo sentía a
lo vivo todas sus heridas, y al verla agonizante y no morir, por causa de mi
muerte, Yo sentía en mi corazón el desgarro, la crudeza de su martirio y
sentía las penas de mi muerte que sentía el corazón de mi amada Mamá, y
por ello mi corazón moría junto, así que todas mis penas, unidas con las
penas de mi Mamá, sobrepasaban todo; por eso era justo que mi Celestial
Mamá tuviera el primer puesto en mi corazón, tanto en el dolor como en el
amor, porque cada pena sufrida por mi Mamá por amor mío, abría mares de
gracias y de amor que se volcaban en su corazón traspasado. En esta herida
entran todas las almas que sufren por causa mía y sólo por amor a Mí; en
ésta entras tú, y aunque todos me ofendieran y no me amaran, Yo encuentro
en ti el amor que puede suplirme por todos, y por eso cuando las criaturas
me arrojan, me obligan a huir de ellas, Yo, pronto vengo a refugiarme en ti
como a mi escondite, y encontrando mi Amor, no el de ellas, y penante sólo
por Mí, digo: ‘No me arrepiento de haber creado cielo y tierra y de haber
sufrido tanto.’ Un alma que me ama y que sufre por Mí es todo mi contento,
mi felicidad, mi compensación de todo lo que he hecho, y haciendo a un
lado todo lo demás, me deleito y me entretengo con ella. Sin embargo, esta
herida de amor en mi corazón, mientras es la más dolorosa y sobrepasa todo,
contiene dos efectos al mismo tiempo: Me da intenso dolor y sumo gozo,
amargura indecible y dulzura indescriptible, muerte dolorosa y vida gloriosa;
son los excesos de mi Amor, inconcebibles a mente creada; y en efecto,
¿cuántos contentos no encontraba mi corazón en los dolores de mi
traspasada Mamá?
La segunda herida mortal de mi corazón es la ingratitud. La criatura
con la ingratitud cierra mi corazón, es más, ella misma da dos vueltas a la
llave y mi corazón se hincha porque quiere derramar gracias, amor, y no
puede porque la criatura me los ha encerrado y ha puesto el sello con la
ingratitud, y Yo doy en delirio, desvarío sin esperanza de que esta herida me
sea curada, porque la ingratitud me la va haciendo siempre más profunda,
dándome pena mortal.
La tercera es la obstinación. ¡Que herida mortal a mi corazón! La
obstinación es la destrucción de todos los bienes que he hecho para la
criatura, es la firma de la declaración que la criatura hace de no conocerme,
de no pertenecerme más, es la llave del infierno al cual la criatura va a
precipitarse, y mi corazón siente por ello el desgarro, se me hace pedazos y
me siento arrancar uno de esos pedazos. ¡Qué herida mortal es la
obstinación!
Hija mía, entra en mi corazón y toma parte en estas mis heridas,
compadece mi despedazado corazón, suframos juntos y roguemos."
Yo he entrado en su corazón, cómo era doloroso, pero bello, sufrir y rogar
con Jesús.
Enero 29, 1919
Dios cumplirá la tercera renovación de la humanidad
manifestando lo que hacía su Divinidad en su Humanidad.
Estaba haciendo la adoración a las llagas de Jesús bendito, y por
último he recitado el credo, con la intención de entrar en la inmensidad del
Querer Divino, donde están todos los actos de las criaturas pasadas,
presentes y futuras, y los mismos que la criatura debería hacer y que por
descuido o maldad no ha hecho, y yo decía: "Jesús mío, Amor mío, entro en
tu Querer y es mi intención con este credo, rehacer y reparar todos los actos
de fe que las criaturas no han hecho, todas las incredulidades, la adoración
debida a Dios como Creador." Mientras éstas y otras cosas decía, sentía
perdérseme la inteligencia en el Querer Divino, y una luz que investía mi
entendimiento, dentro de la cual descubría a mi dulce Jesús, decía y decía,
pero, ¿quién puede decirlo todo? Lo diré confusamente, y además siento tal
repugnancia, que si la obediencia no fuera tan severa, sino más indulgente,
no me obligaría a ciertos sacrificios, pero Tú, Vida mía, dame la fuerza y no
abandones a sí misma a esta pobre ignorante. Parecía entonces que me
decía:
"Hija amada mía, quiero hacerte saber el orden de mi Providencia. En
cada período de dos mil años he renovado al mundo: En los primeros lo
renové con el diluvio; en los segundos dos mil lo renové con mi venida a la
tierra, en la que manifesté mi Humanidad, de la cual como de tantas fisuras
se traslucía mi Divinidad, y los buenos y los mismos santos de estos terceros
dos mil años han vivido de los frutos de mi Humanidad, y como a gotas han
gozado de mi Divinidad. Ahora estamos cerca del final de los terceros dos
mil años y habrá una tercera renovación, he aquí el por qué de la confusión
general, no es otra cosa que la preparación a la tercera renovación, y si en la
segunda renovación manifesté lo que hacía y sufría mi Humanidad y
poquísimo lo que obraba la Divinidad, ahora en esta tercera renovación,
después de que la tierra haya sido purgada y en gran parte destruida la
presente generación, seré aún más magnánimo con las criaturas y llevaré a
cabo la renovación con manifestar lo que hacía mi Divinidad en mi
Humanidad, cómo obraba mi Querer Divino con mi querer humano, cómo
todo quedaba concatenado en Mí, cómo hacía y rehacía todo y hasta un
pensamiento de cada criatura era rehecho por Mí y sellado con mi Querer
Divino. Mi Amor quiere desahogarse y quiere hacer conocer los excesos
que obraba mi Divinidad en mi Humanidad en favor de las criaturas, que
superan con mucho los excesos que externamente obraba mi Humanidad.
He aquí por qué a menudo te hablo del vivir en mi Querer, lo que hasta
ahora no he manifestado a ninguno, a lo más han conocido la sombra de mi
Voluntad, la gracia, la dulzura que contiene el hacerla, pero penetrar dentro
de Ella, abrazar la inmensidad, multiplicarse conmigo y penetrar
dondequiera, aun estando en la tierra, penetrar en el Cielo y en los
corazones, abandonar los modos humanos y obrar con modos divinos, esto
no es conocido aún, tanto, que a no pocos parecerá extraño, y quien no tiene
abierta la mente a la luz de la verdad no comprenderá nada, pero Yo poco a
poco me abriré camino manifestando ahora una verdad, ahora otra de este
vivir en mi Querer, de tal manera que terminarán por comprenderlo. Ahora
bien, el primer eslabón que conjuntó el verdadero vivir en mi Querer fue mi
Humanidad; mi Humanidad fundida con mi Divinidad nadaba en el Querer
eterno e iba encontrando todos los actos de las criaturas para hacerlos suyos,
y dar al Padre por parte de las criaturas una gloria divina, y dar a todos los
actos de las criaturas el valor, el amor y el beso del Querer eterno. En este
ambiente del Querer eterno Yo veía todos los actos de las criaturas posibles
de hacerse y no hechos, los mismos actos buenos malamente hechos, y Yo
hacía los no hechos y rehacía los malamente hechos. Ahora, estos actos no
hechos y hechos sólo por Mí, están todos suspendidos en mi Querer, y
espero a las criaturas que vengan a vivir en mi Querer y repitan en mi
Voluntad lo que hice Yo. Por eso te he escogido a ti como segundo eslabón
de conjunción con mi Humanidad, haciéndose uno solo con el mío, viviendo
en mi Querer, repitiendo mis mismos actos; de otra manera, por esta parte mi
Amor quedaría sin desahogo, sin gloria por parte de las criaturas por todo lo
que mi Divinidad obraba en mi Humanidad, y sin la perfecta finalidad de la
Creación, la cual debe encerrarse y perfeccionarse en mi Querer. Sería
como si hubiera derramado toda mi sangre, sufrido tanto y nadie lo hubiera
sabido, ¿quién me habría amado? ¿Qué corazón habría quedado
emocionado? ¡Ninguno! Y por tanto en ninguno habría tenido mis frutos, la
gloria de la Redención."
Y yo interrumpiendo las palabras de Jesús he dicho: "Amor mío, si
tanto bien hay en este vivir en el Querer Divino, ¿por qué no lo manifestaste
antes?"
Y Él: "Hija mía, primero debía hacer conocer lo que hizo y sufrió mi
Humanidad por fuera, para poder disponer a las almas a conocer lo que hizo
mi Divinidad por dentro; la criatura es incapaz de comprender todo junto mi
obrar, por eso voy manifestándome poco a poco. Después, a tu eslabón de
conjunción conmigo serán unidos los demás eslabones de las criaturas, y
tendré una multitud de almas, que viviendo en mi Querer reharán todos los
actos de las criaturas y tendré la gloria de tantos actos suspendidos hechos
sólo por Mi, hechos también por las criaturas, y éstas de todas las clases:
Vírgenes, sacerdotes, seglares; según su oficio no obrarán más
humanamente, sino que penetrando en mi Querer sus actos se multiplicarán
por todos en modo todo divino, y tendré la gloria divina por parte de las
criaturas de tantos Sacramentos recibidos y administrados en modo humano,
otros profanados, otros enfangados por el interés, y de tantas obras buenas
en las cuales quedo más deshonrado que honrado. Suspiro tanto este tiempo,
tú reza y suspíralo junto conmigo y no separes tu eslabón de unión con el
mío, empezando tú la primera."
Febrero 4, 1919
La Pasión interna que la Divinidad hizo sufrir a la
Humanidad de Jesús en el transcurso de toda su Vida.
Continuando mi habitual estado, por cerca de tres días me sentía perdida en
Dios, muchas veces el buen Jesús me atraía dentro de su Santísima
Humanidad y yo nadaba en el mar inmenso de la Divinidad. ¡Oh! cuántas
cosas se veían, cómo se veía claro todo lo que obraba la Divinidad en la
Humanidad, y frecuentemente mi Jesús interrumpía mis sorpresas y me
decía:
"Mira hija mía con qué exceso de amor amé a la criatura, mi
Divinidad fue celosa y no confió a las criaturas el trabajo de la Redención
haciéndome sufrir la Pasión. La criatura era impotente para hacerme morir
tantas veces por cuantas criaturas habían salido y deberían salir a la luz de lo
creado, y por cuantos pecados mortales habrían tenido la desgracia de
cometer. La Divinidad quería vida por cada vida de criatura, y vida por cada
muerte que con el pecado mortal se daba. ¿Quién podría ser tan potente
sobre Mí para darme tantas muertes, sino mi Divinidad? ¿Quién habría
tenido la fuerza, el amor, la constancia de verme morir tantas veces sino mi
Divinidad? La criatura se habría cansado y habría desfallecido; y no creas
que este trabajo de mi Divinidad empezó tarde, por el contrario, empezó en
cuanto fue cumplida mi concepción, desde el seno de mi Mamá, la cual
muchas veces tenía conocimiento de mis penas y quedaba martirizada y
sentía la muerte junto conmigo. Así que desde el seno materno mi
Divinidad tomó el empeño de sacrificador amoroso, pero precisamente por
amoroso más exigente e inflexible, tanto, que ni siquiera una espina fue
dispensada a mi gimiente Humanidad, ni un clavo, pero no como las espinas,
los clavos, los flagelos que sufrí en la Pasión que me dieron las criaturas,
que no se multiplicaban, cuantos me ponían, tantos quedaban, en cambio los
de mi Divinidad se multiplicaban por cada ofensa, así que tantas espinas por
cuantos pensamientos malos, tantos clavos por cuantas obras indignas, tantos
golpes por cuantos placeres, tantas penas por cuantas fueron las ofensas, por
eso eran mares de penas, de espinas, de clavos, de golpes innumerables.
Delante a la Pasión que me dio la Divinidad, la Pasión que me dieron las
criaturas el último de mis días no fue otra cosa que sombra, imagen de lo
que me hizo sufrir mi Divinidad en el curso de mi Vida; por eso amo tanto a
las almas, son Vidas que me cuestan, son penas inconcebibles a mente
creada, por eso entra dentro de mi Divinidad y mira y toca con la mano lo
que sufrí."
Yo no sé como me encontraba dentro de la inmensidad Divina, que
erigía tronos de justicia por cada criatura, a lo cual el dulce Jesús debía
responder por cada acto de criatura, sufrir por cada uno de ellos las penas, la
muerte, pagar el precio de todo, y Jesús como dulce corderito era hecho
morir por las manos divinas, para resurgir y sufrir otras muertes. ¡Oh, Dios!
¡Oh, Dios, qué penas tan desgarradoras, morir para resurgir y resurgir para
someterse a muertes más dolorosas! Yo me sentía morir al ver muerto a mi
dulce Jesús. Tantas veces hubiera querido evitar una sola muerte a Aquél
que tanto me ama. ¡Oh, cómo comprendía bien que sólo la Divinidad podía
hacer sufrir tanto a mi dulce Jesús, y que sólo Ella podía gloriarse de haber
amado a los hombres hasta la locura y el exceso, con penas inauditas y con
amor infinito! Por eso, ni el ángel ni el hombre tenían en su mano este
poder, de poder amarnos con tanto heroísmo de sacrificio como un Dios.
¿Pero quién puede decirlo todo? Mi pobre mente nadaba en aquel mar
inmenso de luz, de amor y de penas, y yo quedaba como ahogada sin saber
salir de él; y si mi amable Jesús no me hubiera atraído al pequeño mar de su
Santísima Humanidad, en el que la mente no quedaba tan abismada sin
poder ver ningún confín, yo no habría podido decir nada. Después de esto
mi dulce Jesús ha agregado:
"Hija amada, parto de mi Vida, ven en mi Voluntad, ven a ver cuánto
hay que sustituir a tantos actos míos suspendidos aún y no sustituidos por
parte de las criaturas. Mi Voluntad debe ser en ti como la primera rueda del
reloj, si ella camina todas las demás ruedas caminan, y el reloj señala las
horas, los minutos, así que todo el acuerdo está en el movimiento de la
primera rueda, y si la primera rueda no tiene movimiento todo queda
detenido. Así, la primera rueda en ti debe ser mi Voluntad, que debe dar
movimiento a tus pensamientos, a tu corazón, a tus deseos, a todo; y como
mi Voluntad es la rueda central de mi Ser, de la Creación, y de todo, tu
movimiento saliendo de este centro, vendrá a sustituir a tantos actos de las
criaturas y multiplicándose en los movimientos de todos, como movimiento
central, vendrá a deponer a mi trono por parte de las criaturas, los actos de
ellas, sustituyéndose a todo. Por eso sé atenta, tu misión es grande, es toda
divina."
Febrero 6, 1919
El alma en la Divina Voluntad puede formar
las hostias para alimentar a Jesús.
Estaba fundiéndome toda en mi dulce Jesús, haciendo cuanto más podía por
entrar en el Divino Querer, para encontrar la cadena del Amor eterno, de las
reparaciones, del grito continuo de querer almas, con el cual me cortejaba mi
siempre amable Jesús ab eterno, y quería encadenar juntos mi pequeño amor
en el tiempo con aquel Amor con el cual Jesús me cortejaba eternamente,
para poderle dar amor infinito, reparaciones infinitas, sustituirme a todo,
justamente como Jesús me había enseñado. Mientras esto hacía, mi dulce
Jesús ha venido de prisa y me ha dicho:
"Hija mía, tengo mucha hambre."
Y parecía que tomaba de dentro de mi boca muchas pequeñas bolitas
blancas y se las comía. Luego, como si quisiera saciar del todo su hambre
ha entrado dentro de mi corazón y con las dos manos tomaba muchas
migajas grandes y pequeñas, y con toda prisa se las comía; después, como si
estuviera ya satisfecho, se ha apoyado sobre mi cama y me ha dicho:
"Hija mía, conforme el alma va encerrando en ella mi Querer y me
ama, en mi Querer me encierra a Mí, y amándome forma en torno a Mí los
accidentes para aprisionarme dentro y forma una hostia para Mí; así si sufre,
si repara, etc., y encierra mi Querer, me forma tantas hostias para que Yo me
comulgue a Mí mismo y sacie mi hambre en modo divino y digno de Mí.
Yo, en cuanto veo formadas estas hostias en el alma, voy a tomarlas para
nutrirme, para saciar mi insaciable hambre que tengo de que la criatura me
restituya amor por amor; así que puedes decirme: Tú te has dado en
comunión a mí, también yo me he dado en comunión a Ti."
Y yo: "Jesús, mis hostias son tus mismas cosas, en cambio las tuyas
son cosas tuyas, por lo tanto yo permanezco siempre por debajo de Ti."
Y Jesús: "Para quien ama de verdad, Yo no sé, ni quiero hacer
cuentas, y además, en mis hostias es Jesús lo que te doy, y en las tuyas es
todo Jesús lo que me das, ¿quieres verlo?"
Y yo: "Si." Entonces ha extendido su mano en mi corazón y ha
tomado una pequeña bolita blanca, la ha roto y de dentro ha salido otro
Jesús.
Y Él: "¿Has visto? ¡Cómo estoy contento cuando la criatura llega a
poder darme a Mí mismo, por eso hazme muchas hostias y Yo vendré a
alimentarme en ti; me renovarás el contento, la gloria, el amor de cuando al
instituirme Sacramentado me comulgué a Mí mismo."
Febrero 9, 1919
Temores de Luisa. Jesús le dice que la eligió desde la
eternidad para la Santidad del vivir en la Divina Voluntad.
En relación a lo escrito el 29 de enero, estaba diciendo a mi dulce Jesús:
"¿Será posible que yo sea el segundo eslabón de conjunción con tu
Humanidad? Hay almas tan queridas para Ti, ante las cuales yo no merezco
ni estar bajo sus pies, y además está tu indivisible Mamá, la cual ocupa el
primer lugar en todo y sobre todo; me parece dulce Amor mío que quieres
decirme mentiras, no obstante me veo obligada por la obediencia, con el más
grande desgarro de mi alma, a poner por escrito. Jesús mío, ten piedad de
mi duro martirio." Mientras esto decía, mi siempre amable Jesús,
acariciándome me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué te inquietas? ¿No es acaso mi costumbre elegir de
entre el polvo y formar de él grandes portentos, prodigios de Gracia? Todo
el honor es mío, y cuanto más débil e ínfimo el sujeto, tanto más quedo en él
glorificado. Y además, mi Mamá no entra en la parte secundaria de mi
Amor, de mi Querer, sino que forma un solo eslabón conmigo, y también es
cierto que tengo muchas almas queridísimas por Mí, pero esto no excluye
que pueda elegir a una en vez de otra a la altura de un oficio, y no sólo de
oficio, sino altura tal de santidad, cual conviene para vivir en mi Querer.
Las gracias que no eran necesarias a los demás, a quienes no llamaba a vivir
en esta inmensidad de santidad de mi Voluntad, son necesarias para ti, a
quien elegí desde la eternidad. En estos tiempos tan tristes te elegí a ti, para
que viviendo en mi Querer me dieras Amor divino, reparaciones y
satisfacciones divinas, las cuales se encuentran sólo en el vivir en mi Querer.
Los tiempos, mi Amor, mi Querer lo requería, el desahogarme más en amor
ante tanta impiedad humana, ¿no puedo acaso hacer lo que quiero? ¿Acaso
puede atarme alguien? No, no, por eso tranquilízate y seme fiel."
Febrero 10, 1919
Jesús pregunta a Luisa si quiere vivir en su Querer, si quiere
aceptar el oficio de segundo eslabón con su Humanidad y si
quiere aceptar su Amor como propio y su Querer como Vida.
Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido y
tomando mis manos en las suyas me las ha estrechado y con una afabilidad
majestuosa me ha dicho:
"Hija mía, dime: ¿quieres vivir en mi Querer? ¿Quieres aceptar el
oficio de segundo eslabón con mi Humanidad? ¿Quieres aceptar todo mi
Amor como tuyo, mi Querer como vida, mis mismas penas que la Divinidad
inflingía a mi Humanidad, las cuales eran tantas, que mi Amor siente una
irresistible necesidad no sólo hacerlas conocer, sino de participarlas por
cuanto a criatura es posible? Y sólo puedo hacerlas conocer y participarlas a
quien vive en mi Querer, toda a expensas de mi Amor. Hija mía, es mi
costumbre pedir el ‘sí’ de la criatura para después obrar libremente con ella."
Jesús ha hecho silencio, como si esperara mi Fiat, y yo he quedado
sorprendida y he dicho:
"Vida mía, Jesús, tu Querer es mío, Tú únelos juntos y forma un solo
Fiat, y yo digo ‘sí’ junto contigo y te pido que tengas piedad de mí, mi
miseria es grande y sólo porque Tú lo quieres yo digo Fiat, Fiat."
Pero, ¡oh! cómo me sentía aniquilada y pulverizada en el abismo de mi
nada, mucho más porque esta nada era llamada a hacer vida en el Todo.
Entonces mi dulce Jesús ha unido los dos quereres y ha impreso un Fiat, y el
mío ha entrado en el Querer Divino y parecía no un sí humano, sino divino,
porque había sido pronunciado en el Querer de Jesús, y este sí en el Querer
Divino se multiplicaba en tantos, por cuantos rechazos hacían todas las
criaturas a mi dulce Jesús. Este sí hacía las más solemnes reparaciones,
abrazaba a todos, como si quisiera llevar a todos a Jesús, sustituyéndose por
todos; era un sí que tenía el sello y el Poder del Querer Divino, no
pronunciado ni por temor ni por interés de santidad personal, sino sólo por
vivir en el Querer de Jesús y correr en bien de todos y llevar a Jesús gloria,
amor, reparaciones divinas. Mi amable Jesús parecía tan contento por mi sí,
que me ha dicho:
"Ahora quiero adornarte y vestirte como Yo, a fin de que junto
conmigo vengas ante la Majestad del Eterno a repetir mi mismo oficio."
Entonces Jesús me ha vestido y como fundido con su Humanidad, y
juntos nos hemos encontrado ante la Majestad Suprema. Yo no sé decirlo;
esta Majestad era una Luz inaccesible, inmensa, variada, de belleza
incomprensible, de la cual todo dependía. Yo he quedado perdida en Ella, y
la misma Humanidad de mi Jesús permanecía pequeña, el solo entrar en el
aire de esta Luz hacía feliz, embellecía; pero no sé cómo continuar
diciéndolo, y mi dulce Jesús me ha dicho:
"Adora junto conmigo en la inmensidad de mi Voluntad a la Potencia
Increada, a fin de que no sólo Yo, sino también otra criatura adore en modo
divino a nombre de todos sus hermanos de las generaciones de todos los
siglos, a Aquél que todo lo ha creado y del cual todas las cosas dependen."
Cómo era bello adorar junto con Jesús, estas adoraciones se
multiplicaban por todos, se ponían ante el trono del Eterno como en defensa
por quien no habría reconocido a la Eterna Majestad, es más, insultada, y
corrían a bien de todos para hacerla conocer. Hemos hecho otros actos,
siempre junto con Jesús, pero siento que no sé continuar escribiéndolos, mi
mente oscila y no encuentra las palabras, por eso no continúo, si Jesús lo
quiere regresaré sobre este punto. Entonces mi dulce Jesús me ha conducido
de nuevo en mí misma, pero mi mente ha quedado atada como a un punto
eterno del cual no podía separarse. Jesús, Jesús, ayúdame a corresponder a
tus gracias; ayuda a tu pequeña hija, ayuda a tu pequeña chispa.
Febrero 13, 1919
Jesús le habla de su nuevo oficio.
Continuando mi habitual estado, buscaba con ansia a mi siempre amable
Jesús, y Él todo bondad ha venido y me ha dicho:
"Hija amada de mi Querer, ¿quieres venir en mi Voluntad a sustituir
en modo divino a tantos actos no hechos por todos nuestros hermanos? ¿A
tantos otros hechos humanamente, y a otros actos santos, sí, pero humanos y
no en orden divino? Yo todo lo he hecho en el orden divino, pero no estoy
contento aún; quiero que la criatura entre en mi Voluntad y en modo divino
venga a besar mis actos, sustituyéndose a todo como hice Yo; por eso ven,
ven, lo suspiro, lo deseo tanto, que hago fiesta cuando veo que la criatura
entra en este ambiente divino y multiplicándose junto conmigo se multiplica
en todos y ama, repara, sustituye a todos y por cada uno en modo divino; las
cosas humanas no las reconozco más en ella, sino todas son cosas mías, mi
Amor surge y se multiplica, las reparaciones se multiplican al infinito, las
sustituciones son divinas; ¡qué alegría, qué fiesta! Los mismos santos se
unen conmigo y hacen fiesta, y esperan con ardor que una hermana suya
sustituya sus mismos actos santos en el orden humano, pero no en el orden
divino, me suplican que pronto haga entrar en este ambiente divino a la
criatura, y que todos sus actos sean sustituidos sólo con el Querer Divino y
con el sello del Eterno. Yo lo he hecho por todos, ahora quiero que lo hagas
tú por todos."
Y yo: "Mi Jesús, tu hablar me confunde, y sé que Tú solo bastas para
todo y además, todo es cosa tuya."
Y Jesús: "Es cierto que Yo solo basto por todos, ¿y no soy Yo libre de
elegir a una criatura, y junto conmigo darle el oficio y hacerla bastar por
todos? Y además, ¿qué te importa a ti que sea cosa mía? ¿Tal vez lo que es
mío no puedo dártelo a ti? Éste es todo mi contento, darte todo, y si tú no
me correspondes y no lo aceptas me dejarás descontento, y toda la cadena de
gracias que te he hecho para hacerte llegar a este punto de llamarte a este
oficio, me la dejas defraudada."
Yo he entrado en Jesús y hacía lo que hacía Jesús. ¡Oh, cómo veía con
claridad lo que Él me había dicho! Con Él quedaba multiplicada en todos,
también en los santos. Pero volviendo en mí misma una duda se ha
suscitado en mí y Jesús ha agregado:
"Un solo acto de mi Voluntad, y aun un solo instante, está lleno de
Vida creadora, y quien contiene esta Vida, en ese instante puede dar vida a
todo y conservar todo, así que de este solo acto de mi Voluntad, el sol recibe
la vida de la luz, la tierra su conservación, las criaturas la vida; ¿por qué
dudas tú entonces? Y además, tengo mi corte en el Cielo, pero quiero otra
sobre la tierra, ¿adivinas tú quién formará esta corte?"
Y yo: "Las almas que vivirán en tu Querer."
Y Él: "Bravo, son propiamente ellas, que sin la sombra del interés y
de la santidad personal, sino toda divina, vivirán para bien de sus hermanos
y harán un solo eco con el Cielo."
Febrero 20, 1919
En cada cosa creada, Dios ponía una relación, un canal de gracias,
un amor especial entre la Majestad Suprema y la criatura.
Continuando mi habitual estado me la he pasado junto con mi dulce Jesús, y
ahora se hacía ver como niño, ahora crucificado, y transformándome en Él
me ha dicho:
"Hija mía, entra en Mí, en mi Divinidad y corre en mi eterna
Voluntad, y ahí encontrarás la Potencia creadora como en acto de crear la
máquina de todo el universo. En cada cosa que creaba ponía una relación,
un canal de gracias, un amor especial entre la Majestad Suprema y la
criatura, pero como la criatura no tomaría en cuenta estas relaciones, estas
gracias, este amor, debería haber suspendido la Creación no reconocida ni
apreciada por la criatura, pero al ver a mi Humanidad que tan bien debía
apreciarla y que por cada cosa creada iba a tener sus relaciones con el
Eterno, iba a reconocerlo, a amarlo, no sólo por Ella sino por toda la familia
humana, no miró la culpa de los otros hijos, y con sumo contento distendió
el cielo tapizándolo de estrellas, sabiendo que aquellas estrellas debían ser
tantas y variadas relaciones, gracias sin número, ríos de amor que debían
correr entre mi Humanidad y el Ente Supremo. El Eterno miró el cielo y
quedó contento al ver las inmensas armonías, las comunicaciones de amor
que abrió entre el Cielo y la tierra, por eso siguió adelante y con una sola
palabra creadora creó en este cielo el sol como relator continuo de su Ser
Supremo, dotándolo de luz, de calor, dejándolo suspendido entre el cielo y la
tierra en acto de regir todo, de fecundar, calentar, iluminar todo, y que con
su ojo de luz indagador parece que dice a todos: ‘Yo soy el más perfectopredicador del Ser Divino; miradme y lo reconoceréis, Él es Luz Inmensa, es
Amor interminable, da vida a todo, no tiene necesidad de nada, ninguno lo
puede tocar; mírenme bien y lo reconoceréis, yo soy su sombra, el reflejo de
su Majestad, su relator continuo.’ ¡Oh, qué océanos de amor, de relaciones
se abrieron entre mi Humanidad y la Majestad Suprema! Así que cada cosa
que tú ves, hasta la más pequeña florecita del campo, era una relación más
entre la criatura y el Creador; por eso era justo que por cada cosa quería un
reconocimiento, un amor de más por parte de las criaturas. Yo me sustituí a
todo, la reconocí y adoré por todos a la Potencia creadora; pero mi Amor
ante tanta bondad no está contento, quisiera que otras criaturas reconocieran,
amaran y adoraran a esta Potencia creadora, y por cuanto a criatura es
posible tomaran parte en estas relaciones que el Eterno ha esparcido en todo
el mundo, y a nombre de todos rindieran homenaje a este acto de creación
del Eterno; ¿pero sabes tú quién puede rendir este homenaje? Las almas que
viven en mi Querer, porque conforme entran en Él encuentran como en acto
todos los actos de la Majestad Suprema, y encontrándose esta Voluntad en
todo y en todos, quedan multiplicados en todo y pueden rendir honor, gloria,
adoración, amor por todos. Por eso ven en mi Querer, ven junto conmigo
ante la Alteza Divina a rendir, tú la primera, los homenajes debidos como
Creador de todo."
Yo no sé decir como he entrado en este Divino Querer, pero siempre
junto con mi dulce Jesús, y veía a esta Suprema Majestad en acto de hacer
salir todo lo creado. ¡Oh Dios, qué amor! Cada cosa creada recibía la marca
del amor, la llave de comunicación, el mudo lenguaje para hablar
elocuentemente de Dios, ¿pero a quién? A la criatura ingrata. Pero yo no sé
continuar diciéndolo, mi pequeña inteligencia se perdía al ver tantos canales
abiertos de comunicación, el amor inmenso que salía de ellos, y la criatura
que hacía como extraños todos estos bienes. Entonces, junto con Jesús,
multiplicándonos en todos hemos adorado, agradecido y reconocido a
nombre de todos a la Potencia creadora, y el Eterno recibía la gloria de la
Creación.
Jesús ha desaparecido y yo he vuelto en mí misma.
Febrero 24, 1919
El hombre, obra maestra de la Potencia creadora.
Encontrándome en mi habitual estado, el bendito Jesús al venir me ha dicho:
"Hija mía, nada has dicho de la creación del hombre, de la obra
maestra de la Potencia creadora, donde el Eterno, no a gotitas, sino a olas, a
ríos ponía su Amor, su Belleza, su maestría y llevado por el exceso de amor
se ponía a Sí mismo como centro del hombre; pero Él quería al hombre
como una digna habitación, ¿qué hace entonces esta Majestad Increada?
Crea al hombre a su imagen y semejanza, y desde el fondo de su Amor hace
salir un respiro y con su aliento omnipotente, con él, le infunde la vida,
dotando al hombre de todas sus cualidades, proporcionadas a criatura,
haciéndolo un pequeño dios. Así que todo lo que ves en lo creado es nada
en comparación a la creación del hombre; ¡oh! cuántos cielos, estrellas y
soles mucho más bellos extendía en el alma creada, cuánta variedad de
belleza, cuántas armonías, basta decir que miró al hombre creado y lo
encontró tan bello, que se enamoró de él, y celoso de este su portento, Él
mismo se hizo custodio y poseedor del hombre y dijo: ‘Todo lo he creado
para ti, te doy el dominio de todo, todo es tuyo, y tú serás todo mío.’ Tú no
podrás comprender del todo los mares de Amor, las relaciones íntimas y
directas, la semejanza que corre entre Creador y criatura; ¡ah! hija de mi
corazón, si la criatura conociera cuán bella es su alma, cuántas dotes divinas
contiene, y cómo entre todas las cosas creadas sobrepasa a todo en belleza,
en potencia, en luz, tanto, que se puede decir: ‘Es un pequeño dios y un
pequeño mundo que todo en sí contiene.’ ¡Oh! si lo conociera, cómo ella
misma se estimaría de más y no ensuciaría con la más leve culpa una belleza
tan singular, un prodigio tan portentoso de la Potencia creadora. Pero la
criatura, casi ciega en el conocerse a sí misma, y mucho más ciega en el
conocer a su Creador, se va ensuciando con mil suciedades, en forma tal que
desfigura la obra del Creador, tanto, que difícilmente se reconoce. Piensa tú
misma cuál es nuestro dolor, por eso ven en mi Querer y junto conmigo ven
a sustituir por nuestros hermanos delante al trono del Eterno, por todos los
actos que deberían hacer por haberlos creado como un prodigio de amor de
su Omnipotencia, y sin embargo tan ingratos."
En un instante nos hemos encontrado delante a esta Majestad Suprema y a
nombre de todos hemos expresado nuestro amor, el agradecimiento, la
adoración por habernos creado con tanto exceso de amor y por habernos
dotado de tantas bellas cualidades.
Febrero 27, 1919
La Divina Voluntad es el aire de Jesús. En la Divina
Voluntad no hay obstáculos para el Amor de Dios.
Continuando mi habitual estado, el bendito Jesús al venir casi siempre
me llama en su Querer a reparar, o a sustituir los actos de las criaturas en
modo divino. Ahora, al venir me ha dicho:
"Hija mía, qué peste exhala de la tierra, no encuentro ningún punto
para Mí y me veo obligado por la peste a huir la tierra, pero tú puedes
hacerme un poco de aire perfumado, ¿sabes cómo? Con hacer lo que haces
en mi Voluntad, y así conforme hagas tus actos me formarás un aire divino,
y Yo vendré a respirarlo y encontraré un punto de la tierra para Mí, y como
mi Voluntad circula en todas partes, así el aire que me formarás lo sentiré
por todas partes y me disipará el aire pestilente que la tierra me manda."
Poco después ha regresado y ha agregado:
"Hija mía, cuántas tinieblas, son tantas que la tierra parece cubierta
por un manto negro, tanto, que las criaturas no ven más, han quedado o
ciegas, o no tienen luz para ver; y Yo no sólo quiero el aire divino para Mí,
sino también la luz, por eso tus actos sean continuos en mi Querer, porque
no sólo harás el aire para tu Jesús, sino también la luz, serás mi reflector, mi
reflejo, el reflejo de mi Amor y de mi misma Luz; es más, te digo que en
cuanto hagas tus actos en mi Querer erigirás tabernáculos, y no sólo eso,
sino que conforme vayas formando los pensamientos, los deseos, las
palabras, las reparaciones, los actos de amor, tantas hostias se desprenderán
de ti, consagradas por mi Voluntad. ¡Oh, que libre desahogo tendrá mi
Amor, tendré campo libre en todo, no más obstáculos, cuantos tabernáculos
quiera los tendré, las hostias serán innumerables, a cada instante nos
comulgaremos juntos, y también Yo gritaré: ‘Libertad, libertad, vengan
todos en mi Voluntad y gozareis la verdadera libertad.’ Fuera de mi
Voluntad, cuántos obstáculos no encuentra el alma, pero en mi Voluntad es
libre, yo la dejo libre de amarme como quiera, es más, le digo: ‘Deja tus
harapos humanos, toma lo divino, Yo no soy avaro ni celoso de mis bienes,
quiero que tomes todo, ámame inmensamente, toma todo mi Amor; haz tuyo
mi Poder, mi Belleza hazla tuya, por cuanto más tomes tanto más estará feliz
tu Jesús.’ La tierra me forma pocos tabernáculos, las hostias están casi
numeradas y además los sacrilegios, las irreverencias que me hacen, ¡oh!
cómo es ofendido y obstaculizado mi Amor, en cambio en mi Voluntad nada
estorba, no hay ni la sombra de la ofensa, y la criatura me da amor,
reparaciones divinas y correspondencia completa, y junto conmigo se
sustituye a todos los males de la familia humana. Sé atenta y no te apartes
del punto donde te llamo y quiero."
Marzo 3, 1919
El Divino Querer es el edén del alma.
Continuando mi habitual estado, estaba toda inmersa en el Divino Querer, y
mi siempre amable Jesús ha venido y me ha estrechado a su corazón
diciéndome:
"Tú eres mi hija primogénita de mi Voluntad, cómo te amo y cómo
eres preciosa ante mis ojos, te tendré tan custodiada, que si al crear al
hombre preparé un edén terrestre, para ti he preparado un edén divino; si en
el edén terrestre el matrimonio fue humano entre los primeros progenitores,
y a ellos les di a gozar las más bellas delicias de la tierra, y de Mí gozaban a
intervalos, en el edén divino la unión es divina, te haré gozar las más bellas
delicias celestiales, y de Mí gozarás cuanto quieras, es más, seré tu vida y
dividiremos juntos los contentos, las alegrías, las dulzuras, y si es necesario
también las penas. En el edén terrestre tuvo acceso el enemigo y fue
cometido el primer pecado, en el edén divino está cerrada la entrada al
demonio, a las pasiones, a las debilidades, es más, el demonio no quiere
entrar, sabiendo que mi Querer lo quemaría más que el mismo fuego del
infierno, y sólo al sentir su sensación huye; y darás principio a los primeros
actos en modo divino, los cuales son inmensos, eternos e infinitos, que
abrazan todo y a todos."
Y yo interrumpiendo el hablar de Jesús he dicho: "Jesús, Amor mío,
por cuanto más hablas de este Querer Divino, tanto más me confundo y
temo, y siento tal aniquilamiento, que me siento destruir, y por eso
inhabilitada para corresponder a tus designios." Y Él todo bondad ha
agregado:
"Es mi Querer que te destruye lo humano, y en lugar de temer deberías
arrojarte en la Inmensidad de mi Voluntad, mis designios sobre ti son altos,
nobles y divinos, la misma obra de la Creación, ¡oh! cómo queda atrás de
esta obra de llamarte a vivir en el Querer Divino para hacer en Él no vida
humana sino Vida Divina; es un desahogo más fuerte de mi Amor, es mi
Amor reprimido por las criaturas, que no pudiendo contenerlo lo derramo a
torrentes sobre quien me ama; y para estar seguro de que mi Amor no sea
rechazado y maltratado, te llamo en mi Querer, de modo que ni tú ni lo que
es mío quede sin su pleno efecto, y quede en plena defensa. Hija mía, no
entristezcas con tus temores la obra de tu Jesús, continúa el vuelo a donde te
llamo."
Marzo, 6, 1919
Diferentes pasos que Jesús hace en el alma
para hacerla vivir en el Divino Querer.
Estaba pensando en lo que mi dulce Jesús me va diciendo sobre el Divino
Querer y decía entre mí: "¿Cómo es posible que el alma pueda llegar a
tanto, y vivir más en el Cielo que en la tierra?" Y Jesús viniendo me ha
dicho:
"Hija mía, lo que es imposible a la criatura, todo es posible para Mí. Es
verdad que es el prodigio más grande de mi Omnipotencia y de mi Amor,
pero cuando quiero todo puedo, y lo que parece difícil para Mí es facilísimo,
pero quiero el sí de la criatura y que se preste como suave cera a todo lo que
quiero hacer de ella. Es más, tú debes saber que antes de llamarla del todo a
vivir en mi Querer, la voy llamando de vez en vez, la despojo de todo, le
hago sufrir una especie de juicio, porque en mi Querer no hay juicios, las
cosas quedan todas confirmadas conmigo, el juicio está fuera de mi
Voluntad, pues a todo lo que entra en mi Querer, ¿quién puede atreverse a
hacerle juicio? Y Yo jamás me juzgo a Mí mismo; y no sólo eso, sino que
muchas veces la hago morir, aun corporalmente, y después de nuevo la
devuelvo a la vida y el alma vive como si no viviera, su corazón está en el
Cielo y el vivir es su más grande martirio; ¿cuántas veces no lo he hecho
contigo? Éstas son disposiciones para disponer al alma a vivir en mi Querer.
Y además, las cadenas de mis gracias, de mis visitas repetidas, ¿cuántas no
te he hecho? Todo era para disponerte a la altura de vivir en el mar inmenso
de mi Voluntad, por eso no quieras investigar, sino continúa tu vuelo."
Marzo 9, 1919
El Divino Querer debe ser centro y alimento del alma.
Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús me
atrae siempre a su Querer; qué abismo interminable, entonces me ha dicho:
"Hija mía, mira un poco como mi Humanidad nadaba en el Divino
Querer, a la cual tú deberías imitar."
En ese momento me ha parecido ver ante mi mente un Sol, pero no tan
pequeño como el que resplandece sobre nuestro horizonte, sino tan grande
que sobrepasaba toda la superficie de la tierra, es más, no se veía hasta
dónde llegaban sus confines, y los rayos que expandía haciéndole
encantadora armonía, llegaban a todas partes y penetraban dondequiera. En
el centro de ese Sol veía la Humanidad de Nuestro Señor, que se nutría del
Sol, el cual formaba toda su Vida, todo recibía del Sol y todo se lo devolvía,
y como lluvia benéfica se derramaba sobre toda la familia humana, ¡oh, qué
vista tan encantadora! Entonces mi dulce Jesús ha agregado:
"¿Has visto cómo te quiero? El Sol que tú ves es mi Voluntad, en la cual mi
Humanidad estaba como en su propio centro, todo de mi Querer recibía,
ningún otro alimento entró en Mí, ni siquiera el alimento de un pensamiento,
una palabra o respiro entró en Mí que fuera nutrido con alimento extraño a
mi Voluntad, era justo que todo lo debía devolver a Ella. Así te quiero a ti,
en el centro de mi Querer, del cual tomarás el alimento de todo, cuídate bien
de tomar otro alimento pues descenderías de tu nobleza y te degradarías,
como las reinas que se abajan a tomar alimentos viles y sucios, indignos de
ellas, y conforme tomes debes inmediatamente devolverme todo, así que no
harás otra cosa que tomar y darme, así también tú formarás una encantadora
armonía entre tú y Yo."
Marzo 12, 1919
La tierra es imagen de quien no vive en la Divina Voluntad.
Continuando mi pobre estado, en cuanto ha venido mi dulce Jesús me
ha estrechado a su santísimo corazón y me ha dicho:
"Hija mía, si la tierra no fuera movible y montañosa, sino fija y toda
una llanura, gozaría de más del beneficio del sol, para toda la tierra sería
siempre pleno día, el calor sería igual en todos sus puntos, por lo tanto
fructificaría mucho más; pero como es movible y está formada por alturas y
profundidades, no recibe igual la luz y el calor del sol, y ahora queda una
parte en la oscuridad, y ahora otra, otros puntos reciben poco la luz del sol,
muchos terrenos se vuelven estériles porque los montes con sus alturas
impiden que la luz y el calor del sol penetren hasta sus profundidades, y
cuántos, cuántos otros inconvenientes. Ahora hija mía, te digo que la tierra
es imagen de quien no vive en mi Querer, los actos humanos la vuelven
movible, las debilidades, las pasiones, los defectos, forman las montañas, las
profundidades donde se forman cuevas de vicios, así que su movilidad les
ocasiona oscuridad, frío, y si alguna poca de luz gozan, es a intervalos,
porque las montañas de sus pasiones se interponen a la luz. ¡Cuánta miseria
para quien no vive en mi Querer! En cambio para quien vive en mi
Voluntad, mi Querer la vuelve fija y le allana todas las montañas de las
pasiones, en modo de hacerla toda una llanura, y el Sol de mi Querer le
arroja dardos como quiere, y no hay rinconcito donde no resplandezca su
Luz. Qué maravilla entonces si el alma se hace más santa en un día que viva
en mi Querer, que en cien años fuera de mi Voluntad."
Marzo 14, 1919
Efectos de un sufragio. Participación en las penas
que la Divinidad dio a la Humanidad de Jesús.
Primera alma estigmatizada en el Querer Divino.
Mientras me encontraba en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí
misma y veía a mi confesor difunto; un pensamiento me ha pasado por la
mente: "Pregunta si aquello que no has dicho al confesor estás obligada a
decirlo, y por tanto a escribirlo, o no." Yo le he preguntado diciéndole qué
cosa era y él me ha dicho:
"Ciertamente estás obligada."
Después ha agregado: "Tú una vez me hiciste un bello sufragio, si
supieras el bien que me hiciste, el refrigerio que sentí, los años que
desconté."
Y yo: "No recuerdo, dime cuál fue y te lo repito."
Y él: "Entraste en el Querer Divino y tomaste su Poder, la inmensidad
de su Amor, el valor inmenso de las penas del Hijo de Dios y de todas las
cualidades divinas, luego viniste y todo lo derramaste sobre mí y conforme
tú me lo derramabas, yo recibía el baño del Amor que contiene el Poder
Divino, el baño de la Belleza, el baño de la sangre de Jesús y de todas las
cualidades divinas; ¿quién te puede decir el bien que me hiciste? Todos eran
baños que contenían un poder y una inmensidad divina; repítemelo,
repítemelo."
Mientras esto decía me he encontrado en mí misma. Ahora, para
obedecer y con suma confusión y repugnancia digo lo que había dejado de
decir y escribir: Recuerdo que un día mi dulce Jesús, hablándome de su
Santísimo Querer y de las penas que la Divinidad hacía sufrir a su santísima
Humanidad en su Voluntad, me dijo:
"Hija mía, como te he escogido por primera para hacer vida en mi
Querer, quiero que también tomes parte en las penas que recibía mi
Humanidad de mi Divinidad en mi Voluntad. Cada vez que entres en mi
Querer encontrarás las penas que me dio la Divinidad, no las que me dieron
las criaturas, si bien también queridas por la Voluntad eterna, pero como me
las dieron las criaturas eran en modo finito. Por eso te quiero en mi Querer,
donde encontrarás penas en modo infinito e innumerables, tendrás clavos sin
número, múltiples coronas de espinas, muertes repetidas, penas sin termino,
todas similares a las mías, en modo divino e inmensas, que se extenderán en
modo infinito a todos, pasados, presentes y futuros, serás la primera que no
numeradas veces, como las que participan en las llagas de mi Humanidad,
sino tantas veces por cuantas me hizo sufrir mi Divinidad, junto conmigo
serás el corderito sacrificado por las manos de mi Padre, para resurgir y ser
sacrificada de nuevo; quedarás crucificada conmigo por las manos eternas,
para recibir en ti la marca de las penas eternas, inmensas y divinas; nos
presentaremos juntos ante el trono del Eterno y en nuestra frente escrito con
caracteres imborrables: ‘Queremos muerte para dar vida a nuestros
hermanos, queremos penas para librarlos de las penas eternas.’ ¿No estás
contenta por ello?"
Y yo: "Jesús, Jesús, me siento demasiado indigna, creo que es un gran
error tuyo el elegirme a mí, pobrecilla, por eso fíjate bien en lo que haces."
Y Jesús interrumpiendo mi hablar ha agregado:
"¿Por qué temes? Sí, sí, me he fijado por más de treinta y dos años de
cama en la que te he tenido, te he expuesto a muchas pruebas y aún a la
muerte; he calculado todo y además, si me equivoco sería una equivocación
de tu Jesús, que jamás podría hacerte mal, sino un bien inmenso; pero has de
saber que tendré el honor, la gloria de la primera alma estigmatizada en mi
Querer."
Marzo 18, 1919
Jesús, en su concepción concibió a todas las
almas, las penas y las muertes de todas ellas.
Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús haciéndose ver
me ha atraído en la Inmensidad de su Santísimo Querer, en el cual me hacía
ver como en acto su concepción en el seno de la Mamá Celestial. ¡Oh Dios,
qué abismo de Amor! Y mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija de mi Querer, ven a tomar parte en las primeras muertes y en las
penas que sufrió mi pequeña Humanidad por parte de mi Divinidad en el
acto de mi concepción. En cuanto fui concebido concebí junto conmigo
todas las almas, pasadas, presentes y futuras, como mi propia Vida, y
concebí al mismo tiempo las penas y las muertes que por cada una debía
sufrir. Debía incorporar todo en Mí, almas, penas y muertes que cada una
debía sufrir, para decir al Padre: ‘Padre mío, no verás más a la criatura, sino
sólo a Mí, y en Mí encontrarás a todos y Yo daré satisfacción por todos.
Cuantas penas quieras te las daré; quieres que sufra cada una de las muertes
de cada uno, las sufriré, todo acepto con tal de que des vida a todos.’ He
aquí por qué se necesitaba un Querer y un Poder divinos para darme tantas
muertes y tantas penas y un Poder y Querer divino para hacerme sufrir; y
como en mi Querer están en acto todas las almas y todas las cosas, así que
no en modo abstracto o intencional como alguno puede pensar, sino en
realidad, tenía en Mí a todas fundidas conmigo, formaban mi misma Vida,
en realidad moría por cada uno y sufría las penas de todos. Es verdad que
concurría un milagro de mi Omnipotencia, el prodigio de mi inmenso
Querer, sin mi Voluntad mi Humanidad no habría podido encontrar y
abrazar a todas las almas, ni habría podido morir tantas veces. Por esto mi
pequeña Humanidad, en cuanto fue concebida comenzó a sufrir
alternativamente las penas y las muertes, y todas las almas nadaban en Mí
como dentro de un vastísimo mar, formaban miembros de mis miembros,
sangre de mi sangre, corazón de mi corazón. Cuántas veces mi Mamá,
tomando el primer puesto en mi Humanidad, sentía mis penas y mis muertes
y por esto moría junto conmigo. Cómo me era dulce encontrar en el amor de
mi Mamá el eco del mío, son misterios profundos donde la inteligencia
humana, no comprendiendo bien, parece que se pierde, por eso ven en mi
Querer y toma parte en las muertes y en las penas que sufrí no apenas fue
cumplida mi concepción, así podrás comprender mejor lo que te digo."
No sé decir cómo me he encontrado en el seno de mi Reina Mamá,
donde veía al Niño Jesús pequeño, pequeño, pero si bien pequeño contenía
todo; de su corazón se ha desprendido un dardo de luz hacia el mío, y
conforme me penetraba sentía que me daba la muerte, y conforme salía me
regresaba la vida. Cada toque de aquel dardo me producía un dolor
agudísimo, por el que sentía deshacerme y en realidad morir, y después con
su mismo toque me sentía revivir, pero no tengo las palabras justas para
expresarme y por eso aquí pongo punto.
Marzo 20, 1919
Las muertes y las penas que la Divinidad hacía
sufrir a la Humanidad de Jesús por cada alma,
no fueron sólo de intención, sino reales.
Sentía mi pobre mente sumergida en las penas de mi amable Jesús, y como
me había sido dicho que parecía imposible que Jesús pudiese sufrir tantas
muertes y tantas penas por cada uno como está dicho anteriormente, mi
Jesús me ha dicho:
"Hija mía, mi Querer contiene el poder de todo, bastaba sólo con
quererlo para que todo sucediera, y si esto no fuera así, entonces mi Querer
en el poder debía tener un límite, mientras que en todas mis cosas soy sin
límite e infinito, y por eso todo lo que quiero lo hago. ¡Ah! qué poco soy
comprendido por las criaturas, y por eso no soy amado. Ven tú en mi
Humanidad y te haré ver y tocar con la mano lo que te he dicho."
Entonces me he encontrado en Jesús, al cual le era inseparable la
Divinidad y el Querer eterno, y este Querer, sólo con quererlo creaba las
muertes repetidas, las penas sin número, los golpes sin flagelos, las
pinchaduras agudísimas sin espinas, con una facilidad tal, como cuando con
un solo Fiat creaba millones de estrellas, no se necesitaron tantos Fiat por
cuantas estrellas creaba, sino que bastó uno solo, pero con éste no salió a la
luz una sola estrella y las demás permanecieron en la mente divina, o bien en
la intención, sino que todas en realidad salieron, y cada una tiene su luz
propia para adornar nuestro firmamento; así era en el cielo de la Humanidad
santísima de Nuestro Señor, que el Divino Querer con su Fiat creador creaba
la vida y la muerte por cuantas veces quería. Entonces, encontrándome en
Jesús, me he encontrado en aquel punto cuando Jesús sufría la flagelación
por las manos divinas; sólo con que el Querer eterno lo ha querido, sin
golpes, sin látigos, las carnes de la Humanidad de Jesús caían a pedazos, se
formaban los profundos desgarros, pero en modo desgarrador en las partes
más íntimas. Era tanta la obediencia de Jesús a aquel Querer Divino, que
por Sí mismo se sometía, pero en modo tan doloroso, que la flagelación que
le dieron los judíos se puede decir que fue la imagen, o la sombra de la que
sufría por parte del Querer eterno, y además, sólo con que el Querer Divino
lo quería, su Humanidad se recomponía, así sucedía cuando sufría las
muertes por cada alma y todo lo demás. Yo he tomado parte en estas penas
de Jesús y, ¡oh! como comprendía a lo vivo que el Querer Divino puede
hacernos morir cuantas veces quiera y después darnos de nuevo la vida.
¡Oh, Dios, son cosas inenarrables, excesos de amor, misterios profundos,
casi inconcebibles a mente creada! Yo me sentía incapaz de regresar a la
vida, al uso de los sentidos, al movimiento después de aquellas penas
sufridas, y mi bendito Jesús me ha dicho:
"Hija de mi Querer, mi Querer te ha dado las penas, y mi Querer te da
de nuevo la vida, el movimiento y todo. Te llamaré frecuentemente en mi
Divinidad a tomar parte en las tantas muertes y penas que en realidad sufrí
por cada una de las almas, no como piensan algunos, que fue sólo en mi
Voluntad, o que sólo tenía intención de dar vida a cada uno, ¡Falso, falso!
No conocen el prodigio, el Amor y el Poder de mi Querer. Tú, que has
conocido en algún modo la realidad de las tantas muertes sufridas por todos,
no tengas dudas, sino ámame y sé reconociente por todos, y manténte lista
para cuando mi Querer te llame."
Marzo 22, 1919
Todas las cosas salieron a la vida por el Fiat eterno.
Excesos de amor en la creación del hombre.
Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma
y veía todo el orden de las cosas creadas, y mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, mira qué armonía, qué orden en todas las cosas creadas, y
cómo todas salieron a vida del Fiat eterno, así que todo me costó un Fiat. La
más pequeña estrella como el refulgente y espléndido sol, la más pequeña
planta como el gran árbol, el pequeño insecto como el animal más grande,
parece que dicen entre ellos: ‘Somos nobles criaturas, nuestro origen es el
Querer eterno, todos tenemos el sello del Fiat Supremo, es verdad que somos
distintos y diferentes entre nosotros, tenemos diversidad de oficios, de calor,
de luz, pero esto dice nada, uno es nuestro valor, el Fiat de un Dios; única la
vida y nuestra conservación, el Fiat de la Majestad Eterna.’ ¡Oh, cómo todo
lo creado habla elocuentemente de la Potencia de mi Querer y enseña que
desde la cosa más grande hasta la más pequeña, uno es su valor, porque
tienen vida por el Querer Divino! En efecto, una estrella diría al sol, es
cierto que tú tienes mucha luz y calor, tu oficio es grande, tus bienes son
inmensos, la tierra casi depende de ti, tanto que yo hago nada en
comparación con lo que haces tú, pero tal te hizo el Fiat de un Dios, así que
nuestro valor es igual, la gloria que damos a nuestro Creador es toda
semejante."
Después ha agregado con un acento más afligido: "No fue así al crear
al hombre. Es verdad que su origen es mi Fiat, pero no me bastó, sino que
llevado por un exceso de amor le di el aliento queriendo infundirle mi misma
Vida, lo doté de razón, lo hice libre y lo constituí rey de todo lo creado, pero
el hombre ingrato, ¿cómo me ha correspondido? Entre todo lo creado sólo
él se ha vuelto el dolor de mi corazón, la nota discordante. Y además, qué
decirte de mi trabajo en la santificación de las almas, no solo un Fiat, no uno
mi aliento, sino que pongo a su disposición mi misma Vida, mi Amor, mi
Sabiduría, pero cuántos rechazos, cuántas derrotas recibe mi Amor. ¡Ah,
hija mía, compadece mi duro dolor y ven en mi Querer a sustituirme el amor
de toda la familia humana, para endulzar mi corazón traspasado!"
Abril 7, 1919
Efectos del Querer Divino. Amenazas de castigos.
Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús ha venido todo cansado, en
acto de pedirme ayuda, y apoyando su corazón sobre el mío me hacía sentir
sus penas, cada pena que sentía era capaz de darme la muerte, pero Jesús
sosteniéndome me daba la fuerza para no morir. Después, mirándome me ha
dicho:
"Hija mía, paciencia, en ciertos días me son más que nunca necesarias
tus penas, para hacer que el mundo no se incendie del todo, por eso quiero
hacerte sufrir más."
Y con una lanza que tenía en la mano me ha traspasado el corazón.
Yo sufría mucho pero me sentía feliz pensando que mi Jesús dividía
conmigo sus penas, y que desahogándose conmigo podía librar a las gentes
de los inminentes y terribles flagelos que caerán. Después de algunas horas
de intensas penas, mi amable Jesús me ha dicho:
"Querida hija mía, tú sufres mucho, por eso ven en mi Querer para
tomar descanso y juntos recemos por la pobre humanidad."
Yo no sé como me he encontrado en la Inmensidad del Querer Divino,
en brazos de Jesús, y Él como en voz baja decía y yo repetía junto con Él.
Diré algo de lo que decía, porque el decirlo todo me resulta imposible.
Recuerdo que en el Querer de Jesús veía todos los pensamientos de
Jesús, todo el bien que nos había hecho con su inteligencia, y cómo de su
mente recibían vida todas las inteligencias humanas, pero, ¡oh, Dios! qué
abuso hacían de ellas, cuántas ofensas, y yo decía: "Jesús, multiplico mis
pensamientos en tu Querer para dar a cada pensamiento tuyo el beso de un
pensamiento divino, una adoración, un reconocimiento a Ti, una reparación,
un amor de pensamiento divino, como si otro Jesús lo hiciera, y esto a
nombre de todos y de todos los pensamientos humanos, presentes, pasados y
futuros; e intento suplir a las mismas inteligencias de las almas perdidas.
Quiero que la gloria por parte de las criaturas sea completa y que ninguno
falte a la llamada, y lo que no hacen ellas, lo hago yo en tu Querer para darte
gloria divina y completa."
Después, Jesús mirándome esperaba como si quisiera una reparación a
sus ojos, y yo he dicho: "Jesús, me multiplico en tus miradas, para tener
también yo tantas miradas por cuantas veces has mirado a la criatura con
amor; en tus lágrimas para llorar también yo por todas las culpas de las
criaturas, para poderte dar a nombre de todas, miradas de amor divino y
lágrimas divinas, para darte gloria y reparación completa por todas las
miradas de todas las criaturas." Luego Jesús ha querido que a todo, a la
boca, al corazón, a los deseos, etc., continuara con las reparaciones,
multiplicando todo en su Querer; y si lo dijera todo me extendería
demasiado, por eso paso adelante. Después Jesús ha agregado:
"Hija mía, conforme tú hacías tus actos en mi Querer, tantos soles se
formaban entre el Cielo y la tierra, y Yo miro la tierra a través de estos soles,
de otra manera es tanta la repugnancia que me da la tierra, que no podría
mirarla. Pero ella poco recibe de estos soles, porque son tantas las tinieblas
que expanden, que poniéndose de frente a estos soles no recibe ni toda la luz
ni el calor."
Después me ha transportado en medio de las criaturas, ¿pero quién
puede decir todo lo que hacían? Sólo digo que mi Jesús con acento doloroso
ha agregado:
"Qué desorden en el mundo, pero este desorden es culpa de las
cabezas, tanto civiles como eclesiásticas; su vida interesada y corrompida no
tiene fuerza para corregir a los súbditos, por lo tanto han cerrado los ojos
ante los males de los miembros, porque hubieran recriminado los males
propios; y si lo han hecho ha sido todo en modo superficial, porque no
teniendo en ellos la vida de aquel bien, ¿cómo podían infundirla en los
demás? Y cuántas veces estas perversas cabezas han antepuesto los malos a
los buenos, tanto que los pocos buenos han quedado turbados por este actuar
de las cabezas, por eso haré castigar a las cabezas en modo especial."
Y yo: "Perdona a las cabezas de la Iglesia, ya son pocos, si Tú los
golpeas faltaran los regidores."
Y Jesús: "¿No recuerdas que con doce apóstoles fundé mi Iglesia?
Así, los pocos que quedarán bastarán para reformar al mundo. El enemigo
está ya a sus puertas, las revoluciones están ya en acto, las naciones nadarán
en la sangre, las cabezas serán dispersadas; reza, reza y sufre, a fin de que el
enemigo no tenga la libertad de convertir todo en ruinas."
Abril 15, 1919
Las cosas mayores son hechas después de las menores y
son cumplimiento y corona de éstas. La Humanidad
resucitada de Jesús, símbolo de quien vivirá
en el Querer Divino.
Estaba fundiéndome en el Santo Querer de mi siempre amable Jesús, y junto
con Él mi inteligencia se perdía en la obra de la Creación, adorando y
agradeciendo por todo y por todos a la Majestad Suprema, y mi Jesús, todo
afabilidad me ha dicho:
"Hija mía, al crear el cielo, primero creé las estrellas como astros
menores, y después creé el sol, astro mayor, dotándolo de tal luz, de eclipsar
a todas las estrellas, como escondiéndolas en sí, constituyéndolo rey de las
estrellas y de toda la naturaleza. Es mi costumbre hacer primero las cosas
menores, como preparativo a las cosas mayores, y éstas como corona de las
cosas menores. El sol, mientras es mi relator, al mismo tiempo simboliza a
las almas que formarán su santidad en mi Querer; los santos que han vivido
al reflejo de mi Humanidad y como a la sombra de mi Voluntad, serán las
estrellas, y aquellas, si bien han venido después, serán los soles. Este orden
lo tuve también en la Redención: Mi nacimiento fue sin estrépito, ignorado;
mi infancia sin esplendor de cosas grandes ante los hombres; mi Vida de
Nazaret fue tan oculta, que viví como ignorado por todos, me adaptaba a
hacer las cosas más pequeñas y comunes a la vida humana; en la vida
pública hubo alguna cosa de grande, pero sin embargo, ¿quién conoció mi
Divinidad? Ninguno, ni siquiera los apóstoles, pasaba en medio de las
multitudes como otro hombre, tanto que todos podían acercárseme, hablarme
y hasta despreciarme."
Y yo, interrumpiendo el hablar de Jesús he dicho: "Jesús, amor mío,
qué tiempos felices eran aquellos, y más feliz aquella gente que podía, con
sólo quererlo, acercarse a Ti, hablarte y estar contigo."
Y Jesús: "¡Ah! hija mía, la verdadera felicidad la lleva mi Voluntad,
sólo Ella encierra todos los bienes en el alma, y haciéndose corona en torno
al alma la constituye reina de la verdadera felicidad, solamente ellas serán
reinas de mi trono, porque son parto de mi Querer. Tan es verdad esto, que
aquella gente no fue feliz, muchos me vieron, pero no me conocieron,
porque mi Querer no residía en ellos como centro de vida, por eso, a pesar
de que me vieron permanecieron infelices, y sólo aquellos que tuvieron el
bien de recibir en sus corazones el germen de mi Querer, se dispusieron a
recibir el bien de verme resucitado. Ahora, el portento de mi Redención fue
la Resurrección, – que más que refulgente sol coronó mi Humanidad,
haciendo resplandecer aún mis más pequeños actos con un esplendor y
maravilla tal, que hicieron quedar estupefactos a Cielo y tierra –, que será
principio, fundamento y cumplimiento de todos los bienes, corona y gloria
de todos los bienaventurados; mi Resurrección es el verdadero Sol que
glorifica dignamente a mi Humanidad, es el Sol de la Religión Católica, es la
verdadera gloria de cada cristiano; sin la Resurrección habría sido como el
cielo sin sol, sin calor y sin vida. Ahora, mi Resurrección es símbolo de las
almas que formarán la santidad en mi Querer; los santos de los siglos
pasados son símbolos de mi Humanidad, que si bien resignados, no han
tenido actitud continua en mi Querer, por lo tanto no han recibido la marca
del Sol de mi Resurrección, sino la marca de las obras de mi Humanidad
antes de la Resurrección, por eso serán muchos, casi como estrellas me
formarán un bello ornamento al cielo de mi Humanidad, pero los santos del
vivir en mi Querer, que simbolizarán mi Humanidad resucitada, serán pocos,
en efecto, mi Humanidad antes de morir fue vista por muchas turbas y
multitudes de gentes, pero mi Humanidad resucitada la vieron pocos,
solamente los creyentes, los más dispuestos, y podría decir que sólo aquellos
que contenían el germen de mi Querer, porque si no lo hubieran tenido les
habría faltado la vista necesaria para poder ver a mi Humanidad gloriosa y
resucitada, y por lo tanto ser espectadores de mi ascensión el Cielo.
Ahora, si mi Resurrección simboliza a los santos del vivir en mi
Querer es con razón, porque cada acto, palabra, paso, etc., hecho en mi
Querer, es una resurrección divina que el alma recibe, es un sello de gloria
que recibe, es un salir de sí para entrar en la Divinidad y esconderse en el
refulgente Sol de mi Querer, y ahí ama, obra, piensa; ¿qué maravilla
entonces si el alma queda toda resucitada y fundida en el mismo Sol de mi
gloria y simboliza mi Humanidad resucitada? Pero pocos son los que se
disponen a esto, porque las almas, en la misma santidad, quieren alguna cosa
de bien propio; en cambio la santidad del vivir en mi Querer, nada, nada
tiene de propio, sino todo de Dios, y para disponerse las almas a despojarse
de los bienes propios, se necesita demasiado, por eso no serán muchos. Tú
no eres del número de los muchos, sino de los pocos; por eso está siempre
atenta a la llamada y a tu vuelo continuo."
Abril 19, 1919
Jesús hizo por cada una de las almas, todo lo que
estaban obligadas a hacer hacia su Creador.
Continuando mi habitual estado, me sentía toda afligida y mi siempre
amable Jesús al venir me ha estrechado y rodeándome el cuello con su brazo
me ha dicho:
"Hija mía, ¿qué tienes? Tu aflicción pesa sobre mi corazón y me
traspasa más que mis mismas penas, pobre hija, tú me has compadecido
tantas veces y has tomado sobre ti mis penas, ahora quiero compadecerme de
ti y tomar Yo tu pena."
Y me estrechaba toda a su corazón y sacándome fuera de mí misma ha
agregado:
"Elévate hija mía, ven en mi Divinidad para poder comprender mejor
y ver lo que hacía mi Humanidad en favor de las criaturas."
Yo no sé decir lo que he comprendido, en muchas cosas me faltan las
palabras, digo sólo lo que me ha dicho mi dulce Jesús:
"Hija mía, mi Humanidad fue el órgano que reordenó la armonía entre
el Creador y la criatura. Yo hice por cada alma todo lo que estaban
obligadas a hacer hacia su Creador, no excluyendo ni siquiera a las mismas
almas perdidas, porque por todas las cosas creadas debía dar al Padre gloria,
amor y satisfacción completas, con esta sola diferencia, que las almas que en
alguna forma satisfacen sus deberes hacia el Creador, que casi ninguna llega
a satisfacerlos todos, a la mía se une su gloria y todo lo que hacen queda
como injertado en la mía; en cambio las almas perdidas quedan como
miembros áridos, que faltándoles los humores vitales no son aptas para
recibir ningún injerto del bien que he hecho para ellas, sino que sólo son
aptas para arder en el fuego eterno. Así que mi Humanidad restituyó la
armonía perdida entre criaturas y Creador, y la selló a precio de sangre y de
penas inauditas."
Mayo 4, 1919
Jesús tiene su trono en la tierra en el alma que vive en su Voluntad.
Vivo entre privaciones y amarguras, sólo el Querer de mi Jesús es mi única
fuerza y vida. Entonces, por poco tiempo mi dulce Jesús se ha hecho ver en
mi interior, todo afligido y pensativo, sosteniéndose la frente con su mano.
Yo al verlo tan afligido le he dicho: "Jesús, ¿qué tienes que estás tan
afligido y pensativo?" Y Él mirándome me ha dicho:
"¡Ah! hija mía, desde dentro de tu corazón estoy dividiendo la suerte
del mundo, tu corazón es el centro de mi trono en la tierra, y desde mi centro
veo al mundo, sus locuras, el precipicio que están preparando, y a Mí como
puesto a un lado, como si nada fuese para ellos, y Yo estoy obligado no sólo
a quitar la luz de la Gracia, sino aun la misma luz de la razón natural, para
confundirlos y hacerlos tocar con la mano quién es el hombre y qué puede
hacer el hombre, y desde dentro de tu corazón lo veo y lloro y ruego por el
hombre ingrato, y te quiero a ti junto conmigo a llorar, rezar y sufrir, para mi
consuelo y compañía."
Y yo: "Pobre Jesús mío, cuánto te compadezco. ¡Ah! sí, lloraré y
rogaré junto contigo, pero dime Amor mío, ¿cómo es posible que mi corazón
sea el centro de tu trono en la tierra, mientras que hay tantas almas buenas en
las cuales Tú habitas, mientras que yo soy tan mala?"
Y Él ha agregado: "También en el Cielo tengo el centro de mi trono;
mientras soy vida de cada uno de los bienaventurados, y con ser vida de
cada uno de ellos no por eso queda excluido que hay un trono donde reside
como punto de centro toda mi Majestad, mi Omnipotencia, Inmensidad,
Belleza y Sabiduría, etc., las cuales ningún bienaventurado puede contener,
no siendo capaces de contener toda la inmensidad de mi Ser. Así en la tierra
tengo mi centro, y mientras habito también en los demás, tengo mi punto de
centro desde donde decido, ordeno, obro, beneficio, castigo, lo que no hago
en las otras habitaciones. ¿Y sabes por qué te he elegido a ti como lugar de
centro? Porque te he escogido para hacer vida en mi Querer, y quien vive en
mi Querer es capaz de contenerme todo como punto de mi centro, porque
ella vive en el centro de mi Ser, y Yo vivo en el centro del suyo, pero
mientras vivo en su centro, vivo como si estuviera en mi propio centro;
mientras que quien no vive en mi Querer no puede abrazarme todo, así que a
lo más puedo habitar, pero no erigir ahí mi trono. ¡Ah! si todos
comprendieran el gran bien del vivir en mi Querer harían competencia, pero,
¡ay de Mí! cuán pocos lo comprenden y viven más en sí mismos que en Mí."
Mayo 8, 1919
Causa y necesidad de las penas que la Divinidad dio a la
Humanidad de Jesús. Causa por la que no las reveló antes.
Encontrándome en mi habitual estado, estaba pensando en las penas de mi
adorable Jesús, especialmente en aquellas que le hizo sufrir la Divinidad a la
Santísima Humanidad de Nuestro Señor. Mientras estaba en esto me he
sentido atraer al interior del corazón de mi Jesús, y en él tomaba parte en las
penas de su corazón santísimo que le hacía sufrir la Divinidad en el curso de
su Vida en la tierra. Estas penas son muy diversas de aquellas que el bendito
Jesús sufrió en el curso de su Pasión por manos de los judíos, son penas que
casi no se pueden decir. Yo, de aquél poco que tomaba parte, sé decir que
sentía un dolor agudo, acerbo, acompañado de un desgarro del mismo
corazón que me hacía sentir en realidad morir, pero después Jesús casi con
un prodigio de su Amor me daba nuevamente la vida. Entonces mi dulce
Jesús, después de que he sufrido, me ha dicho:
"Hija de mis penas, debes saber que las penas que me dieron los judíos
fueron una sombra de las que me dio la Divinidad, y esto era conforme a
justicia para recibir plena satisfacción. El hombre, pecando, no sólo ofende
a la Majestad Suprema externamente, sino también internamente y desfigura
en su interior la parte divina que le fue infundida al crearlo, así que el
pecado se forma primero en el interior del hombre y después sale al exterior,
más bien, muchas veces lo que sale al exterior es la parte mínima, y la parte
mayor queda en el interior. Ahora, las criaturas eran incapaces de penetrar
en mi interior y hacerme satisfacer con penas la gloria del Padre, que con
tantas ofensas de su interior le habían negado; mucho más que estas ofensas
herían la parte más noble de la criatura, cual es la inteligencia, la memoria y
la voluntad, donde está sellada la imagen divina. ¿Quién debía entonces
tomar este empeño, si la criatura era incapaz? Por esto fue necesario que la
Divinidad misma tomara este empeño y me hiciera de verdugo amoroso,
pero por cuanto amoroso, más exigente para recibir plena satisfacción por
todos los pecados hechos en el interior del hombre. La Divinidad quería la
obra completa y la plena satisfacción de la criatura, tanto del interior como
del exterior, así que en la Pasión que me dieron los judíos di satisfacción a la
gloria externa del Padre que las criaturas le habían quitado; en la Pasión que
me dio la Divinidad en todo el curso de mi Vida, di satisfacción al Padre por
todos los pecados del interior del hombre. De esto podrás comprender que
las penas que sufrí de manos de la Divinidad, superan grandemente a las
penas que me dieron las criaturas, es más, casi no pueden compararse y son
menos accesibles a la mente humana. Así como entre el interior del hombre
y el exterior hay una gran diferencia, mucho más diferencia hay entre las
penas que me infligió la Divinidad y las que me dieron las criaturas el último
día de mi Vida, las primeras eran desgarros crueles, dolores sobrehumanos
capaces de darme muerte, y repetidas muertes en las partes más íntimas,
tanto del alma como del cuerpo, ni siquiera una fibra quedaba excluida. En
las segundas eran dolores acerbos, pero no desgarros capaces de darme
muerte a cada pena, como sí era capaz la Divinidad teniendo el poder y el
querer. ¡Ah, cuánto me cuesta el hombre! Pero el hombre ingrato no se
ocupa de Mí y no busca comprender cuánto lo he amado y cuánto he sufrido
por él, tanto que ni siquiera ha llegado a comprender todo lo que sufrí en la
Pasión que me dieron las criaturas, y si no comprenden lo menos, ¿cómo
pueden comprender lo más de lo que he sufrido por ellos? Por esta causa me
he tardado en revelar las penas innumerables e inauditas que me dio la
Divinidad por causa de ellos, pero mi Amor quiere desahogo y
correspondencia de amor, por eso te llamo a ti en la inmensidad y altura de
mi Querer, donde todas estas penas están en acto, y tú no sólo tomas parte en
ellas, sino que a nombre de toda la familia humana las honras y das la
correspondencia de amor, y junto conmigo te sustituyes a todo lo que las
criaturas están obligadas, pero con sumo dolor mío y daño para ellas, ni
siquiera lo piensan."
Mayo 10, 1919
Por cuanto dura la Divina Voluntad en
el alma, tanto dura la Vida Divina en ella.
Estaba muy afligida y casi preocupada acerca de mi pobre estado, y Jesús,
queriéndome distraer del pensar en mí misma me ha dicho:
"Hija mía, ¿qué haces? El pensamiento de ti misma te hace salir de mi
Voluntad. ¿Y no sabes tú que por cuanto dura mi Voluntad en ti, tanto dura
la Vida Divina, y en cuanto cesa mi Querer así cesa la Vida Divina y
retomas tu vida humana? ¡Bello cambio que haces! Así sucede a la
obediencia, hasta en tanto que dura la obediencia dura la vida de quien ha
mandado en quien obedece, en cuanto cesa la obediencia así se retoma la
vida propia."
Después, como suspirando ha agregado: "¡Ah!, tú no sabes la
destrucción que hará el mundo, y todo lo que ha sucedido hasta ahora se
puede llamar juego en comparación de los castigos que vendrán; no te los
hago ver todos para no oprimirte demasiado, y Yo viendo la obstinación del
hombre me estoy como escondido en ti; tú ruega junto conmigo y no quieras
pensar en ti misma."
Mayo 16, 1919
Efectos de los actos hechos en la Divina
Voluntad. El sol es imagen de estos actos.
Estaba pensando como puede ser que un solo acto hecho en el Querer Divino
se multiplique en tantos para hacer bien a todos. Mientras estaba en esto, mi
dulce Jesús se ha movido en mi interior, y con una luz que me enviaba a la
mente me ha dicho:
"Hija mía, una imagen de esto la encontrarás en el sol. Uno es el sol,
uno el calor, una la luz, sin embargo este sol se multiplica en todos, dando a
cada uno su luz y su calor según las diversas circunstancias: Para el hombre
es luz de cada ojo, de cada acción, de cada paso, y si la criatura cambia la
acción o el camino, la luz la sigue, pero uno es el sol. El sol se multiplica en
toda la naturaleza, dando a cada cosa sus diversos efectos; al despuntar
embellece toda la naturaleza y su luz multiplicándose en la escarcha
nocturna forma el rocío, extendiendo sobre todas las plantas un manto
argentino, que da tal realce y belleza a toda la naturaleza, de dejar atónita y
encantada la mirada humana, tanto, que el hombre con toda su industria no
tiene poder de formar una sola gota de rocío; pasa más adelante, a las flores
les da su color y su perfume, pero no un solo color, sino que a cada una su
color y su perfume distinto; en cambio a los frutos, con su calor y luz les da
la dulzura y la maduración, y a cada fruto diversidad de dulzura, pero uno es
el sol; fecunda y hace crecer otras plantas; así que toda la naturaleza recibe
vida del sol y cada cosa tiene el distinto efecto que le conviene.
Ahora, si esto hace el sol porque está en lo alto y se hace vida de toda
la Creación que vive en lo bajo, a pesar de que el sol es uno, mucho más los
actos hechos en mi Voluntad, porque el alma sube en Mí y obra en la altura
de mi Voluntad, y más que sol se ponen a guardia de todas las criaturas para
darles vida; a pesar de que uno es el acto, como sol dardea sobre todas las
criaturas, y a quién embellece, a quién le fecunda la Gracia, a quién lo libra
del frío, a quién le ablanda el corazón, a quién le disipa las tinieblas, a quién
la purifica y la enfervoriza, dando a cada una los diversos efectos que se
necesitan y según las disposiciones mayores o menores de cada una. Esto
sucede también con el sol que resplandece sobre el horizonte, si el terreno es
estéril, el sol da poco desarrollo a las plantas; si la semilla de la flor no está,
el sol con toda su luz y calor no la hace brotar; si el hombre no quiere
activarse en su obrar, el sol nada le hace ganar, así que el sol produce los
bienes en la Creación según la fecundidad de los terrenos y de la actitud del
hombre. Así estos actos hechos en mi Querer, a pesar de que corren para
bien de todos, obran según las disposiciones de cada uno y según la actitud
del alma que vive en mi Querer, así que un acto de más hecho en mi Querer,
es un sol de más que resplandece sobre todas las criaturas."
Después he tratado de fundirme en mi Jesús, en su Querer,
multiplicando mis pensamientos en los suyos para reparar y sustituirme por
todas las inteligencias creadas, presentes, pasadas y futuras, y decía de
corazón a mi Jesús: "Cuánto quisiera darte con mi mente toda la gloria, el
honor, la reparación por toda la familia humana, aun por las mismas almas
perdidas, que con su inteligencia no te han dado."
Y Él, como complaciéndose me ha besado en la frente y me ha dicho:
"Y Yo con mi beso sello todos tus pensamientos con los míos, a fin de
que siempre encuentre en ti todas las mentes creadas, y a nombre de ellas Yo
reciba continua gloria, honor y reparación."
Mayo 22, 1919
Las almas en la era del vivir en el Divino Querer,
completarán la gloria por parte de la Creación.
Continuando mi habitual estado, mi pequeña mente se perdía en el Santo
Querer de Dios, y no sé cómo, comprendía cómo la criatura no le da a Dios
la gloria que está obligada a darle, y me sentía amargada. Y mi dulce Jesús
queriéndome instruir y consolarme, con una luz intelectual me ha dicho:
"Hija mía, todas mis obras son completas, así que la gloria que me
debe dar la criatura será completa, y no llegará el último día si toda la
Creación no me da el honor y la gloria querida y establecida por Mí mismo;
y lo que no me dan los unos, me lo tomo de los otros, y duplico las gracias
en éstos, gracias que los otros me rechazaron, y de éstos recibo doble amor y
gloria; en otros, según su disposición llego a dar gracias que daría a diez, a
otros la que daría a cien, a otros la de mil, y a veces doy gracias que daría a
una ciudad, a provincias y aun a reinos enteros, y éstos me aman y me dan
gloria por diez, por cien, por mil, etc. Así mi gloria viene completada por
parte de la Creación, y cuando veo que la criatura no puede llegar a más, a
pesar de su buena voluntad, la atraigo en mi Querer, donde encuentra virtud
de multiplicar un solo acto por cuantos quiere, y me da la gloria, honor,
amor, que los demás no me dan. Por eso estoy preparando la era del vivir en
mi Querer, para que lo que no han hecho en las generaciones pasadas, y que
no harán, en esta era de mi Voluntad completarán el amor, la gloria, el honor
de toda la Creación, dándoles gracias sorprendentes e inauditas. He aquí por
qué te llamo a ti en mi Querer y te susurro al oído: ‘Jesús, pongo a tus pies
la adoración, la sujeción de toda la familia humana; pongo en tu corazón el
te amo de todos; en tus labios imprimo mi beso, para sellar con éste el beso
de todas las generaciones; con mis brazos te estrecho, para estrecharte con
los brazos de todos, para llevarte la gloria de todas las obras de las criaturas.’
Y Yo siento en ti la adoración, el te amo, el beso, etc., de toda la familia
humana. ¿Cómo no debería darte a ti el amor, los besos, las gracias que
debería dar a los demás?
Has de saber hija mía, que lo que hace la criatura en la tierra es el
capital que se hace para el Cielo, así que si poco ha hecho, poco tendrá; si
hace mucho, tendrá mucho; si una me ha amado y glorificado por diez,
tendrá diez contentos de más, correspondientes a otra tanta gloria, y será
amada por Mí diez veces más; si otra me ha amado y glorificado por cien,
por mil, tendrá contentos, amor y gloria por cien o por mil; así Yo daré a la
Creación lo que he decidido dar, y la Creación me dará lo que Yo debo
recibir de ella, y mi gloria será completada en todo."
Mayo 24, 1919
El alma en la cual habita Jesús, siente lo que el mundo
le manda a Él: Dureza, tinieblas, pecados, etc.
Me sentía muy oprimida y afligida por la privación de mi dulce Jesús y le
decía con todo el corazón: "Ven vida mía, sin Ti me siento agonizar, pero
no para morir sino para siempre agonizar; ven, no puedo más, no puedo
más." Mi dulce Jesús se ha movido en mi interior y yo sentía que me besaba
fuerte el corazón y después haciéndose ver me ha dicho:
"Hija mía, sentía una irresistible necesidad de desahogarme contigo en
amor."
Y yo de inmediato: "Jesús, cuánto me haces sufrir, tu privación me
mata; todas las demás penas me serían nada, más bien serían sonrisas y
besos tuyos, pero tu privación es muerte sin piedad, ¡ah, Jesús, Jesús, cómo
has cambiado!" Y Él interrumpiendo mi hablar me ha dicho:
"Hija de mi Amor, no quieres persuadirte que veo al mundo a través
de ti y de que estás obligada, puesto que moro en ti, a sentir lo que me
manda el mundo: dureza, tinieblas, pecados, furor de mi Justicia, etc. Así
que en lugar de pensar en mi privación, debes pensar en defenderme de los
males que me mandan las criaturas, y en aplacar el furor de mi Justicia, así
Yo quedaré defendido en ti y las criaturas quedarán menos castigadas."
Junio 4, 1919
Para que la Redención fuera completa, Jesús debía
sufrir la injusticia, el odio y las burlas, y como la
Divinidad era incapaz de darle estas penas, el último
de sus días sufrió la Pasión por parte de las criaturas.
Estaba pensando en la Pasión de mi siempre amable Jesús,
especialmente cuando se encontró bajo la tempestad de los flagelos y
pensaba entre mí: "¿Cuándo Jesús pudo sufrir más, en las penas que la
Divinidad le había hecho sufrir en todo el curso de su Vida, o bien en el
último día en las que le dieron los judíos?" Y mi dulce Jesús con una luz
que mandaba a mi inteligencia me ha dicho:
"Hija mía, las penas que me dio la Divinidad superan por mucho las
penas que me dieron las criaturas, tanto en la potencia como en la intensidad
y multiplicidad y en la duración, pero no hubo ni injusticia ni odio, sino
sumo amor, acuerdo de las Tres Divinas Personas, empeño que Yo había
tomado sobre de Mí de salvar a las almas a costa de sufrir tantas muertes por
cuantas criaturas salían a la luz de la Creación, y que el Padre con sumo
amor me había otorgado. En la Divinidad no existe ni puede existir ni la
injusticia ni el odio, por tanto era incapaz de hacerme sufrir estas penas, pero
el hombre con el pecado había cometido suma injusticia, odio, etc., y Yo
para glorificar al Padre completamente debía sufrir la injusticia, el odio, las
burlas, etc., he aquí por qué el último de mis días mortales sufrí la Pasión
por parte de las criaturas, donde fueron tantas las injusticias, los odios, las
burlas, las venganzas, las humillaciones que me hicieron, que a mi pobre
Humanidad la convirtieron en el oprobio de todos, hasta tal punto que no
parecía que fuera hombre, me desfiguraron tanto que ellos mismos tenían
horror de mirarme, era la abyección y el desecho de todos, así que podría
llamarlas dos Pasiones distintas. Las criaturas no me podían dar tantas
muertes ni tantas penas por cuantas criaturas y pecados habrían ellas de
cometer, eran incapaces, y por eso la Divinidad tomo el empeño, pero con
sumo amor y de acuerdo entre Nosotros. Por otro lado, la Divinidad era
incapaz de injusticia, etc., y ahí entraron las criaturas y completé en todo la
obra de la Redención. ¡Cuánto me cuestan las almas, y es por esto que las
amo tanto!"
Otro día estaba pensando entre mí: "Mi amado Jesús me ha dicho
tantas cosas, y yo, ¿he sido atenta en hacer lo que me ha enseñado? ¡Oh,
cómo escaseo en el contentarlo! ¡Cómo me siento incapaz para todo! Así
que sus tantas enseñanzas serán para mi condena." Y mi dulce Jesús
moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué te afliges? Las enseñanzas de tu Jesús jamás servirán
para condenarte; y aunque hicieras una sola vez lo que te he enseñado, en el
cielo de tu alma es siempre una estrella que pones, porque así como he
extendido un cielo sobre la naturaleza humana y mi Fiat lo adornó de
estrellas, así también he extendido un cielo en el fondo del alma, y el Fiat del
bien que hace, porque todo bien es fruto de mi Querer, viene y embellece
con estrellas este cielo, así que si hace diez bienes, pone diez estrellas; si mil
bienes, mil estrellas. Entonces piensa más bien en repetir cuanto más puedas
mis enseñanzas, para adornar de estrellas el cielo de tu alma, a fin de que
este cielo no sea inferior al cielo que resplandece sobre vuestro horizonte, y
cada estrella llevará la marca de la enseñanza de tu Jesús. ¡Cuánto honor me
darás!"
Junio 16, 1919
No hay santidad sin cruz. Ninguna virtud
se adquiere sin la unión de las penas.
Estaba pensando en mi interior: "¿Dónde están las penas que mi dulce
Jesús me había dicho que me participaría, pues no sufro casi nada?" Y mi
siempre amable Jesús me ha dicho:
"Hija mía, cómo te engañas, tú calculas las penas corporales y Yo calculo las
penas corporales y morales. Cuantas veces estabas privada de Mí, era una
muerte que tú sentías, y Yo me sentía reparado por las tantas muertes que se
dan las almas con el pecado, y tú tomabas parte en las tantas muertes que he
sufrido. Cuando te sentías fría, era otra pequeña muerte que sentías y venías
a tomar parte en la frialdad de las criaturas, que quisieran enfriar mi Amor,
pero mi Amor triunfante sobre su frialdad, la absorbe en Mí para sentir la
muerte de su frialdad y doy a ellas más ardiente amor; así de todas tus otras
penas, eran los males opuestos de las criaturas, que como tantas pequeñas
muertes te hacían tomar parte en mis muertes. Y además, ¿no sabes que mi
Justicia cuando está obligada por la impiedad de los pueblos a derramar
nuevos flagelos te suspende las penas? Los males serán tan graves que
hacen estremecer, sé que esto es una pena para ti, pero también Yo tuve esta
pena, habría querido liberar a las criaturas de todas las penas, tanto en el
tiempo como en la eternidad, pero esto no me fue concedido por la Sabiduría
del Padre y debí resignarme. ¿Tal vez quisieras tú superar a mi misma
Humanidad? ¡Ah, hija mía, ninguna especie de santidad es sin cruz, ninguna
virtud se adquiere sin la unión con las penas! Sin embargo debes saber que
te pagaré con usura todas mis privaciones y las mismas penas que querrías
sufrir y no sufres."
Junio 27, 1919
El corazón de Jesús: Manantial de gloria y de gracias.
Continuando mi habitual estado, mi amable Jesús me hacía ver su
corazón santísimo diciéndome:
"Hija mía, por cuantas virtudes practicó mi corazón, tantas fuentes se
formaron en él, y conforme se formaban, así salían innumerables ríos, que
brotando hasta el Cielo glorificaban dignamente al Padre a nombre de todos,
y estos ríos, desde el Cielo descendían para bien de todas las criaturas.
Ahora, también las criaturas conforme practican las virtudes, en sus
corazones se forman las pequeñas fuentes que hacen brotar sus pequeños
ríos que se cruzan con los míos, y brotando junto con los míos glorifican al
Padre Celestial y descienden para provecho de todos, y forman tal armonía
entre el Cielo y la tierra, que los mismos ángeles quedan sorprendidos ante
tan encantadora vista. Por eso sé atenta en practicar las virtudes de mi
corazón, para hacerme abrir los manantiales de mis gracias."
Julio 11, 1919
Los cielos del alma.
Paso días amarguísimos, mi amable Jesús poco o nada se hace ver, o como
relámpago y de carrera. Recuerdo que una noche se hizo ver cansado y
agotado y traía como un atado de almas en los brazos, y mirándome me ha
dicho:
"¡Ah! hija mía, será tal y tan grande la matanza que harán, que se
salvará sólo este puñado de almas que llevo entre mis brazos; ¡a qué locura
ha llegado el hombre! Tú no te turbes, seme fiel en mi ausencia y después
de la borrasca te pagaré con usura todas mis privaciones, multiplicándote al
doble mis visitas y mis gracias."
Y casi llorando ha desaparecido. Es inútil decir el dolor de mi pobre
corazón.
Otro día, sólo pasando ante mí, me dejó una luz en la mente que me
hacía comprender que el bendito Jesús, así como ha extendido el cielo sobre
nuestra cabeza, así ha extendido un cielo en nuestra alma, pero no sólo uno,
sino muchos más, así que cielo es nuestra inteligencia, cielo es nuestra
mirada, cielo es la palabra, la acción, el deseo, el afecto, el corazón; con la
diferencia de que el cielo externo no se cambia, ni crecen ni decrecen las
estrellas, mientras que los cielos de nuestro interior están sujetos a cambios,
así que si el cielo de nuestra mente piensa santamente, conforme se forman
los pensamientos así se forman las estrellas, los soles, los bellos cometas, y
nuestro ángel en cuanto los ve formados, los toma y los va colocando en el
cielo de nuestra inteligencia; y si el cielo de la mente es santo, la mirada es
santa, la palabra, el deseo, el latido son santos. Así que las miradas son
estrellas, la palabra es luz, el deseo es cometa que se extiende, el latido es
sol, y cada uno de los sentidos adorna su cielo. En cambio, si la mente es
mala, nada de bello se forma, es más, se extienden tales tinieblas que
oscurecen todos los otros cielos; así que la mirada lanza relámpagos de
impaciencia, la palabra profiere blasfemias, los deseos arrojan saetas de
pasiones brutales, el corazón de su seno hace salir granizadas devastadoras
sobre todo el obrar de la criatura; pobres cielos, cómo son oscuros, cómo dan
piedad."
Agosto 6, 1919
El abandono en Dios. Valor de los actos hechos en el Divino Querer.
Paso mis días amarguísimos, mi pobre corazón está como petrificado por el
dolor de la privación de quien forma mi vida, mi todo, y si bien resignada,
sin embargo no puedo hacer menos que lamentarme con mi dulce Jesús
cuando casi en forma fugaz, o me pasa delante, o se mueve en mi interior, y
recuerdo que en estos lamentos una vez me dijo:
"El abandono en Mí es imagen de dos torrentes, en donde uno se
descarga en el otro con tal ímpetu, que las aguas se confunden al juntarse, y
formando olas altísimas llegan hasta tocar el cielo, tanto, que el lecho de
aquellos torrentes queda seco; y el estruendo de esas aguas, su murmullo, es
tan dulce y armonioso, que el cielo al verse tocado por esas aguas se siente
honrado y resplandece de nueva belleza, y los santos a coro dicen: "Este es
el dulce sonido y la armonía que rapta, de un alma que se ha abandonado en
Dios, ¡cómo es bello, cómo es bello!"
Otro día me dijo: "¿De qué temes? Abandónate en Mí y quedarás
circundada por Mí como dentro de un círculo, de manera que si vienen los
enemigos, las ocasiones, los peligros, tendrán que vérselas conmigo y no
contigo y Yo responderé por ti. El verdadero abandono en Mí es reposo para
el alma y trabajo para Mí, y si el alma está inquieta, significa que no está
abandonada en Mí; justa pena para quien quiere vivir en sí misma es la
inquietud, haciéndome a Mí una gran afrenta y a ella un gran daño."
Otro día me lamentaba más fuerte aún, y mi amable Jesús todo bondad
me dijo:
"Hija mía, cálmate, este estado tuyo es el vacío que se está formando
para el segundo preparativo de los nuevos castigos que vendrán. Lee bien lo
que te he hecho escribir y encontrarás que no todos los castigos se han
verificado aún. Cuántas otras ciudades serán destruidas, las naciones
continuarán poniéndose como enemigas una de la otra, ¿y de Italia? Sus
naciones amigas se harán sus más fieros enemigos, por eso paciencia hija
mía, cuando todo esté preparado para volver a llamar al hombre, vendré a ti
como antes y rogaremos y lloraremos juntos por el hombre ingrato. Tú no
salgas jamás de mi Querer, porque siendo eterno mi Querer, lo que se hace
en mi Voluntad adquiere un valor eterno, inmenso, infinito, es como moneda
que surge y que jamás se agota; los más pequeños actos hechos en mi Querer
quedan escritos con caracteres imborrables y dicen: ‘Somos actos eternos,
porque un Querer eterno nos ha animado, formado y cumplido.’ Sucede
como a un vaso de barro en el cual se pone oro liquido, y el artífice con ese
oro licuado forma los objetos de oro, ¿acaso porque ese oro ha sido licuado
en un vaso de barro se dice que no es oro? Ciertamente que no; el oro es
siempre oro, sin importar en que vaso pueda licuar. Ahora, el vaso de barro
es el alma, mi Voluntad es el oro, el acto de obrar de la criatura en mi
Voluntad funde mi Voluntad con la suya y se licuan juntas, y con ese
líquido, Yo, divino artífice, formo los actos de oro eterno, de modo que Yo
puedo decir que son míos, y el alma puede decir que son los suyos."
Septiembre 3, 1919
El fundirse en Jesús equilibra las reparaciones.
Estaba lamentándome con mi dulce Jesús por mi pobre estado y porque me
he vuelto un ser inútil que no hago ningún bien, entonces, ¿para qué sirve mi
vida? Y mi amable Jesús me ha dicho:
"Hija mía, la razón de tu vida la sé Yo, no te corresponde a ti
investigarla, pero debes saber que el sólo fundirte en Mí todos los días y
varias veces al día, sirve para mantener el equilibrio de todas las
reparaciones, porque sólo quien entra en Mí y toma de Mí el principio de
todo lo que hace, puede equilibrar las reparaciones de todos y de todo, puede
equilibrar por parte de las criaturas la gloria del Padre, porque estando en Mí
un principio eterno, una Voluntad eterna, pude equilibrar todo:
satisfacciones, reparaciones y gloria completa del Padre Celestial por parte
de todos, así que conforme tú entras en Mí vienes a renovar el equilibrio de
todas las reparaciones y de la gloria de la Majestad Eterna. ¿Te parece poco
esto? ¿No sientes tú misma que no puedes hacer menos, y que Yo no te dejo
si antes no te veo fundirte en todas mis partículas para recibir de ti el
equilibrio de todas las reparaciones, sustituyéndote a nombre de toda la
familia humana? Busca por cuanto está en ti repararme por todo. Si
supieras cuánto bien recibe el mundo cuando un alma, sin la sombra del
interés personal, sino sólo por mi amor se eleva entre el Cielo y la tierra y
unida conmigo equilibra las reparaciones de todos."
Septiembre 13, 1919
Se debe morir a la propia vida para vivir de la vida de Jesús.
Mis amarguras crecen, y no hago otra cosa que lamentarme con mi siempre
amable Jesús diciéndole: "Piedad Amor mío, piedad, ¿no ves a qué estado
me he reducido? Siento que no tengo más vida, ni deseos, ni afectos, ni
amor, todo mi interior está como muerto. ¡Ah, Jesús! ¿Dónde está en mí el
fruto de tantas enseñanzas tuyas?" Mientras esto decía he sentido cerca a mi
dulce Jesús, y con fuertes cadenas me ataba y me ha dicho:
"Hija mía, la señal más cierta y el sello de mis enseñanzas en ti es el no
sentir nada propio, y además, ¿no es propiamente esto el vivir en mi Querer,
el perderse en Mí? ¿Cómo vas buscando tus deseos, tus afectos y otras
cosas, si los has perdido en mi Querer? Mi Voluntad es inmensa, y para
encontrarlos se necesita demasiado, y para vivir de Mí conviene no vivir más
de la vida propia, de otra manera haces ver que no estás contenta de vivir de
mi Vida y toda perdida en Mí."
Septiembre 26, 1919
Efectos del estado de víctima.
No hago otra cosa que lamentarme con mi amable Jesús, y el bendito
Jesús haciéndose oír me ha dicho:
"Hija mía, quien es víctima debe estar expuesta a recibir todos los
golpes de la Justicia Divina, y debe probar en sí las penas de las criaturas y
los rigores que estas penas merecen de la Justicia Divina. ¡Oh! cómo gemía
mi despedazada Humanidad bajo estos rigores! Y no sólo esto, sino que de
tu estado de privación y abandono puedes ver cómo las criaturas están
conmigo y cómo la Justicia Divina está por castigarlas con más terribles
flagelos, el hombre ha llegado al estado de completa locura, y con los locos
se usan los medios más duros."
Y yo: "¡Ah, mi Jesús, mi estado es demasiado duro, si no tuviese el
encanto de tu Querer que me tiene como absorbida, yo no sé qué haría!"
Y Jesús: "Mí Justicia no puede tomarse de dos la satisfacción, por eso
te tiene como suspendida de las penas de antes; pero como cuando Yo quise
que te pusieras en este estado estuvo también el concurso de la obediencia,
ahora la obediencia quiere mantenerte aún, es por eso que continúa
teniéndote en tal estado, pero esto es siempre algo ante la Justicia Divina,
porque la criatura quiere hacer su parte; tú no te apartes en nada y después
verás lo que hará tu Jesús por ti."
Octubre 8, 1919
Efectos de la confianza.
Continuando mi habitual estado de penas y de privaciones, me la paso conJesús casi en silencio, toda abandonada en Él como una pequeña bebita.
Entonces mi dulce Jesús haciéndose ver en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, la confianza en Mí es la pequeña nube de luz en la cual
queda el alma tan envuelta, que le hace desaparecer todos los temores, todas
las dudas, todas las debilidades, porque la confianza en Mí no sólo le forma
esta pequeña nube de luz que la envuelve toda, sino que la nutre con
alimentos contrarios, que tienen la virtud de disipar todos los temores, dudas
y debilidades. En efecto, la confianza en Mí disipa el temor y nutre al alma
de puro amor, disipa las dudas y le da la certeza, quita la debilidad y le da la
fortaleza, es más, la hace tan atrevida conmigo, que se aferra a mis pechos y
chupa, chupa y se nutre, no quiere otro alimento, y si ve que chupando no
recibe nada, y esto lo permito para ejercitarla en la más alta confianza, ella
ni se cansa ni se separa de mi pecho, es más, chupa más fuerte, golpea la
cabeza en mi pecho y Yo complacido la hago hacer. Así que el alma que
verdaderamente confía en Mí es mi sonrisa y mi complacencia, quien confía
en Mí me ama, me estima, me cree rico, potente, inmenso; en cambio quien
desconfía, no me ama en verdad, me deshonra, me cree pobre, impotente,
pequeño, ¡qué afrenta a mi Bondad!"
Octubre 15, 1919
El Querer Divino lleva el estado de seguridad.
Continuando mi habitual estado, estaba pensando: "¿Cómo será? Soy tan
mala, no soy buena para nada, con las privaciones de mi Jesús me he
reducido a un estado de hacer llorar, y si se pudiera ver, aun las piedras
llorarían, y con todo esto ni dudas, ni temores, ni de juicio ni de infierno, qué
estado tan lamentable es el mío." Mientras esto pensaba, mi amable Jesús se
ha movido en mi interior y me ha dicho:
"Hija mía, en cuanto el alma entra en mi Querer y se decide a vivir en
Él, huyen de ella todas las dudas y todos los temores. Sucede como a una
hija de un rey, que por cuanto la gente quisiera decirle que no es hija de su
padre, ella no les presta atención, más bien está orgullosa y dice a todos: ‘Es
inútil que me digan lo contrario, que quieran infundirme dudas y temores, yo
soy verdadera hija del rey, él es mi padre, vivo con él; es más, su mismo
reino es mío.’ Así que aunado a tantos otros bienes que lleva el vivir en mi
Querer, lleva el estado de seguridad, y como hace suyo lo que es mío, ¿cómo
puede temer de lo que posee? Así que el temor, la duda, el infierno, se
pierden y no encuentran la puerta, el camino, la llave para entrar en el alma,
es más, en cuanto el alma entra en el Querer Divino se desnuda de sí y Yo la
visto de Mí con vestiduras reales, y estas vestiduras le ponen el sello de que
es mi hija, de que mi reino, así como es mío es suyo, y defendiendo nuestros
derechos toma parte en juzgar y en condenar a los demás. Entonces, ¿cómo
quieres tú ir pescando temores?"
Noviembre 3, 1919
Participación de las penas del estado de víctima de Jesús.
Estaba pensando acerca de mi pobre estado, el dolor de su privación me
petrifica, pero estoy calmada y toda abandonada en mi dulce Jesús. El Cielo
me parece cerrado, la tierra desde hace mucho ni siquiera la conozco, y si no
la conozco, ¿cómo puedo esperar ayuda? Así que no tengo ni siquiera la
esperanza de esperar ayuda de personas de este pobre mundo; si no tuviera la
dulce esperanza en mi Jesús, en mi vida, en mi todo, que es mi único apoyo,
yo no sé qué cosa haría. Entonces mi siempre amable Jesús viendo que no
podía más, ha venido y poniéndome su santa mano en la frente para darme
fuerza me ha dicho:
"Pobre hija, hija de mi corazón y de mis penas, ánimo, no te abatas,
nada ha terminado para ti; más bien cuando parece que termina entonces
comienza. De todo lo que tú piensas nada es verdad, tu estado presente no
es otro que un punto del estado de víctima de mi Humanidad. ¡Oh! cuántas
veces se encontraba mi Humanidad en estas circunstancias dolorosas, Ella
estaba fundida con mi Divinidad, más aún, era una sola cosa, sin embargo
mi Divinidad, que tenía todo el poder y quería la expiación de toda la familia
humana, me hacía sentir el rechazo, el olvido, los rigores, la separación que
merecía toda la naturaleza humana. Estas penas para Mí eran las más
amargas, y por cuanto más fundido con la Divinidad, tanto más me resultaba
doloroso sentir el alejamiento; mientras estaba unido y amado, sentirme
olvidado; honrado y sentir el rechazo; santo y verme cubierto con todas las
culpas; qué contraste, qué penas, tanto, que para sufrir esto se necesitaba un
milagro de mi Omnipotencia. Ahora, mi Justicia quiere la renovación de
estas penas de mi Humanidad, pero quién podía sentirlas sino a quien había
fundido conmigo, honrado tanto de llamarla a vivir en la altura de mi
Querer, desde cuyo centro toma todas las generaciones, las une y me repara,
me ama, se sustituye a todas las criaturas, y mientras esto hace siente el
olvido, el rechazo, la separación de quien forma su misma vida. Estas son
penas que sólo tu Jesús puede calcular, pero en ciertas circunstancias me son
necesarias, tanto, que estoy obligado a esconderte más en Mí para no hacerte
sentir toda la acerbidad del dolor, y mientras te escondo, Yo repito lo que
hacía y sufría mi Humanidad, por eso cálmate, este estado terminará para
hacerte adentrar en otros pasos de mi Humanidad. Cuando sientas que no
puedes más, abandónate más en Mí y oirás a tu Jesús que ruega, sufre,
repara, y tú sígueme, Yo seré actor y tú espectadora, y cuando hayas
descansado tomarás la parte de actora y Yo seré espectador, así nos
alternaremos mutuamente."
Diciembre 6, 1919
El alma en la Divina Voluntad da a Dios el amor que no darán
las almas perdidas. Dios al crear al hombre lo dejó libre
y le dio el poder de hacer el bien que quiere.
No siento la fuerza de escribir mis dolorosas penas, digo sólo algunas
palabras que mi dulce Jesús me había dicho y que yo no pensaba escribir,
pero Jesús, reprochándomelo, me hizo decidir el escribirlas.
Recuerdo que una noche estaba haciendo la adoración a mi crucificado
Jesús y le decía: "Amor mío, en tu Querer encuentro todas las generaciones,
y yo a nombre de toda la familia humana te adoro, te beso, te reparo por
todos; tus llagas, tu sangre se las doy a todos, a fin de que todos encuentren
su salvación, y si las almas perdidas no pueden ya recibir el provecho de tu
santísima sangre, ni amarte, la tomo yo por ellas para hacer lo que deberían
hacer ellas, no quiero que tu Amor quede defraudado por parte de las
criaturas, por todos quiero suplir, repararte, amarte, desde el primero hasta el
último hombre." Mientras esto y otras cosas decía, mi dulce Jesús me puso
los brazos al cuello y estrechándome me dijo:
"Hija mía, eco de mi Vida, mientras tú rezabas mi Misericordia se
endulzaba y mi Justicia perdía la aspereza, y no sólo en el tiempo presente,
sino también en el tiempo futuro, porque tu oración permanecerá en acto en
mi Voluntad, y en virtud de ella mi Misericordia dulcificada correrá más
abundante y mi Justicia será menos rigorosa, y no sólo esto, sino que
escucharé las notas de amor de las almas perdidas, y mi corazón sentirá
hacia ti un amor de especial ternura, al encontrar en ti el amor que me debían
dar estas almas y derramaré en ti las gracias que tenía preparadas para ellas."
Otra vez me dijo: "Hija mía, amo tanto a la criatura, que al crear el cielo, las
estrellas, el sol y toda la naturaleza, no les dejé ninguna libertad, así que el
cielo no puede agregar una estrella más, ni quitar ninguna; ni el sol perder o
agregar una gota de luz de más; en cambio al crear al hombre lo dejé libre,
es más, lo quería junto conmigo en crear las estrellas, el sol, para embellecer
el cielo de su alma, y conforme debía hacer el bien, ejercitarse en las
virtudes, le daba el poder de formarse las estrellas, los soles más
espléndidos, y por cuanto más bien hacía, tantas más estrellas formaba, y por
cuanta más intensidad de amor y de sacrificio, más esplendor y más luz
agregaba a sus soles, y Yo, paseando junto con él en el cielo de su alma le
decía: ‘Hijo mío, por cuanto más bello quieres hacerte, tanta más
complacencia me das, es más, amo tanto tu belleza que te incito, te enseño, y
en cuanto te decides Yo corro y junto contigo renuevo la Potencia creadora y
te doy el poder de hacer el bien que quieres; te amo tanto que no te he hecho
esclavo, sino libre, pero, ¡ay, cuánto abuso de este poder que te he dado,
tienes el atrevimiento de convertirlo en tu misma ruina y en ofensa a tu
Creador!"
Diciembre 15, 1919
La Divina Voluntad fuente de bien y de santidad.
Estaba diciendo a mi siempre amable Jesús: "Ya que no quieres
decirme nada, al menos dime que me perdonas si en alguna cosa te he
ofendido." Y Él rápidamente ha respondido:
"¿De qué quieres que te perdone? Quien hace mi Voluntad y vive en
Ella ha perdido la fuente, el germen, el origen del mal, porque mi Voluntad
contiene la fuente de la santidad, el germen de todos los bienes, el origen
eterno, inmutable e inviolable, así que quien en esta fuente vive, es santa y el
mal no tiene más contacto con ella, y si en alguna cosa aparentemente
aparece el mal, el origen, el germen es santo, el mal no existe, y esto sucede
también en Mí: Cuando la Justicia me forza a castigar a las criaturas,
aparentemente parece que les hago el mal haciéndolas sufrir, y cuánto me
dicen por ello, hasta decirme injusto, pero esto no puede ser faltando en Mí
el origen, el germen del mal, es más, en esa pena que mando hay en Mí un
amor más tierno y más intenso. Sólo la voluntad humana es fuente que
contiene el germen de todos los males, y si algún bien parece que haga, ese
bien está infectado, y quien toca aquel bien quedará por él infectado y
envenenado."
Entonces yo he continuado con lo mío, esto es, sustituirme por todos
como Jesús me ha enseñado, como está explicado en anteriores escritos
míos, y mientras esto hacía me ha dicho:
"Hija mía, conforme vas repitiendo lo que te he enseñado, así me siento
herido por mi mismo Amor; cuando te lo enseñé Yo, te herí a ti con mi
eterno Amor, cuando me lo repites tú, me hieres a Mí, y aún con solo
recordar mis palabras y enseñanzas, son heridas que me das. Si me amas,
hiéreme siempre."
Diciembre 26, 1919
Vivir en la Divina Voluntad es Sacramento y
sobrepasa a todos los demás Sacramentos juntos.
Estaba pensando entre mí: "¿Cómo puede ser que el hacer la
Voluntad de Dios sobrepasa a los mismos Sacramentos?" Y Jesús
moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, ¿y por qué los Sacramentos se llaman Sacramentos?
Porque son sagrados, tienen el valor y el poder de conferir la Gracia, la
santidad; pero estos Sacramentos obran según las disposiciones de las
criaturas, tanto que muchas veces quedan hasta infructuosos, sin poder
conferir los bienes que contienen. Ahora, mi Voluntad es sagrada, es santa,
y contiene toda junta la virtud de todos los Sacramentos, y no sólo esto, sino
que no necesita trabajar para disponer al alma a recibir los bienes que
contiene mi Voluntad, porque en cuanto el alma se ha dispuesto a hacer mi
Voluntad, se ha dispuesto por sí misma a recibirlos, y mi Voluntad
encontrando todo preparado y dispuesto, aun a costa de cualquier sacrificio,
sin tardanza se comunica al alma, derrama en ella los bienes que contiene y
forma los héroes, los mártires del Divino Querer, los portentos más
inauditos; y además, qué hacen los Sacramentos sino unir al alma con Dios.
Y ¿qué cosa es hacer mi Voluntad? ¿No es acaso unir la voluntad de la
criatura con su Creador? Perderse en el Querer eterno, la nada subir al
Todo, el Todo descender en la nada; es el acto más noble, más divino, más
puro, más bello, más heroico que la criatura puede hacer. ¡Ah! sí, te lo
confirmo, te lo repito, mi Voluntad es Sacramento y sobrepasa a todos los
Sacramentos juntos, pero en modo más admirable, sin intervención de nadie,
sin ninguna materia; el Sacramento de mi Voluntad se forma entre mi
Voluntad y la del alma, las dos voluntades se anudan juntas y forman el
Sacramento. Mi Voluntad es Vida y el alma está ya dispuesta a recibir la
Vida; es Santa, y recibe la santidad; es Fuerte, y recibe la fuerza, y así de
todo lo demás. En cambio mis otros Sacramentos, cuánto deben trabajar
para disponer a las almas, si es que lo logran. Y estos canales que he dejado
a mi Iglesia, ¿cuántas veces quedan maltratados, despreciados, conculcados?
Y algunos se sirven de ellos para ensuciarse y los ponen contra de Mí para
ofenderme; ¡Ah, si tú supieras los sacrilegios enormes que se hacen en el
Sacramento de la confesión y los abusos horrendos del Sacramento de la
Eucaristía, llorarías junto conmigo por el gran dolor! ¡Ah! sí, sólo el
Sacramento de mi Voluntad puede cantar gloria y victoria, sólo él es pleno
en sus efectos y es intangible de ser ofendido por la criatura, porque para
entrar en mi Voluntad debe dejar su voluntad, sus pasiones, y sólo entonces
mi Voluntad se abaja a ella, la inviste, la funde, y de ella hace portentos. Por
eso cuando hablo de mi Voluntad hago fiesta, no la termino jamás, es plena
mi alegría, no entra amargura entre Mí y el alma. En cambio en los otros
Sacramentos mi corazón nada en el dolor, el hombre me los ha cambiado en
fuentes de amarguras, mientras que Yo se los he dado como tantas fuentes
de gracia."
Enero 1, 1920
En cada acto que el alma hace en la Divina Voluntad,
Jesús queda multiplicado como en las hostias sacramentales.
Continuando mi habitual estado, me parecía que mi siempre amable Jesús
salía de mi interior, y mirándolo lo veía todo bañado en lágrimas, hasta sus
vestidos, sus santísimas manos estaban cubiertas de lágrimas, ¡qué dolor!
Yo he quedado conmovida y Jesús me ha dicho:
"Hija mía, qué trastorno hará el mundo, los flagelos correrán más
dolorosos que antes, tanto que no hago más que llorar su triste suerte."
Después ha agregado: "Hija mía, mi Voluntad es como una rueda, y
quien en Ella entra queda encerrado dentro, y no encuentra abertura para
salir de Ella, y todo lo que hace queda fijado al punto eterno y desemboca en
la rueda de la eternidad. ¿Pero sabes cuáles son los vestidos del alma que
vive en mi Querer? No son de oro, sino de luz purísima, y esta vestidura de
luz le servirá como espejo para hacer ver a todo el Cielo cuantos actos ha
hecho en mi Querer, porque en cada acto que ha hecho en mi Voluntad me
ha encerrado a todo Yo, y esta vestidura estará adornada de tantos espejos, y
en cada uno se verá todo Yo mismo, así que desde donde sea mirada, por
delante, por detrás, por la derecha, por la izquierda, me verán a Mí y
multiplicado en tantos, por cuantos actos ha hecho en mi Querer. Vestidura
más bella no podría darle, será el distintivo exclusivo de las almas que viven
en mi Querer."
Yo he quedado un poco confundida al oír eso, y Él ha agregado:
"¿Cómo, dudas de esto? ¿Qué no sucede lo mismo en las hostias
sacramentales? Si hay mil hostias, mil Jesús hay, y a mil almas me doy en
comunión todo entero; si hay cien hostias, hay cien Jesús y me puedo dar en
comunión sólo a cien. Así, en cada acto hecho en mi Voluntad, el alma me
encierra dentro y Yo quedo sellado dentro de la voluntad del alma, así que
estos actos hechos en mi Querer son comuniones eternas, no sujetas como
las hostias sacramentales a consumirse las especies, y con el consumirse las
especies mi Vida Sacramental termina, en cambio en las hostias de mi
Voluntad no entra ni harina, ni ninguna otra materia, el alimento, la materia
de estas hostias de mi Voluntad es mi misma Voluntad eterna unida con la
voluntad del alma, eterna conmigo, no sujetas estas dos voluntades a
consumirse. Entonces, ¿qué de extraño tiene el que se vea tantas veces
multiplicada toda mi Persona por cuantos actos ha hecho en mi Voluntad,
mucho más que Yo he quedado sellado en ella y ella tantas veces en Mí?
Así que también en Mí quedará multiplicada tantas veces el alma por
cuantos actos ha hecho en mi Querer; son los prodigios de mi Querer, y esto
basta para quitarte cualquier duda."
Enero 9, 1920
Todas las cosas creadas llevan el Amor de Dios al hombre.
Estaba rezando y con mi pensamiento me fundía en el Querer eterno, y
poniéndome ante la Majestad Suprema decía: "Eterna Majestad, vengo a tus
pies a nombre de toda la familia humana, desde el primero hasta el último
hombre de todas las generaciones humanas, a adorarte profundamente; a tus
pies santísimos quiero sellar las adoraciones de todos; vengo a reconocerte a
nombre de todos como Creador y dominador absoluto de todo; vengo a
amarte por todos y cada uno, vengo a corresponderte en amor por todos, por
cada cosa creada en la que has puesto para nosotros tanto Amor, que la
criatura jamás podrá encontrar amor suficiente para corresponderte en amor,
pero yo en tu Querer encuentro este Amor, y queriendo que mi amor, así
como todos mis demás actos, sean plenos, completos, y por todos, por eso he
venido en tu Querer, donde todo es inmenso y eterno, y encuentro Amor
para poderte amar por todos; así pues te amo por cada estrella que has
creado, te amo por cuantas gotas de luz e intensidad de calor has puesto en el
sol." ¿Pero quién puede decir todo lo que mi pobre mente decía? Me
extendería demasiado en decirlo todo, por eso mejor pongo punto. Ahora,
mientras esto hacía, un pensamiento me ha dicho: "¿Cómo es eso, y en qué
manera Nuestro Señor ha puesto en cada cosa creada ríos de amor hacia la
criatura?" Y una luz ha respondido a mi pensamiento:
"Cierto hija mía que en cada cosa creada mi Amor se derramaba a
torrentes hacia la criatura; te lo dije antes, te lo confirmo ahora, que mientras
mi Amor increado creaba el sol, en él ponía océanos de amor, y en cada gota
de luz que debía inundar al ojo, al paso, a la mano y todo lo de la criatura,
corría mi Amor, y casi tocándole dulcemente el ojo, la mano, el paso, la
boca, le da mi beso eterno y le lleva mi Amor; junto con la luz corre el calor,
y golpeándola un poco más fuerte y casi impaciente por el amor de la
criatura, hasta asaetearla, le repito más fuerte mi ‘te amo’ eterno, y si el sol
con su luz y calor fecunda las plantas, es mi Amor que corre a la nutrición
del hombre; y si he extendido un cielo sobre la cabeza del hombre,
adornándolo de estrellas, era mi Amor que queriendo alegrar el ojo del
hombre también en la noche, le decía en cada centelleo de estrella mi ‘te
amo’, así que cada cosa creada lleva mi Amor al hombre, y si no fuera así no
tendría ninguna finalidad la Creación, y Yo no hago nada sin finalidad, todo
ha sido hecho para el hombre, pero el hombre no lo reconoce y se ha
cambiado para Mí en dolor. Por eso hija mía, si quieres mitigar mi dolor ven
frecuentemente en mi Querer, y a nombre de todos dame adoración, amor,
reconocimiento y agradecimiento por todos."
Enero 15, 1920
Quien quiere amar, reparar, sustituirse
por todos, debe hacer vida en el Querer Divino.
Estaba fundiéndome toda en el Divino Querer, para poderme sustituir
a todo lo que la criatura está obligada a hacer hacia la Majestad Suprema, y
mientras esto hacía he dicho entre mí: "¿Dónde podré encontrar tanto amor
para poder dar a mi dulce Jesús amor por todos?" Y Jesús en mi interior me
ha dicho:
"Hija mía, en mi Voluntad encontrarás este Amor que puede suplir al
amor de todos, porque quien entra en mi Voluntad encontrará tantas fuentes
que surgen, y por cuanto pueda tomar, jamás disminuye ni una gotita; así
que está la fuente del Amor, que impetuosa arroja sus olas, pero por cuanto
arroja, siempre brota; está la fuente de la Belleza, y por cuantas bellezas
haga salir jamás se agota, más bien hace surgir siempre nuevas y más
hermosas bellezas; está la fuente de la Sabiduría, la fuente de los contentos,
la fuente de la Bondad, de la Potencia, de la Misericordia, de la Justicia, y de
todo el resto de mis cualidades, todas brotan y una se derrama en la otra, de
manera que el Amor es bello, es sabio, es potente, etc.; de la fuente de la
Belleza sale la belleza amor, sabia, potente, y con tal poder, para tener
raptado a todo el Cielo sin cansarlos jamás. Estas fuentes brotantes forman
tal armonía, tal contento y un espectáculo tan encantador, que todos los
bienaventurados quedan dulcemente encantados y no apartan ni siquiera una
mirada para no perderse ninguno de estos contentos. Por eso es hija mía la
estrecha necesidad, para quien quiere amar, reparar, sustituirse por todos, el
hacer vida en mi Querer, donde todo brota, las cosas se multiplican por
cuantas se quieran, donde todas las cosas quedan acuñadas con el sello
divino, y este sello divino forma otras fuentes, cuyas olas impetuosas se
elevan, y se elevan tanto, que al romper inundan todo y hacen bien a todos.
Por eso siempre, siempre en mi Querer, ahí te espero, ahí te quiero."
Enero 24, 1920
Dios creó al hombre para que le hiciera compañía.
Continuando mi habitual estado, estaba uniéndome con Jesús, pidiéndole
que no me dejara sola, que viniera a hacerme compañía, y Él moviéndose en
mi interior me ha dicho:
"¡Hija mía, si supieras como deseo, suspiro, amo la compañía de la
criatura! Es tanto, que si al crear al hombre dije: ‘No es bueno que el
hombre esté solo, hagamos otra criatura que lo asemeje y le haga compañía,
a fin de que uno forme la delicia del otro.’ Estas mismas palabras, antes de
crear al hombre las dije a mi Amor: ‘No quiero estar solo, sino quiero a la
criatura en mi compañía, quiero crearla para entretenerme con ella, para
compartir con ella todos mis contentos, con su compañía me desahogaré en
el Amor.’ Por eso la hice a mi semejanza, y conforme su inteligencia piensa
en Mí, se ocupa de Mí, así hace compañía a mi Sabiduría, y mis
pensamientos haciendo compañía a los suyos nos entretenemos juntos; si su
mirada me mira a Mí y a las cosas creadas para amarme, siento la compañía
de su mirada; si la lengua reza, enseña el bien, siento la compañía de su voz;
si el corazón me ama, siento su compañía en mi Amor; y así en todo lo
demás. Pero si en cambio hace lo contrario, Yo me siento solo, como un rey
abandonado, pero, ¡ay! cuántos me dejan solo y me desconocen."
Marzo 14, 1920
El martirio del amor sobrepasa en modo
casi infinito todos los otros martirios juntos.
Mi estado es siempre más doloroso, y mientras nadaba en el mar inmenso de
las privaciones de mi dulce Jesús, de mi Vida, de mi Todo, no podía hacer
menos que lamentarme y decir algunos desatinos, y mi Jesús moviéndose en
mi interior me ha dicho suspirando:
"Hija mía, tú eres para mi corazón el martirio más duro, el dolor más
crudo, y cada vez que te veo gemir y petrificada por el dolor de mi
privación, mi martirio se hace más acerbo, y es tanto el espasmo, que me veo
obligado a suspirar y gimiendo exclamo: ‘¡Oh hombre, cuánto me cuestas!
Tú formaste el martirio a mi Humanidad, la que arrebatada de locura de
amor por ti se sometió a todas tus penas, y continúas formando el martirio de
quien arrebatada de amor por Mí y por ti se ofrece víctima ante Mí por causa
tuya.’ Así que mi martirio es continuo, es más, lo siento más a lo vivo
porque es martirio de quien me ama, y el martirio del amor sobrepasa en
modo casi infinito a todos los demás martirios juntos."
Después, acercando su boca al oído de mi corazón decía gimiendo:
"¡Hija mía, hija mía! ¡Pobre hija! Sólo tu Jesús puede comprenderte
y compadecerte, porque siento en mi corazón tu mismo martirio."
Después ha agregado: "Escucha hija mía, si el hombre con el castigo
de la guerra se hubiera humillado y entrado en sí mismo, no serían
necesarios otros castigos, pero el hombre se ha hecho más perverso, por lo
que para hacerlo entrar en sí mismo son necesarios castigos más terribles
que la guerra misma, y vendrán, por eso la Justicia va formando vacíos, y si
supieras qué vacío se va formando en mi Justicia con el no venir a ti,
temblarías por ello, porque si Yo viniera a ti harías tuya mi Justicia, y
tomando sobre ti las penas llenarías los vacíos que el hombre hace con el
pecado, ¿no lo has hecho por tantos años? Pero ahora la obstinación del
hombre lo vuelve indigno de este gran bien, y por esto te privo
frecuentemente de Mí, y viéndote martirizada por causa mía, es tanto mi
dolor que deliro, gimo, suspiro, y estoy obligado a esconderte mis gemidos,
sin ni siquiera poderlos desahogar contigo para no darte más penas."
Marzo 19, 1920
Vivir en la Divina Voluntad es vivir a nombre de todos.
Estaba lamentándome con mi siempre amable Jesús diciéndole: "¡Cómo has
cambiado! ¿Será posible que ni siquiera el sufrimiento sea ya para mí?
Todos sufren, sólo yo no soy digna de sufrir; es verdad que supero a todos
en maldad, pero Tú ten piedad de mí y no me niegues al menos las migajas
del sufrir que tan abundantemente no niegas a ninguno. Amor mío, cómo es
terrible mi estado, ten piedad de mí, ten piedad." Mientras esto decía, mi
dulce Jesús se ha movido en mi interior diciéndome:
"¡Ah hija mía, cálmate, de otra manera me haces mal, abres heridas
más profundas en mi corazón! ¿Me quieres tú tal vez superar? También Yo
habría querido encerrar en Mí todas las penas de las criaturas, era tanto el
amor hacia ellas, que habría querido que ninguna pena las tocara, pero esto
no lo pude obtener, debí someterme a la Sabiduría y a la Justicia del Padre,
que mientras me permitía satisfacer en gran parte a las penas de las criaturas,
no quiso mi satisfacción por todas las penas, y esto por decoro y por
equilibrio de su Justicia. Mi Humanidad habría querido sufrir tanto, para
poder poner término al infierno, al purgatorio y a todos los castigos, pero la
Divinidad no quiso y la Justicia dijo a mi Amor: ‘Tú has querido el derecho
del Amor, y te ha sido concedido, Yo quiero los derechos de la Justicia.’ Yo
me resigné a la Sabiduría de mi Padre, la vi justa, pero mi gimiente
Humanidad sentía la pena por las penas que tocaban a las criaturas. Ahora al
oír tus lamentos por no poder sufrir, escucho el eco de mis lamentos y corro
a sostener tu corazón para darte fuerza, sabiendo cómo es dura esta pena.
Pero debes saber que ésta es una pena también de tu Jesús."
Yo me resigné por amor de Jesús también a no sufrir, pero el dolor de
mi corazón era acerbísimo, y en mi mente se acumulaban muchas cosas,
especialmente sobre lo que me había dicho acerca del Querer Divino, me
parecía no ver en mí los efectos de su palabra, y Jesús benignamente ha
agregado:
"Hija mía, cuando Yo te pregunté si tú consentías en querer hacer vida
en mi Querer, y tú aceptaste diciendo: ‘Digo sí no en mi querer sino en el
tuyo, a fin de que el mío tenga todo el poder y el valor de un sí de un Querer
Divino.’ Aquel sí existe y existirá siempre, como existirá mi Querer, así que
tu vida terminó, tu voluntad no tiene más razón de vivir, por eso te dije que
estando en mi Voluntad todas las criaturas, a nombre de toda la familia
humana vienes a deponer en modo divino, a los pies de mi trono, en tu
mente los pensamientos de todos, para darme la gloria de cada pensamiento;
en tu mirada, en tu palabra, en tu acción, en el alimento que tomas, aun en el
sueño, lo de todos; así que tu vida debe abrazar todo, por eso ves que cuando
algunas veces, oprimida por el peso de mi privación, alguna cosa de lo que
haces se te escapa y no unes a toda la familia humana junta, Yo te reclamo, y
si no me pones atención, afligido te digo: ‘Si no quieres seguirme, Yo lo
hago por Mí mismo.’ La vida en mi Voluntad es vivir sin vida propia, sin
reflexiones personales, sino que es la vida que abraza todas las vidas juntas;
sé atenta en esto, y no temas."
Marzo 23, 1920
El alma quiere ocultarse, pero Jesús la quiere como luz.
Estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Quisiera esconderme tanto, de
desaparecer de todos y que todos se olvidaran de mí, como si no existiera
más en la tierra. Cómo me pesa el tener que tratar con personas, siento toda
la necesidad de un profundo silencio." Y Él, moviéndose en mi interior me
ha dicho:
"Tú quieres esconderte, y Yo te quiero como candelero que debe dar
luz, y este candelero será encendido por los reflejos de mi luz eterna; así que
si tú quieres esconderte, no te escondes tú, sino a Mí, a mi luz, a mi palabra."
Después de esto continuaba rezando, y no sé cómo me he encontrado
fuera de mí misma junto con Jesús; yo era pequeña y Jesús era grande, y Él
me ha dicho:
"Hija mía, hazte grande, de modo que me iguales; quiero que tus
brazos lleguen a los míos, tu boca a la mía."
Yo no sabía cómo hacer porque era demasiado pequeña, y Jesús ha
puesto sus manos en las mías y me ha repetido: "Hazte grande, hazte
grande." Yo lo he intentado y me sentía como suavizada, que si quería
hacerme más grande, me agrandaba, y si no, permanecía pequeña; entonces
con facilidad me he hecho grande y he apoyado mi cabeza en un hombro de
Jesús, y continuaba teniendo sus manos en las mías. Al contacto con sus
santísimas manos me he recordado de las llagas de Jesús y le he dicho:
"Amor mío, quieres que te iguale, ¿y por qué no me das tus dolores?
Dámelos, no me los niegues." Jesús me ha mirado y me ha estrechado fuerte
a su corazón, como si me quisiera decir muchas cosas, y ha desaparecido, y
yo me he encontrado en mi misma.
Abril 3, 1920
Toda la Voluntad de Dios al crear al hombre fue que en todo
hiciera su Voluntad, para poder desarrollar en él su Vida.
Continuando mi pobre estado, oía a mi amable Jesús en mi interior que se
unía a rezar junto conmigo y después me ha dicho:
"Hija mía, toda mi Voluntad al crear al hombre fue que en todo hiciera
mi Voluntad, y conforme iba poco a poco haciendo esta mi Voluntad, así
venía a completar mi Vida en él, de modo que después de repetidos actos
hechos en mi Voluntad, formando mi Vida en él, Yo venía a él, y
encontrándolo semejante a Mí, el Sol de mi Vida, encontrando al Sol de mi
Vida que se había formado en el alma, lo habría absorbido en Mí, y
transformándose juntos, como dos Soles en uno, lo llevara a las delicias del
Cielo. Ahora, la criatura con no hacer mi Voluntad, o bien con hacerla ahora
y ahora no, mi Vida queda interrumpida con la vida humana, y la Vida
Divina no puede completarse, con los actos humanos viene oscurecida, no
recibe alimento abundante como para dar un desarrollo suficiente para poder
formar una vida; por eso el alma está en continua oposición a la finalidad de
la Creación, pero, ¡ay! cuántos hay que con vivir la vida del pecado, de las
pasiones, forman en ellos la vida diabólica."
Abril 15, 1920
Causa de las penas de Jesús: "El amor a las almas."
Estaba lamentándome con mi dulce Jesús de mi estado doloroso diciéndole:
"Dime, Amor mío, ¿dónde estás? ¿Qué camino tomaste al irte, para poderte
seguir? Hazme ver las huellas de tus pasos, y así paso a paso con certeza
podré encontrarte. ¡Ah! Jesús, sin Ti no puedo más, pero si bien estás
lejano, yo te envío mis besos: Beso la mano que no me abraza más, beso esa
boca que no me habla más, beso ese rostro que ya no veo más, beso esos
pies que no se encaminan más hacia mí, sino se dirigen a otras partes. ¡Ah,
Jesús, cómo es triste mi estado, que final tan cruel me esperaba!" Mientras
esto y otros desatinos decía, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior y me
ha dicho:
"Hija mía, cálmate, para quien vive en mi Querer todos los puntos son
caminos seguros para encontrarme, mi Voluntad llena todo, cualquier
camino que tome no hay temor de que no pueda encontrarme. ¡Ah, hija mía,
tu estado doloroso lo siento en mi corazón, siento repetirme la corriente del
dolor que corría entre Mí y mi Mamá, Ella era crucificada por mis penas, Yo
era crucificado por las suyas, pero la causa de todo, ¿quién era? El amor de
las almas. Por amor de ellas mi querida Mamá toleraba todas mis penas, y
hasta mi muerte, y Yo por amor de las almas toleraba todas sus penas, hasta
privarla de Mí. ¡Oh! cuánto costó a mi Amor y a su amor materno el privar
de Mí a mi inseparable Mamá, pero el amor por las almas triunfó sobre todo.
Ahora, tu estado de víctima al que te sometiste fue por el amor a las almas, y
tú aceptaste por amor a ellas todas las penas que se han desarrollado en tu
vida, la causa han sido las almas y los tristes tiempos que corren. Por eso la
Justicia Divina me impide estarme a lo familiar contigo, para hacer correr
tiempos más propicios en lugar de tan terribles, y tenerte en la tierra. Son las
almas, si no fuera por el amor a ellas tu exilio habría ya terminado y tú no
tendrías el dolor de verte privada de Mí, ni Yo tendría el dolor de verte tan
deshecha por mi privación. Por eso, paciencia, y haz que también en ti
triunfe, hasta lo último, el amor por las almas."
Mayo 1, 1920
La santidad para quien vive en el Querer
Divino, es el Gloria Patri continuado.
Mi miseria se hace sentir más y en mi interior decía: "Mi Jesús, ¿qué vida es
la mía?" Y Él sin darme tiempo de decir otra cosa, súbito ha respondido:
"Hija mía, para quien vive en mi Querer, su santidad tiene un solo
punto, es el Gloria Patri continuado, con la secuencia del sicut erat in
principio et nunc et semper et in saecula saeculorum. No hay cosa en la cual
no dé gloria a Dios, gloria del todo completa, siempre estable, siempre igual,
siempre reina, sin jamás cambiarse. Esta santidad no está sujeta a
retrocesos, a pérdidas, es siempre reinar, así que su fondo es el Gloria Patri,
su prerrogativa es el sicut erat in principio, etc."
Continuando a lamentarme por sus privaciones y por la ausencia del
sufrir, mientras que a los demás lo da abundantemente, mi siempre amable
Jesús ha salido de dentro de mi interior y apoyando su cabeza en mi hombro,
todo afligido me ha dicho:
"Hija mía, quien vive en mi Voluntad vive en lo alto, y quien vive en
lo alto puede mirar con más claridad en lo bajo, y debe tomar parte en las
decisiones, en las aflicciones y en todo lo que conviene a las personas que
viven en lo alto. ¿No ves tú en el mundo algunas veces, padre y madre y en
ocasiones también a un hijo más grande que es capaz de tomar parte en las
decisiones, en los dolores de los padres, que mientras estos están bajo el
peso de penas dolorosas, de incertidumbres, de intrigas, de pérdidas, los
otros hijos pequeños no saben nada de eso, es más, los hacen jugar y hacer la
vida ordinaria de familia no queriendo amargar aquellas tiernas vidas sin una
finalidad útil para ellos ni para los padres? Así sucede en el orden de la
Gracia, quien es pequeño y aun en estado de crecimiento, vive en lo bajo y
por lo tanto le son necesarias las purgas, los medios necesarios para hacerlo
crecer en la santidad; sería como los pequeños de la familia, a los que querer
hablarles de intrigas, de penas, sería aturdirlos sin que comprendieran nada;
pero quien vive en mi Querer, viviendo en lo alto, debe sustituirse a las
penas de quien vive en lo bajo, debe ver los peligros de éstos, ayudarlos,
tomar serias decisiones que a veces hacen temblar, mientras que los
pequeños están tranquilos. Por eso, cálmate, y en mi Querer haremos vida
en común, y junto conmigo tomarás parte en los dolores de la familia
humana, vigilarás sobre las grandes tempestades que surgirán, y mientras
ellos en el peligro juegan, tú, junto conmigo llorarás su desventura."
Mayo 15, 1920
La Divina Voluntad forma en el alma la crucifixión completa.
Me lamentaba con mi dulce Jesús diciéndole: "¿Dónde están tus promesas?
No más cruz, no más semejanza contigo, todo se ha esfumado y no me
queda más que llorar mi doloroso fin." Y Jesús, moviéndose me ha dicho en
mi interior:
"Hija mía, mi crucifixión fue completa, ¿y sabes por qué? Porque fue
hecha en la Voluntad eterna de mi Padre. En esta Voluntad la cruz se hizo
tan larga y tan ancha, de abrazar todos los siglos, para penetrar en cada
corazón presente, pasado y futuro, de modo que quedaba crucificado en cada
corazón de criatura. Esta Divina Voluntad ponía clavos a todo mi interior, a
mis deseos, a los afectos, a mis latidos; puedo decir que no tenía vida propia,
sino la Vida de la Voluntad eterna, que encerraba en Mí a todas las criaturas
y quería que respondiera por todo. Jamás mi crucifixión podía ser completa
y tan extendida para abrazar a todos, si el Querer eterno no fuera el actor.
También en ti quiero que la crucifixión sea completa y extendida a todos.
He aquí el por qué de las continuas llamadas que te hago en mi Querer, son
las incitaciones para llevar ante la Majestad Suprema a toda la familia
humana, y a nombre de todos hacer los actos que ellos no hacen. El olvido
de ti, la falta de reflexiones personales, no son otra cosa que clavos que pone
mi Voluntad; mi Voluntad no sabe hacer cosas incompletas o pequeñas, y
haciéndose corona en torno al alma, la quiere en Sí, y extendiéndola en todo
el ámbito de su Querer eterno, pone el sello de su cumplimiento. Mi Querer
vacía todo lo humano del interior de la criatura y pone todo lo divino, y para
estar más seguro va sellando todo el interior con tantos clavos por cuantos
actos humanos pueden tener vida en la criatura, sustituyéndolos con otros
tantos actos divinos, y así forma la verdadera crucifixión, no por un tiempo,
sino por toda la vida."
Mayo 24, 1920
Los actos hechos en la Divina Voluntad serán los defensores del trono
divino, no sólo en el tiempo presente, sino hasta el fin de los siglos.
Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús me ha dicho:
"Hija mía, los actos hechos en mi Voluntad pierden lo humano, y
fundiéndose con mis actos divinos se elevan hasta el Cielo, circulan en
todos, abrazan todos los siglos, todos los puntos y todas las criaturas, y como
quedan fijos en mi Querer, en cada ofensa que las criaturas me hacen, no
sólo en el tiempo presente sino hasta el fin de los siglos, estos actos son y
serán los defensores de mi trono, y elevándose en mi defensa harán las
reparaciones opuestas a las ofensas que las criaturas harán. Los actos hechos
en mi Querer tienen virtud de multiplicarse según las necesidades y las
circunstancias que mi gloria requiere. ¿Cuál será la felicidad del alma
cuando se encuentre ya acá en el Cielo, y vea sus actos hechos en mi Querer
como defensores de mi trono, que teniendo un eco continuo de reparación
rechazarán el eco de las ofensas que viene de la tierra? Por eso, para el alma
que vive en mi Querer en la tierra, su gloria en el Cielo será diferente de la
de los demás bienaventurados; éstos tomarán de Mí todos los contentos, pero
aquéllas no sólo los tomarán de Mí, sino que tendrán sus pequeños ríos en
mi mismo mar, porque viviendo en mi Querer se los han formado ellas
mismas en la tierra en mi mar; este pequeño río de felicidad y de contentos
es justo que lo tengamos en el Cielo. Cómo son bellos estos ríos en mi mar,
ellos se vierten en Mí y Yo en ellos, serán una vista encantadora ante la que
todos los bienaventurados quedarán sorprendidos."
Mayo 28, 1920
Los actos hechos en la Divina Voluntad entran en el ámbito de la
eternidad y tienen supremacía sobre todos los actos humanos.
Estaba ofreciéndome en el santo sacrificio de la misa junto con Jesús, a fin
de que también yo pudiera sufrir su misma consagración, y Él, moviéndose
en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, entra en mi Voluntad a fin de que pueda encontrarte en
todas las hostias, no sólo presentes sino también futuras, y así junto conmigo
sufrirás tantas consagraciones por cuantas sufro Yo. En cada hostia Yo
pongo una Vida mía, y por correspondencia quiero otra, pero, ¡cuántos no
me la dan! Otros me reciben, Yo me doy a ellos, y ellos no se dan a Mí, y
mi Amor queda doliente, obstaculizado y sofocado, sin correspondencia; por
eso ven en mi Voluntad a sufrir todas las consagraciones que sufro Yo, y así
encontraré en cada hostia la correspondencia de tu vida, y no sólo mientras
estés en la tierra, sino también cuando estés en el Cielo, porque habiéndote
tú consagrado anticipadamente mientras estás en la tierra en mi Voluntad, al
ir sufriendo Yo las consagraciones, hasta la última, así también las sufrirás
tú, y Yo encontraré hasta en el último de los días la correspondencia de tu
vida."
Después ha agregado: "Los actos hechos en mi Voluntad son siempre
los que tienen la primacía sobre todos y tienen la supremacía sobre todo,
porque habiendo siendo hechos en mi Voluntad entran en el ámbito de la
eternidad, y tomando ahí los primeros puestos dejan atrás a todos los actos
humanos, corriendo siempre ellos adelante, en nada influye que hayan sido
hechos antes o después, si en una época o en otra, si pequeños o grandes,
basta que hayan sido hechos en mi Voluntad para que estén siempre entre los
primeros y corran adelante de todos los actos humanos. Una semejanza es el
aceite puesto junto con otros comestibles, aunque éstos fueran de más valor,
o de oro o de plata, o alimentos de mayor sustancia, todos quedan por
debajo, y el aceite permanece encima, jamás queda por abajo; y aunque
fuera una mínima cantidad, con su espejito de luz parece que dice: ‘Yo
estoy aquí para ser primero sobre todo, no me hago común con las otras
cosas ni me mezclo con ellas.’ Así los actos hechos en mi Querer, como son
hechos en mi Voluntad se vuelven luz, pero luz atada, fundida con la luz
eterna, por eso no se mezclan con los actos humanos, más bien tienen la
virtud de hacer cambiar los actos humanos en divinos, por eso todo dejan
atrás y son los primeros entre todos."
Junio 2, 1920
Jesús sintió la pena de la separación
que el hombre había causado con el pecado.
Continuando mi habitual estado y recogiéndome en la oración, veía un
abismo en mí, donde no podía descubrir el fondo, y en medio de este abismo
de profundidad y anchura, a mi dulce Jesús afligido y taciturno. Yo no sabía
comprender cómo lo veía en mí y a la vez me sentía lejana de Él, como si no
estuviera para mí. Mi corazón quedaba torturado por ello y sentía el
desgarro de una muerte cruel, y esto no una vez, sino cada vez que me
encuentro en este abismo como separada de mi Todo, de mi Vida. Ahora,
mientras mi corazón goteaba sangre, mi siempre amable Jesús saliendo de
este abismo me ha rodeado el cuello con sus brazos, poniéndose tras de mis
espaldas y me ha dicho:
"Querida hija mía, tú eres mi verdadero retrato, ¡oh! cuántas veces mi
gimiente Humanidad se encontraba en estas torturas, Ella estaba fundida con
la Divinidad, más bien eran una sola cosa, y mientras eran una sola cosa Yo
sentía el desgarro del abismo, de la separación de la Divinidad, que mientras
me envolvía dentro y fuera, fundido con Ella, me sentía lejano. Mi pobre
Humanidad debía pagar la pena y la separación que con el pecado la
humanidad prevaricadora había causado, y para volverla a unir a la
Divinidad, debía sufrir toda la pena de su separación, pero cada instante de
separación era para Mí una muerte despiadada.
He aquí la causa de tus penas y del abismo que tú ves, es mi semejanza;
también en estos tiempos desventurados, la humanidad corre como en
precipitada fuga lejos de Mí, y tú debes sentir la pena de su separación para
poderla unirla nuevamente a Mí. Es verdad que tu estado es demasiado
doloroso, pero es siempre una pena de tu Jesús, y Yo para darte fuerza te
tendré estrechada desde atrás de tus espaldas, porque mientras te tengo más
segura, doy más intensidad a tu pena, porque si me tuvieras delante, con sólo
ver mis brazos junto a ti, la pena disminuiría y mi semejanza en ti se
formaría más tarde."
Junio 10, 1920
La Humanidad de Nuestro Señor vivía entre el Cielo y la
la tierra. Para quien vive en el Divino Querer, lo que
Él hace lo debe hacer el alma.
Me sentía sola y muy afligida, sin apoyo de nadie, y mi dulce Jesús me
ha estrechado entre sus brazos, elevándome en el aire y me ha dicho:
"Hija mía, mi Humanidad cuando vivía sobre la tierra, vivía a medio
aire, entre el Cielo y la tierra, teniendo toda la tierra debajo y todo el Cielo
sobre de Mí, y viviendo de este modo Yo buscaba atraer a toda la tierra en
Mí, y a todo el Cielo, y hacer de ellos una sola cosa. Si Yo hubiera querido
vivir a ras de tierra no habría podido atraer todo en Mí, a lo más algún punto.
Es cierto que el vivir a medio aire me costó mucho, no tenía ni dónde
apoyarme ni en quién apoyarme, y sólo las cosas de estrecha necesidad eran
dadas a mi Humanidad, por lo demás estaba siempre solo y sin ningún
consuelo, pero esto era necesario, primero por la nobleza de mi persona a la
que no convenía vivir en lo bajo, con apoyos humanos viles e inconstantes;
segundo, por el gran oficio de la Redención, que debía tener la supremacía
sobre todo, por lo tanto me convenía vivir en lo alto, sobre todos.
Ahora, a quien llamo a mi semejanza la pongo en las mismas
condiciones en las que puse a mi Humanidad, por eso tu apoyo soy Yo, mis
brazos son tu sostén, y haciéndote vivir en mis brazos a medio aire, te
pueden llegar sólo las cosas de extrema necesidad. Para quien vive en mi
Querer, desapegada de todos, dedicada toda a Mí, todo lo que no es de
extrema necesidad son cosas viles y un degradarse de su nobleza, y si le
vienen dados los apoyos humanos, siente el mal olor de lo humano y ella
misma los aleja."
Después ha agregado: "Conforme el alma entra en mi Querer, su
querer queda atado con mi Querer eterno, y a pesar de que ella no piense en
esto, habiendo quedado atado su querer al mío, lo que hace mi Querer hace
el suyo y corre junto conmigo para bien de todos."
Junio 22, 1920
La santidad de la Humanidad de Jesús fue el pleno desinterés.
Estaba según mi costumbre llevando a mi dulce Jesús a toda la familia
humana, rezando, reparando, sustituyéndome a nombre de todos por lo que
cada uno está en deber de hacer, pero mientras esto hacía un pensamiento
me ha dicho: "Piensa y ruega por ti misma, ¿no ves a qué estado tan penoso
te has reducido?" Y casi me disponía a hacerlo, pero mi Jesús moviéndose
en mi interior y atrayéndome hacia Él me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué quieres apartarte de mi semejanza? Yo jamás
pensé en Mí mismo, la santidad de mi Humanidad fue el completo
desinterés, nada hice para Mí, sino que todo lo sufrí y lo hice para las
criaturas. Mi Amor puede decirse verdadero porque estuvo sellado por mi
propio desinterés, donde está el interés no se puede decir que hay una fuente
de verdad; el alma con el desinterés propio se pone delante de todos, y
mientras se pone delante, el mar de mi Gracia la toma por detrás,
inundándola, de manera que la hace quedar toda sumergida en él sin que ni
siquiera ella lo advierta; en cambio quien piensa en sí misma es la última, y
el mar de mi Gracia le queda adelante y ella debe a fuerza de brazo surcar el
mar, si es que lo logra, porque el pensamiento de sí misma le creará tantos
obstáculos que le infundirá temor de arrojarse en mi mar y estará en peligro
de quedarse en la orilla."
Septiembre 2, 1920
Martirio de amor y de dolor de Jesús por
la falta de la compañía de la criatura.
Vivo casi en continuas privaciones, a lo más mi dulce Jesús se hace ver, y
como relámpago me huye. ¡Ah, sólo Jesús conoce el martirio de mi pobre
corazón! Ahora, estaba pensando en el amor con el que tanto ha sufrido por
nosotros, y mi siempre amable Jesús me ha dicho:
"Hija mía, mi primer martirio fue el amor, y el amor me parió mi
segundo martirio, el dolor. Cada pena era precedida por mares inmensos de
amor, pero cuando mi Amor se vio solo, abandonado por la mayor parte de
las criaturas, Yo deliraba, enloquecía, y no encontrando a quién darse, se
concentraba en Mí, ahogándome y dándome tales penas, que todas las demás
penas me parecían refrigerios en comparación de éstas. ¡Ah! si tuviera
compañía en el amor me sentiría feliz, porque todas las cosas con la
compañía adquieren la felicidad, se difunden, se multiplican; el Amor junto
a otro amor es feliz, aunque fuera un pequeño amor, porque encuentra a
quién darse, a quién hacerse conocer, a quién poder dar vida con su mismo
Amor; pero junto a quien no lo ama, a quien lo desprecia, a quien no se
ocupa de él, es muy infeliz, porque no encuentra el camino para comunicarse
y para darle vida. La belleza, junto a la fealdad se siente deshonrada y
parece que se rechazan mutuamente, porque la belleza odia a la fealdad, y la
fealdad se siente más fea junto a la belleza, pero la belleza junto a otra
belleza es feliz, y recíprocamente se comunican su belleza, y así de todas las
demás cosas. ¿Para qué le sirve al maestro ser docto, haber estudiado tanto,
si no encuentra un alumno a quién enseñar? ¡Oh! cómo es infeliz al no
encontrar a quién enseñar tanta doctrina; ¿para qué le sirve al médico haber
comprendido el arte de la medicina, si ningún enfermo lo llama para hacer
conocer su valor? ¿Para qué le sirve al rico ser rico, si nadie le está junto, y
estando solo, a pesar de sus riquezas, no encontrando el camino para
hacerlas conocer y comunicarlas, tal vez se muera de hambre? Únicamente
la compañía es lo que hace feliz a todos, lo que hace desarrollar el bien y lo
hace crecer; el aislamiento hace infeliz y esteriliza todo. ¡Ah hija mía, cómo
mi Amor sufre este aislamiento! Y los pocos que me hacen compañía
forman mi refrigerio y mi felicidad!"
Septiembre 21, 1920
Los actos hechos en la Divina Voluntad quedan confirmados en Ella.
Estaba haciendo mis actos en el Querer Santísimo de mi Jesús y Él,
moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, a medida que el alma hace sus actos en mi Voluntad, así
queda su acto confirmado en mi Voluntad; es decir, si reza en mi Voluntad,
quedando confirmada en mi Voluntad recibe la vida de la oración, de manera
que no tendrá más necesidad de esforzarse para rezar, sino sentirá en sí la
actitud espontánea en el rezar, porque quedando confirmada en mi Voluntad,
sentirá en sí misma la fuente de la vida de la oración, que así como un ojo
sano no hace esfuerzo para ver, sino naturalmente ve los objetos, se alegra y
goza porque contiene la vida de la luz en el ojo, pero un ojo enfermo,
cuántos esfuerzos, cómo sufre al ver; así si sufre en mi Voluntad, si obra,
sentirá en sí la vida de la paciencia, la vida del obrar santamente. Así que
conforme quedan confirmados sus actos en mi Voluntad, pierden las
debilidades, las miserias y lo humano, y quedan sustituidos por fuentes de
Vida Divina."
Septiembre 25, 1920
La verdad es luz. Semejanza con el sol.
Encontrándome en mi habitual estado, veía a mi siempre amable Jesús como
si pusiera en mi interior un globo de luz y después me ha dicho:
"Hija mía, mi verdad es luz, y al comunicarla a las almas, siendo ellas
seres limitados, les comunico mis verdades con luz limitada, pues no son
capaces de recibir la luz inmensa; sucede como al sol, que mientras en lo
alto del cielo se ve un globo de luz limitado, circunscrito, la luz que expande
inviste toda la tierra, la calienta, la fecunda, así que al hombre le resulta
imposible numerar las plantas fecundadas, las tierras iluminadas y
calentadas por el sol, mientras que en lo alto de los cielos, con una sola
mirada a lo alto del cielo lo ve completo, pero no puede ver hasta dónde va a
terminar la luz, ni el bien que hace. Así sucede a los soles de las verdades
que comunico a las almas, dentro de ellas parecen limitadas, pero cuando
estas verdades salen fuera, ¿cuántos corazones no tocan? ¿Cuántas mentes
no iluminan? ¿Cuántos bienes no hacen? Por eso has visto que he puesto en
ti un globo de luz, son mis verdades que te comunico, sé atenta en recibirlas,
más atenta en comunicarlas, para dar curso a la luz de mis verdades."
Después he vuelto a la oración y me he encontrado en brazos de mi
Mamá Celestial, que estrechándome a su seno me acariciaba, pero después,
no sé cómo lo he olvidado, y me estaba lamentado de que todos me habían
dejado, y Jesús pasando por delante me ha dicho:
"Poco antes ha venido mi Mamá que con mucho amor te ha estrechado
entre sus brazos, (pero mientras lo decía, lo he recordado). Así sucede
conmigo, cuántas veces vengo y tu lo olvidas; ¿podría tal vez estar sin venir?
Más bien hago como la mamá cuando su bebita duerme, la besa, la acaricia,
pero la bebita no se da cuenta, y cuando se despierta se lamenta de que la
mamá no la besa ni la ama, así haces tú."
Viva Jesús, artífice de amorosas estratagemas.
Octubre 12, 1920
La ayuda de quien vive en el Divino Querer
es Jesús, y debe hacerse ayuda de los demás.
Me sentía muy oprimida y sola, sin ni siquiera la esperanza de tener una
palabra de ayuda, de seguridad, y aunque sean personas santas, me parece
que si vienen a mí, quieren ayuda, consuelo, quitarse dudas, pero para mí
nada. Entonces, mientras me sentía en este estado, mi siempre amable Jesús
me ha dicho:
"Hija mía, quien vive en mi Querer es puesto en mis mismas
condiciones. Supón que Yo pudiera tener necesidad de las criaturas, lo que
no puede ser; las criaturas no son capaces de poder ayudar al Creador, sería
como si el sol quisiera pedir luz y calor a las otras cosas creadas, ¿qué dirían
éstas? Se espantarían y confundidas le dirían: ‘¿Cómo, tú pides luz y calor
de nosotras, tú que con tu luz llenas el mundo y con tu calor fecundas toda la
tierra?’ Nuestra luz desaparece ante ti, más bien tú danos luz y calor. Así
sucede a quien vive en mi Querer, poniéndose en mis condiciones y estando
en ella el Sol de mi Querer, es ella la que debe dar luz, calor, es ella la que
debe ayudar, dar seguridad y consolar; así que tu ayuda soy Yo sólo, y tú
desde dentro de mi Querer ayudarás a los demás."
Noviembre 15, 1920
El bien continuo hace que el alma se
sienta transportada a obrar el bien.
Mi estado es siempre más doloroso, sólo el Santísimo Querer es mi única
ayuda; entonces, encontrándome con mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, cada obra hecha para Mí, pensamiento, palabra, oración,
sufrimiento, y aun un simple recordarse de Mí, son tantas cadenas que el
alma va formando para atarme y para atarse a Mí, y estas cadenas tienen
virtud de que sin violentar la libertad humana, le suministran dulcemente la
cadena de la perseverancia, haciendo que se forme el último eslabón y el
último paso para hacerla tomar posesión de la gloria inmortal, porque el bien
continuo tiene tal virtud, tal atracción sobre el alma, que sin que nadie la
obligue o la violente, voluntariamente ella se siente transportada a obrar el
bien."
Noviembre 28, 1920
Cuando Jesús quiere dar, pide. Efectos de la bendición de Jesús.
Estaba pensando cuando mi Jesús, para dar principio a su dolorosa Pasión
quiso ir con su Mamá a pedirle su bendición, y el bendito Jesús me ha dicho:
"Hija mía, cuántas cosas dice este misterio, Yo quise ir a pedir la
bendición a mi amada Mamá para darle ocasión de que también Ella me la
pidiera a Mí. Eran demasiados los dolores que debía soportar, y era justo
que mi bendición la reforzara. Es mi costumbre que cuando quiero dar,
pido, mi Mamá me comprendió inmediatamente, tan es verdad, que no me
bendijo sino hasta que me pidió mi bendición, y después de haber sido
bendecida por Mí, me bendijo Ella. Pero esto no es todo, para crear el
universo pronuncié un Fiat, y con ese solo Fiat reordené y embellecí cielo y
tierra. Al crear al hombre, mi aliento omnipotente le infundió la vida. Al
dar principio a mi Pasión, quise con mi palabra creadora y omnipotente
bendecir a mi Mamá, pero no era sólo a Ella a quien bendecía, en mi Mamá
veía a todas las criaturas, era Ella quien tenía el primado sobre todo, y en
Ella bendecía a todas y a cada una, es más, bendecía cada pensamiento,
palabra, acto, etc., bendecía cada cosa que debía servir a la criatura, al igual
que cuando mi Fiat Omnipotente creó el sol, y este sol sin disminuir ni en su
luz ni en su calor continúa su carrera para todos y para cada uno de los
mortales, así mi palabra creadora, bendiciendo quedaba en acto de bendecir
siempre, siempre, sin cesar nunca de bendecir, como jamás cesará de dar su
luz el sol a todas las criaturas. Pero esto no es todo aún, con mi bendición
quise renovar el valor de la Creación, quise llamar a mi Padre Celestial a
bendecir para comunicar a la criatura la Potencia, quise bendecirla a nombre
mío y del Espíritu Santo para comunicarle la Sabiduría y el Amor, y así
renovar la memoria, la inteligencia y la voluntad de la criatura,
restableciéndola como soberana de todo. Debes saber que al dar, quiero, y
mi amada Mamá comprendió y súbito me bendijo, no sólo por Ella sino a
nombre de todos. ¡Oh! si todos pudieran ver esta mi bendición, la sentirían
en el agua que beben, en el fuego que los calienta, en el alimento que toman,
en el dolor que los aflige, en los gemidos de la oración, en los
remordimientos de la culpa, en el abandono de las criaturas, en todo
escucharían mi palabra creadora que les dice, pero desafortunadamente no
escuchada: ‘Te bendigo en el nombre del Padre, de Mí, Hijo, y del Espíritu
Santo, te bendigo para ayudarte, te bendigo para defenderte, para perdonarte,
para consolarte, te bendigo para hacerte santo.’ Y la criatura haría eco a mis
bendiciones, bendiciéndome también ella en todo.
Estos son los efectos de mi bendición, de la cual mi Iglesia enseñada
por Mí, me hace eco, y en casi todas las circunstancias, en la administración
de los Sacramentos y en otras ocasiones da su bendición."
Diciembre 18, 1920
Correspondencia de amor y de agradecimiento
por todo lo que Dios obró en la Mamá Celestial.
Estaba muy afligida sin mi Jesús y mientras rezaba lo he oído cerca que me
decía:
"¡Ah! hija mía, las cosas empeoran, cual torbellino entrará para
trastornar todo, reinará por cuanto dura un torbellino, y terminará como
termina un torbellino. Al gobierno italiano le falta la tierra bajo los pies y no
sabe dónde irá a parar. ¡Justicia de Dios!"
Después de esto me he sentido fuera de mí misma y me he encontrado
junto con mi dulce Jesús, pero tan estrechada con Él y Él conmigo, que casi
no podía ver su Divina Persona y no sé cómo le he dicho: "Mi dulce Jesús,
mientras estoy estrechada a Ti quiero testimoniarte mi amor, mi
agradecimiento y todo lo que la criatura está en deber de hacer por haber Tú
creado a nuestra Reina Mamá Inmaculada, la más bella, la más santa, y un
portento de Gracia, enriqueciéndola con todos los dones y haciéndola
nuestra Madre, y esto lo hago a nombre de las criaturas pasadas, presentes y
futuras; quiero tomar cada acto de criatura, palabra, pensamiento, latido,
paso, y en cada uno de ellos decirte que te amo, te agradezco, te bendigo, te
adoro por todo lo que has hecho a mi y tu Celestial Mamá." Jesús ha
agradecido mi acto, pero tanto que me ha dicho:
"Hija mía, con ansia esperaba este acto tuyo a nombre de todas las
generaciones; mi Justicia, mi Amor, sentían la necesidad de esta
correspondencia, porque grandes son las gracias que descienden sobre todos
por haber enriquecido tanto a mi Mamá, sin embargo no tienen nunca una
palabra, un gracias que decirme."
Otro día estaba diciendo a mi amable Jesús: "Todo para mí ha
terminado: sufrimientos, visitas de Jesús, todo."
Y Él rápidamente: "¿Acaso has terminado de amarme, de hacer mi
Voluntad?"
Y yo: "No, no sea jamás."
Y Él: "Si esto no hay, nada ha terminado."
Diciembre 22, 1920
La Potencia creadora está en la Divina Voluntad.
Las muertes que dan vida a los demás.
Estaba pensando en la Santísima Voluntad de Dios diciendo entre mí: "Qué
fuerza mágica tiene esta Divina Voluntad, qué potencia, qué encanto."
Ahora, mientras esto pensaba, mi amable Jesús me ha dicho:
"Hija mía, la sola palabra Voluntad de Dios contiene la Potencia
creadora, por lo tanto tiene el poder de crear, transformar, consumar y hacer
correr en el alma nuevos torrentes de luz, de amor, de santidad. Sólo en el
Fiat se encuentra la Potencia creadora, y si el sacerdote me consagra en la
hostia, es porque mi Voluntad, a las palabras que se dicen sobre la hostia
santa, les dio el poder. Así que todo sale y se encuentra en el Fiat. Y si al
solo pensamiento de hacer mi Voluntad el alma se siente endulzada, fuerte,
transformada, es porque con pensar en hacer mi Voluntad es como si se
pusiera en camino para encontrar todos los bienes, ahora, ¿qué será el
hacerla?"
Después de esto he recordado que años atrás mi dulce Jesús me había
dicho:
"Nos presentaremos ante la Majestad Suprema y escrito sobre nuestra
frente con caracteres imborrables: Queremos muerte para dar vida a
nuestros hermanos, queremos penas para liberarlos de las penas eternas."
Y decía para mí: "¿Cómo puedo hacer esto si Él no viene? Lo podíahacer junto con Él, pero por mí sola no sé ir, y además, ¿cómo poder sufrir
tantas muertes?" Y el bendito Jesús, moviéndose en mi interior me ha
dicho:
"Hija mía, siempre y a cada instante puedes hacerlo porque estoy
siempre contigo, jamás te dejo; y además quiero decirte cómo son estas
muertes y cómo se forman: Yo sufro la muerte cuando mi Voluntad quiere
obrar un bien en la criatura, y partiéndose de Mí lleva consigo la gracia, las
ayudas que se necesitan para hacer aquel bien; si la criatura se presta para
hacer ese bien, mi Voluntad es como si multiplicara otra vida; en cambio si
la criatura es reacia, es como si sufriera una muerte, ¡oh, cuántas muertes
sufre mi Voluntad! La muerte en la criatura es cuando quiero que haga un
bien, y no haciéndolo, su voluntad muere a aquel bien, así que si la criatura
no está en continuo acto de hacer mi Voluntad, por cuantas veces no la hace,
tantas muertes sufre, muere a aquella luz que debería tener haciendo ese
bien, muere a aquella gracia, muere a aquellos carismas.
Ahora te digo cuáles son tus muertes con las que puedes dar vida a
nuestros hermanos: Cuando te sientes privada de Mí y tu corazón está
lacerado y sientes una mano de hierro que te lo oprime, tú sientes una
muerte, es más, más que muerte, porque la muerte para ti sería vida; esta
muerte podría dar vida a nuestros hermanos, porque esta pena y esta muerte
contienen una Vida Divina, una luz inmensa, una fuerza creadora, contienen
todo, es una muerte y pena que contienen un valor infinito y eterno, por lo
tanto, ¿cuántas vidas podrías dar a nuestros hermanos? Yo sufriré junto
contigo estas muertes, les daré el valor de mi muerte, para hacer salir de la
muerte la vida. Entonces, mira un poco cuántas muertes haces: Cuántas
veces me quieres y no me encuentras, es para ti una muerte real, porque
verdaderamente no me ves, no me sientes; para ti es muerte, es martirio, y lo
que a ti es muerte, a los demás puede ser vida."
Diciembre 25, 1920
La suerte Sacramental de Jesús, es más
dura aún que su suerte infantil.
Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma
y junto con Jesús hacía un largo camino, y en este camino ahora caminaba
con Jesús, ahora me encontraba con la Mamá Reina; si desaparecía Jesús me
encontraba la Mamá, y si desaparecía la Mamá encontraba a Jesús; en este
camino me han dicho muchas cosas; Jesús y la Mamá eran muy afables, con
una dulzura que encantaba, y yo he olvidado todo, mis amarguras, aun sus
mismas privaciones, creía que no los perdería más. ¡Oh, cómo es fácil
olvidar el mal ante el bien! Ahora, al final del camino la Celestial Mamá me
ha tomado en sus brazos, yo era pequeña, pequeña y me ha dicho:
"Hija mía, quiero confirmarte en todo."
Y parecía que con su santa mano me signara la frente, como si
escribiera y pusiera un sello; después como si escribiera en los ojos, en la
boca, en el corazón, en las manos y pies, y luego ponía en ellos el sello. Yo
quería ver lo que Ella me escribía, pero no sabía leer lo escrito, sólo en la
boca he visto unas palabras que decían: "Aniquilamiento de todo gusto." Y
de inmediato he dicho: "Gracias Mamá de que me quitas todo gusto que no
sea Jesús." Quería comprender más, pero la Mamá me ha dicho:
"No es necesario que lo sepas, ten confianza en Mí, te he hecho lo que
se necesitaba."
Me ha bendecido y ha desaparecido, y me he encontrado en mí misma.
Después ha regresado mi dulce Jesús, era un tierno niño, gemía, lloraba y
temblaba por el frío; se ha arrojado en mis brazos para que lo calentara; yo
me lo he estrechado fuerte, fuerte, y según mi costumbre me fundía en su
Querer para encontrar los pensamientos de todos junto con los míos y
circundar al tembloroso Jesús con las adoraciones de todas las inteligencias
creadas; las miradas de todos, para hacerlas mirar a Jesús y distraerlo del
llanto; las bocas, las palabras, las voces de todas las criaturas, a fin de que
todas lo besaran para no hacerlo gemir y con su aliento lo calentaran.
Mientras esto hacía, el niñito Jesús no gemía más, ha cesado de llorar y
habiéndosele quitado el frío me ha dicho:
"Hija mía, ¿has visto qué cosa me hacía temblar, llorar y gemir? El
abandono de las criaturas. Tú me las has puesto a todas en torno mío, me he
sentido mirado, besado por todas y he calmado mi llanto, pero has de saber
que mi suerte Sacramental es más dura aún que mi suerte infantil: La gruta,
si bien fría, era espaciosa, tenía aire para respirar; la hostia también es fría,
es tan pequeña que casi me falta el aire. En la gruta tuve un pesebre con un
poco de heno por lecho, en mi Vida Sacramental aun el heno me falta y por
lecho no tengo más que metales duros y helados. En la gruta tenía a mi
amada Mamá que frecuentemente me tomaba con sus purísimas manos y me
cubría con besos ardientes para calentarme, me calmaba el llanto, me nutría
con su leche dulcísima; todo lo contrario en mi Vida Sacramental, no tengo
una Mamá, si me toman siento el toque de manos indignas, manos que
huelen a tierra y a estiércol, ¡oh! cómo siento más esta peste que la del
estiércol de la gruta; en vez de cubrirme con besos me tocan con actos
irreverentes, y en vez de leche me dan la hiel de los sacrilegios, de los
descuidos, de las frialdades. En la gruta, San José no dejó que me faltara
una lamparita de luz en las noches, aquí en el Sacramento, ¿cuántas veces
quedo en la oscuridad, aun en la noche? ¡Oh! cómo es más dolorosa mi
suerte Sacramental, cuántas lágrimas ocultas, no vistas por ninguno, cuántos
gemidos no escuchados. Si te ha movido a piedad mi suerte infantil, mucho
más te debe mover a piedad mi suerte Sacramental."
Enero 5, 1921
La verdadera vida del alma hecha en el Divino Querer, no
es otra cosa que la formación de su vida en la Vida de Jesús.
Continuando mi habitual estado, estaba rezando, y mientras rezaba intentaba
entrar en el Querer Divino, y entonces, haciendo mío todo lo que existe en el
Querer Divino, del cual nada escapa, pasado, presente y futuro, y yo
haciéndome corona de todos, a nombre de todos llevaba mi homenaje ante la
Divina Majestad, mi amor, la satisfacción, etc. Entonces mi siempre amable
Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, la verdadera vida del alma hecha en mi Querer, no es otra
cosa que la formación de su vida en la mía, dar mi misma forma a todo lo
que ella hace. Yo no hacía otra cosa que poner en vuelo en mi Querer todos
los actos que hacía, internos o externos; ponía en vuelo cada pensamiento de
mi mente, el cual volando sobre cada pensamiento de criatura, – porque
todos existían en mi Querer – el mío, sobrevolando sobre todos, hacía como
corona de cada inteligencia humana y llevaba a la Majestad del Padre el
homenaje, la adoración, la gloria, el amor, la reparación de cada
pensamiento creado; y así mi mirada, mi palabra, el movimiento, el paso.
Ahora, el alma para hacer vida en mi Querer, debe dar la forma de mi mente
a la suya, la forma de mi mirada, de mis palabras, de mi movimiento, a los
suyos. Entonces, haciendo esto pierde su forma y adquiere la mía, no hace
otra cosa que dar continuas muertes al ser humano y continua vida a la
Voluntad Divina; así el alma podrá completar la Vida de mi Voluntad en
ella, de otra manera jamás será cumplido este prodigio, esta forma del todo
modelada sobre la mía. Es sólo mi Querer, porque es eterno e inmenso, el
que hace encontrar todo, el pasado y el futuro lo reduce a un solo punto y en
este solo punto encuentra todos los corazones palpitantes, todas las mentes
en vida, todo mi obrar en acto, y el alma haciendo suyo este mi Querer, hace
todo, satisface por todos, ama por todos y hace bien a todos y a cada uno
como si todos fueran uno solo. ¿Quién jamás puede llegar a tanto? Ninguna
virtud, ningún heroísmo, ni siquiera el martirio pueden estar de frente a mi
Querer; todos, todos quedan atrás del obrar en mi Voluntad. Por eso sé
atenta y haz que la misión de mi Querer tenga cumplimiento en ti."
Enero 7, 1921
La sonrisa de Jesús cuando vea las primicias, las hijas de su Querer,
vivir no en el ambiente humano, sino en el ambiente Divino.
Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido y
me ha rodeado el cuello con su brazo; después se ha acercado a mi corazón,
y tomándose entre sus manos su pecho, lo apretaba sobre mi corazón y de
ahí salían ríos de leche, y de esos ríos de leche llenaba mi corazón, y después
me ha dicho:
"Hija mía, mira cuánto te amo, he querido llenar todo tu corazón de la
leche de la Gracia y del Amor, así que todo lo que dirás y harás no será otra
cosa que el desahogo de la Gracia de la que te he llenado. Tú nada harás,
sólo pondrás tu querer en mi Voluntad y Yo haré todo; tú no serás otra cosa
que el sonido de mi voz, la portadora de mi Querer, la destructora de las
virtudes en modo humano y la que hará resurgir las virtudes en modo divino,
selladas por un punto eterno, inmenso, infinito."
Dicho esto ha desaparecido. Poco después ha regresado y yo me
sentía toda aniquilada, especialmente al pensar en ciertas cosas que no es
necesario decirlas aquí; mi aflicción era extrema y decía entre mí: "¿Es
posible que suceda esto? ¡Ah, Jesús mío, no lo permitas! Tal vez Tú quieras
la voluntad, pero no el acto de este sacrificio, y además, en el duro estado en
el que me encuentro no aspiro a otra cosa que al Cielo." Y Jesús saliendo de
mi interior ha sollozado; aquel sollozo se repercutía en el Cielo y en la tierra,
pero mientras estaba por terminar el sollozo, ha tenido una sonrisa, que igual
que el sollozo se repercutía en el Cielo y en la tierra. Yo he quedado
encantada y mi dulce Jesús me ha dicho:
"Amada hija mía, a tanto dolor que las criaturas me dan en estos tristes
tiempos, tanto que me hacen llorar, y siendo llanto de un Dios por eso se
repercute en el Cielo y en la tierra, pero este dolor se sustituirá por una
sonrisa que llenará de alegría Cielo y tierra, y esta sonrisa despuntará sobre
mis labios cuando vea las primicias, las hijas de mi Querer vivir no en el
ambiente humano sino en el ambiente Divino. Las veré selladas todas por el
Querer eterno, inmenso, infinito; veré aquel punto eterno que tiene vida sólo
en el Cielo correr sobre la tierra, y modelar las almas con sus principios
infinitos, con el obrar divino, con la multiplicación de los actos en un solo
acto; y así como la Creación salió del Fiat, así en el Fiat será completada, así
que sólo las hijas de mi Querer, en el Fiat completarán todo, y en mi Fiat que
tomará vida en ellas, tendré amor, gloria, reparaciones, agradecimientos y
alabanzas completas, y por todo y por todos. Hija mía, las cosas de donde
salen allá regresan, todo salió del Fiat, y en el Fiat vendrá todo a Mí; serán
pocas, pero en el Fiat todo me dan."
Enero 10, 1921
El Fiat Mihi de la Santísima Virgen. Dios quiere un
segundo "sí" en su Querer: El Fiat de Luisa.
Estaba pensando acerca de lo que está escrito en el capítulo anterior y
decía entre mí: "Yo no sé que querrá Jesús de mí, Él sabe qué mala soy y
cómo no soy buena para nada." Y Jesús, moviéndose en mi interior me ha
dicho:
"Hija mía, recuérdate que años atrás te pregunté si querías hacer vida
en mi Querer, y como te quería en mi Querer quise que en mi mismo Querer
pronunciaras tu ‘sí’, este ‘sí’ quedó atado a un punto eterno y a una Voluntad
que no tendrá fin, este ‘sí’ está en el centro de mi Querer y rodeado por una
inmensidad infinita, y queriéndose salir no encuentra el camino, por eso me
río y me divierto con tus pequeñas oposiciones y descontentos, porque te veo
como una persona atada en el fondo del mar por su propia voluntad, que
queriéndose salir no encuentra sino agua por todas partes, y como está atada
en el fondo del mar siente la molestia de quererse salir, y para estarse
tranquila y feliz se arroja más en el fondo del mar. Así Yo, viéndote
inquieta, como si quisieras salir y no pudiendo, atada por tu mismo ‘sí’, te
arrojas más en el fondo de mi Querer, y Yo me río y me divierto. Y además,
¿crees tú que sea cosa de nada y fácil salirse de dentro de mi Querer? Te
saldrías de un punto eterno, y si supieras qué significa apartarse de un punto
eterno, temblarías de espanto por ello."
Luego ha agregado: "El primer ‘sí’ en mi Fiat lo he pedido a mi
querida Mamá, y ¡oh potencia de su Fiat en mi Querer! En cuanto el Fiat
Divino se encontró con el Fiat de mi Mamá, se hicieron uno solo; mi Fiat la
elevó, la divinizó, la cubrió, y sin obra humana me concibió a Mí, Hijo de
Dios; sólo en mi Fiat podía concebirme, mi Fiat le comunicó la Inmensidad,
la Infinitud, la Fecundidad en modo Divino y por eso pude quedar concebido
en Ella, Yo, el Inmenso, el Eterno, el Infinito. En cuanto dijo ‘Fiat Mihi’ no
sólo se posesionó de Mí, sino también de todas las criaturas, de todas las
cosas creadas, sentía todas las vidas de las criaturas en Ella, y desde
entonces comenzó a hacerla de Madre y de Reina de todos. ¡Cuántos
portentos no contiene este ‘sí’ de mi Mamá! Si los quisiera decir todos,
jamás terminarías de escucharlos!
Ahora, un segundo ‘sí’ en mi Querer te lo he pedido a ti, y tú, si bien
temblando, lo pronunciaste; ahora este ‘sí’ en mi Querer tendrá también sus
portentos, tendrá un cumplimiento divino. Tú sígueme y profundízate más
en el mar inmenso de mi Voluntad y Yo me pensaré en todo. Mi Mamá no
pensó cómo habría hecho para concebirme en Ella, sino sólo dijo ‘Fiat Mihi’
y Yo pensé en el modo cómo concebirme. Así harás tú."
Enero 17, 1921
El Fiat Mihi de la Santísima Virgen tuvo la misma potencia del Fiat
creador. El tercer Fiat será el cumplimiento de la oración enseñada
por Jesús: "El Fiat Voluntas Tua como en el Cielo en la tierra."
Mi pobre mente me la sentía inmersa en el mar inmenso del Querer
Divino, por todas partes veía la marca del Fiat, la veía en el sol y me parecía
que el eco del Fiat en el sol me traía el Amor Divino que me hiere y me
saetea; y yo, sobre las alas del Fiat en el sol, subía hasta el Eterno y llevaba a
nombre de toda la familia humana el amor que saeteaba a la Majestad
Suprema, que lo hería, y decía: "En tu Fiat me has dado todo este amor y
sólo en el Fiat puedo regresártelo." Miraba las estrellas y en ellas veía el
Fiat, y este Fiat me traía en sus dulces y mansos destellos el amor pacífico,
el amor dulce, el amor escondido, el amor de compasión en la misma noche
de la culpa, y yo en el Fiat de las estrellas llevaba al trono del Eterno, a
nombre de todos, el amor pacífico para poner paz entre Cielo y tierra, el
amor dulce de las almas amantes, el amor escondido de tantas otras, el amor
de las criaturas después de la culpa cuando vuelven a Dios. ¿Pero quién
puede decir todo lo que comprendía y hacía en tantos Fiat, de los cuales veía
cubierta a toda la Creación? Si yo lo quisiera decir me alargaría demasiado,
por eso pongo punto.
Después mi dulce Jesús ha tomado mis manos entre las suyas, y
estrechándolas fuerte me ha dicho:
"Hija mía, el Fiat está todo lleno de Vida, es más, es la misma Vida, y
por eso de dentro del Fiat salen todas las vidas y todas las cosas. De mi Fiat
salió la Creación, por eso en cada cosa creada se ve la marca del Fiat; del
Fiat Mihi de mi amada Mamá, dicho en mi Querer, el cual tuvo la misma
Potencia de mi Fiat Creador, salió la Redención, así que no hay cosa de la
Redención que no contenga la marca del Fiat Mihi de mi Mamá; aun mi
misma Humanidad, mis pasos, mis obras, mis palabras, estaban sellados por
el Fiat Mihi de Ella; mis penas, mis llagas, las espinas, la cruz, mi sangre,
todo tenía el sello de su Fiat Mihi, porque todas las cosas llevan el sello y la
marca del origen de donde han salido. Mi origen en el tiempo fue el Fiat
Mihi de mi Inmaculada Mamá, por eso todo mi obrar lleva el sello de su Fiat
Mihi. Así que en cada hostia sacramental está su Fiat Mihi, si el hombre
surge de la culpa, si el recién nacido es bautizado, si el Cielo se abre para
recibir las almas, es el Fiat Mihi de mi Mamá que sella, que sigue y procede
a todo. ¡Oh Potencia del Fiat, Él surge a cada instante, se multiplica, se hace
vida de todos los bienes!
Ahora quiero decirte por qué te he pedido tu Fiat, tu ‘sí’ en mi Querer:
La oración que enseñé, el ‘Fiat Voluntas Tua Sicut in Coelo et in Terra’, esta
oración de tantos siglos, de tantas generaciones, quiero que tenga su
cumplimiento. He aquí por qué quiero otro ‘sí’ en mi Querer, otro Fiat que
contenga la Potencia creadora, quiero el Fiat que surge a cada instante, que
se multiplica a todos, quiero en un alma mi mismo Fiat que suba a mi trono
y con su Potencia creadora lleve a la tierra la Vida del Fiat como en el Cielo
así en la tierra."
Yo, sorprendida y aniquilada al oír todo esto, he dicho: "Jesús, ¿qué
dices? Tú sabes lo mala y lo incapaz que soy para todo."
Y Él: "Hija mía, es mi costumbre elegir las almas más abyectas,
incapaces y pobres para mis obras más grandes; mi misma Mamá nada de
extraordinario tenía en su vida exterior, ningún milagro, ninguna señal tenía
que la hiciera distinguirse de las demás mujeres, su único distintivo era su
perfecta virtud, que a muy pocos llamaba la atención; y si a los demás santos
les he dado el distintivo de los milagros y a otros los he adornado con mis
llagas, a mi Mamá nada, nada, sin embargo era el portento de los portentos,
el milagro de los milagros, la verdadera y perfecta crucificada, ningún otro
similar a Ella.
Yo tengo la costumbre de hacer como un amo que tiene dos
servidores, uno parece un gigante hercúleo, hábil para todo; el otro, pequeño,
débil, inhábil, parece que no sabe hacer nada, ningún servicio importante y
el amo, si lo tiene, es más por caridad que por otra cosa. Ahora, debiendo
enviar una altísima suma de dinero a un país lejano, ¿qué hace? Llama al
pequeño, al inhábil y le confía la gran suma y dice para sí: ‘Si la confío al
gigante, todos le pondrán atención, los ladrones lo asaltarán, lo pueden
robar, y si con su fuerza hercúlea se defiende, puede quedar herido; sé que él
es valiente, pero quiero protegerlo, no quiero exponerlo a un evidente
peligro; en cambio este pequeño, sabiéndolo inhábil, ninguno le pondrá
atención, ninguno podrá pensar que pueda yo confiarle una suma tan
importante, y volverá sano y salvo.’ El pobre inhábil se asombrará de que su
amo confíe en él mientras podía servirse del gigante, y todo tembloroso y
humilde va a entregar la gran suma sin que ninguno se haya dignado mirarlo,
y sano y salvo regresa a su amo, más tembloroso y humilde que antes. Así
hago Yo, cuanto más grande es la obra que quiero hacer, tanto más escojo
almas pequeñas, pobres, ignorantes, sin ninguna exterioridad que las señale,
su estado de pequeñez sirve como segura custodia de mi obra, los ladrones
de la propia estima, del amor propio no le pondrán atención, conociendo su
inhabilidad y ella, humilde y temblorosa desempeñará el oficio confiado por
Mí, conociendo que no ella, sino Yo, he hecho todo en ella."
Enero 24, 1921
El tercer Fiat completará la gloria, el honor del Fiat de la Creación
y será confirmación y desarrollo de los frutos del Fiat de la Redención.
Estos tres Fiat semejarán a la Sacrosanta Trinidad sobre la tierra.
Yo me sentía aniquilada al pensar en este bendito Fiat, pero mi amable Jesús
ha querido aumentar mi confusión, me parece que quiere jugar conmigo
proponiéndome cosas sorprendentes y casi increíbles, tomándose placer al
verme confundida y más anulada, pero lo que es peor, es que me veo
obligada por la obediencia a ponerlas por escrito para mi mayor tormento.
Entonces, mientras rezaba, mi dulce Jesús apoyaba su cabeza en la mía y con
su mano se sostenía la frente, y una luz que venía de su frente me ha dicho:
"Hija mía, el primer Fiat fue dicho en la Creación, sin intervención de
ninguna criatura. El segundo Fiat fue dicho en la Redención y quise la
intervención de la criatura, y escogí a mi Mamá como cumplimiento del
segundo Fiat. Ahora, a cumplimiento quiero decir el tercer Fiat, y lo quiero
decir por medio tuyo, te he escogido a ti para cumplimiento del tercer Fiat.
Este tercer Fiat completará la gloria, el honor del Fiat de la Creación, y será
confirmación, desarrollo de los frutos del Fiat de la Redención. Estos tres
Fiat reflejarán la Sacrosanta Trinidad sobre la tierra, y tendré el Fiat
Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra. Estos tres Fiat serán
inseparables, el uno será vida del otro, serán uno y trino, pero distintos entre
ellos. Mi Amor lo quiere, mi gloria lo exige, porque habiendo sacado del
seno de mi Potencia creadora los primeros dos Fiat, quiere hacer salir el
tercer Fiat, no pudiéndolo contener más mi Amor y esto para completar la
obra que salió de Mí, de otra manera quedaría incompleta la obra de la
Creación y de la Redención."
Yo al oír esto he quedado no sólo confundida, sino como aturdida y
decía entre mí: "¿Será posible todo esto? Hay tantos, y si esto es verdad,
que me ha escogido a mí, me parece que sea una de las acostumbradas
locuras de Jesús. Además, ¿qué cosa podría hacer, decir, dentro de una
cama, medio lisiada e inepta cual soy? ¿Podría yo hacer frente a la
multiplicidad e infinitud del Fiat de la Creación y de la Redención? Siendo
mi Fiat semejante a los otros dos Fiat debo correr junto con ellos,
multiplicarme con ellos, hacer el bien que hacen ellos, entrelazarme con
ellos. ¡Jesús, piensa lo que haces! Yo no sirvo para tanto." ¿Pero quién
puede decir todos los desatinos que decía? Entonces mi dulce Jesús ha
regresado y me ha dicho:
"Hija mía, cálmate, Yo escojo a quien me place; has de saber que
todas mis obras las inicio entre Yo y una sola criatura, después son
difundidas. En efecto, ¿quién fue el primer espectador del Fiat de la
Creación? Adán, y luego Eva; no fueron ciertamente una multitud de
gentes, pero después de años y años han sido espectadores turbas y
multitudes de pueblos.
En el segundo Fiat fue espectadora solamente mi Mamá, ni siquiera
San José supo algo; mi Mamá se encontraba en mayores condiciones que las
tuyas, era tanta la grandeza de la fuerza creadora de mi obra que sentía en Sí,
que confundida no sentía la fuerza de decir una sola palabra a ninguno, y si
después San José lo supo, fui Yo quien se lo manifesté. Y así en su seno
virginal, como semilla germinó este Fiat, se formó la espiga para
multiplicarlo, y luego salí a la luz del día, ¿pero quienes fueron los
espectadores? ¡Poquísimos! Y en la estancia de Nazaret los únicos
espectadores eran mi amada Mamá y San José; cuando mi Humanidad
creció, salí y me hice conocer, pero no a todos, luego se difundió más y se
difundirá aún.
Así será del tercer Fiat, germinará en ti, se formará la espiga; sólo el
sacerdote tendrá conocimiento, luego pocas almas, y después se difundirá, se
difundirá y hará el mismo camino que la Creación y la Redención. Por
cuanto más te sientes aniquilada, tanto más crece en ti y se fecunda la espiga
del tercer Fiat, por eso sé atenta y fiel."
Febrero 2, 1921
El tercer Fiat debe correr junto con los otros dos Fiat. Los tres Fiat
tienen un mismo valor y poder porque contienen la Potencia creadora.
Continuando mi habitual estado, estaba fundiéndome toda en el Querer
Divino y decía entre mí: "Jesús mío, quiero amarte, y quiero tanto amor
para suplir al amor de todas las generaciones humanas que han estado y
estarán, ¿pero quién puede darme tanto amor para poder amar por todos?
Amor mío, en tu Querer está la fuerza creadora, por lo tanto en tu Querer
quiero yo misma crear tanto amor para suplir y sobrepasar al amor de todos,
y a todo lo que todas las criaturas están obligadas a dar a Dios como nuestro
Creador." Pero mientras esto hacía he dicho: "¡Cuántos desatinos estoy
diciendo!" Y mi dulce Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, es cierto, en mi Querer está la fuerza creadora; de dentro de
un solo Fiat mío salieron millones y millones de estrellas; del Fiat Mihi de
mi Mamá, del cual tuvo origen mi Redención, salen millones y millones de
actos de Gracia que se comunican a las almas, estos actos de Gracia son más
bellos, más resplandecientes, más multiformes que las estrellas, y mientras
las estrellas están fijas y no se multiplican, los actos de la Gracia se
multiplican al infinito, a cada instante corren, atraen a las criaturas, las hacen
felices, las fortifican y les dan vida. ¡Ah, si las criaturas pudiesen ver en el
orden sobrenatural de la Gracia, oirían tales armonías, verían tal espectáculo
encantador, que pensarían que fuera su paraíso! Ahora, también el tercer
Fiat debe correr junto con los otros dos Fiat, debe multiplicarse al infinito y
a cada instante, debe dar tantos actos por cuantos actos de Gracia salen de mi
seno, por cuantas estrellas, por cuantas gotas de agua y por cuantas cosas
creadas hizo salir el Fiat de la Creación, debe confundirse junto y decir:
‘Cuantos actos sois vosotros, tantos hago también yo.’ Estos tres Fiat tienen
un mismo valor y poder, tú desapareces, es el Fiat el que actúa, y por eso
también tú en mi Fiat omnipotente puedes decir: ‘Quiero crear tanto amor,
tantas adoraciones, tantas bendiciones, tanta gloria a mi Dios para suplir a
todos y a todo.’ Tus actos llenarán Cielo y tierra, se multiplicarán con los
actos de la Creación y de la Redención y se harán uno solo. Parecerá
sorprendente e increíble a algunos todo esto, pero entonces deberían poner
en duda mi Potencia creadora; y además, cuando soy Yo quien lo quiere,
quien da este poder, toda duda cesa; ¿acaso no soy libre de hacer lo que
quiero y de dar a quien quiero? Tú sé atenta, Yo estaré contigo, te cubriré
con mi fuerza creadora y cumpliré lo que quiero en ti."
Febrero 8, 1921
Mientras el mundo quiere expulsar a Jesús de la faz de la tierra,
Él está preparando una era de amor: "La era del tercer Fiat."
Esta mañana, después de haber recibido la comunión, escuchaba en mi
interior a mi siempre amable Jesús que decía:
"¡Oh! inicuo mundo, tú estás haciendo de todo para echarme de la faz
de la tierra, para arrojarme de la sociedad, de las escuelas, de las
conversaciones, de todo; estás maquinando cómo abatir los templos y los
altares, cómo destruir mi Iglesia y matar a mis ministros, y Yo te estoy
preparando una era de amor, la era de mi tercer Fiat. Tú harás tu camino
para echarme, y Yo te confundiré de amor, te seguiré por detrás, me haré
encontrar por delante para confundirte en amor, y en donde tú me has
arrojado Yo erigiré mi trono y ahí reinaré más que antes, pero en modo más
sorprendente, tanto, que tú mismo caerás a los pies de mi trono, como atado
por la fuerza de mi Amor."
Después ha agregado: "¡Ah! hija mía, la criatura se hace cada vez más
perversa en el mal, cuántos artefactos de ruina están preparando, llegarán a
tanto que agotarán al mal mismo, pero mientras ellas se ocupan en hacer su
camino, Yo me ocuparé en que mi Fiat Voluntas Tua tenga ya su
cumplimiento: Que mi Voluntad reine sobre la tierra, pero en modo todo
nuevo; me ocuparé en preparar la era del tercer Fiat, en la cual mi Amor se
desahogará en modo maravilloso e inaudito. ¡Ah! sí, quiero confundir al
hombre todo en amor, por eso sé atenta, te quiero conmigo a preparar esta
era de amor, celestial y divina, nos ayudaremos mutuamente y obraremos
juntos."
Luego se ha acercado a mi boca e infundiéndome su aliento
omnipotente en mi boca, me sentía infundir una nueva vida y ha
desaparecido.
Febrero 16, 1921
Para entrar en el Divino Querer, la criatura no debe
hacer otra cosa que quitar la piedra de su voluntad.
Mientras pensaba en el Santo Querer Divino, mi dulce Jesús me ha
dicho:
"Hija mía, para entrar en mi Querer no hay caminos, ni puertas, ni
llaves, porque mi Querer se encuentra por todas partes, corre bajo los pies, a
derecha, a izquierda y sobre la cabeza, por todas partes. Para entrar, la
criatura no debe hacer otra cosa que quitar la piedrecilla de su voluntad, pues
si bien está en mi Querer, no toma parte ni goza de sus efectos, volviéndose
como extraña en mi Querer, porque la piedrecilla de su voluntad impide a mi
Querer correr en ella, igual que las aguas son impedidas por las piedras de
las playas para correr por doquier. Pero si el alma quita la piedra de su
voluntad, en ese mismísimo instante ella corre en Mí y Yo en ella, y
encuentra todos mis bienes a su disposición: Fuerza, luz, ayuda, lo que
quiere. He aquí por qué no hay caminos, ni puertas, ni llaves, basta que
quiera y todo está hecho, mi Querer toma el empeño de todo y de darle lo
que le falta y la hace espaciar en los confines interminables de mi Voluntad.
Todo lo contrario para las otras virtudes, cuántos esfuerzos se necesitan,
cuántos combates, cuántos caminos largos, y mientras parece que la virtud le
sonríe, una pasión un poco violenta, una tentación, un encuentro inesperado
la arrojan hacia atrás y la ponen de nuevo a empezar el camino."
Febrero 22, 1921
El tercer Fiat dará tal gracia a la criatura, que la hará
casi regresar al estado de origen, y entonces Dios
tomará su perpetuo reposo en el último Fiat.
Estaba en mi habitual estado, y mi dulce Jesús estaba silencioso, y le
he dicho: "Amor mío, ¿por qué no me dices nada?"
y Jesús: "Hija mía, es mi costumbre después de haber hablado el
hacer silencio, quiero reposarme en mi misma palabra, es decir, en mi misma
obra salida de Mí, y esto lo hice en la Creación, después de haber dicho Fiat
lux y la luz fue, Fiat a todas las demás cosas, y las cosas salieron a la vida,
quise reposar, y mi luz eterna reposó en la luz salida en el tiempo, mi Amor
reposó en el amor con el que investí a todo lo creado, mi Belleza reposó en
todo el universo, el cual adorné con mi misma Belleza, como también reposó
mi Sabiduría y Potencia, con las que ordené todo con tal sabiduría y
potencia, que Yo mismo, mirando todo, dije: ‘¡Cómo es bella la obra salida
de Mí, quiero reposarme en ella!’ Así hago con las almas, después de haber
hablado quiero reposarme y gozar los efectos de mi palabra."
Después de esto ha agregado: "Digamos juntos Fiat."
Y todo, Cielo y tierra se llenaban de adoración a la Majestad Suprema.
Y de nuevo ha repetido "Fiat", y la sangre, las llagas, las penas de
Jesús surgían, se multiplicaban al infinito.
Y después por tercera vez "Fiat", y este Fiat se multiplicaba en todas
las voluntades de las criaturas para santificarlas.
Después me ha dicho: "Hija mía, estos tres Fiat son el Creante, el
Redimiente y el Santificante. Al crear al hombre lo doté con tres potencias,
inteligencia, memoria y voluntad; con tres Fiat cumpliré la obra de
Santificación en el hombre. Ante el Fiat Creante la inteligencia del hombre
queda como raptada, y cuántas cosas comprende de Mí y de cómo lo amo,
estando Yo oculto en todas las cosas creadas para hacerme conocer y darle
amor para hacerme amar. En el Fiat de la Redención la memoria queda
como encadenada por los excesos de mi Amor al sufrir tanto para ayudar y
salvar al hombre en el estado de la culpa. En el tercer Fiat mi Amor quiere
desahogar de más, quiero asaltar la voluntad humana, quiero poner como
sostén de su voluntad mi misma Voluntad, de manera que la voluntad
humana quedará no sólo raptada, encadenada, sino sostenida por una
Voluntad eterna, la cual, haciéndose apoyo a todo, el hombre casi no le
podrá escapar. No terminarán las generaciones si antes no reina mi
Voluntad en la tierra. Mi Fiat Redentor se pondrá en medio, entre el Fiat
Creante y el Fiat Santificante, se entrelazarán los tres juntos y cumplirán la
santificación del hombre. El tercer Fiat dará tal gracia a la criatura, de
hacerla regresar casi al estado de origen, y entonces, cuando haya visto al
hombre como salió de Mí, mi obra será completa y tomaré mi perpetuo
reposo en el último Fiat. Únicamente la vida en mi Querer dará de nuevo al
hombre el estado de origen; por eso sé atenta, y junto conmigo ayúdame a
completar la santificación de la criatura."
Yo al oír todo esto le he dicho: "Jesús, Amor mío, yo no sé hacer
como haces Tú, ni como Tú me enseñaste, y casi tengo miedo de tus
reproches si no hago bien lo que quieres de mí." Y Él, todo bondad:
"También Yo sé que no puedes hacer perfectamente lo que te digo,
pero a donde tú no llegues te suplo Yo, pero es necesario que te animes y
que comprendas lo que debes hacer, a fin de que si no haces el todo, hagas lo
que puedas, pero mientras te hablo, tu voluntad queda encadenada a la mía y
quisieras hacer lo que te digo, y Yo lo tomo como si todo lo hicieras."
Y yo: "¿Cómo se podrá divulgar y enseñar a los demás este modo de
vivir en el Querer Divino, y quién es el que se prestará a esto?"
Y Jesús: "Hija mía, si a pesar de haber descendido a la tierra ninguno
se hubiera salvado, la obra de glorificar al Padre estaba ya completa; así
ahora, a pesar de que ningún otro quisiera recibir este bien, lo que no será, tú
sola me bastarás y me darás la gloria completa que quiero de todas las
criaturas."
Marzo 2, 1921
Jesús cambia a Luisa el oficio de víctima
por aquel de preparar la era de su Voluntad.
Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús, al venir me
ha dicho:
"Hija mía, el tercer Fiat, mi Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en
la Tierra, será como el arco iris que se vio en el Cielo después del diluvio,
que como iris de paz aseguraba a los hombres que el diluvio había cesado.
Así será del tercer Fiat, conforme se conozca y almas amantes y
desinteresadas entren a hacer vida en mi Fiat, serán como arco iris de paz,
pacificarán el Cielo y la tierra y harán huir el diluvio de tantas culpas que
inundan la tierra. Estos iris de paz tendrán por vida el tercer Fiat, así que mi
Fiat Voluntas Tua tendrá cumplimiento en ellas, y así como el segundo Fiat
me llamó a la tierra a vivir entre los hombres, así el tercer Fiat llamará a mi
Voluntad en las almas, y ahí reinará como en el Cielo así en la tierra."
Después ha agregado, estando yo triste por su ausencia:
"Hija mía, elévate, ven en mi Voluntad, te he elegido entre miles y
miles a fin de que mi Querer tenga pleno cumplimiento en ti, y seas cual iris
de paz, que con sus siete colores atraiga a los demás a hacer vida en mi
Voluntad, por eso, hagamos a un lado la tierra. Hasta ahora te he tenido
junto conmigo para aplacar mi Justicia e impedir que castigos más duros
llovieran sobre la tierra; ahora dejemos correr la corriente de la maldad
humana, y tú junto conmigo, en mi Querer, quiero que te ocupes en preparar
la era de mi Voluntad. Conforme te adentrarás en el camino de mi Querer se
formará el arco iris de paz, el cual formará el anillo de conjunción entre la
Voluntad Divina y la humana, por lo cual tendrá vida mi Voluntad en la
tierra y tendrá principio el cumplimiento de mi oración y de toda la Iglesia:
"Venga tu reino, hágase tu Voluntad como en el Cielo así en la tierra."
Marzo 8, 1921
La Virgen con su amor llamó al Verbo a encarnarse en su
seno. Luisa con su amor y el fundirse en el Querer Divino,
llama a la Divina Voluntad a hacer vida en ella en la tierra.
Mientras rezaba estaba fundiéndome toda en la Divina Voluntad, y mi dulce
Jesús ha salido de dentro de mi interior, y poniendo un brazo en el cuello me
ha dicho:
"Hija mía, mi Mamá con su amor, con sus oraciones y con su
aniquilamiento, me llamó del Cielo a la tierra a encarnarme en su seno. Tú,
con tu amor y con el perderte siempre en mi Querer, llamarás a mi Voluntad
a hacer vida en ti en la tierra, y después me darás vida en las demás
criaturas. Ahora, has de saber que mi Mamá con haberme llamado del Cielo
a la tierra en su seno, siendo esto que hizo, acto único, que no se repetirá, Yo
la enriquecí de todas las gracias, la doté de tanto amor, de hacerla sobrepasar
el amor de todas las criaturas unidas juntas, la hice ser primera en los
privilegios, en la gloria, en todo, podría decir que todo el Eterno se redujo a
un solo punto y se vertió en Ella a torrentes, a mares inmensos, tanto, que
todos quedan muy por debajo de Ella.
Tú, con llamar a mi Voluntad en ti, es también acto único, por tanto,
por decoro de mi Voluntad que debe habitar en ti, debo derramar tanta gracia
y tanto amor de hacerte superar a todas las demás criaturas, y como mi
Voluntad tiene la supremacía sobre todo, es eterna, inmensa, infinita, donde
debe tener principio y cumplimiento la Vida de mi Voluntad, debo
comunicarle, enriquecerla y dotarla con las mismas cualidades de mi
Voluntad, dándole la supremacía sobre todo. Mi Querer eterno tomará el
pasado, el presente y el futuro, los reducirá en un solo punto y lo derramará
en ti. Mi Voluntad es eterna, y quiere tomar vida donde encuentre lo eterno,
es inmensa y quiere vida en la inmensidad, es infinita y quiere encontrar la
infinitud, ¿y cómo puede encontrar todo esto si primero no lo pongo en ti?"
Yo, al escuchar todo esto he quedado espantada y aturdida y si lo he
escrito es porque la obediencia se ha impuesto, y he dicho: "Jesús, ¿qué
dices? Quieres confundirme y humillarme hasta el polvo, siento que ni
siquiera puedo aguantar lo que dices, siento un terror que toda me espanta."
Y Jesús ha agregado: "Lo que te digo me servirá a Mí mismo, es
necesario a la santidad y a la dignidad de mi Voluntad; Yo no me abajo a
habitar donde no encuentro las cosas que me pertenecen, tú no serás otra
cosa que la depositaria de un bien tan grande, y debes ser celosa en
custodiarlo; por eso ten ánimo y no temas."
Marzo 12, 1921
La Divina Voluntad: Grano que se hace alimento;
Luisa: La paja que lo viste y lo defiende.
Estaba diciendo entre mí: "Mí Reina Madre suministró su sangre para
formar la Humanidad de Jesús en su seno, y yo, ¿qué suministraré para
formar la Vida a la Divina Voluntad en mí?" Y mi amable Jesús me ha
dicho:
"Hija mía, tú me suministrarás la paja para formar la espiga, en la cual
el grano seré Yo, que como alimento daré mi Voluntad para nutrir a las
almas que querrán alimentarse de mi Voluntad. Tú serás la paja que
conservará el grano."
Yo al oír esto he dicho: "Amor mío, mi oficio de servirte de paja es
feo, porque la paja se tira y se quema, y no tiene ningún valor."
Y Jesús: "Sin embargo la paja es necesaria a la espiga del grano, si no
fuera por la paja el grano no podría madurar ni multiplicarse. La pobre paja
sirve de vestido y defensa al grano, si el ardiente sol lo inviste, la paja lo
defiende del demasiado calor para no dejarlo secar; si la escarcha, la lluvia u
otras cosas invaden al grano, la paja toma sobre ella todos estos males, así
que se puede decir que la paja es la vida del grano. Y si la paja se tira y se
quema, es cuando ha sido separada del grano. El grano de mi Voluntad no
está sujeto ni a crecer ni a decrecer, por mucho que tomen no disminuirá en
nada, por lo tanto me será necesaria tu paja porque me servirá de vestidura,
de defensa, defendiendo los derechos de mi Querer, por eso no hay peligro
de que puedas ser separada de Mí."
Después de un poco ha regresado y le he dicho: "Vida mía, Jesús, si
las almas que tendrán vida en tu Querer serán los arco iris, ¿cuáles serán los
colores de estos arco iris de paz?" Y Jesús, todo bondad:
"Sus cualidades y colores serán todos divinos, refulgirán con los más
bellos y esplendorosos colores que son: Amor, bondad, potencia, sabiduría,
santidad, misericordia, justicia. La variedad de estos colores será como luz
en las tinieblas de la noche, que en virtud de estos colores harán que se haga
el día en las mentes de las criaturas."
Marzo 17, 1921
Jesús hace pasar a Luisa del oficio que tuvo su Humanidad en
la tierra, al oficio que tuvo su Voluntad en su Humanidad.
Estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Yo no sé, pero por cuanto más me dices
que me das por medio de tu Santo Querer, yo me siento más vil y más mala;
debería sentirme mejor, más buena, sin embargo es todo lo contrario." Y
Jesús me ha dicho:
"Hija mía, cuanto más crece en ti el grano de mi Voluntad, tanto más
sentirás la vileza de tu paja, porque cuando la espiga comienza a formarse, el
grano y la paja son una sola cosa; en cambio, conforme se va formando la
vida de la espiga, formándose el grano, la paja queda separada del grano y
queda sólo en defensa del grano; así que por cuanto más vil te sientas, tanto
más se va formando el grano de mi Voluntad en ti, y se va acercando a su
maduración perfecta. La paja no es otra cosa en ti que tu débil naturaleza,
que viviendo junto con la santidad y nobleza de mi Voluntad siente
mayormente su vileza."
Después ha agregado: "Querida mía, hasta ahora has ocupado el
oficio, tomado de Mí, que tuvo mi Humanidad en la tierra, ahora quiero
cambiarte el oficio, dándote otro más noble, más basto, quiero darte el oficio
que tuvo mi Voluntad en mi Humanidad; fíjate como es más alto, más
sublime: Mi Humanidad tuvo un principio, mi Voluntad es eterna; mi
Humanidad es circunscrita y limitada, mi Voluntad no tiene confines ni
límites, es inmensa; oficio más noble, y distinto no podía darte."
Yo al oír esto he dicho: "Mi dulce Jesús, yo no sé encontrar ninguna
razón por la que quieras darme tal oficio, ni he hecho nada para poder
merecer un favor tan grande."
Y Jesús: "¡Toda la razón es mi Amor, tu pequeñez, tu vivir en mis
brazos como una bebita que no se preocupa por nada, sino sólo de tu Jesús,
el no rechazarme nunca ningún sacrificio que te he pedido! Yo no me dejo
tomar por las cosas grandes, porque en las cosas grandes en apariencia
siempre hay de lo humano, sino de las cosas pequeñas, pequeñas en
apariencia pero grandes en sí mismas. Y además, deberías haberlo
comprendido tú misma, que debía darte una misión especial en mi Voluntad;
ese hablarte siempre de mi Querer, ese hacerte comprender sus admirables
efectos, lo que no he hecho con ninguno hasta ahora. Contigo he hecho
como un maestro cuando quiere que su discípulo se haga perfecto en la
medicina o en la historia o en cualquier otra cosa, parece que no sabe hablar
de otra cosa, siempre estará sobre aquel tema. Así he hecho Yo contigo, me
he constituido en maestro de Voluntad Divina, como si ignorara todo lo
demás; después de que te he instruido bien, te he manifestado tu misión, y
cómo en ti tendrá principio el cumplimiento del Fiat Voluntas Tua sobre la
tierra. Ánimo hija mía, veo que te abates, no temas, tendrás toda mi
Voluntad en tu ayuda y sostén."
Y mientras esto decía, con sus manos me acariciaba la cabeza, el rostro, el
corazón, como si me confirmara lo que decía, y ha desaparecido.
Marzo 23, 1921
La Divina Voluntad vuelve pequeña al alma.
Luisa es la más pequeña entre todos.
Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí
misma junto con Jesús y le he dicho: "Amor mío, quiero hacerte oír cómo
hago para entrar en tu Querer, para ver si te agrada o no." Entonces he dicho
lo que tengo por costumbre decir cuando entro en su Querer, que no creo que
sea necesario el decirlo habiéndolo dicho otras veces. Y Jesús me ha dado
un beso, aprobando con su beso lo que yo le decía, y luego me ha dicho:
"Hija mía, mi Voluntad tiene la virtud especial de volver a las almas
pequeñas, de empequeñecerlas tanto, de sentir la extrema necesidad de que
mi Voluntad les suministre la vida; es tanta su pequeñez, que no saben hacer
un acto, un paso, que mi Voluntad no les suministre, o el acto o el paso, así
que viven todas a expensas de mi Voluntad, porque su pequeñez no pone
ningún estorbo, ni cosas propias, ni amor propio, sino que todo lo toman de
mi Voluntad, pero no para tenerlo con ellas, sino para dármelo a Mí, y como
tienen necesidad de todo, viven perdidas en mi Voluntad. Mira, Yo giré y
giré por toda la tierra, miré una por una a todas las criaturas para encontrar a
la más pequeña entre todas, y entre tantas te encontré a ti, la más pequeña
entre todas; tu pequeñez me agradó y te escogí, te confié a mis ángeles a fin
de que te custodiaran, no para hacerte grande, sino para que custodiaran tu
pequeñez, y ahora quiero iniciar la gran obra del cumplimiento de mi
Voluntad. Ni con esto te sentirás más grande, más bien mi Voluntad te hará
más pequeña y continuarás siendo la pequeña hija de tu Jesús, la pequeña
hija de mi Voluntad."
Abril 2, 1921
El alma que obra en la Divina Voluntad da por todos y recibe por todos.
Mi pobre mente me la sentía como aturdida, y me faltan las palabras para
poner en el papel lo que siento, si mi Jesús quiere que escriba se dignará
decir en palabras lo que infunde por vía de luz en mí. Recuerdo solamente
que al venir me ha dicho:
"Hija mía, quien en mi Voluntad reza, ama, repara, me besa, me adora,
Yo siento en ella como si todos me rezaran, me amaran, etc., porque mi
Voluntad envolviendo todo y a todos, en mi Querer el alma me da el beso, el
amor y la adoración de todos, y Yo mirando a todos en ella, doy a ella tantos
besos, tanto amor por cuanto debería dar a todos. El alma en mi Voluntad
no está contenta si no me ve completado por el amor de todos, si no me ve
besado, adorado, rogado por todos. En mi Voluntad no se pueden hacer
cosas a la mitad, sino completas y Yo al alma que obra en mi Querer no le
puedo dar cosas pequeñas, sino inmensas, que pueden ser suficientes para
todos. Yo hago con el alma que obra en mi Querer, como una persona que
necesitara un trabajo de diez personas, ahora de estas diez, sólo una se ofrece
a hacer el trabajo, todas las demás lo rechazan, ¿no es justo que todo lo que
debería dar a las diez, lo dé a una sola? De otra manera, ¿dónde estaría la
diferencia entre quien obra en mi Querer y entre quien obra en su voluntad?"
Abril 23, 1921
El Amor de Dios triunfará sobre todos los males de las criaturas.
Dios mirará los actos de las criaturas a través de los actos
del alma hechos en el Divino Querer.
Paso días amarguísimos, mi siempre amable Jesús se ha casi eclipsado.
¡Qué pena, qué desgarro! Siento mi mente más allá de las estrellas, en su
Voluntad, y que quisiera tomar este Santo Querer y hacerlo bajar en medio
de los hombres y darlo a cada uno como vida propia. Mi pobre mente se
debate entre el Querer Divino y el querer humano de todos, para hacer de
ellos uno solo. Ahora, estando en lo sumo de la amargura, mi dulce Jesús
apenas se ha movido en mi interior, y sacando sus manos ha tomado las mías
en las suyas, y en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, ánimo, vendré, vendré, tú no te ocupes de otra cosa que de mi
Querer; dejemos a un lado la tierra, se cansaran en el mal, por todas partes
irán sembrando terrores, espantos y matanzas, pero llegará el fin, mi Amor
triunfará sobre todos los males de ellos, por eso tú extiende tu querer en el
mío, el cual como un segundo cielo, con tus actos vendrás a extenderlo sobre
la cabeza de todos y Yo miraré los actos de las criaturas a través de tus actos
divinos, divinos porque todos parten de mi Querer, y obligarás a mi Querer
eterno a descender por debajo de las esferas celestiales para triunfar sobre la
maldad de la voluntad humana, por eso, si quieres que mi Querer descienda
y mi Amor triunfe, tú debes subir más allá de las esferas celestiales, morar
ahí, extender tus actos en mi Voluntad y después descenderemos juntos,
asaltaremos a las criaturas con mi Querer, con mi Amor las confundiremos
en tal modo que no nos podrán resistir, por eso, por ahora dejémoslos hacer
y tú vive en mi Querer y ten paciencia."
Abril 26, 1921
Guerra que hará la Divina Voluntad a las criaturas.
Continúo mi penoso estado, mi dulce Jesús apenas ha venido y
atrayéndome fuertemente hacia Él me ha dicho:
"Hija mía, te lo repito, no mirar la tierra, dejémoslos hacer; quieren
hacer guerra, háganla pues, y cuando se hayan cansado también Yo haré mi
guerra. Su cansancio en el mal, sus desilusiones, los desengaños, las
pérdidas súbitas, los dispondrán a recibir mi guerra; mi guerra será guerra de
amor, mi Querer descenderá del Cielo en medio de ellos; todos tus actos y
los de las criaturas hechos en mi Querer harán guerra a las criaturas, pero no
guerra de sangre, pelearán con las armas del amor, dándoles dones, gracias,
paz, darán cosas sorprendentes, tanto que dejarán asombrado al hombre
ingrato. Esta mi Voluntad, milicia de Cielo, con armas divinas confundirá al
hombre, lo arrollará, le dará la luz para ver, pero no el mal, sino los dones y
las riquezas con las cuales quiero enriquecerlo. Los actos hechos en mi
Querer, llevando en sí la Potencia creadora, serán la nueva salvación del
hombre, y descendiendo del Cielo llevarán todos los bienes a la tierra,
llevarán la nueva era y el triunfo sobre la iniquidad humana. Por eso
multiplica tus actos en mi Voluntad, para formar las armas, los dones, las
gracias, para poder descender en medio de las criaturas y hacerles guerra de
amor."
Después, con un acento más afligido ha agregado: "Hija mía, sucederá de
Mí como a un pobre padre, cuyos hijos malvados no sólo lo ofenden, sino
que quisieran matarlo, y si no lo hacen es porque no pueden. Ahora, estos
hijos queriendo matar a su propio padre, no es de asombrarse si se matan
entre ellos, si uno está contra otro; si empobrecen, lleguen a tanto que están
todos en acto de perecer, y lo que es peor, ni siquiera se recuerden que tienen
un padre. Ahora, ¿este padre qué hace? Exiliado por sus propios hijos,
mientras éstos se pelean, se hieren, están por perecer por el hambre, el padre
está sudando para adquirir nuevas riquezas, dones y remedios para sus hijos,
y cuando los ve casi perdidos va en medio de ellos para hacerlos más ricos,
les da los remedios para curar sus heridas y lleva a todos la paz y la
felicidad. Ahora, estos hijos vencidos por tanto amor, se vincularán a su
padre con paz duradera y lo amarán. Así sucederá de Mí, por eso te quiero
en mi Voluntad como fiel hija de mi Querer, y junto conmigo en el trabajo
de la adquisición de las nuevas riquezas para dar a las criaturas. Seme fiel y
no te ocupes de otra cosa."