¿Somos el proyecto de Dios? Benedicto XVI
"Es importante entonces recuperar el asombro ante este misterio, dejarnos envolver por la grandeza de este acontecimiento: Dios, el verdadero Dios, Creador de todo, recorrió como hombre nuestros caminos, entrando en el tiempo del hombre, para comunicarnos su misma vida (cf. 1 Jn 1, 1-4). Y no lo hizo con el esplendor de un soberano, que somete con su poder el mundo, sino con la humildad de un niño.
. El Concilio Vaticano II lo reafirma con fuerza: «Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado... Cristo, el nuevo Adán, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación»
Sólo abriéndonos a la acción de su gracia y buscando seguirle cada día, realizamos el proyecto de Dios sobre nosotros, sobre cada uno de nosotros."
BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Sala Pablo VI
Miércoles 9 de enero de 2013
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Ahora escuchemos al Señor:
Yo, al crear al hombre hice como un rey, que queriendo hacer feliz su
reino toma un millón y lo pone a disposición de todos, para que quien quiera
tome, pero a pesar de que está a disposición de todos, sólo alguno toma
algunos centavos. Ahora, el rey está ansioso de saber si los pueblos toman
el bien que les quiere dar, y pregunta si su millón se ha agotado para poner
otros millones, y le viene respondido: ‘Majestad, apenas algún centavo.’ El
rey siente dolor al oír que su pueblo no recibe sus dones ni los aprecia.
Entonces saliendo en medio de sus súbditos empieza a ver, a quién cubierto
de harapos, a quién enfermo, a quién en ayunas, a quién temblando de frío, a
quién sin techo, y el rey en su dolor rompe en llantos y sollozos y dice:
‘¡Ah, si hubieran tomado de mi dinero no vería a ninguno que me haga
deshonor cubiertos con harapos, sino bien vestidos; no vería enfermos sino
sanos; no vería a ninguno en ayunas y casi muerto de hambre, sino
satisfechos; si hubieran tomado mi dinero ninguno estaría sin techo, habrían
podido muy bien construirse una casa para abrigarse.’ En suma, en cada
desventura que ve en su reino él tiene un dolor, una lágrima y sufre por la
ingratitud del pueblo que rechaza su millón; pero es tanta la bondad de este
rey, que a pesar de tanta ingratitud no retira ese millón, continúa dejándolo a
disposición de todos, esperando que otras generaciones puedan tomar el bien
que aquellos han rechazado, y así recibir la gloria del bien que ha hecho a su
reino. Así hago Yo, mi Amor que he sacado no lo retiraré, continuará yendo
errante, su sollozo durará aún, hasta que encuentre almas que tomen de este
mi Amor hasta el último centavo, a fin de que cese mi llanto y pueda recibir
la gloria de la dote del amor que he puesto fuera para bien de las criaturas.
¿Pero sabes tú quienes serán las afortunadas que harán cesar el llanto al
Amor? Las almas que vivirán en mi Querer, ellas tomarán todo el Amor
rechazado por las otras generaciones, con la Potencia de mi Voluntad
creadora lo multiplicarán cuanto quieran y por cuantas criaturas me lo han
rechazado, y entonces cesará su sollozo, y en su lugar entrará la sonrisa de la
alegría, y el Amor satisfecho dará a esas afortunadas todos los bienes y la
felicidad que las demás no han querido."