VOLUMEN 12

22.08.2015 07:45

Luisa Piccarreta Volumen 12

I. M. I.

Marzo 16, 1917

La unión estrecha entre el alma

y Dios nunca se rompe.

Continúa mi habitual estado, y mi siempre amable Jesús, apenas como

relámpago y a la carrera se hace ver, y si me lamento me dice:

"Hija mía, pobre hija mía, si supieras que sucederá tú sufrirías mucho,

y Yo para no hacerte sufrir tanto trato de rehuirte."

Y volviendo a lamentarme al decirle: "Vida mía, no me lo esperaba

de Ti, Tú que parecía que no podías ni sabías estar sin mí, y ahora pasan

horas y horas, y alguna vez parece que quieres dejar pasar también el día

entero. Jesús, no me lo hagas, cómo has cambiado." Y Jesús me sorprende

y me dice:

"Cálmate, cálmate, no he cambiado, Yo soy inmutable; más bien te

digo que cuando me comunico al alma, la he tenido estrechada conmigo, le

he hablado, he desahogado mi Amor, esto no se rompe jamás entre el alma y

Yo; a lo más cambio el modo, ahora en un modo, ahora en otro, pero

siempre voy inventando cómo hablar y desahogarme con ella en amor. ¿No

ves tú misma que si no te he dicho nada en la mañana, estoy esperando la

noche para decirte una palabra? Y cuando los demás leen las aplicaciones

de mi Pasión, estando en ti, Yo me derramo hasta el borde de tu alma y te

hablo de mis cosas más íntimas que hasta ahora no había manifestado, y

cómo el alma debe seguirme en aquel mi obrar; aquellas aplicaciones serán

el espejo de mi Vida interna, y quien en ella se mire, copiará en sí mi misma

Vida, ¡oh! cómo revelan mi Amor, la sed de las almas, y en cada una de las

fibras de mi corazón, en cada respiro mío, pensamiento, etc. Por eso Yo te

hablo más que nunca, pero apenas termino me escondo, y tú no viéndome

me dices que he cambiado, pero más bien te digo que cuando no quieres

repetir con tu voz lo que te digo en tu interior, tú impides mi desahogo de

amor."

17 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta.

 

 

Marzo 18, 1917

Efectos del fundirse en Jesús.

Estaba rezando fundiéndome toda en Jesús, y quería en mi poder cada

pensamiento de Jesús para poder tener vida en cada pensamiento de criatura,

para poder reparar con el mismo pensamiento de Jesús, y así de todo lo

demás. Y mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, mi Humanidad sobre la tierra no hacía otra cosa que unir

cada pensamiento de criatura con los míos, así que cada pensamiento de

criatura se repercutía en mi mente, cada palabra en mi voz, cada latido en mi

corazón, cada acción en mis manos, cada paso en mis pies, y así de todo lo

demás; con esto daba al Padre reparaciones divinas. Ahora, todo lo que hice

en la tierra lo continúo en el Cielo y conforme las criaturas piensan, sus

pensamientos se vierten en mi mente; conforme miran, siento sus miradas en

las mías, así que pasa entre ellas y Yo como una electricidad continua, como

los miembros están en continua comunicación con la cabeza, y digo al

Padre: ‘Padre mío, no soy sólo Yo que te ruego, que reparo, que pago, que

te aplaco, sino que hay otras criaturas que hacen en Mí lo que hago Yo; más

bien suplen con su sufrir a mi Humanidad, que gloriosa es incapaz de sufrir.’

El alma con fundirse en Mí repite todo lo que hice y continúo

haciendo, ¿pero cuál será el contento de estas almas que han hecho su vida

en Mí, abrazando junto conmigo todas las criaturas, todas las reparaciones,

cuando estén conmigo en el Cielo? Su vida la continuarán en Mí, y

conforme las criaturas piensen o me ofendan con los pensamientos, estos

pensamientos se repercutirán en su mente y continuarán con las reparaciones

que hicieron en la tierra; serán junto conmigo ante el trono divino los

centinelas de honor, y conforme las criaturas me ofendan en la tierra, ellas

harán los actos opuestos en el Cielo, vigilarán mi trono, tendrán su puesto de

honor, serán las que más me comprenderán, las más gloriosas, su gloria

estará toda fundida en la mía y la mía en la de ellas. Así que tu vida esté

toda fundida en la mía, no hagas ningún acto que no lo hagas pasar en Mí, y

cada vez que tú te fundas en Mí, Yo derramaré en ti nueva gracia y nueva

luz, y me haré vigilante centinela de tu corazón, para tenerte alejada

cualquier sombra de pecado, te custodiaré como a mi misma Humanidad,

mandaré a los ángeles que te hagan corona, a fin de que quedes defendida de

todo y de todos."

 

 

Marzo 28, 1917

Efectos del "te amo" de Jesús.

Continuando mi habitual estado, apenas se hacía ver mi siempre amable

Jesús, pero tan afligido que daba piedad, yo le he dicho: "¿Qué tienes

Jesús?" Y Él:

"Hija mía, habrán y sucederán cosas imprevistas, de improviso y

estallarán revoluciones por todas partes. ¡Oh, cómo empeorarán las cosas!"

Y todo afligido ha quedado en silencio. Y yo: "Vida de mi vida, dime

otra palabra." Y Jesús, como si me infundiera su aliento ha agregado:

"Te amo."

Pero en aquel "te amo" parecía que todos y todas las cosas recibieran

nueva vida, y yo he repetido: "Jesús, dime otra palabra aún."

Y Él: "Palabra más bella no podría decirte que un te amo, este mi te

amo llena Cielo y tierra, circula en los santos y reciben nueva gloria,

desciende en los corazones de los viadores, y quién recibe gracia de

conversión, quién de santificación; penetra en el purgatorio, y como

benéfico rocío cae sobre las almas y sienten refrigerio; los mismos

elementos se sienten investir de nueva vida en el fecundar, en el crecer, así

que todos advierten el te amo de tu Jesús. ¿Y sabes cuando el alma se atrae

un te amo mío? Cuando fundiéndose en Mí toma la actitud divina, y

perdiéndose en Mí hace todo lo que hago Yo."

Y yo: "Amor mío, muchas veces resulta difícil tener siempre esta

actitud divina."

Y Jesús: "Hija mía, lo que el alma no puede hacer siempre con sus

actos inmediatos en Mí, puede suplirlo con la actitud de su buena voluntad, y

Yo la estimaré tanto, que me haré centinela vigilante de cada pensamiento,

de cada palabra, de cada latido, etc., y me los pondré en cortejo dentro y

fuera de Mí, mirándolos con tal amor, como fruto del buen querer de la

criatura. Cuando después el alma fundiéndose en Mí hace sus actos

inmediatos conmigo, entonces me siento tan atraído hacia ella que hago

junto con ella lo que ella hace, y cambio en divino el obrar de la criatura.

Yo llevo cuenta de todo y premio todo, aún las más pequeñas cosas y hasta

un solo acto bueno de voluntad no queda defraudado en la criatura."

 

 

Abril 2, 1917

Las penas de la privación de Jesús son penas divinas.

Estaba lamentándome con mi siempre amable Jesús de sus acostumbradas

privaciones y le decía: "Amor mío, que muerte continua, cada privación

tuya es una muerte que siento, pero muerte tan cruel y despiadada que

mientras hace sentir los efectos de la muerte, pero no hace morir. Yo no

entiendo cómo la bondad de tu corazón puede resistir el verme sufrir tantas

muertes continuas, y después hacerme vivir todavía." Y el bendito Jesús ha

venido por poco tiempo y estrechándome a su corazón me ha dicho:

"Hija mía, estréchate a mi corazón y toma vida. Has de saber que la pena

más satisfactoria, más agradable, más potente, que más me iguala y puede

hacerme frente, es la pena de mi privación, porque es pena divina. Tú debes

saber que las almas están tan unidas conmigo que forman muchos eslabones

unidos juntos en mi Humanidad, y conforme las almas se pierden rompen

estos eslabones, y Yo siento por ello un dolor como si se arrancase un

miembro del otro. Ahora, ¿quién me puede unir estos anillos? ¿Quién

soldarlos de nuevo en modo de hacer desaparecer la rotura? ¿Quién podrá

hacerlos entrar de nuevo en Mí para darles vida? Las penas de mi privación,

porque es divina. Mi pena por la pérdida de las almas es divina; la pena del

alma que no me ve, no me siente es divina, y como las dos son penas

divinas, pueden besarse, unirse, hacerse frente y tener tal poder, de tomar las

almas desvinculadas y unirlas en mi Humanidad. Hija mía, ¿te cuesta

mucho mi privación? Entonces, si te cuesta, no tengas inútil una pena de

tanto costo. Así como Yo te hago don de ella, no la tengas para ti, sino hazla

volar en medio de los combatientes y arranca las almas de en medio de las

balas y enciérralas en Mí, y como cerradura y sello pon tu pena; y después tu

pena hazla girar por todo el mundo para hacerla pescar almas y conducirlas

nuevamente a todas en Mí, y a medida que sientas las penas de mis

privaciones, así irás poniendo el sello de nueva unión."

 

 

Abril 12, 1917

Las penas hay que mandarlas a la cruz de Jesús. El sufrir

no hace infeliz a la criatura, lo que la vuelve infeliz es

cuando le falta alguna cosa a su amor.

Encontrándome en mi habitual estado mi siempre amable Jesús ha

venido, y como yo estaba sufriendo un poco me ha tomado entre sus brazos

diciéndome:

"Querida hija mía, amada hija mía, repósate en Mí, es más, tus penas

no las tengas contigo, mándalas sobre mi cruz a fin de que hagan cortejo a

mis penas y me alivien, y mis penas cortejen a las tuyas y te sostengan,

ardan de un mismo fuego y se consuman juntas, y Yo miraré tus penas como

mías, les daré los mismos efectos, el mismo valor, y harán los mismos

oficios que hice Yo sobre la cruz hacia el Padre y hacia las almas; es más,

ven tú misma sobre la cruz, cómo seremos felices estando juntos, aun

sufriendo, porque no es el sufrir lo que vuelve infeliz a la criatura, más bien

el sufrir la vuelve victoriosa, gloriosa, rica, bella; se hace infeliz cuando le

falta alguna cosa a su amor. Tú, unida conmigo sobre la cruz serás colmada

en todo en el amor, tus penas serán amor, tu vida será amor, toda amor, y por

eso serás feliz."

Abril 18, 1917

El fundirse en Jesús forma benéfico rocío sobre todas las criaturas.

Estaba fundiéndome en mi dulce Jesús para poderme difundir en todas las

criaturas y fundirlas todas en Jesús, y yo me ponía entre las criaturas y Jesús

para impedir que mi amado fuera ofendido y que las criaturas lo pudieran

ofender. Ahora, mientras esto hacía, me ha dicho:

"Hija mía, en cuanto entras en mi Voluntad y te fundes en Mí, así en ti

se forma un sol; conforme vas pensando, amando, reparando, etc., se forman

los rayos, y mi Voluntad como fondo se hace corona de estos rayos y se

forma el sol, el cual elevándose en el horizonte se vuelve benéfico rocío

sobre todas las criaturas, así que por cuantas más veces te fundes en Mí,

tantos soles de más vas formando. ¡Oh, cómo es bello ver estos soles, que

elevándose, elevándose, quedan fundidos en mi mismo Sol y hacen llover

 

 

rocío benéfico sobre todos! ¿Cuántas gracias no reciben las criaturas? Yo

estoy tan complacido y arrobado por esto, que en cuanto se funden en el

mío, Yo lluevo sobre ellas abundantes rocíos de toda clase de gracias, de

modo que puedan formar soles más grandes para poder derramar más

abundantemente este benéfico rocío sobre todas las criaturas."

Y conforme yo me fundía, sentía llover sobre mi cabeza luz, amor,

gracias.

Mayo 2, 1917

Cómo Jesús moría poco a poco.

Encontrándome en mi habitual estado, estaba lamentándome con mi dulce

Jesús de sus privaciones diciéndole: "Amor mío, ¿quién podía pensarlo, que

tu privación me debía costar tanto? Me siento morir poco a poco, cada acto

mío es una muerte que siento, porque no encuentro la vida, pero morir y

vivir es más cruel aún, es más, es doble muerte." Y mi amable Jesús, de

carrera ha venido y me ha dicho:

"Hija mía, ánimo y firmeza en todo, o qué, ¿no quieres imitarme?

También Yo moría poco a poco, conforme las criaturas me ofendían en sus

pasos, Yo sentía el desgarro en mis pies, pero con tal acerbidad de espasmos,

capaces de darme la muerte, y mientras me sentía morir no moría; conforme

me ofendían con sus obras Yo sentía la muerte en mis manos, y por el cruel

desgarro Yo agonizaba, me sentía desfallecer, pero la Voluntad del Padre me

sostenía, moría y no moría; conforme las malas palabras, las blasfemias

horrendas de las criaturas se repercutían en mi voz, Yo me sentía sofocar,

ahogar, amargar la palabra y sentía la muerte en mi voz, pero no moría. Y

mi desgarrado corazón conforme palpitaba, sentía en mi latido las vidas

malas, las almas que se arrancaban, y mi corazón estaba en continuos

desgarros y laceraciones, agonizaba y moría continuamente en cada criatura,

en cada ofensa, no obstante el Amor, el Querer Divino me constreñían a

vivir. He aquí el por qué de tu morir poco a poco, te quiero junto conmigo,

quiero tu compañía en mis muertes, ¿no estás contenta?"

 

 

 

Mayo 10, 1917

Con su respiro Jesús da movimiento y vida a todas las criaturas.

Continuando mi pobre estado, según mi costumbre buscaba fundirme en mi

dulce Jesús, pero por cuanto me esforzaba, todo me resultaba inútil, el

mismo Jesús me distraía y suspirando fuerte me ha dicho:

"Hija mía, la criatura no es otra cosa que mi respiro. Conforme

respiro así doy vida a todo; toda la vida está en el respiro, si falta el respiro

el corazón no late más, la sangre no circula, las manos quedan inertes, la

mente se siente morir la inteligencia, y así de todo lo demás; así que toda la

vida humana está en el recibir y dar este respiro, pero mientras con mi

respiro doy vida y movimiento a todas las criaturas, y con mi santo respiro

las quiero santificar, amar, embellecer, enriquecer, etc., ellas al darme el

respiro que de Mí reciben me mandan ofensas, rebeliones, ingratitudes,

blasfemias, desconocimientos, y todo lo demás. Así que mando el respiro

puro y me regresa impuro, lo mando bendiciendo y me regresa maldiciendo,

lo mando todo amor y me regresa ofendiéndome hasta en lo íntimo de mi

corazón, pero el amor me hace continuar enviando mi respiro para mantener

estas máquinas de vidas humanas, de otra manera no funcionarían más y

terminarían por deshacerse. ¡Ah!, hija mía, ¿has visto cómo es mantenida la

vida humana? Por mi respiro, y cuando encuentro un alma que me ama,

cómo es dulce su respiro, cómo me recrea, me consuela; entre ella y Yo se

forma un eco de armonías, así que quedan distintas de las otras criaturas, y

serán distintas también en el Cielo. Hija mía, no podía contener mi Amor y

he querido desahogarme contigo."

Así hoy no he podido fundirme en Jesús, porque Él mismo me ha

tenido ocupada en su respiro. Cuántas cosas he comprendido, pero no sé

decirlas bien y por eso mejor callo.

Mayo 12, 1917

Quien duda del Amor de Jesús lo entristece.

No habiendo venido mi siempre amable Jesús y estando muy afligida,

mientras rezaba un pensamiento ha volado en mi mente: "¿A ti no te ha

venido jamás el pensamiento de que te podrías perder?" Verdaderamente

 

 

jamás pienso en esto y he quedado un poco sorprendida, pero el buen Jesús

que me vigila en todo, pronto se ha movido en mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, estas son verdaderas extrañezas y que afligen mucho a mi

Amor. Si una hija dice a su padre, no soy tu hija, no me darás parte de tu

herencia, no quieres darme el alimento, no quieres tenerme en casa, y se

aflige y por ello se lamenta, ¿qué diría el pobre padre? Extrañezas, esta hija

está loca y con todo amor le diría: ‘Entonces dime, si no eres mi hija, ¿de

quién eres hija? Vives bajo mi mismo techo, comes en mi mesa, te visto con

las monedas ganadas con mis sudores, si estás enferma te asisto y procuro

los medios para curarte, ¿por qué dudas entonces que eres mi hija?’ Con

más razón Yo diría a quien duda de mi Amor y temiera perderse: ‘¡Cómo!

te doy mis carnes por alimento, vives en todo de lo mío, si estás enferma te

curo con los Sacramentos, si estás manchada te lavo con mi sangre, puedo

decir que estoy a tu disposición, ¿y tú dudas? ¿Quieres entristecerme? O

dime entonces, ¿amas tú a algún otro? ¿Reconoces a otro ser por padre?

¿Quién dice que no eres mi hija?’ Pero si nada de esto hay, ¿por qué quieres

afligirte y entristecerme, no bastan las amarguras que me dan los demás,

quieres también tú poner penas en mi corazón?"

Mayo 16, 1917

Efectos de las horas de la Pasión.

Encontrándome en mi habitual estado, estaba fundiéndome toda en mi dulce

Jesús y luego me ponía toda en las criaturas, para darles a todas ellas a Jesús;

y mi amable Jesús me ha dicho:

"Hija mía, cada vez que la criatura se funde en Mí, da a todas las

criaturas el influjo de Vida Divina, y según tienen necesidad obtienen su

efecto: Quien es débil siente la fuerza, quien es obstinada en la culpa recibe

la luz, quien sufre recibe el consuelo, y así de todo lo demás."

Después me he encontrado fuera de mí misma, me encontraba en

medio de muchas almas que me hablaban, –parecía que fueran almas

purgantes y santos–, y nombraban a una persona conocida mía, muerta no

hacía mucho, y me decían: "Él se siente feliz al ver que no hay alma que

entre en el purgatorio que no lleve el sello de las horas de la Pasión, y

cortejadas, ayudadas por estas horas, toma sitio en lugar seguro; y no hay

alma que vuele al paraíso que no sea acompañada por estas horas de la

 

 

Pasión; estas horas hacen llover del Cielo continuo rocío sobre la tierra, en el

purgatorio y hasta en el Cielo." Al oír esto decía entre mí: "Tal vez mi

amado Jesús para mantener la palabra dada, que por cada palabra de las

horas de la Pasión daría un alma, no hay alma que se salve que no se sirva de

estas horas."

Después he vuelto en mí misma y habiendo encontrado a mi dulce

Jesús le he preguntado si eso era verdad. Y Él:

"Estas horas son el orden del universo y ponen en armonía el Cielo y

la tierra, y me disuaden de no destruir al mundo; siento poner en circulación

mi sangre, mis llagas, mi Amor y todo lo que Yo hice, y corren sobre todos

para salvar a todos. Y conforme las almas hacen estas horas de la Pasión,

me siento poner en camino mi sangre, mis llagas, mis ansias de salvar las

almas, y me siento repetir mi Vida. ¿Cómo pueden obtener las criaturas

algún bien si no es por medio de estas horas? ¿Por qué lo dudas? La cosa

no es tuya sino mía, tú has sido el esforzado y débil instrumento."

Junio 7, 1917

El alma queda separada de Jesús cuando haceentrar en ella alguna cosa que no le pertenece a Él.

Encontrándome en mi habitual estado, me lamentaba con mi dulce Jesús de

sus privaciones y le decía: "Qué amarga separación, separada de Ti todo

termina y me siento la criatura más infeliz que pueda existir." Y Jesús

interrumpiendo mi hablar me ha dicho:

"Hija mía, ¿qué separación encuentras? El alma queda separada de Mí

cuando hace entrar alguna cosa que no me pertenece a Mí. Por eso, si Yo

entro en el alma y encuentro su voluntad mía, sus deseos, sus afectos, los

pensamientos, el corazón, todo mío, Yo la absorbo en Mí y voy fundiendo

con el fuego de mi Amor su voluntad con la mía, y de ellas hago una sola;

fundo sus deseos con los míos, los afectos, los pensamientos con los míos, y

cuando de todo he formado un solo líquido, como celestial rocío lo vierto

sobre toda mi Humanidad, el cual, dividiéndose en tantas gotas de rocío por

cuantas ofensas recibe, me besan, me aman, me reparan, me embalsaman

mis llagas exacerbadas. Y como estoy siempre en acto de hacer el bien a

todos, este rocío desciende a bien de todas las criaturas. Pero si encuentro

en el alma alguna cosa extraña, que no me pertenece, entonces no puedo

 

 

fundir lo suyo en lo mío, porque solamente el amor es lo que tiene virtud de

fundirse y hacerse uno solo; las cosas similares son las que pueden

intercambiarse y que tienen el mismo valor, por lo que, si en el alma hay

fierro, espinas, piedras, ¿cómo se pueden fundir? Y entonces son las

separaciones, la infelicidad. Así que si en tu corazón no ha entrado nada,

¿cómo puedo separarme?"

Junio 14, 1917

Por cuanto más el alma se desnuda de sí,

tanto más Jesús la viste de Él.

Continuando mi habitual estado, estaba rogando a mi amable Jesús que

viniera en mí a amar, a rezar, a reparar, porque yo no sabía hacer nada, y el

dulce Jesús movido a compasión por mi nulidad, ha venido, quedándose

conmigo a rezar, amando y reparando junto conmigo, y después me ha

dicho:

"Hija mía, por cuanto más el alma se despoja de sí, tanto más la visto

de Mí; por cuanto más cree que no puede hacer nada, tanto más obro Yo en

ella y hago todo; siento que la criatura pone en acto todo mi Amor, mis

oraciones, mis reparaciones, etc., y para hacerme honor a Mí mismo, veo

qué cosa quiere hacer: ¿Amar? Voy a ella y amo junto con ella. ¿Quiere

rezar? Rezo junto con ella; en suma, su despojarse de sí y su amor, que es

mío, me atan y me obligan a hacer junto con ella lo que quiere hacer, y Yo

doy al alma el mérito de mi Amor, de mis oraciones y reparaciones, y con

sumo contento mío siento repetir mi Vida, y hago descender a bien de todos,

los efectos de mi obrar, porque no es de la criatura que está escondida en Mí,

sino mío."

 

 

Julio 4, 1917

Todas las penas de las criaturas fueron sufridas primero

por Jesús. Quien hace la Divina Voluntad está

junto con Jesús en el tabernáculo.

 

Continuando mi habitual estado, yo me sentía un poco sufriente, y mi

adorable Jesús al venir se ha puesto frente a mí, y parecía que entre Jesús y

yo habían muchos hilos eléctricos de comunicación, y me ha dicho:

"Hija mía, cada pena que el alma sufre es una comunicación de más

que el alma adquiere, porque todas las penas que la criatura puede sufrir,

primero fueron sufridas por Mí en mi Humanidad y tomaron lugar en el

orden divino, y como la criatura no puede sufrirlas todas juntas, mi Bondad

se las comunica poco a poco, y conforme las comunica así crecen las

cadenas de unión conmigo; y no sólo las penas producen este efecto, sino

todo lo que la criatura puede hacer de bien, así se desarrollan los vínculos de

unión entre Yo y ella."

Otro día estaba pensaba entre mí en el bien que las demás almas tienen

de estarse ante el Santísimo Sacramento, mientras que yo, pobrecita, estaba

privada de ese bien, y el bendito Jesús me ha dicho:

"Hija mía, quien hace mi Voluntad está junto conmigo en el

tabernáculo y toma parte en mis penas, en las frialdades, en las irreverencias,

en todo lo que las mismas almas hacen ante mi presencia Sacramental.

Quien hace mi Voluntad debe tener la primacía en todo, le está reservado

siempre el puesto de honor; por lo tanto, ¿quién recibe más bien, quien está

delante a Mí o quien está conmigo? Para quien hace mi Voluntad no tolero

ni siquiera un paso de distancia entre Mí y ella, no división de penas o de

alegrías; tal vez la tendré en la cruz, pero siempre conmigo. He aquí por qué

te quiero siempre en mi Querer, para darte el primer puesto en mi corazón

sacramentado; quiero sentir tu corazón palpitante en el mío, con mi mismo

amor y dolor; quiero sentir tu querer en el mío, que multiplicándose en todos

me dé con un solo acto las reparaciones de todos y el amor de todos; y mi

Querer en el tuyo, que haciendo mía tu pobre humanidad, la eleva ante la

Majestad del Padre como mi víctima continua."

 

 

Julio 7, 1917

Para quien hace la Voluntad de Dios,

todo está en acto presente.

Estaba fundiéndome en mi dulce Jesús, pero me veía tan miserable que no

sabía qué darle, y mi siempre amable Jesús para consolarme me ha dicho:

"Hija mía, para quien hace mi Voluntad no existe pasado ni futuro,

sino que todo está en acto presente, y así como todo lo que hice y sufrí está

todo en acto presente, así que si quiero dar satisfacción al Padre, o hacer el

bien a las criaturas, puedo hacerlo como si en acto estuviera sufriendo y

obrando; así lo que puede sufrir o hacer la criatura en mi Voluntad, se

unifica ya en mis penas y en mis obras y se hacen una sola, y el alma cuando

quiere testimoniarme su amor con sus penas, puede tomar las penas sufridas

otras veces, que están en acto y dármelas para duplicar su amor, sus

satisfacciones hacia Mí; y Yo al ver el ingenio de la criatura que pone como

en un banco para multiplicar sus actos y ganar intereses para darme amor y

satisfacciones, para enriquecerla mayormente y no dejarme vencer en amor,

le daré mis penas, mis obras multiplicadas, para darle amor y hacerme

amar."

Julio 18, 1917

El alma que vive en la Divina Voluntadvive en Jesús y a expensas de Él.

Continuando mi habitual estado, trataba de verterme toda en el Santo Querer

de Jesús y le pedía que Él se vertiera todo en mí, de manera de no sentirme

más a mí misma, sino todo Jesús. Entonces el bendito Jesús ha venido y me

ha dicho:

"Hija mía, cuando el alma vive de mi Voluntad y todo lo que hace lo

hace en mi Querer, Yo me la siento por todas partes, me la siento en la

mente, sus pensamientos corren en los míos, y como Yo difundo la vida de

la inteligencia en las criaturas, ella se difunde junto conmigo en las mentes

de las criaturas, y cuando ve que me ofenden ella siente mi dolor; me la

siento en mi latido, es más, siento un latido en dos en mi corazón, y

conforme mi Amor se vierte en las criaturas, ella se vierte junto conmigo y

 

 

ama conmigo, y si no soy amado, ella me ama por todos para

corresponderme en el amor y me consuela; en mis deseos siento el deseo del

alma que vive en mi Querer; en mis obras siento las suyas, en todo, así que

puede decir que vive de Mí, a expensas mías."

Y yo: "Amor mío, Tú haces todo por Ti mismo y no tienes necesidad

de la criatura, ¿por qué entonces amas tanto que la criatura viva en tu y de tu

Querer?"

Y Jesús: "Cierto que de nada tengo necesidad y hago todo por Mí

mismo, pero el Amor para tener vida quiere su desahogo. Supón un sol, que

no tiene necesidad de luz porque tiene suficiente para sí y para los demás,

pero habiendo otras pequeñas luces, a pesar de que no tiene necesidad las

quiere en sí como compañía, para desahogarse y para engrandecer a las

pequeñas luces, ¿qué injuria no harían las pequeñas luces si lo rechazaran?

¡Ah, hija mía, la voluntad cuando está sola es siempre estéril, el amor

aislado languidece y se apaga, y Yo amo tanto a la criatura que la quiero

unida con mi Voluntad para hacerla fecunda, para darle vida de amor, y en

esto Yo encuentro mi desahogo, porque sólo para desahogarme en el Amor

he creado a la criatura, no para otra cosa, y por eso esto es todo mi empeño!"

Julio 25, 1917

Jesús purifica al alma para

admitirla a vivir en su Voluntad.

Continuando mi habitual estado me lamentaba con Jesús y al mismo

tiempo le pedía que pusiera fin a tantos castigos, y Jesús me ha dicho:

"Hija mía, ¿te lamentas? Sin embargo es nada todavía, vendrán los

grandes castigos, la criatura se ha vuelto insufrible, bajo los castigos se

rebela más y ni siquiera quiere reconocer que es mi mano que castiga, no

tengo otros medios que usar que exterminarla, así podré quitar tantas vidas

que apestan la tierra y me matan la creciente generación, por tanto no

esperes el fin por ahora, sino más bien otros males peores, no habrá parte de

la tierra que no sea inundada de sangre."

Yo al oír esto me sentía lacerar el corazón y Jesús queriéndome

consolar me ha dicho:

"Hija mía, ven en mi Voluntad para hacer lo que hago Yo, y en mi

Querer podrás correr para bien de todas las criaturas, y desde dentro de la

 

 

sangre donde nadan podrás salvarlas con la Potencia de mi Querer, de modo

que me las traerás lavadas por su propia sangre con el sello de mi Voluntad."

Y yo: "Vida mía, soy tan mala, ¿cómo puedo hacerlo?"

Y Jesús: "Tú debes saber que el acto más noble, más sublime, más

grande, más heroico, es hacer mi Voluntad y obrar en mi Querer, por eso, a

este acto al que ningún otro podrá igualar, Yo le hago gala de todo mi Amor

y generosidad, y en cuanto el alma se decide a hacerlo, Yo, para darle el

honor de tenerla en mi Querer, en el acto en el que los dos quereres se

encuentran para fundirse el uno en el otro y hacerse uno solo, si está

manchada la purifico, y si las espinas de la naturaleza humana la envuelven,

las destrozo, si algún clavo la traspasa, esto es, el pecado, Yo lo pulverizo,

porque nada puede entrar de mal en mi Voluntad; es más, todos mis

atributos la invisten y le cambian la debilidad en fortaleza, la ignorancia en

sabiduría, la miseria en riqueza y así de todo lo demás. En los otros actos

permanece siempre alguna cosa de sí, pero en éstos queda el alma despojada

de toda sí misma, y Yo la lleno toda de Mí."

Agosto 6, 1917

La Divina Voluntad hace feliz al alma,

aun en medio de las más grandes desventuras.

 

Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido, y

estando yo muy afligida por las continuas amenazas de peores castigos, y

por sus privaciones, me ha dicho:

"Hija mía, anímate, no te abatas demasiado, mi Voluntad vuelve al

alma feliz aun en medio de las más grandes desventuras, es más, se eleva tan

alto que éstas no la pueden tocar, si bien las ve y las siente. El lugar donde

ella mora no está sujeto a tempestades, sino que es siempre sereno y con sol

radiante, porque su origen está en el Cielo, su nobleza es divina, su santidad

está en Dios, donde es custodiada por Dios mismo, porque celoso de la

santidad de esta alma que vive de mi Querer, la custodio en lo más íntimo

del corazón y digo: Nadie me la toque, porque mi Querer es intangible, es

sagrado, y todos deben hacer honor a mi Querer."

 

 

Agosto 14, 1917

Jesús no hacía otra cosa que darse en poder de la

Voluntad del Padre. Ejemplo de la santidad

del vivir en el Divino Querer.

 

Encontrándome en mi habitual estado, mi dulce Jesús, de prisa ha venido y

me ha dicho:

"Hija mía, Yo no hacía otra cosa que darme en poder de la Voluntad

del Padre, así que si pensaba, pensaba en la mente del Padre; si hablaba,

hablaba en la boca y con la lengua del Padre; si obraba, obraba en las manos

del Padre; también el respiro respiraba en Él, y todo lo que hacía ibaordenado como Él quería. Así que podía decir que mi Vida la desarrollaba

en el Padre, y Yo era el portador del Padre, porque todo encerré en su Querer

y nada hacía por Mí, mi punto principal era la Voluntad del Padre, porque

Yo no ponía atención a Mí mismo, ni por las ofensas que me hacían

interrumpía mi curso, sino que siempre volaba más a mi centro, y mi Vida

natural terminó cuando en todo cumplí la Voluntad del Padre. Así tú hija

mía, si te das en poder de mi Voluntad no tendrás más pensamiento de nada,

mi misma privación que tanto te atormenta y te consume, corriendo en mi

Voluntad encontrará el sostén, mis besos escondidos, mi Vida en ti vestida

de ti, en tu mismo latido sentirás el mío, ardiente y doliente; y si no me ves,

me sientes, mis brazos te estrechan, y ¿cuántas veces no sientes mi

movimiento, mi aliento refrescante que calma tus ardores? Tú sientes todo

esto, y cuando haces por ver quien te ha estrechado, quien te ha dado su

aliento, y no me ves, Yo te sonrío y te beso con los besos de mi Querer y me

escondo más en ti, para sorprenderte de nuevo y para darte un avance de más

en mi Voluntad. Por eso no me amargues con afligirte, sino déjame hacer; el

vuelo de mi Querer no se detenga jamás en ti, de otra manera obstaculizarías

mi Vida en ti, mientras que con el vivir de mi Querer Yo no encuentro

impedimento y hago crecer y desenvuelvo mi Vida como quiero."

Ahora, para obedecer quiero decir dos palabras acerca de la diferencia

del vivir resignado a la Divina Voluntad y el vivir en el Divino Querer:

Primero, vivir resignado según mi pobre parecer significa resignarse

en todo a la Voluntad Divina, tanto en las cosas prosperas como en las

adversas, mirando en todas las cosas a la Divina Voluntad, el orden de las

disposiciones divinas que tiene sobre todas las criaturas, y que ni siquiera un

cabello puede caer de nuestra cabeza si el Señor no lo quiere. Me parece

que es como un buen hijo que va a donde quiere el padre, sufre lo que quiere

el padre; rico o pobre le es indiferente, porque está contento sólo con ser lo

 

 

que el padre quiere; si recibe o pide órdenes de ir a alguna parte para el

desempeño de alguna empresa, él va solamente porque lo ha querido el

padre, pero mientras dura el tiempo de estar lejos, debe tomar un descanso,

detenerse para reposar, tomar el alimento, tratar con personas, por tanto debe

poner mucho de su querer a pesar de que va porque lo ha querido el padre,

pero en tantas cosas se encuentra en la ocasión de hacer por sí mismo, por lo

tanto puede estar los días, los meses lejos del padre, sin estar en todas las

cosas especificada la voluntad del padre. Así que a quien vive resignado al

Divino Querer le es casi imposible no mezclar su voluntad en lo que hace,

será un buen hijo, pero no tendrá en todo los pensamientos, las palabras, la

vida del padre retratada del todo en él, porque debiendo ir, regresar, seguir,

tratar con otros, el amor queda roto, porque sólo la unión continuada hace

crecer el amor, y jamás se rompe, y la corriente de la voluntad del padre no

está en comunicación continua con la corriente de la voluntad del hijo, y en

aquellos intervalos el hijo puede habituarse a hacer la propia voluntad. Sin

embargo creo que es el primer paso hacia la santidad.

Segundo, vivir en el Divino Querer, quisiera la mano de mi amable

Jesús para escribirlo. ¡Ah! sólo Él podría decir todo lo bello, lo bueno y lo

santo del vivir en el Divino Querer, yo soy incapaz, tengo muchos conceptos

en la mente pero me faltan las palabras. Jesús mío, derrámate en mi palabra

y yo diré lo que puedo:

Vivir en el Divino Querer significa inseparabilidad, no hacer nada por

sí mismo, porque delante al Divino Querer se siente incapaz de todo, no pide

órdenes ni las recibe, porque se siente incapaz de ir solo y dice: "Si quieres

que haga, hagamos juntos, y si quieres que vaya, vayamos juntos." Así que

hace todo lo que hace el Padre: Si el Padre piensa, hace suyos los

pensamientos del Padre y no hace ni un pensamiento de más de los que hace

el Padre; si el Padre mira, si habla, si obra, si camina, si sufre, si ama,

también ella mira lo que mira el Padre, repite las palabras del Padre, obra

con las manos del Padre, camina con los pies del Padre, sufre las mismas

penas del Padre y ama con el amor del Padre; vive no fuera sino dentro del

Padre, así que es el reflejo y el retrato perfecto del Padre; lo que no es para

quien vive solamente resignado. A este hijo es imposible encontrarlo sin el

Padre, ni al Padre sin él, y no sólo externamente, sino que todo su interior se

ve como entretejido con el interior del Padre, transformado, perdido todo,

todo en Dios. ¡Oh, los vuelos rápidos y sublimes de este hijo en el Querer

Divino! Este Querer Divino es inmenso, a cada instante circula en todos, da

vida y ordena todo, y el alma espaciándose en esta inmensidad vuela hacia

todos, ayuda a todos, ama a todos, pero como ayuda y ama el mismo Jesús,

lo que no puede hacer quien vive sólo resignado, así que a quien vive en el

 

 

Divino Querer le es imposible hacer por sí sólo; es más, siente náusea de su

obrar humano, aunque sea santo, porque en el Divino Querer las cosas, aún

las más pequeñas, toman otro aspecto, adquieren nobleza, esplendor,

santidad divina, potencia y belleza divinas, se multiplican al infinito y en un

instante hace todo y después que ha hecho todo dice: "No he hecho nada, lo

ha hecho Jesús, y este es todo mi contento, que miserable cual soy, Jesús me

ha dado el honor de tenerme en el Divino Querer para hacerme hacer lo que

ha hecho Él." Así que el enemigo no puede molestar a esta hija haciéndola

dudar en si ha hecho bien o mal, poco o mucho, porque todo lo ha hecho

Jesús y ella junto con Jesús. Ésta es la más pacífica, no está sujeta a

ansiedades, no ama a ninguno y ama a todos, pero divinamente, se puede

decir: "Es la repetidora de la Vida de Jesús, el órgano de su voz, el latido de

su corazón, el mar de sus gracias."

Sólo en esto creo que consiste la verdadera santidad, todas las demás

cosas son sombras, larvas, espectros de santidad. En el Querer Divino las

virtudes toman puesto en el orden divino, en cambio fuera de Él lo toman en

el orden humano, están sujetas a estima propia, a vanagloria, a pasiones.

¡Oh! cuántas obras buenas y cuántos Sacramentos frecuentados son de

llorarse delante a Dios, y de repararse porque están vacíos del Divino

Querer, por lo tanto sin frutos. Quiera el Cielo que todos comprendieran la

verdadera santidad, ¡oh! como todas las demás cosas desaparecerían.

Por lo tanto muchos se encuentran en el camino falso de la santidad,

muchos la ponen en las pías prácticas de piedad, y ¡ay de quien se las

estorbe! ¡Oh! cómo se engañan, si sus quereres no están unidos con Jesús y

ellos transformados en Él, lo que es continua oración, con todas sus pías

prácticas su santidad es falsa, y se ve que estas almas pasan con mucha

facilidad de las pías prácticas a los defectos, a las diversiones, a sembrar

discordias y a tantas otras cosas. ¡Oh, como es deshonrosa esta especie de

santidad! Otros ponen la santidad en ir a la iglesia y asistir a todas las

funciones, pero su querer está lejano de Jesús, y se ve que estas almas poca

atención ponen a sus propios deberes, y si son impedidas se irritan, se

enojan, lloran porque su santidad se les va por el aire, se lamentan,

desobedecen, son las llagas de las familias; ¡oh, qué falsa santidad! Otros la

ponen en las confesiones frecuentes, en la dirección pormenorizada, en hacer

escrúpulo de todo, pero luego no se hacen escrúpulo de que su querer no

corre junto con el Querer de Jesús, y ¡ay a quien las contradice! Estas almas

son como los globos inflados, que en cuanto se les hace un pequeño agujero

se sale el aire y su santidad se esfuma y caen por tierra; estos pobres globos

tienen siempre qué decir, son fácilmente llevados a la tristeza, viven siempre

en la duda y por eso quisieran un director para ellos, que en cada pequeña

 

 

cosa los aconseje, los tranquilice, los consuele, pero pronto están más

agitados que antes. Pobre santidad, cómo es falsificada, quisiera las

lágrimas de mi Jesús para llorar junto con Él sobre estas santidades falsas y

hacer conocer a todos cómo la verdadera santidad está en el hacer la Divina

Voluntad y vivir en el Divino Querer, esta santidad echa sus raíces tan

profundas, que no hay peligro de que oscile, porque llena Cielo y tierra y

dondequiera encuentra su apoyo, es firme, no sujeta a inconstancias, a

defectos voluntarios, atenta a los propios deberes, es la más sacrificada,

desapegada de todos y de todo, aun de las mismas direcciones, y como sus

raíces son profundas, se eleva tan alto que las flores y los frutos se abren en

el Cielo; y está tan escondida en Dios que la tierra poco o nada ve de esta

alma, el Querer Divino la tiene absorbida en Él, sólo Jesús es el artífice, la

vida, la forma de la santidad de esta envidiable criatura, no tiene nada de

suyo, sino todo es en común con Jesús; su pasión es el Divino Querer, su

característica es el Querer de su Jesús y el Fiat es su movimiento continuo.

En cambio la pobre y falsa santidad de los globos está sujeta a

continuas inconstancias, y mientras parece que los globos de su santidad se

inflan tanto, que parece que vuelan por el aire a una cierta altura, tanto que

muchos, y hasta los mismos directores quedan admirados, pero pronto se

desengañan; y basta para hacer desinflar estos globos una humillación, una

preferencia usada por los directores con cualquier otra persona, pensando

que esto es un robo que les hacen pues se creen las más necesitadas, y

mientras se hacen escrúpulo de tonterías, después llegan a desobedecer; es la

envidia y la polilla de estos globos, que royéndoles el bien que hacen, les va

sacando el aire y el pobre globo se desinfla y cae por tierra, llegando a

ensuciarse de tierra, y entonces se ve la santidad que había en el globo, ¿y

qué cosa se encuentra? Amor propio, resentimiento, pasiones escondidas

bajo aspecto de bien, y se tiene ocasión para decir que estos globos se han

hecho juguete del demonio, así que de toda la santidad no se ha encontrado

otra cosa que un amasijo de defectos, aparentemente disfrazados de virtud,

pero, ¿quién puede decir todo? Sólo Jesús sabe los males peores de esta

falsa santidad, de esta vida devota sin fundamento, porque está apoyada

sobre una falsa piedad. Estas falsas santidades son las vidas espirituales sin

fruto, estériles, que son causa de hacer llorar, quién sabe cuánto, a mi amable

Jesús; son el malhumor de la sociedad, los tormentos de los mismos

directores, de las familias. Se puede decir que llevan junto a ellos un aire

maléfico que daña a todos.

¡Oh, qué diferente es la santidad del alma que vive en el Querer

Divino! Estas almas son la sonrisa de Jesús, están alejadas de todos, aun de

los mismos directores, sólo Jesús es todo para ellas, así que no son suplicio

 

 

para ninguno, el aire benéfico que poseen embalsama a todos, son el orden y

la armonía de todos. Jesús, celoso de estas almas, se hace actor y espectador

de lo que hacen, ni siquiera un latido, un respiro, un pensamiento que Él no

regule y domine. Jesús las tiene tan absorbidas en el Divino Querer, que

difícilmente pueden recordarse que viven en el exilio.

Septiembre 18, 1917

Efectos de la constancia en el bien.

Continuando mi habitual estado me la he pasado en penas, mucho más que

mi Mamá Celestial se había hecho ver llorando, y habiéndole preguntado

¿Mamá mía, por qué lloras? Me ha dicho:

"Hija mía, ¿cómo no debo llorar si el fuego de la Justicia Divina

quisiera devorar todo? El fuego de las culpas devora todo el bien de las

almas, y el fuego de la Justicia quiere destruir todo lo que pertenece a las

criaturas, y viendo que el fuego corre, lloro; por eso, reza, reza."

Después me lamentaba con Jesús por sus privaciones, me parecía que

sin Él no podía más, y mi amable Jesús, movido a compasión de mi pobre

alma, ha venido y transformándome en Él me ha dicho:

"Hija mía, paciencia, la constancia en el bien pone todo a salvo, es

más, te digo que cuando tú, privada de Mí, luchas entre la vida y la muerte

por el dolor de estar privada de tu Jesús, y a pesar de todo esto eres constante

en el bien y nada descuidas, no haces otra cosa que exprimirte a ti misma, y

al exprimirte sale el amor propio, las satisfacciones naturales, la naturaleza

queda como deshecha y queda sólo un zumo tan puro y dulce, que Yo con

mucho gusto tomo y me endulzo y te miro con tanto amor y ternura, de

sentir tus penas como si fueran mías. Así, si estás fría, árida o de otro modo

y eres constante, son otras tantas exprimidas que te das a ti misma, y más

zumo formas para mi corazón amargado. Sucede como con un fruto

espinoso y de cáscara dura, pero que dentro contiene una sustancia dulce y

útil, si la persona es constante en quitar las espinas, al exprimir aquel fruto

extraerá toda la sustancia del fruto y gustará lo exquisito de ese fruto, así que

el pobre fruto ha quedado vacío de lo exquisito que contenía y las espinas y

la cáscara han sido tiradas. Así el alma, en la frialdad, en la aridez, arroja a

tierra las satisfacciones naturales, se vacía de sí misma y con la constancia se

exprime a sí misma y el alma queda con el fruto puro del bien, y Yo disfruto

 

 

lo dulce de éste. Así que si eres constante, todo te servirá para bien y Yo

apoyaré con seguridad mis gracias."

Septiembre 28, 1917

Los actos hechos en la Divina Voluntad son soles que

iluminan a todos y servirán para hacer que se salve

quien tenga un poco de buena voluntad.

Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, las tinieblas son densas y las criaturas se precipitan cada

vez más; es más, en estas tinieblas van cavando el precipicio donde

perecerán. La mente del hombre ha quedado ciega, no tiene más luz para

mirar el bien, sino sólo el mal, y el mal lo inundará y lo hará perecer, así que

donde creía encontrar salvación, encontrará la muerte. ¡Ah, hija mía! ¡Ah,

hija mía!"

Después ha agregado: "Los actos hechos en mi Voluntad son como

soles que iluminan a todos, y mientras dura el acto de la criatura en mi

Voluntad, un sol de más resplandece en las mentes ciegas, y quien tiene un

poco de buena voluntad encontrará luz para salvarse del precipicio, los

demás, todos perecerán, por eso en estos tiempos de densas tinieblas, cuánto

bien hacen los actos de la criatura hechos en mi Voluntad. Quien se salve

será únicamente en virtud de estos actos."

Dicho esto se ha retirado. Después ha regresado de nuevo y ha

agregado:

"El alma que hace mi Voluntad y vive en Ella, puedo decir que es mi

carroza y Yo tengo las riendas de todo; tengo las riendas de la mente, de los

afectos, de los deseos, y ni siquiera una dejo en su poder, y sentándome

sobre su corazón para estar más cómodo, mi dominio es completo y hago lo

que quiero, ahora hago correr la carroza, ahora la hago volar, ahora me lleva

al Cielo, ahora recorro toda la tierra, ahora me detengo, ¡oh, cómo soy

glorioso, victorioso y domino e impero! Si después el alma no hace mi

Voluntad y vive del querer humano, la carroza se deshace, me quita las

riendas y Yo quedo sin dominio, como un pobre rey expulsado de su reino, y

el enemigo toma mi puesto y las riendas quedan en poder de las propias

pasiones."

 

 

Octubre 4, 1917

Las penas, la sangre de Jesús corren junto

al hombre para sanarlo y salvarlo.

Esta mañana mi siempre amable Jesús me ha transportado fuera de mí

misma, Él estaba en mis brazos y su rostro tan cerca al mío, que suavemente

me besaba, como si no quisiera que yo lo advirtiera, pero habiendo repetido

sus besos yo no he podido contenerme de corresponderle con mis besos,

pero mientras lo besaba me ha venido el pensamiento de besar sus

santísimos labios e intentar chupar las amarguras que contenía, pues, quien

sabe, tal vez Jesús no quiera dármelas. Más tardé en pensarlo que en

hacerlo, lo he besado y me he puesto a chupar, pero no salía nada, le he

rogado que derramara en mí sus amarguras y de nuevo y con más fuerza he

chupado, pero nada. Mi Jesús parecía que sufría por los esfuerzos que le

hacía, y habiéndome puesto a chupar con más fuerza la tercera vez, sentía

venir en mí el aliento amarguísimo de Jesús, y he visto a través de su

garganta una cosa dura que no podía salir, e impedía que las amarguras que

Él contenía salieran para verterlas en mí. Y mi afligido Jesús, casi llorando

me ha dicho:

"Hija mía, hija mía, resígnate, ¿no ves qué obstáculo me ha puesto el

hombre con el pecado que me impide hacer partícipe de mis amarguras a

quien me ama? ¡Ah!, ¿no recuerdas cuando antes te decía: ‘Déjame hacer,

de otra manera el hombre llegará al punto de hacer tanto mal, de agotar el

mismo mal y no saber ya qué otro mal hacer.’ Y tú no querías que castigara

al hombre? Pero el hombre empeora siempre, ha reunido en sí tanta pus, que

ni la guerra ha podido hacer salir esta pus; la guerra no ha derribado al

hombre, más bien lo ha envalentonado de más; la revolución lo hará

enfurecerse, la miseria lo hará desesperar y entregarse en brazos del delito, y

todo esto servirá para hacer salir de alguna manera toda la podredumbre que

contiene el hombre, y entonces mi Bondad, no indirectamente por medio de

las criaturas, sino directamente desde el Cielo castigará al hombre, y estos

castigos serán como benéfico rocío que bajará del Cielo, que abatirá al

hombre, y tocado por mi mano se reconocerá a sí mismo, se despertará del

sueño de la culpa y reconocerá a su Creador. Por eso hija, ruega para que

todo sea para bien del hombre."

 

 

Jesús ha quedado con su amargura, y yo afligida porque no he podido

aliviarlo, pues apenas sentía su aliento amargo y me he encontrado en mí

misma. Me sentía inquieta, las palabras de Jesús me atormentaban, ante mí

mente veía el terrible futuro, y Jesús para tranquilizarme ha regresado, y casi

para distraerme me ha dicho:

"¡Cuánto amor, cuánto amor! Mira, mientras Yo sufría y la pena se

detenía en Mí, Yo le decía: ‘Pena mía, ve, corre, corre, ve en busca del

hombre, ayúdalo, y mis penas sean la fuerza de las suyas.’ Mientras

derramaba mi sangre decía a cada gota: ‘Corran, corran, sálvenme al

hombre, y si está muerto denle la vida, pero la Vida Divina, y si huye corran

detrás de él, circúndenlo por todos lados, confúndanlo de amor hasta que se

rinda.’ Al irse formando las llagas en mi cuerpo bajo los flagelos, repetía:

‘Llagas mías, no os estéis conmigo, sino buscad al hombre y si lo encontráis

llagado por la culpa, poneos como medicina para sanarlo.’ Así que todo lo

que hacía y decía, todo lo ponía en torno al hombre para ponerlo a salvo.

Ahora, también tú, por amor mío nada tengas para ti, sino que todo hazlo

correr junto al hombre para salvarlo, y Yo te miraré como otro Yo mismo."

Octubre 8, 1917

Todo lo que ha sido hecho por Jesús es eterno.

Las almas que aman a Jesús lo suplen.

 

Continuando mi habitual estado, mi amable Jesús en cuanto ha venido,

estando yo con muchas penas, me ha dicho:

"Hija mía, lo que ha sido hecho por Mí, todo es eterno, así que mi

Humanidad sufriente no debía ser para un tiempo, sino hasta que el mundo

sea mundo, y como mi Humanidad en el Cielo no es ya capaz de sufrir, me

sirvo de la humanidad de las criaturas, haciéndolas participar de mis penas

para continuar mi Humanidad en la tierra; y esto con justicia, porque estando

Yo en la tierra incorporé en Mí todas las humanidades de las criaturas para

ponerlas a salvo y hacer todo para ellas; ahora estando en el Cielo difundo

esta mi Humanidad en ellas, especialmente en quien me ama, difundo mis

penas y todo lo que hizo mi Humanidad para el bien de las almas

descarriadas, para decir al Padre: ‘Mi Humanidad está en el Cielo, pero

también en la tierra, en las almas que me aman y sufren.’ Por eso mi

satisfacción hacia el Padre es siempre completa, mis penas están siempre en

 

 

acto, porque las almas que me aman me suplen, por eso consuélate cuando

sufres, porque recibes el honor de suplirme."

Octubre 20, 1917

Cómo el alma puede hacerse hostia por amor de Jesús.

Habiendo recibido a mi Jesús, estaba pensando cómo podría devolver amor

por amor, y me resultaba imposible el poderme restringir, empequeñecerme,

como hace Jesús en la hostia por amor mío; esto no está en mi poder, como

sí lo está en el de Jesús. Y mi amado Jesús me ha dicho:

"Hija mía, si no puedes restringirte toda tú dentro del breve giro de

una hostia por amor mío, puedes muy bien restringirte toda tú en mi

Voluntad, para poder formar la hostia de ti en mi Voluntad. Cada acto que

hagas en mi Voluntad me formarás una hostia, y Yo me alimentaré de ti

como tú de Mí. ¿Qué cosa forma la hostia? Mi Vida en ella. ¿Qué cosa es

mi Voluntad? ¿No es toda mi Vida? Así que también tú puedes hacerte

hostia por amor mío; por cuantos más actos hagas en mi Voluntad, tantas

hostias de más formarás para restituirme amor por amor."

Octubre 23, 1917

Primer acto que hizo Jesús al recibirse Sacramentado.

Esta mañana, después de haber recibido al bendito Jesús estaba diciéndole:

"Vida mía Jesús, dime, ¿cuál fue el primer acto que hiciste cuando te

recibiste a Ti mismo Sacramentalmente."

Y Jesús: "Hija mía, el primer acto que hice fue el de multiplicar mi

Vida en tantas Vidas mías por cuantas criaturas puedan existir en el mundo,

a fin de que cada una tuviera una Vida mía únicamente para ella, que

continuamente reza, agradece, da satisfacción, ama, por ella sola, como

también multiplicaba mis penas por cada alma, como si por ella sola sufriera

y no por otros. En aquel momento supremo de recibirme a Mí mismo, Yo

me daba a todos y a sufrir en cada uno de los corazones mi Pasión, para

 

 

poder sojuzgar los corazones por vía de penas y de amor y dándoles todo lo

mío divino, venía a tomar el dominio de todos. Pero, ¡ay de Mí! mi Amor

quedó desilusionado por muchos y espero con ansia los corazones amantes,

que recibiéndome se unan conmigo para multiplicarse en todos, deseando y

queriendo lo que quiero Yo, para tomar al menos de ellos lo que no me dan

los otros, y para recibir el contento de tenerlos conforme a mi deseo y a mi

Voluntad. Por eso hija mía, cuando me recibas haz lo que hice Yo, y Yo

tendré el contento de que al menos seamos dos que queremos la misma

cosa."

Pero mientras esto decía, Jesús estaba afligido, y yo le he dicho:

"Jesús, ¿qué tienes que estás tan afligido?"

"¡Ay, ay, cuantos males como torrente impetuosa inundarán los

países! Italia está atravesando horas tristes, tristísimas. Estréchense más a

Mí, estén de acuerdo entre ustedes, rueguen a fin de que los males no sean

tan malos."

Y yo: "¡Ah! mi Jesús, ¿qué será de mi país? No será que ya no me

quieres como antes, porque queriéndome Tú perdonabas en algo los

castigos."

Y Él casi llorando: "No es verdad, te quiero bien."

Noviembre 2, 1917

Lamentos de Jesús. Amenazas de castigos para Italia.

Continuando mi habitual estado, entre privaciones, penas y amarguras,

especialmente por tantos males que se oyen y por la entrada de los

extranjeros en Italia, rogaba al buen Jesús que detuviera a los enemigos y le

decía: "¿Era ésta tal vez la inundación que Tú decías en días pasados?" y el

buen Jesús, viniendo me ha dicho:

"Hija mía, esta era la inundación que te decía, y la invasión continuará

avanzando, los extranjeros continuarán invadiendo Italia, mucho se lo han

merecido. Yo había escogido a Italia como una segunda Jerusalén, ella por

correspondencia ha desconocido mis leyes, me ha negado los derechos que

me correspondían; ¡ah! puedo decir que no se comporta más como hombre,

sino como bestia y ni siquiera bajo el pesado flagelo de la guerra me ha

reconocido y quiere seguir adelante como mi enemigo. Justamente se ha

merecido la derrota y la continuaré humillando hasta el polvo."

 

 

Y yo, interrumpiéndolo: "Jesús, ¿qué dices? ¡Pobre patria mía, cómo

serás lacerada! ¡Jesús, piedad, detén la corriente de los extranjeros."

Y Jesús: "Hija mía, con sumo dolor debo permitir que los extranjeros

avancen; tú porque no amas a las almas tanto como Yo quisieras la victoria,

pero si Italia vence será la ruina para las almas, su soberbia llegaría a tanto

que arruinaría el poco avance de bien que hay en la nación, y se pondría

como ejemplo ante los pueblos como nación que sabe hacer las cosas sin

Dios. ¡Ah, hija mía, los flagelos continuarán, los países serán devastados,

los despojaré de todo, el pobre y el rico serán una misma cosa. No han

querido conocer mis leyes; de la tierra se han hecho un dios para cada uno y

Yo, con despojarlos, les haré conocer qué cosa es la tierra; con el fuego la

purificaré, porque es tanta la peste que exhala que no puedo tolerarla;

muchos quedarán sepultados en el fuego y así volveré juiciosa la tierra. Es

necesario, lo requiere la salvación de las almas; te había dicho desde hace ya

mucho tiempo de estos castigos, y ahora el tiempo ha llegado, pero no del

todo aún, otros males vendrán. Purificaré la tierra, purificaré la tierra."

Y yo: "Jesús mío, aplácate, basta por ahora."

Y Él: "¡Ah, no! Tú reza y Yo haré menos cruel al enemigo."

Noviembre 20, 1917

Jesús hará reaparecer la santidad del vivir en su Voluntad.

Continuando mi estado aún más doloroso, mi siempre amable Jesús viene y

huye como un relámpago, y no me da tiempo ni siquiera de rogarle por los

tantos males que la pobre humanidad sufre, especialmente mi amada patria.

Qué golpe para mi corazón la entrada de los extranjeros en ella, creía que

Jesús me lo había dicho antes para hacerme rezar; y si al venir le suplico me

dice: "Seré inexorable." Y si le insisto diciéndole: "Jesús, ¿no quieres

tener compasión? ¿No ves cómo las ciudades son destruidas, cómo la gente

queda desnuda y hambrienta? ¡Ah Jesús, cómo te has hecho duro!" Él me

responde:

"Hija mía, a Mí no me interesan las ciudades, las grandezas de la

tierra, sino me importan las almas. Las ciudades, las iglesias y lo demás,

después de destruidas se podrán rehacer; en el diluvio, ¿no destruí Yo todo?

Y después, ¿no se rehizo de nuevo? Pero las almas, si se pierden es para

siempre, no hay quien me las dé nuevamente. ¡Ah, Yo lloro por las almas!

 

 

Por la tierra han desconocido el Cielo, Yo destruiré la tierra, haré

desaparecer las cosas más bellas que como cadenas atan al hombre."

Y yo: "Jesús, ¿qué dices?"

Y Él: "Ánimo, no te abatas, seguiré adelante; tú ven en mi Querer, vive enÉl, a fin de que la tierra no sea más tu habitación, sino que tu habitación sea

Yo mismo, así estarás del todo al seguro. Mi Querer tiene el poder de volver

al alma transparente, y entonces, como el alma es transparente lo que Yo

hago se refleja en ella: si Yo pienso, mi pensamiento se refleja en su mente

y se hace luz, y el suyo como luz se refleja en el mío; si miro, si hablo, si

amo, etc., como tantas luces se reflejan en ella, y ella en Mí; así que estamos

en continuos reflejos, en comunicación perenne, en amor recíproco, y como

Yo me encuentro en todas partes, los reflejos de estas almas me llegan en el

Cielo, en la tierra, en las hostias sacramentales, en los corazones de las

criaturas, dondequiera, y siempre luz doy y luz me envían, amor doy y amor

me dan, son mis habitaciones terrestres donde me refugio de las náuseas que

me dan las demás criaturas. ¡Oh! el bello vivir en mi Querer, me agrada

tanto, que haré desaparecer todas las demás santidades, bajo cualquier otro

aspecto de virtud en las futuras generaciones, y haré reaparecer la santidad

del vivir en mi Voluntad, que son y serán no las santidades humanas, sino

divinas, y su santidad será tan alta, que como soles eclipsarán las estrellas

más bellas de los santos de las pasadas generaciones, por esto quiero purgar

la tierra, porque es indigna de estos portentos de santidad."

Noviembre 27, 1917

La santidad del vivir en el Divino Querer está

exenta de interés personal y de pérdida de tiempo.

Continúo sólo por obedecer. Mi siempre amable Jesús parece que

tiene ganas de hablar del vivir en su Santísimo Querer; parece que mientras

habla de su Santísima Voluntad olvida todo y hace olvidar todo; el alma no

encuentra otra cosa que la necesidad, otro bien, que vivir en su Querer.

Entonces mi dulce Jesús, después de haber escrito el día 20 de Noviembre

acerca de su Querer, disgustándose conmigo me ha dicho:

"Hija mía, no has dicho todo, quiero que no dejes de escribir ninguna

cosa cuando Yo te hablo de mi Querer, aun las más pequeñas cosas, porque

todas servirán para bien de los que vendrán. En todas las santidades ha

 

 

habido siempre los santos que han dado inicio a las diferentes especies de

santidad, así que hubo el santo que inicio la santidad de los penitentes, otro

que inició la santidad de la obediencia, otro la de la humildad y así de todas

las otras santidades. Ahora, el inicio de la santidad del vivir en mi Querer

quiero que seas tú. Hija mía, todas las demás santidades no están exentas de

pérdida de tiempo y de interés personal, como por ejemplo: un alma que

vive en todo a la obediencia, tiene mucha pérdida de tiempo, aquel hablar y

hablar continuado la distraen de Mí, pone la virtud en lugar mío, y si no

tiene la oportunidad de tomar todas las órdenes, vive inquieta; alguna otra

que sufre tentaciones, ¡oh! cuánta pérdida de tiempo, no se cansa de decir

todos sus obstáculos y pone la virtud del sufrimiento en lugar mío, y

muchas veces estas santidades se esfuman; pero la santidad del vivir en mi

Querer está exenta de interés personal, de pérdida de tiempo, no hay peligro

de que me cambien por la virtud, porque el vivir en mi Querer soy Yo

mismo. Esta fue la santidad de mi Humanidad en la tierra, y por eso hizo

todo y por todos, y sin la sombra del interés. El interés propio quita el sello

de la santidad divina, por esto jamás puede ser sol, a lo más, por cuan bella

sea, puede ser una estrella. Por eso quiero la santidad del vivir en mi

Querer; en estos tiempos tan tristes la generación tiene necesidad de estos

soles que la calienten, la iluminen, la fecunden; el desinterés de estos

ángeles terrestres, todo para bien de los demás, sin la sombra de interés

propio, abrirá el camino en los corazones de todos para recibir mi Gracia.

Además, las iglesias son pocas, muchas serán destruidas; muchas

veces no encuentro sacerdotes que me consagren, otras veces permiten que

almas indignas me reciban y que almas dignas no me reciban, otras veces las

almas no pueden recibirme, así que mi Amor se encuentra obstaculizado, por

eso quiero hacer la santidad del vivir en mi Querer, en ella no tendré

necesidad de sacerdotes para consagrarme, ni de iglesias, ni de tabernáculos

y hostias, sino que estas almas serán todo junto: Sacerdotes, iglesias,

tabernáculos y hostias. Mi Amor estará más libre, cada vez que quiera

consagrarme lo podré hacer, a cada momento, de día, de noche, en cualquier

lugar donde esas almas se encuentren, ¡oh, cómo mi Amor tendrá su

desahogo completo! ¡Ah, hija mía, la presente generación merece ser

destruida del todo, y si permitiré que algo poco quede de ella, es para formar

estos soles de la santidad del vivir en mi Querer, que a ejemplo mío me

reharán de todo lo que me debían las otras criaturas, pasadas, presentes y

futuras. Entonces la tierra me dará verdadera gloria y mi Fiat Voluntas Tua

como en el Cielo así en la tierra, tendrá su cumplimiento y conclusión."

 

 

Diciembre 6, 1917

Por qué a Jesús jamás le pueden agradar

los actos hechos fuera de su Querer.

Después de haber recibido a Jesús en el Sacramento, estaba diciéndole: "Te

beso con el beso de tu Querer, Tú no estás contento si te doy solamente mi

beso, sino que quieres el beso de todas las criaturas, y yo por eso te doy el

beso en tu Querer, porque en Él encuentro a todas las criaturas, y sobre las

alas de tu Querer tomo todas sus bocas y te doy el beso de todos y mientras

te beso, te beso con el beso de tu Amor, a fin de que no con mi amor te bese,

sino con tu mismo Amor y Tú sientas el contento, las dulzuras, la suavidad

de tu mismo Amor en los labios de todas las criaturas, de modo que atraído

por tu mismo Amor, te obligo a dar tu beso a todas las criaturas." Pero,

¿quién puede decir mis tantos desatinos que decía a mi amable Jesús?

Entonces mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, cómo me es dulce ver, sentir al alma en mi Querer, sin que

ella lo perciba se encuentra en las alturas de mis actos, de mis oraciones, del

modo como Yo hacía estando sobre esta tierra, se pone casi a mi nivel. Yo

en mis más pequeños actos encerraba a todas las criaturas, pasadas,

presentes y futuras, para ofrecer al Padre actos completos a nombre de todas

las criaturas, ni siquiera un respiro de criatura se me escapó de quedar

encerrado en Mí, de otra manera el Padre habría podido encontrar

excepciones en reconocer a las criaturas, y todos los actos de ellas por no

haber sido hechos por Mí ni salido de Mí y me hubiera podido decir: ‘No

has hecho todo ni por todos, tu obra no está completa, no puedo reconocer a

todos porque no a todos los has reincorporado en Ti, y Yo quiero reconocer

sólo lo que has hecho Tú.’ Por eso en la inmensidad de mi Querer, de mi

Amor y Poder, hice todo y por todos; entonces, ¿cómo me pueden agradar

las demás cosas, por bellas que sean, fuera de mi Querer? Son siempre actos

bajos, humanos y delimitados, en cambio los actos en mi Querer son nobles,

divinos, sin término, infinitos, cual es mi Querer; son semejantes a los míos

y Yo les doy el mismo valor, amor y poder de mis mismos actos, los

multiplico en todos, los extiendo a todas las generaciones, a todos los

tiempos. Qué me importa que sean pequeños, son siempre mis actos

repetidos y basta; y además, el alma se pone en su verdadera nada, no en la

humildad, en la cual siempre se siente algo de sí misma, y como nada entra

en el Todo y obra conmigo, en Mí y como Yo, toda despojada de sí, no

 

 

poniendo atención ni al mérito ni al interés propio, sino toda atenta en darme

contento, dándome dominio absoluto en sus actos, sin querer saber lo que

hago con ellos, sólo un pensamiento la ocupa, el vivir en mi Querer,

pidiéndome que le dé tal honor. He aquí por qué la amo tanto y todas mis

predilecciones, mi Amor, son para esta alma que vive en mi Querer; y si

amo a las demás es en virtud del amor con el que amo a esta alma y que

desciende de ella, igual que como el Padre ama a las criaturas en virtud del

amor con el que me ama a Mí."

Y yo: "¡Ah Jesús, qué cierto es lo que Tú dices, que en tu Querer no

se quiere nada, ni se quiere saber nada; si se quiere hacer algo es sólo porque

lo has hecho Tú, se siente el deseo ardiente de repetir las cosas tuyas, todo lo

demás desaparece y no se quiere hacer más nada!"

Y Jesús: "Y Yo la hago hacer todo y le doy todo."

Diciembre 12, 1917

El sol da una similitud de los

actos hechos en el Divino Querer.

Continuando mi habitual estado, estaba fundiéndome toda en el Santo

Querer de mi dulce Jesús, y rezaba, amaba y reparaba y Él me ha dicho:

"Hija mía, ¿quieres una similitud de los actos hechos en mi Querer? Mira

hacia lo alto y ahí encontrarás el sol, un círculo de luz que tiene sus límites,

su forma, pero la luz que sale de este sol, de dentro de los límites de su

redondez llena la tierra, se extiende dondequiera, no en forma redonda sino

donde encuentra tierra, montes, mares para iluminar y para revestir con su

calor; tanto, que el sol con la majestad de su luz, con el benéfico influjo de

su calor y con investir a todos, se vuelve el rey de todos los planetas y tiene

la supremacía sobre todas las cosas creadas. Ahora, así son los actos hechos

en mi Querer, y aún más; la criatura al obrar, su acto es pequeño, limitado,

pero conforme entra en mi Querer se hace inmenso, inviste a todos, da luz y

calor a todos, reina sobre todos, adquiere la supremacía sobre todos los

demás actos de las criaturas, tiene derecho sobre todos; así que impera,

comanda, conquista, no obstante su acto es pequeño, pero con hacerlo en mi

Querer ha sufrido una transformación increíble, que ni al ángel le es dado

comprenderlo, sólo Yo puedo medir el justo valor de estos actos hechos en

mi Voluntad, son el triunfo de mi gloria, el desahogo de mi Amor, el

 

 

cumplimiento de mi Redención, y me siento como compensado de la misma

Creación, por eso siempre adelante en mi Querer."

Diciembre 28, 1917

Jesús quiere los actos continuos de la criatura, no importa

que sean pequeños, con tal que esté el movimiento, el

germen, Él los une a los suyos y los hace grandes.

Continuando mi habitual estado y estando un poco sufriente pensaba

entre mí: "¿Por qué será que no me es dado poder encontrar reposo ni de

noche ni de día? Es más, por cuanto más débil y sufriente, tanto más mi

mente está despierta e imposibilitada para tomar reposo." Y mi dulce Jesús

me ha dicho:

"Hija mía, tú no sabes la razón, pero Yo la sé y ahora te la voy a decir.

Mi Humanidad no tuvo reposo, y aun en mi mismo sueño no tuve tregua,

sino que intensamente trabajaba, y esto porque debiendo dar vida a todos y a

todo, y rehacer en Mí todo, me convenía trabajar sin interrumpir un instante,

y quien debe dar vida debe ser un continuo movimiento y un acto jamás

interrumpido, así que Yo estaba en continuo acto de hacer salir de Mí vidas

de criaturas y de recibirlas. Si Yo hubiera querido reposar, ¿cuántas vidas

no hubieran salido, cuántas no teniendo mi acto continuo no se hubieran

desarrollado y hubieran quedado marchitas, cuántas no hubieran entrado en

Mí faltándoles el acto de vida de quien es el único que puede dar vida?

Ahora hija mía, queriéndote junto conmigo en mi Querer, quiero tu acto

continuo, así que tu mente despierta es acto, el murmullo de tu oración es

acto, los movimientos de tus manos, los latidos de tu corazón, el mover de tu

mirada, son actos, serán pequeños, pero qué me importa, con tal que esté el

movimiento, el germen, Yo los uno a los míos y los hago grandes, y les doy

virtud de producir vidas. Tampoco mis actos fueron todos aparentemente

grandes, especialmente cuando Yo, pequeño, gemía, chupaba la leche de mi

Mamá, me entretenía en besarla, acariciarla, entrelazar mis manitas a las

suyas; más grande cortaba flores, tomaba el agua y otras cosas; éstos eran

todos actos pequeños, pero estaban unidos en mi Querer, en mi Divinidad, y

esto bastaba, y entonces se volvían tan grandes de poder crear millones y

miles de millones de vidas. Así que mientras gemía, de mis gemidos salían

vidas de criaturas; mamaba, besaba, acariciaba, pero eran vidas que salían;

 

 

en mis dedos entrelazados con las manos de mi Mamá corrían las almas, y

mientras cortaba las flores y tomaba el agua, eran almas que salían del latido

de mi increado corazón y entraban; mi movimiento fue continuo, he aquí la

razón de tu vigilia. Cuando veo tu movimiento, tus actos en mi Querer, que

ahora se ponen a mi lado, ahora me corren en mis manos, ahora en mi voz,

en mi mente, en mi corazón, Yo los hago movimiento de todos y a cada uno

doy vida en mi Querer, dándoles la virtud de mis actos y los hago correr para

salvación y para bien de todos."

Diciembre 30, 1917

Dolor de Jesús por quien le roba los

afectos y los corazones de las criaturas.

Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver

afligido, y se lamentaba por tantos que le roban los afectos y los corazones

de las criaturas, poniéndose en su lugar en las almas y yo le he dicho:

"Amor mío, ¿es tan feo este vicio que tanto te aflige?"

Y Él: "Hija mía, no sólo es feo sino feísimo, es trastornar, es poner de

cabeza el orden del Creador y ponerse ellos encima, y a Mí debajo, y

decirme: "También yo soy bueno para ser Dios." ¿Qué dirías tú si alguno

robara un millón a otro y lo dejara pobre e infeliz?"

Y yo: "O restituye lo robado o merece la condena."

Y Jesús: "Sin embargo cuando se me roban los afectos, los corazones,

es más que robarme un millón, porque estas son cosas materiales y bajas, las

otras son espirituales y altas; las primeras queriendo se pueden restituir, las

segundas jamás, así que son hurtos irremediables e incancelables, y si el

fuego del purgatorio purificará a estas almas, jamás podrá restituir y llenar el

vacío de un solo afecto que me han quitado; sin embargo ni cuenta se dan, es

más, algunos parece que van vendiendo estos afectos, y sólo están contentos

cuando encuentran quien los compra para hacer adquisición de los afectos de

los otros sin ningún escrúpulo. Hacen escrúpulo si roban a las criaturas,

pero si se me roba a Mí, ni siquiera un solo pensamiento. ¡Ah! hija mía, Yo

he dado todo a las criaturas, les he dicho: ‘Toma lo que quieras para ti, a Mí

déjame sólo tu corazón.’ No obstante se me niega, y no sólo eso, sino que

me roban los afectos de los demás, y esto no es sólo por parte de los

seglares, no, sino por parte de personas consagradas, por almas piadosas.

 

 

¡Oh! cuántos males hacen por ciertas direcciones espirituales demasiado

dulces, por ciertas condescendencias no necesarias, por oír y oír usando

modos atractivos, esto en lugar de hacer bien, es un laberinto que forman en

torno a las almas, y cuando estoy obligado a entrar en esos corazones

quisiera huir, viendo que los afectos no son míos, el corazón no es mío, y

todo esto, ¿debido a quién? A quien debería reordenar las almas en Mí, más

bien él ha tomado mi puesto, y Yo siento tales náuseas que no puedo

acomodarme y estar en esos corazones, pero estoy obligado a estar hasta que

los accidentes se consumen. ¡Qué estragos de almas! Estas son las

verdaderas llagas de mi Iglesia. He aquí por qué tantos ministros arrancados

de las iglesias, y por cuantas oraciones se me hagan Yo no puedo

escucharlas, y para ellos no hay gracias, más bien respondo a ellos con el

grito doliente de mi corazón: Ladrones, vamos, salgan de mi santuario,

porque no puedo soportaros más!"

Yo he quedado espantada y he dicho: "Aplácate oh Jesús, míranos en

Ti como fruto de tu sangre, de tus llagas, y cambiarás los castigos en

gracias."

Y Él ha agregado: "Las cosas seguirán adelante, humillaré al hombre hasta

el polvo y varios incidentes imprevistos continuarán sucediendo para

confundir mayormente al hombre, y donde él cree encontrar salvación,

encontrará una atadura; y donde creerá encontrar una victoria, encontrará

una derrota; donde luz, tinieblas; así que él mismo dirá: ‘Estoy ciego y no sé

que más hacer.’ Y la espada devastadora continuará devastando hasta que

todo sea purificado."

Enero 27, 1918

Las cosas empeorarán más.

Los días son amarguísimos, el dulce Jesús casi no viene, o bien como

relámpago, y en ese relámpago se hace ver secándose las lágrimas y sin dar

razón huye. Finalmente, después de mucho esperar me ha dicho:

"Hija mía, después de tanto tiempo que tratas conmigo no has

aprendido a conocer mis modos y la causa de mi ausencia, muchas veces te

lo he dicho, qué fácil eres para olvidar lo que te digo. Las cosas empeorarán

más, ésta es la razón."

 

 

Después, encontrándome fuera de mí misma, veía y escuchaba que dos

o tres naciones se debían volver impotentes para defenderse. ¡Cuántas

miserias, cuántas ruinas, porque otras naciones las oprimían tanto, hasta

ponerles las manos encima de modo que quedarán impotentes!

Enero 31, 1918

Perderse en Jesús para poder decir:

"Lo que es de Jesús es mío."

Me estaba abandonando toda en Jesús, y Él me ha dicho:

"Hija mía, piérdete en Mí, tu oración piérdela en la mía, de modo que la tuya

y la mía sean una sola oración y no se conozca cuál sea la tuya y cuál la mía;

tus penas, tus obras, tu querer, tu amor, piérdelos todos con mis penas, con

mis obras, etc., de manera que se mezclen las unas con las otras para formar

una sola cosa, tanto que tú podrás decir: ‘Lo que es de Jesús es mío.’ Y Yo

diré: ‘Lo que es tuyo es mío.’ Supón un vaso de agua que vacías en un

recipiente grande de agua, ¿después sabrías distinguir el agua del vaso de la

del recipiente? Ciertamente que no; por eso, para grandísima ganancia tuya

y para sumo contento mío, repíteme frecuentemente en lo que haces: ‘Jesús,

lo vierto en Ti, para poder hacer no mi Voluntad sino la tuya.’ Y Yo

rápidamente verteré mi obrar en ti."

Febrero 12, 1918

Los iglesias desiertas y sin ministros.

Continuando mi habitual estado, el siempre amable Jesús se hacía ver

muy afligido y yo le he dicho: "Amor mío, ¿por qué estás tan afligido?"

Y Él: "¡Ah! hija mía, cuando permita que las iglesias queden

desiertas, los ministros dispersos, las misas disminuidas, significará que los

sacrificios me son ofensas, las oraciones insultos, las adoraciones

irreverencias, las confesiones pasatiempos y sin fruto; por lo tanto, no

encontrando más mi gloria, sino ofensas, ni el bien de ellos, no sirviéndome

más los quito; pero este arrancar los ministros de mi santuario significa que

 

 

las cosas han llegado al punto más malo, y que la diversidad de los castigos

se multiplicará. ¡Cómo es duro el hombre, cómo es duro!"

Febrero 17, 1918

El calor del Querer Divino destruye las imperfecciones.

Me sentía un poco distraída, y vertiéndome en el Santo Querer de Dios

pedía perdón de mi distracción, y Jesús me ha dicho:

"Hija mía, el sol con su calor destruye los miasmas, la parte infecciosa

que hay en el estiércol cuando éste es esparcido en la tierra para fecundar las

plantas, de otra manera se podrirían y terminarían por secarse. Ahora, el

calor de mi Voluntad, en cuanto el alma entra en Ella, destruye la infección,

los defectos que el alma ha contraído en su distracción, por eso en cuanto

adviertas la distracción, no te estés en ti misma, sino de inmediato entra en

mi Querer, a fin de que mi calor te purifique e impida que te vayan a secar."

Marzo 4, 1918

La firmeza produce el heroísmo.

Continuando mi habitual estado me lamentaba con Jesús de mi pobre

estado y Él me ha dicho:

"Hija mía, ánimo, no te apartes en nada, la firmeza es la virtud más grande;

la firmeza produce el heroísmo, y es casi imposible que el hombre no sea,

con la firmeza, un gran santo; es más, conforme va repitiendo sus actos, así

va formando dos barreras, una a la derecha y la otra a la izquierda, que le

sirven de apoyo y defensa, y reiterando sus actos se forma en sí una fuente

de nuevo y creciente amor. La firmeza reafirma la Gracia y pone el sello de

la perseverancia final. Tu Jesús no teme que sus gracias puedan quedar sin

efectos en las almas firmes, y por eso a torrentes Yo las vierto sobre el alma

constante. Así que de un alma que hoy obra y mañana no, ahora hace un

bien, ahora hace otro distinto, no hay mucho que esperar, no tendrá ningún

apoyo y ahora será lanzada a un lado y ahora a otro, morirá de hambre

porque no tendrá la fuente de la firmeza que hace surgir el amor; la Gracia

 

 

teme derramarse, porque de Ella hará abuso y se servirá de Ella para

ofenderme."

Marzo 16, 1918

El alimento de Jesús.

Sentía una gran necesidad y dirigía a Jesús mis dolorosos lamentos, y

Él todo bondad ha salido de dentro de mi interior, vestido con una vestidura

adornada de diamantes resplandecientes, y como despertándose de un

profundo sueño, todo ternura me ha dicho:

"Hija mía, ¿qué quieres? Tus lamentos han herido mi corazón y me he

despertado para responder de inmediato a tus necesidades. Has de saber que

Yo estaba en tu corazón y a medida que tú hacías tus actos, tus oraciones, las

reparaciones, conforme te vertías en mi Querer y me amabas, Yo tomaba

todo para Mí y me servía de ello para alimentarme y embellecer mi vestidura

de preciosos diamantes; tan es verdad esto, que mientras tú me amabas,

rogabas y demás, Yo no quedaba en ayunas como si nada hicieras, Yo

tomaba todo para Mí pues tú me has dado plena libertad. Ahora, cuando el

alma hace esto, Yo no sé estar en reposo en sus necesidades y me hago todo

para ella. Dime entonces, ¿qué quieres?"

Yo le he dicho mis extremas necesidades, derramando amargas

lágrimas, tanto, que bañaba las manos santísimas de Jesús, y el dulce Jesús

me ha estrechado a su corazón, del cual vertía en el mío un agua dulcísima

que toda me restauraba y luego ha agregado:

"Hija mía, no temas, Yo seré todo para ti, si las criaturas te vienen a faltar,

Yo haré todo, te ataré y te desataré, no te faltaré jamás, te amo demasiado, te

he hecho crecer en mi Querer, eres parte de Mí mismo, te haré de guardia y

diré a todos: ‘Nadie me la toque.’ Por eso tranquilízate, que tu Jesús no te

deja."

Marzo 19, 1918

Jesús siente náusea por la desunión de los sacerdotes.

Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido

todo afligido y me ha dicho:

 

 

"Hija mía, qué náusea siento por la desunión de los sacerdotes, me es

intolerable. Su vida desordenada es la causa por la que mi Justicia permitirá

que mis enemigos les pongan las manos encima para maltratarlos; ya los

malos están por echarse contra ellos, e Italia está por cometer el más grande

pecado, el perseguir a mi Iglesia y mancharse las manos de sangre inocente."

Y mientras esto decía me mostraba a nuestras naciones aliadas devastadas y

muchos lugares desaparecidos y su soberbia abatida.

Marzo 26, 1918

Obrando en el Divino Querer, lo humano queda como

suspendido y obra y toma lugar la Vida Divina.

Continuando mi habitual estado, trataba de fundirme en el Divino Querer, y

mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, cada vez que el alma entra en mi Querer y reza, obra, sufre,

etc., tantas nuevas bellezas divinas adquiere, así que un acto de más o de

menos hecho en mi Voluntad, es una belleza de más o de menos que el alma

adquiere; no sólo, sino que en cada acto de más que hace en mi Voluntad,

toma una fuerza, una sabiduría, un amor, una santidad y otras cosas divinas

de más, y mientras toma las cualidades divinas deja las humanas, es más,

obrando en mi Querer lo humano queda como suspendido y obra y toma

lugar la Vida Divina y mi Amor tiene el desahogo de tomar actitud de obrar

en la criatura."

Marzo 27, 1918

Viviendo en el Divino Querer, el alma

encuentra todo en modo divino e infinito.

Me lamentaba con Jesús porque ni siquiera la santa misa podía oír, y Jesús

me ha dicho:

"Hija mía, quien forma el sacrificio, ¿no soy Yo? Ahora, el alma que vive

conmigo y en mi Querer, encontrándome Yo en cada sacrificio, ella queda

 

 

como sacrificada junto conmigo, no en una misa, sino en todas las misas, y

viviendo en mi Querer queda consagrada conmigo en todas las hostias. No

salgas jamás de mi Querer, y Yo te haré llegar a donde quieras; es más, entre

Yo y tú pasará tal corriente eléctrica de comunicación, que tú no harás

ningún acto sin Mí, y Yo no haré ningún acto sin ti. Así que cuando te falte

alguna cosa, entra en mi Voluntad y encontrarás pronto lo que quieres,

cuantas misas quieras, cuantas comuniones quieras, cuanto amor quieras; en

mi Voluntad nada falta, y no sólo, sino que encontrarás las cosas en modo

divino e infinito."

Abril 8, 1918

Diferencia entre vivir unido con Jesús y vivir en el Divino Querer.

Volviendo al punto del vivir en el Divino Querer, se me había dicho

que es como vivir en el estado de unión con Dios, y mi siempre amable

Jesús, al venir me ha dicho:

"Hija mía, hay gran diferencia entre el vivir unido conmigo y vivir en

mi Querer."

Y mientras esto decía, me ha extendido los brazos y me ha dicho:

"Ven en mi Querer aunque sea por un solo instante y verás la gran

diferencia."

Yo me he encontrado en Jesús, mi pequeño átomo nadaba en el Querer

eterno, y como este Querer eterno es un acto solo que contiene todos los

actos juntos, pasados, presentes y futuros, yo, estando en el Querer eterno

tomaba parte en aquel acto único que contiene todos los actos, por cuanto a

criatura es posible. Yo tomaba parte también en los actos que no existen aún

y que deberán existir hasta el fin de los siglos y hasta que Dios sea Dios, y

también por éstos yo lo amaba, lo agradecía, lo bendecía, etc., no había ni un

solo acto que se me escapara, y ahora tomaba el Amor del Padre, del Hijo y

del Espíritu Santo, lo hacía mío, como era mío su Querer, y lo daba a Ellos

como mío. Cómo estaba contenta por poder darles el Amor de Ellos como

mío y porque Ellos encontraban su pleno contento y su desahogo completo

al recibir de mí su Amor como mío. ¿Pero quién puede decirlo todo? Me

faltan las palabras. Entonces el bendito Jesús me ha dicho:

"¿Has visto qué cosa es vivir en mi Querer? Es desaparecer, es entrar

en el ámbito de la eternidad, es penetrar en la Omnividencia del Eterno, en la

Mente Increada y tomar parte en todo por cuanto a criatura es posible, y en

 

 

cada acto divino; es disfrutar aún estando en la tierra de todas las cualidades

divinas, es odiar el mal en modo divino, es expandirse a todos sin agotarse,

porque la Voluntad que anima a esta criatura es Divina; es la santidad aún no

conocida, que haré conocer, que pondrá el último adorno, el más bello y el

más refulgente de todas las demás santidades, y será corona y cumplimiento

de todas ellas.

Ahora, vivir unido conmigo no es desaparecer, se ven dos seres juntos,

y quien no desaparece no puede entrar en el ámbito de la eternidad para

tomar parte en todos los actos divinos. Pondera bien y verás la gran

diferencia."

Abril 12, 1918

El alma debe apoyarse en Jesús.

Encontrándome en mi habitual estado sentía una extrema necesidad de

Jesús y de apoyarme toda en Él, y mi dulce Jesús ha venido y me ha dicho:

"Hija mía, apóyate toda en Mí, siempre me encontrarás a tu

disposición, no te faltaré jamás; es más, por cuanto más te apoyes en Mí

tanto más Yo me derramaré en ti, y sintiendo Yo muchas veces la necesidad

de apoyarme, vendré a ti y me apoyaré en ti sirviéndome de mi mismo apoyo

que he formado en ti, y cuando vea que tú desdeñas el apoyo de las criaturas,

Yo te amaré el doble y te duplicaré mi apoyo."

Después ha agregado: "Cuando el alma hace todo para agradarme, para

amarme y para vivir a expensas de mi Voluntad, viene a ser como miembro

a mi cuerpo y Yo me glorío de estos miembros como míos; de otra manera

son como miembros dislocados de Mí, que me dan dolor, no sólo a Mí sino

también a ellos mismos y al prójimo, son miembros que hacen salir materia

para infectar y secar el mismo bien que hacen."

 

 

Abril 16, 1918

Jesús viene oculto en las penas.

Continuando mi habitual estado, mi pobre corazón me lo sentía

oprimido y en penas amargas que no es necesario decirlas aquí, y mi siempre

amable Jesús viniendo me ha dicho:

"Hija mía, Yo mando las penas a las criaturas a fin de que en las penas

me encuentren a Mí; Yo estoy como envuelto en las penas, y si el alma sufre

con paciencia, con amor, rompe la envoltura que me cubre y me encuentra a

Mí, de otra manera Yo quedaré oculto en la pena y ella no tendrá el bien de

encontrarme, y Yo no tendré el bien de revelarme."

Después ha agregado: "Yo siento una fuerza irresistible de

expandirme hacia las criaturas, quisiera expandir mi Belleza para hacerlas

bellas a todas, pero la criatura ensuciándose con la culpa rechaza la Belleza

Divina y se cubre de fealdad; quisiera expandir mi Amor, pero ellas amando

lo que no es mío viven entumecidas por el frío y mi Amor queda rechazado;

todo quisiera comunicarme al hombre, cubrirlo todo en mis mismas

cualidades, pero soy rechazado, y rechazándome forma un muro de división

entre Mí y él que llega a romper cualquier comunicación entre la criatura y

el Creador. Pero a pesar de todo Yo continúo expandiéndome, no me retiro,

para poder encontrar al menos uno que reciba mis cualidades, y

encontrándolo le duplico las gracias, las centuplico, me vierto todo en él,

hasta hacer de él un portento de Gracia.

Por eso quita esta opresión de tu corazón, derrámate en Mí y Yo me verteré

en ti. Te lo ha dicho Jesús y basta, no pienses en nada y Yo haré y pensaré

en todo."

Abril 25, 1918

Jesús juega con Luisa. 18

Estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Vida mía, que cattiva (mala) soy,

pero si bien soy cattiva (mala) sé que Tú me quieres mucho." Y mi amado

Jesús me ha dicho:

18 Para entender este capítulo, es necesario saber que en Italiano la palabra "cattiva" quiere decir mala,

cautivadora, o alguien que conquista algo o a alguien (hacer rehén a alguien). Por eso nuestro Señor juega

con esta palabra a la que Luisa le da el valor de "mala" .

 

 

"Cattivella (conquistadora) mía, ciertamente que eres cattiva

(cautivadora), has cattivato (conquistado) mi Voluntad. Si cattivavi

(conquistabas) mi Amor, mi Potencia, mi Sabiduría, etc., cattivavi

(conquistabas) parte de Mí, pero con cattivare (conquistar) mi Voluntad, has

cattivato (conquistado) toda la sustancia de mi Ser, que corona todas mis

cualidades, por eso me has tomado a todo Mí mismo. He aquí el por qué te

hablo frecuentemente no sólo de mi Voluntad, sino del vivir en mi Querer,

porque habiéndolo cattivato (conquistado), quiero que conozcas de Él sus

cualidades y el modo de cómo vivir en mi Querer, para poder hacer junto

conmigo vida común e inseparable y revelarte los secretos de mi Querer.

¿Podrías ser más cattiva (conquistadora)?"

Y yo: "Mi Jesús, te burlas de mí; yo quiero decirte que de verdad soy

cattiva (mala) y que me ayudes para poder volverme buena."

Y Jesús: "Sí, sí."

Y ha desaparecido.

Mayo 7, 1918

La Divina Voluntad tritura lo humano.

Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, si no me ves como de costumbre por algunos días, no te

aflijas, los males aumentarán y Cielo y tierra se unirán para castigar al

hombre y no quiero afligirte con hacerte ver tantos males."

Y yo: "¡Ah mi Jesús! la pena más grande para mí es tu privación, es

muerte sin morir, pena indescriptible y sin término, Jesús, Jesús, ¿qué dices?

¿Yo sin Ti? ¿Sin vida? Espera Jesús, no me lo digas más."

Y Jesús ha agregado: "Hija mía, no te alarmes, no te he dicho que no

deba venir del todo, sino que no será frecuentemente y para no preocuparte

te lo he dicho primero; mi Voluntad suplirá a todo, porque lo humano en mi

Voluntad queda triturado, y Yo extraigo la flor, el fruto, el trabajo de mi

Querer y lo pongo junto conmigo a hacer vida común; y lo humano como

bagazo queda separado y queda fuera, por eso deja que la máquina de mi

Voluntad te triture bien, bien, para hacer que nada de humano quede en ti."

 

 

Mayo 20, 1918

La Voluntad de Dios concentra todo. Qué significa infinito.

Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Cómo

quisiera tener tus deseos, tu amor, tus afectos, tu corazón, etc., para poder

desear, amar, etc., como Tú." Y mi siempre amable Jesús me ha dicho:

"Hija mía, Yo no tengo deseos, afectos, sino que el todo está concentrado en

mi Voluntad, mi Voluntad es todo en Mí. Desea quien no puede, pero Yo

todo puedo; quisiera amar quien no tiene amor, pero en mi Voluntad está la

plenitud, la fuente del verdadero amor, y siendo infinito, en un acto simple

de mi Voluntad poseo todos los bienes, que desbordándose de mi Ser

descienden para bien de todos; si Yo tuviera deseos sería infeliz, me faltaría

alguna cosa, pero Yo todo poseo, por eso soy feliz y hago felices a todos.

Infinito significa poder todo, poseer todo, hacer felices a todos. La criatura,

que es finita, no posee todo ni puede abrazar todo, he aquí por qué contiene

deseos, ansias, afectos, etc., que como tantos escalones puede servirse de

ellos para subir al Creador y copiar en ella las cualidades divinas y llenarse

tanto, hasta desbordarse para bien de los demás. Si después el alma se

concentra toda ella en mi Voluntad, perdiéndose toda en mi Querer, entonces

no copiará mis cualidades, sino que de un solo sorbo me absorberá en sí y no

tendrá más en ella deseos y afectos propios, sino sólo la Vida de mi Querer,

que dominándola toda, le hará desaparecer todo y le hará reaparecer en todo

mi Voluntad."

Mayo 23, 1918

Los vuelos del alma en el Querer Divino.

Esta mañana mi dulce Jesús no ha venido, y yo la he pasado entre

suspiros, ansias y amarguras, pero toda sumergida en su Voluntad. Llegada

la noche no podía más, y lo llamaba y lo volvía a llamar, mis ojos no se

podían cerrar, me sentía inquieta y a cualquier costo quería a Jesús; mientras

me encontraba en esto ha venido y me ha dicho:

 

 

"Paloma mía, ¿quién te puede decir los vuelos que haces en mi Querer, el

espacio que recorres, las extensiones que vuelas? ¡Ninguno, ninguno, ni

siquiera tú lo sabrías decir! Yo, sólo Yo lo puedo decir, Yo que mido las

fibras, Yo que numero el vuelo de tus pensamientos, de tus latidos, y

mientras vuelas veo los corazones que tocas; pero no te detengas, vuela a

otros corazones y llama y vuelve a llamar y vuela de nuevo y sobre tus alas

lleva mi te amo a otros corazones para hacerme amar, y después en un solo

vuelo ven a mi corazón para tomar descanso, para después reiniciar vuelos

más rápidos. Yo me divierto con mi paloma y llamo a los ángeles, a mi

Mamita a divertirse conmigo. Pero, mira, no te lo digo todo, el resto te lo

diré en el Cielo, ¡oh, cuántas cosas sorprendentes te diré!"

Después me ha puesto la mano en la frente y ha agregado:

"Te dejo la sombra de mi Voluntad, el aliento de mi Querer, duerme."

Y me he dormido.

Mayo 28, 1918

Es tanto el celo del Amor de Jesús por Luisa, que le aleja todo.

Encontrándome en mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado

Jesús: "Jesús, ámame mucho, yo tengo más derecho que los demás a ser

amada, porque ni yo amo a nadie sino sólo a Ti, ni nadie me ama a mí, y si

alguno parece que me ama, es por el bien que le llega, no por mí; así que

entre mi amor y el tuyo no hay ningún otro amor en medio." Y el dulce

Jesús me ha dicho:

"Hija mía, esto no es otra cosa que mi Amor más fuerte, y es tanto,

que el celo de mi Amor por ti te aleja todo y me pongo a guardia para que ni

siquiera una sombra de amor de criatura te aliente, a lo más tolero que

alguna te ame en Mí, no fuera de Mí, de otra manera la haría huir, y esto

también significa que ni tú has entrado en ningún corazón, ni nadie ha

entrado en el tuyo."

Después, por la noche ha regresado Jesús y la Reina Mamá, y

llamándome por mi nombre, como si quisieran que pusiera atención. ¡Cómo

era bello ver a la Mamá y a Jesús hablar entre ellos! Mi Mamá Celestial

decía:

"Hijo mío, ¿qué haces? Es demasiado lo que quieres hacer. Yo tengo

los derechos de Madre y me duele que mis hijos deban sufrir tanto. Quieres

abrir el Cielo a los castigos y destruir a las criaturas y los alimentos que

 

 

servirán para alimentarlas; quieres inundarlos de males contagiosos, ¿cómo

harán? Tú dices que amas mucho a esta hija mía, cuánto no sufrirá si haces

eso. Para no amargarla no lo hagas."

Y lo acercaba hacia mí, pero Jesús respondía decidido:

"No puedo, muchos males alejo por causa suya, pero todo no. Madre

mía, hagamos correr el torbellino de los flagelos a fin de que se rindan."

Y después decían tantas otras cosas entre ellos que yo no comprendía todo.

He quedado abatida, pero espero que Jesús se aplaque.

Junio 4, 1918

Repetición de las reparaciones de Jesús.

Continuando mi habitual estado, estaba diciendo a mi amado Jesús:

"No desdeñes mis oraciones, son tus mismas palabras que repito, las mismas

intenciones, quiero las almas como las quieres Tú, y con tu mismo Querer."

Y el bendito Jesús me ha dicho:

"Hija mía, cuando te oigo repetir mis palabras, mis oraciones, querer

como quiero Yo, como por tantos imanes me siento atraer hacia ti, y

conforme te oigo repetir mis palabras, tantas alegrías distintas siente mi

corazón, y puedo decir que es una fiesta para Mí, y mientras gozo, me siento

debilitado por el amor de tu alma y no tengo la fuerza de castigar a las

criaturas; siento en ti las mismas cadenas que Yo ponía al Padre para

reconciliar al género humano. ¡Ah! sí, repite lo que hice Yo, repítelo

siempre si quieres que tu Jesús en tantas amarguras encuentre una alegría

por parte de las criaturas."

Después ha agregado: "Si quieres estar al seguro repara siempre y

repara junto conmigo, fúndete tanto conmigo de formar un solo eco entre tú

y Yo de reparaciones; donde hay reparación el alma está como bajo techo,

donde está defendida del frío, del granizo y de todo; en cambio donde no hay

reparación, es como quien se encuentra en medio de la calle, expuesta a los

rayos, al granizo y a todos los males. Los tiempos son tristísimos, y si el

cerco de las reparaciones no se ensancha, hay peligro de que los que están al

descubierto queden fulminados por los rayos de la Divina Justicia."

 

 

Junio 12, 1918

El hombre con el pecado va al encuentro de la

Justicia Divina. Jesús ha hecho todo por nosotros.

 

Encontrándome en mi habitual estado, estaba diciendo a mi siempre amable

Jesús: "¿Cómo es posible, Tú has hecho todo por nosotros, has satisfecho

todo, has reintegrado en todo la gloria del Padre por parte de las criaturas, de

modo de cubrirnos a todos como con un manto de amor, de gracias, de

bendiciones, y con todo esto los flagelos caen casi rompiendo el manto de

protección con el cual nos has cubierto?" Y mi dulce Jesús,

interrumpiéndome me ha dicho:

"Hija mía, todo lo que tú dices es verdad, todo, todo lo he hecho por la

criatura, el amor me empujaba tanto hacia ella, que para estar seguro de

ponerla a salvo la quise envolver dentro de mi obrar como dentro de un

manto de defensa, pero la ingrata criatura con el pecado voluntario rompe

este manto de defensa, huye de debajo de mis bendiciones, gracias y amor, y

poniéndose a cielo abierto es golpeada por los rayos de la Justicia Divina.

No soy Yo que golpeo al hombre, es él que con el pecado viene al encuentro,

a recibir los golpes. Reza, reza por la gran ceguera de las criaturas."

Junio 14, 1918

Jesús la reprende por no escribir todo.

Continúo. Una tarde después de haber escrito, mi dulce Jesús ha

venido y me ha dicho:

"Hija mía, cada vez que escribes mi Amor recibe un pequeño

desahogo, un contento de más y me siento más atraído a comunicarte mis

gracias. Sin embargo debes saber que cuando no escribes todo, o bien pasas

por alto mis intimidades contigo, sobre el desahogo de mi Amor, Yo me

siento como traicionado, porque en ese desahogo de amor, en esas mis

intimidades contigo, Yo buscaba no sólo atraerte a ti a conocerme y amarme

más, sino también a aquellos que habrían leído mis intimidades de amor,

para recibir también de ellos un amor de más, y no escribiéndolo tú, este

amor no lo tendré, y por eso Yo quedo como contristado y traicionado."

 

 

Y yo: "¡Ah, Jesús mío, se necesita un esfuerzo para poner en el papel

ciertos secretos e intimidades contigo, parece que se quiere salir del orden de

los demás!"

Y Jesús: "¡Ah, sí, esta es la debilidad de todos los buenos, que por

humildad, por temor, me niegan el amor, y ocultándose ellos quieren

ocultarme a Mí, en cambio deberían manifestar mi Amor para hacerme

amar; y Yo permanezco siempre el Jesús traicionado en el amor, aún por los

buenos!"

Junio 20, 1918

Jesús, haciendo el oficio de Sacerdote,

consagra las almas que viven en su Querer.

Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús se hacía ver en torno a

mí todo lleno de atenciones, parecía que me vigilaba en todo, y conforme lo

hacía salía de su corazón una cuerda que venía hacia mi corazón, y si yo

estaba atenta la cuerda quedaba fija en el mío y Jesús movía esta cuerda y se

divertía. Y mi amado Jesús me ha dicho:

"Hija mía, Yo soy todo atención para las almas, si me corresponden y

hacen otras tantas atenciones hacia Mí, las cuerdas de mi Amor quedan fijas

en sus corazones, y Yo multiplico mis atenciones y me divierto; de otra

manera las cuerdas quedan sueltas y mi Amor rechazado y desconsolado."

Después ha agregado: "Para quien hace mi Voluntad y vive en Ella,

mi Amor no encuentra obstáculo, y Yo lo amo y lo prefiero tanto, que

reservo para Mí solo el hacer todo lo que se necesita para ellos, y ayuda y

dirección, socorros inesperados, gracias imprevistas. Más bien soy celoso de

que otros le hagan alguna cosa, quiero hacerlo todo Yo, y llega a tanto mi

celo de amor, que si doy la potestad a los sacerdotes de consagrarme en las

hostias sacramentales para hacerme dar a las almas, en cambio a estas almas,

conforme van repitiendo sus actos en mi Voluntad, conforme se resignan,

conforme hacen salir el querer humano para hacer entrar al Querer Divino,

Yo mismo me reservo el privilegio de consagrar a estas almas, y lo que hace

el sacerdote sobre la hostia lo hago Yo con ellas, y no una sola vez, sino

cada vez que repite sus actos en mi Voluntad, como imán potente me llama y

Yo, cual hostia privilegiada la consagro, le voy repitiendo las palabras de la

consagración, y esto lo hago con justicia, porque el alma con hacer mi

Voluntad se sacrifica de más que las que comulgan y no hacen mi Voluntad,

aquellas se vacían de sí mismas para ponerme a Mí, me dan pleno dominio y

 

 

si es necesario están dispuestas a sufrir cualquier pena para hacer mi

Voluntad, y Yo no puedo esperar, mi Amor no resiste para comunicarme a

ellas hasta que el sacerdote pueda darle una hostia sacramental, por eso hago

todo por Mí. ¡Oh! cuántas veces me doy en comunión antes de que el

sacerdote pueda darme él, si esto no fuera así, mi Amor quedaría como

obstaculizado y atado en los Sacramentos. No, no, Yo soy libre, los

Sacramentos los tengo en mi corazón, Yo soy el dueño y puedo ejercitarlos

cuando quiero."

Y mientras esto decía parecía que giraba por todas partes para ver si

había almas que hacían su Voluntad para consagrarlas. Cómo era bello ver

al amable Jesús girar como de prisa para hacer el oficio de sacerdote y oírlo

repetir las palabras de la consagración sobre aquellas almas que hacían y

viven en su Querer. ¡Oh! bienaventuradas las almas que reciben la

consagración de Jesús, haciendo su Santísimo Querer.

Julio 2, 1918

En cuanto el alma se abandona en

Jesús, Él se abandona en el alma.

 

Estaba diciendo a mi amado Jesús: "Jesús, te amo, pero mi amor es

pequeño, por eso te amo en tu Amor para hacerlo grande; quiero adorarte

con tus adoraciones, rezar en tu oración, agradecerte en tus

agradecimientos." Ahora, mientras esto decía, mi amable Jesús me ha

dicho:

"Hija mía, en cuanto has puesto tu amor en el mío para amarme, tu

amor ha quedado fijado en el mío y se ha agrandado y agrandado en el mío,

y me he sentido amar como quisiera que la criatura me amase; y conforme

adorabas en mis adoraciones, rezabas, agradecías, así quedaban fijas en Mí y

me sentía adorar, rezar y agradecer con mis adoraciones, oraciones y

agradecimientos. ¡Ah! hija mía, se necesita gran abandono en Mí, y a

medida que el alma se abandona en Mí, así Yo me abandono en ella, y

llenándola de Mí hago Yo mismo lo que ella debe hacer para Mí; pero si no

se abandona en Mí, entonces lo que hace queda fijado en ella, no en Mí, y

siento el obrar de la criatura lleno de imperfecciones y miserias, lo que no

podrá agradarme."

 

 

Julio 9, 1918

Quien vive en el Divino Querer hace

vida en la fuente de Amor de Jesús.

Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús ha venido y me ha dicho:

"Hija mía, Yo soy todo Amor, soy como una fuente que no contiene

otra cosa que amor, y todo lo que podría entrar en esta fuente pierde sus

cualidades y se vuelve amor, así que en Mí la Justicia, la Sabiduría, la

Bondad, la Fortaleza, etc., no son otra cosa que Amor, ¿pero quién dirige

esta fuente, este Amor y todo lo demás? ¡Mi Querer! Mi Querer domina,

rige, ordena, así que todas mis cualidades llevan el sello de mi Querer, la

Vida de mi Voluntad, y donde encuentran mi Querer hacen fiesta, se besan

mutuamente; donde no, enfadadas se retiran. Ahora hija mía, quien se deja

dominar por mi Voluntad y vive en mi Querer, hace vida en mi misma

fuente, siendo casi inseparable de Mí, y todo en él se cambia en amor, así

que amor son los pensamientos, amor la palabra, el latido, la acción, el paso,

todo; para él es siempre día, pero si se separa de mi Voluntad, para él es

siempre noche y todo lo humano, las miserias, las pasiones, las debilidades,

salen en campo y hacen su trabajo, pero qué clase de trabajo, trabajo para

llorar."

Julio 12, 1918

Efectos de la Pasión de Jesús.

Estaba rezando con cierto temor y ansiedad por un alma moribunda, y mi

amable Jesús al venir me ha dicho:

"Hija mía, ¿por qué temes? ¿No sabes tú que por cada palabra sobre

mi Pasión, pensamiento, compasión, reparación, recuerdo de mis penas,

tantas vías de comunicación de electricidad se abren entre el alma y Yo, y

por lo tanto de tantas variedades de belleza se va adornando el alma? Ella ha

hecho las horas de mi Pasión y Yo la recibiré como hija de mi Pasión,

vestida con mi sangre y adornada con mis llagas. Esta flor ha crecido en tu

corazón y Yo la bendigo y la recibo en el mío como una flor predilecta."

 

 

Y mientras esto decía, se desprendía una flor de mi corazón y

emprendía el vuelo hacia Jesús.

Julio 16, 1918

Quien quiere hacer bien a todos, debe estar en la Voluntad de Dios.

Esta mañana mi dulce Jesús ha venido y me ha dicho:

"Hija mía, no te estés en ti, en tu voluntad, sino entra en Mí y en mi

Voluntad. Yo soy inmenso, y sólo quien es inmenso puede multiplicar los

actos por cuantos quiere; quien está en lo alto puede dar luz a lo bajo, ¿no

ves el sol? Porque está en lo alto es luz de cada ojo, es más, cada hombre

puede tener al sol a su disposición como si fuera todo suyo; en cambio las

plantas, los árboles, los ríos, los mares, porque están en lo bajo no están a

disposición de todos, no pueden decir de ellos como del sol: ‘Si quiero lo

hago todo mío, a pesar de que puedan gozarlo los demás.’ Además, todas

las cosas de lo bajo reciben el beneficio del sol, quién la luz, quién el calor,

la fecundidad, el color, etc. Ahora, Yo soy la luz eterna, estoy en el punto

más alto, y por cuanto más en alto, más me encuentro en todas partes y hasta

en lo más bajo, y por eso soy vida de todos, y como si fuera sólo para cada

uno. Entonces, si quieres hacer bien a todos entra en mi Inmensidad, vive en

alto, desapegada de todo y aun de ti misma, de otra manera se hará tierra en

torno a ti, y entonces podrás ser una planta, un árbol, jamás un sol, y en vez

de dar debes recibir, y el bien que harás será tan limitado que se podrá

numerar."

Agosto 1, 1918

Efectos de la privación de Jesús.

Me la paso entre privaciones y ansias, y frecuentemente me lamento con midulce Jesús, entonces Él ha venido y acercándose me ha estrechado a su

corazón y me ha dicho:

"Bebe de mi costado."

 

 

Yo he bebido la santísima sangre que brotaba de la llaga de su

corazón. ¡Cómo me sentía feliz! Pero Jesús no contento con hacerme beber

la primera vez, me ha dicho que bebiera la segunda y después la tercera vez.

Yo he quedado maravillada de su bondad, pues sin pedirlo Él mismo quería

que yo bebiera. Después ha agregado:

"Hija mía, cada vez que recuerdas que estás privada de Mí y sufres, tu

corazón queda herido con una herida divina, la cual siendo divina tiene

virtud de reflejarse en mi corazón y herirlo; esta herida es dulce, es bálsamo

para mi corazón y Yo me sirvo de ella para endulzarme de las heridas

crueles que me hacen las criaturas, de la indiferencia hacia Mí, de los

desprecios que me hacen, hasta llegar a olvidarse de Mí. Así, si el alma se

siente fría, árida, distraída, y por eso siente pena por causa de Mí, queda

herida y me hiere a Mí, y por ello quedo aliviado."

Agosto 7, 1918

La consumación de Jesús en el alma.

Me lamentaba con Jesús por su privación y decía entre mí: "Todo ha

terminado, qué días tan amargos, mi Jesús se ha eclipsado, se ha retirado de

mí, ¿cómo puedo seguir viviendo?" Mientras esto y otros desatinos decía,

mi siempre amable Jesús, con una luz intelectual que de Él me venía me ha

dicho:

"Hija mía, mi consumación sobre la cruz continúa aún en las almas.

Cuando el alma está bien dispuesta y me da vida en ella, Yo revivo en ella

como dentro de mi Humanidad. Las llamas de mi Amor me queman, siento

el deseo de testimoniarlo a las criaturas y de decir: ‘Vean cuánto os amo, no

estoy contento con haberme consumado sobre la cruz por amor vuestro, sino

que quiero consumarme en esta alma por amor vuestro, porque me ha dado

vida en ella.’ Y por esto hago sentir al alma la consumación de mi Vida en

ella, y ella se siente como estrechada, sufre agonías mortales y no sintiendo

más la Vida de su Jesús en ella se siente consumir. Conforme siente faltar

mi Vida en ella, de la cual estaba habituada a vivir, se debate, tiembla, casi

como mi Humanidad sobre la cruz cuando mi Divinidad, sustrayéndole la

fuerza la dejó morir. Esta consumación en el alma no es humana, sino toda

divina, y Yo siento la satisfacción como si otra Vida mía Divina se hubiera

consumido por amor mío; y como no es su vida la que se ha consumido, sino

 

 

la mía, la que ya no siente más, que ya no ve, le parece que Yo haya muerto

para ella. Y a las criaturas les renuevo los efectos de mi consumación y al

alma le duplico la Gracia y la gloria; siento el dulce encanto y los atractivos

de mi Humanidad que me hacía hacer lo que Yo quería. Por eso déjame

hacer también tú lo que quiero hacer en ti, déjame libre y Yo desarrollaré mi

Vida."

Otro día me lamentaba y le decía: "Cómo, ¿me has dejado?" Y Jesús,

serio e imponente me ha dicho:

"Calla, no digas tonterías, no te he dejado, estoy en el fondo de tu

alma, por eso no me ves y cuando me ves es porque salgo a la superficie de

tu alma. No te distraigas, Yo te quiero toda concentrada en Mí para poderte

tener para bien de todos."

Agosto 12, 1918

La pasión predominante de Luisa, que Jesús la libere del

estado en el cual su Voluntad la ha puesto.

Continuando mi habitual estado, estaba pensando entre mí que si el Señor

quisiera una cosa de mí, debía darme una señal, y era la de liberarme de la

venida del sacerdote. Entonces el bendito Jesús se ha hecho ver en mi

interior con una esfera en la mano, como queriendo arrojarla a la tierra, y

después me ha dicho:

"Hija mía, ésta es tu pasión predominante, que te libere de las

condiciones en las cuales mi Voluntad te ha puesto. Yo te tengo en este

estado por causa de todo el mundo y me sirvo de ti para no arrojarlo y

destruirlo del todo; en cambio, cualquier otra cosa con la cual tú pudieras

hacer el bien, sería solamente una pequeña parte."

Y yo: "Jesús mío, yo no sé entenderlo, me tienes sin sufrir, parece que

me tienes suspendida del estado de víctima, y luego me dices que te sirves

de mí para no destruir al mundo del todo."

Y Jesús: "Sin embargo es falso que no sufres, a lo más no sufres

penas tales para desarmarme del todo, y si alguna vez quedas suspendida no

es por parte tuya, por tu querer, porque si fuera así entraría tu voluntad.

¡Ah! tú no puedes comprender la dulce violencia que me haces con tu

esperar, con sentirte suspendida, con no verme como antes, y a pesar de esto

permanecer en tu puesto sin apartarte en nada; y además quiero ser libre

 

 

sobre ti, cuando me agrade te tendré suspendida, cuando no te tendré atada;

te quiero en poder de mi Voluntad, sin tu voluntad; si estás contenta así

podemos continuar, de otra manera no."

Otro día me sentía mal, con el continuo devolver todo lo que como y

le estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Amor mío, que pierdes con darme la

gracia de no sentir necesidad de tomar alimento, pues me veo obligada a

deponerlo todo." Lo digo sólo por obedecer. Y mi amable Jesús me ha

dicho:

"Hija mía, ¿qué dices? Calla, calla, no lo digas más. Debes saber que

si tú no tuvieras necesidad de alimento, Yo haría morir de hambre a los

pueblos, pero teniendo tú necesidad, pudiendo servir a tus necesidades, Yo,

por amor tuyo y por causa tuya, doy las cosas necesarias a las criaturas, así

que si te escuchara querrías mal a los demás, en cambio, con tomar el

alimento y luego devolverlo, haces bien a los demás y tu sufrir me glorifica.

Es más, cuántas veces mientras devuelves te veo sufrir, y como sufres en mi

Voluntad Yo tomo tu sufrir, lo multiplico y lo divido a bien de las criaturas y

gozo y digo entre Mí: Este es el pan de mi hija que Yo doy para bien de mis

hijos."

Agosto 19, 1918

Jesús está cansado por las infamias de los sacerdotes.

Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver

en mi interior como dentro de un cerco de luz, y mirándome me ha dicho:

"Veamos qué hemos hecho de bien hoy."

Y miraba y miraba. Yo creo que aquel cerco de luz era su Santísima

Voluntad, y que habiéndome unido yo con Ella, por eso decía así. Y ha

agregado:

"De alguna manera estoy cansado por las infamias de los sacerdotes,

no puedo más, quisiera acabarlos. ¡Oh! cuántas almas devastadas, cuántas

desfiguradas, cuántas idólatras! Servirse de las cosas santas para ofenderme

es mi dolor más acerbo, es el pecado más execrable, es el sello de la ruina

total que atrae las más grandes maldiciones y rompe cualquier comunicación

entre el Cielo y la tierra. A estos seres quisiera extirparlos de la tierra, por

eso los castigos continuarán y se multiplicarán, la muerte devastará las

 

 

ciudades, muchas casas y caminos desaparecerán, no habrá quien las habite,

el luto, la desolación reinarán por todas partes."

Yo le he rogado y suplicado, y habiéndose entretenido conmigo una

buena parte de la noche, estaba Él tan sufriente que yo sentía despedazarme

el corazón por el dolor, pero espero que mi Jesús se aplaque.

Septiembre 4, 1918

Lamentos de Jesús por los sacerdotes.

Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús en cuanto

ha venido me ha dicho:

"Hija mía, las criaturas quieren desafiar mi Justicia, no quieren

rendirse y por eso mi Justicia hace su curso contra las criaturas, y éstas de

todas las clases, no faltando aquellos que se dicen mis ministros, y tal vez

éstos más que los demás; que veneno contienen, envenenan a quien se les

acerca, en lugar de ponerme a Mí en las almas quieren ponerse ellos, quieren

hacerse rodear, hacerse conocer, y Yo quedo a un lado; su contacto

venenoso en lugar de hacer a las almas recogidas me las distraen, en vez de

hacerlas retiradas las hacen más disipadas, más defectuosas, tanto, que se

ven almas que no tienen contacto con ellos más buenas, más recogidas, más

retiradas, así que no puedo fiarme de ninguno, estoy obligado a permitir que

las gentes se alejen de las iglesias, de los Sacramentos, a fin de que su

contacto no me las envenene más y las vuelva más malas. Mi dolor es

grande, las heridas de mi corazón son profundas, por eso ruega, y unida con

los pocos buenos que hay, compadece mi acerbo dolor."

Septiembre 25, 1918

Oficio de víctima.

Estaba muy afligida y sentía en mi interior una fuerza de querer salirme de

mi habitual estado. ¡Oh, Dios, qué pena! Sentía una mortal agonía, sólo

Jesús puede saber el dolor de mi alma, yo no tengo palabras para expresarlo;

más bien quiero que sólo Jesús sepa todas mis penas, por eso continúo.

 

 

Ahora, mientras nadaba en las amarguras, mi siempre amable Jesús, todo

afligido ha venido y poniéndome un dedo en mi boca me ha dicho:

"Te he contentado, callada, recuerda cuántas veces te he hecho ver

grandes mortandades, ciudades despobladas y casi desiertas y tú me decías:

‘No, no lo hagas, y si quieres hacerlo debes permitir que tengan tiempo de

recibir los Sacramentos.’ Y Yo lo estoy haciendo, ¿qué otra cosa quieres?

Pero el corazón del hombre es duro y no está del todo cansado, no ha tocado

aún la cúspide de todos los males y por eso no se ha saciado aún y no se

rinde y mira la misma epidemia con indiferencia. Pero éstos son los

preludios, vendrá, vendrá el tiempo en el cual a esta generación tan maligna

y perversa la haré casi desaparecer de la tierra."

Yo temblaba al oír esto y rezaba, y quería preguntar a Jesús: "¿Y yo

qué debo hacer?" Pero no me atrevía y Jesús ha agregado:

"Lo que quiero es que por ti misma no te dispongas a hacerlo, si bien

eres libre y puedes hacerlo, te quiero en poder de mi Voluntad. En estos días

pasados era Yo quien te forzaba a salir de tu acostumbrado estado, quería

agrandar el flagelo de la epidemia y no quería tenerte en tu estado para estar

más libre."

Octubre 3, 1918

Cómo la Justicia debe equilibrase.

Estaba rogando al bendito Jesús que se aplacara, y en cuanto ha venido le he

dicho: "Amor mío, Jesús, cómo es feo vivir en estos tiempos, por todas

partes se oyen lagrimas y se ven dolores, el corazón me sangra y si tu Santo

Querer no me sostuviera, seguro que no podría vivir más, pero, ¡oh, cuánto

me sería más dulce la muerte!" Y mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, es mi Justicia que debe equilibrarse, todo es equilibrio en

Mí, por eso el flagelo de la muerte toca a las almas con la marca de la

Gracia, tanto, que casi todos piden los últimos Sacramentos. El hombre ha

llegado a tanto, que sólo cuando se ve tocado en su propia piel y se siente

deshacer, se estremece, tan es así, que los demás que no son tocados viven

despreocupados y continúan su vida de pecado. Es necesario que la muerte

coseche, para quitar tantas vidas que no hacen otra cosa que hacer nacer

espinas bajo sus pasos, y esto en todas las clases, seglares y religiosos. ¡Ah!

 

 

hija mía, son tiempos de paciencia, no te alarmes y reza para que todo

redunde en gloria mía y para bien de todos."

Octubre 14, 1918

La verdadera paz viene de Dios. El más

grande castigo es el triunfo de los malvados.

Continuando mi habitual estado lleno de amarguras y de privaciones, mi

dulce Jesús en cuanto ha venido me ha dicho:

"Hija mía, los gobiernos se sienten faltar el piso bajo sus pies, Yo

usaré todos los medios para rendirlos, para hacerlos reentrar en ellos mismos

y hacerles conocer que sólo de Mí pueden esperar verdadera y duradera paz,

ahora humillo a uno y ahora al otro, ahora los hago volverse amigos y ahora

enemigos, haré de todo para rendirlos, les haré faltar los brazos, haré cosas

inesperadas e imprevistas para confundirlos y hacerles comprender la

inestabilidad de las cosas humanas y de ellos mismos, para hacerlos

comprender que sólo Dios es el Ser estable de quien pueden esperar todo

bien y que si quieren justicia y paz, deben venir a la fuente de la verdadera

justicia y de la verdadera paz, de otra manera no concluirán nada,

continuarán debatiéndose, y si parecerá que congenian, no será duradero y

comenzarán después más fuerte las contiendas. Hija mía, para como están

las cosas sólo mi dedo omnipotente puede ajustarlas, y a su tiempo lo

pondré, pero grandes pruebas se necesitan y habrán en el mundo, por eso se

necesita gran paciencia."

Después ha agregado con un acento más conmovedor y doloroso:

"Hija mía, el más grande castigo es el triunfo de los perversos; aun se

necesitan purificaciones, y los malos con su triunfo purificarán mi Iglesia,

pero después los trituraré y los esparciré como polvo al viento, por eso no te

impresiones por los triunfos que oyes, sino llora conmigo por su triste

suerte."

 

 

Octubre 16, 1918

Predice las guerras y la suerte de algunos países.

Me sentía muy afligida por la privación de mi amable Jesús, y mi mente era

afligida por el pensamiento de que todo había sido en mí, o trabajo de la

fantasía o del enemigo, porque corren noticias de paz y de triunfo para Italia,

y yo recordaba que mi dulce Jesús me había dicho que Italia será humillada.

¡Qué pena, qué agonía mortal, pensar que mi vida era un engaño continuo!

Sentía que Jesús quería hablarme, y yo no quería escucharlo, lo rechazaba;

he luchado así tres días con Jesús, y muchas veces estaba tan cansada que no

tenía fuerzas para rechazarlo, y entonces Jesús decía y decía, y yo tomando

fuerzas de su mismo hablar le decía: "No quiero saber nada." Finalmente

Jesús me ha rodeado el cuello con su brazo y me ha dicho:

"Cálmate, cálmate, soy Yo, escúchame. No recuerdas que meses atrás

lamentándote conmigo de la pobre Italia te dije: ‘Hija mía, pierde quien

vence y vence quien pierde.’ Italia, Francia, han sido ya humilladas, y no

serán más hasta que no sean purificadas y vuelvan a Mí libres,

independientes y pacíficas. En el triunfo puramente aparente que gozan ya

sufren la más grande de las humillaciones, porque no ellas, sino un

extranjero que ni siquiera es europeo, es el que ha venido a arrojar al

enemigo, así que si se pudiera decir triunfo, que no lo es, es del extranjero.

Pero esto es nada, ahora más que nunca pierden más, tanto en lo moral como

en lo temporal, porque esto los hará disponerse a cometer mayores delitos, a

encarnizadas revoluciones internas, que rebasarán la misma tragedia de la

guerra. Y además, lo que te he dicho no se refiere sólo a los tiempos

presentes, sino también a los futuros, y lo que no se realice ahora se realizará

después, y si en esto alguno encuentra dificultades, dudas, significa que no

conoce mi hablar, mi hablar es eterno, como soy Yo.

Ahora quiero decirte una cosa consoladora, Italia y Francia ahora

vencen y Alemania pierde. Todas las naciones tienen sus manchas negras y

todas merecen humillaciones y que las aplasten. Habrá un desorden general,

trastornos por todas partes; con el hierro, con el fuego y con el agua, con

muertes repentinas, con males contagiosos renovaré el mundo, haré cosas

nuevas; las naciones harán una especie de torre de Babel, llegarán a no

entenderse ni siquiera entre ellas mismas; los pueblos se rebelarán entre

ellos, no querrán más reyes; todos serán humillados y la paz vendrá sólo de

Mí, y si oyes hablar de paz, no será verdadera sino aparente. Cuando haya

purificado todo pondré mi dedo en modo sorprendente, y daré la verdadera

paz, y entonces todos aquellos que serán humillados volverán a Mí, y

 

 

Alemania será católica, tengo grandes designios sobre ella; en Inglaterra, en

Rusia y dondequiera se haya derramado la sangre resurgirá la fe y se

incorporarán a mi Iglesia; será el gran triunfo y la unión de los pueblos. Por

eso reza, se necesita paciencia, porque no será tan pronto, sino que se

necesitará tiempo."

Octubre 24, 1918

El alma debe revestirse de Jesús para recibirlo Sacramentado.

Estaba preparándome para recibir a mi dulce Jesús en el Sacramento y le

pedía que cubriera Él mi gran miseria, y Jesús me ha dicho:

"Hija, para hacer que la criatura pudiera tener todos los medios

necesarios para recibirme, quise instituir este Sacramento al final de mi

Vida, para poder alinear en torno a cada hostia toda mi Vida como

preparativo para cada una de las criaturas que me habría de recibir. La

criatura jamás podría recibirme si no tuviera a un Dios que preparara todo,

que movido solamente por exceso de amor por quererse dar a la criatura, y

no pudiendo ésta recibirme, ese mismo exceso me llevara a dar toda mi Vida

para prepararla, así que ponía todos mis pasos, mis obras, mi Amor, delante

de los suyos, y como en Mí estaba también mi Pasión, ponía también mis

penas para prepararla. Así que revístete de Mí, cúbrete con cada uno de mis

actos y ven."

Después me he lamentado con Jesús porque ya no me hacía sufrir

como antes, y Él ha agregado:

"Hija mía, Yo no miro tanto el sufrir, sino la buena voluntad del alma

y el amor con el que sufre, por eso el más pequeño sufrimiento se hace

grande, las naderías toman vida en el todo y adquieran valor, y el no sufrir es

más fuerte que el mismo sufrir. ¡Qué dulce violencia es para Mí ver a una

criatura que quiere sufrir por amor mío! Qué me importa a Mí que no sufra,

cuando veo que el no sufrir le es un clavo más doloroso que el mismo sufrir;

en cambio, la no buena voluntad, las cosas forzadas y sin amor, por cuanto

grandes, son pequeñas, Yo no las miro, más bien me son de peso."

 

 

Noviembre 7, 1918

El alma que hace la Voluntad de Dios, aprisiona a Jesús.

Encontrándome en mi habitual estado, estaba diciendo a mi dulce Jesús que

si quería que saliera de mi habitual estado, que cómo era posible que

después de tanto tiempo no me contentara en esto, y Él me ha dicho:

"Hija, quien hace mi Voluntad y vive en mi Querer, pero no por poco

tiempo, sino por un período de vida, me forma como una prisión en su

corazón, toda de mi Voluntad, así que al ir haciendo mi Voluntad y tratando

de vivir en mi Querer, así va levantando los muros de esta divina y celestial

prisión, y Yo con sumo contento mío me quedo prisionero dentro, y

conforme el alma me absorbe a Mí, Yo la absorbo a ella en Mí, de manera

de formar en Mí su prisión; así que ella ha quedado aprisionada en Mí y Yo

aprisionado en ella; entonces, cuando el alma quiere alguna cosa, Yo le digo:

‘Tú has hecho siempre mi Voluntad, es justo que Yo alguna vez haga la

tuya.’ Mucho más que viviendo esta alma de mi Voluntad, lo que quiere

puede ser fruto, deseo de mi misma Voluntad que vive en ella; por eso no te

preocupes, cuando sea necesario Yo haré tu voluntad."

Noviembre 15, 1918

Cómo se vive a expensas de la Santidad de Jesús.

Estaba pensando qué sería mejor, pensar en santificarse a sí misma, o bien

ocuparse solamente ante Jesús de repararlo, y a cualquier costo buscar junto

con Él la salvación de las almas, y el bendito Jesús me ha dicho:

"Hija mía, quien piensa sólo en repararme y en salvar las almas, vive a

expensas de mi Santidad, viendo Yo que el alma no quiere otra cosa que

repararme y que haciendo eco a mi ardiente latido me pide almas, Yo veo en

ella las características de mi Humanidad, y loco por ella la hago vivir a

expensas de mi Santidad, de mis deseos, de mi Amor, a expensas de mi

fuerza, de mi sangre, de mis llagas, etc., puedo decir que pongo a su

disposición mi Santidad, sabiendo que no quiere otra cosa sino lo que quiero

Yo. En cambio quien piensa en santificarse sólo a sí misma, vive a expensas

de su santidad, de su fuerza, de su amor, ¡oh, cómo crecerá miserable,

sentirá todo el peso de su miseria y vivirá en continua lucha consigo misma.

 

 

En cambio quien vive a expensas de mi Santidad su camino será placido,

vivirá en paz consigo misma y conmigo, Yo le vigilaré los pensamientos y

cada una de las fibras de su corazón, y seré celoso de que ni una sola fibra

deje de pedirme almas y de que su ser deje de estar continuamente

derramándose en Mí para repararme. ¿No adviertes tú este mi celo?"

Noviembre 16, 1918

Las humillaciones son fisuras por las cuales entra la luz.

Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús ha venido y parecía que

sentía un fuerte dolor en el corazón y pidiéndome ayuda me ha dicho:

"Hija mía, qué cadenas de delitos en estos días, que triunfo satánico, la

prosperidad del impío es la señal más mala, y son impulsos con los cuales la

fe parte de sus naciones, quedando esos pueblos como atrapados dentro de

una obscura prisión; en cambio las humillaciones al impío son tantas fisuras

por las cuales entra la luz, que haciéndolo reentrar en sí mismo le lleva la fe

a él y a las mismas naciones. Así que les hará más bien las humillaciones

que cualquier victoria y conquista. ¡Qué momentos críticos y dolorosos

atravesarán! El infierno y los malvados se consumen de rabia por comenzar

sus embrollos y maldades. ¡Pobres hijos míos, pobre Iglesia mía!"

Noviembre 29, 1918

Quien sale de la Divina Voluntad, sale de la luz.

Encontrándome en mi habitual estado estaba rogando a mi siempre amable

Jesús, que hoy, como me había prometido la otra vez, que cuando el alma

hace siempre su Voluntad, alguna vez permite que Él haga la voluntad del

alma; así que le decía: "Hoy justamente debes hacer mi voluntad." Y Jesús

al venir me ha dicho:

"Hija mía, ¿no sabes tú que el alma saliendo de mi Voluntad es para

ella como un jornada sin sol, sin calor, sin la vida de la actitud divina en

ella?"

 

 

Y yo: "Amor mío, el Cielo me guarde de hacer esto, preferiría morir

que salir de tu Voluntad, por eso pon tu Voluntad en mí y luego dime que:

Es Voluntad mía que hoy Yo haga tu voluntad."

Y Jesús: "Ah! traviesa, está bien, te contento, te tendré conmigo hasta

que quiera, y después Yo mismo te dejaré libre."

¡Oh, cómo he quedado contenta de que sin hacer mi voluntad, Jesús,

fundiendo su Voluntad a la mía, haciendo la suya hacía la mía!

Después Jesús se ha entretenido conmigo y parecía que mojaba la

punta de su dedo en su preciosísima sangre y lo pasaba por la frente, los

ojos, la boca, el corazón, y después me ha besado. Yo al verlo tan afectuoso

y dulce he tratado de chupar de su boca las amarguras que contenía su

corazón, como lo hacía antes, pero Jesús rápidamente se ha alejado un poco

y me hacía ver un envoltorio que tenía en las manos, lleno de otros flagelos

y me ha dicho:

"Mira cuantos otros flagelos hay para verter sobre la tierra, por eso no

derramo en ti mis amarguras. Los enemigos han preparado todos los planos

internos para hacer revoluciones, ahora no queda otra cosa que terminar de

preparar los planos externos. ¡Ah, hija mía, cómo me duele el corazón, no

tengo con quien desahogar mi dolor, por eso quiero desahogarlo contigo! Tú

tendrás paciencia para oírme hablar tan frecuentemente de cosas tristes; sé

que tú sufres por esto, pero es el amor el que a esto me empuja; el amor

quiere hacer saber sus penas a la persona amada, casi no sabría estar si no

viniera a desahogarme contigo."

Yo me sentía mal al ver a Jesús tan amargado, sentía sus penas en mi

corazón, y Jesús para darme alivio me ha dado a beber pocos sorbos de una

leche dulcísima, y después ha agregado:

"Yo me retiro y te dejo libre."

Diciembre 4, 1918

Efectos de la prisión de Jesús en la Pasión.

Esta noche la he pasado junto con Jesús en la prisión; lo compadecía, me

estrechaba a sus rodillas para sostenerlo, y Jesús me ha dicho:

"Hija mía, en mi Pasión quise sufrir también la prisión para liberar a la

criatura de la prisión de la culpa. ¡Oh! qué prisión horrenda es para el

hombre el pecado, sus pasiones lo encadenan como vil esclavo, y mi prisión

y mis cadenas lo liberaban y lo desataban. Para las almas amantes mi

prisión les formaba la prisión de amor, donde podrían estar al seguro y

 

 

defendidas de todos y de todo, y las escogía para tenerlas como prisiones y

tabernáculos vivientes, que me debían calentar de las frialdades de los

tabernáculos de piedra, y mucho más de las frialdades de las criaturas, que

aprisionándome en ellas me hacen morir de frío y de hambre; he aquí por

qué muchas veces dejo las prisiones de los tabernáculos, y vengo a tu

corazón para calentarme del frío, para restablecerme con tu amor, y cuando

te veo ir en busca de Mí a los tabernáculos de las iglesias, Yo te digo: ¿No

eres tú mi verdadera prisión de amor para Mí? Búscame en tu corazón y

ámame."

Diciembre 10, 1918

Efectos de las oraciones de las almas íntimas con Jesús.

Estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Mira, yo no sé hacer nada, ni tengo nada

que darte, pero sin embargo quiero darte también mis naderías y las uno al

Todo que eres Tú, y te pido almas, así que conforme respiro, mis respiros te

piden almas; el latido de mi corazón con grito incesante te pide almas; el

movimiento de mis brazos, la sangre que circula en mí, el movimiento de

mis párpados, el mover de los labios, son almas que piden, y esto lo pido

unida contigo, con tu Amor y en tu Querer, a fin de que todos puedan

escuchar mi grito incesante que en Ti siempre pide almas." Ahora, mientras

esto y otras cosas decía, mi Jesús se ha movido en mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, cómo me es dulce y agradable la oración de las almas

íntimas conmigo, siento repetir mi Vida oculta en Nazaret, sin ninguna

exterioridad, sin gente alrededor, sin sonido de campanas, todo inobservado,

solo, tanto, que apenas si era conocido. Yo me elevaba entre el Cielo y la

tierra y pedía almas, y ni siquiera un respiro ni un latido se me escapaba en

que no pidiera almas, y en cuanto esto hacía, mi sonido resonaba en el Cielo

y atraía el Amor del Padre a cederme las almas, y este sonido haciendo eco

en los corazones gritaba con voz sonora: ‘Almas.’ Cuántas maravillas no

obré en mi Vida oculta sólo conocidas por mi Padre en el Cielo y por mi

Mamá en la tierra. Así el alma escondida, íntima conmigo, en cuanto reza,

si ningún sonido se escucha en la tierra, sus oraciones como campanas

suenan más vibrantes en el Cielo, y llaman a todo el Cielo a unirse con ella y

hacer descender misericordia a la tierra, que sonando no al oído, sino a los

corazones de las criaturas las dispongan a convertirse."

 

 

Diciembre 25, 1918

Jesús repite su Vida en el alma.

Continuando mi habitual estado, me sentía toda afligida por varias razones, y

el bendito Jesús ha venido y casi compadeciéndome me ha dicho:

"Hija mía, no te oprimas demasiado, ánimo, Yo estoy contigo, más

bien estoy en ti continuando mi Vida, esta es la causa por la que ahora

sientes el peso de la Justicia y quisieras que se descargara sobre ti; ahora la

dolorosa separación de las almas que quieren perderse; ahora el frenesí de

amarme por todos, pero viendo que no tienes amor suficiente te arrojas en

mi Amor y tomas tanto amor por cuanto me deberían amar todos, y haciendo

oír tu voz vibrante me amas por todos; y todo lo demás que haces, ¿crees

que eres tú quien lo hace? De ninguna manera, soy Yo, soy Yo que repito

mi Vida en ti; siento la necesidad de ser amado por ti, no con amor de

criatura sino con el mío, por eso te transformo, te quiero en mi Querer,

porque en ti quiero encontrar quien me supla a Mí y a todas las criaturas; te

quiero como un órgano que se preste a emitir todos los sonidos que quiero

hacer."

Y yo: "Amor mío, hay ciertos tiempos en los que se vuelve tan

amarga la vida, especialmente por las circunstancias en las que me has

puesto." Y Jesús, conociendo lo que quería decirle ha agregado:

"¿Y tú de qué temes? Soy Yo quien pensará en todo, y cuando te

dirige uno, doy la gracia a éste, cuando sea otro se la daré a ese otro; además

no son ellos quienes te asisten, sino Yo mismo, y según ellos aprecien mi

obra, mis palabras y enseñanzas, así seré magnánimo con ellos."

Y yo: "Jesús mío, el confesor apreciaba mucho lo que Tú me decías, y

ha trabajado tanto para hacerme escribir, Tú, ¿qué le darás?"

Y Jesús: "Hija mía, le daré el Cielo como recompensa y lo tendré en

cuenta en el oficio de San José y de mi Mamá, quienes habiéndome asistido

en mi Vida en la tierra debieron sufrir fatigas para alimentarme y asistirme.

Ahora, estando mi Vida en ti, su asistencia y sacrificios los considero como

si de nuevo me los hicieran mi Mamá y San José. ¿No estás contenta?"

Y yo: "Gracias, oh Jesús."

Diciembre 27, 1918

La palabra de Jesús es sol.

 

 

En estos días pasados no había escrito nada de lo que Jesús me había

dicho, sentía una aversión, y Jesús al venir me ha dicho:

"Hija mía, ¿por qué no escribes? Mi palabra es luz y así como el sol

resplandece en todos los ojos, de modo que todos tienen luz suficiente para

todas sus necesidades, así cada palabra mía es más que un sol, que puede ser

luz suficiente para iluminar cualquier mente y enfervorizar cualquier

corazón. Así que cada palabra mía es un sol que sale de Mí, que por ahora te

sirve sólo a ti, pero escribiéndola servirá para otros; y tú no escribiéndola

vienes a sofocar este sol en Mí y a impedir el desahogo de mi Amor y todo

el bien que podría hacer un sol."

Y yo: "¡Ah, Jesús mío! ¿Quiénes leerán palabra por palabra todos

estos escritos que Tú me dictas?"

Y Él: "Esto no debe interesarte a ti, sino a Mí, y aunque no fuera

ninguno, lo que no será, los tantos soles de mis palabras surgirán

majestuosos poniéndose para bien de todos; en cambio, si no las escribes

impides que el sol surja, y harías tanto mal como uno que pudiera impedir

que el sol surgiera sobre el horizonte, ¿cuántos males no haría a la tierra? Él

a la naturaleza y tú a las almas. Además, es gloria del sol resplandecer

majestuoso y tomar como en un puño la tierra y a todos con su luz, el mal es

para quien no la aprovecha. Así será del sol de mis palabras, será gloria mía

el hacer surgir tantos diferentes soles encantadores y bellos por cuantas

palabras digo, el mal será para quien no las aproveche."

Enero 2, 1919

Así como en Jesús, en las almas todo debe callar.

Esta mañana mi siempre amable Jesús se hacía ver bajo una tempestad de

golpes y con su dulce mirada me miraba pidiéndome ayuda y refugio. Yo

me he arrojado hacia Él para quitarlo de aquellos golpes y encerrarlo en mi

corazón, y Jesús me ha dicho:

"Hija mía, mi Humanidad bajo los golpes de los flagelos callaba, y no

sólo callaba la boca, sino todo en Mí callaba: callaba la estima, la gloria, la

potencia, el honor; pero con mudo lenguaje hablaban elocuentemente mi

paciencia, las humillaciones, mis llagas, mi sangre, el aniquilamiento casi

hasta el polvo de mi Ser, y mi Amor ardiente por la salud de las almas ponía

un eco a todas mis penas. He aquí hija mía el verdadero retrato de las almas

amantes, todo debe callar en ellas y en torno a ellas: estima, gloria, placeres,

honores, grandezas, voluntad, criaturas, y si las hubiera debe estar como

 

 

sorda y como si nada viera, en cambio debe hacer entrar en ella mi

paciencia, mi gloria, mi estima, mis penas, y en todo lo que hace, piensa,

ama, no será otra cosa que amor, el cual tendrá un solo eco con el mío y me

pedirá almas. Mi Amor por las almas es grande, y como quiero que todos se

salven por eso voy en busca de almas que me amen y que tomadas por las

mismas ansias de mi Amor sufran y me pidan almas. Pero, ¡ay de Mí, qué

escaso es el número de los que me escuchan!"

Enero 4, 1919

Efectos de las penas sufridas en la Voluntad de Dios.

Continuando mi habitual estado estaba toda afligida por la privación de mi

dulce Jesús, sin embargo trataba de estarme unida con Él haciendo las horas

de la Pasión, estaba haciendo la de Jesús sobre la cruz, cuando lo he

escuchado en mi interior, que uniendo las manos y con voz articulada ha

dicho:

"Padre mío, acepta el sacrificio de esta hija mía, el dolor que siente

por mi privación, ¿no ves cómo sufre? El dolor la deja como sin vida,

privada de Mí, tanto, que si bien escondido estoy obligado a sufrirlo junto

con ella para darle fuerza, de otra manera sucumbiría. ¡Ah! Padre, acéptalo

unido al dolor que experimenté sobre la cruz cuando fui abandonado aun por

Ti, y concede que la privación que siente de Mí sea luz, conocimiento, Vida

Divina en las demás almas y todo lo que conseguí Yo con mi abandono."

Dicho esto se ha escondido de nuevo. Yo me sentía petrificada por el

dolor, y si bien llorando, he dicho: "Vida mía, Jesús, ¡ah! sí, dame las

almas, y el vínculo más fuerte que te obligue a dármelas sea la pena

desgarradora de tu privación. Y esta pena corre en tu Voluntad a fin de que

todos sientan el toque de mi pena y mi grito incesante y se rindan."

Después, ya en la tarde, el bendito Jesús ha venido y ha agregado:

"Hija y refugio mío, qué dulce armonía hacía hoy tu pena en mi

Voluntad. Mi Voluntad está en el Cielo, y tu pena encontrándose en mi

Voluntad armonizaba en el Cielo y con su grito pedía almas a la Trinidad

Sacrosanta, y mi Voluntad corriendo en todos los ángeles y santos, hacía

que tu pena les pidiera almas a todos, tanto que todos han quedado tocados

por tu armonía, y junto con tu pena todos han gritado ante mi Majestad:

‘¡Almas, almas!’ Mi Voluntad corría en todas las criaturas y tu pena ha

tocado todos los corazones y ha gritado a todos: "¡Salvaos, salvaos!" Mi

Voluntad se concentraba en ti y como refulgente sol se ponía como guardia

 

 

de todos para convertirlos. Mira que gran bien, sin embargo, ¿quién se

ocupa en conocer el valor, el precio incalculable de mi Querer?"

Enero 8, 1919

El Divino Querer tiene el poder de volver

infinito todo lo que entra en la Divina Voluntad.

Continuando mi habitual estado, estaba muy afligida, privada de mi dulce

Jesús, pero de improviso ha venido, cansado y afligido, casi buscando

refugio en mi corazón para sustraerse de las graves ofensas que le hacían, y

dando un suspiro me ha dicho:

"Hija mía, escóndeme, ¿no ves cómo me persiguen? ¡Ay de Mí! Me

quieren echar fuera, o bien darme el último lugar. Hazme desahogar, desde

hace muchos días no te he dicho nada de la suerte del mundo ni de los

castigos que me arrancan con su maldad, y toda la pena está concentrada en

mi corazón. Quiero decírtela para que tomes parte en ella y así dividiremos

juntos la suerte de las criaturas, para poder rezar, sufrir y llorar juntos por el

bien de ellas.

¡Ah, hija mía, habrá contiendas entre ellas, la muerte cosechará

muchas vidas, aun de sacerdotes! ¡Oh! cuántas mascaras vestidas de

sacerdotes, las quiero quitar antes de que surja la persecución a mi Iglesia y

las revoluciones, tal vez se conviertan en el momento de la muerte; de otra

manera, si las dejo, estas mascaras en la persecución se las quitarán, se

unirán a los sectarios y serán los más fieros enemigos de la Iglesia, y su

salvación resultará aún más difícil."

Y yo muy afligida he dicho: "¡Ah mi Jesús! Que pena oírte hablar de

estos benditos castigos, ¿pero los pueblos cómo harán sin sacerdotes? Ya

son demasiado pocos y quieres quitar otros, ¿quién administrará los

Sacramentos, quién enseñará tus leyes?"

Y Jesús: "Hija mía, no te aflijas demasiado, lo escaso del número es

nada, Yo daré a uno la gracia, la fuerza que doy a diez, a veinte, y uno valdrá

por diez o por veinte, Yo a todo puedo suplir y además, los muchos

sacerdotes no buenos son el veneno de los pueblos, en lugar de bien hacen

mal, y Yo no hago otra cosa que quitar los elementos primarios que

envenenan a las gentes."

Jesús ha desaparecido y yo he quedado con un clavo en el corazón por

lo que me ha dicho, y casi inquieta al pensar en las penas de mi dulce Jesús y

 

 

en la suerte de las pobres criaturas. Y Jesús ha regresado, y poniéndome su

brazo en el cuello ha agregado:

"Amada mía, ánimo, entra en Mí, ven a nadar en el mar inmenso de mi

Querer, de mi Amor; escóndete en el Querer y en el Amor increado de tu

Creador; mi Querer tiene el poder de volver infinito todo lo que entra en mi

Voluntad y de elevar y transformar los actos de las criaturas en actos

eternos, porque lo que entra en mi Voluntad adquiere lo eterno, lo infinito, lo

inmenso, perdiendo el principio, lo finito, la pequeñez; tal como es mi

Querer así vuelve los actos de ellas. Por eso di, grita fuerte en mi Querer:

‘Te amo.’ Yo escucharé la nota de mi Amor Eterno, sentiré el amor creado

escondido en el Amor increado y me sentiré amado por la criatura con amor

eterno, infinito, inmenso y por tanto un amor digno de Mí, que me suple y

puede suplirme al amor de todos."

Yo he quedado sorprendida y encantada y le he dicho: "Jesús, ¿qué

dices?"

Y Él: "Amada mía, no te asombres, todo es eterno en Mí, ninguna

cosa tiene principio ni tendrá fin, tú misma y todas las criaturas son eternas

en mi mente; el amor con el cual formé la Creación y que hice salir de Mí

para dotar a cada corazón es eterno, ¿qué maravilla entonces que la criatura

dejando el propio querer, entra en el mío y uniéndose al Amor con el cual la

cortejaba y amaba desde la eternidad, y concatenándose con el Amor Eterno

del que salió, hace sus actos, me ama, adquiere el valor y poder eterno,

infinito, inmenso? ¡Oh, qué poco se conoce mi Querer, por eso no es amado

ni apreciado, y es por esto que la criatura se contenta con estarse en lo bajo y

obra como si no tuviera un principio eterno, sino temporal!"

Yo misma no sé si estoy diciendo disparates. Mi amable Jesús pone

tal luz en mi mente acerca de su Santísimo Querer, que no sólo no puedo

contenerla, sino que me faltan las palabras justas para expresarme.

Entonces, mientras mi mente se perdía en esta luz, el bendito Jesús me ha

dado una semejanza diciéndome:

"Para hacerte comprender mejor lo que te he dicho, imagínate un sol,

este sol desprende muchas pequeñas luces que difunde sobre todo lo creado,

dándoles plena libertad de vivir, o esparcidas en la Creación, o bien en el

mismo sol del que han salido. ¿No es justo que las pequeñas luces que viven

en el sol, sus actos, su amor, adquieran el calor, el amor, el poder, la

inmensidad del mismo sol? Además, ellas estaban en el sol, son parte del

sol, viven a expensas del sol y hacen la misma vida del sol; a este sol en

nada lo acrecientan o disminuyen, porque lo que es inmenso no está sujeto ni

a crecer ni a decrecer, sólo recibe la gloria, el honor de que las pequeñas

luces regresen a él y hagan vida común con él, y esto es todo el

 

 

cumplimiento y la satisfacción del sol. El Sol soy Yo, las pequeñas luces

que se salen del Sol es la Creación, las luces que viven en el Sol son las

almas que viven en mi Voluntad. ¿Has ahora entendido?"

"Creo que sí." ¿Pero quién puede decir lo que comprendía? Habría

querido callar, pero el Fiat de Jesús no ha querido y yo he besado su Fiat y

he escrito en su Querer. Sea siempre bendito.

Enero 25, 1919

La Divina Voluntad es luz y quien de Ella vive

se vuelve luz. Jesús habita en quien vive en la

Divina Voluntad como lo hizo en su Humanidad.

Después de haber pasado días amarguísimos de privación de mi dulce

Jesús, de mi vida, de mi todo, mi pobre corazón no podía más y decía entre

mí: "Qué dura suerte me estaba reservada, después de tantas promesas me

ha dejado. ¿Dónde está ahora su Amor? ¡Ah, quién sabe si no he sido yomisma la causa de su abandono, haciéndome indigna de Él! ¡Ah, tal vez

aquella noche en la que me quería hablar de las desgracias del mundo, y

habiéndome comenzado a decir que el corazón del hombre aún está sediento

de sangre y que las guerras aún no han terminado, porque la sed de sangre

todavía no se apaga en el corazón humano, y yo le dije: ‘Jesús, siempre me

quieres hablar de estas desgracias, hagámoslas a un lado, hablemos de otra

cosa.’ Y Él, afligido, hizo silencio. ¡Ah! tal vez se ofendió. Vida mía

perdóname, no lo volveré a hacer, pero ven." Mientras esto y otros

desatinos decía, he sentido perder los sentidos y veía dentro de mí a mi dulce

Jesús, solo y taciturno que caminaba de un lugar a otro de mi interior, y

como si ahora tropezara en un punto, ahora se golpeara en otro. Yo estaba

toda confundida y no me atrevía a decirle nada, pero pensaba: "¿Quién sabe

cuántos pecados hay en mí que hacen tropezarse a Jesús?" Pero Él todo

bondad me miraba, parecía cansado, goteaba sudor, y me ha dicho:

"Hija mía, pobre mártir, no de fe sino de amor, mártir no humana sino

divina, porque tu más cruel martirio es mi privación, la cual te pone el sello

de mártir divina, ¿por qué temes y dudas de mi Amor? Y además, ¿cómo

puedo dejarte? Yo habito en ti como en mi Humanidad, y como en Ella

encerraba a todo el mundo entero, así lo encierro en ti; ¿no has visto que

mientras caminaba, ahora tropezaba y ahora me golpeaba? Eran los

pecados, las almas malas que iba encontrando, qué dolor a mi corazón; es

desde dentro de ti que divido la suerte del mundo, es tu humanidad que me

 

 

da reparación, como hacía mi Humanidad a mi Divinidad. Si mi Divinidad

no tuviera a mi Humanidad que le hiciera todas las reparaciones, las pobres

criaturas no tendrían ninguna salvación, ni en el tiempo ni en la eternidad, y

la Divina Justicia miraría a la criatura ya no como suya y que mereciera la

conservación, sino como enemiga que merecería la destrucción. Ahora mi

Humanidad es gloriosa, y me es necesaria una humanidad que pueda dolerse,

sufrir, dividir junto conmigo las penas, amar junto conmigo a las almas y

poner la vida para salvarlas, y te he escogido a ti, ¿no estás contenta por

ello? Por eso quiero decirte todo: mis penas, los castigos que merecen las

criaturas, a fin de que en todo tomes parte y hagas una sola cosa conmigo. Y

es por esto también por lo que te quiero a la altura de mi Voluntad, porque

adonde no puedes llegar con tu voluntad, con la mía llegarás a todo lo que

conviene al oficio de mi Humanidad. Por eso no temas más, no me aflijas

con tus penas, con los temores de que pueda abandonarte, tengo ya bastante

con las demás criaturas, ¿quieres acrecentar mis penas con las tuyas? No,

no, está segura, tu Jesús no te deja."

Después ha regresado de nuevo, haciéndose ver crucificado, y

transformándome en Él y en sus penas ha agregado:

"Hija mía, mi Voluntad es Luz y quien de Ella vive se convierte en

luz, y como luz fácilmente entra en mi Luz purísima y tiene la llave para

abrir y tomar lo que quiera; pero una llave para abrir debe estar sin

herrumbre, no estar sucia, y la misma cerradura debe ser de fierro, de otra

manera la llave no puede abrir. Así el alma, para abrir con la llave de mi

Querer no debe mezclar la herrumbre de su voluntad ni la sombra del fango

de las cosas terrenas, sólo así podemos combinarnos juntos y ella hacer lo

que quiere de Mí y Yo lo que quiero de ella."

Después de esto he visto a mi Mamá y a mi confesor difunto, y yo

quería decirles mi estado, y Ellos han dicho:

"En estos días has estado en peligro de que el Señor te suspendiera del

todo del estado de víctima, y Nosotros, y todo el purgatorio y el Cielo hemos

rogado mucho, y cuánto hemos hecho para que el Señor no lo hiciera. Por

esto podrás comprender cómo la Justicia está colmada aún de graves

castigos, por eso ten paciencia y no te canses."

Enero 27, 1919

Las tres heridas mortales del corazón de Jesús.

 

 

Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús, al venir me

hacía ver su adorable corazón todo lleno de heridas, de las que brotaban ríos

de sangre, y todo doliente me ha dicho:

"Hija mía, entre tantas heridas que contiene mi corazón, hay tres

heridas que me dan penas mortales y tal acerbidad de dolor, que sobrepasan

a todas las demás heridas juntas, y éstas son: Las penas de mis almas

amantes. Cuando veo a un alma toda mía sufrir por causa mía, torturada,

conculcada, dispuesta a sufrir aun la muerte más dolorosa por Mí, Yo siento

sus penas como si fueran mías, y tal vez más. ¡Ah! el amor sabe abrir

heridas más profundas, tanto, que hacen que las demás heridas no se sientan.

En esta primera herida entra en primer lugar mi querida Mamá, ¡oh! cómo su

corazón traspasado por causa de mis penas se vertía en el mío y Yo sentía a

lo vivo todas sus heridas, y al verla agonizante y no morir, por causa de mi

muerte, Yo sentía en mi corazón el desgarro, la crudeza de su martirio y

sentía las penas de mi muerte que sentía el corazón de mi amada Mamá, y

por ello mi corazón moría junto, así que todas mis penas, unidas con las

penas de mi Mamá, sobrepasaban todo; por eso era justo que mi Celestial

Mamá tuviera el primer puesto en mi corazón, tanto en el dolor como en el

amor, porque cada pena sufrida por mi Mamá por amor mío, abría mares de

gracias y de amor que se volcaban en su corazón traspasado. En esta herida

entran todas las almas que sufren por causa mía y sólo por amor a Mí; en

ésta entras tú, y aunque todos me ofendieran y no me amaran, Yo encuentro

en ti el amor que puede suplirme por todos, y por eso cuando las criaturas

me arrojan, me obligan a huir de ellas, Yo, pronto vengo a refugiarme en ti

como a mi escondite, y encontrando mi Amor, no el de ellas, y penante sólo

por Mí, digo: ‘No me arrepiento de haber creado cielo y tierra y de haber

sufrido tanto.’ Un alma que me ama y que sufre por Mí es todo mi contento,

mi felicidad, mi compensación de todo lo que he hecho, y haciendo a un

lado todo lo demás, me deleito y me entretengo con ella. Sin embargo, esta

herida de amor en mi corazón, mientras es la más dolorosa y sobrepasa todo,

contiene dos efectos al mismo tiempo: Me da intenso dolor y sumo gozo,

amargura indecible y dulzura indescriptible, muerte dolorosa y vida gloriosa;

son los excesos de mi Amor, inconcebibles a mente creada; y en efecto,

¿cuántos contentos no encontraba mi corazón en los dolores de mi

traspasada Mamá?

La segunda herida mortal de mi corazón es la ingratitud. La criatura

con la ingratitud cierra mi corazón, es más, ella misma da dos vueltas a la

llave y mi corazón se hincha porque quiere derramar gracias, amor, y no

puede porque la criatura me los ha encerrado y ha puesto el sello con la

ingratitud, y Yo doy en delirio, desvarío sin esperanza de que esta herida me

 

 

sea curada, porque la ingratitud me la va haciendo siempre más profunda,

dándome pena mortal.

La tercera es la obstinación. ¡Que herida mortal a mi corazón! La

obstinación es la destrucción de todos los bienes que he hecho para la

criatura, es la firma de la declaración que la criatura hace de no conocerme,

de no pertenecerme más, es la llave del infierno al cual la criatura va a

precipitarse, y mi corazón siente por ello el desgarro, se me hace pedazos y

me siento arrancar uno de esos pedazos. ¡Qué herida mortal es la

obstinación!

Hija mía, entra en mi corazón y toma parte en estas mis heridas,

compadece mi despedazado corazón, suframos juntos y roguemos."

Yo he entrado en su corazón, cómo era doloroso, pero bello, sufrir y rogar

con Jesús.

Enero 29, 1919

Dios cumplirá la tercera renovación de la humanidad

manifestando lo que hacía su Divinidad en su Humanidad.

Estaba haciendo la adoración a las llagas de Jesús bendito, y por

último he recitado el credo, con la intención de entrar en la inmensidad del

Querer Divino, donde están todos los actos de las criaturas pasadas,

presentes y futuras, y los mismos que la criatura debería hacer y que por

descuido o maldad no ha hecho, y yo decía: "Jesús mío, Amor mío, entro en

tu Querer y es mi intención con este credo, rehacer y reparar todos los actos

de fe que las criaturas no han hecho, todas las incredulidades, la adoración

debida a Dios como Creador." Mientras éstas y otras cosas decía, sentía

perdérseme la inteligencia en el Querer Divino, y una luz que investía mi

entendimiento, dentro de la cual descubría a mi dulce Jesús, decía y decía,

pero, ¿quién puede decirlo todo? Lo diré confusamente, y además siento tal

repugnancia, que si la obediencia no fuera tan severa, sino más indulgente,

no me obligaría a ciertos sacrificios, pero Tú, Vida mía, dame la fuerza y no

abandones a sí misma a esta pobre ignorante. Parecía entonces que me

decía:

"Hija amada mía, quiero hacerte saber el orden de mi Providencia. En

cada período de dos mil años he renovado al mundo: En los primeros lo

renové con el diluvio; en los segundos dos mil lo renové con mi venida a la

tierra, en la que manifesté mi Humanidad, de la cual como de tantas fisuras

se traslucía mi Divinidad, y los buenos y los mismos santos de estos terceros

 

 

dos mil años han vivido de los frutos de mi Humanidad, y como a gotas han

gozado de mi Divinidad. Ahora estamos cerca del final de los terceros dos

mil años y habrá una tercera renovación, he aquí el por qué de la confusión

general, no es otra cosa que la preparación a la tercera renovación, y si en la

segunda renovación manifesté lo que hacía y sufría mi Humanidad y

poquísimo lo que obraba la Divinidad, ahora en esta tercera renovación,

después de que la tierra haya sido purgada y en gran parte destruida la

presente generación, seré aún más magnánimo con las criaturas y llevaré a

cabo la renovación con manifestar lo que hacía mi Divinidad en mi

Humanidad, cómo obraba mi Querer Divino con mi querer humano, cómo

todo quedaba concatenado en Mí, cómo hacía y rehacía todo y hasta un

pensamiento de cada criatura era rehecho por Mí y sellado con mi Querer

Divino. Mi Amor quiere desahogarse y quiere hacer conocer los excesos

que obraba mi Divinidad en mi Humanidad en favor de las criaturas, que

superan con mucho los excesos que externamente obraba mi Humanidad.

He aquí por qué a menudo te hablo del vivir en mi Querer, lo que hasta

ahora no he manifestado a ninguno, a lo más han conocido la sombra de mi

Voluntad, la gracia, la dulzura que contiene el hacerla, pero penetrar dentro

de Ella, abrazar la inmensidad, multiplicarse conmigo y penetrar

dondequiera, aun estando en la tierra, penetrar en el Cielo y en los

corazones, abandonar los modos humanos y obrar con modos divinos, esto

no es conocido aún, tanto, que a no pocos parecerá extraño, y quien no tiene

abierta la mente a la luz de la verdad no comprenderá nada, pero Yo poco a

poco me abriré camino manifestando ahora una verdad, ahora otra de este

vivir en mi Querer, de tal manera que terminarán por comprenderlo. Ahora

bien, el primer eslabón que conjuntó el verdadero vivir en mi Querer fue mi

Humanidad; mi Humanidad fundida con mi Divinidad nadaba en el Querer

eterno e iba encontrando todos los actos de las criaturas para hacerlos suyos,

y dar al Padre por parte de las criaturas una gloria divina, y dar a todos los

actos de las criaturas el valor, el amor y el beso del Querer eterno. En este

ambiente del Querer eterno Yo veía todos los actos de las criaturas posibles

de hacerse y no hechos, los mismos actos buenos malamente hechos, y Yo

hacía los no hechos y rehacía los malamente hechos. Ahora, estos actos no

hechos y hechos sólo por Mí, están todos suspendidos en mi Querer, y

espero a las criaturas que vengan a vivir en mi Querer y repitan en mi

Voluntad lo que hice Yo. Por eso te he escogido a ti como segundo eslabón

de conjunción con mi Humanidad, haciéndose uno solo con el mío, viviendo

en mi Querer, repitiendo mis mismos actos; de otra manera, por esta parte mi

Amor quedaría sin desahogo, sin gloria por parte de las criaturas por todo lo

que mi Divinidad obraba en mi Humanidad, y sin la perfecta finalidad de la

 

 

Creación, la cual debe encerrarse y perfeccionarse en mi Querer. Sería

como si hubiera derramado toda mi sangre, sufrido tanto y nadie lo hubiera

sabido, ¿quién me habría amado? ¿Qué corazón habría quedado

emocionado? ¡Ninguno! Y por tanto en ninguno habría tenido mis frutos, la

gloria de la Redención."

Y yo interrumpiendo las palabras de Jesús he dicho: "Amor mío, si

tanto bien hay en este vivir en el Querer Divino, ¿por qué no lo manifestaste

antes?"

Y Él: "Hija mía, primero debía hacer conocer lo que hizo y sufrió mi

Humanidad por fuera, para poder disponer a las almas a conocer lo que hizo

mi Divinidad por dentro; la criatura es incapaz de comprender todo junto mi

obrar, por eso voy manifestándome poco a poco. Después, a tu eslabón de

conjunción conmigo serán unidos los demás eslabones de las criaturas, y

tendré una multitud de almas, que viviendo en mi Querer reharán todos los

actos de las criaturas y tendré la gloria de tantos actos suspendidos hechos

sólo por Mi, hechos también por las criaturas, y éstas de todas las clases:

Vírgenes, sacerdotes, seglares; según su oficio no obrarán más

humanamente, sino que penetrando en mi Querer sus actos se multiplicarán

por todos en modo todo divino, y tendré la gloria divina por parte de las

criaturas de tantos Sacramentos recibidos y administrados en modo humano,

otros profanados, otros enfangados por el interés, y de tantas obras buenas

en las cuales quedo más deshonrado que honrado. Suspiro tanto este tiempo,

tú reza y suspíralo junto conmigo y no separes tu eslabón de unión con el

mío, empezando tú la primera."

Febrero 4, 1919

La Pasión interna que la Divinidad hizo sufrir a la

Humanidad de Jesús en el transcurso de toda su Vida.

 

Continuando mi habitual estado, por cerca de tres días me sentía perdida en

Dios, muchas veces el buen Jesús me atraía dentro de su Santísima

Humanidad y yo nadaba en el mar inmenso de la Divinidad. ¡Oh! cuántas

cosas se veían, cómo se veía claro todo lo que obraba la Divinidad en la

Humanidad, y frecuentemente mi Jesús interrumpía mis sorpresas y me

decía:

"Mira hija mía con qué exceso de amor amé a la criatura, mi

Divinidad fue celosa y no confió a las criaturas el trabajo de la Redención

haciéndome sufrir la Pasión. La criatura era impotente para hacerme morir

 

 

tantas veces por cuantas criaturas habían salido y deberían salir a la luz de lo

creado, y por cuantos pecados mortales habrían tenido la desgracia de

cometer. La Divinidad quería vida por cada vida de criatura, y vida por cada

muerte que con el pecado mortal se daba. ¿Quién podría ser tan potente

sobre Mí para darme tantas muertes, sino mi Divinidad? ¿Quién habría

tenido la fuerza, el amor, la constancia de verme morir tantas veces sino mi

Divinidad? La criatura se habría cansado y habría desfallecido; y no creas

que este trabajo de mi Divinidad empezó tarde, por el contrario, empezó en

cuanto fue cumplida mi concepción, desde el seno de mi Mamá, la cual

muchas veces tenía conocimiento de mis penas y quedaba martirizada y

sentía la muerte junto conmigo. Así que desde el seno materno mi

Divinidad tomó el empeño de sacrificador amoroso, pero precisamente por

amoroso más exigente e inflexible, tanto, que ni siquiera una espina fue

dispensada a mi gimiente Humanidad, ni un clavo, pero no como las espinas,

los clavos, los flagelos que sufrí en la Pasión que me dieron las criaturas,

que no se multiplicaban, cuantos me ponían, tantos quedaban, en cambio los

de mi Divinidad se multiplicaban por cada ofensa, así que tantas espinas por

cuantos pensamientos malos, tantos clavos por cuantas obras indignas, tantos

golpes por cuantos placeres, tantas penas por cuantas fueron las ofensas, por

eso eran mares de penas, de espinas, de clavos, de golpes innumerables.

Delante a la Pasión que me dio la Divinidad, la Pasión que me dieron las

criaturas el último de mis días no fue otra cosa que sombra, imagen de lo

que me hizo sufrir mi Divinidad en el curso de mi Vida; por eso amo tanto a

las almas, son Vidas que me cuestan, son penas inconcebibles a mente

creada, por eso entra dentro de mi Divinidad y mira y toca con la mano lo

que sufrí."

Yo no sé como me encontraba dentro de la inmensidad Divina, que

erigía tronos de justicia por cada criatura, a lo cual el dulce Jesús debía

responder por cada acto de criatura, sufrir por cada uno de ellos las penas, la

muerte, pagar el precio de todo, y Jesús como dulce corderito era hecho

morir por las manos divinas, para resurgir y sufrir otras muertes. ¡Oh, Dios!

¡Oh, Dios, qué penas tan desgarradoras, morir para resurgir y resurgir para

someterse a muertes más dolorosas! Yo me sentía morir al ver muerto a mi

dulce Jesús. Tantas veces hubiera querido evitar una sola muerte a Aquél

que tanto me ama. ¡Oh, cómo comprendía bien que sólo la Divinidad podía

hacer sufrir tanto a mi dulce Jesús, y que sólo Ella podía gloriarse de haber

amado a los hombres hasta la locura y el exceso, con penas inauditas y con

amor infinito! Por eso, ni el ángel ni el hombre tenían en su mano este

poder, de poder amarnos con tanto heroísmo de sacrificio como un Dios.

¿Pero quién puede decirlo todo? Mi pobre mente nadaba en aquel mar

 

 

inmenso de luz, de amor y de penas, y yo quedaba como ahogada sin saber

salir de él; y si mi amable Jesús no me hubiera atraído al pequeño mar de su

Santísima Humanidad, en el que la mente no quedaba tan abismada sin

poder ver ningún confín, yo no habría podido decir nada. Después de esto

mi dulce Jesús ha agregado:

"Hija amada, parto de mi Vida, ven en mi Voluntad, ven a ver cuánto

hay que sustituir a tantos actos míos suspendidos aún y no sustituidos por

parte de las criaturas. Mi Voluntad debe ser en ti como la primera rueda del

reloj, si ella camina todas las demás ruedas caminan, y el reloj señala las

horas, los minutos, así que todo el acuerdo está en el movimiento de la

primera rueda, y si la primera rueda no tiene movimiento todo queda

detenido. Así, la primera rueda en ti debe ser mi Voluntad, que debe dar

movimiento a tus pensamientos, a tu corazón, a tus deseos, a todo; y como

mi Voluntad es la rueda central de mi Ser, de la Creación, y de todo, tu

movimiento saliendo de este centro, vendrá a sustituir a tantos actos de las

criaturas y multiplicándose en los movimientos de todos, como movimiento

central, vendrá a deponer a mi trono por parte de las criaturas, los actos de

ellas, sustituyéndose a todo. Por eso sé atenta, tu misión es grande, es toda

divina."

Febrero 6, 1919

El alma en la Divina Voluntad puede formar

las hostias para alimentar a Jesús.

Estaba fundiéndome toda en mi dulce Jesús, haciendo cuanto más podía por

entrar en el Divino Querer, para encontrar la cadena del Amor eterno, de las

reparaciones, del grito continuo de querer almas, con el cual me cortejaba mi

siempre amable Jesús ab eterno, y quería encadenar juntos mi pequeño amor

en el tiempo con aquel Amor con el cual Jesús me cortejaba eternamente,

para poderle dar amor infinito, reparaciones infinitas, sustituirme a todo,

justamente como Jesús me había enseñado. Mientras esto hacía, mi dulce

Jesús ha venido de prisa y me ha dicho:

"Hija mía, tengo mucha hambre."

Y parecía que tomaba de dentro de mi boca muchas pequeñas bolitas

blancas y se las comía. Luego, como si quisiera saciar del todo su hambre

ha entrado dentro de mi corazón y con las dos manos tomaba muchas

migajas grandes y pequeñas, y con toda prisa se las comía; después, como si

estuviera ya satisfecho, se ha apoyado sobre mi cama y me ha dicho:

 

 

"Hija mía, conforme el alma va encerrando en ella mi Querer y me

ama, en mi Querer me encierra a Mí, y amándome forma en torno a Mí los

accidentes para aprisionarme dentro y forma una hostia para Mí; así si sufre,

si repara, etc., y encierra mi Querer, me forma tantas hostias para que Yo me

comulgue a Mí mismo y sacie mi hambre en modo divino y digno de Mí.

Yo, en cuanto veo formadas estas hostias en el alma, voy a tomarlas para

nutrirme, para saciar mi insaciable hambre que tengo de que la criatura me

restituya amor por amor; así que puedes decirme: Tú te has dado en

comunión a mí, también yo me he dado en comunión a Ti."

Y yo: "Jesús, mis hostias son tus mismas cosas, en cambio las tuyas

son cosas tuyas, por lo tanto yo permanezco siempre por debajo de Ti."

Y Jesús: "Para quien ama de verdad, Yo no sé, ni quiero hacer

cuentas, y además, en mis hostias es Jesús lo que te doy, y en las tuyas es

todo Jesús lo que me das, ¿quieres verlo?"

Y yo: "Si." Entonces ha extendido su mano en mi corazón y ha

tomado una pequeña bolita blanca, la ha roto y de dentro ha salido otro

Jesús.

Y Él: "¿Has visto? ¡Cómo estoy contento cuando la criatura llega a

poder darme a Mí mismo, por eso hazme muchas hostias y Yo vendré a

alimentarme en ti; me renovarás el contento, la gloria, el amor de cuando al

instituirme Sacramentado me comulgué a Mí mismo."

Febrero 9, 1919

Temores de Luisa. Jesús le dice que la eligió desde la

eternidad para la Santidad del vivir en la Divina Voluntad.

En relación a lo escrito el 29 de enero, estaba diciendo a mi dulce Jesús:

"¿Será posible que yo sea el segundo eslabón de conjunción con tu

Humanidad? Hay almas tan queridas para Ti, ante las cuales yo no merezco

ni estar bajo sus pies, y además está tu indivisible Mamá, la cual ocupa el

primer lugar en todo y sobre todo; me parece dulce Amor mío que quieres

decirme mentiras, no obstante me veo obligada por la obediencia, con el más

grande desgarro de mi alma, a poner por escrito. Jesús mío, ten piedad de

mi duro martirio." Mientras esto decía, mi siempre amable Jesús,

acariciándome me ha dicho:

"Hija mía, ¿por qué te inquietas? ¿No es acaso mi costumbre elegir de

entre el polvo y formar de él grandes portentos, prodigios de Gracia? Todo

el honor es mío, y cuanto más débil e ínfimo el sujeto, tanto más quedo en él

 

 

glorificado. Y además, mi Mamá no entra en la parte secundaria de mi

Amor, de mi Querer, sino que forma un solo eslabón conmigo, y también es

cierto que tengo muchas almas queridísimas por Mí, pero esto no excluye

que pueda elegir a una en vez de otra a la altura de un oficio, y no sólo de

oficio, sino altura tal de santidad, cual conviene para vivir en mi Querer.

Las gracias que no eran necesarias a los demás, a quienes no llamaba a vivir

en esta inmensidad de santidad de mi Voluntad, son necesarias para ti, a

quien elegí desde la eternidad. En estos tiempos tan tristes te elegí a ti, para

que viviendo en mi Querer me dieras Amor divino, reparaciones y

satisfacciones divinas, las cuales se encuentran sólo en el vivir en mi Querer.

Los tiempos, mi Amor, mi Querer lo requería, el desahogarme más en amor

ante tanta impiedad humana, ¿no puedo acaso hacer lo que quiero? ¿Acaso

puede atarme alguien? No, no, por eso tranquilízate y seme fiel."

Febrero 10, 1919

Jesús pregunta a Luisa si quiere vivir en su Querer, si quiere

aceptar el oficio de segundo eslabón con su Humanidad y si

quiere aceptar su Amor como propio y su Querer como Vida.

Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido y

tomando mis manos en las suyas me las ha estrechado y con una afabilidad

majestuosa me ha dicho:

"Hija mía, dime: ¿quieres vivir en mi Querer? ¿Quieres aceptar el

oficio de segundo eslabón con mi Humanidad? ¿Quieres aceptar todo mi

Amor como tuyo, mi Querer como vida, mis mismas penas que la Divinidad

inflingía a mi Humanidad, las cuales eran tantas, que mi Amor siente una

irresistible necesidad no sólo hacerlas conocer, sino de participarlas por

cuanto a criatura es posible? Y sólo puedo hacerlas conocer y participarlas a

quien vive en mi Querer, toda a expensas de mi Amor. Hija mía, es mi

costumbre pedir el ‘sí’ de la criatura para después obrar libremente con ella."

Jesús ha hecho silencio, como si esperara mi Fiat, y yo he quedado

sorprendida y he dicho:

"Vida mía, Jesús, tu Querer es mío, Tú únelos juntos y forma un solo

Fiat, y yo digo ‘sí’ junto contigo y te pido que tengas piedad de mí, mi

miseria es grande y sólo porque Tú lo quieres yo digo Fiat, Fiat."

Pero, ¡oh! cómo me sentía aniquilada y pulverizada en el abismo de mi

nada, mucho más porque esta nada era llamada a hacer vida en el Todo.

Entonces mi dulce Jesús ha unido los dos quereres y ha impreso un Fiat, y el

 

 

mío ha entrado en el Querer Divino y parecía no un sí humano, sino divino,

porque había sido pronunciado en el Querer de Jesús, y este sí en el Querer

Divino se multiplicaba en tantos, por cuantos rechazos hacían todas las

criaturas a mi dulce Jesús. Este sí hacía las más solemnes reparaciones,

abrazaba a todos, como si quisiera llevar a todos a Jesús, sustituyéndose por

todos; era un sí que tenía el sello y el Poder del Querer Divino, no

pronunciado ni por temor ni por interés de santidad personal, sino sólo por

vivir en el Querer de Jesús y correr en bien de todos y llevar a Jesús gloria,

amor, reparaciones divinas. Mi amable Jesús parecía tan contento por mi sí,

que me ha dicho:

"Ahora quiero adornarte y vestirte como Yo, a fin de que junto

conmigo vengas ante la Majestad del Eterno a repetir mi mismo oficio."

Entonces Jesús me ha vestido y como fundido con su Humanidad, y

juntos nos hemos encontrado ante la Majestad Suprema. Yo no sé decirlo;

esta Majestad era una Luz inaccesible, inmensa, variada, de belleza

incomprensible, de la cual todo dependía. Yo he quedado perdida en Ella, y

la misma Humanidad de mi Jesús permanecía pequeña, el solo entrar en el

aire de esta Luz hacía feliz, embellecía; pero no sé cómo continuar

diciéndolo, y mi dulce Jesús me ha dicho:

"Adora junto conmigo en la inmensidad de mi Voluntad a la Potencia

Increada, a fin de que no sólo Yo, sino también otra criatura adore en modo

divino a nombre de todos sus hermanos de las generaciones de todos los

siglos, a Aquél que todo lo ha creado y del cual todas las cosas dependen."

Cómo era bello adorar junto con Jesús, estas adoraciones se

multiplicaban por todos, se ponían ante el trono del Eterno como en defensa

por quien no habría reconocido a la Eterna Majestad, es más, insultada, y

corrían a bien de todos para hacerla conocer. Hemos hecho otros actos,

siempre junto con Jesús, pero siento que no sé continuar escribiéndolos, mi

mente oscila y no encuentra las palabras, por eso no continúo, si Jesús lo

quiere regresaré sobre este punto. Entonces mi dulce Jesús me ha conducido

de nuevo en mí misma, pero mi mente ha quedado atada como a un punto

eterno del cual no podía separarse. Jesús, Jesús, ayúdame a corresponder a

tus gracias; ayuda a tu pequeña hija, ayuda a tu pequeña chispa.

Febrero 13, 1919

Jesús le habla de su nuevo oficio.

 

 

Continuando mi habitual estado, buscaba con ansia a mi siempre amable

Jesús, y Él todo bondad ha venido y me ha dicho:

"Hija amada de mi Querer, ¿quieres venir en mi Voluntad a sustituir

en modo divino a tantos actos no hechos por todos nuestros hermanos? ¿A

tantos otros hechos humanamente, y a otros actos santos, sí, pero humanos y

no en orden divino? Yo todo lo he hecho en el orden divino, pero no estoy

contento aún; quiero que la criatura entre en mi Voluntad y en modo divino

venga a besar mis actos, sustituyéndose a todo como hice Yo; por eso ven,

ven, lo suspiro, lo deseo tanto, que hago fiesta cuando veo que la criatura

entra en este ambiente divino y multiplicándose junto conmigo se multiplica

en todos y ama, repara, sustituye a todos y por cada uno en modo divino; las

cosas humanas no las reconozco más en ella, sino todas son cosas mías, mi

Amor surge y se multiplica, las reparaciones se multiplican al infinito, las

sustituciones son divinas; ¡qué alegría, qué fiesta! Los mismos santos se

unen conmigo y hacen fiesta, y esperan con ardor que una hermana suya

sustituya sus mismos actos santos en el orden humano, pero no en el orden

divino, me suplican que pronto haga entrar en este ambiente divino a la

criatura, y que todos sus actos sean sustituidos sólo con el Querer Divino y

con el sello del Eterno. Yo lo he hecho por todos, ahora quiero que lo hagas

tú por todos."

Y yo: "Mi Jesús, tu hablar me confunde, y sé que Tú solo bastas para

todo y además, todo es cosa tuya."

Y Jesús: "Es cierto que Yo solo basto por todos, ¿y no soy Yo libre de

elegir a una criatura, y junto conmigo darle el oficio y hacerla bastar por

todos? Y además, ¿qué te importa a ti que sea cosa mía? ¿Tal vez lo que es

mío no puedo dártelo a ti? Éste es todo mi contento, darte todo, y si tú no

me correspondes y no lo aceptas me dejarás descontento, y toda la cadena de

gracias que te he hecho para hacerte llegar a este punto de llamarte a este

oficio, me la dejas defraudada."

Yo he entrado en Jesús y hacía lo que hacía Jesús. ¡Oh, cómo veía con

claridad lo que Él me había dicho! Con Él quedaba multiplicada en todos,

también en los santos. Pero volviendo en mí misma una duda se ha

suscitado en mí y Jesús ha agregado:

"Un solo acto de mi Voluntad, y aun un solo instante, está lleno de

Vida creadora, y quien contiene esta Vida, en ese instante puede dar vida a

todo y conservar todo, así que de este solo acto de mi Voluntad, el sol recibe

la vida de la luz, la tierra su conservación, las criaturas la vida; ¿por qué

dudas tú entonces? Y además, tengo mi corte en el Cielo, pero quiero otra

sobre la tierra, ¿adivinas tú quién formará esta corte?"

Y yo: "Las almas que vivirán en tu Querer."

 

 

Y Él: "Bravo, son propiamente ellas, que sin la sombra del interés y

de la santidad personal, sino toda divina, vivirán para bien de sus hermanos

y harán un solo eco con el Cielo."

Febrero 20, 1919

En cada cosa creada, Dios ponía una relación, un canal de gracias,

un amor especial entre la Majestad Suprema y la criatura.

Continuando mi habitual estado me la he pasado junto con mi dulce Jesús, y

ahora se hacía ver como niño, ahora crucificado, y transformándome en Él

me ha dicho:

"Hija mía, entra en Mí, en mi Divinidad y corre en mi eterna

Voluntad, y ahí encontrarás la Potencia creadora como en acto de crear la

máquina de todo el universo. En cada cosa que creaba ponía una relación,

un canal de gracias, un amor especial entre la Majestad Suprema y la

criatura, pero como la criatura no tomaría en cuenta estas relaciones, estas

gracias, este amor, debería haber suspendido la Creación no reconocida ni

apreciada por la criatura, pero al ver a mi Humanidad que tan bien debía

apreciarla y que por cada cosa creada iba a tener sus relaciones con el

Eterno, iba a reconocerlo, a amarlo, no sólo por Ella sino por toda la familia

humana, no miró la culpa de los otros hijos, y con sumo contento distendió

el cielo tapizándolo de estrellas, sabiendo que aquellas estrellas debían ser

tantas y variadas relaciones, gracias sin número, ríos de amor que debían

correr entre mi Humanidad y el Ente Supremo. El Eterno miró el cielo y

quedó contento al ver las inmensas armonías, las comunicaciones de amor

que abrió entre el Cielo y la tierra, por eso siguió adelante y con una sola

palabra creadora creó en este cielo el sol como relator continuo de su Ser

Supremo, dotándolo de luz, de calor, dejándolo suspendido entre el cielo y la

tierra en acto de regir todo, de fecundar, calentar, iluminar todo, y que con

su ojo de luz indagador parece que dice a todos: ‘Yo soy el más perfectopredicador del Ser Divino; miradme y lo reconoceréis, Él es Luz Inmensa, es

Amor interminable, da vida a todo, no tiene necesidad de nada, ninguno lo

puede tocar; mírenme bien y lo reconoceréis, yo soy su sombra, el reflejo de

su Majestad, su relator continuo.’ ¡Oh, qué océanos de amor, de relaciones

se abrieron entre mi Humanidad y la Majestad Suprema! Así que cada cosa

que tú ves, hasta la más pequeña florecita del campo, era una relación más

entre la criatura y el Creador; por eso era justo que por cada cosa quería un

reconocimiento, un amor de más por parte de las criaturas. Yo me sustituí a

 

 

todo, la reconocí y adoré por todos a la Potencia creadora; pero mi Amor

ante tanta bondad no está contento, quisiera que otras criaturas reconocieran,

amaran y adoraran a esta Potencia creadora, y por cuanto a criatura es

posible tomaran parte en estas relaciones que el Eterno ha esparcido en todo

el mundo, y a nombre de todos rindieran homenaje a este acto de creación

del Eterno; ¿pero sabes tú quién puede rendir este homenaje? Las almas que

viven en mi Querer, porque conforme entran en Él encuentran como en acto

todos los actos de la Majestad Suprema, y encontrándose esta Voluntad en

todo y en todos, quedan multiplicados en todo y pueden rendir honor, gloria,

adoración, amor por todos. Por eso ven en mi Querer, ven junto conmigo

ante la Alteza Divina a rendir, tú la primera, los homenajes debidos como

Creador de todo."

Yo no sé decir como he entrado en este Divino Querer, pero siempre

junto con mi dulce Jesús, y veía a esta Suprema Majestad en acto de hacer

salir todo lo creado. ¡Oh Dios, qué amor! Cada cosa creada recibía la marca

del amor, la llave de comunicación, el mudo lenguaje para hablar

elocuentemente de Dios, ¿pero a quién? A la criatura ingrata. Pero yo no sé

continuar diciéndolo, mi pequeña inteligencia se perdía al ver tantos canales

abiertos de comunicación, el amor inmenso que salía de ellos, y la criatura

que hacía como extraños todos estos bienes. Entonces, junto con Jesús,

multiplicándonos en todos hemos adorado, agradecido y reconocido a

nombre de todos a la Potencia creadora, y el Eterno recibía la gloria de la

Creación.

Jesús ha desaparecido y yo he vuelto en mí misma.

Febrero 24, 1919

El hombre, obra maestra de la Potencia creadora.

Encontrándome en mi habitual estado, el bendito Jesús al venir me ha dicho:

"Hija mía, nada has dicho de la creación del hombre, de la obra

maestra de la Potencia creadora, donde el Eterno, no a gotitas, sino a olas, a

ríos ponía su Amor, su Belleza, su maestría y llevado por el exceso de amor

se ponía a Sí mismo como centro del hombre; pero Él quería al hombre

como una digna habitación, ¿qué hace entonces esta Majestad Increada?

Crea al hombre a su imagen y semejanza, y desde el fondo de su Amor hace

salir un respiro y con su aliento omnipotente, con él, le infunde la vida,

dotando al hombre de todas sus cualidades, proporcionadas a criatura,

haciéndolo un pequeño dios. Así que todo lo que ves en lo creado es nada

 

 

en comparación a la creación del hombre; ¡oh! cuántos cielos, estrellas y

soles mucho más bellos extendía en el alma creada, cuánta variedad de

belleza, cuántas armonías, basta decir que miró al hombre creado y lo

encontró tan bello, que se enamoró de él, y celoso de este su portento, Él

mismo se hizo custodio y poseedor del hombre y dijo: ‘Todo lo he creado

para ti, te doy el dominio de todo, todo es tuyo, y tú serás todo mío.’ Tú no

podrás comprender del todo los mares de Amor, las relaciones íntimas y

directas, la semejanza que corre entre Creador y criatura; ¡ah! hija de mi

corazón, si la criatura conociera cuán bella es su alma, cuántas dotes divinas

contiene, y cómo entre todas las cosas creadas sobrepasa a todo en belleza,

en potencia, en luz, tanto, que se puede decir: ‘Es un pequeño dios y un

pequeño mundo que todo en sí contiene.’ ¡Oh! si lo conociera, cómo ella

misma se estimaría de más y no ensuciaría con la más leve culpa una belleza

tan singular, un prodigio tan portentoso de la Potencia creadora. Pero la

criatura, casi ciega en el conocerse a sí misma, y mucho más ciega en el

conocer a su Creador, se va ensuciando con mil suciedades, en forma tal que

desfigura la obra del Creador, tanto, que difícilmente se reconoce. Piensa tú

misma cuál es nuestro dolor, por eso ven en mi Querer y junto conmigo ven

a sustituir por nuestros hermanos delante al trono del Eterno, por todos los

actos que deberían hacer por haberlos creado como un prodigio de amor de

su Omnipotencia, y sin embargo tan ingratos."

En un instante nos hemos encontrado delante a esta Majestad Suprema y a

nombre de todos hemos expresado nuestro amor, el agradecimiento, la

adoración por habernos creado con tanto exceso de amor y por habernos

dotado de tantas bellas cualidades.

Febrero 27, 1919

La Divina Voluntad es el aire de Jesús. En la Divina

Voluntad no hay obstáculos para el Amor de Dios.

 

Continuando mi habitual estado, el bendito Jesús al venir casi siempre

me llama en su Querer a reparar, o a sustituir los actos de las criaturas en

modo divino. Ahora, al venir me ha dicho:

"Hija mía, qué peste exhala de la tierra, no encuentro ningún punto

para Mí y me veo obligado por la peste a huir la tierra, pero tú puedes

hacerme un poco de aire perfumado, ¿sabes cómo? Con hacer lo que haces

en mi Voluntad, y así conforme hagas tus actos me formarás un aire divino,

 

 

y Yo vendré a respirarlo y encontraré un punto de la tierra para Mí, y como

mi Voluntad circula en todas partes, así el aire que me formarás lo sentiré

por todas partes y me disipará el aire pestilente que la tierra me manda."

Poco después ha regresado y ha agregado:

"Hija mía, cuántas tinieblas, son tantas que la tierra parece cubierta

por un manto negro, tanto, que las criaturas no ven más, han quedado o

ciegas, o no tienen luz para ver; y Yo no sólo quiero el aire divino para Mí,

sino también la luz, por eso tus actos sean continuos en mi Querer, porque

no sólo harás el aire para tu Jesús, sino también la luz, serás mi reflector, mi

reflejo, el reflejo de mi Amor y de mi misma Luz; es más, te digo que en

cuanto hagas tus actos en mi Querer erigirás tabernáculos, y no sólo eso,

sino que conforme vayas formando los pensamientos, los deseos, las

palabras, las reparaciones, los actos de amor, tantas hostias se desprenderán

de ti, consagradas por mi Voluntad. ¡Oh, que libre desahogo tendrá mi

Amor, tendré campo libre en todo, no más obstáculos, cuantos tabernáculos

quiera los tendré, las hostias serán innumerables, a cada instante nos

comulgaremos juntos, y también Yo gritaré: ‘Libertad, libertad, vengan

todos en mi Voluntad y gozareis la verdadera libertad.’ Fuera de mi

Voluntad, cuántos obstáculos no encuentra el alma, pero en mi Voluntad es

libre, yo la dejo libre de amarme como quiera, es más, le digo: ‘Deja tus

harapos humanos, toma lo divino, Yo no soy avaro ni celoso de mis bienes,

quiero que tomes todo, ámame inmensamente, toma todo mi Amor; haz tuyo

mi Poder, mi Belleza hazla tuya, por cuanto más tomes tanto más estará feliz

tu Jesús.’ La tierra me forma pocos tabernáculos, las hostias están casi

numeradas y además los sacrilegios, las irreverencias que me hacen, ¡oh!

cómo es ofendido y obstaculizado mi Amor, en cambio en mi Voluntad nada

estorba, no hay ni la sombra de la ofensa, y la criatura me da amor,

reparaciones divinas y correspondencia completa, y junto conmigo se

sustituye a todos los males de la familia humana. Sé atenta y no te apartes

del punto donde te llamo y quiero."

Marzo 3, 1919

El Divino Querer es el edén del alma.

Continuando mi habitual estado, estaba toda inmersa en el Divino Querer, y

mi siempre amable Jesús ha venido y me ha estrechado a su corazón

diciéndome:

 

 

"Tú eres mi hija primogénita de mi Voluntad, cómo te amo y cómo

eres preciosa ante mis ojos, te tendré tan custodiada, que si al crear al

hombre preparé un edén terrestre, para ti he preparado un edén divino; si en

el edén terrestre el matrimonio fue humano entre los primeros progenitores,

y a ellos les di a gozar las más bellas delicias de la tierra, y de Mí gozaban a

intervalos, en el edén divino la unión es divina, te haré gozar las más bellas

delicias celestiales, y de Mí gozarás cuanto quieras, es más, seré tu vida y

dividiremos juntos los contentos, las alegrías, las dulzuras, y si es necesario

también las penas. En el edén terrestre tuvo acceso el enemigo y fue

cometido el primer pecado, en el edén divino está cerrada la entrada al

demonio, a las pasiones, a las debilidades, es más, el demonio no quiere

entrar, sabiendo que mi Querer lo quemaría más que el mismo fuego del

infierno, y sólo al sentir su sensación huye; y darás principio a los primeros

actos en modo divino, los cuales son inmensos, eternos e infinitos, que

abrazan todo y a todos."

Y yo interrumpiendo el hablar de Jesús he dicho: "Jesús, Amor mío,

por cuanto más hablas de este Querer Divino, tanto más me confundo y

temo, y siento tal aniquilamiento, que me siento destruir, y por eso

inhabilitada para corresponder a tus designios." Y Él todo bondad ha

agregado:

"Es mi Querer que te destruye lo humano, y en lugar de temer deberías

arrojarte en la Inmensidad de mi Voluntad, mis designios sobre ti son altos,

nobles y divinos, la misma obra de la Creación, ¡oh! cómo queda atrás de

esta obra de llamarte a vivir en el Querer Divino para hacer en Él no vida

humana sino Vida Divina; es un desahogo más fuerte de mi Amor, es mi

Amor reprimido por las criaturas, que no pudiendo contenerlo lo derramo a

torrentes sobre quien me ama; y para estar seguro de que mi Amor no sea

rechazado y maltratado, te llamo en mi Querer, de modo que ni tú ni lo que

es mío quede sin su pleno efecto, y quede en plena defensa. Hija mía, no

entristezcas con tus temores la obra de tu Jesús, continúa el vuelo a donde te

llamo."

Marzo, 6, 1919

Diferentes pasos que Jesús hace en el alma

para hacerla vivir en el Divino Querer.

Estaba pensando en lo que mi dulce Jesús me va diciendo sobre el Divino

Querer y decía entre mí: "¿Cómo es posible que el alma pueda llegar a

 

 

 

tanto, y vivir más en el Cielo que en la tierra?" Y Jesús viniendo me ha

dicho:

"Hija mía, lo que es imposible a la criatura, todo es posible para Mí. Es

verdad que es el prodigio más grande de mi Omnipotencia y de mi Amor,

pero cuando quiero todo puedo, y lo que parece difícil para Mí es facilísimo,

pero quiero el sí de la criatura y que se preste como suave cera a todo lo que

quiero hacer de ella. Es más, tú debes saber que antes de llamarla del todo a

vivir en mi Querer, la voy llamando de vez en vez, la despojo de todo, le

hago sufrir una especie de juicio, porque en mi Querer no hay juicios, las

cosas quedan todas confirmadas conmigo, el juicio está fuera de mi

Voluntad, pues a todo lo que entra en mi Querer, ¿quién puede atreverse a

hacerle juicio? Y Yo jamás me juzgo a Mí mismo; y no sólo eso, sino que

muchas veces la hago morir, aun corporalmente, y después de nuevo la

devuelvo a la vida y el alma vive como si no viviera, su corazón está en el

Cielo y el vivir es su más grande martirio; ¿cuántas veces no lo he hecho

contigo? Éstas son disposiciones para disponer al alma a vivir en mi Querer.

Y además, las cadenas de mis gracias, de mis visitas repetidas, ¿cuántas no

te he hecho? Todo era para disponerte a la altura de vivir en el mar inmenso

de mi Voluntad, por eso no quieras investigar, sino continúa tu vuelo."

Marzo 9, 1919

El Divino Querer debe ser centro y alimento del alma.

Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús me

atrae siempre a su Querer; qué abismo interminable, entonces me ha dicho:

"Hija mía, mira un poco como mi Humanidad nadaba en el Divino

Querer, a la cual tú deberías imitar."

En ese momento me ha parecido ver ante mi mente un Sol, pero no tan

pequeño como el que resplandece sobre nuestro horizonte, sino tan grande

que sobrepasaba toda la superficie de la tierra, es más, no se veía hasta

dónde llegaban sus confines, y los rayos que expandía haciéndole

encantadora armonía, llegaban a todas partes y penetraban dondequiera. En

el centro de ese Sol veía la Humanidad de Nuestro Señor, que se nutría del

Sol, el cual formaba toda su Vida, todo recibía del Sol y todo se lo devolvía,

y como lluvia benéfica se derramaba sobre toda la familia humana, ¡oh, qué

vista tan encantadora! Entonces mi dulce Jesús ha agregado:

 

 

"¿Has visto cómo te quiero? El Sol que tú ves es mi Voluntad, en la cual mi

Humanidad estaba como en su propio centro, todo de mi Querer recibía,

ningún otro alimento entró en Mí, ni siquiera el alimento de un pensamiento,

una palabra o respiro entró en Mí que fuera nutrido con alimento extraño a

mi Voluntad, era justo que todo lo debía devolver a Ella. Así te quiero a ti,

en el centro de mi Querer, del cual tomarás el alimento de todo, cuídate bien

de tomar otro alimento pues descenderías de tu nobleza y te degradarías,

como las reinas que se abajan a tomar alimentos viles y sucios, indignos de

ellas, y conforme tomes debes inmediatamente devolverme todo, así que no

harás otra cosa que tomar y darme, así también tú formarás una encantadora

armonía entre tú y Yo."

Marzo 12, 1919

La tierra es imagen de quien no vive en la Divina Voluntad.

Continuando mi pobre estado, en cuanto ha venido mi dulce Jesús me

ha estrechado a su santísimo corazón y me ha dicho:

"Hija mía, si la tierra no fuera movible y montañosa, sino fija y toda

una llanura, gozaría de más del beneficio del sol, para toda la tierra sería

siempre pleno día, el calor sería igual en todos sus puntos, por lo tanto

fructificaría mucho más; pero como es movible y está formada por alturas y

profundidades, no recibe igual la luz y el calor del sol, y ahora queda una

parte en la oscuridad, y ahora otra, otros puntos reciben poco la luz del sol,

muchos terrenos se vuelven estériles porque los montes con sus alturas

impiden que la luz y el calor del sol penetren hasta sus profundidades, y

cuántos, cuántos otros inconvenientes. Ahora hija mía, te digo que la tierra

es imagen de quien no vive en mi Querer, los actos humanos la vuelven

movible, las debilidades, las pasiones, los defectos, forman las montañas, las

profundidades donde se forman cuevas de vicios, así que su movilidad les

ocasiona oscuridad, frío, y si alguna poca de luz gozan, es a intervalos,

porque las montañas de sus pasiones se interponen a la luz. ¡Cuánta miseria

para quien no vive en mi Querer! En cambio para quien vive en mi

Voluntad, mi Querer la vuelve fija y le allana todas las montañas de las

pasiones, en modo de hacerla toda una llanura, y el Sol de mi Querer le

arroja dardos como quiere, y no hay rinconcito donde no resplandezca su

Luz. Qué maravilla entonces si el alma se hace más santa en un día que viva

en mi Querer, que en cien años fuera de mi Voluntad."

 

 

Marzo 14, 1919

Efectos de un sufragio. Participación en las penas

que la Divinidad dio a la Humanidad de Jesús.

Primera alma estigmatizada en el Querer Divino.

Mientras me encontraba en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí

misma y veía a mi confesor difunto; un pensamiento me ha pasado por la

mente: "Pregunta si aquello que no has dicho al confesor estás obligada a

decirlo, y por tanto a escribirlo, o no." Yo le he preguntado diciéndole qué

cosa era y él me ha dicho:

"Ciertamente estás obligada."

Después ha agregado: "Tú una vez me hiciste un bello sufragio, si

supieras el bien que me hiciste, el refrigerio que sentí, los años que

desconté."

Y yo: "No recuerdo, dime cuál fue y te lo repito."

Y él: "Entraste en el Querer Divino y tomaste su Poder, la inmensidad

de su Amor, el valor inmenso de las penas del Hijo de Dios y de todas las

cualidades divinas, luego viniste y todo lo derramaste sobre mí y conforme

tú me lo derramabas, yo recibía el baño del Amor que contiene el Poder

Divino, el baño de la Belleza, el baño de la sangre de Jesús y de todas las

cualidades divinas; ¿quién te puede decir el bien que me hiciste? Todos eran

baños que contenían un poder y una inmensidad divina; repítemelo,

repítemelo."

Mientras esto decía me he encontrado en mí misma. Ahora, para

obedecer y con suma confusión y repugnancia digo lo que había dejado de

decir y escribir: Recuerdo que un día mi dulce Jesús, hablándome de su

Santísimo Querer y de las penas que la Divinidad hacía sufrir a su santísima

Humanidad en su Voluntad, me dijo:

"Hija mía, como te he escogido por primera para hacer vida en mi

Querer, quiero que también tomes parte en las penas que recibía mi

Humanidad de mi Divinidad en mi Voluntad. Cada vez que entres en mi

Querer encontrarás las penas que me dio la Divinidad, no las que me dieron

las criaturas, si bien también queridas por la Voluntad eterna, pero como me

las dieron las criaturas eran en modo finito. Por eso te quiero en mi Querer,

donde encontrarás penas en modo infinito e innumerables, tendrás clavos sin

número, múltiples coronas de espinas, muertes repetidas, penas sin termino,

todas similares a las mías, en modo divino e inmensas, que se extenderán en

 

 

modo infinito a todos, pasados, presentes y futuros, serás la primera que no

numeradas veces, como las que participan en las llagas de mi Humanidad,

sino tantas veces por cuantas me hizo sufrir mi Divinidad, junto conmigo

serás el corderito sacrificado por las manos de mi Padre, para resurgir y ser

sacrificada de nuevo; quedarás crucificada conmigo por las manos eternas,

para recibir en ti la marca de las penas eternas, inmensas y divinas; nos

presentaremos juntos ante el trono del Eterno y en nuestra frente escrito con

caracteres imborrables: ‘Queremos muerte para dar vida a nuestros

hermanos, queremos penas para librarlos de las penas eternas.’ ¿No estás

contenta por ello?"

Y yo: "Jesús, Jesús, me siento demasiado indigna, creo que es un gran

error tuyo el elegirme a mí, pobrecilla, por eso fíjate bien en lo que haces."

Y Jesús interrumpiendo mi hablar ha agregado:

"¿Por qué temes? Sí, sí, me he fijado por más de treinta y dos años de

cama en la que te he tenido, te he expuesto a muchas pruebas y aún a la

muerte; he calculado todo y además, si me equivoco sería una equivocación

de tu Jesús, que jamás podría hacerte mal, sino un bien inmenso; pero has de

saber que tendré el honor, la gloria de la primera alma estigmatizada en mi

Querer."

Marzo 18, 1919

Jesús, en su concepción concibió a todas las

almas, las penas y las muertes de todas ellas.

Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús haciéndose ver

me ha atraído en la Inmensidad de su Santísimo Querer, en el cual me hacía

ver como en acto su concepción en el seno de la Mamá Celestial. ¡Oh Dios,

qué abismo de Amor! Y mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija de mi Querer, ven a tomar parte en las primeras muertes y en las

penas que sufrió mi pequeña Humanidad por parte de mi Divinidad en el

acto de mi concepción. En cuanto fui concebido concebí junto conmigo

todas las almas, pasadas, presentes y futuras, como mi propia Vida, y

concebí al mismo tiempo las penas y las muertes que por cada una debía

sufrir. Debía incorporar todo en Mí, almas, penas y muertes que cada una

debía sufrir, para decir al Padre: ‘Padre mío, no verás más a la criatura, sino

sólo a Mí, y en Mí encontrarás a todos y Yo daré satisfacción por todos.

Cuantas penas quieras te las daré; quieres que sufra cada una de las muertes

de cada uno, las sufriré, todo acepto con tal de que des vida a todos.’ He

 

 

aquí por qué se necesitaba un Querer y un Poder divinos para darme tantas

muertes y tantas penas y un Poder y Querer divino para hacerme sufrir; y

como en mi Querer están en acto todas las almas y todas las cosas, así que

no en modo abstracto o intencional como alguno puede pensar, sino en

realidad, tenía en Mí a todas fundidas conmigo, formaban mi misma Vida,

en realidad moría por cada uno y sufría las penas de todos. Es verdad que

concurría un milagro de mi Omnipotencia, el prodigio de mi inmenso

Querer, sin mi Voluntad mi Humanidad no habría podido encontrar y

abrazar a todas las almas, ni habría podido morir tantas veces. Por esto mi

pequeña Humanidad, en cuanto fue concebida comenzó a sufrir

alternativamente las penas y las muertes, y todas las almas nadaban en Mí

como dentro de un vastísimo mar, formaban miembros de mis miembros,

sangre de mi sangre, corazón de mi corazón. Cuántas veces mi Mamá,

tomando el primer puesto en mi Humanidad, sentía mis penas y mis muertes

y por esto moría junto conmigo. Cómo me era dulce encontrar en el amor de

mi Mamá el eco del mío, son misterios profundos donde la inteligencia

humana, no comprendiendo bien, parece que se pierde, por eso ven en mi

Querer y toma parte en las muertes y en las penas que sufrí no apenas fue

cumplida mi concepción, así podrás comprender mejor lo que te digo."

No sé decir cómo me he encontrado en el seno de mi Reina Mamá,

donde veía al Niño Jesús pequeño, pequeño, pero si bien pequeño contenía

todo; de su corazón se ha desprendido un dardo de luz hacia el mío, y

conforme me penetraba sentía que me daba la muerte, y conforme salía me

regresaba la vida. Cada toque de aquel dardo me producía un dolor

agudísimo, por el que sentía deshacerme y en realidad morir, y después con

su mismo toque me sentía revivir, pero no tengo las palabras justas para

expresarme y por eso aquí pongo punto.

Marzo 20, 1919

Las muertes y las penas que la Divinidad hacía

sufrir a la Humanidad de Jesús por cada alma,

no fueron sólo de intención, sino reales.

Sentía mi pobre mente sumergida en las penas de mi amable Jesús, y como

me había sido dicho que parecía imposible que Jesús pudiese sufrir tantas

muertes y tantas penas por cada uno como está dicho anteriormente, mi

Jesús me ha dicho:

 

 

"Hija mía, mi Querer contiene el poder de todo, bastaba sólo con

quererlo para que todo sucediera, y si esto no fuera así, entonces mi Querer

en el poder debía tener un límite, mientras que en todas mis cosas soy sin

límite e infinito, y por eso todo lo que quiero lo hago. ¡Ah! qué poco soy

comprendido por las criaturas, y por eso no soy amado. Ven tú en mi

Humanidad y te haré ver y tocar con la mano lo que te he dicho."

Entonces me he encontrado en Jesús, al cual le era inseparable la

Divinidad y el Querer eterno, y este Querer, sólo con quererlo creaba las

muertes repetidas, las penas sin número, los golpes sin flagelos, las

pinchaduras agudísimas sin espinas, con una facilidad tal, como cuando con

un solo Fiat creaba millones de estrellas, no se necesitaron tantos Fiat por

cuantas estrellas creaba, sino que bastó uno solo, pero con éste no salió a la

luz una sola estrella y las demás permanecieron en la mente divina, o bien en

la intención, sino que todas en realidad salieron, y cada una tiene su luz

propia para adornar nuestro firmamento; así era en el cielo de la Humanidad

santísima de Nuestro Señor, que el Divino Querer con su Fiat creador creaba

la vida y la muerte por cuantas veces quería. Entonces, encontrándome en

Jesús, me he encontrado en aquel punto cuando Jesús sufría la flagelación

por las manos divinas; sólo con que el Querer eterno lo ha querido, sin

golpes, sin látigos, las carnes de la Humanidad de Jesús caían a pedazos, se

formaban los profundos desgarros, pero en modo desgarrador en las partes

más íntimas. Era tanta la obediencia de Jesús a aquel Querer Divino, que

por Sí mismo se sometía, pero en modo tan doloroso, que la flagelación que

le dieron los judíos se puede decir que fue la imagen, o la sombra de la que

sufría por parte del Querer eterno, y además, sólo con que el Querer Divino

lo quería, su Humanidad se recomponía, así sucedía cuando sufría las

muertes por cada alma y todo lo demás. Yo he tomado parte en estas penas

de Jesús y, ¡oh! como comprendía a lo vivo que el Querer Divino puede

hacernos morir cuantas veces quiera y después darnos de nuevo la vida.

¡Oh, Dios, son cosas inenarrables, excesos de amor, misterios profundos,

casi inconcebibles a mente creada! Yo me sentía incapaz de regresar a la

vida, al uso de los sentidos, al movimiento después de aquellas penas

sufridas, y mi bendito Jesús me ha dicho:

"Hija de mi Querer, mi Querer te ha dado las penas, y mi Querer te da

de nuevo la vida, el movimiento y todo. Te llamaré frecuentemente en mi

Divinidad a tomar parte en las tantas muertes y penas que en realidad sufrí

por cada una de las almas, no como piensan algunos, que fue sólo en mi

Voluntad, o que sólo tenía intención de dar vida a cada uno, ¡Falso, falso!

No conocen el prodigio, el Amor y el Poder de mi Querer. Tú, que has

conocido en algún modo la realidad de las tantas muertes sufridas por todos,

 

 

no tengas dudas, sino ámame y sé reconociente por todos, y manténte lista

para cuando mi Querer te llame."

Marzo 22, 1919

Todas las cosas salieron a la vida por el Fiat eterno.

Excesos de amor en la creación del hombre.

 

Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma

y veía todo el orden de las cosas creadas, y mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, mira qué armonía, qué orden en todas las cosas creadas, y

cómo todas salieron a vida del Fiat eterno, así que todo me costó un Fiat. La

más pequeña estrella como el refulgente y espléndido sol, la más pequeña

planta como el gran árbol, el pequeño insecto como el animal más grande,

parece que dicen entre ellos: ‘Somos nobles criaturas, nuestro origen es el

Querer eterno, todos tenemos el sello del Fiat Supremo, es verdad que somos

distintos y diferentes entre nosotros, tenemos diversidad de oficios, de calor,

de luz, pero esto dice nada, uno es nuestro valor, el Fiat de un Dios; única la

vida y nuestra conservación, el Fiat de la Majestad Eterna.’ ¡Oh, cómo todo

lo creado habla elocuentemente de la Potencia de mi Querer y enseña que

desde la cosa más grande hasta la más pequeña, uno es su valor, porque

tienen vida por el Querer Divino! En efecto, una estrella diría al sol, es

cierto que tú tienes mucha luz y calor, tu oficio es grande, tus bienes son

inmensos, la tierra casi depende de ti, tanto que yo hago nada en

comparación con lo que haces tú, pero tal te hizo el Fiat de un Dios, así que

nuestro valor es igual, la gloria que damos a nuestro Creador es toda

semejante."

Después ha agregado con un acento más afligido: "No fue así al crear

al hombre. Es verdad que su origen es mi Fiat, pero no me bastó, sino que

llevado por un exceso de amor le di el aliento queriendo infundirle mi misma

Vida, lo doté de razón, lo hice libre y lo constituí rey de todo lo creado, pero

el hombre ingrato, ¿cómo me ha correspondido? Entre todo lo creado sólo

él se ha vuelto el dolor de mi corazón, la nota discordante. Y además, qué

decirte de mi trabajo en la santificación de las almas, no solo un Fiat, no uno

mi aliento, sino que pongo a su disposición mi misma Vida, mi Amor, mi

Sabiduría, pero cuántos rechazos, cuántas derrotas recibe mi Amor. ¡Ah,

hija mía, compadece mi duro dolor y ven en mi Querer a sustituirme el amor

de toda la familia humana, para endulzar mi corazón traspasado!"

 

 

Abril 7, 1919

Efectos del Querer Divino. Amenazas de castigos.

Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús ha venido todo cansado, en

acto de pedirme ayuda, y apoyando su corazón sobre el mío me hacía sentir

sus penas, cada pena que sentía era capaz de darme la muerte, pero Jesús

sosteniéndome me daba la fuerza para no morir. Después, mirándome me ha

dicho:

"Hija mía, paciencia, en ciertos días me son más que nunca necesarias

tus penas, para hacer que el mundo no se incendie del todo, por eso quiero

hacerte sufrir más."

Y con una lanza que tenía en la mano me ha traspasado el corazón.

Yo sufría mucho pero me sentía feliz pensando que mi Jesús dividía

conmigo sus penas, y que desahogándose conmigo podía librar a las gentes

de los inminentes y terribles flagelos que caerán. Después de algunas horas

de intensas penas, mi amable Jesús me ha dicho:

"Querida hija mía, tú sufres mucho, por eso ven en mi Querer para

tomar descanso y juntos recemos por la pobre humanidad."

Yo no sé como me he encontrado en la Inmensidad del Querer Divino,

en brazos de Jesús, y Él como en voz baja decía y yo repetía junto con Él.

Diré algo de lo que decía, porque el decirlo todo me resulta imposible.

Recuerdo que en el Querer de Jesús veía todos los pensamientos de

Jesús, todo el bien que nos había hecho con su inteligencia, y cómo de su

mente recibían vida todas las inteligencias humanas, pero, ¡oh, Dios! qué

abuso hacían de ellas, cuántas ofensas, y yo decía: "Jesús, multiplico mis

pensamientos en tu Querer para dar a cada pensamiento tuyo el beso de un

pensamiento divino, una adoración, un reconocimiento a Ti, una reparación,

un amor de pensamiento divino, como si otro Jesús lo hiciera, y esto a

nombre de todos y de todos los pensamientos humanos, presentes, pasados y

futuros; e intento suplir a las mismas inteligencias de las almas perdidas.

Quiero que la gloria por parte de las criaturas sea completa y que ninguno

falte a la llamada, y lo que no hacen ellas, lo hago yo en tu Querer para darte

gloria divina y completa."

Después, Jesús mirándome esperaba como si quisiera una reparación a

sus ojos, y yo he dicho: "Jesús, me multiplico en tus miradas, para tener

también yo tantas miradas por cuantas veces has mirado a la criatura con

amor; en tus lágrimas para llorar también yo por todas las culpas de las

criaturas, para poderte dar a nombre de todas, miradas de amor divino y

 

 

lágrimas divinas, para darte gloria y reparación completa por todas las

miradas de todas las criaturas." Luego Jesús ha querido que a todo, a la

boca, al corazón, a los deseos, etc., continuara con las reparaciones,

multiplicando todo en su Querer; y si lo dijera todo me extendería

demasiado, por eso paso adelante. Después Jesús ha agregado:

"Hija mía, conforme tú hacías tus actos en mi Querer, tantos soles se

formaban entre el Cielo y la tierra, y Yo miro la tierra a través de estos soles,

de otra manera es tanta la repugnancia que me da la tierra, que no podría

mirarla. Pero ella poco recibe de estos soles, porque son tantas las tinieblas

que expanden, que poniéndose de frente a estos soles no recibe ni toda la luz

ni el calor."

Después me ha transportado en medio de las criaturas, ¿pero quién

puede decir todo lo que hacían? Sólo digo que mi Jesús con acento doloroso

ha agregado:

"Qué desorden en el mundo, pero este desorden es culpa de las

cabezas, tanto civiles como eclesiásticas; su vida interesada y corrompida no

tiene fuerza para corregir a los súbditos, por lo tanto han cerrado los ojos

ante los males de los miembros, porque hubieran recriminado los males

propios; y si lo han hecho ha sido todo en modo superficial, porque no

teniendo en ellos la vida de aquel bien, ¿cómo podían infundirla en los

demás? Y cuántas veces estas perversas cabezas han antepuesto los malos a

los buenos, tanto que los pocos buenos han quedado turbados por este actuar

de las cabezas, por eso haré castigar a las cabezas en modo especial."

Y yo: "Perdona a las cabezas de la Iglesia, ya son pocos, si Tú los

golpeas faltaran los regidores."

Y Jesús: "¿No recuerdas que con doce apóstoles fundé mi Iglesia?

Así, los pocos que quedarán bastarán para reformar al mundo. El enemigo

está ya a sus puertas, las revoluciones están ya en acto, las naciones nadarán

en la sangre, las cabezas serán dispersadas; reza, reza y sufre, a fin de que el

enemigo no tenga la libertad de convertir todo en ruinas."

 

 

Abril 15, 1919

Las cosas mayores son hechas después de las menores y

son cumplimiento y corona de éstas. La Humanidad

resucitada de Jesús, símbolo de quien vivirá

en el Querer Divino.

 

Estaba fundiéndome en el Santo Querer de mi siempre amable Jesús, y junto

con Él mi inteligencia se perdía en la obra de la Creación, adorando y

agradeciendo por todo y por todos a la Majestad Suprema, y mi Jesús, todo

afabilidad me ha dicho:

"Hija mía, al crear el cielo, primero creé las estrellas como astros

menores, y después creé el sol, astro mayor, dotándolo de tal luz, de eclipsar

a todas las estrellas, como escondiéndolas en sí, constituyéndolo rey de las

estrellas y de toda la naturaleza. Es mi costumbre hacer primero las cosas

menores, como preparativo a las cosas mayores, y éstas como corona de las

cosas menores. El sol, mientras es mi relator, al mismo tiempo simboliza a

las almas que formarán su santidad en mi Querer; los santos que han vivido

al reflejo de mi Humanidad y como a la sombra de mi Voluntad, serán las

estrellas, y aquellas, si bien han venido después, serán los soles. Este orden

lo tuve también en la Redención: Mi nacimiento fue sin estrépito, ignorado;

mi infancia sin esplendor de cosas grandes ante los hombres; mi Vida de

Nazaret fue tan oculta, que viví como ignorado por todos, me adaptaba a

hacer las cosas más pequeñas y comunes a la vida humana; en la vida

pública hubo alguna cosa de grande, pero sin embargo, ¿quién conoció mi

Divinidad? Ninguno, ni siquiera los apóstoles, pasaba en medio de las

multitudes como otro hombre, tanto que todos podían acercárseme, hablarme

y hasta despreciarme."

Y yo, interrumpiendo el hablar de Jesús he dicho: "Jesús, amor mío,

qué tiempos felices eran aquellos, y más feliz aquella gente que podía, con

sólo quererlo, acercarse a Ti, hablarte y estar contigo."

Y Jesús: "¡Ah! hija mía, la verdadera felicidad la lleva mi Voluntad,

sólo Ella encierra todos los bienes en el alma, y haciéndose corona en torno

al alma la constituye reina de la verdadera felicidad, solamente ellas serán

reinas de mi trono, porque son parto de mi Querer. Tan es verdad esto, que

aquella gente no fue feliz, muchos me vieron, pero no me conocieron,

porque mi Querer no residía en ellos como centro de vida, por eso, a pesar

de que me vieron permanecieron infelices, y sólo aquellos que tuvieron el

bien de recibir en sus corazones el germen de mi Querer, se dispusieron a

recibir el bien de verme resucitado. Ahora, el portento de mi Redención fue

 

 

la Resurrección, – que más que refulgente sol coronó mi Humanidad,

haciendo resplandecer aún mis más pequeños actos con un esplendor y

maravilla tal, que hicieron quedar estupefactos a Cielo y tierra –, que será

principio, fundamento y cumplimiento de todos los bienes, corona y gloria

de todos los bienaventurados; mi Resurrección es el verdadero Sol que

glorifica dignamente a mi Humanidad, es el Sol de la Religión Católica, es la

verdadera gloria de cada cristiano; sin la Resurrección habría sido como el

cielo sin sol, sin calor y sin vida. Ahora, mi Resurrección es símbolo de las

almas que formarán la santidad en mi Querer; los santos de los siglos

pasados son símbolos de mi Humanidad, que si bien resignados, no han

tenido actitud continua en mi Querer, por lo tanto no han recibido la marca

del Sol de mi Resurrección, sino la marca de las obras de mi Humanidad

antes de la Resurrección, por eso serán muchos, casi como estrellas me

formarán un bello ornamento al cielo de mi Humanidad, pero los santos del

vivir en mi Querer, que simbolizarán mi Humanidad resucitada, serán pocos,

en efecto, mi Humanidad antes de morir fue vista por muchas turbas y

multitudes de gentes, pero mi Humanidad resucitada la vieron pocos,

solamente los creyentes, los más dispuestos, y podría decir que sólo aquellos

que contenían el germen de mi Querer, porque si no lo hubieran tenido les

habría faltado la vista necesaria para poder ver a mi Humanidad gloriosa y

resucitada, y por lo tanto ser espectadores de mi ascensión el Cielo.

Ahora, si mi Resurrección simboliza a los santos del vivir en mi

Querer es con razón, porque cada acto, palabra, paso, etc., hecho en mi

Querer, es una resurrección divina que el alma recibe, es un sello de gloria

que recibe, es un salir de sí para entrar en la Divinidad y esconderse en el

refulgente Sol de mi Querer, y ahí ama, obra, piensa; ¿qué maravilla

entonces si el alma queda toda resucitada y fundida en el mismo Sol de mi

gloria y simboliza mi Humanidad resucitada? Pero pocos son los que se

disponen a esto, porque las almas, en la misma santidad, quieren alguna cosa

de bien propio; en cambio la santidad del vivir en mi Querer, nada, nada

tiene de propio, sino todo de Dios, y para disponerse las almas a despojarse

de los bienes propios, se necesita demasiado, por eso no serán muchos. Tú

no eres del número de los muchos, sino de los pocos; por eso está siempre

atenta a la llamada y a tu vuelo continuo."

 

 

Abril 19, 1919

Jesús hizo por cada una de las almas, todo lo que

estaban obligadas a hacer hacia su Creador.

Continuando mi habitual estado, me sentía toda afligida y mi siempre

amable Jesús al venir me ha estrechado y rodeándome el cuello con su brazo

me ha dicho:

"Hija mía, ¿qué tienes? Tu aflicción pesa sobre mi corazón y me

traspasa más que mis mismas penas, pobre hija, tú me has compadecido

tantas veces y has tomado sobre ti mis penas, ahora quiero compadecerme de

ti y tomar Yo tu pena."

Y me estrechaba toda a su corazón y sacándome fuera de mí misma ha

agregado:

"Elévate hija mía, ven en mi Divinidad para poder comprender mejor

y ver lo que hacía mi Humanidad en favor de las criaturas."

Yo no sé decir lo que he comprendido, en muchas cosas me faltan las

palabras, digo sólo lo que me ha dicho mi dulce Jesús:

"Hija mía, mi Humanidad fue el órgano que reordenó la armonía entre

el Creador y la criatura. Yo hice por cada alma todo lo que estaban

obligadas a hacer hacia su Creador, no excluyendo ni siquiera a las mismas

almas perdidas, porque por todas las cosas creadas debía dar al Padre gloria,

amor y satisfacción completas, con esta sola diferencia, que las almas que en

alguna forma satisfacen sus deberes hacia el Creador, que casi ninguna llega

a satisfacerlos todos, a la mía se une su gloria y todo lo que hacen queda

como injertado en la mía; en cambio las almas perdidas quedan como

miembros áridos, que faltándoles los humores vitales no son aptas para

recibir ningún injerto del bien que he hecho para ellas, sino que sólo son

aptas para arder en el fuego eterno. Así que mi Humanidad restituyó la

armonía perdida entre criaturas y Creador, y la selló a precio de sangre y de

penas inauditas."

Mayo 4, 1919

Jesús tiene su trono en la tierra en el alma que vive en su Voluntad.

Vivo entre privaciones y amarguras, sólo el Querer de mi Jesús es mi única

fuerza y vida. Entonces, por poco tiempo mi dulce Jesús se ha hecho ver en

mi interior, todo afligido y pensativo, sosteniéndose la frente con su mano.

 

 

Yo al verlo tan afligido le he dicho: "Jesús, ¿qué tienes que estás tan

afligido y pensativo?" Y Él mirándome me ha dicho:

"¡Ah! hija mía, desde dentro de tu corazón estoy dividiendo la suerte

del mundo, tu corazón es el centro de mi trono en la tierra, y desde mi centro

veo al mundo, sus locuras, el precipicio que están preparando, y a Mí como

puesto a un lado, como si nada fuese para ellos, y Yo estoy obligado no sólo

a quitar la luz de la Gracia, sino aun la misma luz de la razón natural, para

confundirlos y hacerlos tocar con la mano quién es el hombre y qué puede

hacer el hombre, y desde dentro de tu corazón lo veo y lloro y ruego por el

hombre ingrato, y te quiero a ti junto conmigo a llorar, rezar y sufrir, para mi

consuelo y compañía."

Y yo: "Pobre Jesús mío, cuánto te compadezco. ¡Ah! sí, lloraré y

rogaré junto contigo, pero dime Amor mío, ¿cómo es posible que mi corazón

sea el centro de tu trono en la tierra, mientras que hay tantas almas buenas en

las cuales Tú habitas, mientras que yo soy tan mala?"

Y Él ha agregado: "También en el Cielo tengo el centro de mi trono;

mientras soy vida de cada uno de los bienaventurados, y con ser vida de

cada uno de ellos no por eso queda excluido que hay un trono donde reside

como punto de centro toda mi Majestad, mi Omnipotencia, Inmensidad,

Belleza y Sabiduría, etc., las cuales ningún bienaventurado puede contener,

no siendo capaces de contener toda la inmensidad de mi Ser. Así en la tierra

tengo mi centro, y mientras habito también en los demás, tengo mi punto de

centro desde donde decido, ordeno, obro, beneficio, castigo, lo que no hago

en las otras habitaciones. ¿Y sabes por qué te he elegido a ti como lugar de

centro? Porque te he escogido para hacer vida en mi Querer, y quien vive en

mi Querer es capaz de contenerme todo como punto de mi centro, porque

ella vive en el centro de mi Ser, y Yo vivo en el centro del suyo, pero

mientras vivo en su centro, vivo como si estuviera en mi propio centro;

mientras que quien no vive en mi Querer no puede abrazarme todo, así que a

lo más puedo habitar, pero no erigir ahí mi trono. ¡Ah! si todos

comprendieran el gran bien del vivir en mi Querer harían competencia, pero,

¡ay de Mí! cuán pocos lo comprenden y viven más en sí mismos que en Mí."

Mayo 8, 1919

Causa y necesidad de las penas que la Divinidad dio a la

Humanidad de Jesús. Causa por la que no las reveló antes.

 

 

 

Encontrándome en mi habitual estado, estaba pensando en las penas de mi

adorable Jesús, especialmente en aquellas que le hizo sufrir la Divinidad a la

Santísima Humanidad de Nuestro Señor. Mientras estaba en esto me he

sentido atraer al interior del corazón de mi Jesús, y en él tomaba parte en las

penas de su corazón santísimo que le hacía sufrir la Divinidad en el curso de

su Vida en la tierra. Estas penas son muy diversas de aquellas que el bendito

Jesús sufrió en el curso de su Pasión por manos de los judíos, son penas que

casi no se pueden decir. Yo, de aquél poco que tomaba parte, sé decir que

sentía un dolor agudo, acerbo, acompañado de un desgarro del mismo

corazón que me hacía sentir en realidad morir, pero después Jesús casi con

un prodigio de su Amor me daba nuevamente la vida. Entonces mi dulce

Jesús, después de que he sufrido, me ha dicho:

"Hija de mis penas, debes saber que las penas que me dieron los judíos

fueron una sombra de las que me dio la Divinidad, y esto era conforme a

justicia para recibir plena satisfacción. El hombre, pecando, no sólo ofende

a la Majestad Suprema externamente, sino también internamente y desfigura

en su interior la parte divina que le fue infundida al crearlo, así que el

pecado se forma primero en el interior del hombre y después sale al exterior,

más bien, muchas veces lo que sale al exterior es la parte mínima, y la parte

mayor queda en el interior. Ahora, las criaturas eran incapaces de penetrar

en mi interior y hacerme satisfacer con penas la gloria del Padre, que con

tantas ofensas de su interior le habían negado; mucho más que estas ofensas

herían la parte más noble de la criatura, cual es la inteligencia, la memoria y

la voluntad, donde está sellada la imagen divina. ¿Quién debía entonces

tomar este empeño, si la criatura era incapaz? Por esto fue necesario que la

Divinidad misma tomara este empeño y me hiciera de verdugo amoroso,

pero por cuanto amoroso, más exigente para recibir plena satisfacción por

todos los pecados hechos en el interior del hombre. La Divinidad quería la

obra completa y la plena satisfacción de la criatura, tanto del interior como

del exterior, así que en la Pasión que me dieron los judíos di satisfacción a la

gloria externa del Padre que las criaturas le habían quitado; en la Pasión que

me dio la Divinidad en todo el curso de mi Vida, di satisfacción al Padre por

todos los pecados del interior del hombre. De esto podrás comprender que

las penas que sufrí de manos de la Divinidad, superan grandemente a las

penas que me dieron las criaturas, es más, casi no pueden compararse y son

menos accesibles a la mente humana. Así como entre el interior del hombre

y el exterior hay una gran diferencia, mucho más diferencia hay entre las

penas que me infligió la Divinidad y las que me dieron las criaturas el último

día de mi Vida, las primeras eran desgarros crueles, dolores sobrehumanos

capaces de darme muerte, y repetidas muertes en las partes más íntimas,

 

 

tanto del alma como del cuerpo, ni siquiera una fibra quedaba excluida. En

las segundas eran dolores acerbos, pero no desgarros capaces de darme

muerte a cada pena, como sí era capaz la Divinidad teniendo el poder y el

querer. ¡Ah, cuánto me cuesta el hombre! Pero el hombre ingrato no se

ocupa de Mí y no busca comprender cuánto lo he amado y cuánto he sufrido

por él, tanto que ni siquiera ha llegado a comprender todo lo que sufrí en la

Pasión que me dieron las criaturas, y si no comprenden lo menos, ¿cómo

pueden comprender lo más de lo que he sufrido por ellos? Por esta causa me

he tardado en revelar las penas innumerables e inauditas que me dio la

Divinidad por causa de ellos, pero mi Amor quiere desahogo y

correspondencia de amor, por eso te llamo a ti en la inmensidad y altura de

mi Querer, donde todas estas penas están en acto, y tú no sólo tomas parte en

ellas, sino que a nombre de toda la familia humana las honras y das la

correspondencia de amor, y junto conmigo te sustituyes a todo lo que las

criaturas están obligadas, pero con sumo dolor mío y daño para ellas, ni

siquiera lo piensan."

Mayo 10, 1919

Por cuanto dura la Divina Voluntad en

el alma, tanto dura la Vida Divina en ella.

 

Estaba muy afligida y casi preocupada acerca de mi pobre estado, y Jesús,

queriéndome distraer del pensar en mí misma me ha dicho:

"Hija mía, ¿qué haces? El pensamiento de ti misma te hace salir de mi

Voluntad. ¿Y no sabes tú que por cuanto dura mi Voluntad en ti, tanto dura

la Vida Divina, y en cuanto cesa mi Querer así cesa la Vida Divina y

retomas tu vida humana? ¡Bello cambio que haces! Así sucede a la

obediencia, hasta en tanto que dura la obediencia dura la vida de quien ha

mandado en quien obedece, en cuanto cesa la obediencia así se retoma la

vida propia."

Después, como suspirando ha agregado: "¡Ah!, tú no sabes la

destrucción que hará el mundo, y todo lo que ha sucedido hasta ahora se

puede llamar juego en comparación de los castigos que vendrán; no te los

hago ver todos para no oprimirte demasiado, y Yo viendo la obstinación del

hombre me estoy como escondido en ti; tú ruega junto conmigo y no quieras

pensar en ti misma."

 

 

Mayo 16, 1919

Efectos de los actos hechos en la Divina

Voluntad. El sol es imagen de estos actos.

 

Estaba pensando como puede ser que un solo acto hecho en el Querer Divino

se multiplique en tantos para hacer bien a todos. Mientras estaba en esto, mi

dulce Jesús se ha movido en mi interior, y con una luz que me enviaba a la

mente me ha dicho:

"Hija mía, una imagen de esto la encontrarás en el sol. Uno es el sol,

uno el calor, una la luz, sin embargo este sol se multiplica en todos, dando a

cada uno su luz y su calor según las diversas circunstancias: Para el hombre

es luz de cada ojo, de cada acción, de cada paso, y si la criatura cambia la

acción o el camino, la luz la sigue, pero uno es el sol. El sol se multiplica en

toda la naturaleza, dando a cada cosa sus diversos efectos; al despuntar

embellece toda la naturaleza y su luz multiplicándose en la escarcha

nocturna forma el rocío, extendiendo sobre todas las plantas un manto

argentino, que da tal realce y belleza a toda la naturaleza, de dejar atónita y

encantada la mirada humana, tanto, que el hombre con toda su industria no

tiene poder de formar una sola gota de rocío; pasa más adelante, a las flores

les da su color y su perfume, pero no un solo color, sino que a cada una su

color y su perfume distinto; en cambio a los frutos, con su calor y luz les da

la dulzura y la maduración, y a cada fruto diversidad de dulzura, pero uno es

el sol; fecunda y hace crecer otras plantas; así que toda la naturaleza recibe

vida del sol y cada cosa tiene el distinto efecto que le conviene.

Ahora, si esto hace el sol porque está en lo alto y se hace vida de toda

la Creación que vive en lo bajo, a pesar de que el sol es uno, mucho más los

actos hechos en mi Voluntad, porque el alma sube en Mí y obra en la altura

de mi Voluntad, y más que sol se ponen a guardia de todas las criaturas para

darles vida; a pesar de que uno es el acto, como sol dardea sobre todas las

criaturas, y a quién embellece, a quién le fecunda la Gracia, a quién lo libra

del frío, a quién le ablanda el corazón, a quién le disipa las tinieblas, a quién

la purifica y la enfervoriza, dando a cada una los diversos efectos que se

necesitan y según las disposiciones mayores o menores de cada una. Esto

sucede también con el sol que resplandece sobre el horizonte, si el terreno es

estéril, el sol da poco desarrollo a las plantas; si la semilla de la flor no está,

el sol con toda su luz y calor no la hace brotar; si el hombre no quiere

activarse en su obrar, el sol nada le hace ganar, así que el sol produce los

bienes en la Creación según la fecundidad de los terrenos y de la actitud del

hombre. Así estos actos hechos en mi Querer, a pesar de que corren para

 

 

bien de todos, obran según las disposiciones de cada uno y según la actitud

del alma que vive en mi Querer, así que un acto de más hecho en mi Querer,

es un sol de más que resplandece sobre todas las criaturas."

Después he tratado de fundirme en mi Jesús, en su Querer,

multiplicando mis pensamientos en los suyos para reparar y sustituirme por

todas las inteligencias creadas, presentes, pasadas y futuras, y decía de

corazón a mi Jesús: "Cuánto quisiera darte con mi mente toda la gloria, el

honor, la reparación por toda la familia humana, aun por las mismas almas

perdidas, que con su inteligencia no te han dado."

Y Él, como complaciéndose me ha besado en la frente y me ha dicho:

"Y Yo con mi beso sello todos tus pensamientos con los míos, a fin de

que siempre encuentre en ti todas las mentes creadas, y a nombre de ellas Yo

reciba continua gloria, honor y reparación."

Mayo 22, 1919

Las almas en la era del vivir en el Divino Querer,

completarán la gloria por parte de la Creación.

Continuando mi habitual estado, mi pequeña mente se perdía en el Santo

Querer de Dios, y no sé cómo, comprendía cómo la criatura no le da a Dios

la gloria que está obligada a darle, y me sentía amargada. Y mi dulce Jesús

queriéndome instruir y consolarme, con una luz intelectual me ha dicho:

"Hija mía, todas mis obras son completas, así que la gloria que me

debe dar la criatura será completa, y no llegará el último día si toda la

Creación no me da el honor y la gloria querida y establecida por Mí mismo;

y lo que no me dan los unos, me lo tomo de los otros, y duplico las gracias

en éstos, gracias que los otros me rechazaron, y de éstos recibo doble amor y

gloria; en otros, según su disposición llego a dar gracias que daría a diez, a

otros la que daría a cien, a otros la de mil, y a veces doy gracias que daría a

una ciudad, a provincias y aun a reinos enteros, y éstos me aman y me dan

gloria por diez, por cien, por mil, etc. Así mi gloria viene completada por

parte de la Creación, y cuando veo que la criatura no puede llegar a más, a

pesar de su buena voluntad, la atraigo en mi Querer, donde encuentra virtud

de multiplicar un solo acto por cuantos quiere, y me da la gloria, honor,

amor, que los demás no me dan. Por eso estoy preparando la era del vivir en

mi Querer, para que lo que no han hecho en las generaciones pasadas, y que

no harán, en esta era de mi Voluntad completarán el amor, la gloria, el honor

de toda la Creación, dándoles gracias sorprendentes e inauditas. He aquí por

 

 

qué te llamo a ti en mi Querer y te susurro al oído: ‘Jesús, pongo a tus pies

la adoración, la sujeción de toda la familia humana; pongo en tu corazón el

te amo de todos; en tus labios imprimo mi beso, para sellar con éste el beso

de todas las generaciones; con mis brazos te estrecho, para estrecharte con

los brazos de todos, para llevarte la gloria de todas las obras de las criaturas.’

Y Yo siento en ti la adoración, el te amo, el beso, etc., de toda la familia

humana. ¿Cómo no debería darte a ti el amor, los besos, las gracias que

debería dar a los demás?

Has de saber hija mía, que lo que hace la criatura en la tierra es el

capital que se hace para el Cielo, así que si poco ha hecho, poco tendrá; si

hace mucho, tendrá mucho; si una me ha amado y glorificado por diez,

tendrá diez contentos de más, correspondientes a otra tanta gloria, y será

amada por Mí diez veces más; si otra me ha amado y glorificado por cien,

por mil, tendrá contentos, amor y gloria por cien o por mil; así Yo daré a la

Creación lo que he decidido dar, y la Creación me dará lo que Yo debo

recibir de ella, y mi gloria será completada en todo."

Mayo 24, 1919

El alma en la cual habita Jesús, siente lo que el mundo

le manda a Él: Dureza, tinieblas, pecados, etc.

Me sentía muy oprimida y afligida por la privación de mi dulce Jesús y le

decía con todo el corazón: "Ven vida mía, sin Ti me siento agonizar, pero

no para morir sino para siempre agonizar; ven, no puedo más, no puedo

más." Mi dulce Jesús se ha movido en mi interior y yo sentía que me besaba

fuerte el corazón y después haciéndose ver me ha dicho:

"Hija mía, sentía una irresistible necesidad de desahogarme contigo en

amor."

Y yo de inmediato: "Jesús, cuánto me haces sufrir, tu privación me

mata; todas las demás penas me serían nada, más bien serían sonrisas y

besos tuyos, pero tu privación es muerte sin piedad, ¡ah, Jesús, Jesús, cómo

has cambiado!" Y Él interrumpiendo mi hablar me ha dicho:

"Hija de mi Amor, no quieres persuadirte que veo al mundo a través

de ti y de que estás obligada, puesto que moro en ti, a sentir lo que me

manda el mundo: dureza, tinieblas, pecados, furor de mi Justicia, etc. Así

que en lugar de pensar en mi privación, debes pensar en defenderme de los

males que me mandan las criaturas, y en aplacar el furor de mi Justicia, así

Yo quedaré defendido en ti y las criaturas quedarán menos castigadas."

 

 

Junio 4, 1919

Para que la Redención fuera completa, Jesús debía

sufrir la injusticia, el odio y las burlas, y como la

Divinidad era incapaz de darle estas penas, el último

de sus días sufrió la Pasión por parte de las criaturas.

Estaba pensando en la Pasión de mi siempre amable Jesús,

especialmente cuando se encontró bajo la tempestad de los flagelos y

pensaba entre mí: "¿Cuándo Jesús pudo sufrir más, en las penas que la

Divinidad le había hecho sufrir en todo el curso de su Vida, o bien en el

último día en las que le dieron los judíos?" Y mi dulce Jesús con una luz

que mandaba a mi inteligencia me ha dicho:

"Hija mía, las penas que me dio la Divinidad superan por mucho las

penas que me dieron las criaturas, tanto en la potencia como en la intensidad

y multiplicidad y en la duración, pero no hubo ni injusticia ni odio, sino

sumo amor, acuerdo de las Tres Divinas Personas, empeño que Yo había

tomado sobre de Mí de salvar a las almas a costa de sufrir tantas muertes por

cuantas criaturas salían a la luz de la Creación, y que el Padre con sumo

amor me había otorgado. En la Divinidad no existe ni puede existir ni la

injusticia ni el odio, por tanto era incapaz de hacerme sufrir estas penas, pero

el hombre con el pecado había cometido suma injusticia, odio, etc., y Yo

para glorificar al Padre completamente debía sufrir la injusticia, el odio, las

burlas, etc., he aquí por qué el último de mis días mortales sufrí la Pasión

por parte de las criaturas, donde fueron tantas las injusticias, los odios, las

burlas, las venganzas, las humillaciones que me hicieron, que a mi pobre

Humanidad la convirtieron en el oprobio de todos, hasta tal punto que no

parecía que fuera hombre, me desfiguraron tanto que ellos mismos tenían

horror de mirarme, era la abyección y el desecho de todos, así que podría

llamarlas dos Pasiones distintas. Las criaturas no me podían dar tantas

muertes ni tantas penas por cuantas criaturas y pecados habrían ellas de

cometer, eran incapaces, y por eso la Divinidad tomo el empeño, pero con

sumo amor y de acuerdo entre Nosotros. Por otro lado, la Divinidad era

incapaz de injusticia, etc., y ahí entraron las criaturas y completé en todo la

obra de la Redención. ¡Cuánto me cuestan las almas, y es por esto que las

amo tanto!"

Otro día estaba pensando entre mí: "Mi amado Jesús me ha dicho

tantas cosas, y yo, ¿he sido atenta en hacer lo que me ha enseñado? ¡Oh,

 

 

cómo escaseo en el contentarlo! ¡Cómo me siento incapaz para todo! Así

que sus tantas enseñanzas serán para mi condena." Y mi dulce Jesús

moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, ¿por qué te afliges? Las enseñanzas de tu Jesús jamás servirán

para condenarte; y aunque hicieras una sola vez lo que te he enseñado, en el

cielo de tu alma es siempre una estrella que pones, porque así como he

extendido un cielo sobre la naturaleza humana y mi Fiat lo adornó de

estrellas, así también he extendido un cielo en el fondo del alma, y el Fiat del

bien que hace, porque todo bien es fruto de mi Querer, viene y embellece

con estrellas este cielo, así que si hace diez bienes, pone diez estrellas; si mil

bienes, mil estrellas. Entonces piensa más bien en repetir cuanto más puedas

mis enseñanzas, para adornar de estrellas el cielo de tu alma, a fin de que

este cielo no sea inferior al cielo que resplandece sobre vuestro horizonte, y

cada estrella llevará la marca de la enseñanza de tu Jesús. ¡Cuánto honor me

darás!"

Junio 16, 1919

No hay santidad sin cruz. Ninguna virtud

se adquiere sin la unión de las penas.

Estaba pensando en mi interior: "¿Dónde están las penas que mi dulce

Jesús me había dicho que me participaría, pues no sufro casi nada?" Y mi

siempre amable Jesús me ha dicho:

"Hija mía, cómo te engañas, tú calculas las penas corporales y Yo calculo las

penas corporales y morales. Cuantas veces estabas privada de Mí, era una

muerte que tú sentías, y Yo me sentía reparado por las tantas muertes que se

dan las almas con el pecado, y tú tomabas parte en las tantas muertes que he

sufrido. Cuando te sentías fría, era otra pequeña muerte que sentías y venías

a tomar parte en la frialdad de las criaturas, que quisieran enfriar mi Amor,

pero mi Amor triunfante sobre su frialdad, la absorbe en Mí para sentir la

muerte de su frialdad y doy a ellas más ardiente amor; así de todas tus otras

penas, eran los males opuestos de las criaturas, que como tantas pequeñas

muertes te hacían tomar parte en mis muertes. Y además, ¿no sabes que mi

Justicia cuando está obligada por la impiedad de los pueblos a derramar

nuevos flagelos te suspende las penas? Los males serán tan graves que

hacen estremecer, sé que esto es una pena para ti, pero también Yo tuve esta

pena, habría querido liberar a las criaturas de todas las penas, tanto en el

tiempo como en la eternidad, pero esto no me fue concedido por la Sabiduría

 

 

del Padre y debí resignarme. ¿Tal vez quisieras tú superar a mi misma

Humanidad? ¡Ah, hija mía, ninguna especie de santidad es sin cruz, ninguna

virtud se adquiere sin la unión con las penas! Sin embargo debes saber que

te pagaré con usura todas mis privaciones y las mismas penas que querrías

sufrir y no sufres."

Junio 27, 1919

El corazón de Jesús: Manantial de gloria y de gracias.

Continuando mi habitual estado, mi amable Jesús me hacía ver su

corazón santísimo diciéndome:

"Hija mía, por cuantas virtudes practicó mi corazón, tantas fuentes se

formaron en él, y conforme se formaban, así salían innumerables ríos, que

brotando hasta el Cielo glorificaban dignamente al Padre a nombre de todos,

y estos ríos, desde el Cielo descendían para bien de todas las criaturas.

Ahora, también las criaturas conforme practican las virtudes, en sus

corazones se forman las pequeñas fuentes que hacen brotar sus pequeños

ríos que se cruzan con los míos, y brotando junto con los míos glorifican al

Padre Celestial y descienden para provecho de todos, y forman tal armonía

entre el Cielo y la tierra, que los mismos ángeles quedan sorprendidos ante

tan encantadora vista. Por eso sé atenta en practicar las virtudes de mi

corazón, para hacerme abrir los manantiales de mis gracias."

Julio 11, 1919

Los cielos del alma.

Paso días amarguísimos, mi amable Jesús poco o nada se hace ver, o como

relámpago y de carrera. Recuerdo que una noche se hizo ver cansado y

agotado y traía como un atado de almas en los brazos, y mirándome me ha

dicho:

"¡Ah! hija mía, será tal y tan grande la matanza que harán, que se

salvará sólo este puñado de almas que llevo entre mis brazos; ¡a qué locura

ha llegado el hombre! Tú no te turbes, seme fiel en mi ausencia y después

de la borrasca te pagaré con usura todas mis privaciones, multiplicándote al

doble mis visitas y mis gracias."

 

 

Y casi llorando ha desaparecido. Es inútil decir el dolor de mi pobre

corazón.

Otro día, sólo pasando ante mí, me dejó una luz en la mente que me

hacía comprender que el bendito Jesús, así como ha extendido el cielo sobre

nuestra cabeza, así ha extendido un cielo en nuestra alma, pero no sólo uno,

sino muchos más, así que cielo es nuestra inteligencia, cielo es nuestra

mirada, cielo es la palabra, la acción, el deseo, el afecto, el corazón; con la

diferencia de que el cielo externo no se cambia, ni crecen ni decrecen las

estrellas, mientras que los cielos de nuestro interior están sujetos a cambios,

así que si el cielo de nuestra mente piensa santamente, conforme se forman

los pensamientos así se forman las estrellas, los soles, los bellos cometas, y

nuestro ángel en cuanto los ve formados, los toma y los va colocando en el

cielo de nuestra inteligencia; y si el cielo de la mente es santo, la mirada es

santa, la palabra, el deseo, el latido son santos. Así que las miradas son

estrellas, la palabra es luz, el deseo es cometa que se extiende, el latido es

sol, y cada uno de los sentidos adorna su cielo. En cambio, si la mente es

mala, nada de bello se forma, es más, se extienden tales tinieblas que

oscurecen todos los otros cielos; así que la mirada lanza relámpagos de

impaciencia, la palabra profiere blasfemias, los deseos arrojan saetas de

pasiones brutales, el corazón de su seno hace salir granizadas devastadoras

sobre todo el obrar de la criatura; pobres cielos, cómo son oscuros, cómo dan

piedad."

Agosto 6, 1919

El abandono en Dios. Valor de los actos hechos en el Divino Querer.

Paso mis días amarguísimos, mi pobre corazón está como petrificado por el

dolor de la privación de quien forma mi vida, mi todo, y si bien resignada,

sin embargo no puedo hacer menos que lamentarme con mi dulce Jesús

cuando casi en forma fugaz, o me pasa delante, o se mueve en mi interior, y

recuerdo que en estos lamentos una vez me dijo:

"El abandono en Mí es imagen de dos torrentes, en donde uno se

descarga en el otro con tal ímpetu, que las aguas se confunden al juntarse, y

formando olas altísimas llegan hasta tocar el cielo, tanto, que el lecho de

aquellos torrentes queda seco; y el estruendo de esas aguas, su murmullo, es

tan dulce y armonioso, que el cielo al verse tocado por esas aguas se siente

honrado y resplandece de nueva belleza, y los santos a coro dicen: "Este es

 

 

el dulce sonido y la armonía que rapta, de un alma que se ha abandonado en

Dios, ¡cómo es bello, cómo es bello!"

Otro día me dijo: "¿De qué temes? Abandónate en Mí y quedarás

circundada por Mí como dentro de un círculo, de manera que si vienen los

enemigos, las ocasiones, los peligros, tendrán que vérselas conmigo y no

contigo y Yo responderé por ti. El verdadero abandono en Mí es reposo para

el alma y trabajo para Mí, y si el alma está inquieta, significa que no está

abandonada en Mí; justa pena para quien quiere vivir en sí misma es la

inquietud, haciéndome a Mí una gran afrenta y a ella un gran daño."

Otro día me lamentaba más fuerte aún, y mi amable Jesús todo bondad

me dijo:

"Hija mía, cálmate, este estado tuyo es el vacío que se está formando

para el segundo preparativo de los nuevos castigos que vendrán. Lee bien lo

que te he hecho escribir y encontrarás que no todos los castigos se han

verificado aún. Cuántas otras ciudades serán destruidas, las naciones

continuarán poniéndose como enemigas una de la otra, ¿y de Italia? Sus

naciones amigas se harán sus más fieros enemigos, por eso paciencia hija

mía, cuando todo esté preparado para volver a llamar al hombre, vendré a ti

como antes y rogaremos y lloraremos juntos por el hombre ingrato. Tú no

salgas jamás de mi Querer, porque siendo eterno mi Querer, lo que se hace

en mi Voluntad adquiere un valor eterno, inmenso, infinito, es como moneda

que surge y que jamás se agota; los más pequeños actos hechos en mi Querer

quedan escritos con caracteres imborrables y dicen: ‘Somos actos eternos,

porque un Querer eterno nos ha animado, formado y cumplido.’ Sucede

como a un vaso de barro en el cual se pone oro liquido, y el artífice con ese

oro licuado forma los objetos de oro, ¿acaso porque ese oro ha sido licuado

en un vaso de barro se dice que no es oro? Ciertamente que no; el oro es

siempre oro, sin importar en que vaso pueda licuar. Ahora, el vaso de barro

es el alma, mi Voluntad es el oro, el acto de obrar de la criatura en mi

Voluntad funde mi Voluntad con la suya y se licuan juntas, y con ese

líquido, Yo, divino artífice, formo los actos de oro eterno, de modo que Yo

puedo decir que son míos, y el alma puede decir que son los suyos."

Septiembre 3, 1919

El fundirse en Jesús equilibra las reparaciones.

 

 

Estaba lamentándome con mi dulce Jesús por mi pobre estado y porque me

he vuelto un ser inútil que no hago ningún bien, entonces, ¿para qué sirve mi

vida? Y mi amable Jesús me ha dicho:

"Hija mía, la razón de tu vida la sé Yo, no te corresponde a ti

investigarla, pero debes saber que el sólo fundirte en Mí todos los días y

varias veces al día, sirve para mantener el equilibrio de todas las

reparaciones, porque sólo quien entra en Mí y toma de Mí el principio de

todo lo que hace, puede equilibrar las reparaciones de todos y de todo, puede

equilibrar por parte de las criaturas la gloria del Padre, porque estando en Mí

un principio eterno, una Voluntad eterna, pude equilibrar todo:

satisfacciones, reparaciones y gloria completa del Padre Celestial por parte

de todos, así que conforme tú entras en Mí vienes a renovar el equilibrio de

todas las reparaciones y de la gloria de la Majestad Eterna. ¿Te parece poco

esto? ¿No sientes tú misma que no puedes hacer menos, y que Yo no te dejo

si antes no te veo fundirte en todas mis partículas para recibir de ti el

equilibrio de todas las reparaciones, sustituyéndote a nombre de toda la

familia humana? Busca por cuanto está en ti repararme por todo. Si

supieras cuánto bien recibe el mundo cuando un alma, sin la sombra del

interés personal, sino sólo por mi amor se eleva entre el Cielo y la tierra y

unida conmigo equilibra las reparaciones de todos."

Septiembre 13, 1919

Se debe morir a la propia vida para vivir de la vida de Jesús.

Mis amarguras crecen, y no hago otra cosa que lamentarme con mi siempre

amable Jesús diciéndole: "Piedad Amor mío, piedad, ¿no ves a qué estado

me he reducido? Siento que no tengo más vida, ni deseos, ni afectos, ni

amor, todo mi interior está como muerto. ¡Ah, Jesús! ¿Dónde está en mí el

fruto de tantas enseñanzas tuyas?" Mientras esto decía he sentido cerca a mi

dulce Jesús, y con fuertes cadenas me ataba y me ha dicho:

"Hija mía, la señal más cierta y el sello de mis enseñanzas en ti es el no

sentir nada propio, y además, ¿no es propiamente esto el vivir en mi Querer,

el perderse en Mí? ¿Cómo vas buscando tus deseos, tus afectos y otras

cosas, si los has perdido en mi Querer? Mi Voluntad es inmensa, y para

encontrarlos se necesita demasiado, y para vivir de Mí conviene no vivir más

de la vida propia, de otra manera haces ver que no estás contenta de vivir de

mi Vida y toda perdida en Mí."

 

 

Septiembre 26, 1919

Efectos del estado de víctima.

No hago otra cosa que lamentarme con mi amable Jesús, y el bendito

Jesús haciéndose oír me ha dicho:

"Hija mía, quien es víctima debe estar expuesta a recibir todos los

golpes de la Justicia Divina, y debe probar en sí las penas de las criaturas y

los rigores que estas penas merecen de la Justicia Divina. ¡Oh! cómo gemía

mi despedazada Humanidad bajo estos rigores! Y no sólo esto, sino que de

tu estado de privación y abandono puedes ver cómo las criaturas están

conmigo y cómo la Justicia Divina está por castigarlas con más terribles

flagelos, el hombre ha llegado al estado de completa locura, y con los locos

se usan los medios más duros."

Y yo: "¡Ah, mi Jesús, mi estado es demasiado duro, si no tuviese el

encanto de tu Querer que me tiene como absorbida, yo no sé qué haría!"

Y Jesús: "Mí Justicia no puede tomarse de dos la satisfacción, por eso

te tiene como suspendida de las penas de antes; pero como cuando Yo quise

que te pusieras en este estado estuvo también el concurso de la obediencia,

ahora la obediencia quiere mantenerte aún, es por eso que continúa

teniéndote en tal estado, pero esto es siempre algo ante la Justicia Divina,

porque la criatura quiere hacer su parte; tú no te apartes en nada y después

verás lo que hará tu Jesús por ti."

Octubre 8, 1919

Efectos de la confianza.

Continuando mi habitual estado de penas y de privaciones, me la paso conJesús casi en silencio, toda abandonada en Él como una pequeña bebita.

Entonces mi dulce Jesús haciéndose ver en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, la confianza en Mí es la pequeña nube de luz en la cual

queda el alma tan envuelta, que le hace desaparecer todos los temores, todas

las dudas, todas las debilidades, porque la confianza en Mí no sólo le forma

esta pequeña nube de luz que la envuelve toda, sino que la nutre con

alimentos contrarios, que tienen la virtud de disipar todos los temores, dudas

y debilidades. En efecto, la confianza en Mí disipa el temor y nutre al alma

de puro amor, disipa las dudas y le da la certeza, quita la debilidad y le da la

 

 

fortaleza, es más, la hace tan atrevida conmigo, que se aferra a mis pechos y

chupa, chupa y se nutre, no quiere otro alimento, y si ve que chupando no

recibe nada, y esto lo permito para ejercitarla en la más alta confianza, ella

ni se cansa ni se separa de mi pecho, es más, chupa más fuerte, golpea la

cabeza en mi pecho y Yo complacido la hago hacer. Así que el alma que

verdaderamente confía en Mí es mi sonrisa y mi complacencia, quien confía

en Mí me ama, me estima, me cree rico, potente, inmenso; en cambio quien

desconfía, no me ama en verdad, me deshonra, me cree pobre, impotente,

pequeño, ¡qué afrenta a mi Bondad!"

Octubre 15, 1919

El Querer Divino lleva el estado de seguridad.

Continuando mi habitual estado, estaba pensando: "¿Cómo será? Soy tan

mala, no soy buena para nada, con las privaciones de mi Jesús me he

reducido a un estado de hacer llorar, y si se pudiera ver, aun las piedras

llorarían, y con todo esto ni dudas, ni temores, ni de juicio ni de infierno, qué

estado tan lamentable es el mío." Mientras esto pensaba, mi amable Jesús se

ha movido en mi interior y me ha dicho:

"Hija mía, en cuanto el alma entra en mi Querer y se decide a vivir en

Él, huyen de ella todas las dudas y todos los temores. Sucede como a una

hija de un rey, que por cuanto la gente quisiera decirle que no es hija de su

padre, ella no les presta atención, más bien está orgullosa y dice a todos: ‘Es

inútil que me digan lo contrario, que quieran infundirme dudas y temores, yo

soy verdadera hija del rey, él es mi padre, vivo con él; es más, su mismo

reino es mío.’ Así que aunado a tantos otros bienes que lleva el vivir en mi

Querer, lleva el estado de seguridad, y como hace suyo lo que es mío, ¿cómo

puede temer de lo que posee? Así que el temor, la duda, el infierno, se

pierden y no encuentran la puerta, el camino, la llave para entrar en el alma,

es más, en cuanto el alma entra en el Querer Divino se desnuda de sí y Yo la

visto de Mí con vestiduras reales, y estas vestiduras le ponen el sello de que

es mi hija, de que mi reino, así como es mío es suyo, y defendiendo nuestros

derechos toma parte en juzgar y en condenar a los demás. Entonces, ¿cómo

quieres tú ir pescando temores?"

 

 

Noviembre 3, 1919

Participación de las penas del estado de víctima de Jesús.

Estaba pensando acerca de mi pobre estado, el dolor de su privación me

petrifica, pero estoy calmada y toda abandonada en mi dulce Jesús. El Cielo

me parece cerrado, la tierra desde hace mucho ni siquiera la conozco, y si no

la conozco, ¿cómo puedo esperar ayuda? Así que no tengo ni siquiera la

esperanza de esperar ayuda de personas de este pobre mundo; si no tuviera la

dulce esperanza en mi Jesús, en mi vida, en mi todo, que es mi único apoyo,

yo no sé qué cosa haría. Entonces mi siempre amable Jesús viendo que no

podía más, ha venido y poniéndome su santa mano en la frente para darme

fuerza me ha dicho:

"Pobre hija, hija de mi corazón y de mis penas, ánimo, no te abatas,

nada ha terminado para ti; más bien cuando parece que termina entonces

comienza. De todo lo que tú piensas nada es verdad, tu estado presente no

es otro que un punto del estado de víctima de mi Humanidad. ¡Oh! cuántas

veces se encontraba mi Humanidad en estas circunstancias dolorosas, Ella

estaba fundida con mi Divinidad, más aún, era una sola cosa, sin embargo

mi Divinidad, que tenía todo el poder y quería la expiación de toda la familia

humana, me hacía sentir el rechazo, el olvido, los rigores, la separación que

merecía toda la naturaleza humana. Estas penas para Mí eran las más

amargas, y por cuanto más fundido con la Divinidad, tanto más me resultaba

doloroso sentir el alejamiento; mientras estaba unido y amado, sentirme

olvidado; honrado y sentir el rechazo; santo y verme cubierto con todas las

culpas; qué contraste, qué penas, tanto, que para sufrir esto se necesitaba un

milagro de mi Omnipotencia. Ahora, mi Justicia quiere la renovación de

estas penas de mi Humanidad, pero quién podía sentirlas sino a quien había

fundido conmigo, honrado tanto de llamarla a vivir en la altura de mi

Querer, desde cuyo centro toma todas las generaciones, las une y me repara,

me ama, se sustituye a todas las criaturas, y mientras esto hace siente el

olvido, el rechazo, la separación de quien forma su misma vida. Estas son

penas que sólo tu Jesús puede calcular, pero en ciertas circunstancias me son

necesarias, tanto, que estoy obligado a esconderte más en Mí para no hacerte

sentir toda la acerbidad del dolor, y mientras te escondo, Yo repito lo que

hacía y sufría mi Humanidad, por eso cálmate, este estado terminará para

hacerte adentrar en otros pasos de mi Humanidad. Cuando sientas que no

puedes más, abandónate más en Mí y oirás a tu Jesús que ruega, sufre,

repara, y tú sígueme, Yo seré actor y tú espectadora, y cuando hayas

 

 

descansado tomarás la parte de actora y Yo seré espectador, así nos

alternaremos mutuamente."

Diciembre 6, 1919

El alma en la Divina Voluntad da a Dios el amor que no darán

las almas perdidas. Dios al crear al hombre lo dejó libre

y le dio el poder de hacer el bien que quiere.

 

No siento la fuerza de escribir mis dolorosas penas, digo sólo algunas

palabras que mi dulce Jesús me había dicho y que yo no pensaba escribir,

pero Jesús, reprochándomelo, me hizo decidir el escribirlas.

Recuerdo que una noche estaba haciendo la adoración a mi crucificado

Jesús y le decía: "Amor mío, en tu Querer encuentro todas las generaciones,

y yo a nombre de toda la familia humana te adoro, te beso, te reparo por

todos; tus llagas, tu sangre se las doy a todos, a fin de que todos encuentren

su salvación, y si las almas perdidas no pueden ya recibir el provecho de tu

santísima sangre, ni amarte, la tomo yo por ellas para hacer lo que deberían

hacer ellas, no quiero que tu Amor quede defraudado por parte de las

criaturas, por todos quiero suplir, repararte, amarte, desde el primero hasta el

último hombre." Mientras esto y otras cosas decía, mi dulce Jesús me puso

los brazos al cuello y estrechándome me dijo:

"Hija mía, eco de mi Vida, mientras tú rezabas mi Misericordia se

endulzaba y mi Justicia perdía la aspereza, y no sólo en el tiempo presente,

sino también en el tiempo futuro, porque tu oración permanecerá en acto en

mi Voluntad, y en virtud de ella mi Misericordia dulcificada correrá más

abundante y mi Justicia será menos rigorosa, y no sólo esto, sino que

escucharé las notas de amor de las almas perdidas, y mi corazón sentirá

hacia ti un amor de especial ternura, al encontrar en ti el amor que me debían

dar estas almas y derramaré en ti las gracias que tenía preparadas para ellas."

Otra vez me dijo: "Hija mía, amo tanto a la criatura, que al crear el cielo, las

estrellas, el sol y toda la naturaleza, no les dejé ninguna libertad, así que el

cielo no puede agregar una estrella más, ni quitar ninguna; ni el sol perder o

agregar una gota de luz de más; en cambio al crear al hombre lo dejé libre,

es más, lo quería junto conmigo en crear las estrellas, el sol, para embellecer

el cielo de su alma, y conforme debía hacer el bien, ejercitarse en las

virtudes, le daba el poder de formarse las estrellas, los soles más

espléndidos, y por cuanto más bien hacía, tantas más estrellas formaba, y por

cuanta más intensidad de amor y de sacrificio, más esplendor y más luz

 

 

agregaba a sus soles, y Yo, paseando junto con él en el cielo de su alma le

decía: ‘Hijo mío, por cuanto más bello quieres hacerte, tanta más

complacencia me das, es más, amo tanto tu belleza que te incito, te enseño, y

en cuanto te decides Yo corro y junto contigo renuevo la Potencia creadora y

te doy el poder de hacer el bien que quieres; te amo tanto que no te he hecho

esclavo, sino libre, pero, ¡ay, cuánto abuso de este poder que te he dado,

tienes el atrevimiento de convertirlo en tu misma ruina y en ofensa a tu

Creador!"

Diciembre 15, 1919

La Divina Voluntad fuente de bien y de santidad.

Estaba diciendo a mi siempre amable Jesús: "Ya que no quieres

decirme nada, al menos dime que me perdonas si en alguna cosa te he

ofendido." Y Él rápidamente ha respondido:

"¿De qué quieres que te perdone? Quien hace mi Voluntad y vive en

Ella ha perdido la fuente, el germen, el origen del mal, porque mi Voluntad

contiene la fuente de la santidad, el germen de todos los bienes, el origen

eterno, inmutable e inviolable, así que quien en esta fuente vive, es santa y el

mal no tiene más contacto con ella, y si en alguna cosa aparentemente

aparece el mal, el origen, el germen es santo, el mal no existe, y esto sucede

también en Mí: Cuando la Justicia me forza a castigar a las criaturas,

aparentemente parece que les hago el mal haciéndolas sufrir, y cuánto me

dicen por ello, hasta decirme injusto, pero esto no puede ser faltando en Mí

el origen, el germen del mal, es más, en esa pena que mando hay en Mí un

amor más tierno y más intenso. Sólo la voluntad humana es fuente que

contiene el germen de todos los males, y si algún bien parece que haga, ese

bien está infectado, y quien toca aquel bien quedará por él infectado y

envenenado."

Entonces yo he continuado con lo mío, esto es, sustituirme por todos

como Jesús me ha enseñado, como está explicado en anteriores escritos

míos, y mientras esto hacía me ha dicho:

"Hija mía, conforme vas repitiendo lo que te he enseñado, así me siento

herido por mi mismo Amor; cuando te lo enseñé Yo, te herí a ti con mi

eterno Amor, cuando me lo repites tú, me hieres a Mí, y aún con solo

recordar mis palabras y enseñanzas, son heridas que me das. Si me amas,

hiéreme siempre."

 

 

Diciembre 26, 1919

Vivir en la Divina Voluntad es Sacramento y

sobrepasa a todos los demás Sacramentos juntos.

Estaba pensando entre mí: "¿Cómo puede ser que el hacer la

Voluntad de Dios sobrepasa a los mismos Sacramentos?" Y Jesús

moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, ¿y por qué los Sacramentos se llaman Sacramentos?

Porque son sagrados, tienen el valor y el poder de conferir la Gracia, la

santidad; pero estos Sacramentos obran según las disposiciones de las

criaturas, tanto que muchas veces quedan hasta infructuosos, sin poder

conferir los bienes que contienen. Ahora, mi Voluntad es sagrada, es santa,

y contiene toda junta la virtud de todos los Sacramentos, y no sólo esto, sino

que no necesita trabajar para disponer al alma a recibir los bienes que

contiene mi Voluntad, porque en cuanto el alma se ha dispuesto a hacer mi

Voluntad, se ha dispuesto por sí misma a recibirlos, y mi Voluntad

encontrando todo preparado y dispuesto, aun a costa de cualquier sacrificio,

sin tardanza se comunica al alma, derrama en ella los bienes que contiene y

forma los héroes, los mártires del Divino Querer, los portentos más

inauditos; y además, qué hacen los Sacramentos sino unir al alma con Dios.

Y ¿qué cosa es hacer mi Voluntad? ¿No es acaso unir la voluntad de la

criatura con su Creador? Perderse en el Querer eterno, la nada subir al

Todo, el Todo descender en la nada; es el acto más noble, más divino, más

puro, más bello, más heroico que la criatura puede hacer. ¡Ah! sí, te lo

confirmo, te lo repito, mi Voluntad es Sacramento y sobrepasa a todos los

Sacramentos juntos, pero en modo más admirable, sin intervención de nadie,

sin ninguna materia; el Sacramento de mi Voluntad se forma entre mi

Voluntad y la del alma, las dos voluntades se anudan juntas y forman el

Sacramento. Mi Voluntad es Vida y el alma está ya dispuesta a recibir la

Vida; es Santa, y recibe la santidad; es Fuerte, y recibe la fuerza, y así de

todo lo demás. En cambio mis otros Sacramentos, cuánto deben trabajar

para disponer a las almas, si es que lo logran. Y estos canales que he dejado

a mi Iglesia, ¿cuántas veces quedan maltratados, despreciados, conculcados?

Y algunos se sirven de ellos para ensuciarse y los ponen contra de Mí para

ofenderme; ¡Ah, si tú supieras los sacrilegios enormes que se hacen en el

Sacramento de la confesión y los abusos horrendos del Sacramento de la

Eucaristía, llorarías junto conmigo por el gran dolor! ¡Ah! sí, sólo el

Sacramento de mi Voluntad puede cantar gloria y victoria, sólo él es pleno

 

 

en sus efectos y es intangible de ser ofendido por la criatura, porque para

entrar en mi Voluntad debe dejar su voluntad, sus pasiones, y sólo entonces

mi Voluntad se abaja a ella, la inviste, la funde, y de ella hace portentos. Por

eso cuando hablo de mi Voluntad hago fiesta, no la termino jamás, es plena

mi alegría, no entra amargura entre Mí y el alma. En cambio en los otros

Sacramentos mi corazón nada en el dolor, el hombre me los ha cambiado en

fuentes de amarguras, mientras que Yo se los he dado como tantas fuentes

de gracia."

Enero 1, 1920

En cada acto que el alma hace en la Divina Voluntad,

Jesús queda multiplicado como en las hostias sacramentales.

 

Continuando mi habitual estado, me parecía que mi siempre amable Jesús

salía de mi interior, y mirándolo lo veía todo bañado en lágrimas, hasta sus

vestidos, sus santísimas manos estaban cubiertas de lágrimas, ¡qué dolor!

Yo he quedado conmovida y Jesús me ha dicho:

"Hija mía, qué trastorno hará el mundo, los flagelos correrán más

dolorosos que antes, tanto que no hago más que llorar su triste suerte."

Después ha agregado: "Hija mía, mi Voluntad es como una rueda, y

quien en Ella entra queda encerrado dentro, y no encuentra abertura para

salir de Ella, y todo lo que hace queda fijado al punto eterno y desemboca en

la rueda de la eternidad. ¿Pero sabes cuáles son los vestidos del alma que

vive en mi Querer? No son de oro, sino de luz purísima, y esta vestidura de

luz le servirá como espejo para hacer ver a todo el Cielo cuantos actos ha

hecho en mi Querer, porque en cada acto que ha hecho en mi Voluntad me

ha encerrado a todo Yo, y esta vestidura estará adornada de tantos espejos, y

en cada uno se verá todo Yo mismo, así que desde donde sea mirada, por

delante, por detrás, por la derecha, por la izquierda, me verán a Mí y

multiplicado en tantos, por cuantos actos ha hecho en mi Querer. Vestidura

más bella no podría darle, será el distintivo exclusivo de las almas que viven

en mi Querer."

Yo he quedado un poco confundida al oír eso, y Él ha agregado:

"¿Cómo, dudas de esto? ¿Qué no sucede lo mismo en las hostias

sacramentales? Si hay mil hostias, mil Jesús hay, y a mil almas me doy en

comunión todo entero; si hay cien hostias, hay cien Jesús y me puedo dar en

comunión sólo a cien. Así, en cada acto hecho en mi Voluntad, el alma me

encierra dentro y Yo quedo sellado dentro de la voluntad del alma, así que

 

 

estos actos hechos en mi Querer son comuniones eternas, no sujetas como

las hostias sacramentales a consumirse las especies, y con el consumirse las

especies mi Vida Sacramental termina, en cambio en las hostias de mi

Voluntad no entra ni harina, ni ninguna otra materia, el alimento, la materia

de estas hostias de mi Voluntad es mi misma Voluntad eterna unida con la

voluntad del alma, eterna conmigo, no sujetas estas dos voluntades a

consumirse. Entonces, ¿qué de extraño tiene el que se vea tantas veces

multiplicada toda mi Persona por cuantos actos ha hecho en mi Voluntad,

mucho más que Yo he quedado sellado en ella y ella tantas veces en Mí?

Así que también en Mí quedará multiplicada tantas veces el alma por

cuantos actos ha hecho en mi Querer; son los prodigios de mi Querer, y esto

basta para quitarte cualquier duda."

Enero 9, 1920

Todas las cosas creadas llevan el Amor de Dios al hombre.

Estaba rezando y con mi pensamiento me fundía en el Querer eterno, y

poniéndome ante la Majestad Suprema decía: "Eterna Majestad, vengo a tus

pies a nombre de toda la familia humana, desde el primero hasta el último

hombre de todas las generaciones humanas, a adorarte profundamente; a tus

pies santísimos quiero sellar las adoraciones de todos; vengo a reconocerte a

nombre de todos como Creador y dominador absoluto de todo; vengo a

amarte por todos y cada uno, vengo a corresponderte en amor por todos, por

cada cosa creada en la que has puesto para nosotros tanto Amor, que la

criatura jamás podrá encontrar amor suficiente para corresponderte en amor,

pero yo en tu Querer encuentro este Amor, y queriendo que mi amor, así

como todos mis demás actos, sean plenos, completos, y por todos, por eso he

venido en tu Querer, donde todo es inmenso y eterno, y encuentro Amor

para poderte amar por todos; así pues te amo por cada estrella que has

creado, te amo por cuantas gotas de luz e intensidad de calor has puesto en el

sol." ¿Pero quién puede decir todo lo que mi pobre mente decía? Me

extendería demasiado en decirlo todo, por eso mejor pongo punto. Ahora,

mientras esto hacía, un pensamiento me ha dicho: "¿Cómo es eso, y en qué

manera Nuestro Señor ha puesto en cada cosa creada ríos de amor hacia la

criatura?" Y una luz ha respondido a mi pensamiento:

"Cierto hija mía que en cada cosa creada mi Amor se derramaba a

torrentes hacia la criatura; te lo dije antes, te lo confirmo ahora, que mientras

mi Amor increado creaba el sol, en él ponía océanos de amor, y en cada gota

 

 

de luz que debía inundar al ojo, al paso, a la mano y todo lo de la criatura,

corría mi Amor, y casi tocándole dulcemente el ojo, la mano, el paso, la

boca, le da mi beso eterno y le lleva mi Amor; junto con la luz corre el calor,

y golpeándola un poco más fuerte y casi impaciente por el amor de la

criatura, hasta asaetearla, le repito más fuerte mi ‘te amo’ eterno, y si el sol

con su luz y calor fecunda las plantas, es mi Amor que corre a la nutrición

del hombre; y si he extendido un cielo sobre la cabeza del hombre,

adornándolo de estrellas, era mi Amor que queriendo alegrar el ojo del

hombre también en la noche, le decía en cada centelleo de estrella mi ‘te

amo’, así que cada cosa creada lleva mi Amor al hombre, y si no fuera así no

tendría ninguna finalidad la Creación, y Yo no hago nada sin finalidad, todo

ha sido hecho para el hombre, pero el hombre no lo reconoce y se ha

cambiado para Mí en dolor. Por eso hija mía, si quieres mitigar mi dolor ven

frecuentemente en mi Querer, y a nombre de todos dame adoración, amor,

reconocimiento y agradecimiento por todos."

Enero 15, 1920

Quien quiere amar, reparar, sustituirse

por todos, debe hacer vida en el Querer Divino.

 

Estaba fundiéndome toda en el Divino Querer, para poderme sustituir

a todo lo que la criatura está obligada a hacer hacia la Majestad Suprema, y

mientras esto hacía he dicho entre mí: "¿Dónde podré encontrar tanto amor

para poder dar a mi dulce Jesús amor por todos?" Y Jesús en mi interior me

ha dicho:

"Hija mía, en mi Voluntad encontrarás este Amor que puede suplir al

amor de todos, porque quien entra en mi Voluntad encontrará tantas fuentes

que surgen, y por cuanto pueda tomar, jamás disminuye ni una gotita; así

que está la fuente del Amor, que impetuosa arroja sus olas, pero por cuanto

arroja, siempre brota; está la fuente de la Belleza, y por cuantas bellezas

haga salir jamás se agota, más bien hace surgir siempre nuevas y más

hermosas bellezas; está la fuente de la Sabiduría, la fuente de los contentos,

la fuente de la Bondad, de la Potencia, de la Misericordia, de la Justicia, y de

todo el resto de mis cualidades, todas brotan y una se derrama en la otra, de

manera que el Amor es bello, es sabio, es potente, etc.; de la fuente de la

Belleza sale la belleza amor, sabia, potente, y con tal poder, para tener

raptado a todo el Cielo sin cansarlos jamás. Estas fuentes brotantes forman

tal armonía, tal contento y un espectáculo tan encantador, que todos los

 

 

bienaventurados quedan dulcemente encantados y no apartan ni siquiera una

mirada para no perderse ninguno de estos contentos. Por eso es hija mía la

estrecha necesidad, para quien quiere amar, reparar, sustituirse por todos, el

hacer vida en mi Querer, donde todo brota, las cosas se multiplican por

cuantas se quieran, donde todas las cosas quedan acuñadas con el sello

divino, y este sello divino forma otras fuentes, cuyas olas impetuosas se

elevan, y se elevan tanto, que al romper inundan todo y hacen bien a todos.

Por eso siempre, siempre en mi Querer, ahí te espero, ahí te quiero."

Enero 24, 1920

Dios creó al hombre para que le hiciera compañía.

Continuando mi habitual estado, estaba uniéndome con Jesús, pidiéndole

que no me dejara sola, que viniera a hacerme compañía, y Él moviéndose en

mi interior me ha dicho:

"¡Hija mía, si supieras como deseo, suspiro, amo la compañía de la

criatura! Es tanto, que si al crear al hombre dije: ‘No es bueno que el

hombre esté solo, hagamos otra criatura que lo asemeje y le haga compañía,

a fin de que uno forme la delicia del otro.’ Estas mismas palabras, antes de

crear al hombre las dije a mi Amor: ‘No quiero estar solo, sino quiero a la

criatura en mi compañía, quiero crearla para entretenerme con ella, para

compartir con ella todos mis contentos, con su compañía me desahogaré en

el Amor.’ Por eso la hice a mi semejanza, y conforme su inteligencia piensa

en Mí, se ocupa de Mí, así hace compañía a mi Sabiduría, y mis

pensamientos haciendo compañía a los suyos nos entretenemos juntos; si su

mirada me mira a Mí y a las cosas creadas para amarme, siento la compañía

de su mirada; si la lengua reza, enseña el bien, siento la compañía de su voz;

si el corazón me ama, siento su compañía en mi Amor; y así en todo lo

demás. Pero si en cambio hace lo contrario, Yo me siento solo, como un rey

abandonado, pero, ¡ay! cuántos me dejan solo y me desconocen."

Marzo 14, 1920

El martirio del amor sobrepasa en modo

casi infinito todos los otros martirios juntos.

 

 

Mi estado es siempre más doloroso, y mientras nadaba en el mar inmenso de

las privaciones de mi dulce Jesús, de mi Vida, de mi Todo, no podía hacer

menos que lamentarme y decir algunos desatinos, y mi Jesús moviéndose en

mi interior me ha dicho suspirando:

"Hija mía, tú eres para mi corazón el martirio más duro, el dolor más

crudo, y cada vez que te veo gemir y petrificada por el dolor de mi

privación, mi martirio se hace más acerbo, y es tanto el espasmo, que me veo

obligado a suspirar y gimiendo exclamo: ‘¡Oh hombre, cuánto me cuestas!

Tú formaste el martirio a mi Humanidad, la que arrebatada de locura de

amor por ti se sometió a todas tus penas, y continúas formando el martirio de

quien arrebatada de amor por Mí y por ti se ofrece víctima ante Mí por causa

tuya.’ Así que mi martirio es continuo, es más, lo siento más a lo vivo

porque es martirio de quien me ama, y el martirio del amor sobrepasa en

modo casi infinito a todos los demás martirios juntos."

Después, acercando su boca al oído de mi corazón decía gimiendo:

"¡Hija mía, hija mía! ¡Pobre hija! Sólo tu Jesús puede comprenderte

y compadecerte, porque siento en mi corazón tu mismo martirio."

Después ha agregado: "Escucha hija mía, si el hombre con el castigo

de la guerra se hubiera humillado y entrado en sí mismo, no serían

necesarios otros castigos, pero el hombre se ha hecho más perverso, por lo

que para hacerlo entrar en sí mismo son necesarios castigos más terribles

que la guerra misma, y vendrán, por eso la Justicia va formando vacíos, y si

supieras qué vacío se va formando en mi Justicia con el no venir a ti,

temblarías por ello, porque si Yo viniera a ti harías tuya mi Justicia, y

tomando sobre ti las penas llenarías los vacíos que el hombre hace con el

pecado, ¿no lo has hecho por tantos años? Pero ahora la obstinación del

hombre lo vuelve indigno de este gran bien, y por esto te privo

frecuentemente de Mí, y viéndote martirizada por causa mía, es tanto mi

dolor que deliro, gimo, suspiro, y estoy obligado a esconderte mis gemidos,

sin ni siquiera poderlos desahogar contigo para no darte más penas."

Marzo 19, 1920

Vivir en la Divina Voluntad es vivir a nombre de todos.

Estaba lamentándome con mi siempre amable Jesús diciéndole: "¡Cómo has

cambiado! ¿Será posible que ni siquiera el sufrimiento sea ya para mí?

Todos sufren, sólo yo no soy digna de sufrir; es verdad que supero a todos

en maldad, pero Tú ten piedad de mí y no me niegues al menos las migajas

 

 

del sufrir que tan abundantemente no niegas a ninguno. Amor mío, cómo es

terrible mi estado, ten piedad de mí, ten piedad." Mientras esto decía, mi

dulce Jesús se ha movido en mi interior diciéndome:

"¡Ah hija mía, cálmate, de otra manera me haces mal, abres heridas

más profundas en mi corazón! ¿Me quieres tú tal vez superar? También Yo

habría querido encerrar en Mí todas las penas de las criaturas, era tanto el

amor hacia ellas, que habría querido que ninguna pena las tocara, pero esto

no lo pude obtener, debí someterme a la Sabiduría y a la Justicia del Padre,

que mientras me permitía satisfacer en gran parte a las penas de las criaturas,

no quiso mi satisfacción por todas las penas, y esto por decoro y por

equilibrio de su Justicia. Mi Humanidad habría querido sufrir tanto, para

poder poner término al infierno, al purgatorio y a todos los castigos, pero la

Divinidad no quiso y la Justicia dijo a mi Amor: ‘Tú has querido el derecho

del Amor, y te ha sido concedido, Yo quiero los derechos de la Justicia.’ Yo

me resigné a la Sabiduría de mi Padre, la vi justa, pero mi gimiente

Humanidad sentía la pena por las penas que tocaban a las criaturas. Ahora al

oír tus lamentos por no poder sufrir, escucho el eco de mis lamentos y corro

a sostener tu corazón para darte fuerza, sabiendo cómo es dura esta pena.

Pero debes saber que ésta es una pena también de tu Jesús."

Yo me resigné por amor de Jesús también a no sufrir, pero el dolor de

mi corazón era acerbísimo, y en mi mente se acumulaban muchas cosas,

especialmente sobre lo que me había dicho acerca del Querer Divino, me

parecía no ver en mí los efectos de su palabra, y Jesús benignamente ha

agregado:

"Hija mía, cuando Yo te pregunté si tú consentías en querer hacer vida

en mi Querer, y tú aceptaste diciendo: ‘Digo sí no en mi querer sino en el

tuyo, a fin de que el mío tenga todo el poder y el valor de un sí de un Querer

Divino.’ Aquel sí existe y existirá siempre, como existirá mi Querer, así que

tu vida terminó, tu voluntad no tiene más razón de vivir, por eso te dije que

estando en mi Voluntad todas las criaturas, a nombre de toda la familia

humana vienes a deponer en modo divino, a los pies de mi trono, en tu

mente los pensamientos de todos, para darme la gloria de cada pensamiento;

en tu mirada, en tu palabra, en tu acción, en el alimento que tomas, aun en el

sueño, lo de todos; así que tu vida debe abrazar todo, por eso ves que cuando

algunas veces, oprimida por el peso de mi privación, alguna cosa de lo que

haces se te escapa y no unes a toda la familia humana junta, Yo te reclamo, y

si no me pones atención, afligido te digo: ‘Si no quieres seguirme, Yo lo

hago por Mí mismo.’ La vida en mi Voluntad es vivir sin vida propia, sin

reflexiones personales, sino que es la vida que abraza todas las vidas juntas;

sé atenta en esto, y no temas."

 

 

Marzo 23, 1920

El alma quiere ocultarse, pero Jesús la quiere como luz.

Estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Quisiera esconderme tanto, de

desaparecer de todos y que todos se olvidaran de mí, como si no existiera

más en la tierra. Cómo me pesa el tener que tratar con personas, siento toda

la necesidad de un profundo silencio." Y Él, moviéndose en mi interior me

ha dicho:

"Tú quieres esconderte, y Yo te quiero como candelero que debe dar

luz, y este candelero será encendido por los reflejos de mi luz eterna; así que

si tú quieres esconderte, no te escondes tú, sino a Mí, a mi luz, a mi palabra."

Después de esto continuaba rezando, y no sé cómo me he encontrado

fuera de mí misma junto con Jesús; yo era pequeña y Jesús era grande, y Él

me ha dicho:

"Hija mía, hazte grande, de modo que me iguales; quiero que tus

brazos lleguen a los míos, tu boca a la mía."

Yo no sabía cómo hacer porque era demasiado pequeña, y Jesús ha

puesto sus manos en las mías y me ha repetido: "Hazte grande, hazte

grande." Yo lo he intentado y me sentía como suavizada, que si quería

hacerme más grande, me agrandaba, y si no, permanecía pequeña; entonces

con facilidad me he hecho grande y he apoyado mi cabeza en un hombro de

Jesús, y continuaba teniendo sus manos en las mías. Al contacto con sus

santísimas manos me he recordado de las llagas de Jesús y le he dicho:

"Amor mío, quieres que te iguale, ¿y por qué no me das tus dolores?

Dámelos, no me los niegues." Jesús me ha mirado y me ha estrechado fuerte

a su corazón, como si me quisiera decir muchas cosas, y ha desaparecido, y

yo me he encontrado en mi misma.

Abril 3, 1920

Toda la Voluntad de Dios al crear al hombre fue que en todo

hiciera su Voluntad, para poder desarrollar en él su Vida.

Continuando mi pobre estado, oía a mi amable Jesús en mi interior que se

unía a rezar junto conmigo y después me ha dicho:

 

 

"Hija mía, toda mi Voluntad al crear al hombre fue que en todo hiciera

mi Voluntad, y conforme iba poco a poco haciendo esta mi Voluntad, así

venía a completar mi Vida en él, de modo que después de repetidos actos

hechos en mi Voluntad, formando mi Vida en él, Yo venía a él, y

encontrándolo semejante a Mí, el Sol de mi Vida, encontrando al Sol de mi

Vida que se había formado en el alma, lo habría absorbido en Mí, y

transformándose juntos, como dos Soles en uno, lo llevara a las delicias del

Cielo. Ahora, la criatura con no hacer mi Voluntad, o bien con hacerla ahora

y ahora no, mi Vida queda interrumpida con la vida humana, y la Vida

Divina no puede completarse, con los actos humanos viene oscurecida, no

recibe alimento abundante como para dar un desarrollo suficiente para poder

formar una vida; por eso el alma está en continua oposición a la finalidad de

la Creación, pero, ¡ay! cuántos hay que con vivir la vida del pecado, de las

pasiones, forman en ellos la vida diabólica."

Abril 15, 1920

Causa de las penas de Jesús: "El amor a las almas."

Estaba lamentándome con mi dulce Jesús de mi estado doloroso diciéndole:

"Dime, Amor mío, ¿dónde estás? ¿Qué camino tomaste al irte, para poderte

seguir? Hazme ver las huellas de tus pasos, y así paso a paso con certeza

podré encontrarte. ¡Ah! Jesús, sin Ti no puedo más, pero si bien estás

lejano, yo te envío mis besos: Beso la mano que no me abraza más, beso esa

boca que no me habla más, beso ese rostro que ya no veo más, beso esos

pies que no se encaminan más hacia mí, sino se dirigen a otras partes. ¡Ah,

Jesús, cómo es triste mi estado, que final tan cruel me esperaba!" Mientras

esto y otros desatinos decía, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior y me

ha dicho:

"Hija mía, cálmate, para quien vive en mi Querer todos los puntos son

caminos seguros para encontrarme, mi Voluntad llena todo, cualquier

camino que tome no hay temor de que no pueda encontrarme. ¡Ah, hija mía,

tu estado doloroso lo siento en mi corazón, siento repetirme la corriente del

dolor que corría entre Mí y mi Mamá, Ella era crucificada por mis penas, Yo

era crucificado por las suyas, pero la causa de todo, ¿quién era? El amor de

las almas. Por amor de ellas mi querida Mamá toleraba todas mis penas, y

hasta mi muerte, y Yo por amor de las almas toleraba todas sus penas, hasta

privarla de Mí. ¡Oh! cuánto costó a mi Amor y a su amor materno el privar

de Mí a mi inseparable Mamá, pero el amor por las almas triunfó sobre todo.

 

 

Ahora, tu estado de víctima al que te sometiste fue por el amor a las almas, y

tú aceptaste por amor a ellas todas las penas que se han desarrollado en tu

vida, la causa han sido las almas y los tristes tiempos que corren. Por eso la

Justicia Divina me impide estarme a lo familiar contigo, para hacer correr

tiempos más propicios en lugar de tan terribles, y tenerte en la tierra. Son las

almas, si no fuera por el amor a ellas tu exilio habría ya terminado y tú no

tendrías el dolor de verte privada de Mí, ni Yo tendría el dolor de verte tan

deshecha por mi privación. Por eso, paciencia, y haz que también en ti

triunfe, hasta lo último, el amor por las almas."

Mayo 1, 1920

La santidad para quien vive en el Querer

Divino, es el Gloria Patri continuado.

 

Mi miseria se hace sentir más y en mi interior decía: "Mi Jesús, ¿qué vida es

la mía?" Y Él sin darme tiempo de decir otra cosa, súbito ha respondido:

"Hija mía, para quien vive en mi Querer, su santidad tiene un solo

punto, es el Gloria Patri continuado, con la secuencia del sicut erat in

principio et nunc et semper et in saecula saeculorum. No hay cosa en la cual

no dé gloria a Dios, gloria del todo completa, siempre estable, siempre igual,

siempre reina, sin jamás cambiarse. Esta santidad no está sujeta a

retrocesos, a pérdidas, es siempre reinar, así que su fondo es el Gloria Patri,

su prerrogativa es el sicut erat in principio, etc."

Continuando a lamentarme por sus privaciones y por la ausencia del

sufrir, mientras que a los demás lo da abundantemente, mi siempre amable

Jesús ha salido de dentro de mi interior y apoyando su cabeza en mi hombro,

todo afligido me ha dicho:

"Hija mía, quien vive en mi Voluntad vive en lo alto, y quien vive en

lo alto puede mirar con más claridad en lo bajo, y debe tomar parte en las

decisiones, en las aflicciones y en todo lo que conviene a las personas que

viven en lo alto. ¿No ves tú en el mundo algunas veces, padre y madre y en

ocasiones también a un hijo más grande que es capaz de tomar parte en las

decisiones, en los dolores de los padres, que mientras estos están bajo el

peso de penas dolorosas, de incertidumbres, de intrigas, de pérdidas, los

otros hijos pequeños no saben nada de eso, es más, los hacen jugar y hacer la

vida ordinaria de familia no queriendo amargar aquellas tiernas vidas sin una

finalidad útil para ellos ni para los padres? Así sucede en el orden de la

Gracia, quien es pequeño y aun en estado de crecimiento, vive en lo bajo y

 

 

por lo tanto le son necesarias las purgas, los medios necesarios para hacerlo

crecer en la santidad; sería como los pequeños de la familia, a los que querer

hablarles de intrigas, de penas, sería aturdirlos sin que comprendieran nada;

pero quien vive en mi Querer, viviendo en lo alto, debe sustituirse a las

penas de quien vive en lo bajo, debe ver los peligros de éstos, ayudarlos,

tomar serias decisiones que a veces hacen temblar, mientras que los

pequeños están tranquilos. Por eso, cálmate, y en mi Querer haremos vida

en común, y junto conmigo tomarás parte en los dolores de la familia

humana, vigilarás sobre las grandes tempestades que surgirán, y mientras

ellos en el peligro juegan, tú, junto conmigo llorarás su desventura."

Mayo 15, 1920

La Divina Voluntad forma en el alma la crucifixión completa.

Me lamentaba con mi dulce Jesús diciéndole: "¿Dónde están tus promesas?

No más cruz, no más semejanza contigo, todo se ha esfumado y no me

queda más que llorar mi doloroso fin." Y Jesús, moviéndose me ha dicho en

mi interior:

"Hija mía, mi crucifixión fue completa, ¿y sabes por qué? Porque fue

hecha en la Voluntad eterna de mi Padre. En esta Voluntad la cruz se hizo

tan larga y tan ancha, de abrazar todos los siglos, para penetrar en cada

corazón presente, pasado y futuro, de modo que quedaba crucificado en cada

corazón de criatura. Esta Divina Voluntad ponía clavos a todo mi interior, a

mis deseos, a los afectos, a mis latidos; puedo decir que no tenía vida propia,

sino la Vida de la Voluntad eterna, que encerraba en Mí a todas las criaturas

y quería que respondiera por todo. Jamás mi crucifixión podía ser completa

y tan extendida para abrazar a todos, si el Querer eterno no fuera el actor.

También en ti quiero que la crucifixión sea completa y extendida a todos.

He aquí el por qué de las continuas llamadas que te hago en mi Querer, son

las incitaciones para llevar ante la Majestad Suprema a toda la familia

humana, y a nombre de todos hacer los actos que ellos no hacen. El olvido

de ti, la falta de reflexiones personales, no son otra cosa que clavos que pone

mi Voluntad; mi Voluntad no sabe hacer cosas incompletas o pequeñas, y

haciéndose corona en torno al alma, la quiere en Sí, y extendiéndola en todo

el ámbito de su Querer eterno, pone el sello de su cumplimiento. Mi Querer

vacía todo lo humano del interior de la criatura y pone todo lo divino, y para

estar más seguro va sellando todo el interior con tantos clavos por cuantos

actos humanos pueden tener vida en la criatura, sustituyéndolos con otros

 

 

tantos actos divinos, y así forma la verdadera crucifixión, no por un tiempo,

sino por toda la vida."

Mayo 24, 1920

Los actos hechos en la Divina Voluntad serán los defensores del trono

divino, no sólo en el tiempo presente, sino hasta el fin de los siglos.

Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús me ha dicho:

"Hija mía, los actos hechos en mi Voluntad pierden lo humano, y

fundiéndose con mis actos divinos se elevan hasta el Cielo, circulan en

todos, abrazan todos los siglos, todos los puntos y todas las criaturas, y como

quedan fijos en mi Querer, en cada ofensa que las criaturas me hacen, no

sólo en el tiempo presente sino hasta el fin de los siglos, estos actos son y

serán los defensores de mi trono, y elevándose en mi defensa harán las

reparaciones opuestas a las ofensas que las criaturas harán. Los actos hechos

en mi Querer tienen virtud de multiplicarse según las necesidades y las

circunstancias que mi gloria requiere. ¿Cuál será la felicidad del alma

cuando se encuentre ya acá en el Cielo, y vea sus actos hechos en mi Querer

como defensores de mi trono, que teniendo un eco continuo de reparación

rechazarán el eco de las ofensas que viene de la tierra? Por eso, para el alma

que vive en mi Querer en la tierra, su gloria en el Cielo será diferente de la

de los demás bienaventurados; éstos tomarán de Mí todos los contentos, pero

aquéllas no sólo los tomarán de Mí, sino que tendrán sus pequeños ríos en

mi mismo mar, porque viviendo en mi Querer se los han formado ellas

mismas en la tierra en mi mar; este pequeño río de felicidad y de contentos

es justo que lo tengamos en el Cielo. Cómo son bellos estos ríos en mi mar,

ellos se vierten en Mí y Yo en ellos, serán una vista encantadora ante la que

todos los bienaventurados quedarán sorprendidos."

Mayo 28, 1920

Los actos hechos en la Divina Voluntad entran en el ámbito de la

eternidad y tienen supremacía sobre todos los actos humanos.

Estaba ofreciéndome en el santo sacrificio de la misa junto con Jesús, a fin

de que también yo pudiera sufrir su misma consagración, y Él, moviéndose

en mi interior me ha dicho:

 

 

"Hija mía, entra en mi Voluntad a fin de que pueda encontrarte en

todas las hostias, no sólo presentes sino también futuras, y así junto conmigo

sufrirás tantas consagraciones por cuantas sufro Yo. En cada hostia Yo

pongo una Vida mía, y por correspondencia quiero otra, pero, ¡cuántos no

me la dan! Otros me reciben, Yo me doy a ellos, y ellos no se dan a Mí, y

mi Amor queda doliente, obstaculizado y sofocado, sin correspondencia; por

eso ven en mi Voluntad a sufrir todas las consagraciones que sufro Yo, y así

encontraré en cada hostia la correspondencia de tu vida, y no sólo mientras

estés en la tierra, sino también cuando estés en el Cielo, porque habiéndote

tú consagrado anticipadamente mientras estás en la tierra en mi Voluntad, al

ir sufriendo Yo las consagraciones, hasta la última, así también las sufrirás

tú, y Yo encontraré hasta en el último de los días la correspondencia de tu

vida."

Después ha agregado: "Los actos hechos en mi Voluntad son siempre

los que tienen la primacía sobre todos y tienen la supremacía sobre todo,

porque habiendo siendo hechos en mi Voluntad entran en el ámbito de la

eternidad, y tomando ahí los primeros puestos dejan atrás a todos los actos

humanos, corriendo siempre ellos adelante, en nada influye que hayan sido

hechos antes o después, si en una época o en otra, si pequeños o grandes,

basta que hayan sido hechos en mi Voluntad para que estén siempre entre los

primeros y corran adelante de todos los actos humanos. Una semejanza es el

aceite puesto junto con otros comestibles, aunque éstos fueran de más valor,

o de oro o de plata, o alimentos de mayor sustancia, todos quedan por

debajo, y el aceite permanece encima, jamás queda por abajo; y aunque

fuera una mínima cantidad, con su espejito de luz parece que dice: ‘Yo

estoy aquí para ser primero sobre todo, no me hago común con las otras

cosas ni me mezclo con ellas.’ Así los actos hechos en mi Querer, como son

hechos en mi Voluntad se vuelven luz, pero luz atada, fundida con la luz

eterna, por eso no se mezclan con los actos humanos, más bien tienen la

virtud de hacer cambiar los actos humanos en divinos, por eso todo dejan

atrás y son los primeros entre todos."

Junio 2, 1920

Jesús sintió la pena de la separación

que el hombre había causado con el pecado.

 

Continuando mi habitual estado y recogiéndome en la oración, veía un

abismo en mí, donde no podía descubrir el fondo, y en medio de este abismo

 

 

de profundidad y anchura, a mi dulce Jesús afligido y taciturno. Yo no sabía

comprender cómo lo veía en mí y a la vez me sentía lejana de Él, como si no

estuviera para mí. Mi corazón quedaba torturado por ello y sentía el

desgarro de una muerte cruel, y esto no una vez, sino cada vez que me

encuentro en este abismo como separada de mi Todo, de mi Vida. Ahora,

mientras mi corazón goteaba sangre, mi siempre amable Jesús saliendo de

este abismo me ha rodeado el cuello con sus brazos, poniéndose tras de mis

espaldas y me ha dicho:

"Querida hija mía, tú eres mi verdadero retrato, ¡oh! cuántas veces mi

gimiente Humanidad se encontraba en estas torturas, Ella estaba fundida con

la Divinidad, más bien eran una sola cosa, y mientras eran una sola cosa Yo

sentía el desgarro del abismo, de la separación de la Divinidad, que mientras

me envolvía dentro y fuera, fundido con Ella, me sentía lejano. Mi pobre

Humanidad debía pagar la pena y la separación que con el pecado la

humanidad prevaricadora había causado, y para volverla a unir a la

Divinidad, debía sufrir toda la pena de su separación, pero cada instante de

separación era para Mí una muerte despiadada.

He aquí la causa de tus penas y del abismo que tú ves, es mi semejanza;

también en estos tiempos desventurados, la humanidad corre como en

precipitada fuga lejos de Mí, y tú debes sentir la pena de su separación para

poderla unirla nuevamente a Mí. Es verdad que tu estado es demasiado

doloroso, pero es siempre una pena de tu Jesús, y Yo para darte fuerza te

tendré estrechada desde atrás de tus espaldas, porque mientras te tengo más

segura, doy más intensidad a tu pena, porque si me tuvieras delante, con sólo

ver mis brazos junto a ti, la pena disminuiría y mi semejanza en ti se

formaría más tarde."

Junio 10, 1920

La Humanidad de Nuestro Señor vivía entre el Cielo y la

la tierra. Para quien vive en el Divino Querer, lo que

Él hace lo debe hacer el alma.

 

Me sentía sola y muy afligida, sin apoyo de nadie, y mi dulce Jesús me

ha estrechado entre sus brazos, elevándome en el aire y me ha dicho:

"Hija mía, mi Humanidad cuando vivía sobre la tierra, vivía a medio

aire, entre el Cielo y la tierra, teniendo toda la tierra debajo y todo el Cielo

sobre de Mí, y viviendo de este modo Yo buscaba atraer a toda la tierra en

Mí, y a todo el Cielo, y hacer de ellos una sola cosa. Si Yo hubiera querido

 

 

vivir a ras de tierra no habría podido atraer todo en Mí, a lo más algún punto.

Es cierto que el vivir a medio aire me costó mucho, no tenía ni dónde

apoyarme ni en quién apoyarme, y sólo las cosas de estrecha necesidad eran

dadas a mi Humanidad, por lo demás estaba siempre solo y sin ningún

consuelo, pero esto era necesario, primero por la nobleza de mi persona a la

que no convenía vivir en lo bajo, con apoyos humanos viles e inconstantes;

segundo, por el gran oficio de la Redención, que debía tener la supremacía

sobre todo, por lo tanto me convenía vivir en lo alto, sobre todos.

Ahora, a quien llamo a mi semejanza la pongo en las mismas

condiciones en las que puse a mi Humanidad, por eso tu apoyo soy Yo, mis

brazos son tu sostén, y haciéndote vivir en mis brazos a medio aire, te

pueden llegar sólo las cosas de extrema necesidad. Para quien vive en mi

Querer, desapegada de todos, dedicada toda a Mí, todo lo que no es de

extrema necesidad son cosas viles y un degradarse de su nobleza, y si le

vienen dados los apoyos humanos, siente el mal olor de lo humano y ella

misma los aleja."

Después ha agregado: "Conforme el alma entra en mi Querer, su

querer queda atado con mi Querer eterno, y a pesar de que ella no piense en

esto, habiendo quedado atado su querer al mío, lo que hace mi Querer hace

el suyo y corre junto conmigo para bien de todos."

Junio 22, 1920

La santidad de la Humanidad de Jesús fue el pleno desinterés.

Estaba según mi costumbre llevando a mi dulce Jesús a toda la familia

humana, rezando, reparando, sustituyéndome a nombre de todos por lo que

cada uno está en deber de hacer, pero mientras esto hacía un pensamiento

me ha dicho: "Piensa y ruega por ti misma, ¿no ves a qué estado tan penoso

te has reducido?" Y casi me disponía a hacerlo, pero mi Jesús moviéndose

en mi interior y atrayéndome hacia Él me ha dicho:

"Hija mía, ¿por qué quieres apartarte de mi semejanza? Yo jamás

pensé en Mí mismo, la santidad de mi Humanidad fue el completo

desinterés, nada hice para Mí, sino que todo lo sufrí y lo hice para las

criaturas. Mi Amor puede decirse verdadero porque estuvo sellado por mi

propio desinterés, donde está el interés no se puede decir que hay una fuente

de verdad; el alma con el desinterés propio se pone delante de todos, y

mientras se pone delante, el mar de mi Gracia la toma por detrás,

inundándola, de manera que la hace quedar toda sumergida en él sin que ni

 

 

siquiera ella lo advierta; en cambio quien piensa en sí misma es la última, y

el mar de mi Gracia le queda adelante y ella debe a fuerza de brazo surcar el

mar, si es que lo logra, porque el pensamiento de sí misma le creará tantos

obstáculos que le infundirá temor de arrojarse en mi mar y estará en peligro

de quedarse en la orilla."

Septiembre 2, 1920

Martirio de amor y de dolor de Jesús por

la falta de la compañía de la criatura.

Vivo casi en continuas privaciones, a lo más mi dulce Jesús se hace ver, y

como relámpago me huye. ¡Ah, sólo Jesús conoce el martirio de mi pobre

corazón! Ahora, estaba pensando en el amor con el que tanto ha sufrido por

nosotros, y mi siempre amable Jesús me ha dicho:

"Hija mía, mi primer martirio fue el amor, y el amor me parió mi

segundo martirio, el dolor. Cada pena era precedida por mares inmensos de

amor, pero cuando mi Amor se vio solo, abandonado por la mayor parte de

las criaturas, Yo deliraba, enloquecía, y no encontrando a quién darse, se

concentraba en Mí, ahogándome y dándome tales penas, que todas las demás

penas me parecían refrigerios en comparación de éstas. ¡Ah! si tuviera

compañía en el amor me sentiría feliz, porque todas las cosas con la

compañía adquieren la felicidad, se difunden, se multiplican; el Amor junto

a otro amor es feliz, aunque fuera un pequeño amor, porque encuentra a

quién darse, a quién hacerse conocer, a quién poder dar vida con su mismo

Amor; pero junto a quien no lo ama, a quien lo desprecia, a quien no se

ocupa de él, es muy infeliz, porque no encuentra el camino para comunicarse

y para darle vida. La belleza, junto a la fealdad se siente deshonrada y

parece que se rechazan mutuamente, porque la belleza odia a la fealdad, y la

fealdad se siente más fea junto a la belleza, pero la belleza junto a otra

belleza es feliz, y recíprocamente se comunican su belleza, y así de todas las

demás cosas. ¿Para qué le sirve al maestro ser docto, haber estudiado tanto,

si no encuentra un alumno a quién enseñar? ¡Oh! cómo es infeliz al no

encontrar a quién enseñar tanta doctrina; ¿para qué le sirve al médico haber

comprendido el arte de la medicina, si ningún enfermo lo llama para hacer

conocer su valor? ¿Para qué le sirve al rico ser rico, si nadie le está junto, y

estando solo, a pesar de sus riquezas, no encontrando el camino para

hacerlas conocer y comunicarlas, tal vez se muera de hambre? Únicamente

la compañía es lo que hace feliz a todos, lo que hace desarrollar el bien y lo

 

 

hace crecer; el aislamiento hace infeliz y esteriliza todo. ¡Ah hija mía, cómo

mi Amor sufre este aislamiento! Y los pocos que me hacen compañía

forman mi refrigerio y mi felicidad!"

Septiembre 21, 1920

Los actos hechos en la Divina Voluntad quedan confirmados en Ella.

Estaba haciendo mis actos en el Querer Santísimo de mi Jesús y Él,

moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, a medida que el alma hace sus actos en mi Voluntad, así

queda su acto confirmado en mi Voluntad; es decir, si reza en mi Voluntad,

quedando confirmada en mi Voluntad recibe la vida de la oración, de manera

que no tendrá más necesidad de esforzarse para rezar, sino sentirá en sí la

actitud espontánea en el rezar, porque quedando confirmada en mi Voluntad,

sentirá en sí misma la fuente de la vida de la oración, que así como un ojo

sano no hace esfuerzo para ver, sino naturalmente ve los objetos, se alegra y

goza porque contiene la vida de la luz en el ojo, pero un ojo enfermo,

cuántos esfuerzos, cómo sufre al ver; así si sufre en mi Voluntad, si obra,

sentirá en sí la vida de la paciencia, la vida del obrar santamente. Así que

conforme quedan confirmados sus actos en mi Voluntad, pierden las

debilidades, las miserias y lo humano, y quedan sustituidos por fuentes de

Vida Divina."

Septiembre 25, 1920

La verdad es luz. Semejanza con el sol.

Encontrándome en mi habitual estado, veía a mi siempre amable Jesús como

si pusiera en mi interior un globo de luz y después me ha dicho:

"Hija mía, mi verdad es luz, y al comunicarla a las almas, siendo ellas

seres limitados, les comunico mis verdades con luz limitada, pues no son

capaces de recibir la luz inmensa; sucede como al sol, que mientras en lo

alto del cielo se ve un globo de luz limitado, circunscrito, la luz que expande

inviste toda la tierra, la calienta, la fecunda, así que al hombre le resulta

imposible numerar las plantas fecundadas, las tierras iluminadas y

calentadas por el sol, mientras que en lo alto de los cielos, con una sola

mirada a lo alto del cielo lo ve completo, pero no puede ver hasta dónde va a

 

 

terminar la luz, ni el bien que hace. Así sucede a los soles de las verdades

que comunico a las almas, dentro de ellas parecen limitadas, pero cuando

estas verdades salen fuera, ¿cuántos corazones no tocan? ¿Cuántas mentes

no iluminan? ¿Cuántos bienes no hacen? Por eso has visto que he puesto en

ti un globo de luz, son mis verdades que te comunico, sé atenta en recibirlas,

más atenta en comunicarlas, para dar curso a la luz de mis verdades."

Después he vuelto a la oración y me he encontrado en brazos de mi

Mamá Celestial, que estrechándome a su seno me acariciaba, pero después,

no sé cómo lo he olvidado, y me estaba lamentado de que todos me habían

dejado, y Jesús pasando por delante me ha dicho:

"Poco antes ha venido mi Mamá que con mucho amor te ha estrechado

entre sus brazos, (pero mientras lo decía, lo he recordado). Así sucede

conmigo, cuántas veces vengo y tu lo olvidas; ¿podría tal vez estar sin venir?

Más bien hago como la mamá cuando su bebita duerme, la besa, la acaricia,

pero la bebita no se da cuenta, y cuando se despierta se lamenta de que la

mamá no la besa ni la ama, así haces tú."

Viva Jesús, artífice de amorosas estratagemas.

Octubre 12, 1920

La ayuda de quien vive en el Divino Querer

es Jesús, y debe hacerse ayuda de los demás.

Me sentía muy oprimida y sola, sin ni siquiera la esperanza de tener una

palabra de ayuda, de seguridad, y aunque sean personas santas, me parece

que si vienen a mí, quieren ayuda, consuelo, quitarse dudas, pero para mí

nada. Entonces, mientras me sentía en este estado, mi siempre amable Jesús

me ha dicho:

"Hija mía, quien vive en mi Querer es puesto en mis mismas

condiciones. Supón que Yo pudiera tener necesidad de las criaturas, lo que

no puede ser; las criaturas no son capaces de poder ayudar al Creador, sería

como si el sol quisiera pedir luz y calor a las otras cosas creadas, ¿qué dirían

éstas? Se espantarían y confundidas le dirían: ‘¿Cómo, tú pides luz y calor

de nosotras, tú que con tu luz llenas el mundo y con tu calor fecundas toda la

tierra?’ Nuestra luz desaparece ante ti, más bien tú danos luz y calor. Así

sucede a quien vive en mi Querer, poniéndose en mis condiciones y estando

en ella el Sol de mi Querer, es ella la que debe dar luz, calor, es ella la que

debe ayudar, dar seguridad y consolar; así que tu ayuda soy Yo sólo, y tú

desde dentro de mi Querer ayudarás a los demás."

 

 

Noviembre 15, 1920

El bien continuo hace que el alma se

sienta transportada a obrar el bien.

Mi estado es siempre más doloroso, sólo el Santísimo Querer es mi única

ayuda; entonces, encontrándome con mi dulce Jesús me ha dicho:

"Hija mía, cada obra hecha para Mí, pensamiento, palabra, oración,

sufrimiento, y aun un simple recordarse de Mí, son tantas cadenas que el

alma va formando para atarme y para atarse a Mí, y estas cadenas tienen

virtud de que sin violentar la libertad humana, le suministran dulcemente la

cadena de la perseverancia, haciendo que se forme el último eslabón y el

último paso para hacerla tomar posesión de la gloria inmortal, porque el bien

continuo tiene tal virtud, tal atracción sobre el alma, que sin que nadie la

obligue o la violente, voluntariamente ella se siente transportada a obrar el

bien."

Noviembre 28, 1920

Cuando Jesús quiere dar, pide. Efectos de la bendición de Jesús.

Estaba pensando cuando mi Jesús, para dar principio a su dolorosa Pasión

quiso ir con su Mamá a pedirle su bendición, y el bendito Jesús me ha dicho:

"Hija mía, cuántas cosas dice este misterio, Yo quise ir a pedir la

bendición a mi amada Mamá para darle ocasión de que también Ella me la

pidiera a Mí. Eran demasiados los dolores que debía soportar, y era justo

que mi bendición la reforzara. Es mi costumbre que cuando quiero dar,

pido, mi Mamá me comprendió inmediatamente, tan es verdad, que no me

bendijo sino hasta que me pidió mi bendición, y después de haber sido

bendecida por Mí, me bendijo Ella. Pero esto no es todo, para crear el

universo pronuncié un Fiat, y con ese solo Fiat reordené y embellecí cielo y

tierra. Al crear al hombre, mi aliento omnipotente le infundió la vida. Al

dar principio a mi Pasión, quise con mi palabra creadora y omnipotente

bendecir a mi Mamá, pero no era sólo a Ella a quien bendecía, en mi Mamá

veía a todas las criaturas, era Ella quien tenía el primado sobre todo, y en

Ella bendecía a todas y a cada una, es más, bendecía cada pensamiento,

palabra, acto, etc., bendecía cada cosa que debía servir a la criatura, al igual

 

 

que cuando mi Fiat Omnipotente creó el sol, y este sol sin disminuir ni en su

luz ni en su calor continúa su carrera para todos y para cada uno de los

mortales, así mi palabra creadora, bendiciendo quedaba en acto de bendecir

siempre, siempre, sin cesar nunca de bendecir, como jamás cesará de dar su

luz el sol a todas las criaturas. Pero esto no es todo aún, con mi bendición

quise renovar el valor de la Creación, quise llamar a mi Padre Celestial a

bendecir para comunicar a la criatura la Potencia, quise bendecirla a nombre

mío y del Espíritu Santo para comunicarle la Sabiduría y el Amor, y así

renovar la memoria, la inteligencia y la voluntad de la criatura,

restableciéndola como soberana de todo. Debes saber que al dar, quiero, y

mi amada Mamá comprendió y súbito me bendijo, no sólo por Ella sino a

nombre de todos. ¡Oh! si todos pudieran ver esta mi bendición, la sentirían

en el agua que beben, en el fuego que los calienta, en el alimento que toman,

en el dolor que los aflige, en los gemidos de la oración, en los

remordimientos de la culpa, en el abandono de las criaturas, en todo

escucharían mi palabra creadora que les dice, pero desafortunadamente no

escuchada: ‘Te bendigo en el nombre del Padre, de Mí, Hijo, y del Espíritu

Santo, te bendigo para ayudarte, te bendigo para defenderte, para perdonarte,

para consolarte, te bendigo para hacerte santo.’ Y la criatura haría eco a mis

bendiciones, bendiciéndome también ella en todo.

Estos son los efectos de mi bendición, de la cual mi Iglesia enseñada

por Mí, me hace eco, y en casi todas las circunstancias, en la administración

de los Sacramentos y en otras ocasiones da su bendición."

Diciembre 18, 1920

Correspondencia de amor y de agradecimiento

por todo lo que Dios obró en la Mamá Celestial.

Estaba muy afligida sin mi Jesús y mientras rezaba lo he oído cerca que me

decía:

"¡Ah! hija mía, las cosas empeoran, cual torbellino entrará para

trastornar todo, reinará por cuanto dura un torbellino, y terminará como

termina un torbellino. Al gobierno italiano le falta la tierra bajo los pies y no

sabe dónde irá a parar. ¡Justicia de Dios!"

Después de esto me he sentido fuera de mí misma y me he encontrado

junto con mi dulce Jesús, pero tan estrechada con Él y Él conmigo, que casi

no podía ver su Divina Persona y no sé cómo le he dicho: "Mi dulce Jesús,

mientras estoy estrechada a Ti quiero testimoniarte mi amor, mi

 

 

agradecimiento y todo lo que la criatura está en deber de hacer por haber Tú

creado a nuestra Reina Mamá Inmaculada, la más bella, la más santa, y un

portento de Gracia, enriqueciéndola con todos los dones y haciéndola

nuestra Madre, y esto lo hago a nombre de las criaturas pasadas, presentes y

futuras; quiero tomar cada acto de criatura, palabra, pensamiento, latido,

paso, y en cada uno de ellos decirte que te amo, te agradezco, te bendigo, te

adoro por todo lo que has hecho a mi y tu Celestial Mamá." Jesús ha

agradecido mi acto, pero tanto que me ha dicho:

"Hija mía, con ansia esperaba este acto tuyo a nombre de todas las

generaciones; mi Justicia, mi Amor, sentían la necesidad de esta

correspondencia, porque grandes son las gracias que descienden sobre todos

por haber enriquecido tanto a mi Mamá, sin embargo no tienen nunca una

palabra, un gracias que decirme."

Otro día estaba diciendo a mi amable Jesús: "Todo para mí ha

terminado: sufrimientos, visitas de Jesús, todo."

Y Él rápidamente: "¿Acaso has terminado de amarme, de hacer mi

Voluntad?"

Y yo: "No, no sea jamás."

Y Él: "Si esto no hay, nada ha terminado."

Diciembre 22, 1920

La Potencia creadora está en la Divina Voluntad.

Las muertes que dan vida a los demás.

 

Estaba pensando en la Santísima Voluntad de Dios diciendo entre mí: "Qué

fuerza mágica tiene esta Divina Voluntad, qué potencia, qué encanto."

Ahora, mientras esto pensaba, mi amable Jesús me ha dicho:

"Hija mía, la sola palabra Voluntad de Dios contiene la Potencia

creadora, por lo tanto tiene el poder de crear, transformar, consumar y hacer

correr en el alma nuevos torrentes de luz, de amor, de santidad. Sólo en el

Fiat se encuentra la Potencia creadora, y si el sacerdote me consagra en la

hostia, es porque mi Voluntad, a las palabras que se dicen sobre la hostia

santa, les dio el poder. Así que todo sale y se encuentra en el Fiat. Y si al

solo pensamiento de hacer mi Voluntad el alma se siente endulzada, fuerte,

transformada, es porque con pensar en hacer mi Voluntad es como si se

pusiera en camino para encontrar todos los bienes, ahora, ¿qué será el

hacerla?"

 

 

Después de esto he recordado que años atrás mi dulce Jesús me había

dicho:

"Nos presentaremos ante la Majestad Suprema y escrito sobre nuestra

frente con caracteres imborrables: Queremos muerte para dar vida a

nuestros hermanos, queremos penas para liberarlos de las penas eternas."

Y decía para mí: "¿Cómo puedo hacer esto si Él no viene? Lo podíahacer junto con Él, pero por mí sola no sé ir, y además, ¿cómo poder sufrir

tantas muertes?" Y el bendito Jesús, moviéndose en mi interior me ha

dicho:

"Hija mía, siempre y a cada instante puedes hacerlo porque estoy

siempre contigo, jamás te dejo; y además quiero decirte cómo son estas

muertes y cómo se forman: Yo sufro la muerte cuando mi Voluntad quiere

obrar un bien en la criatura, y partiéndose de Mí lleva consigo la gracia, las

ayudas que se necesitan para hacer aquel bien; si la criatura se presta para

hacer ese bien, mi Voluntad es como si multiplicara otra vida; en cambio si

la criatura es reacia, es como si sufriera una muerte, ¡oh, cuántas muertes

sufre mi Voluntad! La muerte en la criatura es cuando quiero que haga un

bien, y no haciéndolo, su voluntad muere a aquel bien, así que si la criatura

no está en continuo acto de hacer mi Voluntad, por cuantas veces no la hace,

tantas muertes sufre, muere a aquella luz que debería tener haciendo ese

bien, muere a aquella gracia, muere a aquellos carismas.

Ahora te digo cuáles son tus muertes con las que puedes dar vida a

nuestros hermanos: Cuando te sientes privada de Mí y tu corazón está

lacerado y sientes una mano de hierro que te lo oprime, tú sientes una

muerte, es más, más que muerte, porque la muerte para ti sería vida; esta

muerte podría dar vida a nuestros hermanos, porque esta pena y esta muerte

contienen una Vida Divina, una luz inmensa, una fuerza creadora, contienen

todo, es una muerte y pena que contienen un valor infinito y eterno, por lo

tanto, ¿cuántas vidas podrías dar a nuestros hermanos? Yo sufriré junto

contigo estas muertes, les daré el valor de mi muerte, para hacer salir de la

muerte la vida. Entonces, mira un poco cuántas muertes haces: Cuántas

veces me quieres y no me encuentras, es para ti una muerte real, porque

verdaderamente no me ves, no me sientes; para ti es muerte, es martirio, y lo

que a ti es muerte, a los demás puede ser vida."

Diciembre 25, 1920

La suerte Sacramental de Jesús, es más

dura aún que su suerte infantil.

 

 

Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí misma

y junto con Jesús hacía un largo camino, y en este camino ahora caminaba

con Jesús, ahora me encontraba con la Mamá Reina; si desaparecía Jesús me

encontraba la Mamá, y si desaparecía la Mamá encontraba a Jesús; en este

camino me han dicho muchas cosas; Jesús y la Mamá eran muy afables, con

una dulzura que encantaba, y yo he olvidado todo, mis amarguras, aun sus

mismas privaciones, creía que no los perdería más. ¡Oh, cómo es fácil

olvidar el mal ante el bien! Ahora, al final del camino la Celestial Mamá me

ha tomado en sus brazos, yo era pequeña, pequeña y me ha dicho:

"Hija mía, quiero confirmarte en todo."

Y parecía que con su santa mano me signara la frente, como si

escribiera y pusiera un sello; después como si escribiera en los ojos, en la

boca, en el corazón, en las manos y pies, y luego ponía en ellos el sello. Yo

quería ver lo que Ella me escribía, pero no sabía leer lo escrito, sólo en la

boca he visto unas palabras que decían: "Aniquilamiento de todo gusto." Y

de inmediato he dicho: "Gracias Mamá de que me quitas todo gusto que no

sea Jesús." Quería comprender más, pero la Mamá me ha dicho:

"No es necesario que lo sepas, ten confianza en Mí, te he hecho lo que

se necesitaba."

Me ha bendecido y ha desaparecido, y me he encontrado en mí misma.

Después ha regresado mi dulce Jesús, era un tierno niño, gemía, lloraba y

temblaba por el frío; se ha arrojado en mis brazos para que lo calentara; yo

me lo he estrechado fuerte, fuerte, y según mi costumbre me fundía en su

Querer para encontrar los pensamientos de todos junto con los míos y

circundar al tembloroso Jesús con las adoraciones de todas las inteligencias

creadas; las miradas de todos, para hacerlas mirar a Jesús y distraerlo del

llanto; las bocas, las palabras, las voces de todas las criaturas, a fin de que

todas lo besaran para no hacerlo gemir y con su aliento lo calentaran.

Mientras esto hacía, el niñito Jesús no gemía más, ha cesado de llorar y

habiéndosele quitado el frío me ha dicho:

"Hija mía, ¿has visto qué cosa me hacía temblar, llorar y gemir? El

abandono de las criaturas. Tú me las has puesto a todas en torno mío, me he

sentido mirado, besado por todas y he calmado mi llanto, pero has de saber

que mi suerte Sacramental es más dura aún que mi suerte infantil: La gruta,

si bien fría, era espaciosa, tenía aire para respirar; la hostia también es fría,

es tan pequeña que casi me falta el aire. En la gruta tuve un pesebre con un

poco de heno por lecho, en mi Vida Sacramental aun el heno me falta y por

lecho no tengo más que metales duros y helados. En la gruta tenía a mi

amada Mamá que frecuentemente me tomaba con sus purísimas manos y me

 

 

cubría con besos ardientes para calentarme, me calmaba el llanto, me nutría

con su leche dulcísima; todo lo contrario en mi Vida Sacramental, no tengo

una Mamá, si me toman siento el toque de manos indignas, manos que

huelen a tierra y a estiércol, ¡oh! cómo siento más esta peste que la del

estiércol de la gruta; en vez de cubrirme con besos me tocan con actos

irreverentes, y en vez de leche me dan la hiel de los sacrilegios, de los

descuidos, de las frialdades. En la gruta, San José no dejó que me faltara

una lamparita de luz en las noches, aquí en el Sacramento, ¿cuántas veces

quedo en la oscuridad, aun en la noche? ¡Oh! cómo es más dolorosa mi

suerte Sacramental, cuántas lágrimas ocultas, no vistas por ninguno, cuántos

gemidos no escuchados. Si te ha movido a piedad mi suerte infantil, mucho

más te debe mover a piedad mi suerte Sacramental."

Enero 5, 1921

La verdadera vida del alma hecha en el Divino Querer, no

es otra cosa que la formación de su vida en la Vida de Jesús.

Continuando mi habitual estado, estaba rezando, y mientras rezaba intentaba

entrar en el Querer Divino, y entonces, haciendo mío todo lo que existe en el

Querer Divino, del cual nada escapa, pasado, presente y futuro, y yo

haciéndome corona de todos, a nombre de todos llevaba mi homenaje ante la

Divina Majestad, mi amor, la satisfacción, etc. Entonces mi siempre amable

Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, la verdadera vida del alma hecha en mi Querer, no es otra

cosa que la formación de su vida en la mía, dar mi misma forma a todo lo

que ella hace. Yo no hacía otra cosa que poner en vuelo en mi Querer todos

los actos que hacía, internos o externos; ponía en vuelo cada pensamiento de

mi mente, el cual volando sobre cada pensamiento de criatura, – porque

todos existían en mi Querer – el mío, sobrevolando sobre todos, hacía como

corona de cada inteligencia humana y llevaba a la Majestad del Padre el

homenaje, la adoración, la gloria, el amor, la reparación de cada

pensamiento creado; y así mi mirada, mi palabra, el movimiento, el paso.

Ahora, el alma para hacer vida en mi Querer, debe dar la forma de mi mente

a la suya, la forma de mi mirada, de mis palabras, de mi movimiento, a los

suyos. Entonces, haciendo esto pierde su forma y adquiere la mía, no hace

otra cosa que dar continuas muertes al ser humano y continua vida a la

Voluntad Divina; así el alma podrá completar la Vida de mi Voluntad en

ella, de otra manera jamás será cumplido este prodigio, esta forma del todo

 

 

modelada sobre la mía. Es sólo mi Querer, porque es eterno e inmenso, el

que hace encontrar todo, el pasado y el futuro lo reduce a un solo punto y en

este solo punto encuentra todos los corazones palpitantes, todas las mentes

en vida, todo mi obrar en acto, y el alma haciendo suyo este mi Querer, hace

todo, satisface por todos, ama por todos y hace bien a todos y a cada uno

como si todos fueran uno solo. ¿Quién jamás puede llegar a tanto? Ninguna

virtud, ningún heroísmo, ni siquiera el martirio pueden estar de frente a mi

Querer; todos, todos quedan atrás del obrar en mi Voluntad. Por eso sé

atenta y haz que la misión de mi Querer tenga cumplimiento en ti."

Enero 7, 1921

La sonrisa de Jesús cuando vea las primicias, las hijas de su Querer,

vivir no en el ambiente humano, sino en el ambiente Divino.

Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido y

me ha rodeado el cuello con su brazo; después se ha acercado a mi corazón,

y tomándose entre sus manos su pecho, lo apretaba sobre mi corazón y de

ahí salían ríos de leche, y de esos ríos de leche llenaba mi corazón, y después

me ha dicho:

"Hija mía, mira cuánto te amo, he querido llenar todo tu corazón de la

leche de la Gracia y del Amor, así que todo lo que dirás y harás no será otra

cosa que el desahogo de la Gracia de la que te he llenado. Tú nada harás,

sólo pondrás tu querer en mi Voluntad y Yo haré todo; tú no serás otra cosa

que el sonido de mi voz, la portadora de mi Querer, la destructora de las

virtudes en modo humano y la que hará resurgir las virtudes en modo divino,

selladas por un punto eterno, inmenso, infinito."

Dicho esto ha desaparecido. Poco después ha regresado y yo me

sentía toda aniquilada, especialmente al pensar en ciertas cosas que no es

necesario decirlas aquí; mi aflicción era extrema y decía entre mí: "¿Es

posible que suceda esto? ¡Ah, Jesús mío, no lo permitas! Tal vez Tú quieras

la voluntad, pero no el acto de este sacrificio, y además, en el duro estado en

el que me encuentro no aspiro a otra cosa que al Cielo." Y Jesús saliendo de

mi interior ha sollozado; aquel sollozo se repercutía en el Cielo y en la tierra,

pero mientras estaba por terminar el sollozo, ha tenido una sonrisa, que igual

que el sollozo se repercutía en el Cielo y en la tierra. Yo he quedado

encantada y mi dulce Jesús me ha dicho:

"Amada hija mía, a tanto dolor que las criaturas me dan en estos tristes

tiempos, tanto que me hacen llorar, y siendo llanto de un Dios por eso se

 

 

repercute en el Cielo y en la tierra, pero este dolor se sustituirá por una

sonrisa que llenará de alegría Cielo y tierra, y esta sonrisa despuntará sobre

mis labios cuando vea las primicias, las hijas de mi Querer vivir no en el

ambiente humano sino en el ambiente Divino. Las veré selladas todas por el

Querer eterno, inmenso, infinito; veré aquel punto eterno que tiene vida sólo

en el Cielo correr sobre la tierra, y modelar las almas con sus principios

infinitos, con el obrar divino, con la multiplicación de los actos en un solo

acto; y así como la Creación salió del Fiat, así en el Fiat será completada, así

que sólo las hijas de mi Querer, en el Fiat completarán todo, y en mi Fiat que

tomará vida en ellas, tendré amor, gloria, reparaciones, agradecimientos y

alabanzas completas, y por todo y por todos. Hija mía, las cosas de donde

salen allá regresan, todo salió del Fiat, y en el Fiat vendrá todo a Mí; serán

pocas, pero en el Fiat todo me dan."

Enero 10, 1921

El Fiat Mihi de la Santísima Virgen. Dios quiere un

segundo "sí" en su Querer: El Fiat de Luisa.

Estaba pensando acerca de lo que está escrito en el capítulo anterior y

decía entre mí: "Yo no sé que querrá Jesús de mí, Él sabe qué mala soy y

cómo no soy buena para nada." Y Jesús, moviéndose en mi interior me ha

dicho:

"Hija mía, recuérdate que años atrás te pregunté si querías hacer vida

en mi Querer, y como te quería en mi Querer quise que en mi mismo Querer

pronunciaras tu ‘sí’, este ‘sí’ quedó atado a un punto eterno y a una Voluntad

que no tendrá fin, este ‘sí’ está en el centro de mi Querer y rodeado por una

inmensidad infinita, y queriéndose salir no encuentra el camino, por eso me

río y me divierto con tus pequeñas oposiciones y descontentos, porque te veo

como una persona atada en el fondo del mar por su propia voluntad, que

queriéndose salir no encuentra sino agua por todas partes, y como está atada

en el fondo del mar siente la molestia de quererse salir, y para estarse

tranquila y feliz se arroja más en el fondo del mar. Así Yo, viéndote

inquieta, como si quisieras salir y no pudiendo, atada por tu mismo ‘sí’, te

arrojas más en el fondo de mi Querer, y Yo me río y me divierto. Y además,

¿crees tú que sea cosa de nada y fácil salirse de dentro de mi Querer? Te

saldrías de un punto eterno, y si supieras qué significa apartarse de un punto

eterno, temblarías de espanto por ello."

 

 

Luego ha agregado: "El primer ‘sí’ en mi Fiat lo he pedido a mi

querida Mamá, y ¡oh potencia de su Fiat en mi Querer! En cuanto el Fiat

Divino se encontró con el Fiat de mi Mamá, se hicieron uno solo; mi Fiat la

elevó, la divinizó, la cubrió, y sin obra humana me concibió a Mí, Hijo de

Dios; sólo en mi Fiat podía concebirme, mi Fiat le comunicó la Inmensidad,

la Infinitud, la Fecundidad en modo Divino y por eso pude quedar concebido

en Ella, Yo, el Inmenso, el Eterno, el Infinito. En cuanto dijo ‘Fiat Mihi’ no

sólo se posesionó de Mí, sino también de todas las criaturas, de todas las

cosas creadas, sentía todas las vidas de las criaturas en Ella, y desde

entonces comenzó a hacerla de Madre y de Reina de todos. ¡Cuántos

portentos no contiene este ‘sí’ de mi Mamá! Si los quisiera decir todos,

jamás terminarías de escucharlos!

Ahora, un segundo ‘sí’ en mi Querer te lo he pedido a ti, y tú, si bien

temblando, lo pronunciaste; ahora este ‘sí’ en mi Querer tendrá también sus

portentos, tendrá un cumplimiento divino. Tú sígueme y profundízate más

en el mar inmenso de mi Voluntad y Yo me pensaré en todo. Mi Mamá no

pensó cómo habría hecho para concebirme en Ella, sino sólo dijo ‘Fiat Mihi’

y Yo pensé en el modo cómo concebirme. Así harás tú."

Enero 17, 1921

El Fiat Mihi de la Santísima Virgen tuvo la misma potencia del Fiat

creador. El tercer Fiat será el cumplimiento de la oración enseñada

por Jesús: "El Fiat Voluntas Tua como en el Cielo en la tierra."

Mi pobre mente me la sentía inmersa en el mar inmenso del Querer

Divino, por todas partes veía la marca del Fiat, la veía en el sol y me parecía

que el eco del Fiat en el sol me traía el Amor Divino que me hiere y me

saetea; y yo, sobre las alas del Fiat en el sol, subía hasta el Eterno y llevaba a

nombre de toda la familia humana el amor que saeteaba a la Majestad

Suprema, que lo hería, y decía: "En tu Fiat me has dado todo este amor y

sólo en el Fiat puedo regresártelo." Miraba las estrellas y en ellas veía el

Fiat, y este Fiat me traía en sus dulces y mansos destellos el amor pacífico,

el amor dulce, el amor escondido, el amor de compasión en la misma noche

de la culpa, y yo en el Fiat de las estrellas llevaba al trono del Eterno, a

nombre de todos, el amor pacífico para poner paz entre Cielo y tierra, el

amor dulce de las almas amantes, el amor escondido de tantas otras, el amor

de las criaturas después de la culpa cuando vuelven a Dios. ¿Pero quién

puede decir todo lo que comprendía y hacía en tantos Fiat, de los cuales veía

 

 

cubierta a toda la Creación? Si yo lo quisiera decir me alargaría demasiado,

por eso pongo punto.

Después mi dulce Jesús ha tomado mis manos entre las suyas, y

estrechándolas fuerte me ha dicho:

"Hija mía, el Fiat está todo lleno de Vida, es más, es la misma Vida, y

por eso de dentro del Fiat salen todas las vidas y todas las cosas. De mi Fiat

salió la Creación, por eso en cada cosa creada se ve la marca del Fiat; del

Fiat Mihi de mi amada Mamá, dicho en mi Querer, el cual tuvo la misma

Potencia de mi Fiat Creador, salió la Redención, así que no hay cosa de la

Redención que no contenga la marca del Fiat Mihi de mi Mamá; aun mi

misma Humanidad, mis pasos, mis obras, mis palabras, estaban sellados por

el Fiat Mihi de Ella; mis penas, mis llagas, las espinas, la cruz, mi sangre,

todo tenía el sello de su Fiat Mihi, porque todas las cosas llevan el sello y la

marca del origen de donde han salido. Mi origen en el tiempo fue el Fiat

Mihi de mi Inmaculada Mamá, por eso todo mi obrar lleva el sello de su Fiat

Mihi. Así que en cada hostia sacramental está su Fiat Mihi, si el hombre

surge de la culpa, si el recién nacido es bautizado, si el Cielo se abre para

recibir las almas, es el Fiat Mihi de mi Mamá que sella, que sigue y procede

a todo. ¡Oh Potencia del Fiat, Él surge a cada instante, se multiplica, se hace

vida de todos los bienes!

Ahora quiero decirte por qué te he pedido tu Fiat, tu ‘sí’ en mi Querer:

La oración que enseñé, el ‘Fiat Voluntas Tua Sicut in Coelo et in Terra’, esta

oración de tantos siglos, de tantas generaciones, quiero que tenga su

cumplimiento. He aquí por qué quiero otro ‘sí’ en mi Querer, otro Fiat que

contenga la Potencia creadora, quiero el Fiat que surge a cada instante, que

se multiplica a todos, quiero en un alma mi mismo Fiat que suba a mi trono

y con su Potencia creadora lleve a la tierra la Vida del Fiat como en el Cielo

así en la tierra."

Yo, sorprendida y aniquilada al oír todo esto, he dicho: "Jesús, ¿qué

dices? Tú sabes lo mala y lo incapaz que soy para todo."

Y Él: "Hija mía, es mi costumbre elegir las almas más abyectas,

incapaces y pobres para mis obras más grandes; mi misma Mamá nada de

extraordinario tenía en su vida exterior, ningún milagro, ninguna señal tenía

que la hiciera distinguirse de las demás mujeres, su único distintivo era su

perfecta virtud, que a muy pocos llamaba la atención; y si a los demás santos

les he dado el distintivo de los milagros y a otros los he adornado con mis

llagas, a mi Mamá nada, nada, sin embargo era el portento de los portentos,

el milagro de los milagros, la verdadera y perfecta crucificada, ningún otro

similar a Ella.

 

 

Yo tengo la costumbre de hacer como un amo que tiene dos

servidores, uno parece un gigante hercúleo, hábil para todo; el otro, pequeño,

débil, inhábil, parece que no sabe hacer nada, ningún servicio importante y

el amo, si lo tiene, es más por caridad que por otra cosa. Ahora, debiendo

enviar una altísima suma de dinero a un país lejano, ¿qué hace? Llama al

pequeño, al inhábil y le confía la gran suma y dice para sí: ‘Si la confío al

gigante, todos le pondrán atención, los ladrones lo asaltarán, lo pueden

robar, y si con su fuerza hercúlea se defiende, puede quedar herido; sé que él

es valiente, pero quiero protegerlo, no quiero exponerlo a un evidente

peligro; en cambio este pequeño, sabiéndolo inhábil, ninguno le pondrá

atención, ninguno podrá pensar que pueda yo confiarle una suma tan

importante, y volverá sano y salvo.’ El pobre inhábil se asombrará de que su

amo confíe en él mientras podía servirse del gigante, y todo tembloroso y

humilde va a entregar la gran suma sin que ninguno se haya dignado mirarlo,

y sano y salvo regresa a su amo, más tembloroso y humilde que antes. Así

hago Yo, cuanto más grande es la obra que quiero hacer, tanto más escojo

almas pequeñas, pobres, ignorantes, sin ninguna exterioridad que las señale,

su estado de pequeñez sirve como segura custodia de mi obra, los ladrones

de la propia estima, del amor propio no le pondrán atención, conociendo su

inhabilidad y ella, humilde y temblorosa desempeñará el oficio confiado por

Mí, conociendo que no ella, sino Yo, he hecho todo en ella."

Enero 24, 1921

El tercer Fiat completará la gloria, el honor del Fiat de la Creación

y será confirmación y desarrollo de los frutos del Fiat de la Redención.

Estos tres Fiat semejarán a la Sacrosanta Trinidad sobre la tierra.

 

Yo me sentía aniquilada al pensar en este bendito Fiat, pero mi amable Jesús

ha querido aumentar mi confusión, me parece que quiere jugar conmigo

proponiéndome cosas sorprendentes y casi increíbles, tomándose placer al

verme confundida y más anulada, pero lo que es peor, es que me veo

obligada por la obediencia a ponerlas por escrito para mi mayor tormento.

Entonces, mientras rezaba, mi dulce Jesús apoyaba su cabeza en la mía y con

su mano se sostenía la frente, y una luz que venía de su frente me ha dicho:

"Hija mía, el primer Fiat fue dicho en la Creación, sin intervención de

ninguna criatura. El segundo Fiat fue dicho en la Redención y quise la

intervención de la criatura, y escogí a mi Mamá como cumplimiento del

segundo Fiat. Ahora, a cumplimiento quiero decir el tercer Fiat, y lo quiero

 

 

decir por medio tuyo, te he escogido a ti para cumplimiento del tercer Fiat.

Este tercer Fiat completará la gloria, el honor del Fiat de la Creación, y será

confirmación, desarrollo de los frutos del Fiat de la Redención. Estos tres

Fiat reflejarán la Sacrosanta Trinidad sobre la tierra, y tendré el Fiat

Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra. Estos tres Fiat serán

inseparables, el uno será vida del otro, serán uno y trino, pero distintos entre

ellos. Mi Amor lo quiere, mi gloria lo exige, porque habiendo sacado del

seno de mi Potencia creadora los primeros dos Fiat, quiere hacer salir el

tercer Fiat, no pudiéndolo contener más mi Amor y esto para completar la

obra que salió de Mí, de otra manera quedaría incompleta la obra de la

Creación y de la Redención."

Yo al oír esto he quedado no sólo confundida, sino como aturdida y

decía entre mí: "¿Será posible todo esto? Hay tantos, y si esto es verdad,

que me ha escogido a mí, me parece que sea una de las acostumbradas

locuras de Jesús. Además, ¿qué cosa podría hacer, decir, dentro de una

cama, medio lisiada e inepta cual soy? ¿Podría yo hacer frente a la

multiplicidad e infinitud del Fiat de la Creación y de la Redención? Siendo

mi Fiat semejante a los otros dos Fiat debo correr junto con ellos,

multiplicarme con ellos, hacer el bien que hacen ellos, entrelazarme con

ellos. ¡Jesús, piensa lo que haces! Yo no sirvo para tanto." ¿Pero quién

puede decir todos los desatinos que decía? Entonces mi dulce Jesús ha

regresado y me ha dicho:

"Hija mía, cálmate, Yo escojo a quien me place; has de saber que

todas mis obras las inicio entre Yo y una sola criatura, después son

difundidas. En efecto, ¿quién fue el primer espectador del Fiat de la

Creación? Adán, y luego Eva; no fueron ciertamente una multitud de

gentes, pero después de años y años han sido espectadores turbas y

multitudes de pueblos.

En el segundo Fiat fue espectadora solamente mi Mamá, ni siquiera

San José supo algo; mi Mamá se encontraba en mayores condiciones que las

tuyas, era tanta la grandeza de la fuerza creadora de mi obra que sentía en Sí,

que confundida no sentía la fuerza de decir una sola palabra a ninguno, y si

después San José lo supo, fui Yo quien se lo manifesté. Y así en su seno

virginal, como semilla germinó este Fiat, se formó la espiga para

multiplicarlo, y luego salí a la luz del día, ¿pero quienes fueron los

espectadores? ¡Poquísimos! Y en la estancia de Nazaret los únicos

espectadores eran mi amada Mamá y San José; cuando mi Humanidad

creció, salí y me hice conocer, pero no a todos, luego se difundió más y se

difundirá aún.

 

 

Así será del tercer Fiat, germinará en ti, se formará la espiga; sólo el

sacerdote tendrá conocimiento, luego pocas almas, y después se difundirá, se

difundirá y hará el mismo camino que la Creación y la Redención. Por

cuanto más te sientes aniquilada, tanto más crece en ti y se fecunda la espiga

del tercer Fiat, por eso sé atenta y fiel."

Febrero 2, 1921

El tercer Fiat debe correr junto con los otros dos Fiat. Los tres Fiat

tienen un mismo valor y poder porque contienen la Potencia creadora.

Continuando mi habitual estado, estaba fundiéndome toda en el Querer

Divino y decía entre mí: "Jesús mío, quiero amarte, y quiero tanto amor

para suplir al amor de todas las generaciones humanas que han estado y

estarán, ¿pero quién puede darme tanto amor para poder amar por todos?

Amor mío, en tu Querer está la fuerza creadora, por lo tanto en tu Querer

quiero yo misma crear tanto amor para suplir y sobrepasar al amor de todos,

y a todo lo que todas las criaturas están obligadas a dar a Dios como nuestro

Creador." Pero mientras esto hacía he dicho: "¡Cuántos desatinos estoy

diciendo!" Y mi dulce Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, es cierto, en mi Querer está la fuerza creadora; de dentro de

un solo Fiat mío salieron millones y millones de estrellas; del Fiat Mihi de

mi Mamá, del cual tuvo origen mi Redención, salen millones y millones de

actos de Gracia que se comunican a las almas, estos actos de Gracia son más

bellos, más resplandecientes, más multiformes que las estrellas, y mientras

las estrellas están fijas y no se multiplican, los actos de la Gracia se

multiplican al infinito, a cada instante corren, atraen a las criaturas, las hacen

felices, las fortifican y les dan vida. ¡Ah, si las criaturas pudiesen ver en el

orden sobrenatural de la Gracia, oirían tales armonías, verían tal espectáculo

encantador, que pensarían que fuera su paraíso! Ahora, también el tercer

Fiat debe correr junto con los otros dos Fiat, debe multiplicarse al infinito y

a cada instante, debe dar tantos actos por cuantos actos de Gracia salen de mi

seno, por cuantas estrellas, por cuantas gotas de agua y por cuantas cosas

creadas hizo salir el Fiat de la Creación, debe confundirse junto y decir:

‘Cuantos actos sois vosotros, tantos hago también yo.’ Estos tres Fiat tienen

un mismo valor y poder, tú desapareces, es el Fiat el que actúa, y por eso

también tú en mi Fiat omnipotente puedes decir: ‘Quiero crear tanto amor,

tantas adoraciones, tantas bendiciones, tanta gloria a mi Dios para suplir a

todos y a todo.’ Tus actos llenarán Cielo y tierra, se multiplicarán con los

 

 

actos de la Creación y de la Redención y se harán uno solo. Parecerá

sorprendente e increíble a algunos todo esto, pero entonces deberían poner

en duda mi Potencia creadora; y además, cuando soy Yo quien lo quiere,

quien da este poder, toda duda cesa; ¿acaso no soy libre de hacer lo que

quiero y de dar a quien quiero? Tú sé atenta, Yo estaré contigo, te cubriré

con mi fuerza creadora y cumpliré lo que quiero en ti."

Febrero 8, 1921

Mientras el mundo quiere expulsar a Jesús de la faz de la tierra,

Él está preparando una era de amor: "La era del tercer Fiat."

Esta mañana, después de haber recibido la comunión, escuchaba en mi

interior a mi siempre amable Jesús que decía:

"¡Oh! inicuo mundo, tú estás haciendo de todo para echarme de la faz

de la tierra, para arrojarme de la sociedad, de las escuelas, de las

conversaciones, de todo; estás maquinando cómo abatir los templos y los

altares, cómo destruir mi Iglesia y matar a mis ministros, y Yo te estoy

preparando una era de amor, la era de mi tercer Fiat. Tú harás tu camino

para echarme, y Yo te confundiré de amor, te seguiré por detrás, me haré

encontrar por delante para confundirte en amor, y en donde tú me has

arrojado Yo erigiré mi trono y ahí reinaré más que antes, pero en modo más

sorprendente, tanto, que tú mismo caerás a los pies de mi trono, como atado

por la fuerza de mi Amor."

Después ha agregado: "¡Ah! hija mía, la criatura se hace cada vez más

perversa en el mal, cuántos artefactos de ruina están preparando, llegarán a

tanto que agotarán al mal mismo, pero mientras ellas se ocupan en hacer su

camino, Yo me ocuparé en que mi Fiat Voluntas Tua tenga ya su

cumplimiento: Que mi Voluntad reine sobre la tierra, pero en modo todo

nuevo; me ocuparé en preparar la era del tercer Fiat, en la cual mi Amor se

desahogará en modo maravilloso e inaudito. ¡Ah! sí, quiero confundir al

hombre todo en amor, por eso sé atenta, te quiero conmigo a preparar esta

era de amor, celestial y divina, nos ayudaremos mutuamente y obraremos

juntos."

Luego se ha acercado a mi boca e infundiéndome su aliento

omnipotente en mi boca, me sentía infundir una nueva vida y ha

desaparecido.

 

 

Febrero 16, 1921

Para entrar en el Divino Querer, la criatura no debe

hacer otra cosa que quitar la piedra de su voluntad.

Mientras pensaba en el Santo Querer Divino, mi dulce Jesús me ha

dicho:

"Hija mía, para entrar en mi Querer no hay caminos, ni puertas, ni

llaves, porque mi Querer se encuentra por todas partes, corre bajo los pies, a

derecha, a izquierda y sobre la cabeza, por todas partes. Para entrar, la

criatura no debe hacer otra cosa que quitar la piedrecilla de su voluntad, pues

si bien está en mi Querer, no toma parte ni goza de sus efectos, volviéndose

como extraña en mi Querer, porque la piedrecilla de su voluntad impide a mi

Querer correr en ella, igual que las aguas son impedidas por las piedras de

las playas para correr por doquier. Pero si el alma quita la piedra de su

voluntad, en ese mismísimo instante ella corre en Mí y Yo en ella, y

encuentra todos mis bienes a su disposición: Fuerza, luz, ayuda, lo que

quiere. He aquí por qué no hay caminos, ni puertas, ni llaves, basta que

quiera y todo está hecho, mi Querer toma el empeño de todo y de darle lo

que le falta y la hace espaciar en los confines interminables de mi Voluntad.

Todo lo contrario para las otras virtudes, cuántos esfuerzos se necesitan,

cuántos combates, cuántos caminos largos, y mientras parece que la virtud le

sonríe, una pasión un poco violenta, una tentación, un encuentro inesperado

la arrojan hacia atrás y la ponen de nuevo a empezar el camino."

Febrero 22, 1921

El tercer Fiat dará tal gracia a la criatura, que la hará

casi regresar al estado de origen, y entonces Dios

tomará su perpetuo reposo en el último Fiat.

Estaba en mi habitual estado, y mi dulce Jesús estaba silencioso, y le

he dicho: "Amor mío, ¿por qué no me dices nada?"

y Jesús: "Hija mía, es mi costumbre después de haber hablado el

hacer silencio, quiero reposarme en mi misma palabra, es decir, en mi misma

obra salida de Mí, y esto lo hice en la Creación, después de haber dicho Fiat

lux y la luz fue, Fiat a todas las demás cosas, y las cosas salieron a la vida,

quise reposar, y mi luz eterna reposó en la luz salida en el tiempo, mi Amor

reposó en el amor con el que investí a todo lo creado, mi Belleza reposó en

 

 

todo el universo, el cual adorné con mi misma Belleza, como también reposó

mi Sabiduría y Potencia, con las que ordené todo con tal sabiduría y

potencia, que Yo mismo, mirando todo, dije: ‘¡Cómo es bella la obra salida

de Mí, quiero reposarme en ella!’ Así hago con las almas, después de haber

hablado quiero reposarme y gozar los efectos de mi palabra."

Después de esto ha agregado: "Digamos juntos Fiat."

Y todo, Cielo y tierra se llenaban de adoración a la Majestad Suprema.

Y de nuevo ha repetido "Fiat", y la sangre, las llagas, las penas de

Jesús surgían, se multiplicaban al infinito.

Y después por tercera vez "Fiat", y este Fiat se multiplicaba en todas

las voluntades de las criaturas para santificarlas.

Después me ha dicho: "Hija mía, estos tres Fiat son el Creante, el

Redimiente y el Santificante. Al crear al hombre lo doté con tres potencias,

inteligencia, memoria y voluntad; con tres Fiat cumpliré la obra de

Santificación en el hombre. Ante el Fiat Creante la inteligencia del hombre

queda como raptada, y cuántas cosas comprende de Mí y de cómo lo amo,

estando Yo oculto en todas las cosas creadas para hacerme conocer y darle

amor para hacerme amar. En el Fiat de la Redención la memoria queda

como encadenada por los excesos de mi Amor al sufrir tanto para ayudar y

salvar al hombre en el estado de la culpa. En el tercer Fiat mi Amor quiere

desahogar de más, quiero asaltar la voluntad humana, quiero poner como

sostén de su voluntad mi misma Voluntad, de manera que la voluntad

humana quedará no sólo raptada, encadenada, sino sostenida por una

Voluntad eterna, la cual, haciéndose apoyo a todo, el hombre casi no le

podrá escapar. No terminarán las generaciones si antes no reina mi

Voluntad en la tierra. Mi Fiat Redentor se pondrá en medio, entre el Fiat

Creante y el Fiat Santificante, se entrelazarán los tres juntos y cumplirán la

santificación del hombre. El tercer Fiat dará tal gracia a la criatura, de

hacerla regresar casi al estado de origen, y entonces, cuando haya visto al

hombre como salió de Mí, mi obra será completa y tomaré mi perpetuo

reposo en el último Fiat. Únicamente la vida en mi Querer dará de nuevo al

hombre el estado de origen; por eso sé atenta, y junto conmigo ayúdame a

completar la santificación de la criatura."

Yo al oír todo esto le he dicho: "Jesús, Amor mío, yo no sé hacer

como haces Tú, ni como Tú me enseñaste, y casi tengo miedo de tus

reproches si no hago bien lo que quieres de mí." Y Él, todo bondad:

"También Yo sé que no puedes hacer perfectamente lo que te digo,

pero a donde tú no llegues te suplo Yo, pero es necesario que te animes y

que comprendas lo que debes hacer, a fin de que si no haces el todo, hagas lo

 

 

que puedas, pero mientras te hablo, tu voluntad queda encadenada a la mía y

quisieras hacer lo que te digo, y Yo lo tomo como si todo lo hicieras."

Y yo: "¿Cómo se podrá divulgar y enseñar a los demás este modo de

vivir en el Querer Divino, y quién es el que se prestará a esto?"

Y Jesús: "Hija mía, si a pesar de haber descendido a la tierra ninguno

se hubiera salvado, la obra de glorificar al Padre estaba ya completa; así

ahora, a pesar de que ningún otro quisiera recibir este bien, lo que no será, tú

sola me bastarás y me darás la gloria completa que quiero de todas las

criaturas."

Marzo 2, 1921

Jesús cambia a Luisa el oficio de víctima

por aquel de preparar la era de su Voluntad.

Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús, al venir me

ha dicho:

"Hija mía, el tercer Fiat, mi Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en

la Tierra, será como el arco iris que se vio en el Cielo después del diluvio,

que como iris de paz aseguraba a los hombres que el diluvio había cesado.

Así será del tercer Fiat, conforme se conozca y almas amantes y

desinteresadas entren a hacer vida en mi Fiat, serán como arco iris de paz,

pacificarán el Cielo y la tierra y harán huir el diluvio de tantas culpas que

inundan la tierra. Estos iris de paz tendrán por vida el tercer Fiat, así que mi

Fiat Voluntas Tua tendrá cumplimiento en ellas, y así como el segundo Fiat

me llamó a la tierra a vivir entre los hombres, así el tercer Fiat llamará a mi

Voluntad en las almas, y ahí reinará como en el Cielo así en la tierra."

Después ha agregado, estando yo triste por su ausencia:

"Hija mía, elévate, ven en mi Voluntad, te he elegido entre miles y

miles a fin de que mi Querer tenga pleno cumplimiento en ti, y seas cual iris

de paz, que con sus siete colores atraiga a los demás a hacer vida en mi

Voluntad, por eso, hagamos a un lado la tierra. Hasta ahora te he tenido

junto conmigo para aplacar mi Justicia e impedir que castigos más duros

llovieran sobre la tierra; ahora dejemos correr la corriente de la maldad

humana, y tú junto conmigo, en mi Querer, quiero que te ocupes en preparar

la era de mi Voluntad. Conforme te adentrarás en el camino de mi Querer se

formará el arco iris de paz, el cual formará el anillo de conjunción entre la

Voluntad Divina y la humana, por lo cual tendrá vida mi Voluntad en la

 

 

tierra y tendrá principio el cumplimiento de mi oración y de toda la Iglesia:

"Venga tu reino, hágase tu Voluntad como en el Cielo así en la tierra."

Marzo 8, 1921

La Virgen con su amor llamó al Verbo a encarnarse en su

seno. Luisa con su amor y el fundirse en el Querer Divino,

llama a la Divina Voluntad a hacer vida en ella en la tierra.

Mientras rezaba estaba fundiéndome toda en la Divina Voluntad, y mi dulce

Jesús ha salido de dentro de mi interior, y poniendo un brazo en el cuello me

ha dicho:

"Hija mía, mi Mamá con su amor, con sus oraciones y con su

aniquilamiento, me llamó del Cielo a la tierra a encarnarme en su seno. Tú,

con tu amor y con el perderte siempre en mi Querer, llamarás a mi Voluntad

a hacer vida en ti en la tierra, y después me darás vida en las demás

criaturas. Ahora, has de saber que mi Mamá con haberme llamado del Cielo

a la tierra en su seno, siendo esto que hizo, acto único, que no se repetirá, Yo

la enriquecí de todas las gracias, la doté de tanto amor, de hacerla sobrepasar

el amor de todas las criaturas unidas juntas, la hice ser primera en los

privilegios, en la gloria, en todo, podría decir que todo el Eterno se redujo a

un solo punto y se vertió en Ella a torrentes, a mares inmensos, tanto, que

todos quedan muy por debajo de Ella.

Tú, con llamar a mi Voluntad en ti, es también acto único, por tanto,

por decoro de mi Voluntad que debe habitar en ti, debo derramar tanta gracia

y tanto amor de hacerte superar a todas las demás criaturas, y como mi

Voluntad tiene la supremacía sobre todo, es eterna, inmensa, infinita, donde

debe tener principio y cumplimiento la Vida de mi Voluntad, debo

comunicarle, enriquecerla y dotarla con las mismas cualidades de mi

Voluntad, dándole la supremacía sobre todo. Mi Querer eterno tomará el

pasado, el presente y el futuro, los reducirá en un solo punto y lo derramará

en ti. Mi Voluntad es eterna, y quiere tomar vida donde encuentre lo eterno,

es inmensa y quiere vida en la inmensidad, es infinita y quiere encontrar la

infinitud, ¿y cómo puede encontrar todo esto si primero no lo pongo en ti?"

Yo, al escuchar todo esto he quedado espantada y aturdida y si lo he

escrito es porque la obediencia se ha impuesto, y he dicho: "Jesús, ¿qué

dices? Quieres confundirme y humillarme hasta el polvo, siento que ni

siquiera puedo aguantar lo que dices, siento un terror que toda me espanta."

 

 

Y Jesús ha agregado: "Lo que te digo me servirá a Mí mismo, es

necesario a la santidad y a la dignidad de mi Voluntad; Yo no me abajo a

habitar donde no encuentro las cosas que me pertenecen, tú no serás otra

cosa que la depositaria de un bien tan grande, y debes ser celosa en

custodiarlo; por eso ten ánimo y no temas."

Marzo 12, 1921

La Divina Voluntad: Grano que se hace alimento;

Luisa: La paja que lo viste y lo defiende.

 

Estaba diciendo entre mí: "Mí Reina Madre suministró su sangre para

formar la Humanidad de Jesús en su seno, y yo, ¿qué suministraré para

formar la Vida a la Divina Voluntad en mí?" Y mi amable Jesús me ha

dicho:

"Hija mía, tú me suministrarás la paja para formar la espiga, en la cual

el grano seré Yo, que como alimento daré mi Voluntad para nutrir a las

almas que querrán alimentarse de mi Voluntad. Tú serás la paja que

conservará el grano."

Yo al oír esto he dicho: "Amor mío, mi oficio de servirte de paja es

feo, porque la paja se tira y se quema, y no tiene ningún valor."

Y Jesús: "Sin embargo la paja es necesaria a la espiga del grano, si no

fuera por la paja el grano no podría madurar ni multiplicarse. La pobre paja

sirve de vestido y defensa al grano, si el ardiente sol lo inviste, la paja lo

defiende del demasiado calor para no dejarlo secar; si la escarcha, la lluvia u

otras cosas invaden al grano, la paja toma sobre ella todos estos males, así

que se puede decir que la paja es la vida del grano. Y si la paja se tira y se

quema, es cuando ha sido separada del grano. El grano de mi Voluntad no

está sujeto ni a crecer ni a decrecer, por mucho que tomen no disminuirá en

nada, por lo tanto me será necesaria tu paja porque me servirá de vestidura,

de defensa, defendiendo los derechos de mi Querer, por eso no hay peligro

de que puedas ser separada de Mí."

Después de un poco ha regresado y le he dicho: "Vida mía, Jesús, si

las almas que tendrán vida en tu Querer serán los arco iris, ¿cuáles serán los

colores de estos arco iris de paz?" Y Jesús, todo bondad:

"Sus cualidades y colores serán todos divinos, refulgirán con los más

bellos y esplendorosos colores que son: Amor, bondad, potencia, sabiduría,

santidad, misericordia, justicia. La variedad de estos colores será como luz

 

 

en las tinieblas de la noche, que en virtud de estos colores harán que se haga

el día en las mentes de las criaturas."

Marzo 17, 1921

Jesús hace pasar a Luisa del oficio que tuvo su Humanidad en

la tierra, al oficio que tuvo su Voluntad en su Humanidad.

Estaba diciendo a mi dulce Jesús: "Yo no sé, pero por cuanto más me dices

que me das por medio de tu Santo Querer, yo me siento más vil y más mala;

debería sentirme mejor, más buena, sin embargo es todo lo contrario." Y

Jesús me ha dicho:

"Hija mía, cuanto más crece en ti el grano de mi Voluntad, tanto más

sentirás la vileza de tu paja, porque cuando la espiga comienza a formarse, el

grano y la paja son una sola cosa; en cambio, conforme se va formando la

vida de la espiga, formándose el grano, la paja queda separada del grano y

queda sólo en defensa del grano; así que por cuanto más vil te sientas, tanto

más se va formando el grano de mi Voluntad en ti, y se va acercando a su

maduración perfecta. La paja no es otra cosa en ti que tu débil naturaleza,

que viviendo junto con la santidad y nobleza de mi Voluntad siente

mayormente su vileza."

Después ha agregado: "Querida mía, hasta ahora has ocupado el

oficio, tomado de Mí, que tuvo mi Humanidad en la tierra, ahora quiero

cambiarte el oficio, dándote otro más noble, más basto, quiero darte el oficio

que tuvo mi Voluntad en mi Humanidad; fíjate como es más alto, más

sublime: Mi Humanidad tuvo un principio, mi Voluntad es eterna; mi

Humanidad es circunscrita y limitada, mi Voluntad no tiene confines ni

límites, es inmensa; oficio más noble, y distinto no podía darte."

Yo al oír esto he dicho: "Mi dulce Jesús, yo no sé encontrar ninguna

razón por la que quieras darme tal oficio, ni he hecho nada para poder

merecer un favor tan grande."

Y Jesús: "¡Toda la razón es mi Amor, tu pequeñez, tu vivir en mis

brazos como una bebita que no se preocupa por nada, sino sólo de tu Jesús,

el no rechazarme nunca ningún sacrificio que te he pedido! Yo no me dejo

tomar por las cosas grandes, porque en las cosas grandes en apariencia

siempre hay de lo humano, sino de las cosas pequeñas, pequeñas en

apariencia pero grandes en sí mismas. Y además, deberías haberlo

comprendido tú misma, que debía darte una misión especial en mi Voluntad;

ese hablarte siempre de mi Querer, ese hacerte comprender sus admirables

 

 

efectos, lo que no he hecho con ninguno hasta ahora. Contigo he hecho

como un maestro cuando quiere que su discípulo se haga perfecto en la

medicina o en la historia o en cualquier otra cosa, parece que no sabe hablar

de otra cosa, siempre estará sobre aquel tema. Así he hecho Yo contigo, me

he constituido en maestro de Voluntad Divina, como si ignorara todo lo

demás; después de que te he instruido bien, te he manifestado tu misión, y

cómo en ti tendrá principio el cumplimiento del Fiat Voluntas Tua sobre la

tierra. Ánimo hija mía, veo que te abates, no temas, tendrás toda mi

Voluntad en tu ayuda y sostén."

Y mientras esto decía, con sus manos me acariciaba la cabeza, el rostro, el

corazón, como si me confirmara lo que decía, y ha desaparecido.

Marzo 23, 1921

La Divina Voluntad vuelve pequeña al alma.

Luisa es la más pequeña entre todos.

 

Encontrándome en mi habitual estado, me he encontrado fuera de mí

misma junto con Jesús y le he dicho: "Amor mío, quiero hacerte oír cómo

hago para entrar en tu Querer, para ver si te agrada o no." Entonces he dicho

lo que tengo por costumbre decir cuando entro en su Querer, que no creo que

sea necesario el decirlo habiéndolo dicho otras veces. Y Jesús me ha dado

un beso, aprobando con su beso lo que yo le decía, y luego me ha dicho:

"Hija mía, mi Voluntad tiene la virtud especial de volver a las almas

pequeñas, de empequeñecerlas tanto, de sentir la extrema necesidad de que

mi Voluntad les suministre la vida; es tanta su pequeñez, que no saben hacer

un acto, un paso, que mi Voluntad no les suministre, o el acto o el paso, así

que viven todas a expensas de mi Voluntad, porque su pequeñez no pone

ningún estorbo, ni cosas propias, ni amor propio, sino que todo lo toman de

mi Voluntad, pero no para tenerlo con ellas, sino para dármelo a Mí, y como

tienen necesidad de todo, viven perdidas en mi Voluntad. Mira, Yo giré y

giré por toda la tierra, miré una por una a todas las criaturas para encontrar a

la más pequeña entre todas, y entre tantas te encontré a ti, la más pequeña

entre todas; tu pequeñez me agradó y te escogí, te confié a mis ángeles a fin

de que te custodiaran, no para hacerte grande, sino para que custodiaran tu

pequeñez, y ahora quiero iniciar la gran obra del cumplimiento de mi

Voluntad. Ni con esto te sentirás más grande, más bien mi Voluntad te hará

más pequeña y continuarás siendo la pequeña hija de tu Jesús, la pequeña

hija de mi Voluntad."

 

 

Abril 2, 1921

El alma que obra en la Divina Voluntad da por todos y recibe por todos.

Mi pobre mente me la sentía como aturdida, y me faltan las palabras para

poner en el papel lo que siento, si mi Jesús quiere que escriba se dignará

decir en palabras lo que infunde por vía de luz en mí. Recuerdo solamente

que al venir me ha dicho:

"Hija mía, quien en mi Voluntad reza, ama, repara, me besa, me adora,

Yo siento en ella como si todos me rezaran, me amaran, etc., porque mi

Voluntad envolviendo todo y a todos, en mi Querer el alma me da el beso, el

amor y la adoración de todos, y Yo mirando a todos en ella, doy a ella tantos

besos, tanto amor por cuanto debería dar a todos. El alma en mi Voluntad

no está contenta si no me ve completado por el amor de todos, si no me ve

besado, adorado, rogado por todos. En mi Voluntad no se pueden hacer

cosas a la mitad, sino completas y Yo al alma que obra en mi Querer no le

puedo dar cosas pequeñas, sino inmensas, que pueden ser suficientes para

todos. Yo hago con el alma que obra en mi Querer, como una persona que

necesitara un trabajo de diez personas, ahora de estas diez, sólo una se ofrece

a hacer el trabajo, todas las demás lo rechazan, ¿no es justo que todo lo que

debería dar a las diez, lo dé a una sola? De otra manera, ¿dónde estaría la

diferencia entre quien obra en mi Querer y entre quien obra en su voluntad?"

Abril 23, 1921

El Amor de Dios triunfará sobre todos los males de las criaturas.

Dios mirará los actos de las criaturas a través de los actos

del alma hechos en el Divino Querer.

 

Paso días amarguísimos, mi siempre amable Jesús se ha casi eclipsado.

¡Qué pena, qué desgarro! Siento mi mente más allá de las estrellas, en su

Voluntad, y que quisiera tomar este Santo Querer y hacerlo bajar en medio

de los hombres y darlo a cada uno como vida propia. Mi pobre mente se

debate entre el Querer Divino y el querer humano de todos, para hacer de

ellos uno solo. Ahora, estando en lo sumo de la amargura, mi dulce Jesús

apenas se ha movido en mi interior, y sacando sus manos ha tomado las mías

en las suyas, y en mi interior me ha dicho:

 

 

"Hija mía, ánimo, vendré, vendré, tú no te ocupes de otra cosa que de mi

Querer; dejemos a un lado la tierra, se cansaran en el mal, por todas partes

irán sembrando terrores, espantos y matanzas, pero llegará el fin, mi Amor

triunfará sobre todos los males de ellos, por eso tú extiende tu querer en el

mío, el cual como un segundo cielo, con tus actos vendrás a extenderlo sobre

la cabeza de todos y Yo miraré los actos de las criaturas a través de tus actos

divinos, divinos porque todos parten de mi Querer, y obligarás a mi Querer

eterno a descender por debajo de las esferas celestiales para triunfar sobre la

maldad de la voluntad humana, por eso, si quieres que mi Querer descienda

y mi Amor triunfe, tú debes subir más allá de las esferas celestiales, morar

ahí, extender tus actos en mi Voluntad y después descenderemos juntos,

asaltaremos a las criaturas con mi Querer, con mi Amor las confundiremos

en tal modo que no nos podrán resistir, por eso, por ahora dejémoslos hacer

y tú vive en mi Querer y ten paciencia."

Abril 26, 1921

Guerra que hará la Divina Voluntad a las criaturas.

Continúo mi penoso estado, mi dulce Jesús apenas ha venido y

atrayéndome fuertemente hacia Él me ha dicho:

"Hija mía, te lo repito, no mirar la tierra, dejémoslos hacer; quieren

hacer guerra, háganla pues, y cuando se hayan cansado también Yo haré mi

guerra. Su cansancio en el mal, sus desilusiones, los desengaños, las

pérdidas súbitas, los dispondrán a recibir mi guerra; mi guerra será guerra de

amor, mi Querer descenderá del Cielo en medio de ellos; todos tus actos y

los de las criaturas hechos en mi Querer harán guerra a las criaturas, pero no

guerra de sangre, pelearán con las armas del amor, dándoles dones, gracias,

paz, darán cosas sorprendentes, tanto que dejarán asombrado al hombre

ingrato. Esta mi Voluntad, milicia de Cielo, con armas divinas confundirá al

hombre, lo arrollará, le dará la luz para ver, pero no el mal, sino los dones y

las riquezas con las cuales quiero enriquecerlo. Los actos hechos en mi

Querer, llevando en sí la Potencia creadora, serán la nueva salvación del

hombre, y descendiendo del Cielo llevarán todos los bienes a la tierra,

llevarán la nueva era y el triunfo sobre la iniquidad humana. Por eso

multiplica tus actos en mi Voluntad, para formar las armas, los dones, las

gracias, para poder descender en medio de las criaturas y hacerles guerra de

amor."

 

 

Después, con un acento más afligido ha agregado: "Hija mía, sucederá de

Mí como a un pobre padre, cuyos hijos malvados no sólo lo ofenden, sino

que quisieran matarlo, y si no lo hacen es porque no pueden. Ahora, estos

hijos queriendo matar a su propio padre, no es de asombrarse si se matan

entre ellos, si uno está contra otro; si empobrecen, lleguen a tanto que están

todos en acto de perecer, y lo que es peor, ni siquiera se recuerden que tienen

un padre. Ahora, ¿este padre qué hace? Exiliado por sus propios hijos,

mientras éstos se pelean, se hieren, están por perecer por el hambre, el padre

está sudando para adquirir nuevas riquezas, dones y remedios para sus hijos,

y cuando los ve casi perdidos va en medio de ellos para hacerlos más ricos,

les da los remedios para curar sus heridas y lleva a todos la paz y la

felicidad. Ahora, estos hijos vencidos por tanto amor, se vincularán a su

padre con paz duradera y lo amarán. Así sucederá de Mí, por eso te quiero

en mi Voluntad como fiel hija de mi Querer, y junto conmigo en el trabajo

de la adquisición de las nuevas riquezas para dar a las criaturas. Seme fiel y

no te ocupes de otra cosa."