GIROS
GIROS EN LA DIVINA VOLUNTAD
MODO PRÁCTICO Y EFICACÍSIMO PARA
HACER QUE EL ALMA ENTRE EN EL
DIVINO QUERER Y GIRE EN TODAS LAS
OBRAS DE LA CREACIÓN PARA PEDIR EL
REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD COMO
EN EL CIELO EN LA TIERRA
EXPLICACIONES:
El alma se eleva en los brazos de su
Creador, arrojándose en su seno divino,
para unirse con El en todos los actos que
hizo en la Creación por amor a ella y no
lo quiere dejar solo sino seguirlo en todo.
Así regresa a su origen y encuentra el
principio de donde salió. Todo lo hace
presente como si en acto Dios estuviese
creando todas las cosas y para darle en
cada cosa creada todo su amor quiere
recibir todo el amor que su Creador hace
salir de su seno con su FIAT Omnipotente
en toda la creación; quiere recibir el
depósito de todo el amor y la potencia de
dicho amor en su alma. Por eso corre en
cada FIAT de su Creador, para recibir el
depósito, para poder dar amor por amor,
gloria y adoración a Aquel que tanto la
ama y que la quiere siempre con El en
cada cosa que El hace y quiere la
presencia y la compañía de aquella que
ama y por cuyo amor está obrando.
Así pues, el alma se coloca en el Edén
para recibir el primer aliento de Dios,
aquel aliento regenerador que siempre
genera, luego recorre todos los siglos para
abrazar a todos los hombres y para suplir
por cada uno de ellos. Recorre el alma
todos los actos de su Mamá Reina, los
hace suyos y los da a su Dios como si le
pertenecieran. Vuela enseguida a la
Encarnación del Verbo y a todos los actos
que El hizo en su vida y a cada uno de
ellos da su correspondencia con un acto
propio, aunque pequeño, de amor, de
agradecimiento y para pedirle el adviento
del Reino de la Divina Voluntad sobre la
tierra.
Sigue, paso a paso, al Verbo Encarnado
hasta su muerte, lo sigue al Limbo, lo
espera en el sepulcro y pide el triunfo del
Reino de la Divina Voluntad en virtud y
gloria de su Resurrección. Finalmente lo
acompaña en su ascensión al Cielo para
suplicarle que pronto envíe el Reino del
FIAT Divino a la tierra.
En suma, no deja que se le escape nada,
abraza todo y en cada acto de su Dios
pide su voluntad reinante en las
generaciones humanas.
FIAT
PRIMERA HORA
El alma sigue a la Divina Voluntad en
todos los actos que Ella hace para recibir
su Vida Divina. La Creación del sol y del
cielo.
Jesús, vida mía, latido de mi pobre
corazón, centro de mi inteligencia, respiro
de mi pequeña alma, mi pequeñez se
abisma en Ti, se pierde en Ti y como
pequeña niña que soy, que no sé dar un
solo paso, me acerco a Ti, me tomo de tu
mano celestial y junto Contigo entro en la
luz interminable de tu FIAT Divino.
Llévame Contigo al seno de nuestro Padre
Celestial, de manera que podamos estar
presentes cuando pronunció el primer
FIAT e hizo salir tanta luz cuyos confines
no se ven.
Ah, Jesús mío, haz que tu pequeña hija
reciba toda la virtud, la potencia, la
santidad y la luz de tu adorable FIAT, a
fin de que no sienta en mi sino sólo la
vida de El y con su vida pueda abrazar
todo y suplir por todos y pueda atraerlo a
la tierra para que vuelva de nuevo
triunfante a reinar en medio de las
criaturas. Y para esto, amor mío, giro en
tu Querer para seguir todos sus actos.
¡Oh, cuán bello es ver que vuestra
Majestad Suprema pronuncia un FIAT y
extiende el cielo azul con millones y
millones de luminosas estrellas;
pronuncia otro y crea el viento, el aire, el
mar y todos los elementos juntos, con tal
orden y armonía que rapta!
Jesús mío, bien mío, oh, cómo quiero
recibir en mí todo el amor que tu FIAT
Divino tuvo al crear el cielo tachonado de
estrellas, para poder tener yo todo ese
mismo amor hacia el FIAT Divino, e
invistiendo todas las estrellas con mi
amor a fin de que todas digan junto
conmigo:
"Te Amo" y "venga pronto tu Reino a la
tierra"
Y para gloria eterna de tu querer Divino
voy a los cielos, sobrevuelo todas las
estrellas para adorar y cantar la firmeza
divina y su ser inmutable a fin de que
haga a la creatura firme en el bien y se
disponga a recibir el Reino de tu
Voluntad.
Amor mío, continúo mi vuelo y voy al sol
en el acto en el que tu FIAT hizo salir
tanta luz del seno de la Divinidad y que
formó este globo de luz que debía abrazar
a toda la tierra con todos sus moradores,
para dar a todos tu beso de luz y de amor
y con el que debía embellecer, fecundar,
colorear y enriquecer todo con su luz.
Tu FIAT Divino hizo salir a este sol para
mí, por amor mío y yo quiero recibir en
mí toda esta luz y este calor con todos
sus efectos para darte también yo mi sol
y cantar con él:
"Amor y Gloria"
Y bendecir tu luz eterna, tu amor
inextinguible, tu belleza y tu dulzura
infinita y tus gustos innumerables.
Todas éstas son las propiedades que has
puesto en el sol y yo quiero abrazarme
con la luz del sol, quiero darte mis besos
ardientes con su calor, quiero animar
toda su luz y todos sus efectos con mi voz
y pedirte, desde lo alto de su esfera hasta
los más bajo donde su luz desciende, el
Reino de tu FIAT.
¿No escuchas, Amor mío, cómo tu
voluntad quisiera desgarrar los velos de
la luz para descender y reinar en medio
de las creaturas?
Y yo, en las alas de la luz del sol te pido,
te imploro, que venga el reino de tu FIAT.
Te pido en el centro de este sol de tu FIAT
que baje tu luz en los corazones de las
creaturas y forme en ellos su sol, que
descienda tu amor y queme todo aquello
que a tu querer no pertenece.
Si desciende tu luz en las creaturas, ellas
adquirirán la belleza divina, terminarán
la iras, las amarguras, adquirirán tu
dulzura y la faz de la tierra será
renovada.
Y, oh, cómo estoy contenta, vida mía, por
poderte decir:
"Sol me has dado, sol te doy".
Oh, un sol en mi poder que te pide
continuamente el reino de tu FIAT…
¿Puedes tu resistir a tanta luz que te
implora?
Por eso, pronto, pronto, oh Jesús, haz
que este sol mío y tuyo, relator divino,
toque con su luz a las creaturas y les
revele a todos el reino de tu FIAT, su
santidad y como quieres y esperas que
entren en él para hacerlos felices y
santos.
Jesús Jesús Jesús
FIAT
SEGUNDA HORA
Sigue el vuelo del alma en la Creación, en
el mar y en el viento.
Vida mía, Jesús, tu querer divino me
impele a girar. Ya estoy en el mar, pero
¿Qué oigo? Oigo su murmullo continuo,
símbolo de tu movimiento eterno que
jamás se detiene y yo entro en ese
movimiento divino que nunca cesa, para
ser mío ese movimiento eterno que con su
movimiento incesante hace todo y da vida
a todos, para darlo a las creaturas y pedir
por todas el reino de tu querer.
Mira, oh Jesús, en tu FIAT está el
movimiento incesante que me lleva al
cielo y me hace luego descender en las
profundidades del océano, de manera que
donde hay un movimiento, una vida, un
murmullo, hago decir a todos ellos:
"Te amo, te adoro, te agradezco, te
bendigo, te glorifico", e invistiéndolos a
todos con mi voz, al murmullo del mar, al
movimiento de los peces, a las olas, ora
pacíficas, ora tumultuosas, te pido el
Reino de tu Querer.
¿No escuchas, oh Jesús, cómo todas las
gotas del agua del mar, con su murmullo
dicen:
"FIAT, FIAT", cómo las olas con su fragor
quisieran abrir el seno del mar para
hacer salir tu voluntad que las domina y
encerrar dentro a todas las creaturas
para que todas hagan reinar en ellas tu
FIAT?.
En este mar vengo a cantar y amar en su
murmullo a tu movimiento incesante; en
sus olas altísimas a tu fortaleza y a tu
justicia; en las aguas cristalinas, a tu
pureza que no conoce mancha alguna; en
el mar, a toda tu gracia, a tu inmensidad
que todo envuelve y encierra… y te pido
que hagas al hombre justo, fuerte y puro
y que viva oculto y envuelto por tu
santísima voluntad a fin de que corra en
tu movimiento, de donde salió.
Vida mía, Jesús, giro en el viento para
amar, alabar, cantar y bendecir el imperio
de tu voluntad en él, su frescura
refrescante, la violencia e impetuosidad
del viento que aterra y que arrastra todo
lo que toca, que ora parece que gimen,
ora que grita y que habla, símbolo del
amor de tu querer divino que gime en el
viento, porque quiere ser reconocido y no
viéndose escuchado, grita, habla con
voces arcanas porque quiere reinar,
porque quiere su dominio en medio de las
creaturas.
¡Oh, cuántas bellas cualidades divinas
ocultan los velos del viento! Por eso te
pido que con el imperio de tu supremo
querer, venga su reino en medio de las
humanas creaturas, impera de manera
que ninguna te pueda resistir, aliéntalas
con su frescura, haz uso de su violencia e
impetuosidad de manera que el querer
humano quede aterrado y sea elevado,
arrollado y raptado en tu querer.
Haz escuchar a todos tus gemidos
continuos de que quiere reinar en medio
de ellos y si no te ves escuchado grita,
habla fuerte con las arcanas voces de tu
querer, a fin de que ensordecidos por
ellas, puedan todos rendirse y reconocer
solo tu santo querer. Y yo amor mío
quiero correr en las alas del viento para
pedir en él que venga el reino de tu FIAT
y en cada una de sus hondas quiero
llevar a todos el beso, las caricias y el
abrazo de tu querer divino, para que
venga la paz y el hombre vuelva al orden
y a la finalidad establecida por Dios en la
creación.
María María María
FIAT
TERCERA HORA
El alma sigue la Divina Voluntad, pasando
por encima de toda la tierra y admirando
todas las cosas creadas.
Jesús mío, corazón mío y vida mía, toda
la creación está saturada de tu adorable
voluntad, cuyos actos son innumerables
en todas las cosas creadas.
Por esto, para poder encontrarlos más
fácilmente, me dispongo a pasear por el
universo entero. Paseo en el aire y en él
imprimo mi "te amo" para pedirte que las
criaturas, respirando, absorban con el
aire la Vida de tu Querer que en él reina.
Quiero bendecir, glorificar y sellar con mi
"te amo" el orden y la armonía del Reino
de la Divina Voluntad. Quiero volar por
encima de toda la tierra e imprimir mi "te
amo" sobre la pequeña hierba, sobre las
plantitas, sobre todas las flores, sobre los
árboles más altos, sobre las cumbres de
los montes y en los más obscuros
abismos, para pedirte que por todas
partes se extienda el Reino de tu FIAT.
Quiero animar todo, dar mi voz a todos, a
fin de que todos digan:
"Venga tu querer a reinar en la tierra".
Escucha, oh Jesús, yo imprimo mi "te
amo" en el pajarito que canta, trina y
gorgea y junto con él te pido el Reino de
tu FIAT. Sello mi "te amo" en el balido
del corderito, en el gemido de la tórtola y
te pido con sus balidos y con sus gemidos
el Reino de tu FIAT; no existe ser alguno
que yo no quiera revestir y así poder con
todos y sin descanso repetir mi estribillo:
"¡ADVENIAT REGNUM TUUM!"
Quiero, Jesús mío, penetrar hasta el
centro de la tierra y ahí poner mi corazón
para que con mi propio latido te ame por
todos, dé amor a todos, a todos abrace y
con todos grite:
"¡Venga tu Reino y domine y triunfe tu
Voluntad!".
FIAT
CUARTA HORA
El alma se transporta al Paraíso y se une a
la fiesta de Dios en la creación del hombre.
Jesús, vida mía, siento que tu amor me
impulsa hacia ti, tu Querer me llama a ti
porque quiere que esté presente en todos
sus actos. Me parece que tú no estás
contento si yo no asisto a todos los actos
de tu Voluntad; y aunque no sepa hacer
nada, te complace igualmente que yo sea
espectadora y repita mi estribillo:
"Te amo, te adoro, te bendigo y te
agradezco".
Heme aquí en el paraíso. Aquí te
contemplo, amor mío, mientras con el
Padre y con el Espíritu Santo estás
formando tu querida joya, tu obra
maestra, la bella figura del hombre. ¡Con
cuánto amor la formas, cuánta belleza le
infundes, de cuántos divinos matices la
revistes! Mientras la estás plasmando, te
detienes con frecuencia y la miras, la
admiras y gozoso dices:
"¡Cómo es bella nuestra estatua!".
Entonces tu amor palpita con fuerza,
hasta desbordarse y no pudiéndote
contener más, animándolo le das la vida y
tu semejanza y así creas al hombre,
llenándolo de tu amor.
FIAT
QUINTA HORA
El alma asiste a la caída de Adán en el
Paraíso, al dolor Divino y trata de reparar
con su mismo amor.
Amor mío, la potencia de la unidad de tu
Divina Voluntad ligó en uno solo el acto
del Creador con el de tus primeras
criaturas y puso así en común con ellas
todos sus bienes, todos sus gozos. Oh mi
Jesús, yo también quiero empezar de
nuevo mi vida en esta unidad de tu
Querer junto con mis primeros padres.
Allí quiero establecer mi morada, allí
quiero encontrar por siempre mi alegría y
mi felicidad.
Pero, ¡ay de mí he aquí que para su gran
desgracia, Adán y Eva se salieron de tu
Voluntad para hacer la propia y del más
alto grado de todas las felicidades, se
precipitaron en el abismo de todas la
miserias. El Cielo y la tierra fueron
sacudidos viendo que las más bellas
criaturas se rebelaban a la Voluntad de
su Creador. Toda la creación se
conmovió y Tú mismo, Majestad adorable,
sentiste tal dolor que te cubriste con el
manto de la justicia contra ellos.
Para consolar a tu corazón, he aquí,
Jesús, vida mía, que hago mi morada
permanente en tu Divino Querer y jamás
querré salir de El; y esto para
reconquistar por lo menos en parte los
inmensos beneficios que perdieron tus
primeras criaturas y para borrar el sello
del deshonor que se imprimió sobre sus
frentes. Y para que las alegrías y las
felicidades que te daban mis primeros
padres en los primeros días de su
creación puedan continuar, quiero poner
mi beso y mi incesante reparación en
aquel mismo dolor que te hizo poner el
manto de la Justicia; quiero quitarte este
manto de Justicia para poder
contemplarte revestido con el manto de
Paz.
¡Ah, oh Jesús! Haz que vuelvan los
tiempos primeros de la Creación y que se
renueven las fiestas, las alegrías y los
entretenimientos entre tus criaturas y Tú,
mediante la venida del Reino de tu
Voluntad.
Jesús Jesús Jesús
FIAT
SEXTA HORA
El alma continúa su reparación; pasa por
los principales personajes del Antiguo
Testamento y suspira la Redención.
Jesús mío, no te dejaré solo en tu dolor;
de tu querer no saldré jamás; prometo
solemnemente no hacer más mi voluntad,
antes bien la ato a los pies de tu trono
para que no la pueda conocer más. Ella
te ofrecerá profunda y continua
reparación por la rebelión de Adán y Eva
y uniformándome totalmente a tu Querer,
que es lo único que quiero conocer, me
compenetraré contigo.
Dulcísima Vida mía, para el triunfo de tu
Querer Divino quiero imprimir sobre cada
pensamiento, comenzando desde el
primero que formó Adán hasta el último
de las criaturas en la tierra, mi "Te amo",
mi reparación, la gloria que se te debe,
para pedirte a nombre de cada uno de
ellos el reino de tu Voluntad; que todas
las inteligencias comprendan qué cosa
significa cumplir la Voluntad de Dios y
que todas la hagan dominar y reinar.
Quiero sellar cada mirada de las
criaturas, cada una de sus palabras con
mi "Te amo", con mi reparación y pedirte
tu Reino. En cada obra, en cada paso y
latido de los hombres quiero repetirte:
"Te amo y te reparo por todos los pecados
que comenten".
Quedándome en tu Voluntad quiero
suplir y darte toda la gloria y todo el amor
que habrían debido darte las criaturas si
hubieran vivido todas en tu Querer y a
nombre de todas pido tu Reino.
Oh Jesús, ahora quiero recordar los
principales personajes del Antiguo
Testamento y meditar en los prodigios
que tu Divina Voluntad obró en ellos.
Sello mi "Te amo" sobre el sacrificio de
Abraham y sobre la obediencia de Isaac,
para implorar por medio de ellos el Reino
de tu Querer Divino.
Imprimo mi "Te amo" sobre el dolor de
Jacob, sobre la aflicción y sobre la gloria
de José.
Pongo mi "Te amo" sobre la potencia de
los milagros de Moisés, sobre la fortaleza
de Sansón, sobre la santidad de David,
sobre la paciencia de Job; y por todos
estos rayos de luz que mandó tu
Voluntad te pido que Reine tu Querer
Divino.
¡Observa, Amor mío, cómo voy buscando
a través de los siglos, los actos de tu
Voluntad en todas las criaturas para
pedirte por medio de ellos que tu FIAT sea
conocido, amado y querido por todos!.
Jesús, vida mía, veo que tu amable
Querer Divino se acerca cada vez más a
las criaturas y haciendo bajar sus rayos
de Luz, ilumina los profetas y les revela
tu venida a la tierra, precisando el
tiempo, el lugar y las circunstancias que
la acompañarán. Oh Jesús, volando por
encima de cada profeta y en cada una de
las revelaciones que les haces, cubro todo
y a todos con mi "Te amo, te bendigo y te
agradezco" y te pido el Reino de tu
Querer.
Cada promesa que hiciste, cada
revelación que manifestaste acerca de tu
venida a la tierra, fue un compromiso que
tomaste, por eso al Reino de tu Redención
venía ligado el de Tu Voluntad. ¿Por qué,
pues, Amor mío no te apresuras? Tú no
sabes hacer tus obras a la mitad, ni dar
tus riquezas solamente en parte.
¡Por consiguiente, date prisa! Si mediante
tu Redención nos diste la mitad de tus
bienes, completa ahora tu obra: haz que
tu Voluntad impere, domine y triunfe en
medio de las criaturas.
FIAT
SÉPTIMA HORA
El alma se sumerge en los mares de luz y
de Santidad de la Mamá Celestial y junto
con Ella pide que venga el Reino de la
Divina Voluntad a la tierra.
Trinidad Santísima, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, siento en mí vuestro amor
desbordante; veo que con gran gozo estáis
ya despojándoos de vuestro manto de
Justicia y preparándoos a una nueva
fiesta, mayor que la que gozasteis en la
creación del hombre.
Ahora hacéis salir mares de Potencia, de
sabiduría, de Amor y de belleza
indescriptibles. Y juntando todos estos
océanos, llamáis en ellos, en virtud de
vuestra Palabra Omnipotente, a vida a la
Pequeña Reina y la creáis así tan pura,
sin mancha y tan rica en belleza de
quedar extasiada vuestra misma
Divinidad.
A la Concepción de esta Inmaculada
Reina se abrieron las fiestas entre el Cielo
y la tierra y toda la creación se regocijó y
festejó a su Soberana. También yo me
postro delante de Aquella que es objeto de
las complacencias del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo e invito al Cielo, al sol,
al viento, a toda la creación, a los ángeles
y a cada ser humano a entonar himnos
conmigo a la Pequeña Reina apenas
concebida y a reconocerla por Señora y
por Madre y como la más bienaventurada
entre todas las criaturas.
Mira, Mamá mía, cada uno dirige a ti su
corazón, sus miradas. Nuestra suerte
está en tus manos, por tal razón, en este
primer acto de tu Concepción demos
todos juntos el asalto a nuestro Padre
Celestial y gritemos:
"¡Venga el Reino de tu Divina Voluntad a
la tierra!".
Mamá Santa, preséntanos tú a Dios y
El se sentirá vencido viendo que todas
las criaturas, estrechadas en torno
tuyo, dicen junto Contigo:
"¡Venga el Reino de tu FIAT Divino!".
Sí, oh Divinas Personas, Vosotros no
hacéis otra cosa que derramar
continuamente Amor sobre la recién
concebida Reina, ni cesáis de concederle
nuevas gracias para hacer sus mares
siempre más extensos.
En esta criatura Celestial Vosotros veis a
Aquella que todo os debe dar, que os debe
reparar por todo, a Aquella que os debe
restituir completa la gloria toda de la
Creación y por esto le manifestáis y le
hacéis conocer la historia del hombre
caído, vuestro dolor y vuestra Voluntad
adorable rechazada por las criaturas. Y
mientras le confiáis todo, Ella
generosamente os hace el don de su
propio querer y os jura no quererlo
reconocer.
Sumergiéndose después en vuestro FIAT,
Ella lo toma por su propia vida, le da el
dominio sobre Sí misma y de este modo,
forma Ella en su alma el primer Reino del
Divino Querer. He aquí que ya escucho
resonar su continuo estribillo:
"¡Venga el Reino de la Redención,
venga el Verbo a la tierra, venga la
paz entre el Creador y la criatura.
Padre Eterno, no bajaré de vuestro
regazo si no me concedéis lo que os
pido!"
Yo también, oh Padre Celestial, repetiré
junto con mi pequeña Reina mi
acostumbrado estribillo:
"¡Venga el Reino de la Divina Voluntad!"
Lejos de separarme de tus rodillas
paternas, te estrecharé con mis brazos,
hasta que Tú me asegures que la Divina
Voluntad no sólo será conocida y amada
por los hombres, sino que reinará sobre
ellos con un triunfo completo.
FIAT
OCTAVA HORA
El alma continúa con la Mamá Reina
suplicando al Padre Celestial que haga
conocer a todos la Divina Voluntad para
que venga su Reino.
Jesús, dulcísima vida mía, mi pequeña
alma te ruega en unión de mi Mamá
Reina que la lleves sobre las rodillas de
nuestro Padre Celestial, para ahí
implorar, llorar, suspirar y suplicar que
venga el Reino de tu FIAT Divino.
Con mis sonrisas de amor, con mis besos
afectuosos, con la misma fuerza
arrobadora de tu Querer, suplicaré al
Padre Eterno para que me conceda su
Reino sobre la tierra. Y Tú, Mamá Santa,
toma de la mano a tu pequeña hija y
hazla sumergir en el mar de tu amor,
para que con tu mismo Amor pueda con
mayor eficacia pedir que venga el Reino
del FIAT Divino.
Hago mía tu adoración a tu Creador;
hago mías tus oraciones, tus súplicas y
tus suspiros para pedir por medio de ellos
el Reino del FIAT Divino.
Reina Mamá mía, ayúdame Tú misma a
poner en el mar de tus penas, de tus
intensos dolores, mis pequeñas
contrariedades, mis sufrimientos, mis
privaciones y mis sacrificios, para poder
incesantemente pedir con ello que venga
pronto el Reino del Querer Divino y que la
Divina Voluntad descienda entre las
criaturas y triunfante reine y domine en
medio de ellas.
Mamá mía, así como Tú atrajiste al Verbo
del cielo para hacerlo descender a la
tierra y encarnarse en tu seno, así haz
mover el FIAT Supremo de su sede
Celestial para que venga a reinar sobre la
tierra en todas las criaturas.
FIAT
NOVENA HORA
El alma sigue a la Divina Voluntad en la
Concepción del Verbo, hace compañía al
pequeño prisionero Jesús en el seno de su
Mamá y lo acompaña y lo recibe en su
Nacimiento.
Soberana Mamá mía, no quiero quedarme
sin ti, uno tus actos a los míos para
formar de todos uno solo y para pedir
Contigo la venida del Reino del Divino
Querer.
Mientras considero la Concepción del
Verbo, oculto en tu seno materno mi
continuo "te amo" y todas mis penas para
rendir homenaje ardiente al Hijo de Dios.
Y por aquel mismo desmesurado amor
que lo hizo descender del Cielo en la
pequeña prisión de tu seno, ofreciéndole
todos tus actos unidos a los míos, le pido
nos conceda pronto el Reino de su Divina
Voluntad.
Mamá mía, quiero encerrarme en ti para
poder quedarme con mi pequeño Jesús y
hacerle compañía en la soledad que sufre.
Quiero contemplar todas sus penas para
sellarlas con mi "te amo, te bendigo y te
agradezco".
Veo que mi Niñito Jesús empieza a sufrir
tantas agonías y tantas muertes por
cuantos son los rechazos que el hombre
opone a la Voluntad Divina y veo que Tú,
Madre dulcísima, quisieras tomar sobre ti
de inmediato todas esas muertes para
satisfacer a la Voluntad Suprema.
Oh Jesús, me siento despedazar el
corazón viéndote agonizar así tan
pequeñito, por consiguiente, mi tierno
Niñito, quiero dar vida tantas veces al
FIAT Divino en mi alma por cuantas son
las veces que las criaturas la han
rechazado; y tantas otras veces quiero
hacer morir mi querer por cuantas son
las veces en las cuales ellas dieron vida a
su propia voluntad.
Sí, quiero hacer correr el flujo de tu
misma Voluntad Divina en tu pequeña
Humanidad a fin de que la agonía y la
pena mortal que sufres sea menos
desgarradora.
Oh mi dulce Amor ¡Cuántas penas no
sufres en el seno de la Mamá Virgen! Tú
permaneces ahí inmóvil, porque no te es
dado mover ni un dedo, ni un piececito;
no tienes ni siquiera un espacio para
abrir tus bellos ojos, ni el más tenue rayo
de luz llega hasta ti, en esta estrecha
prisión no hay sino profunda obscuridad.
Por lo tanto, mi querido Jesús, quiero
llevar la vida de tu Voluntad a la estrecha
cárcel de tu primera morada sobre la
tierra para aclarar las tinieblas en las
cuales te encuentras. Quiero imprimir mi
beso, mi "te amo" sobre tus tiernos
miembros forzados a la inmovilidad, para
pedirte por los méritos de tus mismos
sufrimientos que tu Querer Divino tenga
movimiento en las criaturas y mediante
su luz ponga en fuga la noche del querer
humano y forme el día perenne del FIAT
Divino.
Amable Niño mío, si no te dejas vencer
por mí, ahora que eres pequeñito, dime
por lo menos ¿cuándo será que yo podré
reconquistar el Reino de tu Voluntad
Divina?
¿Qué no sabes, Amado mío, que mi alma
quiere vencerte mediante tu mismo Amor
y con la potencia y firmeza de tu FIAT?
Y para obtener mi intento, llamo en mi
ayuda a todos los actos de tu Voluntad
divina, llamo al Cielo con el ejército de
sus estrellas alrededor de Ti, llamo al sol
con la fuerza de su luz y de su calor, al
viento con la impetuosidad de su imperio,
el mar con sus olas fragorosas, llamo a
toda la creación y animando cada cosa
con mi voz quiero pedirte en nombre de
todas el Reino de tu FIAT Divino.
Mi tierno Niño, que ahora dejas el seno de
la Virgen Mamá, deseo que Tú, al nacer y
al abrir tus ojos a la luz, te veas
circundado por la multitud de tus obras,
cada una de la cuales te diga mi "te amo,
te bendigo, te agradezco, te adoro".
¡Con ello quiero imprimir mis primeros
besos sobre tus labios infantiles!
Recién nacido Jesús, Tú te refugias de
inmediato tembloroso entre los brazos de
la mamá Celestial y Ella te estrecha a su
Corazón, te besa, te calienta, te nutre con
su leche y te quita el llanto. Yo también,
Niñito Jesús, quiero poner lo mío; quiero
hacer fluir mi "te amo" en su leche
virginal para poderte nutrir con mi amor.
Todo lo que Ella te hizo, quiero hacértelo
yo también.
Mi amado Niño, mira, no estoy sola,
conmigo tengo todo:
Tengo el sol para calentarte y para secar
tus lágrimas tengo todas tus obras. Tú
gimes y sollozas porque no te ves amado,
mas yo con mi "te amo" quiero cantarte
una canción de cuna que te concilie el
sueño, así me será más fácil obtener de ti
cuando te despiertes el Reino del FIAT
Divino.
FIAT
DÉCIMA HORA
El alma acompaña al Niño Jesús en los
brazos de la Mamá Celestial en el dolor de
la Circuncisión.
Mi tierno Niñito, mi "te amo, te bendigo,
te agradezco" te sigue por todas partes
para pedirte tu FIAT.
En cada uno de tus latidos y respiros,
sobre tu lengua, en la pupila de tus ojos,
en todas las gotas de tu sangre, en tu
pequeña Humanidad, en cada uno de tus
divinos pensamientos quiero imprimir
mis "te amo" junto con mis besos. Y así
también en los brazos y en las manos de
la Mamá Celestial y de San José para que
cuando te estrechen en su pecho te
hagan sentir mi "te amo".
Quiero que lo sientas hasta en el aliento
de las bestias que te calientan y que
están a tus pies en muda adoración.
Mi gracioso Niñito, para implorar tu FIAT
Divino yo sumerjo mi "te amo" en el dolor
que sufriste por el cruel corte de la
circuncisión, en cada gota de la primera
sangre que derramaste, lo pongo en las
lágrimas que derramaste por el dolor y en
las que lloraron la Soberana Reina y San
José al verte sufrir, para que aquella
sangre, aquel dolor y aquellas lágrimas
imploren a grandes voces el triunfo de tu
Reino.
Mi querido Niño Jesús, estrechándote a
mi corazón para mitigar el sufrimiento
que te causa la dolorosa herida yo te
suplico que encierres en ella a todas las
voluntades humanas para concedernos a
cambio la Vida de tu Divino Querer.
FIAT
UNDÉCIMA HORA
El alma acompaña al Niño Jesús que huye
a Egipto invita a toda la Creación a
acariciarlo y con todos pide el Reino de La
Divina Voluntad.
Mi amable Niño, mientras aún te sangra
la herida de la Circuncisión, otro dolor te
llega de improvisto. Un hombre impío y
tirano quiere tu muerte y Tú te ves
forzado a huir a Egipto para ponerte a
salvo.
¿No es acaso este episodio un símbolo de
la perfidia de la voluntad humana, la cual
persigue tu Voluntad Divina porque no
quiere que Ella reine?
Mi Niño gracioso, quiero hacer fluir mi "te
amo", mis besos afectuosos y también mi
querer en este intenso dolor tuyo para
reconciliar entre ellas la Voluntad Divina
y la humana y hacer de ambas una sola
cosa.
Para pedirte tu FIAT sigo incesantemente
a mi Mamá que te lleva entre sus brazos y
mientras Ella camina quiero hacerte
escuchar el dulce murmullo de mi "te
amo, te adoro, te bendigo y te agradezco",
por consiguiente lo imprimo, paso a paso,
en cada átomo de tierra, en cada hilo de
hierba que pisan sus santos pies. Y como
Tú huyes para darme la Vida, yo quiero
ofrecerte mi existencia para defender la
tuya y para pedir el triunfo de tu
Voluntad.
Amor mío, me siento despedazar el
corazón al verte llorar y al oírte sollozar al
ser buscado para matarte.
Para calmar tu llanto quiero recorrer con
mi amor todo el universo y para alegrarte
quiero hacerte oír mi "te amo" y mi
estribillo "dame tu FIAT" en todo, en las
profundidades de los mares, en cada gota
de agua, en los peces que en ella nadan.
Quiero ir sobre los montes más altos y en
los valles más extensos para animar
plantas, flores y árboles y en todos
repetirte "te amo, te amo". En alas del
viento quiero hacerte llegar con fuerte
rumor el eco de mi amor y por medio de
sus ráfagas quiero enviarte mis besos
ardientes y ofrecerte mis caricias
amorosas.
Querido Niño Mío, mientras huyes, yo
hago mi invitación a todas las cosas
creadas para que ellas alegren a su
Creador:
A la luz del sol, para que iluminando tu
bello rostro te diga:
"Te amo"; llamo a todas las aves de los
aires para que con sus trinos te formen
arrullos de amor:
En una palabra, me uno a todos los
elementos, al cielo y a las estrellas, a los
montes y a los mares, a las plantas y a
los animales para gritar con ellos a una
sola voz:
"Todos te amamos y te amamos tanto que
queremos sobre la tierra la venida de tu
Voluntad reinante, dominante y
triunfante".
Y este grito unánime resuena en el alma
de la Mamá Reina y Ella también te dice:
"¡Hijo mío, mira, mi amor armoniza
con el de todas las creaturas y las
reúne a todas juntas y con ellas,
penetrando en tu Corazón, te pido Yo
también que tu Voluntad venga a
reinar sobre la tierra!"
FIAT
DUODÉCIMA HORA
El alma con Jesús en Egipto. Ella le ofrece
el corazón por alojamiento pide con la
Reina del Cielo el Reino de la Divina
Voluntad.
Mi querido Niñito Jesús, he aquí que
llegas a Egipto acompañado de dolor y de
lágrimas por el olvido y el abandono de
todos.
Te ves forzado a entrar en una pequeña
choza, expuesto a los vientos y a la lluvia
porque nadie en el mundo te ofrece una
morada decente.
Cómo sufres, mi tiernísimo Niño, al ver tu
pequeña Humanidad sufrir la misma
suerte de tu adorable Voluntad, a la cual
nadie ofrece espontáneamente por
habitación su propia alma para hacerla
reinar en ella. Y tu Voluntad también
errante por largos siglos pide
alojamiento… y no lo obtiene.
Amor mío, veo que mientras lloras,
nuestra Mamá oculta sus lágrimas para
poder calmar tu llanto y te ofrece su bella
alma como morada perenne a tu
Voluntad Divina. Yo también quiero
unirme a Ella para secar tu rostro y para
imprimir mi "te amo" en cada una de tus
lágrimas y sobre tus labios temblorosos y
pidiendo tu FIAT ofrezco mi alma a tu
Voluntad Divina para que en ella forme
su perpetua morada.
Amado Niño mío, centro de mi vida,
mientras Tú habitas en esa choza, yo
quiero seguir todos tus actos y los de tu
Mamá. Y cuando Ella te arrulla, quiero
arrullarte yo también y conciliarte el
sueño con el estribillo de mi "te amo".
Mientras Ella te teje tu pequeño vestido,
quiero entrelazar con el hilo que corre
entre tus dedos mi "te amo, te adoro, te
bendigo, te agradezco" para que así
puedas Tú sentir que tu vestido está
entretejido con mi amor.
Corazón de mi corazón, cuando des tus
primeros pasos quiero imprimir mi "te
amo" sobre la tierra que tus piecitos
pisarán y quiero protegerte con mis
brazos de manera que si llegas a vacilar,
yo te abracé y te estreche fuerte a mi
corazón.
Veo, oh Celestial Niño, que apenas
empiezas a caminar, te separas de tu
Mamá y poniendo tus pequeñas rodillitas
sobre la tierra desnuda y con los bracitos
abiertos ruegas y lloras por la salvación
de todos, pidiendo con ardientes suspiros
el Reino de tu Divina Voluntad.
¡Oh!, cómo late tu corazoncito! Parece
como si quisiera despedazarte por la
vehemencia del amor y del dolor.
Mi pequeño Jesús, deja que yo ponga mi
"te amo" bajo tus rodillas para hacer que
la tierra sea menos áspera a sus tiernos
miembros. Deja que imprima mi "te amo"
en las palmas de tus manitas abiertas y
que sostenga tus pequeños brazos con los
míos a fin de que no tengas Tú que sufrir
tanto. Y mientras yo te sostengo, Tú,
amado mío, tómame entre tus brazos y
concédeme la gracia de que tu Voluntad
reine en mí y en todas las criaturas.
FIAT
DECIMA TERCERA HORA
El alma asiste a la primera salida del Niño
Jesús en medio de los niños de Egipto.
Mi Celestial Niño, he aquí que tu amor te
impulsa a salir de la pequeña choza.
Los niños de Egipto, atraídos por tu
belleza se ponen en torno a ti y Tú les
hablas con tal dulzura que los dejas
embelesados. Y después de haberlos
instruido y bendecido vuelves de prisa a
tu Mamá porque su amor te atrae y te
arrojas entre sus brazos.
Amor mío, quiero acompañarte y seguirte
en todo y quiero hacer resonar mi "te
amo, te bendigo, te adoro, te agradezco"
bajo tus tiernos pasos, en el movimiento
de tus manos, en tus palabras tan
amables y tan llenas de vida y en tu
mirada fascinante, para pedirte el Reino
de tu FIAT.
Y mientras bendices a esos niños,
bendice mi alma también e infunde en
ella con tu bendición la Vida de tu
Voluntad.
Te sigo, Niñito Jesús, mientras paseas
por los campos y te deleitas en coger las
flores. Cada vez que extiendes tus
manos, sobre ellas quiero repetirte mi "te
amo…" y te ruego que ofrezcas al Padre
Celestial mi pobre alma, a fin de que no
conozca otra cosa, ni ame, ni quiera sino
solo tu Santo y Eterno FIAT.
FIAT
DECIMA CUARTA HORA
El alma sigue a Jesús en su regreso a
Nazaret, permanece con El y lo acompaña
al Templo, pidiendo siempre el Reino de la
Divina Voluntad.
Niñito Jesús, vida mía, veo que
terminando el exilio retornas a Nazaret y
quiero seguirte paso a paso; es más,
quiero acompañarte bajo una lluvia de "te
amo, te adoro, te bendigo" y para ello
llamo en mi ayuda a la luz del sol para
que esparza sus rayos llenos de mi "te
amo…", ordeno a la impetuosidad del
viento que gima, que ulule y silve y
esparza densas ráfagas, vientos de mi "te
amo…". Llamo a todas las aves de los
aires para que te acompañen con sus
gorjeos, cantos y trinos repitiendo "te
amo…", a los corderitos para que balen
"te amo…"; al mar le pido que salga de
sus playas con sus olas para
acompañarte con las voces de mi "te
amo…".
Pero ya estás llegando a Nazaret, ya te
encierras en la casita. Permíteme entrar
también junto Contigo en ese sagrado
recinto, y ahí continúo ofreciéndote el
cántico de mis "te amo, te adoro, te
bendigo" para vencerte con mi amor y
obtener lo que Tú mismo quieres y la
Reina Mamá pide, esto es, que tu
Voluntad sea conocida por todas las
criaturas.
Jesús, vida mía, me quedo Contigo para
sellar con mi "te amo, te adoro, te bendigo
y te agradezco" cada una de tus acciones
y para pedir incesantemente el Reino de
tu Querer.
En el alimento que tomas imprimo mi "te
amo" para pedirte el alimento de tu
Voluntad para todas las criaturas; en el
agua que bebes hago correr mi "te amo…"
para pedirte que el agua pura de tu
Querer corra en nuestras venas y forme
su vida en nosotros.
Este mi "te amo" te siga por todas partes
y cuando tomas entre tus manos clavos y
martillos para tus trabajos manuales, los
claves en todas las voluntades humanas
para dar de nuevo libertad de vida a tu
Querer. Y cuando te retiras a tu cuartito
para orar y dormir yo no te quiero dejar
solo y me pongo junto a Ti y si no sé decir
otra cosa, te susurraré incesantemente al
oído "te amo, te adoro…" y te pediré con
tus mismas oraciones el Reino de tu FIAT
y con tu mismo sueño te pediré que
adormezcas a la voluntad humana para
que ya no tenga vida.
Mi divino Jesús, me sentiría infeliz si no
te siguiera en todo y si no te hiciera oír
siempre mi estribillo:
"Te amo, te adoro, te bendigo, te
agradezco".
Por eso te sigo a la edad de doce años al
Templo, cuando te alejaste en vuelo fugaz
de tu Mamá y le causaste el acerbo dolor
de tu desaparición.
Hago correr mi "te amo…" en la
consternación de tu Mamá y en tu
angustiosa pérdida para pedirte que
quede perdida la voluntad humana y las
criaturas se decidan a vivir
continuamente solo de Voluntad Divina.
Finalmente pongo mi "te amo…" en la
misma alegría que sentisteis al
encontraros de nuevo, para suplicarte,
Oh Jesús mío, que las criaturas te den
las puras alegrías y los inefables gozos
que brotan del feliz Reino de tu FIAT
Divino.
FIAT
DÉCIMAQUINTA HORA
El alma sigua a Jesús al desierto y
deteniéndose en el Jordán le pide el Reino
de la Divina Voluntad.
Mi celestial y sumo bien, quiero seguirte
por todas partes. Ya veo que estás por
irte al desierto y por alejarte de tu Mamá,
a la que dices:
"Adiós, Madre, me ausento, pero te
dejo mi FIAT por ayuda, por consuelo
y por guía. El te servirá de medio de
comunicación entre Tú y Yo.
Mi Querer te hará partícipe de cada
uno de mis actos, de tal manera que
Nosotros, si bien estaremos alejados,
permaneceremos tan unidos que nos
sentiremos como una sola persona."
Jesús, vida mía, tómame de la mano y
llévame Contigo a fin de que nada se me
escape de todo lo que Tú haces.
Quiero sellar todo con el ímpetu de mi
amor para pedirte el Reino de tu
Voluntad Divina en la tierra y te sigo paso
a paso con mi "Te amo, te adoro, te
bendigo, te agradezco" mientras caminas
solo. A cada respiro tuyo quiero hacerte
aspirar el aliento de mi "te amo…" y
quiero encerrar en él cada una de tus
palabras y cada una de tus miradas.
Al llegar al Jordán, sumerjo en aquellas
aguas mi "te amo…" para que al derramar
San Juan el agua sobre tu cabeza para
bautizarte, en ella sientas la plenitud de
mi amor que implora para todas la
criaturas el agua bautismal de tu Divina
Voluntad.
Amado mío, en este acto solemne de tu
bautismo te pido una gracia que Tú
seguramente no me negarás:
"Te rego purificar con tus mismas manos
mi pequeña alma con el agua vivificante y
creadora de tu Divina Voluntad a fin de
que yo nada escuche, nada vea, nada
conozca fuera de la vida de tu FIAT."
Jesús mío, permite que te siga al desierto,
ahí mi "te amo" no te dejará nunca solo,
permanecerá junto a Ti noche y día y
cuando te vea afanado, afligido o
delirante de amor, lloraré por el
aislamiento que sufre tu Divina Voluntad
en medio de las criaturas y te consolaré
con mi "te amo".
Tú sientes a lo vivo el dolor porque tu
Voluntad no reina en las criaturas, sino
que es mandada al desierto y tu
Santísima Humanidad por eso llora e
implora a nombre de la familia humana
que ambas voluntades, humana y Divina,
hagan las paces entre ellas y se fundan
juntas.
Oh Jesús, hago mías tus lágrimas, tus
oraciones, los espasmos de tu ardiente
Corazón y entretejiéndolos con mi "te
amo" formo dulces cadenas de amor para
obligarte a concederme el Reino de tu
Divina Voluntad como en el Cielo en la
tierra.
Escucha, vida mía… son tus mismos
latidos, tus mismos suspiros, tus mismas
lágrimas y tus penas las que quieren e
imploran el Reino de tu FIAT y por esta
razón, si no quieres escucharme a mí,
escúchate a Ti al menos y saliendo del
desierto asegúrame que pronto vendrá a
la tierra el Reino de tu Querer.
Jesús mío, corazón de mi corazón, ya
dejas el desierto y con ansias llegas a la
casa de Nazaret, donde el amor de la
Mamá Celestial te llama incesantemente y
te espera.
¡Qué escena tan conmovedora es ésta!
¡La Madre y el Hijo vencidos por la mutua
y extrema necesidad de volverse a ver se
arrojan uno en los brazos del otro!
¡Oh Jesús, también yo quiero participar
con la pequeña llamita de mi "te amo" en
vuestros castos abrazos y en vuestros
incendios de amor para pediros el Reino
del Supremo Querer. Mamá Santa, pide
también Tú para mí esta inmensa gracia
y ruega para que la Divina Voluntad sea
conocida y reine como en el Cielo en la
tierra!.
FIAT
DECIMOSEXTA HORA
El alma sigue a Jesús en las Bodas de
Caná y le pide que cambie la voluntad
humana por la Divina. Y lo sigue en la
Vida Pública.
Jesús, amor mío y vida mía, veo que
antes de comenzar tu vida pública, el
amor de tu Corazón te conduce a asistir
con tu Mamá a las Bodas de Caná y yo te
sigo con mi "te amo".
Siento que tu Corazón late de ternura y
de dolor porque se acuerda de haber
bendecido otras bodas en el Edén las de
Adán inocente.
Más aún aquellas a las que asististe
fueron bodas dobles:
Bodas entre la Voluntad Divina y la
humana y entre el hombre y la mujer, a
los cuales dabas por dote toda la
creación, pero sobre todo dabas tu Divina
Voluntad palpitante en sus corazones y
en toda cosa creada.
Oh Jesús mío, quiero colocarme cerca de
Ti para recubrir tu mirada dulce, tu voz
melodiosa, tus modos fascinantes, con mi
"te amo, te bendigo, te agradezco" y por el
amor que te impulsa a ceder a las
súplicas de la Reina Soberana te ruego
que quieras cumplir el más grande
milagro:
Cambiar la voluntad humana en la
Divina para que Ésta pueda reinar como
en el Cielo en la tierra.
Mamá Santa, Tú que mostraste tanta
solicitud por ir a socorrer a aquellos
esposos, ah, ten ahora igual premura en
hacer reinar sobre la tierra el Santo
Querer Divino.
Jesús, mi dulce bien, para forzarte a
contentarme te sigo sin jamás dejarte y
revisto todos tus actos con mi "te amo…"
e incesantemente te susurro al oído:
"Dame tu FIAT que te palpita en el
Corazón, dame tu Querer que habla en tu
palabra, que obra en tus manos, que
camina en tus pasos. Ah, escucha mis
suspiros, escucha en la mía a tu misma
voz y concédeme que todos vivamos de tu
FIAT".
Jesús mío, querida vida mía, veo que
estás por alejarte de nuevo de tu Mamá
pero vuestros Quereres no se separan.
Tú partes para dar inicio a tu vida
pública y diriges tus pasos hacia
Jerusalén para ir a anunciar en el Templo
tu palabra divina y para decir
abiertamente que Tú eres el esperado de
las gentes, el suspirado Mesías.
Pero ¡oh, cuántos dolores padece tu
Corazón" Los que te escuchan, en vez de
arrojarse a tus pies para recibirte como
su Salvador Celestial, te miran con ojos
llenos de ira y furiosos se alejan mientras
Tú quedas solo, forzado por la ingratitud
de aquella gente a mendigar el pan y a
retirarte fuera de la Ciudad.
Solo, solo y teniendo por lecho la tierra y
por techo el cielo estrellado, pasas las
noches en lágrimas y en oraciones,
suplicando por aquellos mismos que no
quieren reconocerte.
Jesús, amor mío, ven entre mis brazos
para que tomes un poco de alivio; quiero
llorar y orar Contigo, quiero ofrecerte el
cortejo de mi "te amo, te adoro, te
bendigo, te agradezco" en las penas que
sufres, en las lágrimas que derramas, en
las palabras que pronuncias y que
quedan sin ser escuchadas; quiero poner
mí "te amo…" delante, detrás y debajo de
tus pasos para que tus pies no sientan la
aspereza de la tierra ingrata sino sólo la
delicadeza de mi amor; y quiero decirte:
"¿Ves, oh Jesús, cuánto sufres? ¡Haz que
tu Divina Voluntad reine entre nosotros y
tus penas cesarán en el acto!"
FIAT
DECIMOSEPTIMA HORA
El alma sigue a Jesús en sus milagros y le
pide que le haga el más grande milagro:
Que todas las almas resurjan en la Divina
Voluntad.
Jesús mío, vida de mi pobre corazón, tu
Amor no se detiene y por eso vuelves al
Templo para explicar a las gentes tu
Divina palabra. Y mientras los grandes y
los doctos no quieren reconocerte he aquí
que una turba de pobres, de ignorantes y
de enfermos se reúne en torno a Ti
atraída por tus modos dulces y afables y
por tu embelesadora voz; y mientras Tú
hablas, ellos sienten herírseles el corazón
y una vena de felicidad se abre en tu
Espíritu porque sientes que al menos
puedes consolar, instruir y sanar a
aquellos que son considerados el desecho
de la sociedad. Y así llegas a ser el
Amigo, el Maestro y el Médico piadoso de
los hombres; para todos tienes palabras
de consuelo y no desprecias tocar sus
miembros enfermos para sanarlos.
Es un espectáculo conmovedor verte
rodeado de ciegos, mudos, sordos, cojos,
paralíticos, leprosos. Todas estas
miserias humanas traspasan tu Corazón
divino y lo hieren.
¡Oh como se rompe el corazón al ver así
aquella misma naturaleza humana que
salió tan bella y perfecta de tus manos
creadoras!.
Es la voluntad humana degradada la que
produciendo sus pésimos efectos hacen
tan infeliz a la humanidad.
¡Ah amor mío, haz que tu FIAT vuelva a
reinar en medio de nosotros y ponga en
fuga la infelicidad que ha producido el
querer humano!
Hago correr mi "te amo…" en el acto
mediante el cual procuras la vista a los
ciegos para que todos los hombres
adquieran el conocimiento de tu Divina
Voluntad, pues oh, cuántos ciegos hay
que no perciben tu Querer Divino… ¡Oh
Jesús, te ruego que concedes a todos la
gracia de conocer y vivir en tu Santísima
Voluntad!
Veo, amor mío, que con el imperio de tu
voz das el oído a los sordos. Quiero que
mi "te amo…" corra en el sonido de tu
orden y te pida que restituyas el oído a
tantísimos sordos a tu Divina Voluntad.
Veo que desatas la lengua a los mudos y
yo postrada a tus pies me acerco a tus
rodillas y te suplico liberes las lenguas
que no saben pronunciar tu FIAT Divino,
para que todos los hombres hablen el
lenguaje de tu adorable Voluntad.
Ah Jesús mío, tu Corazón paterno siente
fuertes dolores y opresiones por las
miserias humanas, por eso vas
sembrando milagros para llamar a tu
Divina Voluntad a reinar en medio de las
criaturas, enderezas a los cojos, limpias a
los leprosos, sanas a los paralíticos y yo,
mi Celestial Salvador, acompañándote
siempre con mi "te amo, te adoro, te
bendigo, te agradezco" te ruego enderezar
en tu Querer a quien camina cojeando,
purificar a las generaciones humanas de
la lepra de la voluntad que las hizo
deformes de alma hasta de cuerpo y el
peso de su propia voluntad humana es la
causa y la sembradora de todos los
milagros:
"Hacer que tu Voluntad reine en la tierra
como en el Cielo."
Amado bien mío, durante tu vida
esparces incesantemente tu Divina
palabra y por todas partes consuelas a
los afligidos.
Encontrando a una madre que llora y
acompaña a la sepultura a su propio hijo,
no resistes a las lágrimas de esa mujer, te
acercas al ataúd y resucitas al joven y lo
devuelves a la mamá.
Amor mío, quiero que mi "te amo" te
acompañe mientras das de nuevo la Vida
a quien la ha perdido y te ruego llames a
la Vida a tantísimas almas muertas a tu
Querer Divino para secar las lágrimas a
tu Divina Voluntad que, más que madre,
después de tantos siglos aún llora viendo
a la inmensa mayoría de sus hijos como
muertos para Ella.
Jesús Jesús Jesús
FIAT
DECIMAOCTAVA HORA
El alma sigue a Jesús en varios episodios
más de su vida pública.
Jesús mío, mi dulcísima vida, tu amor te
hace acudir a todas partes. Llamado a
resucitar a una niña no te niegas y
tomando su mano en la tuya la llamas a
la vida y levantándola dices:
"La niña no está muerta sino
dormida".
¡Cuántos son, amor mío, los que duermen
el sueño de la voluntad humana!
Quiero por eso hacer correr mi "te amo"
en el acto que cumples resucitando a la
jovencita para pedirte que extiendas tu
mano a todos los hombres y los llames a
la Vida de tu Soberano Querer. Con el
solo toque de tu mano creadora, con un
acto de tu potencia Tú despertarás a
estas almas del letargo en el que yacen y
formarás las legiones del Reino de tu
FIAT Divino.
Mi piadoso Jesús, otra escena
conmovedora te espera:
Marta y María llorosas salen a tu
encuentro para decirte que su hermano
está muerto y Tú te enterneces y lloras
con ellas y pides que te lleven al sepulcro
de Lázaro. Llegando ahí, ordenas que se
abra la tumba.
Te estremeces y lloras y después, con voz
imperante y sonora por la intensidad del
dolor dices:
"¡Lázaro, sal fuera!"
Y de esta manera lo resucitas. Amor mío
¿Por qué lloras y sufres tan intenso
dolor?
Porque Lázaro muerto representa a toda
la humanidad enraizada en el mal y
hecha cadáver putrefacto por la voluntad
humana.
Oh sí, vida de mi corazón, deja que
también yo llore contigo y que revista
cada una de tus palabras con mi "te amo"
y con mi "te adoro" para inclinarte a
repetir lo que dijiste a Lázaro:
"¡Sal fuera del sepulcro de tu voluntad
humana y entra de nuevo en la vida de
mi Voluntad Divina!"
Mi amable Jesús, no te abandono un
instante y por eso te sigo junto a los
Apóstoles. Ya veo que mientras Tú te
duermes en la barca (y este tu reposo es
símbolo de aquello que quieres conceder
a quien vive en tu Querer Divino), se
desata una tempestad que pone confusos
a los Apóstoles, los cuales despertándote
gritan:
"Maestro, sálvanos, de otro modo
moriremos".
Esta Tempestad reproduce a lo vivo la
horrible tempestad que provoca la
voluntad humana, que levantando sus
olas impetuosas en el mar de la vida
amenaza ahogarnos.
Con mi "te amo" me uno a los Apóstoles
para suplicarte:
"Maestro, sálvanos, de otro modo estamos
perdidos" y con aquel mismo dominio con
el que te impusiste a aquella tempestad
para sosegarla, ordena hoy a la
tempestad de la voluntad humana
calmarse y pacifica nuestro querer con el
tuyo para hacernos reposar en los brazos
seguros de tu FIAT Supremo.
Amado bien mío, veo que diriges
nuevamente tus pasos a Jerusalén y yo te
acompaño con mi "te amo, te bendigo, te
adoro, te agradezco".
Pero ¿qué dolor no sufres en tu Corazón
divino cuando ves que el Templo, casa de
tu Padre, es profanado como si fuese un
lugar de mercado?
Ante tal vista te encolerizas, tomas unas
cuerdas y con tu autoridad divina golpeas
a diestra y siniestra y derribas todo,
dejando un desorden y arrojas fuera a los
profanadores y se opone y todos huyen.
Jesús mío, revisto aquellos látigos con mi
"te amo" para rogarte que los empuñes de
nuevo y saques a nuestra voluntad
humana que osó profanar tu templo vivo
de nuestras almas.
¡Ah Jesús, golpéala de manera tal que no
tenga más la temeridad de dominar en
nuestras almas, sino que ceda totalmente
su lugar a tu adorable Voluntad Divina!
FIAT
DECIMANOVENA HORA
El alma sigue a Jesús en su entrada a
Jerusalén y después en la institución de
los Sacramentos.
Amante celestial, mi "te amo" te siga en
tu entrada triunfante que hiciste en
Jerusalén. Yo lo imprimo por doquier:
En las ramas de las palmas, sobre los
mantos que son arrojados a tus pies, en
los gritos de hosanna con que te acoge la
multitud.
Mi Rey divino, tu aspecto de conquistador
victorioso parece quererme dar la alegre
nueva de que pronto llegará el Reino de
tu FIAT Divino a la tierra. Y no te dejaré
ni me cansaré de seguirte con mis "te
amo" hasta que Tú mismo me prometas
su feliz advenimiento.
Pero me parece escuchar que me
susurras al oído:
"Hija mía, mi amor siente la
necesidad de tu compañía. Mis
enemigos envidiosos por los gritos de
hosanna de las multitudes, buscan
quitarme la vida y por ello antes de
morir quiero instituir el Sacramento
de la Eucaristía para dejar un último
recuerdo del intenso amor que nutro
por mis hijos y para poder hacer mi
vida perenne en medio de ellos.
Aprovecha este don mío para pedirme
sin interrupción mi FIAT Divino".
Amor mío, me estrecho a Ti para poner
mi "te amo, te adoro, te bendigo, te
agradezco" en cada uno de los
Sacramentos que instituyes.
Lo pongo en cada Bautismo que se
administra para pedirte que en virtud de
él concedas a cada bautizado el FIAT
Divino.
Te lo repito en el Sacramento de la
Confirmación para invocar la victoria de
tu Divina Voluntad en cada confirmado.
Este "te amo…" mío lo sello también en el
Sacramento de la Extremaunción para
obtener que cada moribundo cumpla el
último acto de su vida en tu Divina
Voluntad.
Lo imprimo en el Sacramento del Orden
Sagrado para pedirte que los Sacerdotes
sean conforme a tu Querer y que posean
y extiendan tu Santo Reino.
Mi "te amo…" lo imprimo en el
Sacramento del Matrimonio para darte
familias formadas en la escuela de tu
FIAT Divino. Lo pongo también en el
Sacramento de la penitencia para rogarte
que des en cada confesión de los fieles
muerte al pecado y vida a tu Divina
Voluntad.
Oh Jesús mío, quiero que mi "te amo…"
no te abandone nunca y sea eterno
Contigo, por eso lo dejo en cada Hostia
Sacramental, en cada lágrima secreta que
derramas, en cada partícula consagrada,
en cada ofensa que recibes y en cada una
de las reparaciones que haces, para
pedirte en unión Contigo y con todas las
almas que vivirán en El, el Reino de tu
Divina Voluntad, que domine como en el
Cielo en la tierra.
Arquero Celestial mío, hiere desde cada
Sagrario a las voluntades humanas,
extiende sobre ellas tus cadenas de amor,
usa todas tus estratagemas amorosas
para vencerlas y danos a cambio tu
Querer para que sea uno con el nuestro
como en el Cielo en la tierra.
FIAT
VIGÉSIMA HORA
El alma sigue a Jesús en el Huerto y en
las penas de su Pasión.
Afligido Jesús mío, ahora que te has
dejado en el Sacramento de la Eucaristía
para poder descender en cada corazón,
para quedar a disposición de todos y
decirles:
"No os dejo, permanezco con todos
vosotros para poder formar el Reino
de mi Divina Voluntad en vuestras
almas, hijos míos".
Tu amor se siente así sosegado y entras
generosamente en el mar de tu Pasión.
Ya veo que tus pasos se dirigen hacia el
Huerto de Getsemaní y que te postras en
tierra y oras.
Durante este tiempo tu respiro se hace
grave, te afliges, suspiras, agonizas y
sudas sangre.
Todo se hace presente:
Los pecados todos de los hombres, las
penas de tu Pasión, cada una de las
cuales lleva impresa el arma homicida de
la voluntad humana que hace guerra a
un Dios.
Agonizante Jesús mío, mi pobre corazón
no soporta verte caído por el suelo,
bañado con tu propia sangre. En virtud
de tu martirio tan cruento te pido que tu
Divina Voluntad extienda su Reino sobre
la tierra y con sus armas divinas dé
muerte al querer humano y tome su lugar
divino en cada corazón.
Jesús mío, quiero llevarte consuelo
haciendo correr mi "te amo, te adoro, te
bendigo, te agradezco" en cada gota de
sangre que viertes, en cada una de tus
penas, aflicciones y suspiros.
Con mi "te amo…" quiero formarte nubes
altísimas que oculten a tu vista
horrorizada el horrible espectáculo de
tantos pecados. Oh Jesús si tu Divino
Querer reinara, no te encontrarías en
tantas penas ni sufrirías una agonía tan
desgarradora; por eso, antes de que dejes
este Huerto asegúrame que pronto llegará
el triunfo de tu Reino, del Reino de la
Divina Voluntad.
Penante Jesús mío, ya están tus
enemigos en el Huerto, ya te atan con
cuerdas y cadenas, te pisotean, te
arrastran y te llevan de tribunal en
tribunal.
Amor mío, yo te sigo paso a paso para
sellar todas tus penas con mi "te amo…"
y para pedirte que con las mismas
cuerdas y cadenas con las que estás
atado quieras Tú atar nuestra voluntad
rebelde para que ella no se oponga más a
tu Divina Voluntad sino que la haga
reinar.
Jesús mío, tus enemigos no se dan
descanso, te colman de penas, te cubren
de salivazos, te acusan como malhechor y
después de haberte condenado a muerte
te ponen en la cárcel.
Prisionero Jesús mío, yo no te dejo, mi "te
amo…" revista aquellos salivazos
hediondos para que no sientas la náusea
sino encuentres en ellos la dulzura de mi
amor.
Quiero cubrirte con mi "te amo…" para
que te proteja de todos los insultos que te
dicen, para que endulce tus penas y se
transforme en arma de defensa que
ponga en fuga a tus enemigos.
Mi "te amo…" te sirva de luz en la oscura
prisión en la que te ponen, te haga
compañía y te incline a liberarnos de la
prisión de nuestra voluntad para
hacernos hijos de tu FIAT Divino.
Atormentado Jesús mío, tus enemigos te
sacan de la prisión con el bárbaro intento
de procurarte penas mayores y hacerte
morir.
Arrastrándote te conducen a diversos
tribunales, de Pilatos a Herodes, el cual
burlándose llega al extremo de hacerte
vestir de loco, causándote penas
inauditas.
¡Cuánto sufres, amor mío! Con mi "te
amo…" quiero formar un vestido de luz
que deslumbre y humille a tus enemigos
y los persuada a no atormentarte más,
sino a reconocerte por su Rey. Y Tú, ten
misericordia y cúranos de la locura en la
que nos pone el querer humano, locura
que nos hace perder la razón del
verdadero bien, porque nos impide
cumplir la Divina Voluntad.
FIAT
VIGÉSIMA PRIMERA HORA
El alma continúa siguiendo a Jesús en las
penas de su Pasión.
Atormentado Jesús mío, he aquí que te
conducen de nuevo a Pilatos. Nuevas
penas te esperan.
Después de haberte condenado a la
flagelación te despojan de tus vestidos y
te atan a la columna para flagelarte
bárbaramente.
Abrazo tus pies divinos y hago resonar a
cada golpe que recibes mi "te amo…", a
cada pedazo de carne que se te arranca, a
cada llaga que se forma en tu cuerpo
quiero gritar mi "te amo…" para implorar
que Tú nos despojes del vestido de la
voluntad humana y nos cubras con el de
la Voluntad Divina.
Flagelado Jesús mío, estás irreconocible;
mi corazón no soporta tanta vejación y
sin embargo tus enemigos aún no están
contentos.
Quisiera ponerte a salvo con mis "te amo,
te adoro, te bendigo, te agradezco",
quisiera arrebatarte de aquellas inicuas
manos, que lejos de tener piedad de Ti,
hacen que los verdugos te coronen de
espinas, que te cubran con una púrpura
andrajosa y tratándote como rey de burla
te ponen una caña en la mano.
Jesús mío, vida mía, mi "te amo…"
recubra cada espina que te traspasa la
cabeza y suavice tu atroz dolor y Tú
quítanos la corona de burla con la que
nos coronó el querer humano, despójanos
de su púrpura andrajosa y quítanos de la
mano la caña de tantas obras vacías.
Danos la corona de tu Divino Querer,
concédenos su púrpura real que nos hace
tus verdaderos hijos y haga que el cetro
de mando de tu FIAT gobierne y domine
nuestras almas.
Jesús, Rey mío, mi "te amo…" te siga y te
sea alivio en el acto en que resuena en
tus oídos la condena a muerte al grito de
"Crucifícalo, crucifícalo…" Yo también
hago escuchar fuerte mi grito y pongo mi
"te amo…" en cada voz, en la boca y sobre
los labios de todas las criaturas y digo:
"¡Oh Jesús, que sea crucificada la
voluntad humana y que reine la Tuya!"
Por el dolor que sufriste al ser condenado
a muerte líbranos de la muerte que
damos a tu FIAT en nuestras almas, haz
que nuestra voluntad muera a si misma y
que tu Divino Querer resurja dominante y
forme su Reino en todos nuestros actos.
FIAT
VIGÉSIMO SEGUNDA HORA
El alma sigue a Jesús al Calvario y lo
acompaña en sus penas.
¡Amor mío, mi corazón no puede más!
En cuanto ves presentarte la Cruz te le
abrazas y te la cargas sobre los hombros.
Oh Jesús, quiero recubrir toda tu Cruz
con mis "te amo, te adoro, te bendigo, te
agradezco" y pedirte que en virtud de ella,
todas tus penas lleven a las criaturas la
virtud de tu FIAT y las dispongan a
recibir su dominio.
Quiero gritar en cada pena que sufres, en
cada gota de tu sangre, en cada caída, en
cada tirón de tus ensangrentados
cabellos, en cada empujón que recibes:
"¡Venga el Reino de tu Divina Voluntad!"
Maltratado Jesús mío, ya llegas
arrastrado y pisoteado hasta el monte
Calvario. Ya te despojan de tus vestidos,
te extienden sobre la Cruz y entre
espasmos inauditos te crucifican.
Mi "te amo…" corra en todos tus
miembros destrozados, en tus huesos
dislocados, en las heridas de los clavos.
Sello mi "te amo…" en todas tus penas y
te pido, amor mío, que nos despojes de
todo lo que impide a tu Voluntad Divina
reinar en nuestros corazones.
Crucificado Jesús mío, ya agonizas y te
convulsionas sobre la Cruz. Mi "te
amo…" selle sus espasmos, los agudos
dolores de tu Corazón y las llamas de
amor que lo devoran; mi "te amo…" te
sirva de refrigerio, extinga tu sed ardiente
y selle todas las palabras que pronuncias
sobre la Cruz. Y recibiendo en mi "te
amo…" tu último respiro, te suplico, por
las penas atroces que sufriste en la Cruz,
que infundas en nosotros un ardiente
deseo de vivir en tu Voluntad.
Con tu muerte da muerte a nuestro
querer y Vida a tu FIAT en todos los
corazones para que triunfante y
dominante se extienda sobre toda la
familia humana y reine en ella como en el
Cielo así en la Tierra.
FIAT
VIGÉSIMO TERCERA HORA
El alma se encierra en el sepulcro con
Jesús para sepultar con El su voluntad y
desciende al limbo para pedir junto con
todos los Santos el Reino de la Divina
Voluntad.
¡Amor mío, estás ya muerto! ¡Oh, cómo
quisiera yo morir junto contigo! Pero por
desgracia esto no me es concedido.
Quiero recibirte en mis brazos para
encerrar tu santísima Humanidad en mi
"te amo…", para que no vea sino mi "te
amo…", no escuche sino mi "te amo…",
no tenga más contacto sino solo con mi
"te amo…" Este mi "te amo, te adoro, te
bendigo, te agradezco" no te abandonará
un solo instante.
Muerto Jesús mío, quiero ofrecerte una
sepultura digna de Ti y mis "te amo…" los
sello en las paredes y en las piedras de tu
sepulcro y junto con mis "te amo…" te
pido sepultar mi voluntad humana de
manera que ella no tenga nunca la
posibilidad de volver a la vida.
Quiero rodearte a Ti y a la adolorida
Mamá con mis "te amo…" y acompañaros
al Limbo.
¡Oh escena conmovedora!, en este lugar
santo se encuentran nuestro primer
padre Adán, Abraham, todos los
Patriarcas, los Profetas, el querido San
José y todos los buenos del Antiguo
Testamento. Aquellas almas santas al
verte se regocijan y postrándose a tus
pies te adoran, te bendicen, te aman y te
agradecen. Pero parece que no es
completa su fiesta, porque todos a coro te
dicen:
"Dulce Salvador, te damos gracias de
cuanto hiciste y sufriste por amor
nuestro, pero ahora que nos has
redimido, cumple tu obra:
Haz que tu Voluntad divina reine en la
tierra como en el Cielo".
¿No oyes, amor mío, el coro de tantas
voces tan queridas por Ti? ¿No oyes la
súplica de la misma Reina de los Dolores?
Hoy, día de tu muerte, es también el día
de tus victorias, de tu triunfo;
concédenos, pues, el triunfo de tu Querer
sobre las voluntades humanas.
Vencedor Jesús mío, veo que ya sales del
Limbo con toda la legión de los justos y te
encaminas hacia el sepulcro para vencer
a la muerte y para hacer resucitar a tu
santísima Humanidad.
¡Qué solemne momento es éste! Y para
festejarlo y obtener la resurrección de tu
Divina Voluntad en todas las criaturas,
quiero sellar por doquier mi "te amo…":
en el sepulcro, en el acto que cumples
para resucitar y también en la misma luz
de gloria que te circunda. Y te ruego,
amor mío, que para festejar este día de
júbilo derribes nuestra voluntad humana
y hagas surgir para siempre victoriosa la
Tuya.
FIAT
VIGÉSIMA CUARTA HORA
El alma sigue a Jesús después de la
Resurrección, asiste a su Ascensión y pide
poder cantar para siempre su amoroso
cántico: "Venga a la tierra el Reino de la
Divina Voluntad."
Jesús mío, después de haber resucitado
no partes de inmediato para el Cielo, esto
me confirma que quieres establecer el
Reino de la Divina Voluntad en la tierra y
yo no te abandono ni un instante.
Te sigo paso a paso con mi "te amo…"
mientras te apareces a tu Mamá y por
aquella alegría que ambos gozasteis os
pido con una siempre creciente
insistencia el Reino de tu Voluntad.
Mi "te amo…" te acompaña mientras te
apareces a Magdalena, a los Apóstoles y
pide que tu Divina Voluntad sea conocida
por todos, pero en modo especial por los
sacerdotes, los cuales a su vez, como
nuevos apóstoles, la hagan conocer a
todo el mundo.
Mi "te amo…" te sigue en todos los actos
que haces en medio de los tuyos después
de la Resurrección y finalmente invita a
Cielo y tierra a asistir a tu gloriosa
Ascensión. Y mientras Tú con tu entrada
triunfante en el Paraíso Celestial abres
las puertas cerradas por tantos siglos a la
pobre humanidad, yo sello mi "te amo…"
sobre aquellas puertas eternas y te ruego,
por aquella misma bendición que diste a
todos los discípulos que asistieron a tu
Ascensión que bendigas todas las
voluntades humanas para que conozcan,
aprecien el don de la vida vivida en tu
Querer.
Por el gran amor con que nos abriste las
puertas del Cielo te ruego, mi glorioso
Jesús, que hagas descender por esas
mismas puertas tu Divina Voluntad para
que reine en la tierra como reina en el
Cielo.
Amor mío, ya estás sentado a la diestra
del Padre. Abismada en mi pobre y
pequeña nada yo te amo, te adoro, te
bendigo y te agradezco y formo
continuamente con mi "te amo…" largas
cadenas que unan la tierra al Cielo.
Ah, Jesús, deja siempre abiertas las
puertas de la morada celestial para que
yo pueda venir incesantemente a tus pies,
subir entre tus brazos para repetir sin
descanso mi cántico de amor:
FIAT
"¡HAZ QUE VENGA EL REINO DE TU
SANTO QUERER Y TU VOLUNTAD SE
HAGA EN LA TIERRA ASÍ COMO SE
HACE EN EL CIELO!"
FIAT