EL ADIOS A JESÚS SACRAMENTADO

21.08.2015 14:42

EL ADIÓS DE LA TARDE A JESÚS SACRAMENTADO

 

          Oh Jesús mío, Celestial Prisionero, ya el sol se ha ocultado y las tinieblas invaden la tierra, y Tú Te quedas solo en el Sagrario de Amor. Me parece estar viéndote en triste melancolía por la soledad de la noche, no teniendo en torno a Ti la corona de tus hijos y de tus amorosas esposas, que Te hagan compañía al menos, a tu voluntario cautiverio.

          Oh Prisionero mío Divino, también yo siento que el corazón se me oprime por tenerme que alejar de Ti, y me veo forzado a decirte “Adiós”...

          ¡Pero, qué digo, Jesús...! Nunca jamás adiós; no tengo ánimo de dejarte solo; “adiós” con los labios digo, más no con el corazón; es más, mi corazón lo dejo contigo en el Sagrario; contaré tus latidos y Te corresponderé por cada uno con un latido de Amor; numeraré tus afanosos suspiros, y para darte un refrigerio Te haré descansar en mis brazos; Te velaré siempre alerta y miraré con atención si alguna cosa Te aflige y Te da dolor, no sólo para no dejarte nunca solo, sino para tomar parte en todas tus penas.

          ¡Oh Corazón de mi corazón! ¡Oh Amor de mi amor! Deja ese aspecto deprimido, consuélate; no tengo ánimo de verte que estés afligido.

          Mientras que con los labios Te digo “adiós”, dejo en Ti mis respiros, mis pensamientos, mis deseos, mis afectos, mis movimientos, que enlazando entre ellos continuos actos de amor, unidos al Amor tuyo, formándote una corona, Te amarán por todos... ¿Estás así contento, Jesús?

          ¿Parece que me dices que sí, verdad?

          Adiós, oh amante Prisionero... Pero aún no he terminado; antes de irme, quiero dejarte también mi cuerpo ante Ti; quiero hacer de mi carne y de mis huesos tantos diminutísimos trozos para formar tantas lámparas por cuantos Sagrarios existen en la tierra, y de mi sangre hacer tantas llamitas para encender estas lámparas; y en cada Sagrario quiero poner mi lámpara, que uniéndose a la lámpara del Sacramento que Te ilumina la noche, Te dirá: Te amo, Te adoro, Te bendigo, Te ofrezco reparación y Te doy las gracias por mí y por todos.

          Adiós, Jesús... Pero oye una última cosa: hagamos un pacto, y éste sea que nos amaremos; Tú me darás más amor, me encerrarás en tu Amor, me harás vivir de Amor y me sepultarás en tu Amor; estrechemos aún más fuerte el vínculo del Amor. Estaré sólo contento cuando me des tu Amor para poder amarte de verdad.

          Adiós, Jesús... Bendíceme, bendícenos a todos. Estréchame a tu Corazón; hazme prisionero en tu Amor, convierte un beso en el Corazón... Adiós, adiós...