VOLUMEN 16
Luisa Piccarreta Volumen 16
I. M. I.
Fiat!!!
Julio 15, 1923
La Divina Voluntad es principio, medio y fin de toda virtud
y debe ser corona de todo, y cumplimiento de la gloria de
Dios por parte de la criatura.
Estaba rezando fundiéndome toda en la Santísima Voluntad de Dios, pero
tenía en mi mente alguna duda acerca de todo lo que mi dulce Jesús me va
diciendo sobre este Santísimo Querer, y Él, estrechándome a Sí, con una luz
que arrojaba en la mente me ha dicho:
"Hija mía, mi Voluntad es principio, medio y fin de toda virtud; sin el
germen de mi Voluntad no se puede dar el nombre de verdadera virtud, Ella
es como la semilla a la planta, que después de que ha profundizado sus
raíces bajo tierra, cuanto más profundas son tanto más alto se forma el árbol
que la semilla contiene. Así que primero está la semilla, ésta forma las
raíces, las raíces tienen la fuerza de hacer brotar de bajo la tierra la planta, y
conforme se van profundizando las raíces así se forman las ramas, las cuales
van creciendo tan alto, de formar una bella corona, y ésta formará la gloria
del árbol, el que dando abundantes frutos formará la utilidad y la gloria de
aquél que sembró la semilla. Ésta es la imagen de mi Iglesia: La semilla es
mi Voluntad, en la cual nació y creció, pero para que crezca el árbol se
necesita el tiempo, y para dar fruto en algunos árboles se necesita la
duración de siglos; cuanto más preciosa es la planta tanto más tiempo se
necesita. Así el árbol de mi Voluntad, siendo el más precioso, el más noble
y divino, el más alto, se necesitaba el tiempo para hacer crecer y hacer
conocer sus frutos, así que la Iglesia ha conocido la semilla, y no hay
santidad sin ella; luego ha conocido las ramas, pero siempre en torno a este
árbol se ha girado; ahora deben conocerse los frutos para nutrirse de ellos y
gozárselos, y ésta será toda mi gloria, mi corona, y de todas las virtudes y de
toda la Iglesia. Ahora, ¿por qué te asombras de que en vez de manifestar
primero los frutos de mi Querer, te los he manifestado a ti después de tantos
siglos? Si el árbol no se había formado aún, ¿cómo podía hacer conocer los
23 Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta
frutos? Todas la cosas son así: Si se debe hacer un rey, no se corona
primero al rey si antes no se forma el reino, el ejército, los ministros, el
palacio real, y al último se corona; y si se quisiera coronar al rey sin formar
el reino, el ejército, etc., sería un rey de burla. Ahora, mi Voluntad debía ser
corona de todo, cumplimiento de mi gloria por parte de las criaturas, porque
sólo en mi Voluntad se puede decir: ‘Todo he cumplido.’ Y Yo,
encontrando en ella cumplido todo lo que quiero, no sólo le hago conocer los
frutos, sino que la nutro y la hago llegar a tal altura de sobrepasar a todos; he
aquí porqué amo tanto y tengo tanto interés en que los frutos, los efectos, los
bienes inmensos que hay en mi Querer, y el gran bien que el alma recibe con
vivir en Él sean conocidos, pues si no se conocen, ¿cómo se pueden desear?
Mucho menos pueden nutrirse con ellos, y si Yo no hiciera conocer el vivir
en mi Querer, qué cosa significa, los valores que contiene, faltaría la corona
a la Creación, a las virtudes, y mi obra sería una obra sin corona. Mira
entonces cuán necesario es que todo lo que te he dicho sobre mi Querer
salga fuera y sea conocido, y también la razón por la que tanto te incito a ti,
y el por qué a ti te parece que te hago salir del orden que he tenido con los
demás, haciendo conocer a éstos y las gracias a ellos hechas después de su
muerte, y en cambio contigo permito que aún en vida, lo que te he dicho
acerca de mi Querer sea conocido. Si no se conoce no será ni apreciado ni
amado, el conocimiento será como el abono al árbol, que hará madurar los
frutos, de los cuales, bien maduros se nutrirán las criaturas. ¿Cuál no será
mi contento y el tuyo?"
Julio 16, 1923
Jesús todo lo obró y lo sufrió en su Voluntad.
Estaba pensando en la Pasión de mi dulce Jesús y sentía sus penas
junto a mí como si ahora mismo las estuviera Él sufriendo, y mirándome me
ha dicho:
"Hija mía, Yo sufrí todo en mi Voluntad, y a medida que sufría mis penas,
ellas abrían tantos caminos en mi Voluntad para llegar a cada criatura. Si no
hubiera sufrido en mi Voluntad, que envuelve todo, mis penas no habrían
llegado hasta ti, ni hasta todos y cada uno, habrían quedado con mi
Humanidad. Es más, con haberlas sufrido en mi Voluntad no sólo abrían
tantos caminos para ir a todas las criaturas, sino que abrían también tantos
otros para hacerlas entrar a ellas hasta Mí y unirse con esas penas y darme
cada una de las penas que con sus ofensas me debían dar en todo el curso de
los siglos, y mientras Yo estaba bajo la tempestad de los golpes, mi
Voluntad me traía a cada una de las criaturas a golpearme, así que no fueron
sólo aquellos los que me flagelaron, sino las criaturas de todos los tiempos,
que habrían con sus ofensas concurrido a la bárbara flagelación, y así en
todas las demás penas mi Voluntad me traía a todos, ninguno faltaba a la
llamada, todos me estaban presentes, ninguno faltó, por eso mis penas
fueron ¡oh, cuánto más duras, más múltiples que las que se vieron! Entonces
si quieres que los ofrecimientos de mis penas, tu compasión y reparación, tus
pequeñas penas, no sólo lleguen hasta Mí, sino que hagan los mismos
caminos de las mías, haz que todo entre en mi Querer, y todas las
generaciones recibirán los efectos. Y no sólo mis penas, sino también mis
palabras, porque dichas en mi Voluntad llegaban a todos, como por ejemplo
cuando Pilatos me preguntó si Yo era rey y Yo le respondí: ‘Mi reino no es
de este mundo, si de este mundo fuera, millones de legiones de ángeles me
defenderían.’ Y Pilatos al verme tan pobre, humillado, despreciado, se
asombró y dijo más marcado: ‘¡Cómo! ¿Tú eres rey?’ Y Yo con firmeza le
respondí a él y a todos los que se encuentran en algún puesto: ‘Rey soy Yo,
y he venido al mundo a enseñar la verdad, y la verdad es que no son los
puestos, los reinos, las dignidades, el derecho de mando lo que hace reinar al
hombre, lo que lo ennoblece, lo que lo eleva sobre todos; es más, éstas cosas
son esclavitudes, miserias, que lo hacen servir a viles pasiones, a hombres
injustos, cometiendo también él tantos actos de injusticia que lo
desnoblecen, lo arrojan en el fango y le atraen el odio de sus dependientes,
así que las riquezas son esclavitudes, los puestos son espadas con las que
muchos quedan muertos o heridos; el verdadero reinar es la virtud, el
despojamiento de todo, el sacrificarse por todos, el someterse a todos, y esto
es el verdadero reinar que vincula a todos y se hace amar por todos, por eso
mi reino no tendrá jamás fin, y el tuyo está próximo a perecer.’ Y estas
palabras en mi Voluntad las hacía llegar a los oídos de todos aquellos que se
encuentran en puestos de autoridad, para hacerles conocer el gran peligro en
el que se encuentran, y para poner en guardia a quienes aspiran a los puestos,
a las dignidades, al mando."
Julio 17, 1923
Jesús pone en el alma de Luisa tres columnas para apoyarse.
Me sentía muy afligida por la privación de mi adorable Jesús, y si se
hace ver es todo taciturno. Entonces, esta mañana se dejaba ver en mi
interior en medio de dos columnas, y estaba formando una tercera en medio
a las otras dos, y ahora se apoyaba en una y ahora en la otra, y ahora en la
columna de en medio que estaba construyendo. Y sorprendida le he dicho:
"Amor mío y vida mía, ¿cuándo pusiste estas columnas en mi interior?
Ahora estás más cómodo, si estás cansado puedes apoyarte en ellas." Y Él
sin prestarme atención continuaba construyendo la columna y callaba.
Entonces yo: "¿Pero dime por qué no me hablas? ¿Qué hay, en qué te he
ofendido? Tal vez mi repugnancia en no querer hacer conocer las verdades
que me dices es lo que te lleva a quererme castigar y por eso callas? Pero yo
te prometí que no lo haré más, y recuerda además que quedamos en paz." Y
Jesús mirándome y dando un fuerte suspiro me ha dicho:
"Hija mía, estoy trabajando, ensanchando, preparando, y cuando Yo
trabajo no tengo ganas de hablar, primero quiero trabajar y después hablar.
De tus repugnancias no tengo cuidado, porque es tanta la Potencia de mi
Voluntad que obra en ti, que te trituraría si no haces lo que quiero, tanto, que
después de un rechazo eres obligada a correr a mis brazos para decirme:
‘Jesús, te ruego que me hagas hacer lo que quieres; lo quieres Tú, lo quiero
yo, y no me dejes si no ves que el tuyo y mi Querer forman uno solo.’
Entonces mi silencio es el trabajo, y para hacer que el trabajo que estoy
haciendo en ti sea más bello, más seguro, más estable, lo he puesto en medio
de dos columnas más fuertes, más altas, las cuales, una es mi Humanidad y
la otra es mi Mamá, que es sólo donde puedo apoyarme, pero no me bastan
dos apoyos, quiero un tercero, pero si no me lo formo, ¿cómo puedo tenerlo?
He aquí el por qué la necesidad de mi trabajo, tú me prestarás los materiales,
los cuales son tus actos hechos en mi Querer; mientras más hagas más
materiales me prestarás, y Yo me esforzaré en formarlo y después me
reposaré y te hablaré. Todo lo que Yo hice y lo que hizo mi amada Mamá
estará todo conectado en esta tercera columna, mi único fin, que sea
realizado con un Querer eterno, que es el único que puede servirme de
apoyo, y que este Querer sea conocido; pondré en ello tanta gracia que no
sólo me dará reposo, sino que me servirá de cátedra, de voz para enseñar,
con los modos más atrayentes, insinuantes y convincentes, qué significa
vivir en mi Querer, y así ya no esté más aislado en medio de mis hijos, sino
que reine como en su propio trono, por eso déjame hacer y sígueme."
Después ha venido nuevamente y continuaba haciéndose ver en mi
interior que estaba todo atento al trabajo, y en silencio nos mirábamos. He
alzado la vista y veía en una columna, puesta en la cima de ésta, la cabeza de
Nuestro Señor, y en la otra la de la Reina Celestial, ambas coronadas; en la
tercera columna que estaba formando, estaba preparada para ponerse en ella
mi cabeza y la corona que debía coronarla salía, la mitad de la corona de
Nuestro Señor y la otra mitad de la de la Virgen Santísima, que uniéndose
juntas estas dos mitades formaban una sola. Yo he quedado maravillada y
encantada, y mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, has visto cuánto me conviene trabajar para formarme el
tercer apoyo, y cómo tú debes apresurarte en darme los materiales para
hacerme trabajar, y a qué altura debe llegar para cumplir el trabajo de mi
Querer en ti, y qué corona debe ceñir tu frente, por eso no pierdas un minuto
de tiempo y tu vuelo en mi Querer sea continuo."
Julio 18, 1923
Sobre la Concepción del Verbo Eterno.
Estaba pensando en el acto en el cual el Verbo Eterno descendió del
Cielo y quedó concebido en el seno de la Inmaculada Reina, y mi siempre
amable Jesús, desde dentro de mi interior ha sacado un brazo rodeándome el
cuello, y en mi interior me decía:
"Hija querida mía, si la Concepción de mi Celestial Mamá fue
prodigiosa y fue concebida en el mar que salió de las Tres Divinas Personas,
mi Concepción no fue en el mar que salió de Nosotros, sino en el gran mar
que residía en Nosotros, nuestra misma Divinidad que descendía en el seno
virginal de esta Virgen, y quedé concebido. Es verdad que se dice que el
Verbo quedó concebido, pero mi Padre Celestial y el Espíritu Santo eran
inseparables de Mí; es verdad que Yo tuve la parte actuante, pero Ellos la
tuvieron concurrente. Imagínate dos reflectores, que uno refleje en el otro el
mismo sujeto, estos sujetos son tres, el de en medio toma la parte obrante,
sufriente, suplicante, los otros dos están junto, concurren y son espectadores,
así que podría decir que uno de los dos reflectores era la Trinidad
Sacrosanta, el otro mi querida Mamá. Ella, en el breve curso de su vida, con
vivir siempre en mi Querer me preparó en su virginal seno el pequeño
terreno divino donde Yo, Verbo Eterno, debía vestirme de humana carne,
porque jamás habría descendido dentro de un terreno humano, y la Trinidad
reflejando en Ella quedó concebida. Entonces, aquella misma Trinidad,
mientras quedaba en el Cielo, quedaba concebida en el seno de esta noble
Reina.
Todas las otras cosas, por cuán grandes, nobles, sublimes, prodigiosas,
aun la misma Concepción de la Virgen Reina, todas quedan atrás, no hay
cosa que pueda equipararse, ni amor, ni grandeza, ni potencia a mi
Concepción; aquí no se trata de formar una vida, sino de encerrar la Vida
que da vida a todos; no se trata de ensancharme, sino de restringirme para
poderme concebir, no para recibir sino para dar; Quien ha creado todo
encerrarse en una creada y pequeñísima Humanidad. Éstas son obras sólo de
un Dios, y de un Dios que ama y que a cualquier costo quiere atar con su
Amor a la criatura para hacerse amar. Pero esto es nada aún, ¿sabes tú
donde refulgió todo mi Amor, toda mi Potencia y Sabiduría? En cuanto la
Potencia Divina formó esta pequeñísima Humanidad, tan pequeña que podía
compararse al tamaño de una avellana, pero con los miembros todos
proporcionados y formados, el Verbo quedó concebido en Ella, la
Inmensidad de mi Voluntad encerrando todas las criaturas pasadas, presentes
y futuras, concibió en Ella todas las vidas de las criaturas, y conforme crecía
la mía, así crecían ellas en Mí, así que mientras aparentemente parecía solo,
visto con el microscopio de mi Voluntad se veían en Mí concebidas todas las
criaturas; sucedía de Mí como cuando se ven aguas cristalinas, que mientras
parecen claras, vistas con el microscopio, ¿cuántos microbios no se ven?
Fue tal y tanta la grandeza de mi Concepción, que la gran rueda de la
eternidad quedó conmovida y estática al ver los innumerables excesos de mi
Amor y todos los prodigios unidos juntos; toda la mole del universo se
estremeció al ver encerrarse a Aquél que da vida a todo, restringirse,
empequeñecerse, encerrar todo, ¿para hacer qué cosa? Para tomar las vidas
de todos y hacer renacer a todos."
Julio 19, 1923
Prodigios del Fiat Divino en el gran vacío del alma.
Estaba rezando y abandonándome toda en los brazos de la Santísima
Voluntad de Dios, y mi siempre amable Jesús saliendo de mi interior y
dándome la mano me ha dicho:
"Hija mía, ven junto conmigo y mira el gran vacío que existe entre el
Cielo y la tierra. Este gran vacío antes de que mi Fiat se pronunciara era
horrible al verse, todo era desorden, no se veía ni división de tierra, ni de
aguas, ni de montes, era un amasijo que daba pavor; en cuanto mi Fiat se
pronunció todas las cosas rodaron agitándose entre ellas, y cada una tomó su
puesto, quedando todas ordenadas con la marca de mi Fiat eterno, y no
pueden apartarse si mi Fiat no quiere. La tierra no daba ya pavor, es más, al
ver la vastedad de los mares, sus aguas ya no fangosas sino cristalinas, su
dulce murmullo, como si las aguas fueran voces que quedito, quedito
hablasen entre ellas, sus olas fragorosas que a veces se levantan tanto que
parecen montes de agua y que después caen en el mismo mar; ¿cuánta
belleza no contiene, cuánto orden y cuánta atención no despierta en la
criatura? Y luego, la tierra toda pintada de verde y florida, ¿cuánta variedad
de belleza no contiene? Sin embargo es nada aún, el vacío no estaba del
todo lleno, y así como mi Fiat se movió sobre la tierra y dividió las cosas y
ordenó la tierra, así moviéndose arriba, en lo alto, extendí los cielos, los
adorné con estrellas, y para llenar el vacío de la oscuridad creé el sol, el que
haciendo huir las tinieblas llenó de luz este gran vacío y puso el realce de
toda la belleza a todo lo creado. Entonces, ¿quién fue la causa de tanto bien?
Mi Fiat Omnipotente, pero este Fiat quiso el vacío para crear esta máquina
del universo.
Ahora hija mía, ¿ves este gran vacío en el que tantas cosas creé? Pues
el vacío del alma es más grande aún. Aquél debía servir para habitación del
hombre, el vacío del alma debía servir para habitación de un Dios. No debía
pronunciar por seis días mi Fiat como al crear el universo, sino por cuantos
días contiene la vida del hombre, y tantas veces, por cuantas veces poniendo
a un lado su querer hace obrar al mío; por eso, debiendo mi Fiat hacer más
cosas que las que hizo en la Creación, quería más espacio, ¿pero sabes tú
quién me da campo libre para llenar este gran vacío del alma? Quien vive en
mi Querer. Mis Fiat son repetidamente dichos, cada pensamiento es
acompañado por la Potencia de mi Fiat, y ¡oh! cuántas estrellas adornan el
cielo de la inteligencia del alma; sus acciones son seguidas por mi Fiat, y
¡oh! cuántos soles surgen en ella; sus palabras investidas por mi Fiat son más
dulces que el murmullo de las aguas del mar, donde el mar de mis gracias
corre para llenar este gran vacío, y mi Fiat se deleita en formar las olas que
llegan hasta más allá del Cielo y de Él descienden más cargadas para
engrandecer el mar del alma. Mi Fiat sopla sobre su corazón y de sus latidos
forma incendios de amor. Mi Fiat no deja nada, inviste cada afecto, las
tendencias, los deseos, y en ellos forma las más bellas florituras. ¿Cuántas
cosas no obra mi Fiat en este gran vacío del alma que vive en mi Querer?
¡Oh! cómo queda atrás toda la máquina del universo, los Cielos quedan
estupefactos y miran temblorosos al Fiat Omnipotente obrante en la voluntad
de la criatura y se sienten doblemente felices cada vez que este Fiat obra y
renueva su Potencia creadora, así que son todo atención en torno a Mí para
ver cuando mi Fiat es pronunciado para recibir su doble gloria y felicidad.
¡Oh! si todos conocieran la Potencia de mi Fiat, el gran bien que contiene,
todos se darían a merced de mi Voluntad Omnipotente. Sin embargo, es de
llorar, ¿cuántas almas con estos grandes vacíos en su seno son peores que el
gran vacío del universo antes de que mi Fiat fuera pronunciado? No
aleteando en ellas mi Fiat, todo es desorden, las tinieblas son tan densas que
provocan horror y espanto, es un amasijo todo revuelto, ninguna cosa está en
su lugar, la obra de la Creación está trastornada en ellas, porque sólo mi Fiat
es orden, la voluntad humana es desorden. Por eso hija de mi Querer, si
quieres el orden en ti, haz que mi Fiat sea la vida de todo en ti, y me darás el
gran contento de que mi Fiat pueda desenvolverse, haciendo salir los
prodigios y los bienes que contiene."
Julio 21, 1923
Jesús pide que su Voluntad sea una con la voluntad del alma.
La Divina Voluntad debe ser como el aire que se respira.
Continuando mi habitual estado, oía que mi adorable Jesús en mi
interior rezaba diciendo:
"Padre mío, te pido que nuestra Voluntad sea una con la voluntad de
esta pequeña hija de nuestro Querer, ella es parto legítimo de nuestro
Querer; ¡ah! haz que por honor y decoro de nuestra Voluntad eterna nada
salga de ella que no sea parto de nuestro Querer, y que nada conozca sino
nuestra sola Voluntad, y para obtener esto te ofrezco todos los actos de mi
Humanidad hechos en nuestra adorable Voluntad."
Después ha hecho un profundo silencio y yo, no sé cómo, me sentía
tan transfundida en los actos que mi Jesús había hecho en la Voluntad
Divina, que los iba siguiendo uno por uno, haciendo el mío unido al suyo.
Esto absorbía en mí tantas luces, que Jesús y yo quedábamos sumergidos en
un mar de luz, y Jesús saliendo de dentro de mi interior, poniéndose de pie
apoyaba sus plantas sobre la parte de mi corazón, y agitando la mano, que
más que sol enviaba luz, gritaba fuerte:
"Venid, venid todos, ángeles, santos, viadores, generaciones todas,
venid a ver los portentos y el más grande milagro jamás visto, ¡mi Querer
obrante en la criatura!"
A la voz sonora, melodiosa y fuerte de Jesús, que llenaba Cielo y
tierra, los Cielos se han abierto y todos han corrido en torno a Jesús y
miraban en mí para ver cómo obraba la Divina Voluntad; todos quedaban
raptados y agradecían a Jesús por tal exceso de su Bondad. Yo he quedado
confundida y humillada a lo sumo y le he dicho:
"Amor mío, ¿qué haces? Me parece que quieres mostrarme a todos
para hacerme señalar por todos, qué repugnancia siento."
Y Jesús: "¡Ah! hija mía, es a mi Querer al que quiero que todos
conozcan y todos lo señalen como nuevo Cielo y medio de nueva
regeneración, y tú quedarás como sepultada en mi Voluntad. Mi Voluntad
debe ser como el aire que se respira, que mientras no se ve, se siente; no se
ve y da la vida; penetra dondequiera, aun en las más íntimas fibras para dar
vida a cada latido del corazón; dondequiera que Ella entra, en la oscuridad,
en las profundidades, en los lugares más secretos, se constituye vida de todo,
así mi Voluntad será más que aire en ti, que saliendo de ti se constituirá vida
de todo, por eso sé más atenta y sigue el Querer de tu Jesús, porque la
atención te hará conocer donde estás, y qué cosa haces; el conocimiento te
hará apreciar más y estimar la divina morada de mi Voluntad. Supón a
alguien que se encuentre en el palacio de un rey, pero que no sepa que todas
esas habitaciones pertenecen al rey, no les tendrá ningún aprecio, andará
distraída, hablando, riendo, no se dispondrá a recibir los dones del rey; pero
si sabe que son las habitaciones del rey, entonces mirará con atención las
cosas y las apreciará, andará de puntitas, hablará en voz baja, será todo ojos
para ver si el rey sale de alguna habitación y se pondrá como a la expectativa
de recibir grandes dones del rey. Mira, la atención es el camino del
conocimiento; el conocimiento cambia la persona y las cosas, y la dispone a
recibir grandes dones, así que conociendo tú que estás en el palacio real de
mi Voluntad, recibirás siempre y tomarás tanto, de poder dar a todos tus
hermanos."
Julio 23, 1923
El Divino Querer está en continuo encuentro
con la criatura para darle todos sus bienes.
Estaba según mi costumbre abandonándome toda en el Santo Querer
Divino, y mi dulce Jesús se hacía ver que venía a mi encuentro para
recibirme en su Santísima Voluntad, y me ha dicho:
"Hija mía, mi Voluntad está en continuo encuentro con la voluntad de
la criatura, y en cuanto el querer humano se encuentra con el mío, recibe la
Luz, la Santidad, la Fuerza que contiene mi Voluntad; Ella está en continuo
acto de darse a la criatura para darle la Vida del Cielo anticipada. Si ella me
recibe, entonces queda con esta Vida Celestial; si al contrario, en cada acto
que hace no recibe este Querer Supremo, hace fracasar todo intento para su
bien, para hacerla feliz, fuerte, santa, divina y como transformada en una
aurora de luz celestial, y queda con su solo querer humano que la hace débil,
miserable, enfangada, que la circunda con viles pasiones, tanto, de dar
piedad; ¿no ves cuántas almas se arrastran por debilidad de no saberse
vencer a hacer el bien, otras que no saben dominarse a sí mismas, otras
inconstantes como cañas al moverse del viento, otras que no saben rezar sin
mil distracciones, otras siempre descontentas, otras que parece que hayan
nacido para hacer el mal? Todas son almas que en todas sus cosas no
encuentran a mi Querer, sin embargo mi Querer está para todos, pero como
lo rehuyen no reciben el bien que mi Querer contiene, es justa pena de quien
quiere vivir envuelto en todas las miserias. Pero a este Querer mío al que no
han querido encontrar en vida para darles tantos bienes por cuantas veces lo
hubieran encontrado, lo encontrarán en muerte, para darles tantas penas por
cuantas veces han huido de Él, porque huyéndole se han vuelto culpables, se
han manchado, enfangado; es justo que tengan una pena, formándose para
ellos tantos encuentros dolorosos por cuantas veces no se han encontrado
con mi Voluntad en la tierra; pero estos encuentros dolorosos serán sin
méritos, sin nuevas adquisiciones, como deberían haber sido si lo hubieran
encontrado en vida, ¡oh! cuántos gemidos de dolor salen de las prisiones del
purgatorio, cuántos gritos de desesperación se oyen desde el infierno porque
mi Querer no ha sido encontrado en la tierra, por eso hija mía, tu primer acto
sea de encontrarte con mi Querer; tu primer pensamiento, tu latido sea de
encontrarte con el latido eterno de mi Querer, para que tú recibas todo mi
Amor. En todo trata de hacer continuos encuentros, a fin de que quedes
transformada en mi Querer y Yo en el tuyo, para poderte disponer a hacer el
último encuentro con mi Voluntad en tu última hora; y así no tendrás ningún
encuentro doloroso después de tu muerte."
Julio 24, 1923
La voluntad es el depósito de todo el obrar del hombre.
Me sentía muy oprimida por la privación de mi siempre amable Jesús
y decía entre mí: "Todo ha terminado para mí, por cuanto lo busco no viene,
qué tortura, qué martirio." Pero mientras esto pensaba, mi adorable Jesús se
hizo ver crucificado, que se extendía sobre mi pobre persona y una luz que
salía de dentro de su adorable frente me decía:
"Hija mía, mi Voluntad contiene todo mi Ser, y quien en sí la posee,
me posee a Mí más que si tuviera mi continua presencia, porque mi
Voluntad penetra dondequiera, en las más íntimas fibras, cuenta los latidos,
los pensamientos, se hace vida de la parte más bella de la criatura, esto es, de
su interior, del cual brotan como de una fuente las obras externas,
volviéndola inseparable de Mí; mientras que mi presencia, si no encuentra
mi Voluntad en el alma no puede ser vida de todo su interior, y ella queda
como dividida de Mí; ¿cuántas almas después de haber gozado de mis
favores y de mi presencia, no estando en ellas la plenitud de mi Voluntad, su
Luz, su Santidad, se han engolfado de nuevo en la culpa, han tomado parte
en los placeres, se han separado de Mí porque no estaba en ellas esa
Voluntad Divina que vuelve al alma intangible de cualquier culpa, aun
mínima, por eso las obras más puras, más santas, más grandes, son formadas
en quien posee toda la plenitud de mi Voluntad. Mira, también en la criatura
la supremacía la tiene su voluntad, así que si está ésta, tiene vida y si ésta no
está, parece como un árbol que mientras tiene tronco, ramas, hojas, está sin
fruto; la voluntad en la criatura no es pensamiento, pero da la vida a la
actitud de la mente; no es ojo, pero da la vida a la mirada, porque si tiene
voluntad el ojo quiere ver, quiere conocer las cosas, de otro modo es como si
el ojo no tuviera vida; no es palabra, pero da vida a cada una de las palabras;
no es mano, pero da vida a la acción; no es paso, pero da vida al paso; no es
amor, deseo, afecto, pero da vida al amor, al deseo, al afecto. Pero esto no
es todo, mientras es vida de todos los actos humanos, con el cumplirlos la
criatura queda despojada de sus mismos actos, como el árbol cargado de
frutos queda despojado por las manos de quien los toma; en cambio, en la
voluntad quedan como selladas las miradas que ha dado, los pensamientos
que ha formado, las palabras que ha dicho, las acciones que ha hecho; así
que la mano ha obrado, pero su acción no queda en sus manos, pasa más allá
y quién sabe a donde va, pero en la voluntad queda, por eso todo queda
escrito, formado, sellado en la voluntad humana; y si esto pasa en la
voluntad humana sólo porque he puesto el germen, la semejanza de la mía,
piensa tú misma cómo será la mía en Mí mismo, y cómo será si la criatura se
hace poseer de mi Voluntad."
Julio 27, 1923
Jesús hace el depósito de los bienes, efectos, prodigios,
conocimientos que contiene su Voluntad en una
criatura, para después darlos a las demás.
Esta mañana mi dulce Jesús se hacía ver en modo maravilloso, Él
estaba de pie sobre mi corazón, había puesto dos astas sobre las cuales había
formado un arco, y en medio había fijado una ruedita con dos cuerdas, una a
la derecha y otra a la izquierda, y colgada una cubeta; y Jesús con toda prisa
hacía descender la cubeta en mi corazón, la sacaba llena de agua y la
derramaba en el mundo, sacaba y derramaba en modo tal de inundar la tierra.
Era deleitable ver a Jesús como afanarse, chorrear sudor por el trabajo que
hacía al sacar tanta agua. Entonces pensaba entre mí: "¿Cómo es que sale
tanta agua de mi corazón, si es tan pequeño? ¿Y cuándo me la ha puesto?"
Entonces el bendito Jesús me hacía comprender que todo ese aparato no era
otra cosa que su Voluntad, que con tanta bondad había obrado en mí; el agua
que sacaba eran todas las palabras y enseñanzas sobre su adorable Voluntad,
que como en depósito había puesto en mi corazón, que más que agua,
queriendo regar la Iglesia para darle el conocimiento de su Voluntad, la
sacaba para hacer que se cumpla como Él quiere. Y luego me ha dicho:
"Hija mía, así como hice en la Encarnación, en que primero deposité
en mi querida Mamá todos los bienes que convenía para descender del Cielo
a la tierra, después me encarné e hice el depósito de mi misma Vida, y de mi
Mamá salió este depósito como vida de todos, así será de mi Voluntad, es
necesario que haga el depósito de los bienes, efectos, prodigios,
conocimientos que contiene; después de hecho el depósito en ti, entonces se
hará camino y se dará a las demás criaturas. Por eso, mira, todo está
preparado, el depósito está casi terminado, no queda otra cosa que disponer a
los primeros para hacerlo conocer, a fin de que no quede sin su fruto."
Julio 30, 1923
El alma es la flor celestial.
Estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino y mi dulce Jesús al
venir me ha dicho:
"Hija mía, cada vez que el alma entra en mi Querer para rezar, obrar,
etc., tantas diversas tintas divinas recibe, una más bella que la otra. ¿No ves
cuánta variedad de colores y de belleza contiene toda la naturaleza? Son las
sombras de la variedad de los colores y belleza que contiene mi Divinidad;
¿pero dónde adquieren las plantas y las flores la variedad de los colores? ¿A
quién le di el oficio de colorear con tantas variadas tintas a tanta diversidad
de plantas? Al sol. Su luz y su calor contienen fecundidad y variedad de
colores tales, de embellecer toda la tierra, y sólo con que la planta se
exponga a los besos de su luz, a los abrazos de su calor, la flor se abre y
como correspondiéndole el beso y el abrazo, recibe los matices de las tintas
y forma su bella coloración.
Ahora, el alma que entra en mi Voluntad simboliza la flor que se
expone a recibir el beso y el abrazo del sol para recibir las diversas tintas que
el sol contiene, y al corresponderle, recibe las diversas tintas de la
Naturaleza Divina. Es propiamente el alma la flor celestial, que el Sol
eterno con el aliento de su Luz ha coloreado tan bien, de perfumar Cielo y
tierra y alegrar con su Belleza a la misma Divinidad y a toda la corte
celestial. Los rayos de mi Querer la vacían de lo que es humano y la llenan
de lo que es Divino; por eso se ve en ella el bello iris de mis atributos. Por
eso hija mía, entra frecuentemente en mi Querer para recibir los matices y
las variadas tintas de la semejanza de tu Creador."
Agosto 1, 1923
Toda la Creación contiene el te amo de Jesús. El alma en la Divina
Voluntad debe dar la correspondencia con su te amo en todo.
Me sentía muy afligida porque el día de hoy mi Sol Jesús no ha
despuntado sobre mi pobre alma. ¡Oh Dios, qué pena, pasar un día sin sol,
siempre noche! Entonces, mientras me sentía traspasada en el alma, he
tenido el bien de mirar el cielo estrellado y entre mí decía:
"¿Cómo es que no recuerda ya nada mi dulce Jesús? Yo no sé cómo la
bondad de su corazón puede tolerar el no hacer surgir el Sol de su amable
presencia, mientras que me decía que no habría podido estar sin venir a su
pequeña hija, porque los pequeños no pueden estar largo tiempo sin el padre;
son tantas sus necesidades, que el padre está obligado a estar con ellos para
vigilarlos, custodiarlos y nutrirlos. ¡Ah! no recuerda cuando
transportándome fuera de mí misma y llevándome por la bóveda de los
cielos, en medio de las esferas celestes y paseando junto con Él yo imprimía
mi te amo en cada estrella, en cada esfera. ¡Ah! me parece ver en cada
estrella mi te amo; me parece que esos centelleos de luz que se forman
alrededor de las estrellas resuenan entre ellos mi te amo Jesús; sin embargo
Él no lo escucha, no viene, no hace despuntar su Sol, que eclipsando a todaslas estrellas junto con mi te amo forme uno solo con el de Él, y elevándome
de nuevo en medio de las esferas celestiales imprima un nuevo te amo Jesús.
¡Ah, estrellas! gritad fuerte, haced resonar mi te amo, para que Jesús,
oyéndolo, venga a su pequeña hija, a la pequeña exiliada. ¡Oh! Jesús, ven,
dame la mano, hazme entrar en tu Santo Querer a fin de que llene toda la
atmósfera, el cielo azul, la luz del sol, el aire, el mar, todo, todo con mi te
amo, con mis besos, a fin de que en cualquier lugar donde Tú estés, si miras,
mires mi te amo y mis besos; si oyes, oigas mi te amo y el chasquido de mis
besos; si hablas y respiras, respires mis te amo y mis besos angustiados; si
obras, en tus manos corran mis te amo; si caminas, pises mi te amo y el
sonido de mis besos bajo tus pasos; mi te amo sea la cadena que te atraiga
hacia mí y mis besos sean imán potente que, quieras o no quieras te forcen a
visitar a aquélla que no puede vivir sin Ti." ¿Pero quién puede decir mis
tantos desatinos? Ahora, mientras esto pensaba, mi adorable Jesús, todo
bondad ha venido y mostrándome su corazón abierto me ha dicho:
"Hija mía, apoya tu cabeza sobre mi corazón y repósate, pues estás
muy cansada y después giraremos juntos para hacerte ver mi te amo para ti
esparcido por todo lo creado."
Entonces yo me he abrazado a Él, y apoyaba mi cabeza sobre su
corazón para reposarme, pues sentía extrema necesidad. Después,
encontrándome fuera de mí misma, pero siempre estrechada a su corazón ha
agregado:
"Hija mía, quiero que tú, que eres la hija primogénita de mi Suprema
Voluntad, conozcas cómo toda la Creación, sobre las alas de mi Querer
eterno lleva mi te amo a las criaturas; y las criaturas, sobre las mismas alas
de mi Voluntad, haciéndola ellas, deberían darme la correspondencia de su
te amo. Mira el cielo azul, no hay punto en el que no esté sellado un te amo
mío hacia la criatura: Cada estrella y su centelleo que le forma corona, están
tachonadas de mis te amo; el rayo de sol, mientras se alarga hacia la tierra
para llevar la luz, cada gota de luz lleva mi te amo, y en cuanto la luz invade
la tierra y el hombre la mira, le camina encima, mi te amo le llega en los
ojos, en la boca, en las manos y se extiende bajo los pies. El murmullo del
mar murmura te amo, te amo, te amo, y cada gota de agua son teclas, que
armonizando entre ellas forman las más bellas armonías de mi infinito te
amo; las plantas, las hojas, las flores, los frutos, tienen impreso mi te amo,
así que la Creación toda lleva al hombre mis repetidos te amo. Y el hombre
mismo, ¿cuántos mis te amo no tiene impresos en todo su ser? Sus
pensamientos están sellados por mi te amo; el latido de su corazón, que le
resuena en el pecho con aquél misterioso sonido, tac, tac, tac, es un te amo
mío jamás interrumpido que le dice te amo, te amo; sus palabras son
seguidas por mi te amo; sus movimientos, sus pasos y todo lo demás,
contienen un te amo mío, sin embargo, en medio de tantas oleadas de mi
Amor, no sabe elevarse para darme su correspondencia a mi Amor. ¡Qué
ingratitud, y cómo mi Amor queda doliente! Por eso hija mía te he elegido
como hija de mi Querer, a fin de que como hija fiel defiendas los derechos
de tu Padre. Mi Amor quiere absolutamente la reciprocidad del amor de la
criatura; por lo tanto en mi Voluntad encontrarás todos mis te amo, y tú,
siguiéndolos, imprimirás tu te amo en el mío, por ti y por todos. ¡Oh! cómo
estaré contento al ver el amor de la criatura fundido con el mío, por eso te
doy mi Querer en tu poder, a fin de que todo el amor que he dado en la
Creación me lo corresponda una criatura, defendiendo así los derechos de mi
Amor."
Agosto 5, 1923
Para cumplir la Redención, Jesús abrió las puertas de
la Voluntad Suprema. Así para cumplir el Fiat Voluntas
Tua, abre de nuevo las puertas de su Voluntad.
Estaba toda fundiéndome en el Santo Querer de Dios, y mi dulce Jesús
invistiéndome de una Luz suprema me ha dicho:
"Hija mía, mi Humanidad, por cuán Santa y pura, si mi Voluntad
Suprema no le hubiera dado la entrada a mi voluntad humana en la Voluntad
Divina, no habría podido formar la completa Redención; a mi voluntad
humana le habría faltado la Omnividencia, y por lo tanto no habría podido
ver a todos; le hubiera faltado la Inmensidad y no habría podido abrazar a
todos; la Omnipotencia y no habría podido salvar a todos; la Eternidad y no
habría podido tomar todo como en un punto solo y remediar todo. Así que
la primera parte en la Redención la tuvo mi Divina Voluntad; la segunda, mi
Humanidad; si no fuera por la Voluntad Divina, la Redención hubiera sido
de pocos y limitada en el tiempo, porque faltándome la luz de la
Omnividencia, que hace conocer a todos, no habría podido extenderme a
todos. Así que para poder formar la Redención, no hice otra cosa que abrir
las puertas de la Voluntad Suprema a mi Humanidad, puertas que el primer
hombre había cerrado, y dándole campo libre la hice obrar la Redención
propiamente en el seno de Ella. Desde entonces hasta ahora ningún otro ha
entrado en mi Querer Divino para poder obrar como dueño, con plena
libertad, como si fuera suyo, para poder gozar de todo el poder y los bienes
que Ella contiene. Mi Voluntad es en Mí como el alma al cuerpo, y si para
los santos ha sido la gracia más grande el hacer mi Voluntad, la cual como a
reflejos ha entrado en ellos, ¿qué será no sólo recibir los reflejos sino entrar
dentro de Ella y gozar de toda su plenitud?
Ahora, si para formar la Redención fue necesario que mi Humanidad y
voluntad humana tuvieran entrada en esta Divina Voluntad, así ahora es
necesario que para el cumplimiento del Fiat Voluntas Tua como en el Cielo
así en la tierra, abra de nuevo las puertas de la Voluntad eterna y haga entrar
a otra criatura, y dándole campo libre la haga hacer desde el más grande al
más pequeño acto de ella en la Omnividencia, Inmensidad y Potencia de mi
Voluntad. A medida que entres en Ella y emitas tus pensamientos, tus
palabras, obras, pasos, reparaciones, penas, amor, agradecimientos, así el
Querer Supremo acuñará todos tus actos y recibirán la imagen Divina, con el
valor de actos divinos, que siendo infinitos pueden suplir por todos, llegar a
todos y tener tal ascendencia sobre la Divinidad, de hacer descender a la
tierra esta Suprema Voluntad y llevar los bienes que Ella contiene. Sucederá
como al metal, al oro, a la plata, hasta en tanto que no está acuñada la
imagen del rey no se le puede dar el valor de moneda, pero en cuanto queda
acuñada adquiere el valor de moneda y corre por todo el reino y no hay
ciudad, pueblo, lugar importante donde no goce su prestigio de moneda, y no
hay criatura que pueda vivir sin ella; podrá ser su metal vil o precioso, esto
no importa, con tal que esté impresa en ella la imagen del rey ella corre por
todo el reino, goza de la supremacía sobre todos y se hace amar y respetar
por todos. Así, todo lo que el alma hace en mi Querer, estando acuñada en
ello la imagen Divina, corre en el Cielo y en la tierra, tiene la supremacía
sobre todos, no se niega a darse a quien lo quiere y no hay punto donde no se
goce de sus benéficos efectos."
Ahora, mientras esto decía, hemos rezado juntos y Jesús hacía entrar
mi inteligencia en su Voluntad, y juntos hemos ofrecido a la Majestad
Suprema el homenaje, la gloria, la sumisión, la adoración de todas las
inteligencias creadas. Al contacto de la Voluntad Suprema en los
homenajes, en las adoraciones, quedaba impresa una imagen Divina y se
difundían sobre todas las inteligencias creadas como tantos mensajeros
hablantes, que se ponían en orden en la Creación y todos como en relaciones
con la Voluntad Suprema. ¿Pero quién puede decir lo que se veía y
comprendía? Y mi dulcísimo Jesús ha agregado:
"Hija mía, ¿has visto? Sólo con entrar en mi Voluntad puede suceder
todo esto, por eso continúa haciendo entrar tus miradas, tus palabras, tu
corazón y todo lo demás de ti, y verás cosas sorprendentes."
Y después de haber pasado más de tres horas en la Divina Voluntad,
haciendo lo que Jesús me decía y junto con Él, me he encontrado en mí
misma. ¿Pero quién puede decirlo todo? Mi pobre inteligencia me la siento
incapaz, si Jesús quiere podré continuar, por ahora pongo...
Agosto 9, 1923
La voluntad humana es tinieblas; la Voluntad Divina es Luz.
Estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino, y mi dulce Jesús
estrechándome a Sí, se ha puesto a rezar junto conmigo y después me ha
dicho:
"Hija mía, la voluntad humana ha cubierto de nubes toda la atmósfera,
de modo que densas tinieblas están sobre todas las criaturas y casi todas
caminan cojeando y a tientas, y cada acción humana que hacen sin la
conexión de la Voluntad Divina acrecienta las tinieblas, y el hombre se
vuelve más ciego, porque la luz, el sol de la voluntad humana es la Divina
Voluntad, quitada Ésta, luz no hay para la criatura. Ahora, quien obra, reza,
camina, etc., en mi Querer, se eleva por encima de estas tinieblas y conforme
obra, reza, habla, así, rasgando estas densas nubes, manda rayos de luz sobre
toda la tierra, de despertar a quien vive en lo bajo de su voluntad y prepara
los ánimos a recibir la Luz, el Sol de la Divina Voluntad. Por eso tengo
tanto interés de que tú vivas en mi Querer, para que prepares un cielo de
Luz, que mandando continuos rayos de Luz venga a despejar este cielo de
tinieblas que la voluntad humana se ha formado sobre su cabeza, de modo
que poseyendo la Luz de mi Querer puedan amarlo, y mi Querer amado
pueda reinar sobre la tierra."
Agosto 13, 1923
La Virgen fue el inicio, el origen, el germen del Fiat Voluntas Tua
como en el Cielo así en la tierra. Jesús sobre este germen de su mismo
Querer que encontró en su Divina Madre formó el gran plano de la
voluntad humana en la Voluntad Divina. Ahora, por medio de otra
criatura, abrirá el campo de este plano a las generaciones.
Me sentía oprimida por la privación de mi dulce Jesús, y poniéndome
a rezar le pedía que no tardara en venir a mi pobre alma, que no podía ya
más. Entonces, con sorpresa mía lo he visto que estaba estrechado a mi
cuello, rodeándome con sus brazos y con su rostro que tocaba el mío, y con
una luz que quería infundir en mi mente; yo como atraída lo he besado, pero
como si quisiera rechazar la luz y decía entre mí: "A mí no me interesa
conocer las cosas, lo que quiero es salvar mi alma, y Jesús sólo me basta
para salvarme, todo lo demás es nada." Entonces Jesús me ha tocado la
frente, no he podido resistir más, y la luz entraba en mí y decía:
"Hija mía, quien es llamado a un oficio debe conocer los secretos, la
importancia, los deberes, los bienes, el fundador y todo lo que a ese oficio
pertenece. Has de saber que una simple criatura rompió las relaciones que
existían entre la Voluntad Divina y la criatura, esta ruptura destruyó los
planes que la Divinidad tenía en la creación del hombre; ahora, a otra simple
criatura, si bien dotada de tantas gracias y privilegios, cual fue la Virgen,
Reina de todos, pero siempre pura criatura, le fue dado el oficio de tener que
reanudar, cimentar y ponerse en relaciones con la Voluntad de su Creador
para reparar la primera ruptura de aquella primera criatura; mujer la primera,
mujer la segunda. Fue propiamente Ella, que con vincular su querer al
nuestro, nos restituyó el honor, el decoro, la sujeción, los derechos de la
Creación; ¿no fue una sola criatura la que tuvo el inicio del mal y la que
formó el germen de la ruina de todas las generaciones? Así, esta sola
criatura celestial tuvo el inicio del bien, con ponerse en relación con la
Voluntad de su Creador formó el germen de aquel Fiat eterno que debía ser
la salvación, la santidad, el bienestar de todos. Ahora, esta celestial criatura,
conforme crecía, así crecía en Ella el germen de aquel Fiat eterno, que
haciéndose árbol, el Verbo Eterno se sintió raptado a reposarse bajo la
sombra de su eterno Querer y quedó concebido, formando su Humanidad en
aquel seno virginal, en el cual reinaba como Rey dominante su Supremo
Querer. Mira entonces cómo todos los bienes descienden de mi Supremo
Querer y todos los males salen en campo cuando la criatura se sustrae de la
Voluntad Divina. Entonces, si no hubiera encontrado una criatura que
tuviese por vida mi Querer y que no se hubiera puesto en relación conmigo
con aquellos vínculos de la Creación queridos por Mí, no habría querido ni
podido descender del Cielo y tomar carne humana para salvar al hombre; así
que mi Mamá fue el inicio, el origen, el germen del Fiat Voluntas Tua come
in Cielo così in terra; como una criatura lo había destruido, era justo que otra
criatura debía reedificarlo. Y mi Humanidad, que jamás se separó de mi
Divinidad, sobre este germen de mi mismo Querer que encontré en mi
Divina Madre formé el gran plano de la voluntad humana en la Divina
Voluntad. Con mi voluntad humana unida a la Divina no hubo acto humano
que no pusiera en relación con el Querer Supremo; con el Querer Divino
estaba al día de todos los actos de todas las generaciones, con el querer
humano los iba reparando y los vinculaba con el eterno Querer; no hubo acto
que me escapara y que no fuera ordenado por Mí en la Luz purísima de la
Suprema Voluntad. La Redención, podría decir que me costó poco, habrían
bastado mi Vida externa, las penas de mi Pasión, mis ejemplos, mi palabra, y
la habría hecho en muy poco tiempo; pero para formar el gran plano de la
voluntad humana en la Divina, para unir todas las relaciones y vínculos por
ella despedazados, debí poner todo mi interior, toda mi Vida oculta, todas
mis penas íntimas, que son de más duración y más intensas que mis penas
externas y que aún no son conocidas; basta decir que no era el solo perdón lo
que impetraba, la remisión de las culpas, el refugio, la salvación, la defensa
en los graves peligros de la vida del hombre, como lo impetré en mi Pasión,
sino era el resurgimiento de todo el interior, debía hacer surgir ese Sol del
Querer eterno, que atando con fuerza raptora todo el interior del hombre, aun
las más íntimas fibras, debía conducirlo al seno de mi Padre Celestial como
renacido en su eterno Querer. ¡Oh! cómo me fue más fácil conseguirle la
salvación que reordenarle su interior en mi Supremo Querer; y si esto no lo
hubiera hecho, la Redención no habría estado completa, ni hubiera sido obra
digna de un Dios, ni habría ajustado ni ordenado todas las partidas del
hombre, ni restituido aquella Santidad perdida con haberse sustraído y roto
las relaciones con la Divina Voluntad. El plano está ya hecho, pero para
hacerlo conocer era necesario que primero el hombre conociera que con mi
Vida y Pasión podía obtener el perdón y la salvación, para disponerlo a
hacerle conocer cómo le había conseguido la cosa más grande y más
importante, que es el resurgimiento de su querer en el mío, para restituirle su
nobleza, las relaciones rotas con mi Voluntad, y con esto su estado de
origen.
Ahora hija mía, si mi eterna Sabiduría dispuso que una Celestial y la
más Santa de todas las criaturas preparara el germen de mi Santo Querer, en
el cual Yo formé el plano del resurgimiento del hombre en mi Suprema
Voluntad, ahora por medio de otra criatura, haciéndola entrar en las eternas
moradas de mi Querer y vinculando su voluntad con la mía, uniéndola a
todos mis actos, le hago resurgir todo su interior en el eterno Sol de mi
Querer, y abro el campo de este plano a las generaciones, de manera que
quien quiera pueda entrar en él para ponerse en relación con la Voluntad de
su Creador; y si hasta ahora han gozado los bienes de la Redención, ahora
pasarán a gozar los frutos del Fiat Voluntas Tua come in Cielo così in terra,
aquella felicidad perdida, aquella dignidad y nobleza, aquella paz toda
celestial que con hacer su voluntad el hombre había hecho desaparecer de la
faz de la tierra. Gracia más grande no podría hacer, porque con ponerlo de
nuevo en relación con mi Voluntad, le restituyo todos los bienes con los que
lo doté al crearlo. Por eso sé atenta, porque se trata de abrir un gran campo
de bienes a todos tus hermanos."
Agosto 16, 1923
La razón por la que Jesús quiere que se haga su Voluntad,
es para encontrar ocasión y medios de poder dar siempre.
Estaba pensando entre mí: "¿Por qué el bendito Jesús tiene tanto
interés, quiere y ama tanto que se haga su Voluntad? ¿Qué gloria puede
recibir cuando una pobre y vil criatura cede su querer en su Altísima,
Santísima y amabilísima Voluntad suya?" Mientras esto pensaba, mi amable
Jesús con una ternura y dulzura indecibles me ha dicho:
"Hija mía ¿quieres saberlo? Porque es tanto mi Amor y mi suprema
Bondad, que cada vez que la criatura hace mi Voluntad y obra porque lo
quiero Yo, le doy de lo mío y para darle siempre de lo mío quiero que haga
mi Voluntad; por lo tanto, toda la razón y el interés por lo cual quiero que
haga mi Voluntad, es para encontrar ocasiones y medios para poder siempre
dar; es mi Amor que no quiere estar quieto, quiere siempre correr, volar
hacia la criatura, pero, ¿para hacer qué? Para dar, y ella con hacer mi
Voluntad se acerca a Mí y Yo a ella, y Yo doy y ella toma. En cambio si no
obra para hacer mi Voluntad se pone a distancia de Mí, haciéndose como
extraña a Mí y por tanto no puede tomar lo que Yo le quisiera dar, y si Yo le
quisiera dar de lo mío, le sería nocivo e indigerible, porque su paladar tosco
y contaminado por la voluntad humana no le dejaría gustar ni apreciar los
dones divinos; por lo tanto, todo el interés es porque quiero dar siempre de
lo mío. En cuanto a mi gloria, es la misma gloria mía la que recibo a través
del obrar de la criatura que hace mi Voluntad, es una gloria que desciende
del Cielo y sube de nuevo directa, directa a los pies de mi trono,
multiplicada por la Voluntad Divina ejercitada por la criatura; en cambio la
gloria que me pueden dar aquellos que no hacen mi Voluntad, si acaso
hubiera alguna, sería una gloria extraña a Mí, que muchas veces llega a
darme náusea. Mucho más, pues con el obrar la criatura para hacer mi
Voluntad y con darle Yo de lo mío, pongo juntas en esa obra mi Santidad,
mi Potencia y Sabiduría, la belleza de mis obras, un valor incalculable e
infinito, podría decir que son frutos de mis huertos, obras de mi celestial
reino, gloria de mi familia y de mis hijos legítimos; por tanto, ¿cómo no
podrán agradarme? ¿Cómo no sentir la Fuerza raptora de mi Supremo
Querer en aquella obra de la criatura que sólo obra para cumplir mi
Voluntad? ¡Oh! si todos conocieran el bien de Ella no se dejarían engañar
por la propia voluntad."
Agosto 20, 1923
La santidad del vivir en el Divino Querer, a ejemplo de la
Santísima Virgen, no tiene nada de prodigioso exteriormente.
Estaba pensando entre mí: "El buen Jesús dice tantas cosas
admirables de su Voluntad, cómo no hay cosa más grande, más alta, más
santa que el alma que llama a vivir en su Querer. Si así fuera, quién sabe
cuántas cosas admirables debería hacer, cuántas cosas estrepitosas, aun
externamente; en cambio, nada que fascine, que impresione, más bien me
siento la más abyecta e insignificante, que nada hago de bien, mientras que
los santos, ¿cuántos bienes no han hecho, cosas estrepitosas, milagros? Sin
embargo dice que el vivir en su Querer deja atrás a todos los santos." Ahora,
mientras estos y otros pensamientos pasaban por mi mente, mi Jesús se ha
movido en mi interior y con su acostumbrada Luz me decía:
"Hija mía, la santidad, cuando es individual, para un tiempo y para un
lugar, tiene más de prodigioso en lo exterior para atraer a aquellos
individuos, lugares y tiempos a recibir aquella gracia y bien que esa santidad
contiene; en cambio la santidad del vivir en mi Querer no es santidad
individual, asignada a hacer bien a ciertos lugares, a ciertos individuos y en
ciertos tiempos, sino que es santidad que debe hacer bien a todos, en todos
los tiempos y en todos los lugares, es una santidad que queda eclipsada en el
eterno Sol de mi Querer, que invadiendo a todos es Luz sin palabra, es fuego
sin leña, sin ruido, sin humo, pero no por esto deja de ser la más majestuosa,
la más bella, la más fecunda, su Luz más pura, su calor más intenso,
verdadera imagen del sol que ilumina nuestro horizonte, ilumina a todos,
pero sin estrépito; es luz, pero no tiene palabra, no dice nada a nadie, el bien
que hace es germen que fecunda la vida que da a todas las plantas, y con su
calor purifica el aire contaminado y destruye lo que puede dañar a toda la
humanidad, pero es tan callado que a pesar que lo tienen con ellos no le
prestan atención, pero no por esto deja de ser majestuoso y bello, ni deja de
seguir con el bien que hace a todos; y si llegara a faltar todos lo llorarían,
viniendo a faltar el más grande milagro de la fecundidad y conservación de
toda la naturaleza. Más que sol es la santidad del vivir en mi Querer; un
alma recta y toda ordenada en mi Voluntad es más que un ejército en batalla,
su inteligencia está ordenada y vinculada con la Inteligencia eterna; sus
latidos, pensamientos, afectos, deseos, están ordenados con vínculos eternos,
así que sus pensamientos, su voluntad y todo su interior son ejércitos de
mensajeros que de ella parten, que llenan Cielo y tierra, son voces hablantes,
son armas que defienden a todos, y por primero a su Dios; llevan el bien a
todos, son la verdadera milicia celestial y divina que la Suprema Majestad
tiene toda reordenada en Sí, siempre pronta a sus órdenes.
Además está el ejemplo de mi Mamá, verdadera santidad del vivir en
mi Querer, todo eclipsado su interior en el eterno Sol de la Voluntad
Suprema, y que debiendo ser la Reina de la santidad de los santos, Madre y
portadora de mi Vida a todos, y por lo tanto de todos los bienes, quedaba
como escondida en todos, llevando el bien sin hacerse conocer. Más que
silencioso sol portaba la luz sin palabra, el fuego sin ruido, el bien sin
hacerse notar, no había bien que no partiera de Ella, no había milagro que de
Ella no saliera; viviendo en mi Querer vivía escondida en todos y era, y es
origen de los bienes de todos. Estaba tan raptada en Dios, tan fijada y
ordenada en la Divina Voluntad, que todo su interior nadaba en el mar del
eterno Querer, estaba al día de todo el interior de todas las criaturas y ponía
el suyo para reordenarlas delante de Dios. Era propiamente el interior del
hombre lo que tenía más necesidad de ser rehecho, reordenado, más que el
exterior, y debiendo hacer lo más, parecía que dejaba de hacer lo menos,
mientras que era origen del bien externo y del interno, sin embargo
aparentemente parecía que no hacía obras grandes y estrepitosas. Ella, más
que sol, pasaba inobservada y oculta en la nube de Luz de la Divina
Voluntad, tanto que los mismos santos han dado de ellos aparentemente más,
haciendo cosas más estrepitosas que mi misma Mamá, no obstante, ¿qué
cosa son los más grandes santos ante mi Celestial Mamá? Son apenas las
pequeñas estrellas comparadas con el gran sol, y si quedan iluminadas, la
causa es el sol. Pero a pesar de que no hacía cosas estrepitosas, no cesaba,
aun visiblemente, de ser majestuosa y bella, rozando apenas la tierra, toda
ocupada en aquél Querer eterno que con tanto amor y violencia atraía,
raptaba, para transportarlo del Cielo a la tierra y que la humana familia había
tan brutalmente exiliado hasta el empíreo; y Ella con su interior todo
ordenado en el Divino Querer no daba tiempo al tiempo, si pensaba, si latía,
si respiraba, y todo lo que hacía, eran vínculos fascinantes para atraer el
Verbo Eterno a la tierra, y en efecto, venció e hizo el más grande milagro,
que ningún otro puede hacer. Esta es tu tarea hija mía, fascinarme,
vincularme tanto con tu interior todo reordenado en el Supremo Querer, para
transportarlo del Cielo a la tierra, a fin de que sea conocido y tenga vida
como en el Cielo así en la tierra. De todo lo demás no te des ni un
pensamiento, quien debe hacer lo más no es necesario que haga lo menos; es
más, así se da el campo a que los demás hagan lo menos para dar a todos el
trabajo. Yo sé cuándo es necesario, el tiempo, el lugar, las personas, cuándo
debo hacer conocer, aun con prodigios externos mis obras más grandes. Tú
sigue siempre el vuelo en mi Querer, llenando Cielo y tierra, para fascinarme
tanto que no pueda resistir a hacer el más grande milagro: Que mi Querer
reine en medio de las criaturas."
Agosto 28, 1923
No basta poseer, sino se requiere cultivar y custodiar lo que se posee.
Me sentía sumamente afligida por la privación de mi dulce Jesús, por
cuanto lo llamaba y rogaba, no se dignaba regresar a su pequeña exiliada de
acá abajo. ¡Ay, cómo es duro mi exilio! Mi pobre corazón agonizaba por la
pena que sentía, porque Aquél que forma su vida estaba lejano de mí; pero
mientras suspiraba su regreso ha venido el confesor, y Jesús, precisamente
entonces, después de tanto esperar se ha movido en mi interior,
estrechándome fuerte el corazón se hacía ver y yo le he dicho:
"Mi Jesús, ¿no podías haber venido antes? Ahora debo obedecer; si te
parece bien vendrás cuando te reciba en el Santísimo Sacramento, entonces
quedaremos solos otra vez y estaremos libres para poder estarnos juntos."
y Jesús con un aspecto de dignidad y desatento me ha dicho:
"Hija mía, ¿quieres tú que destruya el orden de mi Sabiduría y que
quite esa potestad dada a mi Iglesia?"
Y mientras esto decía me hacía participar en sus penas. Después le he
dicho:
"Pero dime amor mío, ¿por qué no vienes? Me has hecho esperar
tanto, casi hasta hacerme perder la esperanza de tu regreso y mi pobre
corazón, por la pena, se debate entre la vida y la muerte."
Y Jesús todo bondad: "Hija mía, habiendo puesto en ti la propiedad
de mi Querer, quiero que no sólo sea poseído por ti sino que lo sepas
conservar bien, cultivar, agrandar, de manera de multiplicarlo; así que las
penas, las mortificaciones, la vigilancia, la paciencia, y hasta mi misma
privación sirven para agrandar y custodiar los confines de mi Voluntad en tu
alma. No basta el poseer, sino saber poseer; ¿de qué le sirve al hombre
poseer una propiedad si no se toma el cuidado de sembrarla, cultivarla,
custodiarla, para después recoger los frutos de sus fatigas? Si no trabaja su
terreno, a pesar de que lo posee se puede decir que no tendrá con qué
quitarse el hambre; así que no es el poseer lo que hace rico y feliz al hombre,
sino el saber cultivar bien lo que posee. Así son mis gracias, mis dones,
especialmente mi Voluntad que cual Reina he puesto en ti; quiere el
alimento de ti, quiere el trabajo de tus penas, de tus actos, quiere que en cada
cosa, tu voluntad toda sometida a la suya le dé los honores y el cortejo que
como a Reina conviene, y Ella en cada cosa que hagas o sufras tendrá
dispuesto el alimento con qué nutrir tu alma; y así tú por una parte y mi
Voluntad por la otra, alargaréis los confines de mi Suprema Voluntad en ti."
Septiembre 2, 1923
Privación de Jesús y otras penas. Amenazas de guerras.
Me sentía muy amargada por la privación de mi adorable Jesús,
mucho más pues haciéndose ver como relámpago me hacía salir fuera de mímisma, y mientras Él rápidamente huía me veía obligada a ver cosas trágicas
y funestas, ruidos de guerras, como si quisieran comprometer a Italia; jefes
de gobierno que acercándose a otros jefes ofrecían sumas de dinero para
hacerlos caer en los lazos de la guerra. Desde el mes de enero de este año,
estando un día muy sufriente, Jesús me había dicho que me hacía sufrir para
dar luz a las naciones, porque queriendo hacer la guerra querían arrastrar a
otras ofreciendo grandes sumas para atraerlas a ellas; ahora me parece que
agregan otros esfuerzos para obtener su intento. ¡Qué dolor, salir fuera de
mí misma, ver gentes que sufren, ver armar otro campo de guerra y no tener
a mi Jesús junto conmigo para decirle al menos una palabra, para arrancarle
aun a costa de penas, misericordia para la desventurada humanidad! Y así
he pasado bastantes días en este estado; mi corazón no podía ya más, no sólo
sentía la pena de estar casi privada de mi Jesús, sino también otra pena, tan
dura que yo misma no la sé manifestar. Por eso, en cuanto se ha hecho ver
que estrechándose a mi corazón buscaba reposo y refugio, pues no podía
más, yo lo he estrechado y le he dicho:
"Vida mía, Jesús, dime, ¿en qué te he ofendido que no vienes? ¿Qué
es esta otra pena además de la de tu privación que me lacera y me divide de
Ti?
Y Jesús todo afligido me ha dicho: "Hija mía, ¿acaso has puesto en
alguna cosa la voluntad de ofenderme, pues temes que me haya sustraído de
ti?"
Y yo: "No mi Jesús, quiero morir antes que desagradarte."
Y Jesús: "Pues bien, una hija que ha estado siempre con su padre debe
ser atenta en conocer los secretos, los modos, las causas de cómo trata con
ella. ¿Tanto tiempo hace que estoy contigo y no comprendes aún las causas
que me obligan a sustraerme? Pero si tú las has comprendido también por
los graves males que has visto cuando como relámpago he venido a ti, y
sacándote fuera de ti misma te dejaba sola a recorrer al tierra, ¿cuántas cosas
trágicas no has visto? Y además de esto, los grandes preparativos de guerra
que están haciendo las naciones; el año pasado Francia, con moverse contra
Alemania, sonó la primera campanada; Italia, con moverse contra Grecia, ha
sonado la segunda campanada de guerra, luego vendrá otra nación que
sonará la tercera para llamarlas al combate. ¡Qué perfidia, qué obstinación!
Por eso mi Justicia, no pudiendo soportar más tanta obstinación, me obliga a
sustraerme de ti para quedar libre en su curso, y la pena que tú sientes en tu
corazón, además de la de mi privación, no es otra cosa que la pena de la
humanidad dividida de Mí; cierto que es una pena horrible, tanto que mi
corazón se estremeció y agonizó, y ahora, por los vínculos que tienes
conmigo quedas vinculada con toda la familia humana y estás obligada a
sentir tú esta pena que las generaciones humanas con sus horrendos pecados
causan dividiéndose de Mí. Ánimo, no te abatas, haz que deje libre el curso
a la Justicia y después estaré de nuevo contigo y rezaremos y lloraremos
juntos por la suerte del hombre, a fin de que no vaya más errante sobre la
tierra, sino que regrese a su Dios."
Septiembre 6, 1923
Cuando cesa el amor comienza la culpa.
Me sentía petrificada por el dolor de la privación de mi dulce Jesús,
me parece que también sus breves visitas como relámpagos, su sombra, van
disminuyendo, único sostén mío en su privación, que como pequeñas gotas
de rocío sostienen a la pobre plantita de mi alma, que quemada, secada por
su privación le dan un hilo de vida para no hacerla morir; pero estaba toda
resignada a su Voluntad y buscaba por cuanto estaba en mí, seguir mis actos
interiores como cuando junto con Jesús emprendía el vuelo en su Santísimo
Querer, pero ¡oh! cuán diversos los hacía, los hacía mal, no encontrando a
todos para dar por todos a mi Dios. Entonces estaba diciendo en mi interior:
"Mi Jesús, en tu Querer uno mis pensamientos a los tuyos y como tus
pensamientos circulan en cada inteligencia creada, quiero que cada
pensamiento tome de los tuyos el amor de tu inteligencia, para poder poner
en el vuelo del amor cada pensamiento de criatura; este vuelo llegue arriba,
en el Cielo, ante la Majestad Suprema, y fundiéndose con el Amor eterno
atraiga a la tierra, sobre todas las criaturas, el Amor de la Santísima
Trinidad."
Ahora, mientras esto y otras cosas hacía, mi adorable Jesús se ha
movido en mi interior y suspirando me ha dicho:
"Hija mía, tú no puedes estar sin Mí, y mucho menos puedo Yo estar
sin ti; todo lo que tú sientes en tu corazón, soy Yo; tus ansias, tus suspiros, el
martirio que sufres porque estás privada de Mí, soy Yo, son mis latidos que
se repercuten en ti, que te llevan mis penas, que me ocultan de ti; por esto,
no pudiendo más, el Amor superando a la Justicia me obliga a mostrarme."
Y mientras esto decía se ha hecho ver. Dios mío, ¿quién puede decir
cómo me he sentido renacer? Después ha agregado:
"Hija mía, tú me has dado la habitación en ti en la tierra y Yo te tengo
en el Cielo, en mi corazón, así que mientras estás en la tierra, estás conmigo
en el Cielo. La Divinidad se deleita con la pequeña hija del Supremo Querer
teniéndola con Ellos en el Cielo, y como tenemos a nuestra pequeña hija en
el Cielo y en la tierra, no nos conviene destruir la tierra como la Justicia
quisiera hacer, mereciéndolo las criaturas, a lo más desaparecerán muchas
ciudades, la tierra abrirá vorágines en diferentes puntos haciendo
desaparecer lugares y personas, las guerras la diezmarán, pero por
consideración de nuestra pequeña hija no la destruiremos, habiendo dado a
ella la tarea de hacer vivir nuestra Voluntad sobre la tierra. Por eso ten
valor, no te abatas demasiado en mi ausencia; debes saber que no podré
durar mucho sin hacerme ver, Yo mismo no lo puedo, y tú no ceses jamás,
jamás de amarme, no sólo por ti sino también por todos nuestros queridos
hermanos. En efecto, ¿quieres tú saber por qué Adán pecó? Porque olvidó
que Yo lo amaba y olvidó amarme, fue éste el primer germen de su culpa; si
hubiese pensado que Yo lo amaba mucho y que él estaba obligado a
amarme, jamás se habría decidido a desobedecerme, así que primero cesó el
amor, después comenzó el pecado; y en cuanto cesó de amar a su Dios, cesó
el verdadero amor a sí mismo, sus miembros y sus potencias se rebelaron a
él mismo, perdió el dominio, el orden y se volvió temeroso, no sólo esto,
sino cesó el verdadero amor hacia las demás criaturas, mientras que Yo lo
había creado con el mismo amor que reinaba entre las Divinas Personas, en
el cual uno debía ser la imagen del otro, la felicidad, la alegría, la vida del
otro, por eso, viniendo a la tierra, la cosa a la cual le di más importancia fue
que se amasen el uno al otro como eran amados por Mí, para darles mi
primer Amor, para hacer aletear sobre la tierra el Amor de la Santísima
Trinidad. Por eso, en todas tus penas y privaciones no olvides jamás que Yo
te amo mucho, para no olvidarte jamás de amarme, y como hija de nuestro
Querer tienes la tarea de amarme por todos, así estarás en el orden y no
tendrás temor de nada."
Septiembre 9, 1923
La Divina Voluntad es infierno para el
demonio y la conoce sólo para odiarla.
Me sentía con un cierto temor todavía, ¿quién sabe si no fuera mi
adorable Jesús quien se dignara hablarme, manifestándome tantas sublimes
verdades, especialmente sobre la Voluntad Divina, sino el enemigo para
arrastrarme al engaño, y mientras parece que con tantas verdades me eleva
en alto, luego me precipitará en el abismo. Y decía entre mí: "Jesús mío,
líbrame de las manos del enemigo; yo no quiero saber nada, lo único que me
interesa es salvar mi alma." Entonces el bendito Jesús, moviéndose en mi
interior me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué temes? ¿No sabes tú que lo que menos sabe de
Mí la serpiente infernal es de mi Voluntad? Porque no quiso hacerla, y no
haciéndola ni la conoció, ni la amó y mucho menos penetró en los secretos
de mi inescrutable Querer para conocer sus efectos, el valor de mi Voluntad;
y si no los conoce, ¿cómo puede hablar de Ella? Es más, la cosa que más
aborrece es que el alma haga mi Voluntad. A él no le importa si el alma
reza, si se confiesa, si comulga, si hace penitencia, si hace milagros, sino la
cosa que más lo daña es que el alma haga mi Voluntad, porque en cuanto se
rebeló a mi Voluntad fue creado en él el infierno, su estado infeliz, la rabia
que lo corroe; así que mi Voluntad es infierno para él, y cada vez que ve al
alma sujeta a mi Querer, conocer los méritos, el valor, la Santidad de Ella, se
siente duplicar el infierno, porque ve en el alma crear el Paraíso, la felicidad,
la paz por él perdidas; y por cuanto más mi Querer es conocido, tanto más
queda atormentado y furibundo. Entonces, ¿cómo te podría hablar de mi
Querer si forma su infierno? Y si te hablase, sus palabras formarían en ti el
infierno, porque él conoce mi Voluntad sólo para odiarla, no para amarla, y
lo que se odia no lleva nunca la felicidad, la paz; y además, su palabra está
vacía de Gracia, por lo tanto no puede conferir la gracia de hacer hacer mi
Voluntad."
Septiembre 14, 1923
Todas las criaturas giran alrededor de Dios,
así como la tierra gira alrededor del sol.
Estaba pensando cómo todas las cosas giran alrededor del sol: la
tierra, nosotros, todas las criaturas, el mar, las plantas, todos, en suma, todos
giramos alrededor del sol, y porque giramos alrededor del sol quedamos
iluminados, recibimos su calor, así que él refleja sus ardientes rayos sobre
todos, y nosotros, la Creación toda con girarle alrededor gozamos de su luz y
recibimos parte de los efectos y bienes que contiene el sol. Ahora, ¿cuántos
seres giran alrededor del Sol Divino? Todos: todos los ángeles, los santos,
los hombres, todas las cosas creadas; la misma Mamá Reina, ¿no tiene acasoel primer giro, que rápidamente girando alrededor de Él absorbe todos los
reflejos del Sol eterno? Ahora, mientras esto pensaba, mi Divino Jesús se ha
movido en mi interior y estrechándome toda a Él me ha dicho:
"Hija mía, fue precisamente ésta la finalidad para la cual creé al
hombre, para que me girara siempre alrededor, y Yo, como Sol, estando en
el centro de su giro debía hacer reflejar en él mi Luz, mi Amor, mi
semejanza y toda mi felicidad. A cada giro suyo debía darle siempre nuevos
contentos, nueva belleza y flechas más ardientes.
Antes que el hombre pecase mi Divinidad no estaba oculta al hombre,
porque con girarme en torno, él era mi reflejo, por eso era la pequeña luz; y
era entonces como connatural que siendo Yo el gran Sol, la pequeña luz
pudiera recibir los reflejos de la mía; en cuanto pecó se detuvo de girarme en
torno, su pequeña luz se oscureció, se hizo ciego y perdió la luz para poder
ver en carne mortal mi Divinidad, por cuanto la criatura es capaz, tanto, que
al venir a redimir al hombre tomé carne mortal para hacerme ver, no sólo
porque junto con la carne el hombre había pecado, y Yo junto con la carne
debía expiar, sino porque le faltaban los ojos para poder ver mi Divinidad;
tan es cierto, que mi Divinidad que habitaba en mi Humanidad, como
relámpagos y a gotas pudo hacer apenas salir algún rayo de Luz de mi
Divinidad. Mira entonces qué gran mal es el pecado, es perder el hombre su
giro en torno a su Creador, es anular la finalidad de su creación, es
transmutarse de luz en tinieblas, de bello en horrible; es un mal tan grande,
que con toda mi Redención no pude restituirle los ojos para poder ver en
carne mortal a mi Divinidad, sino sólo cuando esta carne del hombre,
deshecha, pulverizada por la muerte, resucite de nuevo en el día del juicio.
¿Qué sucedería si la Creación toda pudiera faltar a su giro en torno al sol?
Todas las cosas se trastornarían, perderían la luz, la armonía, la belleza, una
cosa chocaría con la otra, y a pesar de que hubiera sol, no girando alrededor
de él, el sol estaría para toda la creación como muerto. Ahora, el hombre
con el pecado original perdió su giro alrededor de su Creador y por eso
perdió el orden, el dominio de sí mismo, la luz, y cada vez que peca, no sólo
no gira en torno a su Dios, sino que ni siquiera en torno a los bienes de la
Redención, que como nuevo sol vino a traerle el perdón y la salvación.
¿Pero sabes tú quién no se detiene jamás en su giro? El alma que hace y
vive en mi Voluntad, ella corre siempre, no se detiene nunca y recibe todos
los reflejos de mi Humanidad y también los rayos de Luz de mi Divinidad."
Septiembre 21, 1923
Pruebas del alma. Justicia que hace en ella Nuestro Señor.
El cerco de la Divina Voluntad y cómo es necesario mirar
hacia dentro de este cerco.
Me sentía muy amargada por la privación de mi dulce Jesús; me
parecía que todo había terminado, casi sin más esperanza de que volviera a
su pequeña y pobre exiliada. El corazón me lo sentía romper por el dolor,
pensando que no podría ver más a Aquél que habiendo vivido junto conmigo
formaba mi misma vida, y ahora mi vida desaparecida y dividida en mí!
Jesús mío, cómo es que tan brutalmente me matas, sin Ti siento las penas del
infierno, que mientras muero estoy obligada a vivir. Ahora, mientras me
encontraba en este estado tan doloroso, mi siempre amable Jesús se ha
movido en mi interior y sacando un brazo me ha abrazado para darme la
vida y me ha dicho:
"Hija mía, mi Querer ha querido hacer justicia de ti. Esto era
necesario para probar tu fidelidad, porque en todas mis obras concurren
todos mis atributos, y cuando las generaciones vean todo lo que he hecho en
ti, sorprendidas dirán: ¿Cómo no debía hacer todo esto si tanto le diste? Mi
Justicia hará ver las pruebas que te ha hecho sufrir, y les dirá a ellos: ‘La
hice pasar a través del fuego de mi Justicia y la encontré fiel, por eso mi
Amor ha continuado su curso.’ Es más, has de saber que el primero en hacer
Justicia de ti fue mi Amor; ¿cuántas pruebas no te ha hecho sufrir para estar
seguro de tu amor? La segunda fue la cruz, que hizo severa justicia de ti,
tanto, que mi Querer atraído por mi Amor y por mi cruz quiso descender en
ti y hacerte vivir en Él; pero también mi Querer no ha querido ser menos que
mi Amor y que mi cruz, y para estar seguro, celoso se ha sustraído,
haciéndote justicia para ver si continuabas tus vuelos en mi Querer sin Mí."
Yo al oír esto he dicho: "¡Ah! ¿cómo podía yo seguir esos vuelos sin
Ti? Me faltaba la luz, y si empezaba no terminaba, porque no estaba
conmigo Aquél que haciéndome todo presente me hacía obrar por todos,
haciéndome vincular todas las relaciones entre el Creador y la Creación
toda, mi mente nadaba en el vacío sin encontrar a ninguno; ¿cómo podía
hacerlos?"
Y Jesús: "Tu empezar era hacer, y el dolor de no poder terminar era
cumplir. Por eso, ánimo y fidelidad se necesitan; con un poco de prueba se
está siempre más cierto y seguro. Además, si no fue exentada ni siquiera mi
Reina Mamá de estas pruebas, ¿querrías tú ser exentada?"
Después de algún tiempo ha regresado, y se hacía ver dentro de mí en
medio de un círculo, sobre el cual invitaba a las almas a subir, para hacerlas
caminar sobre ese círculo. Yo subía para no salir nunca más; y mi amable
Jesús me ha dicho:
"Hija mía, este círculo es mi Voluntad eterna, que abraza la gran rueda
de la eternidad; todo lo que está dentro de este círculo no es otra cosa que
todo lo que hizo mi Humanidad en la Divina Voluntad, para impetrar que mi
Querer se cumpliera como en el Cielo así en la tierra; todo está preparado y
hecho, no queda más que abrir las puertas y hacerlo conocer para hacer al
hombre tomar la posesión. De Mí fue dicho cuando vine a la tierra a redimir
al hombre, que habría sido la salvación y la ruina de muchos; así se dirá
también ahora, que ésta mi Voluntad será o de gran santidad, porque mi
Voluntad es de absoluta santidad, o de ruina para muchos. Mira, en aquel
círculo, mientras se gira es necesario ver hacia adentro, jamás hacia afuera,
porque dentro está la Luz, el conocimiento, mi Fuerza y mis actos como
ayuda, aliento y vida para poder tomar la Vida de mi Voluntad; afuera no
hay nada de esto, encontrarán las tinieblas y se precipitarán en el abismo.
Por eso sé atenta, mantén siempre fija la mirada en mi Querer y te
encontrarás con la plenitud de la gracia de vivir en mi Voluntad."
Octubre 4, 1923
Para que la Divina Voluntad se vuelva vida del alma, ésta debe hacer
desaparecer la propia voluntad, y su querer no debe existir más.
Me sentía destruir por la pena de la privación de Jesús, con el triste
pensamiento de que no habría venido más. ¡Oh! cómo es doloroso el pensar
que no debía ver más a Aquél que forma toda mi vida, mi felicidad, todo mi
bien. Mientras estaba en esto, mi dulce Jesús se ha movido en mi interior y
me ha dicho:
"Hija mía, ¿cómo puedo dejarte si en tu alma está aprisionada mi
Voluntad, y dando vida a todos tus actos desarrolla su Vida como en su
propio centro? Así que en un punto de la tierra está ya mi Vida. ¡Ah! si no
estuviera esta Vida mía sobre la tierra, mi Justicia se desahogaría con tal
furor de aniquilarla."
Yo al oír esto he dicho: "Mi Jesús, tu Voluntad está por todas partes,
no hay punto en donde no se encuentre, ¿y Tú dices que está aprisionada en
mí?"
Y Jesús: "Ciertamente que está en todas partes con su Inmensidad,
con su Omnividencia y con su Potencia, y cual Reina todo a Sí somete, no
dejando escapar a nadie de su imperio, pero como Vida, en la cual la criatura
forme la suya, para desarrollar la suya en la Vida de mi Voluntad y formar
una Vida de la Divina Voluntad sobre la tierra, no existe. Para muchos mi
Voluntad, no haciéndola, es como si no existiera, sucede como si alguien
tuviera agua en su propia estancia y no la bebe, el fuego y no se acercara a
calentarse, el pan y no lo come; con todo y que tenga consigo estos
elementos que pueden dar vida al hombre, no tomándolos puede morir de
sed, de frío y de hambre; otros los toman muy raras veces y son débiles y
enfermos, otros todos los días y éstos son sanos y robustos, así que todo está,
cuando se posee un bien, en si la voluntad humana lo quiere tomar y el modo
como lo quiere tomar, y según lo va usando así va recibiendo los efectos.
Así es de mi Voluntad, para hacerse vida del alma ella debe hacer
desaparecer la propia voluntad en la mía, su querer no debe existir más, mi
Voluntad debe entrar en todos sus actos como acto primero, la cuál se dará al
alma, ahora como agua para quitarle la sed con sus aguas divinas y
celestiales, ahora como fuego, no solo para calentarla sino para destruir en
ella todo lo que es humano y reedificar en ella la Vida de mi Voluntad, y
ahora como alimento para alimentarla y hacerla fuerte y robusta. ¡Oh! cómo
es difícil encontrar una criatura que ceda todos sus derechos para dar sólo a
mi Querer el derecho de reinar; casi todos quieren reservarse alguna cosa del
propio querer, y por eso mi Voluntad, no reinando completamente en ellas,
no puede formar su Vida en todas las criaturas."
Octubre 16, 1923
Para que la Divina Voluntad descienda a la tierra, es necesario que
la voluntad humana suba al Cielo, y para subir al Cielo es necesario
vaciarla de todo lo que es humano.
El dolor de la privación de mi Jesús se concentra más en mi pobre
corazón. ¡Qué largas noches sin Él, sin Jesús me parecen noches eternas, sin
estrellas y sin sol, sólo me queda su amable Querer donde me abandono y
encuentro mi reposo en las densas tinieblas que me circundan. ¡Ah Jesús,
Jesús, ven a mi desgarrado corazón, pues no puedo más sin Ti! Entonces,
mientras nadaba en el mar inmenso del dolor de su privación, mi Jesús se ha
movido dentro de mi interior y tomándome las manos en las suyas se las ha
estrechado fuerte a su corazón y me ha dicho:
"Hija mía, para descender mi Voluntad a la tierra es necesario que tu
voluntad suba al Cielo, y para subir al Cielo y vivir en la patria celestial es
necesario vaciarla de todo lo que es humano, de todo lo que no es santo,
puro y recto. Nada entra en el Cielo a hacer vida común con Nosotros, si no
es todo divinizado y transformado todo en Nosotros; ni mi Voluntad Divina
puede descender a la tierra y desarrollar su Vida como en su propio centro, si
no encuentra la voluntad humana vacía de todo, para llenarla de todos los
bienes que mi Querer contiene. Ella no será otra cosa que un velo sutilísimo
que me servirá para cubrirme y habitar dentro, casi como hostia consagrada,
en la cual Yo formo mi Vida, hago todo el bien que quiero, rezo, sufro,
gozo, y la hostia no se opone, me deja libre, su oficio es prestarse a tenerme
escondido y en mudo silencio adherirse a conservar mi Vida Sacramental.
Éste es el punto donde estamos, tu querer a entrar al Cielo, y el mío a
descender a la tierra; por eso el tuyo no debe tener más vida, no debe tener
razón de existir. Esto sucedió a mi Humanidad, que mientras tenía una
voluntad humana, ésta estaba toda atenta a dar vida a la Voluntad Divina,
jamás se arbitró por sí sola, ni siquiera respirar por sí sola, sino que aun el
respiro lo daba y lo tomaba en la Voluntad Divina, y por eso el Querer
eterno reinó en mi Humanidad como en el Cielo así en la tierra, en Ella hizo
su Vida terrestre, y mi voluntad humana, sacrificada toda a la Divina,
impetró que a tiempo oportuno descendiera a la tierra para vivir en medio de
las criaturas como vive en el Cielo. ¿No quieres tú dar el primer puesto en la
tierra a mi Voluntad?"
Ahora, mientras esto decía, me parecía encontrarme en el Cielo, y
como desde un punto solo veía a todas las generaciones, yo, postrándome
ante la Majestad Suprema tomaba el mutuo Amor de las Divinas Personas,
su adoración perfecta, la Santidad siempre una de su Voluntad, y las ofrecía
a nombre de todos como correspondencia del amor, de la adoración y de la
sumisión y unión que cada criatura debería tener con su Creador, quería unir
Cielo y tierra, Creador y criatura, a fin de que se abrazaran y se dieran el
beso de la unión de sus voluntades. Entonces mi Jesús ha agregado:
"Esta es tu tarea, el vivir en medio de Nosotros y hacer tuyo todo lo
que es nuestro y darlo a Nosotros por todos tus hermanos; entonces
Nosotros, atraídos por lo que es nuestro podemos quedar vinculados con las
generaciones humanas y darles de nuevo el beso supremo de la unión de su
voluntad con la nuestra, beso que le dimos en la Creación."
Octubre 20, 1923
El alma es el campo donde Jesús trabaja, siembra y cosecha.
Me sentía toda aniquilada en mí misma, sus privaciones me arrojan en
la más profunda humillación; sin Jesús el interior de mi alma me lo siento
devastado, todo el bien me parece que declina y muere. ¡Mi Jesús, Jesús
mío, cómo es dura tu privación! ¡Oh! cómo me sangra el corazón al ver en
mí todo morir, porque Aquél que es vida y que sólo Él puede dar vida, no
está conmigo. Entonces, mientras me encontraba en este estado, mi
dulcísimo Jesús ha salido de dentro de mi interior, y apoyando su mano
sobre mi corazón y estrechándolo fuerte me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué te afliges tanto? Abandónate en Mí y déjame
hacer, y cuando te parezca que todo declina y muere, tu Jesús hará resurgir
todo, pero más bello y más fecundo. Tú debes saber que el alma es mi
campo donde Yo trabajo, siembro y cosecho, pero mi campo predilecto es el
alma que vive en mi Voluntad, en este campo mi trabajo es deleitable, no me
ensucio al sembrar, porque mi Voluntad la ha convertido en campo de luz,
su terreno es virgen, puro y celestial, y Yo me divierto mucho al sembrar en
él pequeñas luces, casi como un rocío que forma el Sol de mi Voluntad.
¡Oh! cómo es bello ver este campo del alma todo cubierto de tantas gotas de
luz, que poco a poco conforme crezcan se formarán tantos soles, la vista es
encantadora, todo el Cielo es raptado por su vista y están todos atentos a ver
al Celestial Agricultor que con tanta maestría cultiva este campo y que posee
una semilla tan noble de convertirla en sol. Ahora hija mía, este campo es
mío y hago de él lo que quiero, y cuando estos soles se han formado Yo los
cosecho y los llevo al Cielo como la más bella conquista de mi Voluntad, y
vuelvo de nuevo al trabajo de mi campo y revuelvo todo, y la pequeña hija
de mi Querer siente todo terminar, todo morir; a los soles tan fulgurantes de
luz los ve sustituir por las pequeñas chispas de luz que voy sembrando y cree
que todo perece; ¡cómo te engañas! Es la nueva cosecha que se debe
preparar, y como quiero hacerla más bella que la primera y agrandarla más
para poder duplicar mi cosecha, el trabajo a primera vista parece más
cansado y el alma sufre de más, pero esas penas son como las paleadas al
terreno, que hacen profundizar más la semilla para hacerla germinar más
segura, más fecunda y bella. ¿No ves tú un campo cuando se ha cosechado
cómo queda escuálido y pobre? Pero deja que se siembre de nuevo y lo
verás más floreciente que antes, por eso déjame hacer, y tú con vivir en mi
Querer estarás junto conmigo en el trabajo, sembraremos juntos las pequeñas
chispas de luz, haremos competencia para ver quién siembra más y así nos
divertiremos al sembrar, ahora en el descansar, pero siempre juntos. Lo sé,
lo sé, sé cuál es tu más fuerte temor, el que Yo te deje; no, no, no te dejo,
quien vive en mi Querer es inseparable de Mí."
Y yo: "Jesús mío, Tú antes me decías que cuando no venías era
porque querías castigar a las gentes, y ahora no es por esto por lo que no
vienes, sino por otra cosa."
Y Jesús como suspirando: "Vendrán, vendrán los castigos, ¡ah, si
supieras!"
Dicho esto ha desaparecido.
Octubre 30, 1923
Quien vive en el Divino Querer crece alimentado por las
llamas de Jesús. La Luz de la Divina Voluntad filtra todo.
Vivo siempre amargada y con el corazón petrificado por el dolor de la
privación de mi dulce Jesús, me siento sin vida porque Aquél que es
verdadera Vida no está conmigo. ¡Oh! cómo frecuentemente repito: "Dime,
oh mi único y sumo Bien, ¿hacia dónde dirigiste tus pasos? Y así yo,
siguiéndolos, pueda encontrarte. ¡Ah! de lejos te beso aquellas manos que
con tanto amor me abrazaban y me estrechaban a tu corazón; adoro y beso
aquel rostro que con tanta gracia y belleza se hacía ver y que ahora se oculta
y está lejano de mí. Dime, ¿dónde estás? ¿Qué camino debo tomar para ir a
encontrarte? ¿Dime qué debo hacer? ¿En qué te he ofendido que huyes
lejos de mí? Me decías que jamás me dejarías, ¿y ahora me dejas? ¡Ah!
Jesús, Jesús, vuelve a quien no puede vivir sin Ti, a la pequeña hija tuya, a la
pobre exiliada." ¿Pero quién puede decir todos los lamentos y desatinos que
decía? Mientras me encontraba en esto, he sentido perder los sentidos y veía
una paloma, toda fuego, que temblaba, y una persona junto que con su
aliento ardiente daba a la paloma sus llamas para alimentarla, e impedía que
pudiera tomar otro alimento, teniéndola estrechada y tan cerca de su boca
que no podía hacer más que respirar y absorber las llamas que de aquélla
salían, y la pobre paloma sufría y se convertía en aquellas llamas por las que
era alimentada. Yo he quedado asombrada al ver esto, y mi dulce Jesús
moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué temes que te deje? Debería dejarme a Mí mismo
para dejarte a ti, y eso no lo puedo hacer; por cuanta Potencia tenga no tengo
el poder de separarme de Mí mismo. Así es para quien hace mi Voluntad,
haciéndose inseparable de Mí me falta el poder de separarme de ella, y no
sólo esto, sino que la voy alimentando con mis mismas llamas; ¿no has visto
aquella paloma toda fuego? Era la imagen de tu alma, y aquél que la
alimentaba con su aliento de fuego era Yo, que tanto me deleito en nutrir a
quien vive de mi Querer sólo de las llamas que hace salir mi corazón por
medio de mi aliento. ¿No sabes que quien vive en mi Voluntad debe ser
filtrado en la Luz purísima de Ella? Y ser filtrado es más que ser puesto
bajo una prensa, porque la prensa, si bien hace todo pedazos, pero deja todo
junto, cáscaras y pulpa, las cuales, precipitándose abajo hacen quedar
siempre algo de turbio; en cambio, cuando una cosa es filtrada, en especial si
es filtrada por la fina Luz de mi Voluntad, no hay peligro de que haga
depósito de alguna cosa turbia, sino que todo es claro, semejante a la
claridad de la luz en la cual ha sido filtrada, y esto es un gran honor para el
alma que vive en mi Querer, que todo lo que hace, si piensa, si habla, si ama,
etc., mi Voluntad toma el trabajo de filtrarlo todo en su purísima luz; y esto
es necesario a fin de que en todo lo que haga no haya ninguna distinción con
lo que Nosotros hacemos, sino que todas las cosas se deben dar entre ellas la
mano y la semejanza."
Ahora, mientras esto decía me he encontrado fuera de mí misma,
dentro de un jardín, y yo, cansada, me he sentado bajo un árbol para
descansar, pero los rayos del sol me dardeaban de tal manera que me sentía
quemar y quería irme bajo otro árbol más tupido, que hiciera más sombra, a
fin de que el sol no me quemara, pero una voz – me parece que era mi
querido Jesús – me lo ha impedido diciéndome:
"Quien vive en mi Voluntad debe estar expuesto a los rayos de un Sol
ardiente y eterno para vivir de Luz, para no ver otra cosa que Luz, para no
tocar sino Luz, y esto lleva a la deificación del alma; entonces se puede decir
que el alma vive en mi Voluntad cuando queda toda deificada en Dios. Es
más, sal de debajo de ese árbol y pasea en este edén celestial de mi Querer, a
fin de que el Sol, invadiéndote toda te convierta en Luz y te dé la última
pincelada de la deificación en Dios."
Yo me he puesto a pasear, pero mientras esto hacía la obediencia me
ha llamado en mí misma.
Noviembre 5, 1923
Los actos hechos en el Divino Querer forman los accidentes que
aprisionan a Jesús en el alma, y forman en ella su Vida real.
Me sentía oprimida por la privación de mi dulce Jesús, con la
añadidura de que el confesor, como no había yo tenido la confianza de
abrirme con él y porque soy mala, me había negado la absolución. Después,
habiendo recibido la Santa Comunión, me abandonaba en brazos de mi
dulcísimo Jesús y le decía:
"Amor mío, ayúdame, no me abandones, Tú sabes en qué estado me
encuentro por tu privación, no obstante por parte de las criaturas, en vez de
ayuda agregan penas a penas, así que sin Ti no tengo a nadie, o contigo o
sola a llorar mi dura suerte de haberte perdido. Esto debería incitarte
mayormente a no dejarme sola, al menos para hacer compañía a una pobre
abandonada que vive muriendo en su duro exilio, por eso Tú que eres el
Sumo entre los sacerdotes, dame Tú la absolución, dime que me perdonas
las culpas que hay en mi alma, hazme oír tu voz dulcísima que me da vida y
perdón." Mientras desahogaba mi dolor con Jesús, se ha hecho ver en mi
interior y los velos sacramentales formaban como un espejo, en el cual Jesús
estaba dentro, vivo y verdadero; y mi dulce Jesús me ha dicho:
"Hija mía, este espejo son los accidentes del pan que me tienen
aprisionado en ellos. Yo formo mi Vida en la hostia, pero ella nada me da,
ni un afecto, ni un latido, ni el más pequeño ‘te amo’, ella está como muerta
para Mí, permanezco solo, sin la sombra de alguna correspondencia, y por
eso mi Amor está casi impaciente por salir, por romper este espejo y bajar a
los corazones, para encontrar en ellos la correspondencia que la hostia ni
sabe ni puede darme. ¿Pero sabes tú dónde encuentro mi verdadera
correspondencia? En el alma que vive en mi Voluntad; Yo, en cuanto
desciendo en su corazón, pronto consumo los accidentes de la hostia, porque
sé que accidentes más nobles y a Mí más queridos están listos para
aprisionarme, para no hacerme salir de aquel corazón que me dará no sólo
vida en él, sino vida por vida; no estaré solo, sino que estaré con mi más fiel
compañía, seremos dos corazones palpitando juntos, amaremos unidos,
nuestros deseos serán uno solo, así que Yo permanezco en ella y en ella hago
vida, vivo y verdadero, como la hago en el Santísimo Sacramento. ¿Pero
sabes tú cuáles son estos accidentes que encuentro en el alma que hace mi
Voluntad? Son sus actos hechos en mi Querer, que más que accidentes se
extienden en torno a Mí y me aprisionan, pero dentro de una prisión noble,
divina, no oscura, porque sus actos hechos en mi Querer, más que sol la
iluminan y la calientan. ¡Oh! cómo me siento feliz de hacer Vida real en
ella, porque me siento como si me encontrara en mi morada celestial.
Mírame en tu corazón, como estoy contento, como me deleito y siento las
alegrías más puras."
Y yo: "Mi amado Jesús, ¿no es una cosa nueva y singular lo que Tú
dices, que en quien vive en tu Voluntad Tú haces Vida real en él? ¿No es
más bien esa Vida mística que Tú haces en los corazones que poseen tu
gracia?"
Y Jesús: "No, no, no es Vida mística, como para aquellos que poseen
mi Gracia pero no viven con sus actos fundidos en mi Querer, y por eso no
tienen materia suficiente para formarme los accidentes para aprisionarme;
sería como si faltara la hostia al sacerdote y quisiera pronunciar las palabras
de la consagración, las podría decir, pero las diría en el vacío y ciertamente
mi Vida Sacramental no tendría existencia; así me encuentro en los
corazones, que mientras pueden poseer mi Gracia, pero no viven del todo en
mi Querer, estoy en ellos por gracia, pero no realmente."
Y yo: "Amor mío, ¿pero cómo puede ser que Tú puedas vivir
realmente en el alma que vive en tu Querer?"
Y Jesús: "Hija mía, ¿no vivo acaso en la hostia sacramental vivo y
verdadero, en alma, cuerpo, sangre y Divinidad? ¿Y por qué vivo en la
hostia en alma, cuerpo, sangre y Divinidad? Porque no hay una voluntad
que se oponga a la mía; si Yo encontrara en la hostia una voluntad que se
opusiera a la mía, Yo no haría en ella ni Vida real, ni perenne, y es también
ésta la causa por la cual los accidentes Sacramentales se consumen cuando
las criaturas me reciben, porque no encuentro una voluntad humana unida
conmigo, de manera que quieran perder la suya para hacer adquisición de la
mía, sino que encuentro una voluntad que quiere obrar, que quiere hacer por
sí misma, y Yo hago mi breve visita y parto. En cambio para quien vive en
mi Voluntad, mi Querer y el suyo son uno solo; y si lo hago en la hostia,
mucho más lo puedo hacer en él, mucho más, pues encuentro un latido, un
afecto, mi correspondencia y mi utilidad, lo que no encuentro en la hostia.
Al alma que vive en mi Voluntad le es necesaria mi Vida real en ella, de otra
manera, ¿cómo podría vivir de mi Querer? ¡Ah! tú no quieres entenderlo,
que la santidad del vivir en mi Querer es una santidad del todo diferente de
todas las demás santidades, y quitadas las cruces, las mortificaciones y los
actos necesarios de la vida, que hechos en mi Voluntad la embellecen de
más, no es otra cosa que la vida de los bienaventurados del Cielo, que como
viven en mi Querer, en virtud de Él cada uno me tiene en ellos como si fuera
para uno solo, vivo y verdadero, no místicamente, sino realmente habitante
en ellos; y así como no se podría decir vida de Cielo si no me tuvieran en
ellos como vida propia, y si faltara aun una pequeña partecita de mi Vida en
ellos no sería ni completa ni perfecta su felicidad, así quien vive en mi
Querer no sería ni plena ni perfecta mi Voluntad en ella, porque faltaría mi
Vida real que emite esta Voluntad. Es verdad que son todos prodigios de mi
Amor, es más, el prodigio de los prodigios, que hasta ahora mi Querer haretenido en Él y que ahora quiere hacerlo salir para alcanzar la finalidad
primaria de la creación del hombre. Por eso mi primera Vida real la quiero
formar en ti."
Yo al oír esto he dicho: "¡Ay! amor mío, Jesús, a pesar de todo esto
me siento tan mal por todas estas circunstancias, y Tú lo sabes; es verdad
que esto me sirve para abandonarme más en tus brazos y pedirte a Ti lo que
no me dan, pero con todo y esto siento un hálito de turbación que turba la
paz de mi alma, ¿y Tú dices que quieres formar Vida real en mí? ¡Oh, cuán
lejana estoy de eso!"
Y Jesús de nuevo: "Hija, no te preocupes por eso; lo que quiero es
que tú no pongas nada de lo tuyo y que obedezcas por cuanto puedas. Se
sabe que todas las demás santidades, esto es, la de la obediencia y de las
otras virtudes no están exentas de pequeñeces, de turbaciones, de contiendas
y de pérdida de tiempo que impiden formar un hermoso sol, a lo más forman
una pequeña estrella; sólo la santidad de mi Querer es la que está exenta de
estas miserias. Y además, mi Voluntad encierra todos los Sacramentos y los
efectos de ellos; por eso abandónate del todo en mi Voluntad, hazla toda
tuya y recibirás los efectos de la absolución o de alguna otra cosa que te
fuera negada. Por eso te recomiendo que no pierdas tiempo, pues con
perderlo vienes a obstaculizar mi Vida real que estoy formando en ti."
Noviembre 8, 1923
Así como Jesús al venir a la tierra abolió y perfeccionó las
leyes antiguas para establecer las nuevas, así ahora con
la santidad del Fiat Voluntas Tua.
Las privaciones de Jesús continúan, a lo más viene como relámpago
fugitivo, que mientras parece que quiera hacer luz, se queda uno más a
oscuras que antes. Ahora, mientras nadaba en la amargura de su privación,
mi dulce Jesús se hacía ver en mi interior todo ocupado en escribir, no con
pluma sino con su dedo, que enviando rayos de luz, le servía esa luz como
pluma para escribir en el fondo de mi alma; yo le quería decir quién sabe
cuántas cosas de mi pobre alma, pero Él, llevándose el dedo a la boca me
hacía comprender que me callara, que no quería ser distraído. Entonces,
después de que ha terminado me ha dicho:
"Hija de mi Supremo Querer, estoy escribiendo en tu alma la Ley de
mi Voluntad y el bien que Ella lleva. Primero quiero escribirla en tu alma y
luego poco a poco te la explicaré."
Y Yo: "Mi Jesús, quiero decirte el estado de mi alma, ¡oh! cómo me
siento mal, dime, ¿por qué me dejas? ¿Qué debería hacer para no perderte?"
Y Jesús: "No te aflijas hija mía. Tú debes saber que cuando vine a la
tierra, vine a abolir las leyes antiguas, otras a perfeccionarlas, pero a pesar
de abolirlas no me exenté de observar aquellas leyes, es más, las observé en
el modo más perfecto, como no lo hacían los demás, pero debiendo unir en
Mí lo antiguo y lo nuevo, quise observarlas para dar cumplimiento a las
leyes antiguas, poniéndoles el sello de la abolición y dar principio a la ley
nueva que vine a establecer sobre la tierra, ley de gracia y de amor, en la
cual encerraba todos los sacrificios en Mí, debiendo ser Yo el verdadero y el
único sacrificado, por eso todos los demás sacrificios no eran más
necesarios, porque siendo Yo hombre y Dios, era más que suficiente para
satisfacer por todos.
Ahora querida hija mía, queriendo hacer de ti una imagen más perfecta
de Mí y dar principio a una santidad tan noble y divina, cual es el Fiat
Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra, quiero concentrar en ti todos
los estados de ánimo que han habido hasta ahora en el camino de la santidad,
y a medida que los pasas y los sufres, haciéndolo en mi Querer, Yo les doy
el cumplimiento, los corono y embelleciéndolos les pongo el sello. Todo
debe terminar en mi Voluntad, y donde las otras santidades terminan, la
santidad de mi Querer siendo noble y divina, las tiene por escabel a todas y
da a ella su principio; por eso déjame hacer, hazme repetir mi Vida y lo que
hice en la Redención con mucho amor, ahora con más amor quiero repetirlo
en ti, para dar principio a que mi Voluntad, sus leyes, sean conocidas, pero
quiero tu querer unido y perdido en el Mío."
Noviembre 10, 1923
Cómo es bella la pequeñez. El Señor obra las cosas más grandes con
los pequeños: Para la Redención se sirvió de la pequeñez de la
Santísima Virgen, y para el Fiat Voluntas Tua de la pequeñez de Luisa.
Estaba abandonándome en los brazos de mi dulce Jesús, y mientras
oraba veía a mi pobre alma pequeña, pequeña, pero de una pequeñez
extrema y pensaba entre mí: "Cómo soy pequeña, tenía razón Jesús en
decirme que yo era la más pequeña de todos; quisiera verdaderamente saber
si entre todos yo soy la más pequeña." Ahora, mientras esto pensaba, mi
siempre amable Jesús moviéndose en mi interior, me hacía ver que tomaba
en sus brazos a esta pequeña y se la estrechaba fuerte a su corazón y ella se
dejaba hacer lo que Jesús quería, y me ha dicho:
"Mi querida pequeñita, te he escogido pequeña porque los pequeños se
dejan hacer lo que se quiere, no caminan por sí mismos sino que se hacen
conducir, es más, tienen miedo de dar un paso por sí solos; si reciben dones,
sintiéndose incapaces de custodiarlos los depositan en el regazo de la mamá;
los pequeños están despojados de todo, no se ocupan de si son ricos o
pobres, no se preocupan de nada. ¡Oh! cómo es bella la edad infantil, llena
de gracia, de belleza y de frescura. Por eso, por cuanto más grande es la
obra que quiero realizar en un alma, tanto más pequeña la escojo, me gusta
mucho la frescura y la belleza infantil, me gusta tanto que la conservo en la
pequeñez de la nada, de donde ha salido, nada de propio hago entrar en ella
para no hacerle perder su pequeñez y así conservarle la frescura y la belleza
divina, de donde ha salido."
Entonces yo al oír esto he dicho: "Jesús, amor mío, me parece que soy
tan mala, y por eso soy tan pequeña, mientras que Tú dices que me amas
mucho porque soy pequeña, ¿cómo puede ser?"
Y Jesús de nuevo: "Pequeñita mía, en los verdaderos pequeños no
puede entrar la maldad, ¿sabes tú cuándo comienza a entrar el mal, el
crecimiento? Cuando comienza a entrar el propio querer, a medida que éste
entra, la criatura comienza a llenarse y a vivir de sí misma y el Todo sale de
la pequeñez de la criatura, y a ella le parece que su pequeñez se engrandece,
pero grandeza de llorar, no viviendo Dios del todo en ella se aparta de su
principio, deshonra su origen, pierde la luz, la belleza, la santidad, la
frescura de su Creador, parece que crece ante sí misma y quizá ante los
hombres, pero ante Mí, ¡oh! cómo decrece, tal vez se hará grande, pero no
será jamás mi pequeña predilecta, a la cual, llevado de amor hacia ella
porque se conserva como la he creado, la lleno de Mí y la hago la más
grande, a la cual ninguno podrá igualar. Esto hice con mi Mamá Celestial;
entre todas las generaciones Ella es la más pequeña, porque no entró jamás
su querer, como obrante en Ella, sino siempre mi Querer eterno, y esto no
sólo la conservó pequeña, bella, fresca, como había salido de Nosotros, sino
que la hizo la más grande de todos. ¡Oh! cómo era bella, pequeña por sí
misma, grande, superior a todos en virtud nuestra, y fue sólo por su
pequeñez por lo que fue elevada hasta la altura de Madre de Aquél que la
formó. Así que como ves, todo el bien del hombre es hacer mi Voluntad,
todo el mal es hacer la suya; por esto para venir a redimir al hombre elegí a
mi Madre por pequeña; y por medio suyo me serví de Ella como canal para
hacer descender sobre el género humano todos los bienes y los frutos de la
Redención.
Ahora, para hacer que mi Querer sea conocido, para abrir el Cielo y
hacer descender mi Querer sobre la tierra y hacerlo reinar como en el Cielo,
debía escoger otra pequeña entre todas las generaciones. Siendo la obra más
grande que quiero hacer: ‘La reintegración del hombre a su principio de
donde salió.’ Abrirle aquel Querer Divino que él rechazó, abrirle los brazos
para recibirlo de nuevo en el seno de mi Voluntad, mi Infinita Sabiduría
llama de la nada a la más pequeña. Era justo que fuera pequeña, si a una
pequeña puse a la cabeza de la Redención, a otra pequeña debía poner a la
cabeza del Fiat Voluntas Tua como en el Cielo en la tierra. Entre estas dos
pequeñas debía encerrar la finalidad de la creación del hombre, debía
realizar mis designios sobre él; por medio de Una debía redimirlo, lavarlo
con mi sangre de sus fealdades, darle el perdón; por medio de la otra debía
hacerlo regresar a su principio, a su origen, a la nobleza perdida, a los
vínculos de mi Voluntad por él destrozados, admitirlo de nuevo a la sonrisa
de mi eterna Voluntad, a besarse juntas su voluntad con la mía y hacer vida
una en la otra; era ésta la única finalidad de la creación del hombre, y a lo
que Yo he establecido nadie podrá oponerse. Pasarán siglos y siglos como
en la Redención, así también en esto, pero el hombre regresará en mis brazos
como fue creado por Mí. Pero para hacer esto debo primero elegir a quien
debe ser la primera que haga vida en mi eterno Querer, vincular en ella todas
las relaciones de la Creación, vivir con ella sin ninguna ruptura de voluntad,
más bien la suya y la Nuestra siendo una sola, por eso la necesidad de que
sea la más pequeña que Nosotros hayamos hecho salir en la Creación, para
que viéndose tan pequeña huya de su querer, es más, lo ate tan
estrechamente al nuestro para no hacer jamás el suyo, y si bien pequeña viva
junto con Nosotros con aquel mismo aliento con el que creamos al hombre.
Nuestro Querer la conserva fresca, bella, y ella forma nuestra sonrisa,
nuestro entretenimiento, y hacemos de ella lo que queremos. ¡Oh! cómo ella
es feliz, y gozando de su pequeñez y de su feliz suerte llorará por sus
hermanos, y de nada más se ocupará que de rehacernos por todos y por cada
uno, por todas las ofensas que nos hacen con sustraerse de nuestra Voluntad.
Las lágrimas de quien vive en nuestro Querer serán potentes, mucho más
que ella no quiere sino lo que Nosotros queremos, y por medio suyo
abriremos junto al primer canal de la Redención, el segundo del Fiat
Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra."
Entonces yo al oír esto he dicho: "Amor mío y todo mío, dime ¿quién
será esta pequeña afortunada? ¡Oh, cómo quisiera conocerla!"
Y Él rápidamente: "¡Cómo! ¿No has entendido quién es? Eres tú mi
pequeñita, te lo he dicho tantas veces que eres la pequeña, y por eso te amo."
Pero mientras esto decía me he sentido como transportar fuera de mí
misma en una luz purísima, en la cual se veían todas las generaciones
divididas como en dos alas, una a la derecha y otra a la izquierda del trono
de Dios. A la cabeza de una ala estaba la Augusta Reina Mamá, de la cual
descendían todos los bienes de la Redención, ¡oh! cómo era bella su
pequeñez, pequeñez maravillosa, prodigiosa, pequeña y potente, pequeña y
grande, pequeña y Reina, pequeña y de su pequeñez ver depender a todos,
disponer de todo, imperar sobre todos, y sólo porque pequeña envolver al
Verbo en su pequeñez y hacerlo descender del Cielo a la tierra para hacerlo
morir por amor de los hombres. En la otra ala se veía a la cabeza a otra
pequeña, – lo digo temblando y sólo por obedecer – era aquélla que Jesús
había llamado su pequeña hija del Divino Querer, y mi dulce Jesús
poniéndose en medio de estas dos alas, entre las dos pequeñas que estaban a
la cabeza, ha tomado con una de sus manos la mía y con la otra la de la
Reina Madre y las ha unido juntas una y otra diciendo:
"Mis pequeñas hijas, daos la mano ante nuestro trono, abrazad entre
vuestros pequeños brazos a la Eterna y Divina Majestad; solamente a
vosotras es dado, por ser pequeñas, abrazar al Eterno, al Infinito y entrar
dentro de Él, y si la primera Pequeña arrancó al Amor del Eterno la
Redención, así la segunda, dando la mano a la primera, sea por Ella ayudada
para arrancar al eterno Amor el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la
tierra."
¿Quién puede decir lo que sucedió? Yo no tengo palabras para
saberme explicar, sólo sé decir que he quedado más humillada y confundida,
y casi como una niña caprichosa quería a mi Jesús para decirle mis temores,
mis dudas y oraba para que alejase de mí todas estas cosas, que el sólo
pensarlas temía que fuera una refinada soberbia, y me diera la gracia de
amarlo de verdad y cumplir en todo su Santísimo Querer. Entonces mi
siempre amable Jesús regresando de nuevo se hacía ver dentro de mí, y mi
persona servía como para cubrirlo dentro de mí y sin dejarme hablar me ha
dicho:
"Pobre pequeña mía, ¿de qué temes? Ten valor, soy Yo quien haré
todo en mi pequeña hija, tú no harás otra cosa que seguirme fielmente, ¿no
es verdad? Tú tienes razón en que eres demasiado pequeña y no puedes
nada, pero Yo haré todo en ti, ¿no ves cómo estoy en ti, y tú no eres otra
cosa que la sombra que me cubre? Soy Yo que navegaré en ti los eternos e
interminables confines de mi Querer; Yo que abrazaré todas las
generaciones para llevarlas junto con tu sombra a los pies del Eterno, a fin
de que las dos voluntades, la humana y la Divina se besen juntas, se sonrían
y no más se vean entre ellas como extrañas, divididas y con ceño fruncido,
sino que una se funda en la otra y se forme una sola. Es la Potencia de tu
Jesús que esto debe hacer, tú no debes hacer otra cosa que adherirte. Lo sé,
lo sé, sé que tú eres nada y puedes nada, por eso te afliges, pero es la
Potencia de mi brazo que quiere y puede obrar, y me agrada obrar cosas
grandes en los más pequeños. Y además, la Vida de mi Voluntad ya ha
estado sobre la tierra, no es del todo nueva, si bien fue como de pasada;
estuvo en mi inseparable y querida Mamá; si la Vida de mi Voluntad no
hubiera estado en Ella, Yo, Verbo Eterno, no habría podido descender del
Cielo, me habría faltado el camino para descender, la estancia donde entrar,
la Humanidad para cubrir mi Divinidad, el alimento para nutrirme, me
habría faltado todo, porque todas las demás cosas no son convenientes ni
apropiadas para Mí. En cambio, con encontrar mi Voluntad en mi querida
Mamá, Yo encontraba el mismo Cielo, mis alegrías, mis contentos; a lo más
hice cambio de habitación, del Cielo a la tierra, pero de todo lo demás nada
cambió, lo que tenía en el Cielo, en virtud de mi Voluntad poseída por Ella
lo encontraba en la tierra, y por eso con todo amor ahí descendí a tomar en
Ella humana carne. Después mi Voluntad hizo Vida sobre la tierra en mi
Humanidad, en virtud de la cual hice la Redención, no sólo eso, sino que en
virtud de mi Voluntad me extendí sobre todo el obrar de las generaciones
humanas, sellándolo con mis actos divinos e impetré de mi Celestial Padre
no sólo redimir al hombre, sino que a su tiempo entrara en la gracia de
nuestra Voluntad, como cuando fue creado, para vivir según la finalidad
querida por Nosotros, que una fuera la Voluntad del Cielo con la de la tierra.
Por tanto, ya todo fue hecho por Mí, el plano de la Redención y el del Fiat
Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra, no habría sido obra digna de
Mí si no hubiera rehabilitado en todo al hombre como fue creado, habría
sido una obra a la mitad, no entera, y tu Jesús no sabe hacer obras
incompletas, a lo más espero siglos para dar el bien completo preparado por
Mí. Entonces, ¿no quieres estar junto conmigo para dar al hombre la obra
que Yo completé con mi venida a la tierra? Por eso sé atenta y fiel, no
temas, te tendré siempre pequeña para poder completar mayormente mis
designios sobre ti."
Noviembre 15, 1923
Los bienes que contiene la Divina Voluntad están suspendidos.
Fiesta delDivino Querer. Trabajo de la Reina del Cielo
y trabajo de la pequeña hija del Divino Querer.
Cómo era necesario primero la Redención.
Me sentía como abismada en el Santo Querer de Dios, y me parecía
que en mi interior mi dulce Jesús se deleitaba mucho en mandarme luz, y yo
me sentía como eclipsada en aquella luz. Mi mente la sentía llenar tanto,
que no podía contenerla, tanto que he dicho: "Jesús, corazón mío, ¿no sabes
que soy pequeña? No puedo contener lo que Tú quieres poner en mi
inteligencia."
Y Jesús: "Pequeña hija mía, no temas, tu Jesús te hará beber esta luz
de sorbo en sorbo, a fin de que puedas recibirla y comprenderla. ¿Sabes tú
qué significa esta luz? Es la Luz de mi Voluntad; es esa Voluntad Divina
rechazada por las otras criaturas, que queriendo venir a reinar sobre la tierra
quiere encontrar quién la reciba, quién la comprenda, quién la ame. Para
venir a reinar quiere encontrar un alma pequeña que se ofrezca a recibir
todos los actos que la Suprema Voluntad había destinado para cada una de
las criaturas, para hacerlas felices y santas y para darles los bienes que Ella
contiene. Ahora, esta felicidad, santidad y bienes que la eterna Voluntad
puso fuera para comunicarlos a la criatura, así como puso fuera toda la
Creación, también están fuera y suspendidos, y si no encuentra quien los
reciba para darle todos los homenajes, honores y el cortejo que las otras
criaturas no le han dado, no puede venir a reinar sobre la tierra. Entonces, tu
tarea es abrazar todas las generaciones para recibir todos los actos de la
Suprema Voluntad que las criaturas han rechazado, junto con todos los
bienes que Ella contiene; si no haces esto, mi eterno Querer no se puede
poner en fiesta para venir a reinar, tendrá las lágrimas del dolor pasado, pues
ingratamente fue rechazado, y quien llora no reina, por eso quiere que los
actos de su Querer destinados para cada criatura tengan una reparación, no
sólo eso, sino que con amor se quiera recibir su felicidad y lo que Ella
contiene."
Y yo: "Jesús, amor mío, ¿cómo puedo hacer esto? Soy demasiado
pequeña y también mala, y Tú lo sabes; es más, temo que no pueda hacerlo
ni siquiera por mí misma, ¿cómo podré hacerlo por los demás?"
Y Él de nuevo: "Precisamente por esto te he escogido y te conservo
pequeña, para hacer que nada hagas por ti sola, sino siempre junto conmigo.
Lo sé también Yo, que como pequeña no eres buena para nada, a lo más para
hacerme sonreír con tus naderías, por eso tu Jesús pensará en todo. Esto es
necesario, así como fue necesario que para venir a cumplir la Redención,
una pequeña hija nuestra, cual fue mi Mamá, tomase por su tarea recibir en
Ella todos los actos de nuestra Voluntad rechazados por las criaturas, los
hizo suyos, los acogió con decoro, los amó, los reparó, los correspondió
tanto, de llenar todos sus confines, por cuanto a criatura es posible.
Entonces la Divinidad, cuando vio en esta pequeña su Voluntad reintegrada
por la Creación, no sólo por Ella sino por todas las demás, se sintió tan
atraída, que a sus tantos actos de Voluntad por la Creación, emitió el acto
más grande, más sublime, más prodigioso: ‘Que esta pequeña fuese aquélla
que debía ser elevada a la sola y única dignidad de Madre de su mismo
Creador.’ Jamás habría podido Yo, Verbo Eterno, descender del Cielo si no
hubiera encontrado en Ella mi Voluntad reintegrada, tal como había sido
querido por Nosotros que existiera en la criatura. ¿Cuál fue entonces la
causa que me hizo venir sobre la tierra? Mi Voluntad existente en una
pequeña criatura. Qué me importaba a Mí que fuese pequeña, lo que me
interesaba es que mi Voluntad estuviera a salvo en Ella, sin ninguna rotura
por parte de su voluntad humana; salvada la nuestra, todos nuestros derechos
eran restituidos, la criatura se ponía en orden a su Creador y el Creador
quedaba en orden a la criatura. La finalidad de la Creación ya estaba
realizada, entonces fuimos a los hechos, que el Verbo se hiciera carne,
primero para redimir al hombre, y después que nuestra Voluntad se hiciera
como en el Cielo así en la tierra. ¡Ah! sí, fue mi Mamá que tomando en Sí
toda nuestra Voluntad puesta fuera para bien de la Creación, flechó a la
Divinidad con flechas divinas, de modo que herida por nuestras mismas
flechas, como imán potente atrajo al Verbo en su seno. Nada sabemos negar
a quien posee nuestra Voluntad; mira entonces la necesidad que para dar
cumplimiento a aquel Fiat que vine a traer a la tierra, que sólo por mi Mamá
fue comprendido y acogido, y por eso no hubo división entre Mí y Ella,
quiero otra criatura que se ofrezca a recibir en ella todos los actos de mi
Voluntad que puse fuera en la Creación; la Divinidad quiere ser herida de
nuevo con sus mismos dardos para dar a las generaciones este gran bien, que
mi Voluntad reine en ellas; siendo la cosa más grande que quiere dar, esto
es, el verdadero origen del hombre, no basta una voluntad humana para
impetrarla, mucho menos para herirla, sino que se necesita una Voluntad
Divina, con la cual el alma, llenándose de Ella, hiera a su Creador con sus
mismas flechas, para que, herido, abra los Cielos y haga descender su Querer
sobre la tierra; y mucho más, pues así encontrará su noble cortejo, todos los
actos de su Voluntad formados en la criatura que le ha arrancado el acto
solemne, que su Voluntad venga a reinar sobre la tierra con su completo
triunfo."
Entonces yo al oír esto le he dicho: "Mi amado bien, tu hablar me
confunde, es más, me aniquila tanto que me siento una pequeña recién
nacida que no habiendo formado bien los miembros es necesario fajarla, y
mientras me son necesarias las fajas para formarme, Tú quieres desfajarme,
¿y para hacer qué? Para hacerme extender mis infantiles manitas y hacerme
abrazar tu eterna Voluntad. Mi Jesús, ¿no ves? No llego, no puedo
abarcarla, soy demasiado pequeña, y además, si tanto te agrada que tu
Querer reine sobre la tierra, ¿por qué has esperado tanto tiempo, y por qué
Tú mismo cuando viniste a la tierra no hiciste una cosa y otra, esto es, la
Redención y el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra? Tú
tenías los brazos fuertes y largos para abrazar tu interminable Voluntad;
mira, mira ¡oh! Jesús, los míos son débiles, cortos, ¿cómo puedo hacerlo?"
Y Él de nuevo: "Pobre bebita, tienes razón, mi hablar te confunde, la
Luz de mi Voluntad te eclipsa y te hace la verdadera recién nacida de la
Suprema Voluntad; ven entre mis brazos, te fajaré con las fajas de mi misma
Voluntad a fin de que refuerces tus miembros con su fuerza, así te será fácil
estrechar en tus pequeños brazos aquel eterno Querer que con tanto amor
quiere venir a reinar en ti."
Entonces yo me he arrojado en sus brazos para hacerme hacer lo que
Jesús quería; y después de nuevo ha agregado:
"Podía Yo muy bien hacer una y otra cosa cuando vine a la tierra, pero
la criatura no es capaz de recibir todo junto el obrar de su Creador, y Yo
mismo me complazco en dar siempre nuevas sorpresas de amor; y además la
criatura había profanado su gusto con su voluntad, había apestado el aliento
de su alma con tantas suciedades, de darme asco, había llegado a tanto que
tomaba gusto de las cosas más repugnantes, hasta hacer correr sobre las tres
potencias del alma un líquido purulento, de no reconocer más su nobleza.
Entonces, debía primero con mi Redención pensar en todo esto, darle todos
los remedios, a estos males darles el baño de mi Sangre para lavarlos. Si Yo
hubiese querido hacer una cosa y la otra, estando el hombre muy sucio,
ciego y sordo, tal como lo había hecho el querer humano, no habría tenido
los ojos de la inteligencia para comprender, oídos para escuchar, corazón
para recibirla, y mi Voluntad no comprendida, ni encontrando lugar donde
morar, habría tomado de nuevo el camino para el Cielo, por eso era
necesario que primero el hombre comprendiera los bienes de la Redención,
para disponerse a comprender el bien del Fiat Voluntas Tua como en el
Cielo así en la tierra. Y esto habría sucedido también para ti, si al principio
cuando comencé a hablarte te hubiera hablado de mi Voluntad, tú no me
habrías entendido, habría hecho como un maestro que en lugar de enseñar al
discípulo las primeras letras del alfabeto, quisiera enseñarle las ciencias, las
lenguas extranjeras, pobre muchacho, se confundiría y no aprendería jamás
nada; en cambio quise hablarte del sufrir, de las virtudes, cosas más
adaptadas, más palpables a la naturaleza humana y que se pueden llamar el
alfabeto de la vida cristiana, el lenguaje del exilio y de aquellos que aspiran
a la patria celestial, en cambio mi Voluntad es el lenguaje del Cielo, y
principia donde las demás ciencias y virtudes terminan; Ella es Reina que
domina todo y corona a todos, de modo que ante la Santidad de mi Voluntad
todas las demás virtudes empequeñecen y tiemblan; es por esto por lo que
primero quise hacerte de maestro del alfabeto, para disponer tu inteligencia y
luego pasar a hacerte de maestro celestial y Divino, que sólo se ocupa del
lenguaje de la patria y de la ciencia más alta que contiene mi Voluntad;
debía primero quitarte el gusto de todo, porque la voluntad humana tiene
este veneno, de hacer perder el gusto de la Voluntad Divina. En todas las
cosas creadas, habiendo salido de Mí, Yo puse en ellas un gusto divino, y el
alma con hacer su voluntad, aun en las cosas santas no encuentra este gusto,
y Yo para hacerte gustar sólo mi Voluntad, estoy atento a no hacerte gustar
nada, a fin de que pueda disponerte para darte lecciones más sublimes sobre
mi Voluntad. Si esto era necesario para ti, mucho más para toda la Iglesia, a
la cual debía hacer conocer primero las cosas inferiores y luego la más
superior de todas, cual es mi Voluntad."
Noviembre 20, 1923
Temores de Luisa. La voluntad humana pone al alma en
la pendiente del mal, la Divina en cambio hace resurgir todo.
Sentía temor sobre lo que escribo y pensaba entre mí: "¿Cuál no será
mi confusión en el día del juicio, si en vez de ser mi Jesús el que me habla
fuera una fantasía mía, o bien el enemigo infernal? Mi Jesús, me siento
morir con sólo pensarlo, y Tú sabes el gran rechazo que siento al escribir; si
no fuera por la bendita obediencia no habría escrito ni siquiera una palabra."
Y sentía tal confusión, que si hubiera estado en mi poder hubiera quemado
todo.
Ahora, mientras me encontraba en este estado, mi siempre adorable
Jesús ha salido de dentro de mi interior como pequeño niño, y poniendo su
cabecita sobre mi hombro se estrechaba a mi cara y me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué temes? Tú no debes afligirte por los
pensamientos, sino por los hechos. ¿No es verdad acaso que tu voluntad,
abrazando la mía, quiere encontrar a todos para vincularlos con la mía, para
reanudar todas las relaciones rotas entre la voluntad humana y la Divina,
ofreciéndote a defender y excusar a las criaturas y a reparar al Creador?
Esto ciertamente es un hecho en ti; ¿no es cierto que juraste querer vivir en
mi Querer, pronunciando un sí? ¡Ah! ese sí te es cadena que te tiene atada
en mi Voluntad, y gustando de Ella te hace aborrecer hasta la sombra de la
tuya, esto es un hecho, y además, tantas otras cosas que tú sabes. Si tú
escribieras y no existiera en ti la vida, los hechos de lo que escribes,
entonces habrías podido temer y Yo no te hubiera dado ni fuerza, ni luz, ni
asistencia, más bien te habría disminuido y no habrías podido seguir
adelante, por eso cálmate y continúa viviendo como empastada en mi
Voluntad, a fin de que ensanches los confines de tu voluntad humana en la
mía. Mira, también mi Humanidad fue pequeña y fue creciendo como
empastada con la Divina Voluntad, de modo que conforme crecía, así mi
voluntad humana viviendo junto con la Divina, ensanchaba sus confines en
la del Eterno y preparaba la Redención y el Fiat Voluntas Tua como en el
Cielo así en la tierra. ¿Y tú no quieres seguir mi crecimiento y tu vuelo en
mi Voluntad? Mi Voluntad no sólo es vida, sino es aire del alma, y si falta
el aire a la vida, la naturaleza comienza a declinar; el respiro es dificultoso,
el corazón es obstruido en su latir, la circulación de la sangre es irregular, la
inteligencia queda aturdida, el ojo casi ciego, la voz apagada, las fuerzas
perdidas; ¿qué cosa es lo que provoca tanto desorden en la vida humana? La
falta del aire; así que un aire balsámico puede restituir el orden, el vigor a la
naturaleza. Y esto lo hace la propia voluntad, que como aire malo pone el
desorden, la irregularidad, la debilidad y la declinación a lo que es bien en el
alma, y si no se ayuda con el aire celestial de mi Voluntad, que todo hace
resurgir, fortifica, ordena, santifica, la vida humana será una vida casi
muerta, desordenada y en el declive del mal."
Noviembre 24, 1923
La historia doliente de la Divina Voluntad. Así como la Virgen para la
obra de la Redención hizo suyos todos los actos de la Divina Voluntad
y preparó el alimento a sus hijos, también Luisa debe hacerlo
para la obra del Fiat Voluntas Tua.
Estaba haciendo la hora de la Pasión en la que mi Mamá Dolorosa
recibió en sus brazos a su Hijo muerto y lo depositó en el sepulcro, y en mi
interior decía: "Mamá mía, junto con Jesús pongo en tus brazos todas las
almas, a fin de que a todas las reconozcas como hijas tuyas y una por una las
escribas en tu corazón y las pongas en las llagas de Jesús; son hijas de tu
dolor inmenso y esto basta para que las reconozcas y las ames; y quiero
poner todas las generaciones en la Voluntad Suprema, a fin de que ninguna
falte, y a nombre de todas te doy consuelos, compadecimientos y alivios
divinos." Ahora, mientras esto decía, mi dulce Jesús se ha movido en mi
interior y me ha dicho:
"Hija mía, si supieras cuál fue el alimento con el que alimentó a todos
estos hijos mi doliente Mamá."
Y yo: "¿Cuál fue, oh mi Jesús?"
Y Él de nuevo: "Como tú eres mi pequeñita, elegida por Mí para la
misión de mi Querer y vives en aquel Fiat en el cual fuiste creada, quiero
hacerte saber la historia de mi eterno Querer, sus alegrías y sus dolores, sus
efectos, su valor inmenso, lo que hizo, lo que recibió, y quién tomó a
corazón su defensa. Los pequeños son más atentos a escucharme porque no
tienen la mente llena de otras cosas, están como en ayunas de todo, y si se
les quiere dar otro alimento sienten asco, porque siendo pequeños están
habituados a tomar sólo la leche de mi Voluntad, que más que madre
amorosa los tiene pegados a su divino pecho para alimentarlos
abundantemente, y ellos están con sus boquitas abiertas para esperar la leche
de mis enseñanzas, y Yo me divierto mucho; ¡oh, cómo es bello verlos ahora
sonreír, ahora alegrarse y ahora llorar al oírme narrar la historia de mi
Voluntad! El origen de mi Voluntad es eterno, jamás entró el dolor en Ella;
entre las Divinas Personas esta Voluntad estaba en suma concordia, es más,
era una sola; en cada acto que emitía fuera, tanto ad intra cuanto ad extra,
nos daba infinitas alegrías, nuevos contentos, felicidad inmensa, y cuando
quisimos poner fuera la máquina de la Creación, ¿cuánta gloria, cuántas
armonías y honor no nos dio? En cuanto brotó el Fiat, este Fiat difundió
nuestra Belleza, nuestra Luz, nuestra Potencia, el orden, la armonía, el
Amor, la Santidad, todo, y Nosotros quedamos glorificados por las mismas
virtudes nuestras, viendo por medio de nuestro Fiat el florecimiento de
nuestra Divinidad reflejada en todo el universo. Nuestro Querer no se
detuvo, henchido de amor como estaba quiso crear al hombre, y tú sabes la
historia de él, por eso sigo adelante. ¡Ah! fue precisamente él quien llevó el
primer dolor a mi Querer, trató de amargar a Aquél que tanto lo amaba, que
lo había hecho feliz. Mi Querer lloró más que una tierna madre, lloró a su
hijo lisiado y ciego sólo porque se ha sustraído de la Voluntad de la madre.
Mi Querer quería ser el primero en obrar en el hombre, no para otra cosa
sino para darle nuevas sorpresas de amor, de alegrías, de felicidad, de luz, de
riquezas; quería siempre dar, he aquí el por qué quería obrar, pero el hombre
quiso hacer su voluntad y rompió con la Divina; ¡jamás lo hubiese hecho!
Mi Querer se retiró y él se precipitó en el abismo de todos los males. Ahora,
para volver a anudar a estas dos voluntades, se necesitaba Uno que
contuviera en Sí una Voluntad Divina, y por eso Yo, Verbo Eterno, amando
con un amor eterno a este hombre, decretamos entre las Divinas Personas
que tomara carne humana para venir a salvarlo y volver a unir las dos
voluntades separadas. ¿Pero dónde descender? ¿Quién debía ser Aquélla
que debía prestar su carne a su Creador? He aquí por qué elegimos una
criatura, y en virtud de los méritos previstos del futuro Redentor fue
exentada de la culpa de origen, su querer y el Nuestro fueron uno solo, fue
esta celestial criatura la que comprendió la historia de nuestra Voluntad.
Nosotros, como a pequeñita, todo le narramos: El dolor de nuestro Querer y
cómo el hombre ingrato, con el romper su voluntad con la nuestra había
encerrado nuestro Querer en el cerco Divino, como obstruyéndolo en sus
designios, impidiendo que pudiera comunicarle sus bienes y la finalidad para
la que había sido creado. Para Nosotros el dar es hacernos felices y hacer
feliz a quien de Nosotros recibe; es enriquecer sin Nosotros empobrecer; es
dar lo que Nosotros somos por naturaleza, y formarlo en la criatura por
gracia; es salir de Nosotros para dar lo que poseemos; con el dar, nuestro
Amor se desahoga, nuestro Querer hace fiesta; ¿si no debíamos dar, para qué
formar la Creación? Así que el sólo no poder dar a nuestros hijos, a nuestras
amadas imágenes, era como un luto para nuestra Suprema Voluntad; sólo
con ver al hombre obrar, hablar, caminar, sin la conexión con nuestro
Querer, porque él la había destrozado, y que debían correr hacia él si estaba
con Nosotros corrientes de gracias, de luz, de santidad, de ciencia, etc., y no
pudiéndolo hacer, nuestro Querer se ponía en actitud de dolor, en cada acto
de criatura era un dolor, porque veíamos aquel acto vacío de valor divino,
privado de belleza y de santidad, todo desemejante de nuestros actos. ¡Oh!
cómo comprendió la Celestial Pequeña este nuestro sumo dolor y el gran
mal del hombre al sustraerse de Nuestro Querer, ¡oh! cuántas veces Ella
lloró ardientes lágrimas por nuestro dolor y por la gran desventura del
hombre, y por eso Ella, temiendo, no quiso conceder ni siquiera un acto de
vida a su voluntad, por eso se mantuvo pequeña, porque su querer no tuvo
vida en Ella, ¿cómo podía hacerse grande? Pero lo que no hizo Ella lo hizo
nuestro Querer, la hizo crecer toda bella, santa, divina, la enriqueció tanto
que la hizo la más grande de todos; era un prodigio de nuestro Querer,
prodigio de gracia, de belleza, de santidad, pero Ella se mantuvo siempre
pequeña, tanto que no descendía jamás de nuestro brazos; y tomando a
pecho nuestra defensa correspondió a todos los actos dolientes del Supremo
Querer, y no sólo estaba Ella toda en orden a nuestra Voluntad, sino que
hizo suyos todos los actos de las criaturas, y absorbiendo en Sí toda nuestra
Voluntad rechazada por ellas la reparó, la amó, y teniéndola como en
depósito en su corazón virginal, preparó el alimento de nuestra Voluntad a
todas las criaturas. ¿Ves entonces con qué alimento nutre a sus hijos esta
Madre amantísima? Le costó toda su vida, penas inauditas, la misma Vida
de su Hijo, para hacer en Ella el depósito abundante de este alimento de mi
Voluntad, para tenerlo dispuesto para alimentar a todos sus hijos cual Madre
tierna y amorosa; Ella no podía amar más a sus hijos, con darles este
alimento su amor había llegado al último grado, así que entre tantos títulos
que Ella tiene, el más bello título que a Ella se le podría dar es el de Madre y
Reina de la Voluntad Divina.
Ahora hija mía, si esto hizo mi Mamá por la obra de la Redención,
también tú para la obra del Fiat Voluntas Tua; tu voluntad no debe tener vida
en ti, y haciendo tuyos todos los actos de mi Voluntad en cada criatura, los
depositarás en ti, y mientras a nombre de todos darás la correspondencia a
mi Voluntad, formarás en ti todo el alimento necesario para alimentar a
todas las generaciones con el alimento de mi Voluntad. Cada dicho, cada
efecto, cada conocimiento de más de Ella, será un gusto de más que
encontrarán en este alimento, de manera que con avidez lo comerán; todo lo
que te digo sobre mi Querer servirá para excitar el apetito y para hacer que
ningún otro alimento tomen, aún a costa de cualquier sacrificio. Si se dijera
que un alimento es bueno, que restituye las fuerzas, que sana a los enfermos,
que contiene todos los gustos, es más, que da la vida, la embellece, la hace
feliz, ¿quién no haría cualquier sacrificio para tomar ese alimento? Así será
de mi Voluntad; para hacerla amar, desear, es necesario el conocimiento, por
eso sé atenta, recibe en ti este depósito de mi Querer, a fin de que cual
segunda madre prepares el alimento a nuestros hijos, así imitarás a mi
Mamá. Te costará también a ti, pero ante mi Voluntad cualquier sacrificio te
parecerá nada. Hazla de pequeña, no desciendas jamás de mis brazos y Yo
continuaré narrándote la historia de mi Voluntad."
Noviembre 28, 1923
La recién nacida de la Divina Voluntad. La cruz del Querer Divino
fue la más grande para Jesús. Cada acto opuesto de la voluntad
humana a la Divina era una cruz distinta para Jesús.
Me siento siempre abismada en el Santo Querer de mi Jesús y me
parecía ver mi pequeña alma como una niña recién nacida, que el bendito
Jesús hacía crecer en sus brazos con el aliento de su Querer, con un celo tal,
que no quería que nada viera, que nada sintiera, que nada tocara, y para
hacer que nada la distrajera la tenía absorta con el dulce encanto de sus
enseñanzas sobre su Santísima Voluntad; y la pequeña recién nacida crecía y
se nutría con el aliento del Querer de su Jesús, no sólo esto, sino me cubría
con muchas pequeñas cruces de luz, de modo que mirándome, me veía en
cada parte de mí misma impresa una cruz de luz, y Jesús se divertía, ahora
con multiplicar estas cruces y ahora con querer que estuviera fija, fija a
mirarlo para numerar todas sus palabras, que me servían de alimento y de
crecimiento. Entonces mi Jesús me ha dicho:
"La pequeña hija mía, mi recién nacida de la Divina Voluntad, mi
Querer te concibió, te hizo nacer y ahora con todo amor te hace crecer. ¿No
ves con cuánto amor te tengo en mis brazos y no permito que tomes otro
alimento que el aliento de mi Voluntad? Es la cosa más bella, más querida,
más preciosa que hasta ahora ha salido fuera en la Creación: la recién
nacida de mi Voluntad. Por eso te tendré custodiada con tal celo, que
ninguno debe tocar a mi recién nacida; mi Voluntad será todo para ti: ‘Te
será vida, alimento, vestido, ornamento y cruz’, porque siendo Ella la cosa
más grande, sería desdecible para tu Jesús hacer una mezcla de otras cosas
que no sean parto de nuestro Querer; por eso olvida todo, para hacer que
otras aguas no te circunden, ni dentro ni fuera, sino sólo el mar inmenso del
eterno Querer. Quiero en ti el honor, la nobleza, el decoro de verdadera hija
recién nacida de mi Voluntad."
Entonces, al oír esto, en lugar de alegrarme me sentía morir de
confusión y apenas he tenido el coraje de decir:
"Jesús, amor mío, soy pequeña, es verdad, lo veo yo misma, pero
también soy una pequeña mala, ¿sin embargo Tú dices todo esto? ¿Cómo
puede ser, acaso quieres burlarte? Sé que muchos te hacen llorar, y para
olvidar tu llanto quieres divertirte conmigo haciéndome estas burlas; y si
bien yo siento la confusión de tus burlas, hazlas, y haz que sea la burla de tu
Voluntad."
Y Jesús estrechándome más fuerte a Él ha continuado diciendo: "No,
no, tu Jesús no te burla; me divierto, sí, y la señal cierta de que lo que te digo
es verdad, son las cruces de luz con las cuales mi Querer te ha marcado.
Debes saber hija mía, que la cruz más grande, más larga, que nunca me dejó,
para mi Humanidad fue la Voluntad Divina. Es más, cada acto opuesto de
voluntad humana a la Divina era una cruz distinta que el Supremo Querer
imprimía en lo más íntimo de mi Humanidad, porque cuando la voluntad
humana se mueve en la tierra para obrar, la Divina se mueve desde el Cielo
para encontrarse con el querer humano y hacer de él uno solo con el Suyo,
para hacer correr torrentes de gracia, de luz, de santidad en aquel acto; y el
querer humano no recibiendo el encuentro con el Divino, se pone en guerra
con su Creador y rechaza a las regiones celestiales el bien, la luz, la santidad
que estaban por llover sobre él. Entonces el Querer Supremo, ofendido,
quería la correspondencia de Mí, y en cada acto de voluntad humana me
infligía una cruz, y si bien junto con la cruz recibía Yo todo el bien
rechazado por ellas, para tenerlo en depósito en Mí para cuando la criatura
estuviera dispuesta a recibir en sus actos el encuentro con la Divina, con
todo esto no pude eximirme de sentir el dolor intenso de tantas cruces. Mira
en mi interior cuántos millones de cruces contenía mi Humanidad, por eso
las cruces de mi Voluntad fueron incalculables, su dolor era infinito, y Yo
gemía bajo el peso de un dolor infinito; este dolor infinito tenía tal poder, de
darme la muerte a cada instante y darme cruz a cada acto opuesto de la
voluntad humana a la Divina. La cruz de mi Voluntad no es de madera, que
hace sentir el solo peso y el dolor, sino es cruz de luz y de fuego que arde y
consume y se imprime en modo de formar una sola cosa con la misma
naturaleza. Si Yo quisiera decirte la cruz que me dio la Voluntad Divina,
debería entrelazar todos los actos de las criaturas, hacértelos presentes y
hacerte tocar con la mano como mi Querer, queriendo justa satisfacción, me
infligía cruz sobre cruz. ¿No había sido acaso una voluntad humana la que
había ofendido y roto con la Divina? Entonces una Voluntad Divina debía
crucificar, adolorar mi naturaleza y voluntad humana; todo lo demás del
hombre se puede llamar superficial; la fuente, la raíz, la sustancia del bien o
del mal está en el fondo de la voluntad, por eso sólo la Voluntad Divina
podía hacerme expiar el mal de tantas voluntades humanas. He aquí por qué
te quiero a ti toda en mi Voluntad, para hacer conocer qué cosa ha hecho
esta Voluntad Divina, lo que me hizo sufrir y lo que quiere hacer; por eso
estás marcada con tantas cruces de luz, porque tu cruz ha sido mi Voluntad,
que todo ha cambiado en luz para disponerte a ser la verdadera recién nacida
de mi Voluntad, a la cual confiaré los secretos, las alegrías, los dolores de
Ella, como a hija fiel, que uniéndose a mis actos, abra los Cielos para hacerla
descender a la tierra y hacerla conocer, recibir y amar."
Diciembre 4, 1923
Luisa no quiere ser conocida y Jesús le
habla de la necesidad de este conocimiento.
Estaba pensando en lo que escribo acerca del Santísimo Querer de mi
dulce Jesús. Que el bendito Jesús quiera decir tantas cosas sublimes de su
Santo Querer es justo, porque todo lo que se puede decir de Él, la altura, la
grandeza, los prodigios, etc., todo está bien, es más, todo es poco frente a lo
que se podría decir, pero ese entrelazar junto siempre a esta pobre alma mía
no debería ser; su Voluntad es lo que debería hacer conocer, no a mí; mi
pobre persona no debería existir, mucho más que toda la cosa es suya, no
mía; a mí no me queda otra cosa que la confusión de lo que me dice; pero a
pesar de todo esto la obediencia me obliga a escribir, no sólo sobre el Querer
Divino, sino también sobre el entrelazamiento que hace de mí con su
Voluntad. Ahora, mientras esto pensaba, mi dulce Jesús ha salido de dentro
de mi interior, y estrechándome a Él me ha dicho:
"Hija mía, eres siempre mi recién nacida de mi Voluntad, y además tú
te equivocas. Quieres que hable de mi Voluntad y que la haga conocer, ¿y
quién debe ser el canal, la portavoz? ¿El instrumento para hacerla conocer
no debe existir? Si la cosa debiera quedar entre tú y Yo, tal vez podría ser
así, pero como quiero que mi Voluntad tenga su reino, y el reino no se forma
con una sola persona, sino con muchas y de diversas condiciones, por eso es
necesario que no sólo se conozca mi Voluntad, los bienes que contiene, la
nobleza de aquellos que querrán vivir en este reino, el bien, la felicidad, el
orden, la armonía que cada uno poseerá, sino también a aquélla que mi
Bondad ha escogido como origen y principio de tanto bien. Con entrelazarte
a ti junto con mi Voluntad, con elevarte sobre todas las cosas de la Creación,
no significa otra cosa que dar más importancia, elevar más, dar más peso a
mi Voluntad. Cuanto más bueno es un rey, más santo, más rico, más
magnánimo, más amante de sus súbditos, hasta llegar a dar su propia vida
antes de dejar que toquen a uno que vive en su reino, tanto más ese reino es
estimado y amado y suscita en todos el deseo de vivir en aquel reino, es más,
hacen competencia para ver a quién le puede tocar tal fortuna; por lo tanto,
del conocimiento del rey viene la buena marcha del reino, su importancia.
Tú, al decir que no quieres estar entrelazada con mi Voluntad, quisieras un
reino sin el rey, la ciencia sin el maestro, las posesiones sin el patrón; ¿qué
sería de este reino, de esta ciencia, de estas posesiones? ¿Cuántos
desórdenes no habría, cuántas ruinas? Y Yo no sé hacer cosas desordenadas,
es más, la primera cosa en Mí es el orden.
Mira, esto habría sucedido en la Redención si mi querida Mamá no
hubiera querido hacer conocer que era mi Madre, que me había concebido en
su seno virginal, que me nutrió con su leche; mi venida a la tierra, la
Redención, serían increíbles y ninguno se habría plegado a creer y a recibir
los bienes que hay en la Redención. En cambio, con hacer conocer a mi
Madre, quién era Ella, que la exenté de toda mancha, aún la de origen, que
era un prodigio de la Gracia, y cómo Ella amó como tiernos hijos suyos a
todas las criaturas, y por amor de ellos sacrificó la Vida de su Hijo y Dios, la
Redención tuvo mayor importancia y se hizo más accesible a la mente
humana y se formó el reino de la Redención con sus copiosos efectos. Así
que el entrelazar a mi Madre en la obra de la Redención no fue otra cosa que
dar mayor importancia al gran bien que vine a hacer sobre la tierra.
Debiendo Yo ser visible a todos, tomar carne humana, debía servirme de una
criatura de la raza humana, a quien debía sublimar sobre todos para cumplir
mis altos designios.
Ahora, si esto sucedió para formar el reino de mi Redención sobre la
tierra, así también, debiendo formar el reino de mi Voluntad es necesario
que se conozca otra criatura en la cual debe tener el origen, el principio, el
verdadero reinar de mi Voluntad, quién es ella, cuánto la he amado, cómo la
he sacrificado por todos y por cada uno, en una palabra, todo lo que mi
Voluntad ha dispuesto y derramado en ella. Pero al entrelazarte a ti es
siempre mi Voluntad la que resalta, son caminos y medios para hacerla
conocer; son atractivos, incentivos, luces, imanes para atraer a todos a venir
a vivir en este reino de felicidad, de Gracia, de paz, de Amor. Por eso deja
hacer a tu Jesús que tanto te ama, y no quieras afligirte, mucho menos
preocuparte de cómo desarrollo el entrelazamiento de mi Voluntad contigo,
y piensa sólo en seguir tu vuelo en los eternos confines de mi Supremo
Querer."
Diciembre 6, 1923
La tarea de la Santísima Virgen, la tarea de Jesús y la tarea de Luisa
para hacer que venga el reino de la Divina Voluntad a la tierra.
Estaba rezando, y mi dulce Jesús se hacía ver en mi interior que memiraba fijamente; y yo, atraída por su mirada lo miraba a Él hasta dentro de
su interior, que me parecía como si fuera un cristal en el cual se podía ver
todo lo que mi amado Jesús hacía: y yo, uniéndome a Él trataba de hacer lo
que Él hacía. Otras veces me parecía que Jesús tomaba mi alma entre sus
manos y la lanzaba al vuelo en la inmensidad de su Voluntad diciéndome:
"La recién nacida de mi Voluntad; en mi Voluntad has nacido, en Ella
quiero que vivas. Vuela, vuela en el eterno Querer, cumple tu oficio; mira
que hay mucho qué hacer entre la Divinidad y las criaturas, gira por todas las
generaciones, pero siempre en mi Querer, de otra manera no las encontrarás
a todas, y amando, obrando, reparando, adorando por todos, te pondrás ante
la Majestad Suprema para darle todo el amor, los homenajes de todos y de
cada uno como verdadera hija primogénita de nuestro Querer."
Yo tomaba el vuelo y Jesús seguía con su mirada mi vuelo; ¿pero
quién puede decir lo que hacía? En su Querer encontraba todo el amor que
su Voluntad debía dar a las criaturas, y no tomándolo ellas, estaba
suspendido esperando que fuese tomado y yo lo hacía mío, e invistiendo a
todas las inteligencias creadas, formaba por cada uno de los pensamiento un
acto de amor, de adoración y de todo lo que cada inteligencia debía dar a
Dios, y abrazando todo en mí, como si a todos los pusiera en mi regazo,
tomaba el camino al Cielo para llevarlos al seno del Padre Celestial y le
decía:
"Padre Santo, vengo ante tu trono para traerte en mi regazo a todos tus
hijos, tus queridas imágenes creadas por Ti, para ponerlos otra vez en tu
seno divino, a fin de que aquella Voluntad, por ellos rota entre Tú y ellos, Tú
la vincules y la anudes de nuevo. Es la pequeña hija de tu Querer quien esto
te pide, soy pequeña, es cierto, pero tomo la tarea de satisfacerte por todos.
No me iré de tu trono si no me vinculas la voluntad humana con la Divina, y
llevándola a la tierra, venga el reino de tu Querer a la tierra. A los pequeños
nada se les niega, porque lo que piden no es otra cosa que el eco de tu
mismo Querer y de lo que quieres Tú."
Después regresaba con Jesús que me esperaba en mi habitación, y Él
me recibía en sus brazos, me colmaba de besos y de caricias y me decía:
"Pequeña mía, para hacer que el Querer del Cielo descienda sobre la
tierra, es necesario que todos los actos humanos sean sellados y esmaltados
de actos de Voluntad Divina, a fin de que el Supremo Querer, viendo que
todos los actos de voluntad de las criaturas están marcados por la Suya,
atraído por el imán potente de su mismo Querer descienda a la tierra y reine
en ella. A ti como hija primogénita de nuestro Querer te ha sido dada esta
tarea.
Debes saber que para atraer al Verbo y hacerlo descender del Cielo, mi
Mamá tomó la tarea de girar por todas las generaciones y haciendo suyos
todos los actos de voluntad humana, Ella ponía en ellos el Querer Divino,
porque tenía tanto de este capital de Querer Supremo, de sobrepasar todo lo
que debían tener todas las criaturas juntas, y en cada giro que hacía
multiplicaba este capital. Entonces Yo, Verbo Eterno, viendo que la más fiel
de nuestras criaturas con tanta gracia y amor había llenado todos los actos
humanos con el Querer Divino, habiendo Ella tomado a pecho lo que se
necesitaba para hacer esto, viendo que en el mundo estaba nuestro Querer,
atraído descendí del Cielo.
La segunda tarea me tocó a Mí para formar la Redención. Cuánto debí
girar por todos los actos humanos, tomarlos todos como en un puño y
cubrirlos, sellarlos, esmaltarlos de mi Querer Divino, para atraer a mi Padre
Celestial y hacerlo mirar todos los actos humanos cubiertos de aquel Querer
Divino que el hombre había rechazado a las regiones celestiales, a fin de que
mi Padre Divino pudiese abrir las puertas del Cielo, cerradas por la voluntad
humana. No hay bien que no descienda sino sólo por medio de mi Voluntad.
La tercera es tuya. Al primer y al segundo sello de nuestro Querer en
todos los actos humanos, te toca a ti, como hija primogénita de nuestro
Querer, poner el tercero para obtener que venga el reino de mi Querer a la
tierra. Por eso gira hija mía en todos los actos humanos de las criaturas,
penetra hasta dentro de los corazones, lleva a cada latido el latido de mi
Querer, a cada uno de los pensamientos el beso, el conocimiento de mi
Voluntad; en cada palabra imprime el Fiat Omnipotente, invade todo,
envuelve a todos en Él, y así venga mi reino a la tierra. Tu Jesús no te dejará
sola en estos giros, te asistiré y te guiaré en todo."
Y mientras esto decía, yo tomaba mi vuelo y giraba por todo y por
todos; ¿pero quién puede decir lo que hacía? Lo puede decir sólo Jesús que
me lo hacía hacer. Así he pasado toda la noche junto con Jesús y mientras
giraba, ahora le traía todos los pensamientos, ahora todas las palabras, ahora
las obras, los pasos, los latidos, todos investidos por su Voluntad, y Jesús
todo con amor recibía y hacía fiesta, y después me ha dicho:
"Mira la gran diferencia que hay entre la santidad en mi Querer y la
santidad de las otras virtudes, la primera es recibir a cada instante corrientes
de Gracia, de Luz, de Amor, y estar la criatura en cada acto suyo en orden
con su Creador, por eso es la santidad que más se acerca a su Creador. La
segunda, la de las otras virtudes, es a tiempo y a circunstancia, cuando se
presenta la ocasión de ejercitar ahora la paciencia, ahora la obediencia, ahora
la caridad y otras, y si no se presentan ocasiones, las virtudes quedan
interrumpidas y sin crecimiento, y no pueden recibir el bien que contiene la
virtud en acto. En cambio en la santidad de mi Querer no hay pausas ni
interrupciones, mi Querer está siempre fijo en dardear a la criatura, ella lo
puede recibir a cada instante, si respira, si piensa, si habla, si late, si se
alimenta, si duerme, todo entra en mi Querer, y a cada instante puede
llenarse de mi Voluntad con todos los bienes que Ella contiene."
Diciembre 8, 1923
Sobre la Inmaculada Concepción de María.
Estaba pensando en la Inmaculada Concepción de mi Mamá Reina, y
mi siempre amable Jesús, después de haber recibido la santa comunión, se
hacía ver en mi interior como dentro de una estancia toda luz, y en esta luz
hacía ver todo lo que había hecho en todo el curso de su Vida; se veían como
alineados en orden todos sus méritos, sus obras, sus penas, sus llagas, su
sangre, todo lo que contenía la Vida de un Hombre y Dios, como en acto de
proteger a un alma, a Él tan querida, de cualquier mínimo mal que pudiese
ensombrecerla. Yo me asombraba al ver tanta atención de Jesús, y Él me ha
dicho:
"A mi pequeña recién nacida quiero hacerle conocer la Inmaculada
Concepción de la Virgen, concebida sin pecado. Pero primero tú debes
saber que mi Divinidad es un acto solo; todos los actos suyos se concentran
en uno solo, esto significa ser Dios, el portento más grande de nuestra
Esencia Divina, no estar sujeta a sucesión de actos, y si a la criatura le
parece que ahora hacemos una cosa y ahora otra, es más bien que hacemos
conocer lo que hay en aquel acto solo, porque la criatura, incapaz de
conocerlo todo de un solo golpe, se lo hacemos conocer poco a poco.
Ahora, todo lo que Yo, Verbo Eterno debía hacer en mi asumida
Humanidad, formaba un solo acto con aquel acto único que contiene mi
Divinidad. Así que antes de que esta noble Criatura fuese concebida, ya
existía todo lo que debía hacer en la tierra el Verbo Eterno, por lo tanto, en
el acto en que esta Virgen fue concebida, se alinearon en torno a su
Concepción todos mis méritos, mis penas, mi sangre, todo lo que contenía la
Vida de un Hombre Dios, y quedó concebida en los interminables abismos
de mis méritos, de mi sangre divina, en el mar inmenso de mis penas. En
virtud de ellos quedó inmaculada, bella y pura; al enemigo le quedó cerrado
el paso por los incalculables méritos míos, y no pudo hacerle ningún daño.
Era justo que quien debía concebir el Hijo de un Dios, debía primero ser Ella
concebida en las obras de este Dios, para poder tener virtud de concebir al
Verbo que debía venir a redimir al género humano; así que Ella primero
quedó concebida en Mí, y Yo quedé concebido en Ella. No quedaba más
que, a tiempo oportuno, hacerlo conocer a las criaturas, pero en la Divinidad
estaba como ya hecho. Por eso, la que más recibió los frutos de la
Redención, más bien, tuvo el fruto completo, fue esta excelsa Criatura, que
siendo concebido en Ella amó, estimó y conservó como cosa suya todo lo
que el Hijo de Dios obró sobre la tierra. ¡Oh! la belleza de esta tierna
pequeñita, era un prodigio de la Gracia, un portento de nuestra Divinidad;
creció como Hija nuestra, fue nuestro decoro, nuestra alegría, el honor y la
gloria nuestra."
Entonces, mientras mi dulce Jesús decía todo esto, yo pensaba en mi
mente: "Es cierto que mi Reina Mamá fue concebida en los interminables
méritos de mi Jesús, pero la sangre, el cuerpo, fueron concebidos en el seno
de Santa Ana, la cual no estaba exenta de la mancha de origen; entonces,
¿cómo puede ser que nada heredó de los tantos males que todos hemos
heredado por el pecado de nuestro primer padre Adán?"
Y Jesús: "Hija mía, tú no has entendido aún que todo el mal está en la
voluntad. La voluntad arrolló al hombre, es decir, a su naturaleza, no la
naturaleza arrolló a la voluntad del hombre, así que la naturaleza quedó en
su lugar, tal como fue creada por Mí, nada cambió, fue su voluntad la que se
cambió y se puso, nada menos, que contra una Voluntad Divina, y esta
voluntad rebelde arrastró su naturaleza, la debilitó, la contaminó y la volvió
esclava de vilísimas pasiones. Sucedió como a un recipiente lleno de
perfumes o de cosas preciosas, si se vaciara de eso y se llenase de
podredumbre o de cosas viles, ¿acaso cambia el recipiente? Cambia lo que
se pone dentro, pero él es siempre lo que es, a lo más se vuelve más o menos
apreciable según lo que contiene, así fue del hombre.
Ahora mi Mamá, el ser concebida en una criatura de la raza humana
no le causó ningún daño, porque su alma era inmune de toda culpa, entre su
voluntad y la de su Dios no había división, las corrientes divinas no
encontraban obstáculo ni oposición para derramarse sobre Ella, a cada
instante estaba bajo la tupida lluvia de nuevas gracias. Entonces, con esta
voluntad y esta alma toda santa, toda pura, toda bella, el recipiente de su
cuerpo que tomó de su madre quedó perfumado, rehabilitado, ordenado,
divinizado, en modo de quedar exenta aun de todos los males naturales de
los que está invadida la naturaleza humana. ¡Ah! fue propiamente Ella la
que recibió el germen del Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra,
que la ennobleció y la restituyó a su principio, tal como el hombre fue
creado por Nosotros antes de que pecara; es más, lo sobrepasó, la embelleció
aún más a los continuos flujos de aquel Fiat que tiene sólo virtud de
reproducir imágenes todas semejantes a Aquél que las ha creado, y en virtud
de esta Voluntad Divina que obraba en Ella, se puede decir que lo que Dios
es por naturaleza, Ella lo es por gracia. Nuestra Voluntad todo puede hacer
y a todo puede llegar cuando el alma nos da libertad de obrar y no
interrumpe con su voluntad humana nuestro obrar."
Diciembre 26, 1923
El morir continuo de Jesús y el morir
continuo de Luisa en la Divina Voluntad.
He pasado días amarguísimos por la privación de mi dulce Jesús, me
sentía como un vilísimo harapo que Jesús había desechado porque le daba
asco, tan sucio estaba; y en mi interior oía decirme:
"En mi Voluntad no existen harapos, todo es vida, y Vida Divina. El
harapo se rompe, se ensucia, porque no contiene vida, en cambio en mi
Voluntad que contiene vida y da vida a todo, no hay peligro que el alma se
pueda reducir a pedazos, mucho menos ensuciarse."
Yo, no haciendo caso de esto, pensaba entre mí: "¡Qué hermosas
fiestas navideñas me hace pasar Jesús, se ve que me quiere mucho!" Y Él,
moviéndose en mi interior, ha agregado:
"Hija mía, para quien hace mi Voluntad siempre es Navidad; en
cuanto el alma entra en mi Querer Yo quedo concebido en su acto; conforme
va cumpliendo su acto, Yo desarrollo mi Vida; cuando lo termina, Yo
resurjo y el alma queda concebida en Mí, desarrolla su vida en la mía y
resurge en mis mismos actos. Entonces, mira, las fiestas navideñas son para
quien una vez al año se prepara, se pone en Gracia, por lo tanto siente en sí
algo de nuevo de mi nacimiento, pero para quien hace mi Voluntad siempre
es Navidad, renazco en cada acto suyo. ¿Así que tú quisieras que Yo naciera
en ti una vez al año? No, no, para quien hace mi Voluntad, mi nacimiento,
mi Vida, mi muerte y mi Resurrección deben ser un acto continuado, nunca
interrumpido, de otra manera, ¿cuál sería la diferencia, la desmedida
distancia con las otras santidades?"
Yo al oír esto me sentía más amargada y pensaba entre mí: "¡Cuánta
fantasía! Esto que oigo no es otra cosa que una finísima soberbia mía, sólo
mi soberbia podía sugerirme y llegar hasta hacerme escribir tantas cosas
sobre la Voluntad de Dios. Los demás son buenos, humildes, y por eso
ninguno ha osado escribir nada." Y mientras esto pensaba sentía tal dolor,
de sentirme destrozar el corazón y buscaba distraerme para no oír nada. ¡Qué
tremenda lucha, hasta sentirme morir! Entonces, mientras me encontraba en
este estado, mi amable Jesús se ha hecho ver como si quisiera decir otra cosa
sobre su Santísima Voluntad, y yo le he dicho: "Jesús mío, ayúdame, ¿no
ves cuánta soberbia hay en mí? Ten piedad de mí, líbrame de esta refinada
soberbia, yo no quiero saber nada, solamente me basta amarte."
Y Jesús: "Hija mía, las cruces, los dolores, las penas, son como la
prensa para el alma; y así como la prensa sirve a la uva para romper y
descascarar la uva, de manera que el vino queda por una parte y el bagazo
por la otra, así las cruces, las penas, como prensa quitan al alma el bagazo de
la soberbia, del amor propio, de las pasiones y de todo lo que es humano, y
dejan el vino puro de las virtudes, y mis verdades encuentran el camino para
comunicarse y extenderse en el alma como sobre una tela blanquísima, con
caracteres imborrables. ¿Cómo puedes tú entonces temer, si cada vez que te
he manifestado mis verdades sobre mi Voluntad, estas verdades han sido
precedidas siempre por cruces, dolores y penas, y por cuanto más sublimes
estas verdades, tanto más intensas y fuertes las penas? No era otra cosa que
la presión de la prensa que Yo hacía en ti para quitarte el bagazo de todo lo
humano; era más interés mío que tuyo, que mis verdades no quedaran
mezcladas con el bagazo de las pasiones humanas."
Y yo: "Jesús mío, perdóname si te digo que eres Tú mismo la causa
de mis temores, si Tú no me dejaras, si no te ocultaras y me privaras de Ti,
en mí no habría lugares para hacer surgir estos temores. ¡Ah! Jesús, Tú me
haces morir, pero con muerte cruel y con doble muerte porque no muero.
¡Ah! si pudiera probar la muerte y morir, cómo me sería dulce. ¡Ah! Jesús,
te lo digo, no puedo más; o llévame contigo o quédate conmigo!"
Ahora, mientras esto decía, mi amable Jesús me estrechaba entre sus
brazos y con sus manos como si diera una cuerda, y yo quedaba como puesta
debajo de una prensa, exprimida, triturada; yo misma no sé decir lo que
sentía en mí de dolor, lo sabe sólo Él, que me hacía sufrir. Después me ha
dicho:
"Hija querida de mi Querer, mira dentro de Mí cómo mi Voluntad
Suprema no concedió ni siquiera un respiro de vida a la voluntad humana de
mi Humanidad, si bien santa, pero ni siquiera esto me fue concedido; debía
estar bajo la presión, más que de una prensa, de una Voluntad Divina,
infinita, interminable, que se constituía vida de cada latido mío, palabra y
acto, y mi pequeña voluntad humana moría en cada latido, respiro, acto,
palabra, etc., pero moría en realidad, sentía de hecho la muerte, porque
jamás tuvo vida. Tenía a mi voluntad humana sólo para hacerla morir
continuamente, y si bien esto fue un gran honor para mi Humanidad, fue el
más grande de los portentos, a cada muerte de mi voluntad humana, ésta era
sustituida por una Vida de Voluntad Divina, pero el morir continuamente fue
el más grande, el más duro, el más agudo y doloroso martirio de mi
Humanidad. ¡Oh! cómo las penas de mi Pasión quedan empequeñecidas
ante este mi continuo morir, y sólo con esto Yo completaba la perfecta gloria
de mi Padre Celestial y lo amaba con el Amor que supera cualquier otro
amor por todas las criaturas. Morir, sufrir, hacer alguna cosa grande alguna
vez, a intervalos, no es gran cosa; también los santos, los buenos y otras
criaturas han obrado, han sufrido, han muerto, pero como no ha sido un
sufrir, un obrar y un morir continuo, no constituye ni perfecta gloria al
Padre, ni redención que se pueda extender a todos. Por eso hija mía recién
nacida en mi eterno Querer, mira dónde tu Jesús te llama, te quiere, bajo la
prensa de mi Voluntad Divina, para que tu querer reciba muerte continua,
como mi voluntad humana, de otra manera no podría Yo hacer surgir la
época nueva, que mi Querer venga a reinar en la tierra; se necesita el acto
continuo, las penas, las muertes, para poder arrebatar del Cielo el Fiat
Voluntas Tua. Pon atención hija mía, no pongas atención en los demás, ni a
mis otros santos, ni al modo como me he comportado con ellos, pues te hace
despertar asombro por el modo como me comporto contigo, con ellos quería
hacer una cosa, contigo es otra muy diferente."
Y mientras esto decía tomaba la forma de crucifijo y apoyaba su frente
sobre la mía, extendiéndose sobre toda mi persona, y yo quedaba bajo su
presión y toda en poder de su Voluntad.
Diciembre 29, 1923
Entre Jesús y el alma que vive en la Divina Voluntad
hay un vínculo eterno que los une y que no se puede quitar.
El secreto para saber donde encontrar a todas las criaturas
para amar al Padre por todas ellas.
Estaba rezando y me he encontrado fuera de mí misma donde había un
crucifijo arrojado por tierra; yo me he puesto junto para adorar y besar sus
santísimas llagas, pero mientras esto hacía, el crucifijo, haciéndose vivo ha
desclavado sus manos de la cruz y se ha abrazado a mi cuello,
estrechándome fuerte, fuerte. Yo, temiendo todavía que no fuera Jesús,
buscaba librarme de esos abrazos; entonces Jesús me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué quieres huir de Mí? Cómo, ¿me quieres dejar?
No sabes que entre Yo y tú hay un vínculo eterno que nos ata juntos y que ni
tú ni Yo podemos desunirnos, porque lo que es eterno entra en Mí y se hace
inseparable de Mí. Todos los actos que hemos hecho juntos en mi Voluntad
son actos eternos, como eterna es mi Voluntad, así que tú tienes de lo tuyo
en Mí y Yo tengo de lo mío en ti. Corre en ti una vena eterna que nos hace
inseparables y por cuanto más continúas y multiplicas tus actos en mi
Querer, tanto más tomas parte de lo que es eterno; entonces, ¿a dónde
quieres ir? Yo te estaba esperando para que vinieras a consolarme y a
liberarme de este lugar donde la perfidia humana me ha arrojado, y con
pecados ocultos y males secretos me ha crucificado bárbaramente; por eso
me he estrechado a ti, a fin de que me liberes y me lleves junto contigo."
Yo me lo he estrechado, lo he besado y me he encontrado junto con Él
en mi habitación, y veía entre mí y Jesús que mi interior estaba concentrado
en Él y el suyo concentrado en mí. Después he recibido la santa comunión,
y yo, según mi costumbre estaba llamando y poniendo a todas las cosas
creadas alrededor de Jesús, para que todas le hicieran corona y le dieran la
correspondencia del amor y de los homenajes a su Creador. Todas han
corrido a mi llamada y veía claramente todo el Amor de mi Jesús para mí en
todas las cosas creadas, y Jesús esperaba con mucha ternura de amor en mi
corazón la correspondencia de tanto amor, y yo, sobrevolando sobre todo y
abrazando todo, me ponía a los pies de Jesús y le decía:
"Amor mío, mi Jesús, todo lo has creado para mí y me lo has dado, así
que todo es mío, y yo te lo doy a Ti para amarte, por eso te digo en cada gota
de luz de sol, te amo; en el centelleo de las estrellas, te amo; en cada gota de
agua, te amo; tu Querer me hace ver hasta en el fondo del océano tu te amo
por mí, y yo imprimo mi te amo por Ti en cada pez que se agita en el mar;
quiero imprimir mi te amo en el vuelo de cada pájaro; quiero imprimir mi te
amo en todas partes, amor mío; quiero imprimir mi te amo sobre las alas de
viento, en el moverse de las hojas, en cada chispa de fuego, te amo por mí y
por todos."
Toda la Creación estaba conmigo para decir te amo, pero cuando he
querido abrazar a todas las generaciones humanas en el Querer eterno para
hacer postrar a todos ante Jesús, para que todos hicieran su deber de decirle
en cada acto de ellos, en cada palabra, en cada pensamiento, te amo, ellas me
huían y yo me perdía y no sabía qué hacer, entonces se lo he dicho a Jesús, y
Él:
"Hija mía, y sin embargo esto es precisamente vivir en mi Querer, el
llevarme toda la Creación ante Mí y a nombre de todos darme la
correspondencia de sus deberes; ninguno debe escapársete, de otra manera
mi Voluntad encontraría vacíos en la Creación y no quedaría satisfecha.
¿Pero sabes por qué no encuentras a todos y muchos se te escapan? Es la
fuerza del libre albedrío, pero te quiero enseñar el secreto de dónde los
puedes encontrar a todos: Entra en mi Humanidad y ahí encontrarás todos
los actos de ellos como en custodia, por los que Yo tomé la tarea de
satisfacer por ellos ante mi Padre Celestial, y tú ve siguiendo todos mis
actos, que eran los actos de todos, así encontrarás todo y me darás la
correspondencia de amor por todos y por todo. Todo está en Mí; habiendo
hecho Yo por todos, está en Mí el depósito de todo, y entrego al Padre
Divino el deber del amor de todo, y quien quiere se sirve de esto como
camino y medio para subir al Cielo."
Yo he entrado en Jesús y con facilidad he encontrado todo y a todos, y
siguiendo el obrar de Jesús decía:
"En cada pensamiento de criatura te amo, en el vuelo de cada mirada
te amo, en cada sonido de palabra te amo, en cada latido, respiro, afecto, te
amo; en cada gota de sangre, en cada obra y paso te amo."
¿Pero quién puede decir todo lo que yo hacía y decía? Muchas cosas
no se saben decir, es más, lo que se dice se dice muy mal y no como se dice
cuando se está junto con Jesús. Así, diciendo te amo, me he encontrado en
mí misma.
Enero 4, 1924
Con las palabras de Jesús en el Huerto: "No se haga mi voluntad sino la
tuya", acordó con su Padre Celestial que la Voluntad Divina
tomara su puesto de honor en la criatura.
Estaba pensando en las palabras de Jesús en el Huerto cuando dijo:
"Padre, si es posible pase de Mí este cáliz, pero, non mea voluntas, sed Tua
Fiat." Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, ¿crees tú que fue el cáliz de mi Pasión por el cual decía al
Padre: ‘Padre, si es posible pase de Mí este cáliz?’ No, absolutamente no,
era el cáliz de la voluntad humana que contenía tal amargura y plenitud de
vicios, que mi voluntad humana unida a la Divina sintió tal repugnancia,
terror y espanto, que grité: ‘Padre, si es posible pase de Mí este cáliz.’
Cómo es fea la voluntad humana sin la Voluntad Divina, la cual casi como
dentro de un cáliz se encierra dentro de cada criatura; no hay mal en las
generaciones del cual ella no sea el origen, la semilla, la fuente, y Yo,
viéndome cubierto por todos estos males que ha producido la voluntad
humana, frente a la Santidad de la mía me sentía morir, y habría muerto de
verdad si la Divinidad no me hubiera sostenido. ¿Pero sabes tú por qué
agregué, y por tres veces: ‘Non mea voluntas, sed Tua Fiat?’ Yo sentía
sobre de Mí todas las voluntades de las criaturas juntas, todos sus males, y a
nombre de todas grité al Padre: ‘No se haga más la voluntad humana en la
tierra, sino la Divina; la voluntad humana sea desterrada y la tuya reine.’
Así que desde entonces, y lo quise hacer desde el principio de mi Pasión,
porque era la cosa que más me interesaba y la más importante, la de llamar a
la tierra el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra. Yo era el que
a nombre de todos decía: ‘Non mea voluntas, sed Tua Fiat.’ Desde
entonces Yo constituía la época del Fiat Voluntas Tua sobre la tierra; y con
decirlo por tres veces, en la primera la impetraba, en la segunda la hacía
descender, en la tercera la constituía reinante y dominadora; y con decir:
‘Non mea voluntas, sed Tua Fiat’, Yo intentaba vaciar a las criaturas de su
voluntad y llenarlas de la Divina.
Antes de morir, porque no me quedaban más que horas, Yo quise
contratar con mi Padre Celestial mi primera finalidad por la cual vine a la
tierra, que la Divina Voluntad tomara su primer lugar de honor en la criatura.
El sustraerse de la Voluntad Suprema había sido el primer acto del hombre,
y por lo tanto nuestra primera ofensa, todos sus demás males entran en el
orden secundario, y Yo debí primero realizar la finalidad del Fiat Voluntas
Tua come in Cielo così in terra, y después formar con mis penas la
Redención, porque la misma Redención entra en el orden secundario; es
siempre mi Voluntad la que tiene el primado sobre todas las cosas, y si bien
de los frutos de la Redención se vieron los efectos, pero fue en virtud de este
contrato que Yo hice con mi Padre Divino, el que su Fiat debía venir a reinar
sobre la tierra, realizando la verdadera finalidad de la creación del hombre y
mi finalidad primaria por la cual vine a la tierra, que el hombre pudo recibir
los frutos de la Redención, de otra manera habría faltado el orden a mi
Sabiduría; si el principio del mal fue su voluntad, a ésta debía Yo ordenar y
restablecer, reunir Voluntad Divina y humana, y si bien se vieron primero
los frutos de la Redención, esto dice nada; mi Voluntad es como un rey, que
si bien es el primero entre todos, llega al último, precediéndolo por su honor
y decoro sus pueblos, ejércitos, ministros, príncipes y toda la corte real. Así
que primero eran necesarios los frutos de mi Redención para hacer encontrar
la corte real, los pueblos, los ejércitos, los ministros, a la altura de la
Majestad de mi Voluntad.
¿Pero sabes tú quién fue la primera en gritar junto conmigo: ‘Non
mea voluntas, sed Tua Fiat’? Fue mi pequeña recién nacida en mi Voluntad,
mi pequeña hija, que tuvo tal repugnancia, tal espanto de su voluntad, que
temblorosa se estrechó a Mí y gritó junto conmigo: ‘Padre, si es posible
pase de mí este cáliz de mi voluntad’, y llorando agregaste junto conmigo:
‘Non mea voluntas, sed Tua Fiat.’ ¡Ah! sí, estuviste tú junto conmigo en
aquel primer contrato con mi Padre Celestial, porque se necesitaba al menos
una criatura que debía hacer válido este contrato, de otra manera, ¿a quién
darlo? ¿A quién confiarlo? Y para volver más segura la custodia del
contrato te hice don de todos los frutos de mi Pasión, poniéndolos en cortejo
a tu alrededor como un ejército formidable, que mientras hace su cortejo real
a mi Voluntad, hace guerra encarnizada a la tuya. Por eso, ánimo en el
estado en el que te encuentras, quita el pensamiento de que Yo pueda
dejarte, esto sería en menoscabo de mi Querer, siendo que tengo el contrato
de mi Voluntad depositado en ti. Por lo tanto estate en paz, es mi Voluntad
que te prueba, que quiere no sólo purificarte sino destruir aun la sombra de
tu voluntad, por eso con toda paz sigue el vuelo en mi Querer, no te
preocupes por nada, tu Jesús hará de manera que todo lo que pueda suceder
dentro y fuera de ti hará resaltar mayormente mi Voluntad, y ensanchará en
ti los confines de la mía en tu voluntad humana; soy Yo quien llevará la
batuta en tu interior para dirigir todo en ti según mi Querer. Yo no me ocupé
de otra cosa sino sólo de la Voluntad de mi Padre, y como todas las cosas
están en Ella, por eso me ocupé de todo; y si enseñé alguna oración no fue
otra sino que la Divina Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra,
pero era la oración que encierra todo. Así que Yo no giraba sino sólo en
torno a la Voluntad Suprema; mis palabras, mis penas, mis obras, mis latidos
estaban llenos de Voluntad Celestial. Así quiero que hagas tú, debes girar
tanto en torno a Ella, hasta hacerte quemar por el aliento eterno del fuego de
mi Voluntad, de manera que pierdas cualquier otro conocimiento y no sepas
otra cosa, sino sólo y siempre mi Querer."
Enero 14, 1924
En la flagelación, Jesús quiso ser desnudado para dar de nuevo
a la criatura las vestiduras reales de la Divina Voluntad.
Estaba acompañando a mi Jesús en el misterio de la flagelación,
compadeciéndolo cuando se vio tan confundido en medio de los enemigos,
despojado de sus vestidos, bajo una tempestad de golpes, y mi amable Jesús
saliendo de mi interior en el estado en el que se encontraba cuando fue
flagelado me ha dicho:
"Hija mía, ¿quieres saber la causa por la que fui desnudado cuando fui
flagelado? En cada misterio de mi Pasión primero me ocupaba de
consolidar la rotura entre la voluntad humana y la Divina, y después de las
ofensas que esta rotura produjo. Cuando el hombre en el edén rompió los
vínculos de la unión entre la Voluntad Suprema y la suya, se despojó de las
vestiduras reales de mi Voluntad y se vistió con los miserables harapos de la
suya, débil, inconstante, impotente para hacer algo de bien. Mi Voluntad le
era un dulce encanto que lo tenía absorbido en una luz purísima que no le
hacía conocer otra cosa que a su Dios, del cual había salido y quien no le
daba otra cosa que felicidad sin medida, y estaba tan absorbido por lo mucho
que le daba su Dios, que no se daba ningún pensamiento de sí mismo. ¡Oh!
cómo era feliz el hombre y cómo la Divinidad se deleitaba en darle tantas
partículas de su Ser, por cuanto la criatura puede recibir, para hacerlo
semejante a Él. Ahora, en cuanto rompió la unión de nuestra Voluntad con
la suya, perdió la vestidura real, perdió el encanto, la luz, la felicidad; se
miró a sí mismo sin la Luz de mi Voluntad y viéndose sin el encanto que lo
tenía absorto, se conoció, tuvo vergüenza, tuvo miedo de Dios, tanto que su
misma naturaleza sintió sus tristes efectos, sintió el frío y la desnudez y
sintió la viva necesidad de cubrirse; y así como nuestra Voluntad lo tenía en
el puerto de felicidades inmensas, así la suya lo puso en el puerto de las
miserias. Nuestra Voluntad era todo para el hombre y en Ella encontraba
todo, era justo que habiendo salido de Nosotros y viviendo como un tierno
hijo nuestro en nuestro Querer, viviera de lo nuestro, y este Querer debiera
sustituirse a todo lo que él necesitaba; por lo tanto, como quiso vivir de su
querer, tuvo necesidad de todo, porque el querer humano no tiene el poder
de sustituirse a todas las necesidades, ni tiene en sí la fuente del bien, por eso
fue obligado a procurarse con cansancio las cosas necesarias a la vida. ¿Ves
entonces qué significa no estar unido con mi Voluntad? ¡Oh! si todos la
conocieran, sólo tendrían un solo suspiro: ‘Que mi Querer venga a reinar
sobre la tierra.’ Así que si Adán no se hubiera sustraído de la Voluntad
Divina, aun su naturaleza no habría tenido necesidad de vestidos, no habría
sentido la vergüenza de su desnudez, ni habría estado sujeto a sufrir el frío,
el calor, el hambre, la debilidad; pero estas cosas naturales eran casi nada,
eran más bien símbolos del gran bien que había perdido su alma.
Por eso hija mía, antes de ser atado a la columna para ser flagelado,
quise ser desnudado para sufrir y reparar la desnudez del hombre cuando se
desnudó del vestido real de mi Voluntad. Sentí en Mí tal confusión y pena
al verme así desnudo en medio de los enemigos que se burlaban de Mí, que
lloré por la desnudez del hombre y ofrecí a mi Celestial Padre mi desnudez,
para hacer que el hombre fuera revestido de nuevo con el vestido real de mi
Voluntad, y como pago para que esto no me fuera negado ofrecí mi sangre,
mis carnes arrancadas a pedazos, me hice desnudar no sólo de los vestidos,
sino también de mi piel para poder pagar el precio y satisfacer el delito de
esta desnudez del hombre; derramé tanta sangre en este misterio, que en
ningún otro derramé tanta, que bastaba para cubrir al hombre como con un
segundo vestido, y vestido de sangre para cubrirlo de nuevo y así calentarlo
y lavarlo para disponerlo a recibir la vestidura real de mi Voluntad."
Yo al oír esto, sorprendida he dicho: "Mi amado Jesús, ¿cómo puede
ser posible que el hombre con sustraerse de tu Voluntad tuvo necesidad de
vestirse, tuvo vergüenza, miedo, y sin embargo Tú hiciste siempre la
Voluntad del Padre Celestial, eras una sola cosa con Él; tu Mamá no conoció
jamás su querer, sin embargo tuvisteis necesidad de vestidos, de alimento y
sentisteis el frío y el calor?"
Y Jesús ha agregado: "Sin embargo hija mía es precisamente así. Si
el hombre sintió vergüenza de su desnudez y quedó sujeto a tantas miserias
naturales, fue precisamente porque perdió el dulce encanto de mi Voluntad,
y si bien el mal lo hizo el alma, no el cuerpo, pero indirectamente fue como
cómplice de la mala voluntad del hombre; la naturaleza quedó como
profanada por el mal querer del hombre, por lo tanto la una y el otro debían
sentir la pena del mal hecho. Respecto a Mí es verdad que hice siempre la
Voluntad Suprema, pero Yo no vine a encontrar al hombre inocente, al
hombre antes de que pecara, sino que vine a encontrar al hombre pecador y
con todas sus miserias y debí acomunarme con él, tomar sobre de Mí todos
sus males y sujetarme a las necesidades de la vida como si fuera uno de
ellos; pero en Mí había este prodigio, que si lo quería de nada tenía
necesidad, ni de vestidos, ni de alimento, ni de nada; pero no quise servirme
de él por amor al hombre, quise sacrificarme en todo, aun en las cosas más
inocentes creadas por Mí mismo para atestiguarle mi ardiente amor, es más,
esto servía para impetrar de mi Divino Padre que, por consideración mía y
de mi voluntad toda sacrificada a Él, restituyera al hombre la noble vestidura
real de nuestra Voluntad."
Enero 20, 1924
El mar de la Divina Voluntad, es mar de
luz y de fuego, sin puerto y sin ribera.
Me encontraba en el duro estado de mis acostumbradas privaciones de
mi amado Bien, y me sentía sumergida en las amarguras, privada de Aquél
que es el único que hace surgir el sol, el calor, la sonrisa, la felicidad en mi
pobre alma; sin Él es siempre noche, quedo entumecida por el frío de su
privación, soy infeliz. Por eso me sentía oprimida, y mi dulce Jesús
moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, ánimo, no te dejes en poder de la opresión; si supieras
cuánto sufro Yo al verte sufrir, tanto, que para no verte sufrir tanto te hago
dormir, pero Yo me quedo junto a ti, no te dejo y mientras tú duermes Yo
hago por ti lo que deberíamos hacer juntos si tú estuvieras despierta, porque
no eres tú quien quiere dormir, soy Yo quien lo quiero y por eso te suplo.
Mira cuánto te amo, si supieras cuánto sufro cuando te veo despertar, sufrir
porque no has advertido que te estaba junto porque Yo mismo te había hecho
dormir en el espasmo de mi privación. Es verdad que sufres, que Yo sufro,
pero es el nudo de mi Querer que también en esto corre en ti y que
estrechándote más hace más estable nuestra unión. Por eso, ánimo,
recuérdate que eres mi pequeña barquita en mi Voluntad, y la Voluntad
Divina no es mar de agua que tenga sus puertos y sus playas donde hacen
escala los barcos, las naves, los pasajeros, donde descansan y se dan a las
diversiones, y muchos pasajeros no vuelven más a navegar en el mar. El
mar de mi Voluntad es mar de luz y de fuego, sin puertos y sin riberas; por
lo tanto para mi pequeña barquita no hay escalas, debe siempre navegar,
pero con tal velocidad de encerrar en cada uno de tus latidos y de tus actos
toda la interminable eternidad, de manera de unirlos junto a aquel latido y
acto eterno, el cual es latido y acto de cada uno, y tú navegando sobre todo
harás en cada uno de tus latidos el giro de la eternidad, tomarás todo y nos
traerás todo lo que de la Divinidad salió para dar y para recibir, pero que
mientras da no recibe, y mi pequeña barquita tiene la tarea de navegar en el
mar inmenso de mi Voluntad para correspondernos por todo lo que sale de
Nosotros, por eso si te oprimes perderás la atención del giro, y el mar de mi
Querer no sintiéndose agitado por los veloces giros de mi pequeña barquita,
te quemará de más y sufrirás de más por mi privación; en cambio si giras
siempre serás como aquel dulce vientecillo, que mientras llevará refrigerio a
nuestro fuego, te servirá para endulzar el espasmo que sufres por mi
privación."
Enero 23, 1924
Así como Jesús entrelazó con su Fiat Redimiente el Fiat
Creante, así quiere que el tercer Fiat quede entrelazado con el
Fiat Creante y Redimiente. La Humanidad de Jesús es
más pequeña que su Voluntad eterna.
Estaba abandonándome toda en el Santo Querer de Dios, y pensaba entre mí:
"El Fiat formó todo el universo, y en el Fiat la Divinidad hizo alarde de su
Amor hacia el hombre, señalándolo en cada cosa creada, de modo que en
cada cosa creada se ve aquel Fiat impreso, que con tanta maestría, potencia y
armonía brotó del seno Divino hacia la criatura. El Fiat formó la Redención,
tanto, que en cada cosa que hizo el Verbo Eterno está el Fiat, que haciéndole
corona le da vida, así que el Fiat Creante y el Fiat Redimiente están
entrelazados juntos y uno hace eco en el otro y forman uno solo; entonces no
hay acto creado que mi dulce Jesús no haya entrelazado con su Fiat. Ahora,
mi adorado Jesús me ha dicho tantas veces que se necesita el tercer Fiat para
hacer que la obra de la Creación y de la Redención sean completadas, pero,
¿cómo se hará? ¿Quién formará tantos Fiat para entrelazar al Fiat Creante y
al Fiat Redimiente?" Mientras esto pensaba, mi amable Jesús moviéndose
en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, si la Majestad Suprema hizo salir tanto Amor en todas las cosas
creadas por su Fiat Omnipotente sobre el género humano, era justo que Yo,
Hijo suyo, en su mismo Fiat hiciera otros tantos actos para corresponderlo
por su Amor, entrelazando los suyos con los míos, para hacer que de la tierra
se elevase otro Fiat, humano y Divino, para darse el beso, entrelazarse juntos
y sustituir a la correspondencia del amor de todas las criaturas. Mientras Yo
no vine a la tierra, el Fiat esparcido en todo lo creado estaba solo; en cuanto
vine no estuvo más solo, más bien fue mi primer trabajo, el formar tantos
actos en el Fiat eterno por cuantos había hecho mi Padre en la Creación, así
que con mi Fiat, el Fiat Creante tuvo su dulce y armoniosa compañía.
Ahora, este Fiat no quiere que sean sólo dos, quiere el tercer Fiat, quiere
estar en tres, y este tercer Fiat lo harás tú, por eso muchas veces te he atraído
fuera de ti misma, te he puesto en aquel mismo Fiat Creante y Redimiente a
fin de que hicieras tu vuelo y entrelazando el tuyo al nuestro, el Fiat Creante
y Redimiente quedaran entrelazados por el tercero, o sea por tu Fiat. Por
cuanto más obres en nuestro Fiat, tanto más pronto alcanzarás la vía de
nuestro Fiat; y así como en el Fiat de la Creación salieron de Nosotros tantas
cosas prodigiosas y bellas, como es todo el universo y el Fiat de la
Redención se sustituyó a todos los actos de la criatura, tomando de la mano a
su hijo perdido para conducirlo nuevamente al seno de su Padre Celestial, así
el tercer Fiat, cuando haya hecho su camino, se verán los efectos: ‘Que mi
Querer sea conocido y amado y tome su dominio para tener su reino sobre la
tierra.’ Cada acto tuyo de más que entrelaces con nuestro Fiat, será un beso
humano que harás dar a nuestro Fiat, un vínculo mayor que formarás entre la
Voluntad Divina y humana, de manera que puestas de acuerdo, no tenga
reserva de hacerse conocer y tomar su real dominio; todo está en hacerse
conocer, el resto vendrá por sí solo. Por eso tantas veces te he recomendado
que al escribir no omitas nada de lo que concierne a mi Voluntad, porque el
conocimiento es el camino y la luz sirve de trompeta para llamar a los
escuchantes para hacerse oír, y cuanto más suene la trompeta, y más suena
por cuantos más conocimientos tiene que manifestar, tanta más gente acude.
El conocimiento ahora se pone en actitud de cátedra, ahora como maestro,
ahora como padre piadoso y amante, en suma, tiene en su poder todos los
caminos para entrar en los corazones para conquistarlos y triunfar sobre
todo. Y por cuantos más conocimientos contiene, tantos más caminos tiene
en su poder."
Entonces yo, casi confundida por lo que Jesús me decía, he dicho: "Dulce
Amor mío, Tú sabes cómo soy miserable y en que estado me encuentro, por
eso, siento que para mí es imposible el que con mis actos pueda hacer el
mismo camino del Fiat Creante y del Fiat Redimiente."
Y Jesús: "¿Así que nuestro Fiat no contiene todo el poder que quiere? ¿Si
lo hizo en la Creación y en la Redención, cómo no lo puede hacer en ti? Se
necesita tu querer, y Yo imprimiré mi Fiat en el tuyo, como imprimí mi Fiat
Divino en el querer de mi Humanidad, y así haremos el mismo camino. Mi
Voluntad puede todo, en mi Omnividencia te hará presente los actos de la
Creación y Redención, y tú con facilidad entrelazaras con tus actos el tercer
Fiat a nuestro Fiat, ¿no estás contenta?"
Entonces yo, viendo que mi adorado Jesús, conforme hablaba de su
Voluntad me desaparecía y quedaba como eclipsado en una Luz inmensa,
como cuando el sol hace desaparecer las estrellas eclipsándolas en su luz, he
dicho: "Jesús, vida mía, no me hables de tu Voluntad porque Tú te eclipsas
en su Luz y yo te pierdo y quedo sola sin Ti. ¿Cómo puede ser que tu
Querer me haga perder a mi Vida, a mi todo?"
Y Jesús ha agregado: "Hija mía, mi Humanidad es más pequeña que mi
Voluntad eterna, tiene sus confines, sus límites, y por eso mi Voluntad
interminable acercándose a ti con sus conocimientos, hace que mi
Humanidad quede perdida en su Luz y como eclipsada, y por eso tú no me
ves, pero Yo quedo siempre en ti y gozo, porque veo a la pequeña recién
nacida de mi Voluntad eclipsada en la misma Luz de mi Humanidad, así que
estamos juntos, pero como nuestra vista queda deslumbrada por la Luz
resplandeciente del Querer Supremo, no nos vemos."
Febrero 2, 1924
El abandono en Dios forma las alas para volar en
el ámbito de la eternidad. ¿Qué es la eternidad?
Me sentía muy oprimida por la privación de mi dulce Jesús y por otras
razones que no es necesario escribir aquí, y mi amado Jesús moviéndose en
mi interior y estrechándome a Él para darme fuerza, pues me sentía
sucumbir, me ha dicho:
"Hija mía, mi Voluntad es vida y movimiento de todo, ¿pero sabes tú
quién sigue su movimiento y toma el vuelo en mi eterno Querer, de maneraque gira como gira Él en el ámbito de la eternidad y se encuentra donde Él
se encuentra y hace lo que Él hace? El alma del todo abandonada en mi
Santa Voluntad; el abandono son las alas para volar junto con mi Querer, en
cuanto cesa el abandono así pierde el vuelo y quedan destruidas las alas. Así
que todos sienten el movimiento, la Vida de mi Voluntad, pero se quedan en
el punto donde están, porque no hay movimiento que no parta de Mí, pero
sólo quien tiene las alas del abandono en Mí, hace el mismo camino de mi
Voluntad, sobrevuela sobre todo, sea en el Cielo o en la tierra, entra en el
ámbito de la eternidad y gira en medio de las Tres Divinas Personas, penetra
en los más íntimos lugares de Ellas, está al día de sus secretos y de sus
bienaventuranzas. Sucede como a una máquina donde en medio está la
primera rueda y en torno a ella otras muchas pequeñas ruedecillas que son
fijas, en cuanto se mueve la primera rueda todas las demás reciben el
movimiento, pero nunca llegan a tocar a la primera rueda, ni saben nada de
lo que ella hace ni de los bienes que contiene; en cambio otra pequeña
ruedita que no esté fija, y que por medio de un mecanismo gire siempre por
todas las ruedecillas para encontrarse en cada movimiento de la primera
rueda, para hacer de nuevo su giro, esta ruedecilla girante sabe lo que hay en
la primera rueda y toma parte en los bienes que ella contiene. Ahora, la
primera rueda es mi Voluntad, las ruedecillas fijas son las almas
abandonadas a sí mismas, lo que las vuelve inmóviles en el bien; la
ruedecilla girante es el alma que vive en mi Voluntad, el mecanismo es el
abandono todo en Mí; así que cada falta de abandono en Mí es un giro que
pierdes en el ámbito de la eternidad. ¡Si supieras qué significa perder un
giro eterno!"
Yo al oír esto he dicho: "¿Pero dime Amor mío, qué significa
eternidad y qué cosa es este giro eterno?"
Y Jesús ha agregado: "Hija mía, la eternidad es un círculo inmenso,
donde no se puede conocer ni donde empieza ni donde termina; en este
círculo se encuentra Dios, sin principio y sin fin, donde posee felicidad,
bienaventuranzas, alegrías, riquezas, belleza, etc., infinitas. En cada
movimiento divino, que no cesa jamás, hace salir de este círculo de la
eternidad nuevas felicidades, nuevas bellezas, nuevas bienaventuranzas, etc.,
pero esto nuevo es un acto jamás interrumpido; pero uno no es parecido al
otro, distintos entre ellos, nuestros contentos son siempre nuevos; son tales y
tantas nuestras bienaventuranzas, que mientras gozamos una, otra nos
sorprende, y esto siempre y jamás terminan, son eternas, inmensas como
Nosotros, y lo que es eterno tiene virtud de hacer surgir cosas siempre
nuevas; lo antiguo, las cosas repetidas no existen en lo que es eterno. ¿Pero
sabes tú quién toma más parte en el Cielo de lo nuevo que jamás se agota?
Quien más haya practicado el bien en la tierra, este bien será como el
germen que le dará el conocimiento de nuestras bienaventuranzas, alegrías,
bellezas, amor, bondad, etc., y según el bien que el alma haya practicado en
la tierra, que tenga alguna armonía con nuestras variadas bienaventuranzas,
así se acercará a Nosotros y a grandes sorbos se llenará de aquella
bienaventuranza de la cual contenga el germen, hasta desbordarse fuera. De
todo lo que contiene el círculo de la eternidad tomaran parte, en cambio, de
los gérmenes adquiridos en la tierra, de ellos serán colmados. Sucederá
como a uno que haya aprendido música, un trabajo, una ciencia; sonando la
música, muchos escuchan y gozan, pero, ¿quién entiende? ¿Quién siente
penetrarle en la inteligencia y descenderle en el corazón todas aquellas notas
de gozo o de dolor? ¿Quién se siente como lleno y ve en acto las escenas
que la música expresa? Quien ha estudiado, quien se ha fatigado por
aprenderla; los demás gozan pero no entienden, su gozo está sólo en la
percepción del oído, pero todo su interior queda en ayunas; así también
quien ha aprendido las ciencias, ¿quién goza más, uno que ha estudiado, que
ha consumido su inteligencia en los libros, en tantas cosas científicas, o bien
quien sólo las ha mirado? Cierto, quien ha estudiado puede hacer ganancias
justas, puede ocupar diversos puestos, en cambio el otro puede gozar con la
sola vista si ve cosas que pertenecen a las ciencias; así de todas las demás
cosas. Si esto sucede en la tierra, mucho más en el Cielo donde la Justicia
pesa con la balanza del Amor cada pequeño acto bueno hecho por la criatura
y pone sobre ese acto bueno una felicidad, una alegría, una belleza
interminables.
Ahora, ¿qué será del alma que habrá vivido en mi Querer, donde todos
sus actos quedan con un germen eterno y divino? El círculo de la eternidad
se verterá de tal forma en ella, que toda la Jerusalén celestial quedará
sorprendida y harán nuevas fiestas y recibirán nueva gloria."
Febrero 5, 1924
Privaciones. Penas de Jesús, tristeza del alma. Efectos de la
alegría. El alma no puede salir de la Divina Voluntad, porque
su voluntad está encadenada con la inmutabilidad de la Divina.
Me sentía amargada por la privación de mi sumo y único bien, me
sentía extenuada, sentía que no más vendría Aquél que era toda mi vida,
sentía que todo lo pasado había sido un juego de fantasía. ¡Oh! si estuviera
en mi poder habría quemado todos los escritos, a fin de que no quedara
ningún vestigio de mí. También mi naturaleza sentía los dolorosos efectos
de su privación, pero es inútil escribir lo que ha pasado, porque también el
papel es cruel y no tiene ninguna palabra de consuelo para mí y no me da a
Aquél por el que tanto suspiro, más bien el decirlo exacerba más mis penas,
por eso mejor sigo adelante. Ahora, mientras me encontraba en tan duro
estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver con una varita de fuego en la
mano y me decía:
"Hija mía, ¿dónde quieres que te pegue con esta varita? Quiero
castigar al mundo, por eso he venido a ti para ver cuántos golpes quieres
recibir tú, para dar el resto a las criaturas, por eso dime dónde quieres que te
golpee.
Y yo amargada como estaba he dicho: "Donde quieras golpearme
pégame, yo no quiero saber nada, no quiero otra cosa que tu Voluntad."
Y Él de nuevo: Quiero saber por ti donde quieres que te golpee."
Y yo: "No, no, yo jamás lo diré, quiero donde quieras tú."
Y Jesús me ha preguntado de nuevo, y viendo que yo siempre
respondía, no quiero otra cosa que tu Voluntad, ha repetido:
"Así que ni siquiera quieres decir dónde quieres que te golpee."
Entonces, sin decirme otra cosa me golpeaba; aquellos golpes eran
dolorosos, pero como partían de las manos de Jesús me infundían la vida, la
fuerza, la confianza. Después de que me ha golpeado, de manera que me
sentía toda maltratada, me he puesto cerca de su cuello y acercándome a su
boca he intentado chupar, mientras hacía esto venía a mi boca un líquido
dulcísimo que me fortalecía toda, pero no era esa mi voluntad, más bien
quería sus amarguras, que las tenía en demasía en su corazón santísimo, y
después le he dicho:
"Amor mío, que dura suerte es la mía, tu privación me mata, el temor
de que pudiera salir de tu Voluntad me aplasta, dime, ¿en qué te he
ofendido? ¿Por qué me dejas? Y a pesar que ahora estás conmigo, no me
parece que hayas venido para quedarte conmigo como antes, para estar
juntos, sino de paso. ¡Ah! ¿cómo estaré sin Ti, vida mía? Dilo Tú mismo si
es que puedo hacerlo, y mientras esto decía he roto en llanto, y Jesús
estrechándome a Él me ha dicho:
"Pobre hija mía, pobre hija mía, ánimo, tu Jesús no te deja, ni temas
que pudieras salir de mi Voluntad, porque tu voluntad está encadenada con
la inmutabilidad de la mía, a lo más serán pensamientos, impresiones que
sentirás, pero no verdaderos actos, porque estando en ti la inmutabilidad de
mi Voluntad, cuando la tuya estuviera por salir de la mía sentirás la firmeza,
la fuerza de mi inmutabilidad y quedarás más encadenada. Y además, ¿te
has olvidado que no sólo estoy Yo en tu corazón, sino todo el mundo y que
desde dentro de ti dirijo la suerte de todas las criaturas? Lo que tú sientes no
es otra cosa que la forma en como está el mundo conmigo, y las penas que
me dan, estando Yo en ti, repercuten sobre ti; ¡ah hija mía, cuánto nos hace
sufrir el mundo! Pero ánimo, cuando vea que no puedes más, Yo dejo todo
y vengo a estarme con mi hija para reanimarte y reanimarme de las penas
que me dan."
Dicho esto ha desaparecido, yo he quedado reanimada, sí, pero con
una tristeza de sentirme morir; me sentía como sumergida en un baño de
amarguras y aflicciones, tanto, que no sentía la fuerza de decirle a Jesús:
Ven. Luego, mientras hacía mis acostumbradas oraciones, mi amado Jesús
ha regresado diciéndome:
"Hija mía, dime, ¿por qué estás triste? Mira, Yo vengo de en medio
de las criaturas con las lágrimas en los ojos, con el corazón traspasado,
traicionado por muchos, y por eso he dicho entre Mí: Me voy con mi hija,
con mi pequeña recién nacida de mi Voluntad, a fin de que me enjugue las
lágrimas, con sus actos que ha hecho en mi Voluntad me dará el amor y todo
lo que los demás no me dan, me reposaré en ella y la reanimaré con mi
presencia, y tú en cambio te haces encontrar tan triste que debo hacer a un
lado mis penas para aliviar las tuyas. ¿No sabes tú que la alegría al alma es
como el perfume a las flores, como el condimento a los alimentos, como el
colorido a las personas, como la maduración a los frutos, como el sol a las
plantas? Así que con esta tristeza no me has dejado encontrar un perfume
que me recreé, ni un alimento sabroso, ni un fruto maduro, estás toda
descolorida, tanto, que me das piedad. Pobre hija, ánimo, estréchate a Mí,
no temas."
Yo me he estrechado a Jesús, habría querido estallar en llanto, sentía
que se me ahogaba la voz, pero me he hecho violencia y ahogando el llanto
le he dicho:
"Jesús, Amor mío, mis penas son nada en comparación de las tuyas,
por eso pensemos en tus penas si no me quieres agregar otras amarguras.
Deja que te enjugue las lágrimas y particípame de las penas de tu corazón."
Entonces me ha participado sus penas y haciéndome ver los graves
males que hay en el mundo y los que vendrán ha desaparecido."
Febrero 8, 1924
Cómo deben estar y qué es lo que deben hacer
los pequeños en la Divina Voluntad.
Estaba fundiéndome toda en el Santo Querer Divino y como al hacer
esto, como la más pequeña de todos, me pongo delante de todas las
generaciones, aun antes que Adán y Eva fuesen creados, a fin de que antes
de que ellos pecasen yo ya hubiese preparado el acto de reparación a la
Divina Majestad, porque en el Querer Divino no hay ni pasado ni futuro,
sino que todo es presente, y también porque siendo pequeña, pudiera
acercarme para interceder y hacer mis pequeños actos en su Querer, para
poder cubrir todos los actos de las criaturas con su Voluntad Divina, y así
poder vincular la voluntad humana separada de la Divina y hacer de ellas
una sola. Ahora, mientras estaba por hacer esto, era tanto mi
aniquilamiento, mi miseria y mi pequeñez extrema, que he dicho entre mí:
"En vez de ponerme al frente de todos en la Santísima Voluntad, debo más
bien ponerme detrás de todos, aun detrás del último hombre que vendrá,
pues siendo la más despreciable y la más miserable de todos me conviene el
último puesto." Mientras esto hacía, mi amado Jesús ha salido de dentro de
mi interior, y tomándome la mano me ha dicho:
"Mi pequeña hija, en mi Voluntad los pequeños deben estar delante de
todos, más aun, deben estar en mi seno. Quien debe interceder, reparar,
unificar nuestra Voluntad no sólo con la suya sino con la de los demás, debe
estarnos cerca y tan unido con Nosotros que reciba todos los reflejos de la
Divinidad para copiarlos en sí mismo, debe tener un pensamiento que sea de
todos, una palabra, una obra, un paso, un amor, que sea de todos y por todos.
Y siendo que nuestra Voluntad envuelve a todos, ese pensamiento tuyo sea
de todos en nuestro Querer, esa palabra, ese acto, ese amor brillen en cada
pensamiento, palabra y acto de todas las generaciones, y en la Potencia de
nuestra Voluntad se hagan antídoto, defensores, amantes, actores, etc. Si
supieras con qué Amor te espera nuestro Padre Celestial, el gozo, el contento
que siente al verte tan pequeña llevándole a su regazo la Creación toda para
darle la correspondencia por todos, siente que le regresa la gloria, los gozos
y las complacencias de la finalidad de la Creación; por eso es necesario que
tú vengas por delante de todos, y después de que hayas venido delante de
todos darás una vuelta en nuestra Voluntad y te pondrás detrás de todos, te
los pondrás como en tu regazo y nos los traerás a todos a nuestro seno, y
Nosotros, viéndolos cubiertos por tus actos hechos en nuestro Querer, los
acogeremos con más amor y nos sentiremos más dispuestos a vincular
nuestra Voluntad con la de las criaturas, para hacer que regrese con su pleno
dominio. Por eso, ánimo, los pequeños se pierden en la muchedumbre, por
eso es necesario que vengas al frente, para cumplir la misión de tu oficio en
nuestra Voluntad. Los pequeños en nuestra Voluntad no tienen
pensamientos propios, cosas propias, sino todo en común con el Padre
Celestial, por eso, como todos gozan del sol, quedando todos inundados por
su luz, porque ha sido creado por Dios para bien de todos, así todos disfrutan
de los actos hechos por la pequeña hija en nuestra Voluntad, que más que sol
saetean a todos para hacer que el Sol del Querer eterno surja de nuevo con
aquella finalidad por la cual fueron creadas todas las generaciones. Así
pues, no te pierdas entre la muchedumbre de tus miserias, de tu estado
miserable, de los pensamientos propios, sino piensa sólo en tu oficio de
pequeña de nuestra Voluntad y sé atenta en cumplir tu misión."
Febrero 10, 1924
La doctrina sobre la Divina Voluntad es la más pura, la más bella,
por la cual será renovada la Iglesia y transformada la faz de la
tierra. El abandono en la Divina Voluntad.
Estaba pensando entre mí en todo lo que está escrito en estos días
pasados, y decía entre mí que no eran cosas ni necesarias ni serias y que
podía no haberlas puesto en el papel, pero la obediencia lo ha querido y yo
estaba en el deber de pronunciar el Fiat también en esto. Mientras esto
pensaba, mi amado Jesús me ha dicho:
"Hija mía, sin embargo todo era necesario para hacer conocer cómo se
vive en mi Querer; no diciéndolo todo, tú harías faltar una cualidad del
modo cómo vivir en Él, y por lo tanto no podrían tener el pleno efecto del
vivir en mi Voluntad; como por ejemplo sobre el abandono del vivir en mi
Querer, si el alma no viviese toda abandonada en mi Voluntad, sería como
una persona que viviese en un suntuoso palacio, y ahora se asoma por una
ventana, ahora por un balcón, ahora baja al portón, así que la pobrecita poco
o a la ligera pasa por sus estancias, no toma interés ni del régimen ni del
trabajo que se necesita, ni de los bienes que hay, ni de lo que puede tomar, ni
de lo que puede dar; quién sabe cuántos bienes hay y ella no toma interés,
por eso no ama como debería amar, ni tiene la estima que merece aquel
palacio. Ahora, para el alma que vive en mi Voluntad y no está del todo
abandonada en Ella, las reflexiones propias, los cuidados de sí misma, los
temores, las turbaciones, no son otra cosa que ventanas, balcones, portones
que se forma en mi Voluntad, y que saliendo frecuentemente está obligada a
ver y sentir las miserias de la vida humana, y como las miserias son
propiedad suya y las riquezas de mi Voluntad son mías, se apega más a las
miserias que a las riquezas, entonces no tomará amor ni gustará qué significa
vivir en mi Querer; y habiéndose formado el portón, un día o el otro se irá
para vivir en el miserable tugurio de su voluntad. Mira entonces cómo es
necesario el pleno abandono en Mí para vivir en mi Voluntad; Ella no tiene
necesidad de las miserias de la voluntad humana; quiere que viva junto con
Ella, bella como la hizo salir de su seno, sin el miserable ajuar que se ha
formado en el exilio de la vida, de otra manera habría disparidad que daría
dolor a la mía e infelicidad a la voluntad humana. Mira cómo es necesario
hacer entender que se necesita el pleno abandono para vivir en mi Voluntad,
y tú dices que no era necesario escribir sobre esto, te compadezco, porque tú
no ves lo que veo Yo, por eso lo tomas a la ligera; en cambio en mi
Omnividencia veo que estos escritos serán para mi Iglesia como un nuevo
Sol que surgirá en medio de Ella, y los hombres atraídos por su luz
deslumbrante se aplicarán para transformarse en esta Luz y salir
espiritualizados y divinizados, por lo cual renovándose la Iglesia,
transformarán la faz de la tierra.
La doctrina sobre mi Voluntad es la más pura, la más bella, no sujeta a
sombra de materia o de interés, tanto en el orden sobrenatural como en el
orden natural, por eso será, a manera de sol, la más penetrante, la más
fecunda y la más bienvenida y acogida. Y como es Luz, por sí misma se
hará entender y se abrirá camino. No estará sujeta a dudas, a sospechas de
error, y si alguna palabra no se entenderá, será la demasiada Luz, que
eclipsando la inteligencia humana no podrán comprender toda la plenitud de
la verdad, pero no encontrarán una palabra que no sea verdad, a lo más, no
podrán del todo comprenderla. Por eso, en vista del bien que veo, te incito a
que nada dejes de escribir, un dicho, un efecto, una semejanza sobre mi
Voluntad, puede ser como un rocío benéfico sobre las almas, como es
benéfico el rocío sobre las plantas después de un día de sol ardiente, como
una lluvia abundante después de largos meses de sequía. Tú no puedes
entender todo el bien, la luz, la fuerza que hay dentro de una palabra, pero tu
Jesús lo sabe, y sabe a quién debe servir y el bien que debe hacer."
Ahora, mientras esto decía me ha hecho ver en medio de la Iglesia una
mesa, y todos los escritos sobre la Divina Voluntad puestos encima, muchas
personas venerables rodeaban esa mesa y salían transformadas en luz y
divinizadas, y conforme caminaban comunicaban aquella Luz a quien
encontraban.
Y Jesús ha agregado: "Tú verás desde el Cielo el gran bien, cuando la
Iglesia recibirá este alimento celestial, que fortificándola la hará resurgir en
su pleno triunfo."
Febrero 16, 1924
Cada latido del corazón de Jesús le llevaba
un nuevo dolor, nuevas alegrías y contentos.
Estaba pensando en los dolores del corazón santísimo de Jesús, ¡oh,
cómo mis penas desaparecían comparadas a las suyas! Y mi siempre amable
Jesús me ha dicho:
"Hija mía, los dolores de mi corazón son indescriptibles e
inconcebibles a la criatura humana. Tú debes saber que cada latido de mi
corazón era un dolor distinto, cada latido me llevaba un nuevo dolor, distinto
uno del otro. La vida humana es un continuo palpitar, si cesa el latido cesa
la vida; imagínate entonces que torrentes de dolor me llevaba cada latido de
mi corazón, hasta el último momento de mi muerte, desde que fui concebido
hasta mi último latido, ninguno dejó de llevarme nuevas penas y acerbos
dolores; pero debes saber también que mi Divinidad que era inseparable de
Mí, vigilando mi corazón, mientras en cada latido hacía entrar un nuevo
dolor, así también en cada latido hacía entrar nuevas alegrías, nuevos
contentos, nuevas armonías y arcanos celestiales. Si fui rico en el dolor y
mares inmensos de penas encerraba mi corazón, fui también rico de
felicidad, de alegrías infinitas y de dulzuras inenarrables. Al primer latido
de dolor Yo habría muerto si la Divinidad, amando a este corazón con Amor
infinito, no hubiera hecho repercutir en mi corazón un latido en dos: dolor y
alegría, amargura y dulzura, penas y contentos, muerte y vida, humillación y
gloria, abandonos humanos y consuelos divinos. ¡Oh! si tú pudieras ver en
mi corazón verías todo concentrado en Mí, todos los dolores posibles e
imaginables, de los cuales surgen a nueva vida las criaturas, y todos los
contentos y riquezas divinas, que como tantos mares corren en mi corazón y
Yo los difundo para bien de toda la familia humana. ¿Pero quién toma más
de estos tesoros inmensos de mi corazón? Quien más sufre. Por cada pena,
por cada dolor, hay una alegría especial en mi corazón que sigue a esa pena
o dolor sufrido por la criatura; el dolor la hace más digna, más amable, más
querida, más cordial. Y así como mi corazón se atrajo todas las simpatías
divinas en virtud de los dolores sufridos, Yo, viendo en la criatura el dolor,
especial característica de mi corazón, vigilando este dolor, con todo amor
vierto sobre ella las alegrías y los contentos que contiene mi corazón; pero
con sumo dolor mío, mientras mi corazón quisiera hacer seguir mis alegrías
al dolor que envío a las criaturas, no encontrando en ellas el amor a las penas
y la verdadera resignación como los tuvo mi corazón, mis alegrías siguen al
dolor, pero viendo que el dolor no ha sido recibido con amor, honor y total
sumisión, mis alegrías no encuentran el camino para entrar en aquel corazón
adolorido y regresan dolientes a mi corazón. Pero cuando encuentro un alma
resignada, amante del sufrir, me la siento como regenerada en mi corazón y
¡oh! cómo se alternan los dolores y las alegrías, las amarguras y las dulzuras,
no ahorro nada de todos los bienes que puedo derramar en ella."
Febrero 18, 1924
Todas las cosas creadas tienen un solo
sonido: ‘Te amo’, y un amor diferente.
Estaba según mi costumbre fundiéndome en el Divino Querer para
encontrar todas las cosas creadas y poder en ellas dar mi correspondencia de
amor por mí y por todos. Mientras esto hacía pensaba entre mí: "Mi Jesús
dice que todo lo ha creado por amor mío y por amor a cada uno, ¿pero cómo
puede ser esto si muchas cosas creadas yo ni siquiera las conozco? Como
tantos peces que se agitan en el mar, tantos pájaros que vuelan por el aire,
tantas plantas, tantas flores, tanta variedad de belleza que contiene todo el
universo, ¿quién los conoce? Apenas en pequeñísimo número; entonces si
yo ni siquiera lo sé, especialmente yo que llevo años y años clavada en una
cama, ¿cómo puede decir que todas las cosas creadas tienen la marca, el
sello de su te amo para mí?" Mientras esto pensaba, mi dulce Jesús se ha
movido en mi interior en acto de poner atención para escucharme y me ha
dicho:
"Hija mía, y sin embargo es verdad que todas las cosas creadas tienen
cada una un amor distinto hacia ti; también es verdad que tú no las conoces
todas, pero esto dice nada, es más, te revela mayormente mi Amor y te dice
a claras notas que mi te amo por ti te está cerca y lejos, escondido y a la
vista. Yo no hago como las criaturas que cuando están cerca son todo amor,
pero en cuanto se alejan se enfrían y no saben más amar; mi Amor es estable
y fijo y no importa que esté cercano o lejano, escondido y secreto, tiene un
mismo sonido nunca interrumpido: ‘Te amo.’ Mira, tú conoces la luz del
sol, es verdad, y recibes su luz y su calor por cuanto quieres, pero otra luz te
sobra, tanto, que llena toda la tierra. Si tú quisieras más luz, el sol te la
daría, y aun toda. Ahora, toda la luz del sol te dice mi te amo, la cercana y la
lejana, es más, conforme recorre la tierra así lleva la melodía de mi te amo
para ti; sin embargo tú no conoces ni los caminos que recorre la luz, ni las
tierras que ilumina, ni las personas que gozan el benéfico influjo de los rayos
solares, pero mientras no conoces todo lo que hace la luz, tú estás en esa
misma luz, y si no la tomas toda es porque te falta la capacidad de poderla
absorber toda en ti, pero a pesar de esto no puedes decir que toda la luz del
sol no te dice te amo, es más, hace más desahogo de amor, porque conforme
va invadiendo la tierra, va narrando a todos mi te amo; así también todas las
gotas de agua, no las puedes beber todas y encerrarlas en ti, pero a pesar de
esto no puedes decir que no dicen te amo. Así que todas las cosas creadas,
conocidas o no conocidas, todas tienen el sello de mi te amo, porque todas
sirven a la armonía del universo, al decoro de la Creación, a la maestría de
nuestra mano creadora. Yo he hecho como un padre rico y tierno, amante de
su hijo, y debiendo el hijo salir de la casa paterna para tomar estado, el padre
prepara un suntuoso palacio con innumerables estancias, donde cada una
contiene algo que pueda servir a su hijo, pero como estas estancias son
muchas, el hijo no siempre las ve, es más, algunas ni las conoce porque no
ha tenido necesidad de servirse de ellas, y a pesar de esto, ¿se puede acaso
negar que en cada estancia no haya habido un amor paterno especial hacia el
hijo, habiendo la bondad paterna provisto aún a lo que al hijo podía no serle
necesario? Así he hecho Yo, este hijo ha salido de dentro de mi seno y nada
he querido que le faltase, es más, he creado muchas y muy variadas cosas, y
uno goza de una cosa y otro de otra, pero todo tiene un solo sonido: Te
amo."
Febrero 20, 1924
Si otras almas antes que Luisa hubieran vivido en la Divina Voluntad,
Jesús habría hecho uso de su Potencia para hacer traslucir fuera el
modo sublime del vivir en su Querer. Vivir en el Divino Querer
significa un intercambio continuo de voluntad humana y Divina.
De todo lo que mi dulce Jesús me ha dicho sobre su Santísimo Querer
estaba pensando entre mí: "¿Puede ser acaso posible que no haya habido
antes un alma que haya vivido en el Divino Querer y que yo sea la primera?
Quién sabe cuántas otras ha habido antes que yo y en modo más perfecto y
más activo que yo." Y mientras esto decía, mi siempre amable Jesús se ha
movido en mi interior y me ha dicho:
"Hija mía, ¿por qué no quieres reconocer el don, la gracia, tu misión
de haber sido llamada en modo todo especial y nuevo a vivir en mi Querer?
Si hubiera habido otras almas en mi Iglesia antes que tú, siendo el vivir en
mi Querer la cosa más importante, la que más me interesa y que tanto me
apremia, ya estarían los trazos, las normas, las enseñanzas en mi Iglesia de
quien hubiera tenido la suerte de hacer vida en mi Voluntad, ya estarían los
conocimientos, los alicientes, los efectos, los bienes que contiene este vivir
en mi Querer. Si hubiera habido otras manifestaciones ya habría hecho Yo
uso de mi Potencia, haciendo traslucir fuera el modo sublime del vivir en mi
Querer; en vista de mi gran complacencia y al verme honrado por el alma
con la gloria de mi misma Voluntad, habría puesto en tales apuros a aquella
alma, que no habría podido resistir en manifestar lo que Yo quería, y así
como están los dichos y las enseñanzas del vivir resignado, paciente,
obediente, etc., estaría también esto del vivir en mi Querer; sería
verdaderamente extraño que la cosa que más amo la hubiera debido tener
oculta; es más, cuanto más se ama una cosa, más se la quiere hacer conocer;
cuanta más complacencia y gloria me da un modo de vivir, más quiero
difundirlo. No es naturaleza del verdadero Amor ocultar lo que puede hacer
felices y enriquecer a los demás. Si tú supieras cómo suspiraba este tiempo
en que vendría a la luz mi pequeña recién nacida en mi Voluntad, para
hacerte vivir en mi Querer, y qué cortejo de gracia preparaba para obtener el
intento, tú quedarías aturdida y me estarías más agradecida y más atenta.
¡Ah, tú no sabes qué significa vivir en mi Querer! Significa hacerme volver
las puras alegrías de la finalidad de la Creación, mis inocentes
entretenimientos del por qué creé al hombre; significa quitarme toda la
amargura que la pérfida voluntad humana me dio casi al nacer de la
Creación; significa un intercambio continuo de voluntad humana y Divina, y
el alma, temiendo de la suya, vive de la mía, y esta Voluntad mía va
llenando al alma de gozos, de amor y de bienes infinitos. ¡Oh, cómo me
siento feliz al poder dar lo que quiero a esta alma, porque mi Voluntad
contiene amplitud tal de poder recibir todo! Así que entre Mí y ella no hay
más divisiones, sino estable unión de obrar, de pensar, de amar, porque mi
Voluntad la suple en todo, por eso estamos en acuerdo perfecto y en
comunidad de bienes. Había sido esta la finalidad de la creación del
hombre, hacerlo vivir como hijo nuestro y poner en común con él nuestros
bienes, a fin de que él fuese en todo feliz y Nosotros quedáramos
complacidos por su felicidad.
Ahora, el vivir en mi Querer es precisamente esto: Es hacernos
restituir la finalidad, los gozos y las fiestas de la Creación, ¿y tú dices que
debía tenerlo oculto en mi Iglesia, sin hacerlo salir fuera? Habría movido
Cielo y tierra, habría arroyado los ánimos por una fuerza irresistible para
hacer conocer lo que será cumplimiento de la Creación. ¿Ves cuánto me
interesa este vivir en mi Querer, que pone el sello a todas mis obras para que
todas estén completas? A ti tal vez te parezca nada, o bien que ya haya
cosas semejantes en mi Iglesia, no, no, para Mí en cambio es el
cumplimiento de mis obras, y como tal debes apreciarlo y ser más atenta en
cumplir la misión que quiero de ti."
Febrero 22, 1924
Dios gozó las alegrías de la Creación hasta que el hombre pecó; luego
las gozó cuando vino a la luz la Virgen Santísima; después cuando
vino el Verbo a la tierra, y las gozará de nuevo cuando las
almas vivan en el Querer Divino.
Estaba pensando en lo que está dicho antes y decía para mí: "¿Será
posible que el Señor bendito después de tantos siglos no haya gozado de las
puras alegrías de la Creación y que espera el vivir en el Divino Querer para
recibir estas alegrías, esta gloria y la finalidad para la cual todo fue creado?"
Mientras pensaba esto y otras cosas, mi dulce Jesús se ha hecho ver en mi
interior y con una luz que me enviaba a la inteligencia me ha dicho:
"Hija mía, las puras alegrías de la Creación, mis inocentes
entretenimientos con la criatura, los he gozado pero a intervalos, no
perennemente, y las cosas cuando no son estables y continuas acrecientan
mayormente el dolor y hacen desear más el gozárselas de nuevo y se haría
cualquier sacrificio con tal de hacerlas permanentes. En primer lugar gocé
las puras alegrías de la Creación, cuando después de crear todo creé al
hombre, hasta que él pecó. Entre él y Nosotros había sumo acuerdo, alegrías
comunes, inocentes entretenimientos; nuestros brazos estaban siempre
abiertos para abrazarlo, para darle nuevas alegrías, nuevas gracias, y con el
dar Nosotros nos divertíamos tanto, de formar para Nosotros y para él una
fiesta continua. Para Nosotros el dar es gozar, es felicidad, es diversión; en
cuanto pecó y rompió su voluntad con la nuestra todo terminó, porque no
estando más en él la plenitud de nuestra Voluntad, faltaba la corriente para
poder dar y poder continuar la vida de felicidad de ambas partes; mucho
más, pues faltando en él nuestra Voluntad le faltaba la capacidad y la
salvaguardia para poder custodiar nuestros dones.
En segundo lugar gozamos las puras alegrías de la Creación cuando
después de tantos siglos vino a la luz del día la Virgen Inmaculada.
Habiendo sido Ella preservada aun de la sombra de la culpa y poseyendo
toda la plenitud de nuestra Voluntad, no habiendo habido entre Ella y
Nosotros ni la sombra de ruptura entre la voluntad suya y la nuestra, nos
fueron restituidas las alegrías y nuestros inocentes entretenimientos, nos
trajo como en su regazo todas las fiestas de la Creación y Nosotros le dimos
tanto y nos divertíamos tanto en darle, de enriquecerla a cada instante de
nuevas gracias, de nuevos contentos, de nueva belleza, de no poder
contenerlos más. Pero la Emperatriz criatura no duró largamente en la tierra,
pasó al Cielo y no encontramos ninguna otra criatura en el bajo mundo que
perpetuara nuestros entretenimientos y nos trajera las alegrías de la
Creación.
En tercer lugar gozamos de las alegrías de la Creación cuando Yo,
Verbo Eterno, descendí del Cielo y tomé mi Humanidad. ¡Ah! mi amada
Mamá con poseer la plenitud de mi Voluntad había abierto las corrientes
entre el Cielo y la tierra, había puesto todo en fiesta, Cielo y tierra, y la
Divinidad estando en fiesta por amor de tan Santa Criatura me hizo concebir
en su virginal seno, dándole la fecundidad divina para hacerme cumplir la
gran obra de la Redención. Si no hubiera estado esta Virgen excelsa que
tomase el primado en mi Voluntad y que habría hecho vida perfecta en miQuerer, viviendo en Él como si no tuviese voluntad propia, y que con hacer
esto puso en corriente las alegrías de la Creación y nuestras fiestas, jamás el
Verbo Eterno habría venido a la tierra para cumplir la Redención del género
humano. ¿Ves entonces cómo la cosa más grande, más importante, que más
satisface, que más atrae a Dios, es el vivir en mi Querer, y quien vive en Él
vence a Dios y hace dar de Dios dones tan grandes, de dejar estupefactos
Cielo y tierra y que en siglos y siglos no se habían podido obtener. ¡Oh!
como mi Humanidad estando en la tierra y conteniendo la misma Vida del
Querer Supremo, es más, que era inseparable de Mí, llevaba en modo
completo a la Divinidad todas las alegrías, la gloria y la correspondencia del
amor de toda la Creación; y la Divinidad fue tan feliz que me dio el primado
sobre todo, el derecho de juzgar a todas las gentes. ¡Oh, que bien obtuvieron
las criaturas sabiendo que un Hermano suyo que tanto las amaba y tanto
había sufrido para ponerlas a salvo, debía ser su Juez! La Divinidad, al ver
en Mí encerrada toda la finalidad de la Creación, como si se despojase de
todo me concedió todos los derechos sobre todas las criaturas. Pero mi
Humanidad pasó al Cielo y no quedó en la tierra quien perpetuase el vivir
del todo en el Querer Divino, y por lo tanto, elevándose sobre todo y todos
en nuestra Voluntad nos trajera las puras alegrías, y nos hiciera continuar
nuestros inocentes entretenimientos con una criatura terrestre; así que
nuestras alegrías fueron interrumpidas y nuestros juegos despedazados en la
faz de la tierra."
Entonces yo al oír esto he dicho: "Jesús mío, ¿cómo puede ser esto
que Tú dices? Es verdad que nuestra Mamá pasó al Cielo y tu Humanidad
también, ¿pero no os llevasteis con Vosotros las alegrías, en modo de poder
continuar vuestros entretenimientos inocentes en el Cielo con vuestro Padre
Celestial?"
Y Jesús: "Las alegrías del Cielo son nuestras y ninguno nos las puede
quitar ni disminuir, en cambio las que nos vienen de la tierra estamos en acto
de adquirirlas, y el juego viene formado precisamente en el acto de las
nuevas adquisiciones; entre la adquisición de la victoria o la pérdida, vienen
a formarse las alegrías de la adquisición, o si queda derrotada vienen
formados los dolores de la derrota.
Ahora vengamos a nosotros hija mía; cuando Yo vine a la tierra el
hombre estaba tan engolfado en el mal y tan lleno de voluntad humana, que
el vivir en mi Querer no encontraba lugar y Yo en mi Redención le impetré
primero la gracia de la resignación a mi Voluntad, porque en el modo como
se encontraba era incapaz de recibir el don más grande del vivir en mi
Querer, y luego le impetré la gracia más grande, como corona y
cumplimiento de todas las gracias, el vivir en mi Querer, a fin de que
nuestras puras alegrías de la Creación y nuestros entretenimientos inocentes,
tomaran de nuevo su curso en la faz de la tierra. Mira, han pasado cerca de
veinte siglos desde que las verdaderas, las plenas alegrías de la Creación han
estado interrumpidas porque no encontramos capacidad suficiente,
despojamiento total de voluntad humana en donde poder confiar las
propiedades de nuestro Querer. Ahora, para hacerlo, debíamos elegir a una
criatura que más se acercara y se hermanara con las humanas generaciones,
pues si pusiera como ejemplo a mi Mamá se habrían sentido muy distantes
de Ella y habrían dicho: ‘¿Cómo no debía vivir en el Querer Divino si fue la
exenta de toda mancha, aun de origen?’ Entonces habrían levantado los
hombros y no se habrían dado ni un pensamiento; y si ponía como ejemplo
mi Humanidad se habrían espantado más aún y habrían dicho: ‘Era Dios y
Hombre y siendo la Voluntad Divina su vida propia, no es de asombrarse su
vivir en el Querer Supremo.’ Entonces, para hacer que en mi Iglesia pudiera
tener vida este vivir en mi Voluntad, debía Yo hacer un escalón, descender
más a lo bajo y elegir de en medio de ellos a una criatura, a la cual dotándola
de las gracias suficientes y haciéndome camino en su alma, debía vaciarla de
todo, haciéndole comprender el gran mal de la voluntad humana, de manera
que la aborreciera tanto de preferir la muerte antes que hacer su voluntad; y
luego, haciéndole don de mi Voluntad Divina y poniéndome en actitud de
maestro, le he hecho comprender toda la belleza, la potencia, los efectos, el
valor, el modo como debía vivir en mi Voluntad eterna. Para hacer que
pudiera vivir en Ella, he establecido en ella la ley de mi Voluntad, he hecho
como en una segunda Redención, donde establecí el evangelio, los
Sacramentos, las enseñanzas, como vida principal para poder continuar la
Redención; si nada hubiera dejado, ¿de dónde se debían afianzar? ¿Qué
hacer? Así he hecho del vivir en mi Querer, ¿cuántas enseñanzas no te he
dado? ¿Cuántas veces no te he conducido de la mano en los eternos vuelos
de mi Querer y sobrevolando tú sobre todo lo creado has llevado a los pies
de la Divinidad las puras alegrías de la Creación y nos hemos entretenido
junto contigo? Ahora, con haber elegido a una criatura que aparentemente
no tiene gran disparidad con ellas, tomarán ánimo, y encontrando las
enseñanzas, el modo y conociendo el gran bien que hay en el vivir en mi
Querer, lo harán propio y así las puras alegrías de la Creación y nuestros
inocentes entretenimientos no estarán más despedazados en la faz de la
tierra. Y aunque fuera una sola criatura por generación que viva en nuestro
Querer, será siempre fiesta para Nosotros, y en las fiestas se hace siempre
más ostentación y se es siempre más generoso en dar; ¡oh, cuántos bienes
obtendrán a la tierra mientras se divierte sobre su faz su mismo Creador!
Por tanto mi querida hija, sé atenta a mis enseñanzas, porque se trata de
hacerme fundar una ley no terrestre sino celeste, no ley de sola santidad, sino
ley divina, ley que no hará más distinguir a los ciudadanos terrestres de los
celestes, ley de amor, que destruyendo todo lo que puede impedir aun la
sombra de la unión de la criatura con su Creador, pondrá en común sus
bienes, quitándole todas las debilidades, las miserias del pecado original. La
Ley de mi Voluntad pondrá tal fuerza en el alma de servirle de dulce
encanto, de manera de adormecer los males de la naturaleza y sustituirlos
con el dulce encanto de los bienes divinos. Recuerda cuántas veces me has
visto escribir en el fondo de tu alma, era la nueva ley del vivir en mi Querer,
en la cual Yo me deleitaba antes de escribirla, para ensanchar tu capacidad y
luego me ponía de maestro para explicártela, ¿cuántas veces no me has visto
taciturno, pensativo en el fondo de tu alma? Era el gran trabajo de mi
Querer que estaba formando, y tú, no viéndome hablar, te lamentabas de que
Yo no te amaba más. ¡Ah, era precisamente entonces cuando mi Querer,
derramándose en ti ensanchaba tu capacidad, te confirmaba en Él y te amaba
de más, por eso no quieras investigar nada de lo que hago, sino que, segura,
repósate siempre en mi Voluntad."
Febrero 24, 1924
Jesús quiere establecer la Ley de su Voluntad.
Efectos aun de un solo acto hecho en Ella.
Me sentía inmersa en el Querer Divino y pensaba entre mí: "Quién
sabe cuántas otras cosas de su Voluntad dirá mi dulce Jesús a otras almas; si
a mí que soy tan indigna e incapaz me ha dicho tanto, quién sabe cuántas
cosas más sublimes dirá a otras, que son más buenas que yo." Y mi amable
Jesús, moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, toda la ley y los bienes de la Redención fueron escritos por
Mí y depositados en el corazón de mi amada Mamá. Era justo que, como
fue Ella la primera que vivió en mi Querer y por eso me atrajo del Cielo y
me concibió en su seno, conociera todas las leyes y fuera depositaria de
todos los bienes de la Redención; y no agregué ni una coma de más, y no
porque fuese incapaz, cuando saliendo a mi Vida pública la manifesté a las
gentes, a los apóstoles; y los mismos apóstoles y toda la Iglesia nada han
agregado de más de lo que dije e hice Yo cuando estuve en la tierra. Ningún
otro evangelio ha hecho y ningún otro Sacramento de más ha instituido la
Iglesia, sino que gira siempre alrededor de todo lo que Yo hice y dije. Quien
es llamado por primero es necesario que reciba el fondo de todo el bien que
quiero hacer a todas las generaciones humanas; es cierto que la Iglesia ha
comentado el evangelio, ha escrito mucho sobre todo lo que Yo hice y dije,
pero jamás se ha alejado de mi fuente, del origen de mis enseñanzas. Así
será de mi Voluntad, pondré en ti el fondo de la ley eterna de mi Querer, lo
que es necesario para hacerla comprender y las enseñanzas que se necesitan,
y si la Iglesia se extenderá en las explicaciones y en los comentarios, no se
alejará jamás del origen, de la fuente constituida por Mí, y si alguno querrá
apartarse, quedará sin luz y en la oscuridad más densa, y estará obligado, si
quisiera luz, a regresar a la fuente, esto es, a mis enseñanzas."
Yo, al oír esto he dicho: "Dulce amor mío, cuando los reyes
establecen las leyes llaman a los ministros como testigos de las leyes que
establecen para depositarlas en sus manos, a fin de que las publiquen y las
hagan observar por los pueblos. Yo no soy ministro, es más, soy tan
pequeña e incapaz que no soy buena para nada."
Y Jesús ha agregado: "Yo no soy como los reyes de la tierra que se
las entienden con los grandes, Yo prefiero entendérmelas con los pequeños,
porque son más dóciles y nada se atribuyen a ellos, sino todo a mi Bondad.
Sin embargo también he elegido a un ministro mío que te asista en este tu
estado, y por cuanto me has pedido que te liberara de su venida diaria no te
he prestado atención, y aunque tú no estuvieras más sujeta a recaer en ese
estado, Yo no permitiré que te falte su asistencia. Era esta la causa por la
que era necesario que tuviera un ministro mío que estuviera al día de la ley
de mi Voluntad, y conociendo mis enseñanzas fuese testigo y depositario de
una ley tan santa, y como fiel ministro mío publique en mi Iglesia el gran
bien que quiero hacer a Ella con hacer conocer mi Voluntad."
Entonces he quedado tan sumergida en el Divino Querer, que me
sentía como si nadara en un mar inmenso y mi pobre mente se perdía, y
dónde tomaba una gotita de la Voluntad Divina, y dónde alguna otra, y
afluían tanto los conocimientos de Ella, que mi capacidad era impotente para
recibirlos todos y entre mí decía: "¡Cómo es grande, profundo, alto,
inmenso, santo tu Querer, oh Jesús mío! Tú quieres poner junto todo lo que
a Él pertenece, y yo siendo pequeña me ahogo en Él, por eso si quieres que
comprenda lo que quieres hacerme entender, infúndelo en mí poco a poco,
así podré manifestarlo a quien Tú quieres."
Y Jesús: "Hija mía, ciertamente que es inmensa mi Voluntad, Ella
contiene toda entera la eternidad. Si tú supieras todo el bien que contiene
aun una sola palabra sobre mi Voluntad y un solo acto hecho por la criatura
en Ella, quedarías aturdida; en ese acto toma como en un puño Cielo y tierra.
Mi Querer es vida de todo y corre por todas partes, y la criatura junto con mi
Querer corre en cada afecto, en cada latido, en cada pensamiento y en todo
lo demás que hacen las criaturas; corre en cada acto del Creador, en cada
bien que hago, en la luz que mando a la inteligencia, en el perdón que
concedo, en el amor que envío, en las almas que enfervorizo, en los
bienaventurados que beatifico, en todo; no hay bien que hago, ni punto de la
eternidad en el cual no tenga su pequeño lugarcito. ¡Oh! cómo me es
querida, cómo me la siento inseparable, es la verdadera fiel compañera de mi
Voluntad, sin dejarla jamás sola. Por eso corre en Ella y tocarás con la mano
lo que te digo."
Y mientras esto decía me arrojaba en el mar inmenso de su Querer, y
yo corría, corría, ¿pero quién puede decirlo todo? Tocaba todo, corría en
todo, tocaba con la mano lo que Jesús me decía, pero no sé ponerlo en el
papel; si Jesús quiere me dará más capacidad, por eso por ahora pongo
punto...
Febrero 28, 1924
El Señor tiene suspendidos los bienes que había establecido en la
Creación, para darlos a las almas que deben vivir en su Querer.
Mientras rezaba sentía a mi amable Jesús en mi interior, que ahora
rezaba, ahora sufría, ahora como si estuviese obrando y frecuentemente me
llamaba por mi nombre, y yo le he dicho: "Jesús, ¿qué quieres, qué estás
haciendo? Me parece que estás muy ocupado y sufres mucho, y mientras me
llamas, atraído por tus ocupaciones te olvidas que me has llamado y no me
dices nada."
Y Jesús: "Hija mía, estoy tan ocupado en ti porque estoy
desarrollando todo el obrar del vivir en mi Querer. Es necesario que primero
lo haga en ti, y mientras lo hago anudo todo tu interior en la interminable
Luz de mi Voluntad, a fin de que tu pequeña voluntad humana quede
concatenada y en Ella tome su puesto, y ensanchándose en Ella reciba todo
el bien que la Voluntad Divina quiere dar a la voluntad humana. Tú debes
saber que, en cuanto la Divinidad decretó la Creación, puso fuera de Sí todo
lo que debía dar a la criatura, los dones, las gracias, las caricias, los besos, el
amor que debía manifestarle; y así como puso fuera el sol, las estrellas, el
cielo azul y todo lo demás, así puso fuera todos los dones con los cuales
debía enriquecer a las almas. Ahora, en cuanto el hombre se sustrajo de la
Voluntad Suprema, rechazó todos estos dones, pero la Divinidad no los
retiró en Sí misma, sino que los dejó suspendidos en su Voluntad esperando
que la voluntad humana se vinculara con la suya y entrara en el primer orden
por Ella creado, para poner en corriente con la naturaleza humana los dones
por Ella establecidos, así que están suspendidas en mi Voluntad todas las
finezas de amor, los besos, las caricias, los dones, las comunicaciones y mis
inocentes entretenimientos que debía haber tenido con Adán si no hubiera
pecado. Mi Voluntad quiere entregar estos cúmulos de bienes que había
establecido dar a las criaturas, y por eso quiero establecer la ley del vivir en
mi Querer, para poner en vigor entre Creador y criatura todos estos bienes
suspendidos, por eso estoy trabajando en ti, para reordenar tu voluntad con
la Divina, así podré dar principio y poner en corriente los tantos bienes que
hasta ahora están suspendidos entre Creador y criatura. Me interesa tanto
este reordenamiento de la voluntad humana con la Divina y que del todo
viva en Ella, que hasta en tanto que esto no obtenga me siento como si la
Creación no tuviera mi finalidad primaria. Además, Yo creé la Creación no
porque de ella tuviera necesidad, era más que suficientemente feliz por Mí
mismo, y si la creé fue sólo porque a los tantos bienes que conteníamos en
Nosotros mismos queríamos agregar una diversión al exterior de Nosotros,
por eso todo fue creado, y dentro de un intenso desahogo del más puro Amor
nuestro, pusimos fuera con nuestro aliento omnipotente esta criatura, para
podernos entretener con ella y ella hacerse feliz con Nosotros y con todas las
cosas creadas por Nosotros por amor suyo. Ahora, ¿no fue destruir nuestra
finalidad, que quien debía servir sólo para hacernos gozar y entretenernos
juntos, con sustraerse de nuestra Voluntad nos sirvió de amargura y
alejándose de Nosotros, en lugar de entretenerse con Nosotros se entretuvo
con las cosas creadas por Nosotros, con sus mismas pasiones, y a Nosotros
nos hizo a un lado? ¿No fue esto un poner al revés la finalidad de toda la
Creación? Mira entonces cómo es necesario que nos rehagamos de nuestros
derechos, que la criatura regrese a nuestro seno para recomenzar nuestros
entretenimientos, pero debe retornar donde el hombre hizo comenzar nuestro
dolor y vincularse con nudo indisoluble con nuestra Voluntad eterna, debe
dejar la suya para vivir de la Nuestra. Por eso estoy trabajando en tu alma,
tú sigue el trabajo de tu Jesús que quiere poner en corriente los dones, las
gracias suspendidas que hay en mi Voluntad."
Marzo 2, 1924
Las almas que hacen la Voluntad de Dios harán el giro
en su Luz y serán como las primeras creadas por Dios.
Estaba pensando como podía suceder que mi dulce Jesús, conforme
pensaba, hablaba, obraba, etc., extendía sus pensamientos en cada
pensamiento de criatura, en cada palabra y obra; y mi dulce Jesús
moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, no hay nada de qué asombrarse; en Mí estaba la Divinidad
con la Luz interminable de su Voluntad eterna; en esta Luz Yo descubría en
modo facilísimo cada pensamiento, palabra, latido y acto de las criaturas, y
conforme Yo pensaba, la Luz que Yo contenía llevaba mi pensamiento a
cada pensamiento de las criaturas, y así mi palabra y todo lo demás que
hacía y sufría. Mira, también el sol posee esta virtud: Su luz es una y sin
embargo, ¿cuántos no quedan inundados por esa luz? Y si se pudiese ver
todo el interior del hombre, pensamientos, latidos, afectos, como el sol con
su luz invade a cada uno, así haría correr su luz en cada pensamiento, latido,
etc. Ahora, si esto lo puede hacer la luz del sol, sin que él descienda de su
altura para dar a cada uno su calor y su luz, y sin embargo no es otra cosa
que la sombra de mi Luz, mucho más lo puedo hacer Yo que contengo Luz
inmensa e interminable. Además, mi Voluntad Divina que contiene esta
virtud, en cuanto el alma entra en mi Querer abre la corriente de la Luz que
contiene, y mi Luz invadiendo a todos, lleva a cada uno el pensamiento, la
palabra, el acto que ha entrado en la corriente de su Luz. Por esto no hay
cosa más sublime, más grande, más divina, más santa, que el vivir en mi
Querer; las generaciones de sus actos son incalculables, así que el alma
cuando no está unida con mi Voluntad ni entra en Ella, no hace su recorrido
ni abre la corriente de su Luz interminable, y por eso todo lo que hace queda
personal e individual; su bien, su oración, es como una pequeña luz que se
enciende en una habitación, que no tiene virtud de dar luz a todos los
rincones de la casa, mucho menos puede dar luz al exterior y si falta el
aceite, esto es la continuidad de sus actos, la pequeña luz se apaga y queda a
oscuras."
Después me estaba fundiendo en el eterno Divino Querer, poniéndome
delante de todos para poder llevar a la Divina Majestad, como la primera de
todos, todos los actos de las criaturas, la correspondencia de todo, el amor de
ellas. Pero mientras esto hacía pensaba para mí: "¿Cómo puede ser que yo
pueda ir delante de todos si he nacido después de tantas generaciones? A lo
más debería ponerme en medio, entre las pasadas y las futuras generaciones
que vendrán; es más, por mi indignidad debería ponerme al último y detrás
de todos." Y mi amable Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, toda la Creación fue creada para que todos hicieran mi
Voluntad. La vida de las criaturas debía correr en mi Querer como corre la
sangre en las venas, debían vivir en Él como verdaderos hijos míos, nada
debía serles extraño de todo lo que a Mí pertenece, Yo debía ser su tierno y
amante Padre y ellos debían ser mis tiernos y amorosos hijos. Ahora, como
la finalidad de la Creación fue ésta, a pesar de que otras generaciones hayan
sido antes, lo cual dice nada, serán puestas después y mi Voluntad pondrá
primero a aquellos que serán y que han sido fieles en mantener íntegra la
finalidad para la que fueron creados; éstos, hayan venido antes o después,
ocuparán el primer orden ante la Divinidad. Con haber mantenido la
finalidad de la Creación, serán distintos entre todos y señalados como
refulgentes gemas con la aureola de nuestra Voluntad, y todos les dejarán el
paso libre para que ocupen su primer puesto de honor; y no hay de qué
asombrarse, también en este bajo mundo sucede así: Imagina un rey en
medio de su corte, de sus ministros, diputados, ejércitos, pero llega su hijo,
el pequeño príncipe, y a pesar de que todos los demás sean grandes, ¿quién
no le da paso libre al pequeño príncipe para que tome su puesto de honor al
lado del rey, su padre? ¿Quién trata con el rey con esa familiaridad digna de
un hijo? ¿Quién quisiera criticar a ese rey y a ese hijo por que a pesar de
que este hijo sea el más pequeño de todos, se eleva sobre todos y toma su
puesto primero y legítimo junto al rey su padre? Cierto que ninguno, es
más, todos respetarían el derecho del pequeño principito. Desciende más
abajo aún, imagina una familia, un hijo ha nacido primero, pero no ha
querido ocuparse en hacer la voluntad del padre, no ha querido estudiar ni
trabajar; ha quedado como entontecido en su ocio, formando el dolor del
padre; después viene a la luz otro hijo, y éste, si bien más pequeño, hace la
voluntad de su padre, estudia, llega a ser un profesor digno de ocupar los
más altos puestos. Ahora, ¿quién es el primero en esa familia, quién recibe
su puesto de honor junto al padre? ¿No es acaso el que llegó al último? Así
que hija mía, sólo aquellos que habrán conservado en ellos la finalidad
íntegra de la Creación serán mis verdaderos hijos legítimos; con hacer mi
Voluntad han conservado en ellos la sangre pura de su Padre Celestial, el
cual les ha dado todos los lineamientos de su semejanza, por lo que será muy
fácil reconocerlos como nuestros legítimos hijos. Nuestra Voluntad los
conservará nobles, puros, frescos, todo amor para Aquél que los ha creado, y
como hijos nuestros que siempre han estado en nuestra Voluntad y que
jamás han dado vida a la suya, serán como los primeros por Nosotros
creados, que nos darán la gloria, el honor de la finalidad por la cual todas las
cosas fueron creadas. Por eso el mundo no puede terminar, esperamos la
generación de nuestros hijos, que viviendo en nuestro Querer nos darán la
gloria de nuestras obras; ellos tendrán por vida sólo mi Querer; será tan
natural en ellos hacer la Divina Voluntad, espontáneamente, sin esfuerzo,
como es natural el latido, el respiro, la circulación de la sangre, así que ellos
no la tendrán como ley, porque las leyes son para los rebeldes, sino como
vida, como honor, como principio y como fin. Por eso hija mía, sólo te
interese mi Voluntad y no quieras preocuparte de ninguna otra cosa si
quieres que tu Jesús cumpla en ti y encierre en ti la finalidad de toda la
Creación."
Marzo 13, 1924
La naturaleza del verdadero amor. La Divina Voluntad es Luz
purísima que contiene todo y que inundando al alma le lleva todo.
Me sentía morir por la privación de mi dulce Jesús, y después de
mucho se ha movido en mi interior y me ha participado sus penas, pero tanto
que me sentía sofocar, sentía el estertor de la agonía, sin embargo yo misma
no sé decir quién era la causa de mis penas, sólo me sentía en una luz
inmensa y esta luz se cambiaba en pena para mí. Entonces, después de
haber sufrido en ese modo, mi amable Jesús me ha dicho:
"Hija mía, por eso no quería venir, porque eran tantas las penas que
Yo sufría que, viniendo a ti, como fiel compañera inseparable de Mí, mi
Amor me habría impulsado a hacerte participar en ellas, y Yo, viéndote
sufrir, habría sufrido al verte penar por causa mía."
Y yo: "¡Ah mi Jesús, cómo has cambiado! Se ve que no quieres sufrir
más junto conmigo, quieres hacerlo Tú solo. Por lo demás, si no soy digna
ya de sufrir junto contigo, no te escondas, sino ven pero sin hacerme sufrir,
es cierto que será un clavo demasiado doloroso para mí el no tomar parte en
tus penas, pero será menos doloroso que tu privación."
Y Jesús: "Hija mía, tú no conoces la naturaleza del verdadero Amor y
por eso hablas así; el verdadero Amor no sabe ocultar nada a la persona
amada, ni los gozos ni las penas; sólo por un pensamiento doloroso, por una
fibra del corazón que oculte y que no vierta en la persona amada, se siente
como dividido de ella, descontento, inquieto, y hasta en tanto que no vierte
en quien ama todo su corazón, no le es dado encontrar reposo. Así que venir
y no verter en ti todo mi corazón, mis penas, mis alegrías y la ingratitud de
los hombres, me sería demasiado duro; preferiría mejor estarme como
escondido en el fondo de tu alma antes que venir y no hacerte participar de
mis penas y de mis más íntimos secretos. Por eso me contentaré de sufrir al
verte sufrir, antes que no verter en ti todo mi corazón."
Y yo: "Jesús mío, perdóname, he dicho esto porque Tú has dicho que
sufrías al verme penar, pero jamás sea que haya alguna cosa que nos deje
divididos en el amor; acepto cualquier pena, pero divididos jamás."
Y Jesús ha agregado: "No temas hija mía, donde está mi Voluntad no
puede haber separación en el amor; en efecto, Yo no te he hecho nada, ha
sido la Luz de mi Voluntad la que te ha hecho sufrir, Ella, penetrando en ti
como Luz purísima te llevaba mis penas hasta en las más íntimas fibras de tu
corazón, mi Voluntad es más penetrante que cualquier lanza, que cualquier
clavo, espina o flagelo; Ella, cual Luz purísima, en su inmensidad ve y
recoge todo, por lo tanto contiene la Potencia de todos los dolores, y
conforme hace penetrar su Luz en el alma lleva las penas que quiere.
Entonces, tu voluntad y la mía, siendo una sola, la corriente de su Luz te
llevaba mis penas; así obraba mi Voluntad Divina en mi Humanidad; su Luz
purísima me llevaba penas a cada respiro, a cada latido, a cada movimiento,
en toda mi Persona; a Ella nada le era oculto, ni de lo que se necesitaba para
reintegrar la gloria del Padre por parte de las criaturas, ni las ofensas de
éstas, ni lo que se necesitaba para ponerlas a salvo, por tanto nada me
evitaba, su Luz purísima me crucificaba las más íntimas fibras, mis latidos
de fuego, así que me volvía el continuo crucificado, no sólo las manos y los
pies, sino que su Luz encuadrándome todo me crucificaba las más pequeñas
partículas de mi Persona. ¡Ah! si supieran las criaturas lo que hizo sufrir mi
Voluntad Divina a mi Humanidad por amor de ellas, como por un potente
imán quedarían llevadas a amarme, pero por ahora no pueden, porque tienen
el gusto tosco y profanado por la voluntad humana y no gustarían los dulces
frutos de las penas de la Voluntad Divina; mucho más, pues viviendo en lo
bajo de la voluntad humana no comprenderían la altura, la potencia, la
actitud, los bienes que contiene la Voluntad Divina. Pero llegará el tiempo
cuando la Voluntad Suprema, haciéndose camino en medio de las criaturas y
haciéndose comprender más, manifestará las penas que mi Voluntad eterna
hizo sufrir a mi Humanidad. Por eso, cuando la luz de mi Voluntad corre en
ti, déjate encuadrar por Ella a fin de que cumpla en ti su perfecto y pleno
trabajo, y si no me ves frecuentemente, no te aflijas, son los eventos nuevos
que se preparan y cosas imprevistas para el pobre mundo, pero la Luz de mi
Voluntad no te faltará jamás."
Después de esto mi amable Jesús ha desaparecido y yo me sentía
como abismada en su Voluntad. Mi pobre pequeñez me la sentía al contacto
de la grandeza, altura e inmensidad divina; mi miseria, al toque de las
riquezas divinas; mi fealdad tocaba la Belleza eterna, así que en su Voluntad
yo vivía de los reflejos de Dios, y mientras yo recibía todo de Él, encontraba
todo y llevaba toda la Creación como en mi regazo a los pies de la eterna
Majestad. Me parecía que en su Voluntad yo no hacía otra cosa que subir al
Cielo y descender a la tierra, para subir de nuevo y llevar todas las
generaciones para amarlo por todos y hacerlo amar por todos. Entonces
mientras esto hacía, mi Jesús se ha hecho ver de nuevo y me ha dicho:
"Hija mía, cómo es bello y deleitable ver a la criatura vivir en nuestro
Querer; vive a nuestros reflejos, y mientras vive de nuestros reflejos absorbe
en sí la semejanza de su Creador, así que se embellece, se enriquece, se
engrandece tanto, de poder tomar a todos y traernos todo, y toma de
Nosotros tanto amor de podernos amar por todos, y Nosotros encontramos
todo en ella, todo nuestro Amor puesto fuera en la Creación, toda nuestra
satisfacción, nuestro contento y la correspondencia de nuestras obras. Es tal
y tanto nuestro amor hacia el alma que vive en nuestro Querer, que lo que
Nosotros somos por naturaleza, el alma lo llega a ser en virtud de nuestra
Voluntad; todo vertemos en ella, ni siquiera una fibra le dejamos que no esté
llena de lo nuestro, la llenamos tanto, hasta hacerla desbordar fuera, formar
ríos y mares divinos en torno a ella, y en estos mares Nosotros descendemos
a divertirnos y vemos con amor nuestras obras sintiéndonos del todo
glorificados. Por eso hija mía, vive en la Luz purísima de mi Voluntad, si
quieres que tu Jesús repita de nuevo aquellas palabras que dijo al crear al
hombre: En virtud de nuestra Voluntad, hagamos a esta alma a nuestra
Imagen y Semejanza."
Marzo 19, 1924
El Querer Divino es pasaporte para entrar en todo, en las
fibras más íntimas, y con su virtud multiplica la Vida de Jesús.
Me estaba fundiendo en el mar inmenso del Querer Divino y mi dulce
Jesús ha salido de dentro de mi interior en acto de bendecirme, y después de
haberme bendecido me ha rodeado el cuello con sus brazos y me ha dicho:
"Hija mía, bendigo tu corazón, tus latidos, tus afectos, tus palabras, tus
pensamientos y hasta tu más pequeño movimiento, a fin de que todos, con
mi bendición, queden investidos de una virtud divina, de manera que
entrando en mi Querer lleven con ellos, en virtud de mi bendición, esta
virtud divina y tengan el poder de difundirse en todos, darse a todos,
multiplicarme por cada uno para darme el amor, la gloria, como si todos
tuvieran mi Vida en ellos; por eso entra en mi Querer, penetra entre el Cielo
y la tierra, gira por todos. Mi Querer es Luz purísima y esta Luz contiene la
omnividencia, el pasaporte para poder penetrar en los más íntimos
escondites, en las fibras más secretas, en el abismo de las profundidades y en
el espacio de las alturas más altas. Este pasaporte no tiene necesidad de
firma para ser válido, sino que contiene en sí mismo este poder, porque
siendo Luz que desciende de lo alto ninguno le puede impedir el paso ni la
entrada, y además es rey de todo y tiene el dominio en todas partes. Por eso
pon en giro en mi Voluntad tus pensamientos, tus palabras, tus latidos, tus
penas, todo tu ser, no dejes nada en ti misma a fin de que con el pasaporte de
la luz de mi Voluntad y con mi virtud divina, entres en cada acto de criatura
y multipliques mi Vida en cada una de ellas. ¡Oh, cómo estaré contento al
ver que la criatura, en virtud de mi Voluntad, llena Cielo y tierra de tantas
Vidas mías por cuantas criaturas existen!"
Entonces yo me he abandonado en el Querer Supremo y girando en Él
hacía correr mis pensamientos, mis palabras, mis reparaciones, etc., en cada
inteligencia creada y en todo lo demás del obrar humano, y conforme hacía
mis actos quedaba formado Jesús, ¡cómo era bello y encantador ver tantos
Jesús por doquiera que pasaba el pasaporte de la Luz de la eterna Voluntad!
Después me he encontrado en mí misma y he encontrado a Jesús que estaba
agarrado a mi cuello y estrechándome toda me parecía que hacía fiesta,
como si yo fuera la causa de multiplicar su Vida para darle el honor y la
gloria de otras tantas Vidas Divinas. Entonces le he dicho:
"Amor mío, no me parece cierto que yo pueda multiplicar tu Vida para
darte el gran honor de tantas Vidas Divinas, además Tú te encuentras por
todas partes, por tanto es en virtud de Ti mismo que surge a cada acto esta
Vida, no en virtud mía, yo quedo siempre la pequeña niña que no es buena
para nada."
Y Jesús: "Hija mía, todo lo que tú dices es verdad, Yo me encuentro
por todas partes, pero es mi Potencia, Inmensidad y Omnividencia lo que me
hace encontrar, no es el amor y el obrar de la criatura en mi Voluntad lo que
me hace encontrar y me multiplica; en cambio cuando el alma entra en mi
Querer, es el amor de ella, son sus actos que llenándose de virtud divina
hacen surgir mi Vida, según que sus actos más o menos se extienden y sean
hechos. He aquí por qué mi fiesta al ver que la criatura toma de lo mío y me
da mi Amor, mi gloria y hasta mi misma Vida, es tanto mi contento que a la
criatura no le es dado comprenderlo mientras vive en el exilio, pero lo
comprenderá en la patria celestial cuando se vea correspondida con otras
tantas Vidas Divinas por cuantas ha formado en la tierra."
Marzo 22, 1924
Necesidad de escribirlo todo. La Virgen hizo el más grande
milagro. Sólo esta doctrina podrá detener a las generaciones
humanas que corren en vertiginosa carrera en el mal.
Habiendo dicho al confesor lo que está escrito arriba, decía que él no
estaba convencido de esto, que si fuera verdad, esta mañana se debería ver el
mundo cambiado, o al menos en parte. Entonces yo he quedado con dudas y
casi con la voluntad de no querer escribir más y de no decir nada más.
Entonces, al venir mi amable Jesús me he abandonado en sus brazos y he
desahogado con Él mi corazón; le he dicho cómo pensaba el confesor, y que
para creer quisieran ver cosas prodigiosas, milagros, etc. Y mi amado Jesús
estrechándome a Él como si con su contacto quisiera despejarme las dudas
que me afligían, me ha dicho:
"Hija mía, ánimo, no te abatas, si no fuera necesario que tú escribas no
te habría obligado al sacrificio, debes saber que cada efecto, cada bien, cada
valor que te hago conocer sobre mi Voluntad y lo que la criatura puede hacer
viviendo en Ella, son otros tantos gustos, carnadas, imanes, alimentos,
armonías, perfumes, luces; así que cada efecto que te digo contiene su
propiedad distinta, y por lo tanto, no manifestando todos los bienes que hay
en mi Querer y hasta dónde el alma puede llegar viviendo en Él, harías faltar
una carnada para pescarlas o un gusto para halagarlas, o bien un imán para
atraerlas, un alimento para saciarlas, así que faltaría la perfecta armonía, el
placer de los perfumes, la luz para encaminarlas, y por eso no encontrando
todos los bienes posibles, esto es, no conociéndolos, no tendrán ese gran
deseo de elevarse sobre todas las otras cosas para hacer vida en mi Voluntad.
Además no te preocupes de lo que te ha sido dicho, también mi Mamá tenía
por Vida mi Querer, no obstante el mundo hacía su curso en el mal, nada se
vio cambiado, ningún milagro externo se vio en Ella, sin embargo lo que no
hizo en el bajo mundo lo hizo en el Cielo, con su Creador; con su vivir
continuo en el Querer Divino formó lugar en Ella para atraer al Verbo a la
tierra, cambió la suerte del género humano e hizo el más grande de los
milagros, que ningún otro ha hecho y que jamás podrá hacer, fue milagro
único: ‘Transportar el Cielo a la tierra.’ Quien debe hacer lo más no es
necesario que haga lo menos; sin embargo, ¿quién sabía algo de lo que hacía
mi Mamá? ¿Quién sabía lo que hacía con el Eterno para obtener el gran
portento del descendimiento del Verbo en medio de las criaturas? Se supo
sólo por algunos, en mi Concepción, que fue Ella la causa, y por muchos
cuando me vieron expirar sobre la Cruz. Hija mía, por cuanto más grande es
el bien que quiero hacer al alma, y que este bien debe descender para bien de
las generaciones humanas y que debe darme una gloria completa, tanto más
la atraigo a Mí y hago madurar este bien entre Yo y el alma, la separo de
todos, la hago ignorada, y cuando mi Querer quiere que se acerque a alguna
criatura, se necesita todo mi poder para hacerla someterse al sacrificio, por
eso deja hacer a tu Jesús y tranquilízate."
Y yo: "Jesús mío, ellos tienen razón, dicen que no ven ningún hecho,
ningún bien positivo, todas son palabras; y yo, no que quiera algo, lo que
quiero es que haga tu Santísima Voluntad, y que lo que pasa entre Tú y yo
quede en el secreto de nuestros corazones."
Y Jesús: "¡Ah! hija mía, ¿te habría gustado que mi Redención la
hubiera obrado en el secreto de mi Padre Celestial y de mi querida Mamá
que debía concebirme? Y después, ¿que ningún otro hubiera sabido que Yo
había descendido a la tierra? Un bien, por cuan grande sea, si no es
conocido no produce vida, no se multiplica, no es amado ni imitado. Así
que mi Redención habría quedado sin efecto por parte de las criaturas; hija
mía, déjalos decir y hazme hacer, no te preocupes y haz todo lo que Yo hice
estando en la tierra, tanto interior como exterior, y que no se conoce aún ni
ha recibido su pleno y deseado fruto, especialmente mi Vida oculta; las
criaturas casi nada conocieron de todo el bien que hice y sin embargo sirvió
admirable y prodigiosamente ante mi Padre Divino, para preparar y hacer
madurar el fruto de la Redención, pero aparentemente Yo vivía junto a las
criaturas ignorado, pobre, abyecto y despreciado, pero esto decía nada, ante
mi Padre Yo era lo que era, y mi obrar interno abría entre el Cielo y la tierra
mares de luz, de gracias, de paz y de perdón. Mi interés era el de abrir el
Cielo para bien de la tierra, cerrado desde hacía tantos siglos, y que mi Padre
mirara con amor a las criaturas; el resto, hecho esto, vendría por sí mismo.
Así que esto no fue solamente un gran bien, sino fue el todo, fue la levadura,
el preparativo, el fundamento de la Redención. Así es de ti, es necesario que
ponga la levadura de mi Querer, que forme los preparativos, que ponga los
fundamentos, que entre tú y Yo haya sumo acuerdo, entre mis actos internos
y los tuyos, para abrir el Cielo a nuevas gracias, a nuevas corrientes y
disponer a la Majestad Suprema a conceder la gracia más grande: ‘Que su
Voluntad sea conocida en la tierra y que viva en medio de las criaturas con
su pleno dominio, como vive en el Cielo.’ Y mientras tú te ocupas en esto,
¿crees que la tierra no reciba ningún bien? ¡Ah, te equivocas! Las
generaciones corren vertiginosamente por una pendiente en el mal; ¿quién
las sostiene? ¿Quién impide que queden sumergidas en su carrera
vertiginosa hasta desaparecer de la faz de la tierra? Recuerda que no hace
mucho el mar rompió sus límites bajo la tierra amenazando de tragar países
enteros y tu mismo país estaba en gran peligro. ¿Quién detuvo ese flagelo?
¿Quién hizo detener y encerrar las aguas en sus límites? Es precisamente
éste el gran flagelo que se prepara a la horrible carrera vertiginosa de las
criaturas; la misma naturaleza está cansada de tantos males y quisiera
reivindicar los derechos de su Creador; por eso todas las cosas naturales
quisieran ponerse contra el hombre; el mar, el fuego, el viento, la tierra,
están por salir de sus confines para dañar y golpear a las generaciones para
diezmarlas. ¿Y te parece poco que mientras la raza humana está sumergida
en males irremediables, Yo te llame a ti y elevándote entre el Cielo y la
tierra y fundiéndote con mis mismos actos te haga correr en mi Voluntad
para preparar el acto opuesto a los tantos males que anegan la tierra,
preparando el bien, buscando vencer al hombre con mi Amor para detenerlo
en su vertiginosa carrera, dándoles la cosa más grande, cual es la Luz de mi
Voluntad, a fin de que conociéndola la tome como alimento para restaurar
sus fuerzas perdidas, y así, reforzado, se detenga en su loca carrera y
readquiera el paso firme para no precipitarse más en los males?"
Entonces mi Jesús ha desaparecido y yo he quedado más amargada al
pensar en la horrible carrera de las criaturas y en el trastorno que la
naturaleza hará contra ellas. Entonces, habiendo yo regresado a la oración,
mi Jesús ha regresado en forma que daba compasión, me parecía inquieto,
gemía, se dolía, se extendía en mí, se volteaba ora a la derecha, ora a la
izquierda, y yo le preguntaba: "Jesús, amor mío, ¿qué tienes? ¡Ah! Tú
sufres mucho, dividamos juntos las penas, no quieras estar solo, ¿no ves
cuánto sufres y cómo no puedes más?"
Ahora, mientras esto decía, me he encontrado fuera de mí misma en
brazos de un sacerdote, pero mientras que la persona parecía sacerdote, la
voz me parecía de Jesús, el cual me ha dicho:
"Haremos un camino larguísimo, sé atenta a lo que ves."
Y caminábamos sin tocar la tierra; primero yo lo llevaba a Él en
brazos, pero como me seguía un perro como si me quisiera morder, yo tenía
temor y para quitarme el temor hemos cambiado posición y Él me llevaba a
mí. Y le he dicho: "¿Por qué no lo has hecho antes? Me has hecho sentir
temor, y yo no te decía nada porque creía que era necesario que te llevara
yo; ahora estoy contenta, porque estando yo en brazos no me podrá hacer
nada." Y yo decía: "Me lleva en brazos Jesús."
y Él repetía: "Llevo entre mis brazos a Jesús."
Pero el perro seguía todo nuestro camino, y me ha tomado un pie con
el hocico, pero sin mordérmelo. El camino ha sido muy largo y yo
preguntaba con frecuencia: "¿Cuánto camino nos falta?" Y El: "Otras 100
millas." Después, preguntando de nuevo ha dicho: "Otras 30", y así hasta
que hemos llegado a la ciudad. ¿Y ahora quién puede decir lo que a lo largo
del camino se veía? Dónde, pueblos reducidos a montones de piedras;
dónde, lugares inundados y pueblos sepultados en las aguas; dónde, se
desbordaban los mares, dónde los ríos, dónde se abrían vorágines de fuego;
me parecía que todos los elementos se ponían de acuerdo entre ellos para
dañar a las generaciones humanas y formaban sepulturas para sepultarlas.
Pero lo que más se veía a lo largo del camino y que más daba pavor, era el
ver los males de las criaturas, todo era tinieblas que salían de ellas, pero
tinieblas densas, acompañadas de un tufo corrompido y venenoso; eran
tantas las tinieblas que muchas veces no se podía discernir que punto era;
todo parecía fingimiento, doblez, y si algún bien había, era todo superficial y
aparente, pues dentro anidaban los vicios más feos y urdían las más
insidiosas conjuras, que disgustaban mayormente al Señor que si
abiertamente hicieran el mal, y esto en toda clase de personas. ¡Qué clase de
polilla que corroe toda la raíz del bien! En otros puntos se veían
revoluciones, asesinar a las personas a traición, ¿pero quién puede decir todo
lo que se veía? Entonces yo cansada de ver tantos males, repetía a menudo,
¿y cuándo terminaremos este largo camino? Y quien me llevaba, todo
pensativo respondía: "Otro poco, no has visto todo aún." Finalmente,
después de muchas fatigas me he encontrado en mí misma, en mi lecho, y mi
dulce Jesús que continuaba lamentándose porque sufría mucho,
extendiéndome los brazos me ha dicho:
"Hija mía, dame un poco de reposo, porque no puedo más."
Y apoyando su cabeza sobre mi pecho parecía que quería dormir, pero
su sueño no era un sueño tranquilo y yo, no sabiendo qué hacer, me he
recordado de la Santísima Voluntad, donde hay pleno reposo y le he dicho:
"Amor mío, extiendo mi inteligencia en tu Voluntad para poder
encontrar tu inteligencia increada, de manera que extendiendo la mía en la
tuya hago sombra a todas las inteligencias creadas, de modo que sentirás tu
sombra entrepuesta a todas las mentes creadas, y así podrás encontrar reposo
a la santidad de tu inteligencia; extiendo mis palabras en tu Fiat para poder
entreponer entre las voces humanas la sombra de aquel Fiat Omnipotente, y
así podrá reposar tu respiro, tu boca; extiendo mis obras en las tuyas para
entreponer entre las obras de las criaturas la sombra y la santidad de las
tuyas, para dar reposo a tus manos; extiendo en tu Voluntad mi pequeño
amor para hacerte la sombra de tu inmenso Amor, que entrepongo entre
todos los corazones para dar reposo a tu corazón atormentado."
Entonces, conforme esto iba diciendo, mi Jesús se tranquilizaba y
tomaba un dulce sueño. Después de algún tiempo se ha despertado, pero
calmado y estrechándome me ha dicho:
"Hija mía, he podido reposar porque me has circundado con la sombra
de mis obras, de mi Fiat y de mi Amor; este es el reposo que Yo dije después
de haber creado todas las cosas, y como el hombre fue el último que fue
creado quería reposarme en él, esto es, en virtud de mi Voluntad obrante en
él, que formando en él mi sombra, debía hacerme encontrar mi reposo y el
cumplimiento de mis obras. Pero esto me fue negado, pues no quiso hacer
mi Voluntad, y hasta en tanto que no encuentre quién quiera vivir de mi
Voluntad, que forma en el alma la sombra de mi imagen, no encontrando mi
sombra no puedo reposar, porque no puedo cumplir mis obras y dar la última
pincelada divina a toda la Creación. Por eso la tierra tiene necesidad de ser
purgada y renovada, pero con purgas fuertes, tanto que muchos dejarán la
vida. Tú ten paciencia y sigue siempre mi Voluntad."
Abril 8, 1924
Amenaza de castigos. Aun el sueño en la Divina
Voluntad es un dique a la Justicia Divina.
Las privaciones de mi dulce Jesús continúan y yo paso mis días en un
purgatorio viviente, me siento morir y no muero, lo llamo, deliro, pero en
vano; en mi interior siento desarrollar una escena trágica, que si se pudiera
ver en el exterior se moverían a piedad aun las piedras y romperían en llanto.
Pero, ay de mí, ninguno se mueve a piedad, ni siquiera Jesús que decía que
me amaba tanto. Mientras me encontraba en el colmo de mis penas, mi
amado Jesús, mi vida, mi todo, se ha movido en mi interior y haciéndome
cuna con sus brazos y meciéndome, decía:
"¡A la ru ru niña! Hija mía duerme en los brazos de tu Jesús. ¡A la ru
ru niña! Pequeñita mía."
Y como veía que mientras me adormilaba me despertaba, repetía de
nuevo: "¡A la ru ru niña! Hija mía." Entonces yo no pudiendo resistir, no
queriendo y llorando he caído en un profundo sueño. Después de horas y
horas de sueño sin que me pudiera despertar, mi dulce Jesús estrechándome
fuerte se apoyaba en mi corazón, haciéndome sentir un peso enorme que me
aplastaba, pero a pesar de esto no me podía despertar. ¡Oh, cuántas cosas
habría querido decirle, pero el sueño me lo impedía! Entonces, después de
mucho penar, entre la vigilia y el sueño he visto que mi bien Jesús sufría
mucho, tanto que quedaba como ahogado en las penas, y le he dicho:
"Amor mío, Tú sufres mucho, hasta ahogarte, y mientras quieres que
yo duerma. ¿Por qué no me dejas sufrir junto contigo? Y si quieres que
duerma, ¿por qué no duermes Tú junto conmigo?"
Y Jesús todo afligido me ha dicho: "Hija mía, son tantas las ofensas
que me hacen, que me siento ahogar de penas, y si te quisiera hacer tomar
parte, no habrías podido resistir y continuar viva, ¿no sientes el peso que me
dan, hasta aplastarme, porque estando en ti me resulta inevitable no hacerte
partícipe? Y si Yo quisiera dormir junto contigo, mi Justicia se desahogaría
libremente contra el hombre y el mundo rodaría."
Y mientras Jesús decía esto ha cerrado los ojos y el mundo parecía que
rodara y que todas las cosas creadas salían del orden de la Creación; el agua,
el fuego, la tierra, los montes, etc., se atropellaban entre ellos y se volvían
homicidas y nocivos al hombre; ¿quién puede decir las grandes desgracias
que sucedían? Yo, llena de miedo he gritado: "¡Jesús, abre los ojos, no
duermas! ¿No ves cómo todas las cosas se trastornan y se ponen en
desorden?"
Y Jesús de nuevo: "¿Has visto hija mía? No puedo dormir, si supieras
cuántos males han sucedido sólo con cerrar los ojos. A ti te es necesario el
sueño para no verte sucumbir del todo, pero debes saber que te pongo en el
centro de mi Querer, a fin de que tu sueño sea también un dique a mi
Justicia, que quiere justamente desahogarse en contra del hombre."
Abril 11, 1924
Continúan las amenazas de castigos. Jesús no forza a nadie, sino
que pasa adelante cuando el alma no está pronta a darle entrada.
Continúo sintiéndome aturdida y adormecida, mis potencias no
comprenden más nada y si alguna cosa comprendo en algún momento de
intervalo, de vigilia, me siento una sombra en torno a mí que
oscureciéndome toda, hasta las más íntimas fibras, me hace suspirar y querer
el Santo Querer Divino. ¡Oh, cómo temo que pudiese salir de su Santísima
Voluntad! Luego, impresionada como estaba por los castigos que Jesús me
había dicho y por la vista del trastorno de las cosas creadas, se ha agregado
que he oído de algunas personas los graves males sucedidos en estos días
pasados en varias partes del mundo, hasta la destrucción de regiones enteras,
pero mientras esto sentía, mi Jesús en mi interior, moviéndose me ha dicho:
"Hija mía, es nada aún, seguiremos adelante en purificar la faz de la
tierra, me da mucha repugnancia verla, tanto que no puedo sostener la vista."
Yo he quedado más que nunca oprimida, y el cuadro horrible del
trastorno de la naturaleza visto en días pasados se hacía de nuevo vivo ante
mi mente. Entonces, volviendo según mi costumbre a la oración decía a mi
amable Jesús: "Ya que has resuelto echar mano a los castigos y yo no puedo
hacer nada, ni sufrir, ni evitar a las gentes los males que merecen, podrías
librarme de este estado de víctima, o bien suspenderme por algún tiempo, al
menos evitaría el fastidio a los demás."
Y Jesús: "Hija mía, no quiero disgustarte, si tú quieres que Yo te
suspenda, lo hago."
Y yo, temiendo hacer mi voluntad, he agregado de inmediato: "No, no
Amor mío, no debes decirme si quieres tú, sino que debes decirme, soy Yo
que quiero suspenderte de este estado; no debe venir de mi voluntad sino de
la tuya, entonces aceptaría, así que no para contentarme a mí, sino para hacer
que tu Voluntad se cumpla en mí."
Y Jesús de nuevo: "No quiero disgustarte, quiero contentarte, si
quieres que te suspenda lo hago; pero has de saber que mi Justicia quiere
hacer su curso y tú y Yo debemos ceder en parte. Hay ciertos derechos de
Justicia de los cuales no se puede hacer menos, pero como te he puesto en el
centro de mi Voluntad, en este estado de víctima aun cuando ahora duermas,
ahora sufras, ahora reces, es siempre un dique a mi Justicia para impedir el
curso a la casi total destrucción de las cosas, porque no se trata sólo de
castigos, sino de destrucción. Pero debes saber que no quiero forzarte, lo
forzado no me ha agradado jamás, tanto que cuando vine a la tierra y quise ir
a nacer a Belén, fui, sí, llamando de puerta en puerta para tener un lugar
dónde nacer, pero no forcé a ninguno; si hubiera querido, con mi Potencia
habría forzado a alguno para tener un lugar menos incómodo donde nacer,
pero no quise, me contenté sólo con tocar y pedir alojamiento y sin insistir
pasaba adelante a tocar otras puertas; y como ninguno me quiso recibir, me
contenté con ir a nacer en una cueva donde las bestias me dieron libre
entrada e hicieron las primeras adoraciones a su Creador, antes que forzar a
alguien a darme entrada. Pero mucho costó a los betlemitas este rechazo,
porque no tuvieron más el bien de que mis plantas pisaran sus tierras, ni de
verme nunca más en medio de ellos. A mi me agradan las cosas
espontáneas, no forzadas; me agrada que el alma haga suyo lo que Yo quiero
y como si fuese cosa suya, no mía, libremente y con amor me done lo que
Yo quiero; lo forzado es de los esclavos, de los siervos y de quien no ama,
por eso Yo paso de largo ante aquellas almas como ante aquellos betlemitas,
porque no están prontas a hacerme entrar en ellas y darme plena libertad de
hacerme hacer lo que Yo quería de ellas."
Entonces al oír esto he dicho: "Amor mío, Jesús, no, no quiero ser
forzada, sino libremente quiero estarme en este estado, aunque me cueste
penas mortales; y Tú no me dejes jamás y dame la Gracia de que haga
siempre tu Voluntad."
Abril 23, 1924
Continúa el estado de sueño profundo de Luisa. Cómo saber
cuándo obra Jesús y cuando el enemigo infernal en el alma.
Paso mis días en la amargura y en la privación de mi dulce Jesús, con
el agregado de un sueño tan profundo que yo misma no sé dónde estoy ni
qué cosa hago; siento la sombra de mi Jesús en torno a mí, la cual me pone
como dentro de una camisa de hierro que me hace inmóvil, me quita la vida
y me aturde y no comprendo más nada. Qué cambio tan doloroso en mi
interior, yo que no sabía qué cosa era el sueño, y si algún ligero sueño me
sorprendía, aun durmiendo no perdía la actitud de mi interior, estaba al día
de todas las fibras de mi corazón, de mis pensamientos, para dárselos a Jesús
que tanto me amaba, para acompañarlo en todas las horas y las penas de su
Pasión, o bien me espaciaba en la inmensidad de su Voluntad para darle ese
todo y esos actos que quería de todas las criaturas; pero ahora todo ha
terminado, ¡mi Jesús, qué penas tan amargas, en qué mar tan doloroso
quieres que navegue mi pobre alma! ¡Ah, dame la fuerza, no me dejes ni me
abandones, recuerda que Tú mismo lo has dicho, que yo soy pequeña, es
más, la más pequeña de todos, recién nacida apenas, y si Tú me dejas, no me
ayudas, no me das fuerza, la recién nacida ciertamente morirá." Ahora,
mientras me encontraba en este estado, pensaba entre mí: "¿No será tal vez
el demonio quien me hace esta sombra y me pone en este estado de
inmovilidad?" Pero mientras esto pensaba, más que nunca me sentía
aplastar bajo un peso enorme, y mi amable Jesús moviéndose en mi interior
hacía ver que apoyaba sobre mí un punto de una rueda que llevaba y todo
afligido me ha dicho:
"Hija mía, paciencia, es el peso del mundo que nos aplasta, sin
embargo con un solo punto que apoye sobre ti me sirve para no terminar del
todo con el mundo. ¡Ah, si supieras cuántos engaños, cuántos fraudes,
cuántas infamias cometen y cuántas maquinaciones ocultas de ruina están
tramando las criaturas para arruinarse entre ellas, que acrecientan
mayormente el peso sobre mis espaldas, tanto de hacer desbordar la balanza
de la Justicia Divina! Por eso habrá grandes males por toda la tierra. Pero
además, ¿por qué temes que sea el demonio quien te pone en este estado?
Cuando el enemigo hace sufrir arroja desesperación, impaciencia, turbación;
en cambio cuando soy Yo, infundo amor, paciencia y paz, luz y verdad, ¿te
sientes tal vez impaciente, desesperada y por eso temes que sea el enemigo?"
Y yo: "No mi Jesús, es más, me siento puesta como dentro de un mar
inmenso y profundo, el mar de tu Querer, y el único temor es que pudiera
salir de la inmensidad de este mar; pero mientras temo, siento alzarse sobre
mí más fuertes las olas que me profundizan más abajo."
Y Jesús: "Y por eso el enemigo no puede acercarse, porque las olas
del mar de mi Voluntad, mientras te profundizan más en el abismo de Ella,
mantienen la vigilancia y mantienen lejana aun la sombra del enemigo,
porque él no sabe nada de lo que el alma hace y sufre en mi Voluntad, ni
tiene medios, ni caminos, ni puertas para entrar, es más, es la cosa que más
aborrece, y si alguna vez mi Sabiduría manifiesta alguna cosa de lo que hace
el alma en mi Voluntad, el enemigo siente tanta rabia que se siente
multiplicar sus penas infernales, porque mi Voluntad amada y cumplida, en
el alma forma el paraíso, no amada y no cumplida forma el infierno. Por eso
si quieres estar al seguro de cualquier insidia diabólica, tu interés esté en miQuerer y vivir continuamente en Él."
Mayo 9, 1924
Los castigos servirán para purificar la tierra y hacer reinar en ella
a la Divina Voluntad. En el alma que vive de Voluntad Divina,
Jesús se encuentra con los honores y decoro como se encontraba
en su Humanidad cuando estuvo en la tierra.
Paso mis días en la más profunda amargura y en un profundo silencio
por parte de Jesús y con la casi sustracción de su amable presencia. Son
penas indecibles que siento y creo que sea mejor pasarlas en silencio para no
agudizar mayormente mi duro martirio. Después de mucho esperar, esta
mañana el bendito Jesús se hacía ver en mi interior que me llenaba toda de
Él, y yo, sorprendida por su inesperada presencia quería lamentarme con Él
por su privación, pero no me ha dado tiempo de hacerlo y todo afligido me
ha dicho:
"¡Hija mía, cómo me siento amargado! Las criaturas me han puesto
tres clavos, pero no a las manos sino al corazón y al pecho, que me dan
penas de muerte. Están preparando tres conjuras, una más horrenda que la
otra, y en estas conjuras ponen en la mira a mi Iglesia. El hombre no quiere
rendirse en el mal, más bien quiere precipitarse más en su carrera."
Y mientras esto decía me hacía ver reuniones secretas donde
concertaban cómo atacar a la Iglesia; quién, cómo hacer surgir nuevas
guerras y quién nuevas revoluciones; cuántos males espantosos se veían, y
mi dulce Jesús ha agregado:
"¿Hija mía, no es justo que mi Justicia se arme en contra del hombre
para castigarlo y casi destruir tantas vidas que ensucian la tierra, y haga
desaparecer junto con ellas regiones enteras a fin de que sea purificada la
tierra de tantas vidas pestíferas y de tantos demonios encarnados, que
enmascarados bajo un velo sutil de bien aparente maquinan ruinas para la
Iglesia y para la sociedad? ¿Crees tú que mi ausencia de ti sea cosa de nada?
¡No, no! más bien por cuanto más larga es mi ausencia de ti, tanto más
graves sucederán los castigos; y además, recuerda cuántas cosas te he dicho
acerca de mi Voluntad, así que los males, las destrucciones, servirán para
cumplir lo que te he dicho, que mi Voluntad venga a reinar sobre la tierra,
pero la quiere encontrar purificada y para purificarla se necesitan las
destrucciones; por eso paciencia hija mía, no salgas jamás de mi Voluntad,
porque todo lo que se desarrolla en ti servirá al trabajo para que mi Voluntad
tenga su dominio y venga como en triunfo a reinar en medio de los
hombres."
Entonces yo ante este hablar de Jesús he quedado resignada, sí, pero
sumamente afligida; el pensamiento de los graves males del mundo y su
privación son como navaja de doble filo que me mata, y para mayor
tormento no me hace morir. Después, mi dulce Jesús la mañana siguiente se
ha hecho ver en mi interior, como internado dentro, dentro, y me ha dicho:
"Hija mía, estoy escondido en ti y desde dentro de ti estoy viendo que
hace el mundo. En ti encuentro el aire de mi Voluntad y siento que puedo
estar con el decoro que conviene a mi Persona; es verdad que mi Voluntad
se encuentra por doquier, pero, ¡oh, qué diferente es encontrarse como vida
de la criatura y la criatura vivir de Ella! Mi Voluntad en medio de las
criaturas se encuentra aislada, ofendida, sin poder desarrollar los bienes que
contiene y formar en ellas una vida de Sí y para Sí; en cambio donde
encuentro que la criatura se presta a no querer otra vida sino sólo la de mi
Voluntad, se encuentra en compañía, es amada, desarrolla los bienes que
contiene y goza al ponerlos en común con el alma para formar en ella una
Vida de Sí y para Sí, y Yo encontrando mis cosas en el alma, esto es, mi
Santidad, mi Luz y mi misma Voluntad obrante en ella, me encuentro con
los honores y decoro como me encontraba en mi Humanidad cuando estuve
en la tierra, en la cual mi Divinidad, viviendo en Ella, estaba como
escondida y cubierta con el vestido de mi Humanidad; así me cubro con el
vestido del alma que hace mi Voluntad, vivo escondido en ella como en mi
centro y desde dentro de ella veo los males de las criaturas y lloro y rezo por
ellas. Y viendo que una de la misma estirpe de ellas tiene por vida mi
Voluntad, aun estando en la tierra, ¿cuántos males y castigos no evito por
causa de ella? Cuántas veces estoy a punto de destruirlas y de terminar con
ellas por los tantos males que cometen, pero con sólo mirarte, y mirando en
ti mi Voluntad y la Fuerza de Ella, me escondo de nuevo y me abstengo.
Por eso hija mía, paciencia, y haz que mi Querer tenga siempre Vida
completa en ti."
Mayo 13, 1924
La verdadera adoración consiste en el acuerdo de la voluntad
humana con la Divina. El verdadero modelo de la
adoración es la Santísima Trinidad.
Estaba haciendo mis habituales oraciones, y mientras toda me
abandonaba en los brazos de la Voluntad Suprema, intentaba hacer en Ella
mis adoraciones a la Majestad Divina, y mi Jesús moviéndose en mi interior
tomaba mi pobre alma en sus brazos y elevándola entre el Cielo y la tierra
adoraba junto conmigo al Ente Supremo, y después me ha dicho:
"Hija mía, la verdadera y perfecta adoración está en el acuerdo
completo de la unión de la Voluntad de Dios con el alma. Por cuanto más el
alma hace una su voluntad con la de su Creador, tanto más es completa y
perfecta su adoración, y si la voluntad humana no es una con la Divina, y
mucho más si está de Dios lejana, no se puede decir que es adoración, sino
sombra, o bien como una tinta sin color, que no deja ni siquiera el rastro; y si
la voluntad humana no está dispuesta a recibir el beso de la unión de la
Voluntad Suprema, en vez de adoración puede ser insulto y desprecio. El
primer acto de adoración es el de reconocer la Voluntad de su Creador para
cumplirla; si esto no está, con las palabras se adora pero con los hechos se
insulta y se ofende. Si quieres conocer el verdadero y perfecto modelo de la
adoración, ven conmigo en medio de las Tres Divinas Personas."
Yo no sé cómo, Jesús me ha estrechado más y me ha elevado más en
alto, en medio de una Luz interminable. Yo me sentía aniquilar, pero sobre
mi aniquilamiento venía sustituida una Vida Divina, que haciendo salir de Sí
tantas variadas tintas de belleza, de santidad, de luz, de bondad, de paz, de
amor, etc., de modo que mi nada quedaba transformada por aquellas tintas
divinas, tanto, de no reconocerse más y de enamorar a Aquél mismo que me
había embellecido tanto. Y mi dulce Jesús ha continuado diciéndome:
"Mira hija mía, el primer acto de las Divinas Personas es el acuerdo
perfecto de nuestra Voluntad; y está tan unificada nuestra Voluntad que no
se puede discernir cuál sea la Voluntad de Uno o del Otro, tanto que si bien
nuestras Personas son distintas, somos Tres, pero la Voluntad es Una, y esta
Voluntad Una produce un acto continuado de perfecta adoración entre las
Divinas Personas; la Una adora a la Otra. Este acuerdo de Voluntad produce
igualdad de Santidad, de Luz, de Bondad, de Belleza, de Potencia, de Amor,
y establece en Nosotros el verdadero reino del orden y de la paz, dándonos
alegrías y felicidad inmensas y bienaventuranzas infinitas. Así que el
acuerdo de la voluntad humana con la Divina es el primer anillo de
conjunción entre el Creador y la criatura, y de éste descienden en ella, como
por un canal, las virtudes divinas y producen en ella la verdadera adoración,
el perfecto amor hacia su Creador, que elevándose desde dentro del mismo
canal de conjunción llegan a Él las varias tintas de las cualidades divinas. Y
cada vez que el alma se eleva para sumergirse en esta Voluntad eterna,
tantas variedades de más de Belleza divina la embellecen y adquiere. Por
eso digo que el alma que hace mi Voluntad es mi entretenimiento y mi
contento, y para divertirme estoy con el pincel de mi Voluntad en las manos,
y conforme ella se arroja en mi Querer, Yo la retoco y me divierto con
imprimirle, con una pincelada mía, un rasgo de más de mi Belleza, de mi
Amor, de mi Santidad y de todas mis cualidades. Así que para Mí lo mismo
es estar en el Cielo que estar en ella; encuentro la misma adoración de las
Divinas Personas, mi Voluntad, mi Amor; y como a la criatura hay siempre
qué poder darle, Yo la hago ahora de hábil pintor y pinto en ella mi imagen,
ahora de maestro y le enseño las doctrinas más altas y sublimes, ahora de
amante apasionado que doy y quiero amor, en suma, hago y uso de todas las
artes para divertirme con ella, y cuando mi Amor ofendido por las criaturas
no encuentra dónde refugiarse, a dónde huir de aquellos que me persiguen
para darme muerte o bien me obligan a tomar el camino de regreso al Cielo,
Yo me refugio en el alma que contiene en ella mi Voluntad y encuentro mi
Potencia que me defiende, mi Amor que me ama, mi Paz que me da reposo,
encuentro todo lo que quiero. Mi Voluntad reúne todo junto, Cielo y tierra y
todos los bienes y forma de ellos uno solo, y de éste solo brotan todos los
bienes posibles e imaginables; así que el alma que hace mi Voluntad, puedo
decir que es el todo para Mí, y Yo soy el todo para ella."
Luego mi amable Jesús se ha retirado en el fondo de mi corazón y ha
desaparecido, y yo he quedado reconfortada, sí, reforzada, pero en poder del
dolor de haber quedado privada de Él y de no haberle dicho ni siquiera una
palabra de mi duro estado. ¡Ah sí, cuando se está con Jesús el alma se
ilusiona de deber para siempre poseerlo y no siente necesidad de nada,
desaparecen todos los males, y con Jesús todos los bienes salen en campo;
pero en cuanto Él se sustrae, los males regresan y el dolor de la privación
afila más su lanza, la cual desgarrando sin piedad el pobre corazón vuelve
siempre nuevo y más intenso su dolor. Mientras estaba en esto, mi Jesús ha
reaparecido y me decía que tenía su corazón todo herido como por mil
lanzas, y me ha dicho:
"Hija mía, estas heridas me las has hecho tú a mi corazón. Conforme
tú me llamabas me herías; conforme te recordabas que estabas privada de Mí
me repetías las heridas, y conforme sufrías por mi privación, otras heridas
agregabas."
Yo al oír esto he dicho: "Amor mío, si supieras cómo me sangra el
corazón por causa tuya y cómo me lo siento herido por tu privación, que no
puedo más; así que me lo siento herido más yo que Tú."
Y Jesús: "Pues bien, veamos quién contiene más heridas, tú o Yo."
Entonces Jesús ha visitado el interior de mi alma y luego ha hecho la
comparación entre yo y Él para ver quién tenía más heridas. Con mi
sorpresa he visto que Jesús tenía más heridas que yo, si bien yo tenía
muchas. Y Jesús ha agregado:
"Has visto que Yo estoy herido más que tú, pero has de saber que hay
varios vacíos de amor por mi privación, pero no temas, porque Yo tomaré la
tarea de llenarlos, porque Yo sé que no puedes hacer lo que haces cuando
estoy Yo junto contigo, por tanto, no habiendo en ti voluntad de formar esos
vacíos de amor, tu Jesús se ocupará en llenarlos; bastará un solo vuelo que te
haga hacer en mi Voluntad para ponernos de acuerdo en el amor, de manera
que desbordando fuera este amor, corra para bien de nuestros hermanos. Por
eso déjame hacer y confía en Mí."
Mayo 19, 1924
Todos los actos, desde el más pequeño al más grande de quien vive
en el Querer Divino, adquieren el valor de actos eternos y divinos.
Mi pobre mente se perdía en la Inmensidad del Querer Supremo, me
sentía como dentro de un mar y todo mi ser bebía a grandes sorbos el agua
salutífera de la Voluntad eterna; es más, me entraba por todas partes, por los
oídos, por la boca, por los ojos, por la nariz, por los poros del cuerpo.
Ahora, mientras me encontraba en este estado, mi dulce Jesús se ha movido
en mi interior y me ha dicho:
"Hija mía, mi Voluntad es eterna y sólo para quien vive en Ella,
abrazando lo eterno, todos sus actos, desde el más pequeño hasta el más
grande, siendo animados por una Voluntad eterna adquieren el valor, el
mérito y la forma de actos divinos y eternos. El Querer Divino vacía a esos
actos de todo lo que es humano y llenándolos de su Voluntad Divina los
hace suyos, les pone el sello y los constituye como otros tantos actos eternos
y divinos."
Entonces yo al oír esto, maravillándome he dicho: "¿Cómo es posible,
oh mi Sumo Bien, que la criatura sólo con vivir en tu Querer pueda recibir
este gran bien: Que sus actos lleguen a ser eternos y divinos?"
Y Jesús: "¿Por qué te maravillas? La cosa es simplísima, toda la
razón es porque mi Voluntad es eterna y divina, y todo lo que sale de Ella,
como es parto de una Voluntad eterna y divina no puede estar excluido de
ser eterno y divino, pero siempre la criatura debe poner a un lado su
voluntad humana para dar lugar a la mía; si esto hace, sus actos son contados
entre los nuestros, ya sea el grande o su pequeño acto. Además, esto sucedió
en la Creación, ¿cuántas cosas no fueron creadas? Grandes y pequeñas,
hasta la más pequeña semilla, el pequeño insecto, pero por cuan pequeñas,
no se puede decir que mis obras grandes fueron creadas por esta Voluntad
Suprema y por lo tanto son obras divinas, y que las pequeñas no hayan sido
creadas por una mano divina; y si bien se ve que sólo todo lo que fue creado
en la atmósfera, cielo, sol, estrellas, etc., son siempre fijos y estables, en
cambio lo que fue creado en la baja tierra, flores, plantas, aves, etc., están
sujetos a morir y renacer, esto no dice nada; es más, como han sido creados
por una Voluntad eterna y divina, la semilla tiene virtud de multiplicarse,
porque en todas las cosas está mi virtud creadora y conservadora. Ahora, si
todas las cosas creadas, pequeñas o grandes, porque han sido creadas en
virtud de mi Fiat Omnipotente pueden llamarse obras divinas, mucho más
pueden llamarse actos divinos y eternos lo que mi Voluntad obra en el alma,
la que poniendo a los pies de mi Querer su humano querer, me da plena
libertad de hacer obrar a mi Voluntad. ¡Ah! si se pudiese ver por las
criaturas un alma que hace vivir a mi Querer en sí, verían cosas
sorprendentes y jamás vistas: Un Dios obrante en el pequeño cerco de la
voluntad humana, esto es la cosa más grande que puede existir en la tierra y
en el Cielo; la misma Creación, ¡oh! cómo queda atrás en comparación con
los prodigios que voy obrando en esta criatura."
Mayo 24, 1924
La primera palabra de Dios en la Creación fue Fiat.
Esta palabra encierra todo y con ella dio su primera lección
sobre la Divina Voluntad.
Me sentía amargada a lo sumo por la privación de mi dulce Jesús, y
con la triste duda de que todo lo que Jesús me ha dicho y ha obrado en mi
alma no haya sido otra cosa que una ilusión mía, o un juego del enemigo
infernal y decía entre mí:
"Si me fuera dado y todos los escritos estuvieran en mis manos y en
mi poder, ¡oh, cómo con mucho gusto los quemaría todos! Pero ay de mí,
no están más en mi poder, están en manos de otros, y si yo quisiera esto, no
me sería dado. ¡Ah Jesús, salva al menos mi pobre alma, no me dejes
perecer! Y ya que todo ha terminado, las relaciones entre yo y Tú, no
permitas que yo tenga la más grande de las desventuras, la de no hacer en
todo tu Santísima y adorable Voluntad."
Ahora, mientras esto pensaba, mi adorable Jesús se ha movido en mi
interior; ante su amable presencia las tinieblas se han disipado, las dudas han
desaparecido y ha vuelto en mí la luz y la paz y mi dulce Jesús me ha dicho:
"¿Hija de mi Voluntad, por qué dudas de mi obrar en ti? Y además,
dudar de mi Voluntad y de lo que te he dicho sobre mi Querer Supremo es la
cosa más absurda que puede darse. La doctrina de mi Voluntad es más que
agua cristalina tomada de la límpida fuente de mi Divinidad, es más que sol
fulgurante que ilumina y calienta, es espejo tersísimo que cualquiera que
tenga el gran bien de poderse mirar en esta doctrina celestial y divina,
quedará sacudido y sentirá en sí toda la buena voluntad de purificarse de sus
manchas para poder beber a grandes sorbos de esta doctrina celestial y así
quedar embellecido por sus adornos divinos. Tú debes saber la causa, el por
qué la Sabiduría y Omnipotencia Divina quisieron pronunciar el Fiat en la
Creación. Podía crear todas las cosas sin decir palabra, pero como quiso que
su Voluntad aleteara en todas las cosas creadas y éstas recibieran la virtud y
los bienes que contiene, pronunció el Fiat, y mientras lo pronunciaba
comunicaba los prodigios de su Querer, a fin de que todas las cosas tuvieran
por vida, por régimen, por ejemplo y por maestra a mi Voluntad. ¡Qué gran
cosa hija mía! la primera palabra de tu Dios que resonó en la bóveda de los
cielos fue el Fiat, no dijo otra cosa, esto significaba que el todo estaba en el
Fiat; con el Fiat creaba todo, constituía todo, ordenaba todo, encerraba todo,
ligaba todos sus bienes en favor de todos aquellos que no habrían salido
fuera de su eterno Fiat, y cuando después de haber creado todo quise crear al
hombre, no hice otra cosa que repetir el Fiat, como empastándolo con mi
misma Voluntad, y después agregué: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen
y semejanza; en virtud de nuestro Querer mantendrá en sí, íntegra nuestra
semejanza y conservará bella e intacta nuestra imagen.’ Mira entonces por
qué la Sabiduría Increada, como si no supiera decir otra cosa que Fiat quiso
pronunciarlo, pues era muy necesaria esta lección tan sublime para todos. Y
este Fiat se mueve todavía sobre todo lo creado, como conservador de mis
mismas obras y como en acto de descender sobre la tierra para investir al
hombre, para encerrarlo otra vez en Sí, a fin de que de donde salió, esto es,
habiendo salido de mi Querer, en mi mismo Querer regrese, porque es mi
Voluntad que todas las cosas por Mí creadas vuelvan por el mismo camino
por donde salieron, a fin de que me regresen bellas, decorosas y traídas
como en triunfo por mi misma Voluntad.
Entonces, todo lo que te he dicho sobre mi Voluntad, ésta ha sido mi
finalidad: ‘Que mi Voluntad sea conocida y que venga a reinar sobre la
tierra.’ Y lo que he dicho, será; arrollaré todo para obtener esto, pero el todo
me debe regresar en esa palabra Fiat. Fiat dijo Dios, Fiat debe decir el
hombre; en todas sus cosas no tendrá más que el eco de mi Fiat, el sello de
mi Fiat, las obras de mi Fiat para poder darle los bienes que contiene mi
Voluntad y así obtendré la finalidad completa de toda la Creación, y por eso
me he dedicado a la tarea de hacer conocer los efectos, el valor, los bienes y
las cosas sublimes que contiene mi Querer, y conforme el alma recorra el
mismo camino de mi Fiat, quedará de tal manera sublimizada, divinizada,
santificada, enriquecida, de dejar estupefactos Cielo y tierra al ver el
portento de mi Fiat obrante en la criatura, porque en virtud de mi Voluntad
saldrán de Mí gracias nuevas nunca salidas, luz más fulgurante, portentos
inauditos y nunca vistos. Yo hago como un maestro cuando enseña a su
discípulo las ciencias que él conoce, el cual, si enseña a su discípulo es
porque quiere hacer de él otro maestro como él mismo. Así hago Yo, si mi
lección sublime fue mi primera palabra Fiat, mi oración enseñada fue el Fiat
como en el Cielo así en la tierra, ahora, habiendo pasado a darte más
extensas, más claras y más sublimes las lecciones sobre mi Voluntad, es que
quiero que el discípulo adquiera no sólo la ciencia de Ella, sino que llegando
a ser maestro, no sólo enseñe a los demás, sino que adquiera mis
propiedades y mis bienes, mis alegrías y mi misma felicidad, por eso sé
atenta y fiel a mis enseñanzas y no te separes jamás de mi Voluntad."
Mayo 29, 1924
Dolor de los Apóstoles al ver subir a Jesús al Cielo. Bien que produjo
este dolor. Lecciones a Luisa sobre el dolor de la privación de Jesús.
Estaba pensando en el día en que mi dulce Jesús se fue al Cielo en su
gloriosa ascensión, y en el dolor de los apóstoles al quedar privados de tanto
bien; y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
"Hija mía, el dolor más grande de los apóstoles en toda su vida fue el
quedar privados de su Maestro; conforme me veían subir al Cielo su corazón
se destrozaba por el dolor de mi privación, y mucho más agudo y penetrante
fue este dolor porque no era un dolor humano, una cosa material lo que
perdían, sino un dolor divino, era a Dios que perdían, y si bien Yo tenía mi
Humanidad, pero como resucitó, estaba espiritualizada y glorificada, por lo
tanto todo el dolor fue en sus almas y penetrando, todos se sentían consumir
en el dolor, tanto, de formar en ellos el más desgarrador y doloroso martirio,
pero todo esto era necesario para ellos, se puede decir que hasta entonces no
eran otra cosa que tiernos niños en las virtudes y en el conocimiento de las
cosas divinas y de mi misma Persona, podría decir que estaba en medio de
ellos y no me conocían ni me amaban de verdad, pero cuando me vieron
subir al Cielo, el dolor de perderme rompió el velo y conocieron con certeza
que Yo era el verdadero Hijo de Dios; el dolor intenso de no verme más en
medio de ellos les hizo nacer la firmeza en el bien, la fuerza para sufrir todo
por amor de Aquél que habían perdido; les parió la Luz de la Ciencia divina,
les quitó los pañales de la infancia y los formó hombres intrépidos, no más
miedosos sino valerosos. El dolor los transformó y formó en ellos el
verdadero carácter de apóstoles; lo que no pudieron obtener con mi
presencia, lo obtuvieron con el dolor de mi privación.
Ahora hija mía, una pequeña lección para ti: Tu vida se puede decir
un continuo dolor de perderme y un continuo gozo de adquirirme; pero entre
el dolor de la pérdida y el gozo de adquirirme, ¿cuántas sorpresas no te he
hecho? ¿Cuántas cosas no te he dicho? Ha sido el dolor y el doloroso
martirio de mi pérdida lo que te preparaba y te disponía a escuchar las
sublimes lecciones sobre mi Voluntad; en efecto, ¿cuántas veces te parecía
haberme perdido y mientras tú estabas inmersa en tu desgarrador dolor, Yo
volvía a ti con una de las más bellas lecciones sobre mi Voluntad y hacía
regresar el nuevo gozo de mi adquisición para disponerte de nuevo al
traspasante dolor de mi ausencia? Puedo decir que el dolor de quedar
privada de Mí ha parido en ti los efectos, el valor, los conocimientos, el
fundamento de mi Voluntad. Era necesario comportarme contigo de este
modo, esto es, venir frecuentemente a ti y dejarte a merced del dolor de
quedar privada de Mí; habiendo Yo establecido el manifestarte en modo
especial tantas cosas sobre mi Voluntad, debía dejarte en poder de un
continuo dolor divino, porque mi Voluntad es Divina y sólo sobre un dolor
divino podía fundar su trono y extender su dominio, y poniéndose en actitud
de maestro comunicaba el conocimiento de mi Voluntad, por cuanto a
criatura es posible. Muchos se maravillarán al oír mis continuas visitas que
te he hecho, lo que no he hecho con los demás, y tu continuo dolor de mi
privación. Si tú no me hubieras visto tantas veces, no me habrías conocido
ni amado tanto, porque cada visita mía lleva un conocimiento de más de Mí
y un nuevo amor, y por cuanto más el alma me conoce y me ama, tanto más
el dolor se duplica, y Yo al venir iba haciendo más fuerte tu dolor, porque
quiero que a mi Voluntad no le falte el noble cortejo del dolor, que
constituye al alma firme y fuerte, tanto, de poder mi Voluntad formar en ella
mi estable morada y darle lecciones nuevas y continuas sobre mi Voluntad.
Por eso, te lo repito, déjame hacer y confía en Mí."
Junio 1, 1924
El gran bien que lleva al alma el recuerdo de
todo lo que Jesús hizo, dijo y sufrió en su Vida.
Esta mañana me he encontrado fuera de mí misma y veía a mi último
confesor difunto circundado de muchas personas que estaban todas atentas y
como raptadas al escucharlo, y él decía y decía y se inflamaba tanto que
hacía inflamarse a los demás. Yo me he acercado para oír lo que decía y con
sorpresa mía oía que estaba diciendo todo lo que mi bendito Jesús me había
dicho, sus finezas de amor, sus tantas condescendencias de Jesús hacia mí; y
cuando hablaba de los estratagemas del Amor de Jesús hacia mí, él manaba
luz, tanta, de quedar transfundido no sólo él en esa luz sino también aquellos
que lo escuchaban. Yo he quedado maravillada y decía entre mí: "El
confesor no sólo lo ha hecho en vida, el decir las cosas de mi alma a los
demás, sino también después de muerto lo sigue haciendo en la otra vida."
Y esperaba que terminara de hablar para poderme acercar a él y decirle una
dificultad mía, pero no terminaba, y me he encontrado de nuevo en mí
misma.
Después, según mi costumbre he seguido a mi amado Jesús en su
Pasión, compadeciéndolo, reparándolo y haciendo mías sus penas; y Jesús,
moviéndose en mi interior me ha dicho:
"¡Hija mía, cuánto bien procura al alma el recordarse de Mí y de todo
lo que hice, sufrí y dije en mi Vida! Ella, con compadecerme y haciendo
suyas mis intenciones y recordando una a una mis penas, mis obras, mis
palabras, las llama en sí y las dispone en bello orden en su alma, de manera
que viene a tomar los frutos de todo lo que Yo hice, dije y sufrí, y esto
produce en el alma una especie de humedad divina, donde el Sol de mi
Gracia se deleita en surgir y en formar, en virtud de esa humedad, el rocío
celestial, y este rocío no sólo embellece al alma de modo maravilloso, sino
que tiene virtud de mitigar los rayos del sol ardiente de la Divina Justicia,
cuando encontrando a las almas quemadas por el fuego de la culpa está por
golpearlas para quemarlas y secarlas de más; este rocío divino templando
aquellos rayos, se sirve de ellos para formar el rocío benéfico para no hacer
castigar a las criaturas y se constituye en humedad vital para no dejarlas
secar. ¡Oh! cómo simboliza a la naturaleza, cuando después de un día de sol
ardiente las plantas están por secarse, pero basta una noche húmeda para que
surgiendo de nuevo el sol sobre aquella humedad forme su rocío, y en vez de
hacerlas perecer, su calor sirve para fecundarlas y llevar a su fin la
maduración de los frutos. Más sorprendente sucede en el orden
sobrenatural: El recuerdo es el principio de un bien, el recuerdo forma
tantos sorbos al alma para darle vida; cuando el bien, las cosas, se olvidan,
pierden para el alma la virtud vital y pierden su atractivo, el agradecimiento,
la correspondencia, la estima, el amor, el valor. Y este recuerdo no sólo
produce en vida el origen de todo bien, sino también después de muerto
produce el origen de la gloria. ¿No has escuchado a tu confesor difunto
cómo se deleitaba en hablar de las gracias que te he hecho? Era porque en
vida las escuchaba, las recordaba y su interior quedaba tan lleno hasta
derramarlas fuera; y ahora, ¿cuánto bien no le han aportado en la otra vida?
Para él es como una fuente de bien que desborda para bien de todos, así que
por cuanto más recuerda el alma lo que a Mí me pertenece, las gracias, las
lecciones que le he dado, tanto más crece en ella la fuente de mis bienes, y
no pudiéndolos contener en sí desborda para bien de los demás."
Junio 6, 1924
Jesús quiere encerrar en Luisa su Voluntad, haciéndola partícipe de
todos los actos que contiene para formar su Vida y salir como de
una segunda Madre para venir en medio de las criaturas, para hacer
conocer y cumplir el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra.
Me encontraba en mis acostumbradas y duras penas de la privación de
Jesús. Me siento bajo el azote de una Justicia que me castiga con mucho
rigor, sin la mínima sombra de piedad. ¡Oh, Justicia punitiva de Dios, cuán
terrible eres! ¡Pero más terrible cuando te escondes a quien te ama! Tus
flechas me serían más dulces si mientras me castigas, aunque me hicieras
pedazos mi Jesús estuviera conmigo. ¡Oh! cómo lloro mi suerte; es más,
quisiera que Cielo y tierra, todos lloraran conmigo la suerte de la pequeña
exiliada que no sólo vive lejana de su patria, sino abandonada aun por su
Jesús, que era el único consuelo, el único apoyo de su largo exilio.
Ahora, mientras mi pobre corazón nadaba en la amargura de su dolor,
mi adorable Jesús se hacía ver en mi interior en acto de dominar todo; tenía
en sus manos como muchas riendas y cada una estaba atada a un corazón
humano; así que por cuantas criaturas existían, tantas riendas estaban en sus
manos, y después me ha dicho:
"Hija mía, el camino es largo; es más, cada vida de criatura es un
camino distinto, por lo tanto es muy conveniente caminar y por todos los
caminos. Todos estos caminos los recorrerás tú, porque debiendo encerrar
en ti mi Voluntad, debes encerrar todo lo que Ella contiene, y a ti conviene
hacer todos los caminos de cada criatura, junto con mi Voluntad. Así que en
mi Voluntad tienes aún mucho por hacer y por sufrir."
Yo al oír esto, oprimida y cansada como estaba he dicho: "Mi Jesús,
es demasiado, ¿quién puede recorrerlos? Estoy ya demasiado cansada, y
además Tú me dejas sola, y yo sin Ti no sé hacer nada. ¡Ah! si te tuviera
siempre conmigo podría recorrerlos, pero, ay de mí, Tú me dejas y yo no sé
hacer nada."
Y Jesús ha agregado: "No obstante estoy en tu corazón guiando todo,
y todos estos caminos fueron recorridos por Mí; todo encerré, no dejé
escapar ni siquiera un latido, ni una pena de cada una de las criaturas, y tú
debes saber que debiendo encerrar en ti como centro de vida a mi Voluntad,
es necesario que mi Supremo Querer encuentre en ti todos los caminos y
todo lo que hizo tu Jesús, porque le son inseparables; basta no aceptar una
sola cosa de lo que Él contiene para que no pueda formar su centro ni tener
su pleno dominio, ni puede tener su punto de partida en ti para hacerse
conocer y dominar a los demás; lo tendrá por Sí mismo, pero no por ti. Ve
entonces cuán necesario es que tú abraces a todos y hagas el camino de
todos, tomando sobre de ti las fatigas, las penas y los actos de todos, si
quieres que la Majestad de mi Querer descienda en ti para hacer desde ti su
curso."
Sorprendida al oír esto he dicho: "Amor mío, ¿qué dices? Tú sabes
cuán pobre soy y en qué estado me encuentro; y además, ¿cómo puedo yo
encerrar toda tu Voluntad? A lo más, con tu gracia puedo hacerla, vivir en
Ella, pero encerrarla es imposible, soy demasiado pequeña y no puedo
contener una Voluntad interminable."
Y Jesús: "Hija mía, se ve que no quieres comprenderlo, quien quiere
encerrar en ti esta Voluntad debe darte la gracia y la capacidad de
contenerla. ¿No encerré acaso todo mi Ser en el seno de mi Celestial
Mamá? ¿Tal vez me encerré sólo en parte y en parte me quedé en el Cielo?
Ciertamente que no. Y con encerrarme en su seno, ¿no fue Ella la primera
que participó en todos los actos de su Creador, en todas las penas,
fundiéndose conmigo para hacer que nada omitiera de todo lo que Yo
obraba? ¿No fue Ella mi punto de partida desde donde salí para darme a las
demás criaturas? Si esto hice con mi inseparable Mamá para descender al
hombre y cumplir mi Redención, ¿no puedo hacerlo con otra criatura,
dándole gracia y capacidad de encerrar mi Voluntad, haciéndola partícipe de
todos los actos que contiene, para formar su Vida y salir como de una
segunda Madre para venir en medio de las criaturas, para hacerme conocer y
cumplir el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra? ¿No quieres
entonces tú ser el punto de partida de mi Voluntad? Pero ¡oh! cuánto costó a
mi Reina Madre ser el punto de partida de mi venida a la tierra, así te costará
a ti ser el punto de partida de mi Voluntad para hacer su aparición en medio
de las criaturas. Quien todo debe dar, todo debe encerrar; no se puede dar
sino lo que se tiene, por eso hija mía, no tomes a la ligera lo que se refiere a
mi Voluntad y lo que te conviene hacer para que formes su Vida en ti. A Mí
es la cosa que más me interesa y tú debes estar atenta para seguir mis
enseñanzas."
Gracias a Dios y siempre sea bendito quien usa
de tanta bondad hacia la última de sus criaturas.