Carta de SAn Annibal Di Francia sobre la publicación de los escritos y algo más... de Jesús (Salvador T.)

04.09.2015 16:00

Presentamos una carta enviada por San Annibale M. Di Francia a Luisa el 4 de Septiembre de 1926, donde habla de la publicación de los escritos, del Nihil Obstat y del Imprimatur:

 

“...Os doy esta noticia, que ayer, primer viernes del mes de septiembre, presenté a Nuestro Señor el volumen 3 que terminé de revisar.  Después he entrado en la Sacristía y le he puesto mi Nihil Obstat, con la autoridad que me ha dado Mons. Arzobispo de Trani, nombrándome Censor Eclesiástico de sus tres Diócesis.  Así se abre la autorización para publicar al mundo estos libros dictados por Nuestro Señor acerca de su Divina Voluntad.  Note que era el primer viernes del mes que está dedicado al Corazón Santísimo de Jesús.

Ahora, mi idea es esta:  Revisar con la ayuda del Señor, yo, personalmente, todos los otros volúmenes que aun no he leído, esto es:  2, 4, 5, 6, 7, 9, 10, 11, 19, y después de revisados, poner mi Nihil Obstat y después pedir a Mons. Arzobispo de Trani, que de acuerdo a su promesa, después de mi Nihil Obstat ponga su Imprimatur a cada volumen.  Se entiende que pondré también el Nihil Obstat, sin nueva revisión a los volúmenes:  12, 13, 14, 15, 16, 17, 18 que ya he revisado, y que los originales están con Ud.  Así estará todo listo para lo que suceda, ¿quien sabe?  Nuestro Señor quiera servirse de quien El quiera.

Vea cómo aparece bien delineado el plan celestial, que sean aprobados estos escritos por la autoridad Eclesiástica.  ¿Quién puede resistir al Divino Querer?

Yo pienso regresar a Corato entre el 21 y el 22 del corriente mes de septiembre, porque en verdad, si todo es favorable, haré lo posible, con la ayuda de Nuestro Señor, de presentar a Mons. Arzobispo de Trani todos nuestros volúmenes con mi Nihil Obstat el día 24 de septiembre, consagrado a la Santísima Virgen de las Mercedes, Redentora de los esclavos y tener todos los Imprimatur, o al menos el comienzo de ellos en ese día tan sagrado y significativo, que también cae en viernes.

En tanto roguemos porque si se supera este punto, podemos decir que la publicación está pronta.

La señora obediencia os impone escribir de día o de noche, todo, todo, todo cuanto el Señor os revela, nada debe faltar.  Es palabra de la Sabiduría increada, y una palabra vale más que todo el universo, por eso no os es lícito el descuidar ni siquiera una sílaba... De nuevo, bendiciéndoos, os encomiendo un poco mi pobre salud quebrantada por los años, pero antes que todo, pida a Jesús bendito mi conversión.

Si Ud. quiere puede escribirme algunas líneas, mi dirección es:  Via Circonvallazione Appia, 66 – Roma (40)...”

 

Suyo en Jesucristo, nuestro Amado

                                               Canonico M.A. Di Francia

 

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Veamos ahora los capítulos donde Nuestro Señor dice el por qué se debe publicar sus verdades en orden y completas, sin omitir nada.

 

Julio 16, 1922

(Vol. 14)

 

Para reinar, la Santidad del vivir en

el Divino Querer debe ser conocida

 

Habiéndome dicho el confesor que debía hacer copiar de mis escritos lo que sobre las diversas virtudes el bendito Jesús me ha hecho escribir, sentía en mí un pena, un martirio al pensar que harán salir lo que Jesús me había dicho; entonces, al venir el bendito Jesús le he dicho:  “Amor mío, sólo para mí este martirio, que yo misma deba ser instrumento para hacer salir lo que Tú me has manifestado, mucho más porque debiendo hacer salir lo que Tú me has dicho me veo obligada en ciertas cosas a salir también yo misma.  Mi Jesús, qué martirio, sin embargo, si bien con sumo dolor de mi alma estoy obligada a obedecer.  Dame la fuerza, ayúdame, sólo para mí esto.  Has dicho tantas cosas a otros, les has hecho tantas gracias y ninguno ha sabido nada, y si bien después de su muerte se ha conocido alguna cosa, el resto ha quedado sepultado con ellos, sólo a mí me toca este martirio.”  Y Jesús todo bondad me ha dicho:

“Hija mía, ánimo, no te abatas demasiado, Yo estaré contigo también en esto.  Ante mi Querer el tuyo debe desapare­cer, además es la Santidad de mi Querer que quiere ser conocida, esta es la causa.  La Santidad del vivir en mi Querer no tiene camino, ni puertas, ni llaves, ni habitaciones, invade todo, es como el aire que se respira, que todos deben y pueden respirarlo, basta sólo con que lo quieran y que pongan a un lado el querer humano y el Querer Divino se hará respirar por el alma y le dará la vida, los efectos, el valor de la Vida de mi Querer; y si no es conocido, ¿cómo podrán amar y querer un vivir tan santo, que es la gloria más grande que puede darme la criatura?  La santidad de las otras virtudes es bastante conocida en toda la Iglesia, y quien quiera puede copiarla, por eso no tengo premura por multiplicar su conocimiento; pero la Santidad del vivir en mi Querer, los efectos, el valor que contiene, la última pincelada que dará mi mano creadora a la criatura para volverla semejante a Mí, no es conocida todavía, he aquí por qué toda mi premura de que se conozca todo lo que te he dicho, y si esto no hicie­ras, vendrías como a restringir mi Querer, a aprisionar en Mí las llamas que me devoran y a hacerme retardar la completa gloria que me debe la Creación.  Solamente quiero que las cosas salgan ordenadas, porque una palabra que falte, un nexo, una conexión, un capítulo a medias, EN LUGAR DE ILUMINAR ARROJARÁ TINIEBLAS y en vez de hacerme dar gloria y amor, las criaturas quedarán indiferentes, por eso sé atenta, quiero que lo que Yo he dicho salga entero.”

Y yo:  “Pero para poner entera tu parte estoy obligada a poner algo de mi parte.”

Y Jesús:  “¿Y con esto qué quieres decir?  Si el camino lo hemos hecho juntos, ¿quieres que salga sólo Yo?  Además, ¿a quién debo señalar entonces y poner como ejemplo para imitar, si aquella a quien he amaestrado y tiene la práctica del modo de cómo vivir en mi Querer no quiere ser conocida?  Hija mía, esto es absurdo.”

“¡Ah! Jesús, en qué laberinto me pones, me siento morir.  Espero que tu Fiat me dará la fuerza.”

“Por eso quita tu querer y mi Fiat hará todo.”

 

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Febrero 10, 1924

(Vol. 16)

 

La doctrina sobre la Divina Voluntad es la más

pura, la más bella, por la cual será renovada la

Iglesia y transformada la faz de la tierra.  El

abandono en la Divina Voluntad.

 

Estaba pensando en todo lo que está escrito en estos días pasados y decía entre mí que no eran cosas ni necesarias ni serias y que podía no haberlas puesto en el papel, pero la obediencia lo ha querido y yo estaba en el deber de pronunciar el Fiat también en esto.  Pero mientras esto pensaba, mi amado Jesús me ha dicho:

“Hija mía, sin embargo todo era necesario para hacer conocer cómo se vive en mi Querer; no diciendo todo, tú harías faltar una cualidad del modo como vivir en El, y por lo tanto no podrían tener el pleno efecto del vivir en mi Voluntad; como por ejemplo sobre el abandono del vivir en mi Querer, si el alma no viviese toda abandonada en mi Voluntad, sería como una persona que viviese en un suntuoso palacio, y ahora se asoma por una ventana, ahora por un balcón, ahora baja al portón, así que la pobrecita poco o a la ligera pasa por sus estancias, no toma interés ni del régimen ni del trabajo que se necesita, ni de los bienes que hay, ni de lo que puede tomar, ni de lo que puede dar; quién sabe cuántos bienes hay y ella no toma interés, por eso no ama como debería amar, ni tiene la estima que merece aquel palacio.  Ahora, para el alma que vive en mi Voluntad y no está del todo abandonada en Ella, las reflexiones propias, los cuidados de sí misma, los temores, las turbaciones, no son otra cosa que ventanas, balcones, portones que se forma en mi Voluntad, y que saliendo frecuentemente está obligada a ver y sentir las miserias de la vida humana, y como las miserias son propiedad suya y las riquezas de mi Voluntad son mías, se apega más a las miserias que a las riquezas, entonces no tomará amor ni gustará qué significa vivir en mi Querer; y habiéndose formado el portón, un día o el otro se irá para vivir en el miserable tugurio de su voluntad.  Mira entonces cómo es necesario el pleno abandono en Mí para vivir en mi Voluntad; Ella no tiene necesidad de las miserias de la voluntad humana; quiere que viva junto con Ella, bella como la hizo salir de su seno, sin el miserable ajuar que se ha formado en el exilio de la vida, de otra manera habría disparidad que daría dolor a la mía e infelicidad a la voluntad humana.  Mira cómo es necesario hacer entender que se necesita el pleno abandono para vivir en mi Voluntad; ¿y tú dices que no era necesario escribir sobre esto?  Te compadezco, porque tú no ves lo que veo Yo, por eso lo tomas a la ligera; en cambio en mi omnividencia veo que estos escritos serán para mi Iglesia como un nuevo sol que surgirá en medio de Ella, y los hombres atraídos por su luz deslumbrante se aplicarán para transformarse en esta luz y salir espiritualizados y divinizados, por lo cual renovándose la Iglesia, transformarán la faz de la tierra.

La doctrina sobre mi Voluntad es la más pura, la más bella, no sujeta a sombra de materia o de interés, tanto en el orden sobrenatural como en el orden natural, por eso será, a manera de sol, la más penetrante, la más fecunda y la más bienvenida y acogida, y como es luz, por sí misma se hará entender y se abrirá camino.  No estará sujeta a dudas, a sospechas de error, y si alguna palabra no se entenderá, será la demasiada luz, que eclipsando la inteligencia humana no podrán comprender toda la plenitud de la verdad, pero no encontrarán una palabra que no sea verdad, a lo más, no podrán del todo comprenderla.  Por eso, en vista del bien que veo, te incito a que nada dejes de escribir, un dicho, un efecto, una semejanza sobre mi Voluntad puede ser como un rocío benéfico sobre las almas, como es benéfico el rocío sobre las plantas después de un día de sol ardiente; como una lluvia abundante después de largos meses de sequía.  Tú no puedes entender todo el bien, la luz, la fuerza que hay dentro de una palabra, pero tu Jesús lo sabe, y sabe a quién debe servir y el bien que debe hacer.”

Ahora, mientras esto decía me ha hecho ver en medio de la Iglesia una mesa, y todos los escritos sobre la Divina Voluntad puestos encima; muchas personas venerables rodeaban esa mesa y salían transformadas en luz y divinizadas, y conforme caminaban comunicaban aquella luz a quien encontraban.

Y Jesús ha agregado:  “Tú verás desde el Cielo el gran bien, cuando la Iglesia recibirá este alimento Celestial, que fortificándola la hará resurgir en su pleno triunfo.”

 

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