TODO TIENE UN MOVIMIENTO CONTINUO
"Hija mía, todas las cosas tienen un movimiento continuo, porque
habiendo salido de un Ente Supremo que contiene un movimiento lleno de
vida, venía por consecuencia que todas las cosas salidas de Dios debían
contener un movimiento vital que nunca cesa, y si cesa significa que cesa la
vida. Mira, tú misma tienes un murmullo, un movimiento continuo en tu
interior; es más, la Divinidad al crear a la criatura le daba la semejanza de
las Tres Divinas Personas, ponía en ella tres movimientos que debían
murmurar continuamente para unirse a aquel movimiento continuo y
murmullo de amor de su Creador, y éstos son: El movimiento del latido del
corazón que jamás cesa, la circulación de la sangre que siempre gira sin
jamás detenerse, la respiración que jamás se detiene, esto en el cuerpo, en el
alma hay otros tres movimientos que murmuran continuamente: La
inteligencia, la memoria y la voluntad. Por eso el todo está en que tu
movimiento esté unido al movimiento de tu Creador para murmurar junto
con su movimiento eterno, así seguirás a mi Voluntad en su movimiento que
jamás se detiene, en sus actos que jamás cesan y harás regresar tu
movimiento al seno de tu Creador, que con tanto amor espera el regreso de
sus obras, de su Amor y de su murmullo. La Divinidad al crear las criaturas
hace como un padre que manda a sus hijos, para su bien, uno a un país, otro
a otras tierras, a otro para hacerlo navegar el mar y quien a un punto cercano
y quien a uno lejano, dando a cada uno un trabajo que hacer, pero mientras
los manda espera con ansia su retorno, está siempre vigilando para ver si
vienen; si habla, habla de los hijos; si ama, su amor corre a los hijos; sus
pensamientos vuelan a los hijos; pobre padre, se siente en la cruz porque ha
mandado a sus hijos lejos de él y suspira más que la propia vida su regreso, y
si, jamás sea, no los ve regresar a todos o en parte, él está inconsolable, llora
y emite gemidos y gritos de dolor hasta arrancar lágrimas aun a los más
duros, y sólo se contenta cuando los ve regresar a todos a su regazo paterno
para estrecharlos a su seno que arde de amor por sus hijos. ¡Oh! cómo
nuestro Padre Celestial más que padre suspira, arde, delira por sus hijos,
porque habiéndolos parido de su seno espera su regreso para gozárselos en
sus brazos amorosos. Y es propiamente esto el reino del Fiat Supremo, el
regreso de nuestros hijos a nuestros brazos paternos, y por eso lo suspiramos
tanto."