GIROS-

07.09.2015 10:00

CORRESPONDENCIA, A NOMBRE DE TODOS, AL AMOR DE DIOS EN LA CREACION, REDENCIÓN Y SANTIFICACIÓN

MODO PRÁCTICO Y EFICACÍSIMO PARA

HACER QUE EL ALMA ENTRE EN EL

DIVINO QUERER Y GIRE EN TODAS LAS

OBRAS DE LA CREACIÓN PARA PEDIR EL

REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD COMO

EN EL CIELO EN LA TIERRA

EXPLICACIONES:

El alma se eleva en los brazos de su

Creador, arrojándose en su seno divino,

para unirse con El en todos los actos que

hizo en la Creación por amor a ella y no

lo quiere dejar solo sino seguirlo en todo.

Así regresa a su origen y encuentra el

principio de donde salió. Todo lo hace

presente como si en acto Dios estuviese

creando todas las cosas y para darle en

cada cosa creada todo su amor quiere

recibir todo el amor que su Creador hace

salir de su seno con su FIAT Omnipotente

en toda la creación; quiere recibir el

depósito de todo el amor y la potencia de

dicho amor en su alma. Por eso corre en

cada FIAT de su Creador, para recibir el

depósito, para poder dar amor por amor,

gloria y adoración a Aquel que tanto la

ama y que la quiere siempre con El en

cada cosa que El hace y quiere la

presencia y la compañía de aquella que

ama y por cuyo amor está obrando.

Así pues, el alma se coloca en el Edén

para recibir el primer aliento de Dios,

aquel aliento regenerador que siempre

genera, luego recorre todos los siglos para

abrazar a todos los hombres y para suplir

por cada uno de ellos. Recorre el alma

todos los actos de su Mamá Reina, los

hace suyos y los da a su Dios como si le

pertenecieran. Vuela enseguida a la

Encarnación del Verbo y a todos los actos

que El hizo en su vida y a cada uno de

ellos da su correspondencia con un acto

propio, aunque pequeño, de amor, de

agradecimiento y para pedirle el adviento

del Reino de la Divina Voluntad sobre la

tierra.

Sigue, paso a paso, al Verbo Encarnado

hasta su muerte, lo sigue al Limbo, lo

espera en el sepulcro y pide el triunfo del

Reino de la Divina Voluntad en virtud y

gloria de su Resurrección. Finalmente lo

acompaña en su ascensión al Cielo para

suplicarle que pronto envíe el Reino del

FIAT Divino a la tierra.

En suma, no deja que se le escape nada,

abraza todo y en cada acto de su Dios

pide su voluntad reinante en las

generaciones humanas.

FIAT

PRIMERA HORA

El alma sigue a la Divina Voluntad en

todos los actos que Ella hace para recibir

su Vida Divina. La Creación del sol y del

cielo.

Jesús, vida mía, latido de mi pobre

corazón, centro de mi inteligencia, respiro

de mi pequeña alma, mi pequeñez se

abisma en Ti, se pierde en Ti y como

pequeña niña que soy, que no sé dar un

solo paso, me acerco a Ti, me tomo de tu

mano celestial y junto Contigo entro en la

luz interminable de tu FIAT Divino.

Llévame Contigo al seno de nuestro Padre

Celestial, de manera que podamos estar

presentes cuando pronunció el primer

FIAT e hizo salir tanta luz cuyos confines

no se ven.

Ah, Jesús mío, haz que tu pequeña hija

reciba toda la virtud, la potencia, la

santidad y la luz de tu adorable FIAT, a

fin de que no sienta en mi sino sólo la

vida de El y con su vida pueda abrazar

todo y suplir por todos y pueda atraerlo a

la tierra para que vuelva de nuevo

triunfante a reinar en medio de las

criaturas. Y para esto, amor mío, giro en

tu Querer para seguir todos sus actos.

¡Oh, cuán bello es ver que vuestra

Majestad Suprema pronuncia un FIAT y

extiende el cielo azul con millones y

millones de luminosas estrellas;

pronuncia otro y crea el viento, el aire, el

mar y todos los elementos juntos, con tal

orden y armonía que rapta!

Jesús mío, bien mío, oh, cómo quiero

recibir en mí todo el amor que tu FIAT

Divino tuvo al crear el cielo tachonado de

estrellas, para poder tener yo todo ese

mismo amor hacia el FIAT Divino, e

invistiendo todas las estrellas con mi

amor a fin de que todas digan junto

conmigo:

"Te Amo" y "venga pronto tu Reino a la

tierra"

Y para gloria eterna de tu querer Divino

voy a los cielos, sobrevuelo todas las

estrellas para adorar y cantar la firmeza

divina y su ser inmutable a fin de que

haga a la creatura firme en el bien y se

disponga a recibir el Reino de tu

Voluntad.

Amor mío, continúo mi vuelo y voy al sol

en el acto en el que tu FIAT hizo salir

tanta luz del seno de la Divinidad y que

formó este globo de luz que debía abrazar

a toda la tierra con todos sus moradores,

para dar a todos tu beso de luz y de amor

y con el que debía embellecer, fecundar,

colorear y enriquecer todo con su luz.

Tu FIAT Divino hizo salir a este sol para

mí, por amor mío y yo quiero recibir en

mí toda esta luz y este calor con todos

sus efectos para darte también yo mi sol

y cantar con él:

"Amor y Gloria"

Y bendecir tu luz eterna, tu amor

inextinguible, tu belleza y tu dulzura

infinita y tus gustos innumerables.

Todas éstas son las propiedades que has

puesto en el sol y yo quiero abrazarme

con la luz del sol, quiero darte mis besos

ardientes con su calor, quiero animar

toda su luz y todos sus efectos con mi voz

y pedirte, desde lo alto de su esfera hasta

los más bajo donde su luz desciende, el

Reino de tu FIAT.

¿No escuchas, Amor mío, cómo tu

voluntad quisiera desgarrar los velos de

la luz para descender y reinar en medio

de las creaturas?

Y yo, en las alas de la luz del sol te pido,

te imploro, que venga el reino de tu FIAT.

Te pido en el centro de este sol de tu FIAT

que baje tu luz en los corazones de las

creaturas y forme en ellos su sol, que

descienda tu amor y queme todo aquello

que a tu querer no pertenece.

Si desciende tu luz en las creaturas, ellas

adquirirán la belleza divina, terminarán

la iras, las amarguras, adquirirán tu

dulzura y la faz de la tierra será

renovada.

Y, oh, cómo estoy contenta, vida mía, por

poderte decir:

"Sol me has dado, sol te doy".

Oh, un sol en mi poder que te pide

continuamente el reino de tu FIAT…

¿Puedes tu resistir a tanta luz que te

implora?

Por eso, pronto, pronto, oh Jesús, haz

que este sol mío y tuyo, relator divino,

toque con su luz a las creaturas y les

revele a todos el reino de tu FIAT, su

santidad y como quieres y esperas que

entren en él para hacerlos felices y

santos.

Jesús Jesús Jesús

FIAT

SEGUNDA HORA

Sigue el vuelo del alma en la Creación, en

el mar y en el viento.

Vida mía, Jesús, tu querer divino me

impele a girar. Ya estoy en el mar, pero

¿Qué oigo? Oigo su murmullo continuo,

símbolo de tu movimiento eterno que

jamás se detiene y yo entro en ese

movimiento divino que nunca cesa, para

ser mío ese movimiento eterno que con su

movimiento incesante hace todo y da vida

a todos, para darlo a las creaturas y pedir

por todas el reino de tu querer.

Mira, oh Jesús, en tu FIAT está el

movimiento incesante que me lleva al

cielo y me hace luego descender en las

profundidades del océano, de manera que

donde hay un movimiento, una vida, un

murmullo, hago decir a todos ellos:

"Te amo, te adoro, te agradezco, te

bendigo, te glorifico", e invistiéndolos a

todos con mi voz, al murmullo del mar, al

movimiento de los peces, a las olas, ora

pacíficas, ora tumultuosas, te pido el

Reino de tu Querer.

¿No escuchas, oh Jesús, cómo todas las

gotas del agua del mar, con su murmullo

dicen:

"FIAT, FIAT", cómo las olas con su fragor

quisieran abrir el seno del mar para

hacer salir tu voluntad que las domina y

encerrar dentro a todas las creaturas

para que todas hagan reinar en ellas tu

FIAT?.

En este mar vengo a cantar y amar en su

murmullo a tu movimiento incesante; en

sus olas altísimas a tu fortaleza y a tu

justicia; en las aguas cristalinas, a tu

pureza que no conoce mancha alguna; en

el mar, a toda tu gracia, a tu inmensidad

que todo envuelve y encierra… y te pido

que hagas al hombre justo, fuerte y puro

y que viva oculto y envuelto por tu

santísima voluntad a fin de que corra en

tu movimiento, de donde salió.

Vida mía, Jesús, giro en el viento para

amar, alabar, cantar y bendecir el imperio

de tu voluntad en él, su frescura

refrescante, la violencia e impetuosidad

del viento que aterra y que arrastra todo

lo que toca, que ora parece que gimen,

ora que grita y que habla, símbolo del

amor de tu querer divino que gime en el

viento, porque quiere ser reconocido y no

viéndose escuchado, grita, habla con

voces arcanas porque quiere reinar,

porque quiere su dominio en medio de las

creaturas.

¡Oh, cuántas bellas cualidades divinas

ocultan los velos del viento! Por eso te

pido que con el imperio de tu supremo

querer, venga su reino en medio de las

humanas creaturas, impera de manera

que ninguna te pueda resistir, aliéntalas

con su frescura, haz uso de su violencia e

impetuosidad de manera que el querer

humano quede aterrado y sea elevado,

arrollado y raptado en tu querer.

Haz escuchar a todos tus gemidos

continuos de que quiere reinar en medio

de ellos y si no te ves escuchado grita,

habla fuerte con las arcanas voces de tu

querer, a fin de que ensordecidos por

ellas, puedan todos rendirse y reconocer

solo tu santo querer. Y yo amor mío

quiero correr en las alas del viento para

pedir en él que venga el reino de tu FIAT

y en cada una de sus hondas quiero

llevar a todos el beso, las caricias y el

abrazo de tu querer divino, para que

venga la paz y el hombre vuelva al orden

y a la finalidad establecida por Dios en la

creación.

María María María

FIAT

TERCERA HORA

El alma sigue la Divina Voluntad, pasando

por encima de toda la tierra y admirando

todas las cosas creadas.

Jesús mío, corazón mío y vida mía, toda

la creación está saturada de tu adorable

voluntad, cuyos actos son innumerables

en todas las cosas creadas.

Por esto, para poder encontrarlos más

fácilmente, me dispongo a pasear por el

universo entero. Paseo en el aire y en él

imprimo mi "te amo" para pedirte que las

criaturas, respirando, absorban con el

aire la Vida de tu Querer que en él reina.

Quiero bendecir, glorificar y sellar con mi

"te amo" el orden y la armonía del Reino

de la Divina Voluntad. Quiero volar por

encima de toda la tierra e imprimir mi "te

amo" sobre la pequeña hierba, sobre las

plantitas, sobre todas las flores, sobre los

árboles más altos, sobre las cumbres de

los montes y en los más obscuros

abismos, para pedirte que por todas

partes se extienda el Reino de tu FIAT.

Quiero animar todo, dar mi voz a todos, a

fin de que todos digan:

"Venga tu querer a reinar en la tierra".

Escucha, oh Jesús, yo imprimo mi "te

amo" en el pajarito que canta, trina y

gorgea y junto con él te pido el Reino de

tu FIAT. Sello mi "te amo" en el balido

del corderito, en el gemido de la tórtola y

te pido con sus balidos y con sus gemidos

el Reino de tu FIAT; no existe ser alguno

que yo no quiera revestir y así poder con

todos y sin descanso repetir mi estribillo:

"¡ADVENIAT REGNUM TUUM!"

Quiero, Jesús mío, penetrar hasta el

centro de la tierra y ahí poner mi corazón

para que con mi propio latido te ame por

todos, dé amor a todos, a todos abrace y

con todos grite:

"¡Venga tu Reino y domine y triunfe tu

Voluntad!".

FIAT

CUARTA HORA

El alma se transporta al Paraíso y se une a

la fiesta de Dios en la creación del hombre.

Jesús, vida mía, siento que tu amor me

impulsa hacia ti, tu Querer me llama a ti

porque quiere que esté presente en todos

sus actos. Me parece que tú no estás

contento si yo no asisto a todos los actos

de tu Voluntad; y aunque no sepa hacer

nada, te complace igualmente que yo sea

espectadora y repita mi estribillo:

"Te amo, te adoro, te bendigo y te

agradezco".

Heme aquí en el paraíso. Aquí te

contemplo, amor mío, mientras con el

Padre y con el Espíritu Santo estás

formando tu querida joya, tu obra

maestra, la bella figura del hombre. ¡Con

cuánto amor la formas, cuánta belleza le

infundes, de cuántos divinos matices la

revistes! Mientras la estás plasmando, te

detienes con frecuencia y la miras, la

admiras y gozoso dices:

"¡Cómo es bella nuestra estatua!".

Entonces tu amor palpita con fuerza,

hasta desbordarse y no pudiéndote

contener más, animándolo le das la vida y

tu semejanza y así creas al hombre,

llenándolo de tu amor.

FIAT

QUINTA HORA

El alma asiste a la caída de Adán en el

Paraíso, al dolor Divino y trata de reparar

con su mismo amor.

Amor mío, la potencia de la unidad de tu

Divina Voluntad ligó en uno solo el acto

del Creador con el de tus primeras

criaturas y puso así en común con ellas

todos sus bienes, todos sus gozos. Oh mi

Jesús, yo también quiero empezar de

nuevo mi vida en esta unidad de tu

Querer junto con mis primeros padres.

Allí quiero establecer mi morada, allí

quiero encontrar por siempre mi alegría y

mi felicidad.

Pero, ¡ay de mí he aquí que para su gran

desgracia, Adán y Eva se salieron de tu

Voluntad para hacer la propia y del más

alto grado de todas las felicidades, se

precipitaron en el abismo de todas la

miserias. El Cielo y la tierra fueron

sacudidos viendo que las más bellas

criaturas se rebelaban a la Voluntad de

su Creador. Toda la creación se

conmovió y Tú mismo, Majestad adorable,

sentiste tal dolor que te cubriste con el

manto de la justicia contra ellos.

Para consolar a tu corazón, he aquí,

Jesús, vida mía, que hago mi morada

permanente en tu Divino Querer y jamás

querré salir de El; y esto para

reconquistar por lo menos en parte los

inmensos beneficios que perdieron tus

primeras criaturas y para borrar el sello

del deshonor que se imprimió sobre sus

frentes. Y para que las alegrías y las

felicidades que te daban mis primeros

padres en los primeros días de su

creación puedan continuar, quiero poner

mi beso y mi incesante reparación en

aquel mismo dolor que te hizo poner el

manto de la Justicia; quiero quitarte este

manto de Justicia para poder

contemplarte revestido con el manto de

Paz.

¡Ah, oh Jesús! Haz que vuelvan los

tiempos primeros de la Creación y que se

renueven las fiestas, las alegrías y los

entretenimientos entre tus criaturas y Tú,

mediante la venida del Reino de tu

Voluntad.

Jesús Jesús Jesús

FIAT

SEXTA HORA

El alma continúa su reparación; pasa por

los principales personajes del Antiguo

Testamento y suspira la Redención.

Jesús mío, no te dejaré solo en tu dolor;

de tu querer no saldré jamás; prometo

solemnemente no hacer más mi voluntad,

antes bien la ato a los pies de tu trono

para que no la pueda conocer más. Ella

te ofrecerá profunda y continua

reparación por la rebelión de Adán y Eva

y uniformándome totalmente a tu Querer,

que es lo único que quiero conocer, me

compenetraré contigo.

Dulcísima Vida mía, para el triunfo de tu

Querer Divino quiero imprimir sobre cada

pensamiento, comenzando desde el

primero que formó Adán hasta el último

de las criaturas en la tierra, mi "Te amo",

mi reparación, la gloria que se te debe,

para pedirte a nombre de cada uno de

ellos el reino de tu Voluntad; que todas

las inteligencias comprendan qué cosa

significa cumplir la Voluntad de Dios y

que todas la hagan dominar y reinar.

Quiero sellar cada mirada de las

criaturas, cada una de sus palabras con

mi "Te amo", con mi reparación y pedirte

tu Reino. En cada obra, en cada paso y

latido de los hombres quiero repetirte:

"Te amo y te reparo por todos los pecados

que comenten".

Quedándome en tu Voluntad quiero

suplir y darte toda la gloria y todo el amor

que habrían debido darte las criaturas si

hubieran vivido todas en tu Querer y a

nombre de todas pido tu Reino.

Oh Jesús, ahora quiero recordar los

principales personajes del Antiguo

Testamento y meditar en los prodigios

que tu Divina Voluntad obró en ellos.

Sello mi "Te amo" sobre el sacrificio de

Abraham y sobre la obediencia de Isaac,

para implorar por medio de ellos el Reino

de tu Querer Divino.

Imprimo mi "Te amo" sobre el dolor de

Jacob, sobre la aflicción y sobre la gloria

de José.

Pongo mi "Te amo" sobre la potencia de

los milagros de Moisés, sobre la fortaleza

de Sansón, sobre la santidad de David,

sobre la paciencia de Job; y por todos

estos rayos de luz que mandó tu

Voluntad te pido que Reine tu Querer

Divino.

¡Observa, Amor mío, cómo voy buscando

a través de los siglos, los actos de tu

Voluntad en todas las criaturas para

pedirte por medio de ellos que tu FIAT sea

conocido, amado y querido por todos!.

Jesús, vida mía, veo que tu amable

Querer Divino se acerca cada vez más a

las criaturas y haciendo bajar sus rayos

de Luz, ilumina los profetas y les revela

tu venida a la tierra, precisando el

tiempo, el lugar y las circunstancias que

la acompañarán. Oh Jesús, volando por

encima de cada profeta y en cada una de

las revelaciones que les haces, cubro todo

y a todos con mi "Te amo, te bendigo y te

agradezco" y te pido el Reino de tu

Querer.

Cada promesa que hiciste, cada

revelación que manifestaste acerca de tu

venida a la tierra, fue un compromiso que

tomaste, por eso al Reino de tu Redención

venía ligado el de Tu Voluntad. ¿Por qué,

pues, Amor mío no te apresuras? Tú no

sabes hacer tus obras a la mitad, ni dar

tus riquezas solamente en parte.

¡Por consiguiente, date prisa! Si mediante

tu Redención nos diste la mitad de tus

bienes, completa ahora tu obra: haz que

tu Voluntad impere, domine y triunfe en

medio de las criaturas.

FIAT

SÉPTIMA HORA

El alma se sumerge en los mares de luz y

de Santidad de la Mamá Celestial y junto

con Ella pide que venga el Reino de la

Divina Voluntad a la tierra.

Trinidad Santísima, Padre, Hijo y Espíritu

Santo, siento en mí vuestro amor

desbordante; veo que con gran gozo estáis

ya despojándoos de vuestro manto de

Justicia y preparándoos a una nueva

fiesta, mayor que la que gozasteis en la

creación del hombre.

Ahora hacéis salir mares de Potencia, de

sabiduría, de Amor y de belleza

indescriptibles. Y juntando todos estos

océanos, llamáis en ellos, en virtud de

vuestra Palabra Omnipotente, a vida a la

Pequeña Reina y la creáis así tan pura,

sin mancha y tan rica en belleza de

quedar extasiada vuestra misma

Divinidad.

A la Concepción de esta Inmaculada

Reina se abrieron las fiestas entre el Cielo

y la tierra y toda la creación se regocijó y

festejó a su Soberana. También yo me

postro delante de Aquella que es objeto de

las complacencias del Padre, del Hijo y

del Espíritu Santo e invito al Cielo, al sol,

al viento, a toda la creación, a los ángeles

y a cada ser humano a entonar himnos

conmigo a la Pequeña Reina apenas

concebida y a reconocerla por Señora y

por Madre y como la más bienaventurada

entre todas las criaturas.

Mira, Mamá mía, cada uno dirige a ti su

corazón, sus miradas. Nuestra suerte

está en tus manos, por tal razón, en este

primer acto de tu Concepción demos

todos juntos el asalto a nuestro Padre

Celestial y gritemos:

"¡Venga el Reino de tu Divina Voluntad a

la tierra!".

Mamá Santa, preséntanos tú a Dios y

El se sentirá vencido viendo que todas

las criaturas, estrechadas en torno

tuyo, dicen junto Contigo:

"¡Venga el Reino de tu FIAT Divino!".

Sí, oh Divinas Personas, Vosotros no

hacéis otra cosa que derramar

continuamente Amor sobre la recién

concebida Reina, ni cesáis de concederle

nuevas gracias para hacer sus mares

siempre más extensos.

En esta criatura Celestial Vosotros veis a

Aquella que todo os debe dar, que os debe

reparar por todo, a Aquella que os debe

restituir completa la gloria toda de la

Creación y por esto le manifestáis y le

hacéis conocer la historia del hombre

caído, vuestro dolor y vuestra Voluntad

adorable rechazada por las criaturas. Y

mientras le confiáis todo, Ella

generosamente os hace el don de su

propio querer y os jura no quererlo

reconocer.

Sumergiéndose después en vuestro FIAT,

Ella lo toma por su propia vida, le da el

dominio sobre Sí misma y de este modo,

forma Ella en su alma el primer Reino del

Divino Querer. He aquí que ya escucho

resonar su continuo estribillo:

"¡Venga el Reino de la Redención,

venga el Verbo a la tierra, venga la

paz entre el Creador y la criatura.

Padre Eterno, no bajaré de vuestro

regazo si no me concedéis lo que os

pido!"

Yo también, oh Padre Celestial, repetiré

junto con mi pequeña Reina mi

acostumbrado estribillo:

"¡Venga el Reino de la Divina Voluntad!"

Lejos de separarme de tus rodillas

paternas, te estrecharé con mis brazos,

hasta que Tú me asegures que la Divina

Voluntad no sólo será conocida y amada

por los hombres, sino que reinará sobre

ellos con un triunfo completo.

FIAT

OCTAVA HORA

El alma continúa con la Mamá Reina

suplicando al Padre Celestial que haga

conocer a todos la Divina Voluntad para

que venga su Reino.

Jesús, dulcísima vida mía, mi pequeña

alma te ruega en unión de mi Mamá

Reina que la lleves sobre las rodillas de

nuestro Padre Celestial, para ahí

implorar, llorar, suspirar y suplicar que

venga el Reino de tu FIAT Divino.

Con mis sonrisas de amor, con mis besos

afectuosos, con la misma fuerza

arrobadora de tu Querer, suplicaré al

Padre Eterno para que me conceda su

Reino sobre la tierra. Y Tú, Mamá Santa,

toma de la mano a tu pequeña hija y

hazla sumergir en el mar de tu amor,

para que con tu mismo Amor pueda con

mayor eficacia pedir que venga el Reino

del FIAT Divino.

Hago mía tu adoración a tu Creador;

hago mías tus oraciones, tus súplicas y

tus suspiros para pedir por medio de ellos

el Reino del FIAT Divino.

Reina Mamá mía, ayúdame Tú misma a

poner en el mar de tus penas, de tus

intensos dolores, mis pequeñas

contrariedades, mis sufrimientos, mis

privaciones y mis sacrificios, para poder

incesantemente pedir con ello que venga

pronto el Reino del Querer Divino y que la

Divina Voluntad descienda entre las

criaturas y triunfante reine y domine en

medio de ellas.

Mamá mía, así como Tú atrajiste al Verbo

del cielo para hacerlo descender a la

tierra y encarnarse en tu seno, así haz

mover el FIAT Supremo de su sede

Celestial para que venga a reinar sobre la

tierra en todas las criaturas.

FIAT

NOVENA HORA

El alma sigue a la Divina Voluntad en la

Concepción del Verbo, hace compañía al

pequeño prisionero Jesús en el seno de su

Mamá y lo acompaña y lo recibe en su

Nacimiento.

Soberana Mamá mía, no quiero quedarme

sin ti, uno tus actos a los míos para

formar de todos uno solo y para pedir

Contigo la venida del Reino del Divino

Querer.

Mientras considero la Concepción del

Verbo, oculto en tu seno materno mi

continuo "te amo" y todas mis penas para

rendir homenaje ardiente al Hijo de Dios.

Y por aquel mismo desmesurado amor

que lo hizo descender del Cielo en la

pequeña prisión de tu seno, ofreciéndole

todos tus actos unidos a los míos, le pido

nos conceda pronto el Reino de su Divina

Voluntad.

Mamá mía, quiero encerrarme en ti para

poder quedarme con mi pequeño Jesús y

hacerle compañía en la soledad que sufre.

Quiero contemplar todas sus penas para

sellarlas con mi "te amo, te bendigo y te

agradezco".

Veo que mi Niñito Jesús empieza a sufrir

tantas agonías y tantas muertes por

cuantos son los rechazos que el hombre

opone a la Voluntad Divina y veo que Tú,

Madre dulcísima, quisieras tomar sobre ti

de inmediato todas esas muertes para

satisfacer a la Voluntad Suprema.

Oh Jesús, me siento despedazar el

corazón viéndote agonizar así tan

pequeñito, por consiguiente, mi tierno

Niñito, quiero dar vida tantas veces al

FIAT Divino en mi alma por cuantas son

las veces que las criaturas la han

rechazado; y tantas otras veces quiero

hacer morir mi querer por cuantas son

las veces en las cuales ellas dieron vida a

su propia voluntad.

Sí, quiero hacer correr el flujo de tu

misma Voluntad Divina en tu pequeña

Humanidad a fin de que la agonía y la

pena mortal que sufres sea menos

desgarradora.

Oh mi dulce Amor ¡Cuántas penas no

sufres en el seno de la Mamá Virgen! Tú

permaneces ahí inmóvil, porque no te es

dado mover ni un dedo, ni un piececito;

no tienes ni siquiera un espacio para

abrir tus bellos ojos, ni el más tenue rayo

de luz llega hasta ti, en esta estrecha

prisión no hay sino profunda obscuridad.

Por lo tanto, mi querido Jesús, quiero

llevar la vida de tu Voluntad a la estrecha

cárcel de tu primera morada sobre la

tierra para aclarar las tinieblas en las

cuales te encuentras. Quiero imprimir mi

beso, mi "te amo" sobre tus tiernos

miembros forzados a la inmovilidad, para

pedirte por los méritos de tus mismos

sufrimientos que tu Querer Divino tenga

movimiento en las criaturas y mediante

su luz ponga en fuga la noche del querer

humano y forme el día perenne del FIAT

Divino.

Amable Niño mío, si no te dejas vencer

por mí, ahora que eres pequeñito, dime

por lo menos ¿cuándo será que yo podré

reconquistar el Reino de tu Voluntad

Divina?

¿Qué no sabes, Amado mío, que mi alma

quiere vencerte mediante tu mismo Amor

y con la potencia y firmeza de tu FIAT?

Y para obtener mi intento, llamo en mi

ayuda a todos los actos de tu Voluntad

divina, llamo al Cielo con el ejército de

sus estrellas alrededor de Ti, llamo al sol

con la fuerza de su luz y de su calor, al

viento con la impetuosidad de su imperio,

el mar con sus olas fragorosas, llamo a

toda la creación y animando cada cosa

con mi voz quiero pedirte en nombre de

todas el Reino de tu FIAT Divino.

Mi tierno Niño, que ahora dejas el seno de

la Virgen Mamá, deseo que Tú, al nacer y

al abrir tus ojos a la luz, te veas

circundado por la multitud de tus obras,

cada una de la cuales te diga mi "te amo,

te bendigo, te agradezco, te adoro".

¡Con ello quiero imprimir mis primeros

besos sobre tus labios infantiles!

Recién nacido Jesús, Tú te refugias de

inmediato tembloroso entre los brazos de

la mamá Celestial y Ella te estrecha a su

Corazón, te besa, te calienta, te nutre con

su leche y te quita el llanto. Yo también,

Niñito Jesús, quiero poner lo mío; quiero

hacer fluir mi "te amo" en su leche

virginal para poderte nutrir con mi amor.

Todo lo que Ella te hizo, quiero hacértelo

yo también.

Mi amado Niño, mira, no estoy sola,

conmigo tengo todo:

Tengo el sol para calentarte y para secar

tus lágrimas tengo todas tus obras. Tú

gimes y sollozas porque no te ves amado,

mas yo con mi "te amo" quiero cantarte

una canción de cuna que te concilie el

sueño, así me será más fácil obtener de ti

cuando te despiertes el Reino del FIAT

Divino.

FIAT

DÉCIMA HORA

El alma acompaña al Niño Jesús en los

brazos de la Mamá Celestial en el dolor de

la Circuncisión.

Mi tierno Niñito, mi "te amo, te bendigo,

te agradezco" te sigue por todas partes

para pedirte tu FIAT.

En cada uno de tus latidos y respiros,

sobre tu lengua, en la pupila de tus ojos,

en todas las gotas de tu sangre, en tu

pequeña Humanidad, en cada uno de tus

divinos pensamientos quiero imprimir

mis "te amo" junto con mis besos. Y así

también en los brazos y en las manos de

la Mamá Celestial y de San José para que

cuando te estrechen en su pecho te

hagan sentir mi "te amo".

Quiero que lo sientas hasta en el aliento

de las bestias que te calientan y que

están a tus pies en muda adoración.

Mi gracioso Niñito, para implorar tu FIAT

Divino yo sumerjo mi "te amo" en el dolor

que sufriste por el cruel corte de la

circuncisión, en cada gota de la primera

sangre que derramaste, lo pongo en las

lágrimas que derramaste por el dolor y en

las que lloraron la Soberana Reina y San

José al verte sufrir, para que aquella

sangre, aquel dolor y aquellas lágrimas

imploren a grandes voces el triunfo de tu

Reino.

Mi querido Niño Jesús, estrechándote a

mi corazón para mitigar el sufrimiento

que te causa la dolorosa herida yo te

suplico que encierres en ella a todas las

voluntades humanas para concedernos a

cambio la Vida de tu Divino Querer.

FIAT

UNDÉCIMA HORA

El alma acompaña al Niño Jesús que huye

a Egipto invita a toda la Creación a

acariciarlo y con todos pide el Reino de La

Divina Voluntad.

Mi amable Niño, mientras aún te sangra

la herida de la Circuncisión, otro dolor te

llega de improvisto. Un hombre impío y

tirano quiere tu muerte y Tú te ves

forzado a huir a Egipto para ponerte a

salvo.

¿No es acaso este episodio un símbolo de

la perfidia de la voluntad humana, la cual

persigue tu Voluntad Divina porque no

quiere que Ella reine?

Mi Niño gracioso, quiero hacer fluir mi "te

amo", mis besos afectuosos y también mi

querer en este intenso dolor tuyo para

reconciliar entre ellas la Voluntad Divina

y la humana y hacer de ambas una sola

cosa.

Para pedirte tu FIAT sigo incesantemente

a mi Mamá que te lleva entre sus brazos y

mientras Ella camina quiero hacerte

escuchar el dulce murmullo de mi "te

amo, te adoro, te bendigo y te agradezco",

por consiguiente lo imprimo, paso a paso,

en cada átomo de tierra, en cada hilo de

hierba que pisan sus santos pies. Y como

Tú huyes para darme la Vida, yo quiero

ofrecerte mi existencia para defender la

tuya y para pedir el triunfo de tu

Voluntad.

Amor mío, me siento despedazar el

corazón al verte llorar y al oírte sollozar al

ser buscado para matarte.

Para calmar tu llanto quiero recorrer con

mi amor todo el universo y para alegrarte

quiero hacerte oír mi "te amo" y mi

estribillo "dame tu FIAT" en todo, en las

profundidades de los mares, en cada gota

de agua, en los peces que en ella nadan.

Quiero ir sobre los montes más altos y en

los valles más extensos para animar

plantas, flores y árboles y en todos

repetirte "te amo, te amo". En alas del

viento quiero hacerte llegar con fuerte

rumor el eco de mi amor y por medio de

sus ráfagas quiero enviarte mis besos

ardientes y ofrecerte mis caricias

amorosas.

Querido Niño Mío, mientras huyes, yo

hago mi invitación a todas las cosas

creadas para que ellas alegren a su

Creador:

A la luz del sol, para que iluminando tu

bello rostro te diga:

"Te amo"; llamo a todas las aves de los

aires para que con sus trinos te formen

arrullos de amor:

En una palabra, me uno a todos los

elementos, al cielo y a las estrellas, a los

montes y a los mares, a las plantas y a

los animales para gritar con ellos a una

sola voz:

"Todos te amamos y te amamos tanto que

queremos sobre la tierra la venida de tu

Voluntad reinante, dominante y

triunfante".

Y este grito unánime resuena en el alma

de la Mamá Reina y Ella también te dice:

"¡Hijo mío, mira, mi amor armoniza

con el de todas las creaturas y las

reúne a todas juntas y con ellas,

penetrando en tu Corazón, te pido Yo

también que tu Voluntad venga a

reinar sobre la tierra!"

FIAT

DUODÉCIMA HORA

El alma con Jesús en Egipto. Ella le ofrece

el corazón por alojamiento pide con la

Reina del Cielo el Reino de la Divina

Voluntad.

Mi querido Niñito Jesús, he aquí que

llegas a Egipto acompañado de dolor y de

lágrimas por el olvido y el abandono de

todos.

Te ves forzado a entrar en una pequeña

choza, expuesto a los vientos y a la lluvia

porque nadie en el mundo te ofrece una

morada decente.

Cómo sufres, mi tiernísimo Niño, al ver tu

pequeña Humanidad sufrir la misma

suerte de tu adorable Voluntad, a la cual

nadie ofrece espontáneamente por

habitación su propia alma para hacerla

reinar en ella. Y tu Voluntad también

errante por largos siglos pide

alojamiento… y no lo obtiene.

Amor mío, veo que mientras lloras,

nuestra Mamá oculta sus lágrimas para

poder calmar tu llanto y te ofrece su bella

alma como morada perenne a tu

Voluntad Divina. Yo también quiero

unirme a Ella para secar tu rostro y para

imprimir mi "te amo" en cada una de tus

lágrimas y sobre tus labios temblorosos y

pidiendo tu FIAT ofrezco mi alma a tu

Voluntad Divina para que en ella forme

su perpetua morada.

Amado Niño mío, centro de mi vida,

mientras Tú habitas en esa choza, yo

quiero seguir todos tus actos y los de tu

Mamá. Y cuando Ella te arrulla, quiero

arrullarte yo también y conciliarte el

sueño con el estribillo de mi "te amo".

Mientras Ella te teje tu pequeño vestido,

quiero entrelazar con el hilo que corre

entre tus dedos mi "te amo, te adoro, te

bendigo, te agradezco" para que así

puedas Tú sentir que tu vestido está

entretejido con mi amor.

Corazón de mi corazón, cuando des tus

primeros pasos quiero imprimir mi "te

amo" sobre la tierra que tus piecitos

pisarán y quiero protegerte con mis

brazos de manera que si llegas a vacilar,

yo te abracé y te estreche fuerte a mi

corazón.

Veo, oh Celestial Niño, que apenas

empiezas a caminar, te separas de tu

Mamá y poniendo tus pequeñas rodillitas

sobre la tierra desnuda y con los bracitos

abiertos ruegas y lloras por la salvación

de todos, pidiendo con ardientes suspiros

el Reino de tu Divina Voluntad.

¡Oh!, cómo late tu corazoncito! Parece

como si quisiera despedazarte por la

vehemencia del amor y del dolor.

Mi pequeño Jesús, deja que yo ponga mi

"te amo" bajo tus rodillas para hacer que

la tierra sea menos áspera a sus tiernos

miembros. Deja que imprima mi "te amo"

en las palmas de tus manitas abiertas y

que sostenga tus pequeños brazos con los

míos a fin de que no tengas Tú que sufrir

tanto. Y mientras yo te sostengo, Tú,

amado mío, tómame entre tus brazos y

concédeme la gracia de que tu Voluntad

reine en mí y en todas las criaturas.

FIAT

DECIMA TERCERA HORA

El alma asiste a la primera salida del Niño

Jesús en medio de los niños de Egipto.

Mi Celestial Niño, he aquí que tu amor te

impulsa a salir de la pequeña choza.

Los niños de Egipto, atraídos por tu

belleza se ponen en torno a ti y Tú les

hablas con tal dulzura que los dejas

embelesados. Y después de haberlos

instruido y bendecido vuelves de prisa a

tu Mamá porque su amor te atrae y te

arrojas entre sus brazos.

Amor mío, quiero acompañarte y seguirte

en todo y quiero hacer resonar mi "te

amo, te bendigo, te adoro, te agradezco"

bajo tus tiernos pasos, en el movimiento

de tus manos, en tus palabras tan

amables y tan llenas de vida y en tu

mirada fascinante, para pedirte el Reino

de tu FIAT.

Y mientras bendices a esos niños,

bendice mi alma también e infunde en

ella con tu bendición la Vida de tu

Voluntad.

Te sigo, Niñito Jesús, mientras paseas

por los campos y te deleitas en coger las

flores. Cada vez que extiendes tus

manos, sobre ellas quiero repetirte mi "te

amo…" y te ruego que ofrezcas al Padre

Celestial mi pobre alma, a fin de que no

conozca otra cosa, ni ame, ni quiera sino

solo tu Santo y Eterno FIAT.

FIAT

DECIMA CUARTA HORA

El alma sigue a Jesús en su regreso a

Nazaret, permanece con El y lo acompaña

al Templo, pidiendo siempre el Reino de la

Divina Voluntad.

Niñito Jesús, vida mía, veo que

terminando el exilio retornas a Nazaret y

quiero seguirte paso a paso; es más,

quiero acompañarte bajo una lluvia de "te

amo, te adoro, te bendigo" y para ello

llamo en mi ayuda a la luz del sol para

que esparza sus rayos llenos de mi "te

amo…", ordeno a la impetuosidad del

viento que gima, que ulule y silve y

esparza densas ráfagas, vientos de mi "te

amo…". Llamo a todas las aves de los

aires para que te acompañen con sus

gorjeos, cantos y trinos repitiendo "te

amo…", a los corderitos para que balen

"te amo…"; al mar le pido que salga de

sus playas con sus olas para

acompañarte con las voces de mi "te

amo…".

Pero ya estás llegando a Nazaret, ya te

encierras en la casita. Permíteme entrar

también junto Contigo en ese sagrado

recinto, y ahí continúo ofreciéndote el

cántico de mis "te amo, te adoro, te

bendigo" para vencerte con mi amor y

obtener lo que Tú mismo quieres y la

Reina Mamá pide, esto es, que tu

Voluntad sea conocida por todas las

criaturas.

Jesús, vida mía, me quedo Contigo para

sellar con mi "te amo, te adoro, te bendigo

y te agradezco" cada una de tus acciones

y para pedir incesantemente el Reino de

tu Querer.

En el alimento que tomas imprimo mi "te

amo" para pedirte el alimento de tu

Voluntad para todas las criaturas; en el

agua que bebes hago correr mi "te amo…"

para pedirte que el agua pura de tu

Querer corra en nuestras venas y forme

su vida en nosotros.

Este mi "te amo" te siga por todas partes

y cuando tomas entre tus manos clavos y

martillos para tus trabajos manuales, los

claves en todas las voluntades humanas

para dar de nuevo libertad de vida a tu

Querer. Y cuando te retiras a tu cuartito

para orar y dormir yo no te quiero dejar

solo y me pongo junto a Ti y si no sé decir

otra cosa, te susurraré incesantemente al

oído "te amo, te adoro…" y te pediré con

tus mismas oraciones el Reino de tu FIAT

y con tu mismo sueño te pediré que

adormezcas a la voluntad humana para

que ya no tenga vida.

Mi divino Jesús, me sentiría infeliz si no

te siguiera en todo y si no te hiciera oír

siempre mi estribillo:

"Te amo, te adoro, te bendigo, te

agradezco".

Por eso te sigo a la edad de doce años al

Templo, cuando te alejaste en vuelo fugaz

de tu Mamá y le causaste el acerbo dolor

de tu desaparición.

Hago correr mi "te amo…" en la

consternación de tu Mamá y en tu

angustiosa pérdida para pedirte que

quede perdida la voluntad humana y las

criaturas se decidan a vivir

continuamente solo de Voluntad Divina.

Finalmente pongo mi "te amo…" en la

misma alegría que sentisteis al

encontraros de nuevo, para suplicarte,

Oh Jesús mío, que las criaturas te den

las puras alegrías y los inefables gozos

que brotan del feliz Reino de tu FIAT

Divino.

FIAT

DÉCIMAQUINTA HORA

El alma sigua a Jesús al desierto y

deteniéndose en el Jordán le pide el Reino

de la Divina Voluntad.

Mi celestial y sumo bien, quiero seguirte

por todas partes. Ya veo que estás por

irte al desierto y por alejarte de tu Mamá,

a la que dices:

"Adiós, Madre, me ausento, pero te

dejo mi FIAT por ayuda, por consuelo

y por guía. El te servirá de medio de

comunicación entre Tú y Yo.

Mi Querer te hará partícipe de cada

uno de mis actos, de tal manera que

Nosotros, si bien estaremos alejados,

permaneceremos tan unidos que nos

sentiremos como una sola persona."

Jesús, vida mía, tómame de la mano y

llévame Contigo a fin de que nada se me

escape de todo lo que Tú haces.

Quiero sellar todo con el ímpetu de mi

amor para pedirte el Reino de tu

Voluntad Divina en la tierra y te sigo paso

a paso con mi "Te amo, te adoro, te

bendigo, te agradezco" mientras caminas

solo. A cada respiro tuyo quiero hacerte

aspirar el aliento de mi "te amo…" y

quiero encerrar en él cada una de tus

palabras y cada una de tus miradas.

Al llegar al Jordán, sumerjo en aquellas

aguas mi "te amo…" para que al derramar

San Juan el agua sobre tu cabeza para

bautizarte, en ella sientas la plenitud de

mi amor que implora para todas la

criaturas el agua bautismal de tu Divina

Voluntad.

Amado mío, en este acto solemne de tu

bautismo te pido una gracia que Tú

seguramente no me negarás:

"Te rego purificar con tus mismas manos

mi pequeña alma con el agua vivificante y

creadora de tu Divina Voluntad a fin de

que yo nada escuche, nada vea, nada

conozca fuera de la vida de tu FIAT."

Jesús mío, permite que te siga al desierto,

ahí mi "te amo" no te dejará nunca solo,

permanecerá junto a Ti noche y día y

cuando te vea afanado, afligido o

delirante de amor, lloraré por el

aislamiento que sufre tu Divina Voluntad

en medio de las criaturas y te consolaré

con mi "te amo".

Tú sientes a lo vivo el dolor porque tu

Voluntad no reina en las criaturas, sino

que es mandada al desierto y tu

Santísima Humanidad por eso llora e

implora a nombre de la familia humana

que ambas voluntades, humana y Divina,

hagan las paces entre ellas y se fundan

juntas.

Oh Jesús, hago mías tus lágrimas, tus

oraciones, los espasmos de tu ardiente

Corazón y entretejiéndolos con mi "te

amo" formo dulces cadenas de amor para

obligarte a concederme el Reino de tu

Divina Voluntad como en el Cielo en la

tierra.

Escucha, vida mía… son tus mismos

latidos, tus mismos suspiros, tus mismas

lágrimas y tus penas las que quieren e

imploran el Reino de tu FIAT y por esta

razón, si no quieres escucharme a mí,

escúchate a Ti al menos y saliendo del

desierto asegúrame que pronto vendrá a

la tierra el Reino de tu Querer.

Jesús mío, corazón de mi corazón, ya

dejas el desierto y con ansias llegas a la

casa de Nazaret, donde el amor de la

Mamá Celestial te llama incesantemente y

te espera.

¡Qué escena tan conmovedora es ésta!

¡La Madre y el Hijo vencidos por la mutua

y extrema necesidad de volverse a ver se

arrojan uno en los brazos del otro!

¡Oh Jesús, también yo quiero participar

con la pequeña llamita de mi "te amo" en

vuestros castos abrazos y en vuestros

incendios de amor para pediros el Reino

del Supremo Querer. Mamá Santa, pide

también Tú para mí esta inmensa gracia

y ruega para que la Divina Voluntad sea

conocida y reine como en el Cielo en la

tierra!.

FIAT

DECIMOSEXTA HORA

El alma sigue a Jesús en las Bodas de

Caná y le pide que cambie la voluntad

humana por la Divina. Y lo sigue en la

Vida Pública.

Jesús, amor mío y vida mía, veo que

antes de comenzar tu vida pública, el

amor de tu Corazón te conduce a asistir

con tu Mamá a las Bodas de Caná y yo te

sigo con mi "te amo".

Siento que tu Corazón late de ternura y

de dolor porque se acuerda de haber

bendecido otras bodas en el Edén las de

Adán inocente.

Más aún aquellas a las que asististe

fueron bodas dobles:

Bodas entre la Voluntad Divina y la

humana y entre el hombre y la mujer, a

los cuales dabas por dote toda la

creación, pero sobre todo dabas tu Divina

Voluntad palpitante en sus corazones y

en toda cosa creada.

Oh Jesús mío, quiero colocarme cerca de

Ti para recubrir tu mirada dulce, tu voz

melodiosa, tus modos fascinantes, con mi

"te amo, te bendigo, te agradezco" y por el

amor que te impulsa a ceder a las

súplicas de la Reina Soberana te ruego

que quieras cumplir el más grande

milagro:

Cambiar la voluntad humana en la

Divina para que Ésta pueda reinar como

en el Cielo en la tierra.

Mamá Santa, Tú que mostraste tanta

solicitud por ir a socorrer a aquellos

esposos, ah, ten ahora igual premura en

hacer reinar sobre la tierra el Santo

Querer Divino.

Jesús, mi dulce bien, para forzarte a

contentarme te sigo sin jamás dejarte y

revisto todos tus actos con mi "te amo…"

e incesantemente te susurro al oído:

"Dame tu FIAT que te palpita en el

Corazón, dame tu Querer que habla en tu

palabra, que obra en tus manos, que

camina en tus pasos. Ah, escucha mis

suspiros, escucha en la mía a tu misma

voz y concédeme que todos vivamos de tu

FIAT".

Jesús mío, querida vida mía, veo que

estás por alejarte de nuevo de tu Mamá

pero vuestros Quereres no se separan.

Tú partes para dar inicio a tu vida

pública y diriges tus pasos hacia

Jerusalén para ir a anunciar en el Templo

tu palabra divina y para decir

abiertamente que Tú eres el esperado de

las gentes, el suspirado Mesías.

Pero ¡oh, cuántos dolores padece tu

Corazón" Los que te escuchan, en vez de

arrojarse a tus pies para recibirte como

su Salvador Celestial, te miran con ojos

llenos de ira y furiosos se alejan mientras

Tú quedas solo, forzado por la ingratitud

de aquella gente a mendigar el pan y a

retirarte fuera de la Ciudad.

Solo, solo y teniendo por lecho la tierra y

por techo el cielo estrellado, pasas las

noches en lágrimas y en oraciones,

suplicando por aquellos mismos que no

quieren reconocerte.

Jesús, amor mío, ven entre mis brazos

para que tomes un poco de alivio; quiero

llorar y orar Contigo, quiero ofrecerte el

cortejo de mi "te amo, te adoro, te

bendigo, te agradezco" en las penas que

sufres, en las lágrimas que derramas, en

las palabras que pronuncias y que

quedan sin ser escuchadas; quiero poner

mí "te amo…" delante, detrás y debajo de

tus pasos para que tus pies no sientan la

aspereza de la tierra ingrata sino sólo la

delicadeza de mi amor; y quiero decirte:

"¿Ves, oh Jesús, cuánto sufres? ¡Haz que

tu Divina Voluntad reine entre nosotros y

tus penas cesarán en el acto!"

FIAT

DECIMOSEPTIMA HORA

El alma sigue a Jesús en sus milagros y le

pide que le haga el más grande milagro:

Que todas las almas resurjan en la Divina

Voluntad.

Jesús mío, vida de mi pobre corazón, tu

Amor no se detiene y por eso vuelves al

Templo para explicar a las gentes tu

Divina palabra. Y mientras los grandes y

los doctos no quieren reconocerte he aquí

que una turba de pobres, de ignorantes y

de enfermos se reúne en torno a Ti

atraída por tus modos dulces y afables y

por tu embelesadora voz; y mientras Tú

hablas, ellos sienten herírseles el corazón

y una vena de felicidad se abre en tu

Espíritu porque sientes que al menos

puedes consolar, instruir y sanar a

aquellos que son considerados el desecho

de la sociedad. Y así llegas a ser el

Amigo, el Maestro y el Médico piadoso de

los hombres; para todos tienes palabras

de consuelo y no desprecias tocar sus

miembros enfermos para sanarlos.

Es un espectáculo conmovedor verte

rodeado de ciegos, mudos, sordos, cojos,

paralíticos, leprosos. Todas estas

miserias humanas traspasan tu Corazón

divino y lo hieren.

¡Oh como se rompe el corazón al ver así

aquella misma naturaleza humana que

salió tan bella y perfecta de tus manos

creadoras!.

Es la voluntad humana degradada la que

produciendo sus pésimos efectos hacen

tan infeliz a la humanidad.

¡Ah amor mío, haz que tu FIAT vuelva a

reinar en medio de nosotros y ponga en

fuga la infelicidad que ha producido el

querer humano!

Hago correr mi "te amo…" en el acto

mediante el cual procuras la vista a los

ciegos para que todos los hombres

adquieran el conocimiento de tu Divina

Voluntad, pues oh, cuántos ciegos hay

que no perciben tu Querer Divino… ¡Oh

Jesús, te ruego que concedes a todos la

gracia de conocer y vivir en tu Santísima

Voluntad!

Veo, amor mío, que con el imperio de tu

voz das el oído a los sordos. Quiero que

mi "te amo…" corra en el sonido de tu

orden y te pida que restituyas el oído a

tantísimos sordos a tu Divina Voluntad.

Veo que desatas la lengua a los mudos y

yo postrada a tus pies me acerco a tus

rodillas y te suplico liberes las lenguas

que no saben pronunciar tu FIAT Divino,

para que todos los hombres hablen el

lenguaje de tu adorable Voluntad.

Ah Jesús mío, tu Corazón paterno siente

fuertes dolores y opresiones por las

miserias humanas, por eso vas

sembrando milagros para llamar a tu

Divina Voluntad a reinar en medio de las

criaturas, enderezas a los cojos, limpias a

los leprosos, sanas a los paralíticos y yo,

mi Celestial Salvador, acompañándote

siempre con mi "te amo, te adoro, te

bendigo, te agradezco" te ruego enderezar

en tu Querer a quien camina cojeando,

purificar a las generaciones humanas de

la lepra de la voluntad que las hizo

deformes de alma hasta de cuerpo y el

peso de su propia voluntad humana es la

causa y la sembradora de todos los

milagros:

"Hacer que tu Voluntad reine en la tierra

como en el Cielo."

Amado bien mío, durante tu vida

esparces incesantemente tu Divina

palabra y por todas partes consuelas a

los afligidos.

Encontrando a una madre que llora y

acompaña a la sepultura a su propio hijo,

no resistes a las lágrimas de esa mujer, te

acercas al ataúd y resucitas al joven y lo

devuelves a la mamá.

Amor mío, quiero que mi "te amo" te

acompañe mientras das de nuevo la Vida

a quien la ha perdido y te ruego llames a

la Vida a tantísimas almas muertas a tu

Querer Divino para secar las lágrimas a

tu Divina Voluntad que, más que madre,

después de tantos siglos aún llora viendo

a la inmensa mayoría de sus hijos como

muertos para Ella.

Jesús Jesús Jesús

FIAT

DECIMAOCTAVA HORA

El alma sigue a Jesús en varios episodios

más de su vida pública.

Jesús mío, mi dulcísima vida, tu amor te

hace acudir a todas partes. Llamado a

resucitar a una niña no te niegas y

tomando su mano en la tuya la llamas a

la vida y levantándola dices:

"La niña no está muerta sino

dormida".

¡Cuántos son, amor mío, los que duermen

el sueño de la voluntad humana!

Quiero por eso hacer correr mi "te amo"

en el acto que cumples resucitando a la

jovencita para pedirte que extiendas tu

mano a todos los hombres y los llames a

la Vida de tu Soberano Querer. Con el

solo toque de tu mano creadora, con un

acto de tu potencia Tú despertarás a

estas almas del letargo en el que yacen y

formarás las legiones del Reino de tu

FIAT Divino.

Mi piadoso Jesús, otra escena

conmovedora te espera:

Marta y María llorosas salen a tu

encuentro para decirte que su hermano

está muerto y Tú te enterneces y lloras

con ellas y pides que te lleven al sepulcro

de Lázaro. Llegando ahí, ordenas que se

abra la tumba.

Te estremeces y lloras y después, con voz

imperante y sonora por la intensidad del

dolor dices:

"¡Lázaro, sal fuera!"

Y de esta manera lo resucitas. Amor mío

¿Por qué lloras y sufres tan intenso

dolor?

Porque Lázaro muerto representa a toda

la humanidad enraizada en el mal y

hecha cadáver putrefacto por la voluntad

humana.

Oh sí, vida de mi corazón, deja que

también yo llore contigo y que revista

cada una de tus palabras con mi "te amo"

y con mi "te adoro" para inclinarte a

repetir lo que dijiste a Lázaro:

"¡Sal fuera del sepulcro de tu voluntad

humana y entra de nuevo en la vida de

mi Voluntad Divina!"

Mi amable Jesús, no te abandono un

instante y por eso te sigo junto a los

Apóstoles. Ya veo que mientras Tú te

duermes en la barca (y este tu reposo es

símbolo de aquello que quieres conceder

a quien vive en tu Querer Divino), se

desata una tempestad que pone confusos

a los Apóstoles, los cuales despertándote

gritan:

"Maestro, sálvanos, de otro modo

moriremos".

Esta Tempestad reproduce a lo vivo la

horrible tempestad que provoca la

voluntad humana, que levantando sus

olas impetuosas en el mar de la vida

amenaza ahogarnos.

Con mi "te amo" me uno a los Apóstoles

para suplicarte:

"Maestro, sálvanos, de otro modo estamos

perdidos" y con aquel mismo dominio con

el que te impusiste a aquella tempestad

para sosegarla, ordena hoy a la

tempestad de la voluntad humana

calmarse y pacifica nuestro querer con el

tuyo para hacernos reposar en los brazos

seguros de tu FIAT Supremo.

Amado bien mío, veo que diriges

nuevamente tus pasos a Jerusalén y yo te

acompaño con mi "te amo, te bendigo, te

adoro, te agradezco".

Pero ¿qué dolor no sufres en tu Corazón

divino cuando ves que el Templo, casa de

tu Padre, es profanado como si fuese un

lugar de mercado?

Ante tal vista te encolerizas, tomas unas

cuerdas y con tu autoridad divina golpeas

a diestra y siniestra y derribas todo,

dejando un desorden y arrojas fuera a los

profanadores y se opone y todos huyen.

Jesús mío, revisto aquellos látigos con mi

"te amo" para rogarte que los empuñes de

nuevo y saques a nuestra voluntad

humana que osó profanar tu templo vivo

de nuestras almas.

¡Ah Jesús, golpéala de manera tal que no

tenga más la temeridad de dominar en

nuestras almas, sino que ceda totalmente

su lugar a tu adorable Voluntad Divina!

FIAT

DECIMANOVENA HORA

El alma sigue a Jesús en su entrada a

Jerusalén y después en la institución de

los Sacramentos.

Amante celestial, mi "te amo" te siga en

tu entrada triunfante que hiciste en

Jerusalén. Yo lo imprimo por doquier:

En las ramas de las palmas, sobre los

mantos que son arrojados a tus pies, en

los gritos de hosanna con que te acoge la

multitud.

Mi Rey divino, tu aspecto de conquistador

victorioso parece quererme dar la alegre

nueva de que pronto llegará el Reino de

tu FIAT Divino a la tierra. Y no te dejaré

ni me cansaré de seguirte con mis "te

amo" hasta que Tú mismo me prometas

su feliz advenimiento.

Pero me parece escuchar que me

susurras al oído:

"Hija mía, mi amor siente la

necesidad de tu compañía. Mis

enemigos envidiosos por los gritos de

hosanna de las multitudes, buscan

quitarme la vida y por ello antes de

morir quiero instituir el Sacramento

de la Eucaristía para dejar un último

recuerdo del intenso amor que nutro

por mis hijos y para poder hacer mi

vida perenne en medio de ellos.

Aprovecha este don mío para pedirme

sin interrupción mi FIAT Divino".

Amor mío, me estrecho a Ti para poner

mi "te amo, te adoro, te bendigo, te

agradezco" en cada uno de los

Sacramentos que instituyes.

Lo pongo en cada Bautismo que se

administra para pedirte que en virtud de

él concedas a cada bautizado el FIAT

Divino.

Te lo repito en el Sacramento de la

Confirmación para invocar la victoria de

tu Divina Voluntad en cada confirmado.

Este "te amo…" mío lo sello también en el

Sacramento de la Extremaunción para

obtener que cada moribundo cumpla el

último acto de su vida en tu Divina

Voluntad.

Lo imprimo en el Sacramento del Orden

Sagrado para pedirte que los Sacerdotes

sean conforme a tu Querer y que posean

y extiendan tu Santo Reino.

Mi "te amo…" lo imprimo en el

Sacramento del Matrimonio para darte

familias formadas en la escuela de tu

FIAT Divino. Lo pongo también en el

Sacramento de la penitencia para rogarte

que des en cada confesión de los fieles

muerte al pecado y vida a tu Divina

Voluntad.

Oh Jesús mío, quiero que mi "te amo…"

no te abandone nunca y sea eterno

Contigo, por eso lo dejo en cada Hostia

Sacramental, en cada lágrima secreta que

derramas, en cada partícula consagrada,

en cada ofensa que recibes y en cada una

de las reparaciones que haces, para

pedirte en unión Contigo y con todas las

almas que vivirán en El, el Reino de tu

Divina Voluntad, que domine como en el

Cielo en la tierra.

Arquero Celestial mío, hiere desde cada

Sagrario a las voluntades humanas,

extiende sobre ellas tus cadenas de amor,

usa todas tus estratagemas amorosas

para vencerlas y danos a cambio tu

Querer para que sea uno con el nuestro

como en el Cielo en la tierra.

FIAT

VIGÉSIMA HORA

El alma sigue a Jesús en el Huerto y en

las penas de su Pasión.

Afligido Jesús mío, ahora que te has

dejado en el Sacramento de la Eucaristía

para poder descender en cada corazón,

para quedar a disposición de todos y

decirles:

"No os dejo, permanezco con todos

vosotros para poder formar el Reino

de mi Divina Voluntad en vuestras

almas, hijos míos".

Tu amor se siente así sosegado y entras

generosamente en el mar de tu Pasión.

Ya veo que tus pasos se dirigen hacia el

Huerto de Getsemaní y que te postras en

tierra y oras.

Durante este tiempo tu respiro se hace

grave, te afliges, suspiras, agonizas y

sudas sangre.

Todo se hace presente:

Los pecados todos de los hombres, las

penas de tu Pasión, cada una de las

cuales lleva impresa el arma homicida de

la voluntad humana que hace guerra a

un Dios.

Agonizante Jesús mío, mi pobre corazón

no soporta verte caído por el suelo,

bañado con tu propia sangre. En virtud

de tu martirio tan cruento te pido que tu

Divina Voluntad extienda su Reino sobre

la tierra y con sus armas divinas dé

muerte al querer humano y tome su lugar

divino en cada corazón.

Jesús mío, quiero llevarte consuelo

haciendo correr mi "te amo, te adoro, te

bendigo, te agradezco" en cada gota de

sangre que viertes, en cada una de tus

penas, aflicciones y suspiros.

Con mi "te amo…" quiero formarte nubes

altísimas que oculten a tu vista

horrorizada el horrible espectáculo de

tantos pecados. Oh Jesús si tu Divino

Querer reinara, no te encontrarías en

tantas penas ni sufrirías una agonía tan

desgarradora; por eso, antes de que dejes

este Huerto asegúrame que pronto llegará

el triunfo de tu Reino, del Reino de la

Divina Voluntad.

Penante Jesús mío, ya están tus

enemigos en el Huerto, ya te atan con

cuerdas y cadenas, te pisotean, te

arrastran y te llevan de tribunal en

tribunal.

Amor mío, yo te sigo paso a paso para

sellar todas tus penas con mi "te amo…"

y para pedirte que con las mismas

cuerdas y cadenas con las que estás

atado quieras Tú atar nuestra voluntad

rebelde para que ella no se oponga más a

tu Divina Voluntad sino que la haga

reinar.

Jesús mío, tus enemigos no se dan

descanso, te colman de penas, te cubren

de salivazos, te acusan como malhechor y

después de haberte condenado a muerte

te ponen en la cárcel.

Prisionero Jesús mío, yo no te dejo, mi "te

amo…" revista aquellos salivazos

hediondos para que no sientas la náusea

sino encuentres en ellos la dulzura de mi

amor.

Quiero cubrirte con mi "te amo…" para

que te proteja de todos los insultos que te

dicen, para que endulce tus penas y se

transforme en arma de defensa que

ponga en fuga a tus enemigos.

Mi "te amo…" te sirva de luz en la oscura

prisión en la que te ponen, te haga

compañía y te incline a liberarnos de la

prisión de nuestra voluntad para

hacernos hijos de tu FIAT Divino.

Atormentado Jesús mío, tus enemigos te

sacan de la prisión con el bárbaro intento

de procurarte penas mayores y hacerte

morir.

Arrastrándote te conducen a diversos

tribunales, de Pilatos a Herodes, el cual

burlándose llega al extremo de hacerte

vestir de loco, causándote penas

inauditas.

¡Cuánto sufres, amor mío! Con mi "te

amo…" quiero formar un vestido de luz

que deslumbre y humille a tus enemigos

y los persuada a no atormentarte más,

sino a reconocerte por su Rey. Y Tú, ten

misericordia y cúranos de la locura en la

que nos pone el querer humano, locura

que nos hace perder la razón del

verdadero bien, porque nos impide

cumplir la Divina Voluntad.

FIAT

VIGÉSIMA PRIMERA HORA

El alma continúa siguiendo a Jesús en las

penas de su Pasión.

Atormentado Jesús mío, he aquí que te

conducen de nuevo a Pilatos. Nuevas

penas te esperan.

Después de haberte condenado a la

flagelación te despojan de tus vestidos y

te atan a la columna para flagelarte

bárbaramente.

Abrazo tus pies divinos y hago resonar a

cada golpe que recibes mi "te amo…", a

cada pedazo de carne que se te arranca, a

cada llaga que se forma en tu cuerpo

quiero gritar mi "te amo…" para implorar

que Tú nos despojes del vestido de la

voluntad humana y nos cubras con el de

la Voluntad Divina.

Flagelado Jesús mío, estás irreconocible;

mi corazón no soporta tanta vejación y

sin embargo tus enemigos aún no están

contentos.

Quisiera ponerte a salvo con mis "te amo,

te adoro, te bendigo, te agradezco",

quisiera arrebatarte de aquellas inicuas

manos, que lejos de tener piedad de Ti,

hacen que los verdugos te coronen de

espinas, que te cubran con una púrpura

andrajosa y tratándote como rey de burla

te ponen una caña en la mano.

Jesús mío, vida mía, mi "te amo…"

recubra cada espina que te traspasa la

cabeza y suavice tu atroz dolor y Tú

quítanos la corona de burla con la que

nos coronó el querer humano, despójanos

de su púrpura andrajosa y quítanos de la

mano la caña de tantas obras vacías.

Danos la corona de tu Divino Querer,

concédenos su púrpura real que nos hace

tus verdaderos hijos y haga que el cetro

de mando de tu FIAT gobierne y domine

nuestras almas.

Jesús, Rey mío, mi "te amo…" te siga y te

sea alivio en el acto en que resuena en

tus oídos la condena a muerte al grito de

"Crucifícalo, crucifícalo…" Yo también

hago escuchar fuerte mi grito y pongo mi

"te amo…" en cada voz, en la boca y sobre

los labios de todas las criaturas y digo:

"¡Oh Jesús, que sea crucificada la

voluntad humana y que reine la Tuya!"

Por el dolor que sufriste al ser condenado

a muerte líbranos de la muerte que

damos a tu FIAT en nuestras almas, haz

que nuestra voluntad muera a si misma y

que tu Divino Querer resurja dominante y

forme su Reino en todos nuestros actos.

FIAT

VIGÉSIMO SEGUNDA HORA

El alma sigue a Jesús al Calvario y lo

acompaña en sus penas.

¡Amor mío, mi corazón no puede más!

En cuanto ves presentarte la Cruz te le

abrazas y te la cargas sobre los hombros.

Oh Jesús, quiero recubrir toda tu Cruz

con mis "te amo, te adoro, te bendigo, te

agradezco" y pedirte que en virtud de ella,

todas tus penas lleven a las criaturas la

virtud de tu FIAT y las dispongan a

recibir su dominio.

Quiero gritar en cada pena que sufres, en

cada gota de tu sangre, en cada caída, en

cada tirón de tus ensangrentados

cabellos, en cada empujón que recibes:

"¡Venga el Reino de tu Divina Voluntad!"

Maltratado Jesús mío, ya llegas

arrastrado y pisoteado hasta el monte

Calvario. Ya te despojan de tus vestidos,

te extienden sobre la Cruz y entre

espasmos inauditos te crucifican.

Mi "te amo…" corra en todos tus

miembros destrozados, en tus huesos

dislocados, en las heridas de los clavos.

Sello mi "te amo…" en todas tus penas y

te pido, amor mío, que nos despojes de

todo lo que impide a tu Voluntad Divina

reinar en nuestros corazones.

Crucificado Jesús mío, ya agonizas y te

convulsionas sobre la Cruz. Mi "te

amo…" selle sus espasmos, los agudos

dolores de tu Corazón y las llamas de

amor que lo devoran; mi "te amo…" te

sirva de refrigerio, extinga tu sed ardiente

y selle todas las palabras que pronuncias

sobre la Cruz. Y recibiendo en mi "te

amo…" tu último respiro, te suplico, por

las penas atroces que sufriste en la Cruz,

que infundas en nosotros un ardiente

deseo de vivir en tu Voluntad.

Con tu muerte da muerte a nuestro

querer y Vida a tu FIAT en todos los

corazones para que triunfante y

dominante se extienda sobre toda la

familia humana y reine en ella como en el

Cielo así en la Tierra.

FIAT

VIGÉSIMO TERCERA HORA

El alma se encierra en el sepulcro con

Jesús para sepultar con El su voluntad y

desciende al limbo para pedir junto con

todos los Santos el Reino de la Divina

Voluntad.

¡Amor mío, estás ya muerto! ¡Oh, cómo

quisiera yo morir junto contigo! Pero por

desgracia esto no me es concedido.

Quiero recibirte en mis brazos para

encerrar tu santísima Humanidad en mi

"te amo…", para que no vea sino mi "te

amo…", no escuche sino mi "te amo…",

no tenga más contacto sino solo con mi

"te amo…" Este mi "te amo, te adoro, te

bendigo, te agradezco" no te abandonará

un solo instante.

Muerto Jesús mío, quiero ofrecerte una

sepultura digna de Ti y mis "te amo…" los

sello en las paredes y en las piedras de tu

sepulcro y junto con mis "te amo…" te

pido sepultar mi voluntad humana de

manera que ella no tenga nunca la

posibilidad de volver a la vida.

Quiero rodearte a Ti y a la adolorida

Mamá con mis "te amo…" y acompañaros

al Limbo.

¡Oh escena conmovedora!, en este lugar

santo se encuentran nuestro primer

padre Adán, Abraham, todos los

Patriarcas, los Profetas, el querido San

José y todos los buenos del Antiguo

Testamento. Aquellas almas santas al

verte se regocijan y postrándose a tus

pies te adoran, te bendicen, te aman y te

agradecen. Pero parece que no es

completa su fiesta, porque todos a coro te

dicen:

"Dulce Salvador, te damos gracias de

cuanto hiciste y sufriste por amor

nuestro, pero ahora que nos has

redimido, cumple tu obra:

Haz que tu Voluntad divina reine en la

tierra como en el Cielo".

¿No oyes, amor mío, el coro de tantas

voces tan queridas por Ti? ¿No oyes la

súplica de la misma Reina de los Dolores?

Hoy, día de tu muerte, es también el día

de tus victorias, de tu triunfo;

concédenos, pues, el triunfo de tu Querer

sobre las voluntades humanas.

Vencedor Jesús mío, veo que ya sales del

Limbo con toda la legión de los justos y te

encaminas hacia el sepulcro para vencer

a la muerte y para hacer resucitar a tu

santísima Humanidad.

¡Qué solemne momento es éste! Y para

festejarlo y obtener la resurrección de tu

Divina Voluntad en todas las criaturas,

quiero sellar por doquier mi "te amo…":

en el sepulcro, en el acto que cumples

para resucitar y también en la misma luz

de gloria que te circunda. Y te ruego,

amor mío, que para festejar este día de

júbilo derribes nuestra voluntad humana

y hagas surgir para siempre victoriosa la

Tuya.

FIAT

VIGÉSIMA CUARTA HORA

El alma sigue a Jesús después de la

Resurrección, asiste a su Ascensión y pide

poder cantar para siempre su amoroso

cántico: "Venga a la tierra el Reino de la

Divina Voluntad."

Jesús mío, después de haber resucitado

no partes de inmediato para el Cielo, esto

me confirma que quieres establecer el

Reino de la Divina Voluntad en la tierra y

yo no te abandono ni un instante.

Te sigo paso a paso con mi "te amo…"

mientras te apareces a tu Mamá y por

aquella alegría que ambos gozasteis os

pido con una siempre creciente

insistencia el Reino de tu Voluntad.

Mi "te amo…" te acompaña mientras te

apareces a Magdalena, a los Apóstoles y

pide que tu Divina Voluntad sea conocida

por todos, pero en modo especial por los

sacerdotes, los cuales a su vez, como

nuevos apóstoles, la hagan conocer a

todo el mundo.

Mi "te amo…" te sigue en todos los actos

que haces en medio de los tuyos después

de la Resurrección y finalmente invita a

Cielo y tierra a asistir a tu gloriosa

Ascensión. Y mientras Tú con tu entrada

triunfante en el Paraíso Celestial abres

las puertas cerradas por tantos siglos a la

pobre humanidad, yo sello mi "te amo…"

sobre aquellas puertas eternas y te ruego,

por aquella misma bendición que diste a

todos los discípulos que asistieron a tu

Ascensión que bendigas todas las

voluntades humanas para que conozcan,

aprecien el don de la vida vivida en tu

Querer.

Por el gran amor con que nos abriste las

puertas del Cielo te ruego, mi glorioso

Jesús, que hagas descender por esas

mismas puertas tu Divina Voluntad para

que reine en la tierra como reina en el

Cielo.

Amor mío, ya estás sentado a la diestra

del Padre. Abismada en mi pobre y

pequeña nada yo te amo, te adoro, te

bendigo y te agradezco y formo

continuamente con mi "te amo…" largas

cadenas que unan la tierra al Cielo.

Ah, Jesús, deja siempre abiertas las

puertas de la morada celestial para que

yo pueda venir incesantemente a tus pies,

subir entre tus brazos para repetir sin

descanso mi cántico de amor:

FIAT

"¡HAZ QUE VENGA EL REINO DE TU

SANTO QUERER Y TU VOLUNTAD SE

HAGA EN LA TIERRA ASÍ COMO SE

HACE EN EL CIELO!"

FIAT