MEMORIA, INTELIGENCIA Y VOLUNTAD EN LA DV
"Hija mía, mi dolor fue grande e incomprensible a la mente creada,
especialmente cuando vi la inteligencia humana deformada, mi bella imagen
que hice reproducir en ella, no más bella, sino fea, horrible. Yo doté al
hombre de voluntad, inteligencia y memoria; en la primera refulgía mi Padre
celestial, el cual, como acto primero comunicaba su Potencia, su Santidad,
su altura, por lo cual elevaba a la voluntad humana invistiéndola de su
misma Santidad, Potencia y nobleza, dejando todas las corrientes abiertas entre Él y la voluntad humana, a fin de que siempre más se enriqueciera de
los tesoros de mi Divinidad; entre la voluntad humana y la divina no había
tuyo ni mío, sino todo en común, con acuerdo recíproco, era imagen nuestra,
cosa nuestra, así que ella nos semejaba, por lo tanto nuestra Vida debía ser la
suya y por eso constituía como acto primero su voluntad libre,
independiente, como era acto primero la Voluntad de mi Padre celestial;
pero esta voluntad cuánto se ha desfigurado, de libre se ha vuelto esclava de
vilísimas pasiones. ¡Ah! es ella el principio de todos los males del hombre,
no se reconoce más, cómo ha descendido de su nobleza, da asco mirarla.
Después, como acto segundo concurrí Yo, Hijo de Dios, dotando al
hombre de inteligencia, comunicándole mi Sabiduría y la ciencia de todas
las cosas, a fin de que conociéndolas pudiese gustar y hacerse feliz en el
bien. Pero, ¡ay de Mí! Qué mar de vicios es la inteligencia de la criatura, de
la ciencia se ha servido para desconocer a su Creador.
Y después, como acto tercero concurrió el Espíritu Santo, dotándolo
de memoria, a fin de que recordándose de tantos beneficios, pudiera estar en
continuas corrientes de amor, en continuas relaciones; el amor debía
coronarla, abrazarla e informar toda su vida; ¡pero cómo queda contristado
el eterno Amor! Esta memoria se recuerda de los placeres, de las riquezas y
hasta de pecar, y la Trinidad Sacrosanta es puesta fuera de los dones dados a
su criatura. Mi dolor fue indescriptible al ver la deformidad de las tres
potencias del hombre; habíamos formado nuestra morada en él, y él nos
había arrojado fuera."
