Divinización de los actos

20.08.2015 23:32

Mi amado Jesús, siguiendo el camino de Luisa, la pequeña hija de tu Divina voluntad, quiero entrar en tu Voluntad, penetrar entre el Cielo y la tierra y pasearme por todo en nombre de todos. Como ella hizo, quiero entrar en cada acto de las criaturas y multiplicar tu Vida en cada uno de ellas para que te plazca el ver que la criatura, en virtud de tu Voluntad, llena el Cielo y la tierra con ¡tantas vidas tuyas como tantas criaturas existen! Por lo tanto, lo que hiciste por Luisa, hazlo también para mí: bendice mi corazón, mis latidos, mis afectos, mis palabras, mis pensamientos, e incluso mi movimiento más pequeño, para que con tu bendición, todo el mundo pueda quedar revestido de una virtud divina

Querida Madre María, Tú que conoces los caminos de la Voluntad Divina, te ruego vengas conmigo para no perderme. Más bien, contigo y el pasaporte de la Luz de la Divina Voluntad, pueda ser capaz de entrar en los lugares más íntimos, en las fibras más secretas, en el abismo de las mayores profundidades, y en el espacio de las alturas de lo más alto con el fin de cubrir todos los actos de las criaturas: pasado, presente y futuro `

Con mis pensamientos fluyendo al unísono con los tuyos, Jesús mío, voy cubriendo los pensamientos de todos, para dar a Dios, por cada pensamiento, el reflejo de su propio Pensamiento Divino.

Con mis miradas, el uso de mi oído, el gusto, el tacto, el olfato y el de todos los sentidos físicos, voy cubriendo todos los sentidos de las criaturas, para que Dios pueda encontrar a las criaturas haciendo uso de los sentidos sólo para cumplir su Santísima Voluntad.

Con las palabras que hablo y cada sonido que mi voz produce, cubro el uso que las criaturas hacen de su voz, para que Dios pueda escuchar en cada sonido que produce la voz humana, el eco perfecto de su propio FIAT Divino pronunciado para nosotros al principio de la creación.

Con los latidos de mi corazón, mis respiraciones y todo lo pasa dentro de mi cuerpo (incluso a nivel de células), cubro los latidos, respiraciones y todo lo que ocurre en el interior de su cuerpo para que Dios pueda escuchar en cada latido, el Latido Eterno del Acto único de su Santísima Voluntad y, en cada respiración, encuentre el aliento de la Vida Divina que nos insufló al principio de la Creación.

Con las obras de mis manos unidas a las Tuyas, cubro todas las obras de las criaturas para que Dios las encuentre todas perfectas y completas y marcadas con el sello de Gloriam Dei (Vol. 7 Sept. 11, 1906)

Con mis pasos, cubro los pasos de las criaturas para que todos los pasos lleguen ante el Trono Divino para arrodillarse en un acto perfecto de homenaje.

Con los afectos y deseos de mi corazón vertiéndose en tu Voluntad, cubro los afectos y deseos de todas las criaturas para que Dios pueda encontrar que cada corazón ama sólo lo que El ama y desea sólo lo que Él desea. Esto de una manera perfecta y divina.

Con mis oraciones cubro las oraciones de todos para que todas las oraciones suban como incienso de muy agradable fragancia ante tu Trono para darte el homenaje perfecto.

Con los movimientos de mi cuerpo, cubro los movimientos de todos para que en ellos  Dios encuentre el reflejo perfecto de su propia Moción Divina.

Con mis sufrimientos, cubro los dolores y tristezas de todos para que Dios encuentre en los sufrimientos de las criaturas únicamente los sufrimientos meritorios de su Divino Hijo, Jesús.

El resto de los actos de las criaturas que han quedado sin mencionar las cubro con  mis correspondientes actos. Todos los actos que deberían haber hecho y no se han llevado a cabo, los sustituyo con mis propios actos. Estos corresponderán por ellos. Y todos los actos malos los reordeno y reparo al ofrecer todos los míos hechos en oposición directa al mal realizado, junto con todos mis actos de reparación.

Con todo esto quiero darte, Dios mío, el amor, adoración, gratitud, alabanza y gloria perfectos que te debían las criaturas. Coloco este ofrecimiento en cada uno de mis actos  continuamente y para siempre, en todos los actos de las criaturas, en cada cosa creada y en cada movimiento y cambio de la Creación. Y así de esta manera  imploro: misericordia, perdón, luz, gracia y el completo  triunfo de la Voluntad Divina en la tierra, su rápido y completo  triunfo en mí. Amén

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