La Divina Voluntad y el Reino de Dios Salvador T.F

02.09.2015 16:53



Jesúsnos hace una solemne promesa en el «Padre Nuestro»  Nos promete el Reino de su Voluntad, y nosaconseja pedir dicho Reino al Padre, asegurándonos que Él mismo se pone alfrente de dicha petición.  Ésta se encuentraen el capítulo del 5/02/28 de los escritos de Luisa Piccarreta, donde dice losiguiente:

 

"Hija mía, en cuanto Adán pecó Dios le hizo la promesa delfuturo Redentor; pasaron siglos, pero la promesa no vino a menos y lasgeneraciones tuvieron el bien de la Redención. Ahora, cuando vine del Cielo y formé el reino de la Redención, antesde partir al Cielo hice otra promesa más solemne, la del reino de mi Voluntad,y ésta la hice en el Padre Nuestro, y para darle más valor y para obtenerlo máspronto, esta promesa formal la hice en la solemnidad de mi oración, pidiendo alPadre que hiciera venir su reino, que es la Voluntad Divina como en el Cieloasí en la tierra, y me puse Yo a la cabeza de esta plegaria, conociendo quetal era su Voluntad, y que rogado por Mí no me habría negado nada, mucho másque con su misma Voluntad Yo rogaba y pedía una cosa querida por mi mismoPadre, y después de haber formado esta plegaria ante mi Padre Celestial, seguroque me era concedido el Reino de mi Voluntad Divina sobre la tierra, la enseñéa mi apóstoles a fin de que la enseñaran a todo el mundo, para que uno fuera elgrito de todos:  Hágase tu Voluntad comoen el Cielo así en la tierra.”

 

Asíque el Reino no es utopía, una cosa de la cual no se tenga la seguridad, lacerteza de ello.  Es una promesa deJesús, y esta promesa está dando validez a las diferentes profecías que seencuentran en la Sagrada Escritura, profecías acerca de él, de suestablecimiento, y sobre todo, de los dones que dicho Reino ha de traer.  Vendrá la hora de la paz y del perdón, vendrála hora en la cual volveremos a hacer alianza con el Señor Dios, después dehaber permanecido alejados de nuestro Creador y Padre.  Las palabras de Joel, Cap. II, V. 18 – 32, no son dichas particularmente para un pueblodeterminado, son dichas para el pueblo de Dios, para el pueblo del único,verdadero, gran Rey, el pueblo del Señor Dios nuestro, Uno y Trino, Creador yRedentor del género humano:  La Iglesia.

Aquelperiodo de bienestar del cual habla Joel, es el anticipado anuncio de lo quemucho tiempo después profetizara San Juan en su Apocalipsis (cap. 21).

Despuésde las guerras tremendas que Satanás habrá traído a la tierra a través de sumensajero de tinieblas, vendrá el período de la tregua, en el cual Dios buscaráatraernos, colmándonos con sus dones.  Dedichos dones, Isaías nos da una somera semblanza:

 

ISAÍAS: CAPITULO 65, V. 17 – 25.

“Porque he aquí que yo voy a crear nuevos cielos ynueva tierra, y de las cosas o tribulaciones primeras no se hará más memoria,ni recuerdo alguno; sino que os alegraréis, y regocijaréis eternamente enaquellas cosas que voy a crear; pues he aquí que yo formaré a Jerusalén, ciudadde júbilo, y a su pueblo, pueblo de alegría. Y colocaré yo mis delicias enJerusalén, y hallaré mi gozo en mi pueblo; nunca jamás se oirá en él la vozde llanto, ni de lamento. No se verá más allí un niño que viva pocosdías, ni anciano que no cumpla el tiempo de su vida; pues el que morirá másniño, tendrá cien años, y el pecador o el que no viva cien años, será reputadocomo maldito. Y edificarán casas, y las habitarán y plantarán viñas, ycomerán de su fruto. No acontecerá que ellos edifiquen, y sea otro elque habite; ni plantarán para que otro sea el que coma; pues los días demi pueblo serán duraderos como los días del árbol de la vida, y permaneceránlargo tiempo las obras de sus manos. No se fatigarán en vano misescogidos, ni tendrán hijos que los conturben, porque estirpe de benditos delSeñor son, así ellos como sus nietos. Y antes que clamen, yo los oiré:Cuando estén aún con la palabra en la boca otorgaré su petición. El lobo y elcordero pacerán juntos; el león, como el buey, comerá heno; el alimento de laserpiente será el polvo; no habrá quien haga daño ni cause muerte en todo misanto monte, dice el Señor”.

 

Estos dones serán nuestra dulzura, no conoceremoshambre, calamidades; nuestros cuerpos, pero más nuestras almas, seránalimentados por su mano.  La tierraparecerá surgir como de una segunda Creación, nueva en sentimientos, que seránde paz y concordia entre los pueblos, y de paz entre Cielo y tierra, porque Élhará que se extienda sobre todos su Espíritu, que nos penetrará y nos dará lavista sobrenatural de los decretos de Dios. Será el Reino del Espíritu, el reino de Dios, aquél que pedimos en elPadre Nuestro, pero en el que nunca reflexionamos.  Este Reino se desarrollará en nuestras almas,es aquí donde debe iniciarse su Reino sobre la tierra.  Dios obrará todos los prodigios para atraer aSí el mayor número de personas, porque Él es el Dios de misericordia, deperdón, y de un amor tan infinito, que nunca lo llegaremos a comprender.

 

Si analizamos detenidamente las palabras de las dos profecíasmencionadas anteriormente, parecería un cuento de hadas, un verdadero paraíso,realmente una nueva creación.  El pecadooriginal fue el verdadero causante de todos nuestros males sobre latierra.  Debido a que Adán quiso hacer suvoluntad, rechazó la de Dios, la cual estaba constituida en el hombre comovida, pero además como depositaria de todos los dones que se nos habíanotorgado, como preservativo de todos los males, tanto espirituales, morales yfísicos, o sea en los tres estadios del hombre; una vez perdida esta DivinaVoluntad, Adán no la pudo recuperar más, por lo que tuvo que enfrentarse conuna realidad que no había sido creada para él, una realidad de corrupción, y noquiero decir que el mundo físico, externo, o sea toda la Creación sea dondeesté la corrupción, no, me refiero al mundo de corrupción de su verdadero yúnico enemigo, su propia voluntad, la cual se pone en contra de Dios, y losresultados los vemos diariamente, no es necesario entrar en detalles.  Desde Adán hasta la fecha, Dios ha idoformando un camino sobre el cual podemos acercarnos a Él, pero siempre sujetosa las leyes naturales, pues seguimos gobernados por nuestra misma voluntad, queimpide que nos sea restituida la Divina, razón por la cual las promesas de eseparaíso mencionado como la venida del Reino, nos suenen a una realidad alegórica;aunado a que el Reino que esperamos, enseñado por la Iglesia, es en la vidafutura, en el Cielo, pues hemos dado como realidad, el que el Reino de laRedención es el único que se llevará a cabo sobre esta tierra, no otro, y paraprueba basta el siguiente artículo del Catecismo de la Iglesia Católica:  (677) La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta últimaPascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19,1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de laIglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoriade Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que harádescender desde el Cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobrela rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después dela última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).

 

Así las cosas, cabría preguntar:  ¿Qué pasaría si le fuera dada nuevamente alhombre la Divina Voluntad?  ¿Las cosasseguirían igual?  Por supuesto que no,pues entonces el origen del mal, en cualquiera de sus estadios, habría sidoquitado, y no habiendo germen de mal, no sería remoto el que las palabras delas profecías se llevaran a cabo al pie de la letra.  Así que si el hombre pudiera tener nuevamentela Divina Voluntad como vida, como depositaria de los bienes que Dios sacó deSí mismo para el hombre, y como preservativo de los males, todo cambiaría.  ¿Hasta dónde? Solamente Dios lo sabe, pero en los escritos acerca de la DivinaVoluntad nos da, además de la seguridad de que quiere otorgarnos nuevamente suVoluntad, que quiere que Ésta reine en las almas, que podemos adquirir suReino, nos habla también de los bienes que esto traerá consigo; y con alegríaconstatamos que concuerda cien por ciento con lo dicho en la SagradaEscritura.  Tenemos entonces la plenaseguridad de que este Reino es una realidad, y de que lo podemos adquirirporque nos lo quiere dar, lo único que necesitamos es, actuar al contrario deAdán:  Él renunció a la Voluntad Divinapor hacer su propia voluntad, ahora nosotros debemos renunciar a nuestra propiavoluntad, para hacer y vivir solamente de la Divina.

 

Toca ahora el turno, habiendo hablado un poco delReino, ver en qué consiste, qué beneficios traerá.  En primerísimo lugar debemos hablar de laadquisición de la Vida Divina a través de la Divina Voluntad obrante ennosotros, de la igualdad, tanto en Vida como en bienes con nuestro Creador, todoello expresado a lo largo de todos los escritos.  En segundo lugar trataremos de ver qué bienestraerá, y esa parte la dejamos en manos de Jesús, poniendo los capítulos dondese habla de ello:

 

Octubre 22, 1926

 

Estaba pensando en el Santo QuererDivino y decía entre mí:  "¿Pero cuál será el gran bien de este Reino del FiatSupremo?"  Y Jesús comointerrumpiendo mi pensamiento y como de prisa, se ha movido en mi interiordiciéndome:

 

"Hija mía, ¿cuál será el granbien?  ¿Cuál será el gran bien?  El Reino de mi Fiat encerrará todos losbienes, todos los milagros, los portentos más estrepitosos, más bien lossobrepasará a todos juntos, y si milagro significa dar la vista a un ciego,enderezar a un cojo, sanar un enfermo, resucitar un muerto, etc., el Reino demi Voluntad tendrá el alimento preservativo, y cualquiera que entrará en él, nohabrá ningún peligro de que pueda permanecer ciego, cojo y enfermo, la muerteen el alma no tendrá más poder, y si lo tendrá sobre el cuerpo, no será muerte,sino paso, y faltando el alimento de la culpa y la voluntad humana degradadaque produce la corrupción en los cuerpos, y estando el alimento preservativo demi Voluntad, tampoco los cuerpos estarán sujetos a descomponerse y acorromperse tan horriblemente de infundir temor aun a los más fuertes, como esahora, sino que quedarán compuestos en sus sepulcros esperando el día de laresurrección de todos.  Entonces, ¿quécrees tú que sea más milagro, dar la vista a un pobre ciego, enderezar a uncojo, sanar un enfermo, o bien tener un medio preservativo para que el ojo nopierda jamás su vista, que se camine siempre derecho, que se esté siempresano?  Creo que sea más el milagropreservativo, que el milagro después de sucedida la desventura.  Esta es la gran diferencia del Reino de laRedención y del Reino del Fiat Supremo, en el primero fue milagro para lospobres desventurados, como lo es todavía ahora, que yacen, quién en unadesventura y quién en otra, y por eso Yo di el ejemplo también en lo exteriorhaciendo tantas diferentes curaciones, que eran símbolo de las curaciones queYo hacía en las almas, y que fácilmente regresan a su enfermedad.  El segundo será milagro preservativo,porque mi Voluntad posee la milagrosa potencia que quien se hace dominar porElla no estará sujeto a ningún mal, por lo tanto no tendrá ningunanecesidad de hacer milagros, porque los conservará siempre sanos, santos ybellos, dignos de aquella belleza que salió de nuestras manos creadoras alcrear a la criatura.”

 

“El Reino del Fiat Divino hará el granmilagro de desterrar todos los males, todas las miserias, todos los temores,porque él no hará el milagro a tiempo y a circunstancia, sino que se mantendrásobre sus hijos de su reino con un acto de milagro continuado para preservarlosde cualquier mal y hacerlos distinguir como hijos de su reino, esto en el alma,pero también en el cuerpo habrá muchas modificaciones, porque es siempre laculpa el alimento de todos los males, y quitada la culpa faltará el alimento almal, mucho más que mi Voluntad y pecado no pueden existir juntos, por lo tantotambién la naturaleza humana tendrá sus benéficos efectos.”

 

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Enero 28, 1927

 

Estaba toda abandonada en el SupremoFiat siguiendo sus actos en la Creación, y mi dulce Jesús ha salido de dentrode mi interior y me ha dicho:

 

"Hija mía, mira cómo es bello elorden del cielo, así cuando el Reino de la Divina Voluntad tenga su dominiosobre la tierra en medio de las criaturas, también en la tierra habrá ordenperfecto y bello.  Entonces tendrétres reinos, uno en la patria celestial, otro en la Creación, y el terceroentre las criaturas, y uno será el eco del otro, uno el reflejo del otro.  Todas las cosas creadas tienen su puesto dehonor y mientras están todas ordenadas y en armonía entre ellas, una no tienenecesidad de la otra, porque cada una no sólo abunda, sino sobreabunda de losbienes con los que Dios las dotó al crearlas, porque habiendo sido creadas porun Ser feliz y riquísimo, que con dar jamás vienen disminuidas sus riquezas,por eso todas las cosas creadas llevan la marca de la felicidad y la abundanciade los bienes de su Creador.  Y así comotodas las cosas creadas, así los hijos del reino del Fiat Supremo, todostendrán su puesto de honor, de decoro y de dominio, y mientras poseerán elorden del cielo y estarán en perfecta armonía entre ellos, más que esferascelestes, será tal y tanta la abundancia de los bienes que cada uno poseerá,que uno jamás tendrá necesidad del otro, cada uno tendrá en sí la fuente de losbienes de su Creador y de su felicidad perenne. Así que desterrada será la pobreza, la infelicidad, las necesidades,los males de los hijos de mi Voluntad; no sería decoroso para Ella, que es tanriquísima y feliz tener hijos que carecieran de alguna cosa y no gozaran todala opulencia de sus bienes que surgen continuamente. Así si los hijos de miQuerer no abundaran de todo, se podrá decir que mi Voluntad es pobre y no tienePotencia de volver felices a los hijos de su Reino, lo que no será jamás.  Es más, como éste será la imagen del Reinoque mi Voluntad tiene en la Creación, así como el cielo se extiende pordondequiera y abunda de estrellas, como el sol abunda de luz, el aire depájaros, el mar de peces, la tierra de plantas y de flores, así, haciendo eco ala Creación el Reino del Fiat Supremo, los hijos de mi Reino serán felices yabundarán en todo, así que cada uno poseerá la plenitud de los bienes y plena felicidaden el puesto en el cual el Querer Supremo los haya colocado, cualquiera que seala condición y el oficio que ocuparán, todos estarán felices de su suerte…”

 

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Enero 30, 1927

 

“Así como la naturaleza del sol es dar luz, la del aguaquitar la sed, la del fuego calentar y convertir todo en fuego, y si esto nohicieran perderían su naturaleza, así es naturaleza en mi Voluntad, que dondeElla reina hacer surgir la felicidad, la alegría, el paraíso; Voluntad de Diose infelicidad no existe, ni puede existir, o bien no existe toda su plenitud ypor eso los ríos de la voluntad humana forman las amarguras a las pobrescriaturas.”

 

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Nos queda por tratar un solo punto, punto por demáscontroversial, y en el que los estudiosos no se han puesto de acuerdo, se tratadel reinado de Cristo en la tierra durante 1000 años, acompañado por susángeles, santos, y por todos aquellos que no sirvieron a la bestia.  Hay varios pasajes de la Biblia que hacenmención de esto, pero el que lo menciona abiertamente es el capítulo 20 delApocalipsis.  Sin querer entrar endiscusiones inútiles, simplemente vamos a poner algunas premisas, que por símismas serán suficientes para dejar en claro este asunto, y tratar de encontraruna concordancia con los escritos de la Divina Voluntad.

 

1.-  La primera latomamos del Magisterio de la Iglesia Católica. En el número 2296 se refiere a este punto con las siguientes palabras:

 

[Decreto del Santo Oficio, de 21 de juliode 1944]

2296.  En estos últimostiempos se ha preguntado más de una vez a esta Suprema Sagrada Congregación delSanto Oficio qué haya de sentirse del sistema del milenarismo mitigado, esdecir, del que enseña que Cristo Señor, antes del juicio final, previa o no laresurrección de muchos justos, ha de venir visiblemente para reinar en latierra.

Respuesta:  Elsistema del milenarismo mitigado no puede enseñarse con seguridad.

De la presencia de Cristo en los misteriosde la Iglesia

[De la Encíclica Mediator Dei, de 20 denoviembre de 1947]

 

2.- En el Catecismo, en el número 676, dice:  Esta impostura del Anticristo apareceesbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanzamesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempohistórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, laIglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre demilenarismo (581), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado,«intrínsecamente perverso» (582). (cf. Pío XI, "Divini Redemptoris"que condena el "falso misticismo" de esta "falsificación de laredención de los humildes"; GS 20-21).

 

Estas dos citas dejan muy clara la postura de la Iglesiaacerca de la presencia de Jesús en la tierra para reinar durante un lapso detiempo.  Es muy nítido que visto con ojosde voluntad humana, es absolutamente inadmisible dicha posibilidad, no habiendofundamento para apoyarla.  Debemos decirque los puntos principales son que vemos a un Jesús corporal nuevamente sobrela tierra, compartiendo con sus íntimos y rigiendo «políticamente» lasnaciones, aunado al encadenamiento de Satanás, lo cual también es inadmisible,pues esto daría como consecuencia que el hombre no sería tentado por elenemigo, quitándole la posibilidad de adquirir méritos a través de la prueba,que todos tenemos, desde Adán, incluso Jesús mismo la tuvo.

 

3.- Si viéramos las cosas con mirada de Voluntad Divina,veríamos a un Jesús triunfante (sobre la voluntad humana), estableciendo sureino en la tierra (del hombre, no globo terráqueo), y presentándose en cadauno de aquellos que permitan a la Div. Voluntad formar la Vida de Jesús en sualma; así que Él estaría más que presente en este mundo, en la persona de cada unode aquellos que vivan en el Reino de su Querer, estaría actuante, dirigiendo acada alma, por lo que sería realmente un Rey, pues Rey y Creador significaextender la propia vida, que los seres creados y los súbditos vivan de la mismavida del Creador y del Rey.  Satanásatado, con esta perspectiva, resulta muy comprensible; no es atado y arrojadoal abismo, sino que es una manera alegórica de representarlo, pues ante unacriatura en la que reina la Divina Voluntad, es absolutamente un lisiado, sinpoder causar ningún daño, al igual que en nuestra Madre Santísima, y enJesús.  Así que resulta muy fácil elentender que sí es verdad lo que está en las profecías, pero al mismo tiempover que es una manera de representar físicamente una realidad espiritual, queva mucho más allá de lo material, y que resulta también mucho más congruentecon Dios, sobre todo por la parte de amor, gloria, honor, reconocimiento,agradecimiento, etc., que podría rescatar de sus criaturas.

 

4.- Respecto al tiempo. Sabemos que Dios usa los números de una manera figurativa, baste decirque los mil años representan una cantidad de tiempo x, y que realmente noimportaría si es un día (mil años ante Ti son como un día), o son realmente losmil años en función de calendario.  Muyimportante poner las palabras de Jesús dichas a Luisa acerca del tiempo dereinado de su Voluntad, aclarando solamente que, debemos entender que suVoluntad reina, aunque velada e incompletamente, desde la Redención, así quehay dos posibilidades:  O contamos el tiempode la Redención en adelante, o lo cronometramos a partir del establecimientodel Reino de su Voluntad obrante, el cual se establece a partir de la muerte deLuisa; yo, en lo particular, basándome en este mismo fragmento que pongo acontinuación, infiero que se debe contar a partir de la Redención.  Ahora veamos el mencionado capítulo:

 

Septiembre 8, 1927

 

“Hija mía, el número de cuarenta días en mi vida aquí abajo essimbólico y significativo.  Cuarenta díasdesde que nací quise estar en la gruta de Belén, símbolo de mi Voluntad Divinaque mientras estaba en medio de las criaturas, estaba como escondida y fuera dela ciudad de sus almas, y Yo para reparar los cuarenta siglos de voluntadhumana, quise estar por cuarenta días fuera de la ciudad en una vil choza allorar, gemir y orar, para llamar de nuevo mi Voluntad Divina a la ciudad delas almas para darle su dominio, y después de cuarenta días salí parapresentarme al templo y revelarme al santo anciano Simeón.  Era la primera ciudad que llamaba al conocimientode mi Reino, y fue tanta su alegría que cerró los ojos a la tierra paraabrirlos a la eternidad.  Cuarenta estuveen el desierto, y después, súbito hice mi vida pública para dar a las criaturaslos remedios y los medios para alcanzar el Reino de mi Querer.  Cuarenta días quise estar sobre la tierradespués de mi Resurrección para confirmar el reino del Fiat Divino y sus cuarenta siglos de reino que debía poseer.”